Escrito Con Sangre... ¡El Website de Los Asesinos! Adolfo de Jesús Constanzo y Sara Aldrete 'Los Narcosatánicos'

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Adolfo de Jess Constanzo y Sara Aldrete: "Los Narcosatnicos"

Escrito con Sangre... El Website de los Asesinos!


/A Constanzo no le costaba trabajo matar. Deca que todos los
cristianos eran animales/.
Santera significa literalmente La adoracin de los santos. A
semejanza del vud haitiano, se trata de una religin sincrtica. Es
decir, adopta la apariencia exterior de una creencia moderna para
disimular otra religin mucho ms antigua, poblada de viejos dioses y
rituales. Esto permite una convivencia pacfica entre las religiones
establecidas y el culto real subyacente. Tanto en la Santera como en el
vud, los dioses proceden de frica. Pervivieron en la memoria de los
esclavos negros, que los ocultaron de sus amos blancos por el sencillo
mtodo de dar un nombre cristiano a cada deidad africana. Actualmente,
la diferenciacin entre ambos lenguajes y grupos de deidades ya no es
tan ntida como hace aos. En Hait, el verdadero vud no tiene relacin
con las figurillas ensartadas con alfileres o los zombies que tanto
gustan a los directores de cine de Hollywood. El vud o vodn, que
quiere decir espritu en el lenguaje fon, es una religin que asocia
los espritus, los elementos y las pasiones.
Cuba es el centro de la Santera, pero en toda Iberoamrica, las islas
del Caribe y Norteamrica, la gente consulta a los santeros en relacin
con innumerables problemas. Los rituales pueden consistir en un sencillo
regalo a la sacerdotisa para que efecte un sortilegio, o en una
celebracin masiva con cientos de participantes, horas y horas de baile
ininterrumpido y trances. Los sacrificios de sangre se realizan
normalmente con pollos, gallinas o gallos negros que se decapitan
durante la ceremonia. Como casi todas las creencias mgicas, la Santera
cuenta con un lado oscuro para complementar la magia blanca. Una de
estas zonas es la del Palo Mayombe. Mediante el Palo se intenta
establecer una relacin ms estrecha entre el mundo real y el espiritual
gracias al empleo ritual de partes del cuerpo humano sustradas de las
tumbas. Algunas veces, el palero alimenta un caldero ritual llamado
nganga con su propia sangre. Entonces, el caldero ritual tiende a
desarrollar una gran sed que debe ser saciada con sacrificios humanos.
*La casa de Adolfo de Jess Constanzo en Miami*
Adolfo de Jess Constanzo Gonzlez naci el 1 de noviembre de 1962 en
Miami, Florida (Estados Unidos). Era hijo de una pareja de cubanos que
acababan de huir de la revolucin castrista. Fue creciendo y adquiriendo
hbitos poco habituales en un nio: era excepcionalmente serio, muy
limpio y extraordinariamente meticuloso. Su padre desapareci al cabo de
un ao; l, su madre y su abuela se trasladaron a Puerto Rico, donde
Constanzo disfrut de un padrastro rico, un negociante puertorriqueo.
Pero a la edad de diez aos, tras mudarse a Miami, tambin perdi a su
padrastro.
Su madre, Delia Gonzlez del Valle, se cas por tercera vez, pero
tampoco dur mucho este matrimonio. En la comunidad cubana de Miami todo
el mundo saba que la madre de Adolfo era una sacerdotisa de Palo
Mayombe, al igual que su abuela lo haba sido en Cuba. Delia realizaba
encantamientos y rituales para los vecinos, y entren a su hijo para
transformarlo en el poderoso mago que ella crea que era. Constanzo era
muy guapo; a los catorce aos se acost con una chica un poco mayor que

l y tuvo un hijo.
Constanzo empez a proporcionarle clientes a su madre y fue ganndose la
reputacin de mdium, de orculo y de brujo capaz de predecir el futuro
leyendo los astros. En 1983, a los veintin aos, l y su madre se
mudaron a la Ciudad de Mxico, donde le haban ofrecido un trabajo de
modelo. All hizo muchos amigos y realiz contactos, especialmente entre
el submundo homosexual de la ciudad. Entretanto, su fama como sacerdote
de Santera, curandero y profeta fue creciendo. La clase alta mexicana,
los artistas e intelectuales, y sobre todo los polticos y
narcotraficantes, empezaron a recurrir a sus poderes para asegurar el
buen fin de los negocios de drogas. Sus ingresos se multiplicaron e
incluso la polica lo consultaba.
Durante esta poca, su madre le envi a perfeccionarse con otro santero
llamado El Grande. Al volver de su perodo de estudio, Constanzo
introdujo en sus ritos los sacrificios humanos. Haba penetrado en el
lado oscuro del Palo Mayombe. El atractivo aspecto de Adolfo y su
magnetismo personal le hicieron irresistible para ambos sexos. Constanzo
recorri el camino del Palo Mayombe hasta el final, practicando los
sacrificios humanos, la antropofagia y la tortura.
Los seguidores de Constanzo, a quien conocan como El Padrino, se
entregaban a l en cuerpo y alma porque el cubano los embelesaba con
promesas de riqueza y enormes ganancias, todo ello aliado con una forma
de actuar violenta y vengativa. La ligazn con la que los ataba se
converta as en un autntico pacto de sangre. Saba lo perturbador que
poda resultar la mezcla formada por la concesin de favores sexuales y
el castigo violento. Sus devotos quedaban as totalmente desorientados.
Constanzo era un manipulador nato, un maestro en explotar las
debilidades fsicas de los seres humanos, aprovechndolas para llevar a
cabo sus planes.
Sara Mara Aldrete Villareal naci el 6 de septiembre de 1968 en
Matamoros, Tamaulipas (Mxico), donde creci. Se cas a los dieciocho
aos y se divorci a los veinte. En 1985 se matricul en el Texas
Southmost College para cursar un peritaje de dos aos en educacin
fsica. Era alta, atltica, de casi 1.80 de estatura, y llamaban la
atencin sus grandes ojos. El Southmost College se encuentra en
Brownsville, al otro lado del puente que separa Matamoros de Estados Unidos.
All, Sara se relacion con un narcotraficante llamado Gilberto Sosa,
con quien mantuvo una relacin amorosa. Cada fin de semana Sara Aldrete
volva a Mxico, a casa, donde a finales de 1986 conoci a Constanzo. Su
Grand Marquis se top con el vehculo de Sara Aldrete. Los amigos de
Constanzo se pusieron a increparla, pero l la invit cortsmente a
tomar un caf y de paso le ley las cartas del tarot. Le predijo que
alguien muy cercano le contara un problema y que ella no sabra cmo
ayudarle.
En su libro de memorias /Me dicen la Narcosatnica/, Sara Aldrete narra
su primer encuentro con Constanzo:
//(Constanzo y otros dos venan en un Grand Marquis)/, pasndose el
camelln (la banqueta era baja). Aceler, pero en seguida me alcanzaron.
Me hacan seales de que me parase. Yo negaba con la cabeza. La
adrenalina se empez a apoderar de m. La misma sensacin que senta de
pequea cuando me iba detrs de los sepelios, rumbo al panten. Me
acercaba al fretro antes que lo bajaran al hoyo, y vea la cara del
muertito para identificarlo entre los deudos. Cuando lograba encontrar

al muerto entre la gente, el corazn daba un brinco hasta la garganta.


Lo acompaaban otros difuntos que ya haba visto en anteriores sepelios.
Me paraba en las tumbas ms altas, me trepaba hasta las estatuas, ya
fueran cruces o ngeles, o slo unos bloques con las leyendas ya
conocidas: Aqu yace el cuerpo de equis. Te recordamos con amor y
cario, tu esposa e hijos, etctera. Ese tipo de sepulcro era el ms
propicio porque no tena que hacer malabares para ver/.
<
/En ocasiones, al igual que los dolientes, yo tambin lloraba por esos
pobres seres que se quedaban en la Tierra y no queran dejar ir al que
ya estaba del otro lado, y al que yo s poda ver. Eternamente me han
gustado los cementerios. De toda la vida me ha fascinado la luna y su
luz intensa en las tumbas blancas. Siempre he tenido fascinacin por lo
desconocido. Es una atraccin que me inunda el alma, el espritu, y me
explota por el cuerpo, como una fuente de lucecitas. Nac extraa. Crec
extraa. Y sigo siendo extraa. Es una sensacin de calor que me sube
desde los pies hasta los cabellos y, en ocasiones, me baja como una
corriente elctrica, de los cabellos hasta las plantas de los pies. Unos
conocedores de lo paranormal que visit durante un congreso en Matamoros
consideraron que esa sensacin es mi ser etreo que se quiere desprender
del corporal. O como me lo dira el mdico: No, hija, es tu adrenalina
provocada en equis circunstancias. Es como algo caliente que me hace
querer escupir el corazn/.
/El conductor del Grand Marquis me provoc esa sensacin. De pronto, me
cerr el paso. Casi choca su auto contra el mo () Se baj del coche y
se acerc a mi ventana. Cerr los seguros y sub los vidrios. Mi
corazn... Se acerc ms al vidrio, lo toc con sus dedos, indicndome
que lo bajara. Le dije que no. ndale, bjalo. No te voy a hacer dao,
nia. Slo quiero hablar contigo. Su acento era cubano o
puertorriqueo. De entre su camisa salieron collares de muchos colores,
como los de Elenita la Negra. Como los que usan los santeros en la
religin yoruba y lucum. Lo saba, porque estaba estudiando para
elaborar un trabajo que quera presentarle al profesor de Antropologa
en la Universidad, con quien me identificaba mucho. Hasta la fecha le
guardo admiracin porque comprenda y entenda a cada uno de los que
platicbamos con l, dentro y fuera de las aulas. All, enfrente de m,
tocando en mi ventana, estaba la oportunidad de terminar mi investigacin/.
/Los claxonazos nos urgan a tomar una determinacin. Su coche
atravesaba el paso del mo. A seas, le indiqu que nos estacionramos
ms adelante, a un lado de la avenida. Se fue a su auto e hizo las
maniobras para enderezarse. Se puso en marcha y se estacion a un lado
de la avenida. Yo me segu de largo; lo pens mejor y volvi a darme
miedo. l me persigui y pens que, despus de todo, lo mejor era parar
y hablar de una vez por todas. O continuara persiguindome por toda la
ciudad, tan pequea. Me estacion y l puso su coche frente al mo.
Adolfo (Constanzo) era guapo. Atractivo. Alto (ms all del 1.80).
Corpulento. Ojos claros, casi verdes, cabello castao muy claro;
facciones delicadas, muy finas para ser tan recio. Sonrisa cautivadora.
Mirada hipnotizante. Extraordinariamente enigmtico () Tambin traa
una medalla de una santa con una copa, Santa Brbara Bendita, Chang
()/ (Me dijo) /Qu quieres saber? Si has encontrado al amor de tu
vida? Est enfrente de ti. Me llamo Adolfo. Adolfo de Jess Constanzo.
Y tom su mano para recibir su saludo de presentacin/.
A las dos semanas, el novio de Sara, Serafn Hernndez Junior, le confi
que una rama de la Familia a la que serva dosis de droga se estaba

hundiendo. La chica llam a Constanzo para contarle que su prediccin se


haba cumplido. l pareci muy interesado en el tema. Conoca el poder y
la riqueza de la que alardeaban los capos de la droga en Mxico y le
interesaba quedarse con un trozo del pastel. Sara termin enamorndose
de Constanzo y Serafn no se inmut: l tambin estaba cayendo
lentamente bajo el encanto del misterioso curandero de acento cubano.
Constanzo tena una mansin en un barrio exclusivo de Monterrey (Nuevo
Len) y adems frecuentaba constantemente el Palacio de Gobierno de esa
entidad mexicana. Por su parte, la familia Hernndez se dedicaba al
contrabando de licores y al trfico de drogas. El negocio estaba
dividido en dos ramas. El padre de Serafn operaba al norte de la
frontera y fue arrestado en febrero de 1987. Entretanto, Serafn Junior
trabajaba en Matamoros para su to Elio Hernndez Rivera, El Pequeo Elio.
Este ltimo haba ampliado el negocio al contrabando de automviles y
armas, y a frustrar las operaciones de otras bandas para hacerse con su
parte del negocio. Esta actividad resultaba extremadamente peligrosa,
sobre todo en lo referente a la cocana y los narcotraficantes
colombianos, que an eran controlados por Pablo Escobar Gaviria. Bajo
estas fuertes tensiones la familia estaba perdiendo la unidad, pero en
ese preciso momento Constanzo apareci en escena.
/Meses despus, en marzo, conocera su casa. Cuando vine a acompaar a
Elio. Adolfo (Constanzo), muy orgulloso, me mostr todas sus
adquisiciones italianas y egipcias; obras de arte. Su cuarto detrs de
los espejos. Esa casa la cuidaba lvaro de Len Valdz, alias El Dubi/
(quien era estilista, pero un hombre muy violento). /Cuando abri el
espejo, la puerta, entramos a una gran caja de seguridad. En realidad,
era toda la habitacin. Haba muchsimos billetes, atados con ligas, de
diferentes denominaciones. No son falsos, gera, me seal Adolfo.
Haba dlares, joyas, piedras preciosas en bruto. Varias pinturas al
leo. Y lingotes de oro que parecan tener un sello de banco./
/Omar y Martn estaban esperndonos cuando salimos de la caja de
seguridad. No pienses mal. Todo este dinero lo he ganado a pulso, con
mi trabajo. Mira, aqu llevo mis cuentas. Vi un libro con muchos
nombres y cantidades./ (Me dijo): /La Santera es cara. Hay que comprar
animales para darle de comer a los santos, onchas. Yo soy aigo y a los
aigos nos respetan mucho por el poder que tenemos. Soy palero, del
Palo Mayombe. Y tambin tengo que darle de comer a la nganga donde estn
mis eggun (muertos). Comen y comen bien. Les gusta estar bien atendidos.
Les gusta la sangre de chivo y el buen aguardiente y habanos finos. Y
eso cuesta. Tengo que pagar derechos, permisos en los diferentes lugares
donde debo trabajar. Todos cobran. Y si no se les paga, los orishas se
enojan, se ponen bravos. Aparte tengo que comprar las hierbas. sas las
compro en el Mercado de Sonora. Las hierbas curan porque ellas solas son
brujas, curadoras, pero con un poco de trabajo, de magia, curan para
siempre. Mira, gera, donde quiera anda el espritu, por todas partes.
Donde menos lo crees, est. A todas horas/.
Tras un corto tiempo como amante de Sara dej de verse con ella y le
orden que empleara sus encantos en seducir a El Pequeo Elio. Sara ya
participaba activamente en los sacrificios rituales orquestados por
Adolfo; se encargaba de iniciar la tortura de las vctimas. A principios
de 1988 empez a acostarse con el to de Serafn. Este incluso se
encarg de presentrselo. No pas mucho tiempo hasta que El Pequeo
Elio estuvo convencido de que lo que necesitaba para evitar la

disgregacin de la Familia eran los servicios de un poderoso brujo. Era


la oportunidad que Constanzo haba estado esperando.
Mientras Sara lo esperaba cerca de all, Constanzo desayun con Elio en
un restaurante Vips de la Ciudad de Mxico, donde le dijo que poda
iniciarle en los rituales secretos, que era un verdadero superdotado
para el sacerdocio de la Santera y lo bautiz hacindole incisiones en
los hombros, en la espalda y en el pecho; despus lo ray para
iniciarlo en el Palo Mayombe. Sara, Constanzo y Elio se transformaron en
la infernal trinidad que dirigira la banda. No obstante, los nicos
autorizados a realizar asesinatos rituales eran Elio y Constanzo.
//(Adolfo Constanzo me dijo): /A ti te debo proteger. Te voy a
presentar ante mi eggun. Te voy a hacer un rayado para protegerte de
todo mal, pues me vas ayudar a hacer unos trabajitos que tengo
pendientes. Necesito a alguien como t. No debes tener miedo. Todo va a
salir bien. Ven, vamos. Te voy a llevar al cuarto del muerto. He
olvidado todo lo que vi en el cuarto de los espejos. Mi inters creci
al escuchar que me presentara a su eggun. Oye, pero no ests
reglando?, me pregunt. Es que si ests en tus das no debes entrar a
verlo. Por eso es muy difcil que una mujer pueda trabajar con la
nganga. Y en muchos lados se les prohbe la entrada a las mujeres a
cualquier ceremonia (...) Mi curiosidad iba en aumento. El corazn me
brincaba y las piernas se me debilitaban. Sudaba. Pero era muy sabroso
sentirme as () Me encant la idea de verme frente al ser tan poderoso
que le trabajaba al gran Adolfo Constanzo. La respiracin se me
aceleraba. Abri el cuarto blanco, muy blanco, de paredes, piso y techo.
Rosas rojas en una esquina. Cacerolas con hierros, cadenas y mil y una
cosas. Y al frente, imponente, grandiosa y macabramente bella, la nganga/.
/Se hinc y me hinqu a su lado. Habl en dialecto. Con gran respeto yo
lo escuchaba. Vea las veladoras a los lados. Pas un rato. Segua
sudando. Todo era tan extrao. Un olor a hierbas, alcohol y una mezcla
extraa; tal vez era la sangre de los animales que le haban dado en
sacrificio. Me empez a tocar la cabeza. Y me chec en una tabla con
signos: era su orculo supremo. El eggun me dice que debes protegerte.
Yo debo protegerte. Te voy a hacer un rayado. Fui a donde l estaba e
hice las mismas seas que l ante el caldero. No des la espalda al
salir. Sal como yo. Estaba helada, pero alegre. Haba visto lo que
nadie poda ver si no perteneca a su religin, y yo an no me meta y
ya haba entrado al cuarto sagrado./ (Al otro da) /Adolfo (Constanzo)
me esperaba todo vestido de blanco y con todos sus collares puestos. Se
vea increblemente guapo y enigmtico. Sara, esto que te voy a hacer
no se lo debes decir a nadie. No debes contar lo que veas o alcances a
ver, pues va en contra de la religin. Es un bautizo para que nadie te
pueda hacer dao. Se va a sacrificar un animal. No quiero que te
asustes, pero es algo que debo hacer. Vi que tena dos costales, uno de
gallos y otro con un chivito () Lo vas a matar? S, debo darle
comida a la nganga. Te voy a tapar los ojos y los odos con una venda.
No te preocupes, nada te va a pasar/.
/Me meti a un cuarto y me rompi los pants que traa puestos. Me ba.
Me orden que me vistiera de blanco. Despus de haber rezado y orado,
habl en dialecto. Entramos al cuarto sagrado, me hinc y me empez a
vendar los ojos. Ola a habano. Me echaba humo encima. Me estaba
mareando. Escuch voces que oraban en dialecto, en patois. Todo era tan
mgico. Me empec a atemorizar, aun dentro de la emocin por esas voces
que escuchaba. Reconoc las voces de Adolfo (Constanzo) y la de Martn
Rodrguez/.

/Adolfo me daba indicaciones de lo que deba tocar y beber. Era


alcohol. Me roci con l, al tiempo en que yo deba escupir el que tena
en la boca. Mucho despus sent un ardor especial en mis manos, en mis
piernas, en mi pecho. O el quejido de un chivo. Adolfo me sac de all
un momento y despus me volvi a meter. Oraba y oraba pidiendo mi
proteccin. Minutos despus me quit la venda de los ojos y me destap
los odos. Me vi llena de sangre en el pecho, manos y piernas. No te
asustes, ya pas. Ests protegida. Son pequeas rayitas que el eggun
quiere que tengas. Se te van a borrar. No son como las de mis ahijados.
Esto es diferente/.
/Poco poda ver a mi alrededor. Hasta despus me di cuenta de que ah
estaba Elio. Ya lo haba rayado; le haba hecho cruces y flechas con una
navaja en la espalda, pecho y pantorrillas y luego le dijo: Yo soy tu
Padrino. Martn y Omar son tus mayordomos, Jorge y Damin son tus
hermanos y Sara es como tu madrina. Debes cuidarla. Mientras hablaba yo
miraba a un gallo muerto y algo que pareca un chivo pequeito. Elio
estaba sangrando mucho; Adolfo me pidi que le echara cenizas del puro
para que se la parara la sangre, pero yo me sal a vomitar/.
/Alcanc a escuchar que los dems me dijeron que yo no serva para esas
cosas. Para acallar cualquier protesta, Adolfo les dijo que yo era su
esposa. Y se fue tras de m. Yo me sent muy importante. Ya estaba
protegida por Adolfo de Jess Constanzo. Senta una fortaleza
extraordinaria. Sensacional. No se lo cont a nadie. Era un gran
secreto. Me dio un amuleto, un collar de cuentas de colores, rojo y
blanco, que nadie deba tocar. Me lo puse junto a mi rosario que siempre
tengo. Nadie. Pero antes del ao ca en la crcel y todos lo tocaron.
Pas por muchas manos en la Procuradura. Y yo tambin/.
El precio de Constanzo por restaurar los menguados poderes de la familia
consisti en la mitad de las ganancias. Elio, mezclado en los
sacrificios humanos del palero, acept. La familia se separ de los
negocios de Texas. Perdi ese mercado y la infraestructura de
distribucin de droga, pero Constanzo le present a Elio a sus propios
contactos mexicanos. Siguieron ms y ms sacrificios. Muchas de las
vctimas procedan del mundillo homosexual frecuentado por el brujo. Dos
de los favoritos de Constanzo solan atraer con engaos a homosexuales a
los rituales: Omar Orea Ochoa La Dama de Constanzo y Martn Quintana
Rodrguez, El Hombre de Constanzo.
En 1988 ocurri el primer caso sonado relacionado con Constanzo. En
marzo, un travesti llamado Ramn Paz Esquivel, que se haca llamar
Claudia Ivette Bojour o La Claudia, fue arrestado por la polica.
Era vendedor de antigedades en la Zona Rosa de la Ciudad de Mxico y
entre sus clientes se contaba la actriz y cantante mexicana Irma Serrano
La Tigresa; incluso trabajaba para ella. Su detencin se debi a que
venda objetos robados.
A mediados de julio, La Claudia tuvo contacto con Constanzo. Se
pelearon, el travesti quiso romperle una botella en la cabeza a
Constanzo y esa fue su perdicin: Martn Rodrguez, El Hombre de
Constanzo, llev a La Claudia al departamento de Salvador Gutirrez o
Jorge Montes en la Colonia Jurez; l le rentaba un cuarto de servicio
a La Claudia. En la tina del bao del departamento, Martn Rodrguez
asesin a La Claudia y luego se dedic a destazarlo. Coloc los restos
en tres bolsas de plstico negras y lo tir a la basura en un terreno
baldo, donde la polica los encontr das despus.
En junio de 1988, Constanzo se vio envuelto en una operacin de trfico
de drogas que sali mal. l y los dems escaparon apenas de una trampa

policial en Houston (Texas), dejando abandonado un valioso cargamento


por valor de veinte millones de dlares y un altar con velas y hierbas
aromticas que encontr la polica estadounidense. Este fracaso socav
seriamente la autoridad del brujo.
Para rehacer su imagen particip en varios ajustes de cuentas. Un ex
polica de Matamoros, Csar Sauceda, estaba poniendo en peligro los
negocios de la Familia al revelar a bandas rivales cmo los Hernndez
les engaaban. Mientras tanto, Constanzo haba convencido a Elio de que
le dejara usar una barraca del rancho Santa Elena para sus rituales. Era
un buen sitio donde guardar los necesarios artilugios, incluyendo la
nganga y su contenido. Sauceda fue raptado y conducido al rancho, pero
Elio perdi su sangre fra y lo mat con una rfaga de ametralladora, en
vez de sacrificarlo segn las normas del rito del Palo Mayombe.
La tierra del rancho vio muchos ms asesinatos, ya que Constanzo se
esforzaba por restablecer su autoridad. El negocio empez a florecer de
nuevo gracias a los contactos mexicanos de Constanzo sin tener que
recurrir a la rama estadounidense de la Familia. Era la primavera de
1989, y Constanzo orden a sus secuaces que le consiguieran /un
ingls/ para llevar a cabo los rituales que los protegeran al norte de
la frontera. Los ingleses, nombre dado por los miembros del culto a
los estadounidenses, eran los preferidos para estos menesteres, dado que
sus almas ayudaban a controlar las de los blancos vivos. Los estudiantes
universitarios estaban disfrutando por entonces de unas cortas vacaciones.
El martes 15 de marzo de 1989, el joven estudiante Mark J. Kilroy an no
haba cruzado la frontera de Matamoros para volver a Estados Unidos. La
ciudad fronteriza mexicana segua llena de juerguistas pasndoselo en
grande. Sobre todo universitarios de Texas disfrutando de los tpicos
das de asueto de primavera. Las borracheras se haban prolongado
durante varios das sin parar. Mark Kilroy y tres de sus amigos de Santa
Fe, Bradley Moore, Bill Huddleston y Brent Martin, estaban cansados y
agradablemente contentos tras las infinitas rondas de copas.
Mark Kilroy, un estudiante de Medicina de veintin aos de la
Universidad de Texas, pareca estar cosechando un tardo xito con una
chica. Se trataba de una preciosidad que acababa de participar en un
concurso para elegir a Miss Morena, celebrado a medioda en la playa
de South Padre, un centro de veraneo situado en la zona estadounidense.
A las 02:00 horas de la madrugada, la gente empez a retirarse. Los
cuatro amigos, agotados y con una buena borrachera, decidieron dar la
fiesta por terminada. Salieron del local donde se encontraban. El aire
de la noche era fresco y agradable. Se unieron a la tambaleante
procesin de muchachos que se diriga hacia el puente que marca la
frontera entre Mxico y Estados Unidos. Bill Huddleston, el mejor amigo
de Mark, tuvo que pararse en un oscuro callejn para orinar. Al volver,
vio a Mark caminando en medio del gento. Pareca estar hablando con un
joven mexicano; era Sergio Martnez Salinas, un miembro del grupo de
Constanzo. Bradley Moore y Brent Martin caminaban adelante en direccin
al puente y Bill fue hacia ellos. A partir de ese momento la fiesta se
transform en una pesadilla.
El mexicano empez a hablar con Mark sin que nadie se lo hubiera pedido.
/Quieres dar un paseo?/, le dijo. Cerca haba estacionada una
camioneta y otro mexicano estaba sentado al volante. Los estudiantes
estadounidenses preferan no mezclarse con los hombres de Matamoros.

Solan ser tipos duros que conocan bien la ley de la calle. Pero la
negativa de Mark no fue lo suficientemente rpida. El alcohol y el
cansancio pudieron con l. Los mexicanos se dieron cuenta de que
titubeaba; lo cogieron en volandas, lo metieron en la camioneta y el
vehculo desapareci de la bulliciosa calle. Mark se dio cuenta de que
corra peligro. El conductor se detuvo en un callejn para orinar y Mark
aprovech el momento; se zaf de sus dos guardianes, salt de la
camioneta y ech a correr. Pero no se haba fijado en que otra camioneta
Chevrolet los segua. Dos tipos se bajaron y volvieron a atraparle. Le
metieron a empujones en la Chevrolet y lo amenazaron con una navaja. Se
hospedaron en el Hotel Del Prado, de donde Kilroy casi se escap por
segunda ocasin.
Sus amigos empezaron a preocuparse cuando vieron que no apareca en el
puente. Regresaron a Mxico y recorrieron las calles y bares de la
ciudad, hasta que se hizo de da. A estas alturas estaban muertos de
cansancio y se fueron a dormir unas horas a una habitacin de hotel de
South Padre antes de rellenar un impreso de personas desaparecidas en la
agencia del Ministerio Pblico. A la maana siguiente, en Matamoros,
notificaron la desaparicin en el consulado estadounidense. Despus
llamaron a los padres de Mark en Santa Fe, Helen y Jim Kilroy, y les
dijeron que su hijo se haba perdido en Mxico.
Las dos camionetas recorrieron kilmetros a travs del campo hasta
detenerse frente a un grupo de endebles barracas en una granja. Mark
Kilroy fue obligado a permanecer sentado en una vieja hamaca. Llegaron
ms hombres; algunos llevaban armas automticas. Sus esperanzas se
desvanecieron. No haba forma de escapar. Pasaron las horas lentamente,
y al alba, un anciano le dio un poco de agua y una sartn con unos
huevos revueltos. Los mexicanos le dijeron que no se preocupara, que no
le iba a pasar nada. Kilroy se pas un buen rato rezando. A las 12:00
horas, el joven segua sentado en la hamaca. Poco despus le condujeron
a una construccin de madera, y una vez dentro lo ataron de pies y
manos. Un olor a podrido enrareca el ambiente. Nubes de ruidosas moscas
se agolpaban sobre algo que haba en el fondo oscuro de la barraca.
Los guardias lo obligaron a arrodillarse y lo amordazaron con cinta
adhesiva pegada a los labios. Alguien dio una orden, as que volvieron a
arrastrarlo al exterior y lo colocaron sobre una lona alquitranada
extendida en el suelo. Detrs de l, alguien levant un machete y le
propin un golpe seco en la nuca. Mark Kilroy muri al instante. Un
miembro de la banda declar despus que el sonido del machete impactando
sobre la cabeza son como si /cascaras un coco/. Tras asesinarlo, le
extrajeron el cerebro y lo pusieron a hervir en la nganga, en la propia
sangre del chico. Le quitaron adems la columna vertebral, con la cual
fabricaron amuletos y collares para proteccin. Le amputaron las
piernas, le quitaron la carne y la devoraron. Con un fragmento de la
columna vertebral de Kilroy, Constanzo se fabric un alfiler de corbata
que en adelante utiliz. Los huesos del joven fueron colocados en
cubetas vacas.
La noche del 5 de abril, David Serna Valdez, un homosexual apodado El
Coqueta, se salt, al volante de un Chevrolet Silverado con placas de
Texas, un control de carretera montado por el Ejrcito Mexicano y la
Polica Judicial Federal. Durante la ltima semana la polica haba
estado vigilando las carreteras fronterizas con la esperanza de atrapar
a algn contrabandista de drogas. La Agencia Antidroga Estadounidense
(DEA) haba movido los hilos en las altas esferas: Mark Kilroy estaba
emparentado con un Senador de los Estados Unidos y sus padres haban

visitado al entonces presidente de los Estados Unidos, George Bush, en


la Casa Blanca, pidiendo que se presionara a Mxico para hallar a su hijo.
Al cabo de una semana, los controles interceptaron enormes cantidades de
cocana y marihuana, por valor de muchos millones de dlares. Los
federales persiguieron al Chevrolet por los polvorientos caminos del
desierto hasta el rancho Santa Elena. All consiguieron arrestar a
Valdez y descubrieron una pequea cantidad de marihuana y cocana, un
mediano arsenal de pistolas, as como once vehculos recin salidos de
fbrica equipados con los ms modernos telfonos inalmbricos y sistemas
de radio. El Coqueta Valdez rebosaba literalmente de seguridad en s
mismo. Alardeaba de que las armas de la polica no podan hacerle ningn
dao. Sin embargo, los agentes realizaron otra detencin en aquel mismo
lugar por pura casualidad: un anciano que cuidaba el rancho. Le
mostraron rutinariamente una fotografa de Mark Kilroy y el hombre
reconoci inmediatamente al muchacho, a quien l mismo le haba
preparado una comida haca ms o menos un mes.
A travs de los nmeros de serie de los telfonos de los coches, los
agentes obtuvieron una lista de nombres y direcciones de lo que pareca
ser una nutrida banda de malhechores. En menos de dos das, la polica
tena bajo custodia a Sergio Martnez, apodado La Mariposa; a Serafn
Hernndez Junior y a Elio Hernndez El Pequeo Elio. Se les someti a
un intenso y violento interrogatorio. Pero al final, los bandidos
realizaron declaraciones coincidentes. Todos hablaron de un lder
llamado Adolfo de Jess Constanzo El Padrino, a quien describan como
un brujo cubano que les haba iniciado en una serie de espeluznantes
sacrificios humanos, prometindoles inmunidad ante la polica, incluso
ante las balas de sus revlveres. Tal como dijera Valdez, todos
consideraban que sus almas haban muerto tras la detencin.
Tambin desvelaron que el mago tena una cmplice femenina, apodada La
Madrina o La Bruja, una muchacha mexicana, alta y bonita, con
educacin universitaria, que participaba en los supuestos aquelarres y
sola iniciar las sesiones de tortura de las vctimas. Proporcionaron
adems el nombre de aquellos dos personajes: Adolfo de Jess Constanzo y
Sara Aldrete.
Segn su testimonio, era Sara la que ejecutaba personalmente a las
vctimas. Los colgaban de una soga, de manera que pudieran agarrarse con
las manos, luchando para sobrevivir. Mientras se afanaban por respirar,
bajaban la soga hasta un caldero con agua hirviendo, y por el camino,
supuestamente Sara les cortaba el pene y las tetillas con unas tijeras.
Despus los cocan vivos, a fuego lento. La agona duraba varias horas.
En alguna ocasin, alguno de ellos le abra el pecho con un gran
cuchillo y todava vivo, le arrancaba parte del corazn de un mordisco,
mientras la vctima, todava consciente y observando todo, gritaba de dolor.
El martes 11 de abril, un equipo de la Polica Judicial Federal se
desplaz al rancho Santa Elena junto con los miembros arrestados de la
banda. Abrieron la puerta de la maloliente barraca y encontraron todos
los objetos normalmente empleados en rituales de magia negra. En una de
las paredes se apoyaba un altar improvisado, engalanado con ristras de
ajos y chiles verdes. Pequeas cazuelas con objetos rituales, abalorios,
monedas, cabezas y cuellos de pollos y cabras sacrificadas. Una de las
cabezas de cabra estaba atravesada por un pequeo tridente. Tambin
haba cajas llenas de veladoras con la imagen de la Virgen de Guadalupe,
la advocacin mexicana de la Virgen Mara.
El mugriento suelo estaba salpicado de colillas de cigarrillo, botellas

vacas de aguardiente de caa y envoltorios de caramelos. La ignorante


polica mexicana pens en un grupo de /adoradores del diablo/, as que
declararon a los periodistas que se trataba de narcotraficantes que
practicaban el satanismo. Ni siquiera tenan idea de lo que era la
Santera. Los peridicos bautizaron de inmediato a los criminales como
Los Narcosatnicos, aunque no tuvieran relacin alguna con estas sectas.
Otros hallazgos hicieron las delicias de los tabloides. En el centro de
la barraca encontraron la nganga de Constanzo, el gran caldero de hierro
de unos setenta y cinco centmetros de dimetro. Su contenido explicaba
la peste y la gran cantidad de moscas. El caldero contena varios palos
para remover la mezcla y una especie de sopa espesa a base de sangre
semicoagulada cocida con trozos de cerebro humano, pedazos de tortuga,
una cabeza de cabra, segmentos de espina dorsal humana, huesos, vsceras
de animales y una herradura. Estaba claro que all haba tenido lugar
ms de un asesinato.
Los miembros de la banda, enormemente excitados, fueron sealando las
tumbas de las vctimas. Trece muertos en nueve fosas. Uno de los cuerpos
perteneca a Gilberto Sosa, el traficante con el cual Sara Aldrete haba
estado relacionada en Estados Unidos antes de conocer a Constanzo; segn
los testimonios de sus acusadores, ella misma haba participado en su
tortura y ejecucin.
Luego, la polica localiz el cadver de Mark Kilroy a un metro de
profundidad. Lo desenterraron con la ayuda de una excavadora. Para la
identificacin result de gran utilidad el certificado estomatolgico
del muchacho, ya que cuadraba con los restos de denticin recuperados.
El cuerpo estaba salvajemente mutilado, como el de los dems
sacrificados. Haban separado la cabeza del tronco para poder extraer
ms fcilmente el cerebro, faltaban las articulaciones de los dedos, los
genitales y se le haba extirpado la columna vertebral. Los otros
cuerpos mostraban, asimismo, seales de haber sido desollados.
La polica volvi con Sergio Martnez para desenterrar el decimotercer
cadver en presencia de las cmaras de televisin y los reporteros de
prensa. Tras una hora de excavacin bajo el sol del desierto, apareci
el cuerpo de un muchachito de catorce aos, al que le haban abierto el
pecho doblando hacia fuera el costillar; tambin le faltaba el corazn.
Los detenidos siguieron dando detalles de sus actividades. La polica
dedujo que el cerebro de la banda tena que ser Constanzo. Pero este
nombre caus una gran preocupacin, ya que se trataba de un sujeto con
influencias. Conoca a gente importante, incluso a jefes de polica y
personalidades del Gobierno. Los federales tambin seguan la pista de
su sacerdotisa, Sara Aldrete.
Los federales registraron la casa de Sara mientras desenterraban los
ltimos cadveres en el rancho. Su padre los condujo hasta el
departamento, donde lo primero con lo que se toparon en el cuarto de
estar fue con un altar manchado de sangre. Estaba rodeado de velas
dedicadas a Chang y Santa Brbara, y en una esquina del saln la
polica hall ropa de nio empapada en sangre.
Por la tarde del mismo da en que La Mariposa haba desenterrado el
decimotercer cadver frente a las cmaras de televisin, el jefe de los
federales, Bentez Ayala, fue al rancho acompaado de su propio
curandero. Ya estaba harto.

Los miembros de la banda insistan en que haba ms cuerpos enterrados,


pero Ayala, que sola tener amuletos de la Santera en su mesa de
despacho, puso fin a las excavaciones y a la bsqueda de muertos. El
curandero roci la barraca con agua y pronunci sus sortilegios. Uno de
los agentes vio a una paloma blanca encerrada en una caja de cartn.
Ech gasolina alrededor y le prendi fuego. Mientras desapareca
engullida por una nube de humo negro y feroces llamas, sostuvo en alto
la paloma, viva y aleteando.
Constanzo y Sara Aldrete no perdieron el tiempo; tenan que alejarse
como fuera. Se reunieron en Brownsville y volaron hasta Ciudad de
Mxico. Por el camino recogieron a otros miembros de la banda. Los
federales localizaron las agendas de Constanzo en su departamento.
Contenan nombres y fotografas de personalidades muy importantes, la
mayora de los cules no se podan hacer pblicos. Algunos de ellos eran
de artistas prominentes como Irma Serrano La Tigresa, el estilista
Alfredo Palacios, los cantantes Juan Gabriel, Yuri y scar Athi y la
actriz Luca Mndez.
Algunos involucraron adems a prominentes polticos de Nuevo Len,
Tamaulipas, Veracruz, Oaxaca y la Ciudad de Mxico; otros clientes eran
Salvador Vidal Garca Alarcn, agente federal; Fausto Valverde Salinas,
director de la Divisin Antinarcticos de la Procuradura General de la
Repblica; Guillermo Gonzlez Calderoni, comandante de la Polica
Judicial Federal; y Carlos Armendriz Guevara. Segn los rumores, la red
de corrupcin de Constanzo llegaba hasta la Presidencia de la Repblica.
Se estableci una especie de carrera entre diferentes cuerpos policiales
para capturar al cubano. Un montn de gente influyente tena buenas
razones para que el brujo desapareciese cuanto antes.
En los fastuosos automviles que haban comprado durante la poca de
bonanza, Constanzo, Sara y otros miembros de Matamoros y la Ciudad de
Mxico formaron una caravana con direccin a la ciudad de Cuernavaca
(Morelos), a unos ciento veinte kilmetros al sur de la capital. No les
falt el dinero: consiguieron lo necesario chantajeando a los conocidos
de la costa.
El grupo sigui huyendo durante tres semanas mientras Constanzo se la
pasaba monitoreando los peridicos y los noticieros de televisin, donde
su fotografa y la de Sara Aldrete se reproducan interminablemente; el
asunto ya era un escndalo internacional y las autoridades de Estados
Unidos exigan su captura por medio del fiscal Jim Mattox, quien
inclusive haba viajado hasta Matamoros para observar la nganga que
contena los restos del cerebro de Mark Kilroy. Finalmente, Constanzo y
su comitiva regresaron a la Ciudad de Mxico y se escondieron en el
departamento de un amigo en la Colonia Roma.
El 5 de mayo, un sopln de la polica inform a los federales que haba
visto a una mujer comprando gran cantidad de vveres en una tienda de
ultramarinos y pagando con efectivo. La polica ya haba recibido una
llamada annima de una mujer denunciando que la banda la estaba
obligando a ayudarles.
Al da siguiente, los mismos agentes que en el pasado haban mantenido

relaciones serviciales con Constanzo, se dispusieron a silenciarlo para


siempre. Poco antes del medioda, uno de los vigas apostados por el
palero detect a unos policas vestidos de civil en coches privados.
Constanzo se asom a la ventana para confirmarlo. Un grupo de agentes
fuertemente armados se disponan a tomar posiciones.
Vindose perdida, Sara Aldrete se encerr en un cuarto y rompi la
ventana a patadas: su intencin era fingir que estaba secuestrada por
Constanzo y su grupo. Arroj por la ventana un papel donde haba
escrito: /"Por favor, llamen a la polica judicial y dganles que en
este edificio estn los que buscan. Dganles que tienen a una mujer como
rehn. Se lo ruego, porque lo que ms quiero es hablar, o matarn a la
chica"/.

Mientras trataban de controlar a la chica, otro miembro del grupo,


lvaro de Len Valdz "El Dubi, perdi la calma, tom su arma y dispar
una rfaga de AK-47 por la ventana. Los federales respondieron al fuego
con ametralladoras. Constanzo enloqueci al verse atrapado. Gritaba que
el poder del Palo Mayombe lo haba hecho invulnerable a las balas e
inmortal. Tom fajos de billetes y los arroj por la ventana; la gente
que estaba en la calle corri a recoger el dinero, dificultando la labor
de los federales. Constanzo amonton el dinero restante sobre la estufa
y le prendi fuego. Entonces se volvi hacia los dems y grit: /A
morir todos!/

lvaro de Len Valdz El Dubi, el ms violento del grupo, continu la


lucha contra la polica. Constanzo cogi a uno de sus amantes
masculinos, Martn Quintana, y se meti con l en el guardarropa. Tras
abrazarle, le orden a El Dubi que les disparara, pero ste no
entenda la orden. Constanzo se levant y lo abofete, repitindole la
indicacin. Acto seguido, los dos recibieron una lluvia de balas de la
AK-47. Constanzo y su amante terminaron muertos en el clset.
La polica captur a lvaro de Len Valdez El Dubi, a Omar Orea Ochoa
y a Sara Aldrete. El Dubi fue condenado a treinta aos de prisin por
el asesinato de Constanzo y Quintana en agosto de 1990. Sara Aldrete fue
absuelta de esos cargos; pero se la sentenci a seis aos de reclusin
por asociacin criminal y a cincuenta aos de prisin por el homicidio
de Mark Kilroy; en ese momento, Sara Aldrete tena apenas veinticuatro aos.
El Pequeo Elio, Serafn Junior, David Serna Valdez y Sergio Martnez
Salinas La Mariposa esperaron durante aos el juicio por los
asesinatos rituales del rancho Santa Elena, los cargos de trfico de
drogas y contrabando de armas. Quedaron internados en la crcel de
Matamoros, viviendo en medio del lujo.
Sara Aldrete se convirti en una celebridad oscura. Alternaba violentas
protestas y afirmaciones de su inocencia con detallados informes sobre
lo ocurrido en el rancho Santa Elena. Permaneci un tiempo en el apando,
y fue torturada y vejada por los policas.
Segn sus propias declaraciones, la violaron siete agentes, le quemaron
la vagina con descargas elctricas hasta carbonizarle una parte, la
mantuvieron encadenada ms de dos meses a una cama, le metieron la

cabeza en agua con chile, le aplicaron choques elctricos en diferentes


partes del cuerpo, le arrancaron uas.
En la crcel escribi sus memorias, un libro titulado /Me dicen la
Narcosatnica/, donde se dedica a matizar su participacin en la banda
de Constanzo como un pen involuntario, una chica inocente que nunca
supo de lo que se trataba el grupo y que fue prcticamente secuestrada
por Constanzo.
Con el tiempo y siguiendo su ejemplo, todos los acusados afirmaron que
sus declaraciones fueron forzadas bajo tortura policial. Tambin lanz
un website y public un correo electrnico para que la gente se pudiera
comunicar con ella. Todo el tiempo de su reclusin, luci un nuevo
talismn: un dije con forma de llave colgada al cuello, regalo de su madre.
Sara Aldrete concedi entrevistas a peridicos, revistas y programas de
televisin mexicanos y extranjeros, particip en concursos de
pastorelas, produjo obras de teatro (entre ellas una adaptacin de /El
gesticulador/, de Rodolfo Usigli), fund el grupo teatral Il Bagatto,
se inscribi en un taller de literatura y gan certmenes carcelarios.
Tambin inici la biblioteca de la prisin, consiguiendo donaciones de
libros.
El tercer miembro de la banda que particip en el tiroteo de Ciudad de
Mxico, Omar Orea Ochoa La Dama de Constanzo, muri el 7 de febrero de
1990 de un ataque al corazn, tras padecer SIDA durante aos en un
hospital penitenciario.
Su hermana, Sara Patricia Orea Ochoa, se convirti en Magistrada en
Materia Penal del Tribunal de Justicia del Distrito Federal en 2008.
Curiosamente, ella comenz su carrera a mediados de los ochenta con
Abraham Polo Uscanga, quien en 1989 trabajaba como Subprocurador de
Averiguaciones de la Procuradura General de Justicia del Distrito
Federal y quien present a la prensa a toda la banda seguidora de
Constanzo despus de su aprehensin. Abraham Polo Uscanga fue asesinado
en 1995 en extraas circunstancias.
El Gran Jurado de Estados Unidos emiti rdenes de arresto y public
acusaciones oficiales contra los miembros de la banda involucrados en el
trfico de drogas y en la muerte de Mark Kilroy.
Los artistas, polticos e intelectuales vinculados con Constanzo,
siempre negaron tener cualquier relacin con l. Esto pese al hallazgo
de una libreta donde constaban los nombres de todos ellos, los trabajos
que Constanzo les haba realizado y las cantidades de dinero que haba
recibido. El rancho Santa Elena pas a ser propiedad del gobierno
mexicano. Permanece vaco y sin labrar, ya que nadie quiere acercarse
por all.
El caso de Adolfo de Jess Constanzo y Sara Aldrete inspir un video
home muy deficiente titulado /Los Narcosatnicos/, as como la pelcula
/Perdita Durango/, del director Alex de la Iglesia, y la cinta
mexicana /Persecucin infernal/, protagonizada por Humberto Zurita.
Los crmenes de Constanzo motivaron tambin varias canciones, libros y
sitios de Internet. Los padres de Mark Kilroy iniciaron una fundacin

con el nombre de su hijo, para combatir las adicciones en jvenes. Su


padre escribi adems un libro sobre su experiencia. La Fundacin Mark
Kilroy sostiene un website y hace eventos regularmente. Sara Aldrete
contina en prisin, sosteniendo su inocencia.
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