Historia Politica de Los Papas Desde La Revolucion Francesa A Nuestros Dias
Historia Politica de Los Papas Desde La Revolucion Francesa A Nuestros Dias
Historia Politica de Los Papas Desde La Revolucion Francesa A Nuestros Dias
;'
Historia'Foltica de los
Desde
Francesa
Revolucin
la
Nuestros
Papas
Das
En
la. Parte:
Oe
Fio VI
moder-
i Itn
(inclusive)
Xlll
sus decisiones.
poltica
las
venas del Estado, como savia y
sangre reparadora, la virtud y la influencia de la religin catlica. Lf.x Xll
(Ininortale Dei).
BX\365
Y.I
Editorial Independencia
RoNDEAU
AlONTEVIDFO
194
7
1^
]
I
,1
HISTORIA
POLITICA DE LOS PAPAS
desde la Revolucin Francesa a nuestros das
It
PARTE
DE PIO VI A LEON
XIII inclusive
La Impureza.
edicin,
los
La
(Agotada).
Suplemento al Cdigo Civil de la Repblica O. del Uruguay ANOTADO Y CONCORDADO. 1937. Montevideo. (Agotado)
Tomo
I.
Moiss y su
con 25 graba-
dos y 2 mapas).
Tomo
II.
Tomo
Tomo
IV.
III.
Tomo
V.
Tomo
VI.
literaria.
2^ Parte. PROVERBIOS, ECLESIASTS Y SABIDURA DE Salomn. (342 pgs.).
CELEDONIO NIN Y
Revolucin
la
Francesa
Papas
Nuestros
Dias
la. Parte:
En
moder-
nas,
De
Po VI
len
sus decisiones.
(inclusive)
con 6 ilustraciones
la
vida
de la religin catlica.
(Inmortale Dei).
cia
Editorial Independencia
RONDEAU
Montevideo
1943
Len XIII
COLECCION
Obras Histricas
Hecho
el
Reservados todos
los derechos
IMPRESO EN LA ARGENTINA
Talleres Grfcos
"La Mundial
Sarmiento 3149
Buenos Aires
un amigo que
diriga
una
revista
mon-
menc en 1941
INTRODUCCIN
brevemente
lo siguiente:
no constituy
iglesia alguna, slo pretendi rejudaismo. Vase en comprobacin de ello, el captulo 5 del Evangelio de Mateo, en el que contrapone las
enseanzas consideradas como mosaicas, con las suyas propias, en la forma antittica: '^Osteis que fue dicho a los
1' Jess
formar
el
(tal otra) C)
antiguos ... (tal cosa) ; pues yo os digo
luego declara categricamente que no ha venido a abo
txanxsrm, p. 126).
10
INTRODUCCIN
hubo
de ahi surgi
la Iglesia.
te.
El obispo de
Roma
dems
primus nter
pares.
Roma
mente
ella,
gida en
5'
en religin del Estado al cristianismo, se modific ste esencialmente, sufriendo la influencia de los gobernantes romanos.
6' Destruido el imperio romano, el obispo de Roma se
convirti en jefe de Estado, empuando alternativamente
ya la cruz, ya la espada, en virtud de las donaciones de
Pepino el Breve y de Carlomagno.
7' Durante la Edad Media culmina la influencia poltica
de los papas, quienes creyndose superiores a los reyes y considerndose con facultad para designarlos y para desHgar a
sbditos de la obediencia que deban a aqullos, suscitaron largas y cruentas guerras, hasta llegar a la humillacin
del papa Bonifacio VIII por las huestes de Felipe el Hermoso, las que concluyeron con las absurdas pretensiones de
los
la teocracia
romana.
4i
11
INTRODUCCIN
mando
por
la
lucha de
juego, sino
las
adems por
respectivos pases.
absolutos: el trono
desde
XV
dicha poltica sobre las libertades pblicas y sobre los destinos de la democracia.
CAPTULO PRIMERO
PO VI
Eleccin de Po VI.
El cardenal Juan ngel Braschi,
tom
nombre
el
de Po VI, llamado por los italianos, a
que
causa de su hermosura fsica, // Papa helio, continu con la
prctica tradicional en el Vaticano del nepotismo, haciendo
cardenal a uno de sus sobrinos, y dndole a otro el ttulo de
duque. Este ltimo cas con una alta dama romana, haciendo el Papa construir para esa pareja el magnfico palacio
Braschi.
Como
Espritu Santo
publicada
el
21 de julio de 1773.
14
que Catalina
la
los catlicos
un
al
misma
Roma, y
la
anexionada a Rusia.
pesar de tratarse de una
soberana cismtica. Po VI acept todas esas indebidas intromisiones del poder civil en asuntos que eran de su exclusivo
resorte como jefe de la Iglesia catlica, y opt por mantenerse en buenas relaciones con aquella mujer dominadora,
que estaba al frente de un tan poderoso imperio.
gua
dicesis
En
mente
Austria,
el
emperador
en
la iglesia
de su pas, que se le denomin por ello: "el emperador sacristn". Entre otras medidas, someti a impuestos las tierras
de
la
Poltica de Po
cin.
Con motivo de
la
presentaron al
subditos del condado de Avin se sublevaron y decidieron
unirse al Estado francs, separndose del Vaticano, bajo cuyo
esto se aadi
gobierno haban estado durante siete siglos.
el hecho de la reforma civil del clero realizada por la Asam-
blemas
se le
15
Rusia y Austria; y por ltimo la prisin y muerte del monarca Luis XVI, una de las ms firmes columnas del catolicismo en Europa. Po VI, que se haba mostrado flexible y
dctil con Catalina II y con Jos II, se mostr intransigente
con la Revolucin, principalmente por causa del condado de
Avin, que a toda costa quera impedir que saliera del dofin de que se vea cmo puso en juego
minio pontificio.
todos
los
con
ese
motivo
a Catalina II:
"A la serensima y muy poderosa soberana Catalina, gran duquesa y emperatriz de todas las Rusias, soberana y augusta heredera de muchos vastos Estados en el Oriente y en el Occidente,
Po VI, soberano pontfice, salud:
"Al ocuparme en trazar un relato de la usurpacin de mi antiguo
dominio en Francia, hecha contra todas las leyes de la justicia
y sobre todo contra el derecho de gentes, con el fin de enviarlo
a muchas potencias, para inspirarles a lo menos sentimiento de
horror a la sola narracin de semejante atentado, mis ideas se han
dirigido particularmente hacia Vos, muy augusta y poderosa Emperatriz, porque conoca vuestra equidad y grandeza de alma, de
las que yo mismo a menudo he tenido la prueba.
Por esto, he
tratado de haceros llegar esta memoria, lo ms pronto posible, por
nuestro querido hijo Santini, a fin de hallar algn alivio a mi dolor
en la justa indignacin que semejante iniquidad no poda dejar
de excitar en Vos. No slo no ha sido engaosa mi esperanza, sino
que ha sido excedida sobre manera por los generosos sentimientos
de vuestra gran alma, que me habis comunicado tan cumplidamente y que me hacen saber hasta qu punto detestis ese latrocinio, y cuan sensible a mi dolor. y a las prdidas que experimento,
es vuestro noble y magnnimo corazn.
Lo que me llena sobre todo de la ms viva admiracin, es el
ardor y el celo con que declaris que emplearis todo vuestro
poder para reparar la injusticia que se me ha hecho; y aun mismo
habis querido dar a conocer vuestras disposiciones a las otras cortes, desde las cuales la voz pbhca me ha hecho llegar mltiples
seguridades de vuestras intenciones generosas y verdaderamente
reales. No puede creerse, muy invencible soberana, cuanto ha sido
reanimado mi espritu por estos ostensibles testimonios de vuestra
afeccin, y hasta qu punto me creo obligado hacia Vos. No he
podido, pues, encerrar en el fondo de mi corazn los justos senti-
16
me
lisonjeo
que
deber principalmente a vuestra autoridad y mediacin, el recuperar los dominios de que he sido despojado. Este acto de justicia
y de grandeza de alma, llevar a su colmo la gloria de la cual os
han coronado vuestras victorias sobre los infieles, las asombrosas
conquistas que han extendido vuestro imperio sobre vastas y frtiles comarcas, y el solemne tratado que os confirma en su posesin.
AI felicitaros por tan ilustres hazaas, no ceso de dirigir al Seor
las ms fervientes plegarias, para que conserve vuestra persona,
asegure la duracin de vuestra prosperidad, y satisfaga todos vuestros anhelos, por los dones ms extraordinarios y ms preciosos de
su gracia.
el
dcimo octavo
Ntese
el
ms
17
tarde, a su
todas
las
guerras religiosas.
traria al
dogma
18
en
los tronos.
As en su alocucin
consistorio secreto de
unos contra
es la base
ms firme de
intereses
votada
la Constitucin civil del clero. Po VI dirigi al cardenal de La Rochefoucauld y a varios arzobispos y obispos
De
un
y a la autoridad de sus
aqu procede este principio expresado por San
sin sujetarla a las leyes
19
Agustn: "La sociedad humana no es otra cosa que una convencin general de obedecer a los reyes", y no es tanto del
contrato social, como de Dios mismo, autor de todo bien y
de toda justicia, que saca su fuerza el poder de los reyes".
La argumentacin papal tenda, como se ve, a combatir
una tesis que hoy nadie sostiene, a saber, la de la libertad
absoluta del hombre en sociedad actualmente todos aceptamos que las libertades son limitadas por el inters social;
pero no destruidas o aniquiladas por el mismo. Tenda adems a predicar la sumisin a los reyes, como delegados de
la divinidad para gobernar los Estados, tesis hoy completa;
En
dogma
los
religioso.
la
revuelta de
pueblos de Avin, P/o V/ manifiesta que los 17 artcuderechos del hombre en la Declaracin hecha
por la Asamblea Nacional de Francia, son contrarios a la
los
religin
y a
la sociedad.
En
el
II
(marzo
contra
los
20
extraviar,
cosas
mo
que con
comprender
como
terrestres
ultraterrenales,
resultaron
intiles
los
formaban
parte, obtuvieron
ceder a Francia
la
a este
visto,
de
Romaa,
sino
Santa Sede.
la
Sin embargo,
el
21
se le oblig a radicarse
morir en Valence, en
el
Delfinado,
CAPTULO SEGUNDO
PO VII
Eleccin de Po VII.
La Repblica Romana tuvo viefmera,
da
pues slo dur veinte meses y desapareci a
fines de setiembre de 1799, en cuanto las tropas francesas
evacuaron a Roma y fueron reemplazadas por las del rey
Fernando IV de aples. El cnclave para designar al nuevo papa, se abri en Venecia, el 30 de noviembre de ese
ao, y sus deliberaciones duraron tres meses y medio, a
causa de las intrigas de las cortes de Viena y de aples.
Al fin, el 14 de marzo de 1800, fu electo el cardenal
Barnab Chiaramonti, que tom el nombre de Po VIL
ste, que haba sido monje benedictino, deba el capelo cardenalicio a la influencia de la duquesa Braschi, de la que
era confesor. A principios de julio de ese ao. Po VII entr
en Roma, ciudad que ocho meses ms tarde, en virtud de
la paz de Florencia, fu evacuada por las tropas napolitanas.
br sus Estados
Romaa
como
que
se le
ni las Legaciones, el
present
al
nuevo pontfice, fu
23
24
De
los
81
como
al
tarde,
dose as
la Iglesia a los
exis-
tentes en el pas.
25
tar
el clerical.
espritu imperioso
26
Estados Unidos; que cerrara los puertos de sus Estados a los buques ingleses, y que expulsara de su corte a los
subditos de Inglaterra, Rusia y Suecia, dicindole en una
de
los
Roma; pero yo
soy
el
No
accediendo
el
Papa
a tales pedidos.
empera-
varias
se
convoc
que celebraran un
concilio en Pars, a quienes, con promesas y amenazas, les
hizo aceptar lo que l deseaba, a saber, la manera de pressola autoridad,
decreto que
el
la
breve
investidura de
Ex quo, aprob
por
el
27
de acuerdo con el
Se ha dicho que si Po VII hubiera
congreso de Viena.
muerto entonces, habra
sido considerado
como
santo, a
28
personal laico de
la
el siglo
prohibi
uso de
el
la
ar-
reemplaz
el
la vacuna y
en Roma. Regresado Consalvi a
anterior,
el
alumbrado nocturno
ciudad, logr que
esta
la religin, la
sociedad y
el trono.**
Po VII
condena
jaban por
la libertad poltica.
En
que traba-
aquellas pocas de
la
demo-
en pro de
el
la
libertad poltica.
Una
de
las
ms
clebres de
ellas,
fue
la
donde
ejrcito de 20 mil hombres, tom la ciudad de Npoles.
haca poco se haba proclamado la Re-pbVca Partenopena (de Parsiendo saqueadas e
tenope. antiguo nombre de dicha ciudad)
incendiadas las casas de los ricos, y fusilados, degollados y hasta
quemados vivos numerosos republicanos, violndose la capitulacin
concertada con los jefes de stos que se haban atrincherado en los
castillos, calculndose que a causa de las represalias por esa intentona republicana, perecieron 300 personas en el cadalso y unas 9.000
un
en
los suplicios.
29
CAPTULO TERCERO
LEN
XI
Len XII y
En
el
el
cnclave que
descartado Consalvi y estuvo a punto de ser electo el cardenal Severoli, no sindolo debido a la oposicin de Austria,
resultando triunfante el cardenal Anbal Della Genga, el 28
ciones
preponderante en
el
la
propaganda
la
ganda
religiosa,
pues
el clero
31
32
Len XII y
Len
XII no
en pro de
las libertades
marzo de 1826. En
a los prncipes catlico", les deca: "Dememoria estas palabras de Len el Grande
dirigindose
seamos traeros a la
al emperador Len: "Sin cesar debis recordar que el poder
" real os ha sido concedido no slo para gobernar el mundo,
" sino principalmente para proteger a h Iglesia, para com" primir las tentativas de los malos, para sostener las buenas
" instituciones y devolver la paz a quien la ha perdido".
sin embarco, no tan slo pnra defender la religin catlica,
sino tambin para salvar vuestra propia autoridad y asegu-
33
comprimir esas sectas, en las circunstancias cren que vivimos. Porque la causa de la religin est tan
ntimamente ligada, sobre todo en nuestros das, con la salvacin de la sociedad, que absolutamente no es posible separar la una de la otra, pues los que forman parte de esas
sectas no son menos hostiles a la religin que a vuestro poder".
Pero cosa curiosa, el Papa, que en la citada carta apostlica
condenaba y proscriba todas las sociedades secretas, fomentaba en Francia la sociedad secreta catlica "La Congregacin", que proceda del tiempo de la Revolucin, cuando
estaba prohibido el culto practicado por los sacerdotes no
juramentados. Despus del arresto de Po VII, en 1808, esta
asociacin se propona tanto la defensa del catolicismo, como
restablecer la antigua monarqua borbnica, y por eso formaron parte de ella el conde de Artois (futuro Carlos X)
trabajar en
ticas
los
ms
exaltados realistas,
No
es
contaba con
la
mayora
como
sociedades secretas,
la
La
En
poltica
Rusia,
la
VI en poca
anteriormente
la
de Po
general de hsares,
el
que presida
de Catalina
el
II,
el
34
Enemigo de
las
innovaciones
XIV, de
sus dicesis.
La
poltica de
XII continu prestando su concurso al gobierno reaccionario del dspota Fernando VII. Entre los miembros de la
camarilla de ste, se contaban los cannigos Ostolaza y Es-
35
crceles.
Tanto Fernando VII como el clero espaol de la metrcontaban con el concurso de Len XII para recuperar
las antiguas colonias de Espaa en Amrica, transformadas
poli,
36
eclesistico
autoridades civiles
La administracin papal en
En
teocrtico
los
Estados Pontificios.
conjuncin de
romano con
cuyos respectivos
la
y todas unnime-
draconiano. Qu, pues, poda pedirse de Len XII, en materia de poltica exterior, cuando era desastrosa la administracin en sus propios Estados pontificios? Oieamos lo que
respecto nos dice el circunspecto historiador Alberto
al
Pingaud. Despus de de'^cribir la situacin de la Italia central y mostrar que Francisco IV de Mdena, a pesar de su
absolutismo, por lo menos tomaba en serio sus deberes de
soberano, y se preocupaba de la prosneridad material de su
Estado, asegurando la tranquilidad pblica y disminuyendo
37
impuestos, se expresa
as
aquel historiador:
"En
las
Ro-
maas, por el contrario, las poblaciones sufran sin compensacin la prdida de sus libertades: el gobierno papal se
mostraba en ellas tan incapaz como inflexible, y los pontificados de Len XII (1823-1829) y de Po VIII (18291830) no se haban sealado sino por nuevas severidades
contra los carbonarios y por nuevos desrdenes administrativos; sin interrupcin se proseguan los procesos contra los
miembros verdaderos o supuestos de las sociedades secretas;
en el solo ao de 1825 se pronunciaron 508 condenas; en un
solo da (mayo 23 de 1828) fueron ahorcados siete liberales
en Ravena, y sus cadveres permanecieron expuestos en el
cadal-'o durante 24 horas. En cambio, haba aumentado el
bandolerismo hasta el punto que se vi obligado el Gobierna
a tratar con los jefes de los bandidos; haba llegado a ser tan
general la miseria, que en Roma se contaba un mendigo por
cada diez habitantes; y eran tan abrumadores los impuestos,
que los propietarios apenas perciban el uno por ciento de
sus rentas. Chateaubriand, entonces embajador en Roma
expona, en carta a Portals, los serios peligros de aquella
situacin, en estos trminos: "Si viniese del exterior cualquier impulso, o si cualquier prncipe de este lado de los
Alpes otorgara a sus sbditos una constitucin, pronto estallara aqu una revolucin para lo cual todo est maduro".
Por eso el citado historiador catlico Hayward termina su
estudio sobre Len XII con estas palabras: "Este papa, tan
"Antiguo Rgimen" por tantos concentos, puede ser comparado con el rey Carlos X. Como el ltimo de Io<; Borbones
de la rama principal aue haya reinado, contribuy por su
intr:'nsio^encia a la cada del ooder poltico que mantena".
Len XII falleci el 10 de febrero de 1829.
CAPTULO CUARTO
GREGORIO XVI
Lo mentalidad del papa Gregorio XVI y su encclica Mirar vos.
A Len XII le sucedi el cardenal Francisco Javier Castiglioni, con el nombre de Pi VIII, cuyo
pontificado slo dur veinte meses, y del cual nada importante hay que mencionar
Fu reemplazado por el cardenal Mauro Cappellari, cuyo verdadero nombre era Alberi
fundada en Camaldoli, Toscana, en el siglo xi, por San Romualdo. El cnclave que eligi a Cappellari, se prolong
durante 50 das, siendo descartado o excluido el cardenal
Giustiniani, (que era el que contaba con mayores probabilidades de xito) debido a que se opuso a su candidatura el
gobierno de Espaa. Cappellari, del partido ms retrgrado
de los Zelanti, fu electo el 2 de febrero de 1831 y tom el
nombre de Gregorio XVI.
Este papa, que le toc actuar en la agitada poca del renacimiento del liberalismo, en la que todos los pueblos se levantaban contra sus opresores, fue otro espritu tan reaccionario como sus antecesores. En efecto, en su encclica Mirari
vos, del 15 de agosto de 1832, sostena que "perecern eter,
39
40
naviente, sin
y no
la
Gregorio
XVI y
la libertad italiana.
Conocidos
es-
41
Apenas
doquiera
el
de Ancona,
la
a capitular,
acordndose a
la
deslealtad
la
venganza
cin, la
liberales vinieron a
el
A pedido de las potencias, el Papa se vi obligado a prometer que introducira reformas en sus Estados, que hicieran
ms aceptable su administracin, las que se limitaron a la
promulgacin de un Reglamento procesal y otro sobre materia penal, con lo que se supriman las medidas arbitrarias
y las penas crueles que en dichos Estados se acostumbraban,
a la vez que re abolieron los derechos de asilo y de gracia de
que disfrutaban algunas cofradas, especialmente la de San
Juan Bautista. No habindose cumplido las esperadas reformas polticas y administrativas, se renovaron las insurrecciones en la Romaa y dems provincias pontificias. Alarmado Metternich por esa actividad revolucionaria, influy
para que Gregorio XVI cambiara de Secretario de Estado, y
sustituyera al cardenal Bernetti por el cardenal Lambruschini, ms enrgico y ms severo que su antecesor. El mismo
Metternich para impedir all nuevas sublevaciones, hizo ocupar por segunda vez los Ertados de la Iglesia con ejrcitos
austracos, y para no ser menos, el gobierno francs de Lus
Felipe envi un regimiento a Ancona encargado de mantener
sa plaza a
nombre
del Papa.
42
Lo
(1)
cap.
el
43
44
en paz, en sus relaciones exteriores con los prncipes. Solamente Inglaterra, donde la causa de la emancipacin de los
catlicos haca diariamente progresos,
la libertad
CAPTULO QUINTO
PO IX
Primer perodo del pontificado de Po IX.
das despus de fallecido Gregorio
XVI,
Quince
era elegido
nuevo
considerado
ria!
IX
como prehdo
escribe al respecto
liberal.
"Qu
irona de la histo-
Partidario Po
Gustavo Anrich
y del movimiento que trabajaba
.
por apresurar
presin de
la
lidad!"
El
que
pontificado
de
Mastai
Ferretti,
el
ms
largo
45
4tf
patriotismo italiano
venia a ser
como
la
y de su
culminacin de todas
las
que
manifestaciones
al
disminuyendo
la
severidad de
Roma
Hber;?l
de
los soberanos.
liberales se ilusionaban
siendo reemplazado
con
como
la
el
car-
47
denal Gabriel Ferretti, sobrino del Papa. Fue tambin durante ese primer perodo de su pontificado que Po IX autoriz la construccin de una lnea frrea en sus Estados, lo
que no se haba podido obtener del obtuso cerebro de monje
de Gregorio XVI.
Pero poco duraron las esperanzas que se haban cifrado
en el pretendido liberahsmo del nuevo Papa. Los jesutas
reformas, y
lo que haba conseguido,
las referidas
sohcitaba
jefe desptico,
ms extremos
que
48
vneta.
de Po IX.
El
partido republi-
cano encabezado por Mazzini, intervino entonces proclamando que antes de intentar nuevamente atacar al opresor
extranjero, haba que comenzar por formar una reoblica
unitaria con todos los Estados italianos existentes. El Papa,
que por ningn motivo quera romper con la poderosa y
catlica Austria, limitse a protestar contra la violacin del
territorio pontificio
general
cuando tropas
Welden cruzaron
austracas al
sus fronteras
mando
y atacaron
del
a Bolonia
49
amigo
conde Pelegrino Rossi, hbil administrador, de tendencias liberales, quien en los dos meses que ejerci el cargo,
reform los principales abusos administrativos, restaur las
finanzas obteniendo del clero un prstamo de cuatro millones de escudos, y negoci en Turn, Florencia y Npoles la
formacin de una confederacin de Estados italianos. Pero
asesinado Rossi el 15 de noviembre de 1848, se levanta el
pueblo romano y exige de Po IX un ministerio democrtico, la convocacin de una Constituyente italiana y la declaracin de guerra al Austria. No accediendo el Papa a ninguna de esas exigencias, el pueblo ataca a la guardia pontifical,
compuesta nuevamente de suizos, que no haca mucho haban sido hcenciados, y que ahora, como en pasadas pocas,
vivan de la profesin militar, poniendo su espada al servicio de los gobiernos absolutos, que eran los que mejor pagaban. Tras sangriento combate. Po IX se vio obligado a llamar al poder a dos de los jefes revolucionarios; pero una
semana despus, disfrazado de simple sacerdote, huy de
noche del Quirinal, y en un coche del Ministro de Baviera
se traslad a la ciudad de Gaeta, ponindose asi bajo la proel
se apre-
50
la
Austria, Espaa
restauracin de
la
proclamar
En nom-
bre de ste se encarg del poder en Roma una comisin presidida por tres cardenales, 'V/ triunvirato rojo", que se
las medidas ultra-reaccionarias que tom.
Despus de nueve meses de destierro voluntario en Gaeta
y de permanecer unos cuatro meres ms en Prtici, Po IX
distingui por
51
y que
hombres, el portavoz de
que tanto crea en su propia infalibilidad
y que menospreciaba el mundo moderno, en adelante se
ech en brazos de los jesutas, que mantuvieron y alentaron
de
la Iglesia,
Dios.
Y este papa
nombr Po IX
el
todos los
52
condenando en
dades bblicas,
comunismo",
ella las
la
la
divul-
gacin de las nuevas ideas que denominaba "licencia desenfrenada en los pensamientos, en los discursos y en los escri-
"
En
pobres cheques
al
portador contra
el paraso.
53
bre 27 de 1852, protesta Po IX contra el Gobierno sudamericano de Nueva Granada, hoy Repblica de Colombia,
porque oprima a la Iglesia catlica. Sabe el lector en qu
consista esa opresin, que ya desde 1847 llevaba a aquel
Pontfice "a deplorar la situacin miserable a que estaba
reducida la Iglesia?" Pues si no lo sabe, se lo explicar el
mismo Papa en su citada alocucin. Oigmoslo: "Calurosamente reclambamos contra dos nuevos proyectos de ley,
de los cuales el primero abola los diezmos sin que la Santa
Sede hubiese sido consultada; y el segundo garanta a todos
los hombres que emigren a Nueva Granada, el ejercicio pblico de su culto, cualquiera que l fuese. Al reprobar esos
proyectos, pedamos con la mayor fuerza que nunca fueran
llevados a la prctica, y que la Iglesia pudiese usar todos sus
derechos y gozar de su entera libertad
No slo han sido
mantenidas tales leyes, sino que adems las dos Asambleas
legislativas de ese Gobierno han hecho otras que violan manifiestamente, atacan y pisotean los ms sagrados derechos de
la Iglesia y de esta Sede apostlica". Esas leyes de que se
quejaba Po IX, se referan a las rdenes monsticas, a la
expulsin de los jesutas, abolicin del fuero eclesistico, etc.,
agregando: "No debiendo tampoco silenciarse que la nueva
Constitucin de esa Repblica reconoce entre otros derechos
el de libre institucin (cannica) y a todos concede plena
y entera libertad de publicar sus pensamientos y hasta las
opiniones ms monstruosas, a la vez que la libertad de profesar, en pblico o privadamente, el culto que se quiere^*.
Ya se ve la clase de libertad que pretenda Po IX para su
Iglesia, a saber, la de cercenar las libertades de los no ca.
tlicos.
En
tpoyo
54
las
reglas cannicas;
pblicas
como
adems que en
las escuelas,
tanto
la libertad
esas libertades, a
que
$5
IX
a esta
Mesalina, la rosa de oro con que l acostumbraba a atestiguar su estima a la ms piadosa de las reinas catlicas, razn
por
la
muy
solicitada esa
prueba del
afecto papal.
Napolen
pblica salida
III
de 1848, haba elevado a la Presidencia, por sufragio universal, a Luis Napolen, sobrino del clebre emperador
muerto en Santa Elena. Luis Napolen, por el golpe de
Estado del 2 de diciembre de 1851, disolvi la Asamblea
Legislativa; luego form una Constitucin a su antojo, y
un ao despus, por un plebiscito, era proclamado Emperador de los franceses "por la gracia de Dios y de la voluntad
nacional", tomando el nombre de Napolen III. Este ambicioso astuto, de alma verstil, que al escalar la Presidencia
haba jurado pblicamente permanecer fiel a la Repblica
democrtica y defender la Constitucin de 1848, y que a
ese juramento haba agregado estas palabras: "Considerar
como enemigos de la patria a todos aquellos que, por vas
ilegales, tentaren cambiar la forma de gobierno", ese perjuro
sin escrpulos, que haba sido carbonario en 1830, que haba
escrito algunas obras socialistas, y que l mismo ms tarde
se calificaba de un simple "parven", ese gobernante, decimos, que tanto mal hizo a su pas, coftt con el apoyo de
Po IX, del clero y del partido catlico francs, gracias a
cuyos votos consigui primero su triunfo sobre el general
Cavaignac para ser Presidente, y luego, la aprobacin plebiscitaria que sancionara sus referidas medidas dictatoriales.
Ya, como Presidente constitucional, haba enviado una expedicin militar contra la Repblica romana, coadyuvando
as al restablecimiento del poder temporal del Papa, de modo
que no es de extraar el entusiasmo del clero, cuando se proclam emperador, entusiasmo que ya anteriormente se lo
haba demostrado la Iglesia, celebrando con un Te Deum
el crimen del golpe de Estado de diciembre 2 de 1851. El
episcopado francs lo caUficaba de otro Constantino; y \s
56
un
Napolen
tijo.
III
tago imperial.
Po IX sacaba gran provecho de su amistad con Napono slo tena en ste un defensor de los Esta-
Emperador favoreca el
y permita que la Iglesia
juventud. Los catlicos recordaban con com-
el
la
monrquico
la ley
que prohiba
la
ms
cuando durante la guerra franco-anglo-rusa, llamada guerra de Crimea (marzo 27 de 1854 a marzo 30
de 1856), Vctor Manuel, rey de Cerdea y del Piamonte,
celebr una alianza con Francia el 26 de enero de 185 5, que
Ic permiti a aquel Estado tomar parte en el Congreso de
la paz celebrado en Pars, en febrero y marzo de 1856,
tirantes
57
emancipacin de Italia. Y cosa digna de mencionar. Napolen III entr en esa guerra
de la cual Francia no obtuv
ningn provecho material , slo por razones de poltica
interna, a saber, para contentar al clero, mostrndose defensor de los intereses catlicos en los Santos Lugares de Jerusalem y de Bethleem, de cuya custodia, haca cincuenta aos,
se haban apoderado los griegos sostenidos por los rusos
ortodoxos. Adems, Po IX contaba con un importantsimo
auxiliar para inclinar a su favor la inconstante voluntad del
emperador francs, y ese auxiliar era nada menos que la
propia emperatriz Eugenia de Montijo, fantica ultramontana, espaola de faniilia noble, con quien se haba casado
Napolen III el 30 de enero de 1853, y cuya intervencin
en pro del clericalismo, segn veremos en seguida, fue de
funestos resultados para su esposo y para la causa de la
libertad.
cambista de Napolen
la
poltica libre-
en uno de sus tantos cambios de frente, se inclin de 185 J al 1860 cada vez ms
hacia los demcratas, o sea, evolucion del principio de autoridad al de libertad. As aconsej a Po IX que acordara reformas a sus sbditos, y sobre todo despus del atentado de
Orsini (enero 14 de 1858), cuyas bombas mataron o hirieron a 156 personas sin alcanzar a Napolen, y de la carta
que desde su prisin le dirigi ese patriota italiano, conjurndolo a que reparara los agravios que haba hecho a Italia
al impedir su unin, de modo que en vez de odiarlo y de
deJearle la muerte, bendijeran eternamente su nombre y su
memoria, despus de estos sucesos, repetimos, el verstil emperador, que ya haba alentado a Vctor Manuel a proseguir
su obra emancipadora, celebr con ste el convenio secreto
de Plombires, en julio 21 de 1858, en el que se estipul que
Francia ayudara al Pamente a expulsar a los austracos del
Norte de Italia, y en recompensa de su concurso, obtendra
la anexin de la Saboya y del condado de Niza, viniendo
III, ste
58
Italia a
como
la
presidencia hono'
haba proyectado Gioberti, casi tres lustros antes. Estallada la guerra con Austria,
en 1859, y obtenida la victoria de Magenta el 4 de junio.
Napolen III y Vctor Manuel entraron en Miln, y aqul
lanz una proclama en la que deca a todos los habitantes
de la Pennsula: "Unios con una sola finalidad, la liberacin de vuestro pas. Organizos militarmente, volad bajo
las banderas del rey Vctor Manuel ... y animados con el
fuego sagrado de la patria, no seis hoy ms que soldados;
maana seris ciudadanos libres de un gran pas".
La Italia central se sublev respondiendo a aquel llamada
patritico, que iba ms all de las intenciones de Napolen III, quien confiaba en que el Papa continuara manteniendo el poder temporal sobre sus Estados. Pero las Legaciones pontificias, luego que se retiraron los austracos, sacudieron el yugo de la dominacin papal, no extendindose
a Roma la insurreccin, porque all haba una guarnicin
francesa, encargada de la defensa del Pontfice. Pero ste
fcilmente comprenda lo precario de aquella ayuda si eran
expulsados los austracos de la Pennsula, por lo que influy
para que la Emperatriz se dirigiera a su esposo, junto con el
Ministro catlico Walewski, exponindole el descontento
del pueblo francs por la prosecucin de aquella guerra tan
contraria a los intereses de la Santa Sede. Casi en seguida de
esta intervencin, fu obtenida la gran victoria de Solferino
(junio 24 de 1859) que permita concluir rpidamente con
el opresor austraco; pero en vez de esto. Napolen cediendo a las clericales sugestiones de su esposa, abandon la
lucha y se apresur, quince das despus, a firmar con el
emperador Francisco Jos la paz de Villafranca, por la cual
la Lombarda pasaba a ser de la Cerdea; Austria continuaba poseyendo Venecia; y se formaba la confederacin italiana bajo la presidencia honoraria del Papa, siendo ste invitado a introducir en sus Estados reformas indispensables.
Napolen III traicionaba as la causa de la independencia
italiana, debido a la influencia de su mujer, que era un
simple dcil instrumento en manos del clero. ste es uno de
lo
59
ejemplos de cmo influye el clero en la polen pro de sus menguados intereres, utilizando al efecto el ascendiente femenil sobre los gobernantes (^)
de lo que tenemos claro ejemplo en la historia de la ltima
dcada en nuestra propia patria.
los tantsimos
tica de
un
pas,
los distintos
temporal como
Napolen
III,
los
de su autoridad espiritual.
interesado en
Francia y desoyendo
las
la
cesin de
Niza y Saboya a
serlo.
60
religiosas,
algunas de
las
61
cucin
Jamdudum
62
esta
inolvidable
declaracin:
"En nombre
del
Gobierno
honor y a
la catolicidad".
que Italia,
que tanto debia a Francia por la decisiva ayuda que le prest en su lucha contra el opresor austraco, no ha perdonado
nunca a este ltimo pais la insensata oposicin de Napolen III a que recuperara Roma, su legtima e histrica
resada
y retrgrada
capital,
y de
Italia a
que declarara
la
65
carta
magna adelantadsima
las
que
los
derechos del
hombre son
la
base
el
objeto de
las institu-
haba en los
Estados Unidos) que pisen el territorio nacional, recobrarn
su Ubertad y tendrn derecho a la proteccin de las leyes. La
enseanza es libre. El Estado no puede permitir que se lleve
a efecto ningn contrato que tenga por objeto el menoscabo
o prdida de la libertad del hombre, ya sea por causa de
trabajo, educacin o voto religioso. En consecuencia, la ley
no reconoce rdenes monsticas, ni puede permitir su establecimiento cualquiera que sea la denominacin u objeto
con que pretendan erigirse. Se consagra la libertad de emisin
del pensamiento, y por lo tanto, la de imprenta, lo mismo
que las de asociacin y reunin con objeto lcito. Ninguna
persona ni corporacin puede tener fueros, ni gozar emolumentos que no sean compensacin de un servicio pblico
y estn fijados en la ley. Subsiste el fuero de guerra para
los dehtos y faltas que tengan exacta conexin con la disciplina militar. La justicia ser gratuita, quedando por lo mismo abolidas las costas judiciales. Ninguna corporacin civil
o eclesistica tendr capacidad legal para adquirir en propiedad o administrar para s bienes races, con la nica
ciones sociales. Los esclavos
(y entonces
los
64
excepcin de
la institucin.
sidente de la
didato
al
estado eclesistico
C)
Por
embargo objeto de
la
oposicin
como
las
fesin.
A pesar de la disposicin constitucional que prohibe el establecimiento de rdenes monsticas en Mjico, el fanatismo religioso ha
bailado medios de eludir tal prohibicin. As, por ejemplo, en mayo
de 1934 se descubri en la ciudad de Puebla un gran monasterio
subterrneo, cuya entrada clandestina exista en una casita modesta
sita en una calle solitaria. Se trataba del convento de religiosas de
Santa Mnica, en el que apenas entraba escasa luz solar, habitado
por muchsimas monjas profesas, la mayora de las cuales, ingresadas al claustro muy jvenes, nunca haban podido salir de l. Segn
el escritor Francisco Frola, "muchas de ellas haban ya alcanzado
la vejez, encerradas en aquel tenebroso recinto, donde ni siquiera
los parientes ms prximos podan visitarlas. A su muerte eran colocadas en nichos abiertos en las paredes del convento. Sus huesos
fueron encontrados en enormes montones. Hoy ese convento ha sido
transformado en Museo de Arte Religioso Mexicano".
65
comprobada por
el
En
Zuloaga,
que desempeaba
la
lvarez,
la
la
el
general
Miramn, ocupaba
la
Capital
Para que se vea cmo ciega la pasin poltica a ciertos escritranscribimos a continuacin el comienzo de la biografa de
Dn. Benito Jurez que se encuentra en un "Diccionario Enciclopdico Abreviado", en varios tomos, muy difundido entre nosotros, y
de tendencias netamente falangistas o clericales, comienzo que dice
as: "Estadista mejicano (1806-1872). Jefe del partido liberal, negse a reconocer al presidente Zuloaga, y di comienzo a la guerra
civil, que termin con su triunfo en 1861". Quien, ignorante de la
historia de Mjico, lea lo que acabamos de transcribir, supondr que
Zuloaga era el Presidente constitucional, contra el cual se sublev
Jurez. Pues bien, los hechos aludidos ocurrieron al revs de lo que
pretende hacernos creer el escritor de ese Diccionario, como se ve
en segmda: Promulgada la Constitucin de 1857, se convoca a elec(1)
tores,
66
Despus de una serie de derrotas, seguida por otra de triunfos decisivos, en una campaa que dur tres aos, la reaccin clerical del general Miramn (el que habia prescindido
de Zuloaga a quien habia apresado) fu vencida, volviendo
el Gobierno de Jurez a ocupar la Capital, el 25 de diciembre de 1860. Mientras se proseguia esa implacable guerra
Jurez, impertrrito, continuaba su obra reformista
civil,
ciencia'*.
En
julio 12 de
la
clebre
que
se es-
67
tableca:
que
el
"Entran
al
En
el
nombre y
con absoluta
cla-
Repblica,
en la circulacin y en las corrientes fecundas de la propiedad individual doscientos millones de pesos de inmuebles
al clero,
y en revoluciones continuas, desde la de Escaen 1833, a favor de los fueros, hasta la de Puebla, en
1856, en contra del programa de Ayutla". El mismo escritor nota que el clero mejicano tena en aquel entonces un
gas polticas
lada,
com.eti el asesinato".
CELEDONIO NIN Y SILVA
68
capital
ms de
cien mil
69
yar
las
pretensiones de
Napolen
III,
Napolen
en aquella
aventura, obraba impulsado por dos ocultas influencias, que
slo mucho ms tarde se ha logrado poner en evidencia,
las
III,
1' la del expresado duque Carlos Morny, su exMinistro del Interior, Presidente del Cuerpo Legislativo y
a saber:
de Po IX, quien secundando la antipatritica resolucin del derrotado partido clerical mejicano, buscaba con
la implantacin de un Imperio catlico, absolutista, estilo
"antiguo rgimen", recuperar los bienes eclesisticos desamortizados, anular
vamente
la
perdida influencia en
el
la
dictadas
ejercer nue-
cosa pblica.
70
que Napolen
II prestara
cin de reaccionarios; lo
les sugiriera la candidatura del prncipe Maximiliano de Hapsburgo, nieto del emperador de Austria
Francisco I, yerno del rey de Blgica, y que haba sido gobernador del reino Lombardo- Vneto hasta 1859, dado el
Po IX, quien
apoyo que acordaban los austracos al Pontfice, y la animadversin de ste contra Vctor Manuel, que haba anexionado la mayor parte de ese reino y de los Estados pontificios al suyo de Cerdea y del Piamonte.
Aquella descabellada aventura de Francia en Mjico, para
cobrar un crdito ms que sospechoso, y que en todo caso
se poda haber arreglado sin derramamiento de sangre, como
haban hecho Inglaterra y Espaa con sus reclamaciones;
aquella insensata expedicin para entronizar en Amrica
un prncipe austraco, y que por lo mismo en nada beneficiaba a Francia, slo se explica por el deseo de Napolen III de recuperar su perdido prestigio con el clero, favoreciendo la causa de ste, aunque fuera a costa del sacrificio
de la propia patria. El historiador Alberto Milhaud, al referirse a la agresin francesa contra la independencia mejicana escribe: "Espaa e Inglaterra no quisieron apoyar las,
pretensiones de Francia, que juzgaron exageradas. Se ocuparon algunas ciudades, y de nuevo fue izado el pabelln
mejicano en Veracruz. En ese mismo momento, rompa
Napolen III su acuerdo con las otras dos potencias aliadas
por su poltica personal favorable a los enemigos de Jurez,
y que se ha credo inspirada por el Papa, deseoso de vengar
al clero mejicano".
Que
Cuando
Forey,
al
frente de
las
por Po IX,
tropas francesas de
las
71
devueltas
como
al
clero
antigua orden de Guadalupe; como buitres que perolor de un cadver, acudieron los jefes del partido
retrgrado: el hijo de Santa Ana desembarc en Veracruz
para preparar el terreno a su padre, y Miramn lleg a Mla
siguen
el
jico".
3' Agriado Napolen III por la oposicin que le hacia
Po IX a causa de su poltica taHana, retir de Mjico a su
Ministro Dubois de Saligny,
que haba sido uno de los que
ms influyeron en el triunfo y en la consolidacin del partido clerical, as como fue el facttum en la votacin del
Bazaiprebiscito a favor de Maximiliano
, y di al general
72
p.
110-114;
Sender, El problema
religioso
en Mjico,
p. 176).
73
nes eclesisticos que se declararon nacionales durante la Repblica, etc.; pero el Nuncio, despus de conferenciar con
contest que no poda ocuparse "de los punpor carecer de instrucciones, pues las que tereducan a aceptar la derogacin en principio de todas
el alto clero, le
tos propuestos
na
se
las leyes
eclesisticos,
escritor
Ramn
la Iglesia;
patible
pero
con
los
J.
Sender:
""/
observar que constitua un poder incomplanes del alto clero, lo desautoriza y acaba
al
que oblig
74
non:
soldados
75
declarando vlida y legtima la citada excomunin decretada por el obispo de Michoacn; los frailes del Colegio Apostlico de Pacuaca dictaron un oficio en que propusieron al
Virrey enviar religiosos de su comunidad a persuadir a los
pueblos de que no deban abrazar la causa de la independencia; el 27 de octubre de 1810, en la ciudad de Puebla,
el clero
de
la
independencia nacional.
1 mismo ao
y su influencia poltica.
en que Maximiliano, designado emperador de Mjico, arrib
a ese pas, Po IX lanz su clebre desafo a la moderna
civilizacin, publicando su encclica Quanta cura, completada por el Syllabus o "resumen de los principales errores de
nuestro tiempo" (8 de diciembre de 1864), que a la vez
de profesin de fe de una arcaica institucin medioeval, era
un disimulado ataque contra Napolen III, quien habinEl Syllabus
dose enagenado
las
simpatas de todas
las
grandes potencias
76
en un plazo de dos aos, y por su parte Vctor Manuel contraa el compromiso de no atacar los territorios que le quedaban al Papa. Pero ste que se daba cuenta que sin el apoyo
de las tropas fr:!ncesas, quedaba a merced del rey de Italia,
que no cesaba de reclamar su capital, Roma, se irrit sobremanera al conocer la aludida convencin, y entonces para
aumentar las dificultades que se le presentaban a Napolen III,
que pretenda mantener las ideas de la Revolucin de 1789 con la cual c^taba relacionada la fortuna del
primer Bonaparte
public la encclica de la referencia en
se anatematizan todas las libertades proclamadas en aquel
,
que
magno movimiento
revolucionario.
violento,
como
se
77
estas proposiciones,
fiel
78
Los preceptos retrgrados del Syllabiis influyeron desastrosamente sobre el clero, que, en general, se volvi ms
agresivo que antes contra el poder civil y ms intolerante
contra las personas que no participaban de sus ideas, por lo
que no es extrao que Vctor Manuel y Napolen III prohibieran la publicacin de tan anacrnico documento en sus
respectivos pases.
tica pontificia,
dato
En
combatieron en
liberal, as
como
el
las elecciones a
noU-
todo candi-
matrimonio
civil
y contra
la
secula-
como
el
de
Namur, que
prohi-
el
lo
la
La publicacin
la
del S'^iUht'^. ns
proclamacin de
como
aos ms tsr^e
tuvieron notables
seis
la infalibilidad papal,
hemos
visto, sino
79
Viejo Catolicismo, o adversarios del nuevo dogma de la infamovimiento que ha perdido gran parte de su im-
libilidad,
mayo
14 de
IX vino
Ministro de Cultos, Falk, dict varios decretos entre los cuales se contaban: el que prohiba a los miembros de las congregaciones religiosas el ejercicio del magisterio; el que orde-
territorio
alemn
a los jesutas
las
de
la
embajada ante
a otras
Vaticano.
En mayo
de 1873 hizo votar algunas leyes tendientes a subordinar la Iglesia al Estado, como la que restringa el poder
disciplinario de los obispos, prohibiendo al mismo tiempo
que desempearan funciones eclesisticas los jvenes que no
hubieran obtenido el ttulo de bachiller y estudiado por lo
menos
tres aos
CELEDONIO NI Y SILVA
80
do fueran cerradas
las escuelas
secundarias eclesisticas
la vigilancia
de
la
y co-
autoridad, de-
y provocaron
la
a persistir en su
leyes,
y como muchos no
gregaciones que no se ocupaban en la asistencia de los enfermos, eliminndose del presupuesto nacional las subvenciones a los eclesisticos. Esas medidas coercitivas, que
clericalismo
denomin "persecucin
el
diocleciana", estaban
muy
el fin del
81
verdadero Estado, sino una unin de pases soberanos, encabezada por una Dieta federal que se reuna durante un mes
al ao, y cuyos miembros tenan ms el carcter de embajadores de sus respectivos cantones que de diputados de stos.
La iglesia catlica, antidemocrtica como siempre, manifest su hostilidad a todas las reformas polticas proyectadas, y cuando a partir de 1841, triunf en la nacin el liberalismo radical, que, en el cantn de Argovia suprimi los
conventos y nacionaliz sus bienes, los siete cantones catlicos existentes formaron una liga subversiva, llamada Sotiderbund, con el fin de repeler por la fuerza tales innovaciones. Sus dirigentes, como guante de desafo al partido liberal democrtico, llamaron a Lucerna a los jesutas, que ya
se haban instalado en Valais, Friburgo y Schwytz, lo que
produjo una serie de incidentes sangrientos en aquel cantn,
hasta que en 1 847, la Dieta federal orden la disolucin del
Sonderbund, la expulsin de los jesutas y declar resuelta la
cuestin de los conventos de Argovia. El Sonderbund, apoyado por Metternich, que le envi municiones y dinero, declar entonces la guerra a la Suiza liberal; pero el ejrcito
federal al mando del general Dufour, antiguo capitn de
Napolen, en 45 das termin aquella lucha, quedando sometidos los cantones catlicos y disuelta su aludida malhadada alianza. Al ao siguiente se promulg la nueva Constitucin que le ha dado a Suiza el carcter de verdadero Estado
federal. Por esa Constitucin de 1848 se suprimieron las
antiguas garantas concedidas a los conventos, se expuls la
orden de los jesutas, y se prohibieron las capitulaciones militares con el extranjero, es decir, el derecho que tenan otros
pases de levantar cuerpos de ejrcito en Suiza. Poco despus
Asamblea
matrimonios
a los
mixtos.
Habiendo
sido vencido
el
en Suiza
las
an-
esas dis-
posiciones,
y entonces
tido de administracin
el
ms
centralizada, democracia
ms
mayor
1874,
se
al
confiri
el
la
autoridad
instruccin primaria en
toria, gratuita
laica;
las escuelas
se dispuso: por
el art.
50 que "no
83
En
cono.
un
la catlica
Austria,
la
contrato.
En
Italia, despus del 20 de setiembre de 1870, la poliPo IX fue de intransigente oposicin contra el Gobierno de Vctor Manuel, a perar de que el 2 de octubre
siguiente, un plebiscito sancionaba la efectuada anexin de
Roma y de las provincias romanas. El Gobierno italiano se
mostr tolerante, tratando de evitar una lucha religiosa, para
lo cual hizo votar la ley de garantas (mayo 13 de 1871)
que daba al Papa las seguridades mximas para que pudiera
ejercer libremente su poder espiritual. Por dicha ley se acordaba a su perrona la misma inviolabilidad que al Rey; se le
conceda el goce del Vaticano, de Latrn y dems palacios
pontificios; se garanta la libertad de los cnclaves y de los
concilios; se le otorgaba libre comunicacin postal y telegrfica con todos los catlicos, y el derecho de recibir representantes de los dems Estados, investidos de todas las
inmunidades diplomticas; renunciaba el Estado al derecho
de patronato, y fijaba a favor de la Corte pontificial una
asignacin de 3.225.000 francos por ao. Los buenos propsitos gubernamentales quedaron desvirtuados por la tazudez
de Po IX, quien calific la obra parlamentaria de "impa,
absurda y de delirio", y protest en su encclica del 1 5 de
mayo siguiente contra todos esos favores que se le acordaban. En consecuencia, se declar prisionero en el Vaticano
declaracin que influy para que los Cndidos catlicos de
todo el mundo hicieran afluir sus ofrendas a Roma en socorro de aquel desvalido aprisionado
rehus entrar en rela-
tica de
en
plementando
las
las
y prohibi
a los catlicos
que
efectuaran en
elecciones
Cmaras
se
italianas
para que,
com-
84
de Teologa y extendieran a las provincias romanas la supresin de las congregaciones religiosas y la desamortizacin de
sus bienes. Tal fue la poltica suicida que con este reino sigui
Po IX, posponiendo a sus deberes espirituales, su inters de
provocar un movimiento de opinin para recuperar sus perdidos Estados pontificios: fiel reproduccin del caso de
Po VI, quien, como sabemos, se mostr intransigente con
Francia y agit cielo y tierra, para que se le devolviera el
condado de Avin.
ban
triunfo de
la Iglesia a la
las
las calles
civiles, lo
Po vil
L
Po IX
Len XIII
85
Espinosa, hechuras de
a quienes elev
y derroc
a su
86
el prestigio
el
lea diariamente la
causas relativas a
los
puales de tres
(1) El caudillo falangista, general Franco, que domina actualmente en Espaa, acaba de ordenar (noviembre de 1941) que se
cambie el nombre de una plaza espaola (creemos que en Madrid),
87
confiri
el
Gobierno cedi, incluyendo a Vera en una terna que present a Marini, quien eligi a su
l lo deseaba.
Bajo
la siguiente
mente violado
el
al
inhu-
88
entredicho, con prohibicin a los curas prrocos de dar licencias de entierros, bajo las
Ante
ms
Gobierno dict un decreto que importaba la secularizacin de los cementerios, aun cuando para
no romper con la Iglesia, dispona que la Junta EconmicoAdministrativa cuidara de que hubiese en el cementerio
un sacerdote, cuvos servicios fijara un reglamento espeesta actitud, el
cial
el
vicario
gubernativa, se renov
el
Tal era
la poltica
como en
Estado quedara subordinada
el
(1)
pesar del aludido decreto sobre secularizacin de los cementerios, los curas prrocos de campaa continuaron considerndolos como campos santos anexos a la iglesia, segn lo comprueba
el siguiente hecho ocurrido durante el Gobierno del Dr. Jos E.
EUauri, y que relata el Dr. Eduardo Acevedo, en su citada obra.
Anales histricos del Urugiuiy: "En 1873, falleci en el Salto un
masn, y el cura Salazar se neg a expedir la papeleta de entierro,
alegando que se trataba de un impenitente. Despus de tres das de
infructuosas gestiones para obtener la papeleta, el pueblo se reimi'
en la plaza y hacindose justicia por s mismo, desterr del Depar-
tamento
al
III,
p. 764).
89
papal a persistir en su desacato, Vera continu desobedeciendo las rdenes gubernativas, hasta que el Gobierno, de
acuerdo con la opinin de los jurisconsultos ms eminentes
del pas consultados al respecto, desterr a Vera y a Conde,
quienes se marcharon a Buenos Aires.
Es digno de notarse que el general Venancio Flores, que
se sublev contra el Presidente Berro, tom ese incidente
religioso como programa de su accin revolucionaria, haciendo poner una cruz roja y a veces, adems, un corazn
de tela colorada en fondo blanco (la imagen del Sagrado
Corazn?) en las banderolas de las lanzas que usaba su caba-
por
lo
que
el
Iglesia catlica.
el
Tal adhesin
al
catolicismo provena de
la religiosidad
per-
Merece destacarse la forma trgica coincidente cmo terminaron sus vidas los dos citados dictadores sudamericanos,
paladines del catolicismo, pues el general Venancio Flores
fu ultimado a pualadas en Montevideo, el ao 1868, a despecho de la cruz y del corazn rojo de las banderolas de
sus lanzas, como lo fu siete aos despus, en Quito, su
colega Garca Moreno, segn lo hemos expuesto anteriormente.
Las enconadas pasiones polticas en el Ecuador y en e
Uruguay tuvieron ms prepotencia que 1? de los santos patronos celestiales de los gobernantes de ambos paires. Recurdese finalmente que el cadver del general Flores fu sepultado en la Iglesia Matriz, hoy Metropolitana de Montevideo,
favor que slo ha sido acordado a los restos de muy contados Presidentes uruguayos.
Lo autocracia de Po IX y
Con
el
fracaso de su poltica^
ejemplos citados se ve, pues, que a todas las naciones catlicas alcanz la funesta influencia de la poltica
de Po IX, el papa ultra retrgrado, el verdadero y fiel reprelos
la
91
Papa
no
sin
IX haba
sicin
La
resistencia pasiva
Po
IX
falleci el
7 de febrero de 1878, a
la
edad de 86
se erigiera
su sepulcro en la iglesia
CAPTULO SEXTO
Antes de pasar al
El patronoto real y el josef ismo.
examen de la obra de Len XIII, conviene que, dando un
vistazo de conjunto sobre el camino que hemos recorrido
en
el
pontificado de Po
VI
hasta
el final
como
el
la
las
doctrinas tradicionales de
el
la Iglesia
a sus prin-
absolutismo.
93
94
En
Espaa,
el
monarca, en
la
nombrar
arzobispos, obis-
y beneAmrica,
descubrimiento
Efectuado el
de
los Pontfices expidieron bulas de motu propio, estableciendo
a favor de la corona de Erpaa el patronato real de las Indias,
ya que eran los monarcas espaoles los que, por intermedio
de sus subordinados, erigan y dotaban las nuevas iglesias y
monasterios que se fundaban en suelo americano. Por eso,
sin expresa licencia real, estaba prohibido erigir, instituir,
del ao, para el servicio de las dignidades, prebendas
ficios vacantes.
fundar ni construir
monas-
cuenta
al
Papa de
lo
las
causas
ms exa-
la
95
organizacin gubernamental,
como instrumento de
cul-
de Estado, cambi
los lmites
de
las dicesis,
suprimi cente-
nas de conventos cuyos bienes emple en mejorar la situacin de los curas, reemplaz los seminarios por facultades
universitarias
que
le
tom de
aquel emperador,
ron durante
la
96
La
aristocracia
y la rica burguesa francesas, en genealrededor del ao 1789, se sintieron profundamente conmovidas por las atrocidades de la poca del
Terror, y buscaron refugio en la Iglesia, institucin secular
conservadora, amiga de la tradicin,
que se les presentaba
ral volterianas
como
Papa
se les
apareci
nero o recluido.
bierno era
preparaba
as el
camino
dos estrechamente a
patria
y animados
la
al
97
modestamente que
sia se
sintieron
antes, estos
ms apegados
nuevos dignatarios de
a su jefe espiritual
la Igle-
y ms po-
la
vencional,
como
al
ante
el
extasiarse
arte de las
nueva atmsfera
al
la
crear
antigua pintura
religiosa,
crudas realidades de
6'*
ante
de Iglesia, idea
olvidando o dejando de lado las
la historia.
La cada de Napolen
el
Congreso de Viena
Austria, unin poltica y mstica con la finalidad de combatir los principios liberales sustentados por la Revolucin,
mo
que
se explica
sumisin a
mundo
El
campen
del
98
Maistre, quien en su clebre libro "/ Papa" (1819) consideraba a la Iglesia como encarnando el principio de auto-
misma, un pontfice
cuya intervencin en la poltica es indispensable
para salvaguardar la paz europea. Lo ms curioso de este
ridad, siendo la piedra angular de la
infalible,
resurgimiento del casi extinguido podero de la Iglesia catlica, es que l se debi a causas polticas ajenas por completo
a la
misma
Iglesia,
alguna, a no ser
la
y en
el
cual ella
no tuvo intervencin
Com-
paa de Jess por Po VII, orden que trabaj incansablemente y por todos los medios, en pro del papado y de la
infalibilidad papal.
7' En el perodo siguiente hasta
mitad
neocatolicismo francs, o catolicismo liberal, aporta su concurso para reafirmar el nuevo ultramontanismo. Segn
Lamennais,
es la fuente
la Igleria
con
los principios
de liber-
tad poltica, de conciencia, de cultos y de emisin del pensamiento, fue vctima de su propio sistema, pues el obtuso
lo
y que consideraba la
como "locura y error pestilencial",
los
ciencia
no
catlicos,
99
libertad de consi
bien acept
la
Propaganda, tenemos que diversas circunstancontribuyeron a la mayor difusin del catolicismo en esa poca, de las que indicaremos brevemente algunas. En los pases abiertos a las ideas democrticas, en los
que se establecieron monarquas constitiicionales, las masas
populares, por lo general muy ignorantes, con su ingenua
piedad, mezcla de devocin y de supersticin, de entusiasmo
y de fanatismo; masas con las cuales hasta entonces no se
haba contado, tomaron intervencin en la vida pblica, y
manejadas por hbiles dirigentes catlicos, llevaron a los
parlamentos a decididos partidarios de la Iglesia, que lograron que sta se apoderara de la enseanza de la juventud.
En Francia, Luis Napolen, coqueteando con el clero para
lograr sus inconfesables planes de predominio poltico, le di
a la reaccin catlica la clebre ley Falloux, que pona las
escuelas bajo la dependencia clerical, y luego el papado obtuvo la proteccin de las bayonetas francesas para salvaguardar
su poder temporal. "La Francia catlica, escribe Mauricio
Pernot, en tiempo de Po IX continuaba poniendo al servicio
de Roma sus misioneros, su dinero, su diplomacia, y hasta
a menudo sus buques y sus soldados".
prefecto de
la
cias polticas
100
En
como
gobierno de Isabel
el
II, casi
tan retrgrado
como nica
todas
En
las escuelas.
"romntico
coronado" como se le ha llamado, que gobern de 1840 a
1861, demostr su gran inclinacin por el catolicismo, accediendo a todos los pedidos formulados por Roma, y as,
Prusia, el rey Federico Guillermo IV, el
con
el
nando
la escuela
cre en
el
primaria catlica
Ministerio de Cultos,
al clero; y finalmente se
un departamento catlico,
que sostena
libertad.
mismo que
y conforme
a las
doctrinas de la Iglesia, lo
101
en el siglo xix, fue la formacin de partidos netamente ultramontanos que trabajaron incansablemente por el triunfo de
la sumisin a la autoridad desptica del pontfice romano.
Pero este tema de la formacin de un partido catlico en
cada Estado, tiene tanta importancia, que bien merece le
consagremos una seccin o pargrafo aparte.
En
y de
este pas, de
los carlistas
X) compuestos por
propiamente dicho,
pues era su divisa: "ante todo
que cont con el concurso de importantes personalidades de la nueva generacin, y ejerci gran influencia
en el parlamento y en la opinin pbUca. Despus de 1850,
este partido abandona las tendencias liberales de Lamennais
y se vuelve absolutamente ultramontano, acompaando a
catlico,
catlico"
los rigores
102
mar
Estado moderno en Estado catlico, intolerante, cony de opiniones, sometido completamente a la autoridad de la Iglesia. Fue jefe de esa
agrupacin, en aquel entonces, el procaz periodista Luis
Veuillot, de escasa cultura cientfica y religiosa, quien desde
las columnas de su diario "L'Univers", desarrollaba el programa de los jesutas y ejerca una verdadera dictadura sobre
el catolicismo francs. Como muestra de sus ideas y de su
estilo, transcribim.os a continuacin el siguiente prrafo suyo
publicado en 1860: "Por mandato de Jesucristo, el Papa es
el dominador absoluto de las conciencias y de los cetros;
Jesucristo, soberano seor de todas las cosas, reside en el
Papa, no slo a ttulo de pontfice, sino adems a ttulo de
rey de los reyes. El Papa es la boca de Jesucristo, que dispone
tanto de lo espiritual como de lo temporal, y todos los decretos del Papa, pontfice-rey, son divinos, inmutables, eternos". Desde 1854. Veuillot bregaba por que se proclamara
el
la infalibilidad papal, lo
mayor
insolencia
Jesucristo".
El nuevo partido ultramontano, que rest prestigios e inal antiguo partido del catolicismo liberal, consigui
fluencia
Parlamento a numerosos partidarios suyos, que constituyeron un importante grupo de oposicin clerical al Gobierno, y lucharon por que la enseanza continuara en manos
de la If leria, que se suprimieran los clsicos paganos, que se
combatiera la ciencia liberal e incrdula, y que Francia no
permitiese que Italia tomara posesin de los Estados pontificios. Ese partido fiel a su consigna de que la Iglesia tuviera
en sus manos la enseanza pblica, atac violentamente al
ministro Vctor Dunxy, que empeosamente trabajaba por
democratizar la instruccin y multipHcar las escuelas, a quien
le reprochaban sobre todo el haber instituido cursos secundarios para seoritas, lo que provocaba particularmente la
indignacin del obispo Dupanloup, quien expresaba que el
llevar al
"de
las
Duruy
ministro
103
Bert
Duruy
contra
sobre
la
la religin,
tecas populares
la<!
Renn, Jorge Sind y otros autores por el estilo (algo semejante a lo que en la actualidad ha hecho en Espaa, el falangismo clerical) Como Sainte Beuve, en nombre del libre
pensamiento y de la ciencia, protestara en el Senado contra
.
tales peticiones, se le
tado
la
manos
del clero.
Blgica.
Cuando por
de Viena de 1815,
se proclam la existencia oficial del reino de los Pases Bajos,
que reuna Blgica a Holanda, ya exista un partido ultracatlico belga,
muy
Como en
tr
muy
intolerante,
con
y que por
lo
mismo
se
mos-
hostil
las
los tratados
el
peda
el
104
que
sta
En
gozaba antes de
1815,
contra
muchos
la libertad
la
con todos
los privilegios
de
invasin francesa.
de cultos y contra
admisin de personas
la
giosas,
buenas".
la
independencia de
Blgica.
En
Constitucin de este pas, promulgada el 7 de febrero de 1831, consiguieron los liberales que ella consagrara
la
cin
el
Estado y no
se
105
un
el
Minis-
del establecimiento del Estado, en esa ciudad. Como consecuencia de esa persistente campaa clerical, fueron aumentando los conventos en Blgica, de modo que en 1846 ya
existan 779 con 11.968 monjes y monjas, es decir, tantos
como antes de la poca de Jos II. Ese nmero continu
posteriormente aumentando ms y ms an, y as en 1866
se contaba 1314 conventos,
o sea, casi el doble de los existentes veinte aos atrs
con 18.162 religiosos.
Holanda.
rgimen
En Holanda,
casi parlamentario, se
existi
un
contrario
el
catlico,
al
respeto debido
una u otra
fe".
al
106
Alemano.
La
revolucin en Pars, de
febrero d
1848, repercuti en Alemania. Los liberales trataron de obtener la unidad alemana terminando con la anarqua guber-
namental,
como
Con
tal
Consumada
as la
107
brados ms tarde obispos, arzobispos (como Ketteler, arzobispo de Maguncia) o profesores en las facultades y seminarios catlicos alemanes, no slo introdujeron alli las ideas
jesuticas de ciego acatamiento a las rdenes del Papa, con,
siderado
como
que adems
transportaron su mtodo
cual la salvacin de la ciencia catlica estaba en
ponerlas
se
celebraba
era,
ritual,
una potestad
religiosa,
108
cual
se
ganaban
Resumen.
las partidas.
por
los
el instinto
de libertad
109
CAPTULO SPTIMO
LEN
XIII
ms como Papa
obrerista. Vamos, pues, primeramente a exaenseanzas que formul en sus principales encclicas, para juzgar de la verdad que puedan encerrar tales
calificativos, a la vez que ese estudio nos ayudar a comprender la naturaleza y el alcance de su poltica.
Recordemos previamente que Pecci, durante el ponti-
minar
(1)
las
Se da
el ttulo
de Camarlengo
al
111
112
Roma donde
Examen de
hasta 1891. La
de Len Xlii
ahora qu
nos dice, en sus encclicas, Len XIII sobre la soberana popular y sobre las libertades y los principios que constituyen
el honor de las modernas democracias.
En Quod
y una de
moder-
las
misma
socialistas,
113
de Dios, sino de la muchedumbre del pueblo, la que creyndose libre de toda sancin divina, no ha admitido estar sometida a otras leyes que las que ella misma se hubiera dado,
conforme a su capricho".
Expresa luego Len XIII que sus antecesores Clemente
XII, Benedicto XIV y Po IX ya haban puesto en guardia a
los fieles contra el carcter detestable y la falsedad de las doctrinas de los filsofos del siglo xviii, quienes atribuan al
114
proclam Gambetta, el gran enemigo de la democracia era el clero, emprendi una valiente campaa laicista,
segn
lo
anza
religiosa, la
que
tendiente adems a
la
dej
al
el
magisterio. stas
ultramontano de
prohiba a
los
los sacerdotes la
Len XIII a escribir varias encclicas, de las que citaremos: Diiiiurnum, sobre el origen del poder civil, publicada
en junio 29 de 1881; Nobilhsima Gallorum gens, sobre la
cuestin religiosa en Francia (febrero 8 de 1884) y Humanum genus, contra la Masonera (abril 20 de 1884).
a
La encclica Diuturnum.
En la encclica Diuturhabla Len XIII de las enardecidas pasiones populares
que rechazan toda autoridad, y de los desalmados que no
temen intimidar y amenazar a los soberanos de Europa.
num
no slo reivindicar una parte excesiva de liberadems proponerse dar a la sociedad humana una
base y una constitucin arbitrarias. Hoy re va aun ms
lejos, pues muchos de nuestros contemporneos pretenden
a la multitud
tad, sino
115
como de
derivar
su fuente natural
y de su principio nece-
sario.
que
si
eleccin
y a
las
oponga la doctrina catlica. En efecto, esta eleccin determina la persona del soberano; pero no confiere los derechos
de la soberana, no es la autoridad lo que se constituye, sino
se
que
ella
ellos
y que
Las encclicos Nobilssima Gallorum gens y Humanum genus. En su encclica Nobilssima Gallorum gens.
116
despus de reconocer los servicios que el catolicismo ha recibido de Francia, insiste otra vez en que el espritu humano,
opiniones nuevas y embriagado de una
libertad desenfrenada, va rechazando paulatinamente la au-
envenenado por
las
toridad de la Iglesia.
Como
que
es
el
decreto
de supresin de comunidades religiosas y concluye recomendando a los escritores que se sometan a la autoridad de los
obispos.
Humanum
y medio ms
tarde, la
El gnero humano, dice Len XIII, est dividido en dos campos enemigos que no cesan de combatirse: el reino de Dios
y el de Satn. Los masones o francmasones C) pertenecen
a este ltimo reino, y coaligados con los dems fautores del
mal, pretenden arruinar a la Iglesia. La Masonera, que ha
hecho increbles progresos en siglo y medio, est en abierta
(1) La Academia de la Lengua Espaola quiere que se diga:
francmasn y francmasonera, aunque, con notoria inconsecuencia, a
veces emplea ella misma el vocablo masn en vez de francmasn,
como puede verse, p. ej., al definir la palabra mandil. Nosotros
siguiendo el uso habitual en los pases del Ro de la Plata, preferi-
mos
las voces
masn y masonera.
117
la
Su primer
razn humana; niega que Dios sea autor de ninguna revelacin, y que el padre del gnero humano haya pecado; busca
separar la Iglesia del Estado; y engaa a los simples e ingenuos. Es partidaria del divorcio y de la instruccin laica, y
en materia de ciencia poltica sostiene que todos los hombres
tienen los mismos derechos y de ellos emana la autoridad. El
poder, segn ella, reside en el pueblo libre, y los gobernantes
no detentan el mando, sino por concesin del pueblo, de modo
que si cambia la voluntad popular, deben despojarse de su
autoridad los jefes del Estado. Como ste no debe tener
preferencia por ninguna de las diversas formas religiosas,
sino que todas deben coexistir en el mismo pie de igualdad,
resulta que el Estado debe ser ateo. Los principales dogmas
de los masones estn en tan completo y manifiesto desacuerdo con la razn, que no se puede imaginar nada de ms perverso. Por lo tanto hay que arrancar su careta a la Masonera;
nadie debe afiliarse a ella; hay que exponer los principios
sagrados que constituyen la ciencia cristiana, mantener el
clero en la disciplina eclesistica, ensear la religin a las
masas, recomendar la orden Tercera de San Francisco, las
asociaciones obreras cristianas, las sociedades de patrones, la
Sociedad de San Vicente de Paul y esforzarse en dar excelente educacin catlica a la juventud.
Al ao siguiente, y
con motivo de disputas entre catlicos liberales y catlicos
autoritarios, public Len XIII su encclica Immortale Dei
(noviembre 1' de 1885) sobre la constitucin cristiana de
los Estados, en la que insiste en las mismas ideas de las anteriores, a saber: todo poder viene de Dios; las sociedades polticas necesitan contar con el concurso de la religin verdadera, que es la catlica, y los jefes de los Estados deben
favorecerla; el gobierno del gnero humano lo ha dividido
Dios en dos potencias: la eclesistica y la civil, que deben
/18
lo
que conviene
se
celebren tratados
asi
como
los del
derecho nuevo,
igualdad de cultos,
libertad de conciencia, libertad de prensa, instruccin laica,
matrimonio civil, nacionalizacin de los bienes de la Iglesia,
separacin de las iglesias y del Estado, etc., toda esta manera
de entender el gobierno civil est alejada de la verdad,
como
lo
demuestra
la
laico:
nio basta para establecer que toda autoridad entre los hombres procede de Dios, como de su augusta y suprema fuente.
el
ciudadanos, ni entre
La
libertad, este
un camino
permitido a
modo
los
la
tutela
y proteccin de
individuos ni a
las
las leyes.
lo cual
Excluir
no
es
mismo
a la Iglesia
de
la
guardiana de
las
la iglesia
119
riamente produce
si
120
20 de
ve a combatir
moderna
la
las libertades
de
civiUzacin.
licencia. Tales
dida
son
los
que pertenecen a
poderosa, que
en
tomando su nombre de
En
la
palabra
efecto, lo
que son
mo,
del racionalis-
el orden moral y civil, los fautores del libeporque introducen en las costumbres y en la prcde la vida los principios sentados por los partidarios del
lo
son en
ralismo,
tica
naturalismo.
Ahora
razn humana, que rehusando la obediencia debida a la razn divina y eterna y pretendiendo no depender sino de s misma, se considera como
principio supremo, fuente y juez de la verdad ... C) De
aqu procede esa moral llamada independiente, que, bajo la
apariencia de libertad, apartando la voluntad de la observacin de los divinos preceptos, conduce al hombre a una
es la
dominacin soberana de
la
ilimitada licencia".
Len XIII
examinar sucesivamente
las
diversas clases de
libertades,
121
que le agrade o no profesar ninpoder de desnaturalizar impunemente el ms santo de los deberes, abandonando el bien
inmutable para volverse hacia el mal, lo que ya no es libertad, sino depravacin de la libertad, servidumbre del alma
en la abyeccin del pecado. La sociedad civil debe reconocer necesariamente a Dios como su autor, y por lo tanto,
rendir el homenaje de su culto a su poder y a su autoridad.
El Estado no puede ser ateo ni por la justicia, ni por la razn;
y equivale a volver al atesmo el estar animado de las mismas
disposiciones con respecto a todas las religiones y acordarles
a stas indistintamente los mismos derechos. Pueso que es
necesario profesar una religin en la sociedad, debe profesarse aquella que es la nica verdadera. La libertad de cultos
es la que causa ms perjuicios a la verdadera libertad".
quiera profesar
guna,
la religin
es darle al
hombre
el
humanidad".
"En cuanto a lo que se llama libertad de enseanza, no
hay que juzgarla de distinta manera. Slo la verdad debe
entrar en las almas, y por lo tanto, la enseanza no debe
tener por objeto sino cosas verdaderas ... Es evidente, pues,
que
122
uno
a voluntad, indiferentemente,
la
conciencia de su deber,
la
el
la Iglesia".
el
La
Iglesia
no
12?
XIII.
la
determinadas personas, o cuando el pueblo vota la Constitucin poltica que ha de regirlo, o cuando de acuerdo con
los preceptos de ella elige a sus gobernantes, en realidad el
pueblo delega su soberana en los electos, es decir, que no
slo determina la persona del soberano, sino que confiere los
derechos de la soberana, o constituye la autoridad. Hacer
depender sta de Dios, es rlo una maniobra dialctica para
desplazar el problema, sacndolo del terreno de la experiencia o de lo concreto, para llevarlo al de la abstraccin.
Sabemos, en efecto, lo que es la soberana popular; pero
ignoramos lo que es la soberana de Dios. Si nos detenemos
124
un momento
es una entidad metaf isica que supoencuentre al principio de lo existente o que de toda
eternidad se halle en el Universo; entidad que desconocemos
en absoluto, y que por ms que por ella suspiren nuestros
nemos
se
como
fuere, lo cierto es
las
la
sus lucubraciones
una
idea
a su antojo
se
han
ms
heroicos
y ms
subli-
mes,
salvajes
proclaman: "Nosotros somos el pueblo de Dios". El Dios de Mahoma habla de distinto modo
que el cristiano; el Dios del Antiguo Testamento no concuerda con el del Nuevo; y el Dios de los filsofos de los
dos ltimos siglos en nada se asemeja al Dios nazi de Ludendorf f, Rosenberg e Hitler. En resumen. Dios no es un padre,
125
ni
un
legislador, ni
menos por
or su voz,
liberal,
lo
la
Ni
argumenla
autori-
los
que gobiernan
es
fieles.
Para
el
Estado,
la iglesia catlica
es
se
nieguen a
una simple
las
dems. Para
el
(1)
institucin
pgs. 82 a 112.
la
I,
126
mada
la
persuasin tra-
que todos
demcratas perseguimos
entonces se justificara que el Estado le concediera particulares favores; pero cuando se recuerda que la caracterstica
de esa institucin es la intransigencia, pues se considera ella
"el nico camino para ir al cielo", y que nunca se ha contentado con realizar simplemente su programa espiritual,
sino que siempre ha pretendido tener ingerencia en los asuntos del poder civil, al que ha tratado por todos los medios
de dominar; y cuando se tiene presente la historia de esa
iglesia, que lejos de haber sido un factor de orden y de apaciguamiento de las pasiones polticas, ha contribuido a enconarlas, siempre que as convena a sus intereses, fomentando guerras civiles o nacionales, buscando ante todo su
predominio temporal, y no vacilando en cometer o autorizar las mayores atrocidades que pueda ser capaz de imaginar la perversidad humana, entonces tenemos que llegar a
la lgica conclusin que el Estado, por su propia seguridad
y en bien de la democracia, lejos de favorecerla, debe podel derecho
nerle obstculos
Sostiene
los
cortapisas.
si las
leyes
mandan
algo contrario
civil, o decreta el divorcio absoluto, o dispone la nacionahzacin de los bienes eclesisticos de manos muertas,
el clero protesta iracundo y an a mano armada cuando
puede hacerlo, alegando que debe obedecerse a Dios antes
que a los hombres. Un claro ejemplo de cmo entiende la
estado
127
conciencia.
3^ Las libertades en
el Estado moderno.
Uno de
que tiene Len XIII, como sus antecesores que hemos estudiado, de combatir las modernas libertades, es sostener que stas son ilimitadas, y de ah que insista
en muchas de sus encclicas contra "la libertad absoluta y
desenfrenada que se atribuye al hombre, base del derecho
nuevo, que conducira al pueblo a su ruina". Hoy, ningn
moderno escritor de Derecho sostiene la expuesta tesis; por
el contrario, todos estn de acuerdo en que la libertad de
cada individuo est limitada por la igual libertad de los
los
medios
fciles
128
de
la
quistas de las
una de
modernas democracias es que
se
puedan emitir
los
En
lo relativo a la
muy
129
lejos
ellas
y que no convencen
En
por la
manifiesta Len XIII que "se tiene el derecho de propagar en el
Estado lo verdadero y el bien con prudente libertad; pero
la autoridad pblica debe reprimir las doctrinas falaces as
como los vicios. Si se acuerda la libertad ilimitada de hablar
y de escribir, nada permanecer sagrado ni inviolable, nada
ser respetado". De igual manera, en materia de libertad
de enseanza entiende el Papa que ella debe autorizarse
siempre que tenga por objeto cosas verdaderas, y por eso la
enseanza tiene que confiarse a la Iglesia, la grande y segura
maestra de los hombres, ya que ha sido instituida por Dios,
principio de toda verdad. Prescindiendo de considerar ilimitada la emisin del pensamiento, sobre lo cual nos atenemos
a lo dicho anteriormente, resulta que la falsedad del razonamiento papal descansa en olvidar o desconocer el carcter
relativo de la verdad, sobre todo en cuestiones morales, sociolgicas, religiosas y filosficas. Los estudiosos, los sinceros
investigadores, nos esforzamos en obtener la verdad; pero
cada uno tiene la suya propia, y aun mismo sta vara segn
la edad y las circunstancias. Por eso, a menudo ocurre que la
verdad de nuestra juventud, no suele ser la misma de nuestra edad adulta o de nuestra vejez.
esto mismo ocurre
an en las ciencias fsico-naturales, pues mucho de lo que
se nos enseaba en la Universidad como verdadero, medio
siglo atrs, hoy se considera como infundado o errneo. Todo
espritu libre de prejuicios debe, en consecuencia, aceptar
como inconcusa la relatividad de la verdad, y, por lo tanto,
queda as perfectamente justificada la Hbertad de opinin
expresada oralmente o por escrito, lo mismo que la libertad
lo tocante a la libertad de opinin expresada
palabra o por
la
prensa (y lo
mismo por
de enseanza.
el
libro),
130
Len XIII
quisiera
131
y que muy
difcilmente se
De ah esc
modifican en los perodos posteriores de
afn de la Iglesia catlica por monopolizar la instruccin
primaria; de ah que Len XIII insista en que la instruccin
de la juventud sea religiosa, pues de lo contrario "se cierra
en las almas la puerta a la religin".
la vida.
4" La Masonera.
tecesores desde
mente
Siguiendo
el
a la Masonera, sacndole,
como
se dice
vulgarmente,
no
puede pedir mejor y ms completa justificacin de esa soDada la importancia del tema, y lo poco que, en
general, se sabe de cierto sobre la Masonera, sanos permitido examinar algo detenidamente, por lo menos, lo que nos
ciedad.
ensea
la historia
sobre una
rama de dicha
institucin, a sa-
dad y de
esa
(1)
justicia
Sobre
el
pases, especialmente
132
La Masonera apareci en Francia, como sociedad de pensamiento, por el ao 1730, y provena de Inglaterra. Por
los datos que nos han dejado las primeras logias, parece ser
que sus miembros eran buenos burgueses, espritus pacficos,
animados del generoso deseo de ver reinar la paz entre los
hombres de buena voluntad. En sus estatutos encontramos
estas dos disposiciones que muestran el espritu que animaba a los masones: "Nadie ser recibido en la Orden, si no
promete y jura inviolable adhesin a la religin, al Rey y a
santes datos en el artculo Francmasonera del difundido Diccionario
Enciclopdico Hispanoamericano. De ese artculo transcribimos lo
siguiente: "Esta asociacin universal no es una sociedad secreta,
como vulgarmente se cree, sino vma sociedad sometida a las leyes
de cada pas, que persigue un fin ... la Fraternidad Universal. Es
tambin un sistema de Filosofa prctica que promueve la civilizacin, ejerce la beneficencia y tiende a mejorar las costumbres y
mantener el honor en los sentimientos. Deben formar la sociedad
hombres escogidos, dispuestos a sacrificarse en aras de la humanidad y a obrar siempre con arreglo a los principios eternos de justicia y de derecho. No es la Francmasonera una religin positiva,
ni una escuela filosfica, ni un partido poltico
Para ella todos
los hombres, sea cual fuere su raza, son hermanos.
Educar, instruir, moralizar a los hombres es la principal tarea de la Francmasonera. Y los educa, instruye y moraliza mediante fraternal unin
de todos los iniciados, unin y asociacin en la que de continuo se
trabaja para investigar la verdad, y en la que todos se obligan a
obrar y a vivir segn la verdad hallada, y a practicar el bien y la
virtud segn la razn ordena. Es as, la Francmasonera, en ltimo
trmino, el ideal parcialmente realizado, de la suma perfeccin
.
humana".
En pocas de
las
costumbres.
en
el
beber,
133
lenguaje de
las callejuelas
entendido amor de la patria destrua el amor de la humanidad. Pero esta nacin completamente espiritual no debe
anular los diversos deberes que exige la diferencia de Estados.
Quedaban as bien distinguidos los deberes del patriotismo
los
de
la
134
dando que
los
que nunca
Aceptadas
135
iniciados privilegiados
logias.
136
acentuando su carcter
el
presente.
Masonera permanece sojuzgada al poder pblico, al que adulan su5 altos dignatarios,
por lo que es para ella un perodo de decadencia; pero surgen logias disidentes hostiles a la monarqua, y organizacio-
Durante
la
Restauracin,
como
la
de los carbonarios, de origen italiano, de que ya hemos hablado, calcadas sobre las prcticas
masnicas, y cuyos dirigentes eran en su mayora masones
regulares. Merece citarse especialmente por sus sentimientos
nes republicanas,
la
Verdad" (1820),
sus recepciones
de
en la cual, en "cada una
y
se m.aldeca el recuerdo del dspota; y tanto el Venerable
como los oficiales de la Logia y los recipiendarios, a cual ms,
le reprochaban con la mayor amargura las desgracias de la
antibonapartistas, la logia
"Amigos de
de sus sesiones
la
137
'
ternidad".
'
'
la
Masonera, aunque
algunas logias en las que predominaba el elemento republicano, se convirtieron en centros activos de oposicin. Como
138
ranos,
cebida
as:
"En
el
nombre y bajo
139
un notable informe
el
pastor
protestante Federico Desmons, informe del cual transcrieste prrafo: "Dejemos a los telogos la preocupacin
de discutir los dogmas; dejemos a las iglesias autoritarias la
tarea de formular sus Syllabus; pero que la Masonera permanezca lo que debe ser, esto es, una institucin abierta a
todos los progresos, a todas las ideas morales y elevadas, a
todas las inspiraciones amplias y liberales. Que nunca descienda a la ardiente arena de las discusiones teolgicas, las
que siempre han ocasionado perturbaciones y persecuciones.
Que evite querer ser una iglesia, un concilio, un snodo,
porque todas las iglesias, todos los concilios, todos los snodos
han sido violentos y perseguidores, y esto, por haber querido siempre tomar por base el dogma, que por su natura-
bimos
leza, es
Que
la
Maso-
de sectas o de
iglesias,
verdad, a todas
desinteresa-
dos de
la
y de
la
las
Maso-
nera francesa han continuado manteniendo en sus Constituciones la creencia en el Gran Arquitecto del Universo,
como fundamento de la institucin, a fin de asegurarle a
sta un espritu religioso aunque independiente de la materia religiosa. Esas
Gran Logia de
ramas
testas
Inglaterra
las
son
las
reconocidas por la
con la misma.
Los enconados y malvolos ataques de la Iglesia contra la
Masonera, produjeron en Francia estos dos resultados:
1' Contribuyeron a un extraordinario aumento de sus adherentes, pues, como dice el historiador Gastn-Martn,
"presentada por la Iglesia como el reducto defensivo de la
Repblica y del racionalismo, a causa de esta propaganda,
ha agrupado la mayor parte de los demcratas y de los intelectuales que sentan la necesidad de unirse para hacer frente
a pretensiones de dominacin universal renovadas de una
oficiales
140
las
En
al extranjero,
ella se
pinta a
aun cuando ha
por aquellos
que rehusan constituir ellos mismos una familia; enemiga de
la patria, por gentes que prefieren el destierro a la sumisin
a la ley, etc.
Numerosos son, pues, los masones que han
puesto en evidencia, oralmente o por escrito, la antinomia
de los fieles de un Dios de paz que no predican sino la guerra
civil; el despropsito histrico de una institucin que ha-
biendo evolucionado como todo lo dems, contina pretendiendo ser ella nica inmutable y eternamente idntica a
sus orgenes; la mala fe de exgetas que no respetan ni el
espritu, ni la letra de los textos para engaar las conciencias algo flexibles
los
cerebros
menos prevenidos".
En
quines
las
dirigen
presiden. Slo
locales, donde una regla social obliga a sus miembros a no divulgar los
existe el secreto
la
reserva en
el interior
de sus
141
que no
sacerdotes".
otros). Slo
ritos, las
me
ceremonias,
los
y en medio de
la calle,
me
142
el
secreto
pudo
ser necesario
En
conclusin,
el espritu liberal
alienta a la
Maso-
ella sea
Inglaterra,
pases
rica
que
nera
explica
le diri-
los
al
1'
juventud; y 2" deben adems aqullos esforzarse en conseguir los altos cargos pblicos para infundir en todas las venas del Estado la influencia
de la religin catlica. En estas dos conclusiones se condensa
toda la diplomacia y toda la poltica de Len XIII: no dejar
que los liberales y librepensadores se apoderen de los primeros puestos de la administracin, desde los cuales podran
daar
los intereses
religiosa a la
de
la Iglesia,
143
mundo, que
es el ideal
que
ella persigue.
Vinieron a coadyuvar a esa finalidad dos factores de primer orden, a saber: 1' la declaracin del concilio del Vaticano que reconociendo la infahbilidad pontificia aseguraba
al Papa el absolutismo de su gobierno eclesistico, de modo
que poda contar en adelante con un clero que no se atrevera a discutir sus mandatos, y con fieles catlicos dispuestos a aceptar sumisamente las rdenes que les impartiera su
Jefe infalible. Y sabido es, en pocas de lucha, las ventajas
que ofrece un gobierno totalitario, que toma rpidas decisiones y cuyas rdenes son indiscutibles, sobre un gobierno
constitucional en el que las graves resoluciones de las que
depende el porvenir del pas, son motivo de largas y a veces
interminables deliberaciones, que no slo hacen perder un
tiempo precioso, sino que dan la sensacin de debilidad o de
impotencia, y siempre de falta de unin.
Un partido canacional
ciegamente
tlico
en cada Estado, sometido
al Papa,
o la utilizacin de partidos conservadores prontos a servir
los intereses de la Iglesia, identificados con los suyos propios. La experiencia de los ltimos aos, al respecto, segn
lo hemos expuesto en el anterior captulo, comprobaba a
Len XIII toda la utilidad, en beneficio de su causa, que
se poda obtener de esa arma poltica bien manejada.
Cuando en 1870 termin el poder temporal de los papas,
muchos creyeron que stos, en adelante, se concretaran a
su misin espiritual y no intervendran ya en la poltica
mundana; pero los que as pensaron, olvidaron que la Iglesia constituida en formidable organizacin, dirigida por
un jefe absoluto, a quien todos sus fieles reverencian como
144
delegado de
poltica
o bien para combatir por la coaccin las ideas cono para atacar a los Gobiernos que se opusieran a su obra de proselitismo. El autorizado escritor
catlico, Mauricio Pernot, escribe al respecto: "El papado
no puede renunciar al papel poltico que representa desde
hace tanto tiempo, sin comprometer su fortuna y aun sin
rentes,
y segn
podrn
y episcopado,
Veamos ahora el
en
la poltica
La
se
comprende que
esos
medios nunca
faltarles".
resultado de la intervencin de
de algunos de
los pases
Len XIII,
europeos.
'
145
Duruy, y proseguida en
triunf
al
la
oposicin del clericalismo. Los republicanos, tanto moderados como radicales, eran generalmente liberales, al contrario
de
los
mistas, orleanistas
ms fuerte apoyo C)
Habiendo muerto el prncipe imperial en Sud frica, y
habiendo, en 1883, fallecido tambin el conde Chambord,
jefe del legitimismo, todos los
el
nombre de Oposicin
monrquicos
se
unieron, bajo
y de
los
Tonkn y
los
clerical,
Iglesia
146
ma
bre de 1889,
mente
a la
los
pblicamente por el clero, dando una Cmara nueva compuesta por 366 republicanos, 172 conservadores y 38 revisionistas de la Constitucin. Producido este resultado,
Len XIII, que ya haba ido preparando el terreno por
intermedio de sus diversos nuncios en Pars (Czacki, di
Rende, Roselli y Ferrata) para buscar un acuerdo con las
autoridades constituidas, y que en enero de 1890, en su encclica Sapientice Christiance haba vuelto a proclamar lo ya
enseado en
que
la
la Iglesia,
en principio, no
se
opone
ninguna forma de
147
que
el
se adhirieran
salvacin de
la patria".
La fraccin exclusivamente catlica del partido conservador, encabezada por el conde Alberto de Mun, con la
colaboracin de Piou y de Esteban Lamy (quien ya anteriormente haba tentado formar un partido republicano catlico) sigui el consejo papal y se adhiri oficialmente a la
Repblica, con el fin de alcanzar el Gobierno y hacerle
adoptar una poltica favorable al clero. Len XIII apoy esa
evolucin, manifestando que deba "aceptarse la Constitu,
la
militar que
impona
el servicio
congregaciones, y
obligatorio a los
la ley
miembros
del clero.
148
En
cs,
Au
por
la
este caso,
milieu des
cual orden
a la deci-
como
her-
Len XIII public una encclica en fransollicitudes, con fecha febrero 16 de 1892,
al
clero
Italia
lo siguiente:
149
blica: bien est, con tal que sea catlica; todo estriba
en esto".
La burguesa francesa que, desde los luctuosos sucesos de
junio de 1848, se haba mostrado cada vez ms favorable al
catolicismo
siendo casi toda ella posteriormente educada
aprovech de
en los colegios de Hermanos y Hermanas
aquella maniobra poltica de Len XIII para proclamar altamente su adhesin a la Iglesia. Sus elementos dirigentes, junto con el militarismo, formado tambin desde los primeros
aos en los bancos de las escuelas de las congregaciones reli-
giosas,
el
clericalismo,
que
so color de
150
geo, apunta a
las
para desatarlas,
(1) Cunta luz arroja esta observacin sobre la tendencia clerical del actual Gobierno militar de Vichy, y sobre el apoyo incondicional que le presta la Iglesia! Lo expuesto aqu por Deschamps,
lo confirma Salomn Reinach cuando en su Orfeo escribe lo siguiente: "La disolucin de las congregaciones no autorizadas por
la ley (1880), fu una comedia cuyos pormenores desconocemos todava. Pocos aos ms tarde, las escuelas de los jesutas eran ms
numerosas y florecientes; en ellas, sobre todo en la escuela llamada
de la ru des Postes, se preparaban los futuros oficiales del ejrcito y de la armada" (p. 461).
151
ponderar
l'Hstoire, p.
124 a 126.)
asunto Dreyfus.
Pasemos ahora a resear someramente el asunto Dreyfus, que conmovi la sociedad francesa, y que fue seguido con ansiedad por los liberales de
todo el mundo, asunto que fue el fruto lgico de la conjuncin de ideales del clericalismo, del monarquismo y de un
El
plemente "L'Affaire", como se le llsm, fue un drama juC) i en cinco actos, que se desarroll en un espacio
de doce aos, como se ve a continuacin.
1""- ACTO.
El servicio de espionaje francs descubre en
setiembre de 1894 una carta (le bordereau) sin fecha, ni firma, dirigida a un agregado militar alemn, conteniendo
dicial
quicos
los clericales,
como Dreyfus era judo, los monrque juntos haban formado la cons-
152
tuvo por cuatro aos en completa reclusin, y hasta encadenado de noche para que no se escapara.
2' ACTO.
En 1896, el mismo servicio de espionaje descubri en la embajada alemana, un parte telegrfico (le petit
bleu), que se comprob era del comandante de infantera
Esterhazy, de origen hngaro, militar degenerado y sin recursos, antiguo oficial pontificio, que haba pasado al servicio de
Francia. Comparando la letra de Esterhazy con la del famoso bordereaii, y viendo que eran idnticas, se convenci
el comandante Picquart, jefe del servicio de espionaje, que
el traidor era Esterhazy y no Dreyfus, descubrimiento que
comunic al nuevo Ministro de la Guerra, Billot, y a los
generales Boisdeffre y Gonse, jefe y segundo jefe, respectivamente, del Estado Mayor. Boisdeffre particip estos hechos a su amigo el comandante Henry, que haba sido uno
de los falsos acusadores de Dreyfus, y entonces Henry, para
evitar las responsabilidades que sobre l recaeran, hizo un
parte falso, que apareca dirigido por un agregado militar
italiano a otro agregado alemn, en que se aluda a Dreyfus
como
agente suyo. Presentada esa pieza falsa ante las autoridades superiores, stas se confirmaron en la culpabilidad
de Dreyfus, y ordenaron a Picquart que suspendiera sus investigaciones, a lo que ste se neg, por lo cual fue enviado
a Tnez, siendo Henry designado para ocupar el puesto que
desempeaba Picquart.
3^"- ACTO.
Dreyfus y miembros de su familia no haban
la
senador Scheurer-Kestner,
quien pidi a su amigo el Ministro Billot que provocara dicha
revisin. Billot se neg a ello por cobarda moral, siendo,
como se ha dicho, "el primero en dar el ejemplo, tanto a
que en
897
se interes
como
en
ello el
a civiles, de obstinarse
153
que sostena que la revisin pondra en tela de juihonor militar. Como consecuencia de los mencionados
sucesos, Esterhazy comparece ante el cornejo de guerra, que
se apresura a absolverlo, aunque aqul seis meses despus,
ejrcito,
cio
el
se reconoci culpable.
Ante
condenado
multa y
prisin,
tiene
(1) Jaurs revel esa falsedad algunos das antes de su descubrimiento oficial. "Para l, dice Rappoport, todo se concentr en el
asunto Dreyfus, que resuma la lucha contra la mentira clerical,
contra la violencia monrquica y reaccionaria, contra la cobarda de
las multitudes y de las mayoras parlamentarias, contra el odio de
razas, contra el enceguecimiento militarista, contra los jesutas y los
reaccionarios en el alto mando del ejrcito, contra el servilismo de
los jueces subalternos, contra las fantasas ridiculas de los peritos,
contra los calumniadores profesionales del antisemitismo. El asuTito
Dreyfus lleg a ser por la fuerza de las cosas, el asunto de la Humanidad y de la Verdad por excelencia" (Jean Jaurs, p. 45, 46).
154
secuencia de esta justiciera resolucin, ambas Cmaras reintegraron en el ejrcito a Dreyfus y a Picquart, confiriendo
a cada uno de
con
ellos el
lo solicitado
155
nombr a Picquart, Ministro de la Guerra. Sin embargo, ninguno de los verdaderos culpables fue perseguido,
aprovechando en cambio de la amnista que haban sancioterio,
nado
las
Cmaras en 1900.
que reproduca
ha dicho, "la lucha entre los principios del mundo moderno y los de la contra-revolucin,
ideas en pugna por encima de los combatientes, como la
lucha de los dioses, en la Ilada, por sobre los troyanos y
As termin
el
nuevamente, como
los griegos".
En
se
puede esperar
la
sociedad
Estado Mayor
por el ms
influyente de los jesutas, el P. du Lac; los jesutas tenan
en sus manos el reclutamiento y el ascenso de los oficiales;
a todo oficial republicano y hberal se le pona mala nota;
el Presidente de la Repblica, Flix Faure, era un cautivo
de los clericales; y tenan hechuras suyas y cmplices en
todos los ramos de la Administracin. Verdadero terror pes
durante dos aos sobre Francia. Los intelectuales lucharon
por la honra del pas, bajo una lluvia de ultrajes, con aplauso de casi toda Europa. Su triunfo final, bien modesto por
otra parte, se debi al concurro de los socialistas que, en un
principio indiferentes a aquella disputa de burgueses, despus comprendieron que seran las primeras vctimas de
la reaccin" (p. 462).
En resumen, pues, la hbil poltica de Len XIII al aconsejar a sus fieles que se adhirieran a la Repblica francesa.
jefe del
156
con
clericales
seudo-repu-
blicanos que hicieron peligrar la estabilidad del nuevo rgila vuelta a la monarqua, y que, en el
mejor de los casos, habran llegado a transformar a Francia
en una repblica clerical, a no ser por el asunto Dreyfus,
en el cual, como dice S. Reinach, "Len XIII dej a la Iglesia de Francia meterse en un callejn sin salida", peligrosa
aventura que hizo abrir los ojos a los verdaderos demcratas,
y que trajo como consecuencia la reaccin liberal de los
ministerios de Waldeck-Rouseau y de Combes, de que hablaremos al tratar del pontificado de Po X.
men, favoreciendo
La
cimiento de Po IX (pg.
). Se encontraba entonces en
su perodo culminante el agudo conflicto con el poder civil,
.
Tanto
la iglesia
protestante
como
la catlica
estaban es-
no ocasionaba
dificulta-
157
disciplina
siciones
la iglesia catlica,
romano,
ducir rozamientos, que solan transformarse en serios conflictos, cuando faltaba ecuanimidad por parte de los dirigentes de ambas instituciones, y tales dificultades tenan
que producirse ms especialmente con la iglesia catlica, cuyo
jerarca era un extranjero que no resida en territorio alemn, y que por propia idiosincrasia de esa institucin, se
crea con derecho a ejercer preeminencia sobre el poder civil.
Esto explica el KulUirkampf alemn, que ha sido juzgado
por autores catlicos y por aquellos otros que, sin serlo, los
han seguido ciegamente, como un perodo de persecucin
contra la iglesia de Roma. Tal concepcin de ese acontecimiento histrico si no es absolutamente errnea, es, en cambio,
excesivamente exagerada.
158
se
que en
los tres
disposiciones anticlericales,
yes de mayo".
pretensiones romanas**,
y
un conjunto de
conocidas con el nombre de "lelas
En
el
detalles
la
tuvieran curas.
Len XIII,
En
1885, estall
un
159
el
(1) En agosto de 1885, el caonero alemn litis desembarc fuerzas armadas en la baha de Yap, de las islas Carolinas, y plant alli la
bandera germana, basndose para eUo en que ninguna potencia ejerca efectiva soberana en aquel achipilago. Al conocerse estos hechos en Espaa, se produjo un gran revuelo, al punto de pedirse por
muchos que se declarara la guerra a Alemania. El Gobierno espaol,
para solucionar el conflicto, propuso el arbitraje de Len XIII, lo
que fu aceptado por Bismarck y por el Papa. ste encarg a una
comisin de Cardenales el examen del asimto, y el 22 de octubre
siguiente se dict el laudo firmado por el cardenal Jacobini, Secretario de Estado del Pontfice. Los trminos de ese arbitraje fueron
los siguientes: 1*? Se reconoca la soberana de Espaa sobre las Carolinas y las islas Palaos. 29 El Gobierno espaol para hacer efectiva esa soberana, se obligaba a establecer lo ms pronto posible en
dicho archipilago una administracin regular, con fuerza suficiente
para garantizar el orden y los derechos adquiridos. 39 Espaa acordaba a Alemania plena libertad de comercio, navegacin y de pesca
en esas islas, como asimismo el derecho de establecer en ellas una
estacin naval y un depsito de carbn. 49 Se aseguraba tambin a
Alemania la libertad de hacer plantaciones en esas islas, y de fundar
en ellas establecimientos agrcolas al igual que los subditos espao-
160
La
poltica
Italia.
Menos
feliz
Obli-
161
guente de su eleccin manifest que estaba dispuesto a permanecer en el Vaticano como prisionero; y dos meses ms
tarde, en su primer encclica, protest contra la "usurpacin" italiana, que haba arrebatado Roma y los Estados
Pontificios a la Santa Sede. Por supuesto que tales declaraciones no eran propicias para un acercamiento con el reino
de Italia, de modo que no es de extraar que el Gobierno
de este pas siguiera una poltica hostil con el Vaticano.
las pretensiones reivindicatoras de Len XIII, contestaban las autoridades del Quirinal proclamando "Roma intangible", y tomando una serie de medidas que lesionaban el
orgullo de la curia romana. As, no obstante las airadas
protestas papales, se permiti en Roma la construccin de
un templo y la apertura de escuelas protestantes; la ereccin
en la misma ciudad, en mayo de 1889, de un monumento
al mrtir Giordano Bruno, monje quemado por la Iglesia,
se castigaba
los
o a
la
o palabras de
instituciones del Estado
los actos
Tocante
a la apertura
Vaticano
Estamos,
cmo
entiende
el
catolicismo la libertad
de enseanza;
recordemos
y en cuanto
los suplicios
162
por
consideradas
como
La
poltica
Tres
fina-
su poltica:
las
los
menos
predominio en
enseanza de la niez y de la
de la Iglesia romana, todas las
otras ramas del cristianismo, de modo que existiera una sola
Iglesia cristiana universal, bajo la direccin de un solo Jefe,
el Pontfice de Roma. Toda su poltica con Inglaterra y
Rusia tendi especialmente a la realizacin de esta ltima
el
juventud; y
la
finalidad.
En
un
pas particularmente
163
de
los agustinos
odiosos al pueblo
los carmelitas, se
al
Parlamento,
como
lo
comprueba
la
p. 152).
164
literatura de la poca.
drs Maurois,
muy
gordo,
muy
An-
uno de
bien alimentado, es
l regla
romana y la Iglesia de
ms tarde; pero desde
ciencias ms exigentes
tiempo
se
sembraron en
las
con-
una ruptura.
Juan Wiclef o
causas profundas de
las
Aunque
no
perdieron
las semillas
de
la
165
Enrique VIII transform, pues, con el apoyo parlamenen su pas en una iglesia nacional,
que no admite su dependencia del Pontfice, al que slo considera, segn lo fue en un principio, como simple obispo de
Roma. La iglesia anglicana, creacin de la ley, es una entidad
sometida a la misma regla que las dems entidades del Estado,
y deber ensear la doctrina adoptada por el Rey y el Parlamento. Por eso en el reinado siguiente de Eduardo VI, se
resolvi que en el sacramento de la Cena no haba transubstanciacin, y se prescribi la celebracin del culto en lengua
vulgar, de acuerdo con el ritual del Prayer-Book, libro litrgico de oraciones preparado por una comisin presidida por
Crammer, arzobispo de Canterbury (decapitado despus por
orden de Mara la Sanguinaria) liturgia que conserva de las
tario, la iglesia existente
166
Con
el
largo reinado
de Isabel (1558-1603), se consolid definitivamente el anglicanismo, iglesia que por el estatuto del Acta de Supremaca, quedaba subordinada a la Corona, la que nombra los
titulares de los obispados y los dems altos dignatarios, decreta los cnones de la iglesia
dogma, ritual,
con delegados
disciplina
mento
laicos
ingls votara
quienes deberan
salir
una
que estu-
167
los
seminarios de esa
Orden
existentes en el conti>
nente.
campen europeo
II,
los
momento
pueblo
se
la
apegara
ms
serios peligros
ms
que
el
mayora de
el angli-
la
y extirpar
del
sea, "Iglesia
patria". Se
vocablos
comprende,
como
las con^'pi-
de sus
tierras sin
no podan
un permiso firmado pr
el
alejarse
Juez de Paz,
can efectivas)
si
no
el
se
ha-
sacer-
poda ser
y
condenados a muerte como traidores", amenaza que, segn
el historiador A. Maurois, rara vez se cumpla. Finalmente
los
que
asistan a ella
los
tal
fueron despojados de sus derechos cvicos, declarados incapaces de ejercer determinadas profesiones y hasta de administrar los bienes de sus hijos menores.
los catlicos
por
las
Dos
siglos
demoraron
conspiraciones, atentados
la
y dems
sucesos delictuo-
con
los papistas".
168
El anglicanismo,
como
su naturaleza intolerante,
catlicos, sino
con
como
lo
los puritanos,
y dems agrupaciones
es
por
los
cuqueros, independientes
que vinieron
no conformistas. Pero
cristianas protestantes,
(1)
pgs. 35-38.
la
Religin
de Israel, tomo
I,
169
anglicana por
la
ejrcito.
CELEDONIO NIN Y SDLVA
170
de
embargo, pueden
ser patrones.
La
Iglesia
an-
En
1833
sus privilegios
all
se inici
ms
denal,
el
tom
el
del anglicanismo.
Expuesta
as a
grandes rasgos,
la historia
de
la iglesia
comprender
anlas
ms de
con
tres siglos se
la
de
la Iglesia
"establecida"
oficial
a saber, tanto
de Inglaterra,
como
171
de
rica, los
Dominios y
manifestado en
las
Lambeth,
Lad y de Pusey,
rencia de las
de origen apostlico, y que, por lo tanto, todas las ordenaciones del clero anglicano son perfectamente vlidas. Cones
negaba
esa validez,
por
miembro
lo cual
cuando
se
converta
al
que
cato-
y quera entrar
Len
ordenar
nuevamente.
volva a
XIII, siguiendo los principios intolerantes de su iglesia, por
su carta Apostlicce curce^ de setiembre de 1896, declar
nulas las ordenaciones anglicanas, quedando as definitivamente malogradas sus tentativas de unin de ambas iglesias.
No cont tampoco el Papa, con que a pesar de las veleidades romanistas de los ritualistas y aristcratas de la H'tgh
Chtirch, esa fusin era imposible de realizar por el carcter
del pueblo ingls, conservador y prctico al mismo tiempo:
conservador, pues apegado a sus costumbres tradicionales, se
rige en materia constitucional por su derecho consuetudinario, y en materia eclesistica le agrada conservar la antigua
jerarqua (los dos arzobispados de Canterbury y de York,
prctico,
y los obispados del siglo xvi) y el antiguo ritual.
pues, para ese pueblo lo antiguo cesa de ser venerable, cuando se torna vetusto e incmodo; y por eso, en el vaso viejo
licismo algn
al clero catlico, se le
172
literatos.
una
La
poltica
que persiguieron
El
propsito
(1825-1855), fue
"rusificar" el pas, es decir, imponer la misma lengua y la
misma religin a todos sus habitantes, de cuyas libertades
prescindieron por completo. Despus de los movimientos
liberales de 1848 en toda Europa, Nicols I, celoso guardador de los principios absolutistas que haban inspirado la
Santa Alianza, se aplic a impedir por toda clase de medios,
que se propagaran a Rusia esas ideas de libertad. La reaccin
concentr especialmente sus ataques contra los diarios, libros,
estudiantes
los zares
desde Nicols
profesores universitarios.
El historiador ruso
Granovski escriba en 1850: "Los nuevos programas de estudio admiraran hasta a los jesutas. En la escuela de Cadetes, el capelln debe ensear que la grandeza de Cristo consiste sobre todo en su sumisin a las autoridades; el profesor
de Historia debe exaltar los mritos, demasiado a menudo
desconocidos, del imperio romano, al que slo le falt el
principio hereditario, etc.".
Ya hemos
ese zar
dicho anteriormente
un concordato, que
173
versidades, a las
En 1862
en
que
enseanza, en
la
se
administracin y hasta en
la
las iglesias
al
y se pusieron toda
sias del
En
clase
culto catlico.
la
mayor
un
que
la
Europa entera
se
la noticia
un poderoso emperador;
la
al
adve-
174
comunidades de
cristianos orientales
existentes
en Rusia,
Finlandia, Polonia,
Central.
175
las
estar en el
el
al
derecho de
la Iglesia
los
no
orgenes
se
mostr
anglicana, ni
de
al
la
que difiriendo de la de Roma por detalles de organizacin y culto locales, se mantienen unidas a sta por el
dogma y por reconocer la autoridad pontificia. Las iglesias
disidentes
oficiales
como
de Inglaterra
jefes a los
dan, adems,
y de
la
monarcas de
Rusia de
los zares,
que tenan
no po-
para
la
obediencia de
importante
incorporarse a
Ies
la
iglesia
de
de
la
Roma, pues
sia
el
misma.
lo esencial
En cuanto
para
sta, es
que acaten
la igleal
Jefe
iglesia oficial, se
dems
iglesias
a la iglesia
de Oriente separadas de
Roma, y
por
futuro
separa.
a las
no interextrao que en
si
la
176
El
Papo
obrerista. -
Hemos estudiado
la
a analizar.
organismo
177
de
l le
ha aadido
como una
de
la
el
expiacin.
humanidad.
Ambas
mutuos, y
as el
pobre o
el
obre-
sus
pobre.
Obedeciendo
entre
las
abandonado
esta vida, es
En
178
tomar de
lo necesario
para
si
la necesidad
pobres. Esta
no puede substituir a la
consagra por completo al bien del
se
comn
pero no debe
Importa que mantenga
el orden y la paz, por lo cual si ocurriera que los obreros
abandonando el trabajo o suspendindolo por huelgas, amenazaran la tranquilidad general; si se relajaran entre los tra-
absorber
al
individuo ni
el
inters
a la familia.
la familia; si se
pisoteara la
cumplimiento
promiscuidad de los sexos
u otras excitaciones al vicio constituyeran en las usinas un
peligro para la moralidad; si los patrones abrumaran a los
trabajadores con el peso de inicuos fardos o deshonraran en
ellos la persona humana por condiciones indignas y degradantes; si atentasen a su salud por excesivo trabajo y fuera
en todos estos casos
de proporcin con su edad y su sexo,
habra absolutamente que aplicar en ciertos lmites la fuerza
y la autoridad de las leyes.
Finalmente concluye el Papa recomendando la formacin
religin de los obreros al
no
facilitrseles el
si
la
los intereses
y como hay
179
y que son
hostiles al nombre
y a la seguridad de las naciones,
los obreros catlicos deben organizarse entre ellos y reunir
sus fuerzas para sacudir valientemente el yugo injusto e in-
cristiano
tolerable de aqullas.
La
iglesia cristiana
comenz por
ser la religin
de
los
un verdadero
1 fin del
haciendas,
y repartan su precio entre todos, segn las neceuno" (Actos, 2, vs. 44 y 45). Pero desde que
ya con la denominacin de catlica, se convirti
sidades de cada
esa iglesia,
y la desocupacin.
Len XIII, dndose cuenta de
lo atrasados
180
que de seguir
as
ese sentido,
pues se haba
al incipiente socialismo,
sobre
ras,
las
al
que ha venido
a ser
como
el
Rerum Novarum,
catolicismo.
3'
al socialismo,
sobre todo
al
hoy denominamos
comunismo, Len XIII reclama en favor de los obreros muchas de las justas reformas preconizadas por aquel partido,
principalmente las relativas a disminucin de horas de trabajo, reposo semanal, salario equitativo y contra la explotacin de la mujer y del nio en las fbricas. En toda su
encclica, Len XIII slo menciona como nica forma de
retribucin del trabajo, el salario, "el que no debe ser insuficiente para que permita subsistir al obrero sobrio y honesto", olvidando que existen otras formas equitativas de
remuneracin del mismo, como por ejemplo, una participacin en la riqueza creada por el esfuerzo de aqul. Bien
que expresa que el Estado en la proteccin de los derechos
privados debe preocuparse especialmente de los dbiles y de
los indigentes, hacindose en cierta medida, la providencia
de los trabajadores, le asigna, sin embargo, como una de sus
principales funciones, el contener a las masas en el deber, a
fin de que no haya reacciones violentas de los oprimidos
contra los opresores. Lo que pide Len XIII en pro de los
obreros, son aquellas medidas que la justicia y la humanidad
inspiran y aconsejan a todos los hombres de corazn,
4^* Len XIII no quiere que los obreros recurran en sus
reivindicaciones a las huelgas, ni a la violencia, por lo que
les aconseja tener paciencia si sufren y no son escuchados,
presentndoles para calmarlos, el miraje engaador del ms
all, regin desconocida donde impera la fantasa de todos
los visionarios religiosos.
181
indigno de un socilogo y humillante para la dignidad humana, contra el que Tolstoi protestaba indignado. Lo que
debiera aconsejarse al rico sera no que d lo superfluo, sino
que haga mover sus capitales, en forma que produzca trabajo remunerador, trabajo que dignifique al obrero y le
permita, por el ahorro, elevarse de su modesta condicin de
proletario.
5'
la
fluo de
Qu
si
superfluo? Segn
expone cmo
los jesutas
es lo
la
el
por
que
los
He
lo
que
(1) Ese precepto no est en los Evangelios, sino que procede del
pasaje de Lucas 11, 37-41, en el cual se encuentra el texto obscura
del V. 41, que no guarda relacin con los cuatro vs. anteriores. En
efecto, segn Lucas, Jess invitado por un fariseo, fu a comer con
l, sentndose a la mesa sin lavarse previamente (el griego trae:
sin baarse). El fariseo se sorprendi de esto ltimo, y entonces
Jess le dijo: "Vosotros, los fariseos, limpiis lo exterior de la copa
y del plato; pero vuestro interior est lleno de rapia y de maldad.
Insensatos! el que hizo lo de afuera no hizo tambin lo de adentro?" Y cuando el relato daba a suponer que Jess le aconsejara al
fariseo: Purificaos o lavos por dentro, que es ms importante que
la limpieza exterior, el v. 41 dice lo siguiente que no tiene relacin
con lo anterior: "Sin embargo, dad limosna de lo que tenis, y todas
las cosas os sern limpias". Algvmos, como el catlico P. Lagrange
o el protestante Bonnet, traducen este versculo as: "Ms bien dad
el contenido en limosna, y he aqu todas las cosas os sern puras".
Pero el contenido de qu? De las copas y de los platos? El dar el
contenido de estos utensilios, no influir en que para el dador todas
182
ms ricos, de
puede parecer
contradictorio; pero con facilidad se muestra que no hay
desacuerdo interpretando la palabra superfino, de manera
tas
la
que apenas
hizo
el
librar,
aun
Tambin
a los
esto te
ptulo 4,
se hallar
14, diciendo:
Todo
mundo guardan
para conservar su estado y sostener su familia, no se llama superfluo; y as apenas habr quien disfrute
de nada superfluo ni aun entre los Reyes". Tambin Diana,
alegando este mismo texto de Vzquez, concluye muy bien:
que a la pregunta si estn obligados los ricos a dar limosna
de lo que tienen superfluo, aunque la afirmativa sea verdadera, nunca o casi nunca suceder que obligue la prctica.
^Bien veo, padre mo, que esto se sigue de la doctrina de
Vzquez; pero no se responde a esta objecin: Luego, segn Vzquez, tan seguro est de salvarse quien no da lo
superfluo, y cegado por su ambicin piensa que nada tiene
superfluo, como el que por no ser ambicioso reconoce tener
ms hacienda de la necesaria y la distribuye a los pobres,
cumpliendo con el precepto del Evangelio?
Es indispen-
me
dijo,
183
de
las
lector
ricin de
Rerum Novarum,
la
caridad sola
no
resuelve el
184
tienen
cialista
las
masas con
el sufragio,
aconseja en cambio
la
combate
el
sindicalismo so-
organizacin de
los
obreros
Iglesia,
el
Rerum Novarum.
ellas lo
la cues-
autoridad emana siempre de Dios. Esta obediencia no daa la dignidad humana porque, propiamente
hablando, se obedece a Dios ms bien que a los hombres, y
de gobierno,
la
que mandan-
185
al
derecho y a
la
justicia.
La democracia
catlica.
"Len XIII,
escribe
Hay-
186
Debe
ella
pender de ninguna forma de gobierno civil, pudiendo acomodarse a cualesquiera de esas formas con tal que no sean
contrarias a la honradez y a la justicia. Agrega que "las
intenciones y la accin de los catlicos que trabajan en pro
de los proletarios nunca pueden tender a preferir un rgimen
civil a otro", y que adems la democracia cristiana no debe
descuidar los intereses de las clases superiores, cuya utilidad
no es menor que la de las clases inferiores para la conserva-
el
Vaticano.
En
Italia,
donde
lleva el
187
Para
obediencia a los obispos.
aliviar la suerte de los proletarios, insiste nuevamente
Len XIII en la distribucin de pequeas sumas consagradas a la limosna, la que, segn l, "no es injuriosa a la dignidad humana, puesto que hecha segn los preceptos del
Evangelio, nada tiene que pueda fomentar el orgullo de los
que dan o hacer avergonzar a los que la reciben. Lejos de
ser deshonrosa para el hombre, favorece las relaciones sociales, estrechando los lazos que crea el cambio de servicios. No
hay hombre tan rico que no tenga necesidad de otro, y no
hay hombre tan pobre que en algo no pueda ser til a otro"
La limosna y
la
Papa, en defensa de su tesis, altera los conceptos. Una cosa es la limosna, o sea, la ddiva de pequeas
sumas a personas carentes de recursos, y otra es la prestacin
mutua y gratuita de servicios. Ayudar en algo a nuestros
semejantes, poder serles tiles sea cual fuere su posicin econmica, no slo es fuente de sano placer, de ntima satis-
Pero aqu
el
humana. Pero
narse honestamente
bir
con
la
la vida,
al
si
le
damos una
nuida su personalidad.
Finalmente recomienda Len XIII a todas las asociaciones
caritativas que obren bajo una sola y nica direccin, esto
es, bajo la autoridad de los obispos, a quienes deben profunda sumisin. "El celo que impele a apartarse de la obediencia debida a los pastores, no es puro, ni de eficacia
188
seriamente til, ni agradable a Dios. Ama Dios el buen espritu de los que, sacrificando sus ideas personales, escuchan
las rdenes de los jefes de la Iglesia como las rdenes de Dios
mismo". Por eso alaba el Instituto de las asambleas y congresos catlicos, en Italia, cuya accin se desarrolla bajo los
auspicios y la direccin de los obispos. Como se ve, el Papa
consideraba a los catlicos como seres en minora de edad,
sometidos a la rgida y omnipotente tutela de la Iglesia, institucin jerarquizada bajo el rgimen absoluto de un Jefe
infalible. Tal es la libertad de accin que esa iglesia acuerda
a sus secuaces.
tomismo,
filosofa oficiol
la
Reforma
de
la Iglesia.
Len
que "rompi
el
189
el
pantesmo,
naturalismo
el
que restauraron, bajo nuevas apariencias, antiguos errores ya victoriosamente refutados por los Padres y los doctores de la Iglesia".
el
Esta ltima
es
otra
de
el
deletreos
infundadas afirmaciones de
las
los
errneos sistemas,
al
ms
racionalismo,
si
consideramos que esta doctrina sostiene slo verdades demostrables partiendo de un corto nmero de primeros principios, evidentes por s mismos, que el ser humano conoce
por sus propias luces naturales.
"La incredulidad contempornea, contina Len XIII,
no se limita a dudar o negar tal o cual verdad de la fe, sino
que combate el conjunto mismo de los principios que consagra la revelacin y que sostiene la verdadera filosofa, principios fundamentales y sagrados que ensean al hombre el
fin supremo de su pasaje por la vida". Pero la ciencia ha
demostrado incuestionablemente que no ha existido la pretendida revelacin en que se basa la Iglesia, lo mismo que la
razn demuestra la falsedad del tomismo, que para el Papa
es la verdadera filosofa cristiana. En efecto, la base metafsica del sistema de Toms de Aquino
sistema que no es
ms que un
completado con la
en sostener que en
Dios coexisten la esencia y la existencia, conceptos que no
se implican en la criatura. Para aclarar estos trminos, recurdese que tenemos idea, por ejemplo, de lo que es una
sirena o un centauro, sabemos lo que estos vocables significan; pero esa idea no supone la existencia real de esos
seres fabulosos. Una cosa es preguntarse lo qu es im ser:
filosofa
aristotelismo cristianizado
rabe
medioeval
es si existe:
lo
que en
estriba
An
sit?
La respuesta
a la pri-
la filosofa aristotUca se
llama
problema de
De
aqu
se
desprende
190
nobles, verdaderos,
que
otros.
Ahora
bien, lo
ms o
lo
menos
191
Como
de
la idea
nados fines
llegaba a convencerse de la realidad de la
existencia de ese Ser, lo que es incurrir en el mismo error
lgico que l tambin reprochaba a Anselmo. Adems es
ms fcil que nos forjemos la idea de un centauro que la
de un motor inmvil origen del movimiento real, pues ignoramos cmo algo que sea inmvil, pueda producir el movimiento. Aristteles sostena que ese motor inmvil se transformaba en fuerza motriz obrando como objeto de deseo,
,
y as sus comentaristas rabes Avicena y Algasali, explicaban el movimiento de cada astro por dos ngeles: uno que lo
haca dar vueltas, mientras que el otro, contemplado y
amado por el primero, lo determinaba a realizar ese acto.
Toms de Aquino tom de estos filsofos rabes tal explicacin, identificando el motor, objeto de deseo, con Dios,
y as en la Suma contra los Gentiles dice: "En el movimiento
que se efecta por deseo y conocimiento, el sujeto que desea
y conoce es un motor movido, mientras que el objeto deseado
y conocido es un motor no movido. Luego, siendo Dios, el
primero de todos los motores, motor inmvil, necesariamente
es, con relacin al motor del que se mueve una parte, lo
que lo deseable es relativamente al que desea".
Fuera de esto, la ciencia moderna ha adelantado bastante
a la del siglo xin, y hoy ya nadie cree como Toms de Aquino, que las esferas celestes rueden en el espacio impulsadas
por ngeles (lo que todava aceptaba Jos de Maistre), ni
que el fuego sea la causa de todo calor; y la radioactividad
y las nuevas teoras sobre el tomo, fuente de energa hasta
hace poco desconocida, han cambiado por completo los tr-
192
minos
del
Aristteles
accin (^).
El
con
matrimonio
el
civil
el divorcio.
Continuando
estudio de la encclica de
su jubileo papal,
conyugal para
profanarlo, al despojarlo de su carcter religioso", y porque
en muchos sitios ha destruido la estabilidad del matrimonio,
laico,
porque
ste
dando sancin
ha legislado "sobre
el lazo
lo
En
nuestro pas, el catolicismo se esfuerza en difundir la filosode Toms de Aquino. As se ha hecho pblico por la prensa,
que un profesor de 2^ enseanza ha impuesto en sus cursos, en establecimientos oficiales, el texto de filosofa de un jesuta, cuya finalidad confesada es la de "cristianizar la filosofa". Adems, en el
N9 44 de la Revista Nacional (agosto de 1941) costeada por el Ministerio de Instruccin Pblica, se encuentra un artculo de un diputado catlico, todo saturado de tomismo, inspirado en obras francesas contemporneas escritas con el propsito de propagar tan
arcaico sistema y hacernos retroceder en materia filosfica a los
buenos tiempos de la escolstica medioeval.
fa fsil
193
escribir esto
1'
Los
tales
mantiene
as
como un
como Geden
privilegio de
(Jue. 8, 30),
David
(I
celebrarse el
judos al
ejemplo de Jess (Mat. 22, 2-10; 25, 1-10; Luc. 14, 8-10;
Juan
2'
2,
se dice
1-10).
monogamia en lo que
aunque, como escribe Loisy, esas
en Gn.
2,
22-24
"no consagran
la
monogamia,
ni la in-
la
do que
sta fue
una derogacin de
la ley
194
matrimonio (Gn. 1, 27; 2, 24), derogacin permitida por Moiss para prevenir males mayores, pues por
tituy
el
la
modernos a establecerlo.
matrimonio indisoluble por toda la vida; el divorcio es
un mal menor, indispensable, que hay que permitir, para
ladores
el
evitar daos de
ms
Al hablar de
3'
consideracin.
"la institucin licenciosa del divorcio",
el
(I
Cor.
divorcio,
cuando
el
apstol
al
marido o
la
7, 12, 15).
lante dice
bajo
la
muchos conceptos,
a los
ms
desastrosos efectos de
poderosamente efica-
toda
la
humanidad en una
a poco ha prevalecido en
mente
que poco
un
y para reunir
las
el
el
orden internacional
cual se miran
mutuamenos
ciertamente con
la
los rivales".
en
un hecho completamente
195
rras el da
que
las
las cosas
siguieron peor
stos
fueron convertidos a
nueva
la
el
punto que
a fines
de
Pepino el Breve dona al Papa, el exarcado de Rvena, origen de los Estados Pontificios.
Las nuevas doctrinas no slo no impidieron los conflictos
armados entre los pueblos del mismo credo, sino que ni an
lograron suavizar las costumbres de aquellas naciones incultas, entre cuyos dirigentes eran usuales los homicidios y cr-
ese siglo,
menes de toda
especie.
Adems
la
intransigencia
unos dos
del
del
sober-
la
que dur
siglos,
miento
la
religioso,
que llamamos
las
el fin
el
clculo de stos,
como de
compensa en ma-
No hay
rante
el
resto de la
la
Edad Moderna,
europeos es la historia de
sus mutuas guerras, algunas de las cuales alcanzaron a durar
la historia
de
cien aos.
Y qu
decir
cuando surgi
la
Reforma? El Papado no
abrazado
el
la hereja
no por
196
la persuasin, sino a
sangre
a fuego.
cuando
se
descu-
implacables
licos,
sin entraas,
lada finalidad.
Lo
la eficacia
que
se le
supona.
y hacen
erupcin por doquiera, y ni aun se ve brillar la aurora de
ima vida pblica en la que reinara la calma. Por lo dems,
y cualquiera puede comprobarlo, tal como se la entiende^
hoy, es decir, acordada indistintamente a la verdad y al error,
al bien y al mal, la libertad slo tiende a rebajar todo lo que
Conflictos econmicos, luchas de clase se encienden
197
gimen
totalitario
que no combata
la religin,
llmese fas-
Despus de atacar la instruccin que no vaya acompaada de una slida enseanza moral
en lo que estamos de
completo acuerdo, pero sin necesidad de sostener que esa
enseanza moral ha de ser forzosamente religiosa
pasa
Len XIII a chuparse de los progresos de la ciencia, y con
ms buen sentido y mejor criterio que sus predecesores, reconoce que sta "ha abierto nuevos horizontes a nuestro espritu, ha aumentado el imperio del hombre sobre las fuerzas
de la naateria, y ha suavizado la vida en este mundo". Le
reprocha, sin embargo, que no haya estado a la altura de
las esperanzas que haba despertado, por lo que se encuentran
multitudes en la miseria y que "una indefinible tristeza pesa
sobre las almas y un inmenso vaco existe en los corazones".
Estos reproches que suelen formular los creyentes contra la
ciencia, son completamente injustos y desprovistos de todo
fundamento. La misin de la ciencia consiste en investigar
la verdad; y no se la puede culpar si no ha develado todos
los misterios de la naturaleza, y si el hombre ha hecho un
mal uso de sus descubrimientos. Es un absurdo pedir a la
ciencia lo que ella no puede dar. Lo que hay en el fondo de
todos esos ataques contra la ciencia, es el despecho o el resen-
198
muchas de
como
las
verdades ins-
licismo.
introducir
Ya hemos
iglesia catlica
la
gelios
timos
al
por
lo que,
lector a lo
una rama
cristianismo de los Evan-
que en realidad no
es
sino
que sobre
la
opro-
apos-
tad,
si
llegara a
199
los siglos
responderos con
ominosos de
las
la
Edad Media,
Resumen.
al
apstol
33j.
la
la
influencia
el
y predic
iglesia.
Exalt
la
libertad
para
se
produjo una
200
religioso;
el
FIN DE LA
1*
PARTE
INDICE
Dos palabras al lector
Introduccin
Captulo primero. Po VI
Eleccin de Po VI, 13.
Poltica de Po VI en Rusia y
Austria, 13.
Poltica de Po VI con Francia despus de la
Revolucin, 14.
Po VI y la Declaracin de los Derechos
del Hombre, 17.
Po VI ante los grandes sucesos histricos del ltimo decenio de su vida, 20.
7
9
18
23
ltica, 28.
31
39
Captulo quinto. Po IX
Primer perodo del pontificado de Po IX, 45.
Poltica
absolutista de Po IX, 48.
Napolen III y Po IX, 55.
Influencia de Po IX en la implantacin del imperio de Maximiliano en Mjico, 62.
El Syllabns y su influencia poltica, 75.
El catolicismo en Suiza durante el siglo XIX
hasta el fin del pontificado de Po IX, 80.
Poltica de
Po IX despus del concilio del Vaticano, 83.
Repercusin
de la poltica retrgrada de Po IX en Ecuador y el Uruguay, 85.
La autocracia de Po IX y el fracaso de su
45
poltica, 90.
93
Apostlici, 112.
La encclica Diuturnum, 114.
Las encclicas Nobilssima Gallorum gens y
genus, 115.
La encclica Inmortale Del, 117.
La encclica Libertas
prsestantssimum, 120.
Observaciones a las expuestas enrclicas de Len XIII: 1* La soberana popular y la soberana
2* La iglesia catlica, 125.
de Dios, 123.
3* Las liber4^ La Masonera, 131.
tades en el Estado moderno, 127.
Diplomacia y poltica de Len XIII, 142.
La poltica de
Len XIII con Francia, 144.
El asunto Dreyfus, 151 La poltica de Len XIII con Alemania, 156.
La poltica
de Len XIII con Italia, 160.
La poltica de Len XIIl con
Inglaterra, 162.
La poltica de Len XIII con Rusia, 172.
El papa obrerista. La encclica
Novarum, 176.
Observaciones a la encclica Rerom Novarum, 179.
Documentos pontificales posteriores a la encclica Rerum Novarom, 184.
La denjocracia catlica, 185.
La limosna y la
obediencia a los obispos, 187.
El testamento poltico de
Len XIII. El tomismo, filosofa oficial de la Iglesia, 188.
El matrimonio civil y el divorcio, 192.
El catolicismo y la
paz internacional, 194.
La libertad, la religin catlica y
la ciencia, 196.
Exhortacin final aconsejando el retomo
Humanum
Remm
mi catolicismo, 198.
Resumen,
199.