Borges y La Cábala

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Borges y la cbala en "Pierre Menard, autor

del Quijote"
Adalberto Bolao Sandoval
Profesor de Literatura
Barranquilla - Colombia

Resumen: Borges inscribe su obra en la lnea disolutoria en la que cruzan


realidad, representacin y smbolo. Realidad referida a la ficcin, a la
verosimilitud esttica, que tambin es cuestionada, radicalizada. Con

"Pierre Menard, autor del Quijote", Borges contina la lnea disolutoria de


las fronteras de la realidad y de la ficcin, as como de la verosimilitud que
se elabora en esa misma ficcin, que ya antes Fernando Pessoa, Miguel de
Unamuno o Machado realizaran entre los aos 20s y 30s. En este trabajo se
revisa el citado cuento a la luz de las ideas expresadas por el crtico Harold
Bloom
sobre
la
Cbala
y
la
literatura.
Palabras clave: Borges, Cbala, crtica literaria, Harold Bloom

He
encomend
ado esta
escritura
a un
hombre
cualquier
a;
no ser
nunca lo
que
quiero
decir,
no dejar
de ser su
reflejo.
Desde mi
Eternidad
caen
estos
signos.
Que otro,
no el que
es su
amanuens
e, escriba
el poema.
J. L.
Borges,
Juan I,
14,
(Elogio
de de la
sombra)
Se
entiende
que es
honroso
que un
libro
actual
derive de
un libro
antiguo:

ya que a
nadie le
gusta
(como
dijo
Johnson)
deber
nada a
sus
contempo
rneos.
J. L
Borges,
"El
acercamie
nto a
Almotsi
m",
(Ficcione
s)

Conceptos como extraamiento, desposesin, o vocablos como mscara o


amanuense, son caras en la poesa y la cuentstica de Jorge Luis Borges. Establecen
un movimiento perpetuo que gira de lo impersonal al desdoblamiento, del narrador a
los personajes, en un proceso de desnudamiento en el que se manifiesta la
contradiccin y el paso de los personajes de la tragedia a la comedia. El personaje se
transforma en smbolo o signo; de lector se transforma en productor, el actor externo
se desenmascara y se vuelve centro del discurso, de su mentira.
Dos de las formas de manifestarlo son la del doble. Afirmarse, negarse o repetirse
conlleva magnificar o diluirse entre y con uno o con los otros. El doble se convierte
en un cambio o en un desplazamiento. El tema de la crisis de identidad se relaciona
tambin con la estructura de muchos de sus cuentos. Quin escribe?, o, en realidad
me escriben? Borges entiende la literatura parafraseando el subttulo de la novela que
escribe el abogado Mir Bahadur Al en el cuento "El acercamiento a Almotsim"
como una bsqueda y un juego de espejos que se desplazan, ya sea a travs del
tiempo o de la escritura. Son personajes puestos en un autoexilio interior, o ante los
otros, ante el mundo o ante alguna deidad.
La crisis de identidad y el autoexilio de s mismo o el exilio del mundo o con los
otros para ser literatura o hacer y negar parte del mundo que resultan ser iguales en la
ptica borgiana, cierran el crculo o el viaje hermenutico. Tambin hacen parte de la
cosmovisin romntica. El otro, el mismo, yo o el otro en literatura significa poner en
evidencia, tambin la inestabilidad del texto.
Borges inscribe su obra en la lnea disolutoria en la que cruzan realidad,
representacin y smbolo. Realidad referida a la ficcin, a la verosimilitud esttica,
que tambin es cuestionada, radicalizada. El absolutismo del yo ente ficticio, cada
vez se vuelve ms etreo. Tampoco lo representado se considera extensin de la
existencia. Ahora es signo de una ausencia. El personaje, el narrador o la persona
potica simbolizan la disolucin, como el sacerdote de Quahalom de "La escritura del
dios", perdido ante los hombres y convertido en un ser ultraterreno gracias a la
lectura e invocacin de textos sagrados. Lo que produce la lectura representa la
conjugacin de la crisis de la personalidad autorial como coincide con los
planteamientos neoestructuralistas de Roland Barthes y con la doctrina cabalstica: no
hay autores, no hay originalidad o creatividad: la escritura pertenece a una cadena

lingstica que estaba antes que el hombre. Los escritores no haran ms que hacerse
irreales o una cadena de efectos y tomar de all lo que quieran.
Con "Pierre Menard, autor del Quijote" [1], Borges contina la lnea disolutoria de
las fronteras de la realidad y de la ficcin, as como de la verosimilitud que se elabora
en esa misma ficcin, que ya antes Fernando Pessoa, Miguel de Unamuno o Machado
realizaran entre los aos 20s y 30s. La fragmentacin de los personajes y los
narradores, del lenguaje, de lo imaginario y de lo real se tornan simultneos.
Acerca de s mismo mediante la yuxtaposicin del otro, Borges pareciera evocar a
Whitman en su poema "Canto a m mismo": "Me celebro y me canto a m mismo/ y
lo que yo digo ahora de m lo digo de ti/ porque lo que yo tengo lo tienes t/ y cada
tomo de mi cuerpo es tuyo tambin" (p. 25). Poseer el yo y el t hace retornar el
doble, el otro, que soy, que es ser nadie. En "Invocacin a Joyce" el hablante potico
dice: "Yo soy los otros. Yo soy todos aquellos / que ha rescatado tu obstinado rigor. /
Soy los que conoces y los que salvas" (1979: 348). Menard ejerce la salvacin suya y
la de Cervantes.
El sacerdote de "La escritura del dios" se diluye (se convierte) gracias a leer el
mundo en un dios mientras que Menard lo efecta en su propia trama para hacerse
potenciacin de lo escrito, de lo ficticio. El narrador del cuento, que es un "lector
informado" en trminos de Stanley Fish (Culler, 1984: 41), escribe una minibiografa
aclaratoria de Menard, novelista francs recin extinto, con el objetivo de rectificar
"un catlogo falaz" aparecido en un diario de ndole protestante. Para l son
"imperdonables las omisiones y adiciones" perpretadas por Madame Henri Bachelier
contra Menard, escritor simbolista muerto en los aos 30 del siglo XX.
Menard ha escrito una "obra fcil y de breve enumeracin" que revela las
inquietudes del francs, propios de los intereses de Borges. All se encuentra una
monografa con la cual se pueden elaborar "objetos ideales creados por una
convencin y esencialmente destinados a las necesidades poticas" (40), tal como
encontraremos literalmente en el cuento "Tln, Uqbar, Orbis Tertius", en Ficciones.
Tambin las aficiones borgeanas son las de Menard: las monografas "reales" y
ficticias que escribe sobre Wilkins, Leibniz, Ramn Llul, Saint-Simon o traducciones
de Quevedo. Hay dos obras de Menard que sintetizaran el objetivo del cuento: Les
problmes dun problme y la invectiva contra Paul Valry, Hojas para la supresin
de la realidad, y escritos menores. Los textos apcrifos del escritor francs son
tambin referencia a la trama del cuento "Tlon, Uqbar, Ornis Tertius",
constituyndose as el cuento sobre Menard en un espacio literario autorreflexivo y
autorreferencial sobre la literatura misma.
El narrador es un alter ego del propio autor, quien da las claves, a la vez, sobre las
que se bas para escribir esa biografa. Este cuento, as como las narraciones
"Examen a la obra de Herbert Quain", "La bsqueda de Averroes" y el ensayo "El
idioma analtico de John Wilkins" son pginas coincidentes en sus estructuras y en
cuanto a su propuesta disolutoria y universalista. En ellas los narradores y el
ensayista Borges se convierten en albaceas que reconstruyen la vida intelectual de
escritores que pretendieron crear un lenguaje ecumnico y perfecto pero en el que
fracasaron. En otro cuento,"Funes, el memorioso", ser ste el Zarathustra argentino
que incurrir en un intento constructivo de ndole idiomtica, pero que tiene visos
metafsicos que no entender, aislado del mundo, tullido fsica, cognitiva y
cosmognicamente.
La empresa de Menard es irnica como creacin romntica autoconsciente, pues
en l no surge la inspiracin que se calcula en cero para Borges: "No quera
componer otro Quijote lo cual es fcil sino el Quijote". Tampoco encarar una
transcripcin mecnica ni copiarlo. "Su admirable ambicin era producir unas

pginas que coincidieran palabra por palabra y lnea por lnea con las de Miguel
Cervantes". Para ello aprendi bien el "espaol del siglo XVII, recuper la fe
catlica, quiso guerrear contra los moros o turcos, olvidar Europa entre 1602 y 1918
y ser Cervantes", en procura de escribir un texto idntico, pero no anacrnico, aunque
"esta empresa, en el siglo XX s (era) imposible". Igual sucede con los antihroes de
Flaubert, Bouvard y Pcuchet, sobre los que Borges escribe una Vindicacin, quienes
se muestran "ignorantes de 1914 como de 1870" (vase nota 16).
En su carta al narrador, Menard explica que entre las razones que lo llevaron a
reescribir el Quijote, se encuentran "el olvido y la indiferencia (que), puede muy bien
equivaler a la imprecisa imagen anterior de un libro no escrito". Igualmente, el
narrador de "Funes, el memorioso" escribe ese relato "para que su memoria
prodigiosa no caiga en el olvido". La reescritura y la potenciacin de la memoria no
slo son ejercicios reconstructivos sino que se sumergen en la disolucin de la
"causa" y el "efecto" en el sentido de que reescritura y memoria se inscriben en un
metauniverso sin origen ni fin. Se trata de cuestionar, como Nietzsche, la causalidad
y con ello el concepto de originalidad. Tal vez por eso, en su interpretacin de la obra
de Menard, la baronesa de Bacourt, compaera de saln y a quien ste dedica un ciclo
de sonetos, nota "la influencia de Nietzsche" por razones diferentes a las aqu
esbozadas.
Menard no pertenece a ese tipo de escritor que critica Barthes por escribir con un
estilo basado en humores, biolgicamente. En cambio, su precursor, Cervantes,
contra los cabalistas, dice el narrador, no "rehus la colaboracin del azar: iba
componiendo la obra inmortal un poco la diable, llevado por inercias del lenguaje y
de la invencin". Borges ha criticado esa manera de escribir tambin en el cuento "El
inmortal", porque el objetivo no es crear sino que luego de "infinitas circunstancias y
cambios, lo imposible es no componer, siquiera una vez, la Odisea" (1980: 158).
Menard, como Joyce, como George Moore cito al mismo Borges apela a un
"sentido ecumnico, impersonal" de la literatura, como cualquier estructuralista. En el
ensayo "La flor de Coleridge" contina con sus claves:
Quienes minuciosamente copian a un autor, lo hacen impersonalmente, lo hacen
porque confunden a ese escritor con la literatura, lo hacen porque sospechan que
apartarse de l en un punto es apartarse de la razn y de la ortodoxia (1975: 479)...
(no hay plagio porque esta accin) es la forma ms sincera de admiracin (67). "Lo
tosco, lo bajamente policial, es hablar de plagio" (108).
El Quijote, de acuerdo con la concepcin de la escritura de Schopenhauer, es
aleatorio. Menard, en la carta que le dirige al narrador, reflexiona: "El Quijote es un
libro contingente, el Quijote es innecesario. Puedo premeditar su escritura, puedo
escribirlo, sin incurrir en una tautologa". La razn simtrica o cabalista del Menard
actual reemplaza a la romntica imaginacin "romntica" o renacentista del "primer"
autor, Cervantes. Menard llegar a escribir los captulos noveno y trigsimo octavo
de la primera parte y un fragmento del captulo veintids. El no desea afrontar
nuevamente los deslices de la invencin, el azar o la inspiracin totalizantes,
modernas. Su nocin es posmoderna: "A pesar de esos tres obstculos, el
fragmentario Quijote de Menard es ms sutil que el de Cervantes" (46). Y ms
adelante: "El texto de Cervantes y el de Menard son verbalmente idnticos, pero el
segundo es casi infinitamente ms rico. (Ms ambiguo, dirn sus detractores, pero la
ambigedad es una riqueza)". Su composicin pretende restituir o reconstruir a travs
de las lexas barthesianas. Los apartes que transcribe el narrador, asumiendo las
perspectivas de Menard, en otro ejercicio de interiorizacin, deshistorizan el mismo
hecho literario configurndose una suspensin del tiempo entre Cervantes, el narrador
y Menard. El Quijote o cualquier libro son ruinas circulares, crculos hermenuticos
cerrados, a los que se puede visitar con el don de la relectura. Pero esta no se queda

en algo pasivo: leer es escribir, como sealar Barthes. Recordar es revisar para
reescribir. Es tambin restituir, de manera cabalista, repetir los fastos de una
restitucin. Repetir dir Bloom significa mentir contra el tiempo, revertirlo, como
Menard, en un proceso de retardo (77).
Con Menard las palabras de Steiner (1980) son atinadas, en el sentido de que todo
discurso es transcripcin, traduccin, interpretacin creativa de una infraestructura,
vivencia o realidad profunda, en la que la "significacin desborda el orden superficial
de los significantes" teniendo en cuenta que la letra es estable mientras el smbolo es
abierto y contiene y ejerce una libertad para su intrprete, rompiendo la letra, que, al
mismo tiempo es poiesis, creacin de trascendencia (28-52). El signo, al igual que el
concepto como lo subraya Rubert de Vents se edifica sobre el olvido, sobre el
carcter "singular de la experiencia como del creativo o esttica de la respuesta a la
misma" (239). An ms: el lenguaje como memoria significar tiempo y como
literatura, eternidad, es decir, metafsica, mientras que el signo gira alrededor de un
presentismo.
Retomemos: Menard se refiere a Cervantes y ste a las parodias de lecturas del
Quijote, aplicando la hermeneusis oriental a que alude Luis Garagalza (1990: 109114) con relacin a la obra del iran H. Corbin al leer el Corn como libro sagrado.
En esta analoga, el Quijote es obra de la tradicin, de las viejas voces que se hunden
en el tiempo. Puede entenderse, entonces, que la comprensin del sentido del texto
lleva a una interpretacin que reconduce lo exotrico (el sentido literal: zahir) a lo
esotrico o sentido oculto (batin), de manera que se efecta una "interiorizacin
simblica del sentido literal del texto sagrado, dando lugar a la emergencia del
sentido esotrico" (110-111).
El texto se encuentra, as, vinculado al modo de ser de quien lo interpreta dado que
le imprime una realidad ms viva que afecta a quien lo lee, pues lo reactualiza. La
afeccin de la lectura se convierte en accin a travs de la escritura. Menard se
"coimplica" mediante una penetracin que conlleva "la exgesis del texto como
exgesis del alma" (Corbin). La escritura del libro del Quijote significa una
transfiguracin y una "significacin arquetpica, a su verdad espiritual (haqiqa), a su
sentido mstico o esotrico". La experiencia lectora es una regeneracin que cumple
un proceso de "conocimiento que salva" ( Garagalza: 111), de memoria esttica en el
tiempo, en la eternidad, en el que se mantiene dice Borges"el delicado espejo de las
almas".
Pero no slo la repeticin de la lectura contiene su escritura; Menard es, tambin,
traductor e intrprete. Acogiendo a George Steiner, podra sintetizarse lo expuesto
hasta ahora (reconociendo que sus planteamientos los aplica a los traductores de
oficio): Menard hace de la intermediacin una traduccin en la que el intrprete
realiza una "repeticin original" mediante la cual "la sensibilidad se apodera del
objeto salvaguardando y acrecentando la vida autnoma de ste", configurndose
"paso a paso la obra del artista"incluso dentro de los lmites de la conciencia extraa
(de Cervantes, en este caso) a travs de un ejercicio mimtico textual, finito y
platoniano que aumenta an ms por el "logro de la 'empata' (Einfhlung) en un acto
tanto lingstico como afectivo" (Steiner, 1980: 43).
Quiz Borges haya pensado en la frase de Emerson para quien, en este proceso de
lecturas "el alma conoce el alma". Sin embargo, Menard tambin quiere distanciarse,
despersonalizarse en su escritura: "Ser, de alguna manera, Cervantes y llegar al
Quijote le pareci menos arduo por consiguiente, menos interesante que seguir siendo
Pierre Menard y llegar al Quijote, a travs de las experiencias de Pierre Menard" (44).
La individualidad cerrada es superada, apareciendo un Sujeto absoluto, la sobrealma
emersoniana, ms trascendente que inmanente, que, al decir de Garagalza, "al

conocerse, conoce o reconoce una realidad arquetpica comn", lo que sera lo


dionisaco comn de Harold Bloom, la identidad de todos en uno.
El placer del texto conlleva perderse en la mathesis general, en una cosmogona
literaria donde aparece el "trastrueque de los orgenes". No hay orgenes,
"simplemente un recuerdo circular" (subrayado por Barthes), un intertexto en el que
efecta "la imposibilidad de vivir fuera del texto infinito", de manera que "el libro
hace el sentido, el sentido hace la vida". Como tambin en Maurice Blanchot o
Valry, el mundo y el infinito son hojas de texto, como en el cuento borgiano "El
libro de arena".
De igual manera, el narrador del relato, al citar parcialmente el Quijote,
descompone como el mismo Menard en lexas la reconstruccin de ste, en una clara
muestra de circularidad autorial de estirpe estructuralista.
Menard asume su intermediacin como eptome de la disolucin y de la liberacin,
pero tambin se presenta un autoexilio creativo. No aparece como agente sicolgico
sino como agente de accin y ficcin que no puede vivir sino en "el texto infinito",
efectundose la ausencia del sujeto, o, como postula Barthes , el sueo rfico del
escritor sin literatura. Para "devolverle su porvenir a la escritura hay que darle la
vuelta al mito: el nacimiento del lector se paga con la muerte del autor" (Barthes,
1987: 68-69) donde no hay tiempo ni espacio, ni un antes ni un despus. Menard es
una sombra (platnica) del lenguaje segn ello y, por extensin, Cervantes.
Este anlisis del discurso estructuralista ha significado la muerte del autor, del
escritor en tanto que sujeto mas no como individuo es decir, no como individuo
ficcional. Para Barthes la muerte del autor es importante porque su firma se irrealiza
y hace de la forma un mito, fundando as "la verdad de la obra, que es enigma" en una
especie de silencio antropomrfico por un nuevo enigma mtico. El mismo Borges,
como si hubiera ledo a Barthes, escribi mucho antes en su artculo dedicado a Paul
Groussac: "No hay muerte del autor sin el inmediato planteo de un problema ficticio,
que reside en indagar o profetizar qu parte quedar de su obra. Ese problema es
generoso ya que postula la existencia posible de hechos intelectuales eternos fuera de
la persona o circunstancias que lo produjeron; pero tambin es ruin, porque parece
husmear corrupciones".
Menard significar la muerte de Cervantes, pero, paradjicamente, su constante
reactualizacin. Es una contrateologa o "parricidio simblico", como lo denomina
Rodrguez Monegal, rezago del Padre, del dios, de su hipstasis. De all que la
escritura para Derrida constituya la destruccin de la Voz, de todo origen inclusive,
del cuerpo.
La deconstruccin en el autor de Ficciones, indica Culler (181) para un contexto
diferente, significara "los momentos autorreferenciales de un texto para revelar los
efectos sorprendentes del empleo de una parte de un texto para analizar el todo o las
relaciones intuitivas entre un nivel textual y otro o entre un discurso y otro. El
concepto de un texto explicndose a s mismo constituye otra versin de la
autopresencia, otro avatar del sistema de s'entendre parler". Este "escucharse hablar"
no slo manifiesta la naturaleza deconstructiva borgeana sino su adelanto o ser uno
de los precursores, si se quiere, con Proust, Joyce, Onetti o Nabokova lo que ahora se
denomina metaficcin posmoderna, un "verse escribir", que es, en cierta forma,
revelar un desdoblamiento en el que el ojo que ve el autor es el ojo que ve al creador.
Menard, como transcriptor, es un auctor posmoderno al deshistorizar los hechos,
olvidar el pasado y disolverlo estticamente, aunque la irona borgeana da a esta
nueva escritura una imagen dinmica, crtica, acerca del acto creativo. Es

posmoderno porque rompe las fronteras entre la realidad y la ficcin. Como


Aureliano Babilonia, en Cien aos de soledad, que en su lectura de los manuscritos
del gitano Melquades se ve incluido en la propia historia que lee sobre su familia, se
siente autodescifrado y ledo, se siente burlado y disminuido, porque es parte de otra
escritura, como el mago del cuento de Borges en "Las ruinas circulares", se siente
soado por otro, en la que se conjuntan nuevamente la realidad y la ficcin, Menard
da cuenta de que esos conceptos no sirven. Todos somos una sola escritura.
Tambin es posmoderno porque el cuento habla de sus propios mecanismos de
creacin, y esta creacin tambin fractura el mundo y al texto que lo origina,
citndolo y descreyendo de la autoridad de Cervantes. Posmoderno, porque Menard y
nosotros con l como lectores participamos de una "doble productividad", como
espejos y reflejos, como receptor y traductor que cita la novela de Cervantes.
Borges se ha sumergido en el romanticismo alemn e ingls y en la esttica de los
siglos XVII y XVIII, acogiendo la aparicin del "doble" o Doppelgnger, para sacar
parte de su arsenal literario-filosfico. El narrador de la vida de Menard explica que
la historia del personaje naci de un fragmento filolgico de Novalis, aquel que
esboza el tema de la "total identificacin con un autor", abrindose una mise en
abime entre narrador y personaje, entre autor y lector, en la que lo ficticio y lo no
ficticio genera la sensacin de un texto superpuesto a otro, palimpsesto que
conllevara la revisin de capas, viejos papeles o memorias que constituyen
"aperturas al infinito". En trminos posmodernos, significara una perlaboracin, o
anmnesis reminiscencia platoniana, que es rememoracin o reactualizacin en el
lenguaje heideggeriano. El Borges posmoderno va ms all: el Quijote final trasluce
los rastros previos de la escritura de Menard y no de Cervantes, su autor "original".
Es Cervantes quien realiza el palimpsesto y no su copista. El narrador escribe que
Menard ha enriquecido una tcnica nueva: la tcnica del anacronismo deliberado y de
las atribuciones errneas. Esta tcnica de aplicacin infinita nos insta a recorrer la
Odisea como si fuera posterior a la Eneida y el libro Le jardin du Centaure de
Madame Henri Bachelier como si fuera de madame Henri Bachelier. Esta tcnica
puebla de aventura los libros ms calmosos. Atribuir a Louis Ferdinand Cline o a
James Joyce la Imitacin de Cristo, no es una suficiente renovacin de esos tenues
avisos espirituales?
Borges escribi este cuento a comienzos de los aos 40, y esa "renovacin" de
"avisos espirituales" adoptar diferentes denominaciones: plagio, influencia,
precursividad, pastiche. La disolucin autorial como homenaje o como mmesis
intertextual [2] o como ejercicio autorreferencial, conlleva, adems, lo que llama
Culler (1984: 80) "una deconstruccin nietzscheana de la causalidad", donde el efecto
es primero que la causa, convirtindose esta ltima en efecto y disolvindose,
finalmente, como causa. Dialctica en la que causa y efecto ocuparn el lugar del
origen, hasta llegar a no-origen, con lo cual pierde su privilegio metafsico igual al
"retroceso originario" derridiano. Se quiere deconstruir la oposicin, invertir las
jerarquas por medio de una "accin doble" para anular la filosofa que expresa. La
filosofa de la autora, de la causalidad como originalidad, recibir en este caso, una
inversin cronolgica.
Cuarenta aos despus, el crtico y terico estadinense Harold Bloom, a este
ejercicio de transposicin literario lo denomina "pensamiento traslaticio" o "cadenas
alusivas" (y Borges "tenues ejercicios espirituales") en las que "los poetas viven entre
s sus muertes, y mueren entre s sus vidas, en un contexto de traslacin" [3].
Mediante el proceso de influencia "retrocede extraamente, de modo que Stevens es
padre de Whitman, Shelley engendra a Wordsworth y Milton convierte a la Biblia en
un comentario tipolgico de Paradise Lost". (1982: 102). Esa clase de lectura,
asegura Bloom, es una necesidad dentro de las cadenas traslaticias que se mueven
recordar a Borges entre la tradicin, pero ellas incluyen "el tropo del vaco". A pesar

de que la traslacin no asesina precursores, impulsa una violencia proyectiva contra


el tiempo como l mismo subraya.
No slo es atribuir obras a otros y traslapar las fechas de aparicin. [4] Tambin
nuestro papel de lectores es puesto en situacin. En "Magias parciales del Quijote",
especie de borrador terico del cuento, Borges sealar ms radicalmente,
refirindose al mapa incluido en Las mil y una noches, en que el Quijote lee la
segunda parte del Quijote y Hamlet es espectador de Hamlet: "Tales inversiones
sugieren que si los caracteres de una ficcin pueden ser lectores o espectadores,
nosotros, sus lectores o espectadores, podemos ser ficticios" (507) [5]. El lector,
indic en Discusin, formado por una "tica supersticiosa", pertenece a un orden
imaginario, dado que la personalidad independiente, "esa sofistera", no existe.
Barthes niega la existencia del sujeto y acepta la del individuo ficcionalizado. Ya en
El placer del texto observar (1989, 101-102), luego de analizar que en Nietzsche el
lector intrprete es la interpretacin misma, que el sujeto existe como proceso o
devenir y no como ser, aunque tambin podra entendrsele heraclitianamente
(coincide con Bloom quien habla del ser como "acontecimiento"). "Entonces indica
tal vez el sujeto reaparece pero no ya como ilusin sino como ficcin. Es posible
obtener un cierto placer de una manera de imaginarse como individuo, de inventar
una de las ms raras y ltimas ficciones: lo ficticio de la identidad". Ya no hay unidad
en una sociedad que acepta lo plural: "nuestro placer es individual, pero no personal".
"Ms raras" se convierte en mscaras y ese placer de ficcionalizar no slo es de
Averroes sino de Menard que se identifican con Almotsim, con Cervantes o Borges.
La evanescencia de lo "real" se posibilitar a travs de un simulacro, el de la
creacin artstica que, como la voluntad schopenhaueriana, es reafirmacin
autnoma, nirvana esttico, emparentado con la concepcin cabalista del Golem,
homnculo amasado por el hombre, reto con el que el artista asesina mediante su
hybris a Dios (Bloom, 1979:197) con su golem esttico. La repeticin platnica de
los Arquetipos y Formas ser una continua y eterna restauracin cabalstica, pero
tambin metempsicosis pitagrica. (Neoplatonismo, Pitgoras, cbala y pantesmo, se
encuentran unidos indisolublemente a travs del pensamiento nocturno y del
infinitismo cosmognico). El Quijote de Menard parece ser una parte de un arquetipo
mientras que en Menard, especie de golem, se efecta una transmigracin cervantina.
La lucha entre Menard-Borges no solo es contra la escritura previa, contra el estilo y
contra el tiempo o contra el padre; Harold Bloom dira en La ansiedad de la
influencia y en La cbala y la crtica, pero especialmente en El canon de Occidente,
que la lucha de cualquier escritor es contra el canon y tambin por pertenecer a l. El
canon como memoria, como seleccin, hace parte de la eternidad esttica, de la
eternidad humanizada.
Menard sufrir esa metempsicois desglosada por Schopenhauer en el captulo
XXXV de Parerga y Paralipomena, transferencia de alma en la cual "el atuendo debe
ser nuevo pero tambin debe conservar la forma ntima" (Steiner: 316). En fin, el
cuento es traduccin, parodia y metempsicosis. Traduccin, porque Menard
reactualiza (como indica Steiner refierindose a la trasalacin de un idioma a otro) "el
sentido implcito, el conjunto de denotaciones, connotaciones, deducciones e
intenciones y asociaciones que se encuentran contenidos en el original, pero que estn
implcitos o que slo estn en parte" y que para el lector nativo "tienen comprensin
inmediata" (Ibid). Metempsicosis, porque se "espaoliza" y penetra el alma de
Cervantes, lo deja intacto y resurge a travs de l. Parodia, porque el cuento se afirma
como una puesta en escena acerca de la imposibilidad de escribir obras originales,
haciendo de la escritura una burla que se petrifica con el lenguaje, lo cual parodiza,
tambin, la dificultad de ser un autor, lo que pone de presente que Menard es, de
acuerdo con la denominacin de Bloom, un interpoeta.

Menard, un interpoeta cabalista


Borges ha vindicado la cbala "por los procedimientos hermenuticos o
criptogrficos que a ella conducen" [6]. Dios dicta palabra por palabra el mundo y lo
que quiere decir, por lo cual en la Escritura "la colaboracin del azar es calculable en
cero" (Discusin, 1991: 48, 52). La concepcin en que se centra no es la de la
existencia de inspiracin por parte de los amanuenses sino la de una cooperacin
mecnica procedente de la Palabra bblica. Ellos efectan una compenetracin para
poseer el texto, la Torah. (Menard parece ser uno de ellos, pero con mayor irona, tal
vez humor).
Desde el punto de vista de la Tradicin, la cbala constituye una interpretacin
juda-esotrica o mstica y simblica de la Biblia. Representa un estudio del Verbo
para penetrar a nivel simblico con amor. Se trata de poseer el texto, la palabra, la
Torah, para contribuir a su enriquecimiento ontolgico, a una participacin directa
con la Deidad, como lo viene a hacer de manera pantesta el sacerdote de la torre de
Qahalom en "La escritura del dios". Como doctrina, la cbala contribuye al
aprendizaje y la enseanza del proceso de la gnesis o de la creacin.
Para Harol Bloom, crtico norteamericano de ascendencia juda, con una visin
menos ortodoxa, la cbala representa un "cuerpo extraordinario de lenguaje retrico o
figurativo y, de hecho, una teora de la retrica" (1978: 17). Bloom dice apartarse de
las posturas de Gershom Sholem, el erudito estudioso de la cbala, en lo referente a la
aplicabilidad de la cbala a los modos contemporneos de interpretacin, con unos
atisbos personales, considerando que, a su pesar, Scholem, con su estudio tambin es
retrico y figurativo como histrico. Su teora de la "ansiedad de la influencia" o de la
contaminacin de un autor sobre sus predecesores o sus herederos se concreta en su
utilsimo e importante El canon de Occidente, en el que pone de presente la
importancia de Shakespeare como figura central de la literatura occidental que mide
hacia atrs y hacia adelante toda la literatura del siglo XVI en adelante.
Para Bloom la cbala es til para la lectura de la mente de quien crea, pero sobre
todo, de los "procesos de la potica como mapas para los problemticos derroteros de
la interpretacin" (48). Como teora de la escritura niega la "diferencia absoluta entre
la escritura y el habla inspirada", en el que no hay causa ni efecto, ni ausencia ni
presencia. En definitiva, no hay origen.
Sal Sosnowski, en Borges y la cbala busca mostrar que el Verbo puede ser
creacin y dar paso a la imaginacin (1976) [7]. La cbala consiste en una versin
nominalista en la que si existe la palabra existe el objeto, representando la palabra un
paso para la comunin con el Creador. La escritura es elevada a un plano superior al
otorgado a otras formas de comunicacin. Esa concepcin nominalista hace que el
lenguaje se constituya en el instrumento para posesionarse de la realidad. Dios, en ese
sentido, es un lenguaje superior, el Verbo, escritura que no permitir que ninguna
otra, desde Su magnificencia, se le acerque.
En la cbala Dios es el Ein Sof ("sin trmino"), totalmente incognoscible y ms
all de la representacin, siendo sus imgenes o interpretaciones apenas descripciones
o hiprboles. Al carecer de atributos, se manifestar necesariamente como ayin
("nada"). Bloom considera, por ello, que causa y efecto de la creacin, de la nada a
partir de s mismo, hacen que en la cbala "causa" y "efecto" sean siempre
reversibles, ya que los cabalistas los consideran como ficciones lingsticas, "mucho
antes que Nietzsche", con lo cual aclara a los estructuralistas que, antes que su sumo
sacerdote, ste tuvo, tambin, su precursor [8].

Bloom sugiere que en la cbala se presenta la existencia de procesos de influencia


como mapas que sirven para interpretar. Asimismo, como teora de la escritura, la
cbala se anticipa a la concepcin estructuralista de la "escritura anterior a la
escritura" y de un "habla anterior al habla", a lo que se agrega la negacin de la
diferencia absoluta entre escritura y habla inspirada, entre ausencia y presencia, desde
la perspectiva ontolgica. La escritura contribuye a la ruptura de la creacin, de lo
"hablado" o Verbo divino. El lenguaje es un vaso rfico que, en su restitucin o
enmienda, el creador lo asume desde su particular visin.
No obstante, en ese agon, lucha con El, Borges refunde y transforma el lenguaje en
eternidad, vaso roto y rfico a la vez, universal en su desbordante influencia. Para l
el mundo aparencial es prosa, y la eternidad el lenguaje que escribe y describe ese
mundo. Dios, que es esa eternidad, tambin es Voz y Escritura, extendindose,
pantesticamente, pues el mundo es su voz hablada y escrita. El "libro de arena" ser
su Aleph, su alfabeto, al cual no podemos acceder, por sus interminables hojas y
porque el tiempo, por ser sucesivo, nos impide verlo en su totalidad y
coherentemente. Tal vez no sea esta una lucha religiosa sino una interrogacin por un
lugar privilegiado, o un reclamo ante la incertidumbre, la orfandad y la soledad del
individuo desposedo y abrumado por el universo. Un grito premoderno.
Menard ante el Quijote realiza una lectura cabalista. El es ese poeta a que alude
Bloom en el que
El poema (o poeta) anterior es concentrado (lo cual significa
igualmente contrado) y obligado a dejar vacante parte de s mismo. Al
ser interiorizado el precursor, llega a vaciarse en el epgono un espacio
mental decisivo. La creacin comienza, por lo tanto, con un elemento en
la propia identidad que se contrae en un punto primordial (71).
Esa concentracin del creador provocar reacciones defensivas en la propia
identidad. Desde la interpretacin del cabalista espaol Isaac Luria en el siglo XVI,
crear implicar un triple proceso: zimzum retraimiento o contraccin, fragmentacin
de los recipientes (shevirah hakelin) y ticun (restitucin o enmienda). Pero la creacin
lurinica ser una catstrofe; crear es romper, especie de catarsis en la que la
representacin potica se ofrece como la traduccin esttica de esa enmienda, acto
que se realizar mediante las diez sefirots o "emanaciones divinas", categoras
cabalsticas semejantes, segn la lectura de Bloom, a poemas o textos imaginativos y
a teoras del lenguaje [9]. Para Moiss Cordovero, estudioso de la cbala, las sefirots
se convierten en elementos estructurales de todos los seres. Desde ese estructuralismo
cabalista, Bloom emprender su crtica y llegar a ser calificado como
neoestructuralista e integrante del New Criticism, por la metodologa literalista que
emplea en su anlisis.
Si la letra crea el Mundo, la literatura, sera, pues, una categora que lo Manifiesta
a El. Romper con Dios es preguntarse por el destino incierto de los hombres como
seres o voces desdivinizados. El lenguaje, intermediario y conformador de un
simulacro de dilogo entre ellos, tambin ser el espacio de una competencia. La
restitucin o ticun artstica, se convertir, en el contexto cabalista, en parzufim o
"rostro" (Luria), "configuracin" (Scholem) o "patrones de imgenes" (Bloom) que
organizarn el mundo destrozado despus de la separacin o ruptura de los
recipientes.
La literatura, o Menard, como representacin o rostro y, en ltima instancia, como
mscara, constituye un nuevo y segundo Adam Kadmon, hombre primordial en este
caso como escritor que libra una guerra perpetua de luz contra luz, bajo patrones de
"escritura" que se convierte en nuevos patrones de creacin, nuevas sefirots, en la que
"el Dios que Se manifiesta es el Dios que Se expresa". Al igual que los

estructuralistas, este dios es accin y afeccin al mismo tiempo. Con Borges, la


literatura se constituir en una sefirot, en la Gevurah o Dink (juicio o rigor) que,
tambin, conlleva una necesidad rfica y platnica y, de algn modo, transmigratoria,
como en Pitgoras para culminar en la Corona Suprema (Keter o Keter Eylon) es esta
ocasin artstica, no divina, o podran ser lo mismo? cuyo significado simular
inteligencia (bimah) a travs de la fundacin (yesod). La literatura se cristaliza
mediante el reino (Malkhut), la presencia de Dios en la naturaleza (escritural). Tal
vez desde esta interpretacin parten los romnticos, desde una percepcin occidental
matizada con elementos teosficos.
Con Menard, pero mucho ms en "Las ruinas circulares" cuento de Borges en el
que un sacerdote busca crear un ser a travs del sueo, sin saber que l es tambin
soado por otro atenindonos a las palabras de Salomn Schecter citadas por Bloom,
ocurrir como cabalista "la pavorosa alternativa el temor de confundir la criatura con
su creador y el temor, experimentado con no menor intensidad del horror vacui o de
un mundo sin Dios", efectundose, en trminos lurinicos, la destruccin o Shevirat,
la cual explica el factor de la negacin de la propia identidad que hay en todo poema
o creacin y la bsqueda de los orgenes que contrara las intenciones mismas del
poema.
La escritura borgeana como enmienda, sustitucin y mscara, se objetivar como
limitacin que instaura el lenguaje como error y smbolo de una errancia. El escritor,
oficiante y sacerdote, semidios maniatado, a pesar de que preferira que su obra se
deleitara en la presencia, en la plenitud y la interioridad, slo acceder a la ausencia,
al vaco y la exterioridad lingstica como derrota por su incompetencia descriptiva o
creativa. Se dar un desdoblamiento, de tal forma que escribir es una renuncia dice
Bloom [10] a un poema anterior, renuncia que como con Menard significar
contraerse y obligarse a quedar vacante de s mismo. La creacin, como contraccin
de s misma, de "un texto precursor interiorizado" se vaca en el "epgono en un
espacio mental decisivo", en una bsqueda esperanzada de la identidad perdida, que
se defiende en exceso, presentndose en el poeta un proceso agonstico, de lucha
contra sus antecesores [11], lo cual lleva a Bloom a postular que "todo lector es un
epgono, todo poema es heraldo y toda lectura un acto de influencia".
Menard no se pregunta quin o porqu lo influyen, aunque reconoce que el Quijote
le parece "inevitable" y se sabe capaz de imaginar el mundo sin l, sin embargo, en su
relativismo gnstico tal vez cartesiano considera que "el Quijote es un libro
contingente, el Quijote es innecesario". El sentido platnico har a Menard decir
tambin: "puedo premeditar su escritura, puedo escribirlo sin incurrir en tautologas".
La colaboracin del azar ser, pues, innecesaria. Aunque simetra no implica aqu
tautologa.
La cbala articular su interpretacin bajo una conciencia hermenutica tal como
Borges y Bloom en la bsqueda de la causa de los cambios de las metforas y
analogas de una idea, de una escritura, pero, asimismo, en el argentino subyace
profundamente una conciencia demirgico [12] que no slo se remonta a Galileo sino
a los propios cabalistas, a las filosofas platnica y neoplatnica y la corriente
teosfica entendida esta ltima como mstica e intuicin y como tendencia
"romntica" las cuales buscan encontrar "leyes o frmulas ocultas que explican todo
el universo" (Sorman, 1991:44). Pero tambin Borges se encuadrar dentro de la
"angustia de la influencia", dado que Bloom propone que el "poeta vigoroso" o
"fuerte" [13] siente "horror a descubrir que es solamente una copia o una rplica"
como el sacerdote de "Las ruinas circulares" y que, adems, su obra mantiene una
relacin parasitaria con sus precursores.
Inclusive, esta aspiracin ecumnica expresa una variante que acerca al autor de El
Hacedor a la concepcin cabalstica que acoge Bloom sobre el significado: ste es

errante como analoga del vagabundaje de los judos que, en el plano literario, se
convierte de "la categora del espacio a la del tiempo y as se convierte en Retardo"
(Bloom), espacio textual de las obras en el pasado. Segn Luria la intensificacin del
retardo culmina en que la "creacin misma se converta en Exilio" [14]. A ese exilio
del cuerpo en la historia (presente en Barthes) se le agrega un pitagrico "exilio del
alma en su peregrinar de reencarnacin en reencarnacin, de forma existencial en
forma existencial" (Scholem ,1979: 120), con lo cual puede creerse que, como una
nueva cbala, el estructuralismo ha tendido a eliminar no slo el discurso como
significado sino a exiliar de quien proviene.
La literatura, horror de la identidad y la originalidad, metfora del desarraigo y
forma idlica, teofnica, de recuperar ya sea la romntica y clsica Edad de Oro
virgiliana, la perdida Babel o la Ur-Sprache, el lenguaje original o perfecto [15],
consistir en Borges en un inicial vagabundaje por el universo artstico, entre textos
escritos, dado que la "significacin tiende a errar" (Scholem) en cualquier sentido. De
igual manera, si no hay significacin, si la literatura es una reparacin y la lectura es
una mala lectura una interpretacin tergiversada para Bloom, la consecuencia es la
imposibilidad de toda crtica, de todo conocimiento. Si Borges elabora una lectura
acerca de las deformaciones que sufre cualquier texto, el autor de La cbala y la
crtica postula un "mapa de la mala interpretacin" o de "la mala lectura"
fundamentada en que el conocimiento entre precursor y epgono constituye un
"evento crtico" en el cual se conoce la historia potica. All lo importante no es la
conceptualizacin del hecho potico como ser sino como acontecimiento o
movimiento. Entre Cervantes (precursor) y Menard como epgono surgir slo una
interpretacin lxica, de intelegibilidad textual.
En la "dialctica de la revisin" bloomiana el significado ahora es acontecimiento
que se produce "slo entre poemas" y no en y por los poemas (subrayados de Bloom).
Menard, no obstante "espaolizarse" e imbuirse de historia, da primaca a lo literario
como efecto de la memoria esttica, eternidad que subyace en el acto platnico de
rememorar. Borges tambin ha negado el significado en "La muralla y los libros"
dado que considera que "todas las formas tienen su virtud en s mismas" y no en su
"'contenido' conjetural" (473).
Bloom llegar a un extremo gnstico: no hay poemas en s ni poetas en s. Existe
una "cadena interpretante" en la que "el poema es una mentira acerca de s mismo" y
contra el tiempo, contra los poemas anteriores, que, leyndolos mal, se concibe como
una "azorante y perversa revisin de un crculo hermenutico" (102). Ya no habr,
pues, autores, sino interpoetas, o intrpretes de una traduccin y de una tradicin.
An ms: negar la lectura y la creacin por ser mitos de "otra versin del
adentro/afuera del occidente dualizador y postcartesiano" que cree que los poemas
representan presencia, unidad, forma y significado . La primera dice Bloom es una fe,
la segunda un errror o mentira, la forma ser una metfora y el significado una
"metafsica arbitraria" y reiterativa. Repetir, adems, es depurar y el poema que repite
no restituye sino que repite los gestos de la restitucin. Como con Menard o Nolan en
"Tema del traidor y del hroe", ellos no revierten el tiempo, pero mienten contra l,
contra la historia. Repetir es un proceso de retardo, un dilogo y un contrapunteo en
el tiempo, pero si no hay textos ni autores ni poetas, el interpoeta funge como
intrprete, hacindose imposible una lectura o la creacin artstica. La interpretacin,
as, estar "condenada a mermar y a extinguirse en la incomprensibilidad, de hecho,
en otra capa de palimpsesto" (Bloom: 106). La literatura no tendr estatuto
cognoscitivo, pero su negacin, que es afirmacin, podr entenderse como "metfora
epistemolgica" (U. Eco).
Las cadenas interpretantes, transferencias y ejercicios traslaticios bloomianos,
ahora "tropos hacia el vaco", renuncias del ser y del significado, semejan, con otro
lenguaje, a los estructuralistas. Igualmente, creen en un superlector y en una escritura

antes del tiempo, un infinito sgnico, pero que en este caso es cabalstico. No
obstante, hay alguna esperanza, pues se trata como Menard el interpoeta de que una
aristocracia lectora, "unos cuantos puados dispersos de lectores slidos" sean
capaces de comprender las "configuraciones, los entrecruzamientos y
multiplicidades" de "textos slidos" ya que al igual que postulan Derrida o Barthesno
hay textos ni nada fuera de ellos (Los vasos rotos, 1986: 47). Dicho nihilismo tiene
tambin su ascendiente en el pensamiento agnstico. Se ejercer, para ello, una
"crtica experiencial" que se apoya en la conciencia, la cual pertenece a la sobrealma
emersoniana, a lo rfico o dionisaco comn.
El superlector barthesiano es ahora el lector antittico bloomiano a quien le
interesan los poemas porque hacen parte de s mismo, lo cual los hace importantes.
La poesa se dar dentro de esas configuraciones en las que existen "intrincados
equilibrios de la guerra psquica entre textos y lectores y tambin entre ambos". A
Emerson le interesa la relacin con el lector minoritario en la que "el alma slo
conoce el alma", parecida a la frase que Anatole France aplica a la crtica de
Coleridge como "las aventuras del alma entre obras maestras" (M. H. Abrams, El
espejo y la lmpara), lectura que sera tambin, como indica el Gilbert de Oscar
Wilde en El artista como crtico, una "crtica de mayor altura", "registro de nuestra
alma", de la que surgir en palabras de Bloom"que toda identificacin ambigua con
otro yo, escritor o lector, padre o hijo, es un agon que hace ms fantasmales los
lmites entre el yo y los otros. Ese borrar o deslizarse, crea" como restauracin
artstica.
Hay algo ms detrs de todo esto: tanto en Borges como en Bloom persiste la
nocin religiosa, apocalptica, cabalista, de que la accin destructora del primer
pecado humano se repite en cada pecado al romper la unidad del conjunto del
universo. Desde la separacin entre lo masculino y lo femenino, de lo inferior y lo
inferior, slo ser posible como restitucin entre Dios y su Sejin (armona) cuando
los recipientes se unan. La literatura, como creacin, como golem, al igual que los
espejos, mientras no se restituyan los vasos rotos, sern una abominacin. Los
espejos en "Tln, Uqbar, Orbis Tertius" no slo procrean sino que son interrogacin
que significan amenaza. Son objetos que, al duplicar, continan el pecado. La
literatura, metfora y espejo, ltima sefiroth por la cual pec el hombre al hacer de lo
oral escritura, generar duplicados o simulacros, que en su deambulaje propiciar el
exilio de quien la "compone" y de s misma. La literatura crear su propio vaco
original o pleroma (tambin interpretado como plenitud) que dialcticamente,
antitticamente como plenitud, lograr restaar nicamente la escritura sublimizada,
demirgica, que separa las contradicciones pero, al mismo tiempo, ser superacin
(Scholem: 118, 111) como la destruccin creadora estructuralista El espejo borgiano,
metfora de la literatura, ltima sefir que nos dar la imagen del espejo como
escritura y como Yo pecador, duplica y divide la identidad de quien lo mira, de quien
lo escribe.
La literatura, tikkun o estructuracin armnica, Sejin que une, "limpieza y
restauracin de la mcula del universo que se ha producido a causa de aquella rotura"
(Scholem: 121), tendr en Borges su Adam Cadmon, nuevo creador, restablecedor de
la ausencia de la armona, que busca, en su autoexilio creativo, ser ayin (nada), un
autoexilio del ser como acontecimiento o ficcin, que significa para el escritor ser un
paria. La literatura, exilio y redencin, conviene en ser el espacio que en el momento
mstico de plenitud, unir el macrocosmos y el microcosmos, el infinito y la escritura,
la expresin de luz de Adam Cadmon, creador de la creacin despus de la ruptura de
los recipientes. Quiz pueda pensarse que en algn lugar entre el infinito y la
literatura se encuentra no el "aciago demiurgo" de Cioran, sino el dios que interroga y
busca ser descrito y reemplazado en su esencia daimonaca, ya fuera cabalstica,
estructural, oriental u occidentalmente.

NOTAS:
[1] Para el anlisis del cuento se ha utilizado Ficciones, Oveja Negra, Bogot,
1984, pp. 39-50.
[2] "Las relaciones mimticas se pueden considerar intertextuales: relaciones
entre una representacin y otra en vez de entre una imitacin textual y un
original no textual. Los textos que afirman la plenitud de origen. La
irrepetibilidad de un original, la dependencia de una manifestacin o
derivacin de una copia, pueden revelar que el original es ya una copia y que
todo comienza con la repeticin" (Jonathan Culler, Sobre la deconstruccin,
Madrid, 1984).
[3] Es Herclito quien originalmente expresa: "Los inmortales son mortales y los
mortales inmortales, viviendo aqullos la muerte de los otros y muriendo los
otros la vida de aqullos" (Fragmentos. Parmnides- Zenn-Meliso-Herclito,
Orbis, 1983, Barcelona, 62-233). Bloom ha investigado a los romnticos
quienes estudiaron a los clsicos griegos, lo que crea aqu una
intertextualidad y juego del Retardo bloomiano. Borges, por su parte, en El
libro de arena ha consingnado ms agria, negativamente: "El hombre olvida
que es un muerto que conversa con otros muertos" (p. 67).
[4] Carlos Culler (p. 138) considera que todo poeta es ocultista al ajustar su voz
a la Tradicin, a travs de un latente "principio interno de la unidad del
ocultismo", que conlleva la seleccin a la cual se llega mediante va al
descubrimiento de la fuente, actas aurea o Edad dorada de Virgilio. (Alcin.
Ocultismo y Occidente, Monte Avila, Caracas, 1979. p. 135).
[5] En su "Vindicacin de Bouvard et Pcuchet" (Discusin: 118, obra que es la
anticipacin terica de sus posteriores cuentos), da muestras de esto: "El
hecho es que cinco aos de convivencia fueron transformando a Flaubert en
Pcuchet y Bouvard o (ms precisamente) a Pcuchet y Bouvard en Flaubert"
en la que "sorprendemos el instante en que el soador, para decirlo con una
metfora afn, nota que est sondose y que las formas de sus sueos son
l", como en "Las ruinas circulares".
[Ms adelante, en ese mismo ensayo, parecera estar hablando de Menard:
"El arte opera necesariamente con smbolos; la mayor esfera es un punto en el
infinito; dos absurdos copistas pueden representar a Flaubert y tambin a
Shopenhauer o a Newton" (120). El tiempo de Bouvard y Pcuchet "se
inclina a la eternidad; por eso, los protagonistas no mueren y seguirn
copiando, cerca de Caen, su anacrnico sottisier, tan ignorantes de 1914
como de 1870; por eso, la obra mira, hacia atrs, a las parbolas de Voltaire y
de Swift y de los orientales y, hacia adelante, a las de Kafka" (122).
[6] J. L. Borges, en Prosa. Relatos completos, p. 604. En el Tercer Dilogo de
Hylas y Filons, Berkeley pone en boca de Hylas algo parecido o igual: "Si
tus principios son valederos, t mismo no eres ms que un sistema de ideas
fluctuantes, no sostenida por ninguna sustancia ya que tan absurdo es hablar
de sustancia espiritual como de sustancia material", segn cita Borges. El se
fundamenta en Berkeley y en Meinong para declarar su aversin por lo real,
lo perceptible. No es posible la aprehensin y slo se admiten los objetos
imaginarios, como la estatua de Condillac.

[7] En Borges y la cbala (Hispamrica, Buenos Aires, 1976), indica que intenta
"mostrar la filiacin que existe entre ciertos textos 'Borges' y la Cbala en
cuanto a la aceptacin del Verbo como instrumento de creacin y no como
mero smbolo para designar los elementos de la realidad" (17).
[8] Harold Bloom, en La cbala y la crtica (Monte Avila, Caracas, 1978), dar
una versin de la cbala ms flexible y dialctica que la de Gershom Scholem
en La cbala y su simbolismo (Siglo Veintiuno, Espaa, 1979), pues l busca
leerla como fuente analgica de la creacin potica, artstica. A ese concepto
nos hemos acercado, difiriendo del de Sosnowski.
[9] Las 10 sefiroths son : 1) Keter y Elyon o Keter, corona suprema o conciencia
de s mismo, 2), Hokmah o sabidura, meditacin o contemplacin de Dios
sobre s mismo, 3) Binah o inteligencia o la reflexin sobre el conocimiento ,
4) Gedullah, grandeza o amor, 5) Gevurah o poder, juicio o rigor , 6) Tiferet,
belleza o misericordia, 7) Nezah, victoria o aguante duradero, 8) Hod o
majestad, 9) Yesod, fundacin y 10) Malkhut, reino o inminencia de Dios en
la naturaleza. Malkhut nace de Yod y Yesod.
[10] La teora crtica de Bloom, que quiere ser antirreduccionista, adquiere
caractersticas hermenuticas restrictivas y circulares que slo se abren
cuando introduce categorizaciones ricas y originales, con un humor negro y
un sistema de exposicin juguetn pero no menos riguroso.
[11] Bloom propende por una teora de lo sublime agonstico o esttica de la
competencia literaria entre textos o poetas para responder a la triple pregunta
(referidas a las fuerzas enfrentadas del creador ante el pasado y el presente):
ms?, igual? o menos que?
[12] Conciencia hermenutica y conciencia demirgica son variaciones de las
nociones ciencia hermenutica y ciencia demirgica que utiliza Ren Thom
en Los verdaderos pensadores de nuestro tiempo, de Guy Sorman, Seix
Barral, 1991. p. 44.
[13] El poeta fuerte bloomiano se distingue porque los que siguen despus de l
tienen que esforzarse por evitarlo. Lo es, adems, porque genera, como los
buenos crticos, dice Bloom, otras lecturas. Aqu fuerza significa imposicin.
La obra fuerte debe mentir contra el tiempo y contra los otros poemas
anteriores a l, pero tambin mentir y luchar por ganarse su propio espacio
(Vase Los vasos rotos).
[14] La cbala representa, por extensin, una "defensa colectiva, psquica, de los
judos medievales ms imaginativos contra el exilio y la persecucin que
ejercan sobre ellos una presin" (Bloom: 49).
[15] Umberto Eco en La bsqueda de la lengua perfecta en la cultura europea,
elabora un anlisis minucioso acerca de los intentos de distintos lingistas
como John Wilkins por crear un lenguaje universal.

Adalberto Bolao Sandoval 2008


Espculo. Revista de estudios literarios. Universidad Complutense de Madrid

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