Etica y Realismo

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 9

PUCACHAQUI O RUGEL

ETICA Y REALISMO
Antonio Milln-Puelles, que es el ms eminente metafsico con que hoy cuenta Espaa,
public en 1994 Una fundamentacin de la tica realista. Al ao siguiente, pronunci en
la Universidad de Navarra tres conferencias que quintaesencian y, en cierto modo
vulgarizan, las principales conclusiones del denso libro. Revisadas por J.M. Barrio, la
transcripcin de aquellas lecciones se publica ahora en forma de opsculo con un
resumen de las discusiones.
El punto de arranque es que el ltimo fundamento de lo imperado es la voluntad de
Dios quien dicta la ley natural, reflejada en la conciencia del hombre. La tica
filosfica no es la ley natural, sino una elaboracin. Sobre esta base clsica, el autor
desarrolla su tesis: tres cosas considero condiciones de toda tica realista, el amor de s
mismo, la bsqueda de la felicidad, y el placer. No es, pues, una moral de renuncia,
sino de afirmacin de la naturaleza humana; lo inmoral es lo inhumano.
Para Milln-Puelles los imperativos morales son absolutos; pero lo material de los
mismos es relativa al ser del hombre y a sus circunstancias concretas. Este
situacionismo no es un relativismo, sino el realismo antiutpico que postula el autor
quien llega a sostener que es preferible que falle la doctrina moral general antes que los
preceptos concretos. Esta concepcin realista exige, adems, que esos preceptos sean
cumplibles.
Al margen del argumento axial, hay una refutacin del postulado atribuido a Hume (del
ser no se puede deducir el deber) y de la denuncia nietzscheana de que la moral
tradicional es antivital y, en cierto modo, masoquista. Hay, en cambio, una parcial
reivindicacin de Epicuro.
El autor, como en sus ensayos juveniles, en estas conferencias se acerca al lector con un
lenguaje coloquial, rico en ejemplos y que contrasta con la sobriedad tcnica de sus
libros de plenitud como la Teora del objeto puro, recin traducido al ingls.
La exposicin estrictamente racional, se cierra con unas consideraciones finales de
tologa dogmtica.
No es una releccin aristotlica porque desde la filosofa tradicional, Milln-Puelles
innova. Es difcil encontrar en la bibliografa filosfica espaola un texto que con tanta
concisin afronte los problemas capitales de la tica.

G.F.M.
http://www.galeon.com/razonespanola/re82-mil.htm
_________________________________________________

Una tica bien fundada


El resurgir del inters por la tica ha activado la reflexin filosfica en este campo.
Entre las obras recientemente publicadas, destaca por su profundidad La libre
afirmacin de nuestro ser (1), de Antonio Milln-Puelles. A sus 73 aos, el conocido
filsofo est tan activo como siempre. En un momento en que se buscan bases firmes
sobre las que asentar la tica, la reflexin de Milln-Puelles demuestra que no hay nada
ms fructfero que atender a lo que el hombre es.
La obra se subtitula Una fundamentacin de la tica realista. Y si tanto el ttulo como el
subttulo pueden parecer algo distante al lector comn -no al que conozca, aunque sea de
modo somero, los temas habituales de la filosofa-, lo que trata es de lo ms concreto y
esencial.
Ciertamente, el libro -un recorrido de primer orden sobre el tema- es para gente
acostumbrada a este tipo de debates de altura. Eso s: pienso que todo aquel que ensee
filosofa o tica, en cualquier nivel, debera acercarse a esta obra. Porque leerla significa
ponerse al da.
Por qu tica realista
Todos estn de acuerdo en que la tica trata del deber ser. Otra cosa es el "mecanismo"
para definir, acotar o como quiera decirse ese "deber ser". La tica realista es la que
funda el deber ser en el ser, o como dice muy claramente Milln-Puelles, "el contenido
de nuestros deberes tiene su fundamento general e inmediato en la realidad de lo que
somos".
Una tica, pues, fundada en la metafsica, o ciencia del ser. No en la antropologa
cultural, ni en la sociologa, ni en la voluntad poltica de unos pocos, sino en lo que
somos, en lo que es cada hombre. Milln-Puelles se obliga, con esta decisin, a contar
con todo lo que el hombre es y, por tanto, tambin con los impulsos, con las tendencias,
con los instintos; y, en las acciones humanas, a contar con todas las circunstancias que a
veces modifican profundamente la sustancia tica.

Una tica realista es, por tanto, una tica con los pies en el suelo: "No cabe que para el
yo humano sea autnticamente bueno lo disconforme con su peculiar naturaleza".
En dilogo con otros filsofos
A pesar de las numerosas e interesantes digresiones, el libro est construido sobre un
esquema claro y lgico. Primera parte: las condiciones de posibilidad de la moral
realista. Segunda parte: El deber como exigencia absoluta por su forma. (Y es aqu,
donde, como es lgico, trata del fundamento ltimo de la moral). Tercera parte: La
relatividad de la materia del imperativo moral (donde se trata, en definitiva, de la ley
natural).
El ncleo de las argumentaciones es siempre muy neto, aunque el lector no precavido
podra perderse alguna vez entre las discusiones de las posturas de otros autores.
(Ciertamente, pienso que el libro hubiera ganado con cien pginas menos, ahorradas,
precisamente, de estas discusiones).
La obra est construida en realidad como un dilogo con filsofos clsicos (Aristteles,
Santo Toms de Aquino, Hume, Kant, Schopenhauer) y contemporneos (Husserl, Max
Scheler, Brentano, Hare, Hartmann...).
En cuanto a la fundacin ltima del deber, el ncleo es claro: si el deber ser se basa en el
ser, el deber, en su realidad absoluta, ha de tener su fundamento en el Ser Absoluto, que
es Dios. Esto es as, a pesar de que el hombre pueda rechazarlo, porque no sin razn
Milln-Puelles hace que una frase de Albert Camus preceda a todo el libro: "El hombre
es la nica criatura que rechaza ser lo que es". Pero puede tambin abrazar lo que es; y
esa es la tica realista, la libre afirmacin de nuestro ser.

QUIROZ
La fuerza de las circunstancias
Ese realismo significa atender a lo que el hombre es con todas sus circunstancias.
Precisamente este libro se distingue, frente a la mayora de las obras de tica realista,
por la importancia que concede a esas circunstancias.
Vase, por ejemplo, este texto, que puede, adems, servir de ejemplo del modo de
proceder del autor, de su casi continua matizacin: "La necesidad de atender a las
circunstancias de nuestro comportamiento para que el valor moral de ste en cada caso
pueda determinarse de una manera completa no es, en verdad, un relativismo
-incompatible, en cuanto tal, con el sentido absoluto de la forma propia del deber y,
consiguientemente, de todo precepto tico-, sino una evidente prueba de realismo.
Porque no cabe ni siquiera una sola accin (u omisin) libre que realmente acontezca sin
el contexto de unas circunstancias".
Naturalmente, no bastan las circunstancias para determinar el valor moral de un
comportamiento; ste se determina antes que nada por su "sustancia", por lo que se suele
llamar en otros tratados "objeto". Pero existen muchos comportamientos con una
sustancia moral "neutra", en los que las circunstancias son decisivas.
Atender a las tendencias naturales
La discusin sobre el contenido de la ley natural es, quiz, de lo mejor del libro. El
contenido de la ley natural son las tendencias humanas naturales. De nuevo nos
encontramos aqu con una clara voluntad de no "idealismo", de no separarse de la

afirmacin de nuestro ser. Lo cual nada tiene que ver con el naturalismo; lo importante
de atender a las tendencias naturales es darse cuenta de los bienes a los cuales apuntan;
sobre esos bienes dictamina la razn y son esos bienes los que puede escoger la libre
voluntad. As, los actos morales son actos humanos porque son "puestos" por las
facultades superiores, especficas del hombre. Aunque esos actos morales no se
construyen en el vaco, sino sobre el humus de las muy corporales tendencias naturales.
Estas y otras muchas ideas enriquecen la ms reciente obra de Milln-Puelles, cuyos
libros se cuentan entre los ms serios y complejos publicados por filsofos espaoles en
los ltimos aos. Precisamente acaban de celebrarse, del 2 al 4 de mayo, en la
Universidad de Navarra, unas Jornadas de estudio sobre su obra. Treinta y cuatro
profesores, de Espaa e Hispanoamrica, han analizado la produccin filosfica de
Milln-Puelles en sus tres vertientes principales: metafsica, antropologa y tica.
Adems, este ltimo libro coincide con un resurgir del inters por la tica, debido
probablemente a motivos coyunturales, a los que por otro lado se hara mal en
despreciar. En este renovado deseo de atender a los aspectos normativos de las acciones
humanas, un libro como La libre afirmacin de nuestro ser significa una aportacin en
profundidad, un vivero de ideas que interesa explorar.
Algunas muestras del realismo de Milln-Puelles
La libre afirmacin del ser
La libre afirmacin de nuestro ser presupone la realidad de un ser que es nuestro
independientemente de que lo aceptemos o lo rechacemos en la forma de comportarnos.
Esta cabal independencia respecto de lo que libremente hacemos o dejamos de hacer
-tambin, por tanto, respecto de nuestras "intenciones subjetivas"- es el signo inequvoco
de la realidad de nuestra naturaleza como algo ya dado y sin relacin a lo cual no puede
tener sentido alguno la distincin entre el comportamiento que merece llamarse humano
(por algo ms que por ser, fcticamente, el de algn hombre) y el que no lo merece.
La realidad de nuestra naturaleza implica su prioridad respecto de todo cuanto en
nosotros depende de nuestra subjetividad operativa. En nosotros hay algo que no puede
reducirse a mero objeto de la actividad de nuestra mente ni, en general, a ningn
producto o efecto de nuestro propio hacer. Para que funcione nuestra mente, y para que
hagamos surgir algn efecto, es necesario que cada uno de nosotros est siendo y que de
una manera radical -es decir, natural, previa a todo querer y todo hacer- ya est siendo
efectivamente un yo humano (p. 40).
Tolerancia y fanatismo

Veamos el argumento que apela al valor de la tolerancia como contrapuesta al


absolutismo del fantico. Se trata de un argumento que ha llegado a adquirir una
considerable popularidad, y ciertamente no son pocos quienes lo vinculan a la
justificacin del pluralismo de las ideologas polticas y de las confesiones religiosas. En
todas sus manifestaciones, el argumento implica la creencia de que la prctica de la
tolerancia es incompatible con la aceptacin de unos valores absolutos que en cuanto
tales hayan de ser tomados como rectores de la convivencia. Segn esta manera de
pensar, para no ser fanticos es menester ser relativistas; dicho de otra manera, el
relativismo es el fundamento terico -y, en este sentido, la principal condicin de
posibilidad- de todo comportamiento autnticamente tolerante.
Se ha llegado a decir que es una enseanza del relativismo la norma de la caridad
respecto de los ideales ticos que no son los nuestros. Al hablar de este modo se incurre
en una extraa "personificacin" de los ideales ticos, ya que se admite, de una manera
implcita, la posibilidad de tratarlos caritativamente, cual si fuesen personas, a las que,
por el solo hecho de su propia ndole personal, cabe amarlas o, al menos, respetarlas. La
consabida frase "respeto su opinin, pero no la comparto" transfiere a la opinin lo que
tan slo para el opinante puede tener un genuino sentido. Y ciertamente no es una falta
de caridad ni de respeto el solo hecho de que una persona discrepe de lo que otra
persona piensa. Cabe discrepar de un modo respetuoso y hasta caritativo, y para ello no
es necesario en forma alguna que el discrepante sea relativista. E, inversamente, cabe ser
relativista y comportarse de una manera incorrecta con quien no lo es: por ejemplo,
hacindole objeto de la acusacin de intolerancia o fanatismo.

PUCACHAQUI O RUGEL
Tolerancia y fanatismo
Desde un punto de vista estrictamente lgico, y abstraccin hecha de la diversidad de
los matices psicolgicos posibles, ha de negarse que el relativismo pueda constituir el
fundamento terico de la tolerancia, porque no puede dejar de ver en ella -si de verdad
es consecuente- un valor meramente relativo, tan relativo como la intolerancia y, por lo
mismo, no ms defendible que sta. O la tolerancia es en s misma un valor y, por ende,
un valor absoluto, del que resulta una peculiar exigencia absoluta en forma de
obligacin moral, o es un valor meramente relativo, y entonces no hay ningn
fundamento objetivo (el relativismo lo excluye) para preferirla a la intolerancia.
El nico fundamento lgico posible de la tolerancia se encuentra en la necesidad de

permitir un mal para impedir otro mayor que l. Esta necesidad es una exigencia
absoluta, no relativa o condicionada, aunque indudablemente se prefiera algo que slo
de un modo relativo (en sentido ontolgico, no en acepcin gnoseolgica) es admisible.
Lo tolerable es siempre un mal (lo bueno no es tolerado, sino positivamente querido,
amado), y un mal es tolerable nicamente en calidad de mal menor, siendo esta calidad
un valor objetivo, esto es, absoluto o en-s (pp. 382-383).
RafaelGmezPrez
(1) Antonio Milln-Puelles. La libre afirmacin de nuestro ser. Rialp. Madrid (1994).
560 pgs. 4.500 ptas.
El inters por la verdad
Milln-Puelles, Antonio: El inters por la verdad, ed. Rialp, Madrid 1997, 336 pgs.
Desde que, por prescripcin reglamentaria, el autor fue jubilado de la docencia
universitaria ha producido cuatro libros: el capital Teora del objeto puro, el no menos
importante Una fundamentacin de la tica realista, el polmico El valor de la libertad,
y este ltimo El inters por la verdad. Tal fecundidad en la vacacin profesoral debera
hacer pensar a las autoridades educativas en la posibilidad de dar al estamento
acadmico la constante y abierta opcin, ya de dictar un curso, ya de presentar una
investigacin. Es proverbial el caso de Menndez Pelayo, dispensado desde joven de las
aulas y entregado durante su corta existencia a la elaboracin de una obra realmente
monumental.
Este ltimo libro del primero de nuestros metafsicos vivos se divide en dos partes: una
dedicada al inters por conocer la verdad, y otra al inters por darla a conocer a los
dems.
Puede haber alguien absolutamente desinteresado del conocimiento del ser de las
cosas? El autor lo niega y demuestra su tesis mediante el examen de la estructura de la
mente humana que naturalmente tiende hacia el objeto fsico y tambin mental; y porque
la forma de enfrentamiento del hombre con su circunstancia le lleva a un creciente trato
y familiarizacin con el mundo circundante para adaptarlo a sus necesidades y deseos.
En suma, el hombre es, por naturaleza y por conveniencia, un animal interesado en la
verdad en cuanto tal (extraeza y pregunta) y en cuanto til (medio para alcanzar fines).
Qu es la verdad? El autor hace suya la tradicional distincin entre la verdad ontolgica
(la intelegibilidad de todo ente) y la lgica (concordancia de la mente con el objeto a que
se refiere) y aade que hay, adems, una verdad prctica o apetito recto; pero es la

segunda acepcin la que ocupa el lugar dominante en su investigacin. Despus de


revisar las teoras de la verdad con independiente sentido crtico (Kant, Heidegger,
Russell, Wittgenstein, entre otros) define el mentir como asegurar lo que se estima
falso.
Respecto a la segunda gran cuestin que se plantea en esta obra, el autor afirma que la
comunicacin de la verdad a otros no es en el hombre una mera posibilidad y, menos
an, el propsito de algunos especialmente volcados hacia tal conducta, sino una
tendencia innata. Cmo se demuestra esa tesis? Porque el hombre es naturalmente
social, y la convivencia es imposible sobre la base de la mentira o de la simple
ocultacin de la verdad. Como un apndice a su conclusin, el autor, frente a ciertos
relativismos, afirma que la verdad es transmisible, aunque no siempre de modo plenario.
El ltimo captulo es monogrficamente tico, y aborda la cuestin de si la veracidad es
siempre obligatoria. Aqu el autor elabora una detallada casustica y reconoce no slo la
licitud de la llamada mentira piadosa, sino que niega el derecho de todos a ser
informados acerca de las intimidades ajenas. Las nociones de justicia y de prudencia
matizan y condicionan el inters y el derecho a la verdad. En resumen, el logos que es el
protagonista de las proposiciones verdaderas y que reclama de los dems la veracidad,
establece lmites racionales a la comunicacin entre los humanos cuando hay superiores
bienes especficos.
Milln-Puelles pone a prueba en esta obra el mtodo fenomenolgico realista que le ha
acompaado en todas sus empresas especulativas. Incluso dedica un captulo a este
anlisis concreto y lo caracteriza con referencias a Husserl y a Heidegger. Ejercita
tambin de modo sistemtico su voluntad de claridad como la cortesa del filsofo. Cada
juicio se inserta coherentemente en una concepcin del mundo; y nunca duda. Rehuye la
tentacin de inventar al maniqueo y, en sus pasajes crticos y dialogantes, aporta la letra
de los textos de sus interlocutores en sus lenguas originales. En suma, esta investigacin
es un alto testimonio del rigor, la acuidad y la claridad de un pensamiento que, desde
races aristotlicas, asimila la historia de la filosofa. Ideas de hoy que aspiran a no ser
efmeras. La filosofa espaola se dignifica y enriquece con obras de este porte.
G.F.M.
http://www.galeon.com/razonespanola/re82-mil.htm

También podría gustarte