Cisnes Azules
Cisnes Azules
Cisnes Azules
1999
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Ante la cultura de un país que se levanta sin conocer sus verdaderas raíces
y los episodios que le han dado vida,
en esa misma proporción,
da grima ver cómo los hijos de un pueblo ignoran la epopeya de su pasado,
la historia parroquial del campanario
y los hombres que sin muletas
impulsaron su desarrollo con un mirar visionario,
enamorados de un lugar privilegiado en la geografía patria
y con una ecología soberbia, apta para el desarrollo de la vida
y la productividad de los suelos.
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CONTENIDO
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CAPITULO I
“EL ORIGEN”
La madrugada calurosa y sofocante, ya era típica del largo verano del año 2027,
incrementado quizás por el enorme hueco abierto sobre la capa de ozono que ya
se extendía sobre el once por ciento del planeta. Las más exigentes estrategias de
los países con tecnología avanzadas, no habían podido detener eficazmente la
enorme abertura que causaba cada vez más daños por la radiación en hombres,
mujeres, animales y todo tipo de cultivos.
Pudo confirmarlo más tarde al ver en el reporte de un noticiero, algo más del tres
por ciento del total del continente americano destruido. Las escenas captadas por
la fibra óptica de su Red de Sistemas de Comunicaciones, mostraban ciudades,
pueblos, vías, bosques, colinas y playas enteras, arrasadas por maremotos y
terremotos en secuencia. Los cadáveres eran mudos testigos de la terrible y
desconocida tragedia que ahora se cernía sobre la tierra, pero que nadie podía
siquiera imaginar. Había algo que inquietaba a las autoridades y a la Cruz Roja:
miles de desaparecidos que no habían dejado ningún rastro tras de sí; como si se
los hubiera tragado la tierra...
A pesar de esto, lo más grave e inexplicable del movimiento, era una fractura
visible al otro lado de la tierra, justo en el extremo contrario, abarcando el
centro de Asia, China e Indonesia, entre los paralelos 100 y 120, donde
también se habían sufrido los crueles rigores del increíble fenómeno
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El nuevo pero a la vez fascinante y hermoso islote, representaría luego un gran
reto para una extraordinaria variedad de estudiosos y científicos, entre los que se
encontraban físicos, químicos, biólogos, geólogos, oceanógrafos, biogeoquímicos,
astrobiólogos, sacerdotes, humanistas, filósofos, militares, además de estudiantes,
turistas, viajeros, pescadores y hasta políticos, pero sobre todo, una gran cantidad
de escépticos, quienes acudían a conocerlo desde todos los rincones de la tierra.
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CAPITULO II
“EL OBSERVATORIO”
En 1980 habían sido descritas y catalogadas con enorme precisión más de 20000
nebulosas; sesenta años después, se disponía del completo conocimiento de
45000 nuevas nebulosas, aunque aún se tenía el trabajo de catalogarlas
debidamente.
Tras encontrar oxígeno, metano y ozono por las emisiones gaseosas de los
planetas, se comprobaron condiciones de vida semejantes a las de la tierra, más
específicamente, alrededor de la estrella Upsilon Andromedae, similar al Sol, del
Sistema al que pertenece la tierra.
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Se creía ya con cierta certeza, que la tierra no era el único planeta que tuviera
vida, comprendiendo que con las infinitas posibilidades en todo el universo, un
solo planeta no iba a ser el privilegiado. Sin embargo, las condiciones específicas
para demostrar esa aseveración, se hacían cada vez más posibles con los últimos
descubrimientos. Los planetas albergaban elementos propicios para la vida, que
con el tiempo iban evolucionando hasta permitir la generación de moléculas
complejas, que a su vez, al continuar su ciclo de crecimiento, generaban criaturas
vivas...
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CAPITULO III
“ESCUDRIÑANDO EL FIRMAMENTO”
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Siendo él mismo uno de los gestores de la idea de utilizar el cuarzo en la
fabricación del lente, tenía especial interés en buscar la optimización del uso y
aplicación que el novedoso gigante podía ofrecer.
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Nunca antes había llegado tan lejos un ser humano en sus investigaciones sobre
el origen del universo, hasta reconocer accidentalmente las extrañas y
maravillosas propiedades de fragmentos del desconocido tipo de cristal de cuarzo.
Gracias a esta tecnología, se podía visualizar ahora la historia presentada por las
mágicas imágenes, que iban narrando su historia grabada en la memoria de su
esencia energetizada, con características vivenciales propias.
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CAPITULO IV
“CISNES AZULES”
Wity, quien de nuevo estudiaba el firmamento con sus extasiados colegas, tuvo
otra encantadora observación, al reconocer cómo entre aquellos maravillosos
seres comenzaban a hacerse notorios los cisnes por su majestuosidad, elegancia,
hermosura y especial dominio de su destino, y por supuesto, porque estaban
situados mucho más cerca de nuestra pequeña neogalaxia,
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En la infinita inmensidad del espacio sideral, se encontraban flotando dispersas,
miles y miles de las más diversas, extrañas y seductoras formas de vida
espaciales. A ultra distancia, podrían aparentar estar cerca por sus formas tan
definidas, tan precisas, y al hacerse acercamientos de la observación, se
reconocían las variaciones en tamaños relativos comparados con las dimensiones
de la tierra, en cientos de veces el diámetro del globo terrestre los más pequeños,
y en varios miles, los más grandes.
Entre esos exóticos especímenes, en un lugar ubicado sobre una esquina distante
de la Vía Láctea a once galaxias a la izquierda, cuatro galaxias abajo y siete
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galaxias más afuera, a más de 30º sur del ecuador celeste, estaban nuevamente
los bellos y enormes cisnes estelares. La majestuosidad e imponencia los
distinguía de los demás, y por la dirección que llevaban, confirmado por otras
observaciones, se podía demostrar que se alejan cada vez más de la Vía Láctea.
Los tonos de los espectaculares y grandiosos cisnes, variaban también del blanco
al azul tenue. Por su aterciopelado y voluminoso plumaje, daban una sensación de
suavidad y sensualidad infinita. Sus ojos llamaban poderosamente la atención, y
como espirales barradas, se enrollaban hacia su centro intensamente brillante; el
gracioso y elegante cuello, empalmaba cerca de sus escarchadas alas elípticas,
que al extenderse en todo su esplendor e iniciar un discreto y fantástico aleteo,
formaban remolinos con las corrientes que agitaban toda la materia y el polvo
interestelar; sus suaves patas, a la vez fuertes y resistentes, se abrían en
abanicos de frescura, para terminar en unas brillantes y blancas uñas con
apariencia de cuarzo, que destellaban ante sus movimientos por el reflejo de las
estrellas amarillas y rojas.
Tal pareciera que estos fabulosos seres – energía, conocían sus objetivos; ya
presentían el rumbo que debían seguir. Habían heredado el conocimiento de sus
antecesores, para continuar con su aporte en el mejoramiento del universo; su
horizonte era absolutamente claro.
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CAPITULO V
Pasado un tiempo, Wity tuvo el mayor presagio de una inminente catástrofe desde
su laboratorio, al continuar descubriendo, siempre maravillado, otras
peculiaridades de los cristales traídos por él mismo desde la zona prohibida y que
poco a poco le habían permitido retroceder al pasado, pero para conocer el futuro.
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Algunos huevos estudiados no alcanzaban su plenitud, debido a seres vivos que
habían evolucionado sobre su superficie o en su interior, y que, como bacterias
depredadoras, consciente o inconscientemente, iban destruyendo el huevo -
dañando sus recursos -, llevándolo a un estado de desabastecimiento de energía
vital para continuar su crecimiento interno, obligando a la eclosión prematura del
pichón, o haciendo que el huevo simplemente pereciera; en otros casos, en el
momento de eclosionar, la misma energía detonaba en partículas atómicas,
afectando en general al grupo de huevos - planetas de cada sistema. En el peor
de los casos, el huevo simplemente quedaba latente, o la energía se desactivaba,
originando satélites sin vida.
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Con base en los últimos datos, los gobiernos del mundo, unidos por fin en torno a
la necesidad de confrontar el peligro que compartían, reunieron un nuevo equipo
de técnicos y científicos para alejar la crisis del planeta. Jamás se había logrado
el deseo de alcanzar objetivos comunes con respecto a ningún tema; ni siquiera
cuando el acecho de una tercera guerra nuclear pudo haber acabado el planeta, al
principio del siglo. La premisa en ese momento, era salvar la humanidad.
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CAPITULO VI
“VIAJEROS ”
Entre los miembros de una Cruzada por la salvación del planeta azul, que se
había creado gracias a los esfuerzos de amigos de la tierra, ambientalistas,
defensores de los derechos humanos, y en general, por miles de personas amigas
de la paz y la convivencia, fueron escogidos y citados a una rápida y oportuna
reunión, los más preclaros ideólogos humanistas universales, quienes
posteriormente integrarían con los demás científicos, una comisión de viajeros
encargada de buscar la energía en el corazón de la tierra, para ofrecer una posible
solución al terrorífico panorama de destrucción general del planeta - cascarón,
previo a la eclosión del pichón de energía.
Se debía identificar el mejor momento para alcanzar la anhelada meta, antes que
los terremotos y todas las consecuencias que ellos traían, evitaran seguir
manteniendo el equilibrio en las condiciones biológicas mínimas necesarias de la
naturaleza para seguir albergando, tanto en su superficie como en el interior
terrestre o acuoso del planeta – huevo, a las especies animales o vegetales,
incluyendo por supuesto, a la humanidad.
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Los humanistas se habían reunido en secreto para deliberar acerca de sus propias
creencia y sentimientos; estaban seguros de encontrar otra solución, intentando
de alguna manera un acercamiento con la que creían debía ser una vasta
inteligencia integrada a la energía cósmica, considerada y reconocida por ellos
como sublime, superior y perenne; la historia del universo, simplemente no debía o
no podía ser contenida o anulada, por la necesidad de supervivencia del ser
humano, así éste tuviera la inteligencia más avanzada conocida hasta el
momento, pero también causante de males tanto para sí mismo, como para el
planeta – huevo que lo albergaba. Una chispa creciente de esperanza los
acompañaba.
También asistía a la reunión, el líder hasta ahora del nuevo laboratorio espacial,
doctor Wilhelm Wity, como representante del gobierno colombiano. Excelente
amigo, camarada o confidente, le gustaba todo el mundo; todos eran sus amigos.
Prefería no revelar sus auténticos sentimientos, aunque su pasatiempo favorito era
adentrarse en los de los otros; sus propias reacciones y motivos eran complejos,
tratando que lo siguieran siendo, por la sola razón de no ser predecible. Con
muchas experiencias extrañas, tanto en la ciencia como en el amor o en la
amistad, a cada una de ellas la escudriñaba con avidez. Hombre de grupo, lo
natural para él, era el trabajo en equipo, entendiendo las reglas del juego limpio,
como si las hubiera inventado, y las trasladara a sus relaciones personales. Con
intereses dispersos por todas partes, asignaba un valor a cada persona que
conocía, haciendo de todo el mundo, alguien muy especial en su vida; nada
egoísta o mezquino, se guiaba por ideales excepcionalmente elevados debido a
su rígido código moral, que no reflejaba necesariamente el que aceptaba la
sociedad en general; llevaba una vida de cambio, controversia y sucesos
inesperados, aunque en él había frecuentes momentos de perfecta tranquilidad,
imposibles de hallar en otros científicos; en constante situación de análisis, estaba
acostumbrado a descuidar sus propios problemas en interés de la mayoría. De
negligencia aparente, podía pasar las noches sin dormir hasta haber develado un
misterio. Podía exhibir una gentileza y docilidad conmovedora, pero su superficie
serena era un espejismo, lo mismo que su aparente flexibilidad. No toleraba el
más mínimo oportunismo, ante lo que el impredecible encanto podía
desvanecerse con enorme rapidez. Con fetichismo por la limpieza, se preocupaba
de más cuando alguien respiraba cerca de su plato de comida, sintiendo un temor
neurótico a los microbios y a las enfermedades. Conocedor de secretos
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insospechados de la tierra, y definitivamente atrevido miembro de expediciones
hacia el conocimiento de la verdad.
Las posibilidades que ofrecía por el desarrollo cultural, social y tecnológico a que
habían llegado gracias a la planeación y al tesón de sus líderes, aparte de su
situación estratégica en el corazón del país, también era la patria chica del
Director de la expedición, el Dr. Wity, quien sentía que con el trabajo de su equipo,
le acrecentaba honor y renombre a su muy querida y noble ciudad bella,
trasnochadora y morena.
Todo estaba listo para el viaje. Las minucias finales fueron cubiertas y se dio la
cita hacia la entrada, al punto de partida de la caravana, que iniciaría el histórico
recorrido con varios equipos especializados de ayuda para cada una de las
etapas. Un total de 17 personas realizarían el recorrido, contando a los científicos,
técnicos, humanistas y colaboradores, entre los que había ayudantes mecánicos,
operadores de equipos, médicos, y peritos en seguridad. Habitantes de todas
partes del mundo querían acompañar a los viajeros hasta ese punto de partida.
Enormes masas humanas se dirigían hacia el sitio de encuentro, recordando la
calidad cívica que tuvieran los ciudadanos pereiranos durante el siglo anterior,
cuando acudían en convites populares a colaborar limpiando, arreglando,
cocinando o construyendo sus sueños con la ayuda mancomunada, con el
esfuerzo del niño, el ama de casa, el señor de al lado y el de la esquina,
motivados hasta por el cura y por su deseo de hacer más bella su ciudad. Así
habían construido entre otros, la Villa Olímpica y el Aeropuerto, orgulloso ejemplo
de la pujanza de sus ancestros paisas. Nadie quería quedarse en su casa; los
sentimientos de temor pero sobre todo de esperanza en el trabajo de los viajeros,
había llevado a apoyar con actitudes positivas, con energía positiva, a sus
salvadores. El respeto por la vida misma era nuevamente creciente.
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CAPITULO VII
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Tanto la magia de la leyenda y su coincidencia al entrar por este sitio, como el
propio poder noble y bondadoso de éste sentimiento, podrían significar
posteriormente la salvación del mundo.
Fue así como comenzó a fortalecerle entre todos ellos, un sentimiento que los
unía lenta e inexorablemente; las parejas que ya se estaban conformando, eran
las de la socióloga Anne Martin y el abogado Pierre Lelan; la Doctora Mirushcka
Wojtylnaya y el mentalista Nehru Marahantcha; la princesa de Luxemburgo France
Milles y el doctor Wilhelm Wity, y finalmente, la representante juvenil Claudine
Linz Patriks y el maestro Fabriciano Valente.
Ni el mismo Verne habría imaginado los escenarios que día a día iban
encontrando en la gruta. Rutas de ensueño y arrobamiento acercaban
místicamente a todos los integrantes. Ni los peligros que iban sorteando paso a
paso, impedían contemplar con éxtasis el paisaje subterráneo. En sólo seis
semanas traspasaron la delgada corteza terrestre, en un trayecto zig-zagueante
de más de setenta kilómetros, aunque cada paso era más difícil que el anterior, ya
que las rocas se iban haciendo más duras paulatinamente. Metro a metro se
hacían visibles los grandes misterios que permanecían ocultos para hombres y
mujeres bajo la tierra.
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En otras partes del trayecto se descubría una vida desconocida, interesante para
los biólogos; una vida fósil, de los animales que vivieron hace miles de años;
restos de utensilios humanos de los primeros tiempos del hombre; nuevos
materiales de formación rocosa y un reino vegetal escaso, pero que realmente
existía.
El capitán Gus Bellamar era un deportista y científico, amante del peligro, que
exponía de continuo su vida. Apasionado por lo desconocido, por la incógnita de lo
que existía abajo. Era un asceta amante de la soledad, de las tinieblas, de una
espiritualidad difícilmente superable, apetencias sólo compensadas por la
exploración subterránea. Cuando salía a la superficie, sus explicaciones sólo eran
un ápice de lo visto, de lo vivido, por lo que se sentía incomprendido por las
personas a quienes refería las impresiones de sus exploraciones.
La temperatura media estaba en los cero grados, con mucha humedad. Se creía
que los parajes iban a ser usualmente estrechos y peligrosos aparte de oscuros,
lejos de parecer agradables o divertidos. Sin embargo, los paisajes internos eran
tan espectaculares, podría decirse que tan sensuales, que todos los días se
convertían en una nueva aventura, a pesar de los sustos y de la permanente
inquietud.
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En sus conversaciones, muchas de ellas con enorme intensidad filosófica,
visualizaban la búsqueda del centro de la tierra, como algo similar a la búsqueda
del yo íntimo de cada uno de los expedicionarios, intentando encontrar su más
pura esencia humana, la magia del poder creador del amor y la atracción de las
energías complementarias. El líder Nehru contribuía permanentemente en este
proceso.
Gracias a las habilidades mentales que - durante unas nueve semanas del
hermoso, pero duro y casi inaccesible trayecto - habían aprendido de Nehru,
pudieron potenciar y amplificar su especial talento de comunicación como
mentalista. La bella y silenciosa Mirushcka mostraba un delicado respeto por él.
En otras oportunidades habían debatido sobre las propiedades y poderes de los
metales y minerales hallados en el camino. Nehru y Mirushcka se aportaban en
conocimientos y se complementaban en encanto y simpatía. Era una buena pareja
en la que se acoplaban varias cualidades, por su respeto a las cosas sencillas y
bellas de la vida, resaltadas por el sentido espiritual y artístico, con la sensualidad
de sus formas y actitudes; ambos eran buscadores de seguridad y así lo podían
entender; el cariño y gentileza llevaba a la plenitud intensa del amor.
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También el enigmático e indiferente Wity se encontraba enternecido y cambiado
de semblante, ante la atención que ahora le brindaba la bella, y discreta princesa
France Milles, con quien había iniciado casualmente y sin proponérselo, una
especial relación, donde se sentían atraídos mutuamente, incluso por su forma de
reconocer los fenómenos de la humanidad y de la vida misma.
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Los técnicos y científicos se unían en grande armonía, mientras los demás
miembros colaboradores de la caravana también empezaban a sentir y a
demostrar una enorme sensibilidad ante la naturaleza del peligro del planeta.
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energía vital de la tierra; el conocimiento vedado a las mentes de la superficie, era
posible por esa simple cercanía a la energía, que todo lo podía aceptar y crear.
Sin embargo, había una cosa que no era tomada en serio por los integrantes de la
caravana, y ésta era la posibilidad de rejuvenecer al estar allí; entre la mayoría de
ellos se hacían bromas con las arrugas y pategallinas de sus rostros. Todos
esperaban despertarse después de su descanso, con el rostro fresco y los
músculos lisos, sin llantas.
Nadie había notado sin embargo, que aunque habían ido aumentado
paulatinamente la febrilidad en el trabajo de descenso, el cansancio ya no agotaba
sus cuerpos... ni su mente...
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CAPITULO VIII
La certeza del principio del fin, se tuvo cuando ligeros movimientos de las capas
teutónicas del interior de la gruta, aumentaron el nerviosismo del equipo,
evidenciando las observaciones de Wity.
Debían prepararse para los siguientes días, los que estarían acompañados de
grandes problemas por la disminución de los alimentos y el relativo poco avance
en la misión, aunque ya se presentía una grande aproximación al objetivo, como
no se había sentido antes.
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pronto su objetivo, el fin no sería únicamente para ellos; también lo sería para la
humanidad.
Con enorme rapidez, se tomaron todas las medidas necesarias. La caravana fue
protegida convenientemente por tiendas elaboradas con un novedoso y suave
material plástico, liviano como el aire, pero fuerte y resistente como el duro acero.
Con un armazón sencillo y efectivo, se instalaron techo y paredes que más se
parecían la lona de un circo, pero que le permitiría a todos los viajeros mantenerse
con vida, a pesar de que les cayera encima cualquier cantidad de estalactitas, por
pesadas que fueran. Su base disponía de rodillos que actuarían al sentirse
cualquier movimiento, evitando que en su interior se percibiera el movimiento
externo. En su elaboración se habían utilizado elementos provenientes de alguna
expedición realizada al planeta Marte, y que por su densidad ofrecía
características de resistencia extrema en la gravedad terrestre. Con fuertes y
sencillos molinos de roca, se cuidarían de evitar que algún derrumbe les taponara
la salida o les destruyera los aparatos y equipos con se conectaban al exterior.
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El clima y los fenómenos atmosféricos, cambiaron radicalmente, convirtiendo la
tranquilidad y la paz, en zozobra y terror; los caminos desaparecían, las montañas
caían y en los valles se levantaban montañas; ríos y mares inundaban costas y
ciudades; hombres, animales y plantas se perdían bajo miles de toneladas de lodo
y piedras. Nadie podía creer lo que realmente estaba ocurriendo; hechos
aterradores dejaban nuevamente miles de desaparecidos que serían la incógnita
de las autoridades incluso mucho tiempo después.
Hasta los científicos tenían el tiempo contado para desentrañar el misterio que
todavía no se había podido descubrir. Sus raciones de alimentos se habían
agotado casi en su totalidad; sólo tenían agua disponible de los ríos y lagos
subterráneos, aparte de algunos minerales que podían sintetizar para mantenerse
alertas. A pesar de todos los esfuerzos y aunque lograran evitar la explosión de la
tierra, no alcanzarían a regresar con vida a la superficie. Este temor no impedía
que continuaran adelante y un sentimiento de optimismo embargaba sus espíritus,
encerrados en las profundidades, pero rebosantes aún de libertad por las
experiencias y conocimientos adquiridos.
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CAPITULO IX
“SUEÑOS”
Los científicos de la superficie, habían cometido el error de utilizar una energía sin
haber descubierto antes, medios para controlarla. Así contaminaron también las
aguas del planeta, sometiéndolo a grandes calamidades y éste se hallaría en peor
estado todavía, si millares de naves intergalácticas colmadas de seres de buena
voluntad, en estado armonioso, no trabajasen permanentemente en cierto tipo de
transmutación.
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Sin embargo, la testarudez de la ciencia contribuía sólo a perseguirlos finalmente
hasta el centro de la tierra, con el deseo de acabarlos y eliminar de cualquier
manera la energía que la cuidaba.
La comunicación con esa energía se había abierto, y los mensajes había llegado
en la mente de Nehru, entrando y saliendo, reconociéndolo como un ser
consciente, en armonía, con gran inteligencia y sensibilidad por la vida. Sentía que
ahora la energía lo conocía mejor a él, que él a sí mismo.
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La princesa France Milles, en su diálogo mental, de gran penetración y
perspicacia, discernía y comprendía claramente el daño hecho a la tierra misma,
humildemente encantada de reconocer en su espíritu la capacidad para seguir
superándose, encontrando herramientas para ayudarle a los demás.
Canalizarían hacia ella la expresión de sus pensamientos más bellos, sus deseos
más desinteresados, tiernos y nobles, por alcanzar la paz y el mejoramiento no
solo del ser humano, sino también, de todos los habitantes de los demás planetas
del universo, y solicitarían el amparo, la guía y el cuidado para la tierra, de la
energía cósmica misma. Tenían una plena convicción de alcanzar esta vez su
objetivo.
Cuando la concentración del grupo fue total, dejaron de percibirse los movimientos
en los equipos electrónicos. Indudablemente la energía cósmica – o la raza
intraterrena - recibía el clamor de un puñado de seres vivos fortalecidos por el
amor hacia la humanidad. El espíritu de la paz llenó de nuevo las almas de las
enamoradas parejas. Y reinó el amor, la paz, la cordialidad y la armonía.
Para las parejas unidas en las profundidades y sus acompañantes, el tener que
permanecer en un sitio tan espectacular, a tales profundidades, pero con la
consciencia del deber cumplido con los seres humanos, resultaba bellamente
poético y romántico. La misión se había cumplido...
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CAPITULO X
“VOLVER A VIVIR”
Si las comunicaciones, que se habían perdido poco antes del descanso letárgico
que los llevara a sus sueños, podían restablecerse, existía la posibilidad de recibir
ayuda en menos de dos meses, lo que significaría su salvación, pero siempre y
cuando comenzaran inmediatamente su regreso.
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Hasta aquí habían llegado sus planes y discusiones, cuando la imagen de luz de
la energía cósmica se fue perdiendo y su anterior estructura inmaterial fue
condensándose en una densa nube de hermosos colores que iluminaban la zona.
De pronto se perdió la consciencia del tiempo; incluso del suelo que estaban
pisando; todo el mundo se sentía flotando, pero una fuerza extraña les impedía
moverse o hablar siquiera, aunque la situación tampoco les asustaba y el
nerviosismo desaparecía como por encanto.
Pronto tendrían noticias que toda la tierra había vuelto a su estado inicial de
limpieza y equilibrio; como si en ella nunca hubieran ocurrido los últimos
acontecimientos que se presentaron cuando el equipo aún estaba bajo tierra.
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Las parejas que se unieron en el interior de la tierra, continúan unidas felices
prodigando el amor a sus hijos, familiares y amigos, enseñando todos los secretos
que trajeron de su inolvidable viaje hacia el centro de la tierra, hacia el interior de
su propio mundo, de su corazón, de su espíritu, pregonando la ley de purificación,
para que el hombre vuelva a sus orígenes cósmicos y a vivir dentro de la armonía
celestial.
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Dicen que desde la noche que tembló por última vez, cuando el Dr. Wity regresó a
su pueblo, con toda su comitiva menos un héroe, al mirar durante las noches
claras hacia el firmamento, pudieron observar durante un tiempo, el brillo de un
agradable espejismo: la constelación de un cisne que al alejarse hacia las estrellas
lentamente, parecía sonreírle con infinita bondad a la humanidad.
FIN
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WILSON FABIO VALENCIA AGUIRRE
LIBROS EN PREPARACIÓN:
PEREIRA, 1999.
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