Sunzi - El Arte de La Guerra

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yo tengo el libro y tiene 106 paginas, es de editorial EDICIONES LEYENDA S.

A, algunos vienen
mas grandes otros mas pequeos depende el tamao de letra, pero como tu lo descargaste
posiblemente este mas reducido ya que ah esta en toda la hoja completa. Por si dudas que este
completo te dejo los captulos y checa si estn todos.
I. Aproximaciones.
II. La direccin de la guerra.
III. La estrategia ofensiva.
IV. Disposiciones.
V. Energa.
VI. Puntos dbiles y puntos fuertes.
VII. Maniobra.
VIII. Las nueve variables.
IX. Marchas.
X. El terreno.
XI. Las nueve clases del terreno.
XII. El ataque por el fuego.
XIII. La utilizacin de los agentes secretos.

SUNZI, El arte de la guerra, Madrid: Trotta, 2001 (traduccin del xins


dAlbert Galvany)

I
CLCULOS
El Maestro Sun dijo:
La guerra es el asunto ms importante para el Estado. Es el terreno de la vida y de la
muerte, la va que conduce a la supervivencia o a la aniquilacin. No puede ser ignorada.
La guerra se estructura en cinco factores que deben ser calculados y comparados con el fin
de precisar el estado de fuerzas.
El primero de ellos es la virtud; el segundo, el clima; el tercero, la topografa; el cuarto, el
mando; y el quinto, la disciplina.
La virtud es lo que permite la cohesin entre los superiores y el pueblo, de modo que ste
acude a la vida como a la muerte sin temer el peligro.
El clima abarca la alternancia de la oscuridad y de la claridad, del calor y del fro, y la
rotacin de las estaciones.
La topografa comprende la cercana o lejana del terreno, su accesibilidad o inaccesibilidad,
su amplitud o estrechez, su naturaleza propicia o mortal.
El mando es una cuestin de conocimiento, de credibilidad, de humanidad, de resolucin y
de severidad.
La disciplina requiere la efectividad de la organizacin, de la jerarqua de mandos y de la
logstica.
No existe general que no haya odo hablar de estos cinco factores, mas slo aquellos que
los dominen vencern, mientras que quienes no lo hagan sern vencidos.
As, el clculo y la comparacin de esos cinco factores hacen posible determinar el estado
de fuerzas. Para ello debemos preguntarnos adems:
Quin cuenta con el soberano que posee la virtud? Quin con el general ms capaz?
Quin con las condiciones climticas y topogrficas ms favorables? Quin con la mayor

disciplina y obediencia? Quin con el ejrcito ms poderoso? Quin con los soldados mejor
preparados? Quin con el mejor sistema de castigos y recompensas?
Las respuestas a estas preguntas permiten conocer quin resultar victorioso y quin
derrotado.
El general que comprenda mis clculos y los aplique vencer: es preciso conservarlo; el
general que no los comprenda y los aplique ser derrotado: es preciso deshacerse de l.
Tras comprender las ventajas de esos clculos es posible crear un potencial estratgico que
incida en el exterior. Qu significa crear el potencial estratgico? Ponderar y decidir en funcin
del beneficio.
La guerra es el arte de engaar. As, si eres capaz, finge incapacidad; si ests preparado
para entrar en combate, finge no estarlo; si te encuentras cerca, finge estar lejos; si te encuentras
lejos, finge estar cerca. Si el enemigo es vido en ganancias, sedcelo. Si est confuso, atrpalo.
Si es consistente, preprate. Si es poderoso, evtalo. Si es colrico, provcalo. Si es humilde,
hazlo arrogante. Si est quieto, oblgalo a actuar. Si est unido, divdelo. Atcalo cuando no est
preparado, lnzate sobre l cuando no se lo espere. Estas frmulas propician la victoria a los
estrategas, pero no pueden decidirse de antemano.
La victoria es segura cuando los clculos realizados antes del combate en el templo
ancestral son favorables en la mayora de los factores; en el caso de que no lo sean ms que en
algunos, la victoria no es posible. As, vencer aquel que rena la totalidad de los cmputos
favorables, mientras que el que rena pocos ser vencido. iQu decir entonces de aquel que no
rena ninguno! Una vez hechas estas observaciones, el devenir del combate resulta evidente.

II
LAS OPERACIONES MILITARES

El Maestro Sun dijo:


Todo enfrentamiento exige, por lo general, mil cuadrigas veloces', mil furgones revestidos
con protecciones de cuero, cien mil soldados provistos de corazas y provisiones suficientes como
para mantener todo un ejrcito a mil millas de distancia; hay que contar adems con los costes del
frente y de la retaguardia, con los gastos de las misiones diplomticas y con los de los materiales
como la cola y la laca necesarios para el mantenimiento y la reparacin de las cuadrigas y de
las armaduras. Todo ello supone un coste total de mil unidades de oro por da. Slo una vez
recaudada tal cantidad es posible movilizar un ejrcito de cien mil hombres.
Si las operaciones militares se prolongan y la victoria tarda en llegar, la eficacia de las armas
se desgasta y el ardor de las tropas declina; si se consumen las fuerzas de los soldados atacando
fortificaciones y la lucha se prolonga en exceso, los recursos del pas no sern suficientes.
Las armas desgastadas, el ardor de las tropas en declive, las fuerzas consumidas, los
recursos econmicos arruinados: los Estados vecinos aprovecharn la ocasin para alzarse
contra ti. En ese caso, ni tus estrategas ms hbiles podrn hacer nada para preservar tu porvenir.
Se han visto operaciones militares que fracasaron por precipitacin, pero jams ninguna
que, dirigida eficazmente, se eternizase. Ningn pas ha podido beneficiarse nunca de una guerra
prolongada. Aquel que no sea consciente de los riesgos propios a toda accin militar tampoco
podr serlo de sus ventajas.

El experto estratega no requiere de una segunda leva de efectivos ni necesita de tres


aprovisionamientos. Parte con sus propios recursos y se abastece de las provisiones enemigas,
de modo que el avituallamiento de las tropas queda asegurados.
Lo que empobrece un pas es el transporte de vveres a larga distancia. El suministro de un
ejrcito a larga distancia acarrea la ruina del pueblo. Adems, all por donde pasan las tropas
suben los precios. Si los precios suben, los recursos del pueblo disminuyen, y si los recursos del
pueblo disminuyen, ser preciso aumentar los impuestos para la guerra.
Las fuerzas se desgastan, las riquezas se agotan y las familias se arruinan. Las economas
particulares pierden una sptima parte y, en lo referente al erario pblico, los gastos ocasionados
por las reparaciones de las cuadrigas, la fatiga de los caballos, la renovacin de cascos, flechas,
ballestas, lanzas, escudos, estacas, las bestias de tiro y los medios de transporte, se llevan una
sexta parte de la recaudacin.
Por lo tanto, el estratega competente procura alimentarse del adversario, ya que una medida
de alimentos arrebatada al enemigo vale por veinte de las suyas; un celemn de forraje enemigo,
por veinte de los suyos.
Para incitar al exterminio utiliza la furia; para incitar la captura de bienes enemigos utiliza las
recompensas. Cuando, en el transcurso del combate, se capturen diez cuadrigas rivales, se
recompensar al primero en lograrlo. A continuacin, sustituye las banderas de esas cuadrigas por
las tuyas y reparte los atalajes capturados entre los tuyos. Alimenta y trata bien a los soldados
enemigos apresados. En esto consiste vencer al adversario hacindose an ms fuerte.
Por todo esto, el ejrcito procura una victoria rpida y no una guerra prolongada.
El general que conoce la guerra es rbitro del destino del pueblo, responsable del sosiego
como de la inquietud de la nacin.
III
PLANES OFENSIVOS
El Maestro Sun dijo:
Por lo general, en la guerra es preferible preservar un pas que destruirlo, preservar un
ejrcito que destruirlo, preservar un batalln que destruirlo, preservar una compaa que
destruirla, preservar una brigada que destruirla. Por tanto, obtener cien victorias sobre cien
combates no es lo mejor. Lo ms deseable es someter al enemigo sin librar batalla con l.
En la guerra lo mejor es atacar los planes del enemigo; luego, atacar sus alianzas; a
continuacin, atacar sus tropas; y en ltimo lugar, atacar sus fortificaciones. Slo se deben atacar
las fortificaciones enemigas cuando no quede otra alternativa. La construccin de vehculos
acorazados y de otros artificios de asedio exige, por lo menos, un plazo de tres meses; adems,
es preciso contar con otros tres meses para apilar tierra y levantar los taludes contra las murallas
enemigas. Si el general no es capaz de controlar su impaciencia y ordena a sus hombres que
asalten precipitadamente las murallas como hormigas, perder un tercio de sus efectivos sin
haber conquistado la fortificacin. stas son las calamidades de este tipo de ataques.
El buen estratega somete las fuerzas enemigas sin combatirlas, toma las fortificaciones
enemigas sin atacarlas, desmembra los Estados rivales sin permitir que las acciones militares se
prolonguen. De este modo, puede conquistar el mundo entero conservando todas sus fuerzas; su

ejrcito no desfallece y sus riquezas se mantienen ntegras. Este es el mtodo de los planes
ofensivos.
La norma en el arte de la guerra consiste en cercar al adversario si la superioridad de que se
dispone es de diez contra uno; en lanzarse al ataque contra l si es de cinco contra uno; y en
dividirlo si es de dos contra uno. Si las fuerzas estn equilibradas debes ser capaz de combatir; si
tus fuerzas son inferiores debes ser capaz de resistir. En el caso de que el desequilibrio sea
insalvable, debes ser capaz de retirarte. Resiste, pues, si tu ejrcito es inferior al del enemigo y
captralo si es superior.
El general es el pilar del Estado. Si el pilar resulta slido, el pas ser poderoso
necesariamente; si presenta fisuras, por fuerza ser dbil.
Tres son los casos en los que el soberano genera problemas al ejrcito:
Se entromete cuando ordena avanzar o retirarse sin saber que el ejrcito se encuentra en una
posicin en que no puede hacerlo.
Confunde a los oficiales cuando, ignorndolo todo, interviene en los asuntos militares.
Siembra la duda en las tropas cuando, desconociendo su funcionamiento, se inmiscuye en la
adjudicacin de responsabilidades.
En el momento en que el ejrcito ha sido confundido y ha perdido la confianza, se sufrirn
los asaltos e incursiones de los Estados vecinos. Esto es lo que se denomina generar el caos en
su propio ejrcito y facilitar la victoria enemiga.
Cinco son los principios del saber vencer: Resultar vencedor quien sepa cundo combatir y
cundo no.
Resultar vencedor quien sepa dirigir tanto un grupo reducido de hombres como un gran
nmero de ellos.
Resultar vencedor quien sea capaz de unificar la voluntad de superiores e inferiores.
Resultar vencedor quien afronte preparado un enemigo que no lo est.
Resultar vencedor quien disponga de un estratega competente y de un soberano que no
interfiera en los asuntos militares.
En estos cinco principios reside el mtodo del saber vencer.
Por todo ello se dice:
Quien conoce al enemigo y se conoce a s mismo disputa cien combates sin peligro. Quien
conoce al enemigo pero no se conoce a s mismo vence una vez y pierde otra. Quien no conoce al
enemigo ni se conoce a s mismo es derrotado en todas las ocasiones.
IV
DISPOSICIONES
El Maestro Sun dijo:
Los expertos estrategas de la antigedad trataban primero de ser invencibles para, luego,
aguardar a que el enemigo fuera vulnerable. La invencibilidad depende de uno mismo; la
vulnerabilidad, del enemigo. Por tanto, el buen estratega puede hacerse invencible pero es
incapaz de hacer que el enemigo sea vulnerable. Por ello se dice: es posible saber cmo lograr la
victoria y sin embargo no poder realizarla.
La invencibilidad reside en la defensa; la vulnerabilidad, en el ataque. Si las fuerzas no son
suficientes se opta por la defensa, mientras que se ataca cuando aqullas sobran. Los expertos
en defensa se ocultan bajo las profundidades ms remotas de la tierra; los expertos en ataque

actan desde lo alto de las esferas ms elevadas del cielo. De este modo, es posible protegerse y
alcanzar una victoria total'.
Las victorias evidentes que no sobrepasan el entendimiento del vulgo no denotan la
suprema excelencia.Vencer en el combate y recibir el reconocimiento unnime de todo el mundo
tampoco es lo mejor. Del mismo modo, levantar una pluma no implica poseer una gran fuerza;
tampoco distinguir el sol y la luna una vista penetrante; ni or el estruendo de la tormenta un odo
fino.
Antiguamente, se consideraba hbiles estrategas a quienes eran capaces de vencer al
enemigo con facilidad. Los buenos estrategas no merecan la fama ni por clarividencia ni por
gallarda, ya que sus victorias estaban libres de toda incertidumbre. La ausencia de incertidumbre
se debe a que tomaban las medidas necesarias para que la victoria resultara siempre inevitable al
enfrentarse a un enemigo derrotado de antemano.
El buen estratega ocupa el terreno donde no puede ser derrotado sin dejar escapar la
ocasin de vencer a su adversario. Un ejrcito victorioso vence primero y trata de luchar despus;
un ejrcito derrotado lucha primero y trata de vencer despus.
El estratega capacitado, cultivando la virtud y preservando la disciplina, llega a ser el rbitro
que decide la victoria o la derrota.
El anlisis militar comprende: primero, la determinacin de la superficie; segundo, la
estimacin del tipo de tropas; tercero, el cmputo de efectivos; cuarto, la evaluacin de las
fuerzas; quinto, las posibilidades de victoria. El terreno condiciona la determinacin de la
superficie; la determinacin de la superficie, la estimacin del tipo de tropas; la estimacin del tipo
de tropas, el cmputo de efectivos; el cmputo de efectivos, la evaluacin de las fuerzas; la
evaluacin de las fuerzas, las posibilidades de victoria.
Un ejrcito victorioso es como un quintal frente a una onza; un ejrcito perdedor, como una
onza frente a un quintal.
Gracias a las disposiciones, las tropas de un ejrcito victorioso son como las aguas que,
acumuladas en lo alto, se precipitan impetuosamente hacia el valle.

V
EL POTENCIAL ESTRATGICO

El Maestro Sun dijo:


Por lo general, es la organizacin lo que permite dirigir un gran nmero de soldados como si
se tratara de un grupo reducido; es la efectividad de las comunicaciones lo que hace posible
maniobrar un gran nmero de soldados como si se tratara de un grupo reducido. Es el uso de lo
regular y lo extraordinario lo que permite que las tropas del ejrcito puedan soportar el asalto
enemigo sin sucumbir; es el uso de lo hueco y lo consistente lo que hace posible que el impacto
del ejrcito sobre el enemigo sea como el de una rueda de molino lanzada sobre un montn de
huevos.
En la contienda se utiliza lo regular en el momento del enfrentamiento y se recurre a lo
extraordinario para alcanzar la victoria. Quien es experto en el uso de lo extraordinario es ilimitado
como el cielo y la tierra, inagotable como el caudal de los grandes ros. Como el sol y la luna,
declina para volver a surgir; como las cuatro estaciones, muere para renacer.

Las notas musicales no son ms que cinco, pero, combinadas, producen ms sonidos de los
que puedan orse; los colores bsicos no son ms que cinco, pero, combinados, producen ms
tonalidades de las que puedan observarse; los sabores no son ms que cinco, pero, combinados,
producen ms gustos de los que puedan paladearse. Del mismo modo, la consecucin del
potencial estratgico en la guerra no sobrepasa el uso de lo regular y lo extraordinario, pero stos,
combinados, producen ms posibilidades de las que la inteligencia humana pueda aprehender. Al
igual que un ciclo sin comienzo ni fin, lo regular y lo extraordinario se engendran recprocamente.
Quin puede abarcarlos completamente?
El sbito impulso de una cascada arrastra las piedras gracias a su potencial estratgico; el
sbito impacto del ave de presa destroza su vctima gracias a la precisin de su ejecucin. Por
tanto, el experto estratega conduce el potencial estratgico y lo ejecuta oportunamente. Su
potencial estratgico es como el de una ballesta tensada; su ejecucin, como la del mecanismo de
disparo.
Si en el clamor y el tumulto logramos dirigir el desorden, no podrn confundirnos; si en
medio del estrpito y del caos logramos adoptar una disposicin circular, no podrn derrotarnos.
El desorden nace del orden, la cobarda del valor, la debilidad de la fortaleza. Orden y desorden
dependen de la organizacin, valor y cobarda de las circunstancias, fortaleza y debilidad de las
disposiciones.
Quien es experto en mover al enemigo se deja ver y ste le sigue; ofrece un seuelo y el
enemigo lo toma. Concedindole una ventaja hace que el enemigo acuda y all lo aguarda con
todos sus efectivos.
El hbil guerrero busca la victoria en el potencial estratgico y no en los hombres. Es capaz
de seleccionar sus efectivos y de manipular el potencial estratgico. Las tropas de quien sabe
manipular el potencial estratgico son como troncos y piedras rodando. La naturaleza de troncos y
piedras hace que resulten inofensivos cuando estn en reposo y peligrosos cuando estn en
movimiento; quietos sobre el llano, se deslizan por la pendiente. As, el potencial estratgico de un
ejrcito competente es como el de una avalancha de piedras rodando desde lo alto de una
montaa. En esto consiste el potencial estratgico.
VI
LO HUECO Y LO CONSISTENTE
El Maestro Sun dijo:
Por lo general, quien llegue antes al terreno de batalla y espere al enemigo estar reposado;
quien llegue ms tarde y de inmediato entable combate estar extenuado. Por lo que el experto
estratega desplaza al enemigo y no se deja desplazar por l.
Hacer que el enemigo se desplace por s mismo al lugar que uno desea es cuestin de
favorecrselo; hacer que el enemigo no pueda desplazarse al lugar que l desea es cuestin de
dificultrselo. Si el enemigo est descansado, fatgalo; si est bien alimentado, hazle pasar
hambre; si est en reposo, oblgalo a actuar. Surge donde no pueda entablar combate y entra en
combate donde no lo imagine. Recorrer mil millas sin fatigarse depende de que lo hagas por
lugares en los que no hay enemigos; atacar con la seguridad de que el enemigo resultar
capturado depende de que lo hagas donde no defiende; defender con la certeza de que tu
defensa resultar impenetrable depende de que lo hagas donde el enemigo no atacar.
Por tanto, el estratega diestro en el ataque lo es porque logra que el enemigo no sepa
dnde defender; el estratega diestro en la defensa lo es porque logra que el enemigo no sepa
dnde atacar.

Sutil! Sutil hasta el punto de no tener forma. Inescrutable! Inescrutable hasta el punto de
ser inaudible. De este modo logra erigirse en amo del destino del enemigo.
Avanza sin que puedan ofrecerle resistencia porque se lanza contra lo hueco del enemigo;
se retira sin que puedan perseguirle porque, gracias a su presteza, no puede ser atrapado. Por
tanto, si desea l combatir, al adversario no le queda otro remedio que hacerlo, ya que, por mucho
que construya altas murallas y cave profundas fosas, ataca donde ste debe acudir al socorro; si
no desea combatir, al contendiente no le queda otro remedio que no hacerlo, ya que, aunque slo
se defendiera trazando una lnea en el suelo, oculta sus movimientos.
Si hacemos que el adversario muestre su forma sin que nosotros mostremos ninguna,
permaneceremos unidos mientras que l se dispersa. Si nosotros permanecemos concentrados
en uno mientras que el rival queda fragmentado en diez, al atacar, por cada diez de nuestros
soldados habr un solo enemigo. De este modo, nuestros efectivos son multitudes y los del
enemigo escasos. Si logramos enfrentar multitudes a escasez, aquel que combata con nosotros
resultar severamente lastimado.
El enemigo no debe saber dnde atacaremos. Si no llega a saberlo, deber preparar su
defensa en muchas posiciones. Y si prepara su defensa en muchas posiciones, poca ser la
resistencia all donde ataquemos. As, si refuerza el frente, la retaguardia resultar debilitada; si
refuerza la retaguardia, el frente resultar debilitado; si refuerza el flanco izquierdo, el flanco
derecho resultar debilitado; si refuerza el flanco derecho, el izquierdo resultar debilitado. Y si
decide reforzarse en todas partes, no habr lugar donde no quede debilitado. Resultar debilitado
quien tenga que reforzarse contra otros; saldr reforzado quien haga que los otros deban
reforzarse contra l.
Si se conocen el lugar y el da del combate, es posible acudir a la batalla tras haber recorrido
mil millas. Pero si no se conocen ni el lugar ni el da del combate, el flanco izquierdo no podr
socorrer al flanco derecho y viceversa; tampoco el frente podr socorrer a la retaguardia y
viceversa. Con ms razn ocurrir lo mismo si los refuerzos se encuentran separados por una
decena o, incluso, por algunas millas.
Tal y como lo veo, incluso si las tropas de Yue son numerosas, de qu les sirve para lograr
la victoria? En este sentido afirmo: la victoria puede crearse, ya que, por muy numeroso que sea
el enemigo, es posible hacer que no combata.
Analiza al adversario para conocer el alcance de sus planes; provcalo para comprender el
principio que rige sus movimientos; haz que muestre sus disposiciones para averiguar la viabilidad
del terreno de combate; ponlo a prueba con el fin de advertir la fortaleza o debilidad de su
asentamiento.
El grado ms alto en las disposiciones militares es llegar a no tener forma. El no tener forma
hace que ni el ms sutil de los espas pueda sondearte y que ni el ms sabio de los estrategas
pueda urdir planes contra ti.
Adaptndose a las disposiciones enemigas y tomando las medidas en consecuencia se
vence a las masas sin que stas alcancen a comprenderlo. Todo el mundo conoce la disposicin
gracias a la cual he logrado la victoria y, no obstante, nadie sabe cmo he llegado a establecerla.
As, la victoria en el combate nunca es la misma, puesto que mis respuestas a las disposiciones
enemigas son ilimitadas.
Las disposiciones militares son como el agua: de la misma manera que la disposicin del
agua evita lo alto y se precipita hacia abajo, la disposicin del ejrcito evita lo consistente y ataca
lo hueco. Y del mismo modo que sta adapta su forma al terreno, el ejrcito adapta su estrategia
de victoria al enemigo. En efecto, as como el agua carece de una forma permanente, en la guerra

tampoco hay un potencial estratgico permanente. Aquel capaz de obtener la victoria


adaptndose a las variaciones y transformaciones del adversario es designado inescrutable.
Ni entre las cinco fases hay ninguna que predomine constantemente, ni entre las cuatro
estaciones ninguna que ocupe una posicin permanente. Los das se alargan y se acortan, la luna
crece y mengua.
VII
EL ENFRENTAMIENTO MILITAR
El Maestro Sun dijo:
Habitualmente, la norma en el uso de las tropas requiere que el general reciba las rdenes
del soberano, que rena las tropas y movilice las masas, que logre su cohesin y que prepare el
campamento. Sin embargo, nada hay ms complicado que el enfrentamiento militar. La dificultad
del enfrentamiento militar radica en convertir lo sinuoso en directo y la adversidad en ventaja. Si
haces que el enemigo tome el camino sinuoso seducindolo con ventajas, aunque despliegues tus
tropas ms tarde, llegars antes que l. En esto consiste la comprensin de la tctica de lo
sinuoso y lo directo.
Todo enfrentamiento militar puede resultar tanto beneficioso como peligroso'. Si movilizas la
totalidad del ejrcito para disputar una ventaja, no llegars a tiempo; si para disputarla reservas
parte del ejrcito, perders los equipos pesados. Por lo tanto, si para disputar una ventaja pliegas
las corazas y te precipitas al combate caminando a marchas forzadas, da y noche sin reposo,
durante cien millas, el general del ejrcito ser capturado, los hombres ms fuertes llegarn antes
y los dbiles tarde, con lo que slo uno de cada diez alcanzar el objetivo; si caminas as durante
cincuenta millas para luchar por una ventaja, los mandos caern y alcanzar el objetivo la mitad
de los hombres; si lo haces durante treinta millas, lo alcanzarn dos de cada tres. Por este motivo,
el ejrcito que pierda sus equipos pesados, que no tenga provisiones o que no disponga de
soldados de reserva, perecer.
As, quien desconozca los planes de los soberanos vecinos no podr prever sus alianzas;
quien ignore la configuracin de las montaas y de los bosques, de los desfiladeros y de los
obstculos naturales, de las lagunas y de las marismas, no podr conducir su ejrcito; quien no se
sirva de un gua local no podr obtener ningn beneficio del terreno.
Por tanto, en la guerra utiliza el engao para establecerte en una posicin, muvete
siguiendo el beneficio y transfrmate por medio de divisiones y reagrupamientos.
Veloz como el viento; majestuoso como el bosque; devastador como el fuego; inmvil como
las montaas; insondable como la oscuridad; gil como el trueno y el relmpago.
Divide tus tropas para el saqueo, reparte los beneficios entre ellas cuando extiendas tu
territorio, y pondera los pros y los contras de entrar en accin'.
Vencer quien comprenda antes las tcticas de lo sinuoso y lo directo. sta es la regla del
enfrentamiento militar.
El libro de La Administracin Militar afirma: Cuando las palabras no pueden orse, se
utilizan timbales y tambores; cuando no es posible distinguir las tropas, se utilizan banderas y
estandartes. Por medio de los timbales, los tambores, las banderas y los estandartes, se logra
unificar la percepcin de las tropas. Una vez que los hombres han sido unificados de este modo,

ni los valientes podrn avanzar por su cuenta ni los cobardes podrn retroceder por su cuenta. En
esto consiste el arte de emplear las masas.
As, para el combate nocturno prodiga el uso de las seales de fuego y los tambores; para el
combate diurno prodiga el uso de las banderas y los estandartes, de forma que te adaptes a las
vicisitudes de la percepcin.
Las tropas pueden perder su aliento moral y los mandos su entendimiento. Por la maana el
aliento moral de las tropas es intenso, durante el da va declinando, y al anochecer est agotado.
Por esta razn, el estratega experto evita al enemigo cuando su aliento moral es intenso y lo
ataca cuando declina o est agotado. Este es el modo de controlar el aliento moral.
Espera en orden el desorden del enemigo, aguarda en calma su agitacin. Este es el modo
de controlar el entendimiento.
Prximo al lugar de combate, espera a un enemigo alejado de l; en reposo, espera a un
enemigo fatigado; bien alimentado, aguarda a un enemigo famlico. Este es el modo de controlar
la fuerza
No intercepta un enemigo cuyos estandartes estn rectamente alineados; no se lanza al
ataque sobre un enemigo cuyas formaciones estn disciplinadamente ordenadas. ste es el modo
de controlar las condiciones cambiantes.
Por tanto, el arte de la guerra exige no hacer frente a un enemigo que ocupa una posicin
elevada; no ir al encuentro de un rival que tiene una colina a sus espaldas; no seguirlo en su
huida; no atacar a sus soldados de elite; no morder su seuelo; no obstruir su retirada; no
asediarlo sin dejarle una va de fuga; no forzarlo si est apurado. stas son las reglas del uso de
las tropas.

VIII
LAS NUEVE VARIABLES

El Maestro Sun dijo:


Por lo general, la norma en el uso de las tropas requiere que el general reciba las rdenes
del soberano, que rena las tropas y que movilice las masas. No debe acampar en terreno
peligroso; debe firmar alianzas cuando se trate de un terreno de convergencia; no debe
permanecer en un terreno de aislamiento; en terreno cercado, debe recurrir a los planes; en
terreno mortal, debe luchar.
Hay senderos que no deben ser recorridos, ejrcitos que no deben ser atacados,
fortificaciones que no deben ser sitiadas, terrenos que no deben ser disputados, y rdenes del
soberano que no deben ser obedecidas.
Por tanto, el general que comprende las ventajas de esas nueve variantes sabe cmo
emplear las tropas. El general que no las comprenda, no podr obtener los beneficios del terreno
aunque conozca su topografa. Quien dirija las tropas sin conocer la tcnica de las nueve
variables, no podr obtener provecho de sus hombres aunque conozca las cinco ventajas.
Por esta razn, las reflexiones del estratega sagaz tienen en cuenta las ventajas y los
inconvenientes. El estratega tiene en cuenta las ventajas, de modo que sus acciones merecen
credibilidad; tiene en cuenta los inconvenientes, de modo que puede resolver las dificultades.
Por esta razn, para someter a los otros prncipes, amenzalos; para tenerlos a tu servicio,
haz que trabajen; para lanzarlos al ataque, mustrales una ventaja.
As, la norma en el uso de las tropas es: no dependas de que el enemigo no acuda,
mantente preparado esperndolo; no dependas de que el enemigo no ataque, ocupa una posicin
que no pueda ser atacada.
El general tiene cinco peligros: si desprecia la muerte, puede ser asesinado; si desea vivir a
toda costa, puede ser capturado; si tiene un temperamento colrico, puede ser provocado; si es
ntegro e incorruptible, puede ser humillado; si ama a su pueblo, puede ser atormentado.
Habitualmente, estos cinco son los defectos del general, la catstrofe en el uso de las tropas.
IX
MANIOBRAR EL EJRCITO

El Maestro Sun dijo:


Por lo general, a la hora de posicionar el ejrcito frente al enemigo es preciso que, al
atravesar montaas, sigas los valles; que ocupes una posicin elevada y de cara a la solana; y
que, cuando se trate del combate en los valles, no ataques nunca cuesta arriba. En esto consiste
el posicionamiento del ejrcito en las montaas.
Tras vadear un ro debes alejarte del agua; cuando las tropas enemigas cruzan un ro y
avanzan hacia ti no debes acudir a su encuentro en las aguas sino que, para obtener provecho,
debes dejar que la mitad de sus efectivos lo hayan atravesado y slo entonces lanzarte al ataque;

si deseas combatir, no vayas al encuentro con el adversario estando al borde del agua; ocupa una
posicin elevada y de cara al lado soleado, y no te sites jams ro abajo con respecto al
enemigo. En esto consiste el posicionamiento del ejrcito en las aguas.
Lo nico que debes hacer al atravesar una zona de marismas es abandonarla rpidamente
sin demorarte; si aun as te encuentras con las tropas rivales en medio de
una de estas zonas, es conveniente situarse cerca de las hierbas acuticas, de espaldas al
bosque. En esto consiste el posicionamiento del ejrcito en una zona de marismas.
En las superficies llanas toma una posicin cmoda, con el flanco derecho de espaldas a un
terreno elevado, teniendo el terreno mortal enfrente y el propicio detrs. En esto consiste el
posicionamiento del ejrcito en superficies llanas.
Fue gracias a las ventajas derivadas de estos cuatro posicionamientos como el Emperador
Amarillos se hizo con la victoria sobre los Cuatro Soberanos.
Por lo general, los ejrcitos prefieren las posiciones elevadas y evitan las bajas; aprecian las
posiciones iluminadas y detestan las que se encuentran en sombra; cuando disponen de qu
alimentarse y ocupan una posicin consistente, se encuentran libres de toda enfermedad y se dice
entonces que la victoria es segura.
En el caso de que topemos con colinas, montculos, diques y terraplenes, es preciso tomar
la vertiente soleada con el flanco derecho de espaldas a esos obstculos.
En esto consiste lo que proporciona ventajas a las tropas y lo que permite obtener provecho
del terreno.
En el caso de que quieras atravesar un ro, si la lluvia cae sobre lo alto del torrente y el
caudal desciende agitado, espera a que se estabilice.
Por lo general, al encontrarse en un terreno cortado por precipicios que forman pozos
celestes, prisiones celestes, redes celestes, trampas celestes y hendiduras celestes,
es necesario huir de ellos lo ms rpidamente posible sin acercarse de ningn modo. Mantente
alejado de dichos lugares al tiempo que atraes al enemigo hacia ellos; haz de modo que tengas
enfrente esos lugares y que el enemigo los tenga a sus espaldas.
Si el ejrcito debe pasar al lado de angostos desfiladeros, escabrosas depresiones con
charcas, o montaas recubiertas con bosques de espesa vegetacin, resulta imprescindible
realizar batidas exhaustivas, puesto que se trata de lugares propicios para tender emboscadas y
camuflar espas.
Si el enemigo permanece tranquilo a pesar de encontrarse cerca, es que ocupa una posicin
estratgica; si se encuentra alejado y no obstante nos provoca, es que pretende que avancemos,
puesto que l ocupa un terreno cmodo que le es ventajoso; si los rboles se mueven, seal de
que el enemigo se aproxima; si las aves emprenden el vuelo, se trata de una emboscada; si las
bestias huyen despavoridas, es que intenta un ataque sorpresa.
Una polvareda alta y vertical anuncia la proximidad de una columna de furgones; una baja y
horizontal, la de un ejrcito de infantera; una dispersa y en hileras anuncia la recogida de lea; y
escasas nubes de polvo que van y vienen, los preparativos de una acampada.
Si el adversario se muestra humilde pero incrementa sus preparativos es que se dispone a
avanzar en ataque; si se muestra poderoso y hace como si fuera a avanzar en ataque es que se
bate en retirada. Si sus furgones ligeros surgen en primer lugar y toman posiciones en los flancos
es que se despliega en formacin. Si solicita la paz sin negociaciones previas es que trama algo.
Si avanza velozmente con las tropas en formacin de combate es que prepara un
reagrupamiento. Si tan pronto avanza como retrocede es que pretende atraernos hacia l.
Si los soldados enemigos se apoyan sobre sus armas es seal de que les acucia el hambre;
si los aguadores beben antes que el resto es que les apremia la sed; si a pesar de que se les
presenta una ventaja no avanzan por ella es que les puede la fatiga.
All donde se posan los pjaros, no hay enemigos; all donde se oyen clamores nocturnos,
son presa del temor; cuando se producen disturbios entre las tropas, es que no hay autoridad; si
se agitan banderas y estandartes, es que reina el desconcierto; cuando los oficiales se irritan
fcilmente, es que estn exhaustos; cuando alimentan con grano a los caballos y con carnes a los
soldados y cuando, adems, los hombres abandonan sus marmitas y renuncian a regresar a sus
campamentos, es que se encuentran al borde de la desesperacin.

Si los soldados hablan entre ellos al odo en voz baja, el general perder sus hombres". Si
las recompensas se multiplican es que el general tiene problemas; si los castigos se multiplican es
que est angustiado. Ejercer primero la violencia contra tus hombres para que luego te teman es
el culmen de la incompetencia. Si los emisarios del enemigo vienen a nosotros en tono
conciliador, pretenden que bajemos la guardia. Si las tropas enemigas, plenas de furor en el
momento de hacerte frente, eluden el combate sin abandonar no obstante el campo de batalla,
debes prestar la mxima atencin.
En la guerra la superioridad numrica no es el factor decisivo, por lo que no debes avanzar
confiando nicamente en tu podero militar. Basta con que concentres tus fuerzas, evales a tu
adversario y te ganes a tus hombres. Quien no reflexione y desprecie al enemigo ser capturado
por l. Si castigas a unas tropas cuya devocin no te has ganado an, no obedecern, y si no
obedecen, difcilmente te podrn ser tiles. Pero si una vez que las tropas te son devotas no
refuerzas la disciplina, tampoco podrs servirte de ellas. Por tanto, moldea a tus hombres
mediante las instituciones civiles y unifcalos mediante la disciplina militar". Es as como podrs
hacerte con ellos.
Si las rdenes del general son ejecutadas sin excepcin durante el adiestramiento de las
masas, stas sern obedientes; si sus rdenes no son ejecutadas durante el adiestramiento, no
obedecern. La perfecta ejecucin de las rdenes genera una slida relacin entre mandos y
subordinados.
X
LA CONFIGURACIN DEL TERRENO
El Maestro Sun dijo:
Atendiendo a su configuracin, el terreno puede ser accesible, escabroso, neutralizador,
estrecho, accidentado o lejano.
Se denomina accesible al terreno que permite el trnsito tanto a nuestras tropas como a las
enemigas con la misma facilidad. Sobre este terreno, quien primero tome la posicin alta e
iluminada y establezca las lneas de aprovisionamiento resultar beneficiado en caso de entablar
combate.
Se denomina escabroso el terreno al que se puede acceder con facilidad pero cuya salida es
dificultosa. Sobre este terreno es posible lograr la victoria en el caso de que se ataque a un
enemigo que no est preparado; pero en el caso de que lo est, el ataque no se saldar con
victoria y, puesto que la salida de dicho terreno es dificultosa, no se obtendr beneficio alguno.
Se denomina neutralizador al terreno en el que a ninguno de los contendientes les beneficia
tomar la iniciativa. Sobre este terreno no se debe pasar al ataque
por mucho que el enemigo ofrezca una ventaja sino que, ms bien, hemos de retirarnos para
atraerlo hacia nosotros de suerte que cuando la mitad de sus efectivos se hayan lanzado al
ataque, respondamos al contraataque y obtengamos ventaja.
Si ocupamos primero un terreno estrecho, debemos bloquear todos los pasos y esperar as
al enemigo; pero si es l quien lo ha ocupado antes y ha bloqueado los pasos, no debemos
seguirlo; podemos hacerlo solamente en el caso de que no los haya bloqueado todos.
Si ocupamos primero un terreno accidentado, hemos de tomar las posiciones altas e
iluminadas y esperar as al enemigo; si es el enemigo quien lo ha ocupado antes, es preciso
retirarse y renunciar a seguirlo.
En terreno lejano, a igualdad de fuerzas, resulta arriesgado provocar al enemigo, puesto que
si ste acepta el envite no obtendremos beneficio alguno.
Estos seis ejemplos conforman los principios bsicos referentes al terreno y constituyen la
misin fundamental del general, por lo que se les debe prestar la mxima atencin.

Las tropas pueden conocer la huida, el relajamiento, el estancamiento, el hundimiento, el


desorden y la derrota. Habitualmente, estos seis desastres no se deben al Cielo sino a los errores
del general.
Se producir la huida de las tropas si, a fuerzas iguales, se combate uno contra diez. Habr
relajamiento si las tropas son fuertes mas los oficiales dbiles. Si, al contrario, las tropas son
dbiles y los oficiales fuertes, habr estancamiento. Se producir su hundimiento en el caso de
que los grandes oficiales, belicosos e insubordinados, al encontrarse con un enemigo que
aborrecen, decidan entablar combate por su cuenta sin que el general sepa cmo remediarlo. Si el
general es dbil y nada severo, si sus rdenes no son claras, si ni soldados ni oficiales disponen
de reglas constantes y si sus formaciones se dispersan en todas las direcciones, habr desorden.
Si el general, incapaz de calibrar al adversario, enfrenta un ejrcito de escasos efectivos a uno
numeroso, ataca con un ejrcito dbil uno poderoso y no cuenta con operativos seleccionados,
ser derrotado.
Estos seis puntos conforman la va que conduce a la derrota y constituyen la responsabilidad
fundamental del general, por lo que se les debe prestar la mxima atencin.
La configuracin del terreno incide en las operaciones militares. Calibrar el enemigo y crear
las condiciones de la victoria, calcular los obstculos naturales, las dificultades y las distancias del
terreno, constituye el mtodo de los estrategas superiores. Quien se sirve de la fuerza militar
conociendo la totalidad de esos factores vencer ineludiblemente; quien se sirva de la fuerza
militar sin conocerlos ser derrotado irremediablemente.
Por lo tanto, si la ciencia militar indica que vencers, debes entablar combate por mucho que
el soberano sostenga lo contrario; si la ciencia militar seala que no vencers, no debes entablar
combate por mucho que el soberano afirme lo contrario. As, el general que avanza en la guerra
sin buscar la fama, que se bate en retirada sin temer los castigos, que slo piensa en proteger a
sus hombres y en conformarse a los intereses del soberano, es el tesoro de la nacin.
Considera a sus soldados como recin nacidos y stos parten con l hacia los ms
profundos abismos; considera a sus soldados como hijos predilectos y stos sacrifican su vida por
l. Pero si los trata con indulgencia hasta el punto de no poder asignarles objetivos, si los ama
hasta el punto de no poder darles rdenes, si permite que reine el desorden hasta el punto de no
poder dirigirlos, se convierten entonces en nios consentidos con los que no se puede contar para
nadas.
Ser consciente de que nuestras tropas estn disponibles para el ataque sin saber que el
enemigo no puede ser atacado reduce las posibilidades de victoria a la mitad; ser consciente de
que el enemigo puede ser atacado sin saber que nuestras tropas no estn disponibles para el
ataque reduce las posibilidades de victoria a la mitad. Ser consciente de que el enemigo puede
ser atacado y saber que nuestras tropas estn disponibles para el ataque ignorando a su vez que
la configuracin del terreno no permite la ofensiva, reduce las posibilidades de victoria a la mitad.
As, los que conocen la guerra se ponen en movimiento sin cometer errores y son inagotables
cuando pasan a la accin.
Por esta razn se dice: quien conoce al enemigo y se conoce a s mismo vencer sin ser
derrotado; quien conoce las condiciones climticas y las topogrficas obtendr una victoria total.
XI
LOS NUEVE TERRENOS
El Maestro Sun dijo:

Atendiendo al arte del uso de las tropas hay terrenos de dispersin, terrenos marginales,
terrenos de confrontacin, terrenos de encuentro, terrenos de convergencia, terrenos de
diligencia, terrenos peligrosos, terrenos cercados y terrenos mortales.
Cuando se combate en territorio propio, se trata de un terreno de dispersin. Cuando el
ejrcito penetra superficialmente en territorio enemigo, se trata de un terreno marginal. El territorio
que otorga la ventaja a quien lo obtiene es un terreno de confrontacin. El terreno que es
accesible tanto para uno mismo como para el enemigo es un terreno de encuentro. El terreno que
pertenece a varios pases y que si se obtiene en primer lugar asegura el apoyo de todo el mundo
es un terreno de convergencia. Cuando las tropas penetran profundamente en territorio enemigo
dejando a sus espaldas muchas ciudades y poblaciones, se encuentran en un terreno de
diligencia. Atravesar montaas y bosques, pasajes estrechos y accidentados, pantanos y cinagas
y, en general, vas difcilmente transitables, en eso consiste un terreno peligroso. El terreno al que
se accede a travs de un estrecho desfiladero y cuya salida es tortuosa, y que permite a unos
pocos hombres atacar el grueso de nuestras tropas, es un terreno cercado. El terreno en el que
sobrevivirs si luchas hasta el agotamiento y en el que perecers si no lo haces, es un terreno
mortal.
Por lo tanto, en terreno de dispersin evita combatir; no te detengas en terreno marginal; en
terreno de confrontacin no ataques al enemigo; en terreno de encuentro no te quedes aislado; en
terreno de convergencia srvete de la diplomacia; saquea en terreno de diligencia; en terreno
cercado elabora planes; y lucha en terreno mortal.
Los expertos estrategas de la antigedad eran capaces de hacer que el frente y la
retaguardia del rival no pudieran coordinarse, que el grueso de las tropas y los comandos no
pudieran apoyarse, que soldados y oficiales no pudieran ayudarse, que superiores e inferiores no
pudieran comunicarse, que si las tropas estuvieran divididas no pudieran agruparse y que en el
caso de que estuvieran agrupadas no pudieran conjuntarse. Slo se ponan en accin si la
situacin responda a sus intereses y se detenan en el caso de que no fuera as'.
Si alguien me preguntara: e Qu haras si el enemigo, numeroso y disciplinado, se fuera
aproximando?, yo respondera: Si te apoderas de lo que ms desea antes que l, har lo que t
quieras.
La esencia de la guerra es la celeridad. Hay que aprovecharse de que el enemigo no est
preparado, surgir desde itinerarios imprevistos y atacar donde no haya tomado precauciones.
Por lo general, el mtodo de las operaciones de invasin es:
Cuanto ms se penetra en territorio enemigo, mayor es la cohesin de las tropas y menor la
posibilidad de ser asaltado por el enemigo; saquea las tierras frtiles del enemigo de modo que el
avituallamiento del ejrcito quede satisfecho; presta atencin a las provisiones para no quedar
exhausto, estimula la moral de las tropas y acumula sus fuerzas; despliega tus soldados y calcula
tus planes de modo que el enemigo no pueda sondearte.
Lanza tus tropas hacia un lugar sin salida y tendrn que morir antes que abjurar. Si no tienen
otra alternativa que la muerte, oficiales y soldados se entregarn al combate con todas sus
fuerzas. Si stos caen en una trampa, ya nada temern; si no hay escapatoria, actuarn con
firmeza; si se encuentran en territorio hostil, permanecern ms unidos; sin otra solucin, se
lanzarn al combates. De esta manera, las tropas son precavidas sin que sea preciso insistir,
logran resultados sin tener que rogarles, se obtiene su adhesin sin tener que forzarlas, obedecen
sin necesidad de ordenarlo. Prohje los augurios, elimina las dudas y no renunciarn hasta que les
alcance la muerte.
Nuestros soldados no disponen de abundantes riquezas, y no es que desdeen los bienes
materiales; sus vidas no sern muy largas, y no es que desprecien la longevidad. El da en que se
recibe la orden de desplegar el ejrcito, las lgrimas de los oficiales y de los soldados que
permanecen sentados humedecen sus solapas y recorren las mejillas de los que se encuentran
tendidos. Pero una vez lanzados hacia una situacin sin salida, se batirn con el coraje de un Zhu
o de un Gui.

Por tanto, el experto en el uso de las tropas es semejante a la serpiente Shuai ran del Monte
Heng. Si se le ataca la cabeza, la cola acude en su ayuda; si se le ataca la cola, la cabeza acude
en su ayuda; y si se le ataca el centro, acuden tanto la cabeza como la cola. Si me preguntaran:
Es posible hacer que las tropas sean como la serpiente Shuai ran?, mi respuesta sera: S,
es posible. Los hombres de Wu y los de Yue se odian mutuamente pero si, al atravesar un ro en
la misma embarcacin, irrumpe una tormenta, se prestaran auxilio unos a otros como lo hacen la
mano derecha y la mano izquierda. Por esta razn, depender de que se trabe a los caballos y se
entierren las ruedas de las cuadrigas no es suficiente. La virtud de la gestin poltica procura la
unificacin del coraje; el principio de la explotacin del terreno hace que tanto los fuertes como los
dbiles proporcionen resultados. De este modo, el experto en el uso de las tropas hace que stas
vayan unidas de la mano como si fueran una sola persona gracias a que las ubica en una posicin
sin escapatoria.
En los asuntos militares el general del ejrcito debe ser imperturbable para ser impenetrable,
estricto para imponer orden; debe ser capaz de embolatar la percepcin de sus oficiales y de sus
soldados para que permanezcan en la ignorancia. Modifica sus objetivos, altera sus planes, de
modo que nadie logra reconocerlo; traslada sus campamentos, toma rutas sinuosas, de forma que
nadie puede preverlo. Cuando llega el momento de conducir las tropas al combate, acta como
quien ordena trepar hasta un alto y luego retira la escalera; penetra profundamente en territorio
enemigo y acciona el gatillo. Incendia las embarcaciones y agujerea las marmitas. Es como el
pastor que maneja su rebao de ovejas de un lado para otro, sin que stas sepan a dnde se
dirigen. La tarea del general consiste en reunir a las tropas del ejrcito y en lanzarlas al peligro.
Las variantes de los nueve terrenos, las ventajas del despliegue o del repliegue y los principios
que rigen los sentimientos humanos deben estudiarse con la mxima atencin.
Por lo general, el mtodo de las operaciones de invasin es:
Cuanto ms se penetra en territorio enemigo, mayor es la cohesin de las tropas; cuanto
ms superficial es la penetracin, mayor es su dispersin. Una vez que el ejrcito abandona su
pas y atraviesa sus fronteras, se encuentra en un terreno de aislamiento. Cuando la regin
dispone de vas de acceso en las cuatro direcciones, se trata de un terreno de convergencia.
Cuando se ha penetrado profundamente en pas enemigo, se trata de un terreno de diligencia.
Cuando slo se ha penetrado superficialmente, se trata de un terreno marginal. Cuando se tienen
slidas posiciones enemigas detrs y un desfiladero estrecho enfrente, se trata de un terreno
cercado. Cuando se est en un lugar sin escapatoria, se trata de un terreno mortal.
Por esta razn en terreno de dispersin, unifica la voluntad de las tropas; en terreno
marginal, mantn su cohesin; en terreno de confrontacin, refuerza la retaguardia; en terreno de
encuentro, presta atencin a la defensa; en terreno de convergencia, asegura las alianzas; en
terreno de diligencia, vela por la continuidad del aprovisionamiento; en terreno peligroso, sigue la
ruta; en terreno cercado, bloquea las salidas; en terreno mortal, muestra que ests dispuesto a
morir. La propia psicologa de los soldados hace que resistan cuando estn rodeados, que luchen
cuando no tienen otra alternativa y que obedezcan cuando estn en peligro.
As, quien no conozca los planes de los Estados vecinos no podr prever sus alianzas; quien
ignore la configuracin de las montaas y de los bosques, de los desfiladeros y de los obstculos
naturales, de las lagunas y de las marismas, no podr conducir su ejrcito; quien no se sirva de un
gua local no podr obtener ningn beneficio del terreno. Quien desconozca uno solo de estos
puntos es indigno de pertenecer al ejrcito de un soberano dominador. Cuando el ejrcito de un
soberano dominador se dispone a atacar a una gran nacin, no permite que las masas de ste
lleguen a reunirse; cuando se dispone a ejercer su autoridad sobre su adversario, impide que los
otros se alen con l. Por esta razn no hace nada por obtener el apoyo diplomtico de otros
pases, ni mantiene a los poderosos, sino que, confiando en s mismo, ejerce su autoridad sobre
el adversario de modo que conquista sus ciudades y derroca su gobierno.
Otorga recompensas que no estn recogidas en la ley, da rdenes que no estn
contempladas por la administracin poltica y dirige las masas de su ejrcito como si fueran un

solo hombre. Se ocupa de que cumplan los objetivos sin darles explicaciones; se encarga de que
obtengan beneficios sin mencionarles las dificultades.
Los enva a un terreno peligroso y es as como llegan a sobrevivir; los introduce en terreno
mortal y es as como llegan a subsistir. Coloca a los hombres en dificultades y de este modo
convierten la derrota en victoria.
La misin de los que se ocupan de la guerra es fingir adaptarse a la voluntad del enemigo.
Agrupar las fuerzas enemigas en una direccin y aniquilar a sus generales a mil millas de
distancia es lo que se denomina realizar los objetivos gracias a la astucia y la capacidad.
Por esta razn, el da en que se decide declarar la guerra cierra las fronteras, anula todo
salvoconducto, rompe relaciones con los emisarios enemigos y ultima tu estrategia en la sala de
mapas del templo ancestral. A la mnima oportunidad que ofrezca el rival atcalo con presteza.
Apodrate de lo que desee antes que l ocultndole el momento elegido para atacar. Revisa tu
estrategia de acuerdo con los movimientos del adversario para decidir el desencadenamiento del
combate. Por lo tanto, presntate primero tmido como una virgen y, en cuanto el enemigo te abra
su puerta, acta rpido como una liebre sin dejarle opcin a que se resista

XII
EL ATAQUE INCENDIARIO
El Maestro Sun dijo:
Por lo general, hay cinco modos de ataque incendiario: el primero consiste en quemar a los
hombres; el segundo, en quemar las reservas; el tercero, en quemar los equipos pesados; el
cuarto, en quemar los arsenales; y el quinto, en quemar las instalaciones.
El uso del fuego exige ciertos medios: es preciso disponer del material necesario. Hay
pocas favorables para su propagacin y momentos apropiados para su desencadenamiento. Las
pocas favorables son aquellas en las que el tiempo es seco; los momentos apropiados, aquellos
en los que la luna se encuentra en las constelaciones del Cesto, del Muro, de las Alas o del Carro.
Normalmente, es bajo el influjo de estas cuatro constelaciones cuando se levanta el viento.
Por lo general, el ataque incendiario exige adaptarse y reaccionar ante las diferentes
eventualidades de sus cinco modos. Cuando el fuego se propague en el interior del campamento
enemigo, mantente preparado para responder desde el exterior. Si a pesar de que el fuego se ha
propagado el enemigo permanece sereno, espera sin atacar hasta que las llamas alcancen su
mxima intensidad y entonces, si puedes continuar tu accin, hazlo; si no, detente.
Si puedes provocar el fuego en el exterior no aguardes a hacerlo en el interior, pero hazlo en
el momento oportuno. El fuego se propaga en la direccin del viento, por lo que no ataques en la
direccin contraria. El viento que perdura durante el da amainar por la noche.
Por lo general, el ejrcito debe conocer las variables de los cinco modos de ataque
incendiario con el fin de tomar las medidas necesarias para protegerse de ellos.
As, servirse del fuego para secundar la ofensiva requiere inteligencia; servirse del agua para
secundar la ofensiva requiere fuerza. El agua permite aislar al adversario pero no destruir sus
aprovisionamientos.
Alcanzar la victoria en el combate y conquistar al enemigo sin explotar ese esfuerzo resulta
nefasto: es lo que se denomina un derroche intil de fuerzas. Por este motivo se dice: el soberano
inteligente delibera la victoria y el buen general la explota. Sin beneficio, no se ponen en accin; si
no pueden obtener la victoria, no utilizan el ejrcito; si no se encuentran en peligro, no combaten.
El soberano no debe movilizar las tropas movido por la clera, ni el general acudir al combate
movido por el resentimientos. Slo se ponen en accin si la situacin responde a sus intereses y
se detienen en el caso de que no sea as. Si bien a la clera le puede seguir la alegra y al
resentimiento la felicidad, el Estado que ha sido aniquilado no recobra la existencia ni los muertos
la vida. Por esta razn el soberano inteligente acta con prudencia y el buen general lo hace con
precaucin. sta es la va que permite llevar la tranquilidad al Estado y preservar el ejrcito.

XIII
EL USO DE ESPAS
El Maestro Sun dijo:
En general, cuando se recluta un ejrcito de cien mil hombres para enviarlo en conquista a
mil millas de distancia, los gastos soportados por la poblacin y el presupuesto desembolsado por
el erario pblico alcanzan las mil unidades de oro por da. Reinar entonces una agitacin
frentica tanto en el interior como en el exterior del pas, la poblacin se extenuar sobre las vas
de transporte y setecientas mil familias se vern imposibilitadas para ocuparse de sus tareas en el
campo.
Quien combate durante aos para tratar de obtener la victoria en la batalla decisiva sin
conocer el estado real del enemigo por un celo excesivo respecto a su oro, riquezas y
emolumentos, est totalmente desprovisto de humanidad. No ser nunca general de las tropas, ni
consejero del soberano, ni ser jams seor de la victoria.
Si el prncipe inteligente y el general competente logran la victoria cada vez que pasan a la
accin y consiguen resultados fuera de lo comn es gracias a su capacidad de previsin. La
capacidad de previsin no se obtiene ni de los dioses ni de los espritus, ni por analoga con
eventos pasados, ni por conjeturas. Proviene nicamente de las informaciones de quienes
conocen el estado real del enemigo.
Cinco son las clases de espas que pueden emplearse: los agentes indgenas, los agentes
interiores, los agentes dobles, los agentes sacrificables y los agentes a preservar. Cuando esas
cinco clases de espas actan simultneamente, sin que nadie sepa de sus mtodos, se les
denomina la malla inescrutable y constituyen el tesoro ms preciado del soberano.
Los agentes indgenas son aquellos que proceden del pas enemigo y pasan a nuestro
servicio; los agentes interiores son aquellos reclutados entre los oficiales del rival y que pasan a
nuestro servicio; los agentes dobles son aquellos reclutados de los servicios de espionaje
enemigos y que pasan a nuestro servicio; los agentes sacrificables son aquellos a quienes se
proporciona datos falsos para que los transmitan a los servicios secretos enemigos; los agentes a
preservar son aquellos que vuelven del terreno enemigo con informacin.
As, en las operaciones del ejrcito nadie debe estar ms prximo al mando que los espas,
nadie debe ser mejor recompensado que los espas y nadie debe tener ms acceso a asuntos
secretos que los espas. Quien no sea sabio e inteligente no podr emplear espas; quien no sea
humano y justo no podr servirse de los espas; quien no sea discreto y sutil no podr aprehender
la realidad sobre los espas. Discrecin! Discrecin! No hay lugar donde no puedas emplear tus
espas.
Si antes de efectuar una misin secreta ya se oyen rumores, debes aniquilar al espa as
como a la totalidad de los que han sido informados.
Habitualmente, atacar al ejrcito que se desea atacar, asediar la ciudad que se desea
asediar y eliminar a los hombres que se desea eliminar exige conocer de antemano al general
responsable, a su camarilla, a sus ordenanzas, a los guardianes de las puertas y a sus sirvientes,
por lo que es preciso encargar a los espas que logren tal informacin.
Resulta indispensable descubrir si el enemigo cuenta con agentes en nuestras filas.
Tintalos con beneficios, sobrnalos ofrecindoles establecerse, de modo que logres hacerte con
agentes dobles que podrs usar contra el rival. Gracias a las informaciones proporcionadas por
stos, te ser posible reclutar agentes indgenas y agentes interiores; gracias a las informaciones
proporcionadas por stos, sabrs qu datos falsos hay que transmitir a los agentes sacrificables
para que intoxiquen al enemigo; gracias a las informaciones proporcionadas por stos, los
agentes a preservar podrn actuar de acuerdo con lo previsto. El soberano debe estar al corriente

de las actividades de esas cinco clases de espas, y en la medida en que dicho conocimiento
depende principalmente de los agentes dobles, stos deben ser tratados con la mxima
liberalidad.
Antao, el auge de los Yin se debi a que contaron con la presencia de Yi Yin en la corte de los
Xia; el de los Zhou, a que contaron con la presencia de Liu Ya en la de los Yin. Por lo tanto, si el
soberano inteligente y el general competente reclutan sus espas entre los hombres de
inteligencia superior, culminarn con xito las misiones ms importantes. Esto es lo esencial de la
guerra, aquello en lo que se basan los movimientos del ejrcito.

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