Cual Es La Religion Verdadera
Cual Es La Religion Verdadera
Cual Es La Religion Verdadera
La verdadera Iglesia no consiste en una denominación específica, sino en todos los santos
que creen en el Señor Jesucristo como el único Salvador de sus almas, como el Dios
único manifestado en carne, y que predican de manera completa (sin mutilaciones) el
evangelio de salvación según los Hechos 2:38 (arrepentimiento, bautismo en agua en el
nombre de Jesús y recepción del Espíritu Santo con la señal inicial de hablar en nuevas
lenguas).
Soy musulmán
Soy judío
Soy budista
Soy hindú
soy católico
Soy ortodoxo
Soy mormón
etc.
¡Tantas religiones! Y éstas que acabamos de mencionar son solo algunas. ¿Cuál religión
salva? Muchos creen que solamente su religión puede salvar. Otros afirman que
realmente no importa lo que usted crea, sino que lo válido es que usted sea una "buena
persona." "Igual, todos vamos a ir al mismo lugar", dicen.
¿Quién está en lo correcto? ¿En quién podemos confiar? ¿Cuál es la verdadera religión?
Las religiones son un sistema de creencias, de actitudes y de prácticas. La religión en sí
misma no puede salvar a ninguna persona.
El gran líder religioso de la India, Mahatma Gandi, escribió, "es una tortura constante
para mí que todavía sigo sin saber lo que será de mi vida y de mi ser; Sé que es mi propia
miseria y maldad la que me priva de saberlo." Su religión no le dio ninguna seguridad de
salvación, aun cuando en todas las partes del mundo lo consideran como como un gran y
buen hombre.
Aristóteles, el gran filósofo de la Grecia antigua, escribió: "el hombre se encuentra en una
cuesta, con sus apetitos y pasiones gravitando hacia abajo. Él sabe que debe ir hacia
arriba, pero hay algo en él que lo conduce hacia abajo."
Buda, el fundador de una de las grandes religiones del mundo, dijo hacia el final de su
vida: "Todavía estoy buscando la verdad."
No obstante, hubo un hombre que de manera franca y directa proclamó sin dudarlo:
"Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida, nadie viene al Padre sino por mí" (Juan 14:16)
Es sorprendente lo que dijo Jesús. Dijo que él mismo era la Verdad, dijo que él mismo
era el Camino, dijo que él mismo era la Vida. Además dijo nadie VIENE (note que no
dijo: nadie va) AL PADRE, sino es por mí. O sea, él proclamó que él mismo (y no otro)
era el Dios y Padre Eterno. Jesús es el único y verdadero Dios manifestado en carne con
el propósito de redimir a la humanidad del pecado y de la muerte.
Esta verdad es fundamental para alcanzar la salvación. Para ser salvos debemos entender
que Jesús es Dios manifestado en carne. Debemos entender que él es el Gran Yo Soy, que
él es Jehová de los ejércitos, que él es el Santo de Israel, que se manifestó como hombre
para darse a conocer a la humanidad. Hoy en día son muchos los engaños que se han
levantado. Por ejemplo algunas religiones niegan que Jesús sea Dios, y otras dicen que él
es Dios pero no es el único que posee esa dignidad, pues hay otros dos (a los que llaman
las otras personas divinas) que también poseen esa atribución. Sin embargo la Biblia nos
enseña que hay un sólo Dios y que su nombre es Jesús. El mismo Señor Jesús dijo:
"Por eso os dije que moriréis en vuestros pecados; porque si no creéis que Yo Soy, en
vuestros pecados moriréis" (Juan 8:24)
Y también confesó que no era en su poder y sabiduría humana que hacía sus grandes
obras, sino como el Dios que era, y por eso dijo:
"Las Palabras que yo os hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que
mora en mí, él hace las obras" (Juan 8:24)
"Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido ha ser
cabeza del ángulo. Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el
cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos" (Hechos 4:11-12)
El Antiguo Testamento profetizó que vendría un Mesías, o Salvador. Jesús demandó que
él era el Mesías. Esas profecías fueron escritas centenares de años antes de que Jesús
naciera.
El Profeta Miqueas anunció que el Mesías sería Dios manifestado en carne, como un
hombre, cuando dijo:
"Pero tú Belén Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti me saldrá él que
será Señor en Israel, y sus salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad"
(Miqueas 5:2)
Miqueas enseñó que el Señor de Israel, el Mesías prometido iba a ser el único y santo
Dios manifestado en carne, pues dijo del Mesías que sus salidas son desde los días de la
eternidad, y el único eterno es Dios y nadie más. Eterno es uno de los atributos propios de
Dios que nadie más puede poseer.
"Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo:
Yo habitó en la altura y la santidad..." (Isaías 57:15)
Isaías profetizó que Dios se manifestaría (se daría a conocer) como hombre.
"Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se
llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz"
(Isaías 9:6)
"y el Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros, (y vimos su gloria, gloria como del
unigénito del Padre) lleno de gracia y verdad" Juan 1:14.
Miqueas nos dice que el Mesías debería nacer en Belén de Judea (Miqueas 5:2). Jesús
nació en Belén satisfaciendo así esta profecía. Isaías profetizó con vivo detalle el
sufrimiento de Cristo y su tormento para librarnos de nuestros pecados. Lea Isaías 53.
En el salmo 16:10 leemos que él se levantaría de los muertos. Jesucristo hizo esto.
Centenares de personas lo vieron con sus propios ojos.
Éstas son solamente algunas de las muchas profecías del Antiguo Testamento que fueron
totalmente satisfechas en la vida de Jesucristo y registradas en el Nuevo Testamento.
Si usted está buscando la puerta a la vida eterna, no mire a un sistema religioso sino a
Jesucristo. La religión decepciona pero esto nunca lo podrá hacer nuestro Señor
Jesucristo. Él es el verdadero Dios y la vida Eterna, él es el único Dios que existe (1. Juan
5:20). Él nos da una vida nueva por medio del Espíritu Santo. El Espíritu Santo no es más
que el mismo Dios y señor, es decir, nuestro Señor Jesús habitando en nuestros
corazones.
"Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad" 2.
Corintios 3:17
Un hombre llamado Nicodemo vino a Jesús buscando la paz y la libertad para su alma.
Jesús le dijo contundentemente:
"De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere del agua y del Espíritu, no puede
entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del
Espíritu, espíritu es" Juan 3:5-6.
"El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado"
(Marcos 16:16)
Y el día de Pentecostés, el apóstol Pedro, predicando bajo la unción del Espíritu Santo,
dijo:
Pues siendo bautizados con el Espíritu Santo. La evidencia de que hemos sido bautizados
con el Santo Espíritu es por medio de hablar en otros idiomas, no aprendidos o hablados
por medios humanos sino por la voluntad de Dios. Las personas que recibieron el Espíritu
el día del Pentecostés hablaron en nuevas lenguas según el Espíritu les daba que hablasen
(Hechos 2:3-4), y el apóstol Pedro confesó que ese era el cumplimiento de la profecía del
profeta Joel que decía que en los postreros días el Señor derramaría de su Espíritu Santo
sobre todos los que creyeran en él (Hechos 2:15-21)
"... y recibiréis el don del Espíritu Santo. Porque para vosotros es la promesa, y para
vuestros hijos, y para todos los que están lejos, para cuantos el señor nuestro Dios
llamare" Hechos 2:38-39.
"... tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo..." (Romanos 5:1)
La Palabra de Dios nos enseña que hay dos marcas (o señales) que identifican a los
miembros de la verdadera iglesia de Jesucristo, quien es el único Dios que existe. Estas
dos marcas son:
2. La Doctrina
Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás
a ti mismo y a los que te oyeren.(1. Timoteo 4:16)
Tener cuidado de sí mismos y de la doctrina hará que seamos salvos. Si yo amo a Jesús y
ando en su voluntad haciendo frutos dignos de arrepentimiento debo obedecer
completamente a toda la doctrina apostólica, no a una parte, sino a toda. Si yo he
conocido la verdadera doctrina apostólica entonces debo vivir una vida agradable y
limpia ante Dios, una vida verdaderamente llena del Espìritu Santo. No hay otra manera
de ser salvos sino teniendo cuidado de nosotros mismos y de la doctrina.
Así, la verdadera Iglesia debe tener cuidado del testimonio personal y debe hacer la
voluntad de Dios cumpliendo todos sus mandamientos, y sus mandamientos no son
gravosos. Por eso es importante obedecer completamente la doctrina apostólica y no solo
una parte de ella. La Doctrina apostólica consiste a grandes rasgos en:
"Por eso os dije que moriréis en vuestros pecados; porque si no creéis que Yo Soy, en
vuestros pecados moriréis" (Juan 8:24)
"De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere del agua y del Espíritu, no puede
entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del
Espíritu, espíritu es" Juan 3:5-6.
3. y en vivir una vida de santidad delante de Dios. Los santos deben estar esperando a su
Señor y salvador viviendo en santidad. La vida de santidad sólo la puede alcanzar una
vida llena del Espíritu Santo.
Por lo cual, levantad las manos caídas y las rodillas paralizadas; y haced sendas derechas
para vuestros pies, para que lo cojo no se salga del camino, sino que sea sanado. Seguid
la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor. (Hebreos 12:12-14)
Santiago 1:27 La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es esta: Visitar a los
huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo.
¿Qué es guardarse sin mancha del mundo? Es no dejarse contaminar por nada. Ni por la
falsa doctrina, ni dejarnos llevar por nuestras propias concupiscencias (inclinaciones al
mal). En otras palabras, es tener cuidado de nosotros mismos y de la doctrina.
Tal y como la Biblia lo enseña, los frutos del creyente son una de las marcas distintivas
de la verdadera iglesia. Ninguno puede decir que es de Dios y sin embargo estar viviendo
una vida llena de maldad y de pecado, pues está sencillamente siendo un gran mentiroso.
El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo (1. Juan 2:6)
La verdadera Iglesia es aquella que sigue firmemente los mandamientos del Señor.
Amados, por la gran solicitud que tenía de escribiros acerca de nuestra común salvación,
me ha sido necesario escribiros exhortándoos que contendáis ardientemente por la fe que
ha sido una vez dada a los santos. (Judas 1:3)
Dos cosas son importantísimas para conocer a la verdadera Iglesia, la Doctrina y los
frutos del creyente. Hay que obedecer el evangelio de salvación, la fe apostólica
predicada en la Biblia.