Lenguaje, Logica y Gramatica en Francis Bacon

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LENGUAJE, LOGICA Y GRAMATICA

EN FRANCIS BACON
JULIN CARVAJAL CORDN

Quid enim aliud sunt verba quam


imagines rerum, ut nisi rationum vigore
animata sint, adamare illa idem sit ac
statuam deperire?
(F.BACON: De dignitate et augmentis
scientiarum. Liber I. TWB I, pp. 451 s.)

La filosofa moderna se acercar al fenmeno lingstico con una gran precaucin


y desconfianza. La mediacin ejercida por el lenguaje, instrumento imprescindible de
todo conocimiento humano -incluido el filosfico- en su acercamiento a la realidad, ser
considerada como un factor distorsionante que constituir para estos pensadores
modernos una de las causas de la conversin de toda filosofa anterior en infructuosa 1
La entrada del lenguaje en la escena filosfica de la modernidad ser enormemente
desafortunada: cuando la modernidad se plantea el lenguaje como problema filosfico,
la solucin al mismo ser negativa en la mayora de los casos, o bien carecer de tal,
1. Esto es especialmente claro en Bacon que acusa a la filosofa anterior de mera palabrera, til para discutir y rebatir
al contrario, pero estril en frutos: Cfr. NO. liber 1, aph. LXXI y LXXIII, Vol. 1, p. 563.
Los textos de Francis Bacon se citarn por la edicin de The Works ofFrancis Bacon. Edited by James Spedding, Robert
Leslie Ellis and Douglas Denon Heath, London, 1857-1874 (Faksimile-Nachdruck, Stuttgart-Bad Cannstatt: F.Frommann
Verlag-G.Holzboog, 1963), indicando volumen y pgina. Asimismo usaremos las siguientes abreviaturas para referirnos a sus
obras:
- CV .= Cogitata et visa.
- DAS.= De dignitate et augmentis scientiarum.
- DO.= Distributio operis.
- IM.= Instauratio magna.
- NA.= New Atlantis.
- NO.= Novum Organum.
- PAL.= Proficience and advancement of learning.
- PSDA.= Parts instaurationis secundae delineatio et argumentum.
- RPh.= Redargutio philosophiarum.
- TPM.= Temporis partus masculus.
- VT.= Valerius Terminus.

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originando sencillamente aporas insolubles. El lenguaje se revela como un husped


incmodo, pero al que no se puede despedir. Sin embargo, se buscan todas las vueltas
habidas y por haber con el fin de reducir al mnimo su papel en el proceso cognocitivo,
pues se considera que ste es el nico medio de eludir, en la medida de lo posible
naturalemente, las nefastas consecuencias distorsionantes del mismo. En el fondo, la
razn ltima de esta desconfianza se halla en la ruptura del ensamblaje sin fisuras entre
el ser y el conocer, entre lo lgico y lo ntico, que haba caracterizado el pensamiento
filosfico anterior. La filosofa griega clsica y la medieval, en sus grandes representantes, parte de la existencia de un acoplamiento perfecto entre nuestras facultades
cognoscitivas y la realidad, acoplamiento que posibilita el conocimiento de la ltima
por nuestra parte. El conocimiento es un modo del ser estrechamente imbricado en ste
ltimo. El ser se caracteriza por su apertura y transparencia a, y su penetrabilidad por,
el conocer. Este carcter armnico de la totalidad se plasma en la concepcin griega
de la relacin entre lenguaje, conocimiento y ser. Para el griego, el lgos es capaz de
revelar la entidad de lo real: lo que las cosas realmente son. El lgos griego era un
lenguaje dotado de unas peculiaridades totalmente ajenas al concepto de lenguaje que
utilizan los autores modernos. Era un hablar discursivo, un discurso razonado,
una razn discursiva, en suma: era un lenguaje fundado en razones o una razn
expresable lingsticamente.
La modernidad se abre con una ruptura de la continuidad entre conciencia y mundo,
ruptura que har muy difcil la explicacin de nuestro acceso cognoscitivo al mundo. En esta
situacin, la posicin del lenguaje va a ser enormemente delicada: la filosofa moderna no
reconocer al lenguaje una capacidad reveladora de la realidad, sino que ste aparecer
como una desgraciadamente ineludible mediacin que dificulta el contacto directo entre la
mente y la realidad, la captacin conceptual por parte del entendimiento de las cosas reales.
La reflexin filosfica moderna en tomo al lenguaje se va a caracterizar bsicamente por ver
en ste un enemigo que, de no ser convenientemente sojuzgado, puede frustrar nuestras
aspiraciones de dominio especulativo (y prctico) sobre la realidad. Podemos rastrear esta
prevencin frente al lenguaje en todos los grandes filsofos de la modernidad.
1.- EL ESCEPTICISMO LINGISTICO EN BACON.
Francis Bacon traza las lneas maestras del cuadro en que se mover el pensamiento moderno en esta cuestin como en muchas otras. Y al igual que sucede en tantas
otras, dejar el cuadro en simple boceto: se limitar a lanzar sugerencias que sern
recogidas por otros pensadores, pero no las desarrolla.
Este decorado general est caracterizado por la prevencin y el escepticismo ante
el hecho lingstico. El planteamiento baconiano del problema del lenguaje evidencia
una triple escisin, o quiz fuera mejor decir: una escisin que se patentiza a un triple
nivel.

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1.1.- Escisin lenguaje-pensamiento.


Bacon muestra tener clara conciencia de la ruptura entre lenguaje y pensamiento,
reduciendo el primero a la funcin de mero instrumento para la transmisin del segundo.
As nos lo da a entender el siguiente texto:
Accedamus nunc ad Artem Tradendi, sive Profirendi et Enunciandi ea
quae inventa, judicata, ac in memoria reposita sunt; quam nomine generali
Traditivam appellabimus. Ea omnes artes circa Verba et Sermones complectitur.
Quamvis enim Ratio Sermonis veluti anima sit, tamen in tractando disjungi debent
Ratio et Sermo; non minus quam Anima et Corpus.2
Bacon afirma, pues, que las palabras y los discursos constituyen el objeto del arte
de transmitir, proferir y enunciar aquello que ha sido inventado, juzgado y depositado en
la memoria. Y nos explica que estas artes de la transmisin deben ser tratadas aparte de
las artes de inventar, de juzgar y de retener porque, aunque la razn sea algo as como
el alma del discurso, razn y discurso deben debatirse por separado como el alma y el
cuerpo. Resulta evidente a primera vista cun lejos nos encontramos de la caracterizacin
platnica del lenguaje como el dilogo del alma consigo misma 3 Esta caracterizacin
supone una profunda imbricacin del pensamiento y del lenguaje. Pone de relieve la
necesaria realizacin del pensamiento en el medio del lenguaje, que aparece as
claramente como condicin de posibilidad de aqul y, por tanto, podramos decir, como
su medio de despliegue. Todo ello desaparece por virtud de la escisin establecida por
Bacon que convierte al lenguaje en vehculo de transmisin de otro objeto ya consituido
anteriormente y con independencia del mismo.
La semitica baconiana determina con precisin el concepto general de signo y el
lugar que le corresponde a la palabra en la clasificacin general de los signos. Respecto
al primer punto, Bacon escribe:
Quidquid scindi possit in differentias satis numerosas ad notionum
varietatem explicandam (modo differentiae illae sensui perceptibiles sint) fieri
posse vehiculum cogitationum de homine in hominem4
Como signo puede utilizarse, por tanto, todo aquello que, siendo susceptible de un
nmero de matizaciones perceptibles por los sentidos suficiente para explicitar toda la
multiplicidad de las nociones, sirva de vehculo para transmitir pensamientos de un
hombre a otro. En consecuencia, resulta evidente que pueden elaborarse signos de las
2. DAS. liber VI, caput I, Vol. I, p. 651.
3. PLATON, Teeteto. 198 e.
4. DAS. lib. VI, cap. I, Vol. I, p. 651.

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cosas intelectuales con algo distinto de las palabras y las letras, as como puede acuarse
moneda con otra materia que no sea oro ni plata:
Tractamus enim hic veluti numismata rerum intellectualium; nec abs re
fuerit nosse, quod sicut nummi possint confici ex alia materia praeter aurum et
argentum, ita et Notae Rerum aliae possint cudi, praeter Verba et Literas5
En lo concerniente al segundo, nos dice:
N otae igitur Rerum, quae absque ope aut medio V erborum res significant,
duplicis generis sunt; quarum prius genus ex Congruo, alterum ad Placitum
significat. Prioris generis sunt Hieroglyphica et Gestus; posterioris vero ii, quos
diximus, Characteres Reales6
Este texto clasifica los signos en qos grandes apartados: los que significan algo sin
requerir del concurso de las palabras y los que precisan de tal concurso para significar.
A su vez, los signos del primer gnero pueden significar ex congruo o bien ad placitum.
Al gnero de los que, segn esta clasificacin, significan de un modo inmediato, directo
y por congruencia, pertenecen los jeroglficos y los gestos. Los jeroglficos son una
especie de escritura usada desde muy antiguo y objeto de cierta veneracin entre pueblos
vetustos como los egipcios. Esta escritura surgi con anterioridad a los elementos de las
letras siendo, por tanto, ms antigua que stos ltimos 7 Los gestos son una suerte de
jeroglficos perecederos, fugitivos. En efecto, tan jeroglfico es, por ejemplo, el gesto de
cortar las flores ms altas de un jardn con la intencin de dar a entender que la mejor
manera de conservar una tirana es cortar las cabezas de los ms grandes nobles como
la representacin de esa accin por medio de un dibujo sobre un papel. Bacon establece
el siguiente parangn, que resulta enormemente aclarativo: as como la palabra pronunciada se esfuma mientras que la escrita permanece, as el jeroglfico expresado por el
gesto se desvanece mientras que el pintado perdura. Sea lo que fuere de estas consideraciones aleatorias, lo realmente importante es el hecho de que los jeroglficos y los
gestos guardan cierta semejanza con la cosa significada por ellos, pudiendo ser considerados como una suerte de emblemas, los cuales no son otra cosa que instrumentos
destinados a hacer sensibles las cosas intelectuales8 Por esta razn, denominamos a estos
signos -jeroglficos y gestos- marcas de las cosas basadas en la congruencia9
5. lbidem. p. 653.
6. !bid., p. 652.
7. Curiosamente Bacon apostilla: a no ser quiz entre los hebreos. En ello hay que ver sin duda una alusin a la teora
que considera el hebreo como la lengua natural que hablaba Adn, con la que el mismo Dios se comunic con su pueblo y que,
por tanto, sera anterior a la escritura jeroglfica: Cfr. lbidem.
8. Op. cit., lib. V, cap. V, Vol.!, p. 649.
9. Op. cit., lib. VI, cap.!, Vol. 1, p. 653.

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Entre los signos que significan de un modo directo, inmediato y a placer figuran
los caracteres reales. Estos caracteres no tienen nada que ver con los emblemas; carecen
de toda similitud con lo significado por ellos. Son signos completamente sordos como
las letras, representados arbitrariamente y aceptados por costumbre en virtud de un pacto
tcito. Estos caracteres reales no son nominales: no expresan, naturalmente, ni letras ni
palabras, sino cosas y nociones 1 de una forma inmediata y sin intermediarios. Bacon
reconoce a este sistema de signos una ventaja sobre las diversas lenguas habladas, a
saber: permite qw~ pueblos con idiomas diferentes se comuniquen entre s mediante estos
caracteres, una vez que se hayan puesto de acuerdo sobre su uso 11 Pero, al mismo tiempo,
indica un grave problema inherente a este sistema de comunicacin, problema que limita
la posible eficacia prctica del mismo: el comportar un nmero elevadsimo de signos,
puesto que debe haber tantos caracteres como vocablos radicales 12
Los signos que, segn la clasificacin baconiana, no significan directamente las
nociones o ideas de nuestro espritu son las palabras y las letras. De stas escribe Bacon
lo siguiente:
Recte enim Aristoteles; Cogitationum tesserae verba, verborum literae 13
Este fragmento se hace eco de la teora expuesta por Aristteles en el De
Interpretatione 14 : Aristteles dice con toda razn que las palabras son etiquetas de los
pensamientos y las letras, de las palabras. La constatacin de esta relacin meramente
externa entre los signos. lingsticos y las cosas intelectuales significadas por ellos
certifica la ruptura del pensamiento y el lenguaje. Esta ruptura tambin es confirmada por
el siguiente texto, que afirma la existencia de una relacin estrecha, pero externa al fin
y al cabo, entre los signos lingsticos y los conceptos:
Nam syllogismi ex propositionibus consistunt; propositiones ex verbis;
verba notionum tesserae sunt; ( ... ) notiones ipsae ( ... ) verborum animae sunt... 15

10. lbidem, p. 651.


11. lbidem. Justamente la ndole propia de los caracteres reales de expresar cosas y nociones de manera inmediata, directa
y arbitraria, posibilitando as la comunicacin entre individuos pertenecientes a distintas comunidades de hablantes, est a la
base de los mltiples intentos perpretados a lo largo del siglo XVII de construir a partir de caracteres reales una lengua universal
artificial: J. Wilkins, S. Ward, F. Lodwyck, Th. Urquhart, G. Dalgarno, G.W. Leibniz.
12. Cfr. Ibidem, p. 653. Los ensayos de construir una lengua universal artificial, ensayos realizados por diversos autores
del siglo XVII, van a tener en cuenta esta advertencia de Bacon, proponiendo diversas soluciones al mencionado problema.
13. lbidem, p. 651.
14. ARISTOTELES, De Jnterpretatione. 16 a 3-4.
15. DAS., lib. V, cap. U, Vol.!, p. 621. Cfr. NO., lib.!, aph. XIV, Vol.!, p. 158. Ya trece aos antes de la publicacin
de NO., Bacon expona esta misma tesis en CV., Vol. III, p. 607: Nam Syllogismum certe ex propositionibus constare,
propositiones ex verbis, verba notionum sive animi conceptuum tesseras et signacula esse (. ... notiones ipsae ( ... ) verborum
animae sunt. Cfr. etiam DO., Vol. 1, p. 136.

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En el marco del anlisis de la doctrina del silogismo, Bacon indica que ste est
formado de proposiciones que, a su vez, lo estn de palabras. Estas seran sonidos
articulados constitutivos de la materialidad del lenguaje. Por tanto, se reduciran a meros
flatus vocs de no ser vivificadas por los conceptos. Estos animan esos cuerpos exnimes
al dotarlos de significacin, de sentido: las nociones son el alma de las palabras. La
teora baconiana del signo lingstico es, por consiguiente, dualista: El signo lingstico
est constituido por un cuerpo -el sonido articulado, la palabra- y un alma -la nocin o
concepto que representa su sentido-. Ahora bien, el punto decisivo de esta teora reside
en el hecho de que, entre el cuerpo y el alma del signo lingstico, no existe ninguna
relacin natural, sino que la relacin entre ambos es puramente convencional, enteramente arbitraria: las palabras son etiquetas de las nociones. El solo acuerdo entre los
hablantes ofrece una base muy poco slida para garantizar la ms mnima continuidad
entre el pensamiento y el lenguaje: al haberse fijado stos como dos sistemas autnomos,
independientes y al no existir lazos firmes que entrelacen una red estable entre los
elementos constitutivos del lenguaje (las palabras) y los del pensamiento (las nociones),
ser prcticamente imposible levantar un edificio firme sobre cimientos tan flacos. El
divorcio es inevitable.
1.2.- Escisin lenguaje-mundo.
En segundo lugar, Bacon pone de relieve el abismo insalvable que separa al
lenguaje de la realidad que aqul debe encargarse de designar. Esta ruptura tambin es
patentizada por el carcter convencional del signo lingstico. La relacin semntica
entre el signo lingstico y la cosa real es arbitraria. Esta arbitrariedad del signo
lingstico hace imposible garantizar una adecuacin sin fisuras entre l y la cosa que
designa. Por otro lado, la adecuacin del lenguaje con la realidad presenta una dificultad
aadida prcticamente invencible, a saber: la distorsin provocada en esta relacin entre
lenguaje y realidad por la mediacin del pensamiento.
El lenguaje humano se encuentra condicionado por el entendimiento, ya que las
palabras son etiquetas de las nociones elaboradas por ste a partir de las cosas.
Precisamente dado que el enlace de la palabra con la cosa est mediatizado siempre por
el concepto, tal enlace se ve perturbado por el hecho de que los conceptos son abstrados
de las cosas mal y con diversa fortuna:
Notiones ipsae (quae verborum anima sunt) male et varie a rebus
abstrahantur 16
16. DAS., lib. V, cap. II, Vol. l, p. 621. Cfr. NO., lib. I, aph. XIV, Vol. I, p. 158: Notiones ipsae (idquod basisrei est)
confusae sint et temere a rebus abstractae; loe. cit., aph.LXIX, Vol. I, p. 179: Notiones ab impressionibus sensuum male
abstrahuntur, et intenninate et confusae sunt, quas terminatas et bene finitas esse oportuit. Cfr. etiam CV., Vol. III, p. 607:
Notiones ipsae (. .. )si vagae, nesciae, nec satis definitae fuerint.

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Bacon opone el lenguaje humano convencional a la lengua admica entendida


como el trmino mtico de referencia a un nombrar dotado de relacin inmediata con la
naturaleza de la cosa. Los primeros actos ejecutados por el hombre en el Paraso
abarcaban, segn nuestro autor, las dos grandes partes de la ciencia: el examen de las
criaturas y la imposicin de nombres 17 La caracterstica principal de la lengua mtica de
Adn es el ntimo parentesco de los nombres con la cosa significada. Y esta ntima
conexin es posible porque el entendimiento de Adn con sus nociones no introduca
desquiciamiento alguno en este acoplamiento, ya que Adn impuso nombre a las cosas
de acuerdo con sus pr_opiedades merced a su conocimiento puro e inmaculado de la
naturaleza 18
Sin embargo, el hombre se vio privado de este originario lenguaje natural que
denominaba a las cosas con justeza como consecuencia, en primer lugar, de la cada, que
perturb gravemente su espritu deformando su conocimiento de las cosas, y, en segundo
lugar, de la confusin de las lenguas, que fue la mayor pena impuesta por Dios al hombre
en el siglo que sigui al Diluvio a causa de su soberbia, confusin que ha obstaculizado
desde entonces el libre comercio del saber y la comunicacin recproca de las letras 19 Por
esta razn Bacon afirma que ese hito tan importante en la historia de la ayuda prestada
por Dios al hombre para salir de la situacin abyecta en que le sumi la cada, hito que
no es otro que la venida del Espritu Santo, haba de simbolizarse necesariamente en la
semejanza y en el don de lenguas, las cuales constituyen los vehicula scientiae20
Bacon recoge en la contraposicin entre la primigenia lengua admica y las lenguas
histricas posbablicas -contraposicin extrada del relato bblico del Gnesis, que fue
=dicho sea de paso= el referente fundamental de todas las discusiones lingsticas en la
tradicin cristiana y que se halla presente hasta en los planteamientos filosficolingsticos de Vico y de Condillac- la alternativa tradicional relativa a la discusin en
tomo a la naturaleza del lenguaje, cuya fuente clsica es el Crtilo de Platn: el lenguaje
es un producto natural o un constructo convencional? La lengua ednica puede considerarse un lenguaje natural en cuanto es capaz de reflejar espontneamente la naturaleza
de las cosas en sus nombres y puede identificarse a Adn, que le da a las criaturas su
verdadero nombre, con la figura del legislador que, en el dilogo platnico, daba su justo
nombre a las cosas. Esta lengua privilegiada asume en Bacon una doble funcin: por un
lado, aparece como hiptesis gentica, puesto que es la nica y verdadera lengua
17. DAS., lib. !, Vol. !, p. 465: Rursus, primae hominis actiones, quas in Paradiso exercuit, duas summarias scientiae
partes complexae sunt. Hae eran!, inspectio creaturarum, et impositio nominum.
18. Cfr. IM. Praef., Vol. !, p. 132: Pura illa et immaculata scientia naturalis, per quam Adam nomina ex proprietate re bus
imposuit. Et etiam DAS., lib.!, Vol.!, p. 434: ( .... puram illam primigeniamque scientiam naturalem, cujus lumine Horno
animalibus in Paradiso adductis nomina ex natura imposuit( ... ).
19. Cfr. DAS., lib.!, Vol.!, p. 466: Sequenti saeculo post Diluvium, gravissima poena qua Deus humanara superbiam
ultus est fuit confusio linguarum, qua doctrinae liberum commercium et leterarum ad invicem communicatio maxime
interclusa est.

20. lbidem, p. 468: Adventus quoque Spiritus Sancti praecipue adumbratus atque expressus fuit in similitudine ac dono
linguarum, quae sunt duntaxat vehicula scientiae.

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primitiva de la humanidad y, por tanto, la lengua madre de todas las dems; por otro,
aparece como concepto-lmite, es decir, como ideal de congruencia al que la lengua
humana debe tender por todos los medios a su alcance. El primer aspecto es un tema
tratado frecuentemente por autores renacentistas, que se plantean incluso la posible
identificacin de esa lengua natural con una de las lenguas histrcas21 El segundo aspecto ser recogido por autores posteriores a Bacon,_para los que la autntica lengua
natural no tiene nada que ver con una supuesta lengua originaria de la humanidad, sino
que sera una lengua filosfica fundada en una convencin conscientemente asumida,
elaborada con ayuda de la ciencia y capaz de reflejar autnticamente las nociones y, a
travs de ellas, las cosas mismas, asegurando as una congruencia entre signo (lenguaje),
concepto (pensamiento) y cosa (realidad) 22
Las lenguas histricas posbablicas son de naturaleza institucional: forjan instrumentos aptos para distinguir las cosas a partir de una convencin entre los hablantes
de cada una de las distintas lenguas. La convencionalidad de las lenguas humanas
histricas es certificada por el hecho de que sean -como veremos- portadoras de dolos.
Esta circunstancia excluye la posibilidad de que las lenguas humanas estn dotadas de
una conformidad espontnea con las cosas y de una racionalidad intrnseca.
1.3.- Escisin entendimiento-realidad.
En tercer lugar y ltimo, Bacon saca a la luz la escisin del entendimiento humano
y su producto -el pensamiento- con la realidad. Precisamente ste es uno de los rasgos
ms decididamente modernos del pensamiento baconiano: mientras los mismos pensadores ingleses de su tiempo repiten, hacindola propia, la teora del macrocosmos y del
microcosmos, elaborada en la Edad Media y recogida en el Renacimiento, teora que
subraya una especie de armona del hombre con el universo y de la naturaleza con lo
sobrenatural, describiendo una progresin de planos que conduce de las piedras hasta
Dios; Bacon, por el contrario, establece un corte radical entre la conciencia del hombre
y la naturaleza, as como entre el plano natural y el sobrenatural, destruyendo de este
modo la imagen de una cadena del ser 23
21. As puede verse en Claude DURET, Thrsor del' histoire des tangues de ces! univers. Colonia, 1613, que afirma que
el hebreo es la nica lengua que conserva vestigios de aquella lengua natural ednica, pues guarda un fragmento de aquel saber
acerca de las propiedades inmutables de las criaturas. Cfr. Michel FOUCAULT, Las palabras y las cosas. Mxico: Siglo XXI,
1982 13 , p. 44.
22. Sobre los numerosos proyectos de construccin de una lengua universal que haga efectivo el ideal de una congruencia
semntica, pueden verse las siguientes obras: R.F.JONES, Ancients and Moderns: A Study of the Background of the Battle
ofthe Books. Los Angeles: Berkeley Univ. Press, 19653 , pp. 87-147; P. ROSSI, Clavis universalis. Arte mnemonichee logica
combinatoria da Lullo a Leibniz. Milano-Napoli: Ricciardi, 1960, pp. 201-36; L. COUTURAT, La logique de Leibniz.
Hildesheim: Olms, 1969; L. COUTURAT/L. LAU, Histoire de la tangue universelle. Paris: Alean, 1903; O. FUNKE, Zum
Weltsprachenproblem in England im 17. Jahrhundert. Heidelberg: C.Winter, 1929, pp. IV-163.; C. EMERY, John Wilkins'
Universal Language in: Jsis. 38, 113-4 (1948), pp. 174-85.
23. Justamente Paolo ROSSI subraya la diferencia profunda entre la postura de Bacon y la que haba sido caracterstica
de una gran parte de la cultura inglesa de la edad isabelina y recuerda como Robert Hooker, contemporneo de Bacon, sostena

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Esta escisin entendimiento-realidad es, en Bacon, la fundamental y est a la base de


las otras analizadas anteriormente por nosotros. Esta ruptura fue consecuencia de la cada
del hombre que provoc una fractura de su espritu respecto de la naturaleza24 Dios hizo el
alma humana semejante a un espejo capaz de reflejar el mundo en su totalidad y tan
anhelante de contemplar la variedad y vicisitudes de los tiempos como vida de escudriar
y descubrir los decretos y leyes irimutables e inviolables de la naturaleza25 No obstante,
como consecuencia de la cada producida por el ambicioso deseo de ciencia moral
determinante del bien y del mal, que llev al hombre a apartarse de Dios y darse a s mismo
las leyes conforme a su albedro26 , el espritu humano se convirti en un espejo encantado:
For the mind of man is far from the nature of a clear and equal glass,
wherein the beams of things should reflect according to their true incidence; nay,
it is rather like an enchanted glass, full of superstition and imposture 27
El entendimiento humano se halla lejos de ser un espejo limpio y pulido, en el que
los rayos de las cosas se reflejen de acuerdo con su verdadera incidencia; ms bien se trata
de un espejo encantado, lleno de espectros, de supersticiones, de imposturas 28 Y de la
misma manera que un espejo irregular altera, en virtud de su configuracin, los rayos
verdaderos de las cosas, as tambin el entendimiento humano distorsiona y corrompe
la autntica naturaleza de las cosas, al mezclar con sta las supersticiones e imposturas
propias de su naturaleza29
la teora del ma-crocosmos y del miCrocosmos, afirmando que el hombre, en cuanto microcosmos, refleja en s todo el orden
y la organizacin del universo, y la imagen de una cadena del ser, de un cosmos que es una unidad de partes interdependientes
(Francesco Bacone, dalla magia al/a scienza. Bari: Laterza, 1958, p. 363 .. Cfr. S. RABADE, Mtodo y metafsica en el
empirismo ingls: Bacon y Hobbes in: Anales del Seminario de Metafsica. VII (1972), p. 21: en Bacon en contra de lo que
sucede en buena medida en la tradicin renacentista continental, no es operante el presupuesto de la armona entre la conciencia
y la naturaleza ...
24. Cfr. A. SABETII, Francesco Bacone e lafondazione della scienza. Napoli: Liguori, 1968, p. 96: Con il peccato
l 'uomo perdette nello stesso tempo la sua liberta e la pura illuminazione dell 'intelletto. Tra lo spirito dell 'uomo e lo spirito
del mondo sorse una profonda frattura, si opero una lacerazione ...
25. DAS., lib. I, p. 434: Refirindose al Ecclesiasts. 3.11, Bacon escribe: Quibus verbis haud obscure innuit Deum
fabricatum esse animum humanum instar speculi totius mundi capacem, ejusque non minus sitientem quarn oculum luminis;
neque gestientem solum conspicere varietates viccisitudinesque temporum, verum etiam perscrutandi explorandique immotas
atque inviolabilis naturae leges et decreta ambitiosum.
26. IM., Praef., Vol. I, p. 132: Neque enim pura illa et immaculata scientia naturalis ( ... ) principium aut occasionem
lapsui dedit. Sed arnbitiosa illa et imperativa scientia moralis, de bono et malo dijudicantis, cupiditas, ad hoc ut Horno a Deo
deficeret et sibi ipsi leges daret, ea demum ratio atque modus tentationis fuit. Bacon volver en otras ocasiones sobre esta
misma tesis: Cfr. DAS., lib. I, Vol. I, pp. 434 y 465.
27. PAL., Second Book, Vol. III, pp. 394-95. Cfr. Vol. III, p. 607: Quin certissimum esse, tum generaliter mentem
humanarn instar speculi inaequalis esse, quae rerum radios secundum propriae sectionis angulos, et non in superficie plana
suscipiat et rflectat: tum etiam cuique ex educatione, studiis, et natura sua, vim quandam seductoriam et quasi daemonem
farniliarem adesse, qui mentem variis et vanis spectris ludat et turbe!.
28. Cfr. DAS., lib. V, cap. IV, Vol. I, p. 643: Nam Mens Humana (corpore obducta et obfuscata) tantum abest ut speculo
plano, aequali, et claro similis sit (quod rerum radios sincere excipiat et reflectat), ut potius sil instar speculi alicujus incantati,
pleni superstitionibus et spectris.
29. PSDA., Vol. III, p. 548: Sicut enim speculum inaequale veros rerum radios ex sectione propria immutat: ita et mens,
quando a rebus per sensum patitur, in motibus suis expediendis, haudquaquam optima fide, rerum naturae suarn naturarn
naturae rerum immiscet, earnque distorquet et inficit. Cfr. NO., lib. I, aph. XLI, Vol. I, p. 164, etiarn DO., Vol. I, p. 139.

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Las supersticiones e imposturas que deforman el espejo del entendimiento son los
dolos30 El concepto de dolo aparece por primera vez de modo explcito en el captulo
primero de Temporis partus masculus, redactado en 1603 31 , y la formulacin clsica de
la doctrina est contenida en el libro primero del Novum Organum32
Qu entiende Bacon por dolos?
Sunt quidem Idoloa profundissimae mentis humanae fallaciae. Neque
enim fallunt in particularibus ( ... ) judicio caliginem offundendo et tendiculas
struendo; sed plane ex predispositione mentis prava et perperam constituta, quae
tanquam omnes intellectus anticipationes detorquet et inficit 33
Bacon no entiende por dolo lo mismo que solemos entender nosotros por tal
trmino, sino que lo toma en su significado griego de imagen fantstica, falsa apariencia,
prejuicio, espectro vano, fantasmagora, quimera34 Los dolos son las ilusiones ms
profundas del espritu humano, cuyo efecto no es engaar en asuntos concretos
ofuscando el juicio y tendindole trampas, sino engaar en virtud de la predisposicin
deforme y mal constituida de la mente, predisposicin que desfigura y corrompe, por as
decirlo, todas las anticipaciones del entendimiento. Los dolos son, por tanto, prenociones
engendradas por la mente que reemplazan a las verdaderas nociones e ideas impresas por
Dios en las cosas 35 En consecuencia, son nociones falsas que obstaculizan el acceso a
la verdad y que, una vez abierto el camino hacia la misma, siguen provocando molestias
en el proceso de recuperacin de la ciencia perdida con la cada36
De los cuatro gneros particulares de dolos que se analizan en el Novum Organum
son los dolos del foro y un subgnero de los dolos del teatro los que inciden ms
directamente en nuestro tema.

1.4. El lenguaje, matriz de dolos.


Los dolos del foro vician las operaciones mismas del conocimiento. Son los ms
peligrosos y los ms molestos, porque se introducen subrepticiamente en el entendimiento

30. VT., Vol. III, pp. 241-42: Ido find therefore in this enchanted glass four ldols or false appearances of several and
distinct sort.
31. Cfr. TPM., cap. !, Vol. III, 529.
32. Cfr. NO., lib. I, aph. XXXVIII-LXVIII, Vol. I, pp. 163-79.
33. DAS., lib. V, cap. IV, Vol. !, p. 643.
34. Cfr. Angelo CRESCINI, ll problema metodologicoalla origini della scienza moderna. Roma: Edizioni dell' Ateneo,
1972, p. 141, nota 175: I termini idolum, idola, usati da Bacone non significano gli idoli nel nostro solito senso, ma sono
la trascrizione latina del termine greco eidolon, che significa irivece idea, concetto. Di fronte alla idee metodologiche
autentiche, gli idola quindi assumono ovviamente il significato di false apparenze (. .. ), pregiudizi, fantasticherie o matrici di
fantasticherie.
35. Cfr. NO., lib. , aph. XXIII, Vol. !, p. 160.
36. NO., lib.!, aph. XXXVIII, Vol.!, p. 163.

Lenguaje, lgica y gramtica en Francis Bacon

63

sin que ste se percate de ello, y no slo corrompen el desarrollo de la argumentacin,


sino tambin contaminan la misma imposicin de nombres. La causa de esta defectuosa
constitucin de la relacin lingstica bsica, que es la designacin de las cosas por medio
de nombres, es desvelada por Bacon con claridad y precisin:
At ldola Fori sunt, quae ex foedere tacita inter homines de Verbis et
Nominibus impositis se in intellectum insinuarunt. Verba autem plerunque ex
captu vulgi induntur, atque per differentias quarum vulgus capax est res secant37
Tal causa reside en el hecho de que la imposicin de nombres se hace por virtud
de una convencin tcita entre los hombres, cuyo resultado es que las palabras reciben
su significado en la mayora de los casos de una forma proporcionada a la inteligencia
del vulgo y dividen las cosas por las diferencias que el vulgo es capaz de captar38 Las
palabras son como monedas que representan las imgenes populares de las cosas, puesto
que lo corrompen y lo dividen todo segn las nociones vulgares de las cosas, las cuales
son errneas y confusas en su mayora. Cuando los nios aprenden a hablar, son
constreidos a empaparse de esta infoelicem errorum cabalam39 As pues, los dolos
del foro se forman porque el significado de las palabras est tomado de las opiniones
vulgares y refleja una clasificacin vulgar de la realidad.
Los dolos que surgen por esta causa son de dos especies: o bien son nombres de
cosas inexistentes basados en una suposicin puramente fantstica, o bien son nombres
de cosas existentes, pero confusos, mal definidos y abstrados temeraria y desigualmente
de las cosas. A la primera especie pertenecen Fortuna, Primer Motor, Esferas de los
Planetas, Elemento Fuego y otras ficciones semejantes. A la segunda especie pertenecen
multitud de nombres que pueden agruparse segn grados de distorsin y error. El grupo
menos defectuoso sera el de los nombres de alguna sustancia, sobre todo el de las
especies nfimas y bien deducidas, ms infiel es el de los nombres que indican acciones
y el ms viciado de todos es el de las cualidades no perceptibles a travs de los sentidos,
por ejemplo: pesado, ligero, denso ...40 Por consiguiente, el grado de distorsin
y la proclividad al error aumentan a medida que nos elevamos en la escala de la
abstraccin.
A Bacon no le pasaron desapercibidas las distintas soluciones a los errores y
prejuicios producidos por el lenguaje puestas en prctica en su tiempo, pero advirti
lcidamente sus limitaciones e inconvenientes. En primer lugar, menciona la posibilidad
de aristar debidamente el significado de las palabras, superando esa clasificacin popular
37. DAS., lib. V, cap. IV, Vol.!, p. 645. Cfr. NO., lib.!, aph. XLIII, Vol.!, p. 164.
38. Cfr. PAL., Second Book, Vol. III, p. 396: And lastly, let us consider the false appearances that are imposed upon
us by words, which are framed and applied according to the conceit and capacities ofthe vulgar sort. Cfr. etiam NO., lib.!,
aph. LIX, Vol.!, pp. 170-71.
39. CV., Vol. III, p. 599.
40. Cfr. NO., lib.!, aph. LX, Vol.!, p. 171-72.

64

Julin Carvajal Cordn

de las cosas construida de acuerdo con las diferencias captables por la inteligencia del
vulgo, gracias a una observacin ms atenta y a un entendimiento ms agudo, que nos
conduzcan a una distincin ms precisa de las cosas y ms acorde con la naturaleza. Sin
embargo, observa inmediatamente que las palabras se oponen a esta tarea41 En segundo
lugar, examina la posibilidad de solventar estas dificultades siguiendo la costumbre y la
prudencia de los matemticos: se tratara de comenzar por fijar el significado de las
palabras mediante definiciones. Mas esta solucin es totalmente insatisfactoria cuando
se trata de cuestiones relacionadas con la naturaleza, ya que las mismas definiciones
constan de palabras, y las palabras generan palabras42
Los dolos del foro son enormemente peligrosos porque ponen en marcha un
proceso circular al que no es posible encontrar salida. En efecto, la defectuosa constitucin del espritu humano es, en ltima instancia, responsable de los prejuicios y errores
propios del lenguaje, pues ste surge de una convencin entre los hombres que obliga a
hacerlo acorde con las capacidades intelectuales del vulgo y, por tanto, las palabras
designarn nociones defectuosas, confusas y mal abstradas de las cosas. Y mientras algunos
creen que es posible poner remedio a esta situacin, fundando sus esperanzas en el
convencimiento de que SU razn domina las palabras, Bacon, por el contrario, constata
que las palabras devuelven y reflejan su fuerza sobre el entendimiento como demuestran
las interminables controversias terminolgicas en que suelen acabar las grandes y solemnes
disputas entre los doctos43 Por ello, todas las precauciones que se tomen en este punto sern
insuficientes y no terminarn jams con los encantamientos producidos por las palabras, ya
que stas relanzan de nuevo su poder sobre el entendimiento, de la misma manera que los
trtaros disparan sus flechas hacia atrs mientras huyen44 De este modo se cierra el crculo,
en el que no es posible distinguir ni principio ni fin -la mala complexin del intelecto
produce los dolos del foro, o son las palabras las que hechizan al entendimiento hacindole
concebir nociones equivocadas?-. Es imposible romper el crculo desde dentro. Esta
circunstancia explica el escepticismo lingstico implcito en esta doctrina de los dolos del
foro: la duda baconiana acerca de la posibilidad de curar la enfermedad lingstica45 Slo
nos queda un motivo de optimismo: la confianza en abrir una brecha en el crculo desde
fuera. El medio para ello consiste en la restauracin de un saber capaz de eliminar, hasta
donde sea posible, la mediacin de las palabras para llegar directamente a las cosas. En esta
restauracin corresponde un papel esencial a la nueva lgica fundada por Bacon. A la

41. Cfr. Ibdem, aph. LIX, Vol. I, p. 171, etiam DAS., lib. V, cap. IV, Vol. I, p. 645.
42. NO., lib. I, aph. LIX, Vol.!, p. 171. Cfr. CV., Vol. III, p. 599, etiam DAS., lib. V, cap. IV, Vol.!, p. 645.
43. NO., lib. I, aph. LIX, Vol.!, pp. 170-71.
44. DAS., lib. V, cap. IV, Vol. I, p. 646. Cfr. CV., Vol. III, p. 599; PAL., Second Book, Vol. III, p. 396.
45. Se puede observar un notable paralelismo entre la teora baconiana de los dolos del foro y las reflexiones sobre el
lenguaje del conocido escptico Francisco Snchez. ste escribe: Verborum significationes magis aut omnino a vulgo
pendere videntur, ab eoque proinde pretendas esse: Quis enim nos loqui docuit nisi vulgus? (.... In vulgo autem an aliqua
certitudo et stabilitas? Nequicquam. Quomodo ergo in verbis quies unquam erit? (Quod nihil scitur. Edicin y traduccin de
S. Rbade, J.M.Artola y M.F. Prez. Madrid. C.S.I.C., 1984, pp. 66 y 68).

Lenguaje, lgica y gramtica en Francis Bacon

65

gramtica le compete la tarea de sentar las bases de una lengua elaborada en el marco de
la nueva lgica y acorde con la ciencia restaurada.

2.- LA SUPERACION DEL ESCEPTICISMO LINGISTICO EN BACON.


El anlisis de la cuarta y ltima especie de dolos, los dolos del teatro, nos abre el
camino a la segunda parte de nuestro trabajo: las vas de superacin del escepticismo
lingstico. Los dolos del teatro son introducidos en la mente (y recibidos por sta
abiertamente) a partir de los dogmas de las diferentes filosofas y tambin desde las
incorrectas leyes de las demostraciones46 Por este motivo, estos dolos pueden considerarse como superpuestos a los dolos de la tribu, de la caverna y del foro, y como
susceptibles de ser suprimidos de nuestro espritu, aunque sea con dificultad y trabajo47
Los dolos del teatro recogen, por un lado, los prejuicios y errores contenidos en las
proposiciones de los filsofos y, por otro, los nacidos de las perversas leyes demostrativas
de la lgica tradicional. A nosotros nos interesan stos ltimos debido al papel que
consideramos que le corresponde representar a la lgica en la creacin de una ciencia
autntica y en la elaboracin de una lengua acorde con la misma y, por ende, con la realidad,
la cual proteja a nuestro espritu de la perniciosa influencia de los dolos del foro. Respecto
a estos dolos procedentes de las perversas leyes de demostracin, hemos de decir que no
son distintos de los dogmas sofsticos, empricos y supersticiosos de los filsofos, puesto que
las demostraciones son la filosofa y la ciencia en potencia. Segn sean ellas, bien o mal
fundadas, as resultan las filosofas y las teoras48 Las filosofas y las ciencias habidas son
para Bacon otros tantos nidos de dolos, ya que las demostraciones de que nos servimos para
elaborarlas son engaosas por contener sendos defectos en sus cuatro partes constitutivas:
1) las impresiones de los sentidos son defectuosas; 2) las nociones abstradas de las
impresiones son confusas e imprecisas; 3) la induccin completa empleada para sentar los
principios de las ciencias es deficiente, y 4) el procedemiento silogstico es la matriz de todos
los errores y la perdicin de las ciencias49 Ahora bien, si las demostraciones lgicas, por sus
mltiples defectos, slo sirven para consolidar viejos dolos y generar otros nuevos, qu
esperanza nos cabe abrigar en tomo a una aportacin positiva de la lgica a la superacin
del escepticismo lingstico baconiano expresado en la teora de los dolos del foro? De esta
cuestin pasamos a ocuparnos seguidamente.

2.1.- Papel de la lgica en la superacin del escepticismo lingstico.


Bacon diagnostic sagazmente en su doctrina de los dolos la causa de la
enfermedad lingstica que padeca la humanidad; sin embargo, nuestro autor fue, por
46.
47.
48.
49.

Cfr. NO . lib. l. aph. LXI, Vol. 1, p. 172.


Cfr, DAS., lib. V, cap. IV, Vol. 1, p. 643.
NO., lib. l. aph. LXIX, Vol. 1, p. I79.
Cfr. Ibidem.

66

Julin Carvajal Cordn

desgracia, mucho menos explcito a la hora de prescribir un remedio para esta enfermedad. Este hecho tampoco tiene por qu extraarnos demasiado: hasta cierto punto es una
consecuencia explicable del convencimiento baconiano de la imposibilidad.de extirpar
por completo los dolos que asedian y corrompen al entendimiento humano. Unicamente
nos es dado el indicarlos, de manera que se advierta y denuncie esta fuerza insidiosa de
nuestra mente, con el fin de que, una vez destruidos los viejos errores, no broten
inmediatamente otros nuevos por la mala constitucin de la misma50
El sentido. en que debe apuntar la bsqueda de una salida al problema surgido de
la naturaleza convencional de los lenguajes humanos es sealado por Bacon al establecer
la lengua admica como una suerte de ideal regulativo. En sta, la relacin semntica
entre la palabra y la cosa est dotada de una racionalidad intrnseca: el nombre guarda
una relacin inmediata con la naturaleza de la cosa, relacin fundada en la intachable
ciencia de la naturaleza que Adn posea. Esta conformidad con las cosas constituye el
ideal al que debe tender el lenguaje. No obstante, este ideal est condenado a permanecer
regulativo: es inalcanzable, debido a que la ciencia ednica est perdida irremisiblemente.
Por ello, la conformidad con las cosas que el lenguaje humano debe luchar por restaurar
es una conformidad, por llamarla de algn modo, pragmtica, fruto de la lgica o mtodo
de interpretacin de la naturaleza y de la gramtica filosfica, que es la ciencia cuyo
objeto de estudio ha sido tradicionalmente las relaciones entre nombres y cosas.
Cmo armonizar estas afirmaciones de Bacon con la crtica lanzada contra la
lgica y sus demostraciones al tratar de los dolos del teatro? La solucin es simple y
conocida: la lgica propuesta por Bacon como verdadero mtodo de interpretacin de la
naturaleza no tiene nada que ver con la lgica tradicional criticada por l. Y el arte que
presentamos -escribe nuestro autor- (que solemos llamar Interpretacin de la Naturaleza) pertenece al gnero de la lgica; aunque dista muchsimo, y en algunas cosas
inmensamente, de ella 51 Bacon establece una radical distincin entre su lgica y la
lgica ordinaria, la dialctica sistematizada por Aristteles en su Organon. Podemos
sintetizar las crticas baconianas a la lgica tradicional en los siguientes puntos:
1)La lgica tradicional es completamente intil como mtodo de invencin; slo
sirve de mtodo para cultivar las ciencias. Es un mtodo adecuado para atenerse a los
descubrimientos ya hechos y usarlos, pero no para avanzar todava ms all. Es, por tanto,
un mtodo de Anticipacin de la Mente y no de Interpretacin de la Naturaleza 52 Bacon
establece un paralelismo entre esta lgica vulgar y la ciencia vigente en su tiempo:
Sicut scientiae quae nunc habentur inutiles sunt ad inventionem operum;
ita et logica quae nunc habetur inutilis est ad inventionem scientiarum53.
50. Cfr. DO., Vol. !, p. 139.
51. DO., Vol. I, p. 135. Cfr. PSDA., Vol. III, p. 547.
52. Cfr. NO., Praef., Vol.!, pp. 153-54; lib.!, aph. XXVI, Vol.!, p. 161.
53. NO., lib.!, aph. XI, Vol.!, p. 158.

Lenguaje, lgica y gramtica en Francis Bacon

67

En alguna ocasin le reconoce capacidad para descubrir argumentos y discursos;


pero, de ningn modo, artes y ciencias54 Por ello, la dialctica es sumamente til en
los asuntos civiles y en las artes que se asientan sobre el lenguaje y la opinin vulgar55
y constituye una forma de invencin o prueba en las ciencias populares (tales como la
tica, la poltica, las leyes y otras) e incluso en la teologa 56 Pero, en el campo del
conocimiento de la realidad natural, carece de aplicacin indagatoria, reducindose a un
mtodo de exposicin de lo sabido para su comunicacin a otros. La argumentacin
silogstica conserva, pues, su legitimidad, mas no en el campo del incremento del saber,
sino slo en el de su transmisin.
2) La lgica tradicional no contribuye a descubrir la verdad sino a fijar y consolidar
los errores:
Dialectica quae recepta est, ( ... ) ad errores potius stabiliendos et quasi
figendos quam ad viam veritati aperiendam valuit 57
En la medida en que la lgica que estaba en uso en ese momento era ms vlida para
confirmar y asentar los errores fundados en las opiniones del vulgo que para buscar la
verdad, resultaba por ello mucho ms daina que til5 8
3) La lgica tradicional con su argumentacin silogstica es incapaz de penetrar
en la realidad dada a causa de la finura, complejidad y sutileza de sta ltima; nicamente
obliga al asentimiento:
Syllogismus ad principia scientiarum non adhibetur, ad media axiomata
frustra adhibetur, cum sit subtilitati naturae longe impar. Assensum itaque
constringit, non res 59
Un abismo separa la sutileza y finura de las operaciones discursivas del
entendimiento y las propias de las operaciones de la naturaleza. Luego la verdad se le
escapa de las manos al silogismo60 Este es bastante firme para derrotar al adversario en
las disputas y ganar su asentimiento, pero no para someter a las cosas mismas61 Bacon
llega incluso a afirmar que, si todos los hombres enloquecieran del mismo modo, podran
ponerse de acuerdo entre s bastante bien mediante los procedimientos de la lgica
usual 62 Por todo ello es un instrumento eficaz en la vida civil para alcanzar el consenso
54. Cfr. OSA., lib. V, cap. II, Vol. 1, p. 617.
55. IM., Praef., Vol. 1, p. 129.
56. DAS., lib. V, cap. II, Vol. 1, p. 621. Cfr. NO., lib. 1, aph. XXIX, Vol.!, p. 161.
57. IM., Praef., Vol. I; p. 129: Cfr. NO., Praef., Vol.I, p. 152.
58. Cfr. NO., lib. 1, aph. XII, Vol. I, p. 158.
59. lbidem. aph. XIII, Vol.!, p. 158.
60. Cfr. DAS., lib. V, cap. II, Vol.!, p. 621.
61. Cfr. DO., Vol.!, p. 136; NO.Praef., Vol. 1, p. 154; lbidem, lib.!, aph. XXIX, Vol. 1, p. 161.
62. Cfr. NO., lib. I, aph. XXVII, Vol. 1, p. 161.

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Julin Carvajal Cordn

entre los dialogantes. La dialctica tiene una finalidad esencialmente prctica: conseguir
el asentimiento del interlocutor. Por consiguiente, se aproxima en Bacon a la retrica, si
bien subsiste una diferencia fundamental entre ambas, que las hace irreductibles una a
otra. La dialctica busca el asentimiento mediante pruebas y argumentaciones que son
iguales para todos, en cuanto apelan directamente al entendimiento y no tienen en cuenta
el modo de ser particular de los interlocutores. La retrica, en cambio, apela a la fantasa
y acta sobre la conducta del hombre a travs de ella63 La dialctica conserva, pues, su
carcter privilegiado respecto de la retrica gracias a su objetividad, a su recurso directo
al entendimiento sin mediacin de la fantasa, de donde proviene su neutralidad en
relacin con el auditorio, frente al condicionamiento del discurso retrico con respecto
al pblico al que va dirigido64
El rechazo de esta lgica tradicional, que de ser el instrumento demostrativo por
excelencia del saber cientfico se ha reducido a un simple instrumento de divulgacin del
conocimiento, pone de relive la imperiosa necesidad de una nueva lgica que sea un
autntico mtodo de descubrimiento cientfico.
Bacon centra bsicamente en tres aspectos las diferencias de su nueva lgica frente
a la lgica vulgar: el punto de arranque de la investigacin se coloca a una profundidad
mucho mayor de aquella en que lo situaba la vieja lgica, sometiendo a un examen crtico
lo que sta admita bajo el argumento de autoridad, a saber: los principios de las ciencias,
que la lgica vulgar tomaba prestados a las ciencias particulares, las nociones primeras,
que el entendimiento ha elaborado abandonado a s mismo, y los datos de los sentidos,
que los dialcticos creen bien dispuestos. En segundo lugar, invierte todo el orden de las
demostraciones al rechazar la demostracin silogstica y abrazar la induccin: en vez de
remontarse directamente de la sensacin y de los particulares hasta los principios y las
proposiciones ms generales para luego derivar de ellas las dems proposiciones a travs
de otras intermedias, la nueva lgica extraer paso a paso las proposiciones y se ir
elevando gradualmente desde lo particular hasta los principios y lo ms general a travs
de una escala ascendente. Por ltimo, el cometido de la nueva lgica consiste en descubrir
las cosas mismas con el fin de dominar la naturaleza en la accin, en vez de inventar
argumentos o razonamientos probables para vencer al adversario en las disputas 65
La nueva lgica inductiva baconiana es la posibilitadora de la superacin del
escepticismo lingstico, porque abre una brecha en el crculo vicioso establecido por los
dolos del foro. Efectivamente, como acabamos de ver, no se dedica a la formulacin de
argumentos silogsticos tan tiles en las artes populares basadas en la opinin, sino que
se dirige a descubrir la naturaleza de las cosas mismas. De este modo la induccin se

63. Cfr. DAS., lib. VI, cap. 111. Vol. I, p. 671: Rhetorica certe Phantasiae, quemadmodum Dialectica lntellectui,
subservit. Estque, si quis altius rem penetre!, officium et munus Rhetoricae non aliud quam ut Rationis dictamina Phantasiae
applicet et commandet, ad excitandum appetitum et voluntatem.
64. Cfr. lbidem, p. 673.
65. Cfr. PSDA., Vol. 111, pp. 547-48. Etiam DO., Vol.!, p. 135-38.

Lenguaje, lgica y gramtica en Francis Bacon

69

muestra como un mtodo capaz de eliminar, en la mayor medida en que ello es posible,
la mediacin del lenguaje que arruinaba toda la lgica silogstica66 para llegar as directamente a las cosas. Es el conocimiento inmediato y autntico de las cosas y de su
naturaleza, logrado por este mtodo y que supone una cierta recuperacin o restauracin
de la inmaculada ciencia ednica, lo que constituye la condicin posibilitadora de una
renovacin de la lengua humana que la dote de una conformidad pragmtico-racional
con el ser de las cosas, puesto que una conformidad natural del tipo de la que posea la
lengua admica es irrecuperable. La induccin que nos va a llevar hasta las entraas de
la naturaleza no e; la misma induccin de que hablan los dialcticos, esa induccin que
procede por enumeracin simple, a la que Bacon califica de pueril, cuyas conclusiones
son precarias por estar expuestas al peligro de cualquier instancia contradictoria y que
no obtiene ningn resultado nuevo por limitarse a la contemplacin de los hechos
habituales 67
De una manera breve y simplificada podemos decir que la induccin baconiana se
desarrolla en dos momentos principales. El primero es la historia naturalis consistente
en una recopilacin lo ms amplia posible de datos, de cosas comprobadas. A esta
recogida de datos la denomina, en el De dignitate et augmentis scientiarum, la caza de
Pan o experiencia guiada, puesto que sta no es un mero andar a tientas sin sucesin
ni mtodo, sino un experimentar con orden y direccin, que resulta semejante al andar
de un ciego guiado de la mano de un vidente68 Esta historia naturalis es la base de la
nova inductio69 Por supuesto, la simple enumeracin de hechos no es suficiente para
dictaminar cientficamente sobre algo. Para ello es preciso someter los datos a una
manipulacin a travs de los procedimientos de rechazo y exclusin codificados en las
clebres tablas de nuestro autor:
At inductio quae ad inventionem et demonstrationem scientiarum et
artium erit utilis naturam separare debet, per rejectiones et exclusiones debitas;
ac deinde, post negativas tot quot sufficiunt, super affirmativas concludere7.
El segundo momento es la interpretacin de la naturaleza que consiste en un trabajo de la mente (opus mentis) liberada de los dolos o prevenida frente a ellos, trabajo

66. En efecto, explica Bacon en muchos pasajes, como el silogismo consta de proposiciones y stas de nombres que
designan nociones abstradas de las cosas, los defectos inherentes a la imposicin convencional de nombres a las cosas
conforme a la comprensin del vulgo hacen que todo el proceso silogstico se derrumbe: cfr. CV., Vol. III, p. 607; DO., Vol.
I, p. 136; NO,, lib. I, aph. XIV, Vol. I, p. 158; DAS., lib. V, cap. 11, Vol.!, p. 621.
67. Cfr. DO., Vol. I, p. 137. Etiam NO., lib.!, aph. CV, Vol. I, p. 205.
68. DAS., lib. V, cap. 11, Vol. I, p. 623. Cfr. NO., lib. I, aph. LXXXII, Vol. I, pp. 189-90 y aph. C-CIII, Vol. I, pp. 203204.
69. DAS., lib. III, cap. IV, Vol.!, p. 567: Sunt scientiae instar pyramidum, qui bus Historia et Experientia tanquam basis
unica substemuntur; ac proinde basis Naturalis Philosophiae est Historia Naturalis. Cfr. DO., Vol.!, p. 140.
70. NO., lib. I, aph. CV, Vol. I, p. 205. Cfr. Ibidem, aph. LXIX, Vol. I, p. 179; TPM., Vol. III, pp. 554-55; CV., Vol. III,
p. 607-608; DO., Vol. I, p. 137.

70

Julin Carvajal Cordn

realizado a partir delconjunto de datos recopilados en la historianatural71 En este momento


se sutura el corte entre la conciencia y el mundo, el espritu y la realidad. No es sta una
solucin natural, sino pragmtica: se logra a travs de la accin domilladora del
entendimiento sobre la naturaleza dirigida por la ciencia natural:
Postquam demum patuerit quid rerum natura, quid mentis natura ferat,
existimamus nos thalamum Mentis et Universi, pronubadivina bonitate, stravisse
et ornasse. Epithalamii autem votum sit, ut ex eo connubio auxilia humana et
stirps inventorum quae necessitates ac miserias hominum aliqua ex parte doment
et subigant, suscipiatur. Haec vero est operis pars secunda [: interpretatio
naturae ] 72
As la nova logica termina con esa escisin fundamental que est a la base de las
otras dos analizadas por nosotros y nos abre el camino hacia la construccin de una nueva
lengua (artificial, por supuesto) universal apta para revolucionar el fenmeno comunicativo. La forma de invencin baconiana nos proporciona un saber que procede de los
lugares ms recnditos de la mente -ex mentis penetralibus- y de las mismas vsceras
de la naturaleza -ex naturae visceribus- 73
Pero, en qu consiste esta interpretatio naturae? Qu quiere decir conocer las
mismas entraas de la naturaleza? El autntico conocimiento surgido de la interpretatio
naturae es la comprensin de la cone:-in de las cosas. O dicho con ms precisin: es la
comprensin de la conexin causal de 1as cosas. Todo lo que existe tiene su causa. Ninguna
afirmacin es tan cierta como sta: nada puede surgir de la nada. En la naturaleza no puede
encontrarse ningn hecho tan pequeo que acontezca sin causa, ni tampoco tan grande que
no dependa de ningn otro. Ningn poder es suficiente para romper la cadena de las causas.
Por ello todo saber verdadero es un saber por causas. El objetivo de la ciencia humana es
conocer las causas de un efecto dado en un objeto cualquiera74 Ahora bien, qu significa
conocer una causa? O de otro modo: qu est realmente en cuestin cuando se habla de
causas? Bacon recoge la distincin aristotlica de cuatro clases de causas: material, formal,
eficiente y final. Pero elimina sta ltima del mbito de la naturaleza y considera banales,
superficiales e irrelevantes para la ciencia verdadera la causa material y la eficiente75 As
pues, la causa que interesa es la formal:
Datae autem naturae Formam (... ) invenire, opus et intentio est humanae
Scientiae76
71. Cfr. NO., lib.!, aph. CXXX, Vol.!, p. 223.
72. DO., Vol.!, pp. 139-40. Cfr. PSDA., Vol. III, p. 557; RPh., Vol. Ill, p. 589.
73. DO., Vol.!, p. 137.
74. Cfr. DO., Vol.!, p. 144; NO., lib. ll, aph. I!, Vol.!, p. 228; Cogitationes de natura rerum. Vol. III, p. 23; NA., Vol.
III, p. 156; PSDA., Vol. III, p. 554; Aphorismi et consilia de auxiliis mentis, et accensione luminis naturalis. Vol. III, p. 793.
75. Cfr. NO., lib. II, aph. Il, p. 228.
76. NO., lib. Il, aph. !, Vol.!, p. 227

Lenguaje, lgica y gramtica en Francis Bacon

71

La determinacin adecuada del concepto de forma en Bacon es una tarea difcil


y realmente complicada77 Bacon comienza marcando las distancias respecto de las
concepciones aristotlico-escolstica y platnica de las formas en dos puntos fundamentales: 1) las formas que se han de considerar como causas no son formas compuestas
como el len, el guila, la rosa ... ; 2) las formas no son ideas abstractas, indeterminadas
o mal determinadas en la materia78 Para Bacon la forma de una cosa y la cosa son lo
mismo. Se distinguen como el fenmeno lo hace del ser, lo externo de lo interno, o una
cosa segn su relacin con el hombre de esa misma cosa segn su relacin con el
universo. La forma aparece como la esencia propia de una cosa y como aquello de lo que
depende internamente una cosa o por lo que ella est necesariamente condicionada en su
individualidad. Por tanto, los dos conceptos, esencia y causa, se funden en la forma: lo
esencial de una cosa es al mismo tiempo el fundamento interno en que se apoya la cosa
misma en su singularidad, y viceversa. Ahora bien, en qu consisten estas formas? A
la hora de responder a esta pregunta hemos de teneren cuenta una distincin capital segn
se trate de la forma de las sustancias o de las cualidades elementales. Las formas de las
sustancias o cuerpos concretos son las cualidades fundamentales o naturalezas simples de las que aquellos estn compuestos79 Sin embargo, la forma o esencia de las
cualidades fundamentales no puede consistir en otras cualidades de las que aqulla
estara compuesta, puesto que son naturalezas simples. Para descubrir la esencia
interna de estas cualidades, hay que comprender en su singularidad los procesos internos
que les subyacen. Comprender la peculiaridad de tales procesos significa comprender la
regla de acuerdo con la cual acontecen. El trmino forma adquiere aqu un sentido
nuevo y ms profundo. Significa la regla, la ley segn la cual se realizan los procesos
internos que estn a la base de una cualidad fundamental o naturaleza simple:
Nos enim quum de Formis loquimur, nil aliud intelligimus quam leges
illas et determinationes actus puri, quae naturam aliquam simplicem ordinant et
constituunt; ut calorem, lumen, pondus; in omnimoda materia et subjecto
susceptibili 8
Bacon denomina tambin a las formas natura naturans y fons emanationis por ser
las causas internas de todas las cosas y las fuentes de todo acontecer8 1 Tales denominaciones subrayan -como indica Miguel A. Granada82 - la concepcin dinmica de la

77. Sergio RABADE seala acertadamente las incoherencias de Bacon en este tema, pues se encuentran en l textos que
sugieren una concepcin positivista, desontologizada de la forma junto a otros que le confieren un estatuto ontolgico a la
misma: cfr. op. cit., pp. 7-38, especialmente pp. 26-27.
78. Cfr. NO., lib. Il, aph. XVII, Vol. 1, p. 257; DAS., lib. III, cap. IV, Vol.!, p. 565.
79. Cfr. DAS., lib. III, cap. IV, Vol. 1, pp. 565-66.
80. NO., lib. 11, aph. XVII, Vol. I, pp. 257-58. Cfr. lbidem, aph. 11, Vol. l, p. 228.
81. NO., lib. 11, aph. 1, Vol. 1, p. 227.
82. Cfr. en su edicin de BACON, La gran restauracin. Madrid: Alianza, 1985, p. 188 nota 2.

72

Julin Carvajal Cordn

forma que tiene Bacon. Tambin la caracteriza como la differentia vera porque, en la
medida en que contiene lo que constituye la esencia particular de una cosa, contiene al
mismo tiempo lo que la distingue de todo lo dems.
Por fin, vemos cmo la nueva lgica, la verdadera induccin mediante una labor
de diseccin y separacin nos ha puesto ante los ojos las vsceras de la naturaleza: las
naturalezas simples o formas. Se nos hace as palpable la posibilidad de un conocimiento
inmediato que nos ponga en contacto directo con la naturaleza, prescindiendo de la
mediacin de las palabras, del lenguaje convencional que dificulta ms que favorece la
labor cognoscitiva. Estas naturalezas simples, que son finitas en nmero, constituyen
para Bacon el abecedarium naturae y, del mismo modo que de la combinacin de las
letras del alfabeto surge una cantidad infinita de nombres, as tambin un nmero infinito
de cosas sensibles se genera a partir de la composicin de las naturalezas simples. Estas
guardan con las cosas la misma relacin que las letras del alfabeto con las palabras y los
enunciado: aunque intiles en s mismas, son los elementos de todo discurso 83
Las naturalezas simples constituyen el alfabeto de una posible lengua universal 84
dotada de una conformidad con las cosas de la que carecen las lenguas histricas
conocidas. Esta idea ser recogida posteriormente por Leibniz con referencia expresa a
Bacon85 Si bien esta posibilidad de construir una lengua universal slo es aludida
indirectamente por Bacon, no cabe duda de que la induccin es indicada por l como el
nico medio para liberar a la mente humana de los dolos del lenguaje, para superar el
escepticismo lingstico, en cuanto no ve las cosas en relacin con el hombre sino con
el universo y sustituye las prenociones engendradas por la mente e impuestas por ella a
las cosas, por las verdaderas nociones que expresan las autnticas formas de las cosas.
2.2.- Gramtica y escepticismo lingstico.
Finalmente, qu funcin le ha de competer a la gramtica en esta labor de
superacin del escepticismo lingstico? Como ya hemos aludido anteriormente, la
gramtica filosfica ha asumido tradicionalmente el estudio de las relaciones entre
nombres y cosas. Para Bacon, la gramtica filosfica es un importante auxilio para un
lenguaje capaz de obviar, al menos en parte, las maldiciones de las lenguas humanas, o
dicho en otros trminos: la aproximatividad e incertidumbre que los nombres arrastran
por su gnesis convencional. Bacon alude por primera vez a esta ciencia ya en
Proficience and advancement of learning:

83. DO., Vol.!, p. 142. Cfr. NO., lib.!, aph. CXXI, Vol.!, p. 215. Cfr. etiam DAS., lib. III, cap. IV, Vol.!, pp. 565-66.
84. VT., cap. 13, Vol. III, p. 243: That these natures are as the alphabet or simples letters, whereof the variety ofthings
consisteth; oras the colours mingled in the painter's shell, wherewith he is able to make infinite variety offaces or shapes.
85. Cfr. Andr LALANDE, Las teoras de la induccin y de la experimentacin. Buenos Aires: Losada, 1944, pp.
53. 76 y s.

Lenguaje, lgica y gramtica en Francis Bacon

73

Conceming Speech and Words, the consideration of them hath produced


the science of Grammar ( ... ) The duty of it is of two natures; the one popular,
which is for the speedy and perfect attaining languages, as well for intercourse of
speech as for understanding of authors; the other philosophical, examining the
power and nature of words as they are the footsteps and prints of reason 86
La gramtica filosfica examina el poder de las palabras en cuanto trazas e
improntas de la rezn, es decir, certifica el enlace analgico entre las palabras y la razn,
con el fin de restaurar aquel ncleo de racionalidad que las primeras deberan contener.
Este tema es recogido tambin en De dignitate et augmentis scientiarum, donde se
define la gramtica en su conjunto como rgano del discurso y se hace hincapi en su
funcin de antdoto contra la maldicin de la confusin de lenguas. As como contra la
maldicin cuyo efecto fue la esterilidad de la tierra que le oblig a ganarse el pan con el
sudor de su frente, la humanidad se provey de mltiples artes, as tambin contra la
maldicin cuyo efecto consisti en la confusin de las lenguas, llam en su auxilio a la
gramtica87
A continuacin, esta obra remacha la distincin, aparecida ya en la precedente,
entre gramtica literaria y gramtica filosfica. La primera no es de gran utilidad en las
lenguas maternas, pero s lo es en el aprendizaje de las lenguas extranjeras y, sobre todo,
en el de aqullas que han dejado de ser vulgares y slo se conservan en los libros. Esta
arte gramatical no es, por consiguiente, nada innoble, ya que es un remedio eficaz contra
la maldicin bablica. La gramtica filosfica asume una tarea distinta a la puramente
normativa de la anterior: mientras la gramtica literaria sirve para aprender las lenguas
ms rpidamente o para hablarlas con ms pureza y correccin, la gramtica filosfica
presta excelentes servicios a la filosofa. En efecto, esta gramtica debe abordar la
analoga, no entre palabras, sino entre las palabras y las cosas, o la razn 88 Su finalidad
es reconducir las palabras arbitrarias a sus formas correctas, hacer retomar el hbito de
hablar de cualquier forma a la necesidad de hablar de modo congruente y obligar as a
las palabras, que son imgenes de las cosas, a acomodarse a las cosas mismas en vez de
seguir el capricho del vulgo89
La gramtica filosfica se esfuerza por restablecer una analoga, una congruencia
siempre precaria y comprometida de las palabras con las cosas mismas a travs de las
nociones de la razn. La fe empirista en la capacidad del hombre para deletrear el
abecedario de la naturaleza por medio de la nueva lgica inductiva justifica en ltimo
trmino esta tarea de restauracin de una racionalidad intrnseca a la relacin semntica.
86. PAL., Second Book, Vol. III, pp. 400 y s.
87. DAS., lib. VI, cap. I, Vol. I, p. 653. Cfr. PAL., Second Book, Vol. III, p. 401.
88. DAS., lib. VI, cap. I, Vol. 1, p. 654.
89. PAL., First Book, Vol. III, p. 311: ( ... ) grammatical philosophy, wherein he did labourto make this same vox
ad placitum to become vox ad licitum, and took as it were picture of words from the life of reason. Cfr. DAS., lib. 1,
Vol. I, p. 476.

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