Gabriela Mistral Poesía Generalidades
Gabriela Mistral Poesía Generalidades
Gabriela Mistral Poesía Generalidades
El presente captulo tiene por objeto recoger el "arte potica" inserta en los
textos de Gabriela Mistral[1]. Pienso que es en ellos donde queda registrada
ms directamente la experiencia potica desde la cual se originaron. En el
prximo captulo la reflexin se centrar en los artculos periodsticos, cartas y
conferencias en los cuales hay tambin mltiples huellas del pensamiento de la
autora acerca de la creacin. Sin embargo, esta instancia es menos inmediata
que la que se expresa en los propios textos poticos ya que hay una mayor
mediacin de la conceptualizacin racional acerca del objeto.
Para el desarrollo del anlisis tendiente a determinar el "arte potica" inscrita al
interior de los textos utilizaremos los conceptos de metatexto y metalengua en
el sentido que les asigna Walter Mignolo[2]. El receptor en el acto de lectura no
slo encuentra un texto, sino tambin el metatexto. El metatexto define la
actividad realizada y tambin los rasgos o propiedades de ese texto en relacin
a su pertenencia a determinada clase:
"Las Poticas, para el caso de la literatura, y los tratados historiogrficos para
el caso de la historiografa, ilustran lo que llamamos metatexto"[3] .
Es desde el metatexto que se puede comprender el mbito de produccin e
interpretacin de los textos. En ellos estn incluidas las expectativas reales en
que se inscribe una obra potica, es decir, el hecho de que el fenmeno literario
depende de un mundo cultural. En el metatexto estn los principios que
definen y delimitan el dominio de los objetos y los requisitos que deben cumplir
los textos. Las formaciones discursivas se autodefinen y no es necesario
recalificarlas extrnsecamente ya que el discurso literario se autoclasifica por
medio de su propio metalenguaje:
"La historia tiene la tarea de preceptuar el discurso del historiador, de la misma
manera que la potica y la retrica lo hacen con el discurso del poeta y del
orador"[4]
Por ltimo, es necesario tener presente que pueden haber metalenguajes
explcitos o implcitos. Las observaciones que se registran en esta reflexin
sern el resultado que es posible obtener de ambas instancias.
La preocupacin por el quehacer potico es ms explcita en los primeros libros
de la autora. Tanto es as que en Desolacin, Ternura y Tala se incluyen textos
en prosa que tienen directa relacin con el tema. As, lo que
en Desolacin aparece bajo el ttulo "Prosa" (p. 197-259), contiene numerosas
afirmaciones relacionadas con la tareas creadora. Estas pginas incluyen un
acpite especficamente titulado "El arte" (pp. 225-228), en el cual se define el
poema y desde el cual se puede postular la equivalencia de canto, cancin y
poema en el lxico de la autora. Es posible, adems, distinguir entre "las
palabras que se piensan en la luz brutal del da" (p. 226) y las del poema.
Estas pgina en prosa que cierran el libro contienen el famoso "Declogo del
artista", en el cual se definen arte y belleza, se determina el mbito en que
tienen origen y la funcin que desempean en la vida humana.
El "Colofn con cara de excusa" del libro Ternura, es una reflexin acerca de la
Cancin de Cuna y las Rondas como gneros literarios infantiles, se indaga en
sus orgenes y se plantea el problema que existe para crearlas en Amrica. A
partir de esto, la Mistral enuncia su preocupacin por una Amrica que perdi
1.3.
1.4.
La voz que se explicita como herencia de la raza en "Poema del Hijo" (p. 158),
da testimonio de una "carne sollozante (...) trocada en miseria" y debe
desaparecer. Hay, por ltimo, el decir del que habla verdad cuyo sentido es
derramarse sin que importe si es escuchada y la que entrega la grandeza de la
obra de arte que permanece resonando en las entraas de los que la escuchan"
(p. 242).
En Ternura el hablar se torna grito que testimonia la soledad del hablante (p.
22) y vehculo para contar el mundo al nio. Intencin que se hace explcita en
el ttulo de la seccin la "Cuenta-Mundo" y en el poema introductorio: "te
contar lo que tenemos" (p. 191). En "Con tal que duermas" se enumera las
cosas que son objeto del contar:
"La rosa digo:
digo el clavel.
La fruta, digo,
y digo que la miel
Y el pez de luces
y ms y ms tambin (p. 23)
Un poema muy interesante, desde la perspectiva adoptada es "Arrorr
elquino". En l se despliega la ancdota del nacimiento de una nia. La gente
de los pueblos interiores acude ansiosa de novedades que poder contar "en su
lengua lenguaraz", pero de una nia recin nacida no hay mucho que decir: "ni
bautismo que le valga/ ni su nombre de vocear" (p. 24). El nombre que es
otorgado en el misterio bautismal y el que es la palabra que instaura en el ser.
As, en "Bendiciones" (p. 89) el hijo no tenido comienza a existir gracias a la
palabra que lo convoca: "bendita mi lengua sea (...) para bendecir al hijo" y
dicha accin es eficaz como medio para conjurar el mal:
"Bendito te huela el tigre
y te conozca bendito
y el zorro belfos helados
no te ronde los cortijos".
De igual modo les "tengo dicho" al trigo, al vino, al oso negro, a la cituta que
no daen al nio (p. 83). Y en cada caso hay una respuesta satisfactoria para
el hablante.
En Tala la palabra adquiere cualidades que la unen al misterio: es el fantasma
del Viracocha que es "vaho de niebla y vaho de habla" (. 74), es el habla que
debe ser purificada para que sea posible el restablecimiento del destino propio:
"tusteme habla" (p. 71). Es la voz de la Cordillera que se hace puente,
demiurgo, para que el hombre americano acceda a la salvacin.
" Silbaste el silbo subterrneo
a la gente color del mbar
te desatamos el mensaje
enrollado de salamandra;
y de tus tajos recogemos
nuestro destino en bocanada" (p. 75)
Palabras que bajo la forma de oracin contactan con la divinidad: "te levanto
pregn de vencida" (p. 18); que tienen un sentido oscuro y se emiten "con el
sol nuevo sobre mi garganta" (p. 33) o que surgen de "un cuerpo glorioso que
habla" (p. 36). Voz que no contesta en "Confesin" (p. 115).
La accin de contar que surgiera en Ternura, vuelve a hacerse manifiesta
en Tala en "Recado a Lolita Arriagada, en Mxico" (p. 135). Lolita Arriagada es
la maestra "contadora de "casos" (...) Vestida de tus fbulas (...) con tu viejo
relato innumerable." La accin de contar sobrepasando lo contingente del
hablar con el "polvo del mundo" continuar realizndose en un existir posterior
a la muerte. All, en un lugar Otro, Lolita y Gabriela, dos viejas asombradas
realizarn la accin de estar "diciendo a Mxico".
"Los cuentos que en la Sierra a darme no alcanzaste
me los llevas a un ngulo del cielo.
En un rincn sin volteadura de alas
dos atnitas viejas, las dos diciendo a Mxico
con unos ojos tiernos como las tiernas aguas
y con la eternidad del bocado de oro
sobre la lengua sin polvo del mundo!"
El hablar descrito en el poema "La extranjera" (p. 91), an cuando no se
resuelve en canto es sin lugar a dudas el del poetizar, hablar de lengua "que
jadea y gime" que no es recibido por los hombres. Un nuevo rasgo surge
metapoticamente: el poeta tiene vocacin de soledad. La percepcin de s es
la de un ser que apunta a "una muerte callada yextranjera".
1.2 Presencia del decir como canto
Canto significa en la obra mistraliana dos hechos diversos: el simple cantar
acompaado de ritmo y meloda y el canto potico. La primera acepcin se
concreta en canciones de cuna o rondas y su primera aparicin en los textos es
su inclusin en los ttulos de algunos poemas y en los de las secciones
"Canciones de Cuna" de Ternura y "Rondas" de Ternura y Lagar. La
observacin de los ttulos permite reconocer las expectativas, definicin y
delimitaciones que el autor incluye en el texto. En Desolacin, Ternura y
Tala hay un nmero importante de ttulos que tienen la virtud de calificar
genricamente la composicin y guiar con ello el acto de recepcin. As,
en Desolacin: "El himno cotidiano", "Himno al rbol", "Todo es ronda", "Himno
de la Escuela Gabriela Mistral". En Ternura "Arrorr elquino", "Dos canciones
del zodaco: Virgo y Taurus", "Cancin quechua", "Cancin amarga", "Cancin
de la sangre", "Cancin de pescadores", "Arrullo patagn", "Cancin de la
muerte", "Mi cancin", "Ronda de los colores", "Ronda del Arco Iris", "Ronda de
la paz", "Ronda de la ceiba ecuatoriana", "Ronda de los metales", "Ronda de
segadores". En Tala los "Nocturnos" [6], las "Locas letanas", las "Historias de
loca", "Dos himnos", "Cancin de las muchachas muertas" y los "Recados".
Las canciones de cuna en su despliegue textual no presentan indicios
relevantes al objeto de este trabajo. Las rondas, en cambio, marcan una
situacin de comunicacin de canto compartido y adquieren en muchos casos el
sentido de una accin litrgica comunitaria. As, en "Plantando el rbol"
(Desolacin, p. 84) el hombre que lo hace es iluminado por una luz con la cual
el gesto adquiere un valor sacral. En un poema de sentido anlogo "Echa la
simiente!" (p. 92) el labriego al ejecutar la accin que ha de producir fruto debe
hacerlo cantando "himnos donde la esperanza aliente".
El canto tiene, entre otros efectos, el de unir: las rondas de nios de pases
Un hombre que canta es el amado del poema "El encuentro" (p.121) un amado
que:
"Llevaba un canto ligero
en la boca descuidada,
y al mirarme se le ha vuelto
hondo el canto que entonaba.
(...)
Sigui su marcha cantando
y se llev mis miradas..."
f. La cancin es rechazada por muchos:
"En vano queris
ahogar mi cancin:
Un milln de nios
la canta en un corro
debajo del sol!
En vano queris
quebrarme la estrofa
de tribulacin
el coro la canta
debajo de Dios! ("El corro luminoso", p. 73)
1.4.2. Los rasgos esenciales de la palabra potica en Ternura son:
a. La palabra potica es atemporal.
b. Es palabra que cuenta el mundo.
En Ternura el hombre es un ser amenazado por la muerte. Como contrapartida
a este hecho el hablante no es un alguien que contempla y registra, sino un ser
que asume una tarea de salvacin. El hablante a travs de su condicin
materna aparece revestido de poderes sobrehumanos y capaz de una accin
eficaz. Es un ser que puede caminar del Cenit al Nadir en "Cancin de Virgo"
(p. 26). Su canto puede exorcizar el mal que se expande sobre la tierra: el
suyo propio y el representado por la leona y el chacal (p. 16). Puede mecer al
nio, pero tambin a toda la Tierra (p. 19).
La cancin que fuera cantada para el bien de un otro, puede tornarse en medio
de salvacin incluso para el propio hablante. As en un poema de letana
suplicante como es "Mi cancin" (p. 52)
"para que ella me levante
con brazo de Arcngel fuerte
y me alce en mi muerte
-----cantenme!
La cancin que repeta
rindiendo a noche y a muerte
ahora por que me liberte
-----cantenme!
El "Nio mexicano" (p. 53) el hablante liberado del espacio y del tiempo ("Estoy
"Gracias en el mar".
La potica que los metatextos despliegan en torno al objeto poema en los libros
analizados hasta el momento no es una potica normativa sino que apunta a la
concepcin que la autora tiene de la naturaleza y esencia del objeto. Las
reflexiones manifiestan al mismo tiempo una lucidez terica notable.
2. Determinaciones metapoticas acerca del origen del canto potico.
En este punto abordar el pensamiento mistraliano que ha quedado inscrito en
el interior de sus propios textos en relacin al origen del canto potico.
Continuando con la perspectiva adoptada se trabajar con el corpus constituido
por los libros Desolacin, Ternura y Tala.
El origen del poema es algo dado. Primero, como respuesta al impacto que los
objetos producen en el creador; y, en segundo lugar, es un don recibido de
orden sobrenatural, iluminacin de la divinidad.
2.1. El poema en dimensin natural.
2.1.1. En Desolacin la primera alusin al origen del canto potico se encuentra
en "El nio solo" (p. 42). El canto es algo que surge desde la interioridad del
hablante y junto con nacer, lo inunda, lo enriquece y transforma:
"y una cancin me subi temblorosa
(...)
El nio ya dorma y la cancin baaba,
como otro resplandor, mi pecho enriquecido (p.42)[9]
2.1.2. Un segundo rasgo que aparece en el anlisis textual es que el decir
surge espontneamente:
"Padre has de or
este decir
que se me abre en los labios como flor" (p. 97)
"entre las entraas
se hace cancin
y un hombre la vierte
blanco de pasin
(...)
Alabo las bocas
que dieron cancin
la de Omar Kayyan
la de Salomn (...)
Amad al que trae boca de cancin" (p. 63)
2 1 3. El efecto de la cancin que surge misteriosamente en el interior del
poeta tiene el poder de transformar a quien la escucha:
"Y cuando te pones
su canto a escuchar
2.2.6. La entrega del don puede verse frustrada por razones externas, por
ejemplo, la incapacidad de los receptores para acogerlas, as en "La extranjera"
(p. 91):
"hablando lengua que jadea y gime
y que la entienden slo bestezuelas".
2.2.7. En "Paraso" (p. 36) surge la posibilidad de que en otro nivel de realidad,
cuando ya no se viva afligido por el tiempo, entonces ser posible la
comunicacin verdadera, comunicacin de la cual el poetizar es nostalgia.
"Acordarse del triste tiempo
en que los dos tenan tiempo
y de l vivan afligidos
(...)
Un cuerpo glorioso que oy
y un cuerpo glorioso que habla
(...)
Un aliento que va al aliento".
Al mismo ciclo pertenece el poema "La gracia". La "gracia" es algo que pasa
por la vida del hombre, es como el viento, es fuerza capaz de transformar a
aqul que est en disposicin de recibirla: "yo me alc". Es un momento
especial y mgico. Dura un instante y desaparece, pero deja "temblando" a
quien la acoge... los dems "duermen a sbana/ pegada". Para la recepcin del
don es condicin necesaria el estar alerta.
2.2.8.
La poesa en cuanto es don procede de una instancia ajena al sujeto
que emite el discurso. Este ltimo juega el rol de canal o puente por el cual el
don recibido fluye hasta los receptores del mensaje. En "La copa" lo llevado es
un "diamante de agua". "Agua", porque poetizar es un hacer que fluye y
"diamante" en cuanto lo fluyente se materializa y fija en poema. En el mismo
sentido, poemas como "Agua" (p. 59), "Cascada en Sequedal" (p. 60), en los
cuales un agua extraa detiene el aliento, rompe "mi vaso", se derrama y
adems transforma al yo de la enunciacin en un ser en el que se instaura lo
original primigenio:
"Ganas tengo de cantar
sin razn de mi algarada
(...)
sin poder cantar de lo alborotada
(...)
y un ro que suena
no s dnde, de aguas
que me viene al pecho
y que es cascada.
Me paro y escucho
sin ir a buscarla
agua, madre ma
e hija ma, el agua".
Reflexin metapotica acerca del origen de la cancin. Nuevamente sta, bajo
el smbolo de agua fluyente que se hace presente "sin ir a buscarla". El sujeto
del discurso se detienen para escucharla. Aguas que se instalan en su pecho y
[12].
2.2.9.
En "Recado de Nacimiento para Chile" (p. 131) se registran tambin
afirmaciones explcitas sobre el quehacer potico, ahora, sobre la posibilidad de
crear mundos: "y mire el mundo tan familiarmente/ como si ella lo hubiese
creado, y por gracia...", pero a la nia recin nacida no deben mecerla con
canto, sino "con el puro ritmo de las viejas estrellas". No debe ser distrada por
cosas contingentes para que pueda escuchar el silencio y el ritmo csmico... la
msica de las esferas.
La observacin hasta aqu realizada pone de manifiesto que el origen del
poema est en algo dado que se concretiza en dos modos: es respuesta del
creador a los seres del mundo o es revelacin. Pensamiento que no es en
modo alguno original, sino que pertenece a la ms antigua tradicin occidental
y que cobra vigencia en diversos perodos histricos. Ya Platn concibi la
inspiracin potica como la forma de locura que se produce al que
contemplando la belleza de este mundo se acuerda de la verdadera Belleza.
Pocos son los hombres que tienen ese poder evocador. En el In se atribuye a
la Musa el poder de endiosar a los poetas. No es el hombre capaz de hacer por
s bellamente, sino que lo hace por gracia divina y en el Fedro se afirma que:
"Fue posible ver la Belleza en todo su esplendor en aquella poca en que en
compaa de un coro feliz tenamos ante la vista un beatfico espectculo,
mientras bamos nosotros en el squito de Zeus, y los dems en el de los
restantes dioses, ramos entonces iniciados en el que es lcito llamar el mal
bienaventurado de los misterios". [13]
Veinticinco siglos ms tarde Heidegger[14] afirma que todo ser creado implica
una techn (sea creacin del artista o del artesano). Techn no es una
ejecucin prctica sino un modo de saber que significa percibir lo presente en
cuanto tal. La esencia del saber consiste en que al hacerse un claro en el
bosque se produce el des-ocultamiento del ente.
3. Arte potica inscrita en el libro Lagar
Lagar es un libro de madurez en el cual se cumple con notable clarividencia lo
que se afirma en "El ltimo rbol" (p. 187), poema que cierra el libro:
"Esta solitaria greca
que me dieron en naciendo
(...)
esta Isla de mi sangre,
esta parvedad de reino
Yo lo devuelvo cumplido
y en brazada se lo entrego
al ltimo de mi rboles."
Una clarividencia, una sabidura enorme respecto de la tarea realizada. Tarea
que le fue dada con la vida ("Esta solitaria greca/que me dieron en naciendo");
misin marcada por el signo de la soledad, que la instal en la existencia como
"Isla" en "esta parvedad de reino", su propio ser, su identidad, su destino.
Destino que ha cumplido, ha realizado lo suyo y puede entregarlo al ltimo de
sus rboles (rbol, en la contextualidad de la obra mistraliana; hombre,
umbral, Cristo, paradero final): "Yo lo devuelvo cumplido/ y en brazada se lo
entrego".
Ms adelante, su testamento potico:
"le dejar lo que tuve
de ceniza y firmamento
mi flanco lleno de hablas
y mi flanco de silencio."
"De ceniza", de nada, de resto, pero tambin lo que tuvo de "firmamento" (lo
que la afirm en la vida, como el firmamento que sujetaba las aguas csmicas
para el hombre primitivo), lo que tuvo de nostalgia de lo que es en el ms all,
nostalgia de lo alto. Flanco, costado como centro en el contexto mistraliano,
costado junto al cual marchaba su hijo y que se torna "costado desnudo"
cuando l muere. Costado retrotrado al costado de Cristo, a travs del cual
entreg sus ltimas substancias de vida: sangre y agua. Flanco lleno de hablas
cuando el decir fue posible, y flanco de silencio, de lo que no pudo ser
expresado, de lo que queda en lo hondo del ser en soledad y en misterio.
Lagar, Poema de Chile y los poemas inditos recogidos en Lagar II son una
vuelta a la sencillez en la cual el habla coloquial y el ritmo insistente son los
modos ms reiterados del decir. Respecto de lo dicho hay en estos textos una
vuelta de la Mistral sobre s misma, una interiorizacin profunda, la instalacin
en un espacio "sui generis" entre la vida y la muerte y una cierta forma de
anulacin de la temporalidad. Todo esto le permite dialogar con sus muertos:
madre, hijo, amigos...
El quehacer potico es concebido como una necesidad de contar a los otros las
cosas del ac y del ms all; si ello no es posible, surgir la dimensin
valiossima del silencio.
Nada de lo afirmado significa un corte con la creacin anterior, sino una nueva
etapa de un mismo proceso. Como prueba objetiva de la vuelta a la sencillez
est la seleccin de 1950 en la Pequea Antologa, en la que hace evidente su
preferencia por los poemas de Ternura y Lagar. Del primero incluye siete
poemas, y del segundo, cuatro, ms dos del "Viaje imaginario por Chile".
De Desolacin selecciona cuatro textos y slo uno de Tala.
Observemos ahora qu ocurre explcitamente en los textos de Lagar, lo que nos
permitir deducir la actitud en que el hablante se relaciona con su quehacer
potico. En esta reflexin se seleccionarn slo algunos casos, los ms
relevantes, como un modo de probar las actitudes que se reiteran y que
permiten la generalizacin presentada.
3.1. El contar
La razn por la cual se realiza esta tarea surge de la necesidad de contar: As,
en "Madre ma" (p. 119), el hablante cuenta a su madre y dice que
"(...) era pequeita
como la menta o la hierba
apenas echaba sombra
sobre las cosas apenas."
De la jornada a la jornada
jugando a huerta, a ronda, o canto,
(...)
balbuceando nombre de "patrias"
(...)
y nos llamaban forasteros"
Hay textos de Lagar que prefiguran al hablante del Poema de Chile, hablante
que se instala en un lugar intermedio entre el cielo y la tierra, hablante en viaje
hacia lo definitivo, especie de "animita" que tiene que haber pasado por la
muerte, pero que an permanece en un mbito desde el cual se puede volver a
transitar como fantasma en el mundo de los vivos. Lugar en que, en algunos,
an es posible el canto y, en otros, slo el silencio. As:
"Cantaremos a mitad
de los cielos y la tierra"
("Puertas", p. 165)
"le dir bajo, bajito
con la voz llena de polvo:
-Hermana toma mis ojos
(...)
deletreando lo no visto
nombrando lo adivinado"
("El reparto", p. 13)
"Ven andar un pino de humo
me oyen hablar detrs de mi humo"
("Luto", p. 46)
"Y estoy de muerta, cantando
debajo de l, sin saberlo"
("Ultimo rbol" p. 187)
La instancia final de estar en la muerte se configura en un nmero importante
de textos en relacin a silencio. Silencio que en algunos casos se concibe como
lmite, imposibilidad y, en otros, como perfeccin.
El silencio es lmite en:
"Llego, si vengo
(...)
con amor y sin palabra"
("Encargo a Blanca", p. 15)
A la inversa, el silencio no impide la comunicacin plena:
"Marchbamos sin palabra,
la mano dada a la mano
Notas
[1] La investigacin en torno a este problema ha estado en mi reflexin a partir del ao 1985 y algunos
resultados han sido parcialmente publicados. As, sobre el consistir del poema, vase: "Hacia la
determinacin del "Arte potica" de Gabriela Mistral. Eb: Revista Chilena de Literatura, N 26, 1985.
Respecto del origen del poema: "Hacia la determinacin del "Arte potica" de Gabriela Mistral: El origen
del canto potico". En Revista Chilena de Literatura, N 29, 1987. En relacin a Lagar: "Aproximaciones
al Libro Lagar de Gabriela Mistral". En Revista Chilena de Literatura, N 32, 1988.
[2] Mignolo, Walter: "El Metatexto Historiogrfico y la Historiografa Indiana" En: M.L.A., Vol. 96, by Johns
Hopkins Press, 1981, Elementos para una teora del texto literario, Barcelona, Ed. Crtica, 1977.
[3] "El Metatexto..." p. 361.
[4]
[5] Se registrar slo algunos casos que permitan ilustrar cada situacin.
[6] Nombre probablemente recogido de las composiciones musicales homnimas.
[7] Infra, I, p. 6
[8] Paz, Octavio. Los hijos del limo. Del romanticismo a la vanguardia. Barcelona, Seix Barral, 1974, p.
209.
[9] El subrayado es mo y as se har en adelante en los textos citados.
[10] Vase Riffaterre Semantic overdetermination in Poetry. En P.T.L. A Journal for Descriptive Poeties
and Theory of Literature, Holanda, North Holland Publushing Company, 1977.
[11] Cirlot, Juan Eduardo: Diccionario de Smbolos Tradicionales. Barcelona, Luis Miracle Editor, 1958, p.
148.
[12] Es preciso, sin embargo, tener presente que don y gracia no estn en la poesa mistraliana referidas
en forma exclusiva al don potico. Estn unidas tambin a otra forma de contacto con el misterio que se
revelar por momentos en el reconocimiento de la propia identidad y destino. As entre otros, en el
poema "Beber" (p. 92), en los "Himnos Americanos" (p. 67 y ss.) hay voces que pertenecen a un mbito
sagrado que llaman al hombre y lo orientan al cumplimiento de su destino: "Y en un relmpago yo supe/
carne de Mitla ser mi casta" ("Beber", Tala, p. 42).
[13] Platn, Fedro, Buenos Aires. Aguilar 1953, p. 69.
Madrid, Ediciones Ibricas Vol. I,, 1962.