El Evangelio Digital
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JEAN-FRANÇOIS REVEL
Privilegios estatales y desigualdades sociales
VÍCTOR PÉREZ-DÍAZ
Una España anticipada
HANS MAGNUS
ENZENSBERGER
El evangelio digital
ANTONIO
JESÚS FERRERO VALDECANTOS
Luis Buñuel Los clásicos y sus guardianes
Julio / Agosto 2000
RICARD ZAPATA-BARRERO
Política de inmigración y Unión Europea
DE RAZÓN PRÁCTICA
Dirección
JAVIER PRADERA Y FERNANDO SAVATER
S U M A R I O NÚMERO 104 JULIO /AGOSTO 2000
Edita
PROMOTORA GENERAL DE REVISTAS, SA
Presidente
JESÚS DE POLANCO
Consejero delegado
4
JUAN LUIS CEBRIÁN
Director general
HANS MAGNUS
IGNACIO QUINTANA ENZENSBERGER EL EVANGELIO DIGITAL
Coordinación editorial
NURIA CLAVER
Maquetación
ANTONIO OTIÑANO, VALENTÍN SÁNCHEZ
Ilustraciones
Mª JOSÉ AOIZ, licenciada en Bellas
Artes y profesora, combina la pintura,
ANDRÉS MONTERO 40 EL SÍNDROME DE
ESTOCOLMO DOMÉSTICO
el diseño gráfico y la ilustración con la
enseñanza de la plástica. Su obra está
elaborada en base al dibujo sencillo,
el gesto expresivo, las perspectivas
inventadas y los motivos de inspira-
Historiografía
Eugenio Gallego 44 Historias de notas
ción étnica.
Sociología
Ramón Ramos 50 Sociología y tragedia
Filosofía
Julián Sauquillo 56 El oficio del filósofo:
comprender al otro
Nuevas tecnologías
Miguel Souto 63 ¿Aldea global?
Luis Buñuel
Caricaturas
LOREDANO
Medios de comunicación
Jesús Díaz 65 Cuba: el fin de una ilusión
Correo electrónico: claves@progresa.es
Internet: www.progresa.es/claves
Correspondencia: PROGRESA.
GRAN VÍA, 32; 2ª PLANTA. 28013 MADRID.
TELÉFONO 915 38 61 04. FAX 915 22 22 91.
Ensayo
Miguel Catalán 71 La sutura cervantina
Publicidad: GDM. GRAN VÍA, 32; 7ª.
28013 MADRID. TELÉFONO 915 36 55 00.
1. Las cabriolas de la teoría jos con un obstinado silencio, igual que hi- miento concentrado al máximo; parece
Tuvo que pasar mucho tiempo hasta que la cieron con la obra de Walter Benjamin. no ser consciente tampoco de que los ac-
humanidad comenzó a romperse la cabeza Todavía en los años cincuenta, el interés de cidente trágicos ante el televisor son raros,
acerca de los medios que le habían sido da- las facultades se reducía a un apéndice en comparación con las víctimas que
dos. Primero la lengua, más tarde la gramá- de la germanística, la llamada ciencia del pierden la vida por la acción de los Ka-
tica, la retórica, la lingüística, la filosofía periodismo que se ocupaba de un medio láshnikov, los automóviles y otras armas.
del lenguaje; primero la escritura, más tar- que tenía 300 años de edad. Y cuando fi- Se trata aquí de formas de la crítica de los
de la reflexión sobre sus leyes; primero la nalmente Marshall McLuhan, a partir de medios que deben clasificarse en la esfera
moneda, más tarde la numismática. La teo- 1962, revolucionó la escena con su teoría de la literatura trivial antes que en la de la
ría se arrastra en pos de sus objetos. Ésa es de la televisión, la caja estaba ya asentada ciencia.
la situación que se ha venido produciendo en uno de cada dos cuartos de estar. Pero por lo que se refiere a la teoría,
a lo largo de un par de siglos. También se Desde luego, lo que no han faltado ésta ha dado un gran paso adelante en las
tardó en reflexionar sobre los nuevos me- nunca han sido vaticinadores y amonesta- últimas décadas. Desde que se ha difundi-
dios con el retraso correspondiente. Éstos dores. La crítica cultural es más antigua do que la industria del conocimiento se
se desarrollaron, por decirlo así, de modo que su nombre. Puede rastrearse hasta la ha convertido en una rama fundamental
espontáneo a espaldas de la sociedad. No antigüedad. El mito de la caverna de Pla- del siglo que termina, la ciencia de la co-
había ningún pensador al lado de los há- tón es su paradigma inigualado. A cada municación y de los medios se ha conver-
biles manitas y artesanos, los matemáticos medio le persigue como una sombra la tido en un campo en auge académico y
alejados del mundanal ruido, los humil- sospecha de la pérdida de sentido y la ina- periodístico. (Cómo podría delimitarse es
des ingenieros y los genios ignorados que decuación. Difícilmente se puede pasar igual de poco claro que su definición es-
los trajeron al mundo. Las implicaciones por alto el interés político que está en la pecífica). Entretanto, oír hablar de la “in-
del invento de Gutenberg sólo han llega- raíz misma del dedo acusador. La alfabeti- dustria de la cultura” es algo cada vez más
do a analizarse a fondo en el siglo XX, en zación fue una amenaza para el privilegio familiar. También se puede poner el acen-
las postrimerías del arte de la imprenta. de estar informados que detentaban los to en la dimensión técnica y hablar de
Cuando apareció el telégrafo, no fue- sabios y los ilustrados, y cada uno de medios electrónicos. Quien como Peter
ron los académicos, sino los militares y los nuevos medios ponía en peligro a los Glotz no haya olvidado la economía polí-
los especuladores, quienes comprendieron ojos de la autoridad la moral de los súbdi- tica, preferirá la expresión “capitalismo
su importancia. Igual de subrepticiamen- tos. Ya en el siglo XVIII se prevenía contra digital”. Probablemente todas las modifi-
te llegaron al mundo la fotografía y el ci- la lectura de novelas con los mismos argu- caciones generadas por una época reciben
ne. Daguerre y Talbot, los hermanos Lu- mentos que se traen a colación actual- siempre su bautismo definitivo sólo post
mière, Etienne-Jules Marey y Georges mente contra la televisión. Desde enton- festum. La carrera por la actualización de
Méliès desarrollaron su obra en talleres ces, esta crítica no ha ganado en toleran- la teoría ha conducido a resultados sor-
caseros y laboratorios improvisados, en cia. Los gestos con los que defiende prendentes. Fases de la historia de los me-
graneros y ferias, no en el marco de una cualquier “valor” recuerdan al policía de dios que han quedado muy atrás se han
universidad. Mucho antes de que Kra- tráfico que señala el semáforo en rojo a estudiado analíticamente y se han com-
cauer escribiera sus obras de teoría cine- quien se salta las normas. Que la difusión prendido sus consecuencias hace sólo
matográfica, el Estado mayor alemán ha- de los medios pudiera restringirse de esta muy escaso tiempo. En Alemania, los tra-
bía sentado los cimientos de la empresa forma es poco probable, aunque sólo sea bajos de Friedrich Kittler y Jochen Ho-
Ufa, porque se había dado cuenta de las porque la crítica no despierta ningún in- risch, sobre todo, han demostrado lo que
posibilidades que el medio proporcionaba terés digno de mención para los hechos. pueden llegar a dar de sí tales investiga-
para la propaganda. El texto premonito- Quien suponga, por ejemplo, que podría- ciones. El hecho de que se haya dedicado
rio de Brecht sobre la “radio como apara- mos divertirnos hasta límites extremos, a la nueva disciplina una manada de
to de comunicación” se publicó en 1932, no es consciente del horror de la publici- adeptos más bien variopinta no debería
en un momento en que el mugido de Hi- dad ni de la necesidad de repetición de sorprendernos. Filólogos desilusionados,
tler resonaba ya en toda Europa. Las fa- los programas, que en realidad no prome- sociólogos rebotados, periodistas engreí-
cultades de filosofía ignoraron estos traba- ten ninguna diversión, sino un aburri- dos, filósofos más o menos serios, escrito-
cie decrépita. Estas máquinas eliminarán oído cuando se le ocurrió la idea de la te- do; pero, por otro lado, aceptará también
también el follón de la sexualidad; estarán lefonía; y Etienne-Jules Marey desarrolló los bloqueos más peregrinos. Los indicios
en situación de reproducirse buenamente su cámara para investigar el modo de co- de esta inercia estructural están a la vista
sin depender de ningún embrión. Los rrer de los animales: Hollywood le era to- en cualquier cuarto de estar. Quien quiera
pioneros militantes de la inteligencia arti- talmente ajeno. oír música deberá organizar toda una to-
ficial anunciaron ya esta meta altruista Los nuevos medios están siempre a la rre que se compone de sintonizador, am-
hace décadas. Los capitales enterrados en búsqueda de necesidades desconocidas. plificador, cajas de altavoz, reproductores
investigación, la tozudez de los problemas Entre sus pioneros destaca una curiosa au- de CD y grabadoras de diversos formatos.
mente-cuerpo, las muchas bancarrotas tonomía. Cuando los artesanos, ingenieros También el televisor parece criar constan-
que se han producido, que sus augurios y programadores discurren sobre algo, les temente: necesita diversos grabadores de
fueran equivocados… todo eso es algo interesan exclusivamente las propiedades vídeo, descodificador, receptor de emisio-
que no amargará la vida a los creadores de de sus juguetes. El posible usuario es para nes por satélite… Teléfonos, contestado-
proyectos. Los profetas son inmunes a los ellos un ignorante molesto. Los hermanos res y aparatos de fax ocupan totalmente el
hechos. En eso reside su encanto. masones de la técnica crean, como hacen escritorio, y el ordenador exige además
Por el contrario, la facción apocalípti- los médicos, un idioma secreto, una jerga, toda otra familia de aparatos: impresoras,
ca no es nada sospechosa de sentir ningu- que sirva de protección a los conocimien- módems, conexiones de red, escáneres y
na simpatía por la gran industria. Es inde- tos que ellos dominan. Esto sucedió tam- pantallas, cada uno de los cuales exige el
pendiente de patrocinios, renuncia a las bién en el caso de los impresores, que estudio de un manual de instrucciones de
subvenciones y difunde sus mensajes te- practicaban decididamente ritos de inicia- 100 páginas. La situación de la llamada
rroríficos por su cuenta y riesgo. Nos ase- ción. Igual de orgullosos estaban los espe- rama multimedia puede deducirse de la
gura que el final ha comenzado ya sin que cialistas en alta fidelidad de lo intrincado maraña de cables que son la desespera-
nos hayamos dado cuenta. El filósofo de de la descripción de sus productos; y quie- ción de la señora de la limpieza. Real-
los medios, Paul Virilio, nos comunica nes desarrollan ordenadores y los ingenie- mente no puede hablarse de la unifica-
que ya hace tiempo que nos hemos con- ros de programación han llevado al extre- ción, técnicamente posible, de los medios
vertido en mutantes y que vivimos en una mo este arte del léxico propio. Mientras electrónicos. Si los fabricantes de auto-
situación de “frenética paralización”. Espa- que los medios anteriores eran manejables móviles hubieran obligado a sus clientes a
cio y tiempo se nos han perdido. Sus tesis en un estadio temprano (quien domine el hacer un curso acelerado de un galimatías
han sido superadas por Baudrillard, según alfabeto puede leer sin problemas cual- tecnológico antes de permitir que se sen-
el cual, todo lo que consideramos real ha- quier libro) el grado de abstracción de los taran al volante, nunca hubiéramos llega-
ce ya mucho tiempo que ha desaparecido nuevos inventos se ha incrementado de do a conocer los embotellamientos de trá-
en realidad. Nuestros medios han elimina- tal modo, que su utilización ya no se pue- fico permanentes de nuestras calles. Los
do ya cualquier posibilidad de distinguir de transmitir de modo sencillo. El sistema medios digitales, por lo poco amistosos
entre ser y apariencia. El mundo es ya sólo operativo de los ordenadores actuales es que resultan para el usuario, excluyen de
una simulación. Con ello se ha solventado inaccesible para el usuario normal; e in- su uso a dos tercios de la población. Uno
la pregunta sobre el sentido. También las cluso al técnico de mantenimiento le fal- se pregunta en vano cuál es el sentido
suposiciones de los apocalípticos se dis- tan los conocimientos matemáticos preci- económico de este sabotaje.
tinguen por un tono triunfalista. Tienen sos para comprender lo que está hacien- Las objeciones de este tipo no pueden
el encanto de lo definitivo. Su radicalismo do. Se relaciona con una caja de trucos cuestionar el potencial futuro de los me-
está impregnado de la autocomplacencia pragmática y, en el mejor de los casos, es dios. Sólo muestran que el camino para
de quienes están por encima de toda ilu- capaz de sustituir este o aquel módulo llegar a dominarlos es lento y está lleno
sión y son conscientes de la ofuscación por otro. de obstáculos. Del mismo modo que su-
general. También en estos casos se mani- Pero no sólo las conexiones básicas cedió en las fases anteriores de la historia
fiesta como una ventaja que la filosofía de son un enigma incomprensible para el de los medios, pasará mucho tiempo has-
los medios que les permite levitar a tales usuario, que se ve además enfrentado a ta que se establezca para qué es bueno lo
alturas no necesite en absoluto tener en una complejidad que no tiene nada que nuevo y para qué no lo es. En ese sentido,
cuenta los hechos objetivos. ver con lo que él necesita y con una capa- es de esperar que tengan razón los docea-
cidad que él sólo es capaz de utilizar en ñeros, muchos de los cuales desprecian la
2. El valor de uso como freno una mínima parte. Los manuales que se le jerga de la industria y sin echar ni un vis-
Habitualmente, los medios técnicos se entregan, por lo que se refiere a su inteli- tazo a los inútiles manuales, prueban por
anticipan no sólo a la teoría, sino también gibilidad, podrían estar redactados por las buenas para qué sirve en definitiva la
a la praxis. Uno de los motivos de que marcianos. La búsqueda de utilizaciones nueva chatarra que les han regalado.
tantos de sus inventores históricos murie- para los medios disponibles y exponen-
ran en un asilo perseguidos por sus acree- cialmente en aumento adquiere a veces 3. La ciudad de la red
dores reside en que no fueron conscientes formas grotescas. El menú electrónico de- “Alcemos por eso una ciudad aquí, / y va-
del valor de uso de sus mercancías; e in- berá sustituir al camarero, la nevera mul- mos llamarla Mahagonny. / O sea: ciudad
cluso que este aspecto no les interesaba de timedia comprará automáticamente, la de la red. / Será como una red / de las que
modo especial. Gutenberg no pensaba en casa supuestamente inteligente se ocupará se tienden para atrapar pájaros comesti-
los envíos por correo, ni en la prensa ba- de las funciones del hogar, y así sucesiva- bles. / Por todas partes esfuerzos y traba-
rata de gran difusión, cuando creó los ti- mente. jos / aquí, sin embargo, sólo diversión. /
pos de imprenta móviles. Sólo quería im- Una industria que se someta a la fan- La voluptuosidad del hombre quiere / ale-
primir una hermosa Biblia. Parece que tasía de sus ingenieros se someterá, por jar el sufrimiento y que nada esté prohibi-
Bell pensó en la gente con problemas de un lado, a la ley del movimiento acelera- do. / Ése es el corazón del oro”.
conjunto de la economía estadounidense. las probabilidades p1…pn, pero bien sabe con el autor se desvanece también la au-
No siempre las enormes inversiones se Dios que esta condición no tiene nada que toridad. No sólo puede publicar cualquie-
ven recompensadas por la correspondien- ver con lo que buscamos cuando queremos ra, sino que teóricamente cualquiera pue-
te mejora de la eficacia y los ingresos. En saber algo. de entrar en un texto ajeno, copiarlo, am-
muchos casos, se trata de cambios que se Confundir simples datos con infor- pliarlo, transformarlo, plagiarlo o
refieren al futuro. El asunto apenas puede mación valiosa produce curiosas quimeras. falsificarlo. Como demuestra la práctica,
dilucidarse sin consideraciones que son Se puede suponer con motivo que las en- las contraseñas y las limitaciones de acce-
tan confusas y tan enrevesadas que igual- ciclopedias, cuanto más caras, más ricas en so pueden saltarse con los mismos méto-
mente podrían decidirse consultando los contenido y más difíciles de usar. Esto es dos en los que ellas mismas se basan.
posos del café. porque los conocimientos que ofrecen es- También una ventaja más de la red de
En todo caso, la experiencia cotidiana tán cada vez más fragmentados en porcio- ordenadores, su ilimitada capacidad de al-
justifica un cierto escepticismo. Todo el nes menores, hasta que las entradas que- macenamiento, tiene su lado negativo. El
mundo ha oído la tabarra de la oficina sin dan comprimidas en unos pocos bits. El vertiginoso ritmo de innovación tiene co-
papeles y todo el mundo sabe que, por el conjunto se sustituye por el enlace que in- mo consecuencia que la edad media de
contrario, la consecuencia ha sido un de- vita a una búsqueda interminable del con- validez de los medios de almacenamiento
rroche sin igual de este precioso material. texto mediante un clic del ratón. Compa- decrezca. Los archivos nacionales de Was-
Simples asientos contables realizados me- rado con esto, los antiguos diccionarios hington ya no están en situación de poder
diante ordenador suelen retrasarse sema- como la Encyclopedia Britannica, de 1911, leer los datos electrónicos de los años cin-
nas enteras; y en cuanto en bancos, agen- son maravillas por su capacidad de aclara- cuenta y sesenta. Los aparatos que serían
cias de viaje o compañías de seguro inicia ción. En ella se encuentran, por ejemplo, necesarios para ello están fuera de uso
una huelga el ordenador central, el perso- bajo las palabras electricity, song o anar- desde hace tiempo. Los especialistas que
nal se queda impotente ante una pantalla chism, largos y concisos artículos de espe- podrían convertir los datos a los formatos
sin imagen. Quien intente comunicar con cialistas de primera fila que proporcionan actuales son escasos y caros y, en conse-
una de las llamadas líneas calientes deberá toda la información deseada según el esta- cuencia, debe darse por perdida la mayor
estar dispuesto a enfrentarse a mecánicas do de la ciencia en aquel momento. Los parte del material. Al parecer, los nuevos
voces de ordenador y largas pausas de es- nuevos medios, por el contrario, sólo ofre- medios disponen sólo de una corta me-
pera y se le someterá a la tortura de la cen cascajos y virutas. moria volátil técnicamente limitada. Las
más pestilente basura musical. En cuanto Igual de problemática es la mera can- implicaciones culturales de este fenómeno
a los achaques de la técnica digital, el pro- tidad de material a la que se tiene acceso no se han reconocido hasta ahora. Apa-
blema del año 2000 nos proporcionó una en la Red, una vez que se da por sentado rentemente todo está relacionado con el
notable muestra. Costó cientos de miles que se trata de información utilizable hecho de que cada vez somos menos ca-
de millones compensar la torpeza de los (una audaz suposición a la vista de la ini- paces de concebir la duración.
programadores que no estuvieron en si- maginable cantidad de basura electrónica
tuación de anticiparse un par de décadas. que existe). Naturalmente, tampoco es 5. Un poco de economía política
También han surgido dudas en lo que nada nuevo el tan manido diluvio de in- Es sabido que la lucha de clases ha cono-
se refiere a la desaparición de jerarquías. formación. Para la mayoría de nosotros, cido días mejores. En un panorama tem-
No se debe echar en cara a la técnica que, desde hace mucho, no es que haya dema- poral previsible, el capitalismo –digital o
en este sentido, la mayor parte de las ve- siado pocos datos, sino un exceso de ellos. no– ha vencido. No por ello han desapa-
ces todo se quede en agua de borrajas. Como única arma de resistencia sólo pue- recido los antiguos conflictos, pero están
Depende más bien de la capacidad de do- de recurrirse a una ecología de la evita- tan minúsculamente fragmentados como
minio del macho en celo de mayor forta- ción, que debería ponerse ya en práctica si precisamente los asalariados se hubieran
leza hacer que los puntos de vista econó- desde la escuela primaria. Naturalmente apropiado del mandamiento neoliberal de
micos sólo sean válidos cuando se trata de los operadores de la Red han llegado tam- la privatización. Podría hablarse de luchas
eliminar a otros. Además, la potencia inte- bién a ser conscientes del problema y han de clases atomizadas que se desarrollan en
lectual de los medios digitales permite sólo ido desarrollando máquinas de búsqueda todos los escenarios de segundo orden
valoraciones muy provisionales; y también cada vez más avanzadas. Entre tanto, ha imaginables.
en este caso el juicio tiene que ser ambi- llegado a haber tantas de éstas que se ne- A esto se añade una complicación
guo. A cada una de las delicias que ofrecen cesitarían metabuscadores para dar con el más. A los conflictos económicos de dis-
corresponde una pérdida fatal. Esto co- filtro adecuado. Todo esto no modifica tribución, se superponen desde hace mu-
mienza ya con las autodescripciones al uso: el hecho de que la evolución nos ha dota- cho tiempo nuevos mecanismos cultura-
“La comunicación lo es todo”, se dice; y do de un aparato que es difícil de superar. les de exclusión. Hasta ahora, el capital
por todas partes tropieza uno con etiquetas La mejor máquina de búsqueda era y si- cultural se repartía de modo análogo al de
como “sociedad del conocimiento”, “socie- gue siendo el cerebro. la distribución en capas sociales. La bur-
dad de la información”, que con muy buen Otro eje importante es el acceso gene- guesía dominaba la alta cultura y los me-
motivo dejan sin contestar la pregunta: ¿de ral ilimitado a la Red, sin duda una de sus canismos de formación que aseguraban su
qué se trata?, ¿del conocimiento?, ¿de la pu- grandes ventajas. Pero también esto tiene hegemonía; la pequeña burguesía invertía
blicidad?, ¿de simples datos?, ¿de blablablá? la contrapartida de notables desventajas. en la formación de sus retoños para mejo-
Todas estas cosas tienen poca consistencia. Internet ha liquidado definitivamente el rar sus posibilidades de ascenso; los obre-
Naturalmente puede suponerse que la in- concepto del original, ya muy tocado del ros especializados adquirían una cualifica-
formación podría definirse en virtud de la ala por medios anteriores. Es difícil dilu- ción que aseguraba sus puestos de trabajo,
teoría de Shannon como la entropía de una cidar quién es el autor de un correo elec- y los iletrados debían conformarse con un
magnitud que se realiza en fenómenos con trónico o de un mensaje por la Red. Pero mínimo existencial en lo cultural. Esta
te, hay virtuosos de la marginación que Esto era algo ya evidente en el perio- cuantitativos y, por tanto, es incapaz de
logran encontrar su acomodo en las cos- dismo clásico. El hecho de que hasta el establecer nada sólido sobre efectos que
turas y en los márgenes del régimen capi- mejor periódico se convierta en 24 horas no sean valorables estadísticamente.
talista y sería ridículo medirlos con la vara en papel viejo es una mortificación para ¿Conduce el consumo de pornografía a
de la moral del trabajo que ha dejado de el narcisismo que tiene que ser compensa- un mayor número de violaciones o actúa
ser válida incluso por la escasez de traba- da por la jactancia. Por eso algunas reu- por el contrario como válvula de escape
jos seguros. Normalmente, la suerte de niones de redactores de un periódico pa- del impulso sexual? ¿Son las escenas de
los considerados superfluos es cualquier recen consejos de ministros en las que se violencia que tanto cultiva la televisión
cosa menos envidiable. La mayor parte de discute sobre el titular de primera plana responsables de la delincuencia juvenil o
los parados, los que demandan asilo, la del día siguiente como si de ello depen- no? No es de asombrar que las respuestas
gente sin formación profesional, las muje- diera el destino de la nación. Se tiene a de los investigadores sean tremendamente
res solas y con hijos –la lista podría se- menudo la impresión de que los periodis- contradictorias. Si la tesis de la simula-
guir–, consiguen en el mejor de los casos tas apenas dedican en su trabajo la menor ción fuera cierta se podría evitar por las
empleos a tiempo parcial, se enfrentan al reflexión a sus lectores; lo que importa es buenas plantear las preguntas. El asesino
trabajo clandestino o a la prostitución o la opinión de sus colegas de otros periódi- de la serie policiaca o del videojuego y el
aterrizan en el mundo del delito. cos, un grupo de destinatarios insignifi- asesinato real ante nuestra propia casa se-
El capitalismo digital –para no salir cante, pero del que depende su carrera. rían una y la misma cosa.
de este término– puede agudizar estas La publicidad está sometida también Aunque los templos estén vacíos y las
tendencias. Decididamente una gran par- a menoscabos similares de lo real. Los lla- viviendas de los campesinos se transfor-
te de la población no está a la altura de las mados creativos querrían ser considerados men en casas de vacaciones rurales, hay
exigencias que este capitalismo plantea. artistas por encima de todo. Los directo- cosas que hablan a favor del consejo de
Esto no es sólo consecuencia de las barre- res de arte sufren el estrabismo de los pre- respetar la iglesia en la aldea. Los medios
ras de acceso –no todo el mundo llega a mios de diseño. Sin tener en cuenta la re- juegan un papel central en la existencia
la Escuela de Negocios de Harvard o al alidad, la gente de los anuncios cae en un humana y su vertiginoso desarrollo pro-
Instituto Tecnológico de Massachusetts–, culto a la juventud que en lo económico duce cambios que nadie sabe evaluar real-
sino que es una sencilla consecuencia del es una insensatez porque la pirámide de la mente. A los profetas de los medios que
reparto establecido por Gauss. En los paí- edad y el poder de compra hablan lengua- nos pronostican o el Apocalipsis o la Re-
ses del llamado Tercer Mundo (¿dónde se jes totalmente diferentes. Y es muy pare- dención de todos los males, deberíamos
habrá metido el segundo?) no puede con- cido lo que sucede en los demás medios. premiarlos con el ridículo que merecen.
cebirse en absoluto la integración de la El lema “el arte por el arte” se encuentra La capacidad de distinguir una pipa de la
mayoría en el circuito económico global. aquí con un eco tardío en el principio “el imagen de una pipa está muy difundida.
Las consecuencias políticas de este fenó- medio por el medio”. Quien confunda el cibersexo con el amor
meno son imprevisibles. Una ilusión más que abrigan casi to- está maduro para el siquiatra. De lo que
dos los trabajadores de los medios es que transmite el cuerpo, podemos fiarnos. El
6. A este lado de los medios la gente les cree. También esta equivoca- dolor de muelas no es virtual. Quien pasa
“Ceci n’est pas une pipe”. René Magritte, ción fatal hace errar el camino y conduce hambre no se saciará con simulaciones.
el teórico del conocimiento entre los pin- a la autosobrevaloración. Cierto que ha La propia muerte no es un acontecimien-
tores se burlaba en su famoso cuadro de habido en tiempos un público que pensa- to mediático. Desde luego, desde luego,
todos los que confunden la imagen ba que era digno de crédito lo que leía en existe una vida a este lado del mundo di-
de una pipa con una pipa. Pero lo utilizó letra impresa. Pero ésa es una época pasa- gital: la única, la que tenemos. n
poco. Los evangelistas digitales no se can- da. Los actuales espectadores, lectores y
san de suponer que los nuevos medios consumidores son en este sentido plena-
han hecho que la diferencia entre realidad mente conscientes de que frente a los me-
y simulación sea algo caduco. Un grado dios la cuestión de la veracidad debe po-
tal de extrañamiento del mundo, natural- nerse en cuarentena. De ello se desprende
mente, sólo es imaginable en un laborato- un escepticismo que es insalvable. Prácti-
rio, en un seminario, en una película de camente cualquier lector del diario sensa-
ciencia-ficción. Que estas teorías negativas cionalista alemán Bild sabe que ese perió-
de la simulación disfruten de tanto predi- dico no es un medio de información, sino
camento se debe, sin embargo, a motivos de entretenimiento. Cuando allí se infor-
muy sólidos y banales. Como sucede con ma de algo, la noticia es generalmente in-
otras profesiones, también los trabajadores ventada o es irrelevante. Lo mismo puede
de los medios sufren de una ceguera pro- decirse naturalmente de la gran mayoría
fesional. Se expresa en su caso a través de de los programas de televisión. Y la publi-
una autorreferencia tan exagerada que les cidad se considera desde el primer instan-
resulta muy difícil mirar al mundo exte- te como una mentira.
rior. La sobrevaloración de su papel les El que la oferta de los medios, sin te-
lleva a confundir el mundo de los medios ner en cuenta esta resistencia por parte
con la realidad. Este autoengaño les com- del consumidor, sea utilizada con avidez,
pensa por lo volátil de su producción, y confunde a la investigación de audiencias. Hans Magnus Enzensberger es poeta y escritor
es por ello indispensable para su autoafir- La causa de ello es que esta investigación alemán. Últimos libros traducidos al castellano: El
mación. trabaja casi exclusivamente con métodos diablo de los números y Zigzag.
VÍCTOR PÉREZ-DÍAZ
1. Un seminario rural ban que si su tema era, de verdad, funda- que estaba embarcado en la tarea de orga-
Entre 1966 y 1967, la Sociedad de Estu- mental, tanto daba si no parecía serlo. nizar un museo etnográfico del antiguo
dios y Publicaciones del Banco Urquijo Tampoco se trataba de tener un pro- reino de Navarra, propuso, lo que fue in-
nos ofreció a Julio Caro Baroja (un senior yecto muy estructurado, donde se aquila- mediatamente aceptado, que nos ocupá-
eminente, historiador y antropólogo) y a tara el encaje entre diversas disciplinas y ramos con Navarra, cuya propia comple-
mí (un junior que acababa de publicar su se coordinasen estrictamente los calenda- jidad daba (en sus palabras) coyuntura ex-
primer libro) la oportunidad de reunir al- rios o los objetos particulares del estudio. celente para hacer investigaciones de
gunas personas en torno a un seminario Más bien, por el contrario, dado que en campo combinadas, etnográficas y socio-
de investigación sobre ‘el futuro de la vida realidad Julio y yo nos conocíamos de po- lógicas, puesto que Navarra contaba con
rural’. co tiempo, y las relaciones entre el resto regiones de tipo atlántico, otras de tipo
Con este proyecto se trataba de com- del personal envuelto en la tarea eran, en mediterráneo, otras propiamente pirenai-
prender la vida rural española como ‘yen- general, de un carácter todavía más in- cas (o alpinas) y otras de clima estepario,
do a alguna parte’, aunque su estación cierto y tentativo del que la relación entre dejando a un lado las intermedias.
de destino quedara sin especificar. No de Julio y yo pudiera tener, se decidió de la A Julio le gustaba hacerse algo mayor
analizar sus formas tradicionales, ni mejor manera, que es la tácita, que aque- de lo que era y conservaba, en cambio, pa-
de anticipar una supuesta modernidad llo tuviera el tono y el estilo de una con- ra personas como Ramón Carande el as-
emergente, sino de entender el proceso de versación abierta, que Julio muy pronto pecto de un joven (don Ramón nos con-
transformación en sí mismo y abierto a dominó con su erudición, su curiosidad, gregaba en el pasillo, erguido y cordial, y
varias posibilidades. Entre Julio y yo ha- sus raptos de humor y de ironía, y sus mientras hilvanaba memorias de Carrión
bía algunas coincidencias y diferencias de modos incisivos y erráticos. de los Condes, jugando con su bastón,
talante. Quizá Julio estaba más arraigado Sintiéndose en confianza, entre gen- nos decía “este Julito se cree muy mayor
en el campo tradicional de lo que yo lo tes que le respetaban y admiraban, Julio pero es un niño”); pero lo cierto es que es-
estaba, o lo he estado nunca, y las dife- dejaba a un lado aquella actitud defensiva taba en el momento justo de una extraor-
rencias de generación y de temperamento suya que todavía le dictaba, en ocasiones, dinaria maduración intelectual. En aquella
reforzaban la inclinación del uno a perci- juicios ásperos y ácidos de éste o aquél, época, trabajaba al tiempo en el campo de
bir el presente como una posible degrada- donde se mezclaba su sentido de la justi- la historia (enriqueciendo su galería de in-
ción de algo previo, y del otro a verlo co- cia (que contrastaba tanto con las falsas quisidores, criptojudíos, brujas y conquis-
mo pujando confusamente por abrirse a benevolencias de las ‘gentes de sociedad’, tadores) y en el de los estudios etnográfi-
horizontes más anchos. carentes no ya de juicio crítico sino sim- cos, y nos comunicaba fragmentos diver-
El proyecto partía de la premisa de en- plemente de juicio) con una cierta irrita- sos de su producción. En aquel momento,
tender la vida rural como diversa y dotada bilidad (que le podía hacer ser injusto) y esos fragmentos se referían a las formas
de un espesor histórico, una ‘memoria’ que con una especie de indiferencia o tibieza tradicionales de los pueblos y los caseríos
afianzaba su diversidad; y de considerar emocional que podía responder a una vasco-navarros; a la cultura material del
que su tejido estaba compuesto de indivi- profunda necesidad de ahorrar sus emo- medio rural, en particular la tecnología
duos y pequeños grupos, cuyas definicio- ciones para el círculo. Ante nosotros, Ju- agraria tradicional, y a las expresiones del
nes de su propia situación tenían una im- lio hacía un ejercicio de generosidad y de folklore y la cultura popular; todo ello
portancia central. Coincidíamos en no ser amistad, tratando a veces de esconder tras complementado por su lectura de los clá-
‘modernistas’ ni ‘presentistas’, y en sentir un gesto ligeramente adusto y una pala- sicos grecorromanos y sus reflexiones críti-
una cierta simpatía cordial por nuestro ob- bra áspera una actitud de fondo tan bené- cas sobre la tradición antropológica.
jeto de estudio; la de Julio antigua, la mía vola y respetuosa que sus refunfuñeos sólo Por mi parte, habiendo dejado a un
mucho más reciente. Quizá esa simpatía servían para ponerla más en evidencia. lado una tesis de filosofía política sobre la
reflejaba la afinidad de gentes un poco al Pero como, al fin y al cabo, se trataba, que volvería más tarde, seguía en la senda
margen, o a caballo entre dentro y fuera, en definitiva, de un ‘proyecto de investi- de estudios rurales en la que me había
cada uno a su modo, por un tema un poco gación’ (‘benditas palabras’…), hicimos adentrado unos cuatro años atrás, e iba
al margen; o de gentes que, creyendo pre- un intento por centrar la conversación en semicompletando, tras mis trabajos en
ferir lo fundamental a lo ostensible, pensa- torno, al menos, a un territorio, y Julio, Castilla y en Extremadura (y tangencial-
y moderna a los monumentos de los dio- vez para dar paso a un edificio completa- dirigentes. Y llegado este punto, había de
ses antiguos de Cibeles y Neptuno, tan mente nuevo, que surgía no con voluntad venir todavía la última fase, en la cual a
próximos, tan quietos y modestos ellos, de incorporación, sino simplemente de ‘la voluntad del edificio’, o simplemente
con sus carros estáticos y sus chorros de sustitución. Reducidas a la nada las casas a la de los dirigentes del Banco, humilla-
agua, breves y cóncavos, dentro de sus anteriores, de ellas surgió, en un arranque dos y ofendidos por el desaire, le quedó
círculos de piedra. de estilo internacional y funcionalista, el el recurso de instalarse en la disimulación
edificio de metal y cristal ligeramente des- permanente. Pues, en efecto, una vez que
3. ‘Por la calle de Alcalá’: lucidos, tan denso en líneas paralelas quedó claro que el edificio no podía de-
algunos signos de los tiempos nuevos apuntando al cielo, de la sucursal del rruirse, el Banco decidió que tampoco
El Madrid del centro atravesó esos años Banco Popular. había de restaurarse y lo condenó al ocul-
con escasas modificaciones aparentes. Pe- Pero más encantador (y educativo) tamiento perpetuo. Erigió los andamios
ro, en realidad, en esos finales de la déca- fue todavía lo que acabó ocurriendo dos correspondientes, escogió una tela inde-
da de los sesenta se iban acumulando las manzanas más abajo. Aquí la ‘voluntad cisa entre el verde y el gris, y vestido así
fuerzas llamémoslas bancario-ministeria- del edificio’, que no era otro que el del el edificio ‘en uniforme de fatigas’ lo de-
les (a que se sumarían luego otras ‘macro- Banco de España, se hizo, como no podía claró ‘missing in action’, ‘desaparecido’, ni
comerciales’) que, de manera ligeramente ser menos, imperiosa. Una vez más, había muerto ni vivo. Y así, en un gesto que te-
solapada y blanda, pero inmisericorde, el destino de poner a prueba mis senti- nía su ápice de soberbia, quedaron casti-
habían iniciado tiempo atrás una larga mientos de antaño, porque en la calle de gados el ayuntamiento, el edificio mismo
guerra de atrición con las calles de la ciu- Marqués de Cubas, en el número 5, había (objeto de las iras del edificio vecino…)
dad. Su objetivo parecía ser el de ocupar vivido por fin mi abuela muchos, para mí y, de paso, el honrado pueblo de Madrid.
el centro de Madrid a costa de cafés, tea- muchísimos, años, y en su casa había te- Porque con este enmascaramiento del
tros y tiendas, y poner orden en el caos nido yo las experiencias más diversas des- objeto de su irritación, el Banco de Espa-
bullicioso de las gentes. Nuestros padres de mi infancia, recorriendo el largo pasi- ña decidió que todos los que habían de
hablaban de una calle de Alcalá que para llo con los balcones abiertos por donde se pasar por ese rincón del centro de Ma-
nosotros había desaparecido. La que no- filtraba el ruido de las máquinas de escri- drid habrían de ‘no verlo’ y ‘olvidarlo’.
sotros todavía recorríamos en los años se- bir de alguna oficina de la planta baja, es- Solución solapada pero, indudablemente,
senta estaba a punto de sufrir un nuevo cuchando su cuento de “la muchacha de sabia, porque quienes la tomaron sabían
embate muy pronto. rubios cabellos para subir por ellos” en la que con gentes escasamente interesadas
Para mí, lo que ocurrió después, en habitación estucada de un blanco marfil, en su propia ciudad y (lógicamente) olvi-
muy pocos años, tiene todo el aspecto de o mirando por el mirador acristalado al dadizas de lo que no les interesa, bastaba
una despedida familiar por etapas. El iti- sol poniente a través de los árboles del jar- con perseverar en el empeño y esperar
nerario podía comenzar en la calle Sevilla. dín de enfrente. Y me había acostumbra- veinte años (como hasta ahora ha ocurri-
Mi abuelo solía ir al Casino de Madrid y do a recorrer la calle, con su perfumería o do) o quizá cuarenta, en la confianza de
se decía que, desde alguno de sus salones, su farmacia, su librería de Afrodisio que la ‘voluntad del edificio’ prevalecería
atendía a las luces de su casa de la calle Aguado, su cine Gong y, a la vuelta, su a la postre. Y que un día el público se
Sevilla. Persona de escaso gusto por las vi- Galería de Arte en la calle de los Madra- despertaría sin ese edificio y descubriría
sitas protocolarias, en las cuales el visitan- zo. Era una calle amable, medianamente entonces que no lo había tenido desde
te acudía para presentar al huésped ‘sus tranquila y protegida del bullicio de la ca- muchísimo antes; como le puede ocurrir
respetos’, prefería evitarlas; y una luz es- lle Alcalá por el tropiezo del antiguo edi- a esa gente que al cabo de diez años cae
tratégicamente colocada en una de las ficio del Banco Pastor. Pero en fin, para en la cuenta de que quien ha roto su
ventanas le avisaba de que ‘había visita’, hacer una historia larga corta, baste decir amistad lo hizo hacía veinte años, pero
lo que le servía de razón o excusa para re- que el Banco de España se quedó con to- que, lleno de discreción y tacto, omitió
trasar su vuelta. Nunca conocí a mi abue- das las casas, y las derruyó todas, para eri- comunicarle la noticia.
lo paterno, muerto al arrancar la guerra gir un remedo o una versión amazacotada Y como para que nada le faltara a este
civil, pero siempre he recordado esta his- y triste de sí mismo, redondeando así su itinerario para constituir una metáfora del
toria al pasar por allí y mirar la casa… posesión de la entera manzana, y dejando tipo de modernidad que se iba insinuan-
hasta que la casa dejó de existir, porque el la calle inhóspita, triste y opresiva, ya en do en los espacios urbanos y en la vida
Banco de Bilbao, adjunto, la compró, y las mejores condiciones para que fuera cotidiana, desplazando el pasado bajo for-
en un alarde la destruyó y la reconstruyó evitada por los propios peatones. ma de incorporación, sustitución y ex-
como una copia clónica de sí mismo. Sin Redondeada la manzana… pero no pansión o dominio bajo formas diversas,
duda, como diría algún arquitecto, estaba del todo. Porque el intríngulis del asunto unas ostentosas, otras sinuosas, y dejando
en la esencia del edificio del Banco el que había de ser el de dejar el desenlace de es- en la cuneta aquí y allí unas casas de veci-
éste tuviera ‘voluntad de expansionarse’ a ta tragicomedia en suspense. A la hora nos, unas tiendas, un cierta vivacidad de
costa de la casa vecina. (casi) final resultó que el edificio del Pas- la calle… total ‘cosas pequeñas y anti-
Justo una manzana por debajo me tor fue declarado histórico, o algo seme- guas’, en aras de ‘las cosas grandes y mo-
pude encontrar, al cabo de pocos años, jante, y la ‘voluntad del edificio’ del Ban- dernas’, bastaba con terminar tal itinera-
con otra manifestación de la esencia vo- co de España, inconmovible y recia aun- rio justo en el lugar de nuestras reuniones
luntariosa de los edificios bancarios que que expresada de manera piadosa, del seminario. Que no era otro que el de
también afectaba mis recuerdos familia- culterana y ligeramente metafísica por al- la Plaza del Rey, donde durante tantos
res. En este caso se trataba de la demoli- gunos comentaristas, chocó con la volun- años, para gozoso recuerdo de varias ge-
ción de la casa de Cedaceros donde había tad de los nuevos ayuntamientos demo- neraciones, ‘húbose una vez’ un lugar má-
vivido unos años mi abuela paterna, esta cráticos, o, digamos, la de sus ocasionales gico, el del Circo Price, justo en el rincón
donde, en infausto momento, el propio centro urbano, y las casas por fuera y por tos históricos, lecturas, y experiencias y
Banco Urquijo, tras derruirlo, edificó el dentro, con el coche y la televisión como factores diversos. Entre todos ellos, quiero
espeso bloque de cemento rosado, entre- ejes de nuevas formas de experiencia. destacar aquí el factor de los ‘testigos
verado de huecos acristalados por donde ejemplares’, es decir, aquellas personas sin-
los oficinistas de turno, ayer de un banco, 4. El modo de estar en ese mundo: gulares que cada uno elige, por razones
hoy de un ministerio, miran de refilón la los testigos ejemplares que probablemente sólo entiende a me-
plaza y sus árboles. El eco de las risas y los El espacio urbano de aquella época puede dias, como ‘referentes’ en su propia tarea
gritos de excitación de la chiquillería an- ser entendido como una metáfora del ti- de ordenar su mundo y construir su senti-
dante ante los prestidigitadores, los sal- po de modernidad que se iba imponien- do, a cada momento. Y por ‘referentes’ no
timbanquis, los payasos y las hermosas do, si es leído anticipando ligeramente los quiero decir ‘modelos’ a imitar, sino gentes
amazonas acabó sustituido así por los su- acontecimientos que hoy, retrospectiva- en un grado u otro admirables en su ma-
surros de los ‘responsables políticos’ ha- mente, entendemos que eran inminentes, nera de enfrentarse con el mundo, y de las
ciendo sus tejemanejes ‘de interés público’ pero que entonces ya se entreveían. Los que uno acepta un grado mayor o menor
con los grupos organizados de las ‘indus- cambios demográficos, económicos, so- de influencia, pero que no se trata de ‘se-
trias de la cultura’, discutiendo las cláusu- cioculturales se habían ido gestando des- guir’, sino de ‘conversar con ellos’, o de
las de sus innumerables acuerdos e inter- de mediados de los años cincuenta, re- ‘discutir con ellos’. Si enseñan, no es tanto
cambiándose melindres y expectativas de querirían más tiempo para desarrollarse y, una enseñanza de ‘qués’ cuanto de ‘cómos’.
medro. en esos últimos años sesenta, estaban to- Y si hay suerte, y no nos equivocamos des-
Pero ya para percibir un anticipo de davía en trance de hacerse. Entretanto, la de el principio creyendo que había una
la mezcla de cosa vana, poderosa y cutre transformación de la ciudad nos acompa- afinidad electiva donde sólo había un jue-
que se nos venía encima, bajo una guisa u ñaba, como un ruido de fondo y un cam- go de espejos, puede ser que su ‘influencia’
otra de cultura moderna, bastaba con ver bio de decorado que, más allá de las apa- sirva, por una combinación de aproxima-
la suave degradación de la vida universita- riencias, significaba un verdadero corri- ciones y distancias entre ellos y nosotros,
ria o, en otro orden de cosas, los ‘conteni- miento de tierras bajo nuestros pies, como catalizadores, no de un proyecto
dos’ (como ahora dicen) de la televisión, mientras que en el imaginado proscenio particular que dure tanto o cuanto tiem-
que estaba ya en trance de imponerse en de un ‘seminario’ rumiábamos nosotros lo po, sino de una disposición o una forma
el espacio doméstico de los españoles. que podía estar ocurriendo con ‘el campo de vida que pueda durar digamos algo
Hay que recordar, retomando el hilo español’. más, quizá incluso mucho más…
de mi argumento, que si ‘la calle funcio- Detrás del cambio de la ciudad latía, Cada uno tiene sus referentes o testi-
nal’ dio paso al automóvil rey y arrinconó para cada uno de nosotros, la interrogante gos ejemplares propios, algunos compar-
al peatón, con ello no se hizo sino un in- de elegir un ‘mundo’ y un ‘sentido’. Me tidos con sus compañeros de generación o
tento más entre los muchos que se hicie- explico. Para entender la manera como de medio social, otros muy personales, al-
ron a lo largo de varias décadas por pasto- los seres humanos se enfrentan con los gunos vivos y próximos, otros más lejanos
rear a la sociedad, para que, debidamente cambios que suceden en su situación, hoy o decididamente ausentes, con quienes la
trajeada y limpia, se encaminara a la misa ésta, mañana otra distinta, hay que volver conversación se acerca peligrosamente a
dominical, a los colegios, oficinas, fábri- a las cuestiones fundamentales y a lo que la figura de un monólogo. Y esos testigos
cas y otros lugares de trabajo y de deber, o se podría llamar su ‘condición primor- cambian de etapa en etapa de la vida.
a las manifestaciones de adhesión al régi- dial’. Ésta consiste en la circunstancia de Pues bien, en mi caso, y no creo haber si-
men en las raras ocasiones en que se le que el ser humano se coloca ante el caos do el único, en la etapa que se sitúa en los
pudiera requerir (pocas, por si acaso), a aparente de lo que ocurre a su alrededor finales de los años sesenta, hay (entre
los espectáculos deportivos donde pudiera intentando poner en él alguna medida de otros) dos testigos ejemplares en los que
dar un tanto así de rienda suelta a sus ne- orden y concierto, y de convertir así el quiero fijarme ahora, a los efectos de la
cesidades de amor y odio, o los cines don- caos en un ‘mundo’. Ordena el caos cuan- narrativa que me ocupa. Se trata del pro-
de pudiera experimentar por persona in- do trata de ponerle nombres y categori- pio Julio Caro y de Dionisio Ridruejo. Su
terpuesta cosas semejantes. Aunque siem- zarlo, de explicarlo hasta donde se le al- testimonio fue importante entonces, y no
pre algo reacia a dejarse pastorear del canza y de valorarlo, y sobre todo cuando, sólo para mí, y debo añadir que creo que
todo, y siempre tirando la sociedad ma- en el trance de hacer todo aquello, trata lo sigue siendo, entre otras razones no
drileña, como dice el refrán que “la cabra de situarse él dentro de ese mundo, de sólo porque la naturaleza de su testimo-
tira al monte”, al chateo y la pandilla, y orientar y dar un sentido a su propia con- nio trasciende su momento, sino porque
por tanto a la taberna, el café, la cafetería ducta en sus manejos prácticos con él, re- además incluso su momento no ha pasa-
o el bar, por aquello de que las gentes definiendo este mundo como el horizonte do aún, y el ‘mundo de los sesenta’ sigue
gustan de estar juntos en proporciones de su vida. Cada individuo es así como siendo, en varios de sus rasgos fundamen-
manejables, la combinación de calle-y-co- un filósofo práctico, embarcado vellis no- tales, nuestro mundo ‘de hoy’.
che hizo lo posible por empujar las gentes llis, de manera consciente o no, en la ta-
al refugio del hogar. Y aquí ocurrió que, rea de definir su mundo y de construir su 5. Julio Caro Baroja y Dionisio Ridruejo
¡oh admirable conjunción de circunstan- sentido. Julio Caro y Dionisio Ridruejo fueron
cias!, la televisión vino oportunamente a Naturalmente que los seres humanos coetáneos, habiendo nacido en 1914 y
proporcionar una nueva experiencia cul- ordenamos la experiencia echando mano 1912 respectivamente, y presentan un caso
tural no se sabe si para gozar de ese refu- del repertorio de tradiciones e institucio- singular de vidas semiparalelas, donde se
gio o para escapar de él. De modo que to- nes que tenemos más o menos cerca, y entrecruzan rasgos comunes y distintos.
do se hizo al tiempo ‘moderno y funcio- aquí es donde intervienen consideraciones Conocí a ambos a mediados de los sesenta,
nal’, o se aproximó a ello: las calles, el atinentes a generaciones, grupos, momen- y traté con más asiduidad a Julio, durante
varios años, hasta que me fui a Estados cirles incluso alguna sensación de inco- cación política fue siempre, como él de-
Unidos a comienzos de la década de los modidad, de la que hay testimonio en sus cía, una vocación de deber y no de placer,
setenta, y a Dionisio con singular intensi- escritos autobiográficos. También podían no acompañada por la pasión de mando y
dad en los meses de invierno de 1969 en ser celosos de su reputación pero muy se- de dominio de los ‘políticos de raza’ o, co-
Alicante, a lo largo de charlas, cenas y pa- lectivos respecto de ante quién y ante mo ellos mismos se autodenominan, por
seos de recuerdo imborrable. Pero creo quiénes: primero ante su propia concien- los ‘animales políticos’. Su vocación, más
que el rasgo común que más me impre- cia, luego ante la opinión de las pocas o ‘cívica’ que ‘política’, era una vocación de
sionó, y despertó en mí una simpatía pro- no tan pocas personas de juicio o de sen- mínimos.
funda hacia ambos, fue el hecho de que tido que pudieran encontrar, apenas ante De modo que si Caro y Ridruejo nos
creyera adivinar en ellos la actitud de de- una ‘opinión general’ que solían conside- anudaron, cada uno por sus pasos y a su
safío de quienes estaban al tiempo ‘dentro rar infiable. Y en cuanto al poder político, manera, con la tradición liberal española,
y fuera’, y de quienes, para comenzar, te- sus posturas eran diferentes pero tenían lo hicieron poniendo el acento en aspec-
nían, pero no exhibían, una actitud de un poso común. tos distintos de la cultura de la libertad.
distancia radical hacia los ‘ídolos de este Julio había vivido la guerra civil como Caro, más ‘liberal’, se aferraba a una lec-
mundo’ o, para ser más precisos, hacia una pesadilla. Marcado por la experiencia tura quizá demasiado ‘privada’ de la liber-
tres de ellos, el del poder, el de la riqueza de haber sobrevivido al terror de la guerra tad ‘negativa’: la libertad respecto a las
y el del status social. como alguien cuya familia se hubiera sen- manipulaciones de las gentes con autori-
Da la pequeña casualidad que esos tido en medio de una tenaza entre gentes dad. Ridruejo, ‘liberal’ en su fuero ínti-
tres criterios son los criterios básicos que ofuscadas, vehementes y guiadas por líde- mo, era como más ‘democrático’, e imagi-
los sociólogos de todas las tendencias sue- res mediocres, y más tarde al ambiente de naba que la libertad también tenía que
len aplicar a la hora de definir lo que ellos intimidación de la postguerra, su disposi- ver con la libertad que se ejerce efectiva-
llaman la ‘estructura social’, y quizá pue- ción era de una profunda desconfianza mente en un espacio público, y además, y
da adquirir el lector una medida del ca- hacia la política, y en particular hacia to- aquí confundía él algo las cosas, con una
rácter del autor que está leyendo en estos dos los políticos que estuvieran ‘dispues- libertad ‘positiva’ que aumentara la capa-
momentos si le digo que, siendo sociólo- tos a salvarnos’, a los que veía, al modo de cidad de las gentes para ampliar el abani-
go de profesión (y enseñando incluso esa Quevedo, como ‘locos repúblicos y de go- co de su elección.
‘asignatura’…), no considero que esos cri- bierno’. En esta última ‘confusión’ de Dionisio
terios deban tomarse ‘demasiado en serio’. Dionisio había vivido la guerra civil tal vez se escondía la compleja influencia
No digo que no sean útiles, a su modo y con una actitud de esperanza e incluso de de José Ortega y Gasset, cuyo liberalismo
sabiendo utilizarlos; pero se queda muy euforia, por mucho que introdujera re- estuvo contaminado por una dosis de esta-
corta una lectura reflexiva y crítica de la trospectivamente en sus recuerdos la som- tismo, un rasgo relativamente típico del li-
realidad social que se obsesione con ellos. bra de dudas y distancias. La guerra mis- beralismo europeo de la época. El magis-
Los criterios del poder, la riqueza y el sta- ma parecía como la realización de un sue- terio político de Ortega incluyó una lectu-
tus son extremadamente importantes… ño: el de la patria como una comunidad ra activista de la nación como proyecto
desde la perspectiva de quienes los consi- conseguida o recobrada. En sus poemas colectivo, de las elites o las minorías selec-
deran importantes, lo cual incluye a los de 1936, en su “Elegía y égloga del bos- tas como quienes habían de definir ese
poderosos de esta tierra, a quienes aspiran que arrancado”, veía a Castilla como yer- proyecto, y del estado como el instrumen-
desaforadamente a serlo, y al grueso de mo hoy pero mañana bosque, un ensueño to de estas elites; lo cual tenía el comple-
‘mediáticos’ y comentaristas sociales (so- que apelaba a su esfuerzo, y al esfuerzo de mento de una lectura de la sociedad como
ciólogos incluidos) que ponen en circula- todos: desvertebrada, dominada por una masa
ción los estereotipos sociales que premian ‘ahistorificada’, para definir la cual Dioni-
“Bosque arrancado, yermo de mis ojos,
esos criterios de estratificación. Se trata, quisiera replantarle a tu consuelo sio acudiría a la imagen machadiana del
sin duda, de gentes sumamente estima- el sueño y jugo de tu ayer hermoso”. ‘macizo de la raza’: imagen desafortunada,
bles, pero, cuantitativamente, son sólo heredera de una tradición noventayochista
una minoría de los pobladores de este Y más tarde, en los poemas de lo que que, absorta en el paisaje, había olvidado
mundo, y si vemos las cosas desde una Luis Felipe Vivanco caracterizó como su mirar de cerca al paisanaje.
perspectiva ‘cualitativa’, hay que recono- ‘tiempo de desengaño’, Dionisio evocará En cambio, Julio Caro estaba, en cier-
cer que entre ellos no siempre suelen en- aquel momento inicial como el de un sue- to modo, vacunado contra esa modalidad
contrarse los representantes más creativos ño, equivocado, de comunidad triunfante: estatista del liberalismo orteguiano por la
o más sensibles de nuestra especie. influencia de su tío Pío Baroja, cuya mi-
“¡La patria! Sí, la patria
Tal como yo los recuerdo, tanto Dio- no eran estos millones de rudos desacuerdos rada se orientaba más bien a poner de re-
nisio como Julio fueron hombres movi- [forjándose la vida, lieve la mezcla de confusión y de energía
dos y conmovidos por sentimientos de li- sino el cetro surgido en el puño radiante, de las gentes comunes y ordinarias, y a
bertad y de belleza, por afectos persona- la espada justiciera, vencedora, infalible”. expresar su desconfianza en quienes se
les, y por el valor de la veracidad respecto presentaban con pretensiones de minorías
a aquello que trataban de explicar a los Equivocada o no, de esa experiencia rectoras. Caro, además, por su oficio de
demás después de habérselo explicado a sí le quedó a Dionisio, y de su talante origi- historiador y de etnógrafo, estaba en con-
mismos. En cambio, eran poco interesa- nario, que era de persona confiada, una diciones de mostrar, de manera convin-
dos y poco entendidos en cuestiones de ausencia de temor (rara entre las gentes cente, cómo los campesinos, lejos de ser
dinero, sin que ello sea dicho como si de su generación) y una mezcla de dispo- inertes, desvertebrados y ahistóricos, te-
fuera una virtud especial, o ellos lo vieran sición a la actuación cívica y de esperanza nían su ritmo histórico propio, e incluso
así. Así era, sin más; y ello podía produ- en ella. Pero aun así, para Dionisio la vo- su lógica (o, si no una ‘lógica’, al menos
‘sus razones’, que, para Julio eran razones Por otra parte, se oponían a los silen- disposición de gentes como Julio y Dioni-
compatibles con una especie de desorden cios y las insinuaciones de lo que podría- sio, y el hecho de que aquellas fueran tan
e irregularidad omnipresentes). mos llamar, tomando prestado el título de frecuentes hacía que ambos tuvieran cier-
Dionisio empezó su trayectoria políti- una novela barojiana, “la feria de los dis- ta sensación de desplazamiento, y alberga-
ca haciendo suya, pero tergiversada al mo- cretos”, en la que se habían colocado y, so- ran el sentimiento de escribir, y aun de vi-
do falangista de la época, una versión se- bre todo, en la que se seguían colocando vir, como en un vacío, o en un desierto,
micolectivista del discurso orteguiano del las ‘minorías selectas’ de lo que eran ya sin tener detrás ni instituciones ni un cli-
proyecto común, el estado fuerte, la socie- unas cuantas generaciones de españoles. ma intelectual habitable. De hecho, esas
dad desvertebrada y las minorías cuasi Estas elites, en acto o en potencia, con su expresiones, frecuentes en las memorias
proféticas. Su evolución ulterior se apoya- peculiar esprit de petitesse, se entretenían de Julio, no faltan en las de Dionisio, más
ría en una disposición liberal íntima, co- con sus estrategias de autocolocación y de- retenido a este respecto, pero al que no se
mo la que puede corresponder a un poeta sarrollaban las artes de una manipulación le ocultaba (ni se nos oculta hoy) que su
lírico y un espíritu religioso; en el desen- instrumental y ‘voluntarista’ del mundo, libro Escrito en España, sin duda la obra
gaño ante los modos efectivos de funcio- intentando ubicarse bien en el orden so- más importante, ponderada y oportuna
nar de un estado, construido en torno a cial de la época bien en un nuevo orden de la literatura política de oposición al ré-
un poder personal, y de una economía ad- del futuro. Su ethos dominante era el de gimen del general Franco, era leído sí, pe-
ministrada, a base de cálculo particular, unos funcionarios ‘carreristas’: funciona- ro poco menos que silenciado por la ma-
arbitrismo y corrupción; y last but not le- rios propiamente dichos, o empresarios- yor parte de sus contemporáneos, conti-
ast, en la experiencia a pie de obra de ‘so- funcionarios, o profesores-funcionarios, o nuando la ancestral tradición del
ciedades civiles’, como diríamos hoy: de políticos y revolucionarios-funcionarios, ninguneo de los mejores: la tradición que
una Cataluña vivida desde dentro, y o intelectuales orgánicos… Por esto, para podríamos llamar de ‘el ninguneo de los
de una Italia de la postguerra observada de ellos se trataba de reforzar o reconstruir el Duperier’ de cada momento, en referen-
cerca y con profunda simpatía. mundo como un edificio, todo en su lugar cia a aquel científico español, Arturo Du-
De esa experiencia saldría fortalecida y por así decirlo ‘bien colocadito’. perier, que volvió ‘con ilusión’ al seno de
y redefinida la vocación política de Dio- Por esta razón, el imaginario colectivo ‘su universidad’ creyendo en la buena fe
nisio, entendida como una misión cívica del grueso de lo que entonces se iba confi- (y quizá en la eficacia) de quienes le invi-
orientada a poner coto a lo que él consi- gurando confusamente como las elites de taban a volver, sólo para descubrir que, a
deraba como un proceso de ‘envileci- las derechas y las izquierdas, del régimen causa de una supuesta desidia regulatorio-
miento civil’ del país, de reducción de como de la oposición, solía proyectar ha- administrativa (dulce combinación…) de
unos ciudadanos potenciales al papel cia el porvenir la imagen de un ‘futuro de- funcionarios y colegas, sus instrumentos
de súbditos. Y en ese trance Dionisio en- terminado’, y no el de un ‘futuro abierto’. de trabajo científico, sus aparatos de labo-
contró a su disposición un tono de voz Los del régimen trataban de autoconven- ratorio, enviados desde el extranjero, que-
que era el de una voz ‘razonable’: la ‘razo- cerse de que aquello que tenían duraría daron ‘retenidos en la aduana’, y se vio de
nabilidad’ que Salvador de Madariaga, poco menos que siempre, con alguna re- este modo, solapado y anónimo, empuja-
más tarde, había de encontrar como uno forma que otra; mientras que, para los do a sumarse al silencio común… hasta
de sus rasgos más acusados. Pero resulta otros, era una tentación irresistible la de una muerte que le habría de llegar antes
curioso observar que ese fondo de razona- apostar por un orden futuro garantizado que sus instrumentos.
bilidad de quien trata de hacer justicia a por una ‘ley de la historia’, y la de ‘com-
las cosas era en definitiva el que latía de- prometerse’ con ‘las fuerzas del futuro’. 7. Españoles y franceses
bajo de la manera más abrupta y desigual Por esto, para los intelectuales del mo- Pero Dionisio, espíritu cervantino carente
de Julio, cuyo pensamiento, atento a lo mento, lo necesario no era tanto servir a la de amargura, no era hombre que se amila-
particular y lo preciso, no trataba sino de verdad (palabras tan antiguas…) cuanto nara por los ninguneos y los discreteos del
“poner las cosas en su sitio”, o en su “jus- colocarse en el lugar apropiado, por ejem- hogar patrio. Su acierto fue ir más allá de
to término”. plo, ‘cerca de la juventud’, que se suponía, la metáfora del ‘macizo de la raza’, y com-
casi por definición, ser el futuro mismo. prender que el desierto tenía algo de apa-
6. La feria de los discretos Con esta acomodación se fue consuman- rente y de superficial, y que había un ‘re-
En efecto, la voz tanto de Dionisio como do una especie de versión local de la trahi- vés del tapiz’ (como tituló la segunda par-
de Julio, y la contribución que con esa voz son des clercs, por la cual algunos de los te de su libro), donde señalaba la agitación
hacían a un espacio público a medio ha- maîtres à penser, que otrora habían hecho de artistas, curas, estudiantes, obreros y
cerse, era la de quienes se rehúsan a dos al- honor a su vocación de ‘buscadores de la otros, como signos de una sociedad que se
ternativas opuestas. Por una parte, se opo- verdad’, se fueron acostumbrando a un reconstruía desde abajo. De este análisis lo
nían a lo que podríamos llamar el ruido nuevo rol de firmantes de manifiestos y de más importante era la intuición funda-
todavía tronante de la carcundia feliz: el zascandiles y correveidiles en conspiracio- mental, expresada en un texto de 1963,
coro de los triunfadores, dominantes, va- nes varias. En esas actividades, lo impor- con el título de Teoría de la oposición, se-
cuos y autosatisfechos, de la guerra; y, al tante era no tanto explicar claramente las gún la cual lo preciso para la conforma-
mismo tiempo, al ruido de la progresía cosas en un espacio público cuanto ‘darlas ción de una sociedad cívica era que ‘la
emergente, que, mezclando razón con sin- a entender’, extender rumores, etiquetar oposición democrática’ se acercara a lo
razón, comenzaba a tomar su indignación las personas y las posiciones, ‘hablar bien que llamaba ‘los españoles cotidianos’, o
como pretexto para confundir el ruido de de unos y mal de otros’, y otros dignos ‘la corriente social viva’, sin pretensiones
los otros con el suyo propio, y amortiguar, menesteres semejantes. de guiarla o de sustituirla.
como de paso, y haciendo que no se in- Estas prácticas de gentes ansiosas por Lo que de este modo tanto Julio co-
tenta, el eco de las voces razonables. ‘colocarse’ en el mundo chocaban con la mo Dionisio evocaban, con su ejemplo
anclada en unos debates sobre los proble- las tragedias bélicas, turbios como las Buenos Aires en 1962, con una segunda
mas rurales de la época, unos paisajes ur- aguas, pasada la tormenta. edición en 1964. He tomado los versos
banos, y los dilemas personales caracterís- que cito de Dionisio de Hasta la fecha
ticos de una nueva generación. Referencias (poesías completas, 1934-1959), publicado
Aquel debate se refería a un mundo El Banco Urquijo nos hizo la oferta por por Aguilar, Madrid, 1961, con un prólo-
rural que ‘se modernizaba’, pero ¿de qué boca de José Antonio Muñoz Rojas, a go de Luis Felipe Vivanco (págs. 73 y
tipo de modernización se trataba en reali- quien quiero dejar constancia de mi re- 460).
dad? El proceso de cambio de la sociedad cuerdo y de mi gratitud. Los otros miem- Tony Judt analiza los casos de Leon
en su conjunto, campo y ciudad inclui- bros del seminario fueron: José Varela Or- Blum, Albert Camus y Raymond Aron
dos, era complejo y ambiguo, porque en tega, José Antonio Colás, Marina y Fer- desde la perspectiva del problema de la
él se daban cita dos motivos opuestos, nando González Olivares, Agustín responsabilidad del intelectual en su libro
apuntando el uno a la creación de una so- Maravall, Roberto Pombo y José María The Burden of Responsibility: Blum, Ca-
ciedad abierta, que habría de multiplicar Caballero. mus, Aron and the French Twentieth Cen-
las oportunidades de libertad de los indi- El estudio sobre la cooperativa de Zú- tury (The Chicago University Press, Chi-
viduos y los grupos, y el otro a la reitera- ñiga apareció como un capítulo de Pue- cago, 1998), y he tenido en cuenta sus su-
ción (de una forma ‘modernizante’) de blos y clases sociales en el campo español (Si- gerencias.
una sociedad de carácter semicerrado, glo XXI, Madrid, 1974; capítulo 5, págs. En mi ensayo sobre la cooperativa de
corporatista o clientelar cuya lógica de es- 58-124). Zúñiga hago referencia a la literatura so-
pacios sociales estructurados en torno a Las alusiones a la ‘voluntad de los edi- bre ese fenómeno, pero aquí quiero reite-
redes de patronazgo podía subyacer (y ficios’ toman pie de un artículo de José rar el interés del trabajo de dos ingenieros
trastocar) el avance ulterior hacia una Rafael Moneo, “El Banco de España” agrónomos: Miguel Bueno y Fernando
economía de mercado más desarrollada, e (publicado en el ABC del 28 de diciem- Cruz Conde, Estudio de la primera coope-
incluso hacia una democracia liberal. Esta bre de 1980, págs. 114-5). rativa de producción establecida en una zo-
posibilidad estaría inscrita en la propia Los textos autobiográficos de Julio na concentrada: Zúñiga 1954-1959, Servi-
transición a la democracia, que se hizo Caro se contienen sobre todo en sus me- cio Nacional de Concentración Parcela-
bajo la forma de unas negociaciones entre morias, escritas entre 1957 y 1971 y pu- ria, Madrid, 1961. n
las elites políticas y socioeconómicas; blicadas bajo el título de Los Baroja: me-
siendo obvio que estas negociaciones eran morias familiares (Taurus, Madrid, 1972).
de naturaleza ambigua, pues podían sig- Se contienen algunas observaciones auto-
nificar un paso tanto hacia una sociedad biográficas interesantes en las Conversa-
abierta como hacia una semicerrada, cor- ciones en Itzea de Julio Caro Baroja y
poratista o clientelar. Francisco Javier Flores Arroyuelo (Alianza
Julio Caro Baroja y Dionisio Ridrue- Editorial, Madrid, 1991).
jo fueron ‘testigos ejemplares’ en cuanto Los textos autobiográficos de Dioni-
que se situaban a distancia, o tangencial- sio se encuentran en Casi unas memorias,
mente, respecto a este último tipo de so- edición póstuma al cuidado de César Ar-
ciedad, al tiempo de un pasado muy real mando Gómez, con un prólogo de Salva-
y de un futuro posible. Habiendo ancla- dor de Madariaga (que se detiene en el
do sus vidas en una tradición alternativa, rasgo de la ‘razonabilidad’ de Dionisio), y
evocaban otro tipo de sociedad (¿liberal?, publicada por Planeta, Barcelona, 1976.
¿abierta?) y lo proyectaban en el horizon- También es útil la lectura de En algunas
te. Su testimonio era el de quienes, ate- ocasiones, Aguilar, Madrid, 1960.
niéndose a lo que consideraban la verdad Pueden encontrarse los materiales con
de las cosas, respetando su complejidad y los que reconstruir parte de la experiencia
desatendiendo los lugares comunes, tra- de Duperier a su vuelta a España en el li-
taban de reorientar la atención de sus bro de Francisco González de Posada y
conciudadanos hacia los problemas ‘ver- Luis Bru Villaseca Arturo Duperier: már-
daderos’. Era un testimonio de fidelidad tir y mito de la ciencia española, publicado
a sí mismos, y de responsabilidad intelec- por la Diputación Provincial de Ávila/Ins-
tual. titución Gran Duque de Alba, Ávila,
En un país como España, atravesado 1996. Hay también referencias útiles para
por la experiencia cainita de un disenso comprender la visión que Dionisio tenía
político y cultural que había abocado a de su tarea cívica en Entre literatura y po-
una guerra civil atroz y un largo período lítica (publicado por la editorial Semina-
autoritario, el ejercicio de esa responsabi- rios y Ediciones, en la “Colección Hora
lidad reflexiva y discursiva implicaba (e H” que dirigía su buen amigo Pablo Mar-
implica) un rechazo radical a las tradicio- tí Zaro, Madrid, 1971). Fernando Chue-
nes de justificación y de denuncia parti- ca nos ha dejado una semblanza afectuosa
distas. Responsabilidad pero distancia, y lúcida de Dionisio en su libro Liberalis-
contención en el juicio, pasión por la ve- mo: ideas y recuerdos (Editorial Dossarte,
racidad: tales fueron los rasgos de estos Madrid, 1989). El libro Escrito en España Víctor Pérez-Díaz es catedrático de Sociología. Au-
testigos de tiempos confusos después de fue publicado por la Editorial Losada de tor de La primacía de la sociedad civil.
E
l 20 de abril de 1890, Emilio Zola de- en sinónimo de “rico”, del mismo modo puesto, el contribuyente y no el sacrosanto
cía a un periodista del New York He- que los pobres han pasado a llamarse “reparto” socialista, que no sería suficiente
rald Tribune (hoy International Herald “desfavorecidos”. Ahora bien, se puede ser y cuya mera evocación, en este caso como
Tribune) que había ido a verle a su nuevo rico sin haber obtenido nunca el menor en el de cualquier agente público, constitu-
apartamento de la calle Bruxelles de París: privilegio, o tener sólo una renta modesta ye una estafa tan intelectual como mate-
en cuya composición entran sin embargo rial. Francia tiene nada menos que 532 ju-
“Estoy trabajando sobre una novela, El dinero, que
tratará de cuestiones relativas al capital, el trabajo, ventajas exorbitantes respecto al derecho bilaciones especiales, lo que equivale al
etcétera, agitadas en estos momentos por las clases común. El nomenklaturista se puede ha- mismo número de situaciones privilegia-
descontentas en Europa. Mi postura será que la es- cer rico porque sus relaciones políticas le das. ¡Bonita rehabilitación del Antiguo Ré-
peculación es una cosa buena, sin la que las grandes proporcionan la presidencia de un gran gimen, en los hechos, ya que no en las pa-
industrias del mundo se extinguirían como se extin- monopolio del Estado, o puede ir tirando labras! Y esos privilegios no afectan sólo a
guiría la población sin la pasión sexual. Los gruñi-
en una Administración, o una mutua, de- los servicios públicos.
dos y protestas que hoy emanan de los centros so-
cialistas son el preludio de una erupción que modi- bido a un modesto empleo ficticio que no El excedente de producción de frutas y
ficará en mayor o menor grado las condiciones por ello deja de ser un privilegio. Y Bill verduras de mala calidad, de rábanos que
sociales existentes. Pero ¿acaso nuestra gran Revolu- Gates se ha convertido en el hombre más no pican y de lechugas como papel de es-
ción ha hecho el mundo mejor? ¿Son realmente los rico del mundo gracias a su genio como traza, de tomates sin gusto y de melocoto-
hombres más iguales en algo de lo que lo eran hace inventor, sin jamás haber necesitado del nes tan duros que podrían servir para jugar
100 años? ¿Puede usted garantizar a un hombre que
menor privilegio en el sentido exacto y li- a la petanca pero no para comer, es en
su mujer no le engañará jamás? ¿Puede hacer a to-
dos los hombres igual de felices o de listos? ¡No! teral de la palabra. Francia resultado directo de la acumula-
¡Pues dejen de hablar de igualdad! Libertad, sí; fra- Las desigualdades liberales de las socie- ción de subvenciones nacionales y europeas
ternidad, sí; pero igualdad, ¡jamás!1”. dades de producción sufren una agitación que lo hacen ventajoso, y de que los agri-
permanente que las hace susceptibles de cultores saben por experiencia que destruc-
Hombre de izquierdas, lo que demos- modificarse en cualquier momento. En las ciones, incendios, bloqueos de carreteras y
tró a muy alto precio, ídolo venerado por sociedades de redistribución estatal, las de- vías férreas, y asaltos a edificios públicos no
los socialistas franceses del siglo XX, Zola sigualdades son por el contrario fijas y es- les acarrearán los rigores de la ley sino dá-
era sin embargo lo suficientemente inteli- tructurales: a pesar de todos los esfuerzos y divas financieras suplementarias. El hecho
gente como para comprender que ningu- las cualidades mostradas por un miembro de que diversas categorías de ciudadanos
na sociedad es igualitaria. Pero sus desi- activo del sector privado francés, jamás go- particulares se vean así dispensadas de res-
gualdades pueden provenir de las diferen- zará de las ventajas adquiridas (es, decir, petar nuestras leyes y autorizadas a violar-
cias de los logros de los hombres o de las otorgadas e intocables) de, por ejemplo, las impunemente es lo que se denomina,
disparidades de los beneficios otorgados un empleado de la Électricité de France. en el sentido más puramente etimológico
por el Estado, o dicho de un modo más Ni de las de un trabajador de la Societé del término, “privilegios”. Hace ya mucho
sencillo, del muro que separa a los que Nationale des Chemins de fer Franceses tiempo que los agricultores disfrutan estos
poseen uno o varios privilegios del Estado (SNCF), a la que con razón se ha califica- privilegios, a la vez pecuniarios y jurídicos.
y los que no poseen ninguno. Empleo do de “campeona del mundo en horas, Ya en 1963, De Gaulle se quejaba amarga-
aquí privilegio en su sentido más exacto: días y kilómetros perdidos por paros en el mente de la pasividad, por no decir la co-
“Ventaja concedida a uno o varios y de la trabajo” (traducción al lenguaje socialista: bardía, de sus ministros ante la violencia
que se disfruta con exclusión de los de- “Servicio público a la francesa”). En este ti- campesina. Siempre en el contexto del ex-
más, contra el derecho común” (Littré). po de sociedad, que tan bien encarna Fran- cedente de producción de la cría de bovi-
Es necesario precisarlo porque en el len- cia, es el Estado el que crea esos favores ge- no, el general llegó a quejarse un día a
guaje político, aunque no gramaticalmen- neradores de desigualdad, empezando por Alain Peyrefitte: “Los gendarmes son unos
te correcto, “privilegio” se ha convertido los que se dan a sí mismos los parlamenta- becerros, los prefectos son unos becerros,
rios. Al cabo de sólo 20 años de actividad, los ministros son unos becerros, al Estado
los representantes de la nación perciben le sirven unos becerros”.
1 Citado por el International Herald Tribune del una jubilación equivalente a la totalidad Y esos hábitos llegaron incluso a em-
21 de abril de 1990, en la sección 100 Years Ago. del sueldo, el 70% del cual paga, por su- peorar en 1999. El colmo del ingenio de
los agricultores fue designar ese año como nombre de “excepción cultural”, el ideal, En una sociedad en la que las desi-
chivo expiatorio del excedente de produc- la ardiente exigencia del Gobierno francés gualdades no son resultado de la competi-
ción –en realidad consecuencia del “mo- y de nuestros artistas del mundo del cine y tividad o del mercado sino de decisiones
delo social agrícola europeo”– a Estados del audiovisual. Aunque en economía pu- del Estado o de agresiones corporativistas
Unidos. Saquearon algunos restaurantes ra la supresión de la competencia es un ratificadas por el Estado, el gran arte eco-
McDonald’s, clara muestra de inteligencia mal cálculo que lleva a la degradación de nómico consiste en lograr que el poder
dado que dichos restaurantes compran in la calidad y al aumento de los precios, se público desvalije a mi vecino en mi bene-
situ la casi totalidad de sus productos de puede comprender que, a primera vista y ficio y, a ser posible, sin que aquél sepa
base y dan empleo a miles de franceses. a corto plazo, pueda parecer beneficiosa. adónde va a parar la suma que se le quita.
Los agricultores, que desde hace 40 años Pero reclamar la protección del Estado De ahí esas sociedades, de las que Francia
cultivan frutas insípidas y pollos con hor- frente a las obras producidas fuera, signi- es una muestra eminente, en las que cerca
monas que saben a pescado, destruyeron fica, por parte de los creadores artísticos y de la mitad de la población vive total o
dichos restaurantes, con el aplauso de la literarios, la confesión vergonzosa de su parcialmente del dinero público, por vía
estupidez nacional, en nombre de la lucha propia falta de talento. “¡Ocúltennos la directa o por persona interpuesta, y la
contra la “comida basura” y la defensa del humillación de las comparaciones!” (la otra mitad paga ella sola los impuestos
“terruño”. Su móvil real era el rechazo de expresión es de Baudelaire), ordenan esos más pesados. Es cierto que una parte am-
la competencia. ¿Por qué los McDonald’s “creadores” a sus gobernantes. Para ellos, plia de esos ingresos de origen estatal es la
tienen tantos clientes? Es una pregunta como para los agricultores, el enemigo es, justa retribución de un trabajo, pero una
que jamás se hace un francés. ¿No ten- en primer lugar, Estados Unidos, y des- parte no menos importante sirve para re-
drán algo que ver los precios? Silencio. Al pués, la Organización Mundial del Co- munerar privilegios y para financiar el
fin y al cabo, lo que se sirve en esos res- mercio (OMC); en resumen, el mundo clientelismo. En suma, la clase política
taurantes es fundamentalmente filetes de entero. Su deseo más querido (en todos cambia dinero por votos.
carne picada, patatas fritas y ensalada, por los sentidos de la palabra) es que el públi- Decenas de libros y millares de artícu-
lo que no entiendo que sea considerado co tenga el menor conocimiento posible los se han ocupado del despilfarro del di-
un menú tan alejado del habitual francés de las obras de sus competidores, que se nero público en Francia. Pero el Estado
y tan representativo del imperialismo vea privado de poder elegir entre las di- se niega a intentar acabar con ello, por lo
americano. Además, los agricultores fran- versas producciones culturales y que, ade- que no deja de aumentar su déficit y, por
ceses queman cada verano camiones de más, el Estado subvencione los espectácu- tanto, de aumentar su presión fiscal. En-
frutas y verduras que no vienen de Esta- los de esos “creadores” si, a pesar de todo, tre los beneficiarios de estos despilfarros,
dos Unidos sino de España, país miembro sus compatriotas se obstinan en hacerles en ocasiones próximos a los desvíos inde-
de la Unión Europea. La demagogia an- ascos. En otras palabras, para paliar la fal- centes, figuran innumerables asociacio-
tiamericana sirve, pues, para enmascarar ta de espectadores, el Estado debe robar a nes a las que una ley elástica permite ha-
una reivindicación proteccionista más ge- los no-espectadores y entregar a los auto- cer prácticamente lo que les da la gana
neral. Esta reivindicación se sustenta en el res el fruto de su rapiña. He aquí una de- sin que nadie las controle y cuyo funcio-
combate contra la mundialización. Está sigualdad que, como todas las desigualda- namiento ha desmontado muy bien Pie-
dirigida a perpetuar un modelo de agri- des estructurales, se disfraza de resistencia rre-Patrick Kaltenbach en su ya clásico
cultura erigido sobre la subvención por a la “dictadura del mercado” y a la “mun- trabajo sobre Asociaciones lucrativas sin
parte de los contribuyentes, a la que hay dialización ultraliberal”. Lo más divertido fin. “Cuando no se tiene suficiente fe pa-
que sumar las ayudas a la exportación y es que esta cruzada a favor de la uniformi- ra convencer ni suficiente valor para
las garantías frente a las importaciones. dad y el aislamiento de la cultura francesa mandar”, dice en la revista Le Débat, “lo
El Gobierno francés cede servilmente se hace en nombre del “reconocimiento único que queda es corromper”. Y añade:
ante los agricultores y perpetúa este ab- de la diversidad cultural en el mundo”, “Junto a los déficit y la deuda que han
surdo económico. Sumándose al odio ha- según palabras del ministro francés de permitido financiar el statu quo y los lo-
cia Estados Unidos, lucha e invoca todos Asuntos Exteriores3. ¿Tendremos que la- gros sociales, las asociaciones han sido el
los pretextos posibles para rechazar los mentar que nuestros antepasados europeos expediente más importante del periodo”.
productos importados, incluso los euro- no cortaran de raíz la insoportable domi- El aumento de los déficit, del endeuda-
peos y latinoamericanos, como ocurrió en nación de la pintura italiana en los siglos miento y de la fiscalidad tiene que ser
la Cumbre de Río de junio de 1999. En XV y XVI , o la de la invasora literatura bien visto por aquellos cuyos privilegios
el ámbito de la vida intelectual, la prácti- francesa en el siglo XVIII, con el alegato de financia en un país en el que la base im-
ca totalidad de los premios Nobel científi- preservar la “diversidad” de la cultura en ponible del impuesto sobre la renta es
cos fueron obtenidos, en el otoño de Europa, es decir, el provincianismo? tan estrecha que sólo la mitad de los ho-
1999, por norteamericanos o (lo que de- gares pagan dicho impuesto y, de éstos, el
bía inquietarnos aún más) por investiga- 20% paga el 80% del total. Se objetará
dores de origen europeo que trabajan en 2 Los valientes caballeros de esta cruzada pierden que son los más ricos. No: los verdadera-
Estados Unidos. ¿Qué teníamos nosotros de vista, si es que alguna vez lo han sabido, que Esta- mente ricos hace tiempo que han transfe-
a cambio? El héroe nacional del pensa- dos Unidos importa más que exporta (de ahí el defícit rido su fortuna al extranjero. Los que pa-
crónico de su balanza de comercio exterior), mientras
miento francés era, en ese momento, un la Unión Europea exporta más que importa. Véanse
gan el impuesto directo hiperprogresivo
tal José Bové, destructor de restaurantes las cifras en Les Échos, de 12 de octubre de 1999. son los trabajadores con salarios más ele-
McDonald’s y matasiete de la mundializa- Francia es, en particular, el primer exportador mun- vados, es decir, los que forman las clases
ción2. dial de productos agrícolas, justo por delante de Esta- medias superiores a las que casi siempre
dos Unidos. Atacar la libertad de comercio internacio-
En la cultura francesa, el “modelo Bo- nal es, pues, un error suicida por nuestra parte. han accedido gracias únicamente a su ta-
vé” es, desde hace varios años y bajo el 3 Citado por Les Échos el 12 de octubre de 1999. lento. Para ellos, la evasión fiscal es im-
Louis Bériot: Abus de bien public, Plon, 1998, y Le 6 Michèle de Mourgue: Projet d’avis du conseil
Débat, núm. 71. économique et social sur la conjoncture, 19 de junio de 7 Commentaire (núm. 58, verano de 1992) re-
5 Le Point, 4 de junio de 1999. 1997. produce este texto de Élie Halévy.
bilidad hace aumentar el empleo en la po- yecto de tabla salarial para los transportes jero del Lyonnais, provocado por su ton-
blación activa tomada en su totalidad. En públicos basada en parte en el mérito. Era tería y su ruindad, el Estado creó en 1995
Italia, por el contrario, el antiguo comu- un Gobierno de derecha, pero la idea ha- un comité bautizado como Consorcio de
nista y reciente presidente del Consejo de bía germinado en el Gobierno preceden- Realización (CDR), encargado de “reali-
Ministros, Massimo d’Alema, consagró te, que era socialista. La inmediata insu- zar” lo mejor posible los créditos dudosos
en septiembre de 1999 todo un discurso rrección de los 21.000 maquinistas de la del banco. Proeza: ¡el CDR aumentó las
al “fin del mito del empleo de por vida” y SNCF y de los 3.249 conductores de pérdidas al menos en 100.000 millones!9.
a la ventaja de “flexibilizar”, sin provocar la RATP (transportes de París) provocó Fue la derecha, entonces en el poder, la
por ello la cólera de los italianos. sin demora la heroica retirada del Estado, que, intentando con su habitual abnega-
El proteccionismo comercial y la pro- que se mostró tanto más comprensivo ción borrar las pérdidas y las estafas de la
tección de los status especiales y del dere- cuanto que él también disfrutaba del pri- izquierda, inventó esa burlesca “bomba de
cho a derrochar el dinero público van vilegio de la irresponsabilidad. Es la gran- finanzas”. El coste de ese milagro estatal
unidos en Francia. Por eso es por lo que diosa tradición francesa del Estado “fuer- costó una media de 3.000 francos por
las huelgas del invierno de 1995-1996, te”, sobre todo en carreras pedestres, y francés, pero en realidad mucho más a la
destinadas a preservar las ventajas de los “cuya celeridad es su celebridad”, como pequeña parte que paga, esencialmente, el
status particulares de la función pública y decía el Padre Ubu de su caballo presto a impuesto sobre la renta. Pero por lo me-
de los servicios públicos, provocaron la salir a escape. nos tenían la satisfacción de decirse que,
ovación de la ultraizquierda y la aproba- Las ventajas ligadas a las opciones so- en este caso, habían escapado al peligro
ción de una amplia franja de los asalaria- bre acciones (stock options) que se conce- neoliberal. Y el caso no había terminado.
dos del sector comercial, a pesar de estar den a los directivos de empresa capitalistas En 1999, el Lyonnais, ya privatizado, tu-
excluidos de esas ventajas. La opinión pú- o la magnitud de sus indemnizaciones de vo que gastar cuatro millones de dólares
blica de izquierdas condena toda ganancia despido hacen rugir de indignación tanto para evitar ser perseguido por la justicia
económica que se obtiene en el marco del a las multitudes como a las élites de iz- americana por haber ayudado con nues-
mercado y, por tanto, expuesta al riesgo quierdas. Por criticables que sean como tro dinero al estafador italiano Giancarlo
y la competitividad, y la admite, e incluso reveladoras de un capitalismo “nomenkla- Parretti cuando compró la Metro
la admira, si es estatutaria y no es resulta- turista” a la francesa, no les llegan a los Goldwyn Mayer para llevarla en un plazo
do del esfuerzo, de la imaginación, del ta- tobillos a los 150.000 millones de francos mínimo a la situación de quiebra fraudu-
lento del que se beneficia de ella. La evaporados en las cuevas del Crédit Lyon- lenta. El Lyonnais había prestado a Parre-
“mundialización ultraliberal” también la nais “nacional”, pérdidas debidas a la tti 2.000 millones de dólares, que el ban-
llena de recelo. Digo la opinión pública mezcla de incompetencia y deshonestidad co, y por tanto nosotros, perdió para
de izquierda pero debería decir la opinión de la nomenklatura estatal. En el sector siempre. Sus dirigentes dijeron que habían
pública francesa en general. privado, los regalos están regulados por sido víctimas de un abuso de confianza.
El debate del 23 de junio de 1999 en unos accionistas a los que nadie ha obli- “Cuando se estudian de cerca ciertas
la Asamblea nacional8 sobre la Organiza- gado a invertir en tal o cual empresa. Pero transacciones”, declaró al respecto el mi-
ción Mundial del Comercio, previo a la el agujero de las pérdidas “nacionales” lo nistro adjunto de Justicia americano en-
Conferencia de Seattle fijada para el mes taparon los contribuyentes a los que el cargado del caso, “esa explicación no se
de noviembre, pone en evidencia cómo el principal culpable, el Estado, arrebata, ca- sostiene en pie”10. En el plano político,
antiliberalismo y el antiamericanismo de si a sus espaldas, el montante necesario. no cabe la menor duda de que el ban-
los diputados de derecha eran en esa dis- Cuando los funcionarios de finanzas, co no fue víctima sino cómplice: ¿no te-
cusión tan acentuados, o más, que los del alarmados por las depredaciones que esta- nía Giancarlo Parretti un despacho en Pa-
ministro y los diputados comunistas o ban sangrando al Crédit Lyonnais, banco rís, en la calle Solférino, en el edificio de
ecologistas. nacionalizado, dirigieron una nota sobre la sede del Partido Socialista francés ante
Junto al miedo a la competencia, el el asunto al que entonces era su ministro, el que se suponía representaba al PS ita-
miedo a la responsabilidad es el otro mo- Pierre Bérégovoy, éste les respondió con liano?
tivo que lleva a aferrarse a una sociedad un seco: “Dejad hacer (laissez faire) al se- Esta acción magistral es un ejemplo
estatalizada. Esos dos temores han ejerci- ñor Haberer” (presidente del banco des- del método estatal, no una excepción.
do una poderosa influencia en los que se valijado por los amigos del presidente de Desde hace varias décadas, diversas evalua-
niegan a reconocer el fracaso de las socie- la República y del PS), escrito al margen. ciones prudentes y convergentes cifran en
dades comunistas, de las que habían desa- En este caso, el “dejad hacer” (laissez fai- 400.000 millones de francos anuales (va-
parecido tanto la competencia como la re) es una cosa excelente para la izquierda; lor de 1999) el dinero público dilapidado
responsabilidad. Todo lo que es colectivo pero cuando se aplica a un empresario por el Estado y las colectividades territo-
es por naturaleza irresponsable y como tal que levanta y dirige una empresa creadora riales. Y tan espectaculares como esas dila-
considerado, incluso en las sociedades de riqueza es una execrable explotación pidaciones, que también son malversacio-
que sólo están colectivizadas en parte. Pa- del proletariado. nes, parecen los esfuerzos de nuestros diri-
ra la mentalidad estatalista, una compañía Lo más gracioso es que cuando el Es- gentes para mantenerlas en su nivel. Ni las
nacional no tiene que dar cuentas de sus tado quiere corregir –léase: ocultar– sus radiografías despiadadas del Tribunal de
errores. Sus empleados tampoco. En errores económicos, los agrava. Puede
1986, el Gobierno francés esbozó un pro- compararse con una ambulancia que, al
acudir al lugar de un accidente de carrete-
9 Véanse los detalles en Capital, núm. 94, julio
ra, se empotrara en los coches accidenta-
de 1999.
8 Primera sesión. Informe analítico, Declaración dos y matara a los supervivientes. Para di- 10 International Herald Tribune, 14 de octubre
del gobierno sobre la Organización Mundial de Comercio. simular en la medida de lo posible el agu- de 1999.
Cuentas y de las de las Cámaras Regiona- mentalmente del magma poscomunista por vida otorgándoles además un nivel
les de Cuentas, ni los libros, artículos, nú- que lo que les fue evadirse físicamente de de vida propio de California o de Suiza.
meros especiales de semanarios, estudios la prisión comunista. No se les pasaba por la cabeza que a partir
de economistas que, con el tiempo, han Yuri Orlov12 ha dado la descripción del momento en que se puede elegir por
tenido que llegar hasta los despachos de más concisa, y a la vez más esclarecedora, el mismo precio entre un coche de mala
nuestros presidentes, ministros o cargos de lo que, trasponiendo una expresión psi- calidad Trabant, fabricado en Alemania
electos regionales, les ha impulsado a es- coanalítica, se podría denominar los bene- del Este, y un coche mejor fabricado en el
bozar aunque sea un gesto para frenar lo ficios secundarios del comunismo. En el Oeste, los clientes, empezando por los
más mínimo esa hemorragia clientelista, socialismo totalitario, “el ciudadano”, dice propios alemanes del Este, compraran el
que no tiene nada que ver con la solidari- Orlov, “se encuentra liberado de una gran segundo. Así, en poco tiempo, las fábricas
dad ni con la “Europa social”. El mortal parte de responsabilidad sobre el resultado Trabant deberán cerrar –lo que efectiva-
aumento de la fiscalidad en Francia no sir- de su trabajo”. Pero “para que vuestra par- mente pasó. El descontento de los alema-
ve fundamentalmente ni para crear em- te de irresponsabilidad en el ámbito profe- nes de los länder del Este y de Berlín se
pleo ni para ayudar a los que no lo tienen sional os sea perdonada, es de rigor la leal- tradujo en 1999 en un aumento electoral
ni para la productividad ni para la solida- tad ideológica”. Para comenzar, esa lealtad del partido ex comunista, rebautizado
ridad. Sirve sobre todo para tapar los agu- ideológica confiere el derecho al empleo. Partido Socialista de Alemania (SDP), en
jeros producidos por el despilfarro y la in- Todo individuo que acepta anularse frente detrimento del SPD de Gerhard Schrö-
competencia de un Estado que se niega a al partido tiene garantizado a cambio un der. Por el contrario, en los länder y ciu-
reformar su gestión, como se niegan las empleo. Sin duda se trata de un empleo dades del Oeste, aunque el SPD también
colectividades locales, también caracteriza- mediocremente pagado (por ejemplo, en perdió votos, lo hizo en beneficio de la
das por la locura en el gasto y el desprecio Cuba equivalía a una media de 10 dólares derecha demócratacristiana, el CDU. La
a los contribuyentes. El retorno del creci- al mes, unas 1.500 pesetas, en 1999); ra- hostilidad hacia el socialismo rosa pálido
miento ayudará a Francia a soportar unos zón por la cual se exige a cambio tan poco de Schröder y verde manzana de los eco-
años su enfermedad, pero ¿la curará? En trabajo. Ese empleo casi sin trabajo y casi logistas ha provocado en el Oeste una de-
cualquier caso, no será gracias al Consejo sin salario está garantizado de por vida. manda de más liberalismo y, en el Este,
de Impuestos, donde la ideología sustituye De ahí el chiste oído mil veces por los que una aspiración a más Estado.
al conocimiento, y cuyos miembros, que viajaban a la URSS: “Ellos hacen como Sin embargo, ninguna otra población
hablan más como políticos que como téc- que nos pagan y nosotros como que traba- de las que han salido del comunismo ha
nicos, parecen haber aprendido economía jamos”. Orlov, un investigador científico, recibido, ni ha soñado recibir, los créditos
con Alain Krivine o Arlette Laguiller11. La cita casos de otros colaboradores científi- que han recibido los habitantes de la ex
opinión pública podría preguntarse si la cos que no aparecían durante meses por el RDA. La decisión que tomó Helmut
anormalmente elevada proporción de “ex- laboratorio o que entregaban resultados Kohl en 1990 en el momento de la reuni-
cluidos” en la sociedad francesa no se debe falsificados sin por ello sufrir la más míni- ficación (por razones políticas y psicológi-
más a esa hemorragia debilitante que al ma sanción. En efecto, los ascensos no son cas y contra la opinión del Bundesbank)
“horror ultraliberal”. Desgraciadamente, tanto producto de la competencia profe- de adoptar el tipo de cambio de un marco
la opinión pública es demasiado ingenua y sional como de la fidelidad ideológica. “La del Este por un marco del Oeste, fue un
está demasiado bien domesticada como asignación de trabajadores a funciones que regalo suntuoso. ¡Imagínense que cada
para planteárselo, pues se le inculca en se- no se corresponden con su cualificación francés pudiera cambiar todos sus ahorros
sión continua que el mal viene siempre pero que dan derecho a una remuneración en francos por la misma cantidad en dóla-
del liberalismo. Admito que el caso de superior, la exageración de los trabajos eje- res o en francos suizos! A continuación,
Francia tiene algo de teratológico, pero cutados para aumentar las primas” son de 1989 a 1999, Alemania occidental
por eso es interesante y significativo. Para gratificaciones corrientes pero que sólo se consagró a la recuperación económica de
muchos de nosotros, el Estado jamás es otorgan a ciudadanos lea-les. Este servilis- los länder del Este cinco billones de fran-
responsable de las consecuencias de su ges- mo político sin restricciones implica para cos, es decir, unos 765.000 millones de
tión. Sólo son faltas, robos, infracciones, el que se pliega el sacrificio de su libertad euros. Lo que no está nada mal para una
injusticias o tragedias los actos realizados y de su dignidad. Pero la existencia que le población de 15 millones de habitantes.
en el sector privado. proporciona no carece de confort físico. Sin embargo, los ossis siguen acusando a
El sueño de la sociedad de irresponsa- Es comprensible que una población edu- sus benefactores de Alemania occidental,
bilidad, en la que tanto el poder de los cada durante varias generaciones en esa los wessis, de tacañería. Las inversiones no
gobernantes como los ingresos de los go- mediocridad cómoda y dócil soporte mal impiden los resquemores. Porque para que
bernados no están en relación directa con zambullirse brutalmente en las aguas tur- las inversiones den fruto, presuponen la
la capacidad y el rendimiento de unos y bulentas de la sociedad de competencia y aceptación y la práctica de una sociedad de
otros, sigue anclado en el corazón de cada responsabilidad. competitividad y de responsabilidad. Es el
uno de nosotros. Es lo que explica la nos- Cuando se escucha a algunos ciuda- precio de todo nivel de vida elevado. n
talgia del comunismo o la esperanza en danos de las sociedades ex comunistas de
un absurdo e imposible equivalente pos- la Europa central, uno se da cuenta de [Este texto pertenece al capítulo 12 de La gran
mascarada, de próxima publicación por Taurus].
comunista del comunismo. De ahí la pa- que no ponían en duda que la democrati-
radoja que se da en algunos ex “países del zación y la liberalización de su país man- Traducción de María Cordón.
Este”: a veces les es más difícil apartarse tendría el derecho a un trabajo ineficaz de
Jean-François Revel es miembro de la Academia
Francesa. Autor de El monje y el filósofo y El conoci-
11 Dirigentes trotskistas franceses [Nota de la T.]. 12 Op. cit. miento inútil.
Preliminares: lógica estatal y lógica Pienso que la coincidencia de fechas frente a 189 a favor del resto de los grupos
de la UE en materia de inmigración entre las conclusiones de la mencionada parlamentarios) sigue siendo la UE.
Existe el convencimiento cada vez más Cumbre de Tampere (octubre 1999) con En este artículo mi intención básica
extendido de que el éxito o el fracaso del la tan debatida y finalmente aprobada Ley es discutir precisamente esta lógica de ac-
proceso de integración política europea de Extranjería en España (22/12/1999, ción del Gobierno. A saber, su insistencia
depende de cómo se gestionará en el fu- Ley 4/2000) no es del todo casual. A pesar en querer cubrir, a toda costa, las exigen-
turo la cuestión de la inmigración (A. de sus grandes diferencias respecto a la an- cias de la UE, pero sin espíritu crítico. En
Geddes, 2000). Además, desde la Cum- tigua ley (1985), existen ciertos rasgos co- ningún momento el Gobierno se ha pro-
bre especial del Consejo Europeo cele- munes. Se ha dicho, y con razón, que la nunciado activamente ofreciendo instru-
brada en la ciudad finlandesa de Tampere antigua ley fue un producto de las prisas, mentos que permitan problematizar los
(Cumbre de Tampere, 15 y 16 de octu- principalmente por las condiciones exigi- límites de acción impuestos por la UE al
bre de 1999), se expresa la convicción de das para entrar a formar parte del Club Estado Español. Tan sólo aspira a “poner
que el objetivo de establecer las bases Europeo (1986). Sin ley de extranjería al día” la antigua ley de 1985, y cubrir
de una política comun sobre el asilo y la simplemente no podíamos optar a entrar aquellos vacíos “tan evidentes” de vulne-
inmigración tiene el mismo carácter vital en la entonces Comunidad Económica rabilidad a los derechos humanos y a los
y existencial que el macro-proyecto de Europea. El resultado fue que pesaban más básicos derechos internacionales. Por
crear un Mercado Único. Esta meta a lar- más sus vacíos e incoherencias que sus vir- ejemplo, el que no existiera derecho uni-
go plazo se presenta, así, como el princi- tudes reguladoras. Es cierto que la nueva versal a la asistencia sanitaria, indepen-
pal medio para crear una unión política. ley representa, respecto a la antigua, un dientemente de la condición jurídica del
En otras palabras, el mensaje principal de cambio cualitativo importante, como los inmigrante.
la Cumbre de Tampere es que no puede más progresistas defienden, puesto que no En una reciente investigación para la
haber una unión política sin política co- sólo es el producto de un tenso debate po- Fundació Jaume Bofill3, al preguntar a los
muna de inmigración. El cambio cualita- lítico y social (de aproximadamente 18 principales actores comprometidos con el
tivo que representan estas conclusiones meses), sino también porque trata de re- tema de la integración (asociaciones,
respecto a Maastricht es que en 1992 se solver la mayoría de las incoherencias “im-
introdujo la categoría de ciudadanía eu- presentables para la UE” de la antigua ley.
ropea, mientras que con el Tratado de Otra cuestión reside en debatir si esta nue-
poral (certificando dos años de estancia ininterrumpi-
Amsterdam, y la lectura en clave de ac- va ley cambia sustancialmente o no la da en España, art. 29.3), insiste en que toda denega-
ción estratégica que se hizo en la Cumbre condición del inmigrante que ya estaba ción de visado deberá justificarse (reduciendo de este
de Tampere, se añade a la inmigración. cubierto con la antigua ley, aspecto más modo el tan criticado espacio de discrecionalidad ad-
ministrativa que existía en la última ley, art. 25.3),
El mensaje institucional es claro: la inmi- que discutible. Lo cierto es que las grandes respalda que toda expulsión deberá ser el resultado de
gración es un problema. La forma en que novedades de la nueva Ley siguen tenien- una decisión jurídica y no administrativa como ocu-
se gestione esta cuestión, y sobre todo la do como referente los dictados de la UE2. rría antes (art. 20.1), lo cual implica el derecho a la
evaluación de los resultados que se segui- El único criterio que abandera el Gobier- asistencia letrada de oficio (art. 21), y toda una serie
de derechos de bienestar y económicos, como la aten-
rá, tendrá unas consecuencias directas so- no a la hora de legitimar la necesidad de ción sanitaria universal para los empadronados o los
bre el éxito o el fracaso de conseguir la su modificación (recordamos que la ley se que están en situación irregular pero sean menores,
unión política1. aprobó con 153 votos en contra del PP, mujeres embarazadas o requieran atención urgente
(art. 12), el derecho a la educación gratuita, incluidas
becas para menores (art. 9), y el reconocimiento de
derechos al trabajo y Seguridad Social (art. 10), liber-
tad de sindicación y de huelga (art. 11), además de in-
1 Además del establecimiento paulatino de una 2 Aunque sabemos que la Ley 4/2000 está nue- troducir varios puntos contra las redes organizadas de
política comuna sobre el asilo y la inmigración, en las vamente siendo objeto de debate, y probablemente inmigración irregular (art. 55), y toda una serie
conclusiones de Tampere se introducen en la agenda acabará cambiando este mismo otoño, por voluntad de medidas administrativas (principalmente de coor-
futura de la UE para lograr la integración política tres propia del Gobierno, en contra de la voluntad social, dinación entre diferentes poderes públicos, y centrali-
temas adicionales prioritarios (y por orden): un espacio las grandes novedades de su texto pueden resumirse zación de información) para facilitar la integración
genuino europeo de justicia (establecer normas comu- en que regula mejor el derecho a la intimidad (art. 16) (Título IV).
nas, un derecho comunitario), la lucha contra el cri- y reagrupación familiar (art. 17), facilita más realísti- 3 Se trata de una investigación empírica efectua-
men, y el refuerzo de una política exterior de la Unión. camente la concesión de permisos de residencia tem- da en la ciudad de Barcelona que he dirigido, titulada
dos occidentales están asumiendo este fe- básica adecuada para acomodar la diversi- ta (recogido en artículo 7A de Maastricht
nómeno de la multiculturalidad como un dad cultural y la inmigración. Por el mo- y artículo 14 de Amsterdam), se da un re-
hecho irreversible; pretender controlarlo o mento, los indicios apuntan a que se está conocimiento institucional a la libertad
frenarlo políticamente es simplemente “ir gestionando el fenómeno desde una lógi- de circulación de los ciudadanos como
contracorriente”. Tanto las primeras ge- ca estatal uniformadora, mientras que el una de las condiciones principales del
neraciones, presentes sobre todo en Esta- momento histórico que presenciamos pi- mercado único, quedando incluida como
dos del sur de Europa (Portugal, Italia, de cada vez con más insistencia “intercul- materia de competencia comunitaria. Los
España, Grecia), como las segundas, ter- turalizar”, si se me permite la expresión, grupos de trabajo que se crean a partir de
ceras e incluso más generaciones de inmi- la estructura básica de la UE, esto es, ese momento incluyeron, como observa-
grantes, totalmente socializados bajo una construir una democracia intercultural. dores, a los representantes de la Comi-
cultura política autóctona, se ven afecta- El objetivo de este artículo está en re- sión. Se constituye, entre otros, un grupo
das por una contradicción diaria al cons- lación con los dos enfoques anteriores: ad hoc sobre inmigración en 1986, inte-
tatar que no tienen los mismos derechos por un lado, examinar la evolución insti- grado por los ministros responsables de la
que los ciudadanos. Su exclusión de una tucional de la UE en su tratamiento de la inmigración. El tema pasa a ser gestiona-
parte de la corriente principal de la socie- inmigración; por otro lado, extraer de di- do por primera vez por la Comisión, esta-
dad no es voluntaria. Están, por decirlo cho recorrido los temas que actualmente, bleciendo secretarías. Desde entonces, el
de alguna manera, prisioneros de la creen- bajo forma de desafíos, deben ocupar la Consejo pasará a ocuparse principalmente
cia recibida que tiende todavía a identifi- reflexión normativa. de la cooperación judicial, penal y civil.
car nacionalidad, etnia o raza con un esti- En este contexto, una de las primeras
lo de vida y una forma de pensar, en defi- Breve recorrido histórico: reacciones del Consejo fue la de vincular
nitiva, una identidad diferenciada (N. cuatro etapas en la cooperación la libertad de circulación con la seguri-
Glazer, 1997; 154). Su acceso a la esfera en materias de interior dad. En 1988 encarga al grupo que pro-
pública y su poder de decisión política es- Al tratar de la evolución de la UE en tor- pusiera medidas para ello. Como resulta-
tán supeditados a unos criterios específi- no a su tratamiento de la inmigración, do, se propone un programa de trabajo, el
cos no exigidos a los ciudadanos4. Esta podemos destacar cuatro etapas: a) Ini- Documento de Palma, que recomendaba,
constatación empírica nos lleva a plan- cios de la cooperación intergubernamen- entre otras cosas, un enfoque más coordi-
tearnos preguntas de carácter normativo. tal (1975-1986); b) Acta Única (1986- nado en los aspectos de cooperación en
El desafío normativo es que cada vez 1992); c) Tratado de Maastricht y Acuer- materias de justicia y asuntos del interior.
más se conecta el hecho de la inmigración do de Schengen (1992-1997); d) Tratado El método utilizado seguía siendo inter-
con los grandes conceptos tradicionales de Amsterdam (1998-actualidad). gubernamental, es decir, se limitaba a ela-
que ha ocupado la reflexión política con- borar convenios, formular resoluciones,
temporánea: el Estado, la democracia, la 1. Inicios de la cooperación conclusiones y recomendaciones. Medi-
justicia, la igualdad, la libertad, la nacio- intergubernamental (1975-1986) das que pertenecen, de hecho, al derecho
nalidad, por citar a los principales pilares. A partir de 1975 se va implantando pau- internacional clásico.
Es decir, el fenómeno está obligando, una latinamente la colaboración en el ámbito En esta dinámica se establecen dos
vez aceptamos su permanencia, a revisar de la inmigración. Se constituye, por convenios importantes en 1990: el Conve-
las categorías conceptuales que han ayuda- ejemplo, el denominado Grupo de Trevi, nio de Dublín y el Convenio de ejecución
do a describir y a explicar nuestro sistema integrado por los entonces nueve minis- de Schengen (C. Escobar, 1993; M. L. Es-
liberal-democrático. Desde este punto de tros de Interior, con el objetivo de coordi- pada, 1994). El primero establece la deter-
vista, la inmigración presenta problemas nar esfuerzos contra el terrorismo y la co- minación del Estado responsable de exami-
en términos de pluralismo cultural. La ló- operación judicial y policial, creando sub- nar una solicitud de asilo presentada en
gica que orienta este enfoque tiene el ca- grupos de trabajo. Este proceso era uno de los EE MM; el segundo tenía ya sus
rácter de efectos no previstos. En los planes estrictamente intergubernamental, lo cual raíces en el Acuerdo Schengen de 1985, y
de la sociedad moderna no estaba simple- tiene un doble significado: políticamente, potencia, entre otras cosas, la creación de
mente prevista la multiculturalidad, es de- que el procedimiento de decisión es la nuevas estructuras operativas para garanti-
cir, la posibilidad de coexistencia dentro unanimidad y que la estructura institu- zar la cooperación policial y aduanera.
de un mismo territorio de culturas y tradi- cional que supone es paralela a la existen-
ciones diferentes. Si miramos esta tenden- te de la UE; jurídicamente, que el marco 3. Tratado de Maastricht
cia histórica normativamente, el reto con- legal donde se toman las decisiones y se y Acuerdo de Schengen (1992-1997)
siste en construir o reedificar una nueva deciden (si se produce una decisión) me- El Tratado de la Unión Europea (TUE) o
estructura básica intercultural. canismos de implementación queda al Tratado de Maastricht (1992) supone un
Al examinar brevemente la forma en margen de la UE. Destacamos, asimismo, paso cualitativo de gran trascendencia des-
que se ha abordado la inmigración desde que en sus inicios, la percepción de la in- de la creación de la Comunidad Europea.
la lógica de la UE, podremos constatar migración como problema fue estricta- Entre los hechos distintivos que afectan a la
que se está perdiendo la oportunidad de mente policial y de seguridad. inmigración, cabe mencionar la creación de
crear una nueva estructura institucional dos motores (aunque todavía de diseño, sin
2. Acta Única (1986-1992) haber salido de la “fábrica”) para cada di-
Con el Acta Única se produce un impor- mensión del proceso de construcción de la
4 En otro trabajo me he ocupado de estos crite-
tante paso adelante en dicha cooperación, Unión: el motor del euro para la dimensión
rios tanto en el nivel de acceso como de coexistencia, desarrollada hasta entonces con poca económica y el motor de la ciudadanía eu-
una vez los inmigrantes han sido admitidos, resumi-
bles en dos centrales: criterios de nacionalidad y crite- transparencia, incluso para las institucio- ropea para la política. Asimismo, la estruc-
rios económicos (R. Zapata, 2000). nes europeas. Según el artículo 8A del ac- tura de la UE en tres pilares es uno de los
pasos decisivos. El pilar de la Comunidad Como consecuencia, la parálisis fue la mo generadora de delincuencia, de redes
Europea (o pilar estrictamente comunita- tónica general en tanto que el Consejo no ilegales, etcétera, simplemente como
rio) para determinadas materias, que se ca- llegaba a la unanimidad para adoptar de- “amenaza”. No aparece ninguna referen-
racteriza, entre otras cosas, el hecho de que cisiones. En cuanto a la percepción del cia a la integración.
los EE MM pierden gran parte de su sobe- inmigrante, queda patente en el artículo A partir de Maastricht, el principio de
ranía, y donde intervienen las tres institu- K.1., donde se establecen los ámbitos de no-discriminación como guía para estable-
ciones básicas: la Comisión, el Consejo y el “interés común”. La inmigración (el acce- cer la libertad de circulación de las perso-
Parlamento. En contraste, el segundo y ter- so, la circulación, la estancia, sus irregula- nas, solamente afecta a los ciudadanos de
cer pilar siguen una lógica de cooperación y ridades en la residencia y en el trabajo) es- los EE MM, pero no al resto de las perso-
no de integración. La mayoría de las deci- tá incluida en un listado juntamente con nas, cualquiera que sean sus nacionalida-
siones se toman por unanimidad, con la la política de asilo, las normas para el cru- des. Evitando hacer demasiada retórica al
consecuente permanencia de la competen- ce de fronteras, la lucha contra la toxico- respecto, es cierto que institucionalmente
cia de los Estados a través del órgano deci- manía, el fraude internacional, la coope- los inmigrantes no son considerados ni
sor del Consejo. El segundo pilar, Política ración aduanera, judicial, penal y civil (el tan siquiera como personas, puesto que la
Exterior y de Seguridad Común (PESC), terrorismo, entre otros). libertad de circulación interna solamente
trata de las políticas exteriores de la UE; y Esta construcción institucional estere- beneficia a las personas en tanto que ciuda-
el tercer pilar, Cooperación en Justicia otipada del inmigrante como potencial danos de un Estado miembro. Ante estos
y Asuntos del Interior (CJAI), de la vertien- delincuente se expresa, asimismo, en el hechos, “¿cómo se explica que los EE MM
te interna de la política de la UE. Acuerdo de Schengen. Su objetivo básico de la UE hayan acordado políticas migra-
Con Maastricht se institucionaliza, está vinculado a una de las primeras con- torias intraeuropeas tan liberales basadas
pues, la cooperación iniciada en 1975 a vicciones cuando la UE comenzó a insti- en la delegación de autoridad y a la vez
través del tercer pilar. Aunque no consti- tucionalizar la cooperación en materia del hayan insistido en el intergubernamenta-
tuya un factor explicativo, lo cierto es que interior: para conseguir de facto la libertad lismo estricto y la exclusión de la inmigra-
este tercer pilar dota a los Estados de ins- de circulación de las personas se hacía ne- ción procedente de fuera de la UE?” (M.
trumentos para reaccionar contra el as- cesaria la supresión gradual de los contro- Ugur, 1998; 294). El reciente Tratado de
censo de los partidos de extrema derecha les de las fronteras internas6. En términos Amsterdam nos proporciona algunas pis-
durante los años ochenta, con sus discur- prácticos, este “espacio Schengen” signifi- tas al respecto.
sos contra los inmigrantes (M. Ugur, ca que la UE da la posibilidad a los Esta-
1998; 319). dos firmantes de utilizar el marco institu- 4. Tratado de Amsterdam
Antes de entrar a comentar el signifi- cional europeo para que cooperen estre- (1998-actualidad)
cado de Schengen, si hacemos un rápido chamente en los ámbitos específicos del El TA tiene sus orígenes al final de las ne-
balance de estos años, la inmigración se interior. Será a partir del Tratado de Ams- gociaciones de Maastricht, donde se acor-
constituye como una de las “patatas calien- terdam (TA) cuando se incorpore explíci- dó que a mitad de la década se realizaría
tes” sometidas más a una lógica estatal que tamente en el marco de la UE bajo una una revisión completa7. Desde nuestra
estrictamente europea. Las normas del Tí- lógica de “acervo Schengen”. Se crea, así, óptica, la nueva estructuración de la UE
tulo VI (relativo a la CJAI) son, de hecho, una secretaría general del Consejo. Con el introduce tres novedades: la integración
más normas tradicionales del derecho in- TA Schengen se conecta definitivamente como política común (primer pilar) de las
ternacional público que estrictamente del a las medidas comunes sobre inmigración materias relativas a la inmigración y el asi-
derecho comunitario. Delimita el marco (y asilo), manteniéndose como política de lo (equivocadamente llamado, como vere-
para la cooperación entre Estados. Como control de las fronteras externas y de la mos, como “la comunitarización del ter-
consecuencia, este tercer pilar se caracteri- inmigración ilegal. Es decir, se da un re- cer pilar”); la incorporación de un nuevo
zó por la parálisis en las decisiones e insti- conocimiento institucional a la percep- objetivo, un espacio de libertad, justicia y
tucionalizó una percepción determinada ción jurídica de la inmigración, destacán- seguridad; y la confirmación de la ciuda-
del inmigrante. En efecto, su estructura so- dose tan sólo su dimensión negativa co- danía europea. Todas estas “novedades”
lamente ofrecía a las instituciones comuni- expresan, de hecho, esta lógica de la pru-
tarias una participación parcial, sin posibi- dencia que caracteriza la UE en asuntos
lidad de control real sobre las decisiones de mera de estas cuestiones fue, por ejemplo pero signifi-
de la inmigración, que en algunos puntos
los EE MM. Concretamente podemos cativamente, establecer criterios comunes para definir roza casi la hipocresía. Antes de repasar
destacar tres problemas procedimentales la noción de refugiado. Por otro lado, la adopción de cada una de ellas por separado justifique-
básicos: el Tribunal de Justicia no tiene “acciones comunes”, tecnicismo utilizado para reforzar mos esta valoración.
la idea de que existen ciertos objetivos de la UE que
mecanismos para controlar jurídicamente pueden alcanzarse mejor por medio de acciones colec-
las decisiones y acciones que se realicen en tivas que aisladas de los EE MM. En este marco es
el tercer pilar; el Parlamento Europeo no es donde entran en juego los “programas de acción”.
6 Este aspecto gradual también se expresó en las 7 El artículo N preveyó la convocatoria de una
informado de las discusiones; y la Comi- incorporaciones de este nuevo “espacio Schengen”. Conferencia Intergubernamental (CIG) para 1996,
sión no tiene derecho a iniciativa5. Firmado en junio de 1985 por cinco países (Benelux, mecanismo formal de revisión de los tratados que reú-
Alemania y Francia), tras el convenio de aplicación de ne a los ministros de exteriores de los EE MM con la
junio de 1990 se incorporan sucesivamente Italia participación de la Comisión. Esta CIG duró más de
(nov. 1990), España y Portugal (jun. 1991), Gre- un año (Turín, marzo 1996-Amsterdam, junio 1997).
5 En este contexto, para paliar la falta de decisio- cia (nov. 1992), Austria (abril 1995) y, finalmente, Sobre temas relacionados con la inmigración discuti-
nes, se introducen en el vocabulario de la UE dos tér- Finlandia, Suecia y Dinamarca (dic. 1996), y, aunque dos en el seno de la CIG, véanse entre otros a G. Ed-
minos que pretenden definir marcos estratégicos, pero no miembros, Noruega e Islandia. En total, actual- wards y G. Wiessala, eds. 1998; Mª D. Blázquez,
sin ningún carácter vinculante. Por un lado, la adop- mente el “espacio Schengen” lo constituyen 13 países. 1998; L. N. González, 1998; M. Oreja dir., cap. 4,
ción de “posiciones comunes”, las cuales definen el en- En la lógica de la “flexibilidad de la UE”, faltan Gran 1998. Sobre el Tratado, véase I. Martos y G. Gonzá-
foque de la UE sobre determinadas cuestiones. La pri- Bretaña e Irlanda. lez, eds. 1998; Comisión Europea, 1999.
Sorprende de entrada que a pesar de de ámbito del interior8. Veamos ahora mar las concepciones que se expresan de
estrechar la interacción entre la libertad, por pasos las novedades aludidas anterior- los conceptos de libertad, seguridad y justi-
la seguridad y la justicia (cada una de ellas mente. cia. Salta a la vista, para cualquier lectura
sirve de mediador para conseguir las teórica política, el uso de la noción negati-
otras), no se haya dado la oportunidad a a) Comunitarización del tercer pilar. Una de va de libertad referida a la circulación, el
principios orientadores tan básicos como las “grandes novedades” del TA es el haber vivir en un entorno respetuoso con la ley,
la igualdad y el pluralismo, inexistente en trasladado al primer pilar una parte de los la protección de derechos humanos y el
los mismos nuevos objetivos de la Unión asuntos que hasta ahora se trataban en el respeto a la intimidad; en concordancia, la
(art. B). Examinando con detalle este tercer pilar. Esta comunitarización se apli- seguridad se refiere principalmente a la ga-
nuevo tratado, la noción misma de plura- ca principalmente a todo lo relacionado rantía de un espacio privado de vida, y la
lismo aparece una única vez, en relación con el paso de fronteras externas, la inmi- justicia expresa una preocupación para que
no a la cultura, ni mucho menos a las na- gración y la cooperación judicial civil. La el ciudadano construya una concepción
ciones sin Estado, sino a los medios de única referencia que se hace sobre la inte- unitaria del derecho de la Unión.
comunicación (Protocolo sobre el Sistema gración es reactiva, como una lucha contra La lógica de la UE es, podríamos de-
de Radiodifusión Pública de los el racismo y la xenofobia. En términos po- cir, de primer grado: el hecho de permitir
EE MM). La igualdad solamente aparece líticos, el interés por diseñar estrategias de la libertad de desplazamiento de un Esta-
en relación con la igualdad de oportuni- acción contra el racismo y la xenofobia tie- do miembro a otro puede comportar peli-
dades y de tratamiento en el mercado la- ne como referente mantener la cohesión gros de seguridad para los ciudadanos. Al
boral, concretamente entre hombres social y la estabilidad. En materia penal y menos que dicha libertad se efectúe en un
y mujeres (nuevos arts. 2 y 3, arts. 118 y de policía se mantiene la cooperación, pero espacio donde se sientan seguros, es impo-
119). En este caso, no se hace mención a con un sistema jurídico más vinculante. sible disfrutar plenamente de los benefi-
la igualdad entre ciudadanos e inmigran- En concordancia, el tercer pilar pasa ahora cios que se derivan. Hay delitos que pue-
tes. La misma palabra extranjero es ine- a denominarse “Cooperación policial y ju- den simplemente transcender las fronteras
xistente; y las palabras inmigrante o inmi- dicial en asuntos penales”. Pero esta comu- y aprovecharse de este nuevo espacio: el
gración aparecen insertadas como medi- nitarización –de ahí que se preste a equívo- terrorismo, la delincuencia, el tráfico de
das para salvaguardar el espacio de cos– estará por el momento, durante cinco drogas, el fraude, el racismo y la xenofo-
libertad, seguridad y justicia. La inmigra- años, supeditada a los procedimientos típi- bia. De ahí que la UE también deba tener
ción es, pues, percibida como un compo- cos de la lógica de los Estados, a saber, la los instrumentos jurídicos (la justicia) para
nente que amenaza dicho espacio, bajo unanimidad. De hecho, como apunta A. proteger a los ciudadanos de estos peligros
una lógica de miedo, proteccionista, ex- Geddes (2000; 110-113), esta decisión es (la seguridad). La inmigración se ve direc-
cluyente, de custodia de las fronteras. En un ejemplo sin precedentes, puesto que tamente afectada por esta lógica cerrada,
este aspecto, las modificaciones del trata- por primera vez se incorpora una materia puesto que es una de las “amenazas” en la
do, en lugar de expresar un cambio cuali- (la inmigración) en el pilar comunitario mente de los gestores políticos europeos.
tativo, manifiestan una clara voluntad de aún manteniendo un procedimiento de En este sentido, el TA recomienda medi-
continuidad, orientando la inmigración decisión (la unanimidad) propio de los das específicas para crear una política co-
hacia temas de seguridad a través de cues- otros dos pilares. Por tanto, un ejemplo de mún de controles y permisos de entrada
tiones de eficiencia y con la dotación de cooperación en un primer pilar que habi- de las fronteras exteriores. En el plazo de
nuevos instrumentos jurídicos para con- tualmente se distingue de los otros por se- cinco años a partir de la entrada en vigor
seguirlo. guir una lógica de integración. del TA se contemplan las siguientes medi-
Es cierto que existe una dimensión das: en el ámbito interno, la supresión to-
cuanto menos atrevida en relación con b) Nuevo objetivo: espacio de libertad, justi- tal de control de las personas tanto ciuda-
Maastricht. A saber, la consideración de cia y seguridad. La comunitarización se ba- danas como euroextranjeros; en el ámbito
que el Consejo, aun manteniendo su pro- sa en el vínculo explícito que se hace a par- externo, todo un listado de normas y pro-
tagonismo en las decisiones, deja de de- tir de ahora entre la libertad de circulación cedimientos comunes de control, inclu-
tentar la hegemonía. Se crean mecanis- de las personas (los eurociudadanos) y la yendo un modelo uniforme para los visa-
mos que ligan las tres instituciones bási- necesidad de adoptar medidas para garan- dos y de terceros países cuyos ciudadanos
cas aun manteniendo una forma tizar la seguridad de las personas en este es- estarán exentos de esta obligación, las con-
asimétrica de poder. Por ejemplo, el Con- pacio (A. Valle, 1998). La novedad no es diciones de entrada y de residencia en la
sejo tendrá que consultar al Parlamento tanto establecer dicho vínculo, sino insti- UE, y normas comunes sobre los procedi-
antes de tomar una decisión y solamente tucionalizarlo a través del Derecho (la jus- mientos de expedición de los permisos de
tomará decisiones sobre propuestas de la ticia). Remito de nuevo al Plan de Acción residencia de larga duración, normas para
Comisión. Ahora bien, y aquí está la hi- de Cardiff (diciembre 1998), para confir- luchar contra la inmigración clandestina y
pocresía de la que hablaba, la Comisión la residencia irregular, e incluso sobre la
estará obligada a considerar toda solicitud expulsión, derechos comunes de los inmi-
de un Estado miembro que presente una 8 Esta lógica de la prudencia se expresa en uno grantes regulares y condiciones para su
propuesta al Consejo. Previa consulta del de los últimos planes de acciones del Consejo y de la movilidad espacial entre los EE MM.
Comisión sobre la mejor manera de aplicar las dispo-
Parlamento, el Consejo decidirá durante siciones del tratado relativas a la creación de un espa-
cinco años por “unanimidad”; y por una- cio de libertad, seguridad y justicia (Cardiff, c) Ciudadanía europea. El TUE ya esta-
nimidad al acabar estos cinco años volve- dic. 1998) que, por razones de espacio, no tenemos bleció el derecho de voto de los ciudada-
rá a tomar “la gran decisión”, a saber, si se tiempo de comentar detalladamente. Aconsejo no nos europeos en las elecciones locales,
obstante, para aquellos interesados, su examen deteni-
aplica el procedimiento de codecisión y do, véase en la web: ue.eu.int/jai (documento ref. desvinculando por primera vez la cone-
mayoría cualificada para adoptar medidas 13.844/1998). xión clásica ciudadanía/derecho de
voto/nacionalidad. Ante el debate que se el fenómeno de la inmigración siguiendo ha producido una “desvinculación” con
generó sobre la relación entre la ciudada- las pautas uniformadoras de los Estados, una lógica homogeneizadora para unos
nía de la Unión y la de los EE MM, el TA pero a un nivel superior. La realidad cuan- (los eurociudadanos) excluyendo a los
completa el artículo 8 de Maastricht para titativa es patente: dentro de los aproxi- otros (los euroextranjeros).
evitar malentendidos confirmando explí- madamente 370 millones de habitantes en
citamente que la “ciudadanía de la Unión la Unión, unos 5,5 millones son los que se 3. Hacia una Europa intercultural
será complementaria y no substitutiva de benefician de la ciudadanía europea y que- Estamos de nuevo asistiendo a la cons-
la ciudadanía nacional” (estatal). Amplia- dan unos 13 millones que están excluidos trucción de un demos que, en lugar de am-
remos las cuestiones normativas que sus- de ella. Podemos muy bien decir que se pliar sus límites cualitativamente, lo hace
cita esta insistencia enseguida. trata, aunque disperso por el territorio de tan sólo cuantitativamente, manteniéndo-
la Unión, del Estado 16 de la Unión. se en su forma la lógica estatal. Además, si
Cuestiones pendientes y desafíos futuros: Siguiendo este argumento, podemos consideramos que en el ámbito local el
ciudadanía europea e inmigración destacar, además de los ya mencionados, criterio para los eurociudadanos es el em-
A pesar de que hayamos hablado de “polí- al menos ocho puntos que invitan a la re- padronamiento, ¿por qué no seguir el mis-
tica de inmigración” en el nivel de la UE, flexión normativa. Según nuestra óptica, mo criterio para los euroextranjeros? Es
ha quedado de manifiesto que en realidad todos ellos apuntan a que la lógica de la decir, que todo residente empadronado en
no existe una política común. Existen, eso UE se comprometa directamente con una ciudad tenga derecho al voto, inde-
sí, poco a poco percepciones compartidas, la realidad multicultural de su territorio, pendientemente de su nacionalidad. Si al
fruto de la cooperación desde hace déca- adquiriendo independencia para estructu- nivel de la UE el criterio de la nacionali-
das, que se traduce en nuevas estructura- rarse respecto a la lógica de los Estados. Por dad ya no es vinculante, queda, pues, el
ciones básicas. Pero el tema, de momento, el momento, es como si los Estados dejasen empadronamiento como única referencia
está orientado por principios de seguridad cierta autonomía política a la UE, pero legal. Insistimos, pues, en que debe esta-
y de control, sin ningún interés por intro- siempre bajo una vigilante mirada para que blecerse un foro de reflexión sobre la posi-
ducir criterios de igualdad y de pluralismo se mantenga su lógica uniformadora. bilidad real de que la UE siga una lógica
cultural, menos aún de integración. A par- del empadronamiento, y no la estatal ba-
tir del TA se expresa una voluntad tan só- 1. Hacia una Europa política sada estrictamente en la nacionalidad.
lo de crear un estatuto europeo para los Desde Maastricht, la adquisición del dere-
extranjeros, pero que en lugar de diferir cho al voto para los 5,5 millones de euro- 4. Hacia una Europa de los residentes
del que ya se tiene, según la lógica estatal, ciudadanos puede considerarse como un Por el momento la lógica de la UE se rige
no es más que una réplica supraestatal. Se éxito y un fracaso con relación al debate por una diferencia analítica propia de los
está construyendo bajo el supuesto de ho- sobre el voto local para los euroextranjeros Estados. Si consideramos la nacionalidad
mogeneidad, y no de la multiculturalidad. (C. Wihtol de Weden, 1999; 54). Un en sentido estricto, como nacionalidad de
Si nos pidieran en estos momentos que triunfo puesto que se separa por primera uno de los EE MM, y la nacionalidad en
busquemos palabras que describan la for- vez, en contra de la lógica estatal, la ciuda- sentido amplio, como cualquier tipo de
ma como entendemos que la UE está danía de la nacionalidad y se aplica real- nacionalidad, incluyendo a la de terceros
abordando el tema, no hay duda de que mente la movilidad interna para los euro- países, el vínculo que la UE ha estableci-
las más frecuentes serían la de la creación ciudadanos. Pero es un fracaso puesto que, do es entre la nacionalidad en sentido es-
de un sistema cerrado, un club excluyente, a pesar de dotar de cierta legitimidad al tricto y el empadronamiento, sin haber
un miedo a la invasión, la permanencia de discurso del derecho de voto para los inmi- dado el paso que realmente le distanciaría
discriminación entre los eurociudadanos y grantes, solamente los eurociudadanos se de la lógica estatal conectando la naciona-
los euroextranjeros, política fuerte de con- benefician. Los inmigrantes con derecho a lidad en sentido amplio y el empadrona-
trol exterior de las fronteras, y ninguna presión electoral sería un paso importante miento. Por el momento, pues, se está
preocupación por diseñar una política de que les dotaría de instrumentos para lu- perdiendo la oportunidad de construir
acomodación para aquellos residentes ex- char contra las discriminaciones que se una Europa de los residentes, en lugar de la
tranjeros permanentes en la Unión. producen en todos los sectores públicos tan mitificada, pero excluyente, Europa de
Esta falta de distinción entre la lógica (vivienda, trabajo, educación, sanidad…). los ciudadanos.
estatal y la lógica de la UE respecto al fe-
nómeno se debe, sin duda, a que la posibi- 2. Hacia una Europa inclusiva 5. Hacia una Europa coherente
lidad de abrir un camino diferente por Según la lógica de los inmigrantes, el es- Este quinto punto está en relación con las
parte de la UE incrementaría la tensión ya pectáculo de la Unión es simplemente de dos situaciones asimétricas que existen en
existente. Diría, incluso, que en este preci- un retraso considerable, incluso en el nivel el seno de la UE. Por un lado, como el
so punto estamos realmente en el núcleo del debate. Se ha perdido una oportunidad TA continúa admitiendo que se es ciuda-
interno y profundo del problema de la de incluirlos en este reconocimiento insti- dano europeo si se es nacional de un Es-
construcción de una unión política. La tucional interno de disociar la ciudadanía tado miembro, insistiendo ahora que la
cuestión de fondo es, una vez más, el tema de la nacionalidad. Lo que debe alimentar ciudadanía de la Unión es complementa-
de la soberanía de los Estados. No tanto estos debates es el hecho de que se dispone ria y no substitutiva de la nacionalidad es-
por el hecho de que los Estados están per- de una base institucional para legitimar el tatal, se sigue dejando plena soberanía a
diendo gran parte de sus competencias pa- argumento de que la nacionalidad de un los EE MM para regular su propia nacio-
ra decidir quién pertenece a su población Estado ya no es la condición sine qua non nalidad. Al existir una variedad de políti-
y en qué términos, sino más bien porque para ejercer el derecho al voto. Este víncu- cas estatales de ciudadanía, se sigue pro-
dentro de la lógica de la UE sólo puede lo histórico se ha desconectado en la UE, duciendo, por simple lógica, una asime-
construirse una estructura para gestionar al menos en el ámbito local. Ahora bien, se tría en los procedimientos para adquirir la
ciudadanía europea. Por otro lado, y no mismas estructuras no tuvieron prevista la OREJA, M. (dir.), y FONSECA, F. (coord.): El Tra-
menos importante, no existe una defini- coexistencia de culturas y tradiciones dife- tado de Amsterdam: análisis y contenidos, Madrid:
MacGraw Hill, cap. 4: ‘Una Unión al servicio del
ción jurídica europea de la irregularidad. rentes no puede utilizarse por la UE, pues-
ciudadano: una espacio de libertad, de seguridad y
La situación de irregularidad sigue estan- to que ella, a diferencia de los Estados, sí de justicia’; 255-297, Madrid, 1998.
do controlada por los EE MM, pudién- que conoce esta realidad, los más de trece
dose dar el caso de que un inmigrante sea millones de personas que viven en nuestras VALLE, A.: ‘La refundación de la libre circulación
considerado como irregular en un Estado fronteras pero que son tratados vulnerando de personas, Tercer pilar y Schengen: El espacio
europeo de libertad, seguridad y justicia’, en Revis-
miembro mientras que en otro cumpla las nuestros principios básicos democráticos y ta de Derecho Comunitario, 3, enero/junio; 41-78,
condiciones de regularidad. liberales. Sabemos que históricamente esta 1998.
“desconexión” fue muy traumática política
6. Hacia una identidad europea inclusiva y socialmente. El momento histórico que WIHTOL DE WEDEN, C.: La ciudadanía europea,
Bellaterra. La Biblioteca del Ciudadano, Barcelona,
La tendencia, además, es del todo preocu- presenciamos, y nuestros gestores políticos
1999.
pante. No sólo se está construyendo un deben tener esta convicción histórica en el
demos europeo siguiendo la lógica decimo- momento de tomar sus decisiones, tendrá UGUR, M.: ‘Libertad de circulación versus exclu-
nónica estatal, por oposición a los que no (está teniendo ya, de hecho) consecuencias sión: una reinterpretación de la división ‘propio-
pertenecen al demos, sino que la tan recla- igualmente profundas en todos nuestros extraño’ en la Unión Europea’, en G. Malgesini
(comp.): Cruzando fronteras: migraciones en el siste-
mada en ciertos círculos académicos iden- esquemas de pensamiento. La UE tiene ma mundial, Icaria. Fundación Hogar del Emplea-
tidad pública europea se está diseñando una oportunidad histórica. El futuro muy do; cap. 7; 289-335, Madrid, 1998.
por oposición a “los otros no europeos”. próximo nos revelará si efectivamente la
Esto se ve claramente en los eurobaróme- unión política será una Unión Europea, o ZAPATA, R.: ‘Justicia para extranjeros: mercado e
inmigración’, en Revista Española de Investigación
tros cuando queda patente la percepción bien una Unión de Estados. n
Sociológica (en prensa), 2000.
negativa que tienen los eurociudadanos – ‘Thinking European citizenship from the pers-
de los euroextranjeros (M. Ugur, 1998; BIBLIOGRAFÍA pective of an eventual Euro-foreigner’, en U. K.
308). Estas señales emergentes de la apa- Preuß and F. Requejo (eds.), European Citizenship,
BLÁZQUEZ PEINADO, Mª D.: ‘Los derechos de ciu- multiculturalism and the state, Baden-Baden: No-
rición de una identidad europea invitan, dadanía y otros derechos reconocidos a los
cuanto menos, a la reflexión. Los euroex- mos 31, cap. 9; 151-168, 1998a.
ciudadanos de la Unión: de Maastricht a Amster- – ‘Ciudadanía europea y extranjería’, en CLAVES
tranjeros no tienen derecho a ella. dam’, en Revista de Derecho Comunitario Europeo, DE RAZÓN PRÁCTICA, núm. 87; 29-35, 1998b.
3, enero/junio; 261-279, 1998.
7. Hacia una Europa congruente
COMISIÓN EUROPEA: Amsterdam: preguntas y res-
El “espacio Schengen” tiene realmente puestas (página web: www.europa.eu.int/abc/obj/
una cara doctor Jekyll y míster Hyde. Es- amst/es/qa.htm) 1999.
tá pensado en positivo para los ciudada-
nos de los EE MM, y al mismo tiempo EDWARDS, G., y WIESSALA, G. (eds.): The European
Union 1997: annual review of activities. Blackwell,
en negativo para los residentes no comu- Journal of Common Market Studies; 28-31 y 137-
nitarios. Sigue, pues, la discriminación 139, 1998.
por razones de nacionalidad.
ESCOBAR HERNÁNDEZ, C.: ‘El convenio de aplica-
ción del acuerdo de Schengen y el acuerdo de Du-
8. Hacia una Europa de integración
blín’, en Revista de Instituciones Europeas, 20/1; 53-
Tal como está diseñada su estructura, la 98, 1993.
UE obliga a los euroextranjeros a perma-
necer en un único Estado, dificultando su ESPADA RAMOS, M. L.: ‘Asilo e inmigración en la
movilidad territorial dentro de la Unión. Unión Europea’, en Revista de Estudios Políticos,
86; 71-98, 1994.
Este hecho imposibilita poder hablar de
una política de integración para ellos. EUROPEAN COMMISSION: Ethnic minorities and im-
migrant groups on the labour market, Employment
Considero estos ocho puntos como Observatory-SYSDEM, Trends núm. 32, 1999.
elementos imprescindibles de reflexión pa- GEDDES, A.: Inmigration and European Integration:
ra “pensar en serio” la inclusión de la inmi- towards fortress Europe? Manchester University
gración en el proceso de integración políti- Press, Manchester, 2000.
ca de la UE. El tema clave que resume to-
GLAZER, N.: We are all multiculturalist now. Har-
dos estos puntos es que para crear una
vard University Press, Cambridge, 1997.
estructura institucional en la UE que se
desmarque realmente de la lógica decimo- GONZÁLEZ ALONSO, L. N.: ‘La jurisdicción comu-
nónica estatal debemos plantearnos muy nitaria en el nuevo espacio de libertad, seguridad y
seriamente la separación entre la nacionali- justicia’, en Revista de Derecho Comunitario Euro-
peo, 4; 501-545, 1998.
dad y la política, igual que ocurrió siglos
atrás con la religión y la política, cuando se LASAGABASTER, I.: ‘Ciudadanía y tratado de Schen-
inicia propiamente nuestra época moderna gen’, en Revista de Instituciones Europeas, 23/1; 33-
y contemporánea. El argumento que sue- 64, 1996.
len utilizar los Estados de que los proble- MARTOS, I., y GONZÁLEZ, G. (eds.): España y la
mas de gestión de la multiculturalidad con negociación del Tratado de Amsterdam, Estudios de Ricard Zapata-Barrero es profesor en la Universi-
los que se encuentran se deben a que sus Política Exterior. Biblioteca Nueva, Madrid, 1998. tat Pompeu Fabra de Barcelona.
C
uando un gremio que desea obtener no sólo ellos. Muchos miembros compe- De entre las razones que los profesores
ventajas o librarse de algún peligro tentes de los gremios mencionados dedi- de humanidades dan para que su trabajo
quiere además convencer a otros de can una parte nada pequeña de su activi- sea apreciado, una muy frecuente es que
la bondad de su causa puede elegir entre dad a mostrar cuán destacados e impres- sus estudios se ocupan de los autores lla-
dos estrategias distintas, aunque fáciles de cindibles son sus quehaceres, cuánto se mados clásicos. En lo sucesivo voy a limi-
combinar. La primera, francamente natu- perdería con su menoscabo y qué rastreras tarme a examinar este asunto. Aunque no
ral, busca persuadir de que las ocupacio- son las fuerzas que conspiran en contra todos los humanistas se dedican princi-
nes de ese gremio son honorables, poco suya. El fervor vindicativo de los especia- palmente al estudio de los clásicos (del ar-
lucrativas, abnegadas, de factura excelente listas en humanidades es un arma de do- te, de la literatura, del pensamiento o de
y provechosas para el bien común. La se- ble filo; es verdad que logra a menudo lla- lo que sea), casi todos ellos lo han hecho
gunda, más avisada y retorcida pero no mar la atención del público y les permite alguna vez en el curso de sus vidas. No es
menos usual, prefiere mostrar abusos, se- ocupar un lugar honorable entre los agra- inadecuado definir a los estudiosos de las
vicias y ultrajes varios que el gremio pade- viados de este mundo, pero no es menos humanidades como aquellos que se ocu-
ce o, mejor, viene padeciendo desde anti- cierto que les hace perder mucho tiempo pan de los clásicos, o que se han ocupado
guo. Muchas veces es más fácil sacar be- y energías. Mientras se diserta sin fin so- alguna vez de alguno de ellos, o que pre-
neficio de la segunda vía, porque la bre los males que afligen a las humanida- conizan la reforma de la lista de clásicos
reparación de las ofensas se tiene por cosa des se descuida cualquier otro quehacer, y (ahora llamada teológicamente canon), o
más urgente –y a menudo esto no es ma- ese precioso tiempo lo emplean otros gre- que dan razones contra la conveniencia
lo– que la recompensa de la virtud. Pero mios menos vindicativos para trabajar de admitir cualquier lista de este tipo.
el éxito de esta estrategia depende sobre con fruto. Cunde el peligro de que los es- Muchos profesores de estas disciplinas (en
todo de las que empleen los otros gremios tudios humanísticos acaben versando realidad muchísimos) niegan dedicarse a
en la defensa de sus causas. Porque si to- principalmente sobre los peligros que ace- los clásicos y algunos creen que esa tarea
do el mundo ha aprendido que la mejor chan a las humanidades y el modo de es de poco valor, pero lo que suelen hacer
manera de prosperar es la exhibición pú- conjurarlos. estos individuos es dedicarse a la glosa de
blica de llagas y heridas, sólo triunfará Cualquier lector de periódicos sería unos cuantos autores contemporáneos
quien ostente la más purulenta de todas, capaz de reproducir unos cuantos argu- tratándolos de manera parecida a como
algo no sólo difícil sino también muy in- mentos favorables a las humanidades. Lo otros tratan a los clásicos. La justificación
cierto. El que hace alarde interesado de su que más llama la atención es que todo el de las humanidades toma, pues, a menu-
condición de víctima suele, desde luego, mundo parece estar a favor de ellas; ene- do la forma de una defensa o apología de
ver con malos ojos que otros presuman de migos debe de haberlos, sin duda, pero los clásicos. Si los autores dignos de estu-
lo mismo. Más tonto sería si no lo hicie- poco dados a argumentar, porque resulta dio y comentario se quedaran sin estudio-
ra, porque las disputas por merecer la dificilísimo encontrar a alguien que abo- sos y comentaristas, la pérdida, viene a
compasión son tan crueles como las que gue con todas las de la ley por la supre- mostrarse, sería irreparable. El argumen-
buscan colmar la vanidad. Hasta los espí- sión de las humanidades o que dé razo- to, que adopta muchas variantes, tira en
ritus más pudorosos y exquisitos se han nes en contra de su importancia. Sería realidad piedras contra su propio tejado:
conducido alguna vez como mendigos ca- enojoso hacer un catálogo de las bonda- en caso de que los clásicos valgan por sí
paces de hacer cualquier cosa para que- des que los humanistas atribuyen a sus mismos, no se ve con claridad por qué
darse con el mejor sitio a la puerta de la estudios. Predominarían en él los lugares necesitan tan imperativamente de una le-
iglesia. comunes mucho más de lo aconsejable y gión de exégetas pagada por el erario pú-
Quienes viven de los estudios históri- a la larga se vería que los argumentos no blico. Lo que sin duda quieren defender
cos, literarios o filosóficos cultivan el arte difieren mucho de los que suelen esgri- estos argumentadores es que, sin el co-
de la queja con admirable maestría. Repa- mir otras profesiones agraviadas; un hu- mentario y la exégesis, los clásicos se per-
re el discreto lector en que hasta los más manista en apuros es lo más parecido derían o la gente dejaría de leerlos. Lo
lerdos y torpes de estos profesionales que hay a un proxeneta en apuros o a un que se defiende en puridad no son los clá-
muestran el mayor desparpajo cada vez castrador de pollos en lucha por la super- sicos, sino su comentario, y esto puede
que encuentran ocasión de quejarse. Pero vivencia. significar dos cosas.
La primera es que para leer a los clási- foie de oca, es harto difícil que llegue a clases no siempre es una tarea ociosa y
cos hay que leer también sus glosas, pues identificarse con dicha víscera o con su muchas veces resulta aconsejable. Hay,
sin ellas los lectores comunes no profesio- bestia portadora, y resultaría, desde luego, desde luego, personas muy valiosas entre
nales no entenderían a los clásicos o los bastante grotesco que alguien afirmara te- los miembros de este oficio. Pero la perte-
entenderían mal. Ésta es la versión oficial ner vocación de comedor de hígado de pa- nencia a él no da por sí sola títulos de ex-
del argumento. Toma como premisa que, to. Pero los estudiosos de los clásicos se celencia. Al igual que conviene no ignorar
aunque no hubiera profesores de humani- identifican muy a menudo con su autor los vicios característicos de militares, mé-
dades o quedaran muy pocos, la gente se- predilecto y suele decirse de ellos que su dicos, sacerdotes o jurisconsultos si se
guiría leyendo a los clásicos, aunque pre- trabajo es principalmente “vocacional”, quiere evitar que abusen de uno, es acon-
cariamente y con indefensión. La segunda cualquier cosa que sea lo que esto quiera sejable también estar al tanto de las pro-
manera de entender el argumento es que, decir. pensiones torcidas a que los guardianes de
si no hubiera comentaristas, no sólo se Podría pensarse que los profesores de la alta cultura están acostumbrados.
perderían las virtudes del comentario y el humanidades vienen a ser una suerte El propósito de este escrito es modesto.
estudio, sino la lectura sin más de los clá- de guardianes de los clásicos. Cabe, en Procura tan sólo enumerar algunos de los
sicos o de muchos de ellos. Si no hay es- principio, ser guardián de dos tipos: guar- vicios más frecuentes en que incurren
pecialistas profesionales en ciertos auto- dián de personas o animales, que vela por los profesores de humanidades cuando se
res, nadie leerá a esos autores, porque su que alguien que está preso o raptado, o ocupan de las obras y autores considera-
lectura sólo puede aprovechar a lectores un bruto que se halla recluido en jaula dos clásicos. Nadie debe ilusionarse cre-
profesionales. Esta segunda versión es ex- o en alguna otra parte, no se escape de su yendo que aportaré un remedio curativo
traoficial y se procura evitar pudorosa- cautiverio; y guardián de cosas, que se de semejantes males, aunque, como suele
mente, aunque quizá sea la más fiel a los preocupa por que los bienes a su cargo no decirse, saber que algo está mal es condi-
hechos. De acuerdo con la primera ver- sean objeto de robo, de deterioro o de ción de su mejora. Me propongo catalo-
sión, el desdoro de las humanidades deja allanamiento. Podría parecer que el espe- gar unos cuantos usos, en el doble sentido
indefensos a los lectores, que se quedan cialista en un clásico es guardián en el se- de esta palabra: costumbres que alguien
sin guías de lectura; de acuerdo con la se- gundo sentido más que en el primero, pe- tiene y maneras de emplear algo. Aquí los
gunda, perjudica sobre todo a los propios ro esto es dudoso. Es cierto que se ocupa usuarios serán los humanistas profesiona-
clásicos, que se quedan sin lectores. de evitar falsas interpretaciones, de com- les y la cosa usada sus clásicos, o los clási-
Para que la primera versión fuese acep- batir opiniones torpes y de plantar cara a cos sin más, de la cultura escrita, pues es
table, habría de darse algo que no se da o quien quiera usar del clásico con propósi- sabido que una de las funciones de este
que se da muy poco: los profesores de hu- tos espurios (o sea, en cierto modo, de gremio es determinar quién ha de ser
manidades tendrían que ocuparse sobre ahuyentar intrusos que se quieren apode- considerado clásico y quién no. La lista
todo de facilitar a la gente común la lec- rar ilegítimamente del clásico), pero no es que daré está sin duda sesgada por manías
tura de los clásicos –o ése debería ser su menos verdad que a veces el guardián de- y fobias personales. Debo reconocer que
fin último– y la gente común tendría que sempeña funciones muy semejantes a las en algunos casos me guío por el ejemplo
apreciar dicha lectura como un bien en sí del cuidador de una persona anciana o re- de individuos concretos a quienes he leí-
mismo, y no meramente como un ejerci- cluida o, acaso más apropiadamente, de do, oído o tratado, con todo lo que esto
cio que han de superar en aquellas partes un animal curioso que está expuesto a la tiene de malo y quizá en algún caso de
de su vida en que son juzgados por profe- contemplación del público para instruc- bueno. Creo, desde luego, que mi lista
sores de humanidades. Ninguna de estas ción y deleite. Los guardianes o cuidado- puede completarse y corregirse, y exhorto
dos cosas parece darse. Pero la segunda res de los clásicos se ocupan, en suma, de vivamente a hacer aportaciones construc-
versión es difícil de presentar en sociedad. su custodia, una palabra que puede refe- tivas o destructivas. Los usos que catalo-
Sería desde luego muy enrevesado defen- rirse tanto a ciertos objetos sagrados co- garé serán ocho, pero nadie dudará de
der el derecho de ciertos libros a que al- mo a lo que hacen los padres con los me- que hay muchos más dignos de interés.
guien los lea (salvo cuando este derecho nores de edad y los secretarios de institu-
es vindicado por sus autores, caso en el ciones y asociaciones con el sello oficial 1. El clásico como ornamento
que no resulta difícil apreciar un despla- de las mismas. Que el estudioso venga a El primero de los usos que conviene se-
zamiento de identidad). El enrevesamien- oficiar como el padre de sus clásicos resul- ñalar es el del clásico como ornamento y
to es comparable al de alguien que sostu- ta desde luego chocante (pues casi siem- pueden distinguirse varias modalidades
viera que el caviar o el hígado de pato tie- pre se presenta como su heredero o, al suyas. La más mostrenca de todas aconte-
nen derecho a ser consumidos o merecen menos, como el administrador de su he- ce cuando el público al que se dirige lo
serlo. Un argumentador así lo que quiere rencia). Pero como funciona de hecho es ignora todo o casi todo acerca de ese clá-
decir sin duda es que él toma caviar o hí- como una suerte de apoderado o repre- sico, aunque tiene la certeza de que ha de
gado de pato siempre que puede, que de- sentante, con la salvedad de que los clási- tratarse por fuerza de alguien digno de
sea a toda costa seguir haciéndolo cos, a diferencia de los toreros y las coris- conocimiento. En ocasiones se busca con
y que le disgustaría dejar de hacerlo por- tas, suelen tener una legión de personas esto sugerir discretamente más bien que
que estos productos dejaran de distribuir- que aspiran a hablar en su nombre. mostrar a las claras, pero el resultado sue-
se o de estar a su alcance. Abogaría en pro Los lectores aficionados, los alumnos le ser una forma bastante grosera de exhi-
de sí mismo y no, desde luego, por los de humanidades y el público en general bición de patrimonio, como la de quien
fueros de aquello que le gusta comer. Pero han de aprender a precaverse de los argu- va enseñando la marca de un traje muy
los abogados de los clásicos no son exacta- mentos que suelen usar quienes adminis- caro o habla de sus bienes raíces en los
mente como los de la comida suntuaria. tran o representan a los clásicos. Leer los momentos oportunos. Por mis clásicos,
Por mucho que le guste a alguien el mejor escritos de estos apoderados o asistir a sus piensa, me conoceréis. De ordinario, es-
tos usos no obedecen al deseo de humi- que no está al alcance de quien escucha, “consagrados”, y no es difícil imaginar
llar a los oyentes; buscan nada más ga- sino de exhibir saberes que los oyentes es- por qué). Resultaría poco justo que tama-
narse su respeto. La cita literal es el uso tán en condiciones de poseer (o que de- ños esfuerzos careciesen de recompensa,
por antonomasia del clásico como orna- ben poseer, en algún caso), pero que es pero el mundo de los doctos evita cuida-
mento (a menudo en su lengua original muy improbable que conozcan de hecho. dosamente la injusticia. El estudio reposa-
y, si ello es preciso, acompañando cortés- Casi nadie ha leído enteras las obras de do de los clásicos produce, no en vano,
mente la traducción). Muchas cosas que Ovidio, de Pascal o de Schleiermacher, una cuantiosa acumulación de capital,
uno dice estarían expuestas a objeciones pero a todo miembro de la cofradía li- mensurable en conocimiento y también
de sentido común si no se adobasen con bresca se le supone familiaridad bastante en virtud. Lo que importa de estas mane-
citas prestigiosas; la remisión al clásico con ellas; ante una cita del todo ignorada ras de usar los clásicos no es lo que se ha-
encarece mucho el coste de la crítica, no se mostrará, por tanto, sorpresa ni ce con ellos: es lo que podría hacerse si se
porque muy bien puede ocurrir que lo arrobamiento, sino la sonrisa cómplice estimase oportuno. Quien conoce a la
recién oído deje de ser objetable para de quien no había reparado antes en cosa perfección a un clásico o a varios posee, o
quien conozca adecuadamente las obras tan notable y promete releer a la autori- eso se piensa, muchos más recursos dia-
de la autoridad citada. Además, entreve- dad en cuestión. lécticos de los que exhibe. Acaso hasta
rar las palabras propias con ornamentos ahora se ha mostrado pusilánime o no ha
clásicos no está, ni mucho menos, al al- 2. El clásico como capital acumulado sacado a sus saberes el partido adecuado,
cance de todo el mundo: si lo que uno Muy emparentado con lo anterior está el pero en cualquier momento cabe temer
dice no muestra ningún tipo de talento, clásico como escudo protector, como arma un uso de su artillería conceptual tan cer-
bueno será que al menos dé fe de lecturas arrojadiza y como capital acumulado. So- tero e implacable que sólo podría ser con-
bien escogidas. Pero este uso de los clási- bre todo en la juventud, mientras otros se trarrestado por el de otro experto en ese
cos no se lleva a cabo sólo con gente ig- holgaban con entretenimientos banales, mismo clásico o en alguno de prestigio
norante. Es muy propio de los ritos de los miembros de la tribu humanística han semejante. Cualquier cosa que se afirme,
reconocimiento mutuo a que la tribu hu- pasado muchos años dedicados al estudio por disparatada que sea, se contagia de
manística se entrega con frecuencia. No de un clásico particular o conjunto de plausibilidad cuando se profiere mientras
se trata en estas ocasiones de mostrar algo ellos (a veces se dice en lugar de esto se expone a un clásico. Hace falta, desde
luego, mucha audacia para referirse al mal ta, echando mano, eso sí, de recursos na- grupos de presión distorsionen el sentido
delante de un estudioso del marqués de da obvios ni habituales. cabal de los productos culturales que les
Sade o para hablar con desparpajo de la resultan incómodos; de no ser así, todo el
melancolía en presencia de un especialista 4. El clásico como oráculo mundo podría servirse del inmenso poder
en Burton. Si no nos aniquilan ahora con Es frecuente en algunas disciplinas que subversivo del clásico correspondiente, y
su furia erudita, lo harán en cuanto quie- los clásicos oficien como oráculos. Este esto acarrearía efectos de todo tipo (socia-
ran; y además tendremos que estarles uso no se reduce a una variedad del ante- les y políticos, según algunas versiones;
agradecidos por aplazar su venganza. Lo rior –aunque los oráculos necesiten siem- mucho más indeterminados, aunque no
cierto es que cuando alguien está acredi- pre, desde luego, alguien que los descifre– por ello menos profundos, según otras)
tado como conocedor del clásico perti- y posee rasgos inequívocamente propios. que amenazarían a intereses turbios y a
nente posee una libertad inmensa para Los intérpretes del clásico como oráculo poderes oscuros. A veces, tales intereses se
decir lo que guste sobre un número de acentúan lo que éste posee de medio de confabulan para ningunear al clásico co-
asuntos bastante grande; por lo pronto, salvación, y aun de único medio para lo- rrespondiente y reducirlo al ostracismo,
sobre todos aquellos respecto de los cuales grarla. Tienden a creer que la mayor parte pero más eficaz que esto es la práctica del
la cita o la exégesis del clásico puede po- de las cosas que se oyen y leen habitual- rapto; las clases dominantes y, en general,
ner al interlocutor en la tesitura de tener mente son palabras prostituidas e inesen- las potencias del mal se sirven de los clási-
que optar por el enmudecimiento o por ciales, parloteo de mercaderes sólo empe- cos para toda suerte de propósitos espu-
un desapacible “¿y a mí qué lo que diga ñados en el comercio espiritual al por me- rios, usándolos en pro de las causas más
Lucrecio?”. nor y de gentes cuya vida mental está siniestras. Si no puedes acabar con un clá-
echada a mala parte. Émulos de Martín sico, manipúlalo; es el lema que los usua-
3. El clásico como jeroglífico Heidegger y de Carlos Gardel, creen que rios del clásico como rehén atribuyen a
El uso de los clásicos como un jeroglífico vivimos en un mundo falsificado, vendi- sus enemigos. Esta doctrina, que consti-
o clave cifrada no es por enojoso menos do por un plato de lentejas, artificioso y tuye una variante de la concepción cons-
frecuente. Si alguien es un buen especia- ayuno de pureza. Todo es parte (y más pirativa de la vida, interesa sobre todo por
lista en Hegel, en el Cantar de los Canta- cuanto menos lo parezca) de este camba- la curiosa idea que tienen sus secuaces so-
res o en Juan Benet, entiéndese que tiene lache malsano; todo, salvo las palabras bre el modo en que la cultura escrita in-
una pericia admirable para descifrar el aladas de ciertos clásicos, único faro en la fluye sobre el mundo exterior a ella y so-
sentido de proferencias verbales de las procelosa confusión del presente. El ami- bre la manera de justificarla. Siempre que
más crípticas y soterrañas. Cuanto este go de los oráculos profesa grande estima un producto cultural es excelente –y sólo
experto ha logrado con sus clásicos puede al silencio; salvo las palabras de los clásicos cuando lo es–, resulta asimismo peligroso
hacerlo a fortiori con cualquier interlocu- oraculares y las de sus intérpretes acredi- para el statu quo; la prueba de esto se en-
tor, y de aquí se sigue fácilmente que éste tados, se debería poder prescindir del res- cuentra en el poco interés por su divulga-
ha dejado de ser dueño de sus palabras y to de los actos de habla, que nada esencial ción que tienen los poderosos de este
aun de sus obras. Cualquier cosa que sea dicen. Algunos estados psíquicos cercanos mundo. Cualquier resolución administra-
la que uno diga o haga, está menesterosa a las experiencias místicas –en verdad pa- tiva que tienda a reducir las enseñanzas
de interpretación, porque ni las acciones rodias muy amaneradas de ellas– son el obligatorias de humanidades es un expe-
ni las palabras de nadie significan casi temple más idóneo para corresponder a la diente confirmador de la doctrina, por-
nunca lo que parece. Sólo las almas muy llamada del oráculo, en particular si acon- que prueba que los clásicos son peligro-
superficiales se contentan con la inten- tecen en lugares boscosos. De esto no se sos; pero si alguna vez el Estado o el capi-
ción manifiesta de un escrito; a los espíri- sigue, sin embargo, que los cultivadores tal dan en interesarse por la cultura
tus robustos se les conoce por su intimi- del clásico como oráculo rehúyan la vida libresca, la cosa es todavía peor, ya que es-
dad con aquello que gusta de ocultarse. civil (aunque dicen tener su casa entre los to sólo puede deberse al propósito de do-
Mientras no se muestre lo contrario, to- claros del monte, pasan la mayor parte mesticar el pensamiento y la creación.
dos los grandes hombres dignos de estu- del año en medio de intrigas mandarines-
dio han sido amigos de caminar enmas- cas) ni sean taciturnos o parcos en pala- 6. El clásico como precursor
carados. La lectio difficilior es siempre bras (pues hay muchísimo que decir acer- Merece la pena registrar la idea del clásico
preferible a la que surge a primera vista; ca del silencio). En los ambientes donde como precursor. Muchos profesores de hu-
entre dos interpretaciones, una fácil de reinan, el clásico como oráculo es el clási- manidades justifican a menudo la impor-
entender, caritativa y coherente, y la otra, co sin más. tancia de un clásico no por su valor in-
retorcida y llena de incertidumbres, se ha trínseco –que, según reconocen, es poco
de optar desde luego por la segunda. El 5. El clásico como rehén notable–, sino porque el autor de que se
mejor estudioso de un clásico es quien le No es infrecuente que los miembros de la trata fue capaz de adelantarse a su tiempo
hace decir cosas lo más distintas posible a tribu humanística estén convencidos de (apenas a ningún clásico se le escatima es-
las que se venía suponiendo que el clásico que sus clásicos son rehenes en manos te elogio), anticipando verdades que tar-
había dicho (incluyéndose aquí lo afir- de gente fementida y tenebrosa. Los adic- darían mucho en probarse o insinuando
mado por el último y más audaz de los tos a este uso piensan que el recto enten- ideas destinadas a florecer mucho des-
intérpretes). No es raro que esta compul- dimiento de lo que ciertos clásicos quisie- pués. A diferencia de san Juan Bautista, el
sión descifradora lleve a la paradoja: si lo ron decir no es siempre tarea fácil por la clásico precursor anuncia casi siempre ad-
admitido sobre un clásico posee ya un manipulación y malinterpretación siste- venimientos que tardan muchísimo en
grado de alambicamiento muy alto, pue- máticas de que han sido objeto desde an- darse o que se producen en forma muy
de que la lectura más retorcida aconseje tiguo. Hay, creen, razones muy profundas poco semejante a la prevista. Esta noción
ceñirse a lo literal y a lo que salta a la vis- para que muchos individuos y algunos tiene la ventaja de que, a poco laxo que
sea su uso –y suele serlo muchísimo–, para ver si aguanta las bofetadas que le es- la pena y de que la juventud habría estado
cualquiera es precursor de cualquiera. peran. En la discusión de muchísimos mejor empleada en estudiar a otro clásico
¿Cómo probar que en Quine no ha in- asuntos no es provechoso recopilar con u otra cosa distinta de un clásico, o en no
fluido nada fray Ceferino González, o detalle la inmensa variedad de tesis y opi- estudiar nada. Lo anterior es inexacto si
que Elias Canetti no se inspiró nunca en niones que se han sostenido al respecto; se entiende que primero llega la madurez
Vélez de Guevara? Si alguien no ha goza- se gana tiempo y quizá también se aclaran y después la desafección; normalmente, la
do en vida de mucha fortuna, esto basta las ideas construyendo “tipos ideales” de segunda es el único camino para lograr
para dar razón no sólo de su inmerecido doctrinas que acaso no haya defendido la primera.
olvido posterior sino también de que pa- nunca ningún individuo particular, pero
sen inadvertidas las deudas que otros con- que son útiles para descubrir aquello que 8. El clásico como pariente
trajeron con él; algunos clásicos nacieron verdaderamente interesa. Esta práctica, El último uso que catalogaré es el del clá-
destinados a servir a otros de precursores, que no es en sí misma mala, puede com- sico como pariente o allegado. No importa
y es de justicia vindicar a los primeros. pletarse –pervirtiéndose de paso su inten- en esta práctica que el estudioso haya co-
De ninguna manera “vindicar” es un tér- ción– con la busca de algún clásico al que nocido en persona al autor de su prefe-
mino gratuito. La mayor parte de la tribu resulte plausible atribuir la mayor parte rencia –aunque ocurre a menudo y puede
humanística es muy dada a entender sus de las tesis correspondientes al tipo ideal resultar insufrible para terceros– o que el
tareas como la ejecución de una venganza que se ha formado. Primero se arma, clásico pertenezca a la antigüedad más re-
o, al menos, como una acción retributiva. pues, un hombre de paja puramente es- mota. Muchas veces, el profesor de hu-
Salvo en algunas ocasiones, que se verán quemático y después se mira si tiene pare- manidades tiene más familiaridad con la
enseguida, el estudioso de los clásicos cido con algún clásico de uso frecuente. época de Cicerón o de Coleridge que con
procura cuanto está en su mano identifi- Dado que la comunión de los clásicos es- la suya propia, y esto no siempre es el re-
carse con las personalidades que estudia y tá sobrepoblada, nunca es difícil encon- sultado de un delirio; hay, en efecto, estu-
pronto se persuade de que ha logrado trar un roto para el correspondiente des- diosos que sólo por accidente viven en el
convertirse en una suerte de trasunto de cosido. En este empeño cabe allegar todo siglo a que pertenecen. El clásico pasa a
su clásico favorito (hay quien logra –aun- lo que el miembro de la tribu humanísti- ser un personaje más, aunque destacado,
que esto sólo se da en casos muy afortu- ca ha aprendido durante sus años heroi- del paisaje humano que rodea al especia-
nados– parecerse físicamente a su autor). cos de aprendizaje, con tal de que se lo lista. Se le estudia e interpreta de forma
Tal circunstancia no está, desde luego, use al revés. Allí donde uno mostraba in- parecida a como se glosa en presencia de
exenta de compromisos morales. Al igual ferioridad sumisa ostentará ahora prepo- desconocidos lo que opina alguien a
que uno no se calla cuando alguien ataca tencia; si aprendió a reunir con venera- quien uno viene tratando desde hace mu-
a su familia, allegados o amigos, tampoco ción todos los párrafos donde el clásico chos años (es llamativa, por ejemplo, la
es decente hacer la vista gorda ante el me- habla de cierta cosa, ha de acostumbrarse afición de los especialistas en literatura es-
noscabo de alguien a quien uno ha dedi- ahora a ser expeditivo y a despreciar lo su- pañola a referirse a Menéndez Pelayo co-
cado muchos años de vida. Esto se verá perfluo; la identificación boba con el ca- mo don Marcelino o a Lorca como Federi-
más claramente en el último de los usos a rácter y aun con las debilidades del clásico co; la diferencia de tratamiento consiste
que me referiré. Lo que importa aquí se sustituirá enseguida por un sano espíri- sin duda en que al primero se le represen-
es que a los autores ejemplares se les con- tu desmitificador; la bibliografía sobre el ta como cierto profesor muy sabio de
cibe como miembros de una cofradía de- autor, que antes era un tesoro inagotable avanzada edad que le dio clase a uno en el
sencarnada –la Comunión de los Clási- de ideas formado con las ofrendas de los bachillerato y al segundo como aquel
cos–, que, a pesar de su índole puramente mejores espíritus, es hoy un fárrago de lu- compañero de correrías adolescentes que
espiritual, no está libre de desórdenes, al- gares comunes reunido por ganapanes sin murió joven). Es común creer que la pro-
garadas y pendencias. El profesor de hu- talento; las obras de juventud del clásico, ximidad a un clásico, ya sea natural o
manidades es una especie de policía en- aptas no ha mucho para sorprender in producto del esfuerzo continuado, consti-
cargado de cooperar al buen gobierno de statu nascendi lo que después alcanzará tuye una ventaja, pero esto sólo es así en
dicha comunidad, aunque, ciertamente, grandeza sin par, carecen ahora de todo unos pocos casos afortunados. En am-
la imparcialidad no está siempre entre sus interés que no sea puramente arqueológi- bientes filosóficos se habla mucho de
virtudes; las más veces se conduce como co (convirtiéndose, de paso, los arqueólo- “dialogar con los pensadores del pasado” y
un condottiero dispuesto a cualquier cosa gos en gente de muy poco provecho); la cosas semejantes (más bien cursis todas
con tal de servir a su señor, de quien no biografía del personaje, antes fascinante y ellas y con tufo peculiar a charla de cura
en vano lo espera todo. conmovedora, pasa ser una historia vulgar progre). Tiende a creerse que si uno no
y aun truculenta. Conviene atender a dos está en condiciones de entrar en conversa-
7. El clásico como ‘clown’ circunstancias del uso de un clásico como ción con Porfirio o con Malebranche es
He dicho que la identificación del estu- clown: cuando éste es distinto del autor que no ha aprendido gran cosa de filoso-
dioso con el clásico no se produce siem- favorito del intérprete y cuando es el mis- fía. Conviene precaverse, sin embargo,
pre. Los ideales historicistas de la Einfüh- mo al que se consagró el estudioso en otras contra quien ostenta demasiada familiari-
lung y el Nacherleben (penetrar en los sen- épocas. Este último caso puede llegar a dad con los clásicos porque, si bien el pa-
timientos de aquel a quien se estudia y ser muy mezquino, aunque sea humana- sado es materia que requiere elaboración,
procurar revivir sus experiencias) son sus- mente comprensible; tiene, no en vano, hay veces en que corremos el riesgo de in-
tituidos en ocasiones por fines menos de- cierto parentesco con el asesinato del pa- ventárnoslo del todo.
licados. El clásico puede convertirse sin dre. Llegado a la madurez, el especialista
posibilidad de resistencia en un clown u se da cuenta de pronto de que tanto y tan Todo esto son vicios profesionales muy
hombre de paja al que se saca a la palestra premioso estudio no merecía en realidad difíciles de erradicar. Aunque a veces dan
buenos resultados porque la virtud no tes que nace del exceso de aburrimiento. Porque tenerlo, lo tienen. Hubo un tiem-
siempre proviene de la virtud, los cultiva- Y la verdad es que, salvo por razones es- po en que también tenían interlocutores,
dores de las humanidades deberían esfor- trictamente privadas, es difícil imaginar a aunque por razones sociales y económicas
zarse en corregirlos o, al menos, en disi- alguien retando a duelo a un profesor de eran muy pocos; ahora que podrían ser
mularlos un poco. Pero casi nadie en- humanidades. Pero, si se exceptúan los más es dificilísimo encontrarlos. Antes
mienda sus taras como no sea que retos inventados, los miembros de esta existía lo que se llamaba el público culto.
alguien lo fuerce a ello o por el temor de tribu son incapaces de imaginar cualquier Gentes que, sin ser profesionales de la le-
que eso vaya a ocurrir (o, desde luego, interacción con sus contemporáneos y se- tra impresa (o siéndolo de otro modo, co-
por otros miedos mayores). Y lo peor de guramente también sus contemporáneos mo los obreros y artesanos tipógrafos,
la tribu humanística es que no tiene a na- con ellos. Esto último no beneficia a nin- personas por lo general muy leídas), ejer-
die que le lleve la contraria. Algunos de guna de las dos partes. Condición necesa- cían espontáneamente el juicio crítico y
sus miembros disfrutan proclamando que ria para curar los vicios del gremio huma- ante los que había que responder. Ahora
su destino es adaptarse a las exigencias de nístico es que sean advertidos por al- el público culto ya no existe. Existen, des-
la sociedad o responder a los retos del guien, y eso exige tener interlocutores de luego, masas ingentes de personas que
mundo de hoy cualesquiera que éstos fuera de la tribu. han tenido que examinarse alguna vez de
sean –de hecho se ignora cuáles son– o Lo esencial de la relación entre los pro- literatura, de historia y de filosofía y a
experimentar alguna mutación formida- fesores de humanidades y el resto de la quienes se han administrado, a menudo
ble acompasada a los cambios históricos sociedad no está en que la sociedad tenga durante bastantes años, unas cuantas ide-
y tecnológicos que vivimos. Es cierto que a este gremio arrinconado. Lo cierto es as sobre la herencia libresca y sus clásicos.
quienes cultivan esta jerga no suelen de- que no lo tiene arrinconado, sino digna- Aunque ignoro cuál será el número de eu-
cir nada inteligente ni lo pretenden si- mente retribuido y a menudo con carác- ropeos que ha cursado la enseñanza me-
quiera, pero lo malo no es su penuria ter vitalicio. El principal vicio está en dia y que, por tanto, ha recibido clases de
conceptual o la pobreza de su vocabula- creer que a los guardianes de los clásicos literatura, de historia o de filosofía a car-
rio; lo más patético es que nadie, salvo se les puede dejar solos con el objeto de go de personal cualificado, lo cierto es
ellos mismos, les haya dado vela en ese su custodia porque ellos saben mejor que que no se trata de una élite cultural ni so-
entierro. Creer que he de responder im- nadie lo que tienen que hacer. En reali- cial. Sólo con que unos pocos de aquellos
perativamente a cierto desafío cuando dad, los glosadores de clásicos disfrutan a quienes se ha iniciado escolarmente en
nadie me ha mandado a sus padrinos só- de bastante prestigio social; lo extraño no la lectura de Homero, de Plutarco, de
lo puede resultar de un cuadro psíquico es que estén en declive, sino cómo pue- Dante, de Rabelais, de Cervantes, de Mil-
delirante o del afán de impresiones fuer- den conservar el prestigio que tienen. ton o de Goethe tuvieran hábitos regula-
res de lectura, el oficio de librero sería de ser un procedimiento más barato para fo- todo a que nadie le haga caso a uno, ni
los más lucrativos del mercado. mentar la lectura; de entre los profesores cuando propiamente manda algo ni cuan-
Es enojoso ver a menudo quejas muy de humanidades que quedaran cesantes do recomienda la insumisión. El asunto,
indignadas contra el poco fomento que se podría elegirse a los mejor dotados para la sin duda, es más complicado, habida
le da a la lectura. Mucha gente cree que, comunicación audiovisual, que saldrían cuenta de que gran parte de la alta cultura
en efecto, las autoridades fomentan muy allí hablando del clásico correspondiente contemporánea ha tenido a la transgre-
poco la lectura –y en particular la de los o disfrazados de él (los más tímidos y los sión entre sus valores más sagrados. Gran
clásicos– o no la fomentan nada; tal es la feos se encargarían de escribir el guión y parte de las clases que se dan en las facul-
causa de que no se lea o se lea muy poco. quienes no valieran para otra cosa harían tades de letras y en el bachillerato preten-
Este razonamiento se funda en la premisa de extras, aplaudirían o servirían el agua). den enseñar, desde luego, formas muy re-
tácita de que si una costumbre es muy Una cosa así podría intentarse para pro- finadas de insurrección y rebeldía. Las en-
practicada, ello se debe a que ha sido fo- bar suerte; y si no se hace no es por falta señan, eso sí, con voz grave y con gesto
mentada, y en la tesis adicional de que las de ganas, sino porque habría que despedir más bien cariacontecido, de modo que la
autoridades y poderes públicos tienen a mucha gente y se presume que los sindi- transgresión acaba apareciendo como una
obligación de inducir a los ciudadanos a catos de funcionarios causarían distur- tarea casi ascética, apta tan sólo para gen-
las buenas costumbres. Aunque hay mu- bios. Hay, de todos modos, un buen ar- te muy gazmoña y puritana. La rebeldía
cho que decir acerca de si ambas cosas gumento contra ello. Al fin y al cabo, el cultural constituye, en suma, un bocado
son verdad o mentira, lo que sí resulta profesor se conduce cada vez más como para paladares conformistas. Es tarea de
manifiestamente falso es que la lectura no un presentador de televisión sin que los locos ponerse a pensar cómo habría que
se fomenta. En los campos de fútbol y en resultados mejoren mucho. enseñar a los clásicos de modo que se los
las discotecas no hay, desde luego, anun- El principal problema de la lectura de leyera por razones distintas a las que uno
cios luminosos que digan: “Lea usted la los clásicos es que todo el mundo entien- expone y predica.
edición anotada de los ensayos críticos de de, de manera tan rutinaria como perver- Los ciudadanos deberían ser mayores
T. S. Eliot”, o “¿A qué esperas para conse- sa, que semejante cosa tiene que ser, por de edad también como lectores. Es cierto
guir tu ejemplar del Opus postumum, de su propia esencia, el resultado de algún ti- que los profesores de humanidades, bue-
Kant?”, pero eso no sería señal de ilustra- po de fomento. Pero esto es francamente nos y malos, tienen una desagradable ten-
ción, sino quizá de habernos vuelto todos muy mala cosa. Cuando el acto de leer se dencia a no poder imaginar que con los
locos. Lo que no se suele tener en cuenta entiende como la sumisión disciplinada a clásicos se puedan hacer cosas distintas de
es que un número enorme de hinchas fut- lo que los educadores consideran bueno las que ellos hacen. Deberían desconfiar
bolísticos embrutecidos y de bailones de para uno o como una respuesta favorable un poco de sus propios hábitos, aunque
la peor especie de música se han examina- a campañas de ilustración pública no está sólo sea porque algunos de sus antecesores
do de Kant y de Eliot o van a hacerlo en nada claro que la lectura correspondiente hacían con los clásicos cosas más intere-
breve. Algunos de sus profesores habrán pueda ser muy provechosa. Porque quien santes. No deben caer, desde luego, en la
sido, sin duda, incompetentes o autistas y no esté en condiciones de leer contra toda enloquecida estrategia de inducir a la re-
les habrán hecho aborrecer la lectura, pe- educación y contra toda propaganda pre- beldía contra ellos mismos. ¡Dejen por fa-
ro no hay por qué suponer que ésa sea la ferirá normalmente hacer otras cosas. Pa- vor que cada cual sea indisciplinado a su
regla general. El número de horas que un sar las tardes con Tucídides, con Witt- manera! Lo mejor que pueden hacer es
joven europeo medio ha pasado viendo la genstein o con Montaigne es una práctica desempeñar lo mejor posible su oficio y
televisión debe de ser tenebrosamente demasiado extemporánea (en la sociedad permitir que los demás hagan el resto. No
grande, pero menor al fin y al cabo que la de la información y en cualquier otra) pa- estaría mal que además sustituyeran la
suma de las clases de literatura, de histo- ra esperar que pueda llevarse a cabo en queja por un poco de ironía respecto a los
ria, de filosofía y hasta de latín o griego cumplimiento de un deber. Excepto los usos de la profesión (aunque es cierto que
que ha ido recibiendo durante años. Se lectores profesionales, ya no sé si queda resulta contraproducente recomendar a
suele creer, y parece cierto, que las horas gente que lo haga, pero en caso de que alguien ser irónico). El gran error está en
de televisión dejan más huella que las de quede, sus motivaciones deben de ser bas- suponer que el público tiene que hacer
clase. De esto, que bien mirado es un tante extrañas y un poco transgresoras. Lo con los clásicos lo que sus guardianes les
enigma, se habla y escribe mucho (en to- que está claro es que el tipo de curiosidad han enseñado a hacer. Cuando alguien o
no principalmente lúgubre), pero falta to- que lleva a alguien a estos esforzados pla- un animal ha pasado mucho tiempo bajo
da explicación adecuada. ceres no tiene nada que ver con el afán de custodia, no suele ser fácil imaginarlo en
Mal o bien, la lectura de los clásicos se consumo cultural. libertad. Pero el principal obstáculo para
fomenta, y no poco. Acaso se podría me- El buen profesor de humanidades ten- que la gente aprecie la lectura de los clási-
jorar el método y sustituir las enseñanzas dría que ser alguien dotado, la verdad, de cos no está en que los tiempos sean oscu-
de humanidades por campañas audiovi- un rarísimo don. Además de proporcio- ros ni en que las almas sufran de adocena-
suales de propaganda; si los libros son, al nar conocimiento de los clásicos, debería miento; está en exigirle a la gente que se
fin y al cabo, parte del consumo de ocio, inducir las virtudes de la transgresión y en ponga a leer con fruición para así no te-
no se ve por qué hay que gastar tantísimo primer término enseñar a transgredir su ner que aguantar nuestras quejas. n
dinero público en mantener funcionarios propia manera de leer. No hace falta, sin
cuya única misión es desgañitarse todas embargo, saber mucho de teoría de la ac-
las mañanas induciendo al disfrute de ción para comprender que esto se halla
productos que luego no compra casi na- muy cerca de la paradoja. Decir “no hagas Antonio Valdecantos dirige el programa de doc-
die. Sacar anuncios de clásicos en la tele- lo que yo aconsejo” o “desobedéceme” lle- torado en humanidades de la Universidad Carlos
visión a horas de mucha audiencia podría va a la inconsistencia lógica, pero sobre III de Madrid. Autor de Contra el relativismo.
U
n factor que añade un elemento de méstica. En la literatura se llega a estimar ma, las categorías diagnósticas más fre-
dificultad al estudio de la violencia que el rango de incidentes de agresión do- cuentes son depresión, ansiedad5 y el tras-
contra la mujer en el entorno do- méstica denunciados se encuentra entre el torno de estrés postraumático6.
méstico es que únicamente una mínima 10% y el 30%, aunque son datos cuya va- En este marco de observaciones clíni-
parte de los casos de malos tratos es de- lidez es complicado precisar. cas y sociales condicionadas por un tras-
nunciada. Al igual que ocurre en las di- Otra característica a considerar en es- fondo de efectos paradójicos asociados a
versas aproximaciones efectuadas al pro- te fenómeno es la importante proporción la conducta de algunas mujeres maltrata-
blema del abuso sexual en la infancia, el de situaciones en donde las denuncias das, nos encontramos con que existen
maltrato de la mujer por sus esposos o presentadas ante las autoridades judiciales muchas teorías para explicar el maltrato
compañeros sentimentales ofrece recono- o policiales son retiradas por las propias tomando como eje la perspectiva del agre-
cidas restricciones al conocimiento de la mujeres objeto de maltrato, antes de que sor y su entorno, y algunas otras dedica-
situación por parte de personas externas a se inicien el correspondiente procedi- das a explicar los efectos sobre las vícti-
la relación íntima o al ámbito familiar. miento legal sancionador o preventivo. mas y su conducta. Rouse7, por ejemplo,
Un aspecto que pudiera parecer paradóji- relaciona el hecho de convertirse en agre-
co es que este silencio no siempre correla- Marco conceptual sor doméstico con determinados estilos
ciona con mujeres, económica o social- La violencia doméstica contra las mujeres cognitivos, resultado de la exposición
mente dependientes de sus esposos, sino da lugar a la manifestación de una gran temprana a la violencia en el núcleo intra-
que a veces mujeres que podrían ser auto- variedad de procesos psicológicos, la ma- familiar, mientras Saunders8 encuentra
suficientes en el terreno laboral o personal yoría de ellos de evolución patológica de- relaciones entre diversos trastornos del
continúan en el domicilio de la pareja bido a la naturaleza traumática del con- comportamiento o la personalidad y la
donde están siendo maltratadas, alimen- texto. Algunos de estos procesos constitu- probabilidad de ejercer violencia en el
tado así una extraña dinámica de traumá- yen categorías diagnósticas reconocidas medio familiar.
ticas consecuencias. Así, comenzando las en la psicopatología, siendo clínicamente Por otra parte, varios modelos tratan
primeras palizas o expresiones de maltrato observados y tratados aunque en muchas de concentrarse en aportar interpretacio-
psicológico durante el noviazgo o los me- ocasiones sin conocer completamente las nes acerca del mantenimiento de la vio-
ses iniciales del matrimonio, lo usual es complejas estructuras del problema real. lencia en el hogar. Entre ellos, uno de los
que el escenario de violencia se prolongue A pesar de la prevalencia del silencio enfoques más aceptados es la teoría del ci-
durante años hasta que la mujer es capaz en las víctimas en una buena parte de ca- clo de la violencia de Walkers9. Desde una
de reaccionar1 o uno de los miembros de sos de violencia doméstica, los investiga- óptica conductual e hidráulica, este autor
la pareja fallece. dores han identificado una serie de desór-
A pesar de que algunos estudios esta- denes clínicos asociados a esta clase de
blecen un vínculo representativo entre maltrato. Por parte del hombre abusador, 5 R. A. Sato y E. M. Heiby: ‘Depression and
maltrato doméstico y lesiones sufridas por los estudios se refieren comúnmente a post-traumatic stress disorder in battered women:
las mujeres2, sólo una minoría de estas le- trastornos de la personalidad3, siendo el consequences of victimization’. The Behavoir Thera-
pist, vol. 14, págs. 151-157, 1991.
siones es la que finalmente se registra en trastorno antisocial de la personalidad y 6 B. M. Houskamp y D. W. Foy: ‘The assess-
centros policiales, judiciales o de atención de la depresión los más destacados4, com- ment of post-traumatic stress disorder in battered wo-
a la mujer como efecto de la violencia do- plicados o no con abuso de sustancias. Si men’. Journal of Interpersonal Violence, vol. 6, págs.
367-375, 1991.
se toma en consideración a la mujer vícti- 7 L. P. Rouse: ‘Models, self-esteem and locus of
Instituto Vasco de la Mujer, Vitoria, 1990. correlates of men who abuse partners: a crossvalidation ter: three types derived from cluster analysis’. Ameri-
2 D. Sonkin; D. Martin, y L. Walker: The male study’. Journal of Family Violence, vol. 1, págs. 323- can Journal of Orthopsychiatry, vol. 7, págs. 229-243,
batterer: a treatment approach. Springer, Nueva York: 341, 1986. 1992.
Springer, 1995. E. Stark y A. H. Flitcraft: ‘Women 4 S. Dinwiddie: ‘Psychiatric disorders among wife 9 L. E. Walkers: ‘Battered women and learned
and children at risk’, International Journal of Health batterers’. Comprehensive Psychiatry, vol. 33, núm. 6, helplessness’. Victimology: an International Journal,
Services, vol. 18, págs. 97-118, 1988. págs. 411-416, 1992. vol. 2, págs. 525-534, 1978.
temente sobre la base del condiciona- a un entorno traumático dentro de un para producir una configuración en don-
miento instrumental que, desde nuestra contexto referencial, cual es el medio do- de la mujer, cada vez más aislada del
perspectiva, es válido para dar cuenta de méstico. mundo seguro que conocía junto a su pa-
algunos aspectos del repertorio de victi- reja íntima, comienza a perder la noción
mización pero falla en cubrir el complejo El síndrome de Estocolmo doméstico de una realidad que ya no reconoce. La
aparato psicológico asociado con este ti- El SIES-d, como nuevo concepto, provie- ruptura del espacio de seguridad en su in-
po de vínculos paradójicos. A nuestro ne de la aplicación al contexto de las mu- timidad, consecuencia de la conversión de
juicio, la incertidumbre asociada a la vio- jeres maltratadas en el entorno doméstico su pareja, quien antes se suponía un refe-
lencia repetida e intermitente es un ele- del modelo teórico desarrollado por rente de seguridad y confianza, en una
mento clave en el camino hacia el desa- Montero15 para el síndrome de Estocol- fuente de agresión y peligro, será el eje de
rrollo del vínculo, pero no su causa úni- mo clásico. desorientación sobre el que pivotará la in-
ca. Además, la teoría no toma en El síndrome de Estocolmo es un con- certidumbre acerca de cuándo y porqué se
consideración que alguna esfera de dese- junto de reacciones psicológicas observa- producirá la siguiente paliza. La mujer,
quilibrio de poder es en cierta medida das en personas sometidas a cautiverio ante estas perspectivas, pierde la capaci-
inherente a muchas relaciones humanas: mediante las cuales las víctimas acaban dad de anticipar adecuadamente las con-
en las parejas traumáticas no parece ser manifestando una paradójica adhesión a secuencias de su propia conducta y cede,
una consecuencia sino un antecedente al la causa de los secuestradores, establecién- cada vez más, a la presión de un estado de
abuso. dose cierto tipo de procesos de identifica- sumisión y entrega que la garantiza unas
Otro modelo que busca una explica- ción entre rehenes y captores e, incluso, mínimas probabilidades de no errar en su
ción para el comportamiento paradójico desarrollándose lazos afectivos y de sim- comportamiento. El agresor mostrará mo-
de las mujeres maltratadas es la teoría de patía en el marco del contexto traumático mentos de arrepentimiento que contribui-
Graham sobre reacciones tipo síndrome del secuestro. Uno de los casos que más rán aún más a desorientar a la víctima y a
de Estocolmo en mujeres jóvenes que publicidad otorgó a este síndrome fue el incrementar la autoculpabilización de la
mantienen relaciones de noviazgo13. La rapto de Patty Hearst, una joven de 20 mujer. La incapacidad de la víctima para
teoría de Graham, de propósitos evaluati- años secuestrada en 1974 por un grupo poner en práctica recursos propios y obte-
vos, fue diseñada para detectar la apari- radical en Estados Unidos, que acabó ner ayuda externa para disminuir el riesgo
ción de síntomas del síndrome de Esto- abrazando las consignas del movimiento de agresión impulsará a la mujer a adap-
colmo en mujeres jóvenes sometidas a que la había retenido y participando con tarse, vinculándose paradójicamente a la
abuso por parte de sus compañeros senti- ellos en acciones ilegales por espacio de única fuente que percibe de acción afecti-
mentales y está basada en la idea de que el un año hasta ser detenida por el FBI. En va sobre el entorno: su pareja violenta. Pa-
síndrome es el producto de un tipo de es- muchos aspectos, es posible establecer un ra ello, aislará las experiencias negativas de
tado disociativo que lleva a la víctima a paralelismo muy claro entre la emergen- las positivas y se concentrará en estas últi-
negar la parte violenta del comportamien- cia de vínculos paradójicos en experien- mas, asumiendo la parte de arrepenti-
to del agresor mientras desarrolla un cias de personas sometidas a secuestro y miento de su agresor, sus deseos, motiva-
vínculo con el lado que percibe más posi- en mujeres que sufren violencia en la inti- ciones y excusas, y proyectando su propia
tivo, ignorando así sus propias necesida- midad. culpa al exterior de la pareja, protegiendo
des y volviéndose hipervigilante ante las Utilizando la hipótesis teórica cons- así su debilitada autoestima y modifican-
de su agresor14. Sin embargo, mientras truida para explicar los mecanismos del do su identidad. Después, cada una de las
esta explicación puede ser válida para des- síndrome de Estocolmo clásico, podemos percepciones e informaciones que la mu-
cribir alguno de los procesos globales im- proponer las líneas generales de un “sín- jer reciba del exterior pasarán por el filtro
plicados en el síndrome, no proporciona drome de Estocolmo doméstico” en muje- del nuevo modelo mental que ha asumido
una hipótesis teórica sobre la naturaleza res maltratadas16. Al igual que en perso- para explicar su situación, complicándose
del proceso traumático más allá de algu- nas supeditadas a periodos prolongados en gran medida las probabilidades de ex-
nos de sus elementos constituyentes. de aislamiento durante un secuestro, las traer a esa víctima del entorno de violen-
Alternativamente, en orden a aportar mujeres maltratadas sufren una exposi- cia. En mujeres con relaciones personales
una explicación tentativa y global para el ción contante al miedo que provoca la muy limitadas al espacio doméstico, cuyas
comportamiento paradójico observado agresión física continuada en su espacio oportunidades de intercambio en otros
en mujeres maltratadas, proponemos que íntimo. Los iniciales estados agudos de ámbitos estén restringidas, la percepción
este tipo de víctimas sufren la manifesta- ansiedad se cronifican pasando a generar de su espacio vital puede ser bastante si-
ción de un síndrome global, el síndrome cuadros depresivos que se unen a las cla- milar a la de un cautivo.
de Estocolmo doméstico (SIES-d), gene- ves traumáticas del escenario de violencia El síndrome de Estocolmo doméstico
rado como una reacción psicofisiológica es, pues, un proceso de adaptación gene-
rado por el miedo, potenciado por el ais-
15 A. Montero: ‘Psicopatología del Síndrome de lamiento y la carencia de su apoyo exter-
13 D. L. Graham; E. L. Rawlings; K. Ihms; D. Estocolmo: ensayo de un modelo etiológico’. Ciencia no perceptible, y mantenido por ciertos
Latimer; J. Foliano; A. Thomson; K. Suttman; M. Fa- Policial, núm. 51, 1999. También, A. Montero: ‘Sha- estilos de personalidad en la víctima. Su
rrington, y R. Hacker: ‘A scale for identifying Stock- ping the etiology of the Stockholm Syndrome: hypo-
holm syndrome reactions in young dating women: thesis of the Induced Mental Model’, IberPsicología,
función protectora de la integridad psico-
factor structure, reliability and validity’. Violence and vol. 5, núm. 1, 2000. lógica en la mujer es, también paradójica-
16 A. Montero: Featuring Domestic Stockholm
Victims, vol. 10, págs. 3-22, 1995. mente, el factor que puede significar la
14 D. L. Graham y E. L. Rawlings: ‘Bonding Syndrome: a cognitive bond of protection in battered wo- permanencia indefinida de la víctima en
with abusive dating partners: dynamics of Stockholm men. Comunicación presentada en el XIV Congreso
syndrome’, en B. Levy (ed.) Dating Violence, Women de la Internacional Society for Research on Aggres- el espacio de violencia. Conviene tener
in Danger. Seal Press, Seattle, WA, 1991. sion, Valencia, julio 2000. presente que el síndrome de Estocolmo
doméstico crea un nuevo modelo para en- que la víctima aprendería en base a la ex- desarrollo de un modelo mental inducido
tender la realidad de violencia. La detec- periencia de un modelo real. Promover la como eje nuclear para la emergencia del
ción de indicadores de presencia del sín- presencia de voluntariado participativo en síndrome, así uno de los elementos del
drome no es complicada, pero contrarres- la primera línea de atención a la mujer apego de Bowlby es la construcción de lo
tar sus efectos sí puede serlo. Los agentes maltratada sería deseable para reforzar la que él denomina modelos de trabajo. Éstos
del primer contacto en casos de violencia percepción de apoyo social y neutralizar son representaciones cognitivas montadas
contra la mujer, como pueden ser centros la autoculpabilidad en las víctimas. sobre la experiencia del niño con la figura
de atención sanitaria o social, juzgados o Un elemento interesante a considerar de apego, y contienen recuerdos, concep-
comisarías de policía, son esenciales para sería la restricción de la exposición a seña- tos, expectativas y una visión acerca del
identificarlo y desactivar algunos de sus les disparadoras de la culpa. La culpa es mundo físico y social que sirve para po-
procesos, introduciendo elementos de dis- un activador del síndrome de Estocolmo. ner en contexto la relación con la figura
torsión que permitan a la mujer salir de la En este sentido, las atenciones personali- de referencia. La principal diferencia en-
dinámica circular que la mantiene ex- zadas en espacios protegidos y con esti- tre la teoría de Bowlby y nuestra hipótesis
puesta a la agresión. Los indicadores del mulación humanizante son más recomen- para el SIES-d, además del hecho de que
síndrome no son, en realidad, nuevos en dables que habitaciones y métodos buro- en Bowlby el apego es un concepto de de-
los ámbitos de atención a la mujer: se tra- cratizados o expuestos a público. Esto casi masiada potencia explicativa, es que el in-
ta de víctimas que se autoculpabilizan, se ha conseguido en determinados locales terés del niño por la figura de apego es
que guardan silencio sobre el maltrato, especializados, pero todavía están muy le- original e innato, mientras en nuestro
que justifican cualquier golpe racionali- jos de lograrse en centros judiciales o po- ámbito de análisis el vínculo paradójico es
zando los motivos de su agresor y apelan- liciales ordinarios. secundario e instrumental.
do al vínculo afectivo que les queda. Sin En definitiva, el síndrome de Estocol- De otra parte, a pesar de algunos de
embargo, hasta que dispongamos de ins- mo doméstico es un fenómeno que nos los conceptos que hemos utilizado para
trumentos terapéuticos que se puedan demuestra que la violencia contra la mu- elaborar la hipótesis son difíciles de ope-
aplicar con efectividad, conocer el signifi- jer en la intimidad es un problema social racionalizar, una vía óptima para contras-
cado e implicaciones de esos signos quizá complejo que requiere cuidar y evaluar de tar si responde o no a una realidad psico-
introduzca prácticas que sirvan para sacar modo sistemático los mecanismos de asis- lógica es diseñar un cuestionario para de-
a más víctimas de sus contextos de violen- tencia y atención a las víctimas. El apoyo tectar la presencia del SIES-d en mujeres
cia. La influencia del síndrome de Esto- social y la calidad de la información que maltratadas. Tal instrumento contaría con
colmo doméstico sobre el mantenimiento reciban las mujeres sometidas a maltrato ítems que incorporarían los procesos nu-
de status de violencia requiere reforzar de- son ingredientes básicos, pero pueden cleares del síndrome, tratando de repre-
terminados parámetros en los servicios de tornarse contraproducentes si son admi- sentar los conceptos menos operacionali-
atención a la mujer. nistrados con descuido o rutina. Más im- zables desde una perspectiva funcional.
En primer término, la inducción en portante que hablar del problema en sí Finalmente, el cuestionario sería candida-
la mujer de percepciones de apoyo exter- mismo, desde el mismo instante en que to a un análisis factorial para confirmar y
no representa un elemento primordial. tenemos la sospecha de que un familiar o explorar la estructura del SIES-d y para
Uno de los alimentadores del síndrome es amiga está sufriendo violencia, es exponer evaluar su consistencia. n
la falta de ese apoyo y la falsa asunción de nuestra disponibilidad de ayuda y difun-
que el poder sólo se encuentra en el agre- dir señales de confianza: generar espacios
sor. El contacto inicial con los actores de seguridad alternativos, que sustituyan
asistenciales es, pues, fundamental: hay a los fragmentados en la víctima, puede
que transmitir apoyo a través de actitudes ser la llave para la apertura de un canal de
de escucha activa y atención empática, comunicación que será determinante para
desterrando cualquier posición de crítica extraer a la mujer del núcleo de la violen-
o reprobación hacia la víctima. Que la cia.
mujer perciba compromiso desde el ins- Finalmente, el proceso de vinculación
tante en que entra en un centro de asis- traumática expuesto para el síndrome de
tencia es esencial. Estocolmo doméstico podría tener raíces
Aunque legalmente sea el objetivo, biológicas ligadas a una base filogenética,
formalizar una denuncia en el primer ins- que podrían conectar además con las tesis
tante no debería ser el fin a perseguir por defendidas por la teoría de Bowlby para el
encima de otros. Si una víctima bajo la apego en niños17. No sería arriesgado es-
influencia del SIES-d no atisba una alter- pecular con la posibilidad de que exista
nativa a su situación, cualquier denuncia una programación biológica, en el reper-
será fútil y, probablemente, retirada. Ade- torio conductual instintivo de la especie
más de explicar detalladamente a la mujer humana, que prepara al individuo para
las posibilidades de soporte institucional reaccionar en algún modo afiliativo en
que se le brindan, sería significativo que contextos de dependencia para la supervi-
otra mujer que haya pasado por una si- vencia. Tal como hemos planteado con el
tuación similar de maltrato pudiera aseso-
rar a la víctima en su primer contacto con Andrés Montero Gómez es licenciado en Psico-
una red asistencial: no sólo se brindarían 17 J. Bowlby: Attachment and Loss, vol. 1, Hogart logía y presidente de la Sociedad Española de Psi-
así expectativas reales y contrastables, sino Press, Londres, 1969. cología de la Violencia.
HISTORIAS DE NOTAS
EUGENIO GALLEGO
E
n 1997, el profesor de la puesto Platón en sus diálogos. sido inventados para tener con lebrado en el 583, cuando ya
Universidad estadouniden- Los filósofos paganos comenta- quién vigilar a los hombres cuan- había muerto. También había
se de Princeton, Anthony ban los Oráculos caldeos para do no los ve nadie. En san Anto- explicado las inverosimilitudes
Grafton, publicaba un breve en- probar que la enseñanza de los nio el vigilante se ha vuelto es- que el emperador Juliano había
sayo, The Footnote. A curious His- dioses coincidía con la de Platón critor de sí mismo. detectado en los evangelios por
tory, sobre el origen y el uso de las y los judíos y cristianos hacían lo Aunque no siempre fueran de haber sido esos textos recopila-
notas a pie de página, ese recurso mismo con la Biblia y los Evan- tal color, el blanco de los már- ciones de tradiciones orales de
tan frecuente actualmente en li- gelios. Y, unos y otros, a partir genes de la página ha sido una la vida de Cristo.
bros y artículos. Un año después del siglo II después de Cristo, se tentación irresistible para mu- No hay lectura sin comenta-
volvía sobre el tema, ampliándo- acusaban de plagiarios: para unos chos lectores, que los han llena- rio, aunque sea el tan banal del
lo, en Tragic Origins of the Ger- Platón habría plagiado a Moisés, do con sus comentarios y sus me gusta o me desagrada. El po-
man Footnote, traducido pocos para los otros Moisés a Platón. impresiones o con su rabia es- lo opuesto lo ocuparían, entre
meses después por el Fondo de Y, según Clemente de Alejandría, candalizada ante lo que leían, otros, los comentarios a textos
Cultura Económica con el título, uno de los ángeles rebeldes ha- como la exclamación del anóni- sagrados y profanos de los hu-
tomado de la edición francesa, bría robado en la eternidad unas mo monje bizantino en los már- manistas, especies de contene-
Los orígenes trágicos de la erudi- briznas de sabiduría divina y se la genes de un manuscrito de la dores donde vertían su erudi-
ción, tal vez para atraer así a los habría insuflado a los sabios pa- Vida de los sofistas de Eunopio, ción enciclopédica adobada con
compradores. Pero, como señala ganos. donde los describe casi como sus filias y sus fobias, que a veces
el título del primer ensayo, la de Incluso los ejercicios espiri- santos, pues para el monje no chocaban con las monarquías o
las notas es una historia de lo más tuales que se practicaban en las podía haber otros que los de su con las iglesias, o con ambas, te-
interesante. escuelas filosóficas y entre los religión. Además, había textos niendo que publicarse anónimos
Durante la época en que el monjes cristianos partían de un que, por estar en la Biblia, no o guardarse en los cajones. Iné-
rollo de papiro fue el soporte modelo y la meditación servía, podían ser rechazados aunque ditos quedaron, por ejemplo, los
material de la escritura y la lec- por comparación con el mismo, resultaran literalmente desho- comentarios de Campanella a
tura, habría sido un contrasen- para descubrir en qué se había nestos, así que tenían que ser in- las poesías escritas por el carde-
tido, al no existir todavía la pá- faltado o se había fallado. Un terpretados alegóricamente pa- nal Barberini antes de ser elegi-
gina propiamente dicha, que se examen de conciencia para el ra darles un significado acorde do papa con el nombre de Ur-
pusieran notas a la misma. La que san Antonio, según su bió- con su carácter sagrado. ¡Cuán- bano VIII. En alguna de esas
página apareció con el pergami- grafo san Atanasio, recomenda- tas neuronas no se habrán con- poesías el entonces cardenal se
no y el codex, escrita por las dos ba que se pusiera por escrito: sumido vanamente en el intento había mostrado veladamente a
caras y encuadernada. Pero, pa- de transformar El cantar de los favor de las doctrinas astronó-
“Examinémonos constantemente y
ra entonces, la historia ya se ha- esforcémonos por alcanzar lo que nos cantares en un poema místico! micas de Galileo, lo que no le
bía consolidado como investi- falta. Tomemos también esta precau- Orígenes lo interpretaba como convenía que se aireara tras su
gación del pasado político y mi- ción para estar seguros de no pecar: una guía perfecta para alcanzar nuevo nombramiento. Pero
litar por cuenta y riesgo de cada que cada uno anote y escriba sus actos la unión con Dios. Campanella se olvidó de ese de-
historiador, que basaba su relato e impulsos del alma como si tuviese ¡Y ay de quien se atreviera a talle tan importante, o quiso
básicamente en testimonios ora- que revelárselos a otros. Y estad seguros no aplicar la exégesis alegórica! aprovecharlo, al valorar positi-
de que, por la vergüenza de que sean
les y sin sentir la necesidad de conocidos, dejaremos de pecar y de te-
Que fue lo que hizo Teodoro vamente en sus comentarios la
autorizarlo remitiendo a otras ner en el corazón pensamientos mal- de Mopsuestia en la segunda actitud tolerante del Papa. Sólo
fuentes; y, a su vez, las escuelas vados. Pues, ¿quién desea ser visto mitad del siglo IV. No aplicó el que un Papa no tiene la libertad
filosóficas se habían organizado mientras peca?, ¿quién, después de ha- esquema alegórico de los ale- de expresión de un cardenal, por
material y jurídicamente para ber pecado, no miente para ocultarse? jandrinos para el Cantar de los lo que a Campanella no se le
transmitir la doctrina y el modo [...] Que lo que escribamos sea para cantares y lo explicó como testi- concedió la autorización para
nosotros como los ojos de nuestros
de vida del fundador de cada monio histórico de la defensa publicar sus comentarios aun-
compañeros en la ascesis, para que,
una de ellas, utilizando sus tex- sonrojándonos al escribir lo mismo que de Salomón contra quienes le que aceptó las correcciones su-
tos para la enseñanza. Incluso, si fuésemos vistos, no tengamos pensa- amonestaban por haberse casa- geridas por los censores. De mo-
un pensador tan original como mientos malvados”. do con una hija del faraón. Sus do que permanecieron inéditos
Plotino reconocía que no afir- hermanos de religión le conde- hasta el siglo XIX en que se pu-
maba nada nuevo, sino que sólo Mucho antes, un sofista había naron por ello en el segundo blicaron parcialmente. Comple-
interpretaba lo que ya había ex- afirmado que los dioses habían concilio de Constantinopla ce- tos no lo serían hasta el XX.
las ganancias. ¿Acaso tendría autores clásicos y bizantinos, con servaciones generales sobre la
Bayle presente esa extraña unión las crónicas medievales, con las ruina del imperio romano de
entre Ilustración y Negocio mejores y más actualizadas des- Occidente”. Es el tema del que
cuando escribió que, a veces, el cripciones geográficas de los lu- trata básicamente el libro, de
mismo principio que sirve con- gares donde habían ocurrido los modo que la nota habría ido
tra la mentira presta malos ser- acontecimientos, con los padres perfectamente al comienzo, pe-
vicios a la verdad? de la Iglesia, con la historia ecle- ro asombra encontrarla cuando
Las de Bayle, aunque colga- siástica, con la epigrafía y la nu- ya van tantos capítulos. Al que
ban de un texto propio, todavía mismática. Había estudiado a los sigue, forma parte de la segunda
no eran notas a pie de página. historiadores filósofos que ha- entrega, la de 1781, es decir,
Mas, en aquel siglo XVIII en que bían reflexionado sobre las cau- cinco años después de la inde-
los impresores calvinistas de sas de la decadencia de Roma: pendencia de las colonias ingle-
Neuchâtel estudiados por Ro- Montesquieu, Hume, Voltaire. sas de Norteamérica, un aconte-
bert Darnton se olvidaban de Pero, hasta entonces, erudición e cimiento que algunos habían in-
sus principios morales e impri- historia filosófica –salvo quizá en terpretado como el primer
mían las obras más obscenas, Hume– habían ido cada una por síntoma de decadencia del Im-
por aquello de que un buen li- su lado, mirándose de reojo y perio Británico.
bro es el que se vende bien, en- observándose con recelo: los fi- Lo de la inevitable desapari-
cuadernándolas con tapas de li- lósofos quejándose de que los ción de las instituciones huma-
bros piadosos para escapar a la eruditos se interesaran por ni- nas había sido tema de reflexión
vigilancia de la censura oficial, miedades (“cuidado con los de- filosófica durante la primera mi-
las notas a pie de página se hi- talles, la posteridad los desdeña; tad del siglo XVIII, aplicándosele
cieron imprescindibles para con- son las ratas que socavan las la metáfora biológica de la in-
firmar con ellas que lo que se grandes obras”, había escrito fancia, la juventud, la madurez y
afirma en el texto no es una sim- Voltaire) y los eruditos de que la vejez. Había pasado con Ro-
ple ocurrencia. La ausencia de los filósofos se fueran por las ra- ma, había pasado con España,
las mismas era valorada negati- mas. Gibbon los reunió en la pasaría con la cultura europea.
“Puesto que, en general, interpre-
vamente por William Robert- Decadencia. taba las Escrituras de manera alegórica,
En sus Ensayos sobre los reinos de
son, el autor de la Historia del Del escéptico y libertino parece poco feliz que en este caso opta- Claudio y Nerón, Diderot juzga-
emperador Carlos V, publicada Bayle, de aquel caballero an- ra por el sentido literal”. ba que la independencia de Es-
en 1769, quien se negaba a men- dante cuya dama se llamaba tados Unidos retrasaría en un si-
cionar a Voltaire, a quien, no erudición, Gibbon había apren- En la 15 del capítulo XXIII: glo, más o menos, la fecha fatí-
obstante, admiraba, “ya que ra- dido a adobarla con pizcas de “Sus razones [las del emperador Ju-
dica de la decadencia, pero no la
ramente imita el ejemplo de los malicia e ironía, que dejaba liano respecto a la alegoría] son menos detendría. Por su parte, Gibbon
historiadores modernos de citar caer preferentemente en las no- absurdas que las de algunos teólogos no compartía el esquema biolo-
a los autores de los que han ob- tas, aunque la mayoría sean re- modernos que sostienen que una doc- gista, sino que, para él, la desa-
trina extravagante o contradictoria ha
tenido las informaciones”. Así ferencias bibliográficas y citas de ser por ello divina, puesto que a nin-
parición del Imperio Romano
que, honestamente, “no podía de autores. Por cierto que, en gún hombre se le ocurriría inventarla”. de Occidente, la persistente de-
apelar a su autoridad para con- la primera entrega de la Deca- bilidad del de Oriente, el cris-
firmar cualquier hecho curioso dencia, en 1776, las notas no La 100 del XXXIV: tianismo, las migraciones de los
o desconocido”. iban a pie de página, sino al fi- pueblos germánicos, el asenta-
“El mártir católico [se refiere a Boe-
Entre 1776 y 1788 aparece nal del volumen; y fue Hume cio] llevó la cabeza en sus manos un miento de los nómadas, el as-
en Londres un título excepcio- quien escribió al editor del li- trecho considerable; con todo, una censo del islam, las disputas teo-
nal: los tres volúmenes de la His- bro, que era también el suyo en- amiga mía me comentó, refiriéndose a lógicas, la revolución de las co-
toria de la decadencia y ruina del tonces, pues le estaba reeditan- semejante cuento, que la distancia re- munas italianas, el renacimiento
corrida era lo de menos, pues un solo
imperio romano, la gran creación do su Historia de Inglaterra, pa- paso que hubiese andado en esas con-
de las artes y un inacabable et-
de Edward Gibbon. Un tal So- ra recomendarle, al tiempo que diciones ya habría sido algo extraordi- cétera, habían dado lugar a la
podaliere, con ánimo de ridicu- le manifestaba su admiración nario”. formación de la civilización mo-
lizarla, la describió cabalmente: por la obra de Gibbon, que en derna europea, más o menos
digresiones, digresiones de di- las próximas entregas se com- O la 65 del capítulo LVIII: asentada en doce reinos, tres re-
gresiones, digresiones por todas pusieran las notas a pie de pági- “En su examen de la índole y la
públicas y un conglomerado de
partes. Las 20 esterlinas con las na, que fue lo que se hizo cuan- conducta del emperador Alejo, Main- Estados pequeños, más Améri-
que Gibbon adquirió los 20 vo- do llegó la ocasión. bourg ha favorecido a los francos cató- ca. Todos esos acontecimientos,
lúmenes de las Memoires de Algunas de las notas de la licos y Voltaire a los griegos cismáti- todas esas disputas y guerras ha-
cos: los prejuicios de un filósofo son
l’Académie des Inscriptions, una Decadencia son una gozada de menos disculpables que los de un je-
bían generado una civilización
obra inmensa de erudición, no finura e ironía. Valgan como suita”. más duradera que la del Imperio
pudieron ser mejor aprovecha- muestra unos cuantos botones. Romano, que sólo podría ser
dos. La Decadencia es la esplén- En la nota 96 del capítulo XV se La nota más sorprendente es conquistada si los nuevos bár-
dida cosecha de esa simiente de comenta así la anécdota de la la que sigue al capítulo XXX- baros se apropiaban de sus prin-
la mejor erudición de los siglos autocastración de Orígenes para VIII, la única en todo el libro cipios con todas sus consecuen-
XVII y XVIII; pero también de la evitar la tentación despojando que no cuelga del texto principal cias. Así pues, los lectores de su
familiaridad de Gibbon con los de sus armas al tentador: y que, además, lleva título: “Ob- libro que lo hubieran relaciona-
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pocos años después la Revolu- vos de: Frankfurt, Weimar, proceso de la evolución del Es-
ción Francesa acabaría con la Dresde, Dassau, París, Viena, píritu objetivo diferenciándose
ingenua confianza de Gibbon. Bruselas, a la búsqueda de los en periodos o en mundos. El Es-
Los bárbaros no irrumpían des- informes de los diputados de las píritu universal se manifestaba
de más allá de las fronteras. En Dietas, para darse cuenta de su paulatinamente, de Oriente a
una carta de 1793 escribía de irrefrenable pasión por los do- Occidente, alcanzando la pleni-
los revolucionarios franceses cumentos auténticos y cómo se tud de su desarrollo, su auto-
que, divertía a lo grande con esas in- conciencia, la libertad en la ne-
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vestigaciones. Se sentía plena- cesidad, en el mundo germánico
“trabajaban para confundir el orden y
la felicidad de la sociedad y, en opi-
mente satisfecho sabiendo para cristianizado. Pero no todo lo
nión de las personas reflexivas, eran tan qué vivía. Su pecho se llenaba que ha llegado a ser histórica-
enemigos de los súbditos como de los de gozosa emoción construyen- mente es real, sino sólo lo que en
soberanos”. do una obra importante y se ju- el desenvolvimiento orgánico del
ramentaba, un día tras otro, pa- Espíritu objetivo pugna por ac-
Y por si a esos nuevos bárba- ra llevarla a cabo sin apartarse ceder a la luz. La filosofía llegaba
ros les daba por invadir Suiza, un milímetro de la verdad. Pero después. El pensamiento del
donde entonces habitaba, Gib- a veces la búsqueda de los docu- mundo aparecía cuando la reali-
bon tenía listos dos caballos y mentos chocaba con las reticen- dad había cumplido y fijado su
100 luises de oro para salir pi- cias y las suspicacias de los proceso configurador. Lo que
tando. No obstante, la revolu- poseedores de los archivos o de pudiera surgir de nuevo se desa-
ción francesa le llevó a pensar los funcionarios encargados de los rrollaría en otro lugar. Los pue-
que tendría que haber iniciado la mismos. Concretamente, de no blos en los que se ha ido reali-
Decadencia con las guerras civiles haber sido por los buenos oficios zando el Espíritu objetivo, los
de Roma del 68-69 o con la ti- del príncipe Maetternich, no únicos que contaban para la his-
ranía de Tiberio, pues, aunque habría podido consultar los in- toria universal, pierden protago-
hostil a la revolución, Gibbon formes de los embajadores ve- nismo después de haber desem-
percibía sus profundas vincula- necianos que se guardaban en peñado su papel. Y Europa ya lo
ciones con el despotismo que la Viena y que, en su opinión, eran había representado. Por eso se
había precedido. fundamentales para el conoci- había convertido, según Hegel
Aunque algunos, como Saint- miento de la historia de Europa en una carta al barón ruso Boris
Beuve, se quejaban de sus exce- de los siglos XVI y XVII. von Yxkull, en una jaula en la
sos, las notas a pie de página se Por los años en los que Ranke que sólo había dos tipos de hom-
propagan a todos los saberes du- iniciaba sus investigaciones his- bres que parecían moverse libre-
rante el siglo XIX. Y principal- tóricas, Hegel publicaba los mente: los carceleros y los que
mente a la historia, pues es en Principios de la filosofía del dere- se han procurado un lugar don-
ese siglo cuando, no sólo todo cho, cuyo apartado final trataba de no tienen que actuar sino só-
se vuelve historia, sino que triun- de la filosofía de la historia uni- lo observar.
fa una nueva forma de la misma versal, y dedicaba varios de sus Ranke no simpatizaba con
fundada en los archivos. últimos cursos universitarios, an- Hegel. Respetuoso de los deta-
tes de morir, a ese mismo tema, lles, desconfiaba de los grandes
“Los archivos, el uso de los archivos
se convierte –según Vidal-Naquet en cuyos manuscritos se editaron frescos que sintetizan muchos
L’Atlantide et les nations– en prueba de póstumamente, junto con apun- siglos en unas cuantas páginas o
cientificidad para la historia”. tes de alumnos que habían asis- incluso en un par de frases. Para
tido a ellos, bajo el título de Lec- él, todas las generaciones huma-
Fueron los documentos los ciones sobre filosofía de la historia. nas tenían el mismo valor; todas
correo electrónico
que alejaron a Ranke de su in- Con anterioridad, Kant había las épocas eran igualmente res-
dirección internet
clinación juvenil hacia la nove- distinguido, en Idea de una his- petables y debían ser estudiadas
la histórica: comparando los re- toria universal desde el punto de con la misma atención y cuida-
tratos de Luis XI y Guillermo el vista cosmopolita, la historia pro- do. También él hablaba de ideas
Temerario en el Quintin Dur- piamente dicha, concebida em- directrices, pero para referirse
ward de Walter Scott y en la píricamente –Historie– de la his- únicamente a las tendencias do-
Crónica de Comines, descubrió toria filosófica –Geschihte–, a la minantes en una época. Burck-
que la verdad era más intere- que concebía según la idea de hardt, que asistió a su curso de
sante que la ficción. “Me desvié la marcha que la especie humana 1839, anotó en su cuaderno
de la última”, escribió en su ve- tendría que seguir para adecuar- que, lo que más le llamó la aten-
jez, “y decidí evitar toda inven- se a fines racionales, puesto que ción en su primer día de clase,
fue su afirmación de que los tantes y jesuitas quienes la in- frecuente que el descubrimiento
pueblos eran ideas divinas. Es trodujeron en los planes de en- de hechos nuevos, cuando sólo
decir, en continuidad con Her- señanza. Gibbon no fue profe-
“el descubrimiento de hechos nuevos
der, que no había pueblos supe- sor de historia. Tampoco Nieb- mantiene vivo el sentido de que la his-
riores e inferiores, que en todos hur –de cuya originalidad Hegel toria depende de los datos concretos; el
se manifestaba igualmente el es- ni se enteró–, que dictó un par descubrimiento de nuevos datos es un
píritu. La historia exponía su re- de cursos en la universidad de perpetuo desafío a las conclusiones ge-
lativa singularidad, pues, tam- Berlín, pero por ser miembro neralmente aceptadas”.
bién para él, la historia era de de la Academia: para muchos de
algún modo universal. Pero la sus contemporáneos que le tra- Porque, para decirlo con pa-
tarea del historiador no consistía taron era un experto en finanzas labras de otro gran historiador
en juzgar el pasado ni instruir y un alto funcionario de la ad- contemporáneo, Henri-Irénée
al presente ni profetizar el futu- ministración prusiana. Gotte, el Marrou en El conocimiento his-
ro. De hecho, se puede leer del historiador de Grecia, fue ban- tórico,
principio hasta el final su Histo- quero y todavía Mommsen pro-
“la historia rechaza cualquier represen-
ria de los Papas sin sospechar en fesor de derecho. tación del pasado falsa, hipotética o
ningún momento que su autor En Grecia y Roma se ense- irreal; rechaza la utopía o esa especie
era protestante. Incluso, fue cri- ñaba gramática, retórica, mate- de historia imaginaria escrita por W.
ticado por tanta imparcialidad. máticas y a veces una doctrina Pater; rechaza la novela histórica, el mi-
Para él, la única finalidad, el filosófica, pero nada de historia. to, las tradiciones populares o, en fin,
las leyendas pedagógicas, ese pasado de
único objetivo de la historia es Herodoto, Tucídides, Polibio,
tebeo que, ya desde las clases elementa-
“mostrar lo que de hecho ocu- Tito Livio, Tácito, por citar a les, el orgullo de los grandes Estados
rrió”. Lo que no deja de ser me- cinco grandes historiadores de modernos inculca en el alma inocente
tafísicamente imposible, aunque la antigüedad, escribían para un de sus futuros ciudadanos”. n
esa intención no ha dejado de público más bien reducido de
estar presente en la investigación adultos. Y así siguió siendo in-
del pasado más o menos remoto cluso para Luis Vives, quien, sin
desde que unos griegos crearon Apuntar de Ranke que fue embargo, proponía en De Tra-
la historia en el siglo V a. de J. profesor de historia puede sonar dentis disciplinis, en 1531, la en-
C. o tal vez ya a finales del VI. a obviedad, puesto que actual- señanza en la escuela de un bre-
Ranke no ignoraba, sino to- mente la mayoría de los histo- ve resumen de historia universal
do lo contrario, que la objetivi- riadores los son. Pero, como su- desde la creación del mundo
dad es un ideal inalcanzable, co- braya Momigliano en Dalla sto- hasta el emperador Carlos V.
mo se lo reconocía al rey de Ba- ria universale all’insegnamento Milton, que no era precisamen-
viera Maximiliano II en una della storia, la profesionalización te un conservador en materia de
carta del 26 de noviembre de del oficio de historiador no em- enseñanza, reservaba la historia,
1859: pezó a ser habitual hasta el siglo en un ensayo sobre la educación
XIX. La historia no formaba par- de 1670, para los hombres ma-
“Lo subjetivo se da sin más. Por eso
el ideal de la formación del historiador te de la enseñanza en los griegos duros. Y también lord Boling-
debería estribar en que el sujeto se con- y los romanos. Tampoco en la broke, quien recomendaba su
vierta en puro órgano del objeto, es de- Edad Media. Fue con la Refor- lectura a los teólogos de todas
cir, la ciencia misma, sin que los límites
ma, las guerras de religión y el las religiones, así como a los ju-
naturales y accidentales de la existencia
humana le impidan conocer y exponer absolutismo de Estado cuando ristas y a los gobernantes, por
toda la verdad”. la historia va adquiriendo im- entender que se trataba del mo-
portancia. Las Centurias de do más apropiado para superar
Las circunstancias del histo- Magdeburgo son la primera his- las dos carencias naturales de la
riador, de las que no podrá li- toria colectiva de la Europa mo- experiencia individual: la de ha-
brarse aunque crea conocerlas, derna. Según Momigliano, se ber nacido demasiado tarde pa-
se cobrarán inevitablemente su pueden aducir dos motivos, en ra haber visto el surgimiento de
tributo, pero él deberá guiarse parte contradictorios, por los muchas de las cosas actuales y
en sus investigaciones por los que la historia llegó a ser mate- la de morir antes de poder asis-
documentos, sin valorar más ria de enseñanza académica tan tir a su término.
unas épocas que otras, pues to- tarde: que no era suficiente- Así pues, la enseñanza de la
das son singulares y no momen- mente importante como para historia es como quien dice de
tos de un proyecto universal que ser enseñada y que, si era im- ayer; más aún en la escuela que
las trasciende. Las fuentes do- portante, no lo suficientemente en la universidad. Lo cual ha te-
cumentales, citadas en notas a difícil de realizar como para te- nido importantes y graves con-
pie de página o reunidas en ner que serlo. secuencias, no habiendo sido
apéndices, eran la segura tabla Hasta la segunda mitad del probablemente la menor la que
de salvación para no ahogarse siglo XVI y principios del XVII no denuncia Momigliano en su es-
en fantasías novelescas o en es- hubo cátedras de historia en las tudio: que la interpretación de
peculaciones filosóficas. universidades. Fueron protes- hechos viejos se ha vuelto más Eugenio Gallego es editor y escritor.
SOCIOLOGÍA Y TRAGEDIA
RAMÓN RAMOS TORRE
C
omo el título de este traba- la Atenas del siglo V a. J. C. sociología demasiado cargada de encontraron en el campo litera-
jo está abierto a distintas –por poner un caso–. El tema literatura como para cargarla aún rio su primer espacio de explo-
interpretaciones, comenza- es de un enorme interés, pero más, y ahora con los trágicos ración. Lo relevante, en cual-
ré especificando qué entiendo no es el objetivo de este trabajo. griegos? quier caso, no es atender a los
por tragedia y qué me interesa En realidad, poner a trabajar so- Los interrogantes que he ido orígenes de un instrumento ana-
en su relación con la sociología. ciológicamente a la tragedia es acumulando son pertinentes. lítico, sino a su fertilidad heu-
Cuando hablo de tragedia me justamente realizar el viaje tem- Todos plantean problemas sus- rística: si algo funciona y hace
refiero al arte teatral que lleva poral inverso: en vez de ir con la tantivos. En primer lugar, el vie- inteligible un mundo, entonces
ese nombre y, dentro de sus va- sociología contemporánea hacia jo problema de las relaciones de no hay que indagar en su pasa-
riantes históricas, a la tragedia el mundo trágico griego, con- la ciencia social y la literatura. porte, sino adoptarlo.
tal como se constituyó como ar- siste en traer ese mundo a la ac- No lo eludiré, aunque tampoco Dejo aquí este problema tan
te dramático en la Atenas del si- tualidad, o, más específicamen- quiero entretenerme mucho en general. Lo que ahora interesa es
glo V a. J. C., plasmándose en las te, al marco analítico de la so- él. A mi entender, tras la crisis y algo más concreto. Supóngase
obras de Esquilo, Sófocles y Eu- ciología actual, y, una vez traído, feliz deceso de la filosofía positi- por un momento que esa especí-
rípides. No digo con esto que la arraigarlo en él, convertir sus es- vista de la ciencia, debería que- fica manifestación cultural que
historia posterior de la tragedia quemas interpretativos en un dar muy claro que las demarca- es la tragedia clásico-antigua tu-
no sea relevante para el tema que analizador sociológico. Es la ta- ciones o separaciones tajantes en viera alguna relevancia o perti-
abordo, pero prefiero centrar la rea que aquí quiero intentar y el campo de la producción cul- nencia para la ciencia social. Lo
atención en su primera expre- para la que me parece relevante tural son sueños que acaban que habrá que aclarar para con-
sión histórica, y esto por dos ra- el teatro trágico de Esquilo, Só- produciendo monstruos y nos cretar el supuesto y decidir si
zones: la primera es que entonces focles y Eurípides. precipitan en la inopia. No su- merece la pena mantenerlo son
se definió, en sus rasgos funda- Aclaro que por analizador en- giero con esto que todos los pro- al menos dos cosas: la primera es
mentales, tal género dramático; tiendo un instrumento que sirve, ductos culturales tengan el mis- saber qué tiene a bien decir la
la segunda, y más importante como todo instrumental teórico- mo estatuto y que no haya nada tragedia; la segunda es decidir si
desde mi punto de vista, es que analítico, para hacer inteligible sustancial que nos permita dife- lo que dice nos dice algo rele-
entonces se hizo a la luz un mo- un determinado material que es renciar, por poner algún ejem- vante y pertinente para la socio-
do de concebir las relaciones en- objeto de estudio. Convertir a la plo, una monografía sociológica logía actual. La primera lleva a
tre hombre y mundo que nos re- tragedia en analizador sociológi- sobre la vida cotidiana de una atender a la tragedia clásico-an-
sulta salvaje, extraño, muy aleja- co es, por tanto, rescatar los es- novela costumbrista o un análi- tigua e intentar rescatar de su
do de nosotros y, a la vez y quemas de sentido con los que se sis de las relaciones de género abigarrado mundo dramático lo
aunque sólo sea a modo de ba- da cuenta de su específico y fic- de lo que cuenta Flaubert en que, para un lector o espectador
rrunto o sospecha, muy cerca- cional mundo de vida y ponerlos Madame Bovary. Lo que pro- actual, sería su mundo caracte-
no, familiar, civilizado. Es esta a trabajar en la indagación socio- pongo es que las fronteras no rístico. La segunda va más allá,
ambivalencia la que me atrae de lógica actual. ¿Para qué? Eviden- son netas y que, en razón de es- pues una vez fijado tal mensaje,
la tragedia y es en su marco don- temente para hacer más plena- to, lo mismo que el mundo de entraría en el problema de fon-
de quisiera poner a trabajar so- mente inteligible el mundo que la ciencia ha sido un objeto cen- do: determinar su relevancia so-
ciológicamente al viejo arte dra- ésta investiga. Tal es el objetivo, tral de la indagación ficcional ciológica y explorar su conver-
mático que engendró personajes pero es obvio que cualquiera po- de la literatura contemporánea, sión en un posible analizador del
tan extraños y familiares como dría objetar ¿por qué la tragedia o por su parte, el mundo de la pu- mundo social contemporáneo.
Edipo, Antígona o Medea. sus esquemas de sentido habrían ra ficción puede ser con prove-
de proporcionar tal regalo?, ¿no cho reivindicado como espacio 2. ‘Homo tragicus’
1. La tragedia como analizador son propios de un mundo de vi- en el que se ponen a prueba es- ¿Qué dice, pues, la tragedia clá-
sociológico da histórico ya desaparecido y ex- quemas de sentido de la máxima sica que sea potencialmente re-
Quede claro, desde el principio, clusivamente congruentes con él? relevancia para las ciencias so- levante en el campo del análisis
que no pretendo hacer una so- Y en el caso de que no lo fueran, ciales. Y no sólo esto: a poco que sociológico? He explorado este
ciología de la tragedia griega, ni ¿es pertinente convertir lo que atendamos a una lectura realista tema en un trabajo ya publica-
tampoco rastrear en ella una so- inequívocamente constituye una de la tradición sociológica resul-
ciografía que nos permita ilumi- manifestación artístico-literaria tará claro que está penetrada, y
nar el mundo sociocultural de en fuente de inspiración para el desde luego en lo más sustan- * ‘Homo tragicus’, Política y Sociedad,
análisis sociológico? ¿No está la cial y vivo, por intuiciones que 30: 213-240, 1999.
tintas esferas de acción, poblado tingente. ¿Qué mundo social no mimética y dilemática, la acción seña algo de una tremenda tras-
de monstruos lógicos y prag- lo es? Sin duda todos lo son, pe- trágica se especifica también por cendencia para cualquier teori-
máticos en los que se funden las ro la contingencia del mundo ser ilimitada, impredecible e zación de la acción que no disi-
distinciones que deberían in- trágico es peculiar. Ciertamente irreversible. Tal vez una sucinta mule su complejidad y aborde
formar mundos segregados. se hace patente en una específi- especificación de lo que entien- con realismo lo que acontece.
Por su parte, el dinamismo ca relación entre el azar y la ne- do por estos tres últimos atribu- No se trata tan sólo del hecho de
del mundo trágico exhibe tam- cesidad (que aparecen en dosis tos sirva para retratar su especi- que haga patente, lo que no es
bién notas peculiares. Se trata distintas según qué tragedias ficidad. poco, que la responsabilidad por
de un mundo radicalmente analicemos o qué trágicos), rela- La acción es ilimitada porque lo hecho rebasa los límites que
inestabilizado y es esto lo que ción que está por detrás del jue- su problema es siempre la espe- imponen la causalidad e inten-
singulariza teatralmente, pues en go de la fortuna y se muestra en cificación del límite y su rebase. cionalidad de la acción (como
los escenarios trágicos a lo que se el destino que el héroe cumple. Es por eso la desmesura rasgo se presupone en nuestro orde-
asiste típicamente es a lo que el Todo esto es muy visible en el característico del héroe patéti- namiento jurídico), sino de algo
perspicaz Aristóteles ya subrayó universo trágico, aunque tiende co, y la mesura, ideal de acción mucho más relevante. Lo que la
en su análisis de la tragedia: el a ser interpretado en términos del prudente. Pero ¿cómo resol- tragedia pone ante los ojos y el
cambio de la fortuna (de la di- muy simplistas, como si se pu- ver al problema si, como se aca- héroe trágico encarna de forma
cha a la desgracia o viceversa) diera reducir al cumplimiento ba de ver, el mundo heterogéneo trasparente es el hecho de que
de la mano de las múltiples pe- de un destino maquínico que no tiene lindes ciertos y todo cualquier actor es siempre agen-
ripecias que sufren los persona- estuviera en la voluntad y manos tiende a mostrarse ambivalente y te y paciente. No sólo agente y
jes. Todo esto ocurre al hilo de de un urdidor todopoderoso promiscuo? Ante tal problema paciente de un mundo que está
inversiones de acontecimientos (una especie de dios malvado o de orientación de la acción, la ahí fuera y cuya complejidad
y convergencias entre cursos de una razón sádica, más que astu- tragedia se limita a mostrar lo nos azota en forma de fortuna
acción independientes que aca- ta). No creo que así quede bien que le ocurre al héroe patético y ciega, sino también agente y pa-
ban desembocando en aconte- retratado, porque lo que de esta barruntar como ideal lo que le ciente en relación a las acciones
cimientos cesuriales que, para forma se deja de lado es lo que ocurriría al prudente. Y sólo lo de (y con) los demás y en rela-
los trágicos, tienen la virtud de me parece lo más peculiar de tal barrunta porque la tragedia ción a las propias acciones. Esto
poner en contacto el tiempo mundo: la sospecha, terca e ine- nunca lo muestra, sino que se último es lo decisivo. Pues lo
breve y relampagueante del liminable, de que el mundo sea limita a alimentar su esperanza, que tanto el héroe patético co-
acontecer humano con el tiem- intrínseca e ininteligiblemente sabiendo que el ideal de la pru- mo el prudente encuentran
po largo y augusto de los dioses hostil a cualquier proyecto de dencia y la mesura no es recon- frente a sí son las consecuencias
o del cosmos. Como fondo de orden y sentido que le puedan ducible a una técnica, a un mo- no previstas ni queridas de las
este devenir, que dramatiza la proporcionar los humanos. Pues delo seguro de acción, sino que propias acciones: no algo dicta-
inconstancia e inconsistencia de los islotes de sentido que preca- su realización sólo puede resul- do necesariamente por un po-
las situaciones humanas de la vi- riamente éstos habitan se sitúan tar de la habilidad práctica que der extraño, oscuro y maléfico,
da y la precariedad y los límites en un océano ininteligible y ca- confiere una experiencia que, en sino algo que dimana del propio
de sus ordenaciones sociocultu- rente de vertebración ética, cuya general, los hombres se empe- hacer. Y en esa realidad autoen-
rales, se sitúa una idea típica- expresión más rotunda la supo ñan en no consolidar. gendrada, que se les viene literal-
mente trágica que muestra el plasmar ese lector entusiasta de La acción se muestra también mente encima y eventualmente
mundo como un complejo la tragedia que fue Nietzsche; su como impredecible en sus conse- los fulmina, lo que eventual-
siempre desequilibrado, pero expresión reza así: “Todo lo que cuencias. Esto es ciertamente el mente encuentran es la elucida-
que se afana en alcanzar un pun- existe es justo e injusto, y en am- centro dramático de toda trage- ción de su propio ser, la solución
to que compense las distintas bos casos está justificado”. Le- dia, que ésta intenta explicar en del enigma que son.
fuerzas que en él se contrapo- ma que, si se atiende, no hace si- razón de los errores fatales que Resulta así que lo que el ho-
nen, sin llegar a alcanzarlo nun- no traducir el que ya espetara cometen los hombres, situados mo tragicus propone es que uno
ca. Y no lo alcanza nunca por- Heráclito, que aseguraba, según en un universo opaco, ininteligi- es hijo de lo que acontece a re-
que la tragedia muestra –y en reza uno de sus fragmentos ble, poblado de enigmas y orácu- sueltas del propio obrar y que
esto consiste su ironía– que el (B 102), que los de interpretación problemá- sólo reconocido en ese acontecer
punto de equilibrio es una re- tica. Es por ello por lo que de la ligado al obrar puede llegar a sa-
“para el dios todas las cosas son bellas y
mota singularidad no determi- justas, mientras los hombres han su- acción surge un mundo irrever- ber qué y quién es; en la acción
nable o que tal punto reposa en puesto que unas son injustas y otras sible y no intencional que decide y, por tanto, en el doble papel de
el arbitrio insondable de algo o justas”. tajantemente el estatuto de los agente y paciente se revela el ser
alguien que siempre puede mo- ideales de vida de los hombres de los hombres; se le revela a
dificarlo. Arrojados a un mundo b) La acción trágica. La acción se en su complejo e incierto juego uno mismo, pero también se ha-
dinámico, sujeto a mutaciones, desarrolla en ese mundo y lo con la fortuna. ce patente a los demás. En con-
desequilibrado, los héroes de la que de ella resulta pone a la eu- secuencia, se rechaza la hipótesis
tragedia sueñan un ideal de daimonia humana de cara a la c) El actor trágico. ¿Dónde se si- inversa (que es la dominante en
equilibrio que todo lo que hacen fortuna del suceder. Pero ¿cómo túa el actor trágico? Ciertamente nuestra metafísica del sujeto),
y les ocurre muestra como inal- es esa acción, la acción bajo la en el torbellino que pone en según la cual el punto de parti-
canzable o, todo lo más, cuando óptica trágica? Hay una serie de marcha su acción situada en ese da de la identidad es el propio
se alcanza, precario, difícil de notas que le son propias. Las he mundo heterogéneo, dinámico ser subjetivo y que éste se mues-
preservar. enumerado y especificado en el y contingente. Y en ese torbelli- tra en lo que se hace, limitándo-
Ese mundo es, además, con- trabajo antes referido: agonal, no, el homo tragicus muestra, en- se lo actuado a ser expresión de
esa rica interioridad subjetiva ciencias sociales, esquemas re- cus a la que hay que atender se
anterior a cualquier acción, fru- conducibles a dos modelos do- refiere a la acción. Niega, en es-
to eventual de la historia o de los minantes, el homo moralis y el te caso, que para cada situación
genes; desde este punto de vista, homo rationalis. El tercer paso, práctica haya un código que
la acción es adjetiva o expresiva por su parte, consistirá en justi- permita establecer pautas fijas
del ser previo que habita en el ficar la conveniencia de acomo- de conducta que sean adecua-
sujeto. Frente a esto, la tragedia dar en el panteón analítico de das y funcionales. Y lo niega al
proclama que no es lo que su- la sociología las indicaciones que menos por dos razones. La pri-
puestamente se es antes de la ac- proporciona el modelo de mun- mera es que supone que el dolor
ción lo que se objetiva y muestra do, acción y actor que propor- y la destrucción a que está abo-
en el mundo, sino al revés, la ciona la tragedia. cado el héroe patético son justa-
acción es la que configura un mente hijos de su firme resolu-
mundo en el que, ya sobre lo a) Tres propuestas implícitas. El ción a favor de reglas de acción
hecho y acaecido, es posible sa- primer paso trata de especificar fijas, coherentes e innegociables,
ber qué y quién es uno mismo. los implícitos que, desde un reglas a las que se atiene con ter-
Tal es su enseñanza y de ahí punto de vista analítico, están queza. Pues debería quedar muy
también la modestia autorial contenidos en el esquema an- claro que el héroe de la tragedia
que induce, pues si algo preten- tropológico del homo tragicus. no se precipita en la desmesura
de hacer palpable es que el ha- La forma más expresiva de dar por ser anómico, sino exacta-
cedor que se descubre a sí mis- con ellos es procediendo en tér- mente por lo contrario, es decir,
mo en lo hecho ha de concebir- minos negativos. De ahí, la pre- porque cree en los códigos nor-
se también como un autor gunta de fondo que utilizo co- mativos o en las técnicas que
problemático que no puede re- mo guía: ¿qué niega sobre el guían rígidamente los cursos de
conducir a un molde prefijado, mundo, la acción y el actor ese acción. Es, pues, un ser cerra-
técnico, un mundo que se le es- posible modelo? Lo reduciré a damente nómico que se atiene a
capa porque ya se le escapa sin unas cuantas propuestas. lo establecido y que en razón de
más su propia acción y los acon- zando el lenguaje actual, llama- ello se convierte en víctima
tecimientos que desata y en los La primera propuesta se re- ríamos la lógica de la diferencia- de su propio mundo normati-
que se enreda. fiere al mundo en el que la ac- ción, pero tampoco se opta por vo. Frente a él, el ideal de la pru-
ción se vuelca. Niega la posibili- la alternativa de un todo armo- dencia indica que la sabiduría
3. Relevancia sociológica dad de determinar claramente nioso en el que lo distinto se práctica consiste en atender y
de la tragedia las fronteras que lo separan inte- fundiera y adquiriera un sentido atenerse a lo que dicta la oca-
Hasta aquí el retrato somero del riormente sin suponer por ello vertebrador unitario. No se ba- sión y no es susceptible de codi-
homo tragicus tal como lo conci- que el conjunto conforme una rrunta tal cosa cuando el mundo ficación. De ahí que la pruden-
bo. La pregunta que surge es totalidad fusionada y armoniosa. se presenta en sus sucesivos equi- cia no sea una técnica, sino el
evidente: suponiendo que el re- Ésta es la idea fundamental cu- librios estáticos o cuando se da fruto de ese saber-hacer, hijo de
trato sea fiel y reconstruya sen- yas implicaciones paso a especi- cuenta de su dinámica. Y la ra- la experiencia que permite deli-
satamente la concepción del ficar. Si las fronteras no son de- zón es que los equilibrios apare- berar con mesura y realismo lo
mundo, la acción y el actor sub- terminables, entonces nada pue- cen como componendas arbitra- que es propio del caso concreto
yacente en las obras de Esquilo, de fijar dónde empieza o acaba rias y frágiles, y las dinámicas y elegir lo adecuado.
Sófocles y Eurípides, ¿qué tiene lo que es propio del cosmos eter- que arrancan cuando se hacen La segunda razón por la que
esto que ver con la ciencia so- no y dónde lo que atañe al no- críticos se muestran abiertas a se niega la codificación de la
cial? ¿Por qué y para qué se su- mos de los hombres. Aun siendo derivas catastróficas que los de- conducta es porque se es cons-
pone que es relevante? Es en es- distintos y siendo esa distinción seos de evitarlas no hacen sino ciente de que el mundo está do-
to en lo que habrá que entrar, fundamental, lo relevante es que realimentar. Así pues, y por de- minado por valores que son a la
pues una vez aclarado lo que la sus fronteras son borrosas, po- cirlo de una forma rotunda, el vez sagrados e incompatibles y
tragedia dice, hay que especificar rosas y resultan continuamente mundo trágico en el que se de- que, en razón de ello, toda si-
qué nos puede decir como so- rebasadas, lo que desata efectos sarrolla la acción ni está bien or- tuación práctica de importancia
ciólogos. catastróficos. Lo mismo ocurre denado según claros principios queda entrampada en dilemas
En esa exploración voy a dar con el mundo social: también de diferenciación, ni se abre a de acción correosos y destructi-
tres pasos que ahora anuncio y éste está conformado por esferas una historia garantizada y justi- vos que llevan al sacrificio cul-
que han de proporcionar las cla- de valor que se interfieren conti- ficable en términos de cualquier pable de algún valor para pre-
ves para, por lo menos, aclarar el nuamente y cuyas fronteras son variante (laica o religiosa) de la servar otro de idéntico estatuto.
problema. El primer paso con- indeterminables. Cada una de teodicea. De aquí que suene a Los típicos dilemas trágicos
siste en especificar, de forma estas esferas, por lo demás, no se bárbaro y arbitrario a oídos cris- muestran este círculo diabólico
más analítica, los implícitos que puede sostener a sí misma, pues tianos e ilustrados y que su ex- que niega la posibilidad de la
se acumulan en el esquema del el orden que las anima no es sino traña y cacofónica música nos inocencia y que nos hace ser cul-
homo tragicus. Una vez hecho es- un azar o arbitrio congelado que, resulte reconocible en la actuali- pables hagamos lo que hagamos:
to, propondré contrastar sus in- librado a sí mismo, sólo puede dad. culpables si lo hacemos, culpa-
dicaciones con las que están ins- provocar desorden y daño. No bles si no lo hacemos. La con-
critas en los esquemas antropo- hay, pues, un mundo que esté La segunda propuesta implí- clusión a la que llegamos es ob-
lógicos más recurrentes en las estructurado por lo que, utili- cita del modelo del homo tragi- via: la acción trágica no se con-
cibe como acción socialmente de Durkheim, y que alcanza su ble, o por lo menos sensato, po-
estructurable ya sea porque el éxito institucional definitivo en ner a la tragedia a trabajar so-
juego social de seguir una regla EE UU, tras el triunfo del fun- ciológicamente. Hacerlo sería
muestra los límites de todo or- cionalismo y su máximo sacer- tanto como incorporar al análi-
denamiento humano y precipita dote, Parsons. El segundo se en- sis sociológico el modelo que
en la destrucción, ya sea porque gendra en Inglaterra y Escocia, proporciona el homo tragicus.
los universos normativos son di- vertebra el discurso de la econo- ¿Cómo? No es necesario adop-
lemáticos, es decir, no están or- mía política, de donde es expor- tarlo como una alternativa que
denados jerárquicamente por tado a la sociología hasta do- desplace y cancele la pertinencia
valores compatibles. Víctima minar en la actualidad sus su- parcial de los otros modelos;
desmesurada del juego social de puestos fundamentales. Ambos bastaría con que los comple-
seguir la norma y desgarrada por tienen aspectos comunes: pre- mentara como guía o presu-
dilemas irresolubles que hacen suponen un mundo vertebrado puesto para investigaciones en
imposible la inocencia, la acción y ordenable en esferas clara- algunos espacios estratégicos de
queda a la deriva y sólo el sueño mente delimitables (diferencia- la actual problemática socioló-
de la prudencia es capaz de re- ción), una acción que es plena- gica.
conciliarla con el mundo. mente estructurable según có-
digos o reglas funcionales y/o c) La tragedia como modelo ana-
La tercera propuesta implíci- eficaces (estructuración) y un lítico. Hay una serie de razones
ta que surge del modelo del ho- actor-sujeto que se vuelca sobre que abonan la sensatez de esta
mo tragicus se refiere al actor. el mundo y es capaz de domi- propuesta. La primera es que
También en este caso lo que pri- narlo (sujeto). Difieren también con el homo tragicus se amplía
mero llama la atención es lo que entre sí, y lo hacen en aspectos el espacio de los presupuestos
se niega. ¿Y qué se niega? Pues se sustantivos. El homo moralis vive del análisis sociológico y con
niega, como se propuso antes, en un universo de normas sufi- ello el ámbito de lo que es posi-
que haya un alguien (llámese cientes, coherentes y jerarquiza- ble procesar en él. Esta amplia-
persona, personaje o sujeto) que La idea de actor que aparece en das que son interiorizables y ción resulta tanto más urgente
sea previo a la acción y se expre- la tragedia niega todo esto: nie- que, cuando logra plenamente en una época como la actuali-
se por medio de ella. La razón es ga que haya una subjetividad en hacerlas propias, le aseguran una dad, en la que somos conscien-
obvia: la tragedia pretende que la que bucear y encontrar lo au- armoniosa estadía en el mundo. tes de que uno de los déficit de
lo que se hace constituye o con- ténticamente humano; niega Por su parte, el homo rationalis la sociología consiste justamen-
forma a quien lo hace; lo hecho que a partir de ella se pueda juz- es un sujeto estratégico que co- te en haber apostado por mode-
no lleva la impronta del sujeto gar al mundo; niega que la iden- noce y calcula y, en razón de los muy simples de la acción que
de la acción, sino que se proyec- tidad o el mundo se puedan ello, puede adoptar cursos de ac- resultan guías muy insuficientes
ta sobre éste para asignarle su construir a dictados del sujeto. ción que lo adapten con éxito a la hora de reducir y hacer in-
verdadero ser. La acción no es, Por el contrario, lo relevante es al mundo. teligible la complejidad del
pues, adjetiva, sino constituyen- atenerse a lo que pasa, a lo que El retrato que proporciono es mundo que estudia. La enorme
te del actor y éste sólo puede lle- nos pasa, pues ahí, en ese mun- ciertamente muy esquemático, virtud del homo tragicus es que
gar al reconocimiento de sí al fi- do advenido sin someterse a pero todos estamos de tal ma- acepta y pretende retener esa
nal de sus actos, cuando se de- plan, está la resolución del enig- nera instalados en esa tradición complejidad de fondo, mos-
satan sus consecuencias y se ma que somos. que no creo que nadie tenga di- trándola como inerradicable o
mezclan con el suceder del ficultades para completarlo. Lo sólo parcialmente reducible.
mundo. b) ‘Homo moralis’ y ‘homo ratio- que parece obvio es que tales ho- Pues la propuesta de fondo fun-
No hay, pues, atisbo de ese nalis’. Parece evidente que estas mines son radicalmente extraños damental que proporciona es
juego del sujeto que tanto nos propuestas trágicas son radical- al homo tragicus de que vengo que no existe ninguna garantía
gusta a los hijos de la tradición mente extrañas a la concepción hablando. Y lo son en todos los de que el mundo en que vivi-
cristiano-ilustrada. Un juego en del mundo, la acción y el actor planos sobre los que he llamado mos esté vertebrado ética o ra-
el que se pretende que el punto sociales tal como está cristaliza- la atención a lo largo de la ex- cionalmente, de lo que deduce
de partida es un sujeto rico y da en los modelos del homines posición: el mundo en el que y que los espacios sociales en los
compacto en cuya interioridad actualmente dominantes en la sobre el que se actúa; la acción que rige el orden y la razón son
(la conciencia en la que habla ciencia social o, más específica- que se realiza en él; el actor que islotes precarios, frágiles, que la
Dios o la Razón) hay que po- mente, en la sociología. Me re- protagoniza la acción en ese más pequeña sacudida puede
nerse a bucear para alcanzar su fiero a los dos especímenes que mundo. Es cierto que esta afir- arruinar. La complejidad, como
fondo de autenticidad, punto a mayor éxito tienen a la hora de mación tan rotunda debería ser límite del sueño de regulación
partir del cual se hace posible canalizar, como supuesto, sus- matizada y que no sería baldío el y racionalidad, es, pues, ineli-
juzgar y dominar el mundo. Es tento y resumen, nuestra mane- ejercicio de investigar las cone- minable, y el esquema del ho-
cierto que en este juego el mun- ra de pensar el mundo social: xiones entre los tres homines. Pe- mo tragicus induce a atender a
do se puede ir de la mano y de- los denominaré el homo moralis ro esa indagación ha de ser de- esto.
venir alienación y extrañamien- y el homo rationalis. jada para otro momento. Lo que La segunda razón es que el
to, pero siempre a resultas del El primero viene de una tra- ahora importa es dar respuesta a modelo propuesto, sobre todo
desvarío del sujeto que no ha sa- dición que arranca en Francia, la pregunta que ponía al princi- tal como se encarnó en los dra-
bido o podido autoconstruirse. donde se consolida en la obra pio sobre si es posible y plausi- mas trágicos, tiene la nada des-
preciable virtud de presentar, a que realizan los actores sociales titario es tanto como apostar por
la vez y en estrecha vecindad, las de carne y hueso, lo que se nos las indicaciones que surgen del
dos caras que todo mundo social muestra con harta frecuencia es homo tragicus, pues éste asegura
de vida muestra y no puede de- un mundo de normas y reglas que quien actúa está sometido a
jar de mostrar: por un lado, la de acción laxas, oportunistas, una bifurcación esencial: la pre-
cara limpia, soleada, confiable y matizadas, lejanas del ideal de tensión de ser en un sentido
normalizada; por el otro, la cara la coherencia, provisionales, re- fuerte, que lleva al modelo del
sucia, oscura, temible y patética definibles según contextos y que héroe patético, y la más modes-
en la que el daño y la catástrofe estructuraran escasamente una ta del prudente que reúne reta-
ocurren. Se ha propuesto, en acción que tiende a serles esqui- zos heterogéneos de una identi-
efecto, que el homo tragicus se va. Haríamos bien acabando dad que cabalga por encima de
afirma como bifurcación que, con la prioridad que, para com- las fronteras y sueña ser muchos
en un mismo mundo de accio- prender la acción social, se ha en uno solo.
nes y actores, separa al héroe pa- asignado al modelo jurídico- Son éstas algunas de las razo-
tético que sufre los embates ne- moral o al de la racionalidad de nes que abogan a favor del homo
gativos de la fortuna del hombre las reglas estratégicas. No digo tragicus. Hay muchas más que
o mujer prudente que sabe li- que la acción nunca se acomode se podrían argumentar. Lo que
diar con ellos. La tragedia mar- a ellos; lo que propongo es que quisiera dejar claro al final de
ca especialmente la cara que no es así en todos los casos, ni este recorrido es que la propues-
normalmente queda oculta o en los más frecuentes, ni siquie- ta que aquí defiendo no tiene
puesta entre paréntesis: esa cara ra en los más relevantes. nada que ver ni con un gusto
oscura en la que el mundo social El límite de tales presupues- morboso por la desgracia ni con
y sus actores se derrumban. Pe- tos generales es también visible un amor ¿patológico? por los
ro la tragedia no apuesta por es- en el caso del actor identitario. griegos y su cultura. En reali-
ta posibilidad como la única ac- La sociología no ha sabido sacar dad, la expresión homo tragicus
tualizable en el mundo; se limi- partido de esa intuición dramá- es tan sólo una manera de poner
ta a advertir que está ahí, que es idea de la diferenciación sea tica –trágica, diría– de Max We- nombre o de etiquetar la intui-
algo que está al acecho y, en ra- siempre inaplicable y que, por ber que contraponía doblemen- ción, creo que muy compartida ,
zón de ello, invita a una pru- decirlo contrariando a Luh- te mundo y sentido y aseguraba de que los presupuestos de la so-
dencia que desconfíe de los có- mann, carezca de sentido la hi- que ni el mundo se atiene al ciología son muy endebles y que
digos y reglas con los que las so- pótesis de la pluralidad de siste- sentido que le proponen los ac- tenemos que dotar de un senti-
ciedades ordenan sus mundos. mas y la distinción sistema/en- tores, ni el sentido puede ser un do unitario a las alternativas con
Es esto lo que me resulta espe- torno. Lo que digo es que ni la reflejo puro de lo que dicta el las que, en el día a día, les esta-
cialmente atendible en un mun- propuesta durkheimiano-parso- mundo. Hay aquí una grieta mos dando la vuelta. La pro-
do como el nuestro que oculta niana de una diferenciación que nada puede taponar. Si la puesta del homo tragicus tiene
siempre su cara sucia y alimenta compensada por una cultura sociología se hubiera atenido a esta pretensión y sólo esta pre-
la desmesura de las lógicas úni- normativa compartida, ni la pro- las indicaciones que surgen de tensión. n
cas y omniabarcantes. Y es esto puesta luhmanniana de una di- tal intuición habría prescindido
lo que se debería considerar ferenciación radicalizada en un de la idea de un sujeto identita-
cuando, como en la actualidad, sistema acéntrico resuelven los rio compacto y pleno, capaz de
se asiste a la acumulación de ex- problemas fundamentales. Y es- meter en cintura al mundo,
ternalidades, efectos perversos, pecifico algunos de esos pro- aunque a veces su tarea acabe en
consecuencias no queridas, blemas que se resisten: la proble- fracaso. Más bien habría aposta-
anuncios de pequeñas y grandes maticidad de las fronteras entre do por la idea de que el sentido
catástrofes. El homo tragicus, en sistemas, la continua interferen- se limita a encajar en un mundo
definitiva, proporciona realismo cia de unos códigos sistémicos que lo desborda y que, en razón
y capacidad crítica. sobre otros, la imposibilidad de de ello, los actores que actúan
La tercera razón que aboga a resolver la plena adscripción de lo siguiendo sus dictados se preci-
favor de la adopción del modelo que acontece a un espacio sisté- pitan en derivas que no pueden
radica en que incorpora una crí- mico, la limitación de los códigos controlar y que acaban por sor-
tica muy atendible de tres de los binarios y su lógica disyuntiva. prenderles. Siguiendo esta línea,
presupuestos más insatisfactorios Lo mismo ocurre con la idea habría también propuesto que
de la ciencia social actual; me re- de la estructuración social de la el sentido que informa a un
fiero a la diferenciación, la es- acción, aun cuando se piense al mundo de vida tiende a ser me-
tructuración social de la acción y modo de Giddens, como acción nos compacto de lo que se su-
el sujeto identitario. Si digo que que está estructurada y es es- pone, concibiéndolo más bien
estos presupuestos son insatis- tructurante. En este caso, el su- como el sentido que dicta una
factorios es porque, a la hora de puesto es que la acción está co- prudencia que vive de retazos,
ponerlos a trabajar en el análisis, dificada o es una fuente de que bricolea y no se atiene a un
resultan idealizaciones poco ope- codificación. Ahora bien, si principio estricto de vertebra-
rativas o incluso pistas falsas. atendemos a la acción real, em- ción. Es evidente que optar por Ramón Ramos Torre es profesor de
No sostengo con esto que la pírica, fenoménica, la acción esta aproximación al actor iden- sociología. Autor de Emile Durkheim.
Antonio Valdecantos pues por debajo de los campos oscilar entre pasado y presente el Siglo de Oro y el Madrid ac-
Contra el relativismo de “legales” están los refugiados sin cortapisas temporales; y de- tual). Y, sin embargo, cuando un
Visor, 154 págs. no autorizados o “sin papeles” velador de las relaciones disimé- edil dice: “Yo soy el jefe de esto”,
Madrid, 1999
que no dependen directamente tricas y jerárquicas entre culturas en vez de “Soy el gobernante
Carlos Thiebaut de las instituciones de la ciudad, de procedencia diversa. municipal democráticamente
De la tolerancia
Visor, 115 págs.
los “clandestinos”, condensación Muchos historiadores remi- elegido y ayuntaré a todos para
Madrid, 1999 infernal de toda la miseria del ten el estudio de las sociedades resolver los asuntos”, parece que
lumpem-proletariado rumano. premodernas, diversas de nuestra oyéramos ecos de una cultura
1. Intramuros de la ciudad. Una de las consideraciones matriz moderna, a los antropó- tradicional de signo absolutista
Recientemente, Antonio Tabuc- más lúcidas del libro de Tabuc- logos: las sociedades premoder- que se pierde en nuestra premo-
chi ha descrito muy críticamente chi es observar esta visión desi- nas serían otras tribus. Es real- dernidad. Puede que traspasar
los problemas sociales padecidos gualitaria e injusta, fin de siglo y mente problemático utilizar con- nuestra modernidad pueda ser
por la minoritaria población emi- de milenio, a la luz de una tradi- ceptos morales modernos para más gravoso que sostener la pie-
grante zíngara en la supuesta- ción tiránica, conservadora y re- valorar comportamientos anti- dra de Sísifo en las alturas. Pero
mente cosmopolita Florencia. accionaria encarnada en los Mé- guos. Pero Tabucchi traza una sirva el caso de florentinos, anti-
Tradicionalmente, Florencia ha dici, de la que la Florencia de sugerente génesis de las peores guos y modernos, y nómadas
representado el ideal humanista hoy sería un epifenómeno que características de Florencia en el zíngaros, de ayer y hoy, para su-
de ciudad abierta frente al mo- contradice la propaganda entre totalitarismo renacentista de los brayar los problemas de incom-
delo de ciudad cerrada de Espar- política y turística de recuperar Médici. Si se atiende a algunos patibilidad entre culturas cuando
ta. Los Zíngaros y el Renacimien- un inverosímil pasado esplendo- historiadores, remontarse más éstas quedan referidas a grupos
to1 desmonta la visión estereoti- roso y abierto de la ciudad. Ayer atrás de Garibaldi –pongamos con marcos conceptuales e iden-
pada de belleza exultante de y hoy, la ciudad de Florencia por caso– para arribar a las in- titarios diversos e inconjugables
Florencia para mostrar la ram- guarda sus fronteras frente al ex- tenciones y pensamientos de sus –ya sean florentinos y zíngaros o
plona estratificación entre los tranjero y permanece como hos- antecesores sería metodológica- gitanos y madrileños.
grandes palacios hoteles, las cenas til “ciudadela”, hermética al ele- mente movedizo y confunden- El relativismo de los modos
vip y las exposiciones exóticas de mento externo que pudiera al- te. Traspasar el límite de nuestra de vivir y de pensar respecto de
objetos tan variopintos como las terar la paz interna. La amarga modernidad constituyente para grupos y tiempos diversos nos
diversas gafas de Elton John para reflexión de Tabucchi nos en- comprender el pasado es tan di- sitúa ante problemas morales,
los muy pudientes; la pizza en frenta con las diferencias cultu- fícil como saltar por encima de sociales y metodológicos fuertes.
cartón y la lata de coca-cola de rales y sociales que todas las ciu- nuestra propia sombra. Enten- La presentación de las culturas
autoservicio para el turista masi- dades del primer mundo refle- der a aquellos ciudadanos diver- como relativas a un contexto
vo; y la “política de acogida” pa- jan en su coexistencia con un sos es harto complejo, nos di- temporal o grupal las convierte
ra rumanos en el campo (de con- tercer mundo marginado en los cen, cuanto más nos alejemos de en intraducibles y sólo com-
centración) del Olmatello. Aquí, barrios periféricos. La pluralidad la modernidad a la que pertene- prensibles desde su interior,
en casas móviles y roulottes, se ha- de culturas es palmaria hoy y só- cemos. Las conclusiones que pu- nunca fuera de contexto. Aun-
cinan los parados provenientes lo cohabitan entre la opulencia y dieran sacarse sobre aquellos más que en verdad sea cierto que
de Kosovo, Serbia y Macedonia la denigración. Pero nuestras se- o menos remotos tiempos no se- cualquier acercamiento a otra
en condiciones higiénicas, peda- ñas de identidad sociales no se rían, insisten, sino un malenten- cultura (por ejemplo, para estu-
gógicas y médicas infrahumanas. construyeron hoy sino con nues- dido de lo que aquéllos se mali- diar el bagre de los lodagaa) pro-
No poseen otros ingresos que los tro pasado, a veces remoto. Sin ciaban. El significado de sus con- duce un distanciamiento y unas
procedentes del tráfico de dro- embargo, la afirmación del rela- ceptos no es el nuestro. dificultades de traducibilidad,
gas, la venta de rosas en los res- tivismo cultural hace frente tan- Valga mi ironía –ya se trate en puridad, insuperables, y así lo
taurantes y la limpieza de coches to a la asimilación de culturas de Garibaldi o de sus antecesores reconozcan los antropólogos
en los semáforos. Los niveles de grupales coetáneas con orígenes modernos más inmediatos– para más críticos2, sus ritos, mitos y
estratificación no se agotan aquí, diversos como a la identificación manifestar los problemas que
de culturas sucesivas en un con- acarrea la compartimentación de
texto común pero separadas por las diversas culturales en relación
2 Jack Goody: El hombre, la escritura
1
el tiempo. El libro de Tabucchi con un contexto temporal difí-
Antonio Tabucchi: Gli Zingari e il y la muerte (conversación con Pierre-Em-
Rinascimento. Vivere de Rom a Firenze, sería descaradamente antirrelati- cilmente franqueable (el Rena- manuel Dauzat), 174 págs. Península,
76 págs. Feltrinelli, Milán, 1999. vista en el plano histórico por cimiento y la Florencia de hoy o Barcelona, 1998.
símbolos están esperando estu- sofía de la psicología de Donald justicia? (1952)4– señalaron la tivismo sólo justifica una tole-
dio, como los textos del Barroco Davidson) con consecuencias existencia de un campo abierto rancia “boba” o sin sentido (in-
español o del Renacimiento ita- éticas claras. El enfoque de Car- de problemas epistemológicos, diferencia abúlica). El defensor
liano. Por otro lado, la incon- los Thiebaut también es sensi- sociales y éticos. Una reflexión de las “culturas del mundo” sue-
mensurabilidad de las culturas ble a las reflexiones metodológi- en torno al relativismo de las le atribuirse la defensa del plura-
y su relativismo grupal nos pone cas (así, su indagación sobre la ideas o creencias morales, o so- lismo frente a la defensa de una
ante intolerables reconocimien- estructura de las creencias, su ti- bre sus posibilidades de entendi- concepción absolutista de la ra-
tos del otro (la ablación del clí- pología y sentido de la comuni- miento persuasivo, conduce a la cionalidad perpetrada por los
toris en gran parte del África cación), aunque su inquietud y tolerancia y sus límites entre co- universalistas5. Pero la crítica de
musulmana3) o dejaciones inso- mayor interés es su declarado munidades y grupos en socieda- la validez transcultural que se ha
lidarias ante el más desfavoreci- compromiso ético. Sin embar- des plurales. El mantenimiento arrogado nuestra cultura occi-
do (“que vivan como quieran o go, ambos trabajos tienen un “ai- de una determinada posición en dental no tiene por qué abrir pa-
se las apañen como puedan”, re de familia” y conexiones bien torno a la “verdad” moral guarda so, como único logro final, al ab-
“estos rumanos son unos pedi- evidentes, más allá de que ambos repercusiones inmediatas sobre soluto de las diferencias6.
güeños…”). sean profesores de filosofía en la los niveles y grados de tolerancia. El gran interés de esta discu-
Universidad Carlos III. La tole- La legitimidad de los derechos sión reside en que el extraordi-
2. Verdad moral y rancia es, en cierta forma, el re- de las comunidades entra en dis- nario auge del multiculturalis-
comunidades. verso del relativismo y ambos es- cusión con la existencia de una mo en las sociedades desarrolla-
Los dos libros comentados en- tudios se ven ante los límites de ciudadanía cosmopolita que fun- das exige un guión abierto de
caran, sugerente y novedosa- uno y otro concepto. En forma damenta la tolerancia en dere- trato entre culturas diversas a la
mente, este tipo de problemas y ya clásica, Hans Kelsen puso de chos humanos fundamentales y vez que coexistentes7. Y aquí di-
preocupaciones epistemológicas manifiesto cómo el relativismo universales, aun siendo, tam-
y éticas. El enfoque de Antonio de los valores –defendidos en la bién, frecuentes las argumenta-
Valdecantos posee un interés historia como hegemónicos– y ciones sintéticas de ambos polos 5 León Olivé: Multiculturalismo y plu-
metodológico (así su reflexión la estricta posibilidad de una jus- del razonamiento. Tanto para los ralismo, 252 págs. Paidós Universidad
sobre la función declarativa y ticia relativa y no absoluta co- partidarios de una “cultura glo- Nacional Autónoma de México, 1999.
6 Jacobo Muñoz: ‘La pluralidad de los
persuasiva del lenguaje o la filo- nectan con la supremacía del va- bal” como para los valedores de
mundos (notas sobre realismo y relativis-
lor-tolerancia y la democracia las “culturas del mundo”, el rela- mo)’, El desafío del relativismo (edición de
como procedimiento de resolu- Luis Arenas, Jacobo Muñoz y Ángeles J.
ción de conflictos. La búsqueda Perona), 276 págs. Trotta, Madrid, 1997.
3 Amelia Valcárcel: La política de las 7 Javier de Lucas: El desafío de las fron-
de la verdad y el postulado de la 4 Hans Kelsen: ¿Qué es justicia? (trad.
mujeres, 233 págs. Ediciones Cátedra, teras. Derechos humanos y xenofobia frente
Universitat de València, Instituto de la ciencia compatible con la tole- cast. y estudio preliminar Albert Calsa- a una sociedad plural, 261 págs. Temas de
Mujer, Madrid, 1997. rancia –declarados en ¿Qué es miglia), 283 págs. Ariel, Barcelona, 1982. Hoy, Madrid, 1993.
versas tradiciones de pensa- bajo el aparente pluralismo de exotismos y comodidades del “universalismo humanista, dia-
miento concurren a la hora de nuestras sociedades, se erige la mundo desarrollado y moder- logante o dialéctico”9.
ofrecer algún “protocolo”, más o “unicidad de la verdad” científi- no. A Gellner le parece que el Antropólogos, politólogos, his-
menos abierto, para el entendi- ca, centralista y acumulativa, a la trilema en las sociedades libera- toriadores, juristas y sociólogos se
miento. Un artículo magistral que rinden pleitesía por su au- les no es a vida o muerte, pues se vuelcan en estos temas agrupados
de Ernest Gellner, La unicidad toridad. amortiguó su tensión con la po- en torno al denominado “multi-
de la verdad 8 (1992), ha estable- Los fundamentalistas recha- sibilidad individual de vivir en la culturalismo”. Parece que va a ser
cido las conexiones existentes zan la secularización de la ver- ambigüedad, sin ordenar la pro- el gran problema de un primer
entre la “esfera cognitiva” y la dad respecto de la religión en el pia vida de acuerdo con una u mundo (bien dotado de un dis-
“esfera moral”, y sus consecuen- mundo moderno. Muestran una otra punta del trilema. Su sim- positivo académico y universita-
cias para los países occidentales sobriedad seria ante la tibieza y patía por el puritanismo ilustra- rio) cada vez más fraccionado por
y orientales europeos. Las posi- consumismo de la sociedad oc- do no le ciega a la hora de ver el su vecindad con el tercer mundo,
ciones filosóficas aquí discrepan cidental. Existen tanto en orien- fracaso de las dos grandes revo- tanto más pujante. Hace ya mu-
para algo más que conseguir una te como en occidente. Los puri- luciones en el ofrecimiento de chos años apareció un libro titu-
victoria en vez de una derrota tanos ilustrados comparten con una verdad sobre la religión. Por lado El oficio del sociólogo (1973),
académica. Por ejemplo, las pro- los fundamentalistas la crítica de ello cree que el futuro de las so- impulsado por tres sociólogos
puestas epistemológico-morales frivolidad para los relativistas. ciedades será preferible que des- muy críticos, que pretendía muy
de Ernest Gellner y de Ma- También comparten con ellos canse en una relación ambigua pioneramente aportar los útiles
cintyre llevan a consecuencias que la verdad sea única, pero entre fe, indiferencia y seriedad conceptuales básicos para explicar
claramente diversas cara a idear pueden abrazar la tolerancia de de miras que se temperen entre los comportamientos sociales.
un mundo moral más o menos los relativistas y creen que la ver- sí, y no en la prevalencia de uno Pronto se sucedieron los El ofi-
plural y más o menos proclive a dad no es de su propiedad, pues u otro. El fundamentalismo cio… de las más diversas mate-
practicar la tolerancia. En aquel todo cuanto creen saber son al- aporta sugestión moral no des- rias. La filosofía permaneció, sin
trabajo, el conocido antropólo- gunas prescripciones vagas de carnada, la ilustración impide la embargo, dentro de un proyecto
go supone que nuestro mundo procedimiento para la consecu- rigidez del dogmatismo y el re- de saber universal con aspiracio-
se encuentra “a puerta cerrada” ción de la verdad. Esta ética cog- lativismo contribuye a cuestio- nes de sistematicidad. Ahora es-
tras un trilema en torno a tres nitiva y simétrica guarda seme- nar y eludir el conflicto. pecifica cada vez más su “oficio”
posiciones sobre la “verdad”: re- janza con el igualitarismo. Pero La diferencia entre el ilustra- tratando de superar la melancolía
lativista, fundamentalista y pu- no cabe establecer claras media- do transigente, Gellner, y el in- de ser la alternativa de emancipa-
ritana ilustrada. ciones entre una y otro: aquella transigente, sustancialista y mo- ción social desde el bachillerato, si
Los relativistas le parecen do- ética favoreció el tránsito del noteísta, Macintyre, reside en no antes –“ayuda a liberarse, dicen
minantes en la academia. Al re- mundo depredador al produc- que este escocés aboga por un muchos, y eso es bueno”–. Tam-
chazar una verdad única, se sien- tor, pero, una vez creado, pue- mundo bien integrado frente a la poco persevera en la actitud filo-
ten en posesión de la verdad y den entrar en conflicto. Para frivolidad de quienes se desen- sófica del que quiere presentarse
de la virtud. Propugnan la igual- Gellner, la insuficiencia del “pu- vuelven a gusto en un mundo como “secretario del Ser”, si se-
dad de las verdades de todos los ritanismo ilustrado” reside en su fraccionado y pluralista. Ma- guimos la expresión irónica de Je-
hombres, culturas y naciones escasa mundaneidad y aleja- cintyre observa, también, en Tras an-Toussaint Desanti. Los libros
frente a la supremacía concedida miento de los candentes proble- la virtud (1981) que la ilustra- de Carlos Thiebaut y Antonio
a la verdad ilustrada y desarro- mas terrenales. No le sacan al ción no da solución a nuestras Valdecantos encuentran un espa-
llada sobre las demás por los hombre ni de la tragedia ni de la controversias morales, pero que cio de reflexión muy adecuado y
“puritanos ilustrados”. El atrac- catástrofe con dignidad. Será no hay que dejar lugar al indivi- novedoso al quehacer del filósofo
tivo más utilizado por esta posi- despreciado por el relativista por dualismo (nietzscheano o libe- dentro de lo que podría calificar-
ción consiste en disolver cual- su prepotencia arrogante y me- ral) de un mundo posmoderno, se como las condiciones de diálo-
quier altura que sirviera a una nospreciado por el fundamen- y debemos volver al modelo de go y comprensión con el otro,
cultura prevaleciente, antes, pa- talista, porque una fe formal es- sociedad bien integrada de la con quien se manifiesta preme-
ra observar desde arriba a otra tá lejos de ofrecer una “tabla de cristiandad en torno a las raíces ditadamente distinto respecto de
disminuida. Para el relativista, flotación” al hombre tan solven- sustantivas del comunitarismo nuestra propia cultura. Y aquí el
no hay verdad única que tras- te como la facilitada por una fe neoaristotélico. Mayor o menor diálogo es crucial, pues vivir con
cienda a las culturas. La pree- sustantiva. apertura al relativismo, una par- el otro, con el extraño que se ma-
minencia ilustrada, para los re- Este trilema, para Gellner, no ticipación mayor o menor del nifiesta entre nosotros, con el ex-
lativistas, condujo al colonialis- se salda con la elección de una pretendido universalismo, ma- tranjero, nos sitúa ante el reto de
mo explotador. Pero, si se tercia, de las tres esquinas. El funda- yor o menor adhesión con una ver si podemos ser otro, no sólo a
estos relativistas no repararán en mentalista y el puritano ilustra- tradición sustancialista, dan lu- aceptarlo, sino a “colocarnos en
su contradicción al vincularse do coinciden en la unicidad de gar a modelos de sociedad más o su lugar”, a pensarnos en el otro10.
con alguna tradición nacionalis- la verdad; el puritano ilustrado y menos tolerantes. En este trilema
ta de signo absolutista. Tampo- el relativista comparten la tole- se debaten las posiciones filosó-
co se detendrán a subrayar que, rancia; y el relativista y el fun- ficas en torno a la tolerancia. En- 9 Salvador Giner: ‘Verdad, tolerancia
damentalista disfrutan de un tre nosotros, Salvador Giner ha y virtud republicana’ (Manuel Cruz,
mundo bien dotado, no despo- adoptado una tercera vía entre comp.), Tolerancia o barbarie, 189 págs.
jado y desencantado como el el relativismo y el integrismo pa- Gedisa, Barcelona, 1998.
8 Ernest Gellner: Antropología y polí- 10 Julia Kristeva: Extranjeros para no-
tica (trad. cast. Alberto Luis Bixio), 285 ilustrado. Un relativista puede ra fundamentar provisionalmen- sotros mismos (trad. cast. Xavier Gispert),
págs. Gedisa, Barcelona, 1997. disfrutar incluso de todos los te la tolerancia, que denomina 238 págs. Plaza y Janés, Barcelona, 1991.
Ernesto Garzón Valdés ha desta- un modelo de actividad propia tico, renovado para la filosofía das. Si utilizamos la terminolo-
cado la necesidad de formarse en de la filosofía de las ciencias so- contemporánea. Un papel nuevo gía de Salvador Giner, puede de-
el aprendizaje de la indulgencia ciales tendente a subrayar las de la filosofía en las sociedades cirse que Valdecantos se opone
con el otro. Por supuesto, la in- idiosincrasias y particularidades contemporáneas que va a ser cla- tanto al “universalismo precario”
dulgencia no puede ser infinita y entre grupos coetáneos y culturas ve en el reconocimiento de las como al “relativismo vulgar”15.
habrá de conjugarse con un cerco históricamente diferenciadas. La diferencias y las capacidades de Para Valdecantos, tanto los rela-
de prohibiciones de ciertos com- filosofía no pretende entonces diálogo entre culturas diferentes, tivistas como los universalistas
portamientos que supongan un conjurar el “fantasma del relati- mayoritarias y minoritarias, a es- andan obsesionados con los
daño a la dignidad personal, se- vismo” restableciendo por arriba cala del imperio multinacional, acuerdos entre hablantes, sobre
gún el querer de John Stuart Mill. o por abajo la “gran cadena del la sociedad internacional, la con- la base de lo que dialogan o so-
Ahora bien, la determinación de ser”, como critica acertadamente federación de Estados y el Estado bre ciertos trozos de realidades a
tales prohibiciones no ha de de- Clifford Geertz. El modelo de nacional, con límites financieros las que pertenecen. Pero ambos
berse a criterios estrictamente per- sociedad al que remite es plura- importantes y oleadas de inmi- se asientan sobre la base de la
sonales sino a pautas de vida social lista: cada contexto de ideas tiene gración imparables, si se atiende inconmensurabilidad entre cul-
que respeten la autonomía11. Pa- sus propias reglas que definen el al argumento seguido por Mi- turas diversas y blindadas al
ra Manuel Cruz son actos intole- significado de las acciones hu- chael Walzer en Tratado sobre la cambio de creencias. Unos y
rables los que cuestionan la tole- manas y no son subsumibles en tolerancia (1997)14. otros piensan que el lenguaje re-
rancia por atacar la igualdad o la leyes universales de tipo científi- De una parte, Antonio Val- fleja realidades exteriores parti-
libertad, sin que sea posible nun- co. Las relaciones sociales se en- decantos, en Contra el relativis- culares relativas a culturas diver-
ca determinar definitivamente el carnan en sistemas de ideas poco mo, indaga las posibilidades rea- sas y que sólo cabe ingeniárselas
límite de sus contornos, su preci- dadas a generalizaciones científi- les de persuadir al otro sobre un para articular ciertos trucos que
so dibujo12. cas. La filosofía y la historia del posible cambio en su sistema de les acerquen a acuerdos puntua-
Los problemas metodológicos pensamiento, para Winch, pue- creencias, más allá del inmovilis- les o locales. En vez de pensar en
de este diálogo con el otro favo- den adoptar un papel descartado mo dogmático de los relativistas acuerdos alcanzables, Valdecan-
recido por la filosofía son consi- por el modelo universalista de las que descartan cualquier cambio tos propone pensar cómo se
derados por ambos libros de ciencias naturales: comprender básico y ratifican a cada grupo pueden mudar las creencias,
Thiebaut y Valdecantos en su cada sistema de vida y pensa- en su enclaustramiento autista. siempre enracimadas con deseos
complejidad, sin que pierdan el miento en sí mismo y en sus re- Su razonamiento muy bien tra- y emociones.
interés esperable en un posible laciones históricas, realizar un co- bado evita los ejemplos actuales De otra parte, Carlos Thie-
lector curioso. La filosofía ha de- nocimiento interno de cada len- de este inmovilismo antediluvia- baut, en De la tolerancia, busca
limitado un campo de estudio guaje desconocido. La filosofía no, pero va a hacer que muchos las condiciones del entendi-
distinto y no subordinado al de define qué es un estudio social, se sientan concernidos. La dife- miento racional que evite el da-
las ciencias naturales en las so- para Winch, por la adopción de rencia de Valdecantos con el re- ño de unos sobre otros sobre la
ciedades contemporáneas. Mien- un punto de vista interno a cada lativismo consiste en que éste ha base de un rechazo universal del
tras el científico natural investiga contexto de reglas definidoras del fortificado las creencias como daño, pues sólo la universalidad
la naturaleza y sus procesos reales significado de las relaciones hu- identidades culturales refractarias del rechazo del daño, progresi-
particulares, el filósofo reflexiona manas. Si cada modo de vida, al cambio favoreciendo un pesi- vamente más sensible al padeci-
sobre la naturaleza de la realidad pasado o presente, establece sus mismo a ultranza acerca de las miento ajeno de injusticias
natural y de la realidad social. La criterios de clasificación entre di- posibilidades de cambio de cre- (“nunca, en ninguna parte, na-
conexión entre una reflexión so- versos comportamientos, a la fi- encias. Una ciudadela de creen- die”), puede comprender cada
bre la tolerancia y un estudio so- losofía le corresponde un funda- cias fortificadas (y hay muchas daño particular. No obstante
bre los límites de los relativis- mental papel mediador entre cul- muestras de este tipo de empali- tratarse de una propuesta uni-
mos, como los aquí comentados, turas diferentes y no la disolución zadas culturales…) no justifica versalista, la reflexión sobre la
reside en su elección de alguna de estas diferencias. La búsqueda –señala Valdecantos– amurallar estructura de las creencias y las
concepción sobre la realidad so- del espacio reflexivo propio de la todas o crear múltiples ciudadelas precauciones sobre cuáles son
cial. En esta elección, la filosofía filosofía junto a las ciencias so- artificiales. Pero esta confianza los requisitos del reconocimien-
ha encontrado un lugar muy re- ciales ha puesto en juego un fruc- en la existencia de creencias to del otro y sus límites hace
levante junto a las ciencias so- tífero debate entre el empirismo, compartidas y en las posibilida- pensar en un universalismo muy
ciales y a la epistemología. la filosofía del lenguaje, posterior des de diálogo no le hace coinci- moderado o débil. Es conocido
Peter Winch, en Ciencia so- a Wittgenstein, y la filosofía dir con el universalismo. Es el interés de Thiebaut por el
cial y filosofía (1958)13, ofreció comprensiva, consecutiva a We- abiertamente provocador con pragmatismo no universalista de
ber, en torno a qué significa in- el universalismo. Relativismo y Richard Rorty; pero, al contra-
terpretar los fenómenos sociales. universalismo parten de la mis- luz del otro libro comentado,
11 Ernesto Garzón Valdés: ‘No pongas Sendas reflexiones filosóficas en ma fortaleza de las convicciones; resulta universalista. Aunque
tus sucias manos sobre Mozart. Algunas torno a la tolerancia y los relati- sólo se diferencian por el ámbito aquí se postule un universalis-
consideraciones sobre el concepto de tole- vismos culturales se hacen acree- más restringido o más amplio de
rancia’ (1992), Derecho. Ética y Política,
958 págs. Centro de Estudios Políticos y
doras, en mi opinión, de este pa- opiniones fuertemente arraiga-
Constitucionales, Madrid, 1993. pel, entre epistemológico y prác- 15 Salvador Giner: ‘Introducción’, Pe-
12 Manuel Cruz: ‘La tolerancia o las ter Winch, Comprender una sociedad pri-
mil caras de la democracia’, Tolerancia o mitiva (trad. cast. María José Nicolau y
barbarie, op. cit. 14 Michael Walzer: Tratado sobre la Gloria Llorens, revisión técnica Nicolás
13 Peter Winch: Ciencia social y filo- de Bonacalza), 135 págs. Amorrortu, tolerancia (trad. cast. Francisco Álvarez), Sánchez), 167 págs. Paidós ICE/UAB,
sofía (trad. argentina María Rosa Viganó Buenos Aires, 1972. 128 págs. Paidós, Barcelona, 1998. Barcelona, 1994.
mo matizado, manifiestamente da por algunos, para resolver los más destacadas y abarcadoras de surgió, de igual forma que lo es la
rechazado por Valdecantos, la lí- conflictos morales. Entre posi- la reflexión moral: las posicio- solidaridad, la honestidad o la fi-
nea de continuidad entre uno y ciones morales inconmensurables nes relativistas a las que condu- delidad. Las preocupaciones con-
otro estudio es clara, pues Thie- cabe la argumentación y la per- jeron el emotivismo y el pres- ceptuales no eluden trazar cuál
baut se interroga en qué consis- suasión modificadora de creen- criptivismo moral (Wittgens- es su raigambre moderna y el ori-
te la tolerancia practicada por cias. En cambio, Thiebaut es más tein, Russell, Stevenson y Ayer, gen comprometido del término.
los individuos como virtud pú- partidario de una concepción por la parte del emotivismo, y Michel Serres comenzó su re-
blica para afirmar que consiste universalista y, a diferencia de los Hare, Toulmin, Noweel-Smith, flexión sobre el equilibrio nu-
en la tenencia de creencias emi- comunitaristas, aboga por el re- por la parte del prescriptivismo) clear en El contrato natural
tibles en el espacio público y re- conocimiento de las diferencias y de las que quiso sacarnos la (1990) con A bastonazos, de Go-
visables como consecuencia de con carácter previo a la constitu- justicia procesal (Rawls, Apel o ya, y a Foucault le dio pie el ge-
su no consideración como defi- ción del espacio público, en vez Habermas) en las teorías éticas. nio español para ilustrar la locu-
nitivas. La tolerancia requiere el de detenerse en la ratificación de Se trata de un panfleto no iras- ra trágica. Ahora Thiebaut en-
autoextrañamiento de nuestras los particularismos como carac- cible o colérico sino templado cuentra, con actualidad patente,
propias creencias y su conside- terística de lo público como que busca su lector más adecua- en la serie de grabados sobre los
ración como contingentes y no aquellos. El cosmopolitismo uni- do, los dubitativos y curiosos, horrores, del pintor aragonés, la
necesarias e inamovibles. Todo versal, propugnado por Thie- aquellos no demasiado pagados expresión comprometida y mo-
progreso en el rechazo del daño baut, se sobrepone a las particu- de sus convicciones cualesquiera derna de una disposición vital
ha requerido un aprendizaje laridades mediante unas cautelas sean éstas. Además no se dirige a crítica ante el daño, o la cruel-
moral ante las injusticias –el cara a despojarse de aquello más quienes buscan el debate esen- dad, que da consistencia a la to-
“¡nunca más!”– que conlleva idiosincrásico y que nos aparte cial en torno a las ideas expues- lerancia como virtud. No igno-
unas reglas: dejar aparte las cre- más de los entendimientos. tas en los textos, sino entre quie- ra que fue la intolerancia reli-
encias religiosas o las cuestiones Valdecantos parece desmar- nes están abiertos a dar entrada giosa la matriz renacentista y
de fundamento que nos apartan carse de una posición declarati- a la incertidumbre o la duda, ya reformadora de esta virtud uni-
por principio de llegar a acuer- va del lenguaje desde el comien- sean relativistas o antirrelativis- versalizada, pero De la tolerancia
dos sobre qué supone un daño zo. No pretende reflejar con un tas, pues Valdecantos buscará quiere ahondar en su peculiari-
en momentos históricos concre- lenguaje preciso (por cierto do- una vía de ataque al relativismo dad moderna para extraer cuál
tos; la consideración del daño a tado de una escritura inusual, no utilizada por sus supuestos fue su aportación a la constitu-
los sujetos sin límites territoria- por muy bien cuidada) una rea- compañeros de armas de los ción del espacio público en el
les o culturales, cosmopolita- lidad a la espera de ser reflejada. que, ya de partida, se distancia. que nos desenvolvemos. El tér-
mente; la oposición irrestricta a La presentación de su reflexión mino latino tollere –soportar (al
la barbarie sin arrogarse ningún como un panfleto le libra de 3. ¡Nunca más! diferente)–, de los siglos XV y
reconocimiento exclusivo de caer entre quienes buscan un ri- En la capacidad de entendimien- XVI, forjaría la nueva convivencia
prerrogativas en razón de carac- gor reflexivo de semejanza cien- to dialogante con el otro se en- en un doble juego de tolerancia
terísticas particulares. tífica. Presenta su escritura fue- cuadran los estudios de Carlos negativa –soportar al otro– y po-
Al lector no prevenido, un tí- ra del reflejo filosófico de la rea- Thiebaut y de Antonio Valde- sitiva –comprender al diferen-
tulo como el utilizado por Val- lidad a través de ideas, como cantos. El punto de arranque de te–. El origen liberal de la tole-
decantos –Contra el relativismo– quienes se distancian de reflejar De la tolerancia no es especulati- rancia negativa –impulsado por
podría hacerle pensar que va a los “hechos históricos” mostran- vo, sino la propia perseverancia Locke– dio lugar al reconoci-
defenderse una concepción sus- do su relato histórico como una histórica del mal. La cotidianei- miento vertical de los derechos
tantiva de la ética, de corte co- novela sobre los acontecimientos dad repetida de lo monstruoso y individuales por el soberano pa-
munitarista. La naturaleza hu- sucedidos. La elección del géne- la brutalidad de lo intolerable re- ra los ciudadanos. Más tarde, el
mana, metahistórica y no relati- ro panfletario es una provoca- quiere del recuerdo (el “Yo lo vi”, ciudadano se arroga una irres-
vista de Leo Strauss, o la sociedad ción cuando se valora la argu- el “No se puede saber por qué” o tricta libertad igual para todos
bien organizada en torno a la mentación cuidada y la creación el “¡Nunca más!”) de Goya. La que no depende de su vertical
perfección de una práctica ejerci- de conceptos bien interpretati- moral, para Thiebaut, surge del reconocimiento. Esta tolerancia
da por el sujeto en beneficio de la vos de asuntos complejos. Pero testimonio del sufrimiento del positiva o vertical –atribuida a
comunidad de Macintyre, son es una provocación útil para li- mal. Ante el mal evitable, la mo- Spinoza y Montaigne– susten-
muestras de antirrelativismo con- brarse del lastre más académico ral indica un curso de acción al- taría el espacio público de la
trailustrado. Pero la posición de y estéril que pudiera alejarle de ternativo que evita menoscabar modernidad como potenciación
Valdecantos parte del reconoci- llegar a una propuesta crítica la dignidad del otro. El objetivo de las diferencias. Reconocer la
miento de la diversidad, sin hi- de argumentación, persuasión y del libro es ir más allá de la vi- diversidad abarca no sólo sopor-
potecar la reversibilidad de las posibilidades de cambio de cre- vencia de la tolerancia con gentes tar, sino también comprender al
creencias mediante la persuasión encias, convincente ella misma, distintas a nosotros como valor diferente. Aprender a tolerar su-
lingüística de los hablantes. Los entre el relativismo y el univer- asumible en la convivencia hasta pone aguzar el entendimiento y
supuestos jirones del discurso salismo. El intento conseguido perfilar su contorno borroso co- la sensibilidad ante las nuevas
universal ilustrado son recogidos ha de ser apreciado como muy mo concepto. Para Thiebaut, su modalidades del daño, pero
por Valdecantos sin ansiedad por valioso, pues aunque la teoría de arraigo social, como principio también abrirse a la diversidad
recomponer el presunto destrozo la argumentación tiene una im- compartido en comunidades comprendida en la condición
del discurso moral por una su- plantación muy constructiva, particulares, es susceptible de ser humana, ponernos en el lugar
puesta incompetencia de la ética Valdecantos se abre paso entre universalizado como principio, del otro. Para Thiebaut, la tole-
moderna, capciosamente resalta- las dos posiciones metaéticas fuera del contexto cultural donde rancia positiva, horizontal o mo-
derna conlleva el reconocimien- entre una y otra comunidad se de entendimiento que vemos
to de la estructura falible de defienda la ininteligibilidad y no luego ratificado en una suerte
nuestras creencias necesitadas enjuiciabilidad de las prácticas de “fatalismo sintético”16. Los
de contrastación con el otro. externas a cada una de ellas. La “azande” de cada cual, a cuales
Aunque dosis importantes de falacia del relativismo comienza más cercanos, se aprovechan del
relativismo favorezcan la toleran- por su concepto de cultura defi- conocimiento de nuestra cultura
cia hacia el distinto, Thiebaut nido como una estructura arbo- relativista y tolerante. El libro de
coincide con Valdecantos en se- rescente de prácticas localizables, Thiebaut y el de Valdecantos se
ñalar las aporías del relativismo. cuando, señala Valdecantos, si cierran sobre las posibilidades y
Tolerar requiere argumentar con describimos las prácticas huma- aporías de un diálogo bien ac-
el otro, reconocerle y rechazar el nas nos encontramos, más bien, tual.
daño que le inflige el intransi- un laberinto en el que podemos
gente. No cabe complacencia encaminarnos de muy diferentes 4. Relativistas y universalistas.
con la humillación o el daño des- maneras. Y no le falta razón. Peter Winch, en Comprender
de una tolerancia abúlica. La to- Contra el relativismo revela falaz una sociedad primitiva (1987),
lerancia, para Thiebaut, es una la concepción inmovilista de las ha situado las posiciones discu-
disposición sugerente de un cur- creencias sostenida por los rela- tidas por relativistas y universa-
so de acción opuesto al daño. tivistas, al considerar que la crí- listas con toda la capacidad su-
Muy al contrario, el relativista tica y la persuasión entre cultu- gestiva e interés que reúne este
sustrae su compromiso con cual- ras diferentes permite el cambio género de cuestiones en la orde-
quier curso de acción –no se de prácticas y creencias. nación social y moral de las so-
opone al daño– en beneficio de El punto más flojo del arma- ciedades contemporáneas. Su
la descripción cínica de todos los zón teórico relativista es su con- pensamiento es ejemplar en la
comportamientos posibles. No cepción declarativa vulgar, sobre elaboración de una reflexión si-
asume ni la función dinámica del la que Valdecantos opone una tuada entre la filosofía del len-
lenguaje moral ni el compromiso concepción persuasiva. Para Val- guaje (segundo Wittgenstein),
con la elaboración social de las una cultura que se protege como decantos no es plausible el atrin- las ciencias sociales y la ética.
condiciones para dialogar con el infranqueable por ser diferente. cheramiento de las culturas por Sin dejar de afrontar la comple-
otro. El test moral preparado por Valdecantos recorre el camino de diversas: creencias, deseos y emo- jidad cultural, encara el posible
el autor de De la tolerancia para vuelta que transitó Winch: aho- ciones enracimadas –defiende– entendimiento entre culturas di-
aceptar aquellas ideas que recla- ra el problema no es comprender pueden cambiar por interven- versas. Partir de que los contex-
man tolerancia es su superviven- a los “azande”, sino quebrar la ción persuasiva de animales hu- tos tradicionales de cada cultura
cia racional en un espacio trans- asimilación del revestimiento re- manos sin obstáculo por perte- son diversos e inconmensurables
parente de argumentación públi- lativista con el que las minorías o nencia diversa dentro de la es- en alto grado y a veces coinci-
ca: una auténtica visión y re- los grupos diferentes se mani- pecie. Entre “animales humanos” dentes en pequeñas esferas de
visión de las opiniones ajenas y fiestan intangibles. O desvelar la de comunidades diversas hay comportamiento, no debe con-
de las nuestras. Revisión y acuer- insensatez patente en que nos es- cambios en las emociones, pues ducirnos, subraya, a pensar que
do entre opiniones y concepcio- peten “¡¡intolerantes!!”. ¿Qué sus mecanismos de modificación no cabe comprender o interpre-
nes de vida diversas que requiere ocurre cuando el diferente se de emociones son compartidos. tar toda cultura distinta a la
no enrocarse en las diferencias y opone al diálogo bajo excusa del Quizá la aportación mayor del nuestra. Menos a desacreditar el
favorecer los acuerdos. El talante supuesto incuestionamiento que libro consista en no ofrecer nin- sentido, la lógica o la integridad
ético que alienta Contra el relati- le otorga su diferencia? guna solución fácil entre las po- de los individuos –sean “azan-
vismo no está lejos de la misma Se trata, viene a explicar Val- sibles, bien sea la negativa de de” (o “melanesios”)– desde la
intención de favorecer los acuer- decantos, del encastillamiento cualquier expectativa de consen- supremacía científica de nuestra
dos entre posiciones que arguyen del “relativista vulgar” que el re- so entre culturas diversas, bien cultura occidental. Por mucho
una ficticia intangibilidad por di- lativista depurado, por su hos- sea la celebración optimista de que quieran antropólogos como
ferentes. pitalidad a las ideas ajenas, invi- futuros y beatíficos acuerdos fu- Evans-Pritchard, se equivocan
Valdecantos mantiene una ta a revisión. ¿Qué caracteriza a turos entre los diversos. Si bien todos aquellos que señalen que
concepción del lenguaje diversa un relativista sensato? La tipolo- su mayor ácida ironía la emplea sólo el lenguaje científico está
de la descripción científica. Su gía ideal de Valdecantos cerca en desarticular teóricamente una de acuerdo con la rea- lidad ob-
defensa de una función persua- un tipo o ideal basado en los re- implantación social del “relati- jetiva. Otros contextos de reglas,
siva del lenguaje no caerá en el lativismos posibles. El relativis- vismo vulgar” del que cicatera- señala Winch, diferentes a los
olvido que Thiebaut atribuye a mo vincula toda creencia con mente se servirán muchos para de nuestras sociedades científi-
los relativistas al ignorar la tarea determinada comunidad huma- proteger sus creencias y preten- cas, poseen lenguajes coheren-
performativa de la moral. Sus na que habitualmente realiza der, abusivamente, cambiar, in- tes que pueden discernir una
objetivos acaban manifestándo- unas prácticas sociales. Las cre- cluso, las ajenas que no les sirvan
se disolutorios del solipsismo re- encias, dentro de este tipo, y las a sus intereses. Así las cosas, si no
lativista. Si bien es abiertamente prácticas forman sendos con- desmontamos este relativismo 16 Rafael Sánchez Ferlosio: ‘Cuando
menos universalista que Thie- juntos que no se explican en sus implantado se reafirmará con la flecha está en el arco, tiene que partir’,
baut y su revuelta crítica del re- elementos aislados. Lo que el una predicción inmovilista que Convicciones éticas, responsabilidades po-
líticas (eds. José María González y Carlos
lativismo surge de sus propios autor encuentra más criticable se cumple a sí misma. Prepara- Thiebaut), 282 págs. Anthropos, Barce-
métodos. El enemigo a abatir es del argumento relativista es que mos el cumplimiento de la falta lona, 1990.
concepción inteligible de la rea- poseen todas las culturas, si bien cen las diversidades entre cultu-
lidad y discriminar caracterizadas por diversas deter- ras y surgen diversidades en la
qué creencias concuerdan o no minaciones de lo bueno y lo ma- propia cultura. El auténtico pro-
con la realidad mágico-religiosa lo: nacimiento, muerte y sexo. blema es la diversidad en el pri-
azande. El problema sería, para Estos límites de la moralidad los mer mundo. Los otros se en-
este desprejuiciado sociólogo, poseen todas las culturas por di- cuentran en nosotros mismos.
cómo comprender la sociedad ferentes que sean, y en torno a Hemos de desarrollar especial
azande sin el monóculo colo- ellos se engarzan las categorías destreza para habituarnos a vivir
nialista con el que queremos morales básicas. Aunque los len- en el collage cultural18. Ahora,
atrapar o excluir a las otras cul- guajes sean inconmensurables, y, descubrir la palabra del otro y
turas. Y aquí no tenemos tanto a veces, intraducibles, propone facilitar el entendimiento o evi-
impedimento histórico si se evitar los elementos más extra- tar su daño no es posible con
comparan las opiniones com- ños cara al entendimiento entre un etnocentrismo sordo al en-
prensivas hacia los derechos de culturas con rasgos no solapados. tendimiento. Evitar los puntos
los indios americanos del reli- La aceptación de la existencia de de desacuerdo radical contribu-
gioso español Francisco de Vi- una “ley natural de los pueblos” ye al entendimiento racional en-
toria, en el siglo XVI (Relecciones –a la manera de Vico– es com- tre diferentes, destaca Thiebaut.
sobre los indios y el derecho de patibilizable, en este caso, con el Tampoco conviene mitificar al
guerra), con la cerrazón del po- reconocimiento de la diversidad. otro hasta descartar, por dife-
liteísta John Stuart Mill a la ho- Y aquí el diálogo y la contrasta- rente, el entendimiento, subraya
ra de reconocer derechos políti- ción entre extraños tiene priori- Valdecantos. Ambas reflexiones
cos para los indios, a mediados dad sobre cualquier ventaja de van a orientar un debate y un
del siglo XIX, desde la burocracia compartir muchos rasgos huma- análisis críticos, lastrados por el
colonialista de la Compañía de nos comunes. Winch no es un racismo, la xenofobia, también
las Indias Orientales (Del Go- partidario de determinar la exis- por el autismo de los “hechos
bierno representativo (1861)). tencia de un concepto universal diferenciales” que abundan en
Tal empresa de comprensión, de “naturaleza humana”. No es mejante al que impulsaron libros nuestra sociedad. Acaso ante el
para la que los españoles –en tan cerril como Chomsky para sugestivos como los de Valde- mayor problema de la sociedad
principio– no debemos tener más llegar a afirmar que los aspectos cantos y Thiebaut. actual y de las venideras, cada
complejos que los ingleses, para antropológicos y biológicos de vez más diversas aún globaliza-
Winch requiere salir de nuestro la inteligencia humana no han 5. El Ejido somos todos. das, estos libros, muy oportu-
obstruso contexto de sentido, un cambiado fundamentalmente El mayor interés de estos libros nos, contribuyan a que tome-
lenguaje que tacha de supersti- entre el hombre de Cro-Mag- consiste en proseguir la reflexión mos conciencia de que ya “el in-
ciosas e irracionales las prácticas non y el actual. No atribuye la en torno a las posibilidades de fierno (no) son los otros” sino
azande, sin atender a que cada creatividad al interior de la men- comprensión entre culturas di- nosotros mismos. n
lenguaje determina los límites de te o de la naturaleza humana si- versas en donde el otro no se en-
su mundo, su coherencia, su ló- no, como tantos otros, a un sis- cuentra en las islas Trobriand o
gica y su particular conexión con tema de reglas externas17. Pero, en el Matogroso sino en barrios
la realidad. Tenemos gran difi- a diferencia de otros partida- céntricos de las metrópolis. Des-
cultad para salir de nuestro con- rios de un modelo conflictual, de luego, no se trata de una in-
texto de reglas y facilidad para Winch basa en el diálogo, más tención declarada de sus auto-
extrapolarlo a los que no acerta- que en una supuesta naturaleza res. Carlos Thiebaut manifiesta
mos a comprender. La mejor humana, las bases de un compro- un compromiso moral cierto,
aportación del planteamiento de miso con el otro. La veracidad de aunque más genérico, en el co-
Winch es persuadirnos de que los interlocutores es una cuali- mienzo de su reflexión; y Anto-
hemos de modificar nuestro con- dad moral del diálogo que crea nio Valdecantos encara los pro-
texto de inteligibilidad, cambiar- un compromiso de los interlo- blemas que conlleva el entendi-
lo, para que su ampliación per- cutores con lo dicho por ser ver- miento entre culturas diversas
mita comprender el otro modo dadero. Sólo cabe abrir los lími- desde un punto de vista episte-
de vida desde el nuestro. Hemos tes señalados por los contextos mológico que contiene una pro-
de desprendernos de nuestra pro- diferentes de sentido mediante puesta provocativa e irónica. Pe-
pia cultura para entender las la contrastación y el debate. En ro ambos son conscientes de que
otras. Si definimos la racionali- este argumento el lector puede en las sociedades mestizas la di-
dad por la conformidad a nor- encontrar un talante teórico se- versidad se encuentra en nues-
mas, el esfuerzo merece la pena, tra misma manzana. Empalide-
pues su cultura no es menos ra-
cional que la nuestra. Para no 17 Noam Chomsky y Michel Fou-
perderse en el intento, Winch cault: La naturaleza humana ¿justicia o 18 Clifford Geertz: Los usos de la di-
ofrece un mapa de navegación poder? (trad. cast. Ana Sánchez, introduc- versidad (trad. cast. María José Nicolau La
ción Manuel Garrido), 81 págs. Cuader- Roda, Nicolás Sánchez Durá y Alfredo Julián Sauquillo es profesor de Filo-
entre culturas diversas. Detalla sofía del Derecho en la Universidad
nos Teorema, Departamento de Lógica y Taberna, introducción de Nicolás Sán-
cuáles son las coordenadas deli- Filosofía de la Ciencia de la Universidad chez Durá), 127 págs. Paidós ICE/UAB, Autónoma de Madrid. Es autor de Mi-
mitadoras del espacio ético que de Valencia, Valencia, 1976. 1996. chel Foucault: una filosofía de la acción.
¿ALDEA GLOBAL?
MIGUEL SOUTO BAYARRI
E
n el mismo año (1895) los ordenadores, y su aplicación tienen en común el potencial de Aunque inicialmente el interés se
en que Wilhelm Conrad práctica en todos los campos, incrementar todavía más esas di- centraba en la salud física y mental, rá-
Roentgen descubre los ra- están produciendo transforma- ferencias. pidamente se desplazó hacia los rasgos
de la personalidad y los talentos en los
yos X, Herbert George Wells ciones sociales comparables a las
dominios cognitivo, atlético y artístico”.
publica una de sus novelas, La que trajo consigo la aparición Por encima de
máquina del tiempo, en la que de la máquina en la revolución genricos, enchufados Nicholas Negroponte3, guru
dibuja, desde su perspectiva de Industrial. No podemos olvi- Lee M. Silver2, uno de los gran- por excelencia del mundo ciber-
evolución del mundo, algunas darnos aquí de la gran capacidad des expertos en biotecnología y nético, utiliza una metáfora de
de las posibilidades de división que han tenido, tienen y segui- reprogenética de las últimas dé- similares características para
social de la especie humana. En rán teniendo estas tecnologías cadas, escribió recientemente mostrarnos dónde van a estar las
uno de sus pasajes escribe: (y la robotización generalizada Vuelta al Edén, un libro en el diferencias sociales causadas por
de la producción), para arrasar que traza unas pinceladas sobre la revolución digital y vaticina
“De modo que, al final, sobre el
suelo habremos de tener a los Poseedo-
con tantos y tantos puestos de las posibilidades de la clonación que la verdadera división cultural
res, buscando el placer, el bienestar y la trabajo y aumentar el paro humana y explora algunos de los va a ser generacional: “Cuando
belleza, y debajo del suelo a los No po- de forma estructural por causas caminos por donde nos puede conozco a un adulto que me di-
seedores”. siempre distintas y sin duda llevar la evolución de dichas téc- ce que ha descubierto el CD-
muy diversas: ya sea situando en nicas. Silver nos regala sus pro- ROM”, dice en El mundo digi-
La máquina del tiempo trata una posición social o laboral de- pias admoniciones. Particular- tal, “deduzco que tiene un niño
de una futura sociedad mundial terminada a las personas que po- mente gráfico es el pasaje en que de entre 5 y 10 años”. Pero hay
extremadamente polarizada. seen las habilidades para con- describe a los “genricos”. Cual- más. Estas tecnologías pueden
Wells expone en ella su hipótesis trolarlas, en lugar de otras cu- quiera que lo haya leído no pue- acabar agrandando las diferen-
sobre el futuro de nuestro mun- yas habilidades se consideran de sino inquietarse ante la posi- cias sociales y culturales entre
do y se inventa una evolución obsoletas; ya sea cargando en un bilidad de que en realidad este- aquellos individuos que estén
de la humanidad dividida en solo empleado la labor desem- mos empezando a deslizarnos enchufados a la red y los que no
dos clases: eloi y morlocks. peñada antes por varias perso- por una pendiente en constante lo estén. Como describe Juan
Seguramente no fueron la nas; ya sea, directamente, des- expansión. Para Silver, las dife- Luis Cebrián4 en La red, podría-
ciencia y la tecnología las que ins- truyendo industrias basadas en rencias de tipo social del futuro mos estar en la antesala de la cre-
piraron a Wells, ya que éstas no tecnologías más antiguas. vendrán determinadas por la ge- ación de nuevas clases: los info-
desempeñaron un papel especial- Por otro lado, últimamente nética; estamos en el año 2350 y ricos y los info-pobres. Para em-
mente antisocial en esa época. estamos asistiendo a la evolu- sólo hay dos clases sociales: los pezar, más de la mitad del
Freeman Dyson1, premio Nobel ción vertiginosa de otra tecno- genricos (aquellos que están ge- planeta no ha usado nunca un
de Física, nos recuerda que mu- logía, la de la ingeniería genéti- néticamente enriquecidos) y los teléfono (sin una línea telefónica
chos de los avances científicos del ca, que permite reproducir indi- naturales (que no lo están): no puede accederse a Internet).
siglo XIX y principios del XX ex- viduos de características iguales; Resulta, por tanto, inadecuado
“Habían transcurrido 300 años des-
tendieron el bienestar a la vez a ri- el anuncio del nacimiento de la de que empezó a practicarse seriamente
hablar de una idílica “aldea glo-
cos y a pobres. Nos vienen aquí a oveja Dolly, el primer mamífero el enriquecimiento genético. Durante bal” macluhaniana. Habría que
la memoria, además de los ra- clonado a partir de un adulto, ese tiempo habían vivido y se habían hablar de “selva mundial”. No
yos X, la penicilina (Fleming, despertó el interés de todo el reproducido 12 generaciones de indivi- hay tal aldea global. O sí la hay,
1928), la radio (Marconi, 1895) mundo porque sugiere la posi- duos genricos. Cada nueva generación pero repleta de chabolas. Como
y la luz eléctrica (Eddison, 1879). bilidad teórica de clonación de empezaba con un genoma ya enrique- la describe Carlos Fuentes5:
cido que podía ser enriquecido más to-
Todos esos avances científicos humanos.
davía. Y en cada nueva generación, un “Si pudiéramos reducir la población
fueron grandes igualadores socia- Ambas tecnologías finisecu- aumento en el conocimiento biomédico de la Tierra a una aldea con sólo 100
les. ¿Podemos decir lo mismo de lares nos introducen en el siglo y en la tecnología genética permitió a los
las últimas décadas del siglo XX? XXI a velocidad de vértigo y pro- reprogenetistas hacer enriquecimientos
Por un lado, los progresos es- gresando a un ritmo que ame- aún más complejos, con centenares, y a 3 Nicholas Negroponte: El mundo di-
pectaculares de la tecnología de naza con rebasar nuestra capaci- veces miles, de genes añadidos. gital. Ediciones B, Barcelona, 1995.
4 Juan Luis Cebrián: La red. Taurus,
dad de asimilación. Además, en
un mundo en el que el abismo Madrid, 1998.
5 Carlos Fuentes: tomado del artículo
1 Freeman Dyson: Mundos del futuro. de las desigualdades no cesa de 2 Lee M. Silver: Vuelta al Edén. Tau- ‘Silva Herzog, ¿por qué?’, El País, 2 de
Crítica, Barcelona, 1997. ahondarse, ambas tecnologías rus, Madrid, 1998. marzo de 1999.
habitantes pero con los mismos por- relatividad han traído consigo. En realidad, fue un gran error. Se ig- una manera integral para todo
centajes humanos actuales, obtendría- Pero la irrupción de nuestras dos noraron dos grandes necesidades: un un mundo, el nuestro, ya unifi-
mos el siguiente resultado: habría 57 tecnologías de fin de siglo nos orden político estable y la educación cado –con un carácter muy ex-
asiáticos, 21 europeos, 14 habitantes general de las masas. Las siderurgias,
de las Américas y 8 africanos. La mi-
coloca ante una ruptura dramá- cluyente, como acabamos de
las plantas hidroeléctricas, asentadas
tad de la riqueza total del mundo esta- tica, que, si bien no tiene la mis- ahora entre gentes ignorantes, se con- ver– por la globalización econó-
ría en manos de sólo seis personas. Las ma entidad que los hechos cien- virtieron en estériles monumentos al mica y de redes.
seis serían de nacionalidad norteameri- tíficos anteriores, deja entrever error… y al fracaso”. Pero ¿cómo es posible conju-
cana. Ochenta vivirían en casas de cali- cambios de una gran trascen- gar ahora la tecnología con la
dad inferior. Setenta serían iletradas. dencia cultural y social. Y es que la transferencia de política? La respuesta está en los
Cincuenta estarían desnutridas. Una
No hay duda de que existe tecnología, por sí sola, no basta. griegos, ya que la política, tal
estaría a punto de fallecer y otra a pun-
to de nacer. Sólo una entre cien perso-
una relación directamente causal Bien lo saben los habitantes de como nosotros la entendemos,
nas tendría educación universitaria y entre el avance científico, el de- Macondo, de Cien años de sole- es un legado de la Grecia clásica.
ninguna tendría computadora”. sarrollo tecnológico y la prospe- dad, que recibían cada cierto A diferencia de otros pueblos de
ridad económica. Dicho de otra tiempo la visita del gitano Mel- la antigüedad, los griegos, nos
Tengo viva en la memoria manera: la innovación tecnoló- quiades, quien les traía las nove- cuenta Tucídides (véase el Dis-
–como muchas otras personas gica juega un papel central en dades del progreso –verdaderos curso fúnebre de Pericles),
de mi generación, supongo– la evolución de la sociedad, el cacharros viejos en realidad, pe-
“nos preocupamos a la vez de los asun-
una serie de televisión que veía crecimiento económico y la ro que tenían un halo de mara-
tos privados y de los públicos, y gentes
cuando era niño: El túnel del consiguiente mejora de la cali- villas mágicas–. Sin querer col- de diferentes oficios conocen suficien-
tiempo. Todavía hoy, influido dad de vida, en especial como garme ninguna medalla de neo- temente la cosa pública; pues somos los
por ese mundo de ficción, como vía para competir en un mundo ludita (lo cual, obviamente, no únicos que consideramos no hombre
al viajero del tiempo de la nove- crecientemente internacionali- es mi intención), aunque asu- pacífico, sino inútil, al que nada parti-
la de Wells, me gustaría despla- zado. Sin embargo, hoy, que miendo el riesgo de ser acusado cipa en ella”9.
zarme y echar un vistazo al fu- tanto se habla de I+D y de de ello8, sobre todo por aque-
turo. ¿Será un mundo más justo transferencia de tecnología (in- llos que con demasiada frecuen- La política, entendida como
o más injusto? Eloi y morloks, cluso al Tercer Mundo), convie- cia se dejan impresionar por lo terapia para las enfermedades
genricos y naturales, enchufados ne recordar que el gran avance nuevo y cantan ditirambos más derivadas del progreso tecnoló-
y desenchufados, no son sino tecnológico que se está produ- a menudo de lo que debieran gico, puede contrarrestar los
horizontes plausibles que nos si- ciendo es tan vertiginoso que (con su pan se lo coman), pien- efectos desigualadores de éste,
túan en un mundo todavía más amenaza con dejar rezagados, so que la defensa a ultranza del evitando que se abra la brecha
polarizado que el actual. una vez más en la historia, a los progreso (tecnológico) no im- entre ese mismo progreso tec-
Sin tener una respuesta a tan- pueblos incapaces de seguir el plica que éste no deba ser some- nológico y las necesidades hu-
tos interrogantes que se nos pue- ritmo. Aquí es donde reside tido a un escrutinio estrecho. manas. Con su extraordinario
dan plantear, no quisiera termi- el problema. Mientras la mitad El siglo XX se nos va, revelán- poder, puede animar un proceso
nar dando la impresión de que más pobre de la humanidad ne- donos su legado de desigualda- de mundialización más igualita-
todo carece de solución. Y, sin cesita vivienda, atención sanita- des (y guerras). ¿Qué nos depa- ria y conseguir, en suma, que la
embargo, cuando he superado ria y educación barata, las ayu- ra el siglo XXI? La prognosis del tecnología forme una coalición
el tiempo del diagnóstico, y lo das a los países excluidos de la futuro no es menos sombría. Y estable y sólida con la justicia
que se tercia es verter una opi- fortuna siguen sirviendo, las entonces… ¿qué? social. Cuanto antes hay que
nión, es cuando advierto que, más de las veces, para que Nadie, ni ningún país, debe- empezar a hacer el camino. An-
en época de cambios, los con- las corporaciones transnacionales ría permanecer, como en la pro- dando, con tanto idealismo co-
ceptos científicos y filosóficos amplíen sin cesar el ámbito de su fecía de Huxley, en “un mundo mo realismo (incluso virtual), sí,
capaces de explicar las nuevas poder. feliz” con su derroche, mientras pero con tanto desarrollo como
realidades también están esca- Otra vez sucumbo a la tenta- tantos otros se reparten única- equidad. Como en los tiempos
sos. No quiero decir aquí que ción de copiar un texto que vie- mente la miseria. Pero un im- de los rayos X, la penicilina, la
estemos ante un verdadero cam- ne aquí como anillo al dedo, pulso vital de ese calibre no se radio y la luz eléctrica. n
bio de paradigma6 como cuan- ahora de John K. Galbraith7: genera sólo con el mercado. Só-
do en los siglos XVI y XVII se pro- lo una tecnología guiada positi-
“Después de la II Guerra Mundial
dujo el paso de la física aristoté- se tuvo la creencia de que escapar de la
vamente por la política puede
lica a la física móderna. Ni pobreza y pasar a una situación de de- hacerlo. Una política cuyo obje-
siquiera ante una radical inno- sarrollo económico implicaba la trans- tivo sea el organizar lo mejor po-
vación conceptual como la que ferencia de equipamiento pesado desde sible la convivencia social, y de
la teoría de los cuantos y la de la el sistema económico desarrollado. A
los países en vías de desarrollo, como se
les denominó con optimismo, se en- 8 Luditas: artesanos ingleses que a co-
viaron las siderurgias, las plantas de
mienzos del siglo XIX se unieron en ban-
6 El término paradigma, en el sentido energía eléctrica, las plantas químicas, das clandestinas para destruir las máqui-
que aquí se expresa, se lo debemos a Tho- etcétera. Se pensó que esto era el pro- nas textiles que les desplazaban de sus
mas Kuhn. En su libro La estructura de las greso económico, el final de la pobreza. puestos de trabajo. Su líder era conocido
revoluciones científicas, Kuhn llamó para- como Ned Lud o el rey Lud.
digma a los periodos de ciencia sin gran- 9 Tucídides: Guerra del Peloponeso, II, Miguel Souto Bayarri es profesor ti-
des cambios. El cambio de paradigma se 40. Editorial Hernando, Colección Clá- tular de Radiología y Medicina Física
asimila, por tanto, a una revolución cien- 7 John K. Galbraith: Una sociedad sica, Madrid, 1952. Traductor: Francisco en la Universidad de Santiago de Com-
tífica. mejor. Crítica, Barcelona, 1996. Rodríguez Adrados. postela.
JESÚS DÍAZ
E
n 1966, a los 24 años de juego, de Heberto Padilla, y a la tan talentosos como los poetas y fuera de ella. Me parece útil re-
edad, gané el Premio Casa obra teatral Los siete contra Te- Luis Rogelio Nogueras, El Rojo; cordar que estábamos en plena
de las Américas con una bas, de Antón Arrufat. Como es Guillermo Rodríguez Rivera, El guerra de agresión norteameri-
colección de relatos titulada Los sabido, ambos premios provo- Gordo, y Raúl Rivero, El Gordi- cana a Vietnam; en la cúspide
años duros. Aquel libro, que a la caron una cacería de brujas que to. Segunda, el mecanismo de de la lucha de los negros por los
distancia juzgo juvenil y pres- condujo al encarcelamiento del control absoluto de la prensa por derechos civiles en Estados Uni-
cindible, me otorgó una cierta poeta y a su autocrítica pública parte de las instituciones políti- dos; en el periodo de disgrega-
notoriedad que intenté utilizar en un atroz auto sacramental. cas recién creadas –PCC y UJC– ción de los imperios coloniales
contribuyendo junto a varios No obstante, el periodo inme- no estaba aceitado del todo, lo europeos en África; en el mo-
amigos a concretar una ilusión: diato anterior al caso Padilla fue que daba un margen, estrechísi- mento de mayor distancia entre
crear un suplemento literario y tan paradójicamente luminoso mo, es cierto, para que se pro- Cuba y la Unión Soviética; en la
una revista de ciencias sociales como el rayo que informa de la dujeran disfunciones y sorpre- cumbre de las emociones que
que le facilitaran a la revolución inminente oscuridad de la tor- sas. Tercera, la circunstancia de provocaban las figuras de Mar-
cubana seguir un estilo propio, menta. Recordaré, como prueba que mi amigo Miguel Rodríguez tín Luther King y, sobre todo,
distinto y distante del soviético. del esplendor que anuncia toda Varela hubiese sido designado del Che Guevara; y en las víspe-
En aquel entonces yo trabajaba irremediable decadencia, que en director del recién creado Juven- ras de 1968 en París, México y
en el Departamento de Filosofía 1962 había aparecido El siglo de tud Rebelde, órgano de la Unión Praga. Parecía, a mis ojos, que
de la Universidad de La Haba- las luces, de Alejo Carpentier, y de Jóvenes Comunistas (UJC), y la revolución mundial estaba a la
na, de donde surgió la revista, en 1966 lo haría Paradiso, de Jo- único vespertino del país, del vuelta de la esquina, y que las
llamada Pensamiento Crítico, e sé Lezama Lima, dos de las no- que El Caimán Barbudo en la injusticias seculares que afligían
impartía clases en la Escuela de velas más extraordinarias que se etapa que nos ocupa fue un su- y aún hoy afligen a la tierra es-
Letras de la propia Universidad, han escrito nunca en lengua es- plemento. Cuarta, la casualidad taban a punto de ser vencidas.
en la que estudiaban algunos de pañola. Ambos autores eran vi- de que yo ganara el Premio Ca- Más allá de su significado im-
los que llegarían a ser los más cepresidentes de la UNEAC, a sa de las Américas justamente en plícito, el nombre de nuestra
importantes colaboradores del la sazón presidida por Nicolás 1966. Quinta, el que la coinci- publicación era una metáfora,
suplemento, que bautizamos co- Guillén, otro grande de nuestras dencia entre el prestigio de que no una obviedad realista, por-
mo El Caimán Barbudo. letras. Julio Cortázar, Mario Var- gozaba entonces la revolución y que estábamos decididos sobre
Ambas publicaciones estuvie- gas Llosa, Carlos Fuentes, Juan el brillo literario de La Habana todo a hacer literatura. Preten-
ron muy vinculadas, pero fueron Gelman, Nicanor Parra, Juan Jo- de la época nos cegaran, hacién- díamos, como es de rigor en los
experiencias distintas que pre- sé Arreola y en general todo lo donos albergar la ilusión de que casos de jóvenes que salen a la
fiero tratar por separado. El pri- que valía y brillaba en el orbe una cosa era consecuencia de la palestra, matar a nuestros padres
mero en nacer y en morir fue de las letras hispanoamericanas otra, de que una “vanguardia po- literarios y además ser líderes del
El Caimán de la primera época, visitaban La Habana, invitados lítica”, como decíamos entonces, espacio entre nuestros coetáneos;
aquella en la que mis amigos y al jurado del Premio Literario era conciliable con una “van- de modo que podíamos ser, y
yo lo hicimos, la única a la que Casa de las Américas –entonces guardia artística” experimental e más de una vez fuimos, feroces e
voy a referirme en esta mínima sin duda el más importante de la incluso herética. No lo era, des- injustos en la descalificación y
memoria. Su aparición se pro- lengua española–, y compartían de luego, y muy pronto íbamos a el ataque. A nuestros padres y a
dujo en una coyuntura particu- públicamente sus experiencias enterarnos de mala manera. los autores de la generación in-
larmente paradójica; por una profesionales con los escritores El Caimán Barbudo puede mediatamente anterior a la nu-
parte, la libertad de prensa había cubanos. No había libertad de traducirse como “Cuba revolu- estra los matamos a base de epi-
desaparecido en Cuba; por otra, prensa en Cuba, pero La Haba- cionaria”. Los nombres, ya se sa- tafios, algunos de los cuales te-
el arte y la literatura gozaban del na era el meridiano cultural de be, nunca son inocentes; noso- nían cierta gracia y la siguen
fulgurante esplendor que prece- Hispanoamérica. tros, y yo personalmente, apo- conservando todavía hoy, hasta
de a las catástrofes. En efecto, En ese contexto explosivo na- yábamos la revolución cubana, el punto de haberse constituido
en 1966 la política no había in- ció El Caimán Barbudo, merced por ingenua, ilusa, estúpida o en una mínima leyenda litera-
vadido aún plenamente los te- a un cúmulo de circunstancias culpable que pueda considerarse ria habanera. En mi novela Las
rrenos de la creación artística y de las que quisiera rescatar cinco. esa actitud, que era también, palabras perdidas rescaté los de-
literaria y no lo haría hasta dos Primera, la emergencia de una por otra parte, abrumadora- dicados a los cinco grandes que
años después, a raíz del premio generación literaria de la que for- mente mayoritaria entre los in- entonces vivían entre nosotros
UNEAC al poemario Fuera del maban parte, entre otros, autores telectuales de la época en Cuba –Carpertier, Lezama, Guillén,
Piñera y Diego–; para no repe- y literatura e hice mal en ello; lo rio de la dirección de la UJC. compañeros le entregaron una
tirme rescataré ahora, según reconozco y pido excusas a Ana Ambos terminarían pagando ca- pistola al dirigente de marras pa-
buenamente los recuerdos, otros María Simo y a los otros autores ro aquella lealtad a sus ideas. ra que “lavara su honor” al estilo
divertimentos dedicados a auto- que pudieron haberse sentido Años más tarde, y después de de los oficiales de Hitler. No lo
res menores que, creo, no han agraviados por mí en aquel en- haber pagado todavía nuevas hizo. Nunca volvimos a verlo.
sido dados nunca por escrito. tonces. No obstante, y como es cuentas por otras desobedien- El Caimán Barbudo que yo
sabido, la historia es el territorio cias a la insaciable máquina de dirigí fue, de hecho, autónomo,
“Caminante, aquí yace Roberto; /
desde luego, Fernández Retamar; / ca- ideal de las paradojas; así, Raúl ordenar en que se había conver- y esa actitud generó incontables
minante, ¿por qué temes pasar? / Te Rivero, fundador de El Caimán tido nuestra historia, Miguel motivos de fricción entre la UJC
juro por mi madre que está muerto”. Barbudo y autor de algunos de Rodríguez se ahorcó y Eduardo y nosotros, de los que mencio-
los más deliciosos epitafios pro- Castañeda se pegó un tiro. naré ocho, referidos a textos, di-
Otro: ducidos en el seno de nuestro Imposibilitado de someternos bujos o secciones, todos ellos pu-
grupo, es, hoy por hoy, el más a través de Miguelito, y después blicados para desesperación de
“Bajo el tímido perfume de esta ro-
sa; / reposa el escritor Lisandro Ote- importante periodista indepen- de que Castañeda se convirtiera Crombet y sus adlátares. Prime-
ro; / perdonadle su estilo chapucero, / diente y uno de los más profun- en nuestro aliado, Crombet ro, una autocaricatura en la que
perdonadle también su mala prosa”. dos poetas de Cuba, por lo que nombró otro interventor, un di- el dibujante Posada saltaba ale-
la dictadura lo hostiga hasta el rigentazo cuyo nombre no re- gremente desnudo, que les pa-
Hubo también súplicas, co- delirio, mientras que Miguel cuerdo. En cambio recuerdo reció terriblemente inmoral. Se-
mo la provocada por el ensayis- Barnet, uno de los autores em- muy bien sus cargos; había sido gundo, el primer cuento de Car-
ta y políglota Desiderio Nava- blemáticos de El Puente, actúa primer secretario de la UJC en la los Victoria, ganador de un
rro. como tambor mayor de Castro. antigua provincia de Oriente concurso que habíamos convo-
Bajo mi dirección, El Caimán –donde dirigió con saña de in- cado, donde se recreaba una
“El señor director del cementerio /
suplica a los bromistas de mal gusto / Barbudo publicó 17 números en quisidor la depuración de ho- masturbación que les pareció
que no sigan orinando sobre el busto / otros tantos meses de aprendi- mosexuales de la Universidad– más inmoral aún que el citado
del famoso ensayista Desiderio”. zaje. Con 24 años yo era el y recién había ascendido a se- dibujo. Tercero, una sección de
miembro más viejo de aquel gundo secretario de la organiza- humor llamada “La carabina de
Y, en fin, versos escatológicos, equipo; los demás apenas reba- ción a escala nacional. También Ambrosio” y subtitulada ‘Un ta-
por ejemplo, éste, dedicado a al- saban la veintena. Cuando ha- recuerdo su talante: era el típico rrayazo no le viene mal a nadie’,
guien que sería bandera del rea- bíamos aprendido un poco y es- machazo seguro de sí, antiho- que les parecía irrespetuosa y he-
lismo socialista de los años por tábamos empezando a hacer algo mosexual obsesivo, estrella en as- rética. Cuarto, el desenfado ge-
venir, pésimo narrador y, por otra mejor nuestra tarea de editores, censo, intolerante profesional, neral de nuestras críticas, del que
parte, buena persona. Jaime Crombet, entonces primer justiciero sin tacha. Aquel hom- puede ser un buen ejemplo una,
secretario de la UJC, nos echó a bre de cuello de toro, ojos pe- titulada “Vuelo 134 y Asalto al
“Según viejas consejas de mujeres, /
el famoso escritor Manuel Cofiño, / todos con la decidida anuencia queñísimos y mejillas azuladas tren central: fracaso de los trans-
acostumbraba, de niño, / a escribir con de Fidel Castro. A lo largo del por los negros cañones de la bar- portes ICAIC” a la que moteja-
su mierda en las paredes”. trabajo allí, y pese a nuestra sen- ba, revisaba con verdadera pa- ron de conflictiva, ideológica-
tida y explícita profesión de fe sión artículos, cuentos y poemas mente débil y “atentatoria contra
No es raro, entonces, que revolucionaria, fuimos hostiliza- en busca de lo que llamaba “di- una institución estatal”. Quin-
nuestro grupo constituyera una dos permanentemente por la di- versionismo ideológico”, “debili- to, un poema de Juan Gelman
pequeña piedra de escándalo. rección de la UJC. Pero nunca dades”, “blandenguerías”, “opi- donde, de un modo metafórica-
Tampoco lo es que en aquella aceptamos la censura. Y para ello niones conflictivas” y “malas pa- mente elogioso, por cierto, se lla-
época, hace más de 34 años, yo contamos con el apoyo de algu- labras”. Según su criterio había maba una y otra vez a Castro “El
polemizara con la narradora Ana nos dirigentes aislados de la mis- un montón de todo eso en las Caballo”, al que juzgaron como
María Simo, de las Ediciones El ma UJC que nos hostigaba, lo páginas de El Caimán Barbudo, diversionista e irreverente hasta
Puente, donde se agrupaba otro que contribuye a explicar por por lo que resultaba imprescin- lo inaceptable. Sexto, un cuento
sector de la generación literaria a qué pudimos darnos ciertas li- dible hacer “una buena limpie- de Sixto Quintela titulado “Los
la que pertenezco. El Puente ha- bertades y también por qué no za”. Un viernes llegó a ponernos diablos blancos”, que les pare-
bía publicado un buen libro de nos cesaran mucho antes. Nues- contra las cuerdas y convocó una ció, esta vez con absoluta razón,
relatos de la propia Ana María, y tros valedores fueron varios, pe- reunión para el lunes a fin de ofensivo para con el sistema y su
también poemarios de Nancy ro algunos de ellos viven aún en darnos “el tiro de gracia”. El sá- máximo líder. Séptimo, la res-
Morejón y Miguel Barnet, entre la isla y mi elogio puede resul- bado encontró a un recluta del puesta de Heberto Padilla a una
otros autores, y era en cierto tarles fatal. Por eso sólo mencio- servicio militar obligatorio in- encuesta sobre la novela Pasión
sentido lógico que chocáramos naré a dos: Miguel Rodríguez tentando comunicar desde un de Urbino, de Lisandro Otero,
por motivos de autoafirmación Varela, primer director de Ju- teléfono público que, como casi que les pareció el colmo, pues
y celos literarios. No obstante, ventud Rebelde, que siempre nos todos en Cuba, no funcionaba. contenía un vibrante elogio de
recuerdo con desagrado mi par- permitió actuar según nuestro Lo invitó a telefonear desde su Tres tristes tigres, de Guillermo
ticipación en aquella polémica, criterio, a veces incluso en contra oficina de la Dirección Nacio- Cabrera Infante, quien ya estaba,
que tuvo lugar en La Gaceta de del suyo, y Eduardo Castañeda, nal de la UJC, donde estaba de ¡horror!, radicando fuera de Cu-
la UNEAC. No porque haya si- a quien Crombet comisionó pa- guardia, y una vez allí lo presio- ba. Octavo, un artículo brillan-
do más o menos agresivo con ra intervenir El Caimán a partir nó para que lo poseyera. El re- tísimo del mismo Padilla, donde
otros escritores, sino porque en del número 4 y que se puso de cluta se negó a lo bestia. Se armó respondía a un texto retórico que
mi requisitoria mezclé política nuestra parte en contra del crite- un gran escándalo. Sus propios nosotros habíamos publicado
tral del Partido Comunista de ka, Proust, Joyce, Faulkner, Mal- En esa atmósfera nació y se eficientísima tanto en Cuba co-
Cuba, una revista llamada, sin raux, Akutagawa, et al se publi- desarrolló la revista Pensamiento mo sobre todo fuera de ella. No
mucha imaginación que diga- caban en la isla. Y no sólo eso, si- Crítico; de esas raíces partieron dependíamos de nadie; no ren-
mos, Cuba Socialista, dejó de pu- no que, maravilla de las maravi- su grandeza y su miseria. La ta- díamos cuenta a nadie; nadie, sal-
blicarse, y Castro empezó a des- llas, la primera edición en español rea que nos habíamos autoasig- vo nosotros mismos, leía y apro-
potricar contra “la microfracción” de Un día de Iván Denísovich, de nado consistía en contribuir a baba los textos que publicába-
y contra los manuales soviéticos Alexander Solzhenitsin, también rescatar la riqueza original del mos. En muy poco tiempo
de filosofía. Nosotros, que fuimos se publicó en Cuba. Castro había marxismo para conectarla con alcanzamos un prestigio desco-
lo suficientemente ingenuos co- situado al frente del flamante Ins- sus desarrollos históricos y con- munal, debido en gran medida a
mo para considerarnos como los tituto Cubano del Libro nada temporáneos en Europa y tam- una confusión que nos acompa-
“intelectuales orgánicos” de una menos que a un miembro del bién con las culturas cubana y ñó a lo largo de toda la vida de
revolución “tan cubana como las Departamento de Filosofía, Ro- latinoamericana, y utilizar el re- Pensamiento Crítico. Todos los
palmas”, le tomamos la palabra lando Rodríguez, el único de no- sultado como un arma “cargada partidos comunistas en el poder
encantados. Arana regresó a la sotros que tenía vocación de fun- de futuro”. Empezamos a tradu- tenían una revista teórica oficial
URSS, y sus discípulos, suprimi- cionario, aunque el mérito de las cir como locos. Muy pronto en- como parte ineludible de la pa-
dos los manuales, nos quedamos ediciones literarias correspondía tablamos correspondencia y can- rafernalia ideológica. El Partido
sin saber qué hacer exactamente. en realidad a Ambrosio Fornet y je con nuestros pares, las revistas Comunista de Cuba (PCC) no la
No teníamos formación filosófi- Edmundo Desnoes, tan insepa- de la nueva izquierda en otras la- tenía. Pero tanto amigos como
ca, desde luego, e intentamos una rables entonces que los miembros titudes: Cuadernos de Ruedo Ibé- enemigos estaban convencidos
vuelta a los clásicos del marxis- de El Caimán Barbudo, incorre- rico, en el exilio español; Pasado de que esa revista existía y de que
mo combinada con un redescu- gibles, les llamábamos indistin- y Presente, en Buenos Aires; era Pensamiento Crítico. No había
brimiento de clásicos cubanos de tamente Edbrosio Fornoes o Am- Quaderni Rossi y Quaderni Pia- tal, desde luego. Y tanto noso-
los siglos XIX y XX –Varela, Martí, bundo Desnet. centini, en Italia; Partisans, en tros, simples militantes de base,
Varona, Ortiz, Guerra–; con la Pero en el ámbito cubano ha- París; New Left Review, en Lon- como los dirigentes de la buro-
frecuentación de heterodoxos eu- bía mucho más que literatura o dres, y Monthly Review, en Esta- cracia del PCC que nos odiaban,
ropeos de los años veinte –Luc- ciencias sociales; desde La Haba- dos Unidos, entre otras. Amigos lo negábamos enfáticamente. En
kacs, Koch, Gramsci, Luxembur- na se atizaba la creación de un como Perry Anderson, Robin vano. Para todos los observadores
go–; con la de historiadores de la rosario de guerrillas en África y Blackburn, Javier Pradera, era imposible que en un país so-
revolución rusa –Deutscher, América Latina, y se fundaban François Masperó, Paul M. Swe- cialista existiese una revista teóri-
Carr–; con algunos economistas estructuras subversivas tipo Or- ezy, K. S. Karol, Fernando Hen- ca marxista no oficial. Los pro-
bolcheviques de la primera hora ganización Latinoamericana de rique Cardoso, Laura Gonzáles, soviéticos pensaban que hacer-
–Preobazhensky–, y con pensa- Solidaridad (Olas), al frente de la Rossana Rossanda, Saverio Tuti- nos aparecer como autónomos
dores contemporáneos de iz- cual fue situada Haydée Santa- no y otros muchos nos conside- era una vileza; los antisoviéticos
quierda de Europa Occidental maría, también presidenta de la raban sus interlocutores. Todos pensaban que era una viveza.
–Althusser, Marcuse, Adorno, Casa de las Américas, que años pasaban por nuestra oficina si vi- Ninguno creía que era cierto.
Horkheimer–. El cóctel, desde después, como Miguel Rodríguez sitaban Cuba. Régis Debray En lo que a mí respecta, ese
luego, fue explosivo; estaba com- Varela y Eduardo Castañeda, ter- compartió con nosotros muchas malentendido se puso de mani-
puesto por ingredientes similares minaría suicidándose. Asimismo, jornadas durante sus largas es- fiesto durante un viaje que realicé
a los que en París, México y Pra- fue creada la Organización de So- tancias en la isla. Parecíamos go- a Chile como integrante de la de-
ga conducirían a la Revolución lidaridad de los pueblos de Asía, zar de una rara, casi inexplica- legación universitaria invitada por
del 68, y que en Cuba, paradóji- África y América Latina (Tricon- ble, impunidad. En medio del sus homólogos chilenos a la toma
camente, propiciarían el fin de la tinental). No sólo los norteame- caos creado por el propio Castro de posesión del presidente Salva-
revolución. ricanos estaban terriblemente pre- en el aparato de control del par- dor Allende. Yo era el único pro-
Muchos libros de los autores ocupados: también lo estaban los tido la burocracia ideológica no fesor raso en un grupo presidido
citados se tradujeron, publicaron soviéticos. En cambio, los miem- se sentía con autoridad suficien- por el vicerrector docente y for-
y distribuyeron gratuitamente en bros del Departamento de Filo- te como para llamarnos a contar. mado por otros vicerrectores y de-
Cuba entre los años 1966 y sofía de la Universidad de La Ha- Sólo Carlos Rafael Rodríguez, canos; sin embargo, en los foros
1968, por extraña que pueda pa- bana estábamos excitados y feli- sin duda el intelectual más bri- académicos e intelectuales se me
recernos hoy esta situación. ces. La revolución universal iba a llante del comunismo cubano, trataba con particular deferencia
Otros títulos se importaban de hacerse mañana al amanecer y en nos enviaba cartas y comenta- dada mi condición de miembro
México o Argentina y otros los ella nos correspondía la ciclópea rios críticos sobre éste o aquel del equipo director de Pensa-
recibíamos directamente, sin cor- tarea de subvertir, junto a nues- aspecto tratado por la revista; pe- miento Crítico. Esa deferencia po-
tapisa alguna, en inglés, francés o tros colegas de la nueva izquierda ro no lo hacía como un censor, dría quizá estar en la raíz de una
italiano. La disponibilidad de li- en otras latitudes, la cultura del sino con la altura, la elegancia y información absolutamente falsa
teratura de ficción no le iba a la mundo. Para ello había que em- el respeto que lo caracterizaban. que Jorge Edwards reprodujo en
zaga a la de ciencias sociales. Ha- pezar por casa, desde luego; y co- Para nosotros era un privilegio Persona non grata, un libro pio-
bía colecciones de clásicos espa- mo impartíamos clases en todas leer sus opiniones. nero para la comprensión y el
ñoles y cubanos, además de la las carreras de la Universidad y El Estado nos proporcionaba desmontaje de los modos represi-
colección Contemporáneos, de no podíamos ni queríamos utili- los recursos, de modo que no te- vos del castrismo. Allí Edwards
la UNEAC, y la de clásicos y zar los manuales soviéticos em- níamos que preocuparnos ni por dice que durante el susodicho via-
contemporáneos latinoamerica- pezamos a hacerlo a nuestro mo- el financiamiento ni por la dis- je me presenté en una conferencia
nos de Casa de las Américas. Kaf- do irreverente y ecléctico. tribución de la revista, que era en la Universidad de Chile como
capitán de la Seguridad del Esta- ceptible de ser publicado sin aver- caria fue borrada del mapa. Cas- y del Departamento de Filosofía
do, y que a una pregunta sobre gonzarnos en exceso, porque al- tro pretendió enmendarle la pla- de la Universidad de La Habana.
Guillermo Cabrera Infante res- bergábamos la ilusión de desacti- na no sólo a Marx, Engels y Le- El ataque nos llegó inespera-
pondí preguntando a mi vez que var a aquel enemigo tan podero- nin, sino también a Stalin, Jrus- damente y por un flanco, como
si estábamos allí para hablar de so que a fin de cuentas sostenía a chov y Bréznev, y proclamó una correspondía a los hábitos pro-
literatura o de gusanos. No hubo la Cuba de Castro con copiosas delirante innovación teórica que fesionales de quien lo dirigió, el
nada de eso; jamás fui miembro subvenciones a fondo perdido. consistía en “la construcción pa- general del Ejército Raúl Castro,
de la Seguridad del Estado, ni me No encontramos nunca un texto ralela del socialismo y del co- ministro de las Fuerzas Armadas
presente como tal en sitio alguno publicable. Los devolvimos to- munismo”. El dinero perdió to- y segundo secretario del PCC. El
ni usé esa calificación abominable dos, conscientes de que alguien do valor como paso previo al menor de los Castro nos acusó
contra Cabrera Infante a quien los acumulaba como prueba de momento en que sería suprimi- públicamente de “diversionismo
admiro como escritor. Jorge Ed- nuestra ideología antisoviética en do. Cuba produciría 10 millo- ideológico”, y dijo haber recibido
wards no estaba presente en aque- alguna oscura oficina. nes de toneladas de azúcar en la múltiples denuncias de miem-
lla conferencia; doy por hecho La URSS dio un paso más y zafra gigante de 1970 y entonces bros del Ejército y del Ministerio
que actuó sin mala fe y que fue situó un agente en el Departa- la riqueza manaría a raudales del Interior, que estudiaban en
mal informado, pero le agrade- mento de Filosofía. Fue una producida por la conciencia re- la Universidad, contra las debili-
cería mucho que lo aclarara. operación sin sutilezas; el hom- volucionaria de los hombres, se- dades políticas de los integrantes
Pensamiento Crítico fue siem- bre llegó como “asesor”, enviado gún el ejemplo del Che Gueva- del Departamento de Filosofía
pre una publicación autónoma. “desde arriba”, y no pudimos ra al inmolarse en Bolivia. Los en el ejercicio de la docencia. Por
Tanto sus aciertos como sus ca- hacer nada por evitarlo. No re- soviéticos esperaban. Sabían per- añadidura, una ola de rencor y
rencias fueron responsabilidad ex- cuerdo su nombre, pero sí su as- fectamente que todo aquello era envidia se alzó contra nosotros
clusiva de quienes la hicimos. En pecto y su actitud. También era un disparate, que los famosos en la Universidad, capitaneada
la columna de los logros cuenta hispanosoviético, y además tris- 10 millones de toneladas de azú- por Mirta Aguirre, mujer inteli-
un activo impresionante: haber te, alto y hermoso. Hablaba en car no se producirían jamás, y gente, rápida y amarga como la
introducido en la Cuba de Castro voz muy baja, y a diferencia de que entonces llegaría el mo- desgracia. Fidel Castro designó a
y del partido único las inquietu- sus antecesores de la primera ho- mento de apretarle las tuercas a Osvaldo Dorticós Torrado, en
des y reflexiones del 68; en cam- ra, como Arana y Mansilla, no Castro. Entretanto no querían aquel entonces presidente de la
bio, en la del debe acumuló una pretendía dirigir, no daba opi- irritarlo y poner en peligro la in- República, para que se ocupara
deuda impagable: no haber he- niones, no se metía en nada. To- fluencia rusa en la isla, un enor- de nuestro caso. Los miembros
cho honor a su nombre, no haber maba notas. Para proteger a me portaaviones situado a 90 del consejo de redacción de Pen-
pensado críticamente la revolu- Pensamiento Crítico de la acusa- millas de Estados Unidos. samiento Crítico, que éramos a la
ción cubana. En efecto, ni en el ción de antisovietismo que de Gracias a ese desencuentro, vez los líderes del Departamento
seno de la revista ni en el del De- algún modo estaba en el aire, re- Pensamiento Crítico seguía vivo e de Filosofía, tuvimos cinco largas
partamento de Filosofía se pro- buscamos por nuestra cuenta a introduciendo aire en Cuba, reuniones con Dorticós. Lo re-
dujo ningún análisis crítico sobre ver si hallábamos algo parecido a aunque sin atreverse a reflexionar cuerdo como un hombre educa-
la convulsa realidad nacional. Y unas nuevas ciencias sociales en sobre lo que ocurría entre noso- do, culto, con una tranquilidad
pese a ello éramos peligrosos. El la cultura rusa. No encontramos tros. Castro podía permitir que que no lograba ocultar del todo
aire fresco que Pensamiento Crí- nada. Entonces elegimos una fuéramos libres con respecto a su angustia por los destinos del
tico introducía mes tras mes en ciencia abstracta que sí tenía un los soviéticos, jamás con relación país. Más de una vez sostuvo en-
un país cerrado podía crecer, cierto desarrollo en la URSS, la a él mismo. El principio del fin fáticamente ante nosotros que el
transformarse en una ventolera y lógica matemática. Bajo la di- de esta experiencia se produjo en desarrollo de la economía no se
terminar tarde o temprano rección de nuestros especialistas 1970. La zafra gigante fue un lograba con soluciones milagro-
abriendo puertas. La Unión So- en el tema, Luciano García Ga- fracaso descomunal que hundió sas y voluntarismos. Afirmación
viética, diestra en represiones ide- rrido y Eramis Bueno Sánchez, el país más profundamente aún peligrosa en la Cuba de 1971,
ológicas, lo advirtió desde el prin- preparamos un número en el en la miseria. El 26 de julio de donde el mayor milagrero vo-
cipio y empezó a emitir claras se- que había una amplia presencia ese año, en la Plaza de la Revo- luntarista era Fidel Castro, que
ñales de desacuerdo. Con cierta de buenos textos especializados, lución, Castro dijo que quizá de- recién había cosechado un fraca-
regularidad, la oficina de la agen- traducidos del ruso, que a la lar- bía renunciar. No lo hizo, des- so monumental en la zafra de los
cia de noticias Tass en La Habana ga no nos serviría de nada. graciadamente. Tuvo el cinismo 10 millones. Para mí era eviden-
enviaba a la redacción de la re- Entretanto, Cuba se desmo- de proclamar que su aprendizaje te que Dorticós estaba de nuestro
vista horrendos artículos de pro- ronaba minuto a minuto. El Fi- le había costado mucho a la na- lado y que después de algún ra-
pagandistas soviéticos, acompa- del Castro más soberbio y de- ción y que, por tanto, estaba dis- papolvo verbal el Departamento
ñados de la solicitud de que los mencial de estos 40 años de pe- puesto a seguir sacrificándose y a de Filosofía y Pensamiento Críti-
publicáramos y de que si decidía- sadilla decretó una “ofensiva conservar todos sus cargos. Hoy, co proseguirían su trabajo.
mos no hacerlo los devolviéra- revolucionaria” que tuvo conse- 30 años después, Cuba continúa Pero de pronto los encuentros
mos. Eran copias mimeografia- cuencias funestas, de las que la costeando a base de sangre, su- con Dorticós se suspendieron;
das, por lo general sucias, a las isla no se ha recuperado todavía dor y lágrimas su ilimitada ego- durante un par de semanas ali-
que a veces les faltaba incluso al- hoy, más de 34 años después. Su latría. Pero los soviéticos, que ha- mentamos la ansiedad con filtra-
guna página. Las leíamos afano- aspecto más letal fue la sistemá- cia 1970 lo mantenían a base de ciones. Se decía que nuestra si-
samente, con la esperanza de en- tica destrucción del aparato de rublos y petróleo, le impusieron tuación era delicadísima, que en
contrar al menos un artículo que control del Estado; toda la ma- ciertas condiciones. Una de ellas el seno del buró político del co-
fuera mínimamente decente, sus- quinaria administrativa y ban- fue el fin de Pensamiento Crítico mité central sólo nos defendían
Dorticós y Carlos Rafael Rodrí- peranza se trocó en infierno en y contra la revista Pensamiento sal, Miami, 1997), donde se re-
guez, las dos únicas personas cul- las novelas Las iniciales de la tie- Crítico repitió sus acusaciones, cogen textualmente las actas de
tas de aquella institución. Para rra (que estuvo prohibida duran- un cuarto de siglo después, con- aquel vil proceso inquisitorial,
salvar los muebles, se decía, ha- te 12 años, desde 1973 hasta tra el CEA y la revista Cuadernos en el que el objetivo consiste en
bían propuesto un plan de acuer- 1985, y se publicó en Madrid y de Nuestra América. En efecto, en destrozar la autoestima de los
do al cual Pensamiento Crítico se- La Habana en 1987); Las pala- 1996, el segundo secretario del vencidos. Mi espíritu estaba en-
guiría publicándose y el Depar- bras perdidas (1992), que escribí comité central del Partido Co- tre ellos, con ellos. Sé perfecta-
tamento de Filosofía dejaría de en La Habana pero que no se pu- munista de Cuba y ministro de mente que no aprueban mi crí-
ejercer la docencia para dedicar- blicó en Cuba; La piel y la más- las Fuerzas Armadas dijo en un tica radical al castrismo ni mi
se exclusivamente a la investiga- cara (1996) y Dime algo sobre discurso ante el V Pleno del Co- decisión de haber permanecido
ción, pues era necesario conser- Cuba (1998), escritas y publica- mité Central del PCC: en el exilio, ni tampoco la de
var al grupo en bien del futuro das en España. Además, abando- editar la revista Encuentro de la
“Se ha hablado incluso de usar co-
del país. Un buen día nos con- né mis intenciones de editar re- mo modelo para algunas de estas pu-
Cultural Cubana. Pese a ello, yo
vocaron a las oficinas del comité vistas y escribir ensayos y no las blicaciones especializadas a Pensamien- los consideré, los considero y los
central del partido. No nos reci- retomé hasta 1991, cuando asu- to Crítico, la revista que jugó un papel seguiré considerando mis ami-
bió Osvaldo Dorticós ni Carlos mí el exilio como destino. En- diversionista en la década de los sesen- gos. Sólo deseo que alguna vez
Rafael Rodríguez sino Jesús tonces ya había acumulado frus- ta. Pensamiento Crítico en su momento, tengamos un país en el que po-
Montané, un hombre harto li- traciones más que suficientes co- como algunos de los trabajos que han damos vivir todos, y querernos
circulado entre nosotros en los últimos
mitado, gris como un oficinista mo para reconocer que todo más allá de nuestras discrepan-
tiempos, se corresponden, consciente-
en paro, que nos comunicó de intento de modificar el totalita- mente o no, con quienes alientan de cias, y en él una revista donde
manera terminante que tanto rismo castrista desde dentro esta- surgimiento en Cuba de quintacolum- discutir pública, democrática,
Pensamiento Crítico como el De- ba condenado por definición al nistas”. pacífica, civilizadamente nues-
partamento de Filosofía serían más absoluto fracaso y empecé a tros muchos desacuerdos. n
clausurados de inmediato por ór- acumular coraje para analizar crí- Para que quedara constancia
denes de la dirección del partido. ticamente tanto la revolución cu- de la nueva vendetta reproduje
No se nos permitió discutir ni bana como mi propio pasado, sin los fragmentos más significati-
argumentar. Y así desapareció dejar por ello de ser un hombre vos de ese discurso abyecto en el
aquel universo, como cortado de de izquierda. Mis colegas y ami- número 1 de la revista Encuen-
raíz por un golpe de machete. Al- gos de Pensamiento Crítico y de tro de la Cultura Cubana, una
gún tiempo después Osvaldo El Caimán Barbudo, más tercos y publicación que fundé en Ma-
Dorticós se suicidó, como ya lo obstinados que yo, sacaron otras drid en 1996 junto a amigos del
habían hecho Haydée Santama- conclusiones. Pero nunca se ene- exilio y de la isla, con la inten-
ría, Miguel Rodríguez Varela, mistaron ni se denunciaron entre ción de contribuir a que Cuba
Eduardo Castañeda y tantos y sí ni obtuvieron privilegios espe- descubra por fin los caminos de
tantos otros hijos de Saturno. Un ciales de parte del régimen. Con la democracia y del consenso,
buen día, una motoniveladora el tiempo, los líderes de opinión supere el odio y la sed de ven-
enorme llegó a la casa que había del desaparecido Departamento ganza, y desarrolle la memoria
sido sede del Departamento de de Filosofía –Aurelio Alonso, histórica y la capacidad de aná-
Filosofía –una edificación noble, Hugo Azcuy, Fernando Martínez lisis crítico como fundamentos
de dos pisos, que antes de la re- y Juan Valdés Paz– volvieron a de un futuro de paz.
volución había pertenecido a un reunirse en el Centro de Estu- Entretanto, en la isla, los
dentista, sita en la calle K núme- dios de América (CEA), y junto miembros del CEA fueron dis-
ro 507, en el Vedado, muy cerca a miembros de generaciones más persados como tropas vencidas,
de la Universidad– y la destruyó jóvenes emprendieron la edición como lo habían sido los inte-
por completo, como a un recin- de una nueva revista, Cuadernos grantes del Departamento de Fi-
to maldito. Todavía hay allí un de Nuestra América. Cometieron, losofía 25 años antes. Hugo Az-
solar yermo; quizá el día menos además, el desacato –que les hon- cuy, el mejor y más ingenuo de
pensado levanten en aquel sitio ra– de investigar y escribir sobre todos nosotros, y el que más le-
un hotel para turistas. problemas de la Cuba contem- jos había llegado en la crítica al
Entre los más de 50 miem- poránea. castrismo entre los miembros
bros del Departamento de Filo- Pero ya el viejo Hegel había del CEA en una serie de ensayos
sofía y entre los seis integrantes advertido que la historia se repi- sobre los vacíos jurídicos de la
de la redacción de Pensamiento te. Además, no siempre lo hace Cuba contemporánea, no pudo
Crítico, como antes en la de El una vez como tragedia y otra co- soportar ese reencuentro con el
Caimán Barbudo, no hubo ni un mo farsa; según apostilló Marx, destino de los humillados en un
solo traidor; nadie que se desdi- puede perfectamente hacerlo am- régimen totalitario y murió de
jera públicamente de lo hecho y bas veces como tragedia. Así fue un infarto, otra de las tantas for-
pensado. Nos dispersaron, por entre nosotros. El mismo general mas de ser devorado por lo que
supuesto, como a un clan derro- Raúl Castro que había funciona- Sergio Ramírez llamó “las fauces
tado. Yo me refugié en la litera- do como martillo de herejes con- de Saturno”. Existe un libro es- Jesús Díaz es escritor y cineasta. Autor
tura, mi mayor vocación, e in- tra el Departamento de Filosofía tremecedor (Maurizio Giuliano, de las novelas Las iniciales de la Tierra
tenté dar cuenta de cómo la es- de la Universidad de La Habana El caso CEA, ediciones Univer- y Las palabras perdidas.
LA SUTURA CERVANTINA
Dos ejemplos negativos de la utopía literaria como escritura de compensación
MIGUEL CATALÁN
“Y diciendo y haciendo, desenvainó la reales los abusos representados fue un avispado reseñista del Ti- He aquí el resumen que hace el
espada, y de un brinco se puso junto al en la sesión de guiñol de Maese mes Literary Supplement quien hijo de Wells de la carta en cues-
retablo, y con acelerada y nunca vista Pedro, se decidió a interrumpir tuvo la maligna idea de pasar la tión:
furia comenzó a llover cuchilladas so-
bre la titerera morisma”.
la función para hacer justicia1. utopía por el cedazo de la vida
“El tono (…) era de abierto rego-
De suerte no menos cervantina, real; al hacerlo, trastocaría la deo. En ella, Shaw le hacía saber a mi
Don Quijote, II, XXVI
el primero de estos errores cate- función de lo escrito, saltando padre [Wells] de qué modo iba a ex-
goriales fue malicioso y tuvo de un golpe verdaderamente plotarse la cuestión del amor libre en la
inminente lucha por el poder, y lo ha-
H
aciendo uso de la histo- unos efectos más bien cómicos; inesperado los límites del papel
cía mediante la irónica sugerencia de
ria, la biografía y el análi- el segundo fue ingenuo y tuvo y obteniendo el mismo lamen-
que quizá los Shaw y los Wells debe-
sis de contenidos litera- efectos más bien trágicos. table resultado que los mando- rían reunirse y organizar una juerga a
rios, intento mostrar en un en- bles del bueno de Don Quijote cuatro, como la que se proponía al tér-
sayo que se publicará en los El amor libre destrozando el teatrillo de las fá- mino de su novela. De ahí pasaba a
próximos meses cómo una bue- Precisamos, para entender el pri- bulas. He aquí el fragmento más darle un esbozo global de los mínimos
sobre los que la Vieja Guardia podría
na porción de las utopías litera- mero de estos casos, situarnos inesperado de su reseña a En estar de acuerdo para poner fin a la
rias fueron concebidas, no tanto en el contexto de la lucha cívica tiempos del cometa: disputa, sin obligar a mi padre a vivir
pensando en la utilidad general por la igualdad de derechos de la una humillación en público”4.
“Las esposas de los socialistas, al
de su posible realización futura, mujer en que estaba empeñado igual que sus bienes, han de ponerse a
sino, más bien al contrario, co- H. G. Wells a principios del si- disposición del prójimo. El amor libre Si bien es cierto que Wells sa-
mo un ajuste de cuentas del au- glo XX. En 1903, Wells publica ha de ser, según el señor Wells, la esen- lió del paso en aquel acto pú-
tor con su propio pasado, cuyo una utopía literaria titulada En cia de un nuevo Contrato Social. Por blico gracias a la disposición en-
último sentido se agotaba en el tiempos del cometa. Allí ensalza, fuerza hay que preguntarse hasta qué tregada de la audiencia, no lo es
hecho mismo de la escritura. desde luego que en brazos de la punto estará dispuesto a insistir sobre menos que los miembros de la
este detalle dentro de los estatutos que,
Pronto hube de preguntarme ficción, los deliciosos encantos Sociedad Fabiana considerarían
según es de dominio público, tanto de-
por la situación de aquellos lec- del amor libre2. Pocas semanas sea redactar para la Sociedad Fabiana; inapropiada en adelante, no ya
tores que, arrebatados por la después de que los salones de la hay que preguntarse, por descontado, la práctica del sexo colectivo en
emoción del relato, pudieran buena sociedad londinense elo- qué dirá el resto de los fabianos”3. su seno, sino la sola mención del
malentender la función centrí- giaran la audacia de aquella na- episodio5.
fuga, meramente fantasiosa, de rración, Wells había de presentar ¿Cómo reacciona G. B. Shaw,
este o aquel viaje utópico, y to- en el mundo real las bases de la que se encuentra en la misma Viaje a Icaria
maran literalmente en serio sus Sociedad Fabiana, agrupación a trinchera política que Wells, a la En cuanto al segundo caso de
construcciones: algo así como si la que pertenecía por entonces. propuesta del reseñista de intro- interferencia, alude a la inter-
el autor hubiera dibujado un Dos facciones se disputaban el ducir el mandato del amor libre pretación al pie de la letra que
croquis mientras escrutaba des- control de la Sociedad Fabiana en los nuevos estatutos de la aso- hizo el periodista catalán Joan
de una colina los campos que al en aquellos momentos: a un la- ciación? Al fin y al cabo, sólo se Rovira del Voyage en Icarie, de
día siguiente hubiera de cruzar, do se encontraba la llamada trata de poner en práctica entre Cabet. La descripción inventada
en vez de hacerlo de memoria y “Vieja Guardia”, en tanto que los propios convencidos aquello que hizo el político francés
dejando a las espaldas la tierra Wells, G. B. Shaw y otros ami- que se propone como bueno, a Étienne Cabet de un país sin
que le expulsó. No tardé en en- gos pretendían forzar el relevo. largo plazo, para toda la huma- propiedad ni moneda, salarios
contrar dos casos reales que Como cuenta Anthony West, nidad. ¿Quiénes otros, sino los ni impuestos, envidia ni celos,
aportaban valiosos detalles de miembros del propio grupo, de- lujuria ni codicia, deslumbra a
esta sobreimpresión hermenéu- berían ensayar la fórmula en pri- un joven Rovira. El ideal icaria-
tica. En ambos, quien sutura la 1 Cervantes: Don Quijote de La Man- mer lugar? Por lo pronto, G. B. no había llegado a Cataluña ha-
disociación mental del autor cha, II, 26. Shaw envía una apresurada nota cia 1847 de la mano de Narcís
2 “In the old days”, recuerda el prota-
utópico entre aquello que pro- a su amigo Wells; en ella, Shaw Monturiol, que fundó, junto a
gonista, “love was a cruel propietary
pone y aquello que verdadera- thing. But Now Anna could let Nettie li-
le cuenta que ha leído la reseña Martí Carlé, un periódico ica-
mente está dispuesto a llevar a ve in the world of my mind, as freely as a del Times Literary Supplement. riano bajo la cabecera de La Fra-
cabo no es otro sino el propio rose will suffer the presence of white li-
lector. Y lo hace siguiendo el lies”. Wells, H. G.: ‘In the Days of the
Comet’, en The Complete Science Fiction
modelo cervantino de aquel Treasury of H. G. Wells, pág. 855. Viking 3 West, Anthony: H. G. Wells, pág. 4 Op. cit., págs. 332-333.
Alonso Quijano que, al creer Books, Nueva York, 1978. 331. Circe, Barcelona, 1993. 5 Íbíd., pág. 355.
pia, pág. 87. Club del Llibre Català, Mé- Miguel Catalán es profesor de Ética
xico DF, 1958. de la Comunicación en la Universidad
9 Morton, A. L.: Las utopías socialistas, Cardenal Herrera-CEU. Autor de Pro-
pág. 135. Martínez Roca, Barcelona, 1970. ceso a la guerra.
JUSTO SERNA
Ni la muerte, ni la fatalidad, ni la reaparecen con nuevo formato con ideas detestables, equivoca- nea.
ansiedad pueden producir la insoportable para cautivar así a viejos y nuevos das, en las que se empecinó más Decía Fernando Savater que
desesperación que resulta de perder la lectores están los del escritor nor- allá de lo que a él mismo le con- Lovecraft fue un maestro de la
propia identidad. Sumergirse en la nada
supone caer en un olvido apacible; pero
teamericano Howard Phillips Lo- venía. insinuación, que sus criaturas es-
tener conciencia de existir y saber, no vecraft. Agrupados en una Bi- ¿Y su obra? Si atendemos a lo taban más sugeridas que descri-
obstante, que ya no se es un ser definido, blioteca temática de fantasía y te- que de ella se sabe y sabemos, es tas. No estoy muy seguro de ello.
distinto de los demás seres, que ya no se rror, podemos volver a leer En la evidente que, en principio, tam- Más bien diría lo contrario: que
posee la propia mismidad, es la indecible cripta, El caso de Charles Dexter poco lo convierte en un autor son sus monstruos unos entes
culminación del horror y de la angustia.
Ward, El horror de Dunwich, En digno de figurar en las historias más vistos que entrevistos, unos
Howard Phillips Lovecraft las montañas de la locura y Los canónicas de la literatura. Por entes a los que su creador se em-
mitos de Cthulhu. ¿Tiene algún ejemplo, Harold Bloom ni lo peña en describir; que, además,
U
no de los sucesos culturales sentido regresar hoy a Lovecraft? menciona. Probablemente por- siempre son los mismos (los te-
de la temporada es, sin du- ¿Se justifica la reimpresión (o, que ninguno de sus relatos le con- rribles y repulsivos Primigenios)
da, la renovación de los mejor, la reedición) de esos volú- ceda la inmortalidad. De hecho, y y que, para tedio nuestro, están
fondos y de las colecciones de menes? ¿Pueden cautivar sus rela- como es bien sabido, no consi- aquejados de una maldad incon-
Alianza Editorial. Podremos acep- tos a los jóvenes actuales o, más guió publicar dignamente en vi- mensurable, sin veta alguna de
tar los cambios introducidos, la extensamente, a aquellos que no da, y sólo algunos de sus segui- bondad. Más aún, esas radiogra-
lógica con que sus responsables son habituales del género? Quie- dores más fieles –entre ellos, su fías del monstruo son reiterati-
esperan ayudarnos y orientarnos, ro interrogarme, en fin, sobre las aventajado y aprovechado discí- vas y previsibles, sin ambigüe-
o, por el contrario, lamentar el razones que podemos tener para pulo August Derleth– lograron dad: son híbridos (de humanos,
desconcierto en que nos han su- volver a Lovecraft. reunir sus narraciones editándolas rapaces, batracios, saurios, etcé-
mido; podremos celebrar la de- Empecemos por lo más ob- en varios volúmenes post mortem. tera), sublimación de ese odio a
saparición de “El (viejo) Libro de vio. Lo que sabemos de él, lo que Es más, uno de los aspectos me- la identidad mestiza, “antinatu-
Bolsillo”, su reconversión temáti- de su biografía se sabe, no le be- nos felices de su destino literario ral” que su racismo expresa; y les
ca más racional, menos depen- neficia, y nos lo convierte en un sigue siendo la dificultad de uni- inviste de un aura terrorífica em-
diente del número currens, o, por personaje escasamente atractivo, versalizar su recepción y su acogi- pleando unos adjetivos enfáticos
el contrario, protestar por la eli- incluso odioso. Fue, en efecto, da: parece que hay que formar (nocturnal, ominoso, abomina-
minación parcial de un fondo un tipo solitario, obsesivo y mi- parte de una cofradía de conven- ble, alucinante, ignominioso, he-
que era nuestro patrimonio, con sántropo, aquejado de una tortu- cidos, de una secta invisible, pa- diondo, mefítico, etcétera), ad-
el que crecimos, con el que ma- rada sociabilidad, alienado de su ra así valorar sus fantasías, para jetivos en los que el efecto no es
duramos; podremos aprobar el tiempo, enemistado con la mo- perpetuar su memoria y sus fic- consecuencia sino requisito pre-
nuevo diseño de sus cubiertas, su dernidad, huido a un pasado fan- ciones y para rendirle tributo. Es- vio. No menos reiterativos son el
puesta al día, su composición ma- tástico y ajeno a un mundo que te hecho –a qué negarlo– me re- esquema básico de sus relatos, los
terial más moderna, o, por el con- era el suyo, pero contra el que sulta muy antipático y, por mi personajes en los que se sustenta
trario, deplorar su falta de auste- se rebelaba. Detestó el progreso, parte, al menos, me niego a for- la acción y los narradores que
ridad, sus colores chillones, su la luz y el mestizaje y, como con- mar fratrías de iguales sólo por- cuentan el hallazgo, el suceso o la
adocenamiento indiferenciado. secuencia de ello, lamentó la in- que se reconoce a un mismo pro- atrocidad. Son, generalmente,
En lo que, sin embargo, debere- dependencia norteamericana, genitor. Pero hay más. Sus críticos eruditos (antropólogos, arqueó-
mos convenir todos es en la opor- profesándose racista y admirador más feroces, por ejemplo Borges, logos, médicos o, sin más, rentis-
tunidad mercantil de esos cam- acérrimo de lo británico o, mejor, no se equivocan cuando le repro- tas interesados por el pasado)
bios, una operación juiciosa que de lo que él creyó que era lo bri- chan lo repetitivo de sus fantasías pertenecientes a las buenas y an-
devuelve actualidad a un riquísi- tánico. Soñó con una Nueva In- y de sus recursos. Tan reiterativo tiguas familias de Nueva Inglate-
mo fondo con el que muchos nos glaterra aferrada a la tradición eu- fue, tan evidentes llegaron a ser rra que reciben como legados ca-
identificamos. Esos cambios per- ropea, blanca y sin confusión de sus ficciones tremebundas –co- sas, cuadros, lámparas u otros ob-
miten, en efecto, exhumar unos razas. Se pensó como un caba- mo las calificaba el narrador ar- jetos dotados de historia, de
libros que, en su mayoría, son clá- llero, con la fantasía propia de gentino en alguna página–, que linaje; pero son también herede-
sicos de nuestro tiempo y que, quien estaba enajenado. Fue, no había lugar para la sorpresa ros de un horror antiguo, de una
por eso mismo, han merecido el efectivamente, un personaje an- y, con ello, sus relatos –para des- culpa no satisfecha; son, en efec-
interés de sucesivas generaciones. tipático, disgustado, reacciona- dicha de sus lectores– no acaba- to, eruditos que averiguan en sus
Entre los volúmenes que ahora rio, con desatinos obstinados y ban dependiendo de la última lí- apellidos una prosapia de brujos,
midad de origen, hay filiaciones lo que es, un monstruo sin repa- travíos del presente: acérrimos terror, Los que vigilan desde el tiempo.
impuras y mezclas imposibles que ración, un ser impuro y defor- opositores de la sociedad que les Alianza Editorial, Madrid, 1976 y 1981.
no cabe reprochar sólo al presen- me. El ciudadano Lovecraft se toca vivir, aciertan a ver lo que Otras referencias bibliográficas:
te o a las migraciones incontrola- pensó como caballero, se invistió sus contemporáneos no quieren
das, sino que son tan antiguas co- de una calidad linajuda y se en- ver por ceguera o miopía. Escép- ARISTÓTELES: Arte poética. Taurus, Ma-
drid, 1987.
mo las brujas de Salem o tan in- nobleció con una progenie sin ticos del porvenir, extraños para
creíbles como el amancebamiento tacha, libre de advenedizos y de sí mismos y para los suyos, los BARJALIA, J. J.: H. P. Lovecraft. El ho-
bestial de peces-rana y humanos. mestizos. Pero el escritor Love- reaccionarios feroces son los me- rror sobrenatural. Almagesto, Buenos
En nuestros genes, en los genes craft, aquel que imaginó perso- jores: con su prescencia y su in- Aires, 1996.
de los más antiguos habitantes de najes adversarios de la moderni- moderación, asustan incluso a BLOOM, H.: El canon occidental. Ana-
Nueva Inglaterra, hay monstruos dad, fue también aquel que des- aquellos correligionarios más ti- grama, Barcelona, 1995.
y hay imperfección, hay una mal- cubrió en sí mismo, en sus bios. Al decir de Cioran, ése fue
BORGES, J. L.: La introducción a la lite-
dad sin medida, hay una fealdad proyecciones literarias, la man- el caso, por ejemplo, de Joseph ratura norteamericana. Alianza, Ma-
insoportable. ¿No será eso preci- cha del mestizaje, aquel que se de Maistre. Algo similar podría drid, 1998.
samente lo que descubre el pro- supo hijo de la confusión de ra- predicarse del extraviado Love-
CIORAN, E.: ‘Ensayo sobre el pensa-
tagonista de El extraño cuando se zas y del apareamiento entre bes- craft. Sus escasos amigos, sus pri-
miento reaccionario’, en Ejercicios de
contempla por primera vez en el tias y hombres. Ese descubri- meros lectores, sus familiares y, admiración y otros textos. Tusquets, Bar-
espejo? Este relato, que Derleth miento, que es apreciable en sus en fin, quienes le conocieron le celona, 1992.
no valora mucho por ser sólo un relatos, no le salva de su odioso reprocharon en mayor o menor
CORTÉS, J. M.: Orden y caos. Un estu-
homenaje de Lovecraft a Poe, po- racismo ni le disculpa, y, por medida sus desatinos, su vida ere-
dio cultural sobre lo monstruoso en el ar-
demos en efecto considerarlo co- tanto, no lo invoco para apaci- mítica y el idealismo malsano te. Anagrama, Barcelona, 1997.
mo una relectura de su William guar las conciencias dengosas y con el que condenaba la América
Wilson y, por tanto, del desdobla- correctas de quienes lo leemos, contemporánea. Ahora bien, es ECO, U.: Il superuomo di massa. Retori-
ca e ideologia nel romanzo popolare.
miento monstruoso, real o es- sino que lo señalo por el fatalis- precisamente de ese extravío de
Bompiani, Milán, 1988.
pecular, del yo que me constituye mo paradójicamente realista con donde procede lo mejor de su
y me acosa. El extraño, como el que sus ficciones se oponen y se producción. No nos interesan sus FREUD, S.: ‘La novela familiar del neu-
escritor, es un personaje triste con sobreponen a la vida puritana, ideas; nos interesa su obra, la su- rótico’, en Obras completas. Biblioteca
Nueva-Orbis, vol. VII, Barcelona, 1988.
el desamparo propio de quien no altanera, falsa y alucinada del ca- blimación terrorífica con que las — ‘Lo siniestro’, en Obras completas.
tiene a nadie como su igual, con ballero de Providence. expresó y en la que él mismo se Biblioteca Nueva-Orbis, vol. XIII, Bar-
la amargura de quien se siente en H. P. Lovecraft no entendía la involucró. Aunque sólo fuera por celona, 1988.
desagrado consigo mismo, con el marcha del mundo, deploraba el eso, aunque sólo fuera por este
LUPOFF, R.: El libro de Lovecraft. Val-
desánimo de quien se ve a sí mis- curso acelerado de una moder- descubrimiento doloroso, aun- demar, Madrid, 1992.
mo como una amenaza. nidad envilecida, democrática y que sólo fuera por esta lúcida
Ésa es precisamente la para- mercantil, y le oponía en alea- desdicha, que es nuestro propio y RUBERT DE VENTOS, X.: De la moder-
doja del solitario de Providence. ción imposible un elitismo liberal siniestro autodescubrimiento, nidad. Península, Barcelona, 1979.
Por un lado, en la vida real, con y un pensamiento abiertamente valdría la pena volver a las ficcio- SAVATER, F.: Malos y malditos. Alfa-
un padre loco y sifilítico, al que reaccionario, incluso fascista. La nes de Lovecraft. n guara, Madrid, 1996.
una temprana muerte le arreba- cirugía política que proponía era
SERNA, J.: ‘Frankenstein en la Academia.
tó, y con una madre posesiva y un delirio impracticable y, gra- Literatura e historia cultural’, en CLAVES
puritana, H. P. Lovecraft se vio cias a Dios, no tuvo traslado in- DE RAZÓN PRÁCTICA, núm. 66, 1996.
como un caballero de estirpe bri- mediato y evidente en su obra de
BIBLIOGRAFÍA SPRAGUE DE CAMP, L.: Lovecraft. Una
tánica; y así, como si de una “no- ficción. Sin embargo, no es tan
biografía. Valdemar, Madrid, 1992.
vela familiar” se tratara, alum- fácil desechar la parte ideológica Obras de Lovecraft reeditadas en Bi-
brará la ficción cotidiana en la del escritor; no es tan sencillo, en blioteca de fantasía y terror objeto de
que quiso creer, la de su propia efecto, descartar por olvidable lo este comentario:
imagen retocada. En sus relatos, que pensó acerca del mundo. La En la cripta, El caso de Charles Dexter
por el contrario, ese caballero, incomodidad que nos provoca Ward, El horror de Dunwich, En las
que efectivamente procede de las Lovecraft estriba precisamente en montañas de la locura y Los mitos de Ct-
buenas familias de Nueva Ingla- eso: fue su disgusto existencial, hulhu. Alianza Editorial, Madrid, 1998
y 1999.
terra, ese personaje que real- su propia incomodidad, lo que
mente se sabe heredero de los alumbró sus ficciones más efica- Otras obras de Lovecraft también em-
primeros pobladores, se descu- ces. Fue su perspicacia de reac- pleadas:
bre a la vez monstruoso, híbrido, cionario lo que le llevó a recrear Viajes al otro mundo, Dagón y otros
descendiente de una promiscui- el mundo más allá del dato exis- cuentos macabros, El clérigo malvado y
dad culpable. Dicho de otro mo- tencial, más allá de ese mundo otros relatos, El horror en la literatura.
do, es en sus ficciones en donde sin misterio al que tuvo que en- Alianza Editorial, Madrid, 1971, 1982,
la verdad dolorosa cobra fuerza frentarse, más allá de ese mundo 1983 y 1984.
frente a la mentira consoladora transparente aclarado por la físi- Otras obras de Lovecraft (en “colabo-
Justo Serna es profesor de Historia
de la vida real: es en el relato en ca. Decía Xavier Rubert de Ven- ración” con August Derleth) también
Contemporánea en la Universidad de
donde invierte la fantasía de la tós en De la modernidad que los empleadas:
Valencia. Su último libro publicado,
novela familiar, en donde se reaccionarios tienen gran clarivi- La habitación cerrada y otros cuentos de del que es coautor, es Cómo se escribe la
arranca la máscara y se ve como dencia para diagnosticar los ex- microhistoria.
PENSAR HISTÓRICAMENTE
PABLO F. LUNA
E
n el número 95 de la revis- la tarea y el vocabulario del his- es un tribunal universal, ni el acción”. Empujando dicho en-
ta CLAVES DE RAZÓN toriador. Evidentemente, se pue- historiador un juez supremo; de foque hasta sus últimas conse-
PRÁCTICA, correspondiente den cuestionar e incluso desechar la misma manera que no hay cuencias, el desenlace de la Gran
al mes de septiembre de 1999, tales progresos; está en la libertad procesos y juicios para la histo- Guerra se volvería simplemente
ha aparecido el artículo La del individuo. Sin embargo, no ria, sino más bien una historia un asunto de modalidad de aná-
egohistoria de Pierre Vilar, firma- se debiera ignorar su existencia que ayuda a aclarar y compren- lisis. Si fuera el único ejemplo de
do por Justo Serna, profesor en ni perder la consciencia del he- der dichos juicios y procesos. Pe- desliz, pensaríamos que se trata
la Universidad de Valencia. Su cho de que, cuando no se los to- ro ello no significa, como lo da a de un error o un apresuramien-
finalidad ha sido la de reseñar la ma en cuenta, se corre el riesgo entender Serna, que el historia- to en la redacción de la reseña.
obra más reciente publicada por de regresar a las fórmulas más os- dor deba compartir las opinio- Pero, lamentablemente, la lec-
aquel historiador francés, inti- curas del positivismo decimonó- nes, los valores y la moralidad tura del texto de Serna revela
tulada Pensar históricamente nico. de dichos protagonistas. Que el otros ejemplos de confusión si-
(Crítica, Barcelona, 1997, 240 Prosiguiendo con su intro- historiador pueda tener simpatía milares. Ya volveremos sobre
págs.). Bien conocido del públi- ducción, Serna presenta el plan por su objeto de trabajo, o por ellos.
co y los especialistas españoles, general que seguirá su reseña. un segmento de él, no conlleva a Siguiendo por este camino,
no me detendré en recordar la Para acometer luego la ambi- su transformación en fiscal o en Serna intenta luego retomar la
importancia de la producción güedad que piensa encontrar en abogado de la defensa. polémica suscitada por la oposi-
intelectual de Pierre Vilar. La re- las tesis de Pierre Vilar cuando Éstos son también algunos de ción entre los enfoques subjeti-
seña, en cambio, tanto por su éste examina la problemática de los elementos en los que la per- vos de lo social y los enfoques
tono como por su contenido, las pertenencias. Ambigüedad cepción del papel del historia- sociales de la subjetividad, en
me ha incitado a formular algu- porque, continúa el reseñador, dor ha hecho progresos ostensi- boga en Francia, a fines de los
nos comentarios y reflexiones. le parece que Vilar acepta como bles, en el siglo que se acaba. En ochenta, comienzos de los no-
Luego de un preámbulo rela- “inevitable, esencial y deseable” este sentido, en Pensar histórica- venta. Pero esta invocación sólo
tivamente largo, en el que Serna la definición del individuo a mente, la reflexión de Vilar sobre es formal. No se la plantea ver-
promete una crítica respetuosa, partir de tales pertenencias; se 1914 y la sacralización de lo co- daderamente; tal vez hubiese si-
desprovista de arrogancia y jac- trata, sin embargo, de tres adje- mún, es ejemplar, en la amplia do más interesante hacerlo, para
tancia, entramos de lleno en tivos perfectamente ajenos al li- acepción del término. Pero Ser- los efectos de su reseña. Desa-
materia. Y el reseñador lo hace bro, sobre los que más le hubie- na no lo entiende así y, median- fortunadamente, sólo recurre a
enfocando el estilo de la obra y ra valido a Serna desarrollar una te una insólita operación de ella en varios pasajes de su texto,
comparándolo (lo hará varias ve- explicación detallada. Porque el imputación, achaca al modo de con la finalidad de descalificar la
ces en su texto) con el que, en su lector atento de la obra tampoco análisis y a la reflexión vilarianas opción asumida por Pierre Vilar,
opinión, sería el de los historia- tendría mayor dificultad en con- la responsabilidad de lo ocurri- para poner de relieve la parte del
dores, caracterizado por su vo- cluir en la ausencia de tal “acep- do. Y no sólo se la carga a Pierre individuo no marcada por las
cabulario “transparente y neu- tación” que Serna pretende ha- Vilar, sino también a toda la tra- pertenencias de grupo y repro-
tro”. Así, de entrada, el autor de ber hallado. Pero, más impor- dición del análisis de las estruc- charle a Vilar el que no hable
la reseña se vale de fórmulas que tante aún, convendría recordar turas internas de los fenómenos de ella. Ciertamente, no era el
desconocen la consciencia que ha aquí que el trabajo del historia- históricos (Marx, Durkheim), objeto de reflexión del autor re-
adquirido el historiador del he- dor no es aceptar como inevita- incluso a lo que él denomina la señado. Pero la requisitoria con-
cho de que él también está en la bles o rechazar como evitables “tradición de Annales” (en blo- tra el historiador francés va más
historia y en particular en la his- los procesos históricos (y su de- que, lo que pocos espíritus con- allá y apunta a una presunta ne-
toria que él reconstituye, en la de senlace), ni los acontecimientos, temporáneos se atreven a hacer, gligencia analítica respecto a la
su propio objeto de investigación ni la forma como los protago- luego del émiettement de los autonomía y la responsabilidad
o reflexión. Durante el siglo XX, nistas del periodo consideran la años ochenta y noventa) y a la del sujeto, que Vilar sacrificaría
la ciencia histórica ha progresa- correlación entre sus ideas y su tradición psicosociológica de en aras de componentes ex-
do en diversos campos y senti- existencia y su traducción en ac- raigambre freudiana. Y lo que traindividuales. La obra de Vilar,
dos, y dichos avances le han per- tos. El historiador debe com- pudiera parecer absurdo se vuel- como saben los historiadores, es-
mitido, en particular, superar la prender por qué se produjeron ve realidad. Todos son acusados tá llena de consideración res-
clásica disyuntiva entre objeti- los fenómenos que analiza y el culpables, de haber “doblegado pecto al papel efectivo que de-
vidad y subjetividad, despejando encadenamiento de sus circuns- la voluntad individualista”, la sempeñan los individuos en la
así la ilusión de la neutralidad en tancias peculiares. La historia no “resistencia histórica contra la historia. Basta con revisar sus
trabajos principales, e incluso impertinencia no carecen de análisis y conocimiento concre- se desarrollen ante sí, situando y
este último Pensar históricamen- cierta frescura y lozanía, indu- tos de lo real, aun cuando el ta- poniendo fecha con toda la pre-
te, para percatarse de ello. Más dablemente no estamos ante un lento de ciertos autores pueda cisión que le sea posible. ¿Qué?,
ampliamente, sus obras consi- caso que las ilustre. captar a veces de forma extraor- ¿cuándo?, ¿cómo?, ¿quién?, ¿por
deran el rol que juegan y pue- El autor de la reseña se con- dinariamente lúcida alguno de qué?, ¿en favor de quién?…,
den jugar, no sólo el individuo sagra luego a examinar el género sus componentes. En tercer lu- tendrían que ser las preguntas
(aunque no aislado, ni “quími- de obra en el que cabría clasifi- gar, la manera del historiador, la permanentes, no sólo del histo-
camente puro”), sino el indivi- car este Pensar históricamente. de Pierre Vilar, que intenta riador sino del ciudadano con-
duo en el acontecimiento, y en No me detendré en esta parte comprender la lógica estructural temporáneo, para intentar com-
particular en el acontecimiento de su texto. La profesora Rosa y el funcionamiento coyuntural prender su realidad, aprehender-
inesperado. Evidentemente, to- Congost de la Universidad de de la realidad examinada, con la de forma crítica, y desechar
do ello inscrito dentro de su Gerona, quien asumió la edi- los límites impuestos por las clichés, tópicos, anacronismos,
concepción de la historia total ción y anotación del libro, juz- fuentes y circunstancias, consi- prejuicios y el pensar fácil carac-
que ha sido en su producción, gará si considera o no conve- derando las posibilidades de terísticos causantes muchas ve-
como lo ha afirmado en reitera- niente responder a las suspica- comparación y eventual previ- ces de dramas y tragedias du-
das oportunidades, más bien cias y presunciones que avanza sión. Estamos así entonces ante rante el siglo que se acaba. En
una necesidad para comprender Serna respecto a una difumina- tres enfoques distintos, con ob- este sentido, podríamos agregar
su objeto de investigación que ción de la autoría del documen- jetivos, instrumentos e itinera- que el empeño del historiador
un postulado ideológico o polí- to y a la falta de sinceridad de la rios diferentes, con diferentes Pierre Vilar es también una em-
tico a priori. Se trata, en la obra obra, en particular en el mo- tiempos, que producen obvia- presa eminentemente ciudada-
de Pierre Vilar, de una historia mento de su transcripción. En mente resultados diferentes, ca- na; aquí sí para no aceptar lo
total que no explica “externa- cambio, detengámonos un mo- da quien según su habilidad y que parece o nos es dado como
mente” la conducta humana, si- mento en las sucesivas referen- disposición, en función de su inevitable y rechazar la repro-
no que la analiza internamente cias comparativas efectuadas por dedicación y disciplina. Por eso ducción de lo que la experiencia
en su contexto socio-histórico. Serna, en particular la propues- la comparación, la evaluación y histórica señala como deplora-
Pero, más aún, para explicitar ta con el escritor argentino Jor- hasta la “medida” de la forma en ble. Serna elude total y lamenta-
completamente lo absurdo de ge Luis Borges, cuyos problemas que Vilar ha concebido su últi- blemente en su reseña el examen
las cargas imputadas, conviene visuales habrían creado, en la ma obra, Pensar históricamente, de esta contribución esencial del
recordar que el marxismo ha si- opinión del reseñador, un víncu- mediante el enfoque de Jorge libro de Vilar. En cambio, pros-
do para Pierre Vilar, como lo ha lo efectivo de comparación con Luis Borges, sobre las que se pecta otros campos que pudiesen
indicado más de una vez, un Pierre Vilar. Los historiadores, y apoya Serna, son un procedi- permitirle descalificar su conte-
punto de llegada más bien que entre ellos Pierre Vilar, han ex- miento perfectamente inválido, nido.
un punto de partida. Son cues- plicado que los hombres tienen tanto en lo que se relaciona con Uno de ellos se relaciona con
tiones de base que no debieran diversas maneras de acercarse a la la forma de situarse ante la rea- el de las “verdades históricas”.
ignorarse, cuando se hace la re- realidad, a la propia en particu- lidad, como en lo que se refiere Vilar lo ha indicado en la intro-
seña de sus obras. lar, y plantearse su problemática. a la evocación del recuerdo. Un ducción al libro: se trata de un
Pero Serna no se detiene ante Recordemos rápidamente tres alumno de universidad sabe o ensayo, con los límites inheren-
tales menudeos y prefiere cam- de aquellas maneras, para los fi- tendría que saber que un histo- tes a este tipo de construcción
biar alternativamente de adjeti- nes de nuestra exposición. En riador y un literato no piensan intelectual, que intenta suscitar
vos. Luego de calificar los análi- primer lugar, la del filósofo, que lo real ni recuerdan el pasado de la reflexión en torno a las pro-
sis y enfoques vilarianos de de- abstrae de dicha realidad lo que la misma manera. blemáticas planteadas. No es
terministas y atentatorios contra considera un componente gene- Pero es precisamente el obje- una obra que provenga de una
la acción humana, resulta a con- ral de la conducta humana y de tivo mismo de la obra de Vilar, investigación histórica precisa.
tinuación que son simplemente su historia. A Pierre Vilar no le sintetizado en el título, lo que No está destinada, a pesar de la
anecdóticos y poco informati- satisface esta forma de aproxi- conviene poner de realce en esta pertinencia de su contenido, a
vos (en particular cuando Vilar mación a lo real, lo ha dicho en precisión sobre las diferentes ma- producir “verdades históricas” o
aplica la critica histórica a los varias oportunidades, porque neras de aproximarse a lo real. a dar a conocer contenidos em-
análisis contemporáneos de Le muy a menudo conduce a la El historiador francés ha desea- píricos fehacientemente verifi-
Bon, Durkheim, Freud, Tön- transformación de dicho real pa- do transmitir, gracias a la publi- cados. Esto aparece perfecta-
nies, Romains, etcétera), sin que ra adaptarlo y hacerlo entrar en cación de este libro, un método mente claro en las intenciones
se sepan a ciencia cierta las ra- esquemas generales, preconce- para encarar la realidad cotidia- de la obra reseñada. Pero es que
zones que, según Serna, invali- bidos, a veces ideológicos. En na, que no es nuevo para él y el problema no está en Vilar, ni
darían tal trabajo. Pero luego es segundo lugar, tenemos la ma- que le ha servido para pensar los en su libro, sino precisamente
toda la obra del historiador fran- nera del literato, la de Jorge Luis hechos y acontecimientos de su en quienes buscan “verdades his-
cés la que es despachada en unas Borges por ejemplo, que percibe propia vida. Evidente e indis- tóricas” en este tipo de obras y
cuantas líneas. Ocurre simple- dicha realidad y la aprehende pensable para el trabajo profe- descalifican su contenido por-
mente que Vilar se ha apresura- como materia de base para ejer- sional que el oficio de historia- que no las produce, porque no
do en publicar un “borrador” citar su genio y libertad creado- dor impone, Vilar desea que, las encuentran o simplemente
que, entre determinista y anec- res. Los cultores de esta modali- hasta donde le sea posible, cada porque de todas maneras dicho
dótico, “no mejora lo que el dad y los lectores de sus obras quien practique la reflexión his- contenido “no tiene por qué ser
propio Vilar ya había dicho de saben o debieran saber que no tórica cuando piense en los coincidente con la verdad his-
antemano”. Si el desparpajo y la están delante de un ejercicio de acontecimientos o procesos que tórica”. Si el argumento es po-
bre, ello no deja de traslucir, sin ber desposado causas finalmente se en las fórmulas de I. Berlin), ficación de los dos estados que
embargo, la vocación de no es- injustas y perdidas”, el reconoci- una “deriva totalitaria” incons- lo representaban? Lo absurdo de
catimar medios para producir el miento de “errores de juventud”, ciente en Pierre Vilar es, por lo tal proposición (que deriva la
efecto deseado. Como también la autocrítica repecto a algún fa- menos, un abuso verbal y una historia de la filosofía) hace re-
lo es el insólito cuestionamiento natismo e incluso complicidad, tontería, cuando no una forma cordar la fórmula de Sartre, que
del límite temporal, mediados más o menos lejana, con los “crí- no muy novedosa de terrorismo Vilar emplea en algunas ocasio-
de los años cuarenta, definido menes del comunismo”. intelectual. Es en todo caso re- nes: “Cuando se dice que se ha
por Pierre Vilar para los efectos O tal vez esperaba Serna una currir a la descalificación moral superado a Marx, por lo general
de su libro. Como si no fuese de esas “memorias” en donde del adversario (Vilar ya no es el es para retroceder cien años
una de las características típicas predomina el recordar al granel, autor de un libro que se reseña, atrás”.
y propias del trabajo historiador de estilo desbocado, deshilvana- sino claramente un enemigo an- En suma, una reseña suma-
el fechar y fijar límites en el do y finalmente reconstruido y tidemócrata), en quien incluso mente convencional, que, a pe-
tiempo y que hubiese que sos- sublimado. Ahora bien, si no se se acaba de descubrir la incapa- sar de su brío y virulencia, se
pechar, en esto también, alguna trata de una égo-histoire o de una cidad para medir las consecuen- ajusta perfectamente a los cáno-
maniobra o procedimiento in- “memoria” como aquéllas, tam- cias de sus opciones. Es proba- nes de la actual coyuntura inte-
telectualmente fraudulentos. poco se puede afirmar, como se ble que la mejor respuesta a tan lectual y al air du temps. Es evi-
La última parte de la reseña pretende en la reseña, que Vilar gratuita agresividad sea la irri- dente que en el epígrafe de Josep
de Serna se consagra más a la esté “fuera” de su narración, ni sión. Sin embargo, este dérapa- Plá, que encabeza el texto pu-
persona Pierre Vilar, y, sin dete- que presente sus enunciados en ge incontrolado del reseñador blicado, Serna es la corriente y
nernos en todos los aspectos de términos de “anonimato”. Quien muestra en realidad el peligro es el producto de su tiempo. n
su contenido, desearíamos abor- haya leído solamente el primer que corren no sólo el historiador
dar sólo dos cuestiones. Al pre- capítulo de su tesis sobre Cata- sino el hombre de la calle cuan-
sentarnos su experiencia de vida, luña sabrá perfectamente cuán do hacen suyas, de forma irre-
la que es también pensada his- extranjeras son ambas nociones flexiva, las fórmulas de una pre-
tóricamente, Pierre Vilar nos ha- en la reflexión y el desempeño sunta verdad filosófica, univer-
bla de su persona, de su trayec- de su oficio. Serna, quien desea sal y “transhistórica”. El histo-
toria intelectual y profesional, polemizar con Pierre Vilar so- riador y el ciudadano Pierre Vi-
de las coyunturas especiales que bre su incomprensión (la del lar no han cesado de advertir
influenciaron en sus opciones. historiador francés, se sobreen- contra tal peligro.
No es cierto, como afirma pe- tiende) de la naturaleza y las po- Pero veamos las consecuen-
rentoriamente Serna, que lo ha- sibilidades del instrumental de cias de desprender la deriva to-
ga de manera “sobradamente la disciplina histórica, tendría talitaria de la adecuación de la
benevolente y escasamente au- que haber sido más prudente y ciencia a la moral, si seguimos lo
tocrítica”. Y en esto no hay sólo guardarse de imputarle prácti- que nos plantea Serna interpre-
una cuestión de apreciación. El cas que Vilar ha condenado des- tando libremente a I. Berlin.
lector atento de Pensar históri- de hace mucho tiempo. ¿Pero ¿Podríamos imaginar una histo-
camente podría establecer la lis- qué pensar, en definitiva, de una ria del siglo XX y de lo que taxo-
ta de momentos en los que el reseña en la que simultánea y al- nómicamente se designa bajo el
historiador lamenta no haber si- ternativamente se le increpa a nombre de totalitarismo en que
do más lúcido e historiador de- Pierre Vilar una presencia obse- la implantación de los regímenes
lante de ciertos hechos y acon- sional de su “yo” para construir socioeconómicos y sociopolíti-
tecimientos de su historia vivida. el libro, y se le reprocha al mis- cos fuera efectivamente explica-
Por ejemplo, ante el antisemitis- mo tiempo una “cancelación vo- da por la adecuación de la cien-
mo creciente y la relativa desen- luntaria del yo” para realizarlo? cia a la moral? ¿Es en la moral
voltura con la que lo observa- Una última observación, por nazi en la que los especialistas
ban algunos de los medios inte- fin, relacionada con la adecua- deberían encontrar las razones
lectuales y sociológicos a los que ción entre ciencia y moral. Que de la hiperinflación alemana de
pertenecía. Pero es cierto que Vi- Serna decida o no adherir a “esa los años treinta y el relanza-
lar no “se confiesa”, como se lo utopía cognoscitiva y ética”, co- miento económico operado por
exige reiteradamente Serna; tam- mo la califica, puede ser una Hjalmar Schacht? ¿Ese gran mo-
poco confiesa ningún “desvarío cuestión de relativa importan- ralista (o tal vez científico) del
ideológico”, ni da testimonio de cia y podrá tal vez alimentar al- siglo XX que se llama Augusto
haber enfocado su “fortuna aca- guna discusión entre los espe- Pinochet habría intervenido en
démica” en relación con la pos- cialistas. No sabemos si Vilar la 1973, para evitar que las franjas
tura política e ideológica adap- preconiza, ya que su afirmación radicales del totalitarismo chile-
tada o por adoptar, lo que Serna no parece ser un postulado, sino no completasen la sintonía entre
evidentemente le reprocha. Tal más bien una constatación ex ciencia y moral, que la Unidad
vez porque el reseñador esperaba post, la verificación de una con- Popular trataba de establecer?
que esta égo-histoire fuese una re- secuencia, luego de la experien- ¿Fue porque decidió romper con
petición del modelo de otras, en cia desafortunada del siglo XX. la adecuación de la ciencia a la
las que frecuentemente prevale- Pero extraer de tal observación, moral que el pueblo alemán im- Pablo F. Luna es historiador en la Uni-
ce el arrepentimiento por “ha- como lo hace Serna (apoyándo- puso a propios y extraños la uni- versité Paris Sorbonne.
LUIS BUÑUEL
JESÚS FERRERO
L
a Coupole es un café con encendió un cigarrillo mexica- – Entonces, ¿es cierto que us- se 30 días. Una misa larga y so-
solera, no con tanta solera no y volvió con las preguntas. ted conoció la Edad Media? focante. Nunca pensé que mi
como el Florian de Vene- – Si ahora mismo apareciese Esta vez la risa de Buñuel fue destino iba a ser tan clerical, y a
cia, reina madre de todos los ca- un cura en La Coupole, ¿lo con- más evidente y más jocoso su la vez lo deseaba.
fés de Europa, pero casi. Por su sideraría usted una provocación? tono cuando dijo: – ¿Nunca le ha agredido na-
amplitud de miras y su holgura, Los ojos de Buñuel brillaron – Sí, tuve la suerte de pasar la die en pleno rodaje?
es todavía una imagen de los ca- súbitamente. infancia en la Edad Media. – Nunca.
fés solemnes como templos del – Sin duda. – ¿Está usted formulando – Sin embargo, en su mejor
siglo XIX, pero por su frialdad – En más de una ocasión ha una paradoja o una confesión? película, vemos a un cura di-
racionalista y apagada se ade- asegurado usted que de niño to- –preguntó Dolfos. ciendo misa que es atacado
lantó, ya en los años veinte, a caba el violín… – Las dos cosas. por…
los espacios neutros y adocena- Buñuel volvió a sonreír. – Supongamos que usted pa- – ¿Le parece una escena vio-
dos en los que actualmente se – En efecto –dijo. só la infancia en la Edad Media. lenta? A mí en cambio me pare-
divierte nuestra abominable cla- – He llegado a pensar que se ¿Desde qué lugar la conoció? ce una bellísima escena de amor.
se media. Una clase que hubie- trata de un falso recuerdo. Me imagino que la Edad Media – ¿De amor loco tal como lo
se sido mucho más feliz en la – ¿Por qué? no fue igual para el siervo que entendían los surrealistas en su
Edad Media, ya que por defi- Dolfos se encogió de hom- para el señor. edad de oro?
nición es la única edad que le bros. – No fue igual –reconoció el – Efectivamente.
corresponde. – Siempre he creído que le cineasta tras apurar su copa–. Yo – Dígame, don Luis, ¿es cier-
Y en La Coupole se citó Dol- iba más el violoncelo. la viví desde el lugar de los seño- to que Dalí le acusó de ateo y
fos una tarde con Buñuel. Dol- – Yo también. Es más pareci- res, amplia e íntimamente, y con comunista causándole muchos
fos me contó que había sido a fi- do a una mujer. Pero se equivoca, cierta comodidad, como usted problemas en Estados Unidos?
nales de verano (cuando la vida me gustan más las campanas… ha supuesto. Una edad muy in- – Sí. Me delató por amor a sí
regresa a París) y que el bulevar Dolfos asintió antes de pre- teresante, llena de contrastes y mismo.
ya estaba lleno de hojas secas y guntar: hasta llena de temblores… Clases – ¿Por egoísmo?
mujeres hermosas como dagas, – ¿Recuerda usted las campa- muy definidas y muy separadas, – Por egoísmo, por egotismo,
brillando un instante en la para- nas tocando a muerto en aque- clero todopoderoso, sentimiento por desfachatez y por crueldad.
da de taxis. Mujeres que a veces llos pueblos de España achica- de pecado, sentimiento de con- La delación fue sólo una piedra
entraban en el café sin mirar a dos por el sol? dena, sentimiento del infierno, más del pedestal que se estaba
nadie pero enseñando las bra- – Desde luego. sentimiento de redención… haciendo a sí mismo. Me delató
gas, que fugazmente se insinua- – Cuando alguien estaba ago- – ¿Y no le resultó traumático porque quería erguirse sobre mi
ban cuando abrían la puerta del nizando una campana doblaba pasar de la Edad Media a la mo- cadáver sin el más mínimo es-
establecimiento y el viento al- lentamente por él… dernidad? crúpulo. Me lo dijo con toda
borotaba sus faldas. Como si continuara el dis- – No. claridad la última vez que estu-
Dolfos miró a don Luis, que curso de Dolfos, Buñuel añadió: – ¿En serio? ve con él. Por eso le perdono.
parecía ausente, y comentó: – Muchos enfermos sabían – En serio. Yo pasé de la No lo hacía para perjudicarme,
– Antes me dijo que ya no le que se estaban muriendo por Edad Media a la modernidad a tampoco lo hacía para vengarse.
inquietaba el sexo. cómo sonaban las campanas. través de la iconografía, como Lo hacía por pura maldad y por
– Pues no. Es un asunto que Imagine usted que tiene una hace todo buen medieval, o pa- puro egoísmo. No se trataba de
ha dejado de molestarme… simple fiebre y que empieza a ra decirlo mejor: a través del ci- un acto terrorista, se trataba de
– ¿Para siempre? oír el toque de agonía… ne. Pasé de la virgen María a un acto egoísta y en muchos as-
– Me temo que sí. – Igual ese toque sólo servía Greta Garbo con una facilidad pectos gratuito.
– ¿Lo teme? para acelerar la muerte. pasmosa, y pasé de representar – Un acto de señor feudal.
Don Luis sonrió estoicamen- – ¿Lo duda? misas con mis amigos en mi ca- – Quizá. Dalí nunca quiso
te antes de decir: – No. Más de uno debió de sa de Calanda a dirigir películas, abandonar la Edad Media. Co-
– Miento. No es algo temi- morir porque se lo ordenaban que es también un trabajo muy mo los señores feudales, nunca
ble. Es una liberación. las campanas. eclesiástico. tocaba dinero. Y usted debe sa-
Dos mujeres vestidas de ne- – Naturalmente. En la Edad – Cierto. ber lo caro que resulta no tocar
gro acababan de entrar en el ca- Media todos los ritos tenían su – Dirigir una película es co- dinero.
fé. Dolfos apuró su dry martini, doblez. mo presidir una misa que dura- – ¿Fueron muy amigos?
– ¿No me va a decir ahora rror de Dolfos, Buñuel le miró no hemos hablado. Y la verdad,
que afrontaban el problema del como si no lo conociera y volvió la única verdad, es que sólo soy
deseo como en la Edad Media? a decir: un narrador que ha ido contan-
Buñuel apuró su copa y son- – Estoy perdiendo mucha do historias y que ha ido adap-
rió satisfecho y conciliador. memoria reciente… Es vertigi- tándose al gusto de los países
– Ha dado usted en el blanco noso. Zonas del recuerdo se bo- que producían sus películas, sin
–contestó–. Lo afrontaban co- rran íntegramente dejando tras traicionarse demasiado a sí mis-
mo Gilles de Rais, por lo menos ellas una gran incógnita. De mo… Y si ahora todas mis pelí-
en la imaginación. pronto quieres saber lo que hi- culas ardieran me daría igual.
– ¿Y como Sade? ciste ayer y no te acuerdas. El Confieso que he vivido y sólo
– También. horror al vacío se siente, se sufre: lamento una cosa: no saber lo
– Me resisto a creer que sea es una forma de la fiebre, es una que va a pasar cuando haya da-
usted capaz de sostener una tesis forma del miedo. Es el miedo a do mi último suspiro, no tener
tan sorprendente y con tanta in- la muerte… Supongo que la an- siquiera la seguridad de la nada,
sistencia. gustia más horrenda debe ser la la seguridad del olvido, la segu-
– Yo no soy el insistente, es de sentirte vivo y no saber quién ridad del silencio –dijo Buñuel,
usted. eres. antes de detenerse ante la puer-
– Veamos, ¿quiere hacerme – Yo también lo supongo ta del hotel y despedirse de Dol-
creer que no sólo Un perro an- –dijo Dolfos antes de salir con fos. n
daluz sino que todo el surrealis- Buñuel de La Coupole. Ya se
mo procede de la Edad Media? hallaban en la calle cuando el
– Prácticamente todo el su- cineasta le susurró al oído:
rrealismo procede de la Edad – Amigo Dolfos, estoy per-
Media, y prácticamente todo Sa- diendo mucha memoria recien-
de. Todo menos un poema titu- te. ¿De qué estábamos hablan-
lado La verdad. do?
– Es apasionante lo que aca- es una forma de la fiebre, es una Dolfos le miró aturdido y di-
ba de decir. forma del miedo. Es el miedo a jo:
– Lo es. la muerte… Supongo que la an- – Estábamos hablando del
– ¿No cree que nos está sa- gustia más horrenda debe ser la ángel exterminador, señor, está-
liendo una entrevista genuina- de sentirte vivo y no saber quién bamos hablando del olvido.
mente surrealista? eres. Hay que haber empezado a Buñuel se detuvo, miró un
– Lo creo y lo celebro. perder la memoria, aunque sólo instante las luces líquidas del
– ¿Qué entiende usted por sea a retazos, para darse cuenta bulevar, y empezó a decir:
“oscuro objeto del deseo”? que es la memoria lo que cons- – Estábamos hablando de ol-
– La muerte. tituye nuestra vida como con- vido, cierto… Ahora lo recuer-
– ¿Y qué entiende por “el fan- ciencia, y nuestra identidad. do… Estábamos hablando del
tasma de la libertad”? ¿Qué sería de una vida sin me- olvido, que es el ángel extermi-
– La muerte. moria, sin ninguna clase de me- nador, que es el único ángel ex-
– ¿Y qué entiende por “el án- moria? A menudo recuerdo terminador… Estábamos ha-
gel exterminador”? cuando mi madre perdió la me- blando del olvido, estábamos
– La muerte. moria. Llegó a no reconocerme. hablando de la muerte… Está-
– Y la muerte, ¿qué es? Yo entraba en su cuarto, le daba bamos hablando, ahora lo re-
– La desaparición de la me- un beso y me sentaba un rato a cuerdo… Estábamos hablando
moria. su lado. Luego salía y volvía a del horror al vacío… De los in-
– ¿Sólo de la memoria? entrar. Ella me recibía con la cendios en la memoria reciente,
– Sólo. Hay quienes dicen misma sonrisa y volvíamos a re- que asustan tanto, que humillan
que la muerte empieza en los presentar la misma escena, con tanto… De eso estábamos ha-
pies. Mienten. La muerte em- los mismos gestos y las mismas blando, cierto, cierto… Ha-
pieza a actuar en la memoria an- palabras. Era como si estuviése- blando de los que viven como
tes que en la carne y antes que mos presos en una novela de presos en una novela de Robbe-
en la piel. Robbe-Grillet. Mi madre perdía Grillet, presos en una obra en la
– ¿Se está quedando sin me- realidad, y al constatar la ero- que se repiten indefinidamente
moria? sión de su memoria, yo también todas las escenas, una y otra
– Sí. Estoy perdiendo mucha la perdía y nuestra conversación vez… Estábamos hablando del
memoria reciente… Es vertigi- se convertía en un coloquio de deseo, de los novios vetustos y la
noso. Zonas del recuerdo se bo- fantasmas en un lugar inconcre- vírgenes taimadas, y de las cam-
rran íntegramente dejando tras to entre la muerte y la vida. No panas que tocan a muerto, y de
ellas una gran incógnita. De es un lugar cómodo para nin- los falsos recuerdos, y de los re-
Jesús Ferrero es escritor. Autor de
pronto quieres saber lo que hi- guna conciencia. cuerdos ciertos… Y de todo eso Bélver Yin, Amador, El último banque-
ciste ayer y no te acuerdas. El Ya estaban a punto de irse del me acuerdo… Pero no hemos te, El diablo en los ojos y Juanelo o el
horror al vacío se siente, se sufre: café cuando, para sorpresa y te- hablado de la verdad… De eso hombre nuevo.