El Trabajo Terapéutico Con La Familia: Una Perspectiva Dialógica Centrada en La Persona
El Trabajo Terapéutico Con La Familia: Una Perspectiva Dialógica Centrada en La Persona
El Trabajo Terapéutico Con La Familia: Una Perspectiva Dialógica Centrada en La Persona
Psicotera-
terapia, PERSONA Y
Psicoterapia,
Psicoterapia, PERSONA Y
Psicote-
Psicotera-
PERSONA
y Psicoterapia
Introduccin
El presente escrito busca hacer una profundizacin
de la aplicacin de la terapia centrada en la persona al
trabajo teraputico con la familia. Se presenta la teora del
cambio teraputico postulada por Rogers (1951, 1961) a
la vez que se describen las condiciones necesarias y suficientes del proceso teraputico, pero aplicadas a la familia. De la misma manera se trata de integrar los desarrollos
conceptuales y prcticos elaborados por algunos tericos
centrados en la persona y experienciales. (Barrett-Lennard, 2005; Boisvert and Johnson, 2002; Cain and Seeman,
2002; Gaylin, 2001, 2008; Goldman y Greenberg, 2008;
Greenberg, y Johnson, 1994; OLeary, 1999, 2008; Tausch y
Tausch, 1986; Seeman, 2008; y Worsley, 2006, 2008).
En este sentido, y estableciendo una diferencia con
las corrientes estructurales, psicodinmicas, intergeneracionales y orientadas a la solucin, este escrito busca
profundizar y entender: Qu puede aportar el enfoque
centrado en la persona al entendimiento de los conflictos en la familia? Cmo acta la tendencia actualizante
o formativa en la familia en conflicto? Y, tal vez todava
ms importante, qu puede aportar a la solucin de los
problemas, al enriquecimiento de la vida familiar o a una
convivencia dirigida a la plenitud de sus miembros esta
forma de trabajo teraputico con la familia?
Finalmente, este trabajo hace un nfasis particular
en la dimensin relacional del trabajo teraputico con la
familia (Barrett-Lennard, 2007, 2009; Barrett-Lennard y
Motschnig, 2010; Cox, 2009; Daz, 2010; Friedman, 1983,
1985; Mearns y Schmid, 2006; Moustakas, 1994; Riego
de Moine, 2010; Rispo, 2002; Schmid, 2006; Snyder, 2002;
Tillich, 1961; Ure, 2001; Van Kaam, 1966).
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El contacto psicolgico
La primera de las condiciones propuestas por
Rogers establece que dos personas se encuentren en
contacto psicolgico. Es decir, que una de ellas, en este
caso el facilitador, puede hacer una diferencia significativa en el campo perceptual de la persona o familia.
Esta condicin implica que poco a poco se va
construyendo un entramado relacional entre el facilitador y cada uno de los miembros de la familia. Relacin
caracterizada en este primer momento por un acercamiento fenomenolgico y un respeto a la experiencia
vivencial de las personas y del sistema como un todo.
En el caso del trabajo con una familia, el contacto se debe hacer con cada uno de los miembros de la
familia, atendiendo a la forma particular que cada uno
de ellos tenga en ese momento para ir estableciendo o
construyendo este tipo de vinculacin o contacto.
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PERSONA y Psicoterapia
tad o dilema que no han podido resolver y que les genera malestar o sufrimiento.
Adems de lo anterior, tambin pueden experimentar incomprensin, ansiedad, enojo, frustracin, depresin o una serie de sentimientos que muchas veces
no terminan resolvindose, y estancan el proceso de
desarrollo constructivo en la familia. (Goldman y Greenberg, 2008; Greenberg y Johnson, 1994; y, Greenberg y
Paivio, 2000).
Tal como Karl Jaspers (1955) lo establece: llegamos a ser lo que somos a travs de una comunidad de
mutua comprensin. No puede existir un ser humano
que sea ser humano a travs del aislamiento o del individualismo (p. 205).
De ah la importancia de la experiencia vivencial
de sentirse plenamente entendido por otro, y en forma
gradual desarrollar o crecer en auto-empata, es decir,
en la capacidad de poder mantener una postura de un
profundo entendimiento, aceptacin y respeto de las
propias experiencias, sean las que fueren. Habra que
recordar que el hecho fundamental de la existencia
humana es el ser humano con el ser humano, el dilogo
genuino de persona a persona (). Entrar en relacin
slo es posible a travs de la confirmacin mutua en
la que una persona reconoce al otro en su unicidad
(Friedman, 1983, p. 29).
El lugar y la importancia del otro en este proceso
es de carcter fundamental ya que cuando la presencia
de otro la llego a percibir, puede nutrir mi ser interno:
me puede descubrir, permitindome ser ms plenamente yo (Marcel, 1960, p. 212). Es decir, que la empata
como proceso relacional de encuentro y entendimiento
con el otro, ayudara a destrabar o facilitar un movimiento constructivo en el sistema familiar (Cooper, OHara,
Schmid y Wyatt, 2007; Mearns y Schmid, 2006).
En palabras de Rispo y Signorelli (2005) si un ser
humano decide abrirse a otro como intimidad, lo har
cuando exista otro ser humano que lo pueda contener
de manera afectiva. Si alguien puede cambiar algo de las
estructuras rgidas, ser porque existe un clima creado
entre ambos, del cual participan con una autntica vinculacin amorosa (p. 168).
De lo anterior se desprende la importancia fundamental que en este proceso, que puede ser vivido como
lleno de conflicto e incomprensin, tiene el percibir al
otro como tratando de entender y de sentirse conectado
afectivamente al otro (Tausch y Tausch, 1986).
Para algunos autores existencialistas como
Tillich, el proceso teraputico no puede ser una
va unilateral sino un encuentro genuino. Desde el
punto de vista existencial establece que la experiencia teraputica puede tornarse viva y transformadora slo si es un acompaamiento genuino ofrecido en una actitud de entendimiento y aceptacin
(Colm, 1967, p. 274).
Otra tarea del facilitador, aparte de entrar en contacto y entender el mundo interno de los miembros de
la familia, sera el acercarse tentativamente y percibir
la forma de los vnculos o el entramado relacional en la
familia. Por ejemplo, si el facilitador ha podido captar
los significados y sentimientos de Juan y tambin los de
Susana, este tipo de comprensin emptica tambin se
dirigira al vnculo o relacin entre Juan y Susana, que
cualitativamente sera distinto a ellos, considerados
individualmente. Aqu, la empata se dirige a sus experiencias personales, pero tambin al nosotros que se va
formando y reorganizando entre ellos.
La dignidad del otro
Esta actitud implica un respeto y una valoracin no
condicionada del otro. Es entender que mas all de las
ideas, concepciones o posturas que el otro pueda tener,
se encuentra por encima de todo esto su calidad de persona y de ser nico y distinto.
En el caso de la familia, qu sucede con el respeto al otro y a su dignidad, cuando se atraviesa por una
etapa llena de conflicto, incomprensin y falta de apertura a como el otro ve la situacin?
Desde la teora sistmica centrada en la persona
(Cornelius-White y Kriz, 2008) la actitud de aprecio positivo incondicional se ve claramente en la valoracin
que se hace del sistema para encontrar por s mismo sus
propias soluciones y evitar la bsqueda o imposicin de
soluciones externas al sistema mismo. Esta actitud de
plena aceptacin del otro por parte del facilitador genera un proceso gradual dirigido hacia la auto-aceptacin
y la reorganizacin del self (Armenta, 2003; BarrettLennard, 2005; Gaylin, 2001; y Mearns and Cooper, 2005,
Tausch y Tausch, 1986).
Igualmente esta actitud clida y receptiva del facilitador puede propiciar que haya poco a poco un encuentro entre los miembros de la familia, muchas veces
incierto, doloroso o tentativo, pero que finalmente les
permite nuevas formas de ser y de participar en la vida
familiar. De alguna manera, es la experiencia de sentirse
aceptado por los otros lo que parece ser la dinmica
esencial en un proceso de sanacin (Berkow y Page,
1994, p. 122).
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La ltima de las condiciones de la terapia establece que el cliente perciba, aunque sea mnimamente, la aceptacin y empata del terapeuta. A menos
que estas actitudes se hayan comunicado y percibido,
el proceso de la terapia no puede desenvolverse y se
estanca.
En el caso del trabajo con la familia, esta condicin de la percepcin, tanto de la comprensin
emptica y aceptacin del facilitador como del entendimiento vivido por parte de los otros miembros
de la familia, va a generar un proceso de cercana y
de apertura a la realidad de las otras personas, y por
lo tanto un proceso dialgico, aunque tentativo, no
constante, pero siempre facilitador de procesos de
mayor congruencia y de un sistema con una auto organizacin ms funcional.
Tal como Barrett-Lennard (2007) lo expresa, las
relaciones de ayuda con un fuerte nfasis experiencial-relacional son sumamente sensibles a la experiencia y el significado sentido en la conciencia personal,
pero surgen del mundo vivido, mundo constituido en
la interrelacin (p. 190).
A manera de conclusin
Finalmente podemos establecer que tanto la investigacin reciente que se ha realizado sobre las condiciones necesarias y suficientes del cambio teraputico
(Barrett-Lennard y Motschnig, 2010; Bohart y Tallman,
1999; Cain and Seeman, 2002; Davenport y Pipes, 2004;
Duncan, Rusk y Solovey, 1992; Haugh y Paul, 2008)
as como la implementacin de dichas condiciones al
trabajo teraputico con la familia, (Gaylin, 2001, 2008;
Johnson y Moser, 2008; OLeary, 1999, 2008) confirman
su efectividad y la generacin de cambios y procesos de
una mayor funcionalidad tanto en los integrantes como
en el sistema familiar como un todo.
Aunado a esto, agregamos que los aspectos dialgicos o relacionales de este tipo de trabajo teraputico
con la familia pueden integrarse a la teora centrada en
la persona, (Cox, 2009) sin modificar sustancialmente las
condiciones, sino enriqueciendo ciertos elementos del
proceso teraputico.
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