De Schaamteloze Passi Van Mademoseille S
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, 1974
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Rbinson Rojas
1a. edicin
1974, Ediciones Martnez Roca, S. A.
Avda. Jos Antonio 774, 7, Barcelona-13
ISBN 84-2700266-1
Depsito legal: B. 40.105-74
Impreso en Grficas Universidad s. a.
Arqumedes, 3 - San Adrin de Bess
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Y lo acribillaron a balazos.
Antes de morir, horas de antes de morir, en un discurso para
su pueblo y ya bajo el fuego mortal de los generales y
almirantes insurrectos, deca: As se escribe la primera pgina
de esta historia. Mi pueblo y Amrica escribirn el resto
Palabras de decisin de un hombre, de un hroe.
Pero Allende muri combatiendo bajo las ruinas de la
democracia burguesa destruida por el fascismo. Y esas ruinas
aplastaron a miles de chilenos obreros, chilenos campesinos,
chilenos empleados, chilenos estudiantes, mujeres, nios y
ancianos.
Y entonces, la dimensin heroica de Allende combatiendo
toma la forma de un presidente vacilante, contradictorio,
defendiendo una tesis poltica, la de la va chilena hacia el
socialismo, con el peligro de abrirle paso al fascismo
contemporneo, el fascismo del imperialismo de los Estados
Unidos.
Eso tambin lo encontrarn ustedes en este libro, lectores.
Son hechos. Encontrarn cmo el pueblo que ms tarde sera
masacrado, no tuvo oportunidad de organizarse para detener
al fascismo. Encontrarn cmo Salvador Allende, polticamente
equivocado, junto con dirigentes de otros partidos polticos,
tambin polticamente equivocados, abrieron paso al
crecimiento del fascismo, a la preparacin del fascismo para
que asesinara al pueblo de Chile. Esos son hechos y este libro
los consigna. Deber elemental de periodista. Y el autor lo es.
Este libro, en suma, pretende denunciar a los asesinos de
Allende, que son generales y almirantes en Santiago de Chile,
y tambin generales y almirantes en Washington. Pero tambin
pretende denunciar la trgica y vacilante conducta de quienes
se autotitularon dirigentes del pueblo y lo dejaron inerme,
impidindole incluso, en algunos casos, organizarse para la
defensa del ataque fascista-imperialista.
En estos momentos, en las galeras 3 y 5 de la Crcel Pblica
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alta significacin:
1) Impedan que Araya Peters, hombre muy cercano al presidente Allende y partidario de la tesis constitucionalista de los
sectores del Ejrcito y de Carabineros, fuera ascendido a
contralmirante en noviembre-diciembre de 1973 y pasara a formar
parte del Estado Mayor de la Armada Nacional. Esto deba ocurrir
porque Araya Peters terminaba su perodo de dos aos
reglamentario como edecn naval del Presidente en septiembre de
1973, incorporndose de inmediato al servicio activo y, tambin
por reglamento, deba ser ascendido a la penltima graduacin ms
alta de su arma. Esto dejaba al presidente Allende con un hombre
importante en el seno del Estado Mayor naval. Es decir, en el seno
de la conspiracin para derribar al gobierno constitucional,
pudiendo descubrirla antes de tiempo. (Hay que tener claro que en
julio de 1973 los generales conspiradores no haban fijado todava
fecha al golpe, y la idea comn era que a fines de ao o principios
de 1974, cuando la situacin econmica fuera insostenible,
acelerada por un nuevo paro empresarial nacional que se preparaba
para comenzar desde agosto en adelante, sera posible dar con
mayor facilidad el manotazo para derribar al Gobierno)
2) Con la complicidad del Servicio de Inteligencia de Carabineros, los almirantes golpistas esperaban montar una trama para
culpar al partido socialista de la muerte del edecn naval, y
provocar as una reaccin favorable a la conspiracin en el resto de
los altos mandos de las fuerzas armadas y carabineros. Como se
sabe, el partido socialista era el principal partido del Gobierno, a l
perteneca el propio Salvador Allende y de l dependa su guardia
personal conocida como GAP (Grupo de Amigos Personales).
El trabajo del comando asesino alquilado por el Servicio de
Inteligencia de la Marina fue realmente limpio y la maquinaria
funcion bien cuando, horas despus, el servicio de inteligencia de
Carabineros detuvo al probable asesino. Era un empleado de
ltima categora de una dependencia de la Corporacin de Fomento
de la Produccin, borracho habitual, el cual, vaya sorpresa!,
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idea que qued entre los altos mandos conspiradores era que
Allende estaba peligrosamente cerca de la verdad, y que, si tena
tiempo para profundizar en la investigacin, podra llegar a tener
un cuadro completo de la conexin Pentgono-Marina-Fuerza
Area-Ejrcito-Carabineros, del cual hara uso poltico en el exilio.
Fue el propio Merino quien primero opin en los das siguientes
que a este individuo hay que matarlo o suicidarlo, no nos queda
otra.
No obstante, la decisin final de eliminar fsicamente al presidente Allende no surgi hasta la noche del martes 21 de agosto,
en una reunin en la que no particip el comandante en jefe
subrogante del Ejrcito, general Augusto Pinochet Ugarte. (De
hecho, Pinochet no supo nunca que Allende iba a ser asesinado. Se
enter de este plan en la tarde del 11 de septiembre, cuando la
muerte del Presidente estaba consumada y se montaba
afiebradamente el espectculo del suicidio.)
Slo el entonces jefe de la Primera Zona Naval, vicealmirante
Jos Toribio Merino; el general Csar Mendoza Duran, de
Carabineros, y el general Gustavo Leigh Guzmn, nombrado el 20
de agosto comandante en jefe de la Fuerza Area, prepararon el
plan para eliminar fsicamente a Allende.
Y esa decisin final surgi como secuela de una torpeza
mayscula cometida por el general Csar Ruiz Danyau el viernes
17 de agosto. Impulsado por ambiciones personales, y creyendo
que la situacin estaba madura, Ruiz Danyau prepar a la
guarnicin area de Santiago, compuesta de dos bases, una de
apoyo terrestre y otra de caza y bombardeo, para un pronunciamiento militar el lunes 20 de agosto, que l crea que
arrastrara al resto de las Fuerzas Armadas a su lado. Para
desencadenar el golpe, Ruiz Danyau renunci a su cargo de ministro de Obras Pblicas el viernes 17 de agosto. Esto significaba
que Allende tendra que pedirle la renuncia como comandante en
jefe de la Fuerza Area y, planeaba Ruiz Danyau, esta institucin
militar deba resistirse, sublevarse y provocar la cada de Allende,
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indic, segn parece por los sucesos posteriores, que haba que
desembarcar a Ruiz Danyau, no apoyar la insurreccin de la
guarnicin area de Santiago y esperar el momento preciso para
dar el golpe.
As ocurri. Al da siguiente, lunes 20 de agosto, la oficialidad
de las bases areas El Bosque y Los Cerrillos, de Santiago, se
autoacuartel, solicitando apoyo a la Marina de Guerra y a los
regimientos Tacna y Buin, as como a la Escuela de Suboficiales y
Regimiento Blindado Nmero 2, ambos acantonados en la ciudad.
El da, en todo caso, estaba bien elegido. Salvador Allende viaj en
helicptero a Chillan (unos 500 kilmetros al sur de Santiago) para
asistir a la ceremonia de conmemoracin del natalicio del padre de
la patria, el general Bernardo O'Higgins. Sin embargo, el resto de
los generales conspiradores haban decidido hacer abortar este
golpe a destiempo y dejar caer la guillotina sobre el cuello de su
cmplice Csar Ruiz Danyau.
Desde el Ministerio de Defensa, el Estado Mayor Conjunto de
la Defensa Nacional, que rene a las tres ramas militares, tom las
medidas de parlamento y convencimiento para los oficiales areos
autoacuartelados y ya al medioda estaban todos de acuerdo en que
haba que esperar y que mientras tanto, el general Csar Ruiz
Danyau sera llamado a retiro, el general Gustavo Leigh Guzmn
asuma la comandancia en jefe de la Fuerza Area y, por ltimo, en
el ministerio de Obras Pblicas se nombraba a otro general de
aviacin, Hctor Magliochetti (el cual es ahora ayudante del
general Pinochet).
Todo aparentaba ser una rotunda victoria poltica de Salvador
Allende. Joan Garcs, ciudadano espaol y asesor econmico de
Allende, en su testimonio ante la Asamblea General de las
Naciones Unidas del 9 de octubre de 1973, indicaba: Esa noche, a
su regreso a Santiago, el presidente Allende es informado de que el
general Pinochet, comandante en jefe subrogante del Ejrcito, fue
requerido para que se sumara al golpe y, segn l mismo,
respondi: "Soy un general respetuoso de la Constitucin y ser
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avance.
Al llegar a La Moneda, lo bomberos vieron que el incendio
cubra casi todo el sector de calle Morand, en los pisos segundo y
tercero, y toda la fachada norte, en que estaban el Ministerio del
Interior y la Presidencia.
La orden de intervencin para los bomberos haba sido dada
desde el Ministerio de Defensa, despus que el general Palacios
informara que estaba todo listo en el saln privado de la Presidencia. Es decir, que el espectculo estaba montado para esparcir
por el mundo la teora de que Allende se haba suicidado. Sin
embargo, el general Palacios, presionado por el incendio que
amenazaba con llegar al lugar donde se preparaba la trama, actu
con demasiada prisa al informar al Ministerio de Defensa que
todo O.K.. Y eso porque cuando los bomberos comenzaron a
combatir el fuego, por lo menos dos entraron al Saln
Independencia, y fueron empujados hacia el exterior por los fusiles
ametralladoras de los que estaban en el interior. Pero alcanzaron a
ver a uno de los militares, que pona un arma en las rodillas del
cadver sentado en el sof, mientras otro pona a su lado el casco
de combate y los anteojos del presidente Allende. Slo despus de
eso, se les inform a todos los bomberos que ah no se poda entrar,
porque el presidente Allende se suicid y no se puede mover
nada.
Al mismo tiempo que esto ocurra, los miembros del SIM estaban empeados en otra tarea importante: la de fabricar un testigo
cado del cielo. Ocurri que cuando las fuerzas de infantera
entraron por segunda vez al segundo piso de La Moneda,
desmoronada ya la resistencia civil, actuaron con una brutalidad sin
lmites, golpeando, pateando y dando de culatazos a los rendidos,
obligndolos a tenderse en el suelo, de bruces, con las manos sobre
la nuca, y corriendo sobre ellos con las pesadas botas de combate
al atravesar los pasillos. Uno de los ltimos en ser rodeados por los
soldados asaltantes fue un civil que llevaba un maletn en la mano,
que estaba acurrucado contra un muro y sollozaba, histrico,
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Cuando, minutos despus de las 11.15, el general Augusto Pinochet se enter que no haba tal rendicin, que las cinco mujeres no se haban rendido, como lo dijera erradamente el vicealmirante Carvajal, y que esas mujeres y algunos civiles varones
haban evacuado simplemente La Moneda, y que el combate prosegua, orden una nueva tregua y pidi hablar con el presidene
Allende. De esa conversacin, slo han quedado los textos reconstruidos de las respuestas de Allende:
Yo no hago tratos con traidores. Y usted, general Pinochet, es
un traidor.
En esos momentos, el general Pinochet pidi ayuda al vicealmirante Jos Toribio Merino, jefe de la insurreccin en la
Marina, y uno de los cuatro integrantes de la autoproclamada Junta
de Gobierno. Merino, al parecer, exigi por telfono a Allende que
se rindiera, a lo cual respondi Allende:
Rendirse es para los cobardes y yo no soy cobarde. Los verdaderos cobardes son ustedes que conspiran como los maleantes a
la sombra de la noche.
A pesar de la insistencia de los generales Pinochet y Baeza y
del vicealmirante Merino, Allende se neg a rendirse y, tambin, se
neg a entrar en tratos con ellos porque yo soy su superior y no
puedo tratar con mis subordinados en rebelda. Esto llev a
Allende a pensar que sera til una negociacin a segundo nivel,
y encarg a Fernando Flores, ex ministro de Hacienda, a Daniel
Vergara, subsecretario de Interior, y a Osvaldo Puccio, su
secretario privado, que fueran en embajada al Ministerio de
Defensa, para discutir con los generales los trminos de un
arreglo poltico de la situacin.
A las 11.30 horas, estos tres funcionarios del gobierno Allende
dejaron La Moneda y fueron llevados, con escolta militar, al
Ministerio de Defensa. All, los tres pidieron ver a los generales
Pinochet, Leigh y Mendoza y al vicealmirante Merino, para parlamentar.
Merino y Leigh se opusieron a ello. Pinochet y Mendoza que55
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guiente:
En un momento dado retir el arma porque yo estaba sentado inmediatamente contiguo al Presidente y entre los dos
haba muy poco espacio, entre el cadver y yo, y el arma quedaba demasiado cerca. Entonces yo pens que si en un momento dado entraban tropas podan ver que yo quisiera defenderme. Entonces decid quitar el arma y colocarla en el extremo opuesto del sof POSTERIORMENTE ESTO LO HICE
VER AL GENERAL QUE ENTRO, QUIEN ME HIZO
RESTITUIR EL ARMA A SU LUGAR.
Claro, la declaracin es muy buena, pero ocurre que el general
Palacios, en Bogot, 48 horas despus, deca esto otro:
Me acerqu al cadver. El Presidente estaba sentado en la
mitad del sof tapizado de rojo, CON LA METRALLETA EN
LAS MANOS. EL CASCO Y LA MASCARA DE GAS A UN
LADO, LOS ANTEOJOS EN EL SUELO. La cara estaba
hinchada y la cabeza partida en dos, como una sanda.
La contradiccin entre los dos testimonios es tan grande, tan
brutal, que no necesita ningn comentario. Solamente reiterar que
el general Palacios tena justificacin al cometer tan tremendo error
en sus declaraciones: l simplemente estaba contando cmo haban
dejado el cadver de Allende los expertos del SIM, que
construyeron la escena del suicidio con dos equivocaciones
serias: dejar sentado el cadver, y poner sobre sus rodillas la
supuesta arma utilizada por el suicida.
4) Para completar el cuadro de decir la verdad, nada ms que
la verdad, el general Palacios cont el 21 de septiembre en Bogot
que orden a mis hombres que no tocaran nada. Llegaron los
peritos de las tres armas chilenas. Comprobaron el suicidio. Se
tomaron fotografas.
Esto es slo parte de la verdad. Palacios, efectivamente orden
a sus hombres que no tocaran nada... pero en el Saln Rojo de
la Moneda, en el cual, ardiendo, estaba el cadver del presidente
Allende despus de ser asesinado por la patrulla de penetracin de
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Ocurre que segn el informe pericial de la Brigada de Homicidios, el cadver del suicida Allende estaba vestido de la siguiente manera: Una chaqueta de tweed color gris, abotonada en
el botn inferior, de dos que tiene la prenda; pullover gris con
figuras geomtricas parduscas y de cuello subido, camisa sport
blanca, pantalones marengo, calzoncillos blancos, zapatos negros
Y PAUELO DE SEDA AZUL CON LUNARES ROJOS EN EL
BOLSILLO SUPERIOR IZQUIERDO.
Es decir, un cadver con chaqueta de tweed, correctamente
abotonada y pauelo de seda, azul y rojo, en el bolsillo superior
izquierdo, pantalones marengo y zapatos negros. Eso no era
precisamente un cadver pobremente vestido. El otro s, el del
Allende asesinado realmente por los soldados atacantes estaba
pobremente vestido. La realidad y el mito se le cruzaron al general
Palacios y en su declaracin mezcl verdad y mentira: la verdad de
que no reconoci el cadver de Allende ASESINADO EN EL
SALN ROJO, y la mentira que se refera al cadver de Allende
puesto posteriormente en el Saln Independencia para armar el
suicidio.
Qu hacemos con la noticia?
Como hemos visto en este reportaje, hubo serias divergencias
de criterio para construir el suicidio de Allende, entre el general
Ernesto Baeza Michelsen y el general Augusto Pinochet. El
primero arm el espectculo tratando de basar todo su argumento en la polica civil, mientras el segundo quiso que se
hiciera apoyndose slo en los organismos mdicos y de Inteligencia de las Fuerzas Armadas.
Esto provoc serias divergencias, hasta el punto que el mircoles 12 de septiembre, en la tarde, el general Ernesto Baeza Michelsen, a gritos, delante de funcionarios civiles de la polica de
investigaciones, ofreci su renuncia al general Pinochet, gritando:
Esto nos pasa por trabajar con pijecitos hijos de puta! El general
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La Junta public un comunicado que apareci en los peridicos. Ellos dicen que Allende se suicid y agregan que haba
copiosa cantidad de huellas de plvora en sus manos, lo cual
sugiere, de acuerdo con el mismo comunicado, que el Presidente
estuvo disparando por largo tiempo. Conociendo a Allende como
yo lo conoc, sin embargo, estoy convencido de que l muri luchando, con una ametralladora en sus manos. l estaba resuelto a
seguir combatiendo en La Moneda. Si la Junta est utilizando la
palabra suicidio metafricamente para describir el hecho de que
Allende estaba solo frente a todo un ejrcito, entonces puedo
aceptar el comunicado oficial, aun cuando estimo que su uso de las
metforas es deplorable.
Notas
1) Desde la firma del tratado de Ayuda Mutua con las Fuerzas Armadas de los
Estados Unidos, la influencia sobre los institutos militares chilenos fue creciente.
Desde comienzos de la dcada de los 60, periodistas y partidos polticos de
izquierda denunciaron estos hechos, hacindose notable la campaa a partir de
1968, en que revistas como Causa ML (nmeros 2 y 3 de ese ao; y 7 y 10 de
1969) dieron a conocer copias fotostticas de los textos utilizados en las diversas
escuelas militares chilenas, que eran simples traducciones de los textos utilizados
por el Ejrcito de EE.UU. Durante 1970 y 1971, la revista Punto Final denunci
programas de cursos de anticomunismo en la Escuela Militar Bernardo O'Higgins
y en la Academia Naval de Playa Ancha, en Valparaso. En 1972, los diarios El
Pueblo y El Rebelde, ambos de Santiago, denunciaron la presencia de
miembros de la Misin Militar Norteamericana como profesores invitados de
ao completo en esas mismas academias militares. Esto, por supuesto, no es
extrao a la filosofa del Pacto de Ayuda Militar (PAM). Las mismas fuentes
anteriores citaban los siguientes hechos:
En 1963, el Departamento de Defensa de los EE.UU. explic en un
documento al Congreso de su pas, la filosofa del Pacto de Ayuda Militar en su
relacin con los Ejrcitos latinoamericanos: El PAM tambin contribuye a los
objetivos polticos de los Estados Unidos a travs de sus programas de
entrenamiento que traen a este pas muchos lderes militares extranjeros... pues no
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slo sirve para mejorar la capacidad tcnica del personal militar, sino tambin
para exponerlos a los requerimientos de un responsable liderazgo militar en una
sociedad contempornea
El 3 de junio de 1969, el secretario de Defensa yanqui, Melvin R. Laird, dijo
ante el Congreso de su pas: "...aseguro que el PAM har cuanto pueda para asegurar que todo dlar invertido en ayuda donada tendr su ms efectivo uso en
apoyo de la poltica y la seguridad de los Estados Unidos".
"En 1963, el secretario de Defensa, Robert McNamara, dijo ante el Senado
norteamericano: "La asistencia militar y la econmica estn frecuentemente
unidas en apoyo a los objetivos de los Estados Unidos, con Fuerzas Armadas
nativas provistas por el programa de asistencia militar con instructores avezados y
la Agencia para el Desarrollo Internacional aportando los elementos materiales...
lo cual disminuye la vulnerabilidad de la poblacin nativa hacia las lisonjas y
amenazas de los agentes comunistas, comprometidos en el fomento de la
insurreccin".
En el ao 1964, ante la misma Cmara de Representantes, el general Robert J.
Wood, que era director de Asistencia Militar del Departamento de Defensa, dijo:
"Hay en ejecucin un Programa de Seguridad para la Alianza para el Progreso...
que tiene como objetivo fundamental un liderazgo militar latinoamericano".
Para profundizar este tema, ver Estados Unidos y el nuevo equilibrio en
Amrica Latina, de James Petras, Revista de Estudios Internacionales, Santiago
Chile, enero-marzo de 1969 pp. 490 y 518.
2) Las palabras entre comillas son una reconstruccin aproximada de lo dicho
por los oficiales norteamericanos asesores de la conspiracin que desemboc en
septiembre de 1973, y se hace en base a los discursos, arengas y reuniones en
buques de la Armada y centros militares hechas por oficiales golpistas a partir de
mayo de 1973. Como se denunci en los primeros diez das de septiembre, en los
diarios Puro Chile, Ultima Hora y revista Chile Hoy, los oficiales
golpistas que arengaban desembozadamente a los marinos y aviadores
principalmente, y que afirmaban su posicin en que los americanos nos apoyan y
nos han dicho tal y tal cosa, son los siguientes: coronel Juan Soler Manfredini,
director de la Escuela de Especialidades de la Fuerza Area; coronel Carlos
Ottone Mestre, director de la Escuela de Aviacin Capitn Avalos; el teniente
segundo Jaime Olavarrieta, de la Escuela de Grumetes en Isla Quiriquina; el
teniente Julio Meneses, del Hospital Naval de Valparaso; el capitn de fragata
Alberto Vzquez, comandante de la Base Aeronaval de El Bolloto; el capitn de
fragata Martiniano Parra, de la Base Naval de Talcahuano; comandante Csar
Guevara Fuentes, del Grupo 7 El Bosque, de la Fuerza Area en Santiago, y su
segundo comandante Ivan Doren, as como sus ayudantes el teniente Ernesto
Gonzlez y cabo Florencio Glvez. Uno de los oficiales que ms facilidad de
palabra tena en los ltimos meses antes del golpe para sealar que los
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americanos nos apoyan y nos dan asesora tcnica en todo, y contar detalles de
las reuniones con los representantes del ejrcito de EE.UU. a partir de noviembre
de 1972 para planificar el derrocamiento de Salvador Allende, era el coronel de
aviacin Ramn Gallegos Alonso, que fuera jefe de relaciones pblicas de la
Fuerza Area de Chile hasta agosto de 1973, y brazo derecho de la conspiracin
del ex comandante en jefe Csar Ruiz Danyau en la segunda quincena de ese
mismo mes, junto con los oficiales Juan Pablo Rojas, Guillermo Navarro
Vicencio, Ral Vargas y Antonio Quirs, en Santiago. En Antofagasta, norte de
Chile, el comandante de escuadrilla Juan Cvitanic, jefe de relaciones pblicas de
la Base de Cerro Moreno, era otro de los que contaban a sus amigos y trataba de
hacer propaganda al golpe relatando detalles del apoyo americano. Tambin el
comandante de grupo de Antofagasta, Patricio Araya Ugalde, a quien llamaban
el otro yo del general Ruiz Danyau. En el Grupo 10 de Los Cerrillos estaban
Germn Fuchslocher y Carlos Alvarez, y en el Grupo 2 de Quintero (cerca de
Santiago), el comandante de grupo Pablo Saldas Maripangue.
La gran mayora de la informacin sobre las reuniones de oficiales chilenos con
oficiales norteamericanos, a partir de noviembre de 1972, provienen de este tipo
de infidencias, cuando, al parecer, los conspiradores se encontraban
absolutamente seguros de que nada podra detener su maquinaria golpista. Por
supuesto, hay otros tipos de fuentes tambin para conocer lo que pasaba en el
interior del grupo conspirativo, realmente muy numeroso. Pero esas fuentes, por
ahora, no se pueden citar, porque pondra en peligro las vidas de muchos chilenos,
tanto civiles como militares, que siguen dentro de Chile en la fecha de
publicacin de este libro.
3) En estas elecciones parlamentarias, la Unidad Popular sac casi el 44 % de
la votacin, lo cual, para el sistema poltico chileno era un verdadero triunfo, ya
que ningn Gobierno chileno elegido democrticamente haba logrado subir su
porcentaje de votacin con respecto al sacado al momento de su eleccin
presidencial.
Un caso ilustrativo era el de Eduardo Frei: fue elegido en 1964 con el 56,0 % de
los votos; en 1965, para las elecciones parlamentarias, ese porcentaje baj a 42,3
%; tres aos ms tarde, su Gobierno sac en las elecciones municipales de
1967 el 35,58 %; y en las parlamentarias de 1969, el 21,8 %. Para el sistema
pluralista democrtico existente en Chile hasta el 11 de septiembre de 1973, esta
minora relativa no era seal de ilegitimidad, sino simplemente de medida de
apoyo o rechazo poltico a una gestin constitucional. Del mismo modo, en las
elecciones presidenciales de 1958, el candidato triunfante, Jorge Alessandri
Rodrguez sac slo el 31,2 %; pero era mayor cantidad que el segundo, Salvador
Allende, con 28,5 %; el tercero, Eduardo Frei, con 20,5 %; y el cuarto, el radical
Luis Bossay, con 15,4 %. Sin embargo, nadie cuestion la legitimidad de la
presidencia de Jorge Alessandri.
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2
Por qu asesinaron al General?
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El caso Schneider
Era el jueves 22 de octubre de 1970. Desde la noche del 4 de
septiembre del mismo ao, cuando el recuento de los votos en las
elecciones presidenciales sealaron el triunfo, por un escaso
margen de 30.000 electores en tres millones de votos emitidos
entre tres candidatos, para Salvador Allende, candidato de una
agrupacin de partidos de izquierda, el pas se haba estremecido
con los efectos de diversos intentos por impedir que Allende se
hiciera cargo de la presidencia de la Repblica.
Ese jueves 22 de octubre ocurri un hecho que, trgicamente
para los partidos polticos de la Unidad Popular, fue calificado por
sus dirigentes como la seal de que las Fuerzas Armadas
chilenas eran una institucin nica en Amrica Latina que no
tenan influencia del imperialismo norteamericano ni de la
oligarqua chilena y que por eso mismo, no constituan un factor
de peligro para el proceso de transformaciones socioeconmicas
que supona el programa de la Unidad Popular. Este error de
informacin de lo que realmente ocurri en el seno de las Fuerzas
Armadas chilenas entre el 4 de septiembre y 22 de octubre de
1970, fue el punto de partida desde el cual Salvador Allende fue
acumulando equivocacin tras equivocacin en su poltica respecto
a las Fuerzas Armadas, concedindoles, de hecho, todas las
facilidades para que concretaran su sangriento asalto a la
Administracin civil el 11 de septiembre de 1973.
Volvamos al jueves 22 de octubre de 1970. Y hagmoslo en el
lenguaje del parte policial del mayor Carlos Donoso Prez, a cargo
de la Vigsimo cuarta Comisara de Carabineros de Las Condes
(barrio oriente de Santiago).
A las 8.20 horas, ms o menos, en circunstancias que el seor
comandante en jefe del Ejrcito, general Ren Schneider Chereau,
se diriga a su despacho en el automvil fiscal conducido por el
cabo-chfer Leopoldo Mauna Morales, por la calle Martn de
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chilena se enterara de la sucia trama que se esconda tras el asesinato del general Rene Schneider, los altos mandos militares de
las tres ramas de las FF.AA. y de Carabineros, se pusieron de
acuerdo para revelar parte de la trama, sacrificar con el retiro de las
filas a una media docena de generales implicados, y permitir un
juicio suave al ex general Roberto Viaux Marambio, jefe de la
pandilla encargada de ejecutar a Ren Schneider y que estaba en
contacto directo con los hombres de la ITT y de la CA.
En suma, al revs de lo que dijeron los polticos de izquierda en
los tres aos que siguieron a este asesinato, la muerte del
comandante en jefe del Ejrcito chileno en octubre de 1970 sealaba el enorme grado de influencia que en l tena el Pentgono
norteamericano para cualquier poltica de liberacin por parte del
Gobierno de la Unidad Popular.
(En febrero de 1971, el autor de este reportaje convers con uno
de los encargados de la UP sobre las relaciones con las Fuerzas
Armadas, explicndole todo lo que saba sobre el asesinato de
Schneider y lo que eso significaba. ste le respondi: Si t
publicas eso, te van a dar cadena perpetua, o fusilamiento, por
traidor a la Patria al acusar de algo tan repugnante a nuestros
gloriosos institutos armados. En todo caso, se comprometi a
comunicar a Salvador Allende la historia, llevndose una copia de
un informe preparado por el autor de este reportaje. La respuesta
vino en el Mensaje Persidencial ante el Congreso, del 21 de mayo
de 1971, cuando, al referirse al papel de las Fuerzas Armadas en
el proceso de cambios de la va chilena hacia el socialismo,
Allende dijo que a pesar de algunos agoreros y catastrofistas que
dudan del patriotismo de nuestras fuerzas armadas... stas, por su
profesionalismo y respeto a la Constitucin, son LA GARANTA
del actual proceso de cambios.)
Desde ese momento, para los dirigentes de los partidos de la
Unidad Popular pas a ser un axioma que el general Ren
Schneider era smbolo del soldado con conciencia cvica y del
hombre que sirve a la Patria en la paz obedeciendo a las leyes
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de empresas norteamericanas.
As, la lucha presidencial de 1964, entre Salvador Allende
(apoyado por una alianza socialista-comunista, ms la mayor parte
del partido radical a nivel de bases) y Eduardo Frei (jefe del partido
democratacristiano, ms la alianza conservadora-liberal y un
pequeo sector del partido radical), se dio en un contexto de una
violenta campaa antiimperialista, un acuerdo generalizado sobre
la urgencia de una ley de reforma agraria y una movilizacin de
masas que no tena precedentes en la historia del pas. Incluso, los
democratacristianos, tomando la bandera del engao poltico al
pueblo, ya fracasados los radicales, los conservadores y los
liberales, plantearon la necesidad de una revolucin, pero en
libertad, que propona la expropiacin del latifundio, la reforma
bancaria, la expropiacin de algunos consorcios industriales
chilenos gigantes en manos privadas, la reforma tributaria y un
nuevo acuerdo con las compaas del cobre Anaconda y
Kennecott.
La situacin amenazaba ser crtica para los grupos dominantes
de la sociedad chilena, tanto norteamericanos como nacionales.
Hasta ese momento, a partir de 1945, el Gobierno de los Estados
Unidos y las empresas Anaconda, Kennecott, International
Telephone and Telegraph y American Foreign Power,
principalmente, haban manejado al Gobierno chileno y su Cmara
de diputados y senadores, a travs de sus empleados pagados en el
partido conservador, liberal y, sobre todo, en el radical. El
presidente radical Gabriel Gonzlez Videla, por ejemplo, despus
que dej la presidencia de la Repblica en 1948, fue premiado por
sus patrones norteamericanos de la Anaconda, la Kennecott, la
Anglo Lautaro y la Ford Motor, a quienes haba protegido durante
su Administracin, nombrndolo presidente de la filial chilena de
Radio Corporation of America, y vicepresidente del Banco Francs
e Italiano. As, entre 1948 y 1964, este Gabriel Gonzlez Videla
haba pasado de ser un abogado sin ninguna fortuna, a uno de los
hombres ms acaudalados de Chile, solamente recibiendo el pago
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recomend una serie de medidas para evitar el peligro de subversin popular en Chile. Las medidas estaban centradas en una
readecuacin de la capacidad de las Fuerzas Armadas chilenas para
hacerse cargo de la situacin en una circunstancia extrema.
Los generales norteamericanos ordenaron a la Fundacin Ford
que hiciera uso de su control de algunas universidades
norteamericanas y sudamericanas para iniciar un estudio cientfico
de los altos mandos de las fuerzas armadas chilenas. El socilogo
Roy Hansen, de la Universidad de California, opt por realizar una
memoria de graduacin sobre el tema. Al mismo tiempo, en la
American University, se iniciaron los estudios para realizar una
investigacin masiva, en profundidad, de la sociedad chilena,
inserto en lo que se llam el Proyecto Camelot. 5. A fines de
1964, Roy Hansen lleg a Chile, se conect con Alvaro Bunster en
la Universidad de Chile, el cual despus sera enganchado para el
Proyecto Camelot (curiosamente, Alvaro Bunster fue embajador
de Chile ante Gran Bretaa en la Administracin de Salvador
Allende) y a travs de la hermana de Bunster, Ximena, obtuvo el
statu de socilogo-investigador. Pero el centro de las operaciones
cientficas de Hansen, naturalmente, estaba en las Fuerzas Armadas
chilenas. Para operar all se conect con el secretario general de la
Academia de Guerra del Ejrcito chileno: coronel Ren Schneider
Chereau! El coronel Schneider permiti al norteamericano Hansen
el acceso ilimitado a la biblioteca de la Academia de Guerra, a sus
planes de estudio y a entrevistas personales con el cuerpo de
generales.
Al avanzar en su estudio, Hansen se encontr con que el Ejrcito chileno tena una superestructura destinada a una tropa inmensamente mayor a la que manejaba (un general por cada mil
hombres, es decir 32 generales para 32.000 hombres ms o menos,
y un coronel por cada doscientos hombres). Del mismo modo, vio
que la fuerza decisiva en el aparato militar de mi pas era el
Ejrcito. Concentr, entonces, su investigacin en l con la
preciosa ayuda del entonces coronel Ren Schneider Chereau. El
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tung.6
Desde 1968, el propio profesor Ren Schneider, despus de
largas sesiones de trabajo con los miembros de la misin militar
norteamericana en Santiago, comenz a desarrollar la teora
moderna de la seguridad nacional, que consista en sostener que el
verdadero significado de que las Fuerzas Armadas son la garanta
de la seguridad nacional tiene un doble carcter: la de seguridad
con respecto a los enemigos externos, y la de seguridad con
respecto a los enemigos internos, y que, en las condiciones
actuales de Chile, los enemigos internos de la seguridad
nacional son mucho ms peligrosos, reales y latentes que los
enemigos externos: Y, quines son esos enemigos internos?
Segn la teora del Pentgono, va general Ren Schneider, son
todos aquellos que, aprovechndose del descontento popular a
causa de injusticias sociales y abusos de los poseedores de la
riqueza, tratan de sacar a Chile del mundo occidental y cristiano
en que naci y est destinado a seguir viviendo. Entre esos
enemigos internos, por supuesto, se inscriben con honores los
que propician el socialismo marxista.
Cursos similares y teoras semejantes se desarrollaban, al
mismo tiempo, en la Marina, la Fuerza Area y el Cuerpo de
Carabineros. Todos a cargo de asesores norteamericanos de Inteligencia y todos a travs de altos mandos del tipo del general de
brigada Ren Schneider Chereau.
Sin embargo, mientras el Pentgono daba primera prioridad en
Chile al mejoramiento de sus relaciones con las Fuerzas Armadas
nativas, el propio Gobierno de Eduardo Frei, demasiado ocupado
en pavimentar el camino de los buenos negocios de las empresas
gigantes de los Estados Unidos, no escuchaba las peticiones
materiales de sus generales que, insuflados de un nuevo espritu
despus de tres aos de comenzar a adiestrarse para ser maestros
en el arte militar y en el arte del gobierno civil, exigan una mayor
participacin en el reparto de las riquezas generadas por el trabajo
de los obreros y campesinos chilenos.
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En la ltima semana de abril de 1970, hubo una reunin importante en la casa de Patricio Rojas, ministro del Interior del
Presidente Eduardo Frei, a la que asistieron el ministro de Hacienda, Andrs Zaldvar; el senador democratacristiano Patricio
Aylwin; el senador nacional (conservador) Pedro Ibez, y el
director de la empresa Manufacturera de Papeles y Cartones,
Arturo Matte Larrain. El tema de la conversacin fue nico: cmo
evitar que Salvador Allende fuera Presidente de la Repblica si
ganaba las elecciones en septiembre.
La Constitucin chilena vigente hasta el asalto fascista militar a
la democracia burguesa, estableca que si el candidato triunfante en
las elecciones presidenciales no obtiene la mitad ms uno de la
votacin, entonces, cincuenta das despus, el Parlamento podr
proclamar Presidente a cualquiera de los dos candidatos que hayan
obtenido las dos primeras mayoras. Es decir, el Parlamento poda
elegir al segundo. De esto se colgaron los contertulios de aquella
reunin para comenzar una campaa de opinin pblica con el
propsito de hacer elegir al segundo de Allende, fuera ste
Tomic o Alessandri. A fin de dar un barniz de legitimidad estatal
a esta maniobra, los contertulios acordaron pedirle al comandante
en jefe del Ejrcito, general Ren Schneider Chereau, que declarara
pblicamente que las Fuerzas Armadas garantizaran la eleccin
del segundo candidato presidencial, en caso de que fuera necesario.
Patricio Rojas habl con Schneider, y a travs de Andrs Zaldvar, se obtuvo que Agustn Edwards ordenara al director de su
peridico, El Mercurio, que hiciera entrevistar al general comandante en jefe del Ejrcito. El da 8 de mayo de 1970, en primera pgina, apareci la entrevista al general Schneider, el cual, en
sntesis, estableci los siguientes puntos:
El Ejrcito va a garantizar el veredicto constitucional.
El Ejrcito es garante de eleccin normal, de que asuma la
Presidencia de la Repblica quien sea elegido por el pueblo o por
el Congreso Pleno. (Esta era la esencia de la cuestin: Schneider
deca que los militares garantizaran la asuncin como Presidente
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poltica se present de manera distinta a como la haban planificado los dirigentes reaccionarios de la Democracia Cristiana, el
Partido Nacional y las comandancias en jefe de las Fuerzas
Armadas. Aun cuando los resultados fueron los previstos (Allende
con 1.075.000 votos, el 36,3 %; Alessandri con 1.036.000 votos el
34,9 %; y Tomic con 824.000 votos, el 27,8 %); la presin poltica era muy distinta a lo pensado. El triunfo relativo de Allende,
en la noche del 4 de septiembre, fue recibido por su milln de
simpatizantes con una explosin de entusiasmo, se hicieron fiestas
en las calles, manifestaciones en Santiago, Valparaso, Concepcin
y dems ciudades importantes... Y lo inesperado: grandes sectores
de la juventud democratacristiana y de obreros de ese partido, en la
misma noche del triunfo de Allende, salieron a unirse a las
manifestaciones de la Unidad Popular, formando una especie de
espontneo frente antiimperialista que, evidentemente, haca
aventurado y brutal elegir, en cincuenta das ms, como Presidente
de Chile al segundo.
Adems, el candidato Radomiro Tomic (el cual no estaba enterado del juego de su directiva manejada por Frei), al medioda del
5 de septiembre acudi a la casa de Salvador Allende para
saludarte como el ganador y futuro Presidente. Allende frente a
centenares de periodistas, abraz a Tomic y le respondi: Tu
gesto moral consolida nuestra amistad de treinta aos.
Haba que buscar un nuevo mtodo de escamotear el triunfo de
Allende. Apresuradamente, durante todo el domingo 6 de
septiembre, hubo reuniones secretas en las cuales participaron los
senadores Pedro Ibez y Francisco Bulnes, por parte del candidato
Alessandri; y los ministros de Hacienda, Andrs Zaldvar; de
Defensa, Sergio Ossa Pretot; de Economa, Carlos Figueroa; y del
Interior, Patricio Rojas, por parte del Gobierno de Eduardo Frei.
Separadamente, tambin se reunieron ese da los comandantes en
jefe de la Fuerza Area, general Carlos Guerraty; de la Marina,
almirante Jorge Porta ngulo; de carabineros, general Vicente
Huerta; y el jefe de la guarnicin de Santiago, general (de Ejrcito)
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Camilo Valenzuela.
En seguida, el general Valenzuela y el ministro de Defensa,
Ossa Pretot, tuvieron una conversacin con el comandante en jefe
del Ejrcito, general Schneider. La proposicin era muy simple:
Convencer a Eduardo Frei de la necesidad de impedir a toda costa
el triunfo de Allende en el Parlamento, por medio de una
insurreccin militar que desembocara en la renuncia de Frei, el
nombramiento de una Junta Militar de Gobierno y el llamamiento a
nuevas elecciones presidenciales, en el plazo de seis meses,
solamente entre dos candidatos. Para justificar la insurreccin
militar, se propona un plan de caos social provocado por un
pnico financiero y una oleada de atentados terroristas.
El general Schneider estuvo de acuerdo pero puso dos condiciones: primera, que l no participara en esa Junta Militar,
retirndose del servicio activo en el momento de la proyectada
insurreccin; y segunda, que se informara de estos proyectos a la
misin militar norteamericana, a fin de obtener su apoyo o
servicios de su experiencia.7
Desde la misma tarde del domingo 6 de septiembre, los conspiradores empezaron a poner en prctica lo acordado, comenzando
una gigantesca red de llamadas telefnicas, advirtiendo a los
usuarios que los marxistas se quedarn con todo el dinero y es
necesario retirar los ahorros y depsitos de cuentas bancarias.
Desde el lunes 7 de septiembre, los locales de los bancos
comerciales, estatales y de sistemas de ahorro y prstamo para
construccin de viviendas amanecieron con largas filas de
depositantes que deseaban retirar sus fondos. Dos semanas despus
de las elecciones, se haban retirado de las cuentas corrientes en el
sector privado en los bancos comerciales y el Banco del Estado,
611 millones de escudos (unos 50 millones de dlares); de los
depsitos de ahorro en el Banco del Estado, se retiraron en el
mismo perodo 54 millones de escudos (alrededor de 4,5 millones
de dlares); los retiros en fondos de certificados de ahorro
reajustable fueron de 11 millones de escudos (unos 900.000
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presidente en Nueva York de la ITT, haba sostenido una entrevista importante sobre el tema con William Broe, director
general de la CA para Amrica Latina.
El 9 de octubre, ya quedaba claro que la ITT en Washington,
que Nixon haba echado pie atrs a su decidida actitud de luz
verde del mes de septiembre, y el vicepresidente de la ITT en
Washington, William Merriam, remita un informe a John
McCone, ex director general de la CA y ahora miembro del
equipo ejecutivo de la ITT, en el que ironizaba diciendo que est
bastante sorprendido de saber que la Administracin Nixon est
dispuesta a tomar una actitud dura si Allende es elegido, y
comentaba sta es la primera cosa confortable que he odo.
A estas alturas, el Pentgono ya haba hecho conocer su opinin
a Nixon, y haba ordenado a su hombre en Santiago, Schneider,
que desmontara el golpe. Sin embargo, la ITT insista, y desde
Santiago, Hal Hendrix, director de relaciones pblicas de la ITT
para Amrica Latina (y agente de la CA), transmita a Edward
Guerrity, el 16 de octubre, lo siguiente:
Las posibilidades de un golpe de Estado son magras pero
existen... Una figura clave de esa posibilidad es la del general de
brigada en retiro Roberto Viaux Marambio. Pero adverta: Es un
hecho que la semana pasada Washington dio instrucciones a Viaux
de echarse atrs. Se tena la impresin de que no estaba
suficientemente preparado... Al parecer, algunos emisarios le
advirtieron a Viaux que si se mova prematuramente, su golpe sera
comparable a una Baha de Cochinos en Chile.
Hendrix no estaba contando todo a Guerrity. Ocurre que el da 3
de octubre, el otro agente de la CA, y coequipo de Hendrix,
Robert Berrellez, se haba reunido con Roberto Viaux y su suegro
Ral Igualt en el Country Club de Santiago, para examinar la
noticia de que Washington quera que Viaux cancelara el golpe.
Viaux cont a Berrellez que haba recibido un informe de
parte del general Schneider, en que se daba por cancelado
todo el plan. Berrellez fue de opinin de que hay traicin en
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de que por sobre todas las cosas, las Fuerzas Armadas chilenas
son profesionales y respetuosas de la Constitucin y las leyes.
Allende, as, convirti a Schneider en un smbolo de la lealtad de
la Patria. Y lo hizo a tal grado, que pronto, al menos por los
hechos posteriores, se autoconvenci de ello, y perdi fatalmente
de vista la verdad de que Schneider haba obedecido rdenes del
Pentgono hasta su muerte, y que la maquinaria que el Pentgono
tena en las Fuerzas Armadas chilenas estaba intacta, y l haba
estado de acuerdo en dejarla intacta siendo, como lo era, una
maquinaria de muerte apuntada hacia su propio pecho.
Y ahora qu?
El baleo y posterior muerte del comandante en jefe del Ejrcito,
general Ren Schneider, fue traumatizante para la generalidad de
los mandos de las tres ramas de las Fuerzas Armadas. Los mandos
de nivel medio y superior, que no conocan el verdadero argumento
de la trama golpista en que se haba enredado Schneider,
analizaron el suceso con la simpleza de un campesino: el general
fue asesinado por la inepcia de los polticos.
La imagen del general en retiro, Roberto Viaux, que hasta octubre representaba el renacimiento del ejrcito para muchos
mandos, estall como una pompa de jabn, pero, una vez ms, la
razn dada fue: Viaux se corrompi al tomar contacto con los
polticos.
En suma, dentro de la oficialidad del Ejrcito, la Fuerza Area y
la Marina, el comienzo del perodo presidencial de Allende
coincide con un violento sentimiento de odio y desprecio a los
civiles, que lleg a tomar la forma, en algunas asambleas
improvisadas en el Club Militar de Santiago (curiosamente ubicado
al lado de la Embajada de Brasil) de y qu pasa si les quitamos
pan y pedazo a estos payasos, y nos quedamos con todo?. La
pregunta, con el correr de los das tom el camino de la reflexin y
los contornos de una contrapregunta: Estamos los militares
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Los constitucionalistas
El equilibrio y la marginacin de la lucha poltica visible de las
Fuerzas Armadas lo mantenan un grupo de generales encabezados
por el propio comandante en jefe del Ejrcito, Carlos Prats
Gonzlez. Sus figuras ms conocidas estaban en el jefe de la
Primera Divisin, Joaqun Lagos Osorio; el jefe del Estado Mayor,
general Augusto Pinochet Ugarte; el general Hctor Bravo Muoz
(que despus sera enviado a la Divisin de Caballera en
reemplazo de Hernn Hiriart, cuando ste intent una insurreccin
militar en marzo de 1972 y fue dado de baja); y los generales
Javier Palacios Ruhman y Carlos Araya.
Carlos Prats era el vocero de los constitucionalistas, cuya
lnea general de conducta era apoyemos a Allende para que l nos
apoye a nosotros. Consigamos con Allende transformar nuestras
Fuerzas Armadas en una institucin de preparacin inmejorable, de
una situacin econmica elevada y de una capacidad efectiva.
Carlos Prats planteaba la tesis de que debemos trabajar para
formar "un Gobierno Allende-Fuerzas Armadas que se base en la
divisin de responsabilidades: Allende maneja a las masas de los
trabajadores, y nosotros manejamos el pas para que prospere.
Tenemos que ayudar a Allende a golpear tanto a los extremistas
de derecha como a los de izquierda.
La tesis de Carlos Prats, hasta octubre de 1972, o ms certeramente hasta marzo de 1973, fue la que tuvo mayor aceptacin en
los mandos altos, medios y bajos del Ejrcito y en los medios y
bajos de la Fuerza Area y la Marina. En el cuerpo de Carabineros,
el general director Jos Mara Seplveda Galindo era un adherente
entusiasta a este modo de pensar.
Precisamente por su moderacin, y porque permita hacer el
juego de esperar y ver, los generales reformistas agrupados en
la Academia de Guerra, y en estrecho contacto con el Pentgono,
se mantuvieron como apoyo constante a Carlos Prats hasta que la
situacin de estampida de las organizaciones de obreros,
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Notas
1) El lector encontrar un relato del intento cinco en el primer captulo de
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este libro. Del intento uno en el segundo captulo. De las insurrecciones militares
dos y tres en el tercer captulo. Y de los intentos cuatro, cinco y seis en el quinto
captulo. De la insurreccin militar nmero siete, la del 11 de septiembre, por
supuesto, estn los detalles en todo el libro, especialmente en el primero, cuarto,
quinto y sexto captulos.
2) Gran cantidad de documentacin probatoria de las remuneraciones ilcitas
recibidas por Gabriel Gonzlez Videla de parte de los consorcios norteamericanos
aparecieron en la revista chilena Vistazo, de noviembre y diciembre de 1962 y
julio de 1964; y en mis artculos La penetracin imperialista en Chile, en Causa
ML nmeros 1 al 9 y La historia sucia de los polticos demcratas, en el diario
Puro Chile, del 15 de marzo al 7 de abril de 1973. Lo mismo ocurri con el
caso de Rodolfo Michels, lo cual fue tan escandaloso que, en 1964, fue expulsado
del Partido Radical al ganar la directiva de esa agrupacin poltica la corriente de
izquierda que ms tarde apoyara la candidatura de Salvador Allende. La
expulsin fue por mantener relaciones ilcitas con la compaa extranjera
Anaconda. Sin embargo, la corriente de derecha del partido radical recuper un
ao ms tarde la direccin, y las relaciones con la Anaconda se reiniciaron.
3) Cuando en julio de 1971 se nacionalizaron las minas de cobre en Chile,
Robert Haldeman huy del pas precipitadamente (estaba acusado de fraude
tributario). En sus oficinas de Santiago de las minas de El Teniente, se
encontraron documentos que probaban conversaciones, sobornos, acuerdos contra
la propiedad estatal y compras de votacin en el Parlamento chileno. Eran unas
70.000 carillas de documentos. La revista Mayora, de diciembre 1971 a enero
de 1972, public copias de 100 de esos documentos, que reproducan las
conversaciones de Frei con Haldeman en 1973, el informe de Haldeman a su
Gobierno sobre Frei y documentos de sobornos a periodistas, parlamentarios y
polticos por hacer propaganda a favor de las compaas norteamericanas en su
trato tributario en Chile. El senador derechista Ral Morales Adriazola fue
enjuiciado por esto; pero la Corte de Apelaciones, aunque estableci que la
documentacin era verdadera, se declar incompetente para juzgar a Morales
Adriazola porque tena fuero parlamentario... y se neg a pedir el desafuero del
senador para juzgarlo! Los
periodistas sobornados eran en su mayora
democratacristianos, encabezados por Carlos Seplveda, actual presidente del
Colegio profesional chileno. Respecto a
Guillermo Correa Fuenzalida, ver
mayores detalles en La Historia yanqui de un
Presidente chileno, serie
publicada en Puro Chile, desde el 17 al 28 de febrero de 1973.
4) La denuncia concreta, procedente de EE.UU. sobre el fondo de 20 millones
de dlares para financiar la campaa presidencial de Eduardo Frei en 1964, vino
en el diario The Washington Post del da 6 de abril de 1973. Al citar un testigo,
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el diario dice que afirm: La intervencin del Gobierno de los EE.UU. fue escandalosa y casi obscena. Relat cmo 100 hombres de la CA entraron en Chile
para poner en prctica la campaa financiada por los 20 millones de dlares. Los
partidos polticos de Izquierda PS y MAPU, despus de esta noticia, recopilaron
la publicacin La historia yanqui de un Presidente de Chile, sobre las relaciones
entre Frei y los consorcios norteamericanos, la revista Causa ML, nmero 5, en
que se denunciaba lo mismo, y la publicacin punto Final del 8 de junio de
1973, Acta de acusacin contra Eduardo Frei, para presentar una acusacin
constitucional contra el senador Frei, en el Parlamento chileno, por prestar
servicios a una potencia extranjera durante su gestin presidencial. La acusacin,
por supuesto, fue rechazada por la mayora senatorial reaccionaria, pero los cargos
eran tan verdaderos y documentados, que Eduardo Frei no pudo querellarse contra
esas publicaciones. Las denuncias, adems, contenan facsmiles de las cartas
enviadas por David Rockefeller a Frei, y sus instrucciones econmicas
(publicadas previamente en revista Mayora, enero de 1972) junto a la
designacin de Ral Sez. He aqu algunos prrafos: ...entrevista del 12 de
noviembre de 1963, entre Robert Haldeman, vicepresidente de la Braden, y Frei
en la casa de Jos Claro Vial (yerno de Gabriel Gonzlez Videla) a peticin de
Frei. Dijo Frei: "Estoy seguro que si yo soy presidente, no habr problema en
REBAJAR los altos impuestos actuales ya sea por convenio, ley o contrato
ley... Aqu, en Chile, me siento ms cerca de Braden que de la Anaconda... El
seor Milliekn (de la Kennecott) es un hombre duro y seco. No pongo en duda su
gran inteligencia, pero no tiene el calor humano y cordialidad que tena mister
Roy Glover (jefe mundial de la Anaconda), con quien hice muy buena amistad Y
SIEMPRE ME AGRADECI por haber votado a favor de la Ley de Nuevo
Trato Texto segn versin del memorndum del funcionario de la Kennecott
Manuel Illanes (periodista chileno), encontrado en las oficinas de El Teniente, en
Santiago, despus de la nacionalizacin Otra cita: En agosto de 1968, la
publicacin de EE.UU. llamada "Hansons's Latinamerican Letter" afirmaba, en su
estudio sobre el Gobierno de Frei: "Ningn Gobierno de extrema derecha haba
tratado a las empresas norteamericanas con la generosidad con que lo hizo ste
con los acuerdos que firm. Su tratamiento excesivamente favorecedor, fue tan
falto de equilibrio y de juicio y tan perjudicial para los intereses de Chile, que
casi provoc hilaridad en Washington"
5) La relacin entre el Plan Camelot (para un detalle de l ver Espionaje en
Amrica Latina, de Gregorio Selser) y la investigacin de Roy Hansen, qued
demostrada en las sesiones de la Cmara de Diputados de Chile, de junio a
diciembre de 1965, convocadas por las revelaciones que sobre ese proyecto de
espionaje hicieron los diarios "El Siglo", mayo, junio y julio de 1965; el reportero.
Miroslav Popic y yo mismo, en Radio Portales de Santiago, en el programa
dominical periodstico La Gran Encuesta, de junio y julio de ese mismo ao.
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Como
se demostr en las declaraciones de Juan de Dios Carmona, ministro de Defensa
de Eduardo Frei en la poca del escndalo, a la Comisin Investigadora de la
Cmara de Diputados, el Ministerio de Defensa tena conocimiento de la
investigacin de Hansen y la autoriz porque no la consider espionaje. El
propio investigador Hansen escribe en su memoria que los datos fueron
recogidos durante una serie de tres viajes (totalizando quince semanas) a Chile
entre 1964 y 1965. Se entrevist a doscientos civiles chilenos, hubo entrevistas
intensivas con treinta y ocho generales y se distribuy un cuestionario a oficiales
activos de la Academia de Guerra y la Escuela Politcnica. Agrega que sus viajes
fueron entre diciembre de 1964 y junio de 1965, y que tuvo acceso a
documentacin de la Biblioteca del Estado Mayor del Ejrcito de Chile. Por su
parte, la introduccin del Plan Camelot en Chile estuvo a cargo del socilogo
Hugo Nuttini, quien tambin comenz por conectarse con Alvaro y Ximena
Bunster, para iniciar los contactos con el fin de formar un equipo de trabajo. Pero
una denuncia del socilogo noruego
Johan Galtung puso en alerta a los
periodistas de izquierda y vino el escndalo a partir de mayo de 1965. Para un
detalle de estos sucesos, ver mi libro Golpe de Estado contra Frei?
6) En agosto de 1968, en el nmero 2 de la revista Causa ML, en mi
artculo La penetracin norteamericana en las Fuerzas Armadas Chilenas, hice
las primeras denuncias documentadas sobre la introduccin de cursos
antimarxistas en la Escuela Bernardo O'Higgins. Tambin las hizo la revista
Punto Final, en 1969 y 1970. Por otro lado, a partir de la violenta campaa
presidencial de 1964, la expresin occidental y cristiano, comenz a ser usada
por los derechistas como oposicin al mundo oriental y ateo, definiendo la
lucha del capitalismo contra el comunismo. A partir de entonces, la expresin
mundo occidental y cristiano pas a tener el significado de mundo no
socialista, perdiendo la connotacin religiosa de la expresin cristiano.
Discursos, libros y tesis docentes de la derecha y las Fuerzas Armadas traen esa
expresin desde aquella poca. La inauguracin de los viajes del ltimo curso de
la Escuela Militar a la Zona del Canal, en 1968, se hizo en forma pblica, con un
discurso alusivo del entonces director de esa escuela, Ren Schneider Chereau.
Respecto a la orientacin global anticomunista de la enseanza militar chilena, ver
Las FF.AA. de Chile en la vida nacional, del teniente coronel Alberto Polloni.
7) Para un examen detallado de las reuniones conspirativas de los personajes
polticos civiles y militares en la conspiracin de octubre de 1970, ver El Caso
Schneider. Operacin Alfa; Chile al rojo, de Eduardo Labarca; Chile: una
economa de transicin?, de Sergio Ramos; coleccin del diario Puro Chile,
de noviembre de 1970; y reproduccin del informe del fiscal del proceso, en el
diario El Siglo de 5 de junio de 1971. Para la participacin del general
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Schneider en el complot,
denuncindolo de manera lateral, porque las
condiciones polticas del momento no
permitan destruir la imagen
constitucionalista de Schneider, ver la revista Causa ML, nmero 20, de enerofebrero de 1971, y el diario El Pueblo, de febrero, marzo y abril de 1971 (en
estas crnicas se denunciaba tambin la intromisin del Pentgono en el asunto).
Como documento anexo al hecho de las maquinaciones de la ITT y la CA, ver
Documentos Secretos de la ITT. La validez de las denuncias se prueba por el
hecho de que nunca los afectados pudieron querellarse contra los autores de los
reportajes y libros, aun cuando intentaron hacerlo.
8) La prueba ms espectacular de la participacin de Eduardo Frei en el
complot fue dada por el propio general en retiro Roberto Viaux Marambio al
confesrselo, en la crcel, a la periodista Florencia Varas, la cual lo public en el
libro Conversaciones con Viaux. De acuerdo a lo all establecido, y en investigaciones posteriores al escndalo provocado por esta confesin (se fue uno de
los cargos principales para la acusacin contra Eduardo Frei en el Parlamento
chileno en 1973, cuando ese poltico era presidente del Senado), se descubri
que los magnates Arturo Matte Larrain (del clan econmico Matte-AIessandri) y
Guillermo Carey Tagle, abogado de la Kennecott Copper, eran los contactos entre
Frei y el resto de los conspiradores, incluyendo a los norteamericanos. Viaux
explic a la periodista Varas detalladamente cmo Frei particip en la
conspiracin, pero pidi no ser asociado a ella pblicamente. El general en retiro
afirm que parece que las vacilaciones de Frei llevaron a los norteamericanos a
retirar repentinamente su apoyo al golpe.
9) Resulta trgico recordar ahora que Allende siempre insisti en su tesis de
que su gobierno no era socialista, sino que preparaba las condiciones para caminar hacia el socialismo sin violencia y sin destruccin previas. Basndose en esa
tesis, durante los tres aos de su Gobierno trat de convencer a sus enemigos
polticos de que si no se hacan las reformas del programa de la Unidad Popular,
la violencia social estallara irremediablemente, motorizada por los sectores ms
desposedos. Sin embargo, la cortina publicitaria de la derecha y de los Estados
Unidos cubri este verdadero pensamiento de Allende, y transform a su
Gobierno en socialista, e incluso en marxista, sin dar ninguna prueba de ello
ms que la reiteracin publicitaria. Los discursos y entrevistas de prensa de
Allende estn repletos de referencias a su programa no socialista y a su tesis de
que sus reformas eran la nica forma de impedir el desmoronamiento del sistema
social en que Chile viva. Citemos slo tres ejemplos.
Discurso de Allende el da primero de mayo de 1972, ante centenares de miles
de trabajadores: En primer lugar, claridad, entender bien, saber a dnde vamos,
qu meta debemos alcanzar en esta etapa. Yo he dicho honestamente: el Gobierno
que presido no es un Gobierno socialista. El Programa de la Unidad Popular no es
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3
El complot de los patrones
El paro de octubre pasado ha sido el intento de mayor envergadura para
impedir la consolidacin y el avance de los trabajadores en la direccin
del pas. Sus efectos inmediatos produjeron una prdida superior a los
doscientos millones de dlares.
Los generales reformistas, a travs de Orlando Urbina Herrera y Washington Carrasco, haban hecho saber a Orlando Senz
y sus asociados, que si ustedes quieren cambiar de presidente
como la Constitucin lo permite, con plebiscito, entonces estamos
de acuerdo, no entrabaremos esa accin. Los generales
constitucionalistas, a travs de Augusto Pinochet, haban hecho
saber lo mismo. Y los generales duros apoyaban el plan porque
tena que ver exactamente con lo que ellos planteaban desde
septiembre de 1970.
Sin embargo, los generales reformistas insistieron en que
ellos estimaban que haba un error de apreciacin en lo acordado
por la Sociedad de Fomento Fabril. Que todava no era tiempo de
entrar en temores, que la capacidad de Allende, su mueca
poltica como l mismo la llamaba, no estaba agotada para
calmar a los trabajadores y hacerlos entrar en razn.
Los dirigentes polticos del Partido Nacional, encabezados por
Onofre Jarpa y los senadores Pedro Ibez y Francisco Bulnes,
ms los diputados Patricio Phillips y Fernando Maturana y el grupo
de Eduardo Frei de la Democracia Cristiana, compuesto
principalmente por su ex ministro de Defensa, Juan de Dios
Carmona, los senadores Juan Hamilton y Patricio Aylwin y el
empleado del grupo Yarur-Rockefeller, Felipe Amunategui
Stewart, son los que recibieron el encargo de la Sociedad de Fomento Fabril, Sociedad Nacional de Agricultura y Confederacin
Nacional de la Produccin y el Comercio, de poner en marcha la
campaa.
El da primero de octubre de 1971, la Sociedad de Fomento
Fabril abri el fuego al publicar un comentario sobre ia gestin de
la Unidad Popular, dando un balance sobre los resultados
alcanzados: el Gobierno profundamente afectado en su prestigio y
expuesto a un juicio poltico; importantes sectores industriales
vejados y damnificados en sus derechos; una opinin pblica
desconcertada y perpleja; y lo que es peor: ninguno de los
objetivos buscados logrados.
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mierdas marxistas.
La marcha de las ollas vacas oblig a Allende a declarar
zona de emergencia la ciudad de Santiago, que qued bajo
jurisdiccin militar por algunos das. Haba sido la primera
etapa de la campaa para tratar de derrocar a Allende por
medios legales.
El rea social
El 9 de febrero de 1972, la mayora democratacristiana y
nacional en el Parlamento cumpli con las rdenes impartidas por
la Sociedad de Fomento Fabril poco ms de cuatro meses antes:
aprob una reforma constitucional para fijar las normas del rea
de Propiedad Social, cuyos autores haban sido Jos senadores
Juan Hamilton y Renn Fuentealba. (Juan Hamilton estaba ligado a
los magnates de la construccin Soza Cousio y a los monopolistas
del hierro Klein, los cuales, aunque chilenos, tenan todos sus
capitales en Suiza y Canad. Estos Klein fueron muy favorecidos
por el Gobierno de Eduardo Frei, y le instalaron al ex Presidente y
a otros polticos democratacristianos una cadena de hoteles de lujo
en la Costa Brava, Espaa, como pago por esos favores recibidos.)
La reforma constitucional de Hamilton y Fuentealba era una
verdadera bomba de tiempo: el presidente Allende estaba obligado
a promulgarla porque, si no lo haca, rompera la letra de la
Constitucin poltica, cosa que esperaban los opositores para
destituirlo. Y Allende no poda promulgarla porque su texto era
simplemente un congelamiento del rea de Propiedad Social,
dejndola intil como herramienta de activacin y ordenamiento
del aparato productivo nacional a fin de cumplir los planes de la
Unidad Popular. Una sntesis de esa reforma constitucional permite
sealar los siguientes puntos:
1) Dejaba dar en administracin, por razones tcnicas, las
compaas nacionalizadas del cobre a la propia Anaconda o a la
Kennecott. Es decir, permita revertir la nacionalizacin de un
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modo lateral.
2) Dejaba como rea de propiedad privada definitiva a
empresas monoplicas tan enormes como la Manufacturera de
Papeles y Cartones, empresa central del grupo oligrquico MatteAlessandri. (En Chile haba once clanes oligrquicos dueos de la
mayor y mejor parte de la economa nacional, en estrecha
asociacin con capitales de los Estados Unidos.)
3) Dejaba a salvo de expropiaciones la distribucin del
petrleo y sus derivados, lo que significaba la libertad de negocio
de la Esso Standard Oil, de los Rockefeller, y de la Shell, inglesa,
asocindose
con
grupos
empresariales
como
la
COPEC, de la familia del senador Francisco Bulnes Sanfuentes,
componente de otro de los once clanes.
4) Declaraba ilegales todos los traspasos de monopolios
privados a propiedad del Estado anteriores al 20 de octubre de
1971, con lo cual dejaba reducida prcticamente a cero el rea de
propiedad social, a menos que el Parlamento aprobara esos
traspasos, en discusin caso por caso.
5) Obligaba a que el Gobierno enviara al Parlamento cada caso
de nuevo monopolio a expropiar, para que esta expropiacin fuera
aprobada por el Parlamento. Como en el Parlamento haba mayora
de la reaccin, era fcil prever que el rea de propiedad social no
creara jams, a menos de conquistar la mayora parlamentaria para
el Gobierno en marzo de 1973, fecha constitucional para el
cambio de la Cmara de Diputados completa y la mitad del
Senado.
Con esta descarada defensa de los intereses monoplicos
norteamericanos y chilenos, la mayora del Parlamento pretenda
poner contra la pared al Gobierno Allende. Si aprobaba la
promulgacin de la reforma, su esquema econmico se
desfondaba; si la rechazaba, se pona fuera de la Constitucin. Era
la segunda etapa en la campaa iniciada por los polticos
reaccionarios por mandato de la Sociedad de Fomento Fabril.
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Un ministro general
Durante todo el mes de febrero, marzo y primera semana de
abril, la campaa desatada por la Democracia Cristiana y el Partido
Nacional para defender a los consumidores del desabastecimiento,
el alza de los precios, el mercado negro y el sectarismo de la
Unidad Popular estaba alcanzando el punto mximo. Su xito en
muchos sectores, fue notorio en las elecciones para nuevas
directivas de sindicatos de empleados. En ellas los candidatos de la
Unidad Popular eran derrotados por los democratacristianos e
incluso por los nacionales. Un ala del partido radical, encabezada
por su ex presidente, senador Luis Bossay Leiva, que haba
formado el Partido de Izquierda Radical, abandon el Gobierno y
se pas a la oposicin, planteando que no podemos aceptar ser
cmplices en un proceso que tiende a salirse de la Constitucin y
no resuelve los problemas de las masas. Luis Bossay Leiva y dems miembros principales del PIR recibieron grandes sumas de
dinero de la oligarqua para formar el partido.
El 6 de abril, Allende respondi con un golpe de efecto.
Reorganiz su Gabinete, con la novedad de nombrar ministro de
Minera a un general de brigada en servicio activo, Pedro Palacios
Camern. Con esto, Allende pretenda mostrarle a los opositores
que planteaban ya la resistencia civil, que tena en un puo a
las Fuerzas Armadas; y como sucede en todo rgimen de
dominacin de una clase sobre otra, quien tiene las Fuerzas
Armadas es la clase que domina. Slo que en Chile pareca haber
un contrasentido bastante grave: las Fuerzas Armadas eran de la
burguesa, y el Gobierno de Allende pretenda ser del proletariado.
Cmo podan estar apoyando las Fuerzas Armadas de una clase al
pretendido dominio de otra?
Cuando en los primeros das de abril de 1972 Allende plante al
general Carlos Prats Gonzlez la necesidad de incluir a un militar
en servicio activo en el nuevo Gabinete, ste le respondi que lo
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3
Los Generales dicen okey
La situacin no era buena para Allende porque, mientras l
viajaba por diversos pases, en Washington, el Latinamerican Desk
del Pentgono analizaba lo sucedido durante el paro del mes de
octubre, y llegaba a la conclusin de que era necesario planificar,
antes de que fuera tarde, en cooperacin con las Fuerzas Armadas
chilenas el derrocamiento de Allende. El Pentgono, a partir de la
experiencia de octubre, haba llegado a la conclusin que la
insurreccin popular en Chile est en el punto de despegue y hay
que impedirle hacerlo. Del mismo modo, estim que Salvador
Allende ya no estaba en posicin de controlar la insurreccin
popular y, por eso mismo, resultaba inocuo no contribuir a
derrocarlo y reemplazarlo por un rgimen duro, de fuerza, que
desarticulara la organizacin de los trabajadores a fin de prevenir el
peligro subversivo desde abajo.
Durante los catorce das que Allende estuvo fuera de Chile, en
Washington, los generales del Pentgono, sin consultar o informar
a Nixon, su Presidente, decidieron dar luz verde para que los
generales chilenos intentaran derrocar a Allende de una manera
eficaz, drstica y segura.
Cuando en noviembre de 1972 Salvador Allende fue recibido
por el general Carlos Prats, Vicepresidente de la Repblica, y le
hizo entrega del mando de la nacin, ya estaban en la capital los
emisarios del Pentgono para iniciar las conversaciones con los
generales chilenos dispuestos a intentar la gran aventura militar. Y
en esa aventura, por decisin del Pentgono, deba quedar fuera
Carlos Prats Gonzlez. De tal modo que ni Prats ni Allende saban,
el 19 de noviembre de 1972, que los das del Gobierno
constitucional estaban contados, y los haban contado en ingls.
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Fuerzas Armadas.
La Sociedad de Fomento Fabril discuti con la Sociedad Nacional de Agricultura y con la Confederacin Nacional de la
Produccin y el Comercio y estuvieron de acuerdo, en general, con
los mismos puntos.
Se desat la campaa electoral con el lema pblico por parte de
los reaccionarios de conseguir los dos tercios para destituir a
Allende. El lema del candidato a senador nacional por Santiago,
Onofre Jarpa, era: No nos hace falta un nuevo Parlamento, sino
un nuevo Gobierno.
Sin embargo, la campaa electoral, por parte de los partidos de
derecha, se dio de tal modo, que pronto eran muchos los que daban
cuenta que la eleccin misma era un mero pretexto. El diario de
izquierda Puro Chile, por ejemplo, durante todo el mes de
febrero denunci en sus editoriales que a la Sociedad de Fomento
Fabril, a la Sociedad Nacional de Agricultura y a la Confederacin
Nacional de la Produccin y el Comercio, no les interesa que sus
polticos, como Frei y Jarpa, lleguen al senado para legislar. Les
interesa que lleguen para derrocar al Gobierno de Allende de
alguna manera recubierta de constitucionalidad. As, en esencia,
para la derecha en este pas, la obtencin de los dos tercios en el
Parlamento es apenas un accidente. Se puede dar o no se puede dar.
Si lo consiguen, destituirn a Allende despus del 21 de mayo. Si
no lo consiguen, llevarn adelante su complot para destituirlo de
todas maneras, recurriendo a los altos mandos fascistas que en
nuestras Fuerzas Armadas se han dejado engaar por sus cantos de
sirena. El peligro del golpe comenzar en la misma noche del 4 de
marzo. El imperialismo norteamericano ya ha dado orden a sus
lacayos en Chile que derroquen al Gobierno constitucional de
cualquier manera. Por eso, el pueblo tiene que estar alerta. No tiene
que dejarse engaar con la idea de que en las elecciones se
resuelve el problema del Poder. En las elecciones no se resuelve
nada. El problema del Poder se resuelve preparndose para
enfrentarse a los fascistas en su propio terreno y con sus propias
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armas. Claro, es cierto que hay que luchar para que el enemigo no
saque los dos tercios en marzo. Pero eso es fcil conseguirlo. Se ve
en la calle, en las poblaciones, en las fbricas y los asentamientos
campesinos. Lo duro es lo otro. Y eso hay que conseguirlo.
Organizar, los obreros como dirigentes, a los campesinos,
empleados y dems sectores patriotas entre los pequeos y
medianos empresarios, para formar un muro imbatible para la
contrarrevolucin fascista, y enseguida destruirla con sus propios
mtodos.
Este tipo de editorial en el diario Puro Chile causaba muchos
problemas en el seno de la Unidad Popular (excepto en un sector
importante del partido socialista y el Movimiento de Izquierda
Revolucionaria, donde haba el mismo pensamiento que en el
peridico), la cual, bajo el mando personal de Allende, y con el
apoyo total de la directiva del partido comunista, haba afrontado
las elecciones parlamentarias de marzo como la nica tarea de
las organizaciones populares, que haban demostrado una enorme
fuerza durante el paro empresarial de octubre de 1972. Basndose
en esta lnea general, se haba dado una lucha muy fuerte por
reemplazar las directivas de los cordones industriales, que estaban
en manos de sectores avanzados del partido socialista, del MIR, del
PCR y de partidos independientes de izquierda, por cuadros que
siguieran la senda indicada por Salvador Allende y sus ministros
comunistas: a Hacer la revolucin es producir.
Sin embargo, la idea de los cordones industriales era otra. Era la
de formar batallones de masas para detener la contrarevolucin
armada. Esto fue catalogado de infantilismo de izquierda por las
publicaciones oficiales de la UP controladas por el Presidente y por
los partidos que le acompaaban.
Para los redactores de diarios como Puro Chile el problema
tambin estaba, adems de consolidar el pensamiento de prepararse para la lucha, en advertir al pueblo de que la conspiracin
fascista tena hondas races en los altos mandos de las Fuerzas
Armadas, sin que esta denuncia significara el cierre del peridico
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Notas
1) La intromisin del Pentgono en los esfuerzos de la oligarqua chilena para
derrocar a Allende fue denunciada por Julio Zapata Bernales, en una serie de
artculos en el suplemento dominical de Puro Chile, en diciembre y enero de
1972 y 1973 respectivamente, titulados: Anatoma de un golpe de Estado, Cmo
la gran burguesa quiere derrocar a Allende, El fascismo como tcnica del golpe
de Estado, Estados Unidos detrs de Frei y Jarpa, La Sociedad de Fomento
Fabril y El imperialismo: golpe. Estos reportajes revelaban la orientacin general
de las instrucciones de aislar al general Prats, dejar en segundo plano a los
polticos, crear el poder gremial, base del fascismo, y llevar a los altos mandos
militares a formar un bloque conspirativo. La revista Punto Final, de marzo y
abril de 1973, retom estas denuncias acerca de los planes del Pentgono. En julio
de 1973, despus de que el da 20 de ese mes el general Washington Carrasco
viaj a Santiago para hablar con su comandante Csar Guevara Fuentes y quince
oficiales ms de un esquema para que Santiago pueda ser atacado por aviones
desde La Serena, Quintero y Concepcin, salieron a la luz pblica ms detalles
de la intromisin del Pentgono (publicados en Chile Hoy, de agosto y
septiembre de 1973).
2) En octubre de 1972, a propsito de la tctica a seguir para derrotar la
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conspiracin patronal, se produjo la primera crisis entre las directivas del partido
comunista y el partido socialista, y entre Carlos Altamirano y Salvador Allende,
dirigentes mximos de los socialistas. Allende entenda que Altamirano se
desbarrancaba por el ultraizquierdismo, y lo haca saber en alta voz a quien
quisiera escucharlo. Esto se reflej en violentsimos ataques personales a Carlos
Altamirano, desde el diario Puro Chile, en noviembre y diciembre de 1973, por
columnistas y redactores simpatizantes de Allende y de la directiva del partido
comunista. En enero de 1973, a propsito de una discusin sobre las Juntas de
Abastecimientos y Precios (organizaciones populares para controlar la
especulacin y la distribucin de los alimentos) con el ministro de Hacienda
Fernando Flores, el Presidente grit, delante del equipo de prensa de La
Moneda, que los partidos de la UP le tenan aburrido, que eran una bolsa de
gatos y que no saban guiar al pueblo. Desde meses antes, a partir de la crisis de
diciembre de 1971, por la marcha de las ollas vacas montada por la derecha,
Allende haba expresado semipblicamente estas mismas
ideas, lo que
aprovechaban los diarios de derecha, especialmente La Tribuna, para incluso
titular en primera pgina sobre el tema {Allende hasta la coronilla con la UP, de
La
Tribuna,
primera
semana
de
septiembre
de
1972).
Tal vez por estas circunstancias, el general Prats opin ante sus colegas militares
que Allende estaba a punto de estar maduro para unirse con las Fuerzas
Armadas en su Gobierno. Sin embargo, los hechos posteriores demostraron que el
Presidente nunca tuvo esa intencin, aun cuando sus declaraciones pblicas
pudieran inducir a pensar lo contrario. Sobre esta crisis de conduccin y trizadura
en la cpula de la Unidad Popular, hay mayor material de juicio en el captulo
quinto de este libro.
3) A partir de abril de 1973, los diarios El Siglo, Ultima Hora, Puro
Chile,
y las revistas Punto Final, Chile Hoy, De Frente y "El Rebelde"
denunciaron
constantemente las andanzas conspirativas de Juan de Dios Carmona, Patricio
Phillips, Eduardo Frei y Pedro Ibez; y de los generales Oscar Bonilla y Csar
Ruiz Danyau, adems del almirante Marino. La situacin lleg a su clima en
agosto
de 1973, cuando Allende acept el retiro de Ruiz Danyau y se decidi a pedir el
retiro de scar Bonilla junto a otros cinco generales y del almirante Merino en la
segunda quincena de septiembre. Pero el golpe vino antes. Ver el documento de
Joan Garcs, ya citado, y el detalle de estos sucesos en el captulo quinto de este
libro.
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5
El general no es honorable
Usted tendr siempre mi lealtad incondicional, Presidente.
Chile?
Seguir manteniendo la seguridad interna de nuestro pas,
protegiendo la soberana y luchando para que quienes no conocen
nuestras Fuerzas Armadas no continen tratando de dividirlas, lo
que no lograrn...
Todo este suceso, ya a fines de agosto de 1973, probaba que la
maquinacin militar montada por orden del Pentgono de los
EE.UU. para derribar a Salvador Allende, destruir la democracia
burguesa chilena, reemplazarla por un Gobierno fascista incluso
ms brutal que el de Brasil, y articular un frente comn en el
cono sur de Amrica Latina contra el progreso y el desarrollo de
los pueblos, ya estaba funcionando.
Demostraba tambin que el general Manuel Torres de la Cruz
haba evaluado bien el grado de desarticulacin de los partidos de
la Unidad Popular, la posicin indecisa y suicida de Salvador
Allende y el partido comunista de Chile, al plantear su tesis de los
seis puntos en los allanamientos masivos. El haba dicho que los
marxistas no se atrevern a pararnos... nos tienen un miedo
pnico. Y los hechos lo estaban demostrando. El haba dicho no
se atrevern a empujar al populacho contra nosotros, porque
tambin le tienen miedo pnico el Presidente y sus apoyos
comunistas. Y los hechos, desgraciadamene, seguan demostrndolo.
Los allanamientos protagonizados por las tropas de la Fuerza
Area, la Marina, el Ejrcito y Carabineros, a lo largo de todo
Chile, haban sido hechos con una brutalidad sin lmites. Haban
destrozado maquinarias, muebles de modestos obreros en sus
casas, ropas, libros, herramientas, archivos de regionales de la
Central nica de Trabajadores. Haban golpeado brutalmente a
hombres, mujeres e incluso nios indefensos. Un batalln de la
Fuerza Area, en Santiago, haba allanado el Cementerio Metropolitano, en el sur de la ciudad, de noche, desplegando un gigantesco aparato de guerra incluso con helicpteros artillados. Sus
enemigos haban sido dos cuidadores del cementerio, a quienes
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abril y 105 en mayo... (de esos atentados, slo cien haban sido
investigados habiendo cado presos 83 hechores... Y todos haban
sido dejados libres por los tribunales de justicia!); que la Corte
Suprema de Justicia, a peticin expresa del director del
departamento de personal del Ejrcito, general Oscar Bonilla
(hombre de Frei, dijo Rodrguez Grez, repitiendo la definicin
que le daban Juan de Dios Carmona y Juan Hamilton en cualquier
reunin social en Santiago), el 26 de mayo haba enviado un oficio
pblico al presidente Allende, sumamente insolente, en que le
representaba por ensima vez la actitud ilegal de la autoridad
administrativa en la ilcita intromisin en asuntos judiciales y le
adverta no ya una crisis del estado de derecho, sino una
perentoria o inminente quiebra de la juricidad del pas; que el
prestigio interno del comandante en jefe del Ejrcito, Carlos Prats,
estaba por los suelos; que no slo conspiraban algunos altos mandos militares, sino tambin Frei, Jarpa y otros polticos de
derechas; que la Agencia Central de Inteligencia de los EEUU,
opinaba que las condiciones estaban maduras para provocar un
golpe militar-civil; que los latifundistas chilenos, a travs de
Benjamn Matte, presidente de la Sociedad Nacional de
Agricultura, estaban de acuerdo en que haba llegado el momento
de derrocar a Allende; y que, por ltimo, la organizacin Patria y
Libertad contaba con la lealtad de por lo menos un regimiento de
Santiago, el Blindados Nmero 2, ya que su comandante, el
teniente coronel Roberto Souper Onfray era miembro activo de la
organizacin fascista y, adems, hermano de su dirigente regional
(en Concepcin) del mismo grupo.
El general en retiro Viaux Marambio (que estaba siendo
protegido abiertamente por la Corte Suprema, al serle rebajada la
pena de presidio de veinte aos de crcel que le corresponda por
su responsabilidad intelectual en el asesinato del general Ren
Schneider Chereau, a slo dos aos) estuvo de acuerdo con
Rodrguez Grez y le dio un esquema. Segn cont Rodrguez Grez
ms tarde a Benjamn Matte, y ste, borracho, pocos das antes del
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para pedirle que se vaya y que deje a los dems generales crear el
poder militar. La manifestacin haba sido pedida por los
generales en contacto con el Pentgono para ablandar el nimo
del general Prats, ya que haban acordado enviar al general scar
Bonilla a la casa del comandante en jefe titular del Ejrcito, para
pedirle en nombre del cuerpo de generales; que renuncie... porque
usted es una vergenza para nuestra institucin, por su apoyo
demasiado leal al Gobierno de Allende. Bonilla tena el encargo,
adems, de decirle a Prats que no poda resistirse porque tenemos
todas las medidas tomadas para limpiar de una vez la honra de
nuestras Fuerzas Armadas.
Pero, dejemos que relate ese gravsimo momento el economista
espaol Joan Garcs, asesor personal de Allende y testigo directo
de estos hechos, segn lo hizo en un documento a la Asamblea de
las Naciones Unidas el 9 de octubre de 1973:
El da martes, la derecha organiza una manifestacin de
mujeres ante la casa del ministro de Defensa. Las mujeres le
insultan soezmente y le exigen que abandone las filas del Ejrcito.
El servicio de Inteligencia fotografa a las esposas de seis generales
y de otros altos oficiales. Esa tarde, el general Prats, enfermo y en
cama, es visitado por el general Bonilla hombre de Frei, cuya
mujer se encontraba entre los manifestantes quien le aconseja
que renuncie como comandante jefe titular del Ejrcito. Pocos
minutos despus de la partida del general Bonilla llega el
presidente Allende a casa del general Prats. Este le manifiesta su
impresin de que en el Ejrcito se est tramando una traicin, y
conversa con el Presidente sobre las medidas adecuadas para
hacerlo fracasar.
De regreso a su residencia particular, el Presidente recibe la
visita del ministro del Interior y del general subrogante de
Carabineros, general Urrutia. Tiene invitados a comer a varios
generales del Ejrcito y, al frente de ellos, Augusto Pinochet.
Objeto de las conversaciones: medidas contra el golpe de Estado en
gestacin. Pasada la medianoche, el Presidente convoca a los
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el fascismo.
Los ltimos das
El diario El Mercurio reflejaba ya el 31 de agosto la situacin
nacional. En su primera pgina, traa una noticia procedente de
Valparaso que deca as:
Con la firma del juez naval, vicealmirante Jos Toribio Merino, comandante en jefe de la Primera Zona Naval, se present la
peticin de desafuero contra el senador socialista, Carlos
Altamirano, y del diputado mapucista, scar Garretn.
La peticin de desafuero se fundamenta en el respaldo entregado por ambos parlamentarios a los marineros que intentaron
apoderarse de dos buques de la Armada para desencadenar una
guerra civil.15
Ya haba 20 provincias, de las 25 que tiene Chile, en que los
dueos de camiones y colegios profesionales manejados por
democratacristianos y nacionales estaban en huelga.
Tambin en primera pgina, con ilustracin fotogrfica del
general en retiro en uniforme, El Mercurio informaba:
El prximo martes viajar a Paraguay el general (R) Roberto
Viaux Marambio, quien saldr en libertad a las 24 horas del lunes.
Viaux cumplir en dicho pas la pena de extraamiento a que lo
conden la justicia militar en relacin a los procesos acumulados
por los sucesos del Regimiento Tacna y los que culminaron con la
muerte del general Ren Schneider, comandante en jefe del
Ejrcito. El general (R) Viaux debe cumplir una condena de cinco
aos fuera del pas.
En la segunda pgina del mismo peridico, haba un estudio
titulado Impedimentos Constitucionales para el Desempeo
Presidencial, preparado por un profesor de Derecho Constitucional
de la Universidad Catlica de Chile. Al lado, en la seccin de
comentarios, uno titulado La Patria y la Conciencia Militar, que
terminaba con el siguiente prrafo: En consecuencia, y de modo
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Notas
1) En el aspecto presupuestario, la dedicacin del Gobierno de
Allende por dar un tratamiento especial a las FF.AA. fue realmente
notable. Cifras obtenidas de El Estado de la Hacienda Pblica, de los
ministros de Hacienda Amrico Zorrilla y Orlando Millas, para 1971 y
1972, daban los siguientes indicadores:
En 1971, el presupuesto en escudos para las FF.AA. era el 8,9% del
presupuesto fiscal total. Para 1972, subi al 10,2 %.
En 1971, el presupuesto en dlares para las FF.AA. era el 13,1 % del
presupuesto fiscal en dlares. Para 1972, subi a 14,6 %.
En 1971, er presupuesto de Defensa era slo 17 % mayor que el de
Salud. En 1972 el presupuesto de Defensa ya era 35 % mayor que el de
Salud.
En 1971, el presupuesto de Defensa equivala al 49,5% del presupuesto
de Educacin. En 1972, el presupuesto de Defensa ya era el 61,3 % del
de Educacin.
El 16 de noviembre de 1971, se aprob que el Ministerio de Hacienda
entregara un presupuesto extra de 390.972.000 escudos (unos 32 millones
de dlares) para iniciar un plan quinquenal de la UP para equipar de
viviendas a las Fuerzas Armadas (se proyectaban unas 7.000 viviendas
para oficiales y suboficiales). En el diario La Nacin, del 15 de enero
de 1972, se informaba que el general scar Bonilla, director de Personal
del Ejrcito, haba pronunciado un discurso en la entrega de 56 nuevas
viviendas a los oficiales, diciendo: Slo estamos comenzando. Rotunda e
inconmovible es nuestra decisin y nuestra conviccin de seguir
adelante... La institucin se ha planteado esta iniciativa y luchar por ella,
consciente de que defiende algo vital para cada uno de sus integrantes. Y
agregaba el mismo peridico: Por su parte, el funcionario de Gobierno
que asisti a la ceremonia de entrega de casas, dijo que "en el nuevo plan
para este ao, se contempla un nmero mayor de viviendas para entregar
en forma extraordinaria al cuadro permanente del Ejrcito".
2) Para un detalle adicional sobre estos planes de estudio
confeccionados en el Pentgono norteamericano, ver Causa ML, nm.
8, mayo de 1969, que public el texto completo del Manual FM 31-15,
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El infierno
Los excesos de la Junta son tan sistemticos, que se acercan al
genocidio.
(Palabras de Leopoldo Torres, de Madrid, presidente del Movimiento
Internacional de Juristas Catlicos)
A las diez de la noche del 10 de septiembre, los pocos borrachos rezagados en los bares del puerto de la ciudad de Valparaso,
vieron algo no acostumbrado: las naves de la Escuadra de Guerra,
que haba zarpado diez horas antes desde all mismo, con el
supuesto propsito de unirse a cuatro naves de guerra de los
EE.UU. para iniciar los ejercicios blicos anuales llamados Operacin Unitas, haban regresado al puerto... y estaban desembarcando sus tropas que se desplegaban por la ciudad!
Contingentes de la Infantera de Marina, bajo el mando personal
del contralmirante Sergio Huidobro, estaban ocupando el gasgeno
de la Estacin Cerro Barn, la Intendencia, la plaza Arturo Prat, la
Estacin de Ferrocarriles y otros sitios estratgicos... grupos de
tropa de Carabineros se mezclaban con ellos.
En la comandancia naval de la Primera Zona, en Valparaso, el
comandante en jefe de la Marina, almirante Ral Montero Cornejo,
era arrestado personalmente por el vicealmirante Jos Toribio
Merino, depuesto y dejado bajo custodia por un capitn de fragata
armado de subametralladora, hasta que las cosas se aclaren
maana. Merino tom el mando de la Marina, en presencia de los
almirantes dirigidos por Patricio Carvajal Prado, quien, despus de
la ceremonia insurreccional, viaj apresuradamente a Santiago para
hacerse cargo de su puesto de combate, en el Ministerio de
Defensa, a pocos metros del Palacio de Gobierno.
A esa hora, un oficial de Carabineros de Valparaso, sin tener
idea de lo que realmente estaba sucediendo, inform a la Direccin
de Carreteras en Santiago que los marinos estn montando un
operativo en busca de armas tremendo, estn por todas partes en
la ciudad. Despus hubo silencio y las comunicaciones telefnicas
con Valparaso, desde la capital, se cortaron.1
Lo que pasaba era que la Marina, cumpliendo con el plan de
accin final acordado el 7 de septiembre, en el mismo puerto, con
el general de Ejrcito Augusto Pinochet, haba simulado salir a alta
mar con su Escuadra de Guerra el da 10, y regresado a puerto,
cerca de la medianoche, dividindose en dos. La mitad se qued en
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Provincia de Linares: Cerca de 20 asesinados de un total programado de 100. Jefe militar: coronel Gabriel del Ro Espinosa.
Provincia de Maule: De un total buscado de cerca de 100 civiles, lograron cazar y asesinar a unos 20. Jefe militar: teniente
coronel Rubn Castillo Whyte.
Provincia de Nuble: La lista de exterminio pasaba de los 500. A
la medianoche del da 11 de septiembre informaron a la central de
Inteligencia en Santiago, que slo haban conseguido dar de baja
a 98 de los buscados. Jefe de las fuerzas de ocupacin: coronel
Juan Toro Dvila.
Provincias de Concepcin y Arauco: Bajo el mando conjunto
del general de brigada Washington Carrasco Fernndez y el contralmirante Jorge Paredes Wetzer. En Concepcin, de un total
buscado de 2.000 civiles, lograron asesinar cerca de 250. En la
provincia de Arauco, de un total buscado de alrededor de 500,
asesinaron cerca de 100.
Provincia de Bo Bo: 120 cazados y asesinados de un total
buscado de ms o menos 800 personas. Jefe militar: coronel
Alfredo Rehren Pulido.
Provincia de Malleco: De un total aproximado de 400 buscados, las fuerzas de ocupacin lograron cazar y ejecutar a unos 80.
Jefes militares: tenientes coroneles Elias Bacigalupo Soracco y
Alejandro Morel Donoso.
Provincia de Cautn: 150 ejecuciones de un total programado
de 600. Jefes militares: coronel Hernn Ramrez Ramrez y teniente coronel Pablo Iturriaga Marchesse.
Provincia de Valdivia: La lista de motores del marxismo
tena alrededor de 200 nombres. Se logr la captura y muerte de
cerca de 40. Jefe de las fuerzas invasoras: el general de brigada
Hctor Bravo Muoz.
Provincia de Osorno: Las fuerzas invasoras, a cargo del teniente coronel Lizardo Simn Abarca Maggi, lograron la captura y
muerte de alrededor de 140 civiles de un total buscado cercano a
los 600.
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Las mujeres
Los equipos de torturadores militares, graduados en la Es cuela de las Amricas en la Zona del Canal, han demostrado con
las mujeres chilenas una especie de conocimiento general de la
bestialidad humana que los coloca muy por encima de sus maestros norteamericanos, a juzgar por lo que sabemos. 9
Una profesora universitaria, de la sede Oriente de Santiago
de la Universidad de Chile, casada, dos hijos, que estuvo cuarenta das detenida en el Estadio Nacional, hace un memorndum para el autor de este libro, sobre el trato a las prisione ras de guerra:
Se las obligaba a permanecer todo el da boca abajo, con
las manos sobre la nuca y las piernas abiertas... Haba filas
de prisioneras hincadas o paradas contra los muros, y al menor
movimiento eran golpeadas, pateadas... Y en varios casos, lo vi,
baleadas... En los camarines de seis por cinco metros haba cien
mujeres. Comida una sola vez al da (a las 16 o 17 horas). Haba
dos grupos mayoritarios de prisioneras: obreras y profesiona les universitarias... Muchachas y mujeres adultas fueron veja das, obligadas a desnudarse, manoseadas e insultadas como prembulo a los interrogatorios... Las profesoras haban sido sacadas desde las propias salas de clase con los brazos en alto...
Un grupo de maestras de escuela tuvo una peregrinacin abyecta: en la comisin investigadora una de ellas fue pelada al ra pe... Luego a los Cerros de Chena, siempre con los ojos vendados... Para ir a los servicios higinicos deban hacerlo con guardias que aprovechaban para manosearlas y golpearlas... Las
interrogaban desnudas, les aplicaban corriente elctrica en la
boca, las manos, los pezones, la vagina, desparramaban agua
sobre sus cuerpos para que el dolor fuera ms intenso. Las palabras con que se dirigan a ellas eran propias de degenerados y
las hacan repetir continuamente ''yo soy huevona", "yo soy huevona"... Una profesional de un hospital fue llevada al recinto
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naval de la Quinta Normal. All estuvo tres das sin poder dormir nunca, sometida a torturas elctricas cada ciertas horas.
Tambin a ella se le aplic electricidad en la vagina. Despus
la llevaron al Estadio Nacional. Fue llevada a interrogatorio de
nuevo, tambin con los ojos vendados. Esta vez, al parecer fue
en el Veldromo, donde ya se haba instalado la cmara de torturas. Fuera de corrientes elctricas, esta vez se le oblig a tomar algo con la mano. Le haban puesto una inyeccin, que supuso de pentotal y que la tena algo mareada, pero consciente. Al
momento, sinti que era un miembro masculino que, al contac to con su mano, se puso erecto. Se lo introdujeron en la boca,
donde eyacul.10
Hay otros memorndum de prisioneras que despus lograron
comunicarse con el autor de este libro. En esencia relatan lo
mismo, aunque agregan que algunos oficiales les contaban que
tenan mtodos de interrogatorio fuerte para ablandar, para
sacar informacin y para intimidar moralmente.
Y algunas novedades en esos otros memorndum: Las acostaban desnudas, sobre las tablas, y desparramaban cera derre tida sobre el vientre... Hubo violaciones de a grupo o indivi dual. "Muvete puta marxista", le decan. "Si no contestas vas
a tener que chuparle el pico hasta al general Pinochet, puta de
mierda", les decan tambin. "Otros oficiales comenzaban por
introducirme un dedo en la vagina, con la intencin de excitarme...
Hay muchos ejemplos, las pginas de los peridicos del
mundo estn llenos de ellos. Los cementerios de Chile estn
cubiertos de cadveres mutilados. Quisiera citar, como una especie de resumen del arte de la tortura aplicado en mi pas
por los militares, el testimonio aparecido en el diario El Tiem po, de Bogot, en las ediciones del 26 y 27 de marzo de 1974,
bajo la firma de autenticidad del columnista Daniel Samper
Pizano. El testigo es un estudiante universitario de Valparaso
y dice esto:
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El comienzo
En realidad, es difcil establecer el punto exacto en que se inici
esta especie de desenfreno mortal contra centenares de miles de
chilenos (en los hechos ms de un milln de adultos) cuyo gran
pecado es ser partidarios de la izquierda. Puede haber algunos
puntos de partida, como el de este cable del 29 de septiembre de
1972, procedente de Santiago de Chile, de la agencia espaola
EFE:
En medios eclesisticos de Santiago se confirm hoy la muerte de
un sacerdote espaol, Juan Alsina, durante los sucesos ocurridos a
partir del movimiento militar que derroc al desaparecido
presidente Salvador Allende. Su cadver apareci el pasado jueves
en el ro Mapocho, que cruza Santiago, con disparos en la espalda.
Otro sacerdote espaol, Antonio Gid, est siendo buscado por las
Fuerzas Armadas y Carabineros de Quillota, bajo la acusacin de
estar vinculado a actividades extremistas.
O quizs, este otro cable, del 28 de septiembre, procedente de
Montreal, de la Agence France Presse:
Tres sacerdotes canadienses expulsados de Chile denunciaron
hoy, a su llegada, la campaa de asesinatos por millares y
delacin generalizada que sigui al golpe militar del 11 de
septiembre. El padre Jean Latulippe, quien colaboraba con un
organismo de iniciativa popular, cont que segn un testimonio del
que no poda dudar, los ocupantes de un camin militar
registraron el 13 de septiembre a un peatn de unos 20 aos y, al
encontrar en su poder una navaja, un oficial desenfund su pistola
y lo mat en el acto. Arrojaron el cadver al camin, y aconsejaron
al testigo que se fuera cuanto antes. Es evidente que los soldados
tenan la libertad de matar a quien les pareciera... Pero la represin
de dirigentes de las organizaciones populares estaba perfectamente
organizada.
Hay tambin otros casos, como los atestiguados por el parlamentario chileno Eduardo Contreras, en la provincia de Nuble:
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Brady y le dijo que tomara las medidas del caso y "que si no iba a
tomarlas que se lo dijera directamente". (A esa hora, Brady estaba
en conferencia con los generales Sergio Arellano Stark, jefe de las
fuerzas de ocupacin de la ciudad de Santiago; con el general
Ernesto Baeza Michelsen, jefe de las fuerzas de ocupacin del
centro de Santiago; y con el general Javier Palacios Ruhman, jefe
de las fuerzas de ocupacin y destruccin de La Moneda.)
A las 07.30 el presidente Allende llegaba al Palacio de La
Moneda.
A las 7.45 se puso en contacto telefnico con Luis Figueroa
(comunista), presidente de la Central nica de Trabajadores.
A las 7.55 grab su primer mensaje al pas transmitido por
Radio Corporacin (socialista).
A las 8.00 llam telefnicamente a Rolando Caldern
(socialista), secretario general de la CUT. Hasta ese momento
haba reiterado sus intentos de comunicarse con los comandantes
en jefe, sin xito. Manifest que tema que estuvieran
comprometidos. Indic igualmente que el general Orlando Ubina
(Inspector General del Ejrcito) no estaba en su casa y tampoco lo
estaba el Almirante Montero.
A las 8.20 el edecn areo del Presidente, comandante Roberto
Snchez, llam por telfono en el momento en que el doctor
Allende estaba grabando la segunda alocucin radiofnica. El
comandante Snchez le indic que se encontraba en el Grupo Siete
de la Fuerza Area (en Santiago) donde haba ido a informarse y
que el general Gabriel Van Schowen (Jefe del Estado Mayor del
Aire) le haba manifestado que tena dispuesto un avin para el
presidente Allende. La respuesta a este mensaje fue la siguiente:
"Dgale al general Van Schowen que el Presidente de Chile no
arranca (no huye) en un avin, y que sepa cumplir con su deber de
soldado.
A las 8.30 se escuch por la radio en La Moneda la primera
proclama de la Junta Militar.
El infierno se haba desatado finalmente sobre Chile. Toda la
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Notas
1) El almirante Jos Toribio Merino, en el diario La Tercera, del 19 de
septiembre de 1973, dijo: Yo acuartel la guarnicin de Valparaso con el
pretexto de buscar armas. Un cuarto para las seis comenz el plan "silencio". Los
buques haban regresado. Cortamos todos los telfonos, menos uno, y todas las
radios, menos la de la Armada. Se dej el telfono para que una persona llamara a
Santiago a Allende... A la hora justa que nosotros planeamos se supo en San
tiago. "Pero ya todo el pas estaba controlado por las Fuerzas Armadas y
Carabineros. Por su parte, Augusto Pinochet, muy ufano de su blitzkrieg contra
el pueblo chileno, deca en el diario La Opinin, de Buenos Aires, el 5 de octubre de 1973:
...slo algunos oficiales saban lo que haramos. Los envi a Antofagasta,
Iquique, Concepcin y Valdivia con los ltimos detalles, para evitar que se
produjeran muertes intiles, desrdenes. Lo mantuve en secreto hasta 14 horas
antes del advenimiento de la Junta de Gobierno Militar. Todo sali de acuerdo a
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torturas realizadas por estos tcnicos militares, segn unas denuncias de obispos
catlicos, lderes protestantes y rabinos judos en Chile.
12) En septiembre de 1973, el grupo Pro Justicia y Paz de Chicago, escriba un
informe titulado Chile: Hora Cero, que deca: La poltica de EE.UU. en Chile no fue:
dejmosle solo, sino: cortemos su yugular, quitmosle la comida y el agua,
forcmosle a morirse econmicamente y despus mirmosle caer. Mientras
suspendan toda ayuda econmica, los EE.UU. seguan contentos enviando ayuda
militar a la nacin y ocurri que la ayuda econmica militar de Nixon a Chile en
1974 es la ms grande jams recibida. Nixon es tan inocente en Chile como lo fue en
la ltima campaa electoral: Chile es un Watergate con pasaporte (tomado de
Dilogo Social, 9 de octubre de 1973, Panam).
Cable de la AP, del 11 de septiembre de 1973: ...para el ao fiscal de
1974, el presupuesto del Gobierno Nixon tena asignado UN MILLN DE
DOLARES para el adiestramiento de oficiales chilenos, una de las cifras
ms altas para cualquier pas del mundo.
Instituto de Estudios Estratgicos d Londres, informe anual de 1973:
Chile fue en 1972, el pas latinoamericano con ms alto gasto militar per
capita: 36 dlares por habitante, que equivalen al 4,6 % del PNB.
Los 40 dlares por muerto producido por los generales chilenos, tuvieron
un fruto impresionante, segn recopilacin de informaciones oficiales a
travs de cables AP, UPI, EFE y AFP:
24 de octubre de 1973. El Agricultural Department de EE.UU. presta 24
millones de dlares a la Junta para adquirir trigo. Haba sido pedido el 26 de
septiembre por los generales, y es el mayor crdito en la historia de
Chile para ese propsito. Durante los tres aos de Allende, slo se
obtuvieron 3.200.000 dlares. Entre 1962 y 1965, se obtuvieron 6.500.000 dlares.
8 de noviembre de 1973. 20.000.000 de dlares para electrificacin rural.
9 de noviembre de 1973. 24.000.000 de dlares para artculos manufacturados,
concedidos por el Manufacturers Hannover Trust, y 20.000.000 de dlares para el
Banco Central; 8 bancos de EE.UU. y 2 de Canad ofrecen 150.000.000 de dlares en
prstamos a la Junta. James Green, presidente de la Asociacin de Banqueros de
Nueva York, al firmar el convenio, dice: Extender la mano al nuevo Gobierno
chileno, en una ayuda psicolgica y de buena fe.
14 de noviembre de 1973. 28.000.000 de dlares de prstamo para comprar
maz, del Agricultural Department de EE.UU., batiendo otro rcord para
Chile (por supuesto a tres aos plazo y 9,5 % a 10,5 % de inters anual).
12 de diciembre de 1973. 80.000.000 de dlares del FMI, batiendo otro
rcord para Chile.
18 de enero de 1974. El BID ha concedido 128.000.000 de dlares en
prstamos a la Junta. En los ltimos 14 aos, antes del 11 de septiembre de
1973, Chile haba recibido un total de 314,1 millones de dlares del BID.
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Apndice
El Pentgono, la C. I A. Kssinger y los generales de la junta
chilena
En los ltimos veintids das de septiembre de 1974 ocurrieron tres sucesos dramticos, dos en Estados Unidos y uno
en Argentina, los cuales, aparentemente desconectados entre
s, fueron, sin embargo, parte de la trama que conduce a conocer el argumento completo del derrocamiento sangriento del
gobierno constitucional de Chile en septiembre de 1973, la participacin de sectores de poder de los Estados Unidos en l, y
las maniobras que hoy se hacen para ocultar a los verdaderos
actores estadounidenses de esa trgica pieza fascista.
Los tres sucesos son los siguientes:
1) El New York Times, el 8 de septiembre, da a conocer
pruebas irrefutables (con los extractos del testimonio del propio
jefe de la CA) de los esfuerzos del gobierno norteamericano,
entre 1970 y 1973, para derrocar al gobierno chileno de la poca.
2) El presidente de los Estados Unidos, en una conferencia
de prensa sostenida el 17 de septiembre, admite como vlidos
los esfuerzos del gobierno de su pas para derrocar al extinto
presidente Allende, de Chile.
3) El 30 de septiembre, es asesinado en Buenos Aires el ex
comandante en jefe del ejrcito chileno, general de divisin (R)
Carlos Prats Gonzlez.
Los dos primeros sucesos dejaban en claro las siguientes
cosas: La CA gast ms de ocho millones de dlares entre 1970
y 1973 para derribar el gobierno legal de Chile, y lo hizo con
el visto bueno, la aprobacin y la complacencia del presidente
de los Estados Unidos; el secretario de estado Henry Kissinger
aprob personalmente el complot. El actual presidente de los
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Estados Unidos encuentra moralmente apropiado que la Casa Blanca conspire para cambiar gobiernos en otros pases.
Hasta aqu, todo claro, excepto por un pequeo, importante, y fundamental detalle.
No fue la CA la que tuvo un papel fundamental en los preparativos para el derrocamiento y asesinato de Allende y posterior masacre del pueblo chileno. Al revs, la CA cometi
errores de apreciacin (asesinato del comandante en jefe del
ejrcito chileno en octubre de 1970, general de divisin Ren
Schneider) y de subestimacin de la capacidad de organizacin del pueblo chileno (gran huelga empresarial de octubre
de 1972). Errores que le costaron perder el liderato en el
complot norteamericano para acabar con el gobierno
constitucional de Santiago. Y no fue la CA, sino el Pentgono
quien convenci, soborn y planific, en unin con los actuales
generales de la Junta fascista chilena, el asesinato de la
democracia en mi pas.
As pues, la publicacin en septiembre de 1974 de los testimonios de William E. Colby, director de la Agencia Central de
Inteligencia, dados en abril del mismo ao en una audiencia topsecret del senado norteamericano, para qu serva en realidad?
Notoriamente, para dos propsitos: uno, hacer de la CA un
chivo expiatorio norteamericano de la ingerencia del gobierno
de Washington en los sucesos de Chile, y, dos, para desestabilizar la posicin del Secretario de estado Henry Kissinger en la actual pbltica interna de los Estados Unidos.
Del segundo suceso no me ocupar aqu porque corresponde a problemas internos de la poltica de los Estados Unidos,
que no me incumben. Pero del primero s me ocupar, porque
tiene que ver con el infierno que los generales del Pentgono,
va sus tteres militares en las fuerzas armadas chilenas,
desataron en mi patria.
Para qu poda uno pensar se destapaba as, en septiembre de 1974, el papel intervencionista de la CA en los asun337 ________________________________________________________
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orden a los generales chilenos asesinar a Allende y a la democracia burguesa chilena? Para impedir por medio de ese
asesinato real e histrico, aunque transitoriamente, que el pueblo chileno hiciera la revolucin social y se liberara del control
que sobre l tienen los grandes consorcios multinacionales con
casa matriz en Estados Unidos. Dicho de otro modo, los gene rales chilenos, al derrocar a Allende, lo hicieron para proteger,
primero, los intereses de grandes empresas monoplicas norteamericanas, y, segundo, los intereses de grandes empresas
monoplicas chilenas.
Los hechos posteriores al 11 de septiembre de 1973 prueban
este hecho, y hacen comprender por qu el Pentgono, complejo
militar estrechamente ligado a los intereses monoplicos de
los grandes consorcios norteamericanos, fue el jefe de toda la
conspiracin.
Quince das despus del golpe militar, el 26 de septiembre
de 1973, los generales chilenos piden al Departamento de Agricultura de los Estados Unidos un prstamo de 24 millones de
dlares para comprar trigo. Era el mayor crdito pedido en la
historia de Chile para ese propsito al gobierno de Washington.
El 24 de octubre... menos de treinta das despus... fue concedido. Veinte das ms tarde, el 14 de noviembre, el mismo
Departamento de Agricultura concede un prstamo de 28
millones de dlares a los generales chilenos, para comprar
maz, en los Estados Unidos, por supuesto.
Es bueno saber que durante el perodo de Allende, tres
aos, ese departamento yanqui le concedi prstamos por tres
millones de dlares. A los generales, en dos meses, 52 millones
de dlares.
El 9 de noviembre, es decir, cinco das antes, el
Manufacturers Hannover Trust de Nueva York presta 24
millones de dlares a los generales para compra de artculos
de consumo habitual.
El da 2 de marzo de 1974, el ministro de Economa de los
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FIN
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