Sensualidad y Simulacro. La Experiencia Estética Del Erotismo en El Arte Del Renacimiento
Sensualidad y Simulacro. La Experiencia Estética Del Erotismo en El Arte Del Renacimiento
Sensualidad y Simulacro. La Experiencia Estética Del Erotismo en El Arte Del Renacimiento
SENSUALIDAD Y SIMULACRO
La Experiencia Esttica del Erotismo en el Arte del Renacimiento
ndice
Resumen
1. Batalla
4
2. Victoria
7
3. Sensualidad
10 Percepcin y demostracin de bellas formas
4. Simulacro
15 Liberaciones y prisiones del erotismo
5. Pulsin
19 Pensamiento y descarga, un motor de generacin
21 Conclusin
22 Bibliografa
Resumen
1
Batalla
Bsqueda de un contexto en la Historia.
En plena poca Antigua y tras varios siglos de repensar el concepto del arte en
Grecia, llegar la ruptura de su valoracin clsica: ser en el perodo helenstico cuando
diferentes actitudes llegarn a considerar una nueva comprensin, el arte fue dotado de
unas caractersticas humanas que le haban sido negadas: se le atribuy un carcter
intelectual, individual y libre. El objeto del arte visual, de naturaleza externa y
sensorial, comenz a extenderse a partir de ahora de un modo interno y espiritual1. La
mmesis clsica, la repeticin del gesto del artista, el movimiento inicial divino a modo
de gesta que desea imitar al de los antiguos dioses y as crear la obra de arte, ser
suplantada por el nuevo punto de vista: la imaginacin, la fantasa, el pensamiento.
Como consecuencia de este cambio, el papel del artista se hizo mayor en su categora
social.
Pero los cambios no son eternos, en la Edad Media la esttica regresa a antiguas
concepciones del arte de la Grecia arcaica, todo ello muy relacionado con el auge del
cristianismo y su actitud intransigente que limitaba esa actitud esttica, esa belleza
sensible, convirtindose en elemento de separacin entre la cultura de la poca y la del
clasicismo. Limitaba, pero hizo uso de una utilidad relativa, especialmente de las obras
erticas de tiempos pasados que hablaban de ese hombre, sus costumbres y malos
espritus y as la hizo servir para juzgar su historia y producciones. No obstante, La
Iglesia no da esas obras indecentes que tan fcil hubiese sido posible destruir.
El arte dej de tener de nuevo un papel de privilegio, sus intenciones no eran
estticas y se subordinaba a objetivos religiosos. La belleza no se buscaba en el arte,
poda encontrarse ms fcilmente en el concepto de natura naturata, en la creacin
divina y acabada, en contraposicin a la natura naturans, la fuerza activa que
posteriormente aludir no a las formas acabadas, si no a los principios que animan estas
formas. El arte haba dejado nuevamente de ser individualista y se rega por una serie
TATARKIEWICZ, Wladyslaw. Historia de seis ideas. Madrid: Tecnos Alianza, 2007, p.137.
Ibdem, p.142.
No debe entenderse que los humanistas del Renacimiento eran ateos, de hecho las figuras ms
destacadas de la poca se consideraron sinceramente religiosas.
4
CLARAMONTE, J., Lo que puede un cuerpo. Ensayos de esttica modal, militarismo y pornografa,
Murcia: CENDEAC, 2009, pp. 35.
3
reivindica el amor a la vida y el inters por este mundo, siempre desde un espritu
crtico respecto a la autoridad eclesistica. En el mundo antiguo, el sentimiento trgico
de la existencia planeaba sobre el pensamiento y sobre la vida, especialmente por lo
que haca referencia a la historia. En el Renacimiento, en cambio, se inicia un
movimiento que miraba hacia el futuro con todo lo que esto implicaba de creatividad.
La esperanza vence el sentimiento de tragedia y la creencia en el progreso se
sobrepone a la resignacin ante lo inevitable5.
2
Victoria
Maneras incipientes de perseguir un fin
Como movimiento cultural, El Humanismo encuentra dos grandes medios de
expresin: por un lado el pensamiento filosfico y cientfico; por otro, las obras de
arte. Cuando el pensamiento renacentista parece amenazar el dogma cristiano, la
Iglesia ofrece al humanismo una salida por medio del Arte6. Aun as, este movimiento
cultural toma una postura cada vez
DE BROC, Salvador. El Renaixement, Alba de la Modernitat. (Cit. nota 4), p.17 [traduccin del
autor].
7
LO DUCA, J.M., Historia del Erotismo. http://es.scribd.com/doc/51687376/Lo-Duca-Historia-delerotismo.
Sensualidad y Simulacro. La Experiencia Esttica del Erotismo en el Arte del Renacimiento
Vase CLARAMONTE, Jordi. La Republica De Los Fines, Murcia: CENDEAC, 2011, pp. 35-105. Se
desarrolla un amplio anlisis sobre una de las formas principales de autonoma en la modernidad.
11
CLARAMONTE, Jordi. La Republica De Los Fines, Murcia: CENDEAC, 2011, pp. 85.
12
TOULMIN, Stephen. Cosmpolis, Barcelona: Pennsula, 2001, pp. 74.
3
Sensualidad
Percepcin y demostracin de bellas formas
La respuesta humana a la belleza y al arte, aquello que denominamos experiencia
esttica y a lo que los tericos del Renacimiento llamaron experiencia de la belleza, fue
tratada entonces de dos maneras distintas, desde una forma pasiva o activa. En el crculo
platnico se basaba la experiencia en la idea que rega a la belleza, junto a la
aristotlica, que estipulaba nicamente una sumisin a la accin de los objetos
bellos13. La pregunta que ya se haca entonces era, para qu se necesita estas
experiencias?, con toda probabilidad y a travs del cauce del erotismo ser posible
encontrar alguna respuesta a ese fin.
El Renacimiento, que se conformar como el primer gran proyecto unitario de la idea
de belleza, fracasar por la falta de medios para llevar a cabo ese gran proyecto,
dejndonos no obstante, en el punto inicial del gran camino de la modernidad. Pese al
subjetivismo moderno de etapas posteriores, debemos decir que todava en el
Renacimiento predominar el viejo objetivismo, los escritores del Renacimiento,
opinaban que la belleza es objetiva y que el deber del artista estriba simplemente en
revelar sus leyes objetivas e inmutables14, aunque al final del s. XVI se mostrar por
parte de ciertos artistas opiniones subjetivistas respecto a la esttica del Renacimiento,
donde se pondr de manifiesto la idea de que la belleza depende del ojo del espectador,
apreciacin que destacar por su naturaleza en el campo de lo ertico.
El concepto de lo bello adquiri en este perodo un protagonismo crucial, desde el
que se extenda la bsqueda de todo aquello llamado arte. Si los escolsticos
concibieron el arte sin belleza y los neoplatnicos valoraron slo la belleza fuera del
arte, el Renacimiento fusion, finalmente, la belleza con el arte. Y contrastando con las
ideas de la escuela neoplatnica, se trataba de un material y de una belleza sensitiva
sin ningn tipo de fundamentacin mstica o metafsica15. Hay un evidente cambio de
clima cultural que invita a disfrutar del instante. El platonismo fue el lema de los
13
10
humanistas del s. XV, pero en el s. XVI, una vez terminada la poca de los humanistas,
los filsofos, y sobre todo los estetas, se declararon partidarios del aristotelismo.
A nivel formal, debemos incidir en el severo tratamiento dramtico en la expresin
de cuerpos y caras de los artistas del norte en contraposicin a la armona fsica de los
modelos que destacarn los maestros italianos. Estos ltimos sern el resultado de la
reflexin filosfica sobre el amor, produciendo nuevos cnones de belleza y
representando al ideal femenino de entonces, propio del equilibrio hedonstico de los
neoplatnicos, teniendo en cuenta que la percepcin de la belleza experimenta cambios
en el tiempo por parte de las sociedades y sus diferentes culturas.
Se percibe en todo ello una presencia de los modelos clsicos y la mirada al mundo
antiguo, tanto en arte y en filosofa, El resultado es una recuperacin del erotismo y de
la desnudez, no slo femenina16. No obstante, no hay una intencin ertica a la hora de
crear la mayora de las imgenes, pero s un cierto sentido de xtasis por parte del artista
a la hora de mostrarlo y que nos remite directamente al vnculo entre amor y muerte
desde el que subyace lo ertico, un goce y un dolor implcito, algo que veremos ms
adelante.
Respecto al cuerpo desnudo, lejos de la idea del ideal de belleza en la representacin
en la antigedad, ahora podr simbolizar o tener diferentes connotaciones, pureza,
divinidad, vulnerabilidad y fealdad. Si algo debe destacarse como rasgo distintivo de
este perodo es que los ojos del Renacimiento desoxidaron a Apolo: la desnudez
plante inmediatamente el problema figurativo del sexo17. Por otra parte, es obligado
subrayar lo que resulta evidente, ningn desnudodebe dejar de despertar en el
espectador algn vestigio de sentimiento erticoy si no lo hace, es que estamos ante
un arte malo y una moral falsa18.
Cierto es que lo ertico en el Renacimiento va desde las representaciones ms
sensuales, caractersticas del s. XV a lo obsceno, ms propio del s.XVI. Esta tendencia a
centrarse en los detalles, actitudes y posturas desembocar en la pornografa, la
literatura y la produccin grfica que, desde el Renacimiento, podemos denominar con
pleno derecho estilstico como pornografa, es aun una variante de la abundante
produccin de gnero picaresco y satrico, asociado estrechamente a las ideas y a los
16
11
CLARAMONTE, J., Lo que puede un cuerpo. Ensayos de esttica modal, militarismo y pornografa,
Murcia: CENDEAC, 2009, pp. 20.
20
VILA, Ana, MERLINO, Mario. Los Modi y los sonetos lujuriosos. G. Romano, M. Raimondi, J.-F.M. Waldeck y P. Aretino, Ediciones Siruela, 2008, pp.62-63.
21
VILA, Ana, MERLINO, Mario. Los Modi y los sonetos lujuriosos. G. Romano, M. Raimondi, J.-F.M. Waldeck y P. Aretino, Ediciones Siruela, 2008, pp.92.
Sensualidad y Simulacro. La Experiencia Esttica del Erotismo en el Arte del Renacimiento
12
22
13
23
Segn CLARAMONTE, Jordi: en el arte ertico esto se puede ver con especial claridad. Tanto en los
desnudos como en el porno hay convenciones, formas acordadas, o que se han ido estableciendo...eso es
el polo repertorial. Y en la medida en que sea arte y no porno de gasolinera o desnudos cutres para reyes
pajilleros, hay adems algo que nos empuja mas all de las formas ya exploradas de deseo, que nos abre
las carnes y la mente.
Sensualidad y Simulacro. La Experiencia Esttica del Erotismo en el Arte del Renacimiento
14
4
Simulacro
Liberaciones y prisiones del erotismo
En lo ertico, es difcil asegurar si hablamos de un arte de objeto frente a un arte de
concepto, este ltimo ms relacionado con el perodo de la ilustracin. Pero s es
evidente el trasfondo de idea y pensamiento en su concepcin desde principios de la
modernidad en la manera de pensar la obra de arte, con una intencionalidad de ruptura
que se hace patente en la manera de tratar los temas, sus formas y los fines.
En toda obra de arte con un claro componente ertico, hay una conciencia de la
fuerza intrnseca que la imagen proyecta. El recorrido a lo largo del tiempo de este tipo
de obras, muestra como han sido exaltadas, escondidas o exhibidas en otros casos y en
algunos tambin destruidas. Estas formas de recepcin muestran una alternancia de
relaciones que varan respecto al gusto, el deseo que el artista quiere transmitir con ella
y el gusto personal de quien la ha posedo.
Antes de convertirse en arma social, el erotismo fue sublimacin del instinto. Todo
erotismo antiguo es una referencia continua a los mitos de la vida religiosa, a una
liturgia secreta que permite representarlo, transformarlo en la escena abierta al
universo y ver en la extensin de los placeres carnales un medio para el progreso del
alma24. Sin tratar todas y cada una de las peculiaridades en la concepcin del erotismo
en la antigedad, nos basta como ejemplo ese sincretismo de diferentes herencias
culturales que significo en el mundo griego, constituyndose en un todo donde
mitologa, mito y metafsica era mucho ms que adorno, donde la invencin del
desnudo artstico, trascendental para la historia del arte occidental, es de una
innovacin y atrevimiento sin precedentes25.
Podemos pensar que el origen de lo ertico se debe a los griegos. En todo caso ese
legado lo recoger Roma, modernizando el trmino y dotando de mayor modernidad y
acercamiento a lo que entendemos hoy por ertico. Si tomamos al gnero femenino,
encontraremos por ejemplo la figura en la Grecia antigua de la hetaira, una mujer a
medio camino entre la cortesana sagrada y la mujer-objeto que participa en la nocin del
24
25
15
26
16
27
Vase CLARAMONTE, J., Lo que puede un cuerpo. Ensayos de esttica modal, militarismo y
pornografa, Murcia: CENDEAC, 2009.
Sensualidad y Simulacro. La Experiencia Esttica del Erotismo en el Arte del Renacimiento
17
Tristn, es decir el Don Juan28. La naturaleza oscura del amor demuestra lo extendida
que deba estar la temtica amorosa en el s. XV.
No nos conviene olvidarlo, la sociedad del humanismo renacentista en la cual se
reconstruye y vuelve la mirada a la cultura clsica, participa de lo que fue una lucha de
gneros, donde el predominio de uno se yergue sobre el otro. La imagen de la mujer
contina siendo la de una mujer domesticada por el hombre, pese a una tmida
progresin de autonoma del individuo que se dio desde el carcter esclavista en la
Grecia antigua hacia un encuentro ms equitativo entre hombres y mujeres en el mundo
romano. No obstante, no deja de ser curioso el paso que de alguna forma se deja
traslucir en el mundo clsico, con un cierto humor en el juego ertico y que
posteriormente se transformar en un tratamiento serio de las imgenes erticas y
pornogrficas, llegando as hasta nuestra sociedad, sin apenas motivos humorsticos.
El erotismo ha sido generalmente abordado desde una historia escrita, pintada y
degustada por hombres para satisfacer las fantasas de otros, los cuales fueron
modelando un ideal, toda una variedad de matices atribuidos preferentemente a una
mujer convertida en mito, anclada en estereotipos: virgen, diosa del amor, mujer de fatal
destino. La construccin formal de la obra grfica y escrita se conforma en torno a un
idealizado y mayoritario desnudo femenino. Para mostrarlo fuera del campo de la
pornografa, de fuerte carga satrica y poltica, ese cuerpo femenino debe justificarse
ajeno a su campo aparente, en la mayora de casos por medio de coartadas como la
representacin de una Venus o una concubina. Se deber entonces esperar a siglos
posteriores donde ya no ser preciso enmascarar la realidad a fines externos y de esta
manera mostrar lo ertico y femenino de forma natural y por su mismo fin mostrar esa
pornografa como un modo incipiente de autonoma que pretende gestionar la propia
vida y facultades del individuo, autonoma respecto a la moral, la poltica e incluso
respecto de los cnones formales de otras poticas diferentes29.
Ser en este mismo proceso posterior, donde las sociedades han permitido un cierto
28
18
5
Pulsin
Pensamiento y descarga, un motor de generacin
Unas de las temticas que encontramos en las diferentes imgenes erticas que se
han producido por los diferentes artistas, es la del abandono. Algo que ya encontramos
con anterioridad y que ahora aparece en el Renacimiento. El nexo al que nos referimos
es el que conecta Eros y Thnatos, dos pulsiones que tienen una raz comn: la del
deseo de disolucin de la personalidad individual. Respecto al sentido de la muerte,
tiende a la anulacin definitiva del individuo, contrariamente, en el sentimiento del
amor est en el crecimiento y la anulacin consiste en el placer de la conjuncin con
otro para convertirse en una nica cosa.
Esta unin entre diferentes y su resultado como unidad explcita, creemos que se
convierte en uno de los fines que tiene el hombre por mostrarse a s mismo y a los
dems y que guarda una estrecha relacin en la pulsin primigenia respecto a la
necesidad de capacidad creadora y su constitucin o descarga en la obra de arte como
resultado, anticipando respecto a lo ertico que en el extremo lmite de su sublimacin,
engendra un estado general de tensin, una suerte de vibracin interior propicia a las
creaciones del espritu; esa nocin interesa a todo el dominio del arte. La erotificacin
caracteriza la modificacin de una excitacin o de una actividad a la que cambia en fuente
probable de placer sexual, como la erotificacin de la angustia o de la obra de arte 30.
19
20
Conclusin
21
Bibliografa
VILA, A., MERLINO, M. (2008). Los Modi y los sonetos lujuriosos. G. Romano, M.
Raimondi, J.-F.-M. Waldeck y P. Aretino. Ediciones Siruela.
BEGUIRISTAIN, M.T., Arte y mujer en la cultura medieval y renacentista. Asparkia:
Investigaci feminista, ISSN 1132-8231, N 6, 1996, pgs. 135-146.
CLARAMONTE, J. (2011). La Republica De Los Fines, Murcia: CENDEAC.
CLARAMONTE, J. (2009). Lo que puede un cuerpo. Ensayos de esttica modal, militarismo y
pornografa. Murcia: CENDEAC.
22