2001 Globalizacion y Utopia
2001 Globalizacion y Utopia
2001 Globalizacion y Utopia
COLECCION JORNADAS
GLOBALIZACIN y UTOPA
PAULOFREIRE
PRLOGO
A Darlela y Miguel,
con quienes h~t1lOS aprendido
a construir y a respetar su autonoma.
A quienes simbolizan,
en Mxico y en el mundo,
laflor de la dignidad.
vivir" con ellos provoca como por la alegra de sentirme inserto, con
emoc.in, con pasin y con decisin en la misma lucha de ustedes.
Lucha, se percibe fcilmente, cuyo espacio propuesto es el de la
Historia como posibilidad y no el de la Historia como determinismo.
De ah, tambin que el lenguaje usado y trabajado por ustedes, en
el esfuerzo desocultador, sea el lenguaje de la posibilidad. Lenguaje
con que realizan, con energa y vigor. tica y estticamente, la necesaria crtica a la fuerza deshumanizante de la poltica y de la economa
neocapitalistas.
Este libro me hace recordar, con una nostalgia bien soportada, ale Prncipe. en frica. a
o\Tunos de nuestros encuentros en Sao Tom
.
9
10 Prlogo
mediado de los aos setentas. Encuentros en los que hablbamos de
utopas y de sueos tan vivas y vivos hoy en la medida en la que el
libro de ustedes se encuentra empapado en ellas y ellos. El sueo de
Introduccin
retrica dominante, suele ser identificada como un fenmeno econmico, aunque con consecuencias polticas. La g]obalizacin sera el inicio de una realidad mundial, impulsada por las fuerzas de mercado y
por el dinamismo del avance tecnolgico, fenmenos calificados como
benficos para todos los seres humanos, que tenderan a arrasar con
todo a su paso, desde las fronteras nacionales y los conflictos blicos
hasta categoras analticas -corno explotacin, exclusin y opresiny la posibilidad de imaginar realidades distintas.
Las utopas son una parte esencial de los seres humanos. Las personas que han logrado trascender su momento histrico y su realidad estrecha han luchado por convertir su sueo en realidad: Paulo Freire,
1\
12 Introducci6n
Emiliano Zapata, Danielle Mitterrand, Nelson Mandela, Amlcar
Cabral, Wole Soyinka, Frantz Fanon, Antonio Gramsci, Lucretia Mott
y Martin Luther King, entre otros. En este trabajo se aborda la utopa
en su versin crtica, concebida como la consttuccin de una realidad
que no existe, pero que puede existir. Comprende dos aspectos esenciales: la denuncia del presente y el anuncio de un futuro distinto. Esta
forma de explicar las utopas en el mbito de la actividad acadmica,
como la posibilidad de imaginar realidades distintas, implica la elaboracin de pensamiento autnomo (crtico), la existencia de sujetos histricos de la duda rebelde y de la opcin y nos compromete con la
cia de la globalizacin en los procesos educativos en nuestro continente, por'lo general dicho trmino aparece slo como una retrica
novedosa. En este sentido, hemos considerado una tarea fundamental
el anlisis de la globalizacin en su doble dinmica: como discurso
terico -a partir de los planteamientos ideolgicos que lo sustentan,y como proceso en expansin. Como discurso terico, observamos
14 Introduccin
Este primer nivel de anlisis est unido al conocimiento que nosotros mismos hemos elaborado para interpretar y transformar nuestra
realidad, el mundo en que vivimos pero, fundamentalmente, el mundo
que vamos a heredar a nuestros hijos, Dariela y Miguel. Este libro
expresa en parte nuestro compromiso con la bsqueda de un conocimiento transformador, el compromiso con nuestra actividad profesional: intenta ser un pequeo grano de arena, un deseo amoroso por
decir en la palabra yen la accin que todos podemos y debemos contribuir a la creacin de un mundo ms humano, ms democrtico, ms
justo. Es en este contexto en el que se construye el segundo nivel de
anlisis:el conocimiento de la cotidianidad que vivimos tanto acadmicos como estudiantes en el saln de clases universitario. En la bsqueda de procesos educativos alternativos, en este libro se presenta u~a
experiencia orientada hacia la transformacin de los estudiantes en su-
fonna dominante de utopa y las utopas alternativas desde la Modernidad y hasta la gnesis de la globalizacin. En los dos planteamiento
centrales se argumenta, en primer trmino, que las utopas ---como vi-
un panorama general de los cambios estructurales de contenido poltico en Mxico, en la ltima dcada, analizados en relacin con el
impacto de la globalizacin. Estos planteamientos tienen como finalidad elaborar un referente histrico amplio que permita comprender
algunas dimensiones para analizar la trascendencia, la autonoma de
pensamiento Y,la historicidad de la rebelin indgena en Chiapas, a partir de 1994, y poner en tela de juicio la difusin de los "mitos aseguradores" que falsean la realidad y niegan el derecho a soar una sociedad
distinta, En este punto es importante subrayar que no es nuestro objetivo histori'zar la construccin de la utopa que tiene lugar en la zona
chiapaneca, sino simplemente presentar un marco de referencia que
pennita ubicar a sta en el contexto local, nacional e internacional.
El captulo tres "La mopa concreta como construccin de alternativas educativas", consta de dos partes: en la primera se presenta una
metodologa alternativa; "metodologa para el rescate de lo cotidiano
y de la teora" como propuesta de trabajo para quienes estn interesados en utilizar el saln 'de clases de forma distinta a la tradicional, teniendo como finalidad la construccin y reconstruccin pennanente de
la utopa crtica. La segunda parte, utilizando el genero epistolar, da
cuenta del proceso vivido, en la teora y en la prctica, durante la
implementacin de dicha metodologa, y comprende cinco cartas: tres
a don Durito. una al viejo Antonio y una a Paulo Freire. Las cartas a
don Durito y al viejo Antonio buscan aprovechar la riqueza de estos
TIC
16 Introduccin
personajes, creados por el subcomandante (tambin llamado sup) Marcos. El primero, don Durito es un personaje de quien Octavio Paz
deca que era una invencian genial y Jos Saramago bromea lamentndose por no haber tenido antes que Marcos, la ocurrencia de tal
personaje. Don Durito es la parte intelectual y radical de Marcos, se trata de un escarabajo, un ser que esta debajo de la madre tierra y es capaz
de llegar a sus entraas. Durito sabe que la tierra es atacada por el
capitalismo salvaje y por ello encabeza la lucha contra el neoliberalismo y por la humanidad. El viejo Antonio representa el encuentro de Marcos con la cultura indgena. El sabio es su maestro, por
medio de l llega a la simbologa de toda la cultura indgena para lograr
el reencuentro del hombre con la memoria histrica. Una memoria histrica que aunque muere siempre germina. Para el viejo Antonio la recuperacin de la memoria es la lucha por la dignidad yerneoliberalismo
es la muerte y la impunidad. La carta dirigida a Paulo Freire fue escrita despus de conocer y sentir el dolor de su muerte acaecida el 2 de
mayo de 1997; es una carta que sintetiza algunas de las principales
aportaciones de Freire en su lucha a favor de los desarrapados del mundo, siendo, al mismo tiempo un homenaje a su lucha. Recordemos que
Fr~ire conoci e hizo el prlogo de este libro y, por ello, l est presente en todo este trabajo, lleno de fuerza, alentando a quienes nos
hemos comprometido en dar voz a los que no tienen voz, a quienes
trabajamos en favor de los desarrapados y las desarrapadas del mundo. Es importante destacar que este captulo fue elaborado por Miguel Escobar.
Este libro es, por lo tanto, un llamado a esta construccin de utopas, una puerta que se abre para traer la voz de los sin voz, el rostro
de los que no tienen rostro, pero s tienen dignidad. Invitamos a leer
este trabajo, a hacerlo suyo, no como una transmisin ms de conocimientos acabados, fros, estticos sino a leerlo dejndose cuestionar
por lo que se plantea. En este sentido, estamos convencidos de que la
construccin de conocimientos que no sean ajenos a nuestra realidad
va unil1a a la construccin de un mundo ms humano, ms justo, a la
construccin de una educacin que le diga "adi.s" a la tran~mi.sin fra,
alienante, de conocimientos "neutros", ideolgicamente construidos en
canos del ideal de ser humano, ideal planteado en la concepcin unitaria de la historia de Occidente como la nica relevante, como principio
supremo y unificador.
Por timo queremos decir que este libro comenz su camino el l de
enero de 1994 y escribimos su epilogo hoy, 11 demarzo de 2001, con
la entrada de la marcha de la palabra indgena -por el reconocimiento, tanto de los derechos indios como de todos los excluidos- al Zocalo
de la ciudad de Mxico. El libro termina aqu pero, como lo decimos
en el epilogo, la marcha continuar haciendo camino. Sin embargo, con
esta marcha cerramos, temporalmente, la ventana que nos mantuvo en
HISTORIA YUTOPA
mundo.
Paulo Freire 1
'ldem.
21
22 Hisroria y uropa
socioculturales no son transparentes y son hasta cierto grado teorizadas,' en la actividad intelectual del estudioso de las ciencias sociales
-el que "observa"- tienen especial relevancia estos determinantes,
que en el campo del conocimiento asumen la forma, ms o menos
articulada, de una visin social del mundo! la cual fundamenta la forma de comprender, de interpretar y de explicar realidades sociales. El
error, afirmaba Freire, no reside en elaborar el conocimiento a partir
de una cierta visin del mundo: el error consiste en pretender que sta
es absoluta y en desconocer que puede carecer de sustento tico.'
En la medida en que la abstraccin' juega un papel fundamental en
la elaboracin del conocimiento de los fenmenos socioculturales, se
supone que aquellos que realizan su actividad profesional en estos cam-
pos disciplinarios tendrran una mayor sensibilidad para elaborar un conocimiento crtico que permita dar sentido a la pregunta de quines
La construccin de utopas 23
un
lOl'IJO
cit. p.16.
9
1<1
24
Historia y utopa
Por lo tanto, la formulacin de lo que hoy se denomina como utopas,12 con distintos niveles de concrecin, ha sido una constante a
lo largo de la existencia de la humanidad, En los siglos XVI! y XVIII,
filsofos y literatos en Europa produjeron una cantidad importante de
escritos'utpicos de carcter ficticio, Como expresin.de un idealismo
ji, abstracto "dulce de imgenes"" y al margen de la experiencia histrica, estos escritos dieron nacimiento a una concepcin estrecha de
la~ utopas, en cuanto a la viabilidad de su aplicacin, corno imaginacin vacua.
A partir del siglo XIX surgieron nuevas utopas sociales que, al incorporar la experiencia histrica en la elaboracin de un ideal de mundo
social, presentaban mayor grado de concrecin, Estas nuevas utopas se
convirtieron en un concepto de lucha poltica orgnicamente unido a un
ideal emancipatorio, no necesariamente radical, pero en la medida en que
planteaban una alternativa de relaciones sociales se tendi hacia su
satanizacin, invalidndolas como pura fantasa, vaca de realidad,
Hoy en da, todas las visiones tericas del mundo social (desde
el positivismo hasta el marxismo, el pensamiento pos moderno y el
discurso neoliberal), que fundamentan la forma en que conocemos
e interpretamos la realidad en los mbitos universitarios, renen un contenido utpico, aunque ste puede estar velado o negado por sus pro
pios seguidores.
Como fundamento de las visiones tericas del mundo social yen el
nivel conceptual, las u.tapas contienen dos elementos esenciales: l. Un'
anlisis crtico y riguroso de las relaciones sociales existentes. 2. Una
11
/dem.
En las vertientes 'crticas de utopa, en un mismo momento se articula el hoy con el maana imaginado. Los ensayos en torno a las for-.
mas de utopa crtica por lo general se han enfocado a'la denuncia del
statu quo y a exponer una alternativa social. En este principio de siglo
y como una ms de las expresiones de la cultura global, parece conquistar cada vez ms simpatizantes entre los crculos intelectuales occidentales la corriente de pensamiento que declara con triunfalismo la
muerte de las utoP.as,
26 Historia y utopa
En Mxico la coyuntura interna e internacional sita a los universitarios en un carrefour de la historia, que brinda la oportunidad de confrontar la estrechez y la cerrazn de las visiones del mundo social con
la realidad: se puede optar por buscar refugio a un "mito asegurador",
tericamente sofisticado, que permita seguir con los ojos cerrados,
rostro~',
la dignidad humanade millones de seres humanos, tanto en los ncleos de desarrollo capitalista (Europa y la regin norle de Amrica)
La dimensin histrica 27
28 Historia y utopa
er
I~.
M. Lowy,
La dimensin histrica 29
"gente que cuenta" y que por lo tanto son calificadas como relevantes
para las naciones del "centro" del sistema internacional, "del Occidente que representa el lugar propio de la civilizacin, fuera de la cual
estn los hombres primitivos". De esta representacin de la historia,
ltica y la sociologa, entre otras). Como discursos tericos, esos relatos de la Modernidad han contenido en forma implcita una utopa,
un ideal de humanidad que tenda hacia la homogeneizacin, que
identifica a mujeres y hombres con ciertos ideales humanistas, basa-
IO-Jl.
Viluimo, "Posmodemidad: una sociedad transparente?", en G. Vattimo el al., {!p. cit., pp.
30 Historia y utopa
para invalidar la utopa contenida en las visiones tericas (acadmicas) del mundo y, por lo tanto, para legitimar o invalidar al propio conocimiento. Esta bsqueda de la objetividad cientfica, de acuerdo con
Jos Mara Mardones, asumi el carcter de un imperialismo
objetivante: "Un pensamiento fuerte, que cree saber objetivamente qu
es la realidad, que busca un fundamento para sus afirmaciones... le anima un afn de podero. Es el sujeto seor del objeto".24
Al argumentar la existencia o la inexistencia de la objetividad cientfica, como elemento para diferenciar el conocimiento, en el contexto
del auge de la Modernidad se marc la naturaleza poltica radicalmente distinta entre dos tipos de utopa.
En primer trmino, la bsqueda de objetividad cientfica aliment
una forma distorsionada de utopa, que a partir de una pretendida superioridad epistmica ha proporcionado los recursos intelectuales para
el mantenimiento del statu qua. Esta forma de utopas es distorsionada
en la medida en que no plantea un anlisis crtico de la realidad existente, su anuncio del maana es continuidad del presente y no imagina
una alternativa en sentido estricto. Adems, al negar su contenido utpico, se presenta a s misma como conocimiento real y verdadero, como
anttesis de la utopa o como un tipo de utopa ne varietur (para que
nada cambie), que falsea la realidad e invalida el sueo.
En segundo trmino, el criterio de objetividad cientfica ha servido
para invalidar otro tipo de utopa: aquella que denuncia un presente y
que imagina una alternativa de sociedad. A partir de una definicin
estrecha, herencia de algunas manifestaciones del pensamiento utpi. ca de los siglos XVII YXVIIl, se ha tendido a eliminarlo de los mbitos
acadmicos, como si fuese una simple abstraccin, que nacera al margen de la experiencia histrica, debido a que ese tipo de utopa cuestiona la realidad y elabora una alternativa social que, en la medida en
que no existe, es identificada como un maana que es histricamente
"autocrtica" del objeto, como reflejo de la realidad, independientemente de la prctica social del
sujeto que conoce. Vase G. Vattimo, "Posmodemidad: una sociedad transparente?", en G. Vattimo
etal., op. cit., p. 16; M. Lowy, op. cit., pp. 155-156.
24 Jos Mara Mardones, "El neo-conservadurismo de los posmodcrnos", en G. Vatlimo et al.,
op. cit., p. 25.
32 Historia y utopa
inviable y por lo tanto carente de contenido cientfico. Este tipo de utopa crtica es descalificado como un idealismo cansado, nostlgico, incapaz de argumentar con elementos cientficos su aplicabilidad a los
acontecimientos inmediatos.
34 Historia y utopa
,.\ Entre otros procesos relevantes destacan aquellos que provocaron cambios cualitativos en la
cCllTelacin de fuerzas econmicas y polticas a escala mundial: la denominada revolucin cientficotecnolgica ysus efectos en la internacionalizacin del proceso productivo y de las finanzas yen la
divisin transnacional del trabajo, el nuevo dinamismo econmico en Europa occidental y en la cuenca
asitica del Pacfico; una desaceleracin en el ritmo de desanollo econmico de Estados Unidos; el
fortalecimiento financiero del Japn y el crecimiento del dficit y de la deuda externa de Estados
Unidos, la crisis del mundo socialista, el agotamiento del modelo de Estado caracterstico de las
dcadas de los sesentas y los setentas (Estado de bienestar en los pases desarrollados y Estado
dependiente en la periferia del sistema internacional); la crisis del Sistema de Bretton Wodds (Fondo
Monetario Intencional y Banco Mundial) yel deterioro socioeconmico y poltico de algunas regiones
del mundo, en especial frica.
36 Historia y utopa
11 No existe una interpretacin nica del neoliberalismo poltico, pero a pesar de las grandes
diferencias entre las corrientes del discurso neoliberal, stas tienen como ncleo la concepcin de
que el individuo es ante todo un ser con valores morales y que todos los individuos tienen el mismo
valor y tienen derecho a seleccionar sus medios de vida. Desde el punto de vista tico, el
neoliberalismo no cuestiona estos medios, pero se considera que la libertad individual es el objetivo
tico por excelencia y por lo tanto debe ser garantizado. El neoliberalislllo econmico sostiene que
el libre juego de los individuos -como agentes econmicos- genera tanto el orden econmico
como el intercambio mercantil y la retribucin -que se supone son justos. Sin embargo el trmino
de justicia no se plantea como un concepto moral, sino una idealizacin con pretensiones nonnativas,
basado en la supervivencia de los ms fueItes para competir en el mercado y la libeltad es interpretada
como el principio econmico de libre mercado. Si se toma en cuenta que la existencia de economas
mejor dotadas es producto de un proceso histrico de desarrollo desigual injusto y excluyente,
implica quclos principios del mercado reducen las expectativas de la gran mayora de la poblacin
en Amrica Latina, frica y Asia.
De acuerdo a esta lnea de reflexin, la globalizacin tiende a erosionar la centralidad del Estado, sobre todo en cuanto a la definicin
de la economa nacional y la elaboracin de identidades sociales y
polticas. Los reclamos en favor de la soberana nacional y de la integracin de la economa nacional han caducado a la sombra de los
objetivos de reducir el papel del Estado, convertir a la economa local
en competitiva y prospera con el control de la intlacin, la reduccin
del gasto social y el estmulo a la iniciativa privada, l proceso de
privatizacin, del libre comercio y la intemacionalizacin de las estrategias empresariales como fuente de creacin de bienestar y del desarrollo econmico, augurados por la globalizacin. Manfred Bienefeld
parafrasea a uno de los principales exponentes de la versin de
globalizacin ms popular entre acadmicos, sectores empresariales y
polticos, el estadounidense Robert Reich, para quien:
[... ] la desintegraci6n de las economas nacionales debe ser aceptada
por los gobiernos y P?r los electorados como un hecho de la vida, incluso aunque pueda condenar a la mayora de los ciudadanos a la inseguridad crnica [...] la gIobalizaci6n proporciona un fundamento seguro para
el xito y la actual prosperidad que goza una minora de ciudadanos debido a sus habilidades o, ms frecuentemente, a la propiedad o al control del capital y del conocimiento. 29
"Rob~rt W. Cox, "Global Restrucluring: Making Sense ofthe Changing International Political
Economy", en R. Stubbs yG. R. D. Underhill, eds., Polilcal. economy and the Changing grabal
order, p. 48.
>J Manfred Bienefeld, "lsaStrongNational Economy aUtopianGoal al theEnd oftheTwentieth
Century?", en R. Boyer y D. Drache, eds., States against lllarkef.. The limits olGlobalizatioll,
p.417.
38 Historia y utopa
30
vado, de una sola realidad, una sola historia, una sola tica neoliberal
y por lo tanto elabora un ideal de hombre y de mujer global. La
globalizacin implicara, adems de los niveles de la produccin y las
finanzas, la difusin de la tecnologa y del conocimiento en el nivel
mundial y la transformacin de los patrones de consumo, orientados
hacia productos culturales para consumidores de mercados mundiales. 31
En este contexto, al inicio del siglo XXI juega un papel estratgico
el proceso mundial de formacin de consenso en torno a la economa
global, que favorece esquemas de pensamiento que enfatizan las cualidades de la actual coyuntura internacional (el aqu y el ahora), la
tendencia mundial hacia una supuesta homogeneizacin de todos los
seres humanos, independientemente de consideraciones de tipo nacional, tnico, religioso, poltico, econmico y de gnero, y la nocin de un
inevitable futuro global, cimentado en el reconocimiento de los beneficios de la democracia de mercado neoliberal y con la emergencia de
valores e instituciones globales. 32 Ese futuro comn de la humanidad
se corporiza en el concepto casi mtico de la globalizacin.
"Andrew Hurrell y Ngaire Woods, "Globalisation and Inequality", en Millennium, vol. 24,
nm. 3, p. 449.
40 Historiay utopa
3.1
p.15.
40 Historiay utopa
JJ
p.15.
42 Historia y utopa
Al margen de la retrica neoliberal, la globalizacin implica esencialmente una recomposicin hegemnica en el mbito mundial y sin
precedente histrico, con la elaboracin de nuevas reglas del juego
mundial y de nuevos mecanismos de inclusin y de exclusin. En el
ncleo de la globalizacin emergen fuerzas hacia la homogeneizacin
y fuerzas hacia la desintegracin en el nivel nacional, subnacional,
transnacional, regional y mundial. Estas fuerzas, de signo opuesto, se
expresan de manera diferenciada en los distintos pases y regiones y
son en parte origen y en parte consecuencia histrica del desarrollo
desigual a escala mundial: el impacto diferenciado de la globalizacin
se explica en gran medida por la historia social y poltica de los distintos pases, grupos sociales y regiones. Al mismo tiempo, la
globalizacin tiende a modificar sensiblemente el desarrol1o desigual
en el siglo XXI.
Esta relacin dialctica -e ignorada en el discurso neoliberalentre globalizacin y desarrollo desigual permite analizar la agudiza-
JIIUf/la!,
"Stephen GiB, "Structural Change and Global Po1itical Economy: Globalizing Elites and the
Emerging World Order", en Y. Sakamoto, ed., Global TrWLj(rmation: clwllenges of the State
System, pp. 179-182.
44 Historia y utopa
expresa las necesidades concretas de los diferentes grupos en el contexto de la economa global.
46 Historia y utopa
48 Historia y utopa
En ese clima escptico en el plano terico --que proclama la "muerte" de la utopa que libera a los sujetos de todo tipo de compromisoy en medio del triunfalismo ambivalente de un capitalismo global en
proceso de recomposicin, afloran los intentos por dar nacimiento a
nuevas utopas crticas. En 1994 -cuando pareca que el nuevo discurso neoliberal avanzaba sin enfrentar oposiciones populares- en la
selva chiapaneca, la lucha de los "sin rostro y sin historia", los del "silencio roto", uno de los "pueblos inferiores" de la Modernidad y noglobalizados en la naciente sociedad posmoderna, surgi como 'una de
las primeras formas de denuncia de la verdadera naturaleza de la
globalizacin41 y como expresin de la vitalidad de utopas declaradas
"muertas", que plantean reclamos de soberana nacional y del reconocimiento de su historia, de sus diferencias culturales y sobre todo de
su dignidad como seres humanos.
A la sombra del discurso dominante de la globalizacin estos reclamos no son deseables, son inviables, son incompatibles con las promesas contenidas en utopa hic et nuc, que plantea la libertad mediante
la adaptacin a la globalizacin, y por lo tanto carecen de fundamento
objetivo para su existencia. Sin embargo, a pesar de la euforia ante un
solo camino -el neoliberalism~y del futuro global, estos pueblos
optan por construir su utopa concreta.
" Es impOltante subrayar que larevuelt.1 en la selva Lacandona chiapaneca fue una de las plimera.1
voces de denuncia en contra del triunfalismo sustentado en el discurso neoliberal. Las protesta.1 masivas
en contra de la globalizacin surgieron en los ltimos aos de la dcada de los noventas, protagonizadas
por la llamada "muchedumbre anti-globalizacin" yque han dirigido sus acciones en contra tanto de
algunas grandes corporaciones transnacionales -en especial la de comida rpida MacDonald- como
de los pilares institucionales del emergente orden mundial global izado: entre otros la Organizacin
Mundial del Comercio, el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial yel foro APEC. Vase
G. Pierre Goad, "Middle Powers to the rescue?, en Far Easlern E(;()llomic Review. 1'01. 163, nm.
24. p. 69.
UTOPA y LUCHA
51
52 Utopa y lucha
r, Es importante destacar que estas dos instituciones internacionales fueron creadas al final
de la Segunda Guerra Mundial, pero hasta inicios de los aos ochentas su comportamiento
-prcticamente ignorado por la gran mayora de la poblacin en los pases de la periferia
(Amrica Latina, frica y Asia) durante la Guerra Fra- no gener protestas populares.
Con especial nfasis en la ltima dcada del siglo xx, la denuncia del nuevo papel asumido
por estas instituciones en el contexto de la globalizacin se ha convertido en uno de los
rasgos distintivos de los nuevos movimientos sociales.
7 "No hay enseanza sin investigacin ni investigacin sin enseanza [oo.] Mientras
enseo contino buscando. indagando. Enseo porque busco, porque indagu. porque indago
y me indago. Investigo para comprobar, comprobando intervengo, interviniendo educo y
me educo. Investigo para conocer lo que an no conozco y comunicar o anunciar la novedad".
(PauIo Freire. Pedagoga de la autonoma, p. 30.)
R bid. p. 41.
54 Utopa y lucha
10
La concentracin de la riqueza 55
12 Jos Antoni Sanahuja, "Trade, politics, and democratization: The 1997 global
agreement between the European Union and Mexico", en launal of lnteramerican SllIdies
and World Affairs, vol. 42, nm. 2, p. 36; Strom Thacker, "NAFTA coalitions and the political
viability ofneoliberalism in Mexico", en lournal aflnteramerican Studies and WorldAffairs,
vol. 41, nm. 2, p. 57.
56 Utopa y lucha
Es el caso, P?r ejemplo, de Cuba y de gran parte de los pases de frica subsahariana.
La concentracin de la riqueza 57
58 Utopa y lucha
irrumpir en la "zona central que representa el lugar propio de la civilizacn"16 (sic) los rostros, antes desconocidos, de nios, mujeres y
hombres que conforman los "pueblos primitivos", acelerando el desmoronamiento del mito de la existencia de una sola realidad universal
y de un "hombre" ideal.
Al igual que en Mxico, en el "centro de la civilizacin" las imgenes de esas culturas, transmitidas por la televisin, la computadora
o la prensa escrita, pueden ser vistas por observadores pasivos, que
no se perturban por la existencia de injusticias en pases perifricos,
pero tambin son recibidas por sectores sensibles de la sociedad civil
en los pases altamente industrializados, que consideran que "no hay
modernidad de unos si hay negacin y exclusin de los otros"l? y se
involucran en diferentes formas de solidaridad con esas culturas del
silencio: desde exigir a sus gobiernos que acten para evitar la impunidad de las injusticias hasta el apoyo a los grupos excluidos de la
vorgine del inicio del siglo XXI. En este sentido juegan un papel fundamentallas sociedades civiles -maduras en "la zona central" y emergentes en otras regiones, en especial en Amrica Latina.
En los pases perifricos, la forma de Estado neoliberalnaci muerta: sin una base social, en la dcada de los ochentas sembr el terreno
propicio para la profundizacin de las crisis econmicas cclicas, acentu la vulnerabilidad estructural vis-a-vis los intereses polticos yeconmicos de las nacientes elites globales y agrav la polarizacin
socioeconmica: las reformas neoliberales fueron la cuna de nuevos
millonarios (algunos mexicanos clasificados en el nivel internacional)
y llev a lmites extremos la exclusin de los condenados de la tierra, 18 en especial de las comunidades campesinas pobres y de los puebias indgenas. Aunque el discurso neoliberal, gestado en la utopa del
aqu y del ahora, plantea que los principios de exclusin de sectores
sociales, pueblos, pases y regiones en la globalizacin emergen de las
fuerzas impersonales del mercado, en realidad son resultado de deci-
La concentracin de la riqueza 59
19 En 1982 la economa mexicana sufri una profunda crisis. Entre las soluciones
propuestas destac la planteada por el Fondo Monetario Internacional, que propona la
apeltura comerciaL
60 Utopa y lucha
Despus de ms de cuarenta aos de una poltica econmica basada en
la sustitucin de importaciones y el aislamiento de la economa internacional, Mxico a mediados de los ochentas se embarc en un dramtico camino de reformas econmicas [...] redujo tarifas, aminor las
restricciones a la inversin, abri su economa a las fuerzas del mercado
y busc integrarse eficientemente en la economa internacional. 20
". David Leyton-Brown, "The Political Economy of North American Free Trade", en R.
Stubbs y G. R. D. Underhill, eds., Political ECOIlOmy and the Changing global Order, p.
360.
'1 EZLN, Documentos y comunicados 3.2 de octubre de 1995 24 de enero de 1997,
p.383.
22 Mxico ingres a la conferencia de Cooperacin Econmica Asia-Pacfico (conocida
por sus siglas en ingls como APEC) en 1993 y a la Organizacin de Cooperacin Econmica
y de Desarrollo (OCDE) conocida en trminos coloquiales como el "Club de los Ricos", en
1994.
La concentracin de la riqueza 61
El nuevo modelo econmico mexicano sera poco despus denominado como neoliberalismo social: un neoliberalismo con cara humana (sic). Respaldado por el Fondo Monetario Internacional, ese
neoliberalismo tena entre sus objetivos centrales controlar la inflacin, abrir el mercado interno, conquistar la confianza de inversionistas
extranjeras, fortalecer la iniciativa privada y reducir el papel del Estado.
Calificado por organismos internacionales y grandes bancos privados extranjeros como un prometedor "mercado emergente", en versiones oficiales se afirmaba que Mxico avanzaba hacia el progreso, alejndose
a pasos agigantados del grupo de pases del Sur. En la otra cara de la
moneda, el viraje realizado durante el salinismo tuvo un impacto negativo en la escena nacional: numerosas industrias -pequeas y medianas---'
quebraron, se increment el desempleo y creci la miseria, sobre todo
en zonas rurale.s, con la destruccin de la frgil economa de pequeos
productores independientes y la introduccin de una reforma constitucional que afectara directamente a los ejidos. 25
A finales de la dcada de los ochentas, en un clima poltico incierto
y enrarecido por una eleccin presidencial empaada por las denun" La expresin es de Julio Moguel, Chiapas: la guerra de los signos.
" El TLC es tambin conocido por sus siglas en ingls como NAFTA (Norfh American
Free Trade Agreement). Hilbourne A. Watson, "Economic Globalization: NAFTA and its
Consequenccs", p. 131. David Layton-Brown. op. cit., pp. 352-365.
25 En 1992 el artculo 27 constitucional fue reformado, con la iutroduccin del ejido
comunal en la lgica del mercado.
62 Utopa y lucha
La concentracin de la riqueza 63
64 Utopa y lucha
" Es importante subrayar que las polticas neoliberales no son la raz de la explotacin de
la poblacin indgena, pero contribuyeron a agravarla. La ausencia de libertad y de democracia
y la injusticia han caracterizado la historia de los pueblos indgenas desde la conquista espaola.
J(J Desde la colonizacin, pero sobre todo en las ltimas cuatro dcadas del siglo xx, los
indgenas han sido obligados -muchas veces con el uso de la fuerza fsica- a abandonar
sus tierras agrcolas, para migrar hacia zonas con tierras pobres en donde llevan a cabo en
forma precaria producciones de subsistencia -mz y frijol. En especial en las zonas ms
altas, las condiciones de vida de la poblacin indgena son extrcmadamente miserables.
Para sobrevivir, muchos indgenas tiencn que buscar empleo en las fincas, muchos de cuyos
propietarios son extranjeros.
.
11 Alina Rocha Menocal, ''Thc politics of marginalization: Poverty and the rights of the
indigenous people in Mexico", en Joumal of lutenuUiollal AlfairJ, voL 52, nm. 1, p. 85.
J2
66 Utopa y lucha
dar mexicano no es como nosotros" (sic). Citando una entrevista realizada al gerente general de una industria maquiladora en la frontera norte
de Mxico, en el verano de 1995, Sjalandersubraya la ausencia de cualquier preocupacin social por la situacin de los trabajadores mexicanos y relata:
La devaluacin del peso tuvo un impacto en los niveles de vida de los
trabajadres mexicanos cuyos salarios no se incrementaron en forma proporcional. De acuerdo con el administrador, sta no fue una situaciQn tan
grave debido a que los mexicanos no son como nosotros. Si ellos comieran como nosotros -si a ellos les gustara la carne, los vegetales, las frutas-la devaluacin del peso sera un problema. Pero ellos no son como
nosotros. Todo lo. que comen es. arroz, frijoles, tortillas y coca-cola. 33
)4
68 Utopa y lucha
denuncia era prcticamente ignorada al interior del pas. En esas listas, elaboradas por distintas instituciones internacionales (Naciones
Unidas, Americas Human Rights Watch, Amnista Internacional), hay
una afirmacin constante: los grupos ms vulneables en Mxico son
los indgenas y los campesinos, sobre todo en Oaxaca y Chiapas.J7
En el informe anual previo a la rebelin indgena en Chiapas, en 1993,
la organizacin no-gubernamental de alcance internacional y de lnea
conservadora, Americas Human Rights Watch, publicaba:
A pesar de los esfuerzos del gobierno mexicano en relacin con el debate del Tratado de Libre Comercio [oo.) para mejorar sus problemas
de derechos humanos de la mejor forma posible, las preocupaciones de
Americas Watch en 1993 se m:lOtuvieron virtualmente sin cambio en
comparacin con aos precedentes. La tortura y los abusos policiacos,
los abusos relacionados con las elecciones y la interferencia con la libertad de expresin y de asociacin de los promotores de derechos humanos [oo.) de los derechos de activistas campesinos e indgenas [oo.) y
de periodistas siguen siendo problemas persistentes. Incluso a pesar de
las reformas legales y de los cambios de personal, la impunidad de los
responsables contina [...)
La independencia de la CNDH (Comisin Nacional de Derechos Humanos) -de hecho como en las leyes- frente a las autoridades y su
apoyo para organizaciones mexicanas no-gubernamentales de derechos
humanos necesitan ser fortalecida [00.]38
Desde los primeros das, la rebelin indgena de Chiapas se distingui por su singularidad histrica y poltica, en cuyo contexto el uso
de las armas fue tan solo una forma de atraer la atencin de una adormecida sociedad civil y para obligar al gobierno a negociar. En cuanto
a su esencia, al igual que otras formas de rebelda indgena, sostiene
Adolfo GiIly, el neozapatismo se trata de:
[... ) un movimiento de defensa de la sociedad tradicional y de sus lazos con la tierra, contra la irrupcin de la modernidad encarnada por
" Edward Lawson, Eneyclopedia 01 Human Rights; los diversos informes anuales
publicados por Humarl Rights Watch.
" Human Rights Watch World Report 1994. Evellts 011993, pp. 115-116.
4()
70 Utopa y lucha
haba sido desplazado recientemente de sus tierras, fue atacado en forma brutal por un comando paramilitar: de acuerdo con los reportes de
organizaciones no-gubernamentales de carcter humanitario, al menos
cuarenta y cinco indgenas fueron asesinados y veinticinco fueron heridos. Con el pretexto de combatir el trfico de armas, el narcotrfico
y hasta la defensa de la ecologa -acusando a los indgenas de haber
invadido ilegalmente la Reserva de la Biosfera Integral de los Montes
Azules,41 el ejrcito lleva a cabo operaciones militares peridicas en la
zona en conflicto.
En algunos cryulosintelectuales persiste el rechazo a aceptar al
neozapatismo como la gnesis de una utopa, argumentado mitos meguradores o incluso criterios simplistas: su naturaleza no-acadmica,
la participacin de personas que no son indgenas, la reivindicacin de
identidades particulares. Enese contexto emergen las preguntas: slo
el conocimiento acadmicamente elaborado es vlido? tiene alguna
relevancia el origen tnico de los protagonistas de la utopa? constituyen los pueblos indgenas "un mundo aparte" del Mxico urbano o
rural que existe fuera de las comunidades indgenas de Chiapas?
La descalificacin de la utopa del neozapatismoa partir de crite- .
rios acadmicos pretende dar nueva vitalidad de la objetividad cientfica de la Ilustracin moderna, lo que estara en desacuerdo con la
crtica posmoderna. Por otro lado, si el neozapatismo ha conquistado
la simpata de amplios sectores en. toda la Repblica Mexicana es debido, en parte, a la justicia de sus reclamos, y en parte, como afirma
Adolfo GllIy a que:
Smbolos, discursos y formas de la rebelin zapatista aluden a valores y
creencias persistentes tambin en la sociedad nacional, aunque el mundo urbano y moderno los oculte. Aluden adems a una cultura mexicana
cuya naturaleza [...] es producto del incesante cruzamiento de mltiples
culturas. 42
41 Joshua Paulson, "Fake greeenery: !he Mexican governrnenl uses 'environlalis' lo repress
lhe Zapalislas", en NACU. Report Of! the Americas, vol. 34, nm. 1, pp. 1~2.
4' A. Gilly, op. cit., p. 14.
72 Utopa y lucha
slo podan hablar, sino tambin que su discurso crtico sobre el mundo, su mundo, era una forma de rehacerlo."43
Los planteamientos del EZLN, de la pedagoga freireana y de los
planteamientos de miles de luchadores sociales identificados con una
utopa democrtica rompen los esquemas laxos, despolitizados y sin
sujetos sociales de la teora social que tiende hacia la homogeneizacin
de los crculos intelectuales, en este periodo de prdida de predictibilidad y de certeza del mundo terico, cuando el rostro del "enemigo"
se desdibuja. Este nuevo utopismo dinmico plantea una denuncia del
escepticismo que caracteriza a la ideologa academicista posmodema
y es tambin un golpe al positivismo, denunciando la pretendida objetividad cientfica, la universalidad y la unicidad del discurso pedaggico moderno.
En la propuesta freireana, por ejemplo, la "cultura del silencio"
(y las formas de resistencia de los oprimidos) es el eje fundamental
de los procesos poltico-pedaggicos para hacer del acto de conocimiento un proceso de denuncia de la situacin de explotacin y
el anuncio de una sociedad menos injusta, o sea, la reivindicacin del
conocimiento inmerso en una visin social del mundo que, al margen
del discurso fantasioso, alimenta el anlisis crtictl del mundo social y
que lucha por llenar de realidad una utopa, de volverla concreta.
y resulta que s, somos profesionales. Pero nuestra profesin es la espe-
74 Utopa y lucha
scarOliva
Este captulo consta de dos partes. En la primera se presenta una metodologa alternativa, la "metodologa para el rescate de lo cotidiano )'
de la teora", construida durante varios aos de trabajo en el saln de
clases universitario y que tiene como finalidad la construccin y la reconstruccin permanente de una utopa crtica. En la segunda parte se
presenta, en forma de cartas, los planteamientos epistemolgicos, tericos, ideolgicos, polticos y metafricos que hacen parte de la gnesis y del proceso vivido en la puesta en marcha de esta metodologa.
Se trata de cinco cartas, a travs de las cuales se intenta establecer con
los estudiantes una forma alternativa de comunicacin que estimule su
capacidad de integrar su experiencia en los procesos educativos con la
utopa en construccin protagonizada por los pueblos indgenas de
Chiapas.
Estas cartas fueron escritas en distintos momentos, entre 1994 y1999:
desde la aparicin del EZLN hasta la huelga' de los estudiantes de la Universidad Nacional Autnoma de Mxico (UNAM), pasando por el gran
dolor producido por la muerte de Paulo Freire. Un mismo propsito
permite hilar la construccin de estas cartas: hacer que las estudiantes
se asuman como sujetos histricos autnomos y comprometidos con
una la lucha a favor de las desarrapadas y los desarrapados del mundo.
Cada carta tiene, no obstante, una construccin propia, lo que hace que
I La huelga dur diez meses, de abril de 1999 a febrero del 2000 y, por invitacin
de algunos estudiantes, cordin un taller que nos permiti "leer la huelga". Este trabajo de
anlisis an contina pero lo realizado durante gran parte de la hup.lga puede consultarse en
Miguel Escobar Guerrero "El educador frente al filicidio del poder", en Dia/ogos, ao v,
vol. 19-20, pp. 85-92.
77
algunas citas sean retomadas en cartas distintas, para darle coherencia al texto, pero intentando siempre un avance complementario y
distinto en la bsqueda compleja y difcil de llenar de realidad a la
utopa critica.
Las cartas tienen tres interlocutores: don Durito, el viejo Antonio y
Paulo Freire, pero siempre estn presentes los y las estudiantes. Como
se explica en la introduccin de este libro, don Durito y el viejo Antonio son dos personajes creados por el subcomandante Marcos: don
Durito es la parte intelectual y radical de l, se trata de un escarabajo,
un ser que est debajo de la madre tierra y es capaz de llegar a sus
entraas. Durito sabe que la tierra es atacada por el poder perverso de
la globalizacin y por ello encabeza la lucha contra el neoliberalismo
y por la humanidad. El viejo Antonio representa el encuentro de Marcos con la cultura indgena. El viejo Antonio es un sabio y es su maestro, por medio de este personaje, Marcos llega a la simbologa de toda
la cultura indgena y logra el reencuentro del hombre con lamemoria
histrica. Una memoria histrica que, aunque muere, siempre germina. Para el viejo Antonio, la recuperacin de la memoria es la lucha
por la dignidad, por el imperio de la pulsin de vida, mientras que el
neoliberalismo es el imperio de la pulsin de muerte, de la agresin y
que ha dado origen a la avaricia de unos pocos, a la corrupcin eimpunidad en contra del ser humano y de la naturaleza.
La carta dirigida a Paulo Freire -la ltima presentada en este captulo- fue escrita despus de enterarme de su muerte, acaecida el 2 de
mayo de 1997. Es una carta que sintetiza algunas de las principales
aportaciones de Freire en su lucha a favor de los desarrapados y las
desarrapadas del mundo y es, al mismo tiempo, un homenaje a su lucha. Freire conoci el manuscrito de este libro e hizo el prlogo y, por
ello, l est presente en todo este trabajo, lleno de fuerza, alentando a
quienes nos hemos comprometido en dar voz a los que no tienen voz,
a quienes trabajamos en favor de los desarrapados del mundo.
Este rostro ser configurado a lo largo de todo el proceso educativo, desde el preescolar hasta el universitario.
Para qu, entonces, preocuparse por conocer los rostros verdaderos de las estudiantes: su historia escolar y social, sus capacidades intelectuales y emocionales? Para qu y por qu conocer su palabra?
Para qu "leer" la realidad y transformarla si la historia ya estescrita?: no debe perderse el tiempo en imaginar y soar con un orden social ms justo y democrtico, la utopa es un sueo caduco debido a
que estamos viviendo el fin de las ideologas. No existe ms que una
forma de entender el capitalismo salvaje: no nos dejemos engaar. El
modelo neoliberal no est mal diseado, el problema est en que los
sin rostro y sin historia no tienen la capacidad de entender sus ventajas, por ello la escuela debe ensearnos que slo existe una interpretacin justa y verdadera (un solo rostro): la que indiCa las normas internacionales en favor del gran capital, de la globalizacin.
Los estudiantes (hombres y mujeres) slo tienen que abrir "sus
orejitas", estar siempre atentos a lo que haga y deje de hacer quien
controla sus mentes y sus actitudes: sus queridos profesores, los locutores de radio y de televisin, "sus representantes" polticos. Los estudiantes tienen que aprenden a llevar un solo rostro: el de nunca
cuestionar el "saber" del profesor o la profesora. As, estarn preparados para aceptar lo que dicen los medios: la televisin y la radio,
por ejemplo, estn hechos para decirnos la verdad, aquella realidad
virtual construida por el poder psicoptico que hoy nos gobierna. En
esta visin dominante, no tiene por qu haber dificultad en la "lectura"
de la realidad que vivimos. El Ejrcito Zapatista de Liberacin Nacional, los estudiantes que decidieron oponerse a la imposicin del modelo
neoliberal en la UNAM y que estuvieron en huelga durante diez meses,
as como todo grupo o persona que cuestione el statu qua' ser un transgresor de la ley, narcotraficante, agresor de la ecologa y/o resentido
social. Si no queremos problemas y ser ciudadanos de vala es necesario aceptar el rostro que la globalizacin ha preparado para nosotros.
COll
la pedagoga del
El rescate de lo cotidiano 83
fesor como del conjunto de estudiantes con los cuales va a trabajar (nunca "sus" estudiantes).
3. La finalidad de su prctica docente ser la de aprender y la de
ensear a leer, simultneamente, el texto (contenido) y el contexto
(cotidianidad escolar y social). Los profesores y profesoras van a coordinar un proceso educativo, aprendiendo a "leer" el texto (contenido) desde la prctica escolar y social.
4. Tener claridad en relacin con el hecho de que LA HISTORIA ESCOLAR Ysocial de las y los estudiantes las ha configurado como estudiantes sin rostro. De la noche a la maana esta situacin no puede
cambiar.
5. Los estudiantes todos son sujetos sociales, con emocin y razn
y no simples objetos. Tienen el derecho de saber qu tipo de proceso
educativo se va a desarrollar: cul es la direccin del acto educativo
que el profesor va a desarrollar? Por qu lo va coordinar de determinada manera? Qu se busca ya dnde se quiere llegar? Para qu, en
favor de qu y de quin y en contra de qu y de quin? Cul es el
enfoque terico-epistemolgico y metodolgico que gua ese proceso
educativo?
Si el profesor responde a estos cinco puntos estar preparado para
iniciar el rescate de lo cotidiano y de la teora en el saln de clases.
Las siguientes tres preguntas son el eje articulador de la metodolega
que aqu propuesta: Qu es lo que existe en el aula? Qu les gustara
que existiese, lo imaginario? y, qu es lo posible de llevar a cabo?
Estas preguntas tendrn, a su vez, un eje articulador bsico: rescatar
el verdadero rostro de todos los aparticipantes en el proceso educativo.
El rescate de lo cotidiano
Las y los estudiantes sern invitados a pensar en su cotidianidad esco
lar en el aula: lo que existe, lo imaginario y lo posible. Pensarn en su
cotidianidad para proceder a elaborar un sociodrama en donde puedan
responder a las siguientes preguntas:
Rescate de la teora
Hasta este momento habrn transcurrido aproximadamente cinco clases (de dos horas cada una), realizando las siguientes actividades:
Rescate de la teora 85
a) presentacin y anlisis del programa por parte de profesor (dos clases); b) elaboracin, presentacin y anlisis de sociodramas (una clase),
y c) trabajo en equipo para la preparacin de un documento que identifique las palabras-frases pertinentes para el anlisis de las relaciones
entre: profesor-estudiante (PE), PE-contenidos y, mtodo-contenido (una
o dos clases para esta actividad).
Se sumarn a estas actividades las horas extraclases dedicadas por
profesores-estudiantes para la elaboracin del documento sntesis, sobre el rescate de 10 cotidiano, que identificar solamente las palabrasfrase ya trabajadas. El documento elaborado ser denominado la base
emprica que servir, ahora, para el rescate de la teora (racionalidad
racional).4 En esta etapa del proceso se trabajarn cuatro puntos esenciales:
1. Identificacin de palabras-frases (PsFs)
2. Bsqueda del significado de las PsFs
3. Anlisis del significado de las PsFs: significante
4. De las PsFs a los conceptos
Para realizar este ejercicio el profesor, teniendo presente los contenidos marcados por el programa, identificar un problema central y 10
analizar con las y los estudiantes. Posteriormente deber trabajar los
siguientes puntos:
1. Identificacin de frases-palabras (PsFs). El documento elaborado por el profesor (documento de integracin de los esquemas elaborados por el grupo de estudiantes) ser la herramienta principal. El
profesor retomar en este momento el problema que, de acuerdo con
el programa del curso, identific y analiz con los estudiantes. En este
documento (que denominamos base emprica) los estudiantes, en equipos, identificarn, a su vez, tres palabras-frases que les servirn para
leer dicho problema.
2. Bsqueda del significado de las palabras-frases. Aqu se les pedir al conjunto de participantes que analicen el significado (el sentido) que tienen las palabras-frases que elaboraron. Este ejercicio busca
que el estudiante tome distancia de las palabra-frases para proceder a
analizarlas. Lo que se pretende es la reconstruccin racional de la interpretacin que le da a la realidad (al problema que est estudiando).
Qu significa reconstruccin racional?
Este ejercicio lo acompao de una explicacin epistemolgica que
permite a los participantes tomar distancia de lo que van a analizar y
proceder a una reflexin sobre lo afirmado en las palabras-frases que
identificaron.
Es importante sealar que el proceso cognoscitivo busca conocer,
construir la realidad objetiva (RO). Pero dicha RO est velada, oculta,
disfrazada, tergiversada. En las sociedades autoritarias, los medios de "comunicados" tienen la funcin principal de formar la lectura que la clase
dominante quiere que se haga de la RO. Por ello, la lectura de la RO, su
conocimiento (el e de la RO) tiene que ser estudiado.
Al pedirle al conjunto de estudiantes que le den significado a las
palabras-frases lo que se les est pidiendo es que analicen el conocimiento que tienen deJa realidad objetiva (e de la RO), de las PsFs que
ellos mismos construyeron para leer la RO.
Conocimiento (Lectura) <-> de la realidad objetiva ( oculta, velada)
e RO < - - - - - - - - - - - - - - - - > RO
3. Anlisis del significado de las palabras-frases: significante. Teniendo presente que la RO (realidad objetiva) est oculta, velada, tergiversada, la primera tarea para el rescate de la teora es su
desocultamiento, su desvelamiento. En el paso metodolgico anterior,
los participantes todos en el proceso educativo identificaron palabrasfrases (de acuerdo al problema que se est estudiando) y le dieron significado a dichas palabras-frases. En otras palabras, analizaron lo que
para cada uno de ellos, en particular, y para el grupo, en general, significan estas PsFs en cuanto a la reconstruccin de su RO.
Rescate de la teora 87
En este momento, el grupo es invitado a pensar y analizar el significado que le dieron a las palabras-frases. Lo que se busca en este momento es que se analice el porqu de tal significado, desde donde se
otorga tal significado, o sea, cul es el enfoque terico que se maneja,
el apoyo conceptual para tal anlisis. Dicho epistemolgicamente, se
busca que las estudiantes hagan un anlisis del conocimiento que tienen de su realidad objetiva (su reconstruccin racional).
Anlisis del conocimiento de la (RO) <-- e (RO) <- RO
A (eRO) <
e (RO) <
RO
6 Segn el comandante Tacho, los delegados gubernamentales "dijeron que estn haciendo
un estudio de qu es la dignidad. De lo ms que entienden es que est al servicio a los
dems... Les respondimos que siguieran con su investigacin. A nosotros nos da risa. De
qu se ren, preguntaron, porque ellos tienen grandes centros de investigacin y estudios
avanzados, ni que no supieran qu es eso. Les dijimos que si firmamos la paz les vamos a
decir qu significa para nosotros la dignidad [...] Les podemos dejar Guadalupe Tepeyac.
Podemos ceder todo lo que quieran, pero menos nuestra dignidad, eso nunca", apUlf Hermano
Bel1inghausen, "Dignidad, la piedra angular de la negociacin", en La ]omadil, 1I de junio,
1996, p. 14.
lo que cotidianamente hacemos con la infinidad de fotocopias que pululan en el aprendizaje de la "letra muerta", el espejo que nos regalaste tenemos que leerlo, "leyendo" lo que el texto nos refleja, o sea, la
imagen de lo que somos en elaula, recreando esta imagen a travs de
un cristal que nos abra los ojos al mundo real, a lo que sucede en el
lado de all de mi ac, del otro lado del saln de clases.
Quiero comentarte, don Durito, que al ver reflejada mi imagen
en el espejo recuerdo, por ejemplo, que cuando era pequeo vi alguna de
esas pelculas racistas en donde los "indios" se dejbim engaar por el espejo ofrecido por el "conquistador". El "indio" tomaba el espejo y se
quedaba extasiado mirando el reflejo de su imagen, mientras que el
conquistador consegua lo que quera: apoderarse de sus riquezas. Y lo
que son las cosas, hoy t, escarabajo y caballero andante de la Selva
Lacandona, vienes a despedirte de nosotros, habitantes del Distrito Federal, dejndonos como regalo un espejo para que nos veamos a nosotros mismos y podamos descubrir lo que el "conquistador" en turno
est haciendo de nosotros y con nosotros y, posiblemente, lo poco que
nosotros estamos comprometindonos a hacer con nosotros mismos.
Por lo tanto, la mejor manera que tengo, en el espacio donde trabajo,
para agradecerte tu regalo es hacer mo el espejo y caminar con l, mirndome e invitando a quienes conmigo estn trabajando (nunca "mis"
estudiantes), a que miremos lo que el espejo nos refleja, el rostro que
nos ofrece, empezando por preguntarnos por qu tenemos el rostro
que vemos reflejado en el espejo? Cmo se fue conformando este rostro? Estamos contentos con ste? Para qu nos ha servido y para qu
nos puede servir? En favor de quin y de qu? Para qu y quin?, y
en contra de qu y de quin?
Me parece, don Durito, que no se necesita un espejo muy grande para saber tanto lo que pasa en el aula y para darnos cuenta que
la contribucin que podamos hacer a la lucha, la que t ahora enarbolas,
como Caballero Andante de la Selva Lacandona, es muy limitada. No
podr ser ni un destello siquiera de la lucha que llevas a cabo. Tampoco podr ir ms all de las rejas impuestas al "saber" que se "debe
saber" (ser el aula una especie de crcel para la palabra-accin
transformadora?) Menos an podr ser una verdadera palabra de alien-
to a los que como t estn ofreciendo la vida para que muriendo otros
vivan, para que negndose el rostro otros tengamos rostro. Pero, a pesar de estas limitaciones, estars de acuerdo, don Durito, que no por
pequeo que sea el espejo que se puede utilizar en el aula, sea poco lo
que podemos ver en l y hacer con l.
Como yo no fumo don Durito -la ciudad enferma ya fuma muchsimo ms de lo que yo puedo resitir- con una tasita de excelente caf
chiapaneco, el cual pago para que se beneficien todos, menos todos
aquellos que lo producen, empezar "hechando" una primera mirada
al espejo 1Tompible, tratando de colocarlo estratgicamente en el aula,
para poder mirar lo que cotidianamente nos ofrece este espacio. Lo
primero que se puede ver es a un profesor que est frente a un grupo
de estudiantes. Si dejamos que el espejo nos muestre no slo imgenes fras, sino que nos refleje todo el movimiento que aqu se vive,
con luces y sonidos, podemos apreciar que el profesor est frente a los
y las estudiantes, hable y hable mientras que ellos estn escucha y escucha. Algunos estudiantes estn escribe y escribe aquello que entienden de las palabras que salen de la boca del profesor. Pero como
saber mirarse en un espejo es ir ms all de lo que ste refleja, o sea,
mirar el all de mi ac -a travs del cristal- podemos constatar que,
por ejemplo, este hbito de escribir se va perdiendo poco a poco, a
medida que se avanza en la pirmide escolar, pues parece ser que
aquellas palabras del grupo docentes se van devaluando "silenciosamente". Qu tipo de devaluacin?, ser tan grande como la cada
cclica del peso? A qu conduce? Adnde conduce la cada del peso,
o sea, a prepararse para nuevas cadas, enriqueciendo a menos y empobreciendo a ms?
El espejo permite ver, tambin, las diferentes actitudes que van
asumiendo todos los estudiantes: en general podemos ver que estn
con la mirada puesta en el profesor, aunque no siempre atentos ni a lo
que habla ni a la construccin de su discurso. Qu entiende el estudiante cuando los docentes estn hable y hable? Para qu le sirve la
palabra en el saln de clases? Lo que a primera vista se puede ver es que,
en silencio, el grupo de estudiantes estn "atentos", siguiendo callada
y dcilmente el ritmo de las palabras, como dejndose arrullar y ador-
mecer por ellas. Los estudiantes estn "adiestrados" para recibir dcilmente lo que la "buena voluntad" del maestro diga pero, principalmente,
atentos a la orden que puede venir en la palabra: esperan siempre cualquier mandato, regao, indicacin... recibir, escuchar, callar, escribir,
no pensar, no ver, obedecer: controlar y reprimir son los significados
verdaderos que retumban en los odos, a travs de cada una de las palabras que marcan el rumbo de las principales actividades que, cotidianas, se imponen en el saln de clases.
La palabra del profesor es apabullante y concluyente, parece ser
que ella, en s misma, contiene la "verdad" suprema, el "saber" con
valor superior epistmico, la "nica lectura" posible para entender la
realidad real: todo lo que la comunidad estudiantil debe saber. Parece
ser que la palabra docente dice ms por 10 que oculta que por lo que
tiene de significado, o sea, que la palabra docente es ms efectiva por
lo que ella manda e impone en el aula que por aque 110 que refleja en s
misma, en su unin y construccin con d mundo, con la cotidianidad.
Podramos decir que en el saln de clases, la palabra hace las veces de
un gran reflector que todo lo ilumina y deslumbra pero que impide ver
lo que est detrs: el all de mi ac. La palabra docente busca depositar en la mente del estudiante una actitud de sumisin ante ella misma,
o sea, crear un hbito: no cuestionar nada, aceptar simplemente que la
"palabra es la palabra" y que como tal hay que entenderla. Ella es en s
misma la "realidad real" y la nica "lectura" para entender la realidad
real, por ello lo principal es "saber" escucharla y "saber" cumplir las
rdenes que ella emite: cuando es necesario callar, pues callar; cuando
es necesario escribir, pues escribir; cuando es necesario realizar una
actividad, pues realizar la actividad ycuando es necesario repetir lo que
la palabra dijo, pues memorizar. Memorizar qu? Pues 10 que cada quien
pueda retener. Pero cmo resolver, cada estudiante, la contradiccin
entre lo que la palabra dice que dice o lo que dijeron que dice y la
orden que conlleva en s misma, como mandato controlador y represor?
Control y represin de qu, para qu, en favor de qu y de quin, en
contra de qu y de quin?
La palabra del profesor no refleja la cotidianidad escolar y social
de los estudiantes. Es una verdad en s misma, vaca de realidad real,
"hagan" trabajos. En este contexto, elabor tres ejes fundamentales que sirven de referencia
continua para realizar el trabajo. Estos ejes pueden ser planteados a travs de las siguientes
preguntas: Qu es lo que existe? (LQE). Qu es lo imaginario? (LJ) lo que nos gustara
que existiese. Qu es 10 posible? (LP) de desarrollar en el saln de clases. Empezamos a
2.
3.
4.
5.
6.
7:
8.
9.
capacidad dialgica, lo que da como consecuencia, entre otras cosas, que no puede expresar su pensamiento.
El profesor tiene el poder, el saber, la razn, la autoridad y la
verdad. El alumno ve al profesor como un ser supremo que tiene
siempre la razn y, por lo tanto, tiene que confiar en su saber.
Existe autoritarismo por parte del profesor, ejercido con amenazas a travs de su poder. En muchas ocasiones el estudiante es
reprimido en cualquier intento de expresin, es ridiculizado (avergonzado).
.
El estudiante es pasivo, sumiso, obediente y dependiente, un ser
adaptativo, sin la capacidad de arriesgar, de preguntar, mostrando timidez intelectual y miedo a decir su pensamiento.
El profesor considera que sus funciones son: difusin de informacin y transmisin de conocimientos terminados (contenidos): expone hechos, datos. El alumno absorbe informacin.
El estudiante considera que su funcin es la de permanecer sentado escuchando al profesor: su funcin es "ensear", la funcin de
los estudiantes es "aprender".
El profesor puede convertirse en un instrumento de manipulacin
dentro del statu quo, ocultando (opacando) la realidad real. Al estudiante slo se le estimula su ingenuidad, su sumisin. El profesor transmite, "calladamente", su ideologa y sus conocimientos
"neutros". Los alumnos todos slo sirven como depsito de informacin, de ideologa.
Existe negacin e incapacidad para la toma de decisiones. No se
asumen compromisos reales, existe conformismo.
Relacin antidemocrtica, a veces machista. racista y
discriminatoria.
o
o
Por ltimo, don Durito, rematemos lo que estamos analizando, recordando las caractersticas que, en la relacin entre mtodo y contenido. se establecen en el aula:
o
Este texto tuyo; don Durito, no solamente refleja lo que sucede con
muchos de los muchos que van a estudiar al extranjero, sino que reneja tambin lo que acontece con la mayora de la comunidad estudiantil
que tienen como centro de su educacin el saln de clases. He ledo
varias veces tu texto, utilizndolo como espejo-cristal para conocer y
analizar, cada vez mejor, la cotidianidad escolar y pienso que la "realidad virtual", transmitida a travs de los contenidos que se ensean en
la escuela mexicana, estadounidense, chilena... estn diseados para
matar la realidad real. Los estudiantes tienen que someterse a lo largo
de su vida escolar a una especie de gimnasia intelectual, que negando
la fuerza cognoscitiva y transformadora de la palabra -y el conocimiento que ella puede vehicular- la convierte en una palabra
controladora y autoritaria.
pobres se preparan para disfrutar la venida del mesas-llegar trayendo el man prometido: el crecimiento, la prosperidad, para los que nada
tienen ... slo hay que esperar y esperar: escuchar y escuchar que ya
viene. Eso s, los y las "lderes" de los pases pobres sabrn controlar,
mentir y reprimir, en tanto llega la "bonanza".
En este contexto, los dueos del mundo, los poderosos, pueden imponer con gran facilidad el camino que se debe seguir para llegar a
este mundo maravilloso del dinero y la felicidad, donde no existe la
pobreza: la ley para llegar a este mundo virtual es la que ~arca la lgica de la privatizacin, esta es la nueva ley universal, en la dcada de
los ochentas y noventas diseada desde la Organizacin de las Naciones Unidas, ONU, para Amrica Latina y el Caribe. Como las anteriores
directrices de la misma ONU sealan (en los sesentas fue la dcada de
la "educacin para el desarrollo" y en los setentas fue la dcada de la
"ciencia y tecnologa para el desarrollo") ahora s los pases pobres,
con la privatizacin de la economa, alcanzaremos el "crecimiento".
En el mbito educativo esto significa "elitizar" el acceso a la educacin, pagar por la educacin, adecuar los planes de estudio a la economa privatizada, o'sea, adecuar una fuerza de trabajo que sea acorde
con los intereses empresariales, una lgica que no cuestione la palabra
de los poderosos. Por ello es necesario, dentro de esa lgica del capitalismo salvaje, desaparecer cualquier intento de crtica, de bsqueda de
alternativas encaminadas a construir un mundo con libertad, justicia y
democracia. Que la palabra de docentes y estudiantes terminen por
esconderlo todo, que ya no se hable sino de conocimientos "tiles",
tcnicas adecuadas a la produccin empresarial. Los estudiantes que sern seleccionados para una educacin media y superior sern aquellos
y aquellas capaces de entender las ventajas de este modelo, capaces de
prestar atencin a las directrices que vengan de arriba, sin preocuparse
para nada de la realidad real. Esta tarea ser encomendada a los medios: electrnicos -la televisin y el radio- y escritos -la prensa.
Aqu se narrar y se dar cuenta de la realidad real pero, atencin, bajo
los lineamientos de la realidad virtual y as quienes protesten y se nieguen a seguir ese modelo sern tratados como delincuentes, como los
responsables de no querer estudiar, de no construir el mundo "que to-
dos queremos". Los crticos sern prescindibles como lo son los "pobres". Quien descubra el verdadero sentido de la palabra que calle o
muera.
interminables, muchas veces, en los que soportamos "silenciosamente", clase tras clase, palabra tras palabra: cllate, no hables, no
respires, pon atencin, ya te dije, no te lo quiero repetir ... clases interminables, escuchando al conjunto de docentes hable y hable, mientras
nosotros repetamos como merolcos 10 que tuvimos que memorizar
despus de grandes esfuerzos. Todo esto para que sea el mismo transcurrir del tiempo el encargado de darnos su irrefutable veredicto: de
todo, o casi todo lo que nos "ensearon" en la escuela no nos acordamos de casi nada, slo de su mandato divino, la palabra mentirosa, controladora y represora. Y lo que es peor an, si nos ponemos
como ejercicio "leer" nuestra realidad real saldremos reprobamos, a
lo sumo los "buenos" repetirn lo que los medios de comunicacin dicen que debemos decir. De tal suerte que uno de los grandes frutos de
la escuela, su regalo inolvidable es la palabra controladora de nuestros
pensamientos y acciones, la palabra represiva de nuestros intentos por
ser nosotros mismos: esas palabras violadoras de nuestro ser interior,
castradora de la unin entre el pensamiento -la palabra y la accinesa palabra que nos ha cubierto de un miedo paralizante, surgido a la
sombra introyectada de los poderosos.
En otras palabras, don Durito, la escuela, teniendo como eje de su
enseanza a la letra muerta que se transmite en el saln de clases
(nunca a la vida misma de la escuela -el recreo, nuestras relaciones
con compaeros, docentes, personal de apoyo las labores de la escuela,
autoridades...), nos ha dejado como regalo Llna negacin de la realidad real, de nuestra cotidianidad escolar y social. Te das cuenta, don
Durito, tantas horas, das, aos, transcurridos para aprender a no pensar
la realidad real, a leer los textos muertos de nuestra historia, las grandes
teoras, los modelos y/o mtodos diseados por otros, "los que s saben".
Los ms increble, don Durito, es que esto siga pasando mientras docentes y estudiantes sigamos sometindonos a esta descomposicin
mental, a este absurdo des-educativo..., pero un absurdo tan eficaz que
hoy, por ejemplo, nuestros grandes maestros de la economa mundial
con cifras nos digan lo que debemos ser, lo que las cifras dicen que
somos y el por qu de lo que somos. En otras palabras tanta "basura
terica" sin que digamos ya basta! Ser, don Durito, que para decir
Bueno don Durito recibe como agradecimiento a tu lucha -nuestra lucha- mi compromiso, aunque pequeo, por no dejar de abrir las
ventanas y la puerta del saln de clases para permitir que aqu llegue la
voz de los que tuvieron que taparse el rostro para que nosotros tuviramos rostro.
14 Esta carta segunda a don Durito la escrib 18 meses despus de la primera a raz de
la masacre de Actea!. En esta carta el lector y la lectora se encontraran nuevamente con la
fbula de viejo Antonio y el regalo de don Durito a los habitantes de la selva de' asfalto.
Me parece pertinente dejarlos en su totalidad para que la carta en s misma tenga ms
coherencia pero el lector atento puede seguir adelante con la lectura.
" Sigmund Freud, "El malestar en la cultura", en S. Freud et al., A medio siglo de El
malestar en la cultura de Sigmund Freud. pp. 84-85.
115
las ddivas ensangrentadas por la corrupcin; el ritmo de aquella dignidad que los tecncratas no tienen como entender y solamente quieren
destruir; el ritmo de una dignidad indgena que nos ofrece su sufrimiento y
su sangre como abono para la construccin de un mundo menos injusto y sin exclusiones; e! ritmo de la mujer indgena que desafa al mundo
de la opulencia y se enfrenta a los soldados, a las armas de la muerte,
ofreciendo lo nico que tiene, su vida, para impedir la impunidad criminal de quienes pisotean la justicia y todo lo preparan para que prevalezca el imperio de la pulsin de muerte.
Por ello e! tiempo hoy, diciembre de 1997, marca ritmos y esperanzas distintos de aquellos ayeres, antes dellde enero de 1994: el tiempo de hoy permite sacar a la luz publica la crudeza de la agresin de
muerte que impone el autoritarismo impune; el tiempo de hoy permite
ver con claridad las manos ensangrentadas en los laberintos de! poder;
el tiempo de hoy permite conocer la miseria de algunos seres humanos
que al excluir y negar al "otro", se muestran incapaces de controlar sus
instintos ms primarios y, alentando el fratricidio, 16 intentan ahogar en
sangre la angustia y la miseria de su propia existencia.
Mucho dolor, miedo y agresin hemos tenido que padecer luchando
por impedir la exclusin de! "otro" -el diferente y e! que nos da identidad a nosotros mismos- en esta historia macabra de la deshumanizacin
que imponen un puado de hombres sobre e! resto de la humanidad. La
deshumanizacin es la nica parte no desechable de la mercanca que,
" "Freud en Psicologa de las IIUlsas y anlisis del yo, sent las bases para la comprensin
de los orgenes de la justicia. sta se da, dice el autor, cuando el hijo vindose amenazado
en su etapa infantil por el hermano que recin llega, y despus de intentar por todos los
medios rechazarlo, se ve forzado a aceptarlo porque los padres no le permiten esta accin,
y porque con su actitud le hacen saber que existe suficiente amor de parte de ellos para l y
para el nuevo miembro de la familia. El individuo, pues, acepta forzado a ceder parte del
cario de los padres a favor del hermano, pero siempre y cuando este ltimo est dispuesto
a hacer lo mismo por l. ste sera el origen de la justicia... no te elimino siempre y cuando tu
no intentes eliminarme a m. Por esta razn, bien podramos decir que la justicia no es slo
un acto de moralidad que nos dignifica, sino que es, adems, ante todo, un acto que nace de
la necesidad hasta biolgica de la supervivencia. De ah que la injusticia, cuando se comete,
sea sentida como algo que atenta contra nuestra propia vida". (Fernando Martnez Salazar,
"Freud, algunas de sus contribuciones a lo cultural y lo poltico", en Rompan Filas. nm.
43, pp. 26-33.)
como mercaderes de la exclusin, venden los capitalistas de hoy, llamados neoliberales. Nosotros, no los seres humanos, sino los consumidores, nos hemos convertido en presa fcil de la deshumanizacin,
dejando en manos de quienes controlan los mercados -econmicos y
televisivos-, nuestra vida emocional y cultural. Los consumidores
de esta deshumanizacin nos hicimos acreedores de un boleto de entrada a
las arenas movedizas por las que deambula la pulsin de muerte que nos
"educa" para aceptar pasivamente el mundo de la globalizacin. J7
Como tu bien sabes, don Durito, esta desirumanizacin ha calado
tan hondo, que quienes nos negamos a asumirla como norma de vida
somos atpicos y nos sentimos, por momentos, abatidos y desvalidos.
La gran mayora de los medios de desinformacin y de control del pensamiento, vendedores por excelencia de esta deshumanizacin, se han
convertido, gracias a las enormes ganancias que reciben, en los paleros
de la palabra falsa emitida por el poder-dinero y no slo nos venden
tal mercanca, sino que no la venden acompaada de una promocin
ms: la mentira y/o las medias verdades. Y, estando a merced de estas leyes del mercado, no slo podemos comprar menos mercancas
diariamente, gracias a nuestros raquticos salarios, sino que adems hemos logrado la hazaa del siglo: despreciar al que no consume. Aprendimos con xito 'esta leccin porque supimos entender que quien no
consume no es, no existe. As pudimos caer en la trampa mortal de la
globalizacin: la exclusin, la muerte y la negacin del diferente. Desafortunadamente, don Durito, el negarnos a consumir dicha deshumanizacin trae, contradictoriamente, soledad y abatimiento para quie17 "Usted expresa su asombro por el hecho de que sea tan fcil entusiasmar a los hombres
para la guerra, y sospccha que algo, un instinto del odio y de la destruccin, obra en ellos
facilitando ese enrarecimiento. Una vez ms, no puedo sino compartir sin restricciones su
opinin. Nosotros creemos en la existencia de semejante instinto, y precisamente durante
los ltimos aos hemos tratado de estudiar sus manifestaciones [...) Nosotros aceptamos
que los instintos de los hombres no pertenecen ms que a dos categoras: o bien son
aquellos que tienden a conservar ya unir -los denominamos 'erticos', completamente
en el sentido del Eros del SYllposioll platnico, o 'sexuales', ampliando deliberadamente el
concepto popular de la sexualidad-, o bien los instintos que tienden a destruir y a matar:
los comprendemos en los trminos 'instintos de agresin' o de 'destruccin' ". (S. Freud,
"Respuesk1 a Einstein", en S. Freud el al., El psicoanlisis frente a la guerra.)
nes nos sentimos excluidos de la moda actual: al no aceptar la deshumanizacin, nos convertimos en seres humanos extraos. Por momentos, el piso se nos mueve y el mundo de la desinformacin nubla y
bloquea la capacidad de lucha.
En este momento, don Durito, quiero decirte que la interrupcin de la
comunicacin contigo no fue por azar, algo tiene que ver con esta terrible deshumanizacin, a la cual me enfrente al ir asimilando el regalo
aquel que nos dejaste a los habitantes de la selva de asfalto. Recuerdas: 18
"Madrugada. Ciudad de Mxico. Por las caJles aledaas al Zcalo
deambula Ourito... camina por la madrugada de la ciudad de Mxico. Nadie se percata de l. No lo ven... Nadie ve a Ourito por la sencilla razn de
que, en esta ciudad, nadie ve a nadie [...]. Durito ha venido a despedirse
de la ciudad de Mxico y ha decidido darle un regalo a esta ciudad de la
que todos reniegan y nadie abandona. Un regalo. ste es Ourito, un escarabajo de la Selva Lacandona en el centro de la ciudad de Mxico.
Se despide Ourito con un regalo. Hace un elegante ademn de mago.
Todo se detiene, las luces se apagan como se apagan las velas cuando
un lento viento les lame el rostro. Otro ademn y una luz, como de reflector, ilumina una de las cajitas de msica del aparador. Una bailarina,
de suave traje lila, mantiene una perpetua posicin con las manos entrelazadas en lo alto, las piernas juntas en su equilibrio sobre las puntas de
los pies. Ourito intenta imitar la posicin, pero no tarda en enredarse
con tantos brazos como tiene. Otro ademn mgico y aparece un piano
del tamao de una cajetiJla de cigarros. Ourito toma asiento frente al
piano y coloca sobre en la cubierta un tarro de cerveza que a saber de
dnde la sac, pero debe de ser de hace rato porque ya est a la mitad.
Se truena los "dedos Durito y semeja hacer una de esas gimnasias
dactilares que hacen los pianistas de bar en las pelculas. Voltea Ourito
hacia la bailarina e inclina la cabeza. La bailarina adquiere movimiento y
hace una reverencia. Ourito tararea una tonada desconocida, inicia un
comps con sus patitas, cierra los ojos y empieza a balancearse. Inician
las primeras notas. Ourito toca el piano a cuatro manos. Oel otro lado
del cristal, la bailarina inicia un giro y un lento elevarse del muslo derecho. Ourito se inclina sobre el teclado y arremete con furia. La bailarina
ejecuta los mejores pasos que la prisin de la cajita de msica le permi-
" Este texto sc incluy en la primera carta a don Durito, pero decidimos transcnbiriu
nuevamente para darle coherencia a esta carta.
Pues bien don Durito, de aquella madrugada a sta, muerte, agresin, sangre, exclusin y dolor continan siendo las verdaderas ofertas
de las mercancas del capitalismo salvaje, en sta era de la globalizacin. Debo decirte que tu regalo me ayud a mirar con mayor profundidad la crudeza de la deshumanizacin. Con la matanza de
Acteal, del 22 de enero de 1997, sent la necesidad de expresar mi
rabia y mi indignacin, aprovechado la ocasin para comunicarme nuevamente contigo. Esa matanza de cuarenta y cinco indgenas por grupos paramilitares coron con laureles el xito de la deshumanizacin y
me hizo revivir el significadodel miedo en la fbula del len del viejo
Antonio. Rele por ensima vez esta fbula y, siguiendo paso a paso
las heridas producidas en muchos pases del mundo por la masacre de
Acteal, record los difciles momentos que viv durante el tiempo en el
que dej de escribirte.
Voy a tratar de relatarte los tragos amargos que tuve que soportar al
confrontarme con la deshumanizacin, la ma y la de muchos seres humanos que, negndonos a poner nuestro granito de arena en la lucha
por construir un mundo menos injusto, nos sentamos a contemplar
como los dueos del dinero administran el mundo como si fuese una
empresa de muerte en donde slo ellos tienen derecho a ser. Todava
no logro precisar la puerta de entrada que me llev al fondo de m mis-
119
mo, la que me condujo a sentir que todo estaba perdido. Lo nico que
recuerdo con precisin es que algo se movi en mi interior, somatizando
en el corazn la posibilidad de mi destruccin, perdiendo el contacto
con mi realidad exterior. Lo nico que vagamente tengo en la memoria
es que en esos das me encontraba analizando y buscando alternativas
al miedo que nos produce la agresin del len en la fbula del viejo
Antonio: posiblemente me encontraba mirando, en la mirada del len,
la pulsin de muerte, la perversidad de los laberintos del poder, metido
en aquello de que: 19
El len es fuerte porque los otros animales son dbiles. El len come la
carne de otros porque los otros se dejan comer. El len no mata con las
garras o con los colmillos. El len mata mirando. Primero se acerca despacio [...] en silencio, porque tiene nubes en las palas y le matan el mido. Despus salta y le da un revolcn a su vctima, un manotazo que
tira, ms que por lafuerza, por la sorpresa.
Despus la queda viendo. La mira a su presa. As [.,.] (y el viejo
Antonio arruga el entrecejo y me clava los ojos negros). El pobre animalito que va a morir se queda viendo no ms, mira al len que lo mira.
El animalito ya no se ve l mismo, mira lo que el len mira, mira la
imagen del animalito en la mirada del len, mira que, en su mirarlo del
len, es pequeo y dbil. El animalito ni se pensaba si es pequeo y
dbil, era plies un animalito, ni grande ni pequeo, ni fuerte ni dbil.
Pero ahora mira en el mirarlo del len, mira el miedo. Y, mirando que lo
miran, el animalito se convence, el slo, de que es pequeo y dbil. Y,
en el miedo que mira que lo mira el len, tiene miedo. Y entonces el
animalito ya no mira nada, se le entumen los huesos as como cuando
nos agarra el agua en la montaa, en la noche, en el fro. Y entonces el
animalito se rinde as no ms, se deja, y el len se lo zampa sin pena.
As mata ellcn. Mata mirando.
mezclaron en mi mismo y mi yo qued aplastado y perdido por fantasas inconscientes de muerte, perdido en la mirada del len y en la mirada de la desvalidez humana. 2o
Ah, en eso estaba cuando la mirada del len traspas los lmites de
mi consciencia y se apoder de mi inconsciente. En esa mirada agresiva y perversa coloqu muchas fantasas inconscientes, aquellas que
marcan los temores de la primera infancia y que determinan, sin
que nos percatemos de ello, gran parte de nuestro comportamiento
cotidiano, de muestro presente. Estas fantasas fueron renaciendo,
trayendo a mi memoria, la vivencia de aquellas primeras amenazas
de muerte, vividas en los primeros contactos con el mundo exterior.
Las fantasas llegaron cargadas de mltiples "objetos" destructores,
que adquiran mayor fuerza destructiva en la mirada del len -a travs
de los laberintos del poder, en donde tnatos est de plcemes-, apoderndose de m para paralizarme, producindome un corte esquizofrnico
entre mi mundo exterior y mi mundo interior.
La mirada agresiva del len apres mi yo, por la incapacidad que
experimentaba, para encontrar respuestas a la destruccin del hombre por el hombre. Cmo es posible, me preguntaba, que existan
seres humanos capaces de promover y despertar en los otros sus instintos ms primarios, con el deseo expreso de provocar su destruccin?
Qu es lo que se mueve en el ser humano para que sea capaz de destruir
ferozmente a su hermano, haciendo regresiones a las etapas primarias de
su desarrollo?21 Buscando respuestas a estas pregunta, estaba yo cuando
ca en el fondo de m mismo, como si hubiese sido alcanzado por un
rayo fulminante y, sin tener consciencia de ello, el miedo me envolvi.
Resbal y resbal en las arenas movedizas del mismo miedo, proyectado por una gran cantidad de fantasas terribles, que, como realizacin
20 "Entonces, para todo lo que sigue me situ en este punto de vista: la inclinacin agresiva
es una disposicin pulsional, autnoma originaria, del ser humano [... ] Esa pulsin de
agresin es el retoo y el principal subrogado de la pulsin de muerte que hemos descubierto junto al Eros, y que comparte con este el gobierno del universo [... ] Y, ahora, yo creo,
ha dcjado de resultamos oscuro el sentido del desarrollo cultural. Tiene que ensearnos la
lucha entre Eros y Muerte. pulsin de vida y pulsin de destruccin, tal como se consuma
en la especie humana". (S. Freud, "El malestar.. ,", en op. cit., p. 88.)
de deseos, incrementaban mi angustia y, cada vez que miraba la agresin del len, ms me angustiaba y ms me hunda dentro de su mirada. Haba llegado, sin percatarme de ello, a la fbula misma del viejo
Antonio: pero la fbula ya no era ajena a m, haba cobrado, por alguna razn que la razn no puede comprender, vida en mi interior y la
mirada agresiva del len estaba clavada en mis ojos, apoderndoSe de
m la pulsin de muerte, atrapndome entre sus garras destructivas. Ya
no poda dejar de mirar angustiado, la mirada del len que me miraba
y me marcaba el ritmo de su tiempo, abatindome. De la angustia al
pnico pase, o sea, perd el control de m mismo, mi yo haba cado
derrotado y aplastado por fantasa de muerte y, estando en la indefensin total, empez a surgir dentro de m, como si fuese un volcn que
se despierta, la parte ms profunda de mi ser, aquella del impulso de
muerte que desconocemos pero que rige nuestra conducta, si no oponemos a ella la fuerza de Eros.
Estaba tan indefenso como si fuese un infante que, despus de haber dejado para siempre el paraso perdido del seno materno, depende
de su madre para mitigar la angustia espantosa que le provoca sus primeros contactos con el mundo. Estaba vido de la mediacin de la madre, para poder descifrar las fantasas cargadas de muchos objetos amenazantes que tanta angustia producen, porque los nios y nias no sabe
leer la realidad. 22 Ese mundo angustiante de mis primeros contactos
con el mundo renaca con una fuerza terrible: si en el mundo de ayer
no soportaba las fantasas que me llenaban de angustia ante la posibilidad de mi destruecin, el mundo de hoy corroboraba las amenazas de muerte al ver las imgenes reales de la sangre derramada, por
la dignidad indgena. Esa sangre derramada, abono de vida para la
" "Por consiguiente, cuando los hombres son indtados a la guerra habr en ellos gran
nmero de motivos -nobles y bajos-, de aquellos que se suele ocultar y de aquellos que
no hay reparo en expresar que respondern afirmativamente; pero que no nos proponemos
revelarlos todos aqu. Seguramente se encuentra entre ellos el placer de la agresin y de la
destruccin: innumerables crueldades de la historia y de la vida diaria destacan su existencia
y podero". (S. Freud, "Respuesta a Einstein", en op. cit., p. 28.)'
"F. Martnez Salazar y Miguel Escobar Guerrero, "La lectura de la realidad", en Rompall
Filas, vol. 7, nm. 35, pp. 24-35.
23/dem.
" "El yo inmaduro del beb est expuesto desde el nacimiento a la ansiedad provocada
por la innata polaridad de los instintos -entre el conflicto de vida y el conflicto de muerte.
Est tambin expuesto al impacto de la realidad externa, que le produce situaciones de
ansiedad, por ejemplo el trauma de nacimiento, pero tambin le da vida, por ejemplo el
calor, amor y alimento proveniente de la madre. El yo se escinde y proyecta fuera su parte
que contiene el instinto de muerte, ponindola en el objeto externo original: el pecho. Es as
como el pecho -al que siente conteniendo gran parte del instinto de muerte- llega a
experienciarse como malo y amenazador para el yo dando origen a un sentimiento de
persecucin. De este modo, el miedo original al instinto de muerte se transforma en miedo
a un perseguidor". (Melanie Klein, Obras completas 1, pp. 29-42.)
aquellos, analistas o no, que se resisten a admitir que pueda existir y triunfar, en el corazn
de la psique humana, un impulso de muerte, les bastar una mirada rpida sobre la realidad
poltica para que pueda quitar sus resistencias. No es ni siquiera necesario tener en mente la
hiptesis freudiana de la pulsin de muerte para darnos cuenta del deseo que experimenta el
hombre para volver a lo inanimado: es la muerte como tal que, franca y socarronamente,
puesta en escena o administrada desde las sombras, horrible o glorificada, la que aparece
llena de mltiples cadveres, con incesantes flujos de sangre que podemos encontrar a lo
largo de la historia de la humanidad. No ser necesario realizar mltiples anlisis sobre la
situacin a,ctual para encontrar pruebas irrefutables y ver, con claridad, que un sistema
poltico se puede juzgar teniendo en cuenta el nmero de muertos que ha producido, ya que
son stos los que dan testimonio de la alianza que existe entre dicho sistema y la pulsin
de muerte.
La pulsin de muerte yace en los ms profundo del inconsciente, ella se muestra y se
renueva en aquellas expresiones pblicas que pareceran estar ciegas: guerras, crmenes,
exterminio de masas que se exhiben o se camuflan movilizando todos los recursos de la
sociedad y del hombre. Esta pulsin se manifiesta especialmente en los sistemas totalitarios
contemporneos, grandes fbricas de muerte: se puede contabilizar cuntos muertos ha
producido en nazismo, el stalinismo..., las cifras hablan por s solas. En la poltica, la pulsin
de muerte se expresa vivamente y con voz inteligible: un poltico puede ser caracterizado
por el campo de accin que entrega, activa o pasivamente, a la pulsin de muerte. Esto se
puede comprobar tanto en el ejercicio de su mandato, en los campos de batalla, las carniceras
humanas, las ciudades devastadas, los campos de muerte, as como tambin en el resultado
de sus acciones cotidianas, habituales: suicidios, delincuencia, adicciones, enfermedades.
accidentes, violencia cotidiana (a travs del gesto, la palabra, la miseria...) ste es ya un
primer punto de partida para un psicoanlisis poltico que analiza la pulsin de muerte
dentro de lo poltico: no importa si este camino este camuflado o si se pueda conocer
abiertamente. Lo importante es que puede descubrirse, ntidamente, las cuentas dc la muerte".
(Roger DadourJ,La psychanalyse politique, pp. 110-111.)
" "El poder es una expresin de la conducta dcl ser humano". Freud, en El malestar de
la cultura, relaciona los orgenes del poder con la violencia para demostrar que el hombre,
disgregado, comete actos de violencia contra otros hombres al obedecer a la ley del ms
fuerte, obligando a los ms dbiles a unirse para luchar contra el ms fuerte, creando una
fuerza que impida la accin violenta que se vena imponiendo entre ellos. Sin embargo. es
importante subrayarque la accin de sometimiento a estos sujetos violentos se ejerce, tambin.
de forma violenta.
Los orgenes del poder se generan por la necesidad de sofocar esa violencia aislada e
individual, ya que la convivencia humana slo es posible. cuando una mayora ms fuerte se
une para reprimir a los individuos violentos. siendo capaz de someterlos mediante el ejercicio
de un poder superior que guarde ciertas caractersticas. Una de ellas es que, ahora. en e
poder de la comunidadse contrapone como derecho al poder del individuo, que es condenado
a la violencia bruta. Esta sustitucin del poder del individuo por el poder de la comunidad,
se constituye en el paso cultural decisivo de la humanidad y su esencia consiste en que los
miembros de la comunidad se limitan en sus posibilidades de sasfaccin de sus impulsos.
El siguiente requisito cultural es, entonces. la seguridad de que el orden jurdico recin
establecido no se quebrante para favorecer a un individuo violento. De esta forma, el resultado
final debe ser un derecho al que todos. al menos todos los capaces de vida comunitaria.
hayan contribuido con el sacrificio de sus pulsiones y en el cual nadie pueda resultar vctima
de la violencia humana". (E Martnez Salazar. "Freud. algunas de sus contribuciones a lo
cultural y a lo poltico", en op. cit., p. 31.)
311 Despus de la masacre de Acteal. el gobierno sigue con
estrategia de destruccin de
las comunidades zapastas intentando penetrar en ellas. Ante tal envestida, l~s mujeres
indgenas han impedido con sus cuerpos el paso del ejercito por sus comunidades.
su
es
donde todos estemos consumiendo lo mismo: all llegar el "hombre nuevo", el hombre de los mitos aseguradores de la globalizacin.
Afortunadamente, don Durito, son muchas las luchas que podemos
emprender para no continuar precipitndonos al abismo. Primero que
todo podemos encaminar nuestra rabia y nuestra rebelda, nuestra capacidad racional y emocional para: Definir nuestro espacio de lucha,
colocndonos frente a l para jalarlo, como dira Freire "haciendo 10
posible de hoy para preparanos a reali.zar lo imposible del maana"
Una vez definido nuestro espacio de lucha podemos, en segundo
lugar, elaborar instrumentos terico-prcticos que nos permitan "leer
nuestra realidad", para ello es pertinente hacer un corte metodolgico de la realidad para poder estudiarla. Este corte puede hacerse en
tres partes: rea psquica, rea escolar y rea sociopoltica. Nunca hay
que perder de vista que el ser humano tiene lacapacidad de conocer su
realidad, pero esta capacidad existe slo en potencia y cada ser humano tiene que desarrollarla, o sea que l es el encargado de construir el
conocimiento que tiene sobre su realidad. El problema al que nos en. frentamos, como t bien sabes, don Durito, es que este proceso est
impedido, oculto, velado, desde los laberintos corruptos del poder. Precisamente se valen de esto para imponer el imperio de la muerte, la
ideologa del lucro y de la exclusin. Por ello tenemos que tener muy
claro que al haber dejando en el "olvido" nuestra vida emocional, hoy
no tenemos ni el control ni el conocimiento de nuestra conducta, estando a merced de quienes manipulan nuestros actos. Los trabajos de
psicoanlisis aplicado a lo social y las terapias psicoanaliicas son hoy
en da instrumentos que necesitamos conocer y saber aplicar para acercarnos a una lectura de la realidad.. Una de las tareas fundamentales en
este sentido tiene que ver con el derecho a la informacin y con el estudio de los medios de inforMacin.
En tercer lugar, es necesario ocupar el espacio que previamente hemos definido --el de nuestra prctica- para ejercer nuestro derecho a
pensar nuestra prctica para transformarla y transformarnos a nosotros
mismos.
Por ltimo dira que un gran espejo, para entendery actuaren nuestro espacio de lucha, lo tenemos en el EZLN. Este grupo de rebeldes, en
La conciencia rebelde.
(Tercera carta adon Durito)
Silencioso don Durito:
El poeta Juan Bauelos cont una historia para comprender mejor el
poder del silencio desde la dignidad tica, un silenci que ya ensordece
a los torpes. 32 Relat la lucha de poder entre la espada, el rbol, la piedra y el ro. La espada que crey vencer al rbol al cortarlo en pedacitos, al igual que a la piedra, fue vencida silenciosamente al caer al ro.
El agua la oxid [m} hay veces que tenemos que pelear como el agua
frente ala espada, en silencio. sta es la hora de hacernos agua. Por
favor, sociedad civil, paremos la guerra. 33
.l2 El Ejercito Zapatista de Liberacin Nacional (EZLN) desde hace varios aos ha
guardado "silencio", como respuesta al incumplimiento de la palabra por parte del gobierno,
empeada cuando las dos partes en conflicto firmaron los Acuerdos de San Andrs, el 29 de
noviembre de 1996.
'.' Mnica Mateos, "Presentan el libro Cuelltos para uI/a soledad desvelada, de sup
. Marcos". en La Jornada, p. 29. Este libro del sup Marcos es una invitacin a la organizacin
de la "seora" sociedad civil y contiene la mayora de los escritos de don Durito.
133
Un gran amigo mo, pero ms amigo an de los desarrapados del mundo, a quien consagr toda su vida, muri el ao pasado: Paulo era su
nombre, Freire su apellido. Su libro ms famoso: Pedagoga del oprimido (1968) y el ltimo: Pedagoga de la autonoma (1997). La madurez de su lucha poltico-pedaggica estuvo encaminada a darle voz,
como lo haces t, don Durito, a todos los que no la tienen, enseando
y aprendiendo con ellos y ellas a leer el mundo para transformarlo. La
propuesta revolucionaria de Paulo en el mbito educativo tuvo como
eje principal la comprensin de que la lectura del mundo antecede a
la lectura de la palabra, de ah que Pedagoga del oprimido sea un
desafo lanzado a todos los desarrapados del mundo para que aprendan
a "leer" su prctica cotidiana, a pronunciar su mundo de opresin: a
tomar distancia de su situacin de miseria, violencia y exclusin, organizndose para romper su silencio, aduendose de su historia y de su
cultura para reeleer y reescribir su mundo.
Al "leer" el mundo de la opresin, los seres humanos pueden ir entendiendo lo que la violencia opresora ha hecho de ellos hasta arrinconarlos en una "cultura del silencio",34 quitndoles el derecho a decir su
palabra e introyectndoles la sombra del opresor. Pero el de los oprimidos es un silencio explosivo que se romper en la medida en que
vayan recuperando su humanidad perdida, cuando su rabia y su rebelda les permita recuperar su dignidad humana-doblegada ante elltigo opresor---:,cuando los oprimidos descubran que el conocimiento es
lucha: una lucha por recuperar su rostro hasta alcanzar su autonoma y
la de sus comunidades, una lucha por deshacerse de la sombra del opresor. Paulo Freire afirmaba:
" "La cultura del silencio" se genera, como forma de resistencia cultural, en la estructura
opresora. Por lo tanto, como deca Freire, "toda lucha contra la ideologa o las ideologas
dominantes debe basarse en la resistencia levantada por las clases populares y, a partir de
ah. elaborar ideologas que se opongan a la ideologa o ideologas dominantes. Y no al
contrario, creando ideologas en oposicin a las ideologas dominantes, sin considerar que
debe partir de una base concreta: las resistencias que se hacen por parte del pueblo. y esto es
bsico en cualquier lucha ideolgica". (P. Freire, apud M. Escobar Guerrero, Educacin
alternativa..., p. 29.)
35
ser.
As, don Durito, le haca ver a Paulo cmo tus escritos y tu prctica
revolucionaria, de la misma forma que la praxis de l, son una propuesta de lucha -aunque por caminos diferentes ya que Paulo nunca
hubiese empuado arma distinta de la de su pluma- en contra de la
opresin. Una propuesta que desafa a los seres humanos para que estudien su prctica concreta, aprendiendo a tomar distancia de ella para
conocerla, analizarla y transformarla, transformndose as mismos hasta
I1egar a conquistar su autonoma. Una propuesta que desafa a cada
hombre y cada mujer para que aprendan a "leer su realidad real" quitndole el velo opresor, el velo que la oculta. Una propuesta que desnuda
las estrategias del opresor, aquellas, por ejemplo, que se apoyan en el
control que ejercen sobre los medios de desinformacin y de control
del pensamiento y que buscan falsear y esconder la realidad real, castrando en el ser humano la posibilidad de conocerla y de transformarla.
Para el opresor, el oprimido no tiene derecho a ser y, por lo tanto, no
puede tener ni memoria histrica ni capacidad para decidir su destino,
menos an para rebelarse contra sus atrocidades. Slo los opresores estn capacitados para decidir nuestro destino socioeconmico, cultural
y poltico. De esta forma, en "silencio" tenemos que aceptar los dictmenes que les son ordenados a "nuestros" gobernantes, desde los centros financieros, como el FMI y el Banco Mundial, que son los que de-
,. Palabras del subcomandante Marcos (llamado en Mxico sup) tomadas del texto "El
supo Dignidad rebelde", reproducido en el disco compacto Juntos por Chiapas.
ciden el rumbo de la economa neoliberaI que hoy ha sembrado miseria, muerte, impunidad y corrupcin en nuestros pueblos. En ese contexto, don Durito, Paulo auguraba la esperanza:
El sistema capitalista alcanza en el neoliberalismo globalizante el mximo de eficacia de su maldad intrnseca.
Yo espero, convencido de que llegar el momento en que, pasada la
estupefaccin ante la cada del muro de Berln, el mundo se recompondr y rechazar la dictadura del mercado, fundada en la perversidad de
su tica de lucro.40
Y, como t bien sabes, el neoliberalismo ha profundizado un problema que no es nuevo. Por ello quiero que sepas, don Durito, que
cuando t hiciste tu aparicin, para denunciar el silencio opresor ejercido sobre los oprimidos y para anunciar el camino de tu lucha, con
los indgenas zapatistas, yo me encontraba intentando entender mejor
mi prctica educativa, leyendo algunas cosas de Freire que mucho
tena que ver con tus luchas. Lea Pedagoga de la esperanza. un encuentro con la pedagoga del oprimido. Tu lucha me permiti enten. der mejor la lucha de Paulo -de la misma forma que la lucha de
Paulo me permiti entender mejor la tuya- encontrando una invitacin concreta para construir contigo una nueva forma de entender el
poder, preparndonos para exigir a los gobernantes mandar obedeciendo. En otras palabras, entend el verdadero sentido de tu lucha, aquella
que habas emprendido con los hombres sin rostro y sin historia, con
aquellas y aquellos que de la noche vienen, que en la noche andan y
que se haban agarrado de su historia para no morir en el olvido.
Hombres y mujeres. a lo largo de la historia, venimos convirtindonos
en animales de veras especiales: inventamos la posibilidad de liberarnos en la medida en que nos hicimos capaces de percibimos como seres
inconclusos. limitados, condicionados, histricos. Y sobre todo al percibir que la pura percepcin de la nconclusin, de la limitacin, de la
posibilidad, no basta. Es preciso sumarle la lucha poltica por la trans-
En los momentos en que viva tus luchas, don Durito, recordaba las
luchas de Freire, porque has de saber que en mis primeras prcticas educativas (1968), me haba apoyado en los escritos de Paulo, a quien aos
ms tarde (1974) tuve la suerte de conocer. 42 A Paulo aprend a estudiarlo pero sin repetir mecnicamente lo que l escriba, fui aprendiendo
a reinventar1o, de la misma forma como l fOe reinventandose continuamente en sus trabajos en Brasil, Chile y Guinea-Bissau, por citar algunos.
Paulo, don Durito, era un hombre que, en su trabajo cotidiano, irradiaba
esperanza, utopa y amor intentando romper siempre la dicotoma que
existe entre el decir y el hacer para llegar a ser un hombre coherente:
su entrega y su lucha con los oprimidos tenan la finalidad de que ellos
y nosotros reconquistramos nuestra humanidad perdida. Por ello leyendo y releyendo Pedagoga de la esperanza, tu presencia, don Durito,
me trajo a la memoria esos rostros sin rostro de la dignidad rebelde, la
del conjunto de indgenas que aparecieron elide enero de 1994 para
recdrdar al mundo entero que el conocimiento es lucha.
Desde ese ayer -el "Ya basta del 1 de enero de 1994- al da de
hoy -octubre de 1998-, mi estimado don Durito muchas cosas han
pasado, aunque todas tienen un denominador comn: la soberbia del
mal gobierno que busca a cualquier precio el aplastamiento de la dignidad rebelde. Una soberbia que negando la realidad real para imponer
la suya, se convierte en conducta psicoptica que, buscando agredir y
destruir al otro, cnicamente se ufana del dolor y de la muerte para presentarla ante el mundo como los males necesarios de una globalizacin
absurda y excluyente, en donde no cabe la lucha sino la sumisin. De
ah que personas como t, don Durito -bueno, no s si un escarabajo
pueda ser persona- estn condenas a morir aplastadas por la bota militar o paramilitar, por atreverse a desafiar la ignominia, a construir la
utopa crtica en la lucha cotidiana, a construir caminos que conduzcan
a pelear contra el neoliberalismo y por la ~umanidad. De por s, como
t sabes don Durito, se firmaron los Acuerdos de San Andrs para mofarse de la palabra verdadera, para "enmascarar" la palabra, pues en la
prctica se preparaban matanzas como la de Acteal, matanzas que se
unen a la muerte silenciosa que sigue imponiendose en contra de las
comunidades rebeldes de Mxico y del mundo, pero que han despertado a muchos seres humanos que encuentran fortaleza en la lucha de
ustedes, en la presencia de la mujer indgena, la mujer-la madre, la
madre-tierra, mediadora entre la soberbia del poder psictico y la esperanza de un maana que en el hoy se construye aprendiendo a vencer la fuerza bruta del len, la del poder impune.
El len primero descuartiza a su vctima, despus bebe la sangre comiendo el corazn y deja los restos para los zopilotes. Nada hay que
pueda contra la fuerza del len. No hay animal que sc le enfrente ni
hombre que no le huya. Al len slo lo puede derrotar una fuerza igualmente brutal, sanguinaria y poderosa.
El entonces viejo Antonio del entonces jovcn Antonio, forj su cigarrillo con doblador y, fingiendo que pona atencin a los troncos que
convergan en la luminosa estrella de fuego de la fogata, mir de reojo
al joven Antonio. No esper mucho porque el joven Antonio pregunt:
- y cul es esta fuerza tan grande para derrotar al len?
El viejo Antonio de entonces le tendi al joven Antonio de entonces
un espejo.
- Yo? -pregunt el entonces joven Antonio mirndose en el redondo espejito.
El viejo Antonio de entonces se sonri de buena gana (eso dice el
joven Antonio de entonces) y le quit el espejo.
~No, t no -le respondi.
"Al mostrarte el espejo quise dccir que la fuerza que poda derrotar
al len era la misma del len. Slo el propio len poda derrotar al len".
..' Subcomandante Marco.... "La historia del len y el espejo", en "Perfil", supl. de La
Los nios de las comunidades indgenas del Sureste mexicano aprenden primero el significado del dolor y de la muerte, an antes de saber
andar por el olvido que amenaza ser su camino de hoy y de siempre. 44
As, que con espejo y cristal segua -y seguir siempre- esa lucha
fantstica de las comunidades indias del Sureste mexicano; esa lucha que
ha logrado arrinconar la mentira y la muerte que como "ayuda humanitaria" el mal gobierno sigue enviando en tanquetas de primera clase.
... P. Freire, Pedagoga de la autollol1ll. pp. 110-111.
49 "Carta a don Durito. desde el saln de clases". vid.. supra, pp. 89-113.
No es por azar, don Durito, que en los ltimos das de su lucha Paulo
haya querido hacer nfasis en la lucha por la autonoma, dejndonos
Pedagoga de la autonoma. Paulo igual que t, siempre supo que las
clases opresoras hacen todo lo necesario para que el ser humano se
someta a sus designios perversos, tratando de impedir, por cualquier
medio, que la voz de los sin voz sea escuchada, aplastando cualquier autonoma que no sea aquella que rige sus instintos ms perversos: El miedo es su principal arma, apoyndose en el terror para
imponer el silencio. Quiero, por ello, compartir contigo las siguientes
palabras que Paulo me escribi semanas antes de morir:
Acabo de leer, tocado, en cada momento, por la belleza con que la palabra
autntica siempre se viste, por la "amorosidad" con la cual ustedes se entregan a la lucha en favor de la autonoma de las personas y en favor de la
justicia amordazada, los textos con que ustedes, artesanos de la libertad,
desocultan verdades necesarias. La verdad, por ejemplo, que habla sobre
la imposibilidad de una globalizaci6n real de la cultura fuera del respeto
integral a las diversidades culturales. La verdad que devela la crueldad de
la tica del mercado, mimada por la ideologa fatalista inmersa en el discurso neoliberal que nos ensea la acomodaci6n pasiva a la realidad manten"da como intocable, en lugar de su transformaci6n radical. 50
Para Paulo, inigualable don Durito, los seres humanos tenemos que
romper la "cultura del silencio", recuperar nuestra dignidad perdida
P. Freire "Prlogo", vid. supra, p. 9.
" Subcomandante Marcos, Cuentos para una soledad desvelada, p. 83.
51'
Claro est don Durito que la lucha no es fcil, los poderosos quieren presentar el mundo de hoy como el nico posible, el fin de la utopa y de la esperanza, la devaluacin de las rebeldas ante el imperio
del dinero: los pobres sobran, no existen dentro de las realidades
virtuales de la macroeconoma.
Para resolver este dilema debemos enfrentar un enemigo muy poderoso,
el poder ,vestido con el ropaje del neoliberalismo. Sus crmenes no reconocen frontera, representan la globalizacin de la desesperanza. El
neoliberalismo oferta una nueva doctrina mundial: la rendicin y la indiferencia como nicas formas de exclusin, la muerte y el olvido como
nico futuro para los excluidos, es decir para la mayora. El crimen y la
impunidad como mxima ley. El robo y la corrupcin como industria
principal. El asesinato como fuente de legitimidad. La mentira como dios
supremo. Clrcel y tumba para los otros que nos sean sus cmplices. La
internacional de la muerte. La guerra siempre. Eso es el neoliberalismo.
Pero su poder se basa tambin en nuestras fallas. A la falta de propuestas alternativas nuestras, ellos ofrecen la continuidad de la pesadilla. 53
La flor de la palabra.
(Carta al viejo Antonio)
[...] el viejo Antonio se acord de algo y ah no ms me cont [...] En
el antes no haba despus. El tiempo se estaba ah quietecito, ansina como
se est ahorita la noche [~ ..] y entonces uno de los siete dioses les dijo a
los otros, o sea que se dijo a s mismo, que tenan que encontrar el modo
de llegar al despus y no estar siempre en el antes [... ]
-No te canses preguntando cuando acabar tu camino. Ah donde
el maana y el ayer se unen, ah acabar [...]
Si slo vemos muy cerca, entonces por ah nos vamos a quedar. Si
slo vemos muy lejos, entonces vamos a tropezarnos mucho y perder el
camino [...]
- y cmo vamos a saber mirar lejos y mirar cerca?
El viejo Antonio reanuda el cigarro y la voz:
El smbolo del cristal-espejo fue un buen instrumento para iluminar, de otra forma, todos los rincones del aula: logr junto con los estudiantes, entender y mirar, con otra imagen y otra palabra, nuestro
quehacer cotidiano, repensando el diagnstico que habamos elaborado.
Con el espejo para mirarnos a nosotros mismo y con el cristal para ver lo
que sucede fuera del aula, constatamos, una vez ms, que en este lugar
casi nadie sabe nada de nada, posiblemente porque se sabe mucho de
todo sin entender qu significa saber y/o por qu el "saber" que se
sabe no puede aplicarse a una realidad real. "Y los espejos son para
ver de este lado y los cristales son para ver lo que hay del otro lado [...]
Los espejos son para tallarlos [oo.] Los cristales son para romperlos [...] y
cruzardel otro lado [.oo]".6() Para cristal te quiero, Espejo nunca61
No fue difcil ver con claridad, respetado viejo Antonio, que el aula
es un lugar simblico en donde se trasmite un "saber" del cual slo se
" "Carta a don Ourito desde el saln de clases", vid. supra. pp. 89-113.
60
ldem.
puede or hablar, es decir, escuchar y repetir, debido a que en este lugar se aprende a "saber" por medio de la "letra muerta", obligando a
los estudiantes a seguir un camino tortuoso que no tiene ms luz que la
del pensamiento en s mismo: la luz de la "letra muerta" que llega, casi
siempre, a travs de una transmisin de conocimientos acabados, dogmticos, fros y estticos, para copiarlos en la memoria, como si el pensamiento fuese una fotocopiadora. De esta forma, las y los estudiantes
estn obligados a construir una "realidad virtual", metiendo el pensamiento en una especie de "crcel", en donde se est'condenado a realizar un ejercicio gimnstico de abstraccin, sin ningn vnculo con la
"realidad real". Proceso que tiene lugar en el contexto de unas relaciones educativas que se van estableciendo entre malestar e inseguridad,
para ocultar el verdadero rostro de la palabra e impedir que se hable
del mundo real llenando el aula con un "silencio", que entre apata y
miedo, slo permite realizar una sola tarea:
Escuchar a los que "saben". No pensar la realidad real.
"Saber" slo lo que la "letra muerta" dice...
callar, no' hablar ni actuar segn nuestros pensamientos
Quienes no acepten estas reglas sern despreciados y condenados
a vivir en la "ignorancia", apartados y excluidos de los benficos de
la globalizacin, de la sociedad del hombre-cifra, del hombremercanca y del hombre-consumo: seres "sin cultura y sin historia",
sin derecho a hablar, a rebelarse y a organizarse para decir y hacer lo
que su pensamiento les dice. El perfil de hombre, sin palabra verdadera, gestado en el seno de la impunidad y del poder para unos pocos, no
le permite tener derecho a decir su palabra porque su humanidad ha
sido castrada, impidiendo la vinculacin que debe existir entre pensar
y actuar, conocer y transformar. 62
Los procesos educativos, respetado viejo Antonio, parecen diseados, como t bien sabes, para construir una "realidad virtual", en don62 M. Escobar Guerrero y Grupo de Pedagoga Comparada, "Adis a la transmisin de
conocimientos", en Rompan Filas, vol. 6, nm. 26, pp. 3-9.
de podamos "meter", cuando sea necesario, nuestra "realidad real" acomodndola a los designios mgicos (tcnicos y polticos) de la "realidad virtual", o sea, de la globalizacin. Por ello, quienes van escalando
la pirmide escolar, reciben diplomas que los acreditan para hablar
de una realidad que no existe.
Este anlisis de la prctica educativa vivida en el saln de clases,
desde la perspectiva de la participacin estudiantil, me permiti entender, una vez ms, lo limitado que resulta un trabajo de lucha dentro del aula, aunque no por ello sea despreciable. As que mirando
mi prctica docente, a travs de la lucha de ustedes, en vez de desanimarme, me permiti preguntarme con los estudiantes, si no haba
llegado el momento de decir ya basta! de tanta letra muerta en el aula
e investigar de qu forma este grito de lucha y de resistencia, de dolor
y de esperanza, podra aqu tener sentido. Para realizar esta tarea, contaba -adems de los trabajos que habamos escrito los estudiantes y
yo- con los acuerdos que ustedes haban alcanzado con la Seora "sociedad civil", lo que me llev a sacar una primera conclusin: era necesario trabajar conjuntamente63 y, de esta forma, me decid a elaborar
y publicar las investigaciones realizadas,64 teniendo como proyecto de
trabajo la metodologa para el rescate de lo cotidiano y la teora en el
saln de clases.
6' En los primeros das del inicio de la guerra entre el EZLN y el gobierno, la sociedad
civil sali alas calles para intentar detener la guerra. Meses ms tarde el EZI.N convoc a una
reunin que se denomin Convencin Nacional Democrtica. Esta Convencin buscaba
organizar a la sociedad civil. Sin embargo este primer intento fracas y el EZLN, meses ms
tarde, llam a la sociedad a trabajar conjuntamente, creando el Frente Zapastista de Liberacin
Nacional.
t\4 Los trabajos que elaboramos y publicamos en forma conjunta fueron: "Rescate de lo
cotidiano;" ; "Adis a la transmisin de conocimientos" y "Participacin y compromiso
docente". En proceso de publicacin se encuentra HomeTUlje a Paulo Freire: pemar la pr&:tica
para transjrmarla. trabajo elaborado pocas semanas despus de la muerte de Paulo Freire.
La lectura de la realidad
La presentacin de la fbula delle'n me posibilit, junto con los y las
estudiantes, tomar distancia del mismo miedo para analizarlo. Aqu me
di cuenta de que era necesario conocer la fuerza del miedo, representada
en el len: la fuerza de la autoridad autoritaria para conocerla, identificarla y destruirla. Este anlisis me llev a redefinir mi prctica en el
aula y elabor una propuesta educativa encaminada a realizar una lectura de la realidad desde tres reas: la emocional, la escolar y la
sociopoltica.
En este nuevo desafo, respetado viejo Antonio, tengo como teln
de fondo los efectos nefastos de la poltica econmica neoliberal, de
exclusin y de miseria, que estamos viviendo. De esta forma, al pensar
sobre mi prctica educativa entiendo mejor la lucha de ustedes y la
ma, comprendo mejor este mundo de la globalizacin de la miseria
que se nos presenta como el nico mundo posible, sin utopa y sin esperanza: un mundo que devala cualquier tipo de rebeldas, como medio
para consolidar su imperio de exclusin, impunidad y manipulacin.
Para resolver este dilema debemos enfrentar un enemigo muy poderoso,
el poder vestido con el ropaje del neoliberalismo. Sus crmenes no reconocen frontera, representan la globalizacin de la desesperanza. El
neoliberalismo oferta una nueva doctrina mundial: la rendicin y la indiferencia como nicas formas de exclusin, la muerte y el olvido como
nico futuro para los excluidos, es decir para la mayora. El crimen y la
impunidad como mxima ley.67
No tiene capacidad para soportar los contactos afectivos y, por el contrario, los niega
para manipular la realidad a su antojo, estableciendo una relacin autoritaria.
67 Subcomand'lI1te Marcos, Cuentos para //l1a so/edad desvelada, p. 83.
Los resultados de mi prctica educativa, hasta hoy obtenidos, respetado viejo Antonio, aunque limitados, son importantes en el contexto del aula universitaria. Puedo decir que existen, en trminos generales, tres grupos de estudiantes: aquellos que aceptan el desafo de leer
su realidad, utilizando el espejo-cristal que nos regal don Durito; los
que continan asumiendo una posicin pasiva y aptica en el aula y.
por ltimo, aquellos que sin llegar a comprometerse totalmente, logran
realizar un trabajo crtico. Cabe aclarar, en este momento, que ningn
estudiante es obligado a tomar tu palabra para emprender la lectura de la
realidad, cada estudiante es libre de seguir el camino que juzgue pertinente: no hay que olvidar que el aula no es un espacio para el proselitismo poltico, debido a que como deca Paulo Freire "la educacin no
es la palanca de la revolucin aunque toda revolucin es educativa ".68
Amanera de conclusin
Nombramos
para habitar
las cosas
Hablamos
porque somos
hijos del silencio. 69
", M. Escobar Guerrero el al., Paulo Freire on higer educalion. A Dialogue al Ihe National
se comprometen con este proceso educativo, que los cuestiona radicalmente y que estn dispuestos a decir ya basta!, asumiendo una posicin comprometida con su prctica educativa y social. Tu lucha, por
ello, viejo Antonio, permite a la palabra florecer y con ella se puede
aprender a soar y luchar.
Suea Antonio con que la tierra que trabaja le pertenece, suea que su
sudor es pagado con justicia y verdad, suea que hay escuela para curar la ignorancia y medicina para espantar la muertt<; suea que su casa
se ilumina y su mesa se llena, suea que su tierra es libre y que es razn de su gente gobernar y gobernarse... Suea que debe luchar para
tener ese sueo, suea que debe haber muerto para tener vida.7
Por ello, estoy seguro que vale la pena alentar este tipo de prcticas
educativas, ocupando sus espacios con la palabra y la letra viva:
No morir la flor de la palabra...
Podr morir el rostro oculto de quien la nombra hoy,
pero la palabra que vino desde el fondo de la historia y de la Tierra,
ya no podr ser arrancada por la soberbia del poder.
Nosotros nacimos de la noche: en ella vivimos; moriremos en ella.
Pero la luz, ser maana para los ms: para todos aquellos que hoy
lloran la noche; para quienes se niega el da;
para quienes es regalo la muerte; para quienes
esta prohibida la vida.
Para todos, la luz; para todos todo. Para nosotros la alegre rebelda.
Para nosotros nada. 71
Envuelto en esta dedicatoria me entregu a tu recuerdo... me llegaron aquellas imgenes de aos pasados, cuando fijaba mis ojos en los
tuyos, siguiendo tus palabras. As, dejando que mi pensamiento caminara a travs del tiempo, para recordar la mirada proftica de esos tus
ojos llenos de sabidura, volv a vivir tu mirada plOfunda cual rayo de
sol que se impone sobre las sombras para desocultarlas, tu mirada que
iluminaba tu palabra para pronunciar el mundo, haciendo obvias las falsedades que oprimen a los oprimidos, las falsedades que corrompen an
ms a los opresores... y pens, que sta, tu dedicatoria, es la historia de
tu vida y de tu muerte, de tu entrega, de tu rebelda y de tu lucha.
"No siempre es fcil sepultar a nuestros muertos, nos decas [oo.]
Vivir el luto con madurez es asumir la tensin entre la desesperacin
provocada por la prdida y la esperanza en la reinvencin de nosotros mismos".75 En vida aprend contigo a desocultar las verdades obvias, pero ocultas en favor de los opresores, aprend a no repetirte, por
el contrario a reinventarte. Con tu muerte estoy aprendiendo a dejar
partir a nuestros muertos: familiares, amigos, luchadores sociales asesinados diariamente, aquellos desaparecidos por hambre, por violencia, por injusticia, por despojo... a los muertos que venimos cargando
bajo la sombra del opresor que nos inmoviliza; estoy aprendiendo a
dejarlos partir para que viva en nosotros su lucha, para poder gritar al
mundo, con las palabras del literato nigeriano Wole Soyinka: "un hombre muere, cada vez que otros callan ante la tirana".
Hoy, tu obra, como testimonio de lucha, seguir siendo una invitacin constante para vencer al opresor. El opresor que introyectado en
cada una y cada uno de nosotros, desata nuestros instintos ms primarios ~la pulsin de muerte-, anidndose en el inconsciente y
dejando libre a las ms terribles y destructivas acciones: aquellas que
compartimos con los otros cada vez que nos hacemos cmplices de la
exclusin, cada vez que nos adherimos al racismo, a la xenofobia, a
nuestros instintos fratricidas y filicidas; cuando aceptamos la injusticia, la desvergenza y la miseria como males necesarios... cuando, ante
75
que emergi de la misma prctica y que nos ha ayudado a obtener resultados concretos: la primera tarea que nos propusimos fue la de conocer y estudiar qu es lo que existe en el saln de clases, qu es lo
que nos gustara que existiera y qu es lo histricamente posible de
ser llevado a la prctica. Este documento nos sirvi de punto de partida para que, al siguiente ao, pudiramos producir otro trabajo, identificando y analizando la dinmica negativa que genera la transmisin
de conocimiento en la cotidianidad escolar. Este trabajo lo intitulamos
"Adis a la transmisin de conocimientos en el saln de c1ases"J6 Un
ao ms tarde, este cuestionamiento a la transmisin de conocimientos
nos llev a escribir un nuevo documento, que permitiera entender el
significado profundo del "adis" a la transmisin, elaborando el trabajo denominado: "Participacin estudiantil y compromiso docente".77
y hoy tenemos que decirte Paulo que tu partida del mundo nos tom
por sorpresa, cuando escribamos un trabajo que tiene como ttulo provisional "La lectura de la realidad psquica, escolar y sociopoltica".
Sin embargo, decidimos no continuar con este trabajo por el momento,
para consagrar nuestro esfuerzo a la lectura de tu vida y de tu muerte.
Aqu quiero hacer un parntesis para llamar la atencin en relacin con el manejo de palabras tales como: opresin, desarrapados,
injusticia, desvergenza... t siempre nos invitabas a no dejarnos atrapar por la sonoridad de las palabras que van perdiendo su significado
profundo y se convierten en letra muerta: no van ms all de arrullar a
quienes las pronuncian y quienes las escuchan. Cuando el ser humano
pierde la capacidad de asombro, termina por adaptarse pasivamente al
mundo, sin inmutarse ante la crucleza del acontecer coticliano:
[...] ante]a miseria extrema que viven en sus comunidades [...] -<lice
Amoldo Kraus, citando a Isaac Daz- se ha comprobado que muchas
madres otomes dan a inhalar tner a sus hijos para que resistan el hambre, porque la pobreza es tal que no hay nada para comer [...] por menos
'" M. E~cobar Guerrero, "Adis a la transmisin de conocimientos", en Rompan Filas,
vol. 6, nm. 26, pp. 3-9.
77 M. Ecobar Guerrero, "Participacin estudiantil y compromiso docente", en B. Calvo, G.
Delgado y M. Rueda, comps., Nuevos paradigmas; compromisos renovados, pp. 335-355.
Acceder al conocimiento, por ello, es entender el camino de la lucha, en la medida en que conocer es desocultar la explotacin y luchar
para impedirla: "[.,,] del sueo a la realidad el camino es el de la lucha" afirmaba Canek, un rebelde indgena maya.79
Aqu en Mxico, tu lucha podra traducirse en la frase: "Contra el
neoliberalismo y por la humanidad". Esta frase empez a gestarse a
partir del 1 de enero de 1994, entre la sociedad civil, por un lado y, por
otro lado, las y los que se taparon el rostro, para que nosotros tengamos rostro, los hombres y las mujeres de la dignidad rebelde, estos
desarrapado que suean, como t, en la reinvencin de una sociedad
tolerante y sin exclusiones, reinventando el poder para que, quien
mande, mande obedeciendo. Aquellos y aquellas que, al igual que t
pero por caminos diferentes, han ofrecido su vida por la libertad, la
justicia y la democracia: todo para todos, para nosotros nada, dicen y
hacen los hombres y las mujeres que dijeron ya basta!, siendo portadores de la coherencia entre el discurso y la accin, de esa coherencia
que te acompa durante toda tu vida y que hoy nos has dejado como
testimonio de tu palabra-accin.
S, es cierto, me dije, al releer tus palabras: "Tal vez las clases dominantes nunca se sintieron tan libres como hoy para su prctica manipuladora [".] al pregonar que no hay por qu continuar hablando de
sueos, de utopas, de justicia social" .so Siempre fuiste, Paulo, un
hombre radicalmente comprometido con el develamiento de la mentira, cumpliendo la tarea que tenas que cumplir histricamente: con
pasin, con dignidad, con entrega, buscando siempre la pulsin de vida,
el Eros en el "otro", dejando de lado la agresin, el tnatos, lo malvado ... enseando y aprendiendo a "ree1er y reescribir" amorosamente
el mundo.
" Amoldo Kraus, "Hay hambre en Mxico?", en La Jornada,. p. 15.
" Apud subcomandante Marcos, "A la Marcha europea contra el desempleo, la precariedad
y las exclusiones. Europa Rebelde. Planeta Tierra", p. 11.
'0 P. Freire. Cartas a Cristina.
cuerda lo que en alguna ocasin le dijo un amigo brasileo: no te tomes en serio nada que no te haga rer.
Tambin tengo presentes imgenes de los momentos en los que nos
entregbamos a hablar de esos grandes revolucionarios que tanto admirabas y con quienes compartirs el lugar que histricamente te corresponde. Entre estos revolucionarios destacaban Antonio Gramsci,
el filsofo de la praxis, y Amlcar Cabral, el orfebre de la conciencia
revolucionaria.
En este contexto, recuerdo la enorme felicidad con la que recibiste
la invitacin para ir a trabajar en pases africanos de expresin portuguesa, con los gobiernos de Guinea-Bissau y de Cabo Verde, en 1975,
y ms tarde de Sao Tom y Prncipe. Para ti, participar en la construccin de los procesos educativos alternativos en Guinea-Bissau y en
Cabo Verde era una forma de ir al encuentro de la utopa soada por
Amlcar Cabral, por la que entreg su vida. Tu testimonio de peregrino
de lo obvio se enriqueci con tu experiencia en esos pases africanos, al
reencontrarte contigo mismo, con una parte de tu propia historia, con
.
una parte d tus races culturales.
Adems de estos dos grandes revolucionarios tambin estaban presentes, en nuestras plticas, el Ch Guevara y Fidel Castro: Fidel y el
gran pueblo cubano. En muchas de las conferencias o cursos a los que
asistas, siempre abras un espacio para hablar de la dignidad del pueblo cubano. Sabas y criticabas los errores del comandante Fidel Castro y de su gobierno (siempre pensaste que socialismo y libertad no
podran ser antagnicos), pero tambin sabas que estos errores se haban acentuado como efecto del bloqueo que le ha impuesto el gobierno estadunidense, para tratar de aplastar la rebelda cubana. Estabas
seguro de que si l.l1 pueblo cubano lo dejaran ser l r"'lismo, mucho ms
tendramos que aprender y ensear de la Revolucin cubana.
El recuerdo de esos momentos har que la herida siga sangrando
por algn tiempo, pero tambin que llegue a cicatrizar. Esa herida que
tu partida, como rayo fulminante, ha dejado en mi vida intelectual y
emocional. Tus escritos seguirn "iluminando" mi prctica, tendr que
dejarte partir para siempre, pero por siempre te honrar en mi compromiso en favor de las y los desarrapados del mundo.
Observaciones finales
La globalizacin es el fenmeno histrico ms distintivo de fines de
siglo: es el proceso de transformacin del capitalismo, que ha dejado de ser internacional para convertirse en mundial. Las dificultades
para definirlo en parte se derivan del hecho de que es una realidad posible, es un proceso en formacin, especialmente complejo y denso. Es
precisamente' este aspecto el que permite descubrir la segunda dimensin relevante de la globalizacin: es el discurso terico de moda, la nueva
visin social del mundo que tiende a convertirse en dominante. En este
nivel, destacan dos perspectivas.
Por un lado, hay una corriente vinculada con la concepcin ms oro
todoxa neoliberal, orientada a sustituir a la vieja retrica de la Guerra
Fra. Esta corriente pone el nfasis en la tendencia homogeneizaste e
identifica a la globalizacin como un fenmeno inevitable, cuyo im
pacto sera ms o menos similar en todas partes, resultado de la
interaccin de las fuerzas de mercado -neutras, benficas, almargen de la poltica- y que enfatiza las cualidades del aqu y del ahora. Como visin social del mundo, constituye la reconstruccin de la
utopa liberal de la Modernidad, que logra sintetizar la esencia la tesis
conservadora de la posmodernidad: da nueva vigencia a la concepcin
La segunda corriente pone el nfasis en el carcter complejo y contradictorio de la globalizacin, que tiende a profundizar la polarizacin y a crear nuevos y ms sofisticados principios de exclusin. En
esta lnea de pensamiento destaca la denuncia del papel homogeneizaste
que juega la cultura global y la educacin, que crean un consenso en
tono a la economa mundial. La globalizacin es en forma simultnea
un proceso de rupturas y un proceso fundacional del tipo de sociedades que sern dominantes en el siglo XXI.
El agotamiento del discurso universalista de la Modernidad se
gest lentamente y fue precipitado por los cambios acelerados de la
dcada de los ochentas, por la rebelda de los "pueblos inferiores",
por el resurgimiento de movimientos de afirmacin de identidades
diferentes a la identidad global, por los cuestionamientos surgidos
en crculos acadmicos frente a su pretendida superioridad
epistmica, pero tambin y en forma contradictoria por el auge de
los medios de informacin: su misin era lograr la adaptacin, sin
embargo, al difundir la existencia de mltiples realidades -de los
pueblos indgenas y de los grupos tnicos (tzeltales, tzatziles, choles,
tojolabales, zaques, mapuches, ogoni, xhosa, twa, kurdos) y de las
comunidades islmicas, entre otros- y las enormes diferencias que
separan a las elites globalizadas de los grupos sociales pobres, se volvi insostenible el argumento central de la historia como decurso unitario y progresivo.
Resulta relevante el hecho de que la multiplicacin de las comunicaciones ha sido convertida en un instrumento de culturas ignoradas
para tomar la palabra y romper con el silencio secular: el zapatismo ha
sabido aprovechar la irrupcin de la "sociedad de los medios" para hacer
or su voz, para dar a conocer su historia, para denunciar su realidad y
anunciar una sociedad distinta, basada en el respeto a sus instituciones
comunitarias.
En este nivel destaca la importancia de analizar el significado
sociopoltico del surgimiento del Estado residual, supeditado ante el
extraordinario poder de las corporaciones globales, las fuerzas que operan en favor de la desintegracin de las economas nacionales y la difusin del neoliberalismo tecnificado, que pregona el individualismo y
infitracin de partidos polticos y "extranjeros" con "objetivos perversos" que buscan minar el ingreso de Mxico en la economa global.
Por otro lado, se afirma que los reclamos justos "de carcter social" de
los indgenas estn "contaminados" con intereses polticos. Estos argumentos estn fundamentados en una visin racista, que reproduce
los principios de exclusin -de la Modernidad y de la globalizacinde los pueblos indgenas, calificados como "incapaces" de elaborar una
utopa y de ser sujetos polticos -como si la poltica fuese el dominio
exclusivo de los mestizos y de los "blancos"-, y que falsifica la naturaleza del conflicto, en la medida en que las injusticias sociales que
denuncian son producto histrico de conflictos polticos. El racismo
es un fenmeno esencialmente poltico, que expresa una lucha de poder: es una guerra "pensada en trminos histrico biolgicos", Desde
la Ilustracin moderna, es "la condicin de aceptabilidad del matar",82
que legitima el genocidio de los que son considerados como los ms dbiles, los "menos inteligentes", los menos blancos, o sea, los ms alejados del ideal del "hombre". Combatir el racismo es necesariamente una
lucha poltica.
En una deformacin ahistrica y racista, se afirma que los indgenas slo pueden hacer reclamos "del mundo indgena", ajenos de la
sociedad nacional, inserta en la dinmica de la globalizacin. Adems, como afirma Julio Moguel,83 esta rebelin no puede ser explicada en forma exclusiva en trminos de la "contradiccin interna entre
caciques-finqueros y sectores indio-populares" sino que plantea reivindicaciones esenciales de carcter nacional-democracia, derechos
humanos, autonoma de la sociedad civil frente al aparato estatal, denuncia de las condiciones impuestas por el capitalismo neoliberalgestadas en este momento histrico crucial. El neozapatismo no es una
amenaza para la estabilidad y soberana nacional y es profundamente
simblica: incluso el recurso de las armas, que indudablemente tiene
un carcter defensivo, es fuertemente simblico, lo que explicara el
EPLOGO
173
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esta feo nuestro corazn y estamos dispuestas a luchar hasta la muerte.
Somos gente analfabeta pero s nos sabemos defender y aqu estamos".2
La marcha de la dignidad indgena es tambin un desafo a la globalizacin de la image~, construida para intentar negar la realidad real; es
una lucha entre la realidad virtual-realidad inventada dice Martnez
Salazar-, hecha imagen por el color del dinero,4 y la realidad real,
hecha flor de la palabra por las mujeres y los hombres del color de la
tierra. La realidad virtual ha sido diseada y manejada principalmente
por los medios masivos de "informacin", apostando siempre por el
espectculo, por la negacin de la realidad, por los dobles mensajes,
por la esquizofrenia social. -
imagen que aparece en las pantallas se disea y se muestra, con flujos y lneas de fuerza
inconscientes, lo que ofrece al psicoanlisis poltico un instrumento valioso para el estudio
de las nuevas psicopatologas de la vida cotidiana que se estn desarrollando. Esto permite,
a su vez, entender mejor la trascendencia de los planteamientos elaborados por Freud en dos
de sus libros: El malestar de la cultura y El porvenir de la ilusin. "Sin embargo, existen
inslitas claridades proyectadas sobre la figura del poder, todos los ttellL y tables, que
ponen al desnudo ese aparato que lanza luces desde la obscuridad para que el Sujeto sepa
encontrar el camino hacia su autonoma". (ldem.)
6 Fernando Martfnez Salazar y Miguel Escobar Guerrero, "La lectura de la realidad", en
Rompan Filas, vol. 7, nm. 35, pp. 24-35.
176 Eplogo
reducir la realidad a ciertas "informaciones", a spots, a la pantalla chica, reduciendo la realidad real y presentndola con otro rostro, diferente a los rostros de quienes se atrevieron a pronunciar su palabra para
decir su verdad y hacer evidente la corrupcin del poder, su conducta
esquizofrnica, su despotismo, su poltica racista9 de exclusin que
busca la eliminacin del hermano, del otro, del diferente.
La estrategia poltica de la era visual necesita una sola voz que pueda ser identificada y manipulada: la construye desde la realidad inventada y la convierte en propaganda para que, al emerger, se pueda
proceder a su eliminacin, intentando confundir a la sociedad, atacando tanto su vida emocional como su aparato de pensar, ya sea con
la repeticin continua de mentiras hasta convertirlas en verdades o
con dobles mensajes y/o con verdades a medias, que tienen la intencin
de inmovilizarla,lO
Es importante subrayar que, como dice el doctor Martnez Salazar, detrs del racismo
est el deseo de eliminar al hermano. "Freud en PsicoLoga de las masas y anlisis deL yo,
sent las bases para la comprensin de lo que seran los orgenes de lajusticia en el desarrollo
ontolgicq de ser humano. sta se da, dice Freud, cuando el hijo vindose amenazado en su
etapa infantil por el hermano que recin llega, y despus de intentar rechazarlo por todos los
medios, se ve forzadoa aceptar su presencia porque los padres no le permiten el rechazo y,
adem.~, porque con su actitud le hacen saber que existe amor suficiente para l y para e!
nuevo miembro de la familia. El nio forzado cede parte del cario de los padres a favor
del hermano siempre y cuando ste tambin este dispuesto a hacer lo mismo. Tal sera e!
origen de la justicia". (Fernando Martnez Salazar, "Freud, algunas contribuciones a lo
cultural y lo poltico", en Rompan Filas, nm. 43, p. 33.) El racismo, de igual forma que
todo tipo dc polticas econmicas, educativas, sociales quc favorecen a unos pocos -a un
hermano en contra de los otros-, es un deseo desplazado de eliminacin del hermano. Esto
se agrava cuando es el mismo poder poltico -el Padre, el Jefe- quien encabeza el deseo
de eliminacin del hermano y sus consecuencias tienen un altsimo costo social, como las
podemos apreciar, por ejemplo, en las secuelas de muertc dejadas con la creacin dc
grupos paramilitarcs en Chiapas, en Colombia, en Rwanda, en Sierra Leona yen muchos
pases de! mundo. De ah que para el EZLN sea esencial, como principio dc justicia, e!
respeto al diferente, al hermano, la necesidad de reconocerse en el otro y con el otro.
'o Para entender el dao social proporcionado por la conducta del poder, nos apoyamos
en los trabajos del doctor W. R Bion, quien realiz varios estudios para describir la forma
de actuar del enfermo psictico. Este enfermo tiene la capacidad de atacar el "aparato de
pensar" del analista, emitiendo mensajes que tienen la intencin de confundirlo para
inmovilizarlo en su trabajo psicoteraputico. De la misma forma que acta el enfermo
psictico, parece estar actuando el poder, dentro de una proceder psicoptico que se apoya
178 Eplogo
clase, alguien o gente. Y aunque Freud habla de la Iglesia y el Ejercito como masas artificiales
o convencionales, nosotros llamaremos masa a todas las formas posibles e imaginables".
(ldem.)
13 Para R. Dadoun, la relacin que se establece entre el jefe y la masa es la siguiente:
a. Entre el jefe y la masa se da una unin muy especial que no es solamente de
complemento sino que es simbitica ya que el jefe y la masa se nutren el uno en el otro,
asumiendo, juntos todos los roles libidinales: paternal y maternal, fraternal y filial, infantil,
masculino y femenino.
b. La masa, descrita como "aptica". es a la vez pasiva e impulsiva y frecuentemente
caracterizada como infantil y femenina. El jefe es el representante de un poder paternal
flico quien establece, con la masa femenizada, la que l "posee" y violenta, una relacin de
tipo sexual en donde el sujeto poltico queda perturbado, infantilizado, atrapado,
desconcertado y con la mirada perdida, al entregarse al cuerpo jefe-masa hasta llegar a
formar parte adherente de la masa.
c. La masa proyecta al sujeto, quien est metido deritro de un remolino de alucinaciones,
de objetos internos y externos, los acontecimientos, las pulsiones y los fanta~mas de los
cuales el sujeto se nutre. El jefe contempla la masa alucinada, como producto de una
pelcula llena de fantasmas, as como de otras construcciones libidinales. Esta accin
del jefe le permiten convertirse en el expositor poltico del inconsciente: l lo expone,
lo detalla y lo exhibe. Lo hace a tal punto que la masa se ciega y se alucina. El jefe eleva
a la masa a la potencia de lo poltico: inconsciente, poder, jefe. Esta formula condensada del
psicoanlisis poltico funciona con su doble: jefe, potencia, inconsciente.
d. El jefe no excluye, de ninguna manera, los bloques del inconsciente en los que se
constituye y se muestra. Estos bloques surgen proyectados, reagrupados, aglutinados sobre
su persona, en la armadura de la psique: el yo y el superyo.
e. El jefe, bajo sublimes apariencias sabe presentarse como el Ser Bueno por excelencia.
El psicoanlisis poltico se concentra, por ello, en las dimensiones sociales manifiestas en
el estatus del jefe, planteando otra forma de abordar el anlisis, en la unidad que se da
entre el jefe-masa. (ldem.)
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termina aceptando apticamente22 lo que la imagen le dice, quedndose en el terreno de la fantasa. De ah que, por ejemplo, el pas lder
en la difusin de la imagen como fantasa, Estados Unidos, continuamente est presentado matanzas entre los mismos estadounidenses, debido a que muchos de ellos ya no soportan la realidad y la
invisten con fantasas destructoras, sin distinguir la realidad real de la
realidad inventada. De ah la peligrosidad de un sistema con esas caractersticas, en donde la tica est supeditada al color del dinero y en
donde este color sea el encargado de disear el imaginario social. No
es por cuestiones del azar que la marcha del color de la tierra, en la
fantasa del poder, produzca mucha angustia y sus fantasas se desborden ante una realidad real que los interpela y arrincona: el rojo es rojo
y no azul. Por ello, a travs de los medios de difusin de imgenes se
ven, se oyen y se leen toda clase de fantasas esquizoparanoides 23 en
relacin con la capucha de los zapatistas, especialmente la de Marcos.
El comandante Zebede0 24 previene a la sociedad para que est alerta,
teniendo "odos para escuchar lo que no es cierto", diciendo NO al
racismo.''Tiene la lucha muchos caminos y un solo destino tiene: ser
color con todos los colores que visten a la tierra".25
La realidad real fue compartida y revivida, como realidad cruel y
cotidiana, en los encuentros que sostuvieron los zapatistas y la sociedad civil durante su travesa por diez estados de la Repblica Mexicana. En este encuentro se fueron recolectando luchas, como flores de la
palabra sembrada y sembrndose a su vez nuevas semillas, buscando
unir la imagen enmascarada del espejo y del cristal con la metfora de
22 La apata es un estado de indefensin social en el cual se pierde el impulso de vida, la
esperanza, dejando el camino abierto a la desesperanza, a Tnatos. Las personas que la
padecen entran en una depresin pues no saben qu hacer, hacia dnde seguir, a quin
seguir: se paralizan y sienten que es mejor no hacer nada, entregndose al "libre interjuego"
entre Tnatos y Eros.
23 Vid. supra, pp. 114-132. "La masacre de Actea!. La globalizacin y el imperio de la
pu!sin de muerte. Una lectura psicoanaltica". (Segunda Carta a don Durito).
,. Palabras expresadas por el comandante en el programa del poeta scar Oliva
"Expediente Abierto", Radio Universidad, 13 de marzo de 2001
~; Subcomandante Marcos, "Aqu estamos... ", en "Perfil", sup!. de La Jornada, 12 de
marzo, 2001.
186 Eplogo
EZLN entreg
'''1bid. De las siete llaves que entreg el EZLN a la sociedad civil, durante la marcha,
destacarnos las siguientes: Primera: "Si ellas y ellos entran conmigo, ms fuerte ser la
voz de todos". Centro ceremonial otom en Temoaya, Estado de Mxico. Segunda: "Una vez
roto el silencio de los indios, no est enjuego que vuelvan al pasado". Tepoztln, Morelos.
Tercera: "Fue necesario desafiar para hacer la guerra; es necesario desafiar para hacer la
paz" Iguala, Guerrero. Sptima: "La llave son ustedes". Zcalo de la ciudad de Mxico.
27 Subcomandante Marcos, "Slo nos queda escoger: aprendemos juntos a ser dignos, o
slo morirnos e indignos", mensaje del EZLN a los habitantes de Puebla de los ngeles. (La
Jornada, 28 de febrero, 2001, p. 28.)
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198 Bibliografa
Otro material
Juntos por Chiapas (disco compacto)
ndice
Introduccin
9
11
Historia y utopa
Historia y utopa en las visiones sociales del mundo
"
La construccin de utopas como constante de la
humanidad
, . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ..
La dimensin histrica de las utopas sociales
Los principios de inclusin y de exclusin
en el proyecto de la Modernidad
El determinismo "del aqu y del ahora"
La globalizacin como proceso histrico
El proceso de globalizacin como principio
de homogeneizacin
El proceso de globalizacin como principio
de exclusin
Muerte de las utopas en la globalizacin?
21
23
26
30
32
35
39
42
45
Utopa y lucha
La utopa como denuncia del presente . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 51
"La concentracin de la riqueza y la distribucin
de la pobreza"
54
"La globalizacin de la explotacin" ................... 65
199
200 ndice
173
174
178
182
187