Los Pobres y El Acceso A La Justicia

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 242

Los pobres y el acceso a la justicia

Los pobres y el acceso a la justicia

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez


(compiladoras)

Salanueva, Olga
Los pobres y el acceso a la justicia / Olga Salanueva y Manuela Gonzlez ;
compilado por Olga Salanueva y Manuela Gonzlez. - 1a ed. - La Plata : Universidad
Nacional de La Plata, 2011.
241 p. ; 21x15 cm.
ISBN 978-950-34-0718-9
1. Pobreza. I. Gonzlez, Manuela II. Salanueva, Olga, comp. III. Gonzlez,
Manuela, comp.
CDD 305.5

Los pobres y el acceso a la justicia


Olga Salanueva y Manuela Gonzlez
Coordinacin Editorial: Anabel Manasanch
Correccin: Mara Eugenia Lpez, Mara Virginia Fuente, Magdalena Sanguinetti
y Marisa Schieda.
Diseo y diagramacin: Julieta Lloret

Editorial de la Universidad Nacional de La Plata (Edulp)


47 N 380 / La Plata B1900AJP / Buenos Aires, Argentina
+54 221 427 3992 / 427 4898
[email protected]
www.editorial.unlp.edu.ar
Edulp integra la Red de Editoriales Universitarias (REUN)
Primera edicin, 2011
ISBN N 978-950-34-0718-9
Queda hecho el depsito que marca la ley 11.723
2011 - Edulp
Impreso en Argentina

ndice

Prlogo.............................................................................................. 11
Carlos A. Lista
PRESENTACIN.................................................................................... 19
Olga Salanueva y Manuela Gonzlez
Los pobres y el acceso a la justicia.................................................... 25
Olga Salanueva y Manuela Gonzlez
El acceso a la justicia: aspectos tericos,
implicancias prcticas......................................................................... 57
Diego A. Robles
Acceso para quin o para quines?................................................. 87
Hilda Gabriela Galletti y Manuela Gonzlez
Los vecinos de Las Rosas y sus estrategias securitarias................. 113
Esteban Rodrguez Alzueta
Introduccin a la Geosociologa Jurdica............................................ 145
Ezequiel Kostenwein
El acceso a la justicia. Una mirada desde la descentralizacin....... 179
Anala Consolo

Acceso a la justicia. Utilizacin del programa Atlas.ti ...................... 199


en el anlisis de entrevistas
Florencia Demarche
Recapitulacin...................................................................................... 227
Olga Salanueva y Manuela Gonzlez
Los autores........................................................................................... 239

a Jons y Helena Berisso - Espinel


a Agustina, Lara y Josefina Agnoluzzi - Berisso
a Joaqun y Pilar Siri - Silvapobas
a Micaela Silvapobas - Balestena
Para nuestros nietos, porque ellos son nuestra
permanencia en la tierra, la esperanza de un mundo
sin pobres y el mayor orgullo que tenemos.

Prlogo

Los textos e investigaciones sobre el acceso a la justicia revelan


la polisemia que encierran estos trminos. El rtulo de acceso a la
justicia se aplica a diversas situaciones, lo que hace que su definicin
se haya vuelto no slo necesaria, sino paulatinamente ms elaborada,
a partir de las contribuciones de las investigaciones sucesivas. Y esto
es as, pues por un lado, tal como se aclara en uno de los artculos iniciales de esta coleccin, se ha producido una transformacin histrica
en el modo de entender el fenmeno. Por el otro, el mismo proceso de
investigacin sobre el acceso a la justicia ha enriquecido y ampliado
los mrgenes de estudio. Sin abundar en detalles, podra decirse que, al
menos desde el punto de vista sociolgico, en el tratamiento del tema,
la discusin sobre los aspectos y soluciones institucionales se ve complementado con indagaciones sobre estrategias y propuestas que los
mismos sectores excluidos de la justicia tienden a generar.
Desde la perspectiva sociojurdica, lo que despierta inters y debate y lo que se cuestiona es el no acceso a la justicia del estado, o
visto de otro modo, la injusticia del no acceso por parte de diversas
categoras de personas definidas de varias maneras: sectores vul-

11

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

nerables, desaventajados, excluidos, desafiliados sociales, o


marginados, los que, de algn modo, detentan como rasgo comn
la pobreza y precariedad econmica y a partir de ello la falta de poder
y la debilidad poltica. Cuando se habla de acceso a la justicia por lo
general, entonces, se hace referencia a su ausencia y a la desproteccin jurdico-poltica que ello genera.
Dentro de esta lnea de pensamiento, los artculos que integran
este libro toman como tema central la alienacin jurdica de sectores
pobres periurbanos de la ciudad de La Plata y centran la atencin en
la percepcin y las prcticas que los vecinos desarrollan para hacer
frente, por un lado, al abandono sociojurdico del estado y por el otro,
a las tensiones y peligros cotidianos generados por algunos actores
con los que comparten el mismo mbito de convivencia.
Este libro se destaca no slo por la relevancia del tema que aborda,
sino adems por la perspectiva de anlisis terico y la metodologa
utilizada por los distintos autores, los resultados que presenta y finalmente, por los interrogantes que abre. La reflexin sobre algunos de
estos aspectos constituye el principal objetivo de este prlogo.
Por oposicin a una perspectiva de anlisis desde arriba/afuera,
esto es desde las instituciones oficiales y el poder judicial hacia los
pobres, que ve el acceso a la justicia como un acto o travesa de
estos hacia la justicia del estado, los distintos artculos procuran y
proponen adoptar una perspectiva desde y de los pobres y a partir
de ello hacer referencias a otras formas de justicia y a otras trayectorias. Es por ello que los autores privilegian una visin de los
pobres como actores sociales, reparan en sus prcticas y en su propia
cultura, aun cuando de los datos y conclusiones parciales surgen alusiones frecuentes a las dificultades objetivas y subjetivas que limitan
sus logros y a la impotencia que con frecuencia les genera el intento
por encontrar salidas alternativas a sus propias necesidades. Esto no
supone afirmar que la visin de los investigadores sea ingenua, eclctica o incoherente, sino que aquella ambivalencia surge de la propia
narrativa de los entrevistados y de las observaciones realizadas en los
barrios, con lo cual el estudio contribuye a visualizar la complejidad
de las realidades comunitarias de los pobres urbanos. En el anlisis
no se idealiza a estos actores, sino que se aporta una representacin
realista e intelectualmente honesta del campo investigado.

12

Los pobres y el acceso a la justicia

La atencin est puesta ms en las relaciones intra-comunitarias


que en las relaciones que los individuos y grupos de las comunidades barriales mantienen con el estado y sus representantes policiales
y judiciales. De todos modos, el estado y su justicia son mostrados
como un marco referencial, una especie de teln de fondo, un espacio distante al que las comunidades barriales no llegan. Los pobres
y sus conflictos no son tenidos casi en cuenta en la constitucin y
estructuracin de la justicia del estado y en la lgica oficial aparecen como ajenos, marginales o irrelevantes. En consecuencia, las
expectativas de los pobres ante el estado y su justicia son, cuando
las hay, al menos dbiles y en todos los casos superadas por el desencantamiento y la desconfianza, lo que favorece la autoexclusin
y con ello la ampliacin del distanciamiento. La relacin entre una
justicia que no llega y los que no llegan a la justicia da lugar a la
frustracin y la impotencia, consolidndose un crculo vicioso difcil de interrumpir.
Las comunidades analizadas aparecen como zonas de no estado,
no derecho, no justicia estatal, no alcanzadas por la seguridad
y la asistencia jurdica pblicas. Cuando el estado se hace presente
es imponiendo prcticas de disciplinamiento, especialmente a travs
de la polica, o prcticas de cooptacin clientelar por va de punteros o lderes barriales vinculados a polticos, partidos polticos o el
gobierno de turno. La indiferencia del estado que no reconoce sus
derechos y necesidades y que ms an los utiliza o victimiza tiende a
generar una marcada sensacin de alienacin entre los vecinos, que
no se sienten parte de la construccin del derecho, ni protagonista de
sus prcticas.
El barrio es visto como un espacio productor de identidades en
un proceso de vinculacin externa con la ciudad y el estado, e interna, entre los vecinos. A poco de iniciada la lectura de este libro
queda evidenciada la complejidad del objeto de estudio: la pobreza
y sus consecuencias, en particular la carencia de proteccin jurdica
bsica. No slo la pobreza se manifiesta en diversos grados, sino en
distintos tipos. En los artculos sucesivos se destaca la diversidad
interna de las comunidades marginales periurbanas, lo cual permite
visualizar las tensiones entre sectores, social y jurdicamente marginados que comparten el mismo espacio comunitario.

13

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

El aislamiento y la segmentacin de los excluidos no son slo respecto a la sociedad/ciudad, sino una realidad dentro del mismo mbito barrial. La construccin del nosotros/los otros no se da exclusivamente entre clases sociales o con respecto al estado, la justicia
del estado y la polica, sino intra-clase, entre vecinos, en el mismo
contexto barrial. La constitucin del otro como distinto y ajeno del
nosotros se lleva a cabo a partir de distintos ejes o rasgos: la edad
(las bandas o grupos de jvenes), el carcter de migrante (principalmente provenientes de Bolivia y Paraguay), el consumo de drogas
y alcohol y la vagancia, caracteres estos que suelen combinarse y
superponerse. Frente a ellos est el nosotros, conformado por
las vctimas de la agresin y la violencia que ejercen los vecinos
peligrosos y la polica. Hacia esta la actitud es ambivalente; su
intervencin es a veces reclamada para hacer frente a agresiones
reiteradas o extremas de algunos vecinos, pero se desconfa y teme
a la polica. La atomizacin social favorece la dominacin por parte
de redes clientelares.
Esta ruptura de la visin homognea de los pobres periurbanos
permite comprender que la tensin no es solo entre justicia estatal y
justicia comunitaria (entendida como propia, autogestionada y basada en las prcticas de los vecinos), esto es entre la justicia oficial
y otra justicia, sino tambin entre mbitos y actores prximos que
comparten muchos rasgos sociales (los de la exclusin), pero que se
vinculan conflictivamente en relaciones caracterizadas por la agresin, la violencia y el temor. Todo lo cual produce distanciamiento y
alineacin internos en el mbito comunitario-barrial.
Es por eso que quizs los autores de los distintos artculos, cuando
se refieren al distanciamiento e indiferencia recproca entre el estado
y los pobres, tiendan a hablar de acceso a la justicia, mientras que
cuando aluden a las prcticas de los vecinos hacen mencin a la inseguridad, el peligro y el miedo que unos provocan sobre otros. En
los textos se cruzan ambos ejes, uno es el de la ausencia, abandono
e indiferencia del estado y la justicia hacia los sectores marginales y
la desconfianza de estos hacia las soluciones judiciales/policiales. El
otro es el de la inseguridad localizada en el vecindario, que no slo se
deriva de la polica, sino de las acciones de algunos vecinos o grupos
de vecinos.

14

Los pobres y el acceso a la justicia

Este entrecruzamiento recorre transversalmente varios artculos,


en algunos de los cuales el tema de la inseguridad aparece y tiende a
ser privilegiado de manera ms notoria que el de acceso a la justicia.
Aun cuando las referencias a las prcticas propias de los vecinos para dar solucin a los conflictos internos son frecuentes, con
asiduidad, lo que se muestra y sobre lo que se aportan numerosas
evidencias es sobre las prcticas de autoproteccin y cuidado de los
dems, que los habitantes de los barrios desarrollan, tanto frente a
otros vecinos o grupos del barrio, como frente a la polica. Esto hace
que el trabajo de investigacin y los resultados avancen ms all de
lo sugerido por el ttulo del libro y ms an, ms all de la propuesta
de investigacin que los mismos autores parecen haber tenido en
cuenta al iniciar el estudio. Esta es una conjetura de quien escribe
estas lneas que los propios autores y quienes lean este texto podrn
confirmar o refutar.
Las evidencias empricas aportadas muestran, una vez ms, las
dificultades de relacin existentes entre el estado y las comunidades
marginales, en este caso, pobres periurbanos. Para el estado, estos
sectores y sus conflictos no son centrales en el diseo y estructuracin de la justicia oficial. Bsicamente, los sectores marginales
aparecen en las agendas pblicas como sujetos o colectividades a
disciplinar. La respuesta de estos es la desconfianza, la indiferencia y
el distanciamiento. La polica como intermediaria, por su pertenencia
al estado y su proximidad con la comunidad, no constituye un buen
nexo para que la brecha que crea ajenidad recproca y alienacin
jurdica se reduzca o modifique con estrategias de aproximacin y revinculacin. En estas condiciones sociopolticas y jurdicas el acceso
a la justicia estatal no aparece como un camino fcil de recorrer en
ninguno de los sentidos.
Recurriendo a una metfora, el camino de acceso a la justicia del
estado est lleno de obstculos. Una poltica vial estatal sobre el
derecho y la justicia que solo intente invertir recursos en la pavimentacin del trayecto que media entre las comunidades marginales
y los tribunales, o en obras de infraestructura y sealizacin y en
el aumento de la burocracia, lejos estar de ser suficiente y eficaz.
Sobre todo cuando el diseo de esta ingeniera sociojurdica est
confiada, de manera exclusiva, al saber de los expertos.

15

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

El fortalecimiento del vnculo que procure una mejor y mayor justicia para los sectores excluidos, si pretende ser exitosa y no meramente
simblica y declarativa, no puede reducirse al campo jurdico y a una
visin monista del derecho. Los cambios sociales y jurdicos contemporneos reclaman posturas ms amplias, ms abarcativas y consecuentemente menos reduccionistas y una visin pluralista del derecho y de
la cultura, basada en discursos abiertos que articulen la complejidad de
los saberes tcnicos y de los saberes comunitarios, los que tienden a ser
ignorados y desvalorizados. Esto no supone elevar el saber de sentido
comn de los sectores populares a verdades indiscutibles, ya que ellos
tambin albergan distorsiones ideolgicas y mistificaciones. En no menor medida que el saber experto deben estar sujetos a escrutinio, desde
una perspectiva que los incorpore e integre, teniendo en mira alternativas de solucin viables en el corto, mediano y largo plazo, as como la
articulacin de todos los actores que participan del problema.
La geografa social (para tomar una imagen utilizada en uno de
los artculos) es mucho ms compleja y dinmica y muchos menos
articulada, llana y lineal que la que trazan los mapas oficiales. Responde a otras necesidades y trficos, a otras estrategias de relacin
que las que suponen la ingeniera social y jurdica. Si al estado y su
justicia les interesa aumentar la comunicacin y acercarse a las comunidades marginales y que estas se acerquen a ellos, con intencin
de contribuir a la solucin de algunos de sus problemas y reducir sus
carencias, precisan reconocer y desentraar esos modos alternativos
de vida y de cultura, esas maneras de circulacin social en las que
abundan los senderos, las bifurcaciones y las sendas cortadas. Si esta
complejidad y diversidad no es comprendida e incorporada en las polticas judiciales, el acceso a la justicia continuar siendo un camino
sin salida, para la mayora de los sectores socialmente marginados.
Las preguntas ltimas que pueden conducir a debates fructferos, no
son distintas a las que han guiado los estudios del presente libro: qu
justicia es posible en el marco de la inequidad social creciente?, qu
alternativas de accin son viables? A travs de este camino de reflexin
y accin quiz sea factible visualizar salidas, probablemente parciales y
relativas que disminuyan los sentimientos de impotencia y frustracin
que se percibe en los sectores marginales y en quienes estudian la problemtica jurdico-poltica de los mismos, desde una perspectiva crtica.

16

Los pobres y el acceso a la justicia

Es en este punto en el que deseo destacar una de las fortalezas


de esta coleccin de artculos: la indagacin de una problemtica
compleja y siempre vigente a partir de la bsqueda y adopcin de
posturas tericas y estrategias metodolgicas alternativas a las de los
estudios tradicionales. Estas invitan a reflexionar de otro modo sobre
el campo de estudio y asimismo, sobre las potencialidades y debilidades de los marcos de abordaje al acceso a la justicia y la inseguridad de los sectores marginales.
La precariedad social y jurdica que se observa en las comunidades analizadas y el predominio de polticas gubernamentales casi
exclusivamente asistencialistas evidencian que la raz del problema
de no acceso a la justicia y de inseguridad que viven los vecinos es
predominantemente poltica. Y lo es no solo porque ambas hacen
referencia a la ausencia del estado, sino tambin por la inspiracin
clientelar de tales intervenciones gubernamentales que en ltima
instancia, a partir de necesidades legtimas, conducen a fortalecer la
incapacitacin y la fragmentacin socio-poltica. La produccin de
ciudadanos asistidos tiende a la construccin de identidades colectivas alienadas. Las soluciones a mediano y largo plazo deberan
orientarse a constituir y ampliar la ciudadana de los sectores populares, lo que est en tensin con la voracidad electoral de los gobiernos
de turno y de quienes de una u otra manera intermedian en su nombre
con las comunidades locales. La alternativa sera favorecer la construccin de ciudadanas activas en los sectores populares, esto es
de personas y colectividades dotadas de mayor autonoma, independencia y confianza en sus propias posibilidades y consecuentemente,
menos susceptibles de manipulacin poltica.
En esto subyace el principio tico-poltico que debera inspirar
las prcticas jurdicas y judiciales, que sostiene que las necesidades
sociales no deben ser subsidiarias ni subalternas a los intereses sectoriales dominantes, ni utilizadas para satisfacer las apetencias de
quienes detentan el poder poltico y hacen uso de los mecanismos
estatales en su propio beneficio.

Carlos A. Lista

Doctor en Sociologa
Crdoba, 18 de septiembre de 2010

17

PRESENTACIN

Este libro destinado a investigadores/as, estudiantes y personas


interesadas en temas jurdicos y sociales, invita a reflexionar sobre la
administracin de justicia y, especficamente, las posibilidades que
los pobres tienen de acceder a ella a partir de los conflictos en los que
son protagonistas voluntarios e involuntarios.
En nuestro pas la justicia y el acceso a ella es visto principalmente desde la organizacin judicial, cules son las dificultades
para acceder y cules son las soluciones. Nuestra propuesta es innovadora porque existen pocas investigaciones que indaguen sobre
los conflictos de las poblaciones pobres y cmo hacen para resolverlos.
Los resultados obtenidos en esta investigacin tambin permitieron la transferencia de conocimientos a los habitantes del barrio,
quienes al entrar en contacto con los investigadores, que poseen una
visin ms amplia del derecho, les brindaron ms y mejores conocimientos sobre los recursos a usar para resolver los conflictos en caso
de tener que recurrir a la organizacin judicial.

19

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

Preguntarnos si es la justicia1, con sus tribunales, jueces, empleados, el mbito adecuado para atender a los pobres y sus conflictos,
constituy uno de los puntos de partida para el proyecto de investigacin denominado Acceso a la justicia. Las estrategias de los pobres
frente a los conflictos en barrios de La Plata y Gran La Plata2 que
incluy trabajos de campo realizados en cuatro barrios periurbanos
de la ciudad de La Plata.
Los resultados alcanzados en esa investigacin conforman el libro que se organiza en siete artculos, donde los investigadores/as
expresan las teoras sociales y jurdicas sobre el acceso a la justicia e
interpretan las observaciones y entrevistas realizadas, a tenor de las
mismas.
Anticipamos que la labor de campo nos permiti un mayor acercamiento a los problemas de las personas que viven en los barrios
estudiados3, definidos como pobres y ubicados en la capital de la
Provincia de Buenos Aires4, la ms densamente poblada de la Repblica Argentina.
Por otra parte, hemos respetado los nombres de los barrios estudiados, siendo concientes de que al interior de las ciencias sociales
existe una polmica sobre si es correcto mencionar con sus nombres reales los lugares donde se releva la informacin. Desde nuestro
punto de vista, mantener los nombres de los barrios, puede contribuir
a que otros investigadores interesados en la problemtica encuentren
informacin para replicar o construir otras miradas que les permitan
describir y explicar mejor los problemas abordados. S hemos man-

1
Cuando usamos la palabra justicia, lo hacemos refirindonos a organizacin/administracin de justicia. En ningn caso lo haremos como expresin de uno de los
ideales que algunos juristas y filsofos exigen como elemento constitutivo del orden
jurdico y social.
2
Proyecto de investigacin dirigido por Olga Salanueva y Manuela G. Gonzlez
desde enero de 2005 y finalizado el 30 de diciembre de 2008.
3
Los barrios en los que se realiz el trabajo de campo son: Malvinas, La Unin y
El Mercadito de La Plata y Las Rosas de la localidad de Melchor Romero (Gran
La Plata).
4
La provincia de Buenos Aires tiene un territorio de 307.571 km2 y la habitan
14.917.940 habitantes, o sea, el 38 % de la poblacin del pas y con una densidad
de 47,8 habitantes por km2. En el segundo semestre de 2006 vivan en la Regin
Gran Buenos Aires 2.874.000 menores de 14 aos; el 39,4 % eran pobres (INDEC,
Encuesta Permanente de Hogares).

20

Los pobres y el acceso a la justicia

tenido el anonimato de las personas entrevistadas, es por ello que sus


nombres o apelativos son inventados.
El libro contiene siete artculos de distintos autores y finaliza con
el ltimo artculo donde las compiladoras se permiten realizar algunas afirmaciones corroboradas en el proceso de investigacin.
Todos los autores de este texto integraron el equipo de investigacin y realizaron diferentes tareas ya sea en la parte terica como
en la emprica, relevando en este caso, las opiniones de los vecinos
de los barrios y observando su cotidianeidad poniendo el foco en las
cuestiones vinculadas con las situaciones conflictivas.
Los/as investigadores/as para realizar sus tareas no slo tuvieron
en cuenta lo proyectado en la investigacin como aporte especfico,
sino tambin recogieron opiniones sobre la administracin de justicia
y los problemas del acceso a ella a travs de sus labores profesionales, que en varios casos ocupan parte de su tiempo.
As, el libro es una compilacin de textos surgidos de discusiones
tericas, observaciones no participantes y entrevistas en profundidad que fueron planificadas, pero que al momento de interpretar los
datos obtenidos, dieron lugar a unanimidades y disensos. Algunos de
los textos, modificados para esta edicin, fueron discutidos en jornadas, seminarios, congresos nacionales e internacionales y comentados en revistas especializadas. En cada una de estas modalidades de
transferencia se relevaron crticas, observaciones y reflexiones, que
enriquecieron los textos que se incluyen en este libro.
El artculo que da nombre a todo el libro Los pobres y el acceso
a la justicia fue elaborado por las compiladoras Olga Salanueva y
Manuela Gonzlez. Recorre los aspectos metodolgicos de la investigacin: marco terico, definiciones, hiptesis, las tcnicas utilizadas, los problemas de la objetividad, las formas de abordar el estudio
del acceso a la justicia segn los juristas y los socilogos, las dudas
sobre la aplicacin de los derechos alternativos. Por lo tanto este artculo es una sntesis del trabajo de investigacin.
El artculo escrito por Diego Robles El acceso a la justicia: aspectos tericos, implicancias prcticas, aborda las teoras jurdicas
y sociales sobre el acceso a la justicia y su definicin desde distintas
perspectivas y, las crticas que le merecen. Incluyendo una nueva
definicin acerca de los problemas del acceso ya que frecuentemente,

21

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

las definiciones acerca de l, son generales y por lo tanto no incluyen


las situaciones conflictivas de las personas desaventajadas o excluidas como tampoco, a otras personas con recursos econmicos y que
no pueden acceder a la justicia.
El artculo Acceso para quin o para quienes? de Manuela Gonzlez e Hilda Gabriela Galletti, es interdisciplinario y describe las situaciones de los vecinos de uno de los barrios observados (Malvinas)
y relevada las opiniones de los mismos, a travs de las entrevistas
en profundidad; es crtico del acceso de los marginados sociales a la
administracin de justicia. Las autoras refieren que los pobres viven
permanentemente en estado de tensin social y la repeticin de los
conflictos termina por naturalizarlos como parte de la forma de vida
cotidiana, el problema se agrava porque prcticamente desaparece
la posibilidad de recurrir a un rbitro exterior que haga justicia o sea
estas poblaciones quedan con poca o ninguna posibilidad de acceder
con sus reclamos a la administracin de justicia. Son zonas donde el
poder del Estado penetra selectivamente a travs de la beneficencia,
el clientelismo y/o la polica.
Los vecinos de Las Rosas y sus estrategias securitarias de Esteban Rodrguez Alzueta es producto de varias visitas realizadas por el
autor al barrio Las Rosas de Melchor Romero. En esas visitas relev
la falta de accesibilidad de los pobres a la justicia y las estrategias
que despliegan para resolver los conflictos, en palabras del autor
que estos sectores no puedan acceder a los tribunales no implica que
no intenten enfrentar las situaciones problemticas de otra manera,
apelando a otras acciones o desarrollando estrategias securitarias que
empezarn a formar parte del repertorio cotidiano. Ellas son, entre
otras, tener cdigos y rituales, sangre fra, no dejar la casa sola, tener
perros, seducir, evitar, saber por dnde se camina. Con esas estrategias los vecinos de Las Rosas pueden convivir cotidianamente y
enfrentar las situaciones conflictivas, sin llegar a la justicia.
El artculo de Ezequiel Kostenwein Introduccin a la Geosociologa Jurdica, es una combinacin de ensayo terico, bsqueda de
un marco conceptual que d respuestas a las realidades detectadas
en los barrios y, lo que dijeron los vecinos a travs de las entrevistas.
Recorre, para construir el marco terico, varios autores: desde Marx
hasta Deleuze y de cada uno de ellos extrae prrafos y proposiciones

22

Los pobres y el acceso a la justicia

que luego articula con la realidad de los barrios y los dichos de los vecinos. Destaca que el derecho y la justicia son una referencia para
los vecinos, tanto positiva como negativa y, culmina proponiendo a
la geosociologa jurdica como herramienta heurstica.
El artculo El acceso a la justicia: una mirada desde la descentralizacin de Anala Consolo cambia el enfoque inicial de los textos compilados, abordando el acceso a la administracin de justicia
desde la justicia. Su preocupacin sobre el acceso, enriquecido por
sus conocimientos de primera mano por el trabajo que desempea
como Ayudante Fiscal del Departamento Judicial La Plata, que le
permite saber cules son las dificultades que la justicia y los vecinos encuentran para hacer efectivas las normas constitucionales,
procesales y sustantivas. Enumera los problemas de los procesos
de descentralizacin organizacional, con los posibles beneficios
o no, para satisfacer las peticiones de los vecinos. Los describe
minuciosamente y permanentemente confronta las normas con las
realidades. Al final del artculo propone como sistema para mejorar
el acceso y las vas alternativas de resolucin de los conflictos, la
mediacin penal.
En el artculo Acceso a la Justicia. Utilizacin del programa Atlas.ti en el anlisis de entrevistas de Florencia Demarche, Olga Salanueva y Manuela Gonzlez, se describe la aplicacin del programa
que permiti a las autoras el ordenamiento, interpretacin y anlisis
cualitativo de las entrevistas en profundidad efectuadas en los barrios Malvinas, La Unin, El Mercadito y Las Rosas. Esos barrios
se identifican entre s por ser periurbanos atravesados por mltiples
carencias, con un alto grado de vulnerabilidad social y econmica.
El programa sirvi, adems, para ordenar y analizar las percepciones, opiniones, situaciones conflictivas y estrategias securitarias que
siguen los vecinos para resolver los conflictos sin ir a la administracin de justicia. La no accesibilidad a la justicia, se pudo confirmar
a travs de las entrevistas. La nica justicia que conocen y a la que
acceden los vecinos, es la penal.
Por ltimo y, no por ello menos importante, es el agradecimiento
a los que trabajaron en la investigacin. Cuyo nico pago es la publicacin de este libro, que recoge los frutos de los numerosos trabajos
que realizaron en el curso de ella.

23

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

El agradecimiento a la Facultad de Ciencias Jurdicas y Sociales y


sus actuales autoridades que tienen la virtud de no interferir, ni condicionar los temas que se investigan. Esto ltimo implica la necesaria
libertad para actuar y pensar sin otro lmite que no sea la tica como
gua de las investigaciones.
A la Universidad Nacional de La Plata y particularmente a la Secretara de Ciencia y Tcnica que a pesar de las limitaciones presupuestarias, siempre acude en ayuda a travs de los subsidios automticos, alimento indispensable para realizar tareas de campo, como
asimismo por el permanente asesoramiento y el buen trato dispensado.
El agradecimiento y reconocimiento a los habitantes de los barrios visitados; a la generosidad en abrir sus casas, en dar sus opiniones, sus percepciones, expresar sus broncas sobre las realidades
cotidianas, que frecuentemente los abruma, los acongoja, y a veces,
les provoca miedo y tambin algunas sonrisas. Porque por ellos hoy
se puede ofrecer a los lectores este libro que releva a travs de lo
textual lo que los vecinos piensan sobre el acceso a la administracin
de justicia.
Olga Salanueva y Manuela Gonzlez
compiladoras

24

Los pobres y el acceso a la justicia

Olga Salanueva y Manuela Gonzlez

Diseo de la investigacin
Nos referimos en este tem al conjunto de labores necesarias para
guiar la investigacin. Comprende la elaboracin del marco terico,
la teora social a tener en cuenta, la justificacin y seleccin de los
hechos a investigar, la formulacin de los objetivos, la seleccin de
los investigadores y la metodologa. Frecuentemente la expresin
metodologa, se usa como equivalente de diseo de la investigacin. Nosotras reservamos metodologa, para referirnos especficamente a los mtodos y tcnicas que utilizamos para la construccin de la evidencia emprica (Saut, Boniolo, Dalle, Elbert, 2005).
La metodologa es el conjunto de herramientas y procedimientos de
aplicacin que tiene en cuenta los problemas ontolgicos, lgicos y
epistemolgicos implicados en lamanera de abordar la realidad social. En nuestro caso, las personas pobres, sus conflictos, las estrategias para resolverlos y el acceso a los tribunales que nos permiti dar
respuestas fundadas a los problemas planteados.
Saut, Boniolo, Dalle (2005: 38) destacan que en el uso cotidiano la nocin de metodologa aparece vinculada a la de mtodos,
25

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

pero ambos no son lo mismo. Los mtodos son los caminos que
los investigadores seguimos, respetando las reglas y procedimientos
seleccionados de antemano, para lograr los objetivos de la investigacin. Es poco probable que en una investigacin social se utilice un
solo mtodo. Si bien en los ltimos aos en Argentina para investigar
los problemas sociales se recurre a los mtodos cualitativos stos se
combinan con los cuantitativos.
Tanto los mtodos cualitativos como cuantitativos se consideran complementarios. Al decir de Vasilachis de Gialdino (1993) se
trata de utilizar varios mtodos para evitar las debilidades que cada
mtodo tiene y aprovechar las ventajas que la complementariedad
ofrece para estudiar los problemas sociales.
En la investigacin se us la metodologa cualitativa, entendemos por ella a la investigacin que produce datos descriptivos: las
propias palabras de las personas, habladas o escritas, y la conducta
observable (Taylor y Bogdan, 1987).
Las unidades de observacin fueron los habitantes de los barrios
mencionados, los conflictos que tienen y que no llegan a la administracin de justicia, y las estrategias que desarrollan para enfrentarlos
y mantener la convivencia.
Las definiciones que utilizamos tienen el propsito de facilitar la
operacionalizacin de las categoras socio-econmicas para hacerlas medibles y que sus significados sean lo ms unvocos posibles
para diversos lectores.1 Para ello tomamos las categoras del Instituto Nacional de Estadsticas y Censos (INDEC) de Argentina, cuya
difusin, desde la dcada de los aos ochenta, asegura el propsito
buscado.2
1
Definicin operacional, tambin denominada operacionales, operativas, funcionales o de trabajo. Es la que asigna significado a un concepto (ejemplo: pobres,
conflicto, convivencia) con el propsito de que sean medibles. En otros trminos
es el pasaje de los conceptos a los indicadores e ndices. Cfr. Padua, 1993.
2
El INDEC mide la pobreza combinando las necesidades bsicas insatisfechas
(N.B.I.) con la lnea de pobreza (L.P.). Los hogares con NBI son aquellos en los
cuales est presente al menos uno de los siguientes indicadores:
-hogares habitados por ms de tres personas por cuarto (hacinamiento crtico),
-hogares habitados en viviendas de tipo inconveniente (pieza en inquilinato, vivienda
precaria u otro tipo),
-hogares habitados que no tienen ningn tipo de retrete,
-hogares que tienen algn nio en edad escolar que no asiste a la escuela,

26

Los pobres y el acceso a la justicia

Esta combinacin de mtodos, Necesidades Bsicas Insatisfechas


(N.B.I.) y Lnea de la Pobreza (LP) permite, junto al uso que hacemos
del concepto de estrategia mostrar que la pobreza es heterognea
en su interior. No existe una pobreza construida como categora
estadstica nicamente sino distintas pobrezas y personas pobres con
sus diversidades, sus variadas prcticas para enfrentarla para resolver
o evitar los conflictos.
Para definir conflicto usamos los trminos acuados en textos
sociolgicos porque no slo son operacionales sino que puestos a
prueba en los barrios estudiados, muestran correspondencia con lo
observado.
Existe una relacin inescindible entre los conflictos interpersonales y los conflictos sociales. Por eso comenzamos definiendo qu es
conflicto para luego poder determinar qu es conflicto social. Llamamos conflicto al proceso-situacin en el que dos o ms seres o grupos
humanos tratan activamente de frustrar sus respectivos propsitos,
de impedir la satisfaccin de sus intereses recprocos, llegando, incluso, a lesionar o destrozar al adversario. El conflicto tiene su origen en el principio de limitacin de un universo finito. Los deseos y
los intereses de los seres conscientes se oponen recprocamente y el
egosmo impele a cada parte a tratar de eliminar a la contraria en la
medida necesaria para la satisfaccin de los propios deseos. Puede
darse el conflicto en grados variables de intensidad y gravedad y con
referencia a objetos de importancia variable. Puede ser organizado y
no organizado, transitorio o permanente, fsico, intelectual o espiritual (Pratt Fairchild, 1989).
Siguiendo a Di Tella (1990)
Existe conflicto social toda vez que ciertos grupos aparecen en discordia o manifiestan antagonismo a causa
de intereses o ideas que los oponen entre s o con la so-hogares que tienen cuatro o ms personas por miembro ocupado y en los cuales el
jefe tiene bajo nivel de educacin (solo asisti dos aos o menos al nivel primario).
La medicin de la pobreza por el mtodo de la Lnea de Pobreza (L.P.) se calcula
sobre los ingresos de los hogares, si stos tienen o no capacidad para satisfacer la
CANASTA BASICA TOTAL (C.B.T) que es igual a Canasta Bsica Alimentaria + Bienes y Servicios no Alimentarios. Son pobres en el ao 2008 los que viven en hogares
cuyos ingresos mensuales son equivalentes a 211 e indigentes los que viven en
hogares que no cubren la canasta bsica alimentaria mensual ( 100).
27

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

ciedad en su conjunto. El conflicto implica a menudo


una situacin de lucha que puede o no ser violenta,
que puede tener o no canales previstos de resolucin
en la organizacin social. Los conflictos sociales son
tan numerosos y variados como las distintas formas
de tensin, oposicin y contradiccin en las relaciones
sociales, internacionales.

Nuestra preocupacin estuvo centrada adems, en los diferentes


recursos materiales y simblicos que las personas pobres llevan adelante para resolver los conflictos. Nos referimos a las estrategias
(lneas de accin) que utilizan para resolverlos y seguir conviviendo,
de acuerdo con su capital social3 (Bourdieu, 2000) y habitus4
(Bourdieu y Waqcuant, 2008).
Para la definicin de estrategia tomamos el significado terico
que le asigna Alicia Gutirrez (1997: 28) confrontado con Pierre
Bourdieu:
Desarrollo activo de lneas objetivamente orientadas
que obedecen a regularidades y forman configuraciones coherentes y socialmente inteligibles, es decir,
comprensibles y explicables, habida cuenta de las condiciones sociales externas e incorporadas por quienes
producen las prcticas.

Al operacionalizar el significado lo sintetizamos como serie o


conjunto de prcticas observables que orientan las conductas que
siguen los habitantes de los barrios, para resolver los conflictos y
mantener la convivencia. Esta definicin nos permite saber no slo
cuntos pobres viven en los barrios estudiados, sino tambin que la
pobreza tiene rostros diversos, es heterognea y cada ser humano se
la representa, la vive y la explica de maneras diferentes.
3
el capital social es la suma de recursos, actuales o virtuales que acumula un individuo o un grupo al estar en posesin de una red, ms o menos institucionalizada, de
relaciones de mutuo conocimiento y reconocimiento.
4
habitus es el principio generador de estrategias que permite a los agentes habrselas con situaciones imprevistas y continuamente cambiantes [] un sistema de
disposiciones duraderas y trasladables que, integrando experiencias pasadas, funciona en todo momento como una matriz de percepciones, apreciaciones y acciones
y hace posible la realizacin de tareas infinitamente diversificadas.

28

Los pobres y el acceso a la justicia

El trmino convivencia, utilizado en la investigacin, significa vivir en compaa de otro u otros, en relativa armona. La convivencia
implica las interacciones constructivas entre vecinos para enfrentar
los conflictos.
Para acercarnos a los conflictos que protagonizan los habitantes
de los barrios visitados y, comprender el sentido de las situaciones por las que atraviesan, utilizamos como recurso metodolgico las
entrevistas en profundidad a operadores barriales. Un aspecto metodolgico indispensable en las investigaciones cualitativas, como la
realizada en los cuatro barrios mencionados, son las entrevistas a los
referentes barriales. Entrevistas que por el espacio asignado a esta
publicacin, no es posible transcribirlas en su totalidad, salvo algunas frases, que los investigadores seleccionaron para fundamentar
sus afirmaciones.
Los entrevistados son vecinos que atienden los comedores; sindicalistas; afiliados a partidos de izquierda; personas a las que acuden
los vecinos porque tienen informacin sobre planes sociales y subsidios; personas que tienen vinculaciones con polticos y autoridades
gubernamentales.
Los referentes barriales respondieron a las preguntas de los investigadores, relatando los problemas que padecen. Entre ellos, cmo
perciben la administracin de justicia, a la polica y qu hacen para
superar los conflictos. Las entrevistas se realizaron en los domicilios
de los vecinos, en los comedores, en la salita y/o en otros espacios
pblicos. La participacin fue voluntaria y no hubo personas que se
negaran a ser entrevistadas y grabadas sus respuestas.

La objetividad y sus problemas


Una cuestin no menor fue el planteo sobre la representacin que
las personas pobres tienen sobre los conflictos y cmo resolverlos.
El problema de la representacin est vinculado con la objetividad
porque un observador entrenado puede ver, representarse e interpretar los hechos, al decir de Bourdieu, por sus habitus, es decir,
no slo en funcin de sus conocimientos sino tambin desde su particular visin condicionada por su situacin de clase, su ideologa o
por lo que espera obtener en su investigacin. Un investigador puede

29

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

atribuir el aumento de pobres a factores como la falta de trabajo. Una


persona con bajos recursos puede interpretar su situacin a travs de
la mala suerte o a la falta de estudios adecuados y un referente barrial a la vagancia o, al preferir drogarse a ir a trabajar. Es decir que
depende de quin lo mire (el investigador, el pobre o el referente)
va a ser diversa la interpretacin del mismo hecho: las causas de la
pobreza.
Por las dificultades sealadas no comulgamos con los paradigmas
positivistas que buscan, a nuestro entender sin xito, la objetividad
en las ciencias sociales. Especialmente en el campo jurdico, esta
bsqueda de objetividad, encierra el fracaso o la falsedad de los resultados obtenidos, toda vez que es un espacio en lucha, en el que se
producen desigualdades o competencias segn el lugar que ocupan
los sujetos (actor-demandado; vctima-victimario; acreedor-deudor)
y los propios operadores del campo (jueces, abogados, fiscales-defensores).
Partimos entonces de otra perspectiva, la del sujeto conocido
(Vasilachis de Gialdino, 2007) que nos permite entablar relaciones,
en el caso de los habitantes de los barrios estudiados, igualitarias.
Conocemos con el otro y no sobre el otro. Esta perspectiva nos
ayuda a acortar distancias, a vernos todos como personas y centralmente que los que nos suministran informacin, opiniones, percepciones, no son objeto de nuestro estudio.5
Refirindose a las ciencias del hombre Piaget (1970) se ocupa
de las dificultades para lograr la tan ansiada objetividad a partir de
la descentracin del sujeto cognoscente, (investigador) y, advierte
que, la frontera entre el investigador y el sujeto observado es poco
clara en tanto el primero forma parte del fenmeno a estudiar y, adems, que cuanto ms se compromete con los sujetos y los conoce,
menos necesita acudir a tcnicas objetivas.
Por ltimo, y con el propsito de contextualizar los barrios La
Unin y El Mercadito en torno a sus carencias alimentarias, nece5
Vasilachis hace una pregunta, que constituye un planteo primordial: por qu la
epistemologa del sujeto conocido habra de constituirse en el fundamento epistemolgico de la investigacin cualitativa? Las respuestas que encuentra nos conducen
a descartar, con fundamentos, la cuestin de la objetividad como soporte constitutivo de las investigaciones en materia de ciencias sociales. Cfr. con Piaget ,1970.

30

Los pobres y el acceso a la justicia

sidades laborales y conflictos se utiliz el censo realizado en el ao


2004 por Amalia Egua y Susana Ortale.6
En el desarrollo del trabajo de campo hemos averiguado cules
son las estrategias que utilizan los pobres que viven en esos barrios
frente a los conflictos en los que estn involucrados.
La investigacin parti de la formulacin de una serie de problemas relacionados con el acceso a la justicia desde la visin de las
personas pobres y sus conflictos. Los problemas ya haban sido detectados en investigaciones anteriores y en la experiencia de campo
obtenida en proyectos de extensin universitaria.7
Los problemas investigados fueron:
- qu estrategias despliegan los habitantes pobres para encontrar
respuestas a los conflictos en los que se encuentran inmersos, sin
llegar a la justicia?,
- cules son esos conflictos?,
- qu soluciones encuentran para mantener la convivencia?,
- cules son las dificultades/impedimentos para acceder a la organizacin judicial?
La hiptesis central de la que partimos es que los intentos de
resolucin de los conflictos entre pobres se dirimen mediante estrategias que posibilitan la convivencia en los espacios sociales barriales.
La otra hiptesis derivada sera que los conflictos que llegan a la
organizacin judicial son aquellos que los desbordan o exceden.
6
Dentro del proyecto de extensin universitaria de la Universidad Nacional de La
Plata, denominado: Participacin en el mercado de trabajo y reproduccin familiar
en sectores pobres del Gran La Plata: una mirada cuanti y cualitativa, las mismas
investigadoras haban realizado un censo en el ao 2001 de los barrios periurbanos
de La Plata. Los censos fueron complementados con entrevistas y observaciones
realizadas en el ao 2005. La labor de campo realizada durante cinco aos con la
colaboracin de alumnos del Departamento de Sociologa de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educacin (UNLP) dio origen a una publicacin que se tuvo
en cuenta para la investigacin sobre Acceso a la justicia. Las estrategias
7
Proyecto de extensin universitaria denominado Abordaje interdisciplinario para la
promocin de los derechos de la niez y adolescencia de familias en riesgo social
en el barrio Malvinas dirigido por las profesoras Manuela Gonzlez y Julia Silber. El
proyecto cont con la participacin de docentes, graduados y estudiantes de varias
facultades y carreras de la Facultad de Humanidades (UNLP): carreras de Ciencias
de la Educacin, de Psicologa, de Sociologa y de Educacin Fsica, y las Facultades de Ciencias Jurdicas y Sociales, de Ciencias Mdicas, de Trabajo Social y de
Bellas Artes.

31

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

Para responder estos interrogantes comenzamos cuestionando el


concepto de acceso a la justicia que tiene, a nuestro entender, varias aristas a tener en cuenta. La mayora de los autores que se han
ocupado del tema ven el acceso a la justicia desde la organizacin judicial, ello hace que la misma est atenta a sus propias demandas internas que le permiten autorreproducirse (Luhmann, 1998) y,
en menor medida, a las presiones y reclamos de los medios de comunicacin, de las organizaciones no gubernamentales (ONG) y de
los ciudadanos. La propuesta desde esta perspectiva es abrir ms juzgados, proyectar nuevos cdigos y fueros especializados8 aduciendo
que hay que facilitar el acceso a la justicia a cada vez ms personas
y conflictos, pero, frecuentemente olvidan la existencia de personas
pobres, la heterogeneidad de esa pobreza y los diversos conflictos
que tienen.
Por otra parte, las respuestas de la administracin de justicia tienden a reproducir no slo el modelo organizacional para mantener su
funcionamiento, sino el modelo social que portan sus operadores,
el cual responde centralmente a los patrones culturales de las clases
medias de Argentina.
Los conflictos de los pobres, con su heterogeneidad y distancia
sociocultural, no llegan a la administracin de justicia, porque:
- los pobres no visualizan la administracin de justicia como posible receptora de sus problemas;
- la justicia tiende a declarar no judiciables sus problemas por el
escaso valor pecuniario de los reclamos y/o por el tipo de reclamo.
Para los pobres el contacto con la organizacin judicial es, principalmente, con la justicia penal y este acceso es mediado por la polica. No van a la administracin de justicia, los llevan, por ejemplo
cuando las mujeres por situaciones de violencia domstica necesitan
ayuda, concurren a la polica.
Al respecto son ilustrativas las respuestas obtenidas en una investigacin sociojurdica9, cuyo nombre es El acceso a la justicia de
las personas vctimas de delitos en la ciudad de La Plata, sobre la
En la ltima dcada del siglo xx se crearon tribunales de familia (Ley 11.453, hoy
juzgados); el fuero de la niez (Ley 13.298); el fuero de responsabilidad penal juvenil
(Ley 13.634); se modific el Cdigo de procedimiento penal, todo en el mbito de la
provincia de Buenos Aires.
9
La misma fue realizada en el barrio Malvinas durante el ao 2000.
8

32

Los pobres y el acceso a la justicia

informacin que se tena de los lugares para denunciar delitos. El


90 % conoca la ubicacin de la comisara y slo el 27 % saba donde
ubicar los tribunales penales de la ciudad de La Plata (Brandada,
2000: 76).
La justicia civil, que trata los conflictos comunes, no es visualizada por los indigentes como una organizacin cercana que puede resolver los conflictos familiares (separaciones, hijos, reconocimientos,
alimentos, violencia intrafamiliar), sino como distante, algo para los
otros pero no para nosotros.
Describimos cmo los pobres no visualizan la administracin de
justicia como el mbito para resolver sus problemas. Cules son las
estrategias que siguen para resolverlos y qu otras alternativas se les
ofrece o se les podra ofrecer desde la administracin de justicia para
la resolucin de los mismos.
Desde este planteo, cuestionamos algunos de los trabajos tericos
y empricos que sobre el acceso a la justicia se han desarrollado en
la Argentina. Consideramos que parten de la afirmacin implcita o
explcita de que mayor presupuesto, mayor cantidad de operadores
jurdicos, ms leyes especficas, mayor conocimiento del derecho
vigente o mayor descentralizacin de los lugares de administracin
de justicia (consultorios jurdicos gratuitos en los barrios, casas de
justicia o defensoras de pobres), conducirn a que los pobres lleven
sus conflictos a la administracin de justicia.

El origen del acceso a la justicia


El acceso a la justicia10 es una de las vas ms importantes, aunque no la nica, con la que cuentan los ciudadanos para resolver sus
conflictos.
El Derecho, y principalmente el Derecho Procesal, a partir del Estado Social, se ocup de los problemas del acceso de las personas a la
justicia, destacando las dificultades, con el propsito de extender el
servicio a la mayora de los habitantes. En las sociedades capitalistas
10
El movimiento del acceso a la justicia ha sido descrito como una reaccin contra
el positivismo jurdico que reduca el papel del juez a la sola aplicacin de la ley;
sus orgenes se encuentran en el realismo jurdico, y la jurisprudencia de intereses
(Lorenzetti, 1994: 993).

33

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

del siglo xx, fragmentadas en clases sociales, con una organizacin


judicial de varias centurias de antigedad, el acceso a la justicia de
las clases populares, se haba tornado imposible. El Estado Benefactor o Social que se ocupa de evitar y controlar los conflictos sociales,
comenz a atender los reclamos de mejor y ms justicia para todos.
El Derecho Procesal, y sus operadores, a raz de los conflictos sociales de las poblaciones, comenz a utilizar los mtodos y tcnicas
de la Sociologa para rastrear las causas que impedan el acceso a la
administracin de justicia y la incidencia que el origen de clase de los
jueces tena sobre las sentencias, esto ltimo, primordialmente, en el
derecho americano.
Descubiertas las dificultades para el acceso, donde uno de los
principales impedimentos era la falta de medios econmicos, se implementaron distintas soluciones: litigar con carta de pobreza, juzgados de menor cuanta, descentralizacin fsica de la ubicacin de los
tribunales y Casas de Justicia. Sin embargo, los problemas del acceso
siguen vigentes como hace cincuenta aos, sobre todo en pases capitalistas dependientes como Argentina, donde las personas padecemos
una desigual distribucin de la riqueza, aunque ms atenuada que en
la dcada de los noventa. En esa dcada, la diferencia de ingresos
entre el 10% de los ms pobres y el 10% de los ms ricos era de 58
veces. En el presente sabemos que ha descendido a raz de la mejora
de la situacin econmica, aunque no se cuenta con datos oficiales
fidedignos.
En este contexto, la Procuracin de la Corte de la Provincia de
Buenos Aires, realiza una descripcin acerca de quines concurren
desde el ao 2000 a las Unidades de Defensa:
A partir de los ltimos cambios producidos en la estructura socioeconmica de la sociedad argentina, se
observa en las Unidades de Defensa la aparicin de
grupos sociales que antes no requeran asistencia jurdica gratuita. Estos grupos, conceptualizados desde
la Sociologa como nuevos pobres, provienen de los
sectores culturales medios, y presentan caractersticas
diferenciadas de los sujetos que tradicionalmente ocupan la franja conocida como pobres estructurales. Los
Nuevos Pobres son aquellos que debido a una fuerte y
34

Los pobres y el acceso a la justicia

permanente movilidad descendente han visto caer sus


condiciones de vida a niveles equivalentes a la de los
pobres, muy por debajo de las que ha tenido su generacin precedente. No se trata de una pobreza heredada,
sino adquirida a la que se han visto empujados por factores ajenos a su voluntad. Estos nuevos actores, junto
a la demanda por sus necesidades, portan un capital
simblico con contenidos diferentes del de los pobres
estructurales, lo cual afecta cualitativamente sus reclamos, las formas de peticionarlos, y la manera de cmo
son visualizados.11

Las causas econmico-sociales del surgimiento de los nuevos


pobres en la Argentina estn ligadas a la implementacin durante
la dcada del noventa del modelo neoliberal, que trajo como consecuencia la reestructuracin del Estado, la privatizacin de las empresas pblicas, el cierre masivo de las pequeas y medianas industrias,
con la consecuente prdida de fuentes de trabajo, el surgimiento del
mercado informal y el crecimiento exponencial de la desocupacin
que lleg al final de la dcada a ms del 20% de la poblacin econmicamente activa (P.E.A.).

Las investigaciones sociojurdicas sobre el acceso a la


justicia
En la Argentina, se realizaron investigaciones empricas sobre el
acceso a la justicia. En la ciudad de Crdoba se destacan los trabajos
de Bergoglio (1997) y de Lista y Begala (2000).
Estos investigadores plantean el acceso desde la ptica de la llegada a la administracin de justicia de los justiciables y los impedimentos para lograrlos. Ambas investigaciones mantienen el criterio
de actores sociales (justiciables) con conflictos individuales, que
acceden o no a la administracin de justicia en la bsqueda de soluciones a sus casos. Dejan fuera de su investigacin los conflictos
que no llegan a la justicia, que es lo que constituye nuestra preocupacin. Describen cmo el tema del acceso a la justicia es abordado
11
Texto extrado del Informe publicado por la Procuracin de la Corte de la Provincia
de Buenos Aires (2003).

35

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

contradictoriamente por el campo jurdico, ya que por un lado proclama la igualdad jurdica y, por el otro, la administracin de justicia
no advierte que la desigualdad material de los justiciables, en una
sociedad estratificada por clases, produce un acceso diferente a la
administracin judicial.
El planteo de Bergoglio (1997: 93) es que el acceso a la justicia
implica una dimensin poltica, y analizarla desde la perspectiva
de las clases sociales permite explorar uno de los mecanismos a travs de los cuales las diferencias econmicas y educativas implicadas
en la estratificacin se convierten en desigualdades de poder. Nosotros sealamos que esas desigualdades de poder se hacen evidentes
en las democracias formales como la nuestra, donde el acceso a la
justicia se torna ilusorio para los pobres. De all que nuestra investigacin focaliza en los pobres y no en la administracin de justicia.
Si la afluencia de las personas con sus conflictos individuales a la
administracin de justicia estuviera resuelta, no sera tema de discusin acadmica y poltica en algunos crculos y, en otros, no seguira
siendo minimizado. El concepto de acceso a la justicia que utiliza
Bergoglio, a pesar de su amplitud, viene a ser acceso al derecho, y
quedara compuesto por tres dimensiones, el acceso al asesoramiento
jurdico (a los abogados), el contacto con la justicia (con los jueces),
y la propensin a litigar (litigiosidad), no incluye la percepcin que
los pobres tienen sobre la administracin de justicia.
Cuando Bergoglio se refiere al uso de abogados por clase social,
afirma que el contacto con ellos aumenta siguiendo lneas de clase,
tanto la mayor disponibilidad de recursos econmicos, que disminuye los costos relativos, como la mayor educacin, que favorece
la comprensin de los riesgos involucrados en los contactos con la
justicia, estimulan el acceso de los estratos superiores. Y si vamos a
los resultados de la dimensin que ms nos interesa, que es el contacto con los jueces, o sea, el contacto con los tribunales, los resultados son igualmente diferenciados por clase social. Coincidimos con
Bergoglio en el sentido de que, siendo la justicia un poder del Estado
Democrtico, el contacto con ella debera ser igual en todos los estratos sociales.
Para esta investigadora las clases con ms recursos econmicos
concurren ms a los tribunales para resolver sus disputas, y los ms

36

Los pobres y el acceso a la justicia

pobres son los imputados con ms frecuencia en las causas penales,


la probabilidad de ser testigo de un delito es similar para todos.12
Bergoglio se refiere siempre al acceso de personas con sus conflictos
individuales y concluye afirmando que a doce aos de la recuperacin de la democracia, el ideal de la igualdad ante la ley est lejano
todava, y que su realizacin se encuentra obstaculizada, no slo
por influencias polticas, sino tambin por las barreras econmicosociales que separan a las clases. Nosotras agregamos que habiendo
transcurrido veinticinco aos desde el retorno de la democracia, las
condiciones de desigualdad del acceso de los pobres a la justicia se
mantienen.
Sobre cmo incide en la organizacin judicial la variable clase
social y, consecuentemente el acceso a la justicia de los ms desfavorecidos, es pertinente recordar lo que expresa Gargarella (2005:
247):
la justicia en nuestro pas (Argentina) tal vez de
modo algo ms extremo sigue siendo una justicia estructuralmente sesgada, y ello es lo ltimo que uno
quiere de la organizacin judicial. Para decirlo provisionalmente, de modo brutal, dira que en sus esferas
superiores, nuestra justicia se encuentra claramente
sesgada en materia de clase social (media/alta), gnero
(masculino), raza (blanca), religin (catlica), e ideologa (conservadora). Esto es lo que detectan los pocos
estudios sociolgicos que se han hecho sobre nuestro
sistema judicial. Y lo grave es que, esperablemente,
esos sesgos aparecen traducidos luego en los contenidos de muchos fallos.

Lista y Begala (2000) parten de las dificultades del acceso a la


justicia de los sectores populares de la ciudad de Crdoba13. Estudian
el acceso como un hecho sociojurdico, y los obstculos, objetivos y
subjetivos, que deben enfrentar los pobres para ejercer sus derechos,
12
Destacamos que si bien la probabilidad es para todas las clases, para la clase baja
ser testigos de un delito puede implicar el rechazo y hasta la agresin de los vecinos
de igual clase. Las clases bajas, en general, no colaboran con la justicia ni con la
polica pues eso es ser delator, buchn.
13
Ciudad capital de la provincia de Crdoba, Argentina.

37

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

as como los recursos y potencialidades que tienen que tener para


poder superar las limitaciones. Este trabajo no agrega informacin de
cmo acceden o no a la justicia (lo que es nuestra preocupacin).
Concluyen afirmando que hay que pensar en soluciones alternativas para el acceso, y mencionan, entre otros, la desigualdad de
oportunidades en el acceso como un fenmeno relacional, para lo
cual hay que tener presente a los diversos actores sociales que intervienen.
Los investigadores mencionados estudian el problema del acceso
a la justicia estatal, pero nosotros sabemos que las poblaciones pobres tienen conflictos que no llegan a la justicia.14
Gerlero (2004), desde el Programa Iniciativas ha realizado una
investigacin sobre Participacin y cambio en la Justicia. El programa se inscribe dentro del Sistema de Gestin Social de Calidad
para promover y mejorar la gestin de las oficinas judiciales, sin embargo, trasciende ese mbito al introducir como uno de los objetivos
el acceso de los ciudadanos a la justicia, considerando especialmente
a los sectores sociales marginados.
Ava Aduriz y Zuleta Puceiro15 (2004) realizan un estudio emprico con el fin de encontrar formas alternativas de acceso a la justicia
basadas en los esfuerzos que realizan las comunidades. Esas formas
alternativas son, por ejemplo, la localizacin de las denominadas Casas de Justicia16 en Argentina. Para ello han realizado trabajos sobre
14
Faria (1989) dice que no llegan, ni llegarn a franquear las puertas de la organizacin ya sea por la entidad de los conflictos, por desconocimiento del derecho y los
medios para hacerlos valer, por lejana con los lugares de la justicia, y por no tener
recursos mnimos para desplazarse.
15
La localizacin de las Casas de Justicia en Argentina se implementa a travs del
Programa de Asistencia Tcnica, ao 2000, dentro del Proyecto de Modernizacin
del Estado y se financia con un prstamo del BIRF (Banco Internacional de Reconstruccin y Fomento).
16
Las Casas de Justicia son centros de asistencia jurdica y social gratuita para la
comunidad que tienen por objeto informar y orientar a los consultantes sobre los
derechos que los asisten y las vas institucionales para hacerlos valer, y ofrecerles
mtodos alternativos para la solucin de conflictos, con el fin de contribuir a la construccin de una convivencia pacfica y lograr una mejor calidad de vida. En este momento estn en funcionamiento dos programas de Casas de Justicia: uno nacional,
desde el ao 2003, implementado por el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos
a travs de la Secretara de Justicia para ser implementado en todos los Municipios del pas con subsidio del Banco Mundial, para lo cual suscribi un convenio
con Jefatura de Gabinete de Ministros, en el marco del Programa de Modernizacin

38

Los pobres y el acceso a la justicia

la poblacin con el fin de establecer una lnea de base acerca de


qu es un problema jurdico?, qu es una necesidad jurdica? y
qu es una necesidad jurdica insatisfecha?
Esta investigacin se acerca ms a nuestro planteo, ya que construyen categoras para observar la realidad social de las personas con sus
demandas y necesidades, y probara que los hogares pobres tienen
menos problemas judicial/policial que los hogares no pobres.
Este recorrido por algunas investigaciones realizadas en Argentina
nos permite afirmar que el acceso a la justicia se trata como problema
gubernamental y, desde esa ptica, se propone expandir el servicio
de justicia, por un lado, o crear formas alternativas de administracin
de justicia sin tener en cuenta que los conflictos de los pobres son
conflictos sociales y que sin un cambio en la organizacin poltica y
social es difcil que la justicia se acerque a ellos. Cappelletti y Garth
(1983: 179) al respecto decan: podemos ser escpticos acerca de la
posibilidad de las reformas del acceso a la justicia en un orden social fundamentalmente injusto. Hay que reconocer que las reformas
procesales y judiciales no pueden servir de sustituto de una reforma
poltica y social.

Los aportes tericos sobre el acceso a la justicia


Fucito (2003: 287) hace una revisin terica del tema del acceso
a la justicia, sealando la existencia de diferentes supuestos tericos, los autores liberales mitigados tratando de mejorar el servicio
de justicia y el acceso, atenuando los principios de onerosidad; el
del Estado, para la formulacin de un modelo de gestin que viabilice la puesta en
funcionamiento de Casas de Justicia, y un programa provincial desde el ao 2000
titulado: Defensoras descentralizadas en Casas de Justicia. El marco legal que
sostiene el Programa de Descentralizacin de las Defensoras de Pobres en Casas
de Justicia, encuentra raigambre constitucional en los artculos 15 de la Carta Magna
Provincial y artculo 18 de la Constitucin Nacional, as como tambin en los Tratados Internacionales, incorporados por el artculo 75 inciso 22 y 23, entre los cuales
podemos citar La Declaracin Americana de Derechos y Deberes del Hombre, La
Declaracin Universal de Derechos Humanos, Pacto Internacional de derechos civiles y polticos (art. 2 y 6), Convencin Internacional sobre la eliminacin de todas
las formas de discriminacin contra la mujer, Convencin sobre los Derechos del
nio (art. 2.1, 2.2 y concs.). Asimismo dan sustento al programa los artculos 1, 2, 3,
19 (2do, 3ero, 5to), 21 (1ero, 3ero, 4to.), 34, 72, 74, 74, 78, 80 de la Ley 12.091 del
Ministerio Pblico, y la Resolucin N. 479/98 del Sr. Procurador General.
39

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

acogimiento amplio del beneficio de litigar sin gastos, ms all de


una acreditada indigencia, la posibilidad de litigar en ciertas causas
sin abonar tasas judiciales (asuntos de familia, despidos, accidentes
de trabajo, etctera) son parte de este proceso. Los autores crticos,
indicando las groseras diferencias en cuanto al acceso y a los resultados, de acuerdo con las categoras sociales a las que pertenecen los
peticionantes y la posibilidad misma de peticionar.... Si bien estos
autores parten de perspectivas tericas diferentes, los resultados a los
que arriban en sus trabajos de investigacin, son parecidos.
Un aporte reciente sobre la ampliacin del concepto de acceso
a la justicia como derecho, lo proponen Birgin y Kohen (2006: 21)
cuando no limitan el concepto a los casos sometidos a la organizacin judicial sino que lo amplan al control de las polticas del Estado
realizado por organizaciones sociales, las Defensoras del Pueblo y
los Defensores Tutelares. Sin embargo, estas organizaciones no se
encuentran en todo el territorio pobre.
En la Argentina, esto genera, al interior de la pobreza, diferencias
de acceso en funcin de la cercana o lejana de estas instituciones. A
continuacin describiremos sintticamente los resultados obtenidos
en el trabajo de campo, realizado en el transcurso de la investigacin,
con el objetivo de mostrar cmo resuelven sus conflictos cuando no
los llevan a la justicia estatal.

Los barrios estudiados


Los barrios en los cuales se realiz el trabajo de campo fueron
Malvinas, La Unin y El Mercadito, ubicados en la periferia de la
ciudad de La Plata, y el asentamiento denominado Las Rosas en el
Gran La Plata. En ellos viven pobres, nuevos pobres e indigentes, de
acuerdo a las categoras construidas por el INDEC, a las cuales nosotros agregamos para su mejor configuracin que cada grupo posee
una coloratura sociocultural diferenciada.
Los barrios estudiados forman parte de La Plata, ciudad capital de
la provincia de Buenos Aires,17 donde reside el gobierno y la justicia

17
La Plata y los 16 pueblos que integran el partido suman alrededor de 642.463
habitantes.

40

Los pobres y el acceso a la justicia

provincial. La capital de la provincia cuenta con una de las ms prestigiosas universidades nacionales del pas.
En el ao 2005 los datos estadsticos18 sobre hechos vitales eran:
Tasa natalidad

Tasa mortalidad
gral.

Tasa mortalidad
infantil

Tasa mortalidad
materna

18,0 %

8,7 %

12,4 %

1,7 %

La actividad econmica se centra en medianas y pequeas empresas industriales y de servicios y fundamentalmente en la administracin pblica. Alguna vez se la defini como ciudad de empleados y
estudiantes universitarios.

Malvinas
El barrio Malvinas se encuentra comprendido entre las calles 149
a 155 y 32 a 36 de La Plata y lo integran un total de veintids manzanas. La primera descripcin de este barrio fue realizada por un
grupo de socilogos a travs de entrevistas en profundidad a referentes barriales en el marco de un proyecto de extensin19. De este
trabajo, surgi un dato que estuvo presente a lo largo de nuestra investigacin, ya que revela la vinculacin entre la actividad poltica y
los pobres en un problema vital para las estrategias de supervivencia
como es la vivienda. El barrio se construy a partir de la donacin
de terrenos, por parte de la esposa del gobernador de ese momento a
algunos polticos, como premio por el buen desempeo electoral,
quienes a su vez distribuyeron los terrenos entre sus seguidores.
La informacin sobre el barrio se complet con la visita de miembros de nuestro equipo,20 facilitada por la familiaridad que los vecinos tenan con los/as extensionistas universitarios.

18
Ministerio de Salud Gobierno de la provincia de Buenos Aires Subsecretara de
Planificacin de la Salud. Ao 2005.
19
Abordaje interdisciplinario para la promocin de los derechos de la niez y adolescencia de familias en riesgo social en el barrio Malvinas. Aprobado y subsidiado
por la UNLP. Direccin: Gonzlez, M. y Silber, J. (2003). La actividad de extensin en
el barrio Malvinas comenz en el ao 1999.
20
Las entrevistas en el barrio fueron realizadas por Florencia Burdeos, Gabriela Galletti, y Olga Salanueva.

41

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

Los resultados del trabajo de campo (observaciones y entrevistas) muestran un panorama de vulnerabilidad social y econmica,
caracterizada por: la discriminacin, el abandono o aislamiento, la
marginacin y la fragmentacin, que exponen ante nuestros ojos otra
cultura.
La desocupacin, el deterioro de las tramas vinculares, la violencia familiar, la adiccin, el embarazo precoz, la inseguridad, el
analfabetismo, las puertas tempranas de la adultez, las condiciones
precarias de vida, constituyen un conjunto de hechos interrelacionados que influyen en la construccin de la identidad de las personas.
Una cuestin a destacar es que la alternativa, casi excluyente, es la
asistencialidad.
Los habitantes del barrio encuentran soluciones parciales a sus
conflictos, pero, esas soluciones reproducen constantemente la exclusin, por la intervencin de instituciones o grupos formados para
la asistencia que de manera intencional o no, contribuyen a reafirmar
la cultura clientelar.
Las consecuencias visibles de las prcticas clientelares, en los vecinos, incluyen la prdida de estrategias para utilizar algunos medios
que les permitan relacionarse con las instituciones gubernamentales y,
construir de esa manera, otras formas de resolucin de sus conflictos.
En sntesis, en este barrio aparece una nueva problemtica resumida en una dialctica: la asistencialidad de las instituciones versus
la autonoma en la gestin de medios propios de vida.
El principal problema, y decimos principal porque entendemos
que afecta la posible resolucin de los dems problemas es la fragmentacin, que tiene su origen en la manera en que llegaron al barrio
sus habitantes, tema referido ms arriba, y cmo esa prctica clientelar se mantiene. Producto de esa fragmentacin hemos observado la
existencia de diferentes grupos o instituciones que desarrollan actividades comunitarias, cada una de las cuales tiene sus propios referentes, colaboradores y oponentes; actan en forma independiente con
relacin al resto, y buscan la satisfaccin de aquellos intereses que
consideran los ms importantes, variando esta apreciacin segn la
institucin. Algunas instituciones han surgido, no por una iniciativa
de sus integrantes, sino como un paso necesario para la obtencin de
algn plan social.

42

Los pobres y el acceso a la justicia

La mayora de los vecinos manifest preocupacin por los servicios pblicos y los problemas derivados de su ausencia o mal
funcionamiento. Sin embargo, la circunstancia de tener problemas
comunes no disminuye la fragmentacin social.
Otro problema reiteradamente mencionado por los vecinos es la
situacin de los chicos en la calle de la mano de la droga y el alcoholismo que, segn los propios habitantes, genera violencia y contribuye a la comisin de delitos. Dicha situacin es explicada por
los entrevistados en base a la falta de educacin tanto por parte de
la propia familia como por la no concurrencia a la escuela, la falta
de informacin, la falta de inters por parte de los progenitores. A lo
que agregamos la cantidad de hijos por familia y la utilizacin de las
nias mayores para el cuidado de sus hermanitos en desmedro de la
concurrencia a la escuela.
La violencia familiar que se transforma rpidamente en conflicto,
y donde la nica intervencin institucional que visualizan los vecinos
es la policial, no forma parte de las polticas sociales que el Estado
implementa en estos barrios periurbanos.
Una de las entrevistadas en referencia al tema de cmo resuelven
los vecinos los conflictos en los que se ven involucrados, nos deca:
los vecinos no tienen estrategias, no disean estrategias, se manejan con la queja que canalizan en algn referente. Ellos son los que
tienen las estrategias. A veces si se les dice: bueno esto podemos
solucionarlo si vamos a la Municipalidad, te dicen: no, porque la
Municipalidad tal cosa o tal otra... Se quejan, se quejan de todo. Pero
cuando hay problemas se quedan en eso. Un ejemplo son los casos de
violencia (domstica).
Una profesional21 que trabaja en el barrio nos deca: atend 30
casos de violencia familiar en este barrio, slo dos fueron a la justicia. El resto deca no tengo plata para el micro, no sirve para nada ir
a la administracin de justicia. Por ah alguien interviene, las cosas
se calman y, cuando vuelven los hechos violentos, se repite siempre
lo mismo.
Con respecto a las relaciones con el municipio, la polica y la
justicia, esto nos deca una de las vecinas referente de uno de los
21
Psicloga en el marco de un proyecto de extensin de la Universidad Nacional de
La Plata.

43

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

polticos con ms presencia en el barrio y al interior del partido peronista: voy a hablar con el intendente, seguro me tengo que pelear
con alguien all, es mi manera de resolver conflictos para la gente y,
a la justicia y menos a la polica no les pido nada, ellos no se ocupan
de la gente de ac y de los problemas que yo tengo, que son los de
ellos.
Estas afirmaciones nos estn mostrando el lugar que ocupa la administracin de justicia y la polica para los vecinos dentro de los
mecanismos de resolucin de sus conflictos, que estn lejos de ser
una va legitimada socialmente.

La Unin y El Mercadito
Los barrios La Unin y El Mercadito, estn situados en los alrededores de la ciudad de La Plata, entre la bajada de la autopista La
Plata-Buenos Aires y la Avenida de Circunvalacin. Cuentan con una
poblacin aproximada de 1.000 habitantes, que en su mayora vive
de planes sociales y/o de la recoleccin y venta de papel, cartn,
vidrio, metales y/u otros materiales. Esta ltima actividad constituye
la estrategia familiar que permite la reproduccin social, basada en
la mnima subsistencia, e incluye a varias generaciones de hombres,
mujeres y nios/as en forma permanente.
En ambos barrios predominan las calles de tierra; tanto las conexiones de agua de red como de luz son precarias y no cuentan
con servicio de gas y cloaca. Los terrenos son bajos, lo que lleva a
su anegamiento durante los perodos de lluvia, situacin que torna
dificultoso el trnsito en las calles. A ello se suma la inexistencia de
veredas y la presencia de zanjas de profundidad variable, con aguas
estancadas.22
Los medios de transporte pblico, aunque de fcil acceso, no circulan por los barrios, sino por sus lmites. Una elevada proporcin de
vecinos tiene carro y caballos, destinados a su actividad econmica.
La clasificacin y descarte de aquello que no es til para su venta,
22
Desde hace dos aos, aproximadamente, se est ejecutando un plan de obras
provincial y municipal de traslado de familias a nuevas viviendas que se estn construyendo a continuacin de los barrios, sobre terrenos fiscales. Los vecinos no han
sido consultados sobre el traslado, tampoco han participado en la construccin de
las viviendas y la reubicacin no ha significado una mejor calidad de vida, ni el acceso al trabajo formal.

44

Los pobres y el acceso a la justicia

hace que sea habitual la acumulacin de basurales, tanto en las calles


como dentro de los terrenos. Si bien la recoleccin pblica de basura
es un servicio regular, resulta insuficiente para manejar el volumen
de residuos que se genera cotidianamente.
Los problemas que se presentan en el barrio van desde condiciones de vida pauprrimas, altsimos ndices de desocupacin y
subocupacin, deficiencias y carencias educativas, padecimientos de
enfermedades vinculadas con la subalimentacin y la contaminacin
ambiental provocada por la gran cantidad de basura existente, hasta
problemas de violencia e integracin entre los vecinos por edad, gnero y nacionalidad.
La desigualdad en la comunidad se presenta como problema en
relacin a la materializacin de los derechos y esto no slo incluye
a la justicia formal sino tambin al conocimiento que debera tener la gente de sus derechos. Las diferencias de educacin familiar,
instruccin y posicin social, son determinantes en el momento de
hacer efectivos sus derechos. Por ejemplo, el poseer o no documento
de identidad y el valor que el mismo tiene para ejercer sus derechos
como ciudadanos.

Las Rosas
Las Rosas est situado entre las calles 514 a 520 y de 157 a 161,
en Melchor Romero, poblacin aledaa a La Plata, en el conglomerado que constituye el Gran La Plata. Los problemas generales observados que crean gran parte de los conflictos son: falta de agua
potable, red cloacal, red de gas, luz y telfono. Los habitantes tienen
un solo transporte de pasajeros que los comunica con la ciudad de
La Plata. Las calles de tierra se tornan intransitables cuando llueve
y no pueden ingresar las ambulancias o los bomberos. Las aguas estancadas y repletas de basura que los habitantes arrojan, se vuelven
nauseabundas y producen durante la poca de verano enfermedades
respiratorias y eccemas en la piel de los nios.
Los problemas ms frecuentes, y que por supuesto no llegan a la
justicia sino a la polica, son: las parejas golpeadoras, los robos, la
droga y el alcoholismo en jvenes que gritan e insultan a los vecinos,
las discusiones y golpes entre vecinos por la msica a gran volumen,
las fogatas para quemar basura que ensucian la ropa lavada, los pe45

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

rros que no son atendidos por los dueos y muerden y desparraman


la basura. Esta enumeracin que no pretende ser exhaustiva slo se
convierte en judiciable cuando la sangre llega al ro, mientras
eso no ocurre las estrategias son: eludir el conflicto, nadie vio ni oy
nada; llamar a la polica en forma annima; intervenir directamente a
los golpes o patadas. La justicia queda lejos, no se entera y no es percibida por los actores como el mbito para resolver esos conflictos.
Para ejemplificar lo descrito transcribimos fragmentos de las entrevistas a los referentes:23
De la relacin con la polica esto nos decan: No se
puede vivir ms. La polica no te hace caso. Mir a
la seora esa que te deca, que la operaron, dice que
como a las nueve de la maana vea como los chorros
le estaban fichando la casa al vecino. Fue y le avis,
les dijo: Che fijate que se te quieren meter los chorros24. Todos hicieron la denuncia pero no pas nada.
Vino la polica y nos pregunt: Vos viste quin es?
No, le dijimos, porque tenan la cara tapada. Entonces, para qu nos molestan si no saben quin es?,
nos contest el polica.

La entrevistada a consecuencia de la indiferencia del accionar policial, reflexionaba as: A raz de estas cuestiones me pregunto, para
qu tenemos policas que no tienen ganas de hacer nada. Ya te digo,
en pleno da estn robando. Por ejemplo, la seora, donde voy a trabajar, fue a llevar la nena al jardn, cuando regres encontr la puerta
abierta. Le llevaron el televisor, le robaron todo. Todos los vecinos
vieron como los pibes se llevaban el televisor.
De esta respuesta surgen varias cuestiones a tener en cuenta, la
violencia no est fuera sino tambin dentro del barrio. La polica no
se visualiza, al igual que en el resto de los barrios analizados, como
la institucin que va a resolver los problemas, pero, curiosamente, es
la institucin a la cual recurren los vecinos cuando las cuestiones los
23
Las entrevistas en el barrio Las Rosas fueron realizadas por Esteban Rodrguez
Alzueta.
24
Chorro: ladrn en lunfardo. Lunfardo: jerga que hablan los porteos (habitantes
de la ciudad de Buenos Aires).

46

Los pobres y el acceso a la justicia

superan. El Estado est ausente y especialmente la administracin


de justicia.

Las estrategias de los vecinos para mantener la


convivencia
Varias son las estrategias, las lneas de accin que orientan las
conductas que siguen los habitantes de los barrios para resolver los
conflictos y mantener la convivencia. Esas estrategias, no siempre
son reconocidas como tales, nos fueron relatadas en las entrevistas y
en las observaciones realizadas en los barrios.
A pesar de los miedos que los vecinos manifiestan tener, frente a
los hechos conflictivos que protagonizan o se hallan envueltos, tratan
de desplegar prcticas que tornen previsible la vida en el barrio y, sus
propias vidas y las de sus familias.
Esas estrategias se van construyendo desde las experiencias personales, desde las intuiciones, luego y segn el resultado obtenido, se
generalizan. Varios vecinos las practican, las corrigen, las cambian.
De esa forma construyen las herramientas prcticas que les permiten
prever, manejar o resolver los conflictos. Adecuar sus conductas a
las situaciones conflictivas les permite continuar viviendo en el barrio.
Algunas de las estrategias son, por ejemplo, saber usar la calle, por dnde transitar, qu calle elegir para ir al trabajo o para
llevar a los chicos a la escuela, es un conocimiento primordial. Las
calles de estos barrios y preferentemente las esquinas, donde existen
kioscos, son apropiadas por muchachos depredadores que consumen drogas o estn borrachos, dicen palabrotas, molestan a las mujeres, desafan a los hombres, cobran peaje. Conocer esos lugares y
saber qu hacer permite a los vecinos transitar sin problemas. Pero
ese saber se construye por intuicin o por experiencia personal.
En algunos casos pasar sin mirar, no prestar atencin a los insultos y
provocaciones, son las prcticas adecuadas. En otros se trata de saludarlos, hacer un chiste o preguntar por la salud de la madre o algn
otro familiar. Las prcticas intuitivas suelen ser efectivas. Si se pasa
sin incidentes, la experiencia se trasmite a otros, y se generalizan e
integran al imaginario social. Las prcticas probadas dan seguridad.

47

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

Si se aprende a usar la calle, se aprende tambin a eludir los lugares oscuros, los bosques, a no salir de noche, salvo lo casos de
extrema necesidad. En los relatos los vecinos cuentan que durante
la noche son peligrosos determinados lugares, que hay que eludirlos
porque, por ejemplo, son aguantaderos25. El que pasa por all corre
el riesgo de ser asaltado.
Una estrategia utilizada por los vecinos es saber discriminar entre los adultos y jvenes que viven en el barrio, los que son buenos
y malos. Quienes trabajan y son decentes y quienes viven del robo,
los malvivientes, que en algunos casos estn asociados a la polica,
buenos para s, pero incapaces de prestar ayuda en los conflictos.
Una estrategia, comentada en las entrevistas, es el rumor sobre
las conductas y prcticas de algunos de los vecinos. Algunos afirman
son habladuras, no hay que prestarles atencin. Pero se observa
todo lo contrario, esos rumores van de boca en boca y se generalizan
y se les presta odos y miradas vigilantes. Si llegan a comprobar algo
de los dichos se torna, no ya en habladuras, chusmerios o rumores
sino en certezas. Y comienzan a cuidarse de esas personas.
Los vecinos no usan una estrategia sino varias, segn el tipo de
hecho conflictivo, el lugar, la hora y si estn solos o acompaados.
Algunas de las estrategias les sirven para prevenir los conflictos,
como el uso de los perros en las viviendas. No hay casa en los barrios estudiados que no tengan uno o dos perros bravos. Sus ladridos
previenen de movimientos extraos y a veces, si son desconocidos,
atacan y ahuyentan al intruso.
Otras estrategias las despliegan luego de que los conflictos se han
producido y, tienen en cuenta la gravedad del hecho ocurrido. As
producen escraches cuando el delincuente se refugia en su vivienda, tratando de eludir el hecho y la autoridad policial, o hacen
justicia por mano propia, incendiando la vivienda de un violador, o
ejercen la venganza cuando, por ejemplo, han matado a un familiar.
Relacionado con el clientelismo poltico, prctica frecuente en
los barrios estudiados, se destacan las estrategias que desarrollan los
punteros polticos a travs de las vinculaciones que tienen no slo
con los partidos sino tambin con los gobernantes y con la oposicin.
25
Viviendas, generalmente precarias habitadas por personas buscadas por la polica.
Refugio de delincuentes.

48

Los pobres y el acceso a la justicia

As el intercambio de favores entre dirigentes y punteros se traduce


en los momentos electorales en el cambio de votos por alimentos,
vestidos, materiales de construccin o algn empleo estable.
El Estado Neoliberal que persiste y que ha abandonado a los pobres, como si la pobreza fuera un hecho natural; sumado a los conflictos sociales e individuales producto de las condiciones de vida
que llevan, generan en los vecinos de los barrios periurbanos de La
Plata y Gran La Plata, estrategias, como algunas de las mencionadas,
que les permiten manejar los conflictos y mantener la convivencia,
aunque bien alejados de la administracin de justicia que cuando
abre sus puertas es para condenarlos.

Las prcticas clientelares como estrategia


Una cuestin a destacar es que la asistencialidad se erige en la estrategia predominante que utilizan los vecinos de estos barrios. El contexto es la exclusin, la marginacin, la desafiliacin que favorece la
intervencin de instituciones o grupos formados para la asistencia.
Estas instituciones pugnan por cubrir las necesidades bsicas de
alimentacin, salud, educacin, asistencia psicolgica y jurdica, entre otras. En esa puja por ganarle al vecino originan otro escenario:
el de la formalizacin burocrtica. Esa burocracia, con sus requisitos
formales, impide la integracin entre miembros de grupos de pertenencia diferentes, ya sea por su formacin, por su orientacin partidaria o por sus actividades laborales. As, en un mismo da en el
barrio, se pueden realizar simultneamente en mbitos distintos un
taller sobre violencia empleando similares recursos y disputando el
mismo pblico, los vecinos.
As observamos la discriminacin dentro de la discriminacin,
la adhesin por necesidad, la estructuracin y conformacin de nuevas formas de ver la realidad teida por la posicin al interior de la
institucin. En resumen, la nueva fragmentacin lleva a reforzar el
individualismo para sobrevivir y, al slvese quin pueda.
La consecuencia visible del asistencialismo es la destitucin de
la posibilidad por parte del individuo de generar los propios medios
de relacin con el entorno y con el prjimo que le permitan construir
otras formas de resolucin de conflictos.

49

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

Las dificultades que tienen los vecinos para acceder a la justicia


no es preocupacin de la poltica o de los polticos. Para los polticos,
ellos y sus problemas son el campo propicio para desplegar sus actividades polticas partidarias y sumar adhesiones.
Para los vecinos la administracin de justicia es una realidad lejana de la que no esperan ni presencia ni soluciones. Las expresiones
relevadas son elocuentes por s mismas: no la ven, queda lejos,
lleva mucho tiempo, no es para nosotros, no vamos a ir por
esto. La cuestin poltica o dimensin poltica como dira Bergoglio (1997) la hemos podido comprobar a travs de las prcticas
clientelares que predominan como forma de vinculacin entre las
personas y las agencias pblicas, que incluyen, a pesar de ellas, a las
organizaciones no gubernamentales (ONG) quienes terminan siendo
fagocitadas por esas prcticas.
Las prcticas clientelares tienen generalmente su origen en los
planes de asistencia social, que si bien son indispensables por las
carencias en que viven los vecinos, fomentan la dependencia y la
corrupcin. Entendiendo la corrupcin como una forma necesaria de
vinculacin con los polticos y la poltica.
Si analizamos los objetivos de los planes asistenciales vemos que
no incluyen adecuadamente las necesidades bsicas de las personas
como la salud, la educacin o el eventual uso de la justicia.
Las prcticas clientelares permiten a los vecinos establecer conexiones con los punteros polticos y, a travs de ellos, con las
autoridades policiales para hacerles conocer los conflictos y, eventualmente hallar algunas soluciones transitorias. Por ejemplo, cambiar el comisario, que el patrullero recorra las calles, que persigan a
los jvenes barderos. Estas soluciones transitorias se multiplican
en pocas electorales, se van abandonando posteriormente para reaparecer en la siguiente eleccin. El objeto de los polticos son los
votos de los vecinos. Un caso ejemplar de estas prcticas clientelares, lo constituy el secuestro de los DNI a un grupo de Wichis
de la localidad de Ingeniero Jurez en la provincia de Formosa por
parte del intendente, antes del acto electoral del 28 de junio de 2009.
Segn los dichos de una dirigente de la comunidad Wichi: el intendente Cristino Vidal Mendoza nos quit los documentos, a cambio
de una frazadita y una bolsa con alimentos, y es para que votemos a

50

Los pobres y el acceso a la justicia

su hermano, que es candidato a concejal. O sea se configura a travs


del asistencialismo la condicionalidad del voto, pues los DNI se deban devolver el da de las elecciones junto a la boleta del candidato
hermano del intendente.26
Cuando los vecinos, como los de estos barrios, no llegan a la justicia y la justicia no llega ellos los comportamientos cotidianos, la
manera de moverse y estar en el barrio, constituyen estrategias alternativas para hacer frente a la conflictividad social y producir nuevas
formas de vinculacin social (Rodrguez Alzueta, 2008: 865).

Uso alternativo del derecho


Desde la perspectiva sociolgica existe otro derecho aquel que
construyen las personas cualquiera sea su condicin social. Esta afirmacin nos lleva a aceptar que los pobres construyen tambin, para
poder sortear los desafos de la cotidianeidad, un derecho alternativo,
ya lo expresaba De Souza Santos (1974 y 1977) cuando realiz su
investigacin emprica sobre los pobres en las favelas de Ro de Janeiro. Ese derecho est condicionado por el capital social y cultural
de los sujetos que lo originan.
Ser a travs de un Uso Alternativo del Derecho (UAD)27, que se
incluya los conflictos de los pobres, y reemplace el acceso a la justicia, no slo como concepto sino tambin como forma de instrumentar nuevos mecanismos para acercar una nueva organizacin judicial
a la mayor cantidad de poblacin?
No pretendemos responder este interrogante a travs de la descentralizacin del poder judicial (Casas de Justicia, Consultorios Jurdicos gratuitos en los barrios pobres) sino pensando en un derecho
diferente28 que incluya a mayor cantidad de personas.

26
La noticia apareci en varios medios nacionales: televisin (TN) y los diarios Clarn,
El Da, Perfil, entre otros. Los documentos quitados a los Wichis fueron aproximadamente 7.200, ms que suficiente para ganar una eleccin.
27
La sigla UAD ser usada en este texto en reemplazo de la expresin Uso Alternativo
del Derecho.
28
Algunos juristas como Bhmer, Gargarella, Abril y anteriormente Nino, han planteado ensear otro derecho, nuestro planteo apunta a un nuevo derecho, con otra
organizacin y principios que incluyan los problemas sociales cada vez ms numerosos y heterogneos.

51

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

Quienes comenzaron a utilizar la expresin Uso Alternativo del


Derecho, fueron algunos jueces progresistas italianos, espaoles y
franceses para hallar un correlato entre la situacin real de las personas y el principio de igualdad ante la ley. Estos jueces asumieron que
su deber era hacer efectivo los derechos estatales frente a situaciones
de desigualdad econmica y social de los justiciables.
Tambin algunos socilogos del derecho y juristas crticos han
realizado interesantes bsquedas para ver a las personas y sus
conflictos, desde la perspectiva del Uso Alternativo del Derecho
(UAD). Estos aportes tericos nos ayudan a pensar los conflictos que
tienen las personas pobres, no desde la organizacin judicial, sino
desde las estrategias que ellos desarrollan al interior de los barrios y
creemos que all radica la originalidad de nuestro planteo.
Correas (1996: 37-53) define el UAD como la interpretacin uso
del sistema normativo hegemnico (estatal) de manera que se consiga
la produccin, por parte de ciertos funcionarios pblicos, de decisiones
normas favorables a los intereses de ciertos sectores sociales a los cuales el sistema normativo desea en realidad desproteger.
Otro investigador, Burgos (1996: 55-63) destaca que el UAD pretende promover las facultades adjudicativas de los/as jueces/zas.
Podramos decir que los/as jueces/zas estn en condiciones de usar
todos los recursos/herramientas que el derecho oficial (estatal) les
provee. As podran fundamentar sus decisiones no slo usando los
cdigos, doctrinas y jurisprudencias sino dando a esos instrumentos
una interpretacin nueva, ajustada al entorno sociocultural, que por
supuesto cambia con el transcurso del tiempo.29
Frente a la pregunta que nos formulamos acerca de si el UAD
podra sustituir el acceso a la justicia, como un proceder ms rico,
Burgos (1996) responde:
promoviendo la toma en consideracin de las circunstancias reales de desigualdad social por parte de la

Un ejemplo interesante, a nuestro entender, de UAD fue la sentencia de la Corte


Suprema de Justicia de la Nacin sobre la derogada Ley 2.393 de Matrimonio Civil,
declarando su inconstitucionalidad a la luz de la interpretacin del artculo 20 de la
Constitucin Nacional en relacin a los derechos de los extranjeros. En el caso en
cuestin y luego de ms de cien aos de vigencia, se admiti que siendo inconstitucional la ley podan contraer nuevas nupcias los justiciables que as demandaban.

29

52

Los pobres y el acceso a la justicia

judicatura, se esperaba producir fallos acordes a Derecho a favor o beneficio de los sectores populares.
Si el derecho postula una igualdad formal ante la ley,
la magistratura debe acortar las desigualdades reales
para lograr fallos ms justos.

Arnaud y Farias Dulce (1996) afirman que el UAD es la utilizacin de todos los medios que el derecho en vigor [vigente] poda
ofrecer, incluso los inusitados o no habituales, el jurista y sobre todo
el magistrado estaba en condiciones de transformar la sociedad. Se
pretenda mostrar a la sociedad que la justicia era igual para todos y
no una justicia de clase. El UAD permiti renovar la imagen que del
derecho se tena, al menos en la Europa de los aos setenta.
En nuestro pas, algunos pocos investigadores dentro de los mbitos universitarios, han propuesto el UAD a travs de lo que llaman
Teora General del Derecho (TGD) y dentro de ella la Teora Crtica
del Derecho (TCD). As Ruiz (2002), en una ponencia muestra como
el derecho no tuvo en cuenta a las mujeres y cuando comenz a incorporarlas como sujetos de derecho lo hizo desde el esencialismo
biolgico determinado por el sexo. Propone desde la TCD incorporar
el concepto de gnero y hacerlo efectivo a travs del UAD.
El UAD sin ser un derecho nuevo, subversivo o revolucionario
podra constituirse en nuestro pas, si su uso se tuviera en cuenta al
menos en la organizacin judicial, en un paliativo a tantas decisiones
anacrnicas y alejadas totalmente de las necesidades jurdicas de las
personas. Sobre todo y, para los conflictos que involucran a pobres,
el UAD interpretara que la igualdad jurdica es una ficcin o categora jurdica vaca que encubre las profundas desigualdades sociales
y, que es posible atenuarlas desde esa perspectiva.
Un hecho a destacar es la contribucin de la sociologa jurdica,
que a travs de las investigaciones de campo revel, que no existe un
derecho nico. Sousa Santos (1998: 212) dice que el Estado contemporneo no tiene el monopolio de la produccin y distribucin
del derecho. No obstante, siendo el derecho estatal el modo de juridicidad dominante, l coexiste en la sociedad [en los barrios estudiados] con otros modos de juridicidad, otros derechos que se articulan
con l [polica, justicia penal] en diversas formas.

53

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

Bibliografa
Arnaud, A. J. y Farias Dulce, M. J. (1996). Sistemas Jurdicos: elementos para un anlisis sociolgico. Madrid: Editorial Universidad Carlos III de Madrid y Boletn Oficial del Estado.
Ava, P. et al. (2004). Diseo Metodolgico para el Estudio de Lneas
de Base de Necesidades Jurdicas Insatisfechas en Proyectos de
Localizacin de Servicios Alternativos de Acceso a la Justicia.
Ponencia editada en ACTAS T. II, del V Congreso Nacional de
Sociologa Jurdica, La Pampa, pp. 473-488.
Brandada, C. (2000).El acceso a la justicia de las personas vctimas
de delitos en la ciudad de La Plata. Informe final Beca de Iniciacin en la Investigacin, UNLP. Mimeo.
Bergolio, M. I. (1997). Acceso a la Justicia civil: diferencias de
clase, en: Anuario del Centro de Investigaciones Jurdicas y Sociales, 3, pp. 93-107.
Birgin, H. y Kohen, B. (comps.) (2006). Acceso a la justicia como
garanta de igualdad. Instituciones, actores y experiencias comparadas. Buenos Aires: Editorial Biblos.
Bourdieu, P. y Teubner, G. (2000). La fuerza del Derecho. Santa Fe
de Bogot: Ediciones Uniandes, Instituto Pensar, Siglo del Hombre Editores.
Bourdieu, P. y Wacquant, L. (2008). Una invitacin a la sociologa
reflexiva. Buenos Aires: Siglo XXI Editores.
Bustelo, E. (2006). Expansin de la ciudadana y construccin democrtica. En Bustelo E. y Minujin, A. (editores), Todos entran.
Propuesta para sociedades incluyentes. Buenos Aires: Santillana.
Burgos, S. G. (1996). Teoras y Prcticas Crticas del Derecho en
Amrica Latina: La Necesidad de un Discurso. En Enlace 1 Revista de Sociologa Jurdica, (1), 55-63.
Cappelletti, M. y Garth, B. (1983). El acceso a la justicia. La Plata:
Editorial Colegio de Abogados de La Plata.
Correas, O. (2006). Introduccin a la crtica del derecho moderno
(esbozo). Mxico: Editorial Fontamara.
(1996). El Pluralismo Jurdico y el Derecho Alternativo. Algunos Problemas Tericos. En Enlaces 1. Revista de Sociologa
Jurdica, (1), 37-53.

54

Los pobres y el acceso a la justicia

De Rosa, J. M. (1985). El acceso a la justicia para quienes carecen


de medios: conocimiento genrico por parte del carenciado de
los derechos asignados. En Revista de Sociologa del Derecho
(3), 21-26.
de Sousa Santos, B. (1998). De la mano de Alicia. Santa Fe de Bogot: Ediciones Uniandes, Universidad de los Andes, Siglo del
Hombre Editores.
Egua, A. y Ortale, S. (2007). Los significados de la pobreza. Buenos
Aires: Bibls.
Fucito, F. M. (2003). Sociologa del Derecho. El orden jurdico y sus
condicionantes sociales. Buenos Aires: Editorial Universidad.
Faria, J. E. (1989). Direito e Justia. A funao social do judiciario,
Sao Paulo: Atica.
Gastrn, L. A. (2008). Entrevista en Profundidad en las Investigaciones
del Campo Jurdico. En Orler J. y Varela S., Metodologa de la Investigacin Cientfica en el Campo del Derecho. La Plata: Edulp.
Gargarella, R. (2005). El derecho a la protesta. El primer derecho.
Buenos Aires: Ad Hoc.
Gerlero, M. S. (2004). El Programa Iniciativas en el cambio de la
administracin de justicia. Ponencia editada en ACTAS T. II en
el V Congreso Nacional de Sociologa Jurdica. La Pampa, pp.
489-502.
Gonzlez, M. y Silber, J. (coords.) (2005). La universidad en el Barrio. Promocin de los derechos de la niea y adolescencia en el
Barrio Malvinas de la ciudad de La Plata. La Plata: Ediciones Al
Margen.
Gutirrez, A. (1997). Pierre Bourdieu. Las prcticas sociales. Posadas: Editorial Universitaria.
Kunz, A. (2008). Tipologa construida y Teorizacin enraizada. En
Orler J., Varela S., (comp.) Metodologa de la Investigacin Cientfica en el Campo del Derecho. La Plata: Edulp.
Lista, C. y Begala, S. (2000). Marginalidad social y jurdica: condicionamientos objetivos y subjetivos al acceso a la justicia de los
pobres urbanos de Crdoba. Trabajo presentado en el Congreso
Nacional de Sociologa Jurdica 2, 3 y 4 de noviembre, La Plata.
Lorenzetti, R. (1994). Nuevos paradigmas en el Derecho privado: el
acceso a los bienes. Buenos Aires: Editorial La ley.

55

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

Piaget, J. (1975). La situacin de las ciencias del hombre dentro del


sistema de las ciencias. En Piaget, J., Lazarsfeld, P., Mackenzie,
W. y otros, Tendencias de la investigacin en las ciencias sociales. Madrid: Editorial Alianza.
Rodrguez Alzueta, E. (2008). Las estrategias de los vecinos de Las
Rosas para hacer frente a los conflictos ante el desdibujamiento
del Estado. En Anales (38). Buenos Aires: La Ley.
Ruiz, A. (2002). De las Mujeres y el Derecho. Ponencia presentada
en el III Congreso Nacional de Sociologa Jurdica. Buenos Aires.
Salanueva O. y Gonzlez, M. (2008). La investigacin en el Derecho. Reflexiones crticas. En Orler, J. y Varela, S. (comps.)
Metodologa de la Investigacin Cientfica en el Campo del Derecho. La Plata: Edulp.
Saut, R., Boniolo, P., Dalle, P. y Elbert, R. (2005). Manual de Metodologa. Construccin del marco terico, formulacin de los
objetivos y eleccin de la metodologa. Buenos Aires: CLACSO.
Svampa, M. (2005). La sociedad excluyente. La Argentina bajo el
signo del neoliberalismo. Buenos Aires: Taurus-Pensamiento.
Torrado, S. (2004). La herencia del ajuste. Cambios en la sociedad
y la familia. En Nun, J. (dir.) Claves para todos. Buenos Aires:
Capital Intelectual Editora.
Vasilachis de Gialdino, I. (2007). Los fundamentos epistemolgicos
de la investigacin cualitativa. I Foro de Metodologas y Prcticas de Investigacin Social, Centro Insterdisciplinario de Metodologa de las Ciencias Sociales Facultad de Humanidades-UNLP
y Grupo de Estudios de Metodologa de la Investigacin SocialInstituto Gino Germani- Facultad de Ciencias Sociales-UBA. Mimeo.
(2003) Mtodos Cualitativos I: Los problemas terico-epistemolgicos. Buenos Aires: Centro Editor de Amrica Latina.
Wolkmer, A. C. (2006). Pluralismo Jurdico. Fundamentos de una
nueva cultura del Derecho. Sevilla: Editorial MAD.
Pratt Fairchild, H. (1989). Diccionario de Sociologa. Mxico: Fondo
de cultura Econmica.

56

El acceso a la justicia: aspectos tericos,


implicancias prcticas*

Diego A. Robles

La problemtica del acceso a la justicia ocupa un lugar central


en la agenda de la sociedad moderna. Ello ha producido que distintas disciplinas se hayan abocado a su tratamiento introduciendo con
sus perspectivas particulares enfoques nuevos que han enriquecido el
abordaje cientfico y prctico de la cuestin, a la vez que han puesto
de manifiesto la complejidad que asume este fenmeno hoy en da.
La Sociologa Jurdica estudia el acceso en trminos de confrontacin
entre la igualdad jurdica-formal y la desigualdad socio-econmica.
De esta manera, su aporte externo y emprico facilita la comprensin
de los contextos sociales donde se desenvuelve el derecho y se realiza la justicia.
Desde el siglo xviii a la actualidad, la justicia y el acceso, vienen siendo abordados en general desde la estructura estatal, y en
Distintos avances de este aporte terico fueron presentados en el VII Congreso de
Sociologa Jurdica de La Plata, noviembre de 2006, en el II Congreso Sociojurdico
de Oate, julio de 2007 y en el IX Congreso Nacional de Sociologa Jurdica de Rosario, noviembre de 2008.

57

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

particular, desde la ptica de la organizacin judicial. De modo que


los problemas del acceso a la justicia se han visto traducidos en
obstculos de acceso a la organizacin formal-oficial, esto es, el
Estado en sus distintas manifestaciones: Poder Poltico, Poder Judicial, Tribunales, etctera. Se ha procurado remover los obstculos
formales a travs de soluciones diseadas con criterios de eficacia
o efectividad. Este punto de vista ideolgico ha encontrado fundamento en un concepto de igualdad decimonnica puesta totalmente
en crisis a partir del siglo xx pero que an encuentra arraigo en
ciertos mbitos del espacio social: instituciones, polticas pblicas,
operadores, reproduccin de prcticas sociales, etctera. He aqu
uno de los obstculos ms importantes con el que los ciudadanos
an se enfrentan.
El pluralismo metodolgico que impera actualmente en el anlisis
sociolgico en el que el derecho no es un objeto dado a priori sino
que es construido en base a diferentes intereses cognoscitivos as
como tambin el cambio de paradigma que nos encontramos atravesando en el que emerge la idea del pluralismo social, cultural y
jurdico, y consecuentemente el rechazo a que todo lo jurdico se
identifique con el Derecho Estatal, justifican que el acceso a la justicia sea analizado y estudiado desde nuevas perspectivas (cientficas,
tericas e ideolgicas). Resulta necesario poner en evidencia lo que
hasta el momento ha quedado solapado bajo el manto de las formas
y las ficciones y que de alguna manera ha sido funcional al sostenimiento del Derecho Oficial en nuestro pas y gran parte de Amrica
Latina. Cmo se sostiene la ecuacin todo lo jurdico es igual a
Derecho Estatal se pone en tela de juicio, desde diferentes sectores
(Arnaud y Farias Dulce, 1996: 24).
Por otro lado, los problemas que se deben sortear para alcanzar la
justicia varan de acuerdo a la posicin socio-econmica del propio
destinatario de justicia. No existe acuerdo, por ejemplo, respecto de
hasta dnde se puede llegar, ni quines son los que acceden o quedan
fuera de la misma. Los medios para alcanzarla no son los mismos y
el trayecto para llegar puede variar de acuerdo a diferentes circunstancias. Pensemos, por ejemplo, en la justicia como algo susceptible
de ser alcanzado en un acto o que deba convertirse en una situacin
con cierta vocacin de perdurabilidad.

58

Los pobres y el acceso a la justicia

Los ciudadanos no se encuentran en igualdad de condiciones econmicas, culturales y sociales por lo que las herramientas y los medios disponibles varan en los diferentes sectores de la poblacin.
Por ello, frente a la multiplicidad de abordajes disciplinario-cientficos y las posibilidades de enfoques metodolgicos desde donde
observar el fenmeno del acceso a la justicia, en la investigacin de
la que este artculo forma parte nos hemos decidido por el anlisis
sociolgico desde la ptica del sujeto ms vulnerable y menos escuchado en esta problemtica; es decir el pobre.
En esa direccin podemos reflexionar: qu idea tienen los pobres
de la justicia?, cul es su experiencia de acceder o de haber quedado
fuera de la justicia?, cmo resuelven sus conflictos?, qu clase de
contacto tienen con el aparato jurdico formal? Es decir, nuestro punto
de partida, es la desigualdad social vista por quien ms la padece.

Dimensin terica del acceso a la justicia: los paradigmas


tradicionales del derecho
En este contexto de crisis o cambio de paradigma que venimos sealando, hacemos propio el interrogante de Arnaud y Farias Dulce
(1996) y nos preguntamos cules son los conceptos, paradigmas y
modelos que nos permiten operar de un modo adecuado el campo
del acceso a la justicia?, desde qu enfoque terico abordar el problema de la accesibilidad a la justicia? En este sentido, el acceso en
trminos de administracin de justicia puede ser explicitado desde
dos paradigmas tradicionales contrapuestos, esto es, desde la teora
del consenso y desde la teora del conflicto. La decisin por uno u
otro incidir en dos cuestiones puntuales: por un lado, en la determinacin de cules son los problemas que quedan involucrados en
la temtica que nos ocupa, y por el otro, en la identificacin de sus
posibles soluciones.
Desde el primer aspecto, en el modelo del consenso, y siguiendo a
Gerlero (2006), prevalece el orden social. La integracin y el equilibrio constituyen simultneamente el punto de partida y el objetivo a
satisfacer. Se prioriza el anlisis del todo en detrimento de las partes
y el individuo considerado en s mismo. El sistema social est conformado por cuatro elementos: lo actores o personas que interactan,

59

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

fines o metas determinadas a lograr que deben ser compartidas por los
actores, una situacin social dada que puede actuar obstaculizando o
favoreciendo la consecucin de dichos fines, y por ltimo, una orientacin normativa que es tomada como parmetro para amoldar las
conductas y diferenciar lo que es correcto de lo incorrecto as como
tambin lo permitido de lo prohibido.
Por su parte, la teora del conflicto comienza desde un supuesto diferente: la lucha y el enfrentamiento como resultado de la desigualdad
inmanente del sistema y de las tensiones permanentes entre los diversos componentes de la sociedad, esto es, individuos, grupos y organizaciones. En este modelo, el derecho es concebido como un instrumento que puede incentivar la transformacin de la sociedad, ya que
la normativa formal acrecienta la desigualdad social. Se lo relaciona
con la burguesa en tanto constituye la herramienta que esta tiene para
mantener su posicin y legitimar sus intereses y aspiraciones econmicas. La marginalidad, la pobreza, la aculturacin, se manifiestan como
obstculos concretos para la aplicacin del derecho. Este modelo se
plantea como una crtica a lo establecido, en particular, las normas
formales puestas por el Estado, generando un pluralismo jurdico y el
desarrollo de un derecho alternativo (Gerlero, 2006).
Ambos modelos deben ser analizados en el sentido de paradigmas,
como una representacin simple de un conjunto de valores y conceptos. Ello significa que nos interesan en la medida que sirven como
elementos tericos para interpretar la realidad social y no para adscribirla fanticamente a uno de ellos. Es importante, tambin, aclarar
que, los modelos no se dan en estado puro, ya que el mundo real se
nos presenta complejo. Resulta difcil, hoy en da, pensar en sostener
el sistema actual a ultranza sin reformas revolucionarias as como
tambin imaginar el cambio sin dejar nada de lo establecido en pie.
Respecto de las posibles soluciones, el modelo del consenso las
busca dentro del propio sistema. Indaga en l para establecer qu mecanismos deben ser mejorados u optimizados sin plantearse acerca
de la necesidad de que deban ser sustituidos radicalmente por otros.1
Nos referimos a una sustitucin que implique un cambio radical de paradigma. Entendemos que el mejoramiento de lo existente puede conllevar a que algunos procedimientos sean sustituidos por otros pero sin que ello implique un cambio ideolgico
fundamental en las soluciones ensayadas.

60

Los pobres y el acceso a la justicia

Importa aqu pensar la justicia desde dentro de la administracin,


considerada esta, a su vez, como organizacin. Se desarrollan las respuestas a los problemas institucionales, es decir, aquellos vinculados
a la estructura organizacional y las normas formales. Estos obstculos son ampliamente abordados por las diferentes ramas del derecho
(vgr. Derecho Procesal) y por una Sociologa Jurdica objetivista que
privilegia el sistema-estructura respecto de las personas que lo conforman.
Como ejemplo de esta postura podemos mencionar la hiptesis de
trabajo desarrollada por Gerlero (2006: 293): un cambio en la forma
de administrar justicia producira, con el tiempo, una modificacin
en las prcticas sociales y en la estructura social. El mencionado
autor desarrolla el concepto de cambio en la cultura tribunalicia,
entendida esta como un sistema ideal que se construye con concepciones del mundo y con productos simblicos. La cultura tribunalicia
estara formada por un sistema de cogniciones que permiten a los
integrantes predecir mutuamente sus comportamientos y sus funciones en sociedad a pesar de motivaciones y metas divergentes
(Gerlero, 2006: 305). De all que sea fundamental interpretar la dinmica de interaccin social dentro de la organizacin de justicia y en
particular en las unidades de trabajo (vgr. tribunales), los smbolos
compartidos y dotados de sentido dentro de la misma con sus manifestaciones, ideologas, mitos, ritos, hbitos y arquetipos, as como
tambin los sujetos intervinientes en la misma: abogados, empleados
judiciales, jueces y partes.
Este modelo tambin se ocupa de los sujetos que de manera manifiesta o latente entorpecen el acceso a la justicia, los denominados
obstculos personales. As, se encarga de los actores sociales y de
las problemticas que tienen expectativas contrapuestas a la de otros
actores sociales involucrados. Aqu es relevante la socializacin de
cada uno de ellos, en particular, la internalizacin de pautas formales
por medio del proceso educativo. Sus preocupaciones son la formacin del abogado2 y el acceso a la informacin sobre los derechos.
2
Dentro de la formacin del abogado considerada como un obstculo personal
para el logro del acceso a la justicia, se pueden visualizar dos dimensiones: 1. la
preparacin del estudiante en temas relacionados con la realidad social; 2. las cualidades que debera reunir el egresado como fututo operador de derecho (Gerlero
2006: 324).

61

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

En resumen, esta corriente se plantea la imperiosa necesidad de


implementar un proceso de reforma desde el seno mismo de la administracin de justicia focalizando el anlisis en la gestin administrativa de juzgados y tribunales as como en la correcta gestin de la
actividad judicial.3
De una perspectiva opuesta, se ha sealado podemos ser escpticos acerca de las posibilidades de reformas del acceso a la justicia
en un orden social fundamentalmente injusto. Hay que reconocer que
las reformas procesales y judiciales no pueden servir de sustitutos de
una reforma poltica y social (Cappelletti y Garth, 1983: 179).
La Sociologa Crtica como uno de los ms importantes exponentes aborda el tema del acceso a la justicia desde una visin particular, la de los grupos marginales y sus luchas sociales. La conciencia
social de estos autores surge a partir de las grandes diferencias empricamente comprobadas que existen respecto del acceso de acuerdo
a la categora social a la que pertenecen los ciudadanos. Como tema
importante, desarrollan el estudio de la crisis de la administracin
judicial motivada por la expansin de los derechos sociales. Dicho
aumento sumado a la crisis financiera de los estados subdesarrollados impide dar respuesta a los conflictos emergentes y cumplir an
con las obligaciones asumidas por el Estado. La cuestin excede, entonces, el campo de la tcnica procesal y esta se constituye en objeto
de estudio en la medida que cumple una funcin social determinada.
La contribucin de esta corriente sociolgica consiste en la investigacin emprica de los obstculos reales y concretos que las clases
populares deben sortear para acceder a la justicia.
A pesar de ello, los tericos del conflicto opinan que encontrndose la desigualdad cristalizada en el derecho de fondo, la democratizacin del acceso a la justicia no lograr ms que extender la
desigualdad bsica. Para esta tendencia terica, el acceso a la justicia
aparece como subalterno al de la desigualdad social, por lo que frente
a la imposibilidad de igualar a la poblacin en cuanto a posibilidades
3
Este autor junto a otros, entre ellos Quiroga Lavi, Mir, Federico, han trabajado
sobre experiencias en la aplicacin de normas de gestin de calidad ISO en la organizacin judicial argentina. Para un mayor desarrollo ver Quiroga Lavi y Federico,
Gestin de Calidad y Justicia, 2003 y Gerlero, Sistema de Gestin Social de Calidad
en el servicio de Justicia. II Congreso de gestin de Calidad, 2003.

62

Los pobres y el acceso a la justicia

socioeconmicas, propender al acceso a la justicia termina siendo un


problema comparativamente menor (Fucito, 2003).
El derecho, tal como lo concebimos, fue y sigue siendo pensado
para aquellos quienes tenan y an hoy tienen acceso a los bienes.
Como sostienen algunos autores, entre ellos Gargarella (2005), el
derecho resulta ser, en la prctica, un derecho que fue ideado para un
destinatario bien claro: una elite, masculina, blanca, catlica y con
amplio acceso a los bienes. Estas afirmaciones nos indican un dato
que no podemos pasar por alto: las instituciones a travs de las cuales
el derecho se expresa, fueron delineadas de acuerdo a los intereses
de quienes tuvieron el poder para crearlas. De ello es fcil colegir
que las herramientas que el ordenamiento brinda, terminan siendo en
muchos casos inapropiadas para resolver los intereses de los que no
fueron tenidos en cuenta para su creacin, esto es, los excluidos de
esos mismos bienes.
Como bien seala Lorenzetti (1994: 990), es interesante observar que la mayora de sus instituciones fueron diseadas sin tener en
cuenta este problema. En el derecho clsico, la propiedad, el trabajo,
el contrato o la responsabilidad fueron instrumentadas por los sectores sociales con amplio acceso a esos bienes; por esta razn se piensa
en el individuo ya instalado en el bien.
Bajo el velo terico de la igualdad el sistema reproduce esta estructura social. La estructura, desde esta ptica, no debe ser entendida como algo esttico que permanece por s misma, sino, por el
contrario, es producida y reproducida continuamente en la prctica
de los hombres. Es producto de la interaccin simblica, creada y
mantenida por ella misma.
Observar la realidad social, en trminos de acceso y exclusin,
nos pone en la necesidad de detenernos en esta cuestin. Desde dentro del sistema resulta imposible avizorar los obstculos que se desarrollan ms all de los lmites de las cortes y tribunales. Siguiendo
con Lorenzetti (1994), es el modo de ver el que nos impide observar
lo que desde otro punto puede resultar evidente. Se trata entonces de
sortear los problemas epistemolgicos, de cambiar el modo de ver
hasta tanto nuevos hechos se hagan explcitos para afrontar el tema
del acceso a la justicia.

63

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

Dimensin histrica del acceso a la justicia: el surgimiento


en nuestro pas
El acceso a la justicia en nuestro pas, se plante desde los comienzos como una cuestin que tendi a resolver los problemas que
surgan en torno a la defensa de los pobres ante los estrados judiciales, lo que Cappelletti denomina el acceso formal. Ya el Cabildo
de Buenos Aires, por ordenanza del ao 1814, haba asumido como
funciones la asistencia social y jurdica de sus vecinos, labor que
luego continu por decreto 6249 de 1946 a travs de la creacin del
Servicio Jurdico Gratuito.4
Este inicio responde a lo sealado por Berizonce (1987), quien
distingue ntidamente tres etapas. La primera de ellas caracterizada
por el asesoramiento puramente caritativo, en la que no pesaba sobre
los operadores jurdicos obligacin legal alguna de asumir la defensa
de los pobres. Un segundo momento donde se observa la incorporacin de tal deber legal en las leyes de organizacin de las profesiones
jurdicas, y en particular con la sancin de la ley 5.177 de la Provincia
de Buenos Aires que instituyera tambin los Consultorios Jurdicos
Gratuitos a cargo de los Colegios de Abogados; y por ltimo, la etapa
que nos encontramos transitando a la que considera de transicin entre el agotamiento del sistema anterior y el surgimiento de nuevos
postulados que amplan el campo del acceso diametralmente a otras
reas, no slo en relacin a los supuestos que quedan comprendidos
sino, tambin, respecto del abordaje disciplinario.
Hacia fines de la dcada de los cuarenta surgi la colegiacin legal
que trajo consigo dentro de su normativa la imposicin del deber de
asistencia legal para los abogados y la creacin de los Consultorios
Jurdicos Gratuitos que an hoy en da subsisten. De igual manera,
los distintos sindicatos y organizaciones empresariales hicieron lo
mismo respecto de los intereses de sus miembros, con algunos rganos que desempearon funciones similares.

4
Entre sus fines podemos citar: a. mantener un servicio de asesoramiento jurdico
oral para todos los vecinos; b. prestar patrocinio jurdico en los fueros civil y comercial a los carentes de recursos residentes en la capital; c. ejercer la defensa
de los agentes municipales en el fuero correccional y criminal; d. brindar patrocinio
notarial.

64

Los pobres y el acceso a la justicia

En consonancia con las tendencias mundiales del momento, a comienzos de los setenta, una nueva oleada de propuestas reformadoras
irrumpi en un escenario que indicaba con claridad las insuficiencias
del esquema vigente. En 1972 se organiz el VII Congreso Nacional
de Derecho Procesal en la ciudad de Mendoza que tuvo como modelo
la legislacin francesa que fue pionera en la materia. All se declar:
resulta imprescindible revisar los sistemas vigentes de
asistencia gratuita a quienes carecen de recursos para
asegurar su mayor efectividad en concreto a cuyo fin:
a) debe consagrarse en todas las legislaciones el deber
social de los abogados de asistir jurdicamente a los
pobres, reafirmando as una de las hidalgas tradiciones forenses; y la obligacin de las entidades profesionales de organizar consultorios gratuitos; ello sin
perjuicio del deber del Estado de organizar, mantener
y mejorar las defensoras oficiales para pobres, incapaces y ausentes.

En el mismo sentido se pronunci el VI Congreso Provincial de


la Provincia de Buenos Aires celebrado meses despus y las Primeras Jornadas sobre Asistencia Jurdica Gratuita de la Provincia de
Buenos Aires realizadas en Morn en el ao 1974. En esta ltima, se
estructur el Servicio Jurdico Integral cuyo cometido no fue reemplazar a los Defensores Oficiales sino complementar su labor, estableciendo la ineludible obligacin del abogado de prestar asistencia
a sectores ms pobres de la comunidad.
Se establecieron tres tareas fundamentales: 1. la de consulta; 2. la
de patrocinio; 3. la de prevencin jurdica. Las dos primeras fueron
diferenciadas en su funcionamiento, pues ya haban sido previstas
en la Ley 5.177, aunque de manera conjunta, habindose encomendado al Patrocinio la centralizacin de toda la asistencia judicial en
cada Departamento Judicial. El aspecto novedoso fue la creacin del
Servicio de Prevencin Jurdica que tendra a su cargo alertar a la
comunidad sobre problemas jurdicos, tanto al pueblo como a las
autoridades, esclareciendo los temas de ndole jurdica que se planteen. Ello apuntaba, sin lugar a dudas, a que la gente profana de lo
jurdico tuviera conciencia de sus derechos y de la forma en la que
podan ejercerlos.
65

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

Las tres funciones sealadas fueron coordinadas por la Divisin


Servicio Social que estuvieron a cargo de asistentes sociales que se
dedicaban a la recepcin del consultante, la deteccin de carencia de
recursos econmicos que constitua una condicin para la admisin
en el servicio, y adems, de atender los problemas sociales que la
gente traa ya sea para solucionarlos en ese lugar o remitirlo donde
correspondiese. Los asistentes sociales eran los nicos profesionales
rentados que trabajaban de manera permanente en el servicio coordinando todas las actividades, ya que los abogados consultores concurran una vez por semana y los patrocinantes deban atender al
pblico en sus respectivos estudios segn los casos que le fueren
asignados.5
El encuentro ms trascendente se realiz en 1981 en el XI Congreso de Derecho Procesal en La Plata que cont con la distinguida
presencia del profesor Mauro Cappelletti donde se subray con especial nfasis el hecho de que las propuestas que fueron esgrimiendo
no haban tenido recepcin legislativa hasta entonces.
En 1984, en la II Conferencia sobre Seguridad Social del Abogado, se propuso la creacin de una obra social de asistencia jurdica
a la poblacin de la Provincia de Buenos Aires cuya organizacin
se confiara al Colegio de Abogados y a la Caja de Previsin Social
para Abogados de la Provincia de Buenos Aires. El Estado participara financiando el sistema con contribuciones determinadas por
ley. Los beneficiarios tendran derecho a asistencia jurdica judicial,
extrajudicial y administrativa, as como tambin el derecho a elegir
libremente al profesional cuyos aranceles estaran determinados conforme lo dispona la reglamentacin. El proyecto finalmente no tuvo
concrecin.
La Unin Iberoamericana de Colegios y Agrupaciones de Abogados organiz su VI Congreso en la ciudad de Mar del Plata en el cual
se abri nuevamente el tpico bajo el tema El acceso a la justicia
para quienes carecen de medios: ayuda legal, turnos de oficio y asistencia al detenido o preso desde el primer momento de su detencin
en el que se seal la necesidad de implementar un sistema global
5
El texto completo de la estructura y reglamento de este servicio se pueden consultar en revista Sensus boletn N 7, T. XII, 1974, La Plata, y en la Revista Federacin
Argentina de Colegios de Abogados N 33/36, mayo-diciembre, 1974.

66

Los pobres y el acceso a la justicia

objetivo y amplio de cobertura acorde con las necesidades de la asistencia jurdica.


Como claramente se advierte, los primeros esfuerzos se encaminaron a resolver la inaccesibilidad de los ciudadanos de menos recursos al sistema de justicia. Se presuma en cierta forma que ese era
quizs no el nico pero si el principal escollo que la gente comn
deba sortear y que la separaba de la justicia.
En gran medida sigui siendo el punto de anlisis de los investigadores frente a la realidad econmica cambiante de nuestro pas,
pero a medida que las soluciones se fueron cristalizando en normas,
tal solucin devino insuficiente y qued al descubierto la mayor complejidad que el tema implicaba. No slo se trataba de una cuestin
de falta de medios que se resolva otorgndoselos particularmente a
cada uno, sino que entraban en juego otros factores, lo que Cappelletti y Garth llamaron el acceso a una justicia eficaz y el desconocimiento del derecho (adems del acceso formal).
Como conclusin, podemos reformular la evolucin que mencionramos ms arriba en otras tres etapas claramente diferenciadas: en
la primera, el objetivo fue remover los obstculos y condicionantes
econmicos, a travs de la organizacin de servicios jurdicos gratuitos. Signific un acceso formal a los estrados judiciales mediante
organizaciones que no participaban del poder judicial, especialmente
a travs de los sindicatos y la creacin de los Colegios de Abogados
considerados estos ltimos como entes pblicos no estatales. Una
segunda etapa, se caracteriz por la ampliacin de la nmina de derechos y mejoramiento de los procedimientos existentes, el acceso
continu siendo formal pero con gran incidencia en los derechos de
las personas, en particular con la aparicin de los derechos sociales
y los intereses difusos o colectivos. Ambas etapas, pueden ser concebidas como normativas o dogmticas atento el enfoque expuesto.
Finalmente, nos encontramos en una tercera etapa que podemos
denominar sociolgica, determinada por el desarrollo de investigaciones empricas tendientes a mejorar, con mtodos cada vez ms
sofisticados, las deficiencias estructurales de la organizacin de justicia, as como a determinar los problemas con los que se enfrenta el
ciudadano comn para resolver sus conflictos cuando no logra tener
contacto con el aparato judicial o en los casos que, habindolo te-

67

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

nido, desiste o no permanece en el sistema. Como se advierte, el


campo de anlisis se ampla en relacin al objeto de estudio y, como
consecuencia de ello, respecto del abordaje multidisciplinario. El acceso o el no acceso comienzan a develar sus causas reales que en
perodos anteriores haban quedado solapadas bajo la sombra de las
formas. Los condicionantes resultan ser de la mas diversa ndole,
entre ellos: econmicos, sociales, culturales, polticos, psicolgicos,
jurdicos, histricos, estructurales, organizacionales, geogrficos, etctera. Este nuevo panorama importa un cambio de paradigma que
vincula ampliamente esta problemtica con numerosos aspectos que
no fueron tenidos en cuenta durante mucho tiempo.

Dimensin conceptual del acceso a la justicia: algunas


definiciones
Desde el punto de vista metodolgico, investigar un problema supone la necesidad de utilizar los conceptos que mejor expliciten la
realidad sobre la que estamos trabajando. La mayora de los estudios
realizados sobre el acceso hasta el momento han adoptado el enfoque
de la organizacin judicial, estableciendo cules son los obstculos
y cules sus posibles soluciones. Tales posturas han asumido de manera implcita una nocin de acceso a la justicia que no siempre ha
sido definida pero que ha determinado sin lugar a dudas la forma de
ver el problema. De tal modo, resulta necesario construir un concepto propio o cuanto menos clarificar los existentes y desentraar
sus distintos sentidos.
El diccionario6 define el trmino acceder como: Tener acceso
a una situacin, condicin o grado superiores, llegar a alcanzarlos
mientras que el trmino acceso es entendido como accin de llegar
o acercarse o bien como entrada o paso. Desde esta consideracin
amplia podemos referirnos a muchas otras posibilidades y pensar en
acceder a la salud, a la educacin, a la vivienda, al trabajo, etctera.7 En todos estos supuestos est claro que siempre implica alcanzar

Diccionario de la Real Academia Espaola, 22 Edicin.


Un desarrollo interesante acerca del acceso a otros bienes adems de la justicia
lo podemos encontrar en Lorenzetti, 1994.
6
7

68

Los pobres y el acceso a la justicia

aquello que a priori no tenemos, colocndonos o al menos procurando colocarnos en una situacin mejor de la que partimos.
En esta direccin, el trmino que venimos utilizando puede ser
clasificado siguiendo algunos criterios:
a. acceso formal y material: podemos considerar el acceso a
la justicia, en primer lugar, teniendo como pauta de clasificacin
los medios de resolucin de conflictos que son empleados para dirimir una contienda. En esa direccin estos pueden ser formales o
informales (alternativos).8 En un primer grupo de definiciones, la
justicia estara referida al conjunto de instituciones, procedimientos, operadores, que intervienen en la dinmica de la resolucin de
conflictos legales dentro del aparato jurdico formal (entre ellos:
tribunales, rganos de la administracin pblica, etctera.). Ello
estara relacionado a expresiones tales como acceso a la Administracin de Justicia y acceso al Derecho, referido este ltimo
exclusivamente a los canales formales de resolucin de conflictos.
Desde este punto de vista material Balate define el acceso a la justicia como la corriente de pensamiento que se interroga sobre las
condiciones de paso de un Estado formal a un Estado real de derecho en que la causa de uno sea escuchada por las cortes y los
tribunales (Boueiri, 2003: 226). O como la posibilidad de hacer
uso, como ciudadano, de los mecanismos y estructuras del sistema
judicial del estado para la defensa de los derechos legales (Lista
y Begala, 2000: 251). O bien como define Del Carril un acceso a
todos los beneficios de la justicia y del asesoramiento legal y judicial, en forma adecuada a la importancia de cada tema o asunto,
sin costos o costos accesibles, por parte de todas las personas fsicas y jurdicas, sin discriminacin alguna por sexo, raza, religin
o nacionalidad (Lynch, 2001: 6). Estas nociones, como se puede
apreciar, destacan los aspectos organizacionales, tanto de estructura como de procesos de la justicia.
En un sentido, tambin material aunque ampliado se concibe el
acceso a la justicia como una teora crtica de la primera acepcin,
8
En este punto seguimos la distincin efectuada por Arnaud y Farias (1996: 287)
para quienes existen alternativas a la solucin de conflictos dentro del marco del Derecho Estatal, alternativas ajenas al mismo; y finalmente, hay conjuntos normativos
jurdicos paralelos.

69

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

que busca ampliar el campo de investigacin y que se concentra particularmente en el mejoramiento de la solucin de litigios y transacciones fuera de las cortes y los tribunales (Balate, 1993: 215). Aqu
ya nos estaramos refiriendo a las llamadas va alternativas o informales; lo que Cappelletti denomina derecho coexistencial.
Por ltimo, sintetizando las dos acepciones antes sealadas se define al acceso a la justicia como la igualdad de oportunidades para
acceder a los recursos jurdicos formales e informales que generan, aplican o interpretan las leyes y regulaciones normativas con
especial impacto en el bienestar social y econmico de las personas
(Boueiri, 2003: 227).
b. Acceso como hecho y como derecho: un segundo grupo de
definiciones, siguiendo a Lista y Begala, concibe el acceso teniendo
en cuenta su diferente naturaleza. Puede ser considerado como un
hecho social, entendido como el vnculo entre los individuos como
ciudadanos y el sistema judicial, para la defensa de sus derechos legalmente reconocidos, partiendo de suponer que dicho acceso no es
igualitario y de admitir que es un derecho legalmente consagrado
por el principio de igualdad ante la ley (Lista y Begala, 2000: 252).
Desde esta perspectiva el acceso es un hecho que actualiza el derecho formalmente reconocido. En esta circunstancia es donde se torna
particularmente problemtico ya que se vislumbra que las posibilidades no son iguales para todos los individuos por la desigual distribucin de recursos. En esta diferencia de medios y posibilidades
de acceder es donde Cappelletti y Garth incorporan una dimensin
normativa del concepto:
Claro est que el reconocimiento de la importancia del
acceso efectivo de la justicia no tendra sentido si no
se proporcionasen los medios legales para que los derechos puedan ser ejercidos prcticamente. De ah que
deba tenerse al acceso a la justicia como el principal
derecho el ms importante de los derechos humanos
en un moderno e igualitario sistema legal que tenga
por objeto garantizar y no simplemente proclamar el
derecho de todos. (1983: 22)

c. Acceso como acto o como trayecto: un tercer grupo centra


su anlisis en el iter que el ciudadano comn debe recorrer en pos
70

Los pobres y el acceso a la justicia

de alcanzar justicia para su caso particular. Visto de esta forma el


acceso puede consumirse en un acto o adquirir forma de un proceso o trayecto. Con alcance ms restringido, el acceso es un acto
que crea vnculos entre los ciudadanos que buscan la defensa de sus
derechos y el sistema judicial. Desde all se han desarrollado las soluciones tradicionales para ampliar el campo de acceso a la justicia
tales como el asesoramiento legal gratuito, el beneficio de litigar sin
gastos, adaptacin de procedimientos, etctera.
Sin embargo, se avizora que el acceso no se efectiviza igualitariamente, aunque se haya logrado el contacto con el sistema judicial.
Es por ello que se desarrolla la idea del acceso como un trayecto en
el que se deben dar distintas circunstancias que posibilitarn llegar
al sistema judicial y permanecer el tiempo que sea necesario para la
efectivizacin de los derechos. Ello supone que la garanta formal
de igualdad en dicho acceso debe necesariamente extenderse a todas
las etapas que componen la secuencia. Como ventaja permite ver
mejor el no acceso, por ejemplo, de la poblacin que ni siquiera se
acerca, por no poder identificar las posibilidades y las ventajas que
brinda el sistema judicial, o que aun identificndolas, no cuenta con
conocimientos o medios econmicos suficientes.
d. Acceso directo y acceso inverso a la justicia: el cuarto grupo
est vinculado a la posicin que asume el sujeto respecto de la justicia. El derecho procesal ha resumido la cuestin diferenciando entre
el legitimado activo y pasivo del proceso, de acuerdo a quien sea
el titular que ejerza la accin o quien sea el encargado de resistirla.
Algo similar sucedera con el acceso a la justicia para algunos autores (Sommer, 2000), quienes hablan de un acceso inverso a la justicia que se dara en el caso de los pobres que si bien tienen un alto
contacto con la justicia su situacin es la de demandados o posibles
autores de delitos. Ello produce una serie de consecuencias que afectan considerablemente su capacidad de acceder a la justicia cuando
son vctimas del sistema que cercena sus derechos. Pensemos en la
desconfianza que tienen para acudir a la Administracin de justicia.
Los pobres tienen la certeza que recibirn un mal trato y una baja
calidad de servicio en razn del trato diferencial y discriminatorio

71

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

que han recibido en relacin con las personas de mayores recursos.9


Por otro lado segn observa Santos (1998) este fenmeno se explica
en una situacin general de dependencia e inseguridad que produce
el temor a represalias si se recurre a tribunales.
e. Acceso formal y acceso eficaz: en el quinto grupo podemos
ubicar las definiciones que ponen nfasis en la calidad del servicio
de justicia. No se trata solamente de llegar a los tribunales sino de tener la posibilidad de lograr un buen servicio de justicia que no desvirte las garantas constitucionales ni los derechos que se pretendan
hacer valer. Es lo que puede llamarse el acceso a la justicia eficaz.
Como se ha sostenido acceder no slo significa llegar al sistema
sino que este brinde la posibilidad de lograr un pronunciamiento judicial en un tiempo razonable y prudencial que solucione el conflicto
o que brinde amparo frente a la amenaza de violacin de un derecho
o la violacin del mismo (Brandana, 2000: 326).
f. El derecho humano de acceder a la justicia: consideracin
aparte merece el acceso y los derechos humanos. Segn Cappelletti y
Garth (1983) el derecho al acceso a la justicia constituye el ms importante de los derechos humanos. En el concepto de algunos autores
el acceso a la justicia constituye un conjunto de derechos y garantas
recogidos en los instrumentos internacionales de derechos humanos
(Bolvar, 2000). Tambin se la define como la posibilidad efectiva
de recurrir a sistemas, mecanismos e instancias para la determinacin
de derechos y la resolucin de conflictos.10 En relacin al Sistema
Interamericano se ha dicho que conforman este conjunto el derecho
a un recurso efectivo, ampliamente desarrollado en el caso Velsquez Rodrguez11 en el que surge que no es cualquier recurso el que
debe garantizarse sino el que sea eficaz, idneo y pertinente para
la pretensin que exige quien accede al sistema; un segundo ncleo
conformado por las garantas judiciales detalladas ampliamente en su
9
Como ejemplo podemos citar un estudio realizado en Venezuela que revela que
existe una mayor penalizacin para los reos de clase baja respecto de los de clase
alta por el mismo delito (Van Groninger, 1980).
10
Esta es la definicin que se puede recoger de la cartilla de presentacin del XVII
Curso Interdisciplinario de Derechos Humanos desarrollado del 31 de julio al 11 de
agosto del 2000, en la ciudad de San Jos de Costa Rica.
11
Caso Velsquez Rodrguez c/ Gobierno de Honduras s/ indemnizacin compensatoria. (Artculo 63.1 Convencin Americana de Derechos Humanos). Corte Interamericana de Derechos Humanos (Sentencia del 21 de julio de 1989. Serie C, Nmero 7).

72

Los pobres y el acceso a la justicia

artculo 812 y un tercer bloque relacionado con la garanta de igualdad


ante la ley. Finalmente, y como forma de asegurar el cumplimiento
de los preceptos anteriores, dispone la necesidad de que los pases
adapten su legislacin, sus prcticas y procedimientos de tal manera
que sea posible y viable el disfrute de todos los derechos reconocidos
por la Convencin.
Los derechos humanos constituyen un nuevo paradigma de igualdad en dignidad y derechos frente a todo tipo de discriminacin y
resultan ser el andamiaje necesario para la temtica que estamos desarrollando.
La mayora de las definiciones expuestas hasta aqu consideran
a la justicia como sinnimo de organizacin judicial. Por lo general son aquellas que provienen del derecho y desarrollan cuestiones
vinculadas a los procesos. Sin embargo, podemos afirmar, que la denegacin de justicia tiene efectos ms perniciosos en aquellas situaciones que no alcanzan a ser traducidas a problemas jurdicos en el
ordenamiento establecido. Ello no implica que necesariamente deban
ser resueltos dentro del mismo sino que, en la mayora de los casos,
esta circunstancia termina impidiendo la suerte de su resolucin.
Si los esfuerzos investigativos, as como las reformas, se concentran solamente en indagar dentro del mismo, queda al descubierto un
amplio sector no judicializado y no por ello menos conflictivo
en el que se producen consecuencias ms deletreas, sobre todo en
los sectores sociales bajos. En este sentido, el acceso a la justicia se
encuentra ntimamente vinculado a otras puertas de acceso que en
nuestra sociedad permanecen tambin cerradas: el acceso a la educacin, a la salud, a la seguridad, a la participacin poltica, etctera.
He aqu la estrecha vinculacin entre el campo jurdico y el social.
No desmerecemos el aporte de quienes indagan dentro del sistema
judicial aunque no podemos dejar de denunciar el reduccionismo en
el que quizs no tan ingenuamente incurren. La organizacin de justicia es slo uno y quizs no el ms importante de los aspectos susceptibles de ser analizados. Achicando el espectro, simplemente nos
enfrentamos con un obstculo epistemolgico, aquel que nos hace
12
Convencin Americana sobre Derechos Humanos (Pacto de San Jos de Costa
Rica), suscrito el 22/11/69 e incorporado al ordenamiento jurdico argentino mediante
Ley 23.054 (Sanc. 1/III/1984; Prom. 9/III/1984; B.O. 27/III/1984).

73

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

ver al derecho como un sistema cerrado y autnomo, cuyo desarrollo


puede ser comprendido nicamente a travs de su dinmica interna.
Esto no hace ms que contribuir con la tensin entre la perspectiva
interna y externa, es decir, entre una sociologa del derecho de
los juristas y una sociologa del derecho de los socilogos (Andr y
Farias Dulce, 1996: 21).
Desde el positivismo se corre el peligro de pretender que el ciudadano comn llegue a la justicia con el riesgo que se quede en el
camino o en el umbral13 en vez de que la justicia sea la que llegue
a l. Debemos recordar lo sealado por Bourdieu (2000: 181) para
quien el establecimiento de un espacio judicial implica la creacin
de una frontera entre aquellos que estn preparados para entrar en el
juego y aquellos que, cuando se encuentran arrojados dentro de l,
quedan de hecho excluidos. De all que no alcance con crear condiciones que arrojen ciudadanos en procesos judiciales, sino
que resulta imperioso lograr primero que accedan, y una vez adentro,
procurar que ejerzan las herramientas en defensa de sus intereses.
Entrar y permanecer son dos etapas de un mismo cometido: la realizacin de la justicia.
Por otra parte, con la complejidad que asume la vida moderna,
es impensable buscar soluciones sin traspasar la valla del campo
jurdico. El conjunto del sistema jurdico no siempre tiene una respuesta especfica para cada problema o cuestin jurdica planteada.
Los desarrollos actuales del anlisis sociolgico toman en cuenta
tambin la dimensin poltica, econmica y valorativa del derecho.
La problemtica del acceso sigue ese mismo sentido.
De manera especial nos preocupan las barreras culturales del acceso. El desconocimiento del derecho se erige en el principal obstculo de la especie. En la vida social las personas realizan infinidad
de actos dotados de sentido y con efectos jurdicos, sin embargo gran
parte de ellos no son comprendidos en su alcance y en cuanto a sus
significaciones sociales. Esto contribuye con la sensacin de ajenidad que experimenta el ciudadano frente a un universo jurdico cada
vez ms profuso y complejo. El derecho termina siendo un discurso
opaco (Crcova, 2006).
13
Resulta ilustrativo el relato Ante la Ley citado en el ap. 3. Para su lectura remitimos a Kafka, El Proceso, 1999.

74

Los pobres y el acceso a la justicia

El concepto de acceso a la justicia, participa en gran parte de las


caracterizaciones que hemos venido realizando. Segn se concibe,
es un derecho que necesita ser garantizado pero tambin es un hecho
que debe ser concretado. Es un acto a la vez que un proceso o trayecto que se prolonga en el tiempo. Es un derecho constitucional a la
vez que un derecho humano. Est vinculado con la organizacin de
justicia, pero a la vez excede sus fronteras y contempla el uso alternativo del derecho. Se relaciona con la justicia en un sentido formal
pero tambin material por lo cual no importa slo llegar sino tambin
cmo se llega.
En tanto concepto es dinmico, relativo e instrumental. Es dinmico porque su consideracin vara en consonancia con los procesos
histrico-sociales. El rol del Estado y su relacin con la sociedad
civil determinan de manera directa sobretodo mediante el diseo
de polticas pblicas en la accesibilidad a la justicia. En nuestro
pas, como en gran parte de Amrica Latina, hemos sido testigos
privilegiados de la oscilacin estatal entre el intervencionismo y el
liberalismo/neoliberalismo; entre la regulacin y la libertad de los
mercados, as como tambin entre la desidia y el activismo estatal.
Este dinamismo es propio de la dimensin histrica en el que se desarrollan los hechos sociales.
Tambin es relativo porque puede vincularse a contextos polticosociales determinados. La relacin existente entre un marco sociopoltico y un territorio determina que ciertas polticas de acceso puedan
ser aplicadas en un Estado y no en otro. Tanto los obstculos como
las posibles soluciones siguen esta lgica.
Derivado de los anteriores, tambin podemos caracterizarlo como
instrumental. Es posible disear un concepto metodolgicamente
adecuado al contexto social, histrico y poltico del objeto de estudio
y proponer uno que se adapte a la realidad de cada pas. En otros
trminos, acceder a la justicia en Argentina puede ser muy diferente
a Europa pero quizs no demasiado lejano al resto de los pases de
Amrica Latina.
En nuestro modo de ver, el acceso a la justicia debe ser entendido
como un acceso a las condiciones sociales, culturales, polticas,
econmicas y jurdicas que posibiliten el reconocimiento y ejercicio efectivo de derechos por parte de los ciudadanos, ya sea dentro de

75

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

las organizaciones jurdicas formales como alternativas de acuerdo al


inters de quien procura acceder.
Creemos que las condiciones que necesita el ciudadano para hacer valer sus derechos son de la ms diversa ndole, algunas de ellas
con mayor incidencia que otras de acuerdo a cada caso, pero todas,
con un efecto fuertemente limitante. Para que las personas alcancen
la justicia, es necesario procurarles los medios adecuados para sortear tales condicionamientos. Estos no se encuentran uniformemente
repartidos en el espacio social de modo que las herramientas deben
seguir inexorablemente esa desigual lgica de distribucin.
El reconocimiento y el ejercicio de los derechos resultan ser dos etapas claramente diferenciables del mismo cometido; de modo que ambas deben estar presentes en cualquier conceptualizacin. No se puede
ejercer aquello que previamente no se ha reconocido que se detenta as
como tambin de poco sirve reconocer que un derecho se posee sino
existe forma de hacerlo valer frente a otros. Por otra parte, como ya se
ha sealado, ese ejercicio debe ser eficaz para llegar a la justicia.
Si bien en nuestro pas como sucede en muchas otras legislaciones se considera que desde la concepcin ya se puede ser titular de
derechos, preferimos adoptar el trmino ciudadano para hacer referencia a las personas que siendo titulares de derechos y encontrndose en posibilidades personales de poder ejercerlos, se encuentran
condicionadas por los factores ya mencionados.
Finalmente, nos interesa subrayar, que el mbito donde se pueden
ejercer y reconocer los derechos puede ser tanto la administracin de
justicia como los mecanismos informales o alternativos del derecho.
Con ello pretendemos apartarnos de aquellos que solo ven soluciones dentro del derecho oficial estatal.
Todas las caracterizaciones desarrolladas an la propia resultan ser puntos de vista o anlisis posibles cuya eleccin debe quedar
esclarecida a la hora de su abordaje. Toda verdad, todo concepto,
importa una exclusin, un costado negativo (Lorenzetti, 2004). La
exclusin como negatividad de una verdad es necesaria e imprescindible, para conocer lo verdadero de lo falso, para establecer sus lmites. Nuestro modo de ver va a ser el que condicione lo que vemos. Se
trata de condicionamientos epistemolgicos que impiden ver lo que
desde otra ptica puede resultar evidente.

76

Los pobres y el acceso a la justicia

Nuevas dimensiones del acceso: el desconocimiento del


derecho como denegacin de justicia
Hasta aqu, hemos desarrollado los aspectos tradicionales del
acceso. Como sealan Birgin y Cohen (2006) el acceso a la justicia puede ser considerado desde varios aspectos diferentes aunque
complementarios, entre ellos destacan de manera particular el conocimiento de los derechos por parte de los ciudadanos y de los medios para poder ejercer y hacer reconocer esos derechos y, especficamente, la conciencia del acceso a la justicia como un derecho
y la consiguiente obligacin del Estado de brindarlo y promoverlo.
Este aspecto ya mencionado por Capelletti y Garth (1983) y definido
como barrera cultural fue profundizado por otros autores recientemente, entre ellos, Crcova (2006).
Segn este ltimo autor, existe una paradoja en el derecho de la
modernidad consistente en el hecho de que este se asienta sobre la
premisa de que es conocido por todos y, que al mismo tiempo, materialmente considerado, resulta un discurso relativamente indisponible para los ciudadanos, por su intransparencia, su cripticidad, su
complejidad14, etctera.
El desconocimiento del derecho o la ignorancia de la ley15 implican no slo la ausencia total de conocimiento de las normas, rganos
y procedimientos sino tambin las creencias, e imgenes del sistema
que desalientan su utilizacin. Al mismo tiempo, esto se produce
en tres niveles: en primer lugar, las personas ignoran cules son sus
derechos tanto los individuales, como los colectivos o los pertenecientes a distintos grupos o categoras (mujeres, trabajadores, nios,
14
Complejidad producida siguiendo al autor por varios factores entre los que se
pueden sealar: 1. socioeconmicos, 2. histricos-antropolgicos, 3. tnico-culturales, 4. ideolgicos, 5. mecanismos de produccin y reproduccin de hegemona, 6.
fenmeno de la positivizacin y los criterios de legitimidad, 7. eficacia de la ley, 8. el
debate monismo y pluralismo, 9. la produccin autnoma y heternoma del derecho, 10. los fines sociales del derecho, 11. la autologa y autorreferencialidad del derecho, 12. la profusin normativa, 13. las complejidades tcnicas de los institutos, 14.
contenidos ficcionales del derecho, 15. marginalidad, 16. anomia, 17. aculturacin.
15
El artculo 20 de nuestro Cdigo Civil dispone: La ignorancia de las leyes no sirve
de excusa, si la excepcin no est expresamente autorizada por la ley. A lo largo
del texto existen otros artculos que refuerzan a la vez que oscurecen el principio
romano nemo cesitur innorare legem. La larga discusin doctrinaria en torno a esta
cuestin excede los objetivos del presente trabajo.

77

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

etctera). Ello implica no slo la necesidad de su reconocimiento nominal sino tambin el conocimiento de sus alcances y limitaciones.
Como se ha subrayado (Brandana, 2000) en una serie de entrevistas
llevadas a cabo en el barrio Altos de San Lorenzo de la ciudad de
La Plata, la poblacin de la zona en un alto porcentaje desconoce
las normas referidas a la transmisin de la propiedad privada cuyos preceptos son base de nuestro derecho civil y la sociedad capitalista. De tal modo, terrenos y casillas, se consideran sinceramente
vendidos aunque su propiedad sea transferida por la entrega de un
simple papel escrito y firmado sin saber por quien. Existe un alto
grado de desinformacin en la poblacin que resulta ms crtico en
cierto sector de ella respecto de cules son sus derechos as como
tambin de la posibilidad que tienen de ser invocados y defendidos
judicialmente. La situacin social, en este sentido resulta ser determinante. Como seala Bourdieu (2000: 189) la sensibilidad hacia la
injusticia o la capacidad de percibir una experiencia como injusta no
estn uniformemente repartidas y depende estrechamente de la posicin que se ocupa en el espacio social. Existe una diferencia entre
poseer un problema jurdico, identificarlo como tal y llevarlo a la administracin de justicia para su resolucin. Siguiendo al autor citado
el descubrimiento de la injusticia como tal reposa en el sentimiento
de tener derechos, y el poder especfico de los profesionales consiste
en la capacidad de revelar derechos y al mismo tiempo las injusticias
o al contrario, censurar el sentimiento de injusticia fundado sobre el
slo sentido de la equidad y por ese medio, disuadir la defensa judicial de derechos subjetivos (Bourdieu 2000: 190).
Por otra parte, se desconocen los mecanismos de proteccin disponibles para hacer valer los derechos eficazmente. De nada sirve
tener conciencia de ellos si se tornan virtualmente ineficaces por no
saber como operativizarlos. Resulta imprescindible poner al alcance
de las personas no slo los medios jurdicos sino tambin los lugares
fsicos donde acudir en defensa de sus intereses. En un trabajo de
campo llevado a cabo por Vilanova16 se analiz el nivel de conocimiento que tena la poblacin de Crdoba sobre la existencia de
16
Vilanova, El asesoramiento legal gratuito en el marco de las polticas sociales
ponencia presentada en el I Congreso Nacional de Sociologa Jurdica realizado en
La Plata, noviembre de 2000.

78

Los pobres y el acceso a la justicia

los diversos mecanismos de asesoramiento legal gratuito. Los datos


indicaron que el 60% de los encuestados no poda identificar una
fuente que les proveyera el servicio de justicia de manera gratuita en
caso de necesidad. El 40% restante confiaba en que podra procurarse
asistencia legal gratuita, aunque de diversas fuentes. Slo el 42,2%
supone que obtendra ayuda legal de instituciones estatales, mientras
que el 12,8% apelara a instituciones no estatales. Llamativamente el
mayor porcentaje (45%) esperaba obtenerla de relaciones personales
tales como amigos y parientes. Esto demostraba, para el autor, un
dato significativo: que las relaciones informales contribuyen a mitigar la escasa difusin del servicio estatal.
En el mismo sentido, como tambin se ha sealado, se desconoce
la ubicacin de los edificios de justicia o la simple distribucin de las
distintas oficinas dentro de ellos, por lo que los mismos abogados deben recurrir en muchos casos a mapas para desplazarse ante la inexistencia de sealizacin adecuada. Por ello, podemos estar de acuerdo
en que ms que el conocimiento de la accesibilidad, como requisito
previo para solucionar el problema de la ignorancia del Derecho, es
necesario darle a la gente la conciencia de los medios disponibles y
como poder usarlos (Berizonce, 1987).
Por ltimo, como un tercer nivel de desconocimiento, encontramos las imgenes distorsivas o errneas que los profanos tienen
del universo jurdico. Muchas veces simples caricaturas creadas por
creencias acerca de la justicia, del proceso, los operadores jurdicos
(abogados, jueces, fiscales, etctera) y de la administracin judicial
en general, en las que influyen de manera particular las experiencias
personales que se constituyen en el sustento de la opinin pblica.17
Estas imgenes suelen estar cargadas de un signo negativo que desalientan la utilizacin del servicio de justicia y sobre la que inciden
en gran medida los medios masivos de comunicacin. Resulta de
17
Algunos distinguidos juristas sostienen que la opinin pblica en general en la
gran mayora de los pases del rea americana valora de modo negativo, en diversos
grados de desaprobacin, tanto el resultado de la labor de los jueces como el de
la rama judicial, [] esa percepcin negativa es ms acentuada tratndose de la
justicia penal. Las consecuencias que de ello derivan se resumen en un creciente
desprestigio social de la iudicatura, que abarca a todos los operadores, jueces y
abogados, tanto como una generalizada desconfianza en el sistema de justicia (Berizonce, 1999: 51).

79

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

vital importancia lo que sienten los justiciables; la justicia llega a ser,


en alguna medida un problema de percepcin tanto como de realizacin. No basta con identificar un problema como jurdico sino que
adems es necesario estar dispuesto a entablar una accin. En las
clases ms bajas ello se explica segn Sousa Santos (1998) en dos
factores: por un lado, las experiencias anteriores con la justicia de las
que result una decepcin frente al mundo jurdico, y por el otro, el
temor a posibles represalias si se recurre a tribunales.
Existe cierto consenso en la opinin pblica de nuestro pas para
calificar a la administracin de justicia como lenta, tarda y de
ello se hacen eco diariamente los medios de informacin. El bombardeo de mensajes de esta naturaleza afectan en el nimo y la percepcin de las personas respecto de la organizacin de justicia determinando de manera ms o menos efectiva y de acuerdo a la capacidad
de discernimiento de sus destinatarios una orientacin en general
negativa respecto de la ley y todo el aparato jurdico.
En definitiva, podemos afirmar que de la percepcin que tienen
los justiciables acerca del sistema de justicia procede el sustento de
la opinin pblica y de esta, en alguna medida la legitimacin que
el sistema necesita para seguir funcionando. Por ello es importante
trabajar profundamente con las representaciones que las personas tienen acerca de la justicia para poder determinar cuando se constituyen
en un obstculo personal en el acceso a la justicia.
El conocimiento/desconocimiento de la ley se encuentra estrechamente vinculado con el concepto de cultura legal. Por ella se entiende
a ciertas ideas, actitudes, expectativas y opiniones que las personas
de una sociedad dada tienen acerca de la ley y qu determinan en qu
momentos, bajo qu circunstancias y dnde la gente acude a ella o a
los organismos que representa o por el contrario, se aparta de ellos.
Tambin comprende las ideas o pensamientos que actan como
motivos o incentivos del comportamiento legal, es decir, el comportamiento orientado hacia o en contra de las reglas jurdicas, las instituciones del derecho y el uso o no de la ley (Friedman, 1992).
En este sentido, la cultura jurdica no slo abarca el conocimiento
del sistema legal y su funcionamiento, sino fundamentalmente actitudes y valoraciones respecto de la ley entendida esta en un concepto
amplio. Esto significa que an las personas o grupos que poseen un

80

Los pobres y el acceso a la justicia

total desconocimiento aunque pareciera poco probable que ello se


diera en un sentido absoluto ya que todos poseen algn tipo de referencia, existe una cultura legal en la medida en que sostienen orientaciones y actitudes especficas respecto de la ley.
Es menester analizar los valores que orientan la conducta de las
personas y buscar los motivos que llevan a los actores a acudir al
sistema legal o no.
Desde este enfoque, la cultura jurdica puede ser el vehculo que
proporcione los recursos para que las personas puedan expresar sus
intereses, o por el contrario puede ser la que restrinja las oportunidades de la gente de afirmarlos.
A su vez debemos distinguir entre cultura jurdica interna y externa. La cultura jurdica interna es la sostenida por los operadores
del derecho, es decir entre jueces y abogados, mientras que la externa
es la mantenida por el resto de la sociedad. Es en esta ltima, donde
se visualiza de manera particular el grado de desconocimiento del
ciudadano comn y de qu manera operan los estereotipos e imaginarios sociales respecto de la justicia en general, y cmo son tenidos
por ciertos al momento de orientar sus conductas.
La diferencia entre los puntos de vista de los operadores y los
usuarios del sistema legal se manifiesta en distintas situaciones. As
por ejemplo, los ciudadanos comunes demandan un mayor endurecimiento de las penas y bajar la edad de imputabilidad de los menores.
Ello qued plasmado de manera patente en el paquete de medidas impulsadas por Blumberg que respondan al nimo social y al
clima de inseguridad generado por el aumento de las tasas delictivas.
Los abogados y los profesionales del derecho, en general, mantuvieron una actitud ms prudente apuntando el eje de la discusin en las
cuestiones de fondo que hay detrs de la delincuencia.
La cultura jurdica externa tambin difiere segn las distintas
clases sociales. Se sostiene (Surez Larrabure, 2004) ms all del
descreimiento generalizado que existe en la justicia que la clase
media tiende a acudir en un alto porcentaje a los tribunales. En cambio quienes se encuentran en situaciones socialmente desventajosas
no ven al derecho como una fuerza neutral (muchas veces terminan
siendo vctimas del mismo). Investigaciones empricas realizadas
en barrios carenciados han resaltado que las personas que viven en

81

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

los mismos, rigen sus vidas conforme a preceptos informales, usos,


hbitos, costumbres y modas. Sus conductas muestran un quiebre
con las conductas que la ley formal valora o castiga. Por ejemplo:
robo, ocupacin de tierras, ciertas actitudes violentas lesivas de la
integridad fsica como medio de resolucin de conflictos suelen ser
valorados de manera positiva.
En definitiva, los estratos altos estn ms dispuestos a recurrir
a litigar mientras que los estratos populares lo ven como algo poco
probable. La actitud hacia la litigacin se conecta con la percepcin
del carcter discriminatorio del sistema que beneficia con sus leyes
a algunos grupos en detrimento de otros y cuyos jueces no logran
ser imparciales. En algunos casos, se ha podido constatar que en los
sectores ms pobres existe una identificacin de la justicia con la
polica, dndose la terrible paradoja de que aquellos que resultan
ser vctimas de un trato discriminatorio y prejuicioso por parte de
dicha fuerza de seguridad terminan acudiendo irremediablemente a
ellos para solucionar sus problemas de naturaleza penal.
Carlos Nino (1992) ha denunciado una cierta tendencia a la antijuridicidad presente en la cultura argentina, que pone de manifiesto
rasgos tales como el autoritarismo, la economa informal, la evasin
impositiva, la ignorancia de las reglas de trnsito y de buena vecindad, la corrupcin masivamente generalizada tanto entre los ciudadanos comunes como entre los funcionarios.
Semejante afirmacin no hace ms que poner de relieve la necesidad de construir una cultura legal que subraye la importancia de
los vnculos entre las normas jurdicas y las sociales, en fin, entre el
derecho y la cultura jurdica de una sociedad dada.
En definitiva, todos conocemos o desconocemos en alguna medida la ley; todos nos acercamos o nos apartamos de ella cuando nos
enfrentamos a algn conflicto. El acceso a la justicia visto desde ese
enfoque particular implica no slo lograr que la gente conozca el
derecho sino tambin que lo reconozca como instrumento eficaz
para la defensa de sus intereses. De alguna manera, se trata de gestar
una cultura jurdica que tenga como presupuesto la confianza en el
sistema.

82

Los pobres y el acceso a la justicia

El acceso a la justicia: un espacio en construccin


En estas dimensiones, terica, histrica y conceptual, hemos tratado de clarificar y contextualizar cmo ha sido el abordaje del acceso a la justicia por parte de sus propios operadores y estudiosos. La
forma de encarar un problema define la suerte de la solucin con la
que vayamos a encontrarnos. No siempre decimos o queremos decir
lo mismo cuando nos referimos a situaciones que denominamos de
igual manera.
Acceder a la justicia puede ser muy diferente y de hecho lo es
para un operador jurdico, un pobre, un estudioso o un estudiante.
Acceder a la justicia no es igual en el siglo xix que en la actualidad.
Acceder a la justicia no significa lo mismo para un crtico que para un
reformista. Resulta necesario escoger el modo de ver adecuado para
que nuevos hechos se nos hagan explcitos en la problemtica.

Bibliografa
Arnaud, A. J. y Farias Dulce, M. J. (1996). Sistemas Jurdicos: Elementos para un anlisis sociolgico. Madrid: Universidad Carlos
III, Boletn Oficial del Estado.
Balate, E. J. (1988). Justice, Accs la. En Arnaud, J. (dir.). Dictionnarie encyclopdique de thorie et de sociologie du droit. Pars: Librairie gnrale de droit et de jurisprudence.
Berizonce, R. O. (1987). Efectivo acceso a la justicia. La Plata: Editora Platense, S.R.L.
(1999). El juez y la magistratura (Tendencias en los albores
del siglo XXI). Buenos Aires: Rubinzal Culzoni.
Birgin, H. y Kohen, B. (comps.) (2006). Acceso a la justicia como
garanta de igualdad: Instituciones, actores y experiencias comparadas. Buenos Aires: Editorial Bibls.
Bolivar, L. (2000). Justicia y acceso. Problemas y soluciones. XVII
Curso Interdisciplinario de Derechos Humanos. Caracas: Centro
de Derechos Humanos de la Universidad Catlica Andrs Bello.
Boueiri, S. (2003). Una aproximacin sociojurdica del acceso a la
justicia. Cenipec, (22).
83

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

(1994). Acceso a la justicia y servicios jurdicos en Venezuela.


Oati: Instituto Internacional de Sociologa Jurdica.
Bourdieu, P. (2000). La Fuerza del Derecho. Santa F de Bogot:
Editorial Uniandes.
Brandana, A. C. (2000). El acceso a la Justicia. Las defensora Oficiales y los posibles beneficiarios del sistema de defensa oficial
en la ciudad de La Plata. En Actas del I Congreso Nacional de
Sociologa Jurdica, Universidad Nacional de La Plata.
Cappelletti, M. (1981). Acceso a la Justicia: Conclusiones de un
Proyecto Internacional de Investigacin Jurdico Sociolgico.
Revista Jurisprudencia Argentina III. Traducido por Juan Carlos
Hitters.
Cappelletti, M. y Garth, B. (1983). El acceso a la Justicia. Revista
del Colegio de Abogados del Departamento Judicial La Plata.
Crcova, C. M. (2006). La opacidad del derecho. Madrid: Trotta.
Del Carril, E. V. (2001). Impuesto de justicia o tasa judicial? Ciudad de Mxico: Conferencia Regional del Banco Mundial.
de Sousa Santos, B. (1998). De la mano de Alicia. Lo social y lo poltico en la posmodernidad. Bogot: Ediciones Uniandes.
Daz, E. (1980). Sociologa y Filosofa del derecho. Madrid: Taurus.
Fucito, F. (2003). Sociologa del Derecho. El orden jurdico y sus
condicionantes sociales. Buenos Aires: Editorial Universidad.
Garca Torres, T. (1985). La Creacin de Servicios Jurdicos Gratuitos (Una etapa que debemos cumplir en nuestra patria en la lucha por el acceso a la Justicia sin discriminaciones econmicas).
Buenos Aires: La Ley.
Gargarella, R. (2005). El derecho a la protesta. El primer derecho.
Buenos Aires: Ad Hoc.
Gerlero, M. S. (2003). Sistema de Gestin Social de Calidad en el
servicio de Justicia. En Actas del II Congreso de gestin de Calidad. Buenos Aires.
Gerlero, M. S. (2006). Introduccin a la Sociologa Jurdica. Actores, sistemas y gestin judicial. Buenos Aires: David Grinberg
libros jurdicos.
Habscheid, W. J. (1983). Vorwort des Herausgebers. Effektiver Rechtsschutz und verfassungsmassige. Bielefeld: Gieseking-Verlag.

84

Los pobres y el acceso a la justicia

Kafka, F. (1999). El Proceso. Madrid: Ctedra. Traduccin de Isabel


Hernndez.
Lista, C. A. y Begala, S. (2000). Marginalidad social y jurdica: condicionamientos subjetivos y objetivos al acceso a la justicia de
los pobres urbanos de Crdoba. En Actas del I Congreso Nacional de Sociologa Jurdica, La Plata: Universidad Nacional de La
Plata.
Lynch, H. M. (1997). Acceso a la justicia y profesin legal. Conferencia Regional de la International Bar Association.
Lorenzetti, R. L. (2004). Nuevos paradigmas en el Derecho privado:
el acceso a los bienes. Buenos Aires: La Ley.
Morello, A. M. (1994). El Proceso Justo. La Plata: Librera Editora
Platense.
Morello, A. M. El Proceso justo en el marco del modelo del acceso
a la justicia. En recuerdo del Dr. Antonio Amrico Trccoli, en:
El Derecho (161), (s/f).
Nino, C. S. (1992). Un pas al margen de la ley. Buenos Aires:
Emec.
Quiroga Lavi, H. y Federico, C. (comps.) (2003). Gestin de Calidad y Justicia. Santa Fe: Rubinzal-Culzoni.
Sommer, C. G. (2000). Acceso a la justicia. El rol universitario en
la exigibilidad de derechos. Crdoba: Universidad Nacional de
Crdoba.
Storme, M. y Casman H. (eds.) (1978). Towards a Justice with a
Human Face. Kluver: Antewerpen/Deventer.
Surez Larrabure, M. D. (2004). Hacia la socializacin Jurdica. Ponencia presentada en el IV Encuentro Nacional y I Latinoamericano La universidad como objeto de investigacin, Tucumn.
Van Groningen, K. (1980). Desigualdad social y aplicacin de la ley
penal. Caracas: Editorial Jurdica Venezolana.
Vives Heredia, P. Patrocinio jurdico a los necesitados, a cargo de la
comuna de Buenos Aires. En El Derecho (40), (s/f).

85

Acceso para quin o para quines?

Hilda Gabriela Galletti y Manuela Gonzlez

En este artculo, nuestra mirada interdisciplinaria desde el derecho, la sociologa y la psicologa, se centrar sobre un aspecto en
particular: la tensin entre el derecho, la realidad social y el acceso
a la justicia.
Dentro del marco de la investigacin Acceso a la justicia. Las estrategias de los pobres frente a los conflictos en barrios de La Plata
y Gran La Plata nos referimos a las estrategias1 que despliegan los
pobres frente a la aparicin de conflictos sociales y las modalidades
alternativas de resolucin que posibilitan nuevas respuestas a problemas instalados, salidas novedosas por fuera de la repeticin, el
malestar y la angustia.
En este contexto nos preguntamos cmo los pobres (ciudadanos
asistidos) 2 utilizan diferentes estrategias, orientadas a proporcionar
1
Estrategia desarrollo activo de lneas objetivamente orientadas que obedecen a regularidades y forman configuraciones coherentes y socialmente inteligibles, es decir,
comprensibles y explicables, habida cuenta de las condiciones sociales externas e
incorporadas por quienes producen las prcticas (Gutirrez, 1997: 28).
2
Utilizamos el concepto de ciudadano asistido en el sentido de Bustelo quien lo define como aquel sujeto que no tiene trabajo formal y recibe subsidio estatal.

87

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

respuestas a las situaciones conflictivas que se les presentan en el da


a da y en qu medida utilizan la administracin de justicia u otras
instituciones estatales, o visualizan la existencia de instituciones capaces de regular y facilitar la resolucin de sus conflictos. Y, en qu
medida el estado a travs de sus instituciones los registra como ciudadanos sujetos de derechos o como ciudadanos asistidos objetos de
proteccin, asistencia y/o beneficio.
Al transcurrir el devenir histrico, la sociedad cada vez es ms
heterognea, es decir, existe una pluralidad de sujetos, los cuales actan libremente en la medida en que estn afiliados socialmente al
decir de Castel (2004) y por ende, de manera distinta unos de otros.
Esta situacin genera conflictos con cierta frecuencia, ya lo adverta
Durkheim (1992) al comienzo de la modernidad. Hoy, el centro de
la cuestin, se encuentra en conseguir formas eficaces de resolver
los conflictos teniendo en cuenta la masa creciente de desafiliados
sociales (personas sin trabajo, vivienda, escolaridad), desdibujados
como ciudadanos frente a un estado de derecho que formalmente los
protege.
Frente a esta situacin nuestra reflexin intenta poner el acento en
la distancia entre lo formal y lo real para ver de qu manera quienes
solo formalmente estn incluidos, construyen estrategias para afrontar la vida y cmo utilizan o no la va jurdica para la resolucin de
sus conflictos.
A travs de la frase: todos somos iguales ante la ley se ha consagrado en la Constitucin Nacional en 1853 la igualdad formal de
todos los ciudadanos. El sistema judicial desde su creacin, ha intentado materializar dicha expresin con valores de justicia y equidad,
pero, frente a la heterognea realidad actual esta formulacin resulta
alejada de la justicia como valor.
En una sociedad como la nuestra, los conflictos cotidianos se entrelazan con una situacin social cada vez ms compleja donde la
separacin entre los que ms tienen y los que menos tienen adquiere
un carcter de fuerte inequidad.
Entonces, dentro de estos ciudadanos asistidos por los planes
sociales, sin trabajo genuino ni proyecto de vida, algunos todava
siguen internalizando que a travs del trabajo se realizarn como personas pero, al no poder acceder al mismo ven frustrados sus intentos

88

Los pobres y el acceso a la justicia

de inclusin social. Otros no han construido esa representacin del


trabajo como proyecto de vida, pues ni sus padres ni la generacin
de sus abuelos han accedido a trabajos estables, su forma de relacionarse con los recursos para la subsistencia es a travs de los planes
sociales, el delito, el trabajo informal y/o la utilizacin del cuerpo
para la subsistencia: prostitucin, mendicidad.
La cotidianeidad de los barrios periurbanos que son objeto de esta
investigacin, es altamente compleja y, en esa complejidad enmaraada aparece como poco posible que un ciudadano asistido pueda
recurrir con su pretensin jurdica, activando as el aparato judicial y,
cuando recurre a las Defensoras Oficiales por ejemplo, abandona la
pretensin a poco de iniciada.
A partir de esta realidad se hace necesario pensar en otras alternativas que acerquen al ciudadano asistido a la administracin de
justicia. Entre ellas, surgen los llamados Mtodos Alternativos de
Resolucin de Conflictos o las Casas de Justicia o los Consultorios
Jurdicos Gratuitos dependientes de Proyectos de Extensin universitaria o de los Colegios Profesionales, como una respuesta accesible
a la ciudadana asistida pero siempre con la peculiaridad del abandono de la pretensin a poco de iniciada.
Dichas alternativas tienen la ventaja de acercar la administracin
de justicia a estas personas, brindando aparentemente, una solucin a
sus conflictos que evitan el costoso traslado y se muestran ms sencillas y rpidas pero no siempre eficaces.
Estas modalidades alternativas de resolucin de conflictos se
construyen en el seno de una realidad social diferente y, a pesar de
la variedad, muchas veces en su implementacin terminan neutralizando el efecto que pretenden producir, ya sea por su falta de continuidad en el tiempo o por su creacin sin previo diagnstico. Duran
lo que dura el proyecto de extensin o el perodo del gobierno de
turno.3
La crisis del ao 2001 unida a la profundizacin del modelo neoliberal durante la dcada del noventa, ha generado situaciones de ex3
Las Casas de Justicia, por ejemplo, se han ido cerrando casi todas debido a que
para su funcionamiento dependan de los presupuestos de los municipios. Estos,
con problemas de recursos, comenzaron a no pagar los sueldos de los profesionales. Sobrevivieron ms de dos aos, luego se fueron cerrando.

89

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

trema desigualdad respecto de las cuales el derecho vigente resulta


una manta corta en tanto que los operadores jurdicos se encuentran
sin respuestas para las crecientes y divergentes demandas de los ciudadanos asistidos, especialmente para quienes la nica justicia que
aparece con nitidez es la que lleva preso o demorado al nico familiar que aporta recursos genuinos al grupo familiar.
El derecho tiene su esencial sustento y legitimacin en el conocimiento de la ley por parte de la poblacin. La ley se presume conocida
no siendo excusable su ignorancia. Pero ese conocimiento generalizado constituye, sin lugar a dudas, un mito basado en construcciones
dogmticas, una ficcin jurdica que oculta el real desconocimiento
por parte de la sociedad de su plexo normativo.
El sistema legal como tal entiende saldada la necesidad de divulgacin de las normas, con su publicacin en el ignorado e ilegible para
todo ciudadano Boletn Oficial; las instituciones, por su parte, asumen
una actitud tradicionalmente desentendida (salvo excepciones muy
puntuales) y los medios masivos de comunicacin tampoco aportan
demasiado, sino que por el contrario suman al desconocimiento general y al tratamiento de la realidad social y sus problemticas como
un show en el que se ubica a los ciudadanos como espectadores, sin
bsqueda de alguna posibilidad de explicacin y reflexin sobre las
estrategias para resolver los conflictos y acceder a la ley como marco
de sostn de las relaciones personales y sociales.
El sistema educativo tampoco aporta a la formacin de ciudadanos capaces de sobrellevar y enfrentar situaciones de malestar y
conflicto ya que en s mismo se encuentra desbordado y en emergencia, los malestares educativos y actos violentos en la escuela se han
transformado en situaciones cotidianas de creciente agresividad para
las que el docente y el propio sistema educativo no estn preparados,
la escuela acta como caja de resonancia de los conflictos sociales
e interindividuales que la rodean pero tambin genera sus propios
conflictos y no se encuentra en la actualidad con las herramientas
necesarias para dar respuesta a los conflictos que desde lo real la
interpelan (Dussel, 1999 y 2004; Tiramonti, 2005; Duchasky, 2000;
Bustelo, 2004).
El debilitamiento de los espacios pblicos y la atomizacin social
contribuyen a que los mecanismos de dominacin y las redes cliente-

90

Los pobres y el acceso a la justicia

lares se fortalezcan, los conflictos no encuentran frecuentemente canales de resolucin en la accin de los representantes destacados de
la poltica barrial, sino que estos frecuentemente forman parte de la
lucha por espacios de poder, ms all de las voluntades individuales
no son los actores polticos barriales quienes pueden dar las respuestas ante este estado de cosas.
En la base de la pirmide social, la masa creciente de ciudadanos
asistidos, excluidos del sistema, que no disponen de los medios bsicos para asegurarse la subsistencia, se sienten abandonados por el
Estado y, atacados por la polica. Los intentos de resolucin de las
situaciones conflictivas pasan, en algunos casos, por la organizacin
de bandas de autodefensa y de ataque o alternativas de resolucin en
un amplio abanico que va desde el aislamiento hasta la bsqueda de
formas originales de superacin personal y/o comunitaria.
Estos grupos viven permanentemente en estado de tensin social
y la repeticin de los conflictos termina por naturalizarlos como parte
de la forma de vida cotidiana. El problema se agrava porque prcticamente desaparece la posibilidad de recurrir a un rbitro exterior
que haga justicia y estas poblaciones con poco o ningn acceso a la
justicia, son zonas donde el poder del Estado penetra selectivamente
a travs de la beneficencia, el clientelismo y/o la polica.
La violencia cotidiana se invisibiliza y slo se hacen observables los estallidos, los malestares devienen en conflictos que no son
episdicos, sino que forman parte de la trama social y vincular, el
problema no es la existencia de conflictos aislados sino el conflicto
instalado, que encuentra canales de resolucin lejos de la justicia.
En los barrios, como Malvinas, algunos miembros de la comunidad tienden a organizarse en bandas o hacer justicia por mano propia,
encontrando formas especficas de resolucin de las situaciones conflictivas por fuera o en contra de la ley.
En este contexto de vulnerabilidad y desafiliacin social: es posible la aparicin de respuestas creativas, originales, de resolucin
de los conflictos que trasciendan la individualidad y que ignoren
la posibilidad real o ficticia de llegar a la administracin de justicia
para resolverlos?

91

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

Acceso a la justicia y administracin de justicia


Una revisin de las investigaciones tericas y empricas4 que
miran la resolucin de los conflictos solamente desde la justicia, lo
que nos conduce a cuestionarnos el concepto de acceso a la justicia5
como nica manera de responder por qu las personas que no poseen
recursos no llevan sus conflictos a la administracin de justicia.
En este contexto la cuestin a revisar son las personas que viven
en el barrio Malvinas6 qu medios utilizan cuando no llegan a la
organizacin judicial para encontrar respuestas a sus conflictos que
les permitan seguir conviviendo en los espacios sociales comunes? y,
cules son las causas que les impiden llegar a la justicia?
Creemos que mirar desde el acceso a la justicia el problema,
lleva a que las soluciones sean unidireccionales y que provengan de
la organizacin judicial y/o del poder legislativo: aumento de la cantidad de juzgados, nuevas leyes (inflacin legislativa)7, creacin de
fueros especializados aduciendo que hay que facilitar el acceso a la
justicia a cada vez ms personas y conflictos, pero, frecuentemente
olvidan la existencia de personas pobres, la heterogeneidad de esa
pobreza y que los dismiles conflictos que tienen muchas veces no
son judiciables. La intervencin de la organizacin judicial es autopoitica y autorreferente8 por lo que reproduce reinterpretando de
acuerdo a sus cdigos los mensajes que recibe del medio externo.9
Es por ello que las respuestas de la organizacin judicial tienden
a reproducir no slo el modelo organizacional, sino el modelo social

4
Desde el derecho y desde diferentes ideologas se ha reflexionado sobre el tema
del acceso a la justicia: Cappelletti y Garth (1983), Berizonce (1985), Fucito (1999),
Brandana (2000), Santos (1988, 1998 y 2009) entre otros.
5
Ver la ponencia Cuando se es pobre la justicia queda lejos presentada en el
VI Congreso Nacional de Sociologa Jurdica por Salanueva, O. y Gonzlez, M., noviembre de 2005.
6
La investigacin tiene proyectada tarea de campo en cuatro barrios de La Plata en
este artculo slo aludiremos al trabajo en el Barrio Malvinas.
7
Hoy existen ms de 25.000 leyes vigentes contradictorias entre s e imposible de ser
conocidas por quienes deben aplicarlas.
8
La sociedad contempornea para Luhmann (1998) es comunicacin que se autoreproduce a travs de sus propios sistemas comunicativos funcionales (derecho, poltica, religin, economa, etctera) pero las personas en s mismas no son ni pueden
ser actores sociales en el sentido fuerte tradicional.
9
Los trminos autorreferente y autopoitico son tomados de la obra de Luhmann.

92

Los pobres y el acceso a la justicia

de sus operadores jurdicos quienes responden a los patrones culturales de las clases medias del pas (Gargarella, 2005).
Frente a ello los conflictos de los pobres, muchas veces no llegan
a la justicia y el contacto con la organizacin judicial es a travs de la
justicia penal, mediado por la polica. No van a la justicia, los llevan
y, cuando por ejemplo las mujeres por situaciones de violencia, abuso
y/o violacin necesitan ayuda concurren a la polica. La justicia civil
est invisibilizada para estos sectores sociales quienes tienen, al decir
de Santos (2009) baja capacidad cultural para el litigio judicial y para
el sostenimiento del conflicto una vez iniciado.

Qu dicen los vecinos


Los procesos por todos conocidos de apertura y globalizacin han
conducido de manera acelerada a la fragmentacin social y al desdibujamiento de las identidades colectivas, golpeando al conjunto de la
sociedad, especialmente a los grupos sociales ms vulnerables.
La conformacin de un espacio a la vez global y fragmentado impacta directamente sobre la construccin y conformacin de las subjetividades y de los colectivos. En el pasado los actores principales
eran de naturaleza nacional, el plano internacional impactaba sobre
los estados nacionales y a partir de ellos sobre los actores, pero rara
vez sobre los actores directamente. Hoy, es visible una compleja red
tejida a partir de actores nacionales y trasnacionales que actan tanto
en el plano internacional como en el domstico.
Los actores que dentro de la sociedad podramos caracterizar
como consumidores, que estn afiliados socialmente, actan en forma
individual, no buscan lderes que los representen sino que asumen su
representacin de manera directa y ganan las calles, por ejemplo, con
peticiones concretas y acotadas al problema que los aqueja; en busca
de seguridad, que les devuelvan sus ahorros, pidiendo justicia por las
vctimas de Croman u otros motivos diversos. Tambin se comunican por Internet ante, por ejemplo, la existencia de un violador serial,
dando muestras de apoyo y solidaridad a vctimas de secuestros o
mltiples circunstancias que los movilicen.
El contexto social global es uno de los factores que impactan sobre la subjetividad y genera nuevas modalidades vinculares interpersonales, tanto en los mbitos pblicos como en los privados aparecen
93

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

nuevos conflictos y nuevas formas de resolver y expresarse ante los


viejos conflictos.
En nuestro pas, estas nuevas formas de expresar disconformidad
adquieren modalidades y alcances diversos en la dcada del noventa,
desde los estallidos sociales de escala nacional, como el que precipit la renuncia a la presidencia de De La Ra a los microsestallidos,
como la quema de comisaras en algunas localidades, pasando por
los cortes de ruta, que se suceden desde 1997, hasta los protagonizados en la actualidad por lo lderes de las protestas rurales.
El Estado permanece imposibilitado de dar respuestas que permitan contener las angustias sociales y construir bases slidas, ancladas
en la ley, para fundar nuevas modalidades de intercambio ms cercanas a la justicia y la equidad. El Estado permanece ausente o aparece
representado por la polica como brazo ejecutor de la ley, fundamentalmente, estas circunstancias impactan sobre el ciudadano asistido.
Una de las vecinas entrevistadas se expresa de la siguiente manera:
Mir, hasta por mi hermano te lo puedo decir, l se
droga, estuvo preso por robar en el centro y ac a veces
tambin roba, yo no s como ayudarlo, mi mam llora,
le habla, lo llev al psiclogo, al centro de adicciones,
yo estudio psicologa y lo quiero ayudar, mi pap no
hace nada, se emborracha y l lo critica, no s qu critica si l es igual, mi viejo trabaja y despus toma y se
duerme, no roba, no es malo, l se pone loco, entends, como l hay muchos. No, no son todos iguales, no
digo eso, pero la familia no es el problema, es como
dice mam, son las juntas, para colmo la polica viene
si la llams y no s lo que es peor, se creen que somos
todos iguales, nos tratan como villeros a todos.
La polica hace todo mal, son de terror, te gritan y te
tratan mal cuando vos no tens nada que ver pero a
veces no queda otra que llamarlos, y lo peor es que
no hacen nada con la gente que se droga y con los que
venden, ac todos sabemos quienes venden, el otro da
uno se fue antes de que venga la polica a buscarlo, yo
no s como saba, desapareci un tiempo y despus
volvi, los chicos se enganchan como mi hermano

94

Los pobres y el acceso a la justicia

porque es plata fcil, es divertido, consiguen chicas


y todo eso.

El debilitamiento de los espacios pblicos y la atomizacin social


contribuyen a que los mecanismos de dominacin y las redes clientelares se fortalezcan. Paralelamente el estado se desentiende de estos
espacios en donde se producen zonas liberadas, que son ocupadas por
bandas y mafias: la violencia recrudece y es negocio para algunos.
Una de las vecinas del barrio, madre soltera, desocupada, es a la
vez estudiante universitaria y activa partcipe en la vida del barrio,
nos acerca algunas pinceladas acerca de la identidad colectiva del
barrio: No pasan de la queja histrica, se quejan, se descargan por
los problemas que tienen, vos los escuchs y despus todo queda
ah, si hay un problema en la escuela por ejemplo, van a hacer quilombo, se les pasa y se olvidan, si es un problema entre ellos se van
a las manos y despus queda todo igual. Del relato se desprende que
una caracterstica de los vecinos del barrio, a la hora de resolver sus
conflictos, es no resolverlos. La queja aparece a repeticin y tiene el
efecto de descargar la angustia acumulada y, es vista como una forma
de reducir la tensin que dilata la resolucin de la situacin conflictiva o la reemplaza.
Otra vecina, puntera poltica, antigua en el barrio, de gran ascendiente sobre los vecinos destaca: La familia no contiene a los
chicos, se desliga, me los dejan a m en el comedor, casi todos son
iguales, tens a algunos que se preocupan, le dan bola a los pibes, son
los menos, no estn acostumbrados a trabajar, los pibes estn mucho
en la calle, me los mandan a m al comedor para que yo los eduque,
como si fuera la madre de todos, yo les enseo pautas de higiene,
como comer, todo.
Otra vecina y madre de familia numerosa se expresa de esta manera: esto no sale con nombre no?, ac todos sabemos qu pasa,
quin le vende a los pibes y dnde se juntan. El otro da vino el
grupo G.E.O. a buscar a uno de los que vende y el tipo se haba ido
a Misiones... l es de ah... no lo agarraron y vinieron a hacer mucho
ruido, a maltratar y asustar a todos, el tipo despus volvi y ahora
sigue vendiendo.
Escuchando los testimonios de los vecinos aparece el costado negativo, de repeticin, de angustia y de fracaso en la resolucin de las
95

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

situaciones conflictivas por medio de modalidades no violentas. Se


destaca la presencia de violencia interna y de las caractersticas de la
accin policial, igualmente violenta, necesaria y rechazada, tambin
se ponen de manifiesto cules son las representaciones que sobre estas situaciones los vecinos construyen y qu lejos estn sus representaciones de la administracin de justicia.
La aparicin de respuestas creativas de resolucin de conflictos
que trasciendan la individualidad, es pensable?, cules son los lmites a la creatividad en las dimensiones personal y grupal y qu
elementos del contexto pueden oficiar de facilitadores?, qu consecuencias personales y sociales trae buscar respuestas distintas por
fuera de la repeticin?
Una joven de 20 aos que es la mayor de cinco hermanos, peruana
pero vive en el barrio desde los 7 aos, se niega a ser parte de ellos y
trata de establecer diferencias desde el principio,
no tomo alcohol, no me drogo, estudio en la facultad,
como puedo, ayudo a mi vieja con mis hermanitos, no
tengo nada que ver con esta gente, me gustara irme
pero no me puedo ir, me molestan, me dicen cosas, yo
no hago caso y me cuido.
Yo s lo que quiero, irme de ac, y necesito plata, por
eso trabajo y estoy estudiando como puedo, mi mam
me ense y lo aprend, los argentinos estn acostumbrados a que les regalen las cosas, yo quiero estar bien
y no espero que nadie me regale nada.
La gente trata de arreglarse como puede con los problemas que tenga, por ah habla con el vecino de al
lado, o algn amigo, antes los polticos te ofrecan cosas y te ayudaban con los problemas, ahora ya ni eso,
piden plata para algo o algn plan para no trabajar, en
la salita te atienden pero no tienen remedios, a veces
no hay, el mdico que vas a buscar no est, de la facultad siempre vienen los de odontologa.

En la respuesta espontnea de la joven no hay ninguna alusin a la


administracin de justicia, tampoco est presente en las palabras de
la otra vecina: ya no es como antes, el otro da me robaron la ropa

96

Los pobres y el acceso a la justicia

de la soga y fue el de al lado. Colgu la ropa nueva y me la sac, no


le puedo decir nada, yo vivo sola, mi marido est preso.
Partimos de concebir que cada acontecimiento traumtico o situacin conflictiva, en la vida personal y social, es un momento dialctico, caracterizado por el choque u oposicin entre tendencias contradictorias. El conflicto es, sin duda, una situacin posible que afecta al
individuo o grupo y que lo coloca en el centro de las tensiones, pero
es tambin la condicin de un cambio en la bsqueda de un nuevo
equilibrio.
El conflicto puede ser manifiesto o latente. El conflicto latente
puede expresarse de un modo alterado en el conflicto manifiesto y
traducirse especialmente por la formacin de sntomas y trastornos
de conducta.
Para el psicoanlisis (Freud, 2000) el conflicto es constitutivo del
ser humano, quedando el sujeto en situacin de conflicto cuando, por
ejemplo, en un mismo momento han sido activados impulsos inconciliables, Tnatos (Pulsin de muerte) lleva al sujeto a la repeticin y
Eros (Pulsin de vida ) aparece como responsable de la construccin
de respuestas creativas.
Para Piaget (1998) el conflicto se resuelve mediante las acciones
del sujeto orientadas a la equilibracin de las estructuras cognitivas.
Los progresos en la construccin de los conocimientos se basan en
los desequilibrios que son sentidos como conflictos, que para ser superados ponen en marcha nuevas coordinaciones entre esquemas.
Son los intentos de resolucin de conflictos los que permiten la construccin de las hiptesis originales y creativas, a partir de la toma de
conciencia y la superacin de las perturbaciones.
La creatividad10 es entendida en este marco como la disposicin
que existe en todo sujeto o grupo, a realizarse a partir de maneras
alternativas y novedosas superando la dimensin de la repeticin,
independientemente de la edad o del tipo de problema a resolver. La
creatividad es dependiente del medio cultural y social, requiere de
condiciones favorables para su expresin, no nos referimos aqu a la
creatividad artstica o cientfica sino a la creatividad cotidiana, que
es caracterstica de toda actividad humana, como una construccin
10

AA. VV, Enciclopedia de la Psicopedagoga, 2002.


97

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

original destinada a la resolucin de conflictos de la vida cotidiana.


La resolucin no violenta de conflictos, orientada hacia la bsqueda
de soluciones creativas es un proceso complejo y no una meta.
Algunas estrategias utilizadas en la resolucin de conflictos son:
creacin de un clima favorable, distanciarse del problema y reflexionar, definir las caractersticas del conflicto, si es intrasquico, interindividual o social. As como tambin los distintos aspectos puestos
en juego, aquellos propios de los sujetos intervinientes, sus propias
historias y caractersticas personales, los elementos emanados del
propio conflicto y las circunstancias externas intervinientes. Por otra
parte, integrar la informacin obtenida y establecer objetivos, disear
posibles soluciones y propuestas, escoger una solucin, elaborar un
plan para aplicarla, responsabilizarse para llevarla a la prctica, evaluar los resultados obtenidos y, si es necesario volver a empezar.
El uso de estas estrategias no es consciente en la vida cotidiana,
pueden aplicarse algunas de ellas y no todas, dependiendo de las
caractersticas del conflicto y de los sujetos. Ante la reiteracin de los
malestares y la imposibilidad de los sujetos intervinientes de lograr
respuestas superadoras de los conflictos, sobrevienen conductas que
entraan algn tipo de resolucin violenta.
El problema no es el conflicto en s, sino la forma en que
se tramita su resolucin. El conflicto suele considerarse como
negativo cuando se percibe slo a travs de sus consecuencias destructivas. Es decir que conflicto no es igual a violencia.
La violencia supone la ruptura de las relaciones interpersonales, la
negacin del conflicto, optar por resolverlo de forma destructiva. En
la resolucin del conflicto de manera positiva est el camino para
conseguir la paz.
La violencia como modalidad para resolver conflictos, a fuerza
de repetirse termina en muchos casos por naturalizarse y se torna
en la modalidad vincular en algunas familias. La violencia callejera
tambin se ha incrementado, a travs de la actividad de patotas, violencia sexual, robos y otros tipos de conductas violentas.11
Un antiguo vecino expresaba en la entrevista que:

11
Estas afirmaciones provienen de las observaciones y entrevistas realizadas durante el trabajo de campo de la Investigacin J075.

98

Los pobres y el acceso a la justicia

la gente se pelea mucho y si me dejan ayudo y paro el


lo, yo tambin de joven peleaba mucho, en mi casa
cuando tomaba un poco mi mujer, la ltima se pona
insoportable, le pegaba a veces, me molestaba mucho,
no soy el ms bueno pero si puedo parar un lo y me
dejan les hablo.
Y no s si es un problema, es feo, est mal, pero si
cambian se puede arreglar, yo los aconsejo a los pibes y a las mujeres, son cosas que pasan en las familias, no es lindo, pasa mucho s, siempre pas y sigue,
pasa mucho pero antes las mujeres eran ms mujeres
y aguantaban por los pibes ahora no aguantan nada y
los ponen ms locos, no hay paciencia, es lo que pasa
en todos lados.
El otro da me tuve que meter para que un pibe que
estaba mal no la cagara a palos a la mujer, no me escuchaba, le habl y se calm y ella le segua gritando,
le deca yo, par nena que este se pone loco, baj, vos
sos la mujer, entendelo un poco, pens en tus hijos.
Los pibes no saben la medida me entends? Toman
y se drogan con cualquier porquera para hacerse los
guapos, no porque les guste lo que toman, quieren ser
hombres y no saben cmo, nosotros somos hombres
y tomamos porque nos gusta, no para buscar problemas.
Me parece que el problema son los pibes, que cuando
toman y se falopean no paran, antes ac en el barrio
no te robaban, las mujeres del barrio andaban solas
y las respetaban, nos ayudbamos entre nosotros, si
haba problemas era con la gente de afuera, yo tuve
toda la vida en la cuadra de mi casa dos chorros, todos
sabamos que eran chorros, era como un laburo, ya se
que est mal, pero era as, en serio, en el barrio eran
unos seores, hasta te ayudaban si haba problemas,
buena gente. Ahora ands con un poco de miedo, encima la polica no respeta nada, que seas un viejo les
da lo mismo, no te tratan con respeto, yo trato de vivir
tranquilo, estar bien y hablar con la gente me gusta,
99

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

vivo solo y no tengo nada que hacer, la plata ya no


me preocupa estoy solo, tengo para comer y no quiero
ms nada.

Desde la ms temprana infancia, aprende que mediante el empleo de


la violencia puede resolver eficazmente conflictos; si han padecido
violencia en su casa esta modalidad vincular agresiva aparece como
legitimada, en realidad al nio/a le cuesta pensar que si sus padres le
pegan esto es algo inadecuado, por lo tanto se transformar en una variante ms a la hora de resolver disputas, cuando no la ms usada. En
algunos casos, la agresin ms o menos sutil, ser la nica forma de
encuentro con el otro, llegando en los extremos a legitimar cualquier
tipo de agresin, como parte de un mecanismo aprendido que a fuerza
de ser ejercitado termina por ser aceptado sin cuestionamientos.
Cada sujeto est integrado desde el nacimiento, a un complejo
entramado de relaciones constitutivas y constituyentes de su subjetividad (Berger y Luckmann, 1968), formada bsicamente por las
ideas respecto a la paternidad, la crianza y los lugares que los padres
les han dado.
Somos hablados por nuestros padres y ubicados en un lugar. Sin
embargo en la medida que el psiquismo se mantenga plstico y
saludable se puede reescribir la historia con estilo propio, realizar
la propia historizacin, por lo tanto, se busca que la persona se convierta en un sujeto activo, constructor de estrategias creativas, no
solo individual sino colectivamente, en el contacto con sus pares,
capaz de buscar por s mismo los instrumentos adecuados para la
modificacin de las condiciones materiales de la existencia, si estas
le resultasen potencial o declaradamente patgenas. Estas afirmaciones conllevan el riesgo de terminar excusando al estado de sus
responsabilidades.
En acuerdo a lo antedicho podemos pensar el conflicto como
inherente a toda relacin humana, e incluso presente en la misma
constitucin del sujeto psquico. Sin embargo, esto no implica que
el conflicto sea en s mismo un elemento negativo, sino que, por el
contrario, puede ser un elemento dinamizador que desafa lo instituido. El problema que se observa en el barrio es que los conflictos se
cristalizan y repiten, sin que nuevos elementos instituyentes tengan
la fuerza necesaria para desafiar y derrotar lo instituido; agravn100

Los pobres y el acceso a la justicia

dose adems por la intensidad creciente de las violencias cruzadas y


desde su etiologa por causas de variada ndole; entre otras causas la
droga, que se convierte en un flagelo y causa de lucha entre grupos,
as como tambin el embarazo adolescente, la falta de contencin y
dificultades en el seno familiar y la carencia de proyectos de vida
superadores de las condiciones de marginacin.
Un indicador que surge, fruto del entrecruzamiento de los aspectos tericos y del trabajo de campo, es la carencia de seguridades
y puntos de anclaje facilitadores de construcciones subjetivas que
trasciendan la repeticin. Lo que aparece como fijo y repetido es el
dolor, la carencia y la frustracin, desde donde cada sujeto habla y
es hablado por los otros, en este contexto de vulnerabilidad social y
marginalidad que lo atraviesa desde antes de su nacimiento. Desde
all es desde donde se pueden pensar los vnculos, como aquello que
no slo une sino tambin separa y aun puede desestructurar, segn su
calidad deteriorante en trminos de procesos que se organizan mediante contactos que se establecen en los espacios psquicos, intrasubjetivos e intersubjetivos.
Otro indicador que hemos podido recortar es la presencia de cuestiones relacionadas con la conciencia de las carencias y de las carencias relativas: exclusin del acceso a objetos que por su poder
simblico evocan la pertenencia a una cultura, especialmente para
los adolescentes; celulares con cmara, zapatillas de marca, jeans, y
otros, que potencian el desencuentro con el afuera y la diferencia, a
la vez que instalan la codicia y el deseo de posesin como smbolos
de pertenencia y status. Cuando no se pueden lograr los bienes materiales para ser feliz el camino alternativo es la transgresin y el
delito.
Al respecto recordemos que ya en 1933 Freud expresaba que
Cabe esperar que estas clases relegadas envidien a
los privilegiados sus prerrogativas [...] se consolidar
cierto grado permanente de descontento dentro de esa
cultura que puede llevar a peligrosas rebeliones. Pero
si una cultura no puede evitar que la satisfaccin de
cierto nmero de sus miembros tenga por premisa la
opresin de otros, acaso de la mayora, es comprensible que los oprimidos desarrollen intensa hostilidad,
101

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

esta cultura as concebida no tiene perspectivas de


conservarse de manera duradera ni lo merece...

El propio Freud en una clebre carta que le escribe a Einstein


respondiendo a su pregunta sobre el por qu de la guerra, trata de
descifrar a qu responde la presencia permanente de la violencia
a lo largo de la historia humana, y lo hace apelando a su segunda
teora de la organizacin pulsional. Expresada muy simplificadamente, afirma que el sujeto presenta dos tipos de pulsiones, de vida
y de muerte, siendo las primeras las que tienden a la armona, la
bsqueda de la complementariedad y del amor y las segundas a la
destruccin y la violencia, habitando ambas en el interior de todo
ser humano.
Durante milenios a travs de las formaciones sociales mas diversas, la violencia y la guerra siempre han sido valores dominantes,
la crueldad ha formado parte de los placeres ms preciados. En la
actualidad, en cambio, la violencia interindividual y familiar es vista
como un comportamiento anmalo y degradante, al decir de Lipovetsky, hemos transitado desde las violencias salvajes a las violencias
modernas, merced a un proceso que se llama de civilizacin, sin embargo, pese a ser transformada aparece bajo nuevas formas.
Badiou plantea que el mal es una categora del sujeto, y lo plantea
en oposicin a la tica de las verdades, para l lo que intenta evitar el
mal es lo que toda verdad individual hace posible.
Vemos as con clara evidencia que diversos autores, desde distintas
disciplinas y perspectivas tericas, coinciden en que al menos la presencia de la violencia en el hombre es mucho ms que ocasional y no
tan contraria a su naturaleza, aunque difieran respecto a las causas a las
cuales adjudican la violencia y las formas en que la conceptualizan.
Se ha argumentado hasta aqu sobre la relacin entre conflicto
y violencia, y destacado el costado instituyente y dinamizador del
conflicto. Analizaremos ahora los principales problemas del barrio,
para lo cual se ha clasificado estos problemas en dos grandes grupos:
problemas de ndole material y problemas personales y relacionales.
Con relacin al primer conjunto de problemas se destacan la acumulacin de basura, el mal estado de las calles, la deficiencia en el
alumbrado pblico, la presencia de roedores en los basurales y de
perros callejeros, entre otros.
102

Los pobres y el acceso a la justicia

En referencia a los problemas personales y relacionales, la inseguridad y la droga aparecen sin duda como los ms graves, tomando
en estos ltimos aos mayor protagonismo y marcando una diferencia con aos anteriores, ya que antes la violencia era interbarrial y
ahora es inseguridad de la mano de los ms jvenes, que drogados y
en banda, roban, se agreden y agreden.
Las caractersticas que ha adquirido la delincuencia en cuanto a
su frecuencia y al hecho de involucrar a los propios vecinos constituira, segn el testimonio de los entrevistados, un fenmeno que
en la actualidad estara adquiriendo caractersticas de creciente gravedad. Con grupos organizados que responden a algn vendedor de
droga que los vecinos conocen y al que temen. En este sentido, en
fecha reciente entr al barrio el Grupo de Operaciones de la Polica
de la Provincia de Buenos Aires (G.E.O.), buscando drogas. En ese
contexto en una pelea a tiros, entre bandas, un joven fue baleado en
la calle y uno de los vendedores se fue del barrio.12
Aparecen tambin entre los problemas cuestiones estructurales
como la pobreza, la precarizacin laboral o el desempleo y el delito.
Finalmente, pero no por ello, menos frecuente e importante, aunque no siempre visualizado como problema por los vecinos, es posible registrar en Malvinas una serie de situaciones que van desde la
violencia conyugal hasta el maltrato o el abuso de nios.
La violencia no slo est acotada al abuso o maltrato fsico sino,
tambin, a situaciones de violencia psicolgica. Para una entrevistada
este tipo de agresiones son corrientes en la mayora de los hogares de
Malvinas: creo que no debe haber una casa de Malvinas en la que no
se agreda psicolgicamente a un chico. Desde el decir para qu te traje
al mundo, me tens podrida, no te aguanto ms. Y eso a veces a un
chico le duele. Que se lo diga su mam, su pap. Y que moleste aqu,
moleste all, son cosas que les quedan grabadas a los chicos.
Es importante destacar, que estas diversas situaciones de violencia familiar son frecuentes, sin embargo, slo son expuestas como
problemas por una minora de entrevistados. La violencia, por ser
parte del trato natural de las familias, se encuentra invisibilizada. En
este sentido, la mayora de los relatos registran como problemas ba12

Hecho ocurrido en el ao 2008.


103

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

rriales cuestiones vinculadas con la inseguridad del barrio y la droga.


La violencia es visualizada como problema y es rechazada cuando
viene del exterior y no de la propia estructura familiar.
La familia es el espacio privilegiado para que surjan situaciones
de violencia, debido a la cercana de sus miembros y a las modalidades caractersticas de sus vnculos. Desde este lugar corresponde
analizar cmo se constituye una personalidad violenta o por el contrario, con posibilidades de trabar vnculos de sometimiento con personas violentas, aclarando que sus orgenes son multicausales y se
hallan en general entrecruzados.
Entre ellos cabe mencionar los siguientes factores predisponentes
a la violencia:
- procedencia de una familia de origen con modelos de violencia
internalizados.
- Existencia previa de un historial de sucesos traumticos en relacin a agresiones fsicas, sexuales o emocionales.
- Haber sido testigo de violencia intrafamiliar.
- Procedencia de familia de origen patriarcal o matriarcal donde el
sujeto estaba sometido.
- Presencia de una madre excesivamente protectora o hipocondraca.
- Haber pertenecido o pertenecer a una familia marcadamente segregacionista.
- Pertenecer o haber pertenecido a una familia con problemas delictivos, de alcohol o de drogas.
Se recorta claramente la idea de que las personas implicadas en
situaciones de violencia, ya sea en calidad de vctimas o de victimarios, son el producto desgraciado de una combinatoria de acontecimientos vivenciales traumticos, que no se han podido procesar en
un momento previo de la vida, y que luego se fijaron como pautas
de conducta violenta; personas que se han criado en un medio inadecuado, y que si se hubiera intervenido a tiempo con recursos teraputicos y preventivos, tal vez, podran haber tenido otro destino. Es
frecuente, que los que han sido maltratados, ms tarde reproduzcan
en otras personas, los abusos que ellos mismos sufrieron, siguiendo
as una historia que se perpeta por generaciones si no media una
intervencin preventiva teraputica.

104

Los pobres y el acceso a la justicia

Ahora bien, definidos los conflictos, identificados los ms frecuentes en el barrio, es necesario detectar las potencialidades que
poseen los pobres, en relacin al acceso a la justicia.
Segn Lista y Begala (2000) abordar el acceso a la justicia tal como
lo proponemos supone cambiar de perspectiva, ya que los pobres y
su pobreza dejan de ser vistos simplemente como un obstculo y pasan a ser vistos, adems, como un recurso para su logro. Esta mirada
implica modificar la imagen o representacin del pobre, por quienes
lo son y por quienes no lo son, como una persona exclusivamente carenciada, eminentemente pasiva e impotente; por la de un actor social
con necesidades especficas, pero adems activo y con potencialidades, en algn aspecto y en alguna medida. Detectar estas potencialidades, adems de las carencias y desarrollarlas para enfrentar los efectos
discriminatorios de la desigualdad, constituyen los objetivos centrales
del diagnstico y de las prcticas que deben, respectivamente, orientar
y ser la consecuencia de las polticas sociales, oficiales y no oficiales,
frente al problema de acceso a la justicia por los sectores marginales.
Desde esta perspectiva, corresponde dejar en claro las potencialidades de los sujetos del barrio, que en forma individual y grupal
poseen para enfrentar los conflictos, las estrategias que utilizan para
resolverlos, Salanueva y Gonzlez (2005) esbozan algunas preguntas
y las responden para seguir pensando el abordaje de esta problemtica:
-cmo hacen las personas que viven en los barrios pobres para
resolver sus conflictos? Las estrategias que desarrollan son la consulta al referente poltico/a barrial o al vecino/a con capital social
que los relaciona con el afuera del barrio.
-Qu medios utilizan cuando no llegan a la justicia? La violencia como un camino expeditivo, rpido que va desde el bardeo
y el apriete hasta la utilizacin de armas blancas o de fuego. Otros
medios efectivos son el aislamiento, el sealamiento y la expulsin
cuando les queman la vivienda.
-Qu causas les impiden llegar a la justicia para resolver los conflictos? La respuesta es: que la justicia queda lejos, es cara, exige
requisitos que no pueden cumplir, es lenta, la solucin la quieren hoy,
no pueden esperar.

105

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

La justicia, para los pobres es la penal nicamente y la visualizan a travs de las citaciones policiales, no integran las estrategias
posibles para solucionar los conflictos en este barrio.
Sin embargo, no todos los vecinos recurren a la violencia, encuentran tambin otras formas de responder a los conflictos, construyendo
respuestas creativas y superadoras.
La creatividad es entendida en este marco como la disposicin
que existe en todo sujeto o grupo, a realizarse a partir de maneras
alternativas y novedosas superando la dimensin de la repeticin,
independientemente de la edad o del tipo de problema a resolver.
La creatividad depende, estrechamente del medio cultural y social y,
requiere de condiciones favorables para su expresin. No nos referimos aqu, como ya lo expresamos en este texto, a la creatividad artstica o cientfica sino a la creatividad cotidiana, que es caracterstica
de toda actividad humana, como una construccin original destinada
a la resolucin de conflictos de la vida.
Los vecinos del barrio, en parte a causa de la historia de clientelismo que se inici junto con el barrio, en parte a causa de las violencias visibles e invisivilizadas que se terminan naturalizando, de la
carencia de expectativas y de la lejana de la toma de conciencia de
un proyecto de vida alternativo, se tornan, en muchos casos pasivos,
incapaces de resolver por s mismos el conflicto, y ponen la demanda
afuera, frecuentemente en los referentes y punteros polticos.
Uno de los vecinos del barrio, desocupado, expresa: yo trabajo
en el asentamiento, en el comedor nuevo, que est ms all... los
escucho a los nuevos del barrio, me dicen lo que pasa, tratamos de
hacer algo, darle comida, alguna changa, pero no hacen nada por
ellos, piden todo, ni se mueven.
Del relato, que no es el nico que toca este tema se desprende que
una caracterstica de los vecinos del barrio, a la hora de resolver sus
conflictos, es no resolverlos y poner todo afuera, que el problema
lo resuelva el otro. La queja aparece a repeticin y tiene el efecto
de descargar la angustia acumulada y, es vista como una forma de
reducir la tensin que dilata, cuando no reemplaza la resolucin del
conflicto.
Otro vecino dice al respecto: Que no, no s, son as las cosas, yo
aprend a vivir as y estoy bien, trato de ayudar, adems ya no soy

106

Los pobres y el acceso a la justicia

joven y no me queda mucho, me parece que los pibes tendran que


buscar que se puede hacer, es difcil.
La violencia aparece como otra forma de resolver problemas, comienza con excesos verbales que terminan en dao fsico, en casos
extremos hay heridos graves, interviene la polica, la justicia penal y
termina siendo una forma de enfrentar situaciones conflictivas, que
en muchas ocasiones termina agravndolas.
El aumento de la incidencia de la droga en los adolescentes agrava
los conflictos y exacerba las situaciones de violencia, la lucha entre
bandas rivales, la ingesta de alcohol, el uso de armas, que culmina
en ocasiones con la intervencin policial, pedida, a veces, por los
propios miembros del barrio, quienes mantienen hacia la polica una
actitud ambivalente, la convocan en el momento de desborde de violencia y a la vez le temen y la repudian.
Aparecen al interior del barrio conflictos entre distintas generaciones, los adultos contra los jvenes que toman cerveza en la esquina,
los acusan de molestar a la gente que pasa, emborracharse, drogarse
y robar a los propios vecinos del barrio. Hay tambin situaciones
conflictivas: de clases sociales, de discriminacin entre vecinos, de
dificultad de reconocer los derechos propios y los del otro, que se
resuelven muchas veces mediante la intimidacin, la agresin verbal
y/o fsica. El poder no slo deviene de la imposicin sobre el otro
sino por la conexin con el afuera, donde cobran un papel fundamental los punteros polticos a partir de practicas clientelistas.
Los vecinos del barrio no tienen conciencia de que la administracin de justicia puede ser una estrategia para resolver conflictos.
La justicia est lejos, slo se visibiliza de la mano de la polica y la
sancin.
Sus conflictos requieren de respuestas urgentes que la justicia no
puede dar, sus expectativas no coinciden con las respuestas jurdicas,
la situacin est naturalizada y no es vivida como una situacin de
desamparo.

107

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

Los problemas del barrio y las estrategias intra e inter


individuales para resolverlas
Ac hay mucha violencia dentro del hogar o sea esa
violencia que se peguen los padres o que le peguen
a los pibes y de eso no se ocupa nadie, cada dos por
tres se ven problemas en una casa que se pegan entre
ellos, se pegan entre el padrastro y el hijastro o entre
vecinos, aparte el maltrato no es slo porque le pegan,
tambin le gritan, andan desnudos, en pata en la calle,
a cualquier hora del da, un fro brbaro y los chicos
descalzos en la calle.
Me voy a morir en los brazos de mi marido, l me va
a matar, no puedo hacer nada, desde que vine de mi
provincia y vivo con l me empez a pegar, antes era
ms, ahora es cada vez menos, se enoja y me pega, me
deja marcas, yo lo perdono, estamos juntos y otra vez,
l me quiere doctora?

No hay velos que cubran esta realidad, se observan en los rostros las secuelas y marcas visibles de esa violencia. Tanto en mujeres
como en nios, hombres y ancianos, es decir, el conflicto est a la
vista. La violencia familiar no es un acto privado que se esconde por
vergenza es parte de la vida de muchas familias.
Por todo lo que se ha puesto en evidencia, est claro que en la
generalidad de los casos, no alcanzan las soluciones creativas, no
hay toma de conciencia, quedan atrapados en la pulsin de muerte,
repitiendo y haciendo de esa repeticin un destino, que en muchos
casos ser tambin el de sus hijos, perpetuando por generaciones la
situacin.
Sin embargo, el comentario de las observaciones y entrevistas
realizadas en el barrio, dan cuenta de que es posible otro posicionamiento respecto de las situaciones conflictivas.
Una vecina, luego de un tratamiento teraputico, vuelve a ser entrevistada, y habla de su familia. Resumiendo su historia de vida ella
destaca que decidi ir a buscar a sus hijos que dej en su provincia,
los trajo, consigui un trabajo, ahorr el dinero que gan y puso un
108

Los pobres y el acceso a la justicia

comercio. En ese perodo de su vida nunca abandon a su marido


pero comienza a tomar decisiones vitales. Actualmente l ya no le
pega, ella es quien mantiene a la familia.
El poder ha cambiado de lugar, al decir de Foucault, circula en
un entramado y no tiene un lugar fijo, la violencia se ejerce siempre
sobre aquel que se encuentra en posicin de vulnerabilidad, sea un
nio o un adulto destituido de su lugar y cosificado, y esta vecina
puede ejercer el poder que le da el dinero y la seguridad de tener un
lugar socialmente reconocido, ser alguien para el otro y as escapar
del control y la crtica constante a la que se encontraba sometida. Sin
embargo, las soluciones no son individuales, los cambios se producen cuando las prcticas sociales se modifican y los ejemplos individuales slo sirven a los propios actores y confirman situaciones
cristalizadas.
me voy del barrio, en dos aos termino de estudiar y voy a poder
ser alguien, mis hermanos tambin van a estar bien, mam que haga
lo mismo, que siga tomando vino, me tiene podrida... nos vamos a
ayudar entre todos.
Una amiga ma, me mir, me dijo que estoy linda, nunca me
sent mejor, no tengo miedo, quiero ser una buena madre.
Estas dos jvenes vecinas pudieron construir y llevar a cabo su
proyecto de vida, salir de la repeticin de sus propios conflictos y de
las historias familiares en que se encontraban atrapadas, al encontrar
una nueva posibilidad para sus vidas.

A modo de cierre
Este artculo se elabor desde los testimonios de los propios vecinos, recogidos en estos aos de trabajo de campo y desde las reflexiones tericas que permiten interpretar los datos obtenidos, sistematizarlos, construir dimensiones, analizar regularidades y extraer
otras miradas de una cada vez ms heterognea y compleja realidad
donde cada vez ms no todos somos iguales, ni siquiera en la letra
de la ley.
Se parti de la perspectiva crtica acerca de lo que hace o deja de
hacer la administracin de justicia por sus ciudadanos, especialmente
los asistidos por los planes sociales y se plantea la necesidad de

109

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

que en futuras reformas no se privilegie lograr mayor presupuesto,


ms recursos humanos, mayor descentralizacin, sino que los legisladores encuentren tambin fuertes argumentos para dar otro sentido
a la relacin entre facticidad y validez13 del derecho.
No siempre es posible para los vecinos construir soluciones creativas superadoras de los conflictos. En la mayora de los casos no hay
posibilidad de toma de conciencia, quedan atrapados en la pulsin
de muerte, repitiendo y haciendo de esa repeticin un destino irreversible.
Sin embargo es posible otro posicionamiento respecto de las situaciones conflictivas y, el estudio realizado muestra que este estado
de cosas puede ser revertido, en la medida en que los actores puedan
visibilizar su situacin vivencial personal e interpersonal y dejar de
naturalizarla, en la medida que pongan a jugar estrategias creativas
que dinamicen el factor instituyente del conflicto y logren movilizar lo
instituido, pero esto no ser posible, si los vecinos siguen siendo colocados por el Estado en la posicin de desafiliacin social: sin vivienda,
sin educacin, sin trabajo y como objeto de polticas sociales.
Los intentos de respuestas superadoras de conflictos siempre sern insuficientes si el Estado no asume su papel y, los ciudadanos
asistidos quedan librados a su propia suerte y lejos de la administracin de justicia.
El mtodo de interpretacin que utilizamos surge de la concepcin del derecho de la que partimos y, obviamente condiciona nuestras prcticas. Hacer explcitos ambos redundar en un mayor acercamiento entre las prcticas jurdicas y la administracin de justicia
como meta a acceder. En este sentido, al decir de Santos (2009) el derecho ha de ser despensado y repensado, para lo que resulta esencial
hacerse consciente de la diversidad jurdica y nosotras agregamos
de la diversidad cultural al interior de nuestro pas en funcin de las
diferentes pobrezas estructurales con las que convivimos.

13

Tomamos ambos trminos en el sentido que los utiliza Habermas, 1998.


110

Los pobres y el acceso a la justicia

Bibliografa
Berger, P. y Luckmann, T. (1968). La construccin social de la realidad. Buenos Aires: Amorrortu.
Berizonce, R. (1985). Efectivo acceso a la justicia. La Plata: Librera
Editora Platense.
Birgin, H. y Kohen, B. (comps.) (2006). Acceso a la justicia como
garanta de igualdad. Instituciones, actores y experiencias comparadas. Buenos Aires: Editorial Bibls.
Bourdieu, P. (2000). Elementos para una Sociologa del Campo Jurdico. La Fuerza del Derecho. Bogot: Ediciones Uniandes.
Brandana, C. (2000). Ponencia presentada en I Congreso Nacional
de Sociologa Jurdica, La Plata.
Bustelo, E. (2004). Expansin de la ciudadana y construccin democrtica. Todos entran propuesta para sociedades incluyentes.
Buenos Aires: UNICEF, Santillana.
Cappelletti, M. y Garth, B. (1983). El acceso a la justicia. La Plata:
Colegio de Abogados.
Castel, R. (2004). La inseguridad social. Qu es estar protegido?
Buenos Aires: Editorial Manantial.
de Sousa Santos, B. (1985). De la mano de Alicia. Bogot: Ediciones
Uniandes.
Castel, R. (2003). La cada del Angelus Novus. Colombia: Universidad Nacional de Colombia.
(2009). Sociologa Jurdica crtica Para un nuevo sentido comn en el derecho. Bogot: Editorial Trotta/ILSA.
Duschastzky, S. (comp.) (2000). Tutelados y asistidos. Programas
sociales, polticas pblicas y subjetividad. Buenos Aires-Barcelona-Mxico: Paids.
Durkheim, E. (1992). Historia de la educacin y de las ideas pedaggicas. La evolucin pedaggica en Francia. Madrid: Ediciones
de la Piqueta.
Dussel, I. y Caruso, M. (1999). La invencin del aula. Una genealoga de las formas de ensear. Buenos Aires: Santillana.
Freud, S. (2000). Ms all del principio del placer. Buenos Aires:
Editorial Amorrortu.
Fucito, F. (1999). Sociologa del derecho: el orden jurdico y sus
condicionantes sociales. Buenos Aires: Editorial Universidad.
111

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

Gargarella, R. (2005). El derecho a la protesta. El primer derecho.


Buenos Aires: Editorial Ad-Hoc.
Gutierrez, A. y Bourdieu, P. (1997). Las Prcticas Sociales. Posadas:
Editorial Universitaria, Universidad Nacional de Misiones.
Habermas, J. (1998). Facticidad y validez. Sobre el derecho y el Estado democrtico de derecho en trminos de teora del discurso.
Valladolid: Editorial Trotta.
Lista, C. y Begala, S. (2000). Marginalidad social y jurdica: condicionamientos subjetivos y objetivos al acceso a la justicia de los
pobres urbanos de Crdoba. Actas del I Congreso Nacional de
Sociologa Jurdica, Universidad Nacional de La Plata, La Plata.
Luhmann, N. (1998). Sistemas sociales. Lineamientos para una teora general. Santa fe de Bogot: Anthropos.
Piaget, J. (1998). La toma de conciencia. Buenos Aires: Psique.
Salanueva, O. y Gonzlez, M. (2005). Cuando se es pobre la justicia
queda lejos. Ponencia presentada en el VI Congreso Nacional de
Sociologa Jurdica UBA, Buenos Aires.
Schujman, G. y Siede, I. (comps.) (2007). Ciudadana para armar.
Aportes para la formacin tica poltica. Buenos Aires: AIQUE
Grupo Editor.
Tiramonti, G. (2005). La escuela en la encrucijada del cambio de
poca. En Educacin y Sociedad (92)26 [en linea]. <www.cedes.
unicamp.br>.

112

Los vecinos de Las Rosas


y sus estrategias securitarias*

Esteban Rodrguez

Uno de los sectores sociales ms perjudicados por los conflictos


sociales, sino el ms afectado de todos, por las condiciones materiales en las que se encuentra, es el que reconocemos con los nombres
de vulnerables, desaventajados, excluidos o desafiliados,
que en este artculo llamaremos marginados1.
En el trabajo de investigacin sobre la falta de accesibilidad de
los pobres a la justicia y las estrategias que despliegan para resolver
los conflictos dentro de los barrios, fuimos a observar y entrevistar a
vecinos del barrio Las Rosas. Las reflexiones que realizamos no slo
caben al barrio visitado, sino tambin a los otros barrios incluidos en
la investigacin.
Los grupos que componen estos sectores son objeto de diferentes
hechos de violencia, cada vez ms violentos y cada vez ms peri* Una versin previa de este artculo fue publicada en la revista Delito y Sociedad
(26), Santa Fe, diciembre de 2008.
1
Por cuestiones de espacio no nos vamos a detener en este artculo a caracterizar
estas categoras que las hemos modelado a partir de los trabajos de Nun (2003),
Bauman (2005) y Wacquant (2001 y 2007). Este tema lo hemos desarrollado ampliamente en nuestro libro Vida lumpen (2007).
113

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

dicos. Una violencia que tiene como objeto la propiedad privada o


pblica, la vida o su integridad, pero tambin la experiencia colectiva
que se desarrolla en los mbitos pblicos. Se trata de situaciones relevadas como problemticas, que generan inseguridad entre los habitantes de los barrios de las periferias urbanas.
Estos sectores marginales se encuentran en una situacin de desventaja si se tiene en cuenta la imposibilidad para acceder a la administracin de justicia o a la polica organizada por el Estado para
canalizar (plantear y resolver) dichos conflictos. Sin embargo, el hecho de que estos sectores no puedan acceder a los tribunales, que la
polica no se presente ante el reclamo de los vecinos o termine agravando la situacin, no significa que tengan que resignarse a las circunstancias que les toc, que no intenten enfrentar dichas situaciones
conflictivas de otra manera, apelando a otras acciones, desarrollando
estrategias securitarias que, poco a poco, como enseguida se ver,
empezarn a formar parte del repertorio cotidiano del barrio.
En este artculo nos proponemos explorar y describir algunas
de las estrategias cotidianas que desarrollan los grupos marginales
de un barrio perifrico de la ciudad de La Plata (barrio Las Rosas)
para hacer frente a las situaciones conflictivas percibidas como inseguras.
Pero antes apuntaremos algunas herramientas tericas que constituyeron nuestro punto de partida provisorio que nos permitieron interrogar el universo social en cuestin, precisando nuestras preguntas.
Dispositivos heursticos que nos ayudaron a formular las hiptesis
para luego confrontarlas con la realidad emprica con la que tuvimos
que enfrentarnos durante las visitas al barrio.

La inseguridad vista desde la perspectiva de los actores


Hasta ahora el derecho a la justicia, el derecho a tener justicia,
en los sectores populares ha sido abordado desde la perspectiva del
Estado. De ah que la problemtica haya sido tematizada como acceso a la justicia. En ese sentido, se tendr dicho, que los pobres
al no tener los recursos (capital econmico), los contactos (capital
social) y la informacin (capital cultural) necesarios para acceder a
la justicia no pueden resolver sus problemas.

114

Los pobres y el acceso a la justicia

En los estudios de sociologa jurdica en nuestro pas, el acceso


a la justicia ha sido visto y estudiado centralmente desde arriba,
es decir, desde la perspectiva de la organizacin judicial. Es el caso,
entre otros, de los importantes aportes tericos y empricos de Mara
Ins Bergoglio (1997), Carlos Lista y Silvana Begala (2000) y Jos
Mara De Rosa (1985).
Las preguntas que orientaron aquellas exploraciones han sido,
cules son las dificultades y obstculos que se plantean para acceder
a la justicia y cules las soluciones para sortear aquellos escollos.
El problema es abordado para dar cuenta de la disfuncionalidad del
sistema judicial, o la selectividad con la que suele intervenir en la
sociedad.
En efecto, un lugar comn en la teora social a la hora de estudiar
a los pobres es abordarlos negativamente, a partir de lo que les
falta, definirlos por sus carencias: los pobres no tienen trabajo, no
tienen salud, no tienen educacin, no tienen identidades, no
tienen vivienda digna y tampoco tienen acceso a la justicia. Casi
nunca los estudiamos en un sentido positivo, es decir, desde lo que
tienen.
Sin embargo, como dijimos ms arriba, el hecho de que estos
actores no accedan a la justicia no implica que no construyan sus
propias experiencias para hacer frente a los problemas con los que
cotidianamente tienen que medirse.
Por el contrario cuando abordamos la cuestin volviendo sobre
la perspectiva de los actores, es decir, enfocamos la temtica desde
abajo, las preguntas que nos hacemos son otras: cules son las
estrategias a travs de las cuales un grupo de personas le imprimen
previsibilidad a una vida cotidiana caracterizada por el desdibujamiento y/o desfondamiento institucional?
Para decirlo de otra manera, mirada la problemtica desde arriba,
estos grupos se presentan como objeto de una justicia ausente o de
rutinas judiciales que slo los tendrn en cuenta cuando sean interpelados como victimarios de determinadas situaciones definidas como
delitos. Muy pocas veces los tribunales procesarn aquellos conflictos donde estos mismos grupos aparecen como vctimas. La conclusin obvia que se saca de estos anlisis es que los pobres no pueden
acceder a la justicia.

115

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

Sobre la base de perspectivas como estas, se contribuye a modelar un imaginario terico, que ya resulta de sentido comn entre nosotros, donde los pobres estaran a la intemperie, indefensos,
desprotegidos. De esa manera, los pobres se vuelven otra vez vctimas, ahora de investigaciones apresuradas (Alarcn, 2002). Porque
cuando postergamos otra vez su palabra, los pobres se transforman
en objetos ausentes, los pobres seran aquellos que no pueden acceder a la justicia, no tienen derecho a la justicia, ni tienen derecho
a tener justicia. A partir de all, suele proyectarse una imagen romntica y ficticia, al presentar a los pobres como simples vctimas,
habitantes fragmentados que viven en una suerte de estado de naturaleza, donde prima el caos, la informalidad, la guerra de todos
contra todos, donde la vida se organiza en funcin del egosmo, la
insolidaridad, la desconfianza y la enemistad. Donde cunde la inseguridad, el pnico y el caos.
Por el contrario, cuando enfocamos la problemtica atendiendo
el punto de vista de los propios actores involucrados en el espacio
social, en esas zonas grises (Auyero, 2007), nos damos cuenta de que
su cotidiano dista de aquellas representaciones ensayadas en clave
progresista. Nos damos cuenta de que la sociabilidad no es experimentada como un estado de guerra, toda vez que, y a pesar de la
precariedad de la vida, los actores desarrollan prcticas solidarias,
que van modelando conductas a travs de las cuales buscan imprimirle cierto tipo de seguridad y previsibilidad a su cotidiano (Peux,
2002).
Cuando analizamos las prcticas que desarrollan para encarar estas situaciones conflictivas nos damos cuenta de que estos sectores
tienen otros recursos. Cuando estudiamos a los grupos que los componen desde las estrategias que desarrollan para la reproduccin de
la sociabilidad en contexto de pobreza y retirada del estado, podemos
advertir que adems de vctimas (objetos de) son protagonistas
(sujetos de) de prcticas a partir de las cuales movilizan experiencias y repertorios previos, modelando lazos sociales, normando las
relaciones sociales.
Recuperar el punto de vista de los actores involucrados, como
sugiere Clifford Geertz (1997), implica situarnos en la posicin y en
el conjunto de relaciones desde las cuales las prcticas, las evaluacio-

116

Los pobres y el acceso a la justicia

nes y las creencias sobre la resolucin de conflictos son construidas e


intentamos entenderlas desde el punto de vista de esta ubicacin.2
En este sentido, y como dijimos arriba, si miramos de cerca, teniendo en cuenta la perspectiva de los actores involucrados directamente, se advierte que, lo que se nos presenta como desorganizado
y, por aadidura, inseguro en los barrios marginales, revela ser una
manera distinta de organizar la vida social y de producir seguridad en
funcin de los recursos limitados que poseen.
En sntesis, no haremos hincapi en el acceso a la justicia estatal,
oficial, sino en cmo resuelven los problemas y conflictos entre ellos,
sin la organizacin judicial, qu estrategias securitarias desarrollan
los habitantes marginales de un barrio de la periferia para hacer frente
a las situaciones reconocidas y definidas como problemticas.

Estrategias cotidianas: saberes prcticos


Las observaciones y entrevistas en profundidad a los vecinos desaventajados de Las Rosas nos confirman que el no poder hacer frente
a los conflictos a travs de los mecanismos formales no significa que
no intenten, por otros medios, desarrollar otras prcticas tendientes a
imprimir seguridad a su cotidiano. Si tenemos en cuenta la perspectiva de los actores involucrados observamos que los individuos no
son actores pasivos sino activos, es decir, que desarrollan prcticas
tendientes a hacer frente a esas situaciones problemticas. Con la
nocin de estrategia securitaria, nos proponemos explorar aquellas
prcticas.

2
Malinowski (1997) sostena que dar sentido a un trmino es definirlo a travs del
anlisis y de los mltiples contextos que lo animan. Detalles que estn al servicio del
punto de vista terico que intentamos defender. Las estrategias adquieren sentido
en la medida en que seamos capaces de describir los contextos en que son vividos,
en que son experimentados por sus propios protagonistas. Partimos del supuesto de
que el sentido no est disociado de la forma, de que aquello que se dice no puede
ser separado de lo que se hace. La palabra busca estar ligada al contexto de situacin en que fue producida. De all que para dar cuenta de los contextos de situacin
habremos de tener en cuenta el punto de vista de los actores involucrados. Recuperar el punto de vista de los actores involucrados, como sugiere Clifford Geertz (1997),
implica situarnos en la posicin y en el conjunto de relaciones desde las cuales las
prcticas, las evaluaciones y las creencias sobre la resolucin de problemas son
construidas e intentar entenderlas desde el punto de vista de esta ubicacin.

117

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

Las estrategias son los saberes prcticos que desarrollan los grupos de barrios marginales, como los estudiados, para hacer frente
a las situaciones conflictivas que se vuelven inseguras. Estrategias
para atenuar los conflictos y para producir seguridad. Se trata de estudiar las prcticas que desarrollan estos actores en su universo social,
complejo y dinmico para gestionar formas locales de reconstruccin
de la previsibilidad social. Prcticas destinadas a regular relaciones
microsociales carentes de principios de certidumbre, desprovistas
de la atencin estatal, a normar las relaciones sociales, a componer
relaciones de solidaridad y prcticas de cuidado entre s. Estrategias
para la reproduccin de la sociabilidad. Prcticas implementadas,
entonces, por los individuos o grupos de individuos que ocupan las
posiciones ms bajas del espacio social para preservar la vida, sus
bienes, el espacio pblico donde transcurre la vida en comn.
Las estrategias consisten en la movilizacin de capital social
(contactos) y cultural (informacin, experiencias previas) para hacer frente a los conflictos, imprimindoles certidumbre a las relaciones sociales, asegurando, por aadidura, su cotidiano familiar.
La organizacin de los recursos en funcin de ciertos objetivos
o proyectos, no necesariamente explcitos, ni recursos necesariamente calculados, pero que estn siempre presentes. Lo que no
significa que estemos ante prcticas espontneas. Si bien el despliegue de este tipo de estrategias no requiere necesariamente es
decir tampoco excluye que los actores movilicen una determinada
racionalidad en lo que respecta a la consecucin de ciertos fines y
la instrumentacin de determinados medios, lo cierto es que estn
presentes en las conversaciones diarias al interior del grupo, entre
los vecinos del barrio.
En definitiva, entendemos por estrategia, las prcticas desarrolladas por los grupos marginales para configurar soluciones
a los conflictos percibidos dentro o fuera del marco de las culturas
dominantes. Los modos de vida adoptados por los sectores marginales para encarar el cotidiano contradictorio, para abordar las
situaciones conflictivas que tienen que afrontar en la vida cotidiana.
Esos modos de vida son modos de obrar, pensar, sentir y percibir
que los actores del barrio desarrollan durante la interaccin con
otros actores del mismo barrio o de otros barrios.

118

Los pobres y el acceso a la justicia

Por otra parte, como hemos dicho, estas estrategias, si bien no son
necesariamente conscientes, no son espontneas. Detrs de ellas hay
una base de relaciones sociales difusas operando, poniendo en juego
repertorios previos. Detrs de las estrategias hay lazos normando las
relaciones sociales, codificando la vida cotidiana, aportando criterios
de cuidado entre s. De ah que a la hora de explorar las estrategias
debemos tambin prestar atencin a las redes informales, tanto horizontales (las relaciones entre los miembros de la comunidad basadas
en la amistad, el parentesco o la vecindad), como las verticales (relaciones de los miembros del barrio con referentes de organizaciones
sociales, polticas, religiosas o estatales).
Cuanto ms cerca miramos la vida cotidiana en el barrio, menos
catica y anmica se nos presenta. A pesar del desdibujamiento del
Estado, los habitantes del barrio no estn expuestos a las buenas
de Dios. A travs de los peridicos y los rumores, intercambian
informacin, consejos prcticos, que van modelando las expectativas sobre la vida en el barrio, sobre cmo y cundo hay que moverse en l, en definitiva, irn desarrollando prcticas de cuidado
entre s.

Deterioro institucional y desigualdad social: una


cartografa de Las Rosas
Para describir y analizar estas estrategias nos hemos valido, como
dijimos, de las entrevistas que fuimos realizando a los vecinos del
barrio Las Rosas. Se trata de un barrio ubicado en la localidad de
Melchor Romero, en el primer cordn, al sudoeste del partido de La
Plata, capital de la provincia de Buenos Aires. Una localidad reconocida en la regin por el hospital neuropsiquitrico Alejandro Korn,
conocido popularmente como el Melchor Romero.
A tres cuadras de la 520, al costado del terrapln de la lnea del ex
ferrocarril provincial, emplazado entre las calles 520 a 514 y de 157
a 161, se encuentra el barrio Las Rosas. Se trata de un asentamiento
relativamente nuevo. Si bien hay viviendas que tienen ms de diez
aos, las manzanas se poblaron en los ltimos ocho aos. Ser precisamente a partir de ese momento, cuando empieza a ser reconocido
por los propios moradores con el nombre de Las Rosas, es decir, a

119

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

ser diferenciado como un barrio particular. Hasta ese entonces, se


hablaba de Romero en general.
En el barrio de Las Rosas no hay gas natural ni red de agua potable, slo el 5,7% de los hogares tiene cloacas, mucho menos desage
pluvial.
Una de las caractersticas de la localidad son las zanjas donde se
van estancando las aguas podridas que vierten los vecinos y vuelven
soporfero pestilente el ambiente, sobre todo durante el verano. El
anegamiento de las calles que fueron abiertas por los vecinos, respetando siempre la traza urbana, dificulta no slo la recoleccin de
residuos, la que quedar acotada a las calles donde llega el asfalto,
sino tambin la circulacin de los patrulleros y las ambulancias, que
se niegan muchas veces a adentrarse al barrio con la excusa de que se
encuentran inundadas y los mviles suelen encajarse.
Desde el barrio Las Rosas hasta la escuela ms cercana situada al
lado de la comisara de Romero, hay casi veinte cuadras (2 km) de
distancia.
Salvo en la 520 y las calles principales, tampoco hay alumbrado
pblico. Cuando llega la noche, o hay que salir a trabajar temprano,
el barrio es al decir de los vecinos una boca de lobo, un callejn
sin salida, sobre todo en la zona lindante al terrapln del ferrocarril.
Un atractivo para los ms nios y para los roedores, es uno de los
brazos del arroyo El Gato. El brazo del arroyo no se encuentra entubado y hace muchos aos que no recibe tareas de dragado y limpieza,
por lo cual en varios tramos de su curso el agua se acumula y se descompone, provocando un fuerte olor nauseabundo, foco infeccioso y
de contaminacin para el barrio.
Como sucede en toda la periferia de la ciudad, despus de las
Iglesias Evangelistas, las instituciones dominantes son los comedores barriales, la sala de primeros auxilios (la salita) y la delegacin
municipal, sede de la ayuda social gestionada directamente por el
Municipio a travs de la red poltica clientelar que, en los ltimos
aos, estuvo bastante desaceitada lo que permiti, entre otras causas, que se desarrollaran otras experiencias sociales vinculadas a las
organizaciones de desocupados, como por ejemplo, la Corriente Clasista y Combativa (CCC), el Movimiento de Trabajadores Desocupados Anbal Vern, nucleado en el Frente Popular Daro Santilln, el

120

Los pobres y el acceso a la justicia

MTD Justicia y Libertad, el MTD Evita, Barrios Bonaerenses, CTD


Quebracho y Barrios de Pi.

Las estrategias
Repasemos ahora algunas de las estrategias que pudimos averiguar a partir de nuestro trabajo de campo. Para describir y analizar
estas prcticas nos hemos valido de las entrevistas que fuimos realizando a los vecinos del barrio Las Rosas.

Cdigos y rituales
Rosa, Justina y Mara estn preparando el guiso para servir en
el comedor que tiene el MTD Anbal Vern. El comedor queda enfrente de la va. Es un momento propicio para ponerse a conversar,
el momento en que la charla sigue su propio rumbo, avanzando de
aqu para all, el momento en que los vecinos comparten las novedades del da, repasan los temas pendientes, se cuentan la desgracia
ajena. Aprovecho para hacer la entrevista y enciendo el grabador.
Les comento que los otros das unos vecinos que haba entrevistado
me haban contado que los chorros para saber si estabas en tu
casa te tiraban piedras al techo S, responden casi al
unsono y no saben si rer o ponerse a llorar. No me dejan terminar
la frase:
Mara. S, y un da una amiga estaba viendo televisin y de repente se empez a ver mal, con lluvia. La
antena debe ser, pap, dice que le dijeron los hijos. Y
cuando sale a ver qu pasaba, ah no ms lo agarraron
los chorros Fijate lo que hacen los tipos! Se cuelgan
de tu antena para que salgas!
Rosa. S, se las saben todas. Y sabs qu hacen
tambin? Se meten dos a la casilla y los otros de lejos
miran si viene el dueo. Y entonces empiezan a silbar
para avisarles que vienen o no vienen. La primera vez
que los escuch yo dije: qu son esos silbidos, qu
est pasando. Y despus la vecina me dijo que eran
los que estaban haciendo campana para alertar a los
compaeros que vena el dueo.

121

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

Justina. S, son re vivos los pibes.


Mara. Y cuando te tiran piedras, y sos mayor, y
ellos ya saben, y sals ah te la dan tambin.

A pesar del entorno incierto y por momentos hostil, hay algunos


islotes de estabilidad, o de sugerente estabilidad para algunos de los
actores del barrio. Son lugares de sociabilidad protegida, como por
ejemplo, la iglesia o los comedores sostenidos por las organizaciones
sociales. All se cultiva la grupalidad, la vida colectiva que se vuelve
una suerte de paraguas contra los contratiempos. Se trata de autnticas cmaras de oxgeno que aportan los insumos morales para
continuar tirando de la cuerda.
Pero no debemos confundirnos, ms all de estos respiraderos,
la vida no se haya a la deriva. Lo que a simple vista para la mirada
de alguien de clase media y universitaria se nos presenta como desorganizado, se encuentra sin embargo, implcitamente estructurado.
Existe una serie de prcticas, que suponen otros tantos cdigos, que
van cifrando la vida cotidiana, las relaciones sociales en el barrio.
Cdigos que son la sntesis de experiencias acumuladas por los vecinos del barrio. Cdigos, ms o menos tcitos, que asumen la forma
de consejos oportunos que los vecinos se trasmiten de boca en boca
para estar en el barrio, para circular por la calle, cdigos que se van
transmitiendo cuando se juntan a conversar en la vereda o en el mercadito de la esquina.
Estos cdigos no son innatos y tampoco se improvisan, no se dan
de manera espontnea. Se trata de una capacidad adquirida, producida colectivamente por el miedo; hbitos aprendidos y compartidos
ante el temor de sentirse el blanco mvil de un sinnmero de acciones hostiles que nosotros denominamos situaciones conflictivas.
Todas estas prcticas nos estn informando sobre la capacidad de
actuar, la preparacin mental para intuir los eventos conflictivos y
adelantarse a ellos, sea para contrarrestar sus consecuencias o revertirlos. Cdigos que vuelven seguro, o ms o menos seguro, lo que se
nos presenta como inseguro; que buscan imprimirle certidumbre a la
vida en el barrio, volver previsible un cotidiano que se presenta como
catico, movedizo, violento e incierto.
Lo ms probable es que a la mirada entrenada frente al televisor,
en los buenos modales de la clase media argentina, ajeno a este uni122

Los pobres y el acceso a la justicia

verso marginal y desaventajado, se les escapen estas prcticas. Es


ms probable que perciban al cotidiano como una reedicin del estado de naturaleza de Hobbes donde el hombre es el lobo del hombre,
donde la inseguridad es el dato central de una vida que debe medirse
todos los das con la sobrevivencia. La democracia plebeya se caracteriza por su brutalidad; ante la amenaza de todos son iguales, se
sienten iguales. Cada uno es un enemigo y un competidor del otro.
Las Rosas se presentara como un territorio fuera de control.
Actos que no son una norma ni un contrato sino, como dira Goffman, working consensus. Se trata de una interaccin ritualizada,
prcticas desarrolladas colectivamente que gobiernan tcitamente la
calle, la violencia consentida. Interaccin regulada por clusulas no
contractuales, como por ejemplo, saber cundo hay que bajar, voltear
la mirada o llevar la mirada bien alta, saber cundo hay que dedicar
una palabra que invite a la risa o relaje la situacin. Los vecinos deben aprender a leer estas seales discretas si no quieren convertirse
en centro de atencin y, lo que es ms grave, en vctimas de ventajeos
o aprietes.
Poco a poco, la vida en la calle, ensea a leer a sus actores. A
fuerza de contratiempos, los actores del barrio amplan la capacidad
de percepcin que les permite anticiparse a las situaciones conflictivas y, de esa manera no volverse objetos de acciones violentas y
humillantes. Se trata de un saber que ni siquiera ser percibido como
conocimiento, pero esta racionalidad (aprendida y compartida) se
vuelve importante para manejarse en la calle, sobre todo, para relacionarse con los ms jvenes o las personas desconocidas.

Razones prcticas: anecdotarios y moralejas


Siguiendo a Pierre Bourdieu podemos decir que las estrategias
de los vecinos de Las Rosas producto del encuentro entre el hbito
securitario y la situacin que la ha producido borran la distincin
entre lo racional (o intencionado) y lo habitual (o intuido). Indica el
orden de una razn prctica que escapa a la lgica de la eleccin individual. No hay separacin entre teora y prctica, en consecuencia
la decisin sobre las estrategias que se adoptan puede modificarse
siempre, de forma que, en rigor, no podramos denominarla decisin.
123

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

El enfrentamiento a un cotidiano semejante reclama juicios rpidos y flexibles, decisiones oportunas que se toman en base a la experiencia acumulada y compartida; decisiones que se adoptan para
medirse con actores muy dctiles tambin en su carcter, puesto que
no sern los mismos segn estn solos o en grupo, los encontremos
de noche o de da.
Muchas veces, detrs de los prejuicios de los vecinos se encuentra
operando este sentido prctico. Razones aprendidas en parte en la
calle, a partir de su propio derrotero, pero tambin con los aportes de
los derroteros de los otros vecinos.
De esa manera el barrio desarrolla una pedagoga implcita y colectiva que se modela y transmite a modo de consejos tcitos que se
proponen como las moralejas a los rumores de ltimo momento.
Ese anecdotario colectivo va delimitando los horarios y los lugares
prohibidos o no recomendables; va discriminando a los actores entre
buenos y malos, entre trabajadores y vagos; va sugiriendo
cules son los pibes propensos al delito, las barras de jvenes de
los que deben estar atentos o las malas influencias para los hijos.
Mnima moralia que aconseja a los vecinos sobre las formas seguras de estar en el barrio, de moverse en el barrio, de salir y entrar al
barrio.
Pongamos por caso el relato de Miriam cuando nos cuenta que:
el otro da, eso fue un martes, a una chica que vena
a una reunin ac por el tema del comedor, vino caminando por all atrs, por el medio del campo, le
robaron pero la intentaron violar tambin delante de
los dos chicos que venan con ella. Y ahora los hijos
estn con tratamiento psicolgico porque quedaron re
asustados.

Por su parte Rosa nos dice:


En frente donde voy a trabajar, hay una seora que fue
a llevar la nena al jardn y cuando regres encontr
la puerta abierta. Le llevaron el televisor, le robaron
todo. Todos los vecinos vieron cmo los pibes se llevaban el televisor.

124

Los pobres y el acceso a la justicia

Se sabe que los rumores son una forma de producir malentendidos, pero tambin de tomar distancia de aquellos vecinos que aparecen como los personajes principales de semejantes noticias. Los
vecinos, a travs del chusmero, se convierten en confidentes, consejeros y guardianes. Llaman la atencin sobre las malas yuntas y
sus prcticas habituales, los siguen de lejos, pero no se les escapan
sus movimientos, porque nunca saben en qu momento debern apelar a las estrategias para sortear sus acciones y porque, en ltima instancia, nunca saben si sus hijos o parientes estarn exentos de ellos.
La propedutica vecinal es una empresa colectiva porque el
anecdotario se nutre con los datos y la imaginacin de todos. Nunca
se sabe cul es el lmite entre la ficcin y la realidad. Nunca se sabe
cunto de mentira hay en los rumores que circulan. Las noticias van
y vienen, y con su retorno los detalles se van volviendo ms meticulosos. Esa es la manera que tienen los vecinos para compartir sus
experiencias y ensearse mutuamente tcnicas y trucos para hacer
frente a distintas situaciones conflictivas.
Sin embargo, la corredera de rumores no debe llevarnos a postular relaciones de lealtad vecinal. Son tantos los conflictos en el barrio, como diferentes las oportunidades que tienen para hacer frente a
los mismos, que resulta difcil mantener una relacin incondicional.
Existe, por su puesto, la amistad, pero esa amistad ir transitando
por diferentes humores. La inestabilidad econmica en general se
traduce en una inestabilidad emocional que no siempre se puede controlar en situaciones marginales.

La morbosidad: disposiciones ticas que modelan la moral


del barrio
La pedagoga vecinal es una pedagoga morbosa, es decir, una didctica colectiva que recurre al dolor ajeno para practicarse. Cuanto
ms sufrimiento contenido haya en la ancdota, mayor replicancia,
ms odos atentos encontrar del otro lado, entre sus pares. La morbosidad no es un defecto ni una excentricidad sino la manera de llamar la atencin sobre situaciones lmites.
Pero el morbo tambin, es la manera de proyectarse sobre la
desgracia ajena. Todos saben que lo que le pas al vecino puede
sucederles a ellos. La morbosidad, el dolor del otro, es la manera
125

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

de reconocer sus angustias, sus temores, las sospechas que vienen


elucubrando desde hace mucho tiempo. La manera de recordarse la
atencin que tienen que prestar para andar por la calle, los recaudos
que hay que tomar cuando se ausentan de su casa o estn solos en
ellas.
La efervescencia social que suscitan ciertos hechos en el barrio
permite poner a prueba el imaginario que se fue modelando con la
composicin colectiva del anecdotario. Confirmacin que se verifica
en el uso de ciertos clichs, como por ejemplo: ya deca yo, no te
lo haba dicho, viste, yo qu te dije, etctera.
La morbosidad moviliza a los vecinos, llama la atencin, crea
las condiciones subjetivas que les permite hacer patente determinadas situaciones conflictivas (percibir determinadas situaciones como
conflictos) y a interiorizar algunas estrategias para hacerles frente.
De esa manera la morbosidad sera la disposicin tica para hacer
suyo el dolor de los otros, para ir modelando una moral barrial sobre
lo que est bien y lo que est mal, pero ante todo, sobre la manera de
comportarse para evitar caer en las garras del mal.

La sangre fra: umbrales altos de tolerancia


Seguramente los vecinos del barrio Las Rosas tienen mucho ms
elevado el umbral de tolerancia a las situaciones conflictivas (al abuso
y la violencia policial, el delito, el bardeo o las patoteadas de las
banditas de pibes) que otros grupos sociales adscriptos a otra clase
social, ya que se someten a ellas en forma rutinaria. Todos los das,
apenas ponen un pi en la calle, saben que pueden volverse objetos
de distintas acciones conflictivas con las que tendrn que lidiar.
Este aprendizaje de la indiferencia ante las situaciones conflictivas es inseparable de la adquisicin de la sangre fra. La socializacin
en los barrios desaventajados supone cierto tipo de acostumbramiento
a las humillaciones por parte de la polica o las banditas de pibes.
Tolerar significa aceptar a pesar de, aceptar con sufrimiento.
Pero no debemos engaarnos y tampoco apresurarnos a sacar conclusiones a partir de lo que vemos a primera vista. No estamos diciendo
que las situaciones pasen desapercibidas para los protagonistas o las
vctimas del barrio, sino que desarrollan distintos mecanismos psicolgicos que les permiten continuar habitando el barrio.
126

Los pobres y el acceso a la justicia

La supuesta indolencia no sera sino un recurso emocional desarrollado para evitar que la inseguridad los paralice. La socializacin
adecuada de los vecinos implica ciertos niveles de acostumbramiento
a dichas situaciones conflictivas que, a simple vista insistimos,
pueden ser ledas en trminos de resignacin. Pero si se mira bien,
tan pronto se empieza a hurgar en la conversacin, enseguida se advertir el malestar que sienten, la afeccin ante dichas situaciones,
el mal humor que le producen todos estos problemas. Esa sensacin
contrasta con otras actitudes diarias que sugieren frialdad, cuyo reverso es la capacidad para improvisar maas que desarmen al actor
identificado como adversario o problemtico y evitar que la situacin
pase a mayores.
Pongamos el caso de Miriam, que desde hace cinco aos vive en
el barrio y ya sabe que la noche es el tiempo de las fechoras, el momento escogido por los rateritos o apretadores para interceptar a
los desprevenidos o incursionar en las casas vacas. Lo que sucede a
la noche, dice Miriam es comprensible porque
esto es una boca del lobo. Ac de noche no se ve nada,
no hay alumbrado pblico, no hay nada. Ya a las seis
o siete de la noche no se puede andar, a las siete de la
maana tampoco. Pero a pleno da!

El umbral de tolerancia lo marcan los chicos en la calle, las compras al mercado. Lo que pasa a la noche se explica por la oscuridad,
pero tambin por las calles sin asfaltar, es decir, por la imposibilidad
para que la polica patrulle la zona.
Miriam es una referente del MTD Evita, que ha puesto un comedor en su propia casa, por la que transitan doscientos chicos por da
en busca de su copa de leche. Tres veces por semana, esos mismos
chicos se llevan un pote lleno de comida para el resto de la familia,
porque la casa de Miriam es pequea y no hay lugar para que todos
puedan sentarse a comer al mismo tiempo. La merienda es distinta
porque los chicos no llegan todos juntos, y cuando lo hacen no se
demoran en tomar la leche.
Todo el mundo, sobre todo las mujeres y en particular las madres, saben que la noche no debe sorprenderlos afuera. La noche pero
tambin la esquina y sobre todo el terrapln de la va del ferrocarril,

127

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

constituyen los lugares indicados para ponerse a beber o usar drogas.


El problema se presenta cuando se hace a plena luz del da y en cualquier lado. A Miriam no se le escapa que la vida en el barrio transcurre en la calle. Las casillas son pequeas y la vida se proyecta sobre la
calle, es el living de su vida. Si los pibes se drogan a la noche, es un
problema pero por lo menos sus hijos ya no estn en la calle.
Aprender a convivir consiste en desarrollar niveles altos de tolerancia, interiorizar una serie de disposiciones mentales que, a la
larga, hacen de la vida cotidiana un lugar ms seguro, transitable,
vivible.

Quin se queda en casa?


Vctor. No dejes la casa sola porque ah vienen y
pum, te la
dan. Eso es lo que hacen ellos.
Estela. Por eso cuando nos vamos, siempre hay que
dejar alguna familia.
Rosa. Nunca dejamos la casa sola.
Daniel. Hay que quedarse en casa, siempre alguien
tiene que quedarse en la casa. Si te vas preparate a
no encontrar nada cuando regreses.

La inseguridad ha modificado las pautas de comportamiento de


los vecinos, las costumbres del barrio. Una de las conductas tpicas
es la presencia obligatoria de algn familiar en la casa durante las 24
horas del da. Hay que evitar el ausentismo. No se puede dejar sola
la casilla, ni siquiera una hora. Sus miembros se van turnando para
custodiar la casa, y cuando todos tengan que salir, habr que informrselo a los vecinos para que, cada tanto, echen un vistazo y, si es
posible, que alguno de sus miembros se traslade a ella.
Vctor es un inmigrante boliviano que se dedica a la construccin
como gran parte de los vecinos del barrio, que se asent en el barrio
hace ya casi nueve aos. Vive en el fondo de Las Rosas, justo all,
en la boca del lobo como suelen decir sus vecinos, al lado de la
va del ferrocarril. Su casa se ve desde los pastizales del terrapln,
que es uno de los puntos de encuentro favorito de las banditas de
pibes. No necesitan ocultarse, todo el mundo sabe que estn all, pis-

128

Los pobres y el acceso a la justicia

peando, aguardando la oportunidad para meterse en alguna casa. Los


vecinos lo saben, por eso se resisten a dejar la casa sola.
Este ha sido uno de los temas ms discutidos en las asambleas de
las organizaciones de desocupados. Cuando la movilizacin era una
accin que se practicaba todas las semanas, los vecinos iban alternando su asistencia al piquete para evitar dejar deshabitada la casa.
Los planes de lucha eran una oportunidad para que los pibes chorros hicieran sus fechoras. Y la forma que tenan para conjurar esas
incursiones era turnarse entre los familiares o vecinos compaeros o
volverse antes del piquete, antes de que caiga la noche.
Por eso nosotros nunca dejamos sola la casa, siempre dejbamos a alguien, dice Daniel, otro referente del barrio, que arm otro
comedor en su casa, con la mercadera que le entrega el MTD Tierra
y Libertad. Esa mercadera y los robos en la zona, los llev a tener
que montar guardias, a turnarse entre sus compaeros para no dejar
sola toda la mercadera, en la casilla que haban improvisado para
almacenarla.
Como dice Miriam:
Yo no salgo a ningn lado. Yo tena ahora un acto en
Romero y no fui porque tengo miedo de dejar la casa
sola. Adems estn los pibes y si entran y les hacen
algo a los pibes? Yo no puedo salir. Mi marido trabaja
en la construccin y por suerte trabaja ac cerca ahora
y va y viene. Pero tambin est con el corazn en la
boca porque no saben si van a volver o no van a volver. [] Te agarra una impotencia. Uno ya no sabe si
ir a trabajar o quedarse. Porque si no trabajas te mors
de hambre, y si sals a trabajar lo poco que ganas te lo
roban. A mi cuado, que vive a dos cuadras de ac, ya
es la tercera vez que le entran en un mes. Y antes de
ayer le intentaron robar otra vez. El pobre ya no tiene
nada en la casa.

Una casa vaca, es una casa abierta, candidata fija al hurto. No son
los prejuicios del barrio hacia los ms jvenes sino las experiencias
previas, es decir, los robos del que fueron vctimas alguna vez, ellos
o sus vecinos. Salir al mercadito o llevar los hijos a la escuela o al

129

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

jardn, supone no demorarse a conversar con otros vecinos. Sobre


todo si no se ve a los vecinos afuera de la casa. Si la calle est vaca,
hay que hacerlo todo rpido.
Pero yo te digo una cosa le dice Daniel a Estela la culpa la tiene ella, porque deja la casa sola.
En lugar de cuidarla est todo el da en la casa de la
madre y entonces vienen los chorros y te desvalijan en
un ratito. No s, digo yo.

Los perros (no siempre) ladran


Un punto y aparte merecen los perros del barrio. No hay casa que
no tenga un perro. El perro forma parte del paisaje junto a los chicos
que juegan en la calle. De hecho, para algunos vecinos, los perros se
vuelven un problema porque muerden a los nios o desparraman la
basura. Pero a pesar de ello, los perros son la compaa forzosa de los
dueos de casa, la alarma ms precaria de la que se valen los vecinos
del barrio para advertir la presencia de los desconocidos.
Los ladridos de los perros a la noche pondrn en alerta al dueo
y a sus vecinos, quienes tambin estarn atentos a la incursin furtiva de gente desconocida. Los ladridos continuos los despiertan, los
sacan de la cama para asomarlos afuera, encender las luces, o hacer
algn ruido, para que todo ese movimiento desanime al merodeador
a realizar cualquier fechora, para ponerle sobre aviso que en su interior estn los moradores y estn despiertos, atentos.
Para decirlo con el testimonio de Estela:
La otra vez, durante una semana, empez un domingo
la cosa, todas las noches, los perros empezaban a ladrar. Desde las 10 de la noche hasta las 2 o 3 de la
madrugada los perros no paraban de ladrar. Algunos
vecinos enseguida se dieron cuenta. Nos dijeron que
los pibes miraban siempre para este lado y para el almacn de ac al lado

Pero cuando se trata de los ladridos de los perros del vecino, los
mismos los llevar a encerrarse cada vez ms, a meterse debajo de las
mantas; no se les ocurrira asomarse a la noche, aunque no dudarn

130

Los pobres y el acceso a la justicia

en acudir al otro da a lo del vecino con preguntas sobre los ladridos


del perro.
Ahora bien, los perros no siempre ladran. Algunas veces permanecern callados. Se sabe, el perro ladra cuando se acerca un desconocido, pero qu pasa cuando el que merodea la casilla es una
persona conocida para el perro? Muchas veces los delincuentes
son los mismos pibes del barrio, es decir, los pibes que juegan con
los perros durante el da. Otras veces, los pibes se la pasan dando
vueltas a la manzana, yendo y viniendo, fichando las casas, tomando
confianza con los perros, hacindose conocer. De modo que cuando
estos se acerquen a la casa en cuestin, el perro seguir callado porque estar con gente conocida, no sern percibidos como extraos.
Las palabras del Paraguayo son elocuentes:
Hoy, antes de irme al hospital a dar las inyecciones,
vi a tres pibes que estaban dle pasar para all. Y se
ve que se la iban a dar a la de la esquina. Pero qu
vas a hacer? Era muy temprano. Los perros ya no les
ladran porque como pasan siempre son conocidos para
ellos.

Otras veces, los pibes se dan cuenta de que los dueos no estn en
la casa porque los perros no paran de ladrar. Dice Rosa:
Pero s, ya desde los otros das venan vigilando esa
casa. Cuando vena para ac, el comedor, los vi, y
cuando me vieron salieron disparando. Haca por lo
menos quince das que la venan junando. Ellos fichan
todo el barrio. Dan vuelta la manzana y miran, miran.
Cuando los perros le entran a ladrar es porque no hay
nadie.

Los perros no son siempre el mismo perro. El temperamento de


los perros es muy distinto, y habla de la conducta de sus dueos y de
sus hbitos. A los pibes no se les escapa el comportamiento ambiguo
de esos animales. Por eso no hay que confiarse demasiado en ellos.
Lo que a simple vista parece un mecanismo de defensa puede transformarse en una seal para aquellos rateritos.

131

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

Seducir o evitar
Carlos es una persona mayor, uruguayo, lo conocen todos porque
fue uno de los primeros que se asent en el barrio. Trabaja haciendo
mantenimiento en el Frigorfico de Gorina. Todos los das, cuando
regresa en bicicleta a su casa, despus de hacer sus changas, se topa
con distintas barritas de pibes:
A veces tens que agachar la cabeza, no mirar o mirar
para otro lado, sobre todo cuando estn fumando. Pero
otras veces te conviene mirarlos y saludarlos con una
sonrisa, que se yo, preguntarles por la vieja, gastarlos porque perdi el lobo, depende el momento. Nunca
se sabe, tens que andar con las antenas paradas.

En efecto, otra de las estrategias que suelen emplear los vecinos


del barrio es la seduccin que, como dice Carlos, a veces puede ser
una sonrisa, otras veces puede ir acompaada con algn intercambio
de palabras que funcionan como una suerte de contrasea que les
permite sortear a la barra de la esquina y continuar con su camino.
Por ejemplo, en algunos casos, los vecinos preguntarn por la madre o algn familiar enfermo, ponindoles sobre aviso a la persona
en cuestin que sabemos ante quin estamos, pero tambin procurando tocar un costado sensible de la persona, buscando desalentar
al supuesto sospechoso de cualquier fechora, sorprenderlo y cambiarle el eje. Otras veces, la seduccin se puede consumar a travs
del aporte ms o menos espontneo de alguna moneda para la birra
o con el convite de algn cigarro.
El vecino suele recurrir a su cdigo o emplear palabras que pertenecen a la jerga de los pibes, para desapercibir o disminuir la distancia
generacional. La clave est en manifestar cercana, o sea, no llegar a ser
percibido como un extrao, alguien que se encuentra en la vereda de
enfrente. Allanar la brecha generacional para que el otro no lo perciba
precisamente como alguien diferente, alguien que no es del palo y, de
esa manera, volverse objeto de groseras, peajes o convertirse en centro
de un ballet de miradas donde todos empiezan a tomarle el pelo.
En todos los casos hay que saber mostrarse lo ms cercano posible a una determinada persona, y por su intermedio, al resto del
grupo. Pero en todos los casos se deber tener especial cuidado de no

132

Los pobres y el acceso a la justicia

herir su orgullo, sobre todo cuando este se encuentre con sus compaeros porque de esa manera se sentira desafiado frente a sus pares y
tendra que probar su vala y poner a prueba la lealtad con el grupo.
Otra de las estrategias que suelen desarrollar los vecinos del barrio apunta a evitar tomar contacto con esa gente. Es lo que Gabriel
Kessler (2004) llama estrategias de evitamiento. Se trata, precisamente, de sortear al grupo dando un rodeo para llegar a la casa, o
cruzando a la vereda de enfrente, bajando la mirada, acelerando el
tranco o esquivando la esquina en cuestin.
Se sabe que los pibes suelen apostarse en el mismo lugar y que
casi siempre lo hacen a determinadas horas del da. De modo que no
es difcil averiguar cundo hay que evitar pasar por ese lugar para no
transformarse en objeto de agresin.

Cuando el miedo es la forma de producir seguridad


Una de las estrategias ms difundidas entre los vecinos del barrio
Las Rosas es el miedo. El miedo viene a ocupar el lugar que tena
el Estado dcadas atrs, cuando la polica estaba para prevenir. Pero
cuando el Estado modifica su intervencin, y la polica, al menos en
esas zonas de no derecho, est para contener o controlar la emergencia de la marginalidad, sea regulando el delito o disciplinando a
los grupos de pares juveniles que desarrollan prcticas disfuncionales, entonces los vecinos de estos barrios encuentran en la polica,
antes que un interlocutor dispuesto a canalizar sus reclamos, una institucin ambigua que puede llegar a agravar dichas situaciones tan
slo con su presencia pasiva.
La ntima conviccin que tienen los vecinos de dicha situacin les
llevar a tomar distancia de la polica cuando se hace presente en el
barrio convocada por algn vecino. Cuando la polica carga con todas las sospechas, para qu exponerse de esa manera aportando datos
que despus pueden volver ms vulnerable la vida cotidiana. Porque
cuando la polica se retira, y las cosas vuelven a la normalidad (la
polica est ausente), los vecinos tienen miedo de la represalia de los
pibes chorros. Para decirlo con el testimonio de los vecinos:
Miriam. A m me vienen los vecinos, porque como
me ven un referente del barrio, vienen los vecinos a
decirme que haga reuniones, que llame a la polica,
133

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

que hagamos una junta. Pero yo tengo miedo tambin,


yo no tengo seguridad para armar algo. Porque mir
si se enteran y vienen y me cascotean el rancho o me
hacen algo a los pibes o me entran cuando voy a buscarlos a la escuela.
Vctor. Yo estuve levantando firmas una vez, como
setenta firmas juntamos nada ms. El resto no quera
firmar. Queramos juntar firmas para hacer una presentacin para que saquen a los chorros. Pero la gente
tena miedo de firmar.
Rosa. Claro. La gente no se los quiere poner en contra, porque despus te pueden prender fuego la casilla.

Por otro lado, el miedo viene a llenar otro vaco que se produjo
ante la desestabilizacin del mundo del trabajo.
Si suponemos que toda la vida social debe tener principios reguladores, vale la pena recordar el papel regulatorio que tena la vida obrera y sobre todo fabril
en el pasado. La regulacin microsocial central de los
barrios habitados mayoritariamente por sectores populares estaba marcada por los ritmos de la organizacin
fabril: esta marcaba sus perodos especiales (las vacaciones, los aguinaldos y su impacto en el comercio local), mantena en vilo a la comunidad cuando aconteca algn conflicto (la huelga, el cierre o disminucin
de las fuentes de trabajo). (Kessler, 1999: 235)

De modo que la desindustrializacin, la desindicalizacin y el


desmantelamiento del Estado social que se descompromete de la relacin capital-trabajo tuvo como consecuencia formas de desregulacin de la vida local.
En este contexto, la sensacin de amenaza, el pnico que cunde
entre los vecinos del barrio cuando se sienten expuestos al delito en
general o al bardo, viene de algn modo a cubrir ese lugar que
qued vacante.
Daniel nos cuenta que a sus hijos siempre

134

Los pobres y el acceso a la justicia

se los acompaa hasta la parada del micro. Ahora, hay


tanta inseguridad que tendramos que ir a buscarlos
al colegio, pero con el tema del laburo A mi me
da miedo realmente que ella tome sola el colectivo o
que venga sola desde la parada hasta la casa. Me da
mucho miedo. Pero le decimos que no suban en auto
con gente extraa o que si alguien los quiere levantar
digan que no, que no le den bolilla. Y si le llegan a
decir que vienen de parte de tu pap o tu mam, que no
suban igual. Yo s que ellos tienen que llegar a la una
o una y media, porque tienen el comedor. La otra vez,
la cazqu, porque no vena y no vena, yo me asust, y
bueno result ser que se haba ido a la casa de la ta sin
avisar, eran las dos y no vena. Y me pegu un julepe
brbaro.

Como sugiere Kessler, cuya hiptesis seguimos en nuestro trabajo


de campo: El miedo puede tambin dar origen a prcticas colectivas con distinto grado de formalizacin, como las distintas formas
de vigilancia comunitaria (1999: 236).
No deberamos apresurarnos a entender el miedo como la respuesta a un estmulo, esto es, la sensacin que tiene el vecino cuando
su vida transcurre frente al televisor. La explicacin de estas conductas debera buscarse en el vaco producido por el no compromiso del
Estado y la desestabilizacin del mundo laboral.
Cuando la polica est ausente, ya sea porque pasa de largo, llega
demasiado tarde o de vez en cuando, la manera de tomar distancia
de la calle, de frecuentar ciertos lugares a cierta hora del da ser teniendo miedo, cultivando este sentimiento entre los familiares o los
vecinos, sobre todo cuando se trata de los nios.
Se trata de dar rienda suelta a esa sensacin muy habitual cuando
se vive en un barrio semejante, de sentirse el blanco de todas las miradas. Sensacin que hay que saber transmitir a los otros miembros
de la familia o vecinos. Porque de eso se trata el miedo: cuando los
hijos tienen que volver solos del colegio, cuando se mueven tambin
solos por el barrio, cuando la calle es un lugar de sociabilidad forzoso,
porque es la manera de descongestionar la casilla donde se vive, la
manera que tienen los padres de asegurarse la presencia de sus hijos a
135

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

determinada hora, que sean puntuales o no se alejen demasiado, ser


incubando el miedo. Cuando la polica est ausente, pero tambin
cuando la mirada de los padres no puede seguir de cerca a los hijos
por todos lados, la manera paradjica por cierto que tienen los
vecinos para volver seguro su cotidiano, de sentirse tranquilos por
sus hijos, ser a travs del miedo, transmitiendo miedo.

Respetado y conocido: el paraguas de las redes sociales


Uno de los rasgos que agrava la situacin de vulnerabilidad, que
vuelve ms desventajosa la vida en el barrio, es el aislamiento. Estar
solo puede volverse peligroso. La ausencia de lazos sociales transforma la vida en el barrio en una pesadilla. Estos vecinos aislados,
desprovistos de contactos, se convierten o esa es la sensacin que
tienen en el centro de las miradas del barrio, se sienten vigilados,
desconfiados y, por tanto, el blanco perfecto para cualquier atraco.
En estos barrios, estar protegido significa tener una cantidad ms
o menos significativa de vnculos sociales. Vincularse significa conectarse, es decir, generar los contactos necesarios que lo saquen
de ese estado de anonimato. Para decirlo otra vez con las palabras
de Kessler: En algunos lugares complicados ests protegido cuando
tens una cantidad ms o menos respetable de vnculos que hacen
que seas conocido, puedas negociar, recuperar lo robado, no vuelvas
a ser victimizado (2007 b).
Se trata de volverse conocido para ganarse algn tipo de respeto. La respetabilidad se construye a partir de los vnculos que
se van tejiendo con los vecinos del barrio, al interior de otras experiencias percibidas por sus integrantes como una suerte de paraguas
seguracional.
La manera de acumular capital social, para obtener respetabilidad
frente al otro, ser adscribindose a una red social que puede asumir
diferentes formas. Puede que se trate de una red poltica clientelar,
pero tambin una red religiosa, o un movimiento social que tiene
trabajo territorial en el barrio. Del trabajo en un comedor barrial, en
la copa de leche o una huerta, se derivan una serie de vnculos que
aportan respetabilidad, que lo transforman en un vecino conocido y
reconocido. No slo se vuelve visible sino que la experiencia de la
cual forma parte, supone una suerte de paraguas a travs de los
136

Los pobres y el acceso a la justicia

cuales obtiene alguna dosis de inmunidad, al menos frente a ciertos


actores.
Es lo que le pasa a algunos referentes del barrio. Daniel, por ejemplo, es muy consciente de esta situacin:
A nosotros los pibes del barrio no nos dan inseguridad
porque los conocemos, porque somos vecinos. Pero
a la gente que viene de afuera s. A mi me pasa que
cuando vuelvo del frigorfico de laburar me cruzo con
otras barras de pibes de la otra cuadra o ac a la vuelta,
y te da un poco de miedo.

A diferencia de los dems vecinos, Daniel no siente miedo en el


barrio, que tiende a acotarlo a las dos cuadras aledaas a su casa.
Daniel tiene miedo por sus hijos cuando van o regresan de la escuela.
Afuera del barrio a Daniel no lo conocen y el mundo se presenta con
toda su incertidumbre, se vuelve inabarcable, pero en l, Daniel se
siente seguro, lo conocen todos, incluso los pibes que se la pasan molestando a la gente. Todos saben que en su casa funciona un comedor
y un ropero. Como dice su amigo Miguel:
Miguel. A nosotros nunca nos jodieron. Porque nosotros los apoyamos.
Daniel. S, porque alguna vez vinieron a decirnos
mir loco yo ando as y as, y si no tenamos
algo para ayudarles. Y entonces le dimos mercadera o
comida y bueno, te respetan. Todo bien con ellos. Pero
igual nosotros no los dejamos entrar aqu.
Estela. No se meten con los comedores. Una
vez rondaban y rondaban, y nosotros pensbamos que
nos la iban a dar, pero result que era para manguearnos. Nosotros siempre le dimos. Ellos saben a quien
joder. Saben que nosotros nos organizamos y que ni
les conviene aparecer. Pero hay gente, como a esta
chica que te deca que la agarran de punto y le roban
siempre.
Entrevistador. Tienen miedo?
Daniel. No, ac en el barrio no. Ahora, fuera del
barrio, s.

137

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

Porque ya te digo, porque ac nos conocemos todos.


Va, entre los vecinos nos conocemos. Nos cuidamos
entre nosotros. Aparte los chorritos del barrio se estn
yendo todos, a prisin se estn yendo. El sobrino de
mi hermano por ejemplo.

Pongamos otro caso, el ejemplo de los jvenes desocupados del


barrio. Esos jvenes se sienten inseguros si se mueven solos afuera
del barrio, no slo frente a otra barra de pibes sino sobre todo frente
a la polica. Para los jvenes de estos barrios, estar en grupo, es estar
protegido. La polica no suele detener a los pibes cuando andan en
grupo sino cuando los encuentran solos por la calle. La grupalidad
permite sostener una mirada ante la polica. La grupalidad es un paraguas de proteccin.
A grandes rasgos, podemos agregar, que tanto el bardo o la cultura de las banditas de pibes, la tica del aguante, la militancia
religiosa, la cumbia villera, el rock chabn, la devocin religiosa a
ciertos conos masivos (Gilda, Rodrigo, Frente Vital, San La Muerte,
Gauchito Gil, etctera.), el ftbol, constituyen prcticas que desarrollan los jvenes (y no solamente los jvenes) a veces combinadas
entre s, a travs de las cuales se componen vnculos que les permiten
no slo generarse mejores oportunidades (de movilidad vertical) sino
tambin de la contencin social (de movilidad horizontal) para hacer
frente a ciertas situaciones problemticas que pueden presentarse en
su cotidiano.
Este tipo de estrategias suelen ser paradjicas para los vecinos
del barrio, pues lo que para algunos (los ms jvenes) constituye una
manera de hacer frente a determinados conflictos; para los otros (las
mujeres mayores o ancianos) constituye la causa de los conflictos
o de determinados problemas para los cuales tienen que desarrollar
otras estrategias. De otra manera: lo que para algunos constituye una
forma de seguridad, para otros es percibido como una de las causas
de inseguridad en el barrio.

El encierro y restricciones de movimiento


Una estrategia estrechamente vinculada a la ausencia de lazos
sociales es el encierro o las restricciones de los movimientos. Dice
Kessler: En algunos lugares, quienes no tienen respeto o conoci138

Los pobres y el acceso a la justicia

miento, como estrategia encierran a los hijos (2007 b). Quienes se


encuentran solos en el barrio, ausente de las tramas locales, tienden
a encerrarse en el barrio.
El dficit de integracin social, lleva muchas veces a clausurar
la vida de los miembros de una familia al permetro de su vivienda.
Este aislamiento no slo vuelve ms vulnerable la vida de aquellos
miembros sino que puede ser la causa de una serie de malentendidos.
Muchas veces estos malentendidos se producen como consecuencia
de determinados prejuicios alimentados por la vida solitaria.
Pero no basta con encerrarse en su propia casa, a veces tampoco
conviene salir del barrio. Hay que evitar que la noche te sorprenda.
No slo porque es muy difcil encontrar un colectivo que te lleve de
regreso sino porque hay zonas que se vuelven intransitables por la
oscuridad.
Por otro lado, cuando sos joven, salir del barrio significa volverse
objeto de detencin por parte de la polica. Casi todos los pibes del
barrio no suelen ir al centro de la ciudad, y si lo hacen siempre es en
grupo. Saben que si van solos o de a dos, la polica los va a detener.
Muchos de ellos conocieron el centro de la ciudad recin cuando se
movilizaron con la organizacin frente al Ministerio o la Municipalidad. Saben que pueden visitarlo cada 19 de noviembre cuando
se festeja el aniversario de la ciudad y el municipio organiza mega
recitales o el da de la primavera cuando todo el mundo anda por
las plazas y los parques. Pero casi todos evitan llegar al centro de la
ciudad. Saben que se vuelven centro de atencin no slo de la polica
sino tambin de los vecinos que los miran con desconfianza.
Vos ves como la gente se cruza de vereda o agarra la bolsa contra
el cuerpo, dice Pablo.
Esa desconfianza y la humillacin la experimentan cuando tienen
que acercarse al banco a cobrar el Plan Trabajar. Dice Gabriel:
Cada vez que iba al Banco a cobrar me paraba la polica, por la facha noms. Y a veces cuando sala tambin me paraba y arrojaba todo en el cap del coche y
me preguntaban delante de todo el mundo qu pasaba
por ah de dnde haba sacado esa plata. Y yo les deca
Pero si vengo de cobrr, Qu, tengo cara de chorro
yo? Mir, ac est el documento.
139

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

La construccin social de estrategias


El hecho de que los desaventajados sociales de Las Rosas y de
otros barrios visitados, durante la investigacin de campo, no accedan a la justicia oficial, ni a la polica como una organizacin estatal
que les de seguridad, no implica que no desarrollen estrategias securitarias para hacer frente a las situaciones conflictivas.
Dijimos, entonces, que las estrategias son las prcticas desarrolladas por los individuos y los grupos para configurar soluciones
a los conflictos percibidos dentro o fuera del marco de las culturas
dominantes. Los modos de vida adoptados por los vecinos de barrios
marginales para encarar un cotidiano contradictorio, para abordar las
situaciones inseguras que tienen que afrontar en la vida diaria. Esos
modos de vida son modos de obrar, pensar, sentir y percibir que los
actores del barrio desarrollan durante la interaccin con otros actores
del mismo barrio o de fuera del barrio. Todo eso supone aprehender
determinados cdigos, es decir, saber utilizar lenguajes, maneras de
vestir, el cultivo de determinadas relaciones (acumulacin de contactos). Dicho de otra manera, son las prcticas ms o menos espontneas que fueron desarrollando, sobre la base de repertorios y experiencias previas, propias o ajenas, para hacer frente a la dinmica que
genera la exclusin social.
Estas estrategias, como pudimos ver, si bien son contradictorias
no son excluyentes entre s. Los vecinos del barrio Las Rosas alternan unas y otras segn el caso. Depende de la situacin en la que se
encuentran, esto es, la hora o el lugar, si estn solos o acompaados,
pondrn en juego determinadas estrategias. No es lo mismo andar
solo por la calle que venir acompaado de un amigo o andar con los
hijos, o estar cerca o lejos de la casa, de da o de noche.
Las estrategias son mltiples. Hay estrategias reactivas, que desarrollan preventivamente, antes de que se suscite la situacin conflictiva; y hay estrategias pro-activas, que se despliegan una vez acontecida la situacin conflictiva. Entre las primeras habra que nombrar
el miedo, la estigmatizacin, el evitamiento o el distanciamiento
forzado, la seduccin, la sumisin, la vigilancia solidaria, o el uso
de los perros. En las segundas se pueden contar el escrache y el linchamiento, autnticas formas de justicia popular que forman parte de

140

Los pobres y el acceso a la justicia

las costumbres en comn de estos sectores, que permanecen flotando


como amenaza en el imaginario social del barrio.
Habra tambin que tener presente los padrinazgos que suelen desarrollarse entre los actores y punteros del barrio o policas de la zona
a la hora de hacer frente a dichas situaciones. En efecto, tambin la
red de resoluciones de los problemas (el clientelismo poltico) constituye un espacio para plantear las situaciones conflictivas y aventurar
alguna solucin a partir de los contactos que puedan tener los respectivos mediadores (o punteros) con la polica o autoridades judiciales
o municipales. Lo mismo puede decirse de las organizaciones religiosas o sociales del barrio, constituyen un mbito para debatir las
situaciones conflictivas de que son objeto a diario, procurando buscar y desarrollar estrategias colectivas en algunos casos, para hacer
frente a dichas situaciones.
Por eso mismo, estas estrategias son individuales pero tambin
colectivas, en la medida que pueden involucrar o arrastrar al barrio
entero o parte del barrio, como por ejemplo en las acciones de linchamiento; o cuando intervienen las organizaciones sociales o polticas del barrio a partir del requerimiento de sus integrantes. Esas
estrategias varan segn estemos ante hombres o mujeres y adultos
o jvenes, incluso en cada uno de estos grupos las prcticas varan
tambin.
Las estrategias constituyen un proceso que se desarrolla a lo largo
de la vida, donde las decisiones pasadas pueden influir en las presentes y anticipan las futuras. Los actores incorporan recursos que son
las experiencias pasadas y, ms especficamente, como sugiri Bourdieu, la historia de la acumulacin del capital hecho cuerpo. Pensar
en las estrategias es tener en cuenta las condiciones objetivas incorporadas en forma de hbitus, esquemas de percepcin, de apreciacin y de accin, que constituyen sistemas de disposicin a pensar,
a percibir y a actuar, ligadas a una definicin prctica de lo posible y
de lo imposible, de lo pensable y de lo impensable.3
3
Por otro lado, como dice Alicia Gutirrez, es el hbitus el que posibilita explicar y
comprender que gente que ocupa la misma posicin actual, acte, sin embargo, de
manera diferente, a partir de la diferenciacin del mismo pasado objetivado como
recurso externo y como recurso incorporado, fundante de sentidos prcticos especficos que son resultado de historias de acumulacin especfica (Gutirrez, 2004:
400).

141

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

El desdibujamiento del Estado que incluye no acceder a la justicia, y


la doble vida de la polica, llevar a los sectores vulnerables a desarrollar estrategias para hacer frente a los distintos conflictos que se les presentan todos los das. Se trata de gestionar formas locales de reconstruccin de la previsibilidad social. Prcticas destinadas a regular relaciones
microsociales carentes de principios de certidumbre, desprovistas de la
atencin estatal, y lejos de la administracin de justicia.
A travs de estas estrategias los sectores desaventajados encaran
los conflictos o se anticipan a ellos para evitarlos, a pesar de las restricciones que les impone el contexto en el que se encuentran. Estamos haciendo referencia a un conjunto de actividades desarrolladas
para obtener seguridad e imprimir alguna certidumbre a la vida cotidiana haciendo frente a las presiones del medio. Estrategias para la
reproduccin de la sociabilidad. Prcticas implementadas, entonces,
por los individuos o grupos de individuos que ocupan las posiciones
ms bajas del espacio social para preservar la vida y sus bienes.
Estas estrategias securitarias no son ms que manifestaciones de
una transformacin ms profunda de sus tejidos socioeconmicos e
institucionales; a veces, un indicador de la fragmentacin social y el
desmantelamiento del Estado social, y otras veces, la expresin de
nuevas prcticas de solidaridad que, por muy precarias o efmeras
que puedan ser, dan cuenta de las hbitos en comn que desarrollan
para hacer frente a una serie de situaciones problemticas que no son
incorporadas en la agenda del Estado o lo son pero de manera secundaria y subordinada a otros tems de aquella agenda.

Bibliografa
Alarcn, C. (2002). Cuando me muera quiero que me toquen cumbia.
Vida de pibes chorros. Buenos Aires: Norma.
(2007 b). Sociologa del miedo. En Pgina/12.
Auyero, J. (2007). La zona gris. Violencia colectiva y poltica partidaria en la Argentina contempornea. Buenos Aires: Siglo XXI
editores.
Bauman, Z. (2005). Vidas desperdiciadas. La modernidad y sus parias. Buenos Aires: Paids.
142

Los pobres y el acceso a la justicia

Bergoglio, I. (1997). Acceso a la justicia: diferencias de clase. En


Anuario III. Crdoba: Centro de Investigaciones Jurdicas y Sociales, UNC.
Binder, A. (2004). Policas y ladrones. La inseguridad en cuestin.
Buenos Aires: Capital Intelectual.
Bourdieu, P. (2007). El sentido prctico. Buenos Aires: Siglo XXI
editores.
Cappeletti, M. y Garth, B. (1983). El acceso a la justicia. La Plata:
Editorial Colegio de Abogados de La Plata.
(1996) El acceso a la justicia. La tendencia en el movimiento
mundial para hacer efectivos los derechos. Mxico: FCE.
Crcova, C. M. (2003). Acceso a la justicia: exclusin y aculturacin. Revista Delito y Sociedad (18/19).
Clifford, G. (1997). La interpretacin de la cultura. Barcelona: Gedisa.
De Rosa, J. M. (1985). El acceso a la justicia. Revista de Sociologa del Derecho (3).
Gargarella, R. (1999). Derecho y grupos desaventajados. Barcelona:
Gedisa.
Gutirrez, A. (2004). Pobre, como siempre Estrategias de reproduccin social en la pobreza. Un estudio de caso. Crdoba: Ferreira Editor.
Hulsman, L. y Bernat de Celis, J. (1991).La apuesta por una teora
de la abolicin del sistema penal. Lenguaje Libertario (2).
Isla, A. Sociabilidad, delito e inseguridad en 6 ciudades argentinas.
Mimeo.
Kessler, G. (2004). Sociologa del delito amateur. Buenos Aires: Paids.
(2007 a). Miedo al crimen. Representaciones colectivas,
comportamientos individuales y acciones pblicas. En Isla, A.
(comp.) En los mrgenes de la ley. Inseguridad y violencia en el
Cono Sur. Buenos Aires: Paids.
Lista, C. y Begala, S. (2000). Marginalidad social y jurdica: condicionamientos objetivos y subjetivos al acceso a la justicia de los
pobres urbanos de Crdoba. Actas del I Congreso Nacional de
Sociologa Jurdica, La Plata.
Malinowski, B. (1991). Crimen y costumbre en la sociedad salvaje.
Barcelona: Ariel.

143

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

Mguez, D. (2002). Rostros del desorden. Fragmentacin social y


la nueva cultura delictiva en sectores juveniles. En Gayol, S. y
Kessler, G. (comps.) Violencias, delitos y justicias en la Argentina. Buenos Aires: Manantial.
Nun, J. (2003). Marginalidad y exclusin social. Buenos Aires:
Fondo de Cultura Econmica.
Puex, N. (2001). Las formas de la violencia en tiempos de crisis:
Una villa miseria del conurbano bonaerense. En Isla, A. y Miguez, D. Heridas Urbanas. Violencia delictiva y transformaciones sociales en los noventa. Buenos Aires: Clacso.
Rodrguez, E. (2007). Vida lumpen. Bestiario de la multitud. Edulp:
La Plata.
Svampa, M. (2004). La brecha urbana. Countries y barrios privados. Buenos Aires: Capital Intelectual.
Tilly, Ch. (1990). Modelos y realidades de la accin colectiva popular. Revista Zona Abierta (54/55). pp. 167-195.
Wacquant, L. (2001). Parias urbanos. Marginalidad en la ciudad a
comienzos del milenio. Buenos Aires: Editorial Manantial.
(2007). Los condenados de la ciudad. Gueto, periferias y Estado. Buenos Aires: Siglo XXI editores.

144

Introduccin a la Geosociologa Jurdica


Ezequiel Kostenwein
Y eso a lo habis dado el nombre de mundo,
eso debe ser creado primero por vosotros:
vuestra razn, vuestra imagen, vuestra voluntad, vuestro amor
deben devenir ese mundo!
Friedrich Nietzsche. As habl Zaratustra
Pensar significa producir una nueva configuracin de relaciones
capaz de oponerse a las determinaciones impuestas
por el sentido comn y la sensatez,
por la opinin y los poderes establecidos
Gilles Deleuze. Inmanencia, virtualidad y devenir
Cuando las voces del clamor guardado,
sean el ruido natural del mundo!
Silvio Rodrguez. Mariposas

Un barrio, una extensin cualquiera de vida colectiva y suelo,


all donde se encuentre, es lo que nos anima a pensar. Un barrio,
al menos desde nuestras prioridades analticas, no dice nada, no
advierte nada acerca de las mltiples articulaciones que componen
una sociedad. De usar alegoras, diramos que un barrio es, en todo
caso, una fbrica, porque produce acontecimientos de los ms diversos, encuentros y desavenencias efectivas entre quienes lo habitan
y quienes lo visitan. No es un mero teatro que representa algo que
se estara dando concurrentemente en otro espacio de la estructura
social; en otras palabras, no simboliza contingencias que podramos
hallar fuera de l. Primer propuesta: el nuestro es, entonces, un barrio-fbrica y no un barrio-teatro (Deleuze y Guattari, 1995: 31).

145

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

Por otro lado, al aproximarnos a nuestro tema, el sujeto y el objeto


(investigador y tema de investigacin) como elementos cardinales e
insoslayables de toda investigacin sociojurdica, no dan una imagen
exacta. Esta divisin desarrollada por la gnoseologa, al menos desde
la modernidad, que va desde el racionalismo la razn conoce sin
ayuda de la experiencia hasta el empirismo el conocimiento debe
legitimarse por medio de la experiencia; y del realismo preeminencia del objeto sobre el sujeto, que solamente refleja aquello que percibe al idealismo el sujeto es quien crea a dicho objeto en su actividad cognoscitiva, nos resulta insuficiente (Garca Morente, 1994:
69; Ferrater Mora, 2005: 66; Carpio, 2004: 176). En nuestro caso,
y suscribiendo con la denuncia hecha por Bourdieu (2001) a cierta
tradicin en las ciencias sociales encarnada por el subjetivismo y por
el objetivismo, respaldamos un criterio telrico de conocimiento; o
dicho de otro modo, la actividad de investigacin y conocimiento se
ofrece ms entre la tierra y el territorio que entre el sujeto y el objeto:
Se trata de dos componentes, el territorio y la tierra, con dos zonas
de indiscernibilidad, la desterritorializacin (del territorio a la tierra)
y la reterritorializacin (de la tierra al territorio). No puede decirse
cul de ellos va primero (Deleuze y Guattari, 2005: 86). Segunda
propuesta: ni objetivismo ni subjetivismo, sino Geosociologa.
Por ltimo, la sociedad est atravesada, ms que por sus conflictos o contradicciones, o an por el consenso y la integracin, por una
mirada de movimientos de fuga o huida estructurales. Estos desplazamientos, que de ninguna manera se dan por fuera de lo social,
constituyen los rasgos fundamentales de toda comunidad (Deleuze y
Parnet, 1980: 157).
Qu pasa sobre el cuerpo de una sociedad? Flujos,
siempre flujos, y una persona o un barrio siempre
es un corte de flujo. Una persona o un barrio, es
un punto de partida para una produccin de flujos, un
punto de llegada para una recepcin de flujos, de flujos
de todo tipo; o bien una interseccin de muchos flujos.
(Deleuze, 1971)

Planteadas las cosas o los problemas como lo hemos hecho,


intentaremos pensar un barrio materialmente postergado, productor
de significaciones y surcado por deseos diversos, que a su vez cons146

Los pobres y el acceso a la justicia

truye una imagen de la justicia, fruto de la cual crea prcticas ms o


menos congruentes con las instancias oficiales del derecho. No pretenderemos aqu llegar a conclusiones decisivas sobre la justicia y su
utilizacin, aunque podemos s adelantar algo: el derecho, en tanto
institucin social que busca gobernar mediante normas, y regular las
relaciones sociales con un enfoque prescriptivo y tcnico (Cotterrell,
1991: 22), contribuyendo de ese modo a superar dificultades vinculadas con la vida en comunidad (Nino, 2005: 2), se insina bastante
ajeno al barrio El Mercadito; con todo, creemos poder agregar elementos a esta problemtica.
Acercarnos a un interrogante, como el de acceso a la justicia, de
manera poco convencional, entraa una serie de dificultades, como
los conceptos y las categoras a emplear. No obstante, buscaremos
articular nuestra experiencia con dichos conceptos, que iremos precisando simultneamente con su uso con el empleo que hagamos
de los mismos asumiendo la poco ingenua postura de que un problema tiene siempre la solucin que merece segn las condiciones
que lo determinan en tanto que problema (Deleuze, 2008: 74).

Al llegar
Cuando elegimos ponderar lo que un barrio produce1, ms que
lo que representa, es por nuestra desconfianza ante la posibilidad de
trazar comparaciones que resulten enriquecedoras; los paralelismos
entre, por ejemplo, dos o ms barrios, terminan siendo por lo general
estriles, y esto no sucede porque dichos emplazamientos carezcan
de semejanzas, sino porque dichas semejanzas no esclarecen mucho
las cosas,
ya que cada vez que la produccin, en lugar de ser
captada en su originalidad, en su realidad, se halla as
volcada, proyectada, en un espacio de representacin,
ya no puede tener valor ms que para su propia ausencia y aparece como una carencia en ese espacio.
(Deleuze y Guattari, 1995: 316)
1
La produccin puede ser del trabajo o del deseo, puede ser social o deseante,
apela a fuerzas que ya no se dejan contener en la representacin, a flujos y cortes
que la agujerean, la atraviesan por todas partes (Deleuze y Guattari, 1995: 309).

147

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

Si un barrio es una fbrica, debido a que genera y promueve criterios de aprobacin y rechazo en diversos aspectos de la vida de sus
habitantes como por ejemplo la inaceptabilidad de ciertas ofensas
y la pasividad ante otras, todo lo cual supone valores que lo sustentan, nuestra tarea ser poner en claro cmo todo ello se compone o
agencia, a partir de qu fuerzas semiticas y empleando qu lgica.
Esto ltimo, nosotros comenzaremos a explicarlo a partir de la distribucin que los mismos vecinos hacen del barrio, de las zonas del
barrio, lo que a su vez resulta confirmado por actores exteriores a El
Mercadito, como por ejemplo el correo y el garrafero, que han elaborado tcticas al respecto, como por ejemplo terminar su recorrido
antes de la finalizacin del mismo.
A lo largo de nuestras visitas, hemos podido compartir charlas
de las ms variadas con vecinos del barrio El Mercadito, lo cual
nos permiti estar al tanto de las distintas problemticas que ellos
mismos destacaban como relevantes. Desde luego que el eje de las
conversaciones estuvo apostado en la experiencia que los habitantes tenan sobre la justicia, en tanto instancia eventual de solucin
de conflictos; no obstante ello, siempre priorizamos pautas elsticas
para las entrevistas, algo similar al examen naturalista de Blumer,
compuesto, este ltimo, por la exploracin y la inspeccin. La primera de ellas, es un procedimiento de indagacin flexible en el cual el
investigador se mueve de un rea de investigacin a otra, pudindose
deslizar hacia direcciones nuevas e insospechadas. El investigador
tambin modifica su reconocimiento de cules datos son destacados
a medida que obtiene ms informacin y logra mejor comprensin.
El foco de la investigacin es inicialmente extenso, pero se hace gradualmente ms definido y preciso en tanto que avanza la exploracin.
Por ltimo, la inspeccin implica el examen intensivo y detallado del
contenido emprico de los componentes que son utilizados con propsitos analticos, y adems, de las relaciones entre tales elementos
(Forni, 2003: 10-11).

148

Los pobres y el acceso a la justicia

El sentido comn y el buen sentido


Lo dicho es debido a la dificultad que ofrece una grilla rgida de
preguntas para comprender el sentido2 de las respuestas, el sentido
del acontecimiento (Deleuze, 2008: 44). Este problema no debe ser
descuidado, mucho menos abandonado, ya que plantea fundamentalmente dos inconvenientes para una investigacin: la del sentido comn, por un lado, y la del buen sentido, por el otro. Dichos elementos
forman aquello que Deleuze define como la imagen dogmtica de un
pensamiento3, naturalmente recto y que sabe lo que significa pensar, provocando una mayor tendencia a corroborar aquello que ya
venamos pensando, y no a ponerlo en cuestin, de all que
es preciso reprochar a esa imagen del pensamiento el
haber fundado su supuesto derecho sobre la extrapolacin de ciertos hechos, y de hechos particularmente
insignificantes, la banalidad cotidiana en persona, el
Reconocimiento; como si el pensamiento no debiera
buscar sus modelos en aventuras ms extraas o ms
comprometedoras.4 (Deleuze, 2002: 20-29; 2008: 93)

En relacin al sentido comn, al menos desde las ciencias sociales, existe cierta tradicin aunque sea en trminos formales que
consiste en desacreditarlo, en difamarlo; si no, cmo entender a
Durkheim en el final de Las reglas del mtodo sociolgico cuando
afirma que ha llegado para la sociologa el momento de renunciar a
los xitos mundanos, por as decirlo, y de tomar el carcter esotrico
que conviene a toda ciencia. Con ello ganar en dignidad y autoridad lo que pierde en popularidad (1982: 143). Ahora bien, aunque
2
El estallido, el esplendor del acontecimiento es el sentido. El acontecimiento no es
lo que sucede (accidente); est en lo que sucede (Deleuze, 2008: 158).
3
La imagen del pensamiento no es algo que se ofrezca explcitamente, ni puede
deducirse de los conceptos de una filosofa. De supuesto tcito, responde ms bien
a un tipo de orientacin del pensamiento que, difcilmente visible y enunciable, es sin
embargo lo que hace visible y enunciable aquello por lo cual el pensamiento va a ser
afectado en un momento determinado (lvarez Asiin, 2007).
4
La relevancia que Deleuze le otorga al pensamiento, a la actividad de pensar ms
all de las pautas establecidas, recorre toda su obra; de all que digan junto con
Guattari: Pero el pensamiento slo pide eso: que no se le tome en serio, puesto que
de esa manera puede pensar mejor por nosotros, y engendrar siempre sus nuevos
funcionarios; cuanto menos en serio se tomen las personas al pensamiento, ms
piensan conforme a lo que quiere el Estado (Deleuze y Guattari, 1988: 381).

149

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

el sentido comn est planteado usualmente en las investigaciones


como un obstculo, lo que queda intacto es el influjo del buen sentido, aquello que nos permite acercarnos, o a partir de lo cual nos
acercamos, a un problema. El buen sentido se dice de una direccin:
es sentido nico, expresa la exigencia de un orden segn el cual hay
que escoger una direccin y mantenerse en ella []. El buen sentido
da as la condicin bajo la que cumple su funcin, que es esencialmente prever (Deleuze, 2008: 93); el buen sentido es mucho ms
difcil de advertir, de resistir, porque es anterior incluso al sentido
comn, y l mismo se da las condiciones en las cuales realiza su
tarea. Por lo tanto, resulta imprescindible preguntarnos sobre nuestro
buen sentido; nuestro buen sentido acerca de la justicia, acerca de la
exclusin, acerca de los conflictos. No podemos, consecuentemente,
reducir un problema tan intrincado como el de acceso a la justicia,
que siempre es situado e instanciado esto es, afn al lugar adonde
se suscite y a las lneas que lo recorran, pretendiendo explicarlo en
una sola direccin, que ira de lo ms diferenciado a lo menos diferenciado, de lo notable a lo ordinario, tomando linealmente el tiempo
del pasado al futuro, distribuyendo los problemas en ese orden.
Por lo tanto, la gran tarea es enfrentar a las representaciones, que
no explican mucho, y en todo caso deben ser previamente explicadas, atacando al sentido comn y al buen sentido, debido a que ambos instalan en nosotros ms propensin a ratificar reconocer lo
denomina Deleuze, que a impugnar aquello sobre lo que estamos
pensando.

Por el barrio
Decamos que una tarea vital es analizar la composicin de El
Mercadito, ver cmo se agrupan sus habitantes, e intentar desentraar la lgica que opera detrs de dichas prcticas, considerando que
todo ello trae derivaciones para los vnculos que all se forjan.
Como primera medida, este barrio debe pensarse en relacin con
otros dos que le son muy prximos: La Bajada y La Unin. Segn la descripcin de Morita5, la distribucin es la siguiente:
5
Vecina del barrio desde hace 24 aos; una de las ms antiguas. Adems, tiene en
su casa el comedor barrial al que asisten chicos para merendar y estudiar.

150

Los pobres y el acceso a la justicia

Entrevistador. Te acords ms o menos las calles


de los barrios?
Morita. Empieza desde 524 y 121 La Bajada, La
Unin est ac derecho, en 520 y 121, son dos cuadras
tambin.
E. Y El Mercadito?
M. 119 hasta 516, son cuatro cuadras, en 518 empieza el problema, donde vive gente peruana, paraguaya, bolivianos, pero tens 15 o 20 familias, que son
todos borregos, que son peligrosos, una mafia.

La calle 518 no resulta un dato cualquiera; all comienza el


fondo y termina, al menos para quienes hace tiempo que residen
en el barrio, lo comunitario. Otros vecinos como Ethel y Ariel, Carlos, Susana y Cintia estas ltimas, madre e hija respectivamente y
Cheno corroboran explcitamente este escenario:
E. Y con respecto a esas situaciones que se dan en
el barrio, ustedes lo ven como un barrio conflictivo?
Ethel. Entre vecinos decs, o?
E. Entre vecinos o no s en que estabas pensando?
Ethel. No, no, no; es como que el barrio tambin
est dividido, entends?
E. Entre La Unin y El Mercadito?
Ethel. No; este mismo barrio est dividido, de la
518 para all (se hace referencia a la parte trasera del
barrio) es como que es otro barrio. Y no es porque sea
gente que viva en casillas, es que tienen otra forma
de vida.
E. Es porque son de otros pases, otras culturas?
Ethel. No, no, si son argentinos, pero es su forma
de vivir, viven de la droga, del robo, borrachos, no
trabajan, a eso me refiero. Por eso que te digo, que el
barrio est dividido, y no porque ellos sean extranjeros, porque al contrario los argentinos perjudican a los
extranjeros, porque el extranjero trabaja, trabaja y es
ahorrativo, para mandar a su pas, y los argentinos se
aprovechan de esa situacin y les roban, y por eso te
151

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

deca que si nos referimos a lo vecinal, en esta manzana no hay conflicto, puede haber una discusin por
el perro o algo as pero por eso no vamos a llegar a
la justicia, tratamos de hablarlo, tratamos de ser ms
civilizados
E. Entonces, en ese sentido es para ustedes un barrio tranquilo
Ariel. S, por ac nunca pasa nada y mir que hace
13 aos que estoy por ac y ella 21, y yo viv atrs,
en los dos primeros aos yo estuve atrs pero era otra
cosa, se invirtieron mucho las cosas, nada que ver.
Cuando yo la conoc a ella, hace siete u ocho aos ac
podas dejar cualquier cosa, no pasaba nada porque la
gente era ms unida, estaba muy unida pero despus
empez a caer ms gente, gente extranjera, se metan
en los terrenos y eso provoc desorden porque vos tens un rancho de dos por dos y te viene un paraguayo
y te hace un edificio como de seis pisos y vos no sabs
qu pas, par nene cmo hiciste, y todo eso genera
conflicto
Ethel. Es gente que trabaja mucho, pero vos cobrs
para limpiar ocho pesos la hora y las paraguayas, las
bolivianas lo hacen por cinco, y as te sacan trabajo,
y yo no soy racista, pero vos tens que ver las casas
ms lindas.
E. Qu tal es la vida por ac?, viven tranquilos?
Susana. En esta parte s, por ac s.
E. Por otro lado no?
S. En el fondo, ah s, hay robo, hay droga, la mayora en el fondo, porque roban ac o afuera y van al
fondo, y se llevan todo para all
E. Y ustedes conocen a los que hacen eso?
S. S, s, los conocen todos
Cintia. Ah hay uno, el que viene en bici, que va a ir
para el fondo, ese es uno (me indica).
E. Esta parte est ms unida que el resto del barrio?

152

Los pobres y el acceso a la justicia

S. Y s, todos ac hace ms tiempo que viven juntos,


se conocen ms, nosotros hace 19 aos que estamos
ac, y es que all (en mencin al fondo del barrio) hay
mucho boliviano, y no es por discriminar pero a veces
los molestan mucho, los mismos argentinos los molestan, a los paraguayos tambin
Carlos. Los argentinos son los que hacen ms barullo, le roban a los paraguayos, a los bolivianos, y
esto pasa en todos los barrios, es normal, o por qu me
dijiste o por qu me miraste, y encima ahora se viene
el verano
S. Pero ac es muy tranquilo hace un par de aos
mataron a un chico, le pegaron tanto que lo mataron,
cerca de fin de ao, y ese chico no tena problemas con
nadie (aunque parezca una irona el hecho de retratar
como tranquilo el barrio, y, sin ningn exordio, hablar
de un asesinato all mismo, fue un giro muy espontneo que, sospecho, es producto de la distincin entre esa
zona y el fondo, separado por no ms de 200 metros).
E. Y, se corren muchos riesgos por ac?
Carlos. No, por esta zona, no, lo que pasa es que ya
se hizo la fama de peligroso, pero esta parte al menos
no, y es por eso que los remiseros, los tacheros, no
quieren entrar porque les roban, all al fondo no van
ni loco, apenas si entran hasta ac...
E. Y decan que en verano se pone peor por qu?
Carlos. Y se toma ms, se arranca ms temprano,
sobre todo all en el fondo, y cada vez de ms chicos,
y a eso, agregale la droga, y as roban para comprar
droga o bebida...
S. Pero mientras no se metan con nosotros, miramos
y nada ms, no nos metemos, y son los mismos, que en
un tiempo no se ven ms, y despus aparecen, y aparecen con gente nueva, con amigos de otro lado.
Cheno. El tema es as, esta cuadra no, y la otra tampoco, porque estamos todos los ms viejos, est tranquilo, pero dos cuadras para el fondo tens cuatro o
cinco casas normales y cuatro o cinco conflictivas.
153

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

E. Conflictivas en qu sentido?
Ch. Es que hay gente que no tendra que vivir en un
barrio como pretende ser este, entends?
E. S, s...
Ch. Y la inseguridad ac brilla.
E. La inseguridad?
Ch. S, la inseguridad, ac no tocan nada, en esta
cuadra, pero a la gente all, a los peruanos, a los bolivianos, a todos ellos los tienen podridos, porque les
roban todos los das a los tipos.
E. Los argentinos?
Ch. Claro, hay un grupo que s, y viene la polica,
los mira a los tipos y no les da ni cinco de pelotas, entonces yo no puedo ir de cincuenta a ciento cincuenta
metros para el fondo porque no s lo que pasa.

Con esto procuramos indicar que todos los vecinos con los que
hemos dialogado, sin ninguna excepcin, han aludido a ese corte
abrupto que se produce a partir de dicha calle6. Aunque resulte incongruente para quienes no lo hayan podido observar y a su vez vivan
en otro contexto, esa calle de no ms de cuatro metros, separa con
claridad dos espacios diferentes que urden apropiaciones distintas del
territorio (Kessler, 2004: 224). De un lado parece existir un conjunto
de normas o pautas a las cuales tributar respeto; en cambio en el
otro, aquello tibiamente consensuado ha desaparecido, la autoridad
simblica est por fuera o en el borde de ese sitio, el cual carece de
principios contundentes de jerarqua (Duschatzky y Corea, 2002:
80). All viven quienes roban, quienes venden y/o consumen drogas,
quienes se emborrachan, quienes cobran peaje; en aquel lugar, la
inminencia de un infortunio esta tenazmente presupuesta.
Y luego de eso, cuando se comete alguna trasgresin, estos vecinos saben que nada va a suceder: en El Mercadito, al igual que en
gran parte de la comunidad, tanto la polica como la justicia, se en6
Cabe aclarar que todas nuestras charlas se realizaron con personas que viven en
la franja comunitaria del barrio. No obstante, como hemos mencionado, esa separacin entre las calles que pueden transitarse y las que no, es tambin exterior al
mismo, ya que pudimos constatar que no slo la realizan estos vecinos. El correo, los
taxis, el garrafero, los vendedores ambulantes, entre otros, lo confirman de hecho.

154

Los pobres y el acceso a la justicia

cuentran considerablemente desacreditadas (Kessler, 2007: 75). Con


respecto a esta ltima, volveremos ms adelante. En relacin a la
polica, al menos para quienes hemos entrevistado, hay unanimidad
en que entran, levantan tierra, y nada ms; tcnica del alarde que
impide ver a dicha fuerza como un actor serio al cual acudir en situaciones de riesgo no extremo7.
E. La polica, trabaja bien?, busca a quienes
tiene que buscar?
Gervasio. la polica sabe quienes son te digo, mi
hermano robaba, y robaba para la polica, pero no te
digo para qu comisara, porque el tema es que te roban
y es como en la televisin, el otro da estaban pasando
el programa de los policas y lo hicieron callar al pibe
porque los estaba delatando delante de la cmara, y el
polica le deca callate porque vos sabes como es esto,
y es as, roban para la polica, o no van a saber quien
roba, quien viene, quien se va?, ellos saben
E. Suele ingresar al barrio, ustedes la han necesitado?
Ethel. S suelen recorrer el barrio, andan por ac.
E. Y eso a ustedes les da tranquilidad, les da inseguridad?
Ariel. Por mi parte, me da lo mismo, va que se yo,
de mi parte a la polica yo la tengo ah (gesto que
denota distancia).
E. La han necesitado alguna vez?
A. Gracias a dios, no.
E. La polica era igual hace un tiempo?
Ethel. S, pero ahora hasta tienen aritos los policas,
esta todo cambiado, yo tengo un familiar que es polica y la casa que tiene no se la hizo con un sueldo de
polica, est muy corrupta la polica.

7
Ningn vecino llamara a la polica por peligros cotidianos, e incluso inusitados, ni
por delitos como robo, a menos que resulte de gran envergadura. El dato importante
que surge de aqu, es que la polica no es una opcin atendible para las personas del
barrio, excepto hechos que ellos mismos catalogan como muy graves.

155

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

A. Y aparte laburan como quieren, por ejemplo en


la estacin de servicio de ac cerca les han robado mil
veces, al rato cae la polica, y cuando se van vuelven
a afanarle, y me vas a decir que no saben quienes son,
que no los conocen, y los policas hoy viven as, entre
lo que negocian y lo que no hacen.
E. Cambiando de tema, por la zona suele venir la
polica?
Liliana. Mir, si es para compromiso, mejor me
callo la boca, porque vos viste cmo es no? Vienen
cuando necesitan venir a buscar algo.
E. Pero si usted tiene algn problema, llamara a
la polica?
L. Ellos vienen cuando a ellos les conviene
E. Pero le genera tranquilidad? Si por ejemplo le
roban, usted la llamara? L. S, no, pero qu se yo,
es que no te queda otra
E. Hablando de la polica, qu le parece?, le
tiene confianza?
Ch. No, yo no. No le pods tener confianza, porque
vos llams, piden tu nmero de documento, tu nombre, tu direccin y despus van y le dicen al chorro:
che, che, mir que fulano, y es as, ocurre as
E. Y si usted tiene un problema, cmo lo soluciona?, por su propia cuenta?
Ch. No
E. Igual llama a la polica?
Ch. Yo si lo puedo evitar, para que no haya lo, lo
evito, pero en el ltimo caso, a la sexta, no, la comisara no sirve!, tens que ir directamente a la Primera
o a sesenta
E. Por qu la Primera?
Ch. Y, porque la Primera es la que manda todas las
comisaras
E. La polica siempre se manejo igual?, alguna
vez le tuvo confianza?
Ch. No, no, nunca los llam. Si ellos saben. Si alguien sale y viene a parar ac, la polica no lo sabe?,
156

Los pobres y el acceso a la justicia

No lo pueden agarrar y preguntarle vos que hacs


ac? Si no pueden estar ac, pero saben y no hacen
nada.
E. Y cuando la han llamado del barrio a la polica,
viene rpido?, demora mucho?
Susana. No, vienen, vienen
Carlos. Es que mucho no la llaman, no quieren tener problemas, porque ha pasado, los patrulleros entran cuando roban la estacin de servicio, a los cinco
minutos, y la polica sabe donde estn, saben que estn all en el fondo porque conocen el barrio, pero la
polica va para un lado y estos van para otro, porque
saben donde estn y no los van a buscar, como pasa en
todos lados, por eso la mayora no los denuncia. No s
si habr algn negocio entre ellos, seguro que habr,
porque el problema es siempre el robo y la droga, eso
da problemas entre vecinos, bah, ac no, en esta parte,
no.

Pero la particularidad es que aqu la polica no slo no brinda


seguridad a nadie argumentan los vecinos, y es ms, se duda de
ciertos vnculos con algunos del fondo, sino que al mismo tiempo
personifica un riesgo para los habitantes nios, fundamentalmente
ya que al entrar por la calle 119 que es la que atraviesa al barrio
a toda velocidad, pueden atropellar a cualquier persona. Sobre esto
ltimo, nos toc ser testigos de una incursin de la polica mientras
entrevistbamos a Susana, Carlos y Cintia, en la puerta de la casa
de la primera de ellos. El operativo se realiz con tres micros de la
polica y dos camionetas todo terreno, que pasaron a centmetros de
donde estbamos conversando nosotros y se estacionaron a menos
de 100 metros de all. La entrada tuvo algo de grandilocuente, por
la velocidad en que ingresaron, la cantidad de mviles involucrados, y los policas abocados al operativo. Una vez en el lugar que
aparentemente iban a allanar, los uniformados, que eran ms de 50,
realizaron un cordn desde la puerta de dicha vivienda hasta el inicio
de la calle, en sentido vertical si tomamos a la calle como referencia
horizontal. Mientras tanto, Cintia y Carlos, nos describieron pormenorizadamente a quin buscaba la polica, por qu lo buscaba, y por
157

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

qu no lo iba a encontrar. El muchacho solicitado era un tal Chuky,


que vive all, y suele ganarse la vida suministrando droga lo cual es
sabido por todo el barrio, y al no estar en aquel momento en su casa,
allegados le advirtieron que no vuelva, que lo estaban esperando. A
los 15 minutos, dos de los micros de la polica se fueron. Seguimos
charlando un rato entre todos, mientras que la agitacin en la zona
iba cediendo. Pasados no ms de 10 minutos, fuimos para el comedor
del barrio que est a la vuelta de lo de Susana, y antes de que transcurriera media hora, salimos del barrio. En nuestro trayecto hacia
la parada del colectivo, observamos que algunos mviles policiales
seguan ah, y como ya nos haban predicho: nada haba pasado.

Reterritorializacin
Volviendo a la separacin que los vecinos antiguos realizan
sobre dos zonas prcticamente antagnicas e incompatibles en el
barrio, algo as como lo puro y lo impo, advertimos en estos dos
enfoques cierta ingenuidad e incluso autoengao, pero lo importante para nuestro anlisis es que los efectos de dicha distribucin
son reales, a tal nivel que el endurecimiento en la exaltacin de las
identidades establecidas ellos/nosotros, la intransigencia con respecto a esas personas del fondo; en definitiva, el conservadurismo
molar con que se manejan, se construye alrededor de dicho enfoque.
Cuando mencionamos el concepto molar, nos estamos refiriendo a
una distincin utilizada por Guattari y Deleuze, entre dicho trmino
y el de molecular. Aclaran los autores que sera una equivocacin
oponer estas dos dimensiones (molar-molecular) como lo colectivo y
lo individual (1988: 221; 1995: 289)8.
8
No existe lgica de contradiccin entre los niveles molar y molecular. Las mismas
especies de elementos, los mismos tipos de componentes individuales y colectivos
en juego en un determinado espacio social pueden funcionar de modo emancipador
a nivel molar y, coextensivamente, ser extremadamente reaccionarios a nivel molecular. La cuestin micropoltica es la de cmo reproducimos (o no) los modos de
subjetivacin dominantes. As, por ejemplo, un grupo de trabajo comunitario puede
tener una accin ntidamente emancipadora a nivel molar, y al mismo tiempo a nivel molecular puede tener toda una serie de mecanismos de liderazgo falocrticos,
reaccionarios, etctera. Esto mismo puede ocurrir, por ejemplo, con la Iglesia. O a
la inversa: la accin puede mostrarse reaccionaria, conservadora a nivel de las estructuras visibles de representacin social, a nivel del discurso tal y como se articula
en el plano poltico, religioso, etctera., esto es, a nivel molar. Y al mismo tiempo, a

158

Los pobres y el acceso a la justicia

Divisin social del miedo


Todo esto se va componiendo en la cotidianeidad, en los encuentros azarosos que aseguran esos cinco minutos donde los temores se
comparten, y de alguna manera se exorcizan; el pavor ante ciertos
hechos o personas parece tener una conformacin estable, y quienes lo tienen, buscan divulgarlo al mayor nmero posible de vecinos,
dando la impresin que de esa manera, menos lo padecern9. Reparten de boca en boca los peligros que asechan, consumiendo sus desacuerdos personales, y profundizando de esa manera las diferencias
con aquellos que habitan el fondo (Mead, 1997; Rodrguez, 2008).
Y es aqu donde sealamos la importancia de alejarnos del buen sentido10, tanto de justicia como de conflicto que nos podra inducir a
ver aprietes all donde slo existen para nuestras propias valoraciones, tomando a El Mercadito por lo que produce, por lo que generan sus vecinos, y no por lo que representa. Por otro lado, cuanto ms
respaldadas se sienten las personas por la seguridad de las identidades fijas trabajador: persona respetable, vago: persona sospechosa;
de los estatutos bien definidos quien no usa droga: algo bueno tiene,
quien se droga: algo malo trae; ms incrementan las hostilidades
hacia quienes consideran como su amenaza. Esto ltimo, se aloja en
espacios ms amplios de dominacin social, regmenes de signos a
los cuales generalmente nos adaptamos, y que atraviesan tanto a las
clases sociales como a los barrios; ms precisamente, nos atraviesan
a cada uno de nosotros. Es debido a esto que usualmente buscamos
nivel molecular pueden aparecer componentes de expresin de deseo, de expresin
de singularidad, que no conducen de manera alguna a una poltica reaccionaria y de
conformismo. Oponer una poltica molar de las grandes organizaciones, presentes
en cualquier nivel de la sociedad (micro o macro), a una funcin molecular que considera las problemticas de la economa del deseo, igualmente presentes en cualquier nivel de la sociedad, no implica una apreciacin en la cual lo molecular sera
lo bueno y lo molar, lo malo. Los problemas se plantean siempre y al mismo tiempo
en los dos niveles [] La cuestin micropoltica esto es, la cuestin de una analtica
de las formaciones del deseo en el campo social habla sobre el modo en cmo el
nivel de las diferencias sociales ms amplias (que he llamado molar), se cruza con
aquello que he llamado molecular (Guattari y Rolnik, 2006: 149 y 155).
9
Consideramos que se produce una divisin social del miedo. Por ejemplo, un/a
vecino/a obtiene un dato sobre un hecho o persona de riesgo. Al compartirlo, al
comunicar ese dato al resto, consigue el alivio de no ser propietario/a exclusivo/a de
aquello que tanto temor le infunde; es una forma indirecta de buscar seguridad.
10
El buen sentido es la afirmacin de que, en todas las cosas, hay un sentido determinable (Deleuze, 2008: 25).
159

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

corroborar, ms que impugnar lo que sucede; todo est afectado, la


manera de percibir, el tipo de accin, la manera de moverse, el modo
de vida, el rgimen semitico. El hombre que llega a casa y dice:
Est preparada la sopa?, la mujer que responde: Vaya cara que
traes!, ests de mal humor? (Deleuze y Guattari, 1988: 230).
Lo expuesto anteriormente no debe ser ledo de una manera lineal, y cuando afirmamos que ciertas cuestiones se sitan en mbitos ms extensos de dominacin social, no estamos diciendo que as
como se da en un lugar, se da en el otro, o que el barrio represente
a la sociedad. Simplemente aludimos a las condiciones de posibilidad que determinado contexto ofrece, dentro del cual se producen
las ms diversas mixturasel desierto, la experimentacin con uno
mismo, es nuestra nica identidad, la nica posibilidad para todas las
combinaciones que nos habitan (Deleuze y Parnet, 1980: 19).

Sedentarios moleculares
Esta separacin que los vecinos ms antiguos hacen, nos advierte
de un criterio sedentario de composicin a nivel molecular11, al menos
con respecto a este tema; se asemejan a las segmentaciones binarias
con las que las instituciones nos abruman cotidianamente hombre
o mujer, loco o cuerdo, rico o pobre, obediente o rebelde, etctera.,
todo lo cual les garantiza tranquilidad: o pertenecs a esta parte, o
pertenecs a aquella, de esa divisin no se puede salir. Desde luego
que no le otorgamos a esta descripcin ningn valor peyorativo no
es ni bueno ni malo el sedentarismo en s; nadie puede decir de antemano qu es lo mejor para determinada situacin persona o barrio,
al mismo tiempo, todos necesitamos de los criterios imperantes que
nos permitan guiarnos, e incluso las huidas o fugas de lo establecido
se dan precisamente en relacin a esto, a lo establecido: las fugas
y los movimientos moleculares no seran nada si no volvieran a pasar por las grandes organizaciones molares y no modificasen as sus
segmentos, sus distribuciones binarias de sexos, de clases, de partidos (Deleuze y Guattari, 1988: 221). Pero s resulta importante la
11
Decimos molecular, porque a nivel molar, a nivel de las grandes diferencias sociales, tanto un grupo como otro, constituyen lo mismo: pobreza en trminos de recursos econmicos. Ahora, en un anlisis capilar o molecular, vemos cmo entre
ellos siguen forjando segregaciones.

160

Los pobres y el acceso a la justicia

cuestin de pensar qu uso queremos darle a las formas dominantes


de subjetivacin: podemos endurecerlas al extremo lo sedentario,
o intentar flexibilizarlas lo migrante, e incluso desertar de ellas,
eventualmente lo nmada. En este caso, podemos afirmar que la
utilizacin que le demos incidir, como sostienen Deleuze y Guattari,
en la manera de percibir los problemas, en el sentido y el valor que le
concedamos, y en el caso del barrio El Mercadito y su territorio,
los vecinos entrevistados se han volcado por una lgica moderada
que acta y facilita una particin sedentaria del barrio entre un nosotros y ellos (Deleuze y Parnet, 1980: 145).

Tierra y territorio: Geosociologa


Dos componentes, decamos al inicio, con dos zonas indiscernibles, imperceptibles: la tierra y el territorio, acompaados por la desterritorializacin y la reterritorializacin. Por qu la utilizacin de
estos conceptos en el intento por aclarar si un barrio tiene presente al
sistema de justicia para resolver sus conflictos? Por que el modo en
que se plantea una investigacin, los conceptos que se utilizan, dan
sentido a las conclusiones a las que se llegan sobre el tema, las soluciones se engendran exactamente a la vez que el problema se determina (Deleuze, 2008: 134); por esto, mencionbamos al comienzo
dos elementos que nos permiten separarnos de la disyuntiva entre el
objetivismo en tanto apuesta privilegiada por explicar la vida social
de forma mecnica y determinista, y el subjetivismo como tentativa de comprender la prctica del individuo a partir de su conciencia
e intencin (Bourdieu, 2001: 77). E inclusive huir del conocimiento
praxeolgico de Bourdieu, que tiene por objeto explicar la prctica
por el doble proceso de interiorizacin de la exterioridad y de exteriorizacin de la interioridad (2001: 11). Igualmente, creemos que
al definir la realidad social, la estamos construyendo, entrando en
dilogo con aquello que deseamos conceptuar, admitiendo que la
actividad de definir nos introduce en un proceso no tanto de construccin de un objeto por parte de un sujeto, cuanto en un proceso
de co-construccin en el que sujeto y objeto interactan y se retroalimentan (Mendiola, 2003: 69).

161

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

En este proceso de co-construccin, de intervencin, en el cual el


conjunto de procedimientos altera tanto a los vecinos como a nosotros mismos (Duschatzky y Corea, 2002: 107), consideramos primordialmente destacadas dos composiciones realizadas en el barrio: su
fragmentacin interior los vecinos tradicionales y los del fondo,
quienes no llegan a obtener el rtulo de vecinos y la desconfianza
imperturbable hacia la polica. En el primero de los casos, observamos la construccin de un territorio los del fondo sobre la
tierra, que sera El Mercadito: proceso de reterritorializacin. En
el segundo, se da el camino inverso o de desterritorializacin: del
territorio como barrio celosamente distribuido, y tericamente protegido por el imperio de la fuerza pblica a la tierra tal que zona
ingobernada, o miedo imprevisible del que hablaba Hobbes12.
Todo esto, contribuye a consolidar la ajenidad de los vecinos respecto a la justicia como va prctica de resolver conflictos, debido, a
la alienacin en la construccin del derecho (Gargarella, 2005).

Tierra
La tierra est siempre, aunque no siempre est como la tierra.
La unidad primitiva, salvaje, del deseo y la produccin es la tierra
[]. Es la superficie sobre la que se inscribe todo el proceso de
la produccin, se registran los objetos, los medios y las fuerzas
de trabajo, se distribuyen los agentes y los productos (Deleuze y
Guattari, 1995: 146). Esta definicin sirve, por un lado, para dejar
en claro que denominamos abstractamente tierra a todo espacio
que an no ha sufrido en el imaginario de quienes lo habitan demarcacin jurisdiccional alguna. Por otro lado, igualmente nos es
til para pensar a un barrio como El Mercadito, que existe, a su
vez, dentro de una ciudad como La Plata, que s es un rea con
claras circunscripciones administrativas, propias de las exigencias
arquitectnicas y burocrticas actuales. En definitiva, tierra es un
concepto que nos permite describir un hecho social: entre lo que
precisa un barrio particularmente desventajado y lo que necesita
12
Dicho terico otorgaba al miedo un lugar privilegiado en la construccin del Estado; el temor imprevisible que pueden ocasionar las personas por sus inclinaciones
egostas, el Estado mismo deba domesticarlo y volverlo predecible, para de esa
forma utilizarlo como disuasivo (Hobbes, 1980: 129).

162

Los pobres y el acceso a la justicia

una ciudad, hay ciertas divergencias, que no son slo edilicias, sino
tambin afectivas. Desde esta perspectiva, el barrio no es un concepto geogrfico, urbanstico ni administrativo, sino un arte de coexistir con los otros, con los cuales se entra en contacto por proximidad y repeticin. En l, para el sujeto, tiene lugar la creacin
de una identidad que est entre lo ntimo y lo annimo: vecino
(Zubieta, 2000: 92). De esta manera, el barrio es una desterritorializacin de la ciudad, un paso donde las marcas y delimitaciones propias de la misma, de sus cdigos, que el vecino no domina, pierden
gravitacin, resultando un lugar ilimitado, desprovisto de fronteras.
Incluso la distancia ofrece aqu caractersticas propias e intransferibles, ya que los habitantes del barrio rara vez salen del mismo,
excepto por trabajo o urgencias inusitadas, razn por la cual el espacio pblico del centro de la ciudad no lo es tanto para ellos; segn
sus propias consideraciones, slo espordicamente acceden al lugar
estratgico de la urbe.
Hasta aqu, lo que un barrio significa como desterritorializacin
respecto de la ciudad, pero la cuestin no termina aqu, y se sigue
desarrollando y complejizando, ya que dentro del mismo barrio, los
movimientos alientan composiciones muy diversas, sean beneficiosas
o nocivas. De ningn modo decimos que la tierra o la desterritorializacin sean el bien y que el territorio o la reterritorializacin sean
el mal; no es tan sencillo el problema. Lo que debemos intentar indagar es qu tipo de creencias y deseos animan a esos movimientos,
qu afectos convierten a la tierra en un territorio, o a la inversa.

Territorio
Y para continuar, sealemos qu entendemos por territorio. Deleuze y Guattari solan decir que los tatuajes convierten al cuerpo
en un territorio, aunque el primero, influenciado por conceptos que
provienen del mundo animal y vegetal emplea la palabra territorio
para referirse a la potencia particular de cada individuo Los seres
humanos, los animales, las plantas, poseen un territorio que no se
delimita por contornos fijos, sino que est en continuo movimiento
porque est determinado por la fuerza vital de cada cual. Un territorio no se delimita desde fuera, no es una propiedad privada. Cuando
no acta la violencia de los otros, el territorio crece hasta el lmite de
163

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

sus propias fuerzas (Larrauri, 2002: 7). Ahora bien, esta definicin,
aunque introductoria, no aclara mucho el panorama para nuestros
objetivos, ya que bascula acerca de lo que significa territorio slo
para individuos. Si pensamos en un barrio, precisamos de otras referencias, que oportunamente estos autores se encargan de brindarnos:
El territorio es en primer lugar la distancia crtica entre dos seres
de la misma especie: marca sus distancias. Lo mo es sobre todo mi
distancia, slo poseo distancias (1988: 325). De este concepto, podemos colegir que es el territorio el que hace nacer cierta violencia,
lo que equivale a decir que no es la violencia lo que permite explicar
al territorio, sino que aquella deriva de este. Y dicha violencia se da
en las actividades ms diversas de nuestra sociedad; pensemos en el
derecho, por ejemplo: el juez no slo tiene un territorio delimitado
fsicamente entrar en cualquier juzgado y observar la distribucin y
sealizacin de las distintas oficinas13 sino otro de tipo enunciativo
que apuntala la distancia sobre aquello que est juzgando... hay violencia de derecho siempre que la violencia contribuye a crear aquello
sobre lo que se ejerce, o, como dice Marx, siempre que la captura
contribuye a crear lo que captura (1988: 454). Abreviando, el territorio implica violencia; violencia que sienten los vecinos tradicionales por la ocupacin ilegtima y no consensuada que en la ltima
dcada han sufrido por los extranjeros y los argentinos conflictivos. Violencia que crea un territorio, que hace necesario para ellos
un territorio: nosotros y los del fondo; y por esto decamos que
un barrio no representa nada, no dice nada acerca de otras tramas
que se dan fuera del mismo, siendo sus propias creencias y deseos
los que permiten estas construcciones, esta reterritorializacin (1988:
223). Creencias y deseos que no slo carecen de una sensacin de
justicia, sino que brotan y se consolidan al calor de una cotidiana
arbitrariedad, creencias y deseos que desactivan cualquier vnculo
con el derecho, cuya imagen es entre hostil y caricaturesca; es la ley
la que, a partir de instituir un principio de legalidad basado en la formulacin de la igualdad, habilita la construccin de un semejante. De
13
Christe afirma en un artculo los grandes obstculos edilicios que plantea la administracin de justicia para quienes no transitan cotidianamente por esos lugares.
Para el criminlogo noruego, con slo entrar a un juzgado, nos damos cuenta que
est hecho nicamente para quienes all trabajan y no para legos (1992: 160).

164

Los pobres y el acceso a la justicia

aqu se deriva que si la ley no opera como principio de interpelacin,


tampoco opera la percepcin de su trasgresin. Desde esta perspectiva, la violencia no es percibida como tal, en tanto no hay registro
de un lmite violado. Se trata, en cambio, de una bsqueda brutal y
desorientada del otro en condiciones en que el otro no es percibido
como un lmite (Duschatzky y Corea, 2002: 25).

Desterritorializacin
Y la institucin policial, aquella que tericamente est para el resguardo del derecho, se encuentra enrgicamente cuestionada, y no
slo por cmo acta de hecho, sino tambin por la referencia que debera suponer para los vecinos el rostro ms visible del Estado en el
barrio. Lo material y lo simblico de la polica convergen para que en
lugar de sentirse en un sitio ajustado a ciertas reglas de convivencia,
con normas y lmites territorio consideren al barrio como un espacio desordenado y proclive a beneficiar a quienes menos respetan
las normas tierra. Esa tierra, no de nadie, sino de la contingencia
odiosa, imprime en los vecinos antiguos un sentimiento de hostilidad hacia aquellos que no son ellos: los del fondo, que viven
violando los lmites, y la polica, que nunca los pone debidamente;
unos y otros son precisamente quienes transforman en tierra aquello
que debera ser un territorio.
En todos los comentarios, la polica es retratada con imgenes
que oscilan entre la inoperancia y la espuria complicidad, y tanto por
una actitud o por otra, siempre estn lejos del derecho: entran para
hacer espamento, nunca se llevan a nadie, un da van a matar a
alguien entrando a esa velocidad, ellos saben quienes son, roban
para la polica
En la actualidad, no es patrimonio exclusivo de la polica la
poca credibilidad en derredor de las instituciones pblicas, pero
en el caso de El Mercadito la cuestin se agrava, porque como
decamos antes, no hay otras agencias del Estado vinculadas con
la seguridad ciudadana que se adviertan peridicamente all. Esa
ltima instancia en la que acudiran a la polica, exige pensar
en todas las restantes en las que no lo haran, porque es all donde
la ley pierde consistencia y, correlativamente, la imagen del otro
como semejante. Por eso aclarbamos que la desterritorializacin
165

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

no es el bien; aqu tenemos un caso donde un proceso que va de


lo cercado territorio a lo desprovisto de contornos tierra puede
acarrear consecuencias nefastas.

El anti-paradigma
Quienes hayan ledo hasta aqu, podrn dudar acerca de la ventaja de ciertos conceptos y categoras que hemos utilizado. Barrio-fbrica, barrio-teatro, tierra, territorio, geosociologa, entre
otros, son conceptos que tienen la verdad que les corresponde en
funcin de las condiciones en que fueron creados, y slo existen
gracias al afuera, y en el exterior (Deleuze y Guattari, 2005: 32;
1988: 10). Es por ello que dejamos para esta parte una explicacin
decisiva: precisar lo que caracteriza para nosotros a una sociedad,
ya que es a partir de estos lineamientos que todo lo anterior tiene
sentido.

Deleuze y Guattari
Las creencias y los deseos son la base de toda sociedad, porque
son flujos, y como tales cuantificables, verdaderas cantidades sociales [] Un campo social est constantemente animado por todo tipo
de movimientos de descodificacin y de desterritorializacin que
afectan a masas, segn velocidades y ritmos distintos. No son contradicciones, son fugas (Deleuze y Guattari, 1988: 223 y 4). En un
seminario, a comienzos de la dcada de 1970, Deleuze principiaba
esta cuestin:
Un cuerpo social, se define as: perpetuamente las cosas, los flujos chorreando sobre l, chorreando de un
polo a otro, y perpetuamente codificando; y hay flujos
que escapan a los cdigos, y despus hay un esfuerzo
social para recuperarlos, para axiomatizarlos, para rehacer un poco el cdigo, a fin de darle un lugar a flujos
tan peligrosos; y todo a la vez. En otros trminos, el
acto fundamental de la sociedad es: codificar los flujos y tratar como enemigo lo que, con relacin a ella,
se presente como un flujo no codificable, porque, una

166

Los pobres y el acceso a la justicia

vez ms, esto pone en cuestin toda la tierra, todo el


cuerpo de esta sociedad. (Deleuze, 1971)14

Lo principal en una sociedad no son ni sus contradicciones de


clase, de gneros, ni los conflictos ocasionados por estos antagonismos; tampoco lo es el orden moral o funcional, ni el consenso ms o
menos pujante de la misma en torno a sus valores. Que el conflicto o
el consenso definan a una sociedad, slo puede ser cierto a un nivel
muy amplio de anlisis, pero para una geosociologa, lo verdaderamente importante es lo que huye, los movimientos de fuga de los
que en determinada sociedad es posible su nomadismo. Aunque
esto pueda asemejarse a un paradigma15, nada ms lejos: es un antiparadigma.
As pues, y en cierto sentido, podra decirse que en
una sociedad lo primero son las lneas, los movimientos de fuga que, lejos de suponer una huida fuera de
lo social, lejos de ser utpicos o incluso ideolgicos,
son constitutivos del campo social []. En lneas generales reconocemos a un marxista cuando dice que
una sociedad se contradice, que una sociedad se define por sus contradicciones, y particularmente por sus
contradicciones de clase. Nosotros decimos ms bien
que en una sociedad todo huye, y que una sociedad se
define precisamente por esas lneas de fuga. (Deleuze
y Parnet, 1980: 158/9)
En el mismo curso, el filsofo francs sealaba: Una sociedad slo le teme a una
cosa: al torrente; no le teme al vaco, no le teme a la penuria, a la rareza [] Una
sociedad puede codificar la pobreza, la penuria, el hambre; lo que no puede codificar, es cundo aparece esa cosa lo no codificado ni codificable, entonces se dice:
qu es esa gente?! Entonces, en un primer momento, se agita el aparato represivo,
si no se los puede codificar, se intenta aniquilarlos. En un segundo momento, se
intenta encontrar nuevos axiomas que permitan, bien que mal, recodificarlos (Deleuze, 1971).
15
Consideramos paradigma, dentro del anlisis sociolgico, a representaciones cosmolgicas de la sociedad; esto es, a criterios con los que se percibe al mundo, y
a partir de los cuales se lo interpreta y explica. Al ser concepciones muy amplias,
pueden englobar, no sin cierto esfuerzo, a todo el conjunto de las instituciones existentes y considerarlas portadoras de ciertos grmenes. Por ejemplo, la religin en
el paradigma conflictivista resulta ser una herramienta de atolondramiento y sometimiento para los individuos, y para el paradigma del consenso es un modo de lograr
cohesin entre ellos (Lista, 2000).
14

167

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

Una sociedad, as como un barrio, se definen no por aquello que


est establecido lo imperante, sino precisamente por todos los elementos y alternativas que hacen posible escapar a lo dominante lo
intempestivo. Reiteramos que todas las posibilidades de resistencia
siempre tienen como correlato un manojo de sometimientos, dentro
de los cuales es siempre posible ir corriendo un poco sus lmites, erosionndolos, ya que esas fugas y esas resistencias, no seran nada si
no volvieran a pasar por las organizaciones molares que urden dichos
sometimientos, modificando sus segmentos o distribuciones binarias
de sexos, de clases, de partidos.

Produccin deseante
En cada tentativa es posible huir de los regmenes establecidos o
someterse a ellos, y un factor imprescindible para comprender esto
es la produccin deseante,
nosotros decimos que el campo social est inmediatamente recorrido por el deseo, que ste el campo
social es su producto histricamente determinado, y
que la libido no necesita ninguna mediacin ni sublimacin, ninguna operacin psquica, ninguna transformacin, para cargar las fuerzas productivas y las
relaciones de produccin. Slo hay el deseo y lo social, y nada ms. (Deleuze y Guattari, 1995: 36)

Qu significa esto? Que lo ms terrible y conservador de nuestra


sociedad y nuestro barrio, al igual que lo ms insurrecto, es tambin producido por el deseo; por lo tanto son las condiciones que hacen posible dicho deseo aquello que debemos analizar. Segn Reich,
el fascismo no se explica por el desconocimiento o la ingenuidad del
pueblo; no hubo embuste que sustentara todo aquello: en determinadas circunstancias aquel pueblo dese el fascismo, y esta depravacin del deseo gregario es lo que precisa esclarecimiento. Ms all de
no querer brindar explicaciones ligeras y antojadizas a cuestiones tan
delicadas como lo fueron nuestra ltima dictadura militar en general
y la guerra de Malvinas en particular, s debe llamarnos la atencin
cmo una proclama antiimperialista trasnochada arrastr a las castigadas masas argentinas, dira Perlongher, a una orga nacionalista
168

Los pobres y el acceso a la justicia

que clamara por la muerte; la gente no fue engaada, la gente quiso


esa guerra.16
El deseo, entonces, es lo que en El Mercadito permite estos
dos movimientos de los que venimos hablando reterritorializacin
y desterritorializacin, y si all se desea, paradjicamente, la separacin entre dos sectores los tradicionales y los del fondo y
la mezcolanza de todo el barrio todo es el mismo confuso espacio,
consecuencia de la desercin de lo que podra asegurar las reglas:
institucin policial, es por la violencia que el territorio trae aparejada, posibilitando, no que el deseo se reprima, sino que la represin,
la jerarqua, la mano dura, la segregacin por un lado y la unificacin por el otro, en definitiva, el avasallamiento, sean deseados
(Deleuze y Guattari, 1995: 122).

Introduccin al derecho
Es muy recurrente la afirmacin de que el derecho no es lo mismo
si lo analizamos desde un enfoque conflictivista o de un criterio
consensual de la sociedad; encarna intereses y objetivos claramente
distintos, y porque no, antagnicos. Derecho e ideologa en Marx,
derecho y solidaridad social en Durkheim por citar a dos clsicos,
dan una imagen del fenmeno jurdico que no es favorable ni para
la geosociologa jurdica, ni para el anti-paradigma sociolgico del
cual ella deriva.
Sobre criterios tan abarcativos, el Derecho puede y de hecho lo
hace beneficiar a ciertos grupos o sectores, privilegiando intereses
parciales buscando mostrarlos como generales. Pero no menos cierto
es que, as estudiado, el Derecho puede y de hecho lo hace favorecer socialmente algunas cohesiones, a menudo crueles, por otro lado.
Ni el formalismo, ni el instrumentalismo pueden explicar al derecho
cabalmente, sostena Bourdieu, con lo cual comulgamos (Bourdieu,
2001: 165).

16
Con respecto a la cuestin de Las Malvinas su lugar en la produccin deseante
de guerra y de muerte, Nstor Perlongher lo dijo todo en su artculo Todo el poder
a Lady Di. Se puede leer adems La ilusin de unas islas y El deseo de unas
islas (1997: 177).

169

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

Creemos que lo que permite las reflexiones anteriores es el convencimiento presupuesto de concebir al derecho como un fenmeno
coyuntural que rodea o compone un hecho; por nuestra parte, lo
percibimos como un elemento intersticial espacio pequeo que media entre dos cuerpos de las relaciones sociales. No desconocemos
lo asfixiante de las disposiciones jurdicas, ni negamos su utilizacin
brutal, principalmente en el mbito penal, pero con respecto a la geosociologa jurdica, el derecho es un acontecimiento que se suscita o
no segn el grado de pertenencia que sientan aquellos que se encuentran formando parte de equis relacin.
Resumiendo, si a una sociedad lo que la caracteriza son sus movimientos o posibilidades de fuga, el derecho es entonces un acontecimiento17, es intersticial, y ello es lo que debe explicar la geosociologa
jurdica. Precisamos hacer el esfuerzo de pensar al derecho dentro
de una vida social que es a todas luces paradojal, introduciendo al
derecho en la paradoja y no a la paradoja en el derecho.

Aproximaciones a una Geosociologa Jurdica


Cuando enfatizamos en lo nomdico de la sociedad, en su estructura paradojal, lo hacemos en franca oposicin a la sobreestimacin
que efecta la sociologa y el derecho de lo racional y lo normativo, que supone la existencia de un sujeto coherente que acta sobre
la base de esos criterios racionales o normativos (Mendiola, 2003:
71/2). Con la paradoja, la heterogeneidad se vuelve constitutiva y
no susceptible de ser reducida, ni por la pobreza, ni por la injusticia,
ni por la violencia; quines somos? la interseccin, fluctuante en
funcin de la duracin de esta variedad, numerosa y muy singular, de
gneros diferentes. No dejamos de coser y tejer nuestra propia capa
de Arlequn, tan matizada y abigarrada como nuestro mapa gentico (Serres, 1995: 200). No es la pobreza la que crea una identidad
esencial entre quienes la padecen, o una lgica nica para quienes la
17 Qu es el acontecimiento? La parte an no fijada que posee todo estado de
cosas. Es el sentido que cada uno le da a lo que sucede, y como tal, un efecto incorporal, una entidad u objeto inexistente. El acontecimiento o sentido no es lo que
sucede, por ejemplo una agresin tpica del barrio, sino que est en lo que sucede. Y
ello no lo podemos pronunciar en nombre de otro/s, no hay para ello representacin
posible.
170

Los pobres y el acceso a la justicia

sufren; es nuestro buen sentido acerca de la misma el que las construye. Creemos que las regularidades son inherentes a los fenmenos
que investigamos, cuando en realidad esas regularidades son creadas
por nuestro buen sentido, debido a la manera poco arriesgada que
tenemos de pensarlos. Abreviando, lo que constituye la estructura
social de la paradoja, es el ordenamiento que nace de las conexiones
parciales que se suscitan.

Cartografa de El Mercadito
Ahora s estamos en condiciones de hacer un mapa. Segn nuestras conclusiones, si la justicia se encuentra en gran medida ausente
de El Mercadito como lo est; si no es una herramienta presente
en las creencias y los deseos del barrio, es porque no est o estuvo
para arbitrar aquellos hechos de violencia territorial, como sienten
los vecinos tradicionales que fue y es la incursin incesante de
personas a un barrio un territorio que originalmente les perteneca
material y simblicamente. Ahora slo tienen sus dos cuadras de vecindario discretamente propio, ya que los del fondo pueden transitarlo impunemente sin ninguna autoridad real que ejerza control,
que les exija por lo menos: a ver che, mostrame el documento. No
creemos, ni mucho menos, que esta sea la nica razn que gravit en
el proceso de alejamiento entre el barrio y su idea de la justicia como
instrumento, pero s que ha jugado un papel relevante.
Los vecinos con los que conversamos, no creen haber tenido problemas que por medio de la justicia, o a partir de ella, se hubiesen
resuelto mejor; o dicho de otra manera, en sus problemas, la justicia no aparece, el derecho no opera. Los inconvenientes por los que
atraviesan no son advertidos como un puente hacia la justicia, y para
colmo los jueces son imgenes sumamente distantes, entre intocables
e indolentes.
Entrevistador. Por ltimo, Morita, has tenido alguna experiencia con la justicia, algn tribunal, algn
juez?
Morita. No, no, salvo para hacer los documentos de
mis hijos, pero nada ms. E. No vas porque no la
necesits o porque no pods ir?

171

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

M. No, no la necesito, como no he tenido ningn


problema...
E. Qu imagen tens de la justicia?
M. Qu s yo, habr de todo, como en cualquier lugar, pero sinceramente no tengo una opinin para eso.
E. Y con respecto a la justicia?, cree que existe, o
ms o menos.
Liliana. No s, no s, porque nunca tuve ningn
problema
E. Y por lo que escucha o ve, qu le parece?
L. Que hay cosas que estn mal, porque por ejemplo yo ahora estoy en mi casa y entran y quieren robarme, y le meto un tiro, me meten presa, eso es una
injusticia, para m y para muchas personas porque uno
se est defendiendo uno, entonces tens que esperar
que te maten a vos? Yo en eso a los jueces los veo re
mal
E. Tendran que ponerse en el lugar de la persona
a la que le roban?
L. Claro, y si le pasa de cerca a algn juez o a la familia, van a dejar que le maten a un hijo o una hija?
E. Usted cree que haran lo mismo ellos?
L. No s si el juez, que es ms superior que nosotros, hara lo mismo, pero creo que se defenderan,
porque hay muchas cosas que uno hubiese hecho pero
te dicen que vas a caer en cana, entonces que hay
que estar sentado esperando que te vengan a pegar un
tiro?, o que te roben?
E. Y qu opinin tiene de la justicia?
Cheno. Mir, yo lo que no entiendo, a ver si vos
me entends un supuesto: yo estuve tres o cuatro aos
preso, caigo preso por chorro; el juez, al mes me dice:
te suelto, pero son 10.000 pesos de fianza. Yo chorro, de dnde saco la plata? E. Es un estmulo?
Ch. Vuelvo a robar de nuevo, porque yo no tengo la
plata y mi familia no tiene para darme
E. Quiz los jueces no entienden las cosas del
mismo modo no?
172

Los pobres y el acceso a la justicia

Ch. Y s. No s por qu
E. Ser porque viven otra realidad?
Ch. Puede ser, el otro da en el mercado, estaba
charlando con un tipo; yo siempre chusmeo ah en el
mercado, a m me gusta chusmear, y al tipo lo haban
choreado en Ensenada y el tipo tiene un conocido que
es secretario de un juez, ahora no me acuerdo cmo se
llama, y le deca: mir todos los que viven por un chorro!, empez por el abogado, el milico que lo agarra,
el papelero, todo el papelero que pasa por quinientas
personas hasta que llega al chorro y lo identifican y le
dicen: usted hizo esto, esto y esto, despus pasa al
juez, despus al secretario, y as para arriba, terminado
el asunto pasaron como quinientas personas por ese
chorro. A esas personas le paga el chorro ese, as como
lo ves. Y me dijo, sabs negro que si no habra tantos
chorros, no habra tanta cantidad de jueces?18

Un barrio puede tomarse como un sntoma, y el caso de El Mercadito es indicio de aquello que Gargarella denomin alienacin
legal. Esta idea plantea un gran dilema para el derecho: lograr que los
individuos, los sujetos al mismo, puedan reconocerse en las normas que los rigen. De no ser as, se arribar a una situacin en donde
18
Marx alude a esta misma cuestin desde un registro que no parece excesivo calificar de francamente irnico. El delincuente rompe la monotona y el aplomo cotidiano de la vida burguesa. La preserva as del estancamiento y provoca esa tensin
y ese desasosiego sin los que hasta el acicate de la competencia se embotara.
Impulsa con ello las fuerzas productivas. El crimen descarga al mercado de trabajo
de una parte de la superpoblacin sobrante, reduciendo as la competencia entre
los trabajadores y poniendo coto hasta cierto punto a la baja del salario y, al mismo
tiempo, la lucha contra la delincuencia absorbe a otra parte de la misma poblacin
(1980: 360). En esa misma tnica, subraya tambin que el delincuente estimula las
fuerzas productivas del mundo capitalista en el sentido de que, mediante sus infracciones, genera legislacin en materia penal, jueces, policas, guardianes, jurados,
profesores, etctera. Aunque algunos autores interpretan estos pasajes en forma
restringida y literal, otros como Taylor, Walton y Young aclaran que Marx de ningn
modo propugna la idea de funcionalidad del delito ya que, a diferencia de utilitaristas y positivistas, aquel entiende que una sociedad sin delitos es plenamente posible. Por el contrario, enfatizan que su propsito consiste en ridiculizar y desnudar la
concepcin burguesa de una sociedad dividida moralmente entre buenos y malos,
justos y depravados e, incluso, en subrayar la naturaleza delictiva del capitalismo
(Taylor, Walton y Young, 2001: 226).

173

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

el derecho no representa una expresin ms o menos fiel de nuestra


voluntad como comunidad sino que se presenta como un conjunto
de normas ajenas a nuestros designios y control (2005: 205). En
gran medida, esto ltimo es lo que sucede en el barrio, ya que el
derecho ha ignorado y marginado a estas personas, sean los vecinos
tradicionales o los del fondo, impidindole participar tanto en la
creacin como en la modificacin del mismo (2005: 206).
Ahora bien, qu es lo que se encuentra en el polo opuesto de
la alienacin legal? Segn Gargarella, la idea de autogobierno, proveniente, entre otros, de J. J. Rousseau. En dichas condiciones, las
normas son la expresin y la condicin de un gobierno participativo
similar quiz al mandar-obedeciendo de los zapatistas, y la intervencin de las personas no constituye un mero lirismo, sino el sostn mismo del respeto al ordenamiento legal. Para nosotros, en cambio, aquello que se opone a la alineacin legal es el acontecimiento
del derecho. Qu significa esto? Si el acontecimiento no es aquello
que sucede un robo, por ejemplo, sino que est en lo que sucede,
debera poder efectuarse en el mismo momento que lo hace el estado
de cosas que lo posibilita el robo en nuestro caso, y precisamente
es esto lo que no ocurre. El derecho como acontecimiento en El
Mercadito se ha vuelto un evento carente de sentido ya. No est en
lo que sucede, ni las normas son criterios que sirvan para valorar los
hechos acaecidos; el derecho no tiene sentido para el barrio, o peor
an, la gente no est en condiciones de darle sentido al derecho. La
actualidad valorizante, que se opone tanto a una concepcin genrica
del tiempo como a otra inasible de la eternidad, es tal vez la que
pueda devolver al derecho un sentido (Veyne, 1996: 54).
Es incomodo tener que decir cosas tan rudimentarias: todos saben en el barrio que robar, traficar o matar est prohibido por la ley,
pero no hablamos de esto cuando sealamos que el derecho no tiene
sentido, o que sus normas no sirven como criterio evaluador, sino
de la posibilidad de apropiarse del mismo, de crearlo y no slo de
respetarlo. Debemos remarcar que la ausencia de sentido que creemos se est dando, no redunda, al menos forzosamente, en criterios
utilitaristas en los habitantes: no me conviene ir a la justicia, o
mejor no hago tal cosa, por las dudas; la cuestin es mucho ms
apremiante. El derecho no permite a los vecinos asirlo, sentirlo, em-

174

Los pobres y el acceso a la justicia

plearlo o erigirlo, y slo aparece como esa imagen distante y punitiva


de la justicia slo se sabe que tiene el imperio de castigar. Y es all
donde el derecho no tiene sentido, si es que le atribuimos al mismo
ms tareas que la de asustar. A partir de aqu, difcilmente se pueda
esperar que El Mercadito acceda a la justicia, ms bien todo lo
contrario, tendra que resistirla: cuando el derecho toma a la vida por
objeto u objetivo, la resistencia al derecho se reclama ya de la vida
y la vuelve contra el derecho, la vida se convierte en resistencia
al derecho cuando el derecho toma a la vida por objeto19. Aunque
resulte muy pedestre indicarlo, si el derecho no est al servicio de la
vida, si no tiene un sentido para los vecinos, si no les pertenece, no
podemos pretender que lo utilicen para componer sus conflictos. En
estos casos, la geosociologa jurdica, ms disolvente que totalizadora, buscar dar con los elementos intersticiales que favorecen o
no la utilizacin de la justicia como instrumento de resolucin de
conflictos, preocupndole el sentido del derecho, que desde luego
tiene impacto en la relacin entre este y la comunidad.
Por lo tanto, si la sociologa jurdica trata de describir, explicar
y predecir los modos como las personas interactan tomando como
referencia positiva o negativa un conjunto de normas jurdicas (Fucito, 1993: 23), la geosociologa jurdica buscar precisar si el derecho es un acontecimiento o tiene un sentido para quienes lo toman
positiva o negativamente como referencia. Aunque por temor posiblemente se acaten ciertas normas o se las tomen como referencia,
habra que investigar qu sentido tiene eso para el vnculo intersticial
entre el actor y el derecho.

Bibliografa
lvarez Asiin, E. (2007). La imagen del pensamiento en Gilles
Deleuze: Tensiones entre cine y filosofa. En Revista Observaciones Filosficas [en lnea]. Madrid: Universidad Complutense.
19
Utilizamos una cita de Deleuze que dice textualmente: Cuando el poder toma a la
vida por objeto u objetivo, la resistencia al poder se reclama ya de la vida y la vuelve
contra el poder [] la vida se convierte en resistencia al poder cuando el poder toma
a la vida por objeto (Deleuze, 1987: 98).

175

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

Consultado el 14 de agosto de 2006 en <http://www.observacionesfilosoficas.net/laimagendelpensamiento>


Bourdieu, P. (2001). Poder, derecho y clase social. Bilbao: Descle.
Christie, N. (1992). Los conflictos como pertenencia. En AA.VV.
De los delito y de las vctimas. Buenos Aires: Ad-hoc.
Deleuze, G. (1971). ANTI OEDIPE ET MILLE PLATEAUX. Vincennes: Cours Vincennes, Consultado el 21 de septiembre de 2004 en
<www.webdeleuze.com>.
(1987). Foucault. Barcelona: Paids.
(1999). Conversaciones. Valencia: Pre-Textos.
(2002). Diferencia y repeticin. Buenos Aires: Amorrortu.
(2008). Lgica del sentido. Buenos Aires: Paids.
Deleuze, G. y Parnet, C. (1980). Dilogos. Valencia: Pre-Textos.
Deleuze, G. y Guattari, F. (1988). Mil mesetas. Valencia: Pre-Textos.
(1995). Antiedipo. Barcelona: Paids.
(2005). Qu es la filosofa? Barcelona: Anagrama.
Durkheim, E. (1982). Las reglas del mtodo sociolgico. Madrid:
Hyspamerica.
Duschatzky S. y Corea, C. (2002). Chicos en banda. Buenos Aires:
Paids.
Forni, P. (2003). Las Metodologas de George Herbert Mead y Herbert Blumer. Similitudes y diferencias. Buenos Aires: IDISCO.
Consultado el 18 de enero de 2007 en <http://www.salvador.edu.
ar/csoc/idicso>
Hobbes, T. (1980). Leviatn. Mxico: FCE.
Fucito, F. (1993). Sociologa del Derecho. Buenos Aires: Ed. Universidad.
Gargarella, R. (2005). El derecho a la protesta. Buenos Aires: Adhoc.
Guattari, F. y Rolnik, S. (2006). Micropoltica. Cartografas del deseo. Madrid: Traficantes de sueo.
Kessler, G. (2004). Sociologa del delito amateur. Buenos Aires: Paids.
(2007). Miedo al crimen. Representaciones colectivas, comportamientos individuales y acciones pblicas. En Isla, A. En
los mrgenes de la ley. Inseguridad y violencia en el Cono Sur.
Buenos Aires: Paids.

176

Los pobres y el acceso a la justicia

Larrauri, M. (2002). El deseo segn Gilles Deleuze. Valencia: Tndem.


Lista, C. (2000). Los paradigmas del anlisis sociolgico. Crdoba:
Advocatus.
Marx, K. y Engels, F. (1980). Concepcin apologtica de la productividad de todos los oficios en Teoras sobre la plusvala. Mxico:
FCE.
Mendiola, I. (2003). Hacia una redefinicin de los movimientos sociales: macro-actores proxmicos. En Athenea Digital, 4, 68-86.
Perlongher, N. (1997). Prosa plebeya. Buenos Aires: Colihue.
Rodrguez, E. (2008). Las estrategias securitarias de los grupos desaventajados. Indito.
Serres, M. (1995). Atlas. Madrid: Ctedra.
Veyne, P. (1996). El ltimo Foucault y su moral. En Anbasis, 4,
49-58.
Zubieta, A. M. (2000). Cultura popular y cultura de masas. Buenos
Aires: Paids.
Taylor, I., Walton P. y Young J. (2001). La nueva criminologa. Buenos Aires: Amorrortu.

177

El acceso a la justicia.
Una mirada desde la descentralizacin

Anala N. Consolo
Una Sociedad que no est en condiciones de satisfacer las necesidades bsicas es una sociedad miserable. Una sociedad que no
puede satisfacer las necesidades bsicas secundarias es una sociedad indecente
Ernesto Garzn Valds. Desde la Modesta Propuesta de J. Swift
hasta las Casas de Engorde. Algunas consideraciones acerca de
los derechos de los nios.

En el presente trabajo se ha desarrollado la temtica del acceso a


la justicia, tema que muchos y variados doctrinarios se han ocupado
en tratar, desde la perspectiva o mirada de la justicia. En consecuencia el trabajo se orient en cmo se ha venido y viene desarrollando
el mismo, si dicho principio se encuentra garantizado para todos los
ciudadanos, esto es si encuentran la satisfaccin a sus derechos en el
momento que necesitan o buscan acercarse a la justicia.
As tambin y dentro de la misma lnea argumental se ha trabajado en el estudio de la descentralizacin de reas de la justicia mostrando si ello ha favorecido y favorece al cumplimiento del mentado
principio, si puede beneficiarse el justiciable haciendo ms cercana
la justicia en igualdad de oportunidades.
Para la elaboracin de esta propuesta se tuvo en cuenta los casos
reales que se presentan en una unidad descentralizada de la provincia
de Buenos Aires, dentro del Departamento Judicial La Plata, con el
fin de mostrar su evolucin y perfeccionamiento desde su creacin.
Al mismo tiempo se hace referencia a las formas alternativas de
resolucin de controversias entre ellas la mediacin y la conciliacin
179

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

como formas de descomprimir la justicia y a su vez en su rol de dar


una verdadera respuesta al justiciable.

Del acceso a la justicia


La problemtica de la justicia es en primer trmino la problemtica del acceso a la misma; sin un adecuado acceso al sistema de
justicia, no puede haber derechos respetados e igualdad de sistema.
Por lo que cualquier reforma podr considerarse exitosa slo
cuando ms ciudadanos tengan mejor acceso al sistema jurisdiccional, no cuando slo se mejore la situacin de quienes ya tienen en la
actualidad acceso, a una ms o menos adecuada proteccin a sus derechos, ignorando a quienes estn fuera del sistema. Una reforma que
no contemple esta cuestin, slo contribuir a marcar las diferencias
sociales entre quienes estn dentro del sistema y quienes no lo estn
(Griffero, 2004).
En este punto no podemos dejar de considerar la situacin de pobreza de los litigantes y con ello la ignorancia en cuanto a qu derechos tienen y con qu defensa cuentan para ser asistidos, estos son
aspectos que tienen que ser considerados al referirnos a un pleno y
normal acceso a la justicia por parte de los ciudadanos. Por ello toda
reforma de la organizacin judicial debe ser difundida de manera amplia entre las personas, especialmente entre los sectores ms pobres.
Por lo dems, el acceso a la justicia es un derecho humano fundamental, un medio para que las personas en una democracia accedan
a un viable encuentro con la satisfaccin de sus derechos mediante
el hacer justicia por y mediante la administracin de justicia. En la
prctica muchas veces este paradigma tendiente a la igualdad de todos los ciudadanos como garanta constitucional, garanta de igualdad ante la ley, lamentablemente no se cumple como sera deseable.
No obstante, esto contribuye a aumentar la pobreza y las desigualdades sociales as como tambin a consolidar el sistema democrtico
de gobierno. En la medida, que se de respuesta a los justiciables, la
posibilidad de acceder a un justo proceso en igualdad de condiciones,
se est asegurando un sistema de justicia facilitador y no obstructor.
As entonces, cuando hablamos de acceso a la justicia para todos
los ciudadanos, implica que sus conflictos puedan ser solucionados

180

Los pobres y el acceso a la justicia

adecuada y oportunamente, poniendo nfasis en el encuentro de la


verdad, accediendo a un procedimiento judicial efectivo dentro de la
estructura jurisdiccional del Estado. Dado que en general los servicios legales son costosos para la poblacin, pero son proporcionalmente ms caros para los econmicamente ms dbiles.
Otra cosa a destacar es la lentitud de los tiempos judiciales que
muchas veces conspiran para acentuar la crisis de un sistema y de los
justiciables especialmente.
Por ello, el acceso a la justicia implica que los conflictos puedan
ser solucionados adecuada y oportunamente, esto supone: a. fomentar una amplia y heterognea red de solucin de conflictos y b. acceder a un procedimiento judicial efectivo dentro de la estructura
jurisdiccional del Estado (lvarez, 2003: 33).
El acceso efectivo a la justicia implica el acceso a una tutela eficiente y no necesariamente jurisdiccional.
Resulta imprescindible la descentralizacin de los servicios de
justicia a fin de ofrecer a los ciudadanos una amplia gama de opciones para resolver sus conflictos, dado que en muchas oportunidades la incapacidad de orientar adecuadamente a las vctimas, y
en muchas ocasiones, por el contrario, la actitud de desincentivarlas
como ha sucedido histricamente por ejemplo, con las denuncias de
violencia intrafamiliar, actitud que tiende a corregirse con las nuevas
legislaciones ha provocado sentimientos encontrados de injusticia
en las vctimas, de no encontrar solucin a su conflicto y en tal caso
muchas veces a seguir padeciendo la violencia y a no contar qu
est sucediendo, total todo sigue igual. La polica, con tal actitud,
no slo no toma en cuenta las necesidades de las vctimas, sino que
les proporciona un trato inadecuado o simplemente maltrato. Esto se
traduce, adems, en el hecho de que la cantidad de delitos reales es
dos o tres veces mayor que los denunciados a la polica, lo que se ve
reflejado en las encuestas de victimizacin (lvarez, 2003: 36).
Por ello, Se requiere un gran esfuerzo, imaginacin y claridad
para lograr un servicio de justicia que satisfaga medianamente las
expectativas de las personas, de lo contrario persistirn las actitudes evasivas frente al conflicto, sobre todo de aquellos que sufren la
marginalidad (lvarez, 2003: 37). Es as como la falta de un acceso
fluido a una solucin justa genera un costo elevado para el individuo

181

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

y para la sociedad. Una sociedad sin el debido acceso a la justicia es


una sociedad injusta, inadmisible en un pas democrtico.

De la descentralizacin en el poder judicial


El saber criminolgico se propone relevar las respuestas y garantas funcionales, la preservacin de un orden, colocando en el centro de la escena al sistema
penal, el aparato represivo por excelencia de los estados nacionales y de la comunidad internacional, por
ello es que, la sociedad espera que el sistema penal le
resuelva sus problemas frente al fenmeno social, de
tan exagerada divulgacin como de inocultable existencia real, de crecimiento cuantitativo y cualitativo
de la criminalidad convencional en la regin. (Aguirre, 2005: 39)

Sin embargo, pareciera que asistimos a una suerte de marcado


divorcio entre lo que se genera en los mbitos acadmicos y doctrinarios y lo que masivamente se profesa y reclama frente al fenmeno
de la nueva criminalidad en lo que podemos denominar sociedades
de riesgo (Aguirre, 2005: 41).
Un tema pendiente an y que tiene profundas races
en el sistema republicano de gobierno, es el de la descentralizacin de las unidades fiscales, es decir, el de
su actuacin en los lugares mismos de comisin de
los delitos. Ciertamente, ello es indispensable para
concretar la igualdad ante la ley que garantiza el artculo 16 de la Carta Magna porque, tal como est
estructurado hasta el presente el Ministerio Pblico,
con algunas destacables excepciones que comienzan
a concretarse, slo existen fiscalas en las ciudades
cabeza de los diversos departamentos judiciales. En
consecuencia, cuando se produce un hecho delictivo
en otro sitio distinto de la sede departamental aludida,
la presencia personal del fiscal se torna difcil y no
demasiado frecuente. Adems, existe una concreta imposibilidad material de concurrir durante el turno de
182

Los pobres y el acceso a la justicia

la fiscala al mismo tiempo al lugar de la perpetracin


de cada uno de los diversos delitos como si, por ejemplo, se tratara de hechos cometidos dentro del mismo
Departamento Judicial La Plata pero uno en La Plata,
otro en Magdalena y un tercero en Saladillo. (Granillo
Fernndez y Herbel, 2005: 187-188)

Estos aportes de los autores citados, ponen un claro acento en


acercar la justicia a los pobres, a los ms necesitados y a todos los
ciudadanos1, como garanta del compromiso constitucional y premisa
del postulado democrtico. Cuando se dice pendiente se lo hace considerando que todava hoy es objeto de debate legislativo, el traslado
dentro de la provincia de Buenos Aires de los juzgados y tribunales a
otras localidades que hoy no son cabeza de partido.
A raz de estos hechos es que la Procuracin de la Suprema Corte
de Justicia de la Provincia de Buenos Aires tom la iniciativa de iniciar un proceso de descentralizacin en el Ministerio Pblico, que ya
se ha concretado en varios departamentos judiciales.
En rigor de verdad, este es un trabajo que viene realizndose
desde hace ya aos, mediante el antecedente de las llamadas Casas
de Justicia que focalizaban el tratamiento de los diferentes problemas
que los ciudadanos, habitantes de los lugares, tenan. Los funcionarios de esas casas primero se establecieron en los barrios y fueron
recabando y asistiendo a los vecinos en la solucin de sus conflictos.
Esos funcionarios eran abogados que trabajaban directamente con las
Unidades Funcionales y la Procuracin.
La Justicia ha dado muestras de su intencin de implementar
diferentes acciones destinadas a la descentralizacin encarando problemas como el acceso a la justicia, e implementando la descentralizacin a partir del Ministerio Pblico Fiscal y de la Procuracin de
la Suprema Corte.
Con dicho fin se crearon por Ley 13.274 en el ao 2005 treinta y
cinco Ayudantas Fiscales en la Provincia de Buenos Aires. En el ao
2009 se realiz una segunda convocatoria, con el llamado a inscripcin, curso y examen para la provisin de diecinueve nuevos cargos
1
Algunos cientistas sociales diferencian entre ciudadanos y ciudadanos asistidos sealando las dificultades que tienen, entre otras cuestiones, para acceder a
la justicia.

183

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

de ayudantes fiscales en los lugares donde hasta el momento no existan. En el ao 2004 el Ministro de Justicia de la provincia de Buenos
Aires, Eduardo Di Rocco, present en la Legislatura un proyecto de
Ley descentralizador, el que prevea la creacin de cuarenta nuevas
fiscalas, veinticuatro defensoras en el Conurbano Bonaerense en los
distritos que no fueran cabeceras de Departamentos Judiciales. En los
fundamentos de la creacin, quedaba expresado que era para hacer una
ms efectiva persecucin del delito en la provincia desde lo judicial,
luego tambin implementaba una serie de cambios en el Ministerio de
Seguridad de la provincia atento al mejoramiento de la propuesta.
Con dicha creacin se pueden poner en ejercicio dos ideas bsicas: la primera, que el acceso a la justicia est ms cerca de sus
domicilios y en igualdad de condiciones para todos los ciudadanos.
La segunda idea enfoca la pronta puesta en marcha de la investigacin penal a partir del momento en que la misma polica informa del
hecho ilcito.
Por ello es que se torna imprescindible la descentralizacin de
los servicios de justicia a fin de ofrecer a los ciudadanos una amplia
gama de opciones para resolver sus conflictos.

Las Ayudantias Fiscales


La Ayudanta Fiscal es una oficina descentralizada de la justicia
en lo penal del Ministerio Pblico Fiscal, que comenz a funcionar a
partir del mes de diciembre de 2005, conforme con lo previsto en la
Ley 13.274, que puso en funcionamiento el Programa de Descentralizacin de Ayudantas Fiscales con la idea de acercar la justicia a la
gente, tendiente a facilitar los mecanismos judiciales y no concentrar
todo en un nico lugar, tales como las cabeceras departamentales.
En el caso que nos ocupa, la observacin sobre su funcionamiento
se ha realizado dentro del Departamento Judicial La Plata, que comprende los partidos de San Vicente, Brandsen, Lobos, Saladillo, con
la unidad de gestin, Ayudanta Fiscal del partido de San Vicente.
Las funciones de los Ayudantes Fiscales estn dadas por disposicin de la Ley ya mencionada que en el artculo 10 seala que Los
ayudantes fiscales tendrn las siguientes funciones y atribuciones:
a) Promover con conocimiento del Agente Fiscal que corresponda,

184

Los pobres y el acceso a la justicia

con las facultades previstas en el artculo 25 de la Ley 12.061, la investigacin penal preparatoria, recibir denuncias, ejercer la direccin
de la Polica en Funcin Judicial y disponer las medidas de coercin
previstas en el artculo 149 del Cdigo Procesal Penal de la Provincia
de Buenos Aires (Ley 11.922 y modificatorias). b) Requerir al Juez
de Garantas o al Juez de Paz Letrado, del lugar en que el hecho se
hubiese cometido, las medidas probatorias previstas en los captulos
III y IV del Ttulo III del Libro Primero del Cdigo Procesal Penal de
la Provincia de Buenos Aires (Ley 11.922 y modificatorias), El Ayudante Fiscal continuar interviniendo hasta tanto el Agente Fiscal lo
disponga, sin perjuicio de las diligencias que le sean asignadas, en la
prosecucin de las investigaciones penales preparatorias en trmite.
La medida de coercin a que hace referencia el artculo 149 es el
arresto, luego en el captulo III se refiere al registro domiciliario y a
la requisa personal.
En particular el presente abordaje comienza en el mes de diciembre
de 2005 hasta el ao 2009, recabando diversos datos que a modo de
encuesta, se han obtenido de los particulares que se han acercado hasta
la Ayudanta. As visto desde el inicio a casi cuatro aos de su implementacin lo real es que la cantidad de personas que por da asisten a la
misma es bien variada siendo la cantidad y tipo de problemas consultados oscilante entre cuatro o cinco a ms de diez por da.
En la evolucin de esta creacin legislativa, es donde se advierte
que la descentralizacin es viable y posible, resulta notable como
en su origen poda observarse que no haba suficiente conocimiento,
informacin y concientizacin por parte de la poblacin de las tareas
que se realizaban, sea por simple desconocimiento o por no necesitar
nada que amerite el trabajo de la oficina. Sin embargo, transcurrido el
tiempo y el proceso propio de todo comienzo, hoy da la situacin ha
variado ostensiblemente, asisten cada vez ms ciudadanos, cada vez
son ms los problemas que traen a resolver, muchas veces pidiendo
que se les oriente a donde tienen que dirigirse a tenor de la problemtica que exponen.
Si nos preguntramos por los factores que incidieron y/o coadyuvaron al cambio, responderamos que un elemento sin lugar a dudas
importante es el comunicacional, el llamado boca a boca; el otro elemento est relacionado con la Polica del lugar que en oportunidades,

185

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

casi con asiduidad, mandan a los particulares a la oficina, esto se ha


hecho una prctica bastante continua. El dato a tener en cuenta, es
que se trat de un cambio paulatino, que evidencia y que advierte
la necesidad que haba en el lugar de contar con una oficina de estas
caractersticas.
Es de sealar que el rol de todos los integrantes de la Ayudanta
Fiscal es muy importante. En una mirada retrospectiva, cuando no
estaban designados los empleados y todo funcionaba con mucho esfuerzo, el proceso de cambio comenz con la incorporacin de auxiliares letrados y finalmente con la inclusin de los empleados de la
Mesa de entrada. Aqu es importante resaltar la formacin que se fue
dando en todos y cada una de las personas integrantes de esta oficina
descentralizada de la justicia penal, para ir creando y organizando lo
que es hoy, bsicamente para lo que sirve, entonces claro est que
el postulado de la cercana con la comunidad y con la persecucin
pronta de los ilcitos se cumple.
Es importante que exista una oficina donde la gente pueda ser escuchada a la hora de la comisin de un ilcito penal y principalmente,
que no tenga que viajar al Departamento Judicial, en este caso a la
ciudad de La Plata, sobretodo teniendo en cuenta que muchos de
ellos no cuentan con el dinero para le pasaje. La verdadera razn de
ser de las Ayudantas Fiscales es estar presente en los lugares donde
no hay espacio para transmitir los problemas, efectuar denuncias, etctera.
Cuando una problemtica llega a la oficina, las primeras personas
que reciben el tema estn en la Mesa de entrada, por ello la misma
debe funcionar muy bien para que el justiciable no se vaya ms confundido y desalentado de lo que lleg.
En el inicio del trmite, los empleados de la Mesa de entrada son
los verdaderos intrpretes de la problemtica que presenta el particular an para orientarlo de donde debe dirigirse por tratarse de un
tema ajeno a la competencia. Se necesita por ello una sensibilidad
apropiada y fundamentalmente acentuar la llamada escucha activa,
dado que la gente se encuentra cada vez ms vida de ser escuchada
y contenida.
As entonces, es fundamental contar con una Mesa de entrada capaz de alentar en la peticin y la necesidad del particular y no de

186

Los pobres y el acceso a la justicia

dejarlo preso de su desconocimiento. Las consultas de los particulares son variadas, y un promedio realizado seala entre cinco y diez
consultantes diarios, este promedio no comprende quienes asisten
por audiencias de las propias causas o de denunciantes.
En algunos casos y, al tratarse de gente de escasos recursos econmicos, piden asesoramiento en diferentes temas, por ello desde
la direccin de la gestin es que se enfatiza en la existencia de una
Mesa de entrada informativa y explicativa.
En la Ayudanta Fiscal de San Vicente se concret dicho presupuesto, despus de un trabajo en equipo realizado con mucho esfuerzo, con el compromiso puesto en el trabajo de todos y cada uno
de los integrantes de esta unidad descentralizada, logrndose de esta
manera gente capacitada.
Los ayudantes fiscales se ocupan de estar en el escenario de los
hechos, esto es muy importante por la inmediacin que se logra. No
es el caso de los agentes fiscales ubicados en la cabecera departamental a quienes les es difcil estar presente en todos los lugares donde se
producen los hechos ilcitos dentro de su turno y de su jurisdiccin.
Habitualmente se puede producir ms de un hecho que les impide estar al mismo tiempo en los variados escenarios del crimen. Por ello,
insistimos en la importancia de estar en el lugar y de recabar todas
las pruebas necesarias en el momento, pruebas que con el transcurrir
de las horas se desvanecen, por lo que todo el nfasis puesto en los
primeros momentos del hecho son los ms importantes para el arribo
al conocimiento de la verdad.
Los que acuden a realizar las consultas en la Ayudanta Fiscal,
son hombres y mujeres, pudiendo ser tanto los directamente involucrados como tambin los familiares ms cercanos (madres, padres o
hermanos).
Para que la Ayudanta Fiscal (AF) intervenga, en principio, debe
tratarse de un delito del Derecho Penal, a travs de la denuncia que
interpone la vctima y/o el denunciante, en nuestra oficina o en la
sede policial. Otras veces, puede intervenir la A.F. en los casos de
gravedad, que amerite la presencia e intervencin de conformidad a
las directivas que emanen de la Unidad Funcional de Investigacin
(UFI).

187

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

En el caso de las denuncias que interponen los particulares en la


comisara, esta ltima las remite a la AF o bien atento los reclamos
que se reciben en la AF, cuando el particular demanda con urgencia
su tema, prontamente se arma el sumario a fin de evitar demoras
innecesarias o desidias propias de toda burocracia que no contribuyen a favorecer el sistema. As una vez recibidos dichos sumarios se
disponen las primeras medidas que sean menester y especficas para
cada ilcito.
Las AF estn de turno todo el ao y las veinticuatro horas del da.
Durante ese turno permanente se reciben consultas de la Polica, generalmente provienen de cuando el particular va fuera del horario de
atencin de la AF a efectuar una denuncia, en esos casos se les indica
todas las medidas a seguir respecto del delito denunciado y obviamente de lo solicitado, no obstante pueden continuar consultando en
la tramitacin de las mismas.
La situacin ideal sera que, los ciudadanos consulten a la AF antes de actuar de una forma que no va a ser la jurdicamente esperada,
para evitar correcciones posteriores. Sin embargo, no siempre lo que
es deseable coincide con la realidad. La polica, en la prctica, a veces no nos informa y/o consulta antes de intervenir.
Cuando se trata de delitos, que por su gravedad y envergadura, la
polica junto con la polica cientfica deben tomar medidas en el lugar
del hecho, por ejemplo casos de homicidios, accidentes de trnsito
con lesiones u homicidios culposos, a partir del momento en que la
polica informa a los ayudantes fiscales y/o auxiliares letrados se les
suministran las primeras medidas antes de llegar al lugar del hecho,
remarcando siempre que deben preservar el sitio del ilcito.
Un dato indicativo que relataron los particulares en varias oportunidades es que la polica en la gran mayora de los casos no toma en cuenta
las necesidades de las vctimas, sino que les proporcionan un trato inadecuado o simplemente maltrato, esto hace que la cantidad de delitos
reales es dos o tres veces mayor que los denunciados a la polica.
La edad de las personas que consultan en la AF es variable, pueden ser desde jvenes hasta personas de edad avanzada, en general
de nacionalidad argentina, pero tambin paraguayos, uruguayos, si
bien son los menos, dada la particularidad de la gente que habita en
la jurisdiccin.

188

Los pobres y el acceso a la justicia

Se ha podido observar con cierto asombro algunas personas indocumentadas; con respecto al estado civil, casadas, solteras, lo que
ms abundan son las uniones concubinarias. En cuanto a la ocupacin observamos que en el caso de las mujeres son en su gran mayora amas de casa tanto sea que se trate de mujeres muy jvenes y
tambin de mayor edad; en el caso de los hombres algunos tienen
trabajo en blanco y otros tienen trabajo en negro, se desempean en
changas sin una ocupacin fija, o bien realizan tareas en el campo.
Sin embargo, una gran franja pertenece a planes Jefas y Jefes del
Municipio, en menor medida consultan personas profesionales y jubiladas. Es de advertir que en muchos casos le tienen desconfianza a
la autoridad policial, porque venimos de pocas donde la polica no
tena el control del poder judicial cerca.
El trabajo en el lugar se ha ido fortaleciendo y en esto es muy positivo el apoyo que desde el primer momento se tuvo de las Unidades
Funcionales de Investigacin de la cabecera departamental, de las
que se depende. Con algunas se fue estableciendo una coordinacin
desde el comienzo, lo cual se vio facilitado con instructivos enviados
que viabilizaban el trabajo a realizar en las formas y con los modos
que preferan que se imprima a la gestin.
Para la investigacin preparatoria penal de los hechos que se producen no slo por la cercana con la que se cuenta, sino tambin
porque se conoce a la gente, cmo se maneja, sus particularidades
es fundamental la presencia de la A.F. en el lugar. Las fiscalas departamentales, al estar a kilmetros de los hechos, con otra realidad,
por razones lgicas no pueden tener y lograr un enfoque ajustado que
les permita apreciar debidamente los hechos delictuosos. De all el
acierto del proceso de descentralizacin puesto en marcha desde el
Ministerio Pblico.
La tarea de la AF cobra importancia en el momento en que el
agente fiscal puede necesitar desde La Plata, por ejemplo, las medidas que entiende deben ser tomadas en forma urgente. En tales casos
la coordinacin entre el agente fiscal y la AF es muy positiva para
cumplir en tiempo y forma, sobre todo para el mismo poder judicial,
es una medida til y necesaria para la investigacin penal. Antes que
la AF se creara contaban nicamente en La Plata con las comisaras
y con los tiempos, plazos y voluntad propias de la fuerza.

189

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

Los delitos ms denunciados en el ltimo tiempo son los robos


y hurtos con autores ignorados en su gran mayora. Le siguen las
amenazas, las lesiones, tambin hay bastantes denuncias por temas
de violencia familiar donde se peticiona la exclusin de hogar a raz
precisamente de los problemas de violencia, que han crecido lamentablemente en el ltimo tiempo; los temas de abuso sexual no son
tantos pero cuando suceden ameritan un tratamiento pormenorizado
y dedicado, atento a la problemtica que entraan y la sensibilidad de
la vctima en tales casos.
Otro delito denunciado y de marcada incidencia en la zona son
las usurpaciones, los asentamientos que han ido creciendo en el ltimo tiempo, sobre todo a consecuencia de la crisis coyuntural que
ha repercutido con ms fuerza en familias de muy bajos recursos. En
el caso de las usurpaciones tambin entraan muchas de las veces
una situacin conflictiva que ameritara un trabajo de mediacin por
lo que se le informa al ofendido en qu consiste este procedimiento
ya que puede resultar un mecanismo ms efectivo para la resolucin
del conflicto, por medio de este procedimiento se llega a desentraar el porqu del conflicto y en consecuencia a trabajar desde otro
plano donde las mismas partes encuentren la verdadera respuesta y
resolucin al enojo y a la situacin de insatisfaccin que los enfrenta,
adems de servir para descender la escalada conflictiva y evitar una
espiral in crescendo. Advertir a los particulares en cuanto al procedimiento ms adecuado y conveniente para resolver su situacin
conflictiva es parte o, mejor an, hace a un acceso a la justicia ms
eficiente y centrada en el reclamo que se realiza. Por dar slo algunas
muestras de lo que decimos, resulta que de investigaciones criminolgicas realizadas en Amrica Latina se han extrado varias conclusiones, as: las vctimas de los delitos se arrepienten de haber hecho
intervenir a la polica y/o a los organismos competentes a causa del
tiempo perdido, y los gastos que implica comparecer ante los tribunales. Los homicidios son menos frecuentes en San Vicente.
Tambin resulta oportuno decir que en el momento actual se evidencia una mayor conflictividad social que se traduce en un descreimiento de las instituciones republicanas, ese aumento de conflictividad y desconfianza deriva de problemas tales como la inseguridad
producidos por el aumento cualitativo y cuantitativo de la actividad

190

Los pobres y el acceso a la justicia

delictiva, cuyo rasgo predominante a la vez que preocupante, se caracteriza por la violencia con la que los delitos se llevan a cabo. A
esto se agrega, que la mayor actividad delictiva es producto de un
estado de exclusin social que se expresa claramente a travs del
miedo de quedar fuera de un sistema que no los contiene o al que
nunca podrn ingresar.
En la Ayudanta, antes de efectuar la derivacin a la Unidad Funcional de Investigacin (UFI) en turno, se toman las medidas investigativas consideradas necesarias para la investigacin del ilcito
denunciado, tales como declaraciones testimoniales, inspecciones
oculares, requerimientos de oficios a diferentes organismos, ratificacin de la denuncia por el denunciante en el caso de que la denuncia
se hubiera realizado en la comisara. Asimismo una vez que llega la
causa a la UFI de turno, generalmente ordenan otras medidas y as se
contina con la investigacin.
Por el sistema de comunicacin va Internet SIMP propio del
Ministerio Pblico, podemos estar al corriente del seguimiento de
cada una de las causas cuando dejan de estar en la Ayudanta Fiscal. Este seguimiento es de inters para quien no puede acercarse
hasta La Plata o bien no quiere. La descentralizacin permite a los
denunciantes acudir a la Ayudanta y controlar el seguimiento, si
no perdera sentido esta descentralizacin. Obviamente que esto no
impide que si lo desea, el particular se dirija a la UFI donde se
encuentra tramitando y haga las consultas que desee ante el agente
fiscal, ya que en definitiva va a ser l quien decida continuar con la
investigacin, elevar a juicio o proceder a su archivo, todo ello de
acuerdo con lo que arroje la investigacin de la causa y lo dispuesto
normativamente.

Del Ministerio Pblico


El Ministerio Pblico de la provincia de Buenos Aires tiene entre
otras funciones las siguientes: dirigir a la polica en funcin judicial,
la investigacin penal preparatoria (I.P.P.) y la promocin del juicio
oral y pblico. Asimismo, es el titular de la accin penal pblica y
por medio de la sancin de la Ley 11.922 es el fiscal quien impulsa,
mantiene o suspende el ejercicio de la accin penal pblica.

191

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

Es muy importante que los fiscales acten con criterio objetivo,


en el sentido de actuar con un temperamento abierto, moderno y sobre todo, conforme con la legalidad que debe ser el norte absoluto
de su labor. Ya no ms fiscales inquisidores ni fiscales-policas cuya
nica finalidad era la de lograr la condena del imputado (Granillo
Fernndez, Herbel, 2005: 186). La reforma de la Ley 13.183 del 2004
establece los criterios de oportunidad que hagan a un desempeo de
su rol de actor penal racional y eficaz. Ello implica que se pueda
componer un conflicto mediante la conciliacin, la mediacin o cualquier otro medio alternativo de solucin de controversias. Otro tema
de particular significacin es el de la reparacin de la vctima del
delito. Este principio de oportunidad funciona como complemento
del de legalidad.
El principio de oportunidad es de vital importancia, en tanto que
por un lado, bien aplicado, sirve para destrabar la justicia de aquellas cuestiones que pueden tener su solucin mediante otros mecanismos y evitar as un dispendio de la actividad judicial dejndola
para aquellos casos que requieren de un tratamiento ms profundo de
la cuestin. Por lo dems, no se trata de arribar a la solucin de un
caso fuera del mbito judicial sino dentro del mismo pero mediante
un proceso conveniente para resolver el conflicto y para llegar a la
raz de la crisis que enfrenta a las partes, por ello resulta una solucin
adecuada ya que sern las mismas partes a quienes les ocupe desentraar e investigar las razones que las hace enfrentarse y entre ellas
mismas intentar propuestas de solucin a dicho conflicto, guiadas
por tcnicos capacitados en el tema.
El antecedente ms inmediato a la descentralizacin, ha sido las
Casas de Justicia, que funcionaron en el mbito de la provincia de
Buenos Aires, a travs de convenios realizados con los Municipios
locales, desde la Procuracin de la Suprema Corte de la provincia de
Buenos Aires, en la Direccin de Poltica Criminal, donde un representante fiscal se constitua en forma regular y peridicamente para
receptar denuncias por delitos menores, derivando el tema a mediacin cuando era apropiado o al sistema judicial si no consideraba
posible la mediacin .
En caso de delitos de bagatela o pequeos, el fiscal
homologara el acuerdo obtenido en mediacin revi192

Los pobres y el acceso a la justicia

sando que no se viole el orden pblico. Una vez por


semana un Juez volante concurrira para resolver en
forma verbal y actuada a casos que no hayan podido
ser resueltos por otros mtodos alternativos o para conocer en las apelaciones que pudieran haberse deducido contra el laudo arbitral. Tambin se puede pensar
en la conveniencia que exista un servicio de asesoramiento jurdico o que la Casa de Justicia tenga un convenio con una universidad u otro organismo apropiado
a los fines de que se prestara asesoramiento jurdico
gratuito. (lvarez, 2003: 45)

Otras formas de solucionar los conflictos. La mediacin penal


Una visin de futuro de la justicia coherente con las esperanzas
de los ciudadanos que desean el mejoramiento del sistema postula
que los destinatarios tendrn un abanico de opciones adecuadas para
dar atencin y solucin a sus conflictos, entre los cuales se incluye el
juicio (lvarez, 2003: 33).
Hacemos propias las palabras que dijera Beccaria C. (1950: 91)
el ms seguro, pero ms difcil medio de evitar los delitos es perfeccionar la educacin. La educacin es la herramienta ms poderosa
que tienen los pueblos para crecer y los gobiernos para educar a su
pueblo y desarrollarse en plenitud.
En la provincia de Buenos Aires la sancin de la Ley N 13.433
Rgimen de resolucin alternativa de conflictos penales, signific un avance teniendo en cuenta que establece dentro del mbito
del Ministerio Pblico un procedimiento, a travs de los veintisis
artculos de los que consta la Ley, que permite resolver por la mediacin y la conciliacin, pacificando los conflictos, procurando la
reconciliacin entre las partes, posibilitando la reparacin voluntaria
del dao causado, evitando la revictimizacin, promoviendo la autocomposicin en un marco jurisdiccional y respetando las garantas
constitucionales, neutralizando a su vez los prejuicios derivados del
proceso penal (art. 2).
El procedimiento est a cargo de las Oficinas de Resolucin Alternativa de Conflictos penales dependientes del Ministerio Pblico,
193

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

con un equipo tcnico especializado en mtodos alternativos de resolucin de conflictos (arts. 4 y 5).
El procedimiento de Resolucin Alternativa de Conflicto podr
ser requerido, atento el principio de oportunidad, por el agente fiscal
que intervenga en la Investigacin Penal Preparatoria, de oficio o a
solicitud de cualquiera de las partes o de la vctima ante la unidad
funcional (art. 7).
Es el agente fiscal el encargado de evaluar si corresponde remitir la solicitud a la Oficina de Resolucin Alternativa de Conflictos,
los presupuestos para ello se encuentran en los parmetros del artculo 6 de la misma Ley. Apreciando que sea a pedido de parte o de
la vctima, entonces remitir la solicitud a la Oficina de Resolucin
Alternativa de Conflictos. De no proceder la denuncia por no ser
conforme a lo dispuesto por la ley o no encuadrar en una figura
legal, medie causa de justificacin, inimputabilidad, inculpabilidad
o una excusa absolutoria, no dar curso a la solicitud y se resolver
en el trmite correspondiente a la Investigacin Penal Preparatoria
(art. 8).
Los principios que rigen este procedimiento son los de voluntariedad, confidencialidad, celeridad, informalidad, gratuidad y neutralidad o imparcialidad de los mediadores, siendo siempre necesario el
expreso consentimiento de la vctima (art. 3).
Es fundamental que la vctima d su consentimiento y que ambas
partes de una disputa, como puede ser las que enfrentan temas como
amenazas o lesiones leves, por ejemplo, elijan voluntariamente este
procedimiento, ello porque les permite ver cul es el problema que
las enfrenta, trabajando desde la gnesis del conflicto y evitando que
aumente y haciendo que lleguen con un seguimiento a encontrar la
solucin de modo tal que no lo vuelvan a padecer. Pero para ello se
debe explicitar en qu consiste el mismo y adems tendrn que contar cada una de las partes con un defensor particular, de lo contrario,
se le deber proveer de un defensor oficial.
En el caso de las oficinas descentralizadas sera muy oportuno,
a la vez que conveniente, contar con el espacio y la infraestructura
necesaria para poder realizar mediaciones en el lugar y entonces no
estar concentrado todo en la Oficina Central, ya que, variadas situaciones son posibles de solucionarse por este procedimiento.

194

Los pobres y el acceso a la justicia

Sin embargo, hay algunos puntos a considerar, las partes deberan


contar con la asistencia letrada del defensor oficial que debera trasladarse al lugar. Por otra parte las mediaciones llevan tiempo conforme
con el procedimiento establecido en la ley y si, en simultneo con la
mediacin, se tienen que atender los trabajos de la oficina descentralizada, esto no se realizara apropiadamente. Estimamos como algo
que puede pensarse para realizar un trabajo mejor programado, que
facilite la labor judicial y evite la recarga de causas. Es decir la mediacin puede convertirse en un mecanismo facilitador de soluciones
y estrategias que las mismas partes asistidas por especialistas en la
temtica pueden llegar a elaborar, poniendo fin a un conflicto.
En el caso en que ambas partes lleguen a un acuerdo, encuentren
satisfechos sus intereses, se labrar un acta, dejndose constancia
de los alcances del mismo, con el nmero de la Investigacin Penal
Preparatoria que diera origen a la misma, las firmas de las partes, de
los letrados patrocinantes y del funcionario interviniente. Asimismo,
se dejar constancia de que el alcance del acuerdo no implicar la
asuncin de culpabilidad para los reclamos pecuniarios, salvo pacto
expreso en contrario.
En caso de no arribarse a un acuerdo, se labrar acta con copia
para las partes y para incorporar al Expediente de la Investigacin
Penal Preparatoria (art. 17).
Los plazos son muy importantes si se tiene en cuenta que el
mismo ser de sesenta das corridos a partir de la primera reunin.
El mismo podr ser ampliado por treinta das ms si media acuerdo
entre las partes (art. 19). En esto es vital que los asesores letrados de
las partes o bien la defensa ooficial estn al corriente de que se trata
de la mediacin y las ventajas de la misma. Las partes escuchan su
asesoramiento, se entregan al profesional que sabe como orientarlas,
de modo que si el letrado no comprende bien que es la mediacin y,
por otra parte, solo le interesa el conflicto este proceso puede fracasar, para que ello no ocurra puede ser favorable que la misma oficina
donde se sustancie la mediacin explicite a las partes las bondades y
las debilidades de la misma y entonces estn ellas mismas al tanto de
la conveniencia de seguir el procedimiento.
En caso de que mediante los acuerdos las partes hubiesen dado
por satisfechas sus pretensiones, el agente fiscal mediante despacho

195

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

simple, proceder al archivo de las actuaciones (art. 20). Tambin


la Oficina de Resolucin Alternativa de Conflicto puede disponer el
control y seguimiento de lo pactado por las partes (art. 21).

Colofn
La reflexin final que surge sobre lo relatado dentro de este artculo se relaciona con la observacin cotidiana de la prctica, que nos
muestra una sociedad que sigue a la espera de que el sistema penal
le resuelva sus problemas ante el fenmeno social, de tan exagerada
divulgacin como de inocultable existencia real, del crecimiento cualitativo y cuantitativo de la criminalidad (Garland, 1999: 79, 80, 83).
La descentralizacin es importante y necesaria, en tanto la inmediacin favorece el conocimiento en el mismo lugar del hecho, con
su particular problemtica y cmo seguir atendiendo a la comunidad
brindando un mejor servicio de justicia.
La AF ha venido a cumplir un rol muy importante dada la cercana
con los conflictos, que permite, como ya lo dijimos, que se conozcan
mejor a los actores y la escena donde se originan los hechos; y que
se controle el cumplimiento de los pasos procesales de la justicia,
tambin y dentro de lo posible a brindar celeridad al proceso.
Es preciso dotar de las herramientas conducentes para que el
acudir a la justicia sea viable para todos los hombres y mujeres. De
conformidad a lo establecido en las Cien Reglas de Brasilia sobre el
Acceso a la Justicia, resulta necesario informar cul puede ser el proceso ms conducente para la defensa de derechos, como las formas
alternativas de resolucin de controversias respecto de las personas
en condicin de vulnerabilidad, explicitando a los mismos, antes del
inicio del proceso, como durante la tramitacin del mismo. Como
sealan estas reglas la mediacin, la conciliacin, el arbitraje y otros
medios, que no impliquen la resolucin del conflicto por un tribunal,
pueden contribuir a mejorar las condiciones de acceso a la justicia de
determinados grupos de personas en condicin de vulnerabilidad, as
como a descongestionar el funcionamiento de los servicios formales
de justicia. Para ello las reglas indican promover la difusin e informacin para que los grupos de la poblacin, con las caractersticas
sealadas, sepan de su contenido, formas y efectos.

196

Los pobres y el acceso a la justicia

Otro factor a tener en cuenta es la situacin en que se encuentran los


pobres frente a la justicia, la incidencia de la falta de dinero no los hace
iguales frente a la ley porque ellos se encuentran frente a un proceso de
triple victimizacin: en general los servicios legales son costosos para
toda la poblacin, pero son sobre todo proporcionalmente ms caros
para los econmicamente ms dbiles, que sumado a la lentitud de los
procesos, es un importante costo econmico agregado.
La situacin es particularmente grave en la medida en que el
tiempo no slo acta como costo agregado al proceso, sino tambin
como factor deliberadamente usado por alguna de las partes para entorpecer la administracin de justicia. Dos cuestiones fundamentales
a tener en cuenta en la profundizacin de los mecanismos alternativos para la resolucin de conflictos y la certidumbre jurdica.
Por ltimo y como dijera el maestro Calamandrei Para encontrar la justicia, es necesario serle fiel; como todas las divinidades, se
manifiesta solamente a quien cree en ella.

Bibliografia
lvarez , G. S. (2003). La Mediacin y el Acceso a la Justicia. Buenos Aires: Rubinzal-Culzoni Editores.
Granillo Fernndez H. y Herbel, G. A. (2005). Cdigo de Procedimiento Penal de la Provincia de Buenos Aires, comentado y anotado. Buenos Aires: La Ley.
Righi, E. y Fernndez, A. (2005). Derecho Penal. La Ley. El Delito.
El Proceso y la Pena. Buenos Aires: Jos Luis Depalma Editor.
Aguirre, E. L. (2005). Bienes Jurdicos y Sistema Penal. Santa Rosa:
Fabin J. Di Plcido Editor.
Garland, D. (1999). Castigo y sociedad moderna. Un estudio de teora social. Mxico: Siglo XXI Editores.
100 Reglas de Brasilia sobre el Acceso a la Justicia de las personas
en condicin de vulnerabilidad. Reglas Bsicas de Acceso a la
Justicia de las personas vulnerables. XIV Cumbre Judicial Iberoamericana.
Kemelmajer de Carlucci (2004). Justicia Restaurativa. Buenos Aires: Rubinzal-Culzoni Editores.
197

Acceso a la justicia. Utilizacin del programa


Atlas.ti en el anlisis de entrevistas

Florencia Demarche

El Atlas.ti forma parte de una serie de programas informticos


conocidos con el nombre genrico de CAQDAS (Computer Assisted
Qualitative Data Analisis Software) que tienen como principal objetivo facilitar la tarea del investigador agilizando considerablemente
muchas de las actividades implicadas en el anlisis e interpretacin
de datos cualitativos. El Atlas.ti es un potente conjunto de herramientas para el anlisis de grandes volmenes de datos textuales, grficos
y de video. Permite no slo almacenar los datos y facilitar un rpido
acceso posterior a los mismos, sino que posee la ventaja de ayudar al
investigador a organizar, reagrupar y tejer relaciones entre los datos
de manera creativa y al mismo tiempo sistemtica.
En los ltimos aos la aplicacin de este software ha empezado
a ser utilizado en distintas disciplinas principalmente de las ciencias
sociales: psicologa, antropologa, pedagoga y sociologa.
El Atlas.ti es creacin del informtico y psiquiatra Thomas Muhr.
El primer modelo del programa fue desarrollado como parte del proyecto Atlas entre los aos 1989 y 1992 en la Universidad Tcnica de
Berln. En 1993 Thomas Muhr lanz la primera versin comercial.

199

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

Grounded Theory
El Atlas.ti posee su fundamentacin terica en la Grounded Theory
de Glaser y Strauss (1967). Esta teora se apoya en un mtodo para
construir teoras, conceptos, hiptesis y proposiciones partiendo directamente de los datos y no de supuestos a priori o de marcos tericos
existentes. Las estrategias principales para llevar adelante la Grounded
Theory son el mtodo comparativo constante y el muestreo terico.
Por un lado, la comparacin continua de los datos hace que el
investigador depure los conceptos, identifique sus propiedades, explore sus interrelaciones y los integre en una teora coherente. Por
otro lado el muestro terico es el proceso por el cual el investigador
simultneamente recoge, codifica y analiza la informacin, seleccionando nuevos casos a estudiar, a fin de desarrollar su teora a medida
que esta va surgiendo.
Antes de presentar los componentes ms importantes del Atlas.
ti es relevante mostrar las fases de un anlisis cualitativo que Juan
Muoz (2003) grafica en el documento Anlisis Cualitativo de datos
textuales con Atlas.ti.1 Dichas fases no difieren demasiado de cualquier posible secuencia que se plantee un investigador a la hora de
realizar un anlisis en una investigacin cualitativa.

1
Estas fases son propuestas por Pidgeon y Henwood (1997) para ilustrar el enfoque
de la Grounded Theory.

200

Los pobres y el acceso a la justicia

Preparacin de datos: por un lado organizar, clasificar y leer repetidamente los datos o informacin relevada. Organizar la informacin implica por ejemplo transcribir a texto (computadora) si esta ha
sido grabada, siguiendo un criterio en comn para todos los datos. La
clasificacin se refiere a seleccionar el material que efectivamente se
va a analizar, y las lecturas iniciales permiten la familiaridad con los
documentos, tarea fundamental en toda investigacin cualitativa.
Por otro lado cuando se trabaja con el Atlas.ti los documentos
deben tener un formato especfico. Esta presentacin afecta particularmente a los documentos de texto estos deben guardarse como archivos tipo: slo texto con salto de lnea (*.txt); eliminar estilos de
fuente negrita y cursiva porque este nuevo formato las elimina; fijar
amplios mrgenes y separar con dos o mas espacios tipogrficos las
distintas intervenciones (en el caso de entrevistas) o si los prrafos
fueran muy largos para que la visualizacin de los documentos en
el Atlas.ti no se dificulte; identificar a los diferentes interlocutores,
fijar como fuente Courier New normal tamao 10.2 De esta manera el
documento estar listo para ser asignado al programa.
Anlisis Inicial o Codificacin: modo sistemtico de desarrollar y
refinar las interpretaciones de los datos.
Anlisis principal o nivel de categorizacin: entendida como una
operacin que tiene la particularidad de agrupar o clasificar conceptualmente un conjunto de elementos (datos o cdigos) que renen o
comparten un significado relevante para la investigacin. A travs
del uso del Atlas.ti se forman familias de cdigos que representan
las categoras.
Resultados o nivel conceptual: para lograr la conceptualizacin
se hace uso de las relaciones y vnculos entre los diferentes cdigos y categoras descubriendo as elementos centrales en los datos
que permiten ser apreciados mediante representaciones visuales que
muestran el todo de una manera coherente. Al aplicar el Atlas.ti estas
relaciones se visualizan en redes estructurales o diagramas de flujo
(networks).

2
Estos son los criterios sugeridos en el curso de Postgrado: El anlisis de datos
cualitativos asistido por computadora: el software Atlas.ti a cargo de Lilia Chernobilsky y Mara Guillermina DOnofrio, dictado en el ao 2004.

201

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

Componentes del Atlas.ti


Luego de describir muy brevemente las fases que responden al
enfoque de la Grounded Theory a continuacin enumeramos los principales componentes del Atlas.ti para luego poder reflexionar acerca
del mismo en el contexto de una investigacin especfica.
Documentos Primarios: son la base del anlisis. Los datos en
bruto. Pueden ser documentos de texto, imgenes o archivos de sonido.
Citas (Quotations): fragmentos de los documentos primarios seleccionados con alguna finalidad relacionada con su significacin.
Pueden ser desde una palabra hasta muchos prrafos. Una primera
seleccin del material en bruto.
Cdigos (Codes): son la unidad bsica de anlisis. Indicadores de
conceptos o de expresiones que interesan al investigador. Los cdigos suelen utilizarse para codificar determinadas citas. Un cdigo
puede marcar muchas citas en un nmero ilimitado de documentos, y
una misma cita puede estar marcada por distintos cdigos.
Anotaciones (Memos): son anotaciones que uno incorpora para s
mismo a medida que va analizando los datos, pueden abarcar desde
textos breves, notas recordatorias, hiptesis de trabajo, conclusiones
preliminares, etctera. Pueden estar relacionados o no con un cdigo
determinado.
Familias: permite agrupar los componentes principales (documentos, cdigos o anotaciones) que comparten entre s una cualidad.
Estas agrupaciones pueden ser un primer paso en el anlisis conceptual.
Redes (Networks): Permiten representar informacin compleja
de una forma intuitiva mediante representaciones grficas de los diferentes componentes y de las relaciones que se hayan establecido
entre ellos.
Todos estos componentes anteriormente enumerados estn contenidos en lo que el Atlas.ti denomina Unidad Hermenutica. La
Unidad Hermenutica es el equivalente a un fichero .doc de documento de texto, en este caso ser un archivo .hpr.

202

Los pobres y el acceso a la justicia

La aplicacin del Atlas.ti


Unidad de anlisis
Se analizaron 19 entrevistas3 en profundidad realizadas a actores
clave en cuatro barrios de la ciudad de La Plata que se identifican entre s por ser barrios periurbanos atravesados por mltiples carencias,
con un alto grado de vulnerabilidad social y econmica. Las Rosas,
barrio ubicado en la localidad de Melchor Romero situado entre las
calles 514 a 520 y 157 a 161, a aproximadamente 7 kilmetros del
centro de La Plata. Los barrios La Unin y El Mercadito, ubicados
entre la bajada de la Autopista Buenos Aires/La Plata y la Avenida
Circunvalacin (calles 120 a 122 y 522 a 529), con total de 14 manzanas, a una distancia de 4 kilmetros del centro de la ciudad. El
barrio Malvinas se encuentra comprendido entre las calles 149 a 155
y 32 a 36, a aproximadamente a 5 kilmetros del centro de la ciudad
de La Plata. Lo integran un total de 22 manzanas.

Fuente: Elaboracin propia en base al Google Earth

3
Las entrevistas fueron realizadas por integrantes de la investigacin: Acceso a la
Justicia entre los aos 2005 y 2008.

203

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

En el asentamiento las Rosas se realizaron tres entrevistas a referentes y militantes del MTD Libertad y Dignidad, dos de las cuales
fueron grupales. En el barrio La Unin y el Mercadito se entrevist
a siete vecinos. En el barrio Malvinas se realizaron siete entrevistas
a vecinos a uno de ellos por su gran conocimiento del barrio se
lo entrevist en dos oportunidades y dos a representantes de las
instituciones ms representativas del barrio, un mdico de la salita
sanitaria y una asistente social de escuela.

Problema
Se indag sobre tres ejes centrales: los problemas y conflictos que
identifican los entrevistados en los barrios, las formas de resolverlos
o no y su relacin con la polica y la organizacin judicial.

Empezando a trabajar con el Atlas.ti


El primer paso cuando nos enfrentamos a la pantalla del Atlas
ser crear una Unidad Hermenutica a la cual le pondremos un nombre (Acceso a la Justicia. Las estrategias de los pobres frente a los
conflictos en barrios de La Plata y Gran La Plata).
A su vez a la Unidad Hermenutica le podemos agregar un comentario para describirla de forma ms amplia.
El segundo paso, antes de empezar a trabajar con los datos, ser
incluir dentro de la Unidad Hermenutica nuestros datos, en nuestro
caso sern las 19 entrevistas. Segn el idioma del Atlas asignamos
los Documentos Primarios (las entrevistas) a la Unidad Hermenutica.
Para empezar a analizar las entrevistas tomamos como elemento
fundamental del programa la codificacin. El Atlas.ti nos permite codificar de diferentes formas. Nuestro criterio de seleccin ha sido en
una primera etapa la creacin de cdigos libres (Create Free Code),
es decir, cdigos que luego podremos relacionar con citas.
Luego de haber ledo varias veces las entrevistas y en funcin de
las preguntas centrales de la investigacin codificamos las entrevistas. De esta tarea surgieron una gran cantidad de cdigos vinculados
a varios pasajes (citas) de las entrevistas. Pero para dar comienzo a
nuestro anlisis optamos por reagrupar los cdigos en lo que el Atlas
denomina familias.
204

Los pobres y el acceso a la justicia

En relacin a nuestro primer interrogante sobre los problemas y


conflictos que identifican los entrevistados en los barrios creamos las
siguientes familias: droga, robos, violencia, planes sociales, trabajo,
infraestructura, identificacin y pertenencia, problemas intrafamiliares y salud.
A partir de cada una de estas familias de cdigos intentamos ver
cules son los diferentes matices que los entrevistados les asignan y
si existen o no diferencias en cada uno de los barrios seleccionados
Familia Droga: en los cuatro barrios aparece como problema central. Vinculan estrechamente a la droga con la delincuencia (robos),
la juventud, y la violencia. No slo con el consumo sino con la compra y venta al interior del barrio. Tambin identifican a la droga con
el abandono familiar, la falta de atencin por parte de los padres.
Queremos destacar dos miradas de esta problemtica, por un lado
los que ven la droga como origen de todos los problemas:
La droga, la violencia, hay de todo. Pero los referentes
barriales, en una reunin que se hizo en la salita sostuvieron que la droga es el origen de todo.

Y otros sostienen que la droga es el ltimo eslabn de una cadena:


Es que es el final, aunque te cueste creer, la droga es el
final del camino, roban para despus poder conseguir,
porque quedan atrapados, estn libres pero estn presos de eso; es el final de un proceso de decadencia que
se ve en los padres, en la familia, porque la sociedad
es el ltimo punto porque dnde comienza todo?, en
el hogar, en la familia

A partir del Atlas.ti podemos visualizar esta relacin, en este caso


contradictoria, entre citas, denominada Hyperlinks

205

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

Familia Robos: como elemento central en los cuatro barrios aparece la idea de que los delincuentes son habitantes del barrio, que
roban en el barrio y que venden o intentan vender lo robado al interior del mismo. Solo en uno de los barrios manifiestan que tambin
vienen a robar de otros barrios. En varias oportunidades establecen
que antes esto no suceda (pero no dan certeza de cundo cambi la
situacin) y que ahora tambin roban a la luz del da.
En el Atlas.ti las Networks permiten representar grficamente las
relaciones creadas entre los diferentes componentes creados en la
Unidad Hermenutica. En este caso observamos cmo una familia
de cdigos: robos, se ha construido a partir de otros cdigos (en este
caso se han graficado los ms representativos) y algunas de las citas
relacionadas con ellos.

206

Los pobres y el acceso a la justicia

Familia Violencia: en esta familia agrupamos a los casos de violencia que se dan en el barrio en relacin a las peleas entre jvenes.
En el barrio La Unin/El Mercadito especifican que las peleas suceden en lo que los entrevistados llaman el fondo.
Otro entrevistado identifica las peleas/violencia con la droga:
se drogan y se ponen violentos, se pelean entre ellos,
bardean a los que pasan, molestan a las chicas

No obstante estas formas de violencia no se ven plasmadas en


muchas entrevistas.
Familia Planes Sociales: el problema central con los planes sociales se relaciona con el plan de viviendas, este conflicto se observa
207

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

en el barrio La Unin/El Mercadito, donde la provincia al momento


de la realizacin de las entrevistas estaba entregando viviendas.
Por un lado gener conflictos a quienes se les otorgaron las viviendas:
ac hay mucha gente que le dieron la casa y no hace
mucho que estn, por ejemplo los paraguayos, yo no
tengo nada contra ellos, pero te digo, a nosotros que
hace 20 aos que estamos ac, todava no nos la dieron, ac hay algunos que se la dieron y otros que no,
y eso por ah a uno le duele un poco, porque como te
dije, yo no tengo nada contra ellos, pero dar un orden,
primero a los ms viejos, a los que hacen 20 aos, 30
aos...
a los que tenan casilla se las dieron, y ellos que hacan?, las vendan.
Mi hija necesita la casa, es discapacitada, tiene hidrocefalia, y a ella la discriminaron porque tendra que
estar viviendo en una casa nueva eh?; es nacida ac,
hace treinta aos que vivimos ac, todos mis hijos nacieron ac, y porqu esa discriminacin?, porque yo
s que ha venido gente de Bolivia, de Paraguay, de
donde se te plazca, hace dos o tres aos o menos y
la mandan a hacerse el documento para que le den la
casa y as haya tramoya; escuchame, y nosotros qu?,
porque se arreglan todo entre ellos, todos los que estn
con los polticos, reparten como les parece, y es por
eso que estoy muy indignada, y no voy a salir a favor
de nadie, porque de nosotros nadie se acord.
hay casas de personas que ya se mudaron al barrio
nuevo, y que tendran que tirarlas abajo; y sabs que
hacen?, se las venden a personas que ni conocemos,
para que despus ms adelante le den otra casa nueva,
cuando en realidad nunca vivieron en el barrio, y a
nosotros cundo nos van a dar la casa? Ya que somos
los primeros que vivimos ac, aunque sea que nos digan que nos mudan primero, y no a cualquier intruso.

208

Los pobres y el acceso a la justicia

porque no puede ser que nosotros tengamos treinta y


dos, treinta y cinco aos ac, viviendo en la mugre, y
hay bolivianos, paraguayos, peruanos, que ya tienen
la casa, que son de nosotros. Yo ped, nosotros pedimos, que a todos nosotros nos muden juntos, (Est indicando con sus manos todo el sector donde viven los
habitantes viejos o con mayor antigedad del barrio)
que no haya mezcla con aquellos del fondo, pero si
resulta que ahora la empresa cmo es? que hace
las casas
S, la empresa constructora levant todo y se fueron
a Azul, estn construyendo all, y bueno nosotros esperamos pero parece que quieren que le hagamos quilombo, le gusta que le hagan quilombo, entonces le
vamos a hacer quilombo

Cmo las distribuyeron:


lo que pasa es que cuando empezaron a dar las casas
metieron gente de los tres barrios y ah se arm el
tole-tole, y no sabs, a qu vecino vas a tener, entonces
vienen vecinos de otro lado que vos no conocs, y no
sabs si es bueno o malo, y ah vino el problema

Cmo se adaptaron a las viviendas:


muchos no la han agarrado porque no les conviene,
es que muchos ac viven del cartn, el tema de los
carros, de los desperdicios de los caballos y les han
prometido que iban a tener lugar para los carros y no
se lo han dado, no result, y ac tens que cocinar a
garrafa, no pods seguir con el fuego y ellos siguen
con el fuego; por eso mucha gente estuvo capaz que
una semana y dejaron la casa...

Otro problema con planes sociales est dado por la asignacin de


alimentos aunque slo aparece una mencin en una entrevista.
Familia Infraestructura: principales carencias en infraestructura:
- Inundaciones: faltan desages sumado a la negligencia de algunos vecinos que tapan con basura los que hay. Otros vecinos men209

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

cionan que la construccin de la autopista ha empeorado la situacin


(barrio La Unin/El Mercadito).
- Apertura de calles, alumbrado (barrio Malvinas): piden arreglar
las calles para que pueda patrullar la polica y para que entren las
ambulancias (Malvinas).
En el barrio (Las Rosas) no hay alumbrado pblico, no hay asfalto, esto ltimo hace que se junte mucho barro cuando llueve.
Familia Trabajo: en general la falta de trabajo no es vista como
un problema central. Varios opinan que trabajo hay (caso del Mercado de frutas y verduras), ven ms a la vagancia como problema.
el que quiere laburar consigue, lo que pasa es que ac
hay mucha vagancia, le gusta la plata fcil, pero hay
gente que labura, si tens ganas de conseguir, consegus.
Estn los que hacen changas. Mucha gente que vive
del plan. No quieren insertarse en ningn trabajo, ni
entrar en ningn proyecto. Al plan lo tienen como derecho adquirido.
son sedentarios, son de estar mucho ac; roban, van,
vienen, pero estn siempre ac, salen y buscan laburo,
estn 5 das bien y despus mal de vuelta, dan un paso
adelante y dos atrs.
Son contados, viste, son contados con los dedos de
una mano, es que hay muchos que no les gusta laburar,
les gusta la vagancia, de mi parte no, viste, yo quiero
trabajar de cualquier cosa, en este momento no estoy para elegir.
Porque viven como villeros, no tienen planes de nada,
nada les importa, tienen un montn de hijos y dicen
que roban para mantener a los chicos y no es para eso,
es para ellos, no quieren trabajar, y la familia no tiene
siempre la culpa.

210

Los pobres y el acceso a la justicia

son pocos los que salen de ac a hacer otra vida, no


se resuelve nada... no estn acostumbrados a trabajar,
adems de que no hay trabajo tampoco salen a buscar,
es mas cmodo golpear la puerta de mi casa, no tienen
idea de lo que es trabajar todos los das y cuando quieren trabajar no saben cmo buscar, adnde, a quin
preguntar, todo es igual para ellos, la vida es igual. Se
repite todo el tiempo.

Otros en cambio s ven la falta de trabajo como problema. Haciendo referencias al pasar:
para qu hacen tantas crceles? Lo que tienen que
hacer es darles trabajo a los padres de esos chicos.
Trabajo es lo que hace falta. O pongan a esos pibes
a trabajar.

Familia Identificacin y Pertenencia: esta familia refleja o intenta


reflejar cmo los habitantes de los tres barrios seleccionados se identifican/agrupan con sus vecinos.
En el barrio La Unin/El Mercadito hay una marcada diferenciacin entre los habitantes del fondo, tambin denominado la
bajada, por estar situado a la bajada de la Autopista Buenos AiresLa Plata; y los del frente. Todos los entrevistados pertenecen al
frente del barrio. Identifican al fondo como generador de problemas, en cambio al frente como tranquilo.
Existe una fuerte diferenciacin con los habitantes extranjeros
(bolivianos y paraguayos). Este grupo vive tambin en el fondo del
barrio. Esta ltima diferenciacin se observa tambin en las entrevistas realizadas en el barrio Malvinas. La opinin que tienen de los
extranjeros es ambivalente/de ambivalencia. Por un lado expresan
que muchos habitantes del barrio toman de punto a los extranjeros,
que son el centro de las burlas y los ms perjudicados a la hora de
los robos, remarcando como positivo una forma de vida tranquila y
de trabajo. Pero al mismo tiempo sienten envidia de ellos, piensan
que tienen privilegios, por ejemplo a la hora de asignarle las nuevas
viviendas antes que a muchos de los habitantes argentinos y con ms
antigedad en el barrio, que poseen mejores viviendas y autos y que

211

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

compiten con el argentino en forma desleal ya que trabajan a menor


precio.
Otra de las diferencias est dada por la diversidad cultural. Por
ejemplo en el barrio Malvinas convergen habitantes con diferentes
pautas culturales (los tobas, la clase media baja, los extranjeros).
Tambin establecen cambios entre ayer y hoy que hacen a la fragmentacin del barrio. Ellos lo denominan como cambio de cdigos o
falta de cdigos al interior del barrio o entre vecinos.
me parece que el problema son los pibes, que cuando
toman y se falopean no paran, antes ac en el barrio no
te robaban, las mujeres del barrio andaban solas y las
respetaban, nos ayudbamos entre nosotros, si haba
problemas era con la gente de afuera, yo tuve toda la
vida en la cuadra de mi casa dos chorros, todas sabamos que eran chorros, era como un laburo, ya se que
esta mal pero era as, en serio, en el barrio eran unos
seores, hasta te ayudaban si haba problemas, buena
gente. Ahora ands con un poco de miedo
porque delito siempre hubo, pero ahora se han perdido
los cdigos, la tica, la moral, todo, todo...

En el barrio Las Rosas los conflictos surgen con aquellos vecinos


que vienen de otros barrios.
Problemas intrafamiliares: dentro de los problemas al interior de
la familia en los tres barrios est presente el abandono familiar, los
padres que no se ocupan de sus hijos.
Y principalmente en el barrio Malvinas varios entrevistados dan
cuenta de la violencia sexual familiar y de maltrato que sufren los
menores en este barrio.
Porque est el padrastro, la madrastra, esta el que vive
ac, el que vive all, no sabs quien es el padre. Hay
padres que viven con las hijas, tienen hijos con sus
hijas. Y a esos chicos no los culpo, una que no tienen
trabajo, se despiertan a las doce del medioda y son las
tres, las cuatro de la maana y est en la 35 alrededor
de un fuego, fuman, toman, vistes, y esa es la vida de

212

Los pobres y el acceso a la justicia

ellos. Y nadie hace nada, a nadie le importa nada. Y


los padres estn tranquilos. Y algunos con su novio
nuevo, entonces el chico molesta y se da una situacin
de abandono.
me preocupan las chicas chiquitas embarazadas, las
violaciones en la familia viste, eso es muy jodido, el
padre, el to, que se yo el macho de la madre

Familia Salud: la salud no es un tema que se vea mayormente


reflejado en las entrevistas. Solo el mdico de la salita sanitaria y la
asistente social de la escuela, fueron los que centraron la atencin en
la desnutricin infantil, el embarazo adolescente y la sarna.
En menor medida algunos entrevistados que habitan en los distintos barrios lo identificaron como problema: los chicos mal alimentados (persona a cargo de un comedor) y las distintas enfermedades
que se producen por falta de cloacas.
El segundo interrogante que gui esta investigacin es la forma
que los habitantes de los barrios tienen para resolver o no sus conflictos.
En general hemos podido observar que los conflictos no se resuelven.
Una de las principales formas de no resolver los conflictos es eludiendo los mismos:
Mientras no se metan con nosotros, miramos y nada
ms;
Yo no soy ni buchona, yo soy sorda, ciega y muda,
mientras ustedes no se metan conmigo. No acuso por
acusar, no hablo por hablar, y como te digo, yo hace
quince aos que estoy ac y jams, he tenido quiosco,
jams se me han metido, y mi casa ha quedado sola,
nunca, nunca.

Ligado a la elusin de los problemas est el miedo de los vecinos


a las represalias:
Yo estuve levantando firmas una vez, como setenta
firmas juntamos nada ms. El resto no quera firmar.

213

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

Queramos juntar firmas para hacer una presentacin


para que saquen a los chorros. Pero la gente tena
miedo de firmar. La gente no se los quiere poner
en contra, porque despus te pueden prender fuego la
casilla.

En algunas ocasiones los problemas se solucionan en forma


puntual y actuando individualmente. En estos casos la amenaza es
el mtodo ms utilizado:
Haba problemas con los autos que pasaban fuerte, y
yo sala y les deca, sala con un ladrillo y me pona
adelante y le deca que no pasen ms porque si no lo
mato, as noms, directamente

Otra forma aparece con el enojo, pegar cuatro gritos e insultar a


los vecinos que generan problemas.
Una forma de resolver los problemas pero lamentablemente la
menos observada en las entrevistas y dejando en claro, que slo se
refieren a la relacin entre los vecinos del frente, es el dilogo:
y por eso te deca que si nos referimos a lo vecinal, en
esta manzana no hay conflicto, puede haber una discusin por el perro o algo as pero por eso no vamos
a llegar a la justicia, tratamos de hablarlo, tratamos de
ser ms civilizados

En relacin a esta lnea, y en menor medida, se da la solidaridad


entre vecinos para resolver problemas: la gente trata de arreglarse
como puede con los problemas que tenga, por ah habla con el vecino
de al lado, o algn amigo.
Otra opcin que nos permite el Atlas.ti es establecer relaciones
entre cdigos (CodesCodingLink Code to). En este caso hemos
graficado cmo la elusin de problemas se relaciona con el miedo a
represalias.

214

Los pobres y el acceso a la justicia

El ltimo de los interrogantes es la relacin que tienen los habitantes del barrio con la polica y la organizacin judicial.
Los habitantes de los barrios identifican a la polica a travs de
dos conceptos centrales: Ineficacia y desconfianza: desconfan de la
polica porque dicen que no acta sabiendo lo que pasa (sabe dnde
viven y quines son los delincuentes). La mayora de los entrevistados expresan abiertamente que existe una connivencia entre la polica y el ladrn.
Es que mucho no la llaman, no quieren tener problemas, porque ha pasado; los patrulleros entran cuando
roban la estacin de servicio, a los 5 minutos, y la polica sabe donde estn, saben que estn all en el fondo
porque conocen el barrio, pero la polica va para un
lado y estos van para otro, porque saben donde estn y no lo van a buscar, como pasa en todos lados, por

215

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

eso la mayora no los denuncia. No s si habr algn


negocio entre ellos, seguro que habr.
para m, hacen puro espamento. Ac, por ejemplo ests
en verano o ahora mismo con los chicos en la puerta,
jugando, y por ah pasan a los palos, que se llevan todo
por delante, y como entran, salen, y vos ves que se
cagan a tiros, se cagan a pualadas, prenden fuego las
casas, y no hacen nada.
la polica sabe donde estn, si dos por tres viene y se
llevan la cometa de las bolsitas. Esto es as, y si lo
denuncis, los denuncis al pedo porque no pasa nada.
Y encima te tens que bancar despus las consecuencias.

No obstante a pesar de tener una opinin desfavorable en relacin


a la polica recurren o recurriran a ella si la necesitaran:
Todo mal hacen, son de terror, te gritan y te tratan
mal cuando vos no tens nada que ver pero a veces
no queda otra que llamarlos, y lo peor es que no hacen
nada con la gente que se droga y con los que venden.

En relacin a la relacin con la justicia, o la opinin que tienen de


la justicia los entrevistados las respuestas fueron las siguientes: si no
tienen un problema grave la gente no acude a la justicia. Solo acuden
a la justicia en casos muy graves: muerte, violaciones.
Van a la justicia cuando la cosa los rebasa, van a la
justicia penal. Pero cuando hay otros problemas no.
Si, van cuando estn asustados, cuando la cosa se les
va de las manos, si no lo resuelven ellos como pueden,
estn acostumbrados a ver las cosas de un modo distinto, son digamos ms sufridos y no se cuestionan
mucho. No la ven, no saben adonde ir, estn acostumbrados a arreglarse como pueden, creen que no los van
a entender o que los van a juzgar, tienen miedo, eso es
lo que yo veo.
216

Los pobres y el acceso a la justicia

La opinin respecto a la justicia civil es negativa o directamente


no acuden:
Nosotros ac hemos tenido chicos golpeados que lo
llevbamos al juzgado y se lo dan de nuevo a los padres. Entonces yo considero dnde est la justicia?, y
sabs que argumento nos dieron, que el nene se tiene
que criar con sus hermanos, con sus padres, pero a
riesgo de qu?, de su vida?
Se quejan, se quejan de todo. Pero cuando hay problemas se quedan en eso. Un ejemplo son los casos
de violencia (domstica). Yo atend 30 casos y fueron a la justicia dos. Los otros era que no tenan plata
para el micro. Que no sirve para nada, Por ah alguien
interviene, las cosas se calman y cuando vuelven los
hechos violentos se repite siempre lo mismo. Yo para
que voy a ir si no sirve para nada.

La siguiente cita, a m entender, abarca en trminos generales la


opinin de varios de los entrevistados y vecinos de los barrios sobre
que es para ellos la justicia:
es su cultura, su modo de vida, se arregla lo que se
puede, por las buenas o las malas, cuando las malas
son muy malas est la polica, brazo armado de la justicia, que es a la vez temida, la polica y rechazada
pero si es necesario convocada, y est la crcel que es
para los pobres, igual que ellos, no se cuestionan mas
nada sobre esto.

217

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

Consideraciones sobre la utilizacin del Atlas.ti en la


investigacin emprica
Olga Salanueva y Manuela Gonzlez
El Atlas.ti result un programa adecuado para ordenar, analizar e
interpretar las respuestas de los diecinueve referentes entrevistados
en los cuatro barrios, acerca de las percepciones, opiniones, situaciones conflictivas y estrategias securitarias que siguen para resolver los
conflictos sin ir a la administracin de justicia. La no accesibilidad
a la justicia, se pudo confirmar a travs de las entrevistas y si a alguna justicia acceden es a la penal, la nica que conocen y a la que
van cuando las situaciones conflictivas se tornan incontrolables para
ellos, o los llevan cuando son protagonistas de hechos delictuosos.
Un resultado a destacar es que los vecinos pobres comparten
con la clase media algunos prejuicios, como la discriminacin, hacia
los pibes chorros, salvando al Estado de la responsabilidad que le
compete en torno al no cumplimiento de los derechos humanos fundamentales tales como garantizar la educacin y el trabajo.
En esa internalizacin de los modos de obrar, pensar y sentir de
la clase media pierden su identidad de desafiliados sociales y por lo
tanto neutralizan cualquier posibilidad de cambiar sus situaciones.
Esta afirmacin no implica atribuirles culpa por la situacin en que
se encuentran, sino advertir sobre la responsabilidad que les cabe,
por ejemplo, a los medios de informacin en esta neutralizacin de
las diferencias sociales, de acceso a los derechos, que generan en el
ciudadano asistido conformidad con la situacin, como si fuera la
nica posible y, apego al slvense quien pueda.
Al considerar los tres ejes centrales del trabajo de campo: primero, las situaciones conflictivas que identifican los entrevistados
en los barrios, segundo, las formas de resolverlos o no y tercero, su
relacin con la polica y la organizacin judicial, se puede afirmar
que los conflictos los resuelven a travs de estrategias que los propios
vecinos elaboran en forma relacional y que van modificndose a medida que los problemas se van renovando, morigerando. Una posible
explicacin de esta forma alternativa de solucin se explica por la
falta de correspondencia entre los mecanismos que el derecho oficial
ofrece y las realidades que los vecinos viven. No tienen propiedad, la

218

Los pobres y el acceso a la justicia

mayora carece de trabajos estables, muchos no tienen documentos


de identidad, en algunos casos desconocen la identidad biolgica. No
hay equvocos posibles si se dice que las situaciones de la vida cotidiana por la que transcurren los pobres, necesariamente los conduce
a construir un derecho alternativo, por supuesto no reconocido por
el oficial. Ese derecho alternativo sera lo que en la investigacin
se denomin estrategias o sea modos posibles de resolver los conflictos cuando la justicia, el derecho, los abogados quedan lejos, tan
lejos, que se tornan inalcanzables.
Ahora bien, esa lejana no es solo econmica, cultural, social sino
que se expresa en un derecho sustantivo, de fondo como lo denominan los operadores jurdicos4 que fue y es pensado centralmente
para ciudadanos, los que votan cada dos aos las autoridades, para
los que pagan impuestos, para aquellos cuyos niveles de riqueza, de
actividad social, de conocimientos, fueron y son atendidos por el derecho.
A partir de ese derecho, que sustancialmente no ha cambiado
desde 1853, las legislaciones, y cdigos procesales, garantizan vas
de acceso, procedimientos, acciones para los contemplados en el derecho sustantivo. En otros trminos para los instalados en la sociedad.
Cuando el derecho procesal se ocup y ocupa del tema del acceso a la justicia, al margen de hacerlo a travs de un discurso convincente, sigue al derecho sustantivo y abre vas para los que algo
tienen, para aquellos cuyos reclamos son declarados judiciables
para la majestad de la administracin de justicia.
Tienen los pobres algo que la administracin de justicia pueda
declarar judiciable? Muy poco; algo quiz como los hijos, algo
como la libre e ntima disponibilidad del propio cuerpo, aunque all
tambin habra limitaciones5. Lo que s tienen y en abundancia, son
4
Es el derecho estatal, escrito, expresado en los cdigos civil, penal, comercial,
minero, etctera y leyes nacionales que regulan el comportamiento de las personas
referidas en sus textos y controlan actividades diversas del quehacer humano.
5
Nos referimos a que una mujer pobre, por ejemplo, quiere abortar y concurre a un
hospital pblico. No puede abortar, aunque los motivos que alegue sean atendibles
(es pobre, tiene muchos hijos, la pareja no tiene trabajo, la vivienda es precaria y
viven hacinados) porque los mdicos, cualquiera sean las creencias, ideologas o
prejuicios que tengan, saben que el cdigo penal castiga el aborto con reclusin o
prisin de uno a cuatro aos aun contando con el consentimiento de la mujer. En una

219

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

los derechos enumerados en la constitucin: trabajar, tener vivienda,


salario, vacaciones pagas, navegar los ros, comerciar, publicar sus
ideas por la prensa sin censura previa, y otros y otros, por ejemplo,
derechos y garantas no enumerados por esta constitucin pero que
nacen de la soberana del pueblo y de la forma republicana de gobierno.
Las personas que fueron entrevistadas, en su mayora no tenan
trabajo estable, ni salario, ni vacaciones pagas. No tienen botes para
navegar los ros y no publican lo que piensan en la prensa, salvo
cuando llegan los cronistas o la televisin por hechos delictuosos que
protagonizan como vctimas o victimarios.
Y, en esos casos, llega tambin la polica. Ese es el verdadero
acceso a la justicia. Un acceso pleno de ambigedades y desconfianzas sobre cmo acta. A veces cuando los hechos los rebasan no les
queda otro recurso que llamarla. As lo expresaron:
Todo mal hacen, son de terror, te gritan y te tratan
mal cuando vos no tens nada que ver pero a veces
no queda otra que llamarlos, y lo peor es que no hacen
nada con la gente que se droga y con los que venden.
Mucho no la llaman, no quieren tener problemas, porque ha pasado; los patrulleros entran cuando roban la
estacin de servicio, a los 5 minutos, y la polica sabe
dnde estn, saben que estn all en el fondo porque
conocen el barrio, pero la polica va para un lado y
estos van para otro. No s si habr algn negocio entre
ellos, seguro que habr.

Ante un derecho concreto para propietarios y declarativo para pobres y una justicia que atiende slo aquello que declara judiciable,
el acceso a la administracin de justicia se torna una peticin viable
para los que poseen bienes; los que solo heredan la pobreza no
tienen a la justicia, como un problema a tener en cuenta.

pared de La Plata se lea: si el aborto es ley, el demonio es rey. Nos preguntamos si


morir en manos de una curandera, o no poder alimentar a los hijos, o que se mueran
tuberculosos es obra de la divinidad.
220

Los pobres y el acceso a la justicia

Las reflexiones que se realizan encuentran sustento, como se dijo,


en las percepciones y opiniones que los vecinos manifestaron en las 19
entrevistas realizadas en los cuatro barrios sobre las situaciones conflictivas que los tienen como protagonistas a ellos y/o a otros vecinos.
Los ordenadores tenidos en cuenta son los tres ejes centrales planteados: las situaciones conflictivas que identifican los entrevistados
en los barrios, las formas de resolverlos o no y su relacin con la
polica y la organizacin judicial.
En relacin a nuestro primer eje los conflictos que identifican los
entrevistados en los barrios se hallaron los siguientes: drogas, robos, violencias, los que generan los planes sociales tanto en su otorgamiento como en su ejecucin. El trabajo, tanto para el que lo tiene
por su precariedad como para el que est desocupado y no consigue
ni siquiera una changa. Los problemas de infraestructura. La falta de
documentacin tanto de nacionales como extranjeros que incide en
los anteriores problemas. Los problemas intrafamiliares y de salud.
A partir de cada uno de estas situaciones conflictivas se identificaron los diferentes matices que los entrevistados les asignan a las
mismas y si existen o no diferencias en cada uno de los barrios seleccionados con respecto a la ponderacin de esas situaciones.
En los cuatro barrios aparece como situacin conflictiva central
la droga vinculada con la delincuencia (robos), la juventud, y la violencia. No slo con el consumo de drogas sino con la compra y venta
al interior del barrio. Tambin, los habitantes del barrio consultados
perciben que la droga est relacionada con el abandono familiar y la
falta de atencin por parte de los padres.
Se destacan dos miradas de esta problemtica, segn la percepcin de los vecinos entrevistados, por un lado los que ven la droga
como origen de todos los conflictos y, por otro, los que sostienen que
la droga es el ltimo eslabn de una cadena.
En las entrevistas realizadas en los cuatro barrios aparece la idea
de que los delincuentes son habitantes del barrio, que roban en el barrio y que venden o intentan vender lo robado al interior del mismo.
Solo uno de ellos manifiesta que tambin vienen a robar de otros
lugares. En varias oportunidades establecen que antes esto no suceda (pero no dan certeza de cundo cambi la situacin) y que ahora
tambin roban a la luz del da.

221

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

El uso de la tcnica de entrevistas en profundidad y la aplicacin


del Atlas.ti ha permitido mostrar la aparicin o descubrimiento de
un dato no buscado, imprevisto, inesperado por los investigadores:
la inseguridad como un hecho social dominante que condiciona, a
los vecinos tanto en sus formas de vivir y pensar el tema, como en la
manera de defenderse o evitar la inseguridad.
Se estara en presencia de lo que Robert King Merton denomin
serendipity en los aos 45, que ms tarde incluyera en su obra Teora y estructura sociales y que socilogos como Gouldner, Barber,
Becker y Glasser utilizaran en sus investigaciones empricas como
concepto iluminador de aquello no previsto en los planes de investigacin, pero que sin embargo cobra importancia y no puede dejar de
tenerse en cuenta.6
Para Merton
el modelo de la serendipity consiste en observar,
dentro del proceso de la investigacin, que un dato es
imprevisto, anmalo y estratgico. El dato imprevisto
origina un subproducto casual que no se esperaba dentro del plan inicialmente previsto. Es anmalo porque
resulta incongruente en relacin con la teora dominante o con los hechos ya establecidos. Y se convierte
en estratgico porque tiene implicaciones que inciden
sobre la teora generalizada, al descubrir la dimensin
universal que tiene el inesperado dato particular.7

Otro tema que aparece recurrentemente en las entrevistas es la


violencia que se da en el barrio en relacin a las peleas entre jvenes.
En el barrio La Unin/El Mercadito especifican que las peleas suceden en lo que los entrevistados llaman el fondo. Otro entrevistado
identifica las peleas/violencia con la droga. No obstante estas formas
de violencia no se ven plasmadas en muchas entrevistas.
El trmino serendipity fue usado por vez primera por Horace Walpole en una carta
dirigida a Horace Mann en 1754. La palabra la toma de relatos o fbulas provenientes de Persia o de India. En el siglo xviii se incorpora al idioma ingls. Para Walpole
serendipity significa el descubrimiento continuo, por casualidad y por sagacidad, de
cosas que no se estn buscando.
7
Ortega, Flix, (s/f) La ltima aventura de Robert K. Merton (In memoriam). Archivo
del portal de recursos para estudiantes en: <www.robertexto.com/archivo/merton>.
6

222

Los pobres y el acceso a la justicia

Planes Sociales: El conflicto central con los planes sociales se


relacion con el plan de viviendas que la provincia estaba entregando
al momento de la realizacin de las entrevistas en el barrio La Unin/
El Mercadito. Y se focaliz en cmo los rganos gubernamentales
las distribuyeron y cmo los vecinos se debieron adaptar a las diferentes condiciones impuestas por los agentes gubernamentales, que
no siempre contemplaron las necesidades de los vecinos.
Otro problema con los planes sociales est dado por la asignacin
de alimentos aunque slo aparece una mencin en una entrevista.
Las principales carencias en infraestructura, mencionadas por los
vecinos estn dadas por la falta de desages, sumado a la negligencia
de algunos vecinos que tapan con basura los que hay. Otros vecinos mencionan que la construccin de la autopista ha empeorado la
situacin, de los barrios La Unin/El Mercadito con respecto a las
inundaciones.
Otro reclamo que surge de las entrevistas es referido a la falta de
inversin del municipio en, por ejemplo, la apertura de nuevas calles,
el escaso alumbrado en el barrio Malvinas, la falta de mantenimiento
de las calles para que pueda patrullar la polica y para que entren las
ambulancias.
En el barrio Las Rosas los vecinos manifiestan que no hay alumbrado pblico, no hay asfalto, esto ltimo hace que se junte mucho
barro cuando llueve y les impide la comunicacin con el afuera;
los chicos no pueden ir a la escuela, la polica y las ambulancias no
entran y los que trabajan ven dificultada su salida del barrio.
La percepcin de los vecinos con respecto a la falta de trabajo
no es negativa. En general, la falta de trabajo no es vista como un problema central, varios opinan que trabajo hay, ponen como ejemplo, el
Mercado de frutas y verduras. S visualizan como una situacin conflictiva, la vagancia y fundamentalmente la referida a los adolescentes. Piensan que los adultos sin trabajo permanecen en el interior
de las viviendas, mientras que los jvenes, para ellos, se apropian de
los espacios pblicos y generan desde all situaciones conflictivas
complejas, no entienden los cdigos que los jvenes manejan.
Los vecinos de los barrios seleccionados se identifican/agrupan
con sus vecinos de acuerdo a diferentes modalidades veamos: en el
barrio La Unin/El Mercadito hay una marcada diferenciacin en-

223

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

tre los habitantes del fondo, tambin denominado la bajada, por


estar situado a la bajada de la autopista Buenos Aires-La Plata, y
los del frente. Todos los entrevistados pertenecen al frente del
barrio, quienes identifican al fondo como generador de situaciones
conflictivas, en cambio ellos se identifican al frente y como tranquilos.
Tambin sealan una fuerte diferenciacin con los habitantes
extranjeros (bolivianos y paraguayos). Los extranjeros viven en el
fondo del barrio. Esta ltima diferenciacin se registra adems,
en las entrevistas realizadas en el barrio Malvinas. La opinin que
tienen de los extranjeros es ambivalente. Por un lado expresan que
muchos habitantes del barrio toman de punto a los extranjeros, que
son el centro de las burlas y los ms perjudicados a la hora de los
robos, remarcando como positivo una forma de vida tranquila y de
trabajo. Pero, al mismo tiempo, sienten envidia de los extranjeros.
Piensan que tienen privilegios, por ejemplo, a la hora de asignarle
las nuevas viviendas antes que a muchos de los habitantes argentinos
quienes acreditan mayor antigedad en el barrio. Perciben que poseen mejores viviendas y autos y que compiten con el argentino en
forma desleal ya que trabajan a menor precio.
Otra de las diferencias est dada por la diversidad cultural. Por
ejemplo en el barrio Malvinas convergen habitantes con diferentes
pautas culturales.
Resumiendo los entrevistados solo interpretan los cambios en el
barrio en sentido negativo como aumento de la fragmentacin social
que conlleva aumento de la desafiliacin social, falta o deficiencia de
educacin, salud, vivienda, trabajo, salario digno. Todos ellos derechos sociales consagrados en la Constitucin Nacional y ampliados
con la reforma del ao 1994 a travs de la incorporacin de los tratados internacionales.
El segundo interrogante que gua esta investigacin es: cules son
las estrategias que los habitantes de los barrios seleccionados poseen
para resolver sus conflictos.
En general, se ha podido observar que los conflictos no se resuelven. Una de las principales formas de no resolver los conflictos es
eludindolos, ligado a la elusin est el miedo de los vecinos a las
represalias.

224

Los pobres y el acceso a la justicia

Sintetizando lo hasta aqu expresado podemos afirmar que la relacin entre los vecinos se caracteriza por la utilizacin de la fuerza
fsica y simblica sobre el dilogo.

La relacin que tienen los habitantes del barrio con la


polica y la organizacin judicial
Los habitantes de los barrios identifican a la polica a travs de
dos conceptos centrales: ineficacia y desconfianza, desconfan de la
polica porque dicen que no acta sabiendo lo que pasa. Dicen: los
policas saben dnde viven y quines son los delincuentes La mayora de los entrevistados expresan abiertamente que existe una connivencia entre la polica y el ladrn.
No obstante a pesar de tener una opinin desfavorable en relacin
a la polica recurren o recurriran a ella si la necesitaran, en relacin
a la justicia, los entrevistados dicen lo siguiente:
si no tienen un problema grave la gente no acude a la justicia.
Solo acuden a la justicia en casos muy graves: muerte, violaciones.
La opinin respecto a la justicia civil es negativa a la cual directamente no acuden, si lo hacen es ante la insistencia de los operadores
jurdicos que se acercan al barrio.

225

Recapitulacin

Olga Salanueva y Manuela Gonzlez

En Argentina los estudios tericos y empricos sobre la justicia


y el acceso a la misma, realizados por juristas o por cientistas sociales, toman como punto de partida la organizacin judicial. Desde
ella plantean las dificultades que las personas tienen para acceder
y cules son las soluciones que se proponen, tanto para mejorar su
funcionamiento como para facilitar un mayor acceso. Las soluciones entonces son propuestas desde la administracin de justicia,
aplicando, por ejemplo, modelos organizacionales como el de gestin de calidad que busca a travs de normas tcnicas una justicia
eficiente o, mediante leyes y decretos de los poderes legislativos y
ejecutivos, provinciales y nacionales, dar respuestas a los reclamos y
opiniones desfavorables de las personas sobre la organizacin de la
justicia, creando ms juzgados, tribunales, fueros, pero sin alterar un
principio de la organizacin muy antiguo, la justicia trata y resuelve
conflictos individuales.
El acceso se postula s para ms personas, pero no, para colectivos
o conflictos sociales, que implicaran transformar la organizacin judicial y la cultura de sus operadores. Cuando los colectivos y los con-

227

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

flictos sociales llegan, las sobrecargas hacen tambalear a la administracin de justicia. Sin lugar a dudas, porque su organizacin no resiste el
embate simultneo de muchos y con conflictos originados en su mayor
parte en las polticas econmicas de los gobiernos.1 Santos (2009: 494)
expresa parte de lo antedicho de la siguiente manera:
En segundo lugar, el derecho y el sistema judicial diluyen los conflictos sociales que surgen de los desplazamientos sociales y las desigualdades distributivas
producidas por el capitalismo global. Como el Estado
de derecho transforma los problemas sociales en derechos y los jueces transforman los conflictos colectivos
en disputas individuales, los tribunales tienden a desmotivar la accin y la organizacin colectiva.

En realidad ese es el propsito buscado, desmotivar y demorar la


accin y desarticular las organizaciones sociales, no solamente por
la organizacin judicial sino por los poderes ejecutivos, o ms claramente expresado por los gobiernos.
Probablemente este sea el argumento (lentitud, indiferencia, desmotivacin) ms inconsistente producido y reproducido hasta el cansancio por parte de los medios de comunicacin y por los propios
operadores jurdicos sobre la justicia. Sin embargo, cabe recordar
que ella no es la que genera la exclusin social, ni los despidos en
masa de obreros y empleados, ni la desigual e injusta distribucin
de la riqueza, ni la violacin de los derechos de propiedad. Estos
hechos sociales, generan conflictos de una magnitud que la organizacin judicial no puede resolver porque no est preparada para ello
y sus operadores: jueces, fiscales, defensores, no poseen ni los conocimientos tcnicos indispensables, ni los medios para enfrentar ese
tipo de conflictos.
Esto es visualizado por la ciudadana a travs de los sesgos de los
grandes formadores de la opinin pblica, sobre todo la televisin
1
Las medidas econmicas implementadas por el gobierno de De La Ra, (2001) que
restringa a las personas la libre disponibilidad de los sueldos y de los dineros en
cuentas y plazos fijos bancarios, trajo la invasin de acciones de amparos ante la
organizacin judicial, que en algunos casos no tenan ni espacio fsico para guardar
las causas, ni empleados suficientes para recibirlas. Este es un ejemplo de lo que
significa para la administracin de justicia los desaguisados errores de las polticas
econmicas, lo que se denomina judicializacin de la poltica.

228

Los pobres y el acceso a la justicia

que muestra cmo la justicia no responde ante los reclamos de seguridad, encarcelar y retener sine die a los delincuentes, aplicar las
condenas ms duras. Se construye as una percepcin generalizada
entre los habitantes, sin distincin de posicin social, de que la organizacin judicial no soluciona las situaciones conflictivas. Qu
ocurre entonces, con las personas pobres, con los habitantes de los
barrios periurbanos de La Plata que son excluidos sociales? La respuesta ms contundente es que la justicia queda lejos.
La investigacin concluida sobre el acceso de los pobres a la
justicia parte, como se ha dicho en el primer artculo, del supuesto,
luego comprobado, de que los pobres no llegan a la administracin
de justicia pero que de alguna manera, para seguir conviviendo, para
seguir transitando por sus barrios, despliegan prcticas, ya sea para
resolver las situaciones conflictivas o para que la sangre no llegue al
ro. Y, los pocos conflictos que llegan a la administracin de justicia,
son aquellos que los desbordan o exceden, como por ejemplo, las
agresiones personales cuando hay lesionados.
A travs de observaciones y entrevistas en profundidad se confirm
que la vinculacin de los vecinos con la administracin de justicia es con
el fuero penal a travs de la polica, pero, solo cuando las situaciones conflictivas son graves (grescas generalizadas, tiros, intentos de linchamientos), o cuando una comisin policial los busca por algn hecho delictivo
cometido o sospechado.
Las estrategias de los vecinos para resolver las situaciones conflictivas se deben entender como las prcticas que despliegan a diario
para convivir, para defenderse de agresiones, para cuidar los escasos
bienes materiales que poseen. As esas estrategias dependen, como
lo expresa Alicia Gutirrez (2008: 42) de lo que tienen y no tanto de
lo que les falta, de sus capitales, ms que de sus necesidades bsicas
insatisfechas.
Las estrategias se vinculan con el capital social que los vecinos
tienen y el cual est constituido por el conjunto de relaciones sociales
y de recursos materiales e inmateriales que les da, frente a la adversidad, un poder defensivo efectivo.2

2
Gutirrez, A. (2008) afirma que el capital social es una fuente de poder por el
cual se est dispuesto a luchar.

229

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

Al entrevistar a los vecinos de los barrios periurbanos y observar


algunas de las estrategias de cmo convivir o cmo sortear las situaciones conflictivas se notaba que no es la administracin de justicia
la llamada a resolver los problemas ni la polica es la organizacin
que les brinda seguridad. Sin embargo, eso no implica que no sigan
prcticas que les permiten resolver las situaciones de inseguridad
y las conflictivas.
Las estrategias que despliegan no son espontneas, siguen cdigos,
lenguajes, contraseas, aprendidas en el diario convivir, en las interacciones y en las experiencias que van acumulando. Las estrategias pueden ser contradictorias pero no excluyentes entre s, dependen de los lugares, las horas, y el grado de conocimiento que se tenga de los otros.
Algunas de esas estrategias son: llamar a la polica cuando la violencia se torna incontrolable; agruparse varios vecinos para cuidar
sus viviendas ante los frecuentes robos; construir espacios de dilogo
con los padres de los jvenes y nios depredadores; eludir problemas
encerrndose en sus casas, y as evitar el uso de los espacios comunes manteniendo las puertas de sus viviendas cerradas; recurrir a la
frase slvese quien pueda; utilizar las relaciones clientelares que
establecen los vecinos con el gobierno o la oposicin a travs de los
punteros polticos.
Estas estrategias que siguen los vecinos para resolver sus conflictos sin acceder a la administracin de justicia encuentran una posible
explicacin en el hecho de que todo el campo jurdico en Argentina
fue creado a partir de una clara distincin de clases sociales: los que
tienen y los que no tienen propiedad y, los vecinos de estos barrios
entran en la categora de los que no tienen propiedad y, si la tienen, es
una vivienda construida con materiales precarios, donde la inversin
no es de valor material, sino simblico, afectivo.
Los vecinos pobres no tienen problemas ni conflictos que merezcan ser declarados judiciables, por lo tanto, no tienen derecho a
pedir derecho. La administracin de justicia del Estado neoliberal,
no puede, no quiere o no sabe cmo hacerse responsable y acudir en
ayuda de los vecinos pobres y cmo atender los problemas sociales
que los afectan.
Para Bourdieu (2000: 158) En el campo jurdico se desarrolla
una lucha por el monopolio del derecho a decir el derecho y ese

230

Los pobres y el acceso a la justicia

campo es indiferente o relativamente independiente de las demandas externas al interior del cual se produce y se ejerce la autoridad
jurdica, forma por excelencia de la violencia simblica legtima.
El autor dice relativamente independiente de las demandas externas y completa la idea en otra parte del texto cuando afirma que
el campo jurdico, por el hecho de cumplir un rol determinante en la
reproduccin social, dispone de una autonoma menos amplia que
otros campos, como por ejemplo, el cientfico o el literario. Lo cual
justificara, en parte, el no rechazo de algunos conflictos sociales originados en las polticas gubernamentales.
Esta afirmacin se corrobora porque los pobres, en Latinoamrica, no pertenecen al campo jurdico, en torno a ellos no hay disputas al interior del mismo. Lo que s se ejerce sobre los pobres es la
violencia material de la justicia penal mediada por la polica y ella no
es simblica, acta sobre los cuerpos.
En Argentina y, durante el trabajo de campo en los barrios de La
Plata y Gran La Plata, hemos podido comprobar que el acceso de los
pobres a la justicia es, adems, una cuestin poltica. Las prcticas
clientelares predominan como forma de vinculacin entre las personas y las agencias pblicas e incluyen a las Ongs, quienes algunas
veces terminan siendo fagocitadas por esas prcticas.
Las prcticas clientelares tienen su origen en los planes de asistencia social, que si bien son indispensables por las condiciones en
que viven los vecinos, producen al interior del barrio fragmentacin,
jerarquizacin y generan conflictos que no llegan a la administracin
de justicia como, por ejemplo, la informacin sobre los planes sociales y el otorgamiento de subsidios.
En sntesis, las polticas neoliberales, implementadas en la dcada
del noventa, tenan el propsito de debilitar al Estado para transformarlo de benefactor en regulador. Y permitir a pocas personas
acumular riquezas y por lo tanto acceder con facilidad a bienes y
servicios, entre los que se incluye la administracin de justicia y, en
algunos casos, a las vas alternativas de resolucin de conflictos organizadas a travs de legislaciones nacionales y provinciales. Santos
(2009: 459) expresa que la administracin de justicia es, esencialmente, un servicio que presta el Estado a la comunidad para preservar la paz social y facilitar el desarrollo econmico a travs de la

231

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

solucin de conflictos. Es un servicio para algunos, nunca fue organizado para todos.
En las visitas realizadas a los barrios Malvinas, La Unin, El Mercadito y Las Rosas hemos observado que el uso del espacio pblico,
que podra destinarse a la construccin de nuevas viviendas, no est
delimitado por manzanas, son campos. Tampoco existe, desde el
Estado, la planificacin de los espacios pblicos que permita delimitar los terrenos para asentar las viviendas. Entonces, lo que se ve son
calles, por ejemplo, sin asfalto ni veredas. Las pocas modificaciones
que se realizan son en pocas pre-electorales y a veces quedan inconclusas.
El trabajo precario (changas)3 es la principal fuente de ingresos
de los vecinos. Una de las estrategias ms frecuente utilizada por
ellos para resolver la falta de trabajo es poseer un carro con caballo.
Esta se constituye en una herramienta de trabajo ms que estimable,
pues permite juntar cartones, botellas, metales y venderlos a los acopiadores que les pagan unos pocos pesos. Es decir, el trabajo precario changas es la principal fuente de ingresos y esa situacin los
mantiene fuera de los derechos sociales (salud, educacin, vivienda,
trabajo estable, acceso a la justicia).
Los vecinos de estos barrios solo pueden acceder al centro de
la ciudad a travs del transporte pblico que pasa por los caminos
principales que rodean el barrio, pero, no entran. Las calles, cuando
tienen trazado, son de tierra. Las escuelas, los centros hospitalarios y
los servicios de justicia quedan lejos de estos barrios y los vecinos se
ven impedidos de tener continuidad en la asistencia a la escuela, por
ejemplo, cuando llueve y se anegan las calles. Ocurre otro tanto por
similares situaciones, en los tratamientos mdicos, en la participacin en el sistema preventivo de vacunacin y en los reclamos de sus
derechos que, cuando logran ingresar a la justicia, se unen a la lentitud de esta. Entonces, ambas situaciones, lejana y lentitud facilitan
el abandono de las pocas causas que se inician, comportamientos que
se refuerzan por una pauta cultural aprendida del ejercicio de una
ciudadana asistida. Bustelo (2006: 246) realiza una comparacin
entre dos tipos de ciudadana, una asistida y otra emancipada. La
3

Changas: trabajo espordico, poco importante.


232

Los pobres y el acceso a la justicia

primera, bsicamente, est descrita a travs de sus carencias y, entre


ellas, se destaca la ausencia de derechos sociales, constituyendo a
los pobres en objeto de intervencin de polticas gubernamentales.
Algunos autores usan otra terminologa para referirse a esta situacin: ciudadanos asistidos y consumidores. Lo cual implica que
con o sin recursos econmicos, ambos sectores forman parte de una
sociedad cada vez menos solidaria, ms individualista y fragmentada
que tiende a invisibilizar y/o culpabilizar a los pobres de los problemas para los que esta sociedad no quiere o no puede dar respuestas.
Ejemplos de esta situacin son la inseguridad y la reiterada mencin
de la expresin distribucin de la riqueza entre polticos y funcionarios, especialmente en pocas preelectorales.
A partir de tantas carencias se instala el asistencialismo estatal,
generalmente por parte del municipio o del gobierno provincial o a
travs de los planes nacionales. Asistencialismo que se vincula con
formas perversas de manipulacin entre pobres, fomentando la discriminacin por razones de pertenencia a grupos ideolgicos o partidarios o por las actividades laborales. Bajo estas formas de asistencia gubernamental las soluciones no llegan o son parciales y sujetas
frecuentemente como ya lo expresramos a perodos preelectorales.
Todas estas prcticas se desarrollan fuera de la administracin de
justicia.
Como lo expresa Wolkmer (2006) las crisis del poder judicial son
en definitiva crisis del sistema de representacin en las democracias
de los pases latinoamericanos. Todos aparentemente participan a travs del voto en la formacin de los gobiernos, pero solo los propietarios tienen algo o mucho que defender y, en consecuencia, la participacin de esos ciudadanos se ve realizada efectivamente porque
ejercen el poder de decisin. Esta afirmacin hay que relativizarla
ya que son pocos los propietarios que participan en las decisiones
polticas. El resto son meros consumidores de todo tipo de productos
simblicos y materiales.
A lo largo de los artculos del libro hemos descripto los conflictos
y las estrategias que utilizan los vecinos para seguir conviviendo con
escasos recursos y donde el Estado, cuando llega, lo hace a travs del
asistencialismo y la nica administracin de justicia a la que acceden
es la que reprime y acusa, o sea, la penal.

233

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

Wolkmer (2006: 100) cifra sus esperanzas en las formas alternativas de resolucin de los conflictos y dice:
Aunque sea un locus tradicional la administracin de
justicia de control y de resolucin de conflictos, en
realidad, por ser de difcil acceso, lento y extremadamente caro, se hace cada vez ms inviable para controlar y reprimir conflictos, favoreciendo, paradjicamente, la emergencia de otras agencias alternativas no
institucionalizadas o instancias judiciales informales
(juzgados o tribunales de conciliacin o arbitraje extrajudiciales) que logran, con mayor eficiencia y rapidez, sustituir con ventajas al poder judicial.

En los barrios estudiados las formas alternativas se han puesto en


prctica a travs de las Ongs y de los programas de extensin de la
Universidad de La Plata, por ejemplo, los intentos de alfabetizacin
de adolescentes y adultos, la asistencia jurdica, los programas para
documentar personas, pero, en forma no continua, espordica y sin
respuestas adecuadas para resolver las situaciones conflictivas que
tradicionalmente tienen los pobres y que la administracin de justicia
declara no judiciables.
Una posible explicacin puede provenir del hecho de que los medios alternativos de resolucin de conflictos fueron introducidos en
nuestro pas en una poca de fuerte preeminencia del modelo neoliberal (dcada del noventa) y esto les quit legitimidad a tal punto que
sin conocer en qu consistan estos mecanismos, muchos operadores
del sistema los rechazaron. Otra explicacin es que bajo las polticas
neoliberales en Amrica Latina, iniciadas por los gobiernos dictatoriales de los militares; las agencias internacionales (Banco Mundial,
F.M.I.) promovieron reformas en la administracin de justicia para
resolver los reclamos econmicos, brindando seguridad jurdica en la
interpretacin de las legislaciones comerciales. Esas reformas apuntaban a la justicia penal y comercial, primordialmente y, no contemplaban los conflictos laborales, las reducciones de los beneficios de
la seguridad social y menos an los conflictos que se generan entre
pobres por la pobreza.
Las reformas, de las que hay datos suficientes como para afirmar
que fracasaron, queran evitar la proliferacin de causas judiciales
234

Los pobres y el acceso a la justicia

originadas en los conflictos sociales que las polticas econmicas


iban a provocar y para ello nada mejor que las justicias alternativas. Santos (2009: 494) as lo expresa: Las agencias a cargo de la
reforma global de la justicia previeron esa circunstancia (sobre carga
judicial / judicializacin de los conflictos sociales) y para evitar que
se produjera incorporaron progresivamente a sus proyectos de reforma ms modelos de resolucin alternativa de conflictos.
El acceso de los pobres a la justicia, en la sociedad Argentina, con
profundas desigualdades materiales y simblicas de sus integrantes, se torna una ficcin jurdica4 ms, de las muchas que adornan el
campo jurdico.
Un aspecto abordado en la investigacin fueron los aportes tericos, primordialmente de juristas, sobre el acceso a la justicia. Existen
tres etapas histricas bien diferenciadas sobre el tratamiento del tema
desde la perspectiva de la administracin de justicia.
La preocupacin en la primera etapa fue remover los obstculos y
condicionantes econmicos, que impedan a los sectores carenciados
de las poblaciones llegar a la justicia a travs de la organizacin de
servicios jurdicos gratuitos. Signific un acceso formal a los estrados
judiciales a travs de las vas instrumentadas por los sindicatos y los
Colegios de Abogados, como el que cre la ley provincial 5.1775.
La segunda etapa, se caracteriz por la ampliacin de la nmina
de derechos y mejoramiento de los procedimientos existentes, el acceso continu siendo formal pero en ese momento histrico, a partir
de los aos 50 del siglo pasado, aparecen los derechos sociales y ms
tarde los intereses difusos o colectivos.
En la tercera etapa, a partir de la dcada de los setenta, los abogados procesalistas descubren la importancia que las investigaciones
sociolgicas tienen tanto para mejorar el funcionamiento de la administracin de justicia, as como, para determinar los reales impedi4
Entendemos, entre las mltiples definiciones que existen en el derecho sobre la
expresin ficcin jurdica, que en este contexto, podemos coincidir con Correas
(2006: 41) que la ficcin es una apariencia, una cualidad de lo real, no un error de la
idea. Vale decir, es el mundo social el que est invertido. En la sociedad capitalista
la realidad est invertida.
5
Publicada en el Boletn Oficial el 13 de noviembre de 1947. Ver artculo 19 inc. 2 La
defensa y asistencia jurdica de los pobres; artculo 22 Cada Colegio Departamental establecer un consultorio gratuito para pobres y organizar la asistencia jurdica
a los mismos, de acuerdo al Reglamento.

235

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

mentos econmicos, socioculturales, psicolgicos, polticos, jurdicos y geogrficos que tienen las personas para resolver sus conflictos
fuera del aparato judicial o en los casos que, accediendo a ella, desisten o no permanecen en la justicia.
Sin desmerecer el aporte de juristas y socilogos que investigaron
la administracin de justicia desde la propia justicia, debemos destacar que esa perspectiva apunta, en relacin al acceso, a facilitar la
llegada de personas y causas de aquellos que tienen patrimonios, recursos, propiedades, contratos, propios. Pero, no cambi sustancialmente la situacin de los que no tienen ms recursos que sus propias
pobrezas.
Al volver la mirada sobre las situaciones conflictivas relevadas en
los barrios Malvinas, La Unin, El Mercadito y Las Rosas, destacamos
que es posible revertir los conflictos a partir de que los vecinos puedan
visibilizar su situacin vivencial, personal e interpersonal y que en ese
proceso contribuya el Estado a travs de sus polticas.
Los intentos de respuestas superadoras de conflictos siempre sern
insuficientes si el Estado no asume su papel y, los ciudadanos asistidos quedan librados a su propia suerte y lejos de la administracin de
justicia.
Desde la perspectiva de la administracin de justicia tal vez sea posible facilitar el acceso a travs de una descentralizacin inspirada en
propsitos racionales para suministrar una mejor justicia que incluya a
todos los que la necesiten. Una descentralizacin que si bien generada
en la organizacin judicial incorpore efectivamente la mirada de los
justiciables, no la justicia como integrante de un poder que se mira as
mismo, sino que repara, equilibra, distribuye derechos y no excluye
a los pobres porque sus reclamos son de escasa entidad, siguiendo el
principio del derecho romano que el mnimo no hace derecho.
La descentralizacin por s misma suele resultar inocua para las
personas porque reproduce ms de lo mismo. Es decir, se duplican
o triplican juzgados, fiscalas, defensoras y se esparcen territorialmente, pero se reproducen las mismas o parecidas rutinas y rituales. Es una larga historia, al menos en la provincia de Buenos Aires, donde los gobiernos y la administracin judicial han aplicado el
modelo descentralizador. Al poco tiempo, los mismos problemas de
demoras y de saturacin de causas reaparecen.

236

Los pobres y el acceso a la justicia

La descentralizacin est vinculada a un caro principio del derecho procesal: la inmediacin o sea el conocimiento directo del problema jurdico, de los actores y demandados, inclusive una visualizacin y representacin directa en el mismo lugar del hecho. Es decir,
la posibilidad de peticionar justicia por parte de los vecinos en lugares prximos a sus domicilios. Lograr acceder a la justicia evitando
el problema de las distancias.
Un ejemplo del propsito de descentralizar y lograr la inmediatez
ha sido la creacin de las Ayudantas Fiscales (AF). A travs de ellas,
ubicadas en zonas perifricas populosas de la Provincia de Buenos
Aires, se ha logrado conocer las situaciones conflictivas, los protagonistas, los lugares donde se producen los hechos e inclusive para los
funcionarios judiciales les resulta ms adecuado el control y cumplimiento de los pasos procesales: ejemplo la concurrencia a las audiencias, el mantenimiento de los domicilios constituidos, entre otros.
La descentralizacin de la organizacin judicial, la inmediatez y las vas alternativas de resolucin de los conflictos, como la
mediacin,6 conciliacin, arbitraje y otros medios que no impliquen
la resolucin de los conflictos por un tribunal pueden contribuir a
mejorar las condiciones de acceso a la justicia de determinados grupos de personas en condicin de vulnerabilidad, as como a descongestionar el funcionamiento de los servicios formales de justicia.
Por ltimo, a los/as investigadores/as nos quedan ms dudas que
certezas sobre el acceso de los pobres a la justicia. Las dudas se inscriben en que conociendo ms a la organizacin judicial, a sus operadores jurdicos y los problemas y conflictos que los desafiliados
sociales tienen, no pareciera que vaya a ver una respuesta que les
facilite el acceso. Las certezas son que los pobres que viven en los
barrios periurbanos de La Plata y Gran La Plata desarrollan caminos
propios para sortear, a veces resolver, de la mejor manera posible los
conflictos y seguir conviviendo en sus barrios a pesar de las adversidades que la situacin de pobres les genera cotidianamente.

6
Ley N 13.951. Rgimen de mediacin como mtodo alternativo de resolucin
de conflictos judiciales. (Ley de la Provincia de Buenos Aires. Promulgada el 15 de
enero de 2009)

237

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

Bibliografa
Bourdieu, P. y Teubner, G. (2000). La fuerza del Derecho. Santa Fe
de Bogot: Ediciones Uniandes, Instituto Pensar, Siglo del Hombre Editores.
Bustelo, E. (2006). Expansin de la ciudadana y construccin democrtica. En Bustelo, E. y Minujin, A. (eds.), Todos entran.
Propuesta para sociedades incluyentes. Buenos Aires: Santillana.
Correas, O. (2006). Introduccin a la crtica del derecho moderno
(esbozo). Mxico: Editorial Fontamara.
Gutirrez, A. (2008). El capital social en la pobreza: apuesta, medio y resultado de luchas simblicas. En Estudios sobre pobreza
en la Argentina: aproximaciones terico metodolgicas. Villa
Mara: Eduvim.
Santos de Sousa, B. (2009). Sociologa Jurdica Crtica. Para un
nuevo sentido comn en el derecho. Madrid-Bogot: Editorial
Trotta/ILSA.
Wolkmer, A. C. (2006). Pluralismo Jurdico. Fundamentos de una
nueva cultura del Derecho. Sevilla: Editorial MAD.

238

Los autores

Olga Salanueva
Abogada, licenciada especialista en Sociologa Jurdica y doctora
en Ciencias Jurdicas y Sociales, Universidad Nacional de La Plata
(UNLP). Directora y profesora de la maestra en Sociologa Jurdica
y de Introduccin a la Sociologa, UNLP. Directora de diversos proyectos de investigacin.
Manuela Gonzlez
Abogada, sociloga y doctora en Ciencias Jurdicas, Universidad
Nacional de La Plata (UNLP). Coordinadora y profesora de la maestra en Sociologa Jurdica, UNLP y de Sociologa Jurdica. Directora
de diversos proyectos de investigacin y extensin.
Anala N. Consolo
Abogada, Universidad Nacional de La Plata (UNLP). Profesora de
Derecho Internacional Privado, UNLP y UADE. Ayudante fiscal del
Departamento judicial La Plata, sede San Vicente.

239

Olga Salanueva - Manuela Gonzlez (compiladoras)

Florencia Demarche
Sociloga, Universidad Nacional de La Plata (UNLP). Designada
para el proceso de categorizacin ante CONEAU, en la maestra en
Sociologa Jurdica, organiza la educacin a distancia.
Hilda Gabriela Galletti
Licenciada y profesora en Psicologa, Universidad Nacional de La
Plata (UNLP). Profesora de Psicologa Gentica, UNLP y maestranda en Ciencias Sociales, Facultad de Humanidades y Ciencias de
la Educacin, UNLP. Integrante de diversos proyectos de investigacin y extensin, UNLP.
Ezequiel Kostenwein
Abogado, Universidad Nacional de La Plata (UNLP). Profesor de
Introduccin a la Sociologa. Integrante de diversos proyectos de investigacin, UNLP y becario del CIC.
Diego A. Robles
Abogado, Universidad Nacional de La Plata (UNLP). Profesor de
Sociologa Jurdica, UNLP. Becario de investigacin, UNLP. Coordinador del programa Acceso a la Justicia del Instituto de Cultura
Jurdica.
Esteban Rodrguez
Abogado y magster en Ciencias Sociales, Universidad Nacional de
La Plata (UNLP). Profesor de Teora Social del Estado, Facultad de
Periodismo y Comunicacin Social y de Estado, sociedad y poder,
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educacin, UNLP. Director de diversos proyectos de extensin.

240

Este libro se termin de imprimir


en el mes de abril de 2011

También podría gustarte