El Contrato Social en Rawls
El Contrato Social en Rawls
El Contrato Social en Rawls
Revista
DE LA
XVITORRE:
- Julio 2004
EL CONTRATO SOCIAL
Pginas 9-31
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The relevance of John Rawls thought in the political philosophy of our time is
due, among other reasons, to the fact that it includes the two types of
justifications currently in vogue in any constitutional democratic regime. The
evolution of his contractual theory represents exemplarily the two possible uses of
the social contract as political legitimation. Our first intention in this paper is to
underline the contrast between both uses, and then analyse the difficulties
entailed by the merely political use of the contract method that Rawls defends
in his latest works.
CONTRACTUALISM, LIBERALISM-COMMUNITARISM,
CULTURAL DEMOCRACY
* Licenciado en Derecho y Filosofa, Real Vieja, 39, 2 f, 28700, San Sebastin de los Reyes,
Madrid, Espaa, [email protected]. Artculo recibido el 20 de marzo de 2004 y
aceptado para su publicacin por el Comit Editorial el 6 de mayo de 2004.
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INTRODUCCIN
no de los problemas ms difciles que plantea el fenmeno de la globalizacin es si debemos considerar legtimo exportar la democracia liberal a
pases sin tradicin democrtica. El presente trabajo pretende afrontar
este problema desde el punto de vista de la posible aplicacin universal del
contrato social como mtodo de justificacin poltica. En su versin kantiana, el
contrato social implica que un orden social y poltico es legtimo nicamente
cuando puede ser representado como el objeto de un acuerdo entre los individuos que viven bajo l, pues slo el consentimiento hipottico de stos hace
que sea moralmente permisible la imposicin coactiva de dicho orden sobre
ellos. El mximo exponente de este enfoque en la filosofa poltica contempornea es John Rawls. Segn este autor, la estructura institucional bsica de la
sociedad ha de evaluarse de acuerdo con los principios que elegiran los individuos que viven bajo ella si fueran representados en una situacin inicial de
igualdad como seres racionales y libres, es decir, segn los principios que elegiran desde la famosa posicin original.
El propsito que persigue este trabajo consiste en analizar crticamente la
metodologa contractual de Rawls en su nueva presentacin poltica. Es ya un
lugar comn explicar el trnsito de Rawls hacia el liberalismo poltico como
una respuesta a aquellos autores que desde posiciones comunitaristas haban
criticado la posicin original por presuponer una concepcin ahistrica y transcultural de la moralidad. En A Theory of Justice,1 la posicin original pretenda
ser un punto de vista objetivo y universal desde el cual poder formular los
principios de justicia correctos para cualquier comunidad poltica. Por esta razn, la teora de Rawls resultaba inaceptable para autores como Michael Walzer
o Richard Rorty, al emplear para su justificacin una metodologa que no tena
en cuenta las implicaciones de la cultura especfica de cada sociedad en el modo
de entender y justificar las exigencias de la justicia. En su nueva presentacin
poltica, sin embargo, Rawls parece adoptar, al menos metodolgicamente, la
visin hegeliana de la moralidad que defienden estos autores. Aunque no
acepta la comunidad como la fuente ltima del valor, s parece reconocer que la
moralidad poltica slo puede ser defendida por referencia a los valores compartidos de una tradicin histrica concreta. En Political Liberalism, Rawls abandona las pretensiones universalistas de su teora, afirmando que slo desea desarrollar las ideas fundamentales que se encuentran implcitas en la cultura
poltica pblica de una sociedad democrtica.2
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Rawls, J., A Theory of Justice, Harvard University Press, Cambridge, Massachusetts, 1971.
Rawls, J., Political Liberalism, Columbia University Press, Nueva York, 1993, p. 13.
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Rawls niega, sin embargo, que su nueva teora sea una reaccin a la crtica
comunitarista. Segn l, el giro poltico que defiende para la doctrina liberal
responde a un objetivo estrictamente prctico: asegurar una democracia constitucional estable en un contexto de pluralidad moral. El pluralismo moral es,
para Rawls, el contexto natural de un rgimen democrtico, nicamente evitable mediante el uso opresivo del poder del Estado. Bajo instituciones libres, no
slo es razonable esperar un desacuerdo constante sobre las cuestiones ms
fundamentales (morales, religiosas y filosficas), sino que resulta irrazonable
tratar de superar dicho desacuerdo imponiendo una de las doctrinas en disputa.
En dicho contexto, Rawls oferta sus principios de justicia como una base consensuada de justificacin pblica para las cuestiones de justicia poltica.
As, el objetivo de la justicia como equidad, entendida polticamente, es prctico, y
no metafsico o epistemolgico. Es decir, se presenta no como una concepcin
verdadera de la justicia, sino como una concepcin que puede servir de base para
un acuerdo poltico informado y consciente entre ciudadanos, considerados como
personas libres e iguales.3
Freeman, S. (ed.), John Rawls: Collected Papers, Harvard University Press, Cambridge,
Mass., 1999, p. 394.
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nes que definen la situacin contractual tienen por objeto asegurar la igual
consideracin de los contratantes mediante la eliminacin de las diferencias que
podemos considerar arbitrarias desde un punto de vista moral. Quedan justificadas, en suma, porque representan nuestra igualdad moral.
La misma concepcin kantiana de persona le sirve a Rawls para desarrollar
en la interpretacin kantiana de la justicia como equidad (seccin 40) una
segunda justificacin filosfica de las condiciones de la posicin original. En
esta ocasin, el argumento no se basa directamente en la nocin de igualdad
moral, sino en la capacidad de autonoma que nos hace iguales. Para Kant, un
sujeto autnomo, o un yo noumnico, es aquel que est determinado por
principios racionales, es decir, por principios que pueden servir como tales para
cualquier otro agente, independientemente de sus deseos particulares. Actuamos
autnomamente cuando sometemos nuestras mximas de accin al imperativo
categrico, el cual representa, segn Kant, el uso correcto de nuestra razn
prctica. De manera similar, las condiciones de la posicin original estn pensadas para someter los principios de ordenacin social al test que nos impone la
razn prctica, de tal modo que al aceptar los principios que superan dicho test
estamos expresando nuestra naturaleza como seres noumnicos, es decir, estamos actuando autnomamente. La idea es que, del mismo modo que la ley
moral de Kant examina una mxima de accin obligndonos a considerar si
podemos desear que todo el mundo siga esa mxima, la posicin original juzga
los principios de justicia forzndonos a considerar si podemos desear una sociedad regida por tales principios en el supuesto de que ocupemos cualquier posicin de esa sociedad. Los resultados de ambos test se suponen obligatorios y
universales (independientes de las contingencias de la naturaleza y la sociedad) porque se consideran derivados del uso correcto de nuestra razn prctica
como sujetos autnomos.
En definitiva, la justificacin de las condiciones de la posicin original
depende en su presentacin primigenia de una teora moral sobre nuestra naturaleza moral como seres libres e iguales. Esta justificacin filosfica es la que
hace posible la construccin de una teora de la justicia correcta, y no meramente operativa en nuestras sociedades democrticas. El alcance universal de la
teora se basa en que la posicin original kantiana contiene las restricciones
propias del punto de vista imparcial definitorio de la moralidad el punto de
vista desde el cual cada persona importa por igual. Los principios que surgen
de esta situacin contractual inicial resultan obligatorios porque son la expresin sustantiva de nuestro deber, formal y abstracto, de tratar a las personas
como iguales. Su fuerza normativa procede del deber natural de fomentar las
instituciones sociales y polticas que expresan nuestra igualdad moral. El hecho
de que los aceptemos depende, en ltima instancia, de nuestro compromiso con
los ideales de igualdad moral y deber natural o, ms exactamente, de si pensa-
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mos que son la mejor descripcin de tales compromisos. Por tanto, aunque las
ideas de libertad e igualdad constituyan un punto de partida con un amplio
respaldo en nuestra cultura democrtica, la justificacin ltima de tales ideas no
descansa en el mero hecho de su aceptacin, sino en una doctrina comprehensiva que se supone correcta acerca de nuestra personalidad moral, nuestros intereses esenciales y el modo de promoverlos socialmente. Lo cual nos permite
emplearlas para evaluar la legitimidad de cualquier sociedad, incluidas aquellas
que no tienen una cultura democrtica libre.
Este nuevo tipo de justificacin responde a lo que Joseph Raz ha denominado la abstinencia epistmica:5 para lograr el consenso normativo, el filsofo
poltico debe excluir cualquier explicacin filosfica, moral o religiosa que d
cuenta de por qu los principios son adoptados como correctos, verdaderos o
justificados. El filsofo debe buscar o desarrollar un terreno comn de ideas
latentes que pueda ser abrazado por la gente independientemente de sus doctri4
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En la conocida expresin de Richard Rorty, el liberalismo poltico da prioridad a la democracia sobre la filosofa. Rawls abandona el llamado proyecto
ilustrado de fundamentar tericamente los principios y los derechos de la justicia liberal (un proyecto que, en realidad, haba dejado a medio hacer en su
primer libro), para abrazar el proyecto consistente en lograr la acomodacin
prctica de la pluralidad de doctrinas morales, religiosas y filosficas. La justicia liberal se presenta as como una prolongacin del principio de tolerancia que
puso fin a las guerras de religin de los siglos XVI y XVII, con la pretensin de
extender el mismo espritu al desacuerdo razonable que escinde nuestras sociedades actuales en las cuestiones fundamentales sobre la vida buena. En dicho
proyecto, la nica legitimacin que se busca para las instituciones de la justicia
radica en el xito de esa acomodacin prctica, por lo que se elimina cualquier
justificacin que no parta de las prcticas y tradiciones que conforman la cultura comn de una sociedad democrtica.
...en tanto la justicia llega a ser la primera virtud de una sociedad, la necesidad de
(una) legitimacin (extrapoltica o filosfica) puede desaparecer gradualmente. Tal
sociedad estar acostumbrada a la idea de que la poltica social no necesita mayor
autoridad que el logro de la acomodacin entre individuos, los cuales se ven herederos de las mismas tradiciones histricas y enfrentados a los mismos problemas.
Ser una sociedad que fomente el fin de las ideologas, que considere el equilibrio reflexivo como el nico mtodo necesario para discutir la poltica social.7
Cohen, J., A More Democratic Liberalism, Michigan Law Review, vol. 92, 1994, p. 1523.
Rorty, R., Objectivity, Relativism, and Truth, Cambridge University Press, Cambridge,
1991, p. 184.
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8 Walzer, M., Spheres of Justice: A Defence of Pluralism and Equality, Blackwell, Oxford,
1983, p. xiv.
9 Mulhall, S. y Swift, A., El individuo frente a la comunidad, Temas de Hoy, Madrid, 1996,
p. 278.
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con lo que nos resulta familiar y bsico, examinamos las ideas fundamentales
implcitas en la cultura poltica pblica.10
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objeto de dilogo, sino algo por lo que luchar y morir.12 Ahora, en aras del
consenso, se convierte en un provincianismo Anglo-Americano (temporalmente?) ascendente en Europa y en otras partes.13
Ackerman, B., Political Liberalisms, The Journal of Philosophy, vol. 91, 1994, p. 375.
Ibid, p. 376.
14 Cohen, J., Review of Spheres of Justice, The Journal of Philosophy, vol. 83, 1986.
15 Ibid., p. 463.
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Sin embargo, desde el punto de vista del observador que desea adoptar
ahora, y que aparece en Political vinculado al problema de la estabilidad y la
posibilidad del consenso, Rawls interpreta de un modo radicalmente distinto el
resultado del equilibrio reflexivo.
La independencia de la teora moral respecto de la epistemologa surge del hecho
de que el procedimiento del equilibrio reflexivo no da por supuesto que existe una
concepcin moral correcta... Incluso si todo el mundo alcanzara un equilibrio reflexivo amplio, puede que se siguieran defendiendo muchas concepciones morales
contrarias. De hecho hay muchas posibilidades. Puede que una concepcin salga
unnimemente victoriosa frente a las dems e incluso baste para limitar de forma
bastante estrecha nuestros juicios ms concretos. Por otra parte, puede que todo el
mundo afirme concepciones opuestas. Entre estos dos extremos tal vez persista un
nmero ms bien pequeo de concepciones que se encuentran unas respecto de
otras en relaciones diferentes: quiz cada concepcin est en conflicto con las otras
y exista poca o ninguna base para un acuerdo; o bien puede que estn relacionadas
de forma parecida a como estn relacionadas las diferentes geometras. Esto es,
puede que tengan en comn algunos principios significativos que definen la moralidad absoluta, por as decirlo, por analoga con la geometra absoluta; mientras
que en otras materias se adopten resoluciones bien diferentes que caracterizan
moralidades distintivas, igual que elecciones diferentes del axioma de las paralelas
caracterizan diferentes geometras.18
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el punto de vista del observador, Rawls describe como el resultado ms probable del equilibrio reflexivo una pluralidad de concepciones morales con algunos primeros principios significativos en comn. En estas circunstancias, la
tarea del terico-observador no consiste en proponer unos principios que ha
inferido de una concepcin moral que l considera correcta, sino, al revs, en
ofertarlos como una base constructiva de mutua acomodacin entre concepciones morales potencialmente opuestas.20
La perspectiva del liberalismo poltico coincide con el punto de vista del
observador que aparece en esta temprana declaracin de independencia de la
teora moral. Bajo esta perspectiva, la justicia como equidad (o cualquier otra
concepcin poltica razonable alternativa) se presenta como una concepcin
socialmente realizada, de modo que el problema del terico-observador consiste
en averiguar cmo la gente que vive en una sociedad gobernada por dicha
concepcin puede adherirse establemente a ella dadas las cargas del juicio.
El argumento de la estabilidad presupone que la gente se encuentra en una sociedad gobernada por (una concepcin particular), por ejemplo, la justicia como equidad: Dicha concepcin est ah como algo dado para que la gente la adopte o la
rechace. Por contra, en Theory, la apelacin a un equilibrio amplio como un test de
coherencia se hace en el contexto de la pregunta, general y al margen del test de
estabilidad, cmo podemos llegar a converger en una teora con un determinado
contenido y aceptarla?21
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Ahora bien, para que la justicia liberal logre dicho consenso tendra que
partir efectivamente de las ideas de persona y sociedad compartidas por las
doctrinas comprehensivas presentes en la tradicin democrtica. Sin embargo,
es ms que probable que las ideas fundamentales con las que Rawls construy
su concepcin de la justicia como equidad en A Theory resulten incompatibles
con las concepciones morales (comprehensivas) rivales que trataba de superar
el utilitarismo y el perfeccionismo, fundamentalmente. En concreto, el caso
del utilitarismo resulta del todo revelador. Como se sabe, uno de los principales
argumentos que empleaba all Rawls contra el utilitarismo consista en que esta
concepcin de la moralidad poltica no respetaba el carcter separado de las
personas, es decir, su capacidad de autonoma moral. El artculo que acabamos
de comentar surgi como una respuesta frente a aquellos crticos que le acusaban de presuponer en este argumento una concepcin kantiana de persona que
no se ajustaba a las conclusiones ampliamente empricas de las actuales teoras
de la identidad personal.25 La respuesta de Rawls consisti en rechazar esta
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26 Scheffler, S., Moral Independence and The Original Position, Philosophical Studies,
vol. 35, 1979, p. 401.
27 Political Liberalism, op. cit., p. xxxv.
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CONCLUSIN
En definitiva, la contextualizacin que realiza Rawls de la doctrina liberal,
y ms concretamente, de las ideas contenidas en su justificacin contractual, no
slo deja sin explicar cmo es posible la exportacin del liberalismo a pases
sin tradicin democrtica, sino que adems pone en peligro su pervivencia en
las actuales sociedades democrticas. En efecto, al privar a la teora liberal de
sus armas dialcticas ms comprehensivas, nuestras sociedades se quedan sin
ninguna capacidad de defensa ante una posible transformacin de su cultura
poltica comn. Lo cual es especialmente acuciante en las actuales circunstancias, cuando asistimos a un continuo incremento de la inmigracin proveniente
de pases no democrticos. No podemos convencer a estas personas de la validez de nuestros ideales polticos sin echar mano de las convicciones que creemos que deben regir en todos los mbitos de la accin y el pensamiento. Los
valores de la libertad y la igualdad son ampliamente aceptados en nuestras
democracias, pero evidentemente esto no significa ni que todos los ciudadanos
los encuentren aceptables, ni que su actual respaldo mayoritario tenga asegurada su pervivencia en el futuro. La promesa de un consenso unnime en torno a
los valores liberales no debera recaer, por tanto, en su aceptacin fctica, sino
en las razones comprehensivas que podemos ofrecer para que sean reconocidos
como los autnticos valores de un orden poltico justo.
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