Los Pobres y El Acceso A La Justicia
Los Pobres y El Acceso A La Justicia
Los Pobres y El Acceso A La Justicia
Salanueva, Olga
Los pobres y el acceso a la justicia / Olga Salanueva y Manuela Gonzlez ;
compilado por Olga Salanueva y Manuela Gonzlez. - 1a ed. - La Plata : Universidad
Nacional de La Plata, 2011.
241 p. ; 21x15 cm.
ISBN 978-950-34-0718-9
1. Pobreza. I. Gonzlez, Manuela II. Salanueva, Olga, comp. III. Gonzlez,
Manuela, comp.
CDD 305.5
ndice
Prlogo.............................................................................................. 11
Carlos A. Lista
PRESENTACIN.................................................................................... 19
Olga Salanueva y Manuela Gonzlez
Los pobres y el acceso a la justicia.................................................... 25
Olga Salanueva y Manuela Gonzlez
El acceso a la justicia: aspectos tericos,
implicancias prcticas......................................................................... 57
Diego A. Robles
Acceso para quin o para quines?................................................. 87
Hilda Gabriela Galletti y Manuela Gonzlez
Los vecinos de Las Rosas y sus estrategias securitarias................. 113
Esteban Rodrguez Alzueta
Introduccin a la Geosociologa Jurdica............................................ 145
Ezequiel Kostenwein
El acceso a la justicia. Una mirada desde la descentralizacin....... 179
Anala Consolo
Prlogo
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El aislamiento y la segmentacin de los excluidos no son slo respecto a la sociedad/ciudad, sino una realidad dentro del mismo mbito barrial. La construccin del nosotros/los otros no se da exclusivamente entre clases sociales o con respecto al estado, la justicia
del estado y la polica, sino intra-clase, entre vecinos, en el mismo
contexto barrial. La constitucin del otro como distinto y ajeno del
nosotros se lleva a cabo a partir de distintos ejes o rasgos: la edad
(las bandas o grupos de jvenes), el carcter de migrante (principalmente provenientes de Bolivia y Paraguay), el consumo de drogas
y alcohol y la vagancia, caracteres estos que suelen combinarse y
superponerse. Frente a ellos est el nosotros, conformado por
las vctimas de la agresin y la violencia que ejercen los vecinos
peligrosos y la polica. Hacia esta la actitud es ambivalente; su
intervencin es a veces reclamada para hacer frente a agresiones
reiteradas o extremas de algunos vecinos, pero se desconfa y teme
a la polica. La atomizacin social favorece la dominacin por parte
de redes clientelares.
Esta ruptura de la visin homognea de los pobres periurbanos
permite comprender que la tensin no es solo entre justicia estatal y
justicia comunitaria (entendida como propia, autogestionada y basada en las prcticas de los vecinos), esto es entre la justicia oficial
y otra justicia, sino tambin entre mbitos y actores prximos que
comparten muchos rasgos sociales (los de la exclusin), pero que se
vinculan conflictivamente en relaciones caracterizadas por la agresin, la violencia y el temor. Todo lo cual produce distanciamiento y
alineacin internos en el mbito comunitario-barrial.
Es por eso que quizs los autores de los distintos artculos, cuando
se refieren al distanciamiento e indiferencia recproca entre el estado
y los pobres, tiendan a hablar de acceso a la justicia, mientras que
cuando aluden a las prcticas de los vecinos hacen mencin a la inseguridad, el peligro y el miedo que unos provocan sobre otros. En
los textos se cruzan ambos ejes, uno es el de la ausencia, abandono
e indiferencia del estado y la justicia hacia los sectores marginales y
la desconfianza de estos hacia las soluciones judiciales/policiales. El
otro es el de la inseguridad localizada en el vecindario, que no slo se
deriva de la polica, sino de las acciones de algunos vecinos o grupos
de vecinos.
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El fortalecimiento del vnculo que procure una mejor y mayor justicia para los sectores excluidos, si pretende ser exitosa y no meramente
simblica y declarativa, no puede reducirse al campo jurdico y a una
visin monista del derecho. Los cambios sociales y jurdicos contemporneos reclaman posturas ms amplias, ms abarcativas y consecuentemente menos reduccionistas y una visin pluralista del derecho y de
la cultura, basada en discursos abiertos que articulen la complejidad de
los saberes tcnicos y de los saberes comunitarios, los que tienden a ser
ignorados y desvalorizados. Esto no supone elevar el saber de sentido
comn de los sectores populares a verdades indiscutibles, ya que ellos
tambin albergan distorsiones ideolgicas y mistificaciones. En no menor medida que el saber experto deben estar sujetos a escrutinio, desde
una perspectiva que los incorpore e integre, teniendo en mira alternativas de solucin viables en el corto, mediano y largo plazo, as como la
articulacin de todos los actores que participan del problema.
La geografa social (para tomar una imagen utilizada en uno de
los artculos) es mucho ms compleja y dinmica y muchos menos
articulada, llana y lineal que la que trazan los mapas oficiales. Responde a otras necesidades y trficos, a otras estrategias de relacin
que las que suponen la ingeniera social y jurdica. Si al estado y su
justicia les interesa aumentar la comunicacin y acercarse a las comunidades marginales y que estas se acerquen a ellos, con intencin
de contribuir a la solucin de algunos de sus problemas y reducir sus
carencias, precisan reconocer y desentraar esos modos alternativos
de vida y de cultura, esas maneras de circulacin social en las que
abundan los senderos, las bifurcaciones y las sendas cortadas. Si esta
complejidad y diversidad no es comprendida e incorporada en las polticas judiciales, el acceso a la justicia continuar siendo un camino
sin salida, para la mayora de los sectores socialmente marginados.
Las preguntas ltimas que pueden conducir a debates fructferos, no
son distintas a las que han guiado los estudios del presente libro: qu
justicia es posible en el marco de la inequidad social creciente?, qu
alternativas de accin son viables? A travs de este camino de reflexin
y accin quiz sea factible visualizar salidas, probablemente parciales y
relativas que disminuyan los sentimientos de impotencia y frustracin
que se percibe en los sectores marginales y en quienes estudian la problemtica jurdico-poltica de los mismos, desde una perspectiva crtica.
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Carlos A. Lista
Doctor en Sociologa
Crdoba, 18 de septiembre de 2010
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PRESENTACIN
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Preguntarnos si es la justicia1, con sus tribunales, jueces, empleados, el mbito adecuado para atender a los pobres y sus conflictos,
constituy uno de los puntos de partida para el proyecto de investigacin denominado Acceso a la justicia. Las estrategias de los pobres
frente a los conflictos en barrios de La Plata y Gran La Plata2 que
incluy trabajos de campo realizados en cuatro barrios periurbanos
de la ciudad de La Plata.
Los resultados alcanzados en esa investigacin conforman el libro que se organiza en siete artculos, donde los investigadores/as
expresan las teoras sociales y jurdicas sobre el acceso a la justicia e
interpretan las observaciones y entrevistas realizadas, a tenor de las
mismas.
Anticipamos que la labor de campo nos permiti un mayor acercamiento a los problemas de las personas que viven en los barrios
estudiados3, definidos como pobres y ubicados en la capital de la
Provincia de Buenos Aires4, la ms densamente poblada de la Repblica Argentina.
Por otra parte, hemos respetado los nombres de los barrios estudiados, siendo concientes de que al interior de las ciencias sociales
existe una polmica sobre si es correcto mencionar con sus nombres reales los lugares donde se releva la informacin. Desde nuestro
punto de vista, mantener los nombres de los barrios, puede contribuir
a que otros investigadores interesados en la problemtica encuentren
informacin para replicar o construir otras miradas que les permitan
describir y explicar mejor los problemas abordados. S hemos man-
1
Cuando usamos la palabra justicia, lo hacemos refirindonos a organizacin/administracin de justicia. En ningn caso lo haremos como expresin de uno de los
ideales que algunos juristas y filsofos exigen como elemento constitutivo del orden
jurdico y social.
2
Proyecto de investigacin dirigido por Olga Salanueva y Manuela G. Gonzlez
desde enero de 2005 y finalizado el 30 de diciembre de 2008.
3
Los barrios en los que se realiz el trabajo de campo son: Malvinas, La Unin y
El Mercadito de La Plata y Las Rosas de la localidad de Melchor Romero (Gran
La Plata).
4
La provincia de Buenos Aires tiene un territorio de 307.571 km2 y la habitan
14.917.940 habitantes, o sea, el 38 % de la poblacin del pas y con una densidad
de 47,8 habitantes por km2. En el segundo semestre de 2006 vivan en la Regin
Gran Buenos Aires 2.874.000 menores de 14 aos; el 39,4 % eran pobres (INDEC,
Encuesta Permanente de Hogares).
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que luego articula con la realidad de los barrios y los dichos de los vecinos. Destaca que el derecho y la justicia son una referencia para
los vecinos, tanto positiva como negativa y, culmina proponiendo a
la geosociologa jurdica como herramienta heurstica.
El artculo El acceso a la justicia: una mirada desde la descentralizacin de Anala Consolo cambia el enfoque inicial de los textos compilados, abordando el acceso a la administracin de justicia
desde la justicia. Su preocupacin sobre el acceso, enriquecido por
sus conocimientos de primera mano por el trabajo que desempea
como Ayudante Fiscal del Departamento Judicial La Plata, que le
permite saber cules son las dificultades que la justicia y los vecinos encuentran para hacer efectivas las normas constitucionales,
procesales y sustantivas. Enumera los problemas de los procesos
de descentralizacin organizacional, con los posibles beneficios
o no, para satisfacer las peticiones de los vecinos. Los describe
minuciosamente y permanentemente confronta las normas con las
realidades. Al final del artculo propone como sistema para mejorar
el acceso y las vas alternativas de resolucin de los conflictos, la
mediacin penal.
En el artculo Acceso a la Justicia. Utilizacin del programa Atlas.ti en el anlisis de entrevistas de Florencia Demarche, Olga Salanueva y Manuela Gonzlez, se describe la aplicacin del programa
que permiti a las autoras el ordenamiento, interpretacin y anlisis
cualitativo de las entrevistas en profundidad efectuadas en los barrios Malvinas, La Unin, El Mercadito y Las Rosas. Esos barrios
se identifican entre s por ser periurbanos atravesados por mltiples
carencias, con un alto grado de vulnerabilidad social y econmica.
El programa sirvi, adems, para ordenar y analizar las percepciones, opiniones, situaciones conflictivas y estrategias securitarias que
siguen los vecinos para resolver los conflictos sin ir a la administracin de justicia. La no accesibilidad a la justicia, se pudo confirmar
a travs de las entrevistas. La nica justicia que conocen y a la que
acceden los vecinos, es la penal.
Por ltimo y, no por ello menos importante, es el agradecimiento
a los que trabajaron en la investigacin. Cuyo nico pago es la publicacin de este libro, que recoge los frutos de los numerosos trabajos
que realizaron en el curso de ella.
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Diseo de la investigacin
Nos referimos en este tem al conjunto de labores necesarias para
guiar la investigacin. Comprende la elaboracin del marco terico,
la teora social a tener en cuenta, la justificacin y seleccin de los
hechos a investigar, la formulacin de los objetivos, la seleccin de
los investigadores y la metodologa. Frecuentemente la expresin
metodologa, se usa como equivalente de diseo de la investigacin. Nosotras reservamos metodologa, para referirnos especficamente a los mtodos y tcnicas que utilizamos para la construccin de la evidencia emprica (Saut, Boniolo, Dalle, Elbert, 2005).
La metodologa es el conjunto de herramientas y procedimientos de
aplicacin que tiene en cuenta los problemas ontolgicos, lgicos y
epistemolgicos implicados en lamanera de abordar la realidad social. En nuestro caso, las personas pobres, sus conflictos, las estrategias para resolverlos y el acceso a los tribunales que nos permiti dar
respuestas fundadas a los problemas planteados.
Saut, Boniolo, Dalle (2005: 38) destacan que en el uso cotidiano la nocin de metodologa aparece vinculada a la de mtodos,
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pero ambos no son lo mismo. Los mtodos son los caminos que
los investigadores seguimos, respetando las reglas y procedimientos
seleccionados de antemano, para lograr los objetivos de la investigacin. Es poco probable que en una investigacin social se utilice un
solo mtodo. Si bien en los ltimos aos en Argentina para investigar
los problemas sociales se recurre a los mtodos cualitativos stos se
combinan con los cuantitativos.
Tanto los mtodos cualitativos como cuantitativos se consideran complementarios. Al decir de Vasilachis de Gialdino (1993) se
trata de utilizar varios mtodos para evitar las debilidades que cada
mtodo tiene y aprovechar las ventajas que la complementariedad
ofrece para estudiar los problemas sociales.
En la investigacin se us la metodologa cualitativa, entendemos por ella a la investigacin que produce datos descriptivos: las
propias palabras de las personas, habladas o escritas, y la conducta
observable (Taylor y Bogdan, 1987).
Las unidades de observacin fueron los habitantes de los barrios
mencionados, los conflictos que tienen y que no llegan a la administracin de justicia, y las estrategias que desarrollan para enfrentarlos
y mantener la convivencia.
Las definiciones que utilizamos tienen el propsito de facilitar la
operacionalizacin de las categoras socio-econmicas para hacerlas medibles y que sus significados sean lo ms unvocos posibles
para diversos lectores.1 Para ello tomamos las categoras del Instituto Nacional de Estadsticas y Censos (INDEC) de Argentina, cuya
difusin, desde la dcada de los aos ochenta, asegura el propsito
buscado.2
1
Definicin operacional, tambin denominada operacionales, operativas, funcionales o de trabajo. Es la que asigna significado a un concepto (ejemplo: pobres,
conflicto, convivencia) con el propsito de que sean medibles. En otros trminos
es el pasaje de los conceptos a los indicadores e ndices. Cfr. Padua, 1993.
2
El INDEC mide la pobreza combinando las necesidades bsicas insatisfechas
(N.B.I.) con la lnea de pobreza (L.P.). Los hogares con NBI son aquellos en los
cuales est presente al menos uno de los siguientes indicadores:
-hogares habitados por ms de tres personas por cuarto (hacinamiento crtico),
-hogares habitados en viviendas de tipo inconveniente (pieza en inquilinato, vivienda
precaria u otro tipo),
-hogares habitados que no tienen ningn tipo de retrete,
-hogares que tienen algn nio en edad escolar que no asiste a la escuela,
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El trmino convivencia, utilizado en la investigacin, significa vivir en compaa de otro u otros, en relativa armona. La convivencia
implica las interacciones constructivas entre vecinos para enfrentar
los conflictos.
Para acercarnos a los conflictos que protagonizan los habitantes
de los barrios visitados y, comprender el sentido de las situaciones por las que atraviesan, utilizamos como recurso metodolgico las
entrevistas en profundidad a operadores barriales. Un aspecto metodolgico indispensable en las investigaciones cualitativas, como la
realizada en los cuatro barrios mencionados, son las entrevistas a los
referentes barriales. Entrevistas que por el espacio asignado a esta
publicacin, no es posible transcribirlas en su totalidad, salvo algunas frases, que los investigadores seleccionaron para fundamentar
sus afirmaciones.
Los entrevistados son vecinos que atienden los comedores; sindicalistas; afiliados a partidos de izquierda; personas a las que acuden
los vecinos porque tienen informacin sobre planes sociales y subsidios; personas que tienen vinculaciones con polticos y autoridades
gubernamentales.
Los referentes barriales respondieron a las preguntas de los investigadores, relatando los problemas que padecen. Entre ellos, cmo
perciben la administracin de justicia, a la polica y qu hacen para
superar los conflictos. Las entrevistas se realizaron en los domicilios
de los vecinos, en los comedores, en la salita y/o en otros espacios
pblicos. La participacin fue voluntaria y no hubo personas que se
negaran a ser entrevistadas y grabadas sus respuestas.
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contradictoriamente por el campo jurdico, ya que por un lado proclama la igualdad jurdica y, por el otro, la administracin de justicia
no advierte que la desigualdad material de los justiciables, en una
sociedad estratificada por clases, produce un acceso diferente a la
administracin judicial.
El planteo de Bergoglio (1997: 93) es que el acceso a la justicia
implica una dimensin poltica, y analizarla desde la perspectiva
de las clases sociales permite explorar uno de los mecanismos a travs de los cuales las diferencias econmicas y educativas implicadas
en la estratificacin se convierten en desigualdades de poder. Nosotros sealamos que esas desigualdades de poder se hacen evidentes
en las democracias formales como la nuestra, donde el acceso a la
justicia se torna ilusorio para los pobres. De all que nuestra investigacin focaliza en los pobres y no en la administracin de justicia.
Si la afluencia de las personas con sus conflictos individuales a la
administracin de justicia estuviera resuelta, no sera tema de discusin acadmica y poltica en algunos crculos y, en otros, no seguira
siendo minimizado. El concepto de acceso a la justicia que utiliza
Bergoglio, a pesar de su amplitud, viene a ser acceso al derecho, y
quedara compuesto por tres dimensiones, el acceso al asesoramiento
jurdico (a los abogados), el contacto con la justicia (con los jueces),
y la propensin a litigar (litigiosidad), no incluye la percepcin que
los pobres tienen sobre la administracin de justicia.
Cuando Bergoglio se refiere al uso de abogados por clase social,
afirma que el contacto con ellos aumenta siguiendo lneas de clase,
tanto la mayor disponibilidad de recursos econmicos, que disminuye los costos relativos, como la mayor educacin, que favorece
la comprensin de los riesgos involucrados en los contactos con la
justicia, estimulan el acceso de los estratos superiores. Y si vamos a
los resultados de la dimensin que ms nos interesa, que es el contacto con los jueces, o sea, el contacto con los tribunales, los resultados son igualmente diferenciados por clase social. Coincidimos con
Bergoglio en el sentido de que, siendo la justicia un poder del Estado
Democrtico, el contacto con ella debera ser igual en todos los estratos sociales.
Para esta investigadora las clases con ms recursos econmicos
concurren ms a los tribunales para resolver sus disputas, y los ms
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La Plata y los 16 pueblos que integran el partido suman alrededor de 642.463
habitantes.
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provincial. La capital de la provincia cuenta con una de las ms prestigiosas universidades nacionales del pas.
En el ao 2005 los datos estadsticos18 sobre hechos vitales eran:
Tasa natalidad
Tasa mortalidad
gral.
Tasa mortalidad
infantil
Tasa mortalidad
materna
18,0 %
8,7 %
12,4 %
1,7 %
La actividad econmica se centra en medianas y pequeas empresas industriales y de servicios y fundamentalmente en la administracin pblica. Alguna vez se la defini como ciudad de empleados y
estudiantes universitarios.
Malvinas
El barrio Malvinas se encuentra comprendido entre las calles 149
a 155 y 32 a 36 de La Plata y lo integran un total de veintids manzanas. La primera descripcin de este barrio fue realizada por un
grupo de socilogos a travs de entrevistas en profundidad a referentes barriales en el marco de un proyecto de extensin19. De este
trabajo, surgi un dato que estuvo presente a lo largo de nuestra investigacin, ya que revela la vinculacin entre la actividad poltica y
los pobres en un problema vital para las estrategias de supervivencia
como es la vivienda. El barrio se construy a partir de la donacin
de terrenos, por parte de la esposa del gobernador de ese momento a
algunos polticos, como premio por el buen desempeo electoral,
quienes a su vez distribuyeron los terrenos entre sus seguidores.
La informacin sobre el barrio se complet con la visita de miembros de nuestro equipo,20 facilitada por la familiaridad que los vecinos tenan con los/as extensionistas universitarios.
18
Ministerio de Salud Gobierno de la provincia de Buenos Aires Subsecretara de
Planificacin de la Salud. Ao 2005.
19
Abordaje interdisciplinario para la promocin de los derechos de la niez y adolescencia de familias en riesgo social en el barrio Malvinas. Aprobado y subsidiado
por la UNLP. Direccin: Gonzlez, M. y Silber, J. (2003). La actividad de extensin en
el barrio Malvinas comenz en el ao 1999.
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Las entrevistas en el barrio fueron realizadas por Florencia Burdeos, Gabriela Galletti, y Olga Salanueva.
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Los resultados del trabajo de campo (observaciones y entrevistas) muestran un panorama de vulnerabilidad social y econmica,
caracterizada por: la discriminacin, el abandono o aislamiento, la
marginacin y la fragmentacin, que exponen ante nuestros ojos otra
cultura.
La desocupacin, el deterioro de las tramas vinculares, la violencia familiar, la adiccin, el embarazo precoz, la inseguridad, el
analfabetismo, las puertas tempranas de la adultez, las condiciones
precarias de vida, constituyen un conjunto de hechos interrelacionados que influyen en la construccin de la identidad de las personas.
Una cuestin a destacar es que la alternativa, casi excluyente, es la
asistencialidad.
Los habitantes del barrio encuentran soluciones parciales a sus
conflictos, pero, esas soluciones reproducen constantemente la exclusin, por la intervencin de instituciones o grupos formados para
la asistencia que de manera intencional o no, contribuyen a reafirmar
la cultura clientelar.
Las consecuencias visibles de las prcticas clientelares, en los vecinos, incluyen la prdida de estrategias para utilizar algunos medios
que les permitan relacionarse con las instituciones gubernamentales y,
construir de esa manera, otras formas de resolucin de sus conflictos.
En sntesis, en este barrio aparece una nueva problemtica resumida en una dialctica: la asistencialidad de las instituciones versus
la autonoma en la gestin de medios propios de vida.
El principal problema, y decimos principal porque entendemos
que afecta la posible resolucin de los dems problemas es la fragmentacin, que tiene su origen en la manera en que llegaron al barrio
sus habitantes, tema referido ms arriba, y cmo esa prctica clientelar se mantiene. Producto de esa fragmentacin hemos observado la
existencia de diferentes grupos o instituciones que desarrollan actividades comunitarias, cada una de las cuales tiene sus propios referentes, colaboradores y oponentes; actan en forma independiente con
relacin al resto, y buscan la satisfaccin de aquellos intereses que
consideran los ms importantes, variando esta apreciacin segn la
institucin. Algunas instituciones han surgido, no por una iniciativa
de sus integrantes, sino como un paso necesario para la obtencin de
algn plan social.
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La mayora de los vecinos manifest preocupacin por los servicios pblicos y los problemas derivados de su ausencia o mal
funcionamiento. Sin embargo, la circunstancia de tener problemas
comunes no disminuye la fragmentacin social.
Otro problema reiteradamente mencionado por los vecinos es la
situacin de los chicos en la calle de la mano de la droga y el alcoholismo que, segn los propios habitantes, genera violencia y contribuye a la comisin de delitos. Dicha situacin es explicada por
los entrevistados en base a la falta de educacin tanto por parte de
la propia familia como por la no concurrencia a la escuela, la falta
de informacin, la falta de inters por parte de los progenitores. A lo
que agregamos la cantidad de hijos por familia y la utilizacin de las
nias mayores para el cuidado de sus hermanitos en desmedro de la
concurrencia a la escuela.
La violencia familiar que se transforma rpidamente en conflicto,
y donde la nica intervencin institucional que visualizan los vecinos
es la policial, no forma parte de las polticas sociales que el Estado
implementa en estos barrios periurbanos.
Una de las entrevistadas en referencia al tema de cmo resuelven
los vecinos los conflictos en los que se ven involucrados, nos deca:
los vecinos no tienen estrategias, no disean estrategias, se manejan con la queja que canalizan en algn referente. Ellos son los que
tienen las estrategias. A veces si se les dice: bueno esto podemos
solucionarlo si vamos a la Municipalidad, te dicen: no, porque la
Municipalidad tal cosa o tal otra... Se quejan, se quejan de todo. Pero
cuando hay problemas se quedan en eso. Un ejemplo son los casos de
violencia (domstica).
Una profesional21 que trabaja en el barrio nos deca: atend 30
casos de violencia familiar en este barrio, slo dos fueron a la justicia. El resto deca no tengo plata para el micro, no sirve para nada ir
a la administracin de justicia. Por ah alguien interviene, las cosas
se calman y, cuando vuelven los hechos violentos, se repite siempre
lo mismo.
Con respecto a las relaciones con el municipio, la polica y la
justicia, esto nos deca una de las vecinas referente de uno de los
21
Psicloga en el marco de un proyecto de extensin de la Universidad Nacional de
La Plata.
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polticos con ms presencia en el barrio y al interior del partido peronista: voy a hablar con el intendente, seguro me tengo que pelear
con alguien all, es mi manera de resolver conflictos para la gente y,
a la justicia y menos a la polica no les pido nada, ellos no se ocupan
de la gente de ac y de los problemas que yo tengo, que son los de
ellos.
Estas afirmaciones nos estn mostrando el lugar que ocupa la administracin de justicia y la polica para los vecinos dentro de los
mecanismos de resolucin de sus conflictos, que estn lejos de ser
una va legitimada socialmente.
La Unin y El Mercadito
Los barrios La Unin y El Mercadito, estn situados en los alrededores de la ciudad de La Plata, entre la bajada de la autopista La
Plata-Buenos Aires y la Avenida de Circunvalacin. Cuentan con una
poblacin aproximada de 1.000 habitantes, que en su mayora vive
de planes sociales y/o de la recoleccin y venta de papel, cartn,
vidrio, metales y/u otros materiales. Esta ltima actividad constituye
la estrategia familiar que permite la reproduccin social, basada en
la mnima subsistencia, e incluye a varias generaciones de hombres,
mujeres y nios/as en forma permanente.
En ambos barrios predominan las calles de tierra; tanto las conexiones de agua de red como de luz son precarias y no cuentan
con servicio de gas y cloaca. Los terrenos son bajos, lo que lleva a
su anegamiento durante los perodos de lluvia, situacin que torna
dificultoso el trnsito en las calles. A ello se suma la inexistencia de
veredas y la presencia de zanjas de profundidad variable, con aguas
estancadas.22
Los medios de transporte pblico, aunque de fcil acceso, no circulan por los barrios, sino por sus lmites. Una elevada proporcin de
vecinos tiene carro y caballos, destinados a su actividad econmica.
La clasificacin y descarte de aquello que no es til para su venta,
22
Desde hace dos aos, aproximadamente, se est ejecutando un plan de obras
provincial y municipal de traslado de familias a nuevas viviendas que se estn construyendo a continuacin de los barrios, sobre terrenos fiscales. Los vecinos no han
sido consultados sobre el traslado, tampoco han participado en la construccin de
las viviendas y la reubicacin no ha significado una mejor calidad de vida, ni el acceso al trabajo formal.
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Las Rosas
Las Rosas est situado entre las calles 514 a 520 y de 157 a 161,
en Melchor Romero, poblacin aledaa a La Plata, en el conglomerado que constituye el Gran La Plata. Los problemas generales observados que crean gran parte de los conflictos son: falta de agua
potable, red cloacal, red de gas, luz y telfono. Los habitantes tienen
un solo transporte de pasajeros que los comunica con la ciudad de
La Plata. Las calles de tierra se tornan intransitables cuando llueve
y no pueden ingresar las ambulancias o los bomberos. Las aguas estancadas y repletas de basura que los habitantes arrojan, se vuelven
nauseabundas y producen durante la poca de verano enfermedades
respiratorias y eccemas en la piel de los nios.
Los problemas ms frecuentes, y que por supuesto no llegan a la
justicia sino a la polica, son: las parejas golpeadoras, los robos, la
droga y el alcoholismo en jvenes que gritan e insultan a los vecinos,
las discusiones y golpes entre vecinos por la msica a gran volumen,
las fogatas para quemar basura que ensucian la ropa lavada, los pe45
La entrevistada a consecuencia de la indiferencia del accionar policial, reflexionaba as: A raz de estas cuestiones me pregunto, para
qu tenemos policas que no tienen ganas de hacer nada. Ya te digo,
en pleno da estn robando. Por ejemplo, la seora, donde voy a trabajar, fue a llevar la nena al jardn, cuando regres encontr la puerta
abierta. Le llevaron el televisor, le robaron todo. Todos los vecinos
vieron como los pibes se llevaban el televisor.
De esta respuesta surgen varias cuestiones a tener en cuenta, la
violencia no est fuera sino tambin dentro del barrio. La polica no
se visualiza, al igual que en el resto de los barrios analizados, como
la institucin que va a resolver los problemas, pero, curiosamente, es
la institucin a la cual recurren los vecinos cuando las cuestiones los
23
Las entrevistas en el barrio Las Rosas fueron realizadas por Esteban Rodrguez
Alzueta.
24
Chorro: ladrn en lunfardo. Lunfardo: jerga que hablan los porteos (habitantes
de la ciudad de Buenos Aires).
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Si se aprende a usar la calle, se aprende tambin a eludir los lugares oscuros, los bosques, a no salir de noche, salvo lo casos de
extrema necesidad. En los relatos los vecinos cuentan que durante
la noche son peligrosos determinados lugares, que hay que eludirlos
porque, por ejemplo, son aguantaderos25. El que pasa por all corre
el riesgo de ser asaltado.
Una estrategia utilizada por los vecinos es saber discriminar entre los adultos y jvenes que viven en el barrio, los que son buenos
y malos. Quienes trabajan y son decentes y quienes viven del robo,
los malvivientes, que en algunos casos estn asociados a la polica,
buenos para s, pero incapaces de prestar ayuda en los conflictos.
Una estrategia, comentada en las entrevistas, es el rumor sobre
las conductas y prcticas de algunos de los vecinos. Algunos afirman
son habladuras, no hay que prestarles atencin. Pero se observa
todo lo contrario, esos rumores van de boca en boca y se generalizan
y se les presta odos y miradas vigilantes. Si llegan a comprobar algo
de los dichos se torna, no ya en habladuras, chusmerios o rumores
sino en certezas. Y comienzan a cuidarse de esas personas.
Los vecinos no usan una estrategia sino varias, segn el tipo de
hecho conflictivo, el lugar, la hora y si estn solos o acompaados.
Algunas de las estrategias les sirven para prevenir los conflictos,
como el uso de los perros en las viviendas. No hay casa en los barrios estudiados que no tengan uno o dos perros bravos. Sus ladridos
previenen de movimientos extraos y a veces, si son desconocidos,
atacan y ahuyentan al intruso.
Otras estrategias las despliegan luego de que los conflictos se han
producido y, tienen en cuenta la gravedad del hecho ocurrido. As
producen escraches cuando el delincuente se refugia en su vivienda, tratando de eludir el hecho y la autoridad policial, o hacen
justicia por mano propia, incendiando la vivienda de un violador, o
ejercen la venganza cuando, por ejemplo, han matado a un familiar.
Relacionado con el clientelismo poltico, prctica frecuente en
los barrios estudiados, se destacan las estrategias que desarrollan los
punteros polticos a travs de las vinculaciones que tienen no slo
con los partidos sino tambin con los gobernantes y con la oposicin.
25
Viviendas, generalmente precarias habitadas por personas buscadas por la polica.
Refugio de delincuentes.
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La noticia apareci en varios medios nacionales: televisin (TN) y los diarios Clarn,
El Da, Perfil, entre otros. Los documentos quitados a los Wichis fueron aproximadamente 7.200, ms que suficiente para ganar una eleccin.
27
La sigla UAD ser usada en este texto en reemplazo de la expresin Uso Alternativo
del Derecho.
28
Algunos juristas como Bhmer, Gargarella, Abril y anteriormente Nino, han planteado ensear otro derecho, nuestro planteo apunta a un nuevo derecho, con otra
organizacin y principios que incluyan los problemas sociales cada vez ms numerosos y heterogneos.
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judicatura, se esperaba producir fallos acordes a Derecho a favor o beneficio de los sectores populares.
Si el derecho postula una igualdad formal ante la ley,
la magistratura debe acortar las desigualdades reales
para lograr fallos ms justos.
Arnaud y Farias Dulce (1996) afirman que el UAD es la utilizacin de todos los medios que el derecho en vigor [vigente] poda
ofrecer, incluso los inusitados o no habituales, el jurista y sobre todo
el magistrado estaba en condiciones de transformar la sociedad. Se
pretenda mostrar a la sociedad que la justicia era igual para todos y
no una justicia de clase. El UAD permiti renovar la imagen que del
derecho se tena, al menos en la Europa de los aos setenta.
En nuestro pas, algunos pocos investigadores dentro de los mbitos universitarios, han propuesto el UAD a travs de lo que llaman
Teora General del Derecho (TGD) y dentro de ella la Teora Crtica
del Derecho (TCD). As Ruiz (2002), en una ponencia muestra como
el derecho no tuvo en cuenta a las mujeres y cuando comenz a incorporarlas como sujetos de derecho lo hizo desde el esencialismo
biolgico determinado por el sexo. Propone desde la TCD incorporar
el concepto de gnero y hacerlo efectivo a travs del UAD.
El UAD sin ser un derecho nuevo, subversivo o revolucionario
podra constituirse en nuestro pas, si su uso se tuviera en cuenta al
menos en la organizacin judicial, en un paliativo a tantas decisiones
anacrnicas y alejadas totalmente de las necesidades jurdicas de las
personas. Sobre todo y, para los conflictos que involucran a pobres,
el UAD interpretara que la igualdad jurdica es una ficcin o categora jurdica vaca que encubre las profundas desigualdades sociales
y, que es posible atenuarlas desde esa perspectiva.
Un hecho a destacar es la contribucin de la sociologa jurdica,
que a travs de las investigaciones de campo revel, que no existe un
derecho nico. Sousa Santos (1998: 212) dice que el Estado contemporneo no tiene el monopolio de la produccin y distribucin
del derecho. No obstante, siendo el derecho estatal el modo de juridicidad dominante, l coexiste en la sociedad [en los barrios estudiados] con otros modos de juridicidad, otros derechos que se articulan
con l [polica, justicia penal] en diversas formas.
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Diego A. Robles
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Los ciudadanos no se encuentran en igualdad de condiciones econmicas, culturales y sociales por lo que las herramientas y los medios disponibles varan en los diferentes sectores de la poblacin.
Por ello, frente a la multiplicidad de abordajes disciplinario-cientficos y las posibilidades de enfoques metodolgicos desde donde
observar el fenmeno del acceso a la justicia, en la investigacin de
la que este artculo forma parte nos hemos decidido por el anlisis
sociolgico desde la ptica del sujeto ms vulnerable y menos escuchado en esta problemtica; es decir el pobre.
En esa direccin podemos reflexionar: qu idea tienen los pobres
de la justicia?, cul es su experiencia de acceder o de haber quedado
fuera de la justicia?, cmo resuelven sus conflictos?, qu clase de
contacto tienen con el aparato jurdico formal? Es decir, nuestro punto
de partida, es la desigualdad social vista por quien ms la padece.
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fines o metas determinadas a lograr que deben ser compartidas por los
actores, una situacin social dada que puede actuar obstaculizando o
favoreciendo la consecucin de dichos fines, y por ltimo, una orientacin normativa que es tomada como parmetro para amoldar las
conductas y diferenciar lo que es correcto de lo incorrecto as como
tambin lo permitido de lo prohibido.
Por su parte, la teora del conflicto comienza desde un supuesto diferente: la lucha y el enfrentamiento como resultado de la desigualdad
inmanente del sistema y de las tensiones permanentes entre los diversos componentes de la sociedad, esto es, individuos, grupos y organizaciones. En este modelo, el derecho es concebido como un instrumento que puede incentivar la transformacin de la sociedad, ya que
la normativa formal acrecienta la desigualdad social. Se lo relaciona
con la burguesa en tanto constituye la herramienta que esta tiene para
mantener su posicin y legitimar sus intereses y aspiraciones econmicas. La marginalidad, la pobreza, la aculturacin, se manifiestan como
obstculos concretos para la aplicacin del derecho. Este modelo se
plantea como una crtica a lo establecido, en particular, las normas
formales puestas por el Estado, generando un pluralismo jurdico y el
desarrollo de un derecho alternativo (Gerlero, 2006).
Ambos modelos deben ser analizados en el sentido de paradigmas,
como una representacin simple de un conjunto de valores y conceptos. Ello significa que nos interesan en la medida que sirven como
elementos tericos para interpretar la realidad social y no para adscribirla fanticamente a uno de ellos. Es importante, tambin, aclarar
que, los modelos no se dan en estado puro, ya que el mundo real se
nos presenta complejo. Resulta difcil, hoy en da, pensar en sostener
el sistema actual a ultranza sin reformas revolucionarias as como
tambin imaginar el cambio sin dejar nada de lo establecido en pie.
Respecto de las posibles soluciones, el modelo del consenso las
busca dentro del propio sistema. Indaga en l para establecer qu mecanismos deben ser mejorados u optimizados sin plantearse acerca
de la necesidad de que deban ser sustituidos radicalmente por otros.1
Nos referimos a una sustitucin que implique un cambio radical de paradigma. Entendemos que el mejoramiento de lo existente puede conllevar a que algunos procedimientos sean sustituidos por otros pero sin que ello implique un cambio ideolgico
fundamental en las soluciones ensayadas.
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Entre sus fines podemos citar: a. mantener un servicio de asesoramiento jurdico
oral para todos los vecinos; b. prestar patrocinio jurdico en los fueros civil y comercial a los carentes de recursos residentes en la capital; c. ejercer la defensa
de los agentes municipales en el fuero correccional y criminal; d. brindar patrocinio
notarial.
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En consonancia con las tendencias mundiales del momento, a comienzos de los setenta, una nueva oleada de propuestas reformadoras
irrumpi en un escenario que indicaba con claridad las insuficiencias
del esquema vigente. En 1972 se organiz el VII Congreso Nacional
de Derecho Procesal en la ciudad de Mendoza que tuvo como modelo
la legislacin francesa que fue pionera en la materia. All se declar:
resulta imprescindible revisar los sistemas vigentes de
asistencia gratuita a quienes carecen de recursos para
asegurar su mayor efectividad en concreto a cuyo fin:
a) debe consagrarse en todas las legislaciones el deber
social de los abogados de asistir jurdicamente a los
pobres, reafirmando as una de las hidalgas tradiciones forenses; y la obligacin de las entidades profesionales de organizar consultorios gratuitos; ello sin
perjuicio del deber del Estado de organizar, mantener
y mejorar las defensoras oficiales para pobres, incapaces y ausentes.
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aquello que a priori no tenemos, colocndonos o al menos procurando colocarnos en una situacin mejor de la que partimos.
En esta direccin, el trmino que venimos utilizando puede ser
clasificado siguiendo algunos criterios:
a. acceso formal y material: podemos considerar el acceso a
la justicia, en primer lugar, teniendo como pauta de clasificacin
los medios de resolucin de conflictos que son empleados para dirimir una contienda. En esa direccin estos pueden ser formales o
informales (alternativos).8 En un primer grupo de definiciones, la
justicia estara referida al conjunto de instituciones, procedimientos, operadores, que intervienen en la dinmica de la resolucin de
conflictos legales dentro del aparato jurdico formal (entre ellos:
tribunales, rganos de la administracin pblica, etctera.). Ello
estara relacionado a expresiones tales como acceso a la Administracin de Justicia y acceso al Derecho, referido este ltimo
exclusivamente a los canales formales de resolucin de conflictos.
Desde este punto de vista material Balate define el acceso a la justicia como la corriente de pensamiento que se interroga sobre las
condiciones de paso de un Estado formal a un Estado real de derecho en que la causa de uno sea escuchada por las cortes y los
tribunales (Boueiri, 2003: 226). O como la posibilidad de hacer
uso, como ciudadano, de los mecanismos y estructuras del sistema
judicial del estado para la defensa de los derechos legales (Lista
y Begala, 2000: 251). O bien como define Del Carril un acceso a
todos los beneficios de la justicia y del asesoramiento legal y judicial, en forma adecuada a la importancia de cada tema o asunto,
sin costos o costos accesibles, por parte de todas las personas fsicas y jurdicas, sin discriminacin alguna por sexo, raza, religin
o nacionalidad (Lynch, 2001: 6). Estas nociones, como se puede
apreciar, destacan los aspectos organizacionales, tanto de estructura como de procesos de la justicia.
En un sentido, tambin material aunque ampliado se concibe el
acceso a la justicia como una teora crtica de la primera acepcin,
8
En este punto seguimos la distincin efectuada por Arnaud y Farias (1996: 287)
para quienes existen alternativas a la solucin de conflictos dentro del marco del Derecho Estatal, alternativas ajenas al mismo; y finalmente, hay conjuntos normativos
jurdicos paralelos.
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que busca ampliar el campo de investigacin y que se concentra particularmente en el mejoramiento de la solucin de litigios y transacciones fuera de las cortes y los tribunales (Balate, 1993: 215). Aqu
ya nos estaramos refiriendo a las llamadas va alternativas o informales; lo que Cappelletti denomina derecho coexistencial.
Por ltimo, sintetizando las dos acepciones antes sealadas se define al acceso a la justicia como la igualdad de oportunidades para
acceder a los recursos jurdicos formales e informales que generan, aplican o interpretan las leyes y regulaciones normativas con
especial impacto en el bienestar social y econmico de las personas
(Boueiri, 2003: 227).
b. Acceso como hecho y como derecho: un segundo grupo de
definiciones, siguiendo a Lista y Begala, concibe el acceso teniendo
en cuenta su diferente naturaleza. Puede ser considerado como un
hecho social, entendido como el vnculo entre los individuos como
ciudadanos y el sistema judicial, para la defensa de sus derechos legalmente reconocidos, partiendo de suponer que dicho acceso no es
igualitario y de admitir que es un derecho legalmente consagrado
por el principio de igualdad ante la ley (Lista y Begala, 2000: 252).
Desde esta perspectiva el acceso es un hecho que actualiza el derecho formalmente reconocido. En esta circunstancia es donde se torna
particularmente problemtico ya que se vislumbra que las posibilidades no son iguales para todos los individuos por la desigual distribucin de recursos. En esta diferencia de medios y posibilidades
de acceder es donde Cappelletti y Garth incorporan una dimensin
normativa del concepto:
Claro est que el reconocimiento de la importancia del
acceso efectivo de la justicia no tendra sentido si no
se proporcionasen los medios legales para que los derechos puedan ser ejercidos prcticamente. De ah que
deba tenerse al acceso a la justicia como el principal
derecho el ms importante de los derechos humanos
en un moderno e igualitario sistema legal que tenga
por objeto garantizar y no simplemente proclamar el
derecho de todos. (1983: 22)
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etctera). Ello implica no slo la necesidad de su reconocimiento nominal sino tambin el conocimiento de sus alcances y limitaciones.
Como se ha subrayado (Brandana, 2000) en una serie de entrevistas
llevadas a cabo en el barrio Altos de San Lorenzo de la ciudad de
La Plata, la poblacin de la zona en un alto porcentaje desconoce
las normas referidas a la transmisin de la propiedad privada cuyos preceptos son base de nuestro derecho civil y la sociedad capitalista. De tal modo, terrenos y casillas, se consideran sinceramente
vendidos aunque su propiedad sea transferida por la entrega de un
simple papel escrito y firmado sin saber por quien. Existe un alto
grado de desinformacin en la poblacin que resulta ms crtico en
cierto sector de ella respecto de cules son sus derechos as como
tambin de la posibilidad que tienen de ser invocados y defendidos
judicialmente. La situacin social, en este sentido resulta ser determinante. Como seala Bourdieu (2000: 189) la sensibilidad hacia la
injusticia o la capacidad de percibir una experiencia como injusta no
estn uniformemente repartidas y depende estrechamente de la posicin que se ocupa en el espacio social. Existe una diferencia entre
poseer un problema jurdico, identificarlo como tal y llevarlo a la administracin de justicia para su resolucin. Siguiendo al autor citado
el descubrimiento de la injusticia como tal reposa en el sentimiento
de tener derechos, y el poder especfico de los profesionales consiste
en la capacidad de revelar derechos y al mismo tiempo las injusticias
o al contrario, censurar el sentimiento de injusticia fundado sobre el
slo sentido de la equidad y por ese medio, disuadir la defensa judicial de derechos subjetivos (Bourdieu 2000: 190).
Por otra parte, se desconocen los mecanismos de proteccin disponibles para hacer valer los derechos eficazmente. De nada sirve
tener conciencia de ellos si se tornan virtualmente ineficaces por no
saber como operativizarlos. Resulta imprescindible poner al alcance
de las personas no slo los medios jurdicos sino tambin los lugares
fsicos donde acudir en defensa de sus intereses. En un trabajo de
campo llevado a cabo por Vilanova16 se analiz el nivel de conocimiento que tena la poblacin de Crdoba sobre la existencia de
16
Vilanova, El asesoramiento legal gratuito en el marco de las polticas sociales
ponencia presentada en el I Congreso Nacional de Sociologa Jurdica realizado en
La Plata, noviembre de 2000.
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En este artculo, nuestra mirada interdisciplinaria desde el derecho, la sociologa y la psicologa, se centrar sobre un aspecto en
particular: la tensin entre el derecho, la realidad social y el acceso
a la justicia.
Dentro del marco de la investigacin Acceso a la justicia. Las estrategias de los pobres frente a los conflictos en barrios de La Plata
y Gran La Plata nos referimos a las estrategias1 que despliegan los
pobres frente a la aparicin de conflictos sociales y las modalidades
alternativas de resolucin que posibilitan nuevas respuestas a problemas instalados, salidas novedosas por fuera de la repeticin, el
malestar y la angustia.
En este contexto nos preguntamos cmo los pobres (ciudadanos
asistidos) 2 utilizan diferentes estrategias, orientadas a proporcionar
1
Estrategia desarrollo activo de lneas objetivamente orientadas que obedecen a regularidades y forman configuraciones coherentes y socialmente inteligibles, es decir,
comprensibles y explicables, habida cuenta de las condiciones sociales externas e
incorporadas por quienes producen las prcticas (Gutirrez, 1997: 28).
2
Utilizamos el concepto de ciudadano asistido en el sentido de Bustelo quien lo define como aquel sujeto que no tiene trabajo formal y recibe subsidio estatal.
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lares se fortalezcan, los conflictos no encuentran frecuentemente canales de resolucin en la accin de los representantes destacados de
la poltica barrial, sino que estos frecuentemente forman parte de la
lucha por espacios de poder, ms all de las voluntades individuales
no son los actores polticos barriales quienes pueden dar las respuestas ante este estado de cosas.
En la base de la pirmide social, la masa creciente de ciudadanos
asistidos, excluidos del sistema, que no disponen de los medios bsicos para asegurarse la subsistencia, se sienten abandonados por el
Estado y, atacados por la polica. Los intentos de resolucin de las
situaciones conflictivas pasan, en algunos casos, por la organizacin
de bandas de autodefensa y de ataque o alternativas de resolucin en
un amplio abanico que va desde el aislamiento hasta la bsqueda de
formas originales de superacin personal y/o comunitaria.
Estos grupos viven permanentemente en estado de tensin social
y la repeticin de los conflictos termina por naturalizarlos como parte
de la forma de vida cotidiana. El problema se agrava porque prcticamente desaparece la posibilidad de recurrir a un rbitro exterior
que haga justicia y estas poblaciones con poco o ningn acceso a la
justicia, son zonas donde el poder del Estado penetra selectivamente
a travs de la beneficencia, el clientelismo y/o la polica.
La violencia cotidiana se invisibiliza y slo se hacen observables los estallidos, los malestares devienen en conflictos que no son
episdicos, sino que forman parte de la trama social y vincular, el
problema no es la existencia de conflictos aislados sino el conflicto
instalado, que encuentra canales de resolucin lejos de la justicia.
En los barrios, como Malvinas, algunos miembros de la comunidad tienden a organizarse en bandas o hacer justicia por mano propia,
encontrando formas especficas de resolucin de las situaciones conflictivas por fuera o en contra de la ley.
En este contexto de vulnerabilidad y desafiliacin social: es posible la aparicin de respuestas creativas, originales, de resolucin
de los conflictos que trasciendan la individualidad y que ignoren
la posibilidad real o ficticia de llegar a la administracin de justicia
para resolverlos?
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4
Desde el derecho y desde diferentes ideologas se ha reflexionado sobre el tema
del acceso a la justicia: Cappelletti y Garth (1983), Berizonce (1985), Fucito (1999),
Brandana (2000), Santos (1988, 1998 y 2009) entre otros.
5
Ver la ponencia Cuando se es pobre la justicia queda lejos presentada en el
VI Congreso Nacional de Sociologa Jurdica por Salanueva, O. y Gonzlez, M., noviembre de 2005.
6
La investigacin tiene proyectada tarea de campo en cuatro barrios de La Plata en
este artculo slo aludiremos al trabajo en el Barrio Malvinas.
7
Hoy existen ms de 25.000 leyes vigentes contradictorias entre s e imposible de ser
conocidas por quienes deben aplicarlas.
8
La sociedad contempornea para Luhmann (1998) es comunicacin que se autoreproduce a travs de sus propios sistemas comunicativos funcionales (derecho, poltica, religin, economa, etctera) pero las personas en s mismas no son ni pueden
ser actores sociales en el sentido fuerte tradicional.
9
Los trminos autorreferente y autopoitico son tomados de la obra de Luhmann.
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de sus operadores jurdicos quienes responden a los patrones culturales de las clases medias del pas (Gargarella, 2005).
Frente a ello los conflictos de los pobres, muchas veces no llegan
a la justicia y el contacto con la organizacin judicial es a travs de la
justicia penal, mediado por la polica. No van a la justicia, los llevan
y, cuando por ejemplo las mujeres por situaciones de violencia, abuso
y/o violacin necesitan ayuda concurren a la polica. La justicia civil
est invisibilizada para estos sectores sociales quienes tienen, al decir
de Santos (2009) baja capacidad cultural para el litigio judicial y para
el sostenimiento del conflicto una vez iniciado.
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11
Estas afirmaciones provienen de las observaciones y entrevistas realizadas durante el trabajo de campo de la Investigacin J075.
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En referencia a los problemas personales y relacionales, la inseguridad y la droga aparecen sin duda como los ms graves, tomando
en estos ltimos aos mayor protagonismo y marcando una diferencia con aos anteriores, ya que antes la violencia era interbarrial y
ahora es inseguridad de la mano de los ms jvenes, que drogados y
en banda, roban, se agreden y agreden.
Las caractersticas que ha adquirido la delincuencia en cuanto a
su frecuencia y al hecho de involucrar a los propios vecinos constituira, segn el testimonio de los entrevistados, un fenmeno que
en la actualidad estara adquiriendo caractersticas de creciente gravedad. Con grupos organizados que responden a algn vendedor de
droga que los vecinos conocen y al que temen. En este sentido, en
fecha reciente entr al barrio el Grupo de Operaciones de la Polica
de la Provincia de Buenos Aires (G.E.O.), buscando drogas. En ese
contexto en una pelea a tiros, entre bandas, un joven fue baleado en
la calle y uno de los vendedores se fue del barrio.12
Aparecen tambin entre los problemas cuestiones estructurales
como la pobreza, la precarizacin laboral o el desempleo y el delito.
Finalmente, pero no por ello, menos frecuente e importante, aunque no siempre visualizado como problema por los vecinos, es posible registrar en Malvinas una serie de situaciones que van desde la
violencia conyugal hasta el maltrato o el abuso de nios.
La violencia no slo est acotada al abuso o maltrato fsico sino,
tambin, a situaciones de violencia psicolgica. Para una entrevistada
este tipo de agresiones son corrientes en la mayora de los hogares de
Malvinas: creo que no debe haber una casa de Malvinas en la que no
se agreda psicolgicamente a un chico. Desde el decir para qu te traje
al mundo, me tens podrida, no te aguanto ms. Y eso a veces a un
chico le duele. Que se lo diga su mam, su pap. Y que moleste aqu,
moleste all, son cosas que les quedan grabadas a los chicos.
Es importante destacar, que estas diversas situaciones de violencia familiar son frecuentes, sin embargo, slo son expuestas como
problemas por una minora de entrevistados. La violencia, por ser
parte del trato natural de las familias, se encuentra invisibilizada. En
este sentido, la mayora de los relatos registran como problemas ba12
104
Ahora bien, definidos los conflictos, identificados los ms frecuentes en el barrio, es necesario detectar las potencialidades que
poseen los pobres, en relacin al acceso a la justicia.
Segn Lista y Begala (2000) abordar el acceso a la justicia tal como
lo proponemos supone cambiar de perspectiva, ya que los pobres y
su pobreza dejan de ser vistos simplemente como un obstculo y pasan a ser vistos, adems, como un recurso para su logro. Esta mirada
implica modificar la imagen o representacin del pobre, por quienes
lo son y por quienes no lo son, como una persona exclusivamente carenciada, eminentemente pasiva e impotente; por la de un actor social
con necesidades especficas, pero adems activo y con potencialidades, en algn aspecto y en alguna medida. Detectar estas potencialidades, adems de las carencias y desarrollarlas para enfrentar los efectos
discriminatorios de la desigualdad, constituyen los objetivos centrales
del diagnstico y de las prcticas que deben, respectivamente, orientar
y ser la consecuencia de las polticas sociales, oficiales y no oficiales,
frente al problema de acceso a la justicia por los sectores marginales.
Desde esta perspectiva, corresponde dejar en claro las potencialidades de los sujetos del barrio, que en forma individual y grupal
poseen para enfrentar los conflictos, las estrategias que utilizan para
resolverlos, Salanueva y Gonzlez (2005) esbozan algunas preguntas
y las responden para seguir pensando el abordaje de esta problemtica:
-cmo hacen las personas que viven en los barrios pobres para
resolver sus conflictos? Las estrategias que desarrollan son la consulta al referente poltico/a barrial o al vecino/a con capital social
que los relaciona con el afuera del barrio.
-Qu medios utilizan cuando no llegan a la justicia? La violencia como un camino expeditivo, rpido que va desde el bardeo
y el apriete hasta la utilizacin de armas blancas o de fuego. Otros
medios efectivos son el aislamiento, el sealamiento y la expulsin
cuando les queman la vivienda.
-Qu causas les impiden llegar a la justicia para resolver los conflictos? La respuesta es: que la justicia queda lejos, es cara, exige
requisitos que no pueden cumplir, es lenta, la solucin la quieren hoy,
no pueden esperar.
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La justicia, para los pobres es la penal nicamente y la visualizan a travs de las citaciones policiales, no integran las estrategias
posibles para solucionar los conflictos en este barrio.
Sin embargo, no todos los vecinos recurren a la violencia, encuentran tambin otras formas de responder a los conflictos, construyendo
respuestas creativas y superadoras.
La creatividad es entendida en este marco como la disposicin
que existe en todo sujeto o grupo, a realizarse a partir de maneras
alternativas y novedosas superando la dimensin de la repeticin,
independientemente de la edad o del tipo de problema a resolver.
La creatividad depende, estrechamente del medio cultural y social y,
requiere de condiciones favorables para su expresin. No nos referimos aqu, como ya lo expresamos en este texto, a la creatividad artstica o cientfica sino a la creatividad cotidiana, que es caracterstica
de toda actividad humana, como una construccin original destinada
a la resolucin de conflictos de la vida.
Los vecinos del barrio, en parte a causa de la historia de clientelismo que se inici junto con el barrio, en parte a causa de las violencias visibles e invisivilizadas que se terminan naturalizando, de la
carencia de expectativas y de la lejana de la toma de conciencia de
un proyecto de vida alternativo, se tornan, en muchos casos pasivos,
incapaces de resolver por s mismos el conflicto, y ponen la demanda
afuera, frecuentemente en los referentes y punteros polticos.
Uno de los vecinos del barrio, desocupado, expresa: yo trabajo
en el asentamiento, en el comedor nuevo, que est ms all... los
escucho a los nuevos del barrio, me dicen lo que pasa, tratamos de
hacer algo, darle comida, alguna changa, pero no hacen nada por
ellos, piden todo, ni se mueven.
Del relato, que no es el nico que toca este tema se desprende que
una caracterstica de los vecinos del barrio, a la hora de resolver sus
conflictos, es no resolverlos y poner todo afuera, que el problema
lo resuelva el otro. La queja aparece a repeticin y tiene el efecto
de descargar la angustia acumulada y, es vista como una forma de
reducir la tensin que dilata, cuando no reemplaza la resolucin del
conflicto.
Otro vecino dice al respecto: Que no, no s, son as las cosas, yo
aprend a vivir as y estoy bien, trato de ayudar, adems ya no soy
106
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No hay velos que cubran esta realidad, se observan en los rostros las secuelas y marcas visibles de esa violencia. Tanto en mujeres
como en nios, hombres y ancianos, es decir, el conflicto est a la
vista. La violencia familiar no es un acto privado que se esconde por
vergenza es parte de la vida de muchas familias.
Por todo lo que se ha puesto en evidencia, est claro que en la
generalidad de los casos, no alcanzan las soluciones creativas, no
hay toma de conciencia, quedan atrapados en la pulsin de muerte,
repitiendo y haciendo de esa repeticin un destino, que en muchos
casos ser tambin el de sus hijos, perpetuando por generaciones la
situacin.
Sin embargo, el comentario de las observaciones y entrevistas
realizadas en el barrio, dan cuenta de que es posible otro posicionamiento respecto de las situaciones conflictivas.
Una vecina, luego de un tratamiento teraputico, vuelve a ser entrevistada, y habla de su familia. Resumiendo su historia de vida ella
destaca que decidi ir a buscar a sus hijos que dej en su provincia,
los trajo, consigui un trabajo, ahorr el dinero que gan y puso un
108
A modo de cierre
Este artculo se elabor desde los testimonios de los propios vecinos, recogidos en estos aos de trabajo de campo y desde las reflexiones tericas que permiten interpretar los datos obtenidos, sistematizarlos, construir dimensiones, analizar regularidades y extraer
otras miradas de una cada vez ms heterognea y compleja realidad
donde cada vez ms no todos somos iguales, ni siquiera en la letra
de la ley.
Se parti de la perspectiva crtica acerca de lo que hace o deja de
hacer la administracin de justicia por sus ciudadanos, especialmente
los asistidos por los planes sociales y se plantea la necesidad de
109
13
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111
112
Esteban Rodrguez
114
115
Sobre la base de perspectivas como estas, se contribuye a modelar un imaginario terico, que ya resulta de sentido comn entre nosotros, donde los pobres estaran a la intemperie, indefensos,
desprotegidos. De esa manera, los pobres se vuelven otra vez vctimas, ahora de investigaciones apresuradas (Alarcn, 2002). Porque
cuando postergamos otra vez su palabra, los pobres se transforman
en objetos ausentes, los pobres seran aquellos que no pueden acceder a la justicia, no tienen derecho a la justicia, ni tienen derecho
a tener justicia. A partir de all, suele proyectarse una imagen romntica y ficticia, al presentar a los pobres como simples vctimas,
habitantes fragmentados que viven en una suerte de estado de naturaleza, donde prima el caos, la informalidad, la guerra de todos
contra todos, donde la vida se organiza en funcin del egosmo, la
insolidaridad, la desconfianza y la enemistad. Donde cunde la inseguridad, el pnico y el caos.
Por el contrario, cuando enfocamos la problemtica atendiendo
el punto de vista de los propios actores involucrados en el espacio
social, en esas zonas grises (Auyero, 2007), nos damos cuenta de que
su cotidiano dista de aquellas representaciones ensayadas en clave
progresista. Nos damos cuenta de que la sociabilidad no es experimentada como un estado de guerra, toda vez que, y a pesar de la
precariedad de la vida, los actores desarrollan prcticas solidarias,
que van modelando conductas a travs de las cuales buscan imprimirle cierto tipo de seguridad y previsibilidad a su cotidiano (Peux,
2002).
Cuando analizamos las prcticas que desarrollan para encarar estas situaciones conflictivas nos damos cuenta de que estos sectores
tienen otros recursos. Cuando estudiamos a los grupos que los componen desde las estrategias que desarrollan para la reproduccin de
la sociabilidad en contexto de pobreza y retirada del estado, podemos
advertir que adems de vctimas (objetos de) son protagonistas
(sujetos de) de prcticas a partir de las cuales movilizan experiencias y repertorios previos, modelando lazos sociales, normando las
relaciones sociales.
Recuperar el punto de vista de los actores involucrados, como
sugiere Clifford Geertz (1997), implica situarnos en la posicin y en
el conjunto de relaciones desde las cuales las prcticas, las evaluacio-
116
2
Malinowski (1997) sostena que dar sentido a un trmino es definirlo a travs del
anlisis y de los mltiples contextos que lo animan. Detalles que estn al servicio del
punto de vista terico que intentamos defender. Las estrategias adquieren sentido
en la medida en que seamos capaces de describir los contextos en que son vividos,
en que son experimentados por sus propios protagonistas. Partimos del supuesto de
que el sentido no est disociado de la forma, de que aquello que se dice no puede
ser separado de lo que se hace. La palabra busca estar ligada al contexto de situacin en que fue producida. De all que para dar cuenta de los contextos de situacin
habremos de tener en cuenta el punto de vista de los actores involucrados. Recuperar el punto de vista de los actores involucrados, como sugiere Clifford Geertz (1997),
implica situarnos en la posicin y en el conjunto de relaciones desde las cuales las
prcticas, las evaluaciones y las creencias sobre la resolucin de problemas son
construidas e intentar entenderlas desde el punto de vista de esta ubicacin.
117
Las estrategias son los saberes prcticos que desarrollan los grupos de barrios marginales, como los estudiados, para hacer frente
a las situaciones conflictivas que se vuelven inseguras. Estrategias
para atenuar los conflictos y para producir seguridad. Se trata de estudiar las prcticas que desarrollan estos actores en su universo social,
complejo y dinmico para gestionar formas locales de reconstruccin
de la previsibilidad social. Prcticas destinadas a regular relaciones
microsociales carentes de principios de certidumbre, desprovistas
de la atencin estatal, a normar las relaciones sociales, a componer
relaciones de solidaridad y prcticas de cuidado entre s. Estrategias
para la reproduccin de la sociabilidad. Prcticas implementadas,
entonces, por los individuos o grupos de individuos que ocupan las
posiciones ms bajas del espacio social para preservar la vida, sus
bienes, el espacio pblico donde transcurre la vida en comn.
Las estrategias consisten en la movilizacin de capital social
(contactos) y cultural (informacin, experiencias previas) para hacer frente a los conflictos, imprimindoles certidumbre a las relaciones sociales, asegurando, por aadidura, su cotidiano familiar.
La organizacin de los recursos en funcin de ciertos objetivos
o proyectos, no necesariamente explcitos, ni recursos necesariamente calculados, pero que estn siempre presentes. Lo que no
significa que estemos ante prcticas espontneas. Si bien el despliegue de este tipo de estrategias no requiere necesariamente es
decir tampoco excluye que los actores movilicen una determinada
racionalidad en lo que respecta a la consecucin de ciertos fines y
la instrumentacin de determinados medios, lo cierto es que estn
presentes en las conversaciones diarias al interior del grupo, entre
los vecinos del barrio.
En definitiva, entendemos por estrategia, las prcticas desarrolladas por los grupos marginales para configurar soluciones
a los conflictos percibidos dentro o fuera del marco de las culturas
dominantes. Los modos de vida adoptados por los sectores marginales para encarar el cotidiano contradictorio, para abordar las
situaciones conflictivas que tienen que afrontar en la vida cotidiana.
Esos modos de vida son modos de obrar, pensar, sentir y percibir
que los actores del barrio desarrollan durante la interaccin con
otros actores del mismo barrio o de otros barrios.
118
Por otra parte, como hemos dicho, estas estrategias, si bien no son
necesariamente conscientes, no son espontneas. Detrs de ellas hay
una base de relaciones sociales difusas operando, poniendo en juego
repertorios previos. Detrs de las estrategias hay lazos normando las
relaciones sociales, codificando la vida cotidiana, aportando criterios
de cuidado entre s. De ah que a la hora de explorar las estrategias
debemos tambin prestar atencin a las redes informales, tanto horizontales (las relaciones entre los miembros de la comunidad basadas
en la amistad, el parentesco o la vecindad), como las verticales (relaciones de los miembros del barrio con referentes de organizaciones
sociales, polticas, religiosas o estatales).
Cuanto ms cerca miramos la vida cotidiana en el barrio, menos
catica y anmica se nos presenta. A pesar del desdibujamiento del
Estado, los habitantes del barrio no estn expuestos a las buenas
de Dios. A travs de los peridicos y los rumores, intercambian
informacin, consejos prcticos, que van modelando las expectativas sobre la vida en el barrio, sobre cmo y cundo hay que moverse en l, en definitiva, irn desarrollando prcticas de cuidado
entre s.
119
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Las estrategias
Repasemos ahora algunas de las estrategias que pudimos averiguar a partir de nuestro trabajo de campo. Para describir y analizar
estas prcticas nos hemos valido de las entrevistas que fuimos realizando a los vecinos del barrio Las Rosas.
Cdigos y rituales
Rosa, Justina y Mara estn preparando el guiso para servir en
el comedor que tiene el MTD Anbal Vern. El comedor queda enfrente de la va. Es un momento propicio para ponerse a conversar,
el momento en que la charla sigue su propio rumbo, avanzando de
aqu para all, el momento en que los vecinos comparten las novedades del da, repasan los temas pendientes, se cuentan la desgracia
ajena. Aprovecho para hacer la entrevista y enciendo el grabador.
Les comento que los otros das unos vecinos que haba entrevistado
me haban contado que los chorros para saber si estabas en tu
casa te tiraban piedras al techo S, responden casi al
unsono y no saben si rer o ponerse a llorar. No me dejan terminar
la frase:
Mara. S, y un da una amiga estaba viendo televisin y de repente se empez a ver mal, con lluvia. La
antena debe ser, pap, dice que le dijeron los hijos. Y
cuando sale a ver qu pasaba, ah no ms lo agarraron
los chorros Fijate lo que hacen los tipos! Se cuelgan
de tu antena para que salgas!
Rosa. S, se las saben todas. Y sabs qu hacen
tambin? Se meten dos a la casilla y los otros de lejos
miran si viene el dueo. Y entonces empiezan a silbar
para avisarles que vienen o no vienen. La primera vez
que los escuch yo dije: qu son esos silbidos, qu
est pasando. Y despus la vecina me dijo que eran
los que estaban haciendo campana para alertar a los
compaeros que vena el dueo.
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El enfrentamiento a un cotidiano semejante reclama juicios rpidos y flexibles, decisiones oportunas que se toman en base a la experiencia acumulada y compartida; decisiones que se adoptan para
medirse con actores muy dctiles tambin en su carcter, puesto que
no sern los mismos segn estn solos o en grupo, los encontremos
de noche o de da.
Muchas veces, detrs de los prejuicios de los vecinos se encuentra
operando este sentido prctico. Razones aprendidas en parte en la
calle, a partir de su propio derrotero, pero tambin con los aportes de
los derroteros de los otros vecinos.
De esa manera el barrio desarrolla una pedagoga implcita y colectiva que se modela y transmite a modo de consejos tcitos que se
proponen como las moralejas a los rumores de ltimo momento.
Ese anecdotario colectivo va delimitando los horarios y los lugares
prohibidos o no recomendables; va discriminando a los actores entre
buenos y malos, entre trabajadores y vagos; va sugiriendo
cules son los pibes propensos al delito, las barras de jvenes de
los que deben estar atentos o las malas influencias para los hijos.
Mnima moralia que aconseja a los vecinos sobre las formas seguras de estar en el barrio, de moverse en el barrio, de salir y entrar al
barrio.
Pongamos por caso el relato de Miriam cuando nos cuenta que:
el otro da, eso fue un martes, a una chica que vena
a una reunin ac por el tema del comedor, vino caminando por all atrs, por el medio del campo, le
robaron pero la intentaron violar tambin delante de
los dos chicos que venan con ella. Y ahora los hijos
estn con tratamiento psicolgico porque quedaron re
asustados.
124
Se sabe que los rumores son una forma de producir malentendidos, pero tambin de tomar distancia de aquellos vecinos que aparecen como los personajes principales de semejantes noticias. Los
vecinos, a travs del chusmero, se convierten en confidentes, consejeros y guardianes. Llaman la atencin sobre las malas yuntas y
sus prcticas habituales, los siguen de lejos, pero no se les escapan
sus movimientos, porque nunca saben en qu momento debern apelar a las estrategias para sortear sus acciones y porque, en ltima instancia, nunca saben si sus hijos o parientes estarn exentos de ellos.
La propedutica vecinal es una empresa colectiva porque el
anecdotario se nutre con los datos y la imaginacin de todos. Nunca
se sabe cul es el lmite entre la ficcin y la realidad. Nunca se sabe
cunto de mentira hay en los rumores que circulan. Las noticias van
y vienen, y con su retorno los detalles se van volviendo ms meticulosos. Esa es la manera que tienen los vecinos para compartir sus
experiencias y ensearse mutuamente tcnicas y trucos para hacer
frente a distintas situaciones conflictivas.
Sin embargo, la corredera de rumores no debe llevarnos a postular relaciones de lealtad vecinal. Son tantos los conflictos en el barrio, como diferentes las oportunidades que tienen para hacer frente a
los mismos, que resulta difcil mantener una relacin incondicional.
Existe, por su puesto, la amistad, pero esa amistad ir transitando
por diferentes humores. La inestabilidad econmica en general se
traduce en una inestabilidad emocional que no siempre se puede controlar en situaciones marginales.
La supuesta indolencia no sera sino un recurso emocional desarrollado para evitar que la inseguridad los paralice. La socializacin
adecuada de los vecinos implica ciertos niveles de acostumbramiento
a dichas situaciones conflictivas que, a simple vista insistimos,
pueden ser ledas en trminos de resignacin. Pero si se mira bien,
tan pronto se empieza a hurgar en la conversacin, enseguida se advertir el malestar que sienten, la afeccin ante dichas situaciones,
el mal humor que le producen todos estos problemas. Esa sensacin
contrasta con otras actitudes diarias que sugieren frialdad, cuyo reverso es la capacidad para improvisar maas que desarmen al actor
identificado como adversario o problemtico y evitar que la situacin
pase a mayores.
Pongamos el caso de Miriam, que desde hace cinco aos vive en
el barrio y ya sabe que la noche es el tiempo de las fechoras, el momento escogido por los rateritos o apretadores para interceptar a
los desprevenidos o incursionar en las casas vacas. Lo que sucede a
la noche, dice Miriam es comprensible porque
esto es una boca del lobo. Ac de noche no se ve nada,
no hay alumbrado pblico, no hay nada. Ya a las seis
o siete de la noche no se puede andar, a las siete de la
maana tampoco. Pero a pleno da!
El umbral de tolerancia lo marcan los chicos en la calle, las compras al mercado. Lo que pasa a la noche se explica por la oscuridad,
pero tambin por las calles sin asfaltar, es decir, por la imposibilidad
para que la polica patrulle la zona.
Miriam es una referente del MTD Evita, que ha puesto un comedor en su propia casa, por la que transitan doscientos chicos por da
en busca de su copa de leche. Tres veces por semana, esos mismos
chicos se llevan un pote lleno de comida para el resto de la familia,
porque la casa de Miriam es pequea y no hay lugar para que todos
puedan sentarse a comer al mismo tiempo. La merienda es distinta
porque los chicos no llegan todos juntos, y cuando lo hacen no se
demoran en tomar la leche.
Todo el mundo, sobre todo las mujeres y en particular las madres, saben que la noche no debe sorprenderlos afuera. La noche pero
tambin la esquina y sobre todo el terrapln de la va del ferrocarril,
127
128
Una casa vaca, es una casa abierta, candidata fija al hurto. No son
los prejuicios del barrio hacia los ms jvenes sino las experiencias
previas, es decir, los robos del que fueron vctimas alguna vez, ellos
o sus vecinos. Salir al mercadito o llevar los hijos a la escuela o al
129
Pero cuando se trata de los ladridos de los perros del vecino, los
mismos los llevar a encerrarse cada vez ms, a meterse debajo de las
mantas; no se les ocurrira asomarse a la noche, aunque no dudarn
130
Otras veces, los pibes se dan cuenta de que los dueos no estn en
la casa porque los perros no paran de ladrar. Dice Rosa:
Pero s, ya desde los otros das venan vigilando esa
casa. Cuando vena para ac, el comedor, los vi, y
cuando me vieron salieron disparando. Haca por lo
menos quince das que la venan junando. Ellos fichan
todo el barrio. Dan vuelta la manzana y miran, miran.
Cuando los perros le entran a ladrar es porque no hay
nadie.
131
Seducir o evitar
Carlos es una persona mayor, uruguayo, lo conocen todos porque
fue uno de los primeros que se asent en el barrio. Trabaja haciendo
mantenimiento en el Frigorfico de Gorina. Todos los das, cuando
regresa en bicicleta a su casa, despus de hacer sus changas, se topa
con distintas barritas de pibes:
A veces tens que agachar la cabeza, no mirar o mirar
para otro lado, sobre todo cuando estn fumando. Pero
otras veces te conviene mirarlos y saludarlos con una
sonrisa, que se yo, preguntarles por la vieja, gastarlos porque perdi el lobo, depende el momento. Nunca
se sabe, tens que andar con las antenas paradas.
132
herir su orgullo, sobre todo cuando este se encuentre con sus compaeros porque de esa manera se sentira desafiado frente a sus pares y
tendra que probar su vala y poner a prueba la lealtad con el grupo.
Otra de las estrategias que suelen desarrollar los vecinos del barrio apunta a evitar tomar contacto con esa gente. Es lo que Gabriel
Kessler (2004) llama estrategias de evitamiento. Se trata, precisamente, de sortear al grupo dando un rodeo para llegar a la casa, o
cruzando a la vereda de enfrente, bajando la mirada, acelerando el
tranco o esquivando la esquina en cuestin.
Se sabe que los pibes suelen apostarse en el mismo lugar y que
casi siempre lo hacen a determinadas horas del da. De modo que no
es difcil averiguar cundo hay que evitar pasar por ese lugar para no
transformarse en objeto de agresin.
Por otro lado, el miedo viene a llenar otro vaco que se produjo
ante la desestabilizacin del mundo del trabajo.
Si suponemos que toda la vida social debe tener principios reguladores, vale la pena recordar el papel regulatorio que tena la vida obrera y sobre todo fabril
en el pasado. La regulacin microsocial central de los
barrios habitados mayoritariamente por sectores populares estaba marcada por los ritmos de la organizacin
fabril: esta marcaba sus perodos especiales (las vacaciones, los aguinaldos y su impacto en el comercio local), mantena en vilo a la comunidad cuando aconteca algn conflicto (la huelga, el cierre o disminucin
de las fuentes de trabajo). (Kessler, 1999: 235)
134
137
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142
143
144
145
Al llegar
Cuando elegimos ponderar lo que un barrio produce1, ms que
lo que representa, es por nuestra desconfianza ante la posibilidad de
trazar comparaciones que resulten enriquecedoras; los paralelismos
entre, por ejemplo, dos o ms barrios, terminan siendo por lo general
estriles, y esto no sucede porque dichos emplazamientos carezcan
de semejanzas, sino porque dichas semejanzas no esclarecen mucho
las cosas,
ya que cada vez que la produccin, en lugar de ser
captada en su originalidad, en su realidad, se halla as
volcada, proyectada, en un espacio de representacin,
ya no puede tener valor ms que para su propia ausencia y aparece como una carencia en ese espacio.
(Deleuze y Guattari, 1995: 316)
1
La produccin puede ser del trabajo o del deseo, puede ser social o deseante,
apela a fuerzas que ya no se dejan contener en la representacin, a flujos y cortes
que la agujerean, la atraviesan por todas partes (Deleuze y Guattari, 1995: 309).
147
Si un barrio es una fbrica, debido a que genera y promueve criterios de aprobacin y rechazo en diversos aspectos de la vida de sus
habitantes como por ejemplo la inaceptabilidad de ciertas ofensas
y la pasividad ante otras, todo lo cual supone valores que lo sustentan, nuestra tarea ser poner en claro cmo todo ello se compone o
agencia, a partir de qu fuerzas semiticas y empleando qu lgica.
Esto ltimo, nosotros comenzaremos a explicarlo a partir de la distribucin que los mismos vecinos hacen del barrio, de las zonas del
barrio, lo que a su vez resulta confirmado por actores exteriores a El
Mercadito, como por ejemplo el correo y el garrafero, que han elaborado tcticas al respecto, como por ejemplo terminar su recorrido
antes de la finalizacin del mismo.
A lo largo de nuestras visitas, hemos podido compartir charlas
de las ms variadas con vecinos del barrio El Mercadito, lo cual
nos permiti estar al tanto de las distintas problemticas que ellos
mismos destacaban como relevantes. Desde luego que el eje de las
conversaciones estuvo apostado en la experiencia que los habitantes tenan sobre la justicia, en tanto instancia eventual de solucin
de conflictos; no obstante ello, siempre priorizamos pautas elsticas
para las entrevistas, algo similar al examen naturalista de Blumer,
compuesto, este ltimo, por la exploracin y la inspeccin. La primera de ellas, es un procedimiento de indagacin flexible en el cual el
investigador se mueve de un rea de investigacin a otra, pudindose
deslizar hacia direcciones nuevas e insospechadas. El investigador
tambin modifica su reconocimiento de cules datos son destacados
a medida que obtiene ms informacin y logra mejor comprensin.
El foco de la investigacin es inicialmente extenso, pero se hace gradualmente ms definido y preciso en tanto que avanza la exploracin.
Por ltimo, la inspeccin implica el examen intensivo y detallado del
contenido emprico de los componentes que son utilizados con propsitos analticos, y adems, de las relaciones entre tales elementos
(Forni, 2003: 10-11).
148
En relacin al sentido comn, al menos desde las ciencias sociales, existe cierta tradicin aunque sea en trminos formales que
consiste en desacreditarlo, en difamarlo; si no, cmo entender a
Durkheim en el final de Las reglas del mtodo sociolgico cuando
afirma que ha llegado para la sociologa el momento de renunciar a
los xitos mundanos, por as decirlo, y de tomar el carcter esotrico
que conviene a toda ciencia. Con ello ganar en dignidad y autoridad lo que pierde en popularidad (1982: 143). Ahora bien, aunque
2
El estallido, el esplendor del acontecimiento es el sentido. El acontecimiento no es
lo que sucede (accidente); est en lo que sucede (Deleuze, 2008: 158).
3
La imagen del pensamiento no es algo que se ofrezca explcitamente, ni puede
deducirse de los conceptos de una filosofa. De supuesto tcito, responde ms bien
a un tipo de orientacin del pensamiento que, difcilmente visible y enunciable, es sin
embargo lo que hace visible y enunciable aquello por lo cual el pensamiento va a ser
afectado en un momento determinado (lvarez Asiin, 2007).
4
La relevancia que Deleuze le otorga al pensamiento, a la actividad de pensar ms
all de las pautas establecidas, recorre toda su obra; de all que digan junto con
Guattari: Pero el pensamiento slo pide eso: que no se le tome en serio, puesto que
de esa manera puede pensar mejor por nosotros, y engendrar siempre sus nuevos
funcionarios; cuanto menos en serio se tomen las personas al pensamiento, ms
piensan conforme a lo que quiere el Estado (Deleuze y Guattari, 1988: 381).
149
Por el barrio
Decamos que una tarea vital es analizar la composicin de El
Mercadito, ver cmo se agrupan sus habitantes, e intentar desentraar la lgica que opera detrs de dichas prcticas, considerando que
todo ello trae derivaciones para los vnculos que all se forjan.
Como primera medida, este barrio debe pensarse en relacin con
otros dos que le son muy prximos: La Bajada y La Unin. Segn la descripcin de Morita5, la distribucin es la siguiente:
5
Vecina del barrio desde hace 24 aos; una de las ms antiguas. Adems, tiene en
su casa el comedor barrial al que asisten chicos para merendar y estudiar.
150
deca que si nos referimos a lo vecinal, en esta manzana no hay conflicto, puede haber una discusin por
el perro o algo as pero por eso no vamos a llegar a
la justicia, tratamos de hablarlo, tratamos de ser ms
civilizados
E. Entonces, en ese sentido es para ustedes un barrio tranquilo
Ariel. S, por ac nunca pasa nada y mir que hace
13 aos que estoy por ac y ella 21, y yo viv atrs,
en los dos primeros aos yo estuve atrs pero era otra
cosa, se invirtieron mucho las cosas, nada que ver.
Cuando yo la conoc a ella, hace siete u ocho aos ac
podas dejar cualquier cosa, no pasaba nada porque la
gente era ms unida, estaba muy unida pero despus
empez a caer ms gente, gente extranjera, se metan
en los terrenos y eso provoc desorden porque vos tens un rancho de dos por dos y te viene un paraguayo
y te hace un edificio como de seis pisos y vos no sabs
qu pas, par nene cmo hiciste, y todo eso genera
conflicto
Ethel. Es gente que trabaja mucho, pero vos cobrs
para limpiar ocho pesos la hora y las paraguayas, las
bolivianas lo hacen por cinco, y as te sacan trabajo,
y yo no soy racista, pero vos tens que ver las casas
ms lindas.
E. Qu tal es la vida por ac?, viven tranquilos?
Susana. En esta parte s, por ac s.
E. Por otro lado no?
S. En el fondo, ah s, hay robo, hay droga, la mayora en el fondo, porque roban ac o afuera y van al
fondo, y se llevan todo para all
E. Y ustedes conocen a los que hacen eso?
S. S, s, los conocen todos
Cintia. Ah hay uno, el que viene en bici, que va a ir
para el fondo, ese es uno (me indica).
E. Esta parte est ms unida que el resto del barrio?
152
E. Conflictivas en qu sentido?
Ch. Es que hay gente que no tendra que vivir en un
barrio como pretende ser este, entends?
E. S, s...
Ch. Y la inseguridad ac brilla.
E. La inseguridad?
Ch. S, la inseguridad, ac no tocan nada, en esta
cuadra, pero a la gente all, a los peruanos, a los bolivianos, a todos ellos los tienen podridos, porque les
roban todos los das a los tipos.
E. Los argentinos?
Ch. Claro, hay un grupo que s, y viene la polica,
los mira a los tipos y no les da ni cinco de pelotas, entonces yo no puedo ir de cincuenta a ciento cincuenta
metros para el fondo porque no s lo que pasa.
Con esto procuramos indicar que todos los vecinos con los que
hemos dialogado, sin ninguna excepcin, han aludido a ese corte
abrupto que se produce a partir de dicha calle6. Aunque resulte incongruente para quienes no lo hayan podido observar y a su vez vivan
en otro contexto, esa calle de no ms de cuatro metros, separa con
claridad dos espacios diferentes que urden apropiaciones distintas del
territorio (Kessler, 2004: 224). De un lado parece existir un conjunto
de normas o pautas a las cuales tributar respeto; en cambio en el
otro, aquello tibiamente consensuado ha desaparecido, la autoridad
simblica est por fuera o en el borde de ese sitio, el cual carece de
principios contundentes de jerarqua (Duschatzky y Corea, 2002:
80). All viven quienes roban, quienes venden y/o consumen drogas,
quienes se emborrachan, quienes cobran peaje; en aquel lugar, la
inminencia de un infortunio esta tenazmente presupuesta.
Y luego de eso, cuando se comete alguna trasgresin, estos vecinos saben que nada va a suceder: en El Mercadito, al igual que en
gran parte de la comunidad, tanto la polica como la justicia, se en6
Cabe aclarar que todas nuestras charlas se realizaron con personas que viven en
la franja comunitaria del barrio. No obstante, como hemos mencionado, esa separacin entre las calles que pueden transitarse y las que no, es tambin exterior al
mismo, ya que pudimos constatar que no slo la realizan estos vecinos. El correo, los
taxis, el garrafero, los vendedores ambulantes, entre otros, lo confirman de hecho.
154
7
Ningn vecino llamara a la polica por peligros cotidianos, e incluso inusitados, ni
por delitos como robo, a menos que resulte de gran envergadura. El dato importante
que surge de aqu, es que la polica no es una opcin atendible para las personas del
barrio, excepto hechos que ellos mismos catalogan como muy graves.
155
Reterritorializacin
Volviendo a la separacin que los vecinos antiguos realizan
sobre dos zonas prcticamente antagnicas e incompatibles en el
barrio, algo as como lo puro y lo impo, advertimos en estos dos
enfoques cierta ingenuidad e incluso autoengao, pero lo importante para nuestro anlisis es que los efectos de dicha distribucin
son reales, a tal nivel que el endurecimiento en la exaltacin de las
identidades establecidas ellos/nosotros, la intransigencia con respecto a esas personas del fondo; en definitiva, el conservadurismo
molar con que se manejan, se construye alrededor de dicho enfoque.
Cuando mencionamos el concepto molar, nos estamos refiriendo a
una distincin utilizada por Guattari y Deleuze, entre dicho trmino
y el de molecular. Aclaran los autores que sera una equivocacin
oponer estas dos dimensiones (molar-molecular) como lo colectivo y
lo individual (1988: 221; 1995: 289)8.
8
No existe lgica de contradiccin entre los niveles molar y molecular. Las mismas
especies de elementos, los mismos tipos de componentes individuales y colectivos
en juego en un determinado espacio social pueden funcionar de modo emancipador
a nivel molar y, coextensivamente, ser extremadamente reaccionarios a nivel molecular. La cuestin micropoltica es la de cmo reproducimos (o no) los modos de
subjetivacin dominantes. As, por ejemplo, un grupo de trabajo comunitario puede
tener una accin ntidamente emancipadora a nivel molar, y al mismo tiempo a nivel molecular puede tener toda una serie de mecanismos de liderazgo falocrticos,
reaccionarios, etctera. Esto mismo puede ocurrir, por ejemplo, con la Iglesia. O a
la inversa: la accin puede mostrarse reaccionaria, conservadora a nivel de las estructuras visibles de representacin social, a nivel del discurso tal y como se articula
en el plano poltico, religioso, etctera., esto es, a nivel molar. Y al mismo tiempo, a
158
Sedentarios moleculares
Esta separacin que los vecinos ms antiguos hacen, nos advierte
de un criterio sedentario de composicin a nivel molecular11, al menos
con respecto a este tema; se asemejan a las segmentaciones binarias
con las que las instituciones nos abruman cotidianamente hombre
o mujer, loco o cuerdo, rico o pobre, obediente o rebelde, etctera.,
todo lo cual les garantiza tranquilidad: o pertenecs a esta parte, o
pertenecs a aquella, de esa divisin no se puede salir. Desde luego
que no le otorgamos a esta descripcin ningn valor peyorativo no
es ni bueno ni malo el sedentarismo en s; nadie puede decir de antemano qu es lo mejor para determinada situacin persona o barrio,
al mismo tiempo, todos necesitamos de los criterios imperantes que
nos permitan guiarnos, e incluso las huidas o fugas de lo establecido
se dan precisamente en relacin a esto, a lo establecido: las fugas
y los movimientos moleculares no seran nada si no volvieran a pasar por las grandes organizaciones molares y no modificasen as sus
segmentos, sus distribuciones binarias de sexos, de clases, de partidos (Deleuze y Guattari, 1988: 221). Pero s resulta importante la
11
Decimos molecular, porque a nivel molar, a nivel de las grandes diferencias sociales, tanto un grupo como otro, constituyen lo mismo: pobreza en trminos de recursos econmicos. Ahora, en un anlisis capilar o molecular, vemos cmo entre
ellos siguen forjando segregaciones.
160
161
Tierra
La tierra est siempre, aunque no siempre est como la tierra.
La unidad primitiva, salvaje, del deseo y la produccin es la tierra
[]. Es la superficie sobre la que se inscribe todo el proceso de
la produccin, se registran los objetos, los medios y las fuerzas
de trabajo, se distribuyen los agentes y los productos (Deleuze y
Guattari, 1995: 146). Esta definicin sirve, por un lado, para dejar
en claro que denominamos abstractamente tierra a todo espacio
que an no ha sufrido en el imaginario de quienes lo habitan demarcacin jurisdiccional alguna. Por otro lado, igualmente nos es
til para pensar a un barrio como El Mercadito, que existe, a su
vez, dentro de una ciudad como La Plata, que s es un rea con
claras circunscripciones administrativas, propias de las exigencias
arquitectnicas y burocrticas actuales. En definitiva, tierra es un
concepto que nos permite describir un hecho social: entre lo que
precisa un barrio particularmente desventajado y lo que necesita
12
Dicho terico otorgaba al miedo un lugar privilegiado en la construccin del Estado; el temor imprevisible que pueden ocasionar las personas por sus inclinaciones
egostas, el Estado mismo deba domesticarlo y volverlo predecible, para de esa
forma utilizarlo como disuasivo (Hobbes, 1980: 129).
162
una ciudad, hay ciertas divergencias, que no son slo edilicias, sino
tambin afectivas. Desde esta perspectiva, el barrio no es un concepto geogrfico, urbanstico ni administrativo, sino un arte de coexistir con los otros, con los cuales se entra en contacto por proximidad y repeticin. En l, para el sujeto, tiene lugar la creacin
de una identidad que est entre lo ntimo y lo annimo: vecino
(Zubieta, 2000: 92). De esta manera, el barrio es una desterritorializacin de la ciudad, un paso donde las marcas y delimitaciones propias de la misma, de sus cdigos, que el vecino no domina, pierden
gravitacin, resultando un lugar ilimitado, desprovisto de fronteras.
Incluso la distancia ofrece aqu caractersticas propias e intransferibles, ya que los habitantes del barrio rara vez salen del mismo,
excepto por trabajo o urgencias inusitadas, razn por la cual el espacio pblico del centro de la ciudad no lo es tanto para ellos; segn
sus propias consideraciones, slo espordicamente acceden al lugar
estratgico de la urbe.
Hasta aqu, lo que un barrio significa como desterritorializacin
respecto de la ciudad, pero la cuestin no termina aqu, y se sigue
desarrollando y complejizando, ya que dentro del mismo barrio, los
movimientos alientan composiciones muy diversas, sean beneficiosas
o nocivas. De ningn modo decimos que la tierra o la desterritorializacin sean el bien y que el territorio o la reterritorializacin sean
el mal; no es tan sencillo el problema. Lo que debemos intentar indagar es qu tipo de creencias y deseos animan a esos movimientos,
qu afectos convierten a la tierra en un territorio, o a la inversa.
Territorio
Y para continuar, sealemos qu entendemos por territorio. Deleuze y Guattari solan decir que los tatuajes convierten al cuerpo
en un territorio, aunque el primero, influenciado por conceptos que
provienen del mundo animal y vegetal emplea la palabra territorio
para referirse a la potencia particular de cada individuo Los seres
humanos, los animales, las plantas, poseen un territorio que no se
delimita por contornos fijos, sino que est en continuo movimiento
porque est determinado por la fuerza vital de cada cual. Un territorio no se delimita desde fuera, no es una propiedad privada. Cuando
no acta la violencia de los otros, el territorio crece hasta el lmite de
163
sus propias fuerzas (Larrauri, 2002: 7). Ahora bien, esta definicin,
aunque introductoria, no aclara mucho el panorama para nuestros
objetivos, ya que bascula acerca de lo que significa territorio slo
para individuos. Si pensamos en un barrio, precisamos de otras referencias, que oportunamente estos autores se encargan de brindarnos:
El territorio es en primer lugar la distancia crtica entre dos seres
de la misma especie: marca sus distancias. Lo mo es sobre todo mi
distancia, slo poseo distancias (1988: 325). De este concepto, podemos colegir que es el territorio el que hace nacer cierta violencia,
lo que equivale a decir que no es la violencia lo que permite explicar
al territorio, sino que aquella deriva de este. Y dicha violencia se da
en las actividades ms diversas de nuestra sociedad; pensemos en el
derecho, por ejemplo: el juez no slo tiene un territorio delimitado
fsicamente entrar en cualquier juzgado y observar la distribucin y
sealizacin de las distintas oficinas13 sino otro de tipo enunciativo
que apuntala la distancia sobre aquello que est juzgando... hay violencia de derecho siempre que la violencia contribuye a crear aquello
sobre lo que se ejerce, o, como dice Marx, siempre que la captura
contribuye a crear lo que captura (1988: 454). Abreviando, el territorio implica violencia; violencia que sienten los vecinos tradicionales por la ocupacin ilegtima y no consensuada que en la ltima
dcada han sufrido por los extranjeros y los argentinos conflictivos. Violencia que crea un territorio, que hace necesario para ellos
un territorio: nosotros y los del fondo; y por esto decamos que
un barrio no representa nada, no dice nada acerca de otras tramas
que se dan fuera del mismo, siendo sus propias creencias y deseos
los que permiten estas construcciones, esta reterritorializacin (1988:
223). Creencias y deseos que no slo carecen de una sensacin de
justicia, sino que brotan y se consolidan al calor de una cotidiana
arbitrariedad, creencias y deseos que desactivan cualquier vnculo
con el derecho, cuya imagen es entre hostil y caricaturesca; es la ley
la que, a partir de instituir un principio de legalidad basado en la formulacin de la igualdad, habilita la construccin de un semejante. De
13
Christe afirma en un artculo los grandes obstculos edilicios que plantea la administracin de justicia para quienes no transitan cotidianamente por esos lugares.
Para el criminlogo noruego, con slo entrar a un juzgado, nos damos cuenta que
est hecho nicamente para quienes all trabajan y no para legos (1992: 160).
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Desterritorializacin
Y la institucin policial, aquella que tericamente est para el resguardo del derecho, se encuentra enrgicamente cuestionada, y no
slo por cmo acta de hecho, sino tambin por la referencia que debera suponer para los vecinos el rostro ms visible del Estado en el
barrio. Lo material y lo simblico de la polica convergen para que en
lugar de sentirse en un sitio ajustado a ciertas reglas de convivencia,
con normas y lmites territorio consideren al barrio como un espacio desordenado y proclive a beneficiar a quienes menos respetan
las normas tierra. Esa tierra, no de nadie, sino de la contingencia
odiosa, imprime en los vecinos antiguos un sentimiento de hostilidad hacia aquellos que no son ellos: los del fondo, que viven
violando los lmites, y la polica, que nunca los pone debidamente;
unos y otros son precisamente quienes transforman en tierra aquello
que debera ser un territorio.
En todos los comentarios, la polica es retratada con imgenes
que oscilan entre la inoperancia y la espuria complicidad, y tanto por
una actitud o por otra, siempre estn lejos del derecho: entran para
hacer espamento, nunca se llevan a nadie, un da van a matar a
alguien entrando a esa velocidad, ellos saben quienes son, roban
para la polica
En la actualidad, no es patrimonio exclusivo de la polica la
poca credibilidad en derredor de las instituciones pblicas, pero
en el caso de El Mercadito la cuestin se agrava, porque como
decamos antes, no hay otras agencias del Estado vinculadas con
la seguridad ciudadana que se adviertan peridicamente all. Esa
ltima instancia en la que acudiran a la polica, exige pensar
en todas las restantes en las que no lo haran, porque es all donde
la ley pierde consistencia y, correlativamente, la imagen del otro
como semejante. Por eso aclarbamos que la desterritorializacin
165
El anti-paradigma
Quienes hayan ledo hasta aqu, podrn dudar acerca de la ventaja de ciertos conceptos y categoras que hemos utilizado. Barrio-fbrica, barrio-teatro, tierra, territorio, geosociologa, entre
otros, son conceptos que tienen la verdad que les corresponde en
funcin de las condiciones en que fueron creados, y slo existen
gracias al afuera, y en el exterior (Deleuze y Guattari, 2005: 32;
1988: 10). Es por ello que dejamos para esta parte una explicacin
decisiva: precisar lo que caracteriza para nosotros a una sociedad,
ya que es a partir de estos lineamientos que todo lo anterior tiene
sentido.
Deleuze y Guattari
Las creencias y los deseos son la base de toda sociedad, porque
son flujos, y como tales cuantificables, verdaderas cantidades sociales [] Un campo social est constantemente animado por todo tipo
de movimientos de descodificacin y de desterritorializacin que
afectan a masas, segn velocidades y ritmos distintos. No son contradicciones, son fugas (Deleuze y Guattari, 1988: 223 y 4). En un
seminario, a comienzos de la dcada de 1970, Deleuze principiaba
esta cuestin:
Un cuerpo social, se define as: perpetuamente las cosas, los flujos chorreando sobre l, chorreando de un
polo a otro, y perpetuamente codificando; y hay flujos
que escapan a los cdigos, y despus hay un esfuerzo
social para recuperarlos, para axiomatizarlos, para rehacer un poco el cdigo, a fin de darle un lugar a flujos
tan peligrosos; y todo a la vez. En otros trminos, el
acto fundamental de la sociedad es: codificar los flujos y tratar como enemigo lo que, con relacin a ella,
se presente como un flujo no codificable, porque, una
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Produccin deseante
En cada tentativa es posible huir de los regmenes establecidos o
someterse a ellos, y un factor imprescindible para comprender esto
es la produccin deseante,
nosotros decimos que el campo social est inmediatamente recorrido por el deseo, que ste el campo
social es su producto histricamente determinado, y
que la libido no necesita ninguna mediacin ni sublimacin, ninguna operacin psquica, ninguna transformacin, para cargar las fuerzas productivas y las
relaciones de produccin. Slo hay el deseo y lo social, y nada ms. (Deleuze y Guattari, 1995: 36)
Introduccin al derecho
Es muy recurrente la afirmacin de que el derecho no es lo mismo
si lo analizamos desde un enfoque conflictivista o de un criterio
consensual de la sociedad; encarna intereses y objetivos claramente
distintos, y porque no, antagnicos. Derecho e ideologa en Marx,
derecho y solidaridad social en Durkheim por citar a dos clsicos,
dan una imagen del fenmeno jurdico que no es favorable ni para
la geosociologa jurdica, ni para el anti-paradigma sociolgico del
cual ella deriva.
Sobre criterios tan abarcativos, el Derecho puede y de hecho lo
hace beneficiar a ciertos grupos o sectores, privilegiando intereses
parciales buscando mostrarlos como generales. Pero no menos cierto
es que, as estudiado, el Derecho puede y de hecho lo hace favorecer socialmente algunas cohesiones, a menudo crueles, por otro lado.
Ni el formalismo, ni el instrumentalismo pueden explicar al derecho
cabalmente, sostena Bourdieu, con lo cual comulgamos (Bourdieu,
2001: 165).
16
Con respecto a la cuestin de Las Malvinas su lugar en la produccin deseante
de guerra y de muerte, Nstor Perlongher lo dijo todo en su artculo Todo el poder
a Lady Di. Se puede leer adems La ilusin de unas islas y El deseo de unas
islas (1997: 177).
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Creemos que lo que permite las reflexiones anteriores es el convencimiento presupuesto de concebir al derecho como un fenmeno
coyuntural que rodea o compone un hecho; por nuestra parte, lo
percibimos como un elemento intersticial espacio pequeo que media entre dos cuerpos de las relaciones sociales. No desconocemos
lo asfixiante de las disposiciones jurdicas, ni negamos su utilizacin
brutal, principalmente en el mbito penal, pero con respecto a la geosociologa jurdica, el derecho es un acontecimiento que se suscita o
no segn el grado de pertenencia que sientan aquellos que se encuentran formando parte de equis relacin.
Resumiendo, si a una sociedad lo que la caracteriza son sus movimientos o posibilidades de fuga, el derecho es entonces un acontecimiento17, es intersticial, y ello es lo que debe explicar la geosociologa
jurdica. Precisamos hacer el esfuerzo de pensar al derecho dentro
de una vida social que es a todas luces paradojal, introduciendo al
derecho en la paradoja y no a la paradoja en el derecho.
sufren; es nuestro buen sentido acerca de la misma el que las construye. Creemos que las regularidades son inherentes a los fenmenos
que investigamos, cuando en realidad esas regularidades son creadas
por nuestro buen sentido, debido a la manera poco arriesgada que
tenemos de pensarlos. Abreviando, lo que constituye la estructura
social de la paradoja, es el ordenamiento que nace de las conexiones
parciales que se suscitan.
Cartografa de El Mercadito
Ahora s estamos en condiciones de hacer un mapa. Segn nuestras conclusiones, si la justicia se encuentra en gran medida ausente
de El Mercadito como lo est; si no es una herramienta presente
en las creencias y los deseos del barrio, es porque no est o estuvo
para arbitrar aquellos hechos de violencia territorial, como sienten
los vecinos tradicionales que fue y es la incursin incesante de
personas a un barrio un territorio que originalmente les perteneca
material y simblicamente. Ahora slo tienen sus dos cuadras de vecindario discretamente propio, ya que los del fondo pueden transitarlo impunemente sin ninguna autoridad real que ejerza control,
que les exija por lo menos: a ver che, mostrame el documento. No
creemos, ni mucho menos, que esta sea la nica razn que gravit en
el proceso de alejamiento entre el barrio y su idea de la justicia como
instrumento, pero s que ha jugado un papel relevante.
Los vecinos con los que conversamos, no creen haber tenido problemas que por medio de la justicia, o a partir de ella, se hubiesen
resuelto mejor; o dicho de otra manera, en sus problemas, la justicia no aparece, el derecho no opera. Los inconvenientes por los que
atraviesan no son advertidos como un puente hacia la justicia, y para
colmo los jueces son imgenes sumamente distantes, entre intocables
e indolentes.
Entrevistador. Por ltimo, Morita, has tenido alguna experiencia con la justicia, algn tribunal, algn
juez?
Morita. No, no, salvo para hacer los documentos de
mis hijos, pero nada ms. E. No vas porque no la
necesits o porque no pods ir?
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Ch. Y s. No s por qu
E. Ser porque viven otra realidad?
Ch. Puede ser, el otro da en el mercado, estaba
charlando con un tipo; yo siempre chusmeo ah en el
mercado, a m me gusta chusmear, y al tipo lo haban
choreado en Ensenada y el tipo tiene un conocido que
es secretario de un juez, ahora no me acuerdo cmo se
llama, y le deca: mir todos los que viven por un chorro!, empez por el abogado, el milico que lo agarra,
el papelero, todo el papelero que pasa por quinientas
personas hasta que llega al chorro y lo identifican y le
dicen: usted hizo esto, esto y esto, despus pasa al
juez, despus al secretario, y as para arriba, terminado
el asunto pasaron como quinientas personas por ese
chorro. A esas personas le paga el chorro ese, as como
lo ves. Y me dijo, sabs negro que si no habra tantos
chorros, no habra tanta cantidad de jueces?18
Un barrio puede tomarse como un sntoma, y el caso de El Mercadito es indicio de aquello que Gargarella denomin alienacin
legal. Esta idea plantea un gran dilema para el derecho: lograr que los
individuos, los sujetos al mismo, puedan reconocerse en las normas que los rigen. De no ser as, se arribar a una situacin en donde
18
Marx alude a esta misma cuestin desde un registro que no parece excesivo calificar de francamente irnico. El delincuente rompe la monotona y el aplomo cotidiano de la vida burguesa. La preserva as del estancamiento y provoca esa tensin
y ese desasosiego sin los que hasta el acicate de la competencia se embotara.
Impulsa con ello las fuerzas productivas. El crimen descarga al mercado de trabajo
de una parte de la superpoblacin sobrante, reduciendo as la competencia entre
los trabajadores y poniendo coto hasta cierto punto a la baja del salario y, al mismo
tiempo, la lucha contra la delincuencia absorbe a otra parte de la misma poblacin
(1980: 360). En esa misma tnica, subraya tambin que el delincuente estimula las
fuerzas productivas del mundo capitalista en el sentido de que, mediante sus infracciones, genera legislacin en materia penal, jueces, policas, guardianes, jurados,
profesores, etctera. Aunque algunos autores interpretan estos pasajes en forma
restringida y literal, otros como Taylor, Walton y Young aclaran que Marx de ningn
modo propugna la idea de funcionalidad del delito ya que, a diferencia de utilitaristas y positivistas, aquel entiende que una sociedad sin delitos es plenamente posible. Por el contrario, enfatizan que su propsito consiste en ridiculizar y desnudar la
concepcin burguesa de una sociedad dividida moralmente entre buenos y malos,
justos y depravados e, incluso, en subrayar la naturaleza delictiva del capitalismo
(Taylor, Walton y Young, 2001: 226).
173
174
Bibliografa
lvarez Asiin, E. (2007). La imagen del pensamiento en Gilles
Deleuze: Tensiones entre cine y filosofa. En Revista Observaciones Filosficas [en lnea]. Madrid: Universidad Complutense.
19
Utilizamos una cita de Deleuze que dice textualmente: Cuando el poder toma a la
vida por objeto u objetivo, la resistencia al poder se reclama ya de la vida y la vuelve
contra el poder [] la vida se convierte en resistencia al poder cuando el poder toma
a la vida por objeto (Deleuze, 1987: 98).
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El acceso a la justicia.
Una mirada desde la descentralizacin
Anala N. Consolo
Una Sociedad que no est en condiciones de satisfacer las necesidades bsicas es una sociedad miserable. Una sociedad que no
puede satisfacer las necesidades bsicas secundarias es una sociedad indecente
Ernesto Garzn Valds. Desde la Modesta Propuesta de J. Swift
hasta las Casas de Engorde. Algunas consideraciones acerca de
los derechos de los nios.
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181
183
de ayudantes fiscales en los lugares donde hasta el momento no existan. En el ao 2004 el Ministro de Justicia de la provincia de Buenos
Aires, Eduardo Di Rocco, present en la Legislatura un proyecto de
Ley descentralizador, el que prevea la creacin de cuarenta nuevas
fiscalas, veinticuatro defensoras en el Conurbano Bonaerense en los
distritos que no fueran cabeceras de Departamentos Judiciales. En los
fundamentos de la creacin, quedaba expresado que era para hacer una
ms efectiva persecucin del delito en la provincia desde lo judicial,
luego tambin implementaba una serie de cambios en el Ministerio de
Seguridad de la provincia atento al mejoramiento de la propuesta.
Con dicha creacin se pueden poner en ejercicio dos ideas bsicas: la primera, que el acceso a la justicia est ms cerca de sus
domicilios y en igualdad de condiciones para todos los ciudadanos.
La segunda idea enfoca la pronta puesta en marcha de la investigacin penal a partir del momento en que la misma polica informa del
hecho ilcito.
Por ello es que se torna imprescindible la descentralizacin de
los servicios de justicia a fin de ofrecer a los ciudadanos una amplia
gama de opciones para resolver sus conflictos.
184
con las facultades previstas en el artculo 25 de la Ley 12.061, la investigacin penal preparatoria, recibir denuncias, ejercer la direccin
de la Polica en Funcin Judicial y disponer las medidas de coercin
previstas en el artculo 149 del Cdigo Procesal Penal de la Provincia
de Buenos Aires (Ley 11.922 y modificatorias). b) Requerir al Juez
de Garantas o al Juez de Paz Letrado, del lugar en que el hecho se
hubiese cometido, las medidas probatorias previstas en los captulos
III y IV del Ttulo III del Libro Primero del Cdigo Procesal Penal de
la Provincia de Buenos Aires (Ley 11.922 y modificatorias), El Ayudante Fiscal continuar interviniendo hasta tanto el Agente Fiscal lo
disponga, sin perjuicio de las diligencias que le sean asignadas, en la
prosecucin de las investigaciones penales preparatorias en trmite.
La medida de coercin a que hace referencia el artculo 149 es el
arresto, luego en el captulo III se refiere al registro domiciliario y a
la requisa personal.
En particular el presente abordaje comienza en el mes de diciembre
de 2005 hasta el ao 2009, recabando diversos datos que a modo de
encuesta, se han obtenido de los particulares que se han acercado hasta
la Ayudanta. As visto desde el inicio a casi cuatro aos de su implementacin lo real es que la cantidad de personas que por da asisten a la
misma es bien variada siendo la cantidad y tipo de problemas consultados oscilante entre cuatro o cinco a ms de diez por da.
En la evolucin de esta creacin legislativa, es donde se advierte
que la descentralizacin es viable y posible, resulta notable como
en su origen poda observarse que no haba suficiente conocimiento,
informacin y concientizacin por parte de la poblacin de las tareas
que se realizaban, sea por simple desconocimiento o por no necesitar
nada que amerite el trabajo de la oficina. Sin embargo, transcurrido el
tiempo y el proceso propio de todo comienzo, hoy da la situacin ha
variado ostensiblemente, asisten cada vez ms ciudadanos, cada vez
son ms los problemas que traen a resolver, muchas veces pidiendo
que se les oriente a donde tienen que dirigirse a tenor de la problemtica que exponen.
Si nos preguntramos por los factores que incidieron y/o coadyuvaron al cambio, responderamos que un elemento sin lugar a dudas
importante es el comunicacional, el llamado boca a boca; el otro elemento est relacionado con la Polica del lugar que en oportunidades,
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dejarlo preso de su desconocimiento. Las consultas de los particulares son variadas, y un promedio realizado seala entre cinco y diez
consultantes diarios, este promedio no comprende quienes asisten
por audiencias de las propias causas o de denunciantes.
En algunos casos y, al tratarse de gente de escasos recursos econmicos, piden asesoramiento en diferentes temas, por ello desde
la direccin de la gestin es que se enfatiza en la existencia de una
Mesa de entrada informativa y explicativa.
En la Ayudanta Fiscal de San Vicente se concret dicho presupuesto, despus de un trabajo en equipo realizado con mucho esfuerzo, con el compromiso puesto en el trabajo de todos y cada uno
de los integrantes de esta unidad descentralizada, logrndose de esta
manera gente capacitada.
Los ayudantes fiscales se ocupan de estar en el escenario de los
hechos, esto es muy importante por la inmediacin que se logra. No
es el caso de los agentes fiscales ubicados en la cabecera departamental a quienes les es difcil estar presente en todos los lugares donde se
producen los hechos ilcitos dentro de su turno y de su jurisdiccin.
Habitualmente se puede producir ms de un hecho que les impide estar al mismo tiempo en los variados escenarios del crimen. Por ello,
insistimos en la importancia de estar en el lugar y de recabar todas
las pruebas necesarias en el momento, pruebas que con el transcurrir
de las horas se desvanecen, por lo que todo el nfasis puesto en los
primeros momentos del hecho son los ms importantes para el arribo
al conocimiento de la verdad.
Los que acuden a realizar las consultas en la Ayudanta Fiscal,
son hombres y mujeres, pudiendo ser tanto los directamente involucrados como tambin los familiares ms cercanos (madres, padres o
hermanos).
Para que la Ayudanta Fiscal (AF) intervenga, en principio, debe
tratarse de un delito del Derecho Penal, a travs de la denuncia que
interpone la vctima y/o el denunciante, en nuestra oficina o en la
sede policial. Otras veces, puede intervenir la A.F. en los casos de
gravedad, que amerite la presencia e intervencin de conformidad a
las directivas que emanen de la Unidad Funcional de Investigacin
(UFI).
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Se ha podido observar con cierto asombro algunas personas indocumentadas; con respecto al estado civil, casadas, solteras, lo que
ms abundan son las uniones concubinarias. En cuanto a la ocupacin observamos que en el caso de las mujeres son en su gran mayora amas de casa tanto sea que se trate de mujeres muy jvenes y
tambin de mayor edad; en el caso de los hombres algunos tienen
trabajo en blanco y otros tienen trabajo en negro, se desempean en
changas sin una ocupacin fija, o bien realizan tareas en el campo.
Sin embargo, una gran franja pertenece a planes Jefas y Jefes del
Municipio, en menor medida consultan personas profesionales y jubiladas. Es de advertir que en muchos casos le tienen desconfianza a
la autoridad policial, porque venimos de pocas donde la polica no
tena el control del poder judicial cerca.
El trabajo en el lugar se ha ido fortaleciendo y en esto es muy positivo el apoyo que desde el primer momento se tuvo de las Unidades
Funcionales de Investigacin de la cabecera departamental, de las
que se depende. Con algunas se fue estableciendo una coordinacin
desde el comienzo, lo cual se vio facilitado con instructivos enviados
que viabilizaban el trabajo a realizar en las formas y con los modos
que preferan que se imprima a la gestin.
Para la investigacin preparatoria penal de los hechos que se producen no slo por la cercana con la que se cuenta, sino tambin
porque se conoce a la gente, cmo se maneja, sus particularidades
es fundamental la presencia de la A.F. en el lugar. Las fiscalas departamentales, al estar a kilmetros de los hechos, con otra realidad,
por razones lgicas no pueden tener y lograr un enfoque ajustado que
les permita apreciar debidamente los hechos delictuosos. De all el
acierto del proceso de descentralizacin puesto en marcha desde el
Ministerio Pblico.
La tarea de la AF cobra importancia en el momento en que el
agente fiscal puede necesitar desde La Plata, por ejemplo, las medidas que entiende deben ser tomadas en forma urgente. En tales casos
la coordinacin entre el agente fiscal y la AF es muy positiva para
cumplir en tiempo y forma, sobre todo para el mismo poder judicial,
es una medida til y necesaria para la investigacin penal. Antes que
la AF se creara contaban nicamente en La Plata con las comisaras
y con los tiempos, plazos y voluntad propias de la fuerza.
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delictiva, cuyo rasgo predominante a la vez que preocupante, se caracteriza por la violencia con la que los delitos se llevan a cabo. A
esto se agrega, que la mayor actividad delictiva es producto de un
estado de exclusin social que se expresa claramente a travs del
miedo de quedar fuera de un sistema que no los contiene o al que
nunca podrn ingresar.
En la Ayudanta, antes de efectuar la derivacin a la Unidad Funcional de Investigacin (UFI) en turno, se toman las medidas investigativas consideradas necesarias para la investigacin del ilcito
denunciado, tales como declaraciones testimoniales, inspecciones
oculares, requerimientos de oficios a diferentes organismos, ratificacin de la denuncia por el denunciante en el caso de que la denuncia
se hubiera realizado en la comisara. Asimismo una vez que llega la
causa a la UFI de turno, generalmente ordenan otras medidas y as se
contina con la investigacin.
Por el sistema de comunicacin va Internet SIMP propio del
Ministerio Pblico, podemos estar al corriente del seguimiento de
cada una de las causas cuando dejan de estar en la Ayudanta Fiscal. Este seguimiento es de inters para quien no puede acercarse
hasta La Plata o bien no quiere. La descentralizacin permite a los
denunciantes acudir a la Ayudanta y controlar el seguimiento, si
no perdera sentido esta descentralizacin. Obviamente que esto no
impide que si lo desea, el particular se dirija a la UFI donde se
encuentra tramitando y haga las consultas que desee ante el agente
fiscal, ya que en definitiva va a ser l quien decida continuar con la
investigacin, elevar a juicio o proceder a su archivo, todo ello de
acuerdo con lo que arroje la investigacin de la causa y lo dispuesto
normativamente.
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con un equipo tcnico especializado en mtodos alternativos de resolucin de conflictos (arts. 4 y 5).
El procedimiento de Resolucin Alternativa de Conflicto podr
ser requerido, atento el principio de oportunidad, por el agente fiscal
que intervenga en la Investigacin Penal Preparatoria, de oficio o a
solicitud de cualquiera de las partes o de la vctima ante la unidad
funcional (art. 7).
Es el agente fiscal el encargado de evaluar si corresponde remitir la solicitud a la Oficina de Resolucin Alternativa de Conflictos,
los presupuestos para ello se encuentran en los parmetros del artculo 6 de la misma Ley. Apreciando que sea a pedido de parte o de
la vctima, entonces remitir la solicitud a la Oficina de Resolucin
Alternativa de Conflictos. De no proceder la denuncia por no ser
conforme a lo dispuesto por la ley o no encuadrar en una figura
legal, medie causa de justificacin, inimputabilidad, inculpabilidad
o una excusa absolutoria, no dar curso a la solicitud y se resolver
en el trmite correspondiente a la Investigacin Penal Preparatoria
(art. 8).
Los principios que rigen este procedimiento son los de voluntariedad, confidencialidad, celeridad, informalidad, gratuidad y neutralidad o imparcialidad de los mediadores, siendo siempre necesario el
expreso consentimiento de la vctima (art. 3).
Es fundamental que la vctima d su consentimiento y que ambas
partes de una disputa, como puede ser las que enfrentan temas como
amenazas o lesiones leves, por ejemplo, elijan voluntariamente este
procedimiento, ello porque les permite ver cul es el problema que
las enfrenta, trabajando desde la gnesis del conflicto y evitando que
aumente y haciendo que lleguen con un seguimiento a encontrar la
solucin de modo tal que no lo vuelvan a padecer. Pero para ello se
debe explicitar en qu consiste el mismo y adems tendrn que contar cada una de las partes con un defensor particular, de lo contrario,
se le deber proveer de un defensor oficial.
En el caso de las oficinas descentralizadas sera muy oportuno,
a la vez que conveniente, contar con el espacio y la infraestructura
necesaria para poder realizar mediaciones en el lugar y entonces no
estar concentrado todo en la Oficina Central, ya que, variadas situaciones son posibles de solucionarse por este procedimiento.
194
195
Colofn
La reflexin final que surge sobre lo relatado dentro de este artculo se relaciona con la observacin cotidiana de la prctica, que nos
muestra una sociedad que sigue a la espera de que el sistema penal
le resuelva sus problemas ante el fenmeno social, de tan exagerada
divulgacin como de inocultable existencia real, del crecimiento cualitativo y cuantitativo de la criminalidad (Garland, 1999: 79, 80, 83).
La descentralizacin es importante y necesaria, en tanto la inmediacin favorece el conocimiento en el mismo lugar del hecho, con
su particular problemtica y cmo seguir atendiendo a la comunidad
brindando un mejor servicio de justicia.
La AF ha venido a cumplir un rol muy importante dada la cercana
con los conflictos, que permite, como ya lo dijimos, que se conozcan
mejor a los actores y la escena donde se originan los hechos; y que
se controle el cumplimiento de los pasos procesales de la justicia,
tambin y dentro de lo posible a brindar celeridad al proceso.
Es preciso dotar de las herramientas conducentes para que el
acudir a la justicia sea viable para todos los hombres y mujeres. De
conformidad a lo establecido en las Cien Reglas de Brasilia sobre el
Acceso a la Justicia, resulta necesario informar cul puede ser el proceso ms conducente para la defensa de derechos, como las formas
alternativas de resolucin de controversias respecto de las personas
en condicin de vulnerabilidad, explicitando a los mismos, antes del
inicio del proceso, como durante la tramitacin del mismo. Como
sealan estas reglas la mediacin, la conciliacin, el arbitraje y otros
medios, que no impliquen la resolucin del conflicto por un tribunal,
pueden contribuir a mejorar las condiciones de acceso a la justicia de
determinados grupos de personas en condicin de vulnerabilidad, as
como a descongestionar el funcionamiento de los servicios formales
de justicia. Para ello las reglas indican promover la difusin e informacin para que los grupos de la poblacin, con las caractersticas
sealadas, sepan de su contenido, formas y efectos.
196
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197
Florencia Demarche
199
Grounded Theory
El Atlas.ti posee su fundamentacin terica en la Grounded Theory
de Glaser y Strauss (1967). Esta teora se apoya en un mtodo para
construir teoras, conceptos, hiptesis y proposiciones partiendo directamente de los datos y no de supuestos a priori o de marcos tericos
existentes. Las estrategias principales para llevar adelante la Grounded
Theory son el mtodo comparativo constante y el muestreo terico.
Por un lado, la comparacin continua de los datos hace que el
investigador depure los conceptos, identifique sus propiedades, explore sus interrelaciones y los integre en una teora coherente. Por
otro lado el muestro terico es el proceso por el cual el investigador
simultneamente recoge, codifica y analiza la informacin, seleccionando nuevos casos a estudiar, a fin de desarrollar su teora a medida
que esta va surgiendo.
Antes de presentar los componentes ms importantes del Atlas.
ti es relevante mostrar las fases de un anlisis cualitativo que Juan
Muoz (2003) grafica en el documento Anlisis Cualitativo de datos
textuales con Atlas.ti.1 Dichas fases no difieren demasiado de cualquier posible secuencia que se plantee un investigador a la hora de
realizar un anlisis en una investigacin cualitativa.
1
Estas fases son propuestas por Pidgeon y Henwood (1997) para ilustrar el enfoque
de la Grounded Theory.
200
Preparacin de datos: por un lado organizar, clasificar y leer repetidamente los datos o informacin relevada. Organizar la informacin implica por ejemplo transcribir a texto (computadora) si esta ha
sido grabada, siguiendo un criterio en comn para todos los datos. La
clasificacin se refiere a seleccionar el material que efectivamente se
va a analizar, y las lecturas iniciales permiten la familiaridad con los
documentos, tarea fundamental en toda investigacin cualitativa.
Por otro lado cuando se trabaja con el Atlas.ti los documentos
deben tener un formato especfico. Esta presentacin afecta particularmente a los documentos de texto estos deben guardarse como archivos tipo: slo texto con salto de lnea (*.txt); eliminar estilos de
fuente negrita y cursiva porque este nuevo formato las elimina; fijar
amplios mrgenes y separar con dos o mas espacios tipogrficos las
distintas intervenciones (en el caso de entrevistas) o si los prrafos
fueran muy largos para que la visualizacin de los documentos en
el Atlas.ti no se dificulte; identificar a los diferentes interlocutores,
fijar como fuente Courier New normal tamao 10.2 De esta manera el
documento estar listo para ser asignado al programa.
Anlisis Inicial o Codificacin: modo sistemtico de desarrollar y
refinar las interpretaciones de los datos.
Anlisis principal o nivel de categorizacin: entendida como una
operacin que tiene la particularidad de agrupar o clasificar conceptualmente un conjunto de elementos (datos o cdigos) que renen o
comparten un significado relevante para la investigacin. A travs
del uso del Atlas.ti se forman familias de cdigos que representan
las categoras.
Resultados o nivel conceptual: para lograr la conceptualizacin
se hace uso de las relaciones y vnculos entre los diferentes cdigos y categoras descubriendo as elementos centrales en los datos
que permiten ser apreciados mediante representaciones visuales que
muestran el todo de una manera coherente. Al aplicar el Atlas.ti estas
relaciones se visualizan en redes estructurales o diagramas de flujo
(networks).
2
Estos son los criterios sugeridos en el curso de Postgrado: El anlisis de datos
cualitativos asistido por computadora: el software Atlas.ti a cargo de Lilia Chernobilsky y Mara Guillermina DOnofrio, dictado en el ao 2004.
201
202
3
Las entrevistas fueron realizadas por integrantes de la investigacin: Acceso a la
Justicia entre los aos 2005 y 2008.
203
En el asentamiento las Rosas se realizaron tres entrevistas a referentes y militantes del MTD Libertad y Dignidad, dos de las cuales
fueron grupales. En el barrio La Unin y el Mercadito se entrevist
a siete vecinos. En el barrio Malvinas se realizaron siete entrevistas
a vecinos a uno de ellos por su gran conocimiento del barrio se
lo entrevist en dos oportunidades y dos a representantes de las
instituciones ms representativas del barrio, un mdico de la salita
sanitaria y una asistente social de escuela.
Problema
Se indag sobre tres ejes centrales: los problemas y conflictos que
identifican los entrevistados en los barrios, las formas de resolverlos
o no y su relacin con la polica y la organizacin judicial.
205
Familia Robos: como elemento central en los cuatro barrios aparece la idea de que los delincuentes son habitantes del barrio, que
roban en el barrio y que venden o intentan vender lo robado al interior del mismo. Solo en uno de los barrios manifiestan que tambin
vienen a robar de otros barrios. En varias oportunidades establecen
que antes esto no suceda (pero no dan certeza de cundo cambi la
situacin) y que ahora tambin roban a la luz del da.
En el Atlas.ti las Networks permiten representar grficamente las
relaciones creadas entre los diferentes componentes creados en la
Unidad Hermenutica. En este caso observamos cmo una familia
de cdigos: robos, se ha construido a partir de otros cdigos (en este
caso se han graficado los ms representativos) y algunas de las citas
relacionadas con ellos.
206
Familia Violencia: en esta familia agrupamos a los casos de violencia que se dan en el barrio en relacin a las peleas entre jvenes.
En el barrio La Unin/El Mercadito especifican que las peleas suceden en lo que los entrevistados llaman el fondo.
Otro entrevistado identifica las peleas/violencia con la droga:
se drogan y se ponen violentos, se pelean entre ellos,
bardean a los que pasan, molestan a las chicas
208
210
Otros en cambio s ven la falta de trabajo como problema. Haciendo referencias al pasar:
para qu hacen tantas crceles? Lo que tienen que
hacer es darles trabajo a los padres de esos chicos.
Trabajo es lo que hace falta. O pongan a esos pibes
a trabajar.
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213
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El ltimo de los interrogantes es la relacin que tienen los habitantes del barrio con la polica y la organizacin judicial.
Los habitantes de los barrios identifican a la polica a travs de
dos conceptos centrales: Ineficacia y desconfianza: desconfan de la
polica porque dicen que no acta sabiendo lo que pasa (sabe dnde
viven y quines son los delincuentes). La mayora de los entrevistados expresan abiertamente que existe una connivencia entre la polica y el ladrn.
Es que mucho no la llaman, no quieren tener problemas, porque ha pasado; los patrulleros entran cuando
roban la estacin de servicio, a los 5 minutos, y la polica sabe donde estn, saben que estn all en el fondo
porque conocen el barrio, pero la polica va para un
lado y estos van para otro, porque saben donde estn y no lo van a buscar, como pasa en todos lados, por
215
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218
219
Ante un derecho concreto para propietarios y declarativo para pobres y una justicia que atiende slo aquello que declara judiciable,
el acceso a la administracin de justicia se torna una peticin viable
para los que poseen bienes; los que solo heredan la pobreza no
tienen a la justicia, como un problema a tener en cuenta.
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224
Sintetizando lo hasta aqu expresado podemos afirmar que la relacin entre los vecinos se caracteriza por la utilizacin de la fuerza
fsica y simblica sobre el dilogo.
225
Recapitulacin
227
flictos sociales llegan, las sobrecargas hacen tambalear a la administracin de justicia. Sin lugar a dudas, porque su organizacin no resiste el
embate simultneo de muchos y con conflictos originados en su mayor
parte en las polticas econmicas de los gobiernos.1 Santos (2009: 494)
expresa parte de lo antedicho de la siguiente manera:
En segundo lugar, el derecho y el sistema judicial diluyen los conflictos sociales que surgen de los desplazamientos sociales y las desigualdades distributivas
producidas por el capitalismo global. Como el Estado
de derecho transforma los problemas sociales en derechos y los jueces transforman los conflictos colectivos
en disputas individuales, los tribunales tienden a desmotivar la accin y la organizacin colectiva.
228
que muestra cmo la justicia no responde ante los reclamos de seguridad, encarcelar y retener sine die a los delincuentes, aplicar las
condenas ms duras. Se construye as una percepcin generalizada
entre los habitantes, sin distincin de posicin social, de que la organizacin judicial no soluciona las situaciones conflictivas. Qu
ocurre entonces, con las personas pobres, con los habitantes de los
barrios periurbanos de La Plata que son excluidos sociales? La respuesta ms contundente es que la justicia queda lejos.
La investigacin concluida sobre el acceso de los pobres a la
justicia parte, como se ha dicho en el primer artculo, del supuesto,
luego comprobado, de que los pobres no llegan a la administracin
de justicia pero que de alguna manera, para seguir conviviendo, para
seguir transitando por sus barrios, despliegan prcticas, ya sea para
resolver las situaciones conflictivas o para que la sangre no llegue al
ro. Y, los pocos conflictos que llegan a la administracin de justicia,
son aquellos que los desbordan o exceden, como por ejemplo, las
agresiones personales cuando hay lesionados.
A travs de observaciones y entrevistas en profundidad se confirm
que la vinculacin de los vecinos con la administracin de justicia es con
el fuero penal a travs de la polica, pero, solo cuando las situaciones conflictivas son graves (grescas generalizadas, tiros, intentos de linchamientos), o cuando una comisin policial los busca por algn hecho delictivo
cometido o sospechado.
Las estrategias de los vecinos para resolver las situaciones conflictivas se deben entender como las prcticas que despliegan a diario
para convivir, para defenderse de agresiones, para cuidar los escasos
bienes materiales que poseen. As esas estrategias dependen, como
lo expresa Alicia Gutirrez (2008: 42) de lo que tienen y no tanto de
lo que les falta, de sus capitales, ms que de sus necesidades bsicas
insatisfechas.
Las estrategias se vinculan con el capital social que los vecinos
tienen y el cual est constituido por el conjunto de relaciones sociales
y de recursos materiales e inmateriales que les da, frente a la adversidad, un poder defensivo efectivo.2
2
Gutirrez, A. (2008) afirma que el capital social es una fuente de poder por el
cual se est dispuesto a luchar.
229
230
campo es indiferente o relativamente independiente de las demandas externas al interior del cual se produce y se ejerce la autoridad
jurdica, forma por excelencia de la violencia simblica legtima.
El autor dice relativamente independiente de las demandas externas y completa la idea en otra parte del texto cuando afirma que
el campo jurdico, por el hecho de cumplir un rol determinante en la
reproduccin social, dispone de una autonoma menos amplia que
otros campos, como por ejemplo, el cientfico o el literario. Lo cual
justificara, en parte, el no rechazo de algunos conflictos sociales originados en las polticas gubernamentales.
Esta afirmacin se corrobora porque los pobres, en Latinoamrica, no pertenecen al campo jurdico, en torno a ellos no hay disputas al interior del mismo. Lo que s se ejerce sobre los pobres es la
violencia material de la justicia penal mediada por la polica y ella no
es simblica, acta sobre los cuerpos.
En Argentina y, durante el trabajo de campo en los barrios de La
Plata y Gran La Plata, hemos podido comprobar que el acceso de los
pobres a la justicia es, adems, una cuestin poltica. Las prcticas
clientelares predominan como forma de vinculacin entre las personas y las agencias pblicas e incluyen a las Ongs, quienes algunas
veces terminan siendo fagocitadas por esas prcticas.
Las prcticas clientelares tienen su origen en los planes de asistencia social, que si bien son indispensables por las condiciones en
que viven los vecinos, producen al interior del barrio fragmentacin,
jerarquizacin y generan conflictos que no llegan a la administracin
de justicia como, por ejemplo, la informacin sobre los planes sociales y el otorgamiento de subsidios.
En sntesis, las polticas neoliberales, implementadas en la dcada
del noventa, tenan el propsito de debilitar al Estado para transformarlo de benefactor en regulador. Y permitir a pocas personas
acumular riquezas y por lo tanto acceder con facilidad a bienes y
servicios, entre los que se incluye la administracin de justicia y, en
algunos casos, a las vas alternativas de resolucin de conflictos organizadas a travs de legislaciones nacionales y provinciales. Santos
(2009: 459) expresa que la administracin de justicia es, esencialmente, un servicio que presta el Estado a la comunidad para preservar la paz social y facilitar el desarrollo econmico a travs de la
231
solucin de conflictos. Es un servicio para algunos, nunca fue organizado para todos.
En las visitas realizadas a los barrios Malvinas, La Unin, El Mercadito y Las Rosas hemos observado que el uso del espacio pblico,
que podra destinarse a la construccin de nuevas viviendas, no est
delimitado por manzanas, son campos. Tampoco existe, desde el
Estado, la planificacin de los espacios pblicos que permita delimitar los terrenos para asentar las viviendas. Entonces, lo que se ve son
calles, por ejemplo, sin asfalto ni veredas. Las pocas modificaciones
que se realizan son en pocas pre-electorales y a veces quedan inconclusas.
El trabajo precario (changas)3 es la principal fuente de ingresos
de los vecinos. Una de las estrategias ms frecuente utilizada por
ellos para resolver la falta de trabajo es poseer un carro con caballo.
Esta se constituye en una herramienta de trabajo ms que estimable,
pues permite juntar cartones, botellas, metales y venderlos a los acopiadores que les pagan unos pocos pesos. Es decir, el trabajo precario changas es la principal fuente de ingresos y esa situacin los
mantiene fuera de los derechos sociales (salud, educacin, vivienda,
trabajo estable, acceso a la justicia).
Los vecinos de estos barrios solo pueden acceder al centro de
la ciudad a travs del transporte pblico que pasa por los caminos
principales que rodean el barrio, pero, no entran. Las calles, cuando
tienen trazado, son de tierra. Las escuelas, los centros hospitalarios y
los servicios de justicia quedan lejos de estos barrios y los vecinos se
ven impedidos de tener continuidad en la asistencia a la escuela, por
ejemplo, cuando llueve y se anegan las calles. Ocurre otro tanto por
similares situaciones, en los tratamientos mdicos, en la participacin en el sistema preventivo de vacunacin y en los reclamos de sus
derechos que, cuando logran ingresar a la justicia, se unen a la lentitud de esta. Entonces, ambas situaciones, lejana y lentitud facilitan
el abandono de las pocas causas que se inician, comportamientos que
se refuerzan por una pauta cultural aprendida del ejercicio de una
ciudadana asistida. Bustelo (2006: 246) realiza una comparacin
entre dos tipos de ciudadana, una asistida y otra emancipada. La
3
233
Wolkmer (2006: 100) cifra sus esperanzas en las formas alternativas de resolucin de los conflictos y dice:
Aunque sea un locus tradicional la administracin de
justicia de control y de resolucin de conflictos, en
realidad, por ser de difcil acceso, lento y extremadamente caro, se hace cada vez ms inviable para controlar y reprimir conflictos, favoreciendo, paradjicamente, la emergencia de otras agencias alternativas no
institucionalizadas o instancias judiciales informales
(juzgados o tribunales de conciliacin o arbitraje extrajudiciales) que logran, con mayor eficiencia y rapidez, sustituir con ventajas al poder judicial.
235
mentos econmicos, socioculturales, psicolgicos, polticos, jurdicos y geogrficos que tienen las personas para resolver sus conflictos
fuera del aparato judicial o en los casos que, accediendo a ella, desisten o no permanecen en la justicia.
Sin desmerecer el aporte de juristas y socilogos que investigaron
la administracin de justicia desde la propia justicia, debemos destacar que esa perspectiva apunta, en relacin al acceso, a facilitar la
llegada de personas y causas de aquellos que tienen patrimonios, recursos, propiedades, contratos, propios. Pero, no cambi sustancialmente la situacin de los que no tienen ms recursos que sus propias
pobrezas.
Al volver la mirada sobre las situaciones conflictivas relevadas en
los barrios Malvinas, La Unin, El Mercadito y Las Rosas, destacamos
que es posible revertir los conflictos a partir de que los vecinos puedan
visibilizar su situacin vivencial, personal e interpersonal y que en ese
proceso contribuya el Estado a travs de sus polticas.
Los intentos de respuestas superadoras de conflictos siempre sern
insuficientes si el Estado no asume su papel y, los ciudadanos asistidos quedan librados a su propia suerte y lejos de la administracin de
justicia.
Desde la perspectiva de la administracin de justicia tal vez sea posible facilitar el acceso a travs de una descentralizacin inspirada en
propsitos racionales para suministrar una mejor justicia que incluya a
todos los que la necesiten. Una descentralizacin que si bien generada
en la organizacin judicial incorpore efectivamente la mirada de los
justiciables, no la justicia como integrante de un poder que se mira as
mismo, sino que repara, equilibra, distribuye derechos y no excluye
a los pobres porque sus reclamos son de escasa entidad, siguiendo el
principio del derecho romano que el mnimo no hace derecho.
La descentralizacin por s misma suele resultar inocua para las
personas porque reproduce ms de lo mismo. Es decir, se duplican
o triplican juzgados, fiscalas, defensoras y se esparcen territorialmente, pero se reproducen las mismas o parecidas rutinas y rituales. Es una larga historia, al menos en la provincia de Buenos Aires, donde los gobiernos y la administracin judicial han aplicado el
modelo descentralizador. Al poco tiempo, los mismos problemas de
demoras y de saturacin de causas reaparecen.
236
La descentralizacin est vinculada a un caro principio del derecho procesal: la inmediacin o sea el conocimiento directo del problema jurdico, de los actores y demandados, inclusive una visualizacin y representacin directa en el mismo lugar del hecho. Es decir,
la posibilidad de peticionar justicia por parte de los vecinos en lugares prximos a sus domicilios. Lograr acceder a la justicia evitando
el problema de las distancias.
Un ejemplo del propsito de descentralizar y lograr la inmediatez
ha sido la creacin de las Ayudantas Fiscales (AF). A travs de ellas,
ubicadas en zonas perifricas populosas de la Provincia de Buenos
Aires, se ha logrado conocer las situaciones conflictivas, los protagonistas, los lugares donde se producen los hechos e inclusive para los
funcionarios judiciales les resulta ms adecuado el control y cumplimiento de los pasos procesales: ejemplo la concurrencia a las audiencias, el mantenimiento de los domicilios constituidos, entre otros.
La descentralizacin de la organizacin judicial, la inmediatez y las vas alternativas de resolucin de los conflictos, como la
mediacin,6 conciliacin, arbitraje y otros medios que no impliquen
la resolucin de los conflictos por un tribunal pueden contribuir a
mejorar las condiciones de acceso a la justicia de determinados grupos de personas en condicin de vulnerabilidad, as como a descongestionar el funcionamiento de los servicios formales de justicia.
Por ltimo, a los/as investigadores/as nos quedan ms dudas que
certezas sobre el acceso de los pobres a la justicia. Las dudas se inscriben en que conociendo ms a la organizacin judicial, a sus operadores jurdicos y los problemas y conflictos que los desafiliados
sociales tienen, no pareciera que vaya a ver una respuesta que les
facilite el acceso. Las certezas son que los pobres que viven en los
barrios periurbanos de La Plata y Gran La Plata desarrollan caminos
propios para sortear, a veces resolver, de la mejor manera posible los
conflictos y seguir conviviendo en sus barrios a pesar de las adversidades que la situacin de pobres les genera cotidianamente.
6
Ley N 13.951. Rgimen de mediacin como mtodo alternativo de resolucin
de conflictos judiciales. (Ley de la Provincia de Buenos Aires. Promulgada el 15 de
enero de 2009)
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nueva cultura del Derecho. Sevilla: Editorial MAD.
238
Los autores
Olga Salanueva
Abogada, licenciada especialista en Sociologa Jurdica y doctora
en Ciencias Jurdicas y Sociales, Universidad Nacional de La Plata
(UNLP). Directora y profesora de la maestra en Sociologa Jurdica
y de Introduccin a la Sociologa, UNLP. Directora de diversos proyectos de investigacin.
Manuela Gonzlez
Abogada, sociloga y doctora en Ciencias Jurdicas, Universidad
Nacional de La Plata (UNLP). Coordinadora y profesora de la maestra en Sociologa Jurdica, UNLP y de Sociologa Jurdica. Directora
de diversos proyectos de investigacin y extensin.
Anala N. Consolo
Abogada, Universidad Nacional de La Plata (UNLP). Profesora de
Derecho Internacional Privado, UNLP y UADE. Ayudante fiscal del
Departamento judicial La Plata, sede San Vicente.
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Florencia Demarche
Sociloga, Universidad Nacional de La Plata (UNLP). Designada
para el proceso de categorizacin ante CONEAU, en la maestra en
Sociologa Jurdica, organiza la educacin a distancia.
Hilda Gabriela Galletti
Licenciada y profesora en Psicologa, Universidad Nacional de La
Plata (UNLP). Profesora de Psicologa Gentica, UNLP y maestranda en Ciencias Sociales, Facultad de Humanidades y Ciencias de
la Educacin, UNLP. Integrante de diversos proyectos de investigacin y extensin, UNLP.
Ezequiel Kostenwein
Abogado, Universidad Nacional de La Plata (UNLP). Profesor de
Introduccin a la Sociologa. Integrante de diversos proyectos de investigacin, UNLP y becario del CIC.
Diego A. Robles
Abogado, Universidad Nacional de La Plata (UNLP). Profesor de
Sociologa Jurdica, UNLP. Becario de investigacin, UNLP. Coordinador del programa Acceso a la Justicia del Instituto de Cultura
Jurdica.
Esteban Rodrguez
Abogado y magster en Ciencias Sociales, Universidad Nacional de
La Plata (UNLP). Profesor de Teora Social del Estado, Facultad de
Periodismo y Comunicacin Social y de Estado, sociedad y poder,
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educacin, UNLP. Director de diversos proyectos de extensin.
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