Borges y La Cábala
Borges y La Cábala
Borges y La Cábala
del Quijote"
Adalberto Bolao Sandoval
Profesor de Literatura
Barranquilla - Colombia
He
encomend
ado esta
escritura
a un
hombre
cualquier
a;
no ser
nunca lo
que
quiero
decir,
no dejar
de ser su
reflejo.
Desde mi
Eternidad
caen
estos
signos.
Que otro,
no el que
es su
amanuens
e, escriba
el poema.
J. L.
Borges,
Juan I,
14,
(Elogio
de de la
sombra)
Se
entiende
que es
honroso
que un
libro
actual
derive de
un libro
antiguo:
ya que a
nadie le
gusta
(como
dijo
Johnson)
deber
nada a
sus
contempo
rneos.
J. L
Borges,
"El
acercamie
nto a
Almotsi
m",
(Ficcione
s)
lingstica que estaba antes que el hombre. Los escritores no haran ms que hacerse
irreales o una cadena de efectos y tomar de all lo que quieran.
Con "Pierre Menard, autor del Quijote" [1], Borges contina la lnea disolutoria de
las fronteras de la realidad y de la ficcin, as como de la verosimilitud que se elabora
en esa misma ficcin, que ya antes Fernando Pessoa, Miguel de Unamuno o Machado
realizaran entre los aos 20s y 30s. La fragmentacin de los personajes y los
narradores, del lenguaje, de lo imaginario y de lo real se tornan simultneos.
Acerca de s mismo mediante la yuxtaposicin del otro, Borges pareciera evocar a
Whitman en su poema "Canto a m mismo": "Me celebro y me canto a m mismo/ y
lo que yo digo ahora de m lo digo de ti/ porque lo que yo tengo lo tienes t/ y cada
tomo de mi cuerpo es tuyo tambin" (p. 25). Poseer el yo y el t hace retornar el
doble, el otro, que soy, que es ser nadie. En "Invocacin a Joyce" el hablante potico
dice: "Yo soy los otros. Yo soy todos aquellos / que ha rescatado tu obstinado rigor. /
Soy los que conoces y los que salvas" (1979: 348). Menard ejerce la salvacin suya y
la de Cervantes.
El sacerdote de "La escritura del dios" se diluye (se convierte) gracias a leer el
mundo en un dios mientras que Menard lo efecta en su propia trama para hacerse
potenciacin de lo escrito, de lo ficticio. El narrador del cuento, que es un "lector
informado" en trminos de Stanley Fish (Culler, 1984: 41), escribe una minibiografa
aclaratoria de Menard, novelista francs recin extinto, con el objetivo de rectificar
"un catlogo falaz" aparecido en un diario de ndole protestante. Para l son
"imperdonables las omisiones y adiciones" perpretadas por Madame Henri Bachelier
contra Menard, escritor simbolista muerto en los aos 30 del siglo XX.
Menard ha escrito una "obra fcil y de breve enumeracin" que revela las
inquietudes del francs, propios de los intereses de Borges. All se encuentra una
monografa con la cual se pueden elaborar "objetos ideales creados por una
convencin y esencialmente destinados a las necesidades poticas" (40), tal como
encontraremos literalmente en el cuento "Tln, Uqbar, Orbis Tertius", en Ficciones.
Tambin las aficiones borgeanas son las de Menard: las monografas "reales" y
ficticias que escribe sobre Wilkins, Leibniz, Ramn Llul, Saint-Simon o traducciones
de Quevedo. Hay dos obras de Menard que sintetizaran el objetivo del cuento: Les
problmes dun problme y la invectiva contra Paul Valry, Hojas para la supresin
de la realidad, y escritos menores. Los textos apcrifos del escritor francs son
tambin referencia a la trama del cuento "Tlon, Uqbar, Ornis Tertius",
constituyndose as el cuento sobre Menard en un espacio literario autorreflexivo y
autorreferencial sobre la literatura misma.
El narrador es un alter ego del propio autor, quien da las claves, a la vez, sobre las
que se bas para escribir esa biografa. Este cuento, as como las narraciones
"Examen a la obra de Herbert Quain", "La bsqueda de Averroes" y el ensayo "El
idioma analtico de John Wilkins" son pginas coincidentes en sus estructuras y en
cuanto a su propuesta disolutoria y universalista. En ellas los narradores y el
ensayista Borges se convierten en albaceas que reconstruyen la vida intelectual de
escritores que pretendieron crear un lenguaje ecumnico y perfecto pero en el que
fracasaron. En otro cuento,"Funes, el memorioso", ser ste el Zarathustra argentino
que incurrir en un intento constructivo de ndole idiomtica, pero que tiene visos
metafsicos que no entender, aislado del mundo, tullido fsica, cognitiva y
cosmognicamente.
La empresa de Menard es irnica como creacin romntica autoconsciente, pues
en l no surge la inspiracin que se calcula en cero para Borges: "No quera
componer otro Quijote lo cual es fcil sino el Quijote". Tampoco encarar una
transcripcin mecnica ni copiarlo. "Su admirable ambicin era producir unas
pginas que coincidieran palabra por palabra y lnea por lnea con las de Miguel
Cervantes". Para ello aprendi bien el "espaol del siglo XVII, recuper la fe
catlica, quiso guerrear contra los moros o turcos, olvidar Europa entre 1602 y 1918
y ser Cervantes", en procura de escribir un texto idntico, pero no anacrnico, aunque
"esta empresa, en el siglo XX s (era) imposible". Igual sucede con los antihroes de
Flaubert, Bouvard y Pcuchet, sobre los que Borges escribe una Vindicacin, quienes
se muestran "ignorantes de 1914 como de 1870" (vase nota 16).
En su carta al narrador, Menard explica que entre las razones que lo llevaron a
reescribir el Quijote, se encuentran "el olvido y la indiferencia (que), puede muy bien
equivaler a la imprecisa imagen anterior de un libro no escrito". Igualmente, el
narrador de "Funes, el memorioso" escribe ese relato "para que su memoria
prodigiosa no caiga en el olvido". La reescritura y la potenciacin de la memoria no
slo son ejercicios reconstructivos sino que se sumergen en la disolucin de la
"causa" y el "efecto" en el sentido de que reescritura y memoria se inscriben en un
metauniverso sin origen ni fin. Se trata de cuestionar, como Nietzsche, la causalidad
y con ello el concepto de originalidad. Tal vez por eso, en su interpretacin de la obra
de Menard, la baronesa de Bacourt, compaera de saln y a quien ste dedica un ciclo
de sonetos, nota "la influencia de Nietzsche" por razones diferentes a las aqu
esbozadas.
Menard no pertenece a ese tipo de escritor que critica Barthes por escribir con un
estilo basado en humores, biolgicamente. En cambio, su precursor, Cervantes,
contra los cabalistas, dice el narrador, no "rehus la colaboracin del azar: iba
componiendo la obra inmortal un poco la diable, llevado por inercias del lenguaje y
de la invencin". Borges ha criticado esa manera de escribir tambin en el cuento "El
inmortal", porque el objetivo no es crear sino que luego de "infinitas circunstancias y
cambios, lo imposible es no componer, siquiera una vez, la Odisea" (1980: 158).
Menard, como Joyce, como George Moore cito al mismo Borges apela a un
"sentido ecumnico, impersonal" de la literatura, como cualquier estructuralista. En el
ensayo "La flor de Coleridge" contina con sus claves:
Quienes minuciosamente copian a un autor, lo hacen impersonalmente, lo hacen
porque confunden a ese escritor con la literatura, lo hacen porque sospechan que
apartarse de l en un punto es apartarse de la razn y de la ortodoxia (1975: 479)...
(no hay plagio porque esta accin) es la forma ms sincera de admiracin (67). "Lo
tosco, lo bajamente policial, es hablar de plagio" (108).
El Quijote, de acuerdo con la concepcin de la escritura de Schopenhauer, es
aleatorio. Menard, en la carta que le dirige al narrador, reflexiona: "El Quijote es un
libro contingente, el Quijote es innecesario. Puedo premeditar su escritura, puedo
escribirlo, sin incurrir en una tautologa". La razn simtrica o cabalista del Menard
actual reemplaza a la romntica imaginacin "romntica" o renacentista del "primer"
autor, Cervantes. Menard llegar a escribir los captulos noveno y trigsimo octavo
de la primera parte y un fragmento del captulo veintids. El no desea afrontar
nuevamente los deslices de la invencin, el azar o la inspiracin totalizantes,
modernas. Su nocin es posmoderna: "A pesar de esos tres obstculos, el
fragmentario Quijote de Menard es ms sutil que el de Cervantes" (46). Y ms
adelante: "El texto de Cervantes y el de Menard son verbalmente idnticos, pero el
segundo es casi infinitamente ms rico. (Ms ambiguo, dirn sus detractores, pero la
ambigedad es una riqueza)". Su composicin pretende restituir o reconstruir a travs
de las lexas barthesianas. Los apartes que transcribe el narrador, asumiendo las
perspectivas de Menard, en otro ejercicio de interiorizacin, deshistorizan el mismo
hecho literario configurndose una suspensin del tiempo entre Cervantes, el narrador
y Menard. El Quijote o cualquier libro son ruinas circulares, crculos hermenuticos
cerrados, a los que se puede visitar con el don de la relectura. Pero esta no se queda
en algo pasivo: leer es escribir, como sealar Barthes. Recordar es revisar para
reescribir. Es tambin restituir, de manera cabalista, repetir los fastos de una
restitucin. Repetir dir Bloom significa mentir contra el tiempo, revertirlo, como
Menard, en un proceso de retardo (77).
Con Menard las palabras de Steiner (1980) son atinadas, en el sentido de que todo
discurso es transcripcin, traduccin, interpretacin creativa de una infraestructura,
vivencia o realidad profunda, en la que la "significacin desborda el orden superficial
de los significantes" teniendo en cuenta que la letra es estable mientras el smbolo es
abierto y contiene y ejerce una libertad para su intrprete, rompiendo la letra, que, al
mismo tiempo es poiesis, creacin de trascendencia (28-52). El signo, al igual que el
concepto como lo subraya Rubert de Vents se edifica sobre el olvido, sobre el
carcter "singular de la experiencia como del creativo o esttica de la respuesta a la
misma" (239). An ms: el lenguaje como memoria significar tiempo y como
literatura, eternidad, es decir, metafsica, mientras que el signo gira alrededor de un
presentismo.
Retomemos: Menard se refiere a Cervantes y ste a las parodias de lecturas del
Quijote, aplicando la hermeneusis oriental a que alude Luis Garagalza (1990: 109114) con relacin a la obra del iran H. Corbin al leer el Corn como libro sagrado.
En esta analoga, el Quijote es obra de la tradicin, de las viejas voces que se hunden
en el tiempo. Puede entenderse, entonces, que la comprensin del sentido del texto
lleva a una interpretacin que reconduce lo exotrico (el sentido literal: zahir) a lo
esotrico o sentido oculto (batin), de manera que se efecta una "interiorizacin
simblica del sentido literal del texto sagrado, dando lugar a la emergencia del
sentido esotrico" (110-111).
El texto se encuentra, as, vinculado al modo de ser de quien lo interpreta dado que
le imprime una realidad ms viva que afecta a quien lo lee, pues lo reactualiza. La
afeccin de la lectura se convierte en accin a travs de la escritura. Menard se
"coimplica" mediante una penetracin que conlleva "la exgesis del texto como
exgesis del alma" (Corbin). La escritura del libro del Quijote significa una
transfiguracin y una "significacin arquetpica, a su verdad espiritual (haqiqa), a su
sentido mstico o esotrico". La experiencia lectora es una regeneracin que cumple
un proceso de "conocimiento que salva" ( Garagalza: 111), de memoria esttica en el
tiempo, en la eternidad, en el que se mantiene dice Borges"el delicado espejo de las
almas".
Pero no slo la repeticin de la lectura contiene su escritura; Menard es, tambin,
traductor e intrprete. Acogiendo a George Steiner, podra sintetizarse lo expuesto
hasta ahora (reconociendo que sus planteamientos los aplica a los traductores de
oficio): Menard hace de la intermediacin una traduccin en la que el intrprete
realiza una "repeticin original" mediante la cual "la sensibilidad se apodera del
objeto salvaguardando y acrecentando la vida autnoma de ste", configurndose
"paso a paso la obra del artista"incluso dentro de los lmites de la conciencia extraa
(de Cervantes, en este caso) a travs de un ejercicio mimtico textual, finito y
platoniano que aumenta an ms por el "logro de la 'empata' (Einfhlung) en un acto
tanto lingstico como afectivo" (Steiner, 1980: 43).
Quiz Borges haya pensado en la frase de Emerson para quien, en este proceso de
lecturas "el alma conoce el alma". Sin embargo, Menard tambin quiere distanciarse,
despersonalizarse en su escritura: "Ser, de alguna manera, Cervantes y llegar al
Quijote le pareci menos arduo por consiguiente, menos interesante que seguir siendo
Pierre Menard y llegar al Quijote, a travs de las experiencias de Pierre Menard" (44).
La individualidad cerrada es superada, apareciendo un Sujeto absoluto, la sobrealma
emersoniana, ms trascendente que inmanente, que, al decir de Garagalza, "al
errante como analoga del vagabundaje de los judos que, en el plano literario, se
convierte de "la categora del espacio a la del tiempo y as se convierte en Retardo"
(Bloom), espacio textual de las obras en el pasado. Segn Luria la intensificacin del
retardo culmina en que la "creacin misma se converta en Exilio" [14]. A ese exilio
del cuerpo en la historia (presente en Barthes) se le agrega un pitagrico "exilio del
alma en su peregrinar de reencarnacin en reencarnacin, de forma existencial en
forma existencial" (Scholem ,1979: 120), con lo cual puede creerse que, como una
nueva cbala, el estructuralismo ha tendido a eliminar no slo el discurso como
significado sino a exiliar de quien proviene.
La literatura, horror de la identidad y la originalidad, metfora del desarraigo y
forma idlica, teofnica, de recuperar ya sea la romntica y clsica Edad de Oro
virgiliana, la perdida Babel o la Ur-Sprache, el lenguaje original o perfecto [15],
consistir en Borges en un inicial vagabundaje por el universo artstico, entre textos
escritos, dado que la "significacin tiende a errar" (Scholem) en cualquier sentido. De
igual manera, si no hay significacin, si la literatura es una reparacin y la lectura es
una mala lectura una interpretacin tergiversada para Bloom, la consecuencia es la
imposibilidad de toda crtica, de todo conocimiento. Si Borges elabora una lectura
acerca de las deformaciones que sufre cualquier texto, el autor de La cbala y la
crtica postula un "mapa de la mala interpretacin" o de "la mala lectura"
fundamentada en que el conocimiento entre precursor y epgono constituye un
"evento crtico" en el cual se conoce la historia potica. All lo importante no es la
conceptualizacin del hecho potico como ser sino como acontecimiento o
movimiento. Entre Cervantes (precursor) y Menard como epgono surgir slo una
interpretacin lxica, de intelegibilidad textual.
En la "dialctica de la revisin" bloomiana el significado ahora es acontecimiento
que se produce "slo entre poemas" y no en y por los poemas (subrayados de Bloom).
Menard, no obstante "espaolizarse" e imbuirse de historia, da primaca a lo literario
como efecto de la memoria esttica, eternidad que subyace en el acto platnico de
rememorar. Borges tambin ha negado el significado en "La muralla y los libros"
dado que considera que "todas las formas tienen su virtud en s mismas" y no en su
"'contenido' conjetural" (473).
Bloom llegar a un extremo gnstico: no hay poemas en s ni poetas en s. Existe
una "cadena interpretante" en la que "el poema es una mentira acerca de s mismo" y
contra el tiempo, contra los poemas anteriores, que, leyndolos mal, se concibe como
una "azorante y perversa revisin de un crculo hermenutico" (102). Ya no habr,
pues, autores, sino interpoetas, o intrpretes de una traduccin y de una tradicin.
An ms: negar la lectura y la creacin por ser mitos de "otra versin del
adentro/afuera del occidente dualizador y postcartesiano" que cree que los poemas
representan presencia, unidad, forma y significado . La primera dice Bloom es una fe,
la segunda un errror o mentira, la forma ser una metfora y el significado una
"metafsica arbitraria" y reiterativa. Repetir, adems, es depurar y el poema que repite
no restituye sino que repite los gestos de la restitucin. Como con Menard o Nolan en
"Tema del traidor y del hroe", ellos no revierten el tiempo, pero mienten contra l,
contra la historia. Repetir es un proceso de retardo, un dilogo y un contrapunteo en
el tiempo, pero si no hay textos ni autores ni poetas, el interpoeta funge como
intrprete, hacindose imposible una lectura o la creacin artstica. La interpretacin,
as, estar "condenada a mermar y a extinguirse en la incomprensibilidad, de hecho,
en otra capa de palimpsesto" (Bloom: 106). La literatura no tendr estatuto
cognoscitivo, pero su negacin, que es afirmacin, podr entenderse como "metfora
epistemolgica" (U. Eco).
Las cadenas interpretantes, transferencias y ejercicios traslaticios bloomianos,
ahora "tropos hacia el vaco", renuncias del ser y del significado, semejan, con otro
lenguaje, a los estructuralistas. Igualmente, creen en un superlector y en una escritura
antes del tiempo, un infinito sgnico, pero que en este caso es cabalstico. No
obstante, hay alguna esperanza, pues se trata como Menard el interpoeta de que una
aristocracia lectora, "unos cuantos puados dispersos de lectores slidos" sean
capaces de comprender las "configuraciones, los entrecruzamientos y
multiplicidades" de "textos slidos" ya que al igual que postulan Derrida o Barthesno
hay textos ni nada fuera de ellos (Los vasos rotos, 1986: 47). Dicho nihilismo tiene
tambin su ascendiente en el pensamiento agnstico. Se ejercer, para ello, una
"crtica experiencial" que se apoya en la conciencia, la cual pertenece a la sobrealma
emersoniana, a lo rfico o dionisaco comn.
El superlector barthesiano es ahora el lector antittico bloomiano a quien le
interesan los poemas porque hacen parte de s mismo, lo cual los hace importantes.
La poesa se dar dentro de esas configuraciones en las que existen "intrincados
equilibrios de la guerra psquica entre textos y lectores y tambin entre ambos". A
Emerson le interesa la relacin con el lector minoritario en la que "el alma slo
conoce el alma", parecida a la frase que Anatole France aplica a la crtica de
Coleridge como "las aventuras del alma entre obras maestras" (M. H. Abrams, El
espejo y la lmpara), lectura que sera tambin, como indica el Gilbert de Oscar
Wilde en El artista como crtico, una "crtica de mayor altura", "registro de nuestra
alma", de la que surgir en palabras de Bloom"que toda identificacin ambigua con
otro yo, escritor o lector, padre o hijo, es un agon que hace ms fantasmales los
lmites entre el yo y los otros. Ese borrar o deslizarse, crea" como restauracin
artstica.
Hay algo ms detrs de todo esto: tanto en Borges como en Bloom persiste la
nocin religiosa, apocalptica, cabalista, de que la accin destructora del primer
pecado humano se repite en cada pecado al romper la unidad del conjunto del
universo. Desde la separacin entre lo masculino y lo femenino, de lo inferior y lo
inferior, slo ser posible como restitucin entre Dios y su Sejin (armona) cuando
los recipientes se unan. La literatura, como creacin, como golem, al igual que los
espejos, mientras no se restituyan los vasos rotos, sern una abominacin. Los
espejos en "Tln, Uqbar, Orbis Tertius" no slo procrean sino que son interrogacin
que significan amenaza. Son objetos que, al duplicar, continan el pecado. La
literatura, metfora y espejo, ltima sefiroth por la cual pec el hombre al hacer de lo
oral escritura, generar duplicados o simulacros, que en su deambulaje propiciar el
exilio de quien la "compone" y de s misma. La literatura crear su propio vaco
original o pleroma (tambin interpretado como plenitud) que dialcticamente,
antitticamente como plenitud, lograr restaar nicamente la escritura sublimizada,
demirgica, que separa las contradicciones pero, al mismo tiempo, ser superacin
(Scholem: 118, 111) como la destruccin creadora estructuralista El espejo borgiano,
metfora de la literatura, ltima sefir que nos dar la imagen del espejo como
escritura y como Yo pecador, duplica y divide la identidad de quien lo mira, de quien
lo escribe.
La literatura, tikkun o estructuracin armnica, Sejin que une, "limpieza y
restauracin de la mcula del universo que se ha producido a causa de aquella rotura"
(Scholem: 121), tendr en Borges su Adam Cadmon, nuevo creador, restablecedor de
la ausencia de la armona, que busca, en su autoexilio creativo, ser ayin (nada), un
autoexilio del ser como acontecimiento o ficcin, que significa para el escritor ser un
paria. La literatura, exilio y redencin, conviene en ser el espacio que en el momento
mstico de plenitud, unir el macrocosmos y el microcosmos, el infinito y la escritura,
la expresin de luz de Adam Cadmon, creador de la creacin despus de la ruptura de
los recipientes. Quiz pueda pensarse que en algn lugar entre el infinito y la
literatura se encuentra no el "aciago demiurgo" de Cioran, sino el dios que interroga y
busca ser descrito y reemplazado en su esencia daimonaca, ya fuera cabalstica,
estructural, oriental u occidentalmente.
NOTAS:
[1] Para el anlisis del cuento se ha utilizado Ficciones, Oveja Negra, Bogot,
1984, pp. 39-50.
[2] "Las relaciones mimticas se pueden considerar intertextuales: relaciones
entre una representacin y otra en vez de entre una imitacin textual y un
original no textual. Los textos que afirman la plenitud de origen. La
irrepetibilidad de un original, la dependencia de una manifestacin o
derivacin de una copia, pueden revelar que el original es ya una copia y que
todo comienza con la repeticin" (Jonathan Culler, Sobre la deconstruccin,
Madrid, 1984).
[3] Es Herclito quien originalmente expresa: "Los inmortales son mortales y los
mortales inmortales, viviendo aqullos la muerte de los otros y muriendo los
otros la vida de aqullos" (Fragmentos. Parmnides- Zenn-Meliso-Herclito,
Orbis, 1983, Barcelona, 62-233). Bloom ha investigado a los romnticos
quienes estudiaron a los clsicos griegos, lo que crea aqu una
intertextualidad y juego del Retardo bloomiano. Borges, por su parte, en El
libro de arena ha consingnado ms agria, negativamente: "El hombre olvida
que es un muerto que conversa con otros muertos" (p. 67).
[4] Carlos Culler (p. 138) considera que todo poeta es ocultista al ajustar su voz
a la Tradicin, a travs de un latente "principio interno de la unidad del
ocultismo", que conlleva la seleccin a la cual se llega mediante va al
descubrimiento de la fuente, actas aurea o Edad dorada de Virgilio. (Alcin.
Ocultismo y Occidente, Monte Avila, Caracas, 1979. p. 135).
[5] En su "Vindicacin de Bouvard et Pcuchet" (Discusin: 118, obra que es la
anticipacin terica de sus posteriores cuentos), da muestras de esto: "El
hecho es que cinco aos de convivencia fueron transformando a Flaubert en
Pcuchet y Bouvard o (ms precisamente) a Pcuchet y Bouvard en Flaubert"
en la que "sorprendemos el instante en que el soador, para decirlo con una
metfora afn, nota que est sondose y que las formas de sus sueos son
l", como en "Las ruinas circulares".
[Ms adelante, en ese mismo ensayo, parecera estar hablando de Menard:
"El arte opera necesariamente con smbolos; la mayor esfera es un punto en el
infinito; dos absurdos copistas pueden representar a Flaubert y tambin a
Shopenhauer o a Newton" (120). El tiempo de Bouvard y Pcuchet "se
inclina a la eternidad; por eso, los protagonistas no mueren y seguirn
copiando, cerca de Caen, su anacrnico sottisier, tan ignorantes de 1914
como de 1870; por eso, la obra mira, hacia atrs, a las parbolas de Voltaire y
de Swift y de los orientales y, hacia adelante, a las de Kafka" (122).
[6] J. L. Borges, en Prosa. Relatos completos, p. 604. En el Tercer Dilogo de
Hylas y Filons, Berkeley pone en boca de Hylas algo parecido o igual: "Si
tus principios son valederos, t mismo no eres ms que un sistema de ideas
fluctuantes, no sostenida por ninguna sustancia ya que tan absurdo es hablar
de sustancia espiritual como de sustancia material", segn cita Borges. El se
fundamenta en Berkeley y en Meinong para declarar su aversin por lo real,
lo perceptible. No es posible la aprehensin y slo se admiten los objetos
imaginarios, como la estatua de Condillac.
[7] En Borges y la cbala (Hispamrica, Buenos Aires, 1976), indica que intenta
"mostrar la filiacin que existe entre ciertos textos 'Borges' y la Cbala en
cuanto a la aceptacin del Verbo como instrumento de creacin y no como
mero smbolo para designar los elementos de la realidad" (17).
[8] Harold Bloom, en La cbala y la crtica (Monte Avila, Caracas, 1978), dar
una versin de la cbala ms flexible y dialctica que la de Gershom Scholem
en La cbala y su simbolismo (Siglo Veintiuno, Espaa, 1979), pues l busca
leerla como fuente analgica de la creacin potica, artstica. A ese concepto
nos hemos acercado, difiriendo del de Sosnowski.
[9] Las 10 sefiroths son : 1) Keter y Elyon o Keter, corona suprema o conciencia
de s mismo, 2), Hokmah o sabidura, meditacin o contemplacin de Dios
sobre s mismo, 3) Binah o inteligencia o la reflexin sobre el conocimiento ,
4) Gedullah, grandeza o amor, 5) Gevurah o poder, juicio o rigor , 6) Tiferet,
belleza o misericordia, 7) Nezah, victoria o aguante duradero, 8) Hod o
majestad, 9) Yesod, fundacin y 10) Malkhut, reino o inminencia de Dios en
la naturaleza. Malkhut nace de Yod y Yesod.
[10] La teora crtica de Bloom, que quiere ser antirreduccionista, adquiere
caractersticas hermenuticas restrictivas y circulares que slo se abren
cuando introduce categorizaciones ricas y originales, con un humor negro y
un sistema de exposicin juguetn pero no menos riguroso.
[11] Bloom propende por una teora de lo sublime agonstico o esttica de la
competencia literaria entre textos o poetas para responder a la triple pregunta
(referidas a las fuerzas enfrentadas del creador ante el pasado y el presente):
ms?, igual? o menos que?
[12] Conciencia hermenutica y conciencia demirgica son variaciones de las
nociones ciencia hermenutica y ciencia demirgica que utiliza Ren Thom
en Los verdaderos pensadores de nuestro tiempo, de Guy Sorman, Seix
Barral, 1991. p. 44.
[13] El poeta fuerte bloomiano se distingue porque los que siguen despus de l
tienen que esforzarse por evitarlo. Lo es, adems, porque genera, como los
buenos crticos, dice Bloom, otras lecturas. Aqu fuerza significa imposicin.
La obra fuerte debe mentir contra el tiempo y contra los otros poemas
anteriores a l, pero tambin mentir y luchar por ganarse su propio espacio
(Vase Los vasos rotos).
[14] La cbala representa, por extensin, una "defensa colectiva, psquica, de los
judos medievales ms imaginativos contra el exilio y la persecucin que
ejercan sobre ellos una presin" (Bloom: 49).
[15] Umberto Eco en La bsqueda de la lengua perfecta en la cultura europea,
elabora un anlisis minucioso acerca de los intentos de distintos lingistas
como John Wilkins por crear un lenguaje universal.
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