El don de administrar
Apstol Pedro Rodrguez
Estudio de Pastores
Guatemala, 26 de noviembre del Ao de la Misericordia
Los dieciocho dones (charismas) encontrados en la Biblia, son regalos de Dios dados a los creyentes para ejercer una funcin
especfica dentro del Cuerpo mstico de Cristo. Todos somos miembros de un mismo cuerpo, pero cada quien debe ejercer una tarea
en particular segn el Espritu Santo lo designe. Es necesario entender que estos dones no son para uso personal ni para buscar un
bienestar propio, sino para hacer la obra del Seor, y los mismos se manifiestan por la operacin del Espritu Santo y la uncin que
Dios hace descender en un momento determinado. La Biblia nos ensea que debemos abundar en los dones (1Cor 14:12), los cuales
son repartidos por la gracia de Dios y no por meritos humanos, por tanto, debemos anhelarlos buscando de continuo al Seor (1Cor
12:31), y ponindonos a Su disposicin (Is 8:8). Dentro de estos dieciocho dones existe uno del cual podemos decir que juega un
papel muy importante en estos ltimos tiempos que vivimos, y es el don de administrar. Es vital que, como siervos del Altsimo,
nosotros le hablemos al pueblo acerca del don de administrar y que con diligencia ellos puedan buscarlo; pero igualmente debemos
pedirle al Seor que el mismo sea manifiesto en nuestra propia vida. Este don tiene la gracia y la capacidad de parte de Dios de
ayudar a administrar la Iglesia, de forma cuidadosa sin lastimar a las ovejas (1Pe 5:3), y con excelencia para ser presentados
aprobados ante el Seor (2Tim 2:15) como fieles mayordomos. Aunado, nos ayuda a tener un buen cuidado de nuestra familia y a
saber multiplicar y disfrutar los siete aos de abundancia que nos esperan. Una de nuestras funciones ministeriales es el administrar
adecuadamente lo que Dios nos ha dado; sin embargo, debemos tener presente que el don de administrar no es algo que se aprende
en las universidades, sino que al formar parte de los dones espirituales dados por el Espritu, solo l puede ayudarnos y capacitarnos
para llegar a ser mayordomos ntegros y fieles en Su obra. Y nuestro deber es ser responsables con lo que Dios nos ha dado;
sabiendo que en su momento nos presentaremos delante de l a rendir cuentas de todo lo que hemos hecho, sea bueno o malo.
En el libro de Gnesis vemos que el Seor hizo al hombre (Adn) despus de haber reordenado y administrado la Tierra para
dejarla lista para ser habitada. Figurativamente hablando, esto nos indica que antes de que nuestro postrer Adn (Jesucristo) se
manifieste en Su parusa, aqu en la Tierra deben suceder una serie de cosas similares a las narradas en los primeros captulos del
libro de Gnesis. En otras palabras, debe haber un reordenamiento de diversas cosas y para ello nos ha colocado el Seor, para que
administremos con Su sabidura y la gua del Espritu todo cuanto deba ser ordenado entre el pueblo, as a Su regreso encontrar una
Iglesia profundamente enamorada y ataviada para el encuentro. En las Escrituras vemos que el Apstol Pablo fue diligente al
ensearle al pueblo la importancia de los dones del Espritu y cmo administrarlos correctamente; responsabilidad que tambin recae
sobre nosotros, los siervos de la ltima hora. En su enseanza, Pablo hace una relacin entre los dones del Hijo y los dones del
Espritu Santo aclarando que aunque hay diversidad de dones, el Espritu es el mismo; aunque hay diversas maneras de servir, el
Seor es el mismo; y a pesar de que existen diferentes funciones, es un mismo Dios el que hace todas las cosas en todos, 1Cor 12:17 BAD. El hecho de que fuera un Apstol quien precisamente trasladara esta enseanza, nos hace ver que los dones no deben ser
tomados a la ligera pensando que cualquiera de nuestras ayudas ministeriales las pueden ensear al pueblo, sino que es nuestra
responsabilidad, como ministros primarios, el ensearlas y administrarlas. Un ejemplo bblico a este respecto lo vemos al momento en
que Pablo instruye a la Iglesia de Corintios en cuanto a la forma correcta de administrar el don de profeca (1Cor 14:23-33). Esto nos
revela que Dios habla de un tiempo y en un orden para profetizar, indicando con ello que los vasos pueden en algn momento sujetar
la profeca hasta que se les conceda el turno de hablar; por tanto, as como Pablo administr e instruy a los gentiles acerca de estas
cosas, nosotros tambin debemos hacerlo con las ovejas que pastoreamos. Igualmente la alabanza y la adoracin deben ser
administradas correctamente para que exista un orden en todo cuanto hacemos dentro del servicio.
En la iglesia Dios ha puesto, en primer lugar, apstoles; en segundo lugar, profetas; en tercer lugar, maestros; luego los que hacen
milagros; despus los que tienen dones para sanar enfermos, los que ayudan a otros, y los que administran, (1Cor 12:28 BAD).
Notemos entonces que se est relacionando a los ministerios primarios con los dones del Espritu; y llama nuestra atencin que al
hablar acerca de sanar a los enfermos, la palabra don est escrita en plural, lo cual indica que existe una variedad en la forma en la
que Dios obra milagros de sanidad en aquellos que estn enfermos. La versin AF traduce este mismo pasaje bblico diciendo:
vienen despus los que tienen el don de hacer milagros, de realizar curaciones, de asistir a los necesitados, de presidir la asamblea,
de hablar un lenguaje misterioso. A este respecto, debemos estar claros en que para poder presidir la asamblea es necesario tener el
don de administrar y el don de discernimiento; por otra parte, si hemos de delegar esta responsabilidad en nuestras ayudas
ministeriales, igualmente debemos supervisarlo todo siempre. La palabra administrar proviene del vocablo griego kubrnesisG2941 y significa: dirigir, gobernar, pilotaje, conducir, direccin, administrar. El DRAE lo define como aquella persona que administra
bienes ajenos; mientras que el Dicc. Lxico Griego-Espaol Tuggy la traduce como la capacidad de dirigir y administrar.
1
Este estudio puede imprimirse y reproducirse por cualquier medio siempre y cuando se cite la fuente de donde se obtuvo.
www.ebenezer.org.gt
El don de administrar
Apstol Pedro Rodrguez
Estudio de Pastores
Guatemala, 26 de noviembre del Ao de la Misericordia
Entre las maravillas de Jehov a favor de Su pueblo se encuentra el que hayan sido puestos por seor de su casa y administrador
sobre todos sus bienes, tal como se expone en Sal 105:21 LBLA. Por tanto, una de las cosas que debemos mantener fijas en nuestra
vida es que nosotros no nos colocamos a nosotros mismos para liderar al pueblo de Dios, sino que ha sido l quien nos escogi y nos
puso para gobernar; y nada nos pertenece sino que solo somos los mayordomos; razn por la cual debemos ser muy cuidadosos con
la forma en que administremos todas las cosas que nos han sido dadas a custodiar. Recordemos que lo que a un administrador se le
pide es que sea fiel, tal como se expone en 1Cor 4:2 AF. Adems, al leer Lc 8:3 AF se nos muestra que Juana, la mujer de Chuza,
administrador de Herodes; Susana y muchas otras, asistan con sus propios recursos a Jess y Sus discpulos. El significado otorgado
al nombre Chuza es vidente, profeta; lo que nos permite entender que esta pareja administraba profticamente. Tambin de este
versculo se desprende otra enseanza y es que nosotros debemos involucrar a nuestro cnyuge en el servicio al Seor.
La Palabra expone en Hch 8:27 AF que Felipe, obedeciendo la orden del Seor, parti hacia el sur, por el camino que desciende de
Jerusaln a Gaza, y all se encontr con un eunuco etope, quien era un alto funcionario de Candace, reina de Etiopia. Este eunuco
era el administrador general de los tesoros de la reina. Felipe ejerca como evangelista y su nombre significa encariado con los
caballos o amigo. Esto es indicativo de que necesitamos ser enseados -con amor y con la Palabra-, para que aprendamos a ser
buenos administradores y de esta manera podamos prosperar, pues Dios bendice a quienes en l confan (Pr 16:20 BLS).
Necesitamos pedirle al Seor el que nos conceda sabidura y el don de discernimiento para administrar, tal como le fue otorgado a
Salomn, 1Re 3:11-28 NVI. Recordemos que donde no hay una direccin (administracin) sabia, el pueblo cae (Pr 11:14 Rv60); no
obstante, si hay una administracin ejercida con sabidura, el pueblo se levanta. Supliquemos al Seor el que los dones del Espritu
sean manifiestos en nuestra vida, sobre todo el don de administracin, para que podamos gobernar la Iglesia de forma cuidadosa; y
as pues, podamos agradar a Dios en todo cuanto hagamos.
Redactado por: Hna. Natalie Marie Figueroa
2
Este estudio puede imprimirse y reproducirse por cualquier medio siempre y cuando se cite la fuente de donde se obtuvo.
www.ebenezer.org.gt