Sintonia Con El Universo. RadhaBurnier

Sintona con el Universo
Radha Burnier
Nos podemos deleitar con la belleza de todos los elementos de la realidad, y

comprender que no son diferentes de la totalidad. Son el todo exhibiendo algo
de su naturaleza, de la misma manera que la luz exhibe los colores del arco
iris
Si estamos fuera de sintona con otras personas, con el ambiente y con
nosotros mismos, causamos enormes daos a las relaciones y a nuestro propio
progreso. Es bueno recordar que el dao que nos causamos a nosotros
mismos no puede ser separado del dao que causamos a los dems. Somos
responsables por la totalidad.
Aquellos que internamente estn bien sintonizados e integrados irradian
armona y felicidad a donde quiera que vayan y en lo que hagan. Por otro lado,
la discordia interior fomenta la discordia exterior. Toda discordia ciega la visin
y retarda el progreso.
El Universo no es un caos, sino un cosmos; Est tan perfectamente sintonizado
que quienes lo comprenden, por medio del estudio y de la contemplacin,
permanecen mudos, en total perplejidad.
En el libro Just Six Numbers: the Deep Forces that Shape the Universe (Tan
solo Seis nmeros: las Profundas Fuerzas que configuran el Universo), Martin
Rees escribe al respecto de seis nmeros, algunos de los mismos muy
pequeos y algunos muy grandes, que constituyen la receta del universo. Si
cualquiera de los mismos fuese aumentado o disminuido por lo mnimo que
fuese, no habra vida. Por ejemplo, si la razn existente entre gravedad y
expansin de energa fuese modificada, el universo habra entrado en colapso
hace mucho tiempo, y ninguna galaxia o estrella habra sido formada.
De acuerdo con los indios antiguos, el orden csmico era llamado rta. El nivel
inimaginablemente alto de sintona que mantiene el orden csmico se relaciona
no tan solo en los hechos mensurables y perceptibles, de los cuales los
cientficos toman conocimiento; sino que este nivel de sintona tambin existe
en dimensiones sutiles, de las cuales la ciencia no se ocupa.
El odo del msico eximio es tan sensible que puede percibir hasta el ms leve
desvo en la armona de los sonidos. Oye distinciones tan sutiles que otros no
pueden notar, y, siempre que es necesario, ajusta su instrumento para
mantener un acorde perfecto. Todo msico en una orquesta tambin se
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preocupa en preservar la excelencia; incluso los ms leves matices son

importantes, pues lo integran todo.
El orden csmico, en una vasta escala, casi inescrutable, puede ser semejante.
Existe una inteligencia y un poder creativo (el msico maestro) que restaura la
armona del universo, si la misma fuese perturbada incluso en el mnimo grado.
Ese es el trabajo del karma, o del Karma Nmesis, como afirma Helena
Blatvasky en La Doctrina Secreta:
Solamente el decreto de karma un decreto eterno e inmutable es
Armona absoluta en el mundo de la Materia as como lo es en el mundo
del Espritu. Siendo as, no es el karma el que recompensa o castiga sino
que nos recompensamos o castigamos a nosotros mismos, dependiendo
de nuestro trabajo con, a travs de, y a lo largo de la naturaleza,
sometindonos a las leyes de las que depende esa armona, o
quebrndolas.
Blatvasky dice tambin que, en cuanto al efecto de haber perturbado incluso el
menor tomo en el Infinito Mundo de la Armona si no ha sido reajustado, el
causante sufre lo que piensa que es retribucin. Experimenta aquello que
llamamos dolor y se esfuerza por escapar; ms, siendo ignorante de lo que
est aconteciendo, acta de tal manera que crea ms perturbacin.
La tradicin antigua tambin afirma que, invisibles a nuestra percepcin,
existen muchos tipos de seres, dotados de variados grados de inteligencia, que
estn en un estado de armona inconsciente con la naturaleza y que
espontneamente llevan a cabo la Gran Obra. Alegremente desempean sus
propias partituras en la sinfona csmica. As hacen todas las criaturas no
humanas que conocemos. Solo para el ser humano surge la cuestin de cmo
estar en sintona con el universo. Nosotros, que estamos fuera de la sintona,
sentimos el infortunio de la lucha y anhelamos la paz, el amor y la belleza.
Ms felizmente la consciencia humana tiene el poder de observar, pensar y
entender bastante al respecto del universo en el cual se encuentra, para
comprender la responsabilidad del individuo en la preservacin de la armona.
Por nuestros propios esfuerzos para ver y entender la vida, debemos
comprender que las condiciones caticas en la sociedad resultan de las
contradicciones dentro de nosotros mismos. Por tanto, el remedio est en
nuestras manos. Si ponemos la atencin en la comprensin, nuestra
consciencia puede efectuar la transicin para un nuevo nivel de conocimiento
del orden universal.
La evolucin no es un mero desarrollo de grados menores hacia grados
mayores de complejidad, sino tambin un abrir la consciencia hacia mayores
niveles de percepcin. Esa percepcin incluye una apreciacin de energas
fundamentales en el cosmos; no se refiere necesariamente al conocimiento de
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detalles. Es una visin de los principios divinos que se manifiestan en cada

detalle, as como en el flujo general.
El flujo de manifestacin revela los principios divinos en varios grados, por
medio de varios fenmenos y funciones. En el flujo de una cascada de agua
vemos un movimiento uniforme, aunque haya un cambio constante. Los
centelleantes cambios contra el fondo de una condicin constante nos hacen
experimentar un refrescante deleite y un sentido de novedad a cada instante.
El mundo de los fenmenos, o de las sombras, es un movimiento eterno que
jams termina; ms subyacente al movimiento, est la Existencia inamovible y
eterna una paradoja que puede ser repetida de otras maneras.
El orden del universo engloba una enorme diversidad de formas y de patrones.
La energa creativa que lo sustenta est constantemente dando origen a
nuevas cosas. Sin embargo, nada se repite; ni siquiera una hoja del rbol es
idntica a otra. La naturaleza parecer tener pavor al clonaje y a la conformidad.
Entre tanto, en medio de la sorprendente diversidad de la vida, existe un nexo
misterioso uniendo todas las cosas en una totalidad. El ser humano es como
una gota de agua en toda la inmensidad del ocano de la existencia,
aparentemente separado, pero del mismo inseparable.
Todas esas paradojas son parte de la msica de las esferas. La gran sinfona
de la naturaleza es tocada con diversos instrumentos, msicos, melodas y
ritmos. En una parbola suf consta que cuando el ronco graznido del cuervo
irrit a algunas personas y se alteraron con rabia, el Seor llam a sus
asistentes y pregunt por qu un miembro de su orquesta estaba faltando.
Cada elemento particular deriva su valor del enriquecimiento del todo, ms es
el todo que es la msica de las esferas. Es maravilloso ser humanos, porque
nos podemos deleitar con la belleza y la novedad de todos los diferentes
elementos, y tambin comprender que no son diferentes de la totalidad. Son,
de hecho, el todo exhibiendo algo de su naturaleza, de la misma manera que la
luz exhibe los colores del arco iris. Cada unidad posee el potencial para la
diversidad, y todas las diversidades se funden en la unidad.
El problema humano es que nuestras contradicciones internas tienen base en
la gran paradoja de la manifestacin, cuando lo Supremo parece diferente de s
mismo. Pierre Lecomte de Nouy, en el libro Human Destinity, especula sobre
las metas subyacentes para la evolucin y sugiere que incluyen armona,
libertad e individualidad
En el ser humano comn, la afirmacin de individualidad destruye la armona y
parece establecer la libertad. La diversificacin de formas y especies es un
medio para hacer evolucionar cada vez ms caractersticas individuales. Existe
una enorme diferencia, por ejemplo entre un mosquito y un elefante, no solo
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por causa del tamao, sino por cuanto al primero mal puede existir alguna
individualidad, en tanto que el segundo es notablemente individual en
apariencia, comportamiento e inteligencia.
El ser humano fue incluso ms adelante en esa direccin. Ms, a lo largo de los
milenios, la evolucin de la consciencia tambin desarroll la libertad y el
sentido de armona. El animal es fsicamente ms libre que la planta, y la
humanidad es an ms libre. En el plano interno, el progreso tambin est
siendo hecho en direccin a la libertad.
En la vida de la mayora de las personas, sin embargo, existe una aparente
contradiccin entre la necesidad de armona y la individualidad. Se desean
relaciones, ms el egosmo estraga las oportunidades de vivir esas relaciones
con alegra. La afirmacin de la individualidad (que es egosmo) es la causa
primordial de la desarmona. De manera semejante, queremos libertad, ms
tambin precisamos de orden. Ese es un dilema no solamente individual sino
tambin social.
Por eso, nuestra principal indagacin es: podemos ser ms libres sin crear
situaciones caticas y dolorosas? Podemos nutrir la unicidad latente dentro de
nosotros sin estar en guerra? Eso depende de cmo miramos hacia nosotros
mismos y hacia aquellos valores que son la substancia bsica del universo.
Los valores universales y eternos del cosmos son independientes de las cosas
externas. Un hombre en la prisin no es menos libre que un hombre libre ms
esclavo de las pasiones como la ambicin, la rabia o la envidia. De modo
semejante, la verdadera individualidad no es una cuestin de afirmar la propia
importancia o exhibir conocimiento.
Aquello que llamamos valores fundamentales libertad, unidad armona,
felicidad, paz son caractersticas del alma. No dependen de nada externo para
existir. La creencia de que podemos encontrarlos fuera, en las relaciones, en
las posesiones, en el cambio de las circunstancias, es la causa de la discordia
y del sufrimiento. Esos valores son facetas de nuestra verdadera naturaleza y
de la consciencia universal. Cuando comprendemos nuestra verdadera
naturaleza, entramos en total sintona con el universo.
Revista Sophia, Brasil

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