CONCLUSIONES

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Los crculos del destino.

Eterno retorno y amor fati en


Friedrich Nietzsche. Garro Snchez, Julio Martn Toribio.

Conclusiones generales
Para referirnos al destino en general, sea en el idioma espaol como en el alemn,
tenemos dos conceptos: destino (en alemn, Schicksal, Los y en menor medida
Geschick y Bestimmung) y fatalidad (en alemn, Fatum, Verhngnis).

1.- En el primer perodo de la obra de Nietzsche, sus juveniles pensamientos estn


marcados por la influencia de Emerson. En esta poca encontramos un equilibrio entre
la fatalidad y el destino. La fatalidad (la necesidad) se transforma en destino
individualmente merced al temperamento de cada uno. La necesidad y la libertad de la
voluntad: no somos ni dioses ni autmatas. De aqu se deduce que nosotros construimos
nuestro destino. En este perodo se establece la conexin entre libre albedro,
fatalidad y destino.

2.- El segundo perodo, est marcado por la influencia de Schopenhauer. El


pensamiento de Nietzsche se encuadra dentro de las definiciones schopenhauerianas:
existe un mundo de la representacin sujeto a la necesidad y al principio de razn y
otro de la Voluntad. La Voluntad en s es la nica realmente libre. Los hombres creen la
ilusin de ser libres, aunque en verdad no lo son. Ahora bien, la humanidad est
constituida de dos tipos de hombre: los vulgares y los geniales (artistas, filsofos,
santos). Todos comparten una esencia comn (la Voluntad), pero los ltimos el
especial los santos se destacan por lograr la ruptura del principio de individuacin y la
negacin de la voluntad de vivir. Con ello logran salir del mundo de las necesidades y
alcanzar al mundo de la Voluntad. Haciendo esto llegan a ser realmente libres. Por lo
tanto, todos los dems hombres se encuentran sujetos a la necesidad, es decir, a la
fatalidad. Slo el santo escapa a la fatalidad y alcanza su destino en libertad.

3.- En el tercer perodo, denominado positivista, Nietzsche niega toda la metafsica


anterior, es decir, al mundo como Voluntad. Tambin niega la posibilidad que algn

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hombre pueda escapar del reino de la necesidad. No hay libertad, ni para los santos. Por
lo tanto, todos estamos sometidos a la fatalidad, a la necesidad de un mundo que no
tiene ni principio, ni fin, ni sentido. La negacin de la metafsica permite descubrir que
la moral est construida sobre un error: la responsabilidad. Si el hombre no es libre,
tampoco es responsable. Por otro lado, se descubre un peligro adicional: la moral como
una construccin contra la vida.

4.- En el cuarto perodo, se produce un gran cambio: la aparicin de la idea del eterno
retorno permite romper la antinomia de la libertad en la que Nietzsche se hallaba
encerrado. Esta salida est representada por el nuevo concepto amor fati (amor a la
fatalidad). Si el eterno retorno plantea que es probable que todo el devenir actual se
repita, el instante de la decisin da cabida a la libertad (negada en el perodo anterior).
Pero para esto, es preciso que se establezca una relacin de amor con la fatalidad:
visto desde nuestro presente no hay ms que fatalidad (y por lo tanto no hay libertad),
pero visto desde la perspectiva de un retorno constante, cada decisin tienen un peso
enorme. Las decisiones se pueden tomar por tomar, pero, por el contrario, si se establece
con la fatalidad, con la necesidad, una relacin amorosa, de querer la decisin en el
instante en que se toma como si siempre se fuera a tomar la misma decisin, entonces se
abre un mbito para la libertad. Si en el instante de la decisin decidimos como si
pudiramos sostener esa misma decisin a travs de los diversos, nuevos y probables
retornos del devenir, entonces habremos amado lo necesario y habremos cambiado (por
el amor) a la fatalidad, nos habremos cambiado a nosotros mismos y con esto ya no
padeceremos la fatalidad, por lo tanto, seremos libres nuevamente.

5.- El ltimo perodo, el de la crtica a la modernidad, es un perodo de crtica


despiadada: cultura, arte, religin, nada queda en pie. Nietzsche busca y encuentra todos
aquellos enemigos que l considera se oponen a que el hombre pueda acceder cuanto
antes al conocimiento que lo conduzca de regreso a la tierra, a la vida. Los
despreciadores del cuerpo y de la vida, los que siembran dudas, culpas, moralidades
en los hombres no lo hacen por hacer el bien: son enemigos de la vida que as van
envenenando (con resentimiento, compasin, venganza, debilidad) a los hombres sanos,

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felices, hasta hacerlos sentirse culpables de su felicidad y as abandonar su amor a la


vida, su ligazn con la eternidad del instante.

***

6.- Luego de estudiar el uso e interpretacin de los conceptos de destino y fatalidad


en Nietzsche, as como las experiencias vitales asociadas al desarrollo de tales
conceptos, llegamos a la conclusin de que ambos conceptos son vlidos para el
filsofo, pero cada cual acta en niveles distintos.

Se trata de dos crculos, que no comparten el mismo centro (el centro no somos
nosotros, ni nuestro mundo, ni nuestra historia). Slo sabemos que uno de los crculos
es inmensamente grande y est referido a lo universal (o macrocosmos). Este el crculo
de la fatalidad, entendida como curso del universo, en el cual lo humano no tiene
ninguna participacin. Nietzsche propone que ste es el crculo del eterno retorno de
lo mismo.

El otro crculo es pequeo y est referido a lo humano (o microcosmos). Es el crculo


del destino entendido como el curso de la vida individual. Es el crculo de las
decisiones individuales, personales. En trminos de Nietzsche, este es el crculo del
amor fati. No es apto para todos, pues hay que superar una visin nihilista del eterno
retorno. Amar a la vida tal como es, nos permite ser libres y creadores, es decir, ser
dueos de nuestro propio destino.

***

7.- Por cul debemos guiarnos, cul es realmente importante para nuestra vida? Con el
crculo de la fatalidad no podemos siquiera interactuar, escapa a nuestro mbito
humano pero, con crculo del destino, entendido como el crculo de la libertad, la
responsabilidad y el amor incondicional a la vida (amor fati), con este crculo s
podemos interactuar. Es ms, es el nico crculo que realmente importa al humano.

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Sin embargo, existe un elemento no especificado en Nietzsche: esta vida, tal como la
vivimos ahora, es la primera vez que la estamos viviendo? Segn el eterno retorno lo
que vivimos ahora lo viviremos eternamente (lo cual en vez de hacernos aborrecer la
vida repetitiva nos debe empujar a amar ms a la vida). Si tomamos una decisin en esta
vida, es por que en algn momento hemos tomado la decisin o decisiones que ahora
se estaran repitiendo. Pero esto nos llevara al tema del inicio del tiempo, con la
peligrosa consecuencia de caer en cuestiones teolgicas sobre la creacin que Nietzsche
descarta tajantemente. Sin embargo, no por descartar la creacin debemos evitar
pensar en un tiempo cero: el primer recorrido de la existencia del mundo. En ese
tiempo, el de las decisiones primigenias, ramos libres y no podra ser de otra manera
pues aparte de los condicionamientos naturales causales ningn pasado nos
condicionaba. Ese es el riesgo de que esta no sea la primera vez que estemos viviendo,
es decir, que estamos ahora en el segundo otro posterior retorno de lo mismo. Si
fuera as, entonces ya no seramos libres, ya no podramos ser libres. La fatalidad del
eterno retorno nos habra permitido ser libres durante el recorrido inicial de la
vida, pero si nos encontramos ahora en un nuevo ciclo, en el cual todo se repite idntico
a la primera vez, pues ya no seramos libres. Por supuesto que esto se agrava si
consideramos que no estamos capacitados para recordar el momento de la primera
decisin, aunque la fatalidad se encargara de esa repeticin forzosa. Por lo tanto, no
seramos libres, aunque tuviramos esa ilusin: slo habramos sido libres al inicio,
en la primera revolucin del eterno retorno.

8.- Pero cmo sabemos en cul de las revoluciones nos encontramos?, estamos en
la primera, segunda, en otra posterior? La respuesta es: no podemos saberlo, no
tenemos cmo saberlo. Si estamos en la primera revolucin seramos completamente
libres, al menos eso podramos esperar. Pero si ya estamos en la segunda revolucin, la
fatalidad nos obligara a repetir lo que hicimos y decidimos en la primera revolucin,
por lo tanto, no seramos libres, aunque podramos pensarlo que s lo somos.

Cmo podramos probar que somos libres fuera de la primera revolucin, si por
efectos de la fatalidad repetimos todo? Este repetir todo de manera idntica no

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significa acaso que no recordamos absolutamente nada de lo que hicimos en la anterior


revolucin? Y si no recordamos lo que ha pasado, lo que hemos vivido cmo sabemos
si estamos en la primera revolucin (y por tanto somos libres realmente) o si estamos
en alguna revolucin posterior?

Es que realmente importa lo que hicimos?, o slo importa el presente, este presente,
este instante?

9.- La doctrina del eterno retorno tiene como premisa el olvido, la ausencia de
memoria de todo lo hecho. Si esta amnesia es ocasionada por el carcter cclico de la
fatalidad, entonces no sabemos en cual de las revoluciones estamos y por lo tanto, si
estamos siendo originales en nuestras decisiones, o si estamos repitiendo decisiones
pasadas. Esto trae por consecuencia que, sea la revolucin en la que nos encontremos,
siempre tendramos la ilusin de que es la primera (no tenemos manera de saber es
cul nmero de revolucin nos encontramos!), y por lo tanto abrigaramos
eternamente la ilusin de que somos libres. Siempre, en cada ciclo iniciado por la
fatalidad del eterno retorno, se abrira la posibilidad de creernos (y crearnos) libres. Y
reafirmo el creernos libres pues nunca podramos comprobar que estamos siendo
realmente libres, no tendramos cmo comprobarlo. Ante esta pasmosa realidad,
creemos que Nietzsche no tuvo respuesta, salvo su postura del amor fati, que
significara algo as como no importa que seas o no seas libre, no importa que ni
siquiera puedas comprobar si eres libre ahora, no importa que ni siquiera puedas
comprobar que ests aqu, en este mundo, por primera o por centsima vez: nada, ni
siquiera este horrible pnico, ni siquiera esta duda inmensa, te debe obligar a desistir de
la vida, de tu vida, de amar y de dominar tu propia vida, nada te debe obligar a dejar de
ser fuerte, la debilidad no es una opcin, no debes entregarte ante nada ni ante nadie.
Este, creemos, es el mensaje de Nietzsche, su respuesta ante el problema de la
fatalidad y el destino.

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