Construcciones Impersonales
Construcciones Impersonales
Construcciones Impersonales
27. 1. Introduccin
27. 1. Introduccin
claro que la impersonalidad est relacionada con (la ausencia de) alguna propiedad del
sujeto.
Al menos en un principio, parece sencillo extraer una distincin que subyace a las
descripciones de la impersonalidad que nuestros gramticos han elaborado. Resulta claro,
as, que algunas oraciones impersonales lo son por la propia naturaleza del verbo (o del
predicado), mientras que en otras es el contexto gramatical el que determina la
interpretacin impersonal. As, R. Seco (1988) seala que la indeterminacin del sujeto
puede proceder de la naturaleza del hecho verbal o bien del desconocimiento del sujeto
por parte del que habla o de la falta de inters en expresarlo. En el primer caso estamos
ante oraciones impersonales naturales, que no ofrecen propiamente la posibilidad de que
se les atribuya un sujeto gramatical (o. cit.: 186); y en el segundo ante impersonales
eventuales.
impersonalidad.
Podemos, pues, establecer una primera distincin clara: existen oraciones en las
que el sujeto (generalmente agente) es indeterminado, no puede identificarse con un
referente concreto y, por otro lado, existen predicados que son, digamos, defectivos, en
tanto que no tienen capacidad de asignar una funcin semntica o temtica. La
impersonalidad en el primer caso viene dada por la creacin de un cierto contexto
sintctico que no permite asignar al sujeto un valor referencial. En el segundo, por el
contrario, la impersonalidad deriva de la especial naturaleza del predicado. Bello (1847:
728) califica a las proposiciones que contienen estos predicados como anmalas o
irregulares, puesto que en ellas no se expresa ni se subentiende sujeto, [...] no slo
porque no lo llevan expreso sino porque, segn el uso de la lengua, o no pueden tenerlo
o regularmente no lo tienen. Los ejemplos que damos en (1) y (2) pretenden ilustrar los
dos tipos de oraciones a los que nos referimos (si bien debe notarse que an no estn
incluidos todos los grupos).1
(1)
Vase el trabajo de Gmez Torrego (1994) para una clasificacin de las oraciones impersonales.
(2)
a. Llueve.
b. Amaneci temprano.
c. Hace {fro / calor}.
d. Hace diez aos.
e. Es tarde.
f. Haba tres perros en el parque.
Como decamos, en los casos de (1), la indeterminacin del sujeto deriva de las
posibilidades que ofrece la configuracin sintctica para recuperar su contenido. El sujeto
(en general vaco) adopta un valor no referencial. Parece adems que la causa de esa
particular interpretacin del sujeto hay que buscarla en alguna propiedad de la flexin
verbal (con la que se relaciona y con la que comparte sus rasgos de nmero, persona,
etc.). As lo reconoce, por ejemplo, Otero (1986) para las oraciones de (1a y b). Supone
este autor que para que un sujeto vaco se interprete como indefinido es necesario que
los rasgos de concordancia de la flexin estn neutralizados. En el caso del infinitivo de
(1a) es la propia naturaleza defectiva en cuanto a la flexin del elemento verbal la que da
cuenta de la interpretacin no referencial.2 En los otros casos (1b,c), como veremos
inmediatamente, la especial interpretacin del sujeto depende de los rasgos de tiempo,
nmero y persona de la desinencia verbal, entre otras propiedades de la configuracin.
Bello (1847), por ejemplo, observa que en el infinitivo todo verbo puede hacerse impersonal: de nada
veces que poseen una especie de sujeto interno sacado de su propia raz (la lluvia, el
trueno), equiparable a los acusativos internos de verbos de estado como vivir (una
vida). La Academia tambin las equipara con las que contienen objetos internos, aunque
afirma que en ellas no hay sujeto distinto de la accin misma (RAE, o. cit.: 357). No
obstante, la caracterstica fundamental de estas construcciones es la de expresar una
propiedad o un evento que no se predica de ningn agente o causante; es este el sentido
en el que se dice que no poseen sujeto. En lo que sigue nos ocuparemos de
caracterizar la nocin de sujeto y de determinar las propiedades que presentan las
oraciones impersonales.
Parece claro, en primer lugar, que no es posible identificar ausencia material del
sujeto con impersonalidad. Como es sabido, las lenguas del tipo del espaol permiten
oraciones sin sujeto expreso si ste puede recuperarse a travs de los rasgos de la
desinencia verbal de persona. As, oraciones como las de (3) no son, naturalmente,
impersonales.
(3)
Pero en las lenguas que no admiten sujetos fonticamente nulos, como el ingls o el
francs, existen pronombres expletivos que aparecen con los predicados impersonales del
tipo de (2). Los marcamos en negrita en los ejemplos siguientes:
(5)
a. It rains
b. Il pleut
c. There is a man in the garden
d. Il y a un homme dans le jardin.
As las cosas, las de (1) y (2) arriba no son estructuras sin sujeto, sino que ste
no recibe, por la especial naturaleza del predicado, ningn papel semntico (2), o tiene
una interpretacin particular (1). La existencia en espaol de estructuras como las de (3),
en que el sujeto no aparece expreso salvo que su realizacin sea necesaria por otras
razones ( EXPRESIN Y OMISIN DEL PRONOMBRE PERSONAL), explica que en
las oraciones de (2) nunca aparezca un sujeto explcito. Conviene, por todo ello, delimitar
3
Existen en espaol, adems, pronombres como el indefinido uno, que tienen precisamente esa
interpretacin.
(i)
Podemos, por lo dicho hasta el momento, detectar al menos dos sentidos distintos
para la nocin de sujeto: por un lado, el sujeto se asocia con un determinado valor
semntico, una relacin con el predicado (es generalmente el agente o causante de la
accin expresada por aqul); por otro, el sujeto es una funcin gramatical asociada a un
caso (el nominativo) y expresada formalmente por medio de la concordancia verbal. La
primera de estas propiedades implica que el sujeto se relaciona con todo el predicado,
esto es, con el verbo y sus complementos, que forman el Sintagma Verbal. El valor
semntico del sujeto no depende, pues, slo del verbo, sino del conjunto formado por ste
y sus objetos. As, el sintagma el nio tiene un papel semntico de experimentante en
(6a) y de posesor en (6b), debido al tipo de complemento que acompaa al verbo:
(6)
Por razones anlogas, el que podramos llamar sujeto lgico nunca interviene en
la significacin verbal, a diferencia de lo que ocurre con los objetos. En las oraciones
anteriores, el proceso o estado expresado por el predicado es el mismo con
independencia del sujeto que elijamos. De los ejemplos anteriores se desprende asimismo
que no siempre es el de agente o causante el valor semntico atribuido al sujeto: tal valor
depende, obviamente, de la significacin verbal y de la naturaleza del predicado. Verbos
que no denotan acciones, como tener o saber, no tienen sujetos agentes y, naturalmente,
no son impersonales. Lo que conviene tener presente, en definitiva, es que las de agente,
causante, productor, etc. son funciones semnticas, no sintcticas, si bien hay una relacin
estrecha entre unas y otras.
(7)
Esto se debe a que en algunos casos las expresiones referentes a lugares deben
clasificarse como nominales, dado que los lugares pueden tener dimensiones fsicas y, por
tanto, se les puede adscribir una propiedad.4 Es lo que ocurre en casos como ah fuera
est lleno de animales sueltos. Volveremos sobre esta cuestin con detalle.
4
As pues, del mismo modo que un elemento que aparece en caso acusativo no
necesariamente es un objeto directo (pinsese, por ejemplo en el pronombre acusativo
neutro lo que sustituye a predicados nominales, como en lo es), o que uno en dativo no
es siempre el objeto indirecto (como en el caso de los dativos ticos, LOS DATIVOS),
un elemento en nominativo no siempre ser el sujeto lgico. Existe una serie de verbos
intransitivos, tradicionalmente llamados ergativos o deponentes, cuyo nico argumento
(con el que concuerdan) es tema o paciente y se comporta como un objeto en varios
aspectos.5 Para nuestros efectos, la propiedad interesante que presentan estos verbos es
que el argumento que determina la concordancia interviene directamente en la significacin
verbal, lo que indica que no es, en sentido estricto, el sujeto de la predicacin. Veamos
un ejemplo.
Consideremos un verbo como pasar, que puede ser transitivo o intransitivo del tipo
deponente que analizamos y observemos las siguientes oraciones:
(8)
WP4.2. a
WP5.1.
d. {Juan / mi hermano / un nio} pas {cinco minutos hablando con su
amiga / cinco aos en Estados Unidos}.
e. {Juan / mi hermano / un nio} pas mucha vergenza cuando lo
5
Pueden verse, para un anlisis de estos verbos, el trabajo de Burzio (1986) y el de Belletti (1987).
10
pillaron.
(9)
En el primer grupo de oraciones (8a-e) el tipo de accin vara segn el objeto, mientras
que en el segundo (el que incluye la variante ergativa) es el tipo de sujeto el que
determina el (en este caso) proceso de que se trate. Ntese que no es el carcter de
intransitivo (es decir, de no poseer ms que un argumento) lo que est en la base de
este fenmeno: verbos intransitivos puros como nadar o hablar se entendern siempre
como el mismo tipo de actividad, independientemente del sujeto con que se construyan.
Lo que muestran los ejemplos anteriores es que el sintagma nominal que determina
la concordancia verbal no es siempre el elemento del que se predica la accin o proceso
expresados por el verbo, esto es, el sujeto en sentido estricto. Pero no parece que
podamos por ello afirmar que las oraciones anteriores y otras del mismo tipo sean
impersonales, dado que contienen un sujeto gramatical, un elemento en nominativo que
determina la concordancia verbal. Las oraciones que contienen predicados impersonales
se diferencian de las que acabamos de presentar en que no poseen, en sentido estricto,
sujeto gramatical. Un verbo impersonal, como el existencial haber que trataremos en el
apartado 27.3.4, se diferencia de los deponentes en que su nico argumento presenta
caso acusativo y no induce concordancia. En otros casos el argumento que aparece con
11
el verbo impersonal tiene caso oblicuo (como oler a algo). Por ltimo, otras
construcciones impersonales se caracterizan porque el verbo no posee ningn argumento
(como ocurre con llover).
El infinitivo ha sido considerado siempre por los gramticos clsicos como la forma
nominal del verbo.6 Al ser un sustantivo verbal, como, por ejemplo, le llama Bello,
puede comportarse bien como un verbo (que es la raz sobre la que el infinitivo se
forma), bien como un nombre; de este modo, se distinguen los infinitivos verbales y los
12
(10)
(11)
De las dos clases citadas de infinitivos, slo la primera (los infinitivos verbales) puede
formar parte de las oraciones impersonales que nos ocupan, como ilustran los ejemplos
de (12). Naturalmente, ello es as porque slo los verbos pueden tener un sujeto.
(12)
Para un estudio detallado de estos infinitivos nominales, cf. Demonte y Varela (1997).
13
Hay que sealar que el espaol presenta unos datos que parecen contradecirse con la propiedad (a) que
El ejemplo (ia) aparece en Gili Gaya (1967: 188), Fernndez Lagunilla (1987) y Piera (1987) proporcionan
oraciones del tipo de (ib); en Hernanz (1982) aparecen casos similares a (ic) (Hernanz, o.cit., 392 y ss.) y
a (id) (Hernanz, o.cit., 377 y ss.). Entre las caractersticas de estos ejemplos, pueden destacarse la
obligatoria posicin postverbal del sujeto y la inclusin de la oracin infinitiva en un constituyente antepuesto.
9
27.2.2.1.
14
que la oracin realiza desliga al acto verbal de cualquier relacin con un espacio y un
momento concretos. En oraciones infinitivas del tipo de (13), el sujeto no tiene referencia
especfica, no se corresponde con un individuo en particular, sino que tiene una
interpretacin genrica, equivalente a la gente, todas las personas, todo el mundo....
(13)
(14)
Los ejemplos anteriores tienen la misma interpretacin que sus correspondientes versiones con subjuntivo:
conviene que nos lavemos los dientes tres veces al da; est prohibido que nos fumemos un cigarrillo en el aula; no
es conveniente que te marches sin despedirte.
10
En este sentido, Gmez Torrego cita una prueba semejante: la aparicin de uno como sujeto del infinitivo:
15
Dado que en ejemplos como los de (13) la interpretacin genrica del sujeto (que
es, recurdese, inexpresable formalmente) es la menos marcada, en los refraneros
abundan los ejemplos de este tipo, como dar consejos es peligroso y no provechoso; ir de
mal en peor, no hay cosa peor; sacar dinero a un avariento es dar con el pu o en el
cielo... etc.
A pesar de que en oraciones como las de (13) el sujeto del infinitivo tiene una
interpretacin indefinida, esto no siempre es as. Obsrvense las oraciones de (15) y (16).
(15)
(16)
Existen diferencias claras que separan las oraciones de (15) de las de (16).
Ambos grupos se distinguen con respecto a la referencia del sujeto del infinitivo. En los
ejemplos de (15) el sujeto sobreentendido del infinitivo es correferente con un argumento
de la oracin principal: el sujeto en el caso de (15a) y el objeto directo en (15b). La
interpretacin de este sujeto es definida en ambas oraciones.
11
Pueden encontrarse ejemplos similares a los de (16a-b) en Gmez Torrego (1992: 27).
16
quiere (15a), animaremos (15b). Podemos, pues, referirnos a estos casos como infinitivos
dependientes. Esta nocin de dependencia tiene que ver tanto con la inclusin de la
clusula infinitiva en una estructura oracional superior como (y ms crucialmente) con la
falta de autonoma referencial del sujeto de dicha oracin infinitiva.12
Frente a los ejemplos de (15), los infinitivos de las oraciones de (16a-d) parecen
ser independientes, pues no se insertan en una estructura oracional superior, como
muestra el hecho de que son la nica forma verbal presente en la oracin.13 Sin embargo,
la independencia de las clusulas infinitivas de (16a-d) es slo aparente, como puede
verse en (17).14
(17)
12
De acuerdo con una hiptesis bien conocida en la bibliografa sobre el infinitivo, la de Kiparsky y Kiparsky
14
Hernanz (1982: 368 y ss.) seala este hecho y denomina a los infinitivos de (16b), (16c) y (16d) como
17
Pero, frente a lo que sucede en las oraciones del tipo de (15), el sujeto de las
oraciones infinitivas de (16) recibe una interpretacin indefinida. En algunos de estos
casos, el argumento del verbo principal (generalmente en dativo) al que se refiere el
sujeto del infinitivo est sobreentendido y es l mismo indefinido. Es el caso del verbo
convenir de (16e) y de algunos otros verbos que pueden estar seguidos de oraciones
infinitivas (como, por ejemplo, haber que, parecer, resultar, o importar).15
Ya en la lengua
antigua se encuentran ejemplos similares, como los que cita Beardsley (1966: 19, 20): otro conseio te conviene
prender (Berceo, Milagros de Nuestra Seora, 645); val aDios seruir (Berceo, Vida de Santo Domingo de Silos,
560).
15
sta y otras caractersticas de estos verbos sern tratadas en varios apartados de 27. 3.
18
(19)
a. Ir al Nepal en vacaciones.18
b. (Qu quiere tu amiga Mara?) Ir al Nepal en vacaciones.
Pese a lo dicho, hay que sealar que, en determinados usos de la lengua, es muy
frecuente el empleo de clusulas independientes de infinitivo. Esto es as, por ejemplo, en
el lenguaje publicitario, en el que el receptor del mensaje que se quiere transmitir no es
16
Hernanz (1982: 372) caracteriza a este tipo de oraciones como infinitivos independientes dependientes
de un contexto lingstico previo, mientras que las de (16a-d) son casos de infinitivos independientes no
dependientes de un contexto lingstico previo (Hernanz, o.cit.: 377 y ss.).
17
18
En un uso estndar de la lengua, esta oracin no puede aparecer aislada, empezando la enunciacin,
pero esto s sera posible en el lenguaje publicitario o periodstico, que, como sealaremos, hace un empleo
muy frecuente del infinitivo aislado.
19
un individuo, sino una colectividad indiferenciada. Como nota Ferraz (1994: 35), con las
oraciones de infinitivo independientes se consigue un tono sentencioso, se subrayan los
rasgos esenciales del producto, que se pondera: sentir sobre tu piel la persistente caricia
(20)
(21)
20
(22)
El hecho de que puedan intercambiarse los dos constituyentes citados tiene que
ver con la naturaleza de oracin copulativa identificativa / ecuativa que tienen los
ejemplos semejantes a (21a), como, por ejemplo, mi hermana es la directora ( / la
directora es mi hermana).20
19
20
Sobre los tipos de oraciones copulativas, cf. Longobardi (1987) y referencias all citadas.
21
(23)
Que, efectivamente, hay una relacin lgica condicional entre las dos clusulas
infinitivas lo prueba, en primer lugar, el hecho de que pueda sustituirse el verbo copulativo
por verbos como implicar o suponer (24a), lo cual es imposible en una verdadera oracin
atributiva, como la de (24b).
(24)
directora).
En segundo lugar, como las estructuras que tratamos no son atributivas, no pueden
intercambiarse los constituyentes preverbal y postverbal (que, en estos casos, son
21
22
(25)
(26)
a. Quin es la directora?
b. Mi hermana.
(27)
Puede concluirse, de todo lo dicho en este epgrafe, que las clusulas infinitivas
que se cualifican como oraciones impersonales comparten todas ellas el carcter deficitario
en cuanto a la flexin que tiene su ncleo verbal (el infinitivo), y esta carencia, a su vez,
influye de modo significativo en la lectura no referencial del sujeto de dicho infinitivo. Esta
falta de referencia suele traducirse, en la mayora de los casos, en una interpretacin
genrica. Por lo que respecta a la autonoma de las oraciones infinitivas, no existe: en el
uso estndar de la lengua, todas tienen carcter dependiente. Slo en empleos marcados
de los elementos lingsticos, como los que caracterizan el uso del lenguaje en campos
especializados (como el periodismo o la publicidad), podremos encontrar casos de
23
22
As ocurre, entre otros, en Bello (1874), RAE (1973) y Alcina y Blecua (1975). Lo que influye en el
desequilibrio entre la 1 y la 2 personas, por un lado, y la 3, por otro, es el hecho de que se considera a
esta ltima como la no persona (distinta de las personas centrales en la enunciacin -1 o
hablante/emisor y 2 u oyente/ receptor-). Por ejemplo, entre otras diferencias, mientras que la 3 persona
puede estar ausente o carecer de referente concreto, la 1 y la 2 personas estn presentes necesariamente
24
(28)
a. Realmente puedes contar los amigos de verdad con los dedos de una
mano.
b. Cuando descubres que te han engaado durante mucho tiempo, te
enfadas.
en la enunciacin.
25
24
(29)
descubres que te han engaado durante mucho tiempo, un verbo en 1 persona del
singular coaparezca con la forma verbal en 2 persona del singular. Se trata de una
estrategia muy frecuente en las lenguas: la ocultacin del yo.25 A esta interpretacin de
23
Ya la Real Academia observa la posibilidad de esta lectura para la 2 persona del singular (cf. RAE o.cit.,
2.14.6; pg. 344). Tambin sealan la interpretacin citada Coste y Redondo (1965: 213), Hernndez
Alonso (1970: 95-6) y Llorente (1977), entre otros.
24
Puede verse el trabajo de Hernanz (1990) para un anlisis minucioso de estas construcciones, anlisis
No debe confundirse esta lectura con un recurso narrativo conocido como narracin en 2 persona (cf.
Gmez Torrego 1994: 14), en el que el emisor se incluye en el individuo o grupo de individuos al que va
dirigida su emisin, como en una especie de dilogo consigo mismo.
26
En el caso de la 1 persona del plural que coaparece con un t genrico (4a), puede recibir dos
interpretaciones: la puramente referencial de nosotros o una lectura encubierta del yo, que se oculta esta vez en
el plural de modestia que puede representar la 1 persona del plural.
(30)
(31)
As aluden a este uso de t, por ejemplo, Fernndez Ramrez (1986: 4.: 54) y Gmez Torrego (1994:
13).
27
restringe a la desinencia verbal, sino que se extiende a otros elementos con contenido de
segunda persona, como, por ejemplo, los pronombres de objeto o los adjetivos posesivos,
como puede verse, respectivamente, en (32a) y (32b).
(32)
(33)
27
Cf. Hernanz (o.cit.: 157). Si bien, por su carcter tnico, el pronombre tiene un matiz contrastivo (EL
28
(34)
(35)
(36)
28
29
A pesar de que la 2 persona del singular est presente de una forma u otra en todos los
ejemplos de (36), ninguno de ellos puede recibir una interpretacin impersonal como la
que hemos sealado en (28). Esto lleva a suponer, por lo tanto, que otros factores
sintcticos distintos de la aparicin de la 2 persona del singular (ya en la desinencia del
verbo, ya en una forma pronominal) sern los responsables de esta lectura especial de t.
Veamos cules son esos factores.29
29
30
andas y te dir quin eres o cuando las barbas de tu vecino veas pelar, pon las tuyas a
remojar. El presente, por su carcter de no-tiempo, es uno de los tiempos ms
frecuentes en afirmaciones como las anteriores, de alcance universal. En ellas (conocidas
tambin como enunciados gnmicos) aparece una interpretacin omnitemporal.30 En
contraste con lo dicho, los verbos de los ejemplos de (36) refieren a un tiempo
determinado (vendrs, has tenido, haba tocado), y esto impide que el t incluido en los
ejemplos citados reciba una lectura impersonal. Frente a (36), los casos de (37) s tienen
esa lectura, lo que muestra que, de algn modo, se ha neutralizado en ellos cualquier
alusin temporal concreta.
(37)
31
entorno adquiera la interpretacin citada. Volveremos en seguida sobre este hecho (cf.
b.2.), pero, como muestra de ello, basten de momento los ejemplos siguientes, en los que
no se da una lectura universalizadora de t.
(38)
b.1. El verbo. En relacin con el verbo, hay dos elementos que contribuyen a
desencadenar la lectura genrica: el aspecto y la clase semntica a la que el verbo
pertenece.
32
(39)
(40)
a. [En esas situaciones] [siempre] tuviste que ayudar a tus amigos. (#En
esas situaciones uno siempre tiene que... )
b. [A menudo] [en lugares as] ests pensando en tus cosas. (A menudo
en lugares as uno est pensando en... )
33
Merece la pena sealar que slo en (39b) el primer verbo de la perfrasis verbal
(durativa, en este caso) aparece en tiempo presente (ests), y, debido a las
caractersticas ya comentadas de este tiempo, es precisamente en aquel ejemplo en el
que la intervencin de los constituyentes de tipo adverbial - entre corchetes, en (40b)resulta en una lectura genrica. Frente a esto, en (40a) el aspecto perfectivo del tiempo
verbal (tuviste) bloquea cualquier aporte de genericidad por parte de los constituyentes
adverbiales.
Adems del aspecto, otra caracterstica del verbo que resulta significativa para que
la 2 persona del singular sea interpretada genricamente es la clase semntica a la que
dicho verbo pertenece: los verbos modales favorecen la lectura universal de t. Al estar
relacionados con nociones como la necesidad (41a,b) y la posibilidad (41c), este tipo de
verbos desplaza la realizacin del evento expresado en la oracin a momentos distintos
del momento de la enunciacin, con lo que la accin puede tener lugar en otros mundos
posibles.31 Esta capacidad de remitir a estados diferentes del mundo es precisamente lo
que relaciona la aparicin de verbos modales como tener que, deber, poder, entre otros,
con el alcance universal de la persona t.
(41)
31
Cf., entre otros, Bach (1981) y Partee (1984), as como Lyons (1980: 155-161) y las referencias por l
citadas.
34
(42)
distinguir entre los que aportan modificaciones al SV y aquellos que afectan a toda la oracin en general.
Estos ltimos, los modificadores oracionales, son diferentes de los circunstanciales en cuanto que el
contenido que aportan no est relacionado con el SV, sino con el modo en que la oracin afirma un
enunciado; se conectan, por tanto, con la modalidad, y por ello no tienen ninguna influencia a la hora de
delimitar las coordenadas espacio-temporales, que estn vinculadas al SV.
33
Hernanz (o.cit.: 169, 170), de hecho, considera imposible la interpretacin genrica si tales constituyentes
no estn antepuestos. Sigue en esto a Guron (1982) y lo relaciona con fenmenos de abarque de
cuantificador. Sin embargo, debemos notar que, para algunos hablantes (entre los que nos incluimos), no
hay contraste absoluto entre la capacidad de casos como (42)
genricamente. No obstante, s es cierto que, a la hora de recibir esa lectura, son las de (42) las oraciones
menos marcadas.
35
de nfasis, la 2 persona del singular tiende a ser interpretada con una referencia definida.
Vase, como muestra de lo dicho, el contraste entre (42) y (43).
(43)
(44)
(45)
a. (Aqu) (Ahora) Tienes que acabar los estudios para conseguir un buen
trabajo. (=41a)
b. (Aqu) (Ahora) Puedes pasear tranquilo por las calles. (=41c)
Por lo que respecta a la oracin que contiene una 2 persona del singular genrica,
36
es muy frecuente que adopte la forma de condicional lgico y, por tanto, contenga dos
proposiciones relacionadas por los conectores si... entonces, el segundo de los cuales
aparece elidido muy a menudo, como se muestra en (46a-b). Otras expresiones que
tambin aportan significado condicional a la oracin son, entre otras, siempre que, con tal
que,
menos
que,
no
ser
que
(46c-f).
(LAS
CONSTRUCCIONES
CONDICIONALES).
(46)
Como se ha visto, la segunda persona del singular puede recibir una interpretacin
no referencial que tiene como valor ms frecuente el genrico, tanto en un sentido de
abarque universal como en un sentido de enmascaramiento de la primera persona del
singular (del hablante o emisor). Para que esta lectura genrica sea accesible, el entorno
oracional de la segunda persona debe reunir unas determinadas condiciones que
favorecen la transmisin de genericidad. Estas condiciones se relacionan tanto con
caractersticas particulares de algunos constituyentes oracionales como con aspectos
generales de la forma de la oracin. Entre las primeras, destacan el tiempo y el aspecto
37
del verbo, as como la clase semntica a la que pertenece. Entre los segundos, tienen
una importancia especial los constituyentes de tipo adverbial (de contenido diverso) que
activan la genericidad de la oracin en su conjunto.
(47)
perfecta.
b. Si yo me dedico a insultar a todo el mundo, es lgico que se me
revuelvan.
c. Es como cuando nos maravillamos contemplando un rincn conocido
como si fuera la primera vez que lo miramos.
38
(48)
Debe notarse que, a diferencia de lo que ocurre con la 2 persona del singular (cf.
27.2.2.1), en las oraciones impersonales del tipo de (48) la interpretacin de la 3
persona del plural no es genrica, no recibe una lectura universal, sino que es indefinida o
indeterminada. As, una oracin que tiene como sujeto una 3 persona plural usada de
este modo puede parafrasearse por medio de una oracin con un sujeto de contenido
existencial como alguien. Las oraciones de (49) son equivalentes interpretativamente a
las de (48).
(49)
39
(50)
34
Esta incompatibilidad entre impersonalidad y expresin fontica ya fue sealada por Lenz (1935: 88) y
Krde (1943: 66), que ya en la lengua antigua documentan la imposibilidad del uso impersonal de la 3
persona si sta aparece materializada en un pronombre personal. Entre los estudios ms recientes, Jaeggli
(1985: 3) tambin nota este hecho. Por otra parte, recurdese que la 2 persona del singular -cf. 27.2.2.1.)
puede ser interpretada impersonalmente tanto en su versin implcita como explcita (vanse los ejemplos de
(33), arriba).
40
En relacin con los rasgos interpretativos de la 3 persona en los casos que nos
ocupan, debemos sealar adems que la pluralidad de la 3 persona es puramente formal,
es decir, no aporta el contenido habitual de ms de un/a individuo/entidad que el
plural tiene. Debido a ello, una oracin como la de (48a) puede recibir, junto a la
interpretacin indeterminada del tipo de (49a), una lectura como la de (51a), en la que el
sujeto tiene una referencia nica.35 Un caso similar, recogido de Bello (o.cit.: 468), es el
que aparece en (51b).
(51)
Otra caracterstica de las oraciones impersonales con 3 persona del plural es que
en ellas ni el emisor ni el receptor participan en la identificacin de la citada referencia
personal. El uso de la 3 persona del plural (sin soporte pronominal) se produce bien
porque el hablante desconoce totalmente el referente de dicha persona -cf. (52a)-, bien
porque no tiene ningn inters en especificarlo, aunque lo conozca (52b).
A veces, el hecho
de que el hablante no desee explicitar la referencia del sujeto no se debe tanto a su desinters como a la influencia
de factores pragmticos. As, como seala Krde (1943: 61-62), en algunos ejemplos el sujeto que el verbo implica
remite a un cierto grupo de personas que son las que, normalmente, ejecutan la accin: le darn el alta maana,
35
Bello (1847: 468 y ss.), Gili y Gaya (1948: 68) y Gmez Torrego (1994: 17), entre otros, tambin
41
(52)
(53)
Mientras que la afirmacin que hacen las oraciones (53a) y (53b) incluye al
emisor -de hecho, ambos casos pueden parafrasearse como en esta oficina, todo el
mundo (incluido yo) trabaja a destajo-, la proposicin que contiene (53c) lo excluye.
36
Este ejemplo aparece citado en RAE (1973: 382) como un caso de sujeto callado intencionadamente.
42
(54)
(55)
37
43
cansados...)
La 3 persona del plural no puede recibir una lectura impersonal en ninguna de las
oraciones de (55). Estas ejemplifican estructuras cuyos sujetos estn relacionados con la
posicin de objeto directo: en (55a) estamos ante una oracin pasiva (que contiene un
sujeto paciente); en (55b) nos encontramos ante un verbo deponente -llegar-, que tiene
un sujeto con caractersticas de objeto.38
38
44
(56)
(57)
39
Krde (1943: 64) considera que el valor genrico que puede adquirir la 3 persona del plural es
Ya el trabajo de Krde (o. cit.: 60) seala el importante papel que tienen las indicaciones de lugar en la
restriccin de la idea que transmite el sujeto, y cita ejemplos de la lengua antigua que muestran lo dicho,
como el siguiente del Poema de Mio Cid (v. 1155): miedo an en Valencia que no saben qu se far.
45
activadores de genericidad (cf. 27.2.2.1, arriba). De este modo, si volvemos sobre las
oraciones de (55), la interpretacin genrica es posible si en ellas se incluyen los
requisitos oportunos: esto es lo que muestran los ejemplos de (58).
(58)
mviles.
b. Cuando en ese pueblo llegan cansados de un largo viaje, suelen dormir
hasta la hora de comer.
(59)
41
Ntese que esto es esperable, en tanto en cuanto la lectura que se da a la 3 persona del plural en
estas oraciones impersonales es existencial y no genrica, y es con esta ltima con la que se relaciona la
falta de libertad en la eleccin de tiempo y aspecto para el verbo.
46
Dentro de este conjunto de oraciones impersonales con 3 persona del plural, hay
que destacar un amplio grupo de ejemplos que comparten una caracterstica semntica:
incluyen verbos que significan actos propios de personas o seres racionales (en
palabras de Bello).42 Estos casos contienen afirmaciones que siempre aparecen
introducidas por un verbo de lengua o de pensamiento: dicen que...; comentan que...;
rumorean que...; hablan de que...; anuncian que...; piensan que..., etc. En (60) aparecen
algunas oraciones de este tipo.
(60)
(61)
43
(=60b)
42
43
En la clasificacin de verbos transitivos que hace Cano Aguilar (1981), estos verbos se incluyen en la
47
La frecuencia de uso de este tipo de oraciones es tal que en ciertas variedades del
espaol ha llegado a desencadenar reducciones fonticas en alguno de los casos citados,
concretamente en dicen que.44 En Hispanoamrica, la forma dizque tiene un uso muy
difundido, y se emplea en lugar de dicen que o se dice que. Del vigor de esta forma da
constancia una amplia gama de variantes como izque, es que, quizque (< que +
izque)...45
Por ltimo, una caracterstica importante que presenta la tercera persona del plural
en estos contextos de interpretacin indefinida es la de tener necesariamente que referirse
a un sujeto no slo animado sino humano. A ello se debe la anomala de oraciones como
las de (62), con verbos que expresan actividades normalmente realizadas por animales.
Por la misma razn, la oracin de (63a) no puede interpretarse como que el objeto va a
ser vctima de una manada de lobos o de un animal salvaje, sino slo de uno o ms
seres humanos. Igualmente, si bien los libros es un sujeto adecuado para el verbo decir
(los libros dicen cosas interesantes), la interpretacin en que algn libro nos dice cosas
interesantes est excluida en (63b):
(62)
44
Este es un hecho que no se produce slo en las etapas ms recientes de la lengua, sino que est
documentado desde la poca antigua. Tambin dezimos diz que por dizen, y no parece mal, escribe Juan
de Valds hacia 1535 (Kany 1969: 290).
45
48
(63)
Quisiramos poner ahora sobre el tapete un tipo de construccin que conlleva una
interpretacin no definida de distintas personas gramaticales. Ha sido sealado desde las
gramticas tradicionales que nuestra lengua permite que un sujeto definido plural
determine concordancia de primera, segunda o tercera persona. En este sentido, todas las
oraciones de (64) son igualmente posibles, segn el SN los espaoles contenga en su
referencia al hablante, al oyente, a ambos o a ninguno (vase Hurtado, 1989, para un
anlisis de este fenmeno):
(64)
Lo que nos interesa destacar aqu es que el conjunto de personas a las que se refiere el
sujeto, adems de por un SN plural, como en (64), puede estar tambin expresado por
medio de un SP locativo antepuesto, que se refiere al lugar donde se localiza a un
conjunto no determinado de personas. Este SP locativo no es simplemente un activador
de genericidad, sino que parece funcionar como un sujeto lgico, a juzgar por lo que
muestran los ejemplos de (65):
49
(65)
(66)
50
que se relacionan con el sujeto. Sirvan de muestra los contrastes de (67) y (68):
mientras que en las oraciones de (67) aparecen dos complementos circunstanciales, en
(68) un circunstancial coexiste con un locativo relacionado con el sujeto:
(67)
(68)
51
(69)
a. Est nublado.
b. Es {tarde / primavera / de da}.
c. Hace {fro / calor}.
(70)
a. Llueve mucho.
b. Est {tronando / escarchando / lloviznando / diluviando}.
c. Amaneci temprano.
d. Est alboreando.
e. Ya ha oscurecido.
46
Oca (1914: 460), por ejemplo, afirma que en los verbos meteorolgicos no se afirma de nadie, sino del
52
(72)
47
53
En los casos de uso no figurado, parece que estos verbos describen un evento
que se predica, en realidad, de un argumento espacio-temporal.
(73)
Junto con los verbos meteorolgicos, los del tipo amanecer, anochecer y atardecer
presentan tambin un argumento espacio-temporal (hoy anocheci temprano) pero
generalmente no admiten ningn agente figurado. S toleran, sin embargo, la presencia de
un dativo (nos anocheci en carretera). El verbo amanecer, frente a los otros, presenta la
particularidad de que puede construirse en modo personal, generalmente en primera
persona:
(74)
Hay que sealar que esta oracin es posible slo si interpretamos un dativo implcito de significado
genrico.
49
Autores como Lyons (1967: 422) sostienen que en toda enunciacin de una oracin de este tipo
siempre hay implcita alguna expresin de lugar, y es ella la que debe identificarse como sujeto subyacente.
54
(75)
a. El da amaneci.
b. Amaneci un da esplndido (vs. #el da esplndido).
c. Amaneci nublado.
d. *La noche anocheci.
e. *Atardeci una tarde agradable.
f. *Anocheci {nublado / lluvioso}.
Una caracterstica que parece indicar que los verbos meteorolgicos no carecen
totalmente de sujeto lgico es que todos los predicados de esta clase tienen la posibilidad
de llevar infinitivos subordinados concertados, igualmente impersonales:
(76)
Por lo que se refiere a las construcciones con V+SN, las que se forman con hacer
tienen en comn con las anteriores el hecho de admitir un argumento locativo o temporal
antepuesto, como en (77a). El nombre que aparece tras hacer nunca induce concordancia
(77b)50, si bien, como en el caso de las existenciales (cf. 27.3.4), en ciertos dialectos
50
En la lengua antigua se daba tambin esta construccin, que admita sintagmas que hoy nos suenan
extraos. Como muestra de ello, vanse los ejemplos siguientes, que cita Prez Toral (1988):
(i)
a. Faze nieve e granizava. [Libro de Buen Amor 964, tomado de Prez Toral, o. cit.:
55
(77)
(78)
347].
b.Yo andava la noche que faza luna et mis compaeros comigo. [Prez Toral, o. cit.:
328].
51
Kany (1969: 280) seala un uso de hacer con nombres como hambre, sueo, sed en Hispanoamrica.
56
(79)
(80)
Las construcciones con ser / estar + complemento temporal alternan tambin con
52
Tambin de modo anlogo a lo que ocurre con los verbos existenciales (ib), los SSNN con artculo
definido son posibles tras hacer si van modificados por oraciones de relativo, como en (ia):
(i)
57
una forma personal, que no puede aparecer en forma de pronombre expreso (81).
Coinciden asimismo con las que contienen el verbo hacer en que admiten argumentos
locativos antepuestos (82):
(81)
(82)
(83)
a. Se hace de noche.
b. Se (nos) hizo tarde.
c. Se puso nublado.
d. Parece {de noche / primavera}.
58
(84)
a. Es la una.
b. Son las dos.53
(85)
Todos los verbos que hemos tratado en este apartado se caracterizan, pues, por
no expresar fenmenos naturales y no presentar sujeto gramatical. Incluyen todos en su
significacin, sin embargo, un argumento espacio-temporal del que se predica el evento
descrito por el predicado. En lo que sigue, trataremos de las construcciones temporales
con el verbo hacer, y analizaremos las propiedades que presentan.
53
Frente a lo que ocurre en espaol, en lenguas como el ingls o el francs no hay concordancia:
(i)
a. It is five oclock
b. Il est trois heures.
La falta de concordancia en general de las copulativas con los sintagmas pospuestos se ha relacionado con
la imposibilidad de admitir sujetos nulos (cf. Chomsky , 1982).
59
momento determinado o con el momento de habla. Esta secuencia puede dar lugar a dos
estructuras. En una de ellas,
hacer ms el sintagma
temporal
funciona como
complemento de tiempo de otro verbo (86a) o de un nombre (86b). En este ltimo caso,
(86)
(87)
60
(88)
(89)
d. Hoy hacen, seor, segn mi cuenta, quince aos, un mes y cuatro das,
que lleg a esta posada una seora en hbito de peregrina. [ Cervantes,
61
(90)
Hacer admite el neutro tono lo, que reproduce no slo el complemento temporal
sino el complejo formado por ste y la oracin. Esto no se da en los casos en que hacer
y el SN temporal funcionan como complemento circunstancial, lo que de nuevo muestra
que se trata de un elemento no verbal.Vanse los ejemplos que damos a continuacin:
(91)
54
Es sabido que las expresiones de tiempo, a diferencia de otras con valor adverbial, pueden aparecer en
Llegar {el lunes / el mes que viene / la primavera prxima}. (Frente a llegar en
primavera).
Puede verse Bosque (1989: cap.10) y referencias all citadas para esta cuestin.
62
Para algunos autores, como Prez Toral (1988: 63) la imposibilidad de sustitucin
por lo de la oracin que aparece con hacer, dejando atrs al sintagma nominal, constituye
una prueba de que estamos ante una oracin de relativo con antecedente temporal.
Parece contradecir este supuesto el hecho de que, como se mostraba en los ejemplos de
(88) arriba, ese sintagma temporal puede anteponerse y quedar separado de la oracin,
lo cual es imposible en los casos de antecedente y relativa (cf. * el chico ha venido que
vimos anoche). El sintagma de tiempo y la oracin forman una unidad parecida a la que
se da con el SN que sigue al verbo llevar y, en este caso, un adjetivo o adverbio, un SP
o un gerundio:
(92)
Esta construccin es comn en Latinoamrica con el verbo tener (tengo veinte aos aqu) (93a). Kany
(1969) seala que en Mxico tener reemplaza no slo a llevar sino a hacer y recoge ejemplos como (93b).
(93)
a. Aqu tengo quince das y todas las noches me sacan. [ O. Lewis, Los hijos de Snchez,
Mxico, Mortiz, 1965, 372 ].
b. Cundo fue eso?
- Ya tiene un ao.
Segn Fernndez Ramrez (1986: 20, nota 68) ese que [que introduce la
oracin complemento de hacer] es temporal, equivale al cuando, desde que, como el
quod temporal empleado en frmulas muy semejantes a las espaolas en latn antiguo y
en latn de transicin: diu est quod... ha tiempo que... [...]; y con el que romnico ecce
63
sunt anni quinquaginta et supra que de trans Pado hic me conlocabi (cdice diplomtico
longobardo, citado por Norberg, Forsch, 238).
En la lengua antigua, probablemente hasta el siglo XVIII, era el verbo haber (sin el
(94)
(95)
64
c. Ya van para los siete aos que estamos casados. (Chile). [ Juan
Modesto Castro, Aguas estancadas, Santiago de Chile, 1939, 301 ].
(97)
(98)
65
particularidad de permitir una alternancia entre una construccin impersonal (99a), y otra
en la que este verbo admite como sujeto gramatical al de la oracin subordinada (99b).
(99)
Como ocurra en los casos anteriores, en lenguas como el ingls o el francs aparece un sujeto expletivo,
vaco de contenido, en construcciones como las de (99a), aunque -como muestran (100c,d)- tambin son posibles
las correspondientes a (99b) :
(100)
55
Vase, entre otros, Fernndez Leborans y Daz (1990). Esta construccin se conoce con el nombre de
Ascenso del Sujeto y parece presentar restricciones aspectuales: se requiere un tiempo genrico, presente
o imperfecto, pero no se admite aspecto perfectivo, como se ve en:
(i) *Juan {pareci / ha parecido} saber la respuesta. (LA PREDICACIN. LAS ORACIONES
66
COPULATIVAS)
56
Naturalmente, estas oraciones son buenas si interpretamos as como un complemento modal y eso como
un sustituto de un adjetivo, en una construccin copulativa. Hay, por otra parte, restricciones con respecto al
tipo de verbo subordinado: no todos admiten la pronominalizacin (LA PREDICACIN. LAS ORACIONES
COPULATIVAS):
(i)
67
Lo que sugiere este contraste es que el dativo funciona como sujeto lgico del
68
69
/ los / las:
Las construcciones con haber son, de hecho, herederas de las de habet impersonal + acusativo
desarrolladas en latn en poca tarda:
(108)
Habet in bibliotheca Ulpia librum elephantinum. [ Scriptores Historiae Augustae, Vospicio, Tac. 8,
1. Tomado de Luque Moreno, 1978 ].
Bello (1847: 781) relaciona las estructuras con haber con las transitivas a las que
daba lugar su primitivo significado posesivo.59 Cuervo (1939: 378) seala que el
significado de existencia proviene sin duda de la fusin de frases sinnimas: hubo
guerras en Espaa nace de fueron guerras en Espaa + Espaa hubo (tuvo) guerras. En
el Diccionario de Mara Moliner se afirma que [haber] antiguamente, se usaba como
transitivo, significando tener: Hubo cinco hijos, y se seala, asimismo, que todava se
emplea el participio pasado en relatos de sucesos, con el significado de encontrado,
cogido o apresado: El automvil que caus el accidente no ha sido habido, los
autores del atentado no han sido habidos. Tambin perdura en algunas expresiones
58
Vase, por ejemplo, Gili Gaya (1961: 70), R. Seco (1988: 187), Alcina y Blecua (1975: 891), entre
otros. No faltan, sin embargo, los que consideran al nico argumento de haber como un sujeto. Pueden
verse los trabajos de Luque Moreno (1978) y Garca Yebra (1983) para una revisin de los distintos
argumentos, fundamentalmente histricos, en uno y otro sentido.
59
De hecho sta es la primera acepcin que figura en la entrada de este verbo en el Diccionario de la
70
anticuadas como los que han hambre y sed de justicia, que santa gloria haya o en la
frase bien haya...!
60
RAE.
60
71
Sin embargo, el sintagma nominal que aparece con haber existencial presenta
propiedades especiales, que lo distinguen de los objetos directos de verbos transitivos
regulares.61 En ellas nos detendremos seguidamente.
En primer lugar, las estructuras con haber no pasivizan como las transitivas en
general: en espaol actual son imposibles oraciones como *libros son habidos en esta
61
62
Este efecto de definitud se neutraliza cuando aparece una relativa (ia), como ha notado, entre otros,
Browning (1987), y en los casos de superlativos (ib), como seala Masullo (1996):
(i)
72
En relacin con este carcter indefinido del argumento de haber est la peculiaridad
de que no va precedido de a cuando se refiere a personas, como ocurre generalmente
con los objetos directos de verbos transitivos ( EL COMPLEMENTO DIRECTO
PREPOSICIONAL):
73
A veces, adems, haber no lleva ningn sintagma nominal, sino que aparece en
construccin con adverbios como bastante o suficiente y un sintagma preposicional:
parada del autobs).65 De ah que (113b) sea una respuesta adecuada a una pregunta
63
Sobre la relacin entre definitud y presencia de la preposicin a personal puede verse el trabajo de Suer
(1993) y los recogidos en la antologa de Pensado (1995). Para otras pruebas de la naturaleza de objeto
del argumento de haber puede verse el trabajo de Suer (1982).
64
Posiblemente, esto se relacione con la construccin con tener del tipo de:
(i)
65
Bull (1943: 121) sostiene asimismo que Haber y estar han llegado a una divisin casi estable del campo
de la locacin. La divisin de funcin que ahora comparten est basada en el concepto de definitud e
indefinitud. Y Utley (1954: 255) afirma, a su vez, que: El examen de los usos de estos dos verbos
muestra que existe una clara distincin, esto es, que cuando la persona o cosa implicada es definida, se
usa el verbo estar; cuando es indefinida, se usa haber. Bolinger (1954: 334) tambin seala esta
74
como la de (113a):
diferencia.
75
Y en espaol antiguo y medieval el locativo y apareca con todos los tiempos de haber
(116):
(116) Algunos dellos fizieron lo que plogo a Dios, mas otros y ovo que fizieron
yerros. [ Manuscrito Escurialense, 6. Ecl. 48, 18 ] (Citado por Moreno
Bernal , o. cit.).
La idea que surge de los datos es que el locativo es, en realidad, el sujeto lgico
66
Dentro del marco de la gramtica generativa, algunos autores consideran, basndose fundamentalmente
en los ejemplos del ingls, que el argumento directo y el locativo forman una clusula reducida en la que el
sintagma preposicional o adverbial funciona como predicado. Pueden verse los trabajos de Stowell (1881),
Safir (1981), Lasnik (1992), Torrego (1984), Suer (1982), entre otros, para distintos enfoques desde esta
perspectiva.
76
para esconder la basura, encima de la mesa est sucio todava o fuera est siempre lleno
de hojas secas. Esto es, segn todos los indicios, lo que ocurre en las construcciones
existenciales (y en otras que veremos en el siguiente apartado).
En relacin con esto, hay otra propiedad del sintagma nominal que aparece con
haber que lo distingue de los sujetos: cuando haber est subordinado a parecer, su
argumento nunca puede funcionar como sujeto, concordando con este verbo. Por el
contrario, es el locativo el que aparece en posicin inicial en estas construcciones, de
modo anlogo a los sujetos de los verbos no impersonales:
77
En relacin con esto, Kany (1969: 257) seala que en el habla rstica de
Argentina se ha creado una forma hayn para el presente de indicativo. Autores como Bello
(1847: 781), Cuervo (1939: 378) o Henrquez Urea (1940: 92) se hacen eco de la
aparicin de este fenmeno en distintas zonas de Espaa e Hispanoamrica; Kany (1969:
255-260) da ejemplos de todos pases hispanoamericanos.
En otras variantes (que tienen ms que ver con el nivel cultural que con la zona
geogrfica), la concordancia se extiende incluso a la primera o segunda personas. En la
primera persona del plural, adems, aparece la forma regular habemos y no la irregular
78
hemos:
haber, hay que mencionar la frmula fija he {aqu / ah / all}. Autores como Seco
(1986) rechazan que la forma he, frecuentemente considerada como la segunda persona
67
Sobre esta disociacin entre el nmero y la persona puede verse el trabajo de Rigau (1993).
79
del singular del imperativo de haber, tenga relacin con este verbo. Este autor considera
(op.cit.: 219-220) que es un verbo defectivo e impersonal. Expresa la mera existencia de
algo en un lugar, como el impersonal hay, pero se diferencia de ste en que presenta
siempre esa existencia ante los ojos del oyente. Frente a esta opinin, la RAE
(Diccionario, II, 1992, ed. 1996; 1089) considera a he como un adverbio que, unido a
aqu, ah o all, o con los pronombres me, te, la, le, lo, las, los, sirve para sealar o
mostrar una persona o cosa. Un dato que parece favorecer la adscripcin a la categora
de verbo de este he seguido de adverbio de lugar es precisamente que puede llevar
pronombres tonos enclticos (hete aqu).
Por ltimo, hay que sealar que en poca antigua ser se combina tambin con y y
con otros locativos para obtener este mismo sentido impersonal, en que el verbo
concuerda con su nico argumento. Hanssen (1945: 494) cita el ejemplo (122a) del
Cantar del Mio Cid y Moreno Bernal cita el que aparece en (122b). En espaol se han
mantenido ejemplos de esta construccin de ser impersonal con locativo, como el tan
citado de Fray Luis de (123a), el de Quevedo de (123b) y en expresiones del tipo de
(123c):
(122) a. Non es omne qui dales pudiese cuenta e todos los otros que y son. [
80
81
Otro aspecto en el que este argumento se comporta como los que aparecen con
las oraciones impersonales antes estudiadas (y que hace, por tanto, que se asemeje ms
a un sujeto lgico) es que tambin puede aparecer antepuesto a parecer en estructuras
de infinitivo. La construccin en la que es el SN el que se antepone (127b) es, sin
68
Acaesiol de posar en las casas dell obispo. [Primera Crnica General, 712, b2. Tomado
de Beardsley 1966: 101].
82
embargo, ms marcada:
69
70
69
Hay casos similares ya desde antiguo de la construccin con decir, Krde (1946: 47), por ejemplo, cita
el siguiente:
(i)
Pero fincara un rey en la tierra, que non dize en ell estoria so nombre.
[Crnica
Hay que sealar que esta particularidad no se da con verbos que expresan el modo de decir, como los
que damos a continuacin. En (i), el signo # quiere indicar que es imposible no interpretar un sujeto
personal determinado (alguien desarrolla algo en el libro):
(i)
83
(129) a. Para los pecadores que son corteses y comedidos, slo les basta
amenazas. [A. lvarez, Sylva espiritual, I, 14].
b. Sobraba quienes juraban haber visto las cosas ms pecaminosas. [M.
Magdaleno, La tierra grande, 172].
71
En general, las oraciones consideradas como sustantivas de sujeto nunca determinan el nmero del
84
Aparte de estos verbos lxicos, los auxiliares ser y estar, seguidos de los adjetivos
bastante, suficiente o del adverbio bien, forman construcciones anlogas a las que
tratamos:
Tanto bastar como valer, estar bien, ser suficiente entran en construcciones
imperativas en que aparece el adverbio ya en posicin inicial, bien con un complemento
con de detrs del verbo, bien de modo absoluto:
Por ltimo, es importante notar que, con algunos de estos verbos, en vez de un
argumento locativo aparece en ocasiones un sintagma personal en dativo, como se ve en
los ejemplos siguientes:
(133) a. {Me / le} basta con eso, con que vengas a verme.
85
De hecho, hay un grupo de verbos que crean estructuras impersonales en las que
no aparece un sintagma de lugar (locativo), sino un dativo de persona. En tales verbos
nos detendremos a continuacin.
Un gran nmero de gramticos, entre los que se cuentan la RAE (1973) y Seco
(1988: 188) considera impersonales las construcciones con ciertos verbos psicolgicos
como convenir, importar. Este tipo de verbos, que Alcina y Blecua (1975) denominan
tambin seudo-impersonales, por su significado requieren sistemticamente sintagmas
con valor de experimentantes / benefactivos (humanos), que pueden aparecer explcitos
o sobreentenderse, como se ve en (134):
72
A veces se produce cambio de significado entre las dos variantes, con y sin preposicin:
(i)
86
gustar, que admite un adverbio (que no puede ser sujeto) en posicin preverbal (136).
Por otro lado, como seala Fernndez Ramrez (1986: 19), este argumento va en
muchos casos precedido de preposicin, generalmente de, heredada del genitivo latino,73
si bien esta posibilidad se documenta de forma ms abundante en espaol antiguo y
clsico. Tomamos del citado autor los ejemplos de (137a-d) y de Beardsley (1966: 102,
103) los de (137e-h):
73
Con verbos como miseret, paenitet, piget, pudet, que llevan adems el pronombre en acusativo.
87
General, 467b 32 ].
g. Nol cumplie de usar destas artes. [ Primera Crnica General, 122a 51 ].
h. Dezidme, cavalleros, cmmo vos plaze de far. [ Poema de Mio Cid 670
]; plazria a sus parientes de veerla transida. [ Berceo, Vida de Santo
88
Pues bien, este verbo presenta una alternancia con respecto al orden de palabras que es,
creemos, significativa. Cuando aparece el dativo, el SN argumento no ocupa la posicin
preverbal (generalmente reservada al sujeto). En efecto, en el uso transitivo de (141a), en
que la maleta funciona como sujeto, su posicin no marcada es la preverbal. Por el
contrario, en (141b), con dativo, el orden preferido es dativo - V - sintagma nominal:
89
Este tipo de construcciones con verbos que denotan estados psquicos (y a veces fsicos), sin sujeto
gramatical y con el argumento humano en dativo, est muy extendido en las lenguas eslavas. Han sido muy
estudiadas desde distintos puntos de vista que Moreno (1987) resume. De all tomamos los siguientes ejemplos:
(142)
El islands tambin presenta gran variedad de construcciones de este tipo, en que el argumento humano
aparece en forma de preposicin conjugada:
(143)
a. T ocras orm.
Lit. Es hambre en-m.
b. Is mian leis.
Lit. Es deseo en-l.
90
Las expresiones referidas a las horas pueden construirse con el verbo dar, que en
espaol actual concuerda con el complemento de tiempo, y con un dativo (145a). A veces
este verbo admite un sintagma nominal antepuesto que funciona como sujeto
(generalmente, el reloj, la campana), y que bloquea la concordancia con el sintagma de
significacin temporal y la aparicin del dativo (145c).
91
74
92
Observa asimismo Kany (o.cit.: 277) que en el habla rstica y muy popular de Mxico no le hace se ve
reemplazado por no li (le) aunque o nada li aunque, lo que muestra que hace ha perdido el valor verbal:
(151)
- Y si hay trifulca?
- No le aunque; es la obligacin. [ Francisco L. Urquizo, Tropa vieja, Mxico, 1943, 158).
Otros empleos de hacer con dativo son el que aparece con un reflexivo y con
significado de parecer (152a), el que se da en la lengua coloquial peninsular y que
tiene el sentido de apetecer (152b), y el de respuesta afirmativa a una proposicin
(152c).
93
parecer. Otra propiedad que presentan estos argumentos, que los distingue de los objetos
indirectos, es que aceptan predicacin secundaria, generalmente vetada a estos
complementos (cf. Demonte, 1986, entre otros):
(154) a. Mal me fue ausente pero peor presente. [ Lope de Vega, La Dorotea,
126a. Citado por Fernndez Ramrez ].
b. Nos dieron las dos borrachos.
c. Le ocurri un incidente borracha.
d. *Le entregaron el premio a Juan borracho.
Hay, pues, una estrecha relacin entre ciertos dativos y los locativos. Uno de los
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Por otro lado, los datos histricos van a resultar reveladores en tanto que trazan de
manera clara la lnea que une los dos tipos de argumento que se nos muestran
relacionados. En efecto, como seala Lyons (1967), hay una primera relacin entre el
dativo y el locativo y, posteriormente, el primero se distingue del posesivo.Vemoslo:
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Adems, ha sido observado (cf. Snchez Lancis, 1992, y referencias all citadas)
que en espaol medieval se dan casos (si bien de modo restringido) en que el adverbio
generalmente locativo y se refiere a un dativo (siempre con valor inanimado). Remite este
autor a Meyer-Lbke (1926), donde se seala este mismo fenmeno. Snchez Lancis cita
los siguientes ejemplos (los de (163) los recoge de Meilln, 1988, que a su vez los
extrae de Menndez Pidal, 1919):
(162) a. [...], e finco por alguazil del rey e veedor delo suyo aun mas firme
mientre que antes, et comeno a andar muy sesuda mientre en ello e dar y
muy buen recabdo. [ General Estoria ].
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Lo mismo observa Rigau (1978) para el cataln actual. En esta lengua, ciertos verbos de doble objeto
rigen el pronombre cltico locativo hi si el referente es inanimado (164), mientras que con nombres animados
requieren el pronombre dativo li (165). Tomamos los ejemplos de la autora:
(164)
(165)
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estudiar). Esa obligacin se puede aplicar tanto al hablante como al oyente o a ambos
(167). De hecho, en ciertas variedades aparecen pronombres reflexivos de primera o
segunda persona en el infinitivo (cf. Gmez Torrego 1994: 39), como en (168):
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99
En relacin con las construcciones del tipo de (168a), Martn Zorraquino (1979: 367) alude al trabajo de
Carrillo Herrera (1961), en el que se sostiene que a diferencia del giro cannico [hay que alegrarse], el desviado
[(168a)] permite
individualidad plural (yo + otros) representada por nos. Frente a tenemos que matarnos, en hay que matarnos se
dan la generalidad mxima y una mayor patentizacin de no slo el inters del hablante en el cumplimiento del
proceso, sino tambin de la necesidad obligativa de su incorporacin activa al mismo. La misma autora (o.cit.,
367, nota 49) sostiene que hay que... frente a tenemos que... permite expresar un compromiso mayor en la
accin en la medida en que el proceso verbal aparece impuesto por otro distinto del que habla o escucha (en
tenemos que matarnos..., la orden parece emanar del hablante, lo que resta objetividad respecto a la necesidad del
cumplimiento de la misma).
Por otra parte, la oracin infinitiva que aparece en esta construccin no admite la
pronominalizacin por lo (169b) ni por ningn otro neutro, ya sea antepuesto o pospuesto
(169c,d). Esto se debe a que se trata de una forma perifrstica, en que la secuencia
haber + que + infinitivo constituye una unidad verbal que no puede romperse.
(169) a. Hay que trabajar ms.
b. *Lo hay (que).
c. *{Eso / as } hay (que).
d. *Hay (que) {eso / as}.
Fernndez Ramrez (1986: 20), al tratar ejemplos como los anteriores, supone
que estamos ante el resultado de una transposicin de trminos a partir de haber
existencial + sintagma nominal + oracin de relativo, esto es, que a partir de una
estructura relativa de infinitivo como no hay nada que decir obtenemos la impersonal no
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Este uso de ser da lugar a varios tipos de construccin (LA PREDICACIN. LAS
ORACIONES COPULATIVAS). En uno de ellos, la secuencia es que alude a la causa o
razn de un enunciado anterior. Este tipo se caracteriza porque ser puede ir en distintos
tiempos (especialmente el futuro -171a) y aparecer introducido por el eso neutro, no
referencial:
Antiguamente apareca el neutro ello como expletivo, en construcciones que se oyen an hoy, del tipo de:
(172)
a. Ello es que...
b. Qu es ello?
101
Una prueba de que estamos ante una construccin impersonal es que ser en estos
casos se construye con oraciones no necesariamente introducidas por que, sino por otras
conjunciones o locuciones conjuntivas subordinantes, de modo que no puede afirmarse
que las citadas oraciones funcionen como sujeto gramatical:
Tampoco es claro, sin embargo, que la oracin que sigue a ser sea un objeto
directo, dado que no admite sustitucin por lo, y s por el demostrativo neutro eso. No
obstante, tambin el adverbio as (que no puede considerarse un sujeto) aparece sin
restricciones en posicin preverbal. Los ejemplos pertinentes son los de (174):
102
A veces este es que aparece entre el sujeto y el verbo de la oracin, sin otro
papel que el de mero nexo con funcin enfatizadora. Se trata siempre de la forma es,
independientemente del nmero del sintagma nominal con el que aparezca; est, pues,
lexicalizado:
Esta
construccin
se
extiende,
especialmente
en
ciertos
dialectos
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Puede verse el trabajo de Snchez Mndez (1994), de quien tomamos este y otros ejemplos, para una
descripcin
103
Por ltimo, existen unas construcciones, que incluyen lo que Kany denomina ser
enftico (Kany, o. cit.: 303), de uso frecuente en algunos pases de Hispanoamrica, en
las que simplemente aparece un verbo seguido de es ms un argumento o adjunto que
est enfatizado. Kany (o.cit.: 303) las considera versiones reducidas de perfrasis de
relativo ((lo que) quiero es pan). Tambin las trata Cuervo (1939: 431, 460). Nos
referimos a oraciones como las de (179):
COPULATIVAS.
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78
104
amiga {por la que/quien} ests molesto; fue con Juan con {quien/el que} fuimos al
cine la otra noche) -cf. Snchez (1994: 46), las cuales pueden presentar otras variantes
formales por diferente disposicin de los constituyentes (por tu amiga es por la que ests
(i)
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En aquellas variantes formales en las que el constituyente enfatizado precede a es que, el verbo ser llega
a elidirse con relativa frecuencia en el habla coloquial de variedades meridionales del espaol como, por ejemplo, el
espaol de Canarias: Donde estn los roques (es) en Tejeda (citado en Almeida y Daz 1989: 127).
Otro tipo de construccin con ser es aquella en la que este verbo copulativo
aparece con un adjetivo seguido de una oracin, tambin en construccin sin sujeto. En
este caso, es el complejo Adj+O el que puede pronominalizarse) (LA PREDICACIN.
LAS ORACIONES COPULATIVAS), como muestra el contraste entre (181b) y (181c,d):
Existen, por otra parte, locuciones impersonales cuyo significado implica un matiz
de obligacin y que se construyen con ser seguido de nombres como cosa o cuestin.
Tampoco aqu se admite pronominalizacin, salvo de todo el complejo (182c),
probablemente porque la oracin es complemento del nombre:
79
Toribio (1993) da varios ejemplos de estas construcciones en los dialectos del Caribe y las relaciona con
la imposibilidad de estas variantes de tener sujetos pospuestos, aunque aparezcan en oraciones con el foco
antepuesto:
(i) Zelmira hizo fue un viaje al campo. (Cf. UN VIAJE AL CAMPO hizo Zelmira).
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no puedo / *hecho no lo hemos). Esta es, probablemente, la razn por la que el poder
terciopersonal tiene la posibilidad de aparecer solo, especialmente como respuesta a una
pregunta del tipo de la de (184):
tal vez
puede en este
contexto no sea un verbo auxiliar propiamente dicho, sino un elemento adverbial similar a
107
quizs. Si fuera un auxiliar, diramos *no puede que llegue tarde y tambin *poda que
llegara tarde, pero si es adverbio es natural que tales secuencias sean imposibles.
Efectivamente, poder siempre aparece en presente y, adems, la oracin que lo sigue
nunca admite sustitucin por ninguna proforma, como se ve en los siguientes ejemplos:
108
Otra acepcin de este verbo es la obligativa (similar a ser cuestin de, deber)
referida al hablante, al oyente o a ambos. Aparece en estos casos seguido de una
oracin, bien infinitiva (188a), bien temporal (188b), e igualmente sin sujeto expreso ni
tcito y sin argumentos implcitos:
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Como se ha visto, la caracterizacin de una oracin como impersonal tiene que ver
con factores diversos, que incluyen tanto los aspectos lxicos de ciertos elementos
oracionales (los verbos) como las propiedades del entorno de la oracin. Estas
circunstancias influyen en la ausencia semntica (i.e. falta de referencia definida) del
sujeto, que no siempre va unida a su inexistencia formal (recurdese la distincin entre
sujeto lgico y sujeto gramatical). De hecho, un verbo con desinencias personales (y
no slo de 3 persona) puede aparecer en una oracin impersonal. Por otra parte, dado
que en ciertos casos los argumentos prominentes respecto a la predicacin no son
aquellos marcados sintcticamente como sujetos, surge la necesidad de ampliar el campo
de visin ante una nocin tan significativa en la gramtica.
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