Capitulo-4 El Futuro Del Mundo Revelado en El Apocalipsis PDF
Capitulo-4 El Futuro Del Mundo Revelado en El Apocalipsis PDF
Capitulo-4 El Futuro Del Mundo Revelado en El Apocalipsis PDF
Wade
El Futuro
del Mundo
Revelado en
el Apocalipsis
Para
Javier Sosa y Sosa,
laico ejemplar, amigo
fiel,
servidor de Jess.
Le debo mucho.
Loron T. Wade
IMPRESO EN LA ARGENTINA
Printed in Argentina
ISBN 950-573-217-1
Contenido
Prologo
Captulo uno: Se levanta el teln
Captulo dos: El atardecer y noche de la iglesia
Captulo tres: La iglesia entre sombras y luces
Captulo cuatro: El trono celestial
Captulo cinco: El rollo y el cordero
Captulo seis: Los sellos
Captulo siete: La identificacin del pueblo de Dios
Captulo ocho: El sptimo sello y los juicios de Dios
Captulo nueve: El ngel con el librito
Captulo diez: Cuando el profeta se combierte en ingeniero
Captulo once: La iglesia el el dragn
Captulo doce: Las dos caras de la rebelda
Captulo trece: Un pueblo con una misin proftica
Captulo quince: Canto de los victoriosos
Captulo diecisis: Las plagas
Captulo diecisiete: La bestia y la ramera
Captulo dieciocho: La ltima oportunidad
Captulo diecinueve: Rey de reyes y Seor de de seores
Captulo veinte: Los mil aos
Captulo veintiuno: Del cataclismo al paraso
Captulo veintids: Ciertamente vengo en breve
Referencias
Prlogo
Captulo uno
Se levanta el teln
La revelacin de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervos
las cosas que deben suceder presto; la declar, envindola por su ngel a su
siervo Juan, que ha dado testimonio de la palabra de Dios, y del testimonio de
Jesucristo, y de todas las cosas que ha visto (vs. 1,2).
Las primeras palabras nos dan el ttulo del libro: La revelacin
de Jesucristo, El griego aqu dice, el apocalipsis de Jesucristo, pues la
palabra apocalipsis significa precisamente revelacin.
No faltan algunas personas bien intencionadas que afirman que el
Apocalipsis es un libro de misterio, que no puede ser entendido. Pero
en el mismo ttulo y en las primeras palabras de la obra esta idea queda
desmentida. Aqu el velo ha sido para siempre quitado y el cielo se ha
acercado a la tierra con misericordia y amor para revelarnos grandes y
gloriosas verdades acerca de las cosas que pertenecen a la salvacin y a
la vida eterna.
El Revelador revelado
As que sta es una revelacin Jesucristo. Pero debemos preguntar
si se trata de una revelacin que procede de Jesucristo o es ms bien una
revelacin acerca de Jesucristo. Es Jesucristo el que revela o el que est
siendo revelado aqu?
El Apocalipsis es una revelacin que procede de Jess; es una
comunicacin divina dada por Jess y a travs de l. Las palabras mismas
del versculo dicen: La revelacin de Jesucristo, que Dios le di para
manifestar a sus siervos.
Pero, al mismo tiempo, es innegable que el Apocalipsis revela al
Seor Jess como Seor de gloria.
10
La iglesia atribulada
Yo Juan, vuestro hermano, y copartcipe vuestro en la tribulacin, en
el reino y en la paciencia de Jesucristo, estaba en la isla llamada Patmos por
causa de la palabra de Dios y el testimonio de Jesucristo (vs. 9).
En verdad haba tribulacin que afrontar, pues el futuro pareca
sumamente inseguro mientras arreciaba la persecucin a la iglesia bajo
el emperador Domiciano.
No es que Domiciano fuera el primer emperador en perseguir a
los cristianos. Tambin Calgula (37-41), el que probablemente era un
demente, 60 aos atrs haba insistido en que todos lo adoraran como
dios. Muchas personas, principalmente judos y algunos de los pocos
cristianos de ese entonces, haban cado en sus garras.
Despus, el depravado Nern (54-68) persigui a los cristianos,
deseando distraer de s mismo el oprobio del populacho.
Pero ahora viene Domiciano. Igual que los anteriores, es una especie
de endemoniado, pero con una diferencia es un endemoniado cuerdo,
y sta es la clase ms peligrosa. Toma sus medidas con un clculo fro y
desalmado. No es que sea intolerante con las distintas religiones que hay
en el imperio; la gente puede seguir adorando a cuantos dioses quiera,
toda vez que est dispuesta a adorarle como dios tambin a l. De modo
que a los gobernadores y dems oficiales les ordena rotular todo escrito
as: Domiciano, nuestro Seor y Dios, decreta as: ...Su imagen aparece
en todos los mercados y plazas pblicas y hay ciertas ocasiones sealadas
cuando es imprescindible que todo ciudadano queme incienso ante esta
imagen. El que se niega a hacerlo arriesga la vida.
13
14
Padre celestial) se sent ante los libros abiertos para emprender el juicio.
En este momento crucial, dice el registro sagrado, Miraba yo en
la visin de la noche y he aqu con las nubes del cielo vena uno como
el Hijo del Hombre que vino hasta el Anciano de das y le hicieron
acercarse delante de l (Dan. 7:13).
Es una escena de gloria indescriptible. Ah est el Padre. Y dice el
texto que millones de millones de seres santos estn presentes tambin
(Dan. 7:10). Ellos han escuchado las acusaciones del enemigo de Dios,
aquel que ha alegado desde el principio que el amor de Dios jams puede
ser reconciliado con su justicia. Ahora los libros de registro se abren. Es
el momento cuando Dios va a probar que nos puede salvar en amor sin
hacer a un lado su justicia. Y en este preciso momento se presenta El
Hijo del Hombre!
No es en su carcter de Rey de reyes y Sustentador del universo que
nuestro Salvador viene para representarnos ante el trono Celestial,
sino como un ser humano. Es precisamente por su carcter humano
que se le otorga el derecho de hacer esta obra. Tambin [el Padre] le dio
autoridad de hacer juicio, por cuanto es el Hijo del Hombre ( Jn. 5:27).
Con razn que este fue el nombre que ms le gustaba a Cristo
aplicarse durante su ministerio terrenal. Fue en su carcter humano
como el Salvador venci al enemigo en su propio terreno y rompi para
siempre el dominio de Satans, desmintiendo todas sus acusaciones
contra Dios.
As que por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, l
tambin particip de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al
que tena el imperio de la muerte, esto es, al diablo. ...Porque ciertamente
no socorri a los ngeles, sino que socorri a la descendencia de Abraham.
Por lo cual deba ser en todo semejante a sus hermanos, para venir a ser
misericordioso y fiel sumo sacerdote [su obra intercesora] en lo que a
Dios se refiere, para expiar los pecados del pueblo. Pues en cuanto l
mismo padeci siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son
tentados (Heb. 2:14-18).
Ahora ante el anciano profeta, prisionero y copartcipe de la
tribulacin de la iglesia, Cristo se presenta como uno que conoce nuestra
afliccin siendo que l mismo ha probado el dolor y sufrimiento humanos
(Heb. 4:14-16).
Su cabeza y sus cabellos eran blancos como blanca lana, como nieve; sus
ojos como llama de fuego; y sus pies semejantes al bronce bruido, refulgente
15
Cristo, vencedor!
Por qu se presenta de esta manera nuestro Salvador al principio
de la revelacin? Qu es lo que nos quiere decir de esta manera? Aqu
empezamos a vislumbrar la clave que nos aclara el mensaje esencial de
este captulo y del libro entero.
Observemos algunas de las expresiones principales: Jesucristo, ...el
primognito de los muertos y el soberano de los reyes de la tierra. ...Yo
soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Seor, el que es y que era
y que ha de venir, el Todopoderoso (vs. 5,8). Despus viene la
visin gloriosa del Seor y ste le dice al profeta: No temas; yo soy
el primero y el ltimo; y el que vivo, y estuve muerto; mas he aqu que
vivo por los siglos de los siglos, amn. Y tengo las llaves de la muerte y
del Hades (vs. 17,18).
Hay mucho nfasis en su propia victoria sobre la muerte, y mucho
nfasis tambin en su segunda venida: El que es, y que era y que ha de
16
venir. He aqu viene con las nubes y todo ojo le ver (vs. 4,7).
Cul es el mensaje que todo esto trae para el pueblo de Dios? Es
un mensaje de aliento y de fortaleza en medio de las pruebas: Valor y
nimo, manada pequea! Sufriris, s. Algunos de vosotros moriris por
m. Pero no temis. He aqu que vivo por los siglos de los siglos, amn.
Y tengo las llaves de la muerte y del sepulcro (vs. 17,18).
Si tratramos de resumir en slo tres palabras el mensaje esencial de
este captulo y el mensaje del Apocalipsis, diramos esto: CRISTO ES
VENCEDOR.
Captulo dos
El atardecer y noche
de la iglesia
Efeso:
la iglesia apostlica
La ciudad de Efeso
Prgamo era la capital del Asia, pero sin lugar a dudas Efeso era
el centro de la provincia y su ciudad ms importante. Lumen Asiae, le
llamaban los contemporneos la luz del Asia.
Observamos en primer lugar que era un puerto, y como tal, era
un lugar de muchsimo trnsito. La larga carretera que cruzaba el
continente desde el Eufrates y el valle de Mesopotamia vena a terminar
en Efeso, y era aqu donde los viajeros y mercancas destinados a Roma
generalmente se embarcaban.
Por ser puerto, Efeso lleg a ser tambin un gran centro de comercio.
Aqu se compraban y vendan el algodn de Egipto, las especias del
oriente, telas finas, maderas, aceite, cobre y otros metales refinados en
distinas partes del mundo. En este sentido ocupaba un lugar parecido al
del Lbano en las primeras dcadas de este siglo.
Efeso tena adems el orgullo de ser llamada una ciudad libre.
Esto en el mundo romano tena mucho significado. Los emperadores
acostumbraban conceder la categora de libre a ciertas ciudades que se
haban destacado por su lealtad a Roma. Esta designacin significaba
que dentro de ciertos lmites Efeso gozaba de autonoma en su gobierno
interno. Adems, Roma no mantena tropas permanentes en una ciudad
libre.
Pero la ms grande fama de Efeso era sin duda su carcter religioso.
19
El enorme templo de Artemisa2 era una de las siete maravillas del mundo
antiguo. Este templo meda 130 por 67 metros. Ciento veinte columnas
apoyaban su techo. Estas medan casi 20 metros de altura y cada una era
regalo de un rey.
La imagen de Artemisa en s no era objeto de mucha belleza.
Estaba esculpida en un material negro y la gente deca que haba cado
de repente del cielo. Era una figura cubierta de pechos. Cientos de
sacerdotes, sacerdotisas y nios servan a los adoradores en el templo.
Basta con leer Hechos captulo 19 para darnos cuenta de cun apreciada
era Artemisa y su templo por los efesios.
Efeso era tambin centro de artes de magia. A travs del mundo
antiguo eran altamente estimados cierta clase de amuletos conocidos
como Letras Efesias. Estos eran empleados como garanta de buena
suerte. Tenan fama de ser eficaces para atraer un amante, para asegurar
un buen parto, o una buena cosecha, para proteger a los viajeros, o hacer
prosperar un negocio, etc.; y la gente vena desde lejos para comprarlos
en Efeso.
Podra parecer una paradoja que la fe cristiana hallara un suelo
tan frtil en Efeso, pero as fue. En verdad, cuando el pecado abund,
sobreabund la gracia (Rom. 5:20). Fue tanto el xito del Evangelio,
que al principio de la predicacin muchos de los nuevos conversos que
haban practicado la magia trajeron los libros y los quemaron delante
de todos y hecha la cuenta de su precio hallaron que era cincuenta mil
piezas de plata. Y as creca y prevaleca poderosamente la Palabra del
Seor (Hech. 19:19,20).
Fue a esta iglesia, ferviente y celosa de buenas obras, a la que se
dirigi el primero de los siete mensajes para las iglesias.
El mensaje a Efeso
Escribe al ngel de la iglesia en Efeso: El que tiene las siete estrellas en
su diestra, el que anda en medio de los siete candeleros de oro, dice esto: (vs. 1).
El versculo anterior explica que los siete candeleros de oro son las
siete iglesias y que las siete estrellas son los ngeles de las siete iglesias
2.- El nombre Diana que aparece en algunas versiones de la Biblia es una traduccin incorrecta.
Artemisa de Efeso era la misma Astarte o Astoret en la religin cananea e Ishtar en la de Babilonia. Era
diosa de la fertilidad y su culto estaba asociado siempre con actos de inmoralidad.
20
21
las grandes obras de Jehov, que l haba hecho por Israel. Pero muri
Josu, ...y toda aquella generacin tambin fue reunida a sus padres. Y se
levant despus de ellos otra generacin que no conoca a Jehov, ni la
obra que l haba hecho por Israel. Despus los hijos de Israel hicieron
lo malo ante los ojos de Jehov, y sirvieron a los baales ( Jueces 2:7-11).
Sin duda un caso de primer amor sin paralelo es el que est registrado
en el libro de los Hechos. Con ese primer amor, y estando llena del
Espritu Santo, la iglesia sali y evangeliz a todo el mundo conocido en
una sola generacin.
Por esto se considera que este mensaje, aunque est dirigido a la
iglesia de Efeso en forma especfica, se aplica en forma general a todo
el perodo de la iglesia apostlica. Este perodo abarca desde el ao 31,
cuando el Espritu Santo fue derramado, hasta el 100, cuando muri el
ltimo de los apstoles.
Pero tambin en la iglesia apostlica sucedi que el primer amor
se enfri. Tal vez no sea casualidad la yuxtaposicin del elogio y de la
reprensin en este caso. Mientras la iglesia celosamente combata a los
falsos maestros, no se dio cuenta de que el enemigo le estaba ganando
la batalla por otro lado. En su celo por desarraigar el ltimo detalle de
hereja, no supo en qu momento el primer amor fue suplantado por
una fra ortodoxia, y por una religin de credos y definiciones filosficas
sobre la fe.
No hubo un momento especfico en que la iglesia tomara
conscientemente la decisin de abandonar el primer amor, sino que ello
ocurri como relata la parbola que un hijo de los profetas dramatiz
ante el rey Acab: Y como tu siervo estaba ocupado a una parte y otra, el
[primer amor] desapareci (1 Rey. 20:40).
La advertencia vale para todos los siglos. Bien puede la iglesia de
hoy ponerse en guardia y examinar su propio corazn tan celosamente
como examina a los que se apartan de la fe. Bien puede el cristiano
individual recordar el ejemplo de la iglesia de Efeso y aplicarse la receta
del mdico divino que estudiaremos a continuacin.
Recuerda,pues, de donde has cado, arrepintete, y haz las primeras obras
(vs. 5).
He aqu la receta celestial para todo apstata, y para todo aquel que
estando en su puesto en la iglesia se da cuenta de que su amor en algn
grado se ha enfriado. La receta tiene tres partes:
23
Un no al libertinaje
Mas tienes esto, que aborreces las obras de los nicolatas, las cuales yo
tambin aborrezco (vs. 6).
Fuera de este versculo y el de Apocalipsis 2:5, la Biblia no menciona
a los nicolatas. Pero otros escritores de la antigedad s nos informan
acerca de ellos. Dicen que rebajaron las normas de la conducta moral,
24
Esmirna:
la iglesia perseguida
La ciudad de Esmirna
Si Efeso era la ciudad ms importante de Asia, Esmirna era, sin
lugar a dudas, la ms bella y en muchas cosas era la rival de Efeso. La
verdad es que, humanamente, Esmirna tena mucho de lo cual poda
sentirse orgullosa. La llamaban el adorno del Asia, la flor del Asia. La
gran belleza de Esmirna se deba en parte a su situacin natural.
Por otra parte, era una ciudad planificada. Lismaco, quien la
construy alrededor del ao 200 A.C., le dio avenidas amplias y
derechas, pavimentadas con grandes trozos de piedra pulida. Un crculo
de hermosos templos coronaba la colina situada detrs de la dudad.
Como Efeso, Esmirna era una ciudad portuaria. Pero el puerto de
Efeso se mantena abierto slo a fuerza de un constante trabajo de dragado
porque los sedimentos del ro Cayster lo llenaban incesantemente. Las
antiguas ruinas de Efeso se encuentran hoy a unos 10 Kms. del mar, pues
las aguas del ro han seguido llenando la costa. Esmirna, en cambio, era
un puerto natural, el mejor puerto en toda la costa del Asia.
Esmirna, bajo el nombre moderno de Izmir, es hoy una dudad muy
prspera de Turqua. An se destaca por su belleza y sigue siendo un
puerto activo.
27
El mensaje a Esmirna
Escribe al ngel de la iglesia en Esmirna: El primero el postrero, el que
estuvo muerto y vivi, dice esto: (vs. 8).
Con razn el Salvador hace nfasis en su propia muerte y resurreccin.
Muchos cristianos de Esmirna ya haban muerto, y muchos ms iban a
sufrir la misma suerte. Pero confiad les dice el Cristo resucitado,
yo tambin he gustado la muerte, y he aqu que vivo por los siglos de los
siglos.
9).
puede haber muchos tibios, muchos que vienen por los panes y los
peces del Evangelio sin llegar nunca al punto de entregar sus vidas por
completo al Seor. Pero cuando una prueba estremece al rebao, muchos
que antes permanecan indiferentes, tan slo oidores de la Palabra, son
inducidos a buscar a Dios y a clamar a l como nunca antes. Las pequeas
diferencias se olvidan. La oracin cobra nuevo sentido y nuevo poder. Al
mismo tiempo los discpulos falsos e inconversos se alejan y as ya no
estn presentes para debilitar la fe de los dems con sus murmuraciones
y dudas.
Prgamo:
la iglesia que baj la guardia
La ciudad de Prgamo
A unos cien kilmetros al norte de Esmima, en el valle del ro Caico,
encontramos a Prgamo, capital de la provincia del Asia. En los das de
Juan, Prgamo ya no era la misma ciudad que Plinio haba llamado la
dudad ms famosa del Asia. Haba empezado a decaer, y ms tarde
pasara a segundo plano en la competencia con Efeso. Sin embargo,
cuando la iglesia primitiva se estableci all, Prgamo era todava una
ciudad importante y orgullosa. En el tiempo de Juan ya haba sido capital
por ms de 400 aos.
La historia de la ciudad revela una nota que es curiosa, especialmente
cuando uno la considera a la luz del mensaje que recibi la iglesia de
Prgamo y a la luz de lo que ocurri entre el pueblo de Dios durante la
poca histrica representada por Prgamo.
Fue Lismaco el que empez a fortificar a Prgamo y a convertirla
en una ciudad de importancia. Posiblemente pensaba establecer all su
capital. No lo sabemos, debido a que Lismaco pronto se vi envuelto
en una lucha a muerte con sus rivales, y por tal motivo no tuvo mucho
tiempo para pensar en los detalles de cmo iba a ordenar su gobierno.
Pero el hecho es que Lismaco deposit en Pgamo su tesoro
personal de 9,000 talentos a cargo de un tal Filatero. A la muerte de
Lismaco, Filatero (283-263 A.C.) se hizo dueo de este tesoro y lo us
para fundar una dinasta independiente.
Fue glorioso el principio de este pequeo reino, pues dentro de
31
pocos aos Filatero tuvo que defender su corona contra los ejrcitos
del famoso general Antoco, y en la defensa ocurri lo inesperado. Este
pequeo reino, recin establecido y de pocos recursos humanos, hizo lo
que Lismaco no haba podido lograr derrot al gran Antoco en el
campo de batalla y estableci definitivamente su independencia.
Atalo I (263-197 A.C), primo y sucesor de Filatero, prosigui la
misma carrera y aument en ms de tres veces el territorio del reino
haciendo uso de las armas. A su muerte haba subyugado prcticamente
todo el occidente del Asia Menor. Despus de confirmar sus conquistas,
Atalo se dedic a fomentar el comercio y las ciencias durante su reinado,
que dur ms de 40 aos.
Una cosa ms hizo Atalo que llama la atencin. Estableci una
alianza con Roma y aprovech el apoyo de sta para confirmar su
posicin y sus conquistas.
Bajo Eumenes II (197-159 A.C), hijo de Atalo, Pgamo lleg a su
apogeo. Eumenes levant suntuosos edificios, construy una acrpolis
sobre una imponente colina, adornndola de templos, teatros y otros
edificios pblicos que rivalizaban en esplendor con los de Atenas.
Como amante de las letras, Eumenes patrocin una biblioteca que
lleg a tener unos 200,000 volmenes, constituyndose en la segunda del
mundo. Por cierto, de all ha salido la palabra pergamino, pues el rey
Tolomeo Epfanes de Egipto, sintiendo celos por el prestigio de la gran
biblioteca de Alejandra, prohibi la exportacin de papiro. Privados as
de la nica fuente de papel en el mundo antiguo, los bibliotecarios de
Prgamo aprendieron a preparar un material sustituto hecho de cueros
finos que termin por suplantar al papiro en todas partes del mundo
antiguo. Estos cueros fueron llamados pergaminos por el lugar de su
invencin.
Tambin Eumenes continu la alianza con Roma, la que poco a
poco dejaba de ser una alianza y se converta en una dependencia.
Atalo III (138-133 A.C), apoyado por tropas romanas, gobern
como tirano, oprimi al pueblo con severas exigencias durante cinco
aos sangrientos, y al morir cedi todo su reino al Imperio Romano.
Impresiona notar que lo que los padres haban logrado por su
valor en brillante conquista, los hijos, sin ninguna lucha, lo entregaron
a Roma, a fin de obtener una ventaja personal para ellos mismos. No
es casualidad que esta iglesia fuera elegida como smbolo de la tercera
poca en la historia de la iglesia cristiana.
32
El mensaje a Prgamo
Y escribe al ngel de la iglesia en Prgamo: El que tiene la espada aguda
de dos filos dice esto: (vs. 12).
En el mensaje de Esmirna el Cristo resucitado hace nfasis en
su propia muerte y resurreccin. Ms tarde (en el captulo cinco) se
presentar como Cordero inmolado. Pero es muy distinta la figura que
Jess presenta ante Prgamo. Aqu lo vemos con una espada desenvainada.
Yo conozco tus obras, y dnde moras, donde est el trono de Satans (vs.
34
La espada de Cristo
Por tanto arrepintete; pues si no, vendr a ti pronto, y pelear contra
ellos con la espada de mi boca (vs. 16).
No dice Cristo, Pelear contra ti, sino contra ellos. Esta expresin
confirma nuevamente el hecho de que estos mensajes no se dirigen a
todos los que pretenden ser cristianos, sino a los fieles que dentro de
cada poca de la historia han constituido la iglesia invisible. La palabra
ellos se refiere a las personas que estando en la iglesia visible, participan
de la doctrina de Balaam.
El arma con la que Cristo va a pelear contra ellos se llama la espada
de su boca porque es la Palabra de Dios. Dice el apstol Pablo: Tomad ...
la espada del Espritu, que es la Palabra de Dios (Ef. 6:17; Heb. 4:12).
Esta palabra se refiere a la Biblia, pero no se refiere al papel y tinta con
que la Biblia se imprime; tampoco se refiere a los sustantivos, verbos y
dems vocablos con los cuales se expresa el mensaje celestial; sino que
se refiere a la energa vivificante que se manifiesta cuando el mensaje
42
es aceptado por fe. Por esa misma energa vivificante, por esa misma
palabra, fueron hechos los cielos y la tierra (Sal. 33:6; Heb. 11:3), y por
el mismo poder es engendrada una vida nueva cuando el alma que estaba
muerta en delitos y pecados es hecha una nueva creacin en Cristo Jess
(2 Cor. 5:17; Efe. 4:24). Asimismo nuestro Seor es llamado la Palabra
[verbo] de Dios ( Jn. 1:1-3,14; Apoc. 19:13), pues l es una expresin en
carne humana, del ese poder celestial, de esa energa vivificante de Dios.
Pero esa espada de la Palabra, ese poder que cre al mundo y que
engendra vida nueva en los hijos de Dios, algn da ser desenvainada
para destruir. El apstol describe a los burladores de los ltimos das y
dice acerca de ellos: Estos ignoran voluntariamente, que en el tiempo
antiguo fueron hechos la palabra Dios los cielos, y tambin la tierra,
...pero los cielos y la tierra que existen ahora estn reservados por la
misma palabra, guardados para el fuego en el da del juicio y de la
perdicin de los hombres impos (2 Ped. 3:3-7; comprese con 2 Tes.
2:8).
A stos se refiere el Cristo resucitado cuando dice: pelear contra
ellos con la espada de mi boca.
43
Tiatira:
la iglesia tolerante
La ciudad de Tiatira
Continuando sobre la carretera que conduce desde Prgamo hada el
norte, llegamos a la prspera ciudad industrial llamada Tiatira.
Si acaso haba un rasgo en que se distingua Tiatira de las otras
seis dudades hermanas, era precisamente que no posea ninguna de
las caractersticas que hacan notables o que distinguan a las dems.
Tiatira no era un puerto, ni tampoco una capital; no era dudad libre y
no se destacaba como un centro cultural. En los anales de su historia no
44
El mensaje a Tiatira
Y escribe al ngel de la iglesia en Tiatira: El Hijo de Dios, el que tiene ojos
como llama de juego, y pies semejantes al bronce bruido, dice esto: Yo conozco
tus obras, y amor, y fe, y servicio, y tu paciencia, y que tus obras postreras son
ms que las primeras (vs. 18,19).
45
Ojos de fuego
Ante cada una de las siete iglesias, el Cristo resucitado se presenta
con una postura que corresponde al mensaje que tiene que dar. Ante
Efeso, es el que tiene a las iglesias en la propia mano. Ante la atribulada
Esmirna, es el que muri y ha vuelto a vivir; ante Prgamo con su descenso
vertiginoso por el camino del materialismo y de la transigencia con las
cosas del mundo, el Cristo resucitado sostiene una espada desenvainada.
Qu significa, pues, la postura que adopt ante Tiatira como el
que tiene ojos como llama de fuego? Es que se requiere algo ms que
la visin normal para ver la enfermedad de Tiatira. Sobre la superficie
todo parece prspero y tranquilo, pero el Cristo resucitado ve con ojos
de fuego: l sabe que la ausencia de conflictos y de problemas no siempre
significa que todo est bien.
Pero tengo unas pocas cosas contra ti: que toleras que esa mujer Jezabel,
que se dice profetisa, ensee y seduzca a mis siervos a fornicar y a comer cosas
sacrificadas a los dolos. Y le he dado tiempo para que se arrepienta, pero no
quiere arrepentirse de su fornicacin. He aqu, yo la arrojo en cama, y en gran
tribulacin a los que con ella adulteran, si no se arrepienten de las obras de ella
(vs. 20-22).
Unas pocas cosas. Es una reprensin suave, como la que recibi
Prgamo. No se le acusa a Tiatira de simpatizar con Jezabel, ni mucho
menos de convivir con ella. Su pecado es el de contemplar sencillamente
a la impostora sin alzar la voz de protesta: Toleras [a] esa mujer Jezabel.
Para entender el significado de esta acusacin conviene recordar
algunas cosas de la historia de esta poca, y compararlas con lo que
sucedi en las dos pocas anteriores:
En el ao 154 D.C., tuvo lugar la segunda guerra judaica en la
cual el emperador Adriano aplast otra revuelta ms entre los judos
palestinos. A raz de dicha guerra, surgi en todas partes del imperio un
aborrecimiento hacia los judos. Dicha actitud se tradujo enseguida en
un rechazo de todo lo que estuviera relacionado con la religin de ellos.
Tal como suele suceder hoy, la gran mayora del populacho formaba
su concepto de las cosas en base a informaciones muy fragmentarias
y casi siempre tergiversadas por sus prejuicios e interpretaciones
distorsionadas y sensacionalistas de los eventos. En este caso, cuando los
46
Un cambio radical
Otra medida adoptada como resultado de este movimiento fue un
repudio del reposo sabtico. Este repudio cobr fuerza primero en las
ciudades donde la persecucin haba sido ms severa, especialmente en
Alejandra y Roma. De ah fue extendindose a otros lugares.
Pero el cambio en el da de reposo no se efectu sin problemas,
47
pues haba algunos en aquellos das que, como los nobles bereanos,
escudriaban las Escrituras para ver si estas cosas eran ciertas o no.
Cmo podremos dejar de guardar el sbado, insistan stos, cuando el
Nuevo Testamento nos dice que Cristo y los santos apstoles siempre
lo guardaban? Ante la insinuacin de que el sbado era una observancia
exclusivamente para los judos, estos cristianos contestaron que la orden
de guardar el sbado se encuentra entre los diez mandamientos de la ley
moral, los cuales deben ser guardados por todos. Se acordaron, adems,
de cmo Cristo haba dicho: No pensis que he venido para abrogar la
ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir (Mat.
5:17).
Debido a esta resistencia, los dirigentes tuvieron que recurrir a
varias medidas para conseguir la obediencia a la nueva disposicin. Una
de estas medidas fue la de ordenar que el da sbado se tratara como
un da de duelo. El obispo de Roma orden, por ejemplo, a los fieles
de su dicesis ayunar en el da sbado, pues quera que la gente viera al
sbado como algo pesado y triste. Y, para quitar la costumbre de utilizar
el sbado para adoracin, l prohibi a los cristianos terminantemente
arrodillarse en las horas del sbado. Quera confirmar as el repudio del
da en la mente popular.
Pero, a pesar de estas medidas, no fue fcil imponer la nueva
disposicin. A travs de la poca representada por Esmirna, cuando esta
apostasa empez a difundirse, y an durante el tiempo de Prgamo,
cuando se generaliz, haba muchos que se opusieron. En el cuarto siglo
hubo un resurgimiento del estudio de la Biblia y un nuevo movimiento a
favor de la observancia del sbado. Este movimiento alcanz fuerza hasta
el punto de que el emperador Constantino, quien se haba decidido en
favor de la fe cristiana, resolvi emitir un decreto en el cual ordenaba a la
gente que dejara de sabatizar.
Constantino deca estar seguro de que los cristianos deban reposar
el da domingo porque l haba tenido una visin de la copa o cliz
que Cristo us en la Santa Cena y dicha visin la haba tenido en el da
domingo. Para Constantino esto era razn suficiente para dejar a un lado
uno de los diez mandamientos y apoyar la observancia del domingo con
las leyes del estado.
Todo esto ocurri antes del tiempo de Tiatira, pero, como ya
notamos, haba hombres y mujeres fieles aun en aquellos das de apostasa
que alzaron la voz en protesta contra estos cambios. Precisamente en
esto estriba la diferencia entre la actitud de estas iglesias y la de Tiatira.
48
Empieza la protesta
Tal como hemos visto, Tiatira cometi el pecado de guardar silencio
cuando deba hablar; pero dice Cristo: Tus obras postreras son mejores
que las primeras. Al acercarse el final de la poca, empezaron a escucharse
por primera vez unas voces que se alzaban en protesta, rompiendo as el
silencio de siglos. En Inglaterra estaba Wiclef y en Bohemia, Juan Huss.
En las cuevas y en remotos valles y escondrijos de los Alpes piamonteses,
hallaron refugio unos sencillos cristianos llamados valdenses. Estos eran
hombres y mujeres que estimaban la verdad de la Biblia ms que sus
propias vidas. Consideraban que guardar para s las preciosas palabras
de vida eterna sera la peor clase de egosmo. As que saliendo de la
relativa seguridad de sus refugios montaeses, los jvenes valdenses
visitaron los pueblos y aun las grandes ciudades de Italia, de Francia y de
otras regiones ms remotas para compartir la paz y la felicidad que ellos
haban conocido al estudiar la Biblia. Los impulsaba el amor de Cristo,
y el lema que arda en sus corazones era: Vosotros seris misioneros, o
no seris nada.
No fue algo terico o imaginario el riesgo que corran los jvenes
valdenses. Muchos fueron capturados por las autoridades y acusados de
ser criminales de los ms viles. Con pocas excepciones los capturados
eran torturados y luego quemados en las hogueras.
A estos y a otros que en los ltimos aos de Tiatira alzaron la voz de
protesta se refiere el Cristo resucitado cuando dice a Tiatira: Tus obras
50
52
Captulo tres
La iglesia
entre sombras y luces
Sardis:
una iglesia de brillantes
perspectivas
La ciudad de Sardis
Ninguna de las siete ciudades del Asia haba tenido un pasado ms
glorioso que el de Sardis, y ninguna estaba ms lejos de vivir a la altura
de su antigua gloria.
La fama de esta ciudad se deba a las inmensas riquezas y al podero
militar que ella haba alcanzado en los siglos pasados cuando era capital
del imperio de Lidia.
Las primeras viviendas de Sardis se haban establecido sobre una
estribacin o extensin pedregosa del Monte Tmolus, y aun cuando la
poblacin aument y ya no caba en el monte, las edificaciones en la cima
sirvieron de acrpolis, o sea de fortaleza militar y casas de gobierno para
la ciudad que se iba extendiendo alrededor de la base de la montaa. Las
fortificaciones sobre la espuela eran casi inexpugnables, pues resultaba
53
muy difcil para un ejrcito enemigo escalar los lados casi verticales del
monte para atacar la fortaleza.
Adems, las arenas del ro Pactolus circundaban la estribacin por
tres lados, formando una especie de foso o canal estratgico para la
acrpolis. Esta situacin ventajosa fue uno de los factores que daban
a Sardis su fama como una fortaleza militar.
Por otra parte, las arenas del ro contenan oro y a esto se deba en
parte la inmensa riqueza de la ciudad. Lleg a ser tanta la riqueza de
Sardis en el tiempo del gran rey Creso que la expresin tan rico como
Creso es un dicho que ha durado hasta nuestros das.
Soln, el que tena la fama de ser el ms sabio de los griegos, lleg a
visitar a Sardis y se maravill del esplendor y del lujo de que disfrutaba
Creso.
El mensaje a Sardis
Escribe al ngel de la iglesia en Sardis: El que tiene los siete espritus de
Dios, y las siete estrellas, dice esto: Yo conozco tus obras, que tienes nombre de
que vives, y ests muerto (vs. 1).
He aqu una iglesia de brillantes perspectivas. Passe ya el atardecer
de Prgamo y la larga noche de Tiatira. Sardis parece traer consigo el
despuntar de un nuevo da, pues tiene nombre de que vive. Prgamo
haba dado lugar a la doctrina de Balaam, y Tiatira toleraba a Jezabel,
la gran apstata. Pero Sardis tiene la apariencia, el nombre, de haber
55
Cada ser humano que vive hoy, sea hombre, mujer o nio,
catlico, evanglico, pagano o ateo, tiene una deuda inconcebible
con los reformadores, pues los principios de libertad de culto y de la
responsabilidad personal que tiene el creyente de buscar a Dios y de
investigar y conocer la verdad por s mismo, no fueron obtenidos sino a
costa de luchas heroicas y del sacrificio de muchas vidas.
Fueron muy importantes los avances logrados por los reformadores
en estas reas, pero hay que citar otro punto de avance que fue mucho
ms importante an que todos stos: Despus de catorce siglos de olvido,
los reformadores presentaron nuevamente ante la atencin del mundo
una enseanza bblica que ellos llamaron Justificacin por la fe.
encontrar tan slo unas pocas personas que no han manchado sus
vestiduras.
Y quines seran estas pocas personas? Las conoce la historia?
Sin duda la mayora de ellas sern conocidas slo en aquel da cuando los
libros de Dios sean abiertos a la vista de los mortales. Pero tambin las
pginas de la historia humana conservan el registro de unos individuos
que en ese tiempo difcil no mancharon sus vestiduras. Al estudiar la
siguiente iglesia consideraremos la historia de algunos de estos fieles
cristianos de Sardis y el desarrollo posterior del movimiento establecido
por ellos.
Filadelfa:
la iglesia de amor fraternal
La ciudad de Filadelfa
La ciudad receptora del sexto mensaje del Cristo resucitado se
llama Filadelfa. De la historia de esta ciudad como tambin del nombre
mismo, se desprende una interesante historia de amor.
Filadelfa fue establecida antes del ao 138 A.C. y recibi su
nombre en honor al rey Atalo II Filadelfo de Siria. Filadelfo significa
amor fraternal, y el monarca habla recibido dicho sobrenombre por
la destacada lealtad que haba mostrado hacia su hermano Eumenes II
quien ocup el trono antes que l.
Otro detalle interesante en la historia de Filadelfia es que la ciudad,
en un sentido secular, era una ciudad misionera desde su establecimiento.
Se encuentra en la antigua Misia, pero muy cerca del punto en donde
se unen las fronteras de Misia con las de Lidia y Frigia. Sus fundadores
quisieron establecerla precisamente en ese punto estratgico para
propagar la cultura griega en Lidia y Frigia.
Cuando el mensaje cristiano lleg a Filadelfia su recepcin fue
inmediata y calurosa. Es interesante notar que tres siglos ms tarde,
cuando Anatolia fue inundada por la marea del mahometismo, Filadelfia
fue la nica de las siete dudades que permaned firme en la fe cristiana.
Durante casi un milenio Filadelfia se mantuvo como una diminuta isla
cristiana en medio de un inmenso mar de fe islmica.
Filadelfia nunca alcanz fama por su riqueza ni por su podero
62
militar. Nunca lleg a ser muy grande. Pero fue una dudad singular por
su fe, su amor y su propsito misionero.
El mensaje a Filadelfia
Escribe al ngel de la iglesia en Filadelfia: Esto dice el Santo, el Verdadero,
el que tiene la llave de David, el que abre ninguno cierra, y cierra y ninguno
abre (vs. 7).
Una llave significa el derecho de abrir y cerrar; significa, pues
autoridad.
puerta cerrada es una barrera; una puerta abierta es una entrada, una
oportunidad, una invitacin (ver 1 Cor. 16:9; Jn. 10:7; Apoc. 3:8).
Esta puerta se mantuvo abierta ante la Filadelfia literal en donde
el mensaje cristiano permaneci firme a pesar de la oposicin de siglos,
y an ms se cumpli en la iglesia cristiana durante la sexta poca de la
historia eclesistica, la cual comenz en el siglo XVIII.
En dicha poca la iglesia experiment un avivamiento de fe y de
piedad primitiva que era sin paralelos desde el tiempo de los primeros
apstoles. Este movimiento fue conocido en algunos lugares como el
avivamiento evanglico y en otros como el Gran Despertar. En l se
realizaron en gran medida las esperanzas que haban sido despertadas
por la Reforma dos siglos antes.
Conviene recordar algo del ambiente en el cual surgi este
avivamiento. En el siglo XVII la idea de separacin entre la iglesia y el
estado empezaba a mencionarse pero en la prctica, cada regin tena
su iglesia establecida. Se supona que todo el que naciera en un lugar
dado perteneca automticamente a la iglesia de ese lugar. Para ser un
cristiano no era necesario haber tomado nunca una decisin personal
al respecto. Y para seguir como miembro de la iglesia no era necesario
rechazar el pecado.
Bajo semejantes circunstancias, se haba cambiado el carcter
esencial de la iglesia. La palabra iglesia proviene de ek-klesa, lo cual
significa llamado a salir fuera. Pero al empezar el siglo XVIII, la iglesia
ya no era una congregacin de los que haban salido del mundo, sino que
en gran medida se haba sumido en la tibieza y una fcil convivencia con
el mal.
La idea esencial del avivamiento que ocurri en el siglo XVIII
era que la religin es un asunto personal. Los que participaron en el
movimiento rechazaban terminantemente el concepto de que porque
nac en Holanda tengo que ser calvinista, o porque nac en Dinamarca
soy automticamente un luterano, y si nac en Austria de hecho soy un
catlico.
Los pietistas as los llamaban en algunos lugares resucitaron
del olvido el concepto del nuevo nacimiento ( Juan 3:3-5). Insistan en
que slo es cristiano el que ha tenido una experiencia propia, personal y
consciente de haber sido convertido a Cristo. Enseaban, adems, que
slo es cristiano el que vive la vida cristiana, el que ha tomado a Cristo
como amigo y confidente y que procura activamente imitar a Cristo y
apartarse del pecado.
65
de la Iglesia Metodista, sino en una gran reforma moral que toc cada
fibra de la sociedad inglesa en el siglo XVIII.
De esta misma manera el movimiento de reforma y reavivamiento
se iba esparciendo. Sus efectos se sintieron en Alemania, Suiza, los pases
Bajos, las Islas Britnicas y notablemente en Amrica del Norte. Jorge
Whitefield, ntimo amigo de Juan Wesley y de su hermano Carlos, visit
el continente norteamericano en seis ocasiones diferentes. En Fladelfia,
Benjamn Franklin estim que 25,000 personas se haban reunido para
or la ferviente oratoria de Whitefield, y eso en un da cuando no existan
los micrfonos. La predicacin de Whitefield, con la de eminentes
predicadores norteamericanos provey la chispa del avivamiento en ese
continente.
Laodicea:
la iglesia autoengaada
La ciudad de Laodicea
El mensaje a Laodicea
Escribe al ngel de la iglesia en Laodicea: He aqu el Amn, el testigo fiel
y verdadero, l principio, de la creacin de Dios, dice esto (vs. 14).
celestial.
Por esto el apstol alaba a Dios diciendo: Aun estando nosotros
muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois
salvos), y juntamente con l nos resucit, y asimismo nos hizo sentar
en los lugares celestiales con Cristo Jess (Efe. 2:6). Sentarnos con
Jess a la diestra del Padre celestial! El mundo no puede comprender el
significado de estas palabras. Le parecen locura (ver 1 Cor. 1:25-31). Pero
el cristiano s las puede entender, porque se refieren: (1) al compaerismo,
la confianza y seguridad que disfruta el cristiano en su relacin con el
Maestro ( Jn. 15:15); (2) a la autoridad otorgada al cristiano mientras
acte bajo la direccin del Espritu Santo ( Jn. 20:22,23; 1 Cor. 6:23); y
(3) a la victoria continua que Cristo quiere conceder a los suyos. Al que
venciere dice le dar que se siente conmigo.
75
Captulo cuatro
El trono celestial
Ezequiel
Y del trono salan relmpagos y truenos y voces; y delante del trono ardian
lmparas de juego, las cuales son los siete espritus de Dios (vs. 5).
Los relmpagos y truenos aparecen varias veces en la Biblia cuando
hay una manifestacin visible de la presencia de Dios (Ex. 19:16; 1
Sam. 7:10; Apoc. 11:19) y siempre el propsito de esto es el de impartir
concepto del poder y majestad del Ser supremo (Ex. 20:18-20).
La referencia de las siete lmparas de fuego sirve para confirmar el
hecho de que esta escena est ubicada en el santuario celestial.
Cuando Israel viajaba por el desierto, el Seor le dio instrucciones
a Moiss acerca de la construccin de un santuario o tabernculo en
donde el pueblo poda adorar. En este edificio sagrado estaba el arca,
smbolo del trono de Dios; un altar donde se quemaba incienso; una
mesa en la que se colocaban semanalmente doce panes; y haba tambin
un candelabro con siete lmparas de fuego (Ex. 37:1-29)
84