Lenguaje, Logica y Gramatica en Francis Bacon
Lenguaje, Logica y Gramatica en Francis Bacon
Lenguaje, Logica y Gramatica en Francis Bacon
EN FRANCIS BACON
JULIN CARVAJAL CORDN
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cosas intelectuales con algo distinto de las palabras y las letras, as como puede acuarse
moneda con otra materia que no sea oro ni plata:
Tractamus enim hic veluti numismata rerum intellectualium; nec abs re
fuerit nosse, quod sicut nummi possint confici ex alia materia praeter aurum et
argentum, ita et Notae Rerum aliae possint cudi, praeter Verba et Literas5
En lo concerniente al segundo, nos dice:
N otae igitur Rerum, quae absque ope aut medio V erborum res significant,
duplicis generis sunt; quarum prius genus ex Congruo, alterum ad Placitum
significat. Prioris generis sunt Hieroglyphica et Gestus; posterioris vero ii, quos
diximus, Characteres Reales6
Este texto clasifica los signos en qos grandes apartados: los que significan algo sin
requerir del concurso de las palabras y los que precisan de tal concurso para significar.
A su vez, los signos del primer gnero pueden significar ex congruo o bien ad placitum.
Al gnero de los que, segn esta clasificacin, significan de un modo inmediato, directo
y por congruencia, pertenecen los jeroglficos y los gestos. Los jeroglficos son una
especie de escritura usada desde muy antiguo y objeto de cierta veneracin entre pueblos
vetustos como los egipcios. Esta escritura surgi con anterioridad a los elementos de las
letras siendo, por tanto, ms antigua que stos ltimos 7 Los gestos son una suerte de
jeroglficos perecederos, fugitivos. En efecto, tan jeroglfico es, por ejemplo, el gesto de
cortar las flores ms altas de un jardn con la intencin de dar a entender que la mejor
manera de conservar una tirana es cortar las cabezas de los ms grandes nobles como
la representacin de esa accin por medio de un dibujo sobre un papel. Bacon establece
el siguiente parangn, que resulta enormemente aclarativo: as como la palabra pronunciada se esfuma mientras que la escrita permanece, as el jeroglfico expresado por el
gesto se desvanece mientras que el pintado perdura. Sea lo que fuere de estas consideraciones aleatorias, lo realmente importante es el hecho de que los jeroglficos y los
gestos guardan cierta semejanza con la cosa significada por ellos, pudiendo ser considerados como una suerte de emblemas, los cuales no son otra cosa que instrumentos
destinados a hacer sensibles las cosas intelectuales8 Por esta razn, denominamos a estos
signos -jeroglficos y gestos- marcas de las cosas basadas en la congruencia9
5. lbidem. p. 653.
6. !bid., p. 652.
7. Curiosamente Bacon apostilla: a no ser quiz entre los hebreos. En ello hay que ver sin duda una alusin a la teora
que considera el hebreo como la lengua natural que hablaba Adn, con la que el mismo Dios se comunic con su pueblo y que,
por tanto, sera anterior a la escritura jeroglfica: Cfr. lbidem.
8. Op. cit., lib. V, cap. V, Vol.!, p. 649.
9. Op. cit., lib. VI, cap.!, Vol. 1, p. 653.
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Entre los signos que significan de un modo directo, inmediato y a placer figuran
los caracteres reales. Estos caracteres no tienen nada que ver con los emblemas; carecen
de toda similitud con lo significado por ellos. Son signos completamente sordos como
las letras, representados arbitrariamente y aceptados por costumbre en virtud de un pacto
tcito. Estos caracteres reales no son nominales: no expresan, naturalmente, ni letras ni
palabras, sino cosas y nociones 1 de una forma inmediata y sin intermediarios. Bacon
reconoce a este sistema de signos una ventaja sobre las diversas lenguas habladas, a
saber: permite qw~ pueblos con idiomas diferentes se comuniquen entre s mediante estos
caracteres, una vez que se hayan puesto de acuerdo sobre su uso 11 Pero, al mismo tiempo,
indica un grave problema inherente a este sistema de comunicacin, problema que limita
la posible eficacia prctica del mismo: el comportar un nmero elevadsimo de signos,
puesto que debe haber tantos caracteres como vocablos radicales 12
Los signos que, segn la clasificacin baconiana, no significan directamente las
nociones o ideas de nuestro espritu son las palabras y las letras. De stas escribe Bacon
lo siguiente:
Recte enim Aristoteles; Cogitationum tesserae verba, verborum literae 13
Este fragmento se hace eco de la teora expuesta por Aristteles en el De
Interpretatione 14 : Aristteles dice con toda razn que las palabras son etiquetas de los
pensamientos y las letras, de las palabras. La constatacin de esta relacin meramente
externa entre los signos. lingsticos y las cosas intelectuales significadas por ellos
certifica la ruptura del pensamiento y el lenguaje. Esta ruptura tambin es confirmada por
el siguiente texto, que afirma la existencia de una relacin estrecha, pero externa al fin
y al cabo, entre los signos lingsticos y los conceptos:
Nam syllogismi ex propositionibus consistunt; propositiones ex verbis;
verba notionum tesserae sunt; ( ... ) notiones ipsae ( ... ) verborum animae sunt... 15
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En el marco del anlisis de la doctrina del silogismo, Bacon indica que ste est
formado de proposiciones que, a su vez, lo estn de palabras. Estas seran sonidos
articulados constitutivos de la materialidad del lenguaje. Por tanto, se reduciran a meros
flatus vocs de no ser vivificadas por los conceptos. Estos animan esos cuerpos exnimes
al dotarlos de significacin, de sentido: las nociones son el alma de las palabras. La
teora baconiana del signo lingstico es, por consiguiente, dualista: El signo lingstico
est constituido por un cuerpo -el sonido articulado, la palabra- y un alma -la nocin o
concepto que representa su sentido-. Ahora bien, el punto decisivo de esta teora reside
en el hecho de que, entre el cuerpo y el alma del signo lingstico, no existe ninguna
relacin natural, sino que la relacin entre ambos es puramente convencional, enteramente arbitraria: las palabras son etiquetas de las nociones. El solo acuerdo entre los
hablantes ofrece una base muy poco slida para garantizar la ms mnima continuidad
entre el pensamiento y el lenguaje: al haberse fijado stos como dos sistemas autnomos,
independientes y al no existir lazos firmes que entrelacen una red estable entre los
elementos constitutivos del lenguaje (las palabras) y los del pensamiento (las nociones),
ser prcticamente imposible levantar un edificio firme sobre cimientos tan flacos. El
divorcio es inevitable.
1.2.- Escisin lenguaje-mundo.
En segundo lugar, Bacon pone de relieve el abismo insalvable que separa al
lenguaje de la realidad que aqul debe encargarse de designar. Esta ruptura tambin es
patentizada por el carcter convencional del signo lingstico. La relacin semntica
entre el signo lingstico y la cosa real es arbitraria. Esta arbitrariedad del signo
lingstico hace imposible garantizar una adecuacin sin fisuras entre l y la cosa que
designa. Por otro lado, la adecuacin del lenguaje con la realidad presenta una dificultad
aadida prcticamente invencible, a saber: la distorsin provocada en esta relacin entre
lenguaje y realidad por la mediacin del pensamiento.
El lenguaje humano se encuentra condicionado por el entendimiento, ya que las
palabras son etiquetas de las nociones elaboradas por ste a partir de las cosas.
Precisamente dado que el enlace de la palabra con la cosa est mediatizado siempre por
el concepto, tal enlace se ve perturbado por el hecho de que los conceptos son abstrados
de las cosas mal y con diversa fortuna:
Notiones ipsae (quae verborum anima sunt) male et varie a rebus
abstrahantur 16
16. DAS., lib. V, cap. II, Vol. l, p. 621. Cfr. NO., lib. I, aph. XIV, Vol. I, p. 158: Notiones ipsae (idquod basisrei est)
confusae sint et temere a rebus abstractae; loe. cit., aph.LXIX, Vol. I, p. 179: Notiones ab impressionibus sensuum male
abstrahuntur, et intenninate et confusae sunt, quas terminatas et bene finitas esse oportuit. Cfr. etiam CV., Vol. III, p. 607:
Notiones ipsae (. .. )si vagae, nesciae, nec satis definitae fuerint.
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20. lbidem, p. 468: Adventus quoque Spiritus Sancti praecipue adumbratus atque expressus fuit in similitudine ac dono
linguarum, quae sunt duntaxat vehicula scientiae.
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primitiva de la humanidad y, por tanto, la lengua madre de todas las dems; por otro,
aparece como concepto-lmite, es decir, como ideal de congruencia al que la lengua
humana debe tender por todos los medios a su alcance. El primer aspecto es un tema
tratado frecuentemente por autores renacentistas, que se plantean incluso la posible
identificacin de esa lengua natural con una de las lenguas histrcas21 El segundo aspecto ser recogido por autores posteriores a Bacon,_para los que la autntica lengua
natural no tiene nada que ver con una supuesta lengua originaria de la humanidad, sino
que sera una lengua filosfica fundada en una convencin conscientemente asumida,
elaborada con ayuda de la ciencia y capaz de reflejar autnticamente las nociones y, a
travs de ellas, las cosas mismas, asegurando as una congruencia entre signo (lenguaje),
concepto (pensamiento) y cosa (realidad) 22
Las lenguas histricas posbablicas son de naturaleza institucional: forjan instrumentos aptos para distinguir las cosas a partir de una convencin entre los hablantes
de cada una de las distintas lenguas. La convencionalidad de las lenguas humanas
histricas es certificada por el hecho de que sean -como veremos- portadoras de dolos.
Esta circunstancia excluye la posibilidad de que las lenguas humanas estn dotadas de
una conformidad espontnea con las cosas y de una racionalidad intrnseca.
1.3.- Escisin entendimiento-realidad.
En tercer lugar y ltimo, Bacon saca a la luz la escisin del entendimiento humano
y su producto -el pensamiento- con la realidad. Precisamente ste es uno de los rasgos
ms decididamente modernos del pensamiento baconiano: mientras los mismos pensadores ingleses de su tiempo repiten, hacindola propia, la teora del macrocosmos y del
microcosmos, elaborada en la Edad Media y recogida en el Renacimiento, teora que
subraya una especie de armona del hombre con el universo y de la naturaleza con lo
sobrenatural, describiendo una progresin de planos que conduce de las piedras hasta
Dios; Bacon, por el contrario, establece un corte radical entre la conciencia del hombre
y la naturaleza, as como entre el plano natural y el sobrenatural, destruyendo de este
modo la imagen de una cadena del ser 23
21. As puede verse en Claude DURET, Thrsor del' histoire des tangues de ces! univers. Colonia, 1613, que afirma que
el hebreo es la nica lengua que conserva vestigios de aquella lengua natural ednica, pues guarda un fragmento de aquel saber
acerca de las propiedades inmutables de las criaturas. Cfr. Michel FOUCAULT, Las palabras y las cosas. Mxico: Siglo XXI,
1982 13 , p. 44.
22. Sobre los numerosos proyectos de construccin de una lengua universal que haga efectivo el ideal de una congruencia
semntica, pueden verse las siguientes obras: R.F.JONES, Ancients and Moderns: A Study of the Background of the Battle
ofthe Books. Los Angeles: Berkeley Univ. Press, 19653 , pp. 87-147; P. ROSSI, Clavis universalis. Arte mnemonichee logica
combinatoria da Lullo a Leibniz. Milano-Napoli: Ricciardi, 1960, pp. 201-36; L. COUTURAT, La logique de Leibniz.
Hildesheim: Olms, 1969; L. COUTURAT/L. LAU, Histoire de la tangue universelle. Paris: Alean, 1903; O. FUNKE, Zum
Weltsprachenproblem in England im 17. Jahrhundert. Heidelberg: C.Winter, 1929, pp. IV-163.; C. EMERY, John Wilkins'
Universal Language in: Jsis. 38, 113-4 (1948), pp. 174-85.
23. Justamente Paolo ROSSI subraya la diferencia profunda entre la postura de Bacon y la que haba sido caracterstica
de una gran parte de la cultura inglesa de la edad isabelina y recuerda como Robert Hooker, contemporneo de Bacon, sostena
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Las supersticiones e imposturas que deforman el espejo del entendimiento son los
dolos30 El concepto de dolo aparece por primera vez de modo explcito en el captulo
primero de Temporis partus masculus, redactado en 1603 31 , y la formulacin clsica de
la doctrina est contenida en el libro primero del Novum Organum32
Qu entiende Bacon por dolos?
Sunt quidem Idoloa profundissimae mentis humanae fallaciae. Neque
enim fallunt in particularibus ( ... ) judicio caliginem offundendo et tendiculas
struendo; sed plane ex predispositione mentis prava et perperam constituta, quae
tanquam omnes intellectus anticipationes detorquet et inficit 33
Bacon no entiende por dolo lo mismo que solemos entender nosotros por tal
trmino, sino que lo toma en su significado griego de imagen fantstica, falsa apariencia,
prejuicio, espectro vano, fantasmagora, quimera34 Los dolos son las ilusiones ms
profundas del espritu humano, cuyo efecto no es engaar en asuntos concretos
ofuscando el juicio y tendindole trampas, sino engaar en virtud de la predisposicin
deforme y mal constituida de la mente, predisposicin que desfigura y corrompe, por as
decirlo, todas las anticipaciones del entendimiento. Los dolos son, por tanto, prenociones
engendradas por la mente que reemplazan a las verdaderas nociones e ideas impresas por
Dios en las cosas 35 En consecuencia, son nociones falsas que obstaculizan el acceso a
la verdad y que, una vez abierto el camino hacia la misma, siguen provocando molestias
en el proceso de recuperacin de la ciencia perdida con la cada36
De los cuatro gneros particulares de dolos que se analizan en el Novum Organum
son los dolos del foro y un subgnero de los dolos del teatro los que inciden ms
directamente en nuestro tema.
30. VT., Vol. III, pp. 241-42: Ido find therefore in this enchanted glass four ldols or false appearances of several and
distinct sort.
31. Cfr. TPM., cap. !, Vol. III, 529.
32. Cfr. NO., lib. I, aph. XXXVIII-LXVIII, Vol. I, pp. 163-79.
33. DAS., lib. V, cap. IV, Vol. !, p. 643.
34. Cfr. Angelo CRESCINI, ll problema metodologicoalla origini della scienza moderna. Roma: Edizioni dell' Ateneo,
1972, p. 141, nota 175: I termini idolum, idola, usati da Bacone non significano gli idoli nel nostro solito senso, ma sono
la trascrizione latina del termine greco eidolon, che significa irivece idea, concetto. Di fronte alla idee metodologiche
autentiche, gli idola quindi assumono ovviamente il significato di false apparenze (. .. ), pregiudizi, fantasticherie o matrici di
fantasticherie.
35. Cfr. NO., lib. , aph. XXIII, Vol. !, p. 160.
36. NO., lib.!, aph. XXXVIII, Vol.!, p. 163.
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de las cosas construida de acuerdo con las diferencias captables por la inteligencia del
vulgo, gracias a una observacin ms atenta y a un entendimiento ms agudo, que nos
conduzcan a una distincin ms precisa de las cosas y ms acorde con la naturaleza. Sin
embargo, observa inmediatamente que las palabras se oponen a esta tarea41 En segundo
lugar, examina la posibilidad de solventar estas dificultades siguiendo la costumbre y la
prudencia de los matemticos: se tratara de comenzar por fijar el significado de las
palabras mediante definiciones. Mas esta solucin es totalmente insatisfactoria cuando
se trata de cuestiones relacionadas con la naturaleza, ya que las mismas definiciones
constan de palabras, y las palabras generan palabras42
Los dolos del foro son enormemente peligrosos porque ponen en marcha un
proceso circular al que no es posible encontrar salida. En efecto, la defectuosa constitucin del espritu humano es, en ltima instancia, responsable de los prejuicios y errores
propios del lenguaje, pues ste surge de una convencin entre los hombres que obliga a
hacerlo acorde con las capacidades intelectuales del vulgo y, por tanto, las palabras
designarn nociones defectuosas, confusas y mal abstradas de las cosas. Y mientras algunos
creen que es posible poner remedio a esta situacin, fundando sus esperanzas en el
convencimiento de que SU razn domina las palabras, Bacon, por el contrario, constata
que las palabras devuelven y reflejan su fuerza sobre el entendimiento como demuestran
las interminables controversias terminolgicas en que suelen acabar las grandes y solemnes
disputas entre los doctos43 Por ello, todas las precauciones que se tomen en este punto sern
insuficientes y no terminarn jams con los encantamientos producidos por las palabras, ya
que stas relanzan de nuevo su poder sobre el entendimiento, de la misma manera que los
trtaros disparan sus flechas hacia atrs mientras huyen44 De este modo se cierra el crculo,
en el que no es posible distinguir ni principio ni fin -la mala complexin del intelecto
produce los dolos del foro, o son las palabras las que hechizan al entendimiento hacindole
concebir nociones equivocadas?-. Es imposible romper el crculo desde dentro. Esta
circunstancia explica el escepticismo lingstico implcito en esta doctrina de los dolos del
foro: la duda baconiana acerca de la posibilidad de curar la enfermedad lingstica45 Slo
nos queda un motivo de optimismo: la confianza en abrir una brecha en el crculo desde
fuera. El medio para ello consiste en la restauracin de un saber capaz de eliminar, hasta
donde sea posible, la mediacin de las palabras para llegar directamente a las cosas. En esta
restauracin corresponde un papel esencial a la nueva lgica fundada por Bacon. A la
41. Cfr. Ibdem, aph. LIX, Vol. I, p. 171, etiam DAS., lib. V, cap. IV, Vol. I, p. 645.
42. NO., lib. I, aph. LIX, Vol.!, p. 171. Cfr. CV., Vol. III, p. 599, etiam DAS., lib. V, cap. IV, Vol.!, p. 645.
43. NO., lib. I, aph. LIX, Vol.!, pp. 170-71.
44. DAS., lib. V, cap. IV, Vol. I, p. 646. Cfr. CV., Vol. III, p. 599; PAL., Second Book, Vol. III, p. 396.
45. Se puede observar un notable paralelismo entre la teora baconiana de los dolos del foro y las reflexiones sobre el
lenguaje del conocido escptico Francisco Snchez. ste escribe: Verborum significationes magis aut omnino a vulgo
pendere videntur, ab eoque proinde pretendas esse: Quis enim nos loqui docuit nisi vulgus? (.... In vulgo autem an aliqua
certitudo et stabilitas? Nequicquam. Quomodo ergo in verbis quies unquam erit? (Quod nihil scitur. Edicin y traduccin de
S. Rbade, J.M.Artola y M.F. Prez. Madrid. C.S.I.C., 1984, pp. 66 y 68).
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gramtica le compete la tarea de sentar las bases de una lengua elaborada en el marco de
la nueva lgica y acorde con la ciencia restaurada.
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desgracia, mucho menos explcito a la hora de prescribir un remedio para esta enfermedad. Este hecho tampoco tiene por qu extraarnos demasiado: hasta cierto punto es una
consecuencia explicable del convencimiento baconiano de la imposibilidad.de extirpar
por completo los dolos que asedian y corrompen al entendimiento humano. Unicamente
nos es dado el indicarlos, de manera que se advierta y denuncie esta fuerza insidiosa de
nuestra mente, con el fin de que, una vez destruidos los viejos errores, no broten
inmediatamente otros nuevos por la mala constitucin de la misma50
El sentido. en que debe apuntar la bsqueda de una salida al problema surgido de
la naturaleza convencional de los lenguajes humanos es sealado por Bacon al establecer
la lengua admica como una suerte de ideal regulativo. En sta, la relacin semntica
entre la palabra y la cosa est dotada de una racionalidad intrnseca: el nombre guarda
una relacin inmediata con la naturaleza de la cosa, relacin fundada en la intachable
ciencia de la naturaleza que Adn posea. Esta conformidad con las cosas constituye el
ideal al que debe tender el lenguaje. No obstante, este ideal est condenado a permanecer
regulativo: es inalcanzable, debido a que la ciencia ednica est perdida irremisiblemente.
Por ello, la conformidad con las cosas que el lenguaje humano debe luchar por restaurar
es una conformidad, por llamarla de algn modo, pragmtica, fruto de la lgica o mtodo
de interpretacin de la naturaleza y de la gramtica filosfica, que es la ciencia cuyo
objeto de estudio ha sido tradicionalmente las relaciones entre nombres y cosas.
Cmo armonizar estas afirmaciones de Bacon con la crtica lanzada contra la
lgica y sus demostraciones al tratar de los dolos del teatro? La solucin es simple y
conocida: la lgica propuesta por Bacon como verdadero mtodo de interpretacin de la
naturaleza no tiene nada que ver con la lgica tradicional criticada por l. Y el arte que
presentamos -escribe nuestro autor- (que solemos llamar Interpretacin de la Naturaleza) pertenece al gnero de la lgica; aunque dista muchsimo, y en algunas cosas
inmensamente, de ella 51 Bacon establece una radical distincin entre su lgica y la
lgica ordinaria, la dialctica sistematizada por Aristteles en su Organon. Podemos
sintetizar las crticas baconianas a la lgica tradicional en los siguientes puntos:
1)La lgica tradicional es completamente intil como mtodo de invencin; slo
sirve de mtodo para cultivar las ciencias. Es un mtodo adecuado para atenerse a los
descubrimientos ya hechos y usarlos, pero no para avanzar todava ms all. Es, por tanto,
un mtodo de Anticipacin de la Mente y no de Interpretacin de la Naturaleza 52 Bacon
establece un paralelismo entre esta lgica vulgar y la ciencia vigente en su tiempo:
Sicut scientiae quae nunc habentur inutiles sunt ad inventionem operum;
ita et logica quae nunc habetur inutilis est ad inventionem scientiarum53.
50. Cfr. DO., Vol. !, p. 139.
51. DO., Vol. I, p. 135. Cfr. PSDA., Vol. III, p. 547.
52. Cfr. NO., Praef., Vol.!, pp. 153-54; lib.!, aph. XXVI, Vol.!, p. 161.
53. NO., lib.!, aph. XI, Vol.!, p. 158.
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entre los dialogantes. La dialctica tiene una finalidad esencialmente prctica: conseguir
el asentimiento del interlocutor. Por consiguiente, se aproxima en Bacon a la retrica, si
bien subsiste una diferencia fundamental entre ambas, que las hace irreductibles una a
otra. La dialctica busca el asentimiento mediante pruebas y argumentaciones que son
iguales para todos, en cuanto apelan directamente al entendimiento y no tienen en cuenta
el modo de ser particular de los interlocutores. La retrica, en cambio, apela a la fantasa
y acta sobre la conducta del hombre a travs de ella63 La dialctica conserva, pues, su
carcter privilegiado respecto de la retrica gracias a su objetividad, a su recurso directo
al entendimiento sin mediacin de la fantasa, de donde proviene su neutralidad en
relacin con el auditorio, frente al condicionamiento del discurso retrico con respecto
al pblico al que va dirigido64
El rechazo de esta lgica tradicional, que de ser el instrumento demostrativo por
excelencia del saber cientfico se ha reducido a un simple instrumento de divulgacin del
conocimiento, pone de relive la imperiosa necesidad de una nueva lgica que sea un
autntico mtodo de descubrimiento cientfico.
Bacon centra bsicamente en tres aspectos las diferencias de su nueva lgica frente
a la lgica vulgar: el punto de arranque de la investigacin se coloca a una profundidad
mucho mayor de aquella en que lo situaba la vieja lgica, sometiendo a un examen crtico
lo que sta admita bajo el argumento de autoridad, a saber: los principios de las ciencias,
que la lgica vulgar tomaba prestados a las ciencias particulares, las nociones primeras,
que el entendimiento ha elaborado abandonado a s mismo, y los datos de los sentidos,
que los dialcticos creen bien dispuestos. En segundo lugar, invierte todo el orden de las
demostraciones al rechazar la demostracin silogstica y abrazar la induccin: en vez de
remontarse directamente de la sensacin y de los particulares hasta los principios y las
proposiciones ms generales para luego derivar de ellas las dems proposiciones a travs
de otras intermedias, la nueva lgica extraer paso a paso las proposiciones y se ir
elevando gradualmente desde lo particular hasta los principios y lo ms general a travs
de una escala ascendente. Por ltimo, el cometido de la nueva lgica consiste en descubrir
las cosas mismas con el fin de dominar la naturaleza en la accin, en vez de inventar
argumentos o razonamientos probables para vencer al adversario en las disputas 65
La nueva lgica inductiva baconiana es la posibilitadora de la superacin del
escepticismo lingstico, porque abre una brecha en el crculo vicioso establecido por los
dolos del foro. Efectivamente, como acabamos de ver, no se dedica a la formulacin de
argumentos silogsticos tan tiles en las artes populares basadas en la opinin, sino que
se dirige a descubrir la naturaleza de las cosas mismas. De este modo la induccin se
63. Cfr. DAS., lib. VI, cap. 111. Vol. I, p. 671: Rhetorica certe Phantasiae, quemadmodum Dialectica lntellectui,
subservit. Estque, si quis altius rem penetre!, officium et munus Rhetoricae non aliud quam ut Rationis dictamina Phantasiae
applicet et commandet, ad excitandum appetitum et voluntatem.
64. Cfr. lbidem, p. 673.
65. Cfr. PSDA., Vol. 111, pp. 547-48. Etiam DO., Vol.!, p. 135-38.
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muestra como un mtodo capaz de eliminar, en la mayor medida en que ello es posible,
la mediacin del lenguaje que arruinaba toda la lgica silogstica66 para llegar as directamente a las cosas. Es el conocimiento inmediato y autntico de las cosas y de su
naturaleza, logrado por este mtodo y que supone una cierta recuperacin o restauracin
de la inmaculada ciencia ednica, lo que constituye la condicin posibilitadora de una
renovacin de la lengua humana que la dote de una conformidad pragmtico-racional
con el ser de las cosas, puesto que una conformidad natural del tipo de la que posea la
lengua admica es irrecuperable. La induccin que nos va a llevar hasta las entraas de
la naturaleza no e; la misma induccin de que hablan los dialcticos, esa induccin que
procede por enumeracin simple, a la que Bacon califica de pueril, cuyas conclusiones
son precarias por estar expuestas al peligro de cualquier instancia contradictoria y que
no obtiene ningn resultado nuevo por limitarse a la contemplacin de los hechos
habituales 67
De una manera breve y simplificada podemos decir que la induccin baconiana se
desarrolla en dos momentos principales. El primero es la historia naturalis consistente
en una recopilacin lo ms amplia posible de datos, de cosas comprobadas. A esta
recogida de datos la denomina, en el De dignitate et augmentis scientiarum, la caza de
Pan o experiencia guiada, puesto que sta no es un mero andar a tientas sin sucesin
ni mtodo, sino un experimentar con orden y direccin, que resulta semejante al andar
de un ciego guiado de la mano de un vidente68 Esta historia naturalis es la base de la
nova inductio69 Por supuesto, la simple enumeracin de hechos no es suficiente para
dictaminar cientficamente sobre algo. Para ello es preciso someter los datos a una
manipulacin a travs de los procedimientos de rechazo y exclusin codificados en las
clebres tablas de nuestro autor:
At inductio quae ad inventionem et demonstrationem scientiarum et
artium erit utilis naturam separare debet, per rejectiones et exclusiones debitas;
ac deinde, post negativas tot quot sufficiunt, super affirmativas concludere7.
El segundo momento es la interpretacin de la naturaleza que consiste en un trabajo de la mente (opus mentis) liberada de los dolos o prevenida frente a ellos, trabajo
66. En efecto, explica Bacon en muchos pasajes, como el silogismo consta de proposiciones y stas de nombres que
designan nociones abstradas de las cosas, los defectos inherentes a la imposicin convencional de nombres a las cosas
conforme a la comprensin del vulgo hacen que todo el proceso silogstico se derrumbe: cfr. CV., Vol. III, p. 607; DO., Vol.
I, p. 136; NO,, lib. I, aph. XIV, Vol. I, p. 158; DAS., lib. V, cap. 11, Vol.!, p. 621.
67. Cfr. DO., Vol. I, p. 137. Etiam NO., lib.!, aph. CV, Vol. I, p. 205.
68. DAS., lib. V, cap. 11, Vol. I, p. 623. Cfr. NO., lib. I, aph. LXXXII, Vol. I, pp. 189-90 y aph. C-CIII, Vol. I, pp. 203204.
69. DAS., lib. III, cap. IV, Vol.!, p. 567: Sunt scientiae instar pyramidum, qui bus Historia et Experientia tanquam basis
unica substemuntur; ac proinde basis Naturalis Philosophiae est Historia Naturalis. Cfr. DO., Vol.!, p. 140.
70. NO., lib. I, aph. CV, Vol. I, p. 205. Cfr. Ibidem, aph. LXIX, Vol. I, p. 179; TPM., Vol. III, pp. 554-55; CV., Vol. III,
p. 607-608; DO., Vol. I, p. 137.
70
71
77. Sergio RABADE seala acertadamente las incoherencias de Bacon en este tema, pues se encuentran en l textos que
sugieren una concepcin positivista, desontologizada de la forma junto a otros que le confieren un estatuto ontolgico a la
misma: cfr. op. cit., pp. 7-38, especialmente pp. 26-27.
78. Cfr. NO., lib. Il, aph. XVII, Vol. 1, p. 257; DAS., lib. III, cap. IV, Vol.!, p. 565.
79. Cfr. DAS., lib. III, cap. IV, Vol. 1, pp. 565-66.
80. NO., lib. 11, aph. XVII, Vol. I, pp. 257-58. Cfr. lbidem, aph. 11, Vol. l, p. 228.
81. NO., lib. 11, aph. 1, Vol. 1, p. 227.
82. Cfr. en su edicin de BACON, La gran restauracin. Madrid: Alianza, 1985, p. 188 nota 2.
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forma que tiene Bacon. Tambin la caracteriza como la differentia vera porque, en la
medida en que contiene lo que constituye la esencia particular de una cosa, contiene al
mismo tiempo lo que la distingue de todo lo dems.
Por fin, vemos cmo la nueva lgica, la verdadera induccin mediante una labor
de diseccin y separacin nos ha puesto ante los ojos las vsceras de la naturaleza: las
naturalezas simples o formas. Se nos hace as palpable la posibilidad de un conocimiento
inmediato que nos ponga en contacto directo con la naturaleza, prescindiendo de la
mediacin de las palabras, del lenguaje convencional que dificulta ms que favorece la
labor cognoscitiva. Estas naturalezas simples, que son finitas en nmero, constituyen
para Bacon el abecedarium naturae y, del mismo modo que de la combinacin de las
letras del alfabeto surge una cantidad infinita de nombres, as tambin un nmero infinito
de cosas sensibles se genera a partir de la composicin de las naturalezas simples. Estas
guardan con las cosas la misma relacin que las letras del alfabeto con las palabras y los
enunciado: aunque intiles en s mismas, son los elementos de todo discurso 83
Las naturalezas simples constituyen el alfabeto de una posible lengua universal 84
dotada de una conformidad con las cosas de la que carecen las lenguas histricas
conocidas. Esta idea ser recogida posteriormente por Leibniz con referencia expresa a
Bacon85 Si bien esta posibilidad de construir una lengua universal slo es aludida
indirectamente por Bacon, no cabe duda de que la induccin es indicada por l como el
nico medio para liberar a la mente humana de los dolos del lenguaje, para superar el
escepticismo lingstico, en cuanto no ve las cosas en relacin con el hombre sino con
el universo y sustituye las prenociones engendradas por la mente e impuestas por ella a
las cosas, por las verdaderas nociones que expresan las autnticas formas de las cosas.
2.2.- Gramtica y escepticismo lingstico.
Finalmente, qu funcin le ha de competer a la gramtica en esta labor de
superacin del escepticismo lingstico? Como ya hemos aludido anteriormente, la
gramtica filosfica ha asumido tradicionalmente el estudio de las relaciones entre
nombres y cosas. Para Bacon, la gramtica filosfica es un importante auxilio para un
lenguaje capaz de obviar, al menos en parte, las maldiciones de las lenguas humanas, o
dicho en otros trminos: la aproximatividad e incertidumbre que los nombres arrastran
por su gnesis convencional. Bacon alude por primera vez a esta ciencia ya en
Proficience and advancement of learning:
83. DO., Vol.!, p. 142. Cfr. NO., lib.!, aph. CXXI, Vol.!, p. 215. Cfr. etiam DAS., lib. III, cap. IV, Vol.!, pp. 565-66.
84. VT., cap. 13, Vol. III, p. 243: That these natures are as the alphabet or simples letters, whereof the variety ofthings
consisteth; oras the colours mingled in the painter's shell, wherewith he is able to make infinite variety offaces or shapes.
85. Cfr. Andr LALANDE, Las teoras de la induccin y de la experimentacin. Buenos Aires: Losada, 1944, pp.
53. 76 y s.
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