Bourdieu Pierre - La Fotografía Un Arte Medio PDF
Bourdieu Pierre - La Fotografía Un Arte Medio PDF
Bourdieu Pierre - La Fotografía Un Arte Medio PDF
Pierre Bourdieu
FOTO
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RAFA
Ttulo original: Un art mo)'en. Fssoi sur les u.\Hgr.\ sccnux de la photowaj)hif'
Versin castellana de Tununa Mercado
Revisin del texto: Sara Snchez
Diseo de la cubierta: Estud Coma
Fotografa de la cubiertajoscp Hernndez Casanovas
Asesores de la coleccin: joan Fontcuberta, Joan Naranjo.jorge Ribalta
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puede asumir ningn tipo de responsabilidad en caso de error u omisin.
A Rnsuunul Aron
ndice
Prlogo a la presente edicin por Anloni Estrad .. .. .. . ..
35
37
Primera parte
1.
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Perre Bourdie
Devotos o transgresores?
Distinciones de clase y clase distinguida
2.
56
69
80
87
135
Pierre Bourdieu.
Un arte que imita al arte
El "gusto brbaro"
La jerarqua de las legitimidades... .. . .. ..
..
135
139
162
Segunda parte
l.
175
,. .. .. .
178
189
2.
3.
La retrica de la figura
LuI' Boltanski
2i
El peridico y la instantnea
Alusin y elipse
La ostentacin de la objetividad
208
216
221
Efectismo y engao
Grard Lagneau
235
Un gnero de compromiso
236
5.
La fotografa retratada
Pierre Bourdieu y la captura de lo social
Anton i Estrad
242
24 i
De entrada, In bsico. El libro que usted tiene ahora entre sus
manos es un libro como muy pocos. No en vano, esta obra
marc en su momento un triple punto de inflexin: en la trayectoria cientfica de su principal autor, en la consideracin
intelectual de la fotografa, y en la sociologa del arte y de la
257
258
de decisiones
Reminiscencia esttica y pertenencia social
261
270
cultura a escala inte-rnacional. Con ser todo ello muy importante no es quiz lo decisivo para el lector, Lo que al lector pro-
2H:'J
285
298
Conclusiones
Imgenes y fantasmas
331
Hobert Castel
Un smbolo sobrevalorado
Fantasmas latentes e imgenes manifiestas
Exorcismo y sublimacin
334
346
359
379
Apndice
El cuestionario
ndice de nombres y temas
Lista de ilustraciones
383
401
407
413
l. El autor
10
La adquisicin de un oficio
teora de la prctica, pero tambin, y al mismo tiempo, una teora reflexiva, que se interroga sobre lo que supone adoptar un
punto de vista terico sobre el mundo social. Esta profunda
imbricacin entre teora y prctica separa a Bourdieu de otros
"grandes tericos" europeos contemporneos, como puedan
ser Anthony Giddens,Jrgen Habermas o Niklas Luhmann.
Otro signo distintivo de la innovacin que representa la
forma de hacer sociologa propia de Pierre Bourdieu es su clarsima apuesta por el trabajo colectivo, por constituir un equipo de investigadores que permita emprender proyectos de cierta envergadura. Esto es algo que l considera bsico por varias
razones. En primer lugar, es la va ms efectiva para transmitir
un oficio, la mejor pedagoga. Ensear sociologa es, por encima de todo, ensear a hacer sociologa. Y, como la carpintera,
esto se aprende practicando. En segundo lugar, slo un grupo
suficientemente numeroso y bien articulado puede asumir
simultneamente varios estudios y abordar cada uno de ellos
desde diferentes ngulos. Tal interfecundacin tiene unos efectos multiplicadores nada despreciables. Sin ellos no se explicaran ni la elevada productividad ni la calidad intrnseca de los
artculos que genera esta factora.
Finalmente, una ltima caracterstica que cabra destacar es
la voluntad que Bourdieu manifiesta de resistir, en la medida
de lo posible, la tendencia a la fragmentacin de la ciencia
social. No acepta ningn encasillamiento temtico, ni por
"reas de especializacin": las divisiones al uso entre las diferentes "sociologas de" (sociologa del trabajo, sociologa de la
religin, sociologa rural, sociologa de la educacin ... ) le
parecen un reflejo perverso de la compartimentacin en asignaturas propia de los planes docentes universitarios-a los que,
por regla general,juzga severamente-o Segn l, en cada investigacin, sea cual sea de entrada su tema aparente, hay que
movilizar todo el capital de recursos y de conocimientos adquirido hasta la fecha. Plantearse el estudio de un hecho social no
significa aislarlo, sino, al contrario, re conectarlo con las mltiples dimensiones de lo social. Un acto tan simple, aparentemente, como comprarse una camisa puede revelarse como algo
muy complejo si se tienen en cuenta los factores de toda ndole
que en l intervienen (estticos, econmicos, generacionales,
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microgrupales, de clase, de gnero, influencias familiares, educativas, de los medios de comunicacin, de las modas o de la
tradicin, del estado de nimo, por citar slo algunos). Cuando
la gente se viste, no podemos dejar de lado todo aquello de lo
que se reviste, porqu ah radica el significado propiamente
social de esta conducta. Bourdieu intenta educar nuestra mirada para que seamos capaces de percihir todas estas interconexiones. Por ello se siente molesto cuando el discurso y la prctica dominantes en el mundo acadmico imponen cortes y
separaciones artificiales que obstaculizan nuestra comprensin
de la realidad. Y, no contentos con eso, los perpetan en sus
esquemas de clasificacin, en sus categoras y en sus denominaciones, y socializan en esta visin a los aprendices de socilogo.
Al final del recorrido volvemos a encontrarnos con la proverbial reticencia de Bourdieu frente a las etiquetas, que era el
tema con el cual abramos esta seccin.
Todos los aspectos resaltados hasta ahora como caractersticos de la concepcin renovadora de la sociologa que posee
Pierre Bourdieu se ponen de relieve en el libro que, a partir de
este momento, va a centrar nuestro comentario. En efecto, Un
arte medio constituye un ejemplo paradigmtico de la integracin de teora y empiria, de lo que supone un verdadero trabajo de equipo y, por ltimo, de una perspectiva relacional que se
niega a separar lo indivisible. En este caso, a travs de la fotografa, Bourdieu no se olvida de retratar tambin todo el trasfondo social que la hace posible y que le confiere sus mltiples
significados. La fuerza de esta obra se explica en parte por tales
motivos, pero su inters y lo que necesitamos saber sobre ella
no se agotan aqu.
11. La obra
17
ta encargo
Hemos dado ya una mnima respuesta a nuestras dos primeras
preguntas sobre el cundo y el dnde. Va siendo hora, por
tanto, de decir algo a propsito de quin anda detrs del asunto. Si decidimos mantener nuestro smil detectivesco, se trata
ahora de averiguar quin cometi el crimen. Pero antes nos
podemos preguntar, si hay indicios que lo hagan verosmil,
quin lo encarg y a quin busc para realizarlo. Y en qu
medida la naturaleza del encargo condicion la forma de llevarlo a cabo.
En este aspecto no hay misterio alguno. Un arte medio es,
efectivamente, un trabajo de encargo. Quien 10 comisiona es la
firma Kodak-Path. Precisamente mientras se elabora el estu-
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19
20
iniciando as una fulgurante carrera como empresario intelectual que le llevara, aos ms tarde, a crear su propia revista e
incluso, en el ltimo perodo, su propio sello editorial.
J<..(
equipo
Bourdieu recluta a sus colaboradores progresivamente, a medida que transcurre la fase de preparacin del proyecto. De entrada, el crculo es restringido. Participan inicialmente, aparte de
Raymond Aron realizando una labor de tutela y supervisin, la
que a finales de 1962 se convertir en la esposa de Bourdieu,
Maric-Claire Bourdieu, con quien investiga sobre la fotografa
en el medio rural; su viejo camarada de la cole Normale JeanClaude Passeron, que resultar ser uno de sus compaeros de
trabajo ms asiduos y que se ocupa de estudiar los usos de la
fotografa por los obreros de la Re nau lt: Raymonde Moulin,
que trabaja desde Lille, a donde Bourdieu se trasladar durante dos cursos acadmicos, entre 1962 y 1964; y, finalmente,
Dominique Schnapper, la hija mayor del propio Aron, casada
con el historiador del arte Antaine Schnappcr desde 1957 y
residente en Bolonia, quien analizar el club de fotografa de
aquella ciudad italiana.
Este primer ncleo se ampla en aos sucesivos. No todos
los que se incorporan a l tomarn parte en la redaccin final,
pero hay que mencionar, como mnimo, a los que s lo harn.
Ellos son -adems de la ya mencionada Dominique SchnapperLuc Boltanski, Roben Castel. Jean-Claude Chamboredon y
Grard Lagneau. El equipo que se acaba formando es, en conjunto, de una gran calidad. Cuando uno lo contempla ahora,
cuarenta aos despus, llama la atencin encontrar tantos nombres seeros de la sociologa francesa contempornea reunidos en un mismo estudio. Boltanski, Schnapper, Passeron,
Castel, Chamboredon ... son, en la actualidad, personalidades
intelectuales por mritos propios y figuras de relieve en la cole
des Hautes tudes de Pars. Tambin es verdad que todos ellos,
en momentos diferentes y por causas diversas, se fueron separando de su primer mentor, y que algunos incluso se convertiran, ms tarde, en adversarios acrrimos de Pierre Bourdieu.
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m enfoque
Con la handa ya formada, llega el momento de planear el golpe.
Por donde se va a atacar y con qu armas se cuenta? Cuestiones
de mtodo, que conviene aclarar para que la operacin no fracase.
En primer lugar, parece prudente evitar quedar demasiado
atrapado por quien realiz el encargo, poder hacer uno las
cosas un poco a su aire. Pierre Bourdieu est convencido, desde
los mismos inicios de su carrera, de la necesidad de que el cientfico social defienda su autonoma frente a todas aquellas instancias que podran coartarla. Es por ello que se aplica en conseguir el mximo grado de independencia posible a la hora de
fijar los objetivos del estudio y de determinar la metodologa
que se va a utilizar. Al final, y como resultado de esta manera de
proceder, el producto obtenido se va a parecer muy poco al
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23
gica. De forma se-mejante a lo que ocurre con la obra prcticamente coetnea La construccin social de la realidad. de Peter
Berger y Thomas Luckmann, que formula una sociologa del
conocimiento centrada en los saberes ordinarios y en las rutinas de la vida cotidiana, y no, como hicieran Karl Mannhcim o
Max Scheler, en los grandes sistemas de ideas y en la alta cultura, Bourdieu, Castel y compaa dan, con Un arte medio, un giro
copernicano a la manera tradicional de tratar la fotografa.
Obsesionados por la cuestin de la calidad, la mayor parte de
los que han escrito sobre el particular se han olvidado de lo
que realmente caracteriza al fenmeno fotogrfico: la cantidad. O 10 que viene a ser lo mismo, Sil proliferacin. FI hecho
decisivo de que cada vez un mayor nmero de gente acceda a
practicar ese tipo de actividad. Una teora de la prctica no
poda dejar que algo as pasase desapercibido, que quedase
fuera de cmara.
Ante una realidad compleja y extensa, que queremos captar por entero, se impone adoptar una perspectiva panormica. Esto es lo que deciden hacer nuestros autores. En captulos
sucesivos, abordan las diversas caras del problema. Tras una
primera parte, muyjugosa, en la que Bourdieu distingue entre
las que llama "prctica corriente" y "prctica devota" de la fotografa, y examina sus presupuestos y sus motivaciones, encontramos unas contribuciones ms temticas, redactadas por algunos de sus colaboradores, sobre aspectos como la publicidad,
los peridicos, las revistas ilustradas. los foto-clubes de aficionados, los fotgrafos profesionales los que tienen aspiraciones
artsticas. El libro se convierte as en un retablo casi enciclopdico, o, por utilizar una metfora ms apropiada, en un inmenso lbum de fotos, donde se consignan y se registran los diferentes "usos sociales de la fotografa".
En cuanto a los aspectos metodolgicos, la obra que comentamos tambin marca un hito. Sobre esto seremos ms parcos;
no porque revista menor importancia, sino para no cansar
demasiado al lector. Nos limitaremos a hacer constar dos cosas.
De un lado, el amplio abanico de recursos y de tcnicas que se
han aplicado: uso de estadsticas ajenas y elaboracin de algunas propias, entrevistas en profundidad, observacin sobre el
terreno, cuestionarios masivos, anlisis de contenido de publi-
24
La ejecucin (parntesis)
Sobre la ejecucin en s no hay mucho que decir. Cualquier crimen que se precie exige mucho ms tiempo de planificacin y
de preparacin que de realizacin efectiva. El caso que nos trae
de cabeza es, sin embargo, algo distinto, dada la complejidad
de la tarea y el nmero de participantes. Con todo, ms all de
reconocer en l bastante esfuerzo y cierta sincronizacin, no
da para demasiados comentarios. Ms interesante es, sin duda,
preguntarse qu repercusiones va a tener ese acto, qu pone
de relieve o qu revela. A esto es a lo que aludamos hace un
momento al plantearnos de qu les sirvi a Bourdieu y a sus
colegas hacer lo que hicieron. Qu les permiti descubrir? Y
qu consecuencias tuvo para su futuro? Intentando dar respuesta a estas cuestiones cerraremos este prlogo.
recelado
Qu podemos ver en este libro sobre la fotografIa? La respuesta graciosa sera: cualquier cosa menos fotos. En efecto, una de
las cosas que puede sorprender cuando se hojean estas pginas
es la escasa presencia en ellas de material grfico. Slo se recogen catorce ilustraciones. Seis son "fotos corrientes". proce-
dentes de la caja de zapatos de Jeannot de la qu hemos hablado hace un rato. Otras cuatro estn extradas de la exposicin
The Family aliVIan, organizada en 1955 por Edward Steichen,
uno de los fundadores de Photo-Secession, el movimiento fotogrfico de vanguardia liderado por Alfrcd Stieglitz en los
Estados Unidos a partir de 1902. Las cuatro restantes son dos
fotos publicitarias y dos ms de aficionados del foto-club de
Bolonia. Yeso es todo. Si se tiene en cuenta la cantidad de imgenes que se examinaron para esta investigacin, no parece
mucho.
Sin embargo, cuando nos formulbamos la pregunta no lo
hacamos principalmente pensando en ese aspecto. "Qu
podemos ver en este libro?" se refera ms bien a "Qu nos
ensea?", en el doble sentido de lo que nos muestra y de 10 que
podemos aprender de l. Como es lgico, eso depender en
buena parte de cada persona que lo lea. Pero al margen de
impresiones y apreciaciones subjetivas, hay algo bsico que los
autores quieren transmitir, porque es lo que creen haber descubierto. No es fcil resumirlo: para poderlo captar hay que
recorrer la obra de principio a fin. No obstante, destacar algunos puntos que considero fundamentales. Me limitar a hablar
de dos, que, adems, pueden parecer a simple vista perifricos
o marginales, pero que no lo son en absoluto.
El primero de ellos tiene relacin con el principal reto que
se plantea en Un arte medio (y que se resuelve con notable xito).
F.ste es un libro abiertamente desafiante, a la manera de Flsuicidio de Durkheim. Como Durkheim, que escogi un tema sobre
el que pareca que la sociologa no tuviera mucho que decir porque daba la impresin de que se trataba del acto individual por
excelencia, Bourdieu y sus colaboradores tambin desean poner
a prueba su oficio con una cuestin escurridiza. El propio
Bourdieu, en su introduccin general a este trabajo -que,
como todas las introducciones tiles, est redactada post
[estum-r-, nos comunica una de sus conclusiones ms importantes:
contra lo que podramos creer inicialmente, la "fotografa
corriente" practicada por los sectores populares y por ciertos
aficionados tiene muy poco de actividad improvisada o espontnea. Nada hay, afirma, que est ms sometido a reglas y que
resulte ms convencional. Que estas normas estn gcneralmcn-
26
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que ha llegado y que luego desarrollar en su interior. La expresin "un arte medio" contiene, segn creo, siete niveles diferentes de significacin. En primer lugar, recoge la idea segn
la cual para los practicantes "corrientes" de la fotografa sta es
vista fundamentalmente como un medio, algo que satisface una
funcin social superior -servir de testimonio de integracin
familiar, por ejemplo-, y no como una finalidad en s misma,
como podra serlo para el estera o el aficionado, es decir, para
todos aquellos que Bourdieu considera practicantes "devotos"
-y, en cuanto tales, "desviados"-. En un segundo momento,
"arte medio" se utilizara para designar a un medio arte, un arte
mediano, una prctica a medio camino entre lo "vulgar" y lo
"noble", una actividad cuasi artstica, que no logra an ser admitida como miembro de pleno derecho entre las "bellas artes", y
que no es contemplada con demasiado entusiasmo dentro de
los crculos que disponen de la legitimidad suficiente para erigirse en rbitros del "buen gusto". Los otros cinco sentidos tienen que ver con diversos aspectos de lo que podramos llamar
t;.l perfil social de los practicantes ms asiduos de la fotografa.
Estos se encuentran ubicados de la siguiente manera: por edad,
en las cohortes generacionales intermedias; por localizacin
residencial, en las ciudades medianas; por ingresos y clase
social, entre las capas medias; por situacin profesional, en los
cuadros medios; y por nivel de estudios, entre aquellos que han
cursado la enseanza secundaria. La interseccin de todo ello
nos dara un retrato robot bastante preciso: la persona con una
prctica especialmente activa y frecuente de la fotografa sera
un cuadro medio, de clase media, de media edad, con instruccin media y que reside en una ciudad media. "en arte medio",
sin ningn gnero de dudas.
El mltiple significado del ttulo le permite a Bourdieu referirse simultneamente a la relacin que la mayor parte de las
personas -que suelen ser fotgrafos ocasionales- mantienen
con la fotografa, a la relevancia y al status artstico de dicha
actividad, y, para terminar, a la caracterizacin de quienes la
ejercen con mayor intensidad, fuera de los crculos estrictamente profesionales. Cuestiones, pues, relativas al sentido de
una prctica, a su valot-acin . y a su distribucin social.
Cuestiones que, a su vez, dependen las unas de las otras, ya que
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como muestra acertadamente Un arte medio, el sentido mayoritario de una prctica tiene mucho que ver con la consideracin
social que merece, yeso, finalmente, explica tambin qu sectores sociales concretos se muestran ms atrados por ella.
La proyeccin
29
30
sentimental, se propone re trazar lo que llama la "gnesis y estructura del campo literario". Algo similar intenta hacia finales de
los noventa, en sus cursos del College de France, con el pintor
douard Manet, el principal mentor y predecesor de los impresionistas. Ahora se trata de estudiar el impacto de Manet en la
constitucin de un "campo artstico" relativamente autnomo.
La nocin de "campo", destinada ajugar un papel de enorme relieve en el edificio intelectual del Bourdieu maduro, no
se halla todava presente en Un arte medio. S que aparece, en
cambio, el concepto de habitus, con el que a menudo se le empareja. sta es otra de las novedades del libro: cuando 10 comparamos con otras obras anteriores, percibimos que aqu
Bourdieu introduce de forma muy temprana el trmino habitus, aunque a veces alterne su uso con el de eios. que expresa
algo semejante -ya Max Weber haba utilizado ambas expresiones, si bien en un sentido ligeramente diferente-o En 1967
Bourdieu traduce y publica, dentro de su coleccin "Le sens
commun''. Arquitectura gtica)' pensamiento escolstico. del conocido historiador del arte Erwin Panofsky. En el postfacio que
escribe para esta ocasin, insiste en la centralidad de lo que los
escolsticos haban llamado habitus y que l entiende, evocando a Chomsky, como "una gramtica generativa de las conductas". A partir de este momento, el habitusse incorpora cada vez
con mayor fuerza a su arsenal terico. No hay que olvidar, sin
embargo, que ya dos aos antes Bourdieu haba recurriclo al
mismo concepto en su introduccin a Un arte medio.
La introduccin a que acabamos de aludir es destacable por
algn otro motivo. Louis Pinto, estrecho colaborador de
Bourdieu, cree ver en ella uno de los esbozos ms tempranos
de las principales ideas que luego se desarrollarn en Esouisse
d'une thorie de la pratiquey en El sentido prctico. De hecho, en
toda la primera parte del estudio, que es la que Bourdieu firma
personalmente, vemos emerger el gran tema que va a caracterizar su particular visin del mundo social: la "violencia simblica". Si hay alguna manera de resumir lo que confiere unidad
al proyecto de Bourdieu de principio a fin es que se constituye,
precisamente, como una verdadera sociologa de la dominacin simblica". Un arte medio es tambin una pieza fundamental de ese engranaje.
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Llegamos ya al final de nuestro largo trayecto. Tras haber analizado el contexto de produccin de esta obra y lo que ella nos
descubre y nos anuncia, poco ms nos queda por aadir. Con
todo, hay unas cuantas observaciones adicionales que parece
conveniente efectuar.
Hasta ahora hemos hablado casi exclusivamente de Pierre
Bourdieu, dejando a un lado a los dems coautores. Quiz pueda
justificarse esta opcin, pero ello no exime de la falta de consideracin que supone. Los captulos de la segunda parte del libro
no desmerecen en nada a los de la primera. Su carcter ms miscelneo puede hacernos perder de vista que muchos de ellos
son de factura excelente. Me gustara, en este sentido, y sin detrimento del resto, llamar especialmente la atencin sobre los que
firma Robert Castel, uno en solitario -el apartado conclusivoy otro conjuntamente con Dominiquc Schnapper. La manera
de tratar el tema por parte de Castel-sobre todo en las conclusiones- es, hasta cierto punto, bastante diferente de la de
Bourdieu, pero, al mismo tiempo, la complementa de forma
admirable.
y es que el ngulo de visin que Bourdieu nos proporciona
sobre la fotografa, an siendo muy innovador, no es, ni mucho
menos, el nico posible. Para m ha sido una experiencia inolvidable combinar la lectura de Un arte medio con la de obras como
Sobre la./oto.,rraIa, de Susan Sontag. o La cmara lcida, de Roland
Barthes, por poner slo dos ejemplos. Sin duda se trata de perspectivas muy distintas, y la ms prxima para un socilogo sigue
siendo la de Pierre Bourdieu. Pero aun as sta se enriquece
cuando la alternamos con otras de diferente naturaleza. Asomar
la cabeza y tomar aire nos puede ir bien, adems, para evitar el
peligro de quedar demasiado seducidos por un sistema de explicacin tan potente como el que Bourdieu es capaz de desplegar. Una teora general que, sera pueril negarlo,junto a grandes aciertos, tiene, como es lgico, sus fallos -aunque ahora
no tengamos tiempo ni sea ste el momento ms indicado para
proceder a un anlisis pormenorizado de ellos"-.
Nosotros tambin hemos incurrido en fallos a lo largo de
este prlogo. Tal vez hemos hablado demasiado sobre el con-
32
33
Notas:
1.
2.
ltimo.
3.
34
La evaluacin de conjunto de la sociologa de Bourdieu requerira mucha ms atencin y rigor de los que normalmente le dispensan la mayora de sus "crticos". stos a menudo se dan por
satisfechos cuando logran colgarle algn epteto con connotaciones negativas, que les permita seguir ignorndolo y, a la vez,
estimatizarlo. Con ello no queremos blindar a Bourdieu para
protegerle de toda posible crtica. Simplemente hay que reconocer que, como ocurre con muchos otros autores de similar vala
(Comte, Marx, Durkheim, weber. Simmel, Veblcn, Elias,
Parsons, Merton, Goffman ... ), es tanto y tan importante lo que
nos aporta que cualquier enmienda que deseemos hacerle ha de
empezar por admitir la deuda que todos los cientficos sociales
hemos contrado con l.
Prefacio
Phillipe de Vendeuvre
36
Introduccin
Pierre Bourdieu
37
38
39
42
43
44
45
46
tambin, indirectamente, las relaciones objetivas, oscuramente sentidas, entre la clase como tal y las otras clases. As como
al rechazar la prctica de la fotografa el campesino expresa la
relacin que mantiene con el modo de vida urbano, frente al
que experimenta la particularidad de su condicin, del mismo
modo, la significacin que las clases medias atribuyen a la
prctica fotogrfica traduce o revela la relacin que mantienen con la cultura, es decir, con las clases superiores que poseen el privilegio de las prcticas culturales consideradas ms
nobles, y con las clases populares, de las que quieren diferenciarse a cualquier precio, mediante las prcticas que les son
accesibles, su voluntad cultural. As, los miembros de los clubes de fotografa pretenden elevarse culturalmente al querer
ennoblecer la fotografa (sustituto a su alcance y a su medida
de las artes nobles) y, al mismo tiempo, reconocer en las disciplinas del grupo el cuerpo de reglas tcnicas y estticas de las
que se privaron al rechazar como vulgares las que rigen la
prctica popular. La relacin que mantienen los individuos
con la actividad fotogrfica es esencialmente mediata, puesto
que siempre encierra la referencia a la relacin que tienen los
miembros de otras clases sociales con ella y, por eso mismo,
con toda la estructura de relaciones entre las clases.
Tratar de superar las abstracciones de un objetivismo falsamente riguroso y esforzarse por captar de nuevo los sistemas
de relaciones ocultos tras totalidades preconstruidas es todo lo
contrario de sucumbir a las seducciones del intuicionismo. En
este caso en particular, al sealar las cegadoras evidencias de la
falsa familiaridad, ste no hace sino transfigurar trivialidades
de todos los das acerca de la temporalidad, el erotismo y la
muerte en falsos anlisis de esencias. Puesto que la fotografa
se presta mal, al menos aparentemente, al estudio sociolgico,
brinda la ocasin soada para probar que el socilogo -slo
dedicado a descifrar el sentido wmn- puede ocuparse de la
imagen sin convertirse en un visionario. Y a quienes esperan
que la sociologa les procure "visiones", qu podramos responderles, sino lo que deca Max vVeber: "que vayan al cine"?
47
Notas:
l.
48
Primera parte
1
Culto a la unidad y diferencias cultivadas
Pierre Bourdieu
"En una gran familia. todos saben que las buenas relaciones no impiden que a veces los primos, primas, tos y tas tengan conversaciones
tumultuosas o molestas. Cuando noto que el tono va a subir, saco el
lbum de fotos de familia. Todos se precipitan, se sorprenden, se
reencuentran, primero bebs, luego adolescentes; nada puede enternecerlos ms y, muy pronto, el orden vuelve a reinar".
Srta. B. c., Grenoble (Isere}.
Elle, ]4-11965, Les lcctrices bavardent.
"Cuando el tal Feng estaba a punto de morir, (...] dijo: 'He visto morir
con mis propios ojos a los maestros acostados o sentados, pero no de
pie. Conocen ustedes a maestros que hayan fallecido de pie?' Los
monjes dijeron: 'S, hemos sabido de casos'. 'Y conocen ustedes a
alguien que haya muerto haciendo la vertical?' 'No, jams hasta el
presente', le respondieron. Entonces, Feng hizo la vertical y muri".
D. T. Suzuki.
Ensayos sobre el Budismo Zen:
51
52
53
Es a partir de esa lgica cmo se comprende toda la significacin de la relacin con el objeto tcnico, de la que la relacin
con la cmara fotogrfica es slo un caso particular. Si los
obreros ms apasionados por la fotografia a menudo insisten,
con cierto orgullo, en la simplicidad de su equipo -y presentan como una eleccin voluntaria lo que tambin responde a
limitaciones econmicas- es porque en el refinamiento de la
55
Semejante actitud "artesanal" se resiste a la seduccin del objetcnico al mismo tiempo que cede a ella. A diferencia de.Ia
pasin pNr las manualidades o, como suele decirse, por los
artilugios que multiplican las manipulaciones al multiplicar
los objetos que pueden ser manipulados, ese "bricolage" asctico viene a suplir la simplicidad excesiva del instrumento,
mediante una habilidad para inventar soluciones ingeniosas
que permitir alcanzar el mismo resultado con medios ms
humildes: pretender demostrar que se desdea el refinamiento de los objetos tcnicos en nomhre de una mayor competencia' es la manera ms realista de reconocer su .inaccesibilidad, sin renunciar a su perfeccin.
Ficcin de explicacin y explicacin de ficciones: la psicologa de las motivaciones deja por 10 tanto sin respuesta la
cuestin de por qu la fotografa ha conocido una difusin tan
amplia, a pesar de que no responde a una necesidad primaria,
es decir, natural, ni tampoco a una necesidad secundaria, creada y mantenida por la educacin, como sera la visita a museos
o la asistencia a conciertos.
10
56
su difusin, habra que demostrar que la explicacin sociolgica est en condiciones de dar razn de esta prctica ntegramente y, ms concretamente, de sus instrumentos, de sus objetos predilectos, de sus ritmos, de sus ocasiones, de su esttica
implcita e, incluso, de la experiencia que hacen de ella los
sujetos, de las significaciones que le atribuyen y de las satisfacciones psicolgicas que de ella obtienen.
En primer lugar, no puede dejar de impresionarnos la regularidad con que se organiza la prctica ms habitual:" hay
pocas actividades tan estereotipadas y menos abandonadas a la
anarqua de las intenciones individuales corno la fotografa.
Ms de dos tercios de los fotgrafos son aficionados que practican la fotografa eventualmente, en reuniones familiares de
amigos, o bien durante las vacaciones. el Si, por otro lado, sabemas que existe una estrecha relacin entre la presencia de
nios ~n el hogar y la posesin de una cmara y que sta suele
ser propiedad indivisa del grupo familiar, vemos que la prctica fotogrfica existe -y subsiste- en la mayora de casos, por
su funcin familiar o, mejor dicho, por la funcin que le atribuye el grupo familiar, como pueda ser solemnizar y eternizar
los grandes momentos de la vida de la familia, y reforzar, en
suma, la integracin del grupo reafirmando el sentimiento
que tiene de s mismo y de su unidad."
Precisamente porque la fotografa de familia es un rito del
culto domstico, en el que la familia es a la vez sujeto y objeto
(pues expresa el sentimiento de fiesta que el grupo se ofrece a
s mismo y 10 refuerza al expresarlo), la necesidad de fotografas y la necesidad de fotografiar (interiorizacin de la funcin
social de dicha prctica) se sienten ms vivamente cuando el
grupo est ms integrado, cuando atraviesa por su momento
de mayor integracin."
No es, pues, casualidad que la significacin y la funcin
sociales de la fotografa aparezcan ms claramente en una
comunidad rural fuertemente integrada y ligada a sus tradiciones campesinas." Si la imagen fotogrfica, esa invencin
inslita que hubiera podido desconcertar o inquietar, se introduce tan pronto y se impune tan rpidamente (entre 1905 y
1914) es porque desempea funciones que preexistan a su
aparicin: la solemnizacin y la eternizacin de un tiempo
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importante de la vida colectiva. La fotografa de boda se admiti igualmente con gran rapidez y de forma generalizada porque encontr ya creadas sus condiciones sociales de existencia: en la medida en que el despilfarro forma parte de las
conductas de la fiesta, la compra de la fotografa del grupo
-adquisicin a la que nadie podra sustraerse sin cometer una
falta de delicadeza- se siente como una obligacin, como un
reconocimiento a los recin casados.
"La foto del grupo es obligatoria; quien no la comprase pasara
por tacao. Sera hacer un feo a los invitados. Sera no tenevns en
cuenta. En la mesa, todos te ven, no puedes decir que no".
Objeto de intercambios establecidos, la fotografa entra en
el circuito 'd't;'lqs dones IY contradones a los que la boda da
lugar,
hay boda sin su fotografa. La ceremonia de la fotografa del grupo se mantiene incluso cuando hay fotgrafos
aficionados; stos pueden actuar paralelamente al profesional
-cuya presencia certifica la solemnidad del rito-, pero nunca reemplazarlo.
No
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ser fotografiado fuera de lo que debe serlo. La ceremonia puede ser fotografiada porque escapa a la rutina cotidiana y debe
serlo porque realiza la imagen que el grupo pretende dar de
s mismo como tal. Lo que se fotografa y lo que el observador de la fotografa captar no son -para decirlo estrictamente- individuos en su particularidad singular, sino papeles sociales (el novio, el que hace la primera comunin, el
militar) o relaciones sociales (el to de Norteamrica o la ta de
Sauvagnon) .
Por ejemplo, en la coleccin de B. M. hay una foto que ilustra perfectamente el primer tipo, representa al cuado del padre de
B. M., vestido con uniforme de cartero: el gorro de polica en la
cabeza, la camisa blanca de cuello recto con una corbata a cuadros blancos, la levita escotada sin solapas, una placa con el nmero 471 sobre el pecho, el chaleco alto y con botones dorados, la
cadena del reloj a la vista... Posando, de pie, con la mano derecha
sobre el respaldo de una sillita estilo oriental. Lo que la hija que
haba emigrado enviaba a su familia no era la fotografa de su
marido, sino el smbolo de su xito social. Para ilustrar el segundo tipo, una fotografa tomada durante una visita a Lesquire del
cuado de B. M., Yque solemniza el encuentro de las dos familias
uniendo a tos y sobrinas, tas y sobrinos. Como si quisiera ponerse de manifiesto que el objetivo verdadero de la fotografa no son
los individuos, sino los vnculos entre ellos, los miembros de una
de las familias llevan en sus brazos a los hijos de la otra. 14
En la mayora de las casas campesinas, las fotografas estn
guardadas en una caja, excepto la de la boda y algunos retratos. Sera indecoroso o exhibicionista exponer ante cualquiera que llegase imgenes de los miembros de la familia. La gran
habitacin comn, la cocina, tiene una decoracin impersonal, igual en todas partes: un calendario de correos o de los
bomberos, imgenes tradas de un viaje a Lourdes o compra'das en Pau. Las fotografas ceremoniales son demasiado
solemnes o demasiado ntimas para ser expuestas en el espacio
de la vida cotidiana; el sitio que les corresponde es la habitacin ms lujosa, el saln, o si se trata de algunas ms personales, como las de parientes fallecidos, el dormitorio, junto a las
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convencional de las poses) al hecho de que captan y simbolizan la imagen del linaje,"
Por el hecho de ser objeto de una contemplacin colectiva
y casi ceremonial, la fotografa y, sobre todo, la fotografa en
color prolonga la fiesta de la que participa y cuya importancia
viene a sealar. El uso festivo de la imagen de la reunin est
como inscrito en ella e inspira su fabricacin; Hl en la medida
en que est predispuesta a servir de tcnica de fiesta o, mejor
dicho, de tcnica de reiteracin de la fiesta destinada a fijar los
momentos ms eufricos y euforizantes, el vals de la suegra o
las payasadas impagables del animador. Imagen excepcional,
capta los momentos de excepcin, los "buenos momentos",
que transforma en "buenos recuerdos". Asociada ritualmente
con la fiesta, con la ceremonia familiar o la reunin de amigos,
realza el sentimiento de la tiesta corno momento nico entregndole ese sacrificio de excepcin. Es vivida por todos como
despus ser vista, y el buen momento lo parece an ms porque ella se encarga de revelarlo como buen recuerdo. Ser
vista como fue vivida, con todo el coro de risas y bromas que
prolongan y despiertan las risas y las bromas de la fiesta.t'' Y si
muy a menudo es slo puro signo, inteligible slo para quien
tiene su clave, es porque la fiesta es algo que se hace, que se
crea de la nada o con nada, a partir de la decisin pura de
hacerla; la mayora de las veces, no guardamos sino el recuerdo de haber estado en ella. La fotografa fija ese recuerdo; frecuentemente no dice ni de qu ni por qu hemos redo; pero
al menos es testimonio de que nos hemos redo mucho. 2 1
Instrumento de solemnizacin, la fotografa puede imprimir el sacrilegio simblico de una sacralizacin irrisoria: por
ejemplo, filmar a la esposa de un amigo en una pose ridcula o
inconveniente, provoca risas doblemente porque solemniza al
revs, contra todas las reglas del decoro; supone una falta a esas
normas que expresa y al expresarlo, refuerza el desorden ordenado de la fiesta. Hay que cuidarse, por lo tanto, de ver un efecto de desacralizacin de la fotografa en las payasadas que se
hacen ante el fotgrafo o en las fotografas de esas payasadas,
barbaridades deliberadas que deben su virtud crnica ms bien
a su carcter de sacrilegios rituales. Tcnica de solemnizacin
o tcnica de fiesta, y siempre tcnica de solemnizacin de la
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En efecto, si la variedad de las ocasiones objetivas de fotografiar que estn ligadas, por ejemplo, a la duracin o al destino de las vacaciones, no implican ninguna modificacin sensible en la cantidad de fotos que se hacen, ello responde a que
depende menos de cuestiones tales como la belleza de los paisajes o la dive;rsidad de los lugares visitados, que de ocasiones
socialmente definidas." En la medida en que las vacaciones
son la oportunidad de relaciones familiares ms estrechas (por
ejemplo, para quienes las pasan en casa de familiares) y de
reuniones amistosas ms frecuentes, es natural que favorezcan
una actividad fotogrfica ms intensa, puesto que siempre ha
tenido como funcin expresa eternizar los grandes momentos
de la familia. Las fotografas de las vacaciones, por lo tanto,
siguen siendo, en su mayora, fotos de la vida familiar durante
ese perfodo.:"
Adems, las vacaciones determinan la ampliacin del rea
de.lo fotografiable y suscitan una disposicin a fotografiar que,
lejos de ser de una naturaleza diferente a la tradicional, es su
simple prolongacin: en efecto, una prctica tan fuertemente
ligada a las ocasiones excepcionales que puede ser considerada tcnica de fiesta, se refuerza naturalmente en un perodo
que marca la ruptura con el entorno cotidiano y las rutinas de
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7.'\
vacaciones como decorado o signo. La fotografa popular pretende consagrar el encuentro nico (aunque ste pueda ser
vivido por miles de personas en circunstancias idnticas) entre
un individuo y un lugar famoso, entre un momento exccpcional de la existencia y un sitio importante por su alto contenido simblico. La ocasin del viaje (la luna de miel), solemniza
los lugares por los que se pasa y los ms solemnes de entre ellos
solemnizan a su vez esa ocasin. El viaje de novios plenamente realizado es la pareja fotografiada delante de la Torre Eiffel,
porque Pars es siempre la Torre Eitfel, y porque el viaje de
novios verdadero es a Pars. Una de las imgenes de la: coleccin dq]. B. se encuen tra dividida por la figura en el cen tro de
la Torre Eiffel; al pie, la esposa de J. B. Lo que puede parecernos una barbaridad es en realidad la realizacin perfecta de
una intencin:" los dos objetos destinados a solemnizarse uno
al otro estn colocados en pleno centro de la fotografa; centramiento y frontalidad son los medios m's decisivos para conferir valor al objeto fijado.
De ah que la foto se convierta en una especie de ideograma o de alegora; los rasgos individuales y circunstancias son
relegados a un segundo plano. El personaje fotografiado es
puesto en un entorno escogido sobre todo por su alto contenido simblico (aunque de manera accesoria y accidental
pueda tener un valor esttico intrnseco) y que es tratado
como signo. Es muy tpica la fotografa en la que se adivina a
P., punto minsculo agitando el brazo, ante el Sagrado Corazn y que, como sucede frecuentemente, ha sido hecha de
lejos porque se quera captar el monumento entero y al personaje: para descubrir a este ltimo hace falta, podra decirse,
"saber quin es". Del mismo modo, muchas fotos muestran a
un personaje asociado no ya a un monumento consagrado,
sino a un sitio tan absolutamente insignificante como podra
serlo un signo cuya clave se desconoce. Es el caso, por ejemplo, de las fotografIas tomadas en el primer piso de la Torre
Eitfel o en los corredores del metro; pura alegora, exigen
entonces una explicacin: "Es P. en la terraza del primer piso
de la Torre Eiffel". Suele suceder tambin que la decuracin
sea totalmente indiferente y annima: una puerta, una casa,
un jardn. Pero sin que jams pierda contenido informativo.
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mento, tiene por funcin expresar, profundamente, cierta relaci~n entre el fot~grafo y el objeto fotografiado. Si las proyecciones ceremoniales de diaposi tivas provocan aburrimien to
,(u~a prueba de ello
las bromas rituales), es porque las
imgenes aparecen clommadas en su extensin v en su esttica por funciones extrnsecas y porque a menud no expresan
otra cosa que el encuentro contingente y personal entre el
fotgrafo y su objeto, perdiendo toda significacin y todo valor
d~sde el momento en que son miradas en s mismas y por s
mlsm~s por un espectador indiferente a la aventura singular
de quien las ha tomado."
Asimismo, la prctica subordinada a funciones tradicionales puede crecer cuantitativamente, sin dar jams el menor
lugar a una bsqueda propiamente esttica, puesto que el
paso a una mayor dedicacin siempre supone algo ms y diferente de una simple intensificacin de la prctica ocasional.
Una diferencia de naturaleza separa, en efecto, larfotografa
subordinada a funciones familiares y la actividad fotogrfica
motivada por otros intereses. Al poner el acento sobre la imagen producida, la primera no puede, por definicin, intensifi,carse hasta el infinito y, siempre asociada a ocasiones excepcionales, no deja de ser ocasional y, a menudo, pun tual, Por
el co~~trario, la prctica ferviente que privilegia el acto de produccin, puede tener un crecimiento ilimitado, puesto que
produce naturalmente la superacin de su propio producto,
e? nombre de la ?squeda de la perfeccin tcnica y esttica.
Sin duda, la sola preocupacin por la calidad tcnica de la
imagen puede incitar a proveerse de instrumentos de calidad
pel,'o se desarrolla en un plano diferente de la bsqueda de la
c~hdad esttica de la imagen, de ,manera que, como hemos
Visto, las cmaras ms sofistica,das pueden ponerse al servicio
de las funciones ms tradicionales. Es as que el cine se consagra, an ms que la fotografa, a las funciones familiares. Si el
inters por hacer cine como un arte es extremadamente raro
incluso entre los cineastas aficionados ms apasionados, no e~
solamente porque eso supondra (aparte de virtuosismo tcnico) todo el tiempo y todo el esfuerzo necesarios para realizar
operaciones menos interesantes que la propia toma, puesto
que no estn directamente ligadas a las funciones asignadas al
SOl:
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cine, sino tambin que habra que inventar y construir las escenas que la vida familiar ya nos proporciona bajo la forma de
secuencias organizadas de acontecimientos inmediatamente significativos, al menos para quien los filma y para quienes habrn
de mirarlos.:"
Puesto que est siempre orientada al cumplimiento de funciones sociales y socialmente definidas, la prctica comn de
la fotografa es necesariamente ritual y ceremonial, por lo
tanto estereotipada, tanto en la eleccin de los objetos como
en sus tcnicas de expresin. Pobre institucin, que no se lleva
a cabo ms que en circunstancias y en sitios preestablecidos y
que, destinada a solemnizar lo solemne y a sacralizar lo sagrado, ignora la ambicin de promover a la categora de "fotografa" todo 10 que no se define objetivamente (es decir,
socialmente) como "fotografiable" y susceptible "de ser fotografiado", puesto que se es el principio que funda su existencia y determina sus lmites. En la medida en que la actividad es
slo fotografa de lo fotografiable, est encadenada a esos
lugares y a esos momentos que, en el doble sentido del trmino, la determinan. La disposicin permanente y generalizada
a promover un objeto cualquiera a la categora de obra de
arte, la actitud artstica que, al definir ella misma el principio
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de sus elecciones se determina definiendo sus objetos, se distingue, por ser de una naturaleza distinta, de una prctica que
no encierra en s misma el principio de su existencia ni de su
definicin.
Devotos o transgresores?
Las mismas razones que determinan que la prctica fotogrfica pueda tener una difusin tan amplia, en ausencia de toda
incitacin institucionalizada y de toda educacin, determinan
tambin que raramente responda a una intencin propiamente esttica y que el inters puramente artstico caracterice
sobre todo a los individuos o a las categoras que han superado las funciones u-adicionales." En efecto, la aspiracin a una
prctica orien tada hacia fines estticos no es sistemtica o
exclusivamente propia de los individuos ms cultos, es decir,
,,
ms aptos para aplicar a una actividad especfica una disposicin general adquirida por medio de la educacin; ms bien
aparece en individuos que tienen en comn una menor integracin a la sociedad, ya sea por su edad, por su situacin personal o profesional."
Ello se comprende si se piensa que la aparicin de un inters intrnseco por la foto~rafa supone la neutralizacin de las
funciones tradicionales (las cuales, como hemos visto, estn en
relacin con la integracin del grupo) y que, en ausencia de
esas determinaciones, el solo hecho de practicar la fotografa
constituye una anomalarv.ir contra la tendencia de su categora obliga a vivir una prctica de excepcin con un fervor
excepcional.
Sin llevar demasiado lejos la simetra, es posible observar
que as como la fotografa de familia es a la vez un ndice y un
instrumento de integracin, aqulla que se define por el
rechazo a la funcin familiar a menudo traduce una menor
integracin en el grupo o en la profesin, al mismo tiempo
que a veces tiene por efecto reforzar, al expresarla, esa escasa
integracin. La comedia conyugal de la persecucin recproca
(relacin entre divertida, juguetona y seria) se instaura, por
supuesto, tambin en torno a la mana fotogrfica:
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Si muchos aficionados que sienten pasin por la fotografa insisten categricamente en la divisin entre los sexos de las tareas
y de los intereses fotogrficos, si se reservan celosamente los
usos ms nobles de la cmara dejando a su mujer los usos tradicionales a los que su "femineidad" la "predestina", es sin duda
porque la fotografa tomada con fervor -cuyo credo esttico
se reduce frecuentemente, sobre todo en las clases menos cultas, al rechazo de la fotografa familiar-, exige, en razn misma
de su carcter, una prctica complementaria, cedida a la mujer
y enteramente consagrada a las funciones familiares.
De hecho, el apasionado de la fotografa encuentra siempre una definicin mnima de sus ambiciones en el rechazo a
los objetos rituales de la fotografa corriente. Si bien la cmara es casi siempre un bien indiviso, utilizado indiferentemente
por uno u otro de los miembros del grupo, vemos sin embargo que el empleo autnomo del aparato cobra el sentido de
una ruptura de esa indivisin: rechazar la fotografa familiar
es, si no negar valor a la institucin, al menos negar uno de los
valores familiares rehusando servir a su culto. Y la conducta
del fantico que se hace de rogar para hacer una a sus hijos
-mientras se pasa horas encerrado en su laboratorio- se opone a la del fotgrafo que se sacrifica solemne y pblicamente al
culto familiar, de la misma manera que la magia -segn los
socilogos- se opone a la religin.
No sorprender, por lo tanto, que los aficionados espordicos y los devotos constituyan dos colectivos que presentan
caractersticas muy opuestas: los fotgrafos fanticos abundan ms entre los solteros que entre los casados, en las familias sin hijos que en las que los tienen y entre los jvenes
(sobre todo entre los 18 y los 20 aos) ms que entre los adultos. Es decir, abundan en las categoras en las que el porcentaje de aficionados ocasionales es ms bajo, como si la devocin encontrara un terreno ms favorable cuanto ms dbil es
la presin de las funciones tradicionales."
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encuentra ningn estmulo en el grupo, slo puede mantenerse si se transforma en devocin o alcanza la intensidad del
fanatismo. En un medio poco receptivo a la fotografa, la prctica intensa supone muy a menudo una eleccin, ms an, una
decisin bastante firme para poder sobrellevar los obstculos
econmicos; una eleccin, por lo tanto, duradera. No es suficiente imputar la intensidad de la prctica a la preocupacin
por no dejar sin uso un equipo que ha costado mucho (relativamente). La decisin misma de comprar una cmara que
cuesta mucho supone un gusto o una pasin lo bastante fuertes como para no ser pasajeras y excluye generalmente el capricho sin futuro. Es muy distinto cuando el equipo costoso es
una especie de atributo estatutario. En ese caso, puede expresar tanto el firme inters como la pasin pasajera.
La forma que asume y el tiempo que dura la pasin por la
fotografa constituye una funcin de la relacin que los sujetos
mantienen con el tipo de prctica ms difundido en su grupo.
Podemos incluso preguntarnos si, en el caso de la fotografa,
la referencia implcita a la prctica general no constituye el
principio esencial de la devocin: a falta de una tradicin SU/'i-(
ceptible de transmitirse bajo la forma de un cuerpo de conocimientos y de reglas, en ausencia de un dogma y de una liturgia que pudieran contribuir a definir la jerarqua de prcticas
que fuese de la observancia episdica a la actividad asidua, la
prctica individual puede definirse y establecer sus reglas solamente en relacin con la prctica general. A diferencia del
ejercicio de las artes consagradas, en las que el fervor .pucde
medirse por un ideal y definirse objetiva y subjetivamente por
la observancia de un cuerpo de principios que jerarquizan las
modalidades del consumo esttico, la pasin slo puede ser y
aparecer en la medida en que se aparta de la prctica comn
y transgrede la norma de los tibios. Es as cmo en un grtlpO tan
predispuesto a la fotografa como el de los ejecutivos medios,
el celo slo puede demostrarse en la ejecucin de ritos superpuestos como podran serlo la impresin y el revelado de
fotos. Se comprende entonces por qu los fotgrafos que revelan ellos mismos pueden ser tantos en esta categora como en
la de los obreros, aunque estos ltimos tengan mayor inclinacin a hacerlo, por estar ms familiarizados con la tcnica, por
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La fotografia es considerada un lujo, en primer lugar, porque el ethos campesino impone que las inversiones dedicadas a
la ampliacin del patrimonio .o a la modernizacin de las
herramientas de trabajo sean prioritarias respecto a los gastos
de consumo puro. An ms: la novedad es siempre sospechosa a los ojos del grupo, independientemente de lo que sea ella
misma de ser un insulto dirigido a la tradicin. Se tiende siempre a ;er en ella la expresil; de una voluntad de distinguirse,
de singularizarse, de deslumbrar o de menoscabar a los dems.
Cualquier novedad es una ofensa al principio que domina
toda la existencia social y que no tiene nada que ver con el
igualitarismo. De hecho, la irona, la burla y las habladuras
tienen la funcin de llamar al orden (es decir, al conformismo
ya la uniformidad) al presuntuoso o al fanfarrn que con su
conducta innovadora pretende dar una leccin o quiere desafiar a la comunidad. Y sea o no sa su intencin, no podr
escapar a la sospecha. Al invocar la experiencia pasada y al
poner siempre a los otros por testigos, quiere negarse que la novedad introducida responda a una necesidad real. Por 10 tanto,
slo puede tratarse de una presuncin.
No obstante, la reprobacin colectiva se matiza segn la
naturaleza de la innovacin y el mbito en que se produzca.
Cuando se sita en el rea de las tcnicas agrcolas y de las
labores del cultivo, nunca llega a provocar una condena absoluta y brutal porque, a pesar de todo, se atribuye al innovador
el beneficio de la duda: su conducta podra, pese a las apariencias, estar inspirada en la intencin ms loable, por ejemplo, la voluntad de incrementar el valor del patrimonio; contradice la tradicin campesina, pero sigue siendo campesina.
Adems, la condena moral puede tomar la expresin del
escepticismo del tcnico y del hombre de experiencia: la ruina
de la empresa provendr de las cosas mismas. En todo caso,
puesto que se arriesga al fracaso y al ridculo, el innovador inspira respeto.
La comunidad, por el contrario, vive como un desafo la
innovacin, y la desaprueba, cuando est desprovista de toda
justificacin racional o razonable. Y es que la conducta ostentosa o, al menos, percibida como tal, a la manera de un esfuerzo .que excluye cualquier beneficio, coloca al grupo en situa-
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La prctica de la fotografa nunca es tan vivamente desaprobada como cuando aparece como signo de status social y quiere expresar el esfuerzo por escapar a un determinado rango:
"[Pretender sacar fotos, una sirvienta!" A la voluntad por distinguirse se opone el recuerdo de los orgenes comunes:
"{Sabernos bien de dnde viene!", "Su padre usaba zuecos..."
La prctica de la fotografa, lujo frvolo para un campesino
sera una barbaridad algo ridcula; entregarse a esa fantasa
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Dedicarse a la fotografa, en una palabra, sera jugar al habitante de la ciudad o como ellos dicen: "hacerse pasar por un
seor" (moussuTf'y). Tradicionalmente, en efecto, el campesino (lou. f)(J)'s) se opone al "seor" (lou moussu], El buen campesino de otros tiempos se distingua tanto" del campesino
"acampesinado" (ernjJ(';).mnit) y del "hw:ou"habitante de los bosques, como del campesino "aseorado" (mmoussur. Se pasaba fcilmente por alto que, por entregarse de una manera tan
encarnizada al trabajo. tuviera que sacrificar algunos deberes
sociales; el juicio colectivo era, por el contrario, despiadado
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VIII
"La idea de dedicarse a la fotografa es inconcebible, Es casi como cuando antes
se usaba chaqueta".
IX
Quien lleva una cmara de fotos
al hombro, se borra del mundo carn-
X
"Se ha 'vuelto un seor"
pesuio''.
El acto fotog-rfico est asociado al
que vive en-la ciudad, al "seor",
como conducta frvola (ver tema
anterior: la ftografa es un Iujo}.
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'Nadie sabe lo que eso cuesta. La nuera va a vender dos docenas de huevos
1\'0 solt palabra"
I
!
VII
"Por supuesto, los ancianos ven despus las fotos. Pero como no saben cunto cuestan y no tienen que pagarlas, no
importa que sean caras, porque eso se compensa con la
alegra de ver a los nios en el papel".
Oposicin e ru.re el
campesino cabal y
el seor, centro de
los \'alones campesinos.
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XIII his
XI bis
X In
X bis
Refercucia implcita!
cn el sistema de
.valorc-, campesinos:
i grados de utilidad
L v de Iuulidad.
--
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XIII
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"'-":0 obxtaute-, todos tienen radio.
XI
"Y, adems, en el campo hay que
comprar otras cosas, y no toros
cmaras totogracas"
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Otro aspecto de la misma norma; la preocupacin por las rosas ftiles (de las que la fotografa forma pane -ver IV-, al ser considerada un]
h~jo) incumbe a [a ml~jer. I ~~. futo~rafa contradice los valores ,iriks. I
XV
"La mujer se ocupa de eso. Ella lleva a
los chicos donde el fotgrafo".
XVI
"[S, siempre son las mujeres! No iban a ser [os
hombres, no? Ay, Dios' mo! El hombre del
(:ampo, en primer lugar, no piensa en eso, Los das
de feria va al mercado con el ganado, y no se lleva
a los nios. Los niios son asumo de las ml~jeres ..."
XIV
"De los nios s tenemos".
XVII
"S, no hay muchos que se dediquen
a la fotog-rafa. Ba. (artesano del pueblo) hada
fotos. Pero despus lo dej".
Reafirmar-in de la excepcin en
relacin con los nios.
xx s,
I
Arbitrariedad de lo costumbre.
XX
"]\;0 es lo normal, los hombres prefieren
la r-aza de palomas o de liebres. Fotos
no hace nadie".
XVIII
"Y, sin embargo, Tena medios",
~ - -
--
Eliminacin de la explicacin de
tipo econmico.
~I-
XIX
"Por supuesto, tambin hace falta tiempo.
Tiempo, podra encontrarse, en definitiva".
I
!
la~
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la fotografa es frecuentemente objeto de una adhesin inmediata e indiferente a las reglas convencionales que rigen el
consumo esttico de la clase culta, sin duda, porque uno no se
plantea la cuestin de su pertenencia al universo del arte ni la
interroga como obra de arte y, menos an, se preocupa por
situarla en relacin con las artes tradicionales, cuya legitimidad reconoce sin que el juicio que tenga al respecto se altere
en absoluto. Esto se hace evidente a travs de las dudas y contradicciones que aparecen en las opiniones de los obreros a
propsito de diversos juicios sobre la fotografa que se les haban propuesto. Mientras que muchos se niegan a considerarla como un arte," viendo en ella de buena gana una actividad
que no entraa dificultades pero a la vez sin misterio, que
no supone ninguna aptitud excepcional." 'otros, igualmente
numerosos, se suscriben a los juicios que sitan a la fotografa
por encima de la piuuua'"
Estas contradicciones son ms aparentes que reales, puesto
que es slo la encuesta lo que plantea una cuestin en realidad
artificial y ficticia para las clases populares: la del valor esttico
de la fotografa." As, por ejemplo, del hecho de que la mayora de los obreros pretenda utilizar la fotografa en la decoracin de su casa (al mismo nivel que la pintura) se puede concluir indiferentemente que la primera es para ellos un arte o
que la cuestin del arte no se les plantea a propsito de la fotografa o, incluso, que cierto tipo de fotos obedecen a los cnones de una "esttica" que, por definicin, no se entiende
como tal.
"No me gusta el cubismo", dice un obrero, "ni las fotos ni las pinturas abstractas. No consigo entenderlas [...] Las fotos de paisajes
me gustan sobre todo en color: se aprecia la poca, la estacin del
afio, el lugar. Es mucho ms viva que la foto en blanco y negro. Es
casi corno el cinemascope en color. Se digiere sola".
Como la metfora alimentaria pone de manifiesto, la contemplacin esttica es un gozo procurado principalmente por una
obra que restituye una realidad agradable en s misma y que se
deja captar de modo inmediato, sin esfuerzo. De ah que la
fotografa en color colme las expectativas estticas, como con100
Ausente de la mirada que se dirige a la fotografa, la consideracin propiamente esttica es absolutamente ajena a la prctica fotogrfica. No hay que atribuir nicamente a las razones
econmicas el rechazo de las proezas; es la idea misma de "bsqueda" la que se ignora, hasta tal punto que slo puede concebirse bajo la forma de fantasas o de rarezas propias del virtuosismo tcnico: "He visto gente que hace fotos bonitas, fuera
de lo comn; por ejemplo, la de la Torre Eiffel entre las piernas de un tipo. No se le ocurre a cualquiera hacer una foto
como sa" (obrero, 40 aos, practica la fotografa). Contrariamente a lo que sugieren esas palabras (en las que resuena, una
vez ms, la situacin de encuesta), no son "ideas" inslitas u
originales lo que hace falta, sino la idea de tener ideas, porque
eso supondra que el acto fotogrfico retiene en s mismo y
por s mismo el inters del fotgrafo. De hecho, esta actividad
siempre est estrechamente subordinada a las funciones a las
que debe su existencia y su persistencia; la rareza y el coste del
equipo vienen a reforzar esta subordinacin.
Aunque la fotografa sigue satisfaciendo sus expectativas
"estticas" y, en particular, su exigencia de realismo, los empleados no mantienen con ella la misma relacin simple,
directa y, si se quiere, feliz. La referencia a las artes nobles,
impuesta o recordada por la situacin de encuesta, se insina
siempre en los juicios emitidos sobre la fotografa, llegando
incluso a perturbar la mayora de las veces la seguridad con
101
que se expresan. A las contradicciones surgidas ante un problema extrao se suman las ambigedades y las dudas que suscita la preocupacin por las normas de la prctica cultural
legtima. Se concede valor a la fotografa atribuyndole excepcionalidad," pero no se quiere ver en ella ms que un arte
menor." Se rechaza el uso de la fotografa en la decoracin al
mismo nivel que la pintura, pero si bien hay un rechazo a
enmarcar y exponer imgenes tradicionales, se enmarcan de
buena gana fotografas sacadas de lbumes o revistas. Y las
mismas ambigedades se expresan en la prctica: el mismo
camino que lleva a reconocer la fotografa como un arte, lleva
a tomarla como un arte menor, de manera que slo puede
suscitar un proyecto molesto o, lo que viene a ser lo mismo,
violento.
"Al final, la foto es como la pintura [.,.] Refleja un poco el carcter de la persona que la hace, es un estilo, en cierto modo".
A pesar de todo, se confiesa la indiferencia, incompetencia o torpeza, como nunca se hara a propsito de las artes legtimas: "Yo
no tengo ningn estilo para hacer fotos, absolutamente ninguno
[... ] Nunca me he sentido atrado por ellas", (Empleado, 25
aos, fotgrafo).
Si entre los empleados hay menos aficionados, pero ms entusiastas y mejor equipados que los obreros." si, para justificar su
falta de inters, invocan el elevado coste de la prctica fotogrfica, si la frecuencia de sta crece menos rpidamente en su
categora que en la de los obreros a medida que el ingreso
aumenta, es porque su referencia se establece implcitamente
respecto a una definicin ms exigente de la prctica; prefieren abstenerse que aceptar realizarla de forma intermitente y
limitada en sus medios." La preocupacin por la legitimidad
de la fotografa explica que la abstencin sea menor que en
otros grupos, en la medida en que es de carcter definitivo'" y
que se justifica por toda una argumentacin, siendo relativamente raros los rechazos automticos e irreflexivos. Del mismo
modo, las opciones estticas se exponen con menos ingenuidad y se da el caso, por ejemplo. en que se legitima el gusto por
el contraluz con referencia a un pintor o a un cuadro."
102
La reiacin equvoca que este grupo mantiene ron la, cultura erudita, en consecuencia, se actualiza en su actitud respecto a la fotografa, que puede llegar a ser, segn los individuos e incluso en una misma persona, objeto de un rechazo
inspirado por el sentimiento de que esta prctica costosa en
realidad es de una categora inferior o porque en la adhesin
que inspira su legitimidad es dudosa." Esto se aprecia claramente cuando los fotgrafos atribuyen una significacin a su
actividad: los sujetos que, por lo menos a nivel del discurso,
parecen estar de acuerdo con las funciones tradicionalmente
atribuidas a la prctica son relativamente raros." El desacuerdo disim ulado bajo una pretendida desenvoltura se expresa
con bastante frecuencia en el hecho de que, preocupados por
no limitarse slo a las ocasiones rituales de la prctica e incapaces de definirla en un sentido positivo frente a la falta de
reglas y modelos que podran proporcionarle un sentido artstico reconocido y, al mismo tiempo, desconocido, los empleados estn condenados por lo general a una suerte de intencin
esttica vaca, definida de manera estrictamente negativa por
el rechazo a los cnones de la "esttica" que se pone de manifiesto en la fotografa popular." A los aficionados aplicados no
les queda por 10 tanto otra salida que entregarse, con un ardor
corrodo por el sentimiento de ilegitimidad y titubeante en sus
normas, a una actividad cuyo valor esttico slo pueden reivindicar desde la particularidad contingente de las preferencias personales, a fin de evitar la comparacin con las artes
legimas."
"Usted hace una foto de un rincn que le gusta, sin preocuparse
de si va a llover o si har buen tiempo [... ] Por ejemplo, yo puedo
fotografiar una silla, que me dicc algo simplemente porque le
falta una pata y, sin embargo, no es nada, apenas una silla. No da
para mucho, pero yo quise fotografiarla; por eso, a m me gustar. Cuando muestre mis fotos a alguien, me dir: 'Qu inters renen?" (Empleado, 23 anos, soltero).
103
104
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107
actitudes que suscita? La comprensin total de los comportamientos supone necesariamente el estudio de las ideologas,
que a riesgo de caer en falsas sistematizaciones y deformaciones sistemticas, formulan la lgica vivida de la conducta y
constituyen, por ello, una de las mediaciones ms importantes entre lo objetivo y lo subjetivo. La comparacin entre la
prctica y las declaraciones de intencin permite entender -al
mismo tiempo la experiencia de la regla legtima y la lgica
segn la cual sta se traduce en razones para actuar o en justificaciones de la accin; es decir, tanto en los juicios generales
sobre la prctica fotogrfica y sobre el valor de la fotografa,
como en los juicios que, a partir de la experiencia, pueden
hacerse sobre la propia actuacin o la de los dems. A la hora
de opinar sobre dos tipos de juicios muy diferentes, como son,
por una parte, proposiciones generales y abstractas sobre el
valor esttico de la fotografa (que, como los temas de disertacin, no sugieren la referencia a la realidad prctica y a las
intenciones que ella actualiza efectivamente, sino que invitan
a manifestar una disposicin esttica o una disposicin a la
esttica) 79 y, por otra parte, proposiciones sobre la prctica
comn (que, a la manera de estereotipos extrados de la charlatanera cotidiana, formulan la experiencia corriente, caricaturizndola L'" los miembros de las clases altas se muestran a la
vez ms dispuestos que otros grupos a reconocer un valor esttico a la fotogratIa como tal y menos inclinados a atribuirle
valor como actividad.
Las contradicciones del discurso son algo ms que un epifenmeno ideolgico: en efecto, los altos ejecutivos, a pesar de
reunir las condiciones que permitiran una prctica orientada
a fines propiamente estticos, por ejemplo, los medios econmicos, la cultura artstica y las ocasiones de una prctica ms
variada en sus motivos (gracias, principalmente, al turismo),
siguen atribuyendo a los usos tradicionales de la fotografa una
importancia comparable a la que le asignan las clases populares. Objeto de innumerables estereotipos, la actividad fotogrfica implica ms que ninguna otra (con excepcin tal vez del
turismo) la conciencia de la imagen objetiva de la prctica; y
cada fotgrafo particular se refiere objetivamente, en su propia ejecucin, a la imagen que tiene de la de los otros y a la
109
que los dems tienen de la suya. No es acaso porque la consideran una prctica vulgar que los miembros de la clase alta se
niegan a ver en ella un objeto digno de entrega o de pasin?
"Mi marido no se dedica a la fotografa. Sabe resistirse", dice
una mujer de un directivo, quien explica de este modo su abstencin:
"No me gusta hacer fotos, la gente hace demasiadas. Yani miran:
slo piensan en hacer fotos. Es aberrante..."
No ver aqu ms que racionalizaciones que ocultan la realidad
ms que desvelarla, sera caer, pretextando ser metdicos, en
un error metodolgico. En efecto, existe toda una sociologa
espontnea. hecha de ancdotas satricas y de reflexiones
medio crticas sobre las ridiculeces de ciertos apasionados de
la fotografa." Esos lugares comunes de la conversacin son
conducidos y reforzados por los dibujos chistosos de las revistas, las historias divertidas de los comentaristas humorsticos
y ciertos libros de gran tiraje que se desviven por describir y
analizar las costumbres de los contemporneos. Comprenderamos el xito de los libros de Pierre Daninos si no viramos
que confirman a quienes los leen en la certeza de que poseen
el mejor arte de vivir, por oposicin a la pretensin falsamente refinada de las capas aristocrticas y a la vulgaridad de las
clases medias, que se expresa en la pasin por la fotografa o
la televisin?" La irona de Daninos, que censura la entrega
ingenua de los fanticos de la fotografa y se burla de sus accesorios ridculos, toma sus temas del discurso corriente, que
proporciona seguridad al oponerse a las opiniones de los
dems:
"Siento una admiracin muy sincera por esa gente que recorre
toda Espaa o Italia cargada de bolsitas, estuches, telmetros, lentes, posrnetros, termocolorfmetros (vpara tomar la temperatura
del color") y que, sin perder nunca el ms mnimo botn de la
cartera ni la ms ntima bobina de pelcula, avanza a grandes
pasos en la era leicaria"." A travs-de lo ridculo del comportamiento, se apunta a la actitud respecto de la cultura que se expresa particularmente en cierto tipo de turismo: "Lo que terno sobre
110
todo con las de pequeo formato es conocer ese espantoso estado de esclavitud al que se condenan infinidad de hombres que
verdaderamente mereceran ser dignos de mejor suerte. En vacaciones, llegan ante un paisaje o un campanario recomendado y en
10 primero que piensan es en su cmara fotogrfica r... 1 En vez de
contemplar el paisaje con sus propios ojos, esa gente corre a
admirarlo mediante ese tercer ojo extrado del abdomen"."
Privado del arte refinado de la contemplacin sin palabras ni
gestos que se impone ante ciertos paisajes o ciertos monumentos, el fotgrafo impenitente se agota en una laboriosa
bsqueda de imgenes. Olvidndose finalmente de mirar lo
que forograa," viaja sin ver y nunca conoce sino lo que su
cmara refleja." A travs de la stira de los fotgrafos apasionados y de la mana fotogrfica, la doxa daninosiana expresa
indirectamente las reglas del consumo turstico y de la prctica fotogrfica que reconoce la clase alta.
Adecuarse a las normas de su grupo es por lo tanto, y ante
todo, rechazar una prctica vulgar y negar las de los grupos de
los que se pretende diferenciarse, despojando de toda significacin a las conductas que dichas reglas rigen. Esas normas
surgen en la conciencia bajo la forma de preceptos negativos
que se recuerdan y se reavivan sin cesar a travs del temor al
ridculo. Pero pueden ser negativas sin reducirse a la simple
negacin de los principios de los otros grupos. El rechazo a la
prctica vulgar expresa la exigencia de diferenciacin de
acuerdo a la lgica del ethos de clase. Los fanticos de las cmaras de pequeo tamao oponen la ascesis laboriosa de la
adquisicin (que se expresa en el verbo "hacer" de "hacer Italia") al arte de abandonarse a la contemplacin, es decir, oponen la acumulacin ansiosa de los recuerdos como huellas y
testimonios del "hacer" al desapego del esteticismo que se verifica en la emocin inmediata. Semejante conducta choca con
el comportamiento adecuado como 10 hacen el esfuerzo y el
don, los conocimientos adquiridos y la distincin natural. La
idea que las clases altas tienen de la prctica artstica y fotogrfica obedece, como puede verse, al mismo principio carismtico que su idea de la actitud culta y que su actitud respecto de la cul tura.
111
La bsqueda de diferencias institucionalizadas (que se observa en todos los niveles de la jerarqua social) no hace sino
aumentar las de clase. A falta de instancias capaces de definir
objetivamente una jerarqua de tipos de prctica y de proporcionar la escala indiscutible de las conductas ms adecuadas,
el refinamiento y la distincin slo pueden afirmarse, en materia de fotografa, por oposicin a la vulgaridad, y los miembros
de las clases altas slo pueden determinarse negativamente, ya
sea definiendo una buena fotografa como una "obra que no
se parece a la de otros", o guiando sus elecciones estticas por
la mxima "de no hacer simples fotos de turismo". En una
palabra, aun en el caso ms favorable, la prctica fotogrfica
casi nunca est orientada hacia fines propia y estrictamente
estticos. En efecto, aparte de que la ausencia de un lenguaje
y de unas normas constituidas hace la empresa particularmente difcil, la intencin esttica (que nunca es sino una de las
formas de bsqueda de la diferenciacin o de la "distincin")
se manifiesta en definitiva por negaciones y se realiza tanto en
una prctica interesada en romper con la dejadez corriente
como en la abstencin pura y simple.
La fotografa debe a su funcin social su inmensa difusin,
pero tambin sus caractersticas propias y, entre otras cosas, los
lmites de esa difusin. El hecho de que la prctica fotogrfica
parezca responder, ms que ninguna otra actividad cultural, a
una necesidad natural, se debe sin duda a la amplitud de su
difusin, pero tambin a que, a diferencia de visitar museos o
ir a conciertos, no est sostenida por ninguna instancia explcitamente encargada de ensearla y fomentarla, ya que practicarla no conlleva ms gratificaciones ni ms prestigio que
reprobaciones el no practicarla." Ni natural ni creada deliberadarnente, la necesidad de fotografas y de fotografiar es, en
realidad, el reflejo en la conciencia de los sujetos de la funcin
social a la que sirve su prctica.
Por el hecho de distinguirse de las prcticas eruditas, como
ir a museos o a conciertos, y puesto que no es el producto de
una educacin explcita y metdica, es natural que, por un
lado, tenga una difusin tan amplia a pesar de -los obstculos
econmicos y, por el otro, las diferencias de educacin (por lo
tanto las de clase) no se manifiesten en ella con la misma fuer112
za y la misma nitidez. Sin embargo, prcticas igualmente extendidas como escuchar la radio o ir al cine, dan pie a diferencias de actitud muy fuertemente marcadas. As, por ejemplo, la eleccin de las emisoras o de determinados programas
est tan ligada a la pertenencia social como la visita a museos,
y la actitud de los oyentes es tanto ms selectiva y atenta cuanto ms amplia es su cultura." Por qu, entonces, la fotografa
se presta mal a la actualizacin de tales diferencias? Sin duda,
la ambicin cultural se expresa ms fcilmente cuando se trata
de un consumo simple, como escuchar la radio, que cuando es
una prctica. Y, de hecho, como hemos visto, la voluntad cultural puede afirmarse en los propsitos (sobre todo entre los
miembros de las clases medias), sin llegar a encarnarse en las
conductas. Pero hay que cuidarse de extremar la oposicin: en
efecto, el consumo radiofnico puede llegar a ser ms activo
que la prctica fotogrfica cuando responde explcitamente a
una eleccin, en lugar de ponerse en manos de los automatismos, y cuando supone una actitud atenta. Adems la intencin
pura de distinguirse no hasta -tampoco en el caso de la fotografia- para determinar positivamente a la actividad: si la
situacin cultural de las clases medias es tan poco cmoda es
porque no basta con evitar el error para caer en la verdad
y porque el rechazo sin discernimiento de la prctica y de la
esttica populares puede conducir a adoptar lo que a primera
vista parece distinguirse de ella.
La realizacin de la intencin artstica es particularmente
difcil en fotografa, sin duda y fundamentalmente porque la
prctica fotogrfica slo difcilmente puede apartarse de las
funciones a las que debe su existencia." Sera ingenuo creer
que, con la fotografa, la experiencia esttica se pone al alcance de todos: es, en efecto, el mismo principio el que hace que
sea una prctica muy popular y que raramente sea la ocasin
de una experiencia esttica. Asumiendo casi siempre funciones sociales, conscientes o inconscientes, y participando ntimamente de la vida familiar, de sus valores y de sus ritmos, no
tiene otras razones, ni razn de ser, que las que puede tomar
prestadas. Las normas tradicionales de la prctica se imponen
ms fuertemente cuanto ms se impone la prctica. Es as
que, suponiendo que no haya ninguna diferencia, los sujetos
113
114
y cualquier tentativa por aplicarle una intencin artstica resulta desmesurada, precisamente porque faltan los modelos y las
normas y porque las posibilidades de expresin personal o de
creacin parecen residir ms en la eleccin del objeto que en
la manera de tratarlo, la cual, de todos modos, slo representa un nmero restringido de variaciones. Estas tres razones
estn estrechamente ligadas: vemos claramente que el esfuerzo de bsqueda esttica podra llegar a imponerse con ms
fuerza si la fotografa fuera un arte consagrado y, si as fuese,
la aplicacin de la intencin esttica sera infinitamente ms
fcil porque la bsqueda individual estara armada de todo un
cuerpo de principios y de preceptos que definiran una esttica autnoma de la fotografa, y porque podra encontrar en
los modelos consagrados las certezas estticas capaces de orien, . confirrma d a en su va lror arustico.'
~.
<in
tar una practica
Se comprende, en consecuencia, que los individuos que pretenden tratar la fotografa como una actividad artstica sean
una minora de "transgresores", socialmente definidos por una
independencia mayor respecto de las condiciones que determinan la prctica de la mayora, no solamente en su existencia
personal, sino en sus objetos, sus ocasiones y su "esttica", y
por una relacin particular con la cultura erudita que responde a su situacin en la sociedad. Las mismas razones que apartan a la clase culta de la fotografa pueden, en efecto, llevar a
ciertos miembros de las clases medias a buscar en ella el sustituto a su alcance de las prcticas tradicionales, que les siguen
siendo inaccesibles.
115
Notas
l.
2.
3.
4.
5.
6.
116
Ver apndice.
7.
y esto, a condicin de conformarse con relaciones groseras. Considerada con ms detalle, la relacin entre la prctica y su calidad
por un lado, y el equipo audiovisual, por el otro, parece problemtica. Si la abstencin es ms frecuente entre los indi...-iduos que
slo tienen radio (50%), est ms fuertemente representada
entre los propietarios de un aparato de radio y de un televisor
(46%) y entre quienes poseen un amplificador y aparatos de
radio y tele...-isin (31 %). Igualmente, si debido a su coste, la prctica de la fotografa en color y del cine es naturalmente ms frecuente entre los sujetos mejor provistos de equipo audiovisual,
de hecho, slo una minora desarrolla esa actividad.
No se trata de una descripcin imaginaria, sino del resumen de
un "estudio psicolgico de la fotografa", realizado por un organismo especializado en estudios de mercado y en anlisis de
motivacin.
8.
9.
117
10.
11.
12.
13.
118
mayo 1962.)
17. El nacimiento de un hijo a menudo es la causa que lleva a retomar la actividad fotogrfica, y el porcentaje de cmaras en fun-
119
18.
19.
20.
21.
22.
23.
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cionamiento va del 63% para los hogares en los que hay un nio
de menos de cinco aos al 50% para aqullos en los que hay un
nio de seis a trece aos (onrc, 1).
Estas indicaciones fueron sacadas del anlisis llevado a cabo por
J. C. Chamboredon )' A Maillet, de una muestra tomada al azar
de 500 fotografas de aficionados reveladas por un profesional de
la regin parisina.
De todos los accesorios fotogrficos, el flash es el que ms ha sido
difundido, sin duda porque aumenta la solemnidad del acto fotogrfico y reduplica el poder de solemnizacin: el resplandor instantneo materializa en alguna medida el instante de la imagen
y tal vez tambin evoca la pompa de las ceremonias oficiales a las
que frecuentemente est asociado.
Es raro que la gente muestre fotografas (sobre todo en blanco y
negro) porque vea en ellas un medio de documen racin o de
informacin (13%) o un trabajo artstico (e12% de los sujetos invoca el orgullo de fotografiar). Si por lo general Ios sujetos no
indican una finalidad panicular ni una razn precisa, si incluso
la intencin puramente afectiva de "mostrar a los seres queridos"
es rara (el 6% de las justificaciones) es porque, igual que la fiesta que evoca, la ceremonia ntima en la que se muestran las fotos
es un fin en s mismo.
Hay todo un conjunto de temas, objetos y situaciones eminentemente fotografiables: "los payasos de la banda", la gente disfrazada, los animadores, es decir, los personajes investidos del papel
de divertir y, por ello, oficialmente cmicos... ; tambin los picnics
o algunos momentos del servicio militar.
La distribucin de papeles ms frecuente entre las clases populares y medias hace de la prctica fotogrfica un privilegio masculino, mientras que la funcin de fijar sus ocasiones incumbe por
lo general a la mujer, guardiana de las tradiciones familiares: ella
utiliza mucho menos la cmara fotogrfica que el marido (39%
de los hogares, contra 59%). Pero el hecho de que la competencia en materia tcnica sea cedida a los hombres no explica completamente la atribucin al marido de ese acto del culto familiar
(ORle, la). Al jefe de familia le corresponde el cargo de llevar a
cabo el ritual de solemnizacin que la mujer solamente puede
suscitar, preparar o doblar.
mile Durkheim, El suicidio, sa ed., Ediciones Akal, Madrid, 1998.
121
29.
30.
31.
32.
~3.
superior a 1.200 francos. ("Une enquete dan s les industries parisienses de I'automobilc et les industries textiles du Nord") (Una
encuesta en las industrias parisinas del automvil y en las industrias textiles del norte), en Sorulages, no. 2, 19(2).
Las circunstancias excepcionales no llevan solamente a hacer
algunas fotografas solemnes, concesin pasajera a las exigencias
de la funcin familiar, Ellas determinan sobre todo la compra y
la utilizacin del carrete, La uniformidad de los temas dentro de
un mismo carrete prueba que se lo dedica a una ocasin solemne, hasta tal punto, que las raras tomas originales o aparentemente inspiradas por un inters intrnseco por la fotografa son,
la mayora de las veces, una tan tasia que uno se concede por aadidura, una vez hechas las fotografas que se haba previsto o porque se tiene prisa por revelar la pelcula.
Segn la encuesta antes citada, c112% de los sujetos interrogados
sobre sus vacaciones designaron espontneamente la vida en
familia como su distraccin favorita, cuando en realidad la pregunta apuntaba a que recordaran actividades precisas. De acuerdo a otra encuesta ("Les vacan ces des Francais en 1961 '', op. ct.),
ir a casa de parientes o de amigos es, en todas las categoras sociales (con excepcin de los empresarios de la industria y del comercio), el modo de alojamiento ms extendido.
La fotografa est naturalmente asociada al viaje y, particularmente, al viaje de los viajes, el de luna de miel a Pars. Durante
un largo trayecto de una decena de das, J. B., artesano de Lesquirc, hace solamente cuatro fotos, una de las cuales refleja el
hecho de estar de viaje (la esposa de J. B. sentada sobre la hierba, junto a la carretera), frente a cuarenta y seis en Pars. Los
monumentos y lugares ms fotografiados son aquellos que simbolizan ms plenamente Pars o la imagen estereotipada que se
tiene comnmente de la ciudad: Versailles (diez tomas), la Torre
Eiffel (ocho), las Tullerfas (seis), Notre-Dame, los Campos Elseos y el Arco del Triunfo (dos).
Consciente o inconsciente? De todas las fotografas, sta y otra
que muestra a la pareja delante del Arco del Triunfo son las preferidas de sus protagonistas.
Del estudio de un muestreo al azar de 500 fotografas de aficionados, se desprende que el 74% es de personajes. Los monumentos aparecen como signos secundarios ms que por s mismos: en
122
la mayor parte de los casos, estn asociados a un personaje y figuran en un segundo plano de la fotografa, Raros en el conjunto
(el 10%), los paisajes pueden llegar a constituir ms que los
monumentos, el objeto propio de la fotografa (una de cada dos
no contiene personaje); pero, en la medida en que no tienen
nada de notable para los ojos del observador, se puede suponer
que representan una relacin particular con el objeto ms que el
objeto en s y por s mismo. La diversidad de motivos que se aprecia en quienes hacen diapositivas no representa siempre, corno
podra creerse, un paso adelante respecto de la funcin familiar
de la fotografa, La imagen registra objetos (barcos, automviles,
trenes) o circunstancias que expresan simplemente los preparativos o el hecho del viaje. A menudo, muestra objetos totalmente
consagrados y fuertemente estereotipados, que exigen el reconocimiento ms que la contemplacin.
34. La fotografa de paisajes se distingue poco, desde el punto de
vista de su esttica v de sus ternas, de la foto de familia si se excepta que es a men;tdo en color, a la vez porque es ms bien un
recurso de quienes hacen turismo y porque el color responde
mejor a las expectativas de realismo.
35. Los aficionados que se proponen montar o sonorizar sus pelculas, en una palabra, hacer del cine una prctica artstica, no "son
muchos (el 40% de los que expresan la intencin de intensificar
su actividad y que constituyen el 20% del conjunto de los cineas-
123
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42.
43.
44.
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57. Slo el 6% de los obreros de 18 a 30 anos aficionados a la fotografa la practican de forma entusiasta, frente al 25% d~ los
empleados. Insignificante en las otras categoras sociales (artesanos y comerciantes, altos ejecutivos}, el porcentaje de adolescentes que forman parte de un club de fotgrafos aficionados es del
1 % para los obreros y sus hijos, del 3% en los ejecutivos medianos o hij os de stos, y del 13% en los empleados o hijos de
empleados (SOFRES, 2).
58. El rechazo deliberado de la fotografa es menos frecuente entre
los empleados: el 48% de los sujetos que no la practican, persiste
en su decisin.
59. "En realidad, lo que me gusta es el contraste, mucha oscuridad,
pero con un poco de luz l... ] como en este cuadro".
60. El 24% de los sujetos justifica su abstencin invocando falta de
inters por la fotografa.
61. Slo el 21,5% de los empleados enmarca las fotos de familia tradicionales hechas por ellos o por un familiar. Son menos que los
obreros los que confiesan ensenar sus fotos "para pasar el tiempo"; mientras que el porcentaje de los que dicen ensearlas "para
mostrar lo que han visto" aumenta considerablemente.
62. El rechazo del tipo de fotografa de "recuerdo" es mayor entre
los empleados (35%, del cual el 20%, sin reservas). '[\;0 obstante,
las respuestas se vuelven ms confusas cuando se trata de definir
la importancia de conservar "recuerdos".
63. Se comprende entonces por qu los clubes de fotografa, concebidos como centros que fomentan una conviccin esttica, reclutan principalmente individuos en esta categora.
64. Ante la fotografa, los t:iecutivos medios son a los artesanos y a los
comerciantes lo que los empleados a los obreros; el hecho de que
entre los artesanos y comerciantes haya un porcentaje ms elevado que entre los obreros, sera, al parecW"", un simple efecto del
ingreso. Mientras que la prctica entusiasta slo est representada entre los artesanos y comerciantes por los aficionados mejor
equipados, entre los ejecutivos medios puede estar asociada a
un equipo ms sencillo. Del mismo modo, mientras que entre los
artesanos y comerciantes la abstencin adopta la forma de un
rechazo que se expresa a menudo sin ambages y sin necesidad de
justificacin, entre los ejecutivos medios, por 10 general se presenta como provisional; en ese caso, el rechazo slo excepcional-
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incitan a la contemplacin. Una paloma se posaba de vez en cuando sobre la comisa de un templo antiguo. Un velero cruzaba en alta
mar. El sol poniente abrasaba el horizonte. La hora era perfecta. A
mi lado, sin embargo, uno de esos hombres pareca presa de la ms
viva agitacin. Ora avanzaba hacia el templo, ora se alejaba de l, sin
poder permanecer en el lugar. Su tercer ojo en la mano derecha,
interrogaba ansiosamente con la mirada una especie de vernlga,
delicadamente envainada en cuero, que tena en la izquierda.
Acechaba el momento ideal en que podra sacar a la vez el templo,
la paloma, el velero, la baha". Los resortes y la funcin de esta ideologfa aparecen aqu claramente: en primer lugar, la voluntad de
distanciarse de los consumidores vulgares, marcada por el estilo
objetivista y "etnogrfico" del relato ("uno de esos hombres"), en
particular en la descripcin del equipo; por otra parte, la oposicin
entre la contemplacin, nica actitud concebible, y el consumo
voraz y sin discernimiento (querer "sacar todo a la vez"), que muestra suficientemente que existen leyes no escritas sobre consumo
turstico, a las que no debe faltar, a riesgo de caer en la vulgaridad.
Ibdem.
Ya se trate de transmitir tcnicas o motivaciones y estmulos, el
papel de la familia y de la escuela se reduce a nada o a casi nada.
En cuanto a los fotgrafos profesionales, que podran jugar el
papel de expertos, se quejan de que la mayora de la gente compra su cmara en los grandes almacenes, en vez de adquirirlas en
tiendas especializadas, donde podran guiarlos en su eleccin y
darles consejos; pero, de hecho, en el momento de la venta de
cmaras o de pelculas sensibles, o en ocasin de trabajos de revelado o reproduccin, se comportan casi en la totalidad de los
casos ms como comerciantes que como tcnicos, y cuando se les
pide consejo, stos siempre son muy vagos en el dominio pllra~
mente tcnico y, a fortiori; en el dominio esttico.
Las cadenas de emisoras "culturales", Frunce Hl y IV, tienen un
pblico extremadamente restringido (2% y 0,4%) v estrictamcnte jerarquizado de acuerdo a la clase social y al nivel de instruccin ("Une enqutc par sondage sur I'coute radiophoniquc'',
op. cit., pg. 951). Las diferencias son todava ms marcadas en lo
que se refiere a las emisiones preferidas (pgs. 988-989 y 992).
La radio, al igual que la televisin o el cine, slo son vehculos
que pueden aportar contenidos culturales tan nobles (es decir,
133
2
La definicin social de la fotografa
Pierre Bourdieu
Ars simia naturae
135
mas de la esttica cannica, as como el defecto de primer plano o la ausencia de un fondo significativamente ligado a la
forma (por ejemplo, las palmeras para expresar lo .extico},
compromete la comprensin y la valoracin cuando no entraa el rechazo puro y simple.
Pero es en su dimensin temporal donde se revela toda la
paradoja de la fotografa popular. Corte instantneo en el
mundo visible, la fotografa proporciona el medio de disolver
la realidad slida y compacta de la percepcin cotidiana en
una infinidad de perfiles fugaces como imgenes de sueo, de
fijar momentos absolutamente nicos de la situacin recproca de las cosas, de captar, como lo ha mostrado Waltcr Benjamin, los aspectos imperceptibles, en tanto instantneos del
mundo percibido, de detener los gestos humanos en el absurdo de un presente de estatuas de sal.
De hecho, lejos de darse como vocacin especfica, la captacin de los instantes crticos entre los que el mundo tranquilizador oscila, la prctica comn, contra toda otra expectativa, parece encarnizarse, por todos los medios a su
alcance, en despojar a la fotografa de su poder de desconcierto: la fotografa popular elimina el accidente o el aspecto
que disuelve lo real, volvindolo temporal." No fU ando nunca
sino los instantes que su solemnidad salva del transcurso del
tiempo y captando slo personajes instalados, inmviles, en la
inmutabilidad del plano, pierde todo su poder de corrosin.
Cuando una acin se dibuja, se trata siempre de un movimiento esencial, "inmvil" y arrancado al tiempo, es, y las
palabras lo describen bien, el equilibrio o el aplomo de un
gesto eterno como la significacin social que encarna: los
esposos que se dan la mano expresan, con otro gesto, el
mismo sentido que las manos reunidas del Cato)' Portia del
Vaticano. En el lenguaje de todas las estticas, la frontalidad
significa lo eterno, por oposicin a la profundidad, all por
donde se introduce la temporalidad, yel plano expresa el ser
o la esencia, en suma, lo intemporal." De tal modo, al adoptar la disposicin y la postura de personajes de mosaicos
bizantinos, los campesinos que posan para la fotografa de su
boda escapan al poder de sta, que es irreal porque es "temparalizante".
138
El "gusto brbaro"
La fotografa debe tanto a la imagen social del objeto tcnico
que la produce como a su caso social, el hecho de ser comnmente considerada la reproduccin ms perfectamente fiel ele
lo real. En efecto, si el "ojo mecnico" efecta la representacin popular de la objetividad y de la perfeccin esttica, definida por criterios de semejanza y de legibilidad, es sin duda en
razn de que esa imagen es el producto de un objeto; los id-
139
142
una postura que se supone no es "natural". A travs de Ia.preocupacin por rectificar la actitud y por ponerse el mejor traje,
a travs de la negativa a dejarse sorprender con la ropa de todos
los das y en una. tarea cotidiana, es la misma intencin la que
se manifiesta. Posar es respetarse y exigir respeto.
Cuando uno se esfuerza porque los sujetos conserven una
actitud "natural", se provoca en ellos una incomodidad, porque no se consideran dignos de ser fotografiados o, como suelen decir, porque no se ven "presentables", y slo se puede
esperar una naturalidad simulada, es decir, una actitud teatral.
La conducta del fotgrafo que hace fotos "en vivo" parece
absurda y sospechosa. De ah las preguntas: "Para qu son
estas fotos? Para Pars? No sern para el cine? Porque en el
cine se ve cada cosa..." A los ojos del campesino, el que viene
de la ciudad es alguien que ha sucumbido a una especie de
"indiferencia" perceptiva; y esa actitud le parece incomprensible, porque su referencia es una filosofa implcita de la fotografa segn la cual slo merecen ser fotografiados ciertos
objetos y en determinadas ocasiones. l 3
Hay que cuidarse de contraponer sin matices el gusto de
los de la ciudad por lo "natural" y el gusto de los campesinos
por el hieratismo; ello sera ignorar que las concesiones a una
esttica liberada de las convenciones sociales son siempre ms
aparentes que reales. Podra creerse, por ejemplo. que las
vacaciones favorecen la produccin de imgenes caracterizadas por esa libertad que estimulan y que las expresa. En realidad, la "escena" supone casi siempre una preparacin y si ms
de un fotgrafo aficionado impone a sus modelos, como si
fuera un pintor, poses y posturas complejas y laboriosas es porque en este caso, como en otros, lo "natural" es un ideal cultural que hay que crear antes de poderlo fijar. Ni la fotografa
tomada por sorpresa, realizacin de la esttica de lo natural,
deja de obedecer a modelos culturales: el ideal sigue siendo
ese "natural" que se quiere lograr y que debe aparecer.
En la mayor parte de las fotografas de grupo, los sujetos se
presentan apretados unos junto a los otros (siempre en el centro de la imagen) y, a menudo, abrazados. Las miradas convergen hacia el objetivo de modo que toda la imagen indica lo
que es su centro ausente. Cuando se trata de una pareja, los
143
grafa como ante un hombre que se respeta y del que se espera respeto, de frente, y con la cabeza erguida." En esta sociedad que exalta el sentimiento del honor, de la dignidad y de la
respetabilidad, en este mundo cerrado en el que uno se sabe
en todo momento y sin escapatoria bajo la mirada de los
dems, es importante dar a los otros la imagen de s mismo
ms honorable, la ms digna: la pose afectada y rgida, para la
que el "listo, ya" constituye el lmite, parece ser la expresin de
esa intencin inconsciente. El personaje realiza para el espectador un acto de reverencia, de cortesa, convencionalmente
regulado, y le pide que obedezca las mismas convenciones y las
mismas normas. Hace frente y pide ser mirado as y a distancia; esa exigencia de diferencia redproca constituye en ese
sentido la esencia de la frontalidad.
El retrato lleva a cabo la objetivacin de la imagen de uno
mismo. Por eso, es solamente el lmite de la relacin con los
dems. L") De ah que sea comprensible que las fotos "sorpresa"
susciten siempre cierto malestar, sobre todo en el campesino,
quien est condenado la mayora de las veces a interiorizar la
145
estilo", y otras tantas frmulas que, por su insistente reiteracin, manifiestan a la vez la conciencia y el pesar de no poder
renunciar al gusto espontneo.
En la medida en que no encierra en s mismo el principio
de su sistematicidad, el conjunto de juicios sobre el gusto de
las clases populares, debe ser considerado una esttica? No es
casualidad que, cuando uno se esfuerza por reconstruir su lgica, la esttica popular aparezca como el anverso de la esttica kantiana, y que el ethos popular oponga a cada uno de los
momentos del anlisis de lo "bello" un axioma que lo contradiga. Pero los obreros o los empleados pueden tomar el camino inverso del filsofo sin tener que renunciar a la calificacin
esttica de sus juicios. No se fotografa cualquier cosa o, si se
quiere, no todo es bueno para ser fotografiado; tal es el axioma que, implcitamente presente en todos los juicios, basta
para atestiguar que las opiniones estticas no se han abandonado a la arbitrariedad, sino que, como la prctica, obedecen
a modelos culturales. "No se puede fotografiar", "No es una fotografa", esos juicios concluyentes y tajantes, a menudo acompaados de gestos escandalizados, expresan negativamente
una evidencia inmediata. El hecho de que la falta contra la
regla pueda aparecer a pesar de que sta no sea captada como
tal y, menos an, formulada, no excluye que el juicio esttico,
encadenado al caso particular, extraiga su verdad de un sistema de principios y de reglas implcitas ms intuidas que enunciadas.
Desde el punto de vista del socilogo, para quien los sistemas de valores no son ms que hechos que slo difieren por
su imperatividad y su orientacin ltima, lo que al esteta
puede parecerle una antiesttica es todava una esttica, puesto que, bien o mal formulada, ella supone una experiencia
vivida en la que el sentimiento de belleza tiene su lugar. Eljuicio del gusto que analiza Kant supone otra experiencia vivida
que, como la experiencia popular de lo bello, est socialmente condicionada y que, en todo caso, nunca sera independiente de las condiciones sociales, aquellas que hacen posible
la existencia de "gente con buen gusto". En consecuencia, no
podemos dejar de reconocer al gusto popular la dimensin
esttica a la que aspira, aun cuando esa pretensin le sea ins148
150
tn:
jo r
ptcsis condicionales, es una manera d~ compr:n,der o,
dicho, de "rehacer" por su cuenta una Fotografa Impersonal y
annima, despojada de la funcin manifiesta que confiere a la
fotografa acostumbrada su significacin y su val~r.
El principio de la distincin entre lo fotograftabl~ y 1.0 q.u:
no lo es, supuestamente independiente de las fantasas l~dIVI
duales, no impide que la fotografa comn, producto pnva,do
y de uso particular, slo tenga significacin, valor y atractivo
para un conjunto limitado de sl~etos, principalment~, par~
quien la ha tomado y para quienes constituyen su objeto. ~l
ciertas exhibiciones pblicas de fotografas en color se consrderan aburridas es porque reclaman para objetos privados lo
que es privilegio de la obra de arte, es decir, la adhesin el?
todos. "Una foto de una mujer ernbaravada es buena para rm,
no para los dems" (mujer encinta de perfil), dice un empleado que expresa as su preocupacin por el eleco~o.y por 10 qu:
"se puede mostrar", es decir, lo que est en coudicioncs d~ eXIgir la admiracin universal. Es notable que la f;,togr~fa en
color, que, ms an que la de blanco y negro, esta destinada a
151
152
en la medida en que esos espectadores se definen por la relacin que une al autor o al espectador de la fotografa.
La referencia a los espectadores posibles a menudo tiene cabida
en los juicios sobre fotografas artsticas: "Si son de amigos, hay
que h,~cerlas; harn rer a quienes los conocen" ~muecas). '~Si se
trata de un recuerdo de un viaje a Inglaterra, entiendo que se havan hecho, para enserselas a los amigos" (sombras de hombres
en la bruma). El desconcierto, ante fotografas que no son "mostrables" aparece todava ms ntidamente en el tono de preocupacin: "A quin ensersela?" (mujer embarazada de perfil),: "No es
una [oto para ensear a los amigos" (desnudo acostado) ". Es muy
pura, pero no se puede ensenar ms que a la faI~-Ii~i,~" (n,~\lJer ama~
man tando ) . Otro explicita el principio de sus JUICIOS: Pues esta
bien la mam, eh? [... ] Yo la encuentro bien, muy bien; es algo
que uno podra ensear" (mujer amamantando),
153
el reconocimiento de "gneros", para los que un mismo concepto define a la vez la "perfeccin" y el campo de aplicacin. Si
recordamos que la paradoja del juicio esttico reside, segn
Kant, en el hecho de que encierra la pretensin de universalidad sin poder recurrir no obstante al concepto para ser formulado, vemos que la actitud m . is frecuente respecto a las fotografias presentadas es exactamente la inversa: cerca de las tres
cuartas partes de las expresiones de valoracin comienza por un
"si" y eljuicio que suscita la primera lectura de la imagen es casi
siempre genrica: "Es maternal", "Es humana", "Es muv buena".
El esfuerzo de reconocimiento culmina con la clasifi~acin en
un gnero o, lo que viene a ser lo mismo, con la atribucin de
un uso social, en el que los diferentes gneros son definidos, en
primer lugar, en relacin a su utilizacin v a sus usuarios: "Es
una foto de publicidad", "Es de un concur;o", "Es la foto de un
profesional", "Es del tipo pedaggico", etc. Las fotografas de
desnudos son casi siempre rechazadas mediante frases que las
reducen al estereotipo de su funcin social: "Buena para
l'ignllc", "Es el tipo de fotos que se venden a escondidas".
154
p,o-
155
ciacin, rechace con el mayor vigor la imagen de lo insignificante y, 10 que viene a ser 10 mismo dentro de esta lgica, la
insignificancia de la imagen." Querer hacer una buena fotografa no es una razn suficiente para fotografiar:
"Una foto que personalmente yo no hara: es ver en la foto un fin
y no un medio de expresin" (olas que rompen). "No recuerda
nada, no evoca nada, no aporta nada" (ho]a ): "Hay que suscitar
una idea; esto no hace pensar en nada". "No me gusta el cubismo,
ni la pintura abstracta ni nada de eso.., Me pregunto por qu
hicieron esta foto" (guijarros),
Subordinar la imagen a una funcin se exige con tanta rotundidad que sera quitar al acto fotogrfico algo de su carcter
ritual y despojar al objeto fotografiado de su valor el introducir la intencin pura de una bsqueda esttica, capaz, por definicin, de ser aplicada a un objeto cualquiera, a la manera de
la ciencia terica que, en tanto manera particular de entender
10 real, sigue siendo, segn Descartes, idntica en su esencia,
sea cual sea la naturaleza del objeto del que se ocupe, igual
que el sol sigue siendo el mismo independientemente de la
variedad de objetos que ilumine. La fabricacin V la contemplacin de la fotografa de familia suponen la puesta entre
parntesis de todo juicio esttico, puesto que el carcter sagrado
del objeto y la relacin sacralizan te que el fotgrafo mantiene
con l bastan para justificar, incondicionalmente, la existencia
de una imagen que no quiere expresar, en definitiva, sino la
exaltacin de su objeto y que logra su perfeccin cuando cumple perfectamente esta funcin. La preocupacin por la calidad esttica de la imagen es sin duda tan to ms excepcional
cuanto ms ritual es el objeto fotografiado y, del beb al paisaje, pasando por el animal de la casa y el monumento clebre,
las probabilidades de que se ponga entre parntesis toda
preocupacin esttica, van disminuyendo, sin llegar a anularse
.
J~mas. De manera mas general, una fotografa, aun figurativa, es rechazada cuando no se le puede asignar inmediatamente una funcin, as como el cuadro abstracto es rechazado cuando no propone un objeto identificable, es decir,
cuando no ofrece una semejanza con las formas familiares. Se
~
156
~l
espera de la fotografa que encierre todo un simbolisrnq narrativo y que, a la manera de un signo o, ms exactamente, de
una alegora, exprese sin equvoco una significacin trascendente y multiplique las connotaciones capaces de componer,
sin ambigedad, el discurso virtual que se supone que debe
formular."
"Estara bien a condicin de tener un primer plano que plantease una situacin: yo hara la foto, pero con algo que llevara a ella,
una pelota, la playa, una sombrilla..." ''Yo lo habra fotografiado
desde ms lejos, para tener un conjunto, para que se pudiera ver
qu es", "Yo no fotografiara el agua sin los barcos" (olas que rompen). "Comprendo que se fotografe un patio. flores.jardines bonitos, pero esta hoja!", "Yo habra sacado la planta entera" (hoja).
Cuando la cosa fotografiada no est intrnsecamente predispuesta a ser objeto de la fotografa y cuando no encierra nada
que le haga merecer indiscutiblemente esa promocin, se
puede lamen tal' a veces, a falta de otra cosa, que el acto fotogrfico no le transmita un valor, mediante alguna proeza o
alguna "astucia" tcnica que compendie el oficio y el mrito
del fotgrafo. Pero, la mayor parte de las veces, el juicio que se
emite sobre la fotografa no disocia la imagen del objeto ni el
objeto de la imagen, criterio ltimo de la valoracin. ~.~
"Tal vez yo habra hecho algo parecido si se tratara de guijarros
con formas extraas, de sos que llaman la atencin". "Esas piedras no tienen inters, carecen de relevancia, a menos que se use
algn recurso, por ejemplo, el grano grueso", "S,si hubiera algn
efecto, de agua, por ejemplo, pero as, sin nada, resulta muy
pobre" (guijarros). "Sobre todo esta hoja, no tiene nada de
bella!" (hoja).
157
Por el contrario, aunque choque contra las reglas de la esttica popular al no mostrar el rostro del personaje, la imagen
que representa en primer plano las manos de una anciana es
calurosamente apreciada por los campesinos, quienes ven en
ella inmediatamente la expresin alegrica de una tesis: "Ah!
sta s que es hermosa, y simple! Son las hermosas manos de
una campesina; manos como sas han ganado cien veces el reconocimiento. Esa mujer ha trabajado la tierra, pero tambin
ha cocinado; seguramente ha cuidado la via, los animales.
Muy bella". Lo que percibe, comprende y aprecia no son las
manos de la anciana, sino la vejez, el trabajo, la honestidad.
Una actitud semejante es la que caracteriza al gusto realista: en la tcnica fotogrfica, comnmente considerada como
159
60
162
163
Si ciertos sistemas de significaciones son objeto de una dedicacin "ritualizada'' y devota, la existencia de obras consagradas y
de todo un sistema de reglas que definen el acercamiento sacramental supone una institucin cuya funcin no es solamente
transmitir y difundir, sino tambin legitimar. En efecto, eljazz o
el cine tienen a su servicio medios de expresin por lo menos
tan poderosos como los que sirven a las obras de cultura ms
tradicionales; existen cenculos de crticos profesionales dotados de revistas eruditas y de tribunas en la radio y la televisin y
que -signo de su pretensin a la legitimidad cultural-e- se afanan por imitar el tono docto y aburrido de la crtica univcrsitaria, tomando de ella el culto de la erudicin por ella misma,
como si, obsesionados por su legitimidad, no pudieran sino
adoptar, exagerndolos, los signos exteriores de los dueos del
monopolio de la legitimacin cultural, o sea, los profesores.
Pero queda por decir -y es lo esencial- que esos Crculos no
detentan ese monopolio y que no constituyen una institucin
reconocida, sino un conjunto de individuos en competencia,
capaces de emitir juicios muy divergentes y que slo llegan a
restringidos grupos de aficionados, como puedan ser los Crculos de jan o los de cine-clubes.
La situacin de la fotografa en la jerarqua de las legitimidades, a medio camino en tre las prcticas "vulgares", aparentemente entregadas a la anarqua de los gustos y de los colores, y las actividades culturales nobles, sometidas a reglas
estrictas, explica, como hemos visto, la ambigedad de las actitudes que suscita, muy en particular entre los miembros de la
clase culta. El esfuerzo de ciertos aficionados acrrimos por
hacer de la fotografa una prctica artstica plenamente legtima puede parecer voluntarista y desesperado, puesto que no
puede hacer nada, o casi nada, contra la verdad social de sta,
que nunca se tiene ms en cuenta que cuando, precisamente,
se pretende contradecirla. Quienes quieren romper con las
reglas de la prctica comn y se niegan a conceder a su actividad y a su producto la significacin y la funcin acostumbradas estn inevitablemente obligados a crear un sustituto (pues
no puede llamarse de otro modo) de lo que los fieles de la cultura legtima poseen como evidencia inmecliata, es decir, el
sentimiento de la legitimidad cultural de esa actividad y todos
164
Notas
1.
195.s.
7.
8.
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Puesto que nada es menos natural que esta representacin selectiva y convencional, la fotografa todava puede suscitar en ciertos individuos la experiencia del desarraigo en el interior mismo
del universo familiar. Un habitante de Lesquire, de 8:') aos,
manifiesta una gran sorpresa ante la vieja fotografa tomada
desde el balcn de una casa que estaba frente a la suya. Al principio, no reconoce .nada. Gira y vuelve a girar la fotografa en
todos los sentidos.. Se le indica que se trata de la plaza del ayuntamiento. "Pero desde dnde la sacaron?" Pasa el dedo sobre las
casas. Se detiene y, mostrando la ventana del primer piso de una
casa "Oh!, miren, pero si sa es mi casa..." Reconoce la casa de
al lado: "Desde dnde fue tomada? Es sa la iglesia?" Reconoce
nuevos detalles, pero no puede salir de su perplejidad porque no
consigue situarse en el espacio.
Los objetos, una vez ms, son objeto de excepcin, tal vez porque su naturaleza es cambio: puesto que se trata de fijar lo efmero y lo accidental, se reconoce que la fotografa no puede
arrancar el aspecto fugitivo a la desaparicin definitiva, sin constituirlo como tal.
167
168
18. Una vez ms, es por razones ajenas a la esttica que uno se puede
orientar hacia las preocupaciones referidas a ella. La influencia
de la situacin de presentacin pblica parece verificarse, pues
los que hacen fotografa en color presentan un porcentaje ms
alto de fotografas privadas que el resto y, adems, someten las
fotografas que van a mostrar a una seleccin previa, sin que se
comporten por ello de forma igualmente selectiva en su prctica.
19. Por ejemplo: "Qu es? La foto de una pelcula? Si es de un
actor famoso muy maquillado, est bien; si no, no tiene valor".
20. Cuando la imagen de lo insignificante se admite, es porque se
considera insignificantes tanto el hecho de hacerla como a quienes la han hecho. De tal modo, los campesinos pueden admitir
que se fotografe una corteza o un montn de piedras, pero sin
atribuirle el ms mnimo valor, Esta famasfa frvola de gente de
ciudad se acepta con una sorpresa un poco escandalizada, porque se considera una actividad insignificante y frvola, buena
para los de la ciudad.
21. El discurso espontneo sobre la fotografa raramente se sita en
el terreno de la esttica y es an ms raro que se hable de la
prctica fotogrfica en el lenguaje de la creacin artstica. En
una muestra de 500 fotografas de aficionados, las imgenes
que revelan una finalidad tcnica o esttica constituyen menos
del 10%.
22. Desconcertado por la disponibilidad semntica de la imagen, y
negndose a admitir la inmanencia del significado al significante, uno no inventa un sentido sino inventando al sujeto para
169
quien ese objeto insignificante podra tener significacin. al atribuirles una funcin; "Est bien para alguien a quien le guste el
agua" (olas que rompen). "Eso slo puede servir para estudiar las
plantas; como obrero no me interesa". "No hara esa foto, a
menos que fuera un coleccionista de hojas". "Tal vez sea interesante para un botnico" (hoja).
2~. La prueba de que la imagen bella es la imagen de la cosa bella
(socialmente definida) es que, cuando se nombra una serie de
objetos y se pregunta si pueden dar lugar a una fotografa bonita, interesante, insignificante o fea, se obtiene aproximadamente
la misma jerarqua (de forma relativamente independiente a la
clase social) que cuando se presentan fotografas artsticas de los
mismos objetos (las cifras entre parntesis representan el porccntaje de sujetos que declar que esos objetos podan dar lugar
a una bella fotografa) Es decir: una puesta de sol (78%), un paisaje (76%), una nia jugando con un gato (56%), una mujer
amamantando (54%), una danza folklrica (46%), un tejedor en
su telar (39%), una naturaleza muerta (38%), un cuadro de un
artista (37%), la corteza de un rbol (35%), un monumento clebre (27%), una primera comunin (26%), una serpiente (20%),
una cuerda (1 (YlrJ), una armadura metlica, una mujer embarazada (15%), coles, un depsito de chatarra, una pelea de indigentes (12%), el mostrador de una carnicera (9%), un hombre
herido (8%), un accidente de automvil (l %).
24. Kant, L, Critica deljuicio, Espasa-Calpe, Madrid, 2001.
25. Esa parece ser la actitud popular respecto de toda significacin.
Por ejemplo, si la msica clsica o la pintura no figurativa desconciertan, es porque uno se siente incapaz de comprender lo
que, en calidad de signos, deben significar.
26. Tanto en el medio rural como en las clases populares de la sociedad urbana, la jerarqua de preferencias es el resultado de un
compromiso entre lajerarquia de las legibilidades y la de los valores. Una fotografa fcilmente identificable aun cuando represente a un sujeto chocante (moralmente) o insignificante, sera
preferida a otra, cualquiera que sea el tema, ms difcilmente
identificable. Cuando las dos jerarquas coinciden, como en el
caso de la maternidad o, en el medio rural sobre todo, las manos
de la anciana, el juicio es casi unnimemente favorable: las caractersticas tcnicas que ms violentamente se reprocha a las foto-
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171
Segunda parte
1
Ambicin esttica y aspiraciones sociales
Robert Castel y Dominique Schnapper
"En el fondo, en la fotografa hay siempre un procedimiento que no
se domina. Siempre hay en la fotografa algo que no es perfecto".
"[unto a la gran mayora de usuarios de la fotografa que, en la medida en que viven las necesidades sin sentirlas como coacciones, rcalizan en Sil conducta la verdad social de la prctica fotogrfica sin
entenderla como tal, hay quienes, por eleccin u obligacin profesional, no le conceden esa adhesin inmediata e indiscutida. Tanto si
se trata de reporteros gt-aficos o fotgrafos "publicitarios" que se
valen tcnicamente de la representacin comn de la objetividad
fotogrfica, o que intentan asociar una figuracin "realista" a un contenido simblico; o bien se trate de aficionados o artistas que se
esfuerzan por romper con los cnones de la esttica popular y por
atribuir a la fotografa un lugar reconocido en el sistema de las bellas
artes ... En todo caso, los grupos que son estudiados a continuacin
tienen en comn el hecho de romper con la adhesin ingenua a la
definicin social de la fotografa, que nunca se muestra ms claramente que cuando se intenta atacarla o valerse de ella.
Estos estudios, por lo tanto, tienen en primer lugar un valor de verificacin, puesto que, si los anlisis precedentes son acertados, la verdad
social de la fotografa constituye la realidad a la que esos diferentes grupos tienen qu enfrentarse, realidad que se les resiste en la medida en
que intentan forzarla.
Pero no habramos comprendido la significacin de este enfrentamiento si no captramos la forma concreta que asume en cada
situacin particular y las funciones que reviste para cada uno de los
grupos que concierne"."
Pierre Bourdieu
'E~l<' nos oblioiabaa
\111 modo de presentacir, diferente: cada unidad social deba ser objeto de una de-scripcin particular (qu(' poda ser confiada a un autor- determinado). Pero,
ade-ms, cada uno de los estudios concretos dehe ser entendido en relacin a los otros.
puesto que describe una rl'Splle~ta especfica a un problema comn.
175
justificada por ese contenido ntimo y por el sistema de valores al que remite, qu funcin nueva viene a cumplir, entonces, el club de fotografa? Aparte de la bsqueda de cierto consenso propio de todo grupo secundario de entretenimientos,"
podramos responder que tiene la finalidad de permitir a sus
miembros "simplemente hacer fotografa". Esta respuesta no
sera falsa, ni necesariamente tautolgica. Un mismo inters
por la fotografa es lo que, en primer lugar, une a los miembros de un club de foto y, adems, tienen en comn un promedio de prctica superior al del conjunto de la poblacin
que hace fotografa." El club ofrece el medio de pasar de una
prctica ingenua a una erudita en el interior de un grupo que
proporciona recetas y astucias para profundizar en la actividad fotogrfica.
No obstante, la frecuencia no condiciona directamente la
modalidad de la prctica. Los miembros de un club de foto no
solamente tienen en comn el valorar el acto fotogrfico, sino,
sobre todo, la voluntad de fotografiar de manera diferente.
Habiendo perdido la justificacin primaria de esta actividad
en el seno del grupo primario -la familia- buscan una legitimacin secundaria. Pero esta voluntad de operar un cambio
cualitativo de la prctica, basta para convertir la fotografa en
actividad autnoma?
No parece que ella adquiera en el club una funcin verdaderamente nueva y especfica. Es como si no fuera ms que un
medio de expresar una aspiracin cuyo origen no hay que buscar en el orden de lo fotogrfico. La fotografa no es nunca un
fin en s misma y, en el mO,mento en que deja de expresar ingenuamente las relaciones sociales, est obligada a apoyarse
sobre un sistema de normas que pueden ser tanto las del arte
como las de la tcnica.
Esta afirmacin, en cierto sentido, expresa una simple trivialidad. Es natural que un nuevo medio de representacin
de la realidad sobre dos dimensiones sea comparado con las
artes tradicionales de ese tipo y, especialmente, con la pintura; como tambin lo es que la intervencin de la cmara V la
importancia de las manipulaciones susciten nuevos problemas e. intereses, centrados en la tcnica. Podra, pues, formar
parte de la "esencia" de la fotografa que consiste en oscilar
176
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178
La contradiccin de una "fotografa sin cmara" no.se comprende, evidentemente, sino como una respuesta mgica a la
contradiccin que introduce el objeto tcnico en una actividad que se querra libre, mientras que su experiencia est condicionada por el automatismo de las tomas.
La misma contradiccin se vuelve a encontrar entre el inters real que suscitan los recursos tcnicos y la voluntad explcita de desacreditarlos. Todos los fotgrafos iniciados coinciden
en dar importancia capital a las operaciones de laboratorio y
confiesan que slo comienzan a hacer verdaderas fotografas el
da en que revelan e imprimen por s mismos." Pero, al mismo
tiempo, se niegan a admitir que esas operaciones puedan valorizar a la prctica como tal:
"Todo el mundo puede hacer buenas fotos. Es cuestin de empezar y, al cabo de unos meses, ya no hay ms problemas. Aqu ya
hemos superado esa fase" (Bolonia}.
"En foto, la parte tcnica es bastante fcil y se aprende enseguida" (Treinta y Cuarenta).
La contradiccin entre la atencin que efectivamente se presta a los procedimientos y la importancia que se les concede en
el discurso se explica por el temor a una sobredimensin de la
tcnica que reducira la fotografa a un procedimiento de
reproduccin mecnica de la realidad:
"Las cuestiones artsticas son infinitamente mas interesantes que
la bsqueda o el plagio de procedimientos de revelado ms o
menos trasnochados, que muy excepcionalmente agregan algo al
valor esttico de la obra" (Lillc}.
La tcnica slo podra salvarse por una valorizacin de las operaciones manuales. Pero si bien la tcnica puede ser inventiva,
se opone sin embargo a una concepcin de la "creacin" fundada en la inspiracin. Ese rechazo es tanto ms paradjico
cuanto que esos mismos sujetos, unnimemente, lamentan la
escasa libertad que les deja la cmara:
"La fotografa no es del todo un arte. La cmara no permite una
completa libertad: no es como la pintura" (Lille ):
179
"Sobre todo entre los principiantes se da lo vulgar, los temas remanidos. Cuando ya se ha adquirido cierta cultura fotogrfica, es
imposible mirar esas fotos" (Treinta y Cuarenta).
A pesar de que se busquen nuevos procedimientos, se condena lo que propone la tcnica. Volveremos a encontrar esta contradiccin. La posicin de una esttica -de una tica- condiciona el rechazo de la tcnica: "No tendra que demostrar que
s de mecnica" (Treinta y Cuarenta), porque puedo probar
que soy un artista segn una concepcin del arte en la que la
tcnica no es ms que una propedutica extrnseca, Si examinamos ahora el contenido, es decir, los sujetos fotografiados,
nos encontramos con una serie de nuevos rechazos que se
ordenan segn la misma lgica. Los fotgrafos evitan las significaciones objetivas, demasiado burdas, como si temieran que
pudieran aplastar la calidad propiamente esttica de la obra.
No es en el significado, sino en la transposicin de ste en lenguaje fotogrfico, donde debe residir la belleza. As, en
Bolonia, se rechazan explcitamente: en primer lugar, la fotografa documental; en segundo lugar, la didctica que quiere
demostrar, convencer (pues no es tarea de la fotografa); en
tercer lugar, la fotografa "romntica", de contenido sentimental demasiado explcito.
El objeto fotogrfico tiene que dar cierto "juego", en el sentido en que Sartre deca que hay que dar juego a las palabras; si
no, la fotografa estara fascinada por su contenido, mientras
que para crear algo es necesario un cierto margen de libertad.
De ah que el rechazo de la tcnica y del contenido sobresaturada sean complementarios. A travs de ellos, una esttica
"original" intenta preservar su derecho a la existencia.
Si la belleza reside nicamente en la transposicin fotogrfica es porque esta transposicin debe permitir que aparezca
la libertad de un estilo:
De esta "manera" es como el fotgrafo, como si fuera un pintor, impone su marca a una materia que, de otro modo, slo
sera una vulgar reproduccin de la realidad:
Para los estetas, esas fotografas constituyen la categora general tan aborrecida de la vulgaridad o del "lugar comn":
180
"Al cabo de una hora, cansado de escuchar: 'Ah, qu nio tan hermoso', dije: 'Pero no hay tambin un buen fotgrafo?" (Treinta
y cuaren ta).
181
"Tratamos de hacerle comprender que es necesario que encuentre su propio camino; le recomendamos hacer varias fotografas
sobre el mismo tema [...] Personalmente, no quiero especializarme. Trato de evitarlo. Si hago fotos tipo reportaje me dicen: 'No
valen lo que las de un rbol o un paisaje': A m, eso me molesta
(Treinta y Cuarenta).
182
La referencia a la pintura no siempre tiene, pDr consiguiente, la funcin de un modelo que habra que aceptar servilmente. La fascinacin por ella o la voluntad de diferenciar
cuadro y fotografa traducen la misma aspiracin al arte. La
pintura es el arte noble, el que proporciona ms garantas de
esteticismo a una actividad en busca de aqullas. Ambiciosos o
modestos, los fotgrafos se sitan siempre en relacin con ella.
Para nosotros, el problema no sera saber si la fotografa es
un arte como la pintura ni tampoco si es o puede ser un arte.
Se trata de intentar comprender esta aspiracin al arte en su
doble modalidad de rechazo de la tcnica y de referencia a la
pintura. Ahora bien, esta modalidad de la aspiracin al arte
parece contradictoria en el nivel esttico. Si la fotografa pretende ser un arte, por qu no trata de explorar sistemticamente los recursos que le son propios? Esos medios podran
inventar armonas "bellas", rompiendo el realismo de la reproduccin. Los fotgrafos son conscientes de los lmites que les
impone el realismo de la realidad:
"La fotografa en s es hasta tal punto figurativa que el fotgrafo
no puede ser sino un figurativo. Pero puede ser un figurativo atre"ido" (Treinta y Cuarenta).
183
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nal, la pintura es un elemento familiar y necesario del decorado burgus. Ninguna estancia puede concebirse sin cierto
nmero de cuadros, que no se adquieren, ni se conservan, ni
se perciben por su valor esttico, sino como signos de una determinada posicin social. Esta complicidad del arte y de una
clase se refuerza an ms por el hecho de que la historia del
arte se ensea en los institutos clsicos, frecuentados exclusivamente por los miembros de la burguesa tradicional. Pero el
arte es la forma de vida de un medio social sin que interese su
valor propiamente esttico: los boloeses no frecuentan los
museos y la pinacoteca, situada fuera del permetro en que se
supone debe desarrollarse la vida cultural, es casi ignorada. La
legitimacin del arte se hace a travs de una tradicin y de una
enseanza nobles, monopolizadas por un grupo social determinado.
Hay pocas sociedades, por lo tanto, en las que la pintura
sea, de forma tan exclusiva, posesin de una clase social y culturalmente dominante; pocas ciudades tambin en las que los
valores de esa clase impregnen de manera tan rgida las relaciones sociales cotidianas y sean hasta tal punto reconocidos
como la forma necesaria del arte de vivir. En particular, esta
sociedad ha reinterpretado, de acuerdo a sus normas, la innovacin que signific la fotografa, acogindola como el medio
de solemnizar los acontecimientos de la vida familiar. La
foto-retrato de los nios ha tomado el relevo del retrato de
familia tradicional y juega, en la estancia burguesa, la misma
funcin.
El desarrollo econmico, por otro lado, ha permitido la
promocin de una "buena burguesa" de ejecutivos medios de
la industria y del comercio, que tiene un nivel de vida, de entretenimientos y a veces una cultura comparables a los de la
burguesa tradicional pero no su mismo prestigio y que, por lo
tanto, no puede esperar introducirse en sus crculos. Las aspiraciones estticas, en particular, son "mediatizadas" por la imagen del uso que hace del arte la burguesa tradicional. La posesin de obras de arte e incluso la prctica de la pintura
supondra que ya se pertenece a la clase dominante. En una
sociedad donde la pintura es pensada a travs de una rica tradicin histrica y cultural, nadie "osara" dedicarse a la piutu-
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ra sin una slida cultura artstica. No obstante, contrariamente a las apariencias, la fotografa que practican los miembros
del club exige ms "oficio" que cierta pintura abstracta de domingo, que se presenta todos los aos en la exposicin de pintura local. Pero, en la medida en que no se deja encasillar en
tradiciones prestigiosas, parecera apartarse de su utilizacin
"burguesa". Puede, por cierto, captar las aspiraciones estticas
de los miembros de la clase inferior, aun cuando por lo general esa aspiracin suele depositarse en el arte noble, la pintura. La prctica fotogrfica es, en relacin con la pintura, un
mal menor y el logro en fotografa, un logro menor.
Con apenas una excepcin," todos los miembros del club
fotogrfico pertenecen a esta capa social. 1\'0 son ni dottore, ni
fJm./pssore, ni avvocatoy, menos an, commeruatnre" Con una actitud, de aparente desprecio hacia esos ttulos en una ciudad
que los sobrevalora," constituyen un cenculo de esteras puros,
reunidos libremente por una bsqueda comn. Desconocidos
en la "buena sociedad", no hacen nada para darse a conocer,
ni siquiera a travs de terceros, pero tampoco evitan -por la
relacin del artista con su pblico- reintroducir una relacin
propiamente social.!" El club de fotografa, apartado de la
sociedad, forma un grupo discreto y marginal que tiene, aparentemente, sus propias preocupaciones v sus discusiones de
.
escuela, su esttica autnoma.
Sin embargo, para esos hombres, el modelo imposible de la
pintura est omnipresente en su ideal de la fotografa. A pesar
de sus brillantes logros, siguen considerando inferior su actividad:
"Sera muy iuteresan re que los pintores aceptaran venir al club a
discutir con nosotros. Evidentemente, sera interesante para nosotros, no para ellos; nosotros no tenemos formacin".
La referencia esttica se mantiene como garanta de la honestidad del club, pero en un grado de irrealismo que indica la
mediocridad de la prctica. La pertenencia al club tiende a
adquirir la funcin de un acto mgico que bastara por s solo
para garantizar una participacin en el arte concretamente
irrealizable:
"Alguna vez present fotografas a un concurso. pero no funcion. Pens que era porque no estaba cualificado, porque no estaba inscrito en el club".
Esta "mala conciencia" y esta mediocridad traduciran el malestar de un grupo de pequeoburgueses demasiado alejados
de los valores estticos tradicionales como para participar en
ellos efectivamente, pero que quieren al mismo tiempo conservar sus distancias respecto a una aceptacin de la tcnica
que podra ser juzgada "popular".
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mente dicho asumen una actitud de "educadores" en el sentido amplio del trmino: hay un espritu "Casa de la Juventud"
en el que la fotografa -al menos para los directores- debe
integrarse. As, por ejemplo, para su director, la Casa de la
Juventud de Vincennes tiene la funcin de "orientar una etapa
de transicin entre la vida solitaria del joven abandonado a s
mismo y la vida de hombre que tendr que vivir". La fotografa se inscribe en ese programa de "cultura popular".
"El objetivo de la prctica fotogrfica es ensear al joven a ver, a
ser testigo de su tiempo, a no vacilar en tomar ciertas fotografas.
por ejemplo, de manifestaciones. La finalidad es agudizar su mirada para permitirle que se convierta en hombre".
190
posicin anterior:
"Cualquier idiota puede hacer una buena fotografa: basta con
tornar la cmara y apretar el botn".
siado. Yo estoy a favor del liberalismo. Hay que dejar que cada
cual haga lo que quiera" (socio Mercceur).
Esta actitud permite una pedagoga de la mala fotografa,
despiadadamente censurada en el otro tipo de club:
"Aqu se critica, hay emulacin. Intercambiamos tcnicas. Es til
ver fotografas que tienen defectos, Hasta un debutante puede
hacer progresar a los dems [...] El plagio tiene inters educativo.
Es una base" (animador Mouetard ).
Por el contrario aqu se rechazan, porque pertenecen a otro
universo, los experimentos cultos, tan apreciados por los aficionados estetas:
"No hacemos fotografas abstractas. Habra que saber. Yo, una vez,
lo intent con un tronco de rbol; pero es slo una distraccin.
No somos gente que haga fotos estrambticas" (animador Mouffetard ).
192
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que sera de mala fe generalizar. El acto fotogrfico es demasiado simple, trivial y frecuente, para poder ser dirigido desde
afuera por un imperativo tico o poltico. La aspiracin exclusiva a la "buena fotografa" matara la prctica o la pondra en
situacin de divorcio permanente con su justificacin.
Felizmente queda la tcnica, dato inmediato y permanente
de la experiencia fotogrfica. El gusto, la sensibilidad y, a
veces, el amor por la tcnica, parece ser la justificacin ms
autntica para la mayora de los fotgrafos aficionados de las
clases "populares". Situada al nivel de la experiencia, interviniendo en cada uno de los estadios de la operacin, ella es la
que carga la actividad de un sentido concreto e inmediato, a
su medida. De manera esquemtica, podramos decir que al
lado de una minora de "idelogos de la fotografa", cuya tentativa por fundar la actividad de un ethos exterior est condenada al fracaso, la masa de aficionados de este tipo de clubes
encuentra en la tcnica una garanta suficiente para dedicarse
a la prctica fotogrfica con buena conciencia. Si bien es cierto que "una buena fotografa es una fotografa tcnicamente
buena" (socio Vincennes), slo cuando confiesa humildemente ''Yo doy recetas, recetas mnimas", el animador de un club
de fotografa est ms cerca de las expectativas de su pblico.
El "laboratorio", en efecto, es el corazn del club de fotografa:
El prestigio del laboratorio proviene del hecho de que permite satisfacer libremente el gusto por el bricolaje ("hgalo usted
mismo''):"
"La fotografa es bricolaje; aqu la practicamos como aficionados"
(socio Vincennes}.
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"Aqu venimos sobre todo para revelar, es ms barato. Si tuviramos que hacer revelar nuestras fotos por un fotgrafo, no nos
sera posible; aqu, en cambio, tenemos todo el material" (socio
Vincennes).
Por cierto, para hablar como los estetas del club Treinta y
Cuarenta, se trata de un fotgrafo "sin cultura fotogrfica".
Pero,justamente, se fotografa mucho, incluso en algunos clubes, se hace sobre todo "sin cultura fotogrfica" y sin cultura
195
Estas citas de responsables sugieren que la titubeante referencia al arte -que se agrega a la justificacin ideolgica aparen196
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incoherencia, se advierte que los caracteres de la prctica fotogrfica se organizan en un conjunto coherente. Esta expresa y
alimenta lo que podra llamarse, en una primera aproximacin, una actitud tecnicista frente al mundo. El acto fotogrfico,
en primer lugar, es una relacin con la cmara y, a travs de
ella, con el "modo de existencia de los objetos tcnicos". La soberana de la mquina, que es un obstculo desde el punto de
vista del arte, desde el de los valores tcnicos es una conquista
positiva del instrumento sobre la naturaleza. Es tambin una
conquista del instrumento, un sentimiento de dominio, de
posesin, de comodidad -y, en cierto modo, de alegra-,
que se verifica en los diferentes momentos de la manipulacin: "La primera vez, me sorprend al ver aparecer la foto.
Uno se pregunta: .Cmo? Yyo hice eso?' (socio Mercceur).
Esta frase ingenua recupera el entusiasmo -reprimido en
nosotros por la costumbre- que los sabios de la Academia de
las Ciencias infundieron a multitud de paseantes, en Pars, en
tiempos del daguerrotipo, en 1839.:'!:) En cada "toma", y tanto
ms cuanto ms ingenua sea, queda algo de la conciencia del
poder conquistador de la tcnica que se ha liberado del viejo
temor a las imgenes, permitiendo su reproduccin a voluntad. Sera exagerado decir que el descubrimiento de la fotografa fue una invencin prometeica que habra que incluir en
el programa de desacralizacin de la naturaleza del que habla
Max Weber? Los contemporneos de dicho acontecimiento,
aparentemente, no se equivocaron. Mientras los espritus religiosos se inquietan -antes de que los psiquiatras redescubran
en la magia de las imgenes el instrumento de una misteriosa
fantasmagora-, los sabios sopesan la significacin positiva
del acontecimiento.
Estas connotaciones se perdieron como factor cultural.justamerrte, porque la fotografa se convirti en una actividad
cotidiana. Pero siguen inspirando muy modestamente la actividad ms corriente. Aparte de cierta relacin con la cmara
como autmata bienhechor, cuyas posibilidades, en parte misteriosas, estn al servicio del manipulador, la actitud tecnicista
implica una relacin con el bricolaje como actividad personal
que prolonga y cumple la vocacin del aparato, corrigiendo el
automatismo del robot." La familiaridad con la cmara es la
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201
Notas
1.
2.
3.
4.
5.
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6.
7.
8.
9.
10.
11.
12.
13.
14.
Comparar con el origen social de la asociacin artstica Francesco Francia, donde, exceptuando a los profesionales, por lo menos el 84% de los socios tienen algn ttulo nobiliario, honorfico o universitario.
Aunque algunos son conocidos desde hace ms de diez aos, la
mayora de los socios del club es incapaz de hacerse con una posicin social; cuando pueden hacerlo, lo evitan. Hecho tan
extraordinario en Bolonia que slo puede atribuirse a la voluntad (consciente o inconsciente?) de constituir el grupo fuera de
las tradiciones sociales, es decir, contra ellas.
No es casualidad que, a pesar de su prestigio, reconocido en
Italia y en el extranjero, el club no haya organizado desde hace
muchos aos una sola exposicin en Bolonia.
"Los otros me toman por loco porque hago fotografas abstractas
en color. No comprenden". Interrogados, "los otros" declararon
que las fotografas del incomprendido eran muy interesantes y
muy bellas.
Hay que aadir que en los Treinta y Cuarenta las concepciones
estticas estn muy influenciadas por fotgrafos profesionales (los
dos "lderes" del club son profesionales). Veremos ms adelante
hasta qu punto stos tienen una percepcin aguda de las relaciones sociales y son propensos a situar socialmente su actividad.
Entre los 32 socios del club de fotografa de Vincennes (24 hombres, 8 mujeres, edad media de 24 aos) hay un estudiante, 3 tcnicos fotogrficos, 13 obreros cualificados, 15 pequeos funcionarios
y empleados bajos del sector terciario (diseadores industriales,
empleados de banco y de seguros, cajeras, contadores, etc.).
El club de Worsbach, Alsacia, creado en abril de 1963 es la actividad nmero 21 de una Casa de laJuventud muy dinmica, fundada en 1945 por el director de la escuela local.
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21.
22.
23.
24.
25.
que la pintura? "No se puede comparar", respondieron. Es probable que una buena proporcin del resto de respuestas (61a declararon "menos bella" y 12 "a veces ms bella") indique simplemente cierta complacencia provocada por la situacin de encuesta.
En Vinccnnes, el conflicto se da entre una mayora, adepta a una
fotografa "democrtica" y "comprometida", y una minora esteti/ante reunida en torno a un ex actor. En la calle Mouffetard, el
animador emite sus pretensiones ora moralizantes, ora este rizantes, ante un pblico normalmente pasivo en las reuniones y que
slo se apasiona por el laboratorio. En Worsbacb, los dos responsables forneos ofician en el laboratorio ante jvenes pasmados y comentan, desdeosarnente, sus producciones con un "eso
no es fotografa". Slo el club de la calle Mercceur parece neutralizar las tensiones. Y es que, para ser admitido en el laboratorio, hay que ser amigo del responsable.
Un anlisis no vale ms que para la categora social a la que
corresponde. La perspectiva se invierte cuando se pasa a la fraccin de la burguesa que siente nostalgia de las artes nobles. (Ver
primera parte). All, la referencia a la pintura no es solamente
legtima, sino incluso esencial, puesto que la voluntad misma de
los sujetos impone referirse a ella como el nico medio de resolver la dificultad de vivir una insercin social. Aun cuando ese
"voluntarismo'' tergiversara el sentido de la actividad fotogrfica
-tal como sera ingenuamente vivido por un pblico ms popular-, la "pretensin" se encontrara en los encuestados y no en
los encuestadores.
Ver el discurso de presentacin de Arago en la Academia de las
Ciencias, 1839.
Dos tipos de afirmacin en los clubes populares sobre las cualidades que se exige a la cmara: "Para hacer buenas fotos, hace
falta una buena cmara" y "Las cmaras ms complicadas no son
las mejores". Ambas se concilian si se considera el bricolaje como
un medio de perfeccionar y de "personalizar" la mquina.
Una encuesta a los lectores de una revista de divulgacin tcnica,
Science el llie -en su mayora obreros calificados, tcnicos y ejecutivos medios de la industria- muestra que el subequipamiento en
materia de cmaras fotogrficas es paralelo al de aparatos tcnicos (el 73% posee un equipo de sonido y el 23,5% una cmara).
(Datos comunicados por Pascalc Maldidier.)
205
26. "A este monumento le falta el pedestal, habra que haberlo tomado con teleobjetivo; habra que tomar el conjunto del monumento". "Es necesario un primer plano". "Ha)' que evitar la simetra"
(fragmento de un informe de sesin en el club de foto de la calle
Mouffetard) .
27. Despus de una discusin en los Treinta y Cuarenta: "Es sorprendente. Esta vez M. no se dedic a destrozar las fotos del
recin llegado como habitualmente hace". Y M.: "En mi opinin,
es nefasto no criticar y estimular sistemticamente a los principiantes".
2
La retrica de la figura
Luc Boltanski
207
El peridico y la instantnea
De acuerdo a esta imagen, los fotgrafos de France-8oirafirman
una sumisin total a la actualidad: sus fotografas, segn ellos,
no son sino su reflejo. Slo pueden interesar al lector si el
hecho que ilustran es cautivador. y, en primer trmino, es la de
los grandes acontecimientos la que se erige como la gran fotografa del diario.
A decir verdad, la foto del peridico no obtiene todo su
valor del valor intrnseco de lo que ella representa, sino sobre
todo del carcter excepcional del encuentro entre un suceso
fortuito (habitualmente dramtico) y el fotgrafo: bay que
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diferentes maneras, entonces hay que recurrir al ttulo y la leyenda" (compaginador Paris-Match).
Toda la compaginacin de Pars-Match. se basa en lo que los
periodistas llaman el "efecto". Producir "un efecto sobre un
objeto" es encuadrar la fotografa en funcin de ese objeto a fin
de resaltarlo y de situarlo, preferiblemente, en el centro de la
imagen. En la mayora de los casos, la foto que sostiene el "efecto" es ampliada y, a menudo, montada en toda una plana, con
los ttulos y las leyendas impresos sobre la fotografa misma.
Recurrir al "efecto" implica la reduccin del nmero de fotografas utilizadas en cada nota. Si ocupa ms de dos pginas, el
reportaje debe contener una "apertura" y un "cierre". Los cuidados ms exigentes se conceden a la eleccin y al tratamiento
de la apertura (que es la primera fotografa del reportaje),
"La portada es la apertura general, pero para cada reportaje, se
hace una pequea portada que es su apertura particular. Una foto
que cumple esta funcin debe atraer inmediatamente al lector,
debe ser simblica. Se hace tambin un cierre, pero eso es menos
importante" (fotgrafo Pars-Match).
La fotcgraa que "abre" un reportaje debe ser ms simblica
que cualquier otra; al mismo tiempo, recuerda el suceso de
actualidad que es el argumento y cuenta la "pequea historia"
que va a desarrollarse en las pginas siguientes. Los compaginadares utilizan otra tcnica que llaman flash. bach. Se trata,
segn los trminos de uno de ellos, de obligar al lector "a
pasar las pginas". La fotografa que abre, slo es totalmente
inteligible cuando se la relaciona con la "pequea historia"
que se cuenta en las pginas que la siguen y de la que ella, por
otro lado, es un resumen, Para calmar la curiosidad, el lector
debe ir a buscar la historia en la doble pgina siguiente, luego
regresar a la apertura a travs de la cual se establece el vnculo entre la "pequea historia" del diario y el suceso de actualidad propiamente dicho.
"Tenamos, para empezar, un centenar de fotos. Presentar el concierto no interesaba. Lo que poda ser interesante eran las reac-
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No todas las intervenciones se refieren necesariamente al sentido de la fotografa: la diagramacin o compaginacin debe
ser tambin equilibrada y armoniosa; sin embargo, a lo que se
le presta ms atencin es a la significacin del reportaje,
Quienes hacen el diario condicionan la lectura que de l har
el pblico: "disecan" la fotografa a fin de poner de manifiesto
una significacin privilegiada. Todo lo que puede desviar al
lector de esta significacin se elimina, siempre que sea posible.
El documento fotogrfico es naturalmente ambiguo: siempre
puede comentarse (es decir, atribuirle una leyenda) de varias
maneras diferentes. Por esta razn, puede jugar el papel de un
test proyectivo y cargarse de las significaciones ms diversas:
los objetos que representa parecen poseer esa propiedad del
smbolo que consiste en remitir (de manera imperfecta) al
conjunto de sentido al que pertenecen y del que han sido
separados. Quizs la fotografa siga siendo el soporte de significaciones inconscientes absolutamente individuales, incomunicables y, como tales, sin inters para el socilogo. No obstante, saturada de significacin, la imagen se presta poco a los
juegos de la imaginacin. El estudio de ese mensaje requiere,
en primer lugar, la descripcin de los diversos tratamien tos
que lo constituyen, y el mejor medio de captar su sentido es
analizar la carga de significacin que conscientemente se le
atribuye y las normas segn las cuales esto se lleva a cabo.
Alusin y elipse
Las diferencias en la manera en que France-Soiry Pars-Match
tratan un mismo suceso de actualidad se originan en una eleccin deliberada de un estilo o estn determinadas por la periodicidad propia de cada uno de estos dos medios? Puesto que el
216
primero es un peridico y el segundo un semanario, mantienen relaciones temporales diferentes con la actualidad, es decir,
con los hechos del momento que difunden continuamente, da
y noche, a cada hora y a cada minuto, las agencias de prensa.
Sin embargo, por qu las reglas que rigen la manera de
fotografiar y de tratar la fotografa se han transformado en las
revistas, sin sufrir cambios considerables en los peridicos?
Fmnce-Soir est ms cerca en sus procedimientos de Pars-Soir
(que 10 precedi en veinte aos) que Paris-Matdi de Fu o de su
hermana mayor, el Matc de antes de la guerra; si en France-Sor
el servicio fotogrfico est compuesto por ms de la mitad de ex
fotgrafos de Paris-A1atch, la mayora de los fotgrafos de ParsMatch. ha entrado en ese oficio despus de 1945.
La diagramacin del Paris-Matcn de 1938 parece ms simple que la de hoy en da. Las fotografas, de pequeo tamao,
han sido montadas en su totalidad, encastradas o destacadas
por un recuadro. Varios reportajes conviven a veces en una
misma pgina; la divisin de sta en columnas, el escaso volumen de ttulos y de caracteres tipogrficos, la acumulacin de
fotografas, la abundancia de leyendas, dan una impresin
de densidad enmaraada que nos recuerda la compaginacin de
los peridicos.
Los informadores insisten en las diferencias en la manera
de tratar los hechos de actualidad ahora y antes de la guerra:
el conjunto del reportaje era entonces menos anecdtico.
"En Vu, no se buscaba tener una historia por encima de todo.
Ahora se construye un guin esbozado por el jefe de redaccin.
El documento debe concordar con el desarrollo de la historia.
Antes de la guerra, el guin se segua, pero menos sistemticamente; importaba ms la accin" (diagramador Paris-Maichs,
Las reglas de composicin exigan que se mostrara el acontecimiento sin poner de relieve las circunstancias asociadas a l. La
acumulacin de pequeas fotografias haca imposible el "efecto"; no exista la misma desproporcin que ahora entre la cantidad de fotografas tomadas durante el reportaje y las que finalmente se publican: antes se fotografiaba poco, esencialmente
por razones de orden tcnico. En esas condiciones, los perio-
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distas no podan seleccionar "la fotografa que cuenta la historia". Los fotgrafos de Match; como los de los diarios de nuestros das, valoran la instantnea "tomada en vivo". El ideal (que
no siempre se poda alcanzar) era mostrar acontecimientos
dramticos en el momento en que se producan. La fotografa
deba ser entonces una instantnea, y aparecer como tal. De
ah el gusto por las situaciones inesperadas, los gags.
En esa poca haba cinco o seis fotgrafos capaces de trabajar en
semanarios, revistas [... J Estaba de moda el reportaje indiscreto,
no se buscaba la pose, sino que haba que sorprender a la gente
sin que lo supiera. Yo empec a trabajar de ese modo, luego, otros
hicieron lo mismo; eran reportajes que gustaban a todo Pars. Lo
habitual era ver a la gente posando, nosotros llevbamos la verdad
al pblico yeso tena un xito loco" (fotgrafo Match).
218
Pars-Match. eligen los temas de sus notas examinando la prensa cotidiana, escuchando la radio, mirando la televisin,
mucho ms que mediante la lectura de notas de prensa transmitidas a cada instante por los telex.
Las normas que rigen el trabajo de los fotgrafos de ParsMatch slo pueden parecer contingentes si se asla al diario
que las impone del sistema de los medios de informacin. La
utilizacin del "simbolismo" para los periodistas de Paris-Matdi
es una necesidad; slo a travs de l pueden reconstruir las
ancdotas particulares que organizan segn su propio guin y
se refieren, por consiguiente, a esa actualidad que conoce el
lector y de la que los diarios ya han hablado. Por el contrario,
la fotografa del suceso tal como la lanza el peridico no
podra ser simblica, puesto que contribuye a constituir la
reserva de preconocimientos sin la que el desciframiento del
simbolismo es imposible." El guin de los reportajes de revistas poda haberse confundido con la descripcin del acontecimiento mismo, dado que, antes de la guerra, el lector no posea tantas referencias previas. La acumulacin de documentos
necesarios para esta descripcin haca imposibles las sutilezas
gracias a las que ahora la compaginacin puede funcionar a la
manera de una gramtica rudimen taria. Asimismo, la leyenda
era entonces ms larga y ms descriptiva, porque una fotografa menos "sinttica" exiga un esfuerzo mucho mayor para ser
interpretada; era, adems, de un estilo ms literario. En la
medida en que deba relacionar las fotografas entre s y referirlas a los temas esenciales del texto, organizaba en un discurso el sentido implcito en las diversas fotografas, en lugar
de enunciar de modo discontinuo una seleccin de significaciones. Era a la ltima fotografa, la del "cierre", a la que los
fotgrafos concedan mayores cuidados. Los diagramadores
que ya trabajaban en el Match de antes de la guerra se indignan porque hoy en da "la apertura del reportaje agota todo el
tema". Pero, puesto que el lector conoce ya de antemano lo
que van a decirle, la apertura puede y debe recordar el suceso.
Necesario para evitar las repeticiones ociosas, el simbolismo
parte del acontecimiento pero lo supone.
El trmino "smbolo" es el que verdaderamente conviene
usar aqu? No hay smbolos si no es dentro de un sistema sim-
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fragmentos de imgenes, tratando de dar a algunas las cualidades del smbolo, para constituir significaciones nuevas.
Hacen como si las imgenes que producen fueran simblicas,
justamente lo que no pueden ser, en primer lugar, porque les
falta la perdurabilidad y la seriedad que se atribuye a lo que
debe sobrevivir.
Aun cuando se admitiera que los periodistas de Paris-Match
se esfuerzan por reducir un acontecimiento particular (la
boda de la princesa X) a su esquema arquetpico (la boda
real), el lector no puede olvidar, y en realidad nunca lo olvida,
que la boda de la princesa X es en s misma singular y nica, en
la medida en que se inscribe en un momento del tiempo Y
en que su destino es desvanecerse en un pasado irreversible.
Puesto que siempre tiene conciencia de las acciones que le
relata la prensa, el lector puede hacer de ellas el soporte de los
tmidos juegos de su imaginacin, sin olvidar jams su realidad.
La ostentacin de la objetividad
Impuesta por las necesidades propias de la prensa, el recurso
al dibujo de actualidad o a la fotografa compuesta, nunca deja
de ser un problema. Sustituto pobre de la fotografa, el dibujo de
actualidad trata de imitarla.
"Si el dibujo es de tipo fotogrfico, el lector cree que es una foto.
Se hacc un dibujo 'fotogrfico' porquc se piensa que as la informacin parecer ms seria" (dibujante Fnmce-Soir,
221
za de los blancos, as como el vigor de las oposiciones de valores, el dibujo se parecer ms o menos a una fotografa.
Cuando el acontecimiento que se dibuja ha tenido una gran
repercusin (y no ha podido evidentemente ser fotografiado)
el dibujo se asumir ms abiertamente como tal que cuando se
trata de ilustrar un suceso menor. Asimismo, en su grafismo, el
dibujo fotogrfico exige una gran habilidad de ejecucin:
el xito de la realizacin depender del tacto y virtuosismo del
artista. Si imita a la fotografa sin lograr distinguirse de ella,
el dibujo ser tildado de fraude; pero logrado como dibujo, en
algn momento se enfrentar con la censura que se impone el
lector. Sujetos a quienes se pidi que ordenaran dibujos y fotografas de actualidad de acuerdo a sus preferencias, rechazaron con ms frecuencia los dibujos que las fotografas. Pero
expresaron un inters menor sobre la manera en que la imagen fue fabricada que sobre el gnero (en el sentido de "gnero literario") con que se vinculaba su ejecucin: los dibujos
fueron rechazados, no como tales, sino porque recordaban
obras de imaginacin ("parece cine"), en lugar de recordar los
hechos reales que debe transmitir la prensa. Si el dibujo llega
a ser identificado como tal, el rechazo se vuelve radical y extremo: se expresa entonces con un lenguaje estereotipado en el
que se repiten palabras tales como objetividad, verdad, honestidad... El dibujo de un hecho de actualidad debe hacer olvidar que es un dibujo. Hay que obligar al lector a captar la
imagen que se le presenta de forma que nada pueda afirmarse en cuanto al procedimiento que se utiliz para fabricar la
imagen y, por lo tanto, en cuanto a la existencia del objeto
representado.
El dibujo de actualidad y la fotografa compuesta ocuparan,
en este sentido, posiciones simtricas e invertidas: el dibujo es
rechazado porque es un dibujo; la fotografa compuesta es criticada porque es una fotografa, pero que, por las condiciones
de su fabricacin, transgrede las reglas de la fotografa legtima. No se desaprueba porque sea cualitativamente inferior a
la que se hace en vivo. Los reproches no se refieren a la imagen misma, sino a las condiciones en que fue realizada: se le
recrimina que sea la fotografa de una puesta en escena y no
de una realidad espontnea.
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Los fotgrafos de Pars-Match. a menudo agregan a la exposicin de normas y de preceptos que guan su trabajo propsitos
agresivos respecto de su peridico, y sobre todo de fotgrafos
ms viejos o redactores que les dictan la conducta a seguir, controlan su trabajo y aparecen como los guardianes oficiales del
orden y de la norma. Aun cuando haya adquirido toda su formacin en y para el peridico, el fotgrafo participa de otras
normas diferentes a las de aqul, ya sea por los contactos que
tiene con fotgrafos de otros medios, o por el solo hecho de
pertenecer a una profesin que posee su espritu propio. El
fotgrafo de Paris-Match, en ese sentido, aparece afligido por
un sentimiento perpetuo de culpa, que se traduce en un cinismo agresivo, en una denigracin sistemtica del medio donde
trabaja, tanto ms amargo cuanto mejor conoce sus leyes. A los
fotgrafos que ve a diario opone, en una mezcla de respeto,
de envidia y, a veces, de desprecio, los "puros", los fotgrafos de
Magnum. por ejemplo, aquellos que, no estando ligados a ningn diario en particular, pueden realizar en paz consigo mismos 10 que representa, a sus ojos. la fotografa legtima, la nica
verdaderamente autntica, la que querran hacer si no fueran
esclavos de las exigencias de su peridico y de su pblico: el
gran reportaje cuyas escenas, tomadas en vivo, tienen todo
el valor expresivo de las fotografas compuestas.
"Mire usted, en realidad, en MatclJ, [...], se venden sueos [...] Se
vende el mito. Hay varios mitos. Nosotros los conocemos. En primer lugar, el amor, hacer soar a la secretaria y a la burguesa [...]
Otros mitos? El ejrcito, la bandera, la patria, el herosmo.
Cuando uno ya conoce ciertas costumbres de la casa, sabe qu es
para Mauli y qu no es decididamente para j\1atch" (fotgrafo
Pars-Match).
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tema general. Se trata de un conocimiento operatorio, enteramente orientado a una prctica. Los ejemplos utilizados sirven
de apoyo a esos preceptos y a esas prohibiciones. Permiten al
mismo tiempo retener y reconocer los casos en que tienen que
ser aplicados. En ltima instancia, un conocimiento amplio de
ejemplos puede suplir el conocimiento explcito de las normas
particulares, de los preceptos, de las prohibiciones que suponen una reflexin de los fotgrafos sobre su trabajo. Si no
todos conocen totalmen te y por igual el sistema de normas, es
porque no todos tienen la necesidad de conocerlo para realizar el trabajo que se les exige, y porque ninguno necesita
conocerlo totalmente. El lugar (y la posicin) que se ocupa en
el peridico depende del conocimiento de las normas pero,
inversamente, el conocimiento de stas depende de1lugar que
se ocupa en aqul. Lejos de ser un obstculo, la intervencin
de una gran cantidad de personas que aportan, cada una, briznas de significacin, parece ser la condicin de "estandarizacin" del mensaje. En efecto, son los contactos entre todos los
que participan en la elaboracin de la noticia los que aseguran
la conformidad del mensaje a la norma: el desmenuzamiento
del trabajo tiene, en consecuencia, una funcin de normalizacin. Asimismo, las conversaciones que mantienen fotgrafos
y periodistas duran te el reportaje o las que les permiten comparar y, a menudo, contraponer sus ideas a las de los directores o jefes de redaccin pueden ser descritas como llamadas
mutuas al orden y a la norma. Toda idea propuesta se enfrenta a esta reserva de preceptos que constituye el "oficio" de cada
uno; los detentores oficiales de la regla, que -desde hace
tiempo-e- ocupan las posiciones estratgicas se reservan siempre la respuesta final a la eterna pregunta: "Podra esto servir
para el diario?"
Este conjunto de preceptos y de prohibiciones es percibido
como el "estilo del peridico". Cuando se pregunta al informador el porqu de las reglas que acaba de enunciar, la respuesta ms corriente es: "Asf quieren que lo hagamos". Pero
an ms corrientes fueron estas otras respuestas: "El jefe lo
quiere as", "Al jefe le gusta de ese modo". Si es sabido que las
relaciones que mantienen los fotgrafos y reporteros con los
altos directivos del medio de prensa y sus adjuntos a menudo
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231
Notas
1.
2.
3.
4.
5.
Las palabras entre comillas han sido tornadas del lenguaje de los
periodistas y fotgrafos.
Mientras que el grabado en cobre y la litografa son procedimientos en hueco y planos, en el grabado sobre madera el dibujo se hace en relieve. Las partes que sobresalen son las que
cubren la tinta, tal como ocurre con los caracteres tipogrficos.
La introduccin de la "madera de punta", la sustitucin del buril
de orfebre por el cuchillo, el armado, permiten grabar imgenes
con gran detalle e imprimirlas al mismo tiempo que el texto.
Se sabe que en 1857 las fotografas que Brady haba hecho de la
guerra de Secesin fueron grabadas en madera y publicadas en
el Horpers Magazine. Pero ya en 1854 y 1856, el Illustrated Lorulon.
Neuis haba publicado de la misma manera las fotografas tomadas por Felton durante la guerra de Crimea.
Remitimos alleetor a los anlisis de Waltcr Benjamn, quien mostr en "La obra de arte en la poca de su reproductibilidad tcnica", (Discursos interrumpidos I, Ediciones Taurus, Madrid, 1982)
que "desde siempre, una de las tareas esenciales del arte ha sido
suscitar demandas que la poca no est an preparada para satisfacer".
Este trmino ha sido tomado de Roland Barthes, quien lo define de esta manera: "Connotacin: mensaje segundo o parasitario sostenido por un mensaje primero o denodado, mensaje
cuyo significante es ya en s un mensaje. ("Esbozo de una terminologa de base", texto distribuido en el seminario de semiologa de la cole pratique des hautes rudcs (Escuela prctica de
altos estudios), VI seccin, ao lectivo 1962-1963). El lenguaje
de Barthes permite describir fcilmente las teoras de los fotgrafos de Pars-Match. porque duplica su vocabulario. "Connotacin" en Barthes designa lo que los periodistas de ParsMatch llaman simbolismo; del mismo modo, el "mensaje
segundo" de Barthes corresponde al "aspecto segundo" de los
periodistas. (ver injm).
6.
232
El hecho ha sido observado tanto por los periodistas: "En la fotochoque, el acontecimiento aplasta todo; en la foto compuesta, se
puede contar uoa historia, reunir smbolos, es ms divertido"
(reportero Pars-Mruchs como por los socilogos: "La fotografa
traumatizan te (incendios, naufragios, catstrofes, muertes violentas, tomadas en vivo) es aquella sobre la que no hay nada que
decir. La foto-choque es, por su estructura, insignificante: ningn
valor, ningn saber, en ltima instancia, ninguna categorizacin
verbal, puede incidir sobre el proyecto institucional de la significacin. Podramos imaginar una especie de ley: cuanto ms
directo es el traumatismo, ms difcil es la connotacin; o incluso, el efecto mitolgico de una fotografa es inversamente proporcional a su efecto traumtico" (R. Barthes: "El mensaje fotogrfico" en 1,0 obvio )' lo obtuso. Imgenes, gestos, vores, Ediciones
Paids Ibrica, Barcelona, 2000). Pero, hay necesidad de adecuar una observacin justa a una explicacin misteriosa y metafsica? "Por qu? Sin duda ha de ser porque, como toda significacin bien estructurada, la connotacin fotogrfica es una
actividad institucional: a la escala de la sociedad total, su funcin
es integrar al hombre, es decir, darle seguridad; todo cdigo es a
la vez arbitrario y racional; todo recurso a un cdigo es, por lo
tanto, para el hombre, una manera de probarse, de experimcntarse, a travs de una razn y de una libertad".
7. Remitimos al lector a los anlisis de Sartre sobre la escritura en
Qu es la literatura?, Losada, Buenos Aires, 1976. "Es que el lenguaje es elipsis [... ] Suponiendo que un disco me reprodujera sin
comentarios las conversaciones cotidianas de una pareja de
Angoulme o de Provins, no entenderamos nada: faltara all el
contexto, es decir, los recuerdos comunes y la percepcin comn,
la situacin de la pareja y sus proyectos; en suma, el mundo tal
como cada uno de los interlocutores supone que es el mundo del
otro. Lo mismo sucede con la lectura. La gente de una misma
poca o de una misma colectividad que vivi los mismos acontecimientos, que se plantea o elude las mismas cuestiones, tiene un
mismo gusto en la boca, unos y otros tienen la misma complicidad, entre ellos yacen los mismos cadveres. Es por eso que no
hay que escribir tanto, puesto que existen palabras-claves".
8. Roland Barthes, "El mensaje fotogrfico", op. cit.
9. "Cdigo: reserva comn de signos de la que el emisor y el destinatario extraen las unidades del mensaje", Roland Barthes, loc. cit.
10. Roland Barthes, "El mensaje fotogrfico", op. cit.
11. "He aqu, por ejemplo, una 'composicin' de objetos: una ventana abierta sobre una cubierta de tejas, un paisaje de vias; dclan-
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Efectismo y engao
Grard Lagneau
"El publicitario no fabrica los artculos que anuncia: su funcin es
exaltar su significacin humana. No propone el calzado ni el jabn,
sino el pie pequen o y el cutis fresco".
R. M. Schmidt
"Las relaciones entre el creador y el investigador
en la concepcin del tema central de la campaa".
En qu sentido la fotografa publicitaria es especfica? Probablemente haya que buscar su originalidad en las intenciones
que la suscitan: slo existe para incitar a comprar lo q~e muestra, es decir, algo diferente de lo que es en s misma. Esa sera
la evidencia de su especificidad. Pero si nuestro propsito es
mostrar dentro de qu lmites se ajusta a una definicin social
de la fotografa, que sera el fundamento de su poder publicitario, por lo menos encontramos dos caminos para medir la
distancia o conformidad que existe en tre sta y otras especializaciones fotogrficas: podemos sondear la especificidad de la
obra y tambin la de sus artfices. Nuestra intencin es mostrar
en qu medida esas dos posibilidades no se excluyen entre s y
desembocan en conclusiones que se corresponden. Por un
lado, preguntaremos al fotgrafo las razones de su oficio, por
otro, buscaremos en la fotografa los resortes que la hacen
existir. Deseamos que esos dos tiempos del estudio aparezcan
igualmente necesarios y que la totalidad de su sentido se
ponga de manifiesto en la relacin que se establece entre el
fotgrafo y el fotografiado.
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Un gnero de compromiso
Qu fotgrafo no ha trabajado alguna vez para la publicidad,
es decir, no ha realizado una fotografa para un desplegable,
para un prospecto o para un cartel? "Con tal' los fotgrafos publicitarios de Francia es casi tan difcil como enumerar sus cantantes meldicos", confiesa uno de ellos.' Si se tiene en cuenta a los
que estn inscritos en el sindicato de fotgrafos publicitarios, se
tendr como base un mnimo de 150 profesionales."
La imprecisin del recuento se debe a la relativa indeterminacin del gnero fotogrfico que se trata de analizar. Si no
existe una escuela que forme especficamente en el oficio de
fotgrafo publicitario es porque el trmino engloba un amplio
espectro de subcategoras, y porque esas variedades fotogrficas son asumidas por diversos fotgrafos: desde aqul a quien
las circunstancias han encasillado poco a poco en el anuncio
de maquinaria, hasta la uedette del objetivo, artista cuyo nombre y trabajos son internacionalmente conocidos y a quien ocasionalmente una marca le encargar una fotografa de prestigio para aureolar su humilde producto con la gloria de una
firma ilustre. El primero est preparado para introducirse en
la fotografa industrial, terminar por cobrar en funcin de un
presupuesto y Con el tiempo se sentir orgulloso de la precisin y la claridad con que expone los detalles ms complicados
de un mecanismo. El segundo construir, con el pretexto de
cualquier producto (que tal vez ni siquiera llegue a mostrar,
como en el caso del anuncio realizado por J. L. Sieff para los
brassiers Rosy), un sello publicitario propio, con el que dar
rienda suelta a su personalidad.
Si bien puede parecer un poco arbitrario reunir bajo la
misma etiqueta la simple exhibicin de un producto (anloga
a lo que el comerciante llama "la muestra" para el escaparate,
es decir, presentacin pura) y la evocacin ms o menos gratuita de una marca o de una idea, hemos elegido estos dos
ejemplos porque sealan los lmites del gnero y nos ayudan a
esbozar las fronteras de la fotografa publicitaria con sus vecinas (Ver cuadro).
Entre el esquema explicativo y utilitario que proporciona
una imagen que viene a integrarse en un discurso tcnico sobre
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Se trata, sin duda, de casos extremos. Ambos lmites, el del asalariado y el del artesano, son igualmente infranqueables, puesto que, por un lado, el fotgrafo permanece formalmente
independiente de la agencia y, por otro, no goza, como en las
profesiones liberales, de un conocimien to especializado o de
una tradicin venerable que le permitiran imponer sus propias normas con autoridad y determinar especficamente la
eleccin de lo fotografiable y la ejecucin de lo fotografiado.
En el interior de ese campo que hemos conseguido aislar, las
variaciones son muchas. Existen gran cantidad de sujetos que
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Asimismo, la fotografa puede desarrollarse libremente a partir de una idea que deber ser ilustrada lo mejor posible; o
bien se intentar reproducir fotogrficamente, con la mayor
fidelidad, una maqueta o boceto previamente dibujados.:~
Ya sea que el problema planteado deje una gran libertad a
la imaginacin o que se trate de dar forma a "un croquis
borroneado con un lpiz en una cajetilla de cigarros", es asombroso comprobar hasta qu punto la tipologa de los fotgrafas publicitarios muestra la extensin y los lmites que asignamos al gnero nico, del que derivan producciones tan
diversas. En efecto, de manera abstracta pueden distinguirse
dos tipos caractersticos de profesionales.
Alrededor de una dcima parte de los fotgrafos publicitarios que ejercen en Pars, goza de una notoriedad suficiente
para asegurarles una masa regular de encargos y, en consecuencia, una buena rentabilidad al estudio. Se conocen bien,
se ayudan mutuamente, al mismo tiempo que se vigilan, y por
lo general es entre ellos donde hay que buscar el tipo ms integrado, el que reconoce las exigencias de su oficio y se adapta
a ellas -adems de hacer, al margen de los encargos, algunas
fotografas para su propio uso, "para darse el gusto"-. Suele
aceptar de buen grado ser guiado en su trabajo por un jefe de
publicidad, a menudo, sin embargo, profano ("Le digo:
'Cmo quiere usted fotografiar chicas en traje de bao frente al castillo X.. .? Estamos en diciembre!' Sabe usted lo que
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piensa que las diversas formas de expresin son complementarias ms que exclusivas y que su funcin es orquestarlas:
"Existe un matrimonio por amor entre fotografa y dibujo.
Una es la seduccin, el otro la conviccin".
La decisin de emplear la fotografa desborda, sea lo que
fuere, las categoras profesionales. Por otro lado, esa decisin
no puede ser objetivizada en relacin a una eficacia superior,
perfectamente comprobada.' Interrogado sobre las razones
quejustificaran el privilegio que asignael publicitario a la fotografa, el fotgrafo se queda con el argumento del realismo
(por ejemplo, "Se ve lo que se compra", "La foto confiere autenticidad", "Reproduce mejor el objeto", "Un dibujo no da esa
impresin de poder tocar el objeto", "Es ms legible"). E, indudablemente, ese valor de verificacin que la fotografa aporta
por excelencia al anuncio responde perfectamente a la necesidad del industrial; hay adecuacin entre la significacin objetiva de la forma significante y el objeto que debe ser significado.
No obstante, si bien es necesario que "el cliente reconozca su
producto", el anunciante no se contentara con la pura representacin realista, que la foto de un simple aficionado un poco
cuidadoso ya podra aportarle ("En Francia todo el mundo
puede manejar ms o menos una cmara; una foto buena ya
no sorprende a nadie"). Tambin espera que la fotografa le
proporcione un sentido suplementario. Cuando el fotgrafo
publicitario se impone a s mismo "mostrar bien el producto",
sabe que todo su oficio reside en ese simple "bien". As como
un bien econmico desborda la economa, el objeto realista
sale de su realismo gracias a la imagen que llega a significar
"ms de lo que una foto puede decir". El imperativo publicitario se hace presente en esa necesidad de hacer decir a la fotografa ms de lo que ella dira si se abandonase a su mero realismo. Pero, al mismo tiempo, impone la utilizacin de ese
realismo como si no fuera ms que realista, de tal manera que
las intenciones que atribuye a la fotografa sean percibidas en
s como realistas, es decir, que la exaltacin del producto se
aproveche del crdito del que goza la imagen fotogrfica.
La fotografa publicitaria participa del mismo doble juego
que la imagen social de la fotografa asigna a la imagen fotogrfica. En la medida en que su definicin de objetividad per-
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"La ms dificil es la fotografa de automviles. Hay graves problemas de reflejos, de perspectiva. En Estados Unidos se valen de dos
dibujantes, uno para el coche y el otro para el decor'ado. Y nadie
lo advierte".
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De hecho, la pertinencia de la situacin la determinan quienes ven el anuncio; en otras palabras, la fotografa publicitaria se propone materializar sueos hacindolos accesibles a
cierto pblico, 10 que supone a la vez un conocimiento del o
de los grupos a quienes particularmente se dirige y de sus
condiciones de accesibilidad especfica. Es decir, que en la
fotografa publicitaria hay toda una sociologa que, si bien no
se reconoce como tal, est implicada en la necesidad fundamental de ese oficio que es hacer soar en los lmites de lo
razonable:
"Para un perfume barato, usted tendr que mostrar una mujer
con un vestido de noche saliendo de la pera iluminada. Tal vez
le parezca idiota, pero todas las mujeres de condicin modesta se
proyectarn en una imagen semejante, porque corresponde a su
concepcin del lujo, de la elegancia".
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social del fotgrafo cuando fotografa el que aqu sera pertinente. Podramos esbozar sus premisas, mostrar, por ejemplo,
cmo la eleccin entre los diversos medios de expresin grfica posibles se somete a una esttica que no es socialmente neutra y rechaza la representacin mecnica en el dominio de las
llamadas artes vulgares. As, un producto "aristocrtico", es
decir destinado a una supuesta aristocracia, se presentar de
buena gana en un grabado precioso. Ir ms all de esas evidencias sera pretender no ya la sociologa de la fotografa,
sino la de los fotgrafos. Ella revelara quizs que los fabricantes de publicidad se comunican ms con sus pares que con
cualquier otro pblico y que la fotografa aparentemente destinada al "gran pblico" pretende tambin y, sobre todo, modificar el juicio de los colegas. I.'l
Algunos piensan escapar a su condicin alimentando utopas compensatorias mediante las cuales se evaden mticamente de los servilismos de su oficio. Si, por un lado, alimentan la nostalgia de un arte que a menudo viven como
irreconciliable con la publicidad, por el otro, toman en serio
su ttulo de "creador", olvidando que la especificidad de la
fotografa publicitaria es ser una tcnica de reproduccin per~
cibida como objetiva y puesta al servicio de una intencin valorizadora. Juran fidelidad a un ideal perdido ("En el fondo, es
impensable llegar a ser fotgrafo cuando se ha sido formado,
como yo, para ser pintor") y acumular, en ese "legajo" que
sirve de carta de presentacin al fotgrafo publicitario, no proyectos propios para seducir a un cliente eventual, sino homenajes fotogrficos a los maestros admirados: aqu una escena
campestre fue fotografiada como un cuadro puntillista, all,
un objeto-pretexto fue torturado por el objetivo hasta el punto
de hacer recordar enseguida la abstraccin lrica.
Pero hay otra utopa que aparece como la contrapartida de
la primera, la de la objetividad pura: "Si yo pudiera, me hara
sacar el cerebro e injertar un nervio ptico enorme, directamente sobre el cerebelo". Un fotgrafo semejante solamente
podra pretender como pblico una humanidad abstracta y
abandonada a la casualidad: "El lector tipo al que hay que dirigirse es el hombre que mira un anuncio en un nmero de
Paris-Match; abierto al azar tras haber cado a sus pies en un
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autobs en marcha". Ms que en los juegos malabares y caricaturescos del pop-an, encontramos aqu la imagen invertida
de la fotografa publicitaria. Es significativo que los fotgrafos
que ms explcitamente expresan las utopas de su oficio sean
al mismo tiempo los que se sienten ms incmodos en los marcos profesionales que se les imponen y sueen con quebrarlos
o eludirlos. Las imposiciones reales de una situacin social
insoportable encuentran, tambin en este caso, una solucin
imaginaria: la ficcin mgica de un universo en el que todo
sera lo inverso de la realidad.
Estos sometimientos, o estas funciones, de la fotografia
publicitaria no son finalmente sino casos particulares de la
funcin que generalmente liga la figura al discurso. Si "lo que
es observable -como seriala ]. Keim- es un ser hbrido, fotografa ms leyenda"," diremos que la fotografa publicitaria
ofrece la particularidad de no existir sino en la medida en que
se subordina a un texto. Habamos iniciado este estudio sealando una evidencia: que la especificidad de la fotografa publicitaria era precisamente ser eso, es decir, estar al servicio de
la publicidad. La forma que asume el amo en el anuncio concreta es el tema o el eslogan que la fotografa tiene la misin
de ilustrar."> Basta con captar en conjunto los dos sentidos de
la palabra "ilustracin", a la vez equivalencia y valorizacin,
para ver que la fotografa publicitaria encarna en el ms alto
grado una funcin alegrica. La alegora no encuentra un sentido pleno ms que en la proposicin que le entrega su clave.
Sin la equivalencia valorizante del discurso con su imagen no
descifraramos, en esa mujer con el pecho al aire en medio de
una ria, los rasgos resplandecientes de la libertad conduciendo al pueblo a las barricadas. Del mismo modo, las patatas fritas que vuelan slo existen gracias a la liviandad de la
Vgtaline.
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Notas
l.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
8.
9.
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10. Ver Stephen Baker, Visual Persuasion; Me Graw Hill, Nueva York,
rve et le photographe publicitaire'',
1961.
11. "El silencio es la esencia misma del lenguaje. La imagen fotogrfica, por el contrario, es una indicacin puramente explcita: all
est su fuerza y su debilidad; puede mostrar todo lo que es mostrable, pero nada ms" (N. Chiaromonte, "Image et parole'', en
Preuves, Pars, agosto, 1963).
12. J. F. Bauret, Of), cit.
13. "Los fotgrafos publicitarios componen hoy en da un universo
bastante particular. Poseen casas de campo que se inspiran en
House and Carden y que tienen pocos puntos en comn con las de
los lectores del Chasseur[mncais o de Nous Deux', (Rose y Chaslin,
"La fin de la publiclt", en Cahiers de la public, no. ,".l.)
14. "La photographie et sa lgende", Communiauion; no. 2.
15. Esto se ve cada vez ms en la fotografa misma, donde llega a
imponer su presencia, como si el anuncio moderno tendiera
a hundir el argumento verbal "en la carne misma" de la imagen.
16. Podra comenzar, por ejemplo, con el estudio del concepto del
"gran pblico", tan familiar al mundo de la publicidad, comparndolo con el concepto sociolgico de "masa".
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4
Arte mecnico, arte salvaje
Jean-Claude Chamboredon
Aristteles
Poltim
"Todo el trabajo intelectual y artstico del fotgrafo es anterior a la
ejecucin material. All donde el fotgrafo podra ser asimilado a un
pintor por la creacin de su obra en su imaginacin, no hay todava
proteccin de la ley y, cuando la idea va a traducirse en un producto, toda asimilacin se vuelve imposible. La luz ha hecho su obra,
[... ] el hombre ha podido desaparecer desde el comienzo de la operacin; sta se har de todos modos sin el concurso de su inteligencia y de su espritu. La personalidad habr faltado al producto en el
nico momento en que esa personalidad poda conferirle proteccin"
Thomax
(Abogado g-eneral de las Cortes imperiales)
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258
solo hecho de observar un fenmeno lo modifica'" (Brasai, Communication au. Sminaire sur l'imag: tlans la saciet industrielle, organizado en 1961-1962 por el Centro de sociologa europea).
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262
263
y de la percepcin de distinto grado de complejidad, pero inspiradas por la misma intencin. Se trata siempre, en efecto, de
establecer una diferencia de derecho y de naturaleza entre la
visin del artista y la de los espectadores. Algunos 10 hacen
insistiendo simplemente en la diversidad cambiante o la fugacidad de los objetos que fotografan.
"El objeto que fotografo es efmero" (J. P. Sudre}. "De todos los
medios de expresin, la fotografa es el nico que fija un instante
preciso. Jugamos con lo que desaparece y es imposible hacer revivir. De ah nuestra angustia y tambin la originalidad esencial de
nuestro oficio". "Hay algo ms fugaz que la expresin de un rostro?" (H. Cartier-Bresson, op. cit.)
Otros recurren a teoras que afirman la imposibilidad de percibir las imgenes que el fotgrafo propone.
"En una diez milsima de segundo, es decir, en una millardcima,
el ojo humano, excesivamente lento, deja que la fotografa le revele la divisin de las fases del movimiento y permite que ante l se
abra un mundo hasta entonces desconocido" (O. Steincrt, "Sobre
las posibilidades de creacin en fotografa" en joan Fontcubcrta,
ed. Esttica fctogrjica, Editorial Gustavo Gili, Barcelona, 2003).
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Vemos tambin esbozarse estticas idealistas que tratan de fundar el monopolio de la visin artstica recurriendo a una especie de teora de la reminiscencia que atribuye a un artista la
aptitud exclusiva de leer, en el mundo que se percibe, las alusiones ms imperceptibles.
As, ciertos crticos llegan a decir, comentando las fotografas del
pintor Hans Hartung: "Esta obra fotogrfica nos muestra la manera siempre sabia, siempre distinguida [...] con la que el pintor
mira el mundo que 10 rodea; hace resaltar una forma de entre las
cosas informes [... ] y es de ese modo cmo una piedra que el pintor toma y da vueltas en su mano, termina por convertirse ante SLlS
ojos en una escultura que no habramos podido descubrir antes"
(Dominique Aubier; Camra, no. 3, agosto 1960). "La naturaleza
est llena de Hanungs", pero Hartung es l nico que puede percibirlos. (E. Sougez, ibid.)
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"S, ese es el drama. Ahora lodo el mundo se pone a hacer de Clergue, fotografas de lodo, de carroa. etc.".
El estilo siempre puede descomponerse en "trucos", y la originalidad en este Caso no sera el aspecto sinttico de una
obra, sino el efecto convergente de procedimientos cuyo anlisis y reproduccin raramente son considerados imposibles.
Si los esteras de la fotografa se dedican particularmente a
refutar esta idea, en principio no es porque la existencia de
imgenes mltiples despoje a la fotografa del "aura" propio
de una obra nica. Mientras que las falsificaciones o las copias
no privan al cuadro original de su singularidad -incluso, por
el contrario, la subrayan-, una multitud de fotografas idnticas constituye una serie uniforme en la que todas las obras
son iguales en dignidad; la multiplicacin de obras de estilo
comparable arruina la originalidad del estilo que stas imitan,
porque nada impide o, ms bien, parece impedir que la copia
iguale al modelo.
Las cuestiones que se plantean los esteras no estn determinadas por las posibilidades que efectivamente ofrece la fotografa sino, como estamos viendo, por la definicin social de
esta tcnica y por las condiciones sociales que determinan su
uso. En efecto, a pesar de que resulta improbable la repeticin
exacta de una fotografa (pues supondra una serie de coincidencias demasiado grandes), se considera que es posible porque la definicin social de la tcnica fotogrfica la estimula, y
basta que dicha repeticin sea considerada posible para que
ponga en duda la originalidad de la creacin artstica. Del
mismo modo, si no se habla de falsificacin en el dominio de
la fotografa, ello no puede atribuirse a la existencia autnoma
de lo que se registra, aspectos de la naturaleza y no creaciones
del artista, sino ms bien a la ausencia de instancias que reconozcan y sancionen la originalidad. La amenaza de la reproduccin no es, pues ms que una de las modalidades de la
amenaza de desposesin que, dada la definicin social de su actividad, el esteta no puede dejar de sentir.
Cmo entender si no que jams se encuentre en los fotgrafos una esttica del azar objetivo, ni siquiera en aquellos
que se llaman a s mismos surrealistas?
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Man Ray, por ejemplo, jams admiti la teora del azar objetivo y
privilegi, por el contrario, el control y el dominio. Rechaza, por
ejemplo, haber hecho un uso casual y poco controlado de las solarizaciones: "Trabajaba en una habitacin de hotel en Montparnasse. Un da, por accidente, la cortina se abri. Eso produjo
solarizaciones. Repet cien veces la experiencia, dirigindola, controlndola. Cuando la control absolutamente, mostr mis trabajos. Me decan: 'Sus experimentos son interesantes'. Yo responda: 'No presento mis experimentos, sino solamente mis obras
acabadas". (Extrado de una entrevista aMan Ray citada enJeune
phologra!Jhieno. 42, octubre 1961).
Sin embargo, se trata de algo ms que de una inquietud circunstancial. La inseguridad que se deriva de la legislacin
sobre el derecho de autor y las discusiones sobre este tema,
cuya jurisprudencia es rica, ponen de manifiesto la ambigedad del acto fotogrfico, situado a medio camino entre el acto
creador y el acto de fabricacin." Los intentos de instaurar
una relacin despreocupada en el fotgrafo y su cmara y por
negar (debido al apego irracional e incomprensible que se
siente por el instrumento) la imposicin que provoca el procedimiento y la uniformidad que introduce, no son ms que
afirmaciones que con tradicen las condiciones concretas de la
fabricacin.
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"Puede existir un apego afectivo a una cmara; adoro la Leica, fsica y moralmente".
El estado de la tcnica fotogrfica, efectivamente, obliga al
fotgrafo a ejecutar operaciones definidas, previas a sus in tencienes. que no pueden ser concebidas como gestos suscitados
libremente por su intencin creadora ni modelados por ella.
Los estetas de la fotografa que pretenden afirmar la intencin creadora no hacen ms que renovar la experiencia cultural en su forma original. Para afirmar la victoria de la cultura
sobre la naturaleza del objeto y de la cmara, deben imponerse reglas arbitrarias y un riguroso sistema de prohibiciones.
Aunque se reduzca la mquina a la obediencia del esclavo, aunque se sigan libremente las reglas de su utilizacin siempre es
una sola y misma intencin la que inspira esta esttica de decisiones, a saber, la de negar el destino que el automatismo parece imponer.
"No revela Clergue sus fotos en un bao a la temperatura adecuada? Si revela de otra forma, ser que el sefior Clergue desea
otro resultado. El hecho mismo de que revela de manera diferente que otros, le imprime una personalidad, una marca. Hay tres
categoras de fotgrafos: los que no revelan correctamente, que
son la mayora; los que revelan correctamente, que son la mquina; Clergue revela a su manera: son los grandes fotgrafos". "Hay
que reducir la fotografa a la obediencia del esclavo".
En la esttica de Man Rav el error es la realizacin extrema de
esa intencin: sta supone, en efecto, el dominio absoluto de lo
absolutamente arbitrario.
Man Ray, que se autodencmina inclusive "faltgrafo''," declar: "La
violacin de los materiales empleados es una garanta de las convicciones del autor" (citado por Beaumont Newhall en "Photographes
d'hier et d'aujourd'hui", en Profils n 15, primavera 1956).
En francs "faurographe", en lugar de "photographc'': nuestra trarluccin es lileral (faute = falta) ya que no podemos hacer en castellano ningnjuegTl fontico similar. [T.]
268
269
"La foto es hasta tal punto rica que el montaje fotogrfico lo estropea todo. T tienes ya entre las manos un infinito; si tornas otro,
no funcionar; ests perdido" (J. P. Sudre ):
270
271
Los virtuosos componen series de fotografas sobre un mismo tema; Lucien Clergue, por ejemplo, ha compuesto series
de imgenes de toros en el ruedo, de desnudos, de pjaros
muertos.
La afirmacin redundante de una misma intencin significante a travs de una serie de fotografas permite neutralizar
la multiplicidad de indicaciones contradictorias para mostrar
slo una intencin idntica a travs de la serie de imgenes
sucesivas.
A la escala de la fotografa nica, la acumulacin y la an titesis consti tuyen las figuras privilegiadas de la retrica fotogrfica: en una, las indicaciones mltiples se refuerzan, apoyndose recprocamente para constituir un sentido; en la otra, la
diversidad de las indicaciones es postergada en beneficio de
la significacin que surge de la oposicin entre dos objetos
que se han acercado por un encuentro imprevisto. No basta
con suprimir toda referencia al modelo mediante la deformacin para eliminar esa incertidumbre. Los objetos creados,
liberados de la relacin con un modelo, no adquieren, sin
embargo, una significacin unvoca, mientras que las contradicciones ligadas a la factura se multiplican: la ausencia de
objeto de referencia refuerza la duda sobre la imagen como
produccin a ciegas.
A falta de un sistema simblico constituido, las indicaciones de la fotografa son inciertas, confusas y ambiguas. El pblico que las interpreta, por otro lado, no adopta frente a ellas
una postura esttica ni tampoco alberga unas expectativas especficas. En el mejor de los casos la fotografa artstica es objeto de una definicin negativa, por oposicin a la periodstica
o publicitaria y exige, a ttulo de foto de ilustracin, una lectura desinteresada, que no por ello sera esttica. La manera
misma en que los estetas presentan sus fotografas es una pnleba de los diversos esfuerzos que hacen para mostrarlas como
especificar y suscitar en el pblico actitudes diferentes de las
que comnmente se adoptan. De ah que la eleccin de un
formato particular, la presentacin de fotografas pegadas
sobre madera, la destruccin de los negativos para dar al clich el "aura" de una obra nica, la eleccin, en fin, de temas
excepcionales, ya se trate de temas "insignificantes", nobles o
272
No se entenderan del tocio, por consiguiente, las estticas singulares si no se tuviera en cuenta la relacin de los fotgrafos
con los grupos que definen el sentido que encuentran disperso entre las cosas.
Siempre ser la relacin con un grupo legitimado y un
pblico lo que definir la modalidad y la urgencia de las cuestiones que se plantean los virtuosos y lo que determinar. al mismo tiempo, la conciencia que tengan los caracteres especficos
de la fotografa. Por ejemplo, si sta nunca llega a tener un
valor singular por considerarse que puede ser repetida, es porque el pblico no est preparado para buscar diferencias o, en
todo caso, no es capaz de discernir las variaciones sutiles que
distinguiran fotografas comparables y que definen el estilo
original de un fotgrafo. La ausencia de estilo y de originalidad puede atribuirse, en primer lugar, a la falta de un pblico
capaz de percibir sus efectos. La preocupacin por la legitimidad, as como la preocupacin por la libertad creadora, nacen
por 10 tanto en y por la relacin con un grupo." Si bien la preocupacin por la libertad creadora, determinada por la rela-
274
275
miento total de esos temas. La prctica de la fotografa acadmica permite instaurar, en consecuencia, una familiaridad con
las artes legtimas que se ejerce en el conocimiento de sus temas
favoritos o de sus situaciones privilegiadas.
Los virtuosos consagrados encuentran una definicin bastante clara de los temas legtimos en la tradicin del grupo de
artistas o de escritores que frecuentan ya quienes suelen retratar, Lo que lleva a la consagracin a un virtuoso es, ms que la
compra de sus ubras por parte de un museo o de coleccionistas, la admiracin yel reconocimiento de un grupo de escritores o de artistas. Los fotgrafos ms clebres, como Man Ray,
Brassal o Clergue, se distinguen en principio porque pertenecen a un grupo de artistas cuyas obras, declaraciones u
prefacios constituyen un cumentario, prximo o lejano, de las
suyas. La admiracin de los pares constituye una legitimidad
parcial que basta por lo menos para consolidar al fotgrafo
como artista, De ah que la atencin a las normas tcnicas sea
menos puntillosa en ellos: la intencin y la calidad artsticas se
ponen suficientemente a prueba por la eleccin de ciertos
objetos que adquieren valor dentro de los lmites de un grupo.
La bsqueda inquieta de la mayor significacin es ms importante que el esfuerzo por afirmar el dominio del oficio, en la
medida en que la heterogeneidad del medio que frecuentan,
abierto a escuelas diversas, los pone en relacin con tradiciones a veces divergentes.
Siempre integrados en un grupo y ligados a una tradicin,
acadmica o moderna, estos virtuosos se oponen a los que, por
no reconocer las normas del academicismo ni compartir los
principios del medio artstico, estn condenados a la bsqueda solitaria de la obra de arte. Estos ltimos, que dudan de su
libertad creadora, poco convencidos de la significacin de su obra,
sienten con ms agudeza los problemas que plantea la prctica de la fotografa. Buscan, en consecuencia, con una mavor
aplicacin, la obra significante y creada a partir del domi~io
de la tcnica. Sin embargo, existen normas de decisin y, al
mismo tiempo, una significacin vacilante, las cuales mantienen la idea de lo arbitrario y de la incertidumbre de la actividad artstica. Su esfuerzo esttico consiste, sobre todo, en
declarar simblicamente sus propias condiciones de posibili-
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278
279
Notas
1.
2.
Aunque la fotografa artstica sea la tentacin de todos los profesionales y la aspiracin de ciertos aficionados, hemos tomado
como objeto de anlisis el grupo de aqullos que quieren hacer
de ella un rostro esttico autnomo y que, aficionados o profesionales, producen para exponer y tienen inters en fundar una
esttica como tal. Las particularidades de esta situacin han definido el tipo de estudio, dedicado en primer lugar al anlisis de
revistas, boletines y manifiestos y a la observacin de los grupos
que los producen; y en segundo lugar a entrevistas centradas
sobre las cuestiones y los problemas que han logrado despejarse
mediante el anlisis del contenido. Hemos analizado las colecciones de los aos recientes de Feuilles de la socet[rancaise de photographie, del Offiriel de la photo et du Cinma, de Camera. de Cin
Photo Magazine (1956), as Como textos de fotgrafos reconocidos
recogidos en diversas publicaciones. A continuacin, hemos efectuado una serie de veinte entrevistas.
El anlisis de contenido cuyas tcnicas clsicas permiten entender los temas capitales del discurso esttico debe culminar en un
estudio de la sintaxis segn la cual esos contenidos se asocian.
Aqu, en las figuras retricas y por la rccurrencia de los problemas que expresan diversamente, se capta la inquietud de la relacin con la norma social, ms importante que las diversas teoras
estticas llamadas a ocultarla.
$.
4.
La transformacin de las tcnicas artesanales tradicionales (cermica, tejido, herrera) en medios artsticos no ha sido facilitada
por la desaparicin del artesanado tradicional y, con l, de la
definicin social de los usos y de las posibilidades de las tcnicas
correspondientes?
5.
6.
7.
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8.
9.
10.
11.
12.
13.
14.
281
.i
01).
tit.)
20. Algunas esculturas de Brassai consisten a menudo en hacer evidente la alusin implcita contenida en un guijarro o una piedra;
un ligero aadido, un "golpecito" del artista, hacen aparecer claramente el sentido al que el objeto haca una alusin apenas
perceptible.
21. Marcel Proust, En busca del tiempo perdido. A la sombra de las muchachas
("n
flor, op.
cu.
2R3
5
Hombres de oficio y hombres de calidad
Luc Boltanski y Jean-Claude Chamboredon
PROFESOR. -Lo que diferencia a las lenguas no son ni las palabras, que son absolutamente las mismas, ni la estructura de la frase
que en todas partes es parecida, ni la entonacin, que no presenta
diferencias, ni el ritmo dcllenguaje ... Lo que las diferencia..
ALUMNA.
-Qu es?
-Es algo inefable. Un inefable que slo se llega a percibir despus de mucho tiempo, con mucho esfuerzo y despus de
una experiencia muy larga...
PROFESOR.
286
287
porcentaje que afirma por ejemplo que la actividad fotogrfica es artstica, un oficio de arte o un "oficio como los dems"
es el mismo, cualesquiera que sean el status profesional, la
especialidad que se ejerza, los ingresos o, incluso, el tipo de
actividad. Lo mismo sucede con la lectura de la prensa profesional, buen indicio del inters que suscita la actividad, de la
definicin que se hace de ella o incluso de la integracin en el
medio profesional." Podramos acumular ejemplos de ese tipo.
Es como si el reparto de las actitudes y de las imgenes de la
actividad profesional en la sociedad de los fotgrafos no se
debiera sino al juego del azar o a la fuerza de los condicionantes psicolgicos y de las opciones particulares.
A las diferencias de posicin, de ingresos o de especialidad
hay que agregar, entre otras, la diversidad de formacin."
Ninguna legislacin rige el ingreso en la profesin de fotgrafo: se puede llegar a serlo cundo y cmo se desee. Ni la obtencin del diploma de estado ms elemental (el certificado de
aptitud profesional), ni el paso por una escuela, ni tampoco el
aprendizaje junto a un fotgrafo son requisitos legales para
ejercer el oficio. 10 La diversidad de las especialidades corresponde, no obstante, a la variedad de los tipos de actividad, del
nivel de los conocimientos tcnicos y, por lo tanto, de la calificacin necesaria para su ejercicio? Salvo unas pocas (la fotografa mdica o astronmica, por ejemplo) que exigen la utilizacin de mtodos especficos que estn comprendidas en el
interior de conjuntos que las desbordan y sobrepasan, la especializacin es, en la prctica, estrictamente independiente de
la cualificacin profesional. La adquisicin de una cualificacin
en una escuela no conduce sistemticamente al ejercicio de la
especialidad propia." No aumenta ni las probabilidades de
convertirse en artesano, ni las de dirigir empresas ms importantes. En el caso de los empleados, incluso rebaja las expectativas de tener un salario alto, puesto que la jerarqua de las
remuneraciones vara en razn inversa a la cualificacin. 1'2
Pero esto no afecta ni a la idea que los fotgrafos se hacen de
su porvenir profesional y de las condiciones de su xito, ni a
su opinin sobre el tipo de formacin que se necesita para
ejercer el oficio. Debido a la falta de una preparacin profesional homognea, resulta difcil encontrar entre los fotgra-
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289
particulares y discontinuos, separados de los principios tericos que los fundan, operados y puestos en prctica despus de
haber sido observados, ms que aprendidos de manera abstracta en una situacin experimental y asimilados gracias a
aplicaciones ficticias. Haba, por 10 tanto, una correlacin particular entre ese tipo de saber y el aprendizaje tradicional. El
aprendizaje era necesario para quienes quisieran ejercer la
profesin; los aprendices deban familiarizarse con el conjunto de tareas, aun con las ms modestas. La complejidad y la
duracin de esta formacin conferan al grupo profesional
cierta homogeneidad, sobre todo porque le permitan centrolar el reclutamiento de sus miembros: la masa de aficionados v
de gente sin cualificacin no poda introducirse indiscrimindamente en la profesin.
"Los jvenes pasaban al 'Iabo'," era una especie de promocin
natural. Salan de acuerdo a sus aptitudes; haba que saber expresarse en la fotografa. Adquiran una destreza tcnica. Es que en
fotografa un .e;O% es hacer las fotos y un :')0% procesarlas en el
laboratorio. La mitad del trabajo se hace all. La fotografa es,
ante todo, tributaria de una tcnica. Pero, ahora, la calidad humana del fotgrafo ha cambiado" (reportero grfico, 55 aos).
"En otra poca los fotgrafos eran artistas. Tenan que hacer
ellos mismos sus placas de colodio: aprendan junto a otros campaneros, era mucho mejor que en la escuela. Actualmente hay
muchos ms porque cuando los jvenes no saben qu hacer s~
compran una rolleiflex y se autodenominan fotgrafos. Es muy
fcil. Nada que ver con la 13 x 18. El otro da vino a mi casa un
joven fotgrafo. Le dije: 'Podra usted fotografiar la casa de
enfrente con una 13 x 18 y lograr una foto clara?' Me dijo que no.
Hay mayor cantidad de fotgrafos porque el oficio es ms fcil"
(fotgrafo de obras de arte, 63 aos).
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293
La diversidad de itinerarios seguidos por los fotgrafos determina, en consecuencia, actitudes diferentes con respecto a la
profesin. stas, por su parte, contribuyen ampliamente a
diversificar el medio de los fotgrafos y todava ms claramente la percepcin que los profesionales tengan de l. Las variaciones de la edad de ingreso en el oficio, que reflejan las diferencias en la duracin de los estudios, el tipo de profesin
para la que se prepara y la forma de preparacin que se elige,
implican una serie de variaciones sistemticamente orientadas. Es como si todas las actitudes, tanto ms diversas cuanto
se manifiestan con mayor evidencia, se definieran en primer
lugar por oposicin a una actitud precisa, caracterstica de los
sujetos que han llegado a ser fotgrafos antes de los veinte
aos; como si stos, sin constituir el tipo modal, formaran una
categora ejemplar de la que todos quieren distinguirse porque ella ilustra, por su sola existencia, la facilidad de acceso y
las dbiles exigencias de la profesin.
En la medida en que la formacin que se adquiere est
siempre determinada por los valores propios de la clase de origen ms que por las exigencias de la profesin, no llega a provocar, como en otras disciplinas, desigualdades de acceso al
294
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296
bIes del medio profesional es el hecho de que todos sus miembros, cualquiera sea su origen social, coinciden en cultivar
representaciones carismticas de la profesin y de quienes la
ejercen ..so Se advierte cul es la situacin objetiva que suscita
la conviccin subjetiva de una cualificacin carismtica. Se
debe a que, para la mayora, la adquisicin del oficio se realiz fuera de los lmites en que por lo general se sitan las elecciones profesionales, en el campo de las artes o las aficiones;"
y porque bast con decretar la transformacin de un pasa~
tiempo en oficio sin decidir al mismo tiempo los medios y las
vas escolares necesarios para realizar esa transformacin..'I1
Finalmente, y sobre todo, porque esa eleccin se ejerce necesariamente al margen de las pautas normales de la clase de origen, puede aparecer como inspirada por la posesin de cualidades excepcionales, es decir, como libre determinacin que
escapa a las reglas ordinarias. Se comprende, entonces, que las
representaciones carismticas sean tanto ms frecuentes cuanto mayor sea la separacin respecto de las pautas normales y,
al mismo tiempo, que individuos provenientes tanto de clases
altas como populares se encuentren en ese punto; los segundos hallan en el recurso al "gusto" o a la "fantasa" los modestos sustitutos de la vocacin invocada por los primeros. Se
comprende tambin que entre los hijos de fotgrafos sean ms
frecuentes las representaciones racionales de la eleccin de la
profesin y de las cualidades que sta exige.
La ambigedad de la profesin, que de tal manera la predispone a ser un lugar privilegiado de movilidad social, explica que las divisiones reales en su interior, independientes de
todas las caractersticas especficas, formacin o habilidad particular, no dependan ms que del origen social. Aqu el origen
social no determina solamente la percepcin que se tiene de
la profesin (y sobre todo las actitudes que se adoptan frente
a los colegas), sino que suscita directamente diferencias en el
status profesional: las posibilidades de acceso a la situacin de
artesano son mayores cuanclo el origen social es ms alto."
Podemos aqu imputar a la misma causa las diferencias, ms
sutiles, que aparecen en la jerarqua de las empresas, siendo a
menudo las ms importantes las que pertenecen a fotgrafos
de las clases superiores." Incluso los caracteres ms especficos
297
dependen del origen social: de ah que cuando se tiene un origen social alto, haya ms posibilidades de hacer nica o esencialmente tomas y de practicar las especialidades reconocidas
por todos como las ms prestigiosas.:" La heterogeneidad del
reclutamiento de la profesin de fotgrafo, as como la diversidad de sentidos que pueden atribuirle quienes la ejercen son
pues la verdad que ocultan las afirmaciones de los fotgrafos
sobre la falta de unidad del medio profesional. Pero las razones mismas de esa diversidad y de la permanencia de diferencias que responden a los orgenes sociales bajo la variedad de
situaciones profesionales sugieren un estudio de la profesin y
del xito que sta propone.
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Los temas ms rechazados (un accidente de automvil, un hombre herido) remiten a los usos ms modestos de la fotografa,
como ser la foto que sirve de prueba, lajudicial, etc. Vienen luego
los temas que son caractersticos de las tareas corrientes del fotgrafo profesional: fotografas de cualquier tipo de objetos para
responder a pedidos de clientes (mostrador de carnicera, col,
serpiente, monumentos) o, incluso y sobre todo, la "fotografa de
primera comunin", quc simboliza y resume el conjunto de los
trabajos que constituyen la pequea fotografa, la prctica de
barrio. Menos rechazo provocan los temas que se relacionan con
los grandes reportajes (danza folclrica, pelea de indigentes o
tejedora en su telar). Finalmente, las pequeas escenas a medio
camino entre el retrato, el reportaje y la ilustracin (mujer amamantando a su hijo, nia jugando con un gato) raramente son
rechazadas, mientras que los ternas de la fotografa de ilustracin
son aceptados siempre (naturaleza muerta o paisaje).
Es como si, a travs de la fotografa, el status del objeto fotografiado afectara directamente al del fotgrafo. Pero el objeto
mismo slo obtiene su "aura" por su participacin simblica
en los medios prestigiosos.
"A veces yo tambin hago fotografa industrial, pero fundamentalmente me dedico a la de obras de arte: el medio es ms interesante. En la industria, el ambiente es odioso, el fotgrafo es considerado como una mquina" (fotgrafo de obras de arte).
"Lo que est bien en este oficio es que uno se codea con las
modelos" (fotgrafo de agencia).
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fesional pone de manifiesto ms claramente su xito. Profesin en la que la mxima consagracin viene marcada por su
abandono, la fotografa es, en primer lugar, espejo del gran
mundo y de los grandes objetos, espejo que los fotgrafos
deben atravesar para cumplir sus aspiraciones y dar el ltimo
paso en un ascenso profesional que es, bsicamente, ascenso
social.
Slo teniendo en cuenta los caracteres particulares del
xito profesional puede comprenderse lo que podra parecer
mera fatuidad o bsqueda inquieta de la distincin. La imagen
que los fotgrafos desean dar de s mismos (sea cual sea su
rango en la profesin) se define siempre por oposicin a la
imagen del pequeo fotgrafo de barrio, unnimemente criticado. El fotgrafo debe demostrar su valor, privilegiando las
cualidades generales a expensas de las propiamente profcsiona1cs.
Al fotgrafo se le exige que tenga "una buena cultura general",
"No saben dnde situarnos; a veces se oyen cosas que sorprenden: 'Pero si usted tiene cultura! '" (fotgrafo de revista):
"El fotgrafo es alguien, es un seor, no es un pobre hombre
que se pasea con una cmara y que apoya el dedo sobre un botn.
305
Mire usted, es necesario que la fotografa sea considerada un oficio de gente bien. En Inglaterra los fotgrafos se visten de gala
cuando se renen. Eso est bien" (dueo de un estudio de retratos) .
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el cuidado en la vestimenta de unos y otros se opone al abandono y, ms an, a la correccin "rada" del fotgrafo "orquesta", d~l fotgrafo de barrio, a quien le est negada toda esperanza de ascender y l 10 sabe perfectamente."
"En nuestra revista todos vamos bien vestidos. Sabemos cmo presentarnos y podemos ir a cualquier parte; siempre seremos bien
recibidos y podernos fotografiar a cualquiera. 1\'0 somos como los
fotgrafos de Frunce 5ioircon su suter sucio y su pantaln mal planchado. Cmo pretender ir a fotografiar a un embajador con semejante pinta?" (fotgrafo de Pars-Match, padre ejecutivo superior).
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los sbados vamos con los alumnos a un lugar turstico) a la bsqueda solitaria de fotografas (una composicin libre todos los
meses sobre lemas tales como "El encanto de la multitud", "Cul
es el mayor placer: dar o recibir?") yel anlisis del yo ntimo (la
primera sesin del ano est consagrada a una disertacin sobre el
tema "Quin soy?"). Quieren formar alumnos "que hagan funcionar su materia gris, que busquen la inspiracin, que no estn
constreidos y limitados a hacer slo tiraje, trabajo puramente
manual" (director del u-r-).
Los estudios, finalmente, culminan con la composicin de una
tesis realizada enteramente por el alumno, que consiste en
una serie de fotografas que ilustran un nico tema, con ttulos
y leyendas, pegadas en un lbum, como si se tratara de un reportaje periodstico. Bajo la apariencia de una "obra maestra" artesanal, se encubre una prueba carismtica que se opone totalmente al examen racional.
Si la lgica del desarrollo de la enseanza terica y general
v la evolucin de la fotografa hacen que la primera escuela
pretenda preparar para los empleos de tcnicos calificados y
de ingenieros, as como para la profesin de fotgrafos, la
segunda se adecua mejor a la imagen de la profesin y de las
cualidades que aseguran el xito, y recluta, en consecuencia, a
los hijos de la burguesa, a quienes sus fracasos escolares as
como el barniz que han heredado predisponen a una vocacin
por la fotografa."!
Hay que sealar, por otro lado, que la empresa de reclasificacin en la fotografa se realiza en este caso a un precio
menor y de la manera menos irracional. Puesto que la profesin de fotgrafo adopta mltiples formas y porque es tambin
un comercio v una actividad manual, la tentativa de reclasificacin puede' hacerse sin grandes riesgos: la profesin da a
quienes la adoptan, si no la certeza del xito, al menos la seguridad de un ingreso mnimo. Siempre se puede vivir o ir tirando con la fotografa, porque el fotgrafo no slo produce
obras de arte (cuyo coste viene determinado arbitrariamente),
sino que proporciona tambin servicios sometidos a una evaluacin racional (revelado y copia de fotografas de aficionados, por ejemplo] y porque, si no llegara a vender sus servi-.
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renciarse de ste porque es el nico que ocupa con comodidad un lugar en la jerarqua de los status, hay que reconocer
que tambin es el nico que posee un verdadero oficio socialmente reconocido. Heredero de la tradicin, a menudo hijo o
incluso nieto del fotgrafo, nos recuerda que puede haber un
uso profesional pleno de la fotografa. Al negar la definicin
social de sta o al tratar de utilizarla para negar su condicin,
la mayora de los fotgrafos profesionales no lograra establecer una relacin de placer con su actividad.
En la medida en que el fotgrafo de barrio de las ciudades
pequeas, pero an ms aqul itinerante de los pueblos del
campo, se conformaba con la definicin social de la fotografa,
poda integrarse fcilmente en un bJTUpo y encontrar su lugar
en la jerarqua social. En contacto directo con el pblico del
que reciba los encargos, poda y deba adaptarse a sus gustos.
Dueo de un saber especfico (que se manifestaba en el manejo de aparatos misteriosos), era el oficiante de un culto que no
contaba con muchos iniciados, pero s con muchos fieles. Su
sabidura bastaba para conferirle autoridad. Puesto que cumpla (y era el nico que poda hacerlo) una funcin social bien
definida y la cumpla conforme a unas normas sociales precisas, ocupaba un cargo. Llamado a testimoniar los momentos
importantes de la vida social, el fotgrafo, especialista en tcnicas carismticas que seran para poner en escena los grandes
instantes solemnes y para organizar los gestos y congelar las
sonrisas que hacen al personaje social, era una especie de
maestro de ceremonias. Era, por su funcin (un poco como el
ujier, el monaguillo o el enterrador), alguien respetable y
solemne y un privilegiado, respetado y festejado, en las fiestas
que se encargaba de solemnizar.
Sin embargo, por todas estas razones, el fotgrafo de barrio
es el que ms ha sufrido a causa del desarrollo de la fotografa
de aficionados. En la medida en que stos le hacen la competencia, slo puede definirse en relacin con ellos. Puede
encontrar un medio de subsistir, en primer lugar, ponindose
a su servicio, proveyndoles de material, emulsiones, revelando y reproduciendu sus clichs. Desposedo parcialmente de
su funcin social, el profesional de barrio no puede ya adherirse ingenuamente a la definicin social de la fotografa.
315
obstante, homogeneidad y cohesin. La diversidad de actitudes con respecto al grupo profesional (y ya no slo con respecto a la actividad profesional) se ordena y organiza de acuerdo a la diversidad objetiva de las situaciones, poniendo a
prueba, mediante el dissensus sobre los medios que habra que
utilizar "para defender la profesin", el cunsensus sobre la necesidad de defenderla. En la medida en que refleja de manera
realista la diversidad de las condiciones y los distintos grados
de seguridad con que se trabaja." la variedad de actitudes
frente al grupo profesional sera en realidad un factor de unidad. Paradjicamente, en el momento mismo en que la actividad fotogrfica se vuelve ms fcil y por lo mismo menos
especfica, la categora de los fotgrafos tiende a constituirse
como grupo profesional. Al menos sobre ese punto existe
acuerdo: hay que "revalorizar la profesin", existe "un prestigio del fotgrafo" que hay que defender contra quienes pretenden prostituirlo. Se trata en principio de una misma
inquietud ele la que participa solitariamente o en comn y que
se aprecia en estas declaraciones lamentables que suscita cualquier asamblea de fotgrafos:
"Es necesario que la profesin de fotgrafo se organice como el
resto de profesiones. La fOIO es un oficio como cualquiera. No se
trata ya de decir que la foto o el cine 'no son lo mismo'. Son tcnicas artsticas, pero no deben ser situadas fuera del marco general de las otras profesiones. El fotgrafo tiene que tener algo en la
cabeza. Merece tanto respeto como los dems" (alocucin de un
profesor en la ETPC, en una reunin de ex alumnos el18 de marzo
de 1964).
~iemplo.
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Notas
l.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
8.
9.
318
viene de otras escuelas (a veces del Institut francais de photographie de Pars, pero sobre todo de escuelas alemanas o suizas), el
7% ha seguido cursos nocturnos a fin de presentar el certificado
de aptitud profesional de fotgrafo. Finalmente, un 67% no
posee diploma, ya sea que hayan aprendido el oficio por s solos
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15.
16.
17.
IS.
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2:-3.
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35.
323
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:~7.
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(23%).
46. La lectura de revistas es ms frecuente entre los hijos de familias
de clase alta (el 60% leen dos o ms revistas) que entre los de
clase media (:}O%) o de clases populares (41%).
47. Mientras que slo el '25% de quienes practicaban todo el ano
antes de ingresar a la profesin abandonaron ese tipo de prctica, e155% de quienes slo fotografiaban antes ocasionalmente lo
han adoptado.
48. El 59% de los adolescentes de clase alta fotografiaba todo el afio
antes de entrar a la profesin, frente a slo el 19% de los adolescentes de origen popular. Por el contrario, el 80% de los profesionales salidos de las clases populares practican la fotografa
como aficionados, frente al 67% de los profesionales salidos de
las clases altas.
49. La enseanza de materias tericas ocupa el 40% del total de las
horas de clase del primer ao y el ]8% del segundo ao, tasas
que pasarn a se-r una vez aplicada la reforma actualme-nte en
estudio, de 65% y de 56%.
50. Efectivamente, el juicio no se ejerce con ningn criterio racional:
no se da una definicin precisa de las leyes del gnero, ni tampoco de la racionalidad relativa que permitira la comparacin
de pruebas de examen realizadas en las mismas condiciones
sobre el mismo tema.
51. El 70% de los alumnos del IF!' declaran haber llegado a la fotografa por vocacin o gusto artstico.
52. Segn el censo del I:\SEE de ]9:>4, 22.240 personas (16.000 hombres y 6.240 mujeres) viven de la fotografa.
5:~. Al menos es 10 que parece demostrar una encuesta actualmente
en curso; por ejemplo, la escuela de arte dramtico de Tania
Balachova cuenta con el 74% de chicas y el 26%, de chicos.
326
327
Conclusiones
329
Imgenes y fantasmas
Robert Castel
"Cuando se introdujo el principio de realidad qued al margen un
modo de actividad del pensamiento; se lo dispens de la prueba de la
realidad y qued subordinado al principio del placer: la actividad que
consiste en producir representaciones imaginarias (das Phantasiercn) y que comienza con el juego del nio para proseguir luego
como sueo en la vigilia, se libera de la dependencia respecto de los
objetos reales".
Freud
"Formulacin sobre los dos principios
del sistema psquico",
331
to fotogrfico, que se presta a mltiples usos, y de su amhiualencia residual ser el elemento central de esta reflexin.
El conjunto de los estudios reunidos en este volumen
impone la conclusin de que la fotografa es todo menos un
pasatiempo insignificante. A travs de la actividad fotogrfica
se pueden entender actitudes ms profundas, como si la actividad fotogrfica captara funciones que preexisten a ella. Esto
no sera solamente cierto en el campo que le es propio, es
decir, el de la representacin de la realidad. Por ejemplo. en
relacin con el grabado, que cubra a la vez las exigencias de
creacin esttica y de reproduccin de 10 real, la fotografa
periodstica moviliz la funcin del testimonio instantneo,
dejando al mismo tiempo al grabado para usos propiamente
artsticos. El modo de la actividad fotogrfica puede asimismo
y fundamentalmente expresar un elhos de grupo, la percepcin de una distancia respecto a otro grupo, aspiraciones de
prestigio social, etc. El uso de la fotografa (la eleccin de tal
tipo de fotografa, la importancia que se acuerda a la actividad
fotogrfica en general, etc) sera de este modo un indicio de
actitudes sociales ms profundas.
La fotografa puede entonces significar algo diferente de lo
que ella misma es; la cuestin sera ms bien saber si se le
puede atribuir una funcin propia. Es al mismo tiempo sfmbolo e imagen, es decir, imagen que tambin simboliza, a travs del modo de su representacin, 10 que explcitamente no
tiene por finalidad expresar.
Pero, cmo puede asumir la fotografa esta funcin y dentro de qu lmites? Es evidente que un objeto nuevo no puede
asumir cualquier funcin ni en cualquier condicin. Hace
falta a la vez que exista una "demanda" social y una disponibilidad del objeto que lo haga apto para la transposicin. Ahora
bien, desde este punto de vista, la fotografa crea problemas.
Si es un objeto disponible, susceptible de recibir significaciones muy diferentes, no es entonces un objeto neutro-o Veremos
ms adelante que las reacciones que suscita no son todas transparentes, que al lado de las adhesiones ms entusiastas hav
reticencias y rechazos, que ciertas regiones tabes se resisten ;1
la universalizacin de la prctica, y todo eso en una misma
poca y, a veces, en un mismo individuo.
332
333
doble representacin no sera en realidad una doble mitologa que reica en usos autnomos lo que la fotografa es indivisible y simultneamente: un simbolismo intermedio entre el
ritualismo opaco de la patologa mental y el simbolismo objetivo de la vida social? Esa situacin intermedia constituira el
objeto fotogrfico en algunos de sus usos, como mediador, lo
cual nos permitira entender que, organizando una relacin
especfica con el espacio, con la temporalidad y con los otros,
puede proporcionar un modo de expresin privilegiada a
esas prcticas situadas en el no man 's land que est entre las
conductas oficialmente reconocidas y los fantasmas de la vida
interior.
Un smbolo sobrevalorado
Este intento de situar el lugar de la fotografa en el simbolismo
imaginario partir de dos observaciones muy simples, que slo
tiene sen tido sealar porque se olvida su evidencia:
I") La fotografa es la representacin de un objeto ausente
romo ausente.
2) Es el resultado de una eleccin voluntaria, de una seleccin consciente que se opera en la percepcin.
Si la fotografa se libera parcialmente del principio de realidad lo hace, sin embargo, en el marco de las exigencias de
ste. Ella se presta para un ensueo, liberada de las sujeciones
espacio-temporales y puede asumir, como la imaginacin en
general, una funcin de revancha. Pero la percepcin fotogrfica nos conduce de la presencia de la ausencia, de la irrealidad a la realidad, y viceversa. En la medida en que representa al objeto como ausente, la fotografa ser apreciada y
encontrar su funcin de soporte del ensueo. La percepcin
fotogrfica ms ingenua nunca deja de ajustarse a esta naturaleza de la imagen, presencia en imagen, es decir, presentacin
de una ausencia. Podemos discutir hasta el infinito sobre el
"realismo" de la reproduccin fotogrfica: ni el realismo absoluto de la copia lograra empanar la irrealidad absoluta de la
imagen en relacin a la percepcin. De igual modo, en el
orden de la temporalidad, el simple hecho de hacer una foto334
336
un statusjurdico preciso a la fotografa, deja traslucir la riqueza de significaciones virtuales que tiene ese objeto. significante polimorfo por excelencia.
Primer indicio, el ms externo, el de la plasticidad de la
fotografa en el nivel perfectamente prosaico de la bsqueda
de una definicin jurdica de la profesin de fotgrafo. Los
fotgrafos slo tenan un estrecho margen de libertad para
hacer admitir la originalidad de su trabajo. El carcter mecnico de las manipulaciones, el proceso puramente qumico de
la fijacin propiamente dicha, parecan condenarlos a no ser
ms que ayudantes sin responsabilidad de un instrumento de
reproduccin automtica. De hecho, los primeros indicios le
niegan la propiedad artstica:
.. Visto y considerando que la fotografa es el arte de fijar la imag-en de objetos exteriores por medio del cuarto oscuro y de diversos procedimientos qumicos; que esa operacin es puramente
manual, que exig-e sin duda un hbito y una habilidad, pero que
en nada se parece a la obra que el pintor o el dibujante crea con
los recursos de su imag-inacin [... ], que, sin olvidar los servicios
que ha prestado a las bellas artes, no se le podra atribuir el rango
de estas ltimas; que, en efecto, la fotog-rafa no inventa ni crea;
que se limita a obtener los clichs y a reproducir despus las
copias que a su vez reproducen servilmente las imgenes sometidas al objetive de la cmara; que esas obras producidas con ayuda
de medios mecnicos no pueden en ningn caso ser asimiladas a
las obras de la inteligencia y conferir a la industria que las fabrica
una propiedad similar a la del artista que inventa y crea, etc".
(Tribunal Correccional del Sena, 9 de enero de lH(2).
337
derecho a la proteccin de la ley desde el momento en que, gracias a sus conocimientos tcnicos y profesionales, a su habilidad, a
la agudeza de su gusto, de sujuicio, etc., ha sabido crear una obra
original, nueva, que por SIlS caractersticas se diferencia de la imagen trivial que podra proporcionar cualquier manipulador de
cmaras fotogrficas. Visto y considerando que, en definitiva, es a
esa conclusin a la que lleg lajurisprudencia al juzgar digna de la
proteccin de la ley a toda fotografa cuando se advierte que su
autor ha sabido obtener, por su eleccin del tema, de la pose, del
marco de presentacin, de la iluminacin, etc., una imagen que
por su carcter personal puede ser considerada como una verdadera creacin del espritu ..." (Lyorr.B de febrero de 1954).4
338
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341
tria". El conflicto no nace de una contradiccin entre la libertad (econmica o personal) y otro principio (el dirigismo,
etc.), sino que es un conflicto interno entre dos dimensiones
de la libertad que se expresa en el desajuste ele dos tipos de
racionalizaciones jurdicas. Aparte de la racionalizacin de los
intereses econmicos que funda "la libertad del comercio y de
la industria" aparece, en conflicto con ella, el intento de justificar algo ms profundo y ms confuso, algo previo en cieno
modo a los intereses sociales objetivos." Y es que la imagen
fotogrfica toca un ncleo de intimidad que se resiste a las
regulaciones sociales en las que la libertad, en una sociedad
liberal, se reconoce y trata de hacerse reconocer por el derecho. Podran alegarse, por cierto, muchos otros intentos de la
jurisprudencia de defender una esfera de libertad individual
que se resistir a la lgica poltico-econmica del liberalismo.
Pero no deja de ser menos instructivo que el conflicto aparezca con particular vigor en el caso de la fotografa. Nos permite descubrir el origen de las defensas en una reaccin de la
intimidad amenazada, en la que la persona ha invertido valores profundos.
Previamente a la racionalizacin de los intereses reconocidos, existe una esfera de la subjetividad bastante ms difcil de
percibir. Slo se dejara captar por ciertos si{!;fws. Pero esos signos convergen para cercar una actitud irracional en su fondo
que podra perfectamente ser una ambivalencia vivida por el
hombre respecto a la naturaleza (la propia y la de los dems).
Lo que aqu aflora parece, en efecto, anterior a la fotografa, anterior al derecho mismo.
Narciso, inclinado ante su imagen, corre un riesgo mortal.
Basta con una sola mirada de Orfeo para mandar a Eurdice a
los Infiernos. Estos mitos expresan la posibilidad de estar en
peligro en y por la propia imagen. Magia del doble y de la sombra, fascinacin de la mirada que desvela y seduce, la imagen
parece conservar de la presencia mucho ms que su represen~
racin objetiva. Se comprender entonces por qu en la "caza
de imgenes" lo que se captura es algo ms -ms interesante
y ms peligroso- que una copia muerta. En sus usos ms
corrientes, la fotografa reencontrara y reactivara lo que
constituye el ncleo de las conductas mgicas ms arcaicas. La
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grafa podra llegar a ser el sustituto de 10 real y, en ltima instancia, reemplazarlo eliminndolo.
Pero, existen esos usos propiamente autnomos de la fotografa, es decir, casos de sustitucin, pura y simple, de ese tipo
de imgenes a la realidad? En primer lugar, esa posibilidad y
ese peligro al parecer descansaran sobre una doble homologa, a la vez estructural y funcional, entre imagen fotogrfica y
fantasma patolgico.
1") Si hacemos abstraccin de la "des-realizacin" de la
imagen, que es un acto psquico, la actividad misma de la imaginacin en su ejercicio "normal", imgenes y fantasmas presentaran objetivamente los mismos caracteres. La imagen
fotogrfica es la cristalizacin atemporal de un acontecimiento. La temporalidad fijada ya no es ms un devenir, sino una
discontinuidad sin sucesin fuera de la actividad que le impone los puntos de referencia de una memoria. Literalmente, la
fotografa organiza una "temporalidad-destemporalizada" que
slo conserva del devenir las huellas materiales congeladas.
Ahora bien, si el mundo de fantasmas patolgicos es diversificado hasta el infinito, lo que caracteriza a toda patologa ele la
imaginacin es que all el pasado est aislado de sus referencias cronolgicas y de sus aperturas al presente. El psicoanlisis ha establecido un paralelismo riguroso entre la prdida del
sentido de la realidad (que define a toda inadaptacin patolgica) y la perversin del sentido de la temporalidad. Todo el
trabajo de la cura consiste en rcsituar una regin autnoma
del pasado (haya sido o no vivida como tal) en una temporalidad sometida a la cronologa, en suma, al principio de realidad. Imagen fotogrfica e imagen patolgica representan dos
zonas de fijacin en la cronologa viva que pueden ofrecer
puntos de apoyo a las repeticiones de la patologa.
2") En una perspectiva funcional, recordaremos la relacin
esencial establecida por Freud entre imaginacin y perversin.
La perversin es un caso lmite de esa funcin de compensacin y de revancha contra el principio de realidad que trata de
cumplir, a su manera, toda actividad imaginaria. 1'\0 es sino un
fantasma imaginativo que ha perdido su carcter ldico
tomando "al pie de la letra" sus propias imgenes. (Por eso,
desde el punto de vista de la etiologa, la perversin puede ser
347
En el marco mismo del estudio de las perversiones, conviene distinguir con cuidado las actividades de reemplazo de las
de sustitucin. Slo se puede hablar de perversin en sentido
estricto cuando se trata de un modo de satisfaccin que se prefiere a las actividades "normales". El verdadero objeto parcial
es el que ocupa el lugar del objeto real y lo elimina." La perversin caracterizada reside siempre en la imposibilidad de
realizar la sexualidad en el marco de una situacin concreta,
compleja, social. La impotencia no est en la pulsin sexual,
sino en el fracaso por satisfacerla en el nivel de una conducta
intersubjetiva. La fotografa de desnudo permitira sustituir
esos comportamientos imposibles mediante la contemplacin
de la imagen.
Pero aunque sea casi imposible producir datos estadsticos
precisos en ese campo, puede afirmarse que los casos de "desocializacin" completa de la sexualidad no son tantos como
podra imaginarse en un primer momento.i" Si el anlisis objetivo solamente puede caracterizar toscamente a un tipo de
pblico que consume tal producto, la comparacin entre la
poblacin llamada normal y la perversa pone en primer plano
una diferencia sociolgica y no patolgica. Gran parte de los
"consumidores" de fotografas pornogrficas pertenece a ciertas categoras sociales (desarraigados sociales, adolescentes,
ete.) que se encuentran con la imposibilidad de socializar su
actividad sexual. Pero esos individuos no seran impotentes
para socializarla si estuvieran en condiciones sociales o familiares "normales". Cuando las condiciones objetivas no pueden
explicar la desviacin tampoco quiere decir que se entre directamente en el campo de la patologa. Si se ponen entre parntesis las connotaciones puramente morales del concepto de
perversin, la fotografa, incluso la pornogrfica, no es forzosamente el instrumento de una actividad 'fantasmatica" propiamente perversa, es decir, que se toma a s misma como fin.
Cierta "fantasmatizacion'' del deseo es un carcter de la imaginacin normal.
Se objetar que el argumento estadstico nunca es pertinente en patologa; un estudio clnico slo abarca a una minora de los sujetos sin que por ello pierda su validez. El inters
de la patologa es detectar las infraestructuras profundas de la
3-"0
personalidad, que pueden estar revestidas por racionalizaciones o censuradas por mecanismos defensivos. Lo propio de un
anlisis "profundo" es remontar hasta esas motivaciones que
pueden estar disimuladas en los usos corrientes. Decir, por lo
tanto, que los usos propiamente patolgicos de la foto son
"escasos" (admitiendo que sea posible probarlo) no condenara el intento de encontrar, gracias ,\la patologa, una clave
oculta del comportamiento fotogrfico en general, que dara
acceso a su significacin ms oscura.
Por otro lado, lo que aqu nos interesa no es tanto el nmero ms o menos elevado de individuos "patolgicamente" concernidos por la fotografa sino el hecho de que un tipo nico
de signo, la fotografa, involucre a tres pblicos muy diferentes desde todo punto de vista: los "verdaderos perversos", los
perversos "a falta de algo mejor" por razones objetivas que les
son exteriores, e incluso, los "perversos ocasionales" o perversos fantaseadores que se contentan con "jugar" puntualmente
a la perversin." El hecho de que el mensaje fotogrfico sea
recibido por esos tres grupos prueba que no es especfico para
ninguno de ellos ni para nadie: es un signo annimo, quiero
decir que no puede estar conectado, de manera inteligible, ni
con la subjetividad "profunda" de un individuo ni con una
etiologa patolgica precisa. De hecho, el prestigio de la fotografa de desnudo puede perfectamente explicarse a partir ele
la estructura objetiva de la imagen de la que ya hemos hablado (proximidad, familiaridad, semejanza, ete.), sin que sea
necesario recurrir al misterio de las profundidades abismales.
Si nos atenemos a esas interpretaciones "profundas" y al hecho
de que se habla a pesar de todo de una "tendencia al uowurismd', etr-., no se tratara ms que de un vocabulario pseudocientfico de moda, que evocara la "virtud dormitiva" del opio
ms que una teora positiva del psiquismo y que no proporcionara en ningn caso una explicacin acerca del lugar que
ocupa la fotografa en el simbolismo imaginario.
Por el contrario, el fetichismo fotogrfico sera mucho ms
significativo. El smbolo fetichista s que es altamente personalizado; remite a la singularidad de una historia individual y
ofrece de ese modo un camino de acceso hacia la "subjetividad
profunda". Slo que no existe un verdadero fetichismo foto3:")1
grfico. El fetiche, en su sentido propio, es un smbolo confuso. Su significacin slo sera accesible despus de una decodificacin que sigue a una transformacin de los signos a
travs de series ms o menos largas de "fijaciones"." La fotografa, al contrario, es transparente, es decir, su significacin
ertica -si o cuando hay significacin ertica- es inmediata
y universal. El "fetiche fotogrfico" sera entonces falso. "Si se
quiere ser estricto -seala el doctor Henry Ey- hay que definir el fetichismo por la concentracin de la libido en un 'objeto' de idolatra separado del campo Iibidinal, hasta el punto de
parecer ajeno a l''." La fotografa pornogrfica, se sita en el
centro del "campo libidinal''. Pero, tomando el trmino de
"libido" en el sentido amplio que debe tener en una teora psicoanaltica, esta afirmacin me parece aplicable a la fotografa
en general: la significacin, incluso la ms personal, dada a la
fotografa no puede hacer abstraccin de lo que est representado en la imagen, 10 cual no sera sino una analoga superficial
que la asimilara al fetiche. Los nicos ejemplos de "perversin
fotogrfica" remitiran nuevamente a los trastornos de la
"socializacin" del instinto sexual que mencionamos anteriormente. Pero hemos visto, al mismo tiempo, que dichos trastornos no permitiran deducir una etiologa patolgica especfica de la fotografa. Por otro lado, contrariamente a ciertas
apariencias igualmente poco fundadas, el fetichismo no privilegia de ningn modo el sentido de la vista como la fotografa,
sino el del olfato y el tacto. La fijacin fetichista no se conecta,
por lo tanto, con el mismo sistema sensorial que la imagen
fotogrfica. Eso explicara que las correspondencias fetichistas
remitan a los niveles ms profundos y ms arcaicos de la formacin de los fantasmas, inalcanzables para la transparencia
del objeto fotogrfico.
Estas restricciones deben ser reforzadas an ms cuando se
pasa de la perversin a la neurosis y a la psicosis, es decir, cuando los mecanismos de defensa aparecen en el primer plano de
la sintomatologa. Aqu aparece una diferencia esencial que se
vena insinuando por todo lo anterior entre los sntomas patolgicos y los smbolos fotogrficos: no estn en el mismo plano
de la realidad psquica. En toda explicacin psicoanaltica hay
que distinguir, por lo menos, dos planos (digamos, para sim-
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plificar, el consciente y el inconsciente). No se puede establecer una relacin significante entre los dos niveles sino a condicin de que hayan sido expresamente diferenciados. Se toca
aqu el fundamento terico del psicoanlisis: una interpretacin psicoanaltica no se conforma con captar las manifestaciones inslitas de una subjetividad, adornadas con el prestigio
de la profundidad. Trata de establecer una relacin rigurosa
entre dos capas del psiquismo. La homologa supone una
correspondencia de estructura entre las imgenes de cada uno
de los planos. Habra que postular pues una analoga estructural entre la imagen fotogrfica y las "imgenes inconscientes" para que la fotografa pudiera ser un revelador de fantasmas. Pero la expresin "imagen inconsciente" es peligrosa en
la medida en que parece acreditar una identificacin con la
vista y la visin. De hecho, las imgenes visuales no cubren sino
una parte restringida del stork de los fantasmas inconscieutes.:"
En sntesis, el fantasma patolgico, en una perspectiva erolgica, es siempre un smbolo arcaico. No tiene por lo tanto
una correspondencia directa con sus expresiones conscientes
y sus manifestaciones visibles (ni siquiera las visibles en el nivel
de la sintomatologa patolgica). Por el contrario, la fotografa simboliza, en primer lugar, eso mismo que manifiesta.
No puede as estar directamente conectada con el fantasma.
Se sita en el nivel de un "material manifiesto", ya de por s
sobresaturado de significaciones conscientes, y su transparencia parece contradecir las exigencias de la censura y de la
represin.
Lna comentarista autorizada de Freud, Suzanne Isaacs;"
propone distinguir a partir de las traducciones inglesas de
Freud, el phurasme del [aruasme. Los phaniasmes estaran en el
nivel ele las constelaciones originarias, muy primitivas, del
inconsciente, mientras que los [arusmes seran imgenes privilegiadas del ensueo preconsciente. Aunque esta distincin
no pueda ser tomada en un sentido absoluto a causa de la
correspondencia estructural sealada por Freud entre las diferentes "regiones" del inconsciente, e incluso entre el inconsciente y la conciencia, puede ayudarnos a aclarar cllugar
que ocupa la fotografa en el simbolismo imaginario. La fotografa puede ser (bajo ciertas condiciones) un soporte "fan-
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Exorcismo y sublimacin
La vida hormigueante de las imgenes inconscientes, arquetipos, fantasmas y complejos, mucho ms que las pulsiones de
las que por otro lado son los "representantes psquicos", constituye la infraestructura misteriosa de la personalidad. Existe el
riesgo de que su anarqua y su arcasmo quebraran el equilibrio precario de las organizaciones conscientes. En el momento en que esas huellas no reconocidas del pasado hacen irrupcin en el comportamiento, la adaptacin "normal" al medio
oscila hacia el lado de la "locura".
Hay tambin una vida de imaginacin, una organizacin
lujuriosa de las imgenes del ensueo en la que las imgenes
fotogrficas, por su parte, participan. No se puede decir que
no exista ninguna relacin entre esos dos niveles que representan dos capas del psiquismo. Pero no se "pasa" directamente de un nivel al otro, ni siquiera -tal vez ni sobre todoen el caso de la patologa que se caracteriza por la exasperacin de las defensas y el endurecimiento de las censuras. Una
teora de las imgenes no podra consistir en reducir esta pluralidad a la unidad. Debera, por el contrario, seguir las diversas transformaciones que sufren esas imgenes, decodificando
sus significaciones ms y ms profundas. Una teora de la imaginacin insistira sobre la lgica de esas transformaciones
poniendo de relieve los mecanismos que las organizan. Las
hiptesis del psicoanlisis permiten una representacin aproximadamente satisfactoria de esta alquimia mental a travs de
las elaboraciones de la censura y las mscaras de la represin,
los procesos de la condensacin y elel desplazamiento. Pero en
lugar de conducir a la confusin de lo normal y de 10 patolgico, esas transformaciones ayudaran tambin a comprender
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pr'imerisirna aproximacin, puesto que su acceso est condicionado por una demanda organizada de manera diferente
segn los diversos grupos sociales. Por eso, sin embargo, la
fotografa no responde a esa demanda ni de forma fortuita ni
como lo hara cualquier otra actividad. Por su carcter de prctica personal, pero que se ejerce en los marcos de una legitimidad trazada por el grupo, la fotografa parecera prestarse
de manera privilegiada a una funcin de intermediaria en la
regulacin y la disciplina de la vida subjetiva que la sociedad
organiza. Es 10 que intentaremos sugerir a partir de un ejemplo lmite.
En un artculo, "Duelo y Melancola";" Freud se pregunta
sobre el misterio del duelo, sobre esa lenta historia del olvido
que conduce a la abolicin del dolor a travs de un largo
"trabajo".
Lo esencial del "trabajo de dudo" consiste en desinvestir la
libido que se haba fijado en una persona, ahora desaparecida.
Contrariamente a lo que sucede en el caso de la melancola,
la "prdida del objeto" no escapa a la conciencia, ni tampoco
el "problema" que de ella resulta: el ser querido ha muerto, la
vida contina, hay que vivir. El problema del duelo consiste en
vencer la fijacin del deseo reconociendo las exigencias ineluctables de la realidad.
Pero el triunfo del principio de realidad no se lleva a cabo
inmediatamente "y slo se lleva a cabo de modo paulatino, con
una gran inversin de tiempo y de energa psquica, continuando mientras tanto la existencia psquica del objeto". El
trabajo de duelo asume una larga serie de mediaciones: "Cada
uno de los recuerdos, cada una de las esperanzas mediante las
cuales la libido se hallaba ligada al objeto, son presentificadas,
sobrecargadas, y sobre cada una de ellas se realiza el desprendimiento de la libido". La fijacin afectiva debe desarrollarse
ahora sobre las imgenes mediante un juego trgico que
opone la existencia real a la existencia imaginaria y que lleva a
la conciencia del carcter definitivamente perturbado de la
atadura afectiva. El trabajo de duelo es exactamente una gimnasia de la imaginacin que, laboriosamente, intenta aprender la realidad acostumbrndose poco a poco a la irrealidad
de sus imgenes.
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Hay diferentes tipos de ritualismo. Existe el ritualismo estereotipado de la patologa mental, cuya caricatura aparece en
la neurosis obsesiva; los signos son en ese caso puramente subjetivos y la lgica que los organiza slo se deja captar a travs
de una serie de transformaciones que el psicoanlisis trata de
comprender, a pesar de que esa lgica en principio es impenetrable incluso para quien la reproduce en su comportamiento. Existe el ritualismo social que marca los grandes
acontecimientos de la vida colectiva; en l los smbolos y su
organizacin son objetivos e inmediatamente legibles. Pero el
status de la fotografa ilustra -entre otras actividades- un
ritualismo intermediario, mediador entre los dos. Los signos
son personales en la medida en que remiten, al igual que los
de la patologa, a la singularidad de una historia individual.
Sin embargo, su organizacin sigue siendo objetiva, pues la
sociedad es la que le ofrece el objeto del ceremonial y el grupo
particular las modalidades de su empleo.
Correlativamente, se podran distinguir esquemticamente
tres tipos de actitudes vividas ante el simbolismo. El individuo
nadece el simbolismo de la enfermedad mental, vivindolo sin
tener conciencia de su significacin. Aprende smbolos, adaptando su conducta a modelos objetivos preexistentes en el
marco de un aprendizaje social. Pero ronstituye tambin un ser
simblico al objetivar en su comportamiento personal los signos que captan funciones sociales. La actividad fotogrfica es
una conducta situada en ese nivel intermedio entre la objerividad fijada en instituciones y una hipottica subjetividad
inefable, donde lo social y 10 psicolgico se constituyen recfprocamente. La fotografa presentara as un campo privilegiado para captar en vivo esta dialctica por la que un comportamiento se vuelve significativo al volverse comunicable y
llega a ser comunicable cuando asume un sentido colectivo, al
mismo tiempo que quien lo desempea realiza en l su subjetividad "ms profunda".
Esto nos permite entender ahora las razones de la aceptacin global de la fotografa en el siglo XIX, as como la significacin de las modalidades diversificadas de su penetracin
segn los diferentes grupos sociales. La "sobrevaloracin" del
objeto fotogrfico no es esencialmente un misterio. Lo que
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368
Notas:
Citado por Gisle Frcund, La Photographie a XiX' siede, 1936.
La documentacin jurdica fue reunida por Luc Boltanski y
Jacques de Flice.
3. Estuvieron tanto ms interesados en hacerlo ~a pesar de la opo~
sicin de la mayora de los artistas oficiales-e- en la medida en
que eran, en muchos de los casos, ex pintores insatisfechos de su
primer oficio.
4. Fuera del marco de la ley, esta transformacin del sentido de la
percepcin fotogrfica a veces se puede captar a travs de la evolucin de un mismo individuo. Chateaubriand, por ejemplo,
comenz por condenar la fotografa antes de aceptar una esttica fotogrfica bajo la influencia de Adam Saloman, el inventor
del efecto "borroso" (Ver Cisle Freund, La Photographie a XIX'
\irle). La ltima innovacin en materia de legislacin, la ley de
11 de marzo de 1957, protege "las obras fotogrficas de carcter
artstico y documental".
!l. 186:3, requisitoria del procurador general Genreau (citado por
Gisele Freund, ofJ. rit.).
6. LI! Salon de 1859.
7. La jurisprudencia intenta una casustica bastante sutil entre lo
licencioso "que ofende al pudor" y lo obsceno "que ofende
'abiertamente' al pudor, que se despliega, y no se disimula, bajo
el velo del arte". As "la obscenidad es lo licencioso agravado por
la grosera de la forma y la bsqueda de situaciones que despiertan ideas malsanas, con la intencin de dirigirse principalmente
al espritu de lujuria o de libertinaje". Pero, adems, debe ser
considerada contraria a las buenas costumbres y condenada
"toda manifestacin que, sin merecer la calificacin de obscena
e incluso sin ser especficamente licenciosa, apele a los instintos
ya los apetitos groseros". De ah que aunque "la representacin
del desnudo no es, en s misma, necesariamente contraria a las
buenas costumbres", a la fotografa del desnudo le quede poco
margen para hacerse aceptar. Dos tipos de desnudos logran el
perdn de los jueces: "el desnudo descriptivo y demostrativo,
corno el de una ilustracin anatmica" y "el desnudo artstico en
el que slo o principalmente estn en juego la belleza plstica o
la capacidad de evocacin". Pero el problema consiste en saber
l.
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22.
imagen es considerada como una emanacin fsica de la personalidad cuyo rapto no se puede tolerar" (Consejo de Estado, 22
de junio de 1957).
A mediados del siglo XIX un fotgrafo de Boston se hizo clebre
de repente: en sus clichs apareca, al lado de la persona fotografiada, una imagen borrosa. Se reconoca en esa sombra la
imagen de una persona desaparecida. En realidad el fotgrafo,
simplemente, volva a utilizar placas usadas. Pero muchos escpticos e incluso algunos expertos no quedaban muy convencidos.
En otros lugares, algunos se entregaban a experiencias de transmisin del pensamiento o de radicstcsia a partir de imgenes
fotog-rficas. Por cierto, es corriente ver que los objetos del universo tcnico son resacralizados. Pero 1<1 fotografa, lo sera tambin espontneamente si, al lado de su naturaleza de invencin
cientfica, no ofreciera una disponibilidad privilegiada para esos
juegos serios de la imaginacin?
Margaret Mead, Sexo )' temperamento, Ediciones Paids Ibrica,
Barcelona, 1999.
Entrevista recogida por Huguee Kaufman.
En contraste con el lmite casi etnogrfico presentado por una
sociedad campesina tradicional, en el medio urbano el acto fotogrfico accede progresivamente a significaciones cada vez ms
diversificadas: se ve aparecer una serie de usos originales de la
fotografa como medio de expresin esttica, por ejemplo, que
antes rechazaban los campesinos. Podra decirse, esquematizando, que la fotografa pronto ocupa el lugar que le permite la conciencia que el grupo tiene de las actividades legtimas. Cuando
esta conciencia se modifica, la fotografa inmediatamente se
presta a un nuevo uso. No se queda bloqueada en una concepcin unvoca de su legitimidad yeso es lo suficientemente flcxible como para expresar nuevas aspiraciones del grupo.
Ms exactamente, es el lenguaje del psicoanlisis el que aqu
tomaremos prestado. Lo cual no implica que se sea el nico
vocabulario posible de la patologa mental, pero s el que mejor
se presta para la circunstancia actual. En la medida en que el psicoanlisis presenta un conjunto coherente y sistemtico de hiptesis para una teora de la imaginacin patolgica, en cierta
manera podramos deducir en qu condiciones y en qu lugar
podra acoger un objeto cualquiera que presenta talo cual carac-
372
2:).
24.
2:>.
26.
ter. No se nos escapa que en ausencia de una recoleccin completa de hechos de la patologa, ese mtodo comporta un elemento de arbitrariedad. Pero slo pretende trazar un marco conceptual para organizar esos hechos eliminando en el nivel de la
teora las analogas verbales que provocara el riesgo de confundir la encuesta. En la medida en que tocan a la clnica propiamente dicha, las pginas siguientes cumplen exactamente la funcin de una preencuesta, apoyada por algunos "sondeos" y con
un muestreo restringido.
Entre cuyas fuentes hay que mencionar en primer lugar las parejas complementarias del uoyeurisme y del exhibicionismo. Para el
vo)'r'uri,l'l1u' la referencia a la foto parece evideu te: la fotografa
pornogrfica es el medio ms simple, el ms "desocializado"
tambin, de satisfaccin del fantasma. Pero la clnica conoce tambin casos de exhibicionismo por intermedio de fotografas (ver
Henry Ev, Enuies psichianioues 11).
Freud, a propsito del fetichismo: "Se est ante un caso patolgico a partir del momento en que la necesidad del fetiche asume
la forma de fijacin y sustituye al objetivo normal o, incluso,
cuando el fetiche se separa de una determinada persona y deviene en s mismo el objeto de la sexualidad" (Tres fnsayos sobre la teona sexual; Alianza Editorial, Madrid, 1990).
Podra decirse otro tanto del exhibicionismo, del uoveurisme. etc.
en los que algunos pretenden ver el impulso profundo de la actividad fotogrfica. Los ejemplos son frecuentes en la clientela
mdico-legal, y la literatura consagrada al exhibicionismo, por
ejemplo, es muy abundante. Pero, estadsticamente, representara muy poco. Es tal el carcter de la "verdadera" perversin, que
siempre es reprimida y, por lo tanto, "conocida".
Un anlisis sociolgico podra ayudar a disipar la ambigedad
que padece el concepto psiquitrico de perversin, a causa del
origen moral del trmino. Ya en el nivel del vocabulario, podra
distinguirse una perversin "anomizante'' (ejemplo: las formas
delictivas de exhibicionismo, enfermos excluidos de la comunidad por la represin mdico-legal), una perversin "anmica''
(ejemplo: algunos tipos de homosexualidad circunstancial) y una
perversin socialmente neutra y tolerada (para decirlo estrictamente, todas las conductas sexuales con excepcin del acto de
reproduccin bajo su forma ms elemental).
373
374
33. Enfermas hospitalizadas en el Centre de traitement et de radaptation sociale de Villejuif servicio del doctor Le Guillant
(observaciones recogidas por Francoise Castel, interna de los
Hospitales psiquitricos del Sena).
34. La asimilacin sumaria de la foto al espejo es otro ejemplo de
esas analogas rpidas en las que se apoyan, en ltima instancia,
las teoras "motivacionistas" de la actividad fotogrfica. Es conocida la importancia del espejo como soporte narcisista y no se tratara de negar que ciertos componentes narcisistas puedan
acompaar la contemplacin de la imagen fotogrfica. Pero la
asimilacin del espejo y de la fotografa pone entre parntesis
la conciencia original de la temporalidad que, en nuestra opinin, est en el centro de la experiencia fotogrfica (ver III
parte). La fotografa es una tentativa de organizacin del tiempo,
mientras que el narcisismo del espejo es una tentativa de negacin
del mismo: "Cundo entonces el tiempo, cesando su fuga, dejar
que este transcurso descanse [...] Todo se encamina hacia su
forma perdida" (Andr Oide, Tratado de Narciso). Podra ser que
el espejo realice como un lmite la patologa de la fotografa,
pero que siga siendo, al nivel de la fotografa, siempre virtual. La
imagen en el espejo, en la tentacin narcisista, sera una hiperfotografa que se parecera, en un eterno presente, a la totalidad
de las significaciones de la existencia humana: "Admira en
Narciso un eterno retorno/ Hacia la ola en que su imagen, ofrecida a su amor/Ofrece todo su reconocimiento a su belleza"
(Paul Valry, Cantata del Narriso). A esta "perfeccin" no podra
aspirar la fotografa, a menos quizs que se haga un uso de ella
propiamente alucinatorio.
35. El test de Szondi, pero que no llegara a contradecir la presente
hiptesis. Szondi distingue, en efecto, las elecciones "positivas"
de imgenes fotogrficas -que corresponden a motivaciones
"premanifiestas" y aprobadas por el yo- de las elecciones "negativas", que corresponden a necesidades rechazadas, reprimidas.
Se advierte que slo la primera categora de eleccin da cuenta
de los usos "naturales" de la fotografa, y que slo la segunda concierne a las verdaderas significaciones inconscientes.
36. La afirmacin de la generalidad de estos pauems no contradice la
tendencia a particularizar la imagen publicitaria para hacerla llegar a un pblico especfico. Si la publicidad est dividida entre la
375
37.
3R
39.
40.
41.
42.
43.
A:\JO LECTIVO
]96]-1962
Seminario sobre la imagen en la sociedad industrial, organizado por el Centre de Sociologie Europene. bajo la direccin
de Raymond Aron.
La fotografa en el medio rural, encuesta realizada por
Pierre Bourdieu en colaboracin con Marie Claire Bordieu.
La fotografa en las fbricas Renault, encuesta realizada por
Jean Claude Passeron en colaboracin con Rayrnonde
Moulin.
Los clubes de fotgrafos aficionados de la regin de Lille,
encuesta realizada por Jean Claude Asset y Philippe Fritsch
bajo la direccin de Ravmonde Moulin.
El club de fotgrafos de Bolonia, encuesta realizada por
Dominique Schnapper.
A"O lECTIVO
1962-1963
Preencuesta dirigida por Pierre Bourdieu y efectuada paralelamente en Lille y en Pars sobre las opiniones y actitudes
respecto a la fotografa.
Encuesta sobre la fotografa en Crcega. realizada por Claude Bauhain.
Encuesta sobre la fotografa en Alsacia, realizada por Huguette Kaufmann.
Encuesta sobre cuatro clubes de fotgrafos aficionados de la
regin parisina, realizada por Francoise Flament y Arleue
Lagneau.
379
1963-1964
380
Apndice
ral, de la intensidad y de la calidad de la prctica (todos los estudios ven all el factor explicativo principal o incluso nico [3]).
Pero, si bien es cierto que la posesin de cmaras fotogrficas es una funcin creciente de los ingresos, de hecho, aparecen ciertas anomalas. As, por ejemplo, la diferencia que se
comprueba siempre entre la tasa de poseedores de mquinas
y la de usuarios vara en las diferentes categoras de ingresos
[lb]. Estas anomalas son cada vez ms manifiestas cuando se
va de la posesin de una cmara a la prctica efectiva y, a [ortov. a la intensidad y a la calidad de esa prctica.
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386
Las respuestas de los individuos que no practican la fotografa muestran que la relacin con los ingresos no es simple.
Si cuando los ingresos aumentan el porcentaje de rechazo
electivo crece (del 50% para la categora de ingresos inferiores a 750 francos al 58% para la categora cuyos ingresos van
de 750 francos a menos de 1.500 francos y el 65% para la
categora de ingresos superiores a 1.500 francos), incluso en
las categoras de ingresos superiores se encuentra un buen
porcentaje de sujetos que sin dedicarse a la fotografa dicen
querer hacerlo o que invocan, para justificar su abstencin,
el no tener cmara o razones complejas ms a menudo que
la falta de inters (2.l.b. Intenciones de fotografiar segn el
ingreso entre quienes no poseen cmara).
Del mismo modo, se ve que la abstencin incluso se justifica en la categora de ingresos superiores por el alto coste
de la prctica y que en la categora de ingresos medios esas
razones se invocan con ms frecuencia que en la categora
de ingresos inferiores. Todo incremento de los ingresos
viene acompaado de un incremento de las posibilidades de
practicar la fotografa y de practicarla intensamente, al mismo tiempo que de una elevacin de las exigencias respecto
a los instrumentos indispensables para su realizacin y la
calidad de las imgenes producidas. Se ve, por otro lado,
que el porcentaje de fotgrafos desprovistos de equipo va
del 19% para la franja de ingresos inferiores al 8,5% para la
categora superior (2.1.c. Equipo de acuerdo al ingreso). La
inaccesibilidad de la prctica no es el efecto puro y simple
de determinantes econmicos, sino que supone un desajuste entre un sistema de exigencias y los medios econmicos
que son necesarios para satisfacerlo. A esas normas implcitas se refieren los sujetos que no practican para justificar su
abstencin.
La intencin de practicar la fotografa culmina en los empleados (48%), que tienen un porcentaje de prctica bastante
bajo, y permanece muy alta en los ejecutivos medios (42%),
entre los que, sin embargo, la prctica est muy extendida. Los
ejecutivos superiores y los miembros de las profesiones liberales cuentan con menos aficionados que los ejecutivos medios,
y entre ellos, si se excepta a los artesanos y comerciantes, es
387
donde se encuentra la ms alta proporcin de sujetos decididos a no practicar la fotografa (61 %).
Ahora bien, los artesanos y comerciantes tienen un ingreso
comparable al de los ejecutivos medios, entre quienes la prctica es mucho menos intensa y los altos ejecutivos y miembros
de profesiones liberales, un ingreso ms alto. Tener ingresos
elevados no implica la generalizacin de la prctica y lleva a los
altos ejecutivos y profesionales, as como a los artesanos y
comerciantes, a adoptar sus formas ms costosas: entre los primeros, el 78% de los aficionados y, entre los segundos, el 74%
hace fotografa en color, asociada o no al cine, frente al 69,5%
de los ejecutivos medios (2.3b La calidad de la prctica). El
ehns de clase y el valor que se reconoce a la fotografa explican
el alcance particular de las diferencias que determina, en cada
clase, la influencia de los ingresos. Mientras que la tasa de
poseedores de un equipo elemental o mediocre aumenta significativamente en funcin de los ingresos, la de poseedores
de un buen equipo es ms o menos independiente, y ms an
la de individuos que, dotados de un buen equipo, revelan sus
propias fotografas (2.1.c): esa tasa alcanza un mximo (por
diferentes razones) en los obreros y en los ejecutivos medios
(2. l.d).
La prctica fotogrfica est fuertemente ligada a la presencia de nios en el hogar: el porcentaje de poseedores pasa
del 3H,5% para los sujetos sin hijos al 62,5% para los que tienen un hijo. Por el contrario, el nmero de nios no ejerce
una accin determinante puesto que la tasa de prctica no
aumenta sensiblemente cuando se pasa de sujetos que tienen
un solo hijo a los que tienen dos (la disminucin por sujetos
que tienen tres y ms nirios se explica por razones econmicas [3bJ).
3.2. La influencia del volumen
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La frecuencia desigual en la salida de vacaciones de las diferentes clases sociales sin duda puede dar totalmente razn
de las diferencias verificadas en los porcentajes de la prctica. Pero para explicar las variaciones de la tasa acordada a las
fotografas de familia y a las de la familia en vacaciones
habra que tener tambin en cuenta las condiciones en las
que stas hacen sus vacaciones de acuerdo a su clase social.
El hecho de pasar el tiempo de descanso en casa de los
padres, por ejemplo, aparecera como un ndice y, en todo
caso, como un factor de integracin. Funcin simple de los
ingresos, la jerarqua de las diferentes categoras sociales clasificadas segn el porcentaje de salida de vacaciones (o sea,
obreros 38%, empleados 55,6%, ejecutivos medios 72,4% y
altos ejecutivos 87,3%) es inversa a lajerarqua de las mismas
categoras clasificadas segn el porcentaje de matrimonios
que pasan sus vacaciones en casa de sus padres o de amigos
(o sea, 33,8% para los altos ejecutivos, 38,8% para los cje394
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como indiferencia. Entre los ejecutivos superiores, finalmente, el recurso a explicaciones especiales, . ligado a la indiferencia (16%) indica muy a menudo, como el anlisis de contenido permiti comprobar, un rechazo desderioso.
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VI. El hbitat
Si la fotografa culmina como prctica en las ciudades medianas y registra en todo caso una clara regresin en Pars [3bJ,
ello se debe, al parecer, a la accin conjunta de los factores
que hemos analizado anteriormente: en primer lugar, los mecanismos de diferenciacin, que llevan a los altos ejecutivos de
las grandes ciudades a rechazar la fotografa en beneficio de
prcticas ms nobles actan de manera menos ntida. De este
modo, por ejemplo, la tasa de prctica de los altos ejecutivos
es de un 7;)% en Lille frente a un 43% en Pars. y, sobre todo,
parece que una integracin social ms intensa reforzara un
tipo de prctica subordinada a la funcin familiar: si la actividad subordinada a la funcin familiar es mucho ms fuerte en
Lille que en Pars, sin duda se debe a las mismas razones que
hacen que los divorcios sean aproximadamente dos veces ms
frecuentes en el departamento del Sena que en el departamento del Norte. 7
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399
Notas
1.
El cuestlonario '
3.
4.
5.
6.
7.
400
La misma lgica no podra explicar el hecho de que en la categora de familias por lo general mal integradas se encuentra el
porcentaje ms bajo de poseedores de cmara fotogrfica [Sa], al
mismo tiempo que la aspiracin ms alta a realizar una prctica
virtuosa en quienes hacen fotografa?
En efecto, si los virtuosos se encuentran entre quienes poseen
cmaras de formato pequeo o cmaras Reflex (que siempre
cuentan con el mayor nmero de accesorios), no puede decirse
que todos los que poseen un equipo de este tipo sean virtuosos,
puesto que la adquisicin de una cmara costosa puede ser el
simple efecto de hbitos econmicos: slo el 43% de los posee~
dores de cmaras de formato pequeo tiene un conocimiento
preciso de sus posibilidades [1 b].
Sondage, op. cit., n" 3, mayo de 1962.
"Les vacances des Francais en 1961", f:tudes el Conjonrture, 17"
ao, n'' 5, mayo 1962.
"La situation dmographique en 1962", tudes suistiques. octubre-diciembre de 1963.
Sexo:
Edad:
casado -
viudo -
divorciado
3) televi-
s -
s - no
s-no
no
401
3.
4.
5.
6.
7.
8.
9.
11.
12.
13.
Para todos
14.
15.
16.
17.
18.
19.
20.
402
21.
403
404
22.
23.
24
A continuacin, seguan 25 preguntas sobre el gusto personal en materia de decoracin de la casa, ropa, cocina, lectura, cine, pintura, msica, etc., que permitieron situar la actitud
de los encuestados respecto a la fotografa en el conjunto de
sus actitudes estticas.
A partir de los resultados obtenidos, pensamos que habra sido
interesante incluir un conjunto de preguntas que permitiesen
medir de manera ms precisa la integracin del sujeto interrogado a una familia y el grado de esa integracin. En efecto,
todo parece indicar que la simple presencia de una cmara en
un hogar es un indicador ambiguo y que sera necesario especificar la posicin que ocupa en la familia la persona que
posee y utiliza la cmara.
405
Notas
1.
2.
3.
407
408
secundadio, clubes de
fotgrados como, 46, 86-87,
175-20:,
Habermas, jrgen. 15
Halbwachs, Maurice, 14
Hausenstein, 'V., 169
Hegel, W. F., 43
hieratismo (vifrw; solemnizacin )
honor, 58-61, 91-92,14:')..146
ideologa, 109-110, 295-296,34{}341
de clase, 190-192
(vase racionalizaciones)
ilegitimidad, 103
(va.v: legitimidad)
imagen de uno mismo, 145-147,
304-305, 343, 349, 353
imaginacin, 2Hi, 221,332-337,
341,344-345,359-361,368
inconsciente, 368
,isual,267
instantnea, 138, 209, 211~213,
218, 222, 227
(vase pose)
integracin, 57-82, 285-288
intercambio, 59-60, 63-64, 68
interiorizacin, 53-57, 368
Isaacs, Suzanne, 374
itinerario, escolar, 292-294
Ivins, VV. M., 167
Janet, P., 335, 377
jerarqua, de tipos de prctica,
80-87
de las artes, 112-114
Kant, Immanuel, 30,148-152,
157, 158
Keim,J,,251
Lagnean, Gerad, 21
legibilidad, 99, 1.59
legislacin, 267, 336-339,
342-343
410
411
412
Lista de ilustraciones
voyeursme, 348-349
vulgaridad, en oposicin a
distincin, 109-110
"vulgata", 52-53
Weber, Max, 14,31,34,37,47
413