Jaime Lutenberg

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EL CUERPO, EL INCONSCIENTE, LOS PENSAMIENTOS Y EL PENSADOR

El cuerpo, el inconsciente,
los pensamientos
y el pensador
Jaime M. Lutenberg

A) INTRODUCCION

Nuestra prctica cotidiana del psicoanlisis clnico nos enfrenta con la magia de la gestacin del pensamiento humano.
Siempre se actualiza nuestro asombro cuando somos testigos
transferenciales de los mltiples fenmenos mentales que dan
lugar a las fantasas conscientes e inconscientes. Se requiere una
slida confianza en el mtodo y en la teora psicoanaltica para
sortear las incertidumbres que se renuevan en cada encuentro que
el psicoanalista tiene con cada uno de sus analizandos. Ello es
particularmente vlido con los pacientes que padecen los efectos
del clivaje psicosomtico. Nuestra tarea est sustentada por la
conviccin de que en la especie humana el pensamiento ocupa un
lugar de trascendencia tal que a l se hallan condicionadas la
totalidad de sus actividades vitales. En efecto, en el HomoSapiens tanto las relaciones con su propio cuerpo como con el
mundo exterior, estn influenciadas por las cualidades especficas y las transformaciones que ocurren en la intimidad invisible
del pensamiento de cada uno.
Basado en sus investigaciones clnicas y en el mtodo teraputico por l creado el psicoanlisis Freud revolucion el conocimiento que hasta ese momento se tena respecto al pensar
humano, al ubicar en el inconsciente (y luego en el ello) la
fuente que da origen a dicha actividad. Diferenci este inconsciente del definido por los filsofos, gracias a lo cual vari la
comprensin total de la significacin del acto cogitativo humano.
Psicoanlisis APdeBA - Vol. XXII - N 1 - 2000

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Para Freud los pensamientos, o mejor dicho, la necesidad de


pensar, emerge de sus pulsiones (Trieb) las cuales se constituyen
en el motor y en el combustible que genera todo el proceso
cogitativo, ya sea ste consciente o inconsciente (Freud, 18951915 a,b,c).
En consonancia con su teora, siempre se requiere de los
aportes libidinales de un pensador para que haya pensamientos.
Su hiptesis se sustenta filosficamente hablando en la teora
kantiana de la representacin de cosa. Sabemos, a su vez, que
Kant ha posibilitado a travs de su teora la convergencia de los
aportes del racionalismo cartesiano con las conclusiones del
empirismo sustentado por Hume.
Los estudios efectuados por Bion, en particular a partir de sus
investigaciones del pensamiento psictico, le permitieron llegar
a una generalizacin terica que me result trascendental para mi
prctica del psicoanlisis. En particular su visin me ayud a
rescatar de un modo muy diferente los pensamientos escindidos y los pensamientos eyectados del propio aparato de pensarlos. Bion dedujo que primero estn los pensamientos y luego
el pensador que los piensa. Para l resulta trascendental que la
mente est en condiciones de contener las unidades de las cuales
surgir, por transformacin, el pensamiento. Para Bion, en todo
ser humano conviven elaboraciones que emergen de su parte no
psictica (elementos alfa) y de su parte psictica (elementos
beta) (Bion, 1967-1974).
Ms all de las reflexiones tericas, epistemolgicas y filosficas a la que esta visin de Bion puede dar lugar, la considero
trascendental para entender, desde una perspectiva complementaria a la freudiana, los movimientos y la evolucin de los
pensamientos que se generan en el vnculo transferencial a partir
de la personalidad total de cada uno de los integrantes de la pareja
analtica. Estoy convencido que es slo a partir del vnculo
transferencial que podemos acceder a la verdad de los pensamientos no pensados por la mente de su protagonista; por ello, su
cuerpo doliente se hace cargo de una tarea imposible: pensar
aquello que el aparato psquico rechaza.
La prctica del psicoanlisis consiste en un pensar vinculante
y/o desvinculante. El juego transferencia-contratransferencia es
un movimiento dinmico que nos muestra permanentemente
hasta qu punto se hallan intercondicionadas la asociacin libre

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y la atencin flotante. El encuadre psicoanaltico y la mente del


analista y del analizando, son los continentes especficos que
condicionan la semntica de la repeticin en la transferencia, ms
ac o ms all del principio del placer.
En esta comunicacin voy a estudiar las relaciones entre el
origen corporal de las emociones y sensaciones, el inconsciente,
los pensamientos y el pensador. Para exponer mis ideas voy a
ejemplificar el problema central del cual me voy a ocupar a travs
de una vieta clnica. Luego expondr algunas reflexiones metaclnicas y tericas.
B) EXPOSICION CLINICA DEL PROBLEMA

Se trata de un analizando que presentaba en su primera consulta variadas perturbaciones psicosomticas y de relacin con la
gente, en especial con mi familia. Lo llamaremos Andrs, tiene
45 aos. Los problemas psicosomticos comprometan su aparato
digestivo (ulcera gastroduodenal, diarreas, constipacin y disfagia) y su piel y mucosas (alergia). A raz de una pregunta que le
efectu me cont que siempre fue indiferente a sus crisis vitales.
Por la secuencia cronolgica que pudimos investigar, estas crisis
coincidan temporalmente con el empeoramiento de su aparato
digestivo y su piel. A partir de mis contactos iniciales (transferencia), percib lo que no me poda contar jams: que su problema
central consista en transformar en pensamientos tanto las experiencias vividas durante sus crisis evolutivas como las propias
del cotidiano vivir.
Voy a transcribir fragmentos secuenciales del comienzo de
una sesin de anlisis cuatro aos posterior a la primera consulta;
concurre 4 sesiones semanales (lunes, martes, mircoles y jueves). Seleccion esta sesin pues en ella el analizando expresa y
escenifica los problemas que est viviendo en relacin a la
crisis de su mudanza.
Entiendo que este fragmento puede resultar ilustrativo para
pensar los problemas tericos y tcnicos que los analistas enfrentamos cuando un analizando nos coloca, en vivo y en directo, con
sus problemas eternos vinculados a su dificultada tarea de
semantizar mediante un lenguaje articulado las emociones emergentes durante sus crisis evolutivas.

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Resulta apasionante, por las potenciales enseanzas que encierra, asistir a las incgnitas mentales que abren la necesidad de
usar de un modo diferente el lenguaje verbal. Siempre, el proceso
psicoanaltico como vnculo, y al igual que el yo, cabalga entre
el universo del mundo interno y el propio del mundo externo. De
all la trascendencia de encontrar la verdad transferencial.
La sesin es del da lunes. Llega diez minutos tarde. Luego de
un pequeo silencio comienza a hablar.
P: El sbado a la tarde y el domingo estuve arreglando cosas
en el dormitorio, algunos paquetes ocupan mucho ms lugar que
el que deberan ocupar (es sabido entre nosotros que l no puede
usar el dormitorio porque en lugar de poder dormir en l, estn
durmiendo sus paquetes). En especial ahora estoy haciendo un
lugar a algunas cosas para pintura. Ahora pienso que la idea sera
de tener solamente lo elemental: una caja de acuarelas, un solo
pincel, una hoja... El sbado fui a la clase de pintura, antes iba con
dos bolsas llenas de cosas, esta vez fui con lo mnimo. La idea
sera tener muy poco para que no ocupe tanto lugar en los
estantes... (silencio). Aparte de un problema de deseo, la visin
de toda esa cosa as puesta no me gusta, tendra que tener una
estantera, en realidad las cosas se meten donde no deberan estar.
(Silencio) Otra de las cosas, son las cajas con cosas que yo podra
llamar personales, estn en el living y en el dormitorio. Cuando
vena para ac, esto me daba vueltas y vueltas en la cabeza y me
acord de lo que mis padres tenan: haba muchas fotografas
guardadas en una caja especial que mis padres guardaban en un
lugar especial. Yo eso lo multipliqu por millones.
T: De dnde eran esas fotos?
P: De acontecimientos familiares, la mayora del lugar de
origen de ellos, en Europa... Estos das llen una caja muy grande
como si fuera un cajn de manzanas. La llen con mis fotos y
diapositivas, incluso con fotos que nunca han pasado el estado de
las copias de contacto. Si yo tuviese que ubicar en algn lugar
todo eso, no s qu hara, si no quisiera que ocupe el lugar que
ocupa todo eso, no entiendo por qu guardo todo eso, no lo veo
claro.
T: Usted dice que todo eso le pertenece, que se trata de sus
cosas personales, pero infiero que tambin Ud. siente que no le
pertenecen.

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P: Es un ser fuera de m, por ejemplo en ese cajn y en otras


cajas hay cartas dirigidas a m, cartas en que me agradecen un
servicio que prest. Yo necesito verlas para recordarlo, lo mismo
que momentos de distintas cosas, lo necesito para que den fe, ya
que digo que tramit como cosas (silencio). (Contratransferencia: Me resulta increble inferir que estos objetos se enteraron
de algo que l no pudo enterarse). Estos papeles son servilletas,
cartas, fotos, etc., tienen un valor emotivo y rememorativo, los
tengo que tirar, si los retengo no s qu es lo que guardo, y si los
tiro no s qu es lo que estoy tirando, se merecen que los tire?
Si hay personas involucradas, en qu medida se merece que lo
tire, que lo tire yo?
Ayer era un da muy agradable, poda haber salido sin sofocacin, pero sin embargo me qued en el departamento y estaba en
una tarea como de traslado de restos (se sonre) de una tumba a
un nicho y al revs. Ayer no pude tirar nada. Yo estuve agrupando
cosas de distinta categora, no puede un dormitorio ser a la vez
taller de pintura, oficina, depsito de todo lo que tienen esos
paquetes, etc. Hay otra cosa ms, yo de repente abro un sobre que
no reconoc y me encuentro con maravillosas fotos que no saba
ni siquiera que tena, pareca que estuviese viendo figuritas
nuevas. All de nuevo me acerco a lo que usted me deca recin,
yo todo eso no saba si era mo. Es muy complicado. Hay una
acumulacin de cosas y una necesidad de tener una constancia
para cada cosa, el desideratum de esto es muy complicado porque
es como que yo necesito ejemplificar cada segundo de mi vida,
cada fragmento de mi vida con un objeto... La sesin contina
C) REFLEXIONES METACLINICAS

En los ltimos meses estuvimos analizando con el paciente los


problemas fcticos que enfrentaba para materializar su proyectada mudanza a un departamento. Siempre supuso que el impedimento para hacerlo era de orden econmico. A mi entender, las
perturbaciones en su mundo interno quedaban eclipsadas para l
por las referidas dificultades materiales (econmicas) que le
impedan mudarse. Esta conviccin constitua una resistencia
que nos separaba. El infera que yo no entenda los problemas
econmicos a los cuales l se refera. El anlisis transferencial de

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los obstculos econmicos, ayud sustancialmente a la comprensin del problema. La doble perspectiva semntica del dinero
(consciente e inconsciente) fue comprendida a la luz del anlisis
transferencial de un rico material espontneo que fue insinundose en sus sueos.
La influencia invisible de los problemas de su mundo interno
se le hicieron ms evidentes al comprobar que su presupuesto
financiero ya le permita holgadamente materializar su proyectada mudanza, pero sta se le haca incompatible o inaccesible slo
por los efectos de su economa emocional. Con dolor se dio
cuenta ms tarde que sus trabas internas eran por lo menos tan
poderosas y determinantes de sus decisiones como las que emanaban de sus limitaciones econmicas. Haca varios aos que se
haba separado de su esposa pero a pesar de ello seguan viviendo
en la misma casa. Ella le peda que se mudara y l deca que un
dficit presupuestario se lo impeda. Estaba convencido que ese
era el nico obstculo para mudarse, a pesar de que reconoca que
la convivencia familiar era insostenible.
Superados algunos obstculos internos (en particular referidos a su ambigedad, no slo a su ambivalencia) y econmicos,
decidi alquilar un departamento que fue primero ocupado por
sus paquetes. Analizamos el hecho y le dije que l no poda usar
su dormitorio para dormir pues all estaban durmiendo sus
paquetes. Ellos estaban en lugar de l y por l. Esta interpretacin
qued abierta a mltiples decodificaciones futuras.
La presente sesin se inicia con una asociacin que replantea
nuevamente el problema (algunos paquetes ocupan mucho ms
lugar que el que deberan ocupar). Reconoce que no puede dejar
de conservarlos. Est compitiendo con ellos por un espacio en el
departamento. El sabe, por el trabajo analtico previo, que por no
poder efectuar una sntesis semntica de los objetos, le resulta
imposible seleccionarlos. Guarda todo lo que l sospecha que
puede interesarle con la excusa racional de efectuar una seleccin
en un futuro... que nunca llega.
Su posterior asociacin con los instrumentos de pintura (pinceles, colores) me orient hacia el hecho de que en su mundo
interno se estaba produciendo una importante transformacin en
lo que respecta a la capacidad simbolizante de su mente. El
proceso psicoanaltico total tambin me proporcionaba otros
valiosos testimonios de ello.

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Si bien su inquietud por las artes plsticas retomaba una


abandonada vocacin infantil, fue a travs del anlisis psicoanaltico de sus sueos que l descubri una capacidad de observar
y evaluar los objetos que l desconoca. La relacin entre el resto
diurno de sus sueos y el contenido inconsciente al que accedamos, a travs del trabajo analtico, nos sorprenda permanentemente a los dos. Se preguntaba muchas veces de dnde emerga
la voluntad para seleccionar los objetos que daban figuracin
a sus contenidos onricos.
El ejercicio de narrarme verbalmente sus sueos tambin
contribuy a mejorar su comunicacin consigo mismo. Sus significativos silencios previos fueron interpretados no slo como
una dificultad para comunicarse conmigo (resistencia), sino como
la evidencia de la dificultad en comunicarse con l mismo. Yo
entend que este fenmeno develaba una falla en las funciones de
su mente como continente, no lo tom slo como un efecto de la
represin.
A medida que avanzbamos en nuestra labor, se iba asomando
una personalidad de una riqueza desconocida para l pero no para
m. Las asociaciones del analizando en esta sesin me develaban
la lucha mental entre l y sus paquetes por la conquista de un
espacio, que l manifiestamente refera al dormitorio o al departamento. Para m, representaba la lucha que se llevaba a cabo
dentro de su yo escindido; de esta lucha tambin participaban las
transformaciones yoicas generadas por el proceso analtico.
Para mi mejor comprensin, este proceso fue sintetizado en la
figura de una ecuacin transferencial que metaforiza esta lucha
propia del proceso de simbolizacin: paquetes vs. imgenes
representacionales visuales. Los paquetes, asimismo, reflejan
la presencia en el yo de objetos mentales indiscriminados, no
diferenciados, fusionados dentro de la envoltura comn que los
aloja, como si fuera una piel de papel (Anzieu, 1987).
Las incgnitas afectivas contenidas en los objetos alojados
dentro de los paquetes, podran ser transformados en representaciones visuales de cosa (fotografas o pinturas). La secuencia
paquetes con objetos-paquetes de fotos propias-paquetes de fotos
que los padres trajeron de Europa y conservaban, me result de
una riqueza extraordinaria. Infer que de ella partan mltiples
significados que nos podan ayudar a entender mejor la naturaleza ntima de diferentes traumas histricos y prehistricos que

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l portaba. Infer que dentro del paquete de fotos que sus padres
guardaban, se escondan algunas claves que nos podan ayudar a
entender sus duelos impensables vinculados a la migracin traumtica de sus padres (duelos transgeneracionales).
A mi entender, los vnculos simbiticos eternizan transgeneracionalmente los mltiples problemas de migraciones y separaciones impensables. La simbiosis niega el pasaje del tiempo y el
cambio de espacio; borra todas las diferencias propias de la
identidad discriminada. La escisin yoica, como defensa extrema, mantiene separado al yo en distintos sectores que registran la
experiencia de acuerdo a lgicas psquicas y mentales muy
dismiles (Lutenberg, 1994).
La capacidad representacional nace segn Freud a partir de
la separacin sujeto-objeto y luego de la discriminacin perceptual. La condicin psicodinmica es la tolerancia a la frustracin.
Dentro de otra complejidad terica M. Klein (Klein, 1957) y Bion
(Bion, 1974) coinciden en afirmar que la simbolizacin nace a
partir de la tolerancia mental a la ausencia objetal. Para Bion, la
madre como objeto que piensa los pensamientos impensables
para el beb (reverie) tiene un papel muy importante en la
adquisicin de esta capacidad de simbolizacin, que l defini
como funcin alfa. En mi interpretacin aludo a su escisin
yoica. En las asociaciones que emergen como respuesta a mi
interpretacin, se puede apreciar toda la capacidad creativa potencial del analizando. De sus frases es fcil inferir los mltiples
caminos asociativos que de ellas se desprenden. Cada una de ellas
nos conducira a un insight de distinta trascendencia.
El insight consiste en el reconocimiento de su dependencia a
los objetos materiales que participaron con l en una vivencia.
Sabe que los necesita conservar para recordar el acontecimiento
del cual, junto con l, ellos fueron protagonistas. Al reconocerse
como dependiente del testimonio directo que emana de estos
objetos (estos papeles tambin son servilletas, etc... tiene un
valor imitativo y rememorativo) reconoce su incapacidad para
construir su propia y singular memoria visual y verbal. Pero este
es uno de los problemas nucleares que dan lugar a la mudez
semntica de los pacientes con patologa psicosomtica: apelan
a los gritos ahogados de sus rganos y tejidos corporales para
expresar lo inconcebible o lo inaccesible para su mente. Sus
objetos conservados adquieren el rol de narradores mudos: ha-

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blan por los signos visuales que emiten. Entend que sus funciones eran para este analizando muy semejantes a las solicitadas
a los distintos rganos que dan lugar a sus problemas, aquellos
que gritan desde su fisiologa el sufrimiento para el cual su mente
se muestra afsica (ulcera duodenal, alergia de piel y de las
mucosas, etc.)
La emocionalidad presente en cada acontecimiento vital cotidiano, no puede ser semantizada por su aparato psquico. Su yo
se disocia y una parte supone que no registr nada (alucinacin
negativa, segn Green). Otra parte capt lo registrado y lo aloja
en los objetos conservados dentro de los cuales quedan
momificadas las emociones (ni estn muertas ni vivas). Yo infer
que le peda a estos objetos inertes el equivalente al testimonio verbal simblico que emana de un ser humano. La capacidad
de simbolizar y construir un lenguaje la adquiere el beb a travs
del contacto vital con sus objetos primarios (padre y madre). Me
conmovi profundamente el imaginar la orfandad del paciente
eternizada en esta coleccin de objetos inertes que, psicodinmicamente hablando, ocupaban el lugar que dejaron vaco sus
objetos primarios (orfandad mental). (Lutenberg, 1998)
Los paquetes correspondan a un agrupamiento que yo entend podra haber correspondido a una cadena de representaciones preconscientes si hubiese habido una representacin verbal
que los transformara en elementos del aparato psquico (Freud,
1915c). Esta hiptesis me ayud a pensar las incgnitas que se me
presentaban a partir de la extraa situacin que se produca en el
espacio del dormitorio. Le que en su conservacin momificada
se esconda la esperanza de efectuar la transformacin simblica
que le resultaba imposible. En la conservacin de estos objetos,
se combinaba su capacidad de dar muerte (momificar) y su
capacidad de dar vida (semantizar).
Entre los griegos, el smbolo como afirma Foucault
(Foucault, 1980) era un instrumento de poder, del ejercicio del
poder que permite a alguien que guarda un secreto o un poder,
romper en dos partes un objeto cualquiera de cermica por
ejemplo guardar una de ellas y confiar la otra a alguien que
debe llevar el mensaje o dar prueba de su autenticidad. La
coincidencia o ajuste de estas dos mitades, permita reconocer la
autenticidad del mensaje, esto es, la continuidad del poder que se
ejerce.

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Para Foucault existe una relacin entre poder y saber. Para el


analizando que nos ocupa, el problema nuclear est centrado en
su narcisismo patolgico. El es las dos mitades separadas que no
se pueden unir para converger en un smbolo que transforme la
experiencia congelada en el tiempo en un hecho del pasado.
Esta visin de su escisin yoica me ayud a reconstruir su
aparato de pensar los pensamientos (Bion) a partir de su propia
y extravagante paleta. De su originalidad invisible, latente, recolect los elementos para proceder a la edicin transferencial
(Lutenberg, 1993, 96).
Cuando un beb o un nio es pensado por sus padres, el
proceso de semantizacin del mundo externo (y del interno)
emerge del propio vnculo. El universo simblico y los diferentes
lenguajes al que da lugar, son los puentes que unen al ser
individual con la totalidad del mundo externo. Por su significacin ocupan el lugar equivalente al cordn umbilical: a travs
del universo simblico se construye un carril que hace posible
que la mente individual se nutra y evolucione con el devenir de
su propia historicidad semantizada.
Cuando el paciente dice que l necesita ejemplificar cada
segundo de mi vida, cada fragmento de mi vida con un objeto
entend que me estaba hablando de la dramaticidad actualizada
de su orfandad histrica. No resulta suficiente el saber que en su
historia vital, el paciente qued hurfano de madre cuando era
muy chico o que tal vez su madre no se interes emocionalmente
por l en el curso de su evolucin (madre muerta, Green, 1986) o
que su padre estuvo ausente siempre, etc. Cuando se trata de
psicoanalizar la orfandad mental, nuestra tarea no consiste fundamentalmente en hacer consciente lo inconsciente. Si bien se
requiere como condicin previa que el paciente haya discriminado conscientemente su padecimiento histrico (trauma infantil),
ello no es suficiente. A travs de la dinmica del movimiento
transferencia contratransferencia y del anlisis del encuadre,
podemos asistir de un modo vvido y palpitante a la puesta en
escena o mostracin actualizada de la orfandad histrica.
La misma se hace clnicamente reconocible a travs de la
orfandad mental. Ella se evidencia en la sesin por la incapacidad
selectiva del paciente a pensar algunos de sus pensamientos
potenciales. El (su yo) puede llegar a agrupar objetos, les encuentra algo por lo cual vale la pena conservarlos, pero no sabe qu

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encontr en ellos y qu espera encontrar algn da futuro. Muestra as la eternizacin de una tarea imposible. Al compartirla
conmigo, su destino ahora depender de lo que podamos hacer los
dos, no de lo que en el pasado l solo fue capaz de significar.
La evolucin del proceso psicoanaltico le ha abierto la posibilidad de hablar de este problema, mostrarlo verbalmente con una
elocuencia que a m me llen de asombro.
En sus asociaciones son reconocibles las vinculaciones referenciales que me conectaron con el problema del pensador que se
halla ante la tarea de construir pensamientos. Freud nos ense
que a travs de la catectizacin libidinal de los objetos, stos se
hacen representables para el aparato psquico. La representacin
inconsciente de cosa nace de dicho proceso, la preconsciente es
un derivado de la misma a la cual se le ha agregado la representacin de palabra.
Para Bion las emociones y los estmulos sensoriales que
provienen del registro de los objetos del mundo externo (visual,
auditivo, tctil, etc.) requieren una transformacin en elementos
alfa para hacerse aptos para producir pensamientos. La funcin
alfa es la encargada de ello. Su ausencia determina que a partir de
las emociones y estmulos sensoriales se originen elementos
beta, no aptos para pensar pensamientos. Para Bion los pensamientos potenciales son anteriores al pensador que los va a
pensar.
De acuerdo con una adecuada complementacin de las hiptesis de Freud y Bion, las incgnitas alojadas en los paquetes
tienen una naturaleza psicodinmica diferente. Si pensamos en
una defensa obsesiva, el paciente acta guiado por una lgica
narcisista mediante la cual todo el mundo objetal debe de ser
alojado en su intestino grueso. Simblicamente su departamento
as se transforma en una sucursal del mismo, con lo cual construye una especie de megacolon mental... Todo queda dentro de su
ampolla rectal, controlado, retenido, desvitalizado. El yo de
placer, narcisista, aloja dentro de s todo lo valioso.
Esta dimensin comprensivo explicativa, me result til pero
insuficiente, sobre todo por el hecho de que clnicamente se me
fue evidenciando la nocin que los paquetes tambin alojaban
pensamientos impensables. Para que dichos pensamientos se
alojen semnticamente en la mente del analizado, debe desarrollarse su funcin alfa (Bion) que es la productora de elementos

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alfa, aptos para producir pensamientos. Tcnicamente ello es


posible a partir del anlisis de la transferencia, la contratransferencia y del encuadre analtico. La funcin reverie del analista
resulta fundamental para amalgamar ptimamente todos los elementos convergentes. Esta tarea corresponde a la edicin en el
anlisis (Lutenberg, 1998, Captulo V y VI).
D) REFLEXIONES METACLINICO-TEORICAS

El ttulo de este trabajo emergi de la investigacin y las


reflexiones que en m suscit la relectura de la sesin que he
transcripto. Si bien en forma constante nuestros analizandos nos
muestran las vicisitudes de las crisis evolutivas por la cual estn
atravesando en su mundo interno y externo, en algunas ocasiones
la misma se hace ms visible para ambos miembros de la pareja
analtica.
Percib que en esta sesin el analizando me mostraba, con ms
nitidez, su problemtica relacionada con su dificultad de simbolizar, ya se trate de sus percepciones o de sus emociones. Ambos
sabamos por nuestro trabajo previo, que l tena la costumbre de
conservar mltiples objetos. Al respecto yo le haba interpretado
que l se senta compelido a almacenarlos debido a que de ese
modo no sufran, estos objetos, los embates del paso del tiempo.
Junto con estos objetos conservados, una parte de l tambin
quedaba momificada; ilusoriamente al margen del paso del tiempo.
A mi entender, ello estaba generado por su incapacidad para
comprender y semantizar el secreto mensaje que cada uno de
ellos guardaba dentro de s. Esta postura terica-tcnica es muy
diferente a la de considerar que su dficit semntico se deba a
la accin de la represin. La entend como una alteracin de su
mente como continente que claudicaba en la tarea de dar significado a los contenidos a ser alojados (incapacidad de dar nacimiento a los pensamientos).
Las geniales creaciones de Proust que figuran en En Busca
del Tiempo Perdido y las deducciones filosficas que G. Deleuze
al respecto efecta en su libro Proust y los Signos, me
ayudaron a ubicarme en otro nivel de comprensin del problema
que se le presentaba al paciente ante sus propios objetos y a m

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ante la labor de analizarlo. Las reflexiones de muchos autores


psicoanalticos, en particular Freud, Bion, Bleger, Green,
Liberman, Meltzer y Winnicott, constituyen el ncleo referencial
de mi visin clnica, metaclnica y terica del problema.
Intent averiguar qu exista ms all de lo que puede considerarse una defensa obsesiva y me encontr con las vicisitudes
clnicas del autismo secundario que plantea F. Tustin (Tustin,
1990); y con los problemas que Bleger (Bleger, 1967) plantea en
su estudio de la simbiosis y el autismo defensivo. Con todos estos
elementos ms la especificidad de la visin que el arte y la
esttica posibilita, me dej impactar por las incgnitas que
fueron generndose en el interjuego transferencia-contratransferencia. La problemtica de la transformacin y la derivacin
somtica de las emociones impensables estaba en el centro de mis
indagaciones.
La perspectiva del arte se distingue de otras en que la produccin esttica debe generar nuevos signos a partir de aquellos que
intenta representar. Cuando una orquesta representa musicalmente una tormenta, su valor esttico no radica en la imitacin de
los sonidos de la tormenta, sino en la produccin de nuevos
signos a partir de la evocacin de los sonidos propios de la
tormenta.
Los estmulos originales generan distinto tipo de emociones:
terror, miedo, fascinacin, pnico, xtasis, confusin, nostalgia,
etc. Estas emociones, en bruto, se ubican muchas veces dentro de
un caos semntico. El compositor musical parte de esta turbulencia emocional y la transforma en sonidos musicales que l organiza con una originalidad tal que resuelve el problema en el
mismo nivel en el cual fue planteado: los nuevos sonidos. En su
armona musical resuelve el problema que la reproduccin esttica de una tormenta ha creado.
Esta perspectiva esttica me ayud a observar y conceptualizar de un modo diferente la repeticin en el vnculo transferencia; tambin a repensar los conceptos dinmicos que Freud
postula en su trascendental obra Recuerdo, repeticin y elaboracin (Freud, 1914). En funcin de ello he acuado el trmino
edicin transferencial para rescatar la porcin de novedad que
toda repeticin encierra en su misteriosa reiteracin, ms ac o
ms all del principio del placer (Lutenberg, 1994). Es as que
entend que todos los objetos que el paciente guardaba, encerra-

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ban una incgnita que su mente no poda resolver. El poda intuir


que vala la pena descifrar los misterios contenidos dentro de
dichos objetos, pero le resultaba imposible; por eso los guardaba.
Ni desaparecan ni se transformaban en otra cosa... quedaban
fijados, como las momias; como los cadveres crioconservados;
esperando que alguien o algo posibilite su transformacin o su
desaparicin (muerte). No estaban ni vivos ni muertos. En todos
sus trminos, estas incgnitas me resultaban semejantes a las que
se plantean al analizando ante el uso psico-somtico del cuerpo
para intentar acceder a la comprensin imposible de los acontecimientos de su vida total.
Infer que cada uno de estos objetos haban generado en l
diferentes impresiones sensoriales (color, forma, tamao, textura, etc.). Cada impresin sensorial, a su vez, transportaba sentimientos vinculares con dichos objetos. Lo fugaz de cada instante
emocional quedaba eternizado en los objetos fijados, momificados, que permanecan vivos gracias a la incgnita semntica
que portaban, pero estaban muertos en la medida que pertenecan a un tiempo pasado. Este anclaje en el pasado despojaba al
objeto de su antiguo esplendor, lo cual lo haca ms extrao an,
pues el paciente buscaba en el presente los signos de una antigua
belleza que antes le lleg por los sentidos y ahora no: bajo esta
figura cenestsica abortada poda yo apreciar la vigencia mental
de un duelo congelado, momificado.
En esta sesin me cuenta la dificultad que tiene para transformar un objeto presente en el mundo externo, en un objeto mental.
Mi hiptesis bsica es que estos objetos no pueden ser pensados,
es decir semantizados, decodificados en trminos de un lenguaje
articulado, debido a que portan pensamientos que no han
hallado un pensador. Una parte de l puede, sin embargo, apreciar
su valor como pensamiento potencial que a l le resulta imposible generar.
Entend que l conservaba estos objetos movido por mltiples
inquietudes y defensas. Bajo la lgica de su defensa obsesiva,
junto con Freud, podemos entender que su libido ha sido movilizada hacia una regresin anal bajo la cual tambin se reactiva la
significacin narcisista del mundo objetal. Los objetos del mundo externo ingresan a su interior (anal) y as pasan a formar parte
de l mismo. El yo de placer slo reconoce la existencia semntica de lo propio, que coincide con lo placentero (Freud, 1915 b-

122

EL CUERPO, EL INCONSCIENTE, LOS PENSAMIENTOS Y EL PENSADOR

c). Para Freud la defensa obsesiva es el resultado de una regresin


de la libido a la etapa anal secundaria. La regresin como defensa, refuerza la represin pulsional de los derivados del complejo
de Edipo. Para Freud siempre la defensa se origina a partir de la
interdiccin de las pulsiones edpicas.
Para Meltzer (Meltzer, 1992) de acuerdo con mltiples hiptesis kleinianas que l sintetiza y amplia a la vez, la defensa
obsesiva est arraigada en fantasas ms primitivas. Evidencia,
entre otras, una confusin entre los alimentos y los excrementos,
de modo tal que en la fantasa inconsciente, el sujeto tiene la
ilusin de encontrar en su reserva anal (materia fecal) la fuente
de alimentos que originalmente estaba localizada en el pecho
materno. Para este agudo investigador, la confusin pechosglteos corresponde a una defensa omnipotente que niega el
dolor de la separacin. Ello bloquea el acceso a la elaboracin
simblica y por lo tanto al pensamiento verbal.
La frustracin pone en marcha tanto las defensas como los
potenciales procesos elaborativos. En este punto todos los autores psicoanalticos coinciden. Dicha frustracin puede, tericamente, vincularse tanto a una interdiccin de la pulsin flica
(organizada bajo una fantasa edpica) (Freud, 1924-1926), como
a las vicisitudes de la separacin del pecho dentro de la lgica
de la fantasa inconsciente de la posicin depresiva (Klein,
1957).
Desde el punto de vista clnico-terico descubr que el analizando, cuando me hablaba de los objetos que conservaba, me
ubicaba ante un problema particular de sus movimientos
cogitativos: la evolucin sublimatoria de su curiosidad haba
sido perturbada por fallas en el desarrollo de su mente como
continente de los contenidos potenciales que ataen al pensamiento (representacin de cosa, fantasa inconsciente, etc.).
Entend adems, que sta era su originalidad ms especfica.
Su deteccin me colocaba tcnicamente ante una posicin muy
distinta a la de hacer consciente lo inconsciente: simultneamente deb transformarme yo en el continente de dichos contenidos
potenciales impensables para l, y al mismo tiempo ayudarlo a
reconstruir su mente como continente para que en un futuro
pudiera l mismo, alojar creativamente dichos contenidos.
El dilogo analtico me colocaba permanentemente ante esta
especificidad de sus problemas mentales. Una y otra vez se haca

123

JAIME M. LUTENBERG

evidente a travs del interjuego transferencia-contratransferencia, su compulsin a congelar la curiosidad. Este fenmeno era
la consecuencia de un impedimento especfico: no poder atravesar el proceso transformacional que hace posible el pasaje del
impacto cenestsico (visual, tctil, etc.) al impacto mental.
En el mismo congelamiento, se puede reconocer su orfandad
histrica. La detencin del movimiento transformacional nos
muestra la incapacidad de su mente para realizar una tarea que se
efecta a travs de la funcin de los padres como objetos internos
(Klein, 1957; Meltzer, 1992; Bion, 1970).
Me orient hacia esta visin el propio paciente, al mostrarme
que en la conservacin de sus objetos haba un secreto que l
defenda a toda costa. Ello hablaba de una inalcanzable originalidad que estaba ms all de sus defensas y que intent investigar.
Me dej guiar por las intuiciones que se evidenciaban a travs de
nuestro vnculo. La experiencia de analizar sus sueos me haba
mostrado una profundidad de pensamiento de la cual l no tena
ninguna evidencia. Ms bien en su vida se lo tomaba como
incapaz - obtuso - duro - insoportable.
La visin y dimensin propia que personalmente fui adquiriendo de estos estados mentales perturbados que l me narraba,
me daba una comprensin muy distinta. El movimiento transferencia-contratransferencia en general y en particular la cesura
vincular (Bion, 1977), se constituye en el espacio especfico
donde se escenifican los problemas. Tambin es el lugar donde
ellos se pueden resolver.
Extraje muchas enseanzas de compartir con l lo que l
mismo refera, autodescribindose como incapaz, insoportable,
duro, etc. Cuando lo descubra en el movimiento transferencial
le deca: Esto debe ser lo que Ud. me ha comentado respecto a
que es insoportable... etc.. A partir de all pudimos analizar el
problema a la luz del movimiento dinmico de nuestro intercambio. Tambin estos intercambios evitaron segn mi visin total
varias crisis psico-somticas, habituales en l ante circunstancias crticas.
Psicoanalticamente y tericamente hablando, tom todos estos elementos transferenciales (su referencia a los paquetes y su
propia transformacin en un paquete) como el smil de lo que
Freud describe como contrainvestidura, que l define como
derivados del preconsciente destinados a desalojar algo inso-

124

EL CUERPO, EL INCONSCIENTE, LOS PENSAMIENTOS Y EL PENSADOR

portable para la lgica del propio preconsciente (Freud 1915 a, b,


c). Slo que en lugar de referirlo a la lgica del movimiento de
sus pulsiones lo refer al movimiento transformacional que en
su mente afectaba a su originalidad creativa. El era vctima de
una creatividad negativa, comprensible a la luz de la relacin
continente-contenido (Bion, 1965-1970) (Lutenberg, 1998). Los
paquetes eran el resto que quedaba del proceso de pensamiento
abortado.
E) REFLEXIONES TEORICAS

Voy a desarrollar en forma resumida mi visin terica de la


naturaleza ntima de la gestacin de los pensamientos por un
pensador.
He sido estimulado por mltiples fuentes provenientes de la
cultura, como la msica en general y la pera en especial, la
filosofa (historia de la evolucin del pensamiento de la cultura
occidental), la lingstica, la novela, la plstica, la poesa, el
cine, etc. A cada una les debo mucho como fuente de infinitas
inquietudes y reflexiones. Para el estudio del tema que me ocupa
en esta comunicacin, he tratado de supeditar todas las inquietudes a la visin cientfica de la teora psicoanaltica.
La verdad psicoanaltica es siempre diferenciable de otras
verdades (filosfica, matemtica, esttica, etc.). En una sesin es
la nica que debe primar, ms all que la misma est basada en
otras verdades.
Esta visin es comparable con lo que ocurre en la Medicina. La
verdad mdica condiciona la verdad aportada por otros datos,
por ejemplo, los provenientes de las cifras de los anlisis clnicos, los estudios radiolgicos, etc.; son datos que convergen para
supeditarse a la verdad mdica. Para dar ms transparencia al
movimiento de mis pensamientos voy a transcribir un fragmento
de una idea que en m ha tenido trascendental importancia. Fue
enunciada por Freud en Ttem y tab (Freud, 1913): Ahora
bien, la proyeccin no ha sido creada para la defensa, sobreviene
tambin donde no hay conflicto alguno. La proyeccin de percepciones internas hacia afuera es un mecanismo primitivo al que
estn sometidas asimismo, por ejemplo, nuestras percepciones
sensoriales, y por lo tanto normalmente ha desempeado un

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JAIME M. LUTENBERG

papel principal en la configuracin de nuestro mundo exterior.


En estos conceptos convergen lo ms singular del narcisismo
con lo ms social de la sublimacin. En esta particular concepcin freudiana de la proyeccin se halla implcita la idea de
movimiento transformacional que Freud sustenta en toda su
teora: la libido (Trieb) es una fuerza que nace del cuerpo, se
despliega estructuralmente en la psique (inconsciente-preconsciente-consciente) y se realiza (descarga) en la cultura (mundo
externo). Esta concepcin nos muestra a la proyeccin como un
mecanismo esencial de la evolucin humana. M. Klein, dentro de
otra perspectiva, retoma esta concepcin en sus definiciones de
la identificacin proyectiva normal (Klein, 1957).
Las propias reflexiones de Freud que he transcripto, a la luz de
la segunda tpica, adquieren otra dimensin. Ttem y Tab fue
escrito en 1913 y hasta 1919 Freud consideraba que toda repeticin, ya sea neurtica o sublimatoria, naca exclusivamente del
principio del placer. A partir de 1920 concibi la repeticin ms
ac y ms all del principio del placer. Freud, a partir de 1920,
nos ense que en la creacin onrica, en la transferencia o en el
juego y en la vida, existe una tendencia a repetir lo conocido
(principio de placer) junto con lo desconocido (ms all del
principio del placer). Lo conocido emana del deseo inconsciente
que se halla organizado en una representacin psquica (visual,
inconsciente y/o verbal, preconsciente ). Lo desconocido emana
de lo no inscripto en el aparato psquico, de lo indito dentro de
la estructura de la mente. Muchos autores post freudianos como
M. Klein, Bion, Meltzer, Winnicott, Mahler, Searles, Tustin,
Green, Lacan, Aulagnier, Bleger y Liberman, me han ayudado a
redefinir de otro modo las originales enseanzas de Freud. De
ellos y de otras fuentes, he tomado elementos conceptuales que
me condujeron a construir la visin que voy a exponer sintticamente a continuacin.
Existe una original fusin simbitica mam-beb que se inicia
con la gestacin biolgica del ser humano y se contina luego del
nacimiento a travs de un vnculo mental. Este vnculo mental
simbitico, va siendo sustituido por una paulatina discriminacin objetal de distinta naturaleza.
La identificacin como proceso y como estructura posibilita
que el beb vaya construyendo a partir de este fondo simbitico su propia identidad (yo-superyo-inconsciente estructural-

126

EL CUERPO, EL INCONSCIENTE, LOS PENSAMIENTOS Y EL PENSADOR

preconsciente, etc.). Durante el perodo prenatal predominan los


efectos de la simbiosis biolgica sobre los efectos de la simbiosis
mental, o mejor dicho protomental (Bion, 1981; Meltzer,1992).
A medida que se desarrolla la vida postnatal, en el beb van
predominando cada vez ms los fenmenos propios de la simbiosis mental. An el vnculo de amamantamiento tan biolgico
en su naturaleza fenomnica, se halla sustentado por el vnculo
mental entre la madre y su beb.
A mi entender, jams se pierde el anclaje simbitico originario, siempre persiste como fondo del que emerge la evolucin
somato-psico-mental humana. Freud (1930) denomin vivencia
ocenica a un particular estado mental del ser humano adulto, de
co-pertenencia del yo con el resto del universo. En el mismo
trabajo (Malestar en la Cultura) reafirma la idea de que lo ms
primitivo puede perdurar al lado de lo ms evolucionado del yo.
Bleger denomin posicin glischrocrica a esta etapa primitiva (Bleger, 1967). Winnicott concibe que existen estados de no
integracin del self que no deben ser confundidos con estados de
desintegracin. La desintegracin es una regresin desestructurante que sufre el yo ms evolucionado. La no integracin implica la conservacin de estados primitivos del psiquismo humano
que no sufrieron la metamorfosis temporal (Winnicott, 1974).
La simbiosis mental perinatal ayuda a la madre y al beb a
elaborar el duelo por la separacin fsica que ambos han vivido.
Luego del parto se inicia una reacomodacin fsica en el cuerpo
de la madre y en el del beb (cierre del ductus, cada del cordn
umbilical, transformaciones puerperales del cuerpo de la madre,
etc.). La simbiosis mental reconstruye el vnculo de unicidad
biolgica que el parto separ. El hecho que sea simultneamente
mental y fsico, le da a este proceso cualidades muy especiales,
que abren la evolucin de la mente. De la unidad somato psquica
se estructura la elaboracin mental (Winnicott, 1958; M. Mahler,
1984). Para los bebs recin nacidos, tanto su cuerpo como su
psiquismo estn en ntima relacin con el cuerpo y psiquismo de
su madre, su dependencia es absoluta (Winnicott, 1958). Tambin vale lo contrario, es decir que la unidad somatopsquica de
la madre depende de las vicisitudes de la unidad somatopsquica
de su beb en evolucin. Este equilibrio simbitico va evolucionando hacia una separacin completa. Paulatinamente el beb y
la mam van reconocindose como seres separados en la medida

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JAIME M. LUTENBERG

que necesitan estar el uno sin el otro (Winnicott, 1958). Estas


vivencias, fugaces al principio, van prolongndose en el tiempo
(y en el espacio).
Un tipo de malestar en la cultura actual est originado, a mi
entender, en el sistemtico ataque a la simbiosis humana normal
del recin nacido. Freud enfatiz que una de las razones del
malestar en la cultura radicaba en la interdiccin pulsional que se
generaba en el ser humano a partir de la estructura del complejo
de Edipo. La interdiccin paterna se constituye en la clave
semntica que condiciona el narcisismo a la cultura. La represin
pulsional que la amenaza de castracin genera, obliga a la renuncia del placer-descarga. Las pulsiones orientan parte de sus
expectativas de satisfaccin hacia la sublimacin.
Desde el punto de vista terico, para Freud la unidad psquica
del pensamiento humano est dada por la representacin de cosa.
Desde el principio hasta el final de su obra, toda su teora del
pensamiento estuvo sustentada por la nocin de representacin.
La nueva divisin pulsional que Freud introduce a partir de
1920 redefine el proceso del pensamiento humano. El concepto
de pulsin de muerte implica que lo que ha sido pensado puede
ser des-pensado. La libido, en su operacin de complejizacin,
une representaciones. Tnatos, que para Freud es mudo, slo
opera sobre aquello que la libido uni, su efecto se ejecuta desligando las ligaduras psquicas. No por nada Freud introdujo este
concepto para explicar la paradojal reaccin teraputica negativa
(Freud, 1920; Green, 1993).
En El Yo y el Ello (1923) e Inhibicin, sntoma y angustia
(1926), Freud expone una nueva dimensin de su concepcin del
pensamiento ya que amalgama la nocin de representacin psquica con el concepto de identificacin con el objeto. De acuerdo
a esta visin, desde el comienzo de la vida extrauterina, el primer
ligamen objetal de la pulsin genera cuatro efectos estructurales
trascendentales para el aparato psquico: a) descarga de la libido;
b) constitucin de la representacin inconsciente de cosa; c)
formacin del ncleo del yo (la percepcin es el ncleo del yo);
e) identificacin primaria con el objeto. El yo ser el asiento
definitivo del pensamiento inconsciente, preconsciente y consciente. Ello le da al pensar una funcin armonizadora entre el
ello, el superyo y el mundo externo y las propias necesidades
yoicas.

128

EL CUERPO, EL INCONSCIENTE, LOS PENSAMIENTOS Y EL PENSADOR

Una nueva revolucin conceptual aparece en la obra freudiana


cuando introduce la nocin de escisin del yo, pues nos muestra
que en el propio yo pueden existir distintas lgicas superpuestas
entre s que dan lugar a pensamientos basados en principios muy
diferentes. El yo se escinde en funcin de su incapacidad de
tolerar el principio de realidad; por lo tanto resigna un sector de
s mismo para que la otra porcin sobreviva. Se generan as dos
lgicas cogitativas muy diferentes; una tiene en cuenta el principio de realidad, la otra prescinde del mismo.
De los psicoanalistas postfreudianos Winnicott y Bion han
sido los autores que ms me han impactado en lo referente a su
concepcin de la estructura del pensamiento humano ms all de
las hiptesis aportadas por el padre del psicoanlisis. Las geniales hiptesis kleinianas vinculadas a la constitucin de la capacidad de pensar a partir de la indagacin en la naturaleza en la
fantasa inconsciente llev a estos dos seguidores de su escuela
a ocuparse de un modo diferente de los condicionantes internos
y externos del pensamiento.
Los descubrimientos del espacio de ilusin y del objeto subjetivo, constituyen conceptos claves en la teora de Winnicott en
lo que atae al pensamiento nacido dentro del self verdadero.
Segn Winnicott existe tambin la posibilidad de generar pensamientos a partir del falso self. Esta visin del problema dio lugar
a hiptesis psicopatolgicas que han revolucionado la concepcin de las afecciones psicosomticas, psicticas y neurticas.
Para Winnicott existe una continuidad somato-psico-mental.
El falso self se genera cuando se interrumpe dicha continuidad
evolutiva armnica. En particular puede ocurrir que una precoz
sobreadaptacin a un medio hostil o insuficiente obligue al self
a un desarrollo precoz. En ese caso se produce un divorcio o una
discontinuidad somato-psquica que distorsiona todo el crecimiento posterior. El punto de fractura evolutiva es muy especfico para este autor. Se da en la discontinuidad somato-psquica. Al
constituirse el falso self se configura una unidad patolgica entre
la psique y la mente que le dan la espalda al soma. Esta fractura
es el producto de una temprana vivencia de derrumbe. La discontinuidad somato-psquica es su cicatriz: de acuerdo a esta
visin, las afecciones psicosomticas pueden corresponder a una
defensa secundaria y no a una afeccin primaria (Winnicott
1982).

129

JAIME M. LUTENBERG

Para Bion a todo ser humano le cabe la posibilidad de efectuar,


a travs de su pensamiento, transformaciones psicticas y no
psicticas de la experiencia de su cotidiano vivir. El pensamiento
es un corolario emergente del interjuego constante de las emociones bsicas: permanentemente interactan amor-odio y conocimiento en la vida mental humana. Las emociones bsicas tambin
intervienen en la rememoracin. Sostiene, al contrario que Freud,
que primero estn los pensamientos a ser pensados, y luego el
pensador que los descubre y transforma en unidades conceptuales
(elementos alfa) articulables entre s. Como vimos ms arriba,
para Freud el pensamiento es un derivado secundario de las
pulsiones del pensador.
F) SINTESIS FINAL

La vida humana se caracteriza por los movimientos vitales que


dinamizan en forma constante todos los elementos constitutivos
del self (biolgico, psquico y mental). Todo proceso teraputico
se inscribe dentro de este movimiento. Resulta evidente que cada
intervencin mdica debe de condicionarse a la dinmica propia
de la fisiologa humana. El xito teraputico de una intervencin
quirrgica o del suministro de un antibitico, dependen en
ltima instancia de la actividad del sistema inmunolgico singular de cada individuo. Toda accin teraputica tiene xito en la
medida que complementa la labor de los sistemas defensivos y
reparatorios con los que el ser humano nace dotado.
Del mismo modo, el psicoanlisis como teora y tcnica de ella
resultante, nos aproxima a la dinmica de una mente que produce,
en su movimiento incesante, mecanismos de defensas especficos
nacidos del intento de resolucin de los problemas con los cuales
se ha ido enfrentando y se enfrenta en la actualidad. Podemos
contribuir como analistas a su mejor labor pero no suplantndolos. La cualidad vincular del proceso de curacin psicoanaltica, implica la posibilidad de mltiples visiones; cada analista
efecta una sntesis personal de los paradigmas tericos a los
cuales se adhiere, de acuerdo a ellos ha de generar conductas
tcnicas que van a comprometer ineludiblemente la evolucin
clnica de sus analizandos y la suya propia.
En cada sesin podemos asistir como testigos transferencia-

130

EL CUERPO, EL INCONSCIENTE, LOS PENSAMIENTOS Y EL PENSADOR

les y contratransferenciales a la maravillosa puesta en marcha


del proceso de generacin de pensamientos. En la sincrona de
cada instante, convergen dos ejes diacrnicos: la historia del
vnculo transferencial y la historia singular del analizando. A
travs de esta compleja trama, tambin adquiere vida propia, la
herencia filogentica y mltiples procesos psquicos transgeneracionales. Los elementos constitutivos de los que Freud denomin series complementarias (Freud, 1917), se hallan permanentemente activos: la vida implica intensos movimientos. La estructura del ello, del yo y del superyo estn en constante reacomodacin vital.
De este movimiento, de este palpitar somato-psico-mental
incesante, emerge la asociacin libre verbal y la asociacin
libre corporal (Lutenberg, 1993). Lo ms importante de la libre
asociacin no est en las figuras lingsticas que de ella emergen,
sino en el movimiento que subyace a la emergencia de los nuevos
contenidos verbales. Debajo del movimiento mental siempre
podemos inferir una movilidad somato-psquica. Esta perspectiva del analista constituye la base de la potencial futura integracin del self total del analizando. En esta dimensin, el pronstico del proceso psicoanaltico depende de la ideologa del
analista.
La base evolutiva del ser humano la constituye la simbiosis
biolgica y la posterior simbiosis mental perinatal. El encuadre
como institucin (Bleger, 1967), reproduce y aporta aspectos
fundamentales de la simbiosis normal. El proceso psicoanaltico
parte de esta estructura para dar lugar a la evolucin de la mente.
Todas las teoras psicoanalticas coinciden en que el ser humano
recin nacido necesita de un vnculo humano para hacer evolucionar las estructuras mentales potenciales con las cuales nacen.
El vnculo simbitico hace posible que la constelacin gentica se materialice en una unidad somtica, psquica y luego
mental (Winnicott, 1958). Nuestra cultura actual atenta contra
esta unidad simbitica perinatal con lo cual se genera un tipo de
patologa cuyo ncleo es el vaco mental. Dicho vaco mental es
la expresin eternizada de la orfandad en el propio nivel mental.
Como intent mostrar a travs del ejemplo clnico que expuse,
la incapacidad de semantizar la vida cotidiana se genera a partir
de las perturbaciones en el vnculo simbitico perinatal. Las

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JAIME M. LUTENBERG

nuevas figuras psicopatolgicas, por cierto muy graves, con las


que nos topamos a diario en nuestra prctica actual del psicoanlisis, me han hecho replantear las hiptesis que Freud expone en
El Malestar en la Cultura (Freud, 1930).
Nuestra cultura actual atenta sustancialmente contra la evolucin natural de la simbiosis perinatal normal. La ruptura precoz
de esta simbiosis normal, cumple un importante papel en la
generacin de las afecciones psicosomticas y del vaco mental.
Dicho vaco hace imposible que se generan pensamientos ya que
no hay un pensador que los piense. En estas perturbaciones el
problema psicopatolgico no radica en la ausencia de pensamiento sino en la ausencia del pensador (Bion, 1967-1974;
Winnicott, 1958-1974; Searles, 1966; Bleger, 1967).
Estas hiptesis constituyen un intento de explicar un tipo
particular de silencios que he observado en muchos analizandos
durante la sesiones. Con asombro me fui convenciendo que en
algunas ocasiones estos silencios no estaban generados por la
represin, es decir, esfuerzo de desalojo de la conciencia de las
representaciones intolerables o incompatibles con el preconsciente y con el superyo, sino que mostraban exclusivamente el
vaco mental... debajo del silencio no haba nada ms que vaco.
No haba un pensador. Las afecciones psicosomticas muchas
veces representan un intento de compensacin del referido vaco.
El cuerpo habla con su lenguaje (el de sus rganos) acerca de
aquello que la unidad psico-mental se niega (renegacin, segn
dira Freud).

RESUMEN
En esta comunicacin me ocupo de la relacin que existe entre el
pensador que piensa los pensamientos, su cuerpo y su mundo inconsciente. Una vieta clnica muestra los problemas que se le presentan a
un analizando que no puede transformar en pensamientos pensados su
experiencia vital cotidiana. Se ve compelido a coleccionar mltiples
objetos que ocupan en el espacio (una habitacin) un lugar material.
De poder decantar simblicamente la experiencia, estos mismos objetos ocuparan exclusivamente un lugar en su mente. Correlaciono este

132

EL CUERPO, EL INCONSCIENTE, LOS PENSAMIENTOS Y EL PENSADOR

proceso semntico abortado con los problemas psico-somticos que


enunci en su consulta.
Algunas reflexiones metaclnicas y tericas, explican mi perspectiva
personal respecto al tema. Las teoras de Freud, de Bion y de Winnicott
constituyen los pilares referenciales psicoanalticos de mi visin. Diferencio sintticamente la significacin filosfica del pensar de su perspectiva psicoanaltica.
Postulo que la incapacidad para semantizar la vida cotidiana se
genera a partir de la persistencia de las perturbaciones originadas en el
vnculo simbitico perinatal. Estas dan lugar tanto al vaco mental como
a los problemas psico-somticos. Estos disturbios no constiyuyen en s
mismos la enfermedad sino que son el producto de una defensa eterna
contra la orfandad mental. Nuestra cultura actual atenta sustancialmente
contra la evolucin natural de la simbiosis perinatal normal. La ruptura
precoz de esta simbiosis normal, cumple un importante papel en la
generacin del vaco mental. Dicho vaco hace imposible que se generen pensamientos ya que no hay un pensador que los piense. El
problema psicopatolgico no radica en la ausencia de pensamiento sino
en la ausencia del pensador.
SUMMARY
I deal, in this communication, with the relationship that exists between the thinker who thinks the thoughts, his body and his unconscious
world. A clinical vignette shows the problems that an analysand has to
confront when he is unable to transform into thinking thoughts his daily
life experience. He finds himself compelled to collect manifold objects
that occupy in space (a room) a material place. If he would be able to
decant the experience symbolically, these same objects would occupy
a place only in his mind. I make a correlation between this aborted
semantic process and the psychosomatic problems he enunciated in his
consultation.
Some meta-clinical and theoretical reflections explain my personal
view point on this subject. The theories of Freud, Bion and Winnicott
constitute my main psychoanalytic pillars. I briefly differentiate the
philosophical signification of thinking from its psychoanalytic viewpoint.
I postulate that the failure to semanticize daily life results from the
persistence of the disturbances originated in the perinatal symbiotic
bond. These bring about not only a mental vacuum but also psychosomatic problems. These disturbances do not constitute themselves the

133

JAIME M. LUTENBERG

pathology but are the result of an eternal defense against mental


orphanhood.
Our present culture significantly attacks the natural evolution of the
normal perinatal symbiosis. The premature severance of the normal
symbiosis plays an important role in the generation of a mental vacuum.
Such vacuum makes it impossible to generate thoughts since there is no
thinker who can think them. The psychopathological problem is not the
absence of thoughts but the absence of a thinker.
RESUME
Dans ce travail je moccupe du rapport qui existe entre le penseur qui
pense les penses, son corps et son monde inconscient. Une vignette
clinique montre les problmes auxquels doit faire face un patient qui ne
peut pas transformer en penses penses son exprience vitale
quotidienne. Il se voit forc collectionner de multiples objets qui
occupent dans lespace (une chambre) une place matrielle. Sil
pouvait dcanter symboliquement lexprience, ces mmes objets
occuperaient exclusivement une place dans son esprit. Je mets en
rapport ce processus smantique avort avec les problmes psychosomatiques quil a nonc dans sa consultation.
Quelques rflexions mtacliniques et thoriques expliquent ma
perspective personnelle par rapport ce thme. Les thories de Freud,
Bion et Winnicott constituent les piliers rfrentiels de ma vision. Je
distingue synthtiquement la signification philosophique de la pense
de sa perspective psychanalytique.
Je pose que lincapacit de smantiser la vie quotidienne se gnre
partir de la persistance des troubles origins dans le lien symbiotique
prinatal. Ceux-ci font place au vide mental de mme quaux problmes
psycho-somatiques. Ces troubles ne constituent pas en eux-mmes la
maladie mais sont le produit dune dfense ternelle contre labandon
mental.
Notre actuelle culture porte atteinte lvolution naturelle de la
symbiose prinatale normale. La rupture prcoce de cette symbiose
normale joue un rle important dans la gnration du vide mental. Ce
vide rend impossible la gnration de penses, tant donne quil nya
plus de penseur pour les penser. Le problme psychopathologique ne
rside pas dans labsence de pense mais dans labsence de penseur.

134

EL CUERPO, EL INCONSCIENTE, LOS PENSAMIENTOS Y EL PENSADOR

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Jaime Marcos Lutenberg


Av. del Libertador 994, 12 32
1001 Buenos Aires
Argentina

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