Samuel Relato

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Cuando Sal mir por la ventana y vio a aquella horda de personas que avanzaban hacia l, se

dio cuenta de que su labor como rey no era tan fascinante como haba pensado. De modo que
volvi a mandar recado de nuevo por toda Israel, esperando que su pueblo le apoyase como lo
haba hecho con anterioridad. Esper y esper, y por fin aparecieron mil personas y luego
otras mil y otras mil. Suceda que aquellas eran las tres mil tropas que l haba seleccionado ya
y esperaba que viniesen ms, pero no fue as. Compar entonces aquellos tres mil que no eran
nada en comparacin con la multitud y la tremenda fuerza con que contaban los filisteos y
mand llamar a Samuel, que le dijo que le esperase en Gilgal mientras l ofreca un holocausto
al Seor. El hombre carnal depende de sus propios recursos hasta que se mete en problemas y
entonces es cuando clama al Seor, pidiendo su ayuda. Pero como siempre, Dios le llevaba la
delantera a Sal y Samuel se demor en regresar. Mientras Sal esperaba, no haca ms que
ver como sus soldados se iban marchando uno por uno, regresando a sus casas, de manera
que los tres mil soldados quedaron reducidos a dos mil y luego a mil, hasta que por fin no le
quedaron ms que 600 hombres. Para entonces, Sal estaba desesperado y cuando, despus
de cinco o seis das, Samuel no hubo regresado, Sal decidi l mismo ofrecer un holocausto.
En cuanto hubo acabado, apareci Samuel en escena. El anciano profeta tena una expresin
muy seria al decirle: "Qu has estado haciendo? a lo que Sal le contest: "Bueno, te he
estado esperando, pero cuando vi que los hombres regresaban a sus casas, pens que deba
hacer algo, de modo que finalmente me obligu a mi mismo a ofrecer el holocausto. Saba que
no podamos atrevernos a salir a la batalla sin hacer antes esta clase de ritual y como no
estabas aqu, lo hice yo mismo. (13:12) Cuando lo oy, Samuel le dijo a Sal:

"Pero ahora tu reino no ser duradero, Jehov se ha buscado un hombre segn su corazn, a
quien Jehov ha designado como el soberano de su pueblo, porque t no has guardado lo que
Jehov te mand." (13:14)

De este modo fue profetizado que a Sal le arrebataran el reino.

Al seguir leyendo, nos encontramos con que Dios concedi una gran victoria, gracias a la fe de
Jonathn, y libr a su pueblo de la enorme horda de los filisteos. Cuando se hubo por fin
ganado la batalla, Sal construy un altar. Es el primer altar que se nos dice concretamente
que edific jams el rey Sal. Aqu tenemos el caso de un hombre que cree que lo nico que se
necesitan son las seales externas de la fe. Si se cumplen los rituales externos, si se es
miembro de una iglesia, si se cantan los himnos, si se dicen las cosas apropiadas, si se confiesa
el credo correcto, es todo cuanto Dios espera. Ese es el principio del hombre carnal, pero Dios
nos dice que cuando actuamos conforme a esa base, l nos quita el dominio sobre nuestra
propia vida y ya no podemos seguir teniendo autoridad sobre nuestro reino, sino que nos
convertimos en esclavos de una fuerza inexorable que nos destroza y que nos tiene sometidos
a ella. Eso es lo que descubre antes o despus todo aquel que vive conforme a la carne.
Cuando cedemos a aquello a lo que obedecemos, como dijo Pablo en Romanos, nos
convertimos en esclavos de esa cosa (Rom. 6:16) y eso fue precisamente lo que le pas a Sal.

Despus de haber edificado un altar, Dios hace que caiga sobre sus rodillas y le concede una
ltima oportunidad. Al principio del captulo 15 dice:

"Samuel dijo a Sal: --Jehov me envi para ungirte como rey de su pueblo Israel. Escucha,
pues, ahora las palabras de Jehov. As ha dicho Jehov de los Ejrcitos: Yo castigar a Amalec
por lo que hizo a Israel, porque se le opuso en el camino cuando suba a Egipto. Ve ahora y
ataca a Amalec, destruye completamente todo lo que le pertenece. No le perdones la vida;
mata a hombres y mujeres, a nios y a bebs, vacas y ovejas, camellos y asnos."

Esta era la ltima oportunidad de Sal, porque si Sal hubiese obedecido a este mandamiento,
hubiera demostrado que estaba dispuesto a permitir que la cruz realizase su obra en contra de
la carne, crucificndola y hacindola morir. Amalec es una imagen, en todas las Escrituras, del
principio de la carne que se opone a las cosas de Dios. Amalec era aquel pueblo acerca del cual
Moiss le haba dicho a Israel: "Por cuanto alz su mano contra el trono de Jehov, Jehov
tendr guerra contra Amalec de generacin en generacin. (Exo. 17:16) Y a Sal le fue dada
esta remisin que cumplir, pero la cumpli?

"Y Sal derrot a los amalequitas desde Havila hasta las inmediaciones de Shur, al este de
Egipto. Captur vivo a Agag, rey de Amalec, y destruy a filo de espada a todo el pueblo. Sin
embargo, Sal y el pueblo perdonaron la vida a Agag, a lo mejor de las ovejas y de las vacas y
de los animales engordados, de los carneros y de todo lo bueno, lo cual no quisieron destruir.
Pero destruyeron todo lo despreciable y sin valor." (15:7-9)

Despreciable en opinin de quin? Me pregunto si lo que deseaba salvar Sal no seran los
burros. Despus de todo, apreciaba los animales de la granja y probablemente razonara
diciendo: "Por qu hemos de destruir a estos animales que son perfectamente buenos?
Pretendi hallar algo bueno en lo que Dios haba declarado totalmente malo. Pablo escribe
diciendo que debemos "despojarnos de la antigua naturaleza con sus prcticas, como son los
celos, la perversidad, la amargura, la envidia, la ira, la intemperancia, el egosmo y todas estas
cosas. (Col. 3:9) Pero la mente carnal dice: "Vale la pena conservar algunas de estas cosas.
Difcilmente puedo ser una verdadera personalidad si no conservo un genio vivo y si de vez en
cuando no puedo reprender a la gente. De modo que pretendemos hallar el bien en aquello
que Dios ha declarado malo.

El resultado fue que Samuel vino a Sal y le pregunt: "Cmo has estado? a lo que este le
contest: "De maravilla. He hecho todo lo que me dijo el Seor, he matado a los amalequitas y
lo he destruido todo, tal y como me dijo el Seor que lo hiciese. Samuel aguz el odo y dijo:
"Qu es lo que oigo? Qu es ese sonido de balidos y mugidos que oigo por la ventana? Por

qu estn ah fuera esos animales? Sal le contest: "Bueno, es cierto que he salvado la vida a
unos pocos, pens que a Dios le complacera si se los dedicaba a l. Esta es una excusa que
usamos no es cierto? Lo que deseamos conservar, pretendemos dedicrselo a Dios y fue la
misma treta que tambin us Sal.

"Samuel dijo: --Aunque eres insignificante ante tus propios ojos, no fuiste hecho cabeza de las
tribus de Israel? No te ha ungido Jehov como rey sobre Israel? Jehov te ha encomendado
una misin y te ha dicho: Ve y destruye completamente a estos pecadores de Amalec. Hazles la
guerra hasta que los extermines., Por qu, pues, no has obedecido la voz de Jehov? Por qu
te lanzaste sobre el botn e hiciste lo malo ante los ojos de Jehov?....Se complace tanto
Jehov en los holocaustos y los sacrificios como en que la palabra de Jehov sea obedecida?
Ciertamente el obedecer es mejor que el sebo de los carneros. Porque la rebelda es como el
pecado de adivinacin, y la obstinacin es como la iniquidad de la idolatra. Por cuanto t has
desechado la palabra de Jehov, l tambin te ha desechado a ti, para que no seas rey."
(15:17-23)

Ningn hombre puede caminar en la autoridad y la libertad que Dios ha deseado para sus
hijos, si rechaza la autoridad del Espritu de Dios en su vida y esa es principalmente la historia
de Sal.

La historia de David, que empieza en el captulo 16, es el relato de un hombre conforme al


corazn de Dios. En esta historia de David nos encontramos con lecciones de gran valor, como
su rechazo y su exilio. Fue escogido entre los ocho hijos de Isa. Los siete hijos mayores
pasaron ante Samuel y cada uno de ellos pareca un futuro rey hasta que Dios le dijo a Samuel:
"este no es el que yo he escogido. Finalmente apareci el ms joven, que era el ms enjuto,
que se llamaba David y Dios puso su sello sobre l. Dios no haba basado su eleccin en el
aspecto exterior, sino que haba mirado el corazn del joven.

David no ocup el trono de inmediato, como sucedi en el caso de Sal, sino que fue sometido
a prueba y tuvo que enfrentarse con la adversidad. Este es el principio que sigue Dios con
frecuencia y lo aplica al hombre que aprende a caminar segn la fe. Tiene que pasar por un
perodo de confusin, de prueba y de problemas. Parece como si todo fuese en su contra y por
fin reconoce el gran principio mediante el cual Dios realiza siempre su actividad, que el
hombre nada puede hacer por s mismo, sino que debe de depender total y completamente de
Dios, que mora en l. Eso fue lo que aprendi David cuando no era ms que un pastorcillo, a
fin de que pudiera decir: "Jehov es mi pastor; nada me faltar. En prados de tiernos pastos
me hace descansar. Junto a aguas tranquilas me conduce. Confortar mi alma. (Salmos 23:13a).

Nos encontramos con las pruebas por las que tiene que pasar David al hallarse cara a cara con
el gigante Goliat. Israel se encontraba atemorizada y acobardada por aquel gigante que se
paseaba de un sitio a otro entre los ejrcitos, ridiculizando y burlndose de la impotencia de
los israelitas y nadie se atreva a hacerle nada. Aquel gigante se pavoneaba en su arrogante
orgullo de arriba abajo, golpendose el pecho y exigiendo que enviasen a alguien a pelear con
l y nadie se atreva a enfrentarse con l. Cuando David, un joven de corta estatura, lleg
despus de haber estado cuidando de sus rebaos, para llevarle la comida a sus hermanos, se
encontr a todo el campamento de Israel sumido en la tristeza y la desesperacin. Entonces se
acerc y pregunt: "quin es este filisteo incircunciso para que desafe a los escuadrones del
Dios viviente? (17:26) Ese es siempre el punto de vista de la fe, que no se deja estremecer por
las circunstancias.

A Sal le llega la noticia de aquel joven que estaba entre ellos y le pregunta a David qu quiere
hacer. "Ir y pelear con l le contesta. Sal, pensando serle de ayuda, manda que le pongan
una armadura a David. Sal era casi medio metro ms alto que David y una vez que se la puso
David se encontr con que la armadura comenzaba a hacer sonidos mecnicos y a estorbarle.
David intent moverse con ella, pero no pudo dar un paso as que dijo: "traedme un abrelatas
y sacadme de esto. A continuacin David se fue hacia el arroyo y cogi cinco piedrecitas lisas.
Por qu cinco? Un poco ms adelante, en 2 de Samuel leeremos que Goliat tena cuatro
hermanos, por eso fue por lo que cogi cinco piedrecitas, Estaba preparado para enfrentarse
con toda la familia!

David sali, se coloc el tirachinas alrededor de la cabeza y Goliat cay en tierra con el sonido
de la piedra entre sus ojos. Alguien ha dicho que lo ltimo que dijo fue: "nunca se me haba
metido nada semejante en la mente. El caso es que fue derrotado y David cogi la espada que
haba sido de Goliat y le cort la cabeza con ella. Qu imagen tan gloriosa de aquel que se
enfrent con el mayor enemigo de la humanidad y lo mat cara a cara con su propia espada.
Leemos en Hebreos 2:14 que mediante la muerte el Seor Jess destruy al que tena el poder
de la muerte, al demonio. David se convierte aqu no solo en la imagen de Cristo, sino adems
del creyente que vive su vida para Cristo.

A este suceso le sigue el de los celos tan grandes que tena Sal de David. Desde el captulo 18
en adelante leemos acerca de cmo persigue Sal cada vez ms a David, un ejemplo vivo del
principio que expone Pablo en Glatas, donde dice:

"Pero como en aquel tiempo, el que fue engendrado segn la carne persegua al que haba
nacido segn el Espritu, as es ahora tambin." (Gl. 4:29)

"Porque la carne desea lo que es contrario al Espritu, y el Espritu lo que es contrario a la


carne...para que no hagis lo que quisierais." (Gl. 5:17)

De modo que Sal estuvo persiguiendo a David e intentando matarle. Fue durante ese tiempo
cuando escribi David tantos de sus salmos, esos maravillosos cnticos que hablan acerca de la
fidelidad de Dios en medio de las situaciones ms deprimentes. David se vio perseguido y
finalmente exilado de la presencia de Sal.

En los captulo 21 y 22 nos encontramos con la plenitud de Dios y su abundante provisin a


David incluso en el exilio, al que le da los panes de la proposicin del tabernculo. Este pan,
que representa la presencia de Dios, es una imagen de ese cuidado secreto que recibe todo
aquel que pasa por problemas muy difciles, pero que espera en Dios para que le libere. A los
tales Dios les da del pan oculto, del pan de la misma mesa de la Cena del Seor. Jess dijo: "yo
soy el pan de vida (Juan 6:35). "As como yo vivo por el Padre, de la misma manera el que me
come tambin vivir por m. (Juan 6:57) Cuando David, el rey estuvo en el exilio, tuvo a un
profeta, llamado Gad y a un sacerdote, llamado Abiatar, cuyos recursos estuvieron a su
disposicin a pesar de que le estaban intentando cazar como a un pjaro en las montaas, de
la misma manera que cuando tiene usted problemas y no puede a duras penas arreglarlos,
puede usted encontrar en Jesucristo (que es nuestro profeta, nuestro sacerdote y nuestro rey)
todo cuanto es necesario para ayudarnos a vencer las dificultades gracias a la puerta que Dios
nos abre y eso fue lo que le sucedi a David, que se neg a actuar por s mismo. En dos
ocasiones le perdon la vida a Sal al entregarle Dios en su mano. Dando muestras de un
extraordinario espritu de fidelidad, esper a que Dios resolviese sus problemas.

Al final del libro, nos encontramos con el fin de la carnalidad del hombre. Sal se mete, por
pura desesperacin, en brujeras con el propsito de intentar leer la mente del Seor una vez
que se hubo apartado de l el Espritu de Dios. Aunque la brujera estaba totalmente prohibida
al pueblo de Dios, Sal llama a una bruja de Endor e intenta que ella llame al espritu de
Samuel. Dios anula esta orden y no envia a un espritu que asumiese su personalidad, como
esperaba la bruja que sucediese, sino al verdadero Samuel que le anuncia a Sal su muerte
inminente en el campo de batalla al da siguiente.

Fiel a la profeca, Sal y su hijo, Jonathn, el amigo del alma de David, mueren y David, que era
un hombre de fe, en los primeros captulos de 2 de Samuel, les ensalza a ambos como
hombres usados por Dios, a pesar de sus debilidades. La muerte de Sal es un buen ejemplo de
las Palabras de Pablo en 1 de Corintios 3 acerca del creyente carnal y su obra: "Si la obra de
alguien es quemada, l sufrir prdida; aunque l mismo ser salvo, pero apenas, como por
fuego.

De este modo, Sal se une a Samuel en la vida del mas all, pero como uno cuya vida terrenal
ha sido esencialmente desperdiciada y cuya oportunidad de servicio se ver en la gloria
considerablemente disminuida.

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