¿Nos Encontramos Ante La Quinta Oleada Del Terrorismo Internacional?

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02/2016

19 de enero de 2016

Emilio Snchez de Rojas Daz

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NOS ENCONTRAMOS ANTE LA


QUINTA OLEADA DEL TERRORISMO
INTERNACIONAL?

NOS ENCONTRAMOS ANTE LA QUINTA OLEADA DEL TERRORISMO


INTERNACIONAL?
Resumen:
Tras la muerte de Bin Laden se percibe una clara decadencia de Al Qaeda y la aparicin de una forma
de terrorismo que nos recuerda, por su violencia, a la de los peores momento de la dcada de los
aos noventa. Esta nueva forma de terrorismo y la ineficacia de la respuesta de los pases
occidentales ante el mismo, podra ser indicadora de cambio ms profundo, del comienzo de una
nueva oleada. Empleando la propuesta de anlisis cclico de la violencia terrorista por oleadas
aportada por Rapapport1, se realiza un estudio anlisis de los pros y contras de esta afirmacin,
siguiendo los criterios de Kaplan2, para llegar a la conclusin de que si bien no en estado puro, nos
encontraramos ante un cambio generacional una nueva oleada- en el terrorismo internacional.

Abstract:
After the death of Bin Laden a clear decline of Al Qaeda and the emergence of a form of terrorism
that reminds us, by its violence, the worst moment of the decade of the nineties is perceived. This new
form of terrorism and the ineffective response of Western countries before it, could be indicative of
deeper change, the start of a new wave. Using the proposed cyclical analysis of terrorist violence in
waves provided by Rappaport, an analysis of the pros and cons of this assertion study is conducted
following Kaplan criteria, to conclude that while not pure, we would be before a -new wave-, a
generational change in international terrorism.

D. RAPOPORT, The Four Waves of Rebel Terror and September 11 Anthropoetics - The Journal of
Generative Anthropology [en lnea], VIII (I), 2002), [consulta 2015-01-10] ISSN 1083-7264 Disponible en :
http://www.anthropoetics.ucla.edu/
2
KAPLAN, J. Terrorisms Fifth Wave: A Theory, a Conundrum and a Dilemma. Perspectives on Terrorism Vol 2,
No 2, (2008). ISSN 2334-3745

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Palabras clave:
Terrorismo internacional, cuarta oleada, quinta oleada, Al Qaeda, DAESH, Boko Haram, autores,
victimas, audiencia.

Keywords:
International terrorism , fourth wave , fifth wave , Al Qaeda , DAESH , Boko Haram , authors, victims ,
audience.

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INTRODUCCIN
En los ltimos aos, y particularmente tras la eliminacin de Osama Bin Laden se ha
producido una decadencia en Al Qaeda y un cambio importante en la forma de operar de
muchos grupos terroristas que venamos calificando como salafistas yihadistas. La violencia
extrema, la estrategia en tres frentes diferentes la ocupacin y control del terreno y la
explotacin local como medio de financiacin, junto con la explotacin de la propaganda,
especialmente en las redes sociales son algunos de estos aspectos. Parece como si fuera un
fenmeno nuevo que aterroriza a la comunidad internacional, dando lugar a situaciones que
rayan el pnico institucional.
Para muchos de los expertos de nuevo cuo, se tratara de una forma de terrorismo
totalmente nueva; a los que expertos llevan ms tiempo estudiando el islamismo militante,
les recuerda a grupos como Al- Gamaa Al-Islamiyya en Egipto o al sanguinario GIA en Argelia
en cuanto a la forma de emplear el terrorismo. Como en el caso del califato de DAESH, estos
grupos trataron de crear emiratos que controlaran territorios donde imponer la ley islmica,
aplicando la hisba (ordenar el bien y prohibir el mal).
Se pueden identificar unos principios ideolgicos comunes a todas las lneas doctrinales
islamistas
a) El deseo de restaurar la grandeza originaria del islam tanto en el mbito espiritual
como temporal;
b) El re islamizar las sociedades musulmanas a partir de lo que definen como ortodoxia;
c) La aspiracin de que las estructuras polticas sean islmicas y velen por la creacin de
un entorno acorde a los principios religiosos;
d) El deseo de lograr la unin de todos los musulmanes; y
e) La voluntad de extender el islam a todo el planeta3
La hibridacin entre grupos terroristas y grupos de delincuencia transnacional organizada es
un aspecto emergente. Ciertos grupos terroristas como las FARC, o Hezbollah- emplean o
se benefician de diversas actividades delictivas, que van desde los trficos a la extorsin o los
secuestros para financiarse, mientras que grupos de delincuencia transnacional organizada
como los Zeta o el cartel de Sinaloa- emplean el terror para imponer un control territorial.
Los lmites se han difuminado y las actividades se solapan.
Viendo los secuestros de nias, las decapitaciones y otros horrores televisados globalmente
y la soltura con la que se realizan crueles atentados en el corazn de Europa, se puede
concluir que la oleada actual de terrorismo est dirigida especialmente a la audiencia. La

JORDN, J. (2005). El terroprismo islamista en Espaa. En A. BLANCO, R. DEL AGUILA, & J. M. SABUCEDO,
Madrid 11-M: un anlisis del mal y sus consecuencias (pgs. 79-112). Madrid: Trotta, S.A.

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maestra en el empleo de las imgenes para aterrorizar a la audiencia global, con el apoyo
incondicional de la prensa occidental, y su capacidad de captacin de jvenes musulmanes
de tercera generacin sin una identidad clara y a veces poco integrados es otro de sus
objetivos.
La pregunta fundamental: nos encontramos ante una nueva oleada la quinta- del
terrorismo internacional? Es un fenmeno nuevo o una combinacin de las anteriores
oleadas?, y si es as que antecedentes tenemos, y que mtodos se han utilizado en el pasado
para derrotarlo.
Brian Jenkins - director del programa de seguridad y conflicto sub-nacional de la RAND
Corporation - en una entrevista concedida en 1988 afirma lo siguiente los terroristas
prefieren mucha gente observando atentamente a mucha gente muerta4, subrayando el
fuerte carcter comunicativo de la violencia terrorista y la existencia de una tendencia en el
sentido ms amplio.5 James Woolsey, exjefe de la CIA afirmaba en 1994
Los terroristas de hoy no quieren un lugar en la mesa, lo que quieren es destruir la
mesa y a todo el mundo que se sienta en ella. 6
Hoy podramos decir que grupos como DAESH quieren a la mesa y controlar a todos los que
se sientan en ella. Algo ha cambiado.

PERO ESTAMOS DE ACUERDO EN QUE ENTENDEMOS POR TERRORISMO?


Resulta ms fcil sealar los defectos en los usos existentes del trmino que llegar a una
definicin que sea a la vez lo suficientemente amplia y til para la investigacin acadmica7.
Comparando dos definiciones acadmicas diferentes. La primera - muy larga - parece ms
una descripcin que una definicin:
El terrorismo es un mtodo inspirado en la ansiedad producida por las acciones
violentas repetidas empleados por individuos, grupos o actores no estatales (semi)
clandestinos, por motivos idiosincrticos, criminales o polticos, por lo que - en contraste
con el asesinato - los objetivos directos de la violencia no son los principales objetivos.
Las vctimas humanas inmediatas de la violencia se eligen generalmente al azar
(objetivos de oportunidad) o selectivamente (objetivos representativos o simblicos) a
4

http://www.lib.uci.edu/quest/index.php?page=jenkins
RANSTORP, M. Introduction: Mapping Terrorism Research Challenges and Priorities. En Mapping
Terrorism Research. State of the Art, Gaps and Future Direction, de M. RANSTORP, (2006), 2-24. Estocolmo:
Routlege,.
6
The
Newyorker,
what
terrorists
want
Nicholas
Lemann
october
29,
2001
http://www.newyorker.com/archive/2001/10/29/011029fa_FACT1
5

LIZARDO, O., Defining and Theorizing Terrorism: A Global Actor-Centered Approach Journal of WorldSystems Research, 2008, Vol.XIV (2), pp. 91-118, ISSN 1076-156X, p.91.

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partir de una poblacin objetivo, y sirven como generadores de mensajes. Los procesos
de comunicacin basados en amenaza y violencia entre, terroristas (organizacin),
vctimas(en peligro), y los principales objetivos se utilizan para manipular el principal
objetivo (audiencia (s)), convirtindolo en un objetivo de terror, de demandas o de
atencin, dependiendo de si se busca principalmente la intimidacin, la coercin o la
propaganda 8
Esta definicin de Schmid fue compuesta a partir de las contestaciones que recibi de los
acadmicos a los que se remiti un cuestionario. Los encuestados haban generado
inicialmente 109 definiciones distintas. Estas ltimas consistan en veintids elementos
definitorios que Schmid clasificara por el orden de frecuencia con que aparecan en los
cuestionarios. La definicin refleja diecisis de estos veintids elementos definitorios.
En la definicin se pueden identificar los tres agentes esenciales en el terrorismo: los
autores, las vctimas, y la audiencia. La forma en que se contemplen estos agentes, permite
caracterizar una determinada definicin de terrorismo9.

En relacin con los autores, las definiciones difieren en si incluyen o no el terrorismo


denominado de Estado, o solamente el producido por los actores sub-nacionales, y si la
violencia patrocinada indirectamente por el Estado podra calificarse como terrorismo.
En relacin con las vctimas, las definiciones de ciertos investigadores, responsables
polticos y ciertas definiciones legales, consideran que tan slo los atentados contra no
combatientes constituyen terrorismo; para otros, solo se trata de una caracterstica
general del terrorismo; para algunos otros incluyen los ataques contra militares
dependiendo del contexto en que se producen, por ejemplo, las fuerzas armadas que no
estn participando activamente en el combate, o en tiempo de paz; pero la mayor parte
de los expertos parecen aceptar que el terrorismo puede implicar ataques contra todo
tipo de objetivos, independientemente del estado o no de combate.
En cuanto al tercer componente de la definicin la audiencia- hay un acuerdo
generalizado de que el terrorismo implica una dimensin psicolgica, ya sea acentuando
su papel de inspirador de ansiedad que induce al miedo, o su focalizacin en cierto
tipo de vctimas directas, como portadores de mensajes indirectos para un pblico
mucho ms amplio 10 (SANDLER 2014).

SCHMID, A., JONGMAN, A. Political Terrorism. Piscataway, NJ:: Transaction Publishers., 2005, ISBN
9781412815666, p.28.
9
Para un estudio sobre la influencia de la definicin de terrorismo ver Terrorism: A review of differences in
definition
en
http://www.crisis.acleddata.com/a-review-of-tactics-by-officially-designated-terroristorganisations/
10
SANDLER, T The analytical study of terrorism: Taking stock Journal of Peace Research (2014) 51 (2), 257271, ISSN: 0022-3433

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Para obtener la segunda definicin, se buscaron las definiciones en las tres principales
revistas profesionales en el mbito del terrorismo. Los autores propusieron una definicin
de consenso basado en el mnimo comn denominador:
El terrorismo es una tctica polticamente motivada que implica la amenaza o al uso de
la fuerza o la violencia en la que la bsqueda de la publicidad juega un papel
importante.11 (WEINBERG, PEDAHZUR y HIRSCH-HOEFLER 2004).
Sin duda esta definicin identifica a la audiencia como el actor principal.

LAS CUATRO OLEADAS DEL TERRORISMO


Pero como decamos, el terrorismo no es un fenmeno nuevo. Aunque la historia del
terrorismo moderno no tiene necesariamente que afectar al desarrollo actual futuro del
fenmeno, lo cierto es que muchos de las pautas que actualmente siguen grupos como Boko
Haram o DAESH han sido empleadas en el pasado, por lo que su estudio es esencial para
conocer su desarrollo e identificar posibles polticas contra y anti terroristas. En mi opinin
anlisis cclico de la violencia terrorista propuesto por Rapoport, es un buen punto de
partida.
La propuesta de anlisis cclico de la violencia terrorista aportada por Rapoport es
indisociable de los grandes cambios producidos en las organizaciones estatales y en la
estructura socioeconmica de las comunidades humanas. La dinmica cclica, que pasa por
fases de movilizacin y de desmovilizacin, sera el resultado de la interaccin entre las
organizaciones, las autoridades, los movimientos y los grupos de inters12
Sydney Tarrow plantea una dinmica cclica de movilizacin colectiva en tres estadios: Una
fase ascendente, que se produce cuando a la gente que viene sufriendo agravios desde hace
tiempo, se le imponen nuevas injusticias, o cuando aumentan las oportunidades para actuar
por la presencia de un clima poltico menos coactivo. Se produce entonces un aumento
acelerado de las demandas iniciales, que tiene tres efectos en el campo poltico:

genera nuevas oportunidades de protesta al demostrar la vulnerabilidad de las


autoridades a estas reivindicaciones;
estimula las oportunidades para la accin colectiva al reducir sus costes para otros
actores, lo que permite el incremento de la contestacin, y

11

WEINBERG, LEONARD, AMI PEDAHZUR, y SIVAN HIRSCH-HOEFLER. Op. Cit.


E. GONZALEZ CALLEJA, Las oleadas histricas de la violencia terrorista, Revista de Psicologa Social, Vol. 24
(2), 2009, p. 119-137, ISSN0213-4748
12

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todo ello amenaza los intereses del Estado y de los grupos competidores por el
mismo espacio poltico13.

En esta etapa, la violencia sufre un notable incremento, ya que la entrada de un nuevo


miembro en la comunidad poltica tiende a producir confrontacin, porque los competidores
por los mismos recursos se mostrarn dispuestos a resistir con todos los medios a su
alcance, porque los aspirantes tendern a reforzar sus demandas con el uso de la fuerza, y
porque cada uno define la accin del otro como ilegtima y por tanto necesitada de medios
justificados y extraordinarios de coercin14 (TARROW 1989) .
En la etapa intermedia se llega al punto culminante de la movilizacin, que parece
contagiarse al conjunto de la sociedad. El conflicto entre grupos se hace intenso y
generalizado: se agudiza la inestabilidad de la lite, se conciertan coaliciones objetivas o
explcitas entre los diversos actores, pero tambin aumentan el resentimiento y el
antagonismo por la obtencin del respaldo popular u otros recursos de poder15.
En la fase descendente del ciclo, las innovaciones tcticas planteadas para prolongar la
dinmica de la protesta conducen al recrudecimiento de los choques violentos y de la
represin, y stos al desaliento. La gente comienza a disentir, no slo sobre el contenido de
la accin colectiva, sino sobre la legitimidad de la misma. Todo ello desanima la accin, y
obliga a los movimientos que persisten en la protesta al margen de los movimientos sociales
de referencia a adoptar actitudes militantes cada vez ms extremadas y violentas 16.
Para David C. Rapoport, La oleada anarquista, representa la primera experiencia de
terrorismo global o verdaderamente internacional en la historia. Fueron continuadas por
tres expresin similares, consecutivas, y a veces superpuestas: la oleada anticolonial que
se iniciara en la dcada de 1920 y dur cerca de cuarenta aos; la oleada de la nueva
izquierda, que disminuira sensiblemente a finales del siglo XX, dejando un cierto nmero
de grupos activos; y por ltimo la oleada religiosa que surgira en 1979, y que si
aplicramos el patrn de las tres oleadas predecesoras, habra desaparecido para el ao
2025, momento en que emergera una nueva oleada.17
Que es una oleada, se pregunta retricamente Rapapport:
Es un ciclo de actividad en un periodo de tiempo dado, caracterizado por unas fases de
expansin y de contraccin. Una caracterstica fundamental de la oleada es su carcter
internacional; actividades similares ocurren en distintos pases, y adems son impulsadas
13

TARROW, S. (1989).Democracy and Disorder: Protest and Politics in Italy, 1965-1975, Oxford: Oxford
University Press, ISBN-978-0198275619
14
Ibid
15
Ibid.
16
TARROW, S., Ibid
17
RAPOPORT, C.D. Op. Cit. p 47

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por una energa predominante similar que la da forma y caracteriza las relaciones entre
los grupos participantes.
Como sus propios nombres sugieren, cada una de las oleadas Anarquista, anticolonial,
de la nueva izquierda y religiosa-, se veran impulsadas por una energa diferente.18
Las primeras tres oleadas duraron aproximadamente entre 40 y 45 aos; si bien la de "la
nueva izquierda" se abreviara algo. El patrn parece adaptarse al ciclo de la vida humana,
donde los sueos que inspiraron a los padres, pierden su atractivo para los hijos.
Normalmente, las organizaciones se desgastan antes que lo haga la oleada, aunque a veces
una organizacin puede sobrevivir a su oleada asociada19.
Cada oleada da lugar a obras importantes que reflejan las propiedades especiales de la
misma, y que contribuyen al moderno esfuerzo comn de formular una ciencia del terror.
Si se compara el Catecismo Revolucionario de Nechaev con el Manual de instruccin
que escribi Bin Laden para Al-Qaeda, de ambos se desprende un empeo principal:
aprender tanto de las experiencias propias, como de las de amigos y enemigos. Entre las
obras de Nechaev y bin Laden, podemos encontrar la Guerra de Guerrillas de Gerorge
Grivas, o el Mini Manual de la Guerrilla Urbana de Carlos Marighela, correspondientes a la
segunda y tercera oleada, respectivamente20.

PRIMERA OLEADA
El terrorismo anarquista fue el que ms contribuy a que en el conjunto de Occidente se
difundiera el temor ante ese nuevo fenmeno terrorista, y ya en el ao 1898 se celebr en
Roma una conferencia internacional para abordarlo. Esa conferencia se denomin antianarquista, porque en aquellos momentos, anarquismo y terrorismo eran trminos casi
sinnimos para unos gobiernos y una opinin pblica que compartan la inquietud por la
sucesin de atentados inspirados por la ideologa crata.21
El momento culminante de la primera oleada se produce en los aos 90 del siglo XIX, en la
llamada edad de oro del asesinato- cuando monarcas y primeros ministros eran abatidos,
uno tras otro, generalmente por asesinos que se movan con agilidad a travs de las

18

Ibd.
D. RAPOPORT, The Four Waves of Rebel Terror and September 11 Anthropoetics - The Journal of
Generative Anthropology [en lnea], VIII (I), 2002), [consulta 2015-01-10] ISSN 1083-7264 Disponible en :
http://www.anthropoetics.ucla.edu/
20
D. RAPOPORT, The Four Waves of Modern Terrorism, Ibid, p.49.
21
AVILS, J. Nacimiento del terrorismo en occidente. Anarqua nihilismo y violencia revolucionaria. Madrid:
Siglo XXI de Espaa, 2009 , ISBN 978-8432313103, p.ix
19

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fronteras internacionales22. Teodoro Roosevelt aprovecho la ocasin para lanzar el primer


esfuerzo internacional para eliminar el terrorismo:
La anarqua es un crimen contra toda la raza humana, y toda la humanidad debera
unirse contra los anarquistas. Sus crmenes deben ser convertidos en crmenes contra las
leyes de las naciones, como la piratera o esa forma de apropiacin de hombres conocida
como la trata de esclavos; porque es una infamia mucho ms negra que cualquier otra.
As debera ser declarada por todos los tratados entre las potencias civilizadas. Esos
tratados daran al gobierno federal el poder de hacer frente a la delincuencia. Teodoro
Roosevelt, Primer Mensaje Anual, 03 de diciembre 1901
La primera gran oleada de terrorismo, no fue exclusiva mente anarquista. En ella
desempearon un papel importante los narodniki rusos y algunos grupos nacionalistas,
como los irlandeses.23

SEGUNDA OLEADA
La segunda oleada, comenzara en la dcada de 1920, pero se arraig en las postrimeras de
la Segunda Guerra Mundial, y se vio impulsada por el objetivo de la liberacin nacional. El
terrorismo, a veces, se utiliza en el marco de la guerra de guerrillas, como en la lucha Viet
Minh contra el dominio francs, y otras veces como la forma dominante de la violencia,
como ocurrira en Argelia y en la Palestina controlada por los britnicos24. El propsito del
terrorismo durante la Segunda oleada era conseguir la independencia nacional de las
potencias coloniales europeas25.
Tras la conclusin de la Primera Guerra Mundial, el Tratado de Paz de Versalles, desat la
esperanza anticolonial Los imperios de los estados derrotados (en su mayora en Europa)
se dividiran mediante la aplicacin del principio de la libre determinacin. Cuando la
independencia no era factible de forma inmediata, los territorios se convertiran en
mandatos cuyo destino, en ltima instancia, era ser independientes. Pero los vencedores
no podan defender estos principios sin plantear dudas sobre la legitimidad de sus propios
imperios. El IRA surgi en la dcada de 1920, y los grupos terroristas se desarrollan en todos
los dominios imperiales, excepto la Unin Sovitica despus de la Segunda Guerra Mundial.
Emergen nuevos estados -Irlanda, Israel, Chipre, Yemen, Argelia.26

22

D. RAPOPORT, The Four Waves of Modern Terrorism, op. cit.p.52.


AVILS, J. Op. Cit. p.ix
24
ARON, R. Paix et guerre entre las nacions. Paris: Calmann Levi, 1962.
25
WEINBERG, L.; EUBANK, W. An End to the Fourth Wave of Terrorism?, Studies in Conflict & Terrorism, 33: 7,
2010, 594 602, ISSN: 1057-610X, p.595
26
D. RAPOPORT, The Four Waves of Rebel Terror and September 11, Op. Cit.
23

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Las tcticas de la segunda oleada difieren de los de la primera en algunos aspectos. Los
robos a bancos fueron menos comunes, en parte porque las fuentes de la dispora
aportaron esta vez ms dinero. Lo ms llamativo fue la leccin aprendida de que asesinar a
figuras polticas prominentes era a menudo contraproducente, y solamente se produjeron
unos pocos ataques contra dichas personas. El martirio, a menudo vinculado al asesinato de
personas prominentes, tambin pareca menos importante. La nueva estrategia consista
primeramente en eliminar, por medio de asesinatos sistemticos, a la polica, los ojos y los
odos de un gobierno. Las unidades militares los reemplazaran, pero seran demasiado
inexpertos como para hacerlos frente sin producir atrocidades en sus respuestas, lo que
aumentara el apoyo social para los terroristas. Si el proceso de atrocidades y contraatrocidades estaba bien planeado, jugaba casi siempre a favor de aquellos percibidos como
dbiles y sin alternativas.27
Las organizaciones de la segunda oleada entendieron que necesitaban un lenguaje nuevo
para describirse, porque el trmino terrorista haba acumulado tantas connotaciones
negativas que aquellos que se identificaban como terroristas tenan que soportar un lastre
poltico. El grupo israel Lehi fue el ltimo grupo en auto-identificarse como terrorista. Begin,
lder de Irgun - el grupo sionista rival de Lehi- describa a su gente como luchadores por la
libertad, luchando contra el terror del gobierno28.

TERCERA OLEADA
La tercera oleada surgira durante la dcada de 1960 y continuara hasta la dcada de 1980.
Los que optaron por la violencia terrorista en este periodo la destinaron tanto a la revolucin
social como a la autoafirmacin nacional. Las guerrillas urbanas en Uruguay, Brasil,
Argentina y Venezuela trataron de derrocar al sistema capitalista imperante. Al mismo
tiempo, grupos revolucionarios relativamente pequeos (por ejemplo, la Fraccin del
Ejrcito Rojo alemn, las Brigadas Rojas italianas, Ejrcito Rojo Unido japons, el Weather
Underground) participan en intentos para derrocar el capitalismo en las prsperas
democracias industrializadas de Europa Occidental, Japn y los Estados Unidos.29
El separatismo nacional no haba desaparecido de la escena, como ilustra su evolucin en
Irlanda del Norte y el Pas Vasco. Entre 1960 y 1980 las organizaciones agrupadas bajo el
paraguas de la Organizacin de Liberacin de Palestina (OLP) a menudo justifican sus
esfuerzos para destruir el Estado de Israel en trminos de liberacin nacional o pan-rabe, y

27

D. RAPOPORT, The Four Waves of Rebel Terror and September 11, Ibid. (D. C. RAPOPORT 2002)
D. RAPOPORT, The Four Waves of Modern Terrorism, op. cit.p.54.
29
WEINBERG, L.; EUBANK, W. An End to the Fourth Wave of Terrorism?, op. cit., p. 595
28

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como parte de una lucha internacional ms amplia de los revolucionarios del tercer mundo
para eliminar los restos del imperialismo occidental.30
El principal evento que estimula la oleada de la la nueva izquierda, fue la agonizante
guerra de Vietnam. La eficacia del armamento primitivo del VietCong contra la moderna
tecnologa Norteamericana reavivaran las esperanzas de los radicales sobre la
vulnerabilidad de que el sistema contemporneo. Cuando finaliza la guerra de Vietnam en
1975, la OLP reemplazara al VietCong como modelo heroico, La OLP nace tras el colapso de
los ejrcitos rabes en el ao 1967, durante la guerra de los "seis das", y su existencia y
persistencia dio credibilidad a los que defendan que Israel solo podra ser expulsada por
medio del terror. 31
La primera y tercera oleada tiene ciertas semejanzas:

La mujer recupera el papel, como lder o como combatiente, que haba perdido
durante la segunda oleada.
Los objetivos espectaculares, comparables a los de la primera oleada, sustituyen a los
objetivos militares preferidos durante la segunda (como los secuestros
internacionales).
Proliferacin de los secuestros, como mtodo de financiacin, o de obtencin de
determinadas demandas. El ms espectacular fue el secuestro y asesinato de Aldo
Moro por parte de las Brigadas Rojas en 1979.
Se recupera la prctica abandonada de asesinar figuras prominentes. Como el
asesinato de Carrero Blanco en 1973.32

Pero la lgica de la primera y la tercera oleada era diferente. Una vctima de la primera
oleada de terrorismo era asesinada porque ostentaba un cargo pblico. Los asesinatos de la
nueva izquierda eran a menudo castigos. El asesinato del primer ministro de Jordania y el
intento de asesinato contra el rey Husein por parte de Septiembre negro, se produce porque
el rey y el primer ministro jordanos haban expulsado a la OLP de su pas tras una cruel
batalla. 33
En los aos ochenta e inicios de los noventa se producira un declive general de las acciones
terroristas. Los grupos de extrema izquierda y derecha desaparecen casi por completo del
panorama poltico europeo, y se modera la furia del terrorismo nacionalista-separatista con
las negociaciones de paz en Irlanda y el Pas Vasco, y el proceso de paz en Oslo.34

30

D. RAPOPORT, The Four Waves of Modern Terrorism, Ibid.


D. RAPOPORT, The Four Waves of Modern Terrorism, Op. Cit.p.56.
32
Ibid., p.56-7.
33
Ibid., p.57.
34
E. GONZALEZ CALLEJA, Las oleadas histricas de la violencia terrorista, Op.Cit.
31

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LA CUARTA OLEADA. LA OLEADA RELIGIOSA


Dos acontecimientos importantes estimularon la aparicin cuarta oleada del terrorismo
moderno a finales de la dcada de los aos 70 del siglo XX. En primer lugar, la revolucin
iran del ao 1979-1980, que culmin con el establecimiento de una teocracia islmica bajo
la direccin del ayatol Jomeini; En segundo lugar, la decisin en el ao 1979 de los
soviticos de proporcionar ayuda militar al rgimen secular y pro comunista de Afganistn;
lo que dara lugar a una resistencia violenta en respuesta a la invasin sovitica. En ambos
casos, el radicalismo religioso o el citado radicalismo invocado junto con las reivindicaciones
nacionalistas justificaran el recurso a la violencia.35
El ao 1979 era, segn el calendario musulmn, el comienzo de un nuevo siglo, y de acuerdo
a la tradicin un redentor vendra en ese momento -una tradicin que regularmente haba
desatado levantamientos en los anteriores cambios de siglos. Ms de 400 integristas
armados, liderados por Juhayman Al Oteibi y un hombre autodenominado el Mahdi (el
Mesas esperado), ocuparon durante 14 das la Gran Mezquita de la Meca, primer lugar
santo del islam. La Revolucin iran se producira en el ao esperado y para marcar el
comienzo del siglo 15 del calendario musulmn. Posteriormente se produce la retirada
sovitica en Afganistn en febrero de 1988 y el derrumbe del rgimen comunista en 1989-91
en coincidencia con la primera Guerra del Golfo Prsico de 1990-91.36
De estas crisis arrancara un nuevo mito subversivo: la imposicin del fundamentalismo
religioso sobre el ethos revolucionario laico, especialmente el representado por un
marxismo-leninismo en declive, pero tambin una amenaza potencial contra el orden liberalcapitalista ms vulnerable por el proceso de globalizacin.37, en palabras de Gonzlez
Calleja:
La difusin del fundamentalismo religioso facilit la aparicin de la gran innovacin
tctica de la poca un terrorismo sagrado y primordialita con un acusado componente
martirial y auto-inmolatorio que arraig sobre todo en los sectores islmicos menos
proclives al cambio en un sentido modernizador, y ms duramente castigados por la
crisis econmica o por la represin poltica instrumentalizada desde los gobiernos prooccidentales38
Con independencia de las causas locales especficas, el terrorismo sun apareci pronto en
muchos estados con grandes poblaciones islmicas: Egipto, Siria, Tnez, Marruecos, Argelia,
Filipinas e Indonesia. Ciertos grupos sunitas competiran con la OLP en sus ataques contra
Israel, particularmente cuando veteranos de la guerra de Afganistn, que se haban acudido
35

WEINBERG, L.; EUBANK, W. An End to the Fourth Wave of Terrorism?, op. cit., p. 595
E. GONZALEZ CALLEJA, Op. Cit.
37
OBALLANCE, E.. Islamic Fundamentalist Terrorism, 1979-95: The Iranian Connection, Nueva York: New
YorkUniversity Press., (1997) ISBN 9780333654729
38
E. GONZALEZ CALLEJA, Las oleadas histricas de la violencia terrorista,op.cit.
36

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desde todas las partes del mundo islmico, regresaron a sus respectivos pases de origen con
la voluntad, la confianza, y la formacin para iniciar las operaciones terroristas contra sus
dbiles gobiernos.39
Las dos ltimas dcadas del siglo XX tambin se contemplaron oleadas de violencia por
motivos religiosos de diversas fuentes no relacionadas con la revolucin iran y la invasin de
Afganistn. En la India, los seguidores de la religin sij lanzaron una campaa terrorista
contra los hindes en un esfuerzo por asegurar un estado independiente en el Punjab. En la
India, igualmente, los hindes lanzaron una campaa de violencia contra los musulmanes y,
para no ser menos, los grupos musulmanes protagonizaron ataques terroristas contra los
hindes en el disputado estado de Jammu/Cachemira (WEINBERG y EUBANK 2010)40. Sin
duda estos acontecimientos merecen ser tenidos en cuenta, pero la cuarta oleada de
terrorismo moderno ha sido claramente dominada por el radicalismo islmico41.
Medido en trminos de letalidad (nmero de muertos y heridos) y alcance (global), junto con
la relativa longevidad de las organizaciones involucradas, la Cuarta oleada parece mucho
ms peligrosa que cualquiera de sus predecesores. Pero si aceptamos fechar el comienzo de
la cuarta oleada de terrorismo en la revolucin iran y la invasin sovitica de Afganistn, ya
han transcurrido ms de 35 aos.

NOS ENCONTRARAMOS A LAS PUERTAS DE UNA QUINTA OLEADA?


Los ms escpticos lo refutan ola aparicin de una quinta oleada con dos argumentos. En
primer lugar, a diferencia de las oleadas de terrorismo anteriores, la actual tiene sus races
en un movimiento de protesta de masas de base amplia y en el resentimiento presente en
todo el mundo musulmn, por lo que es poco probable que cese o incluso que disminuya. En
segundo lugar, los actos terroristas basados en la religin desatan emociones humanas
profundas, y es poco probable que desaparezcan tan rpido como eventos basados en
abstracciones ideolgicas.42
Kaplan43 defiende la existencia de una quinta oleada que , como los cuatro que la
precedieron, tendra un origen preciso y un evento catalizador. Si bien sus precursores
habran sido los Jemeres Rojos, se materializara con la aparicin del Ejrcito de Resistencia
del Seor en el norte de Uganda, primer movimiento de pleno derecho de la quinta oleada
del terrorismo moderno y uno de los movimientos que continua siendo ms prximos a un
caso puro de la citada oleada de terrorismo.
39

D. RAPOPORT, The Four Waves of Rebel Terror and September 11, op. cit
WEINBERG, L.; EUBANK, W., Ibd.
41
Ibd.
42
WEINBERG, L.; EUBANK, W. An End to the Fourth Wave of Terrorism?, op. cit., p. 595
43
KAPLAN, J. Terrorisms Fifth Wave: A Theory, a Conundrum and a Dilemma. Perspectives on Terrorism Vol
2, No 2, (2008). ISSN 2334-3745
40

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LOS CASOS DE DAESH Y BOKO HARAM


DAESH tiene tres componentes: como un proto-estado controla territorios cuyas fronteras
son difusas y que define como Estado islmico con espacios de control duro y otros de
control ms tenue. Daesh es tambin una red de redes de grupos radicales que operan en el
mundo musulmn y fuera de l. Daesh es tambin un estado mental que inspira a jvenes
extranjeros con profundos problemas sociales.
Para J- Kaplan un caso puro de la quinta oleada tendra las siguientes caractersticas:
Radicaliza y rompe la oleada terrorista establecida. Si la principal fuerza durante la cuarta
oleada fue Al Qaeda, esta organizacin, y sus franquicias se han visto fragmentadas y parte
de los grupos han prestado vasallaje al Estado islmico. Daesh se separa de al Qaeda, y se
enfrenta a la franquicia de esta organizacin en Siria, el frente Al-Nusra. Boko Haram, que
nunca fue una franquicia de Al Qaeda ha jurado lealtad al autoproclamado califa Abu Bakr alBaghdadi.
Nace de la esperanza expresada en los extremos: algunos emergen despus de toda
esperanza se ha perdido, otros porque el sueo se ha hecho realidad. Con la eliminacin
tanto del que fuera emir de al Qaeda en Iraq Abu Musab al Zarqaui, y Osama Bin Laden, todo
pareca perdido, pero la salida de las fuerzas norteamericanas de Iraq permitieron el
renacimiento con fuerza del grupo.
Promueve la retirada fsica en reas silvestres. La presencia de santuarios es importante,
Daesh ocupa el desierto sirio, lejos de las grandes concentraciones urbanas tanto de Siria
como de Iraq. La nica ciudad importante ocupada es Mosul. Igualmente Boko Haram se
mueve con mayor faciliad en las zonas prximas al lago Chad, en la periferia y fuera del
control de las capitales y principales urbes de los pases de la zona.
Reclama establecer alguna forma de un nuevo calendario ('Ao Zero'). La autoproclamacin
de Abu Bakr al-Baghdadi como califa, representa la aparicin de un nuevo mahdi, y el
comienzo de una nueva era. El reconocimiento por parte de otros grupos como Boko Haram,
al rendir pleitesa refuerza este sentido al nuevo calendario.
Busca de forma radical de pureza racial, tribal, religiosa. Esto se da en el caso de Daesh, que
rechaza y pretende expulsar a cristianos y judos, pero tambin a las diversas ramas chiitas;
como en el casode Boko Haram con sus matanzas de cristianos, especialmente en Iglesias, y
las conversiones forzosas. Ambos casos as lo atestiguan
El imposible compromiso resultante, da lugar a cismas internos mortales y una constante
violencia interna. Ya hemos abordado la divisin que se est produciendo en las franquicias
de Al Qaeda, dando lugar a un autntico cisma en el salafismo yihadista.
Ponen su nfasis en la creacin de nuevos hombres y mujeres, lo que hace prescindibles los
modelos antiguos; as nace la lgica de la violencia genocida. Esta violencia genocida es uno

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de los elementos que definen, en la misma medida, a Daesh y a Boko Haram. La destruccin
violenta del enemigo forma parte de su ADN.
Obsesin con la creacin de nueva era pone un gran nfasis en las mujeres, que son a la vez
sujeto y objeto de la quinta oleada de violencia. La mujer es sujeto de ciertos atentados,
particularmente en Europa, pero a la vez es un objeto preferente de la violencia.
Los nios son la vanguardia de la quinta oleada, ya que estn menos contaminados por la
vieja sociedad. La presencia en los medios de comunicacin de nios ejecutando a enemigos
representa algo smbolo, el modelo de nios de la guerra ha sido depurado y exacerbado.
La violacin es la firma tctica de la quinta oleada. La realidad en este sentido es tan cruel
que basta con mostrarla sin comentarios adicionales tanto en el caso de Daesh como
especialmente- en de Boko Haram.
La violencia es tan omnipresente en la quinta oleada que pierde su contenido de mensaje.
Tanto en el caso de Daesh como en el de Boko Haram, la violencia elevada al mximo nivel
se empela para aterrorizar a los enemigos locales, pero especialmente a una audiencia
occidental, aterrorizada incluyendo sus autoridades por la violencia extrema desarrollada.
Los efectos de los actos rituales de violacin y asesinato, especialmente para los reclutas
recin secuestrados, tiene el efecto de unirse a los asesinos ante el grupo, mientras que
cierra las puertas a todos los miembros del grupo a un retorno a la familia, la vieja sociedad,
y las formas anteriores de la vida.
Si bien los Grupos de la quinta oleada son localista y particularista, despus de haber dado la
espalda a las oleada internacionales de los cuales emergieron. Esto es cierto para Boko
Haram, pero no lo es tanto para Daesh que comparte tanto una agenda local para el califato
con estrategias internacional y global.
Son autoritarios por naturaleza, con los patrones de liderazgo carismtico: es la esencia del
califato.
Son Milenarista por naturaleza, profundamente religioso con tropos religiosos eclcticos o
sincrticas reunidos e interpretados por los lderes en apoyo de un sueo milenario que se
realiza a travs de una campaa de violencia. 44 Esta condicin es cumplida ampliamente por
ambos grupos (KAPLAN 2008).

CONCLUSIONES
Se puede identificar etapas u oleadas en el terrorismo internacional. Las cuatro primeras
oleadas estn bien definidas, aunque se solapen a veces temporal o geogrficamente.

44

KAPLAN, J., Op. Cit.

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Respecto de una eventual quinta oleada, los casos ideales son difciles de encontrar y no se
puede atribuir a todas las variables el mismo valor, pero vistos globalmente, algunos grupos
terroristas como el citado Ejrcito de Resistencia del Seor, Boko Haram o, especialmente, el
autodenominado Estado Islmico de Iraq y Levante Daesh- responden en gran medida, a
las caractersticas atribuidas por Kaplan a la quinta oleada. De acuerdo con estos parmetros
nos encontraramos a las puertas de una quinta oleada.
Pero no todos los expertos dan el mismo valor a las etapas u oleadas del terrorismo. Para
Luigi Bonanate:
No tenemos ninguna buena razn para pensar que el siglo veintiuno vaya a poder
transcurrir sin tener que enfrentarse al terrorismo, tanto interno como internacional.
Pero si se consideran los datos empricos, esta afirmacin, aparentemente indiscutible,
se hace merecedora de una mayor profundizacin, porque las etapas del terrorismo
no pueden reducirse a patrones de periodicidad o de inevitabilidad, por lo que el pasado
no tiene por qu ser, en s mismo, un buen maestro para el futuro, ni tiene por qu
darnos una indicacin til sobre el mismo45 (BONANATE 2007, 2)
Si bien no se trata de fenmenos nuevos, los cambios acaecidos en la forma de practicar el
terrorismo, el empleo de estrategias a varios niveles y adaptadas al entorno, la posibilidad
de coordinar y promover acciones en el exterior para suavizar la presin interior, y la
capacidad de organizar con xito ataques coordinados en pases como Francia- que
disponen de una inteligencia bien desarrollada, En mi opinin, nos encontramos ante un
problema perverso, para el cual los pases occidentales no disponen de una respuestas
claras, y si un alto grado de incertidumbre.
O no!

Emilio Snchez de Rojas Daz


COR.ET.DEM
Analista del IEEE

45

BONANATE, L.. Democracia italiana y terrorismo internacional: quin vencer el desafo? Madrid: Real
Instituto Elcano (2007),

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