David Hume
David Hume
David Hume
David Hume
I.
Introduccin
David Hume fue un filsofo, economista, socilogo e historiador escocs y constituye una
de las figuras ms importantes de la filosofa occidental y de la Ilustracin escocesa. Cuya
filosofa -a travs de la influencia de Berkeley-, desarroll la doctrina de Locke, y lleg a
un total escepticismo. Precisamente esta actitud escptica sera el aguijn que ms tarde
despertara a Kant del "sueo del dogmatismo".
Hume es uno de los autores ms influyentes de la tradicin empirista, del periodo ilustrado
y del liberalismo. Ms que en la originalidad, la fascinacin de sus escritos se basa en la
radicalidad, en la manera de proponer los lmites y las consecuencias del pensamiento,
con un estilo literario de primer orden.
Las bases de su filosofa del conocimiento son rudimentarias y deliberadamente
reductivas, como es el caso de la mayora de los empiristas. La contundencia con la que
expresa sus principios y el modo como se asocia a las modas intelectuales en boga la
adaptacin filosfica de la fsica de Newton, con su carga de optimismo en el progreso
cientfico hacen pasar por alto algunas deficiencias de fondo.
Por lo que se refiere a la filosofa moral y social, Hume presenta una visin renovada de
numerosas cuestiones permanentes. Si se excluyen los excesos deterministas sobre la
voluntad y la libertad, el lector se encuentra con sus seductoras provocaciones sobre el
sentimiento moral, que ocupa el papel de la razn; y con una amable visin de las
virtudes, sobre todo las que tienen ms resonancia social. Y todo, en un clima de libertad
ante las instituciones que han marcado el desarrollo tico, especialmente las autoridades
religiosas. El optimismo en el progreso de la ciencia se contagia a la exposicin de la
naturaleza humana, la cual por otra parte tiene que habrselas con una sociedad
secularizada y en continua expansin comercial.
La liberacin de las constricciones religiosas que propone Hume bebe de las fuentes de
algunos autores clsicos, y de Pierre Bayle, y tiene poco que envidiar a Voltaire. Sus
estrategias crticas son variadas y brillantes.
La composicin de textos filosficos en forma de ensayo breve para un pblico no
acadmico, as como la narracin de la Historia de Inglaterra, explican parte del xito de
los escritos del filsofo. La hostilidad que le dispens el mundo universitario se vio
compensada ampliamente por los beneficios obtenidos como diplomtico y consejero,
actividades gracias a las cuales frecuent ambientes polticos y culturales en Gran
Bretaa y Francia.
2. Empirismo y escepticismo
3. Induccin y causalidad
4. La moral
4.1. Los principios de la moral
Como ya se ha apuntado, Hume pone la simpata en el centro de las pasiones
humanas: un suave movimiento de la afectividad que nos inclina a tener
sentimientos positivos hacia nuestros semejantes, y que se desarrolla con la
comunidad de ideas, orgenes, etc. En la Investigacin sobre los principios de la
moral se usa ms el trmino benevolencia (benevolence) o sentido de
humanidad y su papel es bsicamente el mismo. La moderacin de estos
sentimientos se da a travs de la experiencia, ayudada por la educacin, el inters
pblico y los artificios de los polticos. En ambos escritos, aunque es ms notorio
en la obra de madurez, el filsofo se opone a las explicaciones basadas en el
egosmo (selfish systems), en las cuales la bsqueda del placer es determinante.
Aunque en la prctica las diferencias son menos agudas de lo que podra parecer,
Hume considera importante proponer el coprincipio de la simpata como elemental
y superior.
En el Tratado se afirma tajantemente que la razn no determina las distinciones
morales, y su lugar es ocupado por el sentimiento moral (moral sentiment, moral
feeling). El punto de partida es, como en otros campos, la campaa de Hume
contra el racionalismo. Las argumentaciones giran en torno a la evidencia de la
falta de control racional sobre la mayora de nuestras pasiones, cuya raz es el
sentimiento fundamental de placer y dolor. Los hechos que suscitan los
sentimientos morales pueden equipararse a meros hechos fsicos: el parricidio, por
ejemplo, no se distingue de la muerte de un rbol debida a la sofocacin causada
por otro rbol que le crece al lado, a partir de sus propios frutos. Si somos testigos
de tales hechos o nos los refieren, el fenmeno entre las plantas nos deja
indiferentes, mientras que la muerte del humano a manos de su hijo suscita
nuestra indignacin, sin que medie razonamiento alguno. Apelar a la voluntad
carece de sentido.
Poco despus se encuentra el clebre texto sobre el anmalo paso del ser al
deber ser. Hume afirma que muchos tratados empiezan con argumentaciones
sobre el ser de Dios o sobre asuntos humanos, y de repente pasan a afirmaciones
sobre los deberes morales. Tal deslizamiento se da sin justificacin alguna, y al
parecer presupone un nexo lgico entre ambos niveles, es decir, el descriptivo y el
prescriptivo. Esto parece inconcebible si se consideran las cosas con calma. A
partir de este pasaje, que no vuelve a aparecer en las obras del filsofo, se suele
discutir sobre la is-ought question, y en ocasiones sobre la ley de Hume, aunque
los desarrollos que se hacen a partir de ella sean conceptualmente lejanos al
Tratado.
La Seccin de la que forman parte estos principios se llama Sobre la virtud y el
vicio en general, aunque en realidad se les dedica poco espacio a tales hbitos.
Ms adelante empieza la verdadera exposicin de las virtudes, separadas
en naturales y artificiales. Las segundas, cuyo principal representante es la justicia
legal, dependen de las convenciones humanas, y por eso no se las puede
considerar naturales. Sin embargo, y esto suele olvidarse al comentar la distincin
humeana que no pasa a la Investigacin sobre los principios de la moral, la
artificialidad simplemente se usa como crtica contra el criterio segn el cual la
virtud sera lo ms natural para el ser humano, mientras que el vicio sera lo ms
contrario a su naturaleza. De hecho, el discurso de Hume para explicar el origen de
la justicia, se basa en las necesidades fundamentales del ser humano que vive en
sociedad: ah, adems de descalificar las doctrinas que radicalizan la nocin de
contrato social, plantea la necesidad absoluta de regular el comercio humano con
instrumentos que responden a su modo de ser ms elemental. El nfasis que pone
Hume en la virtud reguladora de la vida social hace que sus elegantes
explicaciones de otras virtudes tengan menor peso.
En la Investigacin sobre los principios de la moral, el filsofo toma otro punto de
referencia para catalogar las virtudes: la combinacin de la utilidad con el placer
que provocan. Las virtudes que agradan a los dems, normalmente, ayudan al
bienestar general (utilidad), de donde se puede deducir una continuidad armnica
entre lo agradable y lo provechoso. Estas virtudes, a veces indicadas
como virtudes sociales, sern obviamente las ms importantes. En este esquema
se presupone que la razn, a pesar de estar supeditada a las pasiones, es capaz
de advertir las ventajas y calcular los beneficios de un aprovechamiento de las
virtudes. Hume se niega a formular una nocin general del bien y de la finalidad de
las acciones, aunque en realidad, al reducir el bien al placer, est sentando las
bases de un cierto hedonismo. No se trata de una vulgar bsqueda del placer, sino
de orientar la conducta hacia el mantenimiento de una sociedad estable, en la que
se pueda garantizar el bienestar general a largo plazo. Estas ideas, que se
encuentran en buena medida en la propuesta de Hobbes, constituirn elementos
permanentes en las diversas formas de utilitarismo y consecuencialismo.
Hume, con el asimilado estilo ciceroniano, ilustra con ejemplos del mundo
antiguo las distintas virtudes y algunos vicios, subrayando los sentimientos
positivos o negativos que suscitan. Las evaluaciones ms elaboradas se basan
sobre todo en los efectos para la vida social. Esta perspectiva volcada hacia la
justicia legal se refleja en la nocin del juez imparcial, que no es simplemente la
moderacin y el desinters a los que puede llegar una persona madura, sino la
constitucin de un observador que posee esa capacidad de juzgar, al margen de
sus propios condicionamientos. La moral se convierte en materia de contemplacin
y juicio, ms que de ejercicio. La figura del espectador o juez imparcial se explica a
travs del comportamiento del pblico ante las obras dramticas: los efectos de
una actuacin o de una buena narracin, aunados a la comunidad de afectos se
subraya incluso el refuerzo de los sentimientos por una comunicacin entre los
miembros del pblico son un modelo a escala reducida de lo que ocurre con las
valoraciones morales.
Esta personalidad moralmente neutral, que plasma la idea clsica de la
imparcialidad de la ley, tendr un fructuoso desarrollo en el liberalismo, sobre todo
con la propuesta de Adam Smith. Lo que no se advierte en esta perspectiva es que
ese excesivo nfasis en los efectos sociales, considerados como lo nico
racionalmente evaluable, corta las bases de la moral personal, pues se vaca la
nocin de conciencia, se ignora el papel de la voluntad, y con ella los puntales para
el desarrollo de las virtudes. Aunque se pueda contemplar el valor de las actitudes
estables, se pierde la consideracin de las bases personales para perseguirlas y
fomentarlas: entender su valor, por encima de las constricciones y la educacin, y
profundizar en la necesidad de conectarlas con el desarrollo de la voluntad. Las
virtudes se consideran como algo ya hecho y no se explica el modo de
alcanzarlas.
Hay varios ensayos La norma del gusto, La delicadeza del gusto y la pasin,
El escptico en los que Hume refiere al gusto moral (moral taste) como sensorio
de la calidad tica de las acciones. La posicin del filsofo oscila entre la
exaltacin de la naturalidad y la universalidad de esta capacidad, y la dificultad
para encontrar un paladar moral realmente preciso. No vale la pena entrar en
detalles sobre esta elegante distincin, tan cercana a la figura del juez imparcial,
pues siempre cabe resumir la tesis sin radicalizarla y afirmar que toda persona
normal, medianamente bien educada (segn los cnones de la Gran Bretaa de
mediados del siglo XVIII), tendr un gusto lo suficientemente desarrollado para
actuar segn la norma del gusto (standard of taste).
En las ltimas dcadas se han reabierto al debate filosfico algunas cuestiones
que se consideraban zanjadas a partir de Hume. Despus de su Hume on is and
ought (1959), MacIntyre ha mantenido un dilogo con el filsofo sobre los lmites
del pensamiento moral, la inevitable vinculacin de nuestras propuestas con los
modelos de la poca correspondiente. Aunque su obra ms conocida es After
Virtue (19852), sus diatribas con Hume son frecuentes en otras obras.
4.3. La libertad
Hume explica la libertad a partir de nuestro conocimiento de los fenmenos
fsicos, ya expuesto en el apartado 4.
Hume recoge la distincin entre libertad de espontaneidad y libertad de
indiferencia. Caracteriza a la primera como ausencia de violencia, y a la segunda
como negacin de necesidad y de causas. La atencin suele centrarse en la
espontaneidad, la cual se basa en una falsa sensacin o experiencia aun de la
libertad de indiferencia, y esa sensacin se considera como prueba de la
existencia real de sta.
La afirmacin ms importante y quiz ms arbitraria se encuentra a
continuacin:
La necesidad de accin, sea por parte de la materia o de la mente, no
es con propiedad una cualidad del agente, sino de algn ser pensante
o inteligente que pueda examinar la accin, y consiste en la
determinacin del pensamiento de esta persona para hacerle inferir la
existencia de la accin a partir de algunos objetos precedentes.
6. Observaciones conclusivas
No es fcil definir los confines de la influencia de la obra de Hume. Ocurre con
l, como con muchos otros, que no es posible distinguir del todo hasta qu punto
son portavoces de un modo de pensar y hasta qu punto son generadores de
ideas. En distintas materias, sobre todo en cuestiones de tipo moral, social, crtica
literaria y evaluacin de la historia, Hume es un brillante sintetizador y catalizador
de corrientes.
Su reforma del empirismo, en cambio, es ms relevante por las muestras de
arrojo que por la calidad de la especulacin. Llevar al extremo un principio
fundamental de la tradicin que slo conocemos nuestras ideas, superando
las aprensiones de Locke, tiene efectos demoledores sobre las certezas
fundacionales de la reflexin filosfica: la consideracin de la propia existencia,
nuestro presunto contacto con la realidad, la coherencia con la que se presentan
los fenmenos
El contrapeso que otorgan los principios de la naturaleza a este escepticismo
(creencia, costumbre) no ocupa el lugar de la razn, simplemente nos mantiene
en equilibrio, sin que sepamos por qu. Esta ambivalencia irracionalidad o
escepticismo contra confianza en la conducta natural se manifiesta en distintos
campos: en la teora del conocimiento; en la moral, con el sentimiento que
reacciona sin intermediacin racional y evita que recaigamos en los excesos de los
pueblos primitivos; en la religin, porque creemos en un Dios organizador a pesar
de todo; ante la prohibicin de suicidarse: los argumentos a favor y en contra son
casi equivalentes, y prcticamente podra decirse que favorables a la propia
aniquilacin, de no ser porque la santa religin cristiana nos lo prohbe la
estrategia crtico-destructiva, que al final da marcha atrs y se fa de la inercia
nsita en la naturaleza, es un recurso frecuente en los escritos humeanos. Las
observaciones prcticas, derivadas del buen sentido del filsofo, parecen darle la
razn en numerosas ocasiones. Quiz por eso es tan patente su influencia en las
teoras ticas ms volcadas a la prctica como el utilitarismo y el
consecuencialismo, citados anteriormente y al establecimiento de normas
legales que funcionen.
No obstante todo esto, y sin menospreciar el valor retrico-literario de los textos,
desde el punto de vista filosfico el saldo es muy discutible en no pocas ocasiones:
sus demoledoras argumentaciones impiden rehacer el discurso racional, y el
frecuente abandono en la naturaleza implica incapacidad de entenderla y de
entender ms a fondo al ser humano. Algunas de sus crticas son clamorosamente
superficiales, como la de la negacin de la libertad, o las numerosas reducciones y
manipulaciones sobre las instituciones civiles y religiosas. Adems, no ofrecen
salidas airosas a cuestiones tan importantes como la conciencia, la finalidad de las
virtudes, el fin de la sociedad, etc.