Leyendo Babel
Leyendo Babel
Leyendo Babel
3A
; tr.l
:U
Jorge Larrosa
Lelio Fernndez
Hoover Delgado
Felipe Van der Huck
Silvia Castrilln
Alberto Rodrguez
Tito Nelson Oviedo
I
1I
51
Leyendo en Babel. Lectura, educacin y ciudad / Jorge Larrosa ... (et al.).
1 ed. -Cali: Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, Universidad Icesi, 2006.
117 p. ; 12.5x17.3 cm.
ISBN: 978-958-9279-90-8
1. Lectura 2. Educacin 3. Prcticas 4.Comunicacin 5. Ciudad. I. Tit.
418.4 dc.21
ndice
Prlogo
Rector
Francisco Piedrahita Plata
Jorge Larrosa
Secretaria General
Maria Cristina N avia
33
El ltimo lector
Hoover Delgado
47
Director Acadmico
Jos Hernando Bahamn
Comit editorial
Luis Fernando Barn
Hoover Delgado
Lelio Fernndez
Diana Patricia Quintero
Coordinador editorial
Rafael Silva Vega
Diseo
Pablo Snchez
69
85
epRLOGO
Una ciudad que lee y debe ser leda fue la consigna elegida para
promover el evento, aunque deliberadamente d ms muestras de
deseo que de realidad. Una consigna que an as tiene la validez de
cifrar las esperanzas en una ciudad lectora del futuro, donde la lectura del mundo urbano vincule la condicin de lectores con la de ciudadanos. La condicin urbana del mundo est en la condicin colectiva de quienes son la ciudad, o ms precisamente, de la forma
como habitan y son habitados por lo urbano.
La forma como se habita la realidad urbana por la que quisimos preguntarnos en el evento, pensando en la lectura, tiene entre otras cosas que ver con el hecho social de la exclusin, esa
difcil forma de quedar por fuera del crculo de las ventajas activas. Adems del lastre que para cualquier sociedad acarrea la exclusin, la exclusin lectora en particular se ha convertido en esa
3
piedra en el zapato que no nos deja ser modernos, porque impide que la ciudad acte como sociedad lectora, en la que ciudadara y conocimiento confluyen. El ms modesto programa de la
modernidad tendra que dar vigencia a una sociedad que ejerce,
respeta y promueve el derecho a leer el mundo en todos sus lenguajes. Analfabetismo y democracia son incompatibles.
Leer hoy no tiene la misma connotacin que tuvo en el siglo
XIX o en buena parte de siglo xx, cuando era una inequvoca
marca de sabidura; hoy necesita connotar algo ms, una marca de
ciudadafa que se hace visible en la medida del derecho a leer. Es
de estirpe mucho ms democrtica la oralidad que la lectura. Al
punto que mientras el derecho a tener una lengua ha encontrado
su consagracin constitucional en casi todas las naciones del mundo, el derecho a la lengua escrita, apenas se vislumbra como una
consecuencia del derecho a la educacin.
Es posible, en conjunto, que las ponencias nos hubieran quedado debiendo ciudad, una recreacin ms explcita de las relaciones
entre lectura y urbe. Por ejemplo, sobre las formas conocidas e inditas como la ciudad se lee a s misma, la condicin de quienes leen
la ciudad para sobrevivir y para comprender. Las diferentes y encontradas lecturas generacionales influidas por los gajes de la edad. Las
lecturas mediadas por las modas tecnolgicas, los gneros musicales,
el impacto audiovisual. O esas lecturas, un enjambre crtico de lecturas, que concitan visiones tan encontradas y dismiles de ciudad, registradas en el palimpsesto de la memoria urbana. Pero quiz no
hubiera podido ser de otra manera, porque si algo debemos reconocer quienes participamos en el coloquio es que nos falta aprender a
leer la ciudad, aprender a desentraar la claroseura relacin bablica
4
entre las lenguas urbanas, a presentir y comprender la riesgosa lectura del mundo desde las calles, o saber cmo y por qu leer el mundo
para dar cuenta de l desde el hip hop, o desde la lrica de Jim
Morrison.
6DUCACIN
de lectura, dando una linda voltereta metodolgica que las sac del
deber y las instal en el placer. Entonces lo que era obligatorio se hizo
opcional, lo que era un deber se hizo un placer y el trabajo se torn
recreacin. La solucin fue eliminar la dificultad, renunciar a su
elogio, lo que trajo como consecuencia, parafraseando a Zuleta,
que la Escuela se hubiera precipitado a un paraiso de mermelada.
Ni lo uno ni lo otro, sino todo lo contrario sera dado reclamar,
es decir, una Escuela que sin pretender excluir la necesidad y la
libertad, haga coexistir en la mediacin, una lectura libre y una
lectura guiada, en el marco de una educacin por el derecho a
leer.
El proyecto de modernidad termin por ensearnos que leer y
escribir no son lujos ni obligaciones. Son derechos, que en la Declaracin Universal de Derechos Humanos de 1948, y en la mayora de las constituciones nacionales no estn explcitamente consagrados, puesto que no estn escritos.
.(pER (r ENSEAR
A LEER) ENTRE
LAS LENGUAS 20
FRAGMENTOS (Y
MUCHAS
PREGUNTAS)
SOBRE .(pCTURA r
'PLURALIDAD
JORGE LARROSA
r FILOSFICAS DE ESA
:J/ANs-
Aprender tiene que ver con el saber, con llegar a saber lo que no
se saba. Pero aprender tiene que ver tambin con el pensar, con el
pararse a pensar lo que ya se sabe. Tambin ensear tiene que ver
con el saber, con trasmitir lo que uno ya sabe, con hacer saber a
otros lo que a uno le han enseado, lo que uno ya ha aprendido.
Pero no hay mayor desafo para un profesor que el que alguien le
diga: no me ensees lo que sabes, dime lo que piensas! o, mejor,
ensame lo que te hace pensar! Ah ensear es hacer pensar, dar a
pensar, transmitir a otros lo que pensamos y, sobre todo, lo que nos
hace pensar. O, dicho de otro modo, compartir los problemas, las
preguntas, las oscuridades, las inquietudes.
A continuacin, entonces, algunas notassobre lectura y pluralidad,
algunos fragmentos. Vern que contienen muchas citas. De esas que,
por lo menos a n, me han hecho y me siguen haciendo pensar.
Vern que contienen tambin muchas preguntas. De esas que no
estn orientadas a solicitar una respuesta, sino a abrir un camino: un
camino de investigacin, tal vez, pero sobre todo un camino de pensamiento. Vern que he incluido tambin, a pie de pgina, referencias a algunos de mis escritos sobre estos temas. Tmenlas, si quieren, no como la bibliografa de un especialista (esa horrible palabra),
sino como testimonios de la persistencia en mi trabajo de algunos
problemas, de algunas inquietudes. Espero sinceramente que este
texto contribuya a oscurecer lo que parece claro, a hacer an ms
misterioso y, por tanto, ms interesante, el asunto de la lectura. Espero que este texto sea ledo en forma interrogativa, incluso en sus
afirmaciones.
{JORGE LARROSA}
1
Imaginemos varias personas leyendo un poema. El poema que leen
es el mismo pero la lectura es, en cada caso, distinta. Podemos decir,
entonces, que esas personas leen y no leen el mismo poema. El poema es
2
La palabra subjetividad y la palabra polisemia nos llevan por
un camino de pensamiento relativamente trillado. No digo equivocado, ni poco interesante, sino relativamente trillado. Ese que nos dice
que la lectura es subjetiva, que la lectura es siempre de alguien, concreto, cultural e histricamente situado, y que el texto, cualquier texto, es
susceptible de interpretaciones infinitas. Ese que nos lleva enseguida a
la historia de la lectura, a la sociologa de la lectura, a la psicologa de
la lectuta. Ese que nos lleva a tratar de identificar al sujeto lector y a
12
13
(JORGE LARROSA)
3
Para dar a pensar la singularidad de la lectura y la pluralidad del
texto he tomado como ejemplo la lectura de un poema. Y la poesa es,
quiz, el tipo de texto ms plural que existe, el ms misterioso, el ms
susceptible de lecturas diversas. Podra decirse lo mismo a propsito
de la lectura de un libro de sociologa?, y de un peridico?, y del
manual de instrucciones de un electrodomstico?
14
15
{JORGE LARROSA}
6
Como a m no me gusta eso de las esencias, voy a permitirme
~
Si consideramos que la lectura es uno de los movllnientos del len-
es tambin clsica. Es, por ejemplo, el ttulo del primer captulo de uno
de los libros ms importantes que se han escrito sobre el terna de la
guaje, que leer es una de las formas que tenemos de poner la lengua en
movllniento, podramos derivar, entonces, que el lenguaje, en la lectu-
5
Sin embargo, Octavio Paz no habla de la lectura, sino de la comprensin. La situacin que l imagina es la de un nio que no comprende el significado de una palabra. Y yo no he escrito comprender
es traduciD>, sino <<leer es traduciD>. Obviamente un truco, un desplazamiento sin justificar. Pero es lo mismo leer que comprender?, se
agota la lectura cuando la pensamos desde el modelo de la compren20cravio Paz, Traduccin: literatura y literalidad. Barcelona. Tusquets 1971. Pgs. 9 Y13.
3 He desarrollado este punto en <<Leer es tradUCID), captulo 4 de Entre las lenguas.
Lenguaje y educacin despus de Babel. Op. Cit. Pgs. 75-110.
16
17
(JORGE LARROSA)
7
Sin embargo, a lo mejor se puede pensar la lectura ms all
del modelo de la comprensin, ms all del modelo de la comunicacin. Como experiencia, por ejemplo. El nsmo Steiner, en
como traduciD>: [...] entraa la traduccin todo el nsterio de la comunicacin social y de la comprensin humana6.
.
7 Martin Heidegger, H1derlins Hymne Der Ister en Heideggers
Gesarnrntausgabe. Band 53. Frankfurt and Main. Klostermann. 1982. Pgs. 75-76.
18
19
8
Habra que preguntarse, quizs, por qu los aparatos educativos
privilegian la comprensin, por qu los discursos psicotcnicos y
pedagotcnicos sobre la lectura se mueven exclusivamente en el interior del marco de la comprensin. Voy a adelantar dos hiptesis.
La primera es que en la escuela que conocemos es esencial la evaluacin. Por lo tanto, es esencial hacer visibles de una forma
mximamente estandarizada cules son los resultados de las prcticas
de enseanza, si sus objetivos han sido o no alcanzados, y de qu
modo. Y para eso, el modelo de la comprensin es perfecto. De lo que
se trata es de saber si el alumno ha comprendido lo que tiene que
comprender, y a partir de al enseguida podemos establecer problemas de comprensin, niveles de comprensin, y todas esas cosas que
les gustan tanto a los psicopedagogos en ejercicio.
La segunda hiptesis tiene que ver con el predominio de la
concepcin tcnica del lenguaje, esa que considera la lengua como
instrumento de comunicacin. La lengua no es otra cosa que un
soporte de ideas, sentimientos y, en general, expresiones, y leer no
es otra cosa que apropiarse de eso que la lengua comunica. La
lengua no es otra cosa, en defInitiva, que soporte y transporte de
informacin. No es otra cosa que telecomunicacin. No creo necesario insistir en la cantidad de discursos que se asientan sobre
ese supuesto. Desde la concepcin cognitivista de la lectura, segn
la cual leer no es otra cosa que procesar informacin, hasta toda
20
(JORGE LARROSA)
esa retrica de la sociedad de la informacin que se est imponiendo sin crtica y con el apoyo de estados y oligopolios de todo el
mundo. No creo necesario insistir tampoco en la cantidad de programas de investigacin educativa y de formacin del profesorado
que incluyen una u otra de esas retricas. El sistema educativo
trabaja el lenguaje desde el punto de vista de la tecnologa de la
informacin. Por eso trabaja la lengua desde el punto de vista de
su mxima transparencia y de su mxima efIcacia.
9
En un texto clsico de teora de la traduccin, Schleiermacher
escriba lo siguiente: O bien el traductor deja lo ms posible al escritor en reposo, y hace moverse al lector hacia l, o bien deja al lector
lo ms posible en reposo haciendo moverse hacia l al escritor.9
A veces traducir ~eer) es llevar al texto hacia nosotros. Hacia lo
que ya sabemos, lo que ya pensamos. O hacia lo que queremos saber, hacia nuestros objetivos o nuestras fInalidades. Desde ese punto
de vista, la traduccin ~ lectura) es apropiacin. Nosotros estamos
en reposo y es el texto el que se mueve hacia nosotros. Pero a veces
traducir ~eer) es el movimiento del lector hacia el texto. El movimiento de lo que sabemos, de lo que pensamos o de lo que queremos. La traduccin ~ lectura) es al des-apropiacin. No tendr
eso que ver con lo que Steiner llamaba dejar vulnerable nuestra
identidad? Ese tipo de traduccin todava tiene que ver con la
9 Friedrich ScWeiermacher, <<Sobre los diferentes mtodos de traduciD>, en: D.
Lpez Garca (ed.), Teoras de la traduccin. Antologa de textos. Cuenca. Ediciones
de la Universidad de Castilla La Mancha. 1996. Pg 137.
21
(JORGE LARROSA)
11
10
Todava vaya corregir aquella cita de paz en otro punto. En esa
cita, paz deca que la traduccin (Y, por tanto, la lectura) se hace
dentro de una lengua. Sin embargo, si todos tuvisemos una sola y
la misma lengua no necesitaramos traducir. Si necesitamos traducir dentro de una lengua es porque una lengua, cualquier lengua, se
da en estado de pluralidad, porque cualquier lengua es plural, porque cualquier lengua es una pluralidad de lenguas, porque cualquier
lengua es muchas lenguas. Por tanto, no existe algo as como una lengua. La conclusin, pues, sera que la lectura no es algo que sucede
dentro de una lengua, o en una lengua, sino que la lectura se da entre
las lenguas.11 La lengua del nio no es la lengua de la madre. Y no
slo porque la lengua de la madre sea ms extensa o incluya ms
palabras, sino porque las mismas palabras no son las mismas en la
lengua del nio y en la lengua de la madre.
22
Antonio Porchia lo dijo as: Lo que dicen las palabras no dura. Duran las palabras. Porque las palabras son siempre las mismas y lo que
dicen no es nunca lo mism(>.12
Estaba claro que se poda decir lo mismo con distintas palabras. Pero lo que sugiere Porchia es que con las mismas palabras se
pueden decir cosas distintas. Las palabras que yo escribo y las que t
lees son las mismas. Pero seguramente lo que yo escribo y lo que t
lees no es lo mismo. T y yo tenemos lenguas distintas, cada cual la
suya. Con las mismas palabras, yo escribo una cosa y t lees otra.
La palabra esplural.
Qu es entonces dar la palabra?, o dar a leer?, no ser algo
as como hacer que las palabras digan, cada vez, cosas distintas?,
no ser algo as cumo abrir la pluralidad de la palabra?, el infInito
de la lectura?13
12
Se pueden decir cosas distintas con las mismas palabras. Pero,
es verdad que se puede decir lo mismo con distintas palabras?,
qu es entonces lo mismo?
23
Hay una frase de Bajtn que siempre me ha fascinado. Hablando de la transmisin de los textos en las disciplinas filolgicas,
dice lo siguiente: El estudio de las disciplinas filolgicas conoce
dos modos escolares fundamentales para la transmisin asimilativa
del discurso ajeno: de memoria y con las propias palabras.14
Dilo de memoria. O dilo con tus propias palabras. Aprndelo de memoria, reptelo literalmente, textualmente, palabra por
palabra. O tradcelo a tus propias palabras. Ese dispositivo de
con las propias palabras atraviesa la pedagoga. El imperativo
es: lee el texto y, despus, escnbelo con tus propias palabras. Que
tus propias palabras digan de otro modo, a tu modo, lo que el
texto ya dice. Ese dispositivo presupone que el sentido de un
texto puede trasladarse de un texto a otro, como si el mismo
sentido pudiera decirse con palabras diferentes.
Bajtn contina diciendo que la significacin de cualquier texto
no es acabada, sino abierta, que cada contexto de lectura lo hace
susceptible de nuevas posibilidades semnticas. Por eso, de la
palabra, de cualquier palabra:
Todava no sabemos del todo lo que nos puede decir, la
introducirnos en nuevos contextos, la aplicamos a un nuevo
material, la ponemos en una nueva situacin para obtener de ella
nuevas respuestas, nuevas facetas en cuanto a su sentido y nuevas
palabras propias (porque la palabra ajena productiva genera en
respuesta, de manera dialgica, nuestra nueva palabraY
14
15
Mijal Bajtn, Teora y esttica de la novela. Madrid. Taurus. 1989. Pg. 154.
Op. Cit. Pg. 157.
24
{JORGE LARROSA}
Leer sera entonces traducir el texto a nuestras propias palabras. Eso significa que le damos nuestras palabras al texto o que
es el texto el que nos da nuestras propias palabras? Independientemente de que leamos de memoria o de que traduzcamos a nuestras
propias palabras podemos leer el texto en una lengua que no sea
nuestra lengua?, con unas palabras que no sean nuestras palabras?
13
En un libro deslumbrante, Jos Luis Pardo expone con claridad
cmo la insistencia en la comunicacin, en la cara externa, pblica,
eficaz y transparente del lenguaje, lo priva de su intimidad, de su cara
interna, de esa cara que lo hace humano. Transcribo algunas lneas:
La intimidad es el contenido no informativo del lenguaje
(por eso parece desaparecer cuando consideramos el lenguaje
como un mero sistema de transmisin de informaciones). [...)
La intimidad de la lengua es lo que hace que todo significado
vaya acompaado de un sentido, todo uso de una mencin,
toda denotacin de una connotacin, toda informacin de
una contrasea, toda opinin de un temblor y todo acto
ilocutorio de una pasin perlocutoria, porque es lo que hace
que el lenguaje vaya acompaado de s mismo. Cada palabra
dicha tiene siempre un plus de sentido o, en trminos ms
rigurosos, una cantidad inagotable o una multiplicidad
inexhaurible de sentido, siempre quiere decir ms de lo que
dice y nunca puede decir todo lo que querra. [...) Todo el
tiempo del mundo no bastara para aclarar el sentido de un
dicho. Y ello, precisamente, porque los dichos son cuestin de
25
14
Se trata de pensar la lectura sabiendo que la palabra humana se da
como confusa, como dispersa, como inestable y, por lo tanto, como
infinita. Se trata de Babel. Babel atraviesa cualquier fenmeno humano de comunicacin, o de transporte o de transmisin de sentido. y,
desde luego, cualquier acto de lectura.
Lo que ocurre es que existen distintas actitudes ante Babel, ante el
significado del hecho Babel, ante el escndalo o la bendicin de Babel, ante lo remediable o lo irremediable de Babel, ante la radicalidad y
el alcance de la condicin bablica de la palabra humana.
16
26
{JORGE LARROSA}
15
{JORGE LARROSA}
Frente a ese antibabelismo generalizado, comienza a apuntar, respecto a la lectura, un pensamiento de la diferencia no mediada. Un
pensamiento de lo i-rre-mediable de la diferencia. Un pensamiento
que no tiene que ver con la dificultad trabajosa de la mediacin, sino
con la responsabilidad de la diferencia y con la diferencia. Un pensamiento, en fin, que se aparta definitivamente de la nostalgia de o de
la esperanza en la comprensin, que se aparta incluso del punto de
vista de la comprensin. El envite no es tanto pensar la lengua a
pesar de Babel como responder al destino bablico del lenguaje:
responder a y hacerse responsable de la pluralidad de las lenguas, la
extraeza de las lenguas, la confusin, la dispersin y la inestabilidad
de las lenguas, y tambin responder a y hacerse responsable de la
exigencia de comunidad que se da en la pluralidad, en la extraeza,
en la confusin, en la dispersin y en la estabilidad de las lenguas.
En ese contexto, la lectura no se piensa a contrapelo de la condicin bablica de la lengua, como orientada a superarla o corregirla o
remediarla, sino que, como prctica afirmativa, como trabajo de una
lengua sobre otra lengua y sobre s misma, como prctica de la diferencia y de la multiplicidad, la traduccin insiste y profundiza las
estrategias diseminadoras y pluralizadoras de la lengua misma. La
lectura no es en absoluto una prctica antibablica sino que, por el
contrario, babeliza ella misma: la lectura es la experiencia bablica de
Babel.
17
Qu sera entonces leer bablicamente?, y ensear a leer
bablicamente?, se puede ensear a habitar la pluralidad, a producir la diferencia?, cules seran las reglas de ese ensear? Si
la diferencia, simplemente, difiere, podra haber reglas?17
Es posible que la diferencia no se pueda producID>. Se tratara, entonces, de abrir su posibilidad. En primer lugar, de estar
atentos a todo lo que la cancela, lo que la impide. En segundo
lugar, de dejar leeD>. Pero qu es dejar leer?
18
Heidegger deca que la dificultad del ensear consiste en dejar
aprender. La cita es la siguiente:
[...] ensear significa: dejar aprender. Ms an: el verdadero
maestro no deja aprender ms que 'el aprender'. Por eso
tambin su obrar produce a menudo la impresin de que
17
Sobre ese punto hay algo en Sobre la leccin. Ensear y aprender en la amistad
29
Blanchotveacomounabsurdomemorablequeessimplementeloque
sucedeen cualquier traduccin.20 Segn Steiner y Blanchot, el texto
podria titularse: Pierre Menard, traductor del Quijote. Pero, si leer
es traducir, el texto podria titularse tambin: Pierre Menard, lector
del Quijote. Pierre Menard, el misterio cotidiano de la repeticin
18
19
Martn Heiddeger, Qu significa pensar? Buenos Aires. Nova 1972. Pgs. 20-21.
George Steiner, Despus de Babel. Aspectos del lenguaje y la traduccin. Op.
(JORGE LARROSA)
Jorge Luis Borges, Pierre Menard, autor del Quijot,,> en Ficciones. Barcelona.
31
~CUERDOSDE
UNAS
EXPERIENCIAS DE
LECTURA
20
Significa eso que la lectura es subjetiva? No s. No estoy
seguro. Yo lo dira as: la lectura se da siempre entre las lenguas,
en este caso entre la lengua ftrmada Cervantes y la lengua firmada Menard (o Borges?) que, siendo la misma, son, obviamente,
distintas. Ambas igualmente indecidibles, igualmente
inapropiables, igualmente plurales.
LELIO FERNNDEZ
32
LA LRICA,
flY ES?
ace unos cuantos aos, uno de mis hijos repeta y repeta una definicin de poesa lrica. Estaba echado en su
cama y escanda la repeticin con algunas maldiciones
y otras cosas. Era obvio que lo haca un poco para fastidiar al
pap que estaba estudiando por ah cerca. Ese modo de fastidiar
--que algunos llaman tcnicamente gadejo-- es una forma de
la demanda de atencin. Sabedor de eso, le pregunt si en el curso ya haban ledo poesa lrica. Me respondi que no, que primero tenan que aprenderse la definicin. Uno nunca sabe si esas
declaraciones son registros fieles de la realidad. Lo invit a que
trajera uno de sus compacts de Jim Morrison o de U 2. Los acerc. Conversamos un poco sobre esas canciones, sobre su contenido: sentimientos, sentimientos hondos, expresados en formas
poticas, en bellas y fuertes formas. Si uno compara los poemas
de Jim Morrison -muerto en 1971- con los de Alcmn o con
los de Safo, encuentra algunas notables similitudes de afectos y
de efectos. Alcmn vivi en Esparta, veintiocho siglos antes que
Jim Morrison. Era un griego asitico. Compona canciones para
ser cantadas por coros y para ser bailadas por grupos de mucha-
( LELIO FERNNDEZ )
f!.r/,
ESAS DESCIUPCIDNES...
Tercera experiencia. Universidad del Valle. Curso sobre la tica de Aristteles. Estudiantes inteligentes, despiertos, interesados. La mayor parte de los informes de lectura de la tica aNicmaco
eran escritos invertebrados, sin un orden perceptible o
conjeturable. En un momento de inspiracin o de desesperacin,
38
{ LELlO FERNNDEZ }
40
{ LELIO FERNNDEZ
Hada y la Odisea. Tomaban el curso estudiantes de todas las carreras: administracin, economa, ingenieras, derecho (todava no habamos comenzado con los programas actuales de antropologa,
sociologa, ciencia poltica y psicologa). Segn la poltica de Icesi,
los estudiantes tenan que llegar a la clase con lecturas hechas. Yo
les indicaba, como preparacin para cada clase, la lectura de cuatro
cantos de uno de esos dos geniales poemas. Al comienzo de uno
de esos cursos, dije a los estudiantes que tendran que presentar
algunos breves ensayos, individuales. El ltimo del curso llevara
como titulo El placer de leer a Homero. Una chica delgadita y
vivaz, estudiante de ingeniera, levant la mano y dijo ms o menos
esto: Nunca podr sentir placer al leer estas cosas. Entonces?.
La respuesta fue ms o menos as: <<Supongo que matriculaste este
curso porque era el nico que, entre estas materias, cuadraba justito en tu horario -rpida respuesta afirmativa-o Entonces, prosegu, te quedan dos caminos posibles: o cancelas el curso o, si no
quieres, cuando llegue el momento de presentar ese ensayo, escribirs uno que se titule <<El aburrimiento de leer Homero. Describirs entonces ese aburrimiento con todo detalle, indicando cules
pasajes o cantos te causaron ms <~artera y por qu. De acuerdo? Nueva respuesta positiva. Uegado el da, entreg su ensayo,
titulado El placer de leer a Homero, que comenzaba as: <<No
puedo creerme a m misma. Leer a Homero me caus un placer
que yo nunca haba imaginado. Y segua la descripcin de ese
placer y de sus causas.
41
42
( LELIO FERNNDEZ )
UN POEMA DE BORGES
Algunos de ustedes conocen, muy probablemente, ese poema de Jorgf Luis Borges que comienza as:
Las traslcidas manos del judo
Labran en la penumbra los cristales
y la tarde que muere es miedo y fro
(Las tardes a las tardes son iguales)
El poema habla de Baruj Spinoza, el fJ.lsofo judo holands
del siglo XVII, que de alguna manera se ganaba la vida tallando
lentes perfectos para telescopio. Todos sabemos, creo, que
traslcidos o trasparentes suelen ser los cristales y que, por el
contrario, las manos no suelen dejar pasar la luz. Pero el poema
las hace traslcidas yeso las hace irradiar una especial belleza
sobre todos los versos. Yo tena una hiptesis sobre el origen de
ese poema en la mente de Borges. Supuse que Borges habra
conocido la edicin completa de las obras de Spinoza en francs,
editadas en cuatro volmenes de admirable traduccin por la
editorial Garnier Flarnmarion. La cartula del primer volumen
trae la reproduccin de un cuadro de Rembrandt, llamado El
fllsofo en meditaciID>: all, en un espacio delimitado por las
curvas de unas gradas, aparece un hombre que ya no puede ser
joven, pensativo y sentado junto a una mesa sobre la que hay un
libro. Tiene las manos unidas, con los dedos entrelazados. La
escena es iluminada desde una alta ventana cerrada. Desde haca
aos, yo me haba acostumbrado a imaginar que Borges tena en
43
su cabeza esa imagen cuando escribi el poema. Arm esa conjetura con escasos datos: Rembrandt y Spinoza eran holandeses,
del siglo XVII, ambos dieron que hablar durante los mismos aos.
Borges no se preocup mucho por averiguar si el personaje del
cuadro era Spinoza. No poda serlo, porque cuando Rembrandt
muri Spinoza tena 37 aos. Pero el cuadro era un buen apoyo
para la imaginacin de Borges.
En 1985 visit a Borges en su apartamento de Buenos Aires.
Fue el ao antes de su muerte. La conversacin gir en torno a la
relacin de Borges con el pensamiento de Spinoza. Borges me
recomend que no leyera la tica de Spinoza porque, segn dijo,
ese libro era tan difcil que no se poda leer. El consejo me lleg
demasiado tarde. De pronto, como si me comunicara una noticia
personal, me dijo: Yo escrib un poema sobre Spinoza, sabe?.
y comenz a recitarlo as: Los traslcidos cristales. Se interrumpi de golpe, con un enrgico No!. Y retom el poema
como realmente lo escribi. Yo sent un gran placer en ese momento, porque el resbaln de la memoria de Borges vena a conftrmar mi conjetura. Pero, bueno, eso no es lo que importa. Lo
que aqu nos interesa es que ese poema, como tantos otros textos
de Borges, est construido con tcnicas destinadas a desencadenar una experiencia esttica. La cosa es en apariencia sencilla: a
partir del cuadro, con las pinzas de su imaginacin, Borges toma
la palabra traslcidos, que correspondera a los cristales de la
ventana, y la traslada a las manos del ftlsofo, frecuentemente
ocupadas en tallar cristales para telescopios. Esa operacin se
llama hiplage. Borges la aprendi con inolvidable asombro cuando tena diecisis o diecisiete aos y era estudiante de bachillerato
44
{ LELIO FERNNDEZ
en Ginebra. All estudi Latn, all ley la Eneida de Virgilio, escrita en esa lengua. En la obra de Virgilio aprendi la tcnica de
la hiplage, frecuente en la obra de Borges. De aquel aprendizaje
adolescente de Jorge Luis Borges se derivaron miles y miles de
experiencias estticas de lectores de Borges en varias lenguas.
Vali la pena el trabajo juvenil de ese hombre; aquel trabajo que
inspir y prepar su trabajo de toda la vida? Por qu no buscar
los modos de que nuestros chicos y nuestras chicas descubran,
con placer, el uso y el goce de esas tcnicas que Borges llamaba
picardas? Notemos, de paso, cmo aquel muchacho argentino
en Suiza aprendi un modo de globalizaD> una experiencia laboral -una tcnica potica- de aquel hombre de hace mil novecientos y pico de aos, nacido en un pueblito del imperio romano llamado Andes. Hoy recomendamos el aprendizaje de esa tcnica y de otras para muchachas y muchachos nacidos y criados al
pie de estos Andes.
45
6L
ULTIMO
LECTOR
HOOVER DELGADO
MS AN SI EL MUNDO EN EL
EL LTIMO LECTOR
(HOOVER DELGADO)
EL LTIMO LECTOR
(HOOVER DELGADO)
cir los hallazgos de Jos Arcadio Buenda con la ayuda de unos cuantos
libros. Inventar nuestra geografia, nuestra lgebra, nuestra fisica, nues-
astromelia, equinoccio, mdanos. Luego, conversbamos: recuerdos, experiencias, noticias propias o ajenas acompaaban la lectura. Alguien
habl de su bisabuelo, pariente del general Uribe Uribe; otro asegur, ante el recelo de los que se negaban a creer que alguien se asombrara de conocer el hielo, haber sentido maravilla igual al ver la nieve
por primera vez; hubo quien nos dej pasmados cuando narr la
historia de su abuela muerta por asfixia bajo los efectos del Alzheimer;
habia quien conoa a Remedios, la bella, bajo las formas combustibles de una calea; un joven tuvo una ta Amaranta que le hizo saber
qu era eso de ser el mejor sobrino; todos los chicos conoan de
primera mano -ante el espejo- al superdotadoJos Arcadio Buencla;
todos, sin excepcin, ramos exagerados como Garcia Mrquez: el
flaco de la clase daba saltos mortales dentro de un termmetro; el
aburrido estaba ms triste que pez en escupa, etc.
MudJosaosdespus
FrentealpeiotndefUsiJamienw
ElcaronelAu:rdianoBuenda
Hab/adem:ordar
Aquella tarderemota
En quesupadrelo llev acanocerelhielo.
Una mezcla de endecaslabos, octoslabos y alejandrinos impecables. Para explicarnos el sintagma Muchos aos despus, que es
una gran broma para justificar cmo se va a jugar con el tiempo,
construimos una explicacin gestual que an suelo repetir; nunca
pudimos hallar una explicacin certera a la frase manos de gorrim>
que aparece en la primera pgina; en cambio, nos armamos de escuadras y compases para demostrar que la ubicacin de Macondo no
53
EL LTIMO LECTOR
{HOOVER DELGADO}
Bien, uno lee con alguien y para alguien. Esa es, al menos, la
mejor forma de leer. Encontrarse con el libro y encontrarse en la
ciudad slo son la misma cosa si uno se encuentra con amigos. Yo
he sentido siempre la lectura como caminar con alguien. En la ciudad donde nac, los amigos nos desplazbamos de un lugar a otro a
prestarnos libros. A la vuelta, nos acompabamos y los comentbamos. As nos daba la noche. A toda esa experiencia que conjugaba
el desplazamiento, el dilogo y la noche, le llambamos
pintorescamente una noche persa. Leer, pues, es caminar. Leer, en una
ciudad y con amigos, es construir un viaje. Quiz dictar un curso de
lectura sobre un libro como Cien aos de soledad sea menos una clase
y ms una cita con amigos que buscan repetir una noche persa.
55
~CTURAr
APROPIACION:
PENSAMIENTOS y
EXPERIENCIAS EN
EL AULA
s ~E LO RECUERDO SIEMPRE AL
LECTURA
APROPIACIN: PENSAMIENTOS r
EXPERIENCIAS EN EL AULA
con las palabras de otros. En especial, y de un modo muy evidente, con las que ha escrito Roger Chartier, el reconocido historiador francs, en numerosos trabajos. Desde luego, y como se acostumbra en estos casos, esa deuda no evita la responsabilidad por
mis errores.
Lo primero que hice ya hace unos meses, cuando saqu del
lugar en el que se guardan los viejos propsitos aquel que se resista a abandonarme, fue pensar de nuevo en mis propias lecturas, ir
en busca de ellas para que me ayudaran a elaborar un recorrido.
Pens de nuevo en los lugares por donde haban pasado mis ojos,
mi lectura con los ojos y en silencio -no siempre, como ustedes
saben, se ha ledo de esta manera.
y, mientras pensaba, comprob una vez ms que leer -como dice
Michel de Certeau- <<110 se garantiza contra el desgaste del tiempo,
que la lectura no conserva -o lo hace mal- la experiencia lograda. Y es
que, quizs contra una falsa creencia, los lectores profesionales (maestros, bibliotecarios, promotores, editores, entre otros) resistimos tambin con dificultad al olvido.
As pues, buscando entre papeles y notas, entre papeles y libros, fui descubriendo de nuevo -tambin por primera vez- algunas ideas, fui removiendo borrosos recuerdos, fui dando forma a
mi viejo propsito. El resultado fue Cmo leer en bicicleta: libros, lecturas y lectores, nombre del curso que comenz a fmales de julio de este ao, cuando en Icesi apenas comenzaba un
nuevo semestre acadmico.
Antes de decir algunas palabras sobre el nombre, quisiera
contarles algo sobre el primer da de clase. Era 31 de julio, da
lunes, en la meda maana. Tal vez lo primero que hice -pero otra
60
vez el olvido- fue preguntar a los estudiantes por qu razn matriculaba uno un curso que se llamara Cmo leer en bicicleta:
libros, lecturas y lectores. Hubo respuestas muy distintas, todas
ms o menos alejadas de mi intencin inicial: es un curso de
lectura rpida; <<vamos a aprender sobre tcnicas de lectura; es
un curso de literatura donde vamos a leer distintos autores; <<me
llam la atencin el nombre; <<110 tena otro horario.
Al final pregunt si alguien crea que, como de hecho anunciaba
el nombre, bamos a aprender a leer en bicicleta. Un extendido rumor mostr una mezcla de dispuestos al s y al no. Aunque no lo
pens en el momento, creo que lo que pas ese da es un buen
indicio de que la gente usa las cosas de manera imprevisible, a veces
en contrava de lo que otra gente quiere, a veces incluso de las intenciones iniciales de un profesor que, enfrente de treinta estudiantes,
espera en vano una respuesta.
Ese da, como suele hacerse en el primer da de clase, propuse a
los estudiantes que, antes de presentar el programa, realizramos un
pequeo taller. La introduccin era as: <<En este curso [...] vamos a
preguntarnos por la gente y sus libros, por la lectura y sus razones,
por los lectores y sus experiencias. Hacer esto puede tomar -y de
hecho lo hace- varias formas. Ya tendremos tiempo de ir descubrindolas. Por ahora, comenzaremos con nosotros mismos. Luego segua:
Recuerda algo que hayas ledo alguna vez y que te haya
gustado especialmente. Para empezar, escribe de qu se trata y
cuenta en pocas palabras cul era la historia, el tema o el
contenido.
61
LECTURA
APROPIACIN: PENSAMIENTOS r
EXPERIENCIAS EN EL AULA
las dos veces, sin entender muy bien por qu, solt de sus ojos
unas lgrimas. Apareci la angustia de una estudiante que, al leer
Paula, soport una penosa compasin por su enfermedad, y a
quien su pap y su mam le lean en voz alta. Apareci la poca
de las vacaciones, un ao no muy remoto del colegio, un curso
anterior en la universidad. Apareci el azar de entrar a una librera y el azar de encontrar un libro que no se estaba buscando.
Apareci la lectura en casa, bien en la cama o en el escritorio;
apareci la lectura en la cafetera y en el saln de clase. Podra
contarles muchas ms cosas, con el asombro que sent al escuchar, y luego al leer, lo que escribieron los estudiantes ese primer
da. Pero me siento casi como tomando un derecho que no me
corresponde, o que me corresponde slo incmodamente.
Slo aadir, y con esto comienzo a aclarar el nombre del
curso, que los relatos de los estudiantes, sus relatos de cmo,
cundo y dnde leyeron, sus relatos acerca de lo que leyeron y de
lo que signific para ellos, sus alusiones a los elementos prcticos y afectivos de la lectura, al sentido de su experiencia, no hacen sino sugerir un hecho nada novedoso, y con seguridad nada
desconocido por ustedes; un hecho sobre el que, sin embargo,
puede resultar til pensar una y otra vez, ya sea como investigadores sociales, o como profesores y mediadores del libro y de
lo escrito. El hecho, ustedes mismos lo habrn comprobado, de
que la lectura es una prctica diversa.
Al respecto, los historiadores nos han enseado muchas cosas. Nos han enseado, por ejemplo, que nuestra manera de leer
en silencio, con ojos que escrutan la pgina, lengua inmvil (las
palabras son de Alberto Manguel), no era comn antes del siglo
63
LECTURA
r APROPIACIN: PENSAMIENTOS r
EXPERUNCUSEN ELAUU
EXPERUNCMSEN ELAUU
verbo leer en imperativo, tambin les pido, por ejemplo cuando hacemos una evaluacin escrita, o cuando discutimos los materiales de
trabajo asignados para cada clase (por lo general captulos de obras
de antropologa, sociologa o historia), que sean capaces de expresarse de manera clara, de elaborar un argumento coherente y de
explicar y desarrollar sus ideas.
Pero tal vez me estoy saliendo del tema. Por eso, voy al ltimo
asunto del que quisiera hablarles. Se trata de algo quizs ya sugerido,
y que en todo caso he tratado de expresar en el uso de ciertas palabras. Se trata, en fin, de considerar la lectura como una prctica, como
un gesto en el que participa el cuerpo, como una actividad que se
inscribe siempre en un espacio y en una relacin social (a veces los
profesores nos hacemos una idea muy espiritualizada de la lectura,
sin duda porque nuestra propia relacin con ella es as~.
Desde este punto de vista, el de la lectura como prctica, ya no
podramos considerarla slo como una operacin mental abstracta,
algo que se produce en el vado, fuera de todo tiempo y de todo
lugar, fuera de todo controlo de toda norma, fuera de todo objeto
~os textos siempre se encarnan en objetos) o de toda tradicin, fuera de todo deseo, de todo temor, de toda lucha. Del mismo modo, si
la lectura es una prctica, no podemos suponer que la experiencia de
la lectura es abstracta, ni suponer que la experiencia esttica que la
hace posible es universal. De hecho, es porque estas experiencias no
son abstractas ni universales, que las <<grandes obras no son grandes para todos, y a veces ni siquiera son.
Esto es algo, me parece, que podramos tener muy en cuenta
quienes tratamos diariamente con libros; tambin quienes, por una u
otra razn, creemos que la lectura puede ofrecer una experiencia
66
67
<!ALFABETlZA,CIN,
CIUDADANIA r
TOMA DE
CONCIENCIA
SILVIA CASTRILLN
C[)ESDE EL PUNTO DE VISTA DE UN FATALISMO CONSERVADOR, UNA RENOVACIN ES UNA UTOPA; MIENTRAS !il!JE DESDE EL PUNTO DE VISTA DE ~ , UNA UTOPA ES Ms BIEN
LA IMPOSIBILIDAD DE CONCEBIR UNA RENOVACIN MS PROFUNDA
.v.
6L
~IjOTE ES UN SENTIDO
DETERMINADA.
li:STANISLAO .zvLETA,
GL ~IJOT~
UN NUEVO SENTIDO DE LA
APENTURA.
JOCIEDAD
LECTURA
(SILVIA CASTRILLN)
mente los preceptos establecidos por la autoridad, sino que los cuestiona y al hacerlo plantea nuevas posibilidades de convivencia, de
regulacin y de construccin de s mismo y de su entorno.
Julio Barreiro presenta en el prlogo del libro La educacin como
prctica dela libertad de Paulo Freire, aspectos del pensamiento de este
educador brasileo que nosotros retomarnos para nuestro trabajo:
La alfabetizacin, y por ende, toda la tarea de educar, slo
ser autnticamente humanista en la medida en que procure la
integracin del individuo a su realidad nacional, en la medida
en que le pierda miedo a la libertad, en la medida en que
pueda crear en el educando un proceso de recreacin, de
bsqueda, de independencia y, a la vez, de solidaridad
(Barreiro en Freire, 1999 : 14).
La alfabetizacin va ms all de la decodificacin del signo
escrito, ste es un requisito sine qua non para ser lector, mas no es
el nico, porque si bien es cierto que un amplio sector de la poblacin ha sido alfabetizado, en el sentido utilizado por el sistema educativo, tambin lo es que una mayora no hace uso de la
lectura, ni practica la escritura.
De all la importancia de que existan lugares en donde, mediante una prctica socializada de la lectura, sea posible la apropiacin
de la misma, en donde los participantes acten como sujetos activos de un proceso que les permita descubrir, por una parte, sus
potencialidades como lectores y escritores, y por otra, el valor que
la lectura de textos escritos, especialmente de la literatura, tiene
para sus vidas. Estos lugares los llamamos -tal vez de manera im-
{SILVIA CASTRILLN}
La socializacin de la lectura comprende no solamente la comunicacin verbal sino tambin -y de manera contundente- la
comunicacin escrita porque quien lee es un productor de textos, escritos y no escritos.
El monopolio de la sabidura, que histricamente estuvo en
manos de aquellos que saban leer, ahora, de manera inconsciente, ha sido trasladado a los que saben escribir.
Armando Petrucci dice que:
En el ltimo siglo las campaas de alfabetizacin de masas,
conducidas a niveles nacionales o mundiales (por ejemplo desde
la UNESCO), en pases avanzados o ex-coloniales, han incidido
fundamentalmente en potenciar y difundir la capacidad de leer,
no la de escribir (petrucci, 2001 : 597).
Segn Petrucci esto es producto de la escuela burguesa, de la
Iglesia, del sistema bibliotecario anglosajn y de la industria editorial interesada en la creacin de un pblico cada vez ms amplio
de personas que lean, no que escriban.
Por lo anterior, la escritura forma tambin parte de la agenda
de los Clubes de Lectores, aun cuando reconocemos que esta prctica tiene mayores dificultades.
Por otra parte, el debate, la conversacin y la discusin son
tambin prcticas que se estimulan dentro de los clubes. En sntesis coincidimos con Paulo Freire cuando afirma en su libro La
impartancia delaeto de ff, que:
77
{SILVIA CASTRILLN}
escrihi la
a
mer
ren escuela: lo real, lo posibley lo necesario:
en su libro
Leer y
r SOCIEDAD
.La. clave est en entender que hay que leer para lograr alg .
cunosldad p
o. por
, ara encontrar 10 que necesitamos, por el simple sto
de hacerlo y recrearnos. En nuestra vida cotidian 1
. gu
.
a eemos sIempre
p or un Interes mmediato Le
. .
. emos para responder a la necesidad de
~OnVlVtt con los dems, para comunicarnos con el exterior para
acer cosas, para alimentar y estimular la imagm'aci'
b'
inf
.
on, y o tener
ormaClones que necesitamos y para conocer P
documentarnos y,
ialm
' ara
, espec
ente, para entender y comprender al
mundo, a nosotros y a los dems, para encontrar sentido a la vida.
o'
78
79
La literatura constituye el texto por excelencia para una bsqueda del sentido de la vida, su carcter polismico permite renovar la capacidad de ver el mundo de diferentes maneras. En la
medida en que la literatura estimula la imaginacin permite diver-
{SILVIA CASTRILLN}
ALFABETIZACIN, CIUDADANA
r TOMA DE
CONCIENCIA
. Paulo ~r~ire .~ablando de las bibliotecas populares como espaClOS de sOClalizaClon, plantea, en el libro arriba citado (La importancia
delaaode/m>j:
De al la necesidad de [...] crear horas de trabajo en grupo, en
' . de lectura, unas veces
donde se hagan ve!'daderos se1lll11at1os
buscando el adentramiento crtico en el texto, procurando
aprehender su significacin ms profunda, otras proponiendo a
los lectores una experiencia esttica [Oo.] (Freire, 1982 : 38).
{SILVIA CASTRILLN}
modestas posibilidades ayudar a crear nuevos sentidos de posibilidad o <<pequeos inditos viables, sin los cuales los tiempos seran
muy sombros, segn palabras del brasileo Wanclerley Garaldi.
'1JIBLlOGRAFA
UNA EXPERIENCIA
,..,
DE ENSENANZA DE
LA LECTURA EN
UNA ESCUELA
RURAL
84
(ALBERTO RODRGUEZ)
ms drstica, aunque explicara por qu se aprende a pesar del mtodo: porque no hay un mtodo, ms bien mtodos.
Un maestro que trabaja con la propuesta de un mtodo global se
encuentra con unos nios que han sido introducidos a la lengua escrita
por va analtica, por efecto de la pedagoga casera o de prcticas escolares anteriores. O al revs, un nio que ha aprendido globalmente,
frente a un maestro que intenta ensearle analticamente. Cada cultura, cada pueblo, cada estrato distinto de poblacin, cada comunidad lingstica tiene formas diferentes de reconocer e interpretar el
hecho de la lengua escrita, dependiendo del significado social que le
atribuya al acto de leer y escribir. La diversidad cultural, no hace
posible la existencia viable de un <<mtodo mejor que funcione por
igual aqu y all. La experiencia nos ha llevado a tener que pensar por
encima del rgimen de los mtodos, haciendo el nfasis en las condiciones culturales de aprendizaje de los usuarios particulares de la
lengua escrita. Las preconcepciones metodolgicas no estn para
evitar que partamos de reconocer que la partida y la llegada estn en
el sujeto que aprende. Ensear es dejar aprender, deca Heidegger.
Existe una relacin entre el acervo lxico de una persona y su capacidad de entender un texto. Cuanto ms lxico tenga un lector mejores condiciones tendr para interactuar con el lxico de los autores.
Nuestra poblacin proviene de familias no letradas, en algunos casos
de padres analfabetos, donde no hay circulacin de textos, en donde
la cultura escrita no ha tenido ni tiene presencia. Nios predominan89
temente orales y que actan como consumidores ordinarios de televisin. El drama lxico es la carencia lxica del usuario frente a la
propuesta lxica del texto. Nuestros nios conocen los nombres de
los objetos cotidianos, representados en sustantivos domsticos, los
verbos directamente ligados a la accin cotidiana y los adjetivos de
uso comn en su comunidad y los que introducen los medios masivos. Estaramos hablando de nios de entre 2.000 y 3.000 palabras. 2
As que la presentacin de un texto, un autor, siempre se enfrenta al dficit lxico del lector. Cada vez que aparece una palabra no conocida por el lector, se pierde la continuidad de elaboracin de sentido; cada vez que se presenta un hueco lxico se
descarrila la lectura. Los nios no tienen la costumbre, en estos
casos, de apelar al recurso de encontrar nuevos significados. En
proporcin al nmero de palabras no conocidas que se encuentren en un texto, se pierde la atencin en el texto, bien que la
lectura sea pblica o se haga privada. Con lo que llegamos al
trasfondo del drama, como el de un crculo vicioso: no sostienen
la atencin, ni el inters en el texto porque no se comprenden
muchas de las palabras de l, y no se adquieren nuevos significados porque no se lee (porque es precaria la voluntad de significacin de la palabra escrita).
2
debe tener, nos remitimos a las cifras -pata poblacin los Estados Unidos- ofrecidas por
Frank Smith, Ph.D en sicolingistica de la Universidad de Harvard, dadas a conocer en el
Quinto Congreso Latinoamericano de Lectura en Bogot, 1999.
* Un nio de cinco aos sabe en promedio 5.000 palabras
*Un nio de tercer grado aprende W1 promedio de 27 palabras por semana.
*A los 15 aos los muchachos escolarizados saben 50.000 palabras.
*Los adolescentes norteamericanos aprenden 3.500 palabras por ao.
90
(ALBERTO RODRGUEZ)
{ALBERTO RODRiGUEZ}
mejor alternativa para difimdir la excitacin lectora en el aula. NecesitarnOS invertir ms recursos formativos para conseguir que el valor de
un texto en aula est ratificado por el valor del maestro como propagandista cultutal activo del gusto, la necesidad y el derecho a leer.
.v.
Nuestros nios llegan a la escuela con un imaginario pervertido de lectura. Una de las primeras tareas en el aula es consultar sus
sistemas de creencias. Es as como aparecen respuestas, que indican que la lectura es para <macer tareas, para <<repasar, para estudiaD>, para aprender de memoria. As vista la lectura, termina
siendo para los usuarios escolares algo que no tiene sentido por s
mismo, algo que se usa para satisfacer unas demandas convencionales, propias de las aulas, en muchos casos poco menos que una
tortura. Algo terriblemente aburrido, montono, obligatorio, que
para nada ofrece el ngulo de goce, o la posibilidad de satisfacer
significativamente necesidades. No son, por tanto, estos imaginarios un apoyo, ni una ayuda para ampliar el lugar de la lectura en la
escuela. La experiencia devastadora que le ha quitado el peso de
conexin a la lectura con la vida nos ha llevado a tener que ensayar
recursos no escolares para promoverla, abandonando los rituales
de uso dogmtico de manuales o guias, ensayando la lectura como
aproximacin para la vida, en otras palabras, desescolarzando las
propuestas de lectura, para que los usuarios encuentren ese otro
lado de la moneda que nunca han visto: lectura de balde, la lectura
sin evaluacin directa, lectura por el gusto, literatura por el goce,
92
.(ps <!ANDES r
COMUNA 20
rea
Poblacin
Vivienda
LOS ANDES
6.610.51
Hectreas
6.000
Personas
431
Unidades
(ALBERTO RODRGUEZ)
la poblacin del corregimiento con una densidad de 1.10 habitantes por hectrea, carece de programas y proyectos de desarrollo
comunitario, de servicios suficientes de educacin formal y de instituciones y propuestas de educacin no formal de carcter tcnico, en general de oportunidades educativas que abran posibilidades de mejoramiento de la calidad de vida. La cobertura educativa
de la poblacin escolar (el 40%) no alcanza a satisfacer la demanda
total. Las cifras sobre salud aparecen en cuadros anexos. Para este
ao, segn datos de la Secretara de Educacin Municipal, la oferta y la demanda educativa estn en cero.
(ALBERTO RODRGUEZ)
que por cada vivienda solamente una persona est registrada dentro del sistema educativo. Ignoramos la distribucin poblacional
por edades, y por tanto si la tasa de poblacin en edad escolar es
alta o baja en la comuna. Aunque con una demanda potencial educativa del 32% se podra inferir que hay dos veces ms poblacin
por fuera del sistema que la que est incluida en l.
Las proyecciones de inversin social en ladera no se han cumplido. Planeacin Municipal proyect para el 2003 situar slo en
la Comuna 20, 878 millones de pesos. Hoy las tres comunas apenas reciben 1.500 millones anuales por situado fiscal, 500 millones en promedio, 386 millones menos que lo proyectado para el
2003 en la Comuna 20.
Son -sin conocer los resultados del censo nacional- 250.000
personas que viven en ladera, el 10% de la poblacin de Cali, 35
barrios y 28 asentamientos. Los llamados asentamientos estn
todos por debajo de la lnea de normalidad urbana que
Planeacin tiene para tipificar las comunas. Lo anterior significa
que estn por debajo de los ndices estndar de desarrollo humano, padecen dficit de servicios pblicos y altos ndices de necesidades bsicas no satisfechas. El 90% de los barrios de las tres
comunas no tienen servicios pblicos.
Estamos hablando, pues, de una cultura de la falta de servicio, deprimida, excluida, sin capacidad de consumo, que se
arremolina en zonas que no siempre son aptas para vivienda humana. Una cultura suburbana afectada por accin del desplazamiento poblacional forzado, que en este siglo ha contribuido con
30 mil personas a la poblacin de las comunas. El 65% por ciento
de la poblacin joven -18 a 25 aos- en edad de trabajar est
97
Poblacin total
61.612 habitantes
Nmero de viviendas
10. 61 7
rea bruta
243.95 hectreas
Densidad bruta
Estrato moda
Barrios
Establecimientos preescolar
32
Matrcula
1.08 3
Docentes
53
Establecimientos primaria
4I
Matrcula
6.817
Docentes
25
Establecimientos secundaria
Matrcula
2.840
Docentes
Ig8
Poblacin escolarizada
1074 IH%
(ALBERTO RODRGUEZ)
32%
99
LECTURA EN LOS
CURSOS DE ,
COMUNICACION
ORAL rESCRITA
JE PIENSA fi&E
LENGUAjE EN GENE.RA4
A.)
.. actitudespsicosociales de los sujetos de significacin (i.e., autor, narrador, voces invitadas ...), que dejan huellas ms o menos
explcitas en el escrito. Tenemos:
* motivacin: por qu y para qu de la obra.
*perspectivas: relacin de poder del sujeto de significacin frente
al destinatario; manejo emotivo-afectivo del tema, de las circunstancias de produccin, del contacto con el destinatario; organizacin estructural (temtica y sintctica) y cronoscpica del texto.
* valores: marcos tico y esttico
recursoslingsticos, supralingstU:osyparalingsticos: gnuntica,
tropos de diccin, grafia, puntuacin, ilustraciones grficas
repertorio retrico/discursivo: actos de organizacin del texto
(introduccin, desarrollo, conclusin); de presentacin de las ideas
(narracin, descripcin...); de significacin (asercin, hiptesis, pronstico, pregunta, promesa, orden, ejecucin); de comunicacin
(informacin, invitacin, solicitud, alabanza, crtica, insulto...); de
texturizacin (definicin, ejemplo, parfrasis, perfrasis, comparacin, resumen, comentario...)
red de ideas: explcitas, implcitas, orrtidas...
Todos estos aspectos juegan papel preponderante en la construccin de gneros literarios, y en la manifestacin de tonos y
ritmos en el respectivo discurso. Y segn la experiencia del autor,
conducen a un desarrollo de estrategias particulares, conocidas como
el estilo.
Hasta aqu, el asunto es claro. Ahora veamos la heterogeneidad
de estudiantes con quienes, en su primer semestre, asutTmos los
procesos de lectura.
105
A.}
ORAL rESCRITA
ORAL rESCRITA
para leer obras que les ayuden a ampliar su visin del mundo en
general, y de la naturaleza humana en particular.
Para hacer frente a las situaciones planteadas, el trabajo inaugural en lectura que se realiza especialmente en Comunicacin 1 ha
seguido tendencias variadas.
1. Se ha apelado a columnas de periodistas, que muestran cierto valor descriptivo, narrativo, argumentativo y estilstico. Se busca
generar dilogo entre texto, estudiantes y profesores. Esta labor debe
conducir a los estudiantes a cierto nivel de pensamiento que enriquezca tanto su competencia lingstico-discursiva como su visin crtica
del mundo circundante. La tarea es ardua, cuando encontrarnos estudiantes que ignoran lo que ocurre en el mundo exterior. El resultado:
los muchachos se esfuerzan mientras estn bajo la tutela de sus profesores. Cumplen. Luego, esas destrezas, si no siguen operando en todos los cursos, parecen entrar en hibernacin. Los chicos tardan en
apropiarse de las tcnicas y operar permanentemente con ellas.
2. En algn momento fugaz, se trat de hacer de la lectura un
instrumento para el estudio. Se tom un texto de Organizaciones,
una materia del ncleo comn (ofrecida para todos los estudiantes
de la U. Icesi). El ensayo no fue satisfactorio. El texto, plano y de
corte directivo, no permita una lectura estimulante.
3. Un tanto ms estable ha sido el trabajo realizado en dos
frentes especficos:
a) desarrollar estrategias y tcnicas de lectura, a partir de textos periodsticos y ensayos breves. Se <Jee con destornillador,
como han dado en decir ahora. Es decir, se gua al estudiante en
el descubrimiento de lo que hace un escritor en un texto especfico. Se toma como base de tal anlisis el modelo semntico108
A.}
comunicativo esbozado arriba. Es un proceso de lectura lento y deliberado. Esta modalidad ha propiciado que los estudiantes se aproximen a los textos y generen sentidos mejor estructurados en comprensin e interpretacin, y con un asomo de capacidad crtica.
b) abordar la lectura de libros creativos (novelas, ensayos,
biografas ...). Se han presentado dos tendencias tcnicas: la una
es que cada estudiante, segn sus intereses particulares, escoja su
material de lectura y lea libremente, aplicando sus propias estrategias y centrndose en los temas que le llamen la atencin. La
otra tendencia es que los profesores seleccionan el material y
elaboran guas especficas para que todo el grupo lea la misma
obra.
La lectura de los estudiantes como produccin de texto(s) se
hace manifiesta en:
* exposiciones orales ante el grupo, para narrar apropindose
de la historia que estn leyendo;
* discusiones y conversaciones sobre el tema, abiertas al grupo;
A.}
ORAL rESCRITA
generales, fuera de los cursos de Comunicacin, la lectura para pensar y abrir la mente viene a encontrar otro espacio propicio, casi
exclusivamente, en las materias electivas.
El trabajo escrito ligado a la lectura, en la etapa inicial dd proceso (primeras semanas de clase), revela aspectos interesantes de la
construccin de la competencia de aquellos estudiantes que llegan
con deficiencias:
comprenden bastante bien la historia que leen; no muestran
mayor dificultad en este sentido; cuando encuentran estructuras o
vocabulario con los que no estn familiarizados, simplemente pasan
por alto: apuntan a la comprensin general.
exhiben una enorme dificultad para resumir, para detectar lo
que es esencial, o nuclear, en un texto. Se pegan mucho de los detalles secundarios.
se muestran renuentes a hablar o escribir en primera persona del singular (por temor o por la supuesta humildad de que nos
hablan en ciertos grupos escolares?). Sus reflexiones apuntan a un
deber ser o hacer colectivo; difcilmente al examen de la experiencia personal vivida en la lectura o por fuera de ella y evocada a travs
de ella.
rayan en la casi imposibilidad de distinguir entre diversos actos discursivos que deben realizar, como son los casos de opinin,
comentario, reflexin y resea.
A lo largo del semestre los chicos van madurando, superando
sus dificultades iniciales y creciendo en la calidad de sus realizaciones. Pocos estudiantes fracasan en el proceso. Pero esta falla se debe,
sin lugar a dudas, especficamente a falta de compromiso de tales
estudiantes con su propia formacin
110
Jorge Larrosa
Es profesor de Filosofa de la Educacin de la Universidad de
Barcelona. Sus trabajos se sitan en un territorio fronterizo entre la
Filosofa, la Literatura y la Pedagoga. Ha realizado estudios
postdoctorales en el Instituto de Educacin de la Universidad de
Londres y en el Centro Michel Foucault de Pars. Entre sus libros
destacan La experiencia de la lectura (Barcelona, Alertes, 1996), Pedagoga Profana (Buenos Aires, N ovedades Educativas, 2000) y Saber leer y
escribir (1997).
Lelio Fernndez
Es decano de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales en la
Universidad Icesi de Cali. Fue profesor de mosofa por ms de veinte aos en la Universidad del Valle. Fue profesor y director del Instituto de Antropologa de la Universidad Nacional, en Rosario,
Argentina. Miembro de los grupos de investigacin Estudios de
regin, poltica y democracia y Organizaciones, conflictos y responsabilidad soci31>, de la Universidad Icesi.
112
113
Hoover Delgado
Escritor y dramaturgo. Curs estudios de Maestra en literaturas
colombiana y latinoamericana de la Universidad del Valle de Cali.
Actualmente es profesor y jefe del Departamento de Humanidades
y Ciencias Sociales de la Universidad Icesi de Cal.
Felipe Van der Huck
Socilogo de la Universidad del Valle. Es profesor de tiempo
completo en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Icesi de Cal. Actualmente tiene a su cargo los cursos sobre
Sociologa del trabajo, Sociologa de la lectura y Ciencia, tecnologa y
sociedad. Miembro del grupo de investigacin Organizaciones,
conflictos y responsabilidad social, de la Universidad !cesio
Alberto Rodrguez
Filsofo de la Universidad Nacional de Colombia. Actualmente
es el coordinador acadmico de la Escuela Casa de la Lectura (Bogot). Docente en la Universidad del Valle y en la Universidad Santiago de Cal. Ha trabajado en temas de educacin y lectura en entidades como Co1ciencias, el Ministerio de Cultura y el Ministerio de
Educacin.
Tito Nelson Oviedo
Doctor en Lingstica de UCLA (EEUU). Se desempe como
profesor tiempo completo en la Universidad del Valle durante ms
de 20 aos. Actualmente es el jefe del Departamento de Espaol de
la Universidad Icesi de Cal.
Silvia Castrilln
Licenciada en Bibliotecologa de la Universidad de Antioquia. Es
la directora del programa Clubes de Lectores del Instituto Distrital
de Cultura y Turismo, y el Cerlalc (Bogot). Fundadora y presidenta
de la Asociacin Colombiana de Lectura (Asolectura); directora ejecutiva de la Fundacin para el Fomento de la Lectura (Fundalectura),
por ms de 10 aos. Fundadora y directora de la Asociacin Colombiana para el Libro Infantil y Juvenil. Ha trabajado con diversas entidades nacionales (como el Ministerio de Educacin Nacional) e
internacionales (Organizacin de Estados Americanos OEA, PNUD)
en pases como Brasil, Ecuador y Honduras.
114
115
loslectores
ms
intenta,
detodo,continuar.
sta
vistaleyendo,
apesar
serlaprimera
imagen
delltimo
lector,
elqueh-aisadolavida.
leyendo,
elquehaquemado
susojosenlaluzdelalmpara.
quemis
"Yosoyahora
depginas
unlector
ojosyanoYen"
'tniusamente.
Enlttniedefartedeleer,
quetieoe
mqjor
vistalee
-no'Siemped
,{
-""*.
flliniilaii'or*;,*