Chicos en Banda
Chicos en Banda
Chicos en Banda
"Las conexiones con los diversos nodos que traman la red no son jerrquicas, no inscriben cada trmino en una pirmide
que atribuye valores y distribuye un orden simblico desde arriba hacia abajo" (Lewkowic, Drocven, y Crinschpun, en
Drocven, op. cit.).
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C. Castoriadis (1993) asegura que la significacin de las aparcas sexuales defiere en cada situacin histrico-social; lo
que no difiere es la necesidad social de instituir sentido para tales marcas. 1 o que parece singular de la situacin que
analizamos no es el hecho ya bastante aceptable dela variacin histrica del sentido de las aparcas sexuales, sino el
fenmeno ms incomprensible de la falta de significacin. Ese es el fenmeno que en el contexto de esta investigacin
denominamos destitucin.
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4.1.2. Resistencia
La resistencia expresa cierta actitud de defensa, algo as como un nodo de abroquelarse
para protegerse de los efectos riesgosos que acechan la existencia. La familia aparece aqu
como el lugar de refugio y preservacin. La alteracin del modelo se registra entonces en el
trnsito de una familia que propiciaba la salida al mundo a una familia que preserva de los
riesgos del mundo. Tradicionalmente la familia era la encargada de instalar al nio en el
mundo mediante una serie de prcticas de socializacin que atendan a su autonomizacin
progresiva. El mundo era apetecible en tanto prometedor de nuevas posibilidades.
Los relatos construidos en la investigacin testimonian la alteracin del significado de esta
mediacin. El mundo se ha vuelto inhabitable y la familia procura entonces dilatar la salida de
sus hijos. La calle es peligrosa, amenazante, y en consecuencia el cuidado familiar no es
aquel que fortalece al hijo para salir al mundo sino el que lo preserva de los riesgos del
mundo.
"Yo no me ira de mi casa por que no s el riesgo que vaya a pasar, a lo mejor la persona
con la que me vaya se puede juntar con alguien y me puede matar: Nunca pens en irme de
mi casa"
"No me gusta estar encerrada, mi pap no me deja salir porque tienen miedo que me violen" 3
"Me preocupa que la violen o la asalten."
"Los padres tienen miedo que nos quedemos embarazadas, que nos pase algo en la calle"
4.1.3. Invencin
La modalidad de la invencin pone de relieve la produccin de recursos para habitar la
situacin. Se trata de .hacer algo con lo real, de producir aberturas que desborden la
condicin de imposibilidad, de producir nuevos posibles.
Aun en condiciones de destitucin del dispositivo familiar se registra la produccin de
operaciones de subjetivacin.
"Los dos somos desocupados. A m me da vergenza mirarlos a la cara a los chicos, para
decir- no tengo. Corno yo hago pan, la peleamos todos, es la nica entrada. Los fines de
semana mis hijos salen a vender diarios. Ellos tienen por- costumbre venir- y decirme mami,
ac est lo que hicimos, aunque sea 3 o 4 pesos. "
La desocupacin como marca de identidad y no como estado temporario, as como el
sentimiento de vergenza, nos hablan de nuevas condiciones erosionantes de autoridad.
Ambas formas de nombrarse despojan a los padres de vala y, en consecuencia, de
autoridad. Padres que "no pueden", hijos que reparan en ello o que se encuentran
desamparados.
Es interesante advertir que el efecto de esta mutacin no es necesariamente la disolucin
total de toda autoridad simblica. A pesar de la destitucin social de la autoridad simblica y
la precariedad de los resortes que habilitaban la posicin de proveedor, la institucin de un
lugar protector no necesariamente desaparece. Se trata de la construccin de una posicin
ce enunciacin que grafica la bsqueda de un "poder ser" en el borde de un "no poder". Las
operaciones de subjetivacin se plantean all donde opera la imposibilidad.
Si bien estas operaciones de subjetivacin ponen de relieve los recursos de los sujetos para
habitar la situacin, dan cuenta al mismo tiempo de su precariedad cuando se producen a
expensas de anclajes simblicos de ndole social. No se trata de sujetos soberanos,
portadores de un gran voluntarismo y omnipotencia sino de operaciones generadas en una
sociedad que se instituye con independencia de un referente colectivo que enlace a un
espacio de pertenencia simblica.
Los testimonios que siguen revelan los modos en que se gestan posiciones subjetivantes en
condiciones de desubjetivacin (prdida de trabajo, de resortes sociales de proteccin, de un
principio de organizacin social basado en un principio jerrquico).
"Cuando Maxi estaba en quinto grado, la maestra me dijo que lo cambiara a una escuela de
discapacitados. Siempre lo amenazaban con cambiarlo de colegio. El lloraba, no quera
saber nada, no quera escribir: Sufri mucho en la escuela. Yo ya vena notando que a los
reas grandes, a los que repetan o tenan hus edad los pasaban a esa escuela, en realidad
eran los chicos de la villa. Muchos padres decan, bueno, si la maestra lo dice lo aran damos
ah. Pero nosotros, con mi marido, izo lo vernos intil. Lo que ocurra era que la maestra no
le prestaba atencin. Yo lo siento y hasta que no termina leyendo no lo dejo salir: Finalmente
buscamos otra escuela y ya empez a investigar solo del libro"
"Con la droga espero que la sepan diferenciar: yo les hablo, les explico porque ellos se la van
a cruzar un montn de veces"
En ese sentido, la figura del abuso sexual no sera la figura de un exceso o de ama transgresin de la interdiccin
incestuosa sino el indicio de la ausencia lisa v llana de cualquier interdiccin. Con esto queremos marcar que, desde el
punto de vista de la subjetividad, es muy distinto que exista una lev v se transgreda o que no exista. El segundo caso es
el que se considera aqu una condicin fuerte de desubjetivacin.
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"Sin la escuela izo van a ser nadie, ellos tienen nuestro ejemplo que cono no pudimos
estudiar no somos nadie, no podemos entrar a trabajar a ningn lado, por eso somos
inflexibles en el estudio"
"Yo la voy a ayudar en todo lo que necesite. A ella le gusta el teatro y entonces yo la
acompaaba todos los silbados a teatro vocacional hasta que aprendi a moverse sola. Le
guardo los cospeles necesarios para que pueda ir Ali marido y yo no conocemos el teatro. La
primera vez ser para ir a ver a Anala en la obra de fin de ao"
Presencia, lmite, acompaamiento, transmisin de valores son algunos de los rasgos de la
actual enunciacin paterna y materna. La nueva autoridad simblica se instala por fuera o en
el borde de un campo social configurado sin principios contundentes de jerarqua. En otras
palabras, cuando las referencias que sostienen a un sujeto en el devenir de su existencia se
han vuelto frgiles la vida se torna un hacerse a s mismo cada vez. La cada de una ficcin
estructuradora de la experiencia, lejos de experimentarse como liberadora, trae aparejada la
sensacin fatigosa de ser uno mismo (Erhenberg). En trminos de Zizek (2000) esta
compulsin a decidir libremente es un juego obsceno que provoca angustia en tanto no hay
red simblica de sostn que provea significaciones productoras de confianza.
4.2. La escuela entre la destitucin y la invencin
La hiptesis que seala que los jvenes que viven en condiciones de expulsin social
construyen su subjetividad en situacin compromete profundamente a la escuela al mismo
tiempo que la interroga. Cul es, en ese mapa, la posicin de la escuela? ,Qu experiencias
escolares se pueden producir en situaciones de profunda alteracin? Qu tipos subjetivos
se habilitan en esas experiencias? En este punto transitaremos nuevamente por las tres
categoras: desubjetivacin, resistencia e invencin a fin de analizar los diferentes modos de
habitar la cada del dispositivo pedaggico moderno. La destitucin no es la inexistencia, no
es el vaco, no es la ausencia de algn tipo de productividad. Tampoco la falta de respuesta a
un tipo de demandas. La destitucin simblica de la escuela hace alusin a que la "ficcin"
que sta construy mediante la cual eran interpelados los sujetos dej de tener poder
performativo.4
El discurso de la ciudadana, por ejemplo, tena poder performativo no porque
necesariamente en la prctica se concretara el principio de igualdad entre los hombres sino
porque produca interpelacin, deseo de formar parte de esa ficcin, de ese universo de
discurso, de valores, de principios, de prcticas. La eficacia simblica de la escuela no se
demuestra en la constatacin emprica: no se trata de que la escuela haya producido
efectivamente sujetos que participaran en la misma medida en la vida pblica; ni en una
efectiva distribucin equitativa de los bienes educativos. La obra alfabetizadora e integradora
de la escuela produjo tambin exclusiones culturales; la escuela tambin homogeneiz y
disciplin. La eficacia simblica de las narrativas escolares no se mide entonces en la
correspondencia o la correlacin estricta entre lo que dice o promete y lo que efectivamente
sucede. La eficacia simblica de un discurso se mide en su potencia de produccin de
subjetividad, es decir, en su capacidad de constituir a un sujeto alrededor de un conjunto de
normas y valores que son los que rigen la vida social.
De modo que cuando decimos que la escuela se encuentra destituida simblicamente no
decimos que ensea mal, que no est a la altura de las demandas competitivas o que, como
suele escucharse, hace asistencialismo en vez de pedagoga. Lo que sugerimos con la
hiptesis de la destitucin de la escuela es que se percibe una prdida de credibilidad en sus
posibilidades de fundar subjetividad. Sin embargo, en ese sustrato de destitucin, como
dijimos, no todo se desvanece. No se trata de una desaparicin absoluta de la subjetividad
sino, en todo caso, de la desaparicin de algunos tipos subjetivos, de algunas posiciones
enunciacin, de algunos recursos y lgicas que se revelan estriles' para hacer algo en esta
situacin5 La destitucin tambin puede ser procesada y habitada; en ocasiones, la
destitucin no es un derrumbe, sino el escenario complejo y extremadamente duro en el que
se despliegan operaciones de invencin para vivirla. Proponemos leer ese conjunto de
actitudes desplegadas segn un esquema de tres posiciones de enunciacin: posiciones
escolares desubjetivantes, posiciones de resistencia y posiciones de invencin.
4.2.1 Desubjetivacin
La desubjetivacin hace referencia a una posicin de impotencia, a la percepcin de no
poder hacer nada diferente con lo que se presenta.
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Se denomina dimensin performativa del lenguaje a la dimensin de los enunciados que tiene la capacidad de hacer en
la enunciacin lo que los enunciados expresan. Se entender el sentido de la performatividad si se tiene en cuenta, por
ejemplo, la diferencia entre "escribo" y "juro". Mientras el primer enunciado describe un acto, el segundo lo realiza en el
momento de su enunciacin. En nuestro planteo, la prdida de performatividad puede entenderse congo la prdida de la
capacidad de producir efectos prcticos.
Los tipos subjetivos, esas posiciones de enunciacin, esos recursos son los trminos (alumnos, docentes, supervisores,
directores, saberes, hbitos, reglas, etctera) producidos por la experiencia de nuestra escuela pblica.
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las sanciones disciplinarias"; "antes no se ponan aritos"; "antes se bancaban ms las clases
aburridas"; "antes no haba chicos de 14 en tercer grado"; "ahora no aceptan directivas".
No cabe ninguna duda de que los chicos de antes eran diferentes. En qu reside la
diferencia del adolescente de antes del de ahora? Si nos atenemos a las condiciones de
enunciacin que producen esos rasgos superficiales, la diferencia decisiva es que los de
antes se dejaban educar, instituir, moldear por la institucin escolar y no as los de ahora.
El respeto a la autoridad, la disposicin para la obediencia, la sumisin, el deseo de
progreso, la capacidad de adquirir normas bsicas de interaccin social, constituan la matriz
bsica de la educabilidad sobre la que la escuela no slo intervena para ejercer su tarea
formadora, sino que ella misma fundaba en colaboracin solidaria con la familia. Los chicos
de ahora no slo expresan la ausencia de esa matriz bsica, no slo una fuerte resistencia a
dejarse moldear por esa matriz; tambin son la expresin de la incomunicacin profunda
entre la escuela y la familia en condiciones de disolucin estatal.
Efectivamente, los registros hablan de otro adolescente y en este caso "el dato" concuerda
con lo que acontece en el nuevo escenario social. Se trata simplemente de una
transformacin en las identidades juveniles al ritmo de los cambios globales? A qu cosas
nos enfrenta este sujeto que nos deja perplejos? Qu se ha perdido? Acaso ha
desaparecido la esencia de la infancia y de la juventud?
La niez y la juventud de la que nos hablan los maestros no siempre existi. La infancia
burguesa, concebida como un perodo bajo el resguardo de las responsabilidades adultas, la
infancia que depende del saber y de la autoridad no coincide, por ejemplo, con algunas
escenas de los siglos XV y XVI que nos muestran a un pequeo trabajando junto a sus
mayores, compartiendo las tabernas, las fiestas, los rituales funerarios y religiosos. La
relacin asimtrica con el adulto y la nocin del futuro como la conquista de una adultez que
se vive como una etapa deseada, son (los de las condiciones bsicas de produccin de un
joven. Se admitir que en la produccin de tales condiciones la familia y la escuela han
tenido una funcin decisiva.
El punto de inflexin es que las condiciones de enunciacin del nio y del adolescente
"modernos", esas condiciones que lo hicieron posible como una subjetividad instituida por la
familia burguesa o por la escuela estatal, hoy estn suspendidas. Los docentes nos dicen lo
que ya no son y ese "no ser" revela en consecuencia un ser que fue instituido, un ser
histrico y no una esencia pervertida en su verdadero ser. Lo que de todos modos
permanece implcito en esas declaraciones -al menos para una interpretacin- es qu cosas
han dejado de operar para que los nios y adolescentes ya "no sean". Porque si ya no son
respetuosos, estudiosos, disciplinados, receptores de la experiencia de las generaciones
anteriores, no es por mala fe, mala voluntad o mala intencin; si los nios y los jvenes ya no
son lo que eran, desde la perspectiva de la subjetividad, esto se debe a que las condiciones
institucionales que hicieron posible tales tipos subjetivos hoy han perdido eficacia.
La posicin docente que llamamos de resistencia da cuenta de un modo de abroquelarse en
representaciones que han perdido capacidad de nombrar las alteradas condiciones actuales
de enunciacin del alumno o del docente. Qu es hoy ser estudiante? Qu es ser
maestro? Esa pregunta, en nuestra perspectiva, debera formularse as: en qu condiciones
se es hoy maestro o estudiante? Puesto que una subjetividad no es otra cosa que su
capacidad enunciativa. De donde se deduce que el anlisis de las condiciones actuales de la
enunciacin escolar es la clave para comprender en qu consiste la subjetividad que se
produce -si es que acaso se produce- en la escuela.
Histricamente podamos nombrar al estudiante corno aquel nio o joven que transitaba una
institucin que lo provea de los saberes necesarios para alcanzar la autonoma social
durante un perodo de moratoria social en el que se postergaba la asuncin de las
responsabilidades adultas. Una escuela era un modo institucionalizado de educar, de formar
a una persona imprimindote atributos que un orden social especfico exiga. Pero ocurre que
estas representaciones que por dcadas pernearon el imaginario de docentes y padres han
estallado. Entonces la resistencia es la expresin del desacople entre las representaciones
viejas y las situaciones actuales que no se dejan nombrar por esas representaciones. La
resistencia es un obstculo porque impide que una subjetividad se altere para poder
enunciarse en las nuevas condiciones. La posicin que resiste insiste en seguir suponiendo
un alumno que ya no existe: obediente, capaz de postergaciones, en condiciones de prever y
anticipar, disponible para recibir algo del adulto. Por eso cuando nos enfrentamos a una
subjetividad que contradice esas expectativas la pensarnos cono disvalor o como una
expresin de violencia. Una insistencia en esos supuestos no puede resultar exitosa.
La resistencia es en definitiva una resistencia a pensar, a poner en suspenso categoras
abstractas o a declarar que fueron eficaces en otras condiciones sociohistricas. La
resistencia es una negacin a cambiar las preguntas y a dejarnos alterar por los signos de lo
nuevo, que -bien hay que decirlo- no suponen necesariamente lo bueno. La posicin de
resistencia es algo as como el intento de resistir un huracn con la simple voluntad; por lo
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No es a los chicos a los que no se les da lugar, es a las armas. Esto cambia sustantivamente
la posicin de enunciacin de la escuela. Badiou (2000) lo expresa elocuentemente: "Haz
todo lo que est en tu poder para que desaparezcan el estereotipo o la fijacin regresiva que
bloquean en este animal humano la humanidad afirmativa de la cual es capaz".
En qu direccin hay que pensar hoy la intervencin en la escuela? Un primer esquema para
ubicar la intervencin comprende tres dimensiones de anlisis: temporalidad, autoridad y
horizonte, cruzadas con tres coyunturas diferentes de la escuela: Estado-nacin, mercado, y
un ms all del Estado y del mercado.
Estado- Nacin
Mercado
Temporalidad
Autoridad
Futuro lineal
Disciplinamiento
Futuro manaco
Actualizacin
Horizonte
Sujeto Homogneo
Sujeto de riesgo
La escuela configurada bajo la hegemona del Estado-nacin est, al menos para esta
investigacin, destituida simblicanmente; la escuela que gira en los tiempos del mercado se
monta en las profecas de la innovacin, se hace garante de xito y sume al docente en una
bsqueda frentica de actualizacin. Una bsqueda a menudo infructuosa, dado que la
innovacin no genera necesariamente formas inditas de experiencia. Por ltimo, la escuela
pensada en cada situacin intenta movilizar una posicin de invencin, una posicin de
creacin singular entendida como la produccin de formas nuevas de habilitar el tiempo
vivido. 6Lo nuevo aqu no puede montarse en el tiempo fabricado previsible, anticipado, sino
que desborda la linealidad y crea condiciones para que algo de otro orden pueda nacer. Es el
tiempo que insiste en hacer de la experiencia educativa un acontecimiento. En este nodo de
concebir la temporalidad, no habra disciplinamiento, no habra fabricacin de un sujeto
homogneo sino transmisin. La transmisin supone poner a disposicin de los sujetos
textos y lenguajes que los habiliten para hacer algo ms que la mera repeticin. La
transmisin ofrece a quien la recibe un espacio de libertad. La pregunta no es cmo
aprendieron los alumnos lo que les ense sino qu hacen con lo que les ense. Y slo
sabr que ense algo si los sujetos habrn sabido hacer algo con eso.
El horizonte de posibilidad no radica entonces en la produccin de un sujeto a imagen y
semejanza de algn ideal, ni simplemente capaz de gestionar por s mismo las exigencias de
un mundo fragmentado, sino en la creacin de condiciones que habiliten un por-venir, un
nuevo tiempo.
Miller (2000) seala que la mana est marcada por el predominio del tiempo que progresa aceleradamente, haciendo del
presente algo demasiado estrecho, evanescente.
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