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El concepto de solidaridad como idea poltica estructural

en el Uruguay del 900 y del primer batllismo.

Raquel Garca Bouzas

para la poltica son ms importantes las palabras y su uso que

todas las dems armas. R. Koselleck, Futuro pasado.11
El concepto de solidaridad tiene significados polismicos que van desde el
fin del Estado hasta la idea de sociedad justa. Este concepto carece de la
rigidez caracterstica de lo fcilmente descriptible o definible, porque se origina
tanto en contenidos rigurosamente racionales como en otros sentimentales, lo
que permite visualizarlo desde ngulos formales y ticos del discurso
intelectual de una amplia gama de agentes. Tambin tiene otra caracterstica
que aumenta el desafo de su estudio en el tiempo histrico: no es un derecho,
es un deber o una obligacin, oscilando entre las acciones voluntarias y las
impuestas por la ley. Ciertas formas de solidaridad pueden resultar en una
obligacin jurdica que asegure el cumplimiento de alguno de los derechos
humanos, pero no hay posibilidad de abarcar todas las formas de solidaridad
reconocindolas ni como derechos ni como deberes. La solidaridad responde
tambin al peso de un problema que la sociedad siente como una necesidad
que debe satisfacerse, tanto en el presente como en el pasado, el problema de
la cuestin social, que aparece en un nudo histrico al decir de Rosanvallon.
Sin solidaridad este problema no puede ser resuelto, de acuerdo al clima
ideolgico del 900. A su vez, es el problema social el que permite ver la
capacidad de proyeccin temporal del concepto en el discurso poltico histrico.
En la poca de las presidencias de Batlle y Ordez, la difusin de las ideas
sobre la solidaridad comprenda diversos niveles de interpretacin, defensa u
oposicin, que iban desde los mbitos universitarios hasta la prensa, los
discursos parlamentarios y la actividad poltica y gremial. Las posiciones
doctrinarias a favor o en contra de la solidaridad provenan de la bibliografa
que llegaba del exterior y que se refera directa o indirectamente al organicismo
sociolgico y solidarista. La produccin intelectual de las ctedras universitarias
de estudios sociales, especialmente las jurdicas, respondan entonces a un
contexto ideolgico en el que se cruzaban contenidos del liberalismo social y
de la doctrina social de la Iglesia con los del socialismo de ctedra y con el
marxismo, que se pueden ordenar en su diversidad destacando la influencia del
organicismo contractual de Alfred Fouille, el solidarismo jurdico de Len
Duguit, el liberalismo social de Adolfo Posada, el de la escuela solidarista de la
llI Repblica francesa y el de la obra acadmica del alemn Antn Menger.
Esta ponencia pretende defender el carcter estructural del concepto de
solidaridad durante el primer batllismo, basado en su uso persistente y su
aplicacin emprica, y presentar su origen doctrinario y sus formas de difusin.
En segundo trmino, se trata de descubrir las intenciones ideolgicas de los
1

Futuro pasado. Para una semntica de los tiempos histricos, Paids, Barcelona, 1993, Pg.
85.

intelectuales que difundieron el concepto, sus posturas a favor o en contra, sus

argumentaciones u omisiones. En tercer lugar, encontrar las adaptaciones del
concepto de solidaridad en la obra de los intelectuales, en contexto e intertexto,
y su vinculacin con las ideas de justicia, propiedad y utilidad.
Si bien pueden encontrarse races anteriores en el siglo XlX, es en el entre
siglos que este concepto se hace visible en el lenguaje poltico. Los discursos
jurdico-crticos y su trasplante terico a comienzos del siglo XX constituyen el
fondo documental inicial al que nos aproximamos, teniendo en cuenta, en
cumplimiento de la propuesta metodolgica de este trabajo, que las
fundamentaciones tericas vinieron de afuera y que la recepcin se hizo por
intermedio de acadmicos que se sintieron integrados en lo que hoy se
denominan redes de intelectuales, y en el caso de los uruguayos, en una
comunidad rioplatense. En un nivel no acadmico, el de divulgacin, las ideas
llegaban a la prensa, y los receptores eran pblicos de clase media y
trabajadora generalmente de tradicin inmigrante, por lo que habra que tener
en cuenta el imaginario que haban construido a partir de su propio trasplante.
Tambin debera admitirse que los imaginarios compartidos formaban parte de
una conciencia histrica que ya estaba constituida inicialmente en los moldes
de la cultura europea. Las aplicaciones del concepto de solidaridad en el 900,
por ejemplo, tuvieron mucho que ver con las asociaciones de la sociedad civil
que agruparon a los descendientes de los inmigrantes, constituyendo cajas de
auxilio, asociaciones de socorros mutuos y cooperativas. No se trata entonces
de un injerto del pensamiento europeo, en una rama ya existente, por lo menos
en el caso del Uruguay de hace un siglo, sino de una seleccin conceptual
crtica que se comparta, referida a la realidad y aplicada a la solucin de un
problema que acuciaba tanto a las sociedades europeas como a las
americanas, la cuestin social.
Cuando nos referimos a la teora jurdico-crtica estamos encarando el
estudio de las posiciones doctrinarias que en el mbito de los juristas
produjeron y difundieron una crtica al modelo de cooperacin social existente,
centrando sus oposiciones en los criterios de justicia. Esto dio lugar a una
particular situacin histrica en que se pretendi regular la cuestin social. Esta
regulacin se orient a la aplicacin de los tres instrumentos de normatizacin,
el derecho, la educacin, y la identidad cultural. Sus consecuencias en el
mundo de las ideas polticas fueron, por un lado, ambiguas, al encarar los
debates partiendo de la crtica al sistema capitalista mientras se admita su
posibilidad de existencia y adaptacin, y por otro, en los resultados del proceso
histrico de las polticas aplicadas, el reformismo favoreci la expansin de
formas de solidaridad no estatales. Desde puntos de vista tericos, el concepto
se refiere a la conviccin de la existencia social de algo ms que la suma de
voluntades individuales compitiendo entre s y reguladas por la ley, a un vnculo
que obliga moralmente a cada uno con respecto a los dems, y, a su vez, a la
confirmacin de la obligacin de todos con respecto a la justicia reparadora, no
slo a la conmutativa o distributiva. No aparece como una idea integrada a una
teora global y especfica, sino como una derivada de la razonabilidad tanto
tica como estratgica, conducente a la superacin de los problemas sociales.
Desde el punto de vista del derecho, produce una visin crtica del
pensamiento jurdico de la doctrina liberal y tiene como objetivo la reforma del
derecho civil, impulsando la sustitucin de la caridad por la obligacin de la

justicia solidaria. En esta propuesta conceptual reside la intencionalidad de los

discursos de los autores que vamos a presentar en el debate poltico.
A diferencia de muchas de las posiciones actuales sobre la relacin bien
comn-solidaridad, hace un siglo la idea de solidaridad se fundamentaba como
el medio para lograr el fin del bien comn. Ello tiene mucho que ver con la
vasta influencia que tuvo en el Ro de la Plata la obra de los utilitaristas
ingleses, en especial la de John Stuart Mill, quien llega a extender el concepto
de solidaridad hasta el de una empata tan generalizada que pueda abarcar a
toda la humanidad en sus manifestaciones de imparcialidad, benevolencia y
fraternidad. La moral utilitarista reconoce en los seres humanos la capacidad
de sacrificar su propio mayor bien por el bien de los dems. El principio tico es
de particular exigencia: Entre la felicidad personal del agente y la de los dems
el utilitarismo obliga a aqul a ser tan estrictamente imparcial como un
observador imparcial y benevolente. los seres humanos se deben ayudar
entre s para distinguir lo mejor de lo peor y dar aliento para elegir lo primero y
evitar lo ltimo. A esta marcada influencia de Mill hay que agregar las teoras
del organicismo solidarista, sobre todo de las teoras sociolgicas presentes
tanto en el krausismo como en el socialismo y en el liberalismo social, segn
las cuales la sociedad es un organismo complejo que abarca a otros
organismos en distintos grados y niveles. No se trata siempre de una imagen
biolgica, sino tambin de un organismo racional, con fundamento tico y de
categora metafrica. El Estado es para esta teora solidarista, adems, un
organismo social aunque no total, y el derecho es slo un aspecto y no
precisamente el ms importante de la comunidad. Mientras en los medios
acadmicos reciban una gran aceptacin las ideas del revisionismo
bernsteiniano, las teoras de Alfred Fouille se difundieron en varias obras en el
medio intelectual de los juristas, siendo Le socialisme et la sociologie
rformiste la que desde comienzos del siglo XX divulg el concepto de un
organismo contractual y el de la justicia reparadora como fundamentos de su
sociologa reformista, proponiendo la sntesis del individualismo y del
socialismo. Lleg a presentar la idea de que la democracia lleva al
colectivismo. Su obra ms importante en el tema que nos ocupa es La science
sociale contemporaine, publicada anteriormente en Paris en 1885, en la que
sostiene que el ideal social ms comprensivo sera evidentemente el que
conciliase a la vez la ms grande individualidad de cada miembro y la ms
grande solidaridad de todos los miembros. 2 Las ideas que interesaron
especialmente a los juristas fueron las relacionadas con el concepto de justicia.
Para Fouille se haca evidente la tendencia de la justicia a absorber en ella a
la idea de fraternidad, la que es inseparable del derecho, como idea directriz
que marca el ms alto ideal moral. Por otra parte, la libertad y el derecho se
relacionan por medio de tres grados o niveles: el del libre juego de las fuerzas
individuales -el de mayor libertad- el de la libre asociacin de las fuerzas
individuales por medio del contrato -el que se refiere al derecho- y el de libre
fusin de las fuerzas por la simpata y la fraternidad social -el que corresponde
a la fraternidad-.3

2
3

A. Fouille, Obra cit. Pg. 256.

dem, pg. 250 y siguientes.

La sociedad es el resultado de contratos implcitos o explcitos entre los

ciudadanos, que a veces no se cumplen cabalmente. Debe existir por eso una
justicia reparadora, cuyo objeto es restablecer las condiciones normales del
organismo contractual. Cmo creer, por ejemplo, que la sociedad no deba
absolutamente nada a alguno de sus miembros que han permanecido ms o
menos tiempo excluidos de ciertos bienes comunes? Fouille contesta su
pregunta: La sociedad, no siendo un mecanismo ciego, debe buscar la
reparacin moral del mal que ha producido naturalmente.4 Para Fouille hay
una justicia de la solidaridad. Esa es una de las obligaciones del Estado, que
incluye tambin a la justicia preventiva, no slo a la reparadora, que exige que
se ligue cada vez ms la propiedad con el trabajo, que se produzca la
sustitucin del trabajo asalariado por el trabajo asociado. Existe, sostiene
Fouille, una justicia de libertad, que exige que se respete el libre desarrollo de
la personalidad humana. Hay tambin una justicia de la igualdad, que exige
que los hombres sean tratados de igual manera en situaciones iguales. Hay,
finalmente, una justicia de la solidaridad, que hace que nuestros actos
repercutan en los dems, por lo que debemos tener en cuenta el bien de otros
al mismo tiempo que el propio. Fouille presenta tres pasos para cumplir con la
justicia. El primero, abandonar la vieja nocin de libertad, tal como es
presentada por los economistas clsicos, a favor de una libertad positiva, como
un mnimo necesario de poder efectivo, no como supresin de obstculos
exteriores y de alguna manera mecnicos.5 El segundo paso ser la bsqueda
real y no slo nominal de la igualdad entre los dos trminos del contrato de
trabajo, de modo que un derecho a cualquier cosa no devenga en un derecho
sobre cualquiera. Debe aplicarse la idea de equidad al contrato de trabajo. El
tercer paso es la garanta legal de la justicia de solidaridad. No se trata ms de
un deber de caridad, sino del deber estricto de justicia, reparadora y preventiva,
que incumbe a toda la sociedad. 6La influencia de Fouille, centrada en la idea
de solidaridad, se extiende en el Uruguay no slo a la filosofa poltica, sino
tambin a la literatura idealista y eclctica del 900, que critica al utilitarismo,
como es el caso del Ariel de Rod.7
El aporte de Durkheim fue el concepto de la cohesin social y del Derecho
como organizacin de la solidaridad. La interdependencia, la moralidad y la
cooperacin fueron ideas que relacion con el concepto de solidaridad,
tratando de resolver el problema de la existencia de cohesin social y
cooperacin a pesar del peso de los intereses particulares. Durkheim
fundamenta la conciencia colectiva, como conciencia moral, basada en la
identidad de los intereses, existente junto con una esfera sacra, de carcter no
4

Ibdem. pg 3-4.
Ibdem, pg.8. Fouille reacciona contra el economicismo, y sostiene que Una de las dos
cosas, o el economista puro debe contentarse con estudiar las relaciones econmicas,
abstrayndolas de todas las dems, cuidndose de confundir la parte con el todo,
abstenindose tambin de preceptos u consejos prcticos, o, si quiere pasar a las aplicaciones,
debe establecer la realidad concreta, y por consecuencia, recolocar la economa en la
sociologa y la moral, para someterla entonces a la idea de justicia.
6
Las posiciones de Fouille se vinculan con las de Krause y de Proudhom, y por ese motivo
son apoyadas cuando tratan el principio integrador de colaboracin y cooperacin entre
rdenes plurales y equivalentes, y criticadas cuando se afirman en la fidelidad al principio
individualista del contrato. Ver Georges Gurvitch, LIde du droit social. Paris, 1932, pg. 581.
7
Gordon Brotherston, en la Introduccin y notas de la edicin del Ariel por la editorial de
Cambridge, en 1967, afirma que Fouille fue ms influyente en las ideas de esta obra que
Renn o Shakespeare.
5

negociable, de la vida social. La divisin del trabajo result un libro

sumamente polmico, ya que iba contra las posiciones de los utilitaristas
ingleses. Una sociedad en la que cada individuo persiga su propio inters, se
desintegra rpidamente, deca Durkheim. La teora utilitarista no puede explicar
la solidaridad orgnica de las sociedades modernas. Lo original del aporte que
Durkheim hace al concepto de solidaridad radica en la defensa del
individualismo moral, conjuntamente con el rechazo a las explicaciones
basadas en el individualismo metodolgico, y el reconocimiento, en cambio, de
la importancia de los vnculos sociales, originados en la divisin del trabajo.
Se trata de una sociedad moral, pues los hombres no pueden vivir juntos sin
entenderse, y por consiguiente, sin hacer sacrificios mutuos, para vincularse de
una forma fuerte y durable. La fundamentacin del vnculo entre moral y
derecho fue el aporte ms significativo de Durkheim en el debate crtico sobre
la legitimidad del derecho que se centraba en el concepto de solidaridad.
El Estado tiene para l un papel central de tipo moral que consiste en
contribuir al orden social, a la integracin. Confirmando la idea de Schffle,
Durkheim sostiene que la sociedad da forma a las reglas morales apremiada
por las necesidades colectivas, y esas reglas que funcionan empricamente
pueden reducirse a algunos principios, haciendo posible la regulacin de las
diversas funciones, para evitar la anomia - visible en el problema de la cuestin
social -por medio de normas jurdicas e institucionales, adems de formas de
intermediacin como las corporaciones profesionales. La moral profesional
aparece entonces como un factor de cohesin social, con sus reglas y rganos
internos, tendientes a lograr los equilibrios necesarios para que no predominen
los principios amorales de la vida econmica en el conjunto del organismo
social. Es la misma organizacin social en su aspecto ms estable y duradero.
En esa nueva concepcin del derecho, la lnea entre lo pblico y lo privado
se desvanece y los individuos pasan a ser funcionarios de la sociedad.
Desde posiciones socialistas, el concepto de solidaridad fue defendido por la
obra de Antonio Menger, el profesor de la Universidad de Viena, y en especial
por su libro, editado en 1898 El derecho civil y los pobres que ha sido
reconocido como fundador del pensamiento que llev al derecho laboral y
como la crtica ms profunda al derecho civil imperante en Europa. En el
Prlogo de la primera edicin dice Menger: Mi libro sale bajo la forma de un
estudio crtico del Proyecto de un Cdigo civil para el imperio alemn.
Difcilmente se podra encontrar en los tiempos pasados y en los presentes una
obra legislativa que favorezca a las clases ricas con tanta parcialidad, y que
con tanta franqueza ponga de manifiesto esta proteccin, como el Proyecto
alemn. Menger considera que los socialistas, bajo el influjo de Marx, se han
dedicado a la crtica de la economa, l se va a dedicar a la defensa del
proletariado por medio de la ciencia del Estado y el Derecho.
Comienza afirmando que de las dos fuerzas impulsivas que predominan en
la actividad humana, el egosmo y el sentido de cooperacin, la primera es la
base del sistema de derecho privado, y la segunda del socialista. Considerando
el origen del derecho privado alemn, no puede maravillar a nadie que en todas
las cuestiones fundamentales ste haya escogido las soluciones aceptadas por
el egosmo individual.8 los perjuicios de la clase proletaria derivan, la
8

A. Menger, El derecho civil y los pobres, Victoriano Surez, Madrid, 1898, pg. 78.

mayora de las veces, del hecho de que, partiendo desde el punto de vista de la
forma, la legislacin establece las mismas reglas de Derecho, tanto para los
ricos cuanto para los pobres, siendo as que la posicin social, harto diferente,
de ambos, exige un tratamiento distinto.9 Otra de las obras de Antonio Menger,
El derecho al producto ntegro del trabajo, editado por primera vez en 1886 y
cuya segunda edicin, de 1891, se difundi en el Ro de la Plata, pretenda
explicar las ideas fundamentales del socialismo, desde el punto de vista
jurdico. Este autor destac siempre la importancia del derecho y lament el
descuido de los autores socialistas con respecto al pensamiento jurdico, al
tiempo que mantena sus propuestas defensivas del orden capitalista: Una
oportuna reforma del Derecho civil y del procedimiento correspondiente, tanto
respecto de los pobres como de los ricos, contribuira naturalmente a atraer al
proletariado, reconcilindolo con el Derecho civil vigente. 10 Los argumentos de
Menger son muy crticos de la realidad existente, aunque limitados por la
bsqueda de una salida estratgico-preventiva frente a los conflictos sociales.
Len Duguit es otro de los autores crticos que ms influy en el Ro de la Plata
en la primera mitad del siglo pasado. Su libro Las transformaciones generales
del derecho privado se origina en una serie de conferencias que dio, llamado
por la Facultad de Derecho de Buenos Aires, en agosto y setiembre de 1911 y
tuvo amplia difusin en el Ro de la Plata, as como otro de sus ttulos, Las
transformaciones del derecho pblico, de 1915. Fue considerado un discpulo
de Durkeim, y de hecho su teora anti civilista se apoya en las ideas sobre la
divisin del trabajo. En esa ocasin en que visita la Argentina, se coloca a
favor de la transformacin del derecho civil: la Declaracin de los derechos del
hombre de 1789, el Cdigo Napolen y todos los cdigos modernos que
proceden ms o menos de esos dos actos, descansan en una concepcin
puramente individualista del derecho. Hoy da se elabora un sistema jurdico
fundado sobre una concepcin esencialmente socialista. No me refiero a
ninguna adhesin a un partido socialista, sino la oposicin entre un sistema
jurdico fundado sobre la idea del derecho subjetivo del individuo y el fundado
sobre la idea de una regla social que se impone al individuo.11
Duguit se opone radicalmente tanto al derecho subjetivo del Estado
personificando a la sociedad, como al derecho subjetivo individual, agrediendo
as las bases del pensamiento jurdico de la poca. Una de sus ideas ms
originales es la de funcin social. Todo hombre tiene una funcin social que
llenar. No tiene derecho a la inactividad. En la sexta Conferencia dictada en
Buenos Aires el 13 de setiembre de 1911 Duguit se refiere a la propiedad como
funcin social. Recuerda que fue Comte el que por primera vez seal la
funcin social del tenedor de riqueza, en el Sisteme de politique positive de
1850. El poseedor est obligado socialmente a aplicar su riqueza a mantener y
aumentar la interdependencia social, es esto lo que legitima su propiedad. Este
utilitarismo riguroso de Duguit proviene de la idea de solidaridad social, que es
la causa determinante del orden jurdico. Y as es como realmente una
concepcin socialista del Derecho sustituye a la concepcin tradicional.12 De
estas crticas de Duguit surge una nueva concepcin de la libertad: satisfaccin
de las necesidades diversas de los hombres asegurada por las actividades
9

Idem, pg.103.
Ibidem. pg.125.
11
L. Duguit, Las transformaciones generales del derecho privado, pgs. 13-14.
12
L. Duguit, dem, pg.29.
10

diversas de cada uno. La finalidad es desenvolver la individualidad y cumplir la

misin social. Para l, la interdependencia no es un sentimiento, y an menos
una doctrina, y tampoco un principio de accin, es un hecho de orden real, un
hecho de la estructura social misma. En eso consiste la solidaridad o la
interdependencia social por la divisin del trabajo. Tambin la solidaridad es
una idea, un pensamiento de los individuos, que se sienten miembros de un
estado que se representan por medio de esta idea. En cada sociedad hay
ciertas convicciones que son la garanta del inters comn, y cuya transgresin
implica un castigo. Esta norma es el derecho objetivo, que debe ser
descubierta en los hechos sociales mismos. No se origina en el Estado, y
mantiene todas las caractersticas de la solidaridad de la que proviene,
individuales y sociales conjuntamente. De todas estas afirmaciones surge la
crtica de Duguit sobre el concepto de libertad existente y que debe ser
sustituido. Los representantes de la teora individualista, llamada tambin
liberal, se desconsuelan, protestan, pretenden que esto es contrario a todos los
principios la nueva concepcin de la libertad, la cual no es un derecho
subjetivo, sino que es la consecuencia de la obligacin que se impone a todo
hombre de desenvolver lo ms completamente posible su individualidad, es
decir, su actividad fsica, intelectual y moral, a fin de cooperar lo mejor posible a
la solidaridad social. 13 Extrae las consecuencias en la concepcin del Estado,
El Estado no puede hacer nada que limite la actividad del hombre ejercida en
vista de ese fin. Duguit sostiene que la nueva concepcin de la libertadfuncin, fundamenta todas las leyes que imponen al individuo obligaciones
positivas, por ejemplo, la obligacin del trabajo. Lo mismo sucede con la ley
sobre la enseanza obligatoria y con las de previsin social. En cuanto a la
propiedad, no es un derecho subjetivo del propietario, es la funcin social del
tenedor de riqueza.14 El Estado que Duguit describe es el del servicio pblico,
que se extiende continuamente, para atender a todas las necesidades pblicas
impulsando simultneamente todas las formas de solidaridad.
Esperaba que el viejo Estado desapareciera paulatinamente, sustituido por
nueva organizacin poltica que integrara al sindicalismo profesional en su
cumplimiento de los servicios pblicos. Su solidarismo tuvo buena acogida en
los medios intelectuales ya que no exiga una definicin ideolgica y poda ser
compartida desde cualquier posicin filosfica, puesto que para Duguit la
solidaridad no es slo una idea que indica la situacin ideal del individuo ante la
comunidad, y siendo ms que nada un hecho, no es un deber, no tiene
fundamento tico, tiene el que le da la necesidad de la proteccin de la vida,
junto con la de evitar el sufrimiento. No es fraternidad, no es caridad o
beneficencia, y, adems, evoluciona con el tiempo histrico. Sin embargo,
aunque afirmada en fundamentos realistas, la interdependencia que Duguit
seala como caracterstica de las sociedades modernas obliga a una revisin
de los fundamentos del derecho vigente y por eso su solidarismo fue una
doctrina de Estado de referencia obligada en casi todos los cursos
13

L. Duguit, ob.cit. pg.38-39.

Duguit se remite a Comte:En todo estado normal de la humanidad, todo ciudadano,
cualquiera que sea, constituye realmente un funcionario pblico, cuyas atribuciones, ms o
menos definidas, determinan a la vez obligaciones y pretensiones. Este principio universal
debe ciertamente extenderse hasta la propiedad, en la que el positivismo ve, sobre todo, una
indispensable funcin social destinada a formar y a administrar los capitales con los cuales
cada generacin prepara los trabajos de la siguiente A. Comte, Systme de politique
positive, ed.1892, p.156.
14

universitarios y se transform en un baluarte de los argumentos jurdicos a

favor de la proteccin de los trabajadores y de la regulacin del mercado, por lo
que provoc resistencia en medios conservadores. En los primeros aos del
siglo XX, la Escuela de Altos Estudios Sociales de Paris desarroll actividades
que incluan una encuesta sobre la idea de Solidaridad. El resultado de este
proyecto se public en 1904 y lleg a Montevideo con el ttulo Las aplicaciones
sociales de la solidaridad. En esta publicacin figuran trabajos de Len
Bourgeois y de Charles Gide, dos autores fundamentales de la escuela
solidarista. Otros artculos se refieren a los problemas sociales y a las
propuestas de solucin: mortalidad infantil, legislacin sanitaria, accidentes de
trabajo, lucha contra la tuberculosis, vivienda barata, propiedad e higiene,
siempre dentro de la teora del solidarismo social.15 En otra de sus obras,
dedicada al Congreso de la educacin social, Bourgeois afirma que quiere
hacer la poltica de los que piensan en los dems. y tambin sustituir, entre
los ciudadanos, a la poltica de puo cerrado para combatir, por la poltica de
mano tendida para socorrer 16, desarrollando el concepto de socializacin de
las conciencias, cuyo objetivo es crear y mantener entre los hombres una
armona que pueda considerarse la condicin esencial del equilibrio social, y
que se sostiene en cuatro ideas fundamentales: la armona en el orden, el
orden en la paz, no hay paz sin libertad, no hay libertad sin justicia.17 El hombre
justo es aquel que consciente de los lmites de su libertad, acepta
voluntariamente esta situacin de asociado solidario de los otros hombres y
que asume las obligaciones que recaen sobre l como sobre los otros en esta
mutualizacin de las ventajas y los riesgos de la vida social. La solidaridad se
transforma en un valor laico, basado en la justicia. Las nociones de seguridad y
asistencia ya haban sido definidas anteriormente por Charles Renouvier, de
modo que la primera era una necesidad ante los riesgos de la vida, compartida
por todos, y la segunda, es sostn garantido que slo algunos miembros de la
sociedad deben a otros, sin reciprocidad en las obligaciones. Cuando L.
Bourgeois presenta, en 1897 Solidarit, su doctrina se expresa en estas
ideas: todo hombre es lo que es gracias al trabajo de miles de individuos que le
han precedido en la vida; l es el manifiesto deudor de estos acreedores, ya
que usa los bienes de la civilizacin que han sido su obra; su deuda, entonces,
debe ser pagada a los representantes de ellos, a sus descendientes presentes
y futuros. Existe una solidaridad humana, que crea una obligacin jurdica, un
deber para el individuo y un derecho para la sociedad. Ella obliga a establecer
la paz por medio de la justicia. Para ello es necesario que la educacin prepare
al individuo para que sea un ser social, destruyendo los prejuicios de clase, de
partido, de intolerancia, de raza.18 Algunos autores han encontrado en la idea
de donacin una interpretacin del solidarismo intergeneracional sin vinculacin
con el paradigma utilitarista. El casi-contrato de Bourgeois sera entonces una
15

cole des Hautes tudes. Les aplications sociales de la solidarit. Alcan, Paris, 1904.
L. Bourgeois, La politique de prvoyance sociale La doctrine et l mthode B.Charpentier,
Pars, 1914, pg.9.
17
Bourgeois resume en este prrafo su idea: en qu condiciones recprocas los individuos,
viviendo en sociedad, deben ser colocados unos con respecto a los otros, para vivir bajo el
rgimen de la justicia, es decir para que les sea asegurado este primer bien social, la justicia,
sin la cual la libertad, la paz, el orden, la armona y ninguno de los otros bienes sociales
pueden existir. Ob.cit.pg.15.
18
Bourgeois es el que divulg en nuestro pas la idea de solidaridad intergeneracional,
reiterada tambin por Henry George y luego hecha propia por Vaz Ferreira.
16

donacin, una convencin de reciprocidad, esperada pero incierta, en la que

los trminos no han sido contractualizados, indicando la obligacin de dar,
recibir y devolver, ms cercana a las concepciones del socialismo.19 Su
expresin real ms aproximada es la del mutualismo, de las asociaciones de
cooperacin: mutualizar el conjunto de nuestros crditos y de nuestras
deudas. El concepto de solidaridad se extendi a las relaciones econmicas y
orient tericamente al cooperativismo. Desde el siglo XlX Francia puede ser
considerada como un centro de divulgacin de ideas de proteccin social
destinadas a limitar los efectos perturbadores de la extensin de la economa
de mercado. Ms all de una acepcin filantrpica, una nueva aproximacin a
la solidaridad convocaba a prcticas de ayuda mutua y de auto organizacin.
Entre ellas el vnculo social voluntario, que respeta a su vez los principios de
igualdad y libertad concilindolos por medio del de fraternidad. Este
asociacionismo voluntario sent las bases de una tradicin cultural que se
proyect al presente como una forma de economa solidaria que logr
conquistar formas jurdicas especficas, distintas de las de las sociedades
capitalistas. En la construccin del concepto de solidaridad se reconocen los
aportes de dos campos intelectuales que entrecruzan sus argumentos: el de los
juristas y el de los economistas. Desde el punto de vista tico, tanto unos como
otros buscaron un sistema justo de cooperacin y solidaridad, por medio del
cual se pudiera llegar a la prosperidad. Sus planteos, en ambas vertientes, eran
slidamente utilitaristas, orientados tambin a la reforma del derecho civil y a la
de las polticas fiscales, con intencin redistributiva del producto de la
cooperacin social, fundamentando una interpretacin contraria a lo que en la
poca se llamaba el liberalismo individualista, proveniente de la obra de los
fisicratas y de la escuela inglesa liderada por A. Smith. Se trata ahora de
considerar al individuo en tanto miembro de la colectividad, cuyas condiciones
de existencia hay que preservar prioritariamente, teniendo en cuenta los
vnculos de la solidaridad y la cooperacin. Tuvo, en este proceso, una
importancia directa la crtica que el socialismo aplic al sistema capitalista,
centrada en las consecuencias que un sistema econmico de propiedad
privada de los medios de produccin provocaba en la produccin y en el
reparto de los bienes producidos. Charles Gide, otro de los integrantes de la
escuela solidarista, fundador de la Revue d economie politique, defendi la
idea de que la asociacin cooperativa es la institucin que expresa ms
claramente el concepto de solidaridad. Estas sociedades, para hacer
solidaridad prctica, tienen un medio simple e ingenioso. Es exigir a sus
miembros la renuncia, al menos en parte, de los dividendos para consagrarlos
a obras de utilidad general. El sacrificio de su parte de ganancias eventuales,
consentido previamente por estatuto por cada asociado, es el deber solidarista
realizado por cada uno en beneficio de todos.20 Gide, sin negar la existencia
de leyes naturales del orden econmico, sin manifestarse a favor o en contra
del intervencionismo estatal, puso en cuestin la legitimidad de la propiedad
individual y la del sistema individualista de distribucin, al tiempo que exiga el
cumplimiento del principio de solidaridad en las relaciones econmicas. El
Journal des economistes consider peligrosa su obra, cuya primera edicin
francesa es de 1884, pero cuando sali la primera en castellano en 1896 ya su
19
20

P. Chanial S. Dzimira, Pour une solidarit critique, La vie des ides,2008.

Ch. Gide. Les societs coopratives de consommationA.Colin, Pars, 1910, pg.59.

10

difusin era un xito.21 En la revisin del liberalismo individualista, Gide

sostuvo que haba tres razones para rechazar la pretensin de cumplimiento
del principio de justicia por parte de esa corriente, ya que en ella no se
evidenciaba el compromiso con el principio liberal de a cada cual el
equivalente de su trabajo, ya que el individualismo no funda la propiedad en el
trabajo, y an en riquezas que son fruto del trabajo, la propiedad se refiere a su
valor, que es en su mayora independiente del trabajo. Las pequeas e injustas
diferencias provenientes de la herencia, de la capitalizacin y del empleo de los
capitales tienden a acrecentarse en proporciones desmesuradas. An cuando
se cumpliera el principio de a cada uno segn su trabajo, la situacin no podra
conformar desde el punto de vista moral. Sera la negacin completa de la
solidaridad, de la asistencia a los indigentes o incapacitados, ya que como no
produjeron nada, no mereceran nada. El contenido propio del solidarismo
socialista, que reposa en la libre cooperacin voluntaria -que la propiedad
privada y el trabajo asalariado impiden- est tambin fundado en relaciones
igualitarias, en la mutualidad y en la reciprocidad. Estos principios exigen la
existencia de la propiedad social y de su dimensin moral. En el socialismo, el
individuo ser ms libre, tendr ms participacin en la vida social y ser ms
favorable a las donaciones recprocas, sin contrapartidas basadas en derechos
adquiridos. El origen del uso de la palabra solidaridad se atribuye al socialista
Pierre Leroux, quien en un libro de 1863 aclara que la extrae del vocabulario de
los legistas, permitiendo ver el cambio que se produjo en los contenidos de la
solidaridad en ese pasaje del discurso jurdico al poltico.22 Leroux difunde un
concepto al cual se le ha agregado el componente armonicista y se le han
quitado los elementos antagnicos propios del sentido anteriormente jurdico de
la palabra, el de la oposicin entre quienes eran o no solidarios en una relacin
jurdica, de tipo contractual, por ejemplo. Ahora predomina la idea filosfica,
vinculada en Leroux a una solidaridad trascendental, que se expresa como
religin sustitutiva de la caridad por la laicidad. El origen socialista le da un
contenido poltico a esta solidaridad en los debates ideolgicos, en los cuales la
crtica a las formas de la propiedad privada y a los obstculos que de ella
provienen, interfiriendo en las prcticas solidarias, impulsa las propuestas de
una reforma que contrarreste sus efectos. Los economistas alemanes, que
fueron llamados desde 1870 socialistas de ctedra, forman parte de la
escuela histrica. Entre ellos, el autor que tuvo mayor difusin en las ctedras
jurdicas de nuestro pas a comienzos del siglo pasado fue Adolf Wagner, quien
afirma que desde puntos de vista econmicos, los intereses generales deben
primar sobre los individuales, al punto de requerir una reglamentacin de los
derechos y libertades individuales, sobre todo los relativos a la propiedad.
Pretende demostrar la falsedad del principio individualista y la verdad del
principio colectivo. La Escuela histrica Nueva, creada en Alemania por
Gustav Schmoller sostuvo tambin que los principios de la economa poltica
deben ser puestos en relacin con los del derecho y los de la justicia social. Se
21

Ch. Gide dice, en un Ensayo de una filosofa de la solidaridad, de 1902, publicado en La

Revista Nueva, editada en Montevideo, tomo III, que los defensores de la solidaridad detestan
a los economistas. Por su parte, Gide seala que cuando los economistas se refieren a la
solidaridad la vinculan con la divisin del trabajo, con el intercambio o la competencia.
Justamente, las que los solidaristas consideran menos recomendables en el verdadero sentido
que dan a la palabra.
22
Pierre Leroux,La grve de Samarez, pome philosophique, Paris, 1863.

11

niega as la autonoma de la economa y se la hace integrar en el estudio de la

realidad social. El mundo poltico y jurdico es el que tiene que buscar la
resolucin del problema social por medio del capital destinado a las clases
desposedas, para favorecer su proteccin e integracin social. Schmoller era
partidario, como otros economistas de la poca, (por ejemplo Schffle) de la
actividad de las corporaciones profesionales y de su participacin poltica. Su
economa poltica crtica, partiendo de los hechos y de la historia, se dirige a la
reforma jurdica, para la creacin de un sistema de intervencin del Estado
social. Tanto Schmoller como Wagner pretendan que este Estado fuera un
socializador del riesgo, asegurando a la vez la gobernabilidad. La importancia
de esta corriente y de su difusin en los sectores intelectuales de nuestro pas
queda tambin en evidencia si se tiene en cuenta las citas y la bibliografa que
acompaa a los cursos universitarios de la poca.
En el conjunto de las teoras y propuestas en torno al tema de la solidaridad,
debe destacarse la influencia del krausismo, manifiesta desde fines del siglo
XlX, y proveniente de la preocupacin de esta corriente de pensamiento sobre
la necesidad de la armona entre los diversos sectores de la sociedad. El
equilibrio y la armona de las diversas posiciones estn vinculados al
reconocimiento del inters general sobre el individual, manteniendo la defensa
irrenunciable a la libertad de autodeterminacin de cada miembro de la
comunidad. El autor que influy ms notoriamente en el medio de los juristas
fue el asturiano Adolfo Posada, figura relevante del krausopositivismo
universitario de Madrid. Cuando Adolfo Posada escribe el Prlogo y las notas
del libro de Alfred Fouille , La ciencia social contempornea, de 1894, seala
la pertenencia de ese autor a la corriente que trata de conciliar el idealismo y el
positivismo, diciendo que afirma al lado del valor de los hechos y de los
mtodos experimentales, la virtualidad inagotable de las ideas en el mundo de
las conjeturas y las hiptesis. Aunque muy crtico sobre el mtodo empleado
por Fouille, Posada reconoce la importancia de su esfuerzo de conciliacin
terica. En el tema de la justicia, su discrepancia es notoria, ya que Posada no
admite que la reciprocidad, en el sentido de la justicia conmutativa, sea
esencial. No debe depender el bien que uno haga del que los dems nos
hagan. No est ah la base de la solidaridad y por otra parte, no basta pensar
en la fraternidad para considerarla realizada, como afirma Fouille. Para
Posada la solidaridad social es una conquista del derecho y acta, por
reaccin, como estimulante jurdico, est en el movimiento de las voluntades
rectamente orientadas. A pesar de sus discrepancias con Duguit, Posada le
reconoce sus aportes sobre la idea de servicio pblico, a cumplir por el
Estado.23 23 Pero, influido radicalmente por el pensamiento krausista, recupera
la imagen de un organismo social que, aunque distinto de los individuos,
representa la armona que proviene de la idea de solidaridad producida por el
progreso social. Cada vez se hace ms visible la interdependencia moral y
jurdica que, armnicamente, favorece la consumacin de los proyectos de
23

A. Posada. Hacia un nuevo derecho poltico, Ed. Pez, Madrid, 1931. En pg. 208, el autor
hace una referencia al Uruguay: Quin como el maestro Duguit ha lanzado al mundo de las
ideas y de los gobernantes las sugestiones profundas de la nocin, eje de su sistema, del
servicio pblico y de las invitaciones al hacer que contiene la teora realista de la
descentralizacin de servicios? Del valor prctico de esta ltima teora, que aqu en Espaa
hemos vivido espontneamente, algo podran decir en la Repblica Oriental del Uruguay, tan
abierta a las novedades polticas, y tan admirablemente dispuesta para lanzarse con
entusiasmo a las experiencias de aquellas novedades en la vida del Estado.

12

cada destino social o individual. En lugar de lucha de clases o competencia sin

lmites, la moral de la unin y de la socializacin, que debe ser propiciada por el
Estado, haciendo que disminuyan los obstculos para el desenvolvimiento de
las asociaciones as como los abusos de la iniciativa privada. Se presenta as
la figura de un Estado tutelar. Tambin aparece en Posada la necesidad de una
representacin orgnica no slo de los individuos, sino de los grupos
intermedios, asociaciones, corporaciones. Propone un sistema representativo
bicameral, con un senado que sera un alto cuerpo de base sindical y poltica
en el que todos los elementos sociales organizados pudieran hacerse escuchar
y colaborar, segn sostuvo en La reforma constitucional, una obra de 1931.
En el mbito de la Iglesia catlica, y a partir de la Encclica Rerum Novarum
se fue construyendo la doctrina social de la Iglesia, cuya primera lnea directriz
es el principio del bien comn. Partiendo de la idea de que el ser humano no es
ni absolutamente autnomo ni tampoco una mera clula en un organismo
mayor, la Iglesia se ubica ante el liberalismo individualista y recupera la
naturaleza social de todos los seres humanos, que crecen y realizan su
vocacin en relacin con los dems. El bien comn es la suma de las
condiciones sociales y polticas de una vida humana lograda. Por lo tanto, las
polticas deben por un lado combatir la pobreza y hacer desaparecer la presin
y por otro, asegurar la libertad y la justicia. El Estado tiene la responsabilidad
de salvaguardar el bien comn, y la tienen los individuos, en la medida de las
posibilidades de cada uno. Se encarga de reconciliar los bienes particulares
con el bien comn general, teniendo en cuenta no slo a las mayoras, sino
tambin el bien de las minoras. Dios ha destinado la tierra y todos sus bienes
en beneficio de todos. Esto significa que cada persona debera tener acceso al
nivel de bienestar necesario para su pleno desarrollo. El principio del destino
universal de los bienes es una invitacin a desarrollar una visin econmica
inspirada en valores morales que permitan no perder de vista el origen o
propsito de estos bienes, de manera que se logre un mundo de justicia y
solidaridad, en el que la creacin de riqueza pueda tener una funcin positiva.
El principio de subsidiariedad establece que la sociedad civil est compuesta
por muchos grupos. El Estado debera no slo reconocer el papel de stos y
respetar su libertad de accin, sino tambin ofrecer la ayuda que puedan
necesitar para llevar a cabo sus funciones. Ciertas formas de centralizacin,
burocratizacin y presencia excesiva del Estado se oponen a este principio.
Como vemos, la idea de la defensa de la libertad de los grupos y
asociaciones dentro de la sociedad civil est en consonancia con la difusin de
las posiciones doctrinarias de la sociologa y el derecho, que hemos descrito en
pginas anteriores como caractersticas del pensamiento social entre los dos
siglos. Por otra parte, la solidaridad est relacionada con la subsidiariedad, y en
cierto modo un principio contiene al otro, ya que este ltimo establece una
relacin entre el Estado y la sociedad. El Estado debe aportar ayuda para la
autonoma de las personas y los grupos sociales, ya que el propio trmino
viene del latn Subsidium ferre, que significa llevar asistencia, ofrecer ayuda o
proteccin, y desde ese enfoque alude a los nuevos roles del Estado social. En
sntesis, la subsidiariedad se dirige al Estado exigiendo su presencia en las
polticas sociales que favorecen la libertad, asistiendo a los necesitados de
ayuda; la solidaridad se dirige a las personas y los grupos y es una obligacin,

13

una virtud moral que establece responsabilidades individuales y colectivas de

los miembros de la sociedad civil.24
Ya hemos planteado que los autores solidaristas se oponan a la doctrina del
individualismo spenceriano, a la que atribuan la defensa de los obstculos ms
importantes que tena que afrontar una poltica social. Estos obstculos ms
evidentes se hacan visibles en la relacin propiedad-trabajo, que en la versin
spenceriana tena un contenido referido exclusivamente al mrito individual.
Para casi todos los intelectuales solidaristas la propiedad deba estar ligada
con el trabajo, no slo desde el punto de vista moral de su legitimacin, sino
desde el de la norma jurdica, teniendo en cuenta su utilidad social, su
contribucin al bienestar colectivo. Como hemos sealado, Duguit sostena la
legitimidad de toda ley que estableciera la obligacin del trabajo para todos, el
que, a su vez, deba transformarse de asalariado en asociado. Desde el punto
de vista terico, todos ellos consideraban equivocados los enfoques derivados
de la aplicacin del llamado individualismo metodolgico al estudio de los
problemas sociales. Partiendo de otros criterios haban llegado a la certidumbre
de la injusticia del orden existente, descartando un anlisis originado en
exclusividad desde el punto de vista de la relacin entre individuos. Aunque su
concepcin de la solidaridad no era monoltica, puesto que el solidarismo de
Bourgeois, jurdico, se fund en el derecho, enunciando la idea del deber de
los poseedores hacia los desposedos, mientras que el de Gide propuso un
solidarismo cooperativo, que vinculara a los dbiles con los fuertes, en
asociaciones voluntarias, sin admitir una obligacin proveniente de cualquier
tipo de deber, la prioridad de la integracin social, el fortalecimiento de la
cohesin y la cooperacin, ante el inters privado, exigan un nuevo derecho
que surgiera de la denuncia de la injusticia y del reconocimiento de una justicia
nueva, basada en la solidaridad. Este nuevo derecho tena como fin el
reconocimiento de que el fundamento de la solidaridad es proteger la vida y
evitar el sufrimiento. Debe manifestarse en la prevencin de los males que
afectan al conjunto de la sociedad, sustituyendo en esos casos a la caridad por
la obligacin solidaria. La justicia, para los solidaristas, debe ser, ms que
conmutativa, reparadora de los males morales y materiales que son causa y
efecto de la exclusin social. Toda la sociedad es responsable de las injusticias
cometidas en el pasado con los que fueron privados de los bienes comunes.
Finalmente, con el propsito de lograr la mutualizacin de las ventajas y los
riesgos de la vida social, el derecho civil debe transformarse y el Estado debe
asumir un nuevo rol. Estas ideas colocaban al solidarismo dentro de las
concepciones generales de la poltica progresista, en oposicin al liberalismo
conservador. En el desarrollo de este trabajo hemos hecho referencia a una
idea que comparten un gran nmero de intelectuales del 900, la de la
necesidad de organizaciones de la sociedad civil que acten en niveles
intermedios entre el gobierno y la sociedad civil. Las corporaciones, en su
carcter profesional, tuvieron en esta concepcin de la integracin social un
lugar especfico, fundamentado ticamente en la idea de la solidaridad y el
compaerismo de los que trabajan juntos. La palabra corporacin tiene hoy un
contenido negativo relacionado con la defensa de intereses particulares. En el
900, por el contrario, casi todos los autores que hemos mencionado
24

En general, los textos oficiales de la Iglesia catlica no usan la palabra individuo, en su

lugar aplican el trmino persona.

14

participaban de la idea de Durkheim, que aseguraba que los grupos

profesionales deban ejercer una influencia moral expresada en actividades de
asistencia, de educacin, de recreacin, de esttica y, finalmente, de
homogeneizacin intelectual, con lo que esperaban que fuera un factor
fundamental a favor de la cohesin social. El orden sera el resultado del
equilibrio entre el Estado y las corporaciones. El Estado, como forma de
conciencia colectiva, y como rgano del pensamiento social lograba enraizar en
la realidad por medio de las organizaciones provenientes de la divisin del
trabajo.25 Es en el trabajo en donde se produce la interaccin social, el contacto
con el otro, por el cual el hombre se transforma en ser social. Para Durkheim
las corporaciones son el fermento de la solidaridad, y en una democracia
pluralista y asociativa actan como pilares de la libertad pblica, como
instrumentos de la reforma moral. Los principios compartidos por un grupo
profesional promueven una nueva moral cvica y sirven como forma de
contencin social de los impulsos individualistas, as como de defensa del
individuo ante los excesos del poder estatal. Tambin son las corporaciones
espacios de autorregulacin jurdico-colectiva en el seno de la sociedad civil.
Para Duguit el sindicalismo es el gran movimiento de integracin que,
reconducido hacia los objetivos reformistas, puede ejercer una accin
pacificadora defendiendo a los asociados del poder de los gobernantes y
facilitando la representacin de intereses en la nueva forma del Estado.
Posada, a su vez, recoge las ideas de sus antecesores y agrega contenidos
krausistas que afirman que el Estado es el conjunto de los individuos ms las
asociaciones, corporaciones, fundaciones, sociedades totales o parciales, y
propone su representacin poltica, con la doble base electoral, como hemos
anunciado al presentar su pensamiento reformista sobre la solidaridad. La
influencia de estas ideas se muestra tambin en los ensayistas rioplatenses;
Rod expresa una opinin favorable a las organizaciones laborales, ya que
propone el fomento en obreros y patrones del espritu de asociacin
profesional, de modo que cada una de esas parcialidades se organice y
adquiera personalidad corporativa, relacionndose entre ambas y
propendiendo a equilibrar sus conveniencias y derechos. Es la solucin ideal
sostiene, ya que se basa en la libertad y la cooperacin, y no presenta los
peligros del favor providencial del Estado. En el Programa del Partido de la
Unin Cvica tambin se hace referencia a las corporaciones, en 1912, en
preferencia de toda representacin de los individuos.26
Presentados los discursos doctrinarios que llegaron al Uruguay laboratorio
social, queda como tarea siguiente ubicar el debate intelectual en el mbito del
enfrentamiento ideolgico, siguiendo la propuesta de Skinner. Debemos
ocuparnos de la presentacin de los agentes del uso del concepto, los
25

En Sociology and philosophy, Durkheim explica el contenido del concepto de conciencia

colectiva: Kant postul a Dios, dado que sin esa hiptesis la moral es ininteligible. Nosotros
postulamos una sociedad especficamente distinta de los individuos, puesto que de otro modo
la moral carece de objeto y el deber no tiene races. Se puede ver una excelente sntesis de
estos aspectos tericos del corporativismo durkheimiano en Juan C.Portantiero, Gramsci y la
crisis cultural del 900: en busca de la comunidad. www robertexto.com.
26
La representacin profesional, porque los elementos constitutivos de la sociedad no son los
individuos de la sociedad aisladamente considerados, sino los individuos agrupados en las
sociedades elementales, resultantes de la tendencia a la asociacin libremente ejercida, como
las corporaciones profesionales, que comprenden y representan a los intereses comunes. Cita
en M. Vanger Jos Batlle y Ordez, 1915-1917, pg. 74.

15

intelectuales de la generacin del 900, en sus mbitos privilegiados de difusin

ideolgica. El clima general de ideas era de un criticismo agudo que ya haba
sealado Zum Felde: poca de escepticismo general nunca igualado...si
cada poca tiene su palabra simblica, la de esa poca decadente del fin de
siglo sera Yo.27 El individualismo invada todos los espacios. El auge de la
bohemia, la extendida recepcin del anarquismo como filosofa de vida, aunque
no fuera como eleccin poltica, la atmsfera modernista y la exacerbacin de
la visin crtica llevaban a un gran protagonismo personal a los intelectuales de
la generacin, y al reflejo de la opcin por la libertad de elegir cmo vivir, que
los haca sentir como extravagantes, para usar un trmino de la poca que
haba puesto de moda mucho antes Stuart Mill. Sin embargo, el concepto de
solidaridad centr las discusiones acadmicas en el medio universitario y pas
al discurso poltico. As, la idea de interdependencia, difundida por Durkheim,
como un hecho de la realidad, atraa a los conservadores, que la usaban en
sus exposiciones sobre el mejor sistema de cooperacin social.28 Frugoni lleg
a citar en una pgina de un mismo artculo a Durkheim, Fouille, al argentino
Justo, a Jaurs y a Marx.29 La idea de interdependencia y de cooperacin no
exiga necesariamente relaciones recprocas de igualdad, por el contrario,
poda ser interpretada como una integracin jerrquica de roles diferentes,
dependientes entre s, dentro de la sociedad. Esta idea concordaba con el
pensamiento no slo conservador, sino tambin tradicionalista. Fuera de la
institucin universitaria algunas figuras polticas tambin tomaron partido.
Luis Alberto de Herrera ha dejado documentada su evaluacin negativa de la
Revolucin francesa y su influencia en el progreso social, y se ha manifestado
en contra de la corriente solidarista propia de la III Repblica. La figura que
entre los literatos del 900 produjo un discurso del mayor inters para nuestra
investigacin es la de Carlos Reyles, un ejemplo de las posiciones
individualistas ms opuestas al concepto de solidaridad originado en la idea del
bien comn. Sin embargo, Reyles tambin refleja el paradigma organicista
caracterstico de su tiempo, cada individuo, cada molcula del organismo
social es autnoma dentro de su accin, pero su accin contribuye al
funcionamiento general del organismo, y siendo libre de este modo, es
dependiente de otro.30 Podemos considerar a Reyles, junto con Jos Irureta
Goyena como el expositor del individualismo contrario a la extensin de las
funciones del Estado, en la lnea de Spencer, aunque, como todos los
conservadores liberales, admitieran el contenido de interdependencia que
integraba el concepto de solidaridad, desde puntos de vista estrictamente
realistas. Los hombres podan asociarse para potenciar su capacidad de lograr
objetivos personales -hasta ah llegaba la finalidad de la asociacin- no se
trataba entonces de impulsos emotivos o responsabilidades morales, ni de
reconocimiento de ningn tipo de igualdad que no fuera la igualdad ante la ley.
En su discurso sobre El peligro de la fraternidad, muy posterior, de los aos
40, Irureta sostiene radicalmente que est en contra de la fraternidad
compulsiva, la que debe cumplirse por la coaccin del Estado. Por eso dice que
27

Alberto Zum Felde, Proceso intelectual del Uruguay, tomo III, La generacin del 900, p.
10.
28
Es el caso de Jos Cremonesi, en la ctedra de filosofa del derecho.
29
E. Frugoni, Cuaderno de Marcha, julio de 1970, N 39. Presentacin y seleccin de textos de
Frugoni por Eduardo Jaurena.Pg.12.
30
Carlos Reyles, Ensayos, Montevideo, 1965, pg.78.

16

ahora se habla de solidaridad, que es otro subterfugio de que se valen los

socilogos para disimular su aversin al vocablo ms noble que haya brotado
de los labios de un ser humano, desde que el mundo existe: la palabra
caridad.31 Irureta reduce los contenidos del concepto de solidaridad desde el
punto de vista tico a la idea de caridad, desprendindolos del sentido de
fraternidad y desde el punto de vista poltico los vincula a las fuerzas
socialistas. se est convirtiendo en el smbolo de los gobiernos izquierdistas,
subversivos y revolucionarios, cuyo cometido ha de ser echar por tierra el
rgimen capitalista, de cepa burguesa y estructura netamente liberal.
Quizs tenga razn ngel Rama, cuando localiza la idea de solidaridad en
los programas de los partidos, ms que en los ensayistas de la generacin.
Para l el rasgo diferencial de los nuevos partidos es el sentimiento de
solidaridad nacional que promueven, y si aceptamos la idea, se nos aparece el
concepto de solidaridad extendido a la consolidacin de la identidad nacional,
en los trminos en que tambin lo describa Ardao.32 Si bien se muestra en
nuestro pas en esa poca como consigna de un sector de un partido poltico,
el batllismo, debera tenerse en cuenta que el solidarismo era uno de los
principios del progresismo, un concepto bastante ms amplio que el batllismo
de un sector del partido colorado.33 Otro intelectual de la generacin del 900,
en su doble condicin de catedrtico y de poltico, Eduardo Acevedo, prefiere el
trmino inters general para usarlo como condicin para la justificacin de la
intervencin del Estado ms all del papel de juez y gendarme.El caso ms
interesante para analizar desde el enfoque metodolgico que estamos
aplicando es el de Carlos Vaz Ferreira, en sus textos referidos al pensamiento
social. Si buscamos el concepto, en la palabra solidaridad, el resultado es
categrico: no la usa. Vaz Ferreira conoca todos los usos de las palabras
relacionadas con el concepto de solidaridad, porque formaban parte de la
bibliografa acadmica de la Facultad de Derecho. Si buscamos una
explicacin sobre esta ausencia del trmino, encontramos una, de peso,
referida al mtodo que aplica. Su prescindencia de los sistemas y las teoras y
su forma de dedicarse directamente a los problemas a resolver tiene un sentido
ideolgico: no colocarse en ninguna de las partes en la controversia polticoideolgica, que l defini como la oposicin entre la libertad y la igualdad, entre
el individualismo y el socialismo. A ello se agrega su crtica contra el carcter
organicista de las explicaciones sociolgicas. Ya vimos que sta era la teora
social que sustentaba buena parte de la defensa del concepto de solidaridad en
importantes autores de la poca. Vaz reacciona contra toda presentacin
organicista del tema de la justicia y considera que en Spencer hay una
profunda contradiccin en este sentido. Sin embargo varios de sus
comentaristas estn de acuerdo en el carcter liberal spenceriano de sus
convicciones, pero desde otros puntos de vista. Fiel entonces a los principios
de a cada cual segn sus actos, Vaz slo admite la beneficencia como simple
31

Irureta Goyena, ob.cit. Pg. 154.

La solidaridad nacional impulsada desde los partidos polticos, en el caso de Luis Alberto de
Herrera y de su influencia en el Partido Nacional, no convive junto con la idea de la solidaridad
social considerada como derecho. En Herrera predomina una concepcin altruista y caritativa y
alude crticamente al modelo francs como el que impulsa la exigencia de derechos de los
ciudadanos, ms que de deberes.
33
ngel Rama, La ciudad letrada, Arca, Montevideo, 1995. pg.112.
32

17

paliativo y cree que la posibilidad de generalizacin de los sentimientos

altruistas supondra un cambio psicolgico tan grande que pasara a ser una
utopa inalcanzable y llevara a la aplicacin de la imposicin tirnica.34 Si
admite que el Estado puede intervenir, para achicar el mal en los problemas
sociales, ello slo podr tener un sentido: colocar a todos los individuos en
condicin de llevar adelante sus vidas, segn sus propios intereses individuales
y como especie en marcha. Lo que le interesa es la libertad, para que cada
uno acte por sus propios medios, y expresa tambin, simultneamente, una
sensibilidad social ante la situacin de los ms necesitados de ayuda, que de
alguna manera forma parte del concepto de solidaridad, aunque el no uso de
un concepto de uso persistente en el contexto demuestra una postura
ideolgica extra discursiva, del tipo de las que seala Skinner. Si bien Vaz
simpatizaba con el liberalismo reformista en el que abundaban los argumentos
sobre la llamada justicia intergeneracional, presentes en la obra de Stuart Mill y
de Henry George, y sobre todo en la de Len Bourgeois, la presentacin que
hace del tema, al referirse al problema de la propiedad de la tierra, no coincide
con ellos. Mientras Bourgeois, por ejemplo, habla de la deuda de una
generacin con otra anterior y su responsabilidad de pagarla a la generacin
futura de acuerdo al principio de solidaridad, Vaz se refiere a las posibilidades
de acceso al goce de la tierra, comparando la situacin de las generaciones
actuales y las anteriores como un conflicto de los derechos entre individuos
vivos que los han recibido de otros muertos, por herencia, y aquellos que no
han recibido nada, es decir, un problema entre individuos, que exige una
correccin de la injusticia desde ese punto de vista. Vaz considera que un error
en la forma de pensar puede ser una de las causas de la injusticia social. Esta
manera de ver el conflicto social se acerca bastante a la idea batllista, aunque
Batlle y Ordez estaba muy lejos de considerar que la sociedad no tena
responsabilidad en la deplorable situacin de muchos individuos, ya que
comparta el punto de vista difundido por el positivismo desde varias dcadas
atrs, reconociendo responsabilidades colectivas en los actos de injusticia
social. Sealaremos aqu algunas diferencias entre el discurso de Vaz y el de
Batlle. Deca Batlle y Ordez: Lo que entendemos nosotros es que la
sociedad, gran familia, debe asegurar a cada uno de sus miembros los medios
necesarios de subsistencia, al fuerte, al entendido y al diligente como al dbil;
el ignorante y el perezoso, de tal modo que en todo momento pueda cada
hombre tener la fuerza, la salud y el tiempo necesarios para darse una
direccin en la vida sin que se vea forzado a someterse por la miseria; y
completar esta base de accin de cada individuo con todas las instituciones
tendientes a difundir los conocimientos, a perfeccionar la raza y a garantir todo
el resultado legtimo de los esfuerzos que hagan por mejorar la situacin.35
Este texto de Batlle marca sus diferencias con Vaz Ferreira, a pesar de las
similitudes que ya hemos expuesto. No se pide a los beneficiaros de la ayuda
que la sociedad est obligada a conceder a cada individuo, ninguna cualidad
que pueda demostrar su merecimiento, basta la necesidad. Por lo tanto, no
cabe aqu aquello de a cada cual segn sus actos. Vaz no aceptara que el
perezoso tuviera derecho a los medios producidos por el trabajo de otros, ya
34

Vaz Ferreira. Sobre los problemas sociales, Montevideo, Cmara de Representantes, pg.
24.
35
Batlle y Ordez, art. Del 17-6-1917- Tomado de Milton Vanger Reforma o revolucin? La
polmica Batlle-Mibelli, EBO, Montevideo, 1989, pg.139.

18

que sostuvo que en caso de necesidad debera, si estuviera en condiciones,

retribuir lo recibido con trabajo. En cambio, para Batlle, la miseria debe ser
contenida con la ayuda de todos, sin establecer responsabilidades ni
contraprestaciones, ya que todos deben algo a la sociedad. Algunos individuos
deben ms porque el sistema de cooperacin social los benefici
especialmente, mucho ms que los asistidos en razn de su necesidad. Por
ello, deberan reintegrar algo, aportando proporcionalmente los recursos
destinados a la asistencia social. La sociedad, actuando como una familia,
cubre las necesidades bsicas de todos, acudiendo a un fondo comn,
destinado a compensar la incidencia de las condiciones de vida diferentes en
las decisiones de los individuos. Los fundamentos ticos de la legitimidad del
impuesto a la herencia se basan precisamente, de acuerdo a las intervenciones
de Batlle en la Convencin del Partido Colorado de 1925, en una devolucin de
lo que cada individuo ha recibido de la sociedad. La idea de solidaridad como
armona de las partes, de origen krausista, y la de cohesin social y control de
la anomia, de origen positivista, tienen una vigencia evidente en el discurso
poltico de Batlle y no son sin embargo evidentes en el de Vaz Ferreira. Los
obstculos que se presentaron al concepto de solidaridad estuvieron centrados
en otras ideas que le eran opuestas, como la del individualismo posesivo para usar una expresin muy conocida- defensora de la propiedad y de la
desigualdad derivada de los actos individuales desiguales, es decir, de las
ideas de Spencer. La legalidad de la propiedad y su legitimacin por el trabajo
o por la herencia dificulta su conciliacin con la idea de solidaridad. Entre estas
dos palabras, solidaridad y propiedad, se articula un discurso poltico que es
central para interpretar el cambio histrico. A favor del concepto de solidaridad
funcion otra idea, de enorme recepcin en el discurso poltico, la de utilidad.36
Fue as que el concepto de solidaridad deriv hacia la crtica del derecho de
propiedad y hacia la reforma del sistema fiscal, favoreciendo las posiciones
polticas del reformismo. Paralelamente, su aplicacin emprica en la creacin
de sindicatos, cooperativas y asociaciones mutuales desbordaba la esfera
pblica y transfera a la rbita privada buena parte de las acciones solidarias.
Finalmente, el concepto de solidaridad se politiz y se democratiz.

36

La tendencia del reformismo era la de tener en cuenta que los propietarios de la tierra
aportaban mucho menos que lo que reciban de la sociedad.