El Derecho A La Alimentacion y A La Salud
El Derecho A La Alimentacion y A La Salud
El Derecho A La Alimentacion y A La Salud
exigibilidad al estado
por CARLOS A. HERNNDEZ, SANDRA A. FRUSTAGLI
JURISPRUDENCIA ARGENTINA-LEXIS NEXIS 2003 -III-519
JURISPRUDENCIA ARGENTINA S.A.-LEXIS NEXIS
Id Infojus: DASF070009
I. EL CASO ANOTADO Desde hace ya varios aos la Argentina viene sufriendo la crisis ms profunda de su historia, con
dramticas proyecciones sobre las diferentes esferas de la sociedad, especialmente en el rea econmico-social, donde
todos los indicadores son alarmantes. Segn un informe elaborado por el Instituto Nacional de Estadsticas y Censos, al
31/10/2002 se encontraban bajo la "lnea de pobreza" 3.198.000 hogares con 13.870.000 personas. En ese conjunto,
1.363.000 hogares estaban bajo la "lnea de indigencia", lo que supone 6.638.000 personas (1). Segn el anexo
metodolgico del informe, el concepto "lnea de indigencia" significa que los hogares no cuentan con ingresos suficientes
para cubrir una canasta de alimentos capaz de satisfacer un umbral mnimo de necesidades energticas y proteicas, en
tanto que la medicin "lnea de pobreza" supone que los ingresos de los hogares no tienen capacidad para satisfacer un
conjunto de requerimientos alimentarios y no alimentarios considerados esenciales.
En este contexto se explica la multiplicacin de causas judiciales en donde nuestros hermanos "indigentes" y "pobres"
-individual o colectivamente- reclaman al Estado -sea ste Nacional o provincial- la satisfaccin de sus necesidades
alimentarias y de salud ms urgentes (2). Tal es el caso del fallo que anotamos, pronunciado por la sala B de la C. Apels.
Noreste Chubut -el 18/11/2002-, que revoc la sentencia de primera instancia dictada en autos "Martnez, Celmira A. y
otros s/accin de amparo", que haba hecho parcialmente lugar a la accin promovida por la Comisin de Defensa del
Centro de Salud Dignidad y la Asociacin Vecinal del Barrio Los Aromos disponiendo que por intermedio de las
autoridades del Ministerio de Salud y del Hospital Zonal de Trelew se "provea de manera constante los medicamentos
que se individualizan (...), y leche en polvo, en las cantidades necesarias para atender la demanda de la poblacin
usuaria del centro".
El caso nos lleva a reflexionar sobre la proteccin de los derechos fundamentales a la alimentacin y a la salud, como
asimismo acerca de los alcances y lmites de la responsabilidad del Estado en orden a la efectiva satisfaccin de esos
derechos a favor de los "indigentes" y los "pobres", en particular cuando se trata de nios, mujeres, ancianos y personas
con discapacidad.
II. LOS DERECHOS A LA ALIMENTACION Y A LA SALUD Recuerda Ricardo Lorenzetti que los derechos
fundamentales admiten la siguiente gradacin: a) derechos de la primera generacin, o libertad negativa, en cuanto
reconocen lmites a la actividad del Estado en resguardo de los particulares; b) derechos de la segunda generacin,
econmico-sociales, caracterizados por la presencia de obligaciones de hacer o de dar por parte del Estado e inspirados
en una lgica de fomento que deriva en normas promocionales; c) derechos de la tercera generacin, o calidad de vida,
que apuntan a la degradacin de las libertades por los nuevos avances tecnolgicos; y d) derechos de la cuarta
generacin, o a ser diferente (3). Como ya lo apuntamos, el fallo que comentamos concierne al derecho a la salud y a la
alimentacin, claramente ubicados en los derechos de la segunda generacin (4). Es oportuno aclarar que nuestro
comentario se limitar a analizar sus proyecciones sobre el Estado como sujeto pasivo de los mismos, y no frente a
individuos particulares o grupos, respecto de los cuales cobran matices diferenciales.
Derechos Econmicos, Sociales y Culturales y en la Convencin sobre Derechos del Nio, entre otros instrumentos
internacionales (6), a los cuales nuestra Carta Magna les confiri jerarqua constitucional en el art. 75 inc. 22,
estableciendo que deban entenderse complementarios de los derechos y garantas por ella reconocidos. El art. 12 del
citado pacto establece que "Los Estados parte (...) reconocen el derecho de toda persona al disfrute del ms alto nivel
posible de salud fsica y mental".
El planteo puede hacerse extensivo al derecho a la alimentacin, dado que algunas clusulas generales de la
Constitucin parecen otorgarle proteccin, junto con algunas referencias explcitas contenidas en varios de los tratados
que gozan de jerarqua constitucional. En tal sentido, recordamos que el art. 75 en su inc. 23 dispone que corresponde al
Congreso "legislar y promover medidas de accin positiva que garanticen la igualdad real de oportunidades y de trato, y
el pleno goce y ejercicio de los derechos reconocidos por esta Constitucin y por los tratados internacionales vigentes
sobre derechos humanos, en particular respecto de los nios, las mujeres, los ancianos y las personas con
discapacidad". Por su parte, el art. 11 del Pacto Internacional de Derechos Econmicos, Sociales y Culturales (LA
1994-B-1633) establece que los Estados signatarios reconocen "el derecho de toda persona a un nivel de vida adecuado
para s y su familia, incluso alimentacin, vestido y vivienda adecuados, y a una mejora continua de las condiciones de
existencia". Brinda tutela tambin al "derecho fundamental de toda persona a estar protegida contra el hambre", para lo
cual los Estados parte se comprometen a adoptar, individualmente y mediante la cooperacin internacional, "las
medidas, incluidos programas concretos, que se necesite para: a) Mejorar los mtodos de produccin, conservacin y
distribucin de alimentos mediante la plena utilizacin de los conocimientos tcnicos y cientficos, la divulgacin de
principios sobre nutricin y el perfeccionamiento o la reforma de los regmenes agrarios de modo que se logre la
explotacin y la utilizacin ms eficaces de las riquezas naturales; b) Asegurar una distribucin equitativa de los
alimentos mundiales en relacin con las necesidades, teniendo en cuenta los problemas que se plantean tanto a los
pases que importan productos alimenticios como a los que los exportan".
Por tanto, no caben dudas sobre el reconocimiento y jerarqua de los derechos a la alimentacin y a la salud. Sin
embargo, constituye una tarea compleja determinar su contenido y la posibilidad de admitir un goce directo por parte del
titular frente al Estado (7).
III. EL ESTADO COMO SUJETO PASIVO DE LOS DERECHOS A LA SALUD Y A LA ALIMENTACION. LA DOCTRINA
DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA NACION En los ltimos tiempos, la Corte Suprema de Justicia de la
Nacin ha tenido oportunidad de expedirse acerca de los derechos a la salud y a la alimentacin en diversas causas en
las cuales el Estado Nacional fue demandado. En cuanto al derecho a la salud, parece oportuno comenzar recordando lo
resuelto en la sentencia del 24/10/2000 recada en autos "Ana C. Campodnico de Beviacqua v. Ministerio de Salud y
Accin Social" (8), iniciados con motivo de una accin de amparo por la cual se pretenda que el Banco Nacional de
Drogas Antineoplsicas -dependiente del mencionado Ministerio- prosiguiera suministrando a un menor afectado por un
padecimiento grave en la mdula sea un producto farmacolgico especial (de nombre Neutromax 300) indispensable
para el tratamiento mdico de esa patologa. La Corte, confirmando los fallos de las instancias inferiores, afirm la
obligacin impostergable que tiene la autoridad pblica de garantizar el derecho a la salud "con acciones positivas, sin
perjuicio de las obligaciones que deban asumir en su cumplimiento las jurisdicciones locales, las obras sociales o las
entidades de la llamada medicina prepaga". Seal adems que el Pacto Internacional de Derechos Econmicos,
Sociales y Culturales reconoce "el derecho de todas las personas a disfrutar del ms alto nivel posible de salud fsica y
mental, as como el deber de los Estados parte de procurar su satisfaccin", y que la Convencin sobre los Derechos del
Nio (LA 1994-B-1703) incluye "la obligacin de los Estados de alentar y garantizar a los menores con impedimentos
fsicos o mentales el acceso efectivo a los servicios sanitarios y de rehabilitacin". En ese marco sostuvo que "el Estado
Nacional ha asumido, pues, compromisos internacionales explcitos encaminados a promover y facilitar las prestaciones
de salud que requiera la minoridad y no puede desligarse vlidamente de esos deberes so pretexto de inactividad de
otras entidades pblicas o privadas, mxime cuando participan de un mismo sistema sanitario", en el cual "el Ministerio
de Salud y Accin Social, mediante la Secretara de Salud, es la autoridad de aplicacin" (ley 23661) (LA 1989-A-58).
Idntica lnea de razonamiento sigui en la causa "M. M. v. M. S. y A. S", que versara sobre una accin de amparo
promovida por el padre de un menor con parlisis y retardo cerebral a fin de obtener los servicios bsicos de
rehabilitacin dispuestos en la ley 24901 (LA 1997-D-3798) a favor de las personas discapacitadas carentes de cobertura
social y recursos econmicos suficientes. El fallo de primera instancia, confirmado por la C. Fed. Rosario, hizo lugar al
amparo y orden al Servicio Nacional de Rehabilitacin y Promocin de la Persona con Discapacidad otorgar la atencin
integral prevista en la citada ley. Si bien el aludido servicio adujo en el remedio extraordinario que la Cmara lo haba
condenado a realizar acciones que no estn a su cargo y para cuya ejecucin carece de partida presupuestaria, la Corte
ratific "la obligacin impostergable que tiene la autoridad pblica de garantizar ese derecho con acciones positivas"
(caso "Campodnico"), agregando que "los beneficios establecidos a favor de las personas incapacitadas no incluidas en
el rgimen de obras sociales cuentan con el financiamiento de las partidas asignadas en el presupuesto general de la
Nacin" (ley 24901), razn por lo cual "resulta fundado el reproche que el a quo formul a la conducta de la apelante,
habida cuenta de la responsabilidad que debe asumir el Estado Nacional en la asistencia y atencin del nio
discapacitado, de la que no cabe sustraerse en razn de demoras contingentes en la puesta en funcionamiento del
respectivo sistema sanitario en las provincias" (9). Pensamos que en ambos casos la Corte -al considerar procedente el
amparo- hizo efectivo el derecho a la salud, valorando muy especialmente que se trataba de menores y/o discapacitados
cuya proteccin vena dada por normas de jerarqua constitucional desarrolladas por disposiciones infraconstitucionales (
leyes 23661 y 24901).
Sin embargo, ms recientemente debi pronunciarse acerca de los derechos a la salud y a la alimentacin en una
pretensin que careca de sustento en normas infraconstitucionales, en la causa "Ramos, Marta R. y otros v. Provincia de
Buenos Aires y otros s/amparo" (10), fallada el 12/3/2002. Mediante la demanda la actora persegua que el Ministerio y la
provincia hicieran efectivos los derechos de ella y sus hijos a una alimentacin sana, a la salud, a la educacin y a una
vivienda digna, suministrndoles de manera concreta, efectiva, continua y mensual una cuota alimentaria que les
permitiera satisfacer sus necesidades bsicas y vivir dignamente; que se otorgara a su hija M. S. R. las prestaciones
mdicas necesarias de acuerdo con su estado de salud y se removieran los condicionamientos que impedan la plena y
efectiva concrecin de sus derechos, proveyndose a sus seis hijos en edad escolar de las condiciones materiales (ropa,
calzado, libros y tiles escolares y gastos de transporte) necesarias para concurrir a un establecimiento educacional.
En esta oportunidad la Corte desestim el amparo, aunque hubo opiniones diversas que resulta necesario resear a fin
de no extraer conclusiones equvocas. En tal pronunciamiento los Dres. Eduardo Molin O'Connor, Augusto C. Belluscio
y Guillermo Lpez sostuvieron que el reclamo de cuota alimentaria suficiente para cubrir la totalidad de las necesidades
bsicas del grupo familiar de la Sra. Ramos (alimentacin, vestido, vivienda, transporte, salud, etc.) constituye una
"pretensin que importa transferir a las autoridades pblicas el cumplimiento de una obligacin que tiene su origen en las
relaciones de parentesco (arts. 367 y ss. CCiv.)", cuya exigencia especfica a sus responsables se ha descartado a priori,
"enderezando por esta va un reclamo judicial liminarmente improcedente", y que subsidiariamente "es en el mbito de la
administracin de los planes asistenciales del Estado Nacional y provincial, donde la demandante debe acudir para tratar
de subvenir su afligente situacin, canalizando sus apremiantes reclamos por las vas del sistema de la seguridad social",
ya que el dramtico cuadro social que sufre la actora "no puede ser resuelto por la Corte, toda vez que no es de su
competencia valorar o emitir juicios generales de las situaciones cuyo gobierno no le est encomendado (Fallos
300:1282 y 301:771), ni asignar discrecionalmente los recursos presupuestarios disponibles, pues no es a ella a la que la
Constitucin le encomienda la satisfaccin del bienestar general en los trminos del art. 75 incs. 18 y 32 (conf. arg. Fallos
251:53)".
Si bien los Dres. Petracchi y Bossert adhirieron al rechazo del amparo, en su voto afirmaron que tal proceder
corresponda, toda vez que "la situacin de la actora encuadra prima facie en las previsiones de la ley 23746 (LA
1989-C-2600) (reglamentada por el decreto 2360/1990) que ha instituido una pensin mensual, inembargable y vitalicia
para las madres que tuviesen siete o ms hijos, cualquiera fuese la edad y estado civil", la que no haba sido reclamada
por la actora. Por el contrario, en su disidencia, los Dres. Fayt y Boggiano sostuvieron que "la existencia de ese remedio
asistencial no puede ser considerada sin ms y en esta etapa liminar del proceso como suficiente para dar satisfaccin a
los derechos constitucionales en que se funda el presente reclamo, cuestin que impone dar curso a la presente
demanda de amparo", toda vez que aunque no es competencia de la Corte valorar o emitir juicios generales de las
situaciones cuyo gobierno no le est encomendado, "una compresin de esta doctrina que negara la posibilidad de
solicitar judicialmente y frente a un caso concreto, el efectivo reconocimiento de los derechos humanos en cuestin no
puede compartirse. Ello por cuanto no se estn requiriendo en el caso medidas de gobierno de alcance general, sino slo
aquellas que a juicio de los peticionarios, daran satisfaccin a sus derechos ms primarios. En estas condiciones, dar
curso al presente amparo tiende a posibilitar la efectiva preservacin de los derechos invocados, en el entendimiento de
que debe propenderse a la efectiva operatividad de los derechos humanos constitucionalmente consagrados y no
generar situaciones que slo conduciran eventualmente, a interpretarlas como extremos fundantes de responsabilidades
patrimoniales del Estado" ("Felicetti, Roberto y otros", Fallos 323:4130, disidencia del Dr. Fayt).
Apreciamos el criterio de la minora, toda vez que creemos que ha concretado un valioso aporte al destacar la
"operatividad" de los derechos a la alimentacin y a la salud -al menos en la satisfaccin de sus facetas "primarias"-,
contribuyendo a determinar de tal modo su contenido. Es innegable que el individuo necesita de manera imperiosa
algunos bienes para desarrollarse en sociedad (11). Su desconocimiento afecta su personalizacin y provoca su
marginacin (12). Al respecto ha dicho Carlos A. Ghersi que "El principio distributivo de justicia (equidad) significa que las
personas de una comunidad democrtica tengan asegurados los bienes sociales, econmicos y jurdicos primarios" y
que "El principio de autodefensa frente al Estado plantea la cooperacin y asistencia mutua, para asegurar aquellos
bienes primarios y esto no es renunciable (desde lo legal) ni resignable (desde lo legtimo)" (13).
IV. LOS DIFERENTES CRITERIOS ESGRIMIDOS EN EL FALLO ANOTADO En el fallo que comentamos tambin se
observan criterios dispares entre los votos de los magistrados intervinientes, a pesar de ser ambos coincidentes en la
revocacin de la sentencia de primer instancia que haba hecho lugar parcialmente a las pretensiones de la parte
accionante.
Merece destacarse en primer lugar el voto del Dr. Lucero, quien si bien se pronuncia por el rechazo del amparo, se
enrola en alguna medida en la lnea de pensamiento minoritaria sostenida por la Corte Suprema de la Nacin en el caso
"Ramos, Marta R. y otros v. Provincia de Buenos Aires y otros s/amparo", al reconocer el carcter operativo que ostentan
los derechos fundamentales de la persona, entre ellos los derechos a la salud y a la alimentacin; as expresa que "La
actual Constitucin Nacional (1994) consagra nuevos derechos, entre ellos, el derecho fundamental a la preservacin de
la salud, con valor normativo, e impone al Estado y a los particulares el deber de tutelar la salud individual y de la
comunidad. (...) Estos nuevos derechos deben articularse con los tratados internacionales incorporados a nuestra
legislacin interna con rango supralegal (arts. 75 inc. 22 CN.), los que poseen, por ende, tal como lo sealara
apropiadamente el a quo, plena operatividad". En contraposicin, el voto del Dr. Gimnez se sita en una orientacin
ms clsica al afirmar que "Los derechos de los ciudadanos resultan as de nuestra Constitucin con el carcter de
inmediatamente operativos, mientras que los derechos sociales, supeditados a programas y asignaciones de recursos
por parte del Estado, informan la legislacin positiva, la prctica judicial y la actuacin de los poderes pblicos".
En cuanto a los fundamentos para el rechazo del amparo, recordamos que el magistrado Lucero enfatiza en la falta de
probanzas en torno al supuesto incumplimiento de la obligacin de aprovisionamiento de medicamentos y leche en polvo
en que habra incurrido la provincia del Chubut, lo que a su juicio constituye suficiente sustento para desestimar la
accin. As seala que "El examen judicial sera viable si se denunciare y acreditare alguna exclusin injustificada o
inmotivada de un individuo o grupo de individuos a la prestacin de salud debida, o bien ante la acreditacin de una
notoria deficiencia en la cobertura de las necesidades existentes. Ninguno de tales supuestos han sido mnimamente
probados en estos autos. En tal inteligencia, podr ser materia de conocimiento y decisin del poder jurisdiccional del
Estado controlar que la garanta o estndar mnimo prestacional reglamentado (determinado o especificado
normativamente) se viene cumpliendo en resguardo del derecho a la salud. Pero no existiendo evidencia alguna de que
tales estndares mnimos se hayan efectivamente afectado, ya sea a travs de puntuales omisiones en la provisin de
medicamentos ante un tratamiento que lo reclame, no puede ms que concluirse que no se concreta la indispensable
acreditacin de la denunciada omisin que con arbitrariedad o ilegalidad manifiesta produzca una lesin, alteracin o
restriccin, actual o inminente al derecho a la salud, que habilite la va del amparo intentada en este pleito ( art. 43 CN.;
art. 54 Const. prov.) (LA 1994-C-4034)". La consideracin de los argumentos vertidos autoriza a deducir que la decisin
recada habra sido distinta de haberse formulado de manera ms precisa el planteamiento de la cuestin por los
accionantes, como as tambin de haberse probado suficientemente afectaciones concretas al derecho a la salud del
grupo social que concurra al centro asistencial.
Por otra parte, merecen alguna consideracin los factores de ndole econmica esgrimidos por ambos votos. As, el voto
del Dr. Lucero parece condicionar la vigencia efectiva de la afirmada operatividad a cuestiones de disponibilidad
presupuestarias. En tal sentido, expresa que "No obstante la exigibilidad de los derechos sociales en general,
adelantando somera opinin, ello no significa sin ms, lamentablemente, vigencia. No hay magia; si los recursos para
realizarlos en plenitud no alcanzan -porque son escasos-, es indisputable que no podra forzarse la realidad que ello
impone". El argumento no parece demasiado convincente si se advierte que no se trataba exclusivamente de un
problema presupuestario, ello por cuanto -segn se menciona en los considerandos del fallo- el juez de primera instancia
tuvo en cuenta al sentenciar declaraciones "del propio ministro del rea en la emisin periodstica adjuntada por la actora
por presentacin de fs. 187, en cuanto a lo poco relevante a los fines presupuestarios que resultara la regularizacin del
suministro de los insumos al centro de salud". Luego vuelve sobre la cuestin al afirmar que "Desde que no puede obligar
al Estado provincial a que se haga cargo de brindar una cobertura total, todo depender, pues, de la determinacin
poltica que se asuma en este aspecto y, fundamentalmente, de las disponibilidades econmicas ( art. 21 Const. prov)".
Por su parte, el Dr. Gimnez expresa que "El derecho a la salud aqu en juego -al igual que el derecho a la vivienda y a la
educacin, entre otros- requiere la formulacin de polticas por parte del Estado -si se quiere, la parte ms simple de la
problemtica- y de la afectacin continua de ingentes recursos para su prosecusin. Y cuando de la afectacin de
recursos se trata, todos sabemos que aun en perodos de cierta normalidad econmica existe una gran distancia entre
los presupuestos y programas y la existencia de recursos para su ejecucin". Y agrega, a los fines de dar fundamentos a
su postura sobre la no judicialidad de la asignacin de recursos dispuesta por el Estado, que "resulta deseable, dira que
ideal, que al discutirse el presupuesto nacional y provincial se destaque la estructura del sistema axiolgico de las
constituciones para la debida asignacin de recursos y respeto de las prioridades de los derechos sociales, mas no dudo
en sostener que la jurisdiccin carece de atribuciones para decidir sobre primacas y asignaciones presupuestarias".
V. VALORACION FINAL Aunque no resulta factible ignorar los lmites que surgen de la realidad econmica en orden a
los recursos disponibles por el Estado para atender el derecho a la alimentacin y el derecho a la salud de los sectores
carenciados, no es menos cierto que, como ya expresramos, tampoco puede soslayarse que el goce de tales derechos
slo ser posible en la medida en que se garantice un mnimo de prestaciones. Esta lnea de pensamiento, en cierta
medida coincidente con lo afirmado por los Dres. Fayt y Boggiano en su voto en minora en el fallo de la Corte Suprema
de Justicia de la Nacin pronunciado en autos "Ramos, Marta R. y otros v. Provincia de Buenos Aires y otros s/amparo",
antes analizado, tambin es planteada por algn sector de la doctrina nacional (14), y creemos que encuentra hoy una
muy justificada aplicacin en la situacin de necesidad que vive buena parte de nuestra poblacin (15).
Siendo as, slo resta considerar la posible supeditacin de la plena efectividad de los derechos fundamentales a la
alimentacin y a la salud a los recursos econmicos habilitados presupuestariamente. Al respecto, pensamos que la Ley
de Presupuesto, sea nacional o provincial, constituye una norma ms dentro del ordenamiento jurdico y, en cuanto tal,
debera subordinarse a la Constitucin Nacional (o provincial, en su caso) y respetar el diseo econmico social
contenido en ella, evitando as la adopcin de medidas que conduzcan a generar ndices mayores de marginalidad y
exclusin social (16). En atencin a ello, cabe interrogarse si no sera posible someter al control de razonabilidad la
asignacin de recursos establecida en la propia Ley de Presupuesto, desde que una manifiesta insuficiencia en los
recursos aplicables para el rea de salud y alimentacin que no garantizare las prestaciones mnimas en funcin del
sector poblacional a atender podra ser tachada de inconstitucional por omisin legislativa relativa (17). Recordemos que
la Corte ha sealado desde siempre que el test de "razonabilidad" supone establecer la relacin de causalidad y
proporcionalidad entre los medios empleados y los fines perseguidos, estndar que puede resultar de utilidad a la hora
de juzgar la proporcionalidad y la adecuacin entre los recursos asignados y los requeridos a fin de satisfacer los
contenidos primarios de los derechos fundamentales a la salud y a la alimentacin (18). Para responder la duda
planteada quizs haya que comenzar reconociendo que "...el Estado ha desertado desde sus poderes polticos" y que
"no debe hacerlo el Poder Judicial" (19), puesto que es la nica forma de salvar la severa emergencia en la que nos
encontramos sumidos los argentinos en todos los rdenes, especialmente en lo concerniente a la alimentacin y a la
salud.
Notas al pie:
2) Entre ellos podemos citar: "Ramos, Marta R. y otros v. Provincia de Buenos Aires y otros s/amparo" (JA 2002-IV-466),
Corte Sup., 12/3/2002 (http://www.csjn.gov.ar), y "Def. Sup. Trib. de Justicia v. Estado provincial s/accin de amparo",
indito.
3) Lorenzetti, Ricardo, "Las normas fundamentales de derecho privado", 1995, Ed. Rubinzal-Culzoni, p. 112 y ss.
4) Hay quienes, sin embargo, ubican al derecho a la salud y a la alimentacin como derechos de primera generacin. Al
respecto puede verse a Bidart Campos, Germn, "Manual de la Constitucin reformada", t. II, 2000, Ed. Ediar, p. 502 y
ss. Por su parte, Humberto Quiroga Lavi nos dice que en las clases de generaciones de derechos deben incluirse "no
solamente una tercera generacin de derechos sociales del trabajador, sino tambin los derechos de cuarta generacin,
que son los que tiene la poblacin a obtener prestaciones del Estado (obviamente cuando la ley o situaciones de
necesidad lo justifiquen)", en "Emergencia alimentaria: rol del Estado y divisin de poderes", en Revista de Derecho
Pblico - n. 2002-2, "La emergencia econmica (segunda parte)", 2002, Ed. Rubinzal-Culzoni, p. 45.
5) Sags, Nstor P., "Elementos de Derecho Constitucional", t. 2, 2001, Ed. Astrea, p. 330 y ss.
6) Seala Germn Bidart Campos que, adems de los textos ya citados, "Las dos convenciones sobre discriminacin
racial y sobre discriminacin de la mujer prevn, en relacin con el respectivo objeto de cada una, aspectos varios del
derecho a la salud", en "Manual de la Constitucin..." cit., p. 108 y ss.
7) Ha dicho con acierto Ricardo Lorenzetti que "El debate sobre la operatividad de los derechos fundamentales debe ser
replanteado sobre una base distinta: todos los derechos fundamentales son operativos, en el sentido de que si estn
consagrados en una norma jurdica no son una mera declaracin", agregando que "la cuestin a analizar es el contenido
del derecho, y especficamente si permite al titular un goce directo o indirecto", "Responsabilidad del Estado frente a los
derechos humanos", en Revista de Daos, n. 9, "Responsabilidad del Estado", 2000, Ed. Rubinzal-Culzoni, p. 265.
9) Corte Sup., 16/10/2001, LL 2001-F-509 y ss. Una perspectiva constitucional de este fallo puede verse en Atta,
Gustavo A., "Argentina. Subdesarrollo y derechos econmicos, sociales y culturales", en LL 2002-E-298 y ss.
11) Lorenzetti, Ricardo, en "Responsabilidad del Estado frente...", considera que los trminos "igualdad real" y "pleno
goce" contenidos en el art. 75 inc. 23 CN. (LA 1995-A-26) "debieran ser interpretados en el sentido de la existencia de un
contenido mnimo esencial, porque de los contrario no habra un derecho real ni el goce sera pleno", agregando que
"ste es el fundamento por el cual el juez puede ordenar al Estado la provisin de vacunas, o el goce pleno del derecho
de una persona con capacidades diferentes, o la aplicacin real de condiciones de seguridad para detenidos";
"Responsabilidad del Estado frente..." cit., p. 269.
12) En la ponencia presentada por David F. Esborraz y Carlos A. Hernndez al Congreso Internacional sobre la Persona
y el Derecho en el Fin de Siglo (Santa Fe, 1996), titulada "Los marginados y el Derecho Civil", se sostuvo que "la
condicin de marginado slo podr superarse si se abandona el modelo de Estado fugitivo imperante en nuestro tiempo
y se lo sustituye por un humanismo intervensionista que, sin caer en un totalitarismo, se funde en un orden pblico de
proteccin". Ver en este sentido a Juan Pablo II, "Carta Encclica Centesimus Annus", 1992, Ed. Paulinas, parg. 48, p.
95 y ss., y "Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz de 1993", en Criterio, ao LXV, n. 2106, p. 15.
13) Ghersi, Carlos A., "Derecho siglo XXI", Ed. Gowa, p. 104.
14) Lorenzetti, Ricardo, "Responsabilidad del Estado frente..." cit., p. 267 y ss., quien se hace eco tambin del
pensamiento de John Rawls; en igual sentido se pronuncia Gialdino, Rolando E., "La pobreza extrema como violacin del
derecho de toda persona a la vida y a no ser sometida a tortura o tratos crueles, inhumanos o degradantes, entre otros
derechos humanos", JA 2003-I, fasc. 9, p. 3. La cuestin referida en el texto aparece implcita en los considerandos del
fallo recado en la causa "Def. Sup. Trib. de Justicia v. Estado provincial s/accin de amparo", expte. 1832, sentenciada
por un tribunal de la ciudad de Paran, donde se demandaba al Estado provincial a los fines de que proceda a
suministrar la alimentacin digna y necesaria para la subsistencia de los menores y su grupo familiar, hasta tanto se los
inserte en algn "programa social de apoyo" o se cumpla con el mandato legal por el que "los Estados parte prestarn la
asistencia apropiada a los padres y a los representantes legales para el desempeo de sus funciones en lo que respecta
a la crianza del nio". En este caso el juez hizo lugar al amparo, condenando al Estado a cumplir con lo solicitado, y
mantuvo hasta tanto ello ocurriera la medida cautelar dispuesta por la cual obligaba a un supermercado a proveer la
cantidad de alimentos que se indicaban en la sentencia a costa del Estado. Aqu el juez afirm que "tanto el derecho a la
vida, como a la preservacin de la salud, reconocidos por los arts. 14, 14 bis, 18, 19 y 33 Ley Fundamental y los tratados
internacionales de jerarqua Constitucional, conllevan deberes correlativos que el Estado debe asumir en la organizacin
del servicio sanitario. (...) El goce de grado mximo de salud que se pueda lograr es uno de los derechos fundamentales
de todo ser humano sin distincin de raza, religin, ideologa poltica o condicin econmica o social". "El Estado no
atendi la salud de las menores O., violentando las normas constitucionales citadas", indito. Sobre este precedente ha
dicho el prestigioso constitucionalista Humberto Quiroga Lavi que "no podemos sino celebrar, como una saludable
corriente de aire nuevo, el sorprendentemente discutido fallo de un juez provincial de la ciudad de Paran", que hizo
"eficiente el derecho a la vida y a la salud de una familia que se encontraba en estado de necesidad constitucional", en
"Emergencia alimentaria..." cit., p. 43.
16) En tal sentido ver Atta, Gustavo A., "Argentina. Subdesarrollo y derechos econmicos..." cit., p. 307 y ss. Tambin el
profesor Miguel . Ciuro Caldani ha sealado agudamente que "...uno de los problemas actuales ms importantes de los
derechos humanos entendidos en sentido pleno es el de la condicin de los marginales del sistema econmico que, a
diferencia de los proletarios, en cuanto son extrasistemticos tienen menos medios de defensa", en "Notas trialistas para
la sistematizacin y la ubicacin histrica de los fundamentos de los derechos humanos", en "Boletn del Centro de
Investigaciones de Filosofa Jurdica y Filosofa Social", n. 23, 1998, FIJ, p. 53.
17) Sobre el tema puede consultarse Fernndez Segado, Francisco, "Los nuevos retos del Estado social para la
proteccin jurisdiccional de los derechos fundamentales", en ED 158-989 y ss.
18) Destaca Jorge R. Vanossi que para la apreciacin de la razonabilidad, entendida como proporcionalidad entre
medios y fines, "...los tribunales no se evaden de los datos de la realidad social y econmica ni se refugian en meras
abstracciones desprendidas del espacio", en "Un caso concreto de control constitucional de la razonabilidad en relacin
con la igualdad ante la ley: el inc. 8 del art. 11 ley 19551" (t.o. 1984, LA 1984-A-901), LL 1979-B-274 y ss.
(19) Quiroga Lavi, Humberto, "Emergencia alimentaria..." cit. p. 49; Gialdino, Rolando E., "La pobreza extrema como
violacin del derecho de toda persona a la vida y a no ser sometida a tortura o tratos crueles, inhumanos o degradantes,
entre otros derechos humanos" cit., p. 22. "Una crtica del accionar de los poderes estatales", en Atta, Gustavo A.,
"Argentina. Subdesarrollo y derechos econmicos..." cit., p. 309.
FALLO COMPLETO:
"Martnez, Celmira A. y otros s/accin de amparo", Sala B, Cmara de Apelaciones Noreste Chubut, 18/11/2002.
1.- Es ajustada a derecho la sentencia apelada? 2.- Qu pronunciamento corresponde dictar? 1 cuestin.- El Dr.
Lucero dijo:
Vienen estos actuados a conocimiento de la alzada con motivo del recurso de apelacin interpuesto por la provincia del
Chubut (fs.) en contra de la sentencia definitiva dictada en autos (fs. 218/227 y vta.) por la cual se hace lugar
parcialmente a la accin de amparo promovida por la "Comisin de Defensa del Centro de Salud Dignidad" y la
"Asociacin Vecinal del Barrio Los Aromos", condenndola a que por intermedio de las autoridades del Ministerio de
Salud y del Hospital Zonal de Trelew, en el plazo que indica, provea de manera constante los medicamentos que se
individualizan en las respuestas 12 de fs. 134 vta. y 8 de fs. 138, y de leche en polvo, en las cantidades necesarias para
atender la demanda de la poblacin usuaria del centro, imponiendo las costas al Estado provincial demandado por las
razones expresadas en su consid. 5.
I. (Omissis...).
II. En el marco delimitado por los agravios vertidos, por razones de orden y mtodo, pasar a su anlisis tratando en
primer lugar el cuestionamiento que mereci la condena de la que fuera pasible la provincia demandada, para luego
ingresar a la cuestin relativa a la imposicin de costas.
Condena: El punto central de la impugnacin formulada por la parte demandada apelante ciertamente consiste en el
presente agravio relativo a la condena emitida en razn de los denunciados actos omisivos que, dicen los amparistas, se
sucedieron en el tiempo con afectacin de su derecho a la preservacin de la salud, y en virtud del cual requirieron como
contenido de su pretensin que "se condene a la provincia del Chubut a garantizar, mediante el dictado de los actos,
instrucciones, comunicaciones, directivas, y la realizacin de la actividad material, jurdica, presupuestaria y de cualquier
naturaleza el normal funcionamiento del Centro de Salud Dignidad dependiente del Hospital de Trelew" (sic) (ver punto II.
Objeto, prr. 1 -lo destacado-, fs. 58 vta.). En el petitorio, asimismo, se requiri como contenido del pronunciamiento
jurisdiccional pretendido que se "condene a la provincia del Chubut a dotar al Centro de Salud Dignidad de los recursos
presupuestarios, humanos y de organizacin, necesarios para desarrollar la prestacin de salud, de acuerdo a las
normas indicadas y que en suma implican garantizar en cuanto a la salud una razonable efectividad de las medidas
sanitarias, de acuerdo a los recursos disponibles" (sic) (ver punto X. Petitorio, acpite 6, de fs. 69).
El fallo en crisis desestima lo pretendido con relacin a lo que denomina actos de comisin (acto vinculado al "memo" de
fs. 208 de la actual refoliatura, por el cual se asignan funciones al personal del centro en el edificio del Hospital Zonal de
Trelew, a partir de su fecha 17/5/2002), previa discriminacin de las conductas cuestionadas por los amparistas en actos
de comisin y actos de omisin. A su respecto concluye el a quo que el mismo no es ilegal (ver consid. 3, fs. 223, ap. 1 in
fine). Igualmente, arriba a la conclusin de que tampoco es arbitrario, sino, por el contrario, asever que la medida
adoptada a la luz de la prueba producida fue prudente y razonable a fin de que el servicio de salud pudiera desarrollarse
en condiciones normales de bioseguridad y privacidad (mismo considerando fs. 225, prr. final). Tal aspecto de la
cuestin devino en firme, toda vez que no fue materia de recurso alguno de parte de las partes intervinientes en estos
actuados.
En cuanto a lo que concierne a las omisiones que se endilgan a la demandada, referidas a: provisin de leche para las
nodrizas y nios desnutridos, de medicamentos y personal (segn punto III. Antecedentes, acpite 3 de fs. 59 vta., del
escrito inicial), hace mrito de las publicaciones periodsticas y los testimonios prestados por los profesionales que
atienden en el centro con relacin a la falta de leche y medicamentos bsicos, si bien no deja de valorar otros testimonios
que admiten dificultades momentneas, pero que indican que el suministro se cumple de manera regular, aun cuando no
sera suficiente para atender a la demanda de atencin. Revisa la normativa reglamentaria (decretos 1771/1977 -crea los
centros perifricos- y 548/1998 -adhesin de la provincia al Programa Nacional de Garantas de Calidad de la Atencin
Mdica-). Alude a la admisin del propio ministro del rea en la emisin periodstica adjuntada por la actora por
presentacin de fs. 187, en cuanto a lo poco relevante a los fines presupuestarios que resultara la regularizacin del
suministro de los insumos al centro de salud. Concluye finalmente que, aun cuando se entienda que estamos frente a
polticas de Estado, en el caso planteado corresponde atender el reclamo. En tal direccin, a pesar de advertir el
sentenciante de primer grado la generalidad que presenta la pretensin de la parte actora, adelanta el sentido de su
veredicto en cuanto condenar al Estado provincial a que provea de manera constante en el plazo de tres das los
medicamentos que fueran especificados en la respuesta 12 de fs. 134 vta. y en la respuesta 8 de fs. 138 vta., como del
mismo modo de la leche en polvo que se solicitara en el punto 3 del petitorio de fs. 1 (sic) (ver consid. 4 in fine de fs. 226
vta.).
A) En primer lugar, a mi ver, el fallo apelado, cuanto menos parcialmente, habra incurrido en una incongruencia por
expedirse ya sea ultrapetita (ms de lo pedido), o bien de manera extrapetita (fuera de lo pedido o, lo que es similar,
proveyendo algo distinto de lo pedido) en cuanto se dirige a declarar que -en el plazo que indica- el Estado provincial
deber proveer de manera constante los medicamentos que individualizaran, a su turno, dos testigos deponentes en el
proceso (ver testimonios de fs. 134 y 138). Es que la regla de la congruencia contenida en los arts. 34 inc. 4 y 163 inc. 6
Cdigo de rito, como manifestacin del sistema predominantemente dispositivo de nuestro rgimen procesal vigente,
impone una estricta adecuacin de la decisin judicial a las cuestiones articuladas en la pretensin de los actores y en la
oposicin de la demandada, hallando lmite en las cuestiones debatidas por las partes de modo que exista plena
conformidad entre lo pretendido y lo resistido por un lado y lo sentenciado por el otro. Es la llamada "litiscontestacin", la
que constituye la columna del proceso y la base subyacente del juicio a emitir por la jurisdiccin. Ello as, habida cuenta
de que la relacin procesal se integra con los actos fundamentales de la demanda y su contestacin. El primero de ellos
-la demanda- determina la naturaleza de la pretensin puesta en movimiento y los hechos en que ella se funda, y el
segundo -la contestacin- delimita el thema decidendum y concreta los hechos sobre los que deber versar la prueba,
quedando de tal modo precisada la esfera en que ha de moverse -expedirse- la sentencia. En resumen, pues, la
contestacin de la demanda precisa cules son los hechos controvertidos y cules son las defensas que se invocan
como obstculo al progreso de la pretensin de la contraparte y, como consecuencia, establece el aspecto que deber
ser la materia de prueba y las cuestiones que deber el juzgador considerar en el fallo.
En suma, entonces, le est vedado al juez pronunciarse sobre pretensiones no deducidas, cosas no pedidas o hechos no
afirmados, por cuanto ello afecta directamente la posibilidad de la demandada de ejercer con plenitud su correspectiva
defensa.
En tal direccin, insisto, slo basta con comparar el contenido de la pretensin deducida en la demanda, y cuyos prrafos
pertinentes fueran transcriptos supra, con lo finalmente decidido en el fallo atacado. Lo dicho, sin dejar de sealar lo
inapropiado que resulta "delegar" el contenido de la condena a los dichos vertidos por dos testigos, que, allende de su
profesin de mdicos que prestan servicios en dicho centro de salud, no cuentan necesariamente con la facultad ni la
competencia para discriminar cules seran los criterios de poltica sanitaria a adoptar para el supuesto planteado en la
especie, toda vez que tales evaluaciones desorbitan sus incumbencias profesionales, en tanto se hallan vinculadas,
quizs, ms a la especialidad sanitarista o en la de administracin hospitalaria, y dado que ambos indicaron ser
especialistas en pediatra (ver resp. 2 de fs. 133 y resp. 3 de fs. 137).
Retomando lo anterior, ntese que desde un primer momento la demandada explicit la deficiencia de la demanda en
cuanto no especificaba cules y cuntos son los insumos y medicamentos cuyo faltante se denuncia (ver puntos 5.1, fs.
109 vta., y 5.3 de fs. 111), tal como acertadamente es rememorado por la parte demandada al expresar agravios (fs. 236
prr. 2); e, inclusive, es advertido por el juzgador previo a emitir su veredicto, no obstante lo cual, influido tal vez con un
nimo tuitivo a ultranza del efectivo resguardo del derecho a la prestacin satisfactoria del servicio de salud a cargo del
Estado provincial, emiti una condena desfasada de la presente contienda. Digo de tal modo puesto que si bien es cierto
que del mrito probatorio se puede arribar a la conclusin de que existiran deficiencias en el suministro de los insumos,
lo cual fue adems incuestionado al trabarse la litis y refrendado nuevamente al fundar el recurso por la apelante, quien
reconoce que pudo haber carencias de recursos a destinar al normal abastecimiento de los medicamentos; empero, no
se cuenta con los elementos indispensables para discernir con alguna mnima precisin cules seran los faltantes y en
qu cantidad, con las especificaciones farmacolgicas de rigor.
De otro lado, indudablemente resulta cuanto menos difcil dilucidar con un grado de conviccin, siquiera de mera
probabilidad, a partir de los elementos aportados a este proceso de amparo, cul era la conducta debida, o bien, desde
la ptica contraria, cul es la concreta omisin de hacer o entregar lo debido. Es que evidentemente la exigencia de un
derecho en sede judicial supone la determinacin de un incumplimiento, extremo que se torna imposible si la conducta
debida no resulta inteligible. No omito advertir que cuando una Constitucin o un tratado internacional de derechos
humanos hablan de derechos sociales, como lo son: el derecho a la salud, derecho a la educacin, derecho al trabajo, o
derecho a la vivienda, resulta en extremo dificultoso saber cul es la medida exacta de tales prestaciones o bien
abstenciones exigibles al Poder Administrador. Ahora bien, tengo para m que la tarea de definicin del alcance de tales
derechos corresponde primariamente al legislador y -por va reglamentaria- a la propia Administracin. Y de tal modo
pues, en materia de salud, el desarrollo de una tendencia a la especificacin de las prestaciones mnimas debidas por las
distintas instancias que forman parte del Sistema Nacional del Seguro de Salud -por mayor reparo que pueda generar su
regulacin concreta- es un buen ejemplo (ver: leyes 23660 [2] y 23661 [3] y decretos reglamentarios -ADLA LVII-A-141-).
La actual Constitucin Nacional (4) (1994) consagra "nuevos derechos", entre ellos el derecho fundamental a la
preservacin de la salud, con valor normativo, e impone al Estado y a los particulares el deber de tutelar la salud
individual y de la comunidad. Los objetivos del constituyente se encaminan a promover el bienestar psicofsico de los
habitantes, prolongar y mejorar su calidad de vida en todos nuestros sectores sociales, con especial atencin a los
grupos ms dbiles, y fomentar la solidaridad y responsabilidad de la poblacin para la preservacin de la salud. Estos
nuevos derechos deben articularse con los tratados internacionales incorporados a nuestra legislacin interna con rango
supralegal (arts. 75 inc 22 CN.), los que poseen, por ende, tal como lo sealara apropiadamente el a quo, plena
operatividad. Ya la Corte Suprema de Justicia Nacional se expres en tal sentido en el recordado caso "Siri", en cuanto
seal: "...las garantas individuales existen y protegen a los individuos por el solo hecho de estar consagradas en la
Constitucin, independientemente de las leyes reglamentarias" (LL 1958-II-476). No obstante la exigibilidad de los
derechos sociales en general, adelantando somera opinin, ello no significa, sin ms, lamentablemente, vigencia. No hay
magia; si los recursos para realizarlos en plenitud no alcanzan -porque son escasos-, es indisputable que no podra
forzarse la realidad que ello impone.
En la inteligencia aludida con relacin a la identificabilidad del derecho social en juego, tambin debe destacarse que la
Constitucin de la provincia (5) contempla especficamente el derecho a la salud no slo como un derecho subjetivo
privado (art. 18 inc. 2 Const. prov.), sino tambin como un inters social (art. 66 inc. 8 Const. prov.) estableciendo las
lneas directrices a las que deber ajustarse la poltica de salud provincial (art. 72 Const. prov.) y consagrando
expresamente que los recursos dedicados a la salud y su mantenimiento no pueden considerarse "gastos", sino una
inversin social destinada al logro de una mejor calidad de vida de todos los habitantes y, por lo tanto, de carcter
prioritario (art. 73 Const. prov.).
En tal contexto, es notable cmo se encuadra simtricamente lo establecido por nuestra Constitucin provincial al
protocolo adicional de la Convencin Americana sobre Derechos Humanos (Pacto de San Jos de Costa Rica,
22/11/1969), el que establece en el art. 10 que "1. Toda persona tiene derecho a la salud, entendida como el disfrute del
ms alto nivel de bienestar fsico, mental y social. 2. Con el fin de hacer efectivo el derecho a la salud, los Estados
miembros se comprometen a reconocer la salud como un bien pblico y, particularmente, a adoptar las siguientes
medidas para garantizar este derecho: a) la atencin primaria de la salud, entendiendo como tal a la asistencia sanitaria
esencial puesta al alcance de todos los individuos y familias de la comunidad; b) la extensin de los beneficios de los
servicios de salud a todos los individuos sujetos a la jurisdiccin del Estado; c) la total inmunizacin contra las principales
enfermedades infecciosas; d) la prevencin y tratamiento de las enfermedades endmicas, profesionales y de otra
ndole; e) la educacin de la poblacin sobre la prevencin y tratamiento de los problemas de salud; f) la satisfaccin de
las necesidades de salud de los grupos de ms alto riesgo y que por su condicin de pobreza sean ms vulnerables"
(Ver: Kraut, Alfredo J., "Los derechos de los pacientes", 1997, Ed. Abeledo-Perrot, nota. 82 de p. 218). Comprese el
texto de los art. 72 y 73 precitados y se reparar fcilmente cmo el diagrama constitucional de la provincia adopta
plenamente la idea solidarista e igualitaria que impregna la normativa, incorporada constitucionalmente, tendiente a la
tutela sustantiva al derecho a la salud.
Y en ese ideario se encuadra perfectamente el decreto 1771/1977, que al crear los centros sanitarios perifricos propicia
efectivizar en los hechos la prestacin oportuna, y con carcter principalmente preventivo, de la salud de la poblacin de
nuestra provincia. De hecho, surge de estos actuados que tales centros fueron creados en distintos lugares o barrios de
nuestra ciudad de Trelew (ver informativa de fs. 200/210), enmarcndose esta norma en el cumplimiento de una
conducta positiva tendiente a la proteccin de tal derecho. Claro es que no se agota su obligacin en la sola creacin de
tales centros perifricos, sino que se deber acompaar dicha decisin con la necesaria conducta positiva creadora del
condicionamiento favorable a la adecuada prestacin del servicio de prevencin, tratamiento y recuperacin, con la
provisin de los recursos y los servicios indispensables para optimizar el acceso real, efectivo, material de los miembros
de la comunidad a tal servicio de promocin y resguardo del derecho a la salud. No obstante, reitero, la cuestin se torna
difusa cuando se trata de exigir al Estado la adopcin de polticas de salud, la asignacin de partidas para el sector o la
redistribucin de recursos (conf. Kraut, "Los derechos de los pacientes" cit., con cita de Bidart Campos, nota 89, p.
222/223).
Esto ltimo, slo si se pudieran verificar en la especie cuanto menos dos presupuestos mnimos, cuales son: si existi
efectivamente una falta de aprovisionamiento que implique incumplimiento de tal obligacin de suministro de
medicamentos y, en su caso, cules fueron los supuestos faltantes. Y, claro est, a mi juicio, tal como lo sealara ab
initio, ninguno de tales presupuesto fueron siquiera alegados al momento de iniciar la accin, limitndose los pretensos
amparistas a pedir genricamente el cumplimiento de lo que el Estado provincial ya se hallaba obligado a cumplir por
imperio de la normativa constitucional nacional y provincial ya aludida.
Resulta til sealar que ya en el referido decreto 1771/1977, en su art. 2, se aprueba un reglamento de misiones,
funciones y estructura de los centros sanitarios perifricos que se crean previendo actividades finales, intermedias y
generales. En las actividades finales se contemplan principal y genricamente todas aquellas que hacen a la promocin,
proteccin y recuperacin de la salud, como al saneamiento ambiental; en las intermedias se prev "prestaciones de
botiqun de medicamentos destinados al tratamiento sintomtico y aquellos indicados por el mdico" (ver fs. 104). Y esto
ltimo es compatible con la estrategia de atencin primaria esbozada por la apelante en su escrito de agravios, donde se
enuncia que la prioridad es la atencin en los centros de salud con una poltica de promocin y prevencin, con abordaje
sistmico familiar e integral (lo cual emana, por otro lado, de las actividades reglamentadas al tiempo de su creacin).
La reglamentacin de funciones que se trae a colacin se encuentra en consonancia con lo declarado por los testigos
Urbano (resp. 13. -fs. 134-), Inzunza (resps. 2, 4 y 5 -fs. 155-), Martnez (resp. 3 -fs. 168/169-), Carrizo (resps. 14 y 3 de
las repreg. -fs. 172 y vta.-), Marino (resp. 10 -fs. 177 vta.-), lo cual finalmente es refrendado por la informativa glosada a
fs. 263, propsito de la medida para mejor proveer ordenada en estos autos por esta alzada (fs. 257), de todo lo cual
surge que los medicamentos con los que no se contaba en el centro de salud eran pedidos a la farmacia del Hospital
Zonal de Trelew con receta mdica, lo cual, se constata, aconteci con efectiva entrega de los medicamentos de tal
manera indicados por el mdico tratante, del listado que tengo a la vista (ver listado agregado segn constancia de fs.
263) (arts. 386 CPCC. y 16 ley 4572).
B) En segundo lugar, no puedo dejar de destacar lo extremadamente dificultoso que resulta, con los elementos
incorporados a este proceso de amparo, el examen judicial de fundabilidad de la pretensin, por las deficiencias
apuntadas precedentemente, a lo cual se aade que no se trata de verificar la razonabilidad o el carcter adecuado o
apropiado de los actos de los poderes pblicos, toda vez que no se indica tampoco cules seran aquellos que
puntualmente se cuestionan; por cuanto, tal como viene de decirse, el Estado provincial, en lo que respecta a la poltica
sanitaria, ha venido adoptando a travs del ejercicio de sus facultades legisferantes y reglamentarias un posicionamiento
ante su deber de garantizar el derecho a la salud de los ciudadanos de una conducta vinculada estrictamente al orden
jurdico constitucionalmente exigible. Y si de lo que se trata es de concretar una crtica a la poltica pblica diseada para
la satisfaccin del derecho a la salud, no parece adecuado propiciar la injerencia jurisdiccional a su respecto. Y ello es
dicho aun cuando se propugne una postura amplia respecto de la judiciabilidad de los actos de la Administracin. Tal
tesitura se compadece con la que estimo es una correcta hermenutica sobre la rbita del control judicial, que indica que
la no judiciabilidad de los actos polticos lo ser en tanto y en cuanto los poderes polticos ejerzan su competencia dentro
del lmite demarcado por la Constitucin, y no cuando bajo la apariencia de facultades privativas violen abiertamente la
Carta Fundamental, saliendo de la rbita que el poder constituyente le ha fijado. Y no hallo en la especie que se haya
acreditado fehacientemente alguna transgresin que pudiera dar lugar al ejercicio de tal control jurisdiccional.
Desde que no puede obligar al Estado provincial a que se haga cargo de brindar una cobertura total, todo depender,
pues, de la determinacin poltica que se asuma en este aspecto y, fundamentalmente, de las disponibilidades
econmicas (art. 21 Const. prov.). As se ha dicho que "el derecho a la salud est sujeto a las reglamentaciones
legislativas y administrativas pertinentes y en todos los casos, adems, limitado por las posibilidades efectivas con las
que cuente el Estado" (conf. Corte Sup., 27/1/1987, en ED 122-581, del dictamen del procurador general de la Nacin).
Entindase, el Poder Judicial puede examinar la idoneidad de las medidas elegidas para lograr tal satisfaccin bajo el
parmetro de razonabilidad, pero no puede interferir en el diseo de la poltica de salud, o en la decisin que defina el
plan de salud provincial a desarrollar en un perodo o en la poltica sanitaria que se decida ejecutar, en tanto que tales
aspectos son materia de conocimientos tcnicos o cientficos ajenos a la idoneidad del rgano jurisdiccional. Resulta
claro para m, en este punto, que la gestin de un sistema que pueda dar cuenta de, al menos, algn nivel de
requerimientos de salud de toda la poblacin de la ciudad (ni siquiera de la provincia) implica una complejsima tarea de
planificacin y la previsin de recursos presupuestarios necesarios para llevar a cabo ese fin. Y dentro de tal planificacin
se encuentra la definicin del nivel de cobertura, la que queda librada necesariamente, en principio, a la determinacin
poltica bajo el criterio de oportunidad o conveniencia en el marco de las facultades discrecionales de cada Estado.
No incumbe a los jueces, en el ejercicio regular de sus atribuciones, sustituir a los otros poderes del Estado en las
funciones que le son propias, sobre todo cuando las misin ms delicada de la justicia es la de saberse mantener dentro
de la rbita de su jurisdiccin, sin menoscabar las funciones que les corresponden a otros poderes.
El examen judicial sera viable si se denunciare y acreditare alguna exclusin injustificada o inmotivada de un individuo o
grupo de individuos a la prestacin de salud debida, o bien ante la acreditacin de una notoria deficiencia en la cobertura
de las necesidades existentes. Ninguno de tales supuestos han sido mnimamente probados en estos autos.
En tal inteligencia, podr ser materia de conocimiento y decisin del poder jurisdiccional del Estado controlar que la
garanta o estndar mnimo prestacional reglamentado (determinado o especificado normativamente) se viene
cumpliendo en resguardo del derecho a la salud. Pero no existiendo evidencia alguna de que tales estndares mnimos
se hayan efectivamente afectado, ya sea a travs de puntuales omisiones en la provisin de medicamentos ante un
tratamiento que lo reclame, no puede ms que concluirse que no se concreta la indispensable acreditacin de la
denunciada omisin que con arbitrariedad o ilegalidad manifiesta produzca una lesin, alteracin o restriccin, actual o
inminente, al derecho a la salud que habilite la va del amparo intentada en este pleito (art. 43 CN.; art. 54 Const. prov.).
La razn de ser del amparo no es someter a la supervisin judicial el desempeo de los funcionarios y organismos
administrativos ni el contralor del acierto o error con que ellos cumplen las funciones que la ley les encomienda, sino la
de proveer de un remedio contra la arbitrariedad de sus actos que puedan lesionar los derechos y garantas reconocidos
por la Constitucin (Corte Sup., 7/5/1998, JA 1998-IV-38).
C) En tercer lugar, el agravio vertido en contra de la condena a entregar leche en polvo en la forma que fuera requerida
por nota obrante a fs. 1 de estos actuados tambin ser merecedor de mi acogimiento, merced a que, por defecto o por
exceso, se expide el juez, en menos o en ms, de lo que por directiva se estableciera como pauta mnima de entrega.
Ello, habida cuenta de que se proyect como norma de distribucin de leche en la ciudad de Trelew lo siguiente: nios de
seis meses a un ao y once meses y veintinueve das: 2 kg por mes; desnutridos hasta cinco aos, once meses y
veintinueve das: 2 kg por mes; embarazadas a partir de las doce semanas: 1 kg por mes; y nodrizas hasta seis meses: 1
kg por mes (vase nota de fecha 17/12/2001 adjunta a la informativa de fs. 162).
De otro lado, el plan provincial de salud materno infantil prev en el programa de asistencia alimentaria objetivos,
estrategias, delimita la poblacin a cubrir, proyecta la cantidad de beneficiarios y establece los fondos asignados, pero no
predetermina cantidades como las requeridas en dicha nota a la cual alude la parte resolutiva del fallo atacado. Ntese,
adems, que la aludida nota omite referencia alguna a las nodrizas cuando stas se encuentran comprendidas en el plan
de asistencia alimentaria para la ciudad.
Allende de lo antedicho, tampoco se cuenta con prueba fehaciente de que se hubiera incumplido con la entrega prevista
en la directiva y segn los requerimientos del grupo poblacional comprendido en la rbita de atencin del centro de
atencin sanitaria denominado "Dignidad" -nominado oficialmente como Centro de Salud Constitucin-. Advirtase al
respecto que la publicacin periodstica correspondiente a un matutino local (diario "El Chubut"), del da 4/5 del corriente
ao, alude a una entrega de leche en dicho centro, conteniendo en la nota una entrevista en la cual agentes del mismo
manifestaron que se les entregaron 240 kg de leche, cuando se les venan entregando 280 kg. mensuales, aludiendo al
faltante de 40 kg. (fs. 45). En la foja siguiente obra agregado un recorte del mismo matutino local que se titula "Siguen
reclamando leche en el Centro de Salud de `Las Mil'", nota en la cual se reitera el nmero de kilogramos que le fueran
entregados, indicando que no es suficiente porque la demanda crece a diario porque concurre al mismo gente de otros
barrios, todo lo cual no condice con el relevamiento informado para el primer semestre/2002 de ese centro, cuyas
cantidades de personas y entregas segn normas de distribucin se indican en la informativa de fs. 262.
Concluyo de todo lo expuesto, entonces, que corresponde revocar el fallo venido en apelacin, dejndolo as propuesto
al acuerdo.
Costas: Atento a lo que viene a concluirse del anlisis del primer agravio tratado precedentemente, corresponder
readecuar la imposicin de costas de primera instancia, ajustando su imposicin al nuevo resultado que se perfila.
Y ello as, no ya por los argumentos expuesto en sustento de la impugnacin que mereciera su atribucin a la
demandada apelante, sino por imperio de lo dispuesto por el art. 279 CPCC. y del principio objetivo del vencimiento que
sigue el art. 17 ley 4572, de los que no hallo razn para apartarme en la presente litis.
II. Conclusin:
En consonancia con lo expuesto, propondr que se revoque la sentencia apelada en cuanto hace lugar parcialmente a la
accin de amparo interpuesta en estos actuados.
Triunfante finalmente la demandada provincia del Chubut, las costas de ambas instancias debern imponerse a los
actores vencidos (arts. 17 ley 4572 y 279 CPCC.).
Por aplicacin de la ltima norma citada, corresponder asimismo adecuar a esta nueva decisin los honorarios
regulados en el anterior grado. Atendiendo a la extensin, mrito, eficacia y resultado arrojado por las labores
profesionales de primera instancia, opino deben fijarse los emolumentos de los Dres. Eduardo R. Hualpa, Mara C.
Pagasartunda y Amorina . Testino, apoderados de los actores, en conjunto, en la suma de $ ...; y a los letrados de las
partes demandada, Dres. Jorge E. Fernndez, Csar J. Ayala y Hugo Kovalski, y su letrada patrocinante, Dra. Sonia A.
Donati, en conjunto, en la suma de $ ... (arts. 6, 7, 9, 10, 36, 47 y conc. ley 2200).
Por aplicacin de idnticas pautas apreciativas y de lo preceptuado por el art. 14 Ley del Arancel, entiendo que los
honorarios de los Dres. Jorge E. Fernndez y Sonia H. Donati, apoderado y patrocinante respectivamente de la parte
demandada provincia del Chubut, en conjunto, por sus tareas desempeadas por ante esta alzada, debern fijarse en la
suma de $ ..., y a los Dres. Amorina Testino, Mara C. Pagasartunda y Eduardo R. Hualpa, en conjunto, en la suma de $
...
Todos los honorarios antedichos debern incrementarse con el IVA. pertinente (leyes 23349 y 23871).
Llegan los presentes autos hasta esta instancia jurisdiccional de conocimiento en virtud del recurso de apelacin que la
parte demandada interpusiera respecto de la sentencia definitiva obrante a fs. 218/227 vta., que prestara acogimiento a
una accin de amparo direccionada a lograr garantas del derecho a la salud por parte de una pluralidad de individuos.
El recurso fue interpuesto y mantenido mediante la presentacin que obra glosada a fs. 230/237 vta.
La relacin de la causa, los fundamentos de la sentencia recada en ella y los agravios expuestos por la parte recurrente
han sido detallados por el vocal prevotante Dr. Lucero, razn por la cual no los habr de reiterar aqu, pasando
directamente al abordamiento de las cuestiones sometidas a decisin.
Efectuar dicho cometido tratando los puntos y en el orden que a continuacin indico: I. Los principios constitucionales y
enfoques doctrinarios generales. II. La cuestin de las vas de hecho y la legitimidad de las peticiones. III. Decisin
propiciada.
I. Como anticipramos en el encabezamiento, la cuestin medular trada a decisin jurisdiccional por la excepcional va
del amparo radica en la existencia o inexistencia de quebrantamiento a la garanta constitucional del derecho a la salud
en las conductas, bsicamente omisivas, denunciadas por los amparistas y atribuidas al Estado provincial del Chubut.
Es caracterstica estructural de la lgica jurdica formal la de constituirse a partir de los principios generales perifricos,
integrndose en direccin centrpeta con los menos generales, rematando finalmente en las disposiciones particulares o
individuales. El ordenamiento jurdico, con su estratificacin jerrquica escalonada piramidal, es fiel reflejo de aquella
peculiaridad del pensamiento jurdico.
El art. 42 CN. prescribe que "Los consumidores y usuarios de bienes y servicios tienen derecho, en la relacin de
consumo, a la proteccin de su salud", determinando el 43 de la misma que "Toda persona puede interponer accin
expedita y rpida de amparo, siempre que no exista otro medio judicial ms idneo, contra todo acto u omisin de
autoridades pblicas o de particulares, que en forma actual o inminente lesione, restrinja, altere o amenace, con
arbitrariedad o ilegalidad manifiesta, derechos y garantas reconocidos por esta Constitucin, un tratado o una ley".
En el orden provincial, regula la materia que nos ocupa en el art. 18 incs. 1 y 2, estableciendo el art. 21 de la misma
Constitucin de la provincia del Chubut la naturaleza de los derechos otorgados y requisitos a satisfacerse para su
operatividad.
La norma citada en primer trmino se encuentra as concebida: "Todos los habitantes de la provincia gozan de los
derechos y garantas reconocidos por la Constitucin Nacional y la presente, con arreglo a las leyes que reglamenten su
ejercicio. En especial gozan de los siguientes derechos: 1. A la vida desde su concepcin y a la dignidad e integridad
psicofsica y moral, las que son inviolables. Su respeto y proteccin es deber de los poderes pblicos y la comunidad. 2.
A la proteccin de la salud".
Por su parte, el art. 21 del mismo cuerpo normativo dispone: "Los derechos personales y garantas reconocidos y
establecidos por esta Constitucin se consideran operativos salvo cuando resulte imprescindible reglamentacin legal a
los efectos de su aplicacin, la que en todos los casos debe respetar sus contenidos esenciales, debiendo los jueces
arbitrar en cada caso los medios para hacerlos efectivos mediante procedimientos de trmite sumario. Los derechos
sociales y principios de polticas del Estado reconocidos y establecidos por esta Constitucin informarn la legislacin
positiva, la prctica judicial y la actuacin de los poderes pblicos. Slo pueden ser alegados ante la jurisdiccin
conforme las leyes que reglamenten su ejercicio y teniendo en cuenta prioridades del Estado y sus disponibilidades
econmicas".
La primera puntualizacin que se impone como necesaria en el anlisis de la disposicin constitucional transcripta es la
criteriosa separacin que los constituyentes provinciales efectuaron entre los derechos reconocidos a los ciudadanos con
jerarqua constitucional (igualdad; derecho de defensa en juicio; elegir y ser elegido, expresar libremente las ideas; no
discriminacin, etc.) y los que denomina derechos sociales y principios de poltica del Estado, tambin reconocidos en el
mismo estatuto fundamental, cuya naturaleza programtica resulta evidente.
Los derechos de los ciudadanos resultan as de nuestra Constitucin con el carcter de inmediatamente operativos,
mientras que los derechos sociales, supeditados a programas y asignaciones de recursos por parte del Estado, informan
la legislacin positiva, la prctica judicial y la actuacin de los poderes pblicos.
No puede ser de otra manera, por cuanto el derecho es una ciencia de realidades, y de nada sirven las declaraciones
pomposas efectuadas en las leyes cuando siempre, y en todo caso, se sabe que estos derechos, denominados sociales,
estn supeditados en su concrecin a la efectiva materializacin de polticas conducentes y a la asignacin de recursos
suficientes.
Para que sobre esta cuestin no pueda abrigarse duda alguna, la norma bajo consideracin remata en su ltima frase el
punto, prescribiendo: "Slo pueden ser alegados ante la jurisdiccin conforme a las leyes que reglamenten su ejercicio y
teniendo en cuenta prioridades del Estado y sus disponibilidades econmicas". El derecho a la salud, aqu en juego -al
igual que el derecho a la vivienda y a la educacin, entre otros- requieren la formulacin de polticas por parte del Estado
-si se quiere, la parte ms simple de la problemtica- y de la afectacin continua de ingentes recursos para su
prosecusin. Y cuando de la afectacin de recursos se trata, todos sabemos que aun en perodos de cierta normalidad
econmica existe una gran distancia entre los presupuestos y programas y la existencia de recursos para su ejecucin.
Fcil resulta percibir, ya a esta altura del anlisis, que no acompaar en mi voto la decisin en crisis y prestar
acogimiento a los agravios de la recurrente. Ello as, en orden al encuadramiento de la cuestin que vengo perfilando y
de los fundamentos que seguidamente ir virtiendo. La existencia de programas de salud materno infantil en la provincia
del Chubut no es materia discutida en esta litis, y ello ha quedado debidamente acreditado en la causa, como asimismo
no es materia litigiosa la asignacin de recursos por parte del Estado provincial y Nacional para la atencin de dichos
programas, traducidos en las partidas de medicamentos, leche y atencin profesional. Resulta claro as, para m, que lo
que se trae en cuestin ante la jurisdiccin no son los dos tpicos puntualizados, sino la falta de continuidad de los
suministros, su insuficiencia y la eventual extensin horaria de atencin de los profesionales de la salud en los centros
perifricos.
Al precisar los actores el objeto de su pretensin, sealan que "la condena incluir la obligacin de dotar al Centro de
Salud Dignidad de los recursos presupuestarios y de organizacin, necesarios para desarrollar la prestacin de salud, de
acuerdo a las normas indicadas y que en suma implican garantizar en cuanto a la salud una razonable efectividad de las
medidas sanitarias, de acuerdo a los recursos disponibles". Hemos destacado en la transcripcin efectuada la asuncin
por parte del amparista de la central cuestin de la asignacin de recursos por parte del Estado, siempre limitados y
centro de los consabidos "tironeos" presupuestarios. Ante tal condicionamiento del "derecho a la salud", asume tambin
el amparista la necesidad de alguna mayor precisin como enmarcamiento de su pretensin, remitindonos para ello a
las transcripciones que efecta en el punto IX de su demanda.
Por su indiscutida autoridad, centrar aqu mi anlisis en la opinin del Dr. Bidart Campos, referenciada por el amparista,
en el intento de interpretar su pensamiento en esta materia, y establecer si el mismo posee el alcance que el peticionante
sostiene: "Cuando los tratados de derechos humanos que revisten jerarqua constitucional dan la pauta de que la
progresividad en materia de derechos sociales requiere la promocin hasta el mximo de los recursos disponibles es
imposible interpretar que ese tope viene dado por la cantidad que arbitraria y discrecionalmente, se le ocurra fijar al
Estado en la ley presupuestaria. Todo lo contrario: tal mximo disponible es el que razonablemente surge de una
evaluacin objetiva que, al distribuir los ingresos y los gastos de la hacienda pblica, prefiere y prioriza todo cuanto el
sistema axiolgico de la Constitucin hace exigible y posible ao por ao. No es osado, por ende hablar de un orden
axiolgico de los gastos pblicos y encabezarlo con las necesidades bsicas relacionadas con los derechos sociales, de
forma de buscar el mayor rendimiento y el mejor resultado que sea susceptible de alcanzar para satisfacer y favorecer
esos derechos".
Suscribo todas y cada una de las expresiones del insigne constitucionalista, mas las vas de canalizacin de su
pensamiento, contrariamente a la direccin que le asigna el amparista en esta litis, no resultan distintas de las que
sabiamente han detallado nuestros constituyentes al remarcar en el art. 21 Const. prov., ya analizado, que los derechos
sociales deben informar la labor legislativa; estatal y jurisdiccional.
Por cierto que, por los canales polticos que se consideren conducentes, resulta deseable, dira que ideal, que al
discutirse el presupuesto nacional y provincial se destaque la estructura del "sistema axiolgico" de las Constituciones
para la debida asignacin de recursos y respeto de las prioridades de los derechos sociales, mas no dudo en sostener
que la jurisdiccin carece de atribuciones para decidir sobre primacas y asignaciones presupuestarias.
Y aun si sobre esta cuestin pudiera postularse lo contrario, no se ha aportado a la litis material probatorio y de
conocimiento que permita siquiera intentar ingresar en dicha materia. As lo voto.
El jurista chubutense Ricardo T. Gerosa Lewis, en obra reciente, seala: "De esta forma, debe quedar en claro que los
derechos sociales y las polticas del Estado slo son principios orientadores para los detentadores del poder que de
ninguna manera autoriza a exigir su directa concesin. En todos los casos, pues, estas prerrogativas quedan sujetas a lo
que por va legislativa o administrativa se determine, en la medida de los recursos disponibles. Por lo tanto -y esto es lo
ms importante- no puede utilizarse un medio jurdico o, ms precisamente jurisdiccional, para compeler a la efectividad
de esos derechos" (Gerosa Lewis, Ricardo T., "Anlisis de la Constitucin de la provincia del Chubut", 2002, p. 99).
II. Al enunciar el orden en que desarrollaramos nuestro anlisis adelantamos que abordaramos en segundo trmino un
aspecto de la causa a la que hasta ahora jurisdiccionalmente no se le ha asignado la trascendencia que desde mi
apreciacin reviste. Me refiero concretamente al hecho de la ocupacin por parte de los amparistas del Centro Perifrico
Constitucin.
No har, ni corresponde hacerlo, anlisis de las motivaciones que llevaron a los amparista a tomar la decisin de ocupar
"pacficamente" el Centro Perifrico de Atencin Sanitaria del Barrio Constitucin, sino que habr de referirme a la
trascendencia jurdica que la ocupacin efectuada conlleva, desde el sentido que a tal conducta asigna el ordenamiento
jurdico.
Tampoco corresponde indagar las razones que llevaron a la frustracin de las denuncias que por usurpacin fueron
efectuadas y que surgen de los expedientes agregados por cuerda. Simplemente destacar aqu dos aspectos: la
repulsa que el derecho asigna a toda forma de reclamo o de reivindicacin, quebrantadoras de garantas
constitucionales, que se expresen a travs de vas de hecho; y la irracionalidad del medio empleado por los amparistas
para regularizar u optimizar el funcionamiento del centro de salud, partiendo de su ocupacin.
Hablo de quebrantamiento de garantas constitucionales por cuanto los amparistas no han acreditado -ni intentado
hacerlo- ser los dueos del inmueble ocupado; igualmente, por cuanto en dicho lugar funcionaba un establecimiento
pblico de salud y la ocupacin perturb -ms all de la intencin opuesta invocada por los amparistas- la prestacin de
un servicio pblico esencial; tambin en razn de existir en el lugar bienes del Estado provincial, como medicamentos,
instrumental, muebles, etc., cuya libre disponibilidad fue impedida, alterada o perturbada.
Y es a partir de esta ilcita plataforma fctica que los amparistas pretenden cuestionar las decisiones administrativas
adoptadas por la Direccin del Hospital de Trelew y el mismo Ministerio de Salud de la provincia ante tal va de hecho. La
inconsecuencia que ello encierra ha llevado a la paradojal situacin en la cual los amparistas, protagonistas de la va de
hecho de la ocupacin del centro de salud, acusan a la administracin de salud provincial de acudir a vas de hecho al
decidir el traslado del personal afectado a dicho centro al hospital de Trelew, en razn de la ocupacin que ellos
efectuaran. En resumen, "vas de hecho versus vas de hecho" presenta el escenario litigioso, en el para m curioso
enfoque que efectan los amparistas.
En todo caso, las vas de hecho son vas de hecho y ninguna de ellas aquilata mejores ttulos que las dems; y quien
genera un cuadro de ilicitud carece de legitimacin para impugnar los actos que resulten consecuencia de l.
Los principios generales, analgicamente aplicables aqu, son los establecidos por los arts. 1047 CCiv. y 171, 172 y 173
CPCC. Chubut.
En esto, coincidiendo con el a quo, no encuentro ilegitimidad ni arbitrariedad al decidir el Ministerio competente el
desplazamiento del personal afectado al centro perifrico ocupado hacia el hospital de Trelew. La medida aparece como
razonable, precisamente para la mejor atencin de la salud de la poblacin, que se presume ser mejor asistida con
personal suficiente para ello y con prestacin del servicio en un lugar sin ocupacin.
III. Cierro de esta manera mi anlisis acerca de la primera cuestin sometida a decisin, votndola negativamente.
Consecuencia de la decisin que termino de adoptar resulta la imposicin de costas de ambas instancias a la parte
actora, por aplicacin del principio objetivo de la derrota (art. 68 CPCC.).
(Omissis...).
Frente al acuerdo antes alcanzado corresponde dictar el siguiente pronunciamiento, a saber: 1) Revocar la sentencia
apelada en cuanto hace lugar parcialmente al amparo deducido contra la provincia del Chubut; 2) Imponer las costas de
ambas instancias a los pretensos amparistas; 3) (Omissis...).
As lo voto.
El pronunciamiento que corresponde efectuar es el propuesto por el Dr. Lucero, reflejo del acuerdo a que se ha arribado
en la causa. As lo voto.
Con lo que se dio por terminado el acuerdo, dejndose constancia de que la presente se dicta por dos miembros, por
licencia del Dr. Ral A. Vergara (art. 8 ley 1130, textos de la ley 4550), pasndose a dictar:
Por los fundamentos del acuerdo precedente, la sala B de la Cmara de Apelaciones de la Circunscripcin Judicial del
Noreste, resuelve: revocar la sentencia apelada en cuanto hace lugar parcialmente al amparo deducido contra la
provincia del Chubut; imponer las costas de ambas instancias a los pretensos amparistas; (Omissis...).- Sergio P.
Lucero.- Hiplito Gimnez.
NOTAS:
(1) LA 1983-B-2450 - (2) LA 1989-A-51 - (3) LA 1989-A-58 - (4) LA 1999-A-26 - (5) LA 1994-C-4034.
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