Enrique García: A Flor de Piel (Poemario)
Enrique García: A Flor de Piel (Poemario)
Enrique García: A Flor de Piel (Poemario)
EvG
[ ÍNDICE ]
El ídolo roto……. …………….……………………….10
Reyes de papel……………...............................….12
Nostalgia de los jueves 23….…...…………………..16
Yo te convierto……………...……….....…………….19
Quién……………….…………………………............21
Misterio……………………………………….............23
Marchita y perfumada…………………..……………25
Un minuto gris………………………….........……….27
Ser y fantasía……………………………………….....29
El monstruo que tú ves…………….………….........31
La barcaza de Caronte…………………………….....33
Apenas……………………………………………….…35
El loco……………………………………................…38
Las uñas sucias………………………………………...40
La cruz que he visto esta mañana……….…………44
Tú me miras………………………………...………....46
Las musas……………………………………………...48
Centauro…………………………………..…………...52
La gayola……………………………………………….55
No te duermas…………………………………………56
Das frau……………………….………………….........60
Himno cascabelero…………..…………………...….62
La certeza………………………………………..........63
Primera desocultación…………...…………...……..64
Segunda desocultación……………………………...65
Deo volente……………………………………..........66
¡Es linda la flor!...................................................67
Las gotas de lluvia……………………………….……68
La primaria……………………………………............71
Los ónimos………………………………………….….77
Volverá la poesía………………….……………..……78
El condenador…………………………………………79
Primer anatema ………………………………………80
Himno a la suprema rebeldía ……………………… 82
Mujer…………………………………………………… 84
Hoy…………………………………………….………..86
A mi esposa,
a mi hija y a mi nieta,
a mi yerno,
y a todos aquellos que
hicieron posible,
que al igual que el
Fausto de Goethe,
yo reclamara un
poco más de luz.
[ Invocación Ajena ]
[Reyes de Papel]
Cual amor
agazapado,
bajo el lago
que susurra,
el berretín
de su pálida,
y de mi pálida
niñez.
Con el hondo
bajo fondo,
que palpita,
que rezonga,
bajo el polvo
milenar y secular,
de tus zapatos,
de tus miles
de arlequines
trasnochados,
sin vejez.
Con el rostro
improcedente,
por tu impávida
insolencia sideral.
Con el polvo de la
arena,
de tu pálida amargura
de mi pálida dulzura,
de esta vez,
de tu grito y de mi
grito,
seminal
que me conmina.
y te conmina
Con la absurda
soledad
gastada y vieja,
que retorna
una y otra,
y cada vez
Con la más,
de las crueldades.
de mis sórdidas miserias y,
las tuyas,
la del hombre
la mujer,
y la del niño,
que sonrojan,
temblorosos
su orfandad...
y que,
entonces,
con ensayos de alaridos
repetidos,
expresados en la queja,
temblorosa
de tu queja
y de mi queja,
inconfesable,
te reclamo y,
me reclamas
con vehemencia.
Y me dices
que me extrañas...
Y te digo
que te extraño...
Y declaro,
y declaras
que los reyes
de este día
son felices,
Son felices
porque saben
de tu reino,
de mi reino,
de la pálida marquesa
y del pálido marqués.
entretejido,
entre motas,
de algodón...
¡alguna vez!
Jueves gris,
23,
desposeído
de colores y fulgores,
como el tiempo,
acompasado,
que camina,
con un paso discordante,
por la fría incadescencia,
de la pálida presencia,
que se va,
que se va por el camino
de un errático destino,
que ya nunca,
nunca hoy,
nunca mañana,
será siempre,
sino nunca,
del jamás de los jamases,
que ya nunca,
nunca hoy,
nunca mañana,
quizás,
vuelva a retornar,
y tal vez,
que ni haya sido,
en el seno punitorio,
de un silencio transitorio,
cuyo grito perentorio
me desnuda sin ya ser,
sin siquiera haber sido
ni un minuto,
ni un instante,
ni siquiera
el vil destello inacabado
de una vil inacabada,
carcajada
ni el agónico,
estertor,
que se esboza,
a las puertas del final,
carcajada inacabada,
y elocuente,
que a lo largo,
de los tiempos,
de la vida,
y la centuria
[Yo te Convierto]
Yo te convierto,
en mi reina
y princesa,
en mi pálida marquesa,
y mi torpeza,
en mi temprana mañana,
y mi destreza,
en mi vuelo de altura,
y mi caída,
en mi alter ego mejor,
y en mi locura,
en mi velo de luz,
y en mi desvelo,
en mi razón de ser,
y en mi locura,
en tu esclavo peor,
y en mi cadena,
en el sueño que sueño,
y que me sueña.
en el que no sabe vivir
-sin-tu-presencia.
[Quién]
Quién sabe.
quién,
me rescatará,
cuando altura,
gane un poco,
cuando caiga,
vertical y desplomado
cuando clame
por su blanca,
palidez
cuando mi ojo,
se complique,
con su ojo,
cuando vida,
no acompase,
con su vida
Quién,
la maga,
que tramite.
algún fervor
la que ondule.
algún temblor
la que encauce,
algún vaivén
Yo,
en la proa,
de una barca
tempestuosa,
y celestial,
clame, gima
grite, y ruegue,
¡Quien-me-va-a-venir-a-rescatar!
[Misterio]
Detrás de la baranda
de los gruesos barrotes,
escrútanse las almas,
en la cárcel del pueblo.
Serenamente enfrentan
el implacable foco,
y la quietud se ha roto
en un instante, apenas.
Al compás inefable
de soledad y empeño,
unas cabezas, andan,
confinando silencios.
Lentamente el enigma,
del pudor, y la prisa,
les discurre la vida,
se ha detenido el tiempo.
¡ cargada de misterio !
[Marchita y Perfumada]
Un fantasma flota,
en esta altura desolada,
sobre el recinto,
va vibrando una promesa,
nuestra figura par,
también está plasmada,
para fecundar,
con tu magia mi tristeza.
Desde la espalda,
te veo y entreveo,
mi dedo,
rediseña un mundo nuevo,
está inspirado en ti,
y en tu belleza,
en el misterio crucial,
La tarde ha caído,
enfáticamente,
En grave y sonoro,
silencio abismal,
Segundos pasados tan,
lánguidamente
Impar de otro tiempo,
me suele buscar.
Un rostro empolvado,
de azul taciturno,
Palpita en sus senos,
del fondo, la luz,
Un rayo infinito,
un haz luminoso,
De duende pequeño,
con pelo marrón.
en mil tempestades,
Esfuma en la bruma,
su labio carmín.
[Ser y Fantasía]
No puedo sostener,
esta vivencia,
crucial, desangelada,
de tu ausencia,
huérfano de toda fe,
sin confidencia,
enrebelada fatal,
vacía insuficiencia.
Qué‚ misteriosa,
Musa sorprendente,
veo en tu rostro azulino,
y confidente,
qué‚ beso celestial,
qué contundente,
comprobación,
sensitiva y eminente.
de mala muerte,
cubra esta desnudez vital,
y penitente.
Espero tu mano,
temprana e imprudente,
el magma de volcán,
la flama intensa,
la máxima expresión,
la llama inmensa,
la inefable palabra,
de amor la preminencia.
Te quiero duende,
que vela y me revela,
una necesidad, un deseo,
una utopía,
una convocatoria esencial...
una porfía,
la exacta combinación,
de ser y fantasía.
Escribe,
con el lápiz despuntado,
apenas,
como un ente cotidiano,
una caricatura feroz,
mal dibujada,
de lo que puede ser,
un ser humano.
Bastardo,
de sentencias malhadadas,
baraja un mazo,
de cartas señaladas,
ataca de a traición,
y por la espalda,
y es diestro,
en la siniestra puñalada.
Tragediante,
de algún círculo dantesco,
forma huestes,
con torvos asesinos,
humanoides cegados,
clandestinos,
y chacales gemebundos,
corrompidos,
¡Maculado,
poluto de arrastrado manto,
doctrinario,
de existencias miserandas,
te apostrofan,
los que van a la gurupa,
acunando el sueño,
del caballo alado,
El monstruo,
que asoma en esta prosa,
escoria intelectual,
mano caína,
añora,
en un rincón de su vestuario,
un traje de Satán, ,
hecho a medida.
Meterás ya errabundo,
tu lanceta,
en el tumor,
de tu peste luzbeliana,
mi ciudadela,
es un caballo alado,
¡Y tu vida,
una muerte pestilente.
Tú vistes,
la mortaja del fracaso,
es necrófilo,
el manto que tu arrastras,
tu figura,
es la sombra en el espejo,
de una magna,
silueta macilenta.
Vana ilusión,
pobre humanoide,
tu estriptiquez,
tu mueca la conozco,
es espectral,
horrenda, tenebrosa...
como en Satán,
como en Satán ...
tu suerte.
Defensor de Atropos,
que habitaste,
aquel mismísimo,
círculo dantesco,
mi dedo puntiagudo,
te señala,
pasajero,
en el barco de la muerte.
[Apenas]
Tu vienes,
desde el tiempo más lejano,
yo caminé‚
por la profundidad del tedio,
cada quien,
ofrenda sus espinas,
para sembrar,
semillas del pasado.
Aquellos condenados,
que ora fuimos,
carne de desamor,
y tragediantes,
Siempre cabe,
un dolor en el olvido,
en el candor,
de un cielo imaginario,
o en el hueco,
con que la abierta mano,
me viene a reclamar,
con arrogancia.
Astillas fui,
de una precaria barca,
residuo vivo,
de mil tempestades,
con mi quimera,
recorrí cien mares,
y temo desplegar,
dos nuevas alas.
Aguja soy,
de brújula hacia el norte,
viajero,
proa puesta a nuevo puerto,
quiero volar, sin alas,
como pueda,
puedes volar, sin alas,
como quieras.
[El Loco]
El loco,
que despunta su presencia,
y escruta,
su tic-tac y su existencia,
afina
el iris, ensaya su sentencia,
residuo,
paradojal de su demencia.
La musa,
que enjuicia su cabeza,
y enajena,
su lucidez y su destreza,
activa,
el nervio, nutre una pereza,
discurre una banalidad o una certeza.
La razón,
que lo asiste frágilmente,
y confina,
una utopía confidente,
numera,
El dislate,
que estruja su cordura,
y atraviesa,
el dintel de su estatura,
imagina,
un letargo, una premura,
una vis,
conjetural de su mesura.
La muerte,
que ensaña con inquina,
y se arropa,
terrestre y clandestina,
es la provisional,
miasmática, interina,
víspera,
condicional que lo conmina.
Marco Aurelio
El hombre sucio,
de las uñas sucias,
el hombre sucio,
de la garra sucia,
el hombre sucio,
de corazón sucio,
el hombre sucio,
de la mente sucia,
el hombre sucio,
de bolsillo sucio,
el hombre sucio,
del amigo sucio,
el hombre sucio,
de la existencia sucia.
La promesa sucia,
que a la creencia ensucia,
el salario sucio,
que al bolsillo ensucia,
la idea sucia,
que al cerebro ensucia,
la calumnia sucia,
que a la inocencia ensucia,
el bolsillo sucio,
que a la mano ensucia,
el amigo sucio,
que a la conducta ensucia,
la presencia sucia,
del que todo ensucia.
El revolver sucio,
de la bala sucia,
sobre la sien sucia,
del agujero sucio,
borbotones sucios,
de la sangre sucia,
gruesas gotas sucias,
en su cara sucia,
la vereda sucia,
con un charco sucio,
la mortaja sucia,
del féretro sucio,
el cortejo sucio,
de un amigo sucio,
ni el recuerdo sucio,
de una mente sucia,
para quien ensucie,
la faz de la tierra.
Con el dedo,
puntudo y lacerante,
el destino,
ingrato me clavó una estaca,
y en la caja,
cordial del mismo pecho,
están,
las compañías de mi andanza.
Por el dintel,
donde el dolor se cuela,
se me ganaron,
Ensaya,
un do, de pecho, mi quejido,
donde el estómago,
es caja y resonancia,
y canta,
la misérrima existencia,
la nota siete,
de la musa Euterpe.
Por la rendija,
de la puerta infame
oteo,
el exterior, desde la villa,
afuera,
danza furia con espanto...
¡Qué cruz,
la Cruz que he visto esta mañana!
[Tú me Miras]
Tú,
me miras,
y tu vista,
me penetra,
me traspasa,
como un filo,
puntiagudo,
estilizado.
Tú,
me miras,
y mis pobres,
ojos pobres,
que si miran,
ya no ven;
se encandilan,
y enceguecen.
Tú,
me miras,
y te siento,
insospechada,
insondable, ineluctable
imposible,
impenetrable.
Tú,
me miras,
por el iris,
fulgurante,
por los rayos,
lascerantes,
y también,
por el arcano,
de mi temprana,
vejez.
[ Las Musas ]
Vosotras,
musas hermosas,
que ostentáis,
tanta belleza,
Vosotras,
musas buscadas,
para la líbido,
urgente,
para la estética,
gracia,
y también,
para desgracia.
Vosotras,
musas precarias,
de augusta,
belleza enhiesta,
sois,
en mi eterna rutina,
la más completa,
premura.
Vosotras,
me visitáis,
en el fondo,
de esta vida,
sois canto,
amor y alegría,
y el regocijo,
tardío,
de los ojos,
más sombr¡os,
que haya visto,
el más mortal.
Vosotras,
sois brillo puro,
sois la llave,
omnipotente,
la diamantina,
estatura,
que transita,
indiferente,
por un camino,
inseguro
de paz y felicidad.
Vosotras,
que por designio,
mundano,
habéis pasado,
en puntillas,
encaminando,
los pasos,
con la misma,
galanura,
y os enfrentáis,
al recodo,
a los pliegues,
de la vida,
como tiempo,
sobre el rayo,
cabalga,
impiadosamente,
en la hondura,
de los años.
Vosotras,
que en esta hora,
me visitáis,
nostalgiosas,
como remedo,
sombrío,
de aquello,
que un día fui,
y que añoro,
desdichado,
como si lento,
y pesado,
pudiera,
volver atrás,
Vosotras,
me convocáis,
para hacerle,
un nudo al tiempo,
para lanzarme,
a vivir,
tan agitado,
y augusto,
y en tal estado,
vestusto,
mis canas,
reverdecer.
[Centauro]
Centauro,
cuenta apenas con dos almas,
con una os acaricia,
y con la otra,
os da coces bestiales,
contrapuestas.
Centauro,
ha el placer omnipotente,
de proponerte,
su prosa confidente.
Centauro,
ejerce profesión,
contra sí mismo,
en algún círculo celestial,
de su lirismo.
Centauro,
es apenas lo que puede,
y nunca le asistió,
Centauro,
estruja siempre sus miserias,
con la razón,
sostiene controversias.
Centauro,
palpita el corazón,
de una certeza...
la enorme fatalidad,
de su proeza.
Centauro,
aprende diariamente,
a querer,
no-hacer-sufrir-inútilmente.
Centauro,
para más dato,
es muy complejo...
paradójico es,
asimétrica figura...
prisionera,
en el espectro del espejo.
Centauro,
no conoce su torpeza,
Centauro,
no se arredra fácilmente,
cabalgando va,
al galope,
su sentencia:
¡ de lo posible a lo real,
nunca se sabe,
que lo imposible,
puede ser,
lo verdadero !
[ La Gayola ]
[No te Duermas]
No te duermas,
con el canto,
como aquellos redimidos,
por el llanto, duermen,
los efluvios de su enorme,
estriptiquez,
de su inmensa,
infatuación,
de su doble,
caridad,
de su errática,
figura corrosiva,
de alegóricas,
figuras espectrales,
sazonadas,
con mendaces bocanadas,
de dantescas,
filigranas perniciosas.
Mascaradas mentirosas,
que reclaman,
Que te acusa,
y te reclama,
como Pedro,
el apóstol,
Almafuerte,
reclamaba,
con dicterios,
mentecato razonante,
apostrofado,
con su pluma lacerante:
fuego eterno,
llanto eterno,
sin plutarcos,
sin siquiera la sonrisa de Cain,
el fratricida,
[Das Frau]
Qué tanto tú
en tiempos,
de cándida inocencia,
de la niñez feraz.
Qué tanto tú,
y yo sin tu presencia.
[Himno Cascabelero]
[ La Certeza ]
[PRIMERA DESOCULTACIÓN ]
[Primera Desocultación]
[Segunda Desocultación]
[Deo Volente]
[La Primaria]
La primaria,
es el despliegue por saber,
la goma, el lápiz y el papel,
el delantal almidonado,
y perfumado con fragancias de Chanel,
y los zapatos de charol,
que preparaba mi mamá.
es la sonrisa de papá,
con su emoción ahogada,
en el ayer que no se fue,
y el delantal almidonado,
que yo maltrato sin querer,
La primaria,
es la cuerda bamboleando entre los pies,
es la bolita que va al hoyo,
la figurita abrillantada,
cara o cerca,
el trompo
que siempre gira sin parar,
es el balero y el piolín,
y el avioncito de papel,
en la cabeza de Mabel,
es mapamundi sobre un fierro, o un planisferio de hule
ajado,
que cuelga de un cordel, en la pared.
La primaria,
es el primer amor platónico,
clavado en mi cabeza, desde ayer,
por la maestra o el de inglés,
es el sonoro timbre
La primaria,
es el lápiz faber despuntándose,
la boligoma casi a terminar, el celular
de 4 G, el sacapunta de dos hojas,
la pluma cucharita,
y también es la gillette,
es aquel machete
que dejé, pegado con un chicle,
bajo el pupitre del revés,
es el abrillantado del glacé,
y de manteca, es el papel, carbónica la hoja negra
de calcar, de la oficina de papá,
es el laurel en el diploma
con sellos lacres, y con
cintas argentinas y clishés.
La primaria,
es el pupitre, con el tintero que se fue,
es el pizarrón, es Hugo Yasky y Baradell,
es la trama del revés,
es el grito de gol, que nunca fue,
es la pelota rebotando,
en el vidrio del ayer,
el barrilete que
La primaria,
es la rodilla lastimada, de Manuel,
es el deber que en el transporte me olvidé,
es el diccionario deshojado,
y es la mochila cargada hasta los pies,
es la de música, y el de inglés,
la de botánica, la directora,
la portera,
y la libreta que rezonga con un cuatro,
y a carcajadas ríe con un diez.
La primaria,
es la tabla del nueve,
la división, me llevo tres,
las trenzas de Lucía,
el borrador, la tiza,
el pantalón cortito,
y las rodillas sucias de José,
el hoyo, las bolitas y la quema,
el fueye de Pichuco,
la garganta de Cacho, con arena,
es Papo
haciendo la segunda de Sandro, de Rodrigo
y de Gardel,
es compartir, las galletitas de Manón, la coca cola o la
sidral,
el huevo duro
sobre el pasto con hormigas, picándote
los pies,
y es la urgencia de ir al baño,
para escapar de la lección que
nunca preparé.
La primaria,
es mi abuela que repite,
que hay mucho que estudiar
para poder sacar un diez,
es la maestra que me enseñó y después
se fue,
es mi mamá, y es mi papá, y la
sonrisa de los dos maestros del después,
es el busto adusto de Sarmiento,
el presentismo, el "saquen,
alumnos, una hoja de papel",
y es "escribir sobre la vaca
en Santa Fe", y "hablar de la alegoría de Babel", y
resumur el "yo que sé,
que me olvidé".
La primaria,
es la rebeldía de Almafuerte,
es William Morris que
vino a enseñarnos sin Piaget,
es Juvenilia, el Padre Agüero, San Martín, Bolívar, y
Belgrano, y a veces
es Discepolo y Evita,
el héroe de Malvinas,
y también es la sonrisa
de Gardel,
el himno, la escarapela,
la bandera, y Marielena,
cuando le canta al mundo
del revés,
es la nostalgia del jardín,
es el futuro y el ayer,
el submarino San Andrés,
que un negro día se perdió,
y nunca ya jamás quiso volver.
La primaria,
soy yo en el pizarrón,
tratando de entender,
como es que en mí país,
jugamos a la mancha,
con el hambre, y la miseria sin Perón,
sin el arroz con leche con canela,
y con la orden de escribir,
cincuenta veces, "no me tengo que copiar", como deber,
soy yo, con galochas, cuando llueve,
tapándome los zapatos y los pies,
y es mi tío que dice que "te vine a rescatar para ir al cine a
disfrutar" .
La primaria,
es Siete Sacos, ya lo ves,
es Buenos Aires del derecho y del revés,
es Maradona,
es La Plata,
Favaloro y el By Pass también,
es el compartir
de la esquina, es Mauro
Viale, Minguito, y Bonavena,
y Lito Cruz en el boliche
del papá también, es la frente marchita
de "Volver",
es el tranvía 25,
que va repleto hasta Berisso, haciendo siempre el mismo
"traca traca",
y es el guarda que te advierte
"no se me vayan a colar unaltra vez".
La primaria,
es la primera primavera
de la primera vez,
de Borges, "los libros y la noche"
del "poema de los dones",
de Sampaoli, es el mundial,
de Gimnasia, es "dale dale" otra vez,
y yo que nunca de ir a la cancha con mi viejo,
me olvidé,
de Messi, es los morlacos en
los pies,
de Elizabeth, la voz
qué te hace todo el cuerpo tiritar,
y el Papa queriéndose lavar los pies,
y la balada para un loco de Ferrer,
el verso lunfardo, mal escrito,
ligeramente recitado en la pared.
y al fin el alma de Susana, y Jesucristo.
orando por el Buenos Aires que se fue.
La primaria,
es jugar de noche a la escondida,
contando,
para que todos oigan, hasta diez,
es, además, cantarte "piedra libre",
en el patio donde funca la kermes,
es saltar al rango y mida,
jugar a la mancha venenosa tocando en el ombligo,
y dejar guardado
el rompeviento de tres tiras colgado
en el perchero del bufet,
es percherar en la lunchera,
los bocaditos de pescado,
el arroz con pollo, y el postre de vainillas
con café,
es no hacer buling,
y es la epifanía misma de la vida, temblando presurosa, en
el mundo cascabelero,
del ayer
[Los Ónimos]
[Volverá la Poesía]
Tus amigos te siguen recordando con un fervor
casi eterno. No es tan común permanecer por
tanto tiempo en el recuerdo. Borges mismo
creyó que moríamos únicamente cuando nos
olvidara el último de los prójimos cercanos. Por
eso agradecemos que te mantengan viva en el
recuerdo, que es como mantenerte viva entre
nosotros. Vino otro año y no podemos dejar de
recordarte, ni de extrañarte, ni de necesitarte.
En el aula, entre tus prometedores alumnos; en
el taller, entre tus pinceles perfumados de óleo
rojo, y en nuestro hogar, llenando los
insoportables espacios vacíos demasiado
pesados. Nunca estás demasiado ausente,
cuando me falta tu preciosa presencia. Te
sospechamos en el aula, en el lienzo, y en el
hogar. En la pasión filantrópica de nuestra hija,
en la mirada traviesa de nuestra nieta que busca
tu sonrisa lejana y tardía. A mí me sigue
apasionando la pintura. Entre otras cosas porque
eras eso mismo que tantos hacen. Nuca
imaginaba tu obra, miraba absorto tu increíble
transformación, tu rostro embellecido, la luz
naciente del fondo de tu alma encantada. Aún
recuerdo ese instante sublime. Me faltás, y me
[El Condenador]
[Primer Anatema]
[MUJER]
[HOY]
99
A flor de piel
© Enrique García
La Plata - Buenos Aires
Argentina
Primera Edición
Abril de 2021
MMXXI