Lecciones - y - Ensayos - Nro - 0084 - Departamento de Publicaciones de La Facultad de Derecho
Lecciones - y - Ensayos - Nro - 0084 - Departamento de Publicaciones de La Facultad de Derecho
Lecciones - y - Ensayos - Nro - 0084 - Departamento de Publicaciones de La Facultad de Derecho
NDICE
Editorial...............................................................................................................
13
LECCIONES
Florencia Carla Santgata , De la norma fundamental a la funcin paradojal (entre dialcticas, aporas, repeticiones y diferencias) ........................................
17
33
Carlos Muiz, Facultades homologatorias del juez del concurso. El art. 52, LC
(ley 25.589).....................................................................................................
43
ENSAYOS
Mauro Benente, Decretos de necesidad y urgencia en la reforma de 1994. Problemas del mensaje y sus receptores en el ejercicio del control de constitucionalidad ............................................................................................................
67
113
Ignacio Anzotegui, Algunas consideraciones respecto de las funciones del derecho de daos ................................................................................................
135
173
195
197
213
229
COMENTARIO A FALLO
Mauro Benente, La rebelin de los parntesis. Lo que ha quedado fuera del caso
Boggiano .....................................................................................................
253
12
NDICE
LITERATURA Y DERECHO
Ingmar Barraon, El prisionero que cay en el pozo .........................................
273
LO SABA?
Integracin pacfica?......................................................................................
279
280
281
283
EDITORIAL
En los ltimos aos se ha producido una gran proliferacin de publicaciones jurdicas. Sin lugar a dudas, esta situacin trae beneficios importantes para
los lectores, entre quienes obviamente estamos quienes formamos parte de
Lecciones y Ensayos.
Este incremento de publicaciones genera tambin una extraa sensacin
que puede tener un remoto origen tal vez desconocido, pero que deviene
en un claro o difuso objetivo: la necesidad de una identidad.
La identidad de Lecciones y Ensayos no se encuentra caracterizada por el
contenido de sus nmeros, sino por lo que subyace en ellos. Ms que por su producto, est signada por su proceso de formacin. La revista, a la cual tenemos
el gusto de pertenecer, est compuesta ntegramente por alumnos de la Facultad
de Derecho de la Universidad de Buenos Aires; sin ms requisito para participar que ser alumno regular. Por otro lado, los trabajos presentados para ser publicados enviados bajo seudnimo tanto por estudiantes de grado como por
graduados son sometidos a un sistema de referato con dictmenes escritos y
pblicos.
La temtica de la identidad es arduamente trabajada desde la antropologa, dentro de la cual se distinguen corrientes estticas y dinmicas. De acuerdo
con esta ltima postura, la identidad no sera una nocin esttica sino dinmica:
estara determinada por las caractersticas de sus actores y su relacin con otras
identidades, lo que a su vez permitira su distincin. En este sentido, pues, la
identidad de Lecciones y Ensayos slo podr continuar enriquecindose en la
medida en que las nuevas generaciones de alumnos se inclinen a participar en
un proyecto acadmico diferente y en que quienes gusten de publicar en revistas jurdicas opten por hacerlo en Lecciones y Ensayos.
Es por ello que la identidad de Lecciones y Ensayos depende tanto de nosotros como de ustedes.
EDITORIAL
LECCIONES
16
LECCIONES Y ENSAYOS
I.
La expresin il y va dun certain pas aparece como una referencia obligatoria en los trabajos deconstructivos derridianos 1. Numerosas son las veces
en las que Derrida utiliza esta frase con carcter introductorio al proceso deconstructivo especfico que abordar en el texto singular del que se trate y ms
all de la lengua en la que se encuentre hablando. Preguntarnos sobre su significacin resulta entonces ineludible, pero ello tambin implica interrogarnos
sobre los anclajes epistemolgicos derivados metafricamente de ese sentido.
1
______Sobre
todo en DERRIDA, Jacques, Fuerza de ley: el fundamento mstico de la autoridad, Doxa
1992-11, que ser uno de los textos fundamentalmente apropiado en este ensayo.
* Profesora adjunta interina de Teora General del Derecho y de Espectros Fantasmticos del Discurso
Jurdico: de la Dictadura a la Globalizacin en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires.
18
LECCIONES Y ENSAYOS
Demandar sobre el por qu y el para qu del enunciado en francs nos remite al proceso deconstructivo como instancia de rearticulacin del sentido o,
mejor dicho, nos seala el cambio en la direccionalidad de la significacin, desnudando lo que de legislativo (poltico) tiene el lenguaje.
Il y va dun certain pas refiere a que alguien, el otro, usted o yo, que
anda, en masculino, va a alguna parte a buen paso. Aqu, la tercera persona (el
il francs) tiene valor gramatical masculino 2.
Pero tambin se puede entender que aquello de lo que se pretende hablar
es de la cuestin del paso, de los andares, de la cadencia, del ritmo del pasar o
de la travesa (aqu el il francs es un sujeto neutro o impersonal).
Por ltimo, esta vez entre comillas, tambin se puede enfatizar una marca
de la negacin, cierto pas, cierto no.
Pero esta polisemia no se inscribe en la frontera de la traduccin de la frase
a otras lenguas, sino que separa la transcripcin de s misma y la traducibilidad
dentro de una sola y misma lengua: el francs.
La identidad de una lengua no puede afirmarse como identidad consigo
misma, sino habrindose a la hospitalidad de una diferencia respecto de s misma, o de una diferencia para consigo. La imposibilidad de la traduccin del il
y va dun certain pas aparece desde la perspectiva de evitar esa amputacin
polismica, de mantener esos tres sentidos que en francs puedo, legtimamente, atribuir al enunciado.
En este sentido sigue a Ferdinand de Saussure, quien haba puesto de resalto el carcter arbitrario de la conexin entre significado y significante: el signo lingstico es una entidad biplnica compuesta por un significado y un significante, cuya relacin no se encuentra determinada por el reflejo que uno
presupone del otro, sino por el sentido puramente convencional de la acepcin
dentro de una determinada lengua. El significado no se confunde con el referente o con el objeto designado, sino con una definicin aceptada o convencional en el sistema de una lengua. Para saber qu significa un trmino, ya no basta
saber a qu se refiere, como en la lgica de Frege, sino conocer la lengua en la
cual se pronuncia y, en ltima instancia, ser hablantes de sta 3.
Pero el ir a buen paso, en francs, implica un desplazarse de un lugar a
otro, cruzar una frontera, definir un adentro y un afuera. Cuando el que o lo que
se desplaza comienza a atravesar esa lnea, se transforma en extranjero.
Pero tambin lleva la marca de la imposibilidad (pas) del cruce.
Ese lugar de significacin ambiguo, de tensin entre dos sentidos contradictorios del mismo enunciado constituye lo que Derrida denomina apora. Il
y va dun certain pas es utilizado para marcar la apertura del proceso decons2
______D
ERRIDA, Jacques, Aporas, Paids, Barcelona, 1998, ps. 26 y ss.
3
______Citado
por SCAVINO, Dardo, La filosofa actual. Pensar sin certezas, Paids, Buenos Aires,
1999.
19
tructivo, pero tambin su lmite problemtico, trasladando la tensin del significado a la faena epistemolgica.
En Fuerza de ley: el fundamento mstico de la autoridad, Derrida reconoce que es su deber abordar (adresser en ingls) los problemas infinitos
en su nmero, historia y estructura, que recubre el ttulo del coloquio (Deconstruction and the possibilility of justice), pero que se sabe de antemano que esos
problemas no son infinitos, porque sean infinitamente numerosos ni porque estn arraigados en el infinito de memorias y culturas que nunca dominaremos.
Son infinitos en ellos mismos, porque exigen la experiencia de la apora 4.
Cuando digo que incluso exigen la experiencia de la apora, entiendo dos
cosas bastante complicadas. 1. La experiencia, como su nombre indica, es una
travesa, pasa a travs y viaja a un destino hacia el que encuentra el paso. La experiencia encuentra su paso, es posible. Ahora bien, en este sentido no puede
haber experiencia plena de la apora, es decir, de lo que no permite el paso. Una
apora es no-camino. La justicia sera, desde este punto de vista, la experiencia
de aquello de lo que no se puede tener experiencia (...) Pero 2. Creo que no hay
justicia sin esta experiencia, por muy imposible que sea, de la apora. La justicia es una experiencia de lo imposible. Una voluntad, un deseo, una exigencia
de justicia cuya estructura no fuera una experiencia de la apora, no tendra ninguna expectativa de ser lo que es, esto es, una justa apelacin a la justicia... 5.
La apora es una determinada imposibilidad o impracticabilidad, un camino cortado. La dislocacin aportica constituye el lugar de lo indecible. La deconstruccin se define como una determinada experiencia aportica de lo imposible: es la posibilidad de una imposibilidad. Traspasar una apora significa
franquear una lnea de oposicin 6.
Il y va dun certain pas es la bisagra que condensa ese contradecirse sin
dejar de seguir siendo lo mismo.
Pero la apora no es una antinomia aparente ni ilusoria, tampoco una contradiccin dialectizable en el sentido hegeliano o marxista, ni siquiera una ilusin trascendental de tipo kantiano 7.
Entonces, qu es una apora? Pero, y lo que resulta ms complicado,
puedo formular esta pregunta? Puedo (debo) preguntarme por el significado
de la apora, sin echar por tierra la posibilidad de la deconstruccin? Por qu
son las aporas una frontera para la tarea deconstructiva?
Il y va dun certain pas tambin refiere a algo o a alguien que llega de
otro lugar, a un invitado que llega a casa. Con esto se puede entender cierta experiencia de la hospitalidad: aceptar, recibir, acoger, admitir otra cosa distinta
4
______D
ERRIDA, Jacques, Fuerza de ley..., cit.
5
______DERRIDA, Jacques, Fuerza de ley..., cit., p. 142.
6
______D
ERRIDA, Jacques, Aporas, cit., p. 34.
7
______D
ERRIDA, Jacques, Aporas, cit., p. 36.
20
LECCIONES Y ENSAYOS
de uno mismo, al otro distinto de uno mismo. Ese husped al que el anfitrin
cree dar hospitalidad, cuando en verdad, l es quien empieza por recibirla de
ste. Como si en verdad fuese recibido por aquel que l cree recibir 8.
Los juegos interdisciplinarios, tan difundidos en nuestras ciencias sociales,
no dejan de ser, en cierta medida, aporticos. Una invitacin, una convocatoria de
conceptos extranjeros, que cuando peregrinan desde el campo del saber matemtico, resultan el mejor ejemplo de la paradoja del husped que recibe al anfitrin 9.
En 1931, Kurt Gdel planteaba como corolario de sus teoremas: 1) un sistema es inconsistente cuando se puede demostrar una proposicin cualquiera
de ese sistema, pero tambin su negacin; y 2) un sistema es completo cuando,
de dos proposiciones contradictorias formuladas correctamente en los trminos del sistema, al menos una de las dos puede ser demostrada.
La conclusin de Gdel resulta demoledora para la concepcin clsica de
la racionalidad: en primer lugar, un sistema consistente no puede ser completo,
ya que implica siempre enunciados indecibles (dados dos enunciados contradictorios, no se puede decidir cul es verdadero y cul es falso). En segundo lugar, la afirmacin de la consistencia del sistema figura entre esos enunciados
indecibles: un sistema no puede probar su propia consistencia 10.
Las aporas son los axiomas gdelianos fundantes de la racionalidad moderna: el logocentrismo.
El logocentrismo no slo es una acompleja red de remisiones que soporta
la legitimidad del significado trascendental, sino que tambin da razn y fundamento al sistema institucional y normativo, y desarrolla un doble mecanismo. Por un lado, una dimensin del saber: el sentido unvoco garantiza la verdad y la posibilidad de una voz que lo profiera; y por el otro, una dimensin de
poder: la autoridad legaliza la jerarqua y asegura la dominacin de la razn de
una ley que diga y, al decir, resguarde la verdad 11.
Derrida seala la necesidad de deconstruir la filosofa occidental para
mostrar su carcter mtico: esas supuestas verdades universales no resultan otra
cosa que significaciones culturales relativas y contingentes 12.
8
______D
ERRIDA, Jacques, Aporas, cit., , p. 28.
9
______En
FOUCAULT, Michel, La arqueologa del saber, Siglo XXI, Mxico, 1997, Michel Foucault
explica el proceso por el cual la matemtica resiste la posibilidad de un anlisis arqueolgico: franque
de un solo golpe todos los umbrales. As, pone de manifiesto que las matemticas funcionan como molde para la estructuracin del resto de los campos de saber que en un sentido amplio denominamos
ciencias.
10 CAVINO, Dardo, La filosofa actual..., cit.
______S
11 ERRO, Roberto, Escritura y deconstruccin, Biblos, Buenos Aires, 1995, p. 130.
______F
12
______La
verdad de un enunciado no existir por afuera de la red semitica, sino que ser una interpretacin que coincide con una interpretacin anterior. Lo que sabemos, lo sabemos por habitar una
lengua, as el mundo es un conjunto de significaciones, de certezas, de valores, de gustos: una preinterpretacin o precomprensin.
21
El miedo a lo indecible genera el tejido de ficciones lingsticas, fundamento de la distincin entre lo verdadero y lo falso. Se ha inventado una designacin uniformemente obligatoria de las cosas y el Poder Legislativo del lenguaje proporciona las primeras leyes de verdad.
El sujeto, instituido en el registro del significante encargado de sostener su enunciacin y representado por l, estar adems ausente en el
significante. El sujeto as dividido nunca terminar con el trabajo de la significacin, con el deseo... 13.
La red semitica presenta hiatos; lo no dicho signa la significacin; el smbolo enmascara los mensajes no aparentes en el texto. Decir y querer decir coinciden, fundan la autoridad ilusoria del logos. El pensamiento logocntrico concibe
una estructura de significado como un fundamento que existe en s. La escritura filosfica recorta la lectura, vectorizndola hacia la fbula del nico sentido 14.
La verdad no es ms que una economa de posiciones estratgicas, ornamentadas potica y retricamente, que despus de un determinado uso se consideran firmes y vinculantes 15. Al pretender fundar una moral universal, la filosofa
iluminista se convierte en vctima de una ilusin etnocntrica, semejante a la ilusin objetivista de la filosofa de la representacin o metafsica.
De los trabajos realizados en torno a la diffrance 16, se pueden extraer los
lineamientos generales de una estrategia deconstructiva:
1) Si el significado de un significante ya no es un referente (la cosa misma), sino otro significante, ya no puedo hablar de la preeminencia del habla sobre la escritura 17.
2) Si la significacin ya no depende del referente, no puedo predicar de las
palabras un sentido literal 18.
3) Si un significante remite siempre a otro significante y jams a un referente, las cosas no estn antes que el discurso 19.
13
______M
ARTYNIUK, Claudio E., Positivismo, hermenutica y teora de los sistemas, Biblos, Buenos
Aires, 1994, p. 73.
14 ERRO, Roberto, Escritura y deconstruccin, cit., ps. 53 y ss.
______F
15
______D
ERRIDA, Jacques, Aporas, cit.
16
______Sobre todo en DERRIDA, Jacques, Mrgenes de la filosofa, Ctedra, Madrid, 1998.
17
______Desde
la perspectiva de la tradicin occidental, se escribe para dar testimonio de una frase pronunciada, originalmente, en presencia de la cosa. La filosofa de la representacin significa precisamente eso: pensar que el lenguaje representa lo que ya estaba presente en el mundo, o que lo vuelve a
presentar en un plano lingstico. Se supone que el lenguaje refleja las cosas tal cual son, o tal como
las percibi desinteresadamente una conciencia que mantendra con la cosa una relacin inmediata, anterior a todo acto del habla.
18
______El
sentido siempre aparecera como metafrico o figurado: si la significacin de una palabra no
depende de la relacin con una cosa, sino con otras palabras, tambin lo literal es una variante de lo figurado.
19
______Podramos
decir, siguiendo el aforismo 108 de NIETZSCHE, Friedrich, Ms all del bien y del
mal, que no existen hechos, slo interpretaciones, y toda interpretacin interpreta otra interpretacin,
SCAVINO, Dardo, La filosofa actual..., cit., p. 36.
22
LECCIONES Y ENSAYOS
23
24
LECCIONES Y ENSAYOS
actuar. El hombre es libre en la medida en que puede ser el punto final de una
imputacin 27.
La libre eleccin de las acciones es un ejercicio de racionalidad; en este
plano el hombre no es guiado por sus instintos, sino por su raciocinio. Kelsen
define la normatividad como instancia unidimensional del querer racional. La
zurechnung, al oponer el mundo natural al mundo normativo, establece la grieta que funda el objeto de estudio de la ciencia jurdica.
Pero, si bien estas lneas coincidentes entre Kant y Kelsen no slo ya han
sido justamente trabajadas, sino que las distancias aparecen en los mismos trazos en que se anotan las concordancias, la dimensin objetiva de la validez normativa kelseniana absorbe el contenido de las normas ajustado a la razn, entendida sta en sentido kantiano 28.
En estas condiciones, ambas teoras del derecho, la de Kant y la de Kelsen, difieren en alto grado. Para Kant, el trmino teora pura del derecho es un
predicado de la razn pura (ein Prdikat der reinen Vernunft). Su elaboracin
y objeto de investigacin no apuntan a los acontecimientos y contingencias histricas, sino a las leyes de la razn de las que emerge el derecho. En Kelsen, por
el contrario, la grundnorm es el dispositivo universalmente empleable, que
puede cubrir, incluso, el derecho no razonable... 29.
En 1964, Kelsen revisa el concepto de grundnorm, a instancias de la filosofa de Hans Vaihinger, admitiendo que sta es una ficcin autocontradictoria
y contradictoria de la realidad: la norma fundamental ya no ser una hiptesis
lgico-trascendental, sino una ficcin del como si 30.
La redefinicin categorial lo enfrenta a Kant: para que la norma fundamental sea una norma, conforme a la propia definicin de Kelsen, debe presuponer un acto de voluntad, requisito que una hiptesis de conocimiento no satisface. Por ello, junto con la norma bsica pensada, se debe presuponer una
autoridad imaginaria, cuyo acto fingido de voluntad tiene tal norma bsica
como su significado. Ahora bien, Kelsen sostiene que esta ficcin engendra una
contradiccin con el planteo de que la constitucin (histrica), cuya validez
est fundada en aquella norma fundamental, es el significado de un acto de voluntad de una autoridad suprema sobre la cual no puede admitirse ninguna otra
(por ello, la norma fundamental no slo contrara la realidad, sino que a su vez
resulta autocontradictoria).
Pero otra ruptura aparece en la distincin entre ser y deber ser. Para Kelsen no se puede encontrar en Kant un dualismo entre ser y deber ser, pues la norma moral y el deber moral tienen su punto de partida en la razn prctica, que
27
______K
ELSEN, Hans, Teora general de las normas, Trillas, Mxico DF, 2003, p. 31.
28
______MAR, Enrique, Causalidad y teleologa..., cit.
29
______M
AR, Enrique, Causalidad y teleologa..., cit., p. 342.
30
______Sobre
todo en KELSEN, Hans, Teora general de las normas, cit.
25
es la misma razn que en el mundo sensible es funcin de conocimiento fenomnico del ser. As, la razn prctica y la razn especulativa constituyen una
unidad, tratndose no ya de dos rdenes dismiles, sino en esencia, de una sola
y misma razn 31.
El problema en la teora kantiana, dir Kelsen, es que el concepto de razn
prctica es por completo contradictorio y paradjico, en la medida en que es, al
mismo tiempo, conocimiento y voluntad. Conocimiento y voluntad se condensan
apelando a la idea de divinidad: la razn prctica es en ltima instancia la razn divina en los hombres. Las rdenes de la razn prctica son las rdenes de Dios.
Se ha sostenido que el reconocimiento de la grundnorm como ficcin es
el mejor ejemplo del fracaso del proyecto kelseniano, pero qu efecto produce,
en la organizacin del sentido textual de su teora pura, la reelaboracin del
concepto medular.
Un primer esbozo de conclusin sera que desplaza la categora de validez: excluidas las autoridades metalegales (Dios, la razn), operada en el abandono de la definicin de norma fundamental como hiptesis lgico-trascendental, slo me queda una constitucin histrica que ha sido puesta por voluntad
de los hombres.
Si el fundamento del sistema es una ficcin, a decir de Gdel, sobre la teora pura se instaura lo indecible: no puede probar su propia consistencia 32.
Perdido el fundamento ltimo de justificacin de un ordenamiento jurdico, justifica que ya no deba preguntarme por el contenido de esas normas, el
por qu de esos actos de voluntad?
Tambin fue Kelsen quien afirm que el cambio de un ordenamiento jurdico por otro ser producto de una revolucin triunfante; si, por el contrario,
el intento fracasa, sus participantes sern juzgados con la pena ms severa por
atentar contra el rgimen.
En segundo lugar, desarmado el principio de validacin, el orden coercitivo, motivador de las conductas humanas, emerge como cinismo descarnado,
borrando la frontera entre validez y eficacia.
El acto fundante que instaura el derecho no est, por definicin, fundado,
no es legal ni ilegal; la operacin que consiste en instaurar el derecho, hacer la
ley, consistira en un acto de fuerza, que ningn derecho previo y anteriormente
fundante podra garantizar, contradecir o invalidar: ste es el fundamento mstico de la autoridad 33.
La coaccin deslegitimada vuelve a ser (a leerse) como violencia: to enforce the law. Emerge, as, la violencia como elemento constitutivo del dere31
______K
ELSEN, Hans, Teora general de las normas, cit., p. 345.
32
______M
ARTYNIUK, Claudio E., Positivismo..., cit., p. 34.
33
______ste
es tema centralmente abordado por DERRIDA, Jacques, Fuerza de ley..., cit.
26
LECCIONES Y ENSAYOS
27
implica inscribirlo con relacin a otros discursos, la nota diferencial que estructura la especificidad de los distintos tipos de discursos sociales se encuentra en
la articulacin de sus condiciones de produccin con sus condiciones de circulacin 38. El sentido atraviesa el texto y remite a otro texto, pero el proceso de
articulacin vectoriza el sentido de manera unvoca. Es justamente la deconstruccin de la huella la que permite nuevas combinaciones de significacin.
Las huellas son las marcas que el proceso de produccin ha impreso en el discurso. Funcionan como rastros de organizacin y control del sentido. Operan
como sistemas de relacin para fijar el sentido a su aparato productivo, estableciendo canales de significacin.
2) Analizar los discursos sociales conlleva al estudio de la construccin de lo real. La realidad social se construye en la semiosis. La materialidad slo es aprehensible desde una red de asignacin de sentido fuera de
ella es inasible. Se trata de concebir los fenmenos de sentido como apareciendo, por un lado, siempre bajo la forma de conglomerados de materias
significantes; y como remitiendo, por otro, al funcionamiento de la red semitica conceptualizada como proceso productivo. Ahora bien, resulta evidente que, desde el anlisis del sentido, el punto de partida slo puede ser el
sentido producido. La realidad aparece como el resultado del proceso de interpretacin colectiva.
3) Pero tambin se nota que tal significacin dista de ser neutral: entre el
proceso de produccin y constitucin de este discurso, y este discurso como producto final, existe una ruptura, un desplazamiento, un eje oculto alrededor del cual
se entrecruzan los diferentes discursos en pugna: las relaciones de poder nsitas y
que moldean todo acto cognoscitivo 39. Lo simblico desplaza el sentido, comprende aquello que no debe decirse, pero tambin aquello sobre lo que no puede
hablarse, ya que su constitucin antecede a la red semitica. Es as que los procesos
de clausura se vuelven reveladores: no por definir lmites, sino por constituir contenidos. Reglas que vectorizan el sentido, otorgando la palabra a unos y censurando a otros, estableciendo una gnesis, y tambin un orden 40.
38
______R
UZ, Alicia E. C., Aspectos ideolgicos del discurso..., cit.
39
______M
AR, Enrique, Moi, Pierre Rivire... y el mito de la uniformidad semntica en las ciencias jurdicas y sociales, en AA.VV., El discurso jurdico, Hachette, Buenos Aires, 1982. Por otro lado,
FOUCAULT, Michel, Vigilar y castigar, Siglo XXI, Buenos Aires, 1989, explica este proceso: el poder
no slo funciona a travs de normas o de instituciones, sino de un conjunto de dispositivos y tecnologas, volcados en discursos productores de verdad, o sea, discursos de conocimiento. Es por ello que
el poder produce saber; toda relacin de poder implica la construccin de un campo de conocimiento.
40
______Conforme
seala ENTELMAN, Ricardo, La formacin de una epistemologa jurdica, en
AA.VV., El discurso..., cit.: se conforman as, los llamados procedimientos internos del discurso, integrados por las reglas de produccin y ordenamiento, que determinan la inclusin/exclusin de una
expresin a un determinado discurso: requisitos de sistematicidad, y de coherencia. Pero tambin, por
las reglas de fundamentacin de su verdad, la sujecin a determinados campos de referencia En el discurso jurdico se confundirn verdad y validez, establecindose una relacin autorreferente entre las
28
LECCIONES Y ENSAYOS
Toda distribucin desigual de poder dentro de una sociedad necesita construir un dispositivo de legitimacin y sostn de ese estado de cosas; el discurso
jurdico, como discurso del orden, es uno de los niveles de ese dispositivo. Es
as que el derecho obtiene su carcter instituyente, de esta ntima relacin con
el poder. ntima y clandestina que lo dota de una estructura, de un principio de
control, que se encuentra ubicado en otros discursos, en otros planos de asignacin de sentido, es decir, en otros sucesos de distribucin de poder. Es dicha estructura la que desplaza y distorsiona el lugar de conflicto social, permitiendo
que el derecho se instale como el instrumento de legitimacin por antonomasia,
en tanto que ese ocultamiento lo muestra neutral 41.
El condicionante de los procedimientos internos del discurso jurdico se
encuentra en otros discursos o en otros procesos extradiscursivos: prohibiciones expresas y oposiciones existentes en la cultura, las interdicciones histricamente delineadas, como la sexualidad y la poltica, el deseo y el poder 42.
4) En ese sentido, se necesita construir un sujeto, el hombre de derecho,
y con l su humanidad. Este sustrato subyacente, entendido como racionalidad
jurdica occidental, configura la precomprensin con que actan los productores y los usuarios del discurso jurdico. Estas predeterminaciones configuran
un esquema mental determinado en el que los hombres expresan su relacin
imaginaria con sus condiciones materiales de existencia 43.
Si en el discurso jurdico la regla de formacin bsica es una regla de atribucin de la palabra, la distribucin, extensin y caractersticas de esa autorizacin se corresponde con algn diseo de lo humano y con una forma definida
de mentar los actos que ejecuta: lo lcito, lo ilcito. La libertad. La responsabilidad, la imputacin. Lo doloso. Lo culposo. La ubicacin de la sancin en la
red de conceptos bsicos, la distincin entre lo pblico y lo privado... 44.
Por ltimo, lo que ms nos interesa para este trabajo: si el derecho como
producto cultural, como red significante, plasma un determinado reparto de poder social y, al hacerlo y denostarlo como propiamente natural, ahistrico
e inmutable, lo legitima; y se es su aspecto ideolgico, opacar y enmascarar
las diferencias estructurales establecidas entre los sujetos con la finalidad de re-
reglas de produccin y ordenamiento, y el sujeto del discurso. Reglas que no atribuyen sentido, sino
que lo direccionan, distribuyendo roles. De este modo, el discurso jurdico establece las condiciones
de su produccin a travs del reparto de designaciones y jerarquas, que no es otra cosa que el reparto
del poder. Es el propio discurso el que determina quines y en qu condiciones se encuentran autorizados para imprimir a sus dichos sentido jurdico, dndole a los sujetos el mismo tratamiento que a los
enunciados.
41
______M
AR, Enrique, Racionalidad e imaginario social..., cit.
42
______ENTELMAN, Ricardo, La formacin..., cit., ps. 89 y ss.
43
______E
NTELMAN, Ricardo, La formacin..., cit.
44
______R
UZ, Alicia E. C., Aspectos ideolgicos del discurso..., cit.
29
30
LECCIONES Y ENSAYOS
31
CRCOVA, Carlos M., Derecho, poltica y magistratura, Biblos, Buenos Aires, 1996.
La opacidad del derecho, Trotta, Madrid, 1998.
Acerca de las funciones del derecho, en Materiales para una teora crtica del derecho,
Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 1991.
DERRIDA, Jacques, De la gramatologa, Siglo XXI, Buenos Aires, 1971.
Aporas, Paids, Barcelona, 1998.
Mrgenes de la filosofa, Ctedra, Madrid, 1998.
Fuerza de ley: el fundamento mstico de la autoridad, Doxa 1992-11.
ENTELMAN, Ricardo, La formacin de una epistemologa jurdica, en AA.VV., El discurso jurdico, Hachette, Buenos Aires, 1982.
FERRO, Roberto, Escritura y deconstruccin, Biblos, Buenos Aires, 1995.
FOUCAULT, Michel, La arqueologa del saber, Siglo XXI, Mxico, 1997.
La microfsica del poder, Ediciones de la Piqueta, Buenos Aires, 1992.
La verdad y las formas jurdicas, Gedisa, Barcelona, 1995.
Vigilar y castigar, Siglo XXI, Buenos Aires, 1989.
KELSEN, Hans, Teora general de las normas, Trillas, Mxico DF, 2003.
Teora pura del derecho, 28 ed., Eudeba, Buenos Aires, 1994.
KLIMOVSKY, Gregorio, Las desventuras del conocimiento cientfico, 3 ed., A-Z, Buenos Aires, 1997.
KUHN, Thomas S., La estructura de las revoluciones cientficas, 5 reimp., Fondo de Cultura
Econmica, Mxico, 1996.
LACLAU, Ernesto, Emancipacin y diferencia, Ariel, Buenos Aires, 1996.
MAR, Enrique, Neopositivismo e ideologa, Eudeba, Buenos Aires, 1973.
Moi, Pierre Rivire... y el mito de la uniformidad semntica en las ciencias jurdicas y
sociales, en en AA.VV., El discurso jurdico, Hachette, Buenos Aires, 1982.
Racionalidad e imaginario social en el discurso del orden, en Papeles de filosofa (para
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* Abogada (UBA). Docente de Teora General del Derecho de la Facultad de Derecho de la UBA.
34
LECCIONES Y ENSAYOS
3
______Conf.
VON KUTSCHERA, Franz, Fundamentos de tica, Ctedra, Madrid, 1989, ps. 58 y ss.
4
______Ver
en este sentido, HOSPERS, J., Introduccin al anlisis filosfico, Macchi, Buenos Aires,
1961, ps. 512 y ss.
5
______Conf.
NINO, Carlos S., Introduccin al anlisis del derecho, Astrea, Buenos Aires, 1995, ps.
355 y ss.
35
Ahora bien, si las teoras descriptivistas coinciden en el significado cognoscitivo de los trminos ticos no hay consenso entre ellas respecto de a qu
hechos se refieren los juicios morales y cmo se determina su verdad o falsedad. Sobre la base de estos desacuerdos surgen las posturas naturalistas y no naturalistas ya mencionadas y el intuicionismo como una versin del no naturalismo centrar sus crticas ms duras sobre las primeras.
IV. INTUICIONISMO VERSUS NATURALISMO
Como adelantramos, las crticas intuicionistas a la posicin naturalista
parten fundamentalmente de la discrepancia entre ambas respecto de la posibilidad de traducir las oraciones ticas a trminos no ticos 6. El postulado naturalista afirma que el componente cognoscitivo del significado de un trmino
tico puede ser traducido a trminos no ticos, no hay pues ningn tipo de enunciados que sean especficamente ticos. Esto no significa que no haya verdaderos principios morales para el naturalismo; los hay, pero previamente habr que
determinar el significado cognoscitivo de la oracin tica en cuestin. Habr
que determinar por ejemplo cuando decimos la pena de muerte es justa cul
es el significado cognoscitivo de esa oracin tica y, sobre la base de ello podremos determinar la verdad o falsedad de ese enunciado 7.
Las dificultades que presenta la tesis naturalista son acertadamente sealadas por Moore 8, quien puso de relieve el carcter indefinible de los trminos
ticos y la imposibilidad de representar su significado con palabras no ticas,
sealando, asimismo, el carcter simple y no analizable de stos y proponiendo
el reemplazo de una definicin verbal por una ostensiva 9.
En su referencia a lo que llam la falacia naturalista Moore seala que
segn la Ley de Hume no hay relacin analtica entre enunciados exclusivamente normativos y enunciados no normativos; por lo tanto, tampoco hay equivalencias analticas entre los trminos correspondientes, en contra de lo que
afirma la tesis naturalista.
6
______Algunos
autores han considerado que esta separacin entre naturalismo y no naturalismo surge
de la pregunta acerca de si la moral puede ser considerada un fenmeno autnomo o debe ser reducida
a otros fenmenos, definiendo por consiguiente a los naturalistas como reduccionistas y a los no naturalistas o intuicionistas como no reduccionistas. Ver por ejemplo VON KUTSCHERA, Franz, Fundamentos de tica, cit.
7
______Ver
HOSPERS, J., Introduccin..., cit., ps. 512 y ss.
8
______Conf.
MOORE, G. E., tica, trad. de Cardenal Iracheta, Labor, Coleccin Labor, Barcelona,
1929, secc. I Ciencias Filosficas, p. 10.203.
9
______Cabe
aclarar aqu que la definicin ostensiva de un trmino tico tampoco est exenta de dificultades, la respuesta dada por Moore se basaba en sostener que la bondad de los actos se poda captar
a travs de la facultad de la intuicin de igual modo que la amarillez de los objetos se capta a travs
de los sentidos.
36
LECCIONES Y ENSAYOS
37
podemos percibir con el ojo fsico el intuicionismo lo captar con el ojo interior
de la intuicin, ya que esta propiedad de bondad no puede ser detectada empricamente por su carcter metafsico.
Desde el punto de vista metodolgico y de la verificacin emprica, la respuesta intuicionista deber defenderse de embates de diversa naturaleza que
parten desde la primera inquietud que puede surgir al observador que, teniendo
frente a s intuiciones muy diversas frente a lo que las sociedades, un grupo humano determinado o varios individuos considerados aisladamente consideran
correcto, justo o bueno, no puede menos que poner en tela de juicio si esas intuiciones diferentes pueden coexistir y mantener algn grado de verdad que las
haga aptas para un debate moral racional.
V. VERTIENTES DEL INTUICIONISMO
Debemos sealar, en primer trmino, que el intuicionismo es una teora objetivista y en este sentido sostiene que los hechos normativos son objetivos, nos vemos confrontados a ellos y nos obligan. De este modo, los deseos e intereses subjetivos estaran enfrentados a esos hechos y cada uno de los mandatos, por
ejemplo: no mentir, no robar o cumplir las promesas, son vlidos con independencia de si resulta beneficioso para mis propios intereses actuar de esa manera. En esta lnea, los enunciados morales son vlidos independientemente de las
preferencias de los dems. Si para cada individuo es verdad que sus intereses
personales ni fundamentan ni anulan las exigencias morales dir el objetivista, entonces esto se cumple tambin para los intereses de un grupo. La
tesis de que la moral no tiene nada que ver con las preferencias subjetivas,
el deber con el querer y los valores morales con los subjetivos ha sido defendida por Kant 15, cuya teora representa el punto ms alto en la exposicin de
una tica objetivista; de manera muy sucinta nos limitaremos a decir aqu
que la postura de Kant, objetivista y apriorista, se sustenta en la afirmacin
de que los hechos normativos son objetivos, las normas morales estn dirigidas a seres libres y la libertad es la condicin de posibilidad de la obligatoriedad de esas normas morales.
Sealado el carcter objetivista del intuicionismo, podemos continuar
nuestro anlisis afirmando que tambin encontramos dentro de esta teora otras
vertientes que surgen precisamente de la dificultad que se le presenta al intuicionista en el momento de fundamentar los enunciados normativos o morales
sin recurrir a trminos no normativos. De acuerdo con los principios de fundatuiciones frente a la bondad de un mismo acto por ejemplo; no obstante ello, seala la conquista que
representa el intuicionismo frente a las posturas naturalistas ya examinadas.
15
______Ver
en este sentido KANT, E., Fundamentacin de la metafsica de las costumbres, 1785, varias
ediciones.
38
LECCIONES Y ENSAYOS
39
Qu es lo que sostiene Moore como empirista? Que existen hechos axiolgicos objetivos que podemos reconocer empricamente, hechos evidentes
cuya evidencia procede de la experiencia y que no pueden fundamentarse en
otros hechos, tal como sostendra el naturalismo; el concepto intrnsecamente
bueno es un concepto fundamental que no puede ser analizado para Moore
mediante otros conceptos. Distingue 20 este autor entre enunciados sobre el valor intrnseco de cosas o hechos, y enunciados sobre el valor mediato de una
cosa o sobre el valor de una accin; as una accin es mediatamente buena cuando sus consecuencias son intrnsecamente buenas.
El problema que se le plantea a Moore est dado por explicar la forma en la
que se produce este conocimiento axiolgico emprico. Si reconocemos que poseemos cinco sentidos que hacen posible las observaciones naturales, a saber: vista, odo, gusto, olfato y tacto, y reconocemos que ninguno de ellos nos permite captar la bondad de los actos o la correccin de determinadas conductas, estamos
obligados a admitir la existencia de otro sentido, un sentido moral que nos permita precisamente juzgar la bondad de los actos de modo similar a como captamos
los sabores de una buena comida mediante el gusto; esta afirmacin, la de la
existencia de un supuesto sentido moral, presenta grandes dificultades, pues
si existiera tal sentido moral independiente de nuestros intereses, inclinaciones
y aspiraciones, entonces nuestra capacidad de enjuiciamiento moral no debera
estar influida por todos estos elementos como efectivamente lo est 21 y, fundamentalmente, estaramos muy cerca de un juzgamiento subjetivo, lo que implicara para Moore incurrir en la falta de objetividad que las posturas intuicionistas, como objetivistas, han pretendido sortear.
VI. LA CRTICA NO DESCRIPTIVISTA
Hasta aqu hemos desarrollado los principales argumentos de la postura
intuicionista que, advirtiendo las contradicciones en las que incurriera el naturalismo, elabor una alternativa terica, cognitivista y descriptivista tambin,
a tal lnea de pensamiento. El intento no est exento de crticas y observaciones
agudas desde la corriente no descriptivista; a modo de ejemplo recorrer los
cuestin del carcter deontolgico o teleolgico de las teoras, intuicionistas, afirmando que no es ste
el rasgo distintivo de tales teoras, sino el lugar especialmente prominente que se otorga al uso que hacemos de nuestras capacidades intuitivas sin recurrir a criterios ticos constructivos y reconocibles.
Ver RAWLS, John, Teora de la justicia, Fondo de Cultura Econmica, Mxico, 1993, ps. 52 y ss.
20
______Conf.
MOORE, G. E., tica, cit.
21
______ste
es uno de los dos argumentos propuestos por Smith contra la existencia de un sentido moral, tambin Bentham ha sostenido que la admisin de un supuesto sentido moral conduce al subjetivismo. Ambos mencionados por VON KUTSCHERA, Franz, Fundamentos de tica, cit., p. 201.
40
LECCIONES Y ENSAYOS
planteos realizados por Hare 22 en Ordenando la tica, a los que sumar mis observaciones personales acerca de la cuestin.
Desde la lectura misma de los postulados intuicionistas se desprende que
la principal dificultad que se le presenta a esta teora es la de especificar las condiciones de verdad de los enunciados morales sin recurrir a trminos no morales; ya hemos destacado que el naturalista sortea este obstculo, pues conforme
a su concepcin, las condiciones de verdad de dichos enunciados tienen que
consistir en la posesin por parte de las acciones, la gente, etc., de propiedades
que se puedan especificar en trminos moralmente neutrales. Si no puede recurrir a trminos no morales, el intuicionista, en cambio, se ver obligado a reconocer por medio de una determinada facultad o sentido qu clases de acciones
son correctas, buenas o justas. Esta intuicin que permite juzgar la bondad o
incorreccin de los actos es observada crticamente por Hare, quien sostiene
que efectivamente frente a un acto determinado, como pagar el combustible
que me han entregado en una gasolinera, personas distintas pueden tener la
conviccin de que huir sin pagar el precio correspondiente no sera correcto,
pero a posteriori de esa conviccin, que los intuicionistas se apresuraran en
llamar la intuicin o la captacin mediante el sentido moral de lo incorrecto,
podemos preguntarnos en qu se diferencia del sentimiento de desaprobacin
experimentado por el subjetivista, o de la emocin negativa o de rechazo que
tal acto suscita para el emotivista 23.
Hare va a sostener que hay terrenos en los que el intuicionismo se mueve con mayor soltura y ello es debido a que en determinadas situaciones, como
la recin planteada de la gasolinera, no es difcil hallar consenso entre las personas respecto de la incorreccin de determinada actitud. Claro que este asunto
se torna ms complejo cuando intentamos debatir otras cuestiones que se le
plantean a la filosofa moral (si es justo matar en las guerras) en las que los consensos parecen diluirse.
El argumento intuicionista de la existencia de opiniones morales ms relevantes que otras, que seran para Ross 24 las de la gente con formacin y reflexiva, es rpidamente rechazado por Hare, quien sostiene que cuando avalamos el
mayor peso de las intuiciones de la gente con mayor nivel de educacin moral,
en realidad estaramos avalando nuestras propias intuiciones o percepciones morales que, por similares a aqullas, nos parecen respetables y merecedoras de una
mayor consideracin, sosteniendo, asimismo, que el consenso generalizado exis22
______H
ARE, R. M., Ordenando la tica, cit., en las ps. 91 y ss. analiza la corriente intuicionista desde
su visin no descriptivista y prescriptivista.
23
______Para
un estudio de la postura emotivista puede verse STEVENSON, C. L., Ethics and Languague;
Yale University Press, New Haven, 1943. Tambin NAKHNIKIAN, George, El derecho y las teoras
ticas contemporneas, Centro Editor de Amrica Latina, Buenos Aires, 1968.
24
______Conf.
ROSS, William D., The Right and The Good, cit.
41
42
LECCIONES Y ENSAYOS
CARLOS MUIZ
I. INTRODUCCIN
El presente trabajo tiene por objetivo presentar la evolucin en nuestra legislacin, doctrina y jurisprudencia de las facultades de los jueces al momento
de homologar los acuerdos alcanzados por el deudor con sus acreedores en el
marco de un concurso preventivo. Con tal finalidad, presentaremos la cuestin
haciendo en primer lugar referencia a los antecedentes en nuestro derecho hasta
1972. En un segundo momento presentaremos el amplio rgimen de facultades
para homologar los acuerdos consagrado por la ley 19.551, para luego exponer
el severo cercenamiento sufrido en dichas facultades en razn del dictado de la
ley 24.522. Seguidamente presentaremos el rgimen actual, establecido a partir
de la entrada en vigencia de las leyes 25.563 y 25.589 en el 2002. Por ltimo,
expondremos nuestras conclusiones.
II. ANTECEDENTES
La cuestin relativa a las facultades homologatorias del juez tiene como
fecha de nacimiento la misma que se reconoce al concurso preventivo, esto es, la
ley belga de 1883. Hasta ese momento todas las legislaciones de quiebras haban
sido hechas haciendo prevalecer el inters de los acreedores. Desde esta ley, por
primera vez se tom en cuenta la situacin del deudor inculpable de su insolvencia,
el comerciante de buena fe, el deudor honesto y desafortunado, que por ese motivo,
y no por causa de un actuar imprudente o malicioso, haba cado en la cesacin de
pago. Dicha legislacin habilitaba el concurso preventivo solamente al deudor que
lo mereciera, y, en consecuencia, se otorgaba facultades al juez para evaluar el
mrito y la conducta del deudor, que slo en caso de que se dieran esos extremos
exigidos por la ley para el acuerdo poda homologar el acuerdo preventivo 1.
1
______M
AFFA, Osvaldo J., Derecho concursal, t. II, 1 ed., Depalma, Buenos Aires, 1988, p. 83.
44
LECCIONES Y ENSAYOS
Desde entonces, una vez que el legislador pasa a considerar en la legislacin concursal un inters distinto del de los acreedores, progresivamente se observar cmo el legislador ampliar su proteccin de los intereses en juego,
hasta el punto de considerar modernamente el inters social en la continuacin
de las empresas econmicamente viables y socialmente significativas que por
determinadas circunstancias hayan cado en la insolvencia.
Este proceso se da en el marco de una tensin entre quienes entienden que
deben primar en el concurso principios privatistas, asociados a la facultad que
debe reconocerse a los acreedores de disponer su mejor conveniencia sobre el
destino de su crdito en un procedimiento concursal, y los principios publicistas, sostenidos por quienes entienden que la existencia de fines sociales y disposiciones de orden pblico en el mbito de estos procedimientos justifican el
reconocimiento de amplias facultades para los jueces en los concursos.
En nuestro pas pueden observarse los vaivenes entre ambas posiciones. La
primera legislacin dictada bajo la influencia del mencionado precedente belga es
la ley 4156 del ao 1902, de marcado tinte privatista, que fue dejado de lado por
las leyes posteriores a fin de evitar los abusos entre el deudor, acreedores y sndicos 2. Esta ley implant el sistema de la voluntad de la mayora de los acreedores,
considerndolo como el fundamento y gua de todo el procedimiento de quiebra 3.
La facultad del juez de homologar el acuerdo preventivo quedaba fuertemente limitada por la voluntad de los acreedores. En relacin a esta ley, Matienzo deca:
Las atribuciones del juez respecto del concordato aprobado por la masa de acreedores slo se reducen a dos: homologar o rechazar el concordato. Su funcin es exclusivamente declaratoria y no creadora de derechos. De lo contrario, el juez se habra sustituido a la voluntad de las partes 4.
La ampliacin de las facultades del juez al momento de homologar el
acuerdo en el concurso preventivo fue uno de los aspectos considerados por el
legislador al momento de reformar el rgimen concursal en 1933. La ley 11.719
procuraba permitir al juez un mayor anlisis del acuerdo antes de darle efectos,
a fin de proteger los intereses de los acreedores minoritarios, que se consideraban ahora bajo su tutela. As, estableci en su art. 40 que el juez deba negar su
aprobacin al concordato, aunque no se hubieran deducido oposiciones, si estimase que las bases aceptadas por la mayora son notoriamente gravosas para
el inters general. Esta reforma fue bien recibida por la doctrina de su tiem-
2
______G
RAZIABILE, Daro J., El nuevo art. 52, Ley de Concursos y Quiebras. Reformado por la ley
25.589, DJ 2002-2-292.
3 RONO, Ricardo S. - PRONO, Mariano R., La novsima legislacin de concursos y quiebras
______P
y algunas consideraciones sobre la ley 25.589, LL 2002-D-1079.
4
______M
ATIENZO, Agustn N., Curso de quiebras, t. I, Buenos Aires, 1927, p. 224, citado por PRONO,
Ricardo S. - PRONO, Mariano R., La novsima legislacin..., cit.
CARLOS MUIZ
45
po 5, que en algunos casos sostuvo que debi haber ido un poco ms all. En tal
sentido (y como pudiera haber previsto el actual art. 52, inc. 2) Malagarriga coment que la reforma adems debi admitir que el juez homologase la propuesta del deudor aunque ella hubiese sido rechazada por la junta, cuando considerase que dicha propuesta consultaba el inters general, o cuando fuese
adecuada a las efectivas posibilidades del deudor y la conducta de ste que lo
hiciese merecedor de ese beneficio 6.
III. EL RGIMEN DE LA LEY 19.551
Con estos antecedentes en nuestra legislacin, llegamos a 1972 cuando se
dict la ley 19.551. Esta ley continu con la tendencia a ampliar las facultades
del juez a la hora de homologar el acuerdo en el concurso preventivo. As, en
su art. 61 prevea las pautas a seguir por el juez para la homologacin del acuerdo alcanzado entre el deudor y sus acreedores.
En el rgimen de la ley 19.551, el juez realizaba: 1) Un control de legalidad, debiendo examinar y valorar si los requisitos legales de promocin del
concurso y pasos ulteriores haban sido satisfechos, sin que dicho control se encontrara limitado a la mera verificacin del cumplimiento de los aspectos formales
de la presentacin; y 2) un juicio de mrito, debiendo en esta etapa valorar si
el proyecto de concordato mereca su acuerdo y consecuente homologacin 7.
1. Control de legalidad
El control de legalidad al que se hace alusin consista en el ejercicio de
las facultades previstas en los incs. 4 y 6 del art. 61, ley 19.551:
Art. 61: el juez se debe pronunciar sobre la homologacin del acuerdo
por la resolucin fundada en la que valora:
(...)
4) la existencia de causales de impugnacin no invocadas;
(...)
6) la suficiencia de la contabilidad y documentacin para informar la claridad de los actos de gestin y la situacin del concursado.
En cuanto a las causales de impugnacin no invocadas, el magistrado deba examinar las actuaciones y verificar la inexistencia de alguna de las causales de impugnacin existentes en el art. 59 (reemplazado por el actual art. 50).
5
______Ver
PRONO, Ricardo S. - PRONO, Mariano R., La novsima legislacin..., cit.
6
______M
ALAGARRIGA, Carlos C., Tratado elemental de derecho concursal, t. IV, 3 ed., TEA, Buenos Aires, 1963, p. 145, citado por PRONO, Ricardo S. - PRONO, Mariano R., La novsima legislacin..., cit.
7
______M
AFFA, Osvaldo J., Derecho concursal, cit., p. 78.
46
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La verificacin de la contabilidad y la documentacin se relaciona directamente con la necesidad de esta informacin para que el juez realice el juicio
de mrito que exiga este rgimen.
2. Juicio de mrito
En esta etapa de su anlisis el juez deba ponderar conforme a las pautas
establecidas por el art. 61: 1) la conducta del deudor para determinar si era merecedor de la solucin preventiva; 2) la conformidad con el inters general; 3)
su congruencia con las finalidades de los concursos; y 4) la posibilidad de cumplimiento del acuerdo.
El criterio que tomaba en consideracin la conducta del deudor para evaluar si ste mereca la solucin preventiva era un resabio de las primeras legislaciones referidas al concurso preventivo, en el cual se evaluaba la conducta
del pequeo comerciante individual. Este estndar no se justificaba al momento en que fue dictada la ley 19.551, en el cual, por la mutacin de la realidad del
comercio, corresponda una mirada que contemplara la preservacin de la empresa, por sobre los merecimientos de su administrador.
El resto de los requisitos exigidos en esta etapa tambin fueron objeto de
crticas. En tal sentido Fassi y Gebhart dicen que en los trminos del art. 61 se
exiga al juez una tarea de difcil realizacin: debe admitirse que el viejo art.
61, ley 19.551 (reemplazado por el texto bajo anlisis), constitua un largo y
formal temario que inexcusablemente el magistrado llamado a homologar, o
no, el acuerdo habido entre el deudor y los acreedores deba abordar, frecuentemente sin los elementos apropiados para hacerlo; de all que las ms de las veces se le confiaban tareas ciclpeas (v.gr., argumentar sobre la conveniencia
econmica del acuerdo y su conformidad con el inters general, o la determinacin de causales invocadas) que eran superadas slo acudiendo al argumento
de las mayoras obtenidas previamente 8.
Por su parte, Rivera sostiene en relacin con el efectivo ejercicio de las facultades de los jueces conferidas por la ley 19.551: Como seala Escuti, la no
homologacin fue una facultad abdicada por los tribunales, lo que se demuestra
por la sola constatacin de que en veintitrs aos de vigencia de la ley, son poqusimos los casos en que ella fue ejercida efectivamente. Los jueces, en general, homologaban casi mecnicamente, y cuando no lo hicieron cometieron
graves errores 9.
8
______F
ASSI, Santiago C. - GEBHART, Marcelo, Concursos y quiebras. Comentario exegtico de la
ley 24.522. Jurisprudencia aplicable, 7 ed. act. y amp., Astrea, Buenos Aires, 2000, p. 172.
9
______R
IVERA, Julio C., Instituciones de derecho concursal, t. I, 2 ed. act., Rubinzal-Culzoni, Santa
Fe, 2003, p. 477.
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47
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Segn Heredia: La indagacin de la legalidad comprende las condiciones de admisibilidad del procedimiento. Por lo tanto, es funcin de la sentencia
de homologacin verificar la subsistencia del presupuesto objetivo de apertura
referente a la cesacin de pagos, de suerte que si ese estado no perdura el juez
debe actuar en consecuencia, denegando la homologacin sin declaracin de
quiebra. Ms all de lo anterior, el tribunal debe observar si se ha respetado la
ritualidad del procedimiento, desde el primer hasta el ltimo acto. En particular, el juez debe examinar: la legalidad de la propuesta de acuerdo en cuanto a
la persona de quien proviene, es decir, si fue formalizada por quien era legitimada al efecto; si se han cumplido fielmente las cargas procesales impuestas al
concursado, de cuya inobservancia se deriva la quiebra como sancin; si el
ejercicio del voto por parte de los acreedores, expresado en las conformidades
escritas aludidas por el art. 45 se ha ajustado a derecho; la existencia de las mayoras legales requeridas por la ley. Aunque la ley no lo establece, el magistrado se encuentra facultado para considerar las causales de impugnacin no invocadas en la oportunidad prevista por el art. 50 16.
Rubin dice que durante la vigencia de la ley 24.522 la propuesta de
acuerdo no poda consistir en actos prohibidos por las leyes y las buenas costumbres, ni era factible que sea el medio para perjudicar ilegtimamente a terceros (referido art. 953, CCiv.). La propuesta de acuerdo preventivo tampoco
poda ser una herramienta empleada de modo abusivo, vale decir, contrariando
los fines que la ley tuvo al consagrarla (art. 1071, CCiv.) 17.
Rouilln, por su parte, admite que durante la vigencia la ley 24.522: El juez
concursal actual carece de la facultad-deber de analizar el mrito del acuerdo aprobado por los acreedores, que le conferan las anteriores leyes concursales argentinas, pero no obstante, el magistrado deba llevar adelante un ...control genrico
de la licitud de las prestaciones convenidas (que ellas no sean contrarias a derecho,
al orden pblico, a la moral o las buenas costumbres... 18.
Finalmente, citamos la opinin de Dasso quien afirmaba: El juez no puede renunciar (ni la ley le puede privar) de una potestad que es inherente a su funcin. No sera juez en cuanto homologara, convalidara un acuerdo que violara
el orden pblico, la moral, las buenas costumbres, la buena fe 19.
16
______H
EREDIA, Pablo D., Tratado exegtico de derecho concursal, ley 24.522, y modificatorias: comentada, anotada y concordada, t. II, 1 ed., baco, Buenos Aires, 1998, ps. 213/214.
17
______R
UBIN, Miguel E., La nueva reforma al rgimen concursal que trajo la ley 25.589, LL 2002C-1368.
18
______R
OUILLN, Adolfo A. N., Rgimen de concursos y quiebras. Ley 24.522, citado por BORETTO,
Mauricio, Las facultades legales del juez concursal respecto de la homologacin de la propuesta de
acuerdo preventivo de quita y espera, ED 197-210.
19
______D
ASSO, Ariel ., El lmite mnimo en la propuesta de quita y espera, LL del 20/12/2001, supl.
Concursos y Quiebras, citado por BORETTO, Mauricio, Las facultades legales del juez concursal..., cit.
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En estas circunstancias, y dado que esta ley no modific al art. 52, LC, tendramos que sostener que, atenindonos al sentido literal del texto legal, sera
vlido un acuerdo preventivo que, ofreciendo el pago del 1% del capital quirografario, hubiera obtenido las mayoras exigidas por la ley en el art. 45, LC. Entendemos que, planteado en estos trminos, la revocacin de ese lmite haca
que la interpretacin estrictamente gramatical del texto del art. 52 devenga absurda, debiendo necesariamente el juez del concurso realizar un anlisis del
acuerdo que exceda el estricto control del cumplimiento de las formalidades
previstas y la obtencin de las mayoras requeridas, debiendo entonces controlar que el acuerdo no sea abusivo, celebrado en fraude a la ley o contrario a la
moral y al orden pblico.
2. La ley 25.589
La ley 25.589 reform finalmente el texto del art. 52, LC, el cual qued redactado de la siguiente forma:
Art. 52. Homologacin. No deducidas impugnaciones en trmino, o al
rechazar las interpuestas, el juez debe pronunciarse sobre la homologacin del
acuerdo.
1. Si considera una propuesta nica, aprobada por las mayoras de ley,
debe homologarla.
2. Si considera un acuerdo en el cual hubo categorizacin de acreedores quirografarios y consiguiente pluralidad de propuestas a las respectivas categoras:
encuentre contraria al orden pblico o a la moral, o en fraude a la ley. 2) Si considera ms de una
propuesta, en el caso del art. 48 debe homologar la ms votada, salvo iguales circunstancias.
Descalificada la ms votada por las razones del inc. 1 debe considerar la siguiente ms votada y, en
su caso, proceder de igual manera hasta concluir con las propuestas. 3) Cuando una propuesta no haya
contenido la conformidad de la totalidad de las clases, el juez puede homologarla e imponerla a una o
ms clases, siempre que: a) si no se ha conseguido la conformidad de una o ms clases de acreedores
quirografarios, cuando el acuerdo ha obtenido, en su conjunto, las conformidades de las dos terceras
partes del capital quirografario, y b) en todos los casos, cuando el juez considere que el acuerdo es
equitativo y no discrimina irrazonablemente contra la clase o categora en la que no se logr
conformidad suficiente. El juez no puede utilizar la facultad de este inciso para imponer una propuesta
a acreedores con privilegio especial que no la haya aceptado. 4) Al homologar, el juez decide sobre las
objeciones a la categorizacin presentadas de conformidad con el art. 49. Si se trata de la ubicacin de
uno o ms acreedores dentro de determinadas categoras, decide sobre la categora en la que
corresponde incluirlos. Si se objeta la categorizacin en su conjunto, decide sobre su razonabilidad con
atencin a los principios del inc. 3, b. 5) Sin perjuicio de lo dispuesto por el art. 51, prr. 3: a) En los
casos de los incs. 1, 2 y 3 la no homologacin es apelable por el presentante de la propuesta
homologada. b) La homologacin tambin es apelable por quien haya objetado la categorizacin en su
conjunto. c) Cuando un acreedor se opuso a su inclusin en una determinada categora, la sentencia
homologatoria slo es apelable en este aspecto, al solo efecto devolutivo, por el acreedor o, en su caso,
por el presentante de la propuesta. 6) La no homologacin o la revocacin de la homologacin slo
produce la quiebra cuando se hallen firmes. El juez decide entre tanto lo que considere apropiado
respecto de la administracin.
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terceros), al homologar el juez podra hacer uso de esta facultad. Pero si existen
acuerdos en competencia, el juez slo podra homologar el acuerdo de aquel
que ha trado todas las conformidades necesarias en todas las categoras propuestas (arg. art. 48, inc. 4, 2 parte, e incs. 6 y 7, ley 24.522). Finalmente, si
ms de una propuesta se ha llevado sin la totalidad de las conformidades pero
en condiciones de ejercer el poder del art. 52, inc. 2, debera concluirse que el
juez debe estudiar la primera propuesta presentada y si estima factible el uso del
cramdown power, ejercerlo; si lo estima inadecuado, podra considerar la segunda oferta y el uso del cramdown en tal caso 48.
c) Facultad del juez de no homologar el acuerdo (art. 52, inc. d]).
Propuestas abusivas o en fraude a la ley
Como ya se ha sealado, el texto del nuevo art. 52, LC, le ha reconocido
al juez nuevamente la facultad de no homologar una propuesta, aun cuando sta
hubiera obtenido las mayoras exigidas por la ley, cuando fuera contraria a la
moral y a las buenas costumbres. Puede ejercitar esta facultad de oficio.
Se seala generalmente que los alcances a reconocer a estas nuevas facultades son limitados, sin llegar a los extremos que tenan durante la vigencia de
la ley 19.551. Se entiende que el juez concursal no tiene entonces a su cargo
sino una parte del control formal, en el cual se considera comprendida la verificacin del encuadre del acuerdo dentro de los principios directrices del derecho en general 49. En cuanto a los alcances de este control, Barbieri dijo: A pesar de que el nuevo legal no lo indica textualmente, es cierto que el agregado de
este prrafo un anlisis y una evaluacin pormenorizada del magistrado interviniente respecto del acuerdo preventivo logrado entre el deudor y sus acreedores.
Sin embargo, creo que esta facultad se encuentra limitada a los parmetros fijados por la propia norma, es decir, el abuso de la propuesta o el supuesto
fraude a la ley de la misma (...) La direccin adoptada en la reciente modificacin a la ley concursal parece muy clara y se abandona aquel mero control de
legalidad asignado al juez en la redaccin originaria del art. 52, ley 24.522 50.
Es una opinin frecuente en doctrina que esta normativa no otorga nuevas
facultades a los jueces, sino que no hace sino explicitar facultades que siempre
tuvieron y que contaban con firme recepcin en la jurisprudencia. As, Dasso
sostuvo: Esta normativa ya haba sido receptada por la jurisprudencia que rescataba la facultad inalienable del juez para aplicar el contenido del orden pblico, la moral y las buenas costumbres al momento de homologar. De todas ma48
______A
LEGRIA, Hctor, Nueva reforma..., cit.
49
______G
RAZIABILE, Daro J., El funcionamiento de la ley concursal..., cit.
50
______B
ARBIERI, Pablo C., Las facultades judiciales ante la homologacin del acuerdo preventivo.
Implicancias de la ley 25.5892, LL 2002-D-1093.
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neras prefiero la nueva pauta concretada en el abuso o el fraude a la ley que desplaza al politizado y contingente orden pblico 51. Por su parte, Junyent Bas y
Molina Sandoval sostienen: Va de suyo que a estos fines no haca falta agregar
ninguna norma, pues las pautas de los arts. 953 y 1071, CCiv., son directrices
centrales de todo el derecho privado y ninguna convencin de partes, por privada que sea, puede violar la moral, las costumbres y/o el orden pblico 52.
No obstante, por otra parte se rescata que el nuevo texto cumple la finalidad de zanjar las dudas que originara la redaccin anterior y que llevara a autores y jueces a sostener el criterio que ahora el legislador incorpora con la expresin transcripta 53.
c.1. El quid de la abusividad
Planteado el estndar establecido por la norma queda pendiente la cuestin de establecer sus alcances, limitados a aquellas propuestas consideradas
abusivas o en fraude a la ley. Entonces corresponde preguntarse cundo una
propuesta es abusiva?
Para definir este estndar corresponde remitirse a la norma general de derecho privado que lo prev: el art. 1071, CCiv. Se considera a partir de dicha
norma que existe abuso del derecho cuando se ejercita un derecho en contra de
los fines que la ley ha tenido al concederlo, o en contra de la buena fe, la moral
y las buenas costumbres.
Sin embargo, a pesar de la aparente claridad, dentro de la doctrina concursal se han alzado algunas voces sosteniendo que por la especialidad de la situacin que da lugar al concurso, este estndar no da una pauta lo suficientemente
clara, sobre todo cuando hay que tener en cuenta que la propuesta que se juzga
abusiva a esta altura cuenta con la aprobacin de una mayora de los acreedores
del concurso. As Barbieri dijo que ...resulta muy difcil de precisar la abusividad de una propuesta de acuerdo o, mejor dicho, de un acuerdo preventivo cuando el mismo ha sido aceptado por la mayora de los acreedores exigida por la legislacin vigente. Quizs tienda la norma a intentar proteger a la
minora disidente o que no prest conformidad a la propuesta de acuerdo oportunamente ofrecida por el deudor, ampliando esta tutela a aquellos acreedores
que ingresen tardamente al pasivo concursal 54.
Truffat, por su parte, critica la eleccin de este estndar por el legislador
por entender que implican poner una carga muy pesada sobre los hombros del
juez, sosteniendo que debi otorgar alguna pauta ms objetiva, en una materia
51
______D
ASSO, Ariel ., La contrarreforma..., cit.
52 UNYENT BAS, Francisco - MOLINA SANDOVAL, Carlos, El informe general..., cit.
______J
53
______P
RONO, Ricardo S. - PRONO, Mariano R., La novsima legislacin..., cit.
54
______B
ARBIERI, Pablo C., Las facultades judiciales..., cit.
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tan sensible como el derecho de quiebras, dado que entiende resulta difcil establecer en esta materia cuando un acuerdo resulta abusivo 55.
c.2. El fraude a la ley
El fraude a la ley no cuenta en nuestro derecho con una definicin legal.
No obstante, es compartido en doctrina el criterio segn el cual se sostiene que
es en fraude a la ley el acto jurdico aparentemente lcito por celebrarse al amparo de una norma de cobertura, pero que persigue la obtencin de un resultado
anlogo o equivalente al prohibido por otra norma imperativa 56.
El estndar del fraude a la ley recibe crticas similares a las planteadas en
relacin con el del abuso del derecho, en cuanto se entiende que no da pautas
claras para su aplicacin 57.
c.3. Puede el juez del concurso modificar la oferta del deudor?
Analizados los presupuestos que dan lugar a que el juez no homologue un
acuerdo alcanzado en el marco del concurso, surge la inquietud de si resultara
posible que, para salvar la empresa viable econmicamente, el juez resuelva
adaptar la propuesta en proteccin del mejor inters de la categora de acreedores disidentes.
Es claro que dicha facultad no surge del art. 52, LC, al menos en cuanto
se refiere a su tenor literal. No obstante, algunos autores han llegado a hacer una
interpretacin en tal sentido.
As encontramos a Grispo, quien sostiene que enfrentado a la estipulacin abusiva, excepcionalmente, el magistrado est facultado para adecuar la
misma, salvando la validez del acto jurdico concordatario. La posibilidad de
adecuar (y/o modificar) la propuesta de acuerdo es cierta y concreta (...) i) La
regla contenida en el art. 52, inc. 1, del ordenamiento concursal no es absoluta,
en punto a que, en primer lugar, cuando el magistrado considera una propuesta
nica, debe en principio homologarla si el deudor acompa las conformidades de ley en tiempo y forma. No obstante, en ningn caso el juez homologar una propuesta abusiva o en fraude a la ley (...) El art. 1071, CCiv., no enumera taxativamente cules son los efectos del abuso. Por el contrario deja
abierta la solucin al caso particular, siendo el men (abierto) que ofrece la
casustica. Si una regla puede darse es que, respetando el principio de conservacin del acto, el juez debe preocuparse por eliminar el abuso. Consecuente55
______T
RUFFAT, E. Daniel, Algunas pautas para el empleo de la facultad de no homologar un concordato presuntamente abusivo (art. 52, inc. 4, LCQ), ED 198-760.
56
______R
IVERA, Julio C., Instituciones..., cit., ps. 480/481.
57
______B
ARBIERI, Pablo C., Las facultades judiciales..., cit.
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LECCIONES Y ENSAYOS
mente, frente a un acto jurdico que contiene alguna clusula abusiva, el juez
est facultado por el ordenamiento para conservar el acto, declarar la nulidad
parcial y eliminar la clusula (art. 1039, CCiv.). Sin embargo a veces, esta eliminacin no es el remedio completo, siendo necesaria la sustitucin de esa clusula por otra, por lo que muchas veces el sistema normativo le permite integrar el
contrato, si as fuera posible (...) el legislador us una frmula abierta para combatir el abuso del deudor en la propuesta de concordato, aunque haya sido votada por
una mayora (...) En consecuencia, frente a la posibilidad de decretar la quiebra,
pensamos que el magistrado cuenta si bien excepcionalmente y con fundamento
en todo lo que venimos diciendo con la posibilidad de: readecuar la propuesta
abusiva o en fraude a la ley o bien disponer un plazo adicional para que el deudor concursado reformule su propuesta 58. Cita en favor de su postura, voto
la Dra. Kemelmajer de Carlucci en Argenfruit SA en j 5759/27.007 Pedro Lpez e Hijos SACIA s/concurso s/incidente de casacin 59.
VI. CONCLUSIONES
En sntesis, de la exposicin realizada extraemos las siguientes conclusiones:
La cuestin relativa a las facultades homologatorias del juez se presenta siempre en el marco de la puja entre quienes entienden que corresponde aplicar un criterio publicista o privatista en la legislacin concursal. En general,
quienes hacen primar las cuestiones de orden pblico involucradas en el marco
de un concurso de una quiebra tienden a otorgar al juez mayores facultades al
momento de homologar un acuerdo. Es comn durante pocas de crisis (como
la vivida en la Argentina en 2001/2002, durante la cual tuvo lugar la ltima reforma al art. 52, LC) que se tienda a reconocer mayores facultades a los jueces,
con el fin de intervenir limitando los poderes de los acreedores y evitar que a
travs de sus manejos prevalezcan intereses individuales por sobre el inters
social en la conservacin de la empresa. Por el contrario, quienes impulsan criterios privatistas (tal el espritu en general de la ley 24.522) tienden a reducir el
rol de los jueces, dando mayor poder a la voluntad de los acreedores.
La ley 19.551 estableci un rgimen amplsimo de facultades al momento
de la homologacin del acuerdo preventivo. En los hechos, estas facultades no fueron ejercidas por los jueces en forma descontrolada, sino que por el contrario se
destaca la prudencia de los magistrados. Por este motivo, la revocacin lisa y llana
de estas atribuciones por la ley 24.522 recibi la crtica de la doctrina.
No obstante, durante la vigencia del art. 52, LC, de la ley 24.522, la
doctrina en forma mayoritaria y la jurisprudencia entendieron que los jueces no
58
______G
RISPO, Jorge D., Facultades homologatorias del juez concursal. Puede el juez modificar la
propuesta concordataria del deudor, ED 204-663.
59
______Sup.
Corte Just. Mendoza, 26/6/2003.
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GRAZIABILE, Daro J., Breve comentario a la nueva reforma concursal (La de la ley 25.589 porque la de la 25.563 ya es vieja), DJ 2002-2-721.
El funcionamiento de la ley concursal y afines luego de las reformas introducidas por la
ley 25.589, LL 2002-D-1097.
El nuevo art. 52, Ley de Concursos y Quiebras. Reformado por la ley 25.589, DJ 20022-292.
GRISPO, Jorge D., Facultades homologatorias del juez concursal Puede el juez modificar la
propuesta concordataria del deudor, ED 204-663.
Homologacin del concordato y facultades del magistrado, ED 197-761.
HEREDIA, Pablo D., Tratado exegtico de derecho concursal, ley 24.522, y modificatorias: comentada, anotada y concordada, t. II, 1 ed., baco, Buenos Aires, 1998.
JUNYENT BAS, Francisco - MOLINA SANDOVAL, Carlos, El informe general y las nuevas facultades del juez concursal. Reflexiones en torno a las modificaciones introducidas por la ley
25.589, ED 198-674.
MAFFA, Osvaldo J., Derecho concursal, t. II, 1 ed., Depalma, Buenos Aires, 1988.
PRONO, Ricardo S. - PRONO, Mariano R., La novsima legislacin de concursos y quiebras y algunas consideraciones sobre la ley 25.589, LL 2002-D-1079.
RIVERA, Julio C., Instituciones de derecho concursal, t. I, 2 ed. act., Rubinzal-Culzoni, Santa Fe,
2003.
RUBIN, Miguel E., La nueva reforma al rgimen concursal que trajo la ley 25.589, LL 2002C-1368.
TRUFFAT, E. Daniel, Algunas pautas para el empleo de la facultad de no homologar un concordato presuntamente abusivo (art. 52, inc. 4, LCQ), ED 198-760.
ENSAYOS
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MAURO BENENTE *
INTRODUCCIN
En 1994 la Constitucin redactada en 1853 sufri una profunda reforma. Se agreg un nuevo captulo de derechos y garantas, se constitucionalizaron instituciones como la del defensor del pueblo, el Consejo de la Magistratura, se le dio un nuevo status jurdico a la Ciudad de Buenos Aires, se
acortaron los mandatos y se modific el sistema de eleccin de los senadores y del Poder Ejecutivo, etc., todas reformas que pueden percibirse desconociendo el texto constitucional. La prctica institucional tiene al Consejo
de la Magistratura en funciones, al defensor del pueblo recibiendo denuncias, los ciudadanos de la Ciudad de Buenos Aires eligiendo a su jefe de gobierno, y as. Ahora bien, hacia 1990 el hiperpresidencialismo se potenci
con una prctica antes excepcional pero a partir de entonces cotidiana: el
presidente de la Nacin comenz a legislar a travs del dictado de decretos
de necesidad y urgencia.
La reforma de 1994 se ha hecho cargo de la proliferacin de estos decretos, a travs de su regulacin en el art. 99, inc. 3. Empero, y a diferencia de
otros institutos modificados o incorporados en 1994, la regulacin constitucional no se refleja en la vida institucional: el dictado de decretos de necesidad y
urgencia que la Reforma dise como excepcional sigue siendo una prctica
cotidiana. No existen indicios que nos permitan afirmar que lo plasmado en el
papel se mud a la realidad.
Si traducimos el producto de la reforma constitucional (un texto modificado) en trminos de una situacin comunicacional, fcil es advertir que el emi-
* Agradezco los comentarios de Roberto Campos, Flavia Lamarre y, muy especialmente, de Cecilia Hopp y Claudio Cavallo. Adems, cualquier crtica siempre es bienvenida: [email protected].
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LECCIONES Y ENSAYOS
sor es la Convencin Constituyente; el mensaje es aquello que quiere comunicarse y el medio por el cual ste se transmite es obviamente el papel 1; pero qu
hay de los receptores? Hacia quines se dirige una reforma constitucional?
Hacia los poderes? Hacia uno de ellos? Hacia toda la sociedad? Qu hay
del mensaje? Puede ser independiente del sujeto receptor? Tienen los caracteres de su receptor relevancia al momento de su aplicacin?
Tras determinar que los receptores de las normas constitucionales son los
jueces, el trabajo quedar separado en dos partes. En la primera sostendr que,
en principio, el control judicial de constitucionalidad es una actividad contramayoritaria. Para hacerlo, tomar el caso del aborto como un ejemplo dramtico en el cual los tribunales han despreciado decisiones mayoritarias e, indagar sobre los orgenes histricos y tericos del control de constitucionalidad,
efectuando tambin, una referencia de la situacin actual. En la segunda parte
dir que, como caso excepcional, el control judicial de los decretos de necesidad y urgencia es una actividad que robustece el sistema democrtico, pero que
dado el mensaje constitucional del art. 99, inc. 3, CN, nada puede esperarse del
mencionado contralor. Por ltimo, esbozar unas palabras finales, que anticipo, nada tienen de conclusin.
Antes de comenzar con el desarrollo del artculo, quisiera realizar una importante aclaracin, que espero, sea retenida por el lector o la lectora. Mi labor
est atravesada, de modo ms potente en algunos pasajes y ms dbil en otros,
por la tradicin filosfica analtica. Debo decir que no me siento atrado por
sta (aunque tampoco repelido) pero, su utilizacin obedece a motivos estratgicos. Segn entiendo, la mayora de los autores que escribe sobre el tema de
mi ensayo son (muchos tal vez sin saberlo) analticos, por lo que mi intencin
ser proponer que, aun trabajando con esta tradicin filosfica, las cosas podran haberse realizado un poquito mejor.
1
______Que
el medio sea un papel nos introduce en la pregunta, que excede este trabajo, pero que no
hay que dejar de hacerse, de qu pasa si estos papeles se incendian. Una respuesta afn al materialismo
histrico puede encontrarse en LASALLE, Ferdinand, Qu es una Constitucin?, Siglo XX, Buenos
Aires, 1964.
MAURO BENENTE
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PRIMERA PARTE
Receptores
Podemos considerar, si as nos place,
que la labor del juez es como la del traductor,
la interpretacin de mensajes
y smbolos que vienen del exterior.
Sin embargo, no impondremos esta labor
a hombres que no se hayan impregnado
con el espritu del lenguaje que tienen que traducir,
o no se hayan llenado de amor por l.
(Benjamn Nathan Cardozo)
70
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71
En cuanto a la redaccin del mensaje vemos que no es lo mismo cualquier tipo de padre en el lugar del receptor. Las soluciones hubieran sido diferentes ante un Luis estricto con su hijo, pero tambin hubieran sido distintas si
el mensaje hubiese sido lo suficientemente detallado, de modo tal que la expresin de voluntad all plasmada hubiere sido insusceptible de manipulacin.
Como queda demostrado, es menester tener en cuenta las caractersticas
del receptor a la hora de elaborar el mensaje, si es que se quiere que llegue a tener cierta eficacia. En este ejemplo cotidiano una redaccin pensada en funcin
de la relacin entre Luis (el receptor) y su hijo es muy probable que se hubiese
aplicado en algunas de las tantas oportunidades en las cuales fracas.
2. Las leyes y sus destinatarios
A quin se dirige el art. 79, CPen., cuando prescribe que se aplicar reclusin o prisin de ocho a veinticinco aos, al que matare a otro, siempre que
en este Cdigo no se estableciere otra pena? Si bien a primera vista podramos
afirmar que est dirigido a la sociedad en su conjunto, si pensamos en el ejemplo anterior sabremos que no est dirigido a Juan sino a Luis. El artculo citado
est dirigido a los jueces, stos son los receptores del mensaje que en el caso del
art. 79, CPen., emana del legislador, que debe ser lo ms claro posible (algo que
cuando del lenguaje se trata es casi un imposible) a fin de que su aplicacin refleje su voluntad y slo su voluntad.
Alf Ross, iusfilsofo de origen escandinavo que presenta su teora como
una sntesis entre el realismo psicolgico y el realismo conductista 3, separa las
normas jurdicas en normas de conducta, que prescriben una cierta lnea de accin, y normas de competencia que crean atribuciones a los diferentes rganos
de gobierno. Tras esta distincin afirma que Una medida legislativa que no
contenga directivas para los tribunales slo puede ser considerada como un
pronunciamiento ideolgico-moral sin relevancia jurdica. A la inversa, si la
medida contiene una directiva para los tribunales, entonces no hace falta dar a
los particulares instrucciones adicionales sobre su comportamiento. La directiva al particular est implcita en el hecho de que ste conoce qu reacciones
puede esperar, en condiciones dadas, de parte de los tribunales... Las normas
del derecho penal estn redactadas de esta manera. Ellas no dicen que a los ciudadanos les est prohibido cometer homicidio; simplemente indican al juez
cul ha de ser su sentencia en un caso de esa ndole 4.
En este orden de ideas, la doctrina penal suele distinguir entre ley penal y
norma penal. En los tipos activos, la ley penal es el texto escrito, mientras que
3
______Vase
ROSS, Alf, Sobre el derecho y la justicia, Eudeba, Buenos Aires, 1997.
4
______R
OSS, Alf, Sobre el derecho y la justicia, cit., p. 59.
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que la norma se objetiva, no hay un sometimiento a una voluntad sino a una expresin de voluntad. En palabras de Russo: La separacin entre ambos poderes constituye, a nuestro juicio, una caracterstica definitoria de derecho en el
sentido contemporneo del trmino... La aparicin del poder delegado y autnomo con facultades de aplicar y, por ende, de interpretar mandatos del poder
originario, objetiviza la norma y permite introducir la nocin de legalidad 8.
4. Recapitulando
Una vez que ha quedado ms que claro que las leyes tenidas como mensajes tienen como receptor al Poder Judicial y que la separacin de poderes que
hace posible la situacin comunicacional es por el momento la nica solucin
al absolutismo, es el momento de analizar las caractersticas los receptores.
Se le puede dar cualquier mensaje los jueces? Pueden los jueces anular
el mensaje? Si pueden, siempre o slo excepcionalmente? Antes de responder
a estas preguntas es menester la caracterizacin de dichos personajes.
En los prximos pargrafos realizar un extenso anlisis de la funcin judicial, en especial del control de constitucionalidad, enmarcado dentro de un
sistema democrtico.
II. QUIN Y CMO SE DECIDE?
1. Introduccin
Creo que todos o la mayora de nosotros tiene algo que decir respecto del
aborto. Unos estarn a favor, otros de acuerdo slo en algunos casos excepcionales, otros en contra en absolutamente todas las circunstancias; pero es muy
probable que todos queramos sealar algo al respecto.
De acuerdo con la teora deliberativa de la democracia, las decisiones polticas deben estar precedidas por un robusto debate. Con el objetivo de encontrar una decisin imparcial 9, se propone que todos los posibles afectados por
la decisin puedan opinar y discutir sobre el tema en cuestin 10. Si todos y cada
8
______R
USSO, Eduardo ., Teora general del derecho..., cit., p. 311.
9
______Una
decisin es imparcial cuando se adopta no para beneficiar a un conjunto determinado de
personas, sino porque se entiende que su contenido es el ms justo, teniendo en cuenta todos los intereses involucrados. Conf. GARGARELLA, Roberto, Representacin plena, deliberacin e imparcialidad, en ELSTER, Jon (comp.), La democracia deliberativa, Gedisa, Barcelona, 2001, ps. 324/326. En
un escrito posterior, el mismo autor define las decisiones imparciales como aquellas que balancean
adecuadamente los intereses de todos. Conf. Constitucin y democracia, en AA.VV., Derecho constitucional, Universidad, Buenos Aires, 2004.
10
______Sobre
el funcionamiento de la democracia deliberativa, ver NINO, Carlos S., tica y derechos
humanos. Un ensayo de fundamentacin, Paids, Buenos Aires, 1984, cap. 8, y La constitucin de la
democracia deliberativa, Gedisa, Barcelona, 1997, en especial cap. 5.
74
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75
el debate, o con la decisin que algunos hayan tomado, o con la posicin que
otros hayan esgrimido sabrn qu hacer en las prximas elecciones, podrn hacer algo. Hay quienes podrn recordar ms detalladamente lo sucedido y otros
se acordarn menos, algunos votarn recordando aquella postura respecto del
aborto y elegirn otras personas para que los representen o, por el contrario,
reafirmarn su confianza debido a tal postura, pero podrn hacer algo. Ms lejano que en el modelo de la democracia deliberativa, es verdad, pero el autogobierno est aun presente.
Pensemos ahora que la decisin est tomada, ya sea luego de un largo debate en el que todos hayan participado y se haya llegado a una decisin imparcial, o a travs de un casi mecnico procedimiento legislativo.
2. Roe v. Wade
Hacia la dcada de 1970 rega en Texas una ley prohiba el aborto excepto
para salvar la vida de la madre. Compartida o no, la ley haba sido adoptada por
legisladores de dicho Estado, electos por la poblacin y responsables ante su
electorado. Los disconformes con tal legislacin podan concientizar, realizar
manifestaciones y poner en funcionamiento otros mecanismos informales,
pero adems el sistema normativo le permita soluciones: podan votar a otros
representantes, podan apoyar a otros, podran organizarse y, con el tiempo,
presentarse a elecciones. El sistema democrtico, tal como estaba institucionalizado, permita a los disconformes hacer algo.
En 1973, en el caso Roe v. Wade 14, la Corte Suprema de los Estados
Unidos declar inconstitucional la norma mencionada. El justice Harry Blackmun escribi la sentencia de la mayora de la Corte 15 y sostuvo que el aborto
se relacionaba con el derecho a la privacidad y que este derecho amparaba la decisin de la mujer respecto de la continuacin o no de su embarazo.
Si pensamos en nuestro art. 19, 1 parte 16, que es el que parece consagrar
el derecho a la autonoma personal 17, se observa que la no-punicin del aborto
no es claramente incompatible (ni tampoco claramente compatible) con dicho
artculo. Lo nico que queda claro es que la cuestin no es para nada clara. La
pluma de Blackmun en Roe v. Wade tampoco nos da muchas certezas: La
14
______410
US 113, 935 (1973).
15
______Votaron
de modo concurrente Potter Stewart y William Douglas. Votaron de modo disidente
y de forma separada Bryon White y William Rehnquist.
16
______Las
acciones privadas de los hombres que de ningn modo ofendan al orden y a la moral pblica, ni perjudiquen a un tercero, estn slo reservados a Dios, y exentas de la autoridad de los magistrados.
17
______Si
bien entiendo que es errneo asimilar el derecho a la privacidad con el derecho a la autonoma personal, para simplificar la cuestin y dado que la Corte de los EE.UU. parece tomarlos indistintamente, me permitir hacerlo.
76
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Que una sola persona decida una cuestin tan compleja como la del aborto so
pretexto de que una ley contradice un derecho que no est escrito, pero que a
travs de un ejercicio mental (que quien escribe desconoce) se lo encuentre y
se seale que en realidad estaba implcito; que se resuelva sobre la base de un
derecho del que desconocemos su extensin, ya que abarcara tanto actividades relativas al matrimonio como la educacin de los nios, creo que pone
en jaque al sistema democrtico.
Si bien la decisin ya resulta peligrosa desde el punto de vista democrtico, el dispositivo no termina all. No slo se declara inconstitucional la Ley de
Texas, sino que tambin se expone cul sera la nica regulacin compatible
con el tan verstil due process of law: 1) durante la etapa anterior al primer trimestre la decisin de abortar es exclusiva de la madre y del mdico; 2) desde
el tercer mes y hasta el sptimo, el Estado puede regular los procedimientos
abortivos de modo razonable; 3) a partir del sptimo mes, que es el momento
en el cual el feto puede vivir fuera del vientre materno, el Estado puede regular
y aun prohibir el aborto, excepto cuando ste sea menester para salvar la vida
de la madre. Aqu ya no slo se hace un ejercicio mental para encontrar un derecho, sino que a partir de una clusula que en algn momento fue utilizada para
declarar inconstitucional una ley del Estado de Nueva York que limitaba a diez
horas diarias y sesenta semanales el trabajo de los panaderos 24 se establece
cmo debera ser la resolucin de la problemtica del aborto. La Corte no slo
dispuso qu es lo que no se poda realizarse, sino que estipul lo que se deba
hacer. Todo esto se parece muy poco al autogobierno y tambin elimina las posibilidades de que los disconformes puedan, en algn momento, llevar a la
prctica sus posturas.
Vale aclarar que la Corte de los Estados Unidos volvi a inmiscuirse en la
temtica del aborto en varias oportunidades. Por ejemplo, en Planned Parenthood of Central Missouri v. Danforth 25 se sostuvo que el consentimiento del
marido o del padre de una menor de 18 aos era inconstitucional por darles poder de veto. Luego en Ohio v. Akron Center for Reproductive Health et al 26
se acept la constitucionalidad de una ley que impona la notificacin del aborto a al menos uno de los padres y en Jane Hodgson v. Minnesota et al 27 se admiti la constitucionalidad de una ley impona que la notificacin deba hacerse a ambos.
24
______Lochner
v. New York, 198 US 45 (1905).
25
______428
US 52, 965 (1976).
26
______S.
Ct. 1990 WL 84081 US.
27
______S.
Ct. 1990 WL 84063 US.
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abuso de las mayoras, el control de constitucionalidad (o la justicia constitucional) fue diseado como un mecanismo de proteccin de las minoras 32.
Cuando la convencin comenz a deliberar acerca del rol que el Poder Judicial deba tener, se plantearon dos asuntos: la primera tena que ver con la necesidad de un freno institucional a las legislaturas; la segunda se relacionaba
con la necesidad de que ese poder quedase constituido por un grupo selecto de
la sociedad.
Respecto de la necesidad de un freno a las legislaturas, ste iba a estar
dado por el control de constitucionalidad. Lo que se discuti fue el marco institucional en el que ste se iba a desarrollar. Edmund Randolph propuso un
Consejo de Revisin, formado por miembros del Poder Ejecutivo y miembros
del Poder Judicial, con facultades para vetar leyes de los Estados y de la Federacin pero, por temor a una alianza entre el Poder Ejecutivo y el Judicial, la
propuesta fue dejada de lado. No obstante, aunque no de modo expreso, se instaur lo que devendra en un sistema judicial (ejercido por jueces), difuso (cualquier juez puede declarar la inconstitucionalidad de una norma) y a posteriori
(ulterior a la entrada en vigencia del plexo normativo) de control de constitucionalidad.
En defensa del control judicial de constitucionalidad Hamilton expresaba
que La independencia completa de los tribunales de justicia es particularmente esencial en una Constitucin limitada. Por Constitucin limitada entiendo la
que contiene ciertas prohibiciones expresas aplicables a la autoridad legislativa
... Las limitaciones de esta ndole slo puede mantenerse en la prctica a travs
de los tribunales de justicia, cuyo deber ha de ser el de declarar nulos todos los
actos contrarios al sentido evidente de la Constitucin 33.
2. Control de constitucionalidad y minoras
Como adelant, el control de constitucionalidad fue concebido como un mecanismo para proteger a las minoras respecto de las mayoras parlamentarias. Hoy
en da, cuando se habla de minoras se piensa en los sectores postergados de la sociedad, en miembros de una religin con pocos seguidores, en la poblacin negra,
en los homosexuales, etc. En los tiempos de la revolucin de los Estados Unidos
estos sectores (a los que deben sumarse las mujeres, los analfabetos, entre otros)
eran realmente una minora, tal vez no en trminos cuantitativos, pero s en trminos de poder. No obstante ello, cuando los convencionales de Filadelfia se
referan a las minoras no apuntaban a estos sectores.
32
______E
LSTER, Jon, Rgimen de mayoras y derechos individuales, en SHUTE, Stephen - HURLEY,
Susan (comps.), De los derechos humanos, Trotta, Madrid, 1998, p. 178.
33
______H
AMILTON, Alexander, El federalista LXXVIII, Fondo de Cultura Econmica, Mxico, 2000,
p. 331.
MAURO BENENTE
81
Terminada la Guerra de Independencia, mediante un tratado firmado a fines de 1782, los pequeos campesinos se encontraban ms pobres que al momento del dominio de la Corona Inglesa, debido, principalmente, a las grandes
deudas que haban contrado durante la contienda contra la Corona. Los acreedores de estos pequeos deudores eran los grandes propietarios, el sector terrateniente, que a su vez estaba endeudado con la Corona Inglesa.
Forzado por la Corona, el sector de los terratenientes comenz a exigir el
pago en efectivo de las deudas de los pequeos campesinos. En general, los pequeos deudores no podan hacer frente a las exigencias de los acreedores y el
sistema normativo entraba en accin a favor de estos ltimos: los pequeos
deudores eran ejecutados. El sector de los pequeos campesinos emprendi
mecanismos informales de protesta (desde obstaculizaciones a las reuniones
del Poder Judicial hasta rebeliones) y poco a poco sus reclamos se canalizaron
institucionalmente.
Los pequeos deudores comenzaron a tener influencia en las medidas legislativas de cada uno de los estados, para luego ocupar algunos cargos legislativos y hasta ejecutivos. Es en este contexto que los estados de Pennsylvania,
Carolina del Sur, Carolina del Norte, Nueva York, entre otros, aprobaron la
emisin de papel moneda, medida que permiti a los pequeos deudores hacer
frente a las exigencias de sus acreedores. El sistema normativo se haba puesto
del lado de los pequeos campesinos.
Viendo lo que ocurra a nivel estatal con las diversas legislaturas, el notable poltico Alexander Hamilton denunci la usurpacin del poder de la legislatura, y previno a sus pares ante la posibilidad de ver a los representantes
populares constituidos en dictadores perpetuos. En sentido similar asegur
estar siendo testigo del despotismo de la Legislatura 34.
As las cosas, queda claro que a las minoras que haba que proteger eran
los sectores terratenientes. El control de constitucionalidad fue pensado como
mecanismo institucional de proteccin de estos sectores sociales 35.
3. Eleccin, inamovilidad e intangibilidad de remuneraciones
El Poder Judicial no devino, sino que fue concebido, fue diagramado,
como un poder contramayoritario. Claro era el objetivo de los convencionales
de Filadelfia: el Poder Judicial deba frenar los excesos de las legislaturas. En
este sentido se adoptaron medidas para alejar a los jueces del clamor popular;
34
______G
ARGARELLA, Roberto, La justicia frente al gobierno. Sobre el carcter contramayoritario
del Poder Judicial, Ariel, Buenos Aires, 1996, p. 25. Los extractos de Hamilton estn incluidos en The
papers of Alexander Hamilton, Columbia UP, 1962, vol. III, p. 551.
35
______Para
un anlisis ms detallado del contexto histrico, vase GARGARELLA, Roberto, La justicia
frente al gobierno..., cit., ps. 17 a 26.
82
LECCIONES Y ENSAYOS
entre stas debe atenderse a su mecanismo de eleccin, inmovilidad e intangibilidad en las remuneraciones.
De acuerdo con la Constitucin de los Estados Unidos los jueces federales
seran nombrados por el presidente con el acuerdo del Senado 36. La Argentina
adoptar este sistema, que hoy rige para el nombramiento de jueces de la Corte Suprema 37 y que para los dems jueces federales requiere la previa actuacin de Consejo de la Magistratura 38. Si pensamos en nuestro pas, y a partir de la reforma de
1994, los jueces nombrados por este mecanismo, y al momento del nombramiento,
cuentan con cierta legitimidad democrtica. En definitiva, son nombrados por dos
rganos que son electos de manera directa por la poblacin. Antes de la reforma de
1994, la legitimidad democrtica era menor, ya que tanto los senadores como el
presidente eran elegidos indirectamente. Los primeros eran elegidos por las legislaturas provinciales 39 y el segundo a travs de un colegio electoral 40. En los Estados Unidos estos mecanismos indirectos, ideados con el objetivo de alejar a las
mayoras de la eleccin de sus representantes, siguen vigentes para la eleccin del
presidente 41, no as para la de los senadores 42.
Esta relativa legitimidad democrtica se ir diluyendo a medida que comencemos a pensar en la cuestin de la inamovilidad. Los jueces son vitalicios,
duran en sus cargos mientras mantengan su buena conducta 43. La inamovilidad, as como la intangibilidad en las remuneraciones, tiene origen ingls: En
1701 la ley inglesa denominada Act of Settlement estipul que las comisiones
de los jueces duraran mientras dure su buena conducta y sus salarios seran
ciertos y establecidos. En 1760, durante el reinado de Jorge III, el Parlamento
estableci que los salarios de los jueces no podran ser disminuidos mientras
se mantuviera en alguna de sus comisiones. Esto se aplic en las colonias norteamericanas hasta 1761, en que comenzaron las injerencias de la corona sobre
la justicia mediante la alteracin de los perodos de los jueces. Por ello en la Declaracin de la Independencia de los Estados Unidos de 1776, entre los agravios atribuidos al rey, estaba el que ste haba hecho a los jueces funcionarios
36
______Art.
2, secc. 2, inc. 2.
37
______Art.
99, inc. 4, prr. 1.
38
______Art.
99, inc. 4, prr. 2, y art. 114, incs. 1 y 2.
39
______El
mecanismo de eleccin estaba previsto en el antiguo art. 46.
40
______La
eleccin estaba estipulada en al pretrito art. 81.
41
______Vase
12 enmienda.
42
______Vase
17 enmienda.
43
______Art.
110, CN, y art. 3, secc. 1, Constitucin de los Estados Unidos. Para el caso argentino vale
hacer un parntesis respecto del art. 99, inc. 4, prr. 3. Si bien all se estipula que los jueces, una vez
que cumplan los 75 aos, debern obtener un nuevo nombramiento y as cada cinco aos, la Corte ha
declarado nulo tal artculo, y al hablarse de nulidad y no de inconstitucionalidad no sabemos si el alcance de la sentencia es erga omnes o inter partes. Vase Fayt, Carlos S., Fallos 322:1616
(19/8/1999).
MAURO BENENTE
83
dependientes de su nica voluntad, por su designio en el perodo de las funciones y en el monto de sus salarios.
En el pensamiento de Hamilton 44, la inamovilidad de los magistrados era
el nico mecanismo para ubicar al Poder Judicial a la altura del Poder Legislativo (que contaba con el poder econmico) y al Poder Ejecutivo (que contaba
con el poder militar).
Si bien podra decirse que al momento de su nombramiento los jueces cuentan con cierta legitimidad democrtica, sta se va diluyendo con el transcurso del
tiempo. Son elegidos por el Poder Ejecutivo con acuerdo del Senado, pero mantienen su cargo ms all de los cambios que se produzcan en aquellos poderes. Son
designados por un presidente que luego deja de serlo y por senadores que tambin
abandonan sus bancas, pero ellos siguen en sus cargos bajo un antiguo nombramiento, que dada su antigedad, deviene en, al menos, poco democrtico. Los
jueces son elegidos por aquellos que en algn momento fueron elegidos, y de
los que nada cambia la causa por las cuales no fueron reelectos.
Veamos un ejemplo contemporneo: Fayt y Petracchi juraron para el cargo de jueces de la Corte Suprema el 23 de diciembre de 1983. Adems de que
en aquel momento la eleccin de los senadores y presidente era indirecta (lo
que ya disminuye la legitimidad democrtica de los magistrados), hoy el presidente es otro y de los senadores que prestaron el acuerdo, ninguno sigue ocupando bancas en tal Cmara (y en su momento slo fueron reelectos catorce 45).
Es ms, cerca de tres millones de personas que hoy son electores ni siquiera haba nacido al momento de la designacin de los citados jueces. Ellos an permanecen en sus cargos.
Por otro lado, la inamovilidad de los jueces, hace que stos no sean representativos-responsables. Pueden ejercer el control de constitucionalidad sin tener que responder por ello. Quienes no compartan que el aborto dentro del primer trimestre de embarazo est subsumido dentro del derecho a la privacidad;
quienes s lo compartan, pero sostengan que el derecho a la privacidad no est
en la Constitucin; y quienes crean que los jueces no pueden tener la ltima palabra en la cuestin del aborto; ninguno de ellos, ninguno de nosotros, podr hacer nada.
Ya mencionamos que quienes se crean afectados por una medida legislativa pueden optar por otros candidatos en prximas elecciones. Empero, quienes se crean afectados por una sentencia judicial nada pueden hacer: no podrn
evitar que en las prximas elecciones los mismos jueces sean reelectos, porque
no habr una prxima eleccin.
44
El federalista, nro. LXXXVIII.
______Vase
45
______De
los cuarenta y seis senadores que en 1984 integraban la cmara, slo catorce lograrn la reeleccin: Britos, O.; Feris, G.; Lafferriere, R.; Len, L.; Mazzuco, F.; Mnem, E.; Otero, E.; Rodrguez
Saa, A.; Saadi, V.; Snchez, N.; Sapag, E.; Solana, J.
84
LECCIONES Y ENSAYOS
4. Locke y Rousseau
a) La Convencin de Filadelfia de 1787
Hay algunos argumentos filosficos que subyacen o sirven de fundamento al diseo institucional adoptado por los convencionales de Filadelfia, que a
travs de mecanismos como el bicameralismo, la eleccin indirecta del presidente, el veto presidencial y el control de constitucionalidad, intentaron alejar
a las mayoras de las decisiones polticas 46.
Gargarella 47 destaca dos premisas que los convencionales tuvieron en
cuenta:
1) En poltica existen algunos principios verdaderos que no podan ser
percibidos por la ciudadana comn. De acuerdo con Locke, el verdadero estado del hombre no era el civil, sino el natural. En el estado de naturaleza los
hombres eran libres e iguales, pero las violaciones al derecho natural no eran
sancionadas o se lo haca de un modo anrquico. Para escapar de esta inseguridad, los hombres fundaron la sociedad civil y reconocieron un poder de coaccin independiente y superior a ellos, encargado de reprimir la violacin a la ley
natural. El Estado surgi entonces, para permitir la ms amplia expresin de la
libertad y de la igualdad natural.
Locke, a quien Berlin 48 describe como uno de los fundadores de la idea
de libertad negativa, consideraba que existan algunas verdades primarias en
torno a los derechos naturales que no podan ser percibidas por todos. Con gran
agudeza, Nino muestra dos tesis bsicas del iusnaturalismo: a) una tesis de filosofa tica que sostiene que hay principios morales y de justicia universalmente vlidos y asequibles a la razn humana; b) una tesis acerca de la definicin del concepto de derecho, segn el cual un sistema normativo o una norma
no pueden ser calificados de jurdicos si contradicen aquellos principios morales o de justicia 49. En la concepcin de los convencionales de Filadelfia estos principios morales y de justicia, necesarios para que el derecho sea tal, slo
eran descifrables por un grupo selecto de la sociedad.
2) Las mayoras tienden a actuar irracionalmente. Aqu la idea era que en
las grandes asambleas, en las reuniones de nmero, la pasin triunfaba sobre la
46
______Si
bien la temtica excede este trabajo, afirmar que subyacen implica tomar una posicin cercana al idealismo hegeliano y afirmar que sobre la base de ciertas concepciones filosficas se dise
el sistema institucional; aseverar que sirven de fundamento nos acerca un tanto al materialismo histrico y a postular que tanto el diseo institucional como los argumentos filosficos que lo sostienen responden a una intencin de perpetuar una situacin coyuntural determinada un marxista ortodoxo hablara de perpetuar una determinada estructura de produccin.
47
______G
ARGARELLA, Roberto, La justicia frente al gobierno..., cit., ps. 27 y 28.
48
______BERLIN, Isaiah, Dos conceptos de libertad, en Cuatro ensayos sobre la libertad, Alianza Universidad, Madrid, 1988, ps. 191 a 200.
49
______N
INO, Carlos S., Introduccin al anlisis del derecho, Astrea, Buenos Aires, 1998, p. 28.
MAURO BENENTE
85
razn. En este sentido, en el Federalista LV (redactado por Hamilton o por Madison) se expres que en todas las asambleas muy numerosas, cualquiera sea la
ndole de su composicin, la pasin siempre arrebata su cetro a la razn 50. Madison, repitiendo este argumento, al que le complementa el elitismo analizado en
el punto anterior (y tambin, por qu no, su pesimismo antropolgico), sostuvo que
es sabido que cuanto ms numerosa es una asamblea, sean las que fueren las personas que las compongan, ms fuerte ha de ser el ascendiente de la pasin sobre la
razn. En segundo lugar, cuanto mayor es el nmero, ms grande ser la proporcin de miembros poco instruidos y de capacidad limitada 51.
b) La situacin en Francia
Recin con la Constitucin de la IV Repblica en 1946 se instaur en
Francia un sistema de control de constitucionalidad a cargo de un Comit Constitucional. El sistema que hoy rige es el diseado por la Constitucin de la V Repblica de 1958: es concentrado (slo el Consejo Constitucional puede declarar inconstitucional una norma), a priori (el control se lleva a cabo antes de que
la norma entre en vigencia) y no es judicial sino poltico (est integrado por ex
presidentes, tres miembros designados por el presidente de Francia, tres por el
presidente de la Asamblea Nacional y tres por el presidente del Senado). Esta
tarda incorporacin de un sistema de control de constitucionalidad, as como
su carcter poltico, tiene una explicacin histrica.
Durante el ancien rgime, determinados tribunales judiciales (los Parlamentos) contaban con una gran cantidad de atribuciones. Entre ellas podan
resolver que se publicaran o no las normas generales (leyes y decretos), y en
caso negativo virtualmente disponer lo que hoy conocemos como una declaracin de inconstitucionalidad. Al momento de la Revolucin Francesa, los jueces eran vistos como una parte reaccionaria de la sociedad.
Para Gargarella 52, Montesquieu ide un modelo en el cual los controles
iban del legislativo hacia el ejecutivo y de ste hacia aqul, pero sostuvo que los
jueces no eran ms que el instrumento que pronuncia las palabras de la ley, seres inanimados que no pueden moderar ni la fuerza ni el rigor de las leyes 53.
No obstante, y a mi entender, el autor francs erigi al Judicial como un verdadero Poder con capacidad de control 54 y cuando se refera a los jueces como re50
______Federalista
LV, El federalista, cit., p. 236.
51
______MADISON, James, Federalista LV, El federalista, cit., p. 249.
52
______G
ARGARELLA, Roberto, La justicia frente al gobierno..., cit., p. 94.
53
______M
OTESQUIEU, Charles - Louis de Secondat, Barn de, Del espritu de las leyes, Orbis, Barcelona, 1984, p. 149.
54
______As
tambin GARCA DE ENTERRA, Eduardo, Revolucin Francesa y administracin contempornea, Taurus, Madrid, 1984, caps. 1 y 3.
86
LECCIONES Y ENSAYOS
MAURO BENENTE
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LECCIONES Y ENSAYOS
1800 el presidente federalista John Adams haba perdido las elecciones en manos del republicano Thomas Jefferson y comenz a ubicar aliados en cargos judiciales. En enero de 1801 Adams nombr como presidente de la Corte Suprema a su secretario de Estado (que sigui sindolo hasta el fin su mandato
presidencial), un militar que no era abogado, de nombre John Marshall, y el 13
de febrero de ese mismo ao, el Congreso aprob el Circuit Court Act of 1801
que estableci diecisis jueces federales de segunda instancia.
En la misma lnea de accin, dos semanas antes del cambio de presidente,
el Congreso aprob el nombramiento de cuarenta y dos cargos de jueces de paz
para Washington DC y sell sus designaciones, pero en algunos casos, el entonces interino secretario de Estado John Marshall, no hizo a tiempo a mandar las
designaciones a sus titulares. La administracin de Jefferson no reconoci los
nombramientos no enviados.
Uno de los jueces que no recibi la designacin fue William Marbury.
ste, invocando la Judiciatury Act de 1789, se dirigi directamente ante la Corte para que sta exija entregar (a travs de un writ of mandamus) al secretario
de Estado de Jefferson, James Madison, los nombramientos correspondientes.
El ya mencionado presidente de la Corte, John Marshall, recin dio a conocer
su sentencia en febrero de 1803.
El Chief of Justice se hizo tres preguntas: 1) tiene el solicitante derecho
al nombramiento?; 2) si lo tiene y ha sido violado, proveen las leyes del pas
un remedio a esa violacin?; 3) si lo proveen, es dicho remedio un mandamiento que corresponda a esta Corte emitir?
Las dos primeras preguntas tuvieron una respuesta afirmativa, pero la respuesta ms importante en trminos constitucionales e institucionales era la tercera. Hay quienes piensan que si la decisin era afirmativa y Marshall ordenaba
a Madison emitir la designacin, la orden iba a ser desobedecida. Ms all de
esto, lo cierto es que la tercera pregunta tuvo una repuesta negativa.
La Corte sostuvo que el actor tena un derecho, que haba sido violado y
que tal violacin poda ser remediada, pero que el remedio no poda ser el solicitado. La Judiciatury Act contemplaba la competencia originaria para un
caso como ste, pero era la Constitucin la que estableca, de manera taxativa,
la competencia originaria de dicho tribunal 66, por lo que si la ley ampliaba lo
estipulado por el texto constitucional, sta no poda ser aplicada: era inconstitucional. En el pasaje ms celebre del fallo, expres Marshall: Hay slo dos alternativas demasiado claras para ser discutidas: o la Constitucin controla cualquier ley contraria a aqulla, o la Legislatura puede alterar la Constitucin
mediante una ley ordinaria. Entre tales alternativas no hay trminos medios: o
66
______En
todos los casos relativos a embajadores, otros ministros pblicos y cnsules, as como en
aquellos en que sea parte un Estado, el tribunal supremo poseer jurisdiccin en nica instancia (art.
2, secc. II).
MAURO BENENTE
89
la Constitucin es la ley suprema, inalterable por medios ordinarios; o se encuentra en el mismo nivel que las leyes y de tal modo, como cualquiera de ellas,
puede reformarse o dejarse sin efecto siempre que al Congreso le plazca. Si es
cierta la primera alternativa, entonces una ley contraria a la Constitucin no es
ley; si en cambio es verdadera la segunda, entonces las constituciones escritas
son absurdos intentos del pueblo para limitar lo ilimitable por naturaleza 67.
Con este fallo nace oficialmente el control judicial de constitucionalidad.
3. Recepcin en la Argentina
Ya la ley 182 de la Confederacin Argentina del 6 de septiembre 1858
contemplaba que las controversias constitucionales deban resolverse en el Poder Judicial y en la Corte Suprema de Justicia de la Nacin en ltima instancia,
situacin que receptarn las leyes 27 del 16 de octubre de 1862 y 48 del 14 de
septiembre de 1863. Es decir que las puertas para el control judicial de constitucionalidad estaban abiertas.
La Corte Suprema comenz a funcionar en 1863 y en Ros, Ramn y
otros 68, la quinta causa que la Corte resolvi, se declar nulo el decreto del
Poder Ejecutivo nacional del Paran del 26 de febrero de 1859. La normativa
haba conferido al capitn del puerto de Rosario de Santa Fe la jurisdiccin martima en lo civil y criminal. Dado que la creacin de tribunales inferiores era
competencia del Congreso Nacional, la Corte declar nulo tal decreto y nulas
las actuaciones llevadas a cabo en cumplimiento de ste.
Al ao siguiente, en el caso Ministerio Fiscal c. Benjamn Calvete 69 la
Corte sostuvo que este tribunal es el intrprete final de la Constitucin; por
cuya razn, siempre que se haya puesto en duda la inteligencia de alguna de sus
clusulas, y la decisin sea contra el derecho que en ella se funda, aunque el
pleito haya sido resuelto en un tribunal del fuero comn, la sentencia est sujeta
a la revisin de la Corte Suprema 70.
En 1865, en el caso Domingo Mendoza y hermano c. Provincia de San
Luis 71, la Corte asever que la ley del 7 de julio de 1862 de la provincia de San
Luis que impona derechos de trnsito a los productos que salan de su territorio es
contraria a la Constitucin Nacional, y que por lo tanto es nula y de ningn efecto
en la presente causa 72. Aunque lo hizo utilizando otros trminos, fue la primera
vez que la Corte declar la inconstitucionalidad de una norma provincial.
67
______La
traduccin fue tomada de MILLER, Jonathan - GELLI, Mara A. - CAYUSO, Susana, Constitucin y poder poltico, t. 1, Astrea, Buenos Aires, 1987, ps. 11 y 12.
68
______Fallos
1:32.
69
______Fallos
1:340.
70
______Consid.
6.
71
______Fallos
3:131.
72
______Consid.
4.
90
LECCIONES Y ENSAYOS
73
______Fallos
32:120.
74
______Cuando
un individuo se halle detenido o preso por una autoridad nacional, o la disposicin de
una autoridad nacional o so color de una orden emitida por autoridad nacional (...) la Corte Suprema
o los jueces de seccin podrn, a instancia del preso o de sus parientes o amigos, investigar sobre el origen de la prisin, y en caso de que haya sido ordenada por autoridad o persona que no est facultada
por la ley, mandarn poner al preso inmediatamente en libertad (art. 20, ley 48).
75
______Votaron
en la mayora Benjamn Victoria, Uladislao Fras y Salustiano Zavala; expresaron su
disidencia Federico Ibarguren y C. S. de la Torre.
76
______Fallos
33:162.
77
______Consid. 25.
78
______El
dato fue tomado de BERCHOLC, Jorge, Las dificultades actuales para obtener consenso en
las sentencias de la Corte Suprema. Unanimidades, disidencias y cambios de jurisprudencia, ponencia
presentada en el VI Congreso Nacional de Sociologa Jurdica. Para un detalle de la cantidad de inconstitucionalidades por perodos y de acuerdo con las distintas integraciones del mximo tribunal, ver del
mismo autor, La Independencia de la Corte Suprema a travs del control de constitucionalidad, Ediar,
Buenos Aires, 2004.
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SEGUNDA PARTE
El mensaje
V. INTRODUCCIN
1. El Poder Judicial como guardin del proceso de representacin
Si bien he intentado demostrar que el control de constitucionalidad se erige como una actividad contramayoritaria, lo cierto es que en algunos casos puede funcionar como perfeccionadora de los mecanismos democrticos. Ely sostiene que el Poder Judicial, y la Corte Suprema en particular, tiene un favorable
posicionamiento institucional para erigirse como un guardin del proceso de
representacin 79.
El colosal dictado de disposiciones de carcter legislativo en manos de
una sola persona es una situacin que, sin lugar a dudas, debilita el sistema representativo. El rgano encargado de legislar debe ser el ms representativo y
que tal actividad la desempee algn burcrata de la rama ejecutiva 80 debilita el contenido democrtico de la decisin. En este orden de ideas el Poder Judicial podra erigirse como un poder que, a travs de un activismo limitador del
dictado de decretos de necesidad y urgencia, devuelva al Parlamento las funciones legislativas. No obstante, el mensaje constitucional del art. 99, inc. 3,
no permiti, ni permite, ni permitir tal activismo.
No lo permiti, porque el mensaje era intil mientras la ley que deba reglamentar el art. 99, inc. 3, no estaba sancionada. No lo permite, ni permitir,
dado que el mensaje no nos permite hablar de inconstitucionalidades de aspectos lamentables de ley 26.122, dada a luz con doce aos despus de la reforma
constitucional 81.
Un Poder Judicial guardin del proceso democrtico necesita de mensajes
claros para realizar su actividad. Por ejemplo, debe ser clara la decisin que
debe tomarse ante un silencio parlamentario respecto de un decreto de necesidad y urgencia. Si la solucin prevista en el texto constitucional no es clara, es
muy posible que el activismo judicial devenga en la discrecionalidad de un poder contramayoritario.
79
______E
LY, John H., Democracia y desconfianza, Siglo XX, Bogot, 1997, en especial cap. 4. El autor
norteamericano sostiene que el activismo tampoco tiene bices democrticos cuando una norma genera perjuicio contra minoras discretas e insulares (prejudice against discrete and insular minoririties).
80
______E
LY, John H., Democracia y desconfianza, cit., p. 162.
81
______El mensaje constitucional es tan imperfecto, que al no contar con un plazo de sancin de la ley,
no me permite decir que el Congreso se atras al momento de legislar.
92
LECCIONES Y ENSAYOS
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93
diana de los titulares del Poder Ejecutivo. Este instituto no figuraba en la Constitucin originaria y la disyuntiva hacia 1994 era si su dictado deba regularse
o prohibirse de manera absoluta. Tal vez por temor a que la reforma quedase en
el papel (en definitiva la Constitucin originaria no contemplaba los decretos
de necesidad y urgencia, y sin embargo se dictaban), se opt por su regulacin.
A partir de aqu analizar la temtica de los decretos de necesidad y urgencia,
y el mensaje que se les otorg a los jueces respecto de esta materia, reflexionando sobre su potencial utilidad para ejercer el control de constitucionalidad teniendo en cuenta, en algunos casos, el carcter contramayoritario del Poder Judicial.
VI. LOS DECRETOS DE NECESIDAD Y URGENCIA
ANTES DE LA REFORMA DE 1994
1. Diseo institucional y decretos de necesidad y urgencia
Ni el sistema norteamericano ni el argentino contemplaron en sus Constituciones la posibilidad de que en casos urgentes, el Poder Ejecutivo ejerza
funciones legislativas. En el caso argentino, nicamente, se previ la participacin legislativa del presidente de la Nacin a travs de los decretos reglamentarios 85.
En cambio, en el constitucionalismo europeo puede tenerse por habitual
la introduccin de mecanismos que posibiliten, en casos de necesidad y urgencia, el ejercicio de facultades legislativas por parte del Poder Ejecutivo. Esto
puede observarse en la Constitucin Republicana de Espaa de 1931 (art. 80),
la Constitucin italiana de 1947 (art. 77), la Constitucin de Dinamarca de
1953 (art. 23), la Constitucin francesa de 1958 (art. 16), la Constitucin de
Grecia de 1975 (art. 44) y la Constitucin de Espaa de 1978 (art. 86).
La antpoda en materia de decretos de necesidad y urgencia entre el modelo norteamericano y el europeo no es casual, sino que obedece, a diferencias
en los sistemas de gobierno. El sistema presidencialista responde a una concepcin de separacin entre el Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo; en cambio,
en el modelo parlamentarista europeo prevalece la nocin de fusin entre stos.
a) El modelo clsico europeo
En el modelo parlamentario el Poder Ejecutivo es dual: est a cargo de un
jefe de Estado y de un jefe de gobierno. El primero suele tener caracteres simblicos y protocolares, y es ocupado por un rey en las monarquas parlamentarias y por un presidente elegido por un perodo fijo en el caso de las repblicas.
85
______Art.
99, inc. 1 (ex art. 86, inc. 1).
94
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100
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tal en la cual se establezca una mesa de trabajo entre el Poder Judicial y los poderes polticos con el fin de resolver la cuestin 104. No obstante vale decir que
ninguna de estas soluciones estaba prevista en el mensaje constitucional y su
adopcin o no dependa de la buena voluntad de los jueces.
Hablar de una inconstitucionalidad por omisin no resolva per se el problema, ya que las propuestas de solucin podan resultar antidemocrticas o
quedaban en la buena voluntad judicial. No slo el mensaje del art. 99, inc. 3,
era intrnsecamente intil para subsanar la mora parlamentaria, sino que se conjugaba con un receptor que presentaba una dificultad contramayoritaria que le
restringa el mbito de actuacin. El mensaje era un adorno, aun admitiendo la
categora de inconstitucionalidad por omisin.
a) La posicin de Petracchi
Si bien el juez de la Corte Suprema Enrique Santiago Petracchi no hablaba
de inconstitucionalidad por omisin, era el nico juez de la Corte que analizaba
con detenimiento el problema de la mora parlamentaria. En el caso Verrocchi 105 sostuvo que para entender los alcances del art. 99, inc. 3, era menester
recurrir a los dilogos de los convencionales reformadores y de all surga que
el sistema adoptado era el espaol. Luego de citar las normas espaolas que regulaban la institucin, afirmaba que el procedimiento de los decretos de necesidad y urgencia tena dos etapas, una ejecutiva y otra legislativa. En el caso argentino el instituto de los decretos de necesidad y urgencia tena un
funcionamiento similar: En la parte legislativa era menester la intervencin de
una Comisin Bicameral Permanente (primera subetapa legislativa) y un posterior tratamiento en las cmaras (segunda subetapa legislativa) 106.
Ahora bien: al no haberse sancionado la ley que reclama el art. 99, inc.
3, no puede cumplirse con la denominada subetapa legislativa, lo que determina la imposibilidad de recurrir a esos remedios de excepcin que son los decretos de necesidad y urgencia 107. Esta imposibilidad transformaba en nulos
a los decretos de necesidad y urgencia.
La propuesta de Petracchi no dejaba de ser interesante, ya que instaba a un
fiel respeto por las formalidades que la Constitucin prescribe. No obstante que
104
______As
lo hizo en Verbitsky, Horacio s/hbeas hbeas, JA 2005-IV-612, y en Mendoza, Beatriz
Silvia y otros c. Estado nacional y otros s/daos y perjuicios, M.1569.XL, JA 2006-III-294. Sobre soluciones experimentales puede consultarse BERGALLO, Paola, Justicia y experimentalismo: la funcin
remedial del Poder Judicial en el litigio de derecho pblico en Argentina, ponencia presentada en
SELA 2005, http://islandia.law.yale.edu.
105
______Verrocchi,
Ezio D. c. Administracin Nacional de Aduanas, Fallos 322:1726 (19/8/1999).
Petracchi mantiene su postura en Fallos 323:1566, 323:1934, 325:2059, 326:1146 y 326:3180.
106
______Consids.
8, 9 y 10.
107
______Consid.
13.
MAURO BENENTE
101
102
LECCIONES Y ENSAYOS
MAURO BENENTE
103
Para el caso de los decretos de necesidad y urgencia la Constitucin estipula que la valoracin de la necesidad y la urgencia est en manos del Poder Ejecutivo (al momento de dictarlos) y del Poder Legislativo (mediante el
procedimiento de control). A continuacin, resear cmo interpret el mximo tribunal el proceder del Parlamento mientras la ley especial no exista. Tal
como veremos, encontraremos interpretaciones incompatibles entre s, pero
compatibles (valga el juego de palabras) con el mensaje constitucional 115.
b) Los decretos de necesidad y urgencia ante el silencio del Congreso
Las soluciones jurisprudenciales ante el silencio parlamentario respecto de
los decretos de necesidad y urgencia (es decir, un decreto de necesidad y urgencia
que no es anulado, derogado, ratificado ni modificado) han sido variadas.
En Rodrguez 116, la mayora de la Corte sostuvo que la Constitucin atribuye una excluyente intervencin en el contralor de los decretos de necesidad y urgencia, delicada funcin poltica propia del legislador que no puede ser interferida
en el modo de su ejercicio por el Poder Judicial sin grave afectacin del principio
de divisin de poderes 117. En la misma causa, y sosteniendo exactamente lo contrario, la minora expres que carece de sustento afirmar que los decretos dictados
por el Poder Ejecutivo invocando razones de necesidad y urgencia slo estn sujetos al control parlamentario establecido por la Constitucin consagrndose el absurdo de que una ley pudiera ser invalidada por el Poder Judicial por atentar contra
la Constitucin, lo mismo que un decreto u otro acto administrativo del Poder Ejecutivo, pero no el decreto de necesidad y urgencia 118.
Como puede observarse, existan dos soluciones opuestas. Por un lado, se
afirmaba que en materia de decretos de necesidad y urgencia el Poder Legislativo tena un control excluyente y, por el otro, se sostena que esto era absurdo.
Ms all del problema que generaba tener posiciones tan enfrentadas, la mayor
dificultad era que ambas se ajustaban al mensaje del art. 99, inc. 3. Segn ste,
el Congreso deba controlar el dictado de los decretos de necesidad y urgencia
y, pensando en la doctrina clsica de la Corte de abstenerse de hacer valoraciones sobre situaciones fcticas, la solucin expuesta por la mayora en Rodrguez se configuraba como razonable. Por otro lado, el 99, inc. 3, no impona
115
______Cuando
hablo de incompatibilidad no me estoy refiriendo, necesariamente, a la nocin de incompatibilidad esgrimida por Raz, ya que segn entiendo, el profesor norteamericano la acota a incompatibilidades entre dos interpretaciones originalistas. Conf. RAZ, Joseph, La intencin en la interpretacin, Doxa 1997-20-199/205.
116
______Fallos
320:285.
117
______Consid.
17 del voto de la mayora, integrada por los Dres. Nazareno, Molin OConnor, Lpez,
Boggiano y Vzquez. La solucin es repetida en la disidencia de Molin OConnor en el caso Risola
de Ocampo, Mara c. Rojas, Julio y otros, Fallos 323:1934 (2/8/2000), consid. 5.
118
______Consid.
8 de la disidencia de los Dres. Belluscio y Bossert.
104
LECCIONES Y ENSAYOS
una competencia excluyente del Congreso en materia de control y si el Congreso no efectuaba ese control, la solucin de la minora tambin se eriga como
razonable. Una vez ms el problema estaba en el mensaje.
Si tombamos la primera postura como vlida, asumamos una situacin
en la cual si el Parlamento no controlaba, nadie lo haca. Si optbamos por la
segunda solucin, apalebamos a un rgano contramayaritario para determinar
si una particular situacin de hecho configuraba una circunstancia de necesidad y urgencia. El panorama no resultaba muy alentador.
c) El Congreso ratificando decretos de necesidad y urgencia
En principio, podra pensarse que una ratificacin por parte del Congreso eliminaba los potenciales defectos de origen del decreto de necesidad y urgencia. En Guida 119 la mayora de la Corte sostuvo que la ratificacin del
DNU 290/1995 mediante el dictado de la ley 24.624 traduce, por parte del Poder Legislativo, el reconocimiento de la situacin de emergencia invocada por
el Poder Ejecutivo para su sancin, a la vez que importa un concreto pronunciamiento del rgano legislativo en favor de la regularidad de dicha norma 120.
Ahora bien, en aquel caso el decreto databa del 1 de marzo de 1995 y la
ley ratificatoria haba sido sancionada el 28 de diciembre de 1995. Haba llegado tarde la ratificacin? No era posible saberlo, nada se desprenda del mensaje del art. 99, inc. 3. Qu hubiese sucedido si en este lapso se hubiere dictado una sentencia que hubiese declarado inconstitucional al decreto de
necesidad y urgencia, y hubiera quedado firme? Tampoco sabemos.
Retornemos al asunto del tiempo. En Della Blanca 121 se discuti la constitucionalidad del DNU 1477 del 20 de diciembre de 1989 que haba dispuesto el
carcter no remuneratorio de los llamados ticket canasta. Tras varios plexos normativos que rigieron la cuestin, el 25 de septiembre de 1996, siete aos despus
del mencionado decreto, el Congreso sancion la ley 24.770 que, al decir la disidencia de Lpez y Molin OConnor, confirm el criterio que inspir el dictado
del dec. 1477/1989 emanado del Poder Ejecutivo, en consecuencia, toda vez que
las disposiciones de la citada ley reflejen de manera inequvoca la voluntad convalidatoria del rgano estatal llamado por la misma Constitucin a expedirse sobre
el valor de las normas anteriormente dictadas por el Poder Administrador, corresponde desestimar la tacha articulada respecto del dec. 1477/1989 122.
119
______Guida
Liliana c. Poder Ejecutivo nacional, Fallos 323:1566 (2/6/2000).
120
______Consid.
6 del voto de la mayora integrada por los Dres. Nazareno, Molin OConnor y Lpez.
En un voto separado Boggiano coincide con esta postura (consid. 8).
121
______Della
Blanca, Luis y otro c. Industria Metalrgica Pescarmona SA, Fallos 321:3133
(24/11/1998).
122
______Consids.
7 y 8.
MAURO BENENTE
105
El mensaje del 99, inc. 3 exige que el decreto de necesidad y urgencia sea
tratado de inmediato. Mientras la ley especial no estaba sancionada, la discrecionalidad del Poder Judicial determinaba si el tratamiento parlamentario se
haba realizado de inmediato. Todos podamos estar de acuerdo que si el
Congreso trataba el decreto de necesidad y urgencia al da siguiente a su dictado, habra inmediatez. Pero si lo haca a los diez das? A los treinta das? A
los tres meses? A los tres aos? No era posible extraer del mensaje constitucional cundo estaba la inmediatez exigida. Ante esta situacin quedaban dos
alternativas: negar la posibilidad de declarar inconstitucional los decretos de
necesidad y urgencia, porque el Congreso los podra ratificar en un futuro, o pedir que un poder no elegido popularmente determine el plazo de inmediatez.
d) El Congreso derogando decretos de necesidad y urgencia
Intuitivamente uno poda pensar que la derogacin de un decreto de necesidad y urgencia era un rechazo de ste. No obstante, la cuestin no resultaba
tan clara.
En el caso Mller 123, en el cual se discuta la constitucionalidad del dec.
430/2000, el procurador general de la Nacin, al cual la mayora 124 de la Corte
se remiti para solucionar el caso, sostuvo que respecto de la necesaria intervencin del Congreso en el trmite de los decretos de necesidad y urgencia que
exige la Ley Fundamental, cabe sealar que, en el caso, ello se verific mediante la derogacin expresa del dec. 430/2000 dispuesta por la ley 25.453 (art. 18),
a partir de la vigencia de sta, de donde surge de modo inequvoco que lo tuvo
por vlido hasta ese momento 125.
En la vereda opuesta, en el caso Verrocchi 126, en el cual se discuta la
constitucionalidad de los decs. 770/1996 y 771/1996, la mayora de la Corte
asever que ninguna voluntad de ratificacin de las injerencias del Poder Ejecutivo se desprende, por otra parte, del dictado de la ley 24.714, que establece
la derogacin de los decs. 770 y 771 127.
Para la primera postura, una ley que derogaba el decreto lo ratificaba. Esto
era as porque la derogacin era de algo y ese algo era una norma vlida;
si la norma era nula, no exista y no era posible derogar aquello que era inexis123
______Mller,
Miguel c. Poder Ejecutivo nacional, Fallos 326:1146 (10/4/2003).
124
______Mayora
integrada por los Dres. Nazareno, Molin OConnor y Lpez. En el mismo sentido,
se pronunci el juez Fayt.
125
______Punto
IV del dictamen del procurador general de la Nacin, Nicols Becerra. Las cursivas me
pertenecen.
126
______Fallos
322:1726.
127
______Consid. 11 del voto de la mayora, integrada por los Dres. Fayt, Belluscio y Bossert. En el mismo sentido, se pronunciaron Boggiano (consid. 9) y, en obiter dictum, Petracchi (consid. 16). La postura se mantiene en obiter en la disidencia de Petracchi en Fallos 326:1146.
106
LECCIONES Y ENSAYOS
tente. As, para que haya derogacin, era menester tener por vlido el decreto
de necesidad y urgencia: derogar era validar el decreto. En la antpoda se afirmaba que la derogacin no poda tomarse como una convalidacin, ya que una
derogacin era una manifestacin de voluntad contraria al decreto de necesidad
y urgencia en cuestin, y una manifestacin en contra del decreto nunca poda
actuar como convalidacin.
Nuevamente, tenamos aqu posturas contrapuestas y ambas podan adecuarse al mensaje del art. 99, inc. 3. Analizando la primera opinin, observamos que la sancin que el art. 99, inc. 3, contempla para los casos en que el
Congreso no apruebe el decreto de necesidad y urgencia es la nulidad y no la
derogacin (que, vale aclarar, no es una sancin). Adems, resultaba razonable
que si haba una derogacin de un decreto de necesidad y urgencia, era menester que ste sea vlido para que pueda ser derogado. Examinando el segundo
postulado, podemos decir que si bien la Constitucin prev a la nulidad como
sancin para los decretos de necesidad y urgencia, la nulidad como sancin
slo poda implementarse si se dictaba la ley especial y, mientras tanto, la
nica manera de desaprobar un decreto de necesidad y urgencia era a travs de
su derogacin. Si la derogacin implicaba confirmacin o anulacin, era otro
gran problema que el mensaje no resolva.
IX. LA LEY 26.122
El 27 de julio de 2006 fue promulgada la ley 26.122, que regul la intervencin del Congreso Nacional en el dictado de decretos de necesidad y urgencia, decretos delegados y promulgacin parcial de leyes. A continuacin, analizar algunos aspectos preocupantes de la ley y ratificar mis intuiciones
respecto de la inutilidad del mensaje constitucional. Tal como veremos, todos
los aspectos que resultan criticables de la ley se adecuan perfectamente con los
parmetros establecidos el art. 99, inc. 3.
1. Integracin de la Comisin Bicameral Permanente
De acuerdo con el art. 3 de la citada ley, la Comisin Bicameral Permanente debe ser integrada por ocho diputados y ocho senadores, designados por
el presidente de cada una de las cmaras y a propuesta de los bloques parlamentarios. Adems, la integracin debe respetar la proporcin de las representaciones polticas.
Inmediatamente a la promulgacin de la ley, se constituy la comisin y
qued conformada por: nueve miembros del bloque del PJ-Frente para la Victoria, es decir, nueve personas pertenecientes al mismo partido que el entonces
MAURO BENENTE
107
presidente de la Nacin, Nstor Carlos Kirchner 128; tres integrantes del bloque de
la Unin Cvica Radical 129; un miembro del Movimiento Popular Neuquino 130,
del Bloque Peronista Federal 131, del Justicialista Nacional 132 y del Pro 133.
Teniendo en cuenta que los dictmenes se conforman con la mayora absoluta de quienes conforman la comisin, no hay que ser muy lcido (yo de hecho no
lo soy) para notar que si hay nueve integrantes de la misma bandera poltica del presidente, los dictmenes sern todos favorables a la validez de los decretos de necesidad y urgencia, excepto, claro est, que el presidente ordene lo contrario.
A mi entender, resulta preocupante que la comisin que, a travs de sus
dictmenes, controla el dictado de decreto de necesidad y urgencia tenga la
misma bandera poltica que quien los dicta. No obstante, esto era lo que mandaba el mensaje del art. 99, inc. 3, segn el cual la mentada comisin debera
estar integrada guardando la proporcin de las representaciones polticas de
cada cmara. Uno podra sostener que, aun mediando este tipo de integracin,
y en aras de un verdadero control, se podra haber estipulado una mayora de
dos tercios para la formacin de los dictmenes. Ello es correcto, pero he aqu
el problema de los receptores del mensaje constitucional: es impensable, desde
una mirada democrtica, que el Poder Judicial determine cules deben ser las
mayoras adecuadas para resolver este tipo de situaciones.
2. Trmite parlamentario de los decretos de necesidad y urgencia
o ter de un cafecito en una curiosa confitera
a) Ven por el caf
Una vez dictado el decreto de necesidad y urgencia, el jefe de Gabinete de
Ministros debe remitirlo a la comisin dentro de los siguientes diez das 134. En
caso de incumplimiento, la comisin puede avocarse, de oficio, a su tratamiento 135. La mentada comisin tiene diez das hbiles para emitir el dictamen 136
y vencido el plazo, las cmara podrn tratarlos de manera inmediata 137.
128
______Los
senadores Jorge Capitanich, Miguel ngel Pichetto, Nicols Fernndez, Mara Cristina
Perceval, Mara Laura Leguizamn y los diputados Diana Conti, Agustn Rossi, Luis Francisco Cicogna y Patricia Vaca Narvaja.
129
______Los
senadores Ernesto Sanz y Luis Petcoff Naidenoff y el diputado Oscar Aguad.
130
______El
senador Luis Mara Sapag.
131
______El
diputado Jorge Landau.
132
______El
diputado Gustavo Enrique Ferri.
133
______El
diputado Pablo Gabriel Tonelli.
134
______Art.
99, inc. 3, prr. 4, CN.
135
______Art.
18, ley 26.122.
136
______Art.
19, ley 26.122.
137
______Art.
20, ley 26.122.
108
LECCIONES Y ENSAYOS
Como vemos, la ley ha diseado un mecanismo segn el cual hay un rgano (llmese jefe de gabinete o comisin bicameral) que tiene la obligacin de
preparar el caf para otro (sea enviar el decreto de necesidad y urgencia o preparar el dictamen para las cmaras), con la sancin de que ese otro se prepare el
caf para s. Por ms que nos parezca ridculo que la sancin al jefe de gabinete
sea que le vayan a buscar el decreto de necesidad y urgencia, un Poder con las
caractersticas contramayoritarias como el judicial no debera modificarlo, ya que
estos curiosos incentivos son perfectamente compatibles con el mensaje constitucional. Si el mensaje constitucional hubiera sido ms claro, tal vez los tribunales
podran decir algo al respecto, pero, lamentablemente, no es el caso.
b) El caf fro es caf
Si bien la ley estipula plazos para el tratamiento de los decretos de necesidad
y urgencia por parte de la comisin, no se contemplan plazos para el tratamiento
en las cmaras. En este sentido, mientras el decreto no sea rechazado, mantiene su
vigencia. Esta situacin es similar en varios Estados (v.gr., Espaa), pero en numerosos ordenamientos jurdicos se contempla que en caso de que el decreto no sea
ratificado por el Parlamento dentro de determinado plazo, ste pierde sus efectos. As, en Italia el plazo es de sesenta das 138 y en Brasil es de treinta 139.
El t fro es bastante feo, pero lo cierto es que el caf fro es horrendo. No
obstante, nuestra ley permite que el tiempo pase sin ninguna consecuencia: el
caf fro es caf. Por ms que su gusto nos parezca espantoso (el caf o que los
decretos de necesidad y urgencia sigan rigiendo aunque el Congreso nunca los
trate) nada podemos hacer con l: la mano (el juez) que podra tirarlo en la pileta
de la cocina tiene el brazo atado y el mensaje constitucional no provee ningn
elemento para desatarse (para declarar inconstitucional al decreto de necesidad
y urgencia por su no tratamiento).
138
______Art.
77 de la Constitucin de la Repblica Italiana: No podr el gobierno, sin delegacin de
las cmaras, dictar decretos que tengan fuerza de ley ordinaria.
___Cuando en casos extraordinarios de necesidad y de urgencia el gobierno adopte, bajo su responsabilidad, medidas provisionales con fuerza de ley, deber presentarlas el da mismo para su conversin a las cmaras, las cuales, incluso hallndose disueltas, sern debidamente convocadas y se reunirn dentro de los cinco das siguientes.
___Los decretos perdern todo efecto desde el principio si no fueren convertidos en leyes dentro de
los sesenta das de su publicacin. Las cmaras podrn, sin embargo, regular mediante ley las relaciones jurdicas surgidas en virtud de los decretos que no hayan resultado convertidos.
139
______Art.
62 de la Constitucin de la Repblica Federativa del Brasil: En caso de relevancia y urgencia, el presidente de la Repblica podr adoptar medidas provisorias, con fuerza de ley, debiendo
someterlas de inmediato al Congreso Nacional, que, estando en receso, ser convocado extraordinariamente para reunirse dentro de cinco das. Las medidas provisorias perdern eficacia, desde su edicin,
si no fueran convertidas en ley en el plazo de treinta das, a partir de su publicacin, debiendo el Congreso disciplinar las relaciones jurdicas transcurridas.
MAURO BENENTE
109
110
LECCIONES Y ENSAYOS
Creo que es innegable que la pretendida regulacin de los decretos de necesidad y urgencia ha fracasado. Aqu he intentado brindar algunas situaciones que
entiendo que obstaculizaron un potencial control. No obstante, muchas de las afirmaciones aqu expuestas no slo que no son compartidas por la mayora de quienes
dicen escribir sobre derecho constitucional, sino que ni siquiera son tratadas.
Es cierto que los cambios deben provenir de las esferas polticas, pero desde los sectores acadmicos no se pueden proveer elementos que sirvan de sostn de diseos institucionales poco atractivos, poco interesantes. Es cierto que
a muchos se les pagar para que teoricen a favor de estos diseos, pero quienes
genuinamente se avoquen al estudio del diseo institucional deben correr con
142
______W
EBER, Max, La poltica como vocacin, en El poltico y el cientfico, Alianza, Madrid,
1998. En esta conferencia, Weber adverta sobre el advenimiento de la democracia plebiscitaria, en la
cual los lderes de los partidos polticos, cobraran ms importancia que cualquiera de los parlamentarios y del Parlamento como institucin.
___Sobre el debilitamiento del Congreso argentino en materia de control, vase NINO, Carlos S., Fundamentos de derecho constitucional, Astrea, Buenos Aires, 2002, ps. 531/538.
143
______As
el art. 24, ley 26.122, dispone que el rechazo por ambas cmaras del Congreso del decreto
de que se trate implica su derogacin de acuerdo con lo que establece el art. 2, CCiv., quedando a salvo
los derechos adquiridos durante su vigencia (las cursivas son mas).
MAURO BENENTE
111
112
LECCIONES Y ENSAYOS
CECILIA HOPP *
Este ensayo pretende analizar distintos argumentos en favor y en contra
de la penalizacin de la accin de interrumpir un embarazo con consentimiento
de la mujer embarazada, accin que hace tambin punible a la mujer que consiente tales procedimientos sobre su cuerpo.
Me propongo refutar en forma racional los argumentos jurdicos que se
dan para sostener que penalizar el aborto es algo obligatorio para el Estado.
Sostendr que la decisin de interrumpir un embarazo no debe ser punible
ni para la mujer embarazada ni para el mdico que la asista.
Para lograr mis dos objetivos habr de analizar qu es la autonoma y qu
significa el derecho a la vida; luego dar algunos argumentos ms en favor de
la despenalizacin y, por fin, intentar alguna conclusin.
I. EL DEBATE
En el ltimo tiempo se ha reavivado el debate sobre este tema. Han contribuido para que esto suceda varios acontecimientos.
Se han difundido a travs de los medios masivos de comunicacin dos casos de mujeres deficientes mentales embarazadas producto de sendas violaciones, cuyos familiares acudieron a hospitales pblicos para que se les interrumpiera el embarazo en los trminos de la permisin del aborto para tales casos,
previstas en el art. 86, inc. 2, CPen., y se vieron obligados a acudir a la justicia
para que, finalmente, se les conceda permiso para hacer algo que, en definitiva,
ya estaba permitido 1.
1
______Me
refiero al caso G., A. R. en: C., S. M. y otros, LL del 30/8/2006, sentencia del 22 de agosto
del mismo ao, decidido finalmente por la Suprema Corte de Justicia de la provincia de Mendoza y al
caso R., L. M. (LNBA 2006-10-1187 y en LexisNexis Online, bajo el nombre de R., L. M.,
31/7/2006), que fue decidido definitivamente por la Suprema Corte de Justicia de la provincia de Buenos Aires, ambos fueron resueltos en el sentido de la permisin del aborto.
* Agradezco los comentarios crticos de mis amigos Mauro Benente, Flavia Lamarre, Roberto
Campos, Mishkila Rojas y Cecilia Garibotti, de mi profesora Patricia Ziffer y de mi madre, Nora Cheravsky.
114
LECCIONES Y ENSAYOS
CECILIA HOPP
115
116
LECCIONES Y ENSAYOS
los contactos sociales, los hechos sociales, como contraposicin a los hechos de
la naturaleza. El Derecho prohbe o permite conductas que tienen un sentido
comunicativo y un valor, que son evitables y modificables por las personas 9;
no puede considerar hechos de la naturaleza e imputarles sanciones directamente. Por ello, no es lo mismo la autonoma verdadera, que puede ser puesta
en duda por la sociologa, la psicologa o cualquier otra disciplina o ciencia que
se ocupa del ser, que la autonoma tomada en cuenta por el Derecho, que se ocupa del deber ser 10.
Entonces, un ser autnomo es aquel que la sociedad entiende que debe ser
autnomo (porque tiene la edad suficiente para haber desarrollado su raciocinio, no tiene enfermedades mentales que lo priven de discernimiento, etc.), es
aquel que puede motivarse en la norma, el que puede conocerla y elegir actuar
conforme a ella 11.
El Derecho civil da validez a los contratos suscriptos por personas capaces y no vincula a los incapaces por las convenciones que suscriben porque
ellos no son del todo autnomos. En el caso de los menores de edad, hasta los
21 aos, el Derecho establece que la persona no ha llegado a madurar lo suficiente como para dirigir plenamente su vida y su patrimonio por s sola. En el
caso de los dementes, no son plenamente autnomos porque carecen de racionalidad, elemento esencial de la autonoma. Puede pensarse que los sordomudos que no saben darse a entender por escrito s son autnomos, pues tienen discernimiento y pueden razonar perfectamente, pueden adems conocer la ley,
que es la carga principal que el derecho impone a todo sujeto de derechos; sin
embargo, no pueden expresar su voluntad, de modo que no son lo suficientemente autnomos, pues la autonoma no solamente incluye la formacin de la
voluntad de modo racional, sino tambin darla a conocer y esto es lo que les falta a los sordomudos que no saben escribir.
Los contratos no vinculan a quienes actan con error esencial y excusable,
pues en verdad no han podido decidir obligarse del modo en que el contrato dice
que lo hicieron; si han actuado con toda la prudencia que el negocio mereca y
aun as se han equivocado en la apreciacin de las circunstancias de hecho, quedan liberados de cumplir. No libera el Derecho civil a quien acta en forma imprudente, pues un ser autnomo debe pensar en las posibles consecuencias de
sus actos. Tampoco es excusable el desconocimiento de las leyes, pues todo ser
9
______Conf.
JAKOBS, Gnther, Derecho penal. Parte general. Fundamentos y teora de la imputacin, trad. de Joaqun Cuello Contreras y Jos Luis Serrano Gonzlez de Murillo, 2 ed. corregida, Marcial Pons, Madrid, 1997, ps. 9/12.
10
______Conf.
KELSEN, Hans, Teora pura del derecho, trad. de Moiss Nilve, Editorial Universitaria
de Buenos Aires, Buenos Aires, 1971, ps. 28/31.
11
______Conf.
ROXIN, Claus, Derecho penal, Parte general, trad. de Diego Luzn Pea, Miguel Daz
y Garca Conlledo, Javier De Vicente Remesal, t. I, Fundamentos, la estructura de la teora del delito,
Civitas, Madrid, 1997, ps. 146/147.
CECILIA HOPP
117
autnomo tiene como primera carga conocer sus derechos y sus obligaciones.
En abstracto, es evidente que cualquier persona con pleno uso de su razn perfecta va a asegurarse de conocer todas las consecuencias de sus actos y a actuar
conociendo todas las circunstancias relevantes, de modo que todo salga de
acuerdo con lo planeado.
En el caso del Derecho penal, solamente son sujetos del Derecho penal y, por
lo tanto, pasibles de una pena, en caso de que realicen el tipo penal, contradiciendo
la norma, aquellas personas que son plenamente autnomas, capaces de tener
la culpa de no haber cumplido con su deber de hacer u omitir cierta accin.
Los ejemplos expuestos demuestran que el Derecho solamente imputa
plenos efectos jurdicos a las acciones de las personas sobre las cuales no concurre ninguna causa que la sociedad acepte como excluyente de la autonoma.
Correlativamente, el Derecho debe dedicarse a preservar los elementos que
forman la autonoma de la voluntad, los llamados bienes jurdicos: vida, integridad fsica, honor, patrimonio, etc.
Esta conclusin se ve reforzada por la primera oracin del art. 19, CN, que
reserva a los individuos una esfera en la que nadie puede legtimamente interferir: las acciones privadas de los hombres que de ningn modo ofendan al orden y a la moral pblica, ni perjudiquen a un tercero, estn slo reservadas a
Dios, y exentas de la autoridad de los magistrados. De la lectura de esta regla
fundamental se infiere que solamente aquellos actos de las personas que interfieran en la esfera de autonoma de otro habilitan la injerencia del Estado 12.
Es claro que el derecho penal no sirve para proteger bienes jurdicos, porque por regla comienza a funcionar una vez que el bien jurdico ya est afectado 13. Se ha dicho, entonces, que en definitiva lo que el derecho penal protege
es la vigencia de la norma, refirmndola cada vez que alguien comunica, cometiendo un delito, que la norma no est vigente respecto de l 14. A mi parecer,
sta es una opinin muy sensata y bastante explicativa de la funcin del Derecho penal. Sin embargo, me parece que la vigencia de la norma es otro bien ju12
______Conf.
NINO, Carlos, Es la tenencia de drogas para fines de consumo personal una de las acciones privadas de los hombres?, en MILLER, Jonathan - GELLI, Mara A. - CAYUSO, Susana, Constitucin y derechos humanos, Astrea, Buenos Aires, 1991, ps. 571/573.
13
______Conf.
WELZEL, Hans, Derecho penal alemn, trad. de Bustos Ramrez y Yez Prez, Editorial
Jurdica de Chile, Santiago de Chile, 1970, p. 13.
14
______Conclusin
muy criticada, sostenida por Jakobs, porque permite la aplicacin de cualquier norma, aun si sta es inaceptable por ser inconstitucional, injusta, o inmoral. Sucede que las conductas sometidas a penas deberan ser solamente aquellas que revelen una decisin personal de afectar derechos
legtimos de terceros (art. 19, CN) y sobre las cuales existe un consenso prcticamente unnime en la
sociedad de que deben estar prohibidas. Por lo dems, qu conductas deben ser penadas y cules no,
no es un problema de la teora del delito o de las teoras de la pena, sino de derecho constitucional y
de poltica criminal. Conf. JAKOBS, Gnther, Derecho penal. Parte general..., cit., ps. 12/14; STRATENWERTH, Gnter, Derecho penal, Parte general, I, el hecho punible, trad. de la 2 ed. alemana de
Gladys Romero, Edersa, Madrid, 1982, ps. 6/7, 17/18; SANCINETTI, Marcelo, Casos de derecho penal, Parte general, I, 3 ed. reelaborada y amp., Hammurabi, Buenos Aires, 2005, ps. 35 y 47/51.
118
LECCIONES Y ENSAYOS
rdico que sirve para proteger el valor fundamental por el que se sostiene el Estado de Derecho: la autonoma de la voluntad.
La norma al mismo tiempo se imputa a la persona designada como autnoma, protege la autonoma y la fomenta.
La persona que dispone libremente de su vida, honor, patrimonio, integridad fsica, etc., se considera autnoma. A modo de ejemplo: cualquier conducta
de una persona que tienda a lesionar la integridad fsica de otro lesiona la autonoma del titular de ese objeto de bien jurdico y es por eso que el Estado est
autorizado (pero no obligado) a interferir en esa accin u omisin, imponindole una pena previamente determinada. Es decir que solamente puede ser delito una conducta cuando ella tienda a privar a otro de su autonoma, ya sea total
o parcialmente.
Entonces, llevado hasta las ltimas consecuencias el argumento de que el
art. 19, CN, permite que sean delitos solamente las acciones que tiendan a privar a otro de una porcin de su autonoma, el aborto no puede ser un delito, porque no es concebible afirmar que un sujeto de derechos (el feto), que no puede
tener vida en el sentido biolgico si no es estando dentro del cuerpo de otro
sujeto de derechos, goza de algn grado de autonoma.
Para quien tenga alguna duda o reparo moral, respecto de que no es lo mismo la vida en germen o nasciritus que una persona adulta, piense en el siguiente
caso hipottico: una mujer embarazada muere en un accidente. Los mdicos logran extraerle el feto vivo. El feto an no est desarrollado como para poder respirar solo, pero pueden mantenerlo vivo introducindolo en un medio lquido
y alimentndolo. Sin embargo, a causa de ciertas lesiones, el feto nunca podr
seguir desarrollndose hasta ser apto para respirar por sus propios medios y vivir fuera del frasco en el que lo alimentan 15. Ese feto en un frasco, vale lo mismo que Ud., que est leyendo este ensayo y respirando sin ayuda?, es lo mismo
que una persona que ya naci?
El embarazo compromete durante nueve meses todo el cuerpo de la mujer,
quien sufre cambios verdaderamente importantes. A la sazn, luego de parir
tendr todas las obligaciones de la patria potestad y ser madre, o bien, deber
decidir dar a su hijo en adopcin. Todo esto que le sucede a una mujer desde que
queda embarazada es una injerencia muy importante. Muchas mujeres se someten gustosas al embarazo, pues es su plan de vida ser madres, educar, amar
y sostener econmicamente a sus hijos. Pero hay otras mujeres que no desean
engordar, ir al mdico frecuentemente, sufrir vmitos y despus de todo esto tener un hijo. Muchas mujeres no son lo suficientemente maduras para educar a
un nio o carecen de medios econmicos para mantenerlos. Hay muchos motivos que puede tener una mujer para no querer continuar con un embarazo y es15
______Este
caso est tomado de uno similar que da FARRELL, La tica del aborto y la eutanasia, Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 1993, p. 36.
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dada. El embarazo, en cambio, es una consecuencia de la naturaleza, algo totalmente ajeno al Derecho; el nacimiento tampoco puede ser decidido por un juez,
es algo que sucede, sobre lo que el Derecho no puede incidir. El embarazo no
crea expectativas normativas. Es por esto que el Derecho no necesariamente
debe obligar a la mujer a aceptar las consecuencias de tener relaciones sexuales
sin cuidarse de no resultar embarazada, como si hubiera firmado un contrato
imaginario. La diferencia entre el contrato y el embarazo radica en que en el
caso del contrato, el contratante efecta una accin que el Derecho regula previendo que, dadas ciertas circunstancias, habr una cierta consecuencia. El que
no respeta su contrato est declarando que las normas que refieren a las convenciones no rigen para l, y el Estado debe refirmar la vigencia de la norma que
impone que los contratos deben cumplirse. Tener relaciones sexuales o estar
embarazada son hechos de la naturaleza; el embarazo no es una consecuencia
normativa de tener relaciones sexuales; de modo que el Estado no tiene ninguna
necesidad de refirmar esa consecuencia, el embarazo no es una sancin.
Siguiendo con la comparacin con los contratos, con quin contrata la
mujer cuando queda embarazada? La respuesta no puede ser dios, porque el Estado es laico y nadie est obligado a creer en la existencia divina.
Un defensor de la penalizacin del aborto me recordar que hay vida, sea
condicional, en germen, lo que sea, pero est protegida, es vida y por ello, el
feto tiene derechos. Pero quienes hablan as parecen estar diciendo que el conflicto es el mismo que si una persona ya nacida le da un disparo con un arma de
fuego a otra y causa de ese modo su muerte. Ya intuitivamente parece que no
se trata de la misma situacin y es cierto que no lo es. El hecho de que sean distintos tipos penales el aborto y el infanticidio, y la gran diferencia entre privacin de libertad de 1 a 4 aos (para el delito de aborto) y la prisin o reclusin
perpetua (para el caso de que una madre mate a su hijo) indica que la situacin
es valorada de modo distinto. En el caso del disparo, una persona decide causar
la muerte, arrogarse toda la esfera de autonoma de otra que no desea morir y
que es completamente independiente de ella. En el caso del aborto del feto, ste
no es independiente de la mujer, no es viable la prolongacin de su vida sin estar dentro del vientre de la mujer, nadie priva a nadie de su autonoma.
Ya Vlez Sarsfield, quien sostena que el feto no necesitaba ser capaz de
prolongar su vida fuera del seno materno para ser considerado persona, siempre
que haya logrado separarse de su madre y respirado aunque sea por un segundo,
en la nota al art. 3290, CCiv., sostuvo: El hijo, en el seno de la madre, tiene slo
una existencia comn con ella; el nacimiento puede nicamente darle una vida
individual. El feto es parte del cuerpo de la mujer, es parte de la autonoma de
ella, no es un ser autnomo en s mismo.
La solucin conforme a la Constitucin es, entonces, que si existe un conflicto entre la autonoma de la mujer embarazada, quien no quiere continuar en
ese estado, y la proteccin del cigoto desde la concepcin, siempre debe deci-
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Si el aborto es un delito contra la vida, parece que esa vida contra la que
se atenta vale bastante poco, pues su pena puede ser menor que la de una estafa,
que tiene como mximo seis aos de prisin o reclusin (art. 172, CPen.).
Tampoco son congruentes con la supuesta prevalencia del bien jurdico
vida (de la persona por nacer) sobre la autonoma de la mujer embarazada las
excepciones del art. 86, inc. 1, en cuanto permite el aborto cuando existe peligro para la salud de la madre y el inc. 2, cuando justifica la interrupcin de
un embarazo producto de una violacin a una mujer idiota o demente. Si se va
a ver el asunto como una pugna entre el derecho de la mujer y el de la vida en
germen, qu culpa tiene el feto de que su madre sea idiota o demente y haya
sido violada? Y cul es la razn para que la salud de la mujer prevalezca frente
a los derechos del nio por nacer y no suceda lo mismo respecto de la autonoma de la persona presente que es la embarazada? Esto hace sospechar con
probabilidad rayana en la certeza que no es cierto que la vida del feto deba
prevalecer. No es cierto que en nuestro Cdigo Penal sea ms valiosa la pretensin de lograr que viva un nuevo ser humano que el plan de vida de la mujer embarazada. Por ello es irrazonable establecer a priori que el derecho condicional
de vivir y llegar a ser autnomo del feto es de mayor jerarqua que la autonoma
de la madre, quien ya tiene un derecho presente y fundamental de realizar su
propio plan de vida.
En este contexto, tampoco se entiende por qu la ley establece a priori que
la vida de la madre vale ms que la del cigoto cuando hay conflicto entre esos
dos bienes jurdicos (art. 86, inc. 1) y es que parece que la vida de una persona
por nacer no vale igual que la de una persona que ya naci y es seguro que es
viable para la vida.
En definitiva, todas las excepciones del art. 86, CPen., contradicen el aparente principio de la prevalencia del feto sobre la embarazada.
Suele ponerse en el centro de la discusin el problema del momento en
que comienza la vida humana. Este problema es fundamentalmente extrajurdico y para los fines de este ensayo, creo que puedo evitar entrar a considerar
desde cundo existe una vida; ello no ser determinante para mis conclusiones,
pues si bien es claro que cuando no hay vida no hay injusto, no es tan evidente
que cuando s hay vida, necesariamente haya un injusto que el Estado est obligado a penalizar.
Nuestra ley fundamental resuelve la pregunta acerca de cundo comienza
a valer la vida en la Convencin Americana sobre Derechos Humanos, que tiene jerarqua constitucional desde la reforma de la Constitucin en 1994 y la declaracin interpretativa del Estado argentino en la ratificacin de la Convenpor lo tanto, desde el punto de vista de la culpabilidad, da lo mismo que el hecho se consume o no. Sobre
esta idea y sus consecuencias, ver SANCINETTI, Marcelo, Teora del delito..., cit., ps. 61/64, 424/429,
etc. En verdad todo el libro se dedica a afirmar esta idea y a desarrollar sus consecuencias.
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cin sobre los Derechos del Nio, estableciendo que el derecho a la vida es protegido desde el momento de la concepcin. El Cdigo Civil, mucho antes de la
inclusin de las dos convenciones mencionadas con rango constitucional (art.
75, inc. 22, CN, desde la reforma de 1994), establece que la persona de existencia visible comienza a existir desde el momento de la concepcin (art. 70,
CCiv.), pero si muere antes de estar completamente separado de su madre, entonces se considera que nunca ha existido (art. 74, CCiv.). Nuestra ley civil, a
la que claramente se refiere la declaracin interpretativa de la Convencin sobre los Derechos del Nio, da derechos a la persona por nacer (protege la vida),
bajo la condicin de que el nio llegue a separarse con vida del cuerpo de su madre; se puede decir que se trata de una vida o una existencia condicional hasta
el momento del nacimiento.
Proteger un bien jurdico no significa necesariamente penalizar a quien
cometa una accin tendente a daarlo; el art. 19 de nuestra Constitucin habilita al Estado a prohibir aquellas conductas que tiendan a daar a otro pero no
lo obliga a penalizarla. Pinsese en una sirena de un carro de bomberos o en la
alarma de un auto: el ruido produce contaminacin sonora y es verdaderamente
molesto, seguramente es daino para la salud de los odos, y sin embargo no hay
un consenso prcticamente unnime acerca de que estas sirenas y alarmas deban estar prohibidas y no hay penas para quienes causan estas molestias y daos. Otro ejemplo: la Constitucin establece la libertad de cultos y declara que
todo habitante de la nacin tiene derecho a profesar libremente su culto (art. 14,
CN); sin embargo, no existe una pena para quien entorpezca de algn modo el
libre ejercicio de la religin de otro.
Sucede que el Derecho penal es por definicin fragmentario y subsidiario 20; no es la funcin del Derecho penal regular todas las relaciones sociales.
La pena es la ultima ratio 21 porque es el ejercicio mximo de la violencia que
se le permite al Estado; si existiese otro medio para evitar el dao social que
produce una conducta, debe utilizarse se y no la pena 22.
Se puede proteger la vida desde la concepcin dando especiales derechos
y cuidados a las mujeres embarazadas, orientndolas, brindndoles apoyo econmico o psicolgico si ellas lo solicitaren; adems, la persona por nacer tiene
derechos patrimoniales condicionales desde que existe en el seno materno; estas normas protegen la vida desde la concepcin, pero esa proteccin no implica de ninguna manera la obligacin del Estado de encarcelar a una mujer que
no desea ser madre y decide abortar, y a quien la asiste prudentemente y cuidando de su salud para lograr su cometido y la realizacin de su plan de vida 23.
20
______Conf.
ROXIN, Claus, Derecho penal, Parte general, cit., t. I, p. 65, con cita de Binding.
21
______R
OXIN, Claus, Derecho penal, Parte general, cit.
22
______R
OXIN, Claus, Derecho penal, Parte general, cit.
23
______Conf.
NINO, Carlos, Fundamentos de derecho constitucional, cit., p. 238.
124
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virtuarlos (art. 28). No me parece razonable suprimir uno de los derechos fundamentales (bien jurdico presente) durante nueve meses por una vida condicional (valor que podr llegar a existir).
V. LA CONVENCIN SOBRE LA ELIMINACIN DE TODAS LAS FORMAS
DE DISCRIMINACIN CONTRA LA MUJER
Esta convencin tiene jerarqua constitucional desde 1994 y est vigente
en nuestro pas desde 1985; forma parte de nuestro Derecho interno, los derechos que declara y los deberes que le impone al Estado son plenamente exigibles desde su vigencia. El incumplimiento de tales obligaciones puede motivar
la responsabilidad internacional del Estado argentino.
Existe un Protocolo Facultativo de esta convencin que se ha aprobado
por ley en nuestro pas recientemente 28. Se introduce la posibilidad de defender los derechos que la convencin consagra ante el Comit para la Eliminacin
de la Discriminacin contra la Mujer, presentando una comunicacin, que el
Comit recibir y considerar en los casos en que el Estado no haya cumplido
con sus obligaciones y no se haya conseguido proteccin en los tribunales ordinarios del pas. Los derechos de las personas y los deberes del Estado no cambian a raz de la ratificacin del Protocolo Facultativo.
Se ha criticado la ratificacin del Protocolo en razn de que implicara una
solapada introduccin del aborto y se dijo que ello era inaceptable 29. Con
este argumento, en verdad estn reconociendo que la penalizacin del aborto es
inconstitucional, al menos, desde 1985 en nuestro pas en virtud del art. 2.f que
impone adoptar todas las medidas adecuadas (...) para modificar o derogar leyes (...) que constituyan discriminacin contra la mujer y especialmente el art.
2.g que impone derogar todas las disposiciones penales nacionales que constituyen discriminacin contra la mujer y, por ltimo, el art. 16 que reza: Los
Estados Parte (...) asegurarn en condiciones de igualdad entre hombres y mujeres: los mismos derechos a decidir libre y responsablemente el nmero de sus
hijos y el intervalo entre los nacimientos....
VI. DERECHO A LA IGUALDAD
Otro argumento en contra de la penalizacin del aborto se basa en el Derecho a la igualdad (arts. 16 y 75, inc. 23, CN). Un varn jams va a estar embarazado, solamente una mujer puede ser autora del consentimiento para que se
le practique un aborto, porque solamente la mujer, por su naturaleza, puede estar embarazada y sufrir todas las injerencias psicolgicas y fsicas que ese es28
______Ley
26.171.
29
______Conf.
Solapada introduccin del aborto, editorial de La Nacin del 9/11/2006.
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tado le produce. Este trato desigual, por razn del sexo, impone que se analice
con mucho cuidado la necesidad de la prohibicin 30; ms an, la Convencin
sobre la Eliminacin de Todas las Formas de Discriminacin Contra la Mujer,
que integra el llamado bloque constitucional, impone a los Estados partes en su
art. 2.g derogar todas las disposiciones penales nacionales que constituyan discriminacin contra la mujer.
Rawls ha dicho que el modo de conseguir las mejores reglas para que las
instituciones sociales distribuyan los derechos y deberes sera ponernos hipotticamente detrs de un velo de ignorancia, quedndonos solamente con el
uso de nuestra racionalidad perfecta, despojados de todos los prejuicios que tenemos por nuestras caractersticas de la lotera de la naturaleza, que son
aquellas caractersticas que nos diferencian de los otros y que no necesariamente elegimos (por ejemplo, el color de nuestra piel, el gnero, la posicin econmica o social, la religin) 31. Si en esas condiciones nos pusiramos a discutir
cules deberan ser las reglas de la sociedad, sin saber cules caractersticas de
la lotera natural tendremos, cuando debamos vivir segn esas reglas que nos
proponemos acordar, llegaramos a la conclusin de que las soluciones a los
problemas deben ser las menos peores para todos, en vez de elegir una solucin que sea completamente favorable para unos y completamente mala para
otros, pues no sabremos, en este pacto social hipottico, si seremos los favorecidos o los perjudicados 32.
Veamos un ejemplo: debemos elegir entre un sistema de impuestos progresivos o regresivos, es decir, que paguen ms impuestos los que mejor posicin econmica tienen, en proporcin a su riqueza y menos los que menos tienen, o bien, un sistema impositivo regresivo en el que paguen todos por igual.
En este caso se elegira, segn la regla de Rawls, el sistema de impuestos progresivos, ya que al tomar la decisin, nadie sabe si le tocar ser rico o pobre, y
los impuestos progresivos suponen que todos hagan esfuerzos equivalentes
para pagar, segn su capacidad 33.
30
______Para
dar adecuada proteccin al derecho a la igualdad se debe aplicar el estricto escrutinio cuando existe una norma que toma en cuenta una caracterstica de las llamadas sospechosas para la aplicacin de una sancin. Esas caractersticas son aquellas que las personas no eligen, sino que les son dadas o aquellas que son fundamentales para su plan de vida son ejemplos de categoras sospechosas
el sexo, la altura, la nacionalidad, la edad, la religin, la ideologa, etc. El estricto escrutinio consiste
en la inversin de la carga de la prueba de la constitucionalidad de la norma: quien defiende la validez
de esa norma debe probar que es fundamental que ella exista y tome en cuenta esas categoras. Se deja
de lado el estndar de la razonabilidad: una finalidad (proteger la vida futura) que pueda razonablemente ser conseguida, en un contexto determinado, a travs de los medios seleccionados por la norma (imponer pena al que causa aborto y a quien lo consiente). Conf. REY MARTNEZ, Fernando, El derecho
fundamental a no ser discriminado en razn del sexo, McGraw-Hill, Madrid, 1995, ps. 51/61.
31
______Conf.
RAWLS, John, Teora de la justicia, Fondo de Cultura Econmica, Mxico, 1979, ps.
28/31, 152/155.
32
______R
AWLS, John, Teora de la justicia, cit., p. 36.
33
______R
AWLS, John, Teora de la justicia, cit.
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Los jueces son elegidos por los poderes polticos que tienen legitimidad
en un momento determinado y adquieren estabilidad en sus cargos, mientras
dure su buena conducta; son representativos de las mayoras slo en forma
indirecta. No estn sujetos al control de las mayoras en cuanto al contenido poltico de sus decisiones, como s lo estn los miembros de los Poderes Ejecutivo y
Legislativo, cuando se someten peridicamente a elecciones; los jueces solamente
pueden ser destituidos por los poderes polticos cuando hayan cometido graves
irregularidades en el ejercicio de sus funciones 40. Es por esto que, desde el punto
de vista de la democracia, sera mejor y ms justo que se discuta abiertamente en
la sociedad el problema del aborto, en lugar de que la fundamental decisin de despenalizarlo sea dejada en manos de una persona, de tres o de siete, que no han sido
elegidas por las mayoras y no las representan adecuadamente.
Aqu se argument en el sentido de que la autonoma de la mujer no puede
ser cercenada para que, cuando est embarazada, no pueda decidir dejar de estarlo en un momento anterior al nacimiento natural del nio que gesta. Consecuentemente con este modo de pensar, puede sostenerse que el aborto debe estar permitido hasta el momento en que el feto es viable fuera del seno materno,
esto es, actualmente, los cinco meses de gestacin, aproximadamente. Luego
de ese tiempo, la mujer puede solicitar la induccin al parto, de modo tal que
el nio nazca y se le proporcionen todos los tratamientos posibles para mantenerlo bien de salud y lograr que sobreviva.
Sin embargo, parece que puede resultar inapropiado establecer legislativamente un plazo para poder realizar abortos y, vencido ste, que se realice una
induccin. Sabemos que es cientficamente posible que un nio nazca despus
de cinco meses de gestacin y sobreviva sin embargo, quienes nacen en forma
muy prematura tienen, frecuentemente, problemas de salud que, en algunos casos, pueden afectarlos durante toda la vida. Parece difcil de aceptar que la decisin de inducir al parto pueda determinar que la nueva persona tenga deficiencias importantes de por vida. La solucin de este problema, consecuente,
en principio, con lo sostenido en este trabajo, parece ser que en cada caso concreto se estudien las condiciones de desarrollo del feto, para ver si tendr posibilidades de nacer sin mayores problemas de salud, es decir, si ha llegado,
concretamente, a tener algn grado de autonoma; si se concluye que el feto es
ya viable, parece que el aborto ya no debera ser posible, pero s la induccin
al parto.
Lo central es que las mujeres no estn obligadas a permanecer embarazadas, si su voluntad es dejar de estarlo, sin que ellas tengan derecho a disponer
del feto que, por el tiempo de desarrollo que tiene, ya tiene posibilidad de pro40
______Sobre
este tema se puede ver un desarrollo mayor y ms profundo en el excelente ensayo de BENENTE, Mauro, Decretos de necesidad y urgencia en la reforma de 1994. Problemas del mensaje y sus
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longar su vida sin depender del cuerpo de ella. El feto viable ya tiene un grado
de autonoma y es, por eso, un ser valioso, portador de todos los derechos inherentes a las personas.
Sin embargo, al reconocer que un feto viable ya tiene suficiente valor
como para que su vida sea protegida se torna problemtico sostener que la autonoma de la mujer debe prevalecer sobre la vida biolgica del feto, porque, en
verdad, el conflicto es ya autonoma versus autonoma. El problema que representa la situacin de que una mujer desee dejar de estar embarazada antes de
que el feto nazca en forma natural, pero habiendo pasado suficiente tiempo
como para que el feto pueda, razonablemente, prolongar su vida fuera del vientre de la mujer, aunque, con gran probabilidad de sufrir gravsimos problemas
de salud, debe ser otra cuestin central del debate sobre la despenalizacin y legalizacin del aborto.
Existen otros problemas que una ley que despenalice el aborto deber
afrontar, como la objecin de conciencia. Muchos mdicos pueden sentir que
realizar un aborto violenta sus convicciones morales. Me parece que es importante dejar a salvo el derecho de los profesionales de la medicina a ejercer su libertad de conciencia y permitirles negarse a realizar abortos. En estos casos
existe una tensin entre el derecho del mdico y de la mujer a que le practiquen
un aborto. Se trata de una cuestin verdaderamente delicada, que debera estar
en el centro de la discusin acerca de la despenalizacin y legalizacin del
aborto.
Aunque el aborto sea practicado en forma masiva, hay que tener en cuenta
que en nuestro pas hace muchsimos aos que es considerado un delito y eso
provoca que la realizacin de abortos, tanto por parte de las mujeres que los solicitan como de los mdicos que los realizan, sea un tema tab, algo que se calla
y se niega. Esto es provocado por el miedo a la persecucin penal, y por la desaprobacin social y cultural que suele representar la comisin de un delito, sumado a la abierta opinin de la Iglesia, en el sentido de que cometer un aborto
es cometer un pecado. Es por esto que es previsible que muchos mdicos deseen declarar que ellos no estn de acuerdo con realizar abortos. Pero es esperable que, luego de la despenalizacin se profundice el cambio cultural, y el
aborto deje de parecer un acto incorrecto. Con un cambio de ley, la desaprobacin social puede disminuir y los problemas de objecin de conciencia sern
menos frecuentes que al comienzo.
X. REFLEXIONES FINALES
He centrado mis argumentos en favor de la despenalizacin del aborto en
el valor de la autonoma de la mujer que debe decidir si desea continuar con un
embarazo o interrumpirlo. Para concluir este ensayo, creo necesario volver a
afirmar que la autonoma de la voluntad es el fundamento de la existencia de
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cualquier derecho y es por eso que no puede ser tratado como un valor de segunda jerarqua.
El Estado de Derecho surge a partir de un pacto o contrato social suscripto
por muchos individuos libres 41. De esa manera se conformaba la sociedad civil
y se creaba el Estado, que deba acabar con la violencia y brindar seguridad a
los ciudadanos. Los individuos, libres por naturaleza, enajenaban parte de su
autonoma, para lograr conservar su vida y su tranquilidad 42. Ese Estado deba
ser limitado, para evitar que el reconocimiento del deber de obediencia a un soberano permitiera que se prive a los individuos de la porcin de libertad que
conservaban. Para limitar al Estado surge el constitucionalismo y la regla del
artculo 19 de nuestra Constitucin, que deja a salvo la porcin de autonoma
que los individuos se reservaron para s al pactar la creacin de un soberano 43.
El Estado tiene su fundamento en la autonoma de la voluntad de las personas que estn de acuerdo en que es mejor ceder un poco para conservar bastante de su libertad natural de elegir el propio plan de vida, renunciando a daar
a otro; tal es la idea ficcional que justifica la existencia del derecho y del Estado.
La autonoma no puede ser de menor jerarqua que otro derecho, pues es
la nica que legitima el Derecho y permite la existencia de todos los otros derechos.
La Constitucin y el Estado de Derecho no pueden estar por debajo de las
convicciones religiosas o morales de una porcin de la sociedad. Las normas
deben ser creadas conforme a las preferencias de la mayora de los ciudadanos,
pero solamente se puede amenazar con pena las conductas que, adems de ser
tendentes a daar a otro, sean percibidas en forma prcticamente unnime por
la comunidad como conductas que si estuvieran permitidas y fueran practicadas usualmente, causaran la destruccin de la sociedad civil 44.
El aborto es practicado de hecho en forma masiva y una buena porcin de
los argentinos no cree que sea reprobable interrumpir un embarazo, estn convencidos de que nunca debera ser perseguido quien intervenga en un aborto. Es
por ello que interrumpir un embarazo no puede ser un delito: no es respetuoso
del Estado de Derecho mantener los tipos penales que amenazan a las mujeres
y a los mdicos que intervienen en abortos consentidos.
41
______Conf.
entre otros, LOCKE, John, Segundo tratado sobre el gobierno civil, Ladosur, Buenos Aires, 2002, p. 71; ROUSSEAU, Jean J., El contrato social, Perrot, Buenos Aires, 1971, p. 8; HOBBES,
Thomas, Del ciudadano y Leviatn, trad. de E. Tierno Galvn y M. Snchez Sarto, 4 ed., Tecnos, Salamanca, 1993, p. 128.
42
______L
OCKE, John, Segundo tratado..., cit., ps. 89/92.
43
______L
OCKE, John, Segundo tratado..., cit. Tambin, entre otros, conf. GARGARELLA, Roberto, El
derecho a la protesta. El primer derecho, Ad-Hoc, Buenos Aires, 2005, p. 241; NINO, Carlos, tica
y derechos humanos, Paids, Buenos Aires, 1984, p. 259. Ver adems el fallo Corte Sup., Bazterrica,
LL 1986-D-550 y ss.
44
______Conf.
STRATENWERTH, Gnter, Derecho penal..., cit.
CECILIA HOPP
133
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IGNACIO ANZOTEGUI
I. INTRODUCCIN
En la actualidad, el derecho de daos plantea una enorme cantidad de problemas relacionados con el avance tecnolgico, la proteccin del medio ambiente
y del consumidor, por nombrar slo algunos. La aparicin de estos nuevos fenmenos provoc un cambio de paradigma en esta disciplina, el cual podramos sostener que se produjo con la sancin de la ley 17.711, momento a partir del cual
suele decirse que el derecho de daos se reinterpret o reformul para dar solucin a la nueva realidad posrevolucin industrial que nos acompaa.
Esto se ha producido, principalmente, a travs de cierto cambio de concepcin del sistema de reparacin de daos, lo cual se llev a cabo considerando como elemento trascendental del sistema no ya la culpabilidad, sino el
acaecimiento de un dao injusto, y el deber de repararlo.
De forma que, actualmente, se entiende que el resarcimiento de los daos
encuentra su norte y su lmite justamente en el dao causado y en la posibilidad
de repararlo, en especie o por medio de una indemnizacin sustitutiva; siendo
entonces lo trascendente del derecho de daos su funcin reparadora de los perjuicios sufridos, a travs del mecanismo de la indemnizacin, que debera ser
en principio del mismo tipo o cuanta que el dao causado, el cual posibilita al
sujeto daado quedar en la misma situacin en la que se encontraba antes de
ocurrido el dao.
As, suele entenderse que este nuevo fenmeno hace que nuestro derecho
de daos tenga una orientacin plenamente resarcitoria, siendo sta la funcin
casi excluyente que se le atribuye.
La intencin de este trabajo es justamente formular dos posibles objeciones a las ideas anteriormente comentadas. La primera se centra en que no resulta correcto a mi entender sostener sin reparos que la orientacin de nuestro derecho de daos sea clara y exclusivamente resarcitoria; con exclusin de la
funcin sancionatoria, la cual fue sostenida hace cierto tiempo por numerosos y prestigiosos dogmticos, sobre todo antes de la sancin de la ley 17.711.
136
LECCIONES Y ENSAYOS
La segunda tiene que ver con que tampoco parece acertado sostener que,
por un lado, el derecho de daos, como sistema normativo, logra en los hechos
slo el objetivo de reparar el dao causado, y que, adems, es loable que as sea.
En este aspecto, intentar un anlisis de tipo descriptivo para verificar si a partir
del establecimiento de la obligacin de reparar no se derivan otros resultados
que tambin tengan que ver con el ordenamiento de las conductas humanas.
Y por el otro, tampoco sera acertado, desde la poltica legislativa, entender el derecho de daos como una herramienta que persigue slo objetivos de
reparacin de daos, sin considerar que puede y, a mi entender, debe perseguir objetivos muy distintos de ste. En este aspecto, se intentar analizar lo
que considero que el derecho de daos debera tener como objetivos primordiales, y hacer algunas consideraciones bsicas a partir de las cuales stos deberan
ser buscados.
II. EL CAMBIO DE CONCEPCIN. LA RESPONSABILIDAD CIVIL
EN EL CDIGO DE VLEZ Y EL DERECHO DE DAOS EN LA ACTUALIDAD
No es casual que nuestra doctrina haya comenzado a acuar la expresin derecho de daos para designar al sistema de responsabilidad civil. Esto no es ms
que el reflejo del cambio de paradigma que ha sufrido la disciplina, que comenzara
a vislumbrarse incluso con anterioridad a la reforma de la ley 17.711.
La denominacin antes acuada, responsabilidad civil, denotaba una
orientacin punitiva, sobre la cual estaba indudablemente basado el sistema reparatorio del Cdigo Civil, ideado por Vlez Sarsfield a mediados del siglo XIX.
Analizando el concepto responsabilidad, Alterini nos deca que, en sentido estricto, se dice responsable a quien, por no haber cumplido, se le reclama una
indemnizacin. Esta acepcin que comnmente se le da al concepto, en cuanto se
asigna el deber de reparar el dao jurdicamente atribuible causado por el incumplimiento, y a continuacin, seala que, tomando en cuenta este concepto, la responsabilidad tiene alcances de sancin, desde que se entiende por tal la consecuencia de ndole jurdica que corresponde a la infraccin de un deber; tal consecuencia
significa un disvalor para quien es pasible de ella, y as, (e)n tal alcance la responsabilidad enlaza el deber de reparar frente a otro sujeto 1.
En tal sistema, la atribucin jurdica del dao al agente daador, esto es,
la responsabilidad, ms all de la reparacin que con ello se lograba, tena por
principal objetivo hacerle asumir las consecuencias de sus actos como un acto
estatal de reproche, por lo cual ese reproche era slo justificado por el sistema
cuando el agente, adems de ser pasible de imputacin moral 2 del hecho dao1
______A
LTERINI, A. A. - AMEAL, O. J. - LPEZ CABANA, R. M., Curso de obligaciones, Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 1985.
2
______La
imputacin moral, conceptualmente, implica que un hecho puede ser imputable en trminos
IGNACIO ANZOTEGUI
137
so, haba obrado con intencin de daar (dolo civil extracontractual), haba incurrido en un incumplimiento de contrato en forma deliberada (dolo civil contractual) o cuando haba obrado negligentemente segn conforme a los estndares de conducta que le eran exigibles, segn las circunstancias de tiempo y de
lugar, y de acuerdo con sus condiciones personales, derivando ese obrar culposo en un dao extracontractual o en el incumplimiento de un contrato. De esta
forma, se entenda que la base fundamental de la teora de la responsabilidad
era la aptitud de imputacin del sujeto 3.
La reparacin del dao causado pareca ser algo secundario o consecuente
al reproche 4, de all que dicho dao slo era reparable cuando la conducta que
lo provocaba era susceptible de ser sancionada por su carcter disvalioso; esto
es, cuando haba mediado culpa o dolo en el agente, adems de la exigencia de
voluntariedad de sus actos.
En otras palabras: El Cdigo Civil de Vlez Sarsfield enfoca (o enfocaba) la responsabilidad en vistas a la sancin ms que a la reparacin, porque la
conducta del agente determinaba el nacimiento de la indemnizacin: slo era
responsable el autor cuando l era culpable 5.
Indudablemente, este concepto de responsabilidad posea una gran connotacin de tipo moral, puesto que slo se justificaba la sancin-reparacin en
el disvalor de la accin y no en el disvalor del resultado; y justamente all podemos hallar la explicacin del antiguo principio segn el cual no hay responsabilidad sin culpa.
de causalidad fctica a un sujeto (de lo cual se sigue que la relacin causal se determina desde la funcin
causa-efecto entre los hechos) y que adems el acto inicial que ha dado comienzo a la cadena causal
ha sido llevado a cabo voluntariamente. Es un concepto que he tomado de Llambas (LLAMBAS, Jorge J., Tratado de derecho civil, Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 1999), con el nico objetivo de sistematizar el esquema de la responsabilidad civil sostenido antes de la sancin de la ley 17.711, en particular porque pone de resalto dos conceptos que eran slidamente sostenidos en ese entonces: la
necesidad de que la conducta daosa fuera consciente o voluntaria, y que la causalidad es un criterio
que conecta causalmente a los hechos. En la actualidad, adems de comenzar a prescindirse de dicha
voluntariedad en el inicio de la cadena causal, suele sostenerse que la causalidad es un determinado criterio ms bien intelectual que natural para imputar un hecho a un sujeto, que puede no pasar por
la atribucin de ste recurriendo a criterios de causa-efecto. Pese a ello, y en lo sustancial, creo que el
derecho de daos actual sigue considerando una causalidad fctica de los hechos (por lo menos en el
sentido de que atribuye hechos y no responsabilidad sobre ellos), aunque la atribucin causal dependa
de la aplicacin de una norma en particular, en nuestro caso los arts. 901 a 906, CCiv.
3
______L
LAMBAS, Jorge J., Tratado de derecho civil, cit.
4
______Al respecto, tambin se ha dicho: Los fundamentos remotos de la responsabilidad civil y de
la responsabilidad penal son comunes, la reparacin estaba teida de venganza por parte de la vctima
y de punicin respecto del culpable (LAMBERT-FAIVRE, Y., La evolucin de la responsabilidad civil.
De una deuda de responsabilidad a un crdito de indemnizacin, Revue Trimestrelle de Droit Civil,
Paris, I. 1, 1987; Revista de Responsabilidad Civil y Seguros, 1999).
5
______A
LTERINI, J. H. y otros, Derecho de daos, Coleccin, La Rocca, Buenos Aires, 2000, p. 38.
La aclaracin me pertenece.
138
LECCIONES Y ENSAYOS
Este sistema tena su razn de ser, que puede ser entendida a travs de breve anlisis histrico, el cual nos lleva indudablemente a situarnos en la revolucin industrial 6 y a valorar los alcances del impacto que provoc.
La primera revolucin industrial, surgida en Inglaterra en la segunda
mitad del siglo XVIII, haba provocado, a nivel tecnolgico, el surgimiento del
maquinismo, que posibilit la mecanizacin de la industria; ello en virtud de
tres factores: el surgimiento y la aplicacin de un nuevo tipo de energa el
carbn, el uso de nuevos materiales como el acero y el hierro, y el surgimiento de nuevas fuerzas motrices, como la mquina de vapor.
Asimismo, la segunda revolucin industrial, cuyo comienzo los historiadores suelen precisar en 1850 aproximadamente, aadi dos nuevos tipos de
energas disponibles: el petrleo y la electricidad, al mismo tiempo que se disearon mecanismos como los transformadores y los alternadores, que permitieron la cmoda aplicacin de dichas innovaciones a la industria.
Ya con la primera revolucin industrial comenzaron a suscitarse las nefastas consecuencias sociales que este movimiento habra de tener. La revolucin demogrfica que se produjo por el traslado de innumerables campesinos
para trabajar en las fbricas provoc el hacinamiento de miles de personas en
las ciudades industriales; el impulso industrial desenfrenado hizo que las
condiciones de labor de los obreros fuesen deplorables.
En lo que a nuestro tema se refiere, la aplicacin de estas nuevas tecnologas a los procesos productivos, e incluso a la vida cotidiana de las personas,
provoc la existencia de nuevas hiptesis de daos no reguladas hasta el momento, y no explicables o entendibles desde la ptica del principio pars responsabilit sans faute.
Los daos, entonces, ya podran no ser causados por las personas directamente, sino por los instrumentos, muchos de ellos muy peligrosos (sobre todo
la maquinaria utilizada en las grandes fbricas, que muy comnmente produca
la muerte de cientos de trabajadores), por lo cual el derecho, como muchas veces, deba readaptarse a la realidad social 7.
Mosset Iturraspe, siguiendo a Villey, sostiene que, en realidad, el sistema
de responsabilidad civil, con la aristas antes comentadas, surgi como un mecanismo al servicio de los daadores, para defender sus intereses, y que justa6
______Si
el lector se encuentra interesado en profundizar este breve anlisis histrico, pueden consultarse: Enciclopedia On line Wikipedia, http://es.wikipedia.org/wiki/Portada, voces Revolucin Industrial y relacionadas, fecha de consulta: 28/8/2006; y HOBSBAWM, E., Industria e imperio, Ariel,
Barcelona, 1999, caps. 3, 4 y 6.
7
______Ello
porque la regulacin civil de la poca no tena prevista la reparacin de los daos causados
por las cosas, razn por la cual la reparacin no proceda, puesto que al analizarse los presupuestos
de la responsabilidad civil, se encontraba que no haba mediado culpa en el empleador dueo de la maquinaria, en un sistema que requera de ella ineludiblemente para asignar al daador el deber jurdico
de reparar.
IGNACIO ANZOTEGUI
139
mente esta idea es la que fundamenta el pars responsabilit sans faute; esto es, la
ausencia de reparacin cuando no hay un posible reproche de conciencia al agente
daador, y ya no una concepcin moralista de la responsabilidad 8, dndose as
una teora de la responsabilidad divorciada de la realidad y del orden natural de
la cosas, que no estaba destinada a servir a un reparto justo de los daos 9.
No parece muy acertado desde el punto de vista histrico sostener ello si
recordamos que el sistema de la responsabilidad basado en la nocin de culpa
proviene desde la poca del derecho romano, momento en el cual no exista el
problema del maquinismo como situacin generadora de daos.
Volviendo al impacto de la industrializacin, tenemos que, a partir de ella,
el hombre comenz una carrera de desarrollo tecnolgico utilizando dicha tecnologa no slo en el desarrollo industrial, sino como medio de mejorar su calidad de vida. Pero al intentar disear mquinas y programas que proveyeran a
esos fines, que tuvieran la capacidad de reemplazar al hombre en funciones
que histricamente han sido suyas o que llevaran adelante tareas que el propio
hombre se habra encontrado imposibilitado de realizar, perdi gran parte del
control sobre la tecnologa de la cual se serva.
De esta manera, la revolucin industrial ha determinado el aumento de
las hiptesis de daamiento, por la utilizacin de los complejos mecanismos de
produccin y la intervencin de cosas en la causacin de daos. Con el industrialismo, y sus efectos culturales: maquinismo, urbanismo, capitalismo y consumo, aumentan los infortunios laborales, aparecen los accidentes areos, los
ocasionados por la circulacin de automotores, los daos por productos elaborados, y los originados por las cosas riesgosas o peligrosas 10.
Este hecho crucial puso en jaque al sistema clsico de la responsabilidad
civil.
Ello se produjo respecto de varios de los presupuestos que eran condicin
para establecer el deber de reparar. En primer trmino, porque la intervencin
de maquinarias en la causacin de daos volvi ms compleja la determinacin
de la relacin causal entre la conducta daosa y el dao 11, afectando el anlisis
de dicho requisito.
8
______M
OSSET ITURRASPE, en ALTERINI, J. H. y otros, Derecho de daos, cit., t. III, p. 31. As, a rengln seguido, afirma que estaba Destinado a dificultar el camino hacia una sentencia de condena. Con
el convencimiento de que daan los que hacen, construyen, producen, intercambian, prestan servicios;
aquellos que movidos por el afn de lucro hacen al progreso y al desarrollo; facilitar la indemnizacin
se convierte, desde la ptica liberal-individualista, a partir de la concepcin manchesteriana, preocupada por defender la industria incipiente, en una actitud reaccionaria, obstruccionista, contraria del orden vigente (Villey). Asimismo, ver MOSSET ITURRASPE, J., Responsabilidad por daos, Parte general, t. I, Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 1999, ps. 14 y ss.
9
______A
LTERINI, J. H. y otros, Derecho de daos, cit., t. III, p. 27.
10
______A
LTERINI, J. H. y otros, Derecho de daos, cit., t. III, p. 39.
11
______Por
ejemplo, en los casos de accidentes sufridos por trabajadores mediante la utilizacin de ma-
140
LECCIONES Y ENSAYOS
IGNACIO ANZOTEGUI
141
imputar responsabilidad a sujetos por daos causados por las cosas, por daos
no producidos causalmente por el agente e incluso por daos causados por actos involuntarios.
La denominada objetivizacin del derecho de daos actual apunta, en
parte, a encontrar a las personas que deben 14 responder por los daos no causados por conductas humanas reprochables por ejemplo, acuando conceptos como el riesgo creado, el aprovechamiento de la cosa, la responsabilidad
colectiva o simplemente con la extensin de los obligados al resarcimiento,
ms all de su participacin menor o mayor en su causacin 15 y, por sobre todas las cosas, ms all de la existencia de culpabilidad en la conducta de agente
daador, puesto que lo trascendente es lograr la reparacin del dao.
De all que el actual concepto de responsabilidad pareciera diferir bastante del anterior. La mayora de la doctrina sostiene que ha dejado de implicar un
reproche moral y que slo establece la necesidad de reparacin frente a un dao
injusto, importando entonces slo la injusticia del dao causado y no lo reprochable de la conducta daadora.
Por ello, y al efecto del presente trabajo, intentar una definicin actual
del concepto de la responsabilidad. La responsabilidad creo que debera considerase como un deber puramente legal, determinado ex ante por la norma, que
establece que determinadas personas, ante el acaecimiento de un evento daoso
sobre otra u otras personas, ya sea directamente en sus cuerpos o en su espiritualidad, o indirectamente en las cosas contenidas en su patrimonio, debern
cargar con los costos de reparacin de ese dao. Se trata as de una imputacin
jurdica (no fctica ni moral) determinada normativamente, que luego hace
que, en el caso concreto, un sujeto quede obligado a la reparacin de un dao 16.
Para finalizar la idea del presente apartado, debemos decir que, tal como el
lector habr podido concluir, actualmente suele entenderse que la responsabilidad
civil es, en principio, de orientacin resarcitoria, a comparacin del sistema del
Cdigo de Vlez, en el cual tena evidentemente una orientacin punitiva.
batoria, dado que es el demandado quien debe acreditar la existencia de culpa, ya sea del actor como
de un tercero por el cual no debe responder, aunque ello no quiere decir que dicho artculo haga presumir la relacin causal entre el hecho y los daos.
14
______Este
deber, como se viene sealando, no hace alusin a ninguna cuestin de reproche moral,
sino a que el ordenamiento jurdico, de acuerdo con ciertas consideraciones de carcter agregativo, indica ex ante quienes sern los responsables frente a determinado hecho daoso, quienes pueden no ser
incluso los ms cercanos del dao dentro de la cadena causal. stos sern los que deben responder;
por ello en la definicin de responsabilidad que propondr, se la conceptualiza como un deber legal.
15
______Es
discutible si la legislacin podra establecer como responsable, ex ante, de determinados hechos a sujetos que carecen de total participacin en la cadena causal, porque es un tema que excede el
marco del presente trabajo, aunque me limito a sealar que ello s sera totalmente posible en teoras
como el anlisis econmico del derecho.
16
______Ver
lo expuesto respecto del funcionamiento del concepto de la responsabilidad en el ap. B, del
punto III del presente trabajo.
142
LECCIONES Y ENSAYOS
IGNACIO ANZOTEGUI
143
de ese hecho daoso, y slo respondern por las sumas obtenidas por este injusto beneficio.
Tambin es de notar que el prr. 2, que pareciera funcionar cuando no
pueda responsabilizarse al agente daador de acuerdo con lo previsto en el prr.
1, se justifica a s mismo slo en razones de equidad o de justicia distributiva.
Por lo tanto, cabe concluir que, aun a esta altura de la historia, nuestro sistema repudia la idea de condenar a indemnizar a quien no ha obrado voluntariamente, porque justamente l no ha decidido provocar el dao, siendo en algn sentido vctima de determinadas circunstancias, en muchos casos
imprevisibles o incontrolables, que en definitiva son las causantes del dao
(por ejemplo, un estado de alienacin mental).
No es difcil ver que, en este aspecto, sobrevive an la idea de reproche
moral que antes esbozramos; todava sigue siendo chocante en algn punto
castigar con la obligacin indemnizatoria a quien no ha querido causar un
dao, quien no ha tenido la culpa 19, y sta es la razn que justifica el principio mencionado, contenido en el art. 900, CCiv. 20.
Personalmente, creo que ello tiene que ver con la creencia liberal de que
las cosas deben soportarse u obtenerse en virtud del mrito o de la falta de l.
As como creemos en el merecimiento de las cosas, en que la gente obtenga lo
que tiene gracias a la ejecucin de acciones voluntarias que ha emprendido con dicho objeto, no vemos con buenos ojos que la gente cargue con las
consecuencias de los hechos para los cuales no ha efectuado actos positivos con
el fin de obtenerlos. Si bien estamos de acuerdo en que quien causa daos debe
repararlos, repudiamos internamente la idea cuando la aplicacin de dicho
principio lleva a una situacin que nos parece casi tan injusta como el dao causado a la vctima: que el dao lo soporte alguien que no tuvo la culpa 21.
De acuerdo con lo visto en cuanto al primer requisito de la responsabilidad la existencia de una accin humana, tenemos que el principio general
consiste en que slo obligan a la reparacin los actos voluntarios, generndose
19
______Culpa
aqu no es utilizada en sentido tcnico, sino coloquial. Es normal que la sociedad considere que quien no tiene la culpa de algo no debe responder por sus consecuencias, idea asimilada
a que la justicia en el caso concreto impone que slo se haga responsable a quien obr voluntariamente,
como forma de reprocharle dicha voluntariedad.
20
______Teniendo
en cuenta esto, y sobre la base de la clasificacin de las concepciones de la justicia
retributiva efectuada por Rosenkrantz, pareciera que por lo menos, respecto de este instituto, el Cdigo
Civil sostiene a la retribucin como justificativo de la reparacin. Esto implica afirmar que la razn por
la cual alguien est obligado a reparar un dao es lo incorrecto de la accin realizada, siendo dicha incorreccin resultado de lo moralmente reprochable de la accin. Vase ROSENKRANTZ, C. F., Tres
concepciones de la justicia correctiva y de la responsabilidad extracontractual, LyE, nro. 67/68, 1997,
Dossier de Filosofa del Derecho.
21
______Ello
pese a que, a priori, parecera ms injusto an hacer cargar con los costos del dao al sujeto
daado. Es decir, pareciera injusto que quien causa daos en este tipo de situaciones cargue con el costo
de stos, pero pareciera ms injusto an que lo haga quien los sufre.
144
LECCIONES Y ENSAYOS
una suerte de irresponsabilidad por los daos ocasionados por actos involuntarios.
Ello a mi entender revela cuanto menos una contradiccin con la sostenida orientacin resarcitoria del Cdigo Civil, puesto que si la responsabilidad civil
estuviera orientada hacia la reparacin del dao exclusivamente, razonablemente
no adoptara este principio. Debera adoptar un criterio por el cual debiramos responder por todas los actos que cometemos, basndolo en una concepcin objetiva
de la responsabilidad que disocie la obligacin de reparar de la existencia de voluntariedad del acto, como por ejemplo la concepcin compensatoria propuesta
por Ronsenkrantz 22, o simplemente en el hecho de que resulta ms razonable que
los hombres asuman los riesgos inherentes a la comisin de acciones daosas involuntarias que a que lo hagan las potenciales vctimas 23; dado que permitira resarcir incluso los casos de daos provocados por actos involuntarios, y as proteger
de forma incondicional a las vctimas del dao injusto.
Incluso el prrafo agregado por la ley 17.711 no modifica el panorama,
puesto que slo marca una potestad o facultad para el juez de fijar la indemnizacin por razones de equidad, cuya procedencia estar, adems, supeditada a
la capacidad econmica de las partes. Por ejemplo, si una persona de escasos
recursos provoca un dao a otra adinerada, la indemnizacin no sera procedente, lo cual pareca indicar que lo que justifica esta norma no es la injusticia del
dao que en el ejemplo es tan patente como en el caso inverso, sino una
cuestin redistributiva 24.
Esta situacin parecera confirmarse ms an si tenemos en cuenta el carcter restrictivo de la procedencia de dicha indemnizacin, y tambin su improcedencia en casos de ruptura del nexo causal 25.
22
______R
OSENKRANTZ, C. F., Tres concepciones..., cit., ps. 169 y ss.
23
______El
fundamento en este caso sera de tipo econmico. Si bien no podramos aplicar la denominada frmula Hand (acuada por el juez Learned Hand en el caso United States v. Carroll Towning
Co., 159 F.2d 169, 173 de 1947), que postula que el evitador ms barato de costos es quien debe responder por ellos, a los efectos de maximizar la eficiencia dado que es forzoso sostener que las personas
puedan tomar medidas precautorias para evitar este tipo de daos; s podramos sostener que cada uno
est en condiciones de trasladar el costo de los potenciales daos que cause a los dems mediante el aseguramiento que cada individuo asegurndose contra el potencial riesgo de todos los dems, razn por
la cual el agente daador en forma involuntaria debera responder por ser quien se encuentra en condiciones de asegurarse, y de forma ms econmica.
24
______La
reparacin del dao genera como consecuencia la generacin de un dao, en principio igual,
en quien debe repararlo, por lo cual debemos sostener que, ms que la reparacin del dao, lo que se
intenta es su distribucin. En este sentido creo que debe entenderse este prr. 2 del art. 907, CCiv.,
puesto que intenta una distribucin del dao, teniendo en cuenta quin est en mejores condiciones econmicas de afrontarlo. Por ejemplo, si una persona millonaria daa involuntariamente a otra muy pobre, si bien en principio no sera responsable, parece acertado hacerlo responsable de ese dao, puesto
que se encuentra en mejores condiciones de soportarlo que la vctima, teniendo en cuenta ambas capacidades econmicas.
25
______Jurisprudencialmente,
se entiende que la indemnizacin en razn de la equidad es de carcter
IGNACIO ANZOTEGUI
145
146
LECCIONES Y ENSAYOS
tes del derecho de daos para sealar a la persona sobre la que recaer el deber
de compensar ese dao 29.
Tal como seal al conceptualizar la responsabilidad como un deber legal
de compensar el dao, establecido ex ante por la norma de responsabilidad, tanto el requisito del dao como el del factor de atribucin funcionan como los
fundamentos de la decisin normativa. Ello surge ntidamente de analizar cada
norma, puesto que cuanto menos indicar la existencia del dao y la presencia
de un factor objetivo de atribucin (dado que de no hacerlo funcionara la regla
general del factor subjetivo).
De ello se sigue que no slo fundamentan la decisin normativa de establecer el deber de compensar, e incluso de sealar a quin o quines debern hacerlo, sino que, como requisitos de ineludible existencia, debe estar acreditada
su existencia en el caso concreto para justificar la imposicin de la obligacin
de reparar.
Tomemos como ejemplo el art. 1114, CCiv., que establece la responsabilidad solidaria de los padres por los daos causados por los hijos menores que habiten con ellos. Esta norma determina que quienes cometan la conducta descripta
en su antecedente sern responsable por los daos causados. Si analizamos esta
norma juntamente con el art. 1116 en cuanto exonera de responsabilidad a los
padres si probaren que les ha sido imposible impedir el dao, pareciera que esta
imputacin de responsabilidad se debe a una culpa in vigilando 30.
De este modo, el factor de atribucin fundamenta la decisin legal ex ante
de imputar responsabilidad a ciertos sujetos en ciertas condiciones (los padres
respecto de los daos causados por los hijos); pero luego es necesario el anlisis
en el caso concreto de este requisito legal; as se intentar desdear si la conducta efectivamente cumpli con las condiciones de hecho antecedentes de
la norma de responsabilidad (en este caso, se intentar comprobar dnde se encontraban los padres, qu estaban haciendo y qu pudieron hacer para evitar el
dao); procedindose entonces, en caso de encontrar cumplido el requisito
29
______Creo
que, en este sentido, es evidente que la obligacin de reparar se fundamenta en la existencia del dao; de all que no pueda existir responsabilidad alguna sin dao, lo que descarta, cuanto menos
en nuestro derecho, la posibilidad de una responsabilidad por el mero riesgo. Pero si bien ello es cierto,
la existencia del dao no es suficiente para obtener la reparacin, por lo cual se trata de una condicin
necesaria pero no suficiente, dado que se requiere la existencia de un factor de atribucin que, justamente, atribuya el costo del dao a ciertas personas. Estos factores de atribucin indican cules son
las razones que consideramos vlidas para hacer responsable a alguien. Cada una de ellas est respaldada por consideraciones agregativas: el dolo para lograr algn tipo de sancin, como prevencin general y especial; la culpa como castigo por la omisin de medidas diligentes, para incentivar su adopcin y as prevenir el dao; y las responsabilidades objetivas por diversas consideraciones tales como
la ndole de la relacin daador-daado.
30
______Desde
el anlisis econmico del derecho, podramos decir que dicha imputacin de responsabilidad se basa en que los padres son quienes estn en mejores condiciones de evitar dichos daos, ya
sea de evitarlos materialmente o por una cuestin de costos.
IGNACIO ANZOTEGUI
147
de la concurrencia del factor de atribucin, a determinar la existencia de responsabilidad como deber de reparar en el caso concreto.
En conclusin, estando determinada la responsabilidad ex ante, resta en el
caso concreto proceder al anlisis de los hechos, para verificar si se han cumplido los requisitos dogmticos de la responsabilidad, y as establecer la existencia de responsabilidad sobre ciertos sujetos en el caso concreto.
Volviendo al tema de los factores de atribucin, encontramos entonces
dos tipos de razones fundamentales en nuestro sistema de reparacin de daos.
Las primeras son aquellas que sostienen que la reparacin del dao le es
exigible a una persona y no a otra por una actitud reprochable de sta, a saber: reprochable por la intencionalidad o lo deliberado del incumplimiento
contractual (dolo), o por no haber obrado de acuerdo con los estndares de diligencia exigidos, aunque analizados en el caso concreto; de all que la apreciacin del factor de atribucin subjetivo implique la necesaria evaluacin de la
conducta del sujeto, cuyo resultado es trascendente para el establecimiento de
la obligacin de reparar 31.
Las segundas son aquellas que justifican la obligacin de reparar respecto
de determinada persona en cuestiones que, en principio, son ajenas a la valoracin de la actitud del agente daador. Digo en principio porque no es del todo
claro que los casos de responsabilidad objetiva no impliquen predeterminar ex
ante una actitud reprochable del agente. Por ejemplo, en la responsabilidad por
defectos de diseo, el factor de atribucin es objetivo, porque hay un estndar
objetivo de diligencia que no debe ser violado que el diseo no tenga fallas.
Aqu, hay una predeterminacin de la conducta negligente por la norma 32, al
igual que sucede en la culpa con los estndares del buen hombre de negocios;
el problema es que en este caso la predeterminacin es muy concreta el diseo no debe tener fallas, y comprobada la falla, se tiene por existente el factor de atribucin; en cambio, en la culpa, el estndar del buen hombre de negocios es tan indeterminado que prcticamente requiere de un anlisis en el caso
concreto tan exhaustivo como si ste no existiera.
Existen otros casos en los que pareciera que el fundamento de la atribucin de responsabilidad a ciertos sujetos no est en relacin con la valoracin
de la actitud del agente: por ejemplo, en la responsabilidad de la cadena de produccin prevista por el art. 40, Ley de Defensa del Consumidor 33. Si bien es
31
______En
el caso particular de la culpa, se analiza si el agente ha obrado con la diligencia que era debida, de acuerdo con esos estndares que pueden ser objetivos o abstractos (por ejemplo, el buen padre
de familia o el buen hombre de negocios, exigidos en determinadas hiptesis). Cuando dichos parmetros no son exigibles, se debe construir un estndar de conducta que le haya sido exigible al agente
al momento de causar el dao (teniendo en cuenta sus condiciones personales, el nivel de la exigencia
de obrar con prudencia e incluso la previsibilidad del dao), el cual se comparar con la conducta que
se llev finalmente a cabo para determinar la existencia de culpa.
32
______De
all que en casos similares hay quienes sostengan que se trata de casos de culpa objetiva.
33
______El
art. 40, ley 24.240, modificado por el art. 4, ley 24.999, establece: Si el dao al consumidor
148
LECCIONES Y ENSAYOS
cierto que tanto productores, intermediarios, transportistas y vendedores, y dems partcipes toman contacto con los productos, es irrazonable sostener que
todos ellos despliegan una actitud negligente cuando se provoca un dao por vicio o riesgo de la cosa (y ms an que la norma predetermina como negligente
la simple participacin en la cadena), como tambin que existe una negligencia
predeterminada en ellos basada en una exigencia de mutuo control.
Quiz aqu s podamos estar en presencia de un fundamento por fuera de
la valoracin de la actitud del agente, basado en la necesidad de proteccin de
los llamados grupos dbiles como lo son los consumidores.
Esto lleva indudablemente a considerar que la ley 17.711 y varias normativas particulares han agregado nuevas razones que permiten normar determinados supuestos que escapaban a la regulacin tradicional.
De esta manera, el sistema ha quedado estructurado de forma que reconoce
dos tipos fundamentales de razones de imputar la obligacin de reparar a ciertas
personas: unas destinadas a fundar la procedencia de la indemnizacin en ciertos
supuestos determinados (por ejemplo, el art. 1113, CCiv.), y otras razones genricas que justifican la reparacin en el resto de los supuestos de hecho.
La objetivizacin del derecho de daos implica, en este sentido, un intento por querer justificar mediante los factores de atribucin objetivos cada
vez ms situaciones que por exclusin se encuentran en el dominio de los factores subjetivos, debido a que los factores objetivos tienen una rbita especfica
de operatividad. Es decir, que la propia ley indica qu supuestos quedarn sometidos a factores de atribucin objetivos, lo que denota el carcter excepcional de dicha atribucin.
Si bien los factores subjetivos funcionan por exclusin o, dicho de otra
forma, como justificativos residuales cuando no proceda la justificacin de los
factores objetivos, la realidad es que todava la mayor cantidad de las hiptesis
de dao requieren para la procedencia de la reparacin la comprobacin en el
caso concreto de una conducta que encuadre en un factor de atribucin subjetivo, razn por la cual debemos sostener que el fundamento genrico de la responsabilidad sigue siendo la culpa, cuestin no casual y que no debe perderse
de vista.
La conclusin que creo debe extraerse de lo reseado es la siguiente: El
sistema de responsabilidad civil sigue girando en torno a la nocin de culpa, lo
cual debe hacernos dudar de los primeros conceptos vertidos, en el sentido de
que no es tan claro que nuestro sistema tenga orientacin resarcitoria nicamente. Todava tenemos un sistema que considera que la razn genrica que
resulta del vicio o riesgo de la cosa o de la prestacin del servicio, respondern el productor, el fabricante, el importador, el distribuidor, el proveedor, el vendedor y quien haya puesto su marca en la cosa
o servicio. El transportista responder por los daos ocasionados a la cosa con motivo o en ocasin del
servicio. La responsabilidad es solidaria, sin perjuicio de las acciones de repeticin que correspondan.
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Por ejemplo, uno puede ser responsable por daos que no ha provocado en
sentido causal (por ejemplo, en la responsabilidad de los padres respecto de los
daos ocasionados por los hijos menores) o puede no ser responsable por daos
causados (por ejemplo, por existencia de causales de justificacin o porque la
misma ley decreta la irresponsabilidad de cierto individuo respecto de ciertas
situaciones), razn por la cual podemos decir que no slo la causalidad es condicin necesaria y no suficiente para que un individuo responda por el dao
causado, sino que en algunas circunstancias ni siquiera es condicin necesaria.
Hay una cuestin que en este apartado quiero abordar y se relaciona con
el rgimen de imputacin de hechos (consecuencias) que, como vimos anteriormente, se realiza desde el factor de atribucin.
En cuanto a la metodologa seguida por el codificador, dicho rgimen inicia en el art. 901, CCiv., con una clasificacin de las distintas consecuencias del
obrar humano, para luego establecer un rgimen de imputacin de stas, el cual
se encuentra limitado por el criterio de previsibilidad.
Dentro de este segundo aspecto, en el mbito de la responsabilidad extracontractual, el art. 903 establece que las consecuencias inmediatas de los hechos libres son imputables al autor de stos. Por su parte, el art. 904 establece
que las consecuencias mediatas slo le son imputables al autor cuando las hubiere previsto, o cuando empleando la debida atencin y conocimiento de la
cosa, haya podido preverlas. Es decir, se le imputa hasta las consecuencias
mediatas (inmediatas y mediatas) al agente cuando ha obrado con dolo conocimiento de la consecuencia mediata o con culpa cuando debi haberla
previsto, puesto que ello le era exigible, y no lo hizo.
Pero respecto de la regulacin de las consecuencias casuales, no le son imputables al autor del hecho, salvo cuando debieron resultar, segn las miras
que tuvo al ejecutar el hecho. Es decir, en este caso, slo se le imputan al agente que actu con dolo.
Si bien, tal como se expuso, la causalidad no debera incidir terminantemente
en la atribucin de responsabilidad, no es cuanto menos llamativo que la reforma
de la ley 17.711 haya mantenido esta discriminacin, que provoca que al autor que
ha obrado con dolo le sean imputables ms consecuencias que a quien ha obrado
con culpa. Debemos sealar, asimismo, que esta distincin tambin surge en la esfera contractual, de acuerdo con lo previsto por los arts. 520 y 521, CCiv.
Nuevamente, creo que estamos en presencia de una cuestin que revela
que todava nuestro rgimen de la responsabilidad civil tiene gran influencia
del concepto reparacin-sancin, dado que el castigo sobreviene de forma
ms grave cuanto es mayor el reproche que merece la accin del agente, lo cual
no tendra sentido si slo fuera trascendente a los efectos de justificar la reparacin la injusticia de dao 39.
39
______Ello
tiene que ver, a mi entender, con una idea derivada de la meritocracia, y es la proporcio-
152
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nalidad de la sancin. Una vez que se est de acuerdo con que un sujeto debe ser sancionado, resta siempre establecer cmo y cunto lo ser. Nuestro sistema, revelando nuevamente una faceta retribucionista, establece mayores sanciones cuanto ms reprochable sea la accin daadora.
40
______Indudablemente,
cuando naci el derecho de daos en los Cdigos europeos del siglo XIX, las
pocas normas que dedicaron a la materia tenan como finalidad inmediata compensar los daos sufridos por las personas y causados, fundamentalmente, por negligencia (CODERCH, Pablo S. - GMEZ LIGERRE, Carlos, El derecho de daos y la minimizacin de los costes de los accidentes, Barcelona,
Revista jurdica on line Indret, art. 275, 2005, http://www.indret.com/pdf/275_es.pdf).
41
______L
PEZ OLACIREGUI, J. M., Esencia y fundamento de la responsabilidad civil, Revista de Responsabilidad Civil y Seguros, 1999, ps. 957/970.
42
______Ver
nota 24.
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Un anlisis similar podramos hacer de las normas que establecen pluralidad de responsables en forma solidaria frente a un hecho daoso, como la referida prevista en el marco de la Ley de Proteccin al Consumidor.
Se trata sin dudas de una norma tuitiva de los consumidores, que justifica
por las especiales caractersticas de este grupo. De hecho, podra pensarse que
es beneficioso en tanto distribuye el dao en los involucrados en la cadena de
produccin, pero ello tambin puede provocar un aumento significativo en los
precios de los bienes, dado que todos los intervinientes de la cadena se vern
obligados a asegurarse por su actividad, costo que ser indudablemente trasladado al precio del producto.
Como puede apreciarse, el derecho de daos no slo intenta reparar el
dao, sino que debe distribuir el costo del dao ocasionado, lo cual es importante tanto respecto de los otros objetivos de sta como con relacin a objetivos
macroeconmicos.
2. La eficiencia y la minimizacin de los costos de los accidentes 46
El derecho de daos es un instrumento de regulacin social que impone en
determinados sujetos vctima, victimario, terceros la carga de pagar los
costos de los accidentes que causan determinados sujetos, como un mecanismo
para, entre otras cosas, garantizar que, en caso de ocurrir el dao, pueda llegarse
a su compensacin.
Esta determinacin a priori de la responsabilidad, de acuerdo con la forma como se realice y su alcance, entre otras consideraciones, genera diversas
consecuencias ms all de intentar lograr la reparacin y sancionar al responsable.
El hecho de que, ante un dao causado por $ 10, el responsable deber sufragar $ 10 ms $ 2 en concepto de los gastos causdicos que se provoquen
como consecuencia del reclamo jurisdiccional emprendido por el sujeto daado provoca incentivos en los potenciales daadores de no daar, por lo menos,
hasta el punto en que el beneficio obtenido en virtud del dao causado sea inferior al costo que para l mismo provoca la obligacin de compensar $ 12.
Derivado de ello, si causar el dao le generara un beneficio de $ 13, tendra incentivos para daar, puesto que ello le conllevara un beneficio de $ 1 deducidas las indemnizaciones y gastos pertinentes.
46
______Ms
all del agradecimiento general antes expresado, debo sealar que el presente apartado y
el siguiente han debido ser reformulados casi en su totalidad, gracias a los contrapuntos expuestos por
A los efectos del tratamiento del presente apartado, utilizar en su mayora apreciaciones y conceptos
provenientes del anlisis econmico del derecho. Bsicamente, el anlisis econmico del derecho
realiza un anlisis descriptivo de la normativa del derecho de daos, explicando su funcionamiento,
pero entendiendo que debe servir a maximizar la eficiencia econmica.
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cuestiones de bienestar agregativo, ya no le es de inters incentivar el cumplimiento de ese acuerdo, sino todo lo contrario, que el bien llegue a las manos de
quien ms lo valora 52, puesto que as se generar mayor cantidad de beneficio
para la sociedad, dado que en el caso de cumplirse con el segundo contrato, se
habrn generado ms recursos 53.
Hasta aqu hemos visto cmo el anlisis econmico pareciera mostrar, a
partir de un anlisis descriptivo del derecho de daos, la manera en que genera
incentivos de actuar eficientemente, tanto en el mbito contractual como extracontractual, y que, a consecuencia de ello, muchas veces incentiva indirectamente la causacin de daos, en los supuestos en que ello genere bienestar social a nivel agregativo.
En el mbito del derecho de la responsabilidad extracontractual por negligencia (accidentes), y ya fuera del anlisis meramente descriptivo, se propone
una regla de responsabilidad que garantiza an ms la eficiencia que el simple
mecanismo antes comentado: la regla del evitador ms barato de costos.
Tal como antes comentara, la decisin normativa de determinar los responsables de compensar a la vctima del dao, o de que sea la propia vctima
quien lo soporte, puede pasar por diversos motivos. En este caso, el anlisis
econmico pone en el centro de la escena la eficiencia en su faceta de disminucin de costos. Ello, conjugado con las ideas antes expuestas, da como resultado que no slo hace a la eficiencia evitar slo los daos ineficientes, sino que
para evitarlo, debe hacrselo al menor costo posible.
De all que, en estos casos, cuando tanto vctima como victimario puedan
adoptar medidas precautorias eficientes para evitar el dao 54, la norma de responsabilidad que esta corriente sugiere indica que deber responder quien poda evitarlas a menor costo.
Volvamos por un momento al ejemplo de los campos contiguos. Supongamos que la ganancia que le reporta a A tener el basural es de $ 20, que el dao
52
______Segn
el anlisis econmico, los bienes deben quedar en manos de quienes ms los valoran, y
ellos son quienes estn dispuestos a pagar el precio ms alto por el bien y pueden hacerlo; de all
que el pago de un precio superior supone que el contrato es ms beneficioso a nivel social, puesto que
se generaran ms recursos.
53
______Aqu
se ve nuevamente cmo el derecho contractual incentiva las transacciones como mtodo
de generacin de recursos, dado que incentiva a las partes al cumplimiento de los contratos entendiendo
que ellas estarn mejor en trminos de riqueza despus de contratar que antes de hacerlo. En este sentido, Posner ha sostenido que todo el derecho, fundamentalmente el derecho de daos, debe ser entendido como una herramienta para la maximizacin de la riqueza de la sociedad (POSNER, R., Utilitarianism, economics, and legal theory, Journal of Legal Studies, VIII (1), 1979, trad. al castellano en
Revista Estudios Pblicos, nro. 69, 1998). Tambin puede verse la crtica de Ronald Dworkin a Posner
en DWORKIN, Ronald, Es la riqueza un valor?, trad. al castellano en Revista Estudios Pblicos, nro.
69, 1998.
54
______Esto
es, cuando sea posible para ambos establecer medidas precautorias idneas a un costo menor que el del dao esperado multiplicado por la probabilidad de su ocurrencia.
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esperado es de $ 5 y la probabilidad de ocurrencia, de 0,4. Es evidente que A estar dispuesto a invertir en medidas precautorias hasta $ 8. Supongamos, tambin, que existe un moderno sistema que permite aislar los terrenos basurales,
de forma tal que no generaran olor ni atrajeran roedores, y que sale $ 8. Razonablemente, es eficiente que A compre dicho sistema, de modo que le quedar
de ganancia $ 12. Pero si B pudiera evitar el dao a un precio menor, por ejemplo a $ 4 puesto que llevara su cosecha a otra parte de su campo en la que no
se viera perjudicada, sta sera la solucin eficiente, por lo cual la norma debera hacer responsables a los evitadores ms baratos como forma de incentivarlos a que ellos sean quienes inviertan en medidas precautorias. Dado que si B
es quien invierte en medidas precautorias, genera un ahorro de recursos a nivel
agregativo la sociedad en vez de gastar $ 8 gasta $ 4 para evitar el dao,
ello sin considerar quin es el que debe afrontar el costo, si el que introduce el
riesgo o quien lo sufre 55. Una solucin distinta implicara un ahorro para B de
$ 4, pero un costo para A de $ 8, dando el saldo agregativo -4.
As, podemos apreciar cmo el anlisis econmico considera eficiente
que quien est obligado a prevenir el dao que merezca ser evitado por ineficiente sea quien puede hacerlo a menor costo.
En materia de costos de accidentes, Calabresi seala que stos no estn
constituidos solamente por los costos generados a la vctima, que constituyen las
prdidas acaecidas o lo que ha dejado de ganar en razn del accidente l los denomina costos primarios, sino que existen otros costos generados a raz del siniestro, por ejemplo, el costo de que todos los costos del accidente sean soportados por la vctima o por una sola persona y no distribuidos entre los miembros
de la sociedad costos secundarios; o los costos de una administracin de
justicia y dems organismos burocrticos encargados de imponer coactivamente a los responsables la obligacin de indemnizar costos terciarios.
En este sentido, puede verse que cualquier regla de responsabilidad que se
aplique no podr cumplir acabadamente con los tres objetivos, por cuanto lo
que debera aplicarse es una combinacin de reglas (de responsabilidad, de aseguramiento obligatorio y de irresponsabilidad por ciertos acontecimientos) que
permitan en cada tipo de caso encontrar la solucin que garantice de mejor manera posible la minimizacin de todos los costos de los accidentes.
De forma que, al momento de determinar la regla de responsabilidad aplicable, por ejemplo: la regla del evitador ms barato de costos, sta debera ceder ante otras que permitan la reduccin de los costos secundarios y terciarios,
por ejemplo, los que consideran la capacidad de asegurarse en forma ms eco55
______sta
es quiz una de las aristas ms polmicas del anlisis econmico. Como la meta es la eficiencia, ste est dispuesto a hacer responsable a cualquier persona, tenga o no la ms nfima relacin
con el evento daoso o con el riesgo, mientras pueda evitar el dao con menor gasto, lo cual contrasta
con nuestra arraigada creencia en el mrito, que comentramos anteriormente.
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nmica de los sujetos, con el objeto de distribuir los costos, o la capacidad/incapacidad de trasladar los costos de los accidentes a los bienes producidos, o incluso excepciones de responsabilidad 56.
De hecho, el autor seala que no slo las reglas de derecho de daos no podrn cumplir acabadamente con los tres objetivos al mismo tiempo, sino que
muchas veces la aplicacin de una norma que tienda a la consecucin de un objetivo puede atentar contra el cumplimiento de otro. Un ejemplo de ello es el
problema del riesgo moral que anteriormente se rese 57. La existencia de actividades que requieren aseguramiento obligatorio provoca en los asegurados
actitudes displicentes respecto de la evitacin de daos, dado que ellos no cargarn con el costo de stos. Ello provoca indudablemente que tiendan a provocar daos ineficientes, puesto que no estarn dispuestos a invertir en medidas
precautorias, incluso cuando stas sean menores al dao esperado ponderado
por la probabilidad de ocurrencia, o cuando sean de costo menor que las que podra tomar la potencial vctima.
Tambin podemos encontrar que la limitacin cuantitativa de los daos o
la tarifacin de las indemnizaciones, a la par que pueden proveer a la minimizacin de los costos terciarios al volver ms predecibles las decisiones judiciales y favorecer la negociacin extrajudicial, atentan contra el objetivo resarcitorio de la responsabilidad civil, porque permite obtener indemnizaciones de
menor cuanta. Incluso podra sostenerse que al disminuir las indemnizaciones
esperadas, los individuos vern reducidos sus costos de daar, por lo que se
provocara un incentivo a los daos voluntarios o a los incumplimientos contractuales dolosos.
3. La prevencin de daos
Dos son las facetas que el derecho de daos ofrece respecto de este objetivo en particular.
La primera es una cuestin meramente derivada o secundaria del mecanismo consistente en predeterminar a los sujetos que debern hacerse cargo de
reparar los daos que se produzcan en determinadas hiptesis: la persuasin de
no causar daos ineficientes 58.
Como hemos visto, y como consecuencia de una cuestin de costos, los
individuos se encuentran incentivados a no daar, pero slo hasta el punto en
56
______Vase
CALABRESI, G., The cost of accidents. A legal and economic analisis, Yale University
Press, New Haven, 1970.
57
______Ver
nota 45.
58
______Y
digo cuestin derivada porque es un efecto o consecuencia de otro objetivo que s creo est
en juego en el derecho de daos, y que la disminucin de los costos de los accidentes, ms precisamente
la disminucin de los costos primarios de Calabresi, lo cual ha sido objeto de anlisis en el anterior
apartado.
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que los costos que les reporta el dao causado son menores que la ganancia que
les produce.
As, en el derecho contractual, normativamente se prev la reparacin de
los daos por incumplimiento, para as volver al cumplimiento del acuerdo, la
salida ms beneficiosa para las partes.
Por otro lado, en el derecho de la responsabilidad por negligencia, tal
como hemos visto, se persigue el mismo objetivo. La aplicacin de la Frmula
Hand 59, que postula que se lesiona negligentemente y por lo tanto se debe responder; slo cuando las medidas precautorias idneas que se podan tomar tenan un costo inferior al costo del dao esperado ponderado por la probabilidad
de ocurrencia, incentiva a las personas a adoptar niveles de precaucin ptimos, puesto que los hace invertir en medidas de precaucin slo cuando stas
garanticen un beneficio al inversor. Ello lleva slo a un incentivo parcial para
no cometer daos, puesto que el sujeto estar slo obligado a prevenirlo cuando
los costos de las medidas precautorias sean inferiores al dao esperado, por lo
cual en los dems casos se carece de incentivos por parte del derecho, dado que
sera ineficiente incentivar a la no provocacin de esos daos.
De all que, en trminos de incentivos, la opcin ms eficiente a los efectos de la prevencin de la mayor cantidad de daos pareciera ser el establecimiento, en cabeza del daador, de la obligacin de indemnizar la totalidad de
los daos causados a las vctimas, puesto que mientras ms se lo obligue a abonar al responsable en concepto de daos, ms se cuidar de evitarlos, ya sea de
no efectuarlos voluntariamente o de invertir ms recursos en medidas precautorias. Es decir, mientras ms dinero se lo obligue a pagar en concepto de daos,
estar menos dispuesto a daar puesto que el dao debera provocarle un alto
beneficio, suficiente para pagar la indemnizacin y quedarse con el resto y
ms dispuesto a adoptar medidas precautorias porque al ser ms elevado el
dao esperado, ser ms eficiente un nivel ms alto de stas 60.
59
______Ver
nota 23.
60
______Suele
entenderse que esta opcin es la ms eficiente para lograr el objetivo prevencin, pero
que al momento de conjugarse con otros objetivos y sobre todo con el desarrollo de la actividad econmica muestra serios problemas. Esto ha sido demostrado por Coase, quien, criticando los desarrollos de Pigou en su obra The economics of welfare, sostiene que ver el problema en trminos de cunto debe pagar el daador asumiendo inicialmente que es l quien asumir el costo del dao es
desconocer el carcter recproco del problema, dado que hacer resarcir a la vctima es tambin daar
al daador. As, el anlisis debe iniciarse sin considerar a priori que el daador es quien debe soportar
la prdida; sino evaluando si hacer asumir el costo al daador causar ms dao an que los provocados
a la vctima por el dao original, y elegir la opcin menos daosa, que puede llegar a generar, segn
el caso, que la vctima deba internalizar el costo del dao, con lo que s se logra una prevencin de daos
mayores e ineficientes. Para mayor profundidad puede verse COASE, R. H., The problem of social
cost, Journal of Law and Economics, vol. III, 1960, trad. al castellano en Revista Estudios Pblicos,
nro. 45, 1992, ps. 81 y ss., y BEYER, H., Ronald H. Coase y su contribucin a la teora de la economa
y del derecho, Revista Estudios Pblicos, nro. 45, 1992.
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Por esta razn es que, en rigor de verdad, considero que el derecho de daos no conlleva una prevencin de comportamientos antisociales en el sentido de Andr Tunc 61, sino que slo persuade a no cometer conductas daosas
que perjudiquen a la sociedad o, mejor dicho, que sean agregativamente ineficientes en tanto generen prdida de recursos.
En los pases cuyos regmenes legales se encuentran basados en el derecho europeo continental, como la Argentina, esto es, con derecho codificado,
el hecho de que la labor de los jueces consista, en principio, en la aplicacin e
interpretacin de las normas legales creadas por el poder legisferante limita su
libertad de actuacin y de formulacin de normas jurisprudenciales. sta es
principalmente la razn por la cual el anlisis econmico del derecho en general y la denominada Frmula Hand en particular no han tenido un gran desarrollo, ms all de reconocer que dentro del concepto de culpa, y al momento de
establecer los estndares exigibles en cada caso, el juez pueda incorporar consideraciones de este tipo.
Sin embargo, incluso prescindiendo de estos elementos, en cierta forma,
el derecho de la responsabilidad por negligencia genera ciertos incentivos
secundarios, como ya se ha aclarado, respecto del deber de cuidado.
Analicemos esto desde uno de los clsicos ejemplos utilizados para explicar el funcionamiento de la Frmula Hand.
Los conductores de automviles en autopistas corren permanentemente el
riesgo de atropellar a un peatn. Para ello, naturalmente, tomarn distintas precauciones (mantendrn el auto en buen funcionamiento, no bebern al conducir, etc.), pero el sistema legal entiende que el procedimiento ms barato para
evitar los posibles accidentes es la disminucin de la velocidad, por lo cual, a
los efectos de incentivarlos a hacerlo, les impondr la carga de tener que solventar los accidentes que generen cuando no reduzcan la velocidad. De esta
forma, si el costo de reducir la velocidad para el conductor es menor que el costo esperado del accidente (dao total esperado multiplicado por la probabilidad
de ocurrencia), ste disminuir la velocidad hasta donde sea eficiente 62.
Supongamos ahora que un conductor se encuentra circulando por la autopista por encima de la velocidad permitida y un peatn decide cruzar la autopista corriendo, lo cual genera que el conductor atropelle al peatn. Desde el
punto de vista del anlisis econmico, podramos considerar al peatn negli61
______T
UNC, A., La responsabilit civile, Collection de tudes Juridiques Comparatives, Economica, Paris, 1981, ps. 3 y ss.
62
______Como
puede apreciarse, el carcter de este incentivo es secundario y hasta cierto punto relativo.
En realidad, la disciplina que mejor se encuentra en condiciones de generar incentivos a la reduccin
de la velocidad es la normativa correccional o las normas de trnsito, no slo porque incentivan a la reduccin de la velocidad y, por ende, a la prevencin de los accidentes en todos los casos incluso en
los casos en que sea eficiente que se produzcan, sino porque realmente son las que generan una amenaza lo suficientemente palpable para el conductor que lo incentiva a reducir la velocidad.
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gente aplicando la regla del evitador ms barato de costos, dado que los costos
de evitar el accidente para el peatn parecieran ser inferiores a los del conductor, porque razonablemente podra serle ms barato cruzar por el puente habilitado que al conductor reducir la velocidad a un nivel ptimo. sta es la razn
por la cual se considerar negligente el accionar del peatn.
Visto desde nuestro derecho, si bien estimo que no se realizara un anlisis
de los costos de las medidas precautorias a los efectos de establecer la negligencias de las conductas, s se debera analizar cul era el estndar de conducta esperado del peatn para evitar accidentes, y este anlisis arrojara que debi cruzar por el puente, de forma de atribuirle responsabilidad al peatn, ya sea en
forma exclusiva a partir de la culpa de la vctima, que afectara fatalmente el
nexo de causalidad, o a partir de la culpa concurrente, lo cual generara un incentivo similar al analizado en la regla del evitador ms barato de costos.
Asimismo, no sera errneo, al analizar estos casos, ver la influencia de
los costos para los agentes de tomar precauciones a los efectos de cumplir con
el deber de cuidado, por ejemplo, si el conductor era un mdico que se encontraba dirigindose a toda velocidad a un hospital para realizar una operacin
que slo l estaba capacitado para hacer, la cual era de tanta urgencia que a cada
minuto de retraso el paciente corra riesgos crecientes de no sobrevivir.
El lector notar algunas diferencias respecto de los incentivos de prevencin en el derecho de daos contractual y extracontractual; ello est basado en
el hecho de que, en la rbita contractual, el objetivo principal en lo que al anlisis econmico del derecho se refiere es el de generar la mayor cantidad de
acuerdos eficientes y asegurar slo un nivel de cumplimiento ptimo de stos,
o sea, cuando generen beneficios ptimos; de forma que el objetivo de prevencin de daos es una consecuencia directa de ver a la contratacin como un mtodo de generacin de recursos y de los intentos normativos por proteger a la
contratacin eficiente.
En cambio, en el derecho de daos extracontractual, la prevencin de los
daos antieconmicos surge como una cuestin derivada y secundaria del hecho del incentivo que supone que el agente, la vctima o un tercero carguen con
el costo del dao provocado.
Pese a estas diferencias, ambos regmenes comparten un mismo concepto, y es que slo persiguen la prevencin del dao cuando ste se muestra ineficiente a nivel agregativo.
La segunda cuestin en materia de prevencin se relaciona con la normativa que est especficamente destinada a la evitacin de los daos.
Tomemos como ejemplo la figura de la denuncia de dao temido, regulada en el prr. 2 del art. 2499, CCiv., introducida a partir de la reforma de
la ley 17.711. Dicho artculo establece: Quien tema que de un edificio o de otra
cosa derive un dao a sus bienes puede denunciar ese hecho al juez a fin de que
se adopten las oportunas medidas cautelares.
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sobre los bienes del denunciante (A), por ejemplo, sobre su casa que se encuentra contigua a un terreno en el cual se est efectuando una construccin que puede provocarle daos. A los efectos del ejemplo, llamaremos B al propietario del
terreno en el que se construye el edificio.
Que A pueda impedir el dao antes de que se produzca, solicitando la intervencin estatal, deja abierta cierta duda respecto del tipo de regla que protege al derecho de A 65.
Normalmente, la existencia de una regla de responsabilidad provoca que
cualquier individuo pueda atentar contra el derecho de otro, ponindose inmediatamente en la situacin de deudor respecto de ste, a partir del surgimiento
del crdito indemnizatorio. Justamente porque cualquier individuo puede daar, no le asiste la posibilidad al titular de, considerndose potencial vctima,
recurrir a la justicia para evitar un dao que pudiera sufrir.
Por otro lado, la denuncia de dao temido es una cuestin facultativa para
A; ste puede no efectuarla y permitir la continuidad de la construccin, y as
la causacin del dao. Incluso el Estado no podra intervenir en esta cuestin
supliendo la voluntad de A 66.
De lo expuesto, debemos concluir que el derecho, en nuestro ejemplo, se
encuentra protegido por una regla de propiedad, que es justamente la que habilita la proteccin anticipada del derecho.
Un clsico ejemplo del funcionamiento de las normas de responsabilidad
se da en los casos de los accidentes de trnsito. En estos casos, el riesgo es patente, tanto para conductores como para peatones, pero el potencial daador es
indeterminable, tanto cuantitativamente como cualitativamente (quin o quines sern daados, cundo y cul ser el costo de dichos daos). De esto se deriva que las negociaciones para las partes, que consistiran en comprar mediante transacciones voluntarias el derecho a daar por parte de los conductores,
tendran costos de transaccin prohibitivos y, por ende, devendran imposibles.
sta es la razn que justifica que el derecho de los peatones est protegido por
reglas de responsabilidad y no de propiedad.
En nuestro caso, es claro que B es el nico potencial daador y que A es
la potencial vctima. Asimismo, la evaluacin del dao por ambas partes puede
resultar relativamente sencilla, y las partes cuentan con el perodo de riesgo
65
______Si
bien a los efectos didcticos la clasificacin de Calabresi y Relamed es til, se entiende que
los derechos estn protegidos muchas veces por reglas mixtas, que contienen previsiones propias de reglas de responsabilidad y propiedad, por ejemplo.
66
______Una
cuestin que no es resaltada por Calabresi, pero que surge de su exposicin, es que en los
casos de reglas de inalienabilidad, el Estado no slo interviene limitando la disponibilidad del derecho,
sino que cuando corra riesgo de ser vulnerado, el Estado tiene la facultad de actuar incluso prescindiendo de la voluntad del potencial damnificado. Por ejemplo, en el caso de los menores, el Ministerio Pblico puede solicitar a la justicia que intervenga ante un eventual riesgo respecto de un menor, incluso
cuando este riesgo haya sido asumido voluntariamente por el menor.
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hacerlo si se hubiere encontrado posibilitado de cumplir con un acuerdo extrajudicial razonable, celebrado antes del juicio.
Como vemos, el derecho de daos debera intentar reducir tanto los gastos
de administracin de justicia como los gastos particulares que se le generan al
reclamante de daos en sede judicial, los cuales son sensiblemente menores en
los casos de arreglos extrajudiciales.
5. El incentivo de las conductas socialmente eficientes
Otra cuestin que no puede dejar de valorarse es el incentivo positivo que
el derecho de daos genera sobre las potenciales vctimas a la realizacin de actividades que representen algn nivel razonable de riesgo, o simplemente respecto de aquellas personas marcadamente aversas al riesgo.
Es sabido que, ms all de que la aversin al riesgo de una persona debera
depender de un clculo probabilstico respecto de cada riesgo en particular, lo
cierto es que las personas suelen ser aversas al riesgo. En este sentido, en la medida en que el derecho de daos asigna ex ante la responsabilidad sobre los daos
causados, las potenciales vctimas se sienten incentivadas a realizar actividades
beneficiosas a nivel social, que en s implican asumir cierto riesgo, a sabiendas
de que, en caso de ser daadas, sern compensadas debidamente por ello.
Por ejemplo, si existe una norma que contempla la responsabilidad por vicios redhibitorios, el comprador de una casa se sentir incentivado a adquirir
dichos bienes, sabiendo que el ordenamiento legal tiene sealado al vendedor
como el responsable de los costos en caso de que ellos aparezcan; situacin que,
como hemos visto, incentiva tambin al propietario a hacer todo lo posible para
garantizar que ellos no ocurrirn.
Una posible crtica a este razonamiento sera la siguiente: Si, por ejemplo,
no existiese norma de responsabilidad que determine la obligacin de reparar
por vicios redhibiditorios, esto repercutira razonablemente en la apreciacin
de las partes respecto del valor del bien que se transmite, una casa en nuestro
caso. Si existe una norma de responsabilidad el vendedor valora la casa en $ 10
y el comprador en $ 11, habr transaccin, y ello ser eficiente, dado que el bien
quedar en manos de quien ms lo valor. Pero en ausencia de dicha norma, el
comprador disminuir su valoracin, puesto que debe hacerse cargo de los potenciales defectos de la casa, y supongamos que la valora en $ 6. Por otro
lado, el vendedor, sabiendo que sin dicha norma se exime del riesgo de afrontar
los daos por vicios redhibiditorios, al eximirse de dicho costo, valora la casa
en $ 7. En este caso, como la ausencia de la norma repercute en la valoracin
de ambos, si el comprador no est dispuesto a pagar $ 7, no podr comprar la
casa, de forma que sta no ser vendida; pero ello no afecta la eficiencia, dado
que la casa qued en manos de quien ms la valoraba, el vendedor.
IGNACIO ANZOTEGUI
169
Ello es cierto, pero el problema que se plantea es previo. Justamente al tratarse de vicios ocultos, la predeterminacin de stos es muy difcil para ambos, aunque ms para el comprador que carece de gran parte de la informacin
sobre el uso de la casa que s tiene el comprador. Por lo tanto, esta cuestin afecta terminantemente la evaluacin que puede hacer el comprador y puede terminar provocando que, a consecuencia de ello, se frustre una transaccin que, si
existiera buena informacin, s se hubiese realizado, lo que s afecta la eficiencia. La menor valoracin que el comprador puede hacer de una casa sin responsabilidad por vicios por parte del vendedor depender en gran parte del conocimiento de dichos vicios.
O incluso este problema de informacin respecto de los vicios puede
constituirse en un costo de transaccin prohibitivo, si justamente el costo de conocerlos es demasiado alto.
Por ello, la existencia de dicha norma no slo elimina estos problemas de
informacin, sino que quita de la negociacin la predeterminacin de los costos
de los posibles defectos, facilitando la concrecin de la transaccin.
V. CONCLUSIONES
Luego del anlisis efectuado en los apartados anteriores respecto de algunos de los aspectos ms relevantes de la responsabilidad civil, creo que es forzado sostener que nuestro derecho de daos posee exclusivamente una orientacin resarcitoria. Si bien la ley 17.711 ha sido una reforma que ha calado
profundamente en la estructura del Cdigo Civil, slo ha sido una reforma parcial que ha dejado subsistentes innumerables cuestiones que deberan hacernos
pensar que el sistema no ha cambiado completamente. Numerosos institutos
demuestran que al momento de definir cuestiones tan trascendentes como la
existencia de responsabilidad del sujeto o el alcance de la obligacin resarcitoria, el sistema toma como criterio la reprochabilidad de la conducta del agente
y no el dao causado injustamente.
De ello no debe colegirse que el derecho de daos es un sistema sancionatorio, sino que el objetivo sancin sigue estando latente en nuestro ordenamiento, y tal vez de una forma ms decisiva de la que podramos considerar a
priori, sobre todo teniendo en cuenta la moderna doctrina que prcticamente se
ha encargado de desacreditar la influencia de la faz sancionatoria.
Respecto de la segunda cuestin planteada, debemos desdoblar la conclusin. Desde el punto de vista del anlisis descriptivo de la normativa del derecho de daos, es evidente que, ms all de conseguirse el mantenimiento de la
asignacin inicial de recursos mediante el mecanismo indemnizatorio, como
resultado de esta normativa se producen un cmulo de consecuencias, ms all
de que hayan sido o no trazadas como objetivos por sus formuladores.
170
LECCIONES Y ENSAYOS
IGNACIO ANZOTEGUI
171
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DE ALEATORIIS PACTIS
IGNACIO NANTILLO
IGNACIO NANTILLO
Alea jacta est.
I. PRLOGO
El lea en los contratos es un tema que, en general, no ha sido analizado
en detalle por los autores contractualistas, quienes, en muchos casos, slo interpretan los pocos artculos del Cdigo Civil que tratan al respecto. Esto es,
son estudios abocados a la descripcin del lea dentro del seguimiento de los
raciocinios de Dalmacio Vlez Sarsfield, incluido a su vez en el estudio del resto de la materia contractual. Si bien contribuyeron en grado sumo a comprenderlo mejor, actualmente muchas apreciaciones acerca del lea han cambiado
y, adems, considero que muchas otras seguirn cambiando. No por eso resulta
menos interesante su lectura como forma de introducirse en el tema, completndola con la lectura del Proyecto de Unificacin Civil y Comercial de 1998,
as como tambin la de unos pocos trabajos especializados muy bien realizados, algunos de reciente edicin. Es un tema que, como primera impresin, parecera circunscripto a analizar antiguas discusiones, como la diferencia entre
juego y apuesta, la posibilidad de repetir o no el pago y cundo es posible hacerlo, las deudas de juego, etc. En realidad, tiene muchas ms aristas que las que
efectivamente ostenta, y de ah la necesidad de su tratamiento.
Con la intencin de profundizar su estudio, el objetivo de este trabajo es
debatir las posturas y conclusiones preexistentes y, adems, presentar una nueva
clasificacin de los contratos aleatorios, por un lado, y del juego en general, por el
otro, que considero contribuir a un mayor entendimiento del lea en la actualidad. Clasificacin que, como todas, es arbitraria, toma rasgos o partes de clasificaciones preexistentes, reagrupa los elementos que ya estaban en el tablero e incorpora otros, pero que, en rigor, llama a pensar de nuevo. El trabajo estar
centrado en los contratos de juego y apuesta, que son aquellos que me motivaron a iniciar este escrito, y donde creo hay mucho por aclarar o innovar, sin por
ello dejar de mencionar otros contratos relacionados con este tpico.
174
LECCIONES Y ENSAYOS
II. CONCEPTO
En principio, debe distinguirse el lea en los contratos del contrato aleatorio. Lo primero supone la aparicin de hechos futuros e inciertos que interfieren
con el cumplimiento de un contrato. Lo segundo supone la creacin de obligaciones contractuales sobre la base de hechos futuros e inciertos. Lo primero supone
una contingencia; lo segundo, una disposicin; lo primero es una imposicin extrnseca; lo segundo, una imposicin intrnseca. Ambas expresiones no reflejan
lo mismo, resultando distintas. La existencia misma de un contrato implica
siempre la previsin, en su redaccin, de una gran cantidad de supuestos que
llevaran al incumplimiento y su forma de resolverlos. No obstante, nunca pueden contemplarse todos los supuestos: la vida puede ser prevista, pero nunca
enteramente previsible. La realidad, muchas veces, supera toda previsin. El
lea en los contratos, como tal, representa un obstculo imprevisto al efectivo
cumplimiento contractual. El contrato aleatorio, en cambio, representa la supeditacin voluntaria de las partes al designio de los hechos. Por ello, en este ltimo caso, lea es sinnimo de riesgo (lo cual ser analizado ms adelante).
El lea en los contratos es un principio de inseguridad jurdica, un principio de incertidumbre. En el contrato aleatorio, en la medida en que las partes se
comprometen al cumplimiento prestacional sobre la base de un hecho futuro e
incierto, asientan dicho cumplimiento en un terreno riesgoso: se pone en riesgo
la seguridad del acto jurdico ante el surgimiento de controversias. El riesgo o
inseguridad no deviene del conflicto potencial, es decir, aquel que siempre es una
posibilidad, sino de un conflicto que ya se encuentra en el origen mismo del contrato, en el nacimiento de las obligaciones. Las partes saben al momento de contratar lo azaroso y, por lo tanto, riesgoso de su proceder. El lea, en este caso, genera un esfuerzo mayor por parte del juez: para resolver la controversia no slo ha
de tener en cuenta cuestiones fcticas, sino tambin fatdicas, en su acepcin de
pronstico de lo porvenir. Lo que rige la resolucin, ms que el factum (hecho),
es el fatum (destino). El juez no habr de resolver necesariamente la litis sobre
la base de lo que sucedi, sino sobre la base de lo que presumiblemente habra
de suceder o, mejor dicho, habr de resolver la litis sobre la base de lo que sucedi pero atenindose a lo que presumiblemente habra de suceder.
En conclusin, si bien no todo contrato es aleatorio, todo contrato es pasible de ser influido por un lea o aleatoriedad.
III. TIPOS DE LEA
Ahora bien, debe distinguirse entonces el lea en uno y otro caso. El lea
en los contratos es un lea no predispuesto, mientras que el lea de los contratos
aleatorios es un lea predispuesto. El lea no predispuesto es aquel que influye
en cualquier tipo de contrato y en cualquier etapa contractual. Por ejemplo, si
IGNACIO NANTILLO
175
una persona acuerda con otra la venta de cosecha futura y sobreviene una inundacin como consecuencia de la explosin del dique cercano a los campos, dicha situacin es un lea que irrumpe en una relacin jurdica. El lea predispuesto, en cambio, se halla nsito en los contratos aleatorios; yo mismo sujeto
la relacin jurdica, o la misma relacin jurdica se halla sujeta, a un acontecer
incierto. Por ejemplo, una persona acuerda con otra la venta de su biblioteca
slo si sta se recibe de mdica, o bien, una persona se obliga a entregar a otra
un capital a cambio de que sta asuma el compromiso de pagarle una renta peridica durante la vida de una o varias personas designadas en el contrato. Cabe
sealar, acorde con estas afirmaciones, que en el nico caso donde resulta procedente la teora de la imprevisin es en el caso de lea no predispuesto (tema
que no es objeto de este trabajo) 1.
El lea, se sostiene, es un factor de desequilibrio patrimonial voluntariamente aceptado por las partes de un contrato u otro acto jurdico, que habr de
revelarse una vez celebrado el acto o el contrato, cuando se entre a la etapa de
cumplimiento de las prestaciones de cualquier tipo que sean, al cumplirse un
plazo indeterminado o una condicin 2. Considero que esa definicin corresponde al lea predispuesto, a lo que cabe agregar la de lea no predispuesto: es
un factor de desequilibrio patrimonial acaecido por sobre la voluntad de las partes de un contrato u otro acto jurdico, que se manifiesta una vez celebrado el
acto o el contrato, cuando se entra en la etapa de cumplimiento de las prestaciones de cualquier tipo que sean. Esta ltima circunstancia obedece a que el trabajo es acerca del lea en los contratos, pero bien puede irrumpir el lea no predispuesto en la etapa precontractual o en la etapa poscontractual, lo cual
incrementa el campo de estudio. Hecha la aclaracin, a continuacin, slo analizar lo pertinente al lea no predispuesto.
IV. LEA Y CONDICIN
De lo anterior se desprende un primer interrogante: son contratos aleatorios los contratos condicionales? Para algunos autores (Lpez de Zavala, Salvat), por un lado se hallan los contratos aleatorios y por el otro los contratos
condicionales 1. Para otros (Leiva Fernndez), el contrato aleatorio, por su naturaleza, es puro y simple, lo que no obsta a que pueda contener alguna condicin, pero con el carcter accesorio de mera modalidad; no obstante, si el contrato contiene una condicin que afecta una prestacin principal, debe regirse
cae sobre las ventajas que las partes esperan realizar, pero no sobre el contrato mismo; en los condicionales, por el contrario, es la existencia misma del vnculo contractual y de las obligaciones y derechos derivados de l, lo que resulta incierto. En los primeros, el contrato existe desde su celebracin,
pero las ventajas del mismo quedan inciertas; en los segundos, es el contrato mismo el que existir o
se resolver segn la naturaleza y la suerte de la condicin.
176
LECCIONES Y ENSAYOS
por las reglas de los aleatorios 1. Desde mi punto de vista, todo contrato condicional es un contrato aleatorio; la similitud es tal que el concepto de contrato
condicional podra dejarse de lado. No habra, en s mismo, contratos condicionales, sino obligaciones condicionales.
Se entiende por condicin la clusula en virtud de la cual la adquisicin o
la prdida de un derecho se subordinan a un acontecimiento futuro e incierto
(art. 528, CCiv.). Por extensin, suele llamarse condicin al acontecimiento
mismo del cual depende la adquisicin o la extincin de un derecho 2. La propia
condicin, entonces, implica un acontecimiento futuro e incierto y, por lo tanto,
aleatorio; ms precisamente, si bien no todo lea es una condicin (el lea no
predispuesto no es una condicin), toda condicin es un lea.
Por lo tanto, cuando se escribe sobre esta relacin, debe distinguirse si se
est diferenciando el lea de la condicin o los contratos condicionales de los
contratos aleatorios. Slo en ese caso, la nica diferencia entre el contrato condicional y el contrato aleatorio es que en el contrato condicional el acontecimiento al que se supedita la existencia de la obligacin debe ser futuro, mientras que en el contrato aleatorio puede ser actual (por ejemplo, apostar sobre la
base de tirar una moneda). La importancia de estudiar la relacin entre el lea
y la condicin radica en sus efectos sobre la clasificacin de los contratos aleatorios, que ms adelante se expresa, debido a que todo contrato aleatorio se basa
en obligaciones condicionales: hasta que no se cumpla la condicin (lea), las
partes no conocen las ventajas o desventajas de la celebracin del contrato.
Para algunos autores, la condicin en los contratos aleatorios existe como
modalidad, de manera que slo afecta a alguna de las prestaciones comprometidas, mas no a la existencia misma del contrato. Dichos contratos, por eso, son
aleatorios de forma accidental. Para m, la condicin afecta a la existencia del
contrato, porque la condicin redunda, o bien en el objeto, o bien en la causa del
contrato, que son sus elementos esenciales. Eso es as porque todo contrato
aleatorio est impregnado de potencialidad, en la medida en que responde a la
expresin si, conjuncin condicional. Se sostiene: si no hay lea, no hay contrato; si no hay condicin, no hay prestacin, pero s contrato. Para m, como
toda condicin es un lea, si no hay condicin, no hay contrato. Es evidente que
si no hay lea no hay contrato, pero tambin es evidente que tampoco hay prestacin.
1
______L
EIVA FERNNDEZ, Luis F. P., El lea en los contratos, cit., cap. I, ps. 5/6.
2
______B
ORDA, Guillermo A., Tratado de derecho civil. Parte general, t. II, 20 ed. act., reimp., Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 2004, cap. XIII, p. 230.
IGNACIO NANTILLO
177
V. RIESGO
Surge tambin un segundo interrogante: el lea, es o no sinnimo de riesgo? Caben dos respuestas. Para algunos autores (Lpez de Zavala, Salvat), el
lea es riesgo en el sentido de peligro, de existir algn dao; tiene una connotacin
negativa 3. Para otros (Leiva Fernndez), el lea no es riesgo, en la medida en que
lo venidero puede ser positivo o negativo: se puede ganar o perder 4. Desde mi punto de vista, es evidente que lo sucedneo puede ser positivo o negativo para una u
otra de las partes, o para ambas, pero esa situacin no le quita la calidad de riesgoso
al lea. Es riesgo no en un sentido subjetivo, sobre lo que le pueda suceder al sujeto,
sino en un sentido objetivo, en cuanto se arriesga algo.
La palabra lea, como sustantivo latino de primera declinacin, lleva
inserta el significado de riesgo; lea, suerte, azar, riesgo, juego son conceptos
que en Roma eran uno solo. Cuando Julio Csar se dispuso a cruzar el Rubicn,
ro que lo separaba de Italia, al retornar de su campaa en las Galias, afirm:
Alea jacta est; la expresin se traduce como la suerte est echada. En
aquella poca, rega en la Repblica romana una ley que ordenaba a todo general que entraba en Italia por el norte licenciar sus tropas antes de atravesar dicho
ro; Csar, seala Suetonio, cruza a su suerte, a su riesgo, violando la normativa
vigente. Es el lea un riesgo, en el sentido de tomar una decisin atrevida.
En nuestro ordenamiento jurdico, la palabra riesgo es mencionada en diferentes artculos del Cdigo Civil: 1113, 1198, 1332, 1404 a 1407. En general, la palabra conserva en dicha redaccin un hlito subjetivista en el sentido de peligrosidad; por eso caben dos posibles soluciones: entender riesgo en sentido objetivo,
esto es, como albur propiamente dicho, o bien reemplazar riesgo por lea.
El lea, entonces, es un concepto amplio comprensivo del concepto de
riesgo.
VI. CONTRATOS ALEATORIOS
Los contratos se clasifican en conmutativos o aleatorios. Son contratos
conmutativos aquellos en los cuales cada una de las partes conoce cundo habrn de producirse las ventajas o prdidas del contrato. Son contratos aleatorios
aquellos en los cuales cada una de las partes desconoce cundo habrn de producirse las ventajas o prdidas del contrato, debido a que se hallan supeditadas
a un acontecimiento incierto, futuro o actual. En nuestro ordenamiento jurdico, los contratos aleatorios se hallan mencionados en el art. 2051, CCiv., entre
otros, mientras que los contratos conmutativos no se encuentran expresamente
3
______L
PEZ DE ZAVALA, Fernando J., Teora de los contratos..., cit., cap. XXV; SALVAT, Raymundo M., Tratado de derecho civil argentino..., cit., cap. X.
4
______L
EIVA FERNNDEZ, Luis F. P., El lea en los contratos, cit., cap. I, ps. 2/5.
178
LECCIONES Y ENSAYOS
IGNACIO NANTILLO
179
180
LECCIONES Y ENSAYOS
plazo que generalmente se pacta o el que dispongan los estatutos, o bien puede
agotarse con la participacin en un solo certamen. Adems, es intuitu person,
porque se tienen esencialmente en cuenta las cualidades propias del jugador 7.
Respecto de la naturaleza jurdica del contrato deportivo, el autor distingue entre ejercicio dependiente y ejercicio independiente. En el primer caso, el vnculo que liga al deportista profesional con la institucin deportiva es un contrato
de trabajo, con su correspondiente regulacin. En cambio, en el segundo caso, el
deportista individual o amateur realiza una actividad autnoma, ejercida por cuenta propia, ni estar sometido a las rdenes o instrucciones de la entidad. En general,
es contratado por la institucin deportiva para actuar en un nico certamen (por
ejemplo, el campen de una categora de boxeo que expone su ttulo en una contienda), o bien limitado a un nmero determinado y destinado a producir un espectculo deportivo. El golf, el tenis, la natacin, en ese sentido, son deportes de
aficionados. El club no dirige la actividad del jugador en el aspecto profesional,
por ello, el jugador no integra una relacin laboral, sino que formaliza un contrato atpico regido por las disposiciones del Cdigo Civil, que se asemeja por
su naturaleza a las figuras de la locacin de obra o de servicios. La diferencia
sustancial, entonces, es que en el contrato de deporte, a diferencia del contrato
de juego, existe como parte contratante una entidad o institucin deportiva a
partir de cuya intermediacin se establecen diferentes vnculos contractuales.
Adems, el contrato de juego no necesariamente es intuitu person.
En nuestro pas, segn el Comit Olmpico Argentino, dependiente del
Comit Olmpico Internacional, son deportes: a) de verano: atletismo, tiro con
arco, bdminton, baloncesto, bisbol, boxeo, piragismo, ciclismo, equitacin,
esgrima, ftbol, lucha, vela, gimnasia, balonmano (handball), hockey, judo,
pentatln, remo, tiro deportivo, softball, natacin, tenis de mesa (ping-pong),
taekwondo, tenis, triatln, vleibol, halterofilia (levantamiento de pesas); b) de
invierno: bobsleigh-tobogganing, curling, hockey sobre hielo, luge de carreras, biatln, patinaje, esqu.
Adems, son deportes no olmpicos (segn otras organizaciones, algunas
asociadas al Comit Olmpico y otras no): automovilismo, motociclismo, ajedrez, actividades subacuticas (por ejemplo, buceo), billar, pool, bochas, bowling, canoas, cestoball, colombofilia, deportiva militar, esqu nutico, faustball, golf, karate, padel, paracaidismo, patn, pelota, polo, racquetball, rugby,
andinismo, squash, surf, yachting, yoga, crquet, etc.
Se entiende por contrato de juego aquel que tiene lugar cuando dos o ms
personas, entregndose al juego, se obligan a pagar a al que ganare una suma
de dinero, u otro objeto determinado (art. 2052, CCiv.). En verdad, debe apuntarse entre dos o ms partes. Las partes llevan a cabo determinada actividad,
7
______G
HERSI, Carlos A., Contratos civiles y comerciales. Partes general y especial-Empresas. Negocios. Consumidores, t. II, 5 ed. act. y amp., Astrea, Buenos Aires, 2002, cap. XXXVII, ps. 393/403.
IGNACIO NANTILLO
181
son parte de los hechos. As, el juego es un hecho humano, mientras que el contrato de juego es un acto jurdico con contenido patrimonial, patrimonialidad
derivada de una apuesta. La finalidad o causa-fin del contrato de juego es jugar, la del contrato de apuesta es apostar, aunque sea tautolgico apuntarlo;
sin embargo, el objeto en el contrato de juego y en el de apuesta es el tipo de
apuesta. La principal diferencia, por lo tanto, entre uno y otro radica en su finalidad, lo cual tiene consecuencias en las obligaciones que se generan en uno
y otro, y ah me permito disentir con ciertas opiniones. Del contrato de juego legislado por nuestro Cdigo Civil no surge una obligacin de jugar, porque slo
se preocupa de las consecuencias de la postura. Para Lpez de Zavala 8 no
existe una verdadera obligacin de jugar sino un deber libre; en todo caso, del
hecho de que uno de los jugadores se niegue a jugar, lo que podr resultar es la
prdida de la postura. Desde mi punto de vista existe una obligacin de jugar
en la medida en que, en muchos casos, sino en todos, no jugar produce un dao
y, por lo tanto, genera responsabilidad. La obligacin de jugar se puede regular
por el art. 505, CCiv., a saber: cumplimiento efectivo, cumplimiento por tercero, indemnizacin. Existen, as, dos obligaciones en el contrato de juego: de jugar, para ambas partes, y de pagar la postura, por parte del vencido. A su vez,
existe una sola obligacin en el contrato de apuesta: pagar la postura por parte
del vencido.
Son caracteres del contrato de juego:
Es bilateral o plurilateral.
Es oneroso.
Es aleatorio.
Puede ser intuitu person o no: depende del tipo de juego.
Es consensual: el contrato se perfecciona para producir sus efectos propios a partir del consentimiento de las partes. Segn Luis F. P. Leiva Fernndez, no es consensual ni real: no es consensual porque no basta el mero consentimiento de las partes para celebrarlo, sino que se exige que quienes actan en
calidad de partes se entreguen al juego, no que se comprometan a entregarse
al juego 9. A mi entender, el contrato es consensual y, por lo tanto, existe promesa de contrato de juego y tambin responsabilidad precontractual 10.
En conclusin, si bien del Cdigo Civil se desprende que en el contrato de
juego no existe una obligacin de jugar, ni tampoco su carcter consensual, no
significa que no pueda ser de otra manera.
8
______L
PEZ DE ZAVALA, Fernando J., Teora de los contratos..., cit., ps. 374/375.
9
______L
EIVA FERNNDEZ, Luis F. P., El lea en los contratos, cit., cap. V, p. 39.
10
Tipos de incumplimiento y responsabilidad en los contratos ldicos, al final del trabajo (ps.
______Ver
187/190).
182
LECCIONES Y ENSAYOS
CUADRO01.PPT.
El parmetro o criterio de clasificacin de los juegos radica en las aptitudes que se han de poseer o desarrollar para intervenir o practicar el correspondiente juego. Los nombres escogidos son aquellos de conocimiento popular, algunos en ingls y otros en castellano, no siendo colocados todos por cuestiones
de espacio. El carcter deportivo o no deportivo de los juegos mencionados deriva del entendimiento popular, como ya se seal anteriormente. Los juegos,
entonces, pueden clasificarse en:
Son juegos fsicos aquellos en los cuales se requiere cierta habilidad o destreza fsica, esto es, corporal, para poder desarrollarlos, o bien, intentarlo.
Son juegos intelectuales aquellos en los cuales se requiere cierta habilidad
o destreza intelectual, esto es, mental, para poder desarrollarlos, o bien, inten-
Deportivos
No deportivos
Fsicos
Juegos
Deportivos
Ajedrez
No deportivos
Intelectuales
Deportivos
Mixtos
Informticos
No deportivos
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183
11
______Los
juegos informticos mencionados en bastardillas son marcas registradas (ley 22.362).
184
LECCIONES Y ENSAYOS
IGNACIO NANTILLO
185
CUADRO02.PPT.
Los contratos aleatorios suelen clasificarse segn aquellos en los que las
partes desafan al azar o aquellos en los que al menos una de las partes busca
protegerse del azar. La primera categora abarca a los contratos de juego,
apuesta, y la segunda al de renta vitalicia y al de seguro. Tambin pueden clasificarse en contratos aleatorios por voluntad de las partes y contratos aleatorios por su naturaleza (renta vitalicia, seguro, juego, apuesta) 12. Esta ltima
clasificacin es incorrecta: no cabe la distincin por voluntad de las partes o por
su naturaleza porque, teniendo en cuenta los contratos, se refieren a lo mismo.
La clasificacin que considero ms apropiada es aquella que toma como criterio la finalidad del contrato, en forma genrica; luego, en todo caso, sobre ella
podr hablarse de bilateralidad o unilateralidad. La clasificacin teleolgica
permite distinguir, aunque ms no sea tentativamente, los distintos supuestos
que la realidad jurdica nos presenta. As, pueden distinguirse:
El cuadro puede describirse de la siguiente manera:
1) Contrato oneroso de renta vitalicia: es aquel contrato por el cual alguien, por una suma de dinero o por una cosa apreciable en dinero, mueble o inmueble que otro le da, se obliga hacia una o muchas personas a pagarles una
12
______L
EIVA FERNNDEZ, Luis F. P., El lea en los contratos, cit., cap. II, p. 12.
186
LECCIONES Y ENSAYOS
Contrato de fianza
Juego
Contratos ldicos
Sobre un juego
Contratos
aleatorios
Apuesta
Sobre un no juego
Nota: las lneas punteadas indican que dichos tem no son contratos, pero por motivos didcticos aparecen en el grfico.
renta anual durante la vida de uno o muchos individuos designados en el contrato (art. 2070, CCiv.). Por sus caracteres propios, constituye un caso especial.
2) Contrato de fianza: es aquel contrato en el cual una de las partes se obliga accesoriamente por un tercero, y el acreedor de ese tercero acepta su obligacin accesoria (art. 1986, CCiv.). Su aleatoriedad es demostrada por Luis F. P.
Leiva Fernndez, en su obra El lea en los Contratos, a cuyos argumentos sucintamente remito: El contrato de fianza es aleatorio por razn de su propia naturaleza, toda vez que se supedita a un hecho futuro e incierto que el deudor
afianzado pague su obligacin, la existencia no de la obligacin misma que
es pura y simple, no condicional sino de una prdida patrimonial en cabeza
del fiador, es decir, la suerte de su prestacin: pagar o no pagar 13.
3) Contratos ldicos: son aquellos contratos que tienden a la recreacin de
las partes intervinientes, con o sin un inters lucrativo. Pueden distinguirse dos
subclases:
a) Contrato de juego: son aquellos contratos en los cuales las prestaciones
consisten en el desarrollo de algn juego, sobre la base de una apuesta, objeto
del contrato, susceptible de apreciacin econmica. A su vez, pueden distinguirse:
i) Juego sin apuesta: no es un contrato, slo una convencin, un acuerdo
de voluntades sin consecuencias jurdicas. Son los denominados por Lpez de
Zavala juegos desinteresados que, a diferencia de los interesados, no presentan apuestas o posturas, y por ello no interesan al derecho 14. Por ejemplo: dos
13
______L
EIVA FERNNDEZ, Luis F. P., El lea en los contratos, cit., cap. II, ps. 15/16.
14
______L
PEZ DE ZAVALA, Fernando J., Teora de los contratos..., cit., cap. XXV.
IGNACIO NANTILLO
187
grupos de personas se ponen de acuerdo para jugar un partido de ftbol el domingo; el juego de naipes solitario.
ii) Juego con apuesta sin valor pecuniario: no es un contrato, sino una convencin jurdica, es decir, un acuerdo de voluntades con consecuencias jurdicas; la juridicidad del acto est dada por la apuesta. Sin embargo, no es un contrato en la medida en que carece de patrimonialidad; puede decirse que es un
acto jurdico aleatorio. Por ejemplo, dos grupos de personas se ponen de acuerdo para jugar un partido de ftbol el domingo, apostando que el equipo perdedor debe vestirse de mujer, como prenda. La prenda es un tipo de apuesta sin
valor pecuniario.
iii) Contrato de juego con apuesta con valor pecuniario: es el nico contrato de juego. Por ejemplo, dos grupos de personas se ponen de acuerdo para
jugar un partido de ftbol el domingo, apostando que el equipo perdedor debe
pagar el asado y las bebidas; dos amigos compiten en un locutorio en un juego
de carreras, debiendo el perdedor pagar lo consumido.
b) Contrato de apuesta: son aquellos contratos en los cuales las partes
apuestan, es decir, sujetan el pago de determinada apuesta susceptible de apreciacin econmica, objeto del contrato, a un acontecimiento aleatorio. De ahora en adelante, entender la palabra apuesta referente a aquella con valor pecuniario. La apuesta, a su vez, puede versar sobre un juego o sobre un no juego.
Por ejemplo, en el primer caso, dos personas apuestan pagarse determinada
suma de dinero conforme al resultado de un encuentro pugilstico; en el segundo caso, dos personas apuestan pagarse determinada suma de dinero conforme
a las condiciones meteorolgicas del da siguiente. As, pueden distinguirse:
i) Contrato de apuesta sobre un juego: la apuesta puede versar sobre el resultado de una competicin de cualquiera del sinnmero de juegos mencionados anteriormente, u otros, siempre y cuando se respete el criterio clasificatorio
(incluso, los casos especiales). En este caso, la apuesta parte de opiniones contrarias.
ii) Contrato de apuesta sobre un no juego: la apuesta versa sobre actividades que no responden al criterio clasificatorio de juego, ni a los casos especiales. En este caso, la apuesta puede partir de opiniones contrarias o no. En el primer supuesto, es ejemplo el hipdromo (se apuesta sobre carrera de caballos)
o galgdromo (se apuesta sobre carrera de perros), apostar sobre resultados
electorales o cualquier otro acontecimiento futuro e incierto que no redunde en
juego; en el segundo supuesto, son ejemplo la lotera y la rifa, en virtud de las
cuales se apuesta no necesariamente sobre la base de opiniones adversas (en
todo caso, sobre decisiones o elecciones personales o colectivas). Desde mi
punto de vista, la lotera y las rifas, y afines, no son juegos sino ms bien apuestas, porque no redundan en el desarrollo de una actividad competitiva, sino en
188
LECCIONES Y ENSAYOS
IGNACIO NANTILLO
189
Pueden distinguirse los siguientes sistemas de responsabilidad, relacionados, o bien con la obligacin de jugar en los contratos de juego, o bien con la
responsabilidad existente entre los integrantes de los equipos a participar. Por
ejemplo:
Responsabilidad precontractual: deriva de la violacin de las tratativas
precontractuales o pourparlers. Puede ser de naturaleza contractual o extracontractual 17.
Resulta ejemplo del primer supuesto:
Por vicisitudes de la oferta y la aceptacin:
a) Retractacin o revocacin de oferta o aceptacin: es el caso de la retractacin de oferta pblica.
b) Responsabilidad precontractual objetiva por gastos efectuados en la
ignorancia de la muerte o incapacidad sobreviviente del oferente: dos perso17
______Ver
LEIVA FERNNDEZ, Luis F. P., Responsabilidad precontractual. Aportes para su estudio,
LL 1998-D, secc. Doctrina.
190
LECCIONES Y ENSAYOS
nas deciden llevar a cabo un partido de tenis de mesa sobre la base de una apuesta importante en virtud de una rivalidad personal, y una de ellas fallece; en desconocimiento de tal suceso, la otra parte efecta gastos en calidad de: vestimenta (pantalones, camiseta, etc.); alquiler de una cancha unas horas al mes para
practicar, etc.
Resulta ejemplo del segundo supuesto:
Por dolo: una de las partes del futuro contrato adultera la realidad o la
oculta a la otra de suerte que la ignorancia de lo falso o el conocimiento de lo
verdadero hubieran llevado al otro negociante a celebrar el contrato; es decir,
se busca evitar que las negociaciones lleguen a buen puerto. Por ejemplo, una
persona est negociando con otra, conocida, formar parte de un equipo de
truco para competir en una partida sobre la apuesta de un asado, estando ya casi
confirmada su incorporacin; dicha persona lo est analizando cuando el equipo contrincante le ofrece formar parte de ste. Sabiendo que el equipo contrincante es mejor que el de su conocido, decide integrarlo y as hace todo lo posible para desligarse de su parcial compromiso anterior: dice que tiene cosas
que hacer, que no le interesa, que est ocupado, etc.
Por ruptura de las negociaciones, subtipo no respetar los acuerdos
parciales ya logrados: un grupo de amigos acuerda participar en un campeonato universitario de handball, que tiene por premio $ 500 pesos mensuales en
calidad de beca a cada miembro del equipo. Las partes acuerdan, en particular,
las posiciones (es decir, quin ser arquero, quin estar a mitad de cancha,
quin estar al frente, etc.), las suplencias y dems particularidades de la formacin del equipo. Al momento de inscripcin, uno de los integrantes decide ocupar otra posicin, y ante la negativa del resto de los integrantes y la generacin
de nuevas controversias, el equipo se desmiembra. En este caso, muchas veces
se pagan seas de participacin.
Por ruptura de las negociaciones, subtipo iniciar o continuar tratativas
sin seriedad: un grupo de amigos se pone en contacto para participar en un campeonato de ftbol cinco el cual premia al equipo ganador con una suma de dinero
de $ 5.000 y un viaje con todos los gastos pagos para presenciar los partidos de la
seleccin argentina en el Mundial de Ftbol Sudfrica 2010. Uno de los integrantes del equipo confirma su participacin, sabiendo que no podr jugar porque para
la fecha de realizacin del campeonato tiene otro compromiso impostergable; aun
as, inicia las tratativas y, a su vez, las contina. A pocos das de deber presentarse
las listas de equipos participantes, dicha persona desiste, incurriendo en responsabilidad precontractual. O tambin: dos personas conocidas del mundo del box
deciden desarrollar una pelea, al punto que comienzan a efectuarse grandes
apuestas aun antes de la pelea. Uno de los contrincantes contina las tratativas
sabiendo que est enfermo y que no podr participar, tratativas que alcanzan incluso a la reservacin del lugar ha desarrollar el encuentro.
IGNACIO NANTILLO
191
18
______Ver
LEIVA FERNNDEZ, Luis F. P., La responsabilidad poscontractual, LL 2002-D, secc.
Doctrina.
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193
expresin del ocio irrestricto; tampoco comparto los argumentos que plantean
la absoluta ausencia de un marco legal. Como en toda sociedad, es imprescindible la regulacin estatal: habilitacin de los establecimientos; impositivamente, fiscalizando las operaciones o transacciones y, adems, previendo
que resulte redituable la actividad tanto para el empresario como para la comunidad; en proteccin del consumidor e incluso del ludpata, por ejemplo,
puede imponerse un lmite de apuesta, etc. La labor legislativa en esta materia
es infinita.
XIV. CONCLUSIONES
El lea denota tanto una situacin extrnseca como intrnseca a los contratos. Si es extrnseca, no slo puede reputarse de los contratos, sino de todo
hecho voluntario lcito, esto es, meros actos lcitos y actos jurdicos; es un lea
no predispuesto. Si es intrnseca, emana de la voluntad de las partes y caracteriza a los contratos aleatorios; es un lea predispuesto. Se puede decir que el
lea es un elemento esencial de este tipo contractual, como el precio en la compraventa, la cosa en la locacin o la gratuidad en el comodato.
El lea, como concepto, es comprensivo tanto de la condicin como del
riesgo. ste es el tema que ms me llev reflexionar, porque parte, por un lado,
de definiciones, esencias y naturalezas jurdicas de conceptos que uno cree
completamente estatuidos, pero que no lo estn tanto y, por otro lado, de disquisiciones doctrinarias que se unen, se fragmentan y se vuelven a unir. Por eso,
es un asunto abierto en el cual uno toma una posicin sobre la base de lo que
cree o, como me gusta sealar, lo que a uno le sugiere el tema.
Los contratos aleatorios son aquellos en los cuales cada una de las partes desconoce cundo habrn de producirse las ventajas o prdidas del contrato,
debido a que se hallan supeditadas a un acontecimiento incierto, futuro o actual,
siendo las ventajas o prdidas aleatorias para ambas partes. Son contratos aleatorios: contrato oneroso de renta vitalicia, contrato de fianza, contratos ldicos,
contratos con obligaciones condicionales, contratos con plazo indeterminado,
contrato de seguro, contrato de casino.
El juego es una actividad competitiva tendiente a la superacin de un
riesgo artificialmente creado que depende de la habilidad, fsica y/o intelectual,
de sus intervinientes, y del azar. Todo deporte es un juego. Los juegos pueden
ser fsicos, intelectuales, mixtos (o especiales).
La apuesta es tanto una operacin competitiva tendiente a la satisfaccin de un inters personal o colectivo, lucrativo o no, devenido de opiniones
contrarias o no, como su objeto. La apuesta puede tener o no valor pecuniario.
El contrato de juego es un contrato que tiene por finalidad jugar. El
contrato de apuesta es un contrato que tiene por finalidad apostar. El objeto en
ambos contratos es el tipo de apuesta (siempre con valor pecuniario).
194
LECCIONES Y ENSAYOS
Son tipos de responsabilidad derivados del incumplimiento de contratos ldicos: precontractual, contractual, poscontractual.
* El presente trabajo ha obtenido el primer premio en el V Concurso de Ensayos Dr. Ignacio Winizky de Derecho Empresarial, organizado por Lecciones y Ensayos. La autora se ha hecho acreedora
de 100 (cien) horas en cursos a su eleccin del Departamento de Posgrado de nuestra casa, libros del
fondo editorial del Departamento de Publicaciones y la publicacin de estas pginas.
198
LECCIONES Y ENSAYOS
En los tiempos modernos, el problema de mantener la paz social se agrava: la creciente concentracin de poblacin en grandes ciudades, el incesante
avance en la tecnologa, un profundo incremento en la relaciones comerciales
internacionales y la generacin de nuevas necesidades sociales han provocado
un aumento de conflictividad que ha desbordado las estructuras que el Estado
provee para dirimirlos.
Como reaccin natural, los pases han comenzado a admitir y hasta fomentar la utilizacin de medios alternativos de solucin de conflictos como herramienta que permite descomprimir la congestin en el sistema judicial y a su
vez asegurar a los ciudadanos el acceso a una justicia eficiente administrada por
las mismas partes dentro de su esfera de libertad y en el marco de sus derechos
disponibles 4.
II. MTODOS ALTERNATIVOS DE SOLUCIN DE CONFLICTOS
Los mtodos alternativos de solucin de controversias tienen su fundamento en la autonoma de la voluntad, teora jurdica que encuentra su origen
en la Revolucin Francesa y cuya expansin en el siglo XX determina que la
doctrina moderna lo caracterizara como un principio general de la ciencia jurdica que se expresa en los diversos sectores del derecho privado 5. As como
se reconoce a un particular que en el marco de su libertad y autonoma de la voluntad renuncie a un derecho propio, ms an podr ste someter sus derechos
a quien le merezca mayor confianza. Admitir y desarrollar mtodos alternativos de solucin de controversias no es ms que reconocer en los hechos la equiparacin que tiene la autonoma de la voluntad de los particulares sobre sus derechos disponibles con la propia ley 6.
Los mtodos alternativos de solucin de disputas, tambin conocidos
como ADR (siglas de su designacin en ingls) son mtodos ms flexibles, rpidos y por lo general menos costosos, y estn basados en el acuerdo entre las
partes para resolver sus diferendos fuera de los tribunales 7. Esta posibilidad de
eleccin implica que los particulares, en uso de las facultades conferidas por la
ley, pueden sustraer sus litigios del Poder Judicial y resolverlos a travs de los
siguientes mtodos 8: Mediacin, Minitral, Dispute Revieu Board y, por ltimo, el arbitraje, el cual ser objeto de desarrollo con mayor extensin a lo largo
del siguiente ensayo.
4
______C
AIVANO, Roque J., Arbitraje, cit., p. 25.
5
______D
ABAH, Alejandro D., El contrato internacional en el Mercosur, cit., p. 162.
6
______C
AIVANO, Roque J., Arbitraje, cit., p. 24.
7
______M
ARZORATI, Osvaldo J., Derecho de los negocios internacionales, Astrea, Buenos Aires, p.
333.
8
______D
ABAH, Alejandro D., El contrato internacional en el Mercosur, cit., p. 162.
199
200
LECCIONES Y ENSAYOS
201
que a travs de su ordenamiento jurdico reconoce a los rbitros su potestad jurisdiccional. De ello resulta que el arbitraje es un verdadero juicio y que el laudo tiene autoridad de cosa juzgada.
Por ltimo, con la intencin de armonizar ambas concepciones se han lazado voces que reconocen en el arbitraje una fuente inmediata, el acuerdo de
voluntad de las partes (teora contractual), y que a su vez los inviste con una
funcin jurisdiccional. Caivano sostiene que estamos frente a una jurisdiccin
instituida por un negocio particular 17.
Pero a la vez que se acepta la funcin jurisdiccional de los rbitros, se reconoce que sta se encuentra limitada al sostener que los rbitros carecen de lo
que se denomina imperium, concepto que resume la potestad de coertio (facultad de imponer forzadamente el cumplimiento de medidas ordenadas dentro
del proceso) y la executio (facultad de compeler para el cumplimiento efectivo
de los laudos arbitrales).
A modo de anticipo de lo que sern mis conclusiones finales, sostengo en
concordancia con lo afirmado por Augusto Mario Morello, que los rbitros en
lo suyo son jueces plenos.
V. CLASIFICACIN
Una primera clasificacin la encontramos establecida en los diversos cdigos procesales en nuestro pas, los cuales distinguen entre arbitro iuris o amigables componedores.
El arbitro iuris acta con sujecin a formas legales y decidir las cuestiones litigiosas conforme lo manda el derecho positivo. En cambio, los amigables
componedores, tambin conocidos como rbitros de equidad, fallan segn su
leal saber y entender.
Tanto el Cdigo Procesal Civil y Comercial de la Nacin como el Cdigo
Procesal de la provincia de Buenos Aires 18 establecieron el principio de que si
nada se hubiera estipulado al pactar el arbitraje, ste se entiende que es de amigables componedores.
La segunda clasificacin resulta de distinguir segn el arbitraje sea forzoso o voluntario.
En el primero de los casos, es el propio legislador quien dispone quitar determinados litigios del mbito de competencia de los jueces estatales, atribuyndola a los rbitros con carcter excluyente 19. Ejemplos presentes en nuestro
ordenamiento jurdico son las situaciones enmarcadas en los art. 1627, CCiv.,
y art. 491, CCom., entre otros.
17
______C
AIVANO, Roque J., Arbitraje, cit., p. 97.
18
______Arts.
766, prr. 2, CPCCN, y 804, CPCCBA.
19
______C
AIVANO, Roque J., Arbitraje, cit., p. 83.
202
LECCIONES Y ENSAYOS
203
miento, y presta a su vez una variedad de servicios tiles para lograr una mayor
eficacia 21.
Las entidades dedicadas al arbitraje aportan su organizacin, la infraestructura, los profesionales y normas de procedimiento 22.
Las ventajas que presenta esta institucin son varias pero pueden resumirse en los siguientes postulados:
El centro de arbitraje cuenta con profesionales especializados, con experiencia y prestigio.
El centro de arbitraje, a su vez, cumple con la prestacin de una serie
de servicios tales como: recibir la demanda, notificar, seleccionar a los rbitros,
correr traslados, desarrollar polticas de seguimiento del procedimiento. Todas
ellas hacen a la seguridad y garantizan la marcha del proceso arbitral.
Por otro lado, corren con la desventaja de ser utilizadas muchas veces
como clusulas predispuestas generando riesgos al consumidor que ignorase su
alcance.
Ejemplo de esto ltimo encontramos en la Ley de Defensa del Consumir,
182 de Nicaragua que, en su art. 101, inc. e), enuncia entre las clusulas que no
son vlidas, la imposicin de clusulas de arbitraje. Por su parte, Paraguay tambin en su respectiva ley 1334 de Defensa del Consumidor y del Usuario estableci en su art. 28 que resultan abusivas y nulas de pleno derecho las clusulas
que impongan la utilizacin obligatoria del arbitraje.
Si bien en nuestra Ley de Defensa del Consumidor no est expresamente
prohibido la estipulacin de una clusula arbitral en los contratos de adhesin
con relacin a los consumidores (art. 37, ley 24.240); nada obsta a que puedan
ser atacadas como clusulas abusivas, en el caso de que restrinjan el derecho
constitucional de defensa del consumidor (arts. 18, 42 y 43, CN) 23.
En el plano internacional, entre los principales centros de arbitraje se encuentra la Corte de Arbitraje de la Cmara de Comercio Internacional, conocida por las siglas CCI. Tambin podemos mencionar la American Arbitration
Association y la Comisin Interamericana de Arbitraje Comercial.
En el plano nacional encontramos varias instituciones privadas, tales
como la Cmara de Comercio, la Bolsa de Comercio, la Bolsa de Cereales, el
Colegio de Escribanos, que administran sistemas arbitrales. Cada una de estas
instituciones cuenta con un Centro de Arbitraje que posee un reglamento que
regula su procedimiento y asegura su funcionamiento.
21
______C
AIVANO, Roque J., Arbitraje, cit., p. 68.
22 ELDSTEIN DE CRDENAS, Sara - LEONARDI DE HERBN, Hebe M., El arbitraje, cit., p. 15.
______F
23
______N
AHID CUOMO, Mara de los . - RODRGUEZ GIAVARINI, Mara de las M., La prrroga de
jurisdiccin en rbitros en contratos internacionales: el supuesto de los contratos de adhesin, ED
206-1007.
204
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205
206
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cin provincial en la materia, siempre y cuando nos estemos refiriendo al arbitraje internacional, no as para regular el arbitraje nacional, donde, en principio,
seran competentes las legislaturas provinciales.
La segunda problemtica que se infiere directamente de lo anterior plantea el interrogante de la conveniencia o no de adoptar una nica Ley de Arbitraje aplicable a nivel nacional como internacional.
Las Naciones Unidas, al momento de aprobar la Ley Modelo, recomendaron
a los pases que la aplicaran tanto para arbitrajes internacionales como domsticos,
y as encontramos pases como Canad y el Estado de Qubec que la aplican indistintamente. Pero reconocida doctrina se mantiene renuente a esta recomendacin
y as hayamos autores como Caivano que sostienen la conveniencia de regular de
manera diferenciada el arbitraje interno del internacional atento a que cada uno de
ellos regularan situaciones de hecho y de derecho diferentes 29.
Asimismo, Piaggi sostiene: ...La carencia de normas diferenciadas para
el arbitraje internacional frena el desarrollo del arbitraje, porque si bien en el arbitraje domstico y en el internacional los objetivos son los mismos, las necesidades, la estructura y la organizacin de los juicios arbitrales son muy diferentes. Esto se debe, esencialmente, a la complejidad de las operaciones
comerciales internacionales y a la indeterminacin de la nacionalidad, localizacin, costumbres y sistemas jurdicos de las partes que eventualmente pueden intervenir en un juicio arbitral internacional.
Tal como se indic anteriormente, es posible incorporar en forma genrica la Ley Modelo o slo incorporar algunas disposiciones, porque podra ocurrir que determinados aspectos del arbitraje se encuentren mejor regulados en
nuestro sistema. Un ejemplo de esto ltimo resultara de aplicar la Ley Modelo
slo a arbitrajes calificados como comerciales 30. Nuestro actual derecho
procesal no limita la materia arbitral a cuestiones consideradas comerciales,
sino que establece un principio ms amplio al disponer que podr comprometerse en rbitro toda cuestin que pueda ser objeto de transaccin 31.
El proyecto aclara mejor la cuestin al disponer qu se entiende por materia objeto de transaccin y as, en su art. 9, dispone: 1. Podr someterse a arbitraje toda cuestin relativa a derechos disponibles, sean contractuales, comerciales o litigiosas, o no lo sean, y sean existentes o futuras. En el prr. 2
especifica cules son las controversias que quedaran incluidas 32.
29
______C
AIVANO, Roque J., Arbitraje, cit., p. 321.
30
______Art.
1, Ley Modelo.
31
______Art.
737, CPCCN.
32
______Art.
9, Proyecto de Ley de Arbitraje presentado el 30/1/2002 en el prr. 2 dispone: 2. Se consideran incluidas:
___a) las controversias entre sociedades, asociaciones, fundaciones y dems personas jurdicas y sus
miembros, socios o asociados, y las de stos entre s relativas a sus acuerdos particulares, al cumplimiento de los estatutos o contratos sociales, nulidad de sus acuerdos, resoluciones o asambleas, o re-
208
LECCIONES Y ENSAYOS
209
suerte que la nulidad de ste no implicara necesariamente la nulidad de la clusula compromisoria 38.
Este planteo trae aparejada otra cuestin conexa y me refiero a otro de los
principios receptados por el derecho comparado conocido como competencia
de la competencia. ste se utiliza para definir la posibilidad que se reconoce
a los rbitros para decidir acerca de su propia competencia, cuando ha sido
cuestionada.
Conforme a la Ley Modelo, los rbitros deciden acerca de su propia jurisdiccin no slo cuando la validez o existencia del contrato donde est incorporada la clusula arbitral ha sido cuestionada, sino adems cuando la validez o
existencia de la misma clusula arbitral es atacada o la arbitralidad del litigio
es cuestionada. Aunque en la Argentina existen decisiones judiciales que favorecen la competencia de la competencia 39, la cuestin no est totalmente definida an. Nuestra legislacin procesal mantiene la distincin entre compromiso arbitral y clusula arbitral, con lo cual exige la suscripcin de ambos
documentos para iniciar el procedimiento arbitral. El requisito de suscribir el
compromiso arbitral importa un lmite al principio de competencia de la competencia, ya que si alguna de las partes se niega a suscribirlo, deber recurrirse
a la instancia judicial y en este caso el proceso arbitral ni siquiera tiene proceso
de iniciacin.
Por ello considero que resulta conveniente seguir la orientacin de las modernas legislaciones que dejan de lado la distincin entre clusula compromisoria y acuerdo arbitral, limitndose a indicar solamente aquellos aspectos
esenciales sobre los cuales deber recaer el acuerdo arbitral 40.
El compromiso arbitral, como exigencia adicional y posterior a la clusula compromisoria, ha sido erradicada en los acuerdos del Mercosur, as como
tambin ya haba sido eliminada al ratificarse la Convencin de Nueva York y
la Convencin de Panam. Adems, la Ley de Brasil 9307 y la Ley de Bolivia
dejaron de lado el compromiso arbitral 41.
Los Acuerdos del Mercosur se refieren nicamente al acuerdo arbitral al
que denominaron convencin arbitral y lo definieron como el acuerdo por
el que las partes deciden someter a arbitraje todas o algunas controversias que
hayan surgido o puedan surgir entre ellas respecto de relaciones contractuales.
38
______Art.
8, ley 9307 (nueva ley de Brasil sobre arbitraje).
39
______La
C. Com. Capital Federal, 29/10/1926, Romero v. Romero y Ca., JA XXII-1926-1177,
sentenci ...no es a la autoridad judicial a la que corresponde apreciar si las cuestiones que motivan
la incidencia deben excluirse del compromiso, porque una decisin sobre el punto importaba invadir
la competencia arbitral que en su plenitud comprende la facultad de conocer por s misma sobre su propia jurisdiccin. GRIGERA NAN, Horacio, La Ley Modelo..., cit., p. 1021.
40
______C
AIVANO, Roque J., Arbitraje, cit., p. 57.
41
______N
OODT TAQUELA, Mara B., Arbitraje en el Mercosur, cit., p. 65.
210
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211
212
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50
______C
AIVANO, Roque J., Arbitraje, cit., p. 23.
51
______C
AIVANO, Roque J., El arbitraje: nociones introductorias.
* El presente trabajo ha obtenido el segundo premio en el V Concurso de Ensayos Dr. Ignacio Winizky de Derecho Empresarial, organizado por Lecciones y Ensayos. El autor se ha hecho acreedor
de 50 (cincuenta) horas en cursos a su eleccin del Departamento de Posgrado de nuestra casa, libros
del fondo editorial del Departamento de Publicaciones y la publicacin de estas pginas.
214
LECCIONES Y ENSAYOS
215
(capital, organizacin, estructura, personal, directivos, procedimientos de control interno, etc.), fijar requisitos mnimos de informacin que aseguren que la
Superintendencia de Entidades Financieras y Cambiarias pueda conocer a
tiempo la situacin de cada entidad y sus dificultades, conocer la salud intrnseca de la gestin de las entidades individuales, identificar los problemas principales y la factibilidad de que las entidades los resuelvan con sus propios recursos, identificar potenciales situaciones de falencia, etc.
En cambio, la tutela directa consiste en el equilibrio de intereses entre las
empresas bancarias y los usuarios, En consecuencia, se intenta neutralizar los
efectos disvaliosos del desequilibrio contractual diseando mecanismos de salvaguarda durante toda la gestin y ejecucin contractual. De ese modo, la tutela
directa atiende a:
a) Las tcnicas de informacin del cliente, en tanto integran propiamente
la voluntad negocial. En la realidad cotidiana el cliente bancario promedio desconoce las normas y tcnicas propias de un campo tan complejo como las finanzas. En tal sentido confa plenamente en su banco, encontrndose tal confianza
cimentada bsicamente sobre la imagen que el propio banco refleja de s mismo
en el mercado. En este sentido algunas disposiciones del BCRA anuncian tendencias hacia exigencias concretas 4. A su vez este deber de informacin completa y correcta que posibilite una valoracin por parte de los ahorristas que deben los bancos para impedir una contratacin sesgada como un modo de
tutela directa se complementa con los fenmenos tuitivos por va de consecuencia tutela indirecta. Las acciones derivadas de una tutela directa otorgan en la mayora de los casos legitimacin activa a los clientes para que intenten tornarla operativa, como por ejemplo la posibilidad de oponer la ineficacia
de clusulas abusivas. A este respecto la jurisprudencia ha expresado que los
mecanismos de proteccin que emanan de una tutela indirecta podrn ser instados ante la clientela en el caso de una accin de amparo destinada a obtener
informes del BCRA sobre la situacin patrimonial de las entidades financieras 5.
b) Las tcnicas de contacto social con el cliente. El contacto de la entidad
con el cliente no se cie rigurosamente al plano publicitario, sino que abarca
tambin los diseos de espacios fsicos y los modos de atencin entre otras cosas. La comunicacin global que se da por parte de las empresas se ejerce a travs de programas de identidad corporativa y polticas de diseo e imagen de
producto que no son condiciones insignificantes a la hora de la conformacin
4
______La
comunicacin A 2689 BCRA sobre modalidades de aplicacin de intereses y publicidad de
las tasas constituy un ejemplo de la intervencin del BCRA en materia de tutela directa sustituida luego por el texto ordenado de las normas sobre tasas de inters en las operaciones de crdito (comunicacin A 3052, modificada por comunicacin A 3123 y A 3266).
5
______C.
Nac. Cont. Adm. Fed., sala II, 12/10/1995, Monner Sanz, Ricardo v. BCRA s/amparo - ley
16.986, con nota de Mario Bonfanti, ED 167-94.
216
LECCIONES Y ENSAYOS
de los negocios, pues todas ellas responden a una estrategia agresiva con la finalidad de captar la mayor cantidad de pblico, pretendiendo lograr por medio de
la adhesin la colocacin de un producto o la fidelidad a una marca. Una tutela directa efectiva deber enfocarse en cada uno de estos mecanismos para individualizarlos y atraparlos en su anlisis jurdico para formular un anlisis no slo en
cuanto a su carcter de vinculante para la empresa que lo desarrolla, sino tambin acerca de su legitimidad y veracidad (ventas domiciliarias, inducciones a
contratar con premios o promociones de colocacin de productos, etc.).
c) Las tcnicas de formacin del contrato y de definicin de su contenido
y modos de ejecucin, que por excelencia se materializa mediante los contratos
de adhesin. Se deber evaluar con criterio adecuado las razones que all se invoquen para que la redaccin de dichas clusulas no justifiquen una ruptura del
sinalagma contractual.
III. LA ACTUACIN DEL BANCO CENTRAL DE LA REPBLICA ARGENTINA
Y LA SUPERINTENDENCIA DE ENTIDADES FINANCIERAS Y CAMBIARIAS
En este contexto es que el art. 4, ley 21.526, instituye al Banco Central de
la Repblica Argentina como autoridad de aplicacin de la Ley de Entidades
Financieras, velando por su buen funcionamiento con todas las facultades que
la propia ley y su carta orgnica le acuerdan. Asimismo, el art. 14, inc. g), le
atribuye al directorio la funcin de dictar normas reglamentarias para el buen
funcionamiento del mercado financiero, as como tambin fijar las polticas generales tendientes al ordenamiento econmico y a la expansin del sistema financiero, las cuales debern ser observadas por la Superintendencia de Entidades Financieras y Cambiarias.
Expuesto de este modo, pareciera que la competencia del BCRA se limita
a los mecanismos de proteccin propios de la tutela indirecta en el sentido que
se ha desarrollado en el pargrafo anterior, siguiendo la clasificacin de Barbier. Sin embargo, ello no es del todo as, pues deber ir dictando una normativa
dinmica mediante circulares, comunicaciones y resoluciones que sirvan de
respuesta directa frente a supuestos que tiendan a menoscabar la proteccin del
cliente bancario. Es as como se han dictados comunicaciones especficas sobre
cuestiones de mayor inters para el sector del usuario tales como las comunicaciones A 2147, A 2689, A 3052, A 3123 y A 3266 relativas a la forma de declarar la tasa y hacer la publicidad; la comunicacin A 2423 sobre la creacin
del servicio de atencin al usuario del sistema financiero; las comunicaciones
A 2434, A 2470, A 2508, A 3075 y A 3244 concernientes a la posibilidad de revertir las operaciones debitadas en los sistemas de dbito automtico en cuenta;
la comunicacin A 2439 que impone a las entidades financieras la obligacin
de obtener de los clientes como requisito previo a la apertura de cuentas y
217
218
LECCIONES Y ENSAYOS
219
quiridos con el mismo fin, cuando la oferta sea pblica y dirigida a persona indeterminada (art. 1, inc. c], ley 24.240).
Ahora bien, en cuanto a los sujetos que participan de la relacin de consumo se distingue por un lado el consumidor y por el otro el profesional. El primero es la persona fsica o jurdica ubicada al concluirse el circuito econmico,
ya que pone fin, a travs del consumo o del uso, a la vida econmica del bien
o servicio, de ah es que surge la nocin de consumidor final. Resulta indistinto
que dicho uso o utilizacin de bienes y servicios se efecte a ttulo personal o
familiar, en tanto lo sea para su esfera privada. Es lo que dispone nuestra ley al
expresar: Se consideran consumidores o usuarios, las personas fsicas o jurdicas que contratan a ttulo oneroso para su consumo final o beneficio propio
o de su grupo familiar o social (art. 1, ley 24.240). El segundo sujeto que participa de la relacin es el profesional, es decir, el agente econmico que reviste
las cualidades de productor, importador, distribuidor o comerciante, todo ello
con rasgos de habitualidad y frecuencia lo cual excluye conceptualmente la
transaccin aislada o accidental. No obstante, nuestra legislacin es ms amplia e incluye a todas las personas fsicas o jurdicas, de naturaleza pblica o
privada que, en forma profesional, aun ocasionalmente, produzcan, importen,
distribuyan o comercialicen cosas o presten servicios a consumidores o usuarios (art. 2, ley 24.240), con lo que se consagra una solucin normativa distinta que ser de suma importancia a los efectos de delimitar su inclusin o no
en la relacin de consumo.
De la definicin dada en el prrafo precedente se infiere qu sujetos se encuentran excluidos de la relacin de consumo. Entre ellos se destacan a primera
vista el consumidor industrial, fabricante, profesional o revendedor que contrata con el propsito de que el bien o servicio objeto del negocio contine su vida
econmica en actividades de fabricacin, produccin, distribucin y comercializacin. La ley aclara al respecto que no tendrn el carcter de consumidores
o usuarios, quienes adquieran, almacenen, utilicen o consuman bienes o servicios para integrarlos en procesos de produccin, transformacin, comercializacin o prestacin de servicios (art. 2, prr. 2, ley 24.240).
VII. CARACTERIZACIN DEL CLIENTE BANCARIO
Definido ya el contrato de consumo, as como tambin su objeto y los sujetos que en l participan, es procedente indagar si el cliente bancario puede ser
asimilado al consumidor. La actividad bancaria se nutre fundamentalmente de
relacin que se da entre las entidades financieras y los sujetos deseosos de bienes y servicios que aqullas concentran. En esta relacin es dable admitir diversos matices entre los niveles sociales, econmicos y culturales de los interlocutores que se relacionan con la entidad. A los efectos del presente trabajo nos
acotaremos para caracterizar al cliente bancario a aquellos sujetos que poseen
220
LECCIONES Y ENSAYOS
una vinculacin no profesional como clientes singulares de la entidad, sin desconocer que las empresas de un gran giro comercial o determinados individuos
revistan tambin la calidad de clientes, aunque el modo y sustancia en que se
vinculan a la entidad sea de un nivel que merece una calificacin distinta ajena
a este trabajo.
El cliente tal como ha sido caracterizado a los efectos del presente ser
ms fcilmente identificable de acuerdo con los siguientes rasgos tipificantes:
1. Segn la naturaleza jurdica de la relacin
Una postura tradicional ha limitado el concepto de cliente a la averiguacin de si dicha persona ha celebrado alguno de los contratos tpicos de
la actividad bancaria, puesto que si as no fuera o si la contratacin no tuviera por objeto la utilizacin de alguno de los servicios que presta el banco,
quien as no actuare quedara excluido de la condicin de cliente. Dicha determinacin ortodoxa se complementaba con la exigibilidad del secreto bancario. En este sentido un precedente jurisprudencial tiene dicho: Por cliente
debe entenderse no uno de paso, desconocido para el banco, sino aquel cuyos
antecedentes le den todas las seguridades sobre la correccin de la adquisicin
del cheque que le ha presentado, pues si bastara que un individuo se hiciera
abrir una cuenta para poder cobrar directamente un cheque cruzado, la eficacia del cruzamiento estara seriamente comprometida 11. Actualmente, el derecho al consumo no se limita al derecho contractual, aunque en buena parte
es concomitante con ste. Prueba de esto es la extensin de sus tutelas a los
usuarios eventuales del bien objeto de consumo (p. ej. los miembros de la familia del comprador). Existen razones morales y legales que justifican una interpretacin amplia del concepto de cliente. Las de orden moral surgen de la
necesidad de responder a la confianza que una persona ha depositado en brindarle a la entidad determinada informacin, sin perjuicio de que la contratacin no se concrete, y las de orden jurdico, los principios de lealtad y buena fe que deben presidir los contratos. De ese modo, cliente no slo sern
quienes realicen determinadas operaciones con las entidades, sino cualquier
persona que utiliza algunos de los servicios que presta una entidad financiera, por ejemplo quien cobra un cheque, quien efecta un depsito a la vista,
quien confa un mandato o una cesin, etc. De este modo, se expande la caracterizacin de cliente ms all de la restriccin que impone un vnculo contractual o precontractual, pudiendo asignarle dicha calidad a cualquier sujeto
11
______Conf.
C. Nac. Com., sala C, 30/8/1966, Molinos Fexi SA v. Banco Popular Argentino s/ordinario, ED 17-45.
221
12
______C.
Nac. Com., sala C, 4/5/2001, Furbia SA v. Banco Galicia, ED 194-315.
222
LECCIONES Y ENSAYOS
1. Postura restrictiva
Sus postulados han sido sostenidos mayormente por Bonfanti 13 en un trabajo que sirvi de rplica a una opinin amplia de Stiglitz 14. All sostiene este
primer autor que la bancarizacin se opone al consumismo en tanto la primera es selectiva por la circunstancia de que el cliente de banco aprecia la conveniencia de operar bancariamente y su cultura financiera es distinta de la del
consumidor (y, por ende, la dimensin entre las partes), ya que en la realidad
de los hechos en todo el mundo existe un elitismo en la clientela de los bancos.
Trata la defensa del consumidor como una suerte de moda sin mayor fundamento
jurdico. Hace referencia a la bancarizacin multifuncional debido a la amplitud
tcnico-jurdica del banco moderno y a los nuevos productos financieros que ste
ofrece y que en muchos casos resulta imposible determinar quin habr de ser el
consumidor final, por ejemplo en el caso del contrato de swap. A su vez justifica
el ius variandi (variar el objeto, contenido o las modalidades de la operacin de
manera unilateral) por las implicancias que se suscitan en la actividad bancaria y
por el riesgo sistmico al cual dicha actividad se encuentra sometida. Otro argumento fuerte de esta teora restrictiva radica en el hecho de que el dinero como objeto mediato de la contratacin bancaria y el crdito como promesa de pago diferido que lo contiene en consideracin a su naturaleza jurdica que son el objeto de
las operaciones de mutuo, piedra angular de la negociacin bancaria, no constituyen productos adquiridos o usados por el destinatario final, pues conducen al
proceso de transformacin que conduce al consumo, pero no son en s mismos
consumo, sino que por el contrario son instrumentos o medios de pago que circulan en la sociedad y con relacin a los cuales no hay destinatarios finales 15.
En este orden slo resultara aplicable la ley 24.240 a las entidades financieras
en tanto y en cuanto desarrollen actividades de servicios, quedando excluidas
las operaciones tradicionales de mutuo.
2. Postura expansiva
Se sostiene que la ley 24.240 surge de la necesidad de crear una red de
contencin frente a los comportamientos avasallantes de los empresarios sin
discriminacin entre adquisicin y financiacin, ya que disciplin junto con la
relacin de consumo comprensiva de los servicios, la relacin del crdito
al consumo 16. De ese modo, quienes presten servicios de cualquier naturaleza
13
______B
ONFANTI, M. A., El cliente de banco, JA 1999-II-715.
14 TIGLITZ, Rubn S., Defensa del consumidor. Los servicios bancarios y financieros, LL
______S
1998-C-1035.
15
______W
ALD, El derecho del consumidor y sus repercusiones en relacin con las entidades financieras, RDBAF 1991-574.
16
______B
ARBIER, Eduardo A., Contratacin bancaria..., cit., p. 76.
223
224
LECCIONES Y ENSAYOS
nes generales, ya que el contenido de la regulacin de los intereses de la operacin jurdica considerada (contrato bancario) se halla integrado tambin por
reglas de conducta que no se originan en la voluntad comn de los contratantes, sino en mandatos predispuestos por la parte fuerte de la relacin.
Lo dicho no empece a que las reglas de conducta contenidas en las condiciones generales sean preceptos acordados por las partes, aun cuando se trate de
la creacin exclusiva del banco, lo que no priva al negocio de su naturaleza contractual, pues en definitiva hay una declaracin sobre la cual las dos partes consienten, no pudiendo desconocerse que la adhesin, aunque consista en la aceptacin incondicionada de reglas de conducta suministradas por otro es, al
menos formalmente, un acto de libre voluntad que no puede ser constreido a
formalizarse.
Existe una nica referencia de la Ley de Defensa del Consumidor
(24.240) a los contratos por adhesin del que el contrato bancario es una de sus
aplicaciones. Se halla ubicada en el cap. IX referido a los trminos abusivos
y clusulas ineficaces. En efecto, en el art. 37 se enuncian dos clusulas abiertas y otras tantas que, por abusivas, se las declara no convenidas. A continuacin, en el art. 38, bajo el ttulo de contrato de adhesin se establece que la autoridad de aplicacin (Secretara de Industria y Comercio) vigilar que los
contratos de adhesin no contengan clusulas abusivas. En consecuencia, tratndose los contratos bancarios de contratos por adhesin a condiciones generales,
las clusulas abusivas que contengan se hallan disciplinadas por la Ley de Defensa del Consumidor, sin perjuicio de la aplicacin de las normas y principios de derecho comn (arts. 18, 21, 953, 954, 1038, 1039, 1066, 1071 y 1198, CCiv.). Sin
embargo, la ley 24.240 no contiene una definicin de lo que son las clusulas abusivas, pero, en cambio, s lo hizo el dec. 1798/1994 del 13/10/1994, reglamentario de la referida ley. Segn el art. 37: Se considerarn trminos o clusulas
abusivas las que afecten inequitativamente al consumidor o usuario en el cotejo
entre los derechos y obligaciones de ambas partes. Como se advierte, la definicin legal contiene dos elementos inescindibles: (a) el desequilibrio que resulte del cotejo provecho/sacrificio entre los derechos y obligaciones que deriven del contrato importar abuso si (b) perjudica inequitativamente al
consumidor o usuario.
X. CASOS DE RESPONSABILIDAD DE LAS ENTIDADES BANCARIAS
POR INSERCIN DE CLUSULAS ABUSIVAS
225
226
LECCIONES Y ENSAYOS
227
para la Defensa de los Consumidores y Usuarios, en cuanto exige que las condiciones generales deben cumplir como requisitos el de ser concretas, claras y
sencillas en la redaccin, con posibilidad de comprensin directa y sin reenvos
a textos o documentos que no se faciliten previa o simultneamente a la conclusin del contrato.
6. Aplicacin de intereses moratorios al contrato de prstamo,
cuya tasa es aplicada por el banco por remisin
a una clusula desconocida por el usuario
Se trata de un supuesto muy similar al anterior. Se da para el caso del
modo de fijacin del inters por mora, el cual debera exigir el conocimiento de
una tasa que conste en el documento contractual y cuyo importe no sea determinado unilateralmente por el banco segn operaciones o criterios desconocidos por el prestatario.
7. Clusula de un contrato de crdito para el consumo
por la que se obliga al usuario, en carcter de garanta,
a la firma complementaria de un pagar en blanco
Se trata de una clusula abusiva y propensa a fraudes en tanto el usuario
se ve privado de la intervencin tanto en el momento de conclusin del contrato
como en la etapa de liquidacin y determinacin del saldo deudor resultante,
con lo cual se ve impedido de realizar la labor de informacin y asesoramiento
a que tiene derecho.
8. Clusula exonerativa de responsabilidad del banco por daos y
perjuicios sufridos por los clientes por prdidas sufridas por las
cosas contenidas en cajas de seguridad debidas a la apertura de sta
por cualquier causa o con motivo de todo otro hecho o siniestro
En un fallo de la Cmara Comercial se consider que, siendo de la esencia
del contrato de caja de seguridad el deber de custodia y vigilancia por parte del
banco, la clusula por la cual pretenda liberarse de responsabilidad no tendr
valor alguno, pues se trata de una renuncia anticipada de derechos por parte
del cliente que desvirta el objeto del contrato que no es otro que la mxima seguridad contra el riesgo de robo o prdida de las cosas 23.
23
______C.
Nac. Com., sala B, 26/3/1993, Sucarrat G. v. Banco de Galicia y Buenos Aires, LL 1994E-437.
228
LECCIONES Y ENSAYOS
I. INTRODUCCIN
Con el presente trabajo me he propuesto hacer un repaso de las cuestiones
que, en el marco de los procesos concursales entendiendo tal expresin en
sentido amplio, han suscitado mayores discusiones y diferencias tanto en el
campo de la doctrina como de la copiosa jurisprudencia de los ltimos
aos.
En principio, y por razones de honestidad intelectual, debo advertir al lector que la nota de novedad tendr que ser analizada con laxitud, ya que se han
publicado innumerable cantidad de trabajos sobre los tpicos aqu aludidos.
Por ello es que intentar en estas lneas exponer las principales posturas de los
ms reconocidos doctrinarios, a lo que agregar mi modesto parecer.
Sentado lo anterior, aclaro que ceir el objeto de este ensayo a aquellas
cuestiones que considero de mayor relevancia en relacin al fenmeno de la insolvencia (en su faz preventiva). Claro que no desconozco que pasar por alto
cuestiones para nada insignificantes, pero, como en cualquier seleccin, la limitacin de temas necesariamente llevar a tal resultado.
De ello se sigue que ciertos asuntos quedarn, desafortunadamente, fuera
del alcance del presente trabajo; en particular, me refiero, entre otros aspectos,
a la riqusima discusin en torno a la naturaleza jurdica del acuerdo preventivo extrajudicial (si bien algunas cuestiones sern tratadas mas en forma
oblicua como consecuencia de la incidencia de la calificacin que se pretenda del acuerdo preventivo extrajudicial con relacin a los dems asuntos que se
estudiarn). Tambin podra haberse hecho especial hincapi, por caso, en la si* El presente trabajo ha obtenido el tercer premio en el V Concurso de Ensayos Dr. Ignacio Winizky de Derecho Empresarial, organizado por Lecciones y Ensayos. El autor se ha hecho acreedor de
cincuenta horas en cursos a su eleccin del Departamento de Posgrado de nuestra casa, libros del fondo
editorial del Departamento de Publicaciones y la publicacin de estas pginas.
230
LECCIONES Y ENSAYOS
tuacin de las entidades financieras frente al novedoso 1 instituto 2. No obstante ello, los temas de los que se dar cuenta infra incluyen:
(i) Situacin de abuso respecto de los institutos concursales (acuerdo preventivo extrajudicial y concurso preventivo).
(ii) Anlisis de algunos casos en particular y resoluciones de la judicatura
a partir de la invocacin de las facultades previstas por el art. 52 LC o dems
normas del ordenamiento jurdico.
(iii) Forma de efectuar el cmputo de las mayoras legales, con especial
detenimiento en el instituto de la mal llamada exclusin de voto (delineado
mayoritariamente por la jurisprudencia y la doctrina).
(iv) Anlisis de la legislacin vigente y un reciente proyecto de reformas
que, a mi juicio, desalentara la utilizacin del acuerdo preventivo extrajudicial
(aun cuando se pueda coincidir con algunos de sus fundamentos).
(v) En definitiva, esta presentacin persigue adentrarse con la mayor profundidad posible en el mundo de la insolvencia en general, y en las soluciones
existentes en el derecho nacional para escapar de las tan temidas quiebras liquidativas; es decir, cmo se ha desarrollado la salida de la crisis ms grande de la
historia 3 a travs de los remedios preventivos dispuestos por la ley 24.522 (con
sus modificaciones).
La ltima advertencia tiene que ver con que la especificidad del tema elegido presupone el conocimiento de las normas bsicas de las instituciones analizadas que no habrn de ser desarrollados desde el inicio para evitarle al lector
tediosas tal vez repeticiones.
II. CONCURSO PREVENTIVO Y ACUERDO PREVENTIVO EXTRAJUDICIAL.
ABUSO. CASOS
1. Breve repaso en relacin al instituto del concurso preventivo
Tal es la preocupacin que han generado ciertos precedentes jurisprudenciales que han motivado que en el reciente VI Congreso Argentino de Derecho
Concursal celebrado en la ciudad de Rosario, una de las comisiones en que se
dividi el debate acadmico fuera titulada Moralizacin de los Concursos 4.
1
______Me
refiero al acuerdo preventivo extrajudicial delineado por la reforma consagrada en la ley
25.589.
2
______C.
Nac. Com., sala D, Banco Hipotecario Nacional s/acuerdo preventivo extrajudicial, ED
del 27/9/2006; ver TRUFFAT, Daniel E., Un pronunciamiento notable sobre la naturaleza jurdica del
acuerdo preventivo extrajudicial. El canto del cisne?.
3
______Segn
es calificada en el enjundioso fallo del Dr. Klliker Frers, por entonces titular del Juzg.
Nac. 1 Inst. Com., n. 16, Ferrum SA de Cermica y Metalurgia s/concurso preventivo, ED del
13/12/2005.
4
______Comparto
la crtica en verdad, el llamado de atencin que hiciera TRUFFAT, Daniel E.,
Sobre la delimitacin del concepto moralizacin de los concursos, en Libro de ponencias, p. 851.
231
Esta situacin implica, obviamente, la preocupacin de la doctrina por los desvos que la utilizacin de las figuras del acuerdo preventivo extrajudicial y del
concurso preventivo 5 demuestran en la praxis tribunalicia.
Como punto de partida, resulta ineludible citar al emblemtico precedente
de Lnea Vanguard 6, en el cual la Cmara Comercial rechaz la homologacin de un acuerdo que postul abusivo por considerar, en lo que aqu interesa,
que la Magistratura contaba con facultades implcitas para evaluar la existencia
de abuso (art. 1071, CCiv.), sin encontrarse obligada a homologar un acuerdo
por la configuracin de las mayoras legales. All, recurdese, la cmara neg
encontrarse limitada a homologar cualquier propuesta sin poder efectuar un
anlisis trascendente de la mera legalidad formal, debiendo, en su defecto, integrarse al ordenamiento jurdico en general. Ntese que, entonces, no se haba
producido la reforma a la LC que expresamente incluy la previsin legal que
los tribunales venan delineando 7.
A partir de la modificacin del muchas veces comentado art. 52, se
fueron sucediendo las resoluciones que echaron mano a esa figura para rechazar pedidos de homologacin que incluan propuestas que importante doctrina
catalog como ridculas 8. En general, se trat de casos en que la combinacin
de altas quitas (ya sin el molesto mnimo del 40%, por imperio de la confusa legislacin de emergencia) con largas esperas importaban prcticamente
la condonacin de la deuda y un beneficio desmedido para los deudores 9.
Ahora bien, es importante destacar que la magnitud de la quita no ha sido
considerada un parmetro per se determinante para evaluar la abusividad de
una propuesta concordataria 10. Es que en importantes concursos preventivos
se han homologado propuestas que incluyeron ofrecimientos de pago del 40%
(Musimundo) o del 25% (Ferrum) y menos an (Sociedad Comercial del Plata). En los casos citados en primer trmino, se ha dado decisiva importancia al
contexto econmico y social en que se produjo la cesacin de pagos, para convalidar propuestas que en poca de prosperidad podran haberse considerado,
en principio, abusivas. As, la jurisprudencia ha sostenido: Corresponde aten5
______Ver
HERRN, Maite - KNAVS, Vernica, El abuso en los pedidos de quiebra y concurso preventivo, elDial Express del 8/9/2006.
6
______C.
Nac. Com., sala C, 4/9/2001, ED 197-206.
7
______Art. 52, inc. 4: En ningn caso el juez homologar una propuesta abusiva o en fraude a la ley.
8
______Calificacin
de RIVERA, Julio C., En defensa del acuerdo preventivo extrajudicial, elDial Express DC79A.
9
______Ver,
por caso, C. Nac. Com., sala E, 19/5/2005, Compaa Argentina de Servicios Hipotecarios Cash s/concurso preventivo.
10
______En
la reunin acadmica del Instituto de Derecho Comercial de la Universidad Notarial Argentina
del 24/4/2003 se concluy que en ningn caso la magnitud de la quita o de la espera poda resultar dirimente
por s misma para configurar el abuso a que se refiere el art. 52, LC, segn cita del fallo Juzg. Nac. 1
Inst. Com., n. 16, Ferrum SA de Cermica y Metalurgia s/concurso preventivo, ED del 13/12/2005.
232
LECCIONES Y ENSAYOS
der al contexto econmico y social en el que se halla nuestro pas, que reviste
caractersticas tan profundas, intensas e inusitadas que condujeron al dictado
de las leyes 25.561 y 25.563 (...) Y si bien no cabe utilizar indiscriminadamente
esta situacin para legitimar o convalidar propuestas que pudieran encuadrar
en el concepto perfilado en el inc. 4 del art. 52, LC vigente, no es posible desconocer la incidencia que tiene ese contexto en el sector empresario 11.
En mi opinin, esta circunstancia por s sola no resulta suficiente para justificar la imposicin de tamao sacrificio a los acreedores; ello, ms all de que
se hubieran obtenido las mayoras legales, ya que, como bien viene sosteniendo
la jurisprudencia, la funcin del juez no puede quedar reducida a un mero calculador de mayoras para homologar sin ms lo que se le presente aceptado 12
por los acreedores.
De todos modos, lo cierto es que en el caso de Entertainment Depot (Musimundo), no fue aqulla la nica razn para fundar el rechazo a cierta impugnacin de un acreedor. La sala se vali, adems, de otras circunstancias que fueron tratadas con profundidad en el dictamen fiscal que precede al fallo y que
recibiera el elogio de Truffat 13, a saber:
(i) El mantenimiento de las fuentes de trabajo y conservacin de la empresa en tanto hacienda social til (pilares bsico del derecho concursal).
(ii) Falta de certeza sobre la conveniencia derivada del eventual cramdown.
(iii) Inexistencia de bienes de entidad, ms all del canal comercial de distribucin que representaba Musimundo.
(iv) El resultado econmico de la quiebra liquidativa sera menos ventajosa desde el punto de vista de la posibilidad de cobro de los crditos; es decir,
la comparacin de los trminos econmicos de la propuesta con el eventual dividendo.
Me detendr en el punto (iv), ya que ha sido un parmetro utilizado en varios otros fallos, sobre todo en los casos sometidos a consideracin de los por
aquellos tiempos jueces a cargo de los Juzgados de Comercio capitalinos
nros. 9 y 16. El Dr. Klliker Frers, otrora titular del Juzgado n. 16, decidi en
el caso Ferrum 14, luego de dictar varias medidas para mejor proveer tendien11
______C.
Nac. Com., sala E, 10/10/2003, Entertainment Depot SA s/concurso preventivo, LL del
12/7/2004, supl. Concursos y Quiebras, p. 15.
12
______El
entrecomillado se explica porque no son pocos los casos en que los que votan favorablemente las propuestas son cesionarios que, todos lo saben, ocultan el pago de sus crditos de modo diverso al ofrecido a los restantes acreedores. A su vez, se nota la preocupacin de los autores a partir de
varias ponencias presentadas al VI Congreso Argentino de Derecho Concursal, Libro de ponencias, t.
I, ps. 305 y 415).
13
______T
RUFFAT, Daniel E., Puliendo el concepto de propuesta abusiva art. 52, inc. 4, LCQ y
algunas otras cuestiones, LL del 12/7/2004, supl. Concursos y Quiebras, nota a fallo.
14
______Fallo
citado en nota 3.
233
tes a solicitar y obtener una mejora de la propuesta por parte de la concursada, y variados informes a las sindicaturas intervinientes, homologar el acuerdo tomando como uno de los principales argumentos la mejora que implicara
para los acreedores la solucin preventiva en comparacin con la eventual
quiebra. En la misma lnea, bien que en un caso de acuerdo preventivo extrajudicial adems de en muchos otros concursos, el juez Favier Dubois (h)
consider ese aspecto al fallar en la causa Acindar 15. En este ltimo supuesto, sin embargo, podra discutirse la razonabilidad del parmetro utilizado en
tanto la doctrina es conteste en considerar que la no homologacin de un acuerdo no implica la declaracin de quiebra del apista, pero tal cuestin excedera
el marco del presente trabajo.
Antes de ingresar en el tratamiento que la jurisprudencia ha brindado a la
cuestin del abuso en el acuerdo preventivo extrajudicial (principal objeto de
este captulo, por su actualidad), me permito poner de resalto a la vez que me
pregunto si no ser acertado cierto comentario deslizado por el Dr. Kllikers
Frers en un pasaje del citado fallo Ferrum. All, en tren de crtica a los porcentajes de quitas ofrecidos por las empresas de mayor envergadura de nuestro
pas en el marco de sus procesos de reestructuraciones de deuda, opin: Tal
vez lo que correspondera (...) es que los socios efectuaran aportes para recomponer el capital social y de ese modo hacer frente al pasivo generado por el giro
empresario en situaciones como las de la especie en que dicho giro result
claramente deficitario, evitando de esa manera que se vean perjudicados sus
acreedores. Sin embargo, este comportamiento no slo no es imperativo, sino
que adems no es usual en nuestro medio, en el que difcilmente los socios terminen hacindose cargo de este tipo de situaciones.
En esta lnea de moralizacin se enrola la propuesta de Truffat, quien
considera que un parmetro vlido para evaluar la abusividad de una propuesta
podra ser analizar si el sacrificio impuesto a los acreedores guarda relacin con
el que padece el deudor o sus socios; a tal fin, propone que la capitalizacin de
pasivos u otras formas tericas 16 que importen sacrificios y beneficios
compartidos entre deudores y acreedores sean incluidas como alternativas en
las propuestas concordatarias, mas no en forma compulsiva (lo que tornara la
opcin en abusiva, dado que es altamente probable que el acreedor no quiera
formar parte del emprendimiento de su deudor bajo ninguna figura jurdica).
Coincido con el fin perseguido por el autor, aunque para que esta situacin
implique realmente una salida equitativa de la insolvencia, debieran preverse,
como indica Truffat, otras alternativas que incluyeran, por caso, el pago de
15
______Juzg.
Nac. 1 Inst. Com., n. 9, 26/2/2004, Acindar Industria Argentina de Aceros s/acuerdo
preventivo extrajudicial.
16
______El
autor citado se refiere al concepto equity, tomado del derecho anglosajn. Ver TRUFFAT,
Daniel E., Sobre la delimitacin..., cit., Libro de ponencias, ps. 859/862.
234
LECCIONES Y ENSAYOS
235
acuerdo preventivo extrajudicial como dice el art. 71, LC, cuando aqul se intenta imponer a los acreedores ausentes o disidentes, ya que debe regir entonces
la regla de la par conditio creditorum (...) Es que el texto legal del art. 71 fue
redactado para el acuerdo extrajudicial de la ley 24.522 que slo vinculaba a los
otorgantes 20. En la misma lnea, admita Rivera que esto es un error de la ley
25.589 (...) por lo que el acuerdo debe consistir en una propuesta que satisfaga
las exigencias del art. 43, LC 21.
Por su parte, los tribunales se han manifestado en similar sentido, fijando
limitaciones a la libertad de contenido; por un lado, se ha dicho que las partes
tienen real autonoma en pactar las condiciones de los acuerdos, con los lmites
de cualquier acto jurdico (arts. 21, 953, 1071, 1198, CCiv.) 22; por el otro, se
estipul que tal libertad de contenido debe preservar cierta homogeneidad y
equivalencia para lograr su imposicin a los acreedores disidentes 23.
Sentado lo expuesto, resulta til hacer un repaso de los antecedentes jurisprudenciales que trataron el caso del abuso en los supuestos de acuerdo preventivo extrajudicial. En esta lnea, ya desde el inicio fueron los tribunales intentando llenar los vacos legislativos que presentaba la figura. Desde un primer
momento, entonces, se procedi a extremar los recaudos para evitar maniobras
fraudulentas en perjuicio de los acreedores.
As, en el fallo Modo SA de Transporte Automotor 24, el ya citado Dr.
Klliker Frers consider que los elementos aportados inaudita parte por el deudor eran de suyo insuficientes para otorgar certeza sobre la veracidad y exactitud de la informacin presentada, sobre cuya base se solicitaba la homologacin del acuerdo celebrado por Modo (recordemos que, a diferencia del
concurso preventivo, no existe en el acuerdo preventivo extrajudicial un procedimiento de verificacin y contralor recproco de las acreencias y, menos an,
un funcionario como el sndico). Ante este panorama, el juez design a un veedor informativo para acreditar la real situacin patrimonial del apista, con sustento en que resultaba imperioso que la informacin acompaada fuera verdica y consistente para evitar transformar a la herramienta preventiva en un abuso
o fraude. ste y otros precedentes 25 han merecido la crtica de Rivera 26 al lla20
______Dictamen
de la Fiscala de Cmara en Romi, con citas de ALEGRIA, Hctor, Nueva reforma
a la Ley de Concursos y Quiebras, LL 2002-D-1055; TRUFFAT, Daniel E., El nuevo acuerdo preventivo extrajudicial, Ad-Hoc, Buenos Aires, p. 54.
21
______R
IVERA, Julio C., Instituciones de derecho concursal, 2 ed., Rubinzal-Culzoni, Santa Fe,
2003, p. 547.
22
______Juzg.
Nac. 1 Inst. Com., n. 7, Lalor SA s/acuerdo preventivo extrajudicial.
23
______C.
Nac. Com., sala D, 26/8/2004, Servicios y Calidad SA s/acuerdo preventivo extrajudicial,
ED 210-465.
24
______Juzg.
Nac. 1 Inst. Com., n. 16, firme, 18/5/2004, ED del 24/8/2004.
25
______Decisin
de Favier Dubois (h) en el ya citado caso Acindar.
26
______R
IVERA, Julio C., En defensa del acuerdo preventivo extrajudicial, cit.
236
LECCIONES Y ENSAYOS
mar a esta postura como activismo judicial carente de apoyo legal bien que
aceptndole loables intenciones.
Me permito disentir con tal crtica, puesto que el propio autor reconoce que
la loable intencin de esos tribunales ha tenido por objeto superar las omisiones de
la regulacin del acuerdo preventivo extrajudicial 27 mediante la exigencia de mayor informacin. Asimismo, es Rivera quien en el mismo artculo defiende la
constitucionalidad del instituto, para lo cual propone, precisamente, echar mano al
correcto ejercicio de las atribuciones judiciales para evitar el fraude y el abuso.
En consecuencia, si bien es cierto que aquellos primeros fallos hicieron
uso de remedios no previstos expresamente en la ley positiva, tambin lo es que
apelaron al buen criterio judicial para armonizar un instituto que daba sus primeros pasos y que, de no haber actuado como se hizo, otorgaba demasiadas posibilidades para tentar al abuso (por aquello de la extensin de efectos hacia los
terceros no participantes del art. 76 en su versin actual 28). Es ms, tal vez si
aquellos magistrados no hubieran ordenado las medidas luego cuestionadas, es
de presumir que hubieran tenido que terminar decretando, a instancias de algn
acreedor omitido, la inconstitucionalidad, final no deseado por el propio Rivera
en En defensa del acuerdo preventivo extrajudicial.
A mayor abundamiento, concuerdo con lo decidido en Modo por otra
razn: all se justific el dictado de las medidas informativas a partir de que el
acuerdo preventivo extrajudicial es un rgimen que vulnera la inoponibilidad
contractual consagrada en los arts. 1195 in fine y 1199, CCiv., al imponer los
efectos de un contrato a terceros que no participaron en su celebracin. Pues
bien, tal afirmacin ingresa en la discusin acerca de la naturaleza jurdica del
acuerdo preventivo extrajudicial, adhiriendo a la tesis contractualista 29. Pero
adems, fue determinante para as decidir el hecho de que no exista en el acuerdo preventivo extrajudicial un sistema de convocatoria colectiva con las salvaguardias y controles que s aparecen en el concurso preventivo. Ello, a ms de
diferenciarlo de la tesis concursalista, justifican el dictado de las medidas,
puesto que, de lo contrario, bastara a cualquier deudor solicitar la homologacin de un acuerdo con pseudoacreedores que slo l dice que son 30 y el juez,
debera quedarse de brazos cruzados? Entiendo que no y, por lo tanto, comparto la postura explicada.
27
______Tales
omisiones se justifican en el propio trabajo de Rivera a partir de las presiones de los organismos internacionales de crdito y el apuro legislativo por complacerlos.
28
______Regalo
de la ley llam Maffa a este efecto.
29
______Ver
un resumen sobre esta cuestin en MAFFA, Osvaldo, Matando al acuerdo preventivo extrajudicial, LL del 19/7/2006. Adems, puede consultarse otro trabajo del mismo autor, Acuerdo preventivo extrajudicial in nuce (ii). Sobre tesis, aserciones que se autoconfirman y gerundios, DSyC,
DSyE 204-04-XVI-1319/1320.
30
______M
AFFA, Osvaldo, Matando al acuerdo preventivo extrajudicial, cit. Cualquier semejanza
con los fallos comentados a rengln seguido es pura coincidencia.
237
Slo agrego que cierta doctrina coincide en la importancia de la labor judicial en el acuerdo preventivo extrajudicial y propicia la facultad instructoria
del juez en los trminos del art. 274, LC (que, obviamente, consideran aplicable
al acuerdo preventivo extrajudicial) para que aqul se imponga de la real situacin patrimonial del apista 31.
Volviendo a los pseudoacreedores y dems situaciones abusivas, conviene recordar dos precedentes de ineludible consulta para entender a qu se ha denominado acertadamente abuso en el acuerdo preventivo extrajudicial.
Veamos:
En Servicios y Calidad 32 (Manuel Tienda Len), se requiri la homologacin del acuerdo celebrado entre el apista y algunos de sus acreedores
(cuya suma de capital, en teora, alcanzaba para reunir las mayoras legales),
por medio del cual esta ltima se comprometera a pagar el 80% de los crditos
en nueve cuotas. Ahora bien, el juez de primera instancia (en sentencia que la
sala D de la cmara confirmara) rechaz la homologacin por considerar la
propuesta abusiva en virtud de las siguientes razones:
(i) Se incurri en omisiones en la determinacin del pasivo y el activo;
respecto de este ltimo, principalmente por cuanto se expuso que una importante cantidad de rodados se encontraban libre de gravmenes, cuando result
acreditado que existan prendas para garantizar una operacin con una empresa
extranjera (no alcanzada por la pesificacin conforme lo establecido en el dec.
410/2002).
(ii) No se demostr la veracidad de cierto crdito de $ 1.000.000 cuyo titular era una sociedad uruguaya (ante la oposicin de ciertos acreedores, el
apista no aport pruebas para acreditar la capacidad crediticia del mutuante ni
la debida transferencia internacional de fondos).
(iii) La razn fundamental, de su lado, fue que se contabiliz la acreencia
del acreedor extranjero en pesos cuando, dijo la cmara con razn, corresponda hacerlo en dlares estadounidenses por efecto de no encontrarse alcanzado
por la pesificacin. Entonces, juzg la cmara que tanto la pretensora como
los acreedores titulares de crditos en pesos ejercieron abusivamente sus derechos al acordar la pesificacin de crditos en dlares estadounidenses de los
cuales son titulares acreedores que no prestaron conformidad al acuerdo.
Ergo, se sostuvo que tal maniobra (consistente en que los acreedores en pesos
voten una propuesta que, respecto de los acreedores en dlares, importe un sa31
______A
LLENDE, Lisandro - GRILLO CIOCCHINI, Pablo, El juez del acuerdo preventivo extrajudicial,
citados por TROPEANO, Daro, Salvando al acuerdo preventivo extrajudicial, LL del 27/9/2006.
32
______C.
Nac. Com., sala D, 26/8/2004, Servicios y Calidad SA s/acuerdo preventivo extrajudicial,
ED 210-465. Ver al respecto, BARREIRO, Marcelo G. - LORENTE, Javier A. - TRUFFAT, E. Daniel,
Acuerdo preventivo extrajudicial: un reciente pronunciamiento de segunda instancia que impacta tanto por su calidad cuanto por los servicios que rinden para acercarse al instituto, ED del 21/12/2004,
nota a fallo.
238
LECCIONES Y ENSAYOS
crificio extra que slo resulta operativa respecto de estos ltimos doble quita, pero que en nada afecta a los pesificados participantes del acuerdo 33)
afectaba ilegtimamente los derechos de quienes no suscribieron el acuerdo,
violando la libertad de razonabilidad que la sala expuso como limitacin a la libertad de contenidos prevista por el art. 71, LC.
Para fundar el reproche de abusividad, el voto del Dr. Cuartero juzg que
resultaba aplicable en la especie el art. 52, LC, por tratarse el acuerdo preventivo extrajudicial de un subtipo concursal 34 al que le son aplicables los diversos institutos concursales; entre ellos, la regla del art. 52, LC, que imperativamente dispone que en ningn caso el juez homologar una propuesta abusiva
o en fraude a la ley. De todos modos, como no era ajeno al debate en doctrina
acerca de la naturaleza jurdica del instituto, acertadamente dispuso que, aun
cuando no fuera aplicable el mentado art. 52, se llegara a igual conclusin por
imperio de las reglas del Cdigo Civil (arts. 953, 1071 y concs.). Sea como fuere, ya la doctrina era conteste en considerar que las facultades judiciales para
apreciar el carcter de abusivo o fraudulento de una propuesta (art. 52, inc. 4,
LCQ) estn presentes en el caso del acuerdo preventivo extrajudicial 35. De
esta situacin daba cuenta tambin la modificacin en la redaccin del art. 75,
LC, en tanto supona que para dictar la homologacin deban estar cumplidos
los requisitos legales (anteriormente el texto se refera a requisitos de forma
y presentacin); ello significaba que deba el juez evaluar las pautas de todo
el ordenamiento jurdico para decidir sobre la homologacin (a qu otra cosa
puede atribuirse el cambio del texto legal si no?).
Agrego un dato que no es menor en relacin con el asunto: la cmara indic que resultaba indiferente que el acreedor perjudicado (Volvo do Brasil) no
hubiera deducido oposicin al acuerdo y remarc, en este sentido, que se trataba de una sociedad extranjera que no tuvo oportunidad de tomar conocimiento
33
______Si
bien en un caso de concurso preventivo, ste es el supuesto acontecido en Sociedad Comercial del Plata y constituye una de las razones por las cuales la Fiscala de Cmara ha deducido recurso
extraordinario contra la sentencia de cmara que rechaz las impugnaciones y confirm la homologacin del concordato (adems de denuncias en sede penal por la posible comisin de diversos delitos por
parte de la concursada, sus abogados, los sndicos, ciertos acreedores y hasta la magistrada que intervino en primera instancia); de todos modos, el caso incluye varias maniobras adicionales que exceden
el recurso aqu comentado.
34
______Se
enrol as en la postura primeramente esbozada, a modo de tesis, por Truffat. Este aserto viene siendo reiteradamente negado por Maffa, quien sostiene que la jurisprudencia convirti en dogma
aquella primera tesis nunca confirmada. Tambin Rivera se opone fervientemente a considerar el
acuerdo preventivo extrajudicial un subtipo concursal. El tema es de innegable inters, ya que de all
derivan vastas consecuencias; sin embargo, como adelant supra en la Introduccin, el debate acerca
de la naturaleza jurdica excede el mbito del presente trabajo, sin perjuicio de que, en relacin al anlisis de la existencia de abuso, la calificacin de la sala incide sobre la aplicabilidad o no del
art. 52, LC.
35
______A
LEGRIA, Hctor, Acuerdo preventivo extrajudicial, RDPyC 2002-3-168. Por otra parte, el
proyecto de reforma del que se da cuenta infra expresamente incluye esta previsin.
239
de la existencia del proceso, ya que la publicacin de edictos slo se haba realizado en esta jurisdiccin 36.
Ms all de que la solucin de Servicios y Calidad no puede sino compartirse, se ver a continuacin que la cmara ir a fallar de modo diverso (lamentablemente, a mi entender) en un caso anlogo como Romi 37.
Como anticip, el caso Romi es sustancialmente similar a Servicios y
Calidad desde que se intent con xito disparar como proyectil un
acuerdo preventivo extrajudicial (Maffa dixit) contra el deudor en dlares no
pesificables que no suscribi el acuerdo. El recurso fue similar al caso Servicios y Calidad, ya que dos sociedades uruguayas aparecen como acreedoras financieras a partir de supuestos mutuos celebrados en aquel pas por la nada
despreciable suma de U$S 1.500.000 (tampoco se acredit aqu, como era de
esperar, que el dinero haya ingresado en las arcas del apista ni se otorgaron garantas para asegurar el recupero de la importante suma, todo lo cual hace sospechar al ms cauto 38) y acordaron con Romi la pesificacin de sus acreencias (reduciendo su valor a un tercio) y el pago con quita y espera.
A su turno, el acreedor cuyo crdito no se encontraba pesificado impugn el
acuerdo en los trminos del art. 75, LC. La Fiscala de cmara entendi que deba
revocarse la homologacin de primera instancia, puesto que, en sntesis: (i) la sentencia que legitima el acuerdo es violatoria de garantas constitucionales (art. 18,
CN); (ii) el acuerdo no establece un trato igualitario, porque contiene una clusula
de pesificacin para acreedores en moneda extranjera ajenos a la pesificacin que
encubre una quita que no resulta aplicable al resto de los acreedores en moneda nacional; (iii) el cmputo para la votacin no observ la pauta legal del art. 19,
LC; (iv) ante la oposicin, la deudora debi aportar alguna informacin que
acreditara la legitimidad de los crditos de las sociedades off shore.
La sala B de la Cmara Comercial rechaz las impugnaciones por extemporneas y neg virtualidad a otras cuestiones como la impugnacin de la fiscala con relacin a la eficacia de los edictos como medio de notificacin, mxime cuando como en el caso se haba omitido denunciar al acreedor
excluido de la pesificacin y del acuerdo (oh casualidad, dijo Maffa). En cuanto al fondo, rechaz la impugnacin porque el acreedor omitido (tardo impugnante) no ofreci prueba para acreditar la improcedencia de los crditos impugnados.
36
______El
asunto de la escasa utilidad prctica arma utilizada para perjudicar a algunos acreedores
en varios casos de la notificacin por edictos ha sido tambin materia de impugnacin constitucional
por parte de la Fiscala de Cmara en los casos, entre otros, Romi y Sanatorio Quintana.
37
______C.
Nac. Com., sala B, Romi SRL s/acuerdo preventivo extrajudicial, elDial Express del
14/11/2005.
38
______N
ISSEN, Ricardo A., Otra vez el triunfo de la trampa, citado por MAFFA, Osvaldo, Matando
al acuerdo preventivo extrajudicial, cit.
240
LECCIONES Y ENSAYOS
Esta ltima frase de la sentencia de segunda instancia amerita una objecin: lo primero que cabe preguntarse es cmo se supone que un legtimo
acreedor demuestre que los crditos de supuestos coacreedores de su deudor
son ficticios en el exiguo plazo de diez das previsto por la LC y sin tener acceso
a documentacin alguna referida a tales crditos? (no es necesario reiterar que
no existe en el acuerdo preventivo extrajudicial el proceso de verificacin y
conformacin circunstanciada del pasivo con control del juez y auxilio del sndico). Adems, no resulta cuanto menos reprochable que el que se dice deudor
no acompae elementos que abonen la efectiva existencia de los crditos en el
marco de un acuerdo que tiende a propagar los efectos hacia los dems acreedores por efecto del art. 76, LC? A todo evento, ntese que a igual solucin se
llegara si se quisiese llegar por aplicacin de principios procesales en materia de cargas dinmicas de la prueba.
Ntese que este fallo choca con los primeros precedentes en materia de
acuerdo preventivo extrajudicial que, ante la falta de certeza acerca de la real
configuracin del activo o del pasivo del pretenso apista 39, mandaron a realizar
ciertas medidas de investigacin en miras de evitar situaciones abusivas o fraudulentas como las sucedidas en el caso comentado.
Como dijera en su momento, el caso ha sido objeto de una vehemente crtica por parte de Maffa en Matando al acuerdo preventivo extrajudicial. En
especial, se detuvo el autor, una vez ms, en la calificacin que se hace de subtipo concursal y cmo esa expresin es utilizada para cohonestar cuanto convenga al apista. Segn tal postura, en todos los casos en que se invoc el subtipo fue para favorecer al apista y nunca, por caso, se recurri a l para imponer
al deudor las ms gravosas previsiones de los arts. 15, 16 o 17, LC (por
ejemplo, separndolo de la administracin si fuera necesario).
Tambin se critica que en el fallo se haga referencia a la supuesta finalidad del instituto del acuerdo preventivo extrajudicial en tanto herramienta
para dotar al mercado de un medio gil para superar las crisis empresarias y
cuya vocacin consistira en superar el estado de insolvencia o dificultad econmica del apista. Me sumo aqu a la crtica del autor citado, dado que esa
enunciacin de principios que no surge de la ley (aunque podra coincidirse en
su postulado) debera generar alguna consecuencia, o al menos una valoracin,
39
______Tal
es la importancia que tiene la veracidad y exactitud de la informacin que ltimamente se
han rechazado presentaciones judiciales para la homologacin de varios acuerdos preventivos extrajudiciales por carecer los deudores de una contabilidad confiable aunque ms no sea mnima y rudimentaria. Ver sobre el particular, Juzg. Nac. 1 Inst. Com., n. 7, firme, 26/5/2005, Guzmn de Larralde, Ins Nlida s/acuerdo preventivo extrajudicial, ED 214-313, con comentario de TRUFFAT,
Daniel E., Nuevamente sobre el deudor que recurre al acuerdo preventivo extrajudicial sin contabilidad confiable. Ver por JUNYENT BAS, Francisco, La habilitacin del acuerdo preventivo extrajudicial requiere de una contabilidad que transparente la realidad econmica financiera, ponencia ante
el VI Congreso Argentino de Derecho Concursal, Libro de ponencias, ps. 383/398.
241
242
LECCIONES Y ENSAYOS
Por lo dems, agrego que la interpretacin moderna del instituto de la exclusin de voto tiende a una hermenutica finalista de la norma. As, se ha sostenido: Interpretamos que la finalidad de la prohibicin puede expresarse en
forma similar a la que venimos analizando, en el sentido de que no debe reconocerse el derecho de voto a aquel que tenga un inters relativo a su vinculacin
con el deudor que pueda influenciar en su voto de manera decisiva, constriendo su libertad o la del deudor para decidir la formulacin, la aceptacin o el rechazo de una propuesta 41.
Sentado lo expuesto, tratar los supuestos de exclusin que considero de
mayor relevancia.
1. Exclusin del capital computable correspondiente a los tenedores
de obligaciones negociables (ON) ausentes o silentes
En principio, aclaro que se vinculan con el tema (en rigor, son previos a
este anlisis) varios aspectos sumamente controvertidos con relacin a (i) la
forma en que deben ser odos los obligacionistas; (ii) qu recaudos se requieren para su participacin en el proceso concursal?; (iii) aplicacin o no del
art. 45 bis, LC; (iv) necesidad de unanimidad en las decisiones que modifiquen
aspectos sustanciales de la emisin 42 y (v) dems cuestiones de indudable inters terico 43.
Dicho lo anterior, resalto que la jurisprudencia es pacfica en considerar
que nicamente debe computarse, a los fines de evaluar la existencia de las mayoras legales, el capital de aquellos tenedores de ON que (i) hubieran asistido
a la asamblea designada a tal fin por el fiduciario o por el juez, segn el caso
(excluyendo, as a los ausentes); y (ii) se hubieran expresado afirmativa o negativamente respecto de la propuesta efectuada por la emisora en crisis (dejando de lado a los silentes). sta es la postura adoptada en los casos Multicanal,
Sociedad Comercial del Plata 44, Editorial Perfil, Cablevisin, Alpar41
______A
LEGRIA, Hctor, La relacin fisco-concurso (con especial referencia a la exclusin de voto
del Fisco en el acuerdo preventivo), y sus citas, LL 2002-E-649/660. En contra, RIVERA, Julio C., En
defensa del acuerdo preventivo extrajudicial, cit.
42
______Sobre
esta discusin, ver ROITMAN, Horacio, Ley de Sociedades Comerciales comentada, t. V,
ps. 204 y ss.
43
______Sobre
el particular, ver en especial el trabajo de WETZLER MALBRN, Germn, Las obligaciones negociables y los procesos concursales, LL del 11/8/2004, donde se hace referencia a muchas
de las aristas que presenta el asunto, con profundos comentarios sobre los casos ms resonantes de la
justicia comercial.
44
______En
este leading case, sin embargo, pese a que uno de los fundamentos dados por la jueza de primera instancia para justificar la solucin es cuanto menos sorprendentes: dijo all que una solucin
contraria podra llevar al fracaso del concurso preventivo, por el solo hecho de que muchos de los bonistas involucrados residan en otros pases y no tengan siquiera noticia del procedimiento que aqu se
desenvuelve. Esto es tanto como admitir el problema y disponer su eliminacin en vez de intentar una
243
244
LECCIONES Y ENSAYOS
cios a los bonistas si en la resolucin que dispone la forma en que debern stos
manifestarse, se establece con claridad cules sern las reglas que regirn la
cuestin (entre las cuales cabr consignar las consecuencias que se generarn
a raz de la ausencia, del silencio o del rechazo con relacin a la incidencia del
cmputo de cada crdito en la conformacin de las mayoras legales).
2. Exclusin del capital computable del crdito de la AFIP
Este supuesto es, tal vez, el ms paradigmtico de los casos de exclusin.
La jurisprudencia viene expidindose al respecto en forma ms o menos concordante por la procedencia de la exclusin del crdito de la AFIP del cmputo
de las mayoras.
La situacin consiste, de un lado, en que la AFIP, por la clase de acreedor
de que se trata, ha dictado cierta normativa que rige el desempeo de su actuacin en el mbito concursal. As, sendas resoluciones generales fueron sucedindose a lo largo del tiempo; y la regla vigente establece, entre otras cosas,
un plan especial no sujeto a negociacin para contribuyentes concursados,
quienes debern cancelar la totalidad del pasivo quirografario de este acreedor
en la forma all establecida. Resalto, porque esto es crucial para entender el
asunto, que la propia normativa impide a la AFIP la aceptacin de quitas o propuestas que no se conciliaren con aqulla.
De otro lado, el concurso (o el acuerdo preventivo extrajudicial) importan
necesariamente una situacin de crisis econmica que descarta, en la mayora
de los casos, la posibilidad de afrontar la totalidad del pasivo verificado (es claro que el deudor, de otra forma, no hubiera tenido necesidad de acudir a los remedios de recuperacin previstos en la LC). Aqu se produce, consecuentemente, un evidente conflicto que gener que los deudores comenzaran a
solicitar que, en tanto existe un mecanismo especial para la percepcin de ese
crdito, se excluyera dicho monto del capital computable para la obtencin de
las mayoras so pena de incrementarse en forma inadmisible las mayoras previstas por el art. 45, LC.
En algunos casos, se deneg la exclusin por una cuestin formal relacionada con la extemporaneidad de los planteos que la requeran, cuando ya haba
quedado firme la decisin judicial sobre la categorizacin de los acreedores 48.
Sin embargo, en el fallo 49 que motivara el citado comentario del profesor Alegria, se resolvi expresamente en posicin que comparto que la no categorizacin oportuna del crdito fiscal en una categora separada no importa un
gravamen material para el Fisco desde que su crdito ser percibido conforme
a la resolucin que rige a su respecto.
48
______C.
Nac. Com., sala D, 31/10/2000, Direccin Asistida SA s/concurso s/incidente de apelacin
art. 250, citado por ALEGRIA, Hctor, Acuerdo preventivo extrajudicial, cit.
49
______C.
Nac. Com., sala D, 3/5/2002, Inflight SA s/concurso preventivo.
245
En relacin con el fondo del asunto, una interpretacin finalista del art. 45
lleva necesariamente a coincidir con la doctrina y jurisprudencia mayoritarias,
habida cuenta de que no puede seriamente sostenerse que la AFIP se encuentre
en las mismas condiciones que el resto de los acreedores desde que su propia
regulacin legal le impide aceptar propuestas que no contengan clusulas de
pago del 100% de los crditos. En palabras de la sala D: Corresponde excluir
al Fisco del cmputo del capital para la determinacin de las mayoras necesarias para obtener la homologacin del acuerdo que se propone a los acreedores,
si el concursado se acogi a los efectos del pago del crdito verificado a
un plan de facilidades de pago, pues lo contrario implicara incluir a aquellos
que de antemano estn imposibilitados de analizar sin condicionamientos las
diversas propuestas, contraviniendo todo el sistema 50.
Un ltimo comentario a modo de interrogante: estimo que tal vez resultara necesario el dictado de un plenario que resolviera la cuestin para evitar sentencias contradictorias que generan incertidumbre, o bien, probablemente debera la AFIP rever su reglamentacin ante los resultados que en la prctica
obtiene su postura.
3. Exclusin del capital computable del crdito del competidor hostil
En relacin con este supuesto, se ha generado un interesante debate sobre
la postura que se concilia ms armnicamente con la letra y el espritu de la Ley
de Concursos. Por un lado, se encuentran los autores que, como Rivera, mantienen la regla general, postulando el derecho de todos los acreedores a participar con su crdito del cmputo para la obtencin de las mayoras: Tampoco
me parece razonable el criterio de muchos autores y tribunales que propician la
exclusin de acreedores quirografarios del cmputo de las mayoras por ser
hostiles; hemos sealado antes de ahora que el prius del concurso es que todos
los acreedores puedan manifestarse libremente; y que slo circunstancias excepcionalsimas pueden justificar que un acreedor quirografario independiente
sea excluido del cmputo 51.
Adelanto opinin en el sentido de que tal aserto adolece de dos inexactitudes por cuanto se refiere a cierta libertad en la manifestacin, de un lado, y
a acreedor independiente, del otro. Tengo para m que tales notan no se encuentran en el caso del acreedor competidor del concursado (o apista), ya que no
puede considerarse como independiente a quien concurre en el segmento del
mercado de su deudor y tiene evidentes intenciones de ganar terreno sobre la
participacin del otro; es decir, no es un tercero ajeno a la situacin del giro negocial del deudor en crisis. Por otro lado, es cuanto menos opinable que pueda
50
______C.
Nac. Com., sala D, 3/5/2002, Inflight SA s/concurso preventivo.
51
______R
IVERA, Julio C., En defensa del acuerdo preventivo extrajudicial, cit.
246
LECCIONES Y ENSAYOS
52
______Dictamen
de la Fiscala de Cmara en autos Supercanal Holding, citado en el voto en disidencia del Dr. Monti en autos Equipos y Controles SA s/concurso s/incidente de apelacin, C. Nac.
Com., sala C, 27/12/2002. Aclaro que, de todos modos, la mayora revoc el fallo del juez de primera
instancia que haba admitido la exclusin del crdito del competidor por su actividad hostil hacia la
concursada.
53
______Para
un resumen de las posturas existentes, ver MEIJIDE CASTRO, Marina - RECIO, Juan I., Supuestos taxativos?..., cit.
54
______Juzg.
Nac. 1 Inst. Com., n. 16, Sec. n. 32, 7/3/2006, Telearte SA s/concurso s/incidente de exclusin de acreedores integrantes del llamado Grupo Telefnica (sentencia no firme).
247
248
LECCIONES Y ENSAYOS
milar al de la verificacin tradicional que conocemos 59, por lo que no se entiende cul ha sido la intencin propuesta 60.
(iv) En cuanto a la publicidad, se prev que, en adicin a las reglas existentes, deber el deudor notificar por cualquier medio fehaciente a los acreedores que denuncie como tales; es evidente que esta propuesta no otorgara mayor
transparencia al acto desde que con el simple expediente de omitir denunciar a
los acreedores, podr el deudor haber cumplido con la norma, sin que ninguna
ventaja se vislumbre en trminos de transparencia (entiendo que se debi haber sido el fin de esta reforma).
(v) Se contempla la ampliacin del plazo a veinte das para presentar oposiciones en una buena medida que vena siendo requerida por la doctrina. Asimismo, se deja sentado expresamente la facultad de los jueces de no homologar
acuerdos abusivos o en fraude a la ley. Si bien no haba dudas al respecto 61, no
est de ms que figure en el texto de la norma.
(vi) Por su parte, el proyecto propicia que los acreedores que no hubiesen
suscripto el acuerdo ni hubiesen sido denunciados o notificados conserven sus
acciones individuales y no estn sometidos a los efectos del acuerdo, salvo que
expresen su voluntad de adherir dentro de los ciento ochenta das posteriores a
la ltima publicacin de edictos.
Me detendr en este punto para sealar que probablemente pueda coincidirse con la postura pregonada, si se parte de una posicin contractualista, dado
lo que dispone al respecto el art. 1195, CCiv. (res inter alio); a la vez que resultara equitativo a la luz de los ya citados casos en que se incurri en notorios
abusos en contra de los no participantes. Sin embargo, parece un retroceso que
desalentar sin dudas el empleo de esta exitosa herramienta 62. Amn de que la
experiencia de la ley 24.522 as lo demuestra (con relacin a la imposibilidad
de extender los efectos conforme al actual art. 76, LCQ, sumado a las mayoras
59
______R
IVERA, Julio C., En defensa del acuerdo preventivo extrajudicial, cit.
60
______M
AFFA, Osvaldo, Matando al acuerdo preventivo extrajudicial, cit., echa luz sobre la cuestin al refutar ciertas apreciaciones de la Cmara Comercial en el fallo Romi acerca de la supuesta
no explicada posibilidad de que los acreedores omitidos puedan algo as como formar parte del
pasivo. En realidad, explica con lucidez que la nica opcin prevista en la ley vigente es que aqullos
demuestren sumariamente ser acreedores para nicamente habilitarlos a impugnar el acuerdo;
cosa bien distinta, claro, a formar parte del pasivo. Se puede ver tambin para ampliar la cuestin,
otro trabajo del mismo autor: Acuerdo preventivo extrajudicial: la confesin a favor es se contra pronuntiatio?, ED del 23/8/2004. Adicionalmente, TROPEANO, Daro, Salvando al acuerdo preventivo
extrajudicial, LL del 27/9/2006, dice que la mentada impugnacin implica un procedimiento sumario
con tal alcance y, a la vez, la verificacin del crdito. Insisto en que no se explica a partir de qu norma
puede inferirse tal cosa.
61
______Esta
posicin era unnime de todos modos; ver ALEGRIA, Hctor, Acuerdo preventivo extrajudicial, cit.
62
______Truffat
ha sealado que el acuerdo preventivo extrajudicial ha servido para reestructurar deuda
del sector privado por la suma de $ 10.000.000.000. Ver TRUFFAT, Daniel E., Nuevamente sobre el
deudor..., cit.
249
250
LECCIONES Y ENSAYOS
Apelaciones en lo Comercial de esta ciudad. Ello, no obstante que, segn mi visin, existen mecanismos en manos de la Magistratura para evitar tener que
echar mano a la ultima ratio de nuestro orden jurdico.
En relacin con el asunto de la exclusin de voto, adhiero a las opiniones
que enfocan la cuestin desde una interpretacin finalista del art. 45, LC, que
dispone, a mi entender en forma enunciativa, los supuestos en que debe procederse a la exclusin de determinados crditos del capital computable a fines de
obtener las mayoras legales. Esta situacin no implica que deba ampliarse el
elenco de sujetos excluidos de manera indiscriminada ni, menos an, que no
deba evaluarse cada caso particular con criterio restrictivo, en tanto est en juego unos de los principales derechos de los acreedores y, en el fondo, el principio
cardinal que inspira a los institutos de la insolvencia, esto es, el tratamiento
igualitario de los acreedores.
Vase que sostener la aplicacin taxativa del art. 45, LC, so pretexto de
que una limitacin de tal calibre no puede sino ser taxativa, llevara en muchos
de los casos a tolerar abusos en la forma de disponer del voto por parte de los
acreedores, situacin que el derecho vigente no tolera (arg. arts. 953 y 1071,
CCiv.). Adicionalmente, el sistema de mayoras previsto desde antao por la
legislacin concursal podra entrar en crisis por la falta de adecuacin de la legislacin a los tiempos que corren.
COMENTARIO A FALLO
252
LECCIONES Y ENSAYOS
MAURO BENENTE *
La realidad es demasiado rica
y sus contornos demasiado complejos
para que una sola lmpara
los pueda iluminar por completo.
(Ilya Prigogine, Metamorfosis de la ciencia)
I. INTRODUCCIN
El presente escrito no pretende ser un resumen del fallo. Si bien lo resear, dejar muchas cosas de lado. Es que, al momento de optar siempre algo
es dejado de lado y luego, muchas veces, olvidado. Mi misin ser (y al ser sta
he descartado otras como, por ejemplo, hacer un resumen del fallo) desentraar
aquello que ha sido dejado de lado en el fallo. Intentar, pues, liberar los elementos que han quedado, cuanto mucho, entre parntesis.
A lo largo del fallo que pretendo atravesar aparecen numerosas afirmaciones que, a su vez, implican negaciones. Intentar rescatar esas negaciones, las
mostrar, tratar de presentarlas; me interesar correr la alfombra para ver que
ha quedado debajo. Posiblemente, mi tarea devenga (y esto no es intencional)
en alejar, aun ms, negaciones no rescatadas.
Sin perjuicio de lo anterior, y antes de desentraar los argumentos de la
decisin judicial, propondr una resea de los casos jurisprudenciales que entiendo relevantes y se percibir (aunque yo no resaltar nada a tales efectos) que
los parntesis han cambiado, y que mucho de lo que se ha sostenido otrora ha
quedado entre parntesis.
* Todas las observaciones de Ana Clara Piechestein, Jos Salgado y Mara Eva Miljiker me han
sido de gran utilidad; algunas fueron tenidas en cuenta para modificar determinados aspectos del trabajo y otras, debido a mi terquedad, han quedado entre parntesis. Cualquier crtica o comentario siempre es bienvenido: [email protected].
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dos de la Corte Suprema entendieron que podan conocer ante recursos interpuestos contra dichas sentencias. Esta postura, conocer en recursos cuando normas disponen la irrecurribilidad de sentencias, fue confirmada en los casos Cangiano 16 y Gallo de Ellard 17 respecto de ordenamientos provinciales 18 y, en los
casos Lona 19 y T. N., M. C. 20 respecto de las resoluciones del Jurado de Enjuiciamiento Federal.
Con una postura ()consolidada(?), conjueces de la Corte Suprema debieron pronunciarse respecto de las destituciones de los ex magistrados Molin
OConnor 21 y Antonio Boggiano 22. Si bien comentar este ltimo caso, fallado el 16 de agosto de 2006, me ser imposible no referirme al precedente en algunas cuestiones puntuales.
III. LOS HECHOS
Por ms que se diga lo que se ve,
lo que se ve no se aloja en lo que se dice.
(Michel Foucault)
MAURO BENENTE
257
23
______Integrada
por Luis C. Otero, Antonio Pacilo, ngel A. Argaaraz, Graciela Fernndez Vecino
y Guillermo Enderle. Vale aclarar que Leal de Ibarra propuso un voto separado que comparte los argumentos vertidos por la mayora respecto del fondo de la cuestin.
24
______Consids.
3 a 9.
25
______Consid.
9.
26
______Consids.
9 a 15.
27
______Consids.
14 y 17 prrafo final. Me podra ajustar la corbata y decir in fine, pero estara legitimando una prctica que hace, al decir de Crcova, al derecho ms opaco. El profesor argentino destaca:
Hace mucho tiempo que sabemos, desde Wittgenstein, desde Umberto Eco y su Obra abierta, que
todo mensaje necesita ser interpretado y que ello implica la necesidad de tornar compatibles los cdigos del emisor y los del receptor (Crcova, 1998:45). En cuanto a la opacidad relata que el derecho,
que acta como una lgica de la vida social, como libreto, como una partitura, paradjicamente, no es
conocido o no es comprendido por los actores en escena (Crcova, 2006:154).
28
______Consid.
11. Esta tesitura haba sido esbozada por los conjueces que haban integrado la mayora
del fallo Molin, OConnor, Eduardo (consid. 8).
258
LECCIONES Y ENSAYOS
2. El parntesis
Si bien los conjueces aclararon que al juicio poltico no le era aplicable un
control tan estricto como el vigente en el marco de un proceso penal 29, lo cierto
es que propusieron (aparentemente) un control ms estricto que el sugerido por
el procurador general. Para analizar esta situacin utilizar un ejemplo que podramos denominar El fro y el uso de calzoncillos largos.
Pensemos en una de esas triviales conversaciones que se entablan porque
no se nos ocurre otro motivo de dilogo o, aun cuando ellos se han acabado, son
muy potentes nuestras ganas de charlar. Supongamos que Carlos y Pedro discuten sobre la conveniencia de utilizar calzoncillos largos durante el invierno.
As, Carlos indica que usa calzoncillos largos cuando hace fro; por su lado, Pedro, en una posicin que asume como ms estricta, entiende que el empleo de
calzoncillos largos procedera nicamente cuando hiciere mucho fro. Lo cierto es que hace unos pocos das, al concurrir a su trabajo, Carlos sali sin sus calzoncillos largos mientras que Pedro los utiliz: para el primero no haca fro;
para el segundo, para el ms estricto, haca mucho fro.
3. El voto
Una vez (in)determinada la intensidad de control, y el mbito sobre el cual
recaer, los conjueces afirmaron que no haba sido demostrada la violacin de
la defensa en juicio 30. Adems, sostuvieron que era imperativo poner de relieve que se debe reafirmar el principio de independencia del Poder Judicial
que, en materia de enjuiciamientos polticos, se traduce en la imposibilidad de
destituir a un magistrado por el contenido de sus sentencias. Si bien tal es el argumento que expone el recurrente, el tribunal considera que la decisin destitutoria reposa en razones polticas que los representantes del pueblo debieron
evaluar dentro del marco de sus atribuciones constitucionales y en los mrgenes de discrecionalidad con que deben cumplir la misin de que les ha conferido la Constitucin Nacional 31.
Reseados los fundamentos de la mayora, tratar los argumentos del voto
de Alejandro O. Tazza y la disidencia de Horacio O. Prack y Carlos A. Mller.
29
______Se
dijo que de acuerdo con lo expuesto, cabe concluir que es deber del rgano poltico cuando
acta como tribunal de enjuiciamiento, observar las reglas procesales que garanticen el derecho de defensa en juicio y el debido proceso, si bien no con el rigor que le es exigible a un tribunal del Poder Judicial con competencia en materia penal, pero s con la precisin y el cuidado que deje a salvo el derecho de defensa del enjuiciado, lo que se entender logrado nicamente cuando ste ejercite
efectivamente ese derecho.
30
______Consid.
17.
31
______Consid. 17. Un prrafo similar fue esbozado por la mayora de conjueces que integr el fallo
Molin OConnor (consid. 22).
MAURO BENENTE
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1. El voto
El conjuez Tazza adhiri a la mayora respecto de la concepcin del Senado como un tribunal de justicia en los casos como el bajo examen. Sostuvo,
al igual que el voto mayoritario, que era menester que el Senado observase las
reglas procedimentales protectoras de las garantas de defensa en juicio y debido proceso. Adems, entendi que tal observancia era revisable judicialmente (con la misma intensidad que propone la mayora) y que y esto es lo que
resulta ms (o menos) interesante la decisin a la que arribe dicho cuerpo
poltico sea fundada y razonable. Vale decir, que no haya incurrido en un supuesto de arbitrariedad incompatible con los principios expresamente contenidos en la Constitucin Nacional (arts. 1 y 28, CN) 32.
Una primera duda que me genera esta ltima afirmacin es la referencia
a los arts. 1 y 28. La verdad es que no me queda claro cmo de los citados artculos surge, casi como un (des?)agradable aroma, que la decisin del cuerpo
poltico debe ser fundada y razonable. Si perjuicio de esto, sigamos adelante.
El conjuez Tazza reiter que la Corte Suprema de Justicia de la Nacin estaba
facultada para examinar la razonabilidad de la sentencia final de un proceso de remocin de magistrados 33, porque as lo sostenan Sags, Bidart Campos, Rosales Cuello y Alfonso Santiago. Lo cierto es que cuando Tazza intenta fundamentar
por qu es verdad que la Corte estaba facultada para revisar la razonabilidad de la
sentencia 34, no recurri a los argumentos de los citados autores, sino que aclar
que los nombrados haban llegado a la misma conclusin.
Tazza nos aclar que coincidiendo en este aspecto con Sags, entiendo
que corresponde a la Corte Suprema de Justicia de la Nacin juzgar acerca de
la eventual inconstitucionalidad de la decisin final del Senado en estos casos,
resultando la misma contraria a la Constitucin tanto cuando se viola el principio constitucional para dictarla lesionando el debido proceso o la defensa en
juicio, cuando tambin si su contenido es inconstitucional como sera si lo resuelto es palmariamente irrazonable o si no importa una derivacin razonada
del derecho vigente, es decir, analizar si entra en el permetro de opciones constitucionalmente vlidas para el cuerpo juzgador 35.
32
______Consid.
9. Las cursivas fueron agregadas.
33
______Consid.
15.
34
______Hay
quienes podran afirmar que la expresin es verdad se erige como redundante en el enunciado, no obstante mi intencin no es trabajar en este campo (para ello ver Mar, 1974:50-56), sino recalcar el camino por el cual en el voto se sostuvo que la Corte estaba facultada para analizar la razonabilidad de la medida y, como mi imaginacin no abunda, intent plantearlo en los trminos de camino
para llegar a la verdad.
35
______Consid.
15, prr. 2.
260
LECCIONES Y ENSAYOS
Luego nos agreg que en igual sentido, Bidart Campos (ED 119-116)
participa de tal criterio no limitado exclusivamente al anlisis del respeto del
debido proceso y la garanta de la defensa en juicio, hacindolo extensivo tambin al estudio del contenido y no slo el trmite de aquel proceso, debiendo
descalificarse el acto en supuesto de manifiesta inconstitucionalidad 36.
Como vemos, el fundamento de por qu era verdad que la Corte Suprema estaba facultada para revisar la razonabilidad de la sentencia era porque lo
deca Bidart Campos. No podemos confundirnos y afirmar que la argumentacin est en la cita del texto de Bidart Campos, porque sta no dice ms que hay
que controlar tal razonabilidad, y si erigimos esto como un fundamento para lo
que estbamos intentando averiguar, estaramos cometiendo la falacia de peticin de principio, consistente en tener por demostrado aquello que estaba en
discusin (Russo, 1995:17). En lugar de utilizar el argumento de autoridad, se
podra haber realizado (o no) una fundamentacin racional o esttica de lo postulado, pero lo importante es que, al menos, seamos conscientes de cmo nuestros (con)jueces argumentan. Mi intencin no es discutir con las ideas de Bidart
Campos, Sags ni ningn autor en particular; slo me interesa develar la estrategia argumentativa empleada en el voto.
2. El parntesis epistemolgico
Con el traspaso del mythos al logos, entre los siglos VII a.C. y V a.C. en la
Antigua Grecia, el conocimiento (o los que se beneficiaban con l) comenzara a
requerir cierta fundamentacin: Mientras la doxa se constituira como un saber no
fundamentado, la episteme se erigira como un saber fundamentado (Pardo,
2000:43). Hasta aproximadamente el siglo XVII, la fundamentacin estuvo basada en la interpretacin de las sagradas escrituras y el pensamiento de Aristteles; se entenda que estaba todo escrito y que slo restaba interpretarlo.
El proyecto epistemolgico de la modernidad dej de lado la cita de autoridad como categora de fundamentacin para dar paso a la razn. Partiendo
del presupuesto de Galileo, segn el cual exista un orden matemtico de la naturaleza, la misin era descubrir tal orden a travs del uso de la razn, emergiendo el paradigma moderno de la ciencia con los siguientes pilares: el mundo
posee un orden racional matemtico; para comprenderlo es menester acudir a
la razn; se intenta alcanzar el conocimiento universal y necesario del orden del
mundo y de la tica; se entiende que con el desarrollo de la ciencia deviene el
progreso social (Pardo, 2000:47/49).
Esther Daz describe este cambio afirmando que cuando histricamente
el poder est de parte de la iglesia, lo importante es saber interpretar las Escri36
______Consid.
15, prr. 3.
MAURO BENENTE
261
262
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263
Es importante aclarar que este tipo de esquemas retricos no es patrimonio exclusivo de los jueces de la Corte argentina (ni los magistrados de tribunales inferiores), sino que los jueces de los Estados Unidos (bajo el paraguas
del debido proceso de ley) y los magistrados de Alemania tambin utilizan esquemas similares. En el pas europeo se suele hablar de principio de proporcionalidad, conformado por los principios de: adecuacin (exigencia que las
medidas tomadas sean aptas para alcanzar los objetivos buscados), necesidad
(exigencia de ningn medio menos gravoso para alcanzar el objetivo perseguido), proporcionalidad en sentido estricto (ponderacin entre el significado de
la intervencin para el afectado y los objetivos legislativos perseguidos)
(Alexy, 1994:46; Sol, 2001:632/333).
El anlisis de esta temtica podra abarcar un nuevo artculo, pero me permitir sembrar algunas dudas. En primer lugar, uno podra plantearse la problemtica del significado de proporcional o indispensable, cuestin que abordar (sin hacerlo explcitamente) cuando me refiera al significado del mal
desempeo. No obstante, me preocupa esta idea de los fines que el legislador
se propuso conseguir.
Casi como un latiguillo suelen escucharse expresiones que hacen referencia a la claridad de los fines perseguidos por una norma. Lo cierto es que, en
algn pronunciamiento judicial, pareci que la finalidad de la norma no era tan
clara. As, en el famoso caso Cine Callao 45, en el cual se analiz la razonabilidad de una norma que impona a los cines contratar nmeros vivos, mientras que la mayora de los jueces entendi que la finalidad de la norma era la
preservacin del patrimonio artstico nacional 46, el procurador general, Sebastin Soler, entendi que su finalidad era asegurar adecuados niveles de
ocupacin a las personas dedicadas a cierto tipo de actividades artsticas 47.
Sin perjuicio de la dificultad que el caso Cine Callao pone de manifiesto,
entiendo que el problema reside en pensar que de las normas surgen finalidades.
Puede que haya quienes entiendan que, efectivamente, de las normas emergen finalidades, pero en tal caso algo tendrn que decir cuando se les pregunte por la finalidad de una norma escrita en algn idioma que el intrprete no comprenda.
5. El voto
Ms all (dnde?) de lo anterior, el conjuez resolvi que en el caso no se
haba violado el derecho de defensa del acusado. Asimismo, entendi que la decisin de fondo no se configuraba como irrazonable.
45
______Fallos
247:121.
46
______Consid.
8 del voto de la mayora. Integrada por Villegas Basavilbaso, Aroz de Lamadrid,
Aberasturi y Colombres.
47
______Prr.
5 de su dictamen.
264
LECCIONES Y ENSAYOS
MAURO BENENTE
265
aunque no aparezca la responsabilidad, falta o culpa intencional 55. En Bustos Fierro 56 si bien se realiz un tratamiento del mal desempeo y su relacin
con el error judicial, los integrantes del jurado no ensayaron ninguna precisin
sobre la causal.
Sin perjuicio de lo anterior (o con l) los conjueces aseveraron que mal
desempeo no es un concepto que pueda ser aprehendido bajo frmulas sacramentales o inflexibles, sino que su configuracin depende de una conducta grave, que trascienda el desempeo de la funcin y que, prudentemente ponderada
por el juzgador, revele la ineptitud del magistrado para continuar ejerciendo el
cargo con que fue investido 57.
Sentado lo anterior (no sabemos sobre qu), los conjueces sostuvieron
que haba un principio que vedaba el enjuiciamiento de los magistrados por el
contenido de sus sentencias, sosteniendo que de lo contrario el Congreso se erigira como un rbitro final de las sentencias judiciales, lo que importara una
inadmisible injerencia en la rbita del Poder Judicial de la Nacin 58. En el
mismo orden de ideas, los conjueces mostraron una gran preocupacin por destacar que el control de la opinin de los jueces por el contenido de sus sentencias lesionaba su imparcialidad 59. As, con una potente frase, sentaron que el
control de la opinin de los jueces expresada en sus sentencias, lesiona irreparablemente la imparcial administracin de justicia 60.
Por todo lo anterior (veremos ahora qu era), los conjueces dispusieron
que el Senado se haba excedido en sus atribuciones, por lo que su sentencia deba ser dejada sin efecto.
2. Imparcialidad
Realmente me es imposible discernir a qu se referan los conjueces cuando hablaban de imparcialidad. Empero, tal vez sea a una difundida concepcin
segn la cual el proceder de los jueces estara caracterizado por la habilidad
para interactuar en ausencia de sentimientos, de valores. Particularmente, no
tengo ninguna objecin respecto de esta afirmacin, pero es menester alertar
que se basa en numerosos presupuestos.
El primero es que deben dejarse de lado todos los aportes del psicoanlisis
respecto de las motivaciones inconscientes (Suares, 2004:148/151) 61. Tam55
______Consid.
31 del voto de la mayora.
56
______Ricardo
Bustos Fierro s/pedido de enjuiciamiento, causa 3, sentencia del 26/4/2000, LL del
4/8/2000, supl. Derecho Constitucional.
57
______Consid.
19.
58
______Consid. 21.
59
______Consids.
22-30.
60
______Consid.
22.
61
______En
una frase muy ilustrativa, la autora nos recuerda que desde estas perspectivas, para ser im-
266
LECCIONES Y ENSAYOS
bin debe desecharse, por ejemplo, la nocin de referente cultural empleada por
la antroploga Teresa San Romn (San Romn, 1996). De acuerdo con la autora catalana, dicha nocin refiere: al efecto diferencial que en cada uno de nosotros produce el proceso de endoculturacin; al efecto diferencial que el proceso de endoculturacin provoca en las relaciones sociales; al efecto
diferencial que el proceso de endoculturacin produce en la valoracin de las
diferentes propuestas culturales (Chiriguini - Mancusi, 2003:67/69).
Reiterando lo anteriormente expuesto, tal vez no me presenta mayores objeciones la idea de imparcialidad anteriormente presentada. No obstante, entiendo que para llegar a aqulla debemos estar en condiciones de negar y refutar numeras objeciones tericas que sobre ella recaen. Si queremos
(tngase presente el queremos) brindar alguna nocin respecto de una determinada temtica, debemos ser conscientes de que al hacerlo estaremos negando muchas otras y, si nos interesa ser sensatos, debemos dar alguna explicacin del porqu a numerosas propuestas tericas las hemos desechado
(aunque tengo mis dudas de que con esta explicacin se salve la insensatez de
dejar algo afuera).
Reflexionando sobre la labor de juzgar por parte de los magistrados, Crcova se pregunta si la actividad jurisdiccional est determinada por parmetros
exclusivamente lgico-metodolgicos o en su desarrollo se presentan aspectos
vinculados a la realidad social y los sistemas de valores (Crcova: 2001). Segn
entiendo, y ante esta dicotoma, uno podra: a) criticar la dicotoma en cuanto
tal; b) argumentar en un camino y olvidarse del restante (opuesto?); c) argumentar en un camino sin olvidarse de demostrar que el otro no nos conduce a
ninguna parte. En el caso de la cuestin de la imparcialidad judicial, en general
suele optarse por la opcin (b).
Ahora bien, si olvidamos o negamos (estando en condiciones tericas de
hacerlo) la presencia de valores en la actividad judicial, si negamos (estando en
condiciones tericas de hacerlo) u olvidamos la nocin de marco cultural, entendida como las metforas especficas, las representaciones simblicas y las
claves cognitivas usadas para evaluar los eventos, interpretar o moldear el comportamiento y sugerir modos alternativos de accin (Gordillo, 1999), tendremos que explicar cmo, sin el citado marco cultural, es posible que los jueces
comprendan un expediente, un texto legal.
parcial uno debera dejar de ser humano, quizs una computadora pueda actuar imparcialmente, o sea
dejando de lado la valoracin inconsciente, y aun emocionar en el sentido que le da a este trmino
Humberto Maturana, que es aquello que nos inclina hacia algo y que no pasa por la razn, pero que es
la razn de todas las razones (Suares, 2004:150).
MAURO BENENTE
267
3. Mal desempeo
Qu es una palabra?
La reproduccin en sonidos de un impulso nervioso.
Pero inferir adems a partir del impulso nervioso
la existencia de una causa fuera de nosotros,
es ya el resultado de un uso falso
e injustificado del principio de razn.
(Nietzsche, Friedrich,
Sobre verdad y mentira en sentido extramoral)
En la Constitucin redactada en 1853 no figuraba la causal de mal desempeo, sino que fue incorporada en 1860. En aquella composicin originaria,
quienes redactaron el texto constitucional, continuando con los antecedentes
constitucionales de 1819 (art. VIII) y 1826 (art. 19), establecieron (en el art. 41)
como causales de juicio poltico los delitos de traicin, conclusin, malversacin de caudales pblicos, violacin de la Constitucin u otros que merezcan
pena infamante o de muerte (Ekmekdjian, 1997:230). Con la reforma de 1960
el entonces art. 45 incluy el mal desempeo como causal de remocin.
Es importante destacar que los jueces Prack y Mller se preguntaron por
el significado de la nocin de mal desempeo. En este contexto Ricardo
Guastini presenta un primer escaln de reflexin de un modo que resulta muy
claro para introducirnos al anlisis de la cuestin. El profesor de la Universidad
de Gnova sostiene que, cuando hablamos de problemas de interpretacin, la
temtica puede analizarse: a) desde un punto de vista que el autor denomina (tal
vez innecesariamente) como la de un juez fiel a la ley, presentndose la interpretacin como una actividad cognoscitiva, de averiguacin del verdadero significado de las leyes; b) desde el punto de vista que el autor presenta como del
hombre malo o del juez no ligado a la ley, sino a sus orientaciones polticas,
presentndose la interpretacin no como averiguacin sino como valoracin,
eleccin y decisin (Guastini, 1997:121, 1999:201/303).
Posicionndonos en la tarea de averiguacin del verdadero significado
de la ley, tendremos que emplear algn mtodo para ir en su bsqueda. En materia constitucional, en los Estados Unidos, se plantea la discusin entre el mtodo interpretativista y el no-interpretativista (Ely, 1997:19/95, Gargarella,
1996:59/80; 2004:649/665). Si bien no es el lugar para desarrollar cada una de
estas tradiciones, lo cierto, y a los fines de este trabajo y lo que me interesa destacar que es de acuerdo con los mtodos interpretativos empleados, las soluciones devienen dismiles. En este orden de ideas resulta alarmante la discrecionalidad para escoger los mtodos interpretativos a ser usados, ya que de esta
eleccin dependern futuras sentencias (Gargarella, 2006).
268
LECCIONES Y ENSAYOS
Observando la situacin desde los ojos del hombre malo, es decir, desde
la tradicin realista 62, tambin existe una gran discrecionalidad en el intrprete. En este caso est dada no por la eleccin del camino para encontrarlo, sino
porque se elige el fin mismo del camino. De acuerdo con esta tradicin filosfica, hoy parcialmente rescatada por el movimiento de los Critical legal studies
(Estudios crticos del derecho) (Kennedy, 1999; 2006), el significado de una
norma jurdica, otrora buscado, ahora es creado de acuerdo con preferencias
polticas del intrprete, segn su parecer, segn su humor.
Segn entiendo, la problemtica anteriormente esgrimida deviene en una
profunda reflexin sobre quin debe tener la ltima palabra en materia de destituciones de magistrados. Si concebimos al juicio poltico como una funcin
de accountability horizontal, entendindola como aquella que es ejercida por
una reparticin estatal con el propsito de prevenir, cancelar o castigar acciones de otra agencia estatal (ODonnell, 2001), y si creemos que los operadores
pueden escoger a discrecin los mtodos interpretativos a utilizar llegando a
soluciones diferentes, o entendemos que eligen la decisin a gusto, tal vez deberamos trasladar la discusin por el significado del mal desempeo a alguna
que se pregunte por quines deberan ser los encargados de otorgar el significado: jueces o conjueces no elegidos ni responsables ante el electorado, o
quienes se erijan como representes y responsables ante dicho electorado?
Sin perjuicio de lo anterior, puede que la problemtica sea ms profunda.
Jacques Derrida ha sido un autor muy crtico de toda la filosofa occidental,
aunque no ha sido partidario de desecharla, sino de leerla de una manera muy particular, posicionndose al margen de los textos y atravesarlos. Una de las estrategias derridianas consiste en desarticular las oposiciones binarias instauradas, segn l, por la filosofa occidental, que en el caso que nos ocupa sera el de
significado/significante. Para el autor nacido en Argelia, es menester desarticular
la supuesta primaca del significado sobre el significante y destacar que este ltimo
es el que posibilita al primero. Para explicar (y para comprender) lo anterior, es importante tener presente la nocin de huella (Derrida, 1997). Los elementos del discurso escrito (grafema) o hablado (fonema) no tienen significado propio, pero se
diferencian entre s y es esto lo que les otorga significado. Esto es as porque
cada elemento del lenguaje lleva consigo una huella de los restantes elementos,
que permiten su constitucin (y a la vez su diferenciacin).
62
______Oliver
Wendell Holmes fue, sin lugar a dudas, uno de los mximos exponentes del realismo estadounidense. En una conferencia titulada The path of Law (La senda del derecho), pronunciada el
8/1/1897 en la inauguracin de un nuevo edificio para la Escuela de Derecho de la Universidad de Boston, Holmes propuso la visin del hombre malo para ayudar a definir lo que entenda por derecho (y
para separar derecho y moral). A la pregunta Qu es el derecho? sostuvo que si adoptamos el punto
de vista de nuestro amigo el mal hombre, veremos que a ste le importan un bledo los axiomas o deducciones, pero que en cambio le interesa saber qu es lo que en efecto han de resolver probablemente
los tribunales de Massachussetts o de Inglaterra. Yo opino de manera bastante parecida. Yo entiendo
por derecho las profecas acerca de lo que los tribunales harn en concreto (Holmes, 1975:20-21).
MAURO BENENTE
269
Teniendo en cuenta lo anterior, parecera ser que cuando buscamos el significado de mal desempeo, slo encontramos un significante (en posicin de
significado). Como destaca Amalia Quevedo, cuando se busca en el diccionario el significado de un significante desconocido, lo que se encuentra son otros
significantes que estn por l, pero ningn significado. Y es que el significado
no es otra cosa que un significante que es puesto en la posicin de significados
por otros significantes, de modo que no hay significado o sentido, sino slo sus
efectos (Quevedo, 2001).
Los conjueces Prack y Mller, en la bsqueda de significado del mal desempeo han sostenido que se trata de conducta grave, que trascienda el desempeo de la funcin y que, prudentemente ponderada por el juzgador, revele
la ineptitud del magistrado para continuar ejerciendo el cargo con que fue investido. Lo cierto es que estos significantes emplazados en significados tienen
(o se le hace tener) como significado otros significantes emplazados en significados, que a su vez... Parece que si del significante slo hay un puente a otro
significante, para la llegada a la cosa en s (en este caso una conducta), es menester que el puente sea construido 63 y, nuevamente, la discusin podra trasladarse a quines queremos que lo construyan.
VII.
Antes de levantar un muro,
querra saber quin quedar a cada lado.
(Robert Frost)
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63
______Como
sostuviera Foucault al comentar la obra de Nietzsche citada al comienzo del apartado,
as como entre el instinto y el conocimiento encontramos no una continuidad, sino una relacin de lucha, dominacin, subordinacin, compensacin, etctera, de la misma manera vemos que entre el conocimiento y las cosas que ste tiene para conocer no puede haber ninguna relacin de continuidad natural. Slo puede haber una relacin de violencia, dominacin, poder y fuerza, una relacin de
violacin. El conocimiento slo puede ser una violacin de las cosas a conocer y no percepcin, reconocimiento, identificacin de o con ellas (Foucault, 2003:23).
270
LECCIONES Y ENSAYOS
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LITERATURA Y DERECHO
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INGMAR BARRAON
Para Magda
Furiosa la nieve besa los viejos muros de Spilberk. El anciano castillo que,
con su insignificante torre, orgulloso domina el blanco valle de Brno. El ambiente intoxicado con ese inconfundible olor a mierda. Aun recordamos cuando, prisioneros, en una tarde que se dejaba percibir al otro lado de los muros, intentamos intilmente romper nuestras cadenas por ensima ocasin. No
pudimos hacerlo, tal vez a causa del miedo.
La libertad, preguntas? Qu es la libertad? Slo uno ms de esos conceptos cuya esencia es palpable hasta que te hayas del otro lado. Ojal as fuera
en verdad, porque si s, si sta existe fuera de las gruesas paredes de la prisin,
nos queda todava la esperanza de volver a mirar Spilberk como cuando caminbamos por las calles brunenses y bebamos en sus tabernas y comamos en
sus posadas y, una vez ebrios, dormamos en sus empedrados u orinbamos los
cimientos de esa fea catedral, ltima imagen de piedra que se tiene antes de ser
enterrado entre estas piedras. Pero, no siendo ahora de esa manera y teniendo
que cagar al lado de algn infeliz que fenece por la pulmona, extraamos eso
de lo que ahora carecemos. Algo que, cual idiotas, llamamos libertad. Qu fea
saba cuando se la tena. Es cierto que fuimos rufianes y daamos al pueblo
ofendiendo a nuestro Seor, pero ms daino ha sido para nosotros estar all
fuera que aqu dentro donde lo nico que enfrentamos es el sabor de las ratas,
mejor mil veces, por su novedad, que el de la rancia sopa de papas a la que nos
tena condenada nuestra miseria. En Brno fornicamos con gordas prostitutas
hediondas de gonorrea, agradable mientras duraba; mas el amor nunca conocimos a pesar de escuchar cantarlo a los trovadores, anuncindolo a cambio de
unas cuantas monedas o de un poco de vino de uvas regadas por el Danubio.
Conocemos aqu dentro, en cambio, el compaerismo. Manifestamos este
amor deseando por piedad la muerte al prjimo. Amamos las moscas que aterrizan sobre nuestra mierda, amontonada en la esquina ms oscura de la celda.
Parecen tan felices! Vedlas! Jugando sin saber dnde estn. Algn da tambin las alimentaremos con nuestras carnes descompuestas.
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cha atencin, cuando, como una sorpresa que te congela, apel a la calidad que
le otorgaba su mitra para decir, como si nada, algunas palabras referentes al
mandamiento octavo. En mi cara la vergenza se extendi pintndola de rojo.
Sal de la catedral para dirigirme a la casa de Grunner, el artesano, aprovechando que lo haba visto junto con toda su familia en la iglesia. Entr a la casa para
tomar uno de sus rifles con cacha labrada, regresar donde el anciano mantena
en suspenso a su congregacin, soltar un disparo. Sigui un gran alboroto. No
recuerdo mucho.
Sin embargo, la ventaja de atacar a una figura tan importante en el Imperio
me vali ser enviado a Spilberk, donde slo los prisioneros polticos pueden ingresar. Tan slo a unos cuantos pasos, si se los pudiera dar, del viejo hogar. Una
tarde me enter que el disparo que di para matar al obispo slo alcanz a volarle
una mano a la virgen que extenda sus brazos del lado izquierdo del altar. De
aquella mujer que una tarde de fiesta me toc la mano, ms no supe.
Anoche vino un celador para burlarse de m. Me dijo que los otros guardias estaban muy aburridos y haban decidido que, al ser yo el preso de ms baja
categora en todo el castillo, me arrojaran en un pozo de agua que se ha secado
hace aos. No s si creerle o no. Voy a hacerlo, as al menos mi vida tendr la
emocin que en otro momento no tuvo: la incertidumbre. As tendr la esperanza de que nada ocurra maana. As, en caso de que no ocurra, recuperar mi fe.
Pero si s. Puede desear vivir quien nunca lo ha hecho?
Mxico, DF
noviembre de 2006
LO SABA?
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LO SABA?
INTEGRACIN PACFICA?
BADENI, Gregorio, Tratado de derecho constitucional, t. I,
La Ley, Buenos Aires, 2004, p. 366.
Comentando el inc. 17 del art. 75, CN, acerca de los derechos de los pueblos indgenas dice:
(L)a poco feliz referencia a la preexistencia tnica y cultural de los pueblos indgenas argentinos; no podr ser entendida como insercin de una concepcin racista, con su amplia gama de secuelas, en el seno de la Ley Fundamental. A diferencia de lo acontecido en otros pases latinoamericanos, tales
como Bolivia, Ecuador, Mxico, Per y los Estados centroamericanos, en la
Argentina la integracin de los pueblos indgenas a la comunidad nacional se
concret de manera pacfica y exenta de discriminaciones merced a la clusula
del entonces 67, inc. 15, de la Constitucin, y a la generosa y liberal poltica
desplegada por los gobernantes que impidi, a diferencia de lo acontecido en
otros pases, el surgimiento de conflictos sociales de tipo tnico.
Consideramos que los convencionales de 1994, aferrados al snobismo
constitucional, incorporaron a la Constitucin una clusula cuyos contenidos
son sumamente caros y respetables en muchos pases latinoamericanos a la luz
de sus culturas y desenvolvimientos histricos. Sin embargo, ellos no parecan
adecuarse a la realidad argentina en la antesala del siglo XXI y menos aun al noble ideal que inspir a los constituyentes de 1853/60 al dictar el Prembulo y
sancionar el art. 16 de la Constitucin. Invocar una especie de reivindicacin
histrica sobre la base del falso preconcepto de que en la Argentina se reneg,
menospreci, olvid u ocult su raz parcialmente indgena, no se compadece
con la realidad de los hechos y, aunque as hubiera sido, no se justificaba su exteriorizacin en una clusula de la Constitucin....
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ral, aparece como inmoral, porque afecta graves y delicados sentimientos propios del espritu hidalgo del hombre argentino.
No juzgo a los homosexuales. Ms que juzgamiento, ellos necesitan o requieren compasin por haberse desviado del orden natural y normal de las cosas.
OFICIOS DESOPILANTES
Publicado en el diario La Nacin del 17/3/2007.
El juez federal Claudio Bonado remiti el 27/12/2006 un oficio al camarista del crimen Alfredo Barbarosch, en el que le peda al presidente de la sala 1,
Excma. Cmara en lo Criminal y Correccional de esta ciudad que le remitiera una
causa que tena en trmite. Un mes y medio despus, Barbarosch le respondi en
cuatro lneas el rechazo del pedido porque el oficio de despacho no guarda estilo
por resultar quien suscribe presidente del tribunal. Luego, Bonado recurri a la
irona para insistir en su reclamo, pero esta vez dirigi el oficio al excelentsimo
presidente a cargo de esa tambin excelentsima sala 1.... Tengo el altsimo e inmerecido honor de dirigirme al dignsimo y nunca bien ponderado presidente de
la Excma. sala 1 de la Cmara en lo Criminal y Correccional de esta Ciudad Autnoma de Buenos Aires, Repblica Argentina, en mi humilde y modesto carcter de juez nacional en lo criminal y correccional federal, expres Bonado
en su escrito. Al mencionar su propio cargo, Bonado utiliz letra mucho ms
pequea que la usada para mencionar el cargo de Barbarosch.
Si no he guardado el debido estilo para dirigirme a su honorabilidad,
omitiendo consignar vuestro nombre, ello se debi seguramente a un error material e involuntario por parte del suscripto, debido al cmulo de tareas que sobrelleva el tribunal, situacin que espero no influir en el futuro para dirigirme
a ese honorabilsimo presidente de sala, tal como es de su agrado, conforme a
la admonicin que me efectuara, remat Bonado. Barbarosch acumula varios
episodios por la relacin con sus colegas. De hecho, en la Cmara del Crimen
muchos de sus compaeros no le dirigen la palabra.
El ms grave de los hechos que lo tuvieron como protagonista ocurri en
2006 cuando Barbarosch denunci a su colega Luis Ameghino Escobar por lesiones dolosas en la comisara 3, luego de que, segn Barbarosch, Ameghino
Escobar le lanzara una trompada tras una reunin en su despacho de la Cmara
del Crimen.
l reaccion sin que le hubiera hecho un comentario provocativo. El nico que peg fue l; yo nunca lo toqu, asegur Barbarosch. Los magistrados
cruzaron denuncias hasta que el juez en lo correccional Omar Fasciutto decidi
sobreseerlos. El asunto fue apelado ante la propia Cmara del Crimen, pero todos sus integrantes se excusaron de intervenir, por lo que el caso deber ser resuelto por la Cmara de Apelaciones en lo Penal Econmico.
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