Procesos Urbanos PDF
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Coordinadores:
Procesos urbanos
en accin
CIUDADES DE LA GENTE
Pedro Abramo
Economista por la Universidad Federal
Fluminense (UFF), maestro en Planeamiento Urbano y Regional por la Universidad Federal de Ro de Janeiro (UFRJ),
doctor en Economa por la Escuela de
Altos Estudios en Ciencias Sociales de
Francia y pos-doctor por Science Po
(Francia) y po la Universidad de California
en Berkeley (USA). Es profesor e investigador del Instituto de Investigacin y
Planificacin
Urbana
y
Regional
(IPPUR-UFRJ) en las disciplinas de
dinmica inmobiliaria, economa urbana,
regional y para la planificacin, uso de
suelo urbano y vivienda, y mercados
informales. Fue miembro del Grupo de
Trabajo Hbitat Popular e Inclusin Soclal
(GT-HI) de Clacso.
Pedro Abramo
Marcelo Rodrguez Mancilla
Jaime Erazo Espinosa
CIUDADES
DE LA
GENTE
Fotografa de portada:
Roberth Benavides Gonzlez.
Ttulo: Mxico y sus desbordes
Volumen III
Volumen III
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Ediciones Abya-Yala
Quito-Ecuador, febrero 2016
Fotografa de portada: Roberth Benavides Gonzlez
Ttulo:
Mxico y sus desbordes
ndice
Presentacin
Prlogo
Pedro Abramo, Marcelo Rodrguez Mancilla
y Jaime Erazo Espinosa
13
PARTE I
GESTIN URBANA Y DERECHO A LA CIUDAD
EN EL LABERINTO LATINOAMERICANO
Nota introductoria
Laura Paniagua Arguedas
25
45
81
PARTE II
LOS IMPACTOS DE LAS GRANDES INTERVENCIONES
URBANAS EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS
Nota introductoria
Marcelo Rodrguez Mancilla
119
123
145
175
199
227
267
PARTE III
LA PRODUCCIN MASIVA DE VIVIENDA
POPULAR EN AMRICA LATINA
Nota introductoria
Magela Cabrera Arias
297
305
323
355
393
ANEXO
Teolinda Bolvar y Jaime Erazo Espinosa
421
Presentacin
Vol. III
se inician asentamientos y (auto) producciones, de pobladores y viviendas, sin infraestructuras y servicios, sin planos y licencias, pero
con ayudas mutuas y contratos simples que en conjunto las convierten en un tipo de poblamiento. Persistencias y dcadas despus, una,
dos, tres o ms, se sostienen y consolidan, a pesar de los lmites existentes, en cuanto: Procesos de mejoramiento socio-urbano y sociohabitacional; Mejora de condiciones socio-econmico urbanas, que
las eleva del extremo inferior pero no del promedio, aunque comparten, con el resto de la ciudad, tendencias como el decrecimiento;
y Mejora gradual de indicadores sociales heterogeneidad, cooperacin, solidaridad, etc. y poblacionales estabilizacin, niveles educativos, etc.
La Coleccin sita al hbitat popular y a la inclusin social
como objetos de abordaje para los organismos multilaterales pero
principalmente para los Estados y sus gobiernos nacionales, regionales, provinciales o locales, quienes an habiendo firmado pactos
y declaraciones, incluso internacionales, sobre ambos temas, carecen
de fortalezas y voluntades para implementar, con frecuencia e integralidad, con reconocimientos y prospectivas, polticas con principios
y herramientas de soporte que diversifiquen los modos de acceder y
de gestionar suelo urbano y vivienda, especialmente para personas
que, como los hacedores de las Ciudades de la Gente, viven en condiciones de pobreza. Por el contrario, las vocaciones que siguen impulsando a los gobiernos, a poner en marcha polticas, modalidades e
instrumentos de acceso y gestin son: las de alternativa nica, de asistencia y urgencia, de focalizacin y sectorizacin, y las ms graves,
de produccin mercantil para disminuir el dficit.
Queremos continuar haciendo teora de estos asentamientos
histricamente determinados, sin dejar de reconocer todo lo que acadmica y tcnicamente ya han producido profesores y pobladores;
continuar tambin la discusin con quienes en cada gobierno y en
cada Estado, estn encargados de cumplir y hacer cumplir las metas
que apuntan a una mejora significativa en las vidas de sus conciudadanos. Queremos promover reflexiones sobre la participacin de los
hacedores de ciudades dentro de sus sociedades, dar a conocer sus
estrategias habitacionales y de subsistencia, as como intercambiar
nuestras y sus experiencias con otras, exitosas o en proceso, pero en10
Presentacin
11
Pablo Gentili
Secretario Ejecutivo
CLACSO
Prlogo
Pedro Abramo, Marcelo Rodrguez Mancilla
y Jaime Erazo Espinosa
Con el tercer volumen de la Coleccin Ciudades de la Gente titulado Procesos urbanos en accin Desarrollo de ciudades para todos?, se
pretende descubrir y poner de manifiesto elementos de reflexin que
le permitan a las y los lectores comprender los diversos significados
del trabajo universitario, en especial el vinculado a la investigacin
cientfico-social de los comnmente llamados barrios populares, en
donde viven los pobres urbanos, quienes a nuestro juicio han creado
uno de los componentes ms importantes en la estructura de nuestras
ciudades, los asentamientos populares.
El presente volumen est compuesto por tres partes. A la
primera se la nombr como Gestin urbana y derecho a la ciudad en el
laberinto latinoamericano, dentro de ella se encontrarn con dos fascinantes artculos de Ana Mara Fernndez Maldonado (Per/
Holanda) y Fernando Carrin (Ecuador), quienes reflexionan en
torno a tres diferentes objetos de estudio: la produccin de vivienda, el planeamiento municipal y la gobernabilidad urbana. Laura
Paniagua (Costa Rica), introduce a ambos autores resaltando y
cuestionando sus aportaciones y contribuyendo con sus propias reflexiones a encontrar otros espacios de indagacin. La segunda parte
titulada Los impactos de las grandes intervenciones urbanas en las ciuda-
des latinoamericanas es presentada por Marcelo Rodrguez Mancilla
(Chile), quien en un dilogo fluido con Fernando Santos de Souza
y Felipe Berocan Veiga (Brasil), Elizabeth Rivera Borrayo (Mxico),
Patricio Narodowski (Argentina) y Alex Araque Solano (Colombia),
analiza cuestiones fundamentales y transversales a los seis artculos
del captulo, entre ellas: los mecanismos de gestin de suelo urbano
13
Vol. III
para grandes proyectos urbanos (GPU), los procesos de transformacin integral que devienen de esas monumentales intervenciones y
las acciones de los gobiernos locales en torno a ellas. Finalmente,
Magela Cabrera Arias (Panam) introduce las contribuciones de Priscilla Rodrguez Fonseca (Brasil), Vladimir Morales Pozo (Ecuador)
y Alice Beuf y Charlotte Garca (Colombia), autoras y autores de la
tercera seccin denominada La produccin masiva de vivienda popular en
Amrica Latina, en donde principalmente se exponen las polticas de
financiamiento de grandes fraccionamientos habitacionales en Ro
de Janeiro, Ciudad de Panam, Quito y Bogot, que apostaron por
la construccin de miles de unidades por parte de desarrolladores
inmobiliarios privados, a quienes se les cuestiona su participacin en
el desarrollo urbano de esas ciudades, junto con criticar las acciones
pblicas que lo permiten.
Todas las personas que participan en esta publicacin han consignado sus opiniones con el objetivo de intercambiar saberes, dando
por sentado que el conocimiento de todas y todos es diferente.
Los aportes tericos de la publicacin estn basados/respaldados en autoras y autores que estudian la produccin del espacio
urbano y la configuracin socioespacial en diferentes ciudades de
Amrica Latina y el Caribe, como Lima, Sergipe, Guadalajara, etctera. Tambin son de extrema importancia los estudios histricos sobre
las polticas econmicas y habitacionales, y sobre las parcelaciones
perifricas. Adems, el libro est enriquecido con una gran cantidad
de fotografas, mapas e informaciones obtenidas en varios rganos
oficiales, tanto locales como regionales y nacionales, en diferentes
pases de la regin. Varias son las preguntas que se intenta resolver a
lo largo de los diferentes escritos de la presente publicacin. Se parte,
por ejemplo, con la descripcin de distintas situaciones presentes en
las aglomeraciones urbanas consideradas por las y los autores, para
despus plantear desafos, con diferentes niveles y escalas, al planeamiento que para ellas se hace. Se proponen preguntas relacionadas
con la organizacin y el orden del crecimiento urbano metropolitano; con el aumento y la mejora de la calidad de vida de las personas
ms necesitadas, principalmente; y se esbozan formas que eviten la
degradacin del medio ambiente en nuestras ciudades. Se exponen
casos, como el de Arraijn y Escobar, a los que se analiza crticamen14
Prlogo
15
Vol. III
lugares han sido producidos por la genuina necesidad de los pobladores pobres latinoamericanos y caribeos.
Prlogo
17
Vol. III
siendo esto un ejemplo de la expresin material, de la continuidad y de las alianzas existentes entre gobiernos y entidades
con fines de lucro, que se sostienen entre s.
Adems, como parte de las acciones del Estado, en la implementacin de propuestas de intervencin urbana de diferente magnitud, estn las altas inversiones pblicas que traen consigo repercusiones
sociales y espaciales, que al ser analizadas en distintos documentos
de este libro nos permiten develar algunas de las vicisitudes sobre las
formas de actuacin estatal y en consecuencia, entender algunos de
los mltiples y complejos procesos urbanos que actualmente se desarrollan en nuestras metrpolis.
Un tercer eje de anlisis que se desarrolla en esta publicacin
es el de planificacin urbana, en torno al cual se estudian las serias
limitaciones y los impedimentos de los sistemas de planeamiento
urbano que tienen nuestros pases tanto para implementar polticas
eficaces que prioricen y orienten la promocin, crecimiento y desarrollo urbano de las ciudades, como para regular suficientemente la
participacin del sector privado o la simple elaboracin de planes y
normas legales de las actividades urbanas. Dentro de este eje tambin
se estudian las formas cmo operan las alianzas pblico/privadas que
en sentido amplio pueden llegar a condicionar el rol estatal en la planificacin urbana y en la gestin de proyectos arquitectnicos, y en
sentido especfico pueden permitir encontrar recursos que financien
ciertos tipos de desarrollos insertos en escenarios donde se articulan
ambos intereses.
18
Prlogo
Vol. III
Prlogo
Referencia
Bolvar, Teolinda y Marta Hernndez (2015). Encuentro en el barrio Julin Blanco
de Caracas. El caso de Marta y Antonio y la necesidad de una vivienda para la
familia (documento indito). Centro Ciudades de la Gente. Venezuela.
21
PARTE I
GESTIN URBANA Y DERECHO A LA CIUDAD
EN EL LABERINTO LATINOAMERICANO
Nota introductoria
Laura Paniagua Arguedas3
Es docente e investigadora de la Universidad de Costa Rica. Sociloga. Magster en Vivienda y Equipamiento Social del Posgrado en Arquitectura de la
Universidad de Costa Rica. Trabaja en el Instituto de Investigaciones Sociales,
en la Escuela de Arquitectura y la Escuela de Sociologa.
25
Vol. III
26
Nota introductoria
Vol. III
tiene un peso distinto el poder en lo local (proceso de descentralizacin) y se han gestado nuevas formas de participacin y representacin, que tienen un vnculo estrecho con las transformaciones en la
base productiva.
Es fundamental agradecer a Carrin que en su anlisis permita
ubicar con claridad el contexto sociohistrico al que se enfrenta
cualquier propuesta que se plantea en el campo urbano. Uno de los
cambios ms marcados en la experiencia urbana lo constituy la introduccin de la lgica privada en la gestin de la ciudad. Segn el
autor, ese proceso se hizo presente de dos formas, primero en la necesidad de regular el mercado inmobiliario y luego, con el cambio en el
marco institucional municipal, con la proliferacin de dinmicas de
cooperacin pblico-privadas o mejor conocidas como subsidios o
concesiones. Dichas modificaciones han resultado en una profunda
reorganizacin institucional.
Pero el autor advierte que en realidad lo que se ha presentado
es un debilitamiento relativo de los concejos municipales, que tiene
su manifestacin en la profusin de empresas municipales (que llevan
las decisiones de poltica urbana a las empresas o corporaciones); los
planes estratgicos (cuerpos de decisin supramunicipales donde la
representacin se hace funcional a la cooperacin entre los sectores
pblico, privado y comunitario) y finalmente, ante la demanda de
democratizacin de la toma de decisiones para definir prioridades de
inversin (que promueve la discusin de las partidas con las organizaciones de base territorial y sectorial).
28
Nota introductoria
elitista pues son los mismos gobiernos locales, con sus leyes y reglamentos, los que conducen a la exclusin social y territorial.
Un primer elemento que destaca la autora es la dificultad
que representa para el dilogo regional y mundial, la diversidad de
terminologas existentes para definir el planeamiento urbano; pero,
adems de la ausencia de un lenguaje comn, se presentan otras dificultades: las diferentes formas de entenderlo y hacerlo. La autora
recuerda que, en una concepcin amplia, el planeamiento urbano o
territorial va mucho ms all del proceso de elaborar planes urbanos
de carcter fsico.
Fernndez distingue, con ayuda de otros autores, tres grandes
etapas del planeamiento urbano en el planeta:
$QWHV GH ORV DxRV VHVHQWD ORV SODQHV XUEDQRV VRQ SHQVDGRV
como diseo urbano a gran escala, con nfasis en lo fsico-espacial, en lo cual generalmente se buscaba el embellecimiento
de la ciudad.
$ SDUWLU GH ORV DxRV VHVHQWD /D SODQLILFDFLyQ XUEDQD HV
entendida como un proceso racional de toma de decisiones e
intervenciones realizadas por tcnicos al servicio del gobierno
central o local. En ese momento tambin se ve la ciudad como
un sistema complejo con gran dinamismo y continuo movimiento, pero el nfasis es normativo, con propuestas centradas
en la zonificacin.
7HQGHQFLDV UHFLHQWHV HO SODQHDPLHQWR HV HVWUDWpJLFR
reconoce la gran influencia del mercado sobre el desarrollo
urbano, se concibe el estado como facilitador, el ciudadano
como consumidor y la vivienda como producto en el mercado
[y] el proceso de planeamiento territorial es sobre todo
responsable de la promocin del desarrollo urbano, lo que
incluye una funcin redistributiva a travs de instrumentos
para la captura de plusvalas. En estas concepciones se dan
dos grandes apuestas:
1) los enfoques colaborativo, deliberativo y comunicacional
enfatizan el papel de los planificadores para coordinar
las relaciones y balancear los intereses entre los diversos
agentes y actores urbanos.
29
Vol. III
30
Nota introductoria
Vol. III
Nota introductoria
Vol. III
34
Nota introductoria
3RUTXpHQ$PpULFD/DWLQDDFWXDOPHQWHVHSUREOHPDWL]DOD
creacin de proyectos de ciudad o polticos de largo plazo
si en otras pocas fueron posibles? Qu ha cambiado en la
forma de la toma de decisiones y la composicin de nuestras
sociedades respecto a otros momentos de la historia?
&yPRVXSHUDUODVVXSXHVWDVFRQWUDGLFFLRQHVHQWUHODHVFDOD
nacional y la local en la gestin del territorio?
En el laberinto poltico latinoamericano, Fernndez brinda
algunas explicaciones indicando que existe un proceder clientelista en el quehacer poltico, lo que potencia proyectos de corto plazo
que se disputan los dividendos polticos y econmicos. Sin embargo,
debemos decir que tambin afecta la forma en la que se aproximan las
instituciones al problema. La autora indica que usualmente el tema
de vivienda se piensa en trminos cuantitativos, lo que dificulta considerablemente la atencin a este aspecto de la problemtica territorial.
Un elemento que destaca Fernndez, til para comprender este
anlisis, es que las transformaciones espaciales experimentadas por las
ciudades latinoamericanas a partir de los aos noventa no fueron impulsadas por procesos demogrficos como en las dcadas precedentes,
sino que estuvieron vinculadas a las presiones econmicas y culturales
de los procesos de globalizacin, lo cual se ha sumado a la ausencia de
una poltica de suelo bien establecida, lo que ha desembocado en una
ola de expansin horizontal. La principal caracterstica de este fenmeno es la mercantilizacin del desarrollo urbano con la aparicin
de nuevos elementos estructurantes en forma de islas o fragmentos
mayormente residenciales pero tambin comerciales y productivos, en
donde los barrios cerrados son la novedad ms importante.
Para Carrin la descentralizacin, como proceso histrico,
busca distribuir de forma equilibrada y democrtica la centralidad -el
poder-, entre entidades pblicas autnomas con la finalidad de profundizar la democracia, potenciar el desarrollo econmico y mejorar
la calidad de vida de la poblacin. Sin embargo, el mismo autor
advierte que este proceso puede verse menoscabado si no existe de
forma deliberada un equilibrio entre lo horizontal, vertical y territorial. Es ms, el autor detalla una de las problemticas de mayor
importancia especialmente en pases con gobiernos locales cuyas ju35
Vol. III
36
Nota introductoria
Vol. III
especialmente en la gestin del territorio y un Ministerio de Planificacin, que aunque en su normativa se estipula que debe protagonizar
un papel relevante en el tema territorial no cuenta con el peso poltico
ni siquiera para hacer recomendaciones en la materia.
Los gobiernos locales tienen protagonismos diferenciados en
el campo de la planificacin, evidenciando que el inters por gestionar de forma integral sus territorios termina siendo un asunto de las
presiones ejercidas por los actores sociales y la capacidad de injerencia que los mismos tengan sobre las decisiones.
La urgente articulacin entre la planificacin sectorial y el
planeamiento territorial es central segn la propuesta de Fernndez
y podemos encontrarla en la de Carrin tambin. El actuar institucional debera consensuar con la sociedad civil sobre qu tipo de territorios se requiere gestar en Amrica Latina, teniendo claridad de
que uno de los elementos a combatir es la desigualdad. Partiendo
del conocimiento con el que se cuenta de cules son las propuestas
urbansticas que acrecientan la fragmentacin, la inequidad en el
acceso a los servicios y recursos y la violencia social, se apostara por
propuestas que apunten en la lnea contraria, tal como lo han hecho
algunas iniciativas en pases latinoamericanos, algunas reseadas por
la autora y el autor.
En este captulo son palpables, en los artculos y en el laberinto
poltico latinoamericano, los grandes problemas de gestin y coordinacin que, podemos complementar, se suman a que la escala de
anlisis-atencin-solucin a dichos problemas es inexacta, no se corresponde con una ptima aplicacin de conocimientos sobre el tema
o a la visin integral en el abordaje. O dicho de otra forma los problemas toman una dimensin mayor de lo necesario, pero su escala
no corresponde con el espacio requerido para una solucin integral
(se sectoriza y no se regionaliza), y a la vez, cualquier propuesta se
pierde en el laberinto de la segmentacin institucional (Paniagua,
2013). De nuevo destaca el tema de la centralidad de una concepcin
poltica para la gestin del territorio y la importancia de la promocin
de acuerdos ms all de los localismos municipales. Algunos pases
tienen experiencias sumamente exitosas de gestin de los gobiernos
locales sobre el territorio, como es el caso de Colombia y Brasil; que
combinan la propuesta local con polticas pblicas departamentales
38
Nota introductoria
Vol. III
Nota introductoria
Vol. III
Referencias
Caballero, Lily 2013 Los riesgos urbanos y la justicia urbana en Centroamrica en Anuario de Estudios Centroamericanos (San Jos: Instituto de Investigaciones Sociales) N 39. En http://revistas.ucr.ac.cr/index.php/
anuario/article/viewFile/11788/11110. acceso 2 de octubre de 2014.
Festjens, Justine s.f. La lucha del Comit de Desarrollo Comunitario Los Pinos (Ecua-
dor): transformar una emergencia social en una oportunidad para la produccin
popular de un barrio. Documento sin publicar.
Gonzlez, Gustavo 2012 El problema de la vivienda y la Produccin Social del
Hbitat, del Sur al Norte de Amrica Latina. El camino posible produccin
social del hbitat en Amrica Latina (San Jos: Programa Regional de Vivienda y Hbitat, Centro Cooperativo Sueco).
Lungo, Mario 2002 Expansin urbana y regulacin de la tierra en Centroamrica. An-
tiguos problemas, nuevos desafos. (San Salvador: Oficina de Planificacin
del rea Metropolitana de San Salvador). En http://www.crid.or.cr/
42
Nota introductoria
digitalizacion/pdf/spa/doc14114/doc14114-contenido.pdf acceso 2 de
octubre de 2013.
Morgan, Daniel 2014 Entrevista. San Jos. 10 de octubre.
Paniagua, Laura 2013 Proyecto: Por un techo digno: urbanizacin y luchas por
el hbitat en la Gran rea Metropolitana. (Instituto de Investigaciones
Sociales, Universidad de Costa Rica).
Programa Estado de la Nacin 2010 Cuarto Informe Estado de la Regin en desarro-
llo humano sostenible. Un informe desde Centroamrica y para Centroamrica.
(San Jos: Estado de la Nacin).
Solano, Franklin y Madrigal, Eddy 2009 Balance del sector vivienda 15 aos de ensa-
yos y omisiones. (San Jos: FUPROVI).
Szalachman, Raquel 2008 La evolucin del dficit de vivienda en Costa Rica y sus con-
secuencias para la poltica habitacional. (Santiago: CEPAL).
43
La ciudad y su gobierno
en Amrica Latina
Fernando Carrin M.1
Introduccin
En el ao 2010 el planeta tierra super la barrera del 50% de la
poblacin concentrada en ciudades, mientras Amrica Latina traspas
el 80%, para convertirse en la regin ms urbanizada del mundo. En
esta regin viven alrededor de 580.000.000 de personas repartidas en
41 pases, de las cuales 460.000.000 habitan en ciudades. El aumento
de las personas que residen en el mbito urbano implica un conjunto
de nuevos retos, entre los que sobre sale el gobierno de la ciudad.
La distribucin de la poblacin no es equilibrada en el territorio porque resulta del desarrollo desigual y excluyente que conduce
a una polarizacin de la urbanizacin: mientras 63 ciudades metropolitanas con ms de un milln de habitantes concentran el 41% de
la poblacin, alrededor de 16.000 urbes consideradas pequeas -entre
2.500 y 500.000 habitantes- contienen el 49%. Si se relaciona el rango-tamao de las ciudades, con la dinmica poblacional se pueden
obtener dos conclusiones: existe la concentracin bipolar de la poblacin y el universo urbano tiene un comportamiento heterogneo.
45
Vol. III
En la dcada de los aos 90 del siglo pasado las ciudades pequeas crecieron un 3.7%; las ciudades medias 1.5% mientras las ciudades
grandes un 2.4% (Arriagada, 200: 19); y, lo ms asombroso: la tendencia se mantiene con pequeos cambios en este nuevo siglo, cuando se
supona que debera modificarse gracias a la reforma del Estado que conducira a cimentar una democracia territorial slida en la regin. Pero este
fenmeno demogrfico cuenta con una contraparte cualitativa: el proceso
de urbanizacin transita de una jerarqua de ciudades -que viene de una pri-
maca urbana segn el atributo rango-tamao de forma anacrnico- hacia
una lgica relacional que integra las urbes bajo un sistema urbano.
Las ciudades se convierten en espacios estratgicos de los
pases y de la red urbana global, porque mientras las ciudades metropolitanas asumen la condicin de nodo de articulacin internacional
y de ejes de integracin nacional, las ciudades pequeas conforman
una nueva relacin con el campo, comportndose como intermediarias de la ruralidad con la urbanidad y viceversa. Las ciudades medias
cumplen una funcin de articulacin de los sistemas urbanos nacionales entre las ciudades metropolitanas y las pequeas.
Esta diversidad y dinmica de ciudades vive una gran transformacin a nivel de la organizacin territorial y de los actores, las cuales
conducen a singulares mutaciones al gobierno de la ciudad. Para comprender este proceso es preciso comparar el hecho histrico precedente,
cuando el gobierno central era el actor principal. En esa poca era difcil
construir una estrecha vinculacin entre ciudades, porque los municipios priorizaban la relacin con el gobierno nacional para captar recursos y competencias2; dejando de lado la representacin, participacin y
respuesta a las demandas sociales urbanas, lo cual les debilitaba frente a
las comunidades locales y a los propios Estados nacionales.
La heterogeneidad de los tipos urbanos y la dinmica de la
urbanizacin latinoamericana demandan gobiernos prximos a esta
realidad, bajo tres premisas: no es posible tener un modelo nico de
gobierno para este universo de situaciones urbanas, tampoco cons-
En esa poca el gobierno nacional operaba como mediador con otros municipios, interlocutor directo con cada municipio y como referente y base para la
cooperacin internacional.
46
Vol. III
Nodos que adquirieron la condicin de polos de desarrollo o economas de enclave que generaron jerarquas urbanas sobre la base de la localizacin industrial.
48
La concentracin de poblacin no es condicin suficiente para definir una ciudad, sobre todo porque se trata de una comunidad poltica (polis) que se constituye como espacio pblico donde se desarrolla un pensamiento cvico. Por eso
los datos de poblacin concentrada en ciudades son relativamente engaosos:
el hecho de que sea concentrado no significa que sea produccin de ciudad.
La masificacin de la urbanizacin popular se despleg por las ciudades y
adopt un mosaico de nombres tales como: Villas Miseria en Argentina, Favelas en Brasil, Pueblos jvenes en Per, suburbios o barrios perifricos en Ecuador, Barrios piratas en Colombia, Barrios de Rancho en Venezuela, entre otros.
49
Vol. III
tralidad) y la produccin de los servicios que legitiman los compartimentos estancos (densidades).
La ciudad se caracteriz por su desarrollo dual y la urbanizacin por la polarizacin, explicables por el crecimiento desigual y excluyente de la organizacin territorial. En este momento y contexto
nace el concepto de ciudad latinoamericana, como realidad particular
de la regin, que cuenta con los siguientes sellos distintivos: primero.
una urbanizacin sustentada en el incremento acelerado de la migra-
cin rural-urbana; segundo, la concentracin poblacional con alta pri-
maca urbana -macrocefalia- y tercero, el desarrollo urbano dual venido
de los asentamientos humanos irregulares, informales e ilegales,
nacidos de la invasin del suelo y del irrespeto a la norma urbanstica.
Los planes urbanos representaron el sueo de un orden urbano
(regulador u ordenamiento), que llev a una ciudad con poblacin marginada del gobierno y de la ciudad. De esta manera la estructura urbana
se consagr como ciudad dual: informal/formal; legal/ilegal. La ciudad
creci sobre la base de estos asentamientos populares masivos, invisibles
para las polticas pblicas, que no los reconocieron por su ilegalidad,
produciendo movilizaciones sociales como los paros cvicos, la reivindicacin de las poblaciones y la constitucin de los movimientos sociales
urbanos, como formas de presin para acceder a los mismos.
La ciudad dual trajo tres temas vinculados al gobierno de la
ciudad, nacidos de las demandas sociales:
El desborde de la institucionalidad municipal por a su rigidez e incompatibilidad con la dinmica de urbanizacin: baja capacidad
competencial, rgida estructura institucional, y los dbiles
recursos humanos, entre otros, puso como punto de partida la
necesidad de discutir la descentralizacin administrativa, la reforma
institucional y el fortalecimiento del aparato municipal.
La insuficiencia de recursos econmicos para la demanda de
servicios y equipamientos urbanos, lo cual imprimi la nueva
lgica del gobierno de la ciudad: gestin del dficit, baja
capacidad de respuesta institucional y ausencia de recursos
propios que alimentaron la necesidad de reivindicar la
llamada descentralizacin fiscal del Estado.
50
El sistema urbano global es una red, no una pirmide (Borja y Castells, 1998).
51
Vol. III
junto del sistema urbano mundial. Mientras el siglo XX se caracteriz por la consolidacin y articulacin de los Estados nacionales -que
llevaron a construir un espacio internacional planetario-, este milenio
ser el de las ciudades integradas -como un fenmeno mundial que
va ms all de los mbitos locales o regionales- bajo una lgica inter-
urbana; produciendo un salto de lo nacional-estatal a lo local-urbano
de mbito planetario.
Esta nueva coyuntura urbana en el marco del proceso de mundializacin, se afinca en cambios que vienen principalmente de los
tres rdenes explcitos: transicin demogrfica, reforma del Estado
y globalizacin.
7UDQVLFLyQGHPRJUiFD
En Amrica Latina existe el cambio de su patrn de urbanizacin
debido a la reduccin de las tasas de urbanizacin y a la modificacin
de las corrientes migratorias7. Mientras en 1950 la poblacin concentrada en ciudades era del 41%, para el ao 2010 se lleg al doble; lo cual
condujo a una disminucin de las tasas de urbanizacin a la mitad: en
1950 la tasa promedio fue de 4.6% mientras ahora es de 2.2%; explicable porque en 1950 la disposicin potencial de la masa migratoria bordeaba el 60%, mientras en el 2010 no llega al 20%. Es decir, que la masa
migratoria se redujo a la tercera parte y, por tanto, la disponibilidad de
desplazamientos de la poblacin. De los datos de reduccin de las tasas
de urbanizacin se desprenden dos efectos singulares:
7
8
La urbanizacin muestra que el ciclo de la migracin rural-urbana se cierra mientras se abren nuevos destinos migratorios:
la migracin urbana-urbana, la transferencia internacional8
52
10
11
Por ejemplo, las regiones transfronterizas (norte mexicano, norte del Ecuador,
Brasil-Paraguay-Argentina) o las mutaciones del eje urbano boliviano alrededor de Potos, La Paz y Oruro (norte-sur), al de Santa Cruz, Cochabamba, La
Paz (este-oeste), que han diversificado el patrn de migracin interna. Tambin
el despoblamiento de las zonas centrales de ciertas ciudades compensado con
el crecimiento de sus reas perifricas.
El Parque del Retiro en Madrid para los migrantes ecuatorianos, la Plaza de la
Constitucin en Santiago para los migrantes peruanos y el Parque de La Merced para los migrantes nicaragenses en San Jos, entre otros; lugares donde
construyen redes de informacin, laborales y de encargos.
La penetracin de la telefona celular y el Internet en los sectores populares
ha sido clave, no solo para el contacto en tiempo real entre el migrante y su
familia, sino tambin para emprender novedosas actividades econmicas, intercambios de informacin y compras con el sistema delivery-internet-tarjeta
de crdito: adquisiciones por el migrante en el pas de destino y entrega de la
mercadera a su familia en el lugar de origen.
53
Vol. III
Las ciudades crecen a un ritmo menor, que conduce a la clausura del crecimiento centrfugo de las ciudades y al inicio del desarrollo
centrpeto, encarnado en la dinmica del retorno a la ciudad construida12
y al comienzo de una condicin histrica nica: dejar de lado las
polticas urbanas de la ciudad de la cantidad y empezar a pensar en la
construccin de una ciudad de la calidad; que pone a la ciudad latinoamericana en una condicin nica y al gobierno de la urbe en uno de
los desafos ms importantes.
12
54
rededor de los planes y programas de gobierno; es decir, de un proyecto colectivo de ciudad a travs de la adhesin de la poblacin a
una propuesta mayoritaria y representativa. Esta reforma expresa la
ruptura de un tipo de municipio delegado desde un poder central y
distante, hacia otro construido inversamente desde la comunidad,
ms prximo a la sociedad local; convirtindose en el primer eslabn
del poder pblico estatal y en la base de una democracia local que
combina formas de representacin y de participacin. El fortalecimiento de la democracia local sigue en el ejercicio del gobierno con
la instauracin de mecanismos de rendicin de cuentas (Brasil, Costa
Rica), transparencia (Chile, Paraguay), revocatoria del mandato
(Ecuador, Colombia), y dispositivos de consulta popular (ValdiviaChile, Manizales-Colombia, Ouro Preto-Brasil) que aparecen como
mecanismos ex post a la eleccin de las autoridades.
La Reforma del Estado introdujo la lgica privada en la gestin
de la ciudad y lo hizo bajo dos formas: una poltica urbana basada en
la necesidad de regular el mercado inmobiliario y mediante el cambio
del marco institucional municipal, expresado en el aparecimiento de
la dinmica de la cooperacin pblico-privada en la produccin de
servicios e infraestructuras, bajo el principio de la subsidiaridad13.
Estos elementos modifican la relacin entre autoridad local y sociedad local, propia del vnculo entre sociedad y Estado. Por eso la
gestin urbana y el gobierno local sufren una profunda reorganizacin institucional en trminos de su estructura orgnica y de su institucionalidad.
La globalizacin
La globalizacin redefine las funciones y el peso de las ciudades, convirtindoles en lugares estratgicos debido a su condicin de
nodo de integracin y a su modificacin como nuevo actor mundial.
Las ciudades -dado el peso demogrfico, poltico, cultural, social y
econmico- alcanzan un protagonismo que se puede afirmar que se
13
55
Vol. III
Las ciudades que crecieron por efectos demogrficos, por conurbacin o por extensin de la mancha urbana, superaron el
territorio del gobierno municipal para conformar gobiernos
supramunicipales (Caracas o Lima), metropolitanos (San
Pablo o Montevideo) o mancomunidades (Bolivia).
Lo municipal qued corto respecto de los modelos de gestin
por el peso del mercado venido de la reforma del Estado (pri56
vatizacin). El municipio y las polticas municipales introducen la modalidad pblico-privado (Santiago o Monterrey),
una nueva relacin entre lo pblico y lo privado y entre
Estado y sociedad en los territorios.
Con la globalizacin se constituye institucionalidad supramunicipal de gobierno de la ciudad, que las convierte en
actores polticos con protagonismo internacional. La organizacin interurbana Ciudades y Gobiernos Locales Unidos
(CGLU) plantea un cambio de lo internacional, propio de los
Estados, a lo interurbano esencia de las ciudades. Tambin
existen organizaciones y redes en temas particulares:
ambiental, seguridad, planificacin, capitales y gnero.
57
Vol. III
productos, o los casos de ciudades medias y pequeas vinculadas a las grandes ciudades.
El peso de las regiones ricas ubicadas en mbitos estratgicos
de la globalizacin ancladas a las regiones econmicamente
ms dinmicas: Monterrey en Mxico por el Nafta hacia los
EEUU, Santa Cruz en Bolivia por el peso del MERCOSUR;
Guayaquil en Ecuador hacia la cuenca del Asia-Pacfico.
El fortalecimiento de las asimetras complementarias en las
fronteras nacionales genera auge econmico, atraccin poblacional y conversin en plataformas internacionales. Sin
embargo, hay una contraparte negativa en las fronteras: los
mercados ilegales generan delitos conexos con alta violencia.
Esta ambivalencia ha generado espacios interesantes de integracin multinacional, donde las ciudades y sus gobiernos se
vinculan. Como ejemplo de formas de gobierno intermunicipal de carcter internacional tenemos:
Mancomunidad de municipios en distintos pases, que administran uno o varios servicios; este es el caso de los residuos
slidos y medio ambiente entre Tulcn en Ecuador e Ipiales
en Colombia, nacido en un contexto de ruptura de las relaciones diplomticas. Casos parecidos existen entre ciudades
ecuatorianas y peruanas o argentinas y chilenas; y, mucho
ms, en las ciudades fronterizas de Centro Amrica.
El hermanamiento municipal tiene un caso emblemtico constituido entre cuatro municipios de cuatro pases distintos:
Manaos en Brasil, Iquitos en Per, Leticia en Colombia y
Nueva Loja en Ecuador para el desarrollo de infraestructura
internacional y enfrentar el narcotrfico.
La asociacin entre municipios opera a partir de los acuerdos
de Paz firmados entre Per y Ecuador: existe la rotacin de
los cuadros directivos mximos y una personera jurdica para
la llamada Asociacin Binacional de Municipios del Sur del
Ecuador y del Norte del Per (ABIMSENOP). Tambin el
caso de la Regin del Trifinio donde 45 municipios fronterizos
con 670 mil habitantes de Guatemala, El Salvador y Honduras
proponen el Plan de Desarrollo Trinacional Fronterizo.
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Vol. III
Vol. III
del ejecutivo en la poca de Pinochet que por acercarlo a la poblacin. Bolivia, donde Sucre es la capital Constitucional con poderes
limitados y La Paz sede de los poderes ejecutivo y legislativo. Pero
tambin Brasil reubica la Capital de Ro de Janeiro a Brasilia a principios de la dcada de los aos sesenta.
Cada gobierno de las ciudades metropolitanas responde a
las condiciones del territorio que las contiene y tienen modelos de
gestin especficos, como se describe a continuacin:
14
En Crdoba el sector privado tom un rol importante junto con la Municipalidad en la definicin del futuro de la ciudad plasmado en el Plan Estratgico.
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15
63
Vol. III
cambio en el conjunto de la sociedad local proviene de las transformaciones en la base productiva que lleva a un nuevo sistema poltico:
tipos de liderazgo, formas de participacin popular y mecanismos de
representacin social.
En 1980 los gobiernos centrales, con excepcin de siete pases,
nombraban a los alcaldes. Catorce aos despus la mayora de pases
elegan localmente sus autoridades municipales, momento a partir
del cual se rompe la tradicin de delegar la autoridad a los alcaldes.
En este momento se cierra el ciclo de la delegacin y se abre el de la
representacin en la escena local. El fenmeno de la eleccin se generaliza desde fines de la dcada de los aos ochenta del siglo pasado:
Bolivia inicia en 1985 esta nueva fase de seleccin de alcaldes, luego
siguen Colombia (1988), Venezuela (1989), Chile (1992), Paraguay
(1991), Panam (1994) y Costa Rica (1998). Hoy tenemos que en
Amrica Latina todos los alcaldes y concejales son electos democrticamente, sin que se los delegue desde un rgano superior.
La eleccin popular de los alcaldes en Buenos Aires (1996) y
en la Ciudad del Mxico (1997), cierra el ciclo de la representacin por
la va electoral en Amrica Latina, en tanto son las ltimas ciudades en elegir democrticamente sus autoridades, con lo cual todas
las autoridades municipales de la regin son nominadas de manera
directa por la ciudadana. Estos resultados determinan que todas las
ciudades tengan autoridades electas y que los gobiernos locales abran
un nuevo cauce: profundizar la va ciudadana de salida a la gobernabilidad de la ciudad latinoamericana.
La eleccin de las mximas autoridades de las ciudades metropolitanas, introduce un elemento de equilibrio de poderes, en tanto su
construccin se realiza de manera autnoma respecto de los poderes
superiores del Estado, y tambin permite augurar el paso de la demo-
cracia representativa a la participativa.
De aquella poca para ac, los municipios se convirtieron en
el escaln previo para llegar al gobierno nacional y en una escuela
de formacin de cuadros para el desarrollo de las polticas pblicas;
procesos que han dado resultados magnficos, independientemente
del signo poltico de las administraciones.
65
Vol. III
Otro elemento novedoso que debe ser resaltado tiene que ver
con el comportamiento poltico de las ciudades capitales: la mayora
de ellas son antigobiernistas, en el sentido que el signo poltico de la
presidencia de la Repblica no es compartido por el alcalde o viceversa. All estn los casos de Ciudad de Mxico manejado por el PRD
y el gobierno nacional por el PAN; en Colombia Alonso Moreno y
Juan Manuel Santos son de tiendas polticas distintas, igual a lo que
ocurre en Venezuela y Caracas; Per y Lima, Chile y Santiago, Argentina y Buenos Aires, entre otros.
66
El gobierno de la ciudad
De manera correlativa a todo este proceso se vive un cambio
en los municipios de Amrica Latina que, incluso, lleva a un cambio
en su denominacin: de Municipio a Gobierno Local. La mutacin
tiene que ver, por un lado, con la transformacin de la sociedad local,
en tanto se promueven nuevos sujetos sociales, tales como mujeres,
indgenas, pobladores, ambientalistas y jvenes, que conducen a la
renovacin de los liderazgos. Y, por otro, con la profundizacin de
la va municipal de descentralizacin, que lleva a una hegemona del
municipio entre los poderes locales.
Vol. III
16
Esta es una tnica general en Amrica Latina, por cuanto hay un crecimiento
significativo del presidencialismo que genera dos efectos contrarios a la descentralizacin: por un lado, se tiene un incremento del peso de los ejecutivos sobre
los parlamentos en todas las instancias nacionales y sub nacionales que rompe
con los equilibrios de poder y, por tanto de las autonomas y, por otro lado, en la
relacin nacional local se introduce este factor discordante: ms competencias
69
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/DSODQLFDFLyQXUEDQD
Uno de los elementos fundamentales de la accin municipal
tiene que ver la planificacin urbana17. Su enfoque se encamin a
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72
19
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20
Es un proyecto poltico orientado a crear slidas bases sobre las cuales se sustenta la integracin regional para alcanzar una insercin competitiva, eficiente
y equitativa en el contexto de la globalizacin. IIRSA se sustenta en dos mbitos de accin: el ordenamiento espacial del territorio regional para la exportacin a los mercados globales mediante la infraestructura de energa, transporte
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Vol. III
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Planeamiento urbano
y produccin de vivienda en el Per
Ana Mara Fernndez Maldonado1
Introduccin
Si bien el contexto demogrfico, econmico y social en el Per
es muy diferente del que hubo durante la poca de la urbanizacin
acelerada, el patrn de crecimiento urbano horizontal de las ciudades peruanas ha cambiado relativamente poco desde aquella poca,
aunque se ha desacelerado. El reciente auge de la construccin en las
ciudades grandes ha producido, sobre todo en Lima, un crecimiento
vertical, no planificado ni bien regulado, en las reas centrales. Sin
embargo, los grupos ms pobres siguen ocupando terrenos cada vez
ms alejados, peligrosos y empinados, en lo que se llama invasin
hormiga. Este patrn de crecimiento informal es insostenible, pues
los recursos del gobierno son insuficientes para integrar a estos barrios
al resto de la ciudad dotndolos de las necesarias redes de agua y
alcantarillado, de electricidad, de escuelas, equipamiento urbano y
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Vol. III
Gracias a estos esfuerzos pioneros por regularizar las reas informales, la ocupacin perifrica en Lima fue, si bien masiva, relativamente ordenada a comparacin de otras ciudades latinoamericanas.
El nuevo contexto urbano en el Per se caracteriza por la estabilizacin demogrfica y econmica, y por profundas reformas poltico-econmicas de inspiracin neoliberal. Las reformas han transformado profundamente al sector vivienda, y tienen como objetivo el
convertir a la vivienda en un producto para el mercado. Modeladas
bajo el ejemplo de la poltica de vivienda chilena, las nuevas polticas de vivienda han creado un nuevo sector de vivienda social, que
antes no exista. Para los hogares que tiene un ingreso formal para
acceder al crdito, se provee de un subsidio a la demanda para facilitar la adquisicin de una vivienda en el sector comercial. Para los
residentes de asentamientos informales, se ha establecido un programa, COFOPRI, regularizar la propiedad de la tierra en dichos asentamientos, siguiendo las ideas de De Soto (1986; 2002) de considerar
a la propiedad como solucin a la pobreza.
La reforma ha tenido grandes efectos en las clases medias, pero
en los sectores pobres, donde la demanda es ms urgente, los efectos
son muy limitados, por lo que estos siguen ocupando tierras perifricas. Este patrn de crecimiento desigual no es sostenible ni deseable.
La ciudad sigue creciendo y extendindose de acuerdo a imperativos
econmicos privados sean de sobrevivencia o de ganancia mercantil que no tienen en cuenta consideraciones de justicia social o de las
generaciones futuras.
Ante esta problemtica, el objetivo principal de este estudio
es el de identificar las tendencias de la produccin de viviendas, especialmente para los pobres, en la ciudad de Lima desde la perspectiva del planeamiento urbano. Las preguntas que guan el presente
estudio son: cul es el papel de la produccin de vivienda social en
el crecimiento urbano actual? Cules son las consecuencias para la
ciudad de Lima desde la perspectiva del planeamiento urbano?
Para contestar estas preguntas el texto est organizado en seis
secciones. La segunda presenta la definicin y los principales enfoques de planeamiento urbano en el nuevo contexto poltico-econmico mundial. En este nuevo contexto Cules son las tendencias de
planeamiento territorial en Amrica Latina, y en el Per y cules sus
84
efectos en la ciudad? Las secciones 3 y 4 abordan este tema, respectivamente. La seccin 5 presenta las caractersticas de la produccin
de vivienda en Lima Metropolitana, y la ltima seccin concluye respondiendo las preguntas que guiaron este estudio.
Vol. III
Su contraposicin es el enfoque de la ciudad justa, que considera al planeamiento como un proceso poltico, y aboga por un modelo
de relaciones territoriales basadas en la equidad (Fainstein, 2000). El
planeamiento es visto como la bsqueda de la mejor lnea de accin
para la intervencin sistemtica en el territorio, tomando en cuenta
a los intereses de los diferentes actores urbanos, que cuentan con diferente poder y legitimidad, con diversas lgicas y racionalidades.
La participacin es un tema crtico en este enfoque, pero los crticos
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Vol. III
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Vol. III
La coordinacin entre la planificacin sectorial y el planeamiento territorial es, por lo tanto, especialmente necesaria entre el
sector de construccin de viviendas y el planeamiento metropolitano,
en donde la gestin del suelo debe constituirse como una de las prioridades del planeamiento territorial.
91
Grfico No 2
Modelo de la ciudad latinoamericana: de la ciudad polarizada
a la aglomeracin fragmentada
92
Vol. III
Vol. III
A pesar de esta nueva cara, el sistema de planeamiento territorial en el Per sigue siendo muy formalista y normativo, presenta graves problemas de implementacin, o simplemente carece de los
instrumentos de gestin del desarrollo urbano que manda la ley. La
tabla No 1 muestra las deficiencias en trminos de stos en las 1,834
municipalidades provinciales y distritales a nivel nacional, en donde
la gran mayora carece de planes de acondicionamiento territorial o de
desarrollo urbano, respectivamente. Inclusive la misma Lima Metropolitana careca en 2011 de un Plan Metropolitano de Desarrollo vlido,
pues el anterior caduc en el 2010, y la autoridades metropolitanas
no hicieron ningn esfuerzo por elaborar uno nuevo, lo que sugiere
el limitado papel concedido al planeamiento urbano por las mismas
autoridades que segn la ley estn encargadas de elaborar los planes.
En el caso de Lima, los gobiernos locales pasan muchas normas
jurdicas, ordenanzas y estrictos cdigos de construccin, pero hay
pocos resultados concretos de la consecucin de los fines y objetivos
propuestos (Garca, 2009), con raras excepciones. Las autoridades
municipales no tienen la capacidad y legitimidad suficiente para controlar el cumplimiento de las normas locales. Por ejemplo, la orde94
nanza 690 del Consejo Metropolitano (2004) que prohbe las rejas y
barreras que obstruyen el libre acceso a la va pblica que surgieron
durante la dcada de 1990, prcticamente no se ha implementado. El
problema persiste pues muy pocos distritos han hecho esfuerzos para
hacer cumplir esta norma legal (Plger, 2010).
Tabla No 1
Dficit de planeamiento urbano a nivel nacional
Nmero
Proporcin
1,302
82%
127
65%
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que tienen una gran desigualdad en sus capacidades fiscales y administrativas lleva a grandes problemas de gestin y coordinacin.
Existe una frecuente confusin en la identificacin de competencias
en todos los niveles de gobierno (nacional, regional y local), evidente en importantes sectores urbanos como el transporte y la vivienda
(Garca, 2009). Lo que finalmente ocurre es que el nivel nacional
se adelanta y pone en prctica polticas y programas sectoriales sin
consultar a los niveles inferiores de la administracin. Por ejemplo,
el gobierno de Toledo intervino activamente en el urbanismo de
Lima con su poltica de vivienda. El Ministerio de Vivienda, presion a las municipalidades para que aprobaran numerosos expedientes
del Fondo Mivivienda, sin un estudio minucioso o enfrentando los
planes urbansticos del municipio (Riofro, 2010b: 76).
Grfico No 3
Organigrama del Vice Ministerio de Vivienda y Urbanismo
Fuente: http://www.vivienda.gob.pe/
Todos estos problemas estn asociados a la debilidad institucional y las caractersticas del planeamiento territorial en el Per.
Aunque las races institucionales de la deficiente gobernanza en el
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Vol. III
Grfico No 4
Expansin urbana de Lima 1995-2010
Fuente: http://fenix.vivienda.gob.pe/OBSERVATORIO/mapas/LIMA_EVOLUCION.pdf
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Vol. III
(Municipalidad de Lima, 2012). El carcter participativo en la elaboracin del Plan Regional ha sido un paso en la direccin correcta en
trminos de equidad y sostenibilidad, que ahora tiene que pasar la
prueba de la implementacin.
Dficit cualitativo
Total
1993 Census
397,756
624,427
1,022,183
2007 Census
389,745
1,470,947
1,860,692
Vol. III
1000
914
750
800
US$
600
558
602
2006
2007
684
508
400
200
0
2005
102
2008
2009
2010
La poltica de vivienda social implementada durante el gobierno de Toledo sigui casi al pie de la letra las recomendaciones de
los organismos internacionales, y est fuertemente orientada hacia
la creacin de mecanismos financieros para facilitar la adquisicin
de viviendas nuevas. La implementacin de estas polticas se hizo a
travs del Planes Nacionales de Vivienda (PNV), inicialmente para
el perodo 2003-2007, que establecieron diferentes programas para
promover la construccin de nuevas viviendas para los distintos sectores socioeconmicos que no podan comprar una casa a travs de
los bancos comerciales.
En este esquema Ahorro-Bono-Crdito (ABC), el sector privado
se encarga de la produccin de vivienda asequible, mientras que el
estado proporciona subsidios directos para atender la demanda de los
grupos de menores ingresos. Subsidios habitacionales directos fueron
creados (el Bono Familiar Habitacional) para apoyar la demanda de
los ms pobres (Fernndez-Maldonado y Bredenoord, 2010).
El Fondo Mivivienda (FMV) y Banmat se convirtieron en las
principales instituciones del sector de la vivienda social, en donde
FMV tiene ofrece dos modalidades para la adquisicin de una vivienda, el crdito Mivivienda, para la clase media y Techo Propio, para
grupos menos afluentes. FMV organiza la produccin de vivienda
social a travs de los bancos comerciales, en las que el Estado subsidia la tasa de inters bajo el nivel del mercado. Banmat, cerrado por
prcticas de corrupcin durante el gobierno de Garca, estuvo a cargo
de la produccin de vivienda para aqullos que no califican para un
crdito bancario, ofreciendo crditos pblicos para viviendas nuevas
y para actividades de autoconstruccin.
El gobierno organiza el proceso de produccin de viviendas
sociales a travs del Ministerio de Vivienda, pero las empresas de
construccin privadas son el motor del sistema, las que organizan las
actividades en la mayor parte de las fases de la produccin de nuevas
viviendas. El director de Mivivienda especific las funciones de los
sectores pblico y privado en cada fase de la cadena de produccin de
viviendas sociales (ver tabla No 3). La lista de actividades da cuenta
que la produccin de viviendas tiene una perspectiva de proyecto arquitectnico pero no urbanstico, pues no se menciona para nada los
aspectos urbanos referidos a los proyectos de vivienda social (como
103
Vol. III
Sector pblico
Sector privado
Vol. III
Ellas fueron concebidas como el ncleo de un programa econmico dirigido a apoyar a los sectores financieros y de la construccin, que en el 2001 todava sufran los estragos de la crisis econmica del ao 1998. Apoyar a la industria de la construccin se
consider necesario para reducir el desempleo y reactivar la economa local. El hecho de que esta poltica se dise en estrecha consulta
106
Una segunda fuente de crticas locales se refiere a los pobres resultados concretos de la poltica de vivienda. El nmero de viviendas
construidas a travs de estas polticas durante los dos primeros periodos de gobierno sigue siendo muy bajo en relacin con el enorme
dficit habitacional existente. El nmero de viviendas construidas
anualmente ni siquiera cubre el dficit anual generado por la formacin de nuevos hogares, de 91.000 nuevas viviendas. Adems, los beneficiarios han sido principalmente los grupos de ingresos medios,
que no son los que estn en mayor urgencia (Fernndez-Maldonado
y Bredenoord, 2010).
Durante los 5 aos del gobierno de Toledo (2001-2006) se
construyeron 33.000 unidades para estratos medios (a travs de Mivivienda) y solo 6.000 para estratos pobres (a travs de Techo Propio).
El nfasis era en vivienda nueva y hubo un gran descuido del dficit
107
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Vol. III
110
Desde 2003, la ciudad de Lima ha experimentado una intensificacin aguda de desarrollo inmobiliario urbano que ha producido una gran transformacin urbana, y la rpida densificacin de las
zonas cntricas, lo que ha trado nuevos problemas urbansticos. La
mercantilizacin de la produccin de viviendas ha llevado a la tendencia generalizada de ver el proceso de produccin de viviendas,
tanto sociales como del sector privado, en trminos de proyectos comerciales y sin consideracin a su efectos urbansticos y de calidad
de vida. Por otro lado, la falta de previsin y la dbil regulacin del
proceso de construccin en altura est provocando graves conflictos
en el espacio urbano,
Ante la ausencia una poltica bien establecida de crecimiento urbano a nivel metropolitano, las polticas nacionales de vivienda
han sido tradicionalmente las que ms influencia han tenido en el
crecimiento urbano de Lima, ya sea promoviendo la expansin informal perifrica, o, ms recientemente, la intensificacin del uso del
suelo para fines residenciales en las reas centrales. Es importante
recalcar que estos dos efectos no fueron objetivos de estas polticas
sino ms bien productos no intencionales de estas polticas.
La produccin de vivienda social cumple un papel importante
en el acceso a la vivienda en Lima, de mediacin entre la produccin
exclusivamente comercial de viviendas, inasequible para la mayora,
y la autoconstruccin informal. Sin ella, miles de hogares seran incapaces de obtener una casa propia. Sin embargo, ella adolece de varios
problemas. Primero, su poca eficacia frente a los altos dficits de vivienda: el nmero de viviendas construidas anualmente en el Per
no alcanza para dotar de vivienda adecuada a los nuevos hogares.
Segundo, la visin de las autoridades del problema de la vivienda
como un problema cuantitativo y aislado del problema de la ciudad
en su conjunto, y por lo tanto sin coordinacin ni conexin con el
desarrollo urbano local.
Finalmente, las tendencias de la oferta de viviendas sociales
dirigidas principalmente a atender la demanda de los hogares de
ingresos medios y medio bajos sugieren que la poltica de vivienda
prioriza los objetivos de crecimiento econmico sobre los de vivienda
propiamente dichos. Esto se refuerza por varias indicaciones de la
existencia de una visin compartida sobre el problema de la vivienda
111
Vol. III
entre los funcionarios del gobierno central encargados del sector vivienda y del sector privado de la construccin, que ha sido el nio
mimado del gobierno, que se presenta a s mismo como un pilar
importante de la economa nacional. En las estadsticas oficiales no
es fcil encontrar cifras del nmero de viviendas nuevas construidas
anualmente en las tres modalidades, comercial, social y autoconstruccin de produccin de vivienda. Es, sin embargo, muy fcil encontrar estadsticas e indicadores que muestran la importancia del
sector construccin en la actividad econmica y el empleo.
Planear la ciudad con suficiente atencin a su organizacin territorial, con un papel suficientemente importante y especfico para la
vivienda social, es uno de los retos ms importantes para el desarrollo
sostenible de las ciudades en el Per, tanto en trminos econmicos,
como sociales y medio-ambientales. En el caso de la produccin comercial de vivienda, priorizar la funcin de promocin del desarrollo urbano sobre la funcin de elaboracin de planes y normatividad
legal de las actividades urbanas es un paso necesario para llegar a
un sistema de planeamiento maduro, con un papel importante pero
regulado para el sector privado. Una efectiva coordinacin entre las
polticas de vivienda y el planeamiento territorial, tambin requiere
superar la idea de que el problema de la vivienda se resuelve construyendo un cierto nmero de viviendas por ao. Existe un animado
debate sobre la vivienda en Lima. Existen buenas intenciones e iniciativas para mejorar la situacin urbana de Lima entre los actores
sociales e institucionales. El hecho de que muchos de ellos estn demandando un papel ms importante para el planeamiento territorial
es un buen paso adelante, pero, por otro lado, la poca discusin acadmica y social sobre el tema indica que el sostenido abandono del
planeamiento ha dejado huella. Para superar sus problemas urbanos,
la ciudad de Lima tendr que demostrar una capacidad extraordinaria para armonizar los distintos activos econmicos, ambientales y
socio-culturales de sus habitantes en aras de una ciudad ms sostenible e inclusiva.
112
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PARTE II
LOS IMPACTOS DE LAS GRANDES INTERVENCIONES
URBANAS EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS
Nota introductoria
Marcelo Rodrguez Mancilla1
Psiclogo por la Universidad de Valparaso, Chile. Maestro em Estudios Urbanos por FLACSO, Ecuador. Doctorante em Planeamento Urbano y Regional
no Instituto de Pesquisa e Planejamento Urbano e Regional (IPPUR) da Universidade Federal do Rio de Janeiro.
119
Vol. III
Nota introductoria
Vol. III
122
Introduccin
La centralidad urbana y la segregacin socioespacial fuertemente apoyadas por la accin del Estado vienen asumiendo nuevas
configuraciones en Brasil. Se trata de la centralidad y segregacin que
acompaaron el reciente proceso de metropolizacin de las capitales
y grandes ciudades brasileas, y, a partir de la dcada de ochenta,
comenzaron a dar seales de cambios. Son transformaciones importantes, caracterizando un proceso de renovacin urbana diferente.
En la dcada de ochenta, con las exigencias que acompaaron
a los requisitos de restauracin productiva de la economa mundial,
inici el proceso de fortalecimiento de las metrpolis con la refuncionalizacin y restauracin de las ciudades conectadas entre s,
especialmente las ciudades medianas que pasaron a ejercer papeles
regionales o de intermediacin en red nacional y/o internacional
(Sobarzo, 2010; Spsito, 2007, 2001; Spsito y Sobarzo, 2007).
Profesor Dr. Adjunto del Departamento de Arquitectura y Urbanismo, Campus Laranjeiras de la Universidad Federal de Sergipe, Brasil.
123
Vol. III
Brasil
Sergipe
Municipio de Nossa
Senhora do Socorro-SE
Fuente: IBGE
Vol. III
Vol. III
nuevo modelo de produccin econmica, acompaado por la diversificacin cultural basada en las diferencias tnicas, de clase social,
de gnero, de sexualidad, de religin, de localizacin y de desplazamientos geogrficos, entre otras.
Segn Harvey (1996: 135-162), ese es un momento marcado por
las dificultades generadas por la rigidez de las inversiones del capital fijo
de larga escala y de largo plazo en sistemas de produccin en masa con
crecimiento estable y mercados de consumo fijos, as como marcado
por la rigidez en los mercados y en las relaciones de trabajo. Es un
periodo de crisis fiscal y de aceleracin de la inflacin en los Estados
Unidos, de cada del dlar como moneda-reserva internacional estable,
de implementacin de las polticas de substitucin de importaciones,
en particular en Amrica Latina y de constitucin del primer gran
movimiento de las multinacionales en la direccin principalmente del
Sudeste Asitico. De un modo general, entre 1965/1973, se percibe la
incapacidad del fordismo y del keynesianismo de enfrentar las contradicciones propias del capitalismo. Es en verdad una crisis ms de sper
acumulacin del capitalismo (Harvey, 2011).
La crisis del petrleo en 1973 profundiz las dificultades desencadenadas a partir de la segunda mitad de los aos sesenta. Los
costos de los insumos de energa fueron presionados hacia arriba, haciendo con que todos los segmentos de la economa busquen cambios
tecnolgicos y organizativos para enfrentar la nueva realidad. En
sntesis, el mercado de trabajo pas por una radical restructuracin
con la formacin de acuerdos de empleos flexibles y precarios y con
la transformacin en la organizacin industrial, con el regreso de
las formas ms antiguas de organizacin productiva, tales como el
trabajo domstico, artesanal, familiar, entre otras formas.
El modo de produccin industrial sufri cambios significativos
con la substitucin de las economas de escala de la produccin en
masa por una creciente variedad de produccin de bienes en lotes
pequeos a precios ms accesibles con adopcin de subcontrataciones. Esos cambios fueron acompaados por la precarizacin de las
relaciones de trabajo y contribuyeron a enfrentar la rigidez del viejo
sistema, para la introduccin de nuevas tecnologas de produccin y
nuevas formas de organizacin, reduciendo, de esa forma, el tiempo
de giro del capital.
128
Vol. III
131
Vol. III
Ese nuevo patrn permanece configurado de forma metropolitana porque las grandes metrpolis y grandes ciudades se hicieron
las sedes de gestin del gran capital y desconcentrado porque hubo
una expansin del comercio y servicios, concentrndose tambin en
las ciudades medianas y pequeas. Se trata de un patrn diferente
del patrn anterior, ms flexible, dependiente tanto de la economa
exterior como de la dinmica local, regional y nacional.
El avance tecnolgico hizo posible la separacin entre los
centros de toma de decisin y los centros productivos. Tal situacin,
junto con la apertura al mercado externo, permiti la flexibilizacin
de la actividad productiva y cre nuevas oportunidades para las ciudades medianas. Spsito [2001] destaca adems que el avance tecnolgico, especialmente en las comunicaciones, al permitir la disociacin entre los centros de toma de decisin y los centros productivos,
abre nuevas perspectivas de arrendamiento para las ciudades medianas (Spsito, 2001, apud. Castello Branco, 2006). Perspectivas estas
que, en ltima instancia, comandan las transformaciones del espacio
urbano brasileo.
Segn Spsito (1998), hay una tendencia de aumento de las
relaciones jerrquicas verticales entre las ciudades protagonizadas
por la gestin del territorio de la ciudad, al mismo tiempo en que
prevalecen relaciones horizontales en lo que respecta a la produccin
y distribucin de bienes y servicios:
El significado de esa constatacin es que, si de un lado observamos la relajacin territorial de las actividades de produccin y de
comercializacin de servicios, en la escala de la red urbana, de
otro observamos una centralizacin de las decisiones referentes
a la gestin del territorio, va estrategias de arrendamiento de las
grandes empresas (p.35).
Para Spsito (1998: 35) esa aparente paradoja entre desconcentracin de actividades econmicas y concentracin de la gestin
indica una recomposicin de la red urbana, que de hecho significa la
superacin de esa configuracin nica [mono nucleada], por medio
de la definicin de una estructura de redes urbanas. Se verifica una
tendencia de organizacin de las ciudades en diferentes redes de coo-
132
Vol. III
La nueva lgica arrendataria de la funcin residencial, asociada a la lgica de implantacin de los grandes equipamientos comerciales y de servicios promovieron una separacin entre las actividades terciarias y la funcin residencial. Tal separacin llev a la
fragmentacin de las ciudades y produjo un paisaje urbano conturbado, desequilibrado y sin conexin entre sus diferentes funciones. El
cambio de escala del pedestre a la escala del automvil no signific
accesibilidad para toda la sociedad a las nuevas reas urbanas creadas
a partir de esa nueva estrategia.
agricultura, haciendo parte del rea de caaveral de la Zona do Caringuiba, que vivi su apogeo en el siglo XIX. En seguida, se dedic a
la pecuaria dirigida a la creacin de ganado de corte. Actualmente es
un municipio predominantemente urbano, dependiente de Aracaju,
capital del estado de Sergipe. Gracias a su cercana con la capital, el
municipio hoy es una ciudad-dormitorio.
Nossa Senhora do Socorro es un municipio muy pobre desde
el punto de vista econmico. No reciben rendimientos o ganan hasta
dos salarios mnimos 92,23% de la poblacin. De ese monto, 39,37%
no tienen ningn rendimiento. Solo 7,77% de la poblacin total recibe
ms de dos salarios mnimos. El producto interno bruto (PIB) per
cpita es de R$ 11.222,29, muy cercano al del estado de Sergipe que es
de R$ 11.572,44 y por debajo del de la capital que es de R$ 15.328,30,
de acuerdo con el IBGE-2010. Ambos municipios tienen una fuerte
participacin del sector de servicios en la composicin del PIB, alcanzando en 2008, ms de 80% del total (FIES. IEL. Sergipe, 2010)
Existan en el municipio en 2010, segn el IBGE, 14 aglomerados subnormales y treinta y un mapeados por la Alcalda Municipal (PEMAS, 2001; PLHIS-Nossa Senhora do Socorro, 2010), localizados en la periferia de la ciudad, confiriendo un perfil altamente
segregado al municipio. En 2002, de acuerdo con la Revisin del
Plan Director de Desarrollo Urbano de Nossa Senhora do Socorro
(PDDU-2010), existan 26.181 personas viviendo en ocupaciones
irregulares. En 2010, ese nmero pasa a 27.783, en su mayora localizada en la periferia de los conjuntos habitacionales, construidos en la
dcada de ochenta o en las franjas de los antiguos poblados.
Vol. III
Vol. III
Finalmente, en el perodo que va de 1969/2004, fueron implantados 36.498 lotes entre regulares e irregulares (Revisin de PDDUNossa Senhora do Socorro), configurando un nuevo arreglo urbano
para la sede municipal, fragmentada, segregada y dependiente de la
capital, concentrando buena parte de la poblacin pobre de Sergipe.
El proyecto industrial desarrollista, gracias a las transformaciones en
la esfera productiva nacional, abort sus objetivos econmicos, sobresaliendo la funcin dormitorio para Nossa Senhora de Socorro.
138
Vol. III
Consideraciones finales
En Nossa Senhora do Socorro, la geografa fsica del lugar, la
historia de la ocupacin, as como la intervencin de la iniciativa
privada y del Estado con la construccin de vas, la implantacin
del distrito industrial y de equipamientos sociales y la construccin
de conjuntos habitacionales populares, fueron esenciales para la configuracin y consolidacin de la fragmentacin territorial urbana y
de la segregacin socioespacial perversa de la poblacin pobre de
Sergipe y oriunda de otros estados.
En esos ltimos aos, el municipio gracias a su localizacin
geogrfica y a la concentracin de un nmero significativo de personas pobres residentes, especialmente en el Complejo Urbanstico de
Taioca, se convirti en un fuerte atractivo para las inversiones en el
sector de comercio y de servicio. Estas inversiones se localizaron cercanas a los mercados consumidores estratgicos, atendiendo, adems
a la demanda local, a las demandas situadas fuera de los lmites del
municipio, alcanzando la periferia norte de Aracaju.
De esa forma, se intensific el vaciamiento del centro histrico
que dio origen al municipio, aument la segregacin socioespacial
del Parque de los Faroles y del ncleo urbano formado por el Conjunto Jardim y Sobrado, al mismo tiempo en que se consolid el Complejo Urbanstico de Itaioca como una fuerte centralidad comercial,
de servicios populares y de atraccin y fijacin de la pobreza.
141
Vol. III
En ese contexto, ocurri tambin el fortalecimiento de la centralidad urbana de la capital de Sergipe, junto con la funcin dormitorio de Nossa Senhora do Socorro. La economa urbana de este
ltimo se dinamiz como viene pasando con las ciudades medianas
brasileas, resultado de la restructuracin productiva a nivel nacional
y mundial. Las inversiones pblicas y privadas ocurrieron sin una
contrapartida del Estado en inversiones estructurantes que prioricen
el enfrentamiento de las desigualdades sociales.
La fuerte polarizacin en todo el estado de Sergipe ejercida
por la capital permaneci limitando la centralidad urbana de Nossa
Senhora do Socorro, imponindole una cruel configuracin urbana
que se expresa por la densificacin de la poblacin pobre en la periferia de las parcelaciones y de los conjuntos habitacionales implantados y construidos a partir de la dcada de ochenta, confiriendo al municipio un nuevo patrn de segregacin socioespacial acompaado
por la profundizacin de las desigualdades socioeconmicas propias
de la restructuracin productiva en curso en el pas.
La consecuencia de tal situacin es la fijacin de nuevos mecanismos de segregacin socioespacial con la agudizacin de las ya
difciles condiciones de vivienda de la poblacin pobre; la densificacin de reas consolidadas en las periferias de las manchas urbanas;
el comprometimiento de reas de fragilidad ambiental y de los cursos
de agua; gracias a la falta de inversiones pblicos en infraestructura urbana y de polticas pblicas efectivas en el rea de vivienda de
inters social.
As, Nossa Senhora do Socorro se convierte en un centro de
distribucin y comercializacin de bienes y servicios populares, direccionados al mercado local y a la periferia norte de Aracaju, al
mismo tiempo en que se verifica el fortalecimiento de la capital de
Sergipe, con la concentracin de las funciones de gestin de la produccin, del comercio y de los servicios.
La fuerte centralidad que pasan a ejercer las ciudades medianas en ese contexto acaba atrayendo una poblacin mayor que su capacidad de soporte, comprometiendo la calidad de vida, sobre todo,
de aquellos segmentos menos favorecidos de la poblacin, provocando un nuevo movimiento de migracin, contribuyendo, de esa forma,
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Procesos de transformacin
socio-espacial a travs de grandes
proyectos urbano-arquitectnicos
El caso del proyecto intervencin
en la zona centro-tradicional
de la ciudad de Guadalajara, Mxico
Elizabeth Rivera Borrayo1
Introduccin
En Mxico, como en diversas ciudades en Latinoamrica se
han venido acumulando a travs del tiempo continas dinmicas de
crecimiento y procesos de transformacin, especialmente en lo que
respecta a los ltimos 50 aos, lo que ha trado consigo una serie problemas de muy diversa complejidad. La preocupacin y estudio por
entender los mltiples procesos de transformacin de nuestras ciudades a partir de la implantacin de grandes intervenciones urbanas
(conocidos comnmente como proyectos urbanos) empieza cobrar cada
Arquitecta y Doctora en Ciudad, Territorio y Sustentabilidad por la Universidad de Guadalajara (UDG); Profesora Investigadora Titular del Departamento
de Proyectos Urbansticos del Centro Universitario de Arte, Arquitectura y Diseo (CUAAD) e integrante del Centro de Investigaciones del Medio Ambiente
y Ordenamiento Territorial (CIMA) de la UDG, Mxico. Miembro del Sistema
Nacional de Investigadores (SNI) del Conacyt.
145
Vol. III
vez mayor fuerza, bajo nuevas ideas y factores que le dan vigencia en
los estudios urbanos, principalmente frente a los escenarios que se
vislumbran hacia el presente siglo.
En este espacio se expone algunos de los resultados y desarrollo
de un trabajo ms extenso de investigacin, respecto a los procesos de
transformacin que ha tenido la ciudad de Guadalajara, Mxico la
segunda en importancia del pas a travs de grandes intervenciones
urbano-arquitectnicas que se han dado desde mediados del siglo XX,
en el que se analiza dicho fenmeno a travs de un estudio de caso de
intervencin realizado en el espacio centro-tradicional con un importante peso histrico para la ciudad conocido como la zona y barrio de
San Juan de Dios y que se encuentra caracterizada por tener un nivel
de degradacin sobre sus condiciones de la vida urbana.
Por tanto, el presente espacio constituye un punto de partida
de nuestras inquietudes por explicar la transformacin como proceso
en el tiempo, donde los proyectos urbanos llegan a constituirse como
eje fundamental dentro de ese proceso, construyendo de esta forma
una nueva realidad sobre el espacio urbano, y por supuesto, entender
parte de las rupturas y fragmentaciones que se producen y caracterizan hoy en nuestras ciudades, expresadas por discontinuidades y
espacios compuestos en partes distintas, tanto en lo funcional y, por
supuesto, en lo social. Con ello, se pretende dar a conocer algunas
de las repercusiones sociales y espaciales halladas con la implementacin de una de las principales propuestas de intervencin urbanas
de gran magnitud realizadas en el centro histrico de esta ciudad,
cuyos resultados nos ha permitido visualizar y entender algunas de
las vicisitudes sobre estas formas de actuacin urbana, y por supuesto, entender y explicar algunos de los mltiples y complejos procesos
urbanos que actualmente se desarrollan en nuestras metrpolis.
Vol. III
El estudio de caso
En la ciudad de Guadalajara, como la mayora de las ciudades en nuestro pas, desde mediados del siglo XX en los albores
de la denominada modernidad ocurrieron las primeras grandes
intervenciones urbanas a la par de los procesos de configuracin y
crecimiento poblacional y urbano. Desde entonces la ciudad ha experimentado un continuo proceso de transformacin, procesos que han
cobrado un mayor auge en proyeccin y construccin de intervenciones urbanas de gran magnitud, tanto en sus dimensiones fsicas,
as como en las fuertes inversiones que se destinan a ellas, ligadas al
costo poltico y, sobre todo, a sus implicaciones en el mbito social.
De esta forma, nuestro mbito de estudio la zona conocida
como San Juan de Dios representa una parte substancial para entender parte de ese proceso y cuyo estudio permite extraer lecciones
sobre sus resultados. Este caso constituye por s mismo una experiencia que dej implicaciones reconocidas sobre su espacio y ambiente urbano. Mucho se ha hablado y reflexionado respecto a la degradacin y consecuencias que dicho proyecto dej sobre el centro
metropolitano,2 pero su anlisis no ha sido abordada desde la pers-
Algunos de los trabajos ms relevantes se destaca el estudio de Daniel Gonzlez (1987) en su abordaje a proyecto de la Plaza Tapata con una crtica hacia el paradigma de la posmodernidad. Por otra parte, se encuentra el trabajo
histrico-descriptivo de Patrice Mle (2006) que se enfoca sobre la construccin
y produccin del patrimonio urbano en nuestro pas, con la ejemplificacin de
casos en Guadalajara, Monterrey y Puebla.
La mayora de los trabajos encontrados que hacen referencia a la Plaza Tapata,
son crticas que se diluye entre las explicaciones y opiniones (acadmicas y
148
149
Vol. III
a adoptar una postura objetiva y racional sobre la informacin obtenida. Los datos que se establecieron son de ndole numrico-cualitativa, relacionado con el territorio urbano, la poblacin y sus dinmicas
econmicas y productivas, se vinculan a elementos que se analizan
desde los procedimientos lgico-racionalistas.
Por otra parte, si bien en sus principales fases fue primordialmente de carcter observacional y exploratorio, a travs de recoleccin y procesamiento de informacin documental e histrica, el
trabajo de campo en el rea de estudio fue uno de los ms significativos, ya que, a parte de la inspeccin fsica del lugar, se realizaron entrevistas a profundidad a pobladores residentes y visitantes del
lugar,4 lo que nos permiti contar con una visin sobre la percepcin
de los habitantes de dicho espacio, que permite complementar los
resultados cuantitativos. Estos dos elementos (cuantitativo y cualitativo) nos llevaron a la construccin de una metodologa hbrida de
investigacin que enriqueci los resultados y nos permiti contar con
una visin holstica del fenmeno, principalmente en lo que respecta
al aspecto vivencial y de percepcin del mismo.
Entendemos que parte fundamental en los estudios urbanoterritoriales es la generacin de anlisis y estudios geogrficos en las
que se conjugan fundamentos tericos y procedimientos bsicos del
anlisis de datos. Para ello, se han considerado las tcnicas de anlisis
espacial, con la finalidad de exponer los datos de las variables e indicadores contemplados. Por tanto, para el anlisis cuantitativo, la informacin obtenida se basa principalmente en informacin de datos
duros, extrada de fuentes oficiales;5 por lo que, desde el desarrollo
de las tcnicas cuantitativas de anlisis de datos se enmarcan en un
151
Vol. III
Fuente: Elaboracin propia en base a las fuentes oficiales de delimitacin actual de colonias. Ayuntamiento
de Guadalajara / COPLAUR (2011).
152
fueron determinados por el periodo establecido como lmite temporal (1978-2005) y los lmites del espacio fsico donde se localiza el
proyecto (zona centro y rea de San Juan de Dios).
En resumen, parte del propsito de la investigacin que aqu se
realiza, se intenta establecer un sistema mixto de indicadores sobre
el estudio de caso,7 basados a su vez en modelos de las instituciones y organismos encargados de la generacin de datos oficiales que
tambin llegan a aplicarla. Las variables de tipo socio-demogrficas
se contrastan con otras de carcter cuantitativo como los valores del
suelo, caractersticas fsicas ambientales y usos del suelo.
Por tanto, la metodologa planteada se basa en establecer una
serie de ndices o factores cuantitativos principalmente, los cuales nos
han permitido determinar las dimensiones y variables operativas y, de los
cuales se desprendern por consiguiente los indicadores a analizar. Los
ndices en los que hemos agrupado las variables e indicadores de anlisis
son cuatro: 1) Estatus familiar o ciclo vital; 2) Estatus social y econmico; 3) Urbanizacin y estructura urbana; 4) Valores de suelo urbano.
Los dos primeros forman de los indicadores bsicos que comnmente se llegan a utilizar en los estudios y mapas sociales,8 a los
cuales se les han agregado algunos otros elementos que nos permitieron tener una visin ms completa sobre la evolucin del grado de
diferenciacin social del rea de estudio. Los otros dos elementos o
indicadores, estn ms relacionados con el espacio urbano concreto,
es decir, el espacio fsico, que a su vez influyen en lo social.
Basado del modelo de anlisis de reas sociales establecido a travs de diferentes variables aplicadas en otros estudios de anlisis socio-espacial; as como los
realizados recientemente en el rea Metropolitana de Guadalajara (AMG),
por Abel H. Ruiz Velazco (2005).
Como los estudios de trabajos de tesis de maestra y doctorado citadas en este
documento, as como las bases e indicadores de marginacin utilizados por instituciones como el Instituto Nacional de Estadstica, Geografa e Informtica
(INEGI) y el Consejo Estatal de Poblacin (COEPO).
153
Vol. III
La estructura terico-conceptual
La lnea de orientacin investigativa y conceptual de se relaciona con dos categoras principales que constituyen el punto de partida
como parte de la formulacin de la investigacin y la estructuracin
del marco terico-conceptual: El primero son los grandes proyectos de
intervencin denominados tambin como proyectos urbanos, mismos
que a su vez se establecen como el objeto de estudio. El segundo se
refiere a los procesos de transformacin de la ciudad. sta ltima permiti desarrollar y marcar el procedimiento del anlisis y mtodo de
trabajo y del que se desprenden o desglosan dos subcategoras, las
transformaciones urbanas y las transformaciones socio-espaciales.
Dentro de estas dos dimensiones, lo espacial y lo social, se intentan establecer y encontrar los elementos que ayuden a explicar los
diversos procesos urbanos que se producen, reflejados en elementos
de ruptura, fragmentacin, continuidad y permeabilidad que forman parte
esencial de lo que se busca explicar en este trabajo y que ha caracterizado nuestras ciudades. A partir de sta estructura es como se
fue desarrollando la investigacin, misma que se expone se forma
sintetizada en este texto, con la finalidad de expresar algunos de los
154
Mismas que abarcan todo tipo de factores y procesos, tales como: crecimiento
fsico, los problemas de concentracin de poblacin y dinmicas econmicas,
altos costos de la urbanizacin, rgimen de propiedad del suelo, los problemas de la falta de vinculacin del uso del suelo y las actividades econmicas
y sociales, marcados ndices de marginacin y segregacin, insuficiencia en
infraestructura, equipamientos, abasto, entre un largo etctera.
155
Vol. III
y transformacin de la ciudad a partir de la construccin de grandes proyectos urbano-arquitectnicos (conocidos como proyectos urbanos), con
el propsito de conseguir un impacto favorable en el espacio urbano, no
slo en su entorno fsico inmediato, sino en referencia a sus implicaciones en conjunto de la ciudad y la sociedad que la habita.10
Dichos mecanismos o estrategias a seguir se encuentran basadas
principalmente en la intervencin y transformacin de la ciudad, en
un espacio urbano determinado, a partir de grandes proyectos urbano-arquitectnicos, cuyo objetivo se basa en lograr que ste tenga un
impacto que favorezca en dicho espacio de la ciudad y, de esta forma,
lograr una estabilidad sobre los problemas que limitan su desarrollo
general y permitir un impacto favorable, no solo en el entorno fsico
inmediato sino en las consecuencias que devienen sobre el conjunto de
la ciudad y la sociedad que la habita.
Si bien, no es un elemento nuevo en las formas de construccin
de la ciudad, dichas intervenciones depara nuevos esquemas reflexivos, encaminadas a entender principalmente frente a los escenarios
que se vislumbran hacia el presente siglo XXI. La preocupacin que
florece desde los diferentes mbitos, principalmente en el acadmico,
toma fuerza bajo nuevas ideas y factores que le den vigencia en los
estudios urbanos, bajo los actuales fenmenos supeditados a la tan
nombrada globalizacin y economas mundiales quienes principalmente llegan a determinar o incidir en el rumbo de nuestras sociedades y como resultado lo que Franois Ascher denomina como la
tercera revolucin urbana moderna, que suscita cambios profundos en las formas de pensar, construir y gestionar las ciudades
(Ascher, 2005: 71).
Partimos entonces, de la idea general de que la ciudad es consecuencia de un proceso continuo de hechos y/o acontecimientos
sociales, econmicos, polticos, culturales, etc. en donde se lleva a
cabo su materialidad, lo que nos ha permitido contar con las lecturas
necesarias para comprender parte de los procesos y evolucin que se
han generado y que hoy suceden. Reflexionar sobre la complejidad y
10
156
multiplicidad de los procesos urbanos es tambin pensar en las mltiples dificultades de acceso que se da dentro de ese entendimiento,
debido a los incesantes cambios que por su naturaleza ocurren.
una de las nuevas ideas que condiciona la manera de pensar
y actuar en la ciudad a partir de los aos setenta, es el concepto
de complejidad: el mundo real no es nico, est compuesto
por diversas realidades. Estas realidades son fragmentos que
se articulan y acumulan segn una lgica propia en la unidad
que forman, pero al mismo tiempo mantienen una autonoma
(Ascher, 2005: 71).
Surge as una oportunidad de desarrollar, como parte del anlisis, otra perspectiva sobre las formas de entender y conceptualizar
parte de los procesos urbanos, entre las dinmicas de diferentes visiones, que sobre el fenmeno urbano constituyen a las ciudades y su
paso hacia la su construccin metropolitana.
Entre la extensa gama de conceptos y fenmenos que involucran a la ciudad, su espacio y los procesos de cambio urbano que se
han abordado en nuestro trabajo, existe uno que es ineludible se mencionar es el de la planeacin urbana, debido a que se establece como
un elemento constante en las formas de actuacin respecto a las actuales problemticas en las ciudades en el mundo; y adems se constituye
como una necesidad acuciante ante las diversas dificultades generadas, en relacin con las dinmicas de crecimiento poblacional, y por
consiguiente, con los procesos de urbanizacin, densificacin de las
construcciones, degeneracin y obsolescencia de los sistemas y redes
de servicios y de infraestructura, as como con los constantes cambios
en los usos del suelo y ambiente urbano. Por lo que el punto de atencin en la ciudad, como menciona Alfonso Iracheta, es el proceso
de configuracin socio-espacial, que surge de la relacin compleja
entre la sociedad y la naturaleza y las diversas formas y mecanismos
de intervencin para su transformacin (Irecheta, 1997: 157).
Resulta lgico esperar que la planeacin urbana utilice como
principal mecanismo de regulacin y ordenamiento del territorio
urbano medidas correctivas ante los problemas existentes, pero
donde adems, se deben plantear acciones de prevencin y anticipacin de las problemticas urbanas de todo tipo de asentamiento
157
Vol. III
158
urbano responde a un determinado momento, tanto en el tiempo y situacin histrica particular como de su espacialidad urbana.
Tambin se llega a caracterizar por los diversos tipos de intervenciones, mismas que van tienen que ver con su escala, como por sus
funciones o fines a seguir: como lo son la construccin de espacios pblicos, equipamientos, conjuntos habitacionales, vas urbanas e infraestructuras del transporte, nuevos ncleos de comercio y servicios, etc.,
afectando y transformando en sus propias dimensiones la estructura
urbana. Cada una de ellas ha contribuido a la construccin y a la configuracin especfica de la ciudad y espacio social que hoy conocemos.
la ciudad contempornea parecera estar cada vez menos
vinculada a su especificidad espacial, a la ciudad como un punto
fijo de referencia, memoria e identidad colectiva (Soja, 2008: 221).
11
Para ello se han encontrado una importante cantidad de trminos para aludir
a cualquier tipo de intervencin que se realizan en la ciudad a escala urbana, tales como: megaproyectos, macroproyectos, grandes operaciones urbanas, grandes
159
Vol. III
to de edificaciones que lo conforman y/o por los recursos econmicos que se invierten ellos y que, de alguna manera, llegan a sobresalir
en la escala de la ciudad. Esta situacin ha generado diversas confusiones, tal como lo menciona Lpez Rangel:
es conocido que en mbito de la cultura urbano-arquitectnica se ha presentado diversas maneras de entender y definir el
proyecto urbano [] todo proyecto que desborde los terrenos
convencionales y tiendan a desestructurar las tramas preexistentes
y a irrumpir en una escala mayor, transformando la ciudad, se le
llega a denominar urbano (Lpez, 2005).
12
13
160
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163
Vol. III
Bajo esa idea de renovacin implicaban la demolicin-construccin de un espacio urbano sustituyndolo por otro totalmente diferente. Esta produccin de nuevos espacios y edificaciones van a continuar con ese proceso ya iniciado con la apertura de las vialidades, y al
mismo tiempo, fungir como pretexto para extenderse hacia las ideas
de innovacin bajo la proyeccin de reforma urbana, algunos de ellos
fungiendo como detonantes de procesos mayores de transformacin.
Uno de las intervenciones que fue el punto cumbre de esa
pretensin, lo constituy el proyecto de la Plaza Tapata (iniciada a
finales de los setenta e inaugurada en 1982) cuya implantacin representa una parte sustancial para entender parte de ese proceso, y cuyo
anlisis nos permitido extraer lecciones sobre las implicaciones y resultados de dicha intervencin.14 En este espacio central, ha estado
constituido como un rea dividida histricamente desde su fundacin, misma que ha sobrellevado un proceso continuo de abandono y
degradacin como sucede en muchos centros histricos donde las
dinmicas de terciarizacin y desplazamiento de la poblacin hacia
otras reas en las periferias de ciudad ha permitido la aceleracin de
dicha deterioro.
Con la apertura y prolongacin de vialidades acabaron an
ms de fragmentar dicho espacio. Si bien el proyecto pretenda y
apostaba por una transformacin y renovacin que englobaban una
serie de polticas e intervenciones entorno a la generacin de un gran
espacio pblico articulador para la ciudad con un impacto a nivel
metropolitano y cuyo objetivo de mejorar el entorno urbano existente, fue la disculpa y detonante para un proceso de transformacin
integral en dicho entorno.
14
Cabe advertir que dicho proyecto fue la continuacin de otro, realizado en 1942
por el Arq. Ignacio Daz Morales, en donde se demolieron invaluables fincas
histricas entorno de la Catedral Metropolitana, y que implic la generacin
de nuevos espacios pblicos alrededor de esta, conocidas en su conjunto como
la Cruz de Plazas.
164
Imagen N 3
rea de intervencin e implantacin del proyecto
del Centro Metropolitano (Cruz de Plazas y Plaza Tapata)
Fuente: Elaboracin propia a partir de una imagen rea de la zona centro de la ciudad, de los aos setenta
del Archivo Municipal de Guadalajara.
El proyecto del Centro Metropolitano, nombrado posteriormente como la Plaza Tapata, fue contemplado como uno de los principales planes de intervencin a gran escala realizados en la ciudad
mismo que implic la construccin y equipamiento que comprendi 40.000 metros cuadrados de plazas y paseos localizados entre dos
edificios histrico-patrimoniales de gran relevancia para la ciudad: el
Teatro Degollado (1855-1866) y el Hospicio Cabaas (1805-1945);
que junto con los edificios que se construyeron, abarc una extensin
total de intervencin de 70.000 mil metros cuadrados. El proyecto
de intervencin fue planeado para establecer un gran corredor pblico
que contactase stos dos edificios histricos y sobre l se levantaron
diversos inmuebles donde se albergara principalmente oficinas y comercios, su altura (de seis niveles como promedio), mismos que han
funcionado fsicamente como contenedores de los espacios pblicos,
pero al mismo tiempo, como murallas que ocultan el otro rostro que
circunda entorno a la plaza.
165
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Izq. Vista hacia el barrio de San Juan de Dios (alrededor de 1900). Der. Aspecto actual (2010), donde se
observa al fondo el edificio del Hospicio Cabaas. Fuente: Archivo Municipal de Guadalajara y foto propia
(E. Rivera, 2010).
15
El barrio de San Juan de Dios data de la fundacin misma de la ciudad espaola en el siglo XVI.
166
167
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Izq.: Uno de los ejes viales (Hidalgo-Repblica) que delimitan la Plaza Tapata. Der.: Esperando cruzar hacia
el barrio La Perla por la calle Cabaas. Fuente: Foto propia (E. Rivera, 2011).
Izq.: Calle de la zona del barrio San Juan de Dios. Der.: algunos de los comercios tradicionales que subsisten
(hojalateros y talleres de afilado de herramientas afiladuras). Fuente: Foto propia E. Rivera, 2011.
Despus de este proyecto, las intervenciones que se han realizado en este espacio no han tenido grandes implicaciones para revertir el continuo deterioro al que ha estado sujeto en centro histrico
y sobre todo, los barrios tradicionales que se encuentran en torno a
este espacio. Lejos de la remocin y limpieza de fachadas en algunos
sectores del centro y barrios tradicionales, as como la renovacin de
mejoramiento de banquetas y peatonalizacin de algunas sus calles,
el centro de la ciudad contina an sin un proyecto que nos permita
visualizar estrategias claras de su proceso de rehabilitacin y reconversin urbana. Las intervenciones urbansticas realizadas en Guadalajara en muchos sentidos como en gran parte de las efectuadas en
los centros histrico-tradicionales en el pas y en Amrica Latina,
han formado parte de una serie de actuaciones aisladas en la estructura de la ciudad, debido principalmente a las inconsistencias ocasionadas por la falta de un plan metropolitano.
169
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171
Vol. III
centro urbano, reside en la prioridad del proyecto urbano que deba otorgarse al espacio pblico como ordenador del urbanismo.
La dimensin del proyecto urbano, entendemos que ste se da
en dos tipos o formas de continuidad: la fsica y la social. Al que se le
anan elementos de identidad, pertenencia o permanencia de cierto
sector sobre el espacio urbano.
Entendemos por tanto, que al conocer parte de esa cotidianidad y personalidad de la que se va impregnado el espacio urbano
con las entrevistas realizadas en el trabajo, se ha explorado un
pequeo fragmento de ese ambiente, que se llega a vislumbrar, en
el entendido de que implica un anlisis ms profundo en su abordaje
y planteamiento, con la que se pretende el conocer una parte de la
percepcin general den su totalidad.
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Urbanizaciones acuticas.
Escobar como simple lugar
de la acumulacin del capital
en un modelo rentista
Patricio Narodowski1
Introduccin
Las urbanizaciones cerradas son un fenmeno de reciente difusin, que plantea un nuevo modo de produccin residencial sobre
extensas reas de gran valor patrimonial, pero extremadamente frgiles en materia ambiental. Se trata de nuevos productos inmobiliarios
desarrollados sobre ecosistemas estratgicos, tales como valles de inundacin y humedales, cuya localizacin supone costos irreparables para
el ecosistema. El vaco legal que ello conlleva, producto de la complicidad de la alianza pblico-privada, no deja de ser llamativo, atendiendo,
adems, a la creciente demanda de nueva vivienda (y de otras obras p-
Licenciado en Economa UBA y Doctor en Geografa del Desarrollo Universidad LOrientale, Npoles, Italia. Docente de la Facultad de Humanidades y
de Econmicas de la UNLP y de la UNM. Director del Programa de Posgrado
en Polticas de Desarrollo de Humanidades de la UNLP. Se ha especializado
en temticas de economa poltica, desarrollo y estructura econmica, sistema
mundial, desarrollo local y ciudades. Ha publicado diversos libros, artculos,
captulos de libro sobre estos temas.
175
Vol. III
2
3
176
Urbanizaciones acuticas
Vol. III
Urbanizaciones acuticas
por el Gobierno de la Provincia de Buenos Aires, en el periodo 20052012. Se consider a Escobar entre los otros 134 municipios. Se tuvieron en cuenta obras de educacin, salud, vivienda, agua y cloacas,
gas y electricidad, viales, la construccin de centros de informacin
turstica, remodelacin y puesta en valor de plazas, instalacin de ascensores, construccin de equipamiento deportivo, recuperacin de
piletas y teatros municipales, construccin de hogares para ancianos,
construccin de centros culturales, construccin de los fueros civiles
en los departamentos judiciales, instalacin de sistemas de aire acondicionado y deteccin de incendios, construccin de centros comunitarios y casas del nio, servicios zonales, gastos en ferrocarriles y
aeroparques, entre otros4. Finalmente, se diferenci segn el origen
de los recursos: nacionales, provinciales y de organismos multilaterales de crdito. Para los gastos municipales se ha indagado en otras
fuentes y se han aprovechado las entrevistas realizadas a informantes
claves, habida cuenta de la falta de informacin fehaciente del gobierno municipal.
179
Vol. III
Valor
Absoluto
(en $)
Valor Relativo
en la Industria (en%)
Valor Total de la
actividad (en %)
163.569.245
30
2,05
4.592.798
0,84
0,19
Industria de la madera
y aserraderos
6.539.516
1,2
2,06
95.862.525
17,58
7,17
189.357.821
34,7
1,62
180
Urbanizaciones acuticas
Sector
Productos minerales no metlicos
Valor
Absoluto
(en $)
Valor Relativo
en la Industria (en%)
Valor Total de la
actividad (en %)
743.031
0,14
0,07
26.855.388
4,93
0,8
23.165.137
4,25
0,29
14.705.311
2,7
2,79
Unidades auxiliares
19.828.694
3,64
2,91
181
Vol. III
7
8
182
Urbanizaciones acuticas
/RVGpFLWV\HOROYLGRORVSRFRVSUR\HFWRV
relevados) en Maquinista F. Savio
La localidad de Maquinista F. Savio se encuentra ubicada al Noroeste de la Ciudad Autnoma de Buenos Aires, exactamente a 48 km
por va frrea, desde Retiro (Lnea Mitre, hoy TBA); y 54 km por Autopista Panamericana (Ruta 9), desde donde se accede a la ruta provin183
Vol. III
Fuente:http://www.ciudadfloral.com.ar
184
Urbanizaciones acuticas
Como se observ anteriormente, su poblacin de 42.000 habitantes atraviesa por una situacin social precaria, en un espacio territorial que ya ha quedado limitado, generando una densidad poblacional elevada. Lamentablemente, la competencia ejercida sobre su
jurisdiccin por dos municipios distintos, Pilar y Escobar, han generado una divisin inexplicable. En su territorio hay 5 asentamientos
de envergadura (Amancay o 15 Casillas, Nuevo Amancay, Los Pinos,
Nuevo Ovejero, Ovejero Viejo). Asimismo, en los campos ubicados
dentro del permetro formado por el barrio Amancay / vas del tren
/ arroyo Escobar / fondo del Barrio Maschwitz Privado y fondo del
Barrio Aranjuez, se ubica un antiguo basural a cielo abierto.
A pesar de las urgencias mencionadas, de los cerca de 150 proyectos de obras realizados en el Partido de Escobar entre en el 2005
y 2012, slo unos pocos fueron destinados a la Localidad de Maquinista F. Savio. Si bien la localidad cuenta con el 17% de la poblacin
total del partido y el mayor NBI, solo recibi el 7% de la inversin
realizada9.
Cuadro N 2
Comparacin de fondos destinados al partido de Escobar
y a la localidad Maq. F. Savio
Fondos
Escobar
Maq. F. Savio
$ 162.340.332,13
$ 12.754.974,91
$ 91.901,79
1%
Programa Ms Viviendas
$ 72.595.559,82
$ 9.235.854,20
13%
$ 247.690.866,86
$ 16.503.880,99
7%
$ 7.176.125,00
4%
Fuente: Elaboracin propia en base a datos del presupuesto 2005-11, Programa 700 Escuelas, y Ms
Viviendas.
El presupuesto del Plan 274 Viviendas del Bicentenario para el ao 2012, incluye la finalizacin de la construccin de doscientas setenta y cuatro viviendas en
Maquinista F. Savio, lo cual incrementara los valores obtenidos. Sin embargo,
no existan valores precisos a la hora de elaboracin de este informe.
185
Vol. III
Urbanizaciones acuticas
1998). Las caractersticas fsico-naturales de estas planicies polignicas o intermareales de alta inundabilidad, anegables con inundaciones
peridicas, y la incompleta accesibilidad de esas tierras, restringieron
el desarrollo de emprendimientos inmobiliarios, por corresponder a
bienes de dominio pblico, en tanto zonas de desages naturales, protegidas por la Ley 6.253.
Cuadro N 3
Descripcin de los humedales y sus funciones ecolgicas
FUNCIN ECOLGICA
BIENES Y SERVICIOS
Regulacin de inundaciones
Retencin de agua
Regulacin
Biogeoqumica
187
FUNCIN ECOLGICA
Vol. III
BIENES Y SERVICIOS
Regulacin de salinidad
Produccin primaria
Funciones
Ecolgicas y de
Biodiversidad
Produccin secundaria
Mantenimiento de corredores
biolgicos
Urbanizaciones acuticas
ingresa el material a granel de arena, canto rodado y piedra, y productos del delta. Posee una sola va de acceso terrestre: la ruta provincial N 25 que finaliza en el Paran de las Palmas, lugar que dista
a unos 19 km de la Ruta Panamericana por la va terrestre mencionada, atravesando en la mitad de su recorrido el ro Lujn, a travs el
Puente Domingo Mercante. Esta ruta no presenta un buen estado
de conservacin. En el puerto, propiamente dicho, no existen instalaciones o empresas de servicios para el abastecimiento de los buques;
todas sus necesidades son cubiertas por empresas que eventualmente
se acercan al puerto por expreso pedido de los armadores o de las
agencias martimas. En el ltimo perodo se construy una estacin
regasificadora. Esta situacin parece atentar contra el desarrollo turstico de las islas.
Mapa N 2
Urbanizaciones cerradas polderizadas en la cuenca baja del ro Lujn
Vol. III
Urbanizaciones acuticas
por debajo de la cota 3,75 IGM (encargado de realizar los mapas topogrficos). El Art. 5 de esa ley puntualiza la obligacin de poner
las viviendas a salvo de toda inundacin (Pugliese y Sgroi, 2012).
Cuadro N 4
Cantidad de hectreas correspondientes
a las urbanizaciones cerradas del partido de Escobar
Razn Social
El Cube
Ha
80
Nutico Escobar
306
33
26
71
El Cazal 2
206
1.437
El Cantn
550
San Matas
202
84
El Ensueo
45
San Benito
65
San Marco
71
191
Vol. III
Urbanizaciones acuticas
Conclusiones
Hemos dicho que el trabajo se propona demostrar cmo, en las
tres escalas, los pases subdesarrollados reproducen a travs de sus polticas, la vieja estructura dependiente. Y que el GBA y, especficamente,
Escobar, tienen an una estructura productiva escasamente compleja
y una gran asimetra territorial. Lo hemos probado comparando dos
espacios territoriales: Maquinista F. Savio y la zona de Islas.
193
Vol. III
194
Urbanizaciones acuticas
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mundial, Buenos Aires, 3 e 4 de julio de 2003. Rio Claro: Prefeitura de
Rio Claro.
197
Introduccin
La gestin de proyectos urbanos hace parte de la construccin colectiva de una visin compartida sobre el futuro de las ciudades (Camagni, 2005: 272). Diversos estudios y experiencias (Adair,
Berry, & McGreal, 2003; Couch, Fraser, & Percy, 2003; Gomez,
1998; Mcgreal, Berry, Lloyd, & Mccarthy, 2002; Serra, 2011), han
mostrado como la gestin de proyectos urbanos con participacin
pblica y privada, son un mecanismo que facilita la orientacin de
la planificacin territorial hacia el desarrollo econmico de las ciudades. La planificacin urbana necesita entonces, elaborar mtodos
de gestin del suelo que sean aplicables a los proyectos urbanos y
que incluyan desarrollos inmobiliarios. Esta investigacin propone
un mtodo que permitira alcanzar los objetivos, tanto de la poltica
pblica, como del inters privado.
199
Vol. III
La Ley 388 de 1997, donde se establece la regulacin del ordenamiento territorial en Colombia, ha establecido acertadamente
la importancia del ordenamiento y la planificacin fsica de los territorios como mecanismo de reduccin de los fuertes desequilibrios
territoriales que presenta nuestro pas (Mertins, 2004). Dichos desequilibrios reflejan igualmente, considerables desigualdades en la
distribucin del ingreso en Colombia (Bonilla, 2008) (Bonilla, 2009).
Mediante esta Ley se plantean una oferta interesante de instrumentos de gestin del suelo, modificando los mecanismos de financiamiento del desarrollo urbano anteriores, y se revala la legitimidad de como los efectos externos generados por las aglomeraciones y
aquellos derivados del urbanismo, son apropiados por privados.
Sin embargo, una parte importante de los municipios y territorios del pas, no han utilizado dichos instrumentos, a pesar del valor
de los cambios institucionales provedos por la Ley. Por otro lado,
aquellos que s han tratado de aplicar dichas herramientas, tambin
han tenido dificultades, posiblemente relacionadas con la falta de
comprensin del funcionamiento del mercado inmobiliario.
En la expedicin de los instrumentos de planeamiento, la aplicacin del principio del reparto equitativo de cargas y beneficios supone la
comprensin de la complejidad del problema por parte de la administracin urbana, de los diseadores de las polticas pblicas y de los agentes
del sector inmobiliario. As mismo, se necesitan establecer los lmites de
las racionalidades de los agentes de este mercado, para superar la tradicional captura de rentas por parte de los agentes privados. Finalmente, la
eliminacin de asimetras de informacin en la negociacin pblico-privada es parte indispensable en la efectividad del planeamiento territorial.
El mtodo propuesto pretende resolver algunos problemas
prcticos de la administracin de las ciudades. En primer lugar,
aclara la definicin del reparto de cargas y beneficios, que supone la
expedicin de instrumentos de planeamiento. Se establece la importancia del marco de derechos, la validacin de la norma por parte del
mercado y la necesidad de eliminar las asimetras de informacin.
En segundo lugar, demuestra que se puede hacer vivienda de inters
social en zonas de renovacin urbana, cuando se logra optimizar las
ofertas inmobiliarias dentro de una unidad de actuacin adecuada
y se realizan cruces ordenados de rentas del suelo. En tercer lugar,
200
Vol. III
dp
r(x) = p(x)1+
dy
y
1
= c(x) = p(x)1+
p
(x)
[1]
externo sobre bienes que son insumos de la construccin, cuya organizacin industrial implican algn poder de mercado (Bhagwati, Panagariya, & Srinivasan, 1998). La otra es el precio del suelo (Ricardo,
1973), cuyo origen se encuentra en la renta del suelo como lo seala
la ecuacin (2).
Ps =
R
i
[2]
Ps =
(rp + Rc ) Rp Rc Rp
=
+ =
+ tx
i
i
i
i
Vol. III
La produccin de vivienda
Si bien el precio del espacio construido retribuye a los agentes
productivos, en algunos segmentos, la distribucin paga la renta al
propietario del suelo. El sistema de ecuaciones (3-5) formaliza el anterior argumento.
j = 2....n
k
i=1
(h)i =0
h = 1....K
[3]
[4]
[5]
204
de vivienda en donde existen h tipos diferentes de suelos y edificabilidades. En la siguiente ecuacin se fijan los precios de produccin
sin renta del suelo. En la ecuacin (5), se establece un suelo de renta
nula3. Este sistema indica precios de produccin en un subsistema
productivo en donde la renta del suelo no es incorporada.
El sistema anterior, representa la situacin de produccin y
cmo las rentas podran financiar la poltica pblica y algunos paij (h)
no internalizados, como es el caso de la VIS4. Se observa entonces,
que la renta de los usos ms rentables puede financiar los usos no
rentables. Ntese que se requiere producir todo el conjunto de bienes
en el mismo proyecto, dado que en caso contrario se podr presentar
imposibilidad de desarrollar su producto5.
De acuerdo con el sistema de ecuaciones (3, 4 y 5), se deben
separar las racionalidades de los agentes involucrados en la produccin y la distribucin. Es decir, no se pueden conciliar los intereses
de estos agentes, que por definicin son opuestos. El propietario
del suelo, el trabajador y el capitalista, exigirn la mxima renta, el
salario y el beneficio que el mercado le permita, incluso un mark up
si existe poder de mercado.
4
5
205
Vol. III
1
[16]
6
7
206
0,56%, gastos varios 3%, gastos generales 4%, gastos financieros 7%,
gastos comerciales 3%, beneficio 10%. En general los constructores al
igual que los avaluadores, de las Lonjas y de la UACD, usan una tabla
de esta naturaleza. Es claro que estas tablas deben ser funcin de las
condiciones del mercado o del tiempo. De hecho, los costos y los beneficios cambian, estos ltimos por la va de la tasa de inters que a su
vez modifica el precio del suelo. Existe no obstante, una norma en el
mercado inmobiliario que establece un tope del 20 por ciento, como
mximo valor para el precio del suelo en suelos urbanos de estratos
altos y del 10 por ciento para la vivienda de inters social.
Otra forma de clculo del precio del suelo es siguiendo una perspectiva hacia adelante. En este procedimiento se toman como parmetros los valores de mercado de los costos de construccin. En particular,
la revista Construdata ofrece informacin al detalle de los costos en
todos los segmentos del mercado de viviendas, equipamientos, construccin pesada, entre otros, para edificaciones tipo bsicas y hace un
descuento por economas de escala. Debe ser anotado que a pesar de que
muchos constructores reconocen una sobreestimacin de los precios en
Construdata, aqu se tomarn como referencia estos costos siendo la
fuente de informacin disponible ms completa (Construdata, 2011).
Ci * AC1 = Cceci
[17]
[18]
Novoa, profesor de la universidad Nacional de Colombia, director de la maestra en Construcciones de la misma Universidad. En la Direccin de economa
Urbana de la SDP, se usa una tabla similar con desagregacin mucho ms fina.
207
Vol. III
Dos anotaciones deben ser realizadas. En primer lugar, los restantes valores se obtienen usando los mismos coeficientes anteriores
y se agregan los distintos conceptos para obtener un precio de venta.
En segundo lugar, el precio del suelo es una variable de mercado o
un parmetro que no puede ser aplicado como en este caso, de forma
que se conserv el valor de mercado. No ocurre lo mismo con los
costos financieros o los comerciales que dependen del monto de la
inversin en edificacin. Se considera que estas dos perspectivas, en
definitiva, deben darse en una nica situacin, es decir:
PBLvi = PFLvi
[19]
max AIU
[6]
208
Sujeto a:
k
k
k
i=1
CCEEi + i=1
REEi = i=1
PEEi
[7]
k
i=1
AEEi * PEEi = max P *Q
[8]
k
k
k
i=1
AEEi * PEEi = i=1
CCEEi + i=1
REEi
[9]
k
k
i=1
REEi = i=1c
*VIAI
i
[10]
209
Vol. III
210
Estos salen de los activos del fideicomitente y pasan a ser propiedad del patrimonio autnomo, cuyo administrador es la Fiduciaria
211
T
t=0
Ri*dt =
T
t=0
(CVI + PP)dt
Vol. III
[11]
Ai 1
VTI 2
T
t=0
Ri * dt } = PBi
[12]
Pi = max { pi (N i )}
[13]
10
Este aspecto es crucial en los suelos de expansin urbana cuyos precios incorporan las expectativas de cambio de uso, de forma que el mtodo de mercado
resulta en una sobrevaloracin del precio del suelo.
212
ya que no podr ser reclamado posteriormente, un mayor aprovechamiento sobre una norma superior. Por lo tanto, los mayores valores
del proyecto se originan en un rediseo de la estructura predial propia
para los nuevos usos y sern distribuidos entre los inversionistas.
Este mecanismo permite resolver varios problemas de la administracin de la ciudad. En primer lugar, favorece por igual a todos
los propietarios, al dar un derecho sobre beneficios futuros del proyecto en la mediad del aporte de capital de cada inversionista. En
segundo lugar, se elimina el cobro de las cargas de urbanizacin, a
los propietarios de cada inmueble, puesto que estas se financian con
cargo al patrimonio autnomo. La solucin de estos dos problemas,
concreta el principio del reparto equitativo de cargas y beneficios. Finalmente, este mecanismo obvia el clculo de plusvala, comparando
derechos con dos instrumentos normativos en cada predio. Una vez
se hacen socios, todos disfrutarn de los beneficios de un proyecto
global y no de desarrollos particulares en su predio.
Se reitera la necesidad de incorporar operadores financieros,
de forma que se capitalicen los mayores valores del suelo a favor de
la colectividad. Es decir, los recursos del patrimonio autnomo, o del
conjunto de instrumentos financieros asociados, se destinan al financiamiento de los costos de construccin del proyecto en condiciones
de eficiencia tcnica. Es decir:
T
t=0
C(t)i dt =
T
t=0
[14]
[15]
En la ecuacin (15), el beneficio de la construccin del proyecto ( i ) , igualar la diferencia entre la renta ofrecida ( i ) y la renta del
suelo (Ri ) , que se paga en la distancia i de la ciudad, como se aprecia
en la ecuacin (13). La renta ofrecida, es funcin de la distancia r y de
213
Vol. III
11
12
13
14
En el momento de desarrollar este ejercicio, la zona se destacaba como un interesante proyecto de renovacin. Para el 30 de enero de 2011 se han levantado
edificaciones de 5 pisos que sugieren la destruccin del potencial de la zona.
Es, lo que en el Acuerdo 6 de 1990, se conoca como desarrollo predio a predio
y que la Ley 388 quera eliminar.
Rosario se localiza cerca de la troncal NQS entre la Calle 72 hacia el norte y las
Calles 63 y 53 hacia el sur.
UAECD. Base entregada por la ERU actualizada con ajuste del ndice de Valoracin Inmobiliaria Urbana y Rural. Ley 601 de 2000, Artculo 3.
La Tasa de Cambio representativa del mercado se tom del Banco de la Repblica en junio de 2010. http://www.banrep.gov.co/series-estadisticas/see_ts_
cam.htm#cotizacin
214
rea
(m2)
Precio
(US $)
Total
Valor
del Suelo
ndice de
Repercusin
Vivienda E5
85.000
1.589
114.833.901
17.225.085
0,15
Vivienda E4
85.000
1.680
121.384.024
18.207.604
0,15
Vivienda E3
12.000
835
8.513.304
851.330
0,1
Vivienda E2
12.000
626
6.384.974
638.497
0,1
Centro Comercial
70.000
7.303
332.290.037
56.489.306
0,17
Locales
10.000
5.216
36.515.389
5.112.154
0,14
Hotel
20.000
2.087
27.125.717
4.882.629
0,18
20.000
1.826
29.212.311
4.381.847
0,15
676.259.657
107.788.453
0,15
Oficinas
Total
314.000
15
215
Vol. III
La gestin inmobiliaria
Para el ejercicio, se tienen en cuenta acciones como el plan
parcial, los avalos de referencia, la valoracin patrimonial, los levantamientos topogrficos o arquitectnicos, los avalos comerciales
de predios a adquirir, estudios asociados como el estudio de mercado,
entre otros. La valoracin de los precios del suelo y de la construccin se realiz con un poco de flexibilidad para dejar grados de libertad en eventuales negociaciones con los propietarios. Como se seal
arriba, el precio medio del inmueble es de US$ 313 el metro cuadrado
de construccin y suelo. De acuerdo con los clculos realizados se
valora el metro cuadrado de inmueble en 388 dlares. En la tabla N
2 se presentan los agregados de estos conceptos.
Tabla N 2
Costos totales
Rubro
Costo
Construccin
22.113.089
Planeamiento
38.483.514
21.557.691
Costo Total
82.154.294
107.788.453
Plusvala
25.634.159
Participacin de la ciudad
12.817.079
16
Este ndice es inferior a los utilizados por Oscar Borrero, un profesional experto
en el reparto de cargas del Plan Zonal del Norte en la versin primera realizada
por el CIDER (2005) de la Universidad de los Andes. Se redujeron en un par de
puntos porcentuales siguiendo la estrategia sealada de reducir expectativas de
ingresos e incrementar los costos esperados.
216
La construccin
El otro agente importante en el negocio, es el constructor que
tambin debe ser estudiado para concretar el proyecto. Lo primero
que se debe sealar es que en este ejercicio, y en todos los dems de
las operaciones propuestas, el constructor no ve amenazada su participacin en el negocio si acta como un agente puramente construc-
17
18
217
Vol. III
tor19. Si espera capturar rentas del suelo, no lo puede hacer por cuanto
estas ya aseguraron la participacin de los propietarios y la de la
ciudad, va la participacin en plusvala. En consecuencia, as como
lo sealan los agentes de este mercado (Romero, 2011), el precio del
suelo no puede sobrepasar el 20% del valor de ventas, y no existir
razn entonces, para que el constructor no participe.
Tabla N 3
Distribucin de plusvala privada
Precios de
Construccin
de Referencia
Participacin
sobre el valor total
Retorno
Tasa de Retorno
39.014
0,0028
30.552
0,783
73.854
0,0052
57.834
0,783
95.876
0,0068
75.080
0,783
46.009
0,0033
36.029
0,783
98.898
0,007
77.446
0,783
19
Es decir, si se separan las lgicas del propietario del suelo y del constructor y adems se supone competencia en la actividad constructora, el beneficio ser nulo.
218
Estructura de Costos
Vivienda E5
Usos
19.221.440
57.664.319
Vivienda E4
16.017.866
49.938.054
Vivienda E3
1.447.261
4.512.050
Vivienda E2
Centro Comercial
Locales
1.085.446
3.384.038
56.489.306
176.113.719
6.207.616
19.353.156
Hotel
4.611.372
14.376.630
Oficinas
4.966.093
15.482.525
Parqueaderos
Total
38.477.764
110.046.401
379.302.256
20
21
Esta estructura de participacin se usa para el clculo del precio del suelo por el
mtodo residual. Al igual esta estructura se suministr de manera informal por
Felipe Novoa, profesor de la universidad Nacional de Colombia, director de la
maestra en Construcciones de la misma Universidad.
En las tablas se puede apreciar un hecho notorio frente a los parqueaderos. Estos son un costo y slo la mitad de su costo entra como ingreso para no ajustar
los precios de venta de los apartamentos. Es claro que estos se incluyen en el
precio del apartamento pero en el caso del centro comercial generan un ingreso, esto implica una pequea reduccin de las ventas frente al clculo anterior.
219
Vol. III
Suelo
Estructura de Costos
Vivienda E5
19.221.440
58.617.923
Vivienda E4
16.017.866
48.097.205
Vivienda E3
1.447.261
6.153.424
Vivienda E2
Centro Comercial
1.085.446
6.153.424
56.489.306
48.273.583
Locales
6.207.616
5.127.853
Hotel
4.611.372
16.624.831
Oficinas
4.966.093
12.282.351
38.477.764
110.046.401
239.808.358
Parqueaderos
Total
Fuente: UAECD. Clculos del Autor
0RGHORQDQFLHUR
En virtud de la evidente conexin entre anlisis financiero y
gestin del suelo, se hace necesario recapitular la lgica y racionalidad de cada uno de los supuestos utilizados hasta aqu. En primer
22
Los costos fueron estimados con base en la revista (Construdata, 2011), que
provee una informacin vlida para el gremio, aun cuando son superiores a los
costos de mercado, son costos constantes de forma tal que si se construye a escala, por lo menos debera presentarse una reduccin de costos del 10%, como
lo seala la revista.
220
lugar, se utiliz una estrategia en la cual, se usan los peores escenarios de costos, los menores ingresos posibles y los mximos mrgenes
de rentabilidad. Si bajo esta estructura argumentativa un proyecto es
rentable, se est indicando que con el ajuste de todas las variables anteriores, el proyecto tendr suficiente espacio financiero y ser atractivo hasta para los inversionistas adversos al riesgo.
En la estimacin de precios de ventas, se dej un diferencial a
favor del mercado, lo que supone precios inferiores para los productos inmobiliarios que se estn tranzando en la zona y en la propia
ciudad. En el caso de la vivienda para hogares de menores ingresos,
se dejaron los precios de la revista (Construdata, 2011) para zonas del
sur de Bogot. La gran conclusin de este ejercicio, es que si se articulan los instrumentos de gestin del suelo y los aprovechamientos
adecuados del mercado inmobiliario, la vivienda de inters social se
puede realizar en proyectos de renovacin urbana.23
Un elemento central del anlisis financiero es la Tasa Interna
de Oportunidad (TIO). Se podra tomar la DTF 360 das24, como la
mejor opcin que tendra un capital ante un proyecto de inversin
en Colombia, o una tasa ms baja que indique un menor riesgo de
acuerdo con la fuente de los recursos. Sin embargo, son tasas que no
compiten con las rentabilidades del sector. Se tom como referencia la metodologa de Capital Asset Pricing Model, CAPM (Black,
Jensen, & Scholes, 1972) y se calcul en 16,925, aunque la ausencia
de un mercado de valores transparente y profundo en el pas, imposibilita el clculo de la TIO por la metodologa CAPM, para los datos
23
24
25
221
Vol. III
26
27
222
egresos en los que incurrira la ciudad para la adquisicin y adecuacin de terrenos; y el restante, al inicio del ao 2 cuando se dara la
transferencia de la propiedad o por medio de la participacin en los
ingresos futuros.
Conclusiones
La administracin de la ciudad puede promover la renovacin
de reas urbanas, siguiendo objetivos multipropsito en las dimensiones econmicas, urbanas y sociales, soportadas en la aplicacin de
los instrumentos legales, como los de la Ley 388 de 1997 en Colombia y con algunas innovaciones de financiamiento. Una considerable
mejora es posible, en cuanto a los aspectos urbanos, desarrollando
trabajos de infraestructura principal, mediante pequeas intervenciones fsicas que provocan los grandes proyectos inmobiliarios.
La modificacin de las unidades de administracin, es necesaria para alcanzar los primeros objetivos, considerando el principio de
distribucin equitativa de cargas y beneficios. Algunas herramientas
esenciales, son el establecimiento de un fideicomiso independiente
para los activos y la participacin de un agente financiero. El primero
permite la obtencin de beneficios derivados del desarrollo del proyecto, con un bajo, tal vez inexistente, impacto para la ciudad y los
agentes interventores (los inversores y propietarios). El segundo,
permite alcanzar y transferir la mayor cantidad posible de riqueza
para los propietarios, la ciudad y los inversores. Tenga en cuenta que
los retornos del proyecto estn asegurados, incluso con una TIO del
30%, una tasa que cualquier inversor podra encontrar atractiva.
Finalmente, la dimensin social, muestra que s se pueden
alcanzar objetivos declarados, como la construccin de VIS en los
proyectos de renovacin urbana, sin desplazamiento de la poblacin
residente. Un interrogante que queda implcito en el ejercicio realizado en operaciones de esta naturaleza es cmo asignar la vivienda de
inters social? La respuesta no es fcil, pero es claro que existen diversos mecanismos de asignacin. Se puede empezar por asignar las
viviendas a los propietarios de menores ingresos de la misma zona.
223
Vol. III
Referencias
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Camagni, R. (2004). Economa Urbana. Barcelona: Antoni Bosch.
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alcaldiabogota.gov.co/sisjur/normas/Norma1.jsp?i=540
224
225
Vol. III
226
Transformaciones y conflictos
socioespaciales en la poltica
de renovacin urbana:
el caso de La Ronda en el centro
histrico de Quito
Marcelo Rodrguez Macilla1
Introduccin
Hoy ms que nunca la ciudad se conceptualiza en funcin
de sus relaciones con procesos globales de flujo, de interconexiones
complejas a la luz de la evidente revolucin cientfica, tecnolgica y
de las comunicaciones. Esto ha generado nuevas caractersticas en
la gestin de las ciudades e impactos sobre su estructura espacial y
social, y de relacin dinmica (sinrgica) entre lo local y lo global, en
el marco de sociedades capitalistas posindustriales (Borja & Castells,
Marcelo Rodrguez Mancilla Psiclogo por la Universidad de Valparaso, Chile. Maestro en Estudios Urbanos por FLACSO, Ecuador. Doctorante en Planeamiento Urbano y Regional Instituto de Pesquisa y Planeamiento Urbano y
Regional (IPPUR) Universidad Federal de Rio de Janeiro. Este artculo corresponde a la investigacin de tesis de maestra financiada por el Grupo de Investigaciones Psicosociales de la Carrera de Psicologa de la Universidad Politcnica
Salesiana y por el Programa: Becas para Jvenes Investigadores del Instituto de
la Ciudad, de la Municipalidad del Distrito Metropolitano de Quito.
227
Vol. III
Vol. III
un alto nivel de deterioro fsico y social, por lo cual se haca prioritaria su intervencin en los aspectos residenciales, de uso de suelo y de
programas sociales (FONSAL, 2006).
En este contexto, la renovacin urbana se constituye en una de
las principales estrategias materiales y simblicas que intenta superar
la crisis de los centros histricos. Aproximarse el debate sobre los
procesos de renovacin urbana en centralidades histricas implica
profundizar en los mecanismos, formas y contenidos de produccin,
reproduccin y trasformacin de la condicin de uso y valor de un
lugar. La puesta en valor de un lugar no remite a una construccin
unidireccional, sino ms bien, a un conjunto de conflictos que condensan lo social y espacial, una intencionalidad entre actores sociales
e institucionales que organizan sus sentidos y ordenes simblicos en
funcin de un conjunto de esquemas dinmicos y sistemas de valores,
ideas y prcticas, que muchas veces entran en contradiccin.
Tales conflictos, entendidos como relaciones de fuerzas sociales
y polticas ocurren y transcurren en la vida social y cotidiana, donde
se desarrollan procesos culturales de patrimonializacin de lugares,
que se ajustan al concepto internacional de patrimonio cultural como
mecanismo homogeneizador de lo valorado para una ciudad, de su
historia intencionada, de su condicin de fundacin. Definimos, por
lo tanto, el problema general de investigacin: cmo se producen socialmente el espacio del barrio y por qu se dan los conflictos sociales y
espaciales, que dan cuenta de las disputas simblicas en la construccin de la imagen del barrio La Ronda. As, nos planteamos como
objetivo central: conocer el proceso de produccin social del espacio
del barrio patrimonial La Ronda, desde la perspectiva de los diversos
actores vinculados al proyecto de renovacin urbana.
La pregunta de investigacin la organizamos del siguiente modo:
de qu manera operan las disputas simblicas de los actores sociales
en la construccin de la imagen del barrio por la implementacin
del proyecto de renovacin urbana? En funcin del argumento de la
problematizacin, la hiptesis general fue: el proceso de produccin
social el espacio del barrio La Ronda, se explica por conflictos socioespaciales entre actores sociales e institucionales, que confrontan dos
imgenes del barrio en disputa: El barrio como referente identitario
y cultural de Quito versus el barrio como referente neoliberal de tipo
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asientan inmigrantes del campo y familias de escasos recursos econmicos. En la dcada del 70, con el boom del petrleo, las zonas de comercio y administrativas se ubican en los sectores norte de la ciudad
como el barrio de Iaquito. De este modo, el carcter segregacionista
del crecimiento y reorganizacin urbana, as como la inequidad en
las polticas e intervenciones institucionales, gener un proceso de
pauperizacin y abandono del Centro Histrico (COSPE, 2005).
El advenimiento del desarrollismo provoc un abandono de las
zonas patrimoniales y el consecuente deterioro del Centro Histrico
de Quito (CHQ). A mediados del siglo XX existan planes de derrocamiento de varias edificaciones de la zona para la construccin de
grandes avenidas segn nuevos ordenamientos territoriales acordes a
la poca. Las riquezas de las reas patrimoniales de Quito han sido
objeto de diversas formas de tratamiento o de visiones con respecto al
territorio de la ciudad, lo que ha implicado diferentes momentos del
planeamiento urbano2.
Pues bien, en 1967 se promulga en Quito la primera ordenanza
de conservacin y reconocimiento del centro histrico inspirado en
la carta de Venecia de 1964. Se expiden las normas que precisan la
proteccin de esta zona y se delimita el rea a proteger. El 9 de junio
1978 se fund el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural. Luego,
la ciudad de Quito es declarada por la UNESCO el 8 de septiembre
de 1978, como patrimonio cultural de la humanidad. sta, al ser la
232
capital de la Repblica del Ecuador, representa simblica y arquitectnicamente el devenir histrico que ha vivido el pas, desde violentos
procesos sociopolticos a su importante riqueza histrica y cultural
(FONSAL, 2006).
A finales de 1987 el congreso de la repblica promulga la
ley de creacin del Fondo de Salvamento del Patrimonio Cultural
(FONSAL), cuyos objetivos fueron: restaurar, conservar y proteger
los bienes histricos, artsticos, religiosos y culturales de la ciudad de
Quito y de las reas histricas del Distrito Metropolitano (FONSAL,
2009: 6). En 1996 por iniciativa del Municipio del Distrito Metropolitano de Quito (DMQ) y con apoyo del Banco Interamericano
de Desarrollo (BID), se crea la Empresa de Desarrollo del Centro
Histrico que es el organismo paralelo que ejecuta el programa: Rehabilitacin del Centro Histrico de Quito. Se inicia, de este modo,
la articulacin con el sector privado para el desarrollo econmico del
lugar. Esta iniciativa plante como propsito central la generacin de
externalidades que posibiliten la inversin privada. La rehabilitacin
de edificios de importancia estratgica para usos privados y pblicos.
Y la potenciacin de la vocacin turstica del sector (Soria, 2004).
Luego, en el Plan Especial del centro histrico de Quito desarrollado por el Distrito Metropolitano de Quito y la Junta de Andaluca (2003) se proyect consolidar la estructura urbana y revalorizar
los espacios simblicos y de encuentro ciudadano, en la centralidad
principal, en un conjunto de centralidad complementarias y en el
sistema de centralidades de barrios, estableciendo entre ellas ejes
vinculantes. Este documento enfatiza la importancia histrica, simblica y funcional del centro histrico de Quito, por lo cual plantea
como obligacin del Municipio del Distrito Metropolitano de Quito,
restablecer un equilibrio saludable de sus usos, sus funciones y sus
condiciones de vida.
En esta lnea de trabajo, el 14 de julio de 2004 se aprob por
ordenanza ante el Consejo Metropolitano de Quito el Plan Estratgico para el Desarrollo del DMQ denominado Plan Equinoccio 21,
Quito hacia el 2025. Se concibe este Plan como carta de navegacin
e instrumento de rendicin de cuentas que busc: Revitalizar integralmente el Centro Histrico de Quito y todas las reas histricas del
DMQ como elementos esenciales de la identidad local. La puesta en
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valor integral del espacio pblico y del conjunto de elementos patrimoniales, monumentales arquitectnicos y urbansticos (FONSAL,
2009: 1).
En este marco y trayectoria de polticas de renovacin urbana,
La Ronda, considerada por Fernando Jurado Noboa (1996) como un
nido de cantores y poetas, fue desde el ao 2005 hasta el 2007 objeto
de un proceso complejo de renovacin urbana y arquitectnica, por
ser considerada cuna de la cultura quitea que se asent en los aos
30 y 40 en una de las tres calles ms antiguas de la ciudad capital.
De hecho, el barrio La Ronda fue considerado como un sector con
un alto deterioro social y econmico expresado en aspectos tales
como: tugurizacin y hacinamiento en las viviendas, prdida del uso
residencial, abandono de los inmuebles y deterioro de los mismos,
incremento del uso de bodegas y comercios y servicios que agudizaban los problemas sociales como delincuencia, alcoholismo, prostitucin. Adems exista una desorganizacin social, aislamiento de las
familias, falta de ingresos de los propietarios para intervenir en sus
inmuebles y una escasa vivencia del patrimonio cultural inmaterial.
Su proceso de deterioro haca necesario y urgente que se realice una
intervencin para modificar el uso del suelo, la organizacin social, y
la recuperacin de la identidad a travs de la vivencia del patrimonio
cultural inmaterial (FONSAL, 2006).
Esto fundament la necesaria intervencin con un marcado
carcter de integralidad. Bajo esta lnea de trabajo, el proyecto de
rehabilitacin de la calle La Ronda tuvo como objetivo rehabilitar la
estructura urbana y arquitectnica, como parte de los ncleos histricos del Distrito Metropolitano de Quito, con el fin de preservar sus
hitos patrimoniales, a partir de su arquitectura, sus tradiciones y de
la recuperacin de su espacio pblico, incluyendo a la poblacin en
este proceso con la toma de conciencia de su proteccin (FONSAL,
2009).
La intervencin urbana comprendi la calle La Ronda, que se
encuentra ubicada en el sur del ncleo central del Centro Histrico.
Comprende el eje de la calle Morales entre calle Paredes y Garca
Moreno y su rea de influencia alcanza hasta la calle Rocafuerte por
el norte y la calle Loja por el sur. Se invierte una importante cantidad de fondos pblicos, en una primera etapa US$ 2.150.000 y en
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Abordaje metodolgico
Considerando que nuestro objetivo del estudio remite a
conocer la forma en que se produce socialmente el espacio, desde la
perspectiva de diversos actores involucrados, fue necesario situarse
en un enfoque de investigacin multimtodo, que justifica la utilizacin de tcnicas cuantitativas y cualitativas de investigacin. Se
busc comprender los significados y sentidos construidos a la vez que
estimar ciertas regularidades especficas a las variables de estudio. Se
trabaj con una estrategia de triangulacin metodolgica (Bericat,
1998) que produce una misma imagen del fenmeno de estudio vinculando datos de naturaleza cuantitativa y cualitativa, lo cual permite
aumentar la validez de los datos, ya que se ajustan las variables a
ambos mtodos.
Las condiciones de produccin de la informacin emprica fue
facilitada por la insercin en el barrio desde mediados del ao 2011,
donde se pudo participar activamente en las dinmicas del barrio y se
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Vol. III
238
a partir de las dimensiones de uso, significacin, motivacin, identificacin, socializacin, aprendizajes, evaluacin del espacio y propuestas de mejora para el barrio.
Se particip en 16 reuniones de la unidad de Unidad de Gestin
del barrio que incluy instituciones como el Instituto Metropolitano de Patrimonio, Casa de las Artes, Humanizarte, Comit Barrial,
Universidad Politcnica Salesiana. Se aplicaron: 4 entrevistas semiestructuradas (Dirigente barrial, experta en patrimonio, funcionaria
IMPQ, funcionaria Quito Turismo); 6 entrevistas estructuradas (Propietario y locatario, arrendatario y locatario, habitante y ex-dirigentes); Cuestionarios sobre sentido de comunidad, participacin, apego
de lugar e identidad de lugar aplicado a 61 locatarios y 28 habitantes;
200 Encuesta sobre valoraciones, usos y significados socioespaciales;
y 50 encuestas barriales a habitantes y locatarios.
Para el procesamiento de la informacin cualitativa se hizo un
anlisis de contenido semntico categorial que implic: la trascripcin de las entrevistas realizadas, la identificacin de las unidades
mnimas de anlisis, las unidades de contexto o citas relevantes, la
categorizacin, que emerge de los datos producidos y que se vinculan
a los objetivos especficos del estudio, desde la perspectiva de los diferentes participantes. Las categoras refieren al contenido semntico
de las variables consideradas en el estudio y estructuradas en base a
la triada de la espacialidad como estructura terica de anlisis. Se
fueron identificando los principales factores asociados a los conflictos socioespaciales y las formas de organizacin del sentido del lugar
de los actores sociales e institucionales, de modo de configurar un
esquema categorial que sintetiza los principales nodos significativos.
Esta estructura se integr al anlisis de estadstica descriptiva a
travs del programa SPSS, 18.0, de las encuestas y cuestionarios, para
estimar las tendencias de respuestas que nos permitieron describir las
prcticas, valoraciones y significados asociados al lugar.
Se analiz complementariamente la informacin secundaria,
en cuanto a los documentos relacionados al caso de estudio. Se identific parte del discurso tcnico y orientaciones polticas que organizaron la implementacin del proyecto en el barrio. Asimismo, se
logr reconstruir parte de la historia documentada sobre la construccin de la condicin patrimonial del barrio.
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El barrio La Ronda est incluido en tres manzanas censales. Los datos corresponden a esta rea de influencia. Esta informacin fue facilitada por profesionales del Instituto de la Ciudad. a partir de los datos del Censo 1990, 2001 y 2010.
246
toda la gente que naci y vivi aqu. Hoy me doy cuenta que es el
capital ms importante, antes que lo arquitectnico (Interculturas,
2012: 104). En este sentido, Carlos Lpez agrega, ver el FONSAL,
por un lado nos hizo bien por arreglar la calle, pero nos hizo mal
sacando a los inquilinos, () Aqu si quiera haba unas 1500 personas, ahora no tenemos vecinos ni amigos, las casas estn abandonadas por dentro (Interculturas, 2012: 98). A su vez, no hubo una
comunicacin adecuada del proyecto en sus inicios, lo cual ha generado desde resistencias a indiferencia. No hay claridad sobre lo que el
proyecto original pretenda. Los vecinos no estn claros en ello y hay
algunas contradicciones entre funcionarios del FONSAL (Paguay,
2010: 53).
Desde la perspectiva de la funcionaria del IMPQ se sostiene
que, lamentablemente, y eso es en todas las administraciones, no
hay polticas para los arrendatarios, que son los ms pobres. Ya
fue esa dinmica econmica que se present tanto en los propietarios
como en los arrendatarios. () es la demanda del mercado normal
que ocurre en las ciudades, es la dinmica cotidiana. Entonces llegan
arrendatarios con ms plata y le compran al propietario. En esto se
dan procesos especulativos, los precios suben.
En general las tendencias de respuestas de los cuestionarios
aplicados presentan ambivalencias, es decir, que no se diferencias
sustancialmente. Esto permite inferir que si bien hay mayor sentido
de comunidad en los vecinos, se observa un grado medio de sentido
de comunidad como tendencia. De todos modos se observaban, en
ambos casos, una alta valoracin e importancia en el sentimiento de
sentirse parte de una comunidad.
Las entrevistas cualitativas aplicadas a locatarios y habitantes del barrio permiten comprender y complementar la regularidad
identificada. La referencia ms recurrente indica que los locatarios
nuevos no llegan a entender el trasfondo histrico del barrio. La identidad social de los miembros del barrio entrara en conflicto con los
intereses colectivos en disputa. En este sentido se nos comenta los
que vienen, alquilan hacen dinero y se van, esos no llegan a entender
el trasfondo del barrio (habitante del barrio).
Por un lado, existe el predominio del inters comercial por parte
de los locatarios por sobre el inters en la dimensin histrica del lugar.
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De acuerdo a la informacin cualitativa recabada y de la participacin directa en las reuniones del barrio, se puede sostener que
el componente central que agrupa la accin colectiva del lugar es la
percepcin de inseguridad y por tanto la necesidad de dotar de mayor
contingente policial. Se busca una imagen simblica de tipo cultural,
patrimonial y turstica que tiende a reproducir ese espacio como un
espacio privado y controlado por la dinmica de gestin local, que
trabaja para tener mayor seguridad en el espacio y sacar de circulacin a vendedores ambulantes o artistas callejeros, desplegndose un
sentido de seudo comunitarismo defensivo (Duhau, 2001).
Con respecto a los vendedores ambulantes, una habitante manifiesta, ellos (vendedores) se ponen todita la calle y ocupan toda la
vereda. Qu cambiara?: que no haya ventas. A su vez, se indica que
lastimosamente estamos invadidos por personas que vienen a hacer
comercio en la va pblica y que est sin permiso alguno () pero lastimosamente no hay forma de poderle sacar (dirigente barrial). Lo
malo es que es gente extranjera y no es gente ecuatoriana (locataria
del barrio).
La dinmica de seguritizacin y resguardo del patrimonio
se conjuga con un fuerte control policial que produce un efecto de
burbuja del barrio o de auto-segregacin (Carrin: 2010), ya que
cuando se sale de ese espacio la sensacin de inseguridad y la victimizacin se acrecienta. En este sentido una habitante del barrio, refiere,
nosotros nos faltara, la primera vez nos dieron bastante seguridad,
ahora nos faltara ms seguridad. Otro habitante asevera que, especficamente dentro de lo que es La Ronda el pasar el puente de Los
Gallinazos, en las dos salidas para la va de la Maldonado, el querer
pasar a la Paredes hay delincuencia. Asimismo, la 24, en la Garca
Moreno o en la acera y cuando viene mucha gente se han estacionado y les han robado () el problema es cuando salen de La Ronda
(locatario del barrio).
El tema de seguridad segn la encuesta barrial aplicada es el
tercer problema central identificado en el barrio, que se asocia a venta
de drogas, delincuencia y peligros alrededor del barrio. El 30% de los
encuestados refiere sentir la preocupacin de ser vctima de delito
en el barrio. Un 38% de las personas indica que los vecinos se preocupan poco por hacer ms seguros los espacios pblicos del barrio.
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metodolgica de la informacin, vemos 4 factores centrales asociados al proceso de percepcin: a) un alto grado de identificacin con
el lugar; b) un alto grado de apego al lugar; c) la localizacin y condicin de centralidad histrica; y d) la esttica y arquitectura del lugar.
Las personas desarrollan sentimientos afectivos hacia los
lugares en donde nacen y viven y, estos lugares, cumplen una funcin
importante en sus vidas. El Apego de lugar es un vnculo afectivo entre
un individuo y un lugar especfico, se encuentra expresado como una
caracterstica principal la tendencia a mantener una estrecha relacin
con esos lugares (Hidalgo y Hernndez, 2001). Este vnculo afectivo
se puede desarrollar hacia lugares de diferentes envergaduras como:
la casa, el barrio, la ciudad, etc., siendo considerado para el caso de
este estudio el apego de lugar en la escala de barrio, pero con importancia para la ciudad.
El concepto de Identidad de Lugar (Proshansky, Fabian y Kaminoff, 1983) se define como una subestructura cognitiva de la identidad
personal que, en trminos generales, consiste en las cogniciones sobre
el mundo fsico en el cual vive el individuo. Estas cogniciones representan recuerdos, ideas, sentimientos, actitudes, valores, preferencias,
significados y concepciones de conducta y experiencias relacionadas,
con la variedad y complejidad de los entornos fsicos en los cuales
uno se desenvuelve. Se desarrollan mediante un involucramiento selectivo de la persona con su entorno y posee las caractersticas tpicas
de cualquier otra estructura cognitiva, por estar organizadas de modo
interconectado. Por tanto, la Identidad de Lugar corresponde a una
dimensin del s mismo que ayuda a definir la identidad en relacin con el entorno fsico. (En Berroeta, 2010).
Los resultados obtenidos dan cuenta de una tendencia hacia
un alto grado de apego al lugar, dado que las respuestas estn orientadas a las alternativas bastante, mucho y muchsimo. La condicin de
apego al lugar se estructura en relacin a la funcin del lugar y el lugar
que ocupa en la historia de localizacin de las personas. Esto explica
las diferencias entre locatarios y habitantes. Los primeros asocian su
condicin de apego, valorando la belleza del lugar y su importancia
histrica para la ciudad de Quito, adems de que el lugar genera las
posibilidades de inversin y sostenimiento de la actividad laboral. Un
locatario, afirma en este sentido, para m es un privilegio trabajar en
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salir del barrio para tener mayor tranquilidad emocional, dada la alta
contaminacin auditiva, que se contrasta con la tranquilidad y ausencia de actividad en el transcurso de la semana. En este sentido,
nos dicen, salgo ya para descansar, ya no le dedico las 24 horas del
da a La Ronda, por tranquilidad familiar (habitante y locatario del
barrio).
Entonces la condicin de apego, su valencia emocional positiva, requiere para su mantenimiento de la salida del barrio para fines
de descanso, pues la condicin de habitabilidad se ha ido perdiendo
por la actividad laboral, lo que produce algunos problemas como el
estrs en el 68.9% de los encuestados.
Pues bien, toda relacin con un lugar, sea real o imaginaria,
supone procesos de identificacin que estn mediatizados por un
conjunto de factores. Esta cuestin, la percepcin del lugar y su relacin con los procesos identificatorios, se traduce en un componente
cognitivo del s mismo que facilita y orienta prcticas cotidianas.
Los resultados dan cuenta de un alto grado de identificacin
con el lugar, pues las alternativas, bastante, mucho y muchsimo son
mayores que las alternativas de respuesta, poco, nada y algo. El sentirse perteneciente a, e identificado con, organiza la categorizacin de
la identidad personal y social. Los procesos de identificacin tienen
mayor connotacin en los habitantes del barrio. La diferencia central
se visualiza en la relacin entre el barrio y la historia personal. Para
los locatarios esta condicin no es importante.
Se reconocen como lugares significativos en el barrio, la calle
en su totalidad, la hondonada, o interseccin central en el barrio en
la Guayaquil y Morales; las casas patrimoniales refaccionadas que
han alojado la vida de poetas, msicos y artistas visuales. Se valora en
estos sitios su importancia en la concepcin patrimonial que condensa la imagen y percepcin del barrio. Es decir, su razn de ser es histrica y por lo tanto los que habitan y trabajan en el lugar adoptan esos
smbolos en sus formas de ser y generar discursos en torno al lugar.
Las cualidades estticas, arquitectnicas e histricas del lugar
se interiorizan en las personas en funcin de aquellas cualidades
del espacio que destacan como correspondiente a sus gustos. Como
dijimos, los resultados de la encuesta barrial, arrojan los aspectos de
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mantiene nulo (Lefebvre, 1978), de modo tal que la excesiva comercializacin como forma de produccin de un espacio, genera limitaciones en el sentido de apropiacin.
En tercer lugar, la construccin de identidades quitea, ms
que basarse en actividades relacionales de aprendizaje de culturas
y contenidos histricos, queda reducida a aspectos de percepcin
fsica. Se corresponde la importancia identitaria con la esttica del
lugar. Esta dimensin se entiende desde la necesidad e inters de
dotar de atractivo turstico para favorecer el consumo del lugar, como
mercanca. Entonces, la condicin de patrimonializacin de la calle,
queda cosificada a la contemplacin, a la observacin, ms no a la
relacin ni a la interaccin social. Esta contradiccin revive el afecto
y los procesos de identificacin con el lugar como efectos positivos
asociados a la inversin, pero que no necesariamente impactan en la
construccin de procesos de alteridad y diversidad.
Es pertinente considerar que la ciudad es el dominio de la
diferencia que provoca diferencias, que las divide o las multiplica
(Delgado, 2002: 222). Estas diversificaciones son aprendidas, interiorizadas y actualizadas en los comportamientos, que se entretejen en
las prcticas cotidianas, donde lo central son las diferencias, ya que,
a partir de ellas, emergen procesos de construccin de identidades
urbanas. En este sentido, ms que diversificaciones, lo que tenemos
en el barrio es una homogenizacin de lo identitario que encubre lo
subalterno: el patrimonio cultural del sujeto popular.
Las tres contradicciones expuestas se explican por la reproduccin de las lgicas de la sociedad del individuo como sedimentacin
material y simblica de las prcticas y relaciones sociales, econmicas y culturales. El potencial identitario y cultural de la historia de la
ciudad de Quito queda subyugada a la sobreposicin de la concepcin
del desarrollo econmico neoliberal. Tal cuestin es interiorizada en
el espacio vivido y percibido por las personas que dotan de sentido al
lugar, donde destaca el inters por la acumulacin y sostenibilidad y
el poco o nulo sentido de promocin y resignificacin del patrimonio
cultural. En suma, estamos ante un proyecto relativamente exitoso
en lo econmico para propietarios e inversionistas externos al barrio
y relativamente fracasado para el proceso dinmico y complejo de
construccin de identidades quiteas.
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Conclusiones
El debate planteado inicialmente se inscribi en el sentido
social, cultural y poltico en la construccin, ejecucin y evaluacin
de proyectos de renovacin urbana en la centralidad histrica de
Quito. Recordemos que la hiptesis planteada refera a que el proceso
de produccin social el espacio del barrio La Ronda, se explica por
conflictos socio-espaciales entre actores sociales e institucionales, que
confrontan dos imgenes del barrio en disputa: El barrio como referente identitario y cultural de Quito versus el barrio como referente
neoliberal de tipo comercial.
Los principales hallazgos del caso de estudio evidencian que
el proyecto de renovacin urbana fundamentado en el discurso del
patrimonio cultural ha generado la prdida progresiva de su valor
simblico por la superposicin del inters de acumulacin individual,
que hace predominar la puesta en valor del turismo por sobre la condicin identitaria y cultural del barrio. En este sentido, las disputas
simblicas operan desde la confrontacin de intereses econmicos,
institucionales, privados y comunitarios, que alteran la vida cotidiana, la percepcin del espacio y los discursos sobre el mismo, donde
se invisibilizan los efectos excluyentes en las formas de apropiacin y
produccin social del espacio.
En trminos especficos, el estudio sobre la produccin social
del espacio, ha permitido comprender, en el barrio la Ronda, la redefinicin de las relaciones/tensiones entre habitantes y locatarios del
barrio, la gestin poltica de las diferentes instituciones involucradas,
la apropiacin del espacio patrimonial y las dinmicas del mercado.
Los principales hallazgos remiten a tres conflictos socioespaciales entre actores sociales e institucionales: la existencia de un desarrollo econmico sin un desarrollo social inclusivo; la condicin
de recuperacin de lo pblico en el discurso del patrimonio decant
en la lgica de privatizacin y apropiacin excluyente del espacio
pblico; y la dimensin identitaria de la ciudad de Quito que se busc
potenciar, se redujo a lo fsico-arquitectnico
Lo analizado en tanto caractersticas especficas de nuestro
caso de estudio, nos lleva a interpretar el hecho de que opera una
261
Vol. III
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266
Un entretenimiento urbano
Este trabajo trata sobre las gafieiras3 cariocas situadas en el
centro de Ro de Janeiro (Plaza Tiradentes y Campo de Santana),
para identificar los procesos de construccin de los ambientes
1
2
3
Investigador del Laboratorio de Etnografa Metropolitana-LeMetro/IFCSUFRJ, profesor del Programa de Pos-Graduacin en Sociologa / PPGS-UFF
y Doctor en Antropologa-PPGA-UFF. E-mail: [email protected].
Mozo, atencin con el vejamen/ El ambiente exige respeto/ Segn los estatutos de nuestra gafieira/ Baile por toda la noche, pero baile derecho!. Versos
de la samba Estatutos da Gafieira (1954), del compositor Billy Blanco.
Saln de bailes populares, donde se baila la samba en parejas, as como otros
ritmos brasileos y extranjeros: bolero, fox-trot, swing, forr, entre otros.
267
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urbanos y las prcticas sociales cotidianas relacionadas a la vida nocturna de la ciudad en constante transformacin. Al hacer posible un
encuentro singular entre el baile de saln, la msica de las bandas y
de las orquestas y la administracin familiar de esas casas nocturnas, gafieiras como la Estudantina Musical dramatizan un sofisticado cuadro de reglas implcitas e explcitas, la delicada hospitalidad
altamente ritualizada y las complejas relaciones entre los llamados
mundos del arte (Becker, 1984), configurndose como un espacio
de convergencia inter-clase y representando aspectos expresivos, en la
conformacin de un gnero particular de entretenimiento asociado a
la metrpoli carioca.
Foto N 1
Saln principal de la Gafieira Estudantina en noche de baile.
Vol. III
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Mirando una ruina del Centro de la ciudad, es posible reconstruir en entrevistas, fotografas antiguas, libros de memorias y los
anuncios de peridicos antiguos los usos de un inmueble, las anti272
Entrando en la gafieira
En medio al casero de puertas altas al lado oeste de la Plaza
Tiradentes, entre la Avenida Visconde de Ro Branco y la Calle de la
Constitucin, est la casa de dos pisos de nmeros 79 y 81. Considerada una de las gafieiras ms tradicionales de la ciudad al lado de la
Gafieira Elite la Estudantina Musical constituye un locus privilegiado
de observacin tanto de la vida social nocturna de Ro de Janeiro,
como del mismo mundo del baile y de sus complejas reglas, expresiones de decoro, etiqueta, frecuencias y asistencias distintas. Del palco
a los bastidores, formando un laberinto de escaleras, la gafieira revela
formas especficas de interaccin en el espacio pblico de la metrpoli carioca, como un importante lugar de memoria, de iniciacin,
de sociabilidad y de expresin de los msicos, bailarines y habitus.
De lo alto de su panptico, de la mescla de oficina y dormitorio situado en el mezanine entre los dos salones de danza, con
amplias ventanas dirigidas al control de la planta baja, despacha el
seor Isidro Page Fernandez, propietario de la Estudantina desde su
reapertura, en diciembre de 1978. El infalible guardin moral de la
casa fue el escriba atento de los estatutos de la gafieira a partir de
la investigacin de las reglas habituales de la antigua gafieira, delante
de los desafos de la hospitalidad. En esa poca, todava trabajaba
para los hermanos mayores propietarios de la Gafieira Elite, a inicios
de la dcada de 1960, que era un ambiente frecuentado, entonces,
casi exclusivamente por negros de clase baja, empleadas domsticas y
estibadores del muelle del puerto, moradores del centro de la ciudad.
Esa fue fundada en julio de 1930 por Jlio Simes, en la esquina de
la Plaza de la Repblica y la Calle Frei Caneca.
273
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274
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sobre los excelentes conjuntos musicales y cantores que se presentaban ah solo puede ser consecuencia de un preconcepto. Los
dancings no eran bien-vistos por las familias (Cabral, s.d.:60)
Trmino proveniente del francs gaffe, en portugus gafe es un fiasco, una situacin embarazosa, una vergenza pblica.
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dcada de los 80, pasaron por ah bailarines incidentes como Carlinhos de Jesus y Jaime Arxa, que difundieron la estandarizacin del
samba de gafieira como estilo de baile de saln, motivo de controversia
entre los defensores del performance estilizado y los admiradores de
la libertad de los pasos no ensayados. El animado circuito que envuelve escuelas y estilos de baile, alumnos y profesores, aprendices
y profesionales, alimenta la concurrencia actual de lugares como la
Estudantina y el Centro Cultural Carioca (en la Plaza Tiradentes), Clube
dos Democrticos (en la Calle Riachuelo), el Rio Scenarium (en la Calle
del Lavradio) y el club Helnico (en la Calle Itapiru, en Ro Comprido), entre el oficio y el ocio, el gusto y la competencia, redefiniendo
formas de sociabilidad al rededor de esa pasin ordinaria (Bromberger, 1998).
Poca gente sabe, o ni siquiera imagina, pero la Gafieira Estu-
dantina es otro caso ejemplar de invencin de la tradicin (Hobsbawn & Ranger, 2006), buscando capitalizar, por la conservacin del
nombre, el tiempo de otro establecimiento comercial anteriormente
existente en la ciudad. No hay en la gafieira, sin embargo, documentos que certifiquen su antigua cadena de herencia. De acuerdo con el
propietario actual, la primera Estudantina fue fundada en 1929, en la
Calle Paissandu, en Flamengo, por los socios Pedro y Manoel Gomes
Matrio, el primero de ellos estudiante de Derecho, motivo por el
cual la pareja opt por la referencia a la alegra jovial de los estudiantes en su razn social. En 1942, bajo la direccin de Lino de Souza y
Manoel Jesuno, la casa fue transferida al nmero 75 de la Plaza Tiradentes, del cual solo queda hoy la fachada en ruinas. Con la muerte
de Manoel, su hija Margarida Jesuno asumi la direccin hasta que
la vieja Estudantina cerr sus puertas, en 1968.
Diez aos despus, Isidro Page rompi el acuerdo con sus hermanos en la Gafieira Elite y decidi crear su propio establecimiento,
abriendo el Club Recreativo Tiradentes, el 22 de diciembre de 1978, en
la direccin actual de la Gafieira Estudantina. El pblico, sin embargo,
solo se refera as al lugar, por la fuerte referencia al pasado de otra
casa con el mismo nombre en el mismo conjunto de fachadas. En
poco tiempo, su dueo, luego de descubrir que la marca no haba sido
restringida, rebautiz la casa de acuerdo a la tradicin. Es por esa
operacin discretamente reservada al olvido que la Estudantina inici
280
281
Vol. III
Espaoles en la noche de Ro
Mientras otros trabajos acadmicos sobre la noche carioca
consideran generalmente a los bailarines y msicos7, el punto de
vista de los comerciantes de las casas nocturnas de baile de saln
fue poco o casi nunca analizado en los estudios ya realizados. Aqu
interesa particularmente un anlisis antropolgico integrado del baile
de saln, de la actuacin de los msicos en conjunto y, adems, de los
procedimientos que involucran la administracin de una casa nocturna. Estos, a su vez, permiten abordar otro objeto poco explorado: la
presencia conspicua de espaoles de Galicia en la direccin de negocios de la noche de Ro.
Fue en las dcadas de 1950 y 60 que los integrantes de la
familia Page vinieron de una regin rural del noroeste de Espaa a
buscar suerte como inmigrantes en Ro de Janeiro. Hasta entonces,
Isidro, sus padres y hermanos mayores cultivaban centeno, papa y
nabo, adems de cuidar ovejas y bueyes, haciendo grandes provisiones en viejos hrreos (piornos en Gallego) de piedra y madera para
el invierno, en la pequea aldea de Bveda, en el municipio de Vilar
de Barrio, cerca a Orense, capital de una de las cuatro provincias de
Sobre los bailarines, ver Alves, 2004; So Jos, 2005; Plastino, 2006. Sobre los
msicos, ver Trajano Filho, 1984, y Esteves, 1996.
282
Vol. III
284
casas nocturnas. Por esa razn, son considerados los mejor establecidos en la nueva tierra.
Se estima que 70% de los hoteles cariocas de tres y cuatro estrellas, 40% de los moteles y 20% de los restaurantes sean de propietarios espaoles. Entre los gallegos que hicieron fortuna en Ro de
Janeiro, figuran los empresarios Chico Recarey, dueo de la Pizzaria
Guanabara y antes del Scala, del Forr Asa Branca y de la Boite Help,
empresario que ya fue considerado el rey de la noche de Ro, hoy
acusado en diversos procesos judiciales; Jos Oreiro, dueo de la red
Windsor Hotis, con diez unidades distribuidas por la ciudad, entre
ellos el elegante Hotel Guanabara, en la Avenida Presidente Vargas; y
Pedro Gonzalez, considerado individualmente el ms grande propietario de restaurantes de Ro (Paixo, 1999).
Foto N 4
Detalle escenogrfico de la oficina de Isidro Page Fernandez
285
Vol. III
El Nuevo Ro Antiguo
Hasta la dcada pasada, la Estudantina abrigaba en la planta
baja de la casa de dos pisos que ocupa la frecuentada Churrascaria
e Restaurante Estudantina, cuyas actividades Isidro Page interrumpi
en funcin de problemas de salud. En 2009, una vez ms intenta
reabrir el restaurante en la planta baja, pero cierra las actividades por
el bajo movimiento. Recientemente, su propietario vivi el drama de
un futuro incierto para la casa que se convirti en el negocio de su
vida, donde conoci a su esposa, invirti recursos y dedic tantos
aos de empeo. Hubo una drstica disminucin del pblico y, consecuentemente, de su equipo de funcionarios. El empresario culpa
a la invasin de ritmos extranjeros y al atractivo de las discotecas
por la reduccin del pblico de la casa. Sin embargo, la competencia
ms activa viene de la misma Lapa reformada, ofreciendo un polo
atractivo mucho ms sofisticado y variado en opciones en la noche
carioca para quien gusta de samba y de bailar. Carlinhos de Jesus, por
ejemplo, se convirti en gran empresario de la noche, inaugurando
su Lapa 40 Sinuca & Gafieira en noviembre de 2007, al lado del Club
Democrticos.
La Gafieira Estudantina tiene un pblico relativamente pequeo,
si fuera comparado al enorme suceso de la noche de Lapa y, sobre
todo, de la Calle del Lavradio, a menos de 100 metros de distancia,
capaz de movilizar turistas y grandes filas de frecuentadores en la
puerta de sus establecimientos. De esa manera, la competencia comercial es vista como desleal por su propietario, un comerciante a
la moda antigua, lo que viene motivando una fuerte oposicin a las
propias polticas de renovacin urbana y estilos de gestin ms profesional de sus adversarios de la Lapa. Aparecen la disputa, el celo, la
intriga y la envidia, sea de forma velada, sea de forma explcita, en la
regulacin de la proximidad y distancia entre los dueos de las casas
nocturnas de las dos regiones vecinas.
En la lucha por su manutencin, la Gafieira Estudantina pas a
homenajear diversos artistas consagrados, creando un circuito de reciprocidad permanente, bajo el comando de Paulo Roberto de Souza,
director artstico de la casa. El auge de la distribucin de trofeos y ho286
menajes a artistas, atrayendo gran pblico a canjas (apariciones especiales de artistas invitados) y fotografas con los dolos de la msica
y de la televisin, fue la consagracin del Palco Maria Bethnia con
la marcada presencia de la cantante, en octubre de 2008, en el evento
marcado por la visibilidad en los medios y por la delicadeza de las
formas de hospitalidad, con lluvias de ptalos de rosa sobre la escalera
y presentaciones de baile con base en el repertorio clsico de la artista.
En los ltimos aos, el saln de baile abri sus puertas a nuevos
estilos musicales, como el pagode9 y el baile charm, creando estrategias de atraccin de los medios y de renovacin del pblico. As, es
posible verificar una variedad mayor de personas, de estilos musicales y de modos de vestir y de bailar a lo largo de la programacin
semanal de la casa, como forma de adaptacin a los nuevos tiempos.
Los jueves, el baile charm (DJs Ronaldo, Michel y Junior) de black
music que pas a integrar la programacin semanal de la casa luego el
cierre de la sede de Cordo da Bola Preta en Cinelndia. Viernes es el
da de pagode en la Estudantina (conjuntos DNA do Samba, Pagode da
Tia Doca, S Preto Sem Preconceito) y, los sbados, acontece el tradicional baile de gafieira (Banda Novos Tempos, Banda Paratodos, Banda
Rio Show).
Paralelamente, las polticas municipales hacen de la Plaza Tiradentes el paso siguiente de los proyectos de intervencin urbana
en el Centro, para la constitucin de un Nuevo Ro Antiguo, tal
como pas a llamarse el polo cultural y gastronmico instituido por
la Alcalda y organizado por un grupo de empresarios renovadores
de Lapa, bajo el comando inicial de Plnio Fres, dueo de Rio Sce-
narium, y hoy bajo la presidencia de Isnard Manso, del Centro Cultural
Carioca.
En la idealizacin del pasado en el presente, la Plaza Tiradentes fue el local escogido por la Alcalda de Ro para las intervenciones del Programa Monumenta, una sociedad del Ministerio de Cultura
con el Banco Interamericano de Desarrollo para la recuperacin del
patrimonio material en 26 ciudades brasileas (Lodi, Duarte & Bri-
287
Vol. III
10
De la serie de nueve entrevistas realizadas por el autor con Isidro Page Fernandez en 2008.
289
Vol. III
cin del otro, queda saber quines sern los visitantes y quines sern
los objetos de exposicin.
Las disputas polticas alrededor del proyecto de revitalizacin urbana de la Plaza Tiradentes, por un lado desencadena nuevas
formas de asociacin local en consonancia con las alteraciones y, por
otro lado, alimentan el fantasma de un proceso de cambio social
dirigido a antiguos moradores, comerciantes y usuarios de la plaza
(Mello & Vogel, 1989). Delante de esos dispositivos del poder pblico
asociados a un nuevo grupo de empresarios, que pasa a constituir
el Polo Novo Rio Antigo (polo nuevo Ro antiguo), es fundamental
identificar las lneas de fragmentacin y composicin entre actores
sociales implicados en el proceso y analizar las estrategias de continuidad y permanencia en el lugar, tal como ocurren hoy en la Estu-
dantina Musical.
Interfiriendo directamente en la dinmica y en el incierto
futuro de las gafieiras, ese es el momento exacto para acompaar una
discusin ms amplia, alrededor de un proceso de cambio social en
curso, pero a un ritmo ms lento que en Lapa. La reinvencin gloriosa de la Plaza Tiradentes, con la glamorizacin del pasado y la repentina valorizacin de sus inmuebles, evidencia las disputas polticas e
ideolgicas alrededor de proyectos de revitalizacin urbana, con
el Programa Monumenta, el Corredor Cultural y el Polo Novo Rio Antigo.
As, la ocasin permite acompaar un proceso en curso de transformacin del espacio pblico de una plaza y percibir sus consecuencias
locales, a partir del debate alrededor del tema.
Tales cambios se relacionan directamente con el ms nuevo
redescubrimiento de la samba por jvenes de clase media y con la
sofisticacin del nuevo pblico de Lapa, que pretende incorporar a
la Plaza Tiradentes, cada vez ms, en el circuito cultural. Delante
de eso, es posible acompaar ese cambio a partir de un lugar y de
un momento privilegiados, observando de cerca las estrategias del
comerciante local Isidro Page para garantizar la permanencia de su
negocio en el lugar, en el juego de fuerzas entre la especulacin inmobiliaria y las polticas de valorizacin del patrimonio cultural. Un
lugar que ocupa hace ms de treinta aos frente de una serie de dificultades, errores y aciertos, amenazas e incertidumbres.
290
Foto 5
Vista area de la Plaza Tiradentes, con el Campo de Santana al fondo,
antes de la renovacin completa en 2011
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291
Vol. III
293
PARTE III
LA PRODUCCIN MASIVA DE VIVIENDA
POPULAR EN AMRICA LATINA
Nota introductoria
Magela Cabrera Arias1
297
Vol. III
298
Nota introductoria
Con ese punto de partida argumenta que los proyectos de vivienda masiva basadas en el urbanismo racional provocaron problemas imprevistos: segregacin socio espacial, pobreza, marginalidad,
violencia e inseguridad. Continua explicando que el modelo de subvencin de vivienda implantado en Chile en 1978 y replicado en toda
Amrica latina tiene como nico mrito en el nmero de viviendas
construidas que sin embargo provocan consecuencias negativas en
trminos urbanos y sociales.
El caso que Morales analiza es el proyecto habitacional Ciudad
Bicentenario en Quito Ecuador construido con base en subsidio habitacional a la demanda y crditos de la banca pblica a la oferta.
Puntualiza los dos modelos de gestin de Ciudad Bicentenario: la
venta de suelo a organizaciones sociales o promotores inmobiliarios
y la municipal ejecutada por la Empresa Pblica Metropolitana de
Hbitat y Vivienda (EPMHV) y detalla la modificacin de los planes
originales del proyecto, particularmente en la disminucin de Espacios Pblicos. Su objetivo fue conocer los niveles de acceso a las condiciones de espacio pblico y equipamientos urbanos para satisfacer
las demandas de la poblacin de esparcimiento, cultura y educacin
y constatar en qu medida la ejecucin del proyecto permite la satisfaccin de necesidades como la identidad y el sentido de pertenencia
de la comunidad; como parte del Derecho a la Ciudad.
La metodologa de anlisis incluy el uso de indicadores segn
la propuesta de Carrin (2010) relacionada a las condiciones de los
Espacios Pblicos y la aplicacin de una encuesta dirigida a determinar la accesibilidad a esas condiciones de los pobladores de Ciudad
Bicentenario antes de residir en el proyecto comparada con la que
tienen desde que viven all. Adems, aporta para la definicin de los
espacios pblicos estructurantes de Quito.
Sus conclusiones sealan incoherencias entre lo planteado por
las polticas de hbitat y vivienda oficiales nacionales y locales y la ejecucin de los programas. Enfatiza la urgencia de unir fuerzas sociales
y polticas y aprovechar la coyuntura actual del pas para sentar las
bases de una sociedad solidaria que posibilite construir ciudad para
todos los ciudadanos. Culmina exhortando a modificar las prcticas
de los programas de vivienda social que nicamente buscan satisfacer
los requerimientos del capital financiero-inmobiliario, que afectan las
299
Vol. III
Nota introductoria
Vol. III
Nota introductoria
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303
Vol. III
304
Introduccin2
Las centralizaciones y descentralizaciones, sean estas en el
contexto econmico, social, comercial, industrial, etc., sealan la
realidad de las ciudades contemporneas. Siendo as, actualmente,
ningn local en el contexto metropolitano presenta caractersticas
urbanas y sociales homogneas.
Se desea demostrar la afirmacin antes citada a travs del
estudio del barrio Campo Grande. La Zona Oeste cuenta con muchos
Gegrafia por la Universidad Federal Fluminense (UFF), especialista en Poltica y Planeamiento Urbano por el Instituto de Investigacin y Planeamiento
Urbano y Regional (IPPUR por sus siglas en portugus) y maestra en Planeamiento Urbano y Regional por el mismo Instituto.
Texto adaptado de la monografa de graduacin en Geografaa titulada A (re)
configurao do espao do bairro de Campo Grande no Rio de Janeiro: o desenvolvimento do subcentro comercial e a ao da indstria imobiliria, defendida en noviembre de 2011 en la UFF, Niteri - RJ.
305
Vol. III
306
Figura N 1
Localizacin de Campo Grande en el municipio
segn las Regiones Administrativas
Antes de este periodo, las estaciones ferroviarias fueron responsables de desarrollar ncleos de comercio y servicios para atender
la poblacin, ampliando de esta forma, los aglomerados urbanos a
su alrededor (Soares, 1965 e 1990). En el caso del ncleo de Campo
Grande, hubo el desarrollo de un importante centro comercial. Inicialmente, su funcin era modesta y se restringa a suplir las necesidades de la poblacin, sin embargo, a lo largo de los aos, pas a
ser considerado un centro de alcance metropolitano por la diversidad
de sus actividades comerciales y servicios. Hoy, el subcentro es de
extrema importancia para otras regiones segregadas socioespacial y
econmicamente (Ro de Janeiro, 1996).
Vol. III
militar en Brasil, en agosto de 1964, fue creado el Programa Nacional de Vivienda y el Sistema Financiero de la Vivienda (SFH, por sus
siglas en portugus), siendo el Banco Nacional de la Vivienda (BNH,
por sus siglas en portugus) el gestor de ese aparataje. Algunos de los
objetivos eran difundir la casa propia para las clases populares con la
reduccin del precio de la vivienda, mejorar el estndar habitacional,
eliminar las favelas, adems de financiar obras de saneamiento. El
programa atenda a tres franjas del mercado: popular, econmico y
medio. En los dos primeros, el Estado trabajaba junto con el sector
privado en la construccin de viviendas, las cuales, a su vez, eran financiadas por el FGTS Fondo de Garanta por Tiempo de Servicio.
En la ltima franja de mercado, el Estado actuaba solo como regulador, y las empresas privadas eran los principales agentes de promocin e inversin, utilizando el ahorro como forma de financiamiento
(Bienenstein, 2001).
En este mbito, fue obtenida la informacin de cuatro conjuntos habitacionales implantados por la Compaa Estatal de Vivienda
de Ro de Janeiro (CEHAB, por sus siglas en portugus) en Campo
Grande e inmediaciones3, fuera del tejido consolidado, de forma dispersa y fragmentada. En total eran aproximadamente mil noventa
nuevas viviendas. Por lo tanto, estos programas habitacionales se
caracterizaron como motivadores del avance de la mancha urbana,
debido a la construccin de nuevas viviendas en reas perifricas
todava vacas.
Al final de los aos sesenta, el cuadro de los beneficiados por
el programa del gobierno era contradictorio, ya que las clases media y
alta fueron las que ms adquirieron casa propia, mientras que la clase
popular fue impedida con pocas opciones de vivienda y dificultad de
cumplir con la deuda. El incumplimiento se deba a factores como el
plan de reajustar el saldo adeudado, que era mayor que el reajuste del
salario mnimo, la poca infraestructura de los locales que no estimu-
308
Vol. III
Zona Oeste y algunas reas del suburbio recibieron migrantes mayoritariamente pobres, mientras que las Zonas Sur y Norte una poblacin socialmente heterognea. En resumen, el modelo de crecimiento
urbano brasileo propici la segregacin de las clases populares en
las extensas y precarias periferias, limitndoles el acceso a la casa
propia, principalmente en la forma de parcelacin.
A partir de los aos ochenta, pasa a haber una reconfiguracin
de la produccin espacial en la ciudad de Ro de Janeiro, habiendo sido afectada por la crisis de la misma dcada (Lago, 2000). La
prdida de poder adquisitivo, junto a la disminucin de las alternativas de vivienda con el fin del BNH en 1986, y a la valorizacin de
determinadas reas de la periferia, incentivaron la densificacin en
direccin a las fronteras de la metrpoli, donde el valor de la tierra
era menor. En efecto, en los aos 1980 la poblacin de la Zona Oeste
creci 27,2% (Rio de Janeiro, 2000). Esta dcada promulga, por lo
tanto, la contraccin del acceso a la casa propia por medio de las parcelaciones y de los programas de vivienda para la poblacin pobre,
que pasar a dividir el espacio con otras clases sociales. Como consecuencia de este agotamiento de crecimiento urbano perifrico, hubo
la difusin de favelas (Ribeiro & Lago, 1994).
Se inicia, as, una tendencia a la diversificacin socioeconmica de las reas de la periferia. La diversidad de clases ahora produce
nuevas formas de segregacin de la clase media en contraposicin al
movimiento de estructuracin ncleo-periferia prevaleciente en las
dcadas anteriores. La estructura espacial se hace ms compleja. La
bsqueda para fines de vivienda ya no respeta la demanda tradicional de terrenos para la autoconstruccin, donde haba la explotacin
de un capital inmobiliario no institucionalizado o conjuntos habitacionales patrocinados por el poder pblico, como se observ hasta
la dcada de 1980. Como consecuencia de estos acontecimientos,
el sector inmobiliario fue inducido a invertir fuertemente en estos
locales. De esta manera, edificios multifamiliares, condominios residenciales y parcelaciones legalizadas se presentaron como una gran
inversin por parte del mercado inmobiliario formal. Hubo, por lo
tanto, en la dcada de 90 una enorme disminucin en la produccin
de lotes, 1/6 de la producida en los aos cincuenta (Ribeiro & Lago,
1994). Concomitantemente a este nuevo patrn, surge el West Shop-
310
La intensificacin de la produccin
de vivienda en los aos 1990
En la dcada de noventa, la Zona Oeste obtuvo un gran crecimiento demogrfico, sobre el 10%, y Campo Grande creci 22%
su poblacin (Rio de Janeiro, 2004). Las oportunidades para la clase
media, con mayor poder adquisitivo y capacidad de endeudamiento, en esta regin, permitieron transformaciones en la produccin
de la vivienda. Siendo as, el aumento de la diversidad social puede
generar un nuevo mercado inmobiliario no integrado a la vecindad
y tambin la llegada de servicios especializados para esa nueva clase
(Lago, 2007).
En 1992, Campo Grande concentr 71,4% de las unidades residenciales lanzadas en la Zona Oeste, representando 33% del municipio (ADEMI, 2000). Ya el Censo de 2000 apunt que, de 1996 a
2000, la tasa de crecimiento fue de 10,6%, mientras la del municipio
fue de 5,2%. Se percibe tambin que la llegada del West Shopping contribuy a la densificacin de la poblacin. En los aos 2000 los lanzamientos inmobiliarios sufrieron un boom, contabilizando casi dos
mil quinientas nuevas unidades de vivienda, representando 53,4% de
toda la Zona Oeste (Macedo, 2002). Vale resaltar que el sector inmobiliario encontr condiciones favorables a su produccin en vista de
que tambin la regin presentaba ya una infraestructura consolidada
y muchas reas propensas para densificar
311
Vol. III
4
5
6
312
Figura N 3
Jardim Europa
313
Vol. III
Figura N 4
Distribucin espacial de la oferta habitacional del Programa MCMV
entre 2009 y abril de 2011 por las Regiones Administrativas / RAs
Figura N 5
Condominio Residencial para las franjas de 0 a 3 s.m. en Cosmos
Vol. III
Figura N 6 y 7
Picos da Pedra Branca y Serra Gericin-Mendanha vistos del subcentro
Fuente: Google Earth, acceso el 8 de septiembre de 2011. Elaborado por la autora, 2011.
317
Vol. III
En la Estrada do Mendanha (punto 1) predominan actualmente la construccin de edificios, en menor proporcin, la venta de terrenos y adems un incremento habitacional en constante crecimiento de condominios cerrados de alto estndar, que ah se encuentra.
Por otro lado, un conjunto habitacional fue implantado bien cerca a
esta va, y la proximidad con la favela ms grande del barrio, Carobinha, contribuye a la configuracin social mixta de esta localidad.
En la Estrada da Posse (punto 2), hay mayor concentracin
de unifamiliares, estas principalmente debido a la venta de lotes.
Algunos edificios comenzaron a hacer parte del paisaje pero todava
estn en fase de construccin. Tambin se encuentran en esta va
conjuntos habitacionales para la clase popular, concluyendo as, la
presencia de una poblacin socialmente heterognea.
La Estrada Rio-So Paulo (punto 3) entr al mercado inmobiliario con la construccin, hace aproximadamente nueve aos, de
casas unifamiliares y adosadas. Actualmente, sin embargo, se verifica
la implantacin de conjuntos habitacionales y edificios multifamiliares, lo que tambin forma una poblacin socialmente mixta.
La Estrada do Campinho (punto 4) representa bsicamente la
implantacin de conjuntos habitacionales a travs de polticas pblicas
del BNH, su proximidad con el barrio de Inhoaba, donde habita una
poblacin de baja renta, dibuja una identidad social popular. Es bien
probable que esta sea una de las porciones ms carentes del barrio.
Los puntos 5, 6 y 7 (Estradas do Monteiro, Magara y Cachamorra) revelan un paisaje similar, con la construccin de edificios
multifamiliares o condominios con casas adosadas, todos dirigidos a
la clase media, caracterizando una camada social ms homognea.
Est claro que hay muchas excepciones y carencias en varias partes
cercanas, sin embargo, esta produccin habitacional contribuye a una
mejora en la infraestructura. Cabe resaltar que en esta porcin del
barrio fue inaugurado el Park Shopping Campo Grande7, que se caracteriza por ser uno de los shoppings ms grandes de Brasil.
318
Por ltimo, el punto 8 (Estrada do Cabuu) revela una tendencia para los aos posteriores. Su proximidad con uno de los paisajes
naturales ms bonitos del barrio, el Macio da Pedra Branca, ha configurado la regin por el crecimiento de los condominios cerrados de
alto estndar. Si en el pasado reciente, la falta de infraestructura, la
presencia de una poblacin carente y la distancia al subcentro caracterizaban la regin, ahora una clase diferenciada, con nuevas exigencias, evidencia la heterogeneidad social.
Campo Grande se caracteriza, por lo tanto, por la complejidad
habitacional y social que lo ha transformado en un barrio con innumerables posibilidades para la poblacin media carioca. La industria
inmobiliaria hace evidente esta realidad, en una ciudad donde los
espacios estn cada vez ms escasos y la violencia impone el miedo
a ciertas regiones. Campo Grande todava guarda consigo ricos paisajes naturales, espacios por densificar, una relativa seguridad y una
infraestructura bien desarrollada, diferenciada del entorno.
A pesar de la aproximacin de clases sociales diferenciadas
en el barrio debido a su proceso de crecimiento urbano, es posible
notar, conforme fue ilustrado en la Figura 4, que la poblacin de baja
renta ya ha sido empujada a las reas todava ms distantes, con infraestructura inadecuada a la demanda que ser exigida, como estrategia para dirimir costos pblicos. De acuerdo con la Figura 8, las
clases sociales ms pudientes estn ocupando las regiones con mejor
infraestructura, cercanas a los shoppings, subcentro y vas de acceso
rpido, y con eso aumentan tambin el precio de la tierra.
Consideraciones finales
Es posible percibir que la dinmica de la produccin habitacional se ha venido intensificando progresivamente para transformar
Campo Grande en un nuevo espacio de expansin de la urbe carioca
principalmente para la clase media.
En relacin a la produccin inmobiliaria en el barrio, se hizo
evidente que, a pesar del avance de las opciones de vivienda para
la clase media, lanzamientos de conjuntos habitacionales compleji319
Vol. III
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321
Vol. III
322
Fracturas sociales
y casas clonadas efectos
de la mercantilizacin del suelo
Magela Cabrera Arias1
Introduccin
Incuestionablemente la acelerada urbanizacin sumada a la
extensin de la democracia en el mundo ha favorecido una permanente lucha de los ciudadanos en defensa de sus derechos, y
una fuerte demanda por apropiados servicios de educacin, salud,
vivienda, trabajo e ingresos mnimos (Wallerstein, 2002).
323
Vol. III
Vol. III
El lanzamiento de la Declaracin tuvo lugar el 7 de mayo de 2007 en la Universidad de Fribourg y el da siguiente, 8 de mayo de 2007, en el Palais des Nations
de Ginebra.
326
327
Vol. III
3
4
329
Vol. III
Los estudios incluyeron: un Plan Estratgico (base fsica, socioeconmica, ambiental, funcional y procedimientos sugeridos para su ejecucin en los perodos
de planificacin 1997 a 2000, 2001 a 2005 y 2006 a 2020);Un Diagnstico del
rea de estudio con un banco de datos e informacin; un Atlas Metropolitano
(Sistema de Informacin Geogrfica(SIG)); una Propuesta de Desarrollo Institucional del Ministerio de Vivienda (actual Min de Vivienda y ordenamiento
Territorial); y, programas de inversiones
330
Vol. III
Poltica Fiscal
La ley de intereses preferenciales. Desde los aos ochenta fue evidente el vnculo entre la pobreza urbana y la urbanizacin acelerada.
El rea metropolitana de Panam ya se extenda desde La Chorrera
y Arraijn al Oeste del Canal de Panam, hasta Tocmen al Este
y San Miguelito y las Cumbres al Norte. La crisis habitacional se
haba profundizado debido al crecimiento poblacional natural y migraciones y a la aplicacin de las polticas de ajuste estructural del
Consenso de Washington que, entre otros resultados, llevan al Estado
a disminuir dramticamente la inversin en vivienda y a modificar la
naturaleza de sus polticas habitacionales (Cabrera Arias, 2004).
En ese contexto se robustece el sector privado con base en el
financiamiento de la banca local para construccin de viviendas;
pero primordialmente por la creacin, en 1985, de la Ley de Intereses Preferenciales6 que ofrece intereses hipotecarios subsidiados por
333
Vol. III
334
Sobre el Excedente de
Hasta la suma de
1.75%
US$30,000
US$ 50,000
1.95%
US$50,000
US$ 75,000
1.95%
US$75.000
---------
335
Vol. III
Polticas de Vivienda
El Ministerio de Vivienda y Ordenamiento Territorial (MIVIOT)
indica que las polticas pblicas a las que se adhieren los programas de
vivienda tienen como objetivos:
1. Modernizar y fortalecer la institucin
2. Incentivar la inversin privada en el sector habitacional Prioritario I y II,
3. Rescatar el aspecto urbanstico en las ciudades,
4. Desarrollar normativas modernas con programas y proyectos
que atiendan el dficit habitacional
5. Implementar normas urbansticas modernas para el aprovechamiento ptimo de espacio urbano (MIVIOT, Programas
de Vivienda).
Los programas de vivienda vigentes con diversos nombres y
algunas ampliaciones mantienen la misma naturaleza que los aplicados en los aos noventa (Cabrera Arias, 1993). Bsicamente orientados
a la mercantilizacin del suelo, sin un marco de planificacin urbana
integral, desconocedores de los impactos sociales, desvinculados de
una gestin de riesgo y con escasas consideraciones ambientales.
Se describen brevemente aquellos que responden a los objetivos 2 y 5 mencionados arriba.
10
11
12
337
Vol. III
Cuadro N 2
Ministerio de vivienda y ordenamiento territorial
Programa de inversin para el periodo 2010-2014
Total
Nombre Programa
N Soluciones
habitacionales
Inversin
Millones
US$
% de la
inversin
Total
95.639
576.049.011
100.00%
Mensura y
Legalizacin
17.998
13.513.600
2.3%
Construccin de
Vivienda(Inters Social)
29.693
179.005.961
31.0%
Proyecto
Curund
1.000
91.202.859
15.83%
Proyecto
Manuel Castillo
500
28.456.191
4.9%
Fondo de ahorro
Habitacional ( Cooperativas)
1.045
18.640.200
3.2%
Financiamiento de vivienda
GOB / BID (PARVIS, PROMEBA)
4.167
37.348.800
6.48%
Fondo solidario
de Vivienda ( Bono Hipotecas)
17.104
86.020.000
14.93%
Mejoramiento
Habitacional(prstamo materiales)
13.958
94.679.600
16.43%
Fortalecimiento
Institucional
6.500.300
1.12%
Vivienda de Inters Social Prioritario III: vivienda costo entre US$ diez y seis y
cuarenta mil
338
La anti-ciudad
La aplicacin de las medidas antes expuestas determin tendencias discordantes en la expansin de Ciudad de Panam que,
339
Vol. III
13
(TICs.) Centro financiero y de reaseguros, Canal de Panam, Actividades Portuarias, Zonas Libres (Proyecto Panam Pacfico en Howard).
340
Poblacin
1990
Densidad
1990
61.849
147.8
Poblacin 2000
149.918
Densidad
2000
258.3
Poblacin
2010
Densidad
2010
220.779
527.7
89.780
116.6
124.653
161.9
161.470
209.8
Panam
584.803
287.9
708.438
348.8
880.691
433.6
Ciudad de
Panam*
413.505
4.141.5
415.964
4.166.1
430.299
4.309.7
San Miguelito
243.025
4.850
293.745
5.863
315.019
6.287.7
Total AMP
1.577.959
2.353.7
3.405.813
La Chorrera
341
Grafico N 1
Permiso de Ocupacin por distrito rea Metropolitana
Grafico N 2
Permiso de Ocupacin Distrito de Arraijn, Variacin por ao
342
Vol. III
Uno de los organismos que agrupa a la mayora de las empresas privadas de construccin mantiene una permanente presin sobre
el Estado para mejorar sus condiciones de ganancia aduciendo que
343
Vol. III
14
344
Fuente: http://www.skyscrapercity.com/showthread.php?t=1062741&page=11
Vol. III
munitaria; amn del aumento de problemas de inseguridad ciudadana15. Evidentemente quienes construyen amparados bajo el cdigo
Residencial Bsico desdean estudios, entre otros el del Banco Interamericano de Desarrollo (BID, 2012) que afirma que la Cultura
Ciudadana es clave para mitigar la violencia; y que las estrategias
dirigidas a su prevencin deben incluir medidas para reconocer y
modificar comportamientos que responden a creencias, emociones y
factores culturales.
Los barrios con caractersticas como las descritas impiden la convivencia y la realizacin de actividades culturales debido a la ausencia casi absoluta de espacio pblico, e imposibilitan el desarrollo de la
agencia de las personas16. Lo que existe son espacios donde se producen
imaginarios sociales que fomentan identidades pasivas y subordinadas.
15
16
346
La forma de urbanizar en Arraijn ha provocado varios problemas (Cedeo, 2002)17 de los cuales el ms grave es la inundacin. Las
condiciones geogrficas combinan una topografa prcticamente plana
con ligera pendiente hacia el litoral y la existencia del rio Aguacate
y su afluente el ro Indio y numerosas quebradas que actan como
drenajes pluviales naturales del terreno. Sobre este paisaje natural los
constructores al nivelar y rellenar han tapado los drenajes pluviales naturales y los cauces naturales de ros y quebradas (Cedeo, 2002). La
eliminacin de la cubierta vegetal causa erosin y sedimentacin en
los cauces de ros, provocando inundaciones. Otras consecuencias han
sido la degradacin de la calidad de las aguas superficiales y la prdida
de flora y fauna y, la alteracin del paisaje (Esquivel, 2003).
Foto N 3
Inundaciones y deslizamientos en Arraijn
17
Encuesta: 80% de los encuestados manifest problemas de recoleccin de basura; 15% problemas con humo que produce la quema de basura y herbazales;
5% problemas de inundacin y 5% problemas de deslizamiento. Problemas de
abastecimiento de agua permanentes (reas El Tecal, Burunga, Barriada 2.000
y Arraijn cabecera (en La Polvareda), En esta cuenca hidrogrfica se han
identificado cuatro reas que presentan conflictos de uso y que estn relacionados con problemas de inundacin. Urbanizacin El Tecal, Bello Amor, Vista
Alegre y Nuevo Arraijn, en las cuales parte de las viviendas fueron construidas en terrazas inundables que fueron rellenadas con material arcilloso Estas,
durante las grandes crecidas del no Aguacate son inundadas, afectando las viviendas y la poblacin (Cedeo Barrios, Hctor 2002: 16)
347
Vol. III
Figura N 2
Consecuencias Sociales
18
Artculo N1 (la ley tiene) por objeto establecer el marco regulador del ordenamiento territorial para el desarrollo urbano, con el fin de procurar el crecimiento armnico de los centros poblados y de brindar, a sus habitantes, accesibilidad
universal y mejor calidad de vida dentro de su ambiente geogrfico. Artculo
N2. El ordenamiento territorial para el desarrollo urbano es la organizacin
del uso y ocupacin del territorio nacional y de los centros urbanos, mediante el
conjunto armnico de acciones y regulaciones, en funcin de sus caractersticas
fsicas, ambientales, socioeconmicas, culturales, administrativas y polticoinstitucionales, con la finalidad de promover el desarrollo sostenible del pas y
de mejorar la calidad de vida de la poblacin.
349
Vol. III
mientos y espacio pblico segn se determine en el Plan de Ordenamiento Territorial (POT) y en los Planes parciales.
Finalmente es necesario tener presente que el Derecho a la vivienda adecuada y a la Ciudad requiere mucho ms que programas
de vivienda integrales. Se requiere modificar las causas estructurales
que involucran escasez de oportunidades e inequidad en todos los
mbitos, escasa educacin y limitaciones graves al acceso a la informacin. Adems de eliminar las tres I ignorancia, ideologa, e incapacidad de los funcionarios y los tomadores de decisiones (Smolka,
2003) para regular lo esencial, el precio de la tierra urbana.
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Yujnovsky, Oscar (1984) Claves polticas del problema habitacional argentino 1995-81.
Buenos Aires, GEL.
353
1
2
Este trabajo se basa en la tesis de maestra, del mismo nombre, realizada por el
autor entre 2011 y 2013.
Maestro en Estudios Urbanos por FLACSO-Ecuador y Arquitecto por la Universidad Central del Ecuador. Ha sido Ayudante de Ctedra en Francia (LGT
Racine y CLG Guillaume Bud de Pars) y ponente en Brasil y Ecuador. Miembro fundador de arQritica, taller de experimentacin socio-espacial. Actualmente es Coordinador del Eje Urbano y de Tesis de la Carrera de Arquitectura
de la Universidad Internacional SEK y Docente Invitado de Postgrado en la
Universidad San Francisco, ambas en Quito.
355
Vol. III
En Amrica Latina, ver por ejemplo los emblemas de Brasil (orden y progreso),
de Colombia (libertad y orden) y de Chile (por la razn o la fuerza).
356
Vol. III
trabajo; los gobiernos promulgan polticas pblicas que permitan satisfacer la necesidad de vivienda, sobre todo para la clase trabajadora.
En ese sentido, la mayora de polticas habitacionales en Amrica
Latina para la poblacin de menores ingresos, han tenido como eje
central la subvencin de las viviendas a travs de un subsidio habitacional (BEV, 2012) considerado como una ayuda estatal que se
otorga por una sola vez a familias que pertenecen a estratos econmicos bajos para que puedan comprar una vivienda nueva. El subsidio
cubre una parte del costo de la vivienda y se complementa con el
aporte propio de la familia ms un crdito hipotecario o de consumo
(Contrato Social por la vivienda, 2006).
La pregunta es por qu subvencionar viviendas? todo el
mundo acepta que se necesita subsidios a la vivienda para proteger
a la poblacin que la empresa privada no puede alojar, aunque esta
vivienda no debe dejar de tener las caractersticas de un buen objeto
y de una buena urbanizacin. Sin embargo, esta es una psima respuesta, ya que la realidad muestra que las personas que ocuparn
las viviendas subvencionadas tienen los mismos derechos que toda la
sociedad, con la nica diferencia que no pueden pagarlos, por lo que
pasan a ser conejillos de Indias tanto para los planificadores estatales
como para la empresa privada, que cometen el gran error de aislar a
esta parte de la poblacin, segregada por sus ingresos, en barrios con
esquemas propios y distintos. Es decir, la concepcin de subvencionar viviendas no tiene nada que ver con el verdadero problema, sino
que tan slo est presente como experimentacin de teoras urbanas
que no han prosperado (Jacobs, 2011).
An as, la mayora de pases latinoamericanos han optado por
el subsidio habitacional para la poblacin de menores ingresos y han
destinado cuantiosos recursos econmicos para solventar los diferentes
proyectos masivos de vivienda social. Por ejemplo, en Chile la produccin de vivienda social entre 1980 y 2000 fue de casi 200.000 unidades
(Rodrguez y Sugranyes, 2005). En Mxico se produjo un financiamiento para 3.000.000 de viviendas nuevas entre 2000 y 2006 (Paquete
y Yescas, 2009). En el Ecuador, entre el ao 2007 y 2010, se entregaron
ms de 200.000 subsidios habitacionales (Ruiz y Snchez, 2011). Pero
la realidad muestra que no se hace mucho por revertir el abandono de
las viviendas. En Chile el 65% de familias que residan en estos conjun359
Vol. III
tos manifestaban su intencin de abandonarlos (Rodrguez y Sugranyes, 2005) y en Mxico, de 30.400.000 de viviendas existentes en 2006,
4.300.000 estaban deshabitadas (Barrios y Garca, 2010).
Lo expuesto hace suponer que los recursos destinados no tienen
como fin ltimo satisfacer la necesidad til de la vivienda, es decir su
valor de uso, sino ms bien favorecer al capital inmobiliario-financiero
que hace negocio con la construccin masiva de vivienda social al caracterizarla solamente por su valor de cambio. Situacin que se complica porque este tipo de vivienda es relegada fuera de la centralidad
urbana ya que no puede competir con las diversas actividades econmicas para asegurarse localizaciones ventajosas en el espacio urbano
(Camagni, 2005), por lo que la mayora de estos conjuntos habitacionales tienen las mismas caractersticas comunes: estn situados en
la periferia de la ciudad, ocupan terrenos desvinculados de la trama
urbana o tienen una densidad muy alta; es decir, sus residentes estn
alejados y aislados fsicamente de la ciudad (Segovia, 2010).
el orden anterior, pero que luego se convierte en un arma de los excluidos para transformar el orden social burgus. Esta explicacin se basa
en la concepcin marxista sobre el rol del proletariado y en el ideal habermasiano de rescatar la modernidad de la racionalidad instrumental
usando sus armas: la razn y la esfera pblica (Salcedo, 2007).
En la democracia moderna (Habermas, 2009), el espacio
pblico es un espacio poltico que a ms de identificar los problemas
de la sociedad, vincula entre s al Estado y a la sociedad civil, en una
teora que busca garantizar la cohesin social con una poltica que
se enfoca en la inclusin del otro. Es decir, es necesario el cambio
del centro de gravedad que presentan los tres recursos con los que la
sociedad satisface su integracin: el mercado, el Estado y la sociedad
civil; toda vez que la cohesin social ya no puede extraerse solamente
de la accin comunicativa sino que debe sustentarse en espacios pblicos que permitan a la sociedad civil afirmarse sobre los otros dos
poderes (Habermas, 1996). Es en el espacio pblico entonces, visto
como una estructura espacial para la cual se ofrecen diversas metforas arquitectnicas, donde la sociedad civil influye en la opinin
pblica, hace escuchar sus opiniones y obliga al sistema poltico a
reflexionar sobre sus decisiones de poder (Habermas, 1998).
Vol. III
dos para sectores de bajos ingresos por inmobiliarias privadas e instituciones hipotecarias del Estado que siguen frmulas neoliberales de
financiamiento. Sus promotores son los poderes pblicos, con pocas
diferencias prcticas cuando se declaran de derecha o de izquierda,
y el capital inmobiliario-financiero (Pradilla 2010). Esta situacin,
junto con la crtica a la ciudad moderna, debe leerse con otros fenmenos como la inmigracin masiva o el rpido desarrollo de la
clase obrera industrial, que produjeron nuevas formas en el habitar
urbano latinoamericano: favelas, villas miseria, pueblos jvenes o ranchos.
Es decir, aunque se integr a las masas populares en un mercado
urbano de trabajo mediante la industrializacin sustitutiva, otorgndoles viviendas de bajo costo, se hizo muy poco en lo referente a
ciudadana poltica y social, procesos que se cultivan principalmente
en los espacios pblicos de las ciudades (Duhau, 2001).
362
363
Vol. III
Vol. III
Ciudad Bicentenario fue concebido como un programa Municipal de Vivienda Social que contemplaba la implantacin, en la zona
oeste del proyecto, de un terminal de transporte, sistema integrado
de seguridad, escuelas, guarderas, hospital, salas comunales, polideportivo, biblioteca, iglesia, centro de administracin pblica, parque
lineal y centros culturales. Siguiendo otro de los preceptos racionalistas pregonados por el movimiento moderno, el de la serializacin
residencial y su consecuente construccin masiva de viviendas; y en
aras de aprovechar el suelo, se pretenda dar cabida, en la zona este
de la prolongacin de la autopista Simn Bolvar, a 3.500 viviendas
aproximadamente y que seran destinadas especialmente a sectores
sociales de escasos recursos, sobre todo de la parte norte de la ciudad
(Ordenanza Especial N006, 2005).
En el ao 2005, el rea total del proyecto era de 75.72 has, de
las cuales 18.45 has, ubicadas en el sector sur, estaban ocupadas (hasta
366
el da de hoy) por los barrios informales 15 de Julio y Unidad Nacional; y que a esa fecha presentaban un desarrollo relativamente
incipiente, por lo que se plante la intervencin sobre ellos (ver Mapa
N 2), con la finalidad de incorporarlos a un ordenamiento integral
y propiciar a los legtimos propietarios de los lotes el acceso a una
vivienda. De las 57.27 has restantes, 29.70 has eran del municipio y
27.57 has de propiedad privada, que el cabildo terminara comprando
para la planificacin del proyecto final.
Mapa N 2
Terreno de Ciudad Bicentenario, ao 2005
Vol. III
para viviendas cuyo precio mximo era de US$ 20.000. As, empez
su gestin con la implementacin del Plan Nacional de Desarrollo
2007-2010, que tena entre sus principios la reconstruccin de lo
pblico para llegar a una sociedad justa, libre, democrtica y sustentable, por lo que el acceso al espacio pblico deba ser garantizado
por el Estado y la comunidad poltica, al promocionar deberes y derechos respecto a su uso (SENPLADES, 2007).
En aquel contexto, el Municipio de Quito inici el movimiento de tierras y la construccin de vas y bordillos (La Hora, 2007);
a la vez que firmaba un convenio con el Ministerio de Desarrollo
Urbano y Vivienda (MIDUVI) para priorizar la entrega de subsidios
habitacionales a las organizaciones que participaren en los proyectos de vivienda municipales (Diario Hoy, 2007). Luego, en vista de
que las caractersticas topogrficas y la calidad del suelo en el lmite
nororiental del proyecto impedan el trazado vial planificado en ese
sector, se sancion la Ordenanza Especial N012 el 16 de marzo de
2007, que prcticamente conservaba el mismo plan urbano: zonificacin de viviendas y equipamientos divididos por la prolongacin
de la va Simn Bolvar. De igual forma se mantenan los elementos
estructurantes: cuatro grandes plazas a lo largo del proyecto, que se
conectaban con el rea de equipamientos a travs de ejes peatonales
elevados que atravesaban la va rpida.
La construccin de las viviendas responda a dos modelos de
gestin: la directa municipal, donde era el municipio quien construa
las viviendas a travs de contratistas; y la venta de suelo a favor de
organizaciones sociales y/o promotores inmobiliarios, que eran los
que se encargaban de la construccin y el negocio inmobiliario. En
el modelo de gestin directa, el suelo se quedaba con el Municipio
y slo se transfera la propiedad de la vivienda, en un diseo donde
la rentabilidad del cabildo fue planificada para ser nula (EPMHV,
2012). En ese sentido, mediante convocatorias pblicas, el municipio
invit, en abril de 2007, a constructores, promotores inmobiliarios y
organizaciones sociales para que compren manzanas en el proyecto;
y, en junio de 2007, al registro de organizaciones sociales carentes de
vivienda para iniciar la gestin directa municipal (Ecuador Inmediato, 2008). El sector privado particip en los dos modelos de gestin.
368
En abril de 2008, mediante Resolucin N C0293, el Municipio de Quito declar prioritaria la ejecucin del proyecto a la vez
que se aprobaban las condiciones de un crdito de US$ 5.400.000
solicitado por la municipalidad, en su modelo de gestin directa, al
Banco Ecuatoriano de la Vivienda (BEV); es decir, se potenciaba la
reproduccin del capital inmobiliario, an cuando sea pblico, ya que
no dejaba de ser un crdito al constructor (La Hora, 2008). Para ese
entonces, se haban concluido las obras de infraestructura con una
inversin municipal de US$ 5.000.000 (Ecuador Inmediato, 2008).
Las casas tenan precios entre US$ 10.000 y US$ 15.000 en reas que
iban de 40 a 80 m2. Las familias recibieron el subsidio habitacional
que represent en promedio el 30% del costo de la vivienda, dieron
una entrada mnima de alrededor del 5% y el resto fue financiado con
crditos hipotecarios (La Hora, 2008).
A mediados del ao 2008 se entregaron 530 subsidios a familias pertenecientes a ms de 40 organizaciones de escasos recursos
econmicos (Ecuador Inmediato, 2008b). Enseguida se cre un Fidecomiso entre el Municipio de Quito, el BEV y el MIDUVI para la
construccin de las viviendas y la administracin del crdito otorgado por el BEV y que servira para pagar a los contratistas de la gestin
directa municipal (Ecuador Inmediato, 2008). Es decir, se abra paso
a la subvencin de viviendas, con subsidios a la demanda y crditos
para la oferta, en un modelo neoliberal que pretenda mostrar que
la prctica poltico econmica planteada para alcanzar el bienestar
social a travs de la libertad empresarial puede desarrollarse en un
Estado que crea y preserva un marco institucional apropiado para tal
prctica (Kozac, 2011).
En septiembre de 2008, el Gobierno increment el valor del
subsidio de US$ 3.600 a US$ 5.000, lo que producira la mayor inversin en el Sistema de Incentivos a la Vivienda4 (SIV) de la historia
ecuatoriana, US$ 361.400.000 en el 2008, cuadruplicando la inver-
Programa implementado en 1998 en el Ecuador, que se basa en un subsidio habitacional a la demanda, enmarcado dentro de la poltica de desarrollo urbano
y vivienda del Banco Interamericano de Desarrollo-BID (Pinto, 2012).
369
Vol. III
Vol. III
ciudad y el pas del futuro, tras la idea de la convivencia en comunidad autosuficiente que pueda realizar sus actividades en su propio
entorno, evitando grandes e innecesarios desplazamientos. Por su
parte, el alcalde Barrera manifest que Ciudad Bicentenario es un
mensaje de dignidad, un concepto nuevo e incluyente, solidario.
Explic que este concepto integra la residencia, el uso mltiple, la
educacin y la calidad de vida (El Ciudadano, 2010).
Las viviendas entregadas, de hormign armado, losas y bloque,
tenan posibilidad de crecimiento desde 41 a 80 m2. Los precios iban
desde US$ 13.000 hasta US$ 20.000 (El Ciudadano, 2010), es decir
30% ms que cuando se iniciaron las obras en el 2008. En marzo de
2010 se firm otro convenio entre el MIDUVI, la Alcalda y el BEV,
para que ste otorgue un nuevo crdito a la municipalidad por un
monto de US$ 3.600.000, con el fin de construir las viviendas de la
II etapa del proyecto (Agencia pblica de noticias de Quito, 2010).
En el mbito nacional, el MIDUVI elabor en el ao 2010, la
Poltica Nacional de Hbitat Sustentable, Asentamientos Humanos
y Vivienda Adecuada (PNHSAHVA, 2010), donde se reconoce a los
barrios como constituyentes de la base territorial de las comunidades
urbanas y el referente que permite desarrollar la identidad vecinal.
A partir de ah, se plantea como uno de los objetivos el mejorar la
calidad de vida en los barrios, a travs de la recuperacin y valorizacin de los espacios pblicos barriales y del fortalecimiento del tejido
social. En el mismo ao, el Municipio de Quito public su Poltica
Metropolitana de Hbitat y Vivienda (PMHV, 2010), donde se define
que la vivienda social no debe estar segregada ni territorial ni formalmente, puesto que es inherente al desarrollo comunitario integral, por
lo que se le deber dotar de ordenacin territorial, infraestructuras y
equipamientos a ms de proveerle espacios habitables y adecuados
para que la poblacin de los sectores de atencin prioritaria acceda
a un hbitat digno, seguro y adecuado, estableciendo as condiciones
de equidad entre los ciudadanos. Adems, se seala a la dotacin de
espacios pblicos como parte fundamental de la comunidad, para su
integracin y formacin de identidad.
En este contexto, se cre mediante Ordenanza Metropolitana 307, la Empresa Pblica Metropolitana de Hbitat y Vivienda
(EPMHV) que determin en su objeto, entre otros, la gestin integral
372
de programas y proyectos de Hbitat y Vivienda, la participacin comunitaria, la promocin del desarrollo integral, la autogestin comunitaria y el sistema de economa solidaria a desarrollar en el Distrito
de Quito.
A finales de 2011, con presencia del Gerente del BEV, el alcalde
de Quito y el ministro del MIDUVI, se entregaron 40 casas a familias beneficiarias. En base a la PMHV, en la ceremonia de entrega,
el alcalde Barrera anunci el inicio de ms obras en el sector, como
reforestacin y prolongacin de la Av. Simn Bolvar que ayudar
a la movilidad de Quito y la conectividad con este proyecto habitacional; y destac: no tenemos una poltica de hacer casas sino de
construir comunidades. Les pido que convivan armnicamente, que
esos valores de comunidad y de respeto sean valores que hagan parte
de este lugar. (BEV, 2011). Un ao despus, en diciembre de 2012,
solamente el alcalde de Quito entreg 280 casas y expres: en cada
barrio debemos hacer ciudad, debemos mejorar la relacin y confianza entre vecinos; ningn proyecto tendr xito sino cuenta con
la solidaridad, colaboracin y compromiso comunitario (Agencia
pblica de noticias de Quito, 2012).
Como se vio, desde que inici el proyecto, la construccin de
las viviendas respondi a dos modelos de gestin: la directa municipal que gestion la construccin de 1.833 viviendas a travs de la
EPMHV; y la venta de suelo a favor de organizaciones sociales y/o
promotores inmobiliarios privados que gestionaron la construccin
de otras 750 viviendas. Para inicios de 2013, de las viviendas que la
administracin municipal construa mediante un administrador fiduciario, 968 viviendas (en 14 manzanas de la Etapa I) prcticamente
ya estaban concluidas. Las otras 856 viviendas que correspondan a
la Etapa II, conformada por 9 manzanas, presentaban un avance de
construccin del 56% (EPMHV, 2012). De las unidades habitacionales ofertadas, 1.761 (96%) haban sido adjudicadas, 1.450 (79%)
fueron beneficiarias del subsidio habitacional. Para marzo de 2013
se registraban 465 (25%) unidades entregadas y tan solo 272 (15%)
viviendas habitadas con un total de 831 habitantes (EPMHV, 2013).
El 22 de marzo de 2013, en base a la Constitucin de 2008 y
a la Poltica Metropolitana de Hbitat y Vivienda (PMHV) de 2010
que instan la aplicacin del principio del Buen Vivir; as como por
373
Vol. III
Vol. III
Metodologa de anlisis
Se procedi a encuestar a una muestra (58 familias) de las
272 familias que vivan en Ciudad Bicentenario en marzo de 2013
(fecha de toma de datos), a cuyos jefes de hogar o miembros designados para responder, se les hizo preguntas relacionadas con los indicadores construidos. Desde una perspectiva comparada se hicieron
las mismas preguntas para que sean respondidas en dos contextos
y tiempos diferentes: antes de que vivan en Ciudad Bicentenario y
desde que residen all. Antes de mostrar los resultados de los indicadores, se caracteriza a la poblacin encuestada segn sus caractersticas socio-espaciales: sexo, estado civil, edad, nivel de instruccin,
lugar de nacimiento, tiempo de residencia en Ciudad Bicentenario
y lugar de procedencia (antiguo barrio); y se establecen los lugares
estructurantes de Quito para la poblacin residente, identificando
cules de ellos son espacios pblicos.
376
377
Vol. III
Mapa N 5
Antiguos barrios donde viva la poblacin de Ciudad Bicentenario
378
Mapa N 6
Lugares estructurantes de Quito para la poblacin de Ciudad Bicentenario
379
Vol. III
381
Vol. III
Mapa N 8
Mejor espacio pblico visitado despus de vivir en Ciudad Bicentenario
En base a lo expuesto, an al constatar que existe una disminucin en el nmero de espacios pblicos visitados desde que la poblacin habita en Ciudad Bicentenario, la investigacin se enfoca en
responder a la pregunta planteada ms arriba, tomando en cuenta
a las polticas promulgadas por el gobierno nacional y local, para
dilucidar el nivel de acceso a los espacios pblicos de la ciudad. A
continuacin se presentan los resultados obtenidos.
Resultados
Sobre el acceso a la condicin simblica del espacio pblico
La condicin simblica del espacio pblico es la que permite
la construccin de identidades. En ese sentido, an cuando la PNHSAHVA promulgada por el MIDUVI en el ao 2010, reconoce a
los barrios como los referentes que permiten desarrollar la identidad
vecinal, la investigacin arroja datos alarmantes (ver Tabla N 1),
382
% de uso de espacios
(indicadores)
la poblacin se
identifica ms
antes de vivir en CB
Espacio
Pblico
Espacio
Privado
No sabe/no
responde
Espacio
Pblico
Espacio
Privado
No
sabe/no
responde
consigo misma en
24%
76%
0%
24%
64%
12%
como residente
de su barrio en
49%
49%
2%
22%
63%
15%
como habitante
de Quito en
62%
35%
3%
40%
38%
22%
como ciudadana/o
ecuatoriana/o en
54%
37%
9%
26%
48%
26%
Vol. III
% de uso de espacios
(indicadores)
antes de vivir en CB
No
sabe/no
responde
No
sabe/no
responde
la poblacin interacta ms
Espacio
Pblico
Espacio
Privado
28%
69%
3%
18%
69%
13%
56%
39%
5%
44%
34%
22%
Espacio
Pblico
Espacio
Privado
385
Vol. III
Tabla N 3
Promedios-condicin de intercambio de bienes, servicios e informacin
CONDICION DE INTERCAMBIO
(indicadores)
antes de vivir en CB
2,6
1,1
1,1
0,3
1,5
1,0
En lo referente al promedio de productos comprados en espacios pblicos por persona antes de vivir en Ciudad Bicentenario, existe
una disminucin a la mitad desde que la poblacin vive en el proyecto.
Situacin similar ocurre con el promedio de servicios consumidos por
persona en espacios pblicos, que se redujo a la tercera parte desde que
los residentes habitan el proyecto. Con respecto al promedio de modalidades que tena cada persona para informarse en espacios pblicos, se
redujo en un 40% desde que habita en el proyecto. Esto hace suponer
que, o la poblacin visita con menor frecuencia espacios pblicos o
tiene acceso a ellos pero ya no cuenta con los suficientes recursos econmicos para realizar los intercambios que realizaba antes. Con respecto al intercambio de comunicacin, se defini el lugar donde la poblacin se comunicaba y se comunica con desconocidos (ver Tabla N
4). Prcticamente la mitad de la poblacin dijo haber hablado o hablar
con desconocidos. Los resultados mostraron que el espacio pblico ha
superado y supera a los espacios privados como lugar donde la poblacin se comunicaba y comunica con ms frecuencia con los otros.
Tabla N 4
Porcentaje de uso de espacios-condicin de intercambio de comunicacin
CONDICION DE
INTERCAMBIO
prcticamente el 50%
de la poblacin
hablaba / habla con desconocidos en:
% de uso de espacios
antes de vivir en CB
Espacio
Pblico
Espacio
Privado
30%
28%
386
Autobs
Espacio
Pblico
Espacio
Privado
42%
44%
6%
Autobs
50%
Aos
2010
2011
2012
48%
50%
42%
387
Vol. III
A manera de cierre
Ciudad Bicentenario, ms que otro experimento de aquel urbanismo racionalista fracasado que promova la serializacin residencial a mediados del siglo anterior, se erige como una obra municipal
que pretende dejar de lado la concepcin de una vivienda de paredes
con techo y que hace todos los esfuerzos, por lo menos con la enunciacin de polticas pblicas, para integrar a su poblacin a los beneficios de la ciudad. Sin embargo, una vez que se ha demostrado
que no se han mejorado los niveles de acceso al espacio pblico en
lo referente a construccin de identidades, integracin social e intercambio, pareciera que en lo referente a la formacin de ciudadana,
a manera de acto de contricin, se ha bajado la deliberacin a las
bases, para que ellas decidan cmo quieren convivir y construir ciudadana, aunque sea en una territorialidad aislada y desconectada de
la ciudad; y donde el acceso al espacio pblico para la poblacin residente, a pesar de la gestin pblica local y nacional, se ha disminuido
tal como lo muestran los resultados precedentes.
En ese sentido, urge cambiar la visin poltica que se tiene de
la vivienda y del espacio pblico, toda vez que los resultados obtenidos muestran las limitaciones de las polticas pblicas, urbanas y de
vivienda cuando se basan en recetas neoliberales que tienen como fin
ltimo la reproduccin del capital antes que la puesta en valor de la
ciudad misma para todas las personas, ms an cuando se los trata
como ciudadanos.
Ojal no pareciera utpico decir que en la coyuntura poltica
actual, con buena parte de los movimientos sociales en el Gobierno,
se deben realizar las leyes y reglamentos, tanto de vivienda social
como del espacio pblico en la ciudad, que permitan aterrizar las polticas promulgadas. No se trata solamente de planificar y construir
espacios pblicos que presenten las cuatro condiciones aqu propuestas, porque puede haber muchas ms, sino de aprovechar las circunstancias y coyuntura existentes para sentar por lo menos las bases de
una nueva sociedad justa y solidaria que posea programas y proyectos econmica, sustentable y jurdicamente estables. Caso contrario,
el problema de la vivienda en nuestro pas, y ms an el de la vivien388
Referecias
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389
Vol. III
390
Vol. III
Archivos
Ordenanza Especial N006, Proyecto Ciudad Bicentenario, 15 de diciembre de
2005.
Ordenanza Especial N 012, Proyecto Ciudad Bicentenario, 16 de marzo de
2007.
Ordenanza Especial N 014, Proyecto Ciudad Bicentenario, 25 de mayo de 2009.
Ordenanza Especial N 0374, Proyecto Ciudad Bicentenario, 22 de marzo de
2013.
Notas de prensa digitales (en orden cronolgico)
La Hora (2007). Ciudad Bicentenario sigue su marcha. Seccin Quito, 18 abril
2007.
Diario Hoy (2007). Proyectos habitacionales se financian con bonos. Seccin
Ciudad, 14 septiembre 2007.
Ecuador Inmediato (2008). Ciudad Bicentenario cuenta con nuevas viviendas.
Seccin Quito, 17 agosto 2008.
------. (2008b). Beneficiarios de Ciudad Bicentenario recibieron Bonos de Vivienda. Seccin Quito, 6 julio 2008.
La Hora (2008). Ciudad Bicentenario espera prstamo. Seccin Quito, 24 abril
2008.
Diario Hoy (2008). Emduq convoca a constructores para Ciudad Bicentenario. Seccin Ciudad, 14 febrero 2008.
El Ciudadano (2010). Ciudad Bicentenario comienza a ser una realidad. Seccin Actualidad, 10 febrero 2010.
Agencia pblica de noticias de Quito (2010). Ms viviendas se construirn en
el conjunto habitacional Ciudad Bicentenario. Seccin Noticias, 18 octubre 2010.
BEV (2011). Cuidad Bicentenario es una realidad. Seccin Gestin Institucional, 01 diciembre 2011.
Agencia pblica de noticias de Quito (2012). Ciudad Bicentenario recibe a 280
nuevas familias. Seccin Noticias, 17 diciembre 2012.
392
Colombia presenta hoy en da un importante dficit de vivienda, heredado del perodo de crecimiento rpido durante el cual la
planificacin urbana no anticipaba ni orientaba la urbanizacin sino
que intentaba matizar sus consecuencias ms problemticas. A pesar
de la existencia de organismos estatales de produccin de vivienda
hasta los aos noventa (Banco Central Hipotecario 1932-2000, Instituto de Crdito Territorial 1938-1991), nunca se pudo responder plenamente a la demanda de vivienda que iba aumentndose a lo largo
de los aos. Segn el ltimo censo de poblacin del Departamento
Administrativo Nacional de Estadsticas (DANE) de 2005, 3.800.000
hogares estaban en dficit de vivienda en Colombia: 1.300.000 en
dficit cuantitativo y 2.500.000 en dficit cualitativo. Segn las autoridades, se necesitaban construir 623.000 viviendas en las principales
reas metropolitanas y reestructurar 450.000. En Bogot, el dficit
cuantitativo de vivienda alcanzaba y era en 2005 los 369.874. Es particularmente importante el dficits de vivienda de inters social (VIS),
Profesora del Departamento de geografa de la Universidad Nacional de Colombia. Doctora en geografa para la Universidad Paris Ouest Nanterre La Dfense (2011). Investigadora asociada el Instituto Francs de Estudios Andinos
(UMIFRE 17 CNRS-MAE), del cual ha sido becaria (2007-2009) e investigadora principal en Colombia (2010-2014). Fue profesora catedrtica en la Universidad Aix-Marseille (2006-2007 y 2009-2010).
Urbanista. Concertation en Urbanisme et en Architecture pour un Dveloppement Durable (CUADD). Egresada del Post-master Expertise internationale et villes en dveloppement. Institut Franais dUrbanisme. Universit de
Marne-la-Valle.
393
Vol. III
394
En oposicin a las tradiciones autctonas, fundadas sobre derechos consuetudinarios, y a la tradicin anglosajona del Common Law. En la Common Law,
los derechos se refieren al reconocimiento de la posesin y no de la propiedad.
Estos derechos son plurales (varias personas pueden tener derechos de diferente
naturaleza sobre la misma tierra) y siempre relativos (duracin indefinida o no,
transmisibles o no).
395
Vol. III
396
El ICT construa las viviendas y peda a los futuros beneficiarios una participacin del 30% del valor total. Financiaba el resto con crditos a 15 aos
(Torres, 2011). Hasta la dcada de los 1970, estos organismos encuentran un
cierto xito, lo que permite a familias obreras tener acceso a vivienda de en
promedio 120 m. Pero, el agotamiento paulatino de los predios disponibles,
la especulacin inmobiliaria generada por los promotores y dueos de las tierras suburbanas as como el mismo crecimiento demogrfico condujeron a una
reduccin de las superficies disponibles. Las viviendas de inters social de las
dcadas de los ochenta y noventa tienen una superficie promedia de entre 60 y
90 m (Roa, 2012). Hoy, segn el Decreto 2060 de 2004, las viviendas de inters
social con subsidio deben construirse en un terreno de superficie no inferior a
36 m y un rea construida de 39 m, para ser adjudicadas.
397
Vol. III
Las Cajas de Compensacin Familiar son un componente de la Seguridad Social en Colombia. Son entidades privadas, sin nimo de lucro que trabajan en
diferentes campos para mejorar la calidad de vida de la familia colombiana,
haciendo redistribucin del ingreso y creando infraestructura de desarrollo econmico y social. Por el sistema de compensacin familiar, los trabajadores de
medianos y bajos ingresos, reciben no slo un subsidio pagado en dinero, sino
adems, servicios bsicos en reas tan diferentes como la educacin, la salud,
la recreacin, el crdito social, los programas de vivienda, el turismo, y los servicios culturales y bibliotecarios, entre otros. Estos servicios se ofrecen gracias
a los dineros que le quedan a las Cajas como remanente despus de pagar el
subsidio en dinero a los trabajadores.
398
Cabe aclarar que estas zonas tuvieron una urbanizacin principalmente de tope
VIS, la categora de vivienda social la ms cara, no asequible a los pobres.
399
Vol. III
de septiembre 1994), pero estas expectativas no se cumplieron a cabalidad, en parte por el avance de la urbanizacin informal en el sector.
A partir de 2000, el POT define nuevas zonas con vocacin
a la produccin de vivienda social, mientras se intensifica las construcciones en los permetros ya mencionados. Las grandes zonas de
expansin urbana son la zona Norte pero un conflicto ambiental
y el alto valor del suelo han impedido hasta ahora su desarrollo a
travs de VIS, la zona Sur en la cual fue definido el permetro de
la operacin estratgica Nuevo Usme que analizamos a continuacin y el Sur-Occidente que constituye como una ampliacin hacia
Bosa del permetro del Tintal Sur. Es en este ltimo permetro que se
realizaron los primeros y principales proyectos de Metrovivienda, la
empresa comercial del Distrito de Bogot fundada en 2000. Metrovivienda ha jugado y sigue jugando un papel facilitador clave, que
ha evolucionado desde su origen. Funcionando como un banco de
tierras, Metrovivienda ha desarrollado a lo largo del tiempo tres tipos
de gestin del suelo, que corresponden a tres generaciones de los proyectos. Inicialmente, Metrovivienda compraba, engloba los terrenos,
urbanizaba y venda las parcelas a los constructores privados (caso
de El Recreo, El Porvenir), sin usar las herramientas de gestin del
suelo de la ley 388. En un segundo tiempo, Metrovivienda estableci
una gestin asociada con los propietarios del suelo antes de vender
las parcelas urbanizadas a los constructores (caso de la primera Ciudadela Nuevo Usme). Por ltimo, la operacin Nuevo Usme en curso
constituye un laboratorio de aplicacin de los instrumentos promovidos por la ley 388 de 1997, como veremos ms adelante.
Las polticas facilitadoras para generacin de suelo para VIS
y VIP se han concentrado en las zonas de expansin urbana, sus resultados en zonas ya construidas de renovacin urbana siguen
siendo muy escasos. En 2012 el gobierno nacional impuls nuevas
orientaciones a la poltica de vivienda, con el anuncio de 100.000
viviendas gratis para los pobres en todo el pas. En este caso, el gobierno nacional subsidia a 100% la compra de la vivienda y selecciona los hogares ms vulnerables para entregrselas: la construccin
sigue a cargo de las empresas privadas, y las superficies de las casas
siguen igual de reducidas (en promedio menos de 40 m). La identificacin de los terrenos es decir el proceso de facilitacin de la gene400
(OQHROLEHUDOLVPRUHDOPHQWHH[LVWHQWHODGHQLFLyQ
FRQLFWLYDGHODOFDQFHGHODUHJXODFLyQ
En otro artculo, analizamos el neoliberalismo realmente existen-
te (Brenner & Theodore, 2002) que se practica en Colombia (Beuf,
2013), es decir el tipo de neoliberalismo que se construye en la prctica, a partir de las relaciones de poder entre agentes sociales y en
respuesta a los fracasos de los modelos de desarrollo urbano anteriores. Mostramos que la tensin que surge entre la ley 388 de 1997
que hereda de una tradicin de reflexin sobre la reforma urbana e
introduce mecanismos de regulacin de los procesos urbanos y una
poltica neoconservadora dominante a escala nacional que promueve
una concepcin absolutista de los derechos de propiedad privada no
constituye ninguna contradiccin sino la manera especfica como se
401
Vol. III
402
Vol. III
Este crecimiento urbano rpido fue sustentado por una urbanizacin informal masiva, y en un periodo ms reciente por el desarrollo de numerosos proyectos de viviendas de inters social formal,
sobre todo en Soacha. Se estimada que de los mil hectreas urbanizados de Usme, 900 han sido desarrollados por urbanizadores piratas. A
Soacha, la situacin es similar, de un total de 368 barrios, 152 tendran
un origen informal, segn Soacha para vivir mejor (2008), Poltica
Pblica de Asentamiento Humanos del Municipio de Soacha. Si buena
parte de estos barrios son hoy legalizados y han beneficiado de inversiones sociales, en equipamientos e infraestructuras, las situaciones de
pobreza siguen siendo muy agudas en ambos territorios y acentuadas
por la difcil accesibilidad de muchos asentamientos ubicados en las
laderas de los cerros del Sur de Bogot. La medicin de los niveles de
pobreza a partir de las Necesidades Bsicas Insatisfechas (una o ms
NBI) devela que Usme es la tercera localidad ms pobre de Bogot,
despus de Ciudad Bolvar y San Cristbal, con una tasa de 8,5% personas pobres, igual que Bosa, segn la Encuesta Multipropsito para
Bogot de 2011 (DANE / SDP). Para Soacha, esta cifra asciende a
15,6% segn el Censo del DANE de 2005. Igualmente, son territorios
que han recibido y siguen recibiendo muchos migrantes de otras regiones del pas, entre los cuales desplazados por el conflicto armado.
Hoy en da, el dficit de vivienda tanto en Usme como en
Soacha es muy consistente. En Soacha, ascendera segn el DANE
a 36.867 hogares (17.553 con un dficit cuantitativo y 19.315 con un
dficit cualitativo). Adems, una cuarta parte de la poblacin se encuentra en zonas de alto riesgo natural. Segn la Encuesta multipropsito DANE/SDP, en Usme, el 22,1% de los hogares de la localidad
se encuentra en dficit en 2011, de los cuales el 9,3% corresponde
a dficit cuantitativo y el 12,8% a cualitativo. Sin embargo, la produccin masiva de vivienda de inters social en estas reas, actual y
proyectada a corto y mediano plazo, no responde solamente al dficit
local de vivienda, sino al dficit a escala metropolitana. En ambos
casos, se trata de territorios en donde se quiere concentrar la vivienda
de inters social nueva, porque en otras partes no se la quiere construir (caso polmico del Plan Zonal del Norte) o porque ya no se
la puede producir (agotamiento de suelos urbanizables, precios altos
en ausencia de financiacin pblica de la oferta que ya no se puede
405
Vol. III
tricas de la ciudad. Por ejemplo, la introduccin del sistema de transporte masivo Transmilenio, con la inauguracin de los Portales de
Usme en 2000 y del Sur en 2006 (ubicado en Bosa, cerca de Soacha),
mejora la accesibilidad de las periferias y, por lo tanto, facilitan las
inversiones de los promotores en estas reas. Alrededor de estos
nodos de transporte, se han creado centros comerciales de nueva
generacin que impulsan procesos de valorizacin inmobiliaria. Los
grandes minoristas multinacionales como Carrefour o Falabella, previamente localizados en el norte de la ciudad, ahora estn presentes
en los suburbios del Sur. Cerca al portal de Usme, se encuentran el
centro comercial Altavista y el hipermercado xito (grupo Casino),
que han consolidado un conjunto de proyectos de vivienda de inters
social. Alrededor de la Autopista Sur en Soacha, el paisaje alterna,
de manera similar, proyectos de vivienda social y nuevos desarrollos
comerciales. Hemos caracterizado este tipo de transformaciones de
las periferias populares que han venido consolidndose desde los
noventa-dos mil como un nuevo modelo de urbanidad perifrica
(Beuf, 2012). Es en este contexto que se construyeron los grandes
proyectos de vivienda social en las periferias de Usme y Soacha, que
son objeto de nuestro anlisis a continuacin.
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Amarillo es una empresa privada que propone desde 1990 servicios de pro-
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Fuente: Amarillo
Se pueden observar diferencias importantes en materia de estructura predial entre los dos proyectos: 26 lotes perteneciendo a un
nmero reducido de propietarios componen el proyecto de Ciudad
Verde mientras que en el caso de Usme son 753 parcelas que conforman los 627 hectreas de reas tiles de la operacin. En el primer
caso, los propietarios de los terrenos pertenecan a grandes familias
de la oligarqua bogotana12 y haban acumulado tierras en las perife-
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Operacin
estrategica
NUEVO USME
OBJETIVOS
MECANISMOS
IMPACTOS
Distribucin equitativa de la
cargas y beneficios
Garantiza la financiacin
de las obras urbansticas
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PROYECTOS
Operacin
estrategica
NUEVO USME
Macroproyecto
de inters
social nacional
"CIUDAD
VERDE"
OBJETIVOS
MECANISMOS
IMPACTOS
Control de la urbanizacin
ilegal
Permite el control de
las transacciones (y del
precio del suelo), adquiere el suelo en las zonas estratgicas de la operacin
1. Contrato fiduciario. El
promotor se asocia a los
propietarios de los terrenos
iniciales para constituir un
patrimonio autnomo
Garantiza la realizacin
de equipamientos al interior del proyectos menos
costosos para la municipalidad
Fuente: Anlisis del proceso de produccin privada de vivienda de inters social en Colombia en el periodo
2007-2010 a partir del Macroproyecto de inters social nacional Ciudad Verde, Maria Jos Henao Padilla;
Polticas para la generacin de suelo urbano para vivienda de inters social, Metrovivienda, 2011.
Elaboracin: Charlotte Garcia.
Su localizacin perifrica y la falta de accesibilidad, de equipamientos, de servicios y de empleo son unos de los problemas ms
importantes y comunes a los dos proyectos, sobre todo en Soacha. La
construccin de las vas principales para el acceso a Ciudad Verde (la
Avenida de los Terreros y la Avenida Ciudad de Cali) inscritas en el
Plan de Ordenamiento Territorial y a cargo del promotor Amarillo
no se acab antes de la entrada de los habitantes, por problemas de
legalizacin de terrenos y de la presencia del acueducto en la zona.
Cuando llegaron los habitantes, Amarillo puso en marcha un sistema
de buses que haca la conexin de los dos kilmetros que separan
Ciudad Verde de la Autopista Sur. A la hora de hoy son buses pblicos que efectan la conexin por un precio relativamente alto. Al lado
de la autopista se encuentra el centro comercial donde se abastecen
los habitantes de Ciudad Verde: el centro comercial previsto dentro
del proyecto todava no est construido. Este problema de movilidad
se aade a un problema de transporte ms amplio que existe en todo
el rea metropolitano y particularmente en la parte sur de Bogot que
est muy congestionada y alejada del centro metropolitano donde se
ubican la mayor parte de los empleos. Estas psimas condiciones de
accesibilidad acentan la problemtica de la segregacin socio espacial, de la cual padecen directamente proyectos como Ciudad Verde,
y el riesgo de produccin de ghettos de pobreza en las mrgenes de
la ciudad.
Otro problema, que sin embargo no es especfico a estos proyectos sino de manera global a la vivienda social actualmente producida en Colombia, es la calidad. Adems de edificios que rompen
arquitecturalmente con el resto del tejido rural, las reas de las viviendas propuestas en los dos proyectos son muy reducidas para acoger
familias numerosas, como suelen serlo las familias de escasos recursos. Los diseos de las viviendas son muy parecidos, con superficies
que varan entre 41 y 58 m en Ciudad Verde.
En el caso de la Ciudadela Usme, primera operacin de vivienda realizada en Usme, el pequeo tamao de las viviendas y la
mala calidad de los materiales para el aislamiento trmico y fnico
de los apartamentos es uno de los problemas padecidos por los habitantes insatisfechos de sus condiciones de vida. Muchas de las casas
de la Ciudadela fueron entregadas solo con el primer piso, dejando a
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Sin embargo, las movilizaciones sociales alrededor de los proyectos no enfatizaron las condiciones de vida de los nuevos habitantes.
Segn nuestra encuesta de campo realizada sobre unas veinte personas
viviendo ya en Ciudad Verde con el objetivo de cuestionar su opinin
en cuanto a sus condiciones de vida, el proyecto es relativamente bien
percibido aunque ciertas quejas apuntan a los aspectos ms crticos.
La mayora de los nuevos habitantes de Ciudad Verde, llegando por la mayora de otros municipios perifricos o de Bogot,
estn satisfechos de sus condiciones de vida dentro del proyecto. Por
muchos, la llegada dentro de Ciudad Verde es sinnimo de tranquilidad, seguridad o grandes espacios verdes. La accesin a una
casa propia, sueo de numerosos colombianos es otro argumento
anunciado por los habitantes para expresar su satisfaccin.
Por tanto, dos problemas principales fueron exprimidos por los
habitantes: el del transporte dentro de Ciudad Verde y para salir y la
falta de comercios dentro del proyecto. Esta falta de servicios bsicos y
de equipamientos cuestiona la sostenibilidad de estos tipos de proyectos.
Para terminar, son los temas ambientales que generaron las movilizaciones ms fuertes en contra de los proyectos. Para el caso de
Usme, las tensiones se cristalizaron ms en conflictos entre campesinos, ambientalistas y promotores acerca de los usos del suelo. Considerada por el Distrito como una zona para acoger la expansin urbana
de la ciudad, los campesinos la defienden al contrario como un bien
histrico, patrimonial y ambiental que merece una proteccin y la participacin de los campesinos de la zona para la adopcin de los planes
parciales. En enero de 2011, los campesinos ocuparon la va Usminia
(futura arteria principal del proyecto) para expresar su descontento, lo
que permiti abrir un dialogo con la municipalidad y abrir una mesa
de Concertacin para definir un pacto de borde urbano. Sin embargo,
las luchas campesinas en esta zona empezaron desde el final de los
aos noventa durante las negociaciones para la formulacin del Plan
de Ordenamiento Territorial de Bogot que deba reglamentar los usos
del suelo en el borde sur-oriental de la ciudad. Diferentes organizaciones sociales y ambientales15 consiguieron limitar la expansin en
15
Fundacin Silfos Teatro, Asociacin Bibliotecas Semillas Creativas, Corporacin Casa Asdoas, Corporacin Paulo Freire, Colectivo Ambiental Tabanoy,
Movimiento Ambiental Popular MOAMPO.
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Conclusiones
Ambos proyectos son formales, cumplen con la ley y buscan
superar el dficit de vivienda en Bogot, pero generan importantes
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Referencias
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riale, Thse de doctorat de gographie, Nanterre : Universit Paris Ouest
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dencial de la poblacin de bajos ingresos en Bogot en el marco de las polticas
neoliberales (1990-2010). Una aportacin a la comprensin de la vivienda a travs
de cuatro casos de estudio de la localidad de Ciudad Bolvar, Tesis doctoral,
Valladolid: Universidad de Valladolid.
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Anexo
Teolinda Bolvar y Jaime Erazo Espinosa1
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Antecedentes
Desde el ao 2010 se constituy el Grupo de Trabajo Hbitat
Popular e Inclusin Social (GTHI). El GTHI fue coordinado por Teolinda Bolvar de la Universidad Central de Venezuela y Jaime Erazo
Espinosa de Flacso Ecuador y es parte del Consejo Latinoamericano
en Ciencias Sociales (Clacso). Entre sus objetivos se destacaron el
proporcionar una plataforma de encuentro y debate sobre los desafos para el hbitat popular y la inclusin social, as como conocer la
investigacin sobre las dos temticas a nivel regional.
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Anexo
Vol. III
Anexo
Objetivos
El Seminario Taller busc construir modelos de gestin para la
generacin de polticas locales sobre vivienda y hbitat con enfoque
de gnero y gestin del riesgo a partir de la revisin de experiencias
municipales, organizativas y comunales en la regin centroamericana.
Adems pretendi promover el intercambio y la discusin de experiencias municipales, comunales y organizacionales de los diferentes
pases de Centroamrica en los temas de vivienda y hbitat, as como
impuls la incorporacin de los enfoques de gnero y de gestin del
riesgo en la generacin de polticas locales en la planificacin urbana.
La actividad busc atraer la reflexin y aportes del GTHI hacia Centroamrica en torno a los siguientes tres ejes temticos:
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Costa Rica
Honduras
Colombia
Nicaragua
Ecuador
Guatemala
Costa Rica
El Salvador
Costa Rica
Argentina
Costa Rica
Costa Rica
Costa Rica
Brasil
Reese, Eduardo
Rojas, Alberto
Ulibarri, Elosa
Verssimo, Antnio
Pas
de origen
Apellido, Nombre
Miembro
del GT
427
Prefectura de la ciudad de Ro de Janeiro
Participante
externo
Fundacin Crecer
Flacso Ecuador
Afiliacin institucional
Participante
por convocatoria abierta
Anexo
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La prxima actividad
En el volumen final de la Coleccin Ciudades de la Gente se
escribir sobre la ltima actividad organizada por el Grupo de Trabajo
Hbitat Popular e Inclusin Social de Clacso, la III Reunin y el III
Congreso Latinoamericano y Caribeo Ciudades de la Gente, desarrollado entre el 15 y el 17 de octubre de 2012, en la ciudad de Ro
de Janeiro, Brasil.
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Coordinadores:
Procesos urbanos
en accin
CIUDADES DE LA GENTE
Pedro Abramo
Economista por la Universidad Federal
Fluminense (UFF), maestro en Planeamiento Urbano y Regional por la Universidad Federal de Ro de Janeiro (UFRJ),
doctor en Economa por la Escuela de
Altos Estudios en Ciencias Sociales de
Francia y pos-doctor por Science Po
(Francia) y po la Universidad de California
en Berkeley (USA). Es profesor e investigador del Instituto de Investigacin y
Planificacin
Urbana
y
Regional
(IPPUR-UFRJ) en las disciplinas de
dinmica inmobiliaria, economa urbana,
regional y para la planificacin, uso de
suelo urbano y vivienda, y mercados
informales. Fue miembro del Grupo de
Trabajo Hbitat Popular e Inclusin Soclal
(GT-HI) de Clacso.
Pedro Abramo
Marcelo Rodrguez Mancilla
Jaime Erazo Espinosa
CIUDADES
DE LA
GENTE
Fotografa de portada:
Roberth Benavides Gonzlez.
Ttulo: Mxico y sus desbordes