Diario Santa Faustina 1

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Santa Maria Faustina Kowalska

DIARIO

La Divina Misericordia
en mi alma

Editorial de los Padres Marianos


de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen Maria

Edición cuarta autorizada


Stockbridge, Massachussets
2001

PROLOGO
DE LA PRIMERA EDICION

Al dar a conocer el Diario en castellano nos sentimos muy felices de haber podido satisfacer, con la
gracia de Dios, el anhelo de muchas almas que deseaban conocer este testimonio espiritual y místico
sobre la Divina Misericordia.

Su autora, la beata (santa) Maria Faustina del Santísimo Sacramento, de la Congregación de la


Madre de Dios de la Misericordia, de Cracovia, Polonia, lo escribió por orden de su Director
Espiritual, el rev. P. Miguel Popocko, queriendo además cumplir y obedecer la voluntad de Jesús:
Hija Mía, se diligente en apuntar cada frase que te digo sobre Mi misericordia porque están
destinadas para un gran numero de almas que sacaran provecho de ellas (Diario, 1142).

Su misión era transmitir lo que quería Nuestro Señor, es decir que todo el mundo conociera
la Misericordia de Dios. Su Diario es un impresionante relato de las ascensiones y de la oscuridad
del alma, es un testimonio de una fe difícil e inquebrantable. Es, ante todo, un testimonio de la
confianza total s la infinita misericordia de Cristo.

El Diario está contenido en seis cuadernos. Sor Faustina escribía como pensaba y como
hablaba. Cada frase es una fuente de conocimiento divino.

En 1980, el Santo Padre Juan Pablo II, dedicó a la Divina Misericordia su segunda encíclica:
Rico En misericordia. Sería muy de desear su estudio detallado para indicar los puntos de contacto
entre el Diario de Sor Faustina y la mencionada encíclica. Los puntos de contacto son seguramente
numerosos porque se inspiran en la misma fuente, es decir, la revelación de Dios y las enseñanzas de
Cristo.

Ahora un poco de la historia de la devoción a la Divina Misericordia. Sor Faustina en su


Diario escribió: “Oh Dios mío, Amor mío, porque sé que en el momento de la muerte empezará mi
misión” (#1729). Pues, así fue. Después de su muerte, el 5 de octubre de 1938, la devoción a la
Divina Misericordia, aunque con muchas dificultades, se ha propagado por todo el mundo como “un
incendio”. La confianza a la Divina Misericordia fue transmitida a los Estados Unidos por el rev. P.
José Jarzebowski, de la Congregación de los Padres marianos de la Inmaculada Concepción de la
Santísima Virgen Maria. El supo del Mensaje de la Divina Misericordia gracias al confesor de Sor
Faustina, el Rev. P. Miguel Sopocko. Después de su milagrosa liberación de manos de los
hitlerianos y los rusos, pasando por el Lejano Oriente, en 1941 vino a los Estados Unidos. El Rev. P.
José animó a sus hermanos de la futura Provincia de San Estanislao Kostka, a propagar el Mensaje
de la Divina Misericordia. En poco tiempo, la devoción a la Divina Misericordia llegó a México
junto con el Rev. P. Jarzebowski.

Para nosotros es una satisfacción muy especial el presentar el Diario de la beata (santa)
Faustina Kowalska, a toda la población de habla hispana, a todas las naciones del mundo que no lo
poseían en esta versión, y que seguramente apreciarán su valor incuestionable y lo extraordinario de

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las enseñanzas teológicas contenidas en el mismo, despertando en el lector un mejor conocimiento
de la Misericordia de Dios, de manera que Jesús sea mejor conocido y más tiernamente amado como
Rey de la Misericordia.

La presente primera edición es autorizada. La Editorial de los Padres Marianos, deseando


participar espiritualmente en este importante acto, entrega a manos de los lectores el Diario
de la beata (santa) Faustina. Esperamos que además de ser una expresión de veneración y
de memoria, indicará también cómo amar, escuchar y suplicar a Dios Misericordioso.

Padre Estanislao Serafín Michalenko, M.I.C.

Vicepostulador de la causa de canonización de la beata Sor Faustina.

Stockbridge – Eden Hill, 5 de octubre de 1996

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INTRODUCCION A LA PRIMERA
EDICION EN POLACO

Al presentar esta edición del Diario de Sor Faustina Kowalska, estoy plenamente consciente
de ofrecer un documento de la mística católica de un valor excepcional no sólo para mística católica
de un valor excepcional no sólo para la Iglesia en Polonia, sino también para la Iglesia Universal. Es
una edición critica y fidedigna, preparada por la Postulación ( = en el proceso informativo) de Sor
Faustina, bajo la supervisión de la Arquidiócesis de Cracovia, órgano competente en este terreno.

El Diario cuyo tema es la devoción a la Divina Misericordia, últimamente se hizo muy actual
por dos razones:

Primero, la Congregación para la Enseñanza de la fe, con su declaración de hace dos años,
revocó definitivamente los reparos presentados anteriormente por la Congregación del Santo Oficio,
acerca de los escritos de Sor Faustina. La revocación de la “Notificación” hizo que la devoción a la
Divina Misericordia, presentada en el mencionado Diario, ha cobrado una nueva vitalidad en todos
los continentes, de lo que dan prueba numerosos testimonios que llegan continuamente a la
Postulación y a la Congregación a la que Sor Faustina perteneció.

Segundo, la encíclica últimamente publicada Dives in misericordia del Papa Juan Pablo II ha
enfocado, felizmente, la mirada de la Iglesia y también la del mundo laico hacia este admirable
atributo de Dios, y, al mismo tiempo, este extraordinario aspecto de la economía de la salvación, que
es la misericordia de Dios.

Sería oportuno presentar un detallado estudio para indicar la convergencia entre el Diario de
Sor Faustina y la citada encíclica. Estos puntos de contacto seguramente son numerosos, ya que
toman la inspiración de la misma fuente, es decir de la revelación de Dios y de la enseñanza de
Cristo. Además nacieron en el mismo ambiente espiritual de Cracovia, ciudad done, según sé, está
la más antigua iglesia dedicada al culto de la Divina Misericordia. Cabe subrayar también que fue el
propio cardenal Carol Wajtyla, el entonces arzobispo de Cracovia, quien empezó trámites para abrir
el proceso de beatificación de Sor Faustina Kowalska y dió inicio a este proceso.

A la luz de lo dicho, el Diario de Sor Faustina ha cobrado una enorme importancia para la
espiritualidad católica y de allí la necesidad de preparar su edición fidedigna para evitar la
deformación del texto por personas que, tal vez actúen de buena fe, sin embargo estén
suficientemente preparadas para ello. De este modo se evitarán ediciones que difieran entre sí, e
incluso contengan contradicciones, tal y como fue con el diario espiritual de santa Teresa del Niño
Jesús, Historia de un Alma.

Durante una lectura superficial del Diario llama la atención la sencillez del lenguaje e incluso
las faltas gramaticales y estilísticas. Pero el lector debe tener presente que la autora del Diario tenía
apenas una formación básica, no completa. Las enseñanzas teológicas expuestas en el Diario no
dejan en el lector la menor duda de que son de carácter extraordinario. Ya este contraste entre la
formación de Sor Faustina y lo sublime que es su enseñanza teológica indica la influencia especial
de la gracia de Dios.

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Deseo recordar aquí mi encuentro con la bien conocida alma mística de nuestros, Sor
Speranza, que en Colle Valenza, cerca de Todi, Italia, dio inicio al santuario Amore Misericordioso,
lugar de numerosas peregrinaciones. Le pregunté a Sor Speranza si conocía los escritos de Sor
Faustina y qué pensaba de ellos. Me contestó con sencillez: “Los escritos contienen una enseñanza
maravillosa, pero durante su lectura hay que tener presente que Dios habla a los filósofos con el
lenguaje de filósofos y a las almas sencillas con lenguaje sencillo, y que sólo a estas últimas revela
las verdades ocultas para los sabios y los sensatos de este mundo.”

Antes de terminar esta introducción, me permito citar un recuerdo personal más. En 1952,
asistí por primera vez a una solemne beatificación en la basílica de San Pedro. Después de la
ceremonia unas personas que también habían participado en ella, me preguntaron: ¿Quién era el
beatificado o la beatificada? La pregunta me produjo gran confusión, porque en aquel momento ni
siquiera me recordaba quienes eran esos beatificados, aunque me daba cuenta de que el sentido de
una beatificación consiste, realmente, en proporcionar al pueblo de Dios un modelo de vida para
contemplar e imitar.

Entre los beatos y candidatos a subir a los altares, figuran dos polacos. Todo el mundo los
conoce y sabe quienes han sido, que han hecho durante sus vidas y que mensaje nos han traído. Son:
el beato (santo) Maximiliano Kolbe, “mártir del amor” y Sor (santa) Faustina Kowalska, apóstol de
la Divina Misericordia.

Andrzej M. Deskur
Arzobispo Titular de Tene

Roma, 20 de diciembre de 1980

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INTRODUCCION
1. Santa María Faustina Kowalska, apóstol de la divina Misericordia, conocida
actualmente en el mundo entero, ha sido incluida por los teólogos entre los destacados
místicos de la Iglesia.

Nació como la tercera hija entre diez hermanos de una pobre y piadosa familia
campesina de la aldea de Glogowiec. En el santo bautizo, celebrado en la iglesia parroquial
de Swinice Warckie, se le impuso el nombre de Elena. Desde pequeña se destacó por la
piedad, el amor a la oración, la laboriosidad y la obediencia, y por una gran sensibilidad ante
la pobreza humana. Su educación escolar no duró ni siquiera tres años: al cumplir 14 años
abandonó la casa familiar para trabajar de sirviente en Aleksandrów y Lodz, y mantenerse a
sí misma y ayudar a sus padres.

Ya desde los 7 años Elena sintió en su alma el llamado a la vida religiosa (dos años
antes de recibir la Primera Comunión), pero sus padres no le dieron el permiso para que
entrara en el convento. Ante la negativa, la niña intentó apagar dentro de sí el llamado de
Dios; sin embargo, apresurada por la visión de Cristo sufriente y las palabras de reproche: “?
Hasta cuándo Me harás sufrir, hasta cuándo Me engañarás?” (Diario, 9) empezó a
buscar ser aceptada en algún convento. Pero donde llamaba la despedían. Finalmente, el 1
de agosto de 1925, pasó el umbral de la clausura de la casa de la Congregación de las
Hermanas de la Madre de Dios de la Misericordia, en la calle Zytnia, en Varsovia. En su
Diario confesó: “Me pareció que entré en la vida del paraíso. De mi corazón brotó una sola
oración, la de acción de gracias” (Diario, 17).

Unas semanas después sintió una fuerte tentación de trasladarse a otro convento
donde pudiera tener más tiempo para rezar. Entonces, el Señor Jesús, enseñándole su faz
desgarrada y martirizada, dijo: “Tú Me causarás un dolor semejante, si sales de esta
Congregación. Te he llamado aquí y no a otro lugar, y te tengo preparadas muchas
gracias” (Diario, 19).

En la Congregación recibió el nombre de Sor María Faustina. El noviciado lo pasó en


Cracovia, donde en presencia del obispo St. Respond hizo los primeros votos y cinco años
después los votos perpetuos de castidad, pobreza y obediencia. Trabajó en distintas casas de
la Congregación. Pasó los períodos más largos en Cracovia, Plock y Vilna trabajando como
cocinera, jardinera, y portera.

Para quien la observara desde fuera nada hubiera delatado su extraordinaria y rica
vida mística. Cumplía sus deberes con fervor, observaba fielmente todas las reglas del
convento, era recogida y piadosa, pero a la vez natural, alegre, llena de amor benévolo y
desinteresado al prójimo.

Toda su vida se concentraba en caminar con constancia a la cada vez más plena unión
con Dios y en una abnegada colaboración con Jesús en la obra de la salvación de las almas.
“Jesús mío – confesó en el Diario – Tú sabes que desde los años más tempranos deseaba ser

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una gran santa, es decir, deseaba amarte con un amor tan grande como ninguna alma Te amó
hasta ahora” (Diario 1372).

El Diario revela la profundidad de su vida espiritual. Una lectura atente de estos


escritos permite conocer un alto grado de unión de su alma con Dios, permite conocer hasta
qué punto Dios se entregó a su alma y evidencia también sus esfuerzos y combates en el
camino hacia la perfección cristiana. El Señor la colmó de muchas gracias extraordinarias:
los dones de contemplación y de profundo conocimiento del misterio de la Divina
Misericordia, visiones, revelaciones, estigmas ocultos, los dones de profecía, de leer en las
almas humanas, y de desposorios místicos. Colmada de tantas gracias, escribió: “Ni las
gracias ni las revelaciones, ni los éxtasis, ni ningún otro don concedido al alma la hacen
perfecta, sino la comunión interior del alma con Dios. (…) Mi santidad y perfección
consisten en una estrecha unión de mi voluntad con la voluntad de Dios” (Diario, 1107).

El austero modo de vida y los agotadores ayunos que practicaba desde antes de entrar
en el convento, debilitaron tanto su organismo que siendo postulante, fue enviada al
balneario de Skolimów, cerca de Varsovia, para recuperar la salud. Tras el primer año de
noviciado, le vinieron experiencias místicas sumamente dolorosas; las de la llamada noche
oscura, y luego, sufrimientos espirituales y morales relacionados con la realización de su
misión que le fue encomendada por el Señor. Sor Faustina se ofreció como víctima por los
pecadores y con este propósito experimentó también diversos sufrimientos para, a través de
ellos, salvar las almas de aquellos. En los últimos años de su vida aumentaron los
sufrimientos interiores, la llamada noche pasiva del espíritu y las dolencias del cuerpo: se
desarrolló la tuberculosis que atacó los pulmones y el sistema digestivo. A causa de ello dos
veces fue internada en el hospital de Pradnik en Cracovia, por varios meses.

Extenuada físicamente por completo, pero plenamente adulta de espíritu y unida


místicamente con Dios, falleció en olor de santidad, el 5 de octubre de 1938, a los 33 años, de
los que 13 fueron en el convento. Su cuerpo fue sepultado en la tumba común, en el
cementerio de la Comunidad en Cracovia – Lagiewniki, y luego, durante el proceso
informativo en 1966, trasladado a la capilla.

A esta sencilla monja, sin grandes estudios, pero valerosa y abandonada totalmente en
Dios, el Señor Jesús le confió una gran misión: el mensaje de la misericordia dirigido a todo
el mundo. “Te envío – dijo – a toda la humanidad con Mi misericordia. No quiero
castigar a la humanidad doliente, sino que deseo sanarla, abrazarla a Mi Corazón
Misericordioso (Diario, 1588). Tú eres la secretaria de Mi misericordia; te he escogido
para este cargo, en ésta y en la vida futura (Diario, 1605), (……) para que des a conocer
a las almas la gran misericordia que tengo con ellas, y que las invites a confiar en el
abismo de Mi misericordia” (Diario, 1567).

2. La misión de Sor Faustina consiste, en resumen, en recordar una verdad de la fe,


conocida desde siempre, pero olvidada, sobre el amor misericordioso de Dios al hombre y en
transmitir nuevas formas de culto a la Divina Misericordia, cuya práctica ha de llevar a la
renovación religiosa en el espíritu de confianza y misericordia cristianas.

El Diario que Sor Faustina escribió durante los últimos 4 años de su vida por un claro
mandato del Señor Jesús, es una forma de memorial, en el que la autora registraba, al
corriente y en retrospectiva, sobre todo los “encuentros” de su alma con Dios. Para sacar de
estos apuntes la esencia de su misión, fue necesario un análisis científico. El mismo fue

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hecho por el conocido y destacado teólogo, Padre profesor Ignacy Rózycki. Su extenso
análisis fue resumido en la disertación titulada “La Divina Misericordia. Líneas
fundamentales de la devoción a la Divina Misericordia.” A la luz de este trabajo resulta que
todas las publicaciones anteriores a él, dedicadas a la devoción a la Divina Misericordia
transmitida por Sor Faustina, contienen solamente algunos elementos de esta devoción,
acentuando a veces cuestiones sin importancia para ella. Por ejemplo, destacan la letanía o la
novena, haciendo caso omiso a la Hora de la Misericordia. El mismo Padre Rózycki hace
referencia a ese aspecto diciendo: “Antes de conocer las formas concretas de la devoción a la
Divina Misericordia, cabe decir que no figuran entre ellas las conocidas y populares novenas
ni letanías.”

La base para distinguir éstas y no otras oraciones o prácticas religiosas como nuevas formas
de culto a la Divina Misericordia, lo son las concretas promesas que el Señor Jesús prometió
cumplir bajo la condición de confiar en la bondad de Dios y practicar misericordia para con
el prójimo. El Padre Rózycki distingue cinco formas de la devoción a la Divina
Misericordia.

a. La imagen de Jesús Misericordioso. El esbozo de la imagen le fue revelado a


Sor Faustina en la visión del 22 de febrero de 1931 en su celda del convento de Plock. “Al
anochecer, estando yo en mi celda – escribe en el Diario – ví al Señor Jesús vestido con una
túnica blanca. Tenía una mano levantada para bendecir y con la otra tocaba la túnica sobre el
pecho. De la abertura de la túnica en el pecho, salían dos grandes rayos: uno rojo y otro
pálido. ( …) Después de un momento, Jesús me dijo: Pinta una imagen según el modelo
que ves, y firma: Jesús, en Ti confío (Diario 47). Quiero que esta imagen (…) sea
bendecida con solemnidad el primer domingo después de la Pascua de Resurrección;
ese domingo debe ser la Fiesta de la Misericordia “ Diario, 49).

El contenido de la imagen se relaciona, pues, muy estrechamente con la liturgia de


ese domingo. Ese día la Iglesia lee el Evangelio según San Juan sobre la aparición de Cristo
resucitado en el Cenáculo y la institución del sacramento de la penitencia (Jn 20, 19-29).
Así, la imagen presenta al Salvador resucitado que trae la paz a la humanidad por medio del
perdón de los pecados, a precio de su Pasión y muerte en la cruz. Los rayos de la Sangre y
del Agua que brotan del Corazón (invisible en la imagen) traspasado por la lanza y las
señales de los clavos, evocan los acontecimientos del Viernes Santo (Jn 19, 17-18, 33-37).
Así pues, la imagen de Jesús Misericordioso une en sí estos dos actos evangélicos que hablan
con la mayor claridad del amor de Dios al hombre.

Los elementos más característicos de esta imagen de Cristo son los rayos. El Señor
Jesús, preguntado por lo que significaban, explicó: “El rayo pálido simboliza el Agua que
justifica a las almas. El rayo rojo simboliza la Sangre que es la vida de las almas (….).
Bienaventurado quien viva a la sombra de ellos” (Diario, 299). Purifican el alma los
sacramentos del bautismo y de la penitencia, mientras que la alimenta plenamente la
Eucaristía. Entonces, ambos rayos significan los sacramentos y todas las gracias del Espíritu
Santo cuyo símbolo bíblico es el agua y también la nueva alianza de Dios con el hombre
contraída en la Sangre de Cristo.

A la imagen de Jesús Misericordioso se le da con frecuencia el nombre de imagen de


la divina Misericordia. Es justo porque la Misericordia de Dios hacia el hombre se reveló
con la mayor plenitud en el misterio pascual de Cristo.

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La imagen no presenta solamente la Misericordia de dios, sino que también es una
señal que ha de recordar el deber cristiano de confiar en Dios y amar activamente al prójimo.
En la parte de abajo – según la voluntad de Cristo – figura la firma: “Jesús, en Ti confío”.
“Esta imagen ha de recordar las exigencias de Mi misericordia, porque la fe sin obras,
por fuerte que sea, es inútil” (Diario, 742).

Así comprendido el culto a la imagen, a saber, la actitud cristiana de confianza y


misericordia, vinculó el Señor Jesús promesas especiales de: la salvación eterna, grandes
progresos en el camino hacia la perfección cristiana, la gracia de una muerte feliz, y todas las
demás gracias que le fueren pedidas con confianza. “Por medio de esta imagen colmare a
las almas con muchas gracias. Por eso quiero, que cada alma tenga acceso a ella”
(Diario, 570).

b. La Fiesta de la Misericordia. De entre todas las formas de la devoción a la


Divina Misericordia reveladas por Sor Faustina, ésta es la que tiene mayor importancia. El
Señor Jesús habló por primera vez del establecimiento de esta Fiesta en Plock en 1931,
cuando comunicó a Sor Faustina su deseo de que pintara la imagen: “Deseo que haya una
Fiesta de la Misericordia. Quiero que esta imagen que pintarás con el pincel sea
bendecida con solemnidad el primer domingo después de la Pascua de Resurrección;
ese domingo debe ser la Fiesta de la Misericordia” (Diario, 49).

La elección del primer domingo después de la Pascua de Resurrección para la Fiesta


de la Misericordia, tiene su profundo sentido teológico e indica una estrecha relación entre el
misterio pascual de redención y el misterio de la Divina Misericordia. Esta relación se ve
subrayada aun mas por la novena de coronillas a la Divina Misericordia que antecede la
Fiesta y que empieza el Viernes Santo.

La fiesta no es solamente un día de adoración especial de Dios en el misterio de la


misericordia, sino también el tiempo en que Dios colma de gracias a todas las personas.
“Deseo – dijo el Señor Jesús – que la Fiesta de la Misericordia sea un refugio y amparo
para todas las almas y, especialmente, para los pobres pecadores (Diario, 699). Las
almas mueren a pesar de Mi amarga Pasión. Les ofrezco la última tabla de salvación,
es decir, la Fiesta de Mi Misericordia. Si no adoran Mi misericordia morirán para
siempre” (Diario, 965).

Las promesas extraordinarias que el Señor Jesús vinculo a la Fiesta demuestran la


grandeza de la misma. “Quien se acerque ese día a la Fuente de Vida – dijo Cristo –
recibirá el perdón total de las culpas y de las penas” (Diario, 300). “Ese día están
abiertas las entrañas de Mi misericordia. Derramo todo un mar de gracias sobre
aquellas almas que se acercan al manantial de Mi misericordia; (….) que ningún alma
tenga miedo de acercarse a Mí, aunque sus pecados sean como escarlata” (Diario, 699).

Para poder recibir estos grandes dones hay que cumplir las condiciones de la
devoción a la Divina Misericordia (confiar en la bondad de Dios y amar activamente al
prójimo), estar en el estado de gracia santificante (después de confesarse) y recibir
dignamente la Santa Comunión. “No encontrará alma ninguna la justificación – explicó
Jesús – hasta que no se dirija con confianza a Mi misericordia y por eso el primer
domingo después de la Pascua ha de ser la Fiesta de la Misericordia. Ese día los
sacerdotes deben hablar a las almas sobre Mi misericordia infinita” (Diario, 570).

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c. La coronilla a la Divina Misericordia. El Señor Jesús dictó esta oración a Sor
Faustina entre el 13 y el 14 de septiembre de 1935 en Vilna, como una oración para aplacar
la ira divina (vea el Diario, 474 – 476).

Las personas que rezan esta coronilla ofrecen a Dios Padre “el Cuerpo y la Sangre, el
Alma y la Divinidad” de Jesucristo como propiciación de sus pecados, los pecados de sus
familiares y los del mundo entero. Al unirse al sacrificio de Jesús, apelan a este amor con el
que Dios Padre ama a Su Hijo y El a todas las personas.

En esta oración piden también “misericordia para nosotros y el mundo entero”


haciendo, de este modo, un acto de misericordia. Agregando a ello una actitud de confianza
y cumpliendo las condiciones que deben caracterizar cada oración buena (la humildad, la
perseverancia, la sumisión a la voluntad de Dios), los fieles pueden esperar el cumplimiento
de las promesas de Cristo que se refieren especialmente a la hora de la muerte: la gracia de
la conversión y una muerte serena. Gozaran de estas gracias no solo las personas que recen
esta coronilla, sino también los moribundos por cuya intención la recen otras personas.
“Cuando la coronilla es rezada junto al agonizante – dijo el Señor Jesús – se aplaca la ira
divina y la insondable misericordia envuelve al alma” (Diario, 811). La promesa general
es la siguiente: “Quienes recen esta coronilla, me complazco en darles todo lo que me
pidan (Diario, 1541, (…….) si lo que me pidan esté conforme con Mi voluntad” (Diario,
1731). Todo lo que es contrario a la voluntad de Dios no es bueno para el hombre,
particularmente para su felicidad eterna.

“Por el rezo de esta coronilla – dijo Jesús en otra ocasión – Me acercas la


humanidad (Diario, 929). A las almas que recen esta coronilla, Mi misericordia las
envolverá ( …….) de vida y especialmente a la hora de la muerte” (Diario, 754).

d. La Hora de la Misericordia. En octubre de 1937, en unas circunstancias poco


aclaradas por Sor Faustina, el Señor Jesús encomendó adorar la hora de su muerte:
“Cuantas veces oigas el reloj dando las tres, sumérgete en Mi misericordia, adorándola
y glorificándola; suplica su omnipotencia para el mundo entero y, especialmente, para
los pobres pecadores, ya que en ese momento, se abrió de par en par para cada alma”
(Diario, 1572).

El Señor Jesús definió bastante claramente los propios modos de orar de esta forma
de culto a la Divina Misericordia. “En esa hora – dijo a Sor Faustina – procura rezar el
Vía Crucis, en cuanto te lo permitan tus deberes; y si no puedes rezar el Vía Crujir, por
lo menos entra un momento en la capilla y adora en el Santísimo Sacramento a Mi
Corazón que esta lleno de misericordia. Y si no puedes entrar en la capilla, sumérgete
en oración allí donde estés, aunque sea por un brevísimo instante” (Diario, 1572).

El Padre Rózycki habla de tres condiciones para que sean escuchadas las oraciones de
esa hora:

1. La oración ha de ser dirigida a Jesús.


2. Ha de ser rezada a las tres de la tarde.
3. Ha de apelar a los valores y meritos de la Pasión del Señor.

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“En esa hora – prometió Jesús – puedes obtener todo lo que pidas para ti o para
los demás. En esa hora se estableció la gracia para el mundo entero: la
misericordia triunfó sobre la justicia” (Diario, 1572).

e. La propagación de la devoción a la Divina Misericordia. Entre las formas de


devoción a la Divina Misericordia, el Padre Rózycki distingue además la propagación de la
devoción a la Divina Misericordia, porque con ella también se relacionan algunas promesas
de Cristo. “A las almas que propagan la devoción a Mi misericordia, las protejo
durante toda su vida como una madre cariñosa a su niño recién nacido y a la hora de la
muerte no seré para ellas el Juez, sino el Salvador Misericordioso” (Diario, 1075).

La esencia del culto a la Divina Misericordia consiste en la actitud de confianza hacia


Dios y la caridad hacia el prójimo. El Señor Jesús exige que “sus criaturas confíen en El”
(Diario, 1059) y hagan obras de misericordia: a través de sus actos, sus palabras y su
oración. “Debes mostrar misericordia al prójimo siempre y en todas partes. No puedes
dejar de hacerlo, ni excusarte, ni justificarte” (Diario, 742). Cristo desea que sus devotos
hagan al día por lo menos un acto de amor hacia el prójimo.

La propagación de la devoción a la Divina Misericordia no requiere necesariamente


muchas palabras pero sí, siempre, una actitud cristiana de fe, de confianza en Dios, y el
propósito de ser cada vez más misericordioso. Un ejemplo de tal apostolado lo dio Sor
Faustina durante toda su vida.

f. El culto a la Divina Misericordia tiene como fin renovar la vida religiosa en la


Iglesia en el espíritu de confianza cristiana y misericordia. En este contexto hay que leer la
idea de “la nueva Congregación” que encontramos en las páginas del Diario. En la mente de
la propia Sor Faustina este deseo de Cristo maduró poco a poco, teniendo cierta evolución:
de la orden estrictamente contemplativa al movimiento formado también por Congregaciones
activas, masculinas y femeninas, así como por un amplio círculo de laicos en el mundo. Esta
gran comunidad multinacional de personas constituye una sola familia unida por Dios en el
misterio de su misericordia, por el deseo de reflejar este atributo de Dios en sus propios
corazones y en sus obras y de reflejar su gloria en todas las almas. Es una comunidad de
personas de diferentes estados y vocaciones que viven en el espíritu evangélico de confianza
y misericordia, profesan y propagan con sus vidas y sus palabras el inabarcable misterio de la
Divina Misericordia e imploran la Divina Misericordia para el mundo entero.

La misión de Sor Faustina tiene su profunda justificación en la Sagrada Escritura y en


algunos documentos de la Iglesia. Corresponde plenamente a la encíclica Dives in
misericordia del Santo Padre Juan Pablo II.

¡Para mayor gloria de la Divina Misericordia!

Cracovia – Lagiewniki Sor Ma. Elzbieta Siepak


De la Congregación de las Hermanas
De la Madre de Dios de la Misericordia

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CUADRO CRONOLOGICO
DE LA VIDA DE SANTA MARIA
FAUSTINA KOWALSKA
DE LA CONGREGACION
DE LAS HERMANAS
DE LA MADRE DE DIOS
DE LA MISERICORDIA
25 de agosto de 1905 – Sor Faustina nace en la aldea de Glgowiec (actualmente la
provincia De Konin).

27 de agosto de 1905 - Es bautizada en la parroquia de San Casimiro en Swinice Warckie


(diócesis de Wloclawek), y recibe el nombre de Elena.

1912 - Por primera vez oye en su alma la voz que la llama a la vida
perfecta.

1914 - Recibe la Primera Comunión.

Septiembre de 1917 - Comienza la educación en la escuela primaria.

1919 - Empieza a trabajar en casa de los amigos de la familia


Bryszewski en Aleksandrów Lódzki.

30 de octubre de 1921 - Recibe el Sacramento de la Confirmación administrado por el


obispo Vicente Tymieniecki en Aleksandrów Lódzki.

1922 - Vuelve a la casa familiar para pedir a los padres el permiso de r


entrar en un convento, recibe la negativa.

Otoño de 1922 - Elena va a Lódz. Durante un año trabaja en la tienda de


Marcjanna Sadowska, en la calle Abramowskiego 29 (2 II 1923
1 VII 1924)

Julio de 1924 - Sale a Varsovia con la intención de entrar en un convento. Se


presenta en la casa de la Congregación de la Madre de Dios de
la Misericordia, en la calle Zytnia 3/9. La Superiora promete
recibirla, pero antes le encomienda reunir una pequeña dote.

1 de agosto de 1925 – Después de un año de trabajo como sirvienta, Elena Kowalska


vuelve a presentarse a la Superiora del convento en la calle
12
Zytnia. Es admitida al postulantado.

23 de enero de 1926 - Va a la casa del noviciado en Cracovia.

30 de abril de 1926 - Recibe el hábito y el nombre de Sor María Faustina.

Marzo – abril de 1927 – Pasa por el periodo de oscuridad espiritual, que durará un año y
medio.

16 de abril de 1928 - El Viernes Santo el ardor del amor divino penetra a la novicia
sufriente que olvida los sufrimientos experimentados, conoce
con más claridad lo mucho que Cristo sufrió por ella.

30 de abril de 1928 - Al terminar el noviciado y después del retiro espiritual de 8


días, hace los primeros votos (temporales).

10 de octubre de 1928 - El Capítulo General que se celebra en la Congregación elige


como Superiora General a la Madre Micaela Moraczewaska
que va a ser la Superiora de Sor Faustina durante toda la vida.
Será también su ayuda y consuelo en los momentos difíciles.

31 de octubre de 1928 - Sale a casa de la Congregación en Varsovia, en la calleZytnia,


para trabajar en la cocina.

21 de febrero – Viaja a Vilna para sustituir a una hermana que tiene su tercera
11 de junio de 1929 probación.

Junio de 1929 - Es mandada a la recién fundada casa de la Congregación en la


calle Hetmanska, en Varsovia.

7 de julio de 1929 - Una breve estancia en Kiekrz, cerca de Poznan, para sustituir
en la cocina a una hermana enferma.

Octubre de 1929 - Sor Faustina está en la casa varsoviana de la Congregación, en


la Calle Zytnia.

Mayo – junio de 1930 - Viene a la casa de la Congregación en Plock. Trabaja en la


panadería, en la cocina y en la tienda adjunta a la panadería.

22 de febrero de 1931 - Tiene una visión del Señor que le encomienda pintar una
imagen según el modelo que ella ve.

Noviembre de 1932 - Sor Faustina viene a Varsovia para su tercera probación (de
Cinco meses), a la que las hermanas de la Congregación se
someten antes de hacer los votos perpetuos. Antes de la
probación tiene el retiro espiritual en Walendów.

18 de abril de 1933 - Sale a Cracovia para celebrar el retiro espiritual de 8 días,


antes de los votos perpetuos.

13
1 de mayo de 1933 - Hace los votos perpetuos (el obispo Estanislao Rospond
preside la ceremonia).

25 de mayo de 1933 - Viaja a Vilna.

2 de enero de 1934 - Por primera vez visita al pintor E. Kazimirowski que ha de


pintar la imagen de la Divina Misericordia.

29 de marzo de 1934 - Se ofrece por los pecadores y especialmente por aquellas


almas que han perdido confianza en la Misericordia de Dios.

Junio de 1934 - Queda terminada la imagen de la Divina Misericordia. Sor


Faustina llora porque el Señor Jesús no es tan bello como ha
sido en la visión.

12 de agosto de 1934 - Un fuerte desfallecimiento de Sor Faustina. El Padre Miguel


Sopocko le administra el sacramento de los enfermos.

13 de agosto de 1934 - El mejoramiento del estado de salud de Sor Faustina.

26 de octubre de 1934 - Cuando Sor Faustina, junto con las alumnas, regresa del
jardín para cenar (a las seis menos diez), ve al Señor Jesús
encima de la capilla en Vilna tal y como lo vio en Plock, es
decir con los rayos pálido y rojo. Los rayos envuelven la
capilla de la Congregación, la enfermería de las alumnas y
después se extienden sobre el mundo entero.

15 de febrero de 1935 - Recibe la noticia de una grave enfermedad de su madre, y


va a la casa familiar en Glogowiec. En el camino de
regreso a Vilna, se detiene en Varsovia para ver a la Madre
General, Micaela Moraczewska, y a su antiguo maestra, Sor
María Josefa Brzoza.

19 de octubre de 1935 Sale a Cracovia para participar en el retiro espiritual de 8


días.

8 de enero de 1936 - Hace una visita al arzobispo Romuald Jalbrzykowski,


Metropolitano de Vilna y le comunica que el Señor Jesús
exige la Fundación de una Congregación nueva.

21 de marzo de 1936 - Sale de Vilna y viene a Varsovia.

25 de marzo de 1936 - Es trasladada a la casa de la Congregación en Walendów.

Abril de 1936 - Es trasladada a la casa en la localidad de Derdy (a 2 Km.


De Walendów).

11 de mayo de 1936 - Sale de Derdy y va a Cracovia para estar allí hasta su


muerte.

14
14 de septiembre de 1936 - Un encuentro con el arzobispo Jalbrzykowski, quien,
estando de paso Cracovia, visita la casa de la
Congregación.

19 de septiembre de 1936 - Un examen en el sanatorio de Pradnik (hoy, el hospital


Juan Pablo II.

9 de diciembre de 1936 - La estancia en el hospital de Pradnik.


- 27 de marzo de 1937

29 de julio - La estancia en el balneario de Rabka.


- 10 de agosto de 1937

21 de abril de 1938 - El empeoramiento del estado de salud y el retorno de Sor


Faustina

Agosto de 1938 - La última carta a la Superiora General en la que Sor


Faustina pide perdón por las desobediencias de toda la
vida y la que termina con las palabras: “Hasta la vista en
el cielo.”

25 de agosto de 1938 - Sor Faustina recibe el sacramento de los enfermos.

2 de septiembre de 1938 - Al visitar a Sor Faustina en el hospital, el Padre Sopocko


la encuentra en éxtasis.

7 de septiembre de 1938 - El regreso del hospital al convento.

5 de octubre de 1938 - A las once menos cuarto de la noche, Sor María Faustina
Kowalska, tras largos sufrimientos soportados con gran
paciencia, ha ido a encontrarse con el Señor para recibir
la recompensa.

7 de octubre de 1938 - Su cuerpo fue sepultado en la tumba común, en el


cementerio de la Comunidad, situado al fondo del jardín
de la casa de la Congregación de las Hermanas de la
Madre de Dios de la Misericordia en Cracovia –
Lagiewniki.

21 de octubre de 1965 - En la arquidiócesis de Cracovia es iniciado el proceso


Informativo sobre la beatificación de Sor Faustina.

25 de noviembre de 1966 - El traslado de los restos mortales de Sor Faustina del


Cementerio a la capilla de las Hermanas de la Madre de
Dios de la Misericordia en Cracovia – Lagiewniki.

20 de septiembre de 1967 - Una solemne sesión presidida por el cardenal Karol


Wojtyla pone el punto final al proceso informativo
diocesano. Las actas del proceso son enviadas a Roma.

15
31 de enero de 1968 - Con decreto de la Congregación para la Causa de los
Santos se abre el proceso de beatificación de la Sierva
de Dios Sor Faustina.

19 de junio de 1981 - La Sagrada Congregación de la Causa de los Santos,


después de completar la investigación de todos los
escritos de la Sierva de Dios Sor Faustina, emite un
documento declarando que “nada se interpone para
continuar” con su causa.

7 de marzo de 1992 - En presencia del Santo Padre, la Congregación de la


Causa de los Santos promulga el decreto de las
Virtudes Heroicas mediante el cual la Iglesia reconoce
que Sor Faustina practicó todas las virtudes de manera
heroica. Como resultado, ella recibe el título de
“Venerable” Sierva de Dios y se abre el camino para
verificar el milagro atribuido a su intercesión.

21 de diciembre de 1992 - El Santo Padre publica la aceptación del milagro como


concedido por la intercesión de Sor Faustina y anuncia
la fecha para su solemne beatificación.

18 de abril de 1993 - Sor Faustina es beatificada por el Papa Juan Pablo II en


Roma el primer domingo después de Pascua (día
revelado por Nuestro Señor a Sor Faustina como la
Fiesta de la Misericordia).

30 de abril de 2000 - Beata Faustina es canonizada por el Papa Juan Pablo II


en Roma el primer domingo después de Pascua, en la
Fiesta de la Misericordia.

16
PRIMER CUADERNO

La Divina Misericordia
En mi Alma

DIARIO

Sor Faustina

17
(1)*

1 Oh Amor Eterno, mandas pintar Tu Santa Imagen (1) y nos revelas la fuente inconcebible
de la misericordia. Bendices a quien se acerca a Tus rayos,
Y el alma negra se convierte en nieve.

Oh dulce Jesús, aquí (2) has establecido el trono de


Tu misericordia
Para dar alegría y ayudar al pecador,
De Tu Corazón abierto, como de un manantial puro,
Fluye el consuelo para el alma y el corazón contrito.

Que el honor y la gloria para esta imagen


No dejen de fluir de las almas de los hombres,
Que cada corazón glorifique la Divina Misericordia
Ahora y por los siglos de los siglos y en cada hora.

Oh, Dios mío

2 Cuando miro hacia el futuro, me atemorizo,


Pero ¿por qué sumergirse en el futuro?
Para mi solamente el momento actual es de gran valor,
Ya que quizá el futuro nunca llegue a mi alma.

El tiempo que ha pasado no está en mi poder.


Cambiar, corregir o agregar,
No pudo hacerlo ningún sabio ni profeta,
Así que debo confiar a Dios lo que pertenece al pasado.

Oh momento actual, tú me perteneces por completo,


Deseo aprovecharte cuanto pueda,
Y aunque soy débil y pequeña,
Me concedes la gracia de tu omnipotencia.

Por eso, confiando en Tu misericordia,


Camino por la vida como un niño pequeño
Y cada día Te ofrezco mi corazón
Inflamado del amor por Tu mayor gloria.

______________________________________________________________________

18
* La cifra árabe entre paréntesis ( ) localizada al principio o dentro del texto, indica la pagina
correspondiente en el manuscrito del Diario. Por otra parte las palabras entre paréntesis
cuadrado [] han sido agregadas por la Editorial para aclarar pasajes del texto.
Las cifras que se encuentran al margen del texto del Diario permiten al lector encontrar
diferentes temas en el índice de temas, personas y localidades.

(2) +
JMJ
3 Dios y las almas
Oh, Rey de Misericordia, guía mi alma.
Sor M. Faustina
Del Santísimo Sacramento
Vilna, 28 VII 1934

4 Oh Jesús mío, por la confianza en Ti


Trenzo miles de coronas y sé
Que todas florecerán
Y sé que florecerán cuando las
Ilumine el Sol Divino.

+ Oh gran y Divino Sacramento


Que ocultas a mi Dios
Jesús acompáñame en cada momento,
Y ningún temor invadirá mi corazón.

(3) + Vilna, 28 VII


1934
JMJ + Primer
cuaderno

Dios y las almas

5 Seas adorada, oh Santísima Trinidad, ahora y siempre, Seas alabada en todas Tus
Obras y en todas Tus criaturas. Que la grandeza de Tu misericordia, oh Dios, sea
Admirada y glorificada.

6 Debo tomar nota [3] de los encuentros de mi alma Contigo, oh Dios, en los
momentos particulares de Tus visitas. Debo escribir de Ti, oh Inconcebible en la
misericordia hacia mi pobre alma. Tu santa voluntad es la vida de mi alma. He
recibido este mandato de quien Te sustituye para mi, oh Dios, aquí en la tierra y que
me enseña Tu santa voluntad: Jesús Tu ves que difícil es para mí escribir, y que no
sé describir claramente lo que siento en el alma. Oh Dios, ¿puede la pluma
describir cosas para las cuales, a veces, no hay palabras? Pero me mandas escribir,
oh Dios, esto me basta.

Varsovia, 1 VIII 1925

19
Ingreso al convento

7 Desde los siete años sentía la suprema llamada de Dios, la gracia de la vocación a la
vida consagrada. A los siete años por primera vez oí la voz de Dios en mi alma, es
decir, la invitación a una vida más perfecta. Sin embargo, no siempre obedecí la
voz de la gracia. No encontré a nadie quien me aclarase esas cosas.

8 El decimoctavo año de mi vida, insistente pedido a mis padres el permiso para


entrar
en un convento; una categórica negativa de los padres. Después de esa negativa me
entregué a las vanidades de la vida [4] sin hacer caso alguno a la voz de la gracia,
aunque mi alma (4) en nada encontraba satisfacción. Las continuas llamadas de la
gracia eran para mi un gran tormento, sin embargo intenté apagarlas con
distracciones. Evitaba a Dios dentro de mi y con toda mi alma me inclinaba hacia
las criaturas. Pero la gracia divina venció en mi alma.

9 Una vez, junto con una de mis hermanas fuimos a un baile [5]. Cuando todos se
Divertían mucho, mi alma sufría [tormentos] interiores. En el momento en que
empecé a bailar, de repente vi a Jesús junto a mí. A Jesús martirizado, despojado
de
Sus vestiduras, cubierto de heridas, diciéndome esas palabras: ¿Hasta cuándo Me
harás sufrir, hasta cuándo Me engañaras? En aquel momento dejaron de sonar
los alegres tonos de la música, desapareció de mis ojos la compañía en que me
encontraba, nos quedamos Jesús y yo. Me senté junto a mi querida hermana,
disimulando lo que ocurrió en mi alma con un dolor de cabeza. Un momento
después abandoné discretamente a la compañía y a mi hermana y fui a la catedral de
San Estanislao Kostka. Estaba anocheciendo, había poca gente en la catedral. Sin
hacer caso a lo que pasaba alrededor, me postré en cruz delante del Santísimo
Sacramento, y pedí al Señor que se dignara hacerme conocer qué había de hacer en
adelante.

10 Entonces oí esas palabras: Ve inmediatamente a Varsovia, allí entrarás en un


convento. Me levanté de la oración, fui a casa y solucioné las cosas necesarias.
Como pude, le confesé a mi hermana lo que había ocurrido en mi alma, le dije que
me
despidiera de mis padres, y con un solo vestido, sin nada más, llegué a Varsovia.

11 Cuando bajé del tren y vi que cada uno se fue por su camino, me entró miedo: ¿Qué
hacer? ¿A dónde dirigirme, si no conocía a nadie? Y dije a la Madre de Dios: María,
dirígeme, guíame. Inmediatamente oí en el alma estas palabras: que saliera de la
ciudad a una aldea [6] donde pasaría una noche tranquila. Así lo hice y encontré
todo tal y como la Madre de Dios me había dicho.

12 Al día siguiente, a primera hora regresé a la ciudad y entré en la primera iglesia [7]
que encontré y empecé a rezar para que siguiera revelándose en mí la voluntad de
Dios. Las Santas Misas seguían una tras otra. Durante una oí estas palabras:
Ve a hablar con este sacerdote [8] y dile todo, y él te dirá lo que debes hacer en
adelante. Terminada la Santa Misa (5) fui a la sacristía y conté todo lo que había
ocurrido en mi alma y pedí que me indicara en qué convento debía estar.

20
13 Al principio el sacerdote se sorprendió, pero me recomendó confiar mucho en que
Dios lo arreglaría. Entretanto yo te mandaré [dijo] a casa de una señora piadosa [9], donde tendrás
alojamiento hasta que entres en un convento. Cuando me presenté en su casa, la señora me recibió
con gran amabilidad. Empecé a buscar un convento, pero donde llamaba me despedían [10]. El
dolor traspasó mi corazón y dije al Señor:
Ayúdame, no me dejes sola. Por fin llamé a nuestra puerta [11].

14 Cuando [salió] a mi encuentro la Madre Superiora [12], la actual Madre General


Micaela, tras una breve conversación, me ordenó ir al Dueño de la casa y
preguntarle si me recibía. En seguida comprendí que debía preguntar al Señor
Jesús.
Muy feliz fui a la capilla y pregunté a Jesús: Dueño de esta casa, ¿me recibes?
Una
De las hermanas de esta casa me ha dicho que Te lo pregunte.
En seguida oí esta voz: Te recibo, estás en Mi Corazón. Cuando regresé de la

capilla, la Madre Superiora, primero me preguntó: “Pues bien, ¿te ha recibido el


Señor?” Contesté que sí. “Si el Señor te ha recibido, yo también te recibo.”

15. Tal fue mi ingreso. Sin embargo, por varias razones, mas de un año tuve que estar
en el mundo, en casa de esta piadosa señora [13], pero no volví ya a mi casa.

En aquella época tuve que luchar contra muchas dificultades, sin embargo Dios no
me escatimaba en su gracia. Mi añoranza de Dios se hacia cada vez más grande.
Esta señora, aunque muy piadosa, no comprendía la felicidad que da la vida
Consagrada y en su bondad, empezó a proyectarme otros planes de vida, pero yo
Sentía que tenía un corazón tan grande que nada podía llenarlo.

16 Entonces, me dirigí a Dios con toda mi alma sedienta de El. Eso [fue] durante la
Octava de Corpus Cristi [14]. Dios llenó mi alma con la luz interior para que lo
conociera más profundamente como el bien y la belleza supremos. Comprendí
cuánto Dios me amaba. Es eterno Su amor hacia mí. Eso fue durante las vísperas.
Con las palabras sencillas que brotaban del corazón, hice a Dios (6) el voto de
castidad perpetua. A partir de aquel momento sentí una mayor intimidad con Dios,
mi Esposo. En aquel momento hice una celdita en mi corazón donde siempre me
encontraba con Jesús.

16 Por fin, llegó el momento cuando se abrió para mí la puerta del convento. Eso fue
el primero de agosto [15], al anochecer, en vísperas de la fiesta de la Madre de
Dios de los Ángeles. Me sentía sumamente feliz, me pareció que entre en la vida
del paraíso. De mi corazón broto una sola oración, la de acción de gracias.

17 Sin embargo, tres semanas después vi que aquí había muy poco tiempo para la
oración y que muchas otras cosas me empujaban interiormente a entrar en un
convento de regla más estricta. Esta idea se clavó en mi alma, pero no había en
ella la voluntad de Dios. No obstante, la idea, es decir la tentación, se hacia cada
vez mas fuerte hasta que un día decidí hablar con la Madre Superiora y salir
decididamente. Pero Dios guió las circunstancias de tal modo que no pude hablar
con la Madre Superiora [16]. Antes de acostarme, entré en una pequeña capilla

21
[17] y pedí a Jesús la luz en esta cuestión, pero no recibí nada en el alma, solo me
lleno una extraña inquietud que no llegaba a comprender. A pesar de todo decidí
que a la mañana siguiente, después de la Santa Misa, le comunicaría a la Madre
Superiora de mi decisión.

18 Volví a la celda, las hermanas estaban ya acostadas y la luz apagada. No sabia que
Hacer [conmigo]. Me tiré al suelo y empecé a rezar con fervor para conocer la voluntad de Dios. En
todas partes había un silencio como en el tabernáculo. Todas las hermanas como las hostias blancas,
descansan encerradas en el cáliz de Jesús, y solamente desde mi celda Dios oye el gemido de mi
alma. No sabia que después de las nueve, sin autorización no estaba permitido rezar en las celdas
[18]. Después de un momento, en mi celda se hizo luz y en la cortina vi. el rostro muy dolorido del
Señor Jesús. Había llagas abiertas en todo el rostro y dos grandes lágrimas caían en la sobrecama.
Sin saber lo que todo eso significaba, pregunte a Jesús: Jesús, ¿Quién te ha causado tanto dolor? Y
Jesús contestó: Tú Me vas a herir dolorosamente si sales de este convento. Te llamé aquí y no a
otro lugar y te tengo preparadas muchas gracias. Pedí perdón al Señor Jesús e inmediatamente
cambié la decisión que había tomado.

(7) Al día siguiente fue día de confesión. Conté todo lo que había ocurrido en mi alma,
y el confesor [19] me contestó que había en ello una clara voluntad de Dios que
debía quedarme [en] esta Congregación y que ni siquiera podía pensar en otro
convento. A partir de aquel momento me siento siempre feliz y contenta.

19 Poco después me enferme [20]. La querida Madre Superiora me mando de


vacaciones junto con otras dos hermanas [21] a Skolimów, muy cerquita de Varsovia. En aquel
tiempo le pregunté a Jesús: ¿Por quien debo rezar todavía? Me contestó que la noche siguiente me
haría conocer por quien debía rezar.

Vi al Ángel de la Guarda que me dijo seguirlo. En un momento me encontré en un


lugar nebuloso, lleno de fuego y había allí una multitud de almas sufrientes. Estas
almas estaban orando con gran fervor, pero sin eficacia para ellas mismas, solo
nosotros podemos ayudarlas. Las llamas que las quemaban, a mi no me tocaban.
Mi Ángel de la Guarda no me abandonó ni por un solo momento. Pregunté a estas
almas ¿Cuál era su mayor tormento? Y me contestaron unánimemente que su
mayor tormento era la añoranza de Dios, Vi a la Madre de Dios que visitaba a las
almas en el Purgatorio, Las almas llaman a Maria “La Estrella del Mar”. Ella les
trae alivio. Deseaba hablar más con ellas, sin embargo mi Ángel de la Guarda me
hizo seña de salir. Salimos de esa cárcel de sufrimiento. [Oí una voz interior que
me dijo: Mi misericordia no lo desea, pero la justicia lo exige. A partir de
aquel momento me uno más estrechamente a las almas sufrientes.

20 Fin del postulantazo [29 IV 1926]. Las Superioras [22] me mandaron al noviciado
a Cracovia. Una alegría inimaginable reinaba en mi alma. Cuando llegamos al
noviciado [23], la hermana … [24] estaba muriendo. Unos días después vino la
hermana ….. y me mandó ir a la Madre Maestra [25] y decirle que su confesor,
Padre Rospond [26] celebrara en su intención una Santa Misa y tres jaculatorias.
Al principio consentí, pero al día siguiente pensé que no iría a la Madre Maestra,
porque no entendía bien si había sido un sueño o (8) realidad. Y no fue. La noche
siguiente se repitió lo mismo pero más claramente, no lo dudaba. No obstante a la
mañana siguiente decidí no decirlo a la Maestra. Se lo diría sólo cuando la viera
durante el día. Un momento después la encontré en el pasillo [a aquella hermana

22
fallecida], me reprochaba [que] no había ido en seguida y mi alma se llenó de gran
inquietud. Entonces fui inmediatamente a hablar con la Madre Maestra y le conté
todo lo que había sucedido. La Madre dijo que ella lo arreglaría. En seguida la paz
volvió a mi alma y tres días después aquella hermana vino y me dijo: “Dios se lo
pague.”

21 Durante la toma de hábito [27] Dios me dio a conocer lo mucho que iba a sufrir.
Vi claramente a que me estaba comprometiendo. Fue un minuto de ese
sufrimiento. Dios volvió a colmar mi alma con muchos consuelos.

22 Al final del primer año de noviciado, en mi alma empezó a oscurecer. No sentía


ningún consuelo en la oración, la meditación venia con gran esfuerzo, el miedo
empezó a apoderarse de mí. Penetré más profundamente en mi interior y lo único
que vi. fue una gran miseria. Vi también claramente la gran santidad de Dios, no
me atrevía a levantar los ojos hacia El, pero me postré como polvo a sus pies y
mendigué su misericordia. Pasaron casi seis meses y el estado de mi alma no
cambió nada. Nuestra querida Madre Maestra [28] me daba ánimo [en] esos
momentos difíciles. Sin embargo este sufrimiento aumentaba cada vez más y más.
Se acercaba el segundo año del noviciado. Cuando pensaba que debía hacer los
votos, mi alma se estremecía. No entendía lo que leía, no podía meditar. Me
parecía que mi oración no agradaba a Dios. Cuando me acercaba a los santos
sacramentos me parecía que ofendía aun más a Dios. Sin embargo el confesor [29]
no me permitió omitir ni una sola Santa Comunión. Dios actuaba en mi alma de
modo singular. No entendía absolutamente nada de lo que me decía el confesor.
Las sencillas verdades de la fe se hacían incomprensibles, mi alma sufría sin poder
encontrar satisfacción en alguna parte.(9) Hubo un momento en que me vino una
fuerte idea de que era rechazada por Dios. Esta terrible idea atravesó mi alma por
completo. En este sufrimiento mi alma empezó a agonizar. Quería morir pero no
podía. Me vino la idea de ¿a qué pretender las virtudes? ¿Para qué mortificarme si
todo es desagradable a Dios? Al decirlo a la Madre Maestra, recibí la siguiente
respuesta: Debe saber, hermana, que Dios la destina para una gran santidad. Es
una señal que Dios la quiere tener en el cielo, muy cerca de sí mismo. Hermana,
confié mucho en el Señor Jesús.

Esta terrible idea de ser rechazados por Dios, es un tormento que en realidad sufren
los condenados. Recurría a las heridas de Jesús, repetía las palabras de confianza,
sin embargo esas palabras se hacían un tormento aún más grande. Me presenté
delante del Santísimo Sacramento y empecé a decir a Jesús: Jesús, Tu has dicho
que antes una madre olvide a su niño recién nacido que Dios olvide a su criatura, y
aunque ella olvide, Yo, Dios, no olvidaré a Mi criatura. Oyes, Jesús, ¿Cómo gime
mi alma? Dígnate oír los gemidos dolorosos de Tu niña. En Ti confío, oh Dios,
porque el cielo y la tierra pasarán, pero Tu Palabra perdura eternamente. No
obstante, no encontré alivio ni por un instante.

23 Un día, al despertarme, mientras me ponía en la presencia de Dios, empezó a


invadirme la desesperación. La oscuridad total del alma. Luché cuanto pude hasta
el medio día. En las horas de la tarde empezaron a apoderarse de mí los temores
verdaderamente mortales, las fuerzas físicas empezaron a abandonarme. Entré

23
apresuradamente en la celda y me puse de rodillas delante del crucifijo y empecé a
implorar la misericordia. Sin embargo, Jesús no oyó mis llamamientos. Me sentí
despojada completamente de las fuerzas físicas, caí al suelo, la desesperación se
apoderó de toda mi alma, sufrí realmente las penas infernales, que no difieren en
nada de las del infierno. En tal estado permanecí durante tres cuartos de hora.
Quise ir a la Maestra pero no tuve fuerzas. Quise llamar, la voz me faltó, pero,
felizmente, en la celda entró una de las hermanas [30]. Al verme en el estado tan
extraño, en seguida aviso a la Maestra. La Madre vino en seguida. Al entrar en la
celda dijo estas palabras: En nombre de la santa obediencia [31], levántese del
suelo. Inmediatamente alguna fuerza me levantó del suelo y me puse de pie junto a
la querida Maestra. (10) En una conversación cordial me explicó que era una
prueba de Dios, Hermana, tenga una gran confianza, Dios es siempre Padre aunque
somete a pruebas. Volví a mis deberes como si me hubiera levantado de la tumba.
Los sentidos impregnados de lo que mi alma había experimentado. Durante el
oficio vespertino mi alma empezó a agonizar en una terrible oscuridad; sentí que
estaba bajo el poder de Dios Justo y que era objeto de su desdén. En esos terribles
momentos dije a Dios: Jesús que en el Evangelio Te comparas a la más tierna de
las madres, confío en Tus palabras, porque Tú eres la Verdad y la Vida. Jesús
confío en Ti contra toda esperanza, contra todo sentimiento que esta dentro de mí y
es contrario a la esperanza. Haz conmigo lo que quieras, no me alejare de Ti,
porque Tú
eres la fuente de mi vida. Lo terrible que es este tormento del alma, solamente lo
puede entender quien experimentó momentos semejantes.

24 Durante la noche me visitó la Madre de Dios con el Niño Jesús en los brazos. La
alegría llenó mi alma y dije: María, Madre mía, ¿sabes cuánto sufro? Y la Madre
de Dios me contestó: Yo sé cuánto sufres, pero no tengas miedo, porque yo
comparto contigo tu sufrimiento y siempre lo compartiré. Sonrió cordialmente y
desapareció. En seguida mi alma se llenó de fuerza y de gran valor. Sin embargo
eso duró apenas un día. Como si el infierno se hubiera conjurado contra mí. Un
gran odio empezó a irrumpir [en] mi alma, el odio hacia todo lo santo y divino. Me
parecía que esos tormentos del alma iban a formar parte de mi existencia por
siempre. Me dirigí al Santísimo Sacramento y dije a Jesús: Jesús, Amado de mi
alma, ¿no ves que mi alma está muriendo anhelándote? ¿Cómo puedes ocultarte
tanto a un corazón que Te ama con tanta sinceridad? Perdóname, Jesús, que se
haga en mi Tu voluntad. Voy a sufrir en silencio como una paloma, sin quejarme.
No permitiré a mi corazón ni un solo gemido.

25 Final del noviciado. El sufrimiento no disminuyó nada. El debilitamiento físico,


exención de todos los ejercicios espirituales [32], es decir, la sustitución de los
mismos por jaculatorias [33]. El Viernes Santo [34], Jesús lleva mi corazón al
ardor mismo del amor. Eso fue durante la adoración vespertina. De inmediata me
penetró la presencia de Dios. Me olvidé de todo. Jesús me hizo conocer cuanto ha
sufrido (11) por mí. Eso duró muy poco tiempo. Una añoranza tremenda. El
deseo de amar a Dios.

26 Los primeros votos [35]. Un ardiente deseo de anonadarme por Dios mediante el
amor activo, pero inadvertido incluso para las hermanas más cercanas.

24
Después de los votos, la oscuridad reinó en mi alma todavía durante casi seis
meses. Durante la oración Jesús penetró toda mi alma. La oscuridad cedió. En el
alma oí esas palabras: Tú eres Mi alegría, tú eres el deleite de Mi Corazón. A
partir de aquel momento sentí en el corazón, es decir dentro de mí, a la Santísima
Trinidad. De modo sensible, me sentía inundada por la luz divina. Desde aquel
momento mi alma está en la comunión con Dios, como el niño con su querido
padre.

28 En algún momento Jesús me dijo: Ve a la Madre Superiora [36] y dile que te


permita llevar el cilicio [37] durante siete días, y durante la noche te
levantarás una vez y vendrás a la capilla. Contesté que sí, pero tuve cierta
dificultad en hablar con la Superiora. Por la noche Jesús me preguntó: ¿Hasta
cuando lo vas a aplazar? Decidí decirlo a la Madre Superiora durante el primer
encuentro. Al día siguiente, antes del medio día, vi. que la Madre Superiora iba al
refectorio y como la cocina, el refectorio y la habitación de Sor Luisa están casi
contiguas, entonces invite a la Madre Superiora a la habitación de Sor Luisa y le
comunique lo que el Señor Jesús solicitaba. La Madre Superiora me contestó: No
le permito llevar ningún cilicio. En absoluto. Si el Señor Jesús le da la fuerza de
un gigante, yo le permitiré estas mortificaciones. Me disculpé con la Madre por
haberle ocupado el tiempo y salí de la habitación. Entonces vi. al Señor Jesús en la
puerta de la cocina y dije al Señor: Me mandas ir a pedir estas mortificaciones y la
Madre Superiora no quiere permitírmelas. Entonces Jesús me dijo: Estuve aquí
durante la conversación con la Superiora y sé todo. No exijo tus
mortificaciones, sino la obediencia. Con ella Me das una gran gloria y
adquieres méritos para ti.

29 Al saber una de las Madres, de mi relación tan estrecha con el Señor Jesús, dijo que
era una ilusa. Me dijo: Jesús mantiene esas relaciones con los santos y no con las
almas pecadoras como la suya, hermana. (12) Desde aquel momento era como si
yo desconfiara de Jesús. Durante una conversación matutina dije a Jesús: Jesús,
¿no eres Tu una ilusión? Jesús me contesto: Mi amor no desilusiona a nadie.

30 Una vez, estaba yo reflexionando sobre la Santísima Trinidad, sobre la esencia


divina. Quería penetrar y conocer necesariamente, quién era este Dios… En un instante mi espíritu
fue llevado como al otro mundo, vi un resplandor inaccesible y en él como tres fuentes de claridad
que no llegaba a comprender. De este resplandor salían palabras en formas de rayos y rodeaban el
cielo y la tierra. No entendí nada de ello, me entristecí mucho. De repente del mar del resplandor
inaccesible, salió nuestro amado Salvador de una belleza inconcebible, con las llagas
resplandecientes. Y de aquel resplandor se oyó la voz: Quién es Dios en su esencia, nadie lo sabrá,
ni una mente angélica ni humana. Jesús me dijo: Trata de conocer a Dios a través de meditar
sus atributos. Tras un instante, Jesús trazó con la mano la señal de la cruz y desapareció.

31 + Una vez vi. una multitud de gente en nuestra capilla y delante de ella, y en la
calle por no caber dentro [38]. La capilla estaba adornaba para una solemnidad. Cerca del altar
había muchos eclesiásticos, además de nuestras hermanas y las de muchas otras Congregaciones.
Todos estaban esperando a la persona que debía ocupar lugar en el alter. De repente oí una voz de
que era yo quien iba a ocupar lugar en el altar. Pero en cuanto Salí de la habitación, es decir del
pasillo, para cruzar el patio e ir a la capilla siguiendo la voz que me llamaba, todas las p4rsonas
empezaron a tirar contra mí lo que podían: lodo, piedras, arena, escobas. Al primer momento vacilé
si avanzar o no, pero la voz me llamaba aun con más fuerza y a pesar de todo comencé a avanzar con

25
valor. Cuando crucé el umbral de la capilla, las Superioras, las hermanas y las alumnas [39] e
incluso los Padres empezaron a golpearme con lo que podían, así que, queriendo o no, tuve que subir
rápido al lugar destinado en el altar.

En cuanto ocupé el lugar destinado, (13) la misma gente y las alumnas, y las
hermanas, y las Superioras, y los Padres, todos empezaron a alargar las manos y a
pedir gracias. Yo no les guardaba resentimiento por haber arrojado contra mí todas
esas cosas, y al contrario tenía un amor especial a las personas que me obligaron a
subir con más prisa al lugar del destino. En aquel momento una felicidad
inconcebible inundó mi alma y oí esas palabras: Haz lo que quieras, distribuye
gracias como quieras, a quien quieras y cuando quieras. La visión desapareció
enseguida.

32 Una vez oí estas palabras: Ve a la Superiora y pide que te permita hacer todos
los días una hora de adoración durante 9 días; [en] esta adoración
intenta unir tu oración con Mi Madre. Reza con todo corazón en unión con
María, también trata de hacer el Vía Crucis en este tiempo. Recibí el permiso,
pero no para una hora entera, sino para el tiempo que me permitían los deberes.

33 Debía hacer aquella noven por intención de mi patria. En el séptimo día de la


novena vi a la Madre de Dios entre el cielo y la tierra, con una túnica clara. Rezaba
con las manos junto al pecho, mirando hacia el cielo. De su corazón salían rayos
de fuego, algunos se dirigían al cielo y otros cubrían nuestra tierra.

34 Cuando conté algunas de estas cosas al confesor [40], me dijo que podían venir
verdaderamente de Dios, pero también podían ser ilusiones. Como se trasladaba a
menudo, no tenía a un confesor permanente, además tenía una dificultad increíble
[en] explicar estas cosas. Rezaba con ardor que Dios me diera esta enorme gracia
de tener al director espiritual. La recibí solo después de los votos perpetuos,
cuando fui a Vilna. Es el Padre Sopocko [41]. Dios me permitió conocerlo
primero interiormente, antes de venir a Vilna [42].

35 Oh, si hubiera tenido al director espiritual desde el principio, no hubiera


malgastado tantas gracias de Dios. El confesor puede ayudar mucho al alma, pero
también puede destruir mucho. Oh, como los confesores deben prestar atención a
la actuación de la gracia de Dios en las almas de sus penitentes. Es una cuestión de
gran importancia. De las gracias que hay en el alma se puede conocer su estrecha
relación con Dios.

36 (14) Una vez fui llamada al juicio de Dios. Me presenté delante del Señor, a solas.
Jesús se veía como durante la Pasión. Después de un momento, estas heridas
desaparecieron y quedaron sólo cinco: en las manos, en los pies y en el costado.
Inmediatamente vi. todo el estado de mi alma tal y como Dios la ve. Vi claramente
todo lo que no agrada a Dios. No sabía que hay que rendir cuentas ante el Señor,
incluso de las faltas más pequeñas. ¡Que momento! ¿Quién podrá describirlo?
Presentarse delante del tres veces Santo, Jesús me preguntó: ¿Quién eres?
Contesté: Soy Tu sierva, Señor. Tienes la deuda de un día de fuego en el
Purgatorio. Quise arrojarme inmediatamente a las llamas del fuego del
Purgatorio, pero Jesús me detuvo y dijo: ¿Qué prefieres, sufrir ahora durante
un día o durante un breve tiempo en la tierra? Contesté: Jesús, quiero sufrir

26
en el Purgatorio y quiero sufrir en la tierra los más grandes tormentos aunque sea
hasta el fin del mundo. Jesús dijo: Es suficiente una cosa. Bajarás a la tierra y
sufrirás mucho, pero durante poco tiempo y cumplirás Mi voluntad y Mis
deseos. Un fiel siervo Mío te ayudará a cumplirla.
Ahora, pon la cabeza sobre Mi pecho, sobre Mi Corazón y de él toma fuerza y
fortaleza para todos los sufrimientos, porque no encontrarás alivio ni ayuda ni
consuelo en ninguna otra parte. Debes saber, que vas a sufrir mucho, mucho,
pero que esto no te asuste. Yo estoy contigo.

37 Poco después de ese [suceso] me enfermé [43]. Las dolencias físicas fueron para
mí una escuela de paciencia. Sólo Jesús sabe cuantos esfuerzos de voluntad tuve
que hacer para cumplir los deberes [44].
38 Jesús, cuando quiere purificar un alma, utiliza los instrumentos que Él quiere. Mi
alma se siente completamente abandonada por las criaturas. A veces la intención
más pura es interpretada mal por las hermanas [45]. Este sufrimiento es muy
doloroso, pero Dios lo admite y hay que aceptarlo, ya que a través de ellos nos
hacemos más semejantes a Jesús. Durante mucho tiempo no pude [comprender]
una cosa, a saber, ¿por qué Jesús me mando informar de todo a las Superioras? Y
las Superioras no creían en mis palabras, manifestándome compasión como si
estuviera bajo la influencia de la ilusión o la imaginación.

Debido a que [temía] que estaba en ilusión, decidí evitar a Dios dentro de mí,
temiendo las ilusiones. (15) Sin embargo la gracia de Dios me perseguía a cada
paso. Y cuando menos lo esperaba, Dios me hablaba.

39 + Un día Jesús me dijo que iba a castigar una ciudad, que es la mas bonita de
nuestra patria. El castigo iba a ser igual a aquel con el cual Dios castigó a Sodoma
y Gomorra. Vi la gran ira de Dios y un escalofrió traspasó mi corazón. Rogué en
silencio. Un momento después Jesús me dijo: Niña Mía, durante el sacrificio,
únete estrechamente Conmigo y ofrece al Padre Celestial Mi Sangre y Mis
Llagas como propiciación de los pecados de esta ciudad. Repítelo
ininterrumpidamente durante toda la Santa Misa. Hazlo durante siete días.
Al séptimo día vi. a Jesús en una nube clara y me puse a pedir que Jesús mirara
aquella ciudad y todo nuestro país. Jesús miró con bondad. Al ver la benevolencia
de Jesús empecé a rogarle por la bendición. De repente Jesús dijo: Por ti bendigo
al país entero. Y con la mano hizo una gran señal de la cruz encima de nuestra
patria. Al ver la bondad de Dios, una gran alegría llenó mi alma.
40 +El año 1929. Una vez durante la Santa Misa sentí la cercanía de Dios de un modo
muy particular, a pesar de que me defendía de Dios y le daba la espalda. A veces
rehuía de Dios porque no quería ser victima del espíritu maligno, dado que más de
una vez me habían dicho que lo era. Esta incertidumbre duró mucho tiempo.
Durante la Santa Misa, antes de la Santa Comunión, tuvo lugar la renovación de los
votos [46]. Al levantarnos de los reclinatorios empezamos a repetir la formula de
los votos y de repente, el Señor Jesús se puso a mi lado, vestido con una túnica
blanca, ceñido con un cinturón de oro y me dijo: Te concedo el amor eterno para
que tu pureza sea intacta y para confirmar que nunca experimentaras
tentaciones impuras. Jesús se quitó el cinturón de oro y ciñó con él mis caderas.
Desde entonces no experimento ningunas turbaciones contrarias a la virtud, ni en el
corazón ni en la mente. Después comprendí que era una de las gracias más grandes
que la Santísima Virgen Maria obtuvo para mí, ya que durante muchos años le

27
había suplicado recibirla. A partir de aquel momento tengo mayor devoción a la
Madre de Dios. Ella me ha enseñado a amar interiormente a Dios y cómo cumplir
su santa voluntad en todo. Maria, Tu eres la alegría, porque por medio de Ti, Dios
descendió a la tierra [y] a mi corazón.
41 (16) Una vez vi. a un siervo de Dios en el peligro del pecado grave que iba a ser
cometido un momento después. Empecé a pedir a Dios que me cargara con todos
los tormentos del infierno, todos los sufrimientos que quisiera, pero que liberase a
ese sacerdote y lo alejara del peligro de cometer el pecado. Jesús escuchó mi
súplica y en un momento sentí en la cabeza la corona de espinas. Las espinas de la
corona penetraron hasta mi cerebro. Esto duró tres horas. El siervo de Dios fue
liberado de aquel pecado y Dios fortaleció su alma con una gracia especial.
42 + En un momento, el día de la Navidad, siento que me envuelve la omnipotencia, la
presencia de Dios. Otra vez evito dentro de mí el encuentro con el Señor. Pedí a la
Madre Superiora el permiso de ir a “Józefinek” [47], [para] visitar a las hermanas.
La Madre Superiora nos dió el permiso y una vez terminado el almuerzo,
empezamos a prepararnos. Las hermanas ya me estaban esperando en la puerta.
Fui corriendo a la celda a buscar la capita, en el umbral vi. al Señor Jesús quien me
dijo estas palabras: Ve, pero Yo Me tomo tu corazón. De pronto sentí que no
tenía corazón el pecho. Como las hermanas me llamaron la atención de que debía
darme prisa porque ya era tarde, en seguida me fui con ellas. Pero un gran
descontento empezó a molestarme. Una añoranza penetró mi alma, sin embargo,
nadie, excepto Dios, sabía lo que había pasado en mi alma.

Tras pasar apenas un momento en “Józefinek”, dije a las hermanas: Volvamos a


casa. Las hermanas pidieron un pequeño descanso, sin embargo mi espíritu no
llegaba a calmarse. Les expliqué que teníamos que volver a casa antes de que
oscureciera y había un buen trecho de camino por hacer, y regresamos a casa en
seguida. Cuando la Madre Superiora nos encontró en el pasillo, me preguntó:
¿No han salido todavía o ya están de vuelta? Contesté que ya habíamos regresado
porque no quería volver de noche. Me quité la capita e inmediatamente fui a la
capilla. En cuanto entré, Jesús me dijo: Ve a decir a la Madre Superiora que no
has vuelto para estar en casa antes del anochecer, sino porque te he quitado el
corazón. Aunque me costó mucho, fui (17) a ver a la Madre Superiora y le
expliqué sinceramente el motivo por el cual había vuelto tan pronto y pedí perdón
al Señor por todo lo que no le agrada. En aquel momento Jesús inundó mi alma de
gran alegría. Entendí que no hay satisfacción fuera de Dios.

43 Una vez vi a dos hermanas que iban a entrar en el infierno. Un dolor inexpresable
me rasgó el alma; pedí a Dios por ellas, y Jesús me dijo: Ve a decir a la Madre
Superiora que estas dos hermanas están en ocasión de cometer un pecado
grave. Al día siguiente se lo dije a la Superiora. Una de ellas ya se había
arrepentido y se encontraba en estado de fervor y la otra aun estaba [en] un gran
combate.
44 Un día Jesús me dijo: Abandonaré esta casa ….. porque hay cosas que no Me
gustan en ella. Y la Hostia del tabernáculo y descansó en mis manos y yo [con]
alegría La coloqué en el tabernáculo. Eso se repitió otra vez y yo hice con Ella lo
mismo, sin embargo [eso] se repitió la tercera vez y la Hostia se transformó en el
Señor Jesús vivo, y Jesús me dijo: No Me quedaré aquí más tiempo. De repente,
en mi alma se despertó un inmenso amor a Jesús y dije: Yo no Te dejaré ir de esta
casa Jesús. Y Jesús desapareció nuevamente y la Hostia descansó en mis manos.

28
Otra vez La puse en el cáliz y La encerré en el tabernáculo. Y Jesús se quedó con
nosotras. Durante tres días trate de hacer la adoración reparadora.
45 Una vez me dijo Jesús: Dile a La Madre General que en esta casa sucede tal
cosa que no Me gusta y que Me ofende mucho. No le dije inmediatamente, pero
la inquietud que Dios me infundió no me permitió esperar mas y no tardé nada en
escribir a la Madre General y la paz entró en mi alma.
46 A menudo sentí la Pasión del Señor Jesús en mi cuerpo; aunque esto fue invisible,
me alegro de eso, porque Jesús quiere que sea así. Eso duró muy poco tiempo.
Estos sufrimientos incendiaban mi alma con un fuego de amor hacia Dios y hacia
las almas inmortales. El amor soportará todo, el amor continuará después de la
muerte, el amor no teme nada….

(18) + 1931, 22 de
febrero
47 Al anochecer, estando en mi celda, vi al Señor Jesús vestido con una túnica blanca.
Tenía una mano levantada para bendecir y con la otra tocaba la túnica sobre el
pecho. De la abertura de la túnica en el pecho, salían dos grandes rayos: uno rojo y
otro pálido. En silencio, atentamente miraba al Señor, mi alma estaba llena del
temor, pero también de una gran alegría. Después de un momento, Jesús me dijo:
Pinta una imagen según el modelo que vez, y firma*: Jesús, en Ti confío.
Deseo que esta imagen sea venerada primero en su capilla y [luego] en el
mundo entero.

48 Prometo que el alma que venera esta imagen no perecerá. También prometo,
ya aquí en la tierra, la victoria sobre los enemigos y, sobre todo, a la hora de la
muerte. Yo Mismo la defenderé como Mi gloria.

49 Cuando le dije al confesor [48] recibí como respuesta que eso se refería a mi alma.
Me dijo: Pinta la imagen de Dios en tu alma. Cuando salí del confesionario, oí
nuevamente estas palabras: Mi imagen está en tu alma. Deseo que haya una
Fiesta de la Misericordia. Quiero que esta imagen que pintarás con el pincel,
sea bendecida con solemnidad el primer domingo después de la Pascua de
Resurrección; ese domingo deber ser la Fiesta de la Misericordia.

50 + Deseo que los sacerdotes proclamen esta gran misericordia que tengo a las
almas pecadoras. Que el pecador no tenga miedo de acercase a Mi. Me
queman las llamas de la misericordia, deseo derramarlas sobre las almas
humanas.

Jesús se quejó conmigo con estas palabras: La desconfianza de las almas


desgarra Mis entrañas. Aún mas Me duele la desconfianza de las almas
elegidas; a pesar de Mi amor inagotable no confían en Mí. Ni siquiera Mi
muerte ha sido suficiente para ellas. ¡Ay de las almas que abusen de ella!

51 (19) Cuando dije a la Madre Superiora [49] lo que Dios me pedía, me contestó que
Jesús debía explicarlo más claramente a través de alguna señal.

Cuando pedí al Señor Jesús alguna señal como prueba de que verdaderamente Él
era Dios y Señor mío y de que de Él venían estas peticiones, entonces dentro de mí

29
oí esta voz: Lo haré conocer a las Superioras a través de las gracias que
concederé por medio de esta imagen.

52 Cuando quise liberarme de estas inspiraciones, Dios me dijo que en el día del juicio
exigiría de mí un gran número de almas.

Una vez, cansadísima por las múltiples dificultades que tenia por el hecho de que
Jesús me hablaba y exigía que fuese pintada la imagen, decidí firmemente, antes de
los votos perpetuos, pedir al Padre Andrasz [50] que me dispensara de estas
inspiraciones interiores y de la obligación de pintar la imagen. Al escuchar la
confesión, el Padre Andrasz me dio la siguiente respuesta: No la dispenso de nada,
hermana y no le está permitido sustraerse a estas inspiraciones interiores, sino que
debe decir todo al confesor, eso es necesario, absolutamente necesario, porque de
lo contrario se desviará a pesar de estas grandes gracias del Señor. De momento
usted se confiesa conmigo, pero ha de saber que debe tener un confesor
permanente, es decir un director espiritual.

* Jesús exigía que la imagen llevase, como firma, y no como inscripción estas
palabras: “Jesús, en Ti confío”.

53 Me afligí muchísimo. Pensaba poder liberarme de todo y había pasado todo lo


Contrario: una orden clara de seguir las demandas de Jesús. Y otra vez el
tormento de no tener al confesor permanente. Si durante algún tiempo me
confieso
[con alguno], no puedo descubrir mi alma delante de él en cuanto a las gracias; es
la causa de un dolor inexpresable. Le pido a Jesús que conceda estas gracias a
otra
persona, porque yo no sé aprovecharlas y solamente las malgasto. Jesús, ten
compasión de mi, no me encomiendes cosas tan grandes, ves que soy un puñado
de
polvo inútil. Sin embargo, la bondad de Jesús no tiene límites, me prometió una
ayuda visible en la tierra y [la] recibí poco después (20) en Vilna. En el Padre
Sopocko reconocí esa ayuda de Dios. Le había conocido en una visión interior
Antes de llegar a Vilna. Un día lo vi. en nuestra capilla entre el altar y el
confesionario. De repente en mi alma oí una voz: He aquí la ayuda visible
para
ti en la tierra. Él te ayudará cumplir Mi voluntad en la tierra.

54 + Un día cansada de esas incertidumbres, pregunte a Jesús: Jesús, ¿eres Tú mi


Dios o eres un fantasma? Las Superioras me dicen que existen ilusiones y toda
Clase de fantasmas. Si eres mi Señor, Te pido, bendíceme. De repente, Jesús
hizo
Una gran señal de la cruz encima de mi, y yo me santigüé. Cuando pedí perdón a
Jesús por haberle hecho esa pregunta, Jesús contesto que con esta pregunta no le
Causé ningún disgusto y el Señor me dijo que mi confianza la agradaba mucho.

55 1933.+ Consejos espirituales que me dio el Padre Andrasz, S.J.


Primero: Hermana, usted no debe evitar estas inspiraciones interiores, sino que

30
Debe decir siempre todo al confesor. Si usted reconoce que estas inspiraciones
Interiores atañen, es decir son provechosas para su alma o para otras almas,
sígalas
y no las descuide, sino que consúltelas siempre con su confesor.
Segundo: Si estas inspiraciones no concuerdan con la fe y con el espíritu de la
Iglesia, se deben rechazar inmediatamente, porque vienen del espíritu maligno.
Tercero: Si estas inspiraciones no se refieren a las almas en general, ni a su bien
en
Particular, no se preocupe mucho por ellas, hermana, y no les haga caso en
Absoluto.

No obstante, no decida por sí sola en esta materia, en este sentido o en otro,


porque
Puede desviarse a pesar de estas grandes gracias del Señor. Humildad, humildad
y
Siempre humildad porque por nosotros mismos no podemos hacer nada. Todo
esto es solamente la gracia de Dios.

Me dice que Dios exige mucha confianza de las almas, pues sea la primera en
Mostrar esa confianza. Una palabra más: Acepte todo esto con serenidad.

(21) Las palabras de uno de los confesores [51]: Hermana, Dios está
preparándole
muchas gracias especiales, pero procure que su vida sea pura como las lagrimas
delante del Señor sin hacer caso a lo que puedan pensar de usted. Que le baste
Dios, Solo Él.

Al final del noviciado el confesor [52] me dijo estas palabras: Camine por la
vida
Haciendo el bien para que yo pueda escribir en las páginas de su vida: Vivió
Haciendo el bien; que Dios realice esto en usted, hermana.

En otra oportunidad el confesor me dijo: Pórtese delante del Señor como la


viuda
Del Evangelio que puso en la alcancía una monedita de poco valor; pero para
Dios, ésta pesó mas que las grandes ofrendas de los demás.

El otro día recibí esta enseñanza: Procure que quien trate con usted, se aleje
feliz.
Difunda a su alrededor la fragancia de la felicidad porque de Dios ha recibido
mucho y por eso sea generosa con los demás. Que todos puedan alejarse de
usted
felices aunque hayan apenas rozado el borde de su túnica [53]. Recuerde bien
las
palabras que le estoy diciendo ahora.

Otra vez me dijo estas palabras: Permita que el Señor empuje la barca de su
vida
a la profundidad insondable de la vida interior.

31
Algunas palabras del coloquio con la Madre Maestra al final del noviciado:
Que su alma, hermana, se distinga particularmente por la sencillez y la
humildad. Camine por la vida como una niña, siempre confiada, siempre llena
de sencillez y humildad, contenta de todo, feliz de todo. Allí donde otras almas
se asusten usted, hermana, pasa tranquilamente gracias a la sencillez y la
humildad. Recuerde para toda la vida que como las aguas descienden de las
montañas a los valles, las gracias del Señor descienden sólo sobre las almas
humildes.

56 Oh Dios mió, entiendo bien que exiges de mi la infancia espiritual, porque me la


Pides continuamente a través de Tus representantes.

(22) Los sufrimientos y contrariedades al inicio de la vida religiosa me habían


Asustado, me habían quitado el valor. Por eso rogaba continuamente que Jesús
me hiciera más fuerte y me concediera el vigor de su Santo Espíritu para poder
cumplir en todo su santa voluntad ya que desde el comienzo conocía y conozco
mi debilidad. Sé bien lo que soy por mi misma, porque Jesús descubrió a los
ojos de mi alma todo el abismo de mi miseria y por lo tanto me doy cuenta
perfectamente que todo lo que hay de bueno en mi alma es sólo su santa gracia.
El conocimiento de mi miseria me permite conocer al mismo tiempo el abismo
de Tu misericordia. En mi vida interior, con un ojo miro hacia el abismo de
miseria y de bajeza que soy yo, y con el otro hacia el abismo de Tu
misericordia, oh Dios.

57 Oh, mi Jesús, Tu eres la vida de mi vida, Tu sabes bien que lo único que deseo es la
gloria de Tu nombre y que las almas conozcan Tu bondad. ¿Por qué las almas Te
evitan, oh Jesús?, no lo entiendo. Oh si pudiera dividir mi corazón en partículas
mínimas y ofrecerte, oh Jesús, cada partícula como un corazón entero para
compensarte, aunque parcialmente, por los corazones que no Te aman. Te amo,
Jesús, con cada gota de mi sangre y la derramaría voluntariamente por Ti para darte
la prueba de mi amor sincero. Oh Dios, cuanto más Te conozco tanto menos Te
puedo entender, pero esa incapacidad de comprenderte me permite conocer lo
grande que eres, oh Dios. Y esa incapacidad de comprenderte incendia mi corazón
hacia Ti como una nueva llama, oh Señor. Desde el momento en que permitiste, oh
Jesús, sumergir la mirada de mi alma en Ti, descanso y no deseo nada más. He
encontrado mi destino en el momento en que mi alma se sumergió en Ti, en el
único objeto de mi amor. Todo es nada en comparación Contigo. Los
sufrimientos, las contrariedades, las humillaciones, los fracasos, las sospechas que
enfrento, son espinas que incendian mi amor hacia Ti, Jesús.

Locos e irrealizables son mis anhelos. Deseo ocultarte que estoy sufriendo. No
quiero ser recompensada jamás por (23) mis esfuerzos y mis buenas obras. Oh
Jesús, Tu Mismo eres mi recompensa. Tu me bastas, oh Tesoro de mi corazón.
Deseo compartir los sufrimientos del prójimo, esconder mis sufrimientos en mi
corazón no solo ante el prójimo, sino también ante Ti, oh Jesús.

El sufrimiento es una gran gracia. A través del sufrimiento el alma se hace


semejante al Salvador, el amor se cristaliza en el sufrimiento. Cuanto más grande
es el sufrimiento, tanto mas puro se hace el amor.

32
58 + Una noche vino a visitarme una de nuestras hermanas que había muerto hacia dos
meses antes. Era una de las hermanas del primer coro. La vi en un estado terrible.
Toda en llamas, la cara dolorosamente torcida. [La visión] duró un breve instante y
desapareció. Un escalofrió traspasó mi alma y aunque no sabia donde sufría, en el
purgatorio o en el infierno, no obstante redoblé mis plegarias por ella. La noche
siguiente vino de nuevo, pero la vi. en un estado aun más espantoso, entre llamas
mas terribles, en su cara se notaba la desesperación. Me sorprendí mucho que
después de las plegarias que había ofrecido por ella la vi. en un estado más
espantoso y pregunté: ¿No te han ayudado nada mis rezos? Me contestó que no le
ayudaron nada mis rezos y que no le iban a ayudar. Pregunté: ¿Y las oraciones que
toda la Congregación ofreció por ti, tampoco te han ayudado? Me contestó que
nada. Aquellas oraciones fueron en provecho de otras almas. Y le dije: Si mis
plegarias no te ayudan nada, hermana, te ruego que no vengas a verme. Y
desapareció inmediatamente. Sin embargo yo no dejé de rezar. Después de algún
tiempo volvió a visitarme de noche, pero en un estado distinto. No estaba entre
llamas como antes y su rostro era radiante, los ojos brillaban de alegría y me dijo
que yo tenia el amor verdadero al prójimo, que muchas almas se aprovecharon de
mis plegarias y me animó a no dejar de [interceder] por las almas que sufrían en el
purgatorio y me dijo que ella no iba a permanecer ya por mucho tiempo en el
purgatorio. ¡Los juicios de Dios son verdaderamente misteriosos!

59 (24) 1933. Una vez oí en mi alma esta voz: Haz una novena por la patria. La
novena consistirá en las letanías de todos los santos. Pide el permiso al
confesor.
Durante la confesión siguiente obtuve el permiso y a la noche empecé en seguida la
novena.

60 Terminando las letanías vi. una gran claridad y en ella a Dios Padre. Entre la luz y
la
Tierra vi a Jesús clavado en la cruz de tal forma que Dios, deseando mirar hacia la
tierra, tenia que mirar a través de las heridas de Jesús. Y entendí que Dios
bendecía la tierra en consideración a Jesús.

61 Jesús, Te agradezco por esta gran gracia, es decir por el confesor que Tu Mismo Te
Dignaste elegirme y que me hiciste ver primero en una visión, antes de conocerlo
[personalmente] [54]. Cuando había ido a confesarme con el Padre Andrasz,
pensaba que iba a ser liberada de estas inspiraciones interiores. El Padre me
contesto que no podía liberarme de ellas, y dijo: Ruegue hermana para [obtener] un
director espiritual.

Después de una breve y ferviente plegaria vi. de nuevo al Padre Sopocko en


nuestra capilla, entre el confesionario y el altar. En aquel tiempo me encontraba en
Cracovia. Fueron estas dos visiones que me fortalecieron en el espíritu, tanto mas
que lo encontré tal cual lo había visto en las visiones, tanto en Varsovia durante la
tercera probación [55], como en Cracovia. Te agradezco, Jesús, por esta gran
gracia.

Ahora tiemblo cuando oigo, a veces, a un alma diciendo que no tiene confesor, es
decir director espiritual, porque sé que graves daños tuve yo cuando no tenía esta
ayuda. Sin el director espiritual es fácil desviarse del camino.

33
62 ¡Oh vida gris y monótona, cuantos tesoros encierras! Ninguna hora se parece a la
otra, pues la tristeza y la monotonía desaparecen cuando miro todo con los ojos de
la fe. La gracia que hay para mí en esta hora no se repetirá en la hora siguiente.
Me será dada en la hora siguiente, pero no será ya la misma. El tiempo pasa y no
vuelve nunca. Lo que contiene en si, no cambiaria jamás; lo sella con el sello para
la eternidad.

63 (25) + El Padre Sopocko debe ser muy amado por el Señor. Lo digo porque pude
comprobar cuanto Dios se preocupa por él en ciertos momentos; al ver esto estoy
enormemente contenta de que el Señor tenga tales elegidos. 1928. Excursión a
Kalwaria [56].

64 Había venido a Vilna por dos meses para sustituir a una hermana [57] que había
ido a la tercera probación, pero permanecí algo más de dos meses. Un día la
Madre Superiora [58], deseando complacerme, me dio el permiso de ir, en
compañía de otra hermana [59], a Kalwaria para hacer el llamado “paseo de los
caminitos”.Me alegré mucho. Debíamos ir en barco, a pesar de que estaba tan
cerca, pero tal fue el deseo de la Madre Superiora. Por la noche me dijo Jesús: Yo
deseo que te quedes en casa. Contesté: Jesús, ya todo esta preparado, debemos
salir por la mañana, ¿Qué voy a hacer ahora? Y el Señor me contestó: Esta
excursión causara daño a tu alma. Contesté a Jesús: Tú puedes siempre
remediarlo, dispón las circunstancias de tal forma que se haga Tu voluntad. En ese
momento se oyó la campanilla para el descanso. Con una mirada saludé a Jesús y
fui a la celda.

Por la mañana hacía un día hermoso, mi compañera se alegraba [pensando] que


tendríamos una gran satisfacción, que podríamos visitar todo, pero yo estaba
seguro de que no saldríamos, aunque hasta el momento no había ningún obstáculo
que nos lo impidiera.

Primero debíamos recibir la Santa Comunión y salir en seguida después del


agradecimiento. De repente, durante la Santa Comunión, la esplendida mañana que
hacia, cambió completamente. Sin saber de donde, vinieron las nubes y cubrieron
todo el cielo, y empezó una lluvia torrencial. Todos se extrañaban, ya que en un
día tan bello ¿Quién podía esperar la lluvia, y que cambiara así en tan poco tiempo?

(26) La Madre Superiora me dice: Cuanto siento que ustedes, hermanas, no


pueden ir. Contesté: Querida Madre, no importa que no podamos ir, la voluntad de
Dios es que nos quedemos en casa. Sin embargo nadie sabía que era un claro deseo
de Jesús que me quedara en casa. Pasé todo el día en el recogimiento y la
meditación; agradecí al Señor por haberme hecho quedar en casa. En aquel día
Dios me concedió muchas consolaciones celestiales.

65 Un día en el noviciado, cuando la Madre Maestra me había destinado a la cocina de


las niñas, me afligí mucho por no estar en condiciones de cargar con las ollas que
eran enormes. Lo mas difícil para mi era escurrir las papas, a veces caía la mitad
de ellas. Cuando lo dije a la Madre Maestra me contestó que poco a poco me
acostumbraría y adquiriría práctica. No obstante esta dificultad no desaparecía ya
que mis fuerzas iban disminuyendo cada día y debido a la falta de fuerzas me

34
apartaba cuando venia el momento de escurrir las papas. Las hermanas se dieron
cuenta de que evitaba ese trabajo y se extrañaban muchísimo; no sabían que no
podía ayudarles a pesar de empeñarme con todo fervor y sin ningún cuidado para
mi misma. Al mediodía, durante el examen de conciencia me quejé al Señor por la
falta de fuerzas. De repente oí en el alma estas palabras: A partir de hoy te
resultará muy fácil. Aumentaré tus fuerzas. Por la noche, cuando vino el
momento de escurrir las papas corrí la primera, confiada en las palabras del Señor.
Cogí la olla con facilidad y las escurrí bastante bien. Pero cuando quité la tapadera
para hacer salir el vapor, en vez de papas vi en la olla ramilletes de rosas rojas, tan
bellas que es difícil describirlas. Jamás había visto semejantes. Me quedé
sorprendida sin entender su significado, pero en aquel momento oí una voz en mi
alma: Tu pesado trabajo lo transformo en ramilletes de las flores más bellas y
su perfume sube hasta Mi trono. Desde ese momento trate de escurrir las papas
no solamente durante la semana (27) asignada a mí en la cocina [60] sino que
trataba de sustituir en este trabajo a otras hermanas durante su turno. Pero no
solamente [en] este trabajo, sino en cada trabajo pesado trataba de ser la primera en
ayudar, porque había experimentado cuanto eso agradaba a Dios.

66 ¡Oh tesoro inagotable de la pureza de la intención que haces perfectas y tan


agradables a Dios todas nuestras acciones!

Oh Jesús, Tú sabes que débil soy, por eso quédate siempre conmigo, guía mis
acciones, todo mi ser. Tú, mi mejor Maestro. De verdad, oh Jesús, me invade el
miedo cuando veo mi miseria, pero a la vez me tranquilizo viendo Tu misericordia
insondable que es más grande que mi miseria desde toda una eternidad. Y esta
disposición de ánimo me reviste de Tu poder. Oh gozo que se deriva del
conocimiento de mi misma, Oh verdad inmutable. Eterna es Tu firmeza.

67 Cuando, poco tiempo después de mis primeros votos, me enfermé [61] y a pesar del
Cordial y cariñoso cuidado de las Superioras, a pesar de los tratamientos médicos,
no estaba ni mejor ni peor, entonces empezaron a llegarme voces de que fingía. Y
así comenzó mi sufrimiento, se duplicó y duro un tiempo bastante largo. Un día
me quejé ante Jesús que yo era una carga para las hermanas. Me contestó Jesús:
No vives para ti, sino para las almas. Otras almas se beneficiarán de tus
sufrimientos. Tus prolongados sufrimientos les darán luz y fuerza para
aceptar mi Voluntad.

68 El sufrimiento mas grande para mi era la impresión de que mis oraciones y mis
buenas obras no agradaban al Señor. No me atrevía a mirar hacia el cielo. Eso me
producía un sufrimiento tan grande que cuando estaba en la capilla para los
ejercicios
espirituales comunitarios, terminados aquellos, la Madre Superiora [62] me llamaba
y
me decía: Pida, hermana, a Dios, gracia y consolación, porque yo misma veo y (28)
me lo dicen otras hermanas, que al sólo verla, hermana, usted suscita compasión.
De
verdad, no sé qué hacer con usted. Le ordeno no afligirse por nada. Sin embargo,
todos esos coloquios con la Madre Superiora no me dieron alivio, ni me aclararon
nada. Una oscuridad aún más densa me ocultaba a Dios. Busqué ayuda en el
confesionario, pero tampoco allí la encontré. Un sacerdote virtuoso quiso

35
ayudarme, pero yo estaba tan preocupada que ni siquiera supe explicar mis
tormentos y eso me causó sufrimientos aún mayores. Una tristeza mortal se
apoderó de mi alma hasta tal punto que no lograba ocultarla y se manifestaba
también exteriormente. Perdí la esperanza. La noche cada vez más oscura. El
sacerdote con quien me confesaba me dijo: Yo veo en usted, hermana, unas gracias
particulares y estoy completamente tranquilo por usted. ¿Por qué, pues, se
atormenta tanto? Pero, en aquel entonces, yo no lo entendía, pues me extrañaba
enormemente cuando por penitencia me hacia rezar el Te Deum o el Magnificat, o a
veces, al atardecer, debía correr rápidamente por el jardín o reírme ruidosamente
diez veces al día. Esas penitencias me asombraban mucho, pero a pesar de ellas ese
sacerdote no me ayudó mucho. El Señor quería, quizá, que yo lo alabase con el
sufrimiento. El sacerdote me consolaba [diciendo] que encontrándome en ese
estado agradaba más a Dios que si estuviera inundada de las más grandes
consolaciones. Qué gracia tan grande de Dios, hermana, que usted en el actual
estado de tormentos espirituales en que se encuentra, no ofenda a Dios, sino que
trata de ejercitarse en las virtudes. Yo observo su alma, veo en ella grandes planes
de Dios y gracias especiales, y viendo esto en usted, hermana, doy gracias al Señor.
Sin embargo y a pesar de todo mi alma se encontraba en suplicios y tormentos
inexpresables. Imitaba al ciego que se fía de su guía y agarra con fuerza su mano y
ni por un momento me alejaba de la obediencia que era mi tabla de salvación en la
prueba de fuego.

69 (29) + Jesús, Verdad Eterna, fortalece mis fuerzas débiles. Tú, oh Señor, lo puedes
todo. Se que sin Ti mis esfuerzos no valen nada. Oh Jesús, no Te ocultes ante mí,
porque no puedo vivir sin Ti. Escucha el llamado de mi alma; no se ha agotado,
Señor, Tu misericordia pues ten piedad de mi miseria. Tu misericordia supera la
inteligencia de los ángeles y de los hombres juntos, y aunque me parece que no me
escuchas, no obstante he depositado mi confianza en el mar de Tu misericordia y sé
que mi esperanza no será defraudada.

70 Solo Jesús sabe cuán pesado y difícil es cumplir con sus deberes cuando el alma se
encuentra en ese estado de tormentos interiores, las fuerzas físicas están debilitadas
y la mente ofuscada. En el silencio de mi corazón me repetía: Oh Cristo, para Ti
las delicias y el honor y la gloria, y para mi el sufrimiento. No retrasare ni un solo
paso para seguirte, aunque las espinas hieran mis pies.

71 Cuando me enviaron para un tratamiento a la casa de Plock, tuve la suerte de


adornar con flores la capilla. Eso fue en Biala [63]. La Hermana Tecla no siempre
tenía tiempo, pues a menudo yo sola adornaba la capilla. Un DIA recogí las más
bellas rosas para adornar la habitación de cierta persona. Al acercarme al pórtico,
vi. al Señor Jesús que estaba de pie en ese pórtico y me preguntó amablemente:
Hija Mía, ¿a quien llevas estas flores? Mi silencio fue la respuesta al Señor,
porque en aquel momento me di cuenta de que tenía un sutil apego a esa persona de
lo que antes no me daba cuenta. Jesús desapareció en seguida. En el mismo
instante tiré las flores al suelo y fui delante del Santísimo sacramento con el
corazón lleno de agradecimiento por la gracia de haberme conocido a mi misma.

Oh Sol Divino, en Tus rayos el alma ve aun los mas pequeños granitos de polvo
que no Te agradan.

36
72 (30) Jesús, Verdad Eterna, Vida nuestra, Te suplico e imploro Tu misericordia para
los pobres pecadores. Oh Sacratísimo Corazón, Fuente de Misericordia de donde
brotan rayos de gracias inconcebibles sobre toda la raza humana. Te pido luz para
los pobres pecadores. Oh Jesús, recuerda Tu amarga Pasión y no permitas que se
pierdan almas redimidas con tan Preciosa, Santísima Sangre Tuya. Oh Jesús,
cuando considero el alto precio de Tu Sangre, me regocijo en su inmensidad
porque una sola gota habría bastado para salvar a todos los pecadores. Aunque el
pecado es un abismo de maldad e ingratitud, el precio pagado por nosotros jamás
podrá ser igualado. Por lo tanto, haz que cada alma confié en la Pasión del Señor y
que ponga su esperanza en su misericordia. Dios no le negara su misericordia a
nadie. El cielo y la tierra podrán cambiar, pero jamás se agotara la misericordia de
Dios. ¡Oh, que alegría arde en mi corazón, cuando contemplo Tu bondad
inconcebible, oh Jesús mío! Deseo traer a todos los pecadores a Tus pies para que
glorifiquen Tu misericordia por los siglos de los siglos.

73 Oh mi Jesús, a pesar de la noche oscura en torno mío y de las nubes sombrías que
me cubren el horizonte, se que el sol no se apaga. Oh Señor, aunque no Te puedo
comprender ni entiendo Tu actuación, confió, sin embargo en Tu misericordia. Si
es Tu voluntad, Señor, que yo viva siempre en tal oscuridad, seas bendito. Te pido
una sola cosa, no dejes que Te ofenda de ningún modo. Oh Jesús mío, solo Tú
conoces las añoranzas y los sufrimientos de mi corazón. Me alegro de poder sufrir
aunque sea un poco por Ti. Cuando siento que el sufrimiento supera mis fuerzas,
entonces me refugio en el Señor en el Santísimo Sacramento y un profundo
silencio es mi oración al Señor.

(31) Confesión de una de nuestras alumnas.

74 Desde el momento cuando una fuerza misteriosa empezó a apremiarme a que


solicitara aquella Fiesta y a que fuera pintada la imagen, no puedo lograr la paz.
Algo me satura por completo y, sin embargo, me invade el temor de si solo es una
ilusión. Estas dudas siempre venían de fuera, porque en el fondo de mi alma sentía
que era el Señor quien traspasaba mi alma. El confesor con quien me confesaba
entonces me decía que existían casos de ilusiones, y yo sentía que aquel confesor
parecía tener miedo de confesarme. Era para mí un tormento. Al haberme dado
cuenta de que tenía poco apoyo por parte de los hombres, me refugie aun más en el
Señor Jesús, en el mejor Maestro. En algún momento, cuando me invadió la duda
de si la voz que oía era del Señor, me dirigí a Jesús en un coloquio interior, sin
pronunciar una palabra. De repente alguna fuerza penetro mi alma, dije: Si Tu
eres verdaderamente mi Dios que estas en comunión conmigo y me hablas, Te
pido, Señor, que esa alumna [64] se confiese hoy mismo y esa señal me fortalecerá.
En ese mismo instante aquella muchacha pidió la confesión.

75 La Madre de la clase, sorprendida de su cambio repentino, no tardó en buscar a un


sacerdote y esa persona se confeso muy arrepentida. De inmediato oí en mi alma la
siguiente voz: ¿Me crees ahora? Otra vez una fuerza extraña llenó mi alma, me
reforzó y me fortaleció hasta tal punto que yo misma me asombré de haber podido
dudar por un momento. Sin embargo estas dudas siempre venían de fuera y eso me
llevó a encerrarme aun más en mi misma. Al sentir durante la confesión la
incertidumbre del confesor, no descubro mi alma a fondo sino que solamente me

37
acuso de mis pecados. Si el sacerdote mismo no tiene serenidad, no la da a otras
almas.

Oh sacerdotes, cirios encendidos que alumbran las almas, que su claridad no


oscurezca jamás. Comprendí que no era la voluntad de Dios que descubriera
entonces el fondo de mi alma. Dios me concedió esta gracia mas tarde.

76 (32) Jesús mió, guía mi mente, toma posesión absoluta de todo mi ser, enciérrame
en el fondo de Tu Corazón y protégeme del asalto del enemigo. En Ti toda mi
esperanza. Habla a través de mi boca cuando yo, miseria absoluta, este con los
poderosos y los sabios para que reconozcan que esta causa es Tuya y de Ti
proviene.

Tinieblas y tentaciones.

77 Mi mente estaba extrañamente obscurecida, ninguna verdad me parecía clara.


Cuando me hablaban de Dios, mi corazón era como una roca. No lograba sacar del
corazón ni un solo sentimiento de amor hacia Él. Cuando con un acto de voluntad
trataba de permanecer junto a Dios, experimentaba grandes tormentos y me parecía
que con ello causaba una ira mayor de Dios. No podía absolutamente meditar tal y
como meditaba anteriormente. Sentía un gran vacío en mi alma y no conseguía
llenarlo con nada. Empecé a sentir el hambre y el anhelo de Dios, pero veía toda
mi impotencia. Trataba de leer despacio, frase por frase y meditar del mismo
modo, pero fue en vano. No comprendía nada de lo que leía. Delante de los ojos
de mi alma estaba constantemente todo el abismo de mi miseria. Cuando iba a la
capilla por algunos ejercicios espirituales, siempre experimentaba aun más
tormentos y tentaciones. A veces, durante toda la Santa Misa luchaba con los
pensamientos blasfemos que trataban de salir de mis labios. Sentía aversión por los
santos sacramentos. Me parecía que no sacaba ninguno de los beneficios que los
santos sacramentos ofrecen. Me acercaba [a ellos] solamente por obediencia al
confesor y esa ciega obediencia era para mi el único camino que debía seguir y
[mi] tabla de salvación. Cuando el sacerdote me explico que ésas eran las pruebas
enviadas por Dios y que, “con el estado en que te encuentras no sólo no ofendes a
Dios, sino que le agradas mucho, (33) es una señal que Dios te ama inmensamente
y que confía en ti, porque te visita con estas pruebas.” No obstante esas palabras
no me consolaron, me parecía que no se referían en nada a mí. Una cosa me
extrañaba. A veces cuando sufría enormemente, en el momento de acercarme a la
confesión, de repente todos estos terribles tormentos cesaban; pero cuando me
alejaba de la rejilla, todos esos tormentos volvían a golpearme [con] mayor furia.
Entonces me postraba delante del Santísimo sacramento y repetía esas palabras:
Aunque me mates, yo confiaré en Ti [65]. Me parecía que agonizaba en aquellos
dolores. El pensamiento que más me atormentaba era que yo era rechazada por
Dios. Luego venían otros pensamientos: ¿Para que empeñarme en las virtudes y
en buenas obras? ¿Para que mortificarme y anonadarme? ¿Para que hacer votos?
¿Para que rezar? ¿Para que sacrificarme e inmolarme? ¿Para que ofrecerme como
victima en cada paso? ¿Para que, si ya soy rechazada por Dios? ¿Para que estos
esfuerzos? Y aquí solamente Dios sabe lo que ocurría en mi corazón.

78 Terriblemente atormentada por estos sufrimientos entré en la capilla y de la


profundidad de mi alma dije estas palabras: Haz conmigo, Jesús, lo que Te plazca.

38
Yo Te adoraré en todas partes. Y que se haga en mi Tu voluntad, oh Señor y Dios
mío, y yo glorificaré Tu infinita misericordia. Después de este acto de sumisión
cesaron estos terribles tormentos. De repente vi. a Jesús que me dijo: Yo estoy
siempre en tu corazón. Un gozo inconcebible inundó mi alma y [llenó] de gran
amor de Dios que inflamó mi pobre corazón. Veo que Dios nunca permite
[sufrimientos] por encima de lo que podemos soportar. Oh, no temo nada; si
manda al alma grandes tribulaciones, la sostiene con una gracia aun mayor, aunque
no la notamos para nada. Un solo acto de confianza en tal momento da más gloria
a Dios que muchas horas pasadas en el gozo de consolaciones durante la oración.
Ahora veo que si Dios quiere mantener a un alma en la oscuridad, no la iluminará
ningún libro ni confesor.

79 (34) Oh Maria, Madre y Señora mía. Te ofrezco mi alma y mi cuerpo, mi vida y


mi muerte y todo lo que vendrá después de ella. Pongo todo en tus manos, oh mi
Madre. Cubre mi alma con tu manto virginal y concédeme la gracia de la pureza
de corazón, alma y cuerpo. Con tu poder defiéndeme de todo enemigo,
especialmente de aquellos que esconden su malicia bajo una máscara de virtud. Oh
Espléndida Azucena, Tu eres mi espejo, oh mi Madre.

80 Jesús, Divino prisionero del amor, cuando considero Tu amor y como Te has
anonadado por mi, mis sentidos desfallecen. Encubres Tu Majestad inconcebible y
Te humillas rebajándote a mi, un ser miserable. Oh Rey de la Gloria, aunque
ocultas Tu hermosura, el ojo de mi alma desgarra el velo. Veo a los coros de
ángeles que te honran incisamente y a todas las potencias celestiales que Te alaban
sin cesar y que Te dicen continuamente: Santo, Santo, Santo.

Oh ¿Quién comprenderá Tu amor y Tu misericordia insondable hacia nosotros?


Oh prisionero del amor, encierro mi pobre corazón en este tabernáculo para
adorarte sin cesar día y noche. No se de ninguna objeción a esta adoración, y
aunque estoy físicamente lejos de Ti, mi corazón esta siempre Contigo. Nada
puede impedir mi amor hacia Ti. No existe ningún obstáculo para mí. Oh Jesús Te
consolare por todas las ingratitudes, por las blasfemias, por la tibieza, por el odio
de los impíos, por los sacrilegios. Oh Jesús, deseo arder como victima pura y
anonadada delante del trono de Tu escondite. Te ruego incesantemente por los
pecadores agonizantes.

81 Oh Santa Trinidad, Dios Uno e Indivisible, bendito seas por este gran regalo y
testamento de misericordia. Oh Jesús mío, para compensarte por los blasfemos,
callaré cuando me reprendan injustamente, para satisfacerte aunque sea en una
pequeña parte. En mi alma Te estoy cantando continuamente un himno y nadie lo
puede sospechar ni entender. El canto de mi alma lo conoces sólo Tú, oh Creador
y Señor mío.

82 (35) No me dejare arrebatar por el trabajo hasta el punto de olvidarme a Dios.


Pasare todos los momentos libres a los pies del Maestro oculto en el Santísimo
Sacramento. Él me enseña desde los años más tiernos.

83 Escribe esto: Antes de venir como el Juez Justo, vengo como el Rey de
Misericordia. Antes de que llegue el día de la justicia, les será dado a los
hombre este signo en el cielo.

39
Se apagara toda luz en el cielo y habrá una gran oscuridad en toda la tierra.
Entonces, en el cielo aparecerá el signo de la cruz y de los orificios donde
fueron clavadas las manos y los pies del salvador, saldrán grandes luces que
durante algún tiempo iluminaran la tierra. Eso sucederá poco tiempo antes
del ultimo día.

84 Oh Sangre y Agua que brotaste del Corazón de Jesús, como una Fuente de
Misericordia para nosotros, en Ti confío.

Vilna, 2 VIII 1934

85 El viernes, después de la Santa Comunión fui trasladada en espíritu delante del


trono de Dios. Delante del trono de Dios vi. las Potencias Celestiales que adoran a
Dios sin cesar. Más allá del trono vi. una claridad inaccesible a las criaturas; allí
entra solamente el Verbo Encarnado como Intercesor. Cuando Jesús entro en esa
claridad, oí estas palabras: Escribe en seguida lo que vas a oír: Soy el Señor en
Mi Esencia y no conozco mandatos ni necesidades. Si llamo a las criaturas a la
vida, esto es el abismo de Mi misericordia. En aquel mismo momento me vi. en
nuestra capilla, como antes en mi reclinatorio. La Santa Misa terminó. Ya tenía
escritas estas palabras.

86 + Cuando vi. cuanto mi confesor [66] debía sufrir a causa de la obra que Dios
realizaba a través de el, me espanté durante un momento y dije al Señor Jesús,
después de todo esta obra es Tuya, pues ¿por qué (36) Te portas con él de tal modo
que parece que se la dificultas, mientras exiges que la lleve adelante?

Escribe que día y noche Mi mirada descansa sobre él y permito estas


contrariedades para multiplicar sus meritos. Yo no recompenso por el
resultado positivo sino por la paciencia y el trabajo emprendido por Mí.

Vilna, 26 X 1934, Viernes

87 Cuando iba con las alumnas [67] de la huerta a cenar, eran las seis menos diez, vi.
al Señor Jesús encima de nuestra capilla bajo la misma apariencia que tenía cuando
lo había visto por primera vez. Tal y como está pintado en esta imagen. Esos dos
rayos que salían del Corazón de Jesús, envolvieron nuestra capilla y la enfermería y
después toda la ciudad y se extendieron sobre el mundo entero. Eso duro quizás
unos cuatro minutos y desapareció. Una de las jovencitas que estaba junto a mí, un
poco detrás de las otras, también vio esos rayos, pero no vio a Jesús ni vio de
donde esos rayos salían. Quedo muy impresionada y [lo] contó a otras muchachas.
Las muchachas empezaron a reírse de ella, [diciendo] que fue una alucinación o tal
vez la luz de un aeroplano, pero ella se obstinaba fuertemente en su opinión y decía
que nunca en su vida había visto tales rayos. Cuando las jovencitas le reprochaban
que a lo mejor era un reflector, ella contesto que conocía la luz del reflector. Rayos
como aquellos nunca los había visto. Después de la cena esa muchacha se dirigió a
mí y me dijo que esos rayos la habían impresionado tanto que no conseguía
calmarse; habría hablado continuamente de ello, sin embargo no vio al Señor Jesús.
Y me recordaba esos rayos sin cesar poniéndome así en cierta dificultad, dado que
no le podía decir que había visto al Señor Jesús. Oré por esa querida alma pidiendo

40
que el Señor le concediera las gracias que ella tanto necesitaba. Mi corazón se
alegró porque Jesús Mismo se hace conocer en su obra. Aunque por ese motivo
tuve grandes disgustos, no obstante por Jesús se puede soportar todo.
88 (37) + Cuando fui a la adoración, sentí la cercanía de Dios. Después de un
momento vi. a Jesús y a Maria. Esta visión llenó mi alma de alegría y le pregunté
al Señor: ¿Cuál es tu voluntad, Jesús, en esta cuestión en la que el confesor me
ordena preguntar? Jesús me contestó: Es Mi voluntad que esté aquí y que no se
dispense a sí mismo. Y pregunté a Jesús si estaba bien la inscripción: “Cristo, rey
de Misericordia”, Jesús me contestó: Soy Rey de Misericordia, y no dijo
“Cristo”. Deseo que esta imagen sea expuesta en público el primer domingo
después de Pascua de Resurrección. Ese domingo es la Fiesta de la
Misericordia. A través del Verbo Encarnado doy a conocer el abismo de Mi
misericordia.
89 Sucedió que, tal y como el Señor había pedido, el primer acto de veneración a esta
imagen por parte del publico [68] tuvo lugar el primer domingo después de Pascua.
Durante tres días la imagen estuvo expuesta en publico, y recibió la veneración
publica porque había sido colocada en Ostra Brama, en un ventanal, en lo alto, por
eso se la veía desde muy lejos. Durante esos tres días en Ostra Brama fue
celebrada con solemnidad la clausura del Jubileo de la Redención del Mundo, el 19
centenario de la Pasión del salvador. Ahora veo que la obra de la Redención esta
ligada a la obra de la misericordia que reclama el Señor.
90 Un día vi. interiormente lo mucho que iba a sufrir mi confesor. Los amigos lo
abandonarán y todos se opondrán a usted y las fuerzas físicas disminuirán. Lo vi.
como un racimo de uva elegido por el Señor y arrojado bajo la prensa de los
sufrimientos, su alma. Padre, en algunos momentos estaré llena de dudas respecto
a mi y a esta obra. Y vi como si Dios Mismo le fuera contrario, y pregunté al
Señor ¿por qué se portaba así con el?, como si le dificultara lo que le
encomendaba. Y el Señor dijo: Me porto así con el para dar testimonio de que
esta obra es Mía. Dile que (38) no tenga miedo de nada, Mi mirada esta
puesta en él, día y noche. En su corona habrá tantas coronas cuantas almas se
salvaran a través de esta obra. Yo no premio por el éxito en el trabajo sino
por el sufrimiento.

91 Jesús mío, Tu solo sabes cuantas persecuciones sufro, y solamente porque Te soy
completamente fiel a Ti y a Tus órdenes. Tú eres mi fuerza; apóyame para que
siempr
e cumpla con fidelidad todo lo que exiges de mí. Yo, por mi misma, no puedo
hacer nada, pero si Tú me apoyas, todas las dificultades son nada para mí. Oh
Señor, veo que desde el primer momento en que mi alma recibió la capacidad de
conocerte, mi vida es una lucha continua y cada vez mas violenta. Cada mañana
durante la meditación me preparo para la lucha de todo el día, y la Santa Comunión
es mi garantía de que venceré, y así sucede. Temo el día en que no tenga la Santa
Comunión,. Este Pan de los fuertes me da toda la fuerza para continuar esta obra y
tengo el valor de cumplir todo lo que exige el Señor. El valor y la fortaleza que
están en mi no son míos sino de quien habita en mi, la Eucaristía. Jesús mío, ¡que
grandes son las incomprensiones! A veces, si no tuviera la Eucaristía, no tendría la
fuerza para seguir el camino que me has indicado.

41
92 La humillación es [mi] alimento cotidiano. Comprendo que la esposa acepta todo
lo que atañe a su Esposo, por eso la vestimenta del desprecio que lo ha cubierto a
Él debe cubrirme a mí también. En los momentos en que sufro mucho, trato de
callarme, porque desconfío de la lengua que en esos momentos es propensa a
hablar de si misma, en lugar de servirme para alabar a Dios por todos los beneficios
y dones que me han sido proporcionados. Cuando recibo a Jesús en la Santa
Comunión, le ruego con fervor que se digne sanar mi lengua para que no ofrenda
con ella ni a Dios ni al prójimo. Deseo que mi lengua alabe a Dios sin cesar.
Grandes culpas se cometen con la lengua. Un alma no llegara a la santidad si no
tiene cuidado con su lengua.
93 (39) + Resumen del Catecismo de los votos religiosos [69].

P. ¿Qué es un voto?
R. El voto es una promesa hecha a Dios voluntariamente de realizar actos cada vez
más perfectos.
P. ¿Obliga el voto en la materia prescrita por los mandamientos?
R. Si. Realizar un acto en la materia prescrita por los mandamientos tiene doble
valor y dobles meritos, mientras que descuidarlo es un delito doble y una maldad,
porque si se quebranta un voto, entonces al pecado contra el mandamiento se agrega
el pecado de sacrilegio.
P. ¿Por que los votos religiosos tienen tan alto valor?
R. Porque constituyen el fundamento de la vida religiosa, aprobada por la Iglesia,
en la que los miembros unidos en una Comunidad religiosa, se comprometen a
tender incesantemente a la perfección por medio de los tres votos religiosos de
pobreza, castidad y obediencia, según la regla de la Congregación.
P. ¿Qué significa tender hacia la perfección?
R. Tender hacia la perfección significa que el estado religioso, por si solo, no
exige la perfección ya adquirida, sino que obliga, bajo la pena de pecado, a un
trabajo diario para alcanzarla. Por lo tanto, un religioso que no quiere
perfeccionarse, descuida la principal obligación de su estado.
P. ¿Qué son los votos religiosos (solemnes)?
R. Los votos religiosos (solemnes) son tan absolutos que sólo el Santo Padre puede
dispensar de ellos y solamente en casos excepcionales.
P. ¿Qué son los votos simples?
R. Son los votos menos absolutos, de los votos perpetuos y anuales que dispensa la
Santa Sede.
(40) P. ¿Qué diferencia hay entre el voto y la virtud?
R. El voto abarca solamente lo que es mandado por la regla, bajo la pena de
pecado, mientras que la virtud se eleva más alto y facilita cumplir el voto, y en caso
contrario, al quebrantar el voto se falta a la virtud y la daña.
P. ¿A qué comprometen los votos religiosos?
R. Los votos religiosos obligan a pretender alcanzar las virtudes y a la sumisión
total a los Superiores y a la regla, con lo cual el religioso entrega su persona a favor
de la Congregación, renunciando a todos los derechos sobre ella y sobre sus
actividades que dedica al servicio de Dios.

El voto de pobreza

El voto de pobreza es una renuncia voluntaria al derecho de propiedad o de su uso,


para agradar a Dios.

42
P. ¿A qué objetos se refiere el voto de pobreza?
R. A todos los bienes y objetos pertenecientes a la Congregación. A lo que uno ha
entregado, objetos o dinero, como han sido aceptados, ya no tiene derecho. Todas
las limosnas o donaciones, que uno recibiría a titulo de agradecimiento u otro,
pertenecen a la Congregación. Todo ingreso por trabajo o incluso rentas, no pueden
ser usadas sin violar el voto.
P. ¿Cuándo se infringe o viola el voto según el séptimo mandamiento?
R. Se infringe cuando sin permiso se toma para si o para alguien una cosa
perteneciente a la casa; cuando sin permiso se guarda alguna cosa con la finalidad
de apropiarse de ella; cuando sin autorización se vende o cambia alguna cosa
perteneciente a la Congregación; cuando se usa una cosa con otra finalidad a la
encomendada por el Superior; cuando se da o se recibe de alguien cualquier cosa
sin permiso; cuando se destruye o estropea algo por negligencia; cuando al
trasladarse de una casa a otra se lleva algo sin permiso. En caso de infringir el voto
de pobreza el religioso (41) debe igualmente la restitución a la Congregación.

La virtud de la pobreza

Es una virtud evangélica que compromete al corazón a separarse de los bienes


temporales a lo cual el religioso esta obligado estrictamente en virtud de su
profesión.

P.?Cuando se peca contra la virtud de la pobreza?


R. Cuando se desean cosas contrarias a esta virtud: cuando se toma apego a alguna
cosa, cuando usa cosas superfluas.
P. ¿Cuántos y cuáles son los grados de pobreza?
R. En la practica de la profesión hay cuatro grados de pobreza: no disponer de nada
sin depender de los Superiores (estricta materia del voto); evitar la opulencia,
conformarse con lo indispensable (constituye la virtud); tender de buena gana a las
cosas mas míseras y esto con la satisfacción interior; como la celda, la ropa, la
comida, etcétera; estar contento de la escasez.

El voto de castidad

P. ¿A qué obliga este voto?

R. A renunciar al matrimonio y a evitar todo lo que está prohibido por el sexto y el


noveno mandamientos.
P. ¿La falta contra la virtud es una violación del voto?
R. Cualquier falta contra la virtud es a la vez una violación del voto, porque en esto
no hay tal diferencia entre el voto y la virtud como en la pobreza y en la obediencia.
(42) P. ¿Todo pensamiento malo es pecado?
R. No todo pensamiento malo es pecado, pero llega a serlo solamente cuando a la
reflexión de la mente se una la conformidad de la voluntad y el consentimiento.
P. ¿Además de los pecados contra la castidad hay algo mas que perjudica la virtud?
R. La virtud se ve perjudicada por la falta de control de los sentidos de la
imaginación, y de los sentimientos, la familiaridad y las amistades sentimentales.
P. ¿Cuáles son los métodos para conservar la virtud?
R. Combatir las tentaciones interiores con la presencia de Dios y además luchar sin
temor. En cuanto a las tentaciones exteriores, evitando las ocasiones. En total hay

43
siete métodos principales. El primero, la guarda de los sentidos, y [luego] evitar las
ocasiones, evitar el ocio, alejar prontamente las tentaciones, evitar cualquier
amistad y especialmente las particulares, [cultivar] el espíritu de mortificación,
revelar las tentaciones al confesor.

Además hay cinco medios para conservar la virtud: la humildad, el espíritu de


oración, la observancia de la modestia, la fidelidad a la regla, una devoción sincera
a la Santísima Virgen Maria.

El voto de la obediencia

El voto de la obediencia es superior a los dos primeros, ya que en realidad es el que


constituye el holocausto, y es el más necesario porque forma y mantiene en vida
toda la estructura religiosa.
P. ¿A qué obliga el voto de obediencia?
R. Con el voto de obediencia el religioso promete a Dios obedecer a sus legítimos
superiores en todo lo que le manden en virtud de la regla. El voto de obediencia
hace al religioso dependiente de su Superior en virtud de la regla durante toda su
vida y en todos los asuntos. El religioso comete un pecado grave contra el voto
cada vez que no obedece una orden recibida (43) en virtud de la obediencia o de la
regla.

La virtud de la obediencia

La virtud de la obediencia va mas allá del voto, abarca la regla, los decretos, e
incluso los consejos de los Superiores.
P. ¿es necesaria al religioso la virtud de la obediencia?
R. La virtud de la obediencia es tan necesaria al religioso que aunque obrase bien
[pero] en contra de la obediencia, (sus actos) se convertirían en malos o sin merito.
P. ¿Se puede pecar gravemente contra la virtud de la obediencia?
R. Se peca gravemente si se desprecia la autoridad o la orden del Superior; si de la
desobediencia resulta un daño espiritual o temporal para la Congregación.
P. ¿Qué faltas ponen en peligro el voto?
R. Los prejuicios y antipatías hacia el Superior, murmuraciones y críticas, la
holgazanería y la negligencia.

Los grados de obediencia

Ejecución solicita y total. La obediencia de la voluntad, cuando la voluntad impulsa


al intelecto a someterse a la opinión del Superior. San Ignacio da, además, tres
métodos que facilitan [la obediencia]: siempre ver a Dios en el Superior, cualquiera
que sea; justificar interiormente la orden o la opinión del Superior; aceptar cada
orden como si fuera de Dios, sin discutir y sin reflexionar. El medio general – la
humildad. No hay nada difícil para una persona humilde.
94 (44) Oh Señor mió, incendia mi amor hacia Ti, para que entre tormentas,
sufrimientos y pruebas, no desfallezca mi espíritu. Tú ves que débil soy yo. El
amor lo puede todo.
95 + Un conocimiento más profundo de Dios y el terror del alma. Al principio Dios
se hace conocer como santidad, justicia, bondad, es decir misericordia. El alma no
conoce todo esto a la vez, sino singularmente en relámpagos, es decir en los

44
acercamientos de Dios. Eso no dura mucho tiempo, porque no podría soportar esta
luz. Durante la oración el alma recibe un relámpago de esta luz, que le imposibilita
orar al alma como hasta entonces. Puede esforzarse cuanto quiera, y esforzarse a
orar como antes, todo en vano, se hace absolutamente imposible continuar rezando
como se rezaba antes de recibir esta luz. La luz que toco al alma, es viva en ella y
nada la puede extinguir ni obscurecer. Este relámpago de conocimiento de Dios
arrastra su alma e incendia el amor hacia Él. Pero a la vez este mismo relámpago
permite al alma conocer lo que es y ella ve todo su interior en una luz superior y se
levanta horrorizada y asustada. Sin embargo no permanece en aquel espanto, sino
que empieza a purificarse y humillarse, postrarse ante el Señor, y estas luces se
hacen más fuertes y más frecuentes; cuanto más cristalina se hace el alma, tanto
mas penetrantes son estas luces. Sin embargo si el alma ha respondido fiel y
resueltamente a estas primeras gracias, Dios la llena con sus consuelos y se entrega
a ella de modo sensible. Entonces el alma entra casi en relación de intimidad con
Dios y se alegra enormemente; piensa que ya ha alcanzado el grado designado de
perfección, ya que los errores y los defectos están dormidos en ella y piensa que ya
no los tiene. Nada le parece difícil, esta preparada para todo. Empieza a
sumergirse en Dios y a disfrutar de las delicias de Dios. Es llevada por la gracia y
no se da cuenta en absoluto de que puede llegar el momento de la prueba y de la
lucha. Y en realidad este estado no dura mucho tiempo. Llegaran otros momentos,
pero debo mencionar que el alma responde con mas fidelidad a la gracia de Dios si
tiene un confesor experimentado a quien confía todo.
96 (45) + Pruebas enviadas por Dios a un alma particularmente amada. Tentaciones y
oscuridades: Satanás.
El amor del alma no es todavía como Dios lo desea. De repente el alma pierde la
presencia de Dios. Se manifiestan en ella distintas faltas y errores con los cuales
tiene que llevar a cabo una lucha encarnizada. Todos los errores levantan la
cabeza, pero su vigilancia es grande. En el lugar de la anterior presencia de Dios
ha entrado la aspereza y la sequía espiritual, no encuentra satisfacción en los
ejercicios espirituales, no puede rezar, ni como antes, ni como oraba ahora. Lucha
por todas partes y no encuentra satisfacción. Dios se le ha escondido y ella no
encuentra satisfacción en las criaturas, y ninguna criatura sabe consolarla. El alma
desea a Dios apasionadamente, pero ve su propia miseria, empieza a sentir la
justicia de Dios. Ve como si hubiera perdido todos los dones de Dios, su mente
esta como nublada, la oscuridad envuelve toda su alma, empieza un tormento
inconcebible. El alma ha intentado presentar su estado al confesor, pero no ha sido
comprendida. Se hunde en una inquietud aun mayor. Satanás comienza su obra.
97 La fe queda expuesta al fuego, la lucha es dura, el alma hace esfuerzos, persevera
junto a Dios con un acto de voluntad. Con el permiso de Dios, Satanás sigue mas
adelante, la esperanza y el amor están puestos a prueba. Estas tentaciones son
terribles, Dios sostiene al alma ocultamente. Ella no lo sabe, ya que de otra forma
no podría resistir. Y Dios sabe lo que puede mandar al alma. El alma [es] tentada
de incredulidad respecto a las verdades reveladas, a la falta de sinceridad frente al
confesor. Satanás le dice: Mira, nadie te comprenderá ¿para que hablar de todo
esto? En sus oídos suenan las palabras de las cueles ella queda aterrorizada y le
parece que las pronuncia contra Dios. Ve lo que no le gustaría ver. Oye lo que no
quiere oír, y es terrible no tener en tales momentos al confesor experto. Ella
soporta solo todo el peso; pero dentro de lo que está en su poder, debe buscar a un
confesor bien informado, porque puede quebrarse bajo este peso, y ocurre con
frecuencia que esta al borde del abismo. (46) Todas estas pruebas son duras y

45
difíciles. Dios no las da a un alma que anteriormente no haya sido admitida a una
comunión mas profunda con Él, y no haya disfrutado de las dulzuras del Señor, y
también Dios tiene en eso sus fines insondables para nosotros. Muchas veces Dios
prepara de modo semejante al alma a los designios futuros y a grandes obras. Y
quiere probarla como oro puro, pero éste no es todavía el fin de la prueba. Existe
todavía la prueba de las pruebas, esto es [sentir] el rechazo total por parte de Dios.

+ La aprueba de las pruebas,

El abandono absoluto – la desesperación.

98 Cuando el alma sale victoriosa de las pruebas anteriores, aunque quizás tropezando, pero sigue
luchando y con profunda humildad clama al Señor: Sálvame porque perezco. Y esta todavía en
condiciones de luchar.
Ahora una terrible oscuridad envuelve al alma. El alma ve dentro de si solamente
pecados. Lo que siente es terrible. Se ve completamente abandonada de Dios,
siente como si fuera objeto de su odio y se encuentra al borde de la desesperación.
Se defiende como puede, intenta despertar la confianza, pero la oración es para ella
un tormento todavía mayor, le parece que empuja a Dios a una mayor ira. Esta
colocada en un altísimo pico que se encuentra sobre un precipicio.
El alma anhela fervientemente a Dios, pero se siente rechazada. Todos los
tormentos y suplicios del mundo son nada en comparación con la sensación en la
que se encuentra sumergida, es decir, el rechazo por parte de Dios. Nadie la puede
aliviar. Ve que se encuentra sola, no tiene a nadie en su defensa. Levanta los ojos
al cielo, pero sabe que no es para ella, todo esta perdido para ella. De una
oscuridad cae en una oscuridad aun mayor, le parece que ha perdido a Dios para
siempre, a ese Dios que tanto amaba. Este pensamiento le produce un tormento
indescriptible. Sin embargo no se conforma con eso, intenta mirar al cielo, pero en
vano; eso le causa un tormento todavía mayor.

99 (47) Nadie puede iluminar tal alma si Dios quiere mantenerla en las tinieblas. Este
rechazo por parte de Dios ella lo siente muy vivamente, de modo terrorífico. De su
corazón brotan gemidos dolorosos, tan dolorosos que ningún sacerdote los puede
comprender si no lo ha pasado el mismo. En esto el alma padece todavía
sufrimientos por parte del espíritu maligno. Satanás se burla de ella: Ves,
¿seguirás siendo fiel? He aquí la recompensa, estas en nuestro poder. Pero Satanás
tiene tanto poder sobre aquella alma cuanto Dios permite: Dios sabe cuánto
podemos resistir. ¿Y qué has ganado por haberte mortificado? ¿Y qué has
conseguido siendo fiel a la regla? ¿A qué todos estos esfuerzos? Estás rechazada
por Dios. La palabra “rechazada” se convierte en fuego que penetra cada nervio
hasta la medula de los huesos. Traspasa todo su ser por completo. Viene el
momento supremo de la prueba. El alma ya no busca ayuda en ninguna parte, se
encierra en si misma y pierde de vista todo y es como si aceptara este tormento de
rechazo. Es un momento que no sé definir. Es la agonía del alma. Cuando ese
momento empezó a acercarse a mí por primera vez, fui liberada de él en virtud de
la santa obediencia. La Maestra de novicias al verme se asustó y me mandó a
confesarme; pero el confesor no me entendió, no experimenté siquiera una sombra
de alivia. Oh Jesús, danos sacerdotes con experiencia.
Cuando dije que experimentaba en mi alma tormentos del infierno, me contestó
que él estaba tranquilo por mi alma, porque veía en mi alma una gran gracia de

46
Dios. Sin embargo yo no comprendí nada de eso y ni un pequeño rayo de luz
penetro en [mi] alma.

100 Ahora ya empiezo a sentir la falta de las fuerzas fisicas y ya no llego a cumplir las
Tareas. Ya no puedo ocultar los sufrimientos: aunque no digo ni una palabra de lo
que sufro, no obstante el dolor que se refleja en mi rostro, me delata y la Superiora
ha dicho que las hermanas vienen a ella y le dicen que cuando me ven en la capilla,
sienten compasión por mi, tan espantoso es el aspecto que tengo. Sin embargo, a
pesar de los esfuerzos, el alma no es capaz de ocultar este sufrimiento.

100 Jesus, solo Tu sabes como el alma gime en estos tormentos, sumergida en la
oscuridad, y con todo eso tiene hambre y sed de Dios, como los labios quemados
[tienen sed] del agua. Muere y aridece; muere de una muerte sin morir, es decir no
puede morir. Sus esfuerzos son nada; esta bajo una mano poderosa. (48) Ahora su
alma pasa bajo el poder del Justo. Cesan todas las tentaciones externas, calla todo
lo que la rodea, como un moribundo, pierde la percepción de lo que tiene
alrededor, toda su alma esta recogida bajo el poder del justo y tres veces santo
Dios. Rechazada por la eternidad. Este es el momento supremo y solamente Dios
puede someter un alma a tal prueba, porque sólo Él sabe que el alma es capaz de
soportarla. Cuando el alma ha sido compenetrada totalmente por este fuego
infernal, cae en la desesperación. Mi alma experimentó este momento cuando
estaba sola en la celda. Cuando el alma comenzo a hundirse en la desesperación,
senti que esstaba llegando mi agonia, entonces cogi un pequeño crucifijo y lo
estreché fuertemente en la mano; senti que mi cuerpo iba a separarse del alma y
aunque deseaba ir a las Superioras, no tenia ya las fuerzas fisicas, pronuncie las
ultimas palabras, confio en Tu misericordia, y me parecio que había impulsado a
Dios a una ira aun mayor, y me hundi en la desesperacin, y solamente de vez en
cuando de mi alma irrumpia un gemido doloroso, un gemido sin consuelo. El alma
en la agonia. Y me parecia que ya me quedaria en ese estado, porque no habria
salido de él con mis propias fuerzas. Cada recuerdo de Dios es un mar
indescriptible de tormentos, y sin embargo hay algo en el alma que anhela
fervientemente a Dios, pero a ella le parece que es solamente para que sufra mas.
El recuerdo del amor con el que Dios la rodeaba antes, es para ella un tormento
nuevo. Su mirada la traspasa por completo y todo ha sido quemado por ella en su
alma.

102 Despues de un largo momento, al entrar en la celda una de las hermanas me


encontró casi muerta. Se asustó y fue a la Maestra que en virtud de la santa
obediencia me ordenó levantarme del suelo y en seguida senti las fuerzas fisicas, y
me levanté del suelo temblando toda. La Maestra se dio cuenta inmediatamente del
estado de mi alma, me habló de la inconcebible misericordia de Dios y dijo: No se
preocupe por nada, hermana, se lo ordeno en virtud de la santa obediencia. Y
continuó: Ahora veo que Dios la llama a una gran santidad, el Señor la desea tener
cerca de sí, permitiendo estas cosas, tan pronto. Sea fiel a Dios, hermana, porque
esto es una señal de que la quiere tener en lo alto del cielo. Pero yo no entendí nada
de estas palabras.
103 (49) Al entrar en la capilla, senti como si todo se hubiera alejado de mi alma; como
si yo hubiera salido recientemente de la mano de Dios, senti que mi alma era
intangible, que yo eera una niña pequeña. De repente vi interiormente al Señor
quien me dijo: No tengas miedo, hija Mia, Yo estoy contigo. En aquel mismo

47
momento desaparecieron todas las tinieblas y los tormentos, los sentidos [fueron]
inundados de una alegría inconcebible, las facultades del alma coladas de luz.
104 Quiero decir también que, aunque mi alma ya estaba bajo los rayos de su amor, no
obstante, las huellas del suplicio soportado quedaron en mi cuerpo dos días más. El
rostro pálido como de una muerta y los ojos inyectados de sangre. Solo Jesús sabe
lo que sufrí. Comparado con la realidad, es pálido lo que he escrito. No sé
expresarlo, me parece que he vuelto del mas allá. Siento aversión a todo lo que esta
creado. Me abrazo al Corazón de Dios, como el niño recién nacido al pecho de su
madre. Miro todo con ojos distintos. Estoy consciente de lo que el Señor ha hecho
en mi alma con una palabra; de esto vivo. El recuerdo del martirio sufrido me da
escalofríos. No hubiera creído que es posible sufrir tanto si yo mismo no lo hubiera
pasado. Es un sufrimiento totalmente espiritual.
105 Sin embargo, en todos estos sufrimientos y combates no abandoné la Santa
Comunión. Cuando me pareció que no debía recibirla, entonces iba a ver a la
Maestra y le decía que no podía ir a la Santa Comunión, que me parecía que no
debía recibirla. Sin embargo ella no me permitía abandonar la Santa Comunión; y
yo iba a recibirla, y me daba cuenta de que solo la obediencia me había salvado. La
Maestra misma me dijo después que “estas experiencias habían pasado pronto
solamente porque usted, hermana, fue obediente. [Fue por] el poder de la
obediencia que usted pasó tan valientemente [la prueba].” Es verdad que el Señor
mismo me liberó de este suplicio, pero la fidelidad a la obediencia le agradó.

Aunque estas cosas son espantosas, no obstante ningún alma debería asustarse
demasiado, porque Dios nunca da por encima de lo que podemos soportar. Y por
otra parte, quizás nunca nos dé a nosotros suplicios semejantes, y lo escribo porque
si el
106 Señor quiere llevar un alma a través de (50) tales sufrimientos,
que no tenga miedo, sino que sea fiel a Dios en todo lo que depende de ella. Dios
no hará daño al alma, porque es el Amor Mismo y por este amor inconcebible la
llamó a la existencia. Pero cuando yo me encontraba angustiada, no lo comprendía.

107 Oh Dios mío, he conocido que no soy de esta tierra, el Señor


me lo ha inculcado en mi alma, [en] alto grado. Estoy presente más en el cielo que
en la tierra, aunque no descuido en nada mis deberes.

108 En esos momentos no tenía al director espiritual y no conocía


ninguna dirección. Rogaba al Señor, pero no me daba ningún director. Jesús
Mismo es mi Maestro desde la niñez hasta ahora. Me ha conducido a través de
todas las selvas y todos los peligros; veo claramente que solamente Dios pudo
llevarme por un peligro tan grande sin ningún daño ni perjuicio y mi alma quedó
intacta y vencía siempre todas las dificultades que eran inimaginables. Salía […]
[70]. Sin embargo el Señor me dio el director, pero más tarde.

109 Después de esos sufrimientos el alma se encuentra en gran


pureza de espíritu y en una gran cercanía con Dios, aunque tengo que decir que
durante los tormentos espirituales, ella está cerca de Dios, pero está ciega. La
mirada de su alma está envuelta en tinieblas y Dios está mas cerca de esta alma
sufriente, pero todo el secreto está precisamente en que ella no lo sabe. No sólo
afirma que dios la ha abandonado, sino que dice ser el objeto de su odio. ¡Qué
enfermedad tan grave de la vista del alma que deslumbrada por la luz de Dios,

48
afirma que Él está ausente, mientras es tan fuerte que la ciega!. Sin embargo,
conocí después que Dios está más cerca de ella en aquellos momentos que en
cualquier otra circunstancia, ya que con la ayuda normal de la gracia no podría
superar las pruebas. La omnipotencia de Dios y una gracia extraordinaria operan
aquí, porque al no ser así, sucumbiría bajo el primer golpe.

110 Oh Divino Maestro, esto [es] solamente Tú obra en mi alma.


Tú, oh Señor, no temes poner al alma al borde de un abismo terrible, donde ella se
asusta y tiene miedo y Tú vuelves a llamarla. Estos son Tus misterios
inconcebibles.

111 (51) Cuando en estos tormentos del alma trataba de acusarme


en la confesión de los detalles mas pequeños, aquel sacerdote se extrañó de que no
cometía faltas mas graves y me dijo las siguientes palabras: Si en estos tormentos,
hermana, usted es tan fiel a Dios, esto ya me da prueba de que Dios la sostiene con
su gracia particular y si usted no lo entiende, no se preocupe. Es extraño, sin
embargo, que en estas cosas los confesores no pudieran ni comprenderme, ni
tranquilizarme, hasta el encuentro con el Padre Andrasz y luego con el Padre
Sopocko.

112 + Algunas palabras sobre la confesión y los confesores.


Recordaré solamente lo que experimenté y viví en mi propia alma. Hay tres cosas
por las cuales el alma no saca provecho de la confesión en aquellos momentos
excepcionales.

La primera es que el confesor conoce poco los caminos extraordinarios y muestra


asombro si un alma le revela los grandes misterios que Dios realiza en el alma. Este
asombro suyo pone en alarma a un alma sutil, y advierte que el confesor está
indeciso en expresar su opinión; y si el alma nota esto, no se tranquiliza, sino que
tiene aun mas dudas después de la confesión de cuantas tenia antes de ella, porque
siente que el confesor la tranquiliza, [pero] él mismo no está seguro. O bien, lo que
me ha ocurrido a mí, que el confesor, sin poder penetrar algunos misterios del alma,
le rehúsa la confesión, muestra un cierto temor al acercarse esa alma a la rejilla.
¡Cómo puede un alma en tal estado, adquirir tranquilidad en el confesionario, visto
que es tan sensible a cada palabra del confesor!. Según mi parecer, en estos
momentos de visitas especiales de Dios en el alma, si [el sacerdote] no la entiende,
debería referirla a un confesor con experiencia y conocimiento, o él mismo adquirir
luces para dar al alma lo que ella necesita, y no rehusarle simplemente la confesión,
porque de este modo la expone a un gran peligro y mas de un alma puede
abandonar el camino, en el cual Dios quería tenerla de modo particular. Es una
cosa de gran importancia, porque yo misma lo experimenté, [esto es] que ya
empezaba a vacilar a pesar de estos singulares dones de Dios; aunque Dios Mismo
me tranquilizaba, no obstante deseaba siempre tener el sello de la Iglesia.
(52) La segunda cosa es que el confesor no permite expresarse sinceramente,
manifiesta la impaciencia. El alma entonces se calla y no dice todo y por lo tanto
no saca provecho, cuando sucede que el confesor empieza a someter al alma a
pruebas, y sin conocerla, en vez de ayudarle, le hace daño. Y eso porque ella sabe
que el confesor no la conoce, dado que no le ha permitido revelarse completamente
en cuanto a las gracias, ni tampoco en cuanto a la miseria. Pues la prueba no es
apropiada. Tuve algunas pruebas de las cuales me reí. Expresaré mejor esto con las

49
palabras de que el confesor es el médico del alma, y, ¿cómo el médico, sin conocer
la enfermedad, puede dar una medicina apropiada? Nunca. Porque no tendrá
ningún efecto deseado, o le recetará demasiado fuerte y agravará la enfermedad y a
veces, Dios no lo quiera, puede provocar la muerte, porque [es] demasiado fuerte.
Lo digo por experiencia, que en algunos casos fue Dios Mismo que me sostenía.

La tercera cosa es que, a veces el confesor da poca importancia a las cosas


pequeñas. En la vida espiritual no hay nada pequeño. A veces, una cosa
aparentemente pequeña descubre algo de gran importancia, y para el confesor es un
haz de luz para conocer al alma. Muchos matices espirituales se esconden en cosas
pequeñas.

No se levantará jamás un magnifico edificio si tiramos los ladrillos pequeños. De


ciertas almas Dios exige una gran pureza, pues les envía un conocimiento mas
profundo de la miseria. Iluminadas con la luz [que viene] de lo alto, conocen mejor
lo que agrada a Dios y lo que no le agrada. El pecado es según el conocimiento y la
luz del alma, lo mismo también las imperfecciones, aunque ella sabe que lo que se
refiere estrictamente al sacramento es el pecado. Pero estas pequeñas cosas tienen
una gran importancia en la aspiración hacia la santidad y el confesor no las puede
menospreciar. La paciencia y la benevolencia del confesor abren el camino a los
más profundos secretos del alma. El alma casi inconscientemente revela la
profundidad abismal y se siente más fuerte y más resistente, ahora lucha con más
valor, hace más esfuerzos, porque sabe que debe rendir cuenta de ello.

(53) Recordaré una cosa más respecto al confesor. En ocasiones tiene que
experimentar, tiene que poner a prueba, tiene que ejercitar, tiene que poner a
prueba, tiene que ejercitar, tiene que conocer si está tratando con la paja o con el
hierro, o con el oro puro. Cada una de estas tres almas necesita ejercitarse de un
modo diferente. El confesor debe necesariamente formarse una opinión clara de
cada una, para saber lo que puede soportar en determinados momentos,
circunstancias y casos. En cuanto a mí, después de muchas experiencias, cuando
me di cuenta de no ser comprendida, no revelaba mi alma y no turbaba mi
tranquilidad. Pero esto sucedió solo, desde el momento en que todas estas gracias
estaban bajo el juicio del confesor con discernimiento, instruido y con experiencia.
Ahora se como comportarme en ciertos casos.

113 Y deseo nuevamente decir tres palabras al alma que desea decididamente tender
hacia la santidad y obtener frutos, es decir, provechos de la confesión.
La primera, total sinceridad y apertura. El más santo y más sabio confesor no puede
infundir por la fuerza en el alma lo que él desea si el alma no es sincera y abierta.
El alma insincera, cerrada se expone a un gran peligro en la vida espiritual y el
Señor Jesús Mismo no se ofrece a tal alma de modo superior, porque sabe que ella
no sacaría ningún provecho de estas gracias particulares.

La segunda palabra, la humildad. El alma no saca el debido provecho del


sacramento de la confesión si no es humilde. La soberbia mantiene al alma en la
oscuridad. Ella no sabe y no quiere penetrar exactamente en lo profundo de su
miseria, se enmascara y evita todo lo que la debería sanar.

50
La tercera palabra es la obediencia. El alma desobediente no conseguirá ninguna
victoria, aunque el Señor Jesús Mismo la confiese directamente. El más experto
confesor no ayudará nada a tal alma. El alma desobediente se expone a gran peligro
y no progresará nada en la perfección y no se defenderá en la vida espiritual. Dios
colma generosamente con gracias al alma, pero al alma obediente.

114 (54) + Oh, ¡qué gratos son los himnos que fluyen de un alma víctima! Todo el
cielo queda admirado por tal alma, especialmente si es probada por Dios. [Ella]
dirige hacia Él sus nostálgicos lamentos. Su belleza es grande, porque fluye de
Dios. Camina por la selva de la vida herida por el amor divino. Toca la tierra con
un solo pie.

115 + El alma, al salir de aquellos tormentos, es profundamente humilde. La pureza de


su alma es grande. Sin reflexionar, en cierto modo, ella sabe mejor lo que conviene
hacer en un momento determinado y lo que [conviene] abandonar. Siente el más
delicado toque de la gracia y es muy fiel a Dios.

Ella reconoce a Dios desde lejos y goza de Dios incesantemente. En muy poco
tiempo descubre a Dios en las almas de otras personas y en general en su alrededor.
Al alma es purificada por Dios Mismo. Dios, como puro Espíritu, introduce al alma
en la vida puramente espiritual. Dios Mismo primero preparó y purificó a esta
alma, es decir la hizo capaz para una estrecha convivencia con Él. De modo
espiritual ella esta en la comunión con el Señor en un descanso de amor. Habla con
el Señor sin uso de los sentidos. Dios llena al alma con su luz. Su mente,
iluminada, ve claramente y distingue los grados en esta vida espiritual. Ve como se
unía a Dios de un modo imperfecto, cuando participaban los sentidos y la
espiritualidad estaba unida a los sentidos, aunque de una manera ya superior y
especial, no obstante imperfecta. Existe la unión con el Señor superior y más
perfecta, es decir la intelectual. Aquí el alma se ve más protegida de las ilusiones,
su espiritualidad es más profunda y más pura. En una vida donde intervienen los
sentidos, uno está más expuesto a las ilusiones. Debería ser mayor la prudencia de
ella misma [del alma] y de los confesores. Hay momentos, en los cuales Dios
introduce al alma en el estado puramente espiritual. Los sentidos se apagan y están
como muertos. El alma está unida a Dios de manera mas intima posible, está
sumergida en la divinidad, su conocimiento es total y perfecto, no parcial, como
antes, sino general y completo. Se deleita en ello. Pero quiero hablar todavía de los
momentos de la prueba. En tales momentos es necesario que los confesores tengan
paciencia con esa alma. Pero la mayor paciencia la debe tener el alma consigo
misma.

116 (55) Oh Jesús mió, Tú sabes lo que experimenta mi alma al recordar aquellos
tormentos. Más de una vez me he extrañado de que los Ángeles y los santos queden
silenciosos cuando un alma soporta semejantes sufrimientos. Sin embargo ellos nos
aman muy especialmente en tales momentos. Más de una vez mi alma gritó hacia
Dios, como un niño pequeño grita con todas sus fuerzas cuando la madre tapa su
rostro y él no la puede reconocer. Oh Jesús mío, por esas pruebas de amor, sea
gloria y honor a Ti. Tu misericordia es grande e inconcebible. Oh Señor, todos Tus
proyectos respecto a mi alma están llenos de Tu misericordia.

51
117 Recordaré aquí que los que conviven con tal persona no deben agregar sufrimientos
exteriores, ya que de verdad cuando el alma tiene el cáliz lleno hasta el borde, a
veces justamente esta gota que nosotros agregamos a su cáliz, será aquella que
sobra y rebosara el cáliz de la amargura. ¿Y quien responde por aquella alma?
Guardémonos de agregar sufrimientos a los demás, porque eso no agrada al Señor.
Si las hermanas o las Superioras supieran o sospecharan que el alma dada está
soportando esas pruebas y a pesar de eso, por su parte le agregaran sufrimientos,
pecarían mortalmente y Dios Mismo pediría por esta alma. No hablo aquí de los
casos que por [su] naturaleza son pecados, sino que hablo de algo que en otro
momento sería pecado. Tengamos cuidado de tener a aquellas almas sobre nuestra
conciencia. Es un gran defecto de la vida religiosa y de la vida en general que, al
ver a un alma en sufrimiento, siempre se tiene ganas de agregarle aun más. No
hablo de todos, pero sí existen. Nos permitimos hacer juicios de todo tipo y
hablamos allí donde muchas veces no deberíamos repetirlo.
118 La lengua es un órgano pequeño, pero hace cosas grandes. Una religiosa que no es
callada, nunca llegará a la santidad, es decir no será santa. No se haga ilusiones; a
no ser que el Espíritu de Dios hable por ella, en tal caso no debe callar. Pero para
poder oír la voz de Dios, hay que tener la serenidad en el alma y observar el
silencio, no un silencio triste, sino un silencio en el alma, es decir al recogimiento
en Dios. Se pueden decir muchas cosas sin interrumpir el silencio y, al contrario,
se puede hablar poco y romper continuamente el silencio. Oh, que daños
irreparables causa no guardar (56) el silencio. Se hace muchos daños al prójimo,
pero sobre todo a su propia alma.

119 Según mi opinión y mi experiencia, la regla del silencio debería estar en el primer
lugar. Dios no se da a una alma parlanchina, que como un zángano en la colmena
zumba mucho, pero no produce miel. El alma hablantina está vacía en su interior.
No hay en ella ni virtudes fundamentales, ni intimidad con Dios. Ni hablar de una
vida mas profunda, ni de una paz dulce, ni del silencio en el que mora Dios. El
alma sin gustar la dulzura del silencio interior, es un espíritu inquieto y perturba
este silencio en los demás. Vi a muchas almas en los abismos infernales por no
haber observado el silencio. Ellas mismas me lo dijeron cuando las pregunté cuál
había sido la causa de su ruina. Eran almas consagradas. Oh Dios mío, qué dolor al
pensar que podrían estar no solamente en el paraíso, sino hasta ser santas. Oh
Jesús, Misericordia, tiemblo al pensar que debo rendir cuenta de la lengua, en la
lengua está la vida, pero también la muerte, a veces con la lengua matamos,
cometemos un verdadero asesinato ¿Y podemos considerar esto como una cosa
pequeña? De verdad, no entiendo estas conciencias. Conocí a una persona que, al
enterarse por otra de cierta cosa que se decía de ella… se enfermó gravemente,
perdió allí mucha sangre y muchas lágrimas y luego vino una triste consecuencia,
no causada por la espada sino por la lengua. Oh mi Jesús

120 He pasado al tema del silencio, pero no quiero hablar de esto, sino de la vida del
alma con Dios y de su respuesta a la gracia. Cuando el alma ha sido purificada y el
Señor está en relación de intimidad con ella, ahora se concentra toda la fuerza del
alma en tender hacia Dios. Pero ella de por sí no puede nada. Aquí solamente Dios
arregla todo, el alma lo sabe y está consciente de ello. Ella vive todavía en el
destierro y comprende bien que [puede] haber todavía días nublados y lluviosos,
pero ella debe mirar todo esto con la actitud distinta a la mantenida hasta ahora. No

52
se refugia en una paz engañosa, sino que se dispone a la lucha. Ella sabe que es de
la estirpe guerrera. Ahora se da cuenta mejor de todo.

121 (57) + Una serie de gracias que Dios derrama sobre el alma después de aquellas
pruebas de fuego. Goza de una estrecha unión con Dios. Tiene muchas visiones
sensibles y espirituales, oye muchas palabras sobrenaturales y a veces órdenes
precisas; pero a pesar de estas gracias, no se basta a sí misma. Tanto menos
precisamente, porque Dios la visita con estas gracias, debido a que está expuesta a
varios peligros y puede fácilmente caer en la ilusión. Debería pedir a Dios un guía
espiritual, pero no solamente pedir un guía, sino que solicitar y buscar a un director
que entienda las cosas como el caudillo que tiene que conocer los caminos por los
cuales conduce a la batalla. A un alma que está unida a Dios, es necesario
prepararla para grandes y encarnizados combates.

+ Después de estas purificaciones y pruebas, Dios trata con el alma de modo


especial, pero el alma no siempre colabora con estas gracias. No porque ella misma
de por si no quiera colaborar, sino que enfrenta tan grandes dificultades interiores y
exteriores que, de verdad, hace falta un milagro para que esa alma se mantenga a
estas alturas. Aquí necesita obligatoriamente al director. A menudo llenaban mi
alma de dudas y algunas veces [mi alma] se asustaba de por sí, al pensar que
después de todo yo era una ignorante, no entendía muchas cosas y menos todavía
las cosas espirituales. No obstante, cuando las dudas aumentaban, buscaba luz en
un confesor o en las Superioras. Pero no obtenía lo que deseaba.

122 Cuando me descubrí ante las Superioras, una de ellas [71] conoció mi alma y el
camino por el cual Dios quería conducirme. Siguiendo sus indicaciones, empecé a
avanzar rápidamente en el camino de la perfección. Sin embargo eso no duró
mucho tiempo. Al descubrir mi alma mas a fondo, no recibí lo que deseaba y a la
Superiora estas gracias le parecieron inverosímiles, así que ya no pude obtener nada
de ella. Me decía que no era posible que Dios conviviera tan íntimamente con una
criatura. Yo temo por usted, hermana, si acaso no sea alguna ilusión. (58) Tomé
consejo de un sacerdote. Pero el confesor no me entendió y dijo: Es mejor que
usted, hermana, hable de estas cosas con las Superioras. Y así andaba de las
Superioras al confesor, del confesor a la Superioras, pero sin encontrar la paz. Estas
gracias de Dios empezaron a ser para mí un gran sufrimiento. Más de una vez dije
directamente al Señor: Jesús, tengo miedo de Ti, ¿no eres acaso algún fantasma?
Jesús siempre me tranquilizaba, pero yo siempre desconfiaba. Una cosa extraña,
cuanto mas yo desconfiaba, tanto Jesús me daba mas pruebas de que Él era el autor
de estas cosas.

123 + Al darme cuenta de que no obtenía ninguna tranquilidad de las Superioras, decidí
no hablar mas de esas cosas puramente interiores. Por fuera procuraba, como una
buena religiosa, hablar de todo con las Superioras, pero de la necesidad del alma
hablaría solamente en el confesionario. Por muchas y muy justas razones entendí
que la mujer no es llamada para discernir tales misterios. Me expuse a muchos
sufrimientos inútiles. Durante mucho tiempo fue considerada como poseída por el
espíritu maligno y me miraban con lastima y la Superiora tomo precauciones
respecto a mi. Llegaba a mis oídos que las hermanas me miraban como si yo fuera
así. Y oscurecía el horizonte en alrededor. Empecé a evitar estas gracias de Dios,
pero si ello no estaba en mi poder. De repente me invadió un recogimiento tan

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grande, que en contra de la voluntad me sumergí en dios y el Señor me tenía a su
lado.

124 En los primeros momentos mi alma siempre esta un poco asustada, pero después
una paz y una fuerza extrañas llenan mi alma.

125 + Hasta aquí se pudo soportar todo. Pero cuando el Señor me pidió que pintara
esta imagen, entonces de verdad, empezaron a hablar y a mirarme como a una
histérica y una exaltada, y eso empezó a propagarse aun más. Una de las hermanas
vino para hablar conmigo en privado. Y se puso a compadecerme. Me dice: Oigo
hablar que usted, hermana, es una exaltada, que tiene algunas visiones. Pobre
hermana, defiéndase de ello. (59) Fue sincera aquella alma y lo que había oído me
lo dijo con sinceridad. Pero tuve que oír cosas semejantes todos los días.
Solamente Dios sabe cuánto eso me atormentaba.

126 Sin embargo decidí soportar todo en silencio y no dar explicaciones a las preguntas
que me hacían. A algunas les irritaba mi silencio, especialmente a las más curiosas.
Otras, las de pensamiento más profundo, decían que seguramente Sor Faustina
estaría muy cerca de Dios, visto que tenia la fuerza de soportar tantos sufrimientos.
Y veía delante de mi como dos grupos de jueces. Trate de conseguir el silencio
interior y exterior. No decía nada referente a mi persona, aunque era interrogada
por algunas hermanas directamente. Mi boca calló. Sufría como una paloma, sin
quejarme. Sin embargo algunas hermanas encontraban casi un placer en
inquietarme de cualquier modo. Les irritaba mi paciencia, sin embargo Dios me
daba tanta fuerza interior, que lo soportaba con calma.

127 + Me di cuenta de que en aquellos momentos no tendría la ayuda de nadie y empecé


a rezar, y a pedir al Señor un confesor. Anhelaba que algún confesor me dijera esta
única palabra: Quédate tranquila, estas en un buen camino, o bien rechaza todo eso,
porque no viene de Dios. Sin embargo no encontraba a un sacerdote tan decidido
que me dijera estas palabras claras en nombre del Señor. Pues, continuaba en la
incertidumbre. Oh Jesús, si es Tu voluntad que viva en tal incertidumbre, sea
bendito Tu Nombre. Te ruego, Señor, Tú Mismo guía mi alma y quédate conmigo,
porque sola soy nada.

128 Pues ya soy juzgada por todos lados, ya no queda nade de lo que hay en mi que se
haya escapado al juicio de las hermanas; pero, en cierto sentido, ya se agoto todo y
empezaron a dejarme en paz. Mi alma atormentada descansó un poco, pero conocí
que en aquellas persecuciones el Señor estuvo muy cerca de mí. Eso duro un
brevísimo instante. Estalló nuevamente una violente tempestad. Ahora las
sospechas anteriores se hicieron seguras para ellas, y hay que escuchar nuevamente
las mismas canciones. Así lo dispone el Señor. Pero lo extraño es que, incluso por
fuera, empezaran para mi (60) distintas adversidades [72]. Esto provocó distintos
sufrimientos, conocidos solamente por Dios. Sin embargo trataba como podía,
hacer todo con la intención más pura posible. Veo que soy vigilada en todas partes
como un ladrón: en la capilla, cuando hago mis deberes, en la celda [73]. Ahora sé
que además de la presencia de Dios tengo siempre la presencia humana; de verdad,
mas de una vez esta presencia humana me molestó mucho. Hubo momentos en que
reflexionaba si desvestirme o no para lavarme. De verdad, mi pobre cama también
fue controlada muchas veces. A veces me daba risa saber que no dejaban en paz ni

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siquiera la cama. Una hermana me dijo, ella misma, que cada noche me miraba en
la celda, para ver como me comportaba en ella. Sin embargo los Superiores son
siempre los Superiores. Y si bien me humillaban personalmente y mas de una vez
me llenaron de dudas, no obstante siempre me permitieron lo que exigía el Señor,
aunque no tal y como yo pedía, pero si de otro modo satisficieron las demandas del
Señor y me permitieron esas penitencias y mortificaciones.

129 Un día, una de las Madres se enojó tanto conmigo y me humilló tanto, que pensé
que no lo soportaría. Me dijo: Extravagante, histérica, visionaria, vete de mi
habitación, no quiero conocerte. Todo lo que pudo cayó sobre mi cabeza. Al
volver a la celda, me caí de cara al suelo delante de la cruz y miré a Jesús sin poder
pronunciar ni una sola palabra. Y sin embargo ocultaba a los demás y disimulaba
como si no hubiera pasado nada entre nosotras. Satanás siempre aprovecha tales
momentos, comenzaron a venirme los pensamientos de desánimo: He aquí tu
premio por la fidelidad y la sinceridad. ¿Cómo ser sincera, si se es tan
incomprendida? Oh Jesús, Jesús, ya no aguanto mas. Otra vez caí al suelo bajo
aquel peso y comencé a sudar y el miedo empezó a dominarme. No tengo en quien
apoyarme interiormente. De repente oí en mi alma la voz: No tengas miedo, Yo
estoy contigo, y una luz extraña iluminó mi mente y comprendí que no debía
someterme a tales tristezas y una fuerza me llenó, y salí de la celda con un nuevo
ánimo para enfrentar los sufrimientos.

130 (61) Sin embargo empecé a descuidarme un poco [74].


No hacia caso a estas inspiraciones interiores, trataba de distraerme. Pero a pesar
del ruido y de las distracciones, veía lo que pasaba en mi alma. La Palabra divina
es muy elocuente y nada puede sofocarla. Empecé a evitar el encuentro del Señor
en mi propia alma, porque no quería ser victima de la ilusión. Sin embargo el Señor
en cierto modo me persiguió con sus done y, de verdad, experimentaba, por turno,
sufrimientos y alegrías. No menciono aquí diferentes visiones y gracias que en
aquel tiempo Dios me concedió, porque las tengo apuntadas en otro lugar [75], pero
diré que aquellos distintos sufrimientos ya llegaron al colmo y me decidí acabar con
estas dudas antes de los votos perpetuos. Durante todo el tiempo de la probación
rogué por la luz de un sacerdote, a quien debía revelar mi alma hasta lo más
profundo. Y rogué a Dios que Él mismo me ayudara en esto y me diera la gracia de
contar las cosas mas secretas que había entre mi y el Señor, y que me predispusiera
a que yo considerara cualquier cosa que aquel sacerdote decidiera como decidida
por Jesús Mismo. No importa cual será el juicio sobre mi, yo deseo solamente la
verdad y una respuesta decidida a ciertas preguntas. Me he encomendado a Dios
completamente y mi alma desea la verdad. No puedo seguir viviendo en dudas;
aunque en el alma tenia una certeza tan grande de que esas cosas procedían de Dios
que ofrecería mi vida por ellas, sin embargo por encima de todo eso puse la opinión
del confesor y decidí comportarme de acuerdo con lo que él consideraría justo y
según sus indicaciones. Veo aquel momento [como] el que decidirá de cómo debo
comportarme durante toda la vida. Sé que de él [aquel momento] dependerá todo.
No tiene importancia si lo que me dirá será de acuerdo con mis inspiraciones o todo
lo contrario, eso ya no me importa. Yo deseo conocer la verdad y seguirla.

131 Oh Jesús, Tú puedes ayudarme. Y a partir de aquel [momento] empecé. Escondo


todas las gracias en el alma y espero a quien el Señor me mandará. Sin dudar en

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nada en mi corazon, rogue al Señor que Él Mismo se dignara ayudarme en estos
momentos y el ánimo entró en mi alma.

132 (62) Debo mencionar todavía que hay algunos confesores que ayudan al alma y
son, según puede parecer, Padres espirituales, pero hasta cuando todo va bien; y
cuando el alma tiene mayores necesidades, entonces son indecisos y no pueden, o
más bien no quieren entender al alma. Procuran liberarse de ella lo antes posible,
pero si el alma es humilde siempre saca alguna pequeña ventaja. A veces, Dios
Mismo envía un rayo de luz a lo profundo del alma, por su humildad y su fe. A
veces, el confesor dice lo que no pensaba decir en absoluto y él mismo no se da
cuenta de ello. Oh, que el alma crea que son las palabras del Señor Mismo; aunque
tenemos que creer que cada palabra en el confesionario es de Dios, pero lo de he
mencionado mas arriba, es algo que viene directamente de Dios. Y el alma siente
que el sacerdote no depende de sí mismo sino que dice lo que no quisiera
pronunciar. Pues, de este modo Dios recompensa la fe. Lo experimenté muchas
veces en mi misma. Me sucedió una vez al confesarme con un cierto sacerdote,
muy docto y muy estimado. Siempre me era severo y contrario en esas cosas, pero
una vez me dijo: Debes saber, hermana, que si Dios quiere que hagas eso, pues no
debes oponerte. A veces, Dios quiere ser alabado de este modo. Quédate tranquila,
si Dios ha empezado, terminará, pero te digo: La fidelidad a Dios y la humildad, y
una vez mas la humildad. Recuerda lo que te he dicho hoy. Me alegré y pensé que
tal vez aquel sacerdote me hubiera entendido. Pero las circunstancias fueron tales
que no me confesé nunca más con él.

133 + Una vez, me llamó una de las Madres de mayor edad y de un cielo sereno
empezaron [a caer] truenos de fuego, de tal modo que ni siquiera sabia de que se
trataba. Pero poco después entendí que se trataba de lo que no dependía de mí. Me
dijo: Quítese de la cabeza, hermana, que el Señor Jesús trate con usted tan
familiarmente, con una persona tan mísera, tan imperfecta. El Señor Jesús trata
solamente con las almas santas, recuérdelo bien. Reconocí que tenia plenamente
razón, porque yo soy miserable, sin embargo confió en la misericordia de Dios.
Cuando me encontré con el Señor, me humillé y dije: Jesús, según dicen, ¿Tú no
tratas con las personas miserables? Quédate tranquila, hija Mía, precisamente a
través de tal miseria quiero mostrar el poder de Mi misericordia. Entendí que
la Madre quiso solamente humillarme.

134 (63) + Oh Jesús mío, me has sometido a muchas pruebas en mi corta vida, entendí
muchas cosas, incluidas tales que estoy sorprendida. Oh, que bueno es someterse
en todo a Dios y permitir a Dios obrar en el alma con toda la plenitud.

135 En la tercera probación el Señor me dio a entender que me ofreciera a Él para


que pudiera hacer conmigo lo que le agradaba. Debo estar siempre delante de Él
como victima. En un primer momento me asuste, sintiéndome infinitamente
miserable y conociéndome bien, contesté al Señor una vez más: Soy la miseria
misma, ¿Cómo puedo ser rehén? Hoy no lo entiendes. Mañana te lo daré a
conocer durante la adoración. El corazón y el alma me temblaban. Estas palabras
se imprimieron tan profundamente en mi alma. La Palabra de Dios es viva. Cuando
vine a la adoración, sentí en el alma que entre en el tempo de Dios viviente, cuya
Majestad es grande e inconcebible. Y el Señor me dio a conocer lo que son frente a
Él incluso los espíritus más puros. Aunque por fuera no veía nada, la presencia de

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Dios me envolvió por completo. En aquel momento mi mente fue iluminada de modo
singular. Delante de los ojos de mi alma pasó una visión, como aquella que el Señor
Jesús tuvo en el Huerto de los Olivos. Primero los sufrimientos físicos y todas las
circunstancias que los aumentan; los sufrimientos espirituales en toda su extensión y
los de los cuales nadie sabrá. En aquella visión entra todo: sospechas injustas,
pérdida del propio buen nombre. He descrito eso de modo resumido, pero el
conocimiento de eso fue tan claro que lo que viví después no difería en nada de lo que
conocí en aquel momento. Mi nombre debe ser “victima”. Cuando la visión terminó,
un sudor frió fluyó por mi frente.

136 Jesús me dio a conocer que aunque no lo aceptara, no obstante podría salvarme y Él
no disminuiría las gracias que me había concedido y seguiría en la misma intimidad conmigo, esto es
que aunque no aceptara este sacrificio, la generosidad de Dios no disminuiría. Y el Señor me dio a
conocer que todo el misterio dependía de mí, de mi consentimiento voluntario a ese sacrificio con
toda la conciencia de mi mente. En este acto voluntario y consciente está todo el poder y valor
delante de su Majestad. Aunque no me sucediera nada de aquello a lo que me había ofrecido,
delante del Señor es como si ya todo (64) hubiera sucedido. En aquel momento entendí que entraba
en unión con la Majestad inconcebible. Sentí que Dios esperaba mi palabra, mi consentimiento. De
repente mi alma se sumergió en el Señor y dije: Haz conmigo lo que Te agrade, me someto a Tu
voluntad. Desde hoy Tu santa voluntad es mi alimento. Seré fiel a Tus demandas, con la ayuda de
Tu gracia. Haz conmigo lo que Te agrade. Te suplico, Señor, quédate conmigo en cada momento de
mi vida.

137 Súbitamente, cuando acepté este sacrificio con la voluntad y el corazón, la presencia
de Dios me traspaso totalmente. Mi alma fue sumergida en Dios e inundada de una felicidad tan
grande que no alcanzo a describirla ni siquiera parcialmente. Sentía que su Majestad me envolvía.
Fui fusionada con dios de modo singular. Vi una gran complacencia de Dios hacia mí e igualmente
mi espíritu se sumergió en Él. Consciente de haberme unido con Dios, siento que soy amada de
modo particular, y recíprocamente, amo con toda la fuerza de mi alma. Un gran misterio se produjo
durante aquella adoración, un misterio entre yo y el Señor; y me parecía que iba a morir de amor
bajo su mirada. Aunque hablé mucho con el Señor pero sin una palabra. Y el Señor dijo: Eres un
deleite para Mi Corazón, desde hoy cada acción tuya, la más pequeña, encuentra la
complacencia en Mis ojos, cualquier cosa que hagas. En aquel momento me sentí reconsagrada.
La envoltura del cuerpo es la misma, pero el alma es otra, en ella mora Dios con toda su
predilección. No un sentimiento, sino una realidad consciente a la que nada me puede ofuscar. Un
gran misterio se entrelazó entre Dios y yo. El ánimo y la fuerza quedaron en mi alma. Al salir de la
adoración, con serenidad miré a los ojos de todo lo que antes tanto temía.

138 Cuando salí al pasillo, en seguida tuve un gran sufrimiento y humillación por parte de
cierta persona. Lo acepté sometiéndome a la voluntad superior y me estreché profundamente al
Sacratísimo Corazón de Jesús, el Señor, dando a conocer que estaba dispuesto a aquello a lo que me
había ofrecido. El sufrimiento broto como de debajo de la tierra, la misma Madre Margarita se
extrañó. A las otras se les perdonan muchas cosas, porque de verdad, no vale la pena hacerles caso,
pero a mi no se me perdona nada, cada palabra es analizada, cada paso controlado. Una de las
hermanas me dijo: Prepárese (65), hermana, a aceptar una pequeña cruz que la espera de parte de la
Madre Superiora, ¡cuánto lo siento por usted! Y yo en mi alma estoy contenta de eso y desde hace
mucho tiempo estoy preparada para ello. Al ver mi valor, se sorprendió. Ahora veo que el alma de
por sí no puede mucho, pero con Dios puede todo. He aquí lo que puede la gracia de dios. Son
pocas las almas que siempre están atentas a la inspiración de Dios, pero aun menos numerosas son
las almas que siguen fielmente la inspiración de Dios.

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139 Sin embargo, el alma fiel a Dios no puede confirmar por sí sola sus inspiraciones,
tiene que someterlas al control de un sacerdote muy culto y experimentado, y hasta no tener certeza,
debe mantener una actitud de incredulidad. Que no se fíe por sí sola de estas inspiraciones y de
todas las gracias superiores, porque puede exponerse a muchos daños.

Aunque el alma distingue en seguida las inspiraciones falsas de las que proceden de
Dios, no obstante debe ser prudente, porque hay muchas cosas dudosas. A dios le
gusta y se alegra cuando el alma no se fía de Él Mismo por Él Mismo; porque lo ama,
es prudente y pregunta y obra en ella es verdaderamente Dios. Y al asegurarse por un
confesor instruido, esté tranquila y se entregue a Dios según sus indicaciones, es decir
según las indicaciones del confesor.

140 El amor puro es capaz de grandes empresas y no lo destruyen ni las


dificultades ni las contrariedades, si el amor [es] fuerte [a pesar] de grandes
dificultades, también es perseverante en la vida cotidiana, gris, monótona. Sabe que
para agradar a Dios, una cosa es necesaria, es decir hacer las cosas mas pequeñas con
gran amor, amor y siempre amor.

El amor puro no se equivoca, tiene singularmente mucha luz y no hará nada que no
agrade a Dios. Es ingenioso en hacer lo que es más agradable a Dios y no hay nadie
que lo iguale; es feliz cuando puede anonadarse y arder como un sacrificio puro.
Cuanto más se entrega, tanto mas es feliz. Además, nadie sabe presentir los peligros
desde tan lejos como él; sabe quitar la máscara y sabe con quién trata.

141 (66) + Pero mis tormentos están llegando a su fin. El Señor me da la ayuda prometida, la veo en dos
sacerdotes es decir en los Padres Andrasz y Sopocko. Durante los ejercicios espirituales antes de los
votos perpetuos [76], por primera vez fui tranquilizada profundamente [77] y después fui guiada en
la misma dirección por el Padre Sopocko. En esto se cumplió la promesa del Señor.

142 Cuando fui tranquilizada e instruida sobre cómo avanzar por estos caminos de Dios, mi espíritu se
regocijó en el Señor y me parecía que no caminaba, sino que corría; me fueron desatadas las alas
para el vuelo y empecé a volar hacia el ardor mismo del sol y no bajaré hasta descansar en Aquel, en
el cual mi alma se sumergió para la eternidad. Y me entregué completamente a la influencia de la
gracia. Son grandiosos los descensos divinos hacia mi alma. No me retiro, ni me excuso, sino que
me ahogo en Él, como en mi único tesoro. Soy una sola cosa con el Señor, en cierto modo
desaparece el abismo entre nosotros, el Creador y la criatura. Durante unos días mi alma estaba en
casi continuo éxtasis. La presencia de Dios no me abandonaba ni por un momento. Y mi alma
permanecía en una continua unión amorosa con el Señor. Sin embargo eso no me impedía cumplir
mis deberes. Sentía que era transformada en el amor, ardía toda, pero sin [daño]. Me sumergía
continuamente en Dios, Dios me atraía hacia Sí con tanta fuerza y fortaleza, que en algunos
momentos no me daba cuenta de estar en la tierra. Durante mucho tiempo había reprimido la gracia
de Dios y la había temido, ahora Dios Mismo, por medio del Padre Andrasz eliminó todas las
dificultades. Mi espíritu fue dirigido hacia el sol y floreció en sus rayos para Él Mismo, ya no entien
[aquí interrumpe y en un párrafo nuevo empieza una idea nueva].

143 + Malgasté muchas gracias de Dios, porque siempre tenia miedo de la ilusion. Y aunque Dios me
atraia a Sí con tanta fuerza que a menudo no estaba en condiciones de oponerme a su gracia, cuando
de repente era sumergida en Él y en aquellos momentos Jesús me llenaba tanto con su paz que
después, aunque quisiera inquietarme, no podria. Entonces oí en mi alma estas palabras: Para que

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estés tranquila de que soy Yo el autor de todas estas demandas [hechas] a ti te daré una
tranquilidad tan profunda, (67) que aunque quisieras inquietarte y asustarte, hoy no estaría en
tu poder, pero el amor inundará tu alma hasta hacerte olvidar de ti misma.

144 Mas tarde Jesús me dio otro sacerdote [78], delante del cual me ordenó descubrir mi alma. En el
primer momento lo hice con cierta vacilación, pero una severa amonestación de Jesús dijo a mi alma
una profunda humildad. Bajo su direccion mi alma avanzo rapidamente en el amor de Dios y
muchas exigencias del Señor fueron cumplidas en la práctica [79]. Muchas veces su ánimo y la
profundidad de su humildad me hicieron reflexionar.

145 Oh, qué mísera es mi alma que malgastó tantas gracias. Me escapaba de Dios, y Él me perseguia
con sus gracias. Muchas veces recibia las gracias de Dios cuando menos las esperaba. Desde el
momento en que el Señor me dio un director espiritual, soy mas fiel a la gracia. Gracias al director y
su vigilancia sobre mi alma entendi lo que es la direccion espiritual y cómo la ve Jesús. Jesús me
amonestaba por el menor descuido y acentuaba que los asusntos que yo confiaba al confesor, Él
Mismo los juzgaba, y cualquier desobediencia frente a él, Me alcanza a Mi. Cuando, bajo su
direccion, mi alma empezo a gozar del profundo recogimiento y paz, a menudo oia en el alma estas
palabras: Fortalécete para la lucha, a veces repetidas mas de una vez.

+ Muchas veces Jesús me da a conocer lo que no le agrada en mi alma, y mas de una


vez me amonestó por cosas que parecian insignificantes, pero que en realidad tenian
gran importancia, me amonestaba y adiestraba como un Maestro. Durante muchos
años me educó Él Mismo, hasta el momento en que me dio un director espiritual.
Antes Él Mismo me daba a conocer lo que no entendia, y ahora me hace preguntar
[por] todo al confesor y a menudo me dice asi: Y Yo te contestaré por su boca,
quédate tranquila. (68) No me ha sucedido todavía recibir una respuesta contraria a
lo que exigia el Señor y que yo presenté al director espiritual [80]. A veces ocurre
que Jesús me recomienda algunas cosas, de las cuales nadie tiene conocimiento y
cuando me acerco a la rejilla, lo mismo me recomienda el confesor, pero eso no es
frecuente.

+ Cuando el alma recibió mucha luz y muchas inspiraciones durante largo tiempo y
cuando los confesores le confirmaron la tranquilidad y la procedencia de ellas [las
inspiraciones], si su amor es grande, ahora Jesús le da a conocer que es el tiempo para
poner en practica lo que recibió. El alma conoce que el Señor cuenta con ella y este
conocimiento le da mas fuerza, ella sabe que, para ser fiel, tendra que exponerse a
distintas dificultades mas de una vez, pero ella confia en Dios y gracias a esta
confianza llega alli a donde Dios la llama. Las dificultades no la espantan, son para
ella como el pan de cada día no la espantan nada, ni asustan, como al soldado que
continuamente esta en el combate, no le espanta el tronar de los cañones. [Está] lejos
de asustarse, pero aguza los oidos, de qué lado ataca el enemigo, para vencerlo. No
hace nada ciegamente, sino que examina, reflexiona profundamente y sin contar
consigo, reza ardientemente y pide consejo de oficiales expertos y con
discernimiento; y comportándose asi, gana casi siempre.
Hay ataques, cuando el alma no tiene tiempo de reflexionar, ni de pedir consejo, ni de
nada; entonces se debe luchar por la vida o por la muerte; a veces es bueno recurrir a
la herida del Corazon de Jesús, sin contestar una sola palabra y por ese [acto] mismo
el enemigo está derrotado.

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Durante el tiempo de la paz el alma hace esfuerzos al igual que en el tiempo de la
lucha. Tiene que ejercitarse mucho, porque de lo contrario ni hablar de la victoria. El
tiempo de la paz lo considero como el tiempo de preparación para la victoria. Tiene
que vigilar continuamente, vigilancia y, una vez mas, vigilancia. El alma que
reflexiona recibe mucha luz. El alma disipada se expone a si misma a la caída y que
no se sorprenda si cae. Oh Espíritu Divino, Guía del alma, es sabio aquel a quien Tú
adiestras. Pero, para que el Espíritu Divino pueda obrar en el alma se necesita
silencio y recogimiento.

146 (69) La oración. A través de la oración el alma se arma para enfrentar cualquier batalla. En
cualquier condición en que se encuentre un alma, debe orar. Tiene que rezar el alma pura y bella,
porque de lo contrario perdería su belleza; tiene que implorar el alma que tiende a la pureza, porque
de lo contrario no la alcanzaría; tiene que suplicar el alma recién convertida, porque de lo contrario
caería nuevamente; tiene que orar el alma pecadora, sumergida en los pecados, para poder
levantarse. Y no hay alma que no tenga el deber de orar, porque toda gracia fluye por medio de la
oración.

147 Recuerdo que recibí luz en la mayor abundancia durante la adoración de


media hora que hacia todos los días durante la Cuaresma, postrándome en cruz
delante del Santísimo Sacramento. En aquel tiempo me conocí mas profundamente a
mi y a Dios. Para hacer aquella oración encontré muchos obstáculos, a pesar de tener
el permiso de las Superioras. El alma debe saber que para orar y perseverar en la
oración, tiene que armarse de paciencia y con esfuerzo superar las dificultades
exteriores e interiores. Las dificultades interiores: el desaliento, la aridez, la pereza,
las tentaciones; las exteriores: el respeto humano y la necesidad de respetar los
momentos destinados a la oración. Yo misma experimenté que si no rezaba la
oración en el momento establecido, después tampoco la rezaba, porque no me lo
permitían los deberes y si la recé, fue con gran dificultad, porque el pensamiento huía
hacia los deberes. Me sucedió también esta dificultad que si el alma había rezado
bien la oración y había salido de ella con un profundo recogimiento interior, otras
personas perturbaban ese recogimiento. Así, pues, es necesaria la paciencia, para
perseverar en la oración. Me sucedió mas de una vez que cuando mi alma estaba
sumergida en Dios mas profundamente y sacaba mayor provecho de la oración, y la
presencia de Dios la acompañaba durante el día, y en el trabajo había mas
concentración y mas perfección, y mas empeño en el deber, no obstante me sucedía
que justamente entonces recibía el mayor numero de reproches de ser negligente,
indiferente a todo, porque las almas menos recogidas quieren que las demás se les
parezcan, ya que constituyen para ellas un remordimiento continuo.

148 (70) + Un alma noble y delicada puede ser también la mas sencilla, pero de
sentimientos delicados; tal alma en todo ve a Dios, lo encuentra en todas partes, sabe
encontrar a Dios incluso en las cosas mas insignificantes. Para ella todo tiene algún
significado, aprecia mucho todo, agradece a Dios por cada cosa, de cada cosa saca
provecho para el alma y dirige a Dios toda alabanza. Confía en Él y no se impresiona
cuando llega el momento de la prueba. Sabe que Dios siempre es el mejor Padre y da
poca importancia a las consideraciones humas. Sigue fielmente el más pequeño soplo
del Espíritu Santo, goza por este Huésped espiritual y se agarra a Él como un niño a la
madre. Allí otras almas se detienen y asustan. Ella sigue adelante sin temor y sin
dificultad.

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149 Cuando el Señor Mismo quiere estar al lado de un alma y guiarla, aleja todo lo que es exterior.
Cuando me enfermé y fui trasladada a la enfermería, tuve muchos disgustos por este motivo.
Éramos dos las internadas en la enfermería. A Sor N. venían a visitarla otras hermanas, a mi nadie
me visitó. Es verdad que la enfermería es una sola, pero cada una tiene su propia celda. Las noches
de invierno eran largas, la Hermana N. tenía la luz, los auriculares de la radio y yo ni siquiera pude
preparar las meditaciones por falta de luz.

Así pasaron casi dos semanas, una noche me quejaba al Señor de tener muchos
tormentos, de no poder ni siquiera preparar las meditaciones por no tener luz y me
dijo el Señor que vendría todas las noches y me dictaría los temas para la meditación
del día siguiente. Los temas se referían siempre a su dolorosa Pasión. Me decía:
Contempla Mi tormento delante de Pilato. Y así, punto por punto, durante toda la
semana contemplé su dolorosa Pasión. Desde aquel momento una gran alegría entró
en mi alma y ya no deseaba ni visitas, ni luz. Me bastaba Jesús por cada cosa. Las
Superioras, cuidaban muchísimo a las enfermas, sin embargo, el Señor dispuso las
cosas de tal manera que me sentí abandonada. Pero este mejor Maestro, para poder
obrar directamente en el alma, apartará todo lo que es creado. Mas de una vez sufrí
tantas y tan distintas persecuciones y tormentos, que la misma Madre M. [81] me
dijo: En su camino, hermana, los sufrimientos brotan directamente de debajo de la
tierra. Me dijo: Yo la miro, hermana, (71) como si estuviera crucificada, pero he
observado que Jesús de algún modo entra en esto. Sea fiel al Señor, hermana.

150 + Deseo anotar un sueño que tuve sobre Santa Teresa del Niño Jesús. Era todavía novicia y tenía
ciertas dificultades que no lograba resolver. Eran dificultades interiores relacionadas con las
dificultades exteriores. Hice muchas novenas a varios santos, sin embargo la situación se hacia cada
vez mas pesada. Mis sufrimientos debito a esto eran tan grandes que ya no sabia como seguir
viviendo; pero de repente me vino la idea de rogar a Santa Teresa del Niño Jesús. Empecé la novena
a esta Santa, porque antes de entrar [en el convento] le tenia una gran devoción. Ahora la había
descuidado un poco, pero en esta necesidad, empecé a rogar nuevamente con todo el fervor. El
quinto día de la novena soñé con Santa Teresa, pero como si estuviera todavía en la tierra. Me
encubrió a mí el conocimiento de que era santa y comenzó a consolarme, que no me entristeciera por
ese asunto, sino que confiara más a Dios. Me dijo: Yo también sufrí muchísimo. Pero yo no estaba
muy convencida de que ella hubiera sufrido mucho y le dije que me parecía que: Tú no sufriste nada.
Pero Santa Teresa contestó, asegurándome que había sufrido mucho y me dijo: Sepa hermana, que
dentro de tres días usted resolverá este asunto de la mejor manera. Como yo no estaba muy
dispuesta a creerle, ella se me dio a conocer como santa. Entonces la alegría llenó mi alma y le dije:
Tú eres santa. Y ella me contestó: Si, soy santa y tú ten confianza en que resolverás este asunto
dentro de tres días. Y le dije: Santa Teresita, dime si estaré en el cielo. Me contestó: Estarás en el
cielo, hermana. ¿y seré santa? Me contestó: Serás tan santa como yo, pero tienes que confiar en el
Señor Jesús. Y le pregunté si [mi] padre y [mi] madre estarían en el cielo, si (72) [la frase sin
terminar] me contestó: Estarán. Y pregunté todavía: Y mis hermanas y hermanos, ¿estarán en el
cielo? Me contesto que rogara por ellos mucho, sin darme una respuesta clara. Entendí que
necesitaban muchas oraciones.
Fue un sueño y según dice el proverbio [polaco]: el sueño es una ilusión, mientras
Dios es certeza, pero tal y como me había dicho, al tercer día resolví ese difícil
problema con gran facilidad. Según me había dicho, se cumplió en todos los detalles
lo referente al asunto. Fue un sueño, pero tuvo su significado.

151 + Una vez, estaba en la cocina con la Hermana N. [82] y ella se enfadó un poco conmigo y como
penitencia me ordenó sentarme en la mesa, mientras ella se puso a trabajar mucho, a arreglar, a

61
fregar, y yo estaba sentada sobre la mesa. Otras hermanas venían y se sorprendían de que estaba
sentada en la mesa, cada una dijo lo que quiso. Una, que yo era holgazana, otra que era
extravagante. En aquel entonces, yo era postulante. Otras decían ¿Qué clase de hermana será ésta?
Pero, yo no podía bajar, porque aquella hermana me ordenó, bajo obediencia [83], quedarme sentada
hasta que me permitiera bajar. De verdad, solamente Dios sabe cuántos actos de mortificación hice
entonces.

Pensaba que iba a quemarme por la vergüenza. Dios Mismo lo permitía a veces para
mi formación interior, pero el Señor me recompensó por aquella humillación con un
gran consuelo. Durante la bendición lo vi. bajo un aspecto de gran belleza. Jesús me
miró amablemente y dijo: Hija Mía, no tengas miedo de los sufrimientos. Yo
estoy contigo.

152 Una noche estaba yo de guardia [84] y sufría tanto en el alma por esta imagen que debía pintar, que
ya no sabía qué hacer. Los continuos intentos de hacerme creer que era una ilusión y por otro lado,
un sacerdote me dijo que quizás a través de esta imagen, Dios quisiera ser adorado, por eso de debía
procurar pintarla. Pero mi alma estaba muy cansada. Al entrar en la pequeña capilla, acerqué mi
cabeza al tabernáculo y llamé (73), y dije: Jesús, mira que grandes dificultades tengo por esta
imagen, y oí una voz que salía del tabernáculo: Hija Mía, tus sufrimientos ya no durarán mucho
tiempo.

153 Un día vi. dos caminos: un camino ancho, cubierto de arena y flores, lleno de alegría y de música y
de otras diversiones. La gente iba por este camino bailando y divirtiéndose, llegaba al final sin
advertir que ya era el final. Pero al final del camino había un espantoso precipicio, es decir el
abismo infernal. Aquellas almas caían ciegamente en ese abismo; a medida que llegaban, caían. Y
eran tan numerosas que fue imposible contarlas. Y vi. también como camino o mas bien un sendero,
porque era estrecho y cubierto de espinas y de piedras, y las personas que por él caminaban [tenían]
lagrimas en los ojos y sufrían distintos dolores. Algunas caían sobre las piedras, pero en seguida se
levantaban y seguían andando. Y al final del camino había un esplendido jardín, lleno de todo tipo
de felicidad y allí entraban todas aquellas almas. En seguida, desde el primer momento olvidaban
sus sufrimientos.

154 Cuando era la adoración de las Hermanas de la Familia de Maria [85], al anochecer,
con una de las hermanas fui a esa adoración. Cuando entre en la capilla, la presencia
de dios envolvió mi alma en seguida. Oraba así como en ciertos momentos, sin decir
una palabra. De repente vi. Al Señor que me dijo: Has de saber que si descuidas la
cuestión de pintar esta imagen y de toda la obra de la misericordia, en el día del
juicio responderás de un gran numero de almas. Después de estas palabras del
Señor cierto temblor y un temor entraron en mi alma. No lograba tranquilizarme
sola. Me sonaban estas palabras: Sí, el día del juicio divino deberé responder no
solamente de mi misma, sino también de otras almas. Estas palabras se grabaron
profundamente en mi corazón. Cuando volví a casa, entré en el pequeño Jesús [86],
caí de cara al suelo delante del Santísimo sacramento y dije al Señor: Haré todo lo
que este en mi poder, pero te ruego, quédate siempre conmigo y dame fortaleza para
cumplir Tu santa voluntad, porque Tú puedes todo, y yo no puedo nada por mi
misma.

155 (74) + Desde hace algún tiempo me sucede sentir en el alma cuando alguien reza por mi, lo siento
inmediatamente en el alma; y en cambio cuando algún alma me pide la oración, aunque no me lo

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diga, yo lo siento igualmente en el alma. Lo siento como una inquietud, como si alguien me llamara;
cuando rezo, obtengo la paz.

156 Una vez deseaba mucho acercarme a la Santa Comunión, pero tenia cierta duda y no me acerqué.
Sufrí terriblemente a causa de ello. Me parecía que el corazón se me reventaría del dolor. Cuando
me dedique a mis tareas, con el corazón lleno de amargura, de repente Jesús, se puso a mi lado y me
dijo: Hija Mía, no dejes la Santa Comunión, a no ser que sepas bien de haber caído
gravemente, fuera de esto no te detengan ningunas dudas en unirte a Mi en Mi misterio de
amor. Tus pequeños defectos desaparecerán en Mi amor como una pajita arrojada a un gran
fuego. Debes saber que Me entristeces mucho, cuando no Me recibes en la Santa Comunión.

157 + Por la noche, al entrar en la pequeña capilla, oí en el alma estas palabras: Hija
Mía, considera estas palabras: y sumido en la angustia, oraba mas tiempo. Cuando
empecé a reflexionar mas profundamente sobre ellas, mucha luz me ilumino que de tal
fatigosa oración depende a veces nuestra salvación.

158 + Cuando fui a Kiekrz [87], para sustituir algún tiempo a una de las hermanas [88], una tarde
atravesé la huerta y me detuve a la orilla del lago, y durante un largo momento me quedé pensando
en aquel elemento de la naturaleza. De repente vi a mi lado al Señor Jesús que me dijo
amablemente: Lo he creado todo para ti, esposa Mía, y has de saber que todas las bellezas son
nada en comparación con lo que te he preparado en la eternidad. Mi alma fue inundada de un
consuelo tan grande que me quedé allí hasta la noche y me pareció que estuve un breve instante.
Aquel día lo tenia libre, destinado al retiro espiritual de un día [89], (75) pues tenia plena libertad
para dedicarme a la oración. Oh, que infinitamente bueno es Dios, nos persigue con su bondad. Con
mucha frecuencia el Señor me concede las mayores gracias cuando yo no las espero en absoluto.

159 + Oh, Hostia Santa, Tú estás encerrada para mi


en un cáliz de oro,
para que en la grande selva del exilio
yo camine pura, inmaculada, intacta,
y que lo haga el poder de Tu amor.

Oh, Hostia Santa, habita en mi alma,


Purísimo Amor de mi corazón;
Que Tu luz disipe las tinieblas;
Tú no niegas la gracia a un corazón humilde.

Oh, Hostia Santa, Delicia del Paraíso,


Aunque ocultas Tu belleza
y Te presentas a mí en una miga de pan
la fuerte fe desgarra este velo.

160 + El día de la cruzada [90] – que es el quinto día de cada mes, cayó en el primer
viernes.
Hoy es mi día para estar de guardia delante de Jesús. En este día mío, mi tarea es
compensar al Señor por todos los insultos y faltas de respeto, rogar para que en este día
no se cometa ningún sacrilegio. En aquel día mi espíritu estaba inflamado de un amor

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singular hacia la Eucaristía. Me parecía que estaba transformada en el ardor. Cuando,
para tomar la Santa Comunión, me acerqué al sacerdote que me daba a Jesús, otra
Hostia se pego a la manga y yo no sabia cual tomar. Cuando estaba deliberando así un
momento, el sacerdote impaciente, hizo una señal con la mano para que la tomara.
Cuando tomé la Hostia que me entregaba, la otra me cayó en las manos. El sacerdote
fue al final del comulgatorio para distribuir la Santa Comunión y yo tuve al Señor Jesús
en las manos durante todo ese tiempo. Cuando el sacerdote se acercó otra vez, le di la
Hostia para que la pusiera en el cáliz, porque en el primer momento, al haber recibido a
Jesús, no pude decir que la otra había caído solo después de haberla pasado. Cuando
tenía la Hostia (76) en las manos, sentí tanta fortaleza del amor que durante el día
entero no pude comer nada, ni recobrar el conocimiento. De la Hostia oí estas palabras:
Deseaba descansar en tus manos, no solamente en tu corazón, y de repente en aquel
momento vi. al Niño Jesús. Pero al acercarse el sacerdote, otra vez vi la Hostia.

161 Oh Maria, Virgen Inmaculada,


Puro cristal para mi corazón,
Tú eres mi fuerza, oh ancla poderosa,
Tú eres el escudo y la defensa para el corazón débil.

Oh Maria, Tú eres pura e incomparable,


Virgen y Madre a la vez
Tú eres bella como el sol, sin mancha alguna,
Nada se puede comparar con la imagen de Tu alma

Tu belleza encantó el ojo del tres veces Santo,


Y bajó del cielo, abandonando el trono de la sede eterna,
Y tomó el cuerpo y la sangre de Tu Corazón,
Durante nueve meses escondiéndose en el Corazón de la Virgen

Oh Madre, Virgen, nadie comprenderá,


Que el inmenso Dios se hace hombre,
Sólo por amor y por su insondable misericordia,
A través de Ti, oh Madre, viviremos con Él eternamente.

Oh Maria, Virgen Madre y Puerta Celestial,


A través de Ti nos ha llegado la salvación
Todas las gracias brotan para nosotros
a través de Tus manos
Y me santificara solamente un fiel seguimiento de Ti.

Oh Maria, Virgen, Azucena mas bella,


Tu corazón fue el primer tabernáculo para Jesús en la tierra,
Y por eso porque Tu humildad fue la más profunda,
Y por eso fuiste elevada por encima de los coros de los ángeles y de los santos.

Oh Maria, dulce Madre mía,


Te entrego el alma, el cuerpo y mi pobre corazón,
Sé [tú] la custodia de mi vida,
Y especialmente en la hora de la muerte,

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En el último combate.

162 (77) JMJ. Jesús, en Ti confío. Año 1937, mes I, día 1

Anotación para el control interior del alma. Examen particular – unirme a Cristo
misericordioso. Práctica: el silencio interior, estricta observancia del silencio.

La conciencia

Enero Dios y el alma, silencio.


Victorias - 41, caídas - 4.
Jaculatoria: Y Jesús callaba.

Febrero Dios y el alma, silencio.


Victorias - 36, caídas - 3
Jaculatoria: Jesús, en Ti confío.

Marzo Dios y el alma, silencio.


Victorias - 51, caídas - 2.
Jaculatoria: Jesús, incendia mi corazón con amor.

Abril Dios y el alma, silencio.


Victorias - 61, caídas - 4.
Jaculatoria: Con Dios lo puedo todo.

Mayo Dios y el alma, silencio.


Victorias - 92, caídas - 3.
Jaculatoria: En su Nombre está mi fuerza.

Junio Dios y el alma, silencio.


Victorias - 64, caídas - 1
Jaculatoria: Todo para Jesús.

Julio Dios y el alma, silencio.


Victorias - 62, caídas - 8
Jaculatoria: Jesús, descansa en mi corazón.

Agosto Dios y el alma, silencio.


Victorias - 88, caídas - 7
Jaculatoria: Jesús, Tú sabes ….

Septiembre Dios y el alma, silencio.

Victorias – 99, caídas 1

Jaculatoria: Jesús, escóndeme en Tu Corazón.

Octubre Dios y el alma, silencio.

65
Victorias – 41, caídas – 3

Jaculatoria: Maria, úneme a Jesús.


[Aquí viene otra anotación – retiro].

Noviembre Dios y el alma, silencio. Victorias, caídas.

Jaculatoria: Oh Jesús mío, misericordia.

Diciembre Dios y el alma, silencio. Victorias, caídas.

Jaculatoria: Te saludo, Hostia viviente.

163 (78) JMJ Año


1937

Ejercicio general

+ Cuantas veces respira mi pecho, cuantas veces late mi corazón, cuantas veces pulsa la
sangre en mi cuerpo, esa cantidad por mil, es el número de veces que deseo glorificar Tu
misericordia, oh Santísima Trinidad.

+ Deseo transformarme toda en Tu misericordia y ser un vivo reflejo de Ti, oh Señor. Que
este más grande atributo de Dios, es decir su insondable misericordia, pase a través de mi
corazón al prójimo.

Ayúdame, oh Señor, a que mis ojos sean misericordiosos, para que yo jamás recele o juzgue
según las apariencias, sino que busque lo bello en el alma de mi prójimo y acuda a ayudarla.

Ayúdame a que mis oídos sean misericordiosos para que tome en cuenta las necesidades de
mi prójimo y no sea indiferente a sus penas y gemidos.

Ayúdame, oh Señor, a que mi lengua sea misericordiosa para que jamás hable negativamente
de mis prójimos sino que tenga una palabra de consuelo y perdón para todos.

Ayúdame, oh Señor, a que mis manos sean misericordiosas y llenas de buenas obras para que
sepa hacer sólo el bien a mi prójimo y cargue sobre mí las tareas más difíciles y más penosas.

Ayúdame a que mis pies sean misericordiosos para que siempre me apresure a socorrer a mi
prójimo, dominando mi propia fatiga y mi cansancio. Mi reposo verdadero está en el
servicio a mi prójimo.

Ayúdame, oh Señor, a que mi corazón sea misericordioso para que yo sienta todos los
sufrimientos de mi prójimo. A nadie le rehusaré mi corazón. Seré sincera incluso con
aquellos de los cuales sé que abusarán de mi bondad. Y yo misma me encerrare en el
misericordiosísimo Corazón de Jesús. Soportaré mis propios sufrimientos en silencio. Que
tu misericordia, oh Señor mío, repose dentro de mí.

66
+ Tú Mismo me mandas ejercitar los tres grados de la misericordia. El primero: la obra de
misericordia, de cualquier tipo que sea. El segundo: la palabra de misericordia; si no puedo
llevar a cabo una obra de misericordia, ayudaré con mis palabras. El tercero: la oración. Si
no puedo mostrar misericordia por medio de obras o palabras, siempre puedo mostrarla por
medio de la oración. Mi oración llega hasta donde físicamente no puedo llegar.

Oh Jesús mío, transfórmame en Ti, porque Tú puedes hacer todo.

[En este lugar hay cuatro páginas en blanco].

164 (83) + JMJ Varsovia, año 1933

La probación antes de los votos perpetuos [91]

Cuando supe que debía salir a la probación, la alegría latió en mi corazón frente a la gracia
tan inconcebible, como lo es el voto perpetuo. Fui donde estaba el Santísimo Sacramento y
cuando me sumergí en una oración de gracias, oí en el alma estas palabras: Niña Mía, tú
eres Mi deleite, tú eres la frescura de Mi Corazón. Te concedo tantas gracias, cuantas
puedes llevar. Siempre que quieras agradarme, habla al mundo de Mi gran e
insondable misericordia.

165 Algunas semanas antes de que me anunciaran la probación, al haber entrado yo un momento
en la capilla, Jesús me había dicho: En este momento las Superioras están anunciando
cuales de las hermanas tendrán los votos perpetuos. No todas obtendrán esta gracia,
pero son ellas mismas las que tienen la culpa. Quien no se beneficia de las gracias
pequeñas – no recibirá las grandes. Pero a ti, niña Mía, esta gracia es concedida. Un
asombro gozoso envolvió mi alma y eso porque unos días antes una de las hermanas me
había dicho, usted hermana, no tendrá la tercera probación. Yo misma procurare que usted
no sea admitida a los votos. No había contestado a aquella hermana, pero eso fue muy
desagradable para mí, sin embargo traté de esconder mi dolor, cuanto pude.

Oh, Jesús, que admirable es Tu obrar. Ahora veo que los hombres por si solos pueden muy
poco, porque tuve la probación tal y como me había dicho Jesús.

166 En la oración siempre encuentro luz y fortaleza del espíritu, aunque a veces hay momentos
pesados y muy desagradables, hasta tal punto que a veces no se alcanza a comprender que
tales cosas pueden suceder en un convento. Por razones misteriosas Dios lo permite a veces,
pero eso sucede siempre para que en el alma destaque una virtud, o para que se forme. Para
esto sirven los disgustos.

167 (84) Hoy [noviembre de 1932] llegué a Varsovia para la tercera probación. Tras un cordial
saludo con las queridas Madres, entré un momento en la pequeña capilla. La presencia de
Dios inundó mi alma y oí estas palabras: Hija Mía, deseo que tu corazón sea formado a
semejanza de Mi Corazón misericordioso. Debes ser impregnada completamente de Mi
misericordia.

La querida Madre Maestra [92] en seguida me preguntó si este año había hecho los ejercicios
espirituales. Contesté que no. “Pues, primero, tiene que hacer usted por lo menos tres días
de ejercicios espirituales.”

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Gracias a Dios, en Walendów [93] había ejercicios espirituales de ocho días, así que pude
aprovecharlos. Sin embargo empezaron las dificultades cuando se trató de ir a esos
ejercicios. Cierta persona estaba muy en contra, y yo ya no iba a partir. Después de comer
fui a una adoración de cinco minutos. Entonces vi. a Jesús que me dijo: Hija Mía, te estoy
preparando muchas gracias que recibirás durante los ejercicios espirituales, que
empezarás mañana. Contesté: Jesús, los ejercicios han empezado ya, y yo no voy a ir. Y
me dijo: Tú, prepárate, porque mañana empezarás los ejercicios espirituales y tu salida,
Yo la arreglaré con tus Superioras. Y Jesús desapareció repentinamente. Me puse a
pensar en cómo sucedería eso. Pero en un solo instante dejé de pensarlo, dedicando ese
momento a la oración, pidiendo al Espíritu Santo que me diera la luz para conocer toda la
miseria que soy. Y después de un instante Salí de la capilla a mis deberes. Poco después la
Madre General [94] me llama y me dice: Hermana, hoy mismo usted irá a Walendów con la
Madre Valeria, para que ya desde mañana pueda empezar los ejercicios espirituales.
Afortunadamente está [aquí] la Madre Valeria, entonces irán juntas. No habían pasado dos
horas y ya estaba en Walendów. Me ensimismé un momento y entendí que solamente Jesús
pudo solucionar las cosas de esta manera.

167 (85) Cuando me vio aquella persona que se oponía intensamente a que yo hiciera los
ejercicios espirituales, mostró su sorpresa y su descontento. Sin embargo yo, sin reparar en
nada, la saludé cordialmente y fui a hacer una visita al Señor, para pedir instrucciones cómo
comportarme durante los ejercicios espirituales.

168 Mi conversación con el Señor Jesús antes de empezar los ejercicios espirituales. Jesús me
dijo que esos ejercicios serian un poco diferente de los otros. Al tratar Conmigo
procurarás alcanzar una profunda calma. Eliminaré todas las incertidumbres al
respecto. Yo sé que ahora estás tranquila, mientras te estoy hablando; pero en cuanto
deje de hablar, empezarás a buscar dudas, pero has de saber que fortaleceré tu alma
hasta tal punto que aunque quisieras inquietarte no estaría en tu poder. Y como
prueba de que soy Yo quien te habla, el segundo día de los ejercicios espirituales irás a
confesarte con el sacerdote que dirige los ejercicios. Irás a él en cuanto termine la
meditación y preséntale los temores que tienes respecto a Mi, y Yo te contestaré por su
boca y entonces terminarán tus dudas. Durante esos ejercicios espirituales observa un
silencio tan riguroso como si en tu alrededor no existiera nada. Hablarás solamente
Conmigo y con el confesor, a las Superioras les pedirás solamente penitencias. Me
alegré muchísimo de que el Señor Jesús me hubiera mostrado tanta benevolencia y de
que se hubiera humillado hacia mí.

169 Primer día de los ejercicios espirituales. Por la mañana procuré ser la primera en llegar a la
capilla, antes de la meditación tuve todavía un momento para la oración al Espíritu Santo y a la
Santísima Madre. Pedí ardientemente a la Virgen que me obtuviera la gracia de ser fiel a esas
inspiraciones interiores y que yo cumpliera fielmente toda la voluntad de Dios. Inicié esos
ejercicios con un ánimo muy especial.

171 (86) Lucha por mantener el silencio. Como sucede normalmente, a los ejercicios espirituales
vienen hermanas de varias casas. Una de las hermanas que yo no había visto desde hacia
mucho tiempo, vino a mi celda y dijo que tenia algo que decirme. No le contesté nada y ella se
dio cuenta de que yo no quería romper el silencio. Me contestó: No sabia, hermana, que usted
fuera tan rara, y se fue. Entendí que esa persona no tenia otro interés hacia mi que el de
satisfacer su curioso amor propio. Oh Dios mantenme en la fidelidad.

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172 El Padre [95] que dirigía los ejercicios espirituales, era de América. Vino a Polonia por poco
tiempo y coincidió que nos predicara los ejercicios a nosotras. En ese hombre se reflejaba una
profunda vida interior. Su aspecto revelaba la grandeza del espíritu; la mortificación y el
recogimiento caracterizaban a aquel sacerdote. Sin embargo, a pesar de las grandes virtudes
que aquel sacerdote poseía, experimenté enormes dificultades para revelarle mi alma en cuanto
a las gracias, porque en cuanto a los pecados es siempre fácil, pero en lo que se refiere a las
gracias, de verdad tengo que imponerme un gran esfuerzo y aun con esto no digo todo.

173 Tentaciones de Satanás durante las meditaciones. Me invadió extrañamente el temor de que
el sacerdote no me entendiera o no tuviera tiempo para que pudiera exponerle todo. ¿Cómo le
hablaré de todo esto? Si fuese el Padre Bukowski, me resultaría más fácil, pero a este jesuita lo
veo por primera vez. En ese momento me vino a la mente el consejo del Padre Bukowski [96],
quien me había dicho que cuando hiciera los ejercicios espirituales, debería tomar nota, aunque
brevemente, de la luz que Dios me mandaría y por lo menos de eso darle cuenta, aunque
brevemente. Oh Dios mío, un día y medio me ha pasado tan fácilmente: ahora esta empezando la
lucha de vida o muerte. Dentro de media hora debe haber la meditación y después tengo que ir a
confesarme. Satanás me hace creer que si las Superioras dijeron que mi vida es una ilusión, ¿para
qué preguntar todavía (87) y molestar al confesor? Después de todo, la M. X [97] te dijo que Jesús
no tiene ese tipo de relaciones con almas tan miserables; lo mismo te dirá ese confesor. ¿A qué
hablar de esto? Al fin y al cabo no son pecados, y la Madre X te dijo explícitamente que todos esos
contactos con el Señor Jesús son un sueño, pura histeria, pues, ¿para qué hablar de eso a ese
sacerdote? Vas a hacer mejor si lo rechazas todo como una ilusión. Mira, cuántas humillaciones
sufriste y cuántas sufrirás todavía, además las hermanas saben que eres histérica. ¡Oh Jesús!, grité
con toda la fuerza de mi alma. Justo en aquel momento el Padre salió para dar la conferencia.
Habló brevemente, como si tuviera prisa. Terminada la conferencia se sentó en el confesionario.
Miré alrededor, ninguna hermana se acercaba. Me levanté rápidamente de mi reclinatorio y en un
momento estaba junto a la rejilla. No hubo tiempo para ninguna reflexión.

170 En vez de hablar al Padre de mis dudas que me fueron infundidas respecto a
Jesús, comencé a relatarle todas las tentaciones que he descrito arriba. Sin
embargo el confesor se dio cuenta en seguida de mi situación y dijo: Hermana,
usted no confía en Jesús, porque se comporta con usted con tanta benevolencia.
Pues, hermana, este completamente tranquila. Jesús es su Maestro y su
comunión con Jesús no es ni una histeria, ni un sueño, ni una ilusión. Sepa
hermana, que está en el buen camino. Trate de ser fiel a estas gracias y no debe
evitarlas. No es nada necesario que usted hable de estas gracias interiores a las
Superioras, si no fuera por una orden clara de Jesús, y antes consulte al
confesor. Pero si Jesús pide alguna cosa que está al exterior, entonces, tras
consultar al confesor, usted debe cumplir lo que el Señor pide, aunque eso la
cueste muchísimo. Y por otra parte, usted, hermana tiene que hablar de todo
con el confesor. No hay absolutamente otro camino para usted. Ore, hermana
(88), para obtener un director espiritual, porque en el caso contrario, usted
desperdiciará estos grandes dones de Dios. Le repito otra vez esté tranquila,
usted está en el buen camino. Ignore todo y siempre sea fiel al Señor Jesús, sin
reparar en lo que digan de usted, hermana. Precisamente con tales almas
miserables el Señor Jesús trata de esta manera y cuánto mas usted se humille,
tanto mas Jesús se unirá a usted.

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171 Cuando me alejé de la rejilla, una alegría inconcebible inundó mi alma hasta tal punto que me
retiré a un lugar apartado en el jardín, para esconderme de las hermanas y permitir al corazón
desbordarse plenamente hacia Dios. La presencia de Dios me penetró por completo y en un solo
momento toda mi nada se sumergió en Dios y en aquel momento sentí, es decir distinguí las Tres
Personas Divinas que habitaban en mí, y la paz que tenia en el alma era tan grande que me
asombraba yo misma, de cómo había sido posible estar intranquila.

172 + Propósito: Fidelidad a las inspiraciones interiores, aunque eso me costara no sé cuánto. No
hacer nada por mi misma sin consultar antes al confesor.

173 +Renovación de los votos. Desde la primera hora, cuando me desperté, en seguida mi alma se
sumergió entera en Dios, en este océano de amor. Sentía que estaba toda sumergida entera en Él.
Durante la Santa Misa mi amor hacia Él alcanzó una gran intensidad. Después de renovar los votos
y de la Santa Comunión, de repente vi. al Señor Jesús que me dijo con benevolencia: Hija Mía,
mira Mi Corazón misericordioso. Cuando me fijé en este Corazón Santísimo, salieron los mismos
rayos que están en la imagen, como Sangre y Agua, y entendí lo grande que es la misericordia del
Señor. Y Jesús volvió a decir muy amablemente: Hija Mía, habla a los sacerdotes de esta
inconcebible misericordia Mía. Me queman las llamas de la misericordia, las quiero derramar
sobre las almas, [y] las almas no quieren creer en Mi bondad. De repente Jesús desapareció. Sin
embargo, todo el día mi espíritu estuvo (89) sumergido en la sensible presencia de Dios, a pesar del
ruido y de la conversación que suele haber después de los ejercicios espirituales. A mi eso no me
molestó nada. Mi espíritu estaba en Dios, a pesar de que exteriormente yo tomaba parte en las
conversaciones y hasta fui con una visita a Derdy [98].

174 Hoy empezamos la tercera probación [99]. Nos reunimos las tres junto a la M. Margarita,
porque las demás hermanas tenían la tercera probación en el noviciado. La Madre Margarita empezó
con una plegaria y una explicación sobre lo que consiste la tercera probación, y recordó lo grande
que es la gracia de los votos perpetuos. De repente me vino un gran llanto. En un solo momento,
delante de los ojos de mi alma aparecieron todas las gracias de Dios y me vi. tan miserable e ingrata
frente a Dios. Las hermanas empezaron a reprenderme ¿por qué se puso a llorar tanto? Pero la
Madre Maestra me defendió y dijo que eso no la asombraba.

Terminada la hora fui delante del Santísimo sacramento y como la miseria y la nada más
grandes, le suplique por su misericordia y que se dignara sanar y purificar mi pobre alma. De
repente oí estas palabras: Hija Mía, todas tus miserias han sido quemadas en el fuego de
Mi amor, como una pajita arrojada en unas llamas enormes. Y con esta humillación
atraes a ti y a otras almas todo el mar de Mi misericordia. Y contesté: Jesús, forma mi
pobre corazón según Tu divina complacencia.

175 Durante todo el periodo de la probación mi tarea fue la de ayudar a la hermana en el vestuario
[100]. Esta tarea me dio muchas ocasiones para ejercitarme en las virtudes. Más de una vez, iba tres
veces [seguidas] a llevar ropa interior a ciertas hermanas y no era suficiente para satisfacerlas. Pero
conocí también grandes virtudes de algunas hermanas, que pedían siempre traerles (90) lo peor de
todo el vestuario. Admiraba ese espíritu de humildad y de mortificación.

176 + Durante el Adviento se despertó en mi alma un vivo deseo de Dios. Mi espíritu anhelaba a
Dios con toda la fuerza de su ser. En aquel tiempo el Señor me dio mucha luz para que conociera
sus atributos.

70
El primer atributo que el Señor me dio a conocer, fue su Santidad. Esta Santidad es tan grande
que delante de Él tiemblan todas las Potencias y todas las Fuerzas. Los espíritus puros
encubren sus rostros y se sumergen en adoración permanente, y la única expresión de su
adoración sin límites es Santo… La Santidad de Dios es derramada sobre la Iglesia de Dios y
sobre cada alma que vive en ella pero no en grado igual. Hay almas completamente
divinizadas, pero hay también almas apenas vivas.

El segundo atributo que el Señor me dio a conocer, fue su Justicia. Su Justicia es tan grande y
penetrante que llega hasta el fondo de la esencia de las cosas y delante de Él todo se presenta
en desnuda verdad, y nada podría continuar subsistiendo.

El tercer atributo fue el Amor y la Misericordia. Y entendí que el mayor atributo es el Amor y
la Misericordia. El une la criatura al Creador. El amor más grande y el abismo de la
misericordia los reconozco en la Encarnación del Verbo, en su redención, y de esto entendí que
éste es el más grande atributo de Dios.

177 Hoy limpiaba la habitación de una de las hermanas. A pesar de que trataba de limpiarla con
máximo esmero, ella me seguía diciendo durante todo el tiempo: Aquí hay polvo, allí una manchita
en el suelo. A cada señal suya yo pasaba y repasaba lo mismo, hasta diez veces (91), para tenerla
contenta. No es el trabajo que cansa sino la habladuría y las exigencias desmedidas. No la satisfizo
mi martirio de un día entero, sino que fue a la Maestra para quejarse. Le digo, Madre, ¡qué hermana
tan desatenta!, no sabe apresurase. Al día siguiente fui a hacer el mismo trabajo sin una palabra de
explicación. Cuando volvió a molestarme, pensé: Jesús, es posible ser un mártir silencioso; las
fuerzas disminuyen no por el trabajo, sino por este martirio.

178 Comprendí que algunas personas tienen un don especial de atormentar a los demás. Los
ejercitan a más no poder. Pobre aquella alma que cae bajo su mano. No cuenta nada, las mejores
cosas son juzgadas al revés.

+ Vigila de la Noche Buena

Hoy me uní estrechamente a la Santísima Virgen, viví sus momentos íntimos. Por la noche,
antes de partir “oplatek”*, entré en la capilla, para intercambiarlo espiritualmente con las
personas queridas y pedí a la Virgen las gracias para ellas. Mi espíritu estaba sumergido
completamente en Dios. Durante la Santa Misa de Medianoche vi. al Niño Jesús en la Hostia;
mi
Espíritu se sumergió en Él. Aunque era un Niñito, su Majestad penetró mi alma. Me
impresionó profundamente este misterio, este gran humillarse de Dios, este inconcebible
anonadamiento Suyo. Durante toda la fiesta de la Navidad lo tuve vivo en el alma. Oh,
nosotros nunca comprenderemos este gran humillarse de Dios; cuanto mas lo medito [aquí la
frase ha quedado interrumpida].

____________________________________________________________________________
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* En Polonia antes de empezar la cena de la Nochebuena, todos los miembros de la familia y otras personas
reunidas en torno a la mesa navideña, parten “oplatek” (leer – opuatek, que es un trozo de la hostia no consagrada)
y se dan augurios para todo el año. Es una tradición muy antigua y muy difundida.

183 Una mañana, después de la Santa Comunión, oí esta voz: Deseo que Me acompañes cuando
voy a los enfermos. Contesté que estaba de acuerdo, pero un momento después reflexioné:
71
¿Cómo voy a hacerlo? Dado que las hermanas del segundo coro [101] no acompañan al
Santísimo Sacramento, siempre van las Hermanas Directoras. (92) Pensé que Jesús lo
solucionaría. Pocos minutos después, la Madre Rafaela mandó llamarme y me dijo: Hermana,
usted va a acompañar al Señor Jesús, cuando el sacerdote visite a los enfermos. Y durante todo
el tiempo de la probación, siempre iba con luz, acompañando a Jesús y como un oficial de
Jesús procuraba siempre ceñirme con un pequeño cinturón de hierro [102], porque no estaría
bien acompañar al Rey vestida como de costumbre. Esa mortificación la ofrecía por los
enfermos.

184 + La Hora Santa. Durante esta hora procuraba meditar la Pasión del Señor. No obstante mi
alma fue inundada de gozo y de repente ví. al pequeño Niño Jesús. Y su Majestad me penetró
y dije: Jesús, Tú eres tan pequeño, pero yo sé que Tú eres mi Creador y Señor. Y Jesús me
contestó: Lo soy y trato contigo como un niño para enseñarte la humildad y la sencillez.

Todos los sufrimientos y las dificultades las ofrecía a Jesús como una ofrenda floral para el día
de nuestros desposorios perpetuos. Nada me resultaba difícil al recordar que lo hacia por mi
Esposo, como una prueba de mi amor hacia Él.

185 Mi silencio para Jesús. Procuraba mantener un gran silencio por Jesús. En medio del mayor
ruido, Jesús siempre encontraba silencio en mi corazón, aunque a veces eso me costó mucho.
Pero por Jesús, ¿qué puede resultar grande por Aquel a quien amo con toda la fuerza de mi
alma?

186 + Hoy, Jesús me dijo: Deseo que conozcas mas profundamente el amor que arde en Mi
Corazón por las almas y tu comprenderás esto cuando medites Mi Pasión. Apela a Mi
misericordia para los pecadores, deseo su (93) salvación. Cuando reces esta oración con
corazón contrito y con fe por algún pecador, le concederé la gracia de la conversión. Esta
oración es la siguiente:

187 Oh Sangre y Agua que brotaste del Corazón de Jesús como una Fuente de Misericordia
para nosotros, en Ti confío.

188 En los últimos días de carnaval, mientras celebraba la Hora Santa, vi. Al Señor Jesús
sufriendo la flagelación. ¡Oh, que suplicio inimaginable! Cuán terriblemente sufrió Jesús
durante la flagelación! Oh pobres pecadores, ¿cómo se encontrarán el día del juicio, con este
Jesús a quien ahora están torturando tanto? Su Sangre fluyó sobre el suelo y en algunos
puntos la carne empezó a separarse. Y vi. en la espalda algunos de sus huesos descarnados…
Jesús emitía un gemido silencioso y un suspiro.

189 En cierta ocasión Jesús me dió a conocer lo mucho que le agrada el alma que observa
fielmente la regla. El alma obtiene mayor recompensa por ser fiel a la regla que por las
penitencias y por grandes mortificaciones. Pero si éstas son emprendidas fuera de la regla,
aunque también reciben la recompensa, pero no superior a la de la regla.

190 Durante una adoración el Señor me pidió que me ofreciera a Él como victima por un
sufrimiento que serviría de reparación en la causa de Dios y no solamente en general por los
pecados del mundo, sino en particular por las faltas cometidas en esta casa. Dije en seguida
que sí, que estaba dispuesta. No obstante, Jesús me dio a conocer lo que debía sufrir y en un

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solo momento se presentó y pasó delante de los ojos de mi alma todo el martirio. Primero,
mis intenciones no serian reconocidas, varias sospechas y desconfianzas, toda clase de
humillaciones y contrariedades, no las enumero todas. (94) Delante de los ojos de mi alma
todo se presentó como una tempestad sombría, de la que un momento después iban a soltarse
rayos, que estaban esperando solamente mi consentimiento. Mi alma quedó espantada
durante un momento. De repente sonó la campanilla para el almuerzo. Salí de la capilla
temblorosa e indecisa. Sin embargo aquel sacrificio estaba continuamente delante de mi,
porque ni había decidido aceptarlo ni tampoco había dicho no al Señor. Quería someterme a
su voluntad. Si Jesús Mismo me la asignaba, estaba preparada. Pero Jesús me dio a conocer
que era yo quien debía aceptar voluntariamente y con pleno conocimiento, porque si no, no
tendría ningún significado. Todo su valor consistía en mi acto voluntario frente a Él, pero al
mismo tiempo el Señor me dio a conocer que eso estaba en mi poder. Lo podía hacer, pero
[podía] también no hacerlo. En aquel momento contesté: Jesús, acepto todo, cualquier cosa
que quieras mandarme; confío en Tu bondad. En un instante sentí que con este acto rendí un
gran honor a Dios. Pero me armé de paciencia. Al salir de la capilla, me enfrenté en seguida
con la realidad. No quiero describirlo con detalles, pero hubo tanto cuanto pude soportar, no
hubiera podido soportar ni una gota más.

191 + Una mañana, oí en el alma estas palabras: Ve a la Madre General [103] y dile que tal
cosa, en tal casa no Me agrada. No puedo decir qué cosa ni en que casa, pero a la Madre
General se lo dije, aunque me costó muchísimo.

192 Una vez me cargué con una espantosa tentación que atormentaba a una de nuestras alumnas
en la casa de Varsovia. Era la tentación del suicidio. Sufrí durante siete días y después de
siete días Jesús le concedió la gracia y entonces terminó mi sufrimiento. Es un gran
sufrimiento. A menudo me cargo con tormentos de nuestras alumnas. Jesús me lo permite, y
los confesores [también] [104].

193 (95) Mi corazón es la morada estable de Jesús. Además de Jesús nadie tiene acceso a él. De
Jesús recojo fuerzas para luchar contra todas las dificultades y contrariedades. Deseo
transformarme en Jesús para poder dedicarme perfectamente a las almas. Sin Jesús no me
acercaría a las almas, porque sé lo que soy yo por mi misma. Absorbo a Dios en mí, para
entregarlo a las almas.

194 + 27 III. Deseo cansarme, trabajar, anonadarme por nuestra obra de salvacion de las almas
inmortales. No importa si estos esfuerzos acortan mi vida, dado que ella ya no me pertenece,
porque es la propiedad de la Congregación. Por la fidelidad a la Congregación deseo ser util
a toda la Iglesia.

195 Oh Jesús, hoy mi alma está como ensombrecida por el sufrimiento. Ni un solo rayo de luz.
La tormenta arrecia y Jesús está dormido. Oh mi Maestro, no voy a despertarte, no voy a
interrumpir Tu dulce sueño. Yo creo que Tú me estás fortificando, sin que yo lo sepa.

Hay horas enteras en las cuales Te adoro, oh Pan Vivo, entre una gran aridez del alma. Oh
Jesús, Amor Puro, no necesito consolaciones, me alimento de Tu voluntad, oh Soberano. Tu
voluntad es el fin de mi existencia. Me parece que el mundo entero está a mi servicio y
depende de mi. Tu, oh Señor comprendes mi alma en todas sus aspiraciones.

Jesús, cuando yo misma no puedo cantarte el himno del amor, admiro el canto de los
serafines, tan amados por Ti. Deseo, como hacen ellos, ahogarme en Ti. A tal amor nada

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puede detenerlo, porque ninguna fuerza tiene poder sobre él. El se parece a un relámpago
que ilumina la oscuridad, (96) pero no se queda en ella. Oh Maestro mío, Tú Mismo modela
mi alma según Tu voluntad y Tus proyectos eternos.

196 Cierta persona se propuso como tarea ejercitarme de distintos modos en la virtud. Un
día me detuvo en el pasillo y empezó por decirme que no tenia por que llamarme la atención,
no obstante me mandó estar de pie durante media hora enfrente de la pequeña capilla [105] y
esperar a la Madre Superiora, y cuando aquella regresara después del recreo [106],
inculparme de diversas cosas, que ella me dijo para que me acusara de ellas. Aunque en el
alma no tenia la menor idea de eso, no obstante obedecí y esperé media hora a la Superiora.
Cada hermana que pasaba a mi lado, miraba sonriendo. Al haberme acusado frente a la
Madre Superiora [107], me mandó al confesor, cuando me acerqué a la confesión, el
sacerdote se dio cuenta en seguida de que eso era algo que no procedía de mi alma, y que yo
no tenia la menor idea de aquellas cosas y se extrañó de que aquella persona hubiera podido
decidirse a dar tales órdenes.

197 Oh Iglesia de Dios, tú eres la mejor madre, sólo tu sabes educar y hacer crecer al alma. Oh,
cuanto amor y cuanta veneración tengo para la Iglesia, la mejor de las madres.

198 Una vez el Señor me dijo: Hija Mía, tu confianza y tu amor impiden Mi justicia y
no puedo castigar porque Me lo impides. Oh. Cuanta fuerza tiene el alma llena de
confianza.

199 Cuando pienso en los votos perpetuos y en quien es Aquel que desea unirse a mí, este
pensamiento me induce a meditar sobre Él durante horas enteras. ¿Cómo va a suceder esto? Tú eres
Dios y yo una criatura Tuya, Tú eres el Rey Inmortal y yo una mendiga y la miseria misma. Pero
ahora ya lo tengo todo claro en realidad, (97) este abismo, Señor, lo llenarán Tu gracia y amor. Este
amor llenará el abismo que hay entre Tú, Jesús, y yo.

200 Oh Jesús, que profundamente herida queda un alma cuando trata siempre de ser sincera y la
acusan de hipocresía, y la tratan con desconfianza. Oh Jesús, Tu has sufrido esto también para dar
una reparación a Tu Padre.

201 Deseo esconderme de manera que ninguna criatura conozca mi corazón, Oh Jesús,
solo Tú conoces mi corazón y lo posees totalmente. Nadie conoce nuestro secreto; con una
mirada nos entendemos mutuamente. Desde el momento en que nos hemos conocido, soy
feliz. Tu grandeza me llena plenamente. Oh Jesús, cuando estoy en el último lugar y el más
bajo de las postulantes, incluso las más jóvenes, entonces me siento en el lugar apropiado
para mí. No sabía que en aquellos rinconcitos oscuros el Señor había colocado tanta
felicidad. Ahora entiendo que incluso en la cárcel, de un corazón puro puede prorrumpir una
abundancia de amor por Ti. Señor. Las cosas exteriores no tienen importancia para un amor
puro, él penetra todo. Ni las puertas de una cárcel, ni las puertas del cielo presentan alguna
fuerza para él. Él llega a Dios Mismo y nada es capaz de apagarlo. Para él no existen
barreras, es libre como un rey y tiene la entrada libre en todas partes. La muerte misma tiene
que bajar la cabeza frente a él…

202 Hoy ha venido a visitarme una hermana mía de sangre [108]. Cuando me ha contado sus
intenciones, he temblado de miedo, ¿es posible esto? Esta querida alma bella frente a Dios,
no obstante unas grandes tinieblas habían bajado sobre ella y no sabia defenderse. Todo lo

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veía en negro. El buen Dios me la ha confiado, durante dos semanas puede trabajar sobre
ella. Sin embargo, cuantos sacrificios me ha costado, solamente Dios lo sabe. Por ninguna
otra alma he llevado al trono de Dios tantos sacrificios, sufrimientos y oraciones como por
ella. (98) Sentía que había forzado a Dios a concederle la gracia. Cuando pienso en todo
esto, veo un verdadero milagro. Ahora veo cuanto poder tiene la plegaria de intercesión ante
Dios.

203 Ahora, en esta Cuaresma, a menudo siento la Pasión del Señor en mi cuerpo; todo lo que
sufrió Jesús, lo vivo profundamente en mi corazón, aunque por fuera mis sufrimientos no se delatan
por nada, solamente el confesor sabe de ellos.

204 Una breve conversación con la Madre Maestra [109]. Cuando le pregunte por
algunos detalles para progresar en la vida interior, esta santa Madre me contesto a todo con
gran claridad de argumentos. Me dijo: Si usted, hermana, continua cooperando así con la
gracia de Dios, estará a un paso de una estrecha unión con Dios. Usted, comprende en que
sentido lo digo. Que la fidelidad a la gracia del Señor sea su característica. No a todas las
almas Dios las conduce por este camino.

205 +Pascua de resurrección. Hoy durante la ceremonia pascual, vi. al Señor Jesús [en]
un gran esplendor se acercó a mi y me dijo: Paz a ustedes, hijos Míos, y levantó la mano y
nos bendijo. Las llagas de las manos y de los pies, y del costado no estaban borradas sino
resplandecientes. Luego me miró con tanta benevolencia y amor, que mi alma se sumergió
totalmente en Él, y me dijo: Has tomado gran parte en Mi Pasión, por eso te doy esta
gran participación en Mi gloria y en Mi alegría. Toda la ceremonia pascual me pareció un
minuto. Un extraño recogimiento envolvió mi alma y se mantuvo durante toda la fiesta. La
amabilidad de Jesús es tan grande que es imposible expresarla.

206 (99) Al día siguiente, después de la Santa Comunión oí la voz: Hija Mía, mira
hacia el abismo de Mi misericordia y rinde honor y gloria a esta misericordia Mía, y
hazlo de este modo: Reúne a todos los pecadores del mundo entero y sumérgelos en el
abismo de Mi misericordia. Deseo darme a las almas, deseo las almas, hija Mía. El día
de Mi Fiesta, la Fiesta de la Misericordia – recorrerás el mundo entero y traerás a las
almas desfallecidas a la fuente de Mi misericordia. Yo las sanaré y las fortificaré.

207 Hoy recé por un alma agonizante que estaba muriendo sin los santos sacramentos,
aunque los deseaba ardientemente. Pero ya era demasiado tarde. Se trata de una pariente
mía, la esposa de un tío paterno. Era un alma querida de Dios. En aquel momento no hubo
distancia para nosotras.

208 Oh vosotros, pequeños, insignificantes sacrificios cotidianos, sois para mi como las
flores del campo con las cuales cubro los pies del amado Jesús. A veces, yo comparo estas
pequeñeces con las virtudes heroicas, porque para su incesante continuidad exigen heroísmo.

209 Durante los sufrimientos no busco ayuda de las criaturas, sino que Dios es todo para
mí, aunque a veces me parece que el Señor tampoco me escucha. Me armo de paciencia y de
silencio, como la paloma que no se queja ni muestra dolor cuando le quitan sus pequeños.
Deseo volar hacia el ardor mismo del sol y no quiero detenerme entre el humo y la neblina.
No me cansaré, porque me he apoyado en Ti ¡mi fuerza!

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210 Ruego ardientemente al Señor que se digne reforzar mi fe para que en mi gris vida
cotidiana no me guíe según las consideraciones humanas, sino según el espíritu. Oh, como
todo atrae al hombre hacia la tierra, pero una fe viva mantiene el alma en una espera mas alta
y al amor propio le asigna el lugar que le corresponde, es decir, el último.

211 (100) + Una oscuridad terrible cae nuevamente sobre mi alma. Me parece que estoy
bajo la influencia de ilusiones. Cuando fui a confesarme para obtener luz y serenidad, no las
encontré. El confesor [110] me creó todavía mas dudas de las que tenía antes. Me dijo: No
puedo entender qué poder obra en usted, hermana, tal vez Dios o tal vez el espíritu maligno.
Al alejarme del confesionario, empecé a considerar sus palabras. Cuanto más las
contemplaba, tanto mas mi alma se hundía en la oscuridad. ¿Qué hacer, Jesús? Cuando
Jesús se acercaba a mí bondadosamente, yo tenía miedo. ¿Eres verdaderamente Tú, Jesús?
Por un lado me atrae el amor, por el otro el miedo. Que tormento, no sé describirlo.

212 Cuando fui a confesarme de nuevo, recibi la respuesta: Yo no la entiendo a usted,


hermana, es mejor que usted no se confiese conmigo. Dios mio, yo tengo que hacerme tanta
violencia antes de decir cualquier cosa sobre mi vida interior y he aquí la respuesta que
obtengo ¡yo no la entiendo!

213 Cuando me alejé del confesionario fui asaltada por innumerables tormentos. Fui
delante del Santisimo sacramento y dije: Jesús, sálvame. Tu ves que soy debil. Entonces
escuche estas palabras: Durante los ejercicios espirituales, antes de los votos perpetuos,
te daré una ayuda. Fortalecida por estas palabras, comencé a avanzar sin pedir consejo a
nadie; sin embargo sentia tanta desconfianza hacia mi misma, que decidí acabar con esas
dudas una vez por todas. Asi pues, esperaba ansiosamente esos ejercicios espirituales que
debian preceder los votos perpetuos; ya unos dias antes pedia incesamente al Señor la luz
para el sacerdote que iba a confesarme, para que él decidiera de una vez, categóricamente, sí
o no, y yo pensaba: Estaré tranquila una vez por toda.s Pero estaba preocupada si alguien
quisiera escuchar todas esas cosas. Sin embargo, decidi no pensar nada en eso, y tener toda
la confianza en el Señor. Me resonaban esas palabras: “Durante los ejercicios espirituales.”

214 (101) Todo ya está preparado. Mañana por la mañana hemos de salir a Cracovia para
los ejercicios espirituales. Hoy entré en la capilla para agradecer a Dios las innumerables
gracias que me había concedido durante esos cinco meses. Mi corazon estaba profundamente
conmovido frente a trantas gracias y la tutela de las Superioras.

215 Hija Mia, quedate tranquila, Me encargo de todos los asuntos. Yo Mismo los
resolveré con las Superioras y con el confesor. Habla con el Padre Andrasz con la
misma sencilles y confianza con la que hablas Conmigo.

216 Hoy [18 IV 1933] llegamos a Cracovia. Qué alegria encontrarme nuevamente aquí,
donde aprendi a dar los primeros pasos en la vida espiritual. La querida Madre Maestra,
[111] siempre la misma, alegre y llena de amor al projimo. Entré un momento en la capilla;
la alegria inundó mi alma. En un momento me acordé de todo un mar de gracias que había
recibido aquí siendo novicia.

217 Y hoy empezamos a reunirnos todas para ir por una hora al noviciado. La Madre
Maestra M. Josefa nos dirigió algunas palabras y preparó el plan de los ejercicios
espirituales. Cuando nos decia esas pocas palabras, me vino delante de los ojos todo lo
bueno que esa querida Madre había hecho por nosotras. Senti en el alma un gran

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agradecimiento hacia ella. La pena de estar en el noviciado por ultima vez, estrechó mi
corazon. Ya debo luchar con Jesús, trabajar con Jesús, sufrir con Jesús; en una palabra, vivir
y morir con Jesús. La Maestra ya no seguira mis pasos para instruirme, advertirme,
amonestarme, alentarme o reprenderme. Sola, siento un extraáo miedo. Oh Jesús, da algun
remedio. Sí, tendré la Superiora, es verdad, pero desde ahora estaré mas sola.

(102) Cracovia 21 IV 1933

+ A la mayor gloria de Dios.

Ejercicios espirituales de ocho dias antes de los votos perpetuos.

218 Hoy empiezo los ejercicios espirituales. Jesús, Maestro mio, guiame, dispon de mi
según Tu voluntad, purifica mi amor para que sea digna de Ti, haz de mi lo que desea Tu
misericordiosisimo Corazon. Jesús, en estos dias estaremos a solas, hasta el momento de
nuestra union; mantenme, Jesús, en el recogimiento del espiritu.

219 Por la noche el Señor me dijo: Hija Mia, que nada te asuste ni te perturbe,
mantén una profunda tranquilidad, todo está en Mis manos, te haré entender todo por
la boca del Padre Andrasz. Sé como una niña frente a él.

Un momento delante del Santisimo Sacramento.

220 Oh Señor y mi eterno Creador, ¿cómo podré agradecerte por esta gran gracia de que
Te dignaste elegirme a mi, miserable, como Tu esposa y me unes a Ti con un vinculo eterno?
Amabilisimo tesoro de mi corazon, Te ofrezco todos los actos de adoración y de de
agradecimiento de las almas santas, de los coros angelicos y me uno especialmente a Tu
Madre, Oh Maria, Madre mia, Te ruego humildemente, cubre mi alma con Tu manto virginal
en este momento tan importante de mi vida, para que asi, me haga mas agradable a Tu Hijo y
pueda glorificar dignamente la misericordia de Tu Hijo delante del mundo entero y durante
toda la eternidad.

221 (103) Hoy no pude entender la meditacion,. Mi espiritu estaba admirablemente sumergido
en Dios. No pude forzarme a pensar en lo que el Padre decia durante los ejercicios espirituales. A
menudo no está en mi poder pensar según determinados esquemas, mi espiritu esta con el Señor y tal
es mi meditacion.

222 Algunas palabras de mi conferencia con la Madre Maestra Maria Josefa. Me aclaró muchas
cosas y me tranquilizó respecto a la vida interior, [diciendo] que estoy en el buen camino. Le
agradeci al Señor Jesús por esta gran gracia, ya que ella era la primera entre las Superioras que no
me engendraba dudas en este aspecto. Oh, cuán infinitamente bueno es Dios.

223 Oh Hostia Viva, mi unica Fortaleza, Fuente de Amor y de Misericordia, abrazo al mundo
entero, fortifica a las almas debiles. Oh, bendito sea el instante y el momento en que Jesús [nos]
dejó su misericordiosisimo Corazon.

224 Sufrir sin quejarse, consolar a los demas y ahorar sus propios sufrimientos en el Sacratisimo
Corazon de Jesús. Todos los momentos libres de los deberes los pasaré a los pies del Santisimo
Sacramento. A los pies del Señor buscaré luz, consuelo y fuerza. Incesantemente mostraré el

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agradecimiento a Dios por la gran misericordia hacia mi, sin olvidarme jamas de los beneficios [que]
me ofrecio y especialmente la gracia de la vocacion.

Me esconderé entre las hermanas como una violeta pequeña entre las azucenas. Deseo
florecer para mi Creador y Señor, olvidarme de mi misma, anonadarme completamente a
favor de las almas inmortales es un deleita para mi.

225 (104) + Algunos de mis propositos.

En lo que concierne a la confesion, elegiré lo que mas me humilla y cuesta. A veces una
pequeñez cuesta mas que algo mas grande. Antes de cada confesion recordare la Pasion del
Señor Jesús y con esto despertaré la contrición del corazon. Si es posible, con la gracia de
Dios, ejercitarse siempre en el dolor perfecto. A esta contrición le dedicaré mas tiempo.
Antes de acercarme a la rejilla, entraré en el Corazon abierto y misericordiosisimo del
Salvador. Cuando me aleje de la rejilla, despertaré en mi alma una gran gratitud hacia la
Santisima Trinidad por este extraordinario e inconcebible milagro de la misericordia que se
produce en el alma; y cuanto mas miserable es mi alma, tanto mejor siento que el mar de la
misericordia de Dios me absorbe y me da una enorme fuerza y fortaleza.

226 Las reglas que desobedezco con mas frecuencia: a veces interrumpo el silencio, no obedezco
el llamado de la campanilla, a veces me meto en los deberes de los demas; haré los maximos
esfuerzos para corregirme.

Evitar a las hermanas que murmuran y si no es posible evitarlas, por lo menos callar en
presencia de ellas, dando a entender lo penoso que es para nosotras escuchar cosas similares.

No hacer caso a las consideraciones humanas, sino que tener en cuenta mi propia conciencia,
el testimonio que me da. Tener a Dios como testigo de todas las obras. Comportarme ahora
y resolver cada asunto mio de tal modo como quisiera solucionarly y comportarme en el
momento de la muerto. Por eso en cada asunto siempre tener presente a Dios.

Evitar los supuestos permisos [112]. Relatar a las Superioras aun las cosas pequeñas, si es
posible detalladamente. Fidelidad en las practicas de piedad; no pedir con facilidad
excepciones de las practicas de piedad; callar, excepto durante el recreo; evitar bromas y
palabras chistosas que hacen reir a los demas y rompen el silencio; valorar enormemente
(105) las mas pequeñas prescripciones; no dejarse llevar por el frenesi del trabajp;
interrumpir un momento para mirar hacia el cielo; hablar poco con la gente, pero mucho con
Dios; evitar la familiaridad; fijarse poco en quien está conmigo y quien está en contra; no
compartir con otros lo que he tenido que soportar; evitar de comunicarse en voz alta durante
el trabajo; en los sufrimientos conservar la serenidad y el equilibrio; en los momentos
difíciles recurrir a las llagas de Jesús, en las llegas de Jesús buscar consuelo, alivio, luz y
fuerza.

227 + El las pruebas trataré de ver la amorosa mano de Dios. No hay nada tan constante
como el sufrimiento; él siempre hace fielmente compañía al alma. Oh Jesús, en el amor
hacia Ti no me dejaré superar por nadie.

228 + Oh Jesús, escondido en el Santísimo sacramento, ves que hoy salgo del noviciado [113],
haciendo los votos perpetuos. Jesús, Tu conoces mi debilidad y mi pequeñez, por lo tanto
desde hoy de modo mas particular paso a tu noviciado. Sigo siendo novicia, pero novicia

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Tuya, Jesús, y Tu serás mi Maestro hasta el último día. Todos los días vendré a Tus pies a
tomar lecciones. No emprenderé sola la mas pequeña cosa sin consultarte antes, como a mi
Maestro, Oh Jesús, estoy tan contenta de que Tu Mismo me hayas atraído y recibido en tu
noviciado, es decir en el Tabernáculo. Pronunciando los votos perpetuos no me vuelvo en
absoluto una religiosa perfecta no, no. Sigo siendo una pequeña y débil novicia de Jesús y
trataré de alcanzar la perfección como en los primeros días del noviciado, procurando tener la
disposición del alma que tenia en el primer día, en que se abrió para mi la puerta del
convento.

Con la confianza y la sencillez de un niño pequeño, me entrego a Ti, Señor Jesús, mi


Maestro; Te dejo una libertad absoluta de guiar mi alma. Guíame por los caminos que Tu
quieras; no voy a averiguarlos. Te seguiré confiada. Tu Corazón misericordioso lo puede
todo.

La pequeña novicia de Jesús – Sor Faustina

229 6) + Al comienzo de los ejercicios espirituales Jesús me dijo: En estos ejercicios espirituales, seré
Yo Mismo quien dirija tu alma; quiero confirmarte en la tranquilidad y en el amor. Y así me
transcurrieron los primeros días. Al cuarto día comenzaron a atormentarme grandes dudas de que ¿no me
encontraba, acaso, en una falsa tranquilidad? De pronto oí estas palabras: Hija Mía, figúrate que eres la
reina de toda la tierra y que tienes la posibilidad de disponer de todo según te parezca; tienes toda
posibilidad de hacer el bien que te agrade y de repente, a tu puerta llama un niño muy pequeño, todo
tembloroso, con lagrimas en los ojos, pero con gran confianza en tu bondad y te pide un pedazo de pan
para no morir de hambre, ¿Cómo te comportarías con este niño? Contéstame, hija Mía. Y dije: Jesús,
le daría todo lo que me pida, pero también mil veces más. Y el Señor me dijo: Así Me comporto Yo con tu
alma. Durante estos ejercicios espirituales no solamente te daré la tranquilidad, sino también tal
disposición de ánimo, que aunque quieras inquietarte, no podrás. Mi amor ha tomado posesión de tu
alma y quiero que te fortifiques en él. Acerca tu oído a Mi Corazón y olvídate de todo, y considera Mi
inconcebible misericordia. Mi amor te dará la fuerza y el ánimo que te es necesario en esta obra.

230 Oh Jesús, Hostia Viva, Tú eres mi madre, Tú eres todo para mi. Vendré a Ti, oh Jesús, con sencillez
y con amor, con fe y con confianza. Compartiré todo Contigo, como un niño con la madre amada, los gozos y
los sufrimientos, en una palabra todo.

231 Cuando pienso en que Dios se une a mí por medio de los votos o más bien yo a Él, nadie puede
comprender lo que experimenta mi corazón. Ya ahora Dios me da a conocer toda la inmensidad de su amor
con el que me ha amado ya antes de los siglos, mientras yo he comenzado a amarlo solamente en el tiempo.
Su amor es grandísimo, puro y desinteresado y mi amor hacia Él es para conocerlo. Cuanto más lo conozco,
tanto (107) mas ardiente y fuertemente lo amo y mis acciones son más perfectas. Sin embargo cuando pienso
que dentro de pocos días voy a hacerme una sola cosa con el Señor por medio del voto perpetuo, un gozo tan
inconcebible inunda mi alma que no logro describirlo en absoluto. Desde la primera vez que conocí al Señor,
la mirada de mi alma se ha hundido en Él por la eternidad. Cada vez que el Señor se acerca a mí, y se produce
en mí un conocimiento mas profundo, crece en mi alma un amor más perfecto.

232 + Antes de la confesión oí en el alma estas palabras: Hija Mía, dile todo y descubre tu alma
delante de él como lo haces delante de Mi. No tengas miedo de nada; para tu tranquilidad pongo a ese
sacerdote entre Yo y tu alma, y las palabras que te contestará son Mías. Descubre delante de él las
cosas más secretas que tienes en el alma. Yo le daré luz para que conozca tu alma.

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233 Al acercarme a la rejilla sentí en el alma una facilidad tan grande para hablar de todo, que mas tarde
yo misma me extrañaba. Sus respuestas dieron a mi alma una tranquilidad muy profunda. Sus palabras
fueron, son y quedaran para siempre unas columnas de fuego que iluminaron y seguirán iluminando mi alma
en su aspiración a la máxima santidad.

Las indicaciones que recibí del Padre Andrasz, las tengo apuntadas en otra pagina de este cuaderno
[114].

234 Terminada la confesión, mi espíritu se sumergió en Dios y permanecí orando durante tres horas, y me
parecieron unos pocos minutos. Desde entonces no pongo obstáculos a la gracia que obra en mi
alma. Jesús sabia por que yo tenia miedo de tratar con Él [115], y no se ofendía en absoluto. Desde
el momento en que el Padre me aseguró que no se trataba de ningunas ilusiones, sino de la gracia de
Dios, trato de ser fiel a Dios en todo. Ahora veo que son pocos los sacerdotes que comprenden toda
la profundidad de la acción de Dios en el alma. Desde aquel momento tengo las alas desatadas para
el vuelo (108) y deseo volar hacia el ardor mismo del sol. Mi vuelo no se detendrá hasta que no
descanse en Él por la eternidad. Si volamos muy alto, toda la oscuridad, la niebla y las nubes las
tenemos debajo de los pies y toda la parte sensitiva de nuestro ser tiene que someterse al espíritu.

235 Jesús, deseo la salvación de las almas, almas inmortales. En el sacrificio desahogaré mi corazón, en
el sacrificio que ni siquiera alguien sospecha; me anonadaré y quemaré inadvertidamente en el
sagrado fuego del amor de Dios. La presencia de Dios es la ayuda para que mi sacrificio sea
perfecto y puro.
236 Oh, qué equivocas son las apariencias y los juicios injustos. Oh, cuantas veces la virtud sufre
la opresión solo porque es silenciosa. Convivir sinceramente con quienes molestan continuamente,
eso requiere un gran espíritu de sacrificio. Uno siente que sangra, pero las heridas no se ven. Oh
Jesús, cuantas cosas nos revelará solamente el ultimo día. ¡Que alegría! De nuestros esfuerzos no se
pierde nada.

237 La Hora Santa. En esta hora de adoración conocí todo el abismo de mi miseria. Todo lo que
hay de bueno en mi, es Tuyo, Señor, pero como soy tan miserable y pequeña, tengo el derecho de
contar con Tu infinita misericordia.

238 El anochecer, Jesús, mañana por la mañana he de pronunciar los votos perpetuos [116]. Pedí
a todo el cielo y la tierra, y todo lo que existe llamé a agradecer a Dios por esta gran e inconcebible
gracia. De repente oí estas palabras: Hija Mía, tu corazón es el cielo para Mí. Todavía un
momento de oración y después hay que salir corriendo ya que nos echan de todas partes, porque
arreglan todo para mañana; la capilla, el refectorio, la sala, y la cocina, y nosotras debemos
acostarnos (109). Pero de dormir ni hablar. La alegría quitó el sueño. Pensaba ¿qué habrá en el
cielo si ya aquí, en este destierro, Dios colma mi alma de tal modo?

239 La oración durante la Santa Misa en el día de los votos perpetuos. Hoy dejo mi corazón en la
patena donde esta colocado Tu Corazón, Jesús, y hoy me ofrezco junto a Ti, a Dios, Padre Tuyo y
mío, como victima de amor y de adoración. Padre de misericordia, mira la ofrenda de mi corazón,
pero a través de la herida del Corazón de Jesús.

1933 año V. 1 día.

La unión con Jesús en el día de los votos perpetuos. Oh Jesús, Tu Corazón desde hoy es mi
propiedad y mi corazón es Tu propiedad exclusiva. El simple recuerdo de Tu Nombre, Jesús, es una
delicia para mi corazón. De verdad, no podría vivir ni un instante sin Ti, oh Jesús. Hoy mi alma esta

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anegada en Ti, como en su único tesoro, Mi amor no conoce impedimentos en dar pruebas a su
Dilecto.

Las palabras del Señor Jesús durante los votos perpetuos: Esposa Mía, nuestros corazones están
unidos por la eternidad. Recuerda a quien [te] has consagrado… no es posible referir todo.

Mi petición [hecha] en el momento cuando me postré en cruz bajo el paño fúnebre [117]. Rogué al
Señor que me concediera la gracia de no ofenderle nunca, con ningún pecado, ni el más pequeño, ni
tampoco con una imperfección, voluntaria y conscientemente.

Jesús, en Ti confío, Jesús, Te amo con todo el corazón.

En los momentos más difíciles Tú eres mi Madre.

Por amor hacia Ti, oh Jesús, yo muero hoy completamente para mi misma y empiezo a vivir para la
mayor gloria de Tu santo Nombre.

(110) + El amor. Por amor, oh Santísima Trinidad, me ofrezco a Ti como victima de adoración,
como holocausto de mi total anonadamiento y con este anonadamiento de mi misma, deseo la
exaltación de tu Nombre, oh Señor. Como un pequeñito pimpollo de rosa me arrojo a Tus pies,
oh Señor; que el perfume de esta flor sea conocido solamente por Ti.

240 Tres peticiones en el día de los votos perpetuos, Jesús, yo sé que en el día de hoy no me negaras
nada.

Primera petición. Oh Jesús, mi amadísimo Esposo, Te ruego por el triunfo de la Iglesia, sobre todo
en Rusia y en España, por la bendición para el Santo Padre Pío XI y todo el clero, por la gracia de
conversión para los pecadores empedernidos; Te pido, oh Jesús, una bendición especial y luz para
los sacerdotes ante los cuales me confesaré durante toda mi vida.

Segunda petición. Por una bendición para nuestra Congregación, por gran fervor en la
Congregación. Bendice, oh Jesús, a la Madre General y a la Madre Maestra, y a todo el noviciado, y
a todas las Superioras, a mis queridísimos padres; concede, oh Jesús, Tu gracia a nuestras alumnas,
fortalécelas firmemente con Tu gracia para que las que dejan nuestras casas, no Te ofendan mas con
ningún pecado. Oh Jesús, Te ruego por la patria, defiéndela de los ataque de los enemigos.

Tercera petición. Oh Jesús, Te ruego por las almas que mas necesitan la oración. Te ruego por los
agonizantes, sé misericordioso con ellos. Te ruego también, oh Jesús, por la liberación de todas las
almas del purgatorio.

Oh, Jesús, Te recomiendo las personas siguientes: mis confesores, las personas recomendadas a mis
plegarias, ciertas persona…., el Padre Andrasz, el Padre Czaputa y aquel sacerdote que conocí en
Vilna [118], que ha de ser mi confesor, cierta alma…(111) y cierto sacerdote, cierto religioso a quien
– Tu lo sabes, Jesús – debo muchísimo, y todas las personas que son recomendadas a mi plegaria.
Oh Jesús, en este día Tú puedes hacer todo para aquellos por los cuales Te ruego. Para mi Te ruego,
Señor, transfórmame completamente en Ti, mantenme siempre en el santo fervor para Tu gloria,
dame la gracia y la fuerza del espíritu para cumplir en todo Tu santa voluntad. Te agradezco, oh mi
amadísimo Esposo, por la dignidad que me has ofrecido y especialmente por las insignias reales que
desde hoy me adornan, y que ni siquiera los Ángeles tienen, que son; la cruz, la espada y la corona
de espinas. Pero sobre todo, oh Jesús mío, Te agradezco por Tu Corazón. Él me basta por todo.

81
Oh Madre de Dios, Santísima Maria, Madre mía, Tu ahora eres mi Madre de modo más particular y
esto porque Tu amado Hijo es mi Esposo, pues los dos somos Tus hijos. Por consideración a Tu
Hijo, debes amarme, Oh Maria, Madre mía amadísima, dirige mi vida interior de modo que sea
agradable a Tu Hijo.

+ Oh Santo, Omnipotente Dios en este momento de la enorme gracia con la cual me unes a Ti para
siempre, yo, pequeña nulidad, me arrojo a Tus pies con el mayor agradecimiento, como una
pequeña, desconocida florecita y la fragancia de esta flor de amor subirá todos los días a Tu trono.

En los momentos de la lucha y los sufrimientos, de las tinieblas y las tempestades, de la añoranza y
la tristeza, en los momentos de las pruebas difíciles, en los momentos en los cuales no seré
comprendida por ninguna criatura y mas bien seré condenada y despreciada por todos, recordaré el
día de los votos perpetuos, el día de una inconcebible gracia de Dios.

(112) 1 V 1933

241 JMJ. Propósitos especiales de los ejercicios espirituales. El amor al prójimo primero: ser servicial con
las hermanas; segundo: no hablar de los ausentes y defender el buen nombre del prójimo; tercero:
alegrarse de los éxitos del prójimo.

242 + Oh Dios, cuanto deseo ser una niña pequeña. Tú eres mi Padre, Tú sabes lo pequeñita y débil que
soy, pues Te ruego, tenme cerca de Ti en todos los momentos de mi vida y especialmente en la hora de
la muerte. Oh Jesús, yo sé que Tu bondad supera la bondad de la mas tierna de las madres.

243 Agradeceré al Señor Jesús por cada humillación, rogaré especialmente por la persona que me ha dado la
oportunidad de humillarme. Me anonadaré a favor de las almas. No reparar en ningún sacrificio,
tirándose bajo los pies de las hermanas como una pequeña alfombra, sobre la cual pueden no solo
caminar, sino que pueden también limpiarse los pies. Mi lugar esta bajo los pies de las hermanas. Lo
procuraré en la práctica de manera inadvertida para los ojos humanos, Basta que Dios lo vea.
244 Han empezado ya los días grises, cotidianos. Han pasado los momentos solemnes de los votos
perpetuos, pero en el alma ha quedado mucha gracia de Dios. Siento que soy toda de Dios, siento que
soy su hija, siento que soy totalmente la propiedad de Dios. Lo noto incluso física y sensiblemente.
Estoy completamente tranquila por todo, porque sé que el deber del Esposo es pensar en mí. Me he
olvidado completamente de mi misma. Mi confianza está puesta sin límites en su misericordiosísimo
Corazón. Estoy continuamente unida a Él. Veo como si Jesús no pudiera ser feliz sin mi y yo sin Él.
Aunque entiendo bien que siendo Dios es feliz en Si mismo, y para ser feliz no necesita absolutamente
ninguna criatura, no obstante su bondad lo fuerza a darse a las criaturas, y esto con una generosidad
inconcebible.
245 (113) Oh Jesús mío, ahora procuraré el honor y la gloria de Tu Nombre, luchando hasta el día en que
Tu Mismo me digas: Basta. A cada alma que me ha confiado, oh Jesús, procuraré ayudarla con la
oración y el sacrificio, para que Tu gracia pueda obrar en ella. Oh gran Amante de las almas, oh Jesús
mío, Te agradezco por esta gran confianza, ya que Te has dignado confiar estas almas a nuestro cuidado.
Oh días grises de trabajo, para mi no son tan grises en absoluto, porque cada momento me trae nuevas
gracias y la oportunidad de hacer el bien.
246 + 25 IV 1933

Permisos mensuales [119]

Pasando, entrar en la capilla.

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En los momentos libres de los deberes, rezar.
Tomar, dar, prestar alguna cosa pequeña.
Almorzar y merendar.
A veces no podré participar en el recreo.
A veces tampoco podré participar en los ejercicios comunes.
A veces no podré participar en las plegarias de la noche ni de la mañana.
A veces continuar con mis ocupaciones un momento después de las nueve y otras veces hacer
las practicas de piedad después de las nueve.
Si tengo un momento libre, escribir o anotar algo.
Hablar por teléfono.
Salir de casa.
Cuando estoy en la ciudad, entrar en una iglesia.
Visitar a las hermanas enfermas.
Entrar en las celdas de otras hermanas en caso de necesidad.
A veces beber agua fuera del horario.

Pequeñas mortificaciones

La coronilla a la Divina Misericordia con los brazos en cruz.


Los sábados una parte del rosario con los brazos en cruz.
A veces alguna plegaria postrándome en cruz.
Los jueves la Hora Santa.
Los viernes una mortificación mayor por los pecadores moribundos.

247 (114) Oh Jesús, Amigo del Corazón solitario, Tu eres mi puerto, Tu eres mi paz, Tu eres mi
Única salvación. Tú eres la serenidad en los momentos de lucha y en el mar de dudas. Tú eres el
rayo brillante que ilumina el sendero de mi vida. Tú eres todo para el alma solitaria. Tú comprendes
al alma, aunque ella permanezca callada. Tú conoces nuestras debilidades y como un buen medico
consuelas y curas, ahorrándonos sufrimientos, como un buen experto.

248 Las palabras del obispo [120] que figuran en la ceremonia de los votos perpetuos de las hermanas:
“Toma este cirio en tu mano, en señal de iluminación celestial y de amor ardiente.”

Al entregar el anillo: “Te desposo a Jesucristo, Hijo del Padre Altisimo, el Cual te guarde sin
mancilla. Recibe este anillo cono signo de eterna alianza que contraes con Cristo, Esposo de las
vírgenes. Que éste sea para ti el anillo de la fidelidad, el signo del Espiritu Santo para que te llames
esposa de Cristo y si le sirves fielmente, seas coronada por la eternidad.

249 + Jesús, en Ti confio, confio en el mar de Tu misericordia, Tu eres la madre para mi.

250 + Este año 1933 es para mi particularmente solemne, porque en este año del Jubileo de la Pasion
del Señor hice los votos perpetuos. Mi sacrificio lo he unido de modo singular al sacrificio de Jesús
Crucificado para asi hacerme mas agradable a Dios. Todas mis tareas las hago con Jesús, por Jesús y
en Jesús.

251 Despues de los votos perpetuos, todavía me quedé en Cracovia todo mayo, porque mi destinacion
oscilaba entre Rabka y Vilna. Cuando una vez la Madre General [121] me preguntó: ¿Por qué usted,
hermana, se queda tan silenciosa y no se prepara para ir a alguna parte? Contesté: Yo quiero sólo la
voluntad de Dios. Donde usted, querida Madre, me mande, sin mi intervención, yo sabré que sera para
mi la pura voluntad de Dios.

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(115) La Madre General me respondió: Muy bien. Al dia siguiente la Madre General me llamó y
dijo: Como deseaba tener la pura voluntad de Dios, pues usted hermana, va a Vilna. Le agradeci y
esperaba el dia en el que me dijeran de salir. Sin embargo una alegria y un temor a la vez llenaron mi
alma. Sentia que alli Dios me preparaba grandes gracias, pero tambien grandes sufrimientos. De
todas maneras, hasta el 27 de mayo me quedé en Cracovia. Como no tenia una tarea fija e iba
solamente a ayudar en la huerta y como coincidió que trabajaba sola, durante todo el mes tuve la
posibilidad de hacer los ejercicios espirituales según el sistema de los jesuitas. En ellos recibí mucha
luz de Dios.

252 + Pasaron cuatro dias después de los votos perpetuos. Traté de hacer la Hora Santa. Era el primer
jueves del mes. En cuanto entré en la capilla, la presencia de Dios me inundó. Sentia claramente que
el Señor estaba a mi lado. Un momento después vi al Señor todo cubierto de llagas, y me dijo: Mira,
con quien te has desposado. Yo comprendi el significado de esas palabras y contesté al Señor:
Jesús, Te amo mas viendote tan herido y anonadado que como Te viera en Tu Majestad. Jesús
preguntó: ¿Por qué? Contesté: Una gran Majestad me da miedo a mi, a esta pequeñita nulidad que
soy, mientras que Tus llagas me atraen a Tu Corazon y me hablan de Tu gran amor hacia mi. Después
de esta conversación se hizo el silencio. Miraba atentamente sus santas llagas y me sentia feliz
sufriendo con Él. Sufriendo no sufria, porque me sentia feliz conociendo la profundidad de su amor y
una hora me pasó como si fuera un minuto.

253 + No juzgar nunca a nadie, para los demas tener el ojo indulgente y para mi severo. Relacionar todo a
Dios y en mis propios ojos sentirme lo que soy, es decir la mas grande miseria y la nulidad. En los
sufrimientos estar paciente y tranquila, sabiendo que con el tiempo todo pasará.

254 (116) + De los momentos que vivi durante los votos perpetuos, mejor no debo hablar de ellos.

Estoy en Él y Él está en mi. En el momento en que el obispo me puso el anillo, Dios penetró todo mi
ser y como no sé expresarlo, dejo este momento en silencio. Desde los votos perpetuos mis relaciones
con dios se hicieron tan estrechas como nunca antes. Siento que amo a Dios y siento tambien que Él
me ama. Mi alma, habiendo conocido a Dios, no sabria vivir sin Él. Me es mas agradable una hora a
los pies del altar, pasada en la mas grande aridez del espiritu, que cien años de deleites en el mundo.
Prefiero ser una muchacha de los mandados en el convento que una reina en el mundo.

255 + Esconderé a los ojos de la gente cualquier cosa buena que haga, para que sólo Dios sea mi
recompensa; y como una pequeña violeta escondida entre la hierba no hiere el pie de la persona que la
pisa, sino que emana perfume, [y] olvidandose completamente de si misma, trata de ser gentil con la
persona por la que fue pisada. Aunque para la naturaleza esto es muy difícil, la gracia de Dios viene
en ayuda.

256 + Te agradezco, oh Jesús, esta gran gracia de permitirme conocer todo el abismo de mi miseria; yo sé
que soy un abismo de nulidad y si Tu santa gracia no me sostuviera, en un solo momento me volveria
a la nada. Pues, con cada latido del corazon, Te agradezco, oh Dios, Tu gran misericordia conmigo.

257 Mañana he de salir para Vilna. Hoy fui a confesarme con el Padre Andrasz, este sacerdote que tiene
un profundo espiritu de Dios, el que me ha desatado las alas para el vuelo, hacia las mayores alturas.
Me ha tranquilizado en todo y me hace creer en la Divina Providencia. Tú confia y avanza con valor.
Después de esa confesion he sentido una misteriosa fuerza (117) divina. El Padre ha insistido en que
sea fiel a la gracia de Dios y dijo: Si continuas conservando la sencillez y la obediencia, no te

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sucederá nada malo. Confia en Dios, estás en el buen camino y en buenas manos estás, en las manos
de Dios.

258 + Por la noche me quedé mas tiempo en la capilla. Hablaba con el Señor de cierta alma. Animada por
su bondad, dije: Jesús, me has dado a este Padre que ha comprendido mis inspiraciones y vuelves a
quitármelo. ¿ Qué voy a hacer en Vilna? No conozca a nadie, hasta el dialecto, de aquella gente es
ajeno para mi. Y me dijo el Señor: No tengas miedo, no te dejaré sola. Mi alma se sumergio en la
oracion de agradecimiento por todas las gracias que el Señor me concedió por medio del Padre
Andrasz.

De súbito recordé aquella vision en la que había visto a un sacerdote entre el confesionario y el altar,
confiando en conocerlo algun dia y volvieron bien claras las palabras que había escuchado: Él te
ayudará a cumplir Mi voluntad en la tierra.

259 Hoy, 27 de [mayo de 1933] voy a Vilna. Al salir delante de la case, eché una mirada a toda la huerta y
a la casa; al dirigir la mirada al noviciado, de repente por mis mejillas rodaron las lagrimas. Recordé
todos los beneficios y las gracias que el Señor me había concedido. De reprente e inesperadamente vi
al Señor junto al florero, que me dijo: No llores, Yo estoy siempre contigo. La apresencia de Dios
que me penetró mientras el Señor Jesús estaba hablando, duró todo el tiempo del viaje.

260 Tenía el permiso de detenerme en Czestochowa. Por primera vez vi. a la Santísima Virgen cuando a
las cinco de la madrugada fui para asistir al descubrimiento de la imagen. Estuve orando sin
interrupción hasta las once y me parecía que acababa de llegar. La Madre Superiora del lugar [122]
mandó una hermana para llamarme a desayunar y porque estaba preocupada (118) de que yo no
perdiera el tren. La Virgen me dijo muchas cosas. Le ofrecí mis votos perpetuos, sentía que yo era su
niña y Ella mi Madre. No me rehusó nada de lo que yo le había pedido.

261 + Hoy ya estoy en Vilna. Pequeñas casitas, dispersas, forman el convento. Me parecen algo extrañas
después de los grandes edificios de Józefów. Hay solamente dieciocho hermanas. La casita es
pequeña, pero la armonía en esta Comunidad es grande. Todas las hermanas me recibieron muy
cordialmente, lo que me dio mucho animo antes de afrontar las fatigas que me esperaban. La Hermana
Justina [123] hasta había lavado el piso con motivo de mi llegada.

262 + Cuando fui a la Bendición, Jesús me iluminó sobre como comportarme con ciertas personas. Con
todas mis fuerzas me abracé al Dulcísimo Corazón de Jesús al ver que exteriormente seria expuesta a
distracciones debido a la tarea que iba a tener en la huerta y por la que tenia que mantener contactos
con laicos.

263 + Llegó la semana de la confesión y con alegría vi. a aquel sacerdote al que había conocido antes de
venir a Vilna. Lo había conocido en una visión. En ese momento, oí en el alma estas palabras: He
aquí Mi fiel siervo, él te ayudará a cumplir Mi voluntad aquí en la tierra. Sin embargo yo no me
hice conocer de él, tal y como lo deseaba el Señor. Y durante algún tiempo luché con la gracia. En
cada confesión la gracia de Dios me penetraba misteriosamente, pero yo no le revelé mi alma y
pensaba no confesarme con este sacerdote. Tras este propósito una inquietud terrible se adueñó de mi
alma. Dios me reprochó enérgicamente. Cuando revelé toda mi alma a este sacerdote, Jesús derramó
sobre mi alma todo un mar de gracias. Ahora comprendo lo que es la fidelidad a una simple gracia y
cómo ella atrae toda una serie de otras gracias.

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264 (119) + Oh Jesús, mantenme a tu lado, mira lo débil que soy, por mi misma no avanzaré ni un paso,
por eso Tu, oh Jesús, tienes que estar continuamente conmigo, como la madre cerca de su niño débil, y
aun mas.

265 Empezaron los días de trabajo, de lucha y de sufrimientos. Todo va con su ritmo de convento. Uno
queda siempre novicio, tiene que aprender y conocer muchas cosas, porque si bien la regla es igual,
cada casa tiene sus propias costumbres, por eso cada cambio es un pequeño noviciado.

266 5 VIII 1933 fiesta de Nuestra Señora de la Misericordia [124].

Hoy recibí una gracia grande e inconcebible, puramente interior, por la cual agradeceré a Dios en esta
vida y por la eternidad…..

267 Jesús me dijo que yo le agradaría mas meditando su dolorosa Pasión, y a través de esta meditación
mucha luz fluye sobre mi alma. Quien quiera aprender la verdadera humildad, medite la Pasión de
Jesús. Cuando medito la Pasión de Jesús, se me aclaran muchas cosas que antes no llegaba a
comprender. Yo quiero parecerme a Ti, oh Jesús, a Ti crucificado, maltratado, humillado. Oh Jesús,
imprime en mi alma y en mi corazón Tu humildad. Te amo, Jesús, con locura. Te [amo] anonadado,
como Te describe el profeta [125], que por los grandes sufrimientos no lograba ver en Ti el aspecto
humano. En este estado Te amo, Jesús, con locura. Dios Eterno e Inmenso, ¿qué ha hecho de Ti el
amor….?

268 11 X 1933 – jueves. Procuré hacer la Hora Santa, pero la empecé con gran dificultad. Algún anhelo
comenzó a desgarrar mi corazón. Mi mente quedó ofuscada de manera que no lograba entender las
formas simples de las plegarias. Y así pasó una hora de oración o más bien de lucha. Decidí orar otra
hora, pero los sufrimientos interiores aumentaron. Una gran (120) aridez y un gran disgusto. Decidí
orar durante la tercera hora. En esa tercera hora de plegaria que decidí hacer arrodillada sin ningún
apoyo, mi cuerpo empezó a reclamar un descanso. Sin embargo yo no cedí nada. Extendí las manos
en forma de cruz y sin pronunciar una palabra, seguí así con un acto de voluntad. Un momento
después me quité el anillo del dedo y pedí a Jesús que mirara ese anillo que es el símbolo de nuestra
unión eterna y ofrecí al Señor Jesús los sentimientos del día de los votos perpetuos. Un momento
después sentí que una ola de amor empezaba a inundar mi corazón. Un repentino recogimiento del
espíritu, el silencio de los sentidos, la presencia de Dios penetra al alma. Sé únicamente que estamos
Jesús y yo. Lo vi., bajo la misma apariencia que [tenia] cuando lo vi en el primer momento después de
los votos perpetuos, cuando también hacia la Hora Santa. Jesús se presentó delante de mí
inesperadamente, despojado de las vestiduras, cubierto de llagas en todo el cuerpo, con los ojos llenos
de sangre y de lágrimas, la cara desfigurada, cubierta de salivazos. De repente el Señor me dijo: La
esposa debe asemejarse a su Esposo. Entendí estas palabras en profundidad. Aquí no hay lugar para
ninguna duda. Mi semejanza a Jesús debe realizarse a través del sufrimiento y la humildad. Mira lo
que ha hecho Conmigo el amor por las almas humanas, hija Mía; en tu corazón encuentro todo
lo que Me niega el numero tan grande de almas. Tu corazón es un descanso para Mí, muchas
veces guardo las gracias grandes para el fin de la plegaria.

269 Una vez, mientras hacia una novena al Espíritu Santo por mi confesor, el Señor me contestó: Te lo di
a conocer [126] antes de que las Superioras te enviaran aquí; como tú te comportarás con el
confesor, así Yo Me comportaré contigo. Si te escondes de él, aunque se trata de la más pequeña
de Mis gracias, Yo también Me esconderé de ti y te quedarás sola. Y yo hice según el deseo de
Dios y una profunda paz reinó en mi alma. Ahora entiendo cuánto Dios defiende a los confesores y
cuánto se pone de parte de ellos.

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270 (121) Un consejo del Rev. Sopocko.

Sin humildad no podemos agradar a Dios. Ejercítate en el tercer grado de la humildad, es decir no
solamente no recurras a explicaciones y justificaciones cuando te reprochen algo, sino que alégrate de
la humillación.

Si las cosas de las que me hablas, proceden verdaderamente de Dios, entonces prepara tu alma a
grandes sufrimientos. Encontrarás desaprobaciones y persecuciones. Te van a mirar como a una
histérica, una extravagante, pero Dios no escatimará su gracia. Las verdaderas obras de Dios siempre
enfrentan dificultades y se caracterizan por el sufrimiento. Si Dios quiere realizar algo, tarde o
temprano, lo realizará, lo realizará a pesar de las dificultades y tú, mientras tanto, ármate de gran
paciencia.

271 Cuando el Rev. Sopocko fue a la Tierra Santa, confesaba a la Comunidad el Padre jesuita, Dabrowski
[127]. Durante una confesión me preguntó si estaba consciente de la vida superior que había en mi
alma y que era de un grado sumamente alto. Contesté que estaba consciente de ello y de lo que
sucedía en mi interior. A esto el Padre me contestó: No le está permitido, hermana, destruirlo en su
alma ni [puede] modificar nada por sí misma. No en todas las almas es evidente esta gran felicidad de
la vida superior, en usted, hermana, es visible, porque es de un grado altísimo. Tenga cuidado,
hermana, de no malgastar estas grandísimas gracias de Dios, grande por su [la frase interrumpida].

272 Antes, sin embargo, este Padre me había expuesto a muchas pruebas. Y cuando le dije que el Señor
quería de mí aquellas cosas [128], se burló de mí y me hizo venir a confesarme a las ocho de la noche.
Y cuando fui a las ocho, el hermano estaba cerrando ya la iglesia. Y cuando le dije que informara al
Padre que yo había venido (122) y que había sido el Padre que me había dicho venir a esa hora, el
buen frailecito fue y advirtió al Padre. El Padre le ordenó decirme que a esa hora los Padres no
confesaban. Y volví a casa con nada y no me confesé más con él, pero hice por él una hora de
adoración y ciertas mortificaciones, para impetrarle la luz de Dios para que pudiera entender las almas.
Pues, cuando el Rev. Sopocko salía y él lo sustituía, me vi. obligada a confesarme con él. Sin
embargo, si bien antes no quería reconocerlas, ahora me obliga a una gran fidelidad a estas
inspiraciones interiores. A veces Dios permite que sucedan esas cosas, pero sea adorado en todo. Pero
es necesaria, sin embargo, una gran gracia para no vacilar.

273 Ejercicios espirituales anuales 10 I 1934.

Oh Jesús mío, se acerca nuevamente el momento en que me quedaré Contigo a solas. Oh Jesús, Te
ruego con todo mi corazón, permíteme conocer lo que no Te agrada en mí y al mismo tiempo dame a
conocer lo que tengo que hacer para agradarte más. No me niegues esta gracia y quédate conmigo.
Yo sé que sin Ti, oh Señor, mis esfuerzos valen poco. Oh, cuánto me alegro de Tu grandeza, oh
Señor. Cuanto más Te conozco, tanto mas ardientemente Te deseo y anhelo.

274 Jesús me concedió el conocimiento de mi misma. En esta luz de Dios veo mi defecto principal, es la
soberbia, su característica el cerrarme en mi misma, la falta de sencillez en las relaciones con la Madre
Superiora [129].

La segunda iluminación, respecto al hablar. A veces hablo demasiado. Para un asunto que podría ser
solucionado con dos o tres palabras, yo empleo demasiado tiempo. Mientras tanto Jesús desea que ese
tiempo yo lo emplee para pequeñas plegarias con indulgencias por las almas del Purgatorio. Y me
dice el Señor que cada palabra será pesada el Día del Juicio.

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(123) La tercera iluminación, respecto a nuestra regla. Evito poco las ocasiones que llevan a infringir
la regla y especialmente en lo que concierne al silencio. Me comportaré como si la regla hubiera sido
escrita solamente para mí y no es asunto mío ver cómo se comportan los demás, con tal que yo me
comporte como Dios desea.
Propósito. Cualquier cosa que Jesús desee de mi y que se refiera a cosas exteriores, ir en seguida a
decirlo a las Superioras; en el trato con la Superiora procuraré ser abierta y sincera como un niño.

275 Jesús ama a las almas escondidas. Una flor escondida es la que mas perfume tiene dentro de sí.
Buscar un retiro para el Corazón de Jesús en mi propio interior. En los momentos difíciles y dolorosos
Te entono, oh Creador, un himno de la confianza, porque el abismo de mi confianza hacia Ti, hacia Tu
misericordia, es inconmensurable.

276 Desde el momento en que empecé a amar el sufrimiento, este mismo dejó de ser sufrimiento para mí.
El sufrimiento es el alimento continuo de mi alma.

277 No hablaré con cierta persona, porque sé que a Jesús esto no le agrada y ella no saca de eso ningún
provecho.

278 A los pies del Señor, Oh Jesús escondido, Amor eterno, Vida nuestra, Divino Insensato que Te has
olvidado de Ti Mismo y nos ves solamente a nosotros. Aún antes de crear el cielo y la tierra, nos llevabas en
Tu Corazón. Oh Amor, oh abismo de Tu humillación, oh misterio de felicidad, ¿por qué es tan pequeño el
numero de los que Te conocen? ¿Por qué no encuentras reciprocidad? Oh Amor Divino, ¿por qué ocultas Tu
belleza? Oh Inconcebible e Infinito, cuanto más Te conozco Te comprendo menos; pero como no alcanzo a
comprenderte, comprendo más Tu grandeza. No envidio el fuego a los serafines, porque en mi corazón tengo
depositado un don mayor. (124) Ellos Te admiran en éxtasis, pero Tu Sangre se une a la mía. El amor, es el
cielo que nos está dado ya aquí en la tierra. Oh, ¿por qué Te escondes detrás de la fe? El amor rasga el velo.
No hay velo delante de los ojos de mi alma, porque Tu Mismo me has atraído desde la eternidad al seno de un
amor misterioso. Oh indivisible Trinidad, único Dios, a Ti honor y gloria por todos los siglos.

279 Dios me dio a conocer en qué consiste el verdadero amor y me concedió la luz cómo demostrárselo en
la práctica. El verdadero amor a Dios consiste en cumplir la voluntad de Dios. Para demostrar a Dios
el amor en la práctica, es necesario que todas nuestras acciones, aun las más pequeñas, deriven del
amor hacia Dios. Y me dijo el Señor: Niña Mía, mas que nada Me agradas a través del
sufrimiento. En tus sufrimientos físicos, y también morales, hija Mía, no busques compasión de
las criaturas. Deseo que la fragancia de tus sufrimientos sea pura, sin ninguna mezcla. Exijo
que te distancies no solamente de las criaturas, sino también de ti misma. Hija Mía, quiero
deleitarme con el amor de tu corazón: amor puro, virginal, intacto, sin ninguna sombra. Hija
Mía, cuanto más amaras el sufrimiento, tanto mas puro será tu amor hacia Mí.

280 Jesús me ordena celebrar la Fiesta de la Divina Misericordia el primer domingo después de la Pascua
de Resurrección por el recogimiento interior y por mortificación exterior. Durante tres horas llevé un
cinturón [de hierro], orando incesantemente por los pecadores y para obtener misericordia para el
mundo entero; y Jesús me dijo: Hoy Mi mirada se posa con complacencia sobre esta casa.

281 Siento muy bien que mi misión no terminara con mi muerte, sino que empezará. Oh almas que dudan,
les descorreré las cortinas del cielo para convencerlas de la bondad de Dios, para que ya no hirieran
más el Dulcísimo Corazón de Jesús con desconfianza. Dios es Amor y Misericordia.

282 (125) Una vez el Señor me dijo: Mi Corazón ha sido conmovido por una gran compasión hacia ti,
hija Mía queridísima, cuando te he visto hecha pedazos por el gran dolor que sufrías mientras

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deplorabas tus pecados. Yo veo tu amor tan puro y sincero que te doy la prioridad entre las
vírgenes, tú eres el honor y la gloria de Mi Pasión. Veo cada humillación de tu alma y nada se
escapa a Mi atención; elevo a los humildes hasta Mi trono, porque así es Mi voluntad.

283 Oh Dios único en la Santísima Trinidad, deseo amarte como hasta ahora ninguna alma humana Te ha
amado; y aunque soy particularmente mísera y pequeñita, no obstante arrojé muy profundamente el ancla de
mi confianza en el abismo de Tu misericordia, oh Dios y Creador mío. A pesar de mi gran miseria no tengo
miedo de nada, sino que espero cantar eternamente el himno de la gloria. Que no dude alma ninguna mientras
viva, aunque sea la mas miserable, cada una puede ser una gran santa, porque es grande el poder de la gracia
de Dios. De nosotros depende solamente no oponernos a la actuación de Dios.

284 Oh Jesús, ojala pudiera transformarme en una neblina delante de Ti para cubrir la tierra con el fin de
que Tu santa mirada no vea los terribles crímenes. Oh Jesús, cuando miro el mundo y su indiferencia frente a
Ti, siempre me vienen lágrimas a los ojos, pero cuando miro un alma consagrada que es tibia, entonces mi
corazón sangra.

285 1934. Una vez vine a mi celda y estaba tan cansada que antes de comenzar a desvestirme tuve que
descansar un momento, y cuando estaba desvestida, una de las hermanas me pidió que le trajera un vaso de
agua caliente. A pesar del cansancio, me vestí rápidamente y le traje el agua que (126) deseaba, aunque de la
cocina a la celda había un buen trecho de camino y el barro llegaba a los tobillos. Al entrar en mi celda vi. un
copón con el Santísimo Sacramento y oí esta voz: Toma este copón y llévalo al tabernáculo. En un primer
momento vacilé, pero me acerqué y cuando toqué el copón, oí estas palabras: Con el mismo amor con que
te acercas a Mi, acércate a cada una de las hermanas y todo lo que haces a ellas Me lo haces a Mi.
Después de un momento me di cuenta de que estaba sola.

286 + Una vez, cuando se hacia la adoración por nuestra patria, un dolor estrechó mi alma y empecé a orar
de modo siguiente: Jesús Misericordiosísimo, Te pido por la intercesión de Tus Santos y, especialmente, por
la intercesión de Tu Amadísima Madre, que Te crió desde la niñez, Te ruego bendigas a mi patria. Jesús, no
mires nuestros pecados, sino las lagrimas de los niños pequeños, el hambre y el frío que sufren. Jesús, en
nombre de estos inocentes, concédeme la gracia que Te pido para mi patria. En aquel instante vi. al Señor
Jesús con los ojos llenos de lagrimas y me dijo: Ves, hija Mía, cuánta compasión les tengo; debes saber
que son ellos los que sostienen el mundo.

287 + Oh Jesús mío, cuando observo la vida de las almas, veo que muchas Te sirven con cierta
desconfianza. Y en ciertos momentos, especialmente cuando hay ocasión para demostrar el amor hacia Dios,
justo entonces veo cómo estas almas huyen del campo de batalla. Entonces me dijo Jesús: ¿Tu también,
hija Mía, quieres comportarte así? Le contesté al Señor: Oh no, Jesús mío, no me retiraré del campo de
batalla, aunque el sudor de la muerte bañe mi frente, no dejaré caer de la mano la espada, hasta que no
descanse a los pies de la Santísima Trinidad. Para cualquier cosa que hago, no cuento con mis propias
fuerzas, sino con la gracia de Dios. Con la gracia de Dios el alma puede superar victoriosamente las más
grandes dificultades.

288 (127) + Una vez, hablé con Jesús mucho tiempo de nuestras alumnas y animada por su bondad le
pregunté si también entre nuestras alumnas tenia almas que eran un consuelo para su Corazón. Y el Señor me
contestó que las tenia, pero su amor es débil, por eso las confío a tu cuidado especial; ruega por ellas.

Oh Dios Inmenso, admiro Tu bondad. Tú eres el Señor de las huestes celestiales y Te humillas de ese
modo hacia una miserable criatura. Oh, con que ardor deseo amarte con cada latido de mi corazón.
No me basta toda la superficie de la tierra, el cielo es demasiado pequeño y el espacio celeste es nada.
Únicamente Tu solo me bastas, Dios Eterno. Sólo Tú puedes llenar la profundidad de mi alma.

89
289 Los momentos más felices para mi son aquellos cuando me quedo a solas con mi Señor. En aquellos
momentos conozco la grandeza de Dios y mi propia miseria.

Una vez Jesús me dijo: No te extrañes si a veces sospechan de ti injustamente. Yo por amor a ti,
fui el primero en beber este cáliz de sufrimientos injustos.

290 Un día, cuando estaba muy conmovida por la eternidad y sus misterios, mi alma empezó a tener miedo
y después de reflexionar un momento mas, empezaron a atormentarme varias dudas. Entonces Jesús me dijo:
Niña Mía, no tengas miedo de la casa de tu Padre. Deja a los sabios de este mundo las investigaciones
inútiles. Yo quiero verte siempre como una niña pequeña. Pregúntale todo con sencillez a tu confesor y
Yo te contestaré por su boca.

291 En cierta ocasión conocí a una persona que pensaba cometer un pecado grave. Pedí al Señor que me
enviara los peores tormentos, para que aquella alma fuera preservada. (128) De repente sentí en la cabeza el
atroz dolor de la corona de espinas. Eso duró bastante tiempo, pero aquella persona permaneció en la gracia
de Dios. Oh Jesús, que fácil es santificarse; es necesario solamente un poco de buena voluntad. Si Jesús
descubre en el alma ese poquito de buena voluntad, entonces se apresura a entregarse al alma y nada puede
detenerlo, ni los errores, ni las caídas, nada en lo absoluto. Jesús tiene prisa por ayudar a esa alma, y si el
alma es fiel a esta gracia de Dios, entonces en muy poco tiempo puede llegar a la máxima santidad a la que
una criatura puede llegar aquí en la tierra. Dios es muy generoso y no rehúsa a nadie su gracia, da más de lo
que nosotros le pedimos. La fidelidad en el cumplimiento de las inspiraciones del Espíritu Santo es el camino
mas corto.

292 + Cuando un alma ama sinceramente a Dios, no debe tener nada en su vida espiritual. Que se someta a
la influencia de la gracia y que no ponga límites a la unión con el Señor.

293 + Cuando Jesús me fascinó con su belleza y me atrajo a si, entonces vi. lo que no le agradaba en mi
alma y decidí eliminarlo a toda costa y con la ayuda de la gracia lo eliminé en seguida. Esta generosidad le
agrado al Señor y desde aquel momento Dios empezó a concederme gracias superiores. No hago ningunos
razonamientos en la vida interior, no analizo nada por cuales caminos me lleva el Espíritu Divino; me basta
saber que soy amada y que yo amo. El amor puro me permite conocer a Dios y comprender muchos
misterios. El confesor es para mí un oráculo, su palabra es sacrosanta para mí, estoy hablando del director
espiritual [130].

294 + Una vez el Señor me dijo: Compórtate como un mendigo que cuando recibe una limosna
grande no la rehúsa, sino que mas bien agradece con mas cordialidad; y tu también, si te concedo unas
gracias mas grandes, no las rehúses diciendo que eres indigna. Yo lo sé; pero tu mas bien alégrate y
goza, y toma tantos (129) tesoros de Mi Corazón cuantos puedes llevar, ya que haciendo así Me agradas
mas. Te diré algo más: no tomes estas gracias solamente para ti, sino también para el prójimo, es decir
invita a las almas con las cuales estás en contacto a confiar en Mi misericordia infinita. Oh cuanto amo
a las almas que se Me han confiado totalmente, haré todo por ellas.

295 + En ese momento Jesús me preguntó: Niña Mía, ¿cómo van tus ejercicios espirituales? Contesté:
Jesús, Tu bien sabes como me van. Si, lo sé, pero quiero oírlo [de] tu boca y [de] tu corazón. Oh mi
Maestro, cuando Tu me guías todo me va con facilidad y Te ruego, Señor, no Te alejes nunca de mi. Y me
dijo Jesús: Sí, estaré siempre junto a ti si eres siempre una niña pequeña y no tengas miedo de nada;
como he sido aquí tu principio, así seré también tu fin. No cuentes con ninguna criatura, ni siquiera en
la cosa más pequeña, ya que esto no Me agrada. Yo quiero estar en tu alma solo. Fortificaré tu alma y

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te daré luz, y conocerás por la boca de Mi sustituto que Yo estoy en ti, y la inquietud se desvanecerá
como una niebla ante los rayos del sol.

296 + Oh Bien Supremo, deseo amarte como hasta ahora nadie Te ha amado en la tierra. Deseo adorarte
con cada momento de mi vida y unir estrechamente mi voluntad a Tu santa voluntad. Mi vida no es monótona
ni gris, sino variada como un jardín de flores perfumadas, donde no sé que flor recoger primero; el lirio del
sufrimiento o la rosa del amor del prójimo o la violeta de la humildad. No voy a enumerar estos tesoros que
cada día tengo en abundancia. Es una gran cosa saber aprovechar el momento presente.

297 + Oh Jesús, Luz Suprema, haz que yo me conozca y penetra con Tu luz mi alma oscura, y llena de Ti
el abismo de mi alma, ya que solamente Tu […..].

298 Oh Jesús mío, Vida, Camino y Verdad, Te ruego, tenme cerca de Ti, como la madre estrecha al seno a
su niño pequeño, ya que yo no soy solamente una niña incapaz, sino un cúmulo de miseria y de nulidad.

299 (130) + Un secreto del alma. Vilna 1934

Una vez, cuando el confesor me mandó preguntar al Señor Jesús por el significado de los dos rayos
que están en esta imagen [113]; contesté que sí, que se lo preguntaría al Señor.

Durante la oración oí interiormente estas palabras: Los dos rayos significan la Sangre y el Agua. El
rayo pálido simboliza el Agua que justifica a las almas. El rayo rojo simboliza la Sangre que es
la vida de las almas ……………………………….

Ambos rayos brotaron de las entrañas mas profundas de Mi misericordia cuando Mi Corazón
agonizante fue abierto en la cruz por la lanza.

Estos rayos protegen a las almas de la indignación de Mi Padre. Bienaventurado quien viva a la
sombra de ellos, porque no le alcanzara la justa mano de Dios. Deseo que el primer domingo
después de la Pascua de Resurrección sea la Fiesta de la Misericordia.

300 + Pide a Mi siervo fiel [132] que en aquel día hable al mundo entero de esta gran misericordia
Mía; que quien se acerque ese día a la Fuente de Vida, recibirá el perdón total de las culpas y de las
penas.

+ La humanidad no conseguirá la paz hasta que no se dirija con confianza a Mi misericordia.

+ Oh, cuánto Me hiere la desconfianza del alma. Esta alma reconoce que soy santo y justo, y no
cree que Yo soy la Misericordia, no confía en Mi bondad. También los demonios admiran Mi
justicia, pero no creen en Mi bondad.

Mi Corazón se alegra de este titulo de misericordia.

301 Proclama que la misericordia es el atributo más grande de Dios. Todas las obras de Mis manos
están coronadas por la misericordia.

302 (131) + Oh Amor Eterno, deseo que Te conozcan todas las almas que has creado. Desearía hacerme
sacerdote, para hablar incesantemente de Tu misericordia a las almas pecadoras, hundidas en la desesperación.
Desearía ser misionero y llevar la luz de la fe a los países salvajes para darte a conocer a las almas y morir en
el martirio, sacrificada por ellas como Tu has muerto por mi y por ellas. Oh Jesús, sé perfectamente que

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puedo ser sacerdote, misionero y predicador, puedo morir en el martirio anonadándome totalmente y
negándome a mi misma por el amor hacia Ti, Jesús, y hacia las almas inmortales. Un gran amor sabe
transformar las cosas pequeñas en cosas grandes y solamente el amor da valor a nuestras acciones; y cuánto
mas puro se hace nuestro amor, tanto menos tendrá por destruir en nosotros el fuego del sufrimiento, y el
sufrimiento dejará de serlo para nosotros. Se convertirá en un gozo. Con la gracia de Dios he recibido ahora
esta disposición del corazón, de que nunca estoy tan feliz como cuando sufro por Jesús, al que amo con cada
latido del corazón.

303 Una vez, cuando tenia un gran sufrimiento, dejé mi trabajo para correr a Jesús y pedirle que me
ayudara. Después de una corta plegaria volvi al trabajo llena de entusiasmo y alegria. En ese momento una
hermana me dijo: Sin duda, hermana, usted tiene hoy muchas consolaciones, dado que está tan radiante. Dios
seguramente no le da ningun sufrimiento, sino exclusivamente consolaciones. Contesté: Usted, hermana, está
equivocada, ya que justamente cuando sufro mucho, mi gozo es mayor, mientras que cuando sufro poco,
tambien mi gozo es mas pequeño. Pero aquella alma me daba a entender que no me comprendia. Traté de
explicarselo: Cuando sufrimos mucho, tenemos una gran oportunidad de demostrarle a Dios que lo amamos,
mientras cuando sufrimos poco, tenemos poca posibilidad de demostrar a Dios nuestro amor y cuando no
sufrimos nada, entonces nuestro amor no es grande ni puro. Con la gracia de Dios podemos llegal [al punto]
en que el sufrimiento se transformará para nosotros en gozo, puesto que el amor sabe hacer tales cosas en las
almas puras.

304 (132) + Oh Jesús mío, mi única esperanza, Te agradezco este gran libro que has abierto delante de los
ojos de mi alma. Este gran libro es Tu Pasión afrontada por amor hacia mí. De este libro he aprendido cómo
amar a Dios y a las almas. En él están encerrados inagotables tesoros para nosotros. Oh Jesús, que pocas son
las almas que Te entienden en Tu martirio de amor. Oh, que grande es el fuego del amor purísimo que arde en
Tu Sacratísimo Corazón. Feliz el alma que ha entendido el amor del Corazón de Jesús.

305 Mi mayor deseo es que las almas Te conozcan, que sepan que eres su eterna felicidad, que crean en Tu
bondad y que alaben Tu infinita misericordia.

306 He rogado a Dios que me conceda la gracia de que mi naturaleza sea fuerte y resistente a las
influencias que a veces quieren distraerme del espíritu de la regla y de las pequeñas normas, ya que éstas son
como pequeñas polillas que quieren destruir en nosotros la vida interior y sin duda la destruirán, si el alma es
consciente de estas pequeñas transgresiones y a pesar de eso, las toma a la ligera como cosas de poco
importancia. En una orden religiosa yo no veo nada de poca importancia. No me importa que a veces me
expongo a disgustos e ironías, lo importante es que mi espíritu esté en buena armonía con el espíritu de las
reglas, de los votos y de las normas religiosas.

Oh Jesús mío, deleite de mi corazón, Tu conoces mis deseos. Quisiera esconderme a los ojos
humanos, viviendo de modo como si no viviera. Quiero vivir pura como una flor de campo; quiero
que mi amor esté dirigido siempre hacia Ti, como la flor que gira siempre hacia el sol. Deseo que el
perfume y la frescura de la flor de mi corazón estén siempre guardados exclusivamente para Ti.
Quiero vivir bajo Tu mirada divina, ya que Tu solo me bastas. Cuando estoy Contigo, oh Jesús, no
tengo miedo de nada, porque nada puede dañarme.

307 (133) + 1934. Una vez, durante la Cuaresma, encima de nuestra capilla y de nuestra casa, vi. una gran
claridad y una gran oscuridad. Vi la lucha de estas dos potencias…..

308 1934. Jueves Santo. Jesús me dijo: Deseo que te ofrezcas como victima por los pecadores y,
especialmente, por las almas que han perdido la esperanza en la Divina Misericordia.

92
Dios y las almas. – Acto de ofrecimiento.

309 Ante el cielo y la tierra, ante todos los coros de los angeles, ante la Santísima Virgen Maria, ante todas
las Potencias Celestes declaro a Dios, Uno y Trino, que hoy en unión con Jesucristo, Redentor de las
almas, me ofrezco voluntariamente como victima por la conversión de los pecadores y especialmente
por las almas que han perdido la esperanza en la Divina Misericordia. Este ofrecimiento consiste en
que tomo [con] la total sumisión a la voluntad de dios, todos los sufrimientos, y los temores, y los
miedos que llenan a los pecadores y en cambio les cedo todas las consolaciones que tengo en el alma,
que provienen de mi comunión con Dios. En una palabra, les ofrezco todo: las Santas Misas, las
Santas Comuniones, las penitencias, las mortificaciones, las plegarias. No temo los golpes, los golpes
de la Justicia de Dios, porque estoy unida a Jesús. Oh Dios mío, con esto deseo compensarte por las
almas que no confían en Tu bondad. Contra toda [la esperanza] confío en el mar de Tu misericordia.
Oh Señor y Dios mío, mi destino… mi destino para la eternidad, no pronuncio este acto de
ofrecimiento basándome en mis propias fuerzas, sino en el poder que deriva de los meritos de
Jesucristo. Este acto de ofrecimiento lo repetiré todos los días con la siguiente plegaria que Tu Mismo
me enseñaste, oh Jesús: Oh Sangre y Agua que brotaste del Corazón de Jesús, como Fuente de
Misericordia para nosotros, en Ti confío..

Sor M. Faustina del Santísimo Sacramento

Jueves Santo, durante la Santa Misa,

29 d., 3 m., 1934 año {29 de marzo de 1934].

310 (134) Te doy una pequeña parte en la Redención del genero humano. Tú eres el alivio en el
momento de Mi Agonía.

311 Al haber recibido el permiso de mi confesor [133] para hacer este acto de ofrecimiento, en poco
tiempo conocí que este acto fue agradable a Dios, ya que empecé a sentir sus consecuencias. En un momento
mi alma se hizo como una roca: árida, llena de tormentos y de inquietud. Varias blasfemias e imprecaciones
retumbaban en mis oídos. La desconfianza y la desesperación se albergaron en mi corazón. He aquí la
condición de los miserables que yo había tomado sobre mí. En un primer momento me asusté mucho de estos
horrores, pero con la primera confesión fui tranquilizada.

312 + Una vez, cuando fui a confesarme fuera del convento, sucedió que mi confesor [134] estaba
celebrando la Santa Misa. Un momento después vi. sobre el altar al Niño Jesús que cariñosamente y con
alegría extendía sus manitas hacia el, pero aquel sacerdote, un momento después, tomo este bello Niño en las
manos y lo partió y lo comió vivo. En un primer momento sentí aversión a ese sacerdote por comportarse así
con Jesús, pero en seguida fui iluminada al respecto y conocí que el sacerdote era muy agradable a Dios.

313 + Una vez, cuando estaba en [el taller] de aquel pintor [135] que pintaba esa imagen, vi. que no era tan
bella como es Jesús. Me afligí mucho por eso, sin embargo lo oculté profundamente en mi corazón. Cuando
salimos del taller del pintor, la Madre Superiora [136] se quedó en la ciudad para solucionar diferentes
asuntos, yo volví sola a casa. En seguida fui a la capilla y lloré muchísimo. ¿Quién te pintará tan bello como
Tú eres? Como respuesta oí estas palabras: No en la belleza del color, ni en la del pincel, está la grandeza
de esta imagen, sino en Mi gracia.

314 + En cierta ocasión, cuando por la tarde fui a la huerta, el Ángel Custodio me dijo: Ruega por los
agonizantes. Comencé en seguida el rosario por los agonizantes junto con las jovencitas que ayudaban en la

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huerta. Terminando el rosario rezamos varias invocaciones por los agonizantes. Terminadas las plegarias, las
alumnas se pusieron a hablar alegremente. (135) A pesar del ruido que hacían oí en el alma estas palabras:
Ruega por mí. Como no lograba entender bien estas palabras, me alejé unos pasos de las alumnas, pensando
en ¿quién podría ser aquel que me hacia rezar? De repente oí estas palabras: Soy Sor [137]…. Esa hermana
estaba en Varsovia, mientras yo estaba entonces en Vilna. Ruega por mí hasta que te diga cesar. Estoy
agonizando. En seguida empecé a orar con fervor por ella al Corazón agonizante de Jesús y, sin descansar,
rogué así desde las tres hasta las cinco de la tarde. A las cinco oí esta palabra: Gracias. Entendí que ya había
muerto. No obstante, al día siguiente, durante la Santa Misa rogué con fervor por su alma. Por la tarde llegó
una tarjeta que decía que la hermana …. había fallecido a tal hora. Me di cuenta de que era la misma hora en
la que me dijo ruega por mi.

315 Oh Madre de Dios, Tu alma estuvo sumergida en el mar de amargura, mira a Tu niña y enséñale a
sufrir y a amar en el sufrimiento. Fortalece mi alma, para que el dolor no la quebrante. Madre de la gracia,
enséñame a vivir en Dios.

316 Una vez me visitó la Virgen Santísima. Estaba triste con los ojos clavados en el suelo; me dio a
entender que tenía algo que decirme, pero por otra parte me daba a conocer como si no quisiera decírmelo. Al
darme cuenta de ello, empecé a pedir a la Virgen que me lo dijera y que volviera la mirada hacia mí. En un
momento Maria me miró sonriendo cordialmente y dijo: Vas a padecer ciertos sufrimientos a causa de una
enfermedad y de los médicos, además padecerás muchos sufrimientos por esta imagen, pero no tengas miedo
de nada. Al día siguiente me puse enferma y sufrí mucho, tal y como me lo había dicho la Virgen, pero mi
alma está preparada para los sufrimientos. El sufrimiento es el compañero permanente de mi vida.

317 Oh Dios mío, mi única esperanza, en Ti he puesto toda mi confianza y sé que no me desilusionaré.

318 (136) A veces, después de la Santa Comunión, siento la presencia de Dios de modo particular,
sensible. Siento que Dios está en mi corazón. Y el hecho de sentir a Dios en el alma, no me impide en
absoluto cumplir mis tareas; aún cuando realizo los más importantes asuntos que requieren atención, no pierdo
la presencia de Dios en el alma y quedo estrechamente unida a Él. Con Él voy al trabajo, con Él voy al recreo,
con Él sufro, con Él gozo, vivo en Él y Él en mi. No estoy nunca sola, ya que Él es mi compañero
permanente. Siento su presencia en cada momento. Nuestra familiaridad es estrecha a causa de la unión de la
sangre y de la vida.

319 9 VIII 1934. La adoración nocturna del jueves [138]. Hice la adoración desde las once hasta las doce.
Hice esta adoración por la conversión de los pecadores empedernidos y especialmente por los que perdieron la
esperanza en la Divina Misericordia. Meditaba sobre lo mucho que Dios sufrió y lo grande que es el amor
que nos mostró, y nosotros no creemos que Dios nos ama tanto. Oh Jesús, ¿Quién lo comprenderá? ¡Qué
dolor para nuestro Salvador! Y ¿Cómo puede convencernos de su amor si [su] muerte no llega a
convencernos? Invité a todo el cielo a que se uniera a mi para compensar al Señor la ingratitud de ciertas
almas.

320 Jesus me enseñó cuánto le agrada la plegaria reparadora; me dijo: La plegaria de un alma humilde y
amante aplaca la ira de Mi Padre y atrae un mar de bendiciones. Después de la adoración, a medio
camino hacia mi celda, fui cercada por una gran jauría de perros negros, enormes, que saltaban y aullaban con
una intencion de desgarrarme en pedazos. Me di cuenta de que no eran perros sino demonios. Uno de ellos
dijo con rabia: Como esta noche nos has llevado muchas almas, nosotros te desgarraremos en pedazos.
Contesté: Si tal es la voluntad de Dios misericordiosísimo, desgárrenme en pedazos, porque me lo he
merecido justamente, siendo la mas miserable entre los pecadores y Dios es siempre santo, justo e
infinitamente misericordioso. A estas palabras, los demonios todos juntos contestaron: Huyamos porque no
está sola, sino que el Todopoderoso está con ella. Y desaparecieron del camino como polvo, como rumor,

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mientras yo tranquila, terminando el Te Deum, iba a la celda contemplando la infinita e insondable
misericordia Divina.

12 VIII 1934

321 Un desmayo repentino, sufrimiento preagónico. No era la muerte, es decir el pasaje a la verdadera
vida, sino una muestra de los sufrimientos de la misma. La muerte es espantosa a pesar de darnos la vida
eterna. De repente me sentí mal, la falta de respiración, la oscuridad delante de los ojos, la sensación del
debilitamiento de los miembros este sofocamiento es atroz. Un instante de este sofocamiento es infinitamente
largo… A pesar de la confianza, viene también un extraño miedo. Deseé recibir los últimos santos
sacramentos. Sin embargo la Confesión resulta muy difícil a pesar del deseo de confesarme. Uno no sabe lo
que dice; comienza a decir una cosa, deja la otra sin terminar. Oh, que Dios preserve a cada alma de aplazar
la confesión a la última hora. Conocí el gran poder de las palabras del sacerdote que descienden sobre el alma
del enfermo. Cuando pregunté al Padre espiritual si estaba preparada para presentarme delante de Dios y si
podía estar tranquila, recibí la respuesta: Puedes estar completamente tranquila no solamente ahora, sino
después de cada confesión semanal. La gracia de Dios que acompaña estas palabras del sacerdote es grande.
El alma siente la fortaleza y el arrojo para la lucha.

322 Oh Congregación, madre mía, ¡que dulce es vivir en ti, pero todavía mejor es morir!

323 Recibidos los últimos santos sacramentos, se produjo una mejoría total. Me quedé sola, eso duró una
media hora y el ataque se repitió, pero ya no tan fuerte, porque el tratamiento medico lo impidió.

Mis sufrimientos los uní a los sufrimientos de Jesús y los ofrecí por mí y por la conversión de las
almas que no confiaban en la bondad de Dios. De repente mi celda se llenó de figuras negras, llenas
de furia y de odio hacia mí. Una de ellas dijo: Maldita tú y Aquel que está en ti, porque ya empiezas a
atormentarnos en el infierno. En cuanto pronuncié: Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros,
en seguida esas figuras desaparecieron ruidosamente.

324 Al día siguiente me sentía muy débil, pero ya no experimentaba ningún sufrimiento. Después de la
Santa Comunión vi. Al Señor Jesús bajo la apariencia que ya había visto durante una de las
adoraciones. La mirada del Señor traspasó mi alma por completo y ni siquiera el más pequeño polvillo
se escapó a su atención. Y dije a Jesús: Jesús, pensé que me ibas a llevar. Y Jesús me contestó: Aun
no se ha cumplido plenamente Mi voluntad en ti; te quedaras todavía en la tierra, pero no
mucho tiempo. Me agrada mucho tu confianza, pero el amor ha de ser más ardiente. (138) El
amor puro da fuerza al alma en la agonía misma. Cuando agonizaba en la cruz, no pensaba en Mí,
sino en los pobres pecadores y rogaba al Padre por ellos. Quiero que también tus últimos
momentos sean completamente semejantes a los Míos en la cruz. Hay un solo precio con el cual
se compran las almas, y éste es el sufrimiento unido a Mi sufrimiento en la cruz. El amor puro
comprende estas palabras, el amor carnal no las comprenderá nunca.

325 Año 1934. El día de la Asunción de la Santísima Virgen no fui a la Santa Misa. La doctora [139] no
me lo permitió, pero oré con fervor en la celda. Poco después vi. a la Virgen que era de una belleza
indescriptible y que me dijo: Hija mía, exijo de ti oración, oración y una vez más oración por el
mundo, y especialmente por tu patria. Durante nueve días recibe la Santa Comunión reparadora,
únete estrechamente al sacrificio de la Santa Misa. Durante estos nueve días estarás delante de Dios
como una ofrenda, en todas partes, continuamente, en cada lugar y en cada momento, de día y de
noche, cada vez que te despiertes, ruega interiormente. Es posible orar interiormente sin cesar.

326 Una vez Jesús me dijo: Mi mirada en esta imagen es igual a la mirada en la cruz.

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327 Una vez el confesor {140} me preguntó cómo debía ser colocada la inscripción, ya que todo eso no
cabía en la imagen.

Contesté que rezaría y que daría la respuesta la semana siguiente. Al alejarme del confesionario, y
pasando cerca del Santísimo Sacramento, recibí el entendimiento interior de cómo debía ser la
inscripción. Jesús me recordó lo que me había dicho la primera vez, es decir, que estas tres* palabras
debían ser puestas en evidencia. Las palabras son éstas: Jesús, en Ti confío. Entendí que Jesús
deseaba que fuera colocada esa frase, pero además de estas palabras no daba otras órdenes precisas.

Ofrezco a los hombres un recipiente con el que han de venir a la Fuente de la Misericordia para
recoger gracias. Ese recipiente es esta imagen con la firma: Jesús, en Ti confío.

328 Oh, Amor purísimo, reina totalmente en mi corazón y ayúdame a cumplir Tu santa voluntad del modo
más fiel posible.

329 (139) Al final del retiro espiritual de tres días, me di cuenta que estaba andando por un camino
escalabroso y tropezaba a cada instante, y veía que detrás de mi iba otra figura que me sostenía continuamente
y yo no estaba contenta de esto y pedí a esa figura que se apartara de mi, porque yo quería andar sola. Sin
embargo, esa figura a la que yo no lograba reconocer, no me dejó ni por un instante. Eso me impacientó, me
volví hacia ella y la rechacé de mí. En aquel instante reconocí en esa figura a la Madre Superiora [141] y en
el mismo momento vi. que no era la Madre Superiora, sino el Señor Jesús que me miró profundamente y me
dio a conocer lo mucho que le dolía cuando en las cosas más pequeñas yo no trataba de cumplir la voluntad de
la Superiora que es Mi voluntad. Pedí vivamente perdón al Señor y esa advertencia la tomé muy a pecho.

330 + Una vez me dijo el confesor que rogara según su intención, y comencé una novena a la Santísima
Virgen. Esa novena consistía en rezar nueve veces la Salve Regina. Al final de la novena vi. a la Virgen con
el Niño Jesús en los brazos y vi también a mi confesor que estaba arrodillado a sus pies y hablaba con Ella.
No entendía de que hablaba con la Virgen porque estaba ocupada en hablar con el Niño Jesús que había
bajado de los brazos de la Santísima Madre y se acercó a mí. No dejaba de admirar su belleza. Oí algunas
palabras que la Virgen le decía, pero no oí todo. Las palabras son éstas: Yo no soy no sólo la Reina del Cielo,
sino también la Madre de la Misericordia y tu Madre. En ese momento extendió la mano derecha en la que
tenia el manto y cubrió con el al sacerdote. En ese instante la visión desapareció.

331 Oh, qué grande es la gracia de tener al director espiritual. Se progresa mas rápidamente en las
virtudes, se conoce mas claramente la voluntad de Dios, se la cumple mas fielmente, se avanza en un camino
cierto y seguro. El director espiritual sabe evitar las rocas contra las cuales [el alma] podría estrellarse. Dios
me concedió esta gracia más bien tarde, pero gozo de ella mucho, viendo como Dios consiente los deseos del
director espiritual. Menciono un solo hecho de entre un millar que me sucede. Como de costumbre, una
noche pedí al Señor Jesús que me diera los puntos para la meditación del día siguiente [142]. Recibí la
respuesta: Medita sobre el profeta Jonás y sobre su misión.

Agradecí al Señor, pero dentro de mí empecé a pensar: Que meditación tan diferente (140) de
otras. Sin embargo, con toda la fuerza del alma trataba de meditar y en aquel profeta me descubrí a
mi, en el sentido de que yo también con frecuencia me excusaba delante de Dios [diciendo] que otra
persona podría cumplir mejor su santa voluntad, sin entender que Dios lo puede todo, que tanto mas
destaca todo su poder, cuanto mas mísero es el instrumento que utiliza. Dios me lo explicó. Por la
tarde hubo confesion de la Comunidad. Cuando presenté al director espiritual el temor que me
envuelve a razon de esta mision [143] a la que Dios me utiliza como un instrumento inhábil, el Padre
espiritual me contestó que queramos o no queramos, debemos cumplir la voluntad de Dios y me dio el

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ejemplo del profeta Jonas. Terminada la confesion, contemplaba como el confesor sabia que Dios me
había mandado meditar sobre Jonás, ya que yo no le había hablado de eso. Entonces oí estas palabras:
El sacerdote, cuando Me sustituye, no es él quien obra, sino Yo a traves de él, sus deseos son
Mios. Veo como Jesús defiende a sus sustitutos. Él Mismo interviene en su actuar.

332 + Jueves. Al empezar la Hora Santa, queria sumergirme en la agonia de Jesús en el Huerto de los
Olivos. De repente oí en el alma la voz: Medita los misterios de la Encarnación. Y de pronto, delante de
mi aparecio el Niño Jesús de una belleza resplandeciente. Me dijo cuánto agradaba a Dios la sencillez del
alma. Aunque Mi grandeza es inconcebible, trato solamente con los pequeños, exijo de ti la infancia del
espiritu.

333 Ahora veo claramente cómo Dios obra por medio del confesor y cómo es fiel a sus promesas. Hace
dos semanas el confesor me ordenó meditar sobre la infancia del espiritu. Al principio eso me resultaba algo
difícil, sin embargo, el confesor sin hacer caso a mi dificultad, me ordenó continuar la meditacion sobre la
infancia del espiritu. En la practica esta infancia debe manifestarse asi: El niño no se ocupa del pasado ni del
futuro, sino que aprovecha el momento presente. Deseo destacar esta infancia del espiritu en usted, hermana,
y doy a eso mucha importancia.

334 Veo cómo [el Señor Jesús] se inclina a los deseos del confesor, ya que en este periodo no se me
aparece como maestro en la plenitud de fuerzas y de humanidad como adulto, sino que se me aparece como un
niño pequeño. Este Dios infinito, se humilla hasta mí bajo la apariencia de un niñito pequeño. Pero la mirada
de mi alma no se detiene en la superficie. Aunque tomas la apariencia de un niñito pequeño, yo veo en Ti al
Inmortal, al Infinito Señor de los señores, adorado (141) dia y noche por los espiritus puros, para el cual arden
los corazones de los serafines con el fuego del amor purisimo. Oh Cristo, oh Jesús, deseo superarlos en el
amor hacia Ti. Les pido el perdon, oh espiritus puros, por haber osado compararme con ustedes. Yo, un
abismo de miseria, una vorágine de miseria, pero Tu, oh Dios, que eres un abismo inconcebible de
misericordia, absórbeme como el ardor del sol absorbe una gota de rocio. Tu mirada amorosa allana todo
abismo. Me siento sumamente feliz de la grandeza de Dios. Ver la grandeza de Dios, es para mi
absolutamente suficiente para sentirme feliz por toda la eternidad.

335 Una vez, al ver a Jesús bajo la apariencia de un niñito pequeño, pregunte: Jesús, ¿Por qué ahora tratas
conmigo tomando el aspecto de un niñito pequeño? Después de todo, yo veo en Ti a Dios Infinito, al Creador
y a mi Señor. Jesús me contesto que hasta que yo no aprendiera la sencillez y la humildad, trataria conmigo
como a un niño pequeño.

336 + 1934. Durante la Santa Misa en la que Jesús fue expuesto en el Santisimo Sacramento, antes de la
Santa Comunión vi dos rayos que salian de la Hostia Santisima, tal y como estan pintados en la imagen; uno
rojo y otro palido. Se reflejaban sobre cada una de las hermanas y sobre las alumnas, pero no sobre todas de
modo igual. Sobre algunas estaban apenas esbozados. Era el dia en que terminabamos los ejercicios
espirituales de las jovencitas.

337 22 XI 1934 + Una vez, el Padre espiritual [144] me ordenó reflexionar bien sobre mi, y analizar si no
había en mi algun apego a alguna cosa o criatura o a mi misma, y si no había en mi una inclinación a hablar
inútilmente, ya que todo eso impedia al Señor Jesús administrar libremente en mi alma. Dios está celoso de
nuestros corazones y quiere que lo amemos exclusivamente a Él.

338 Cuando comencé a reflexionar profundamente sobre mi, no noté estar apegada a alguna cosa, pero,
como en todas mis cosas, tambien en ésta tenia miedo de mi misma y no me fiaba de mi misma. Cansada de

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este minucioso analisis, fui delante del Santisimo Sacramento y rogué a Jesús con toda la fuerza de mi alma:
Jesús, Esposo mio, Tesoro de mi corazon, (142) Tú sabes que Te conozco solamente a Ti y que no conozco
otro amor fuera de Ti, pero, Jesús, si tomara apego a cualquier cosa fuera de Ti, Te ruego y te suplico, Jesús,
por el poder de Tu misericordia, hazme morir inmediatamente, porque prefiero morir mil veces, que engañarte
una vez en la cosa mas pequeña.

339 En aquel momento, Jesús se presentó subitamente delante de mi, no sé de dónde, resplandeciente de
una belleza indecible, con una tunica blanca, con las manos levantadas, y me dijo estas palabras: Hija Mia,
tu corazon es Mi descanso, es Mi complacencia. En él encuentro todo lo que un gran numero de almas
Me niega. Dilo a Mi sustituto. Y repentinamente no vi nada mas, solamente todo un mar de consolaciones
entró en mi alma.

340 Ahora comprendo que nada puede ponerme barreras en el amor hacia Ti, Jesús, ni el sufrimiento, ni las
contrariedades, ni el fuego, ni la espada, ni la muerte misma. Me siento mas fuerte que todo eso. Nada puede
compararse con el amor. Veo que las cosas mas pequeñas, cumplidas por un alma que ama sinceramente a
Dios, tienen un valor inestimable en los ojos de sus santos.

11 V 1934. Una mañana, después de haber abierto la puerta para dejar salir a nauestra gente [145] que
traia el pan, entré un momento en la pequeña capilla, para hacer a Jesús una visita de un minuto y para renovar
las intenciones del dia. Oh Jesús, hoy todos los sufrimientos, las mortificaciones, las plegarias, las ofrezco por
el Santo Padre para que apruebe esta Fiesta de la Misericordia. Pero, Jesús, debo decirte todavía una palabra.
Estoy muy sorprendida de que me ordenas hablar de esta Fiesta de la Misericordia, mientras esta Fiesta [146]
según me dicen, ya existe, entonces ¿para qué he de hablar de ella?

Y Jesús me contestó: ¿Quién, de entre la gente, sabe de ella? Nadie. Y hasta aquellos que han de
proclamarla y enseñar a la gente esta misericordia, muchas veces ellos mismos no lo saben; por
eso quiero que la imagen sea bendecida solemnemente el primer domingo después de Pascua y
que se la venere públicamente para que cada alma pueda saber de ella.

Haz una novena según la intencion del Santo Padre, que debe constar de treinta y tres actos, es
decir de repetir este mismo numero de veces la oracion a la misericordia que te he enseñado.

342 (143) El sufrimiento es el tesoro mas grande que hay en la tierra, purifica al alma. En el sufrimiento
conocemos quien es nuestro verdadero amigo. El amor verdadero se mide con el termómetro del sufrimiento.

343 Oh Jesús, Te doy gracias por las pequeñas cruces cotidianas, por las contrariedades con las que
tropiezan mis propositos, por el peso de la vida comunitaria, por una mala interpretación de [mis]
intenciones, por las humillaciones por parte de los demas, por el comportamiento aspero frente a
nosotros, por las sospechas injustas, por la salud debil y por el agotamiento de las fuerzas, por repudiar
yo mi propia voluntad, por el anonadamiento de mi propio yo, por la falta de reconocimiento en todo,
por los impedimentos hechos a todos [mis] planes.

Te doy gracias, Jesús, por los sufrimientos interiores, por la aridez del espiritu, por los miedos, los
temores y las dudas, por las tinieblas y la densa oscuridad interior, por las tentaciones y las distintas
pruebas, por las angustias que son difíciles de expresar y especialmente por aquellas en las que nadie
nos comprende, por la hora de la muerte, por el duro combate durante ella,m por toda la amargura.

Te agradezco, Jesús, que has bebido el caliz de la amargura antes de darmelo endulzado. He aquí, he
acercado los labios a este caliz de Tu santa voluntad; hagase de mi según Tu voluntad, que se haga de

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mi lo que Tu sabiduría establecio desde la eternidad. Deseo beber hasta la ultima gotita el caliz de la
predestinacion, no quiero analizar essta predestinacion; en la amargura mi gozo, en la desesperación,
mi confianza. En ti, oh Señor, todo lo que da Tu Corazon paternal es bueno; no pongo las
conglobaciones por encima de las amarguras, ni las amarguras por encima de las consolaciones, sino
que Te agradezco todo, oh Jesús. Mi deleite consiste en contemplarte, oh Dios Inconcebible. En estas
existencias misteriosas está mi alma, es alli donde siento que estoy en mi casa. Conozco bien la
morada de mi Esposo. Siento que en mi no hay ni una gota de sangre que no arda de amor hacia Ti.

Oh Belleza Eterna, quien Te conoce una vez solamente, no puede amar ninguna otra cosa. Siento la
vorágine insondable de mi alma y que nada la puede llenar, sino Dios Mismo. Siento que me hundo
en Él como un granito de arena en un océano sin fondo.

(144) 20 XII 1934

344 Una noche, al entrar yo en la celda, vi. al Señor Jesús expuesto en la custodia, como si estuviera a cielo
abierto. A los pies del Señor Jesús vi a mi confesor y detrás de él a un gran número de eclesiásticos de
alto rango, con ropa que nunca había visto, salvo en visión. Y detrás de ellos varias clases de
eclesiásticos; más allá vi. una multitud tan grande de gente que no pude abarcarla con la vista. Vi
saliendo de la Hostia estos dos rayos que están en la imanten, que se unieron estrechamente, pero no se
confundieron y pasaron a las manos de mi confesor, y después a las manos de los eclesiásticos y de sus
manos pasaron a las manos de la gente, y volvieron a la Hostia… y en aquel momento me vi. entrando
en la celda.

345 22 XII 1934. Cuando me tocó en la semana de ir a confesarme, llegué cuando mi confesor estaba
celebrando la Santa Misa. En la tercera parte de la Santa Misa vi al Niño Jesús, un poco más pequeño que de
costumbre y con la diferencia de que tenía un delantalcito de color violeta, mientras habitualmente lo tenía
blanco.

346 24 XII 1934. La Vigilia de la Navidad. Por la mañana durante la Santa Misa sentí la cercanía de Dios,
mi espíritu se sumergió en Dios inconscientemente. De repente escuché estas palabras: Tú eres una morada
agradable para Mí, en ti descansa Mi Espíritu.

Después de estas palabras sentí la mirada del Señor dirigida al fondo de mi corazón y viendo mi
miseria me humillé en espíritu y admiré la gran misericordia de Dios, y que este Altísimo Señor se
acercaba a tal miseria.

Durante la Santa Comunión la alegría inundó mi alma, sentía que estaba unida estrechamente a la
Divinidad; su omnipotencia absorbió todo mi ser, durante el día entero sentí la cercanía de Dios de
modo particular, y aunque los deberes no me permitieron ir a la capilla ni por un momento durante
todo el día, sin embargo no hubo ni un instante en que no estuviera unida a Dios, lo sentí dentro [145]
de mi de una manera mas sensible que cualquier otra vez. Saludaba sin cesar a la Santísima Virgen,
ensimismándome en su Espíritu, le rogaba enseñarme un verdadero amor a Dios. De repente oí estas
palabras: Te revelaré el secreto de mi felicidad en la noche, durante la Santa Misa.

La cena fue antes de las seis; a pesar de la alegría y el ruido exterior que hay cuando se parte el
“oplatek” [y durante] las felicitaciones mutuas, ni por un instante fui privada de la presencia de Dios.
Después de la cena nos apresuramos con el trabajo y a las nueve pude ir a la adoración a la capilla.
Había obtenido el permiso de no acostarme, sino esperar la Misa de Medianoche. Me alegré
muchísimo; desde las nueve hasta las doce tenias el tiempo libre. De nueve a diez hice la adoración
por mis padres y por toda mi familia; de diez a once hice la adoración por mi director espiritual;

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primero agradecí a Dios que se dignó darme aquí en la tierra esta gran ayuda visible tal y como me lo
había prometido y por otro lado, pedí a Dios que le diera luz para que pudiera conocer mi alma y
guiarme según a Dios le agradaba. Desde las once hasta las doce rogué por la Santa Iglesia y por el
clero, por los pecadores, por las misiones, por nuestras casas las indulgencias las ofrecí por las almas
del purgatorio.

347 Las doce, 25 XII 1934.

Misa de Medianoche. En cuanto empezó la Santa Misa, el recogimiento interior empezó a adueñarse
de mí, el gozo inundó mi alma. Durante el ofertorio vi. a Jesús en el altar, [era] de una belleza
incomparable. Durante todo el tiempo el Niñito miró a todos, extendiendo sus manitas. Durante la
elevación el Niñito no miraba hacia la capilla, sino hacia el cielo; después de la elevación volvió a
mirarnos, pero muy poco tiempo, porque como siempre fue partido y comido por el sacerdote. Pero el
delantalcito ya lo tenía blanco. Al día siguiente vi. lo mismo y al tercer día igual. Es difícil expresar
la alegría que tenia en el alma. (146) Esta visión se repitió durante tres Santas Misas, igual como en
las primeras.

348 Año 1934.

Primer jueves después de Navidad. Olvidé completamente que hoy es jueves, por eso no hice la
adoración. Junto con otras [hermanas] fui al dormitorio a las nueve. Extrañamente no lograba dormir.
Me parecía que no había cumplido algo. En la memoria hice un repaso de mis obligaciones y no pude
recordar nada; eso duró hasta las diez. A las diez vi el rostro martirizado de Jesús. De Pronto Jesús
me dijo estas palabras: Te esperé para compartir contigo el sufrimiento, ya que ¿quien puede
comprender Mis sufrimientos mejor que Mi esposa? Pedí el perdón a Jesús por ser tibia.
Avergonzada, sin atreverme a mirar a Jesús, pero con el corazón contrito, pedí que Jesús se signara
darme una espina de su corona. Jesús contestó que me daría esa gracia, pero al día siguiente e
inmediatamente la visión desapareció.

349 Por la mañana, durante la meditación sentí una espina dolorosa en la parte izquierda de la cabeza; el
dolor duró el día entero, pensé continuamente como Jesús había logrado soportar el dolor de tantas espinas
que hay en la corona. Uní mis sufrimientos a los sufrimientos de Jesús y los ofrecí por los pecadores. A las
cuatro, al venir a la adoración, vi a una de nuestras alumnas ofendiendo terriblemente a Dios con los pecados
impuros de pensamiento. Vi también a cierta persona por la cual pecaba. Un temor atravesó mi alma y pedí a
Dios, por los dolores de Jesús, que se dignara sacarla [de] esa horrible miseria. Jesús me contestó que le
concedería la gracia no por ella, sino por mi plegaria; entonces comprendí cuánto deberíamos rogar por los
pecadores y especialmente por nuestras alumnas.

350 Nuestra vida es verdaderamente apostólica, no sé imaginarme a una religiosa que viva en nuestras
Casas, es decir en la Congregación nuestra, que no tenga el espíritu apostólico; el celo por la salvación
de las almas debería arder en nuestros corazones.

351 (147) Oh Dios mío, cómo es dulce sufrir por Ti, sufrir en los rincones mas secretos del corazón, muy
ocultamente, arder como una victima sin ser vista por nadie, pura como el cristal, sin consolación alguna ni
compasión. Mi espíritu arde con el amor activo, no pierdo tiempo en ninguna fantasía, tomo cada momento
por separado, ya que esto está en mi poder; el pasado no me pertenece, el futuro no [es] mío, el tiempo
presente trato de aprovecharlo con toda el alma.

352 4 I 1935. Primer capitulo [147] de la Madre Borgia.

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Durante este capitulo la Madre [148] resaltaba la vida de fe y la fidelidad en las cosas pequeñas. En la
mitad del capitulo oí estas palabras: Deseo que haya en ustedes mas fe en el momento actual. ¡ Qué
gran alegría Me da la fidelidad de Mi esposa en las más pequeñas cosas! De repente miré el crucifijo y
vi que Jesús tenía la cabeza vuelta al refectorio y que sus labios no se movían.

353 Cuando lo dije a la Madre Superiora, me contestó: Usted ve, hermana, como Jesús exige que nuestras
vidas sean de fe. Cuando la Madre se fue a la capilla y yo me quedé para limpiar la habitación de pronto
percibí estas palabras: Di a todas las hermanas que exijo que vivan con el espíritu de fe respecto a las
Superioras en el momento actual. Pedí al confesor de liberarme de esta obligación.

354 Cuando estaba hablando con cierta persona que debía pintar esta imagen, pero que por ciertas razones
no la pintaba, durante la conversación con ella oí esta voz en el alma: Deseo que sea más obediente.
Comprendí que los esfuerzos, aunque sean los mas grandes, pero no tienen el sello de la obediencia, no son
agradables a Dios, estoy hablando de un alma consagrada. Oh Dios, que fácil es conocer Tu voluntad en el
convento. Nosotras, almas consagradas, desde la mañana hasta la noche tenemos claramente indicada la
voluntad de Dios y en los momentos de incertidumbre tenemos a las Superioras, a través de las cuales habla
Dios.

355 (148) 1934 – 1935. Víspera del Año Nuevo. Recibí el permiso de no acostarme, sino de orar en la
capilla. Una de las hermanas me pidió ofrecer por ella una hora de adoración. Le contesté que sí y rogué por
ella una hora entera. Durante la oración Dios me dio a conocer cuánto esta pequeña alma le era agradable.

La segunda hora de la adoración la ofrecí por la conversión de los pecadores y, especialmente, estuve
compensando a Dios por las ofensas del momento actual: ¡cuánto Dios es ofendido!

La tercera hora la ofrecí según la intención de mi Padre espiritual, pedí con fervor la luz para él en un
asunto particular. Por fin dieron las doce, la última hora del año; terminé en nombre de la Santísima
Trinidad y también en nombre de la Santísima Trinidad empecé la primera hora del Año Nuevo. Pedí
a cada Persona la bendición y con gran confianza miré hacia el Año Nuevo, que seguramente no
escatimaría sufrimientos.

356 Oh Santa Hostia, en la que está encerrado el testamento de la Divina Misericordia para nosotros y,
especialmente para los pobres pecadores.

Oh Santa Hostia, en [la que] está oculto el Cuerpo y la Sangre del Señor Jesús como testimonio de la
infinita misericordia hacia nosotros y, especialmente, hacia los pobres pecadores.

Oh Santa Hostia, que contiene la vida eterna que [de] la infinita misericordia es donada en abundancia
a nosotros y, especialmente, a los pobres pecadores.

Oh Santa Hostia, en la que está la misericordia del Padre, del Hijo y del Espíritu santo hacia nosotros
y, especialmente, a los pobres pecadores.

(149) Oh Santa Hostia, en la que está encerrado el precio infinito de la misericordia, que compensará
todas nuestras deudas y, especialmente, la de los pobres pecadores.

Oh Santa Hostia, en la que encierra la fuente de agua viva que brota de la infinita misericordia hacia
nosotros y, especialmente, para los pobres pecadores.

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Oh Santa Hostia, en la que está encerrado el fuego del amor purísimo que arde del seno del Padre
Eterno, como del abismo de la infinita misericordia para nosotros y, especialmente, para los pobres
pecadores.

Oh Santa Hostia, en la que está guardado el remedio para todas nuestras debilidades, [remedio] que
mana de la infinita misericordia, como de una fuente para nosotros y, especialmente, para los pobres
pecadores.

Oh Santa Hostia, en la que está encerrado el vínculo de unión entre Dios y nosotros, gracias a la
infinita misericordia para nosotros y, especialmente para los pobres pecadores.

Oh Santa Hostia, en la que están encerrados todos los sentimientos del dulcísimo Corazón de Jesús
hacia nosotros y, especialmente, hacia los pobres pecadores.

Oh Santa Hostia, nuestra única esperanza en todos los sufrimientos y contrariedades de la vida.

Oh Santa Hostia, nuestra única esperanza entre las tinieblas y las tormentas interiores y exteriores.

Oh Santa Hostia, nuestra única esperanza en la vida y en la hora de la muerte.

Oh Santa Hostia, nuestra única esperanza entre los fracasos y el abismo de la desesperación.

Oh Santa Hostia, nuestra única esperanza entre las mentiras y las traiciones.

Oh Santa Hostia, nuestra única esperanza entre las tinieblas y la impiedad que sumergen la tierra.

Oh Santa Hostia, nuestra única esperanza entre la nostalgia y el dolor, en el que nadie nos comprende.

(150) Oh Santa Hostia, nuestra única esperanza entre las fatigas y la vida gris de todos los días.

Oh Santa Hostia, nuestra única esperanza cuando nuestras ilusiones y nuestros esfuerzos se esfuman.

Oh Santa Hostia, nuestra única esperanza entre los golpes de los enemigos y los esfuerzos del infierno.

Oh Santa Hostia, confiaré en Ti cuando las dificultades excedan mis fuerzas y cuando mis esfuerzos
resulten inútiles.

Oh Santa Hostia, confiaré en Ti cuando las tormentas agiten mi corazón y el espíritu aterrorizado
comience a inclinarse hacia la desesperación.

Oh Santa Hostia, confiaré en Ti cuando mi corazón comience a temblar y el sudor mortal nos bañe la
frente.

Oh Santa Hostia, confiaré en Ti cuando todo se conjure contra mí y la negra desesperación comience a
introducirse en mi alma.

Oh Santa Hostia, confiaré en Ti cuando mi vista se apague para todo lo que es terrenal y mi espíritu
vea por primera vez los mundos desconocidos.

102
Oh Santa Hostia, confiaré en Ti cuando mis obligaciones estén por encima de mis fuerzas y el fracaso
sea mi destino habitual.

Oh Santa Hostia, confiaré en Ti cuando el cumplimiento de las virtudes me parezca difícil y mi


naturaleza se rebele.

Oh Santa Hostia, confiaré en Ti cuando los golpes de los enemigos sean dirigidos contra mí.

Oh Santa Hostia, confiaré en Ti cuando las fatigas y los esfuerzos sean condenados por la gente.

Oh Santa Hostia, confiaré en Ti cuando Tu juicio resuene sobre mí, en aquel momento confiaré en el
mar de Tu misericordia.

357 + Oh Santísima Trinidad, confío en Tu infinita misericordia. Dios es mi Padre, entonces yo, su niña,
tengo todo el derecho sobre su Corazón Divino y cuanto más grandes son las tinieblas, tanto mas plena
debe ser nuestra confianza.

358 No comprendo, cómo es posible no tener confianza en Aquel que lo puede todo; con Él todo y sin Él
nada. Él, el Señor, no permitirá ni dejará que queden confundidos aquellos que han puesto en Él toda su
confianza.

359 (151) 10 I 1935. + Jueves. Por la noche, durante la Bendición [149], comenzaron a atormentarme los
pensamientos de este tipo: Todo lo que digo sobre esta gran misericordia de Dios ¿no es por casualidad una
mentira o una ilusión?... y quería reflexionar sobre esto durante un momento; de repente oí una voz interior
clara y fuerte: Todo lo que dices sobre Mi bondad es verdad y no hay expresiones suficientes para
exaltar Mi bondad. Estas palabras fueron tan llenas de fuerza y tan claras que daría la vida por ellas, de que
procedían del Señor. Las reconozco por una profunda serenidad que me acompañó en aquellos momentos y
que quedó después. Esta serenidad me da una fortaleza y un poder tan grandes que nada son todas las
dificultades y las contrariedades, y los sufrimientos, y la muerte misma. Esta luz me ha levantado un velo del
misterio de que todos los esfuerzos que emprendo para que las almas conozcan la misericordia del Señor, son
muy agradables a Dios y de eso viene a mi alma tanta alegría que no sé si en el paraíso puede haber mayor.
¡Oh, si las almas quisieran escuchar al menos un poco la voz de la conciencia y la voz, es decir la inspiración
del Espíritu Santo! Digo: Al menos un poco, ya que si una vez nos dejamos influir por el Espíritu de Dios, Él
Mismo completará lo que nos falte.

360 + Año Nuevo 1935

A Jesús le agrada participar en lo más pequeños detalles de nuestra vida y a veces cumple mis deseos
secretos, aquellos que más de una vez le oculto a Él mismo, aunque sé que para Él no puede haber
nada secreto.

El día del Año Nuevo hay entre nosotras la costumbre de sacar por suerte el patrono [150] particular
para todo el año. Por la mañana, durante la meditación, se despertó en mi uno de estos deseos
secretos: aquel que Jesús Eucarístico fuera mi patrono particular también para ese año, como
anteriormente. Sin embargo, ocultando a mi Dilecto ese deseo, hablé con Él de todo excepto de
aquello que deseaba tenerlo como patrono. Al venir al refectorio a desayunar, después de hacer la
señal de la cruz, empezó el sorteo de los patronos. Al acercarme a las estampitas con los nombres de
los patronos, tomé una, sin reflexionar, sin leer (152) en seguida; quise mortificarme algunos minutos.
De repente oí una voz en el alma: Soy tu patrono, lee. En aquel mismo momento miré la inscripción

103
y leí: “Patrono para el año 1935 la Santísima Eucaristía.” Mi corazón se estremeció de alegría y me
alejé secretamente del grupo de las hermanas y fui delante del Santísimo Sacramento, al menos por un
breve instante y allí me desahogué de los sentimientos de mi corazón. Sin embargo, Jesús me llamó
dulcemente la atención de que estuviera en aquel momento junto con otras hermanas; fui
inmediatamente, ateniéndome a la regla.

361 Oh Santa Trinidad, Único Dios, inconcebible en la grandeza de la misericordia hacia las criaturas y
especialmente hacia los pobres pecadores. Has revelado el abismo de Tu misericordia inconcebible,
impenetrable para toda mente humana o angélica. Nuestra nulidad y nuestra miseria se hunden en Tu
grandeza. Oh Bondad infinita, ¿Quién puede adorarte dignamente? ¿hay algún alma que entienda tu
amor? Oh Jesús, tales almas existen, pero son pocas.

362 + Un día, durante la meditación matutina, oí esta voz: Yo Mismo soy tu guía, he sido, soy y seré;
pero como Me pediste una ayuda visible, te la he dado. Lo había elegido antes de que Me lo
pidieras, porque esto lo requiere Mi causa. Has de saber que las faltas que cometes contra él,
hieren Mi Corazón; evita especialmente actuar a tu gusto, que en cada cosa mas pequeña haya
un sello de la obediencia.

Con el corazón humillado y anonadado pedí el perdón al Señor Jesús por aquellas faltas. Pedí el
perdón también al Padre espiritual y decidí más bien no hacer nada que hacer mucho y mal.

363 Oh Jesús bueno, Te agradezco por esta gran gracia, es decir, de darme a conocer lo que soy por mi
misma, miseria y pecado, nada más. Por mi misma puedo hacer una cosa solamente, es decir, ofenderte, oh
Dios mío, porque la miseria por si misma no puede hacer nada mas sino ofenderte, oh Bondad infinita.

364 (153) + Una vez me pidieron rezar por cierta alma. Decidí hacer en seguida una novena a la
misericordia del Señor y a esa novena agregué una mortificación que consistía en llevar en ambas piernas una
cadenita [151] durante la Santa Misa. Hacia tres días que me ejercitaba en esa mortificación, cuando fui a
confesarme y dije al Padre espiritual que había comenzado aquella mortificación con el supuesto permiso.
Pensaba que el Padre espiritual no tendría nada en contra, sin embargo oí algo contrario, es decir, que no
hiciera nada sin permiso. Oh Jesús mío, otra vez el arbitrio, pero no me desaniman mis caídas, sé
perfectamente que soy la miseria. A causa de mi salud no recibí el permiso y el Padre espiritual se sorprendió
de cómo hubiera podido ejercitarme en mayores mortificaciones sin su permiso. Le pedí perdón por mi
comportamiento arbitrario o mas bien por haberme guiado por permisos supuestos y pedí que cambiara [esas
mortificaciones] por otras. El Padre espiritual me las cambio por una mortificación interior que consistió en
meditar durante la Santa Misa ¿Por qué el Señor Jesús se bautizo? Esta meditación no era para mi ninguna
mortificación, ya que hubo en ello una mortificación de la voluntad, visto que yo no hacia lo que me gustaba,
sino lo que me había sido indicado y en eso consiste la mortificación interior.

365 Al alejarme del confesionario y empezar a hacer la penitencia, oí estas palabras: He concedido la
gracia al alma, la cual Me habías pedido para ella, pero no por tu mortificación que habías escogido tu
misma, sino solamente por el acto de obediencia total frente a Mi suplente he dado la gracia a esta alma,
por la que has intercedido ante Mi y por la que has mendigado la misericordia. Has de saber que
cuando aniquilas en ti tu propia voluntad, entonces la Mía reina en ti.

366 Oh Jesús mío, ten paciencia conmigo. Estaré ya mas atenta en el futuro; no lo fundo en mi misma,
sino en Tu gracia y en Tu bondad que es tan grande para mi, una miserable.

367 (154) + En cierta ocasión Jesús me hizo conocer que cuando le ruego por alguna intención que a veces
me recomiendan, está siempre dispuesto a conceder sus gracias, pero las almas no siempre quieren aceptarlas.

104
Mi Corazón esta colmado de gran misericordia para las almas y especialmente para los pobres
pecadores. Oh, si pudieran comprender que Yo soy para ellas el mejor Padre, que para ellas de Mi
Corazón ha brotado Sangre y Agua como de una fuente desbordante de misericordia; para ellas vivo en
el tabernáculo; como Rey de Misericordia deseo colmar las almas de gracias, pero no quieren
aceptarlas. Por lo menos tú ven a Mí lo más a menudo posible y toma estas gracias que ellas no quieren
aceptar y con esto consolaras Mi Corazón. Oh, qué grande es la indiferencia de las almas por tanta
bondad, por tantas pruebas de amor. Mi Corazón esta recompensado solamente con ingratitud, con
olvido por parte de las almas que viven en el mundo. Tienen tiempo para todo, solamente no tienen
tiempo para venir a Mi a tomar las gracias.

Entonces, Me dirijo a ustedes, almas elegidas, ¿tampoco ustedes entienden el amor de Mi


Corazón? Y aquí también se ha desilusionado Mi Corazón: no encuentro el abandono total en
Mi amor. Tantas reservas, tanta desconfianza, tanta precaución. Para consolarte te diré que
hay almas que viven en el mundo, que Me quieren sinceramente en sus corazones permanezco
con delicia, pero son pocas. También en los conventos hay almas que llena de alegría Mi
Corazón. En ellas están grabados Mis rasgos y por eso el Padre Celestial las mira con una
complacencia especial. Ellas serán la maravilla de los Ángeles y de los hombres. Su número es
muy pequeño, ellas constituyen una defensa ante la Justicia del Padre Celestial e imploran la
misericordia por el mundo. El amor y el sacrificio de estas almas sostienen la existencia del
mundo. Lo que más dolorosamente hiere Mi Corazón es la infidelidad del alma elegida por mí
especialmente; esas infidelidades son como espadas que traspasan Mi Corazón.

368 (155) 29 I 1935. En la mañana de este martes, durante la meditación vi. interiormente al Santo Padre
celebrando la Santa Misa. Después del Pater Noster conversó con Jesús sobre el asunto que Jesús me había
ordenado decirle. Aunque yo no lo dije al Santo Padre personalmente, sino que estos asuntos fueron tratados
por otra persona {152], no obstante yo sé, por conocimiento interior, que en este momento el Santo Padre esta
reflexionando sobre esta cuestión que en poco tiempo se cumplirá según el deseo de Jesús.

369 Antes de los ejercicios espirituales de ocho días fui a mi director espiritual y le pedí algunas
mortificaciones para el tiempo de los ejercicios, pero no obtuve el permiso para todo lo que había pedido, sino
solamente para algunas cosas. Recibí el permiso para una hora de meditación de la Pasión del Señor Jesús y
para cierta humillación. Pero estaba un poco descontenta de no haber recibido la autorización para todo lo
que había pedido. Cuando regresamos a casa, entré un momento en la capilla; de repente escuché en el alma
una voz: Una hora de meditación de Mi dolorosa Pasión tiene mayor merito que un año entero de
flagelaciones a sangre; la meditación de Mis dolorosas llagas es de gran provecho para ti y a Mí Me da
una gran alegría. Me extraña que no hayas renunciado todavía completamente a tu propia voluntad,
pero Me alegro enormemente de que este cambio se produzca durante los ejercicios espirituales.

370 Este mismo día, mientras estaba en la iglesia esperando la confesión, vi. los mismos rayos que salieron
de la custodia y se extendieron por toda la iglesia. Eso duró todo el tiempo del oficio; después de la bendición
[se proyectaron] sobre ambos lados y volvieron a la custodia. Eran claros y transparentes, como el cristal.
Pedí a Jesús que se dignara incendiar el fuego de su amor en todas las almas tibias. Bajo estos rayos se
calentaría el corazón aunque estuviera frío como un pedazo de hielo, aunque fuera duro como una roca, se
volvería polvo.

+
371 (156) JMJ Vilna 4 II 1935

Ejercicios espirituales de ocho días.

105
Oh Jesús, Rey de Misericordia, he aquí de nuevo el momento en que estoy contigo a solas. Por eso Te
suplico por todo el amor con el que arde Tu Corazón Divino, aniquila en mí completamente el amor
propio y en cambio incendia mi corazón con el fuego de Tu amor purísimo.

372 Al anochecer, terminada la predica, oí estas palabras: Yo estoy contigo. Durante estos ejercicios
espirituales consolidaré tu paz y tu ánimo, para que no desfallezcan tus fuerzas para el
cumplimiento de Mis propósitos. Por lo tanto durante estos ejercicios borraras absolutamente
tu propia voluntad y se cumplirá en ti toda Mi voluntad. Has de saber que esto te costara
mucho, por eso escribe en una página en blanco estas palabras: Desde hoy no existe en mí mi
propia voluntad, y táchala. En otra página escribe estas palabras: Desde hoy cumplo la
voluntad de Dios en todas partes, siempre, en todo. No te asustes de nada, el amor te dará
fuerzas y facilitara la realización.

373 En la meditación fundamental sobre el objetivo, es decir, sobre la elección del amor. El alma tiene que
amar, tiene la necesidad de amar; el alma tiene que volcar su amor, pero no en el barro, ni en el vacío, sino en
dios. Cuanto me alegro meditándolo, ya que siento claramente que en mi corazón esta solamente Él,
únicamente Jesús Mismo; y amo a las criaturas tanto cuanto me ayudan a unirme a Dios. Amo a todos los
hombres porque veo en ellos la imagen de Dios.

374 (157) JMJ Vilna 4 II 1935

Desde hoy no existe en mí mi propia voluntad

106
En el momento en que me arrodillé para tachar mi propia voluntad, como me había mandado el Señor,
oí en el alma esta voz: Desde hoy no tengas miedo del juicio de Dios, ya que no serás juzgada.

+
(158) JMJ Vilna, 4 II 1935

107
Desde hoy cumplo la voluntad de Dios
En todas partes, siempre, en todo [153].

108
+
(159) JMJ Vilna, 8 II 1935

375 Trabajo interior particular, es decir, examen de conciencia. Sobre negarme a mi misma y mi propia
voluntad.

I. Negación de la razón, es decir, someterla a la razón de aquellos que aquí en la tierra sustituyen para
mí a Dios

II. Negación de la voluntad, es decir, cumplir la voluntad de Dios que se me revela a través de la
voluntad de aquellos que aquí sustituyen para mi a Dios y que esta expresada en las reglas de nuestra
Congregación.

III. Negación del juicio, es decir, aceptar inmediatamente sin pensar, sin analizar, sin razonar
cualquier orden que recibo de aquellos que sustituyen para mi a Dios.

IV. Negación de la lengua. No le daré la mas pequeña libertad; en un solo caso se la daré total, es
decir en proclamar la gloria de Dios. Siempre cuando recibo la Santa Comunión, pido que Jesús se
digne reforzar y limpiar mi lengua, para que yo no hiera con ella al prójimo. De ahí que tenga el
máximo respeto para la regla que habla del silencio.

376 Oh Jesús mío, tengo confianza en que Tu gracia me ayudara a cumplir estos propósitos. A pesar de
que los puntos mencionados arriba están incluidos en el voto de la obediencia, deseo ejercitarme en ello de
modo más especial, ya que es la esencia de la vida consagrada. Oh Jesús Misericordioso, Te ruego
ardientemente, ilumina mi intelecto para que pueda conocerte mejor a Ti que eres el Ser Infinito y para que
pueda conocerme mejor a mí, que no soy más que la nada.

377 (160) Sobre la confesión. De la confesión deberíamos obtener dos beneficios:

1. nos confesamos para ser sanados;


2. para ser educados; nuestras almas necesitan una continua educación, como el niño pequeño.

Oh Jesús mío, entiendo profundamente estas palabras y se por experiencia que un alma con sus propias
fuerzas no llegara lejos, se cansara mucho sin hacer nada para la gloria de Dios; se desvía
constantemente porque nuestra mente es oscura y no sabe distinguir su propia causa. Llamare una
atención especial a dos cosas: primero, elegiré para la confesión lo que mas me humilla, aunque fuera
algo muy pequeño, pero que me cuesta y por eso lo confesare; segundo, me ejercitare en la contrición;
no solamente a ocasión de la confesión sino en cada examen de conciencia suscitar en mi la contrición
perfecta y, especialmente, antes de ir a descansar. Una palabras más: el alma que desea sinceramente
progresar en la perfección, debe seguir estrictamente los consejos del director espiritual. Tanta
santidad cuanta dependencia.

109
378 Una vez, mientras hablaba con el director de mi alma, en un relámpago más veloz que el de un rayo, vi
interiormente su alma en gran sufrimiento, en tal tormento que son pocas las almas a las cuales Dios
prueba con este fuego. Este sufrimiento se debe a esta obra. Llegara un momento en que esta obra que
Dios recomienda tanto, parecerá ser completamente destruida, y de repente Dios intervendrá con gran
fuerza que dará el testimonio de la veracidad. Ella [la obra] será un nuevo esplendor para la Iglesia, a
pesar de estar en ella desde hace mucho tiempo. Nadie puede negar que Dios es infinitamente
misericordioso; Él desea que todos lo sepan; antes de volver como Juez, desea que las almas lo
conozcan como Rey de Misericordia. Cuando venga este triunfo, nosotros estaremos ya en la nueva
vida, en la que no hay sufrimientos, pero antes tu alma será saturada de amargura al ver la destrucción
de tus esfuerzos. Sin embargo esta destrucción es solo aparente, ya que Dios no cambia lo que ha
establecido una vez. Pero aunque la destrucción (161) será aparente, el sufrimiento será real.
¿Cuándo sucederá esto? no sé; ¿Cuánto tiempo durara? No sé [154]. Pero Dios prometió una gran
gracia, especialmente a ti y a todos [155] que proclamen esta gran misericordia Mía. Yo Mismo
los defenderé en la hora de la muerte como Mi gloria aunque los pecados de las almas sean
negros como la noche; cuando un pecador se dirige a Mi misericordia, Me rinde la mayor gloria
y es un honor para Mi Pasión. Cuando un alma exalta Mi bondad, entonces Satanás tiembla y
huye al fondo mismo del infierno.

379 Durante una adoración Jesús me prometió: Con las almas que recurran a Mi misericordia y con las
almas que glorifiquen y proclamen Mi gran misericordia a los demás, en la hora de la muerte Me
comportaré según Mi infinita misericordia.

Mi Corazón sufre, continuaba Jesús, a causa de que ni las almas elegidas entienden lo grande que
es Mi misericordia; en su relación [conmigo] en cierto modo hay desconfianza. Oh, cuanto esto
hiere mi Corazón. Recuerden Mi Pasión, y si no creéis en Mis palabras, creed al menos en Mis
llagas.

380 No hago ningún movimiento, ningún gesto a mi gusto, porque estoy vinculada a la gracia; siempre
estoy atenta a lo que es más agradable a Jesús.

381 Durante una meditación sobre la obediencia oí estas palabras: En esta meditación, el sacerdote
habla [156] de modo especial para ti, has de saber que Yo Me presto su boca. Trate de escuchar con la
mayor atención y todo lo aplicaba a mi corazón, tal como en cada meditación. Cuando el sacerdote afirmo
que el alma obediente se llena de la fuerza de Dios… Si [157], cuando eres obediente, te quito tu debilidad
y te doy Mi fortaleza. Me sorprende mucho que las almas no quieran hacer este cambio Conmigo. Dije
al Señor: Jesús, ilumina Tú mi alma, ya que de lo contrario también yo entenderé muy poco de estas palabras.

382 (162) Se que no vivo para mi, sino para un gran numero de almas. Se que las gracias a mi concedidas
no son solamente para mi, sino para las almas. Oh Jesús, el abismo de Tu misericordia se ha volcado en mi
alma que es el mismo de la miseria misma. Te agradezco, Jesús, por las gracias y los pedacitos de la cruz que
me das para cada momento de la vida.

383 Al comienzo de los ejercicios espirituales vi. al Señor Jesús clavado en la cruz en el techo de la capilla,
mirando con gran amor a las hermanas, pero no a todas. había tres hermanas a las cuales dirigió una mirada
severa. No sé, no sé por que razón, sé solamente que es una cosa terrible ver tal mirada que es una mirada del
Juez severo. Aquella mirada no me correspondía, sin embargo me paralizo el miedo; cuando lo escribo,
tiemblo toda. No me atreví a decir a Jesús ni una sola palabra, las fuerzas físicas me abandonaron y pensé que
no resistiría hasta el fin de la predica. Al día siguiente volví a ver lo mismo que la primera vez y me atreví a
decir estas palabras: Oh Jesús, que grande es Tu misericordia. Al tercer día se repitió otra vez la misma
mirada sobre todas las hermanas con gran benevolencia, excepto esas tres hermanas. Entonces, me llene de

110
atrevimiento que venia del amor hacia el prójimo y dije al Señor: Tu eres la Misericordia misma, como Tu
Mismo me has dicho, pues Te ruego por el poder de Tu misericordia, vuelve Tu mirada bondadosa también a
esas tres hermanas y si esto no es según Tu Sabiduría, Te ruego hacer un cambio: Que Tu mirada bondadosa
hacia mi alma sea para ellas y que Tu mirada severa hacia sus almas sea para mi. De súbito Jesús me dijo
estas palabras: Hija Mía, por tu amor sincero y generoso les concedo muchas gracias, aunque ellas no
Me las piden, pero por la promesa que te he hecho. Y en aquel momento envolvió también a esas tres
hermanas con una mirada misericordiosa. De gran gozo palpitó mi corazón al ver la bondad de Dios.

384 (163) Cuando me quedé en la adoración entre las 9 y las 10, se quedaron también cuatro hermanas
más. Al acercarme al altar y empezar a meditar la Pasión del Señor Jesús, un terrible dolor inundó mi alma a
causa de la ingratitud de tan grande numero de almas que viven en el mundo, pero me dolía especialmente la
ingratitud de las almas elegidas particularmente por Dios. No hay modo de expresarla ni de compararla. Al
ver esta mas negra ingratitud sentí como si el corazón se me desgarrara, me abandonaron completamente las
fuerzas físicas y caí con la cara al suelo sin reprimir un llanto irrefrenable. Cada vez que recordaba la gran
misericordia de Dios y la ingratitud de las almas, el dolor traspasaba mi corazón y entendí cuanto eso hería el
Corazón dulcísimo de Jesús. Con un corazón ardiente renové mi acto de ofrecimiento por los pecadores.

385 Con gozo y deseo he acercado los labios a la amargura del cáliz que tomo de la Santa Misa todos los
días. La pequeña porción que Jesús me ha asignado para cada momento y la cual no cederé a nadie.
Consolare incesantemente el dulcísimo Corazón Eucarístico, tocare cánticos de agradecimiento en las cuerdas
de mi corazón, el sufrimiento es el tono mas armonioso. Estaré muy atenta para presentir ¿con que puedo
alegrar Tu Corazón?

386 Siento que Dios me permitirá levantar el velo para que la tierra no dude de su bondad. Dios no esta
sujeto a eclipses ni a cambios, queda por la eternidad Uno y [siempre] Él Mismo; a su voluntad nada puede
oponerse. Siento en mí una fuerza sobrehumana, siento el arrojo y la fortaleza debidas a la gracia que vive en
mí. Comprendo a las almas que sufren en contra de la esperanza, porque experimenté en mí este fuego. Sin
embargo Dios no da [sufrimientos] por encima de las fuerzas. A menudo he vivido con la esperanza contra la
esperanza, y he empujado mi esperanza hasta la total confianza en Dios. Que se haga conmigo lo que ha
establecido desde la eternidad.

387 Seria muy impropio que una hermana religiosa buscara alivio en el sufrimiento.

388 [He aquí] lo que ha hecho la gracia y la meditación del criminal más grande. El que muere tiene un
gran amor. “Acuérdate de mi cuando estés en el paraíso.” El arrepentimiento sincero transforma
inmediatamente a un alma. La vida espiritual debe practicarse con seriedad y con sinceridad.

389 El amor debe ser reciproco. Como el Señor Jesús HA bebido por mí toda la amargura, entonces yo, su
esposa, para dar prueba de mi amor hacia Él, aceptare todas las amarguras.

390 Quien sabe perdonar, se prepara muchas gracias de parte de Dios. Siempre que mire la cruz,
perdonare sinceramente.

391 La unión con las almas la hemos recibido con el santo bautizo. La muerte refuerza el amor. Debo ser
siempre de ayuda para los demás. Si soy una buena religiosa, seré útil no solamente a la Congregación sino
también a toda la patria.

392 Dios ofrece las gracias de dos maneras: a través de las inspiraciones y las iluminaciones. Si pedimos
una gracia, Dios la da, pero debemos querer aceptarla; pero para aceptarla es necesaria la abnegación. El
amor no consiste en las palabras ni en los sentimientos, sino en la acción. Es un acto de la voluntad, es un

111
don, es decir, una donación; el intelecto, la voluntad, el corazón, debemos ejercitar estas tres facultades
durante la oración. Resucitare en Jesús, pero primero tengo que vivir en Él. Si no me separo de la cruz,
entonces se manifestara en mí el Evangelio. Todas mis deficiencias las completa en mi Jesús, su gracia que
obra sin cesar. La Santa Trinidad me ofrece su vida abundantemente con el don del Espíritu Santo. Las Tres
personas divinas viven en mí. Si Dios ama, [lo hace] con todo su Ser, con todo el poder de su ser. Si Dios me
ha amado así, ¿cómo [debo corresponder] a esto yo, su esposa?

393 (165) Durante una predica Jesús me dijo: En el pequeño racimo elegido tú eres la uva dulce; deseo
que el jugo que circula en ti se transmita a otras almas.

394 Durante la renovación [158] vi. al Señor Jesús de lado de la epístola, con una túnica blanca y un
cinturón de oro, y en la mano tenía una espada terrible. Eso duró hasta el momento en que las hermanas
comenzaran a renovar los votos. Súbitamente vi. una claridad inconcebible, delante de esa claridad vi. una
nube blanca en forma de balanza. En aquel momento se acerco el Señor Jesús y puso la espada sobre uno de
los platillos y éste con todo aquel peso, bajó hasta la tierra y falto poco para que la tocara completamente.
Justo entonces las hermanas terminaron de renovar los votos. De repente vi. a los ángeles que de cada una de
las hermanas tomaron algo en un recipiente de oro, en forma como de un incensario. Cuando recogieron de
todas las hermanas y pusieron el recipiente en el segundo platillo, éste prevaleció sobre el primero, en el cual
había sido puesta la espada. En aquel momento, del incensario salio una llama que [alcanzó] la claridad. En
seguida oí una voz desde la claridad: Reponed la espada en su lugar, la ofrenda es mayor. En aquel
momento Jesús nos dio a todos una bendición y todo lo que yo veía desapareció. Las hermanas empezaron a
recibir la Santa Comunión, mi alma fue inundada de un gozo tan grande que no logro describirlo.

395 15 II 1935. Viaje de uno días a la casa familiar para ver a mi madre moribunda.

Al saber que mi madre estaba gravemente enferma y ya cerca de la muerte, y que me pidió venir
porque deseaba verme una vez más antes de morir, en aquel momento se despertaron todos los
sentimientos del corazón. Como una niña que amaba sinceramente a su madre, deseaba ardientemente
cumplir su deseo, pero deje a Dios la decisión y me abandone plenamente a su voluntad; sin reparar en
el dolor del corazón, seguía la voluntad de Dios. En la mañana del día de mi onomástico, 15 de
febrero (166) la Madre Superiora me entregó otra carta de mi familia y me dio el permiso de ir a la
casa familiar para cumplir el deseo y la petición de la madre moribunda. En seguida empecé a
prepararme para el viaje y ya al anochecer salí de Vilna. Toda la noche la ofrecí por la madre
gravemente enferma para que Dios le concediera la gracia de que los sufrimientos que estaba pasando
no perdieran nada de su merito.

396 Durante el viaje tuve una compañía muy agradable, ya que en el mismo compartimiento viajaban
algunas señoras pertenecientes [a una asociación religiosa mariana]; sentí que una de ellas sufría
mucho y que en su alma se desarrollaba una lucha encarnizada. Comencé a rezar mentalmente por
ella. A las once las demás señoras pasaron al otro compartimiento para platicar, mientras nosotras nos
quedamos solas. Sentía que mi plegaria había provocado en ella una lucha aun mayor. Yo no la
consolaba sino que rezaba con más ardor. Por fin, esa alma se dirigió a mí y me pidió que le dijera si
ella tenía la obligación de cumplir cierta promesa hecha a Dios. En aquel momento conocí dentro de
mí qué promesa era y le contesté: Usted está absolutamente obligada a cumplir esta promesa, porque
de lo contrario será infeliz durante toda su vida. Este pensamiento no la dejará en paz. Sorprendida de
esa respuesta reveló delante de mi toda su alma.

Era una maestra que antes de examinarse hizo a Dios la promesa de que si pasaba los exámenes se
dedicaría al servicio de Dios, es decir, entraría en el convento. Pero dijo: Después de aprobar muy
bien los exámenes ahora me he dejado llevar por el torbellino del mundo y no quiero entrar en el

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convento, pero la conciencia no me deja en paz, y a pesar de las distracciones me siento siempre
descontenta.

Tras una larga conversación esa persona fue completamente cambiada y dijo que inmediatamente
emprendería gestiones para ser recibida en un convento. Me pidió que rogara por ella; sentí que Dios
no le escatimaría sus gracias.

397 Por la mañana llegué a Varsovia, y a las 8 de la noche ya estaba en casa. Es difícil describir la alegría
de los padres y de toda la familia. (167) Mi madre mejoró un poco, pero el medico no daba ninguna
esperanza para su restablecimiento completo. Después de saludarnos, nos arrodillamos todos para
agradecer a Dios por la gracia de podernos ver todos una vez mas en la vida.

398 Al ver como rezaba mi padre me avergoncé mucho, porque yo después de tantos años en el
convento, no sabia rezar con tanta sinceridad y tanto ardor. No dejo de agradecer a Dios por los
padres que tengo.

399 Oh, como ha cambiado todo en estos 10 años, todo es desconocido: el jardín era tan pequeño y
ahora es irreconocible, los hermanos y las hermanas eran todavía pequeños y ahora no los puedo
reconocer, todos grandes y me sorprendí de no haberles encontrado tales como eran cuando nos
habíamos separado.

400` Stasio me acompañaba a la iglesia todos los días. Sentía que aquella querida alma era muy agradable a
Dios. El ultimo día, cuando ya no había nadie en la iglesia, fui con él delante del Santísimo
Sacramento y rezamos juntos el Te Deum. Tras un instante de silencio ofrecí esta querida alma al
dulcísimo Corazón de Jesús. ¡Cuánto pude rezar en esta iglesia! Recordé todas las gracias que en este
lugar había recibido y que en aquel tiempo no comprendía y a menudo abusaba de ellas; y me
sorprendí yo misma de cómo había podido ser tan ciega. Mientras reflexionaba y lamentaba mi
ceguera, de súbito vi. Al Señor Jesús resplandeciente de una belleza inexpresable que me dijo con
benevolencia: Oh elegida Mía, te colmaré con gracias aun mayores para que seas testigo de Mi
infinita misericordia por toda la eternidad.

401 Aquellos días en casa me pasaron entre mucha compañía porque todos quisieron verme y decirme
algunas palabras. Muchas veces conté hasta 25 personas. Les interesaron mis relatos sobre la vida de
los santos. Me imaginaba que nuestra casa era una verdadera casa de Dios, porque cada noche se
hablaba en ella solo de Dios. Cuando, cansada de relatar y deseosa de la soledad y del silencio, me
aparté por la noche al jardín para poder hablar con Dios a solas, ni siquiera conseguí esto, ya que
vinieron en seguida los hermanos y las hermanas y me llevaron a casa y tuve que seguir hablando,
todos los ojos clavados (168) en mi. Pero logré encontrar el modo de tomar aliento, pedí a los
hermanos que cantasen para mi, porque tenían bellas voces y además uno tacaba el violín y otro la
mandolina, y así en ese tiempo pude dedicarme a la oración interior sin evitar su compañía. Me costó
mucho el tener que besar a los niños. Venias las vecinas con niños y pedían que los tomara al menos
un momento en brazos y les diera un beso. Consideraban eso como un gran favor y para mi era una
ocasión para ejercitarme en la virtud, porque mas de uno estaba bastante sucio, pero para vencerme y
no mostrar aversión, a aquellos niños sucios les daba dos besos. Una vecina trajo a su niño enfermo de
los ojos, los cuales estaban llenos de pus y me dijo: Hermana, tómalo en brazos un momento. La
naturaleza sentía aversión, pero sin reparar en nada, tomé en brazos y besé dos veces los purulentos
ojos del niño y pedí a Dios por la mejoría. Tuve muchas ocasiones para ejercitarme en la virtud.
Escuché a todos que decían sus quejas y advertí que no había corazones alegres, porque no había
corazones que amaran sinceramente a Dios, y no me sorprendía nada. Me afligí mucho de que no
pudiera ver a mis dos hermanas. Sentí interiormente en que gran peligro se encontraban sus almas. El

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dolor estrechó mi corazón solo al pensar en ellas. Una vez, al sentirme muy cerca de Dios, pedí
ardientemente al Señor la gracia para ellas y el Señor me contestó: Les concedo no solamente las
gracias necesarias, sino también las gracias particulares. Comprendí que el Señor las llamaría a
una más estrecha unión Consigo. Me alegro enormemente de que en nuestra familia reine el amor tan
grande.

402 Cuando me despedí de mis padres y les pedí su bendición, sentí el poder de la gracia de Dios que fluyó
sobre mi alma. Mi padre, mi madre y mi madrina, entre lágrimas, me bendijeron y felicitaron la máxima
fidelidad a la gracia de Dios, y pidieron que no olvidara nunca las numerosas gracias que Dios me había
concedido llamándome a la vida consagrada. Pidieron mis oraciones. (169) A pesar de que lloraban todos,
yo no derramé ni una sola lagrimita; traté de ser valiente y los consolé a todos como pude, recordándoles el
cielo y que allí no habría mas separaciones. Stasio me acompaño al automóvil; le dije cuanto Dios ama a las
almas puras; le aseguré de que Dios estaba contento con él. Mientras le hablaba de la bondad de Dios y de
cómo [Dios] piensa en nosotros, se puso a llorar como un niño pequeño y yo no me sorprendí porque es un
alma pura, pues conoce a Dios fácilmente.

403 Cuando subí al automóvil, desahogué el corazón y también me puse a llorar de alegría como una niña,
porque Dios concedía tantas gracias a nuestra familia y me sumergí en una oración de agradecimiento.

404 Por la noche estaba ya en Varsovia. Primero saludé al Dueño de casa [159] y después saludé a toda la
Comunidad. Cuando, antes de ir a descansar, fui a decir buenas noches al Señor y le pedí perdón por haber
hablado tan poco con Él durante mi estancia en casa, oí en el alma una voz: Estoy muy contento de que no
hayas hablado Conmigo, y que hayas dado a conocer Mi bondad a las almas y las hayas invitado a
amarme.

405 La Madre Superiora [160] me dijo que al día siguiente iríamos a Józefinek [161] las dos y que yo
tendría la oportunidad de hablar con la Madre General. [162] Me alegré muchísimo de eso. La Madre
General como siempre, la misma, llena de bondad, serenidad y espíritu de Dios; hablé con ella mucho tiempo.
Asistimos a un oficio de la tarde. Cantaron la Letanía del Sagrado Corazón de Jesús. El Señor Jesús estaba
expuesto en la custodia, un momento después vi. al pequeño Señor Jesús que salio de la Hostia y Él Mismo
descansó en mis brazos.

406 Eso duró un breve momento, una enorme alegría inundó mi alma. El Niño Jesús tenía el mismo
aspecto que cuando entré en la pequeña capilla junto con la Madre Superiora, anteriormente mi Maestra,
Maria Josefina.

407 Al día siguiente estaba ya en mi querida Vilna. Oh, como me sentía feliz de haber vuelto a nuestro
convento. Me parecía como si entrara otra vez, no dejaba de alegrarme del silencio y de la calma gracias a las
cuales el alma se sumerge en Dios tan fácilmente, todos le ayudan en esto y nadie estorba.

(170) La Cuaresma.

408 Cuando me sumerjo en la Pasión del Señor, a menudo en la adoración veo al Señor Jesús bajo este
aspecto: después de la flagelación los verdugos tomaron al Señor y le quitaron su propia túnica que ya se
había pegado a las llagas; mientras la despojaban volvieron a abrirse sus llagas. Luego vistieron al Señor con
un manto rojo, sucio y despedazado sobre las llagas abiertas. El manto llegaba a las rodillas solamente en
algunos lugares. Mandaron al Señor sentarse en un pedazo de madero y entonces trenzaron una corona de
espinas y ciñeron con ella la Sagrada Cabeza; pusieron una caña en su mano, y se burlaban de Él
homenajeándolo como a un rey. Le escupían en la Cara y otros tomaban la caña y le pegaban en la Cabeza;
otros le producían dolor a puñetazos, y otros le taparon la Cara y le golpeaban con los puños. Jesús lo

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soportaba silenciosamente. ¿Quién puede entender, su dolor? Jesús tenía los ojos bajados hacia la tierra.
Sentí lo que sucedía entonces en el dulcísimo Corazón de Jesús. Que cada alma medite lo que Jesús sufría en
aquel momento. Competían en insultar al Señor. Yo pensaba ¿de dónde podía proceder tanta maldad en el
hombre? La provoca el pecado. Se encontraron el Amor y el pecado.

409 Cuando, junto con una hermana, estábamos en un templo durante la Santa Misa, sentí la grandeza y la
Majestad de Dios; sentía que aquel templo estaba impregnado de Dios. Su Majestad me envolvió; a pesar de
darme miedo me llenaba de calma y alegría; conocí que nada podía oponerse a su voluntad. Oh, si todas las
almas [supieran] quién vive en nuestros templos, no habría tantos insultos y tantas faltas de respeto en
aquellos lugares santos.

410 Oh Amor eterno e inconcebible, Te pido una gracia, ilumina mi mente con la luz de lo alto, permíteme
conocer y apreciar todas las cosas según su valor. Al conocer la verdad, mi alma se llena de máxima alegría.

411 (171) 21 III 1935. Muchas veces durante la Santa Misa veo al Señor en mi alma, siento su presencia
que me invade por completo. Siento su mirada divina, hablo mucho con Él sin decir una sola palabra.
Conozco lo que desea su Corazón Divino y siempre hago lo que Él prefiere. Amo hasta la locura y siento que
soy amada por Dios. En los momentos cuando me encuentro con Dios en la profundidad de mis entrañas, me
siento tan feliz que no sé expresarlo. Estos momentos son cortos, porque el alma no los soportaría mas,
debería producirse la separación del cuerpo. Aunque estos momentos son muy cortos, no obstante su poder
que pasa al alma permanece muchísimo tiempo. Sin el menor esfuerzo siento un profundo recogimiento que
entonces me envuelve y que no disminuye a pesar de que converso con la gente, ni me molesta en el
cumplimento de mis deberes. Siento su constante presencia sin ningún esfuerzo del alma, siento que estoy
unida a Dios tan estrechamente como una gota de agua con el océano sin fondo.

Este jueves sentí esta gracia al final de las oraciones; duró excepcionalmente mucho tiempo, es decir,
toda la Santa Misa, pensaba que moriría de gozo. En esos momentos conozco mejor a Dios y sus
atributos, y también me conozco mejor a mi y mi miseria, y me sorprende que Dios se humille tanto
hacia un alma tan miserable como la mía. Después de la Santa Misa me sentía sumergida totalmente
en Dios y tenia presente cada mirada suya a la profundidad de mi corazón.

412 Hacia el medio día entré un momento en la capilla y otra vez el poder de la gracia golpeo mi corazón.
Mientras permanecía en recogimiento, Satanás tomó un tiesto de flores y con rabia lo tiró al suelo con toda su
fuerza. vi. toda su furia y su envidia. No había nadie en la capilla, así que me levanté y recogí el tiesto roto y
replanté la flor, y quise ponerla rápidamente en su lugar antes de que alguien viniera a la capilla. Sin embargo
no lo logré, porque entraron en seguida la Madre Superiora [163] y la hermana sacristana [164] y algunas
otras hermanas. La Madre Superiora se sorprendió de que hubiera tocado algo en el pequeño altar y (172) que
el tiesto hubiera caído; la sacristana mostró su descontento; yo traté de no excusarme ni justificarme. Pero, al
anochecer me sentía muy agotada y no pude hacer la Hora Santa, y pedí a la Madre Superiora el permiso de
acostarme mas temprano. Una vez acostada, me dormí en seguida; no obstante cerca de las once, Satanás
sacudió mi cama. Me desperté inmediatamente y comencé a rezar con calma a mi Ángel Custodio. De súbito
vi. las almas que estaban expiando en el purgatorio; su aspecto era como una sombra y entre ellas vi. muchos
demonios; uno de ellos trató de molestarme arrojándose en forma de gato sobre mi cama y mis pies, y era tan
pesado como si [pesara] algunos pud*.

Todo aquel tiempo rezaba el rosario; de madrugada aquellas figuras se fueron y pude dormirme. Por
la mañana, cuando fui a la capilla, oí en el alma la voz: Estás unida a Mí y no tengas miedo de
nada, pero has de saber, niña Mía, que Satanás te odia; él odia muchas almas, pero arde de un
odio particular hacia ti, porque arrancaste a muchas almas de su poder.

115
* pud – es una antigua medida de peso rusa equivalente a 40 libras

413 Jueves Santo, 18 IV

Por la mañana escuché estas palabras: Desde hoy hasta la Resurrección no sentirás Mi presencia,
pero tu alma se llenara de gran añoranza, y en seguida un gran deseo inundo mi alma; sentía la
separación del amado Jesús y al acercarse el momento de la Santa Comunión, vi. en el cáliz, en cada
Hostia el Rostro doliente de Jesús. A partir de aquel momento sentí en mi corazón una añoranza aun
mayor.

414 Viernes Santo. A las tres de la tarde, cuando entré en la capilla, oí estas palabras: Deseo que esta
imagen sea venerada en publico (173). Luego vi al Señor Jesús que agonizaba en la cruz entre terribles
tormentos y del Corazón de Jesús salieron estos dos rayos que están en la imagen.

415 Sábado. Durante las vísperas vi. al Señor Jesús resplandeciente como el sol, con una túnica clara, y
me dijo: Que se alegre tu corazón. Y me inundó una gran alegría y me traspasó totalmente la presencia de
Dios que es un tesoro inexplicable para el alma.

416 Cuando esta imagen [165] fue expuesta, vi. un vivo movimiento de la mano de Jesús que trazó una
gran señal de la cruz. Por la noche del mismo día, al acostarme, vi. que la imagen estaba pasando sobre una
ciudad y aquella ciudad estaba cubierta de redes y de trampas. Jesús, al pasar cortó todas las redes y por fin
trazó una gran señal de la santa cruz y desapareció. Y yo me vi. rodeaba de muchas figuras malignas que
ardían de gran odio hacia mí. De sus bocas salían diferentes amenazas, pero ninguna me tocó. Después de un
momento esa visión desapareció, pero no pude dormirme durante mucho tiempo.

417 26 IV. El viernes, cuando estaba en Ostra Brama durante las solemnidades en las cuales fue expuesta
esta imagen, estuve presente en la homilía que dijo mi confesor [166]; la homilía fue sobre la Divina
Misericordia, fue la primera de las que exigía el Señor Jesús desde hacia mucho tiempo. Cuando empezó a
hablar de esta gran misericordia del Señor, la imagen tomó un aspecto vivo y los rayos penetraron en los
corazones de las personas reunidas, pero no en grado igual, unos recibieron más y otros menos. Una gran
alegría inundo mi alma viendo la gracia de Dios.
(174) Entonces oí estas palabras: Tú eres testigo de Mi misericordia, por los siglos estarás delante de
Mi trono como un vivo testigo de Mi misericordia.

418 Terminada la homilía, no esperé el final del oficio, por que tenia prisa para volver a casa. Al dar yo
algunos pasos, me cerraron el camino toda una multitud de demonios que me amenazaron con terribles
tormentos, y se dejaron oír las voces: Nos has quitado todo por lo que habíamos trabajado tantos años.
Cuando les pregunté: ¿De donde llegan en tal multitud? Estas figuras malignas me contestaron: De los
corazones humanos, no nos molestes.

419 Viendo su tremendo odio hacia mi, entonces pedí ayuda al Ángel Custodio y en un solo momento
apareció la figura luminosa y radiante del Ángel de la Guarda que me dijo: No tengas miedo, esposa de mi
Señor, estos espíritus no te van a hacer ningún mal sin su permiso Los espíritus malignos desaparecieron en
seguida y el fiel Ángel de la Guarda me acompañó de modo visible hasta la casa misma. Su mirada era
modesta y serena, y de la frente brotaba un rayo de fuego.
Oh Jesús, desearía fatigarme y cansarme, y sufrir durante toda la vida por este único momento en que vi. Tu
gloria, Señor, y los beneficios de las almas.

Domingo, 28 IV 1935

116
420 El primer domingo después de la Pascua de Resurrección, es decir, Fiesta de la Misericordia del Señor,
clausura del Jubileo de Redención. Cuando fuimos a esta solemnidad, el corazón me latía de alegría por estar
unidas estas dos solemnidades tan estrechamente. Pedí a Dios la misericordia para las almas pecadoras.
Cuando terminó el oficio, y el sacerdote tomó el Santísimo Sacramento para impartir la bendición,
súbitamente vi. al Señor Jesús con el mismo aspecto que tiene en esta imagen. El Señor impartió la bendición
y los rayos se extendieron sobre todo el mundo. De repente vi. una claridad inaccesible en forma de una
habitación de cristal, tejida de ondas de luz impenetrable (175) a cualquier criatura o espíritu. Para entrar en
la claridad [había] tres puertas y en ese instante Jesús, con el mismo aspecto que tiene en la imagen, entró en
aquel resplandor a través de la segunda puerta, hasta el interior de la unidad. Es la Unidad Trinitaria que es
inconcebible, infinita. Oí la voz: Esta Fiesta ha salido de las entrañas de Mi misericordia y está
confirmada en el abismo de Mis gracias. Toda alma que cree y tiene confianza en Mi misericordia, la
obtendrá. Me alegré enormemente de la bondad y de la grandeza de mi Dios.

29 IV 1935

421 En víspera de exponer la imagen fui con nuestra Madre Superiora a ver a nuestro confesor [167].
Cuando en la conversación fue abordado el tema de esta imagen, el confesor pidió que una de las hermanas
ayudara a trenzar guirnaldas. La Madre Superiora dijo que Sor Faustina ayudaría. Eso me alegró muchísimo.
Cuando regresamos a casa me dediqué en seguida a preparar los ramos verdes y con ayuda de una de las
alumnas los transportamos. Ayudó también una persona que trabaja cerca de la iglesia. A las siete de la tarde
estaba ya todo listo, la imagen estaba ya colgada; sin embargo algunas señoras notaron que yo iba y venia por
allí, ya que seguramente mas estorbaba [168] que ayudaba, pues al día siguiente preguntaron a las hermanas
¿qué cosa era aquella bella imagen y qué significado tenia? Ustedes, hermanas, lo sabrán seguramente,
porque ayer una de las hermanas la adornaba. Las hermanas muy sorprendidas porque no sabían nada, todas
quisieron verla y en seguida sospecharon de mí. Decían: Sor Faustina lo sabrá seguramente todo.

Cuando empezaron a preguntarme, callaba, porque no pude decir la verdad. Mi silencio incitó su curiosidad;
redoblé mi vigilancia para no mentir ni decir la verdad, porque no tenía permiso. Entonces empezaron a
mostrarme su descontento y reprocharme abiertamente: ¿Cómo (176) es posible que la gente de fuera lo sepa
y nosotras no? Empezaron diferentes juicios sobre mí. Sufrí mucho durante tres días, pero una extraña fuerza
entró en mi alma. Me alegré de poder sufrir para Dios y para las almas que habían obtenido su misericordia
en esos días. Al ver tantas almas que habían obtenido la misericordia de Dios en esos días, considero nada las
fatigas y el sufrimiento aunque sean las mas grandes y aunque duren hasta el fin del mundo, porque ellos
tienen limite mientras las almas que se han convertido [son salvadas] de los tormentos que nunca tienen fin.
Experimentaba un gran gozo viendo a otros que volvía a la fuente de la felicidad, al seno de la Divina
Misericordia.

422 Viendo la dedicación y el empeño del Padre Sopocko en este asunto, admiraba en él su paciencia y su
humildad; todo esto costó no sólo mucho empeño y varios disgustos, sino también mucho dinero, y todo lo
subvencionó el Padre Sopocko. Veo que la Providencia Divina lo había preparado a cumplir esta obra de la
misericordia antes de que yo lo pidiera a Dios. Oh, que misteriosos son Tus caminos, Dios, y felices las almas
que siguen la voz de la gracia de Dios.

423 Oh alma mía, adora al Señor por todo y glorifica su misericordia, porque su bondad no tiene limites.
Todo pasará, pero su misericordia no tiene límites ni fin; si bien la maldad llegue a llenar su medida, en la
misericordia no hay medida.

Oh Dios mío, aun en los castigos con que hieres la tierra veo el abismo de Tu misericordia, porque
castigándonos aquí en la tierra, nos liberas del castigo eterno. Alégrense, todas las criaturas, porque están mas

117
cerca de Dios en su infinita misericordia que el niño recién nacido del corazón de su madre. Oh Dios, que
eres la Piedad misma para los más grandes pecadores arrepentidos sinceramente; cuanto más grande es el
pecador, tanto mayor es el derecho que tiene a la Divina Misericordia (177).

424 En un momento, 12 V 1935.

Por la noche, apenas me acosté, me dormí, pero si me dormí rápidamente, más rápidamente todavía fui
despertada. Vino a mí un Niño pequeño y me despertó. Este Niño podía tener cerca de un año y me sorprendí
de que hablara muy bien, ya que los niños de esta edad no hablan nada o hablan de manera poco
comprensible. Era indeciblemente bello, parecido al Niño Jesús y me dijo estas palabras: Mira al cielo. Y
cuando miré al cielo, vi. las estrellas brillantes y la luna. Ese Niño me preguntó: ¿Ves la luna y las
estrellas? Contesté que las veía y Él me replicó con estas palabras: Aquellas estrellas son las almas de los
cristianos fieles y la luna son las almas consagradas. Ves la gran diferencia de luz que hay entre la luna
y las estrellas, igual de grande es en el cielo la diferencia entre el alma de un religioso y la de un
cristiano fiel. Y continúo que la verdadera grandeza está en amar a Dios y en la humildad.

425 Entonces vi. cierta alma que esta separándose del cuerpo en terribles tormentos. Oh Jesús, cuando lo
escribo tiemblo toda, viendo las atrocidades que atestiguan contra ella…. Vi, como de un abismo barroso
salían almas de niños pequeños y más grandes, de unos nueve años. Estas almas eran repugnantes y
asquerosas, semejantes a los monstruos mas espantosos, a los cadáveres en descomposición, pero esos
cadáveres estaban vivos y atestiguaban en voz alta contra el alma a la que yo veía agonizando; y el alma a la
que veía en agonía era un alma que en el mundo había recibido muchos honores y aplausos, cuyo fin es el
vacío y el pecado. Por fin salio una mujer que en una especie de delantal llevaba lagrimas y que atestiguo
mucho contra él.

426 Oh hora terrible, (178) en la que se nos presentaran todas nuestras obras en su completa desnudez y
[miseria]; ni una de ellas se pierde, nos acompañaran fielmente hasta el juicio de Dios. No tengo palabras ni
términos de comparación para expresar cosas tan terribles y aunque me parece que esta alma no esta
condenada, no obstante sus tormentos no difieren en nada de los tormentos infernales, con la única diferencia
de que un día terminarán.

427 Un momento después vi. nuevamente a ese mismo Niño que me había despertado, y que era de una
belleza esplendida, y me repitió estas palabras: La verdadera grandeza del alma está en amar a Dios y en
la humildad. Pregunté a ese Niño: ¿Cómo sabes que la verdadera grandeza del alma está en amar a Dios y
en la humildad?, estas cosas las pueden saber solamente los teólogos, mientras Tu ni siquiera has estudiado el
catecismo y ¿cómo lo sabes? Y Él me contestó: Lo sé y sé todo, y en aquel momento desapareció.

428 Pero yo no me dormí en absoluto, mi mente estaba cansada de lo que empecé a meditar sobre lo que
había visto. Oh, almas humanas, conocen la verdad muy tarde. Oh, abismo de la Divina Misericordia,
derrámate lo antes posible sobre el mundo entero, según lo que Tu Mismo has dicho.

429 Mayo de 1935. En un momento, cuando me di cuenta de los grandes designios de Dios respecto a mi,
me asuste de su grandeza y me sentí completamente incapaz de cumplirlos y empecé a evitar interiormente las
conversaciones con Él, y sustituía ese tiempo con la oración oral. Lo hacia de humildad, pero pronto conocí
que no era una verdadera humildad, sino una gran tentación de Satanás. Una vez, cuando en lugar de la
oración interior comencé a leer un libro espiritual, oí en el alma estas palabras, explicitas y fuertes: Preparas
al mundo para Mi última venida. Estas palabras me conmovieron profundamente y aunque fingía (179)
como si no las hubiera oído, no obstante las comprendí bien y no tenia ninguna duda al respecto. Una vez,
cansada de esta lucha de amor con dios y de excusarme constantemente de ser incapaz de cumplir esta obra,
quise salir de la capilla, pero alguna fuerza me detuvo, me sentía inmovilizada. Entonces oí estas palabras:

118
Piensas salir de la capilla, pero no saldrás de Mí, porque estoy en todas partes; tú sola no podrás hacer
nada para ti misma, pero Conmigo puedes todo.

430 Durante la semana, cuando fui a mi confesor [169] y descubrí el estado de mi alma y especialmente
que evito la conversación interior con Dios, recibí la respuesta que no debía evitar la conversación interior con
Dios, sino que tenia que escuchar las palabras que me decía.

431 Actué según las indicaciones del confesor y en el primer encuentro con el Señor, caí a los pies de Jesús
y con el corazón destrozado pedí perdón por todo. Luego Jesús me levantó del suelo y me sentó a su lado, y
me permitió poner la cabeza sobre su pecho para que pudiera comprender y percibir mejor los deseos de su
dulcísimo Corazón. Luego Jesús me dijo estas palabras: Hija Mía, no tengas miedo de nada, Yo estoy
siempre contigo; cualquier adversario te puede hacer daño solamente si Yo se lo permito. Tú eres Mi
morada y Mi estable descanso, por ti detengo la mano castigadora, por ti bendigo la tierra.

432 En el mismo instante siento algún fuego en mi corazón, siento que voy a perder los sentidos, no se que
pasa alrededor de mi, siento que me traspasa la mirada del Señor, conozco bien su grandeza y mi miseria, un
extraño sufrimiento penetra mi alma y un gozo que no logro comparar con nada, me siento inerte en los brazos
de Dios, siento que estoy con Él y me disuelvo como una gota de agua en el océano. No se expresar lo que
experimento; después de tal plegaria interior siento fuerza y fortaleza para cumplir las mas difíciles virtudes,
siento aversión a todas las cosas que el mundo aprecia, con toda mi alma deseo la soledad y el silencio.

433 (180) V [mayo] de 1935. Durante el oficio de cuarenta horas [170] vi. el rostro del Señor Jesús en la
Santa Hostia que estaba expuesta en la custodia; Jesús miraba amablemente a todos.

434 A menudo veo al Niño Jesús durante la Santa Misa. Es sumamente bello, en cuanto a la edad, parece
que va a cumplir un año. Una vez, al ver el mismo Niño en nuestra capilla durante la Santa Misa, me invadió
un fortísimo deseo y ansia irresistible de acercarme al altar y de tomar al Niño Jesús. En el mismo instante el
Niño Jesús se puso junto a mi al borde del reclinatorio y con las dos manitas se agarró a mi brazo, encantador
y alegre, su mirada llena de profundidad y penetrante. Pero cuando el sacerdote partió la Hostia, Jesús estaba
en el altar y fue partido y consumido por aquel sacerdote.

Después de la Santa Comunión vi. al idéntico Jesús en mi corazón y durante todo el día lo sentí física,
realmente en mi corazón. Un recogimiento muy profundo se apodero de mí inconscientemente y no dije a
nadie ni una palabra, evitaba en lo posible la presencia de la gente, contestaba siempre a las preguntas
relacionadas con mis tareas, fuera de eso ni una palabra.

435 9 VI 1935. La venida del Espíritu Santo. Al anochecer, cuando pasaba por la huerta, oí estas palabras:
Junto con tus compañeras imploraras la misericordia por ustedes y por el mundo. Comprendí que no
estaré en la Congregación en la que estoy actualmente [171]. Veo claramente que la voluntad de Dios
respecto a mi es otra; sin embargo, me excuso constantemente delante de Dios de que yo soy incapaz de
cumplir esta obra. Jesús, es que Tu sabes perfectamente lo que soy, y me puse a enumerar delante del Señor
mis insuficiencias y me escondía detrás de ellas para que aceptara mis excusas de que era incapaz de cumplir
(181) sus proyectos. Luego oí estas palabras: No tengas miedo, Yo Mismo completare lo que te falta.
Estas palabras me penetraron hasta el fondo y conocí aun más mi miseria, conocí que la Palabra del Señor es
viva y penetra hasta el fondo. Entendí que Dios exigía de mí un modo de vida más perfecto, sin embargo me
excusaba continuamente con mi incapacidad.

436 29 VI 1935. Cuando hablaba con el director [172] de mi alma sobre diferentes cuestiones que el Señor
exigía de mi, pensaba que me contestaría que era incapaz de cumplir esas cosas y que el Señor Jesús no se
servía de las almas tan miserables como yo, para las obras que deseaba realizar. No obstante oí las palabras

119
de que en la mayoría de los casos Dios escogía justamente a tales almas para realizar sus proyectos. Pero este
sacerdote era guiado por el Espíritu de Dios, penetro el secreto de mi alma y los mas escondidos secretos que
había entre mi y Dios, y de los cuales no le había hablado nunca antes; no se los había contado porque yo
mismo no los entendía bien y el Señor no me había dado una orden clara para que lo dijera. El secreto era éste
que Dios exigía que hubiera una congregación que proclamara la Divina Misericordia y la implorase para el
mundo.

437 Cuando aquel sacerdote me preguntó si no había tenido tales inspiraciones, contesté que no había
tenido órdenes precisas, pero en aquel instante una luz penetró en mi alma y comprendí que el Señor hablaba
por medio de él; me defendía inútilmente diciendo que no tenía una orden precisa, ya que al final de la
conversación vi. al Señor Jesús en el umbral, con el mismo aspecto como esta pintado en la imagen, que me
dijo: Deseo que haya tal Congregación [173]. Eso duró un momento. (182) Pero no hablé de eso en
seguida, tenia prisa de volver a casa y repetía continuamente al Señor: Yo soy incapaz de cumplir Tus
proyectos, oh Dios. Pero, lo curioso es que Jesús, sin reparar en esta invocación mía me dio luz y me hizo
conocer cuanto le agradaba esta obra y no tomó en consideración mi debilidad, sino que me dio a conocer
cuantas dificultades tenia que superar. Y yo, su pobre criatura, no sabía decir otra cosa sino que era incapaz,
oh Dios.

438 30 VI 1935. Al día siguiente, una vez comenzada la Santa Misa, vi. al señor Jesús de una belleza
inexpresable. Me dijo que exige que esa Congregación sea fundada lo antes posible, y tú vivirás en ella
con tus compañeras. Mi Espíritu será la regla de su vida. Su vida debe modelarse sobre Mí, desde el
pesebre hasta la muerte en la cruz. Penetra en Mis secretos y conocerás el abismo de Mi misericordia
para con las criaturas y Mi bondad insondable, y harás conocer ésta al mundo. A través de la oración
intermediaras entre la tierra y el cielo.

439 Era el tiempo de acercarse a la Santa Comunión. Jesús desapareció y vi. un gran resplandor. Luego oí
estas palabras: Te impartimos nuestra bendición, y en aquel momento de ese resplandor salio un rayo claro
y traspaso mi corazón, un extraño fuego se incendio en mi alma, pensaba que moriría de gozo y de felicidad;
sentí la separación del espíritu con respecto al cuerpo, sentí una inmersión total en Dios, sentí que era raptada
por el Omnipotente como un granito de polvo a los espacios desconocidos.

Temblando de felicidad en los brazos del Creador, sentía que Él Mismo me sostenía para que pudiera soportar
la gran felicidad y mirar su Majestad. Ahora sé que si (183) Él Mismo no me hubiera fortalecido antes con la
gracia, mi alma no habría sobrevenido la muerte. La Santa Misa terminó no sé cuando, porque no era en mi
poder notar lo que sucedía en la capilla. Sin embargo, al volver en mi, sentía la fortaleza y el valor para
cumplir la voluntad de Dios, nada me parecía difícil y si antes me excusaba delante del Señor, ahora sentía el
animo y la fuerza del Señor que estaban en mi y le dije al Señor: Estoy preparada para cada señal de Tu
voluntad. Dentro de mí experimenté todo lo que iba a pasar en el futuro.

440 Oh Creador y Señor mío, aquí tienes todo mi ser. Dispón de mí según Tu divina complacencia y
según Tus designios eternos y Tu misericordia insondable. Que cada alma conozca cuan bueno es el Señor;
que ninguna alma tenga miedo de tratar con el Señor, y que no se excuse de ser indigna y que nunca aplace
para después las invitaciones de Dios, ya que esto no agrada a Dios. No hay alma mas miserable que yo,
como verdaderamente me considero, y estoy sorprendida de que la Majestad Divina se humille tanto. Oh
eternidad, me parece que eres demasiado corta para glorificar la infinita misericordia del Señor.

441 Una vez, cuando la imagen estaba expuesta en el altar, durante la procesión de Corpus Cristi [174],
cuando el sacerdote expuso el Santísimo Sacramento y el coro empezó a cantar, los rayos de la imagen
traspasaron la Santa Hostia y se difundieron sobre el mundo entero. Entonces oí estas palabras: A través de

120
ti, como a través de esta Hostia, los rayos (184) de la misericordia pasaran al mundo. Después de estas
palabras un gran gozo penetró en mi alma.

442 En una ocasión, cuando mi confesor [175] celebraba la Santa Misa, como siempre vi. al Niño Jesús en
el altar desde el momento del ofertorio. Pero un momento antes de la elevación el sacerdote desapareció y se
quedó Jesús y cuando llegó el momento de la elevación Jesús tomó en sus manitas la Hostia y el Cáliz y los
levanto juntos y miró hacia el cielo y un momento después vi. otra vez a mi confesor y pregunté al Niño Jesús
donde estaba el sacerdote mientras no lo veía. Y Jesús me contestó: En Mi Corazón. Sin embargo no pude
comprender nada más de aquellas palabras de Jesús.

443 Una vez oí estas palabras: Deseo que vivas según Mi voluntad en los más secretos rincones de tu
alma. Comencé a meditar estas palabras que llegaron hasta lo más profundo de mi corazón. Aquel día había
confesión de la Comunidad [176]. Cuando fui a confesarme, después de acusarme de los pecados, el
sacerdote me repitió las palabras que antes me había dicho el Señor.

444 El sacerdote me dijo estas palabras profundas: Hay tres grados en el cumplimiento de la voluntad de
Dios. El primero: es cuando el alma cumple todo lo que está notoriamente comprendido en los reglamentos y
en estatutos de la observancia exterior. El segundo grado consiste en que el alma sigue las inspiraciones
interiores y las cumple. El tercer grado es aquel en que el alma, entregándose a la voluntad de Dios, le deja la
libertad de disponer de ella, y Dios hace con ella lo que le agrada, porque es un instrumento dócil en sus
manos. Y me dijo ese sacerdote que yo estaba en el segundo grado del cumplimiento de la voluntad de Dios,
y que no tenia todavía el (185) tercer grado del cumplimiento de la voluntad de Dios; no obstante debía
empeñarme para cumplir ese tercer grado de la divina voluntad. Esas palabras penetraron mi alma por
completo. Veo claramente que muchas veces Dios da a conocer al sacerdote lo que pasa en el fondo de mi
alma; eso no me sorprende nada, mas bien agradezco al Señor que tiene a estos elegidos.

445 Jueves, Adoración nocturna.

Al venir a la adoración, en seguida me envolvió un recogimiento interior y vi. Al Señor Jesús atado a una
columna, despojado de las vestiduras y en seguida empezó la flagelación. Vi a cuatro hombres que por turno
azotaban al Señor con disciplinas. El corazón dejaba de latir al ver esos tormentos. Luego el Señor me dijo
estas palabras: Estoy sufriendo un dolor aun mayor del que estás viendo. Y Jesús me dio a conocer por
cuales pecados se sometió a la flagelación, son los pecados impuros. Oh, cuanto sufrió Jesús moralmente al
someterse a la flagelación. Entonces Jesús me dijo: Mira y ve el género humano en el estado actual. En
un momento vi cosas terribles: Los verdugos se alejaron de Jesús, y otros hombres se acercaron para flagelar
los cuales tomaron los látigos y azotaban al Señor sin piedad. Eran sacerdotes, religiosos y religiosas y
máximos dignatarios de la Iglesia, lo que me sorprendió mucho, eran laicos de diversa edad y condición, todos
descargaban su ira en el inocente Jesús. Al verlo mi corazón se hundió en una especie de agonía; y mientras
los verdugos lo flagelaban, Jesús callaba y miraba a lo lejos, pero cuando lo flagelaban aquellas almas que he
mencionado arriba, Jesús cerró los ojos y un gemido silencioso pero terriblemente doloroso salió de su
Corazón. Y el Señor me dio a conocer detalladamente el peso de la maldad de aquellas almas ingratas: Ves,
he aquí un suplicio mayor que Mi muerte. Entonces mis labios callaron y empecé a sentir (186) en mi la
agonía y sentía que nadie me consolaría ni me sacaría de ese estado sino aquel que a eso me había llevado.
Entonces el Señor me dijo: Veo el dolor sincero de tu corazón que ha dado un inmenso alivio a Mi
Corazón, mira y consuélate.

446 Entonces vi. a Jesús clavado en la cruz. Después de estar Jesús colgado en ella un momento, vi. toda
una multitud de almas crucificadas como Jesús. Vi la tercera muchedumbre de almas y la segunda de ellas.
La segunda infinidad de almas no estaba clavada en la cruz, sino que las almas sostenían fuertemente la cruz
en la mano; mientras tanto la tercera multitud de almas no estaba clavada ni sostenía la cruz fuertemente, sino

121
que esas almas arrastraban la cruz detrás de si y estaban descontentas. Entonces Jesús me dijo: Ves, esas
almas que se parecen a Mi en el sufrimiento y en desprecio, también se parecerán a Mi en la gloria; y
aquellas que menos se asemejan a Mi en el sufrimiento y en el desprecio, serán menos semejantes a Mi
también en la gloria.

La mayor parte de las almas crucificadas pertenecían al estado eclesiástico; vi también almas crucificadas que
conozco y eso me dio mucha alegría. De repente Jesús me dijo: En la meditación de mañana reflexionaras
sobre lo que has visto hoy. Y en seguida el Señor Jesús desapareció.

447 Viernes. Estaba enferma y no pude ir a la Santa Misa. A las siete de la mañana vi a mi confesor
celebrando la Santa Misa durante la cual veía al Niño Jesús. Al final de la Santa Misa la visión desapareció y
me vi, como antes, en la celda. Me llenó una alegría inexpresable de que aunque no pude asistir a la Santa
Misa en nuestra capilla, la escuché de una iglesia muy lejana. Jesús puede solucionar todo.

(187) 30 de julio de 1935

448 Dio de San Ignacio. Recé fervorosamente a este Santo reprochándole ¿Cómo podía mirarme y no
venia en ayuda en las cuestiones tan importantes como lo es el cumplimiento de la voluntad de Dios? Le
decía a este Santo: Oh nuestro Patrono, que has sido inflamado por el fuego del amor y del celo por la mayor
gloria de Dios, te ruego humildemente, ayúdame a cumplir los designios de Dios. Fue durante la Santa Misa.
Entonces al lado izquierdo del altar vi a San Ignacio con un gran libro en la mano, diciéndome estas palabras:
Hija mía, no soy indiferente a tu causa. Esta regla se puede aplicar también a esta Congregación: indicando
el libro con la mano desapareció. Me alegré muchísimo viendo cuanto los santos piensan en nosotros y lo
estrecha que es la unión con ellos. Oh bondad de Dios, que bello es el mundo interior porque ya aquí en la
tierra nos relacionamos con los santos. Durante el día entero sentí la cercanía de este querido Patrono mío.

449 5 de agosto de 1935: Fiesta de Nuestra Señora de la Misericordia. Me preparé para esta fiesta con
mayor fervor que en los años anteriores. En la mañana de ese día experimenté la lucha interior al pensar que
debía abandonar esta congregación que goza de la protección especial de Maria. En esta lucha transcurrió la
meditación, la primera Santa Misa, durante la segunda Santa Misa rezaba a la Santísima Madre, diciéndole
que me es difícil separarme de la Congregación que esta bajo Tu protección especial, oh Maria. Entonces vi a
la Santísima Virgen, indeciblemente bella, que se acercó a mí, del altar a mi reclinatorio y me abrazó y me
dijo estas palabras: Soy Madre de todos gracias a la insondable misericordia de Dios. El alma mas querida
para mi es aquella que cumple fielmente la voluntad de Dios. Me dio a entender que cumplo fielmente todos
los deseos (188) de Dios y así he encontrado la gracia ante sus ojos. Sé valiente, no tengas miedo de los
obstáculos engañosos, sino que contempla atentamente la Pasión de mi Hijo y de este modo vencerás.

450 Adoración nocturna.

Me sentía muy sufriente y me parecía que no podría ir a la adoración, sin embargo reuní toda la fuerza de mi
voluntad y a pesar de haberme caído en la celda, no reparaba en lo que me dolía teniendo delante de los ojos
la Pasión de Jesús. Al venir a la capilla entendí interiormente lo grande que es la recompensa que Dios nos
prepara, no solamente por las buenas obras, sino también por el sincero deseo de cumplirlas. Qué gracia más
grande de Dios es ésta.

Oh, que dulce es trabajar por Dios y para las almas. No quiero descansar en el combate, sino que lucharé
hasta el último soplo de vida por la gloria de mi Rey y Señor. No rendiré la espada hasta que me llame
delante de su trono; no temo los golpes porque Dios es mi escudo. El enemigo debe tener miedo de nosotros y
no nosotros del enemigo. Satanás vence solamente a los soberbios y a los cobardes, porque los humildes
tienen la fortaleza. Nada confunde ni asusta a un alma humilde. He dirigido mi vuelo hacia el ardor mismo

122
del sol y nada logrará bajármelo. El amor no se deja encarcelar, es libre como una reina, el amor llega hasta
Dios.

451 Una vez, después de la Santa Comunión, oí estas palabras: Tú eres nuestra morada. En aquel
momento sentí en el alma la presencia de la Santísima Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo, me sentía el
templo de Dios, sentía que era hija del Padre; no se explicar todo, pero el espíritu lo entiende bien. Oh bondad
infinita, cuánto Te humillas hasta una miserable criatura.

452 Si las almas quisieran vivir en el recogimiento, Dios les hablaría en seguida, ya que la distracción
sofoca la voz de Dios.

453 (189) Una vez el Señor me dijo: ¿Por qué tienes miedo y tiemblas cuando estás unida a Mí? No
Me agrada el alma que se deja llevar por inútiles temores. ¿Quién se atreve a tocarte cuando estás
Conmigo? El alma mas querida para Mi es la que cree fuertemente en Mi bondad y la que Me tiene
confianza plenamente; le ofrezco Mi confianza y le doy todo lo que pide.

454 En cierta ocasión el Señor me dijo: Hija Mía, toma las gracias que la gente desprecia; toma
cuantas puedas llevar. En aquel instante mi alma fue inundada del amor de Dios. Siento que estoy unida al
Señor tan estrechamente que no cuento palabra con las cuales podría expresar bien esta unión; siento que todo
lo que Dios tiene, todos los bienes y los tesoros, son míos, aunque me ocupo poco de ellos, ya que me basta
solamente Él. En Él veo todo, fuera de Él, nada.

No busco la felicidad fuera de mi interior donde mora Dios. Gozo de Dios en mi interior, aquí vivo
continuamente con Él, aquí existe mi relación mas intima con Él, aquí vivo con Él segura, aquí no llega la
mirada humana. La Santísima Virgen me anima a relacionarme así con Él.

455 Ahora ya no me da amargura cuando padezco un sufrimiento, ni tampoco las grandes consolaciones
me exaltan; se han adueñado de mi la paz y el equilibrio del espíritu que proviene del conocimiento de la
verdad.

¿Qué me importa vivir rodeada de corazones enemigos, si tengo la plenitud de la felicidad en mi alma? O
también, ¿a qué me ayudará la bondad de otros corazones, si no tengo a Dios en mi interior? Teniendo a Dios
en mi interior ¿Quién puede perjudicarme de algún modo?

(190) JMJ Vilna, 12 VIII 1935

456 Ejercicios espirituales de tres días.

Al anochecer del día anterior a los ejercicios espirituales, durante [la asignación] nocturna de los puntos [de la
meditación], oí estas palabras: Durante estos ejercicios espirituales te hablaré por boca de este sacerdote
para asegurarte y fortalecerte sobre la veracidad de Mis palabras con las cuales hablo en el fondo de tu
alma. Aunque estos ejercicios espirituales los hacen todas las hermanas, no obstante tengo una atención
especial por ti para fortalecerte y hacerte impávida frente a todas las contrariedades que te esperan;
por eso escucha atentamente sus palabras y medítalas en el fondo de tu alma.

457 Oh, cómo quedé sorprendida, dado que todo lo que el Padre decía sobre la unión con dios y sobre los
impedimentos en esta estrecha unión, yo lo experimentaba exactamente en el alma y lo oía de Jesús que
hablaba en el fondo de ella. La perfección consiste en [esta] estrecha unión con Dios.

123
458 En la meditación de las diez, el sacerdote [177] habló de la misericordia de Dios y de la bondad de
Dios para con nosotros. Dijo que cuando examinamos la historia de la humanidad, a cada paso vemos esta
gran bondad de Dios. Todos los atributos de Dios, tales como la omnipotencia, y la sabiduría contribuyen a
revelarnos este máximo atributo, es decir, la bondad de Dios. La bondad divina es el mayor atributo de Dios.
Sin embargo, muchas almas que tienden a la perfección, no conocen esta gran bondad de Dios. Todo lo que el
sacerdote dijo en esa meditación sobre la bondad de Dios, correspondía con lo que Jesús me había dicho [y] se
(191) refería exactamente a la Fiesta de la Misericordia. Ahora de verdad [he comprendido] claramente lo que
el Señor me prometió y no tengo ninguna duda, la Palabra de Dios es clara y explicita.

459 Durante toda la meditación vi. al Señor Jesús sobre el altar, con una túnica blanca, teniendo en la mano
mi cuaderno en el que estoy escribiendo estas cosas. Durante toda la meditación Jesús hojeaba las páginas del
cuaderno y callaba, pero mi corazón no lograba soportar el ardor que se había incendiado en mi alma. A pesar
de los esfuerzos de la voluntad para dominarme y para no dejar conocer a los que me rodeaban lo que pasaba
en mi alma, al final de la meditación sentí que no dependía de mí en absoluto. De repente Jesús me dijo: No
has escrito en este cuaderno todo sobre Mi bondad hacia los hombres; deseo que no omitas nada; deseo
que tu corazón esté basado en una completa tranquilidad.

460 Oh Jesús, mi corazón deja de latir cuando contemplo todo lo que haces por mí. Te admiro, Señor, por
humillarte tanto hasta mi alma miserable. Qué métodos inexplicables usas para convencerme.

461 Por primera vez en mi vida tengo los ejercicios espirituales de este tipo: cada palabra del sacerdote la
entiendo de modo singular y claro, ya que todo esto lo viví antes en mi alma. Ahora veo que Jesús no deja en
incertidumbre a un alma que lo ama sinceramente. Jesús desea que un alma que se relaciona con Él
estrechamente, esté plenamente tranquila, a pesar de los sufrimientos y las contrariedades.

462 Ahora comprendo bien que lo que une mas estrechamente el alma a Dios es negarse a si mismo, es
decir, unir su voluntad a la voluntad de Dios. Esto hace verdaderamente libre al alma y ayuda al profundo
recogimiento del espíritu, hace livianas todas las penas de la vida y dulce la muerte.

463 (192) Jesús me dijo que si tengo alguna duda respecto a esta Fiesta o a la fundación de esta
Congregación, o respecto a cualquier cosa de que te hablé en el fondo de tu alma, te contestaré en
seguida por la boca de este sacerdote.

464 Durante una meditación sobre la humildad me volvió la vieja duda de que un alma tan miserable como
la mía, no cumpliría la tarea que el Señor exigía. En el mismo momento en que yo analizaba esa duda, el
sacerdote que predicaba los ejercicios espirituales, interrumpió el tema de la predica y dijo justamente lo que
yo tenia en duda, es decir, que Dios elige generalmente a las almas mas débiles y mas simples como
instrumentos para realizar sus obras mas grandes, y ésta es una verdad incontestable. Veamos a quiénes eligió
como Apóstoles, o veamos la historia de la Iglesia, qué obras tan grandes realizaron las almas que eran las
menos aptas para hacerlo, porque justamente en esa forma las obras de Dios se revelan como tales. Cuando
mi duda cedió completamente, el sacerdote volvió al tema sobre la humildad.

Jesús, como siempre durante cada predica, estaba en el altar y no me decía nada, sino que con su mirada
penetraba amablemente mi pobre alma que [ya] no tenia ninguna excusa.

465 Jesús, Vida mía, siento bien que me estas transformando en Ti, en lo secreto del alma donde los
sentidos perciben muy poco. Oh Salvador mío, escóndeme entera en lo profundo de Tu corazón y protégeme
con Tus rayos de todo lo que me aleja de Ti, Te suplico, oh Jesús, que estos dos rayos que salieron de Tu
Misericordiosísimo corazón, alimenten continuamente mi alma.

124
466 (193) El momento de la confesión.

El confesor [178] me pregunto si en aquel momento estaba Jesús y si lo veía. Si, está y lo veo. Me ordenó
preguntar por ciertas personas, Jesús no me contestó nada, pero lo miró. Pero terminada la confesión,
mientras hacia la penitencia, Jesús, me dijo estas palabras: Ve y consuélalo de Mi parte. Sin entender el
significado de estas palabras, en seguida repetí lo que Jesús me había ordenado.

467 Durante todo el tiempo de los ejercicios espirituales estuve sin cesar en contacto con Jesús y me uní a
Él con toda la fuerza de mi corazón.

468 El día de la renovación de los votos. Al comienzo de la Santa Misa como siempre vi a Jesús que nos
bendijo y entró en el tabernáculo. Luego vi a la Santísima Virgen con una túnica blanca, un manto, azul, y la
cabeza descubierta, que desde el altar se me acercó, me tocó con sus manos, me cubrió con su manto, y me
dijo: Ofrece estos votos por Polonia. Reza por ella. 15 VIII.

469 En la noche del mismo día sentí en el alma una gran nostalgia de Dios; no lo veo con los ojos del
cuerpo como antes, sino que lo siento y no comprendo; eso me produce un anhelo y un tormento
indescriptibles. Me muero del deseo de poseerlo para sumergirme en Él por la eternidad. Mi espíritu tiene a
Él con todas las fuerzas, no hay nada en el mundo que pueda consolarme.

Oh Amor Eterno, ahora entiendo en qué estrechas relaciones de intimidad estaba mi corazón Contigo. ¿Qué
podrá satisfacerme en el cielo o en la tierra fuera de Ti?, oh Dios mío, en Quien se ahogó mi alma.

470 (194) Una noche, cuando desde mi celda miré al cielo y vi un esplendido firmamento sembrado de
estrellas y la luna, de repente entró en mi alma el fuego de amor inconcebible hacia mi Creador, y sin saber
soportar el deseo que había crecido en mi alma hacia Él, me caí de cara al suelo humillándome en el polvo.
Lo adoré por todas sus obras y cuando mi corazón no pudo soportar lo que en él pasaba, irrumpí en llanto.
Entonces me tocó el Ángel Custodio y me dijo estas palabras: El Señor me hace decirte que te levantes del
suelo. Lo hice inmediatamente, pero mi alma no tuvo consuelo. El anhelo de Dios me invadió aun más.

471 Un día en que estaba en la adoración, y mi espíritu como si estuviera en agonía [añorándolo] a Él y no
lograba retener las lágrimas, vi a un espíritu de gran belleza, que me dijo estas palabras: No llores, dice el
Señor. Un momento después pregunté: ¿Quién eres? Y él me contestó: Soy uno de los siete espíritus que
día y noche están delante del trono de Dios y lo adoran sin cesar. Sin embargo este espíritu no alivio mi
añoranza, sino que suscitó en mí un anhelo más grande de Dios. Este espíritu es muy bello y su belleza se
debe a una estrecha unión con Dios. Este espíritu no me deja ni por un momento, me acompaña en todas
partes.

472 Al día siguiente, durante la Santa Misa, antes de la elevación, aquel espíritu empezó a cantar estas
palabras: Santo, Santo, Santo. Su voz era como miles de voces, imposible describirlo. De repente mi espíritu
fue unido a Dios, en un momento vi la grandeza y la santidad inconcebibles de Dios y al mismo tiempo conocí
(195) la nulidad que soy de por mi. Conocí mas claramente que en cualquier otro momento del pasado, las
Tres Personas Divinas: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Sin embargo su esencia es Una, como también la
igualdad y la Majestad. Mi alma se relaciona con las Tres Personas, pero no logro explicarlo con palabras,
pero el alma lo comprende bien. Cualquiera que esté unido con una de estas Tres Personas, por este mismo
hecho está unido con toda la Santísima Trinidad, porque su unidad es indivisible. Esa visión, es decir, ese
conocimiento inundó mi alma de una felicidad inimaginable, por ser dios tan grande. Lo que he descrito
arriba, no lo vi con los ojos, como anteriormente, sino dentro de mí, de modo puramente espiritual e
independiente de los sentidos. Eso duró hasta el fin de la Santa Misa.

125
Ahora, esto me sucede a menudo y no solamente en la capilla, sino también durante el trabajo y cuando menos
lo espero.

473 Cuando nuestro confesor [179] estaba ausente, yo me confesaba con el arzobispo [180]. Al
descubrirle mi alma, recibí esta respuesta: Hija mía, ármate de mucha paciencia, si estas cosas vienen de
Dios, tarde o temprano, se realizaran y te digo estar completamente tranquila. Yo, hija mía, te entiendo bien
en estas cosas; y ahora, en cuanto al abandono de la Congregación y la idea de [fundar] otra, ni siquiera
pienses en esto, ya que seria una grave tentación interior. Terminada la confesión, le dije a Jesús: ¿Por qué
me mandas hacer estas cosas y no me das la posibilidad de cumplirlas? De repente, después de la Santa
Comunión vi al Señor Jesús en la misma capilla en la que me había confesado, con el mismo aspecto con el
que está pintado en esta imagen; el Señor me dijo: No estés triste, le haré comprender las cosas que exijo
de ti. Cuando salíamos, (196) el arzobispo estaba muy ocupado pero nos dijo volver y esperar un momento.
Cuando entramos otra vez en la capilla, oí en el alma estas palabras: Dile lo que has visto en esta capilla.
En aquel momento entró el arzobispo y preguntó si no teníamos nada que decirle. Sin embargo, aunque tenía
la orden de hablar, no pude porque estaba en compañía de una de las hermanas. Todavía una palabra sobre la
confesión: Impetrar la misericordia para el mundo, es una idea grande y bella, ruegue mucho, hermana, por la
misericordia para los pecadores, pero hágalo en su propio convento.

474 El día siguiente, viernes 13 XI 1935.

Por la tarde, estando yo en mi celda, vi al ángel, ejecutor de la ira de Dios. Tenía una túnica clara, el rostro
resplandeciente; una nube debajo de sus pies, de la nube salía rayos y relámpagos e iban a las manos y de su
mano salían y alcanzaban la tierra. Al ver esta señal de la ira divina que iba a castigar la tierra y
especialmente cierto lugar, por justos motivos que no puedo nombrar, empecé a pedir al ángel que se
contuviera por algún tiempo y el mundo haría penitencia. Pero mi suplica era nada comparada con la ira de
Dios. En aquel momento vi a la Santísima Trinidad. La grandeza de su Majestad me penetró profundamente
y no me atreví a repetir la plegaria. En aquel mismo instante sentí en mi alma la fuerza de la gracia de Jesús
que mora en mi alma; al darme cuenta de esta gracia, en el mismo momento fui raptada delante del trono de
Dios. Oh, que grande es el Señor y Dios nuestro e inconcebible su santidad. No trataré de describir esta
grandeza porque dentro de poco la veremos todos, tal como es. Me puse a rogar (197) a Dios por el mundo
con las palabras que oí dentro de mi.

475 Cuando así rezaba, vi la impotencia del ángel que no podía cumplir el justo castigo que correspondía
por los pecados. Nunca antes había rogado con tal potencia interior como entonces. Las palabras con las
cuales suplicaba a Dios son las siguientes: Padre Eterno, Te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el Alma y la
Divinidad de Tu Amadísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, por nuestros pecados y los del mundo
entero. Por su dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros.

476 A la mañana siguiente, cuando entré en nuestra capilla, oí esta voz interior: Cuantas veces entres en
la capilla reza en seguida esta oración que te enseñé ayer. Cuando recé esta plegaria, oí en el alma estas
palabras: Esta oración es para aplacar Mi ira, la rezarás durante nueve días con un rosario común, de
modo siguiente: primero rezarás una vez el Padre nuestro y el Ave Maria y el Credo, después, en las
cuentas correspondientes al Padre nuestro, dirás las siguientes palabras: Padre Eterno, Te ofrezco el
Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad de Tu Amadísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, como
propiciación de nuestros pecados y los del mundo entero; en las cuentas del Ave Maria, dirás las
siguientes palabras: Por su dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero. Para
terminar, dirás tres veces estas palabras: Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de
nosotros y del mundo entero [181].

126
477 El silencio es una espada en la lucha espiritual; un alma platicadora no alcanzará la santidad. Esta
espada del silencio cortará todo lo que quiera pegarse al alma. Somos sensibles a las palabras y queremos
responder de inmediato, sensibles, sin reparar si es la voluntad de Dios que hablemos. El alma silenciosa es
fuerte; ninguna contrariedad le hará daño si persevera en el silencio. El alma (198) silenciosa es capaz de la
mas profunda unión con Dios; vive casi siempre bajo la inspiración del Espíritu Santo. En el alma silenciosa
Dios obra sin obstáculos.

478 Oh Jesús mío, Tu sabes, solamente Tú sabes bien que mi corazón no conoce otro amor fuera de Ti.
Todo mi amor virginal es anegado en ti, oh Jesús, por la eternidad. Siento bien que Tu Sangre divina circula
en mi corazón; no hay duda alguna que con Tu preciosísima Sangre ha entrado en mi corazón Tu purísimo
Amor. Siento que moras en mí con el Padre y el Espíritu Santo o más bien siento que yo vivo en Ti, oh Dios
inimaginable. Siento que me disuelvo en Ti como una gota en el océano. Siento que estas fuera de mí y en
mis entrañas, siento que estas en todo lo que me rodea, en todo lo que me sucede. Oh Dios mío, Te he
conocido dentro de mi corazón y Te he amado por encima de cualquier cosa que exista en la tierra o en el
cielo. Nuestros corazones se entienden mutuamente, pero ningún hombre lo comprenderá.

479 La segunda confesión con el arzobispo [182]. Has de saber, hija mía, que si ésta es la voluntad de
Dios, tarde o temprano, se realizara, porque la voluntad de Dios tiene que cumplirse. Ama a Dios en tu
corazón, ten…[la frase queda interrumpida].

480 29 IX Fiesta de San Miguel Arcángel [183]. He quedado unida íntimamente a Dios. Su presencia me
penetra profundamente y me llena de serenidad, de alegría y de asombro. Después de esos momentos de
plegaria estoy llena de fuerza, de una valentía misteriosa para afrontar sufrimientos y la lucha; nada me
espanta, aunque el mundo entero esté en contra de mí; todas las contrariedades tocan la superficie, pero no
tienen acceso a (199) mi interior, porque allí mora Dios que me da fuerza, que me colma. Contra su escabel
se estrellan todas las emboscadas del enemigo. En estos momentos de la unión Dios me sostiene con su
poder; me da su poder, y me capacita para amarlo. El alma nunca lo alcanza con sus propios esfuerzos. Al
comienzo de esta gracia interior, me llenaba el miedo y empecé a guiarme, es decir dejarme llevar por el
temor, pero poco después el Señor me dio a conocer cuanto eso le desagradaba. Pero también esto lo decidió
Él Mismo, mi tranquilidad.

481 Casi cada solemnidad en la santa Iglesia me da un conocimiento mas profundo de Dios y una gracia
especial, por eso me preparo a cada solemnidad y me uno estrechamente al espíritu de la Iglesia. Qué alegría
ser una hija fiel de la Iglesia. Oh, cuanto amo a la santa Iglesia y a todos quienes viven en ella. Los miro
como miembros vivos de cristo que es su Cabeza. Me inflamo de amor con los que aman, sufro con los que
sufren, el dolor me consume mirando a los tibios y a los ingratos; entonces procuro un amor tan grande hacia
Dios que compense por aquellos que no lo aman, que alimentan a su Salvador con negra ingratitud.

482 Oh Dios mío, estoy consciente de mi misión en la santa Iglesia. Mi empeño continuo es impetrar la
misericordia para el mundo. Me uno estrechamente a Jesús y me presento como victima que implora por el
mundo. Dios no me rehusará nada cuando le suplico con la voz de Su Hijo. Mi sacrificio es nada por si
mismo, pero cuando lo uno al sacrificio de Jesús, se hace omnipotente y tiene la fuerza para aplacar la ira
divina. Dios nos ama en Su Hijo, la dolorosa Pasión del Hijo de Dios es un continuo aplacamiento de la ira de
Dios.

483 (200) Oh Dios, cuanto deseo que las almas Te conozcan, que sepan que las Te conozcan, que sepan
que las creaste por Tu amor inconcebible; oh Creador y Señor, siento que descorreré las cortinas del cielo para
que la tierra no dude de Tu bondad.

127
Haz de mi, oh Jesús, una victima agradable y pura delante del Rostro de Tu Padre. Oh Jesús, transfórmame
miserable y pecadora, en Ti, ya que Tú puedes todo y entrégame a Tu Padre Eterno. Deseo transformarme en
la hostia expiatoria delante de Ti, pero en una hostia no consagrada delante de los hombres; deseo que la
fragancia de mi sacrificio sea conocida sólo por Ti, Oh Dios Eterno, arde en mi el fuego inextinguible de la
suplica por Tu misericordia; siento y comprendo que ésta es mi tarea, aquí y en la eternidad. Tú Mismo me
has ordenado hablar de esta gran misericordia Tuya y de Tu bondad.

484 En cierta ocasión comprendí, cuánto le desagrada a Dios la acción, aunque sea la más laudable, sin el
sello de la intención pura; tales acciones incitan a Dios más bien al castigo que a la recompensa. Que en
nuestra vida las haya lo menos posible, mientras en la vida religiosa no deberían existir en absoluto.

485 Con igual disposición recibo la alegría y el sufrimiento, la alabanza y la humillación; recuerdo que la
una y la otra son pasajeras. ¿Qué me importa lo que digan de mí? Ya hace mucho he renunciado de todo lo
que concierne a mi persona. Mi nombre es hostia, es decir, victima, pero no en la palabra sino en la acción, en
el anonadamiento de mi misma, en asemejarme a Ti en la cruz, oh Buen Jesús y Maestro mío.

486 (201) Oh Jesús, cuando vienes a mi [en] la Santa Comunión, Tu que Te has dignado morar con el
Padre y el Espíritu Santo en el pequeño cielo de mi corazón, procuro acompañarte durante el día entero, no Te
dejo solo ni un momento. Aunque estoy en compañía de otras personas o con las alumnas, mi corazón está
siempre unido a Él. Cuando me duermo, le ofrezco cada latido de mi corazón, cuando me despierto, me
sumerjo en Él sin decir una palabra. Al despertarme, adoro un momento la Santísima Trinidad y le agradezco
por haberme ofrecido un día mas, que una vez mas va a repetirse en mi el misterio de la Encarnación de Su
Hijo, que una vez mas delante de mis ojos va a repetirse su dolorosa Pasión. Trato entonces de facilitar a
Jesús el paso a través de mí a otras almas. Con Jesús voy a todas partes, su presencia me acompaña en todas
partes.

487 En los sufrimientos del alma o del cuerpo trato de callar porque entonces mi espíritu adquiere fortaleza
que viene de la Pasión de Jesús. Delante de mis ojos tengo siempre su Rostro doloroso, insultado y
desfigurado, su Corazón divino, traspasado por nuestros pecados y especialmente por la ingratitud de las
almas elegidas.

488 Doble advertencia para que me preparase a los sufrimientos que me esperaban [en] Varsovia; la
primera advertencia fue interior, a través de una voz, escuchada, la segunda fue durante la Santa Misa. Antes
de la elevación vi a Jesús crucificado que me dijo: Prepárate a los sufrimientos. Agradecí al Señor esta
gracia de haberme advertido y le dije al Señor que seguramente no sufriré más que Tu, Salvador mío. No
obstante me lo tomé a pecho e iba fortaleciéndome con la plegaria y con pequeños sufrimientos para poder
soportar mayores cuando llegasen.

(202) 19 X 1935

489 Salida de Vilna a Cracovia para los ejercicios espirituales de ocho días.

El viernes por la noche durante el rosario cuando pensaba en el viaje del día siguiente y en la importancia de
la cuestión que iba a presentar al Padre Andrasz [184], me invadió el miedo viendo claramente mi miseria y
mi inaptitud frente a la grandeza de la obra de Dios. Aplastada por ese sufrimiento, me sometí a la voluntad
de Dios. En aquel instante vi a Jesús junto a mi reclinatorio, con una túnica clara, y me dijo estas palabras:
¿Por qué tienes miedo de cumplir Mi voluntad? ¿Crees que no te ayudaré como hasta ahora? Repite
cada exigencia Mía delante de aquellos que Me sustituyen en la tierra y haz solamente lo que te
manden. En aquel momento una [gran] fuerza entró en mi alma.

128
490 A la mañana siguiente vi. al Ángel Custodio que me acompañó en el viaje hasta Varsovia. Cuando
entramos al convento desapareció. Cuando pasábamos junto a una pequeña capillita para saludar a las
Superioras, en un momento me envolvió la presencia de Dios y el Señor me llenó del fuego de su amor. En
tales momentos siempre conozco mejor la grandeza de su Majestad.

Al subirnos al tren de Varsovia a Cracovia, vi nuevamente a mi Ángel Custodio junto a mí, que rezaba
contemplando a Dios, y mi pensamiento lo siguió, y cuando entramos en la puerta del convento desapareció.

491 Al entrar en la capilla, la Majestad de Dios me envolvió otra vez, me sentía sumergida totalmente en
dios, toda sumergida en Él y penetrada, viendo cuánto el Padre Celestial nos ama. Oh, qué gran felicidad
llena mi alma por el conocimiento de Dios, de la vida de Dios. Deseo compartir esta felicidad con todos los
hombres, no puedo encerrar esta felicidad en mi corazón solamente, porque sus rayos me queman y hacen
estallar mi pecho y mis entrañas. Deseo atravesar el mundo entero y hablar a las almas de la gran
misericordia de Dios. Oh sacerdotes, ayúdenme en esto, usen las palabras mas convincentes sobre su
misericordia, porque toda expresión es muy débil para expresar lo misericordioso que es.

(203) JMJ Cracovia 20 X 1935

492 Ejercicios espirituales de ocho días.

Oh Dios Eterno, Bondad misma, inconcebible en Tu misericordia por ninguna mente humana ni angélica,
ayúdame, una niña débil, a cumplir Tu santa voluntad, tal y como me la das a conocer. No deseo otra cosa
que cumplir los deseos de Dios. He aquí, Señor, mi alma y mi cuerpo, mi mente y mi voluntad, mi corazón y
todo mi amor y dispón de mí según Tus eternos designios.

493 Después de la Santa Comunión mi alma fue inundada nuevamente por el amor de Dios. Gozo de su
grandeza; aquí veo claramente su voluntad la cual debo cumplir y a la vez veo mi debilidad y mi miseria, veo
que sin su ayuda no puedo hacer nada.

494 En el segundo día de los ejercicios espirituales.

Antes de ir al locutorio del Padre Andrasz, sentí el miedo debido a que, después de todo, el secreto existe
solamente en el confesionario; fue un temor infundado. La madre Superiora me tranquilizó con una sola
palabra. Pero cuando entré en la capilla, oí en el alma estas palabras: Deseo que para con Mí suplente seas
tan sincera y simple como una niña, así como eres Conmigo; de lo contrario te abandonaré y no Me
relacionaré contigo.

De veras, Dios me concedió esta gran gracia de la confianza absoluta y, terminada la conversación, Dios me
concedió la gracia de una profunda serenidad y de luz respecto a estas cosas.

495 Oh Jesús, Luz eterna, ilumina mi mente, fortalece mi voluntad e incendia mi corazón. Quédate
conmigo como me has prometido, porque sin Ti no soy nada. Tú sabes, oh Jesús mío, lo débil que soy seguro
que no tengo que decírtelo, ya que tú eres quien sabe mejor lo miserable que soy. En Ti toda mi fuerza.

496 (204) El día de la confesión.

Desde la primera hora empecé a sentir la lucha interior tan fuerte como nunca antes. El abandono total de
parte de Dios; sentí toda la debilidad que soy, me agobiaban los pensamientos: ¿Por qué debería abandonar

129
este convento donde me quieren las hermanas y las Superioras?, la vida [es] tan tranquila; ligada por los votos
perpetuos, cumplo mis deberes con facilidad; ¿por qué escuchar la voz de la conciencia? ¿por qué seguir
fielmente la inspiración? ¿quién sabe de quién proviene? ¿no es mejor comportarme como todas las
hermanas? Quizá pueda sofocar las palabras del Señor, sin hacerles caso. Quizá Dios no me pida hacer
cuentas de ellas en el día del juicio. ¿A dónde me llevará esta voz interior? Si la sigo, me esperan terribles
tribulaciones, sufrimientos y contrariedades; tengo miedo del futuro y en el día de hoy estoy agonizando.

Ese sufrimiento duró el día entero con igual tensión. Al anochecer, al acercarme a la confesión, a pesar de
haberme preparado antes, no pude confesarme en absoluto; recibí la absolución, me alejé sin saber lo que
pasaba conmigo. Al acostarme, el sufrimiento creció al máximo grado, o mejor dicho se transformó en un
fuego que como un relámpago penetró todas las facultades del alma, hasta la medula de los huesos, hasta la
más secreta célula del corazón. En ese sufrimiento no lograba hacer nada: Que se haga Tu voluntad, Señor;
pero en algunos momentos ni siquiera pude pensar en eso; de verdad, me ahogaba un miedo mortal y me
tocaba el fuego infernal. En la madrugada reinó el silencio y los sufrimientos desaparecieron en un abrir y
cerrar de ojos, pero sentía un agotamiento tan tremendo que no pude hacer el mas pequeño movimiento; poco
a poco me volvía las fuerzas mientras hablaba con la Madre Superiora, pero solamente Dios sabe cómo me
sentí durante todo el día.

497 Oh Verdad eterna, Palabra encarnada que has cumplido la voluntad de Tu Padre de manera mas fiel,
hoy me vuelvo mártir de Tus inspiraciones por no poder realizarlas, visto que carezco de mi propia voluntad;
a pesar de conocer claramente Tu santa voluntad (205) dentro de mi, me someto en todo a la voluntad de las
Superioras y del confesor; yo la cumpliré en la medida en que Tu me lo permitas por medio de Tu
representante. Oh Jesús mío, antepongo la voz de la Iglesia a la voz con la cual Tú me hablas.

498 Después de la Santa Comunión.

Vi a Jesús, como siempre, diciéndome estas palabras: Apoya tu cabeza en Mi brazo y descansa y toma
fuerza. Yo estoy siempre contigo. Dile al amigo de Mi Corazón, dile, que Me sirvo de tan débiles
criaturas para realizar Mis obras. Después mi espíritu fue fortalecido con una extraña fuerza. Dile que le
permití conocer tu debilidad en la confesión, lo que eres por ti misma.

499 Cada lucha mantenida con valentía me trae alegría y paz, luz y experiencia, animo para el futuro,
honor y gloria a Dios y a mí la recompensa final.

Hoy es la fiesta de cristo Rey [185].

500 Durante la Santa Misa rogué con fervor que Jesús sea el Rey de todos los corazones, que la gracia de
Dios resplandezca en cada alma. Entonces vi a Jesús, tal y como está pintado en esta imagen, diciéndome
estas palabras: Hija Mía, Me rindes la mayor gloria cumpliendo fielmente Mis deseos.

501 Oh, qué grande es Tu belleza, Jesús, Esposo mío, Flor viva, vivificante, en la que está encerrado el
rocío que da la vida al alma sedienta. En Ti se sumergió mi alma. Tu solamente eres el objeto de mis
aspiraciones y de mis deseos, úneme lo mas estrecho posible a Ti y al Padre y al Espíritu Santo para que viva
y muera en Ti.

502 Sólo el amor tiene importancia, es él que eleva nuestras más pequeñas acciones hasta la infinidad.

503 Oh Jesús mío, de verdad, yo no sabría vivir sin Ti, mi espíritu se ha fundido con el Tuyo. Nadie lo
comprenderá bien, primero hay que vivir de Ti para conocerte en los demás.

130
(206) Cracovia 25 X 1935

504 Propósitos después de los ejercicios espirituales.

No hacer nada sin el permiso del confesor y la aceptación de las Superioras en todo y especialmente en las
inspiraciones y las exigencias del Señor.

Todos los momentos libres los pasaré con el Huésped Divino dentro de mí; procuraré mantener el silencio
interior y exterior para que Jesús descanse en mi corazón.

Mi descanso mas grato será en servir y ser disponible a las hermanas. Olvidarme de mi misma y
pensar en agradar a las hermanas.

No me justificaré ni excusaré de ningún reproche que me hagan, permitiré juzgarme por cualquiera y en
cualquier modo.

Tengo a un solo Confidente a quien revelo todo y lo es Jesús en la Eucaristía y en substitución de Él, el
confesor.

En todos los sufrimientos del alma o del cuerpo, en las tinieblas o en el abandono me callaré como una
paloma sin quejarme.

Me anonadaré en cada momento como una victima [postrándome] a sus pies para impetrar
misericordia por las pobres almas.

505 Toda mi nulidad se ahoga en el mar de Tu misericordia; con la confianza del niño me arrojo
entre Tus brazos, Padre de Misericordia, para compensarte de la desconfianza de tantas almas que
tienen miedo de confiar en Ti. Oh, qué pequeño es el numero de almas que Te conocen
verdaderamente. Oh, cómo deseo que la Fiesta de la Misericordia sea conocida por las almas. La
misericordia es la corona de Tus obras; Tú dispones todo con el cariño de la madre más tierna.

506 (207) JMJ Cracovia 27 X 1935

Padre Andrasz – consejo espiritual.

No hacer nada sin el consentimiento de las Superioras. Esta cuestión hay que reflexionarla bien y
rezar mucho. En estas cosas hay que ser muy prudente, ya que usted, hermana, tiene aquí la
voluntad de Dios segura y evidente, porque está unida a esta orden por los votos, perpetuos además;
pues no debe haber dudas, y lo que tiene dentro de si, son apenas relámpagos de la creación de algo.
Dios puede hacer algún cambio, pero estas cosas suceden muy raramente. Hasta que usted no reciba
un conocimiento más evidente, no tenga prisa. Las obras de Dios van lentamente; si son de Dios, los
conocerá claramente y si no, se esfumarán y usted obedeciendo no se extraviará. Pero debe hablar
de todo sinceramente con el confesor y escucharlo ciegamente.

Ahora no le queda, hermana, otra cosa que aceptar el sufrimiento hasta que esto se aclare, es decir,
hasta la solución de este problema. Su disposición respecto a estas cosas es buena y siga así, llena de
sencillez y de espíritu de obediencia es una buena señal. Si usted, hermana, sigue en esta
disposición, Dios no le permitirá extraviarse; en la medida en que es posible, mantenerse alejada de

131
estas cosas y si, a pesar de eso, suceden, tomarlas con tranquilidad, no tener miedo de nada. Está en
las buenas manos de Dios tan bueno. En todo lo que me ha dicho, no veo ninguna ilusión ni
contradicción a la fe: éstas son las cosas buenas de por si y hasta seria bueno que hubiera un grupo
de almas que pidieran a Dios por el mundo, porque todos necesitamos oraciones. Tiene un buen
director espiritual y aténgase a él y esté tranquila. Sea fiel a la voluntad de Dios y cúmplala. En
cuanto a las tareas, haga lo que manden, tal y como lo manden aunque fuera una cosa mas
humillante y penosa. Elija siempre el último lugar y entonces le dirán: Siéntate mas arriba. En el
alma y en el comportamiento debe considerarse la ultima de toda la casa y de toda la Congregación.
En todo y siempre la máxima fidelidad a Dios.

507 (208) Deseo, Jesús mío, sufrir y arder con el fuego del amor en todos los acontecimientos de la vida.
Pertenezco a Ti entera, deseo abismarme en Ti, oh Jesús, deseo perderme en Tu divina belleza. Tú me
persigues, Señor, con Tu amor, como un rayo del sol penetras dentro de mí y transformas la oscuridad
de mi alma en Tu claridad. Siento bien que vivo en Ti como una chispa pequeñita absorbida por un
ardor increíble, en que Tú ardes, oh Trinidad impenetrable. No existe un gozo mayor que el amor de
Dios. Ya aquí en la tierra podemos gustar la vida de los habitantes del cielo por medio de una estrecha
unidad con Dios, misteriosa y a veces inconcebible para nosotros. Se puede obtener la misma gracia
con la simple fidelidad del alma.

508 Cuando se apodera de mi el sentido de desgana y de monotonía en cuanto a mis deberes,


entonces me recuerdo de que estoy en la casa del Señor donde no hay nada pequeño, donde de la
pequeña acción mía, llevada acabo con la intención dirigida al cielo, puede depender la gloria de la
Iglesia y el progreso de mas de un alma, pues no hay nada pequeño en el convento.

509 Entre las contrariedades que estoy experimentando, recuerdo que el tiempo de la lucha no ha
terminado, me armo de paciencia y de este modo venzo a mi adversario.

510 No busco con curiosidad la perfección en ninguna parte, sino que penetro en el espíritu de
Jesús y contemplo sus acciones que tengo relatadas en el evangelio y aunque viviera mil años, no
agotaría lo que en él esta contenido.

511 Cuando mis intenciones no son aceptadas y [mas bien] condenadas, no me sorprendo
mucho, ya que sé que solamente Dios penetra mi corazón. La verdad no se pierde y el corazón herido
se tranquilizara con el tiempo y mi espíritu se fortalece en las contrariedades. No siempre escucho lo
que me dice el corazón, sino que pido a Dios luz; cuando siento que he recuperado el equilibrio,
entonces hablo más.

512 (209) El día de la renovación de los votos. La presencia de Dios inundó mi alma. Durante la Santa
Misa vi. a Jesús que me dijo estas palabras: Tú eres para Mí un gran gozo, tu amor y tu humildad
hacen que dejo los tronos del cielo y Me uno a ti. El amor allana el abismo que hay entre Mi
grandeza y tu nulidad.

513 El amor inunda mi alma, estoy sumergida en el océano del amor, siento que me desmayo y me pierdo
completamente en Él.

514 Oh Jesús, haz a mi corazón semejante al Tuyo, o más bien transfórmalo en Tu propio
[Corazón] para que pueda sentir las necesidades de otros corazones y, especialmente, de los que sufren
y están tristes. Que los rayos de la misericordia descansen en mi corazón.

132
515 Una vez, al anochecer, cuando paseaba por la huerta rezando el rosario, llegué hasta el
cementerio [186], entreabrí la puerta y me puse a rezar un momento y les pregunté a ellas dentro de
mí: ¿Seguramente serán muy felices? De repente oí estas palabras: Somos felices en la medida en
que hemos cumplido la voluntad de Dios… y después, el silencio como antes. Me ensimismé y pensé
mucho tiempo cómo yo cumplo la voluntad de Dios y cómo aprovecho el tiempo que Dios me
concede.

516 Ese mismo día, cuando fui a descansar, durante la noche me vino a visitar un alma pequeña
que golpeando en la mesilla de noche, me despertó y pidió oración. Quise preguntarle quien era, pero
mortifiqué mi curiosidad y uní esa pequeña mortificación a la oración y la ofrecí por ella.

517 Una vez, cuando fui a visitar a una hermana enferma [187] que tenia ya ochenta y cuatro años y se
distinguía por muchas virtudes, le pregunté: ¿Seguramente ya estará usted, hermana, preparada a
presentarse delante del Señor? Me contestó que durante toda la vida venia preparándose para esta
ultima hora y añadió que la edad no dispensa de la lucha.

518 (210) + En víspera del día de los difuntos, cuanto al atardecer fui al cementerio que estaba cerrado,
pero entreabrí un poco la puerta y dije: Si desean, queridas almas, alguna cosa, la haré con gusto,
dentro de lo que me permite la regla. Entonces oí estas palabras: Cumple la voluntad de Dios.
Nosotras somos felices en la medida en que hemos cumplido la voluntad de Dios.

519 Por la noche aquellas almas vinieron y me pidieron orar; recé mucho por ellas. Mientras la
procesión volvía del cementerio, vi una multitud de almas que junto con nosotras iban a la capilla,
rezaban junto con nosotras. Recé mucho porque tenia el permiso de las Superioras [188].

520 En la noche volvió a visitarme un alma que ya había visto anteriormente, pero esa alma no
me pidió oraciones, sino que me reprochó que antes yo era muy vanidosa y soberbia, y ahora
intercedes tanto por otros teniendo aun algunos defectos. Contesté que había sido muy soberbia y
vanidosa, pero que ya me confesé e hice penitencia por mi estupidez y confío en la bondad de mi Dios,
y si ahora caigo, es más bien involuntariamente y nunca con premeditación, aunque sea en la cosa más
pequeña. Sin embargo aquella alma empezó a hacerme reproches: ¿Por qué no quieres reconocer mi
grandeza? Todos me reconocen por mis grandes obras, ¿por qué solamente tú no me das gloria?
Entonces vi que en aquella figura estaba Satanás y dije: A Dios Mismo es debido la gloria, ¡lárgate,
Satanás! Y de inmediato esa alma cayó en un abismo horrible, inconcebible, indescriptible; y dije a
aquella miserable alma que yo se lo diría a toda la Iglesia.

521 El sábado volvimos ya de Cracovia a Vilna. En el camino pasamos por Czestochowa.


Cuando recé delante de la imagen milagrosa, sentí que eran agradables [la frase interrumpida].

133
SEGUNDO CUADERNO

Cantaré por la eternidad

la misericordia del Señor

La Divina Misericordia
en mi alma

DIARIO

Sor M. Faustina

134
(1) +
JMJ

+ Cantaré eternamente la misericordia del Señor


Delante de todo el pueblo,
Ya que éste es el mayor atributo de Dios
Y para nosotros un milagro continuo.

Brotas de la Divina Trinidad,


Pero de un único seno amoroso;
La misericordia del Señor aparecerá en el alma
En toda su plenitud, cuando caiga el velo.

De la fuente de Tu misericordia, oh Señor,


Fluyen toda felicidad y toda vida;
Y así, todas las criaturas y todas las cosas
Cantad con éxtasis el himno de la misericordia.

Las entrañas de la Divina Misericordia abiertas


Para nosotros,
Por la vida de Jesús extendido en la cruz;
No deberías dudar ni desesperar, oh pecador,
Sino confiar en la misericordia,
Porque tú también puedes ser santo.

Dos manantiales brotaron en forma de rayos,


Del Corazón de Jesús,
No para los ángeles, ni querubines, ni serafines,
Sino para salvar al hombre pecador.

(2) +
JMJ

523 Oh voluntad de Dios


Sé mi amor.

135
Oh Jesús mío, Tu sabes que por mi misma no hubiera escrito ni una sola letra y si escribo
es por una clara orden de la santa obediencia [189].

Dios y las almas

Sor M. Faustina

del Santísimo sacramento [190]

524 + Oh Jesús, Dios oculto,


Mi corazón Te siente,
Aunque Te cubren los velos,
Tú sabes que Te amo.

525 (3) + Vilna, 24 XI 1935

JMJ + Segundo cuaderno

Dios sea adorado

Oh Santísima Trinidad, en la que esta encerrada la vida interior de dios, Padre, Hijo y
Espíritu Santo, oh gozo eterno, inconcebible abismo de amor que Te derramas sobre todas
las criaturas y las haces felices, honor y gloria a Tu nombre por los siglos de los siglos.
Amen.

Cuando conozco Tu grandeza y Tu belleza, oh Dios mío, me alegro indeciblemente por ser
tan grande el señor a quien sirvo. Con amor y alegría cumplo su santa voluntad y cuanto
más lo conozco, tanto mas ardientemente deseo amarlo. Me quema el deseo de amarlo
cada vez más.

526 (4) + El 14. Este jueves, mientras hacíamos la adoración nocturna [191], al principio no pude rezar,
una aridez se adueñó de mí; no pude contemplar la dolorosa Pasión de Jesús, pero me postré en cruz y
ofrecí la dolorosa Pasión del Señor Jesús al Padre Celestial como satisfacción por los pecados del
mundo entero. Al levantarme del suelo después de aquella plegaria y al volver a mi reclinatorio, de
repente vi a Jesús junto a él. El Señor Jesús con el mismo aspecto que tenia durante la flagelación, en
la mano tenia la túnica blanca con la que me vistió y un cinturón con el que me ciñó y me cubrió con
un manto rojo igual al que le cubría a Él en la Pasión, y un velo del mismo color y me dijo: Tu y tus
compañeras tendrán un habito igual; Mi vida desde el nacimiento hasta la muerte en la cruz será
su regla. Contémplame y vive según esto; deseo que penetres mas profundamente en Mi espíritu
(5) y [tengas presente] que soy manso y humilde de Corazón.

527 Una vez sentí en el alma un apremio para que me pusiera a la obra y cumpliera todo lo que Dios exigía
de mí. Entré un momento en la capilla, oí esta voz en el alma: ¿Por qué tienes miedo? Piensas que
Me faltará la omnipotencia para ayudarte? Y [en] aquel momento sentí en el alma una extraña
fuerza y me parecieron nada todas las contrariedades que me habrían podido suceder [en] el
cumplimiento de la voluntad de Dios.

528 El viernes, durante la Santa Misa, siendo mi alma inundada por la felicidad de Dios, oí en el
alma estas palabras: Mi misericordia pasó a las almas a través del Corazón divino – humano de

136
Jesús, como un rayo de sol a través del cristal. Sentí en el alma y comprendí que cada acercamiento
a Dios nos fue dado por Jesús, en Él y por Él.

529 (6) El día en que terminó la novena en Ostra Brama, al anochecer [192], cantadas las letanías, uno de
los sacerdotes trajo el Santísimo sacramento en la custodia; cuando lo puso en el altar, en seguida vi al
pequeño Niño Jesús que tendía las manitas hacia su Madre que en aquel momento tenia un aspecto
vivo. Mientras la Virgen me hablaba, Jesús tendía las manitas hacia el pueblo reunido. La Virgen
Santísima me dijo aceptar todas las exigencias de Dios como una niña pequeña sin averiguar nada, lo
contrario no agrada a Dios. En el mismo instante el Niño Jesús desapareció y la Virgen perdió el
aspecto vivo y la imagen quedo como era antes, pero mi alma fue colmada de gozo y de gran alegría y
dije al Señor: Haz de mi lo que Te agrade, estoy dispuesta a todo, pero Tu, oh Señor, no Te alejas de
mi ni por un momento.

(7) +
530 JMJ En honor de la Santísima Trinidad

Pedí a la Madre Superiora [193] el ayuno de cuarenta días, tomando una vez al día una rebanada de pan y un
vaso de agua; sin embargo la Madre Superiora no me dio permiso para cuarenta días, sino para siete
días, de acuerdo con la opinión del confesor [194]. “No puedo exonerarla del todo de las tareas,
debido a que otras hermanas podrían notar algo; hermana, yo le doy permiso de dedicarse, en la
medida en que pueda, a la plegaria y de tomar apuntes de algunas cosas, pero me será mas difícil
arreglar lo del ayuno, de verdad, aquí no logro inventar nada.” Y dijo: Retírese, hermana, quizá me
ilumine alguna luz. En la mañana del domingo comprendí interiormente que cuando la Madre
Superiora me había destinado a la puerta a la hora de comer, pensó en darme la oportunidad de ayunar.
Por la mañana no fui a desayunar, pero poco después fui (8) a la Madre Superiora y pregunté: Si estoy
en la puerta será fácil no llamar la atención con mi persona. Y la Madre Superiora me contestó:
Cuando la destinaba [195] pensaba en esto. En aquel momento comprendí que el mismo pensamiento
yo lo había sentido dentro de mí.

531 24 XI 1935. Domingo, primer día. Fui inmediatamente delante del Santísimo Sacramento y me ofrecí
con Jesús que esta en el Santísimo Sacramento, al Padre Eterno. Entonces oí en el alma estas palabras:
Tu intención y la de tus compañeras es unirse a Mi lo mas estrechamente posible a través del
amor, reconciliaras la tierra con el cielo, mitigaras la justa cólera de Dios e impetrarás la
misericordia por el mundo. Confío a tu cuidado dos perlas preciosas para Mi Corazón, que son
las almas de los sacerdotes y las almas de los religiosos; por ellas rogarás de manera especial, la
fuerza de ellas vendrá de tu anonadamiento. Las plegarias, los ayunos, las mortificaciones, las
fatigas y todos los sufrimientos, los unirás a la oración, al ayuno, a la mortificación, a la fatiga, al
sufrimiento Mío y entonces tendrán valor ante Mi Padre.

532 Después de la Santa Comunión vi al Señor Jesús que me dijo estas palabras: Hoy, penetra en el
espíritu de Mi pobreza y organiza todo de tal modo que los más pobres no tengan nada que
envidiarte. No en los grandes palacios ni en las esplendidas instalaciones, sino en el corazón
puro y humilde Me complazco.

533 Al quedarme sola empecé a reflexionar sobre el espíritu de pobreza. Veo claramente que Jesús no
poseía nada siendo el Dueño del todas las cosas. El pesebre prestado; camina por la vida haciendo el
bien a todos sin tener donde apoyar la cabeza. Y en la cruz veo el colmo de su pobreza, ya que ni
siquiera tiene puesta una vestidura. Oh Jesús, a través del solemne voto de pobreza deseo asemejarme
a Ti; la pobreza será mi madre. (10) No poseer nada exteriormente ni disponer de nada como de mi

137
propiedad, ni tampoco desear algo interiormente. Y en el Santísimo Sacramento ¡que grande es Tu
pobreza! ¿Hubo alguna vez un alma tan abandonada como Tu, Jesús, en la cruz?

534 La castidad, este voto se entiende por si mismo, prohíbe todo lo que esta prohibido por el sexto y el
noveno mandamientos de Dios, naturalmente; obras, pensamientos, palabras, sentimientos, y …..
Entiendo que el voto solemne difiere del voto simple, lo entiendo en toda la extensión. Cuando lo
estaba contemplando, escuché en el alma estas palabras: Tu eres Mi esposa para la eternidad, tu
pureza debe ser mayor que la de los angeles, porque con ningun angel tengo relacion de tan
estrecha intimidad como contigo. La más pequeña acción de Mi esposa tiene un valor infinito, el
alma pura tiene una potencia incalculable delante de Dios.

535 (11) La obediencia. He venido para cumplir la voluntad de Mi Padre. He sido obediente a los
padres, obediente a los verdugos, soy obediente a los sacerdotes. Comprendo, Oh Jesús, el espíritu
de la obediencia y en que consiste; no se refiere solamente a la ejecución exterior, sino que abarca
también la mente, la voluntad y el juicio. Obedeciendo a las Superioras, obedecemos a Dios. No tiene
importancia si es un ángel o un hombre que me mande en nombre de Dios, tengo que ser obediente
siempre. No voy a escribir mucho sobre los votos porque ellos son claros por si mismos y se basan en
lo concreto; aquí procuro mas bien dar una idea de esta Congregación.

536 + Resumen general [196].

Nunca habrá casas fastuosas, sino una modesta capilla y junto a ella una pequeña Comunidad, un
pequeño grupito de almas que estará compuesto a lo mas por diez almas; además de ellas habrá dos
almas que atenderán distintas (12) necesidades de la Comunidad por fuera del claustro, y prestarán
varios servicios en la iglesia. No llevaran hábitos, sino que vestirán como laicas. Tendrán los votos
pero simples y estarán estrictamente sometidas a la Superiora, quien estará detrás de la reja. Tendrán
parte de todos los bienes espirituales de toda la Comunidad, pero no podrán ser nunca más de dos,
preferiblemente una. Cada casa será independiente de las demás, pero si, todas estarán muy
estrechamente unidas por la regla y por los votos, y por el espíritu. Sin embargo, {en} casos
excepcionales, se podrá enviar una hermana de una casa a otra; también es posible, al fundar una casa,
tomar algunas religiosas, si es necesario. Cada casa estará sujeta al ordinario del lugar.

537 Cada religiosa vivirá en una celda individual, pero será conservada la vida comunitaria, se
reunirán todas para la oración, la comida y el recreo. Cada religiosa, después de emitir la profesión
(13) nunca más vera el mundo, ni siguiera por la reja que será tapada con un paño oscuro, y también
los coloquios serán estrictamente limitados. Será como una persona muerta a la que el mundo no
comprende y la que no comprende al mundo. Ha de presentarse entre el cielo y la tierra, e implorar
incesantemente a Dios su misericordia para el mundo, y la fortaleza para los sacerdotes, para que sus
palabras no resuenen en vano, y para que ellos mismos logren mantenerse {en} esta inconcebible
dignidad, tan expuestos, sin ninguna mancha…. A pesar de ser pocas estas almas, serán heroicas. No
habrá lugar para las almas cobardes ni débiles.

538 Entre ellas no se dividirán en ningunos coros ni en ningunas Madres, ni mamitas, [197], ni reverendas,
ni reverendísimas, sino que todas serán iguales entre ellas, aunque hubiera una gran diferencia en su
origen. Sabemos quien era Jesús y como se humilló y con quienes se relacionaban Llevaran un habito
como el que Él llevaba durante la Pasión, pero no solamente la vestidura, (14) sino que tienen que
imprimir en si las señales con las cuales Él fue distinguido y éstas son: el sufrimiento y el desprecio.
Cada una tenderá a negarse a si misma en grado máximo y a amar la humildad, y la que más se
distinga en esta virtud, será idónea a presidir a las demás.

138
539 Como dios nos ha hecho las compañeras de su misericordia, o más bien, incluso las dispensadoras,
nuestro amor debe ser grande para cada alma, comenzando por los elegidos y terminando en el alma
que no conoce a Dios todavía. Con la oración y la mortificación llegaremos hasta los países más
salvajes, abriendo el camino a los misioneros. Recordaremos que, como el soldado en el frente no
puede resistir mucho tiempo sin el respaldo de la retaguardia que no toma parte directamente en la
batalla, pero le provee de todo lo que necesite. Para [el misionero] lo es la plegaria. Cada una debe
distinguirse por el espíritu del apostolado.

540 (15) Por la noche, mientras escribía, oí en la celda esta voz: No salgas de esta Congregación, ten
piedad de ti misma, te esperan grandes sufrimientos. Cuando mire hacia allí de donde salía la voz, no
vi. nada y continué escribiendo. De repente oí un ruido y estas palabras: Cuando salgas, te
destruiremos. No nos atormentes. Cuando miré vi. muchos monstruos feos; cuando hice con el
pensamiento la señal de la cruz, se disiparon todos inmediatamente. Que horriblemente feo es
Satanás; pobras las almas que tienen que vivir en su compañía, verlo solamente es mas repugnante que
todos los tormentos del infierno.

541 Un momento después oí en el alma esta voz: No tengas miedo de nada, no te sucederá nada sin Mi
voluntad. Después de estas palabras del Señor una fuerza misteriosa entró en mi alma; me alegro
grandemente de la bondad de Dios.

542 (16) El postulantazo. La edad para ser recibida. Puede ser recibida cada persona desde los quince
hasta los treinta anos. En primer lugar hay que reparar en el espíritu que inspira a la persona dada y en
su carácter, si tiene la fuerte voluntad y el valor para seguir las huellas de Jesús, y esto con gozo y
alegría, porque Dios ama a un donador alegre; tiene que despreciar al mundo y a si misma. La falta de
la dote nunca será un impedimento para ser aceptada; también todas las formalidades deben ser claras,
no aceptar los casos complicados.

Sin embargo no pueden ser recibidas las personas melancólicas, inclinadas a la tristeza, con
enfermedades contagiosas, caracteres ambiguos, recelosos, inadaptables a la vida religiosa. Hay que
tener mucho cuidado con la elección de los miembros porque basta una persona no adaptada para
provocar confusión en todo el convento.

543 La duración del postulantazo. El postulantazo será de un año. (17) Durante ese periodo la persona
dada debe analizar si este tipo de vida le gusta y si es apta o no para ella; y también la Maestra debe
observar atentamente si la persona dada es apta o no lo es para este tipo de vida. Después de un ano, si
resulta que tiene una buena voluntad y un sincero deseo de servir a Dios, hay que recibirla en el
noviciado.

544 El noviciado ha de durar un año continuo. A la novicia hay que instruirla sobre las virtudes
referentes a los votos y sobre su importancia. La Maestra debe poner todo el empeño en darles una
formación sólida. Debe ejercitarlas en la humildad ya que solamente el corazón humilde observa los
votos con facilidad y experimenta grandes gozos que fluyen de Dios a un alma fiel.

No serán cargadas con trabajos de responsabilidad para que puedan dedicarse libremente a su propio
perfeccionamiento. Son obligadas rigurosamente a observar las reglas y las normas al igual que las
postulantes.

545 (18) Después de un ano de noviciado, si la novicia se ha mostrado fiel, puede ser admitida a
pronunciar los votos por un ano; éstos deben repetirse durante tres anos; entonces pueden asignársele

139
ya los deberes de responsabilidad; no obstante pertenecerá al noviciado y una vez por semana tiene
que asistir a las conferencias junto con las otras novicias, y los últimos seis meses los pasaran todas en
el noviciado para prepararse bien a la profesión solemne.

546 En lo que se refiere a la alimentación, no comeremos carne; las comidas serán tales que ni aun
los pobres tendrán nada que envidiarnos. Sin embargo los días festivos pueden diferir un poco de los
días regulares. Comerán tres veces al día, observaran rigurosamente los ayunos en el espíritu
primitivo y especialmente los dos grandes. Los alimentos serán iguales para todas las hermanas,
excluyendo (19) cualquier excepción para que la vida comunitaria sea observada en toda su integridad,
tanto en las comidas, como en el vestir o el arreglo de la celda; pero si una de las hermanas se pone
enferma, debe gozar de todos los favores.

547 En cuanto a la oración. La meditación de una hora, la Santa Misa y la Santa Comunión, dos
exámenes de conciencia, el oficio [198], el rosario, la lectura espiritual, una hora de oración durante la
noche. En cuanto al orden del día según las horas, se podrá hacerlo mejor cuando comencemos a vivir
según este sistema.

548 De repente oí en el alma estas palabras: Hija Mía, te aseguro un ingreso fijo del cual
vivirás. Tu empeño debe ser la total confianza en Mi bondad, el Mío, darte todo lo que necesites.
Me hago dependiente de tu confianza; si tu confianza es grande Mi generosidad no conocerá
límites.

549 (20) Sobre el trabajo. Siendo personas pobres, ellas mismas, ejecutaran todos los trabajos que
haya en el convento. Cada una debe estar contenta si le toca un trabajo humillante o contrario a su
naturaleza ya que le será de ayuda para su formación interior. La Superiora cambiara a menudo los
deberes de las hermanas y así las ayudara a separarse completamente de esos pequeños detalles a los
que las mujeres sienten un gran apego. De verdad, a veces me da risa cuando veo con mis ojos que
algunas almas han dejado cosas verdaderamente grandes y toman apego a los trapitos, es decir a la
nadería. Cada una de las hermanas estará un mes en la cocina, no excluyendo ni siquiera a la
Superiora. Que todas prueben cada fatiga que haya en el convento, que todas tengan siempre la
intención pura en todo porque a Dios no le agrada en absoluto la confusión.

550 Que ellas mismas se acusen de las desobediencias exteriores (21) y pidan a la Superiora la
penitencia; que la hagan en el espíritu de humildad. Que se amen unas a otras con el amor superior,
con el amor puro, viendo en cada hermana la imagen de Dios. La característica singular de esta
pequeña Comunidad lo es el amor, así que no estrechen sus corazones, sino que abracen al mundo
entero, ofreciendo misericordia a cada alma a través de la oración, según su vocación. Si somos
misericordiosas en este espíritu, también nosotros mismas alcanzaremos la misericordia.

551 Cada una debería tener un gran amor hacia la Iglesia. Como una buena hija que ama a su madre y reza
por ella, así cada alma cristiana debe rezar por la Iglesia que para ella es madre. ¿Y qué decir de
nosotras, las religiosas, que nos hemos comprometido particularmente a rezar por la Iglesia? Pues, qué
grande es nuestro apostolado aunque tan escondido. Estas pequeñas cosas de cada día serán
depositadas a los pies de Jesús como una ofrenda de imploración por el mundo; pero para (22) que la
ofrenda sea agradable a Dios, tiene que ser pura; para que la ofrenda sea pura, el corazón tiene que
liberarse de todos los apegos naturales y dirigir todos los sentimientos hacia el Creador, amando en Él
a todas las criaturas, según su santa voluntad. Y si cada una se comporta así, en el espíritu de fervor,
le proporcionará alegría a la Iglesia.

140
552 Además de los votos veo una regla importantísima; aunque todas son importantes, ésta la pongo en el
primer lugar y es el silencio. De verdad, si esta regla fuera observada rigurosamente, yo estaría
tranquila por las demás. Las mujeres tienen una gran inclinación a hablar. De verdad, el Espíritu
Santo no habla a un alma distraída y charlatana, sino que, por medio de sus silenciosas inspiraciones,
habla a un alma recogida, a un alma silenciosa. Si se observara rigurosamente el silencio, no habría
murmuraciones, amarguras, maledicencias, chismes, no seria tan maltratado el amor (23) del prójimo,
en una palabra, muchas faltas se evitarían. Los labios callados son el oro puro y dan testimonio de la
santidad interior.

553 Pero en seguida quiero hablar de otra regla, es decir del hablar. Callar cuando se debe halar, es una
imperfección y a veces hasta un pecado. Así, que todas tomen parte en el recreo, y que la Superiora no
exima a las hermanas del recreo, si no es por alguna razón muy importante. Los recreos deben ser
alegres en el espíritu de Dios. Los recreos nos dan la oportunidad de conocernos mejor; que cada una
exprese su opinión con sencillez para edificar a las demás y no en el espíritu de alguna superioridad ni,
Dios nos libre, para reñir. Eso no correspondería con la perfección ni con el espíritu de nuestra
vocación que debe distinguirse por el amor. Dos veces al día habrá recreos de media hora. Pero si
alguna hermana interrumpe el silencio (24) tiene la obligación de acusarse en seguida ante la Superiora
y pedir la penitencia que la Superiora, por esa falta, aplique una penitencia pública y si no fuera así,
ella misma respondería ante el Señor.

554 Sobre la clausura [199]. En los lugares delimitados de la clausura no podrá entrar nadie sin una
autorización especial del ordinario y esto en casos excepcionales, es decir, la administración de los
sacramentos a los enfermos, o la asistencia y la preparación para la muerte, o en ocasión de los ritos
fúnebres. Puede suceder también la absoluta necesidad de dejar entrar a la clausura a un obrero para
hacer alguna reparación en el convento, pero antes debe haber un permiso especial. La puerta que
conduce a la clausura debe estar siempre cerrada y de la llave dispondrá solamente la Superiora.

555 Sobre el acceso al locutorio. Ninguna hermana irá al locutorio sin un permiso especial de la Superiora
y la Superiora no debe conceder fácilmente los permisos para ir (25) con frecuencia al locutorio. Las
que han muerto para el mundo, no deben volver a él ni siquiera a través del coloquio. Pero si la
Superiora considera oportuno que alguna hermana vaya al locutorio, debe atenerse a las siguientes
indicaciones: acompañe ella misma a aquella hermana y si no puede, designe a una suplente, y ésta
está obligada a la discreción, no repetirá lo que habrá oído en el locutorio, pero informará de todo a la
Superiora. Los coloquios deben ser breves, a menos que el respeto a la persona la detiene un poco,
pero nunca descorrerá la cortina, a no ser en casos excepcionales, como puede ser por un insistente
pedido del padre o de la madre.

556 Sobre las cartas. Cada hermana puede escribir cartas selladas al ordinario de quien depende la casa;
fuera de eso, pedirán permiso por cada carta y la entregaran abierta a la Superiora, y la Superiora debe
guiarse por el espíritu de amor (26) y por prudencia. Tiene el derecho de despachar o de retenerla,
según lo que será para la mayor gloria de Dios, pero desearía mucho que de esos escritos haya lo
menos posible: ayudemos a las almas con la plegaria y la mortificación y no con cartas.

557 Sobre la confesión. El ordinario designara a los confesores para la Comunidad, tanto al ordinario
como al extraordinario. El confesor ordinario será uno y escuchara las confesiones de toda la
Comunidad una vez por semana. El confesor extraordinario vendrá cada tres meses y cada hermana
tiene la obligación de presentarse a él aunque no tenga la intención de hacer una verdadera confesión.
Ni el confesor ordinario ni el extraordinario permanecerá en su cargo mas de tres años; al final del
trienio habrá una votación secreta y según ella la Superiora presentara el pedido de las hermanas al
ordinario; de todas maneras, el confesor puede ser designado para el segundo y también para el tercer

141
(27) trienio. Las religiosas se confesaran junto a la reja cerrada; también las conferencias serán
pronunciadas para la Comunidad a través de la reja cubierta con la cortina oscura. Las hermanas no
hablaran nunca entre si de la confesión ni de los confesores, mas bien rueguen por ellos para que Dios
los ilumine en dirigir sus almas.

558 Sobre la Santa Comunión. Las hermanas no deben hablar de cuáles de ellas se acercan a la Santa
Comunión con menos frecuencia y cuáles más a menudo. Se abstengan de dar juicios en esta materia
a la que no tienen derecho; cualquier juicio respecto a esto pertenece exclusivamente al confesor. La
Superiora puede preguntar a una hermana dada, pero no para conocer la razón por la cual no se acerca
a la Santa Comunión, sino mas bien, para facilitarle la confesión. Que las Superioras no se atrevan a
entrar en el ámbito de las conciencias de las hermanas. A veces, la Superiora puede disponer que la
Comunidad ofrezca (28) la Comunión por cierta intención. Cada una debe aspirar a la máxima pureza
del alma para poder recibir diariamente al Huésped Divino.

559 Una vez, al entrar en la capilla, vi. los muros de una casa como abandonada [200], las ventanas estaban
sin cristales, las puertas no terminadas sin hojas, sólo tenían los marcos. De repente oí en el alma estas
palabras: Aquí debe estar aquel convento. A decir verdad, no me agradó mucho que había de estar
en aquellas ruinas.

560 Jueves. Me sentía muy apremiada para dar comienzo a la obra lo antes posible, según el deseo del
Señor. Cuando fui a confesarme, antepuse una opinión mía a la opinión del confesor. En un primer
momento no me di cuenta de ello, pero mientras rezaba la Hora Santa, vi. al Señor Jesús (29) con el
aspecto que tiene en la imagen y me dijo que comunicara al confesor y a las Superioras todo lo que me
decía y exigía. Y haz solamente aquello para lo que recibirás permiso. Y me dió a conocer Jesús,
lo mucho que le desagrada el alma arbitraria; en aquella alma me reconocí a mi misma. Advertí en mí
la sombra de arbitrariedad, me deshice en polvo delante de su Majestad y con el corazón despedazado,
le pedí perdón. Pero Jesús no me permitió permanecer mucho tiempo en tal disposición, sino que su
divina mirada llenó mi alma con un gozo tan grande que no encuentro palabras para expresarlo. Y me
dio a conocer Jesús que debía preguntarle y consultarle más. De verdad, qué dulce es la mirada de mi
Señor. Su mirada penetra mi alma hacia los lugares mas secretos, mi espíritu se entiendo con Dios sin
pronunciar ni una sola palabra; siento que Él vive en mi y yo en Él.

561 (30) Una vez vi. aquella imagen [201] [en] una pequeña capillita y en un momento vi. que de aquella
pequeña capillita se hizo un templo grande y bello, y en aquel templo vi. a la Santísima Virgen con el
Niño en los brazos. Luego el Niño Jesús desapareció de los brazos de la Virgen y vi una imagen viva
de Jesús crucificado. La Virgen me dijo que me comportara como Ella: a pesar de los gozos, siempre
mirara fijamente la cruz y me dijo también que las gracias que Dios me concedía no eran solamente
para mí sino también para otras almas.

562 El Niño Jesús que veo durante la Santa Misa no es siempre igual, a veces muy alegre, a veces no mira
nada hacia la capilla. Ahora, la mayoría de las veces está alegre cuando nuestro confesor [202] celebra
la Santa Misa. Me sorprendí mucho al ver cuánto lo amaba el pequeño Niño Jesús. A veces lo veo
con un delantalcito [203] de color.

563 (31)Antes de venir a Vilna y antes de conocer a este confesor, una vez había visto una iglesia no muy
grande y junto a ella esta Comunidad. El convento tenía doce celdas, cada religiosa iba a tener su
celda particular. Vi al sacerdote que ayudaba a arreglar el convento y a quien conocí unos años mas
tarde, pero ya lo había conocido en visión. Vi su gran abnegación en arreglar todo en aquel convento
y le ayudaba otro sacerdote que no he conocido hasta el momento. Vi las rejas de hierro tapadas con
un paño oscuro. A aquella iglesia las hermanas no iban.

142
564 El día de la Inmaculada Concepción de la Virgen. Durante la Santa Misa oí el susurro de ropas y vi a
la Santísima Virgen en un misterioso, bello resplandor. Tenía una túnica blanca con una faja (32) azul
y me dijo: Me das una gran alegría adorando a la Santísima Trinidad por las gracias y los
privilegios que me ha concedido, y desapareció enseguida.

565 Sobre las penitencias y las mortificaciones.

En el primer lugar están las mortificaciones interiores, pero además practicaremos las mortificaciones
exteriores, definidas exactamente para que las practiquen todas. Estas son: tres días por semana
observaremos el ayuno estricto. Estos días son: viernes, sábado y miércoles. Cada viernes, durante el
tiempo necesario para rezar el salmo 50, se someterán a la disciplina [204], todas en la misma hora en
sus propias celdas. La hora indicada, las tres de la tarde, por los pecadores agonizantes. Durante dos
grandes ayunos [205], como los días del trimestre [206], las vigilias [207], la comida consistirá en:
una vez al día un trozo de pan y un poco de agua.
Que cada una trate de practicar estas mortificaciones que están prescritas (33) para todas, pero si
alguna hermana desea algo mas, pida el permiso a la Superiora. Una mortificación general mas:
ninguna hermana puede entrar en la celda de otra sin un permiso especial de la Superiora, pero la
Superiora debe a veces entrar inadvertidamente en las celdas de las hermanas, no para espiar, sino en
el espíritu de amor y responsabilidad que tiene antes Dios; ninguna cerrará nada con llave, la regla será
la llave general para todas.

566 Un día, después de la Santa Comunión vi repentinamente al Niño Jesús que estaba junto a mi
reclinatorio y al que se agarraba con las dos manitas. Aunque era un Niño pequeño, no obstante, me
penetró el temor y el miedo, viendo en Él a mi Juez, Señor y Creador ante cuya santidad tiemblan los
ángeles, y por otra parte, mi alma fue inundada del amor (34) inconcebible y me pareció que moría
bajo su influjo. Ahora veo que Jesús refuerza primero mi alma y la hace capaz para relacionarme con
Él, porque de otro modo no podría soportar lo que estoy experimentando en este momento.

7 El comportamiento de las hermanas para con la Superiora.

Que todas las hermanas respeten a la Superiora como al Señor Jesús Mismo, tal y como lo mencione
hablando del voto de la obediencia. Que se porten con confianza infantil, sin murmurar nunca ni
criticar sus órdenes porque eso desagrada mucho a Dios. Que cada una se guíe por el espíritu de fe
para con las Superioras, que pida con sencillez todo lo que necesite. Dios nos guarde, y que nunca se
repita ni ocurra que alguna de ustedes sea el motivo de tristeza o de lágrimas de la Superiora. Que
cada una sepa que, como el cuarto mandamiento obliga a los hijos a respetar a los padres, lo mismo se
refiere a la religiosa para con la Superiora. No es buena (35) la religiosa que se permite y se atreve
juzgar a la Superiora. Que sean sinceras con la Superiora y le hablen de todo y de sus necesidades con
la sencillez de una niña.

Las hermanas se dirigirán a su Superiora de este modo: le ruego, Hermana Superiora. Nunca le
besaran la mano, pero cada vez que la encuentren en el pasillo, como también cuando vayan a la celda
de la Superiora, dirán: Alabado sea Jesucristo, inclinando un poco la cabeza.

Las hermanas entre si dirán: le ruego, hermana agregando el nombre. Respecto a la Superiora deben
guiarse por el espíritu de la fe y no con sentimentalismo ni con adulaciones, cosas indignas de una
religiosa que la humillarían mucho. Una religiosa debe ser libre como una reina y lo será si vive con
el espíritu de la fe. Debemos escuchar y respetar a la Superiora no por ser buena, santa, prudente, no,

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no por todo esto, sino solamente porque para nosotros ocupa el lugar de Dios y escuchándola
obedecemos a Dios mismo.

568 (36) El comportamiento de la Superiora para con las hermanas.

La Superiora debe distinguirse por la humildad y el amor hacia cada hermana, sin excepción alguna.
Que no se deje guiar por simpatía o por antipatía, sino por el espíritu de Cristo. Debe saber que Dios
le pedirá cuenta de cada hermana. Que no diga sermones a las hermanas, sino que dé el ejemplo de
una profunda humildad y el de negarse a si misma, ésta será la enseñanza mas eficaz para las que
dependen de ella. Que sea resuelta, pero nunca brusca; que tenga paciencia si la cansan con las
mismas preguntas, aunque tenga que repetir cien veces la misma cosa, pero siempre con la misma
calma. Que trate de presentir todas las necesidades de las hermanas sin esperar que le pidan ésta u otra
cosa, porque son diversas las naturalezas de las almas. Si ve que alguna hermana está triste o doliente,
trate de ayudarle de cualquier manera y de consolarla; que ruegue mucho y pida luz para saber (37)
cómo comportarse con cada una de ellas porque cada alma es un mundo diferente. Dios tiene distintos
modos para tratar con las almas que, a veces, para nosotros, son incomprensibles e inconcebibles, por
eso la Superiora debe ser prudente para no impedir la actuación de Dios en ningún alma. Que nunca
amoneste a las hermanas cuando está nerviosa, además los reproches deben siempre ir acompañados
por palabras de estimulo. Hay que dar a conocer al alma su error para que lo reconozca, pero no se la
debe desalentar. La Superiora debe distinguirse por el amor activo a las hermanas, debe encargarse de
todas las penas para aliviar a las hermanas; que no exija ningunos servicios de las hermanas, que las
respete como a las esposas de Jesús y que esté dispuesta a servirles tanto de día como de noche; debe
mas bien pedir que ordenar. Que tenga el corazón abierto a los sufrimientos de las hermanas y que ella
misma estudie y contemple fijamente el libro abierto, es decir, a Jesús Crucificado. Que siempre pida
con fervor la luz y, especialmente, cuando tenga que arreglar algo de importancia con alguna (38)
hermana. Que se cuide de entrar en el ámbito de sus conciencias, porque en este campo es el sacerdote
que tiene la gracia; pero sucede que algún alma sienta la necesidad de desahogarse ante la Superiora,
entonces la Superiora puede recibir las confidencias de un alma, pero no se olvide del secreto, porque
nada disgusta mas a un alma que cuando se diga a otros lo que ella dijo en confianza, es decir en
secreto. Las mujeres tienen siempre la cabeza débil respecto a esto; pocas veces se encuentra a una
mujer con la mente de hombre. Procure una profunda unión a Dios y Dios gobernará a través de ella.
La Virgen santísima será la Superiora [208] de este convento y nosotras seremos sus hijas fieles.

569 15 XII 1935. Hoy desde muy temprano una fuerza misteriosa me empuja a obrar, no me deja en paz ni
un momento; un ardor misterioso se ha encendido en mi corazón empujándome a obrar, no logro
dominarlo; es un martirio silencioso conocido solamente a Dios, pero que haga (39) de mi lo que a Él
le agrade; mi corazón está dispuesto a todo. Oh Jesús, mi queridísimo Maestro, no te alejas de mí ni
por un momento. Oh Jesús, Tu sabes bien lo débil que soy por mi, por eso sé que mi debilidad Te
obliga a estar siempre conmigo.

570 Una vez vi al Señor Jesús con una túnica clara; eso fue en el invernadero [209]. Escribe lo que te
diré: Mi deleite es unirme a ti, espero con gran ansia y añoro este momento en que habitaré
sacramentalmente en tu convento. Mi espíritu descansara en aquel convento, bendeciré
especialmente las inmediaciones donde estará el convento. Por amor hacia ustedes alejaré todos
los castigos que la justicia de Mi Padre administra merecidamente. Hija Mía, he inclinado Mi
Corazón hacia tus suplicas: tu tarea y empeño aquí en la tierra es implorar la misericordia para
(40) el mundo entero. No encontrará alma ninguna la justificación hasta que no se dirija con
confianza a Mi misericordia y por eso el primer domingo después de Pascua ha de ser la Fiesta
de la Misericordia. Ese día los sacerdotes han de hablar a las almas sobre Mi misericordia
infinita. Te nombro dispensadora de Mi misericordia. Dile al confesor que la imagen esté

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expuesta en la iglesia y no en el convento dentro de la clausura. Por medio de esta imagen
colmaré a las almas con muchas gracias, por eso, que cada alma tenga acceso a ella.

571 Oh Jesús mío, Verdad eterna, no tengo miedo de nada, de ningunas dificultades, de ningunos
sufrimientos, temo solamente una cosa, es decir, ofenderte. Oh Jesús, preferiría no existir que entristecerte.
Oh Jesús, Tu sabes que mi amor no conoce a nadie, solamente a Ti, en ti se ahogó mi alma.

572 (41) Oh, qué grande debe ser el fervor de cada alma de este convento, si Dios desea morar con
nosotras. Que cada una tenga presente que si no somos nosotras, almas religiosas, las que intercedan con
Dios, entonces ¿quién lo hará? Que cada una arda como una victima pura de amor delante de la Majestad de
Dios; pero para ser agradable a Dios, debe unirse estrechamente a Jesús; solamente con Él y por Él podemos
agradar a Dios.

573 21 XII 1935. Una vez el confesor [210] dijo que fuera a ver aquella casa, si era la misma que yo había
visto en visión. Cuando fui con mi confesor a ver la casa [211], o más bien las ruinas, con un solo vistazo
reconocí que todo era igual a lo que había visto en visión. Cuando toqué las tablas que estaban clavadas
formando algo como una puerta, en el mismo instante, una fuerza como un relámpago penetró mi alma
dándome (42) la certeza inquebrantable. Me alejé rápido de aquel lugar con el alma llena de alegría; me
parecía que alguna fuerza me clavaba en aquel lugar. Me alegré mucho de ver una conformidad absoluta de
esas cosas con las que había visto en la visión. Cuando el confesor hablaba del arreglo de las celdas y de otras
cosas, encontré todo idéntico a lo que me había dicho Jesús. Me alegro grandemente de que Dios obre por él,
pero no me sorprendo nada de que Dios le dé tanta luz, ya que en el corazón puro y humilde mora Dios que es
la Luz Misma y todos los sufrimientos y todas las contrariedades existen para que se manifieste la santidad del
alma. Al regresar a casa, entré en seguida en nuestra capilla para descansar un momento, de repente oí en el
alma estas palabras: No tengas miedo de nada, Yo estoy contigo, estos asuntos están en Mis manos y los
realizaré según Mi misericordia, y nada puede oponerse a Mi voluntad.

574 (43) Año 1935, Vigilia de Navidad

Desde la primera hora mi espíritu estaba sumergido en Dios, su presencia me traspasó por completo.
Al anochecer, antes de cenar, entré un momento en la capilla para, a los pies de Jesús, compartir el
“oplatek” con los que están lejos, a quienes Jesús ama mucho y a quienes yo agradezco mucho.
Mientras estaba compartiendo el “oplatek” en espíritu con cierta persona, oí en el alma estas palabras:
Su corazón es para Mí el paraíso en la tierra. Cuando Salí de la capilla, en un solo momento me
envolvió la omnipotencia de Dios. Entendí cuánto Dios nos ama; oh, si las almas pudieran darse
cuenta y comprenderlo aunque sólo en parte.

575 El día de Navidad

La Misa de Medianoche. Durante la Santa Misa vi nuevamente al pequeño Niño Jesús,


extraordinariamente bello que con alegría tendía las manitas hacia mí. (44) Después de la Santa
Comunión oí estas palabras: Yo siempre permanezco en tu corazón, no solamente en el momento
en que Me recibes en la Santa Comunión, pero siempre. Viví estas fiestas en una gran alegría.

576 Oh Santa Trinidad, Dios eterno, mi espíritu se sumerge en Tu belleza; para Ti los siglos no son nada.
Tú eres siempre el Mismo. Oh, qué grande es Tu Majestad. Oh Jesús, ¿cuál es el motivo por el que escondes
Tu Majestad, has abandonado el trono del cielo y estás con nosotros? El Señor me contestó: Hija Mía, el
amor Me ha traído y el amor Me detiene. Oh hija Mía, si tú supieras qué gran mérito y recompensa
tiene un solo acto de amor puro hacia Mi, morirías de gozo. Lo digo para que te unas a Mi
constantemente a través del amor, porque éste es el fin de la vida de tu alma; este acto consiste en el

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acto de voluntad; has de saber que el alma pura es humilde; (45) cuanto te humillas y te anonadas ante
Mi Majestad, entonces te persigo con Mis gracias, hago uso de la omnipotencia para enaltecerte.

577 Una vez, cuando el confesor me dio por penitencia rezar un Gloria, eso me tomó mucho tiempo, mas
de una vez empezaba y no llegaba a terminar, porque mi espíritu se unía a Dios y no lograba estar presente en
mi misma. En efecto, a veces, a pesar de mi voluntad, me envuelve la omnipotencia de Dios y estoy
sumergida entera en Él por el amor y entonces no sé lo que pasa alrededor de mi. Cuando dije al confesor que
esta breve oración me ocupaba a veces muchísimo tiempo y que a veces no lograba rezarla, el confesor me
mandó rezarla en seguida en el confesionario. Sin embargo mi espíritu se sumergía en Dios y no lograba
pensar lo que quería a pesar de hacer esfuerzos. Entonces el confesor me dijo: Recítela conmigo. (46) Repetí
cada palabra, pero mientras repetía cada palabra, mi espíritu se sumergía en la persona que nombraba.

578 Una vez, Jesús me dijo de cierto sacerdote que esos anos serian un adorno de su vida sacerdotal. Los
días de los sufrimientos parecen siempre mas largos, pero también ellos pasaran aunque lo hagan despacio, de
manera que a veces nos parece que más bien van para atrás. Pero su fin es cercano y después un gozo eterno e
inexpresable. La eternidad, ¿Quién puede concebir y comprender al menos esta palabra que proviene de Ti,
oh Dios inconcebible, es decir, la eternidad?

579 Sé que las gracias que Dios me concede, a veces son exclusivamente para ciertas almas. Este
conocimiento me llena de un gran gozo; siempre me alegro del bien de otras almas como si lo poseyera yo
misma.

580 (47) Una vez el Señor me dijo: Me hieren más las pequeñas imperfecciones de las almas elegidas
que los pecados de las almas que viven en el mundo. Me entristecí mucho por el hecho de que Jesús padece
sufrimientos a causa de las almas elegidas, y Jesús me dijo: Estas pequeñas imperfecciones, no es todo; te
revelaré el secreto de Mi Corazón, lo que sufro por parte de las almas elegidas: la ingratitud por tantas
gracias es el alimento continuo de Mi Corazón por parte del alma elegida. Su amor es tibio, Mi
Corazón no puede soportarlo; estas almas Me obligan a rechazarlas de Mí. Otras no tienen confianza
en Mi bondad y nunca quieren sentir la dulce intimidad en su corazón, pero Me buscan por allí, lejos y
no Me encuentran. Esta falta de confianza en Mi bondad es lo que mas Me hiere. Si Mi muerte no las
ha convencido de Mi amor, ¿qué es lo que las convencerá? Muchas veces un alma Me hiere
mortalmente y en tal caso nadie Me consolará. (48) Hacen uso de Mis gracias para ofenderme. Hay
almas que desprecian Mis gracias y todas las pruebas de Mi amor; no quieren oír Mi llamada, sino que
van al abismo infernal. Esta pérdida de las almas Me sumerge en la tristeza mortal. En tales casos, a
pesar de ser Dios, no puedo ayudar nada al alma, porque ella Me desprecia; disponiendo de la voluntad
libre puede despreciarme o amarme. Tú, dispensadora de Mi misericordia, habla al mundo entero de
Mi bondad y con esto consolarás Mi Corazón.

581 Muchas mas cosas te diré cuando hables Conmigo en lo profundo de tu corazón; allí nadie puede
impedir Mi actuar, es allí donde descanso como en un jardín cerrado.

582 El interior de mi alma es como un mundo grande y magnifico en el que vivimos Dios y yo. Fuera de
Dios nadie más tiene acceso a él. Al comienzo de mi vida con Dios (49) me llenaba el temor y la ceguedad.
Su resplandor me cegó y pensaba que Él no estaba en mi corazón, sin embargo eran los momentos cuando
Dios trabajaba en mi alma y el amor se hacia cada vez mas puro y mas fuerte; y el Señor llevo mi voluntad a
la mas estrecha unión son su santa voluntad. Nadie puede entender lo que estoy viviendo en este magnifico
palacio de mi alma donde estoy continuamente con mi Amadísimo. Ninguna cosa exterior perturban mis
relaciones con dios; aunque usara las palabras más fuertes, no expresaría ni una sombra de cómo mi alma está
embriagada de felicidad y de amor inexpresable, tan grande y tan puro como la fuente de la que brota, es
decir, Dios mismo. El alma es totalmente embebida de Dios, lo siento físicamente y el cuerpo participa en

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este gozo; aunque sucede que las inspiraciones de Dios son diversas en la misma alma, sin embargo provienen
de la misma fuente.

583 (50) En una ocasión vi a Jesús sediento y a punto de desfallecer, y me dijo: Tengo sed. Cuando le di
agua al Señor, la tomó, pero no la bebió y desapareció inmediatamente; estaba vestido como durante la
Pasión.

584 Cuando contemplas en el fondo de tu corazón lo que te digo, sacas un provecho mucho mayor
que si leyeras muchos libros. Oh, si las almas quisieran escuchar Mi voz cuando les hablo en el fondo
de sus corazones, en poco tiempo llegarían a la cumbre de la santidad.

585 8 I 1936. Cuando fui a ver al arzobispo [212] y le dije que el Señor exigía de mi que rogara
impetrando la Divina Misericordia para el mundo, y que surgiera una Congregación que implorase la Divina
Misericordia para el mundo, le rogué que me diera la autorización para todo esto que Jesús quería de mi, el
arzobispo (51) me contestó con estas palabras: En cuanto a las plegarias, hermana, le doy permiso e incluso la
animo a rogar lo máximo posible por el mundo e impetrar por él la Divina Misericordia, porque todos
necesitamos la misericordia y seguramente tampoco el confesor le impide, hermana, rogar según esta
intención. Y en cuanto a la Congregación, pues, espere un poco, hermana, que las cosas se pongan un poco
mas favorables; esta obra en si es buena, pero no se debe tener prisa; si tal es la voluntad de Dios, tarde o
temprano, se realizará. ¿Por qué no?, después de todo existen tantas otras Congregaciones, pues también ésta
surgirá, si Dios lo quiere. Esté completamente tranquila. Jesús puede todo; procure una estrecha unión con
dios y esté de buen ánimo. Estas palabras me llenaron de gran alegría.

586 Al alejarme del arzobispo, oí en el alma estas palabras: Para confirmar tu espíritu (52) hablo por
medio de Mis suplentes de acuerdo a lo que exijo de ti. Pero debes saber que no siempre será así; te
contradecirán en muchas cosas y a través de esto se manifestará Mi gracia y que esta obra es Mía, pero
tu no tengas miedo de nada, Yo estoy siempre contigo. Has de saber también, hija Mía, que todas las
criaturas, sepan o no sepan, quieran o no quieran, siempre cumplen Mi voluntad.

587 Una vez, vi de repente al Señor Jesús en una gran Majestad y me dijo estas palabras: Hija Mía, si
quieres, en este momento creo un mundo nuevo más bello que éste y pasarás en él el resto de tus días.
Contesté: No quiero ningún mundo, yo Te deseo a Ti, oh Jesús, deseo amarte con el amor con que Tú me
amas; Te ruego una cosa: Haz mi corazón capaz de amarte. (53) Me sorprende mucho, Jesús mío, que hagas
tal pregunta, porque en realidad ¿qué haría yo con estos mundos aunque me los des por millares? ¿Qué
provecho tendría? Tu sabes bien, Jesús, que mi corazón muere de nostalgia por Ti; todo lo que está fuera de
Ti, para mi no es nada. En aquel momento no vi nada mas, pero una fuerza envolvió mi alma y un extraño
fuego se incendio en mi corazón, y entré en una especia de agonía por Él; entonces oí estas palabras: A
ningún alma Me uno tan estrechamente y de este modo como a ti y esto por la profunda humildad y el
amor ardiente que tienes por Mi.

588 Una vez oí en mi interior estas palabras: Percibo cada latido de tu corazón; has de saber, hija Mía,
que una mirada tuya hacia alguien Me heriría (54) mas que muchos pecados cometidos por otra alma.

589 El amor expulsa el temor del alma. Desde que amé a Dios con todo mí ser, con toda la fuerza de mi
corazón, desde entonces cedió el temor y aunque me digan no sé qué de su justicia, no le tengo miedo en
absoluto, porque lo conocí bien: Dios es el Amor y su Espíritu es la paz. Y ahora veo que mis obras que
surgieron del amor son más perfectas que las obras que cumplí por temor. He puesto mi confianza en Dios y
no tengo miedo de nada, me he entregado totalmente a su santa voluntad; que haga de mi lo que quiera y yo,
de todas maneras, Lo amaré siempre.

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590 Cuando recibo la Santa Comunión, pido y suplico al Salvador que sane mi lengua para que nunca
ofenda el amor del prójimo.

591 (55) Oh Jesús, Tu sabes cuán ardiente es mi deseo de esconderme para que nadie me conozca, excepto
Tu dulcísimo Corazón. Deseo ser una violeta pequeñita escondida entre las hierbas, desconocida en un
magnifico jardín cerrado, donde crecen esplendidas rosas, y lirios. La bella rosa y el maravilloso lirio se dejan
ver desde lejos, pero para ver la violeta pequeña hay que encorvarse mucho, sólo su perfume permite
descubrirla. Oh, cuanto me alegro de poder esconderme así. Oh mi Esposo divino, para Ti son la flor de mi
corazón y el perfume del amor puro. Mi alma se ha ahogado en Ti, Dios eterno, desde el momento en que Tu
Mismo me has atraído hacia Ti; oh Jesús
592 mío, cuanto más Te conozco, tanto mas ardientemente Te deseo. Conocí en el Corazón de Jesús, que
para las almas elegidas en el cielo mismo hay otro cielo al que no todos tienen acceso sino solamente las
almas elegidas. Una felicidad inconcebible en la que será sumergida el alma. Oh Dios mío, es que no logro
describirlo ni siquiera en una mínima parte. (56) Las almas están penetradas por su divinidad, pasan de
claridad en claridad, luz inmutable, pero nunca monótona, siempre nueva, y que no cambia nunca. Oh Santa
Trinidad, déjate conocer a las almas.

593 Oh Jesús mío, no hay nada mejor para un alma que las humillaciones. En el desprecio está el secreto
de la felicidad; cuando el alma llega a conocer que es una nulidad, la miseria personificada y que todo lo que
tiene de bueno en si misma, es exclusivamente don de Dios, cuando el alma ve que todo lo que tiene en si le
ha sido dado gratuitamente y que de si tiene solamente la miseria, esto la mantiene continuamente humilde
delante de la Majestad de Dios y Dios, viendo tal disposición del alma, la persigue con sus gracias. Cuando el
alma se hunde en el abismo de su miseria, Dios hace uso de su omnipotencia para enaltecerla. Si hay en la
tierra un alma verdaderamente feliz, ésta es solamente (57) un alma verdaderamente humilde. Al principio el
amor propio sufre mucho a causa de eso, pero si el alma enfrenta valerosamente repetidos combates, Dios le
concede mucha luz en la que ella ve lo miserable y engañoso que es todo. En su corazón esta solamente Dios;
un alma humilde no confía a si misma, sino que pone su confianza en Dios. Dios defiende al alma humilde y
Él Mismo se introduce en las cosas de ella y entonces el alma permanece en máxima felicidad que nadie
puede comprender.

594 Una noche vino a mi una de las hermanas difuntas que ya antes había venido a verme algunas veces; la
primera vez la vi en un estado de gran sufrimiento, después los sufrimientos eran cada vez menores y aquella
noche, la vi resplandeciente de felicidad y me dijo que ya estaba en el paraíso; y me dijo que Dios (58) probó
esta casa con aquella tribulación porque la Madre General había dudado, no prestando fe a lo que yo había
dicho de esta alma. Pero ahora, como signo de que sólo ahora está en el cielo, Dios bendecirá esta casa.
Luego se acercó a mí y me abrazó cordialmente y dijo: Tengo que irme ya. Comprendí lo estrecha que es la
unión entre estas tres etapas de la vida de las almas, es decir, la tierra, el purgatorio, el cielo.

595 Noté muchas veces que Dios somete a pruebas a algunas personas porque, según me dice, no le agrada
la incredulidad. Una vez, al ver que Dios sometio a prueba a un arzobispo que estaba mal dispuesto y no creia
en esta causa [213]… me dio lastima y pedi a Dios por él y el Señor le dio alivio. A Dios le desagrada mucho
la desconfianza y por eso algunas almas pierden muchas gracias. La desconfianza (59) de un alma hiere su
dulcisimo Corazón que está lleno de bondad y de amor inconcebible hacia nosotros; porque es grande la
diferencia entre el deber del sacerdote que a veces no debe creer, pero para convencerse mas profundamente
de la veracidad de los dones o de las gracias en cierta alma, y cuando lo hace para guiar mejor a un alma y
empujarla hacia una mas profunda unión con dios; será grande e incalculable su recompensa por ello. Pero
menospreciar y desconfiar de las gracias de Dios en un alma por no poder penetrarlas ni entenderlas, esto no
agrada al Señor. Siento mucho por las almas que se encuentran con sacerdotes inexpertos.

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596 Una vez un sacerdote [214] me pidio que rogara según su intencion; prometi rogar y pedi una
mortificacion. Cuando recibi el permiso para (60) cierta mortificacion, sentí en el alma el deseo de ceder en
aquel dia a aquel sacerdote todas las gracias que la bondad de Dios me había destinado y pedi a Jesús que se
dignara destinarme todos los sufrimientos y todas las tribulaciones exteriores e interiores que aquel sacerdote
iba a soportar aquel dia. Dios aceptó en parte este deseo mio y en seguida, sin saber de dónde, empezaron a
surgir distintas dificultades y contrariedades hasta tal punto que una de las hermanas dijo en voz alta estas
palabras: El Señor Jesús debe tener algun plan en que todos ejerciten a Sor Faustina. Los hechos referidos
eran tan sin fundamento que algunas hermanas los afirmaban y otras los negaban, mientras yo, en silencio, me
ofrecia por aquel sacerdote. Pero eso no fue todo; tuve sufrimientos interiores. Primero me dominó y una
aversión hacia las hermanas, luego comenzó a atormentarme una extrana inseguridad (61), no logré
concentrarme para rezar, varias cuestiones pasaban por mi cabeza causandome preocupaciones. Cuando
cansada entré en la capilla, un extrano dolor estrechó mi alma y empecé a llorar silenciosamente; entonces oí
en el alma esta voz: Hija Mia, ¿Por qué lloras? Si tu misma te has ofrecido a este sufrimiento; debes
saber que lo que tú has recibido por aquella alma es una parte muy pequena. El sufre todavía mas. Y
le pregunté al Señor: ¿Por qué Te comportas con él de este modo? El senor me contestó que por la triple
corona que le era destinada: la de la virginidad, del sacerdocio y del martirio. En aquel momento una gran
alegria dominó mi alma al ver una gran gloria que él recibiria en el cielo. Entonces recé el Te Deum [215] por
esta singular gracia de Dios, es decir, por haber conocido que Dios se comporta asi con aquellos a los cuales
desea tener cerca de Él. Pues, nada son todos los sufrimientos en comparación con lo que nos espera en el
cielo.

597 (62) Un dia, después de nuestra Santa Misa,a vi de repente a mi confesor [216] celebrando la Santa
Misa en la iglesia de San Miguel delante de la imagen de Nuestra Senora. Estaba en el ofertorio de la Santa
Misa y vi al pequeño Nino Jesús que se estrechaba a él como si estuviera huyendo de algo, en él buscando
refugio. Pero al llegar el momento de la Santa Comunión, desapareció como siempre. De repente vi a la
Santisima Virgen que lo cubrió con su manto y dijo: Ánimo, Hijo mio; valor, Hijo mio. Y dijo algo mas que
yo no alcancé oir.

598 Oh, qué ardiente es mi deseo de que cada alma glorifique Tu misericordia. Feliz el alma que invoca la
misericordia del Señor; experimentará lo que ha dicho el Señor, es decir, que la defenderá como su gloria, ¿y
quién se atrava a luchar contra Dios? Que toda alma exalta la misericordia del Señor (63) con la confianza en
su misericordia, durante toda su vida y especialmente en la hora de la muerte. Alma querida, no tengas miedo
de nada, quienquiera que seas; y cuanto mas grande es el pecador, tanto mayor derecho tiene a Tu
misericordia, Señor. Oh bondad inconcebible, Dios es el primero en humillarse hacia el pecador. Oh Jesús,
deseo glorificar Tu misericordia para miles de almas. Yo sé bien, oh Jesús, que debo hablar a las almas de Tu
bondad, de Tu inconcebible misericordia.

599 En cierta ocasión una persona me pidio rogar por ella; cuando me encontre con el Señor, le dije estas
palabras: Jesús, yo amo particularmente las almas a las que amas Tú. Y Jesús me contestó con estas palabras:
Y Yo concedo gracias particulares a las almas por las cuales tú intercedes delante de Mi.

600 Jesus me defiende de manera misteriorsa, de verdad, es una gran gracia de Dios que experimento
desde hace mucho tiempo.

601 (64) Una vez, cuando una de las hermanas [217] se enfermó y estaba a punto de morir, se reunió toda
la Comunidad [218] y estaba tambien presente un sacerdote que le dio a la enferma la absolución; subitamente
vi una multitud de espiritus de las tinieblas. En aquel momento, olvidandome que estaba en compania de las
hermans, tomé el aspersorio y los rocié con agua bendita y desaparecieron en seguida. Pero cuando las
hermanas vinieron al refectorio, la Madre Superiora [219] me llamó la atención a que no habria debido rociar

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a la enferma en presencia del sacerdote al que correspondia tal funcion. Acepté la admonición con espiritu de
penitencia, pero el agua bendita da un gran alivio a los moribundos.

602 Oh Jesús mio, Tu ves lo debil aque soy por mi misma, por eso dirige Tu Mismo todas mis cosas.
Sabes, oh Jesús, que sin Ti no me acerco a ningun problema, pero Contigo afrontaré las cosas mas difíciles.

603 (65) 29 I 1936. Por la noche, estando yo en mi celda, vi repentinamente una gran claridad y en lo alto
de esta claridad una enorme cruz gris oscura y de inmediato fui atraida cerca de esta cruz; pero mirandola
fijamente no comprendia nada y rezaba {para conocer} lo que significaba. De pronto vi a Jesús y la cruz
desaparecio. El Señor Jesús estaba sentado entre una gran luz, los pies y las piernas hasta las rodillas se
hundian en esta luz de modo que no los veia. Jesús se inclinó a mi y me miró amablemente y me habló sobre
la voluntad del Padre Celestial. Me dijo que el alma mas perfecta y santa es aquella que cumple la voluntad
de su Padre, pero son pocas estas almas. Con un amor singular mira al alma que vive según su voluntad; y
Jesús me dijo que yo complo la voluntad de Dios de modo perfecto, es decir, perfectamente y por eso Me uno
a ti y Me relaciono contigo de una manera tan particular y tan estrecha. Dios envuelve con un amor
inconcebible al alma que (66) vive según su voluntad. Comprendi cuanto Dios nos ama, cuán sencillo es
aunque incomprensible, que facil es tratar con Él aunque su Majestad es tan grande. Con nadie me relaciono
tan fácilmente y con tanta soltura como con Él; ni siquiera la madre natural con su hijo que la ama
sinceramente se entienden tanto como mi alma con Dios. Mientras estaba en esta unión con el Señor, vi dos
personas y no estaba escondido delante de mi su interior; triste el estado de estas almas, pero confio en que
tambien ellas glorificarán la misericordia del Señor.

604 En el mismo momento vi tambien a cierta persona [220] y en parte el estado de su alma y grandes
pruebas que Dios enviaba a esta alma; esos sufrimientos tenian relacion con su mente y en una forma tan
aguda que me dio lastima y dije al Señor: ¿Por qué la tratas asi? Y el Señor me contestó: Por su triple
corona. Y el Señor me dio a conocer qué gloria mas inefable le espera al alma que es (67) semejante a Jesús
doliente aquí en la tierra; tal alma sera semejante a Jesús en su gloria. El Padre Celestial honrará y estimará
nuestras almas en cuanto vea en nosotros la semejanza a Su Hijo. Comprendi que esta semejanza con Jesús
nos es dada aquí en la tierra. Veo almas puras e inocentes a las cuales Dios administra su justicia y estas
almas son las victimas que sostienen el mundo y completan lo que ha faltado a la Pasion de Jesús; son pocas
estas almas. Me alegro enormemente de que Dios me haya permitido conocer a tales almas.

605 Oh Santa Trinidad, Dios eterno, Te agradezco por haberme permitido conocer la grandeza y la
diferencia entre los grados de la gloria que dividen a las almas. Oh, qué grande es la diferencia entre un solo
grado de mas profundo conocimiento de Dios. Oh, si las almas pudiesen saberlo. Oh Dios mio, si pudiera
conquistar uno mas, soportaria con gusto todos los tormentos que habian padecido {todos] los martires juntos.
(68) De verdad, todos estos tormentos me parecen nada en comparación con la gloria que nos espera por toda
la eternidad. Oh Señor, sumerge mi alma en el océano de Tu divinidad y concedeme la gracia de conocerte,
porque cuanto mejor Te conozco, tanto mas ardientemente Te deseo, y mi amor hacia Ti se fortalece. Siento
en mi alma un abismo insondable que solamente Dios llena; me deshago en Él como una gota en el océano; el
Señor bajó hacia mi miseria como un rayo de sol hacia la tierra infértil y rocosa y, sin embargo, bajo el poder
de sus rayos, mi alma se cubrio de verde, de flores y de frutas y se convirtió en un bello jardin para su
descanso.

606 Oh Jesús mio, a pesar de Tus gracias, siento y veo toda mi miseria. Comienzo el dia luchando y lo
termino luchando; en cuanto aparto una dificultad, en su lugar surgen (69) diez por superar, pero no me aflijo
por ello, porque sé muy bien que éste es el tiempo de la lucha y no de la paz. Cuando la lucha se hace tan
dura que supera mis fuerzas, me arrojo como una nina en los brazos del Padre Celestial y tengo confianza que
no pereceré. Oh Jesús mio, soy tan propensa al mal y eso me obliga a vigilarme continuamente, pero nada me
desalienta, confio en la gracia de Dios, que abunda donde la miseria es la mas grande.

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607 Entre las mas grandes dificultades y contrariedades no pierdo la paz interior ni el equilibrio en lo
exterior y esto desanima a los adversarios. Entre las contrariedades la paciencia refuerza al alma.

608 2 de febrero [1936]. Por la manana, al despertarme al sonido de la campanilla, me entró un sueno tan
grande que no logrando despertarme del todo, di un salto al agua fria y dos minutos después el sueno se me
quitó. Al venir a la meditación (70) se agolpó en mi cabeza toda una confusion de pensamientos necios y
luché durante toda la meditación. Lo mismo ocurrio durante las plegarias, pero cuando comenzó la Santa
Misa, en mi alma reinó una extrana calma y alegria. En ese momento vi a la Santisima Virgen con el Nino
Jesús y al Santo Anciano [221] que estaba detrás de Nuestra Senora. La Santisima Virgen me dijo: Aqui
tienes el tesoro mas precioso. Y me dio al Nino Jesús. Cuando tomé al Nino Jesús en brazos, la Virgen y San
José desaparecieron; me quedé sola con el Ninito Jesús: Le dije:

609 Sé que eres mi Señor y Creador, a pesar de ser tan pequeño. Jesús tendio sus bracitos y me miraba
sonriendo, mi espiritu estaba lleno de un gozo incomparable. De reente Jesús desaparecio y la Santa Misa
llegó al momento de acercarse a la Santa Comunión. Fui en seguida con otras hermanas a tomar la Santa
Comunión con el alma llena [de su presencia]. Después de la Santa comunión (71) oí en el alma estas
palabras: Yo soy en tu corazón el mismo al que tuviste en tus brazos. Entonces rogué al senor por cierta
alma [222] para que le concediera la gracia en la lucha y le quitara esa prueba. Se hará según pides, pero su
merito no disminuirá. Una alegria reinó en mi alma por ser Dios tan bueno y tan misericordioso; Dios
concede todo lo que pedimos con confianza.

610 Despues de cada conversación con el Señor mi alma es singularmente fortalecida, una profunda calma
reina en mi alma y me hace tan valiente que no temo nada en el mundo; tengo un solo temor, el de entristecer
a Jesús.

611 Oh Jesús mio, Te ruego por la bondad de Tu dulcisimo Corazón, que se calme Tu ira y muestranos Tu
misericordia. Que Tus heridas sean nuestro escudo ante la justicia (72) de Tu Padre. Te conoci, oh Dios,
como una Fuente de Misericordia con que se anima y alimenta cada alma. Oh, qué grande es la misericordia
del Señor, por encima de todos sus atributos; la misericordia es el mayor atributo de Dios, todo lo que me
rodea, me habla de ello. La misericordia es la vida de las almas, su compasión es inagotable. Oh Señor,
miranos y tratanos según Tu piedad infinita, según Tu gran misericordia.

612 Una vez tenia dudas de si lo que me había sucedido, no hubiese ofendido gravemente a Jesús. Como
no lograba darme cuenta de ello, decidi no acercarme a la Santa Comunión antes de confesarme, aunque en
seguida hice un acto de contrición, porque tengo la costumbre de que después de la menor falta, me ejercito en
la contrición. En los dias en que no me acercaba a la Santa Comunión (73) no sentia la presencia de Dios,
sufria indeciblemente a cause de esto, pero lo soportaba como el castigo por el pecado. Sin embargo durante
la confesion recibi una amonestación, que podia acercarme a la Santa Comunión, ya que lo que me había
sucedido no era un impedimento para recibir la Santa Comunión. Después de la confesion recibi la Santa
Comunión, y vi a Jesús que me dijo estas palabras: Has de saber, hija Mia, que no uniendote a Mi en la
Santa Comunión Me ha desagradado mas que [cometiendo] aquella pequena falta.

613 Un dia vi una pequena capilla y dentro de ella seis hermanas que estaban recibiendo la Santa
Comunión, administrada por nuestro confesor vestido con un sobrepelliz y una estola [223]. En aquella
capilla no había ni adornos ni reclinatorios; después de la Santa Comunión vi al Señor Jesús como aparece en
la imagen. Jesús estaba caminando y yo llamé: ¿Señor, cómo puedes pasar y no decirme nada? Yo (74) no
haré nada sin Ti, tienes que quedarte conmigo y bendecirme a mi y a esta Comunidad y a mi patria. Jesús
hizo la senal de la cruz y dijo: No tengas miedo de nada. Yo estoy siempre contigo.

151
614 Los dos ultimos dias angtes de la Cuaresma, junto con las alumnas [224], tuvimos una hora de
adoración reparadora. Durante ambas horas vi al Señor Jesús con el aspecto que tuvo después de la
flagelación; el dolor que estrechó mi alma era tan grande que tenia la sensación de experimentar todos estos
tormentos en mi propio cuerpo y en mi propia alma.

615 1 III 1936. Ese dia durante la Santa Misa me envolvio una extrana fuerza y un impulso para que me
pusiera a realizar los deseos de Dios [225]. Me vino una comprensión tan clara de las cosas que el senor
exigia de mi que, verdaderamente, si dijera, o sea, me justificara (75) diciendo que no comprendia algo de lo
que el Señor exigia de mi, mentiria. Porque el Señor me da a conocer su voluntad explicita y claramente y en
estas cosas no tengo ni una sombre de duda. Y comprendi que seria la ingratid mas grande diferir mas esta
cuestion que el Señor quiere realizar para su gloria y para el provecho de un gran numero de almas y se sirve
de mi como de un miserable instrumento por el cual ha de realizar sus eternos planes de misericordia. De
verdad, seria muy ingrata mi alma si se opusiera mas tiempo a la voluntad de Dios. Ya nada me detiene en
esto: ni la persecución, ni el sufrimiento, ni el escarnio, ni las amenazas, ni las suplicas, ni el hambre, ni el
frio, ni las lisonjas, ni las amistades, ni las contrariedades, ni los amigos, ni los enemigos, ni las cosas que
estoy viviendo ahora, ni las cosas que vendran, ni el odio del infierno nada me impedira cumplir la voluntad
de Dios. Ya nada me detiene en esto; ni la persecución, ni el sufrimiento, ni el escarnio, ni las amenazas, ni
las suplicas, ni el hambre, ni el frio, ni las lisonjas ni las amistades, ni las contrariedades, ni los amigos, ni los
enemigos, ni las cosas que estoy viviendo ahora, ni las cosas que vendran, ni el odio del infierno nada me
impedira cumplir la voluntad de Dios. (76) No me apoyo en mis propias fuerzas, sino en su omnipotencia,
porque si me ha dado la gracia de conocer su santa voluntad, asimismo me concedera la gracia de poder
cumplirla. No puedo dejar de decir cuánto se opone a esta aspiracion mi propia naturaleza despreciable que se
presente con sus ambiciones, y a veces en mi alma se arma una lucha tan grande que, como Jesús en el Huerto
de los Olivos, tambien yo grito al Padre eterno: Si es posible aleja de mi este caliz, pero no como yo quiero
sino como Tu quieres, oh Señor, que se haga Tu voluntad. No es un secreto para mi todo lo que tendré que
pasar, pero con pleno conocimiento acepto todo lo que me enviarás, Señor. Confio en Ti, Dios misericordioso
y deseo ser la primera en mostrar la confianza que exiges de las almas. Oh Verdad eterna, ayúdame e ilumina
en el camino de la vida y haz que se cumpla en mi Tu voluntad.

(77) No deseo nada sin cumplir Tu voluntad, Dios mio; no importa si me será facil o difícil. Siento
que una fuerza misteriosa me empuja a obrar, me detiene una sola cosa, la santa obediencia. Oh Jesús
mio, me apremias y por otra parte me retienes y frenas. Oh Jesús mio, pero en esto tambien se haga
Tu voluntad. En tal estado permaneci durante algunos dias, sin interrupción; las fuerzas fisicas
disminuyeron y aunque no decía nada a nadie, la Madre Superiora [226] notó mi sufrimiento y dijo:
He notado que usted, hermana, está cambiada y muy palida. Me recomendó acostarme mas temprano
y dormir mas tiempo y mandó traerme un vaso de leche caliente por las noches. Su corazón carinoso y
verdaderamente materno deseaba ayudarme, pero las cosas (78) exteriores no influyen en los
sufrimientos del espiritu y no alivian mucho. En el confesionario sacaba fuerzas y consuelo de que ya
no esperaria mucho para ponerme a la obra.

616 El jueves, cuando iba a la celda, encima de mi vi la Sagrada Hostia en un gran resplandor. De repente
oí la voz que me parecia salir desde arriba de la Hostia: En ella está tu fuerza, ella te defenderá. Después
de estas palabras la vision desaparecio, pero en mi alma entró una fuerza y alguna luz misteriosa sobre en qué
consiste nuestro amor hacia Dios; precisamente en cumplir la voluntad de Dios.

617 Oh Santa Trinidad, Dios eterno, deseo resplandecer en la corona de Tu misericordia como una piedra
pequenita cuya belleza depende de la luz (79) de Tu rayo y de Tu misericordia inconcebible. Todo lo que hay
de bello en mi alma, es Tuyo, oh Dios; yo de por mi siempre soy nade.

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618 Al comienzo de la Cuaresma pedi a mi confesor una mortificacion para aquel periodo cuaresmal y
recibi la de no reducirme los alimentos, sino de meditar durante las comidas sobre cómo Jesús en la cruz
aceptó el vinagre con hiel: seria una mortificacion. No sabia que de ella sacaria un provecho tan grande para
mi alma. El provecho consistia en que meditaba continuamente su dolorosa Pasion y cuando esstaba
comiendo, no distinguia lo que comia sino que estaba ocupada por la muerte de mi Señor.

619 Al comienzo de la Cuaresma pedi tambien el cambio del examen particular de conciencia y recibi esto:
que todo lo que iba a hacer, lo haria con pura intencion de reparacion por los pecadores. (80) Esto me
mantiene en una continua unión con Dios y esta intencion hace mas perfectas mis obras, ya que todo lo que
hago, lo hago por las almas inmortales. Todas las penas y todas las fatigas son nada cuando pienso que sirven
para reconciliar las almas pecadoras con Dios.

620 Maria [es] mi instructora que me ensena siempre cómo vivir para Dios. Mi espiritu resplande en Tu
dulzura y humildad, oh Maria.

621 Una vez, cuando entré en la capilla por cinco minutos de adoración y recé por cierta alma, comprendi
que no siempre Dios acepta nuestras plegarias por aquellas almas por las cuales rogamos, sino que las destina
a otras almas, y no les llevamos alivio en las penas que sufren en el fuego del purgatorio; sin embargo nuestra
plegaria no se pierde.

622 (81) La relacion confidencial del alma con Dios. Dios se acerca al alma de manera particular,
conocida solamente por Dios y el alma. Nadie se da cuenta de esta unión misteriosa, es el amor que preside
en esta unión y solamente el amor realiza todo. Jesús se da al alma de manera suave, dulce y en su
profundidad está la serenidad. Jesús le concede muchas gracias y la hace capaz de compartir sus
pensamientos eternos, y a veces le revela al alma sus designios divinos.

623 Cuando el Padre Andrasz me dijo que seria bien que en la Iglesia de Dios existiera un grupo de almas
que impetraran la Divina Misericordia, porque, en realidad, todos necesitamos la misericordia, [227] después
de estas palabras suyas una luz singular penetró en mi alma. Oh, que bueno es el Señor.

624 (82) 18 III 1936. Una vez pedi a Jesús que Él Mismo diera el primer paso con algun cambio o con
algun acto exterior, o que me expulsaran porque yo sola no era capaz de abandonar esta Congregación, y en
este estado de ánimo estuve agonizando mas de tres horas. No lograba rezar, pero someti mi voluntad a la
voluntad de Dios. A la manana siguiente, la Madre Superiora [228] me dijo que la Madre General [229] me
trasladaba a Varsovia. Contesté a la Madre que seria mejor, quiza, que ya no fuera sino que saliera [de la
Congregación] alli mismo, en seguida. Consideraba que aquella era la senal exterior que había pedido a Dios.
La Madre Superiora no me contestó a esto, pero un momento después volvio a llamarme y dijo: Sabe usted,
hermana, vaya a pesar de todo; no piense que el viaje será un tiempo perdido aunque tuviera que volver en
seguida. Contesté: De acuerdo, ire; a pesar de que el dolor me traspasó el alma, porque (83) sabia que por
este viaje, la causa se aplazaria; no obstante, a pesar de todo, trato siempre de ser obediente.

625 Por la noche, mientras rezaba, la Virgen me dijo: Su vida debe ser similar a la mia, silenciosa y
escondida; deben unirse continuamente a Dios, rogar por la humanidad y preparar al mundo para la
segunda venida de Dios.

626 Por la noche, durante la Bendicion [230], por un momento ni alma estuvo en contacto directo con Dios
Padre; sentí que estaba en sus brazos como una nina y oí en el alma estas palabras: No tengas miedo, hija
Mia, de nada, todos los adversarios quedarán destruidos a Mis pies. Con estas palabras entraron en mi
alma una profunda serenidad y un extrano silencio interior.

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627 (84) Cuando me quejaba al Señor de que me quitaba esta ayuda y de que estaria sola otra vez, sin saber
como actuar, oí estas palabras: Yo tengas miedo, Yo estoy siempre contigo. Después de estas palabras una
profunda paz entró otra vez en mi alma. Su presencia me penetró totalmente de manera sensible. Mi espiritu
fue inundado de luz y tambien el cuerpo participó en esto.

628 La noche del ultimo día en que iba a salir de Vilna, una hermana [231], de edad ya avanzada, me
reveló el estado de su alma; me dijo que desde hacia ya un par de años sufría interiormente, que le parecía que
todas las confesiones habían sido mal hechas y que tenia dudas de si Jesús le había perdonado. Le pregunté si
había hablado de eso alguna vez al confesor. Me contestó que ya muchas veces (85) había hablado de eso al
confesor y siempre los confesores me dicen que esté tranquila; sin embargo sufro mucho y nada me da alivio,
y siempre me parece que Dios no me ha perdonado. Le contesté: Obedezca, hermana, al confesor y esté
completamente tranquila, porque seguramente es una tentación. No obstante, ella con lagrimas en los ojos,
suplicó que preguntara a Jesús si la había perdonado y si sus confesiones habían sido buenas o no. Le
contesté enérgicamente: Pregunte usted misma, hermana, si no cree a los confesores. Pero ella me apretó de
la mano y no quería dejarme hasta que le dijera que rogaría por ella y le relataría lo que Jesús me contestaría.
Llorando amargamente no quería dejarme y me dijo: Yo sé, hermana, que Jesús le habla, Y sin poder
liberarme de ella. Por la noche, durante la Bendición, oí en el alma estas palabras: Dile que su desconfianza
hiere más Mi Corazón que los pecados que cometió. Cuando se lo dije se puso a llorar como una niña y
una gran alegría entro en su alma. Comprendí que Dios deseaba consolar esa alma por mi medio, por lo tanto,
a pesar de que esto me costó mucho, cumplí el deseo de Dios.

629 Cuando entré un momento en la capilla aquella misma noche, para agradecer a Dios por todas las
gracias que me había concedido en aquella casa, de repente me envolvió la presencia de Dios. Me sentí como
una niña en las manos del mejor Padre y oí estas palabras: No tengas miedo de nada. Yo estoy siempre
contigo. Su amor me penetró por completo; sentí que entraba con Él en una intimidad tan estrecha que (870
no tengo palabras para expresarla.

630 De pronto vi junto a mi a uno de los siete espíritus, radiante como antes, con aspecto luminoso; lo veía
[232] continuamente junto a mi cuando iba en tren. Veía que sobre cada iglesia que pasábamos había un
ángel, pero en una luz mas pálida que la del espíritu que me acompañaba en el viaje. Y cada uno de los
espíritus que custodiaban los templos, se inclinaba ante el espíritu que estaba a mi lado.

En Varsovia, cuando entré por la puerta [del convento], el espíritu desapareció; agradecí a Dios por su
bondad, por darnos a los ángeles como compañeros. Oh, qué poco piensa la gente en que tiene
siempre a su lado a tal huésped y, a la vez, un testigo de todo. ¡Pecadores!, recuerden que tienen un
testigo de sus acciones.

631 Oh Jesús mío, Tu bondad supera toda inteligencia y nadie agotará Tu misericordia. Perdición para
(88) el alma que quiere perderse, porque para quien desea salvarse, para él es el mar inagotable de
misericordia del Señor; ¿cómo puede un recipiente pequeño contener en si un mar insondable?....

632 Cuando me despedía de las hermanas y estaba ya por partir, una de las hermanas, me pidió mucho que
la perdonara por haberme ayudado tan poco en mis deberes, y no solamente por no haberme ayudado en mis
deberes, sino que por haber tratado siempre de hacérmelos difíciles. Sin embargo yo dentro de mí la
consideraba mi gran bienhechora porque me había ejercitado en la paciencia. Me ejercitaba hasta tal punto
que una de las hermanas de mayor edad se expresó así: Sor Faustina es estúpida o santa, porque, a decir
verdad, una personal normal no soportaría que alguien le llevara siempre la contraria. Yo sin embargo (89)
me acercaba siempre a ella con amabilidad. Aquella hermana se empeñaba tanto en hacerme difícil el
cumplimento de mis deberes que, a pesar de mis esfuerzos, mas de una vez consiguió estropear algo de lo que

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estaba bien hecho, como ella misma confesó en la despedida, pidiéndome mil disculpas. Sin querer analizar
sus intenciones, tomé la cosa como una prueba de Dios…

633 Me extraña muchísimo como es posible tener una envidia tan grande. Yo, viendo el bien de alguien,
me alegro como si yo misma lo tuviera, la alegría de los demás es mi alegría y el sufrimiento de los demás es
mi sufrimiento, porque si no fuera así no me atrevería relacionarme con Jesús. El espíritu de Jesús es siempre
simple, apacible, sincero; cada malicia, envidia, falta de bondad ocultada bajo una sonrisa de afabilidad es un
diablito inteligente; una palabra dura pero que proviene del amor sincero, no hiere al corazón.

634 (90) 22 III 1936. Al llegar a Varsovia, entré un momento en la pequeña capilla para agradecer a Jesús
por el viaje feliz y pedí al Señor la ayuda y la gracia en todo lo que me esperaba, sometiéndome en todo a su
santa voluntad. Oí estas palabras: No tengas miedo de nada, todas las dificultades servirán para que se
realice Mi voluntad.

635 El día 25 de marzo. Durante la meditación matutina me envolvió la presencia de Dios de modo
singular, mientras reflexionaba sobre la grandeza infinita de Dios y, al mismo tiempo, sobre su
condescendencia hacia la criatura. Entonces vi a la Santísima Virgen que me dijo: Oh, cuán agradable es
para Dios el alma que sigue fielmente la inspiración de su gracia. Yo di al mundo el Salvador y tu debes
hablar al mundo de su gran misericordia y preparar al mundo para su segunda (91) venida. Él vendrá, no
como un Salvador Misericordioso, sino como un Juez Justo. Oh, qué terrible es ese día. Establecido está ya
es el día de la justicia, el día de la ira divina. Los ángeles tiemblan ante ese día. Habla a las almas de esa
gran misericordia, mientras sea un el tiempo para conceder la misericordia. Si ahora tu callas, en aquel día
tremendo responderás por un gran numero de almas. No tengas miedo de nada, permanece fiel hasta el fin,
yo te acompaño con mis sentimientos.

636 Cuando llegué a Walendów, una de las hermanas [233] al saludarme dijo: Como usted, hermana, ha
venido aquí, entonces todo irá bien ahora. Le pregunté: ¿Por qué lo dice usted, hermana? Y ella me contestó
que lo sentía dentro de si. Aquella alma estaba llena de sencillez y era muy agradable al Corazón de Jesús.
Efectivamente aquella casa estaba en una extrema situación económica [234]… No voy a mencionar todo
aquí.

637 (92) La confesión. Mientras me preparaba a la confesión, dije a Jesús escondido en el Santísimo
Sacramento: Jesús Te pido, háblame por la boca de este sacerdote [235] y para mí la señal será ésta: él,
naturalmente, no sabe nada de que Tú, Jesús, exiges de mí esta fundación de la misericordia; pues, que me
diga algo sobre esta misericordia. Cuando me acerqué al confesionario y empecé la confesión, el sacerdote
me interrumpió la confesión y empezó a hablarme de la gran misericordia de Dios con tanta fuerza que nunca
antes escuché hablar así, y me preguntó: ¿Sabes que la misericordia del Señor está por encima de todas sus
obras, que es la corona de sus obras? Escucha atentamente aquellas palabras que el Señor me decía por la
boca de aquel sacerdote. Aunque creo que siempre en el confesionario Dios habla por la boca del sacerdote,
no obstante en aquel momento lo constaté de modo singular. (93) A pesar de que no revelé nada de la vida de
Dios que había en mi alma y me acusé solamente de las faltas, no obstante aquel sacerdote me habló mucho
de lo que había en mi alma y me comprometió a la fidelidad a las inspiraciones de Dios. Me dijo: Estás
caminando por la vida con la Santísima Virgen que contestó con fidelidad a cada inspiración de Dios. Oh
Jesús mío, ¿quién logra comprender Tu bondad?

638 Oh Jesús, aleja de mí los pensamientos que no concuerdan con tu voluntad. Veo que nada mas me
retiene a esta tierra sino esta obra de la misericordia.

639 Jueves. Durante la adoración de la tarde, vi. a Jesús flagelado y martirizado que me dijo: Hija Mía,
deseo que dependas del confesor en las cosas más pequeñas. Tus más grandes sacrificios no Me

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agradan si los hacen sin el permiso (94) del confesor y al contrario, el más pequeño sacrificio tiene una
gran importancia a Mis ojos si tiene el permiso del confesor. Las mas grandes obras no tienen
importancia a Mis ojos si son fruto del propio arbitrio y muchas veces no concuerdan con Mi voluntad,
mereciendo mas bien un castigo y no un premio; mientras la mas pequeña acción tuya con el permiso
del confesor es agradable a Mis ojos y Me es intensamente querida. Convéncete de esto para siempre,
vigila sin cesar porque todo el infierno se empeña en contra de ti a causa de esta obra, ya que muchas
almas se alejarán de la boca del infierno y glorificarán Mi misericordia. Pero no tengas miedo de nada,
porque Yo estoy contigo; debes saber que por ti misma no puedes nada.

640 El primer viernes del mes, antes de la Comunión, vi un gran copón (95) lleno de Hostias consagradas.
Una mano me lo puso enfrente este copón y lo tomé en la mano, había en él mil Hostias vivas. Luego oí una
voz: Estas Hostias han sido recibidas por las almas a las cuales has impetrado la gracia de una sincera
conversión durante esta Cuaresma. Eso fue una semana antes del Viernes Santo. Pasé aquel día en un
profundo recogimiento interior, anonadándome para el provecho de las almas.

641 Oh, qué alegría es anonadarse por el bien de las almas inmortales. Sé que un granito de trigo para
transformarse en alimento debe ser destruido y triturado entre las piedras de molienda, así yo, para que sea útil
a la Iglesia y a las almas, tengo que ser aniquilada, aunque por fuera nadie se dé cuenta de mi sacrificio. Oh
Jesús, deseo estar escondida por fuera, como esta hostia en la cual el ojo no distingue nada, y yo soy una
hostia consagrada a Ti.

642 (96) El Domingo de Ramos. Este domingo experimenté de manera singular los sentimientos del
dulcísimo Corazón de Jesús; mi espíritu estaba allí donde estaba Jesús. Vi a Jesús montado en un burrito, y a
los discípulos, y a una gran muchedumbre que iba alegre junto a Jesús con ramos en las manos; y algunos los
tiraban bajo los pies donde pasaba Jesús y otros mantenían los ramos en alto, brincando y saltando delante del
Señor sin saber qué hacer de alegría. Y vi otra muchedumbre que salió al encuentro de Jesús, con rostros
igualmente alegres y con ramos en las manos, gritando sin cesar de alegría; había también niños pequeños,
pero Jesús estaba muy serio; el señor me dio a conocer lo mucho que sufría en aquellos momentos. Yo no
veía nada fuera de Jesús, que tenia el Corazón saturado por la ingratitud {de los hombres].

643 (97) La confesión trimestral. El Padre Bukowski. Cuando una fuerza interior me apremió nuevamente
a que no aplazara mas esta causa, no encontrando paz dije al confesor, Padre Bukowski, que ya no podía
esperar más tiempo. El padre me contestó: Hermana, es una ilusión, el Señor Jesús no puede exigir esto,
usted tiene los votos perpetuos, todo esto es una ilusión; usted, hermana, esta inventando alguna herejía, y me
gritaba en alta voz. Pregunté si todo era ilusión; me contestó que todo. Y entonces ¿cómo debo
comportarme?; dígame, por favor. Pues usted, hermana, no debe seguir ninguna inspiración, debe distraerse y
no hacer caso a lo que oiga en el alma, tratar de cumplir bien sus deberes exteriores y no pensar nada en estas
cosas, vivir en una continua distracción. Contesté: Esta bien, (98) porque hasta ahora me he guiado por mi
propia conciencia, pero ahora si usted, Padre, me ordena no hacer caso a mi propio interior, no lo haré. Y
dijo: Si el Señor Jesús vuelve a decirle algo, dígamelo, pero usted, hermana, no debe hacerlo. Contesté: Está
bien, trataré de ser obediente. No sé de dónde le vino al Padre tanta severidad.
644 Cuando me alejé del confesionario, todo un enredo de pensamientos oprimió mi alma: ¿Para qué ser
sincera?; al fin de cuentas lo que había dicho no eran pecados, pues no estaba obligada a hablar de eso
al confesor; y también, oh, qué bueno es no necesitar mas de hacer caso a mi interior, con tal que
vayan bien las cosas por fuera. Ahora no tengo mas necesidad de hacer caso a nada ni seguir estas
voces interiores que a veces me cuestan muchas humillaciones; ahora seré ya libre. Pero a su vez, un
extraño (99) dolor estrechó mi alma. Entonces ¿no puedo relacionarme con aquel a quien anhelo tan
ardientemente? ¿Con aquel que es toda la fuerza de mi alma? Comencé a gritar: ¿A quién iré, oh
Jesús? Pero desde el momento de la prohibición del confesor, una inmensa oscuridad cayó en mi
alma; tengo miedo de escuchar alguna voz dentro de mí para no infringir así la prohibición del

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confesor, pero por otra parte me muero de la nostalgia de Dios. Mi interior desgarrado; no teniendo mi
propia voluntad, me he confiado totalmente en Dios.

Esto sucedió el Miércoles Santo, el sufrimiento aumentó todavía más el Jueves Santo. Cuando vine a
la meditación, entré en una especie de agonía, no sentía la presencia de Dios, sino que toda la justicia
de Dios pesó sobre mí. Me vi. casi destruida por los pecados del mundo. Satanás comenzó a burlarse
de mi: Ves, ahora ya no te ocuparás de las almas; mira, qué recompensa tienes; nadie te (100) va a
creer que esto lo quiere Jesús; mira, cómo sufres ahora, y lo que vas a sufrir todavía. Después de todo
el confesor te he liberado de todo esto. Ahora puedo ya vivir según mi parecer, con tal que [todo] vaya
bien por fuera. Estos pensamientos terribles me atormentaron durante una hora entera. Cuando se
acercaba la Santa Misa, un dolor estrujó mi corazón. ¿Debo salir de la Congregación? Y dado que el
Padre me dijo que era una herejía, ¿debo separarme de la Iglesia? Grite al Señor con voz interior y
dolorida: Jesús, sálvame. Sin embargo ni un rayo de luz entró en mi alma y sentí que las fuerzas me
abandonaban, como si sucediera la separación del cuerpo con respecto al alma. Me someto a la
voluntad de Dios y repito: Se haga de mí, oh Dios, lo que has decidido, ahora en mí ya no hay nada
mío. De súbito me inundó la presencia de Dios y me compenetró totalmente, hasta la medula de los
huesos. (101) Era el momento de la Santa Comunión. Un instante después de la Santa Comunión
perdí el conocimiento de todo lo que me rodeaba y de dónde estaba.

645 Entonces vi a Jesús así como está pintado en la imagen y me dijo: Dile al confesor, que esta obra es
Mía y Me sirvo de ti como de un miserable instrumento. Y dije: Jesús, yo no puedo hacer nada de
lo que me ordenas ya que el confesor me dijo que todo esto es una ilusión y que no puedo seguir Tus
ordenes; yo no haré nada de lo que ahora me recomendarás. Perdóname, Señor, a mi no me está
permitido nada, yo tengo que ser obediente al confesor. Jesús, Te pido muchísimo perdón, Tu sabes
cuánto sufro por esta razón, pero ¿qué hacer?, Jesús, el confesor me ha prohibido seguir Tus ordenes.
Jesús escuchaba amablemente y con satisfacción mi argumentación y mis lamentos. Yo pensé (102)
que esto ofendería mucho a Jesús y, al contrario, Jesús estaba contento y me dijo amablemente:
Relata siempre al confesor todo lo que Yo te recomiendo y lo que te digo y haz solamente aquello
para lo cual recibirás el permiso; no te perturbes ni tengas miedo de nada. Yo estoy contigo. Mi
alma se llenó de gozo, y desaparecieron todos los pensamientos que la atormentaban, mientras
entraron en el alma la certeza y la valentía.

646 Sin embargo, un momento después me sumergí en la Pasión que Jesús sufrió en el Huerto de los
Olivos. Esto duró hasta la mañana del viernes. El viernes experimenté la Pasión de Jesús, pero ya de modo
diferente. Aquel día, vino a nosotras de Derdy el Padre Bukowski. Una fuerza misteriosa me empujó a ir a
confesarme y decir todo lo que me había pasado y lo que Jesús me había dicho. Cuando lo dije al Padre, y él
estaba completamente cambiado, me contestó (103): No tenga miedo de nada, hermana, no le va pasar nada
malo, ya que Jesús no lo permitirá. Como usted es obediente y en esta disposición, no se preocupe de nada.
Dios encontrará el modo de realizar esta obra, tenga siempre esta sencillez y sinceridad y hable de todo a la
Madre General. Lo que yo le había dicho, era para prevenirla, porque las ilusiones se dan también en
personas santas; a esto puede mezclarse, a veces alguna sugerencia del diablo y también alguna originada por
nosotros mismos, por eso debe ser prudente. Siga como hasta ahora; usted ve que Jesús no se ha enojado por
esto. Puede repetir estas cosas que han sucedido a su confesor permanente.

647 Comprendí que tengo que rezar mucho por cada confesor para que el Espíritu (104) Santo los ilumine,
porque cuando me acerco al confesionario sin rezar antes ardientemente, el confesor me comprende poco. Ese
Padre me animó a rogar fervientemente por la intención de que Dios me permitiera conocer y comprender
mejor las cosas que exige de mí: Hermana, haga una novena tras otra y Dios no rehusará sus gracias.

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648 Viernes Santo. A las tres de la tarde vi a Jesús crucificado que me moró y dijo: Tengo sed. De
repente vi que de su costado salieron los dos mismos rayos que están en la imagen. En el mismo momento
sentí en el alma el deseo de salvar las almas y de anonadarme por los pobres pecadores. Junto a Jesús
agonizante me ofrecí al Padre eterno por el mundo. Con Jesús y por Jesús (105) y en Jesús estoy unida a Ti,
oh Padre eterno. El Viernes Santo, Jesús sufrió ya de manera distinta en el alma que el Jueves Santo.

649 La Santa Misa de la Resurrección [12 IV 1936]. Cuando entré en la capilla, mi espíritu se sumergió en
Dios, en su único tesoro; su presencia [me] inundó.

650 Oh Jesús mío, Maestro y Director espiritual, fortifícame, ilumíname en estos momentos difíciles de mi
vida, no espero ayuda de parte de los hombres, en Ti toda mi esperanza. Siento que estoy sola frente a tus
deseos, Señor. A pesar de los temores y la aversión de la naturaleza, cumplo Tu santa voluntad y deseo
cumplirla con máxima fidelidad en toda mi vida y en la hora de la muerte. Oh Jesús, Contigo puedo todo, haz
de mi lo que Te agrade, dame solamente Tu Corazón misericordioso y será suficiente para mi.

(106) Oh Jesús y Señor mío, ayuda para que se haga de mi lo que has establecido antes de los siglos,
estoy lista para cada señal de Tu santa voluntad. Concede luz a mi mente para que pueda conocer cuál
es Tu santa voluntad. Concede luz a mi mente para que pueda conocer cuál es Tu santa voluntad. Oh
Dios, que penetras mi alma, Tú sabes que no deseo nada mas sino Tu gloria.

Oh, voluntad divina, deleite de mi corazón, alimento de mi alma, luz de mi intelecto, fuerza
todopoderosa de mi voluntad, ya que cuando me uno a Tu voluntad, Señor, entonces Tu potencia obra
a través de mí, ocupando el lugar de mi débil voluntad. Todos los días trato de cumplir los deseos de
Dios.

651 Oh Dios inconcebible. La grandeza de Tu misericordia sobrepasa cualquier entendimiento humano y


angélico puestos juntos. Todos los ángeles (107) y todos los hombres salieron de las entrañas de Tu
misericordia. La misericordia es la flor del amor: Dios es amor y la misericordia es su acción, en el amor se
engendra, en la misericordia se manifiesta. Por donde miro, todo me habla de su misericordia, hasta la justicia
misma de Dios me habla de su insondable misericordia, porque la justicia proviene del amor.

652 A una palabra presto atención y de esta palabra siempre dependo, y esta palabra es todo para mi, por
ella vivo y por ella muero y ésta es la santa voluntad de Dios. Ella es mi alimento cotidiano, toda mi alma
está atenta para escuchar los deseos de Dios. Cumplo siempre lo que Dios quiere de mí a pesar de que alguna
vez mi naturaleza tiemble y siente que su grandeza supera mis fuerzas. Sé bien lo que soy por mi misma, pero
sé también lo que es la gracia de Dios que me sostiene.

653 (108) 25 IV 1936. Walendów. Aquel día el sufrimiento de mi alma fue tan duro como pocas veces
antes. Desde la mañana sentía en el alma como la separación del cuerpo con respecto al alma; sentía que Dios
me penetraba totalmente, sentía en mí toda la justicia de Dios, sentía que estaba sola frente a Dios. Pensé que
una sola palabra del director espiritual me calmaría completamente, pero ¿qué hacer?, él no estaba allí. Sin
embargo decidí buscar luz en la confesión. Cuando descubrí mi alma, al sacerdote le entró miedo de seguir
escuchando mi confesión, lo que me provocó un sufrimiento aún más grande. Cuando veo el temor de un
sacerdote, entonces no obtengo ninguna tranquilidad interior, por eso decidí tratar de revelar mi alma en todo,
desde la cosa más grande hasta la más pequeña, solamente ante el director espiritual y seguir estrictamente sus
indicaciones.

654 Ahora comprendo que la confesión es solamente (109) la declaración de los pecados y la dirección
espiritual es [algo] completamente diferente, pero no quiero hablar de esto. Deseo relatar una cosa extraña
que me sucedió por primera vez; cuando el confesor comenzó a hablarme, no comprendía ni una palabra suya.

158
De pronto vi. a Jesús crucificado que me dijo: Busca la fuerza y la luz en Mi Pasión. Terminada la
confesión medite la tremenda Pasión de Jesús y comprendí que lo que yo sufría era nada en comparación con
la Pasión del Creador y que cada imperfección, hasta la mas pequeña, había sido la causa de aquella tremenda
Pasión. Luego mi alma fue compenetrada por un gran arrepentimiento y solo entonces sentí que estaba en el
mar insondable de la misericordia de Dios. Oh, qué pocas palabras tengo para expresar lo que siento.

Siento que soy como una gota de rocío absorta por el profundo océano sin límites de la misericordia de
Dios.

655 (110) + 11 de mayo de 1º936. Llegué a Cracovia y me puse contenta esperando que pudiera cumplir,
por fin, todo lo que exigía Jesús.

Una vez, al ver al Padre A. [236] y después de decirle todo, recibí esta respuesta: Rece, hermana,
hasta la fiesta del Sagrado Corazón y agregue alguna mortificación, y el día de la fiesta del Sagrado
Corazón le daré la respuesta. Pero un día oí en el alma esta voz: No tengas miedo de nada, Yo estoy
contigo. Después de estas palabras sentí en el alma un apremio tan grande que sin esperar la fiesta del
Sagrado Corazón, declaré en la confesión que abandonaba la Congregación ya. [237] El Padre me
contestó: Si usted misma, hermana, ha tomado esta decisión, tomará también la responsabilidad por si
misma. Pues vaya. Me alegré de que ya saliera.

A la mañana siguiente, de pronto me abandonó (111) la presencia de Dios, una gran oscuridad
envolvió mi alma, no lograba rezar. Debido a este inesperado abandono de parte de Dios, decidí
aplazar esta cuestión un poco, hasta consultar con el Padre.

El Padre Andrasz me contestó que los cambios de este tipo suceden frecuentemente y no es un
impedimento para obrar.

656 La Madre General [238]. Cuando hablaba con la Madre sobre todo lo que había sucedido, me dijo
estas palabras: Hermana, yo la guardo en el tabernáculo con Jesús, a dondequiera vaya de allí, será la
voluntad de Dios.

657 19 de junio. Cuando fuimos a los jesuitas para la procesión del Sagrado Corazón, durante las vísperas,
vi. los mismos rayos que están pintados en la imagen, saliendo de la Santísima Hostia. Mi alma fue invadida
por un gran anhelo de Dios.

658 (112) Junio de 1936. El coloquio con el Padre Andrasz.

Ha de saber que estas cosas son difíciles y duras; su director principal lo es el Espíritu Santo, nosotros
podemos solamente encaminar estas inspiraciones, pero su verdadero director lo es el Espíritu Santo.
Si usted hermana, ha decidido salir por su iniciativa, yo ni le prohibo ni le ordeno, en esto usted toma
la responsabilidad por si misma. Esto lo digo para usted, hermana, que puede comenzar a obrar; está
en condiciones, entonces puede. Estas son las cosas creíbles, todo lo que me ha dicho ahora y
anteriormente [239], es a favor, pero en todo esto debe ser muy prudente y rezar mucho y pedir luz
para mí.

659 Durante la Misa celebrada por el Padre Andrasz, vi al pequeño Niño Jesús que me dijo que debía
depender de él en todo: Ninguna acción hecha de propio arbitrio, aunque (113) te cueste mucho
esfuerzo, no Me agrada. Comprendí esta dependencia.

159
660 Oh Jesús mío, el día del juicio final Tú pedirás cuenta de esta obra de la misericordia; oh Juez justo,
pero también Esposo mío, ayúdame a cumplir Tu santa voluntad. Oh misericordia, virtud divina.

661 16 de julio. Hoy he pasado toda la noche en oración; contemplaba la Pasión del Señor, y mi alma
estaba aplastada por la justicia de Dios. La mano de Dios me ha tocado.

662 17 de julio. Oh Jesús mío, Tú sabes qué grandes son las contrariedades con las cuales tropiezo en esta
causa, cuántas objeciones debo soportar, cuántas sonrisas irónicas debo aceptar con serenidad.
Oh, por mi misma no lo (114) soportaría, pero contigo puedo todo, oh Maestro mío. Oh, qué
dolorosamente hiere una sonrisa irónica, cuando uno habla con gran sinceridad.

663 22 de julio. Oh Jesús mío, sé que de la grandeza del hombre da testimonio la obra y no la palabra ni el
sentimiento. Las obras que han brotado de nosotros, éstas hablarán de nosotros. Oh Jesús mío, no me dejes
sonar, sino que dame el valor y la fuerza para cumplir Tu santa voluntad.

Oh Jesús, si quieres dejarme en la incertidumbre, aun hasta el fin de mi vida, sea bendito por ello Tu
nombre.

Junio

664 + Oh Jesús mío, cuánto me alegro de que me hayas asegurado que esta Congregación surgirá. Ya no
tengo mas dudas en esto, ni una sombra, y veo la gran gloria que dará a Dios; será un reflejo del mayor
atributo que tiene Dios, es decir, la Divina Misericordia. Impetrarán incesantemente (115) la Divina
Misericordia para sí y para el mundo entero, y cada acto de misericordia brotará del amor de Dios del que
estarán colmadas. Este gran atributo de Dios, tratarán de asimilarlo y vivir de él, y procurarán que los demás
lo conozcan y tengan confianza en la bondad de Dios. Esta Congregación de la Divina Misericordia será en la
Iglesia de Dios como una colmena en un magnifico jardín, escondida, silenciosa. Las hermanas como abejas
trabajarán para alimentar con miel las almas de los prójimos y la cera fluirá en honor de Dios.

+ 29 de junio de 1936

665 El Padre Andrasz me recomendó hacer una novena según la intención de conocer mejor la voluntad de
Dios. Recé con fervor agregando una mortificación del cuerpo. Al final de la novena recibí una luz interior y
la seguridad de que la Congregación surgiría y que era agradable a Dios. A pesar de las dificultades (116) y
las contrariedades, en mi alma entró una tranquilidad absoluta y una fuerza desde lo alto. Conocí que a la
voluntad de Dios nada se opondría, nada la anularía; comprendí que debía cumplir esta voluntad de Dios a
pesar de las contrariedades, las persecuciones, los sufrimientos de todo tipo, a pesar de la aversión y el temor
de la naturaleza.

666 Comprendí que toda aspiración a la perfección y toda la santidad consisten en cumplir la voluntad de
Dios. El perfecto cumplimiento de la voluntad de Dios es la madurez en la santidad, aquí no hay lugar a
dudas. Recibir la luz de Dios, conocer lo que Dios exige de nosotros y no hacerlo es un gran ultraje a la
Majestad de Dios. Tal alma merece que Dios la abandone completamente; se parece a Lucifer que tenia una
gran luz y no cumplía la voluntad de Dios. Una misteriosa calma entró en mi alma mientras contemplaba que
a pesar de las grandes dificultades, siempre seguí fielmente (117) la voluntad de Dios conocida [por mi]. Oh
Jesús, concédeme la gracia de realizar Tu voluntad conocida [por mi], oh Dios.

667 14 de julio. A las tres recibí una carta [240]. Oh Jesús, Tu solamente sabes lo que sufro, pero callaré,
no lo diré a ninguna criatura, porque sé que ninguna me consolará. Tú eres todo para mi, oh Dios, y Tu santa
voluntad es mi alimento; ahora vivo de lo que viviré en la eternidad.

160
Tengo una gran veneración por San Miguel arcángel, él no tuvo ejemplos en el cumplimiento de la
voluntad de Dios y, sin embargo, cumplió fielmente los deseos de Dios.

668 + 15 de julio. Durante la Santa Misa me ofrecí al Padre Celestial por medio del dulcísimo Corazón de
Jesús, como dispuesta a todo; que haga de mi lo que le agrade; yo por mi misma soy una nulidad y en mi
miseria no tengo nada que sea digno, por lo tanto me arrojo en el mar de Tu misericordia, oh Señor.

669 (118) 16 de julio. De Jesús aprendo a ser buena, de Aquel que es la bondad misma, para poder ser
llamada hija del Padre Celestial. Hoy, antes de mediodía, tuve un gran disgusto; en ese sufrimiento traté de
unir mi voluntad a la voluntad de Dios y alabé a Dios con el silencio. Por la tarde fui por cinco minutos a la
adoración, de repente, vi que la pequeña cruz que llevo en el pecho, estaba viva; Jesús me dijo: Hija Mía, el
sufrimiento será para ti la señal de que Yo estoy contigo. Después de estas palabras una gran conmoción
entró en mi alma.

670 Oh Jesús, mi Maestro y mi Director Espiritual, yo sé conversar solamente Contigo; con nadie es tan
fácil el coloquio como Contigo, oh Dios.

671 En la vida espiritual siempre me tendré de la mano del sacerdote. De la vida del alma y de sus
necesidades hablaré solamente con el sacerdote.

672 (119) + 4 de agosto de 1936. Un tormento interior de más de dos horas. Una agonía… De repente me
penetra la presencia de Dios, siento que paso bajo el poder del Dios justo, esta justicia me penetra hasta la
medula de los huesos, exteriormente pierdo las fuerzas y el conocimiento. Súbitamente conozco la gran
santidad de Dios y mi gran miseria, en el alma nace un tormento tremendo, el alma ve todas sus obras que no
son sin mancha. Después en el alma se despierta la fuerza de la confianza…. Y el alma con todas sus fuerzas
anhela a Dios, pero ve lo miserable que es y lo mísero que es todo lo que la rodea. Y así, frente a aquella
santidad, oh, pobre alma….

673 13 de agosto. Durante el día entero estuve atormentada por terribles tentaciones, me venían a la boca
blasfemias, una aversión a todo lo santo y divino; no obstante luché todo el día; por la noche comenzó a
aplastarme la idea: ¿Por qué hablar de ello al confesor?, (120) él se reirá de esto. Alguna aversión y un
desaliento envolvieron mi alma y me parecía que en tal estado no podía acercarme de ningún modo a la Santa
Comunión. Al pensar que no iba a acercarme a la Santa Comunión, un dolor tan tremendo estrechó mi alma
que faltó poco para que gritara en voz alta en la capilla. No obstante me di cuenta de que estaban otras
hermanas y decidí ir al jardín y esconderme para poder al menor llorar fuerte. De repente Jesús

674 se presentó junto a mí y dijo: ¿A dónde piensas ir? No contesté nada a Jesús, pero desahogué ante Él
todo mi dolor y cesaron todas las insidias de Satanás. Jesús me dijo que: La paz interior que tienes es una
gracia, y desapareció súbitamente. Yo me sentía feliz y extrañamente tranquilizada. De verdad, solo Jesús,
Él, el Señor Altísimo, puede hacer que en un momento vuelva una tranquilidad tan completa.

675 (121) + 7 de agosto de 1936

Cuando recibí este artículo [241] sobre la Divina Misericordia junto con la imagen [242], la presencia
de Dios me envolvió de modo singular. Cuando me sumergí en la oración de agradecimiento, de
repente vi al Señor Jesús en una gran claridad tal y como está pintado y a los pies de Jesús vi al Padre
Andrasz y al Padre Sopocko, los dos tenían plumas en la mano y de las puntas de ambas plumas salían
resplandores y fuego semejantes a un relámpago que tocaba a una gran multitud de gente que corría no
sé a dónde. Apenas [alguien] era alcanzado por aquel rayo, daba la espalda a la muchedumbre y tendía

161
los brazos a Jesús; algunos volvían con gran alegría y otros con gran dolor y pena. Jesús miraba con
gran amabilidad a los dos. Un momento después me quedé a solas con Jesús y le dije: Jesús, llévame
ahora, porque Tu voluntad ya está cumplida, y Jesús me contestó: (122) Todavía no toda Mi
voluntad se ha cumplido en ti, sufrirás todavía mucho, pero Yo estoy contigo, no tengas miedo.

676 Hablo mucho con el Señor del Padre Andrasz y también del Padre Sopocko; sé que lo que pido al
Señor, no me lo niega y les concede lo que le pido. He sentido, y sé, cuánto Jesús los ama; no lo describo con
detalles, pero lo sé y me alegro enormemente.

+ 15 de agosto de 1936

677 Durante la Santa Misa celebrada por el Padre Andrasz, un momento antes de la elevación, la presencia
de Dios penetró mi alma y que fue atraída hacia el altar. Luego vi a la Santísima Virgen con el Niñito Jesús.
El Niño Jesús se tenia de la mano de la Virgen; en un momento el Niño Jesús corrió alegremente al centro del
altar, y la Santísima Virgen me dijo: Mira, con qué tranquilidad confío a Jesús en sus manos, así también tú
debes (123) confiar tu alma y ser como una niña frente a Él. Después de estas palabras mi alma fue llenada
de una misteriosa confianza. La Santísima Virgen vestía una túnica blanca, singularmente blanca,
transparente, sobre la espalda tenia un manto transparente de color del cielo, es decir como el azul, la cabeza
descubierta, el cabello suelto; esplendida e indeciblemente bella. La Santísima Virgen miraba al sacerdote
con gran benevolencia, pero un momento después el Padre partió este esplendido Niño y salio sangre
verdaderamente viva; el sacerdote se inclinó y tomó en si a Jesús vivo y verdadero. Lo comió, no sé cómo
esto sucede. Oh Jesús, Jesús, no alcanzo a seguirte, porque Tú en un momento Te haces inconcebible para mí.

678 La esencia de las virtudes es la voluntad de Dios; quien cumple fielmente la voluntad de Dios, se
ejercita en todas las virtudes. En todos los casos y todas las circunstancias de la vida adoro y bendigo la santa
voluntad de Dios. La santa voluntad de Dios es el objeto de mi amor. (124) En los mas secretos rincones de
mi alma vivo de su voluntad y por fuera obro en la medida en que conozco interiormente que tal es la
voluntad de Dios. Los tormentos, los sufrimientos, las persecuciones y todo tipo de contrariedades que vienen
de la voluntad de Dios, me son más agradables que los éxitos, los elogios y las alabanzas que vienen de mi
voluntad.

679 Oh Jesús mío, buenas noches, la campanilla me llama a dormir. Oh Jesús mío, ves que estoy
agonizando por el deseo de la salvación de las almas; buenas noches, Esposo mío, me alegro de estar un día
mas cerca de la eternidad, y si mañana me permites despertarme, oh Jesús, iniciaré un nuevo himno a Tu
gloria.

680 + 13 de julio. Hoy, durante la meditación entendí que no debo hablar nunca de mis propias vivencias
interiores; pero no ocultar nada al director espiritual. Pediré a Dios especialmente la luz para el director (125)
de mi alma. Doy más importancia a la palabra del confesor que a todas las iluminaciones interiores que
recibo.

681 + Durante los tormentos mas duros fijo mi mirada en Jesús crucificado; no espero ayuda de parte de
los hombres, sino que tengo mi confianza en Dios; en su insondable misericordia está toda mi esperanza.

682 + Cuanto más siento que Dios me transforma, tanto mas deseo sumergirme en el silencio. El amor de
Dios realiza su obra en lo profundo de mi alma, veo que empieza mi misión, la que me ha encomendado el
Señor.

683 + Una vez, cuando rogaba mucho a los santos jesuitas, de repente vi al Ángel custodio que me llevó
delante del trono de Dios; pasé (126) entre grandes huestes de santos, reconocí a muchos por sus imágenes; vi

162
a muchos jesuitas que me preguntaron: ¿De qué Congregación es esta alma? Cuando les contesté,
preguntaron: ¿Quién es tu director? Contesté que el Padre Andrasz. Cuando quisieron seguir hablando, mi
Ángel Custodio hizo la señal de callar y pasé delante del trono mismo de Dios. Vi una claridad grande e
inaccesible, vi el lugar destinado para mí en la cercanía de Dios, pero cómo es, no sé, porque lo cubría una
nube, pero mi Ángel Custodio me dijo: Aquí está tu trono, por la fidelidad en el cumplimiento de la voluntad
de Dios.

684 + La Hora Santa. Jueves. En aquella hora de plegaria Jesús me permitió entrar en el Cenáculo y
estuve presente durante lo que sucedió allí. Sin embargo, lo que me conmovió mas profundamente fue el
momento [243] antes de la consagración en que Jesús levantó (127) los ojos al cielo y entró en un misterioso
coloquio con su Padre. Aquel momento lo conocemos debidamente sólo en la eternidad. Sus ojos eran como
dos llamas, el rostro resplandeciente, blanco como la nieve, todo su aspecto majestuoso, su alma llena de
nostalgia. En el momento de la consagración descansó el amor saciado, el sacrificio completamente
cumplido. Ahora se cumplirá solamente la ceremonia exterior de la muerte, la destrucción exterior, la esencia
está en el Cenáculo. En toda mi vida no tuve un conocimiento tan profundo de este misterio como en aquella
hora de adoración. Oh, con qué ardor deseo que el mundo entero conozca este misterio insondable.

685 Terminada la Hora Santa, cuando fui a mi celda, conocí repentinamente cuánto Dios era ofendido por
una persona cercana a mi corazón. Al verlo, el dolor traspasó mi alma, me arrojé en el polvo delante del
Señor e imploré misericordia. Durante dos horas, llorando, rogando y flagelándome me opuse (128) al
pecado, y conocí que la Divina Misericordia envolvió a aquella pobre alma. Oh, cuánto cuesta un solo, único
pecado.

686 + Septiembre. El primer viernes. Por la noche vi a la Santísima Virgen con el pecho descubierto,
traspasado por una espada. Lloraba lágrimas ardientes y nos protegía de un tremendo castigo de Dios. Dios
quiere infligirnos un terrible castigo, pero no puede porque la Santísima virgen nos protege. Un miedo
tremendo atravesó mi alma, ruego sin cesar por Polonia, por mi querida Polonia que es tan poco agradecida a
la Santísima Virgen. Si no hubiera estado la Santísima Virgen, para muy poco habrían servido nuestros
esfuerzos. Multipliqué mi empeño en las plegarias y sacrificios por mi querida patria, pero veía que era una
gota frente a una oleada del mal. ¿Cómo una gota puede detener una oleada? Oh, si, una gota por si sola es
nada, pero Contigo, Jesús, con valor haré frente a toda la oleada del mal e incluso (129) al infierno entero. Tu
omnipotencia puede todo.

687 En una ocasión, mientras iba por el pasillo a la cocina, oí en el alma estas palabras: Reza
incesantemente esta coronilla que te he ensenado. Quienquiera que la rece recibirá gran misericordia a
la hora de la muerte. Los sacerdotes se la recomendarán a los pecadores como la ultima tabla de
salvación. Hasta el pecador mas empedernido, si reza esta coronilla una sola vez, recibirá la gracia de
Mi misericordia infinita. Deseo que el mundo entero conozca Mi misericordia; deseo conceder gracias
inimaginables a las almas que confían en Mi misericordia.

688 Oh Jesús, Vida y Verdad, Maestro mío, guía cada paso de mi vida para que proceda según Tu santa
voluntad.

689 (130) + Una vez, vi la sede del Cordero de Dios y delante del trono a tres santos: Estanislao Kostka,
Andrés Bobola y el príncipe Casimiro que intercedían por Polonia. De pronto vi un gran libro que estaba
delante del trono y me dieron el libro para que leyera. Aquel libro estaba escrito con sangre; sin embargo, no
pude leer nada más que el nombre de Jesús. De repente oí una voz que me dijo: No ha llegado todavía tu
hora. Me quitó el libro y oí estas palabras: Tú darás el testimonio de Mi misericordia infinita. En este
libro están inscritas las almas que han venerado Mi misericordia. Me penetró una gran alegría viendo la
gran bondad de Dios.

163
690 + Una vez conocí el estado de dos hermanas religiosas que tras una orden de la Superiora murmuraban
interiormente y en consecuencia de esto dios las privó de muchas gracias particulares. (131) El dolor me
estrujó el corazón al verlo. Oh Jesús, qué triste es cuando nosotros mismos somos la causa de la perdida de
las gracias. Quien lo comprende permanece siempre fiel.

691 + Jueves. Hoy, a pesar de estar muy cansada, decidí hacer la Hora Santa. No pude rezar, tampoco
pude estar arrodillada, pero me quedé en oración una hora entera uniéndome en espíritu a aquellas almas que
adoran a Dios de manera ya perfecta. Pero al final de la hora, de repente vi a Jesús que me miró
profundamente y con una dulzura indecible me dijo: Tu plegaria Me es inmensamente agradable. Después
de estas palabras entró en mi alma una fuerza misteriosa y un gozo espiritual. La presencia de Dios impregnó
mi alma. Oh, lo que pasa en el alma cuando se encuentra a solas con el Señor, ninguna pluma ha logrado
expresar, ni jamás lo expresara….

692 (132) + Oh Jesús, comprendo que Tu misericordia va mas allá de la imaginación y por tanto Te suplico
que hagas mi corazón tan grande que pueda contener las necesidades de todas las almas que viven sobre toda
la faz de la tierra. Oh Jesús, mi amor se extiende mas allá, hasta las almas que sufren en el purgatorio y quiero
expresar mi misericordia hacia ellas mediante las plegarias que tienen las indulgencias. La Divina
Misericordia es insondable e inagotable como Dios Mismo es insondable. Aunque usara palabras enérgicas
para expresar la Divina Misericordia, todo esto seria nada en comparación con lo que es en realidad. Oh
Jesús, haz mi corazón sensible a todos los sufrimientos de mi prójimo, sean de cuerpo de del alma. Oh Jesús
mío, sé que Te comportas con nosotros como nosotros nos comportamos con el prójimo.

Oh Jesús mío, haz mi corazón semejante a Tu corazón misericordioso. Jesús, ayúdame a pasar por la
vida haciendo el bien a todo el mundo.

693 (133) 14 de septiembre de [1936]. Vino a visitarnos el arzobispo de Vilna. Aunque estuvo con nostras
muy poco tiempo, tuve la posibilidad de hablar de la obra de la misericordia con este venerable sacerdote. Me
manifestó mucha simpatía para la causa de la misericordia: Esté completamente tranquila, hermana, si está en
los designios de la Divina Providencia, surgirá. Mientras tanto pida una señal exterior más evidente; que el
Señor Jesús le dé a conocer esto con más claridad. Espere todavía un poco. Jesús dispondrá las
circunstancias de modo que todo sea bien.

694 19 de septiembre [1936]. Cuando salimos del medico [244] y entramos un momento en la pequeña
capilla que está en el sanatorio, oí en el alma estas palabras: Niña Mía, todavía unas cuantas gotas en el
cáliz, no falta mucho. La alegría (134) inundó mi alma, he aquí la primera llamada de mi Esposo y Maestro.
Se enterneció mi corazón y hubo un momento en que mi alma se sumergió en todo el mar de la Divina
Misericordia; sentí que mi misión empezaba en toda la plenitud. La muerte no destruye nada de lo que es
bueno; ruego muchísimo por las almas que padecen sufrimientos interiores.

695 En cierta ocasión, recibí dentro de mí la luz respecto a dos hermanas; comprendí que no con todos
podemos comportarnos de la misma manera. Hay personas que, de un modo extraño, saben trabar amistad y
como amigas, sacar palabra tras palabra, como para aliviar, pero en un momento oportuno usan las mismas
palabras para causar disgustos. Oh Jesús mío, qué extraña es la debilidad humana. Tu amor, Jesús, da al alma
esta gran sensatez en las relaciones con los demás.

696 (135) + 24 de septiembre de 1936

La Madre Superiora [245] me ordenó rezar un misterio del rosario en lugar de los demás ejercicios y
acostarme de inmediato. Una vez acostada me dormí en seguida porque estaba muy cansada. Sin

164
embargo, un momento después me despertó un sufrimiento. Era un sufrimiento tan grande que no me
permitía hacer el mas pequeño movimiento, ni siquiera pude pasar la saliva. Duró unas tres horas.
Pensé despertar a la hermana novicia con la que compartía el cuarto, pero pensé: ella no me ayudará
nada, pues que duerma, me da pena despertarla. Me sometí completamente a la voluntad de Dios y
pensaba que estaba llegando para mi el día de la muerte, día por mi deseado. Tenia la posibilidad de
unirme a Jesús doliente en la cruz, no podía rezar de otro modo. Cuando el sufrimiento cedió,
comencé (136) a sudar, pero no podía hacer ningún movimiento, porque volvía el dolor anterior. En la
mañana me sentía muy cansada, pero físicamente no sufría más; no obstante no pude levantarme para
la Santa Misa. Pensé: Si después de tales sufrimientos no hay muerte, entonces ¿qué grandes deben
ser los sufrimientos mortales?

697 Oh Jesús, Tu sabes que amo el sufrimiento y deseo vaciar el cáliz de los sufrimientos hasta la ultima
gota y, sin embargo, mi naturaleza notó un ligero escalofrió y cierto temor, pero en seguida mi
confianza en la infinita misericordia de Dios se despertó con toda su potencia y todo tuvo que ceder
delante de ella como la sombra delante de un rayo de sol. Oh Jesús, qué grande es Tu bondad; la
infinita bondad Tuya que conozco bien me permite mirar con entereza a los ojos de la muerte misma.
Sé que nada puede sucederme sin su permiso. Deseo glorificar Tu misericordia infinita en la vida, en
la hora de la muerte y en la resurrección y en la eternidad.

(137) + Oh Jesús mío, mi fuerza, mi paz y mi descanso, en los rayos de Tu misericordia se sumerge mi
alma todos los días, no conozco ni un momento de mi vida en que no haya experimentado Tu
misericordia, oh Dios. En toda mi vida no cuento con nada, sino con Tu misericordia infinita, oh
Señor que es la guía de mi vida. Mi alma está llena de la misericordia de Dios.

698+ Oh, cuánto hiere a Jesús la ingratitud de un alma elegida. Su amor inefable padece un martirio. Dios
nos ama con todo su Ser infinito, cual Él es, y un polvo miserable desprecia este amor. Mi corazón
estalla de dolor cuando veo tal ingratitud.

699 Una vez, oí estas palabras: Hija Mía, habla al mundo entero de la inconcebible (138) misericordia
Mía. Deseo que la Fiesta de la Misericordia sea refugio y amparo para todas las almas y, especialmente,
para los pobres pecadores. Ese día están abiertas las entrañas de Mi misericordia. Derramo todo un
mar de gracias sobre las almas que se acercan al manantial de Mi misericordia. El alma que se confiese
y reciba la Santa Comunión obtendrá el perdón total de las culpas y de las penas. En ese día están
abiertas todas las compuertas divinas a través de las cuales fluyen las gracias. Que ningún alma tema
acercarse a Mí, aunque sus pecados sean como escarlata. Mi misericordia es tan grande que en toda la
eternidad no la penetrará ningún intelecto humano ni angélico. Todo lo que existe ha salido de las
entrañas de Mi misericordia. Cada alma respecto a mi, por toda la eternidad meditará Mi amor y Mi
misericordia. La Fiesta de la Misericordia ha salido de Mis entrañas (139, deseo que se celebre
solemnemente el primer domingo después de Pascua. La humanidad no conocerá paz hasta que no se
dirija a la Fuente de Mi misericordia.

700 + En una ocasión, cuando estaba muy cansada y doliente y lo dije a la Madre Superiora, recibí la
respuesta de que debía familiarizarme con el sufrimiento. Escuché todo lo que la Madre me dijo y un
momento después Salí. Nuestra Madre Superiora tiene tanto amor al prójimo y, especialmente, a las
hermanas enfermas, que todos la conocen por ello, pero en cuanto a mi, Jesús permitía que ella no me
comprendiera y me ejercitara mucho en este aspecto.

701 Un día me sentía muy mal y fui al trabajo, pero en cada instante me parecía que iba a desmayarme; y
el calor era tan grande que incluso sin trabajo uno no soportaba (14) aquel calor, sin hablar ya de si trabajaba y
estaba doliente. Así, antes del mediodía, interrumpí el trabajo y miré hacia el cielo con gran confianza y le

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dije al Señor: Jesús, cubre el sol porque ya no soporto más este calor y una cosa rara, en aquel mismo instante,
una nubecita blanca cubrió el sol y a partir de aquel momento ya no hacía tanto calor. Cuando, un momento
después, empecé a reprocharme por no haber soportado el calor y por haber pedido el alivio, Jesús Mismo me
tranquilizó.

702 13 de agosto de 1936. Esta noche me penetra la presencia de Dios, en un solo instante conozca la gran
santidad de Dios. Oh, cómo me oprime esta grandeza de Dios, ya que al mismo tiempo conozco todo mi
abismo y mi nulidad. Es un gran tormento, porque al conocimiento sigue el amor. El alma se lanza con
ímpetu hacia Dios y se encuentran de frente dos amores: el Creador y la criatura; (141) una gotita quiere
medirse con el océano. En un primer momento la gota quisiera encerrar en sí este océano ilimitado, pero en el
mismo instante conoce que es una gotita y entonces queda vencida, pasa toda a Dios como una gota al
océano…. Al iniciarse aquel momento es un tormento, pero tan dulce que el alma, experimentándolo, es feliz.

703 Actualmente hago un examen de conciencia particular: unirme con Cristo Misericordioso. Este
ejercicio me da una fuerza misteriosa, el corazón está siempre unido a Aquel que desea, y las acciones
reguladas por la misericordia que brota del amor.

704 Paso cada momento libre a los pies de Dios escondido. Él es mi Maestro, le pregunto todo, con Él
hablo de todo, de allí saco fuerza y luz, allí aprendo todo, de allí me llegan las luces sobre el modo de
comportarme con el prójimo. Desde el momento en que (142) Salí del noviciado, me encerré en el
tabernáculo con Jesús, mi Maestro. Él Mismo me atrajo a este fuego de amor vivo, alrededor del cual se
concentra todo.

705 25 IX. Padezco sufrimientos en las manos, los pies y el costado, en los lugares que Jesús tenia
traspasados. Experimento particularmente estos sufrimientos cuando me encuentro con un alma que no está
en el estado de gracia; entonces rezo ardientemente que la Divina Misericordia envuelva a aquella alma.

706 29 IX. En el día de San Miguel Arcángel vi a este gran guía junto a mí que me dijo estas palabras: El
Señor me recomendó tener un cuidado especial de ti. Has de saber que eres odiada por el mal, pero no
temas. ¡Quién como Dios! Y desapareció. Sin embargo siento su presencia y su ayuda.

707 (143) 2 X 1936. El primer viernes del mes. Después de la Santa Comunión, de repente vi a Jesús que
me dijo estas palabras: Ahora sé que no Me amas por las gracias ni por los dones, sino porque Mi
voluntad te es mas querida que la vida. Por eso Me uno a ti tan estrechamente como a ninguna otra
criatura.

708 En aquel momento Jesús desapareció. La presencia de Dios inundó mi alma; sé que estoy bajo la
mirada de este Soberano. Me sumergí totalmente en el gozo que mana de Dios. El día entero viví sumergida
en Dios, sin ningún intervalo. Por la noche, entré en una especie de desmayo, y en una extraña forma de
agonía; mi amor deseaba ser igual al amor de aquel Soberano; estaba atraída hacia Él tan violentamente que,
sin una gracia especial de Dios, era imposible soportar en esta vida tanta inmensidad de la gracia. Pero veo
claramente que Jesús Mismo me sostiene y me fortifica y me hace capaz de relacionarme con Él. En esto el
alma es activa de modo singular.

709 (144) 3 X 1936. Hoy, mientras rezaba el rosario, vi de repente el copón con el Santísimo Sacramento.
El copón estaba descubierto y con bastantes Hostias. Desde el copón salió una voz: Estas Hostias fueron
recibidas por las almas convertidas con tus plegarias y tu sufrimiento. En aquel momento sentí la
presencia de Dios como una niña, me sentía extrañamente una niña.

166
710 Un día sentí que no aguantaría estar de pie hasta la nueve y pedí a la Hermana N. darme algo de comer
porque iba a acostarme antes, ya que me sentía mal. La Hermana N. me contestó: Usted, hermana, no está
enferma; han querido darle simplemente un descanso y por eso han fingido la enfermedad. Oh Jesús mío,
pensar que la enfermedad ha avanzado hasta tal punto que el medico me ha separado de las demás hermanas
[246] para que no se contagien, y he aquí cómo uno es juzgado. Pero está bien así, todo es para Ti, Jesús mío.
No quiero escribir mucho de las cosas exteriores porque no son ellas el motivo para (145) escribir; yo deseo
particularmente tomar nota de las gracias que el Señor me concede, porque ellas no son solamente para mí,
sino para muchas almas.

711 5 X 1936. Hoy recibí una carta del Padre Sopocko por la cual me enteré de que piensa hacer imprimir
una estampita del Cristo Misericordioso, y me pidió enviarle cierta plegaria que quiere poner detrás, si obtiene
la autorización del arzobispo. Oh, con que gozo tan grande se llena mi corazón por el hecho de que Dios me
ha permitido ver esta obra de su misericordia. Oh, qué grande es esta obra del Altísimo; yo soy solamente su
instrumento. Oh, cuán ardiente es mi deseo de ver esta Fiesta de la Divina Misericordia que Dios exige a
través de mi, pero si tal es la voluntad de Dios y si ella se celebra solemnemente sólo después de mi muerte,
yo me alegro de ella ya ahora y la celebro dentro de mi con el permiso del confesor.

712 (146) + Hoy he visto al Padre Andrasz de rodillas, sumergido en la plegaria y de súbito Jesús se
presentó a su lado, e impuso las dos manos sobre su cabeza, y me dijo: Él te guiará, no tengas miedo.

713 11 de octubre. Esta noche, mientras escribía sobre esta gran misericordia de Dios y sobre el gran
provecho para las almas, Satanás irrumpió en la celda con gran rabia y furia, tomó el biombo y se puso a
despedazarlo y quebrarlo. En un primer momento me asusté un poco, pero en seguida con un pequeño
crucifijo hice la señal de la santa cruz; la bestia se calmó en seguida y desapareció. Hoy no vi esta figura
monstruosa, pero solamente su rabia; la rabia de Satanás es terrible. El biombo, sin embargo, no estaba
despedazado ni quebrado; con toda tranquilidad seguí escribiendo. Sé bien que sin la voluntad de Dios, aquel
miserable no me tocará, pero ¿por qué se porta así? Comienza a asaltarme abiertamente (147) y con tanta
rabia y tanto odio, pero no perturba mi paz ni por un momento, y esta serenidad mía provoca su rabia.

714 + Hoy el Señor me dijo: Ve a la Superiora y dile que deseo que todas las hermanas y las alumnas
recen la coronilla que te he enseñado. La deben rezar durante nueve días y en la capilla, con el fin de
propiciar a Mi Padre e implorar la Divina Misericordia para Polonia. Contesté al Señor que se lo diría a
la Superiora, pero antes debía consultar al Padre Andrasz y decidí que en cuanto el Padre viniera, en seguida
lo consultaría. Cuando el Padre vino, las circunstancias fueron tales que no pude verlo. No obstante, yo no
habría debido reparar en ningunas circunstancias sino ir al Padre y arreglar el asunto. Pensé que [lo haría]
cuando viniera otra vez.

715 Oh, cuánto (148) eso desagradó a Dios. En un instante la presencia de Dios me abandonó, esta gran
presencia de Dios que está en mí incesantemente incluso de modo sensible. Pero en aquel momento me
abandonó completamente; unas tinieblas dominaron mi alma hasta tal punto que no sabia si estaba en el
estado de gracia o no. Debido a esto no me acerqué a la Santa Comunión durante cuatro días. Después de
cuatro días vi al Padre Andrasz y le conté todo. El Padre me consoló diciendo: No ha perdido la gracia de
Dios, pero de todos modos, dijo, sea fiel a Dios. En el momento en que me alejé del confesionario, la
presencia de Dios me envolvió nuevamente como antes. Comprendí que la gracia de Dios hay que aceptarla
tal y como Dios la envía, del modo como Él quiere, y se debe aceptar en la forma bajo la cual Dios nos la
envía.

716 Oh Jesús mío, en este momento estoy haciendo un propósito decidido y perpetuo, basándome en Tu
gracia y misericordia: la fidelidad a la más pequeña de Tus gracias.

167
717 (149) Durante toda la noche me preparaba para recibir la Santa Comunión, ya que no pude dormir a
causa de los sufrimientos físicos. Mi alma se hundía en el amor y la contrición.

718 Después de la Santa Comunión oí estas palabras: Ves lo que eres por ti misma, pero no te asustes
de eso. Si te revelara toda la miseria que eres, morirías del horror. Has de saber, sin embargo, lo que
eres. Por ser tú una miseria tan grande, te he revelado todo el mar de Mi misericordia. Busco y deseo
tales almas como la tuya, pero son pocas; tu gran confianza en Mi Me obliga a concederte gracias
continuamente. Tienes grandes e inexpresables derechos sobre Mi Corazón, porque eres una hija de
plena confianza. No soportarías la inmensidad de Mi amor que tengo por ti, si te lo revelara aquí en la
tierra en toda su plenitud. A menudo levanto un poco el velo para ti, pero debes saber que es solamente
Mi gracia excepcional. Mi amor y Mi misericordia no conocen límites.

719 (150) Hoy escuché estas palabras: Has de saber, niña Mía, que por ti concedo gracias a toda la
comarca, pero debes agradecerme por ellos, porque ellos no Me agradecen por los beneficios que les
concedo. A base de tu agradecimiento seguiré bendiciéndolos.

720 Oh Jesús mío, Tú sabes lo difícil que es la vida comunitaria, cuántas incomprensiones y cuántos
malentendidos, muchas veces a pesar de la mas sincera voluntad de ambas partes; pero éste es Tu misterio, oh
Señor, nosotros lo conoceremos en la eternidad. Sin embargo, nuestros juicios deben ser siempre benignos.

721 El tener al director espiritual es una gracia grande, es una grandísima gracia de Dios. Siento que ahora
no sabría avanzar sola en mi vida espiritual; es grande el poder del sacerdote; no dejo de agradecer a Dios por
darme al director espiritual.

722 (151) + Hoy escuché estas palabras: Ves lo débil que eres y ¿cuándo podré contar contigo?
Contesté: Jesús, quédate siempre conmigo, porque soy Tu niña pequeñísima; Jesús, Tu sabes lo que hacen los
niños pequeños.

723 + Hoy escuché estas palabras: Las gracias que te concedo no son solamente para ti, sino también
para un gran número de almas…. Y en tu corazón está continuamente Mi morada. A pesar de la
miseria que eres Me uno a ti y te quito tu miseria y te doy Mi misericordia. En cada alma cumplo la
obra de la misericordia, y cuanto mas grande es el pecador, tanto mas grande es el derecho que tiene a
Mi misericordia. Quien confía en Mi misericordia no perecerá porque todos sus asuntos son Míos y los
enemigos se estrellarán a los pies de Mi escabel.

724 (152) En vispero de los ejercicios espirituales empecé a rogar que Jesús me diera al menos un poco de
saslud para que pudiera participar en los ejercicios, porque me sentia tan mal que posiblemente fuesen los
ultimos para mi. Pero en cuanto empecé a rezar, sentí en seguida un extrano descontento; interrumpi la
plegaria de suplica y me puse a agradecer al Señor por todo lo que me enviaba, sometiendome completamente
a su santa voluntad, de inmediato sentí en el alma una profunda calma.

+ La fiel sumisión a la voluntad de dios siempre y en todas partes, en todos los casos y todas las
circunstancias de la vida, da a Dios una gran gloria; tal sumisión a la voluntad de Dios, a sus ojos tiene
un valor mayor que largos ayunos, mortificaciones, y las mas severas penitencias. Oh, qué grande es
la recompensa por un solo acto de amorosa sumisión a la voluntad de Dios. Mientras lo escribo mi
alma cae en éxtasis, ¡cuánto Dios la ama y de cuánta paz goza el alma ya aquí en la tierra!

(153) JMJ Cracovia – 1936

168
Oh voluntad de Dios, sé mi amor.

725 + Ejercicios espirituales de ocho dias, 20 X 1936

Oh Jesús mio, hoy me retiro al desierto para hablar solamente Contigo, mi Maestro y Señor. Que la
tierra calle, hablame Tu solo, Jesús; Tu sabes que no comprendo otra voz que la Tuya, oh buen Pastor.
En la morada de mi corazón se encuentra el desierto al que ninguna criatura tiene acceso. En él sólo
Tú eres el Rey.

726 + Cuando entré en la capilla por cinco minutos de adoración, pregunté al Señor Jesús como debia
hacer estos ejercicios espirituales. Entonces oí en el alma esta voz: Deseo que te transformes entera
en amor y que ardas con el fuego como una victima pura de amor….

727 (154) Oh Verdad eterna, concedeme un rayo de Tu luz para que Te conozca, oh Señor, y glorifique
dignamente Tu misericordia infinita y dame a conocer, al mismo tiempo, a mi misma, atodo el abismo de
miseria que soy.

728 + He elegido como patronos de estos ejercicios espirituales a San Claudio de la Colombiére y a Santa
Gertrudis para que intercedan por mi ante la Santisima Virgen y el Salvador Misericordioso.

729 En esta meditación sobre la creación…. en un instante mi alma se ha unido a mi Creador y Señor;
durante esta unión he conocido mi fin y mi destino. Mi objetivo es unirme estrechamente a Dios a traves del
amor y mi destino es adorar y glorificar la Divina Misericordia.

El Señor me lo dio a conocer claramente y experimentar incluso fisicamente. No termino de


asombrarme cuando conozco y experimento el amor sin limites de Dios, con el que Dios me ama.
¿Quién es Dios y quién soy yo? No puedo continuar (155) reflexionando. Solamente el amor entiende
el encuentro y la unión entre estos dos espiritus, es decir Dios Espiritu y el alma de la criatura. Cuanto
mas lo conozco, tanto mas me sumerjo en Él con todo el poder de mi ser.

730 + Durante estos ejercicios espirituales te tendré incesantemente junto a Mi Corazón para que
conozcas mejor Mi misericordia que tengo para los hombres y, especialmente, para los pobres
pecadores.

731 El dia del comienzo de los ejercicios espirituales, vino a verme una de las hermanas que había llegado
para pronunciar los votos perpetuos y me confió que no tenia ninguna confianza en Dios, y que le desanimaba
cualquier cosa. Le contesté: Ha hecho bien, hermana, al decirmelo; voy a rogar por usted. Y le dije algunas
palabras sobre cuánto duele a Jesús la falta de confianza y especialmente si es por parte de un alma elegida.
Me dijo que a partir de los votos perpetuos se ejercitaria en la confianza. Ahora sé que incluso a las almas
elegidas y adelantadas (156) en la vida religiosa o espiritual, les falta el ánimo para confiar totalmente en
Dios. Y eso sucede porque pocas almas conocen la insondable misericordia de Dios, su gran bondad.

732 + La gran Majestad de Dios que me ha penetrado hoy y sigue penetrando, ha despertado en mi un gran
temor, pero un temor reverencial y no un temor servil que es muy distinto del temor reverencial. El temor
reverencial ha surgido hoy en mi corazón del amor y del conocimiento de la grandeza de Dios y esto es un
gran gozo para el alma. El alma tiembla frente a la mas pequena ofensa de Dios, pero esto no le perturba ni le
empana la felicidad. Donde impera el amor, alli todo va bien.

169
733 Me sucede, mientras escucho la meditación [247], que una palabra me introduce en una mas estrecha
unión con el Señor y no sé lo que está diciendo el Padre. Sé que estoy junto al misericordiosisimo Corazón de
Jesús, todo mi espiritu se hunde en Él, y en un solo momento conozco (157) mas que durante largas horas de
busquedas intelectuales o de meditación. Son relámpagos repentinos de luz que me permiten conocer una
cosa tal y como Dios la ve, tanto en los asuntos del mundo interior como tambien en los del mundo exterior.

734 Veo que Jesús Mismo actua en mi alma durante estos ejercicios espirituales, yo trato solamente de ser
fiel a su gracia. He confiado totalmente mi alma a la influencia de Dios, este Soberano celestial ha tomado mi
alma en la posesion absoluta; siento que estoy elevada mas alla de la tierra y del cielo, hacia la vida interior de
Dios, donde conozco al Padre, al Hijo y al Espiritu Santo, pero siempre en la unidad de su Majestad.

735 + Me encerré en el caliz de Jesús para consolarlo continuamente. Hacer todo lo que está en mi poder
para salvar a las almas, hacerlo a traves de la oracion y el sufrimiento.

(158) + Trato de ser siempre para Jesús como una aBetania [248], para que pueda descansar después
de muchas fatigas. En la Santa Comunión, mi unión con Jesús es tan estrecha e indecible que aunque
quisiera describirla, no sabria porque no encontraria expresiones apropiadas.

736 Esta noche vi a Jesús con el aspecto que tenia en su Pasion: tenia los ojos levantados hacia su Padre y
rezaba por nosotros.

737 A pesar de estar enferma decidi hacer hoy, como de costumbre, la Hora Santa. En esta hora vi a Jesús
flagelado junto a la columna. Durante este terrible tormento Jesús rezaba y un momento después me dijo:
Son pocas las almas que contemplan Mi Pasion con verdadero sentimiento; a las almas que meditan
devotamente Mi Pasion, les concedo el mayor numero de gracias.

738 + No eres capaz de recibir ni siquiera Mis gracias sin Mi ayuda particular – tu sabes lo que eres.

739 (159) Hoy, después de la Santa Comunión, he hablado muchisimo a Jesús de las personas que me son
particularmente queridas. Entonces oí estas palabras: Hija Mia, no te esfuerces con tal locuacidad. A
quienes amas de modo particular, tambien Yo los amo de manera especial y por consideración a ti los
colmo de Mis gracias. Me agrada cuando Me hablas de ellos, pero no lo hagas con esfuerzos excesivos.

740 + Oh Salvador del mundo, me uno a Tu misericordia. Oh Jesús mio, uno todos mis sufrimientos a los
Tuyos y los deposito en el tesoro de la Iglesia para el provecho de las almas.

741 Hoy he estado en los abismos del infierno, conducida por un ángel. Es un lugar de grandes tormentos,
¡qué espantosamente grande es su extensión! Los tipos de tormentos que he visto: el primer tormento que
constituye el infierno, es la perdida de Dios; el segundo, el continuo remordimiento de conciencia; el tercero,
aquel destino no cambiará jamas; (160) el cuarto tormento, es el fuego que penetrará al alma, pero no la
aniquilará, es un tormento terrible, es un fuego puramente espiritual, incendiado por la ira divina; el quinto
tormento, es la oscuridad permanente, un horrible, sofocante olor; y a pesar de la oscuridad los demonios y las
almas condenadas se ven mutuamente y ven todos el mal de los demas y el suyo; el sexto tormento, es la
compania continua de Satanas; el septimo tormento, es una desesperación tremenda, el odio a Dios, las
imprecaciones, las maldiciones, las blasfemias. Estos son los tormentos que todos los concondenados
padecen juntos, pero no es el fin de los tormentos. Hay tormentos particulares para distintas almas, que son
los tormentos de los sentidos: cada alma es atormentada de modo tremendo e indescriptible con lo que ha
pecado. Hay horribles calabozos, abismos de tormentos donde un tormento se diferencia del otro. Habria
muerto a la vista de aquellas terribles torturas, si no me hubiera sostenido la omnipotencia de Dios. Que el
pecador sepa: con el sentido que peca, con ese será atormentado por (161) toda la eternidad. Lo escribo por

170
orden de Dios para que ningun alma se excuse [diciendo] que el infierno no existe o que nadie estuvo alli ni
sabe cómo es.

Yo, Sor Faustina, por orden de Dios, estuve en los abismos del infierno para hablar a las almas y dar
testimonio de que el infierno existe. Ahora no puedo hablar de ello, tengo, la orden de dejarlo por
escrito. Los demonios me tenian un gran odio, pero por orden de Dios tuvieron que obedecerme. Lo
que he escrito es una debil sombra de las cosas que he visto. He observado una cosa: la mayor parte
de las almas que alli estan son las que no creian que el infierno existe. Cuando volvi en mi no pude
reponerme del espanto, qué terriblemente sufren alli las almas. Por eso ruego con mas ardor todavía
por la conversión de los pecadores, invoco incesantemente la misericordia de Dios para ellos. Oh
Jesús mio, prefiero agonizar en los mas grandes tormentos hasta el fin del mundo, que ofenderte con el
menor pecado.

742 (162) JMJ

Hija Mia, si por medio de ti exijo de los hombres el culto a Mi misericordia, tú debes ser la
primera en distinguirte por la confianza en Mi misericordia. Exijo de ti obras de misericordia
que deben surgir del amor hacia Mi. Debes mostrar misericordia al projimo siempre y en todas
partes. No puedes dejar de hacerlo ni excusarte ni justificarte.

Te doy tres formas de ejercer misericordia al projimo: la primera – la accion, la segunda – la


palabra, la tercera – la oracion. En estas tres formas está contenida la plenitud de la
misericordia y es el testimonio irrefutable del amor hacia Mi. De este modo el alma alaba y
adora Mi misericordia. Sí, el primer domingo después de Pascua es la Fiesta de la Misericordia,
pero tambien debe estar presente la accion y pido se rinda culto a Mi misericordia con la
solemne celebración de esta Fiesta y con el culto a la imagen que ha sido pintada. A traves de
esta imagen concederé muchas gracias a las almas; ella ha de recordar a los hombres las
exigencias de Mi misericordia, porque la fe sin obras, por fuerte (163) que sea, es inútil. Oh Jesús
mio, ayudame en todo, porque ves lo pequena que soy, por eso cuento unicamente con Tu bondad, oh
Dios.

+ Examen de conciencia particular

743 Unión con Cristo misericordioso. Con el corazón abarco el mundoentero y, especialmente, los paises
salvajes y perseguidos, para ellos pido misericordia.

Dos propositos generales:

Primero: buscar el recogimiento interior y observar rigurosamente la regla del silencio.

Segundo: fidelidad a las inspiraciones interiores; llevarlas a la practica y a la accion, según la


recomendación del director espiritual.

En esta enfermedad deseo adorar la voluntad de Dios; si está en mi poder, trataré de participar (164) en
todos los ejercicios comunes; agradeceré ardientemente al Señor por cada disgusto y sufrimiento.

744 + Siento a menudo que no recibo ayuda de nadie menos de Jesús, aunque mas de una vez necesito
mucho las aclaraciones de lo que el Señor pide.

171
Esta noche recibi de repente la luz de Dios respecto a un asunto. Durante doce años reflexioné sobre
cierta cuestion y no logré comprenderla; hoy Jesús me dio a conocer lo mucho que esto le agradó.

Festividad de Cristo Rey {25 X 1936]

745 Durante la Santa Misa me envolvio un ardor interior de amor a Dios y el deseo por la salvacion de las
almas tan grande que no sé expresarlo. Siento que soy toda un fuego; lucharé contra todo el mal con el
arma de la misericordia. Ardo del deseo de salvar a las almas; recorro el mundo entero a lo largo y a
lo ancho y penetro (165) hasta sus confines, hasta los lugares mas salvajes para salvar a las almas. Lo
hago a traves de la oracion y el sacrificio. Deseo que cada alma glorifique la misericordia de Dios,
porque cada uno experimenta en si mismo los efectos de esta misericordia. Los santos en el cielo
adoran la misericordia del Señor, yo deseo adorarla ya aquí en la tierra y propagar su culto tal como
Dios lo quiere de mi.

746 Comprendi que en algunos, los mas duros momentos, esptaré sola, abandonada de todos y tengo que
hacer frente a todas las tempestades y luchar con toda la fuerza del alma incluso contra aquellos de los cuales
esperaba ayuda.

Pero no estoy sola, porque Jesús está conmigo, con Él no tengo miedo de nada. Bien me doy cuenta
de todo y sé que es lo que Dios exige de mi. El sufrimiento, el desprecio, el escarnio, la persecución,
la humillación todo esto lo compartiré siempre, no conozco otro camino, por un amor sincero, la
ingratitud. Este es mi sendero trazado por Jesús.

(166) Oh Jesús mio, mi fuerza y mi unica esperanza, solamente en Ti toda mi esperanza. Mi confianza
no se verá defraudada.

747 El dia de renovación de los votos [249]. La presencia de Dios penetra mi alma de modo no solamente
espiritual, sino que la siento aun fisicamente.

748 2 de noviembre [1936]. Por la tarde, después de las visperas fui al cementerio [250]. Después de rezar
un momento, vi a una de nuestras hermanas que me dijo: Estamos en la capilla. Comprendi que debia ir a la
capilla y rezar alli para adquirir indulgencias. Al dia siguiente, durante la Santa Misa vi tres palomas blancas
que se alzaron del altar hacia el cielo. Comprendi que no solamente estas tres almas queridas que habian visto
fueron al cielo, sino tambien muchas otras que habian muerto fuera de nuestro instituto. Oh, qué bueno y
misericordiosos es el Senor.

749 (167) Coloquio con el Padre Andrasz al final de los ejercicios espirituales. Me sorprendió muchisimo
una cosa que noté durante todas las conversaciones en las cuales pedi consejos e indicaciones del
Padre, a saber: observé que el Padre Andrasz a todas mis preguntas que le hacia sobre las cosas que el
Señor exigia de mi, me contestaba con tanta claridad y determinación como si él mismo las hubiera
vivido. Oh Jesús mio, si hubiera mas guias espirituales como él, las almas bajo su direccion llegarian
a las cumbres de la santidad en poco tiempo y no malgastarian tantas grandes gracias. Yo agradezco
continuamente a Dios por esta gran gracia de haberse dignado en su bondad de poner en el camino de
mi vida espiritual estas columnas luminosas que iluminan mi camino, para que no me desvie, ni me
retrase en tender a unirme estrechamente al Señor. Tengo un gran amor por la Iglesia que educa y
conduce las almas a Dios.

(168) 31 X 1936. Coloquio con la Madre General [251].

172
750 Cuando hablé con la Madre General de la cuestion de salir, de la Congregación recibi esta respuesta:
Si el senor Jesús exige que usted, hermana, abandone esta Congregación, que me dé alguna senal de
que Él lo quiere. Usted, hermana, ruegue por este signo, porque yo tengo miedo de que usted no sea
victima de alguna ilusion, aunque, por otra parte, no quisiera poner obstáculos a la voluntad de Dios ni
oponerme a ella, ya que yo tambien quiero cumplir la voluntad de Dios. Asi, pues, acordamos que yo
me quedara donde estaba, hasta el momento en el que el Señor diera a conocer a la Madre General que
era Él quien exigia que yo saliera de la Congregación.

751 Asi, pues, todo el asunto se aplazó un poco. Ves, Jesús, que ahora depende solamente de Ti. A pesar
de estos grandes apremios estoy completamente tranquila; yo por mi parte he hecho todo y ahora Te toca a Ti,
oh Jesús mio, y asi (169) resultará evidente que la causa es Tuya. Yo por mi parte estoy totalmente de
acuerdo con Tu voluntad, haz de mi lo que quieras, oh Señor, dame solamente la gracia de que Te ame cada
vez con mas ardor; esto es lo que me es mas querido, no deseo nada mas fuera de Ti, Amor eterno. No
importa por cuales caminos me lleves, dolorosos o gozosos. Yo deseo amarte con cada momento de mi vida.
Me hacer ir, oh Jesús, a cumplir Tu voluntad, iré; me haces quedarme, me quedaré; no importa lo que sufra,
en uno u otro caso. Oh Jesús mio, si voy, sé lo que debo sobrellevar y soportar. Lo acepto plenamente
consciente, y con un acto de voluntad ya he aceptado todo. No importa lo que está encerrado en este cáliz
para mi, me basta saber que lo ha dado la mano amorosa de Dios. Si me haces volver de este camino y me
ordenas quedarme, me quedaré a pesar de todas las urgencias interiores. Si las mantienes todavía (170) en mi
alma y me dejas en esta agonia interior, aunque sea hasta el fin de la vida, lo acepto con plena conciencia de la
voluntad y con amorosa sumisión a Ti, oh Dios mio. Si me quedo, me esconderé en Tu misericordia. Dios
Mio, tan profundamente que ningun ojo podrá verme. Deseo ser en mi vida un incensario lleno de fuego
oculto y que el humo que se levanta hacia Ti, Hostia viva, Te sea agradable. Siento en mi propio corazón que
cada pequeño sacrificio despierta un fuego de mi amor hacia Ti, aunque de modo tan silencioso y escondido
que nadie alcanza verlo.

752 Cuando dije a la Madre General que el Señor exigia que la Congregación rezara esta coronilla para
propiciar la ira divina, la Madre me contestó que de momento no podia introducir estas nuevas plegarias, no
aprobadas, pero deme, hermana, esta coronilla, tal vez durante alguna adoración se pueda rezar, (171) vamos a
ver. Seria bueno que el Padre Sopocko editara algun folletito con la coronilla. Seria mejor y mas facil rezarla
entonces en la Congregación, porque sin esto, es un poco difícil.

753 La misericordia del Señor la glorifican en el cielo las almas de los santos que han experimentado sobre
sí esta misericordia infinita. Lo que aquellas almas hacen en el cielo, yo lo empezaré ya aquí en la tierra.
Glorificaré a Dios por su bondad infinita y trataré de que otras almas conozcan y adoren esta inexpresable e
inconcebible misericordia de Dios.

754 + Promesa del Señor: A las almas que recen esta coronilla, Mi misericordia las envolverá en la
vida y especialmente a la hora de la muerte.

755 Oh Jesús mio, ensename a abrir las entranas de la misericordia y del amor a todos los que me lo pidan.
Oh Jesús, mi Guia, ensename que todas las plegarias y obras mias tengan impreso el sello de Tu misericordia.

756 (172) 18 XI 1936. Hoy traté de hacer todas mis practicas de piedad antes de la bendicion, porque me
sentia mas enferma que de costumbre. Por eso, una vez terminada la bendicion me acosté. Pero, al entrar en
el dormitorio, de repente conoci dentro de mi que debia ir a la acelda de Sor N., porque ella necesitaba ayuda.
Entré en seguida en aquella celda y Sor N. me dijo: Oh, qué suerte que Dios la ha traido aquí, hermana. Y
hablaba con una voz tan baja que apenas la oia. Me dijo: Hermana, traigame, por favor, un poco de té con
limon porque tengo muchisima sed y no puedo moverme por sufrir mucho; y efectivamente sufria mucho y
tenia mucha fiebre. La atendi y con ese poquito de té apagó sus labios sedientos. Cuando entré en mi celda,

173
un gran amor de Dios envolvió mi alma y comprendi cuánto había que hacer caso a las inspiraciones interiores
y seguirlas fielmente y la fidelidad a una gracia atrae otras.

757 (173) 19 XI [1936]. Hoy durante la Santa Misa vi a Jesús que me dijo: Quédate tranquila, hija Mia,
veo tus esfuerzos que Me agradan mucho. Y el Señor desapareció y era el momento de acercarse a la Santa
Comunión. Después de recibir la Santa Comunión, de repente vi el Cenaculo y en él a Jesús y a los apostoles;
vi la institución del Santisimo Sacramento. Jesús me permitió penetrar en su interior y conoci su gran
Majestad y al mismo tiempo su gran humildad. Esta luz misteriosa que me permitió conocer su Majestad me
reveló a la vez lo que hay dentro de mi alma.

758 Jesús me dio a conocer el abismo de su dulzura y humildad, y me hizo saber que lo exigía de mí
decididamente. Sentí la mirada de Dios en mi alma que me llenó de un amor inefable, pero comprendí que el
Señor miraba con amor mis virtudes y mis esfuerzos heroicos y supe que ellos atraían a Dios hacia mi
corazón. Por eso comprendí que no era suficiente preocuparme solamente por las virtudes ordinarias, sino que
debía ejercitarme (174) en las virtudes heroicas, aunque por fuera parecieran cosas totalmente normales, sin
embargo el modo seria distinto, distinguido solamente por el ojo del Señor. Oh Jesús mío, lo que escribí es
solamente una pálida sombra de lo que entiendo en el alma, éstas son las cosas puramente espirituales, pero
para describir algo de lo que el Señor me da a conocer, tengo que utilizar las palabras que me dejan
insatisfecha porque no reflejan la realidad.

759 La primera vez que recibí estos sufrimientos [252], fue así: después de los votos anuales [253], un día,
mientras rezaba vi una gran claridad y de esa claridad salieron dos rayos que me envolvieron y de repente
sentí un tremendo dolor en las manos, los pies y el costado y el sufrimiento de la corona de espinas.
Experimentaba este sufrimiento los viernes, durante la Santa Misa, pero era un momento muy breve. Eso se
repitió unos cuantos viernes y después no sentí ningunos sufrimientos hasta el momento actual, es decir, hasta
finales de septiembre (175) de este año. En esta enfermedad, el viernes, durante la Santa Misa sentí que me
penetraron los mismos sufrimientos; y eso se repita cada viernes y a veces cuando encuentro a alguna alma
que no está en el estado de gracia. Aunque eso sucede raramente y el sufrimiento dura muy poco tiempo, no
obstante es terrible, y sin una gracia especial de Dios no podría soportarlo. Y por fuera no tengo ningunas
señales de estos sufrimientos. ¿Qué va a venir después? No sé. Todo sea por las almas….

760 21 XI [1936]. Jesús, ves que no estoy gravemente enferma ni tampoco sana. Infundes en mi alma el
entusiasmo para actuar y no tengo fuerzas, arde en mí el fuego de Tu amor y lo que no logro hacer con la
fuerza física, lo compensa el amor.

761 Oh Jesús, mi espíritu Te añora mucho y deseo mucho unirme a Ti, pero me retienen Tus obras. No
está todavía completo el número de almas que debo llevarte. Deseo las fatigas, los sufrimientos, que se
cumpla en mi todo que has planeado (176) antes de todos los siglos, oh Creador mío y Señor. Comprendo
solamente Tu palabra, solamente ella me da fuerzas. Tu Espíritu, oh Señor, es el espíritu de la paz y nada
perturba mi interior, porque allí moras Tú, oh Señor.

Sé que estoy bajo Tu mirada especial, oh Señor. No analizo con temor Tus designios respecto a mí;
mi tarea es aceptar todo de Tus manos, no tengo miedo de nada aunque la tempestad está enfurecida y
tremendo rayos caen alrededor de mí y entonces me siento verdaderamente sola, no obstante mi
corazón Te siente y mi confianza aumenta considerablemente y veo todo Tu omnipotencia que me
sostiene. Contigo, Jesús, camino por la vida entre arco iris y tormentas, con un grito de gozo,
entonando un himno de Tu misericordia. No interrumpiré este canto de amor hasta que lo entone el
coro angélico. No existe ninguna fuerza que pueda detenerme en mi carrera hacia Dios. Veo que no
siempre, ni siquiera las Superioras entienden el camino por el Cual Dios me lleva, y eso no me
extraña.

174
762 (177) En una ocasión vi al Padre Sopocko rezando, reflexionando sobre este caso [254]. Vi como, de
repente, se apareció un círculo de luz encima de su cabeza. Aunque nos separa alguna distancia, lo veo a
menudo, especialmente, cuando trabaja junto al escritorio, a pesar del cansancio.

763 22 XI [1936]. Hoy, durante la confesión, Jesús me habló por la boca de cierto sacerdote. Aquel
sacerdote no conocía mi alma y me acusé solamente de los pecados; sin embargo él me dijo estas palabras:
cumple fielmente todo lo que Jesús exige de ti, a pesar de las dificultades. Has de saber que aunque los
hombres se molestan contigo, Jesús no se cansa y nunca se enfadará contra ti. No hagas caso de ninguna
consideración humana. En el primer momento esta enseñanza me extrañó; comprendí que el Señor habló a
través de él, mientras él se dio poca cuenta de eso. Oh sagrado Misterio, qué grandes tesoros contienes. Oh fe
santa, indicadora de mi camino.

764 (178) 24 XI. Hoy, recibí una carta del Padre Sopocko [255]. Por la carta supe que Dios Mismo dirige
esta causa y como el Señor la ha iniciado, del mismo modo el Señor la guiará, y cuanto mayores son las
dificultades que veo, tanto mas tranquila estoy. Oh, si en esta causa no hubiera una gran gloria de Dios ni el
provecho para muchas almas, Satanás no se opondría de este modo, pero él intuye lo que va a perder. Ahora
he comprendido que lo que Satanás odia más es la misericordia; ella es su mayor tormento. Pero la Palabra
del Señor no pasará, la Palabra de Dios es viva, las dificultades no aniquilan las obras de Dios, sino que
demuestran que son de Dios…..

765 Una vez vi el convento de esta nueva Congregación. Mientras lo recorría y visitaba todo, de repente vi
un grupito de niños cuya edad oscilaba entre cinco y once años. Al verme, me rodearon y se pusieron a gritar
en voz alta: Defiéndenos del mal, y (179) me llevaron a la capilla que estaba en aquel convento. Cuando
entré en la capilla, vi en ella a Jesús martirizado: Jesús me miró bondadosamente y me dijo que era ofendido
gravemente por los niños. Defiéndelos tú del mal. A partir de aquel momento ruego por los niños, pero
siento que la plegaria sola no es suficiente.

766 Oh Jesús mío, Tú sabes qué esfuerzos son necesarios para tratar sinceramente y con sencillez con
aquellos de los cuales nuestra naturaleza huye, o con los que hicieron sufrir consciente o inconscientemente,
esto es imposible humanamente. En tales momentos más que en otras ocasiones, trato de descubrir a Jesús en
aquellas personas y por este Mismo Jesús hago todo para ellas. En tales acciones el amor es puro. Este
ejercitarse en la caridad templa el alma y la refuerza. No espero nada de las criaturas, por lo tanto no
experimento ninguna desilusión; sé que la criatura es pobre en si (180). Así, pues ¿qué puedo esperar de ella?
Dios es todo para mi, deseo valorar todo a la luz de Dios.

767 + Actualmente mi relación con el Señor es plenamente espiritual; mi alma está tocada por Dios y se
sumerge entera en Él, hasta olvidarse de si misma. Embebida de Dios, totalmente, se hunde en su belleza, se
hunde toda en Él. No sé describirlo, porque escribiendo uso los sentidos y allí, en aquella unión, los sentidos
no funcionan; hay una fusión de Dios y del alma, hay una vida tan grande en Dios a la que el alma es admitida
que es imposible expresarla con palabras. Cuando el alma vuelve a la vida normal, entonces ve que esta vida
es una oscuridad, una niebla, una soñolienta confusión, unas fajas que envuelven a un niño pequeño. En tales
momentos el alma recibe únicamente de Dios, porque ella por si misma no hace nada, no hace el menor
esfuerzo, Dios hace todo en ella. Pero cuando el alma vuelve al estado normal, ve que no está en su (181)
poder permanecer más en esta unión. Aquellos momentos son breves, duraderos [en su efecto], el alma no
puede permanecer mucho tiempo en tal estado, porque por fuerza se liberaría para siempre de los vínculos del
cuerpo, a pesar de ser sostenida milagrosamente por Dios. Dios da a conocer claramente al alma cuánto la
ama como si sólo ella fuera el objeto de su complacencia. El alma lo conoce de modo claro y casi sin velos,
se lanza a todo correr hacia Dios, pero se siente como una niña pequeña. Sabe que esto no está en su poder,

175
por lo tanto, Dios se humilla hacia ella y la une consigo de manera….. aquí debo callarme porque lo que alma
experimente, no sé describirlo.

768 Es una cosa extraña que aunque el alma viviendo esta unión con Dios no sabe darle una forma exacta
ni definirla, no obstante, al encontrar otra alma semejante, las dos se entienden mutuamente en estas cosas a
pesar de no hablar mucho consigo. El alma unida a Dios de este modo reconoce con facilidad a otra alma
semejante, aunque (182) aquella no le revele su interior y sólo hable normalmente con ella. Es una especie
del parentesco espiritual. No hay muchas almas unidas a Dios de este modo, menos de lo que pensamos.

769 He notado que Dios concede esta gracia a las almas por dos razones: la primera es cuando el alma ha
de cumplir una gran obra que absolutamente supera sus fuerzas, humanamente hablando. En el segundo caso,
he notado que Dios la concede para guiar y tranquilizar a las almas semejantes, aunque el Señor puede
conceder esta gracia cómo le agrade y a quién le agrade. He observado esta gracia en tres sacerdotes. Uno de
ellos es sacerdote seglar y dos son religiosos, y dos religiosas [recibieron esta gracia], sin embargo no en el
mismo grado.

770 En cuanto a mi, he recibido esta gracia por primera vez y por un brevísimo momento a la edad de
dieciocho [256] años, en la octava de Corpus Cristo, durante las vísperas, cuando hice a Jesús el voto
perpetuo (183) de castidad. Vivía aun en el mundo, pero poco después entré en el convento. Esta gracia duró
un brevísimo momento, pero la potencia de esta gracia es grandísima. Después de aquella gracia hubo un
largo intervalo. En verdad, durante ese intervalo recibí del Señor muchas gracias, pero de otra índole. Fue un
periodo de pruebas y de purificación. Las pruebas fueron tan dolorosas que mi alma experimentó un
abandono total de parte de Dios, fue sumergida en grandes tinieblas. Noté y comprendí que nadie lograría
liberarme de aquellos tormentos y que no podían comprenderme. Hubo dos momentos en que mi alma fue
sumergida en la desesperación, una vez por media hora, otra vez, por tres cuartos de hora. En cuanto a las
gracias, no puedo describir exactamente su grandeza, lo mismo se refiere a las pruebas de Dios. Aunque usara
no sé qué palabras, todo eso seria una pálida sombra. Sin embargo el Señor me sumergió en estos tormentos y
el Señor me liberó. Eso duró un par de años y recibí nuevamente esta gracia excepcional de la unión, (184)
que dura hasta hoy. Sin embargo también en esta segunda unión hubo breves pausas. No obstante, desde
hace algún tiempo, no experimento intervalos, sino que me sumerge [la gracia] cada vez mas profundamente
en Dios. La gran luz con la que es iluminado el intelecto, da a conocer la grandeza de Dios, no para que
conociera en Él los distintos atributos, como antes, no ahora es de otro modo: en un solo momento conozco
toda la esencia de Dios.

771 En el mismo instante el alma se hunde entera en Él y siente una felicidad [257] tan grande como los
elegidos en el cielo. Aunque los elegidos en el cielo ven a Dios cara a cara y son totalmente felices, de modo
absoluto, sin embargo su conocimiento de Dios no es igual; Dios me lo ha dado a conocer. El conocimiento
mas profundo empieza aquí en la tierra, según la gracia, pero en gran parte depende de nuestra fidelidad a la
gracia. Sin embargo, el alma que experimenta esta inefable gracia de la unión, no puede decir que ve a Dios
cara a cara, ya que aquí hay un delgadísimo velo de la fe; pero tan (185) delgado que el alma puede decir que
ve a Dios y habla con Él. Ella es “divinizada”, Dios da a conocer al alma cuánto la ama y el alma ve que las
almas mejores y mas santas que ella no han recibido esta gracia. Por eso la envuelve el sagrado estupor, y la
mantiene en una profunda humildad, y se hunde en su nada y en ese sagrado estupor. Cuanto más se humilla,
tanto mas estrechamente Dios se une a ella y se humilla hacia ella. En aquel momento el alma está como
escondida, sus sentidos inactivos, en un momento conoce a Dios y se sumerge en Él. Conoce toda la
profundidad del Insondable y cuanto mas profundo es el conocimiento, tanto mas ardientemente el alma lo
anhela.

772 Es grande la reciprocidad entre el alma y Dios. Cuando el alma sale de su escondite, los sentidos
gustan de lo que ella se deleitó. Esto también es una grandísima gracia de Dios, pero no es puramente

176
espiritual; en la primera fase los sentidos no toman parte. Cada gracia da al alma fortaleza y fuerza para la
acción, valentía para [afrontar] los sufrimientos. El alma sabe bien qué es lo que Dios quiere de ella y cumple
(186) su santa voluntad, a pesar de las contrariedades. Sin embargo, en estas cosas el alma no puede
------------------------------------------------------------------
773 Avanzar sola, tiene que seguir el consejo de un confesor iluminado, porque, de lo contrario, puede
desviarse o no obtiene ningún beneficio.

774 + Comprendo bien, oh Jesús mío, que como una enfermedad se mide con el termómetro y la fiebre alta
nos indica la gravedad de la enfermedad, así en la vida espiritual el sufrimiento es el termómetro que mide el
amor de Dios en el alma.

775 + Mi fin es Dios…. Mi felicidad es el cumplimiento de la voluntad de Dios y nada en el mundo podrá
turbarme esta felicidad, ninguna potencia, ninguna fuerza.

776 Hoy, el Señor estuvo en mi celda y me dijo: Hija Mía, te dejaré en esta Congregación ya poco
tiempo. Te lo digo para que aproveches con más diligencia las gracias que te concedo.

777 (187) 27 XI [1936]. Hoy, en espíritu, estuve en el cielo y vi estas inconcebibles bellezas y la felicidad
que nos esperan después de la muerte. Vi cómo todas las criaturas dan incesantemente honor y gloria a Dios;
vi lo grande que es la felicidad en Dios que se derrama sobre todas las criaturas, haciéndolas felices; y todo
honor y gloria que las hizo felices vuelve a la Fuente y ellas entran en la profundidad de Dios, contemplan la
vida interior de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, que nunca entenderán ni penetrarán.

Esta fuente de felicidad es invariable en su esencia, pero siempre nueva, brotando para hacer felices a
todas las criaturas. Ahora comprendo a San Pablo que dijo: Ni el ojo vio, ni oído oyó, ni entró al
corazón del hombre, lo que Dios preparó para los que le aman.

778 Y Dios me dio a conocer una sola y única cosa que a sus ojos tiene el valor infinito, y éste es el amor
de Dios, amor, amor y una vez mas amor, y con un acto de amor puro (188) de Dios nada puede compararse.
Oh, qué inefables favores Dios concede al alma que lo ama sinceramente. Oh, felices las almas que ya aquí
en la tierra gozan de sus particulares favores, y éstas son las almas pequeñas y humildes.

779 Esta gran Majestad de Dios que conocí mas profundamente, que los espíritus celestes adoran según el
grado de la gracia y la jerarquía en que se dividen; al ver esta potencia y esta grandeza de Dios, mi alma no
fue conmovida por espanto ni por temor, no, no absolutamente no. Mi alma fue llenada de paz y amor, y
cuanto mas conozco a Dios tanto mas me alegro de que Él sea así. Y gozo inmensamente de su grandeza y
me alegro de ser tan pequeña, porque por ser yo tan pequeña, me lleva en sus brazos y me tiene junto a su
Corazón.

780 Oh Dios mío, que lastima me dan los hombres que no creen en la vida eterna; cuánto ruego por ellos
para que los envuelva el rayo de la misericordia y para que Dios los abrace a su seno paterno. Oh amor, oh
rey.

781 El amor no conoce temor (189), pasa por todos los coros angélicos que hacen guardia delante de su
trono. No tiene miedo de nadie; alcanza a dios y se sumerge en Él como en su único tesoro. El querubín con
la espada de fuego que vigila el paraíso, no tiene poder sobre él. Oh, puro amor de Dios, qué inmenso e
incomparable eres. Oh, si las almas conocieran Tu fuerza.

782 + Hoy estoy muy débil, ni siquiera puedo hacer la meditación en la capilla, sino debo ir a acostarme.
Oh Jesús mío, Te quiero y deseo glorificarte con mi debilidad, sometiéndome totalmente a Tu santa voluntad.

177
783 + Tengo que vigilarme mucho, sobre todo hoy, porque empieza a envolverme una excesiva
sensibilidad por todo. Las cosas que, estando yo de buena salud, no llamarían mi atención, hoy me irritan.
Oh Jesús mío, mi escudo y mi fuerza, concédeme la gracia de salir victoriosa de tales circunstancias. Oh
Jesús mío, transfórmame en Ti con el poder de Tu amor, para que sea un digno instrumento para proclamar Tu
misericordia.

784 (190) + Agradezco al Señor por esta enfermedad y las dolencias físicas, porque tengo tiempo para
hablar con Jesús. Es mi deleita pasar largos momentos a los pies de Dios oculto; y las horas me pasan como
minutos, sin saber cuándo. Siento que dentro de mí arde un fuego, y no comprendo otra vida sino la del
sacrificio que fluye del amor puro.

785 29 XI [1936]. La Santísima Virgen me ha ensenado como debo prepararme para la fiesta de la
Natividad del Señor. La he visto hoy sin el Niño Jesús; me ha dicho: Hija mía, procura ser mansa y humilde
para que Jesús que vive continuamente en tu corazón pueda descansar. Adóralo en tu corazón, no salgas de
tu interior. Te obtendré, hija mía, la gracia de este tipo de la vida interior, que, sin abandonar tu interior,
cumplas por fuera todos tus deberes con mayor aplicación. Permanece continuamente con Él en tu corazón.
Él será tu fuerza. Mantén el contacto con las criaturas si la necesidad (191) y los deberes lo exigen. Eres
una morada agradable a Dios viviente, en la que Él permanece continuamente con amor y complacencia, y la
presencia viva de Dios que sientes de modo mas vivo y evidente, te confirmará, hija mía, en lo que he dicho.
Trata de comportarte así hasta el día de la Navidad, y después Él Mismo te dará a conocer cómo deberás
tratar con Él y unirte a Él.

786 30 XI [1936]. Hoy, durante las vísperas un dolor ha traspasado mi alma, veo que esta obra supera mis
fuerzas en cada aspecto. Soy una niña pequeña frente a la inmensidad de esta obra y solo por una orden clara
de Dios procedo a cumplirla; y por otra parte también estas grandes gracias se han hecho una carga para mi y
apenas la puedo llevar. Veo la incredulidad de las Superioras y las dudas de todo tipo y en consecuencia el
comportamiento desconfiado hacia mí. Oh Jesús mío, veo que también las gracias tan grandes pueden ser un
sufrimiento, y verdaderamente es así; (192 no sólo puede haber sufrimientos por este motivo, sino que tienen
que existir como una característica de la actuación de Dios. Entiendo bien que si Dios Mismo no reforzara al
alma en estas distintas pruebas, el alma por si misma no lograría nada, pues Dios Mismo es su escudo.
Durante las vísperas, mientras continuaba contemplando esta especie de mezcla del sufrimiento y de la gracia,
oí la voz de la Santísima Virgen: Has de saber, hija mía, que a pesar de ser elevada a la dignidad de la
Madre de Dios, siete espadas dolorosas me han traspasado el corazón. No hagas nada en tu defensa,
soporta todo con humildad, Dios Mismo te defenderá.

787 1 XII [1936]. Ejercicios espirituales de un día.

Hoy, durante la meditación matutina, el Señor me ha dado a conocer y comprender claramente el


carácter invariable de sus deseos. Y veo claramente que nadie puede liberarme de este deber de
cumplir la voluntad de Dios, conocida por mí. Una gran falta de salud y de las fuerzas físicas no es
una razón suficiente, y no me dispense (193) de esta obra que el Señor Mismo está realizando; debo
ser solamente un instrumento en sus manos. Pues, Señor, heme aquí para cumplir tu voluntad,
mándame según Tus eternos designios y predilecciones, dame solamente la gracia de serte siempre
fiel.

788 Cuando hablaba con el Dios oculto, me ha dado a conocer y comprender que no debo reflexionar
mucho ni tener miedo de las dificultades que puedo encontrar. Has de saber que Yo estoy contigo,
establezco las dificultades, las supero, y en un solo instante puedo cambiar las posturas contrarias en

178
actitudes favorables a esta causa. Durante el coloquio de hoy el Señor me ha aclarado mucho, aunque no
escribo todo.

789 Dar siempre la prioridad a los demás en todas las circunstancias, especialmente durante el recreo,
escuchar tranquilamente sin interrumpir aunque me contaran diez veces lo mismo. Nunca preguntaré por la
cosa que me interese mucho.

790 (194) Propósito: continuar lo mismo, es decir unirme al cristo misericordioso.

Propósito general: recogimiento interior, silencio.

791 Escóndeme, Jesús, en la profundidad de Tu misericordia, y el prójimo me juzgue, entonces, según le


agrade.

792 Nunca hablar de mis propias vivencias. En el sufrimiento buscar alivio en la oración, en las dudas mas
pequeñas buscar solamente el consejo del confesor. Tener el corazón siempre abierto para recibir los
sufrimientos de los demás y mis sufrimientos hundirlos en el Corazón de Dios para que no se noten por fuera,
si es posible.

Tratar de mantener siempre el equilibrio aunque las circunstancias sean extremadamente tormentosas.
No permitir turbar mi paz y mi silencio interior. Ninguna cosa puede compararse con la paz del
corazón. Si me reprochan algo injustamente, no justificarme; si la Superiora quiere conocer (195) la
verdad sobre si tengo o no tengo razón, lo sabrá no necesariamente de mi. Yo debo aceptar todo con
una actitud interior de humildad.

Viviré este Adviento según las indicaciones de la Santísima Virgen: mansa y humildemente.
793 Vivo estos momentos con la Santísima Virgen. Con inmensa añoranza espero la venida del Señor.
Mis deseos son grandes. Deseo que todos los pueblos conozcan al Señor, deseo preparar a todas las naciones
para recibir al Verbo Encarnado. Oh Jesús, haz que la fuente de Tu misericordia brote con mayor abundancia,
porque la humanidad está muy enferma y por eso más que nunca necesita Tu compasión. Tu eres un mar
ilimitado de misericordia para nosotros, pecadores y cuanto mayor es nuestra miseria, tanto mas grande es el
derecho que tenemos a Tu misericordia. Tú eres la fuente que hace feliz a cada criatura por medio de Tu
misericordia infinita.

794 (196) Hoy [9 XII 1936] salgo a Pradnik, a las cercanías de Cracovia, para la curación; he de estar allí
tres meses. Me envía allí el gran cariño de las Superioras y, especialmente, de nuestra querida Madre General
que tiene gran cuidado de las hermanas enfermas. He aceptado esta gracia del tratamiento, pero me someto
totalmente a la voluntad de Díos, que Dios haga de mi lo que le agrade.

795 No deseo otra cosa que cumplir su santa voluntad. Me uno a la Santísima Virgen y abandono Nazaret
para ir a Belén donde pasaré las fiestas de Navidad, entre extraños, pero con Jesús, Maria y José, porque ésta
es la voluntad de Dios. Trato de cumplir en todo la voluntad de Dios, no deseo sanarme más que morir. Me
abandono completamente a su misericordia infinita, y como una niña pequeña vivo en absoluta tranquilidad;
procuro solamente que mi amor hacia Él sea cada vez mas profundo y mas puro, para ser un deleita de su
mirada divina….

796 (197) El Señor me dijo rezar esta coronilla durante nueve días antes de la Fiesta de la Misericordia.
Debe iniciarse el Viernes Santo. Durante este novenario concederé a las almas toda clase de gracias.

179
797 Cuando me dio un poco de miedo de tener que estar sola durante largo tiempo fuera de la
Congregación, Jesús me dijo: No estarás sola, porque Yo estoy contigo siempre y en todas partes; junto a
Mi Corazón no tengas miedo de nada. Yo Mismo soy el artífice de tu salida. Has de saber que Mi ojo
sigue con atención cada movimiento de tu corazón. Te traslado a aquel lugar aislado para conformar tu
corazón según Mis designios futuros. ¿De que tienes miedo? Si estás Conmigo ¿quién se atreverá a
tocarte? Me alegro grandemente de que Me digas tus temores, Hija Mía, háblame de todo simplemente
y así como hablan los hombres, Me complacerás muchísimo con esto; Yo te entiendo, porque soy Dios –
Hombre. (198) Este lenguaje simple de tu corazón Me es mas agradable que los himnos compuestos en
Mi honor. Has de saber, hija Mía, que cuanto mas sencillo es tu lenguaje, tanto mas Me atraes hacia ti.
Y ahora, quédate tranquila junto a Mi Corazón, deja la pluma y prepárate para salir.

798 9 XII 1936. Esta mañana he salido a Pradnik. Me ha acompañado Sor Crisóstoma. Tengo una
habitación aislada sólo para mí; me parezco totalmente a una carmelita. Cuando Sor Crisóstomo se ha ido y
me he quedado sola, me he sumergido en la plegaria, confiándome a la protección especial de la Santísima
Virgen. Sólo ella está siempre conmigo. Ella, como una buena Madre, mira todas mis vivencias y mis
esfuerzos.

799 Súbitamente vi a Jesús que me dijo: Quédate tranquila, niña Mía, ves que no estás sola. Mi
Corazón vela por ti. Jesús me ha llenado de fuerza respecto a cierta persona, siento la fortaleza en el alma.

800 (199) Un principio moral

Cuando no se sabe qué es mejor, hay que reflexionar y examinar y pedir consejo porque no se puede
actuar en la duda de la conciencia. En la incertidumbre, decirse a sí mismo: cualquier cosa que haga
estaría bien hecha, tengo la intención de hacerla bien. Dios acepta lo que nosotros consideramos
bueno, y Dios lo acepta y considera bueno. No preocuparme si después de algún tiempo, aquellas
cosas no resulten ser buenas. Dios mira la intención con la cual empezamos y según ella dará la
recompensa. Es un principio al que debemos atenernos.

801 También hoy he ido a hacer una breve visita [258] al Señor, antes de acostarme. Mi alma se ha
sumergido en Él como en mi único tesoro, mi corazón ha descansado un momento junto al Corazón de mi
Esposo. He sido iluminada sobre como comportarme con las personas que están alrededor de mí y he vuelto a
mi soledad. El medico [259] me ha dedicado su mayor cuidado, alrededor de mi veo corazones muy
bondadosos.

802 (200) 10 XII [1936]. Hoy me levanté temprano y todavía antes de la Santa Misa tuve la meditación.
Aquí la Santa Misa es a las seis. Después de la Santa Comunión mi espíritu se ha sumergido en el Señor
como en el único objeto de mi amor. Me sentía absorbida por su omnipotencia. Al regresar a mi soledad me
he sentido mal y he tenido que acostarme en seguida. La hermana [260] me trajo gotas, pero me sentí mal
durante todo el día. Por la noche traté de hacer la Hora Santa, sin embargo no pude hacerla, me uní solamente
a Jesús en sus sufrimientos.

803 Mi habitación aislada está junto a la sala de los hombres; no sabia que los hombres son tan charlatanes;
desde la mañana hasta altas horas de la noche conversan sobre distintos temas; en la sala de las mujeres hay
mucho mas silencio. Siempre se acusa de esto a las mujeres, pero he tenido la posibilidad de convencerme
[de lo contrario]. Me es difícil concentrarme para rezar entre las carcajadas y los chistes. No me molestan
sólo cuando la gracia de Dios me toma en su absoluta (201) posesión, ya que entonces no me doy cuenta de lo
que pasa alrededor de mí. Oh Jesús mío, qué poco habla de Ti esta gente.

180
804 De todo menos de Ti, Jesús. Y si hablan poco, seguramente no pensarán nada; se ocupan del mundo
entero, pero acerca de Ti, oh Creador, el silencio. Me pongo triste, oh Jesús, al ver esta inmensa indiferencia e
ingratitud de las criaturas. Oh Jesús mío, deseo amarte por ellos y compensarte con mi amor.

805 La Inmaculada Concepción

Desde la mañana temprana sentía la cercanía de la Virgen Santísima. Durante la Santa Misa la vi tan
resplandeciente y bella que no encuentro palabras para expresar ni siquiera la mínima parte de su
belleza. Era toda blanca, ceñida con una faja azul, el manto también azul, la corona en su cabeza, de
toda la imagen irradiaba un resplandor inconcebible. Soy la Reina del cielo y de la tierra, pero
especialmente la madre [de su Congregación]. Me estrechó a su corazón y dijo: Yo siempre me
compadezco de ti. Sentí (202) la fortaleza de su Inmaculado Corazón que se transmitió a mi alma.
Ahora comprendo porque desde hace dos semanas iba preparándome a esta fiesta y la anhelaba tanto.
Desde hoy procuraré la máxima pureza del alma, para que los rayos de la gracia de Dios se reflejen
con toda su claridad. Deseo ser el cristal para encontrar complacencia ante sus ojos.

806 + Aquel día vi a cierto sacerdote rodeado del resplandor que fluía de él; evidentemente aquella alma
ama a la Inmaculada.

807 Una misteriosa añoranza envuelve mi alma, me sorprendo de que ella no separe el alma del cuerpo.
Deseo a Dios, deseo sumergirme en Él. Entiendo que estoy en un terrible destierro, toda la fortaleza de mi
alma muere por el anhelo de estar con Dios. Oh, habitantes de mi patria, recuerdan a esta desterrada.
¿Cuándo caerán los velos también para mí? Aunque veo y (203) casi siento lo finito que es el velo que me
separa del Señor, yo deseo verlo cara a cara, pero que todo se haga según Tu voluntad.

808 11 XII. Hoy no pude asistir a toda la Santa Misa, estuve presente solamente en las partes más
importantes y después de comulgar, volví en seguida a mi soledad. De repente me envolvió la presencia de
Dios y en aquel mismo momento experimenté la Pasión del Señor durante un brevísimo momento. En aquel
instante conocí más profundamente la obra de la misericordia.

809 Por la noche fui despertada súbitamente y conocí que un alma me pedía la oración y que tenía una gran
necesidad de plegarias. Brevemente, pero con toda mi alma pedí al Señor la gracia para ella.

810 Al día siguiente, pasado ya el mediodía, cuando entré en la sala vi a una persona agonizante y supe que
la agonía había empezado en la noche. Después de haberlo verificado supe que había sido cuando (204) se me
pidió rezar. De repente oí en el alma la voz: Reza la coronilla que te he enseñado. Corrí a buscar el rosario
y me arrodillé junto a la agonizante y con todo el ardor de mi espíritu me puse a rezar esta coronilla. De
súbito la agonizante abrió los ojos y me miró, y no alcancé a rezar toda la coronilla porque ella murió con una
misteriosa serenidad. Pedí ardientemente al Señor que cumpliera la promesa que me había dado por rezar la
coronilla. El Señor me hizo saber que aquella alma recibió la gracia que el Señor me había prometido.
Aquella alma fue la primera en experimentar la promesa del Señor. Sentí cómo la fortaleza de la misericordia
cubría aquella alma.

811 Al entrar en mi soledad, oí estas palabras: Defenderé como Mi gloria a cada alma que rece esta
coronilla en la hora de la muerte, o cuando los demás la recen junto al agonizante, quienes obtendrán el
mismo perdón. Cuando (205) cerca del agonizante es rezada esta coronilla, se aplaca la ira divina y la
insondable misericordia envuelve al alma y se conmueven las entrañas de Mi misericordia por la
dolorosa Pasión de Mi Hijo.

181
Oh, si todos conocieran qué grande es la misericordia del Señor y cuánto todos nosotros necesitamos
esta misericordia, especialmente en aquella hora decisiva.

812 + Hoy he librado una lucha por un alma con los espíritus de las tinieblas. Qué odio tremendo tiene
Satanás por la Divina Misericordia; veo cómo se opone a toda esta obra.

813 + ¡OH Jesús misericordioso, tendido sobre la cruz, ten presente la hora de nuestra muerte! ¡Oh
Corazón misericordiosísimo de Jesús, abierto con una lanza, protégeme a la hora de mi muerte! ¡Oh Sangre y
Agua que brotaste del Corazón de Jesús como una fuente de insondable misericordia para mí en la hora de mi
muerte! ¡Oh Jesús agonizante, Rehén de la misericordia [261], apacigua la ira divina en la hora de mi muerte!

814 (206) + 12 XII [1936]. Hoy he estado solamente en la Santa Comunión y un poco mas en la Santa
Misa. Toda mi fuerza está en Ti, Pan vivo. Me seria difícil vivir un día sin recibir la Santa Comunión. Él es
mi escudo; sin Ti, Jesús, no sé vivir.

815 Jesús, Amor mío, hoy me hizo comprender cuánto me ama, aunque hay un abismo tan grande entre
nosotros: el Creador y la criatura, pero en cierto modo es como si hubiera igualdad, el amor nivela este
abismo. Él Mismo se humilla hacia mí y me hace capaz de tratar con Él. Me he sumergido en Él
anonadándome casi completamente y, sin embargo, bajo su mirada amorosa mi alma adquiere fortaleza y
fuerza y la conciencia de que ama y es amada muy especialmente; sabe que el Todopoderoso la defiende. Tal
oración, aunque breve, sin embargo da mucho al alma y las horas enteras de oración ordinaria no dan al alma
tanta luz como un breve momento de oración superior.

816 (207) + Por la tarde tuve mi primer descanso al aire libre [262]. Hoy me visitó Sor Felicia [263]
trayéndome algunas cositas que necesitaba, unas cuantas magnificas manzanas y los saludos de la querida
Madre Superiora y de las queridas hermanas.

817 13 XII [1936]. La confesión delante de Jesús.

Cuando reflexioné que hacia tres semanas que no me confesaba, irrumpí en llanto, viendo la fragilidad
de mi alma y ciertas dificultades. No me había confesado porque así fueron las circunstancias:
Cuando había confesión, yo estaba en la cama aquel día. A la semana siguiente la confesión fue por la
tarde y por la mañana yo había salido al hospital. Esta tarde, en mi habitación aislada entró el Padre
Andrasz y se sentó para que me confesara. Antes no dijo ni una palabra. Me alegré grandemente
porque deseaba muchísimo confesarme. Como siempre revelé toda mi alma. El Padre me dio
respuesta hasta a la cosa más pequeña. Me sentía extrañamente feliz de poder (208) decir todo. Como
penitencia me dio: Letanías del Nombre de Jesús. Cuando quería presentarle la dificultad que tenia
para rezar aquellas letanías, se levantó y me dio la absolución. De repente un gran resplandor
comenzó a salir de su persona y vi que no era el Padre Andrasz sino Jesús. Sus vestiduras eran claras
como la nieve, y desapareció en seguida. Al principio me quedé un poco inquieta, pero un rato
después cierta tranquilidad entró en mi alma. Noté que Jesús confiesa como los confesores, sin
embargo, durante esta confesión mi corazón intuía extrañamente algo; en un primer momento no logré
comprender qué significaba eso.

818 16 XII [1936]. El día de hoy lo ofrecí por Rusia, todos mis sufrimientos y mis oraciones los ofrecí por
este pobre país. Después de la Santa Comunión Jesús me dijo que: No puedo soportar este país más
tiempo, no Me ates las manos, hija MIA. (209) Comprendí que si no hubiera sido por las plegarias de las
almas queridas a Dios, habría vuelto a la nada toda esta nación. Oh, cuánto sufro por este país que expulsó a
Dios de sus fronteras.

182
819 + Oh, fuente inagotable de la Divina Misericordia, derrámate sobre nosotros. Tu bondad no tiene
límites. Consolida, oh Señor, la potencia de Tu misericordia sobre el abismo de mi miseria, porque Tu piedad
es sin límites. Misteriosa e inalcanzable es Tu misericordia, que llena de asombro la mente humana y la
angélica.

820 El Ángel Custodio me recomendó que rezara por cierta alma, y a la mañana siguiente supe que era un
hombre que en aquel mismo instante había empezado a agonizar. De modo sorprendente Jesús me da a
conocer que alguien necesita mi plegaria. De manera particular me entero cuando mi oración la necesita un
alma agonizante. Ahora eso sucede más a menudo que antes.

821 (210) El Señor Jesús me dio a conocer cuánto le es agradable el alma que vive de la voluntad de Dios,
con esto da a Dios la mayor gloria….

822 Hoy comprendí que aunque no hiciera nada de lo que el Señor exige de mí, sé que recibiría la
recompensa como si hubiera cumplido todo, porque Dios ve la intención con la que empiezo y aunque me
llevara hoy mismo, la obra no sufriría nada, porque Él Mismo es el Dueño de la obra y del operario. Mi tarea
es amarlo hasta la locura; todas las obras son una gotita frente a Él, el amor tiene la importancia y la fuerza y
el mérito. Reveló en mi alma amplios horizontes. El amor nivela los abismos.

823 17 XII [1936]. Ofrecí el día de hoy por los sacerdotes; hoy he sufrido más que cualquier otro día,
interior y exteriormente. No sabia que era posible sufrir (211) tanto en un solo día. Traté de hacer la Hora
Santa en la que mi espíritu ha probado la amargura del Huerto de los Olivos. Lucho sola, sostenida por su
brazo, contra toda clase de dificultades que se presentan delante de mi como muros inmóviles, sin embargo
tengo confianza en la potencia de su nombre y no tengo miedo de nada.

824 En esta soledad Jesús Mismo es mi Maestro. Él Mismo me educa y me enseña; siento que me
encuentro bajo su actuación particular. Por sus inexplicables proyectos y sus insondables designios me une a
Él de un modo especial y me permite penetrar en los secretos inconcebibles. Hay un secreto que me une al
Señor del que nadie puede saber, ni siquiera los ángeles; y aunque quisiera decirlo, no lo sabría expresar; sin
embargo vivo de eso y viviré eternamente. Este secreto me distingue de entre otras almas aquí en la tierra y
[en] la eternidad.

825 (212) + ¡Oh día luminoso y bello en que se cumplirán todos mis deseos! ¡Oh día deseado que serás el
ultimo de mi vida! Me alegro de ese último toque que mi artista divino dé a mi alma, otorgando a mi alma
una belleza particular que me distinguirá de la belleza de las demás almas. ¡Oh gran día en que se confirmara
el amor de Dios en mi! Aquel día, por primera vez cantare delante del cielo y de la tierra el cántico de la
misericordia insondable del Señor. Es mi obra y mi mensaje que el Señor me ha asignado desde el principio
del mundo. Para que el canto de mi alma sea agradable a la Santísima Trinidad, guíe y modela Tu Mismo mi
alma, oh Espíritu de Dios. Me armo de paciencia y espero Tu venida, oh Dios misericordioso, y [en cuanto] a
los dolores tremendos y los temores de la agonía, en aquel momento mas que nunca confiare en el abismo de
(213) Tu misericordia y Te recordare, oh Jesús misericordioso, dulce Salvador, todas las promesas que me has
hecho.

826 Esta mañana he tenido una aventura, se me había parado el reloj y no sabia cuándo debía levantarme y
pensé qué lastima seria dejar la Santa Comunión. Estaba siempre oscuro, pues no podía orientarme cuándo
era la hora de levantarme. Me vestí, hice la meditación y fui a la capilla, pero estaba todavía cerrada y en
todas partes había silencio; me sumergí en la oración, especialmente por los enfermos. Ahora veo cuánto
necesitan la oración. Por fin la capilla fue abierta, me costo esfuerzo rezar porque me sentía muy agotada y
después de la Santa Comunión volví en seguida a mi soledad. De repente vi al Señor que me dijo: Debes
saber, hija Mía, que Me es agradable el ardor de tu corazón y como tu deseas ardientemente unirte a

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Mi en la Santa Comunión, así también Yo deseo donarme entero a ti y en (214) recompensa de tu celo,
descansa junto a Mi Corazón. En aquel instante mi espíritu se ha sumergido en su Ser, como una gota en el
océano sin fondo, me sumerjo en Él como en mi único tesoro; de esta manera he aprendido que el Señor
permite ciertas dificultades para su mayor gloria.

827 18 XII [1936]. Hoy he sentido angustia porque hace ya una semana que no viene nadie a visitarme
[264]; cuando me quejaba ante el Señor, me contestó: ¿No te es suficiente que Yo te visito todos los días?
He pedido perdón al Señor y la angustia ha desaparecido. Oh Dios, fortaleza mía. Tú me bastas.

828 Esta noche conocí que cierta alma necesitaba mi oración. Rece con ardor, pero sentía que era poco
todavía, pues permanecí en la oración mas tiempo. Al día siguiente conocí que precisamente en aquella hora
había empezado la agonía de cierta alma y duró hasta la mañana. Conocí lo penosas que eran las luchas por
las que pasó. (215) El Señor Jesús me hace saber extrañamente que el alma agonizante necesita mi plegaria.
Siento a aquella alma que me pide ayuda, de modo vivo y claro. No sabia que existía tal unión con las almas,
y el Ángel Custodio me lo dice con frecuencia.

829 El pequeño Niño Jesús, durante la Santa Misa, es el gozo de mi alma. A menudo el espacio no existe.
Veo a cierto sacerdote que lo trae. Con un vivo deseo espero la Navidad, vivo la espera con la Santísima
Virgen.

830 ¡Oh Luz eterna que viernes a esta tierra, ilumina mi mente y refuerza mi voluntad para que no me
detenga en los momentos de las pruebas difíciles! Que Tu luz disipe toda sombra de duda, que Tu
omnipotencia obre a través de mí. En Ti confío, oh Luz increada, Tu, oh Niño Jesús, eres mi ejemplo en el
cumplimiento de la voluntad de Tu Padre, Tú que dijiste: Vengo a cumplir Tu voluntad, haz que yo también
yo (216) cumpla fielmente en todo la voluntad de Dios, Oh Divino Niño, otórgame esta gracia.

831 Oh Jesús mío, mi alma anhelaba los días de las pruebas, pero cuando mi alma está ofuscada no me
dejes sola, sino que sostenme fuertemente junto a Ti, pon un sello en mis labios para que el perfume de los
sufrimientos sea conocido y agradable solamente a Ti.

832 Oh Jesús misericordioso, con qué ardiente deseo Te has apresurado hacia el Cenáculo para consagrar
la Hostia que yo he de recibir durante mi vida. Has deseado, oh Jesús, vivir en mi corazón. Tu sangre viva se
une a mi sangre. ¿Quién comprenderá esta intima unión? Mi corazón encierra al Todopoderoso, al
Incomprensible. Oh Jesús, concédeme Tu vida divina, que Tu sangre pura y generosa lata con toda la fuerza
en mi corazón. Te ofrezco todo mi ser (217), transfórmame en Ti y hazme capaz de cumplir en toda Tu santa
voluntad, de compensarte con mi amor. Oh mi dulce Esposo, Tu sabes que mi corazón no conoce a nadie
fuera de de Ti. Has abierto en mi corazón un abismo insaciable de amor por Ti; desde el primer instante de
conocerte, mi corazón Te ha amado y se ha sumergido en Ti como en su único objeto. Que Tu amor puro y
omnipotente sea un estimulo para obrar. ¿Quién comprenderá y concebirá este abismo de misericordia que ha
brotado de Tu Corazón?

833 He conocido por experiencia cuánta envidia hay también en la vida de religiosos. Reconozco que son
pocas las almas verdaderamente grandes que pisotean todo lo que no es Dios. Oh alma, fuera de Dios no
encontraras la belleza. Oh qué base tan frágil tiene quien se eleva a costa de los demás. Qué pérdida.

834 (218) 19 XII [1936]. Esta noche sentí en el alma que alguna persona necesitaba mi oración. En
seguida me puse a rezar; de repente conocí interiormente y sentí al espíritu que me lo pedía; recé hasta que me
sentí tranquila. La coronilla es una gran ayuda para los agonizantes. A menudo rezo según la intención que
anteriormente conozco dentro de mí; siempre rezo hasta el momento de sentir en mi alma que la plegaria ha
obtenido su efecto.

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835 Especialmente ahora, cuando estoy aquí, en este hospital, experimento esta intima unión con los
agonizantes que al iniciarse la agonía me piden rezar. Dios me ha dado un contacto misterioso con los
agonizantes. Como esto sucede con bastante frecuencia, he tenido la posibilidad de verificar incluso la hora.
Hoy, a las once de la noche, fui despertada repentinamente, y sentí claramente que junto a mi estaba un
espíritu que me pedía oraciones. Simplemente una fuerza misteriosa me obligaba a rezar. Mi visión es
puramente espiritual, por medio de una luz repentina (219) que en aquel momento Dios me concede. Rezo
hasta el momento de sentir la tranquilidad en el alma; no siempre dura el mismo tiempo, a veces ocurre que
después de un Ave Maria ya estoy tranquila y entonces recito un De Profundis sin orar mas; a veces sucede
que rezo toda la coronilla y sólo entonces llega la tranquilidad. Y puedo observar también que cuando me
siento forzada a orar por un tiempo mas largo, es decir experimento aquella inquietud interior, aquella alma
afronta luchas mas duras y una agonía más larga. La manera con que verifico la hora es la siguiente: tengo el
reloj y miro la hora; al día siguiente cuando me hablan de la muerte de aquella persona, pregunto la hora, y
corresponde exactamente; lo mismo sucede respecto a la agonía. Me dicen: Tal persona está llevando una
lucha muy dura y otra vez me dicen: Hoy ha muerto tal persona, pero se ha dormido tan rápido y
tranquilamente. Sucede que la persona moribunda está en el segundo o en el tercer pabellón, sin embargo
para el espíritu el espacio no (220) existe. Ocurre que tengo el mismo conocimiento a unas centenas de
kilómetros. Me sucedió algunas veces con mis parientes y familiares y también con las hermanas religiosas y
las almas que de vida no conocía en absoluto.

Oh Dios de la misericordia insondable que me permites llevar alivio y ayuda a los agonizantes con mis
plegarias indignas, seas bendito tantas miles de veces cuantas estrellas hay en el cielo y gotas de agua
en todos los océanos. Que Tu misericordia resuene en toda la extensión de la tierra y se eleve hasta los
pies de Tu trono, glorificando Tu mayor atributo, es decir Tu misericordia inconcebible.

Oh Dios, esta misericordia insondable lleva a un nuevo éxtasis a las almas santas y a todos los
espíritus celestes. Aquellos espíritus puros se sumergen en un sagrado estupor glorificando esta
inconcebible misericordia de Dios que los lleva a un nuevo éxtasis; su adoración se cumple de manera
perfecta. Oh Dios eterno, cuanto deseo adorar este el más grande de Tus atributos (221), es decir, Tu
insondable misericordia. Veo toda mi pequeñez y no puedo compararme con los habitantes del paraíso
que en una santa admiración, glorifican la misericordia del señor. Pero yo también he encontrado un
modo perfecto para adorar esta inconcebible misericordia de Dios.

836 Oh Jesús dulcísimo que Te has dignado permitirme a mi miserable conocer esta insondable
misericordia Tuya; oh Jesús dulcísimo que quisiste benignamente que yo hablara al mundo entero de esta
inconcebible misericordia Tuya, he aquí hoy tomo en las manos estos dos rayos que brotaron de Tu Corazón
misericordioso, es decir, Sangre y Agua, y las derramo sobre toda la faz de la tierra para que toda alma
experimente Tu misericordia y, al experimentarla, la adore por los siglos infinitos. Oh Jesús dulcísimo que en
Tu inconcebible bondad. Te has dignado unir mi corazón miserable a Tu Corazón tan misericordioso, pues
entonces es con Tu propio Corazón que adoro a nuestro Dios Padre, como ningún alma jamás lo ha adorado.

837 (222) 21 XII [1936]. Por las tardes ponen el radio; así que, me hace falta el silencio. Hasta mediodía
no cesan las conversaciones y el ruido. Dios mío, esperaba el silencio para poder hablar solamente con el
Señor y aquí es todo lo contrario. Sin embargo, ahora no me molesta nada, ni las conversaciones ni el radio.
En una palabra, nada. La gracia de Dios ha hecho que cuando rezo ni siquiera me doy cuenta dónde estoy, sé
solamente que mi alma está unida al Señor y así me pasan los días en este hospital.

838 + Quedo admirada por tantas humillaciones y sufrimientos que afronta aquel sacerdote en toda esta
causa, lo veo en momentos particulares y le sostengo con mi oración indigna [265]. Solo Dios puede dar tanta
valentía, porque de otra manera el alma cedería; pero veo con alegría que todas estas contrariedades

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contribuyen a una mayor gloria de Dios. El Señor tiene pocas almas como éstas. Oh eternidad infinita, tú
revelaras los esfuerzos de las almas heroicas, porque la tierra recompensa estos esfuerzos con ingratitud y
odio; estas almas no tienen amigos (223) son solitarias. Y en esta soledad se fortalecen, sacan fuerza
solamente de Dios; aunque con humildad, pero también con arrojo afrontan todas las tempestades que las
azotan. Ellas, como robles tan altos que llegan hasta el cielo, sin inmóviles, y solamente en esto está su único
secreto: que de Dios sacan su fuerza y todo lo que necesitan lo tienen para si mismas y para los demás.
Llevan su peso, pero saben y son capaces de cargar el peso de los demás. Son verdaderas columnas
resplandecientes en los caminos de Dios que viven, ellas mismas, en la luz e iluminan a los demás. Ellas
mismas viven en las alturas y a los otros, más pequeños, saben indicar y ayudar a [alcanzar] estas alturas.

839 + Oh Jesús mío, Tu ves que además de no saber escribir, no tengo una pluma buena que a veces
escribe, de verdad, tan mal que tengo que componer frases letra por letra; y todavía no es todo: tengo esta
dificultad de que tomo notas de estas cosas en secreto de las hermanas, pues, a veces tengo que cerrar el
cuaderno a cada rato y escuchar pacientemente el relato (224) de una persona dada, y el tiempo que tengo
dedicado a escribir pasa y cuando cierro repentinamente el cuaderno se mancha. Escribo con el permiso de
las Superioras y por mandato del confesor. Es una cosa extraña que a veces escribo pasablemente y otras
veces apenas puede descifrarme.

840 23 XII [1936]. Vivo este tiempo con la Santísima Virgen y me preparo a este solemne momento de la
venida de Jesús. La Santísima Virgen me enseña sobre la vida interior del alma con Jesús, especialmente en
la Santa Comunión. Solamente en la eternidad conoceremos qué gran misterio realiza en nosotros la Santa
Comunión. ¡Oh los momentos más preciosos de mi vida!

841 Oh Creador mío, Te añoro. Tú me comprendes, oh Señor mío. Todo lo que [hay] en la tierra me
parece una sombra pálida; yo Te anhelo y deseo. Aunque haces por mi muchísimas cosas inconcebibles
porque Tu Mismo me visitas de modo singular, sin embargo estas visitas no cicatrizan la herida del corazón,
sino que me incitan a una mayor 9225) nostalgia por Ti, Señor. Oh. Llévame a donde estas, Señor, si ésta es
Tu voluntad. Tú sabes que estoy muriendo y estoy muriendo por añorarte, pero no puedo morir. Oh muerte,
¿dónde estás? Me atraes al abismo de Tu Divinidad y Te escondes detrás de las tinieblas. Todo mi ser está
sumergido en Ti, sin embargo yo deseo contemplarte cara a cara. ¿Cuándo sucederá esto para mí?

842 Me alegré muchísimo. La Madre Superiora pidió al medico a través de Sor Crisóstomo que me
permitiera volver a casa para las fiestas y el medico [267] lo concedió con gusto. Me puse contenta y lloré
como una niña pequeña. Sor Crisóstomo se sorprendió al ver que tenia mal aspecto y que estaba muy
cambiada. Y me dijo: Sabes, Faustinita, probablemente vas a morir; debes sufrir terriblemente. Contesté que
aquel día sufría mas que otros días, pero era nada, para salvar a las almas no era demasiado. Oh Jesús
misericordioso, dame las almas de los pecadores.

843 (226) 24 XII [1936]. Hoy, durante la Santa Misa estuve particularmente unida a Dios y a su Madre
Inmaculada. La humildad y el amor de la Virgen Inmaculada penetró mi alma. Cuanto más imito a la
Santísima Virgen, tanto mas profundamente conozco a Dios. Oh qué inconcebible anhelo envuelve mi alma.
Oh Jesús, ¿cómo puedes dejarme todavía en este destierro? Me muero del deseo por Ti, cada vez que tocas mi
alma, me hieres enormemente. El amor y el sufrimiento van juntos, sin embargo no cambiaría este dolor que
Tú me produces por ningún tesoro, porque es el dolor de deleite inconcebible y es la mano amorosa que
produce estas heridas a mi alma.

844 Sor C. [268] vino por la tarde y me llevó a casa para las fiestas. Estaba contenta de poder estar junto
con la Comunidad. Mientras atravesaba la ciudad me imaginaba que era Belén. Al ver que toda la gente iba
con prisa pensé: ¿Quién medita hoy este Misterio inconcebible en el recogimiento y en silencio? Oh Virgen
Purísima, Tu estás hoy de viaje y yo también estoy de viaje. Siento que el viaje (227) de hoy tiene su

186
significado, Oh Virgen radiante, pura como el cristal, toda sumergida en Dios, Te ofrezco mi vida interior,
arregla todo de manera que sea agradable a Tu Hijo; oh Madre mía, yo deseo con muchísimo ardor que me
des al pequeño Jesús durante la Misa de Medianoche. Y en el fondo de mi alma sentí la presencia de Dios tan
viva que con la fuerza de la voluntad tuve que contener el gozo para no dejar ver por fuera lo que pasaba en
mi alma.

845 Antes de cenar entré un momento en la capilla para compartir espiritualmente el “oplatek” con las
personas queridas a mi corazón; las presenté todas por nombre a Jesús y pedí gracias para ellas. Pero no fue
todo, recomendé al Señor a los perseguidos, a los que sufrían y a aquellos que no conocían su nombre y,
especialmente, a los pobres pecadores. Oh pequeñito Jesús, Te ruego con ardor, encierra a todos en el mar de
Tu misericordia inconcebible. Oh dulce, pequeñito Jesús, toma mi corazón para que sea Tu morada agradable
y cómoda. Oh Majestad infinita con qué dulzura Te acercaste a nosotros. (228) Aquí no hay terror de los
rayos de gran Yahvé, aquí está el dulce, pequeñito Jesús; aquí ningún alma tiene miedo, aunque Tu Majestad
no ha disminuido sino que simplemente se ha ocultado. Después de la cena me sentía muy cansada y doliente,
tuve que acostarme, no obstante velaba con la Santísima Virgen en espera de la venida del Niñito.

846 25 XII [1936]. Misa de Medianoche. Durante la Santa Misa la presencia de Dios me penetró por
completo. Un momento antes de la elevación, vi a la Madre y al pequeño Niño Jesús, y al viejo Abuelo [269].
La Santísima Virgen me dijo estas palabras: Hija mía, Faustina, toma este tesoro preciosísimo, y me dio al
pequeño Jesús. Cuando tomé a Jesús en brazos, mi alma experimentó un gozo tan inconcebible que no estoy
en condiciones de describirlo. Pero una cosa extraña, un momento después Jesús se hizo terrible, horroroso,
grande, doliente, y la visión desapareció. Poco después llegó el momento de acercarse a la Santa Comunión.
Cuando recibí a Jesús en la Santa Comunión, toda mi alma temblaba bajo la influencia de la presencia de
Dios. Al día siguiente vi (229) al divino Niñito un breve momento durante la elevación.

847 El segundo día de la fiesta vino a nuestra casa el Padre Andrasz a celebrar la Santa Misa, durante la
cual vi al pequeño Jesús. Por la tarde fui a confesarme; el Padre no me dio respuestas a ciertas preguntas
referentes a esta obra y dijo: Cuando estés sana, entonces hablaremos concretamente y ahora trata de
aprovechar las gracias que Dios te concede y trata de restablecerte del todo, y lo demás. Tú sabes cómo debes
comportarte y qué reglas seguir en estas cosas. Por penitencia el Padre me hizo rezar la coronilla

848 que me enseñó Jesús. Mientras rezaba la coronilla, de repente, oí una voz: Oh, qué gracias más
grandes concederé a las almas que recen esta coronilla; las entrañas de Mi misericordia se enternecen
por quienes rezan esta coronilla. Anota estas palabras, hija Mía, habla al mundo de Mi misericordia
para que toda la humanidad conozca la infinita misericordia Mía. Es una señal de los últimos tiempos,
después de ella vendrá (230) el día de la justicia. Todavía queda tiempo, que recurran, pues, a la
Fuente de Mi Misericordia, se beneficien de la Sangre y del Agua que brotó para ellos. Oh almas
humanas, ¿dónde encontrarán refugio el día de la ira de Dios? Refúgiense ahora en la Fuente de la Divina
Misericordia. Oh, qué gran número de almas veo que han adorado la Divina Misericordia y cantarán el himno
de gloria por la eternidad.

849 27 XII. Hoy volví a mi soledad [270]. Tuve un viaje agradable porque iba conmigo cierta persona
[271] que llevaba un niño a bautizar. La acompañamos hasta la iglesia de Podgórze [272]. Para poder bajar,
me puso el niño en las manos. Al tomar el niño en brazos, en una oración ardiente lo ofrecí a Dios para que
un día pudiera llevar una gloria especial al Señor; sentí en el alma que el Señor miró esa pequeña alma de
modo especial. Al llegar a Pradnik, Sor N. [273] me ayudó a llevar un paquete; cuando entramos en mi
habitación aislada, vimos un bellísimo ángel hecho de papel con la inscripción: Gloria in…. Me dio la
impresión de que era (231) de parte de la hermana enferma a la que había enviado el pequeño árbol de
Navidad. Y así pasaron las fiestas. Nada es capaz de sosegar la añoranza de mi alma. El anhelo por Ti, oh

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Creador mío y Dios eterno, ni las solemnidades ni los bellos cantos alivian mi alma, sino que me provocan
una mayor nostalgia. Al solo recuerdo de Tu nombre, mi espíritu se lanza hacia Ti, oh Señor.

850 Nota: En la edición de donde se copia este texto, el numero 850 esta omitido.

851 28 XII [1936]. Hoy he iniciado la novena a la Divina Misericordia. Es decir, en espíritu me traslado
delante de la imagen y rezo la coronilla que me enseñó el Señor. El segundo día de la novena vi esta imagen
como si estuviera viva, rodeada de innumerables agradecimientos y veía una gran multitud de personas que
acudían y vi que muchas de ellas eran felices. Oh Jesús, con que alegría latió mi corazón. Hago esta novena
según la intención de dos personas, a saber el arzobispo [274] y el Padre Sopocko. Ruego ardientemente al
Señor que inspire al arzobispo para que apruebe esta coronilla tan agradable a Dios y esta imagen, que no
aplace ni retrace esta obra…

852 (232) Hoy repentinamente la mirada de Dios me penetró como un relámpago; de súbito conocí los
mas pequeños polvillos de mi alma y al haber conocido mi nada hasta el fondo, caí de rodillas y pedí perdón
al Señor y con gran confianza me arrojé en su misericordia infinita. Tal conocimiento no me desalienta ni
aleja del Señor, sino que más bien despierta en mi alma un mayor amor y una confianza ilimitada y el
arrepentimiento de mi corazón está unido al amor. Estos relámpagos particulares conforman mi alma. Oh
dulce rayo divino, ilumíname hasta los rincones mas secretos y mas profundos porque deseo alcanzar la
máxima pureza del corazón y del alma.

853 Por la noche una grandísima añoranza se adueñó de mi alma. Tomé el folleto [275] con la imagen de
Jesús misericordioso y lo estreché a mi corazón y se me escaparon del alma estas palabras: Jesús, Amor
eterno, para Ti vivo, para Ti muero y deseo unirme a Ti. Repentinamente vi al Señor en su belleza
inconcebible que me miró benignamente y dijo: (233) Hija Mía, también Yo por amor hacia ti he bajado
del cielo, por ti he vivido, por ti he muerto y por ti he creado los cielos. Y me abrazó a su Corazón y me
dijo: Dentro de poco; quédate tranquila, hija Mía. Al quedarme sola, mi alma fue inflamada del deseo de
sufrir hasta el momento en que el Señor dijera: Basta. Y aunque tuviera que vivir miles de años, a la luz de
Dios veo que es solamente un momento. + Las almas [la frase sin concluir].

854 29 XII [1936]. Hoy, después de la Santa Comunión, oí en el alma una voz: Hija Mía, vigila, porque
llegaré inadvertidamente. Jesús, no quieres decirme la hora que espero con tanto anhelo. Hija Mía, para
tu bien la conocerás, pero no ahora, vigila. Oh Jesús, haz conmigo todo lo que Te agrade, sé que eres el
Salvador misericordioso y sé que no cambiarás conmigo en la hora de la muerte. Si ahora me muestras un
amor tan singular y Te dignas unirte a mi de una manera tan confidencial y cariñosa, entonces espero todavía
(234) más en la hora de la muerte. Tú, mi Señor, Dios mío no puedes cambiarte, eres siempre el mismo; los
cielos pueden cambiar y todo lo que ha sido creado, pero Tu, Señor, siempre el mismo, durarás por eternidad.
Así que, ven cómo quieras y cuándo quieras. Padre de la Misericordia infinita, yo, Tu niña, espero con un
vivo deseo Tu venida. Oh Jesús, Tú has dicho en el santo Evangelio: Te juzgo por tus labios, entonces Jesús,
yo siempre hablo de Tu misericordia inconcebible, por lo tanto confío que me juzgarás según Tu misericordia
insondable.

855 30 XII 1936. Termina el año. Hoy hice el retiro espiritual mensual. Mi espíritu penetró en los
beneficios con los cuales Dios me colmó durante todo el año. Mi alma tembló a la vista de la inmensidad de
las gracias del Señor. De mi alma brotó el himno de agradecimiento a Dios. Durante una hora entera me
sumergí en la adoración y en el agradecimiento, considerando cada beneficio de Dios y también mis pequeñas
imperfecciones. (235) Todo lo que este año encerró en sí, se fue al abismo de la eternidad. Nada se pierde,
me alegro de que nada se pierda.

+ 30 XII [1936] Ejercicios espirituales de un día.

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856 Durante la meditación matutina sentí aversión y repugnancia por todo lo que está creado. Todo es
pálido a mis ojos, mi espíritu está apartado de todo, deseo solamente a Dios Mismo, sin embargo tengo que
vivir. Es un martirio indescriptible. Dios se entrega al alma de manera amorosa y la atrae al abismo de su
divinidad inconcebible, pero al mismo tiempo la deja aquí en la tierra solamente para que sufra y agonice de
nostalgia por Él. Y este amor fuerte es tan puro que Dios Mismo tiene en él su complacencia y a sus acciones
el amor propio no tiene acceso, porque aquí todo está lleno completamente de amargura y entonces también es
completamente puro. La vida es una muerte continua, dolorosa y tremenda y al mismo tiempo es el núcleo de
una vida verdadera y de una felicidad inconcebible y la fuerza del espíritu, a través de eso [el alma] es capaz
de hacer grandes obras para Dios.

857 (236) + Por la noche recé un par de horas, primero por los padres y los parientes, por la Madre General
y por toda la Congregación y por las alumnas, por tres sacerdotes [276] a quienes debo mucho; recorrí el
mundo entero a lo largo y a lo ancho y agradecí a la insondable misericordia de Dios por todas las gracias
concedidas a los hombres y pedí perdón por todo con que lo habían ofendido.

858 Durante las vísperas vi al Señor Jesús que miró mi alma dulce y profundamente. Hija Mía, ten
paciencia, ya dentro de poco. Aquella mirada profunda y aquellas palabras infundieron en mi alma fuerza,
valor, entereza y una misteriosa confianza en que yo cumpliría todo lo que Él quería de mí, a pesar de
enormes dificultades y la misteriosa convicción de que el Señor estaba conmigo, y con Él podía todo. Nada
son para mí todas las potencias del mundo y de todo el infierno, todo tiene que caer frente a la potencia de su
nombre. Dejo todo en Tus manos, oh Señor y Dios mío. Único guía de mi alma, dirígeme según Tus eternos
deseos.

+
859 (237) JMJ Cracovia – Pradnik, I I 1937

Jesús, en tí confío

+ Hoy a medianoche despedí el Año Viejo 1936 y di la bienvenida al año 1937. En esta primera hora
del año, con temblor y temor, me enfrenté a nuevo periodo. Oh Jesús misericordioso, Contigo
enfrentaré con arrojo y audacia luchas y batallas. En Tu nombre cumpliré todo y superaré todo. Oh
Dios mío, Bondad infinita Te ruego que Tu misericordia ilimitada me acompañe siempre y en todo.

Entrando en este año, me envuelve el temor frente a la vida, pero Jesús me saca de este temor
dándome a conocer la gran gloria que le traerá esta obra de la misericordia.

860 Hay momentos en la vida cuando el alma encuentra alivio solamente en una profunda plegaria. Ojalá
las almas puedan perseverar en la oración en aquellos momentos. Esto es muy importante.

+
(238) JMJ Jesús, en Ti confío

+ Propósitos para el año 1937, día 1, mes I

861 Propósito particular: continuar con lo mismo, es decir, unirme a Cristo misericordioso, o sea ¿qué
haría Cristo en ese o en aquel caso?, y con el espíritu abrazar el mundo entero, especialmente Rusia y España.

Propósitos generales

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I. Rigurosa observancia del silencio, el recogimiento interior.

II. En cada hermana ver la imagen de Dios y de este estimulo debe provenir todo el amor al prójimo.

III. En cada momento de la vida cumplir fielmente la voluntad de Dios y vivir de ella.

IV. Rendir cuentas fielmente de todo al director espiritual y no emprender nada de importante sin
acordarlo con él. Trataré de revelar claramente los mas secretos rincones de mi alma delante de él,
recordando (239) que trato con Dios Mismo, pero como sustituto está solamente un hombre, por lo
tanto todos los días debo pedir la luz para él.

V. En el examen de conciencia de la noche preguntarme: ¿Y si me llamara hoy mismo?

VI. No buscar a Dios, lejos, sino que en mi propio interior tratar con Él cara a cara.

VII. En los sufrimientos y en las tribulaciones acudir al tabernáculo y quedar en silencio.

VIII. Unir todos los sufrimientos, las plegarias, los trabajos, las mortificaciones a los meritos de Jesús
a fin de implorar misericordia por el mundo.

IX. Los momentos libres, aunque breves, aprovecharlos para rogar por los agonizantes.

X. Que no haya ni un día en mi vida, en el que no recomiende fervorosamente la obra de nuestra


Congregación. Nunca hacer caso a la consideración humana.

XI. No tener familiaridad con nadie. Con las alumnas, firmeza benévola, paciencia sin limites,
castigarlas severamente pero con un castigo de este tipo: plegaria y sacrificio de mi misma; la fuerza
que hay en el anonadarme por ellas es para (240) ellas un continuo remordimiento de conciencia y se
ablandan sus corazones obstinados.

XII. La presencia de Dios es el fundamente de todas mis acciones y mis palabras y mis pensamientos.

XIII. Aprovechar toda ayuda espiritual. Poner siempre el amor propio en su debido lugar, es decir, en
el último. Hacer los ejercicios espirituales como si los hiciera por última vez en la vida; de la misma
manera cumplir todos mis deberes.

862 2 I [1937]. El nombre de Jesús. Oh, qué grande es Tu nombre, oh Señor, es la fortaleza de mi alma.
Cuando las fuerzas faltan y las tinieblas se agolpan en el alma, entonces Tu nombre es el sol cuyos rayos
iluminan, pero también calientan y el alma bajo su influencia se vuelve bella e irradia el resplandor de Tu
nombre. Cuando oigo el dulcísimo nombre de Jesús, mi corazón late con mas fuerza y hay momentos en que
oyendo el nombre de Jesús, caigo desvanecida. Mi espíritu se lanza hacia Él.

863 (241) Este día es para mi especialmente importante, este día he ido por primera vez a hacer pintar la
imagen [277]; este día por primera vez, la Divina Misericordia ha sido honrada exteriormente de manera
particular; a pesar de ser conocida desde hace mucho, pero ahora en la forma deseado por el Señor. Este día
del dulcísimo nombre de Jesús me recuerda muchas gracias particulares.

864 3 I. Hoy me visitó la Madre Superiora de la comunidad que atiende el hospital, con una de sus
hermanas [278]. Un largo momento hemos hablado de cosas espirituales. Me di cuenta de que era una gran
asceta, por eso nuestra conversación fue agradable a Dios.

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Hoy ha venido a verme una señorita; me he dado cuenta de que sufría, no tanto del cuerpo, como del
alma. La he confortado como he podido, pero mis palabras de consuelo no han sido suficientes. Era
una pobre huérfana que tenia el alma inmersa en la amargura y en el dolor. Ha desnudado su alma
delante de mi y me ha revelado todo; he comprendido (242) que en ese caso las palabras de simple
consuelo eran insuficientes. He rogado ardientemente al Señor por aquella alma y he ofrecido a Dios
mi alegría, para que se la dé a ella y a mi me quite toda sensación de gozo. Y el Señor ha escuchado
mi plegaria; a mi me ha quedado el alivio de que ella ha sido consolada.

865 Adoración. El primer domingo. Durante la adoración fui tan apremiada a obrar [279] que rompí a
llorar y dije al Señor: Jesús, no me apresures, sino que inspira a aquellos de los cuales sabes que retrasan esta
obra. Y oí estas palabras: Hija Mía, quédate tranquila, ya dentro de poco.

866 Durante las vísperas oí estas palabras: Hija Mía, deseo descansar en tu corazón, ya que muchas
almas Me han arrojado hoy de su corazón, he experimentado una tristeza mortal. Traté de consolar al
Señor ofreciéndole mil veces mi amor, sentí en el alma la repugnancia por el pecado.

867 (243) + Mi corazón bebe una continua amargura, porque anhelo ir a Ti, Señor, a la plenitud de la vida.
Oh Jesús, qué horrible desierto me parece esta vida, en esta tierra no hay alimento para mi corazón y mi alma,
sufro nostalgia por Ti, oh Señor. Me has dejado, oh Señor, la Santa Hostia, pero ella incendia aun más el
anhelo de mi alma por Ti, Dios eterno y Creador mío. Oh Jesús, deseo unirme a Ti, escucha los suspiros de
Tu esposa. Oh, cuánto sufro por no poder unirme todavía a Ti, pero que se haga según Tus deseos.

868 5 I 1937. Esta noche he visto a cierto sacerdote que estaba necesitado de oración por cierta causa. He
rogado con fervor porque esta causa es también muy querida a mi corazón. Te agradezco, Jesús, por Tu
bondad.

869 ¡Oh Jesús de la misericordia! Abraza al mundo entero y estréchame a Tu Corazón…. Permite a mi
alma, oh Señor, descansar en el mar de Tu misericordia insondable.

870 (244) 6 I 1937. Hoy, durante la Santa Misa me he sumergido inconscientemente en la Majestad
infinita de Dios. Toda la inmensidad del amor de Dios inundaba mi alma; en aquel momento particular he
conocido cuánto Dios se ha humillado por mi, este Señor de los señores. ¿Y qué soy yo, miserable, que Te
relaciones así conmigo? El asombro que me ha invadido después de aquella gracia particular, se ha
mantenido en forma muy viva durante todo el día. Aprovechando la confianza a la que el señor me admite, le
he rogado por el mundo entero. En tales momentos me parece que el mundo entero depende de mí.

871 + Oh Maestro mío, haz que mi corazón no espere la ayuda de nadie, sino que trate siempre de llevar a
los demás la ayuda, el consuelo y todo alivio. Tengo el corazón siempre abierto a los sufrimientos de los
demás y no cerraré mi corazón a sus sufrimientos, a pesar de que por eso, con sorna fui llamada basurero, es
decir que cada uno tira (245) su dolor a mi corazón; he contestado que todos tienen lugar en mi corazón, y a
cambio yo lo tengo en el Corazón de Jesús. Las bromas referentes a las leyes de la caridad no estrecharán mi
corazón. Mi alma es siempre sensible a este aspecto y sólo Jesús es mi estimulo para amar al prójimo.

872 7 I. Durante la Hora Santa el Señor me concedió experimentar su Pasión. Compartí la amargura de la
Pasión de la que estaba colmada su alma. Jesús me dio a conocer como el alma debe ser fiel a la oración, a
pesar de las tribulaciones y la aridez y las tentaciones, porque de tal plegaria en gran medida depende a veces
la realización de los grandes proyectos de Dios; y si no perseveramos en tal plegaria, ponemos impedimentos
a lo que Dios quiere hacer a través de nosotros o en nosotros. Que cada alma recuerde estas palabras: Y

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encontrándose en una situación difícil, rogaba más tiempo. Yo prolongo siempre tal oración por cuanto me es
posible y compatible con mis deberes.

873 (246) 8 I. En la mañana del viernes cuando iba a la capilla a la Santa Misa, de repente vi en la vereda
una gran mata de enebro y en ella un gato horrible que mirándome con maldad me impedía pasar a la capilla.
Una sola invocación del nombre de Jesús y todo desapareció. Ofrecí un día entero por los pecadores
agonizantes. Durante la Santa Misa sentí de manera particular la cercanía del Señor. Después de la Santa
Comunión miré con confianza al Señor y le dije: Jesús, deseo mucho decirte una cosa, y el Señor me miró
con amor y dijo: ¿Y qué es lo que quieres decirme? Jesús, Te pido por el inconcebible poder de Tu
misericordia que todas las almas que mueran hoy eviten el fuego infernal, aunque fuesen los pecadores mas
grandes; hoy es viernes, el memorial de Tu amarga agonía en la cruz; como Tu misericordia es inconcebible,
los ángeles no se sorprenderán. Y Jesús me abraza a su Corazón y dijo: Hija (247) amada, has conocido
bien el abismo de Mi misericordia. Haré como lo pides, pero no dejes de unirte continuamente a Mi
corazón agonizante y satisfaz Mi justicia. Debes saber que Me has pedido una gran cosa, pero veo que
te la ha dictado el amor puro hacia Mi, por eso satisfago tu petición.

874 Oh Maria, Virgen Inmaculada, tómame bajo Tu protección más especial y custodia la pureza de mi
alma, de mi corazón y de mi cuerpo. Tú eres el modelo y la estrella de mi vida.

875 Hoy he experimentado un gran tormento en el momento de la visita de nuestras hermanas. Me he


enterado de cierta cosa que ha herido mucho mi corazón, sin embargo me he dominado de manera que las
hermanas no se han dado cuenta de nada. Ese dolor me rasgaba el corazón durante largo momento, pero todo
esto por los pobres pecadores…. Oh Jesús, por los pobres pecadores…. Oh Jesús, fuerza mía, quédate cerca de
mí, ayúdame…..

876 (248) 10 I 1937. Hoy he pedido al Señor que me dé fuerza desde por la mañana, para que pueda
acercarme a la Santa Comunión. Oh Maestro mío, Te pido con todo mi corazón sediento, si está conforme a
Tu santa voluntad, dame todos los sufrimientos y debilidades que quieras, deseo sufrir día y noche, pero Te
ruego ardientemente, dame la fuerza en el momento en que debo acercarme a la Santa Comunión. Ves, oh
Jesús, que no traen la Santa Comunión a los enfermos, por lo tanto si no me fortaleces en este momento para
que pueda bajar a la capilla, ¿cómo Te recibiré en el Misterio de Amor? Y Tu sabes cuánto mi corazón Te
desea. Oh mi dulce Esposo, ¿para qué tantos razonamientos? Tú sabes con qué ardor Te deseo y si quieres,
puedes hacérmelo. A la mañana siguiente sentí como si estuviera completamente sana, ya no venían ni
desvanecimientos ni debilidades. Sin embargo, al regresar de la capilla, todos los sufrimientos y achaques
volvieron en seguida, como si me esperasen, pero no les tenía miedo (249) en absoluto, porque me alimenté
del Pan de los fuertes. Miro todo con entereza, incluso en los ojos de la muerte misma.

877 + Oh Jesús, escondido en la Hostia, mi dulce Maestro y fiel Amigo, oh qué feliz es mi alma por tener
al amigo que siempre me hace compañía; no me siento sola, a pesar de estar en aislamiento. Oh Jesús Hostia,
nos conocemos; esto me basta.

878 12 I 1937. Hoy, cuando entró a verme el medico, no le gustó mucho mi apariencia. En realidad, sufría
más y la temperatura había aumentado considerablemente. Naturalmente decidió que yo no iría a comulgar
hasta que la temperatura bajara completamente. Contesté que sí, aunque el dolor estrechó mi corazón, pero
contesté que iría en cuanto bajara la fiebre. Consintió. Cuando el medico se fue, le dije al Señor: Oh Jesús,
ahora depende de Ti si voy o no; y no lo pensé mas, aunque cada momento me venia el pensamiento: ¿No
voy a (250) tener a Jesús? No, es imposible, y además no una vez, sino un par de días hasta que la
temperatura baje. Pero por la noche, le dije al Señor: Jesús, si Te agradan mis Santas Comuniones, Te pido
humildemente, haz que mañana no tenga ni una décima de fiebre. A la mañana medí la temperatura y pensé:
Si hay una sola décima, no me levantaré, ya que eso seria en contra de la obediencia. Pero saqué el

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termómetro ni una sola décima de fiebre. Me levanté en seguida y fui a recibir la Santa Comunión. Cuando
vino el medico y le dije que no tenia ni una décima de fiebre y que fui a recibir la Santa Comunión quedó
asombrado, y le pedí que no me dificultara ir a la Santa Comunión, porque eso influiría negativamente en el
tratamiento. El medico contesto que: Para estar tranquilo en la conciencia y al mismo tiempo no llevarle la
contraria, hermana, acordemos lo siguiente: si hace buen tiempo, no llueve, y usted, hermana, se siente bien,
entonces vaya, pero esté atenta en esto en la conciencia. Me alegré de que hubiera un medico tan bien
dispuesto (251) hacia mi. Ves, Jesús, ya he hecho lo que correspondía a mí, ahora cuento Contigo y estoy
completamente tranquila.

879 Hoy he visto que el Padre Andrasz celebraba la Santa Misa; antes de la elevación vi al pequeño Jesús
que estaba muy contento, con las manitas tendidas y un momento después no veía nada más. Estaba en mi
habitación aislada y continuaba haciendo el agradecimiento. Sin embargo, luego pensé: ¿Por qué el Niño
Jesús estuvo tan alegre? Porque no siempre había estado tan alegre en mis visiones. De pronto oí dentro de mí
estas palabras: Porque estoy bien en su corazón. Y eso no me sorprendió nada, porque sé que ama mucho a
Jesús.

880 Mi unión con los agonizantes sigue siendo muy estrecha. Oh, qué inconcebible es la Divina
Misericordia, ya que el Señor me permite ser de ayuda a los agonizantes con mi indigna oración. En la
medida en que puedo, trato de estar cerca de cada agonizante. Tengan confianza en dios, porque es bueno e
inconcebible, su misericordia supera nuestra comprensión.

881 (252) 14 I 1937. Hoy Jesús ha entrado en mi pequeña habitación aislada, con una túnica clara, ceñido
de un cinturón de oro; una gran Majestad resplandecía de toda su silueta y dijo: Hija Mía, ¿por qué te dejas
llevar por pensamiento de miedo? Contesté: Oh Señor, Tu sabes por qué. Y me dijo: ¿Por qué? Esta
obra me asusta. Tú sabes que soy incapaz de cumplirla. Y me dijo: ¿Por qué? Ves que no tengo salud, no
tengo instrucción, no tengo dinero, soy un abismo de miseria, tengo miedo de tratar con la gente. Jesús, yo
deseo solamente a Ti, Tú puedes liberarme de esto. Y el Señor me dijo: Hija Mía, lo que Me has dicho es
verdad. Eres muy miserable y a Mi Me ha agradado realizar la obra de la misericordia precisamente a
través de ti que eres la miseria misma. No tengas miedo, no te dejaré sola. Haz por esta causa lo que
puedas, yo completaré todo lo que te falta; tú sabes lo que está en tu poder, hazlo. El Señor miró en lo
profundo de mi ser con gran benevolencia; pensé que iba a morir de gozo bajo esta mirada. El Señor
desapareció, se quedó en mi alma (253) la alegría, la fuerza y el ánimo para obrar, pero me sorprendí de que el
Señor no quisiera liberarme, y no cambiara nada de lo que dijo una vez; y a pesar de toda esta alegría, hay
siempre una sombra de sufrimiento. Veo que el amor y el sufrimiento van juntos.

882 Visiones como ésta no las tengo muchas, pero más a menudo trato con el Señor de manera mas
profunda. Los sentidos quedan dormidos, pero, aunque inadvertidamente, cada cosa llega a ser para mi más
real y más clara que como si la viera con los ojos. El intelecto conoce más en un momento que durante largos
años de profundas reflexiones y meditaciones, tanto en lo referente a la esencia de Dios, como respecto a las
verdades reveladas y también al conocimiento de su propia miseria.

883 Nada me perturba en esta unión con el Señor, ni la conversación con el prójimo, ni ninguna tarea,
aunque tuviera que solucionar no sé qué importante asunto, eso no me molesta nada; mi espíritu está con Dios,
mis entrañas están llenas de Dios, por eso no lo busco fuera (254) de mi. Él, el Señor, penetra mi alma como
un rayo de luz el cristal puro. A mi madre natural, estando encerrada en su seno, no estaba tan unida a ella
como a mi Dios; allá estaba la inconsciencia mientras aquí está la plenitud de la realidad y la conciencia de la
unión. Mis visiones son puramente interiores, pero las comprendo mejor y en cambio me resulta más difícil
expresarlas con palabras.

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884 ¡Oh, qué bello es el mundo del espíritu! ¡Y qué real es! En comparación a él, esta vida exterior es una
ilusión vana, una impotencia.

885 Oh Jesús, dame fortaleza y sabiduría para atravesar esta pavorosa selva, para que mi corazón sepa
soportar pacientemente el deseo ardiente de Ti, oh Señor mío. Permanezco siempre en sagrado asombro
cuando siento que Te estás acercando a mí. Tu, el soberano del trono terrible, bajas al miserable destierro y
vienes a una pobre mendiga que no tiene nada mas que la miseria; no sé hospedarte, oh mi Príncipe, pero Tu
sabes que Te quiero con cada latido de mi corazón. Veo Tu humillación, sin embargo Tu Majestad no
disminuye (255) a mis ojos. Sé que me amas con el amor del esposo y eso me basta, a pesar de que nos separa
un gran abismo, porque Tu eres el Creador y yo Tu criatura. Pero el amor es la única explicación de nuestra
unión, fuera de él todo es inconcebible; sólo con el amor se comprende la inconcebible familiaridad con la que
me tratas. Oh Jesús, Tu grandeza me espanta y permanecería en un continuo asombro y temor si no me
tranquilizaras Tu Mismo; Tú me haces capaz de tratar Contigo siempre antes de acercarte.

886 15 I 1937. La tristeza no vendrá a un corazón que ama la voluntad de Dios. Mi corazón, lleno de
nostalgia por Dios, experimenta toda la miseria del destierro. Avanzo con arrojo, a mi patria, aunque se
hieran los pies y en este camino me alimento de la voluntad de Dios, ella es mi alimento. Sostenedme, oh
felices habitantes de la patria celestial, para que vuestra hermana no pare en el camino. Aunque hay un
terrible desierto, camino con la frente alta y miro hacia el sol, es decir al misericordioso Corazón de Jesús.

887 (256) 19 I 1937. En el momento actual mi vida pasa en un silencioso conocimiento [de la presencia]
de Dios. De Él vive mi alma silenciosa, y esta consciente vida de Dios en mi alma es para mí una fuente de
felicidad y de fortaleza. No busco la felicidad fuera de lo profundo de mi alma, donde mora Dios, estoy
consciente de ello. Siento como una necesidad de darme a los demás, he descubierto en el alma la fuente de
felicidad, es decir, a Dios. Oh Dios mío, veo que todo lo que rodea está colmado de Dios y sobre todo mi
alma adornada de la gracia de Dios. Comienzo ya a vivir de aquello de lo que viviré en la eternidad.

888 El silencio es un lenguaje tan poderoso que alcanza el trono del Dios viviente. El silencio es su
lenguaje, aunque misterioso, pero poderoso y vivo.

889 Oh Jesús, me das a conocer y entender en qué consiste la grandeza del alma: no en grandes acciones,
sino en un gran amor. Es el amor que tiene el valor y él confiere la grandeza a nuestras acciones; aunque
nuestras acciones sean pequeñas y comunes de por si, a consecuencia del amor se harán grandes y poderosas
delante de Dios gracias (257) al amor.

890 El amor es un misterio que transforma todo lo que toca en cosas bellas y agradables a Dios. El amor
de Dios hace al alma libre; es como una reina que no conoce el constreñimiento del esclavo, emprende todo
con gran libertad del alma, ya que el amor que vive en ella es el estimulo para obrar. Todo lo que la rodea, le
da a conocer que solamente Dios es digno de su amor. El alma enamorada de Dios y en Él sumergida, va a
sus deberes con la misma disposición con que va a la Santa Comunión y cumple también las acciones mas
simples con gran esmero, bajo la mirada amorosa de Dios; no se turba si con el tiempo alguna cosa resulta
menos lograda, ella está tranquila porque en el momento de obrar hizo lo que estaba en su poder. Cuando
sucede que la abandona la viva presencia de Dios, de la que goza casi continuamente, entonces procura vivir
de la fe viva; su alma comprende que hay momentos de descanso y momentos de lucha. Con la voluntad está
siempre con Dios. Su alma es como un oficial adiestrado en la lucha, desde lejos ve dónde se esconde el
enemigo y está preparada para (258) el combate, ella sabe que no está sola; Dios es su fortaleza.

891 21 I [1937]. Hoy, desde la primera hora estoy admirablemente unido al Señor. Por la noche ha venido
a visitarme el sacerdote del hospital; después de un momento de conversar, he sentido que mi alma ha
comenzado a sumergirse mas en dios y he empezado a perder la sensibilidad de lo que pasaba alrededor de mi.

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He rogado ardientemente a Jesús: Dame la posibilidad de conversar, y el Señor ha hecho que pudiera
conversar libremente con Él, pero ha habido un momento en que no entendía lo que decía; oía su voz, pero no
estaba en mí poder comprender y me disculpaba de no comprender lo que decía a pesar de oír su voz. Este es
el momento de la gracia de unión con Dios, pero imperfecta, porque por fuera los sentidos funcionan de modo
también imperfecto; no hay una inmersión plena en Dios, es decir, la suspensión de los sentidos, como sucede
frecuentemente que por fuera no se oye ni se ve nada, el alma entera está sumergida libremente en Dios.
Cuando esta gracia me visita deseo estar sola, le pido a Jesús que (259) me proteja de las miradas de las
criaturas. De verdad, me daba mucha vergüenza ante ese sacerdote, pero me he tranquilizado, porque había
conocido un poco mi alma durante la confesión.

892 Hoy, el Señor me ha dado a conocer en espíritu el convento de la Vidita Misericordia; he visto en él un
profundo espíritu, pero todo pobre y muy modesto. Oh Jesús mío, me haces tratar espiritualmente con
aquellas almas y quizás nunca ponga allí mi pie, pero sea bendito Tu nombre y se haga lo que tu has
establecido.

893 22 I [1937]. Hoy es viernes. Mi alma está en un mar de sufrimientos. Los pecadores me han quitado
todo; pero está bien así, he dado todo por ellos para que conozcan que Tu eres bueno e infinitamente
misericordioso. Yo en todo caso Te seré fiel bajo el arco iris y bajo la tempestad.

894 Hoy el medico ha decidido que no debo ir a la Santa Misa, sino solamente a la Santa Comunión.
Deseaba ardientemente asistir a la Santa Misa, pero el confesor de acuerdo con el medico me ha dicho que sea
obediente. “Es la voluntad de Dios que usted sea (260) sana y no le está permitido hermana, mortificarse en
nada; sea obediente y Dios le recompensará.” Sentía que aquellas palabras del confesor eran palabras del
Señor Jesús y aunque me dolía dejar la Santa Misa, ya que dios me concedía la gracia de ver al Niño Jesús, no
obstante antepongo la obediencia a toda otra cosa.

Me sumergí en la plegaria e hice la penitencia; de súbito vi al Señor que me dijo: Hija Mía, has de
saber que con un acto de obediencia Me das mayor gloria que con largas plegarias y
mortificaciones. Oh, qué bueno es vivir en la obediencia, vivir en la conciencia de que todo lo que
hago es agradable a Dios.

895 23 I [1937]. Hoy no he tenido ganas de escribir; de repente he oído en el alma una voz: Hija Mía, no
vives para ti, sino para las almas. Escribe para el bien de ellas. Conoces Mi voluntad en cuanto a
escribir, te la han confirmado muchas (261) veces los confesores. Tú sabes lo que mas Me agrada y si
tienes alguna duda sobre Mis palabras, sabes a quién debes preguntar. Le concedo luz para que juzgue
Mi causa, Mi ojo lo protege. Hija Mía, frente a él tienes que ser como una niña, llena de sencillez y
sinceridad, antepón su opinión a todas Mis peticiones, él te guiará según Mi voluntad; si no te permite
cumplir Mis solicitudes, quédate tranquila, no te juzgaré por ello; este asunto quedará entre Yo y él.
Tú debes obedecer.

896 25 I [1937]. Hoy mi alma está sumergida en amargura. Oh Jesús, oh Jesús mío, hoy a cada uno le está
permitido añadir a mi cáliz de amargura, no importa si es amigo e enemigo, cada uno puede hacerme sufrir, y
Tú, oh Jesús, estás obligado a darme fortaleza y fuerza en estos difíciles momentos. Oh Hostia Santa,
sostenme y cierra mis labios a la murmuración y a las quejas. Cuando guardo silencio, sé que venceré.

897 (262) 27 I [1937]. Advierto una notable mejoría de mi salud. Jesús me lleva desde la puerta de la
muerte a la vida; en realidad faltaba poco para morir, pero he aquí de nuevo el Señor me concede la plenitud
de la vida, aunque debo quedarme todavía en el sanatorio, pero estoy casi completamente sana. Veo que no se
ha cumplido todavía en mí la voluntad de Dios, por lo tanto tengo que vivir, porque sé que cuando cumpla
todo lo que dios ha establecido respecto a mí en la tierra, no me dejará más tiempo en el destierro, porque mi

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casa es el cielo. Pero antes de ir a la patria, tenemos que cumplir la voluntad de Dios en la tierra, es decir,
superar hasta lo ultimo nuestras pruebas y nuestras batallas.

898 Oh Jesús mío, me devuelves la salud y la vida, dame fortaleza para lucha, porque sin Ti no soy capaz
de hacer nada, dame fortaleza, porque Tu lo puedes todo, ves que soy una niña débil y ¿Qué puedo [hacer]?

Conozco toda la omnipotencia de Tu misericordia y confío en que me darás todo lo que necesite Tu
débil niña.

899 (263) ¡Cuánto he deseado la muerte! No sé si alguna otra vez en la vida desearé tanto a Dios. Hubo
momentos en que me desmayaba por Él. Oh, qué fea es la tierra cuando se conoce el cielo. Debo violentarme
para vivir. Oh voluntad de Dios, tú eres mi alimento.

900 ¡Oh vida gris y llena de incomprensiones! Se ejercita mi paciencia, y por lo tanto adquiero
experiencia, conozco muchas cosas y aprendo cada día y veo que sé poco y continuamente descubro faltas en
mi comportamiento, pero no me desanimo por eso, sino que agradezco a Dios que se digna concederme su luz
para que me conozca a mí misma.

901 + Hay cierta persona que me ejercita en la paciencia, tengo que dedicarle mucho tiempo. Cuando
hablo con ella, siento que miente y eso de continuo, pero como me habla de cosas lejanas que no puedo
verificar, pues sus mentiras quedan impunes; sin embargo, interiormente estoy convencida de que no es (264)
verdad lo que me dice. Una vez, cuando me vinieron dudas de que yo podía estar equivocada mientras ella
decía, quizá, la verdad, pedí al Señor Jesús que me diera esa señal de que si ella verdaderamente mentía,
confesara ella misma una de las cosas de las que yo estaba interiormente convencida que mentía; y si ella
decía la verdad, que el Señor Jesús me quitara la convicción de que ella mentía. Poco después volvió a venir
y me dijo: Hermana, le pido perdón, pero mentí en tal y tal cosa. Y comprendí que la luz que tenía dentro de
mí respecto a aquella persona, no me había engañado.

902 29 I 1937. Hoy no me he despertado a tiempo, tengo apenas un breve momento para no llegar tarde a
la Santa Comunión, porque la capilla dista un buen trecho de nuestro pabellón [280]. Cuando Salí afuera, la
nieve llegaba a las rodillas, pero antes de pensar que el medico no me hubiera permitido ir con tanta nieve, ya
estaba con (265 el Señor, en la capilla, recibí la Santa Comunión y en seguida estuve de vuelta. Oí en el alma
estas palabras: Hija Mía, descansa junto a Mi Corazón, conozco tus esfuerzos. Mi alma se regocija mas
cuando estoy junto al Corazón de mi Dios

30 I 1937. Retiro espiritual de un día.

903 Voy conociendo cada vez más la grandeza de Dios y me alegro por Él; trato con Él continuamente en
lo profundo de mi corazón; es en mi propia alma dónde encuentro a Dios con la mayor facilidad.

904 Durante la meditación oí estas palabras: Hija Mía, Me das la mayor gloria a través de la paciente
sumisión a Mi voluntad, y te aseguras meritos tan grandes que no alcanzarías ni con ayunos ni con
ningunas mortificaciones. Has de saber, hija Mía, que si sometes tu voluntad a la Mía, atraes sobre ti
Mi gran complacencia; este sacrificio Me es agradable y lleno de dulzura, en él tengo complacencia, él
es poderoso.

905 (266) + Examen de conciencia: continuar lo mismo, unirme con el cristo misericordioso. Práctica: el
recogimiento interior, es decir, la rigurosa observancia del silencio.

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906 + En los momentos difíciles, contemplaré el clavado y silencioso Corazón de Jesús en la cruz y de las
llamas que brotan de su Corazón misericordioso fluirá sobre mí la fortaleza y la fuerza para luchar.

907 Cosa extraña que en invierno viene a mi ventana un canario y durante un momento canta de maravilla.
Quise averiguar si estaba, quizá, por aquí en alguna jaula, pero no, no estaba en ninguna parte, tampoco en
otro pabellón; una de las pacientes también lo oyó, pero una sola vez y se sorprendió de ¿cómo un canario
pudiera cantar en una estación tan helada?

908 + Oh Jesús, qué lástima me dan los pobres pecadores. Oh Jesús, concédeles el arrepentimiento y la
contrición. Recuerda Tu dolorosa Pasión. Conozco Tu misericordia infinita, no puedo soportar que perezca
el alma que Te costó tanto. Oh Jesús, dame las almas (267) de los pecadores. Que Tu misericordia descanse
en ellas, quítame todo, pero dame estas almas. Deseo convertirme en la hostia expiatoria por los pecadores,
que el cuerpo oculte mi sacrificio, ya que Tu también ocultas Tu Sacratísimo Corazón en la Hostia, a pesar de
ser la inmolación viva.

Transfórmame en Ti, oh Jesús, para que sea una victima viva y agradable a Ti; deseo satisfacerte en
cada momento por los pobres pecadores, el sacrificio de mi espíritu se oculta bajo la envoltura del
cuerpo, el ojo humano no lo alcanza, por lo tanto es puro y agradable a Ti. Oh Creador mío y Padre de
gran Misericordia, confío en Ti, porque eres la Bondad Misma. Oh almas, no tengan miedo de Dios,
sino que tengan confianza en Él, porque es bueno y su misericordia dura por los siglos.

909 + Nos conocemos mutuamente con el Señor en la morada de mi corazón. Sí, ahora yo Te hospedo en
la casita de mi corazón, pero se acerca el tiempo cuando me llamarás a Tu morada que me habías preparado
desde la creación del mundo. Oh, ¿quién soy yo frente a Ti, oh Señor?

910 (268) El Señor me lleva al mundo desconocido para mi, me da a conocer su gran gloria, pero yo tengo
miedo de ella, y no me dejaré influir por ella en lo que esté en mi poder hasta que me asegure, por el director
espiritual, qué gracia es.

911 En cierto momento, la presencia de Dios penetró mi ser, mi mente fue singularmente iluminada en
cuanto al conocimiento de su Esencia; [Dios] me permitió acercarme al conocimiento de su vida interior. Vi
en espíritu las Tres Personas Divinas, pero su Esencia es única. Él es Solo, Uno, Único, pero en Tres
Personas, cada una de las cuales no es ni más pequeña ni más grande; no hay diferencia ni en la belleza, ni en
la santidad, porque son Uno. Uno, absolutamente Uno. Su Amor me ha llevado a este conocimiento y me ha
unido a Él. Cuando estaba unida con una [Persona Divina], estaba unida también con la segunda y con la
tercera. Así pues, cuando nos unimos con una, por eso mismo nos unimos con otras dos Personas al igual que
con una. Una es la voluntad, uno Dios, aunque en las Personas Trinitario. Cuando al alma se entrega a una
(269) de las Tres Personas, entonces, con el poder de esa voluntad se encuentra unida a las Tres Personas y
está inundada de la felicidad que fluye de la Santísima Trinidad; de esta felicidad se alimentan los santos. La
felicidad que brota de la Santísima Trinidad, hace feliz a todo lo creado; brota la vida que vivifica y anima
cada ser que de Él tiene principio. En aquellos momentos mi alma probó las delicias divinas tan grandes, que
me es difícil expresarlas.

912 Luego oí pronunciar unas palabras, y fueron éstas: Quiero tomarte como esposa. Sin embargo, el
temor traspasó mi alma, pero sin aprensión reflexionaba sobre ¿qué desposorio seria?; no obstante cada vez
mi alma se llena de temor, pero la paz es mantenida en el alma por una fuerza superior.

En realidad, tengo los votos perpetuos y los hice con la voluntad sincera y total. Y reflexiono
continuamente ¿qué puede significar esto?; siento e intuyo que es una gracia excepcional. Cuando la
contemplo, me desmayo por desear a Dios, pero en ese desmayo la mente está clara y penetrada por la

197
luz. Cuando estoy unida a Él (270, me desmayo del exceso de felicidad, pero mi mente está clara y
limpia, sin confusiones. Humillas Tu Majestad para tratar con una pobre criatura. Te agradezco, oh
Señor, por esta gran gracia que me hace capaz de tratar contigo. Oh Jesús, Tu nombre es una delicia
para mi; desde lejos percibo a mi Amado y mi alma llena de anhelo descansa en sus brazos, no sé vivir
sin Él; prefiero estar con Él en los tormentos y en los sufrimientos que sin Él entre las mas grandes
delicias del cielo.

913 2 II 1937. Hoy, desde muy temprano, el recogimiento de Dios penetra mi alma; durante la Santa Misa
pensaba ver al pequeño Jesús, como frecuentemente lo veo, sin embargo, hoy durante la Santa Misa vi a Jesús
crucificado. Jesús estaba clavado en la cruz y entre grandes tormentos. Mi alma fue compenetrada de los
sufrimientos de Jesús, en mi alma y en mi cuerpo, aunque de modo invisible, pero igualmente doloroso. Oh,
qué misterios tan asombrosos ocurren durante la Santa Misa.

914 Un gran misterio se hace durante la Santa Misa. (271) Con qué devoción deberíamos escuchar y
participar en esta muerte de Jesús. Un día sabremos lo que Dios hace por nosotros en cada Santa Misa y qué
don prepara para nosotros en ella. Sólo su amor divino puede permitir que nos sea dado tal regalo. Oh Jesús,
oh Jesús mío, de qué dolor tan grande está penetrada mi alma, viendo una fuente de vida que brota con tanta
dulzura y fuerza para cada alma. Y sin embargo veo almas marchitas y áridas por su propia culpa. Oh Jesús
mío, haz que la fortaleza de Tu misericordia envuelva a estas almas.

915 + Oh Maria, hoy una espada terrible [281] ha traspasado Tu santa alma. Nadie sabe de Tu sufrimiento,
excepto Dios. Tu alma no se quebranta, sino que es valiente porque está con Jesús. Dulce Maria, une mi
alma a Jesús, porque sólo entonces podré resistir todas las pruebas y tribulaciones, y sólo mediante la unión
con Jesús, mis pequeños sacrificios complacerán a Dios. Dulcísima Madre, continúa enseñándome sobre la
vida interior. Que la espada del sufrimiento no me abata jamás. Oh Virgen pura, derrama valor en mi
corazón y protégelo.

916 (272) + El día de hoy es para mi excepcional, a pesar de haber sufrido tanto, mi alma está inundada de
un gran gozo. En la habitación aislada contigua a la mía, había una judía gravemente enferma; hace tres días
fui a visitarla, sentí un dolor en mi alma al pensar que moriría en poco tiempo y que la gracia del bautismo no
lavaría su alma. Hablé con la hermana que la cuidaba de administrarle el santo bautismo al acercarse el
último momento. Pero existía esa dificultad de que siempre había judíos a su lado. Sin embargo, sentí en el
alma la inspiración de rogar delante de la imagen que Jesús me había ordenado pintar. Tengo un folleto en
cuya cubierta figura la reproducción de la imagen de la Divina Misericordia. Y le dije al Señor: Jesús, Tu
Mismo me has dicho que concederás muchas gracias a través de esta imagen, por eso Te pido la gracia del
santo bautismo para esta judía; no importa quién la bautice con tal de que sea bautizada. Después de estas
palabras fui extrañamente tranquilizada y tenia la certeza absoluta de que el agua del santo bautismo fluiría
sobre su alma a pesar de las dificultades. Y durante la noche (273), cuando ella estaba muy débil, me levanté
tres veces para estar con ella y esperar el momento oportuno para alcanzarle esta gracia. Por la mañana daba
la impresión de sentirse mejor. Por la tarde empezó a acercarse el último momento; la hermana que la asistía
dijo que seria difícil administrarle aquella gracia porque estaban junto a ella. Y llegó el momento cuando la
enferma empezó a perder el conocimiento, pues algunos comenzaron a correr para buscar al medico y los
demás en otras direcciones para salvar a la enferma y sucedió que la enferma se quedó sola y la hermana que
la cuidaba la bautizó. Y antes de que todos volvieran, su alma se había vuelto bella, adornada de la gracia de
Dios y expiró en seguida. La agonía duró poco tiempo, fue como si se hubiera dormido. De repente vi su
alma de una belleza admirable entrando en el cielo. Oh, qué bella es el alma en la gracia santificante; el gozo
dominó mi alma por haber obtenido delante de la imagen una gracia tan grande para aquella alma.

198
917 Oh, qué grande es la Divina Misericordia. Que la exalte toda criatura. Oh Jesús mío, esta alma Te
cantará el himno de la misericordia por toda la eternidad. (274 No olvidaré la impresión que tuve en el alma
aquel día. Es ya la segunda gran gracia obtenida aquí para las almas delante de esta imagen.

Oh, qué bueno es el Señor y lleno de compasión. Oh Jesús, Te agradezco tanto por estas gracias.

918 5 II 1937. Oh Jesús mío, a pesar de todo, deseo ardientemente unirme a Ti. Oh Jesús, si es posible,
llévame a Ti, porque me parece que mi corazón estallará por desearte tanto.

Oh, cuánto siento estar en este destierro. ¿Cuándo estaré en la casa de nuestro Padre y me llenaré de la
felicidad que fluye de la Santísima Trinidad? Pero si es Tu voluntad que siga viviendo y sufriendo,
entonces deseo lo que me has designado; tenme en esta tierra hasta cuando Te plazca, aun hasta el fin
del mundo. Oh, voluntad de mi Señor, sé mi deleite y el encanto de mi alma. Aunque la tierra está tan
poblada, yo me siento sola y la tierra es para mí un desierto espantoso, Oh Jesús, oh Jesús, Tú sabes y
conoces el ardor de mi corazón, solamente Tú, oh Señor, puedes colmarme.

919 (275) + Hoy, cuando le llamé la atención a cierta señorita que no pasara horas enteras en el pasillo con
los hombres, porque eso no convenía a una doncella decente, me pidió perdón y prometió corregirse;
se puso a llorar al darse cuenta de su poco juicio. Mientras le decía esas pocas palabras sobre la moral,
los hombres de toda la sala se reunieron y escucharon mis advertencias. Los judíos también
escucharon en parte y por su cuenta. Una persona me dijo después que acercaron los oídos a la pared
y escucharon atentamente. Yo sentía extrañamente que ellos estaban escuchando, pero dije lo que
tenia que decir. Aquí las paredes son tan delgadas que aunque se hable en voz baja, se oye.

920 + Hay aquí cierta persona que antes era nuestra alumna. Naturalmente me ejercita en la paciencia, me
visita varias veces al día; después de cada visita estoy cansada, pero veo que es el Señor Jesús que me ha
mandado esta alma. Que todo Te alabe, oh Señor. La paciencia da gloria a Dios. Oh, qué pobres son las
almas.

921 (276) 6 II [1937]. Hoy el Señor me ha dicho: Hija Mía, Me dicen que tienes mucha sencillez,
entonces ¿por qué no Me hablas de todo lo que te concierne aun de los mas pequeños detalles?
Háblame de todo. Has de saber que con esto Me procurarás mucho gozo. Contesté: Pero, Señor, Tú lo
sabes todo. Y Jesús me contestó: Sí, Yo sé, pero tú no te justifiques diciendo que Yo sé, sino que con la
sencillez de una niña, háblame de todo, porque tengo el oído y el corazón vuelto hacia ti y tus palabras
Me son agradables.

922 + Al empezar esa gran novena por tres intenciones, vi en la tierra un pequeño gusano y pensé: ¿De
dónde ha salido en pleno invierno? De repente oí en el alma estas palabras: Ves, Yo pienso en él y lo
mantengo y ¿qué es él en comparación contigo? ¿Por qué se ha asustado tu alma un momento? Pedí
perdón al Señor por aquel momento; Jesús quiere que siempre sea una niña y ponga en Él toda preocupación y
me someta ciegamente a su santa voluntad; Él se ha encargado de todo.

923 (277) 7 II [1937]. Hoy el Señor me dijo: Exijo de ti un sacrificio perfecto y en holocausto, el
sacrificio de la voluntad; ningún otro sacrificio es comparable a éste. Yo Mismo dirijo tu vida y
dispongo todo de manera que seas para Mí una ofrenda continua y hagas siempre Mi voluntad, y para
completar esta ofrenda te unirás a Mí en la cruz. Conozco tus posibilidades. Yo Mismo te ordenaré
directamente muchas cosas y la posibilidad de la ejecución la retrasaré y la haré depender de los
demás; aquello que las Superioras no podrán alcanzar, lo completaré directamente Yo Mismo en tu
alma y en el fondo mas secreto de tu alma habrá un sacrificio perfecto de holocausto, y esto no por
algún tiempo, sino que debes saber, hija Mía, que este sacrificio durará hasta la muerte. Pero vendrá el

199
tiempo en que Yo, el Señor, cumpliré todos tus deseos; tengo en ti Mi complacencia como en una Hostia
viva; no te espantes de nada, Yo estoy contigo.

924 Hoy he recibido un recado reservado [282] de la Superiora prohibiéndome estar junto a los
moribundos; así que, en vez de mi persona, enviaré a los moribundos la obediencia y ella sostendrá las almas
(278) agonizantes. Esta es la voluntad de Dios, esto me basta; aquello que no entiendo ahora, lo comprenderé
después.

925 7 II 1937. Hoy, con más fervor que en cualquier otro momento, he rogado según la intención del
Santo Padre y de tres sacerdotes [283], para que Dios les inspire lo que exige de mí, porque de ellos depende
la realización de esta obra. Oh, cuánto me he alegrado de que el Santo Padre esté mejor de salud. Hoy
escuché como estaba hablando al Congreso Eucarístico [284] y con el espíritu me he trasladado allí para
recibir la bendición apostólica.

926 9 II 1937. Últimos días de carnaval. En estos dos últimos días de carnaval he conocido una enorme
cantidad de penas y de pecados. En un instante el Señor me hizo saber los pecados cometidos estos días en el
mundo entero. Me he desmayado de espanto, y a pesar de conocer todo el abismo de la Divina Misericordia,
me he sorprendido de que Dios permita existir a la humanidad. Y el Señor me dijo quién sostiene la
existencia de la humanidad: son las almas elegidas. Cuando acabe el número de los elegidos, el mundo dejará
de existir.

927 Durante estos dos días recibí la Santa Comunión (279) como un acto de reparación y dije al Señor
Jesús: Oh Jesús, hoy ofrezco todo por los pecadores. Que los golpes de Tu justicia se abatan sobre mí, y el
mar de la misericordia alcance a los pobres pecadores. Y el Señor oyó mi plegaria. Muchas almas volvieron
al Señor mientras yo agonizaba bajo el peso de la justicia de Dios. Sentía ser el blanco de la ira del Altísimo.
Por la noche mi sufrimiento alcanzó un estado de abandono interior tan grande que los gemidos salían de mi
pecho sin querer. Me encerré con llave en mi habitación aislada y comencé la adoración, es decir la Hora
Santa. El abandono interior y el experimentar la justicia de Dios eran mi petición; mientras que el gemido y el
dolor que salían de mi alma ocuparon el lugar del dulce coloquio con el Señor.

928 De repente vi al Señor que me abrazó a su Corazón y me dijo: Hija Mía, no llores, porque no puedo
soportar tus lágrimas; les daré todo lo que pidas, pero deja de llorar. Y me llenó una gran (280) alegría y
mi espíritu, como siempre, se sumergió en Él como en su único tesoro. Hoy hablé mas con Jesús, animada
por su bondad.

929 Y cuando descansé junto a su dulcísimo Corazón, Le dije: Jesús, tengo tantas cosas que decirte. Y el
Señor me dijo con gran dulzura: Habla, hija Mía. Y empecé a expresar los sufrimientos de mi corazón, a
saber: que me preocupa mucho toda la humanidad, que no todos Te conocen y los que Te conocen no Te
aman como mereces ser amado. Además veo que los pecadores Te ofenden terriblemente y veo también la
gran opresión y persecución de los fieles, especialmente de tus siervos y mas aun veo muchas almas que se
precipitan ciegamente en el terrible abismo infernal. Ves, oh Jesús, éste es el dolor que penetra mi corazón y
mis huesos, y aunque me haces el don de Tu amor singular, e inundas mi corazón con los torrentes de Tu
alegría, esto no atenúa los sufrimientos que acabo de mencionarte, sino que mas bien penetran (281) mi pobre
corazón de modo mas vivo. Oh, qué ardiente es mi deseo de que toda la humanidad vuelva con confianza a
Tu misericordia; entonces, tendrá alivio mi corazón viendo la gloria de Tu nombre. Jesús escuchó este
desahogo de mi corazón con atención e interés, como si no supiera nada y casi escondiendo ante mí el
conocimiento de aquellas cosas, así yo me sentía mas libre en hablar. Y el Señor me dijo: Hija Mía, Me son
agradables las palabras de tu corazón y por el rezo de esta coronilla acercas a Mi la humanidad.
Después de estas palabras me encontré sola, pero la presencia de Dios está siempre en mi alma.

200
930 + Oh Jesús mío, cuando vaya a Tu casa y me colmes de Ti mismo, y esto será para mi la plenitud de la
felicidad, no olvidaré la humanidad; deseo levantar las cortinas del cielo para que la tierra no dude de la
Divina Misericordia. Mi descanso está en proclamar Tu misericordia. El alma rinde la mayor gloria a su
Creador cuando se dirige con confianza a la Divina Misericordia.

931 (282) 10 II [1937]. Hoy es el Miércoles de Ceniza.

Durante la Santa Misa, por un breve momento he experimentado la Pasión de Jesús en mi cuerpo. La
Cuaresma es el periodo particular para el trabajo de los sacerdotes, es necesario ayudarles en la
salvación de las almas.

932 Hace algunos días escribí a mi director espiritual [285] pidiendo permiso para ciertas pequeñas
prácticas por el tiempo de la Cuaresma. Como no disponía del permiso del medico para ir a la ciudad, he
tenido que hacerlo por carta. Sin embargo, hoy es el Miércoles de Ceniza y no tengo aun la respuesta. Por la
mañana, después de la Santa Comunión he comenzado a rogarle a Jesús que le inspire con su luz para que me
conteste y he conocido en el alma que el Padre no está en contra de aquellas prácticas que le pedí y me
concede su permiso; y con tranquilidad he empezado a ejercitarme en esas practicas que pedí. Ese mismo día,
por la tarde, he recibido la carta del Padre diciendo que para las prácticas solicitadas me da su (283) permiso.
Me he alegrado muchísimo de que mi conocimiento interior haya estado conforme a la opinión del Padre
espiritual.

933 Luego oí en el alma estas palabras: Obtendrás una mayor recompensa por la obediencia y la
dependencia al confesor que por las prácticas mismas en las que te ejercitarás. Hija Mía, has de saber y
comportarte según esto: aunque se trata de la cosa más pequeña, pero con el sello de la obediencia a Mi
sustituto será una cosa agradable y grande a Mis ojos.

934 Pequeñas prácticas para la Cuaresma. No puedo ejercitarme en grandes mortificaciones, como antes, a
pesar de mi ardiente anhelo y deseo, ya que estoy bajo un estricto control del medico, pero puedo ejercitarme
en cosas mas pequeñas: primero, dormir sin almohada, sentirme un poco hambrienta, rezar todos los días la
coronilla que me ha ensenado el Señor, con los brazos en cruz, de vez en cuando rezar con los brazos en cruz
durante un tiempo indeterminado (284) y rezando una plegaria espontánea. La intención: para impetrar la
Divina Misericordia por los pobres pecadores y a los sacerdotes el poder de suscitar el arrepentimiento de los
corazones pecadores.

935 Mi unión con las almas agonizantes sigue siendo como antes, estrecha. A menudo acompaño al alma
agonizante a gran distancia, pero experimento la mayor alegría al ver que sobre esas almas se realiza la
promesa de la misericordia. El Señor es fiel, lo que dice una vez, lo cumple.

936 + Cierta alma que estaba en nuestro pabellón, estaba muriendo, sufría tremendamente, estuvo
agonizando tres días, recobrando el conocimiento de vez en cuando. Todos en la sala rogaban por ella. Yo
también deseaba ir, pero la Madre Superiora me había prohibido visitar a los agonizantes, por eso rogaba por
esa querida alma en mi habitación aislada. Pero al saber que aun sufría y que no se sabía cuánto tiempo iba a
durar todavía, repentinamente algo agitó mi alma y le dije al Señor: Oh Jesús, si todo lo que hago Te es
agradable, (285) Te ruego, como una prueba de esto, que esa alma no sufra mas, sino que pase en seguida a la
felicidad eterna. Pocos minutos después supe que aquella alma se había dormido tan serena y rápidamente
que ni siquiera dio tiempo de encender la vela.

937 + Diré una palabra más sobre el director de mi alma. Una cosa extraña es que sean tan pocos los
sacerdotes que saben infundir al alma fortaleza, y ánimo, y valor de modo que el alma, sin cansarse, avanza
siempre. Bajo una dirección de esta clase, el alma, aunque disponiendo de poca fuerza, puede hacer mucho

201
para la gloria de Dios. Y he conocido con esto un secreto, a saber, que el confesor, es decir, el director
espiritual no menosprecia las cosas pequeñas que el alma le expone. Y el alma, al darse cuenta de que está
controlada en esto, comienza a ejercitarse y no omite la mas pequeña ocasión de virtud y evita también las
mas pequeñas faltas, y de esto, como de pequeñas piedras surge el magnifico templo (286) del alma. Y al
contrario: si el alma se da cuenta de que el confesor menosprecia esas pequeñas cosas, también ella comienza
a despreciarlas, dejará de dar cuenta de ellas al confesor, y aun peor, comenzará a descuidarse de las cosas
pequeñas, y así, en vez de avanzar, retrocede poco a poco. Y el alma se da cuenta de ello sólo al caer ya en
las cosas mas graves. Y ahora surge una pregunta seria ¿de quién es la culpa? ¿De ella o del confesor, es
decir, del director espiritual? Aquí me refiero más bien al director espiritual. Me parece que toda la culpa
debe ser imputada al director espiritual imprudente; y al alma hay que atribuirle solamente este error de haber
elegido al director espiritual por sí sola. El director espiritual había podido guiar bien al alma por los caminos
de la voluntad de Dios hacia la santidad.

938 El alma debería rogar ardientemente por el director espiritual durante un tiempo más largo, y pedir a
Dios que se dignara elegirlo Él Mismo. Lo que se comienza con Dios, será de Dios, y lo que se comienza con
medios puramente humanos, será humano. Dios es tan misericordioso que, para (287) ayudar al alma, Él
Mismo le asigna un guía espiritual, y la ilumina de que es aquél delante del cual ella debe revelar los rincones
más secretos de su alma, como delante del Señor Jesús. Y cuando el alma reflexione y conozca que todo ha
sido dirigido por Dios, pida ardientemente a Dios que le conceda mucha luz para conocer su alma, y que no
cambie a tal director, a menos que haya una razón seria. Como antes de elegir el director espiritual rogaba
mucho y ardientemente para conocer la voluntad de Dios, así también cuando quiera cambiarlo, ruegue mucho
y con fervor para saber si es verdaderamente la voluntad de Dios de que lo deje y elija ala otro. Si no hay una
evidente voluntad de Dios al respecto a esto, no lo cambie, porque el alma por sí sola no llegará muy lejos y
Satanás quiere precisamente que el alma que tiende a la santidad se guíe sola, ya que entonces, ni hablar de
que la alcance.

939 Constituye una excepción el alma que Dios Mismo guía directamente, pero en tal caso el director
espiritual en seguida (288) se da cuenta de que tal alma es dirigida por dios Mismo. Dios se lo da a conocer
de modo claro y evidente; y tal alma, más que otra, debería estar bajo un control más estricto del director
espiritual. En tal caso el director espiritual no tiene tanto el deber de dirigir e indicar los caminos por los
cuales el alma debe caminar, cuanto, mas bien, el de juzgar y confirmar que el alma sigue el camino justo y
que está guiada por un buen espíritu. En tal caso el director no solamente debe ser santo, sino también
experimentado y prudente, y el alma debe anteponer su opinión a la de Dios Mismo, ya que entonces estará a
salvo de las ilusiones y las desviaciones. El alma que no sometiera tales inspiraciones al riguroso control de la
Iglesia, es decir, del director espiritual, con eso mismo daría a conocer que la guía un espíritu malo. En esto el
director espiritual debe ser muy prudente y experimentar al alma en la obediencia. Satanás puede ponerse el
manto de la humildad, pero no es capaz de vestir el manto de la obediencia, (289) y es aquí dónde se revela
toda su maldad. Pero el confesor no puede tenerle miedo exagerado a tal alma, porque si Dios le confía un
alma tan excepcional, también le da una gran luz divina respecto a ella, ya que de otro modo ¿cómo podría
juzgar bien los misterios tan grandes que ocurren entre el alma y Dios?

940 Yo misma sufrí mucho y fui muy probada en esto. Por lo tanto lo que escribo es solamente lo que he
experimentado personalmente. Hice muchas novenas y muchas plegarias y muchas penitencias antes de que
Dios me enviara un sacerdote que comprendió mi alma. Habría muchas más almas santas, si hubiera más
directores espirituales con experiencia y santos. Más de un alma que tiende sinceramente a la santidad no
logra salir por sí sola cuando llegan los momentos de la prueba y abandona el camino de la perfección. Oh
Jesús, danos sacerdotes celosos y santos.
941 ¡Oh, cuán grande es la dignidad del sacerdote! Pero también, ¡oh, gran responsabilidad del sacerdote!
Oh sacerdote, te ha sido dado mucho, pero de ti se exigirá también mucho….

202
942 (290) 11 II [1937]. Hoy es viernes. Durante la Santa Misa sufrí unos dolores en mi cuerpo: en los
pies, en las manos y en el costado. Jesús Mismo permite estos sufrimientos como reparación por los
pecadores. El momento es breve, pero el sufrimiento grande; no sufro mas que un par de minutos, pero la
impresión queda mucho tiempo y es muy viva.

943 + Hoy me siento tan abandonada en el alma que no sé explicármelo. Me escondería de la gente y
lloraría sin cesar; nadie comprenderá al corazón herido del amor, y cuando éste experimenta abandonos
interiores, nadie lo consolará. Oh almas de los pecadores, me han arrebatado al Señor, pero, bien, bien;
conozcan lo dulce que es el Señor y todo el mar de amargura inunde mi corazón; les he dado todas las
consolaciones divinas.

944 + Hay momentos en los cuales no me tengo confianza a mi misma, estoy profundamente convencida
de mi debilidad y miseria, y comprendo que en tales momentos puedo perseverar solamente confiando en la
infinita misericordia (291) de Dios. La paciencia, la oración y el silencio refuerzan el alma. Hay momentos
en los cuales el alma debe callar y no conviene que hable con las criaturas; aquellos son los momentos de
insatisfacción de sí misma, y el alma se siente débil como un niño; entonces se agarra con toda la fuerza a
Dios. En tales momentos vivo exclusivamente de la fe y cuando me siento fortalecida por la gracia de Dios,
entonces estoy más valiente en la conversación y en las relaciones con el prójimo.

945 Por la noche el Señor me dijo: Descansa, niña Mía, junto a Mi Corazón; veo que te has fatigado
muchísimo en Mi viña, y mi alma fue inundada del gozo divino.

946 12 II [1937]. Hoy la presencia de Dios me penetra totalmente como un rayo de sol. El anhelo de mi
alma por Dios es tan grande que en cada momento me produce un desmayo. Siento que el Amor eterno toca
mi corazón, mi pequeñez no logra soportarlo, (292) sino que me produce un desmayo; no obstante la fuerza
interior es muy grande. El alma desea igualar el Amor que la ama. En tales momentos el alma tiene un
conocimiento muy profundo de Dios y cuanto mas lo conoce, tanto mas ardiente, más puro es su amor hacia
Él. Oh, inconcebibles son los misterios del alma con Dios.

947 A veces hay horas enteras cuando mi alma está sumergida en el asombro viendo la Majestad infinita
que se humilla tanto hacia mi alma. Es incesante mi asombro interior de que el Señor Altísimo tenga en mí su
complacencia y Él Mismo me lo diga; y yo me hundo aun más en mi nada porque sé lo que soy por mi misma.
Sin embargo, debo decir que amo igualmente a mi Creador hasta la locura, con cada latido del corazón, con
cada nervio; sin saberlo, mi alma se hunde, se hunde…. en Él. Siento que nada me separará del Señor, ni el
cielo, ni la tierra, ni la actualidad, ni el futuro, todo puede cambiar, pero el amor nunca, nunca, él permanece
siempre el mismo. (293) Él, el Soberano Inmortal, me da a conocer su voluntad para que lo ame de modo
singular y Él Mismo infunde en mi alma la capacidad para tal amor con el cual desea que lo ame. Me sumerjo
en Él cada vez más y no tengo miedo de nada. El amor ha ocupado todo mi corazón y aunque me hablaran de
la justicia de Dios y de cómo tiemblan delante de Él hasta los espíritus puros y se cubren el rostro y sin cesar
dicen: Santo, y que de eso resulta que mis relaciones familiares con el Señor es una falta de respeto para su
honor y su Majestad, ¡oh, no, no y una vez mas no! El amor puro comprende todo. El máximo horror y la
mas profunda adoración, pero es en la mas profunda tranquilidad que el alma está sumergida en Él por el amor
y todo lo que dicen exteriormente las criaturas no tiene influencia en ella. Lo que le dicen de Dios, es una
pálida sombra en comparación a lo que ella vive interiormente con Dios y a veces se extraña de que las almas
admiren alguna afirmación referente a Dios: porque para ella es el pan de todos los días, porque ella sabe que
lo que se logra (294) expresar con palabras, no es al fin tan grande; acepta y escucha todo con respeto, pero
ella tiene su vida particular en Dios.

948 13 II [1937]. Hoy, durante la Pasión [286], he visto a Jesús martirizado, coronado de espinas y con un
pedazo de caña en la mano. Jesús callaba, mientras los soldadotes rivalizaban torturándolo. Jesús no decía

203
nada, solamente me miró; en aquella mirada sentí su tortura tan tremenda que nosotros no tenemos ni siquiera
una idea de lo que Jesús sufrió por nosotros antes de la crucifixión. Mi alma está llena de dolor y de
nostalgia: sentí en el alma un gran odio por el pecado, y la más pequeña infidelidad mía me parece una
montana alta y la reparo con la mortificación y las penitencias. Cuando veo a Jesús martirizado, el corazón se
me hace pedazos; pienso en lo que será de los pecadores si no aprovechan la Pasión de Jesús. En su Pasión
veo todo el mar de la misericordia.

+
949 (295) JMJ 12 II 1937

+ El Amor de Dios es la flor y la Misericordia es el fruto.

Que el alma que duda lea estas consideraciones sobre la Divina Misericordia y se haga confiada [287].

Misericordia Divina, que brota del seno del Padre, en Ti confío.

Misericordia Divina, supremo atributo de Dios, en Ti confío.

Misericordia Divina, misterio incomprensible, en Ti confío.

Misericordia Divina, fuente que brota del misterio de la Santísima Trinidad, en Ti confío.

Misericordia Divina, insondable para todo entendimiento humano o angélico, en Ti confío.

Misericordia Divina, de donde brotan toda vida y felicidad, en Ti confío.

Misericordia Divina, más sublime que los cielos.

Misericordia divina, fuente de milagros y maravillas.

Misericordia Divina, que abarca todo el universo.

Misericordia Divina, que baja al mundo en la Persona del Verbo Encarnado.

(296) Misericordia Divina, que manó de la herida abierta del Corazón de Jesús.

Misericordia Divina, encerrada en el Corazón de Jesús para nosotros y especialmente para los
pecadores.

Misericordia Divina, impenetrable en la institución de la Sagrada Hostia.

Misericordia Divina, en la institución de la Santa Iglesia.

Misericordia Divina, en el sacramento del Santo Bautismo.

Misericordia Divina, en nuestra justificación por Jesucristo.

Misericordia Divina, que nos acompaña durante toda la vida.

Misericordia Divina, que nos abraza especialmente a la hora de la muerte.

204
Misericordia Divina, que nos otorga la vida inmortal.

Misericordia Divina, que nos acompaña en cada momento de nuestra vida.

Misericordia Divina, que nos protege del fuego infernal.

Misericordia Divina, en la conversión de los pecadores empedernidos.

Misericordia Divina, asombro para los ángeles, incomprensible para los Santos.

Misericordia Divina, insondable en todos los misterios de Dios.

Misericordia Divina, que nos rescata de toda miseria.

Misericordia Divina, fuente de nuestra felicidad y deleite.

Misericordia Divina, que de la nada nos llamó a la existencia.

Misericordia Divina, que abarca todas las obras de sus manos.

Misericordia Divina, corona de todas las obras de Dios.

(297) Misericordia Divina, en la que estamos todos sumergidos.

Misericordia Divina, dulce consuelo para los corazones angustiados.

Misericordia Divina, única esperanza de las almas desesperadas.

Misericordia Divina, remanso de corazones, paz ante el temor.

Misericordia Divina, gozo y éxtasis de las almas santas.

Misericordia Divina, que infunde esperanza, perdida ya toda esperanza.

950 + Oh Dios Eterno, en quien la misericordia es infinita y el tesoro de compasión inagotable, vuelve a
nosotros Tu mirada bondadosa y aumenta Tu misericordia en nosotros, para que en momentos difíciles
no nos desesperemos ni nos desalentemos, sino que, con gran confianza, nos sometamos a Tu santa
voluntad, que es el Amor y la Misericordia Mismos.

951 + Oh, incomprensible e impenetrable misericordia de Dios,


¿Quién puede glorificarte y adorarte dignamente?
Oh, supremo atributo de Dios todopoderoso,
Tú eres la dulce esperanza del pecador.

Oh estrellas, tierra y mar, unidos en un solo himno y unánimemente y en señal de agradecimiento,


canten la incomprensible misericordia de Dios.

952 (298) Oh Jesús mío, Tu ves que Tu santa voluntad es todo para mi. Me es indiferente lo que hagas de
mi: me ordenas ponerme a la obra, lo hago con tranquilidad, a pesar de saber que no soy idónea para

205
esto; me haces esperar por medio de Tus sustitutos, así pues, espero con paciencia; llenas mi alma de
entusiasmo, y no me das la posibilidad de obrar; me atraes detrás de Ti a los cielos, y me dejas en la
tierra; infundes en mi alma el anhelo de Ti, y Te escondes de mi. Muero por el deseo de unirme
Contigo por la eternidad, y no permites a la muerte acercarse a mí. Oh voluntad de Dios, Tu eres mi
alimento y el deleite de mi alma; cuando me someto a la santa voluntad de mi Dios, un abismo de paz
inunda mi alma.

Oh Jesús mío, Tu no das la recompensa por el resultado de la obra, sino por la voluntad sincera y el
esfuerzo emprendido; por lo tanto estoy completamente tranquila, aunque todas mis iniciativas y mis
esfuerzos quedaran frustrados ni fueran realizados jamás. Si hago (299) todo lo que está en mi poder,
lo demás no es cosa mía y por eso las mas grandes tempestades no perturban la profundidad de mi paz.
En mi conciencia reside la voluntad de Dios.

953 + 15 II 1937. Hoy mis sufrimientos han aumentado un poco, no solamente experimento mayores
dolores en todos los pulmones, sino también unos extraños dolores en los intestinos. Sufro tanto cuanto mi
débil naturaleza logra soportar, todo por las almas inmortales para impetrar la Misericordia Divina para los
pobres pecadores, para impetrar la fortaleza para los sacerdotes. Oh, qué gran veneración tengo por los
sacerdotes y le pido a Jesús, Sumo Sacerdote, muchas gracias para ellos.

954 Hoy, después de la Santa Comunión el Señor me dijo: Hija Mía, es Mi deleite unirme a ti; Me
rindes la mayor gloria cuando te sometes a Mi voluntad y con esto atraes sobre ti un mar de
bendiciones. No tendría en ti una complacencia particular si no vivieras de Mi voluntad. Oh mi dulce
Huésped, por Ti estoy dispuesta a todos los sacrificios, sin embargo Tu sabes que (300) soy una debilidad
misma, pero Contigo lo puedo todo. Oh Jesús mío, Te ruego quédate conmigo en cada momento.

955 15 II 1937. Hoy escuché en el alma estas palabras: ¡Oh hostia agradable a Mi Padre! Has de
saber, hija Mía, que toda la Santísima Trinidad tiene en ti su particular complacencia, porque vives
exclusivamente de la voluntad de Dios. Ningún sacrificio es comparable a éste.

956 + Después de estas palabras ha venido a mi alma el conocimiento de la voluntad de Dios, es decir, que
miro todo desde un punto de vista superior, y todos los acontecimientos y todas las cosas desagradables o
agradables, las acepto con amor, como demostración de la particular predilección del Padre Celestial.

957 En el altar del amor arderá la pura ofrenda de mi voluntad; para que mi ofrenda sea perfecta, me uno
estrechamente al sacrificio de Jesús en la cruz. Y cuando, bajo el peso de los grandes sufrimientos, mi
naturaleza tiemble y las fuerzas físicas y espirituales disminuyan, entonces me esconderé profundamente en la
herida abierta del Corazón (301) de Jesús, callando como una paloma, sin quejarme. Que todas mis
predilecciones, hasta las más santas y las más bellas y las más nobles, estén siempre en el último plano y en el
primer lugar esté Tu santa voluntad. El mas pequeño deseo Tuyo, oh Señor, me es mas querido que el cielo
con todos Tus tesoros. Sé bien que unas personas no me comprenden, por eso mi ofrenda será más pura a Tus
ojos.

958 Hace algunos días vino a mi cierta persona pidiéndome que rogara mucho por su intención, porque
tenía unos asuntos muy importantes y urgentes. De repente sentí en el alma que eso no era agradable a Dios y
le contesté que no rogaría por esa intención, pero que rogaría por ella en general. Unos días después esa
señora volvió a verme y me agradeció por no haber rogado según su intención sino por ella, ya que tenía un
proyecto de venganza respecto a una persona a la cual debía honor y respeto en virtud (302) del cuarto
mandamiento. El Señor la cambió interiormente y ella misma reconoció su culpa, pero se extrañó de que yo
hubiera descubierto su secreto.

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959 + Hoy recibí la carta del Padre Sopocko con felicitaciones por motivo de mi santo [288]. Me he
alegrado por las felicitaciones, pero me he entristecido mucho por su salud. Lo sabía por el conocimiento
interior, pero no me lo creía; pero como me ha contestado que es así, entonces también las demás cosas, de las
cuales no me ha escrito, son verdaderas, y mi conocimiento interior no me engaña. Y me recomienda
subrayar todo de lo que sé que no procede de mí. Es decir, todo lo que Jesús me dice, lo que oigo en el alma.
Me lo ha pedido ya mas de una vez, pero no he tenido tiempo, ni tampoco, a decir verdad, me he apresurado,
pero al mismo tiempo ¿cómo sabe él que no lo he hecho? Eso me ha sorprendido enormemente, pero ahora
me pondré a este trabajo con todo el corazón. Oh Jesús mío, la voluntad de Tus sustitutos es Tu santa
voluntad evidente, sin sombra de duda.

960 (303) 16 II 1937. Hoy, por equivocación entré en la habitación aislada vecina, así que hablé un
momento con aquella persona. Al volver a mi habitación, pensé en ella un momento, entonces el Señor Jesús
se presentó junto a mi y me dijo: Hija Mía, ¿en qué estás pensando en este momento? Sin pensar, me
estreché a su Corazón, porque comprendí que había pensado demasiado en la criatura.

961 + Esta mañana, después de haber hecho mis ejercicios espirituales, me puse en seguida a hacer labor
de gancho. Sentía el silencio en mi corazón y que Jesús descansaba en él. Este profundo y dulce
conocimiento de la presencia de Dios me impulsó a decir al Señor: Oh Santísima Trinidad que vives en mi
corazón, Te ruego, da la gracia de la conversión a tantas almas cuantos puntos haré hoy con este gancho. De
pronto oí en el alma estas palabras: Hija Mía, tus peticiones son demasiado grandes. Jesús, si para Ti es
mas fácil dar mucho que poco. Es verdad, Me es mas fácil dar mucho al alma que poco, pero cada
conversión de un alma pecadora exige sacrificio. Y por eso, Jesús, Te ofrezco (304) este sincero trabajo
mío; este sacrificio no me parece demasiado pequeño por un numero tan grande de almas; pues, Tu, oh Jesús,
durante treinta anos salvabas las almas con el trabajo manual y como la santa obediencia me prohíbe
penitencias y grandes mortificaciones, por eso Te ruego, oh Señor, acepta esas pequeñeces con el sello de la
obediencia como cosas grandes. Entonces oí en el alma la voz: Hija Mía, atiendo tu petición.

962 + Veo, a menudo, a cierta persona agradable a Dios. El Señor tiene en ella una gran complacencia, no
solamente porque se interesa por el culto de la Misericordia Divina, sino también por el amor que tiene a
Dios, aunque no siempre siente este amor en su corazón de modo sensible, y permanece casi siempre en el
Huerto de los Olivos. Sin embargo, es siempre agradable a Dios y su gran paciencia vencerá todas las
adversidades.

963 + Oh, si el alma que sufre supiera cuánto Dios la ama, moriría de gozo y de exceso de felicidad. Un
día, conoceremos el valor del sufrimiento, pero entonces ya no podremos sufrir. El momento actual es
nuestro.

964 (305) 17 II 1937. Esta mañana, durante la Santa Misa vi a Jesús doliente. Su Pasión se reflejó en mi
cuerpo, aunque de modo invisible, pero no menos doloroso. Jesús me miró y dijo:

965 Las almas mueren a pesar de Mi amarga Pasión. Les ofrezco la última tabla de salvación, es
decir, la Fiesta de Mi misericordia [288a]. Si no adoran Mi misericordia, morirán para siempre.
Secretaria de Mi misericordia, escribe, habla a las almas de esta gran misericordia Mía, porque está
cercano el día terrible, el día de Mi justicia.

966 + Hoy oí en el alma estas palabras: Hija Mía, debes ponerte a la obra, Yo estoy contigo. Te
esperan grandes persecuciones y sufrimientos, pero que te consuele la idea de que muchas almas se
salvarán y se santificarán por medio de esta obra.

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967 + Cuando me puse a la obra y subrayaba las palabras del Señor [289] y volví a mirar todo, al llegar a la
pagina en la que tengo apuntados los consejos y las indicaciones del Padre Andrasz, no sabia qué hacer:
subrayar o no; de repente oí en el alma estas palabras: Subraya, porque estas palabras son Mías; he pedido
prestada la boca (306) del amigo de Mi Corazón para hablarte por tu tranquilidad y tienes que atenerte
a aquellas indicaciones hasta la muerte. Me desagradaría mucho si te alejaras de estas indicaciones;
has de saber que Yo Mismo lo puse entre Yo [y] tu alma, lo hago por tu tranquilidad y para que no
cometas errores.

968 Desde que te confié a una particular asistencia de los sacerdotes, quedas dispensada de rendir
cuenta de modo detallado a las Superioras de cómo Yo trato contigo. Además de eso, debes ser como
una niña frente a las Superioras, pero de lo que cumplo en el fondo de tu alma, habla sinceramente y de
todo solamente a los sacerdotes. Y observé que desde el momento en que Dios me dio el director espiritual,
no exigía que hablara de todo como antes, a las Superioras, a excepción de lo que se refería a las cosas
exteriores. Por el resto, solamente el director espiritual conoce mi alma. Tener el director espiritual es una
gracia excepcional de Dios. Oh, qué pocas son las almas que tienen esta gracia. Entre las mas grandes
dificultades, el alma vive continuamente en paz; todos los días, después de la Santa Comunión, agradezco al
Señor Jesús por esta gracia y (307) cada día le pido al Espíritu Santo la luz para él. En verdad, yo misma sentí
en el alma qué gran poder tienen las palabras del director espiritual. Que la misericordia de Dios sea adorada
por esta gracia.

969 + Hoy fui a hacer la meditación delante del Santísimo Sacramento [290]. Cuando me acerqué al altar,
la presencia de Dios penetró mi alma, fui sumergida en el océano de su divinidad y Jesús me dijo: Hija Mía,
todo lo que existe es tuyo. Y le contesté al Señor: Mi corazón no desea nada fuera de Ti solo, oh tesoro de
mi corazón. Te agradezco, Señor, por todos los dones que me ofreces, pero yo quiero solamente Tu Corazón.
Aunque los cielos son grandísimos, para mi son nada sin Ti; Tú sabes muy bien, oh Jesús, que me desmayo
continuamente por desearte con vehemencia. Has de saber, hija Mía, que lo que las demás almas
alcanzarán en la eternidad, tu lo gozas ya ahora. Y de repente mi alma fue inundada de la luz del
conocimiento de Dios.

970 Oh, si pudiera expresar al menos un poco lo que mi alma vive junto al Corazón de la inconcebible
(308) Majestad. No sé expresarlo. Esta gracia la comprende solamente el alma que la ha vivido por lo menos
una vez en la vida. Al volver a mi habitación aislada, me pareció que volví de la verdadera vida a la muerte.
Cuando el medico vino para tomarme el pulso, quedó asombrado: ¿Qué ha pasado, hermana? Un pulso así
usted no lo ha tenido nunca. Quisiera saber, sin embargo, ¿qué le ha provocado tal aceleración del pulso?
¿Qué le podía decir? Si yo misma no sabía que tenía el pulso tan acelerado. Sé solamente que estoy muriendo
por nostalgia de Dios, pero, naturalmente, no se lo dije ya que ¿cómo lo puede remediar la medicina?

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