10 Escultura Del Siglo XVII en Murcia
10 Escultura Del Siglo XVII en Murcia
10 Escultura Del Siglo XVII en Murcia
del
Murcia
POR
M.'
DEL C A R M E N S A N C H E Z - R O J A S FENOLL
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En el primer tercio del siglo trabajaban una serie de escultores entre los que sin duda es la figura de Cristbal de Salazar la que se nos
presenta como mejor definida. Efectivamente, los nombres de IPrez de
(3) Sobre la familia de los Capuz, vid. IGUAL UBEDA,ANTONIO,
Leonardo Julio
Capuz, esmltor valenciano del siglo XVZZZ, Servicio de Estudios Artsticos -1nstitucin Alfonso el Magnhnimo-, Diputacin Provincial de Valencia.
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Art, Diego de Navas o Joan Franco (4), ligados a lo sumo a una o dos
obras, hoy desaparecidas, y de las que quiz la ms importante fuera
el Crucificado que Prez de Art hiciera por encargo de doia Estevana de Ayeu (5), poco pueden aclararnos sobre la dimensin artstica
de estos maestros escultores. Bien es verdad que por los aos en que
podemos pensar que
tenemos referencias de de sus obras -1600-1606lo mejor de ellas quiz se desarrollara en la poca final del siglo anterior, quedando relegadas sus figuras al mero papel de maestros apuente entre el quehacer escultrico de estos dos siglos. As pues, y como
ya hemos indicado, Cristbal de Salazar destaca de una manera clara
y precisa en estos primeros treinta aos del siglo XVII.
En cuanto a su vida, Baquero Almansa no hace la menor referencia, y es Snchez Moreno el que traza una pequea biografa (6). Lo
supone perteneciente a la familia de Francisco de Salazar, que trabaja
en Madrid, y de Juan de Salazar, de Granada, siendo esta ltima ciudad
su lugar de iiacimiento, hacia 1575, y donde debi aprender su oficio (7).
Ignoramos las causas de su venida a Murcia, pero ello no resulta sol
prendente si tenemos en cuenta el continuo trasiego de los artistas en
esta poca, y en concreto la tradicional relacin artstica entre Granada
y Murcia (8).
Debi instalarse en nuestra ciudad a principios de siglo (9). Ms
adelante, en dos cartas autgrafas fechadas el 21 de febrero y el 8 de
octubre, respectivamente, de 1623, se declara vecino de Murcia y arrendador de los diezmos de las alqueras pertenecientes al Cabildo durante
los aos de 1622-1623. Podemos, pues, suponer que su paso por nuestra
ciudad no fue efmero, sino que el escultor se incorpor plenamente
a su vida y actividades sociales. Estaba casado con una murciana -Jo(4) Gallego y Burn, en su Gua de Granada, pg. 658, habla del origen granaMORENO,
JOSJ!, Nuevos estudios sobre esdino de Diego de Navas (vid. SANCHEZ
cultura murciana, Murcia, 1964, pg. 29). Asimismo, J. M.' de Azcrate lo relaciona
con Pablo de Rojas en la construccin del retablo de Nuestra Seora de la Antigua de la catedral de Granada (vid. Ars Hispaniae, vol. X I I , nEscultura del siglo XVIB, pg. 344).
(5) Muoz BARBERN,
MANUEL,
Juan Prez de Art, escultorn, artculo publicado en La Verdad, diario de Murcia, en 5 de octubre de 1975. Contrato ante Juan
en el A. Histrico de Murcia, leg. nm. 1.679.
de Montalvo -ao de -1
(6) SANCHEZ
MORENO,
J o s ~ , esculturas de los siglos xvr y xwr en Murcia,
Arte Espaol, Madrid, 1945, pg. 7-10.
(7) Segn Snchez Moreno en Nuevos estudios sobre escultura murciana, Murcia, 1964, pg. 29, Gallego y Burn, en su Gua de Granada, alude al origen granadino de J. de Salazar (pg. 410).
(8) Recordemos que esta relacin se estrecha a partir de la venida a Murcia
de Jacobo Florentino, en 1521, desde Granada.
(9) En el ao de 1602 labra los escudos para la Sala de Armas del Contraste
(A.C. M., leg. 2.394, ao 1602).
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Escultura &E
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rrir que fray Antonio de Trejo, ante las innumerables dificultades planteadas por el Cabildo, que le obliga a reducir el tamao originario de
las portadas laterales de la capilla mayor (22), y quiz por tanto a
suprimir las hornacinas para las que los dos santos se hicieron, decidiera trasladarlas a su propia capilla del trascoro y encargara tambin
al propio Cristbal de Salazar las otras dos esculturas de San Bernardino y San Buenaventura para completar el conjunto, ajustndose a
las formas de la comisa.
Un nuevo y quiz definitivo argumento vamos a esgrimir en favor
de dicha atribucin valindonos del imprescindible recurso del estudio
estilstico: su innegable parentesco formal (dentro de la menor calidad
artstica) con las esculturas ya estudiadas de la capilla de Juntern.
En efecto, el San Antonio y el San Francisco del trascoro responden
a la misma manera de trabajar la piedra muy superficial y toscarnente, sin calidad en el tallado, de rostros inexpresivos y extremidades
desproporcionadas. Los ropajes labrados en amplios pliegues pretenden esbozar un incipiente movimiento, quiz buscando un realismo ms
acusado, aunque no logran ocultar la sensacin de acartonamiento que
nos da en conjunto la escultura (lm. 3) (23).
Y valga el anlisis estilstico hasta aqu expuesto de su obra para
la atribucin a su mano de dos pequeas tallas en piedra, de unos
0,80 m., representando a San Antonio de Padua y a San Antonio Abad
(lmina IV). Dichas esculturas, nunca hasta ahora relacionadas con
la obra de C. de Salazar, se encuentran situadas sobre unos pedestales
y bajo unos gabletes gticos, a la entrada de la capilla de San Ignacio,
en la nave de la Epstola de la catedral murciana. Sustituyen, posiblemente, a las estatuas gticas que para all se labraron, semejantes a
las que an existen en las capillas siguientes del coro.
De las dos obras, la que nos ofrece una ms clara atribucin es
la de San Antonio de Padua (lm. IV), rpica casi idntica a la que est
colocada en la cornisa del trascoro (lm. 3) y tambin atribuida en
el presente trabajo a Salazar. Es evidente el parentesco formal no slo
con esta obra, sino con su pareja, el San Francisco tambin aqu estudiado y atribuido (lrn. 3): semejante manera de trazar los pliegues
(22) A.C.M.,leg. 102, ao 1627, fols. 226 v. y 227. El proyecto inicial que el
obispo Trejo se haba forjado para sus puertas, y que Damin Plan se comprometi a realizar, tuvo que sufrir modificaciones impuestas por el Cabildo, al que
pareci improcedente la sustitucin de los escudos reales por los de la familia
Trejo, y excesivas las obras que se estaban realizando.
(23) Las figuras de San Antonio y San Francisco estn labradas en piedra blanca y su tamaio es aproximadamente el natural. Las figuras de la capilla de Gil R.
de Juntern, aunque concebidos originariamente en mrmol, tambin estn labradas en piedra blanca.
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M.Qel
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El diseo de retablos en Murcia, durante el siglo XVII, sigue idntica trayectoria que en el resto de Espaa: arranca de obras que an
responden estilsticamente a tipologas renacentistas (retablo de San
Miguel en el convento de las Anas, Murcia) (lm. VI) para adoptar
posteriormente un tipo formal de transicin hacia los barrocos propiamente dichos. Es decir, responden a este momento aquellos retablos
que an conservan la claridad y sencillez compositiva clsica, pero incorporando en tmpanos y remates elementos que nos hablan de un
nuevo lenguaje decorativo: el barroquismo en sus formas. Este tipo
de retablos lo multiplicar en Murcia Juan Bautista Estangueta, entallador de mediados de siglo. El proyecto que hizo para el de la Asuncin de la iglesia del Hospital de Santa Mara de Gracia, de Murcia
(lmina VI), debi hacer fortuna a juzgar por la influencia que ejerci
en la mayora de los retablos que del siglo XVII quedan en nuestras
iglesias (retablo de las Anas, en Orihuela, etc.).
Posteriormente van evolucionando hasta incorporar a su estructura
los elementos propios de un lenguaje formal, plenamente barroco, coincidiendo este esplendor formal con el momento de mayor florecimiento
en la construccin de retablos a lo largo del siglo: su ltimo tercio.
En efecto, en estos postreros aos trabaja en Murcia una serie de en-
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Responde estilsticarnente, como ya comentbamos, a un tipo formal de transicin entre los renacentistas y los barrocos propiamente
dichos. La claridad y sencillez compositiva de su parte central con
amplio vano, estilizadas columnas corintias y bella moldura con agallones, tiene an mucho de clsico, siendo el tmpano, volutas y bolas
del remate los elementos que nos hablan de nuevos y ms complejos
esquemas decorativos.
El modelo es, pues, muy aplicado por los artistas de la poca y queda claro y ricamente tipificado en los retablos relicarios que Alonso de
Mena hace unos aos antes que el artista murciano -concretamente
de 1630 a 1632- para la capilla real de Granada (lm. VII).
Conoci Estangueta la obra de Mena? No lo descartamos, y en
apoyo de esta suposicin volvemos a insistir en las tradicionales relaciones que unan Granada con Murcia, facilitadas por la proximidad
entre las dos ciudades y el prestigio que rodeaba a la andaluza. Y no
olvidemos, por otro lado, el origen granadino atribuido a Cristbal de
Salazar y sobre todo la presencia, posiblemente ya en estos aos, en
Murcia de Snchez Cordobs, el escultor granadino discpulo de Alonso
de Mena ya estudiado. No fue imposible, pues, para nuestro escultor
desplazarse a Granada, atrado por el ambiente artstico que all se respiraba, y ver los retablos aludidos, o bien tener noticias de ellos a travs de los escultores que de all procedan y que buscaban afincarse
en nuestra ciudad, como era el caso de Snchez Cordobs.
No consideramos, pues, inviable que el retablo murciano estuviese
inspirado en los granadinos, salvando las naturales diferencias que en
talla artstica separaban a estos dos maestros.
Recordemos al respecto las dos obras bellsimas del hijo de Alonso,
Pedro de Mena, que posteriormente llegan a Murcia.
Muy semejantes formalmente al estudiado retablo de Nuestra Seora de Gracia, existen en la capilla de la Inmaculada de la catedral
de Murcia cuatro relicarios, primorosamente tallados (lm. VIII). Degina 10. La documentacin estaba en el Archivo del Hospital de Nuestra Seora
de Gracia, dependiente de la Diputacin Provincial de Murcia, leg. 5, nm. 166,
comprendiendo documentos desde 1634 a 1774, fol. 40. El texto autgrafo del escultor dice as: aDigo yo Juan Bautista ensamblador y es verdad que tena tratado
de hacer un retablo para la capilla del licenciado Abelln que est en la Iglesia
de Ntra. Sra. de Gracia, conforme a una traza que est en mi poder y har el
dicho retablo con el sepulcro porttil para que se pueda llevar en procesin por
mil reales que es lo que me parece valdra poco ms o menos, fecha en Murcia
tres das del mes de agosto de 1635 aos; firmado, Juan Bautista. El sepulcro
que alude el contrato albergara la imagen de la Virgen de la Asuncin, lo que
da pie a Snchez Moreno para pensar que dicha escultura podria ser tambin
de l.
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sechada su tradicional procedencia italiana (39), nos inclinamos a considerarlos obra de Estangueta.
Dejando a un lado la incuestionable semejanza formal existente,
sobre todo entre los relicarios de mayor tamao y el proyecto del retablo, y analizando la propia configuracin de los relicarios, observamos que en realidad su concepto es el de unos retablos en miniatura
cuyo espacio interior se ha compartimentado para alojar minsculas
reliquias. Es la misma composicin y disposicin de elementos, relleno
el gran vano central del proyecto de Estangueta por las reliquias en
estas dos rplicas en miniatura, como podemos considerar a los relicarios del trascoro. Las fechas de construccin del trascoro y del retablo
son casi coetneas (1626-1628, la capilla del trascoro; 1635, el retablo
de Nuestra Seora de Gracia), y por otra parte Juan Bautista estaba
relacionado con Cristbal de Salazar, miembro del crculo artstico de
fray Antonio de Trejo, obispo fundador de la capilla del trascoro, por
lo que nada poda extraar que introdujera all a un amigo, que recibira as el encargo del obispo de crear estos bellos receptculos para
las numerosas reliquias que fray Antonio pudo traer de su viaje a Roma
para defender ante la Corte Pontificia el dogma de la Inmaculada comisionado por Felipe 111.
Finalmente, ligados tambin a los esquemas formales que para el
retablo usa Estangueta, se encuentran los de San Juan Evangelista y
Santa Rosa de Lima en la iglesia del convento de las Anas de Murcia
(lmina IX), fechables en el siglo XVII y que sin duda podemos encuadrar dentro de la produccin de Estangueta o como obras muy ligadas
a su taller.
As pues, vemos que el mismo modelo se repite con ligeras variantes (fustes, estras, etc.), y debido a su sencillez formal y fcil ejecucin debi multiplicarse en nuestras iglesias. La sistemtica destruccin
que por diversas causas se ceb sobre ellos nos impide poder realizar
un estudio ms profundo, ya que en la actualidad slo nos queda, aparte de los ya citados, algunos ejemplos aislados, tales como un pequeo
retablillo existente en la iglesia del convento de San Francisco en
Orihuela semejante en todo a los estudiados.
Finalmente debemos referirnos al grupo de ensambladores murcianos que con su fecunda actividad llenan el ltimo tercio del siglo XVII,
prolongndose su obra incluso a los primeros aos del siglo XVIII. Forman Andrs Martnez, Mateo Snchez, Antonio Caro y G. Prez de Mena,
(39) Vid. SANCHEZ-ROJAS
FENOLL,
M: DEL CARMEN,Las obras artsticas del obispo Antonio de Trejo. tesis de licenciatura indita, pgs. 114-117.
como ya dijimos, un grupo muy definido por una serie de caractersticas que les unen y singularizan. En primer lugar, todos ellos van a
destacarse como tracistas y escultores de importantes retablos, vindose favorecida su actividad por las circunstancias histricas de la Murcia del momento, que se repona de los trgicos efectos causados por la
triste inundacin del 1651, y en segundo lugar van a conocer y a convivir con el mejor escultor barroco con que ha contado Murcia: Nicols
de Bussy, experto en el diseo y construccin de retablos tal y corno
evidenci en la portada-retablo de Santa Mana de Eleche. La unin de
estas dos circunstancias, la primera meramente accidental y material
y la segunda de gran trascendencia desde el punto de vista esttico y
artstico, va a hacer de estos escultores los primeros protagonistas de
un renacer artstico paradjicamente causado por una circunstancia -la
inundacin- que tan doloroso recuerdo dej a las gentes y a la ciudad
de Murcia, y que va a continuarse cada vez con ms fuerza durante
el siglo XVIII hasta culminar en las dos grandes figuras de este siglo:
Jaime Bort en arquitectura y escultura en piedra y Francisco Salzillo
en la lnea de la ms pura imaginera religiosa espaola.
A partir de 1679, fecha en que consta documentalmente que se acaba
de hacer el retablo para la capilla mayor de San Nicols, del que no
conocemos ni autor ni traza (40), se suceden los de San Antoln, en 1690,
por Antonio Caro; Mateo Snchez intervendr, hacia 1691, en el de San
Bartolom; en el 1694 contrata el mismo Mateo Snchez el de la capilla
mayor de Santa Catalina, y en 1701 el de la capilla mayor de la parroquia de San Andrs, que no llegar a hacer, ejecutndolo en 1703 Gabriel Prez de Mena. Por su parte, Andrs Martnez intervendr tambin, en el ao de 1698, en el de la iglesia de San Bartolom, estando
tambin relacionado en este trabajo Nicols de Bussy.
De todos estos retablos no queda resto material alguno, ya que
al poco tiempo fueron o bien sustituidos por otros ms lujosos y ms
en consonancia con los idearios artsticos y la pujanza econmica de la
segunda mitad del siglo XVIII (casos de los de la iglesia de San Antoln
y San Nicols), o bien se hicieron nuevos al mismo tiempo que se
rehacan las iglesias (caso del de la parroquia1 de San Bartolom), o
bien como el de San Andrs, que se destruy en la guerra civil de 1936.
De ellos poseemos, eso s, salvo en el caso del de la iglesia de Santa
(40) A. C. M., Act. Cap. 1676-1680. Pedro Aistor, prroco de San Nicols, pide
al Cabildo ayuda para pagar el retablo que se ha hecho nuevo para la capilla
mayor y que ha costado mucho dinero. El Cabildo acuerda concederle 220 reales
velln.
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Catalina (41), los contratos hechos ante notario para su realizacin (42).
De su lectura desprendemos una serie de notas coincidentes que nos
pueden revelar veladamente cmo eran formalmente (43) o por lo menos la tipologa comn que se usaba al trazarlos, materiales empleados,
precios, condiciones econmicas impuestas por el escultor o el cliente
que encargaba, etc.
En primer lugar, queda claro que sus autores, aunque se titulen
escultores, son ms bien meros ensambladores que imagineros propiamente dichos, porque en ninguno de los contratos estudiados hay alusin alguna a que tengan que esculpir las tallas que los deben adornar (44). Trabajaban sobre unos dibujos iniciales que igual podan ser
suyos (caso de A. Caro en el retablo de San Antoln y de M. Snchez
en el de San Andrs) o bien de artistas ms notables, como por ejemplo
Andrs Martnez, que al contratar el segundo cuerpo y el remate del
retablo de San Bartolom se compromete a realizar la obra segn diseo de Nicols de Bussy (45). Idntica circunstancia se le plantea a
Gabriel Prez de Mena al estipular las condiciones de ejecucin del
de la parroquia de San Andrs, ya en el ao de 1703, slo que en este
caso el escultor-tracista tiene que ajustarse al primitivo dibujo presentado por Mateo Snchez al contratar el mismo retablo en 1701, y que
.io lleg a realizar (46), cosa que sola ocurrir con frecuencia, porque
observamos que la sola presencia del contrato de un retablo no es testimonio suficiente de la existencia posterior de dicho retablo. Es decir, el
escultor y los interesados contrataban el retablo, pero luego, por una
(41) Segn Snchez Moreno, en V i d a y obra de F. Salzillo ya citada, pg. 70,
el contrato para realizar este retablo con el escultor Mateo Snchez se encuentra
en el A. H. M., ante F. Peinado e Ignacio Muoz, ao 1694, pg. 176. Hemos realizado la comprobacin y el contrato no est en ese folio, ni en los pertenecientes
a ese ao.
(42) Cf. Apndice Documental. De estos contratos, si bien se conoca la referencia documental, es la primera vez que se transcriben ntegros y se estudian.
(43) Desgraciadamente han desaparecido todos los dibujos que acompaaban
al documento notarial del contrato, dibujos a los que se alude constantemente
en los textos oficiales.
(44) Cf. Apndice Documental.
(45) Andrs Martnez se compromete a fabricar el altimo tercio y remate del
dicho retablo segn y en la forma que demuestra un dibujo que de l ha hecho
D. Nicols de Bussy ... con condicin que acabada y perfeccionada dicha obra en
el todo se ha de reconocer por el dicho D. Nicols de Bussy u otro maestro, el
que por parte de dicha fbrica se nombrase para ver si est ejecutada conforme
coste y perfecta y en conformidad del dicho dibujo que para ello ha de entregar
dicho maestro,, A. H. M., sig. 1.1678. Not., Andrs Martnez. Aos 1697-99. .Ao
1698, pgs. 137 y 137 v.,... (cf. A. Documental).
(46) A. H. M., leg. 3.904. Not., Baltasar Ruiz. Ao 1703, fol. 8. Cf. Apndice
Documental.
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MURCIA
En el precio del trabajo contratado entraban casi siempre los gastos de colocacin del retablo en su lugar, albailes, andamios, sogas,
clavos, etc., que corran a cargo del maestro escultor.
A cargo de la fbrica de la parroquia sola comprarse la madera
necesaria, y si la iglesia era muy pobre se solicitaba la ayuda y colaboracin de los vecinos, que aportaban gratuitamente madera de todas las calidades posibles (50) en concepto de limosna.
Muy difcil se nos plantea el poder fijar una tipologa o realizar
un estudio estilstico de este grupo de retablos, al no haberse llevado
a la prctica algunos de ellos y, los que se llevaron, quedar destruidos
por diferentes circunstancias, segn hemos comentado. Slo podemos
fiarnos por algunas pequeas alusiones a su aspecto formal que aparecen en los contratos, mucho ms extensos y claros al fijar las cuestiones legales y econmicas que las artsticas propiamente dichas. As
pues, de su lectura podemos entresacar que los retablos se crean normalmente en madera y se componan de tres cuerpos, o dos y el remate;
combinaban columnas y pilastras (elementos citados sin especificar su
tipologa: salomnicas, entorchadas, etc.). Se marcaban nichos para albergar esculturas (esculturas que corran por cuenta de otros maestros). Dentellones y valos recorran las cornisas, completando el i-epertorio decorativo guirnaldas, florones, tarjas, escudos y querubines.
Como podemos observar, nada hay en el lenguaje manejado en estos
contratos para designar las partes y motivos decorativos que integraban estos retablos que difiera de la terminologa propia de otros centros escultricos (51 ).
1-0s elementos citados, pues, en los documentos murcianos no se
destacan por su singularidad, sino que eran los que se empleaban generalmente en todos los retablos del momento desde Castilla hasta Navarra o Andaluca; por lo tanto, debemos pensar que su apariencia
formal respondera a los gustos y tendencias que entonces imperaban:
retablos donde la profusa decoracin se mezclaba con los dorados de
(50) En el contrato del retablo de San Bartolom con Mateo Snchez leemos
el siguiente prrafo: .Y asimismo le han de dar y entregar (al escultor) toda la
madera de cualquier calidad que sea, que para dicha obra diesen de limosna los
fieIes devotos y feligreses de su parroquia. Cf. documento citado.
(51) Vid. al respecto el extenso estudio que Consuelo Senz dedica a la terminologa empleada en los retablos andaluces. Aunque el tema de la tipologa
de los retablos barrocos no tiene an el libro definitivo, resultan de inters: HERNANDEZ DIAZ, Papeles para la historia del retablo sevillano; MART~N
GONZALEZ
en
su obra ya citada, Escultura barroca, pg. 67, vol. 1; y tambin sobre tipologa
barroca de retablos, vid., entre otros, GARC~A
GA~NZA,
M? CONCEPCI~N,
Notas para
el estudio de la escultzira barroca navarra, Deusto, julio-diciembre 1975.
240
241
iglesia de San Bartolom, continuando lo que hiciera M. Snchez y siguiendo dibujo de Nicols de Bussy.
Gabriel Prez de Mena (54) era natural de Lorca, ciudad donde sin
duda se formara en los innumerables talleres que all existan y que
trabajaban en obras tan excepcionales como la casa-palacio de los Guevara, cuya portada-retablo est considerada como uno de los mejores
ejemplos del barroco civil espaol. Suponemos que vendra a Murcia
rodeado de cierto prestigio, ya que la catedral lo contrataba en 1690
para que restaure la obra de la cajonera de la sacrista, realizada en el
siglo XVI por Jacobo Florentino y continuada luego por Jernimo Quijano, que haba sufrido deterioros e incluso se haba quemado todo
un panel a consecuencia de un incendio acaecido en 1689 (55). Ya desde
esta fecha va a continuar al servicio de la catedral, especializndose
en la talla en madera (obra de dicha sacrista, tronos para distintas
cofradas e imgenes, etc.). Igualmente trabajar la madera en el espordico encargo que realiza para otra iglesia; en este caso el retablo que
se solicita es para la iglesia de San Andrs en el ao 1703 (56).
Su estancia en Murcia concluy en 1706 de una manera azarosa, ya
que tiene que abandonar estos reinos por orden de la justiciau de
forma precipitada, sin poder concluir la labor iniciada y contratada
en la sacrista de la catedral (57).
Al margen de los maestros y obras anteriormente citados, no podemos cerrar este estudio dedicado a la escultura barroca del siglo XVII
en Murcia sin referirnos a dos grupos de esculturas que existen en nuestros templos y que cronolgicamente estn englobados en estos aos
esculturas que nos han llegado annimamente procedentes de los talleres murcianos, y en segundo lugar a las importadas, sobre todo del
ncleo artstico de Granada, entre las que se hallan algunas piezas firmadas por la mano de Alonso Cano y Pedro de Mena. En efecto, las
esculturas procedentes de diversos focos, especialmente de los andaluces, llegaron a nuestra ciudad, creemos, por encargos privados, constituyendo un grupo pequeo en nmero pero importante por su calidad
(54) Vid. noticias sobre l en el ndice correspondiente (aNoticias sobre artistas murcianos...a, artculo ya citado).
Jacobo
(55) A. C. M., Act. Cap. 1686-1690. Vid. al respecto MMEZPIOL,EMILIO,
Florentino, ob. cit.
(56) A. H. M., leg. 3.904. Not., Baltasar Ruiz. Ao 1703, fol. 8.
(57) A. E.C., Act. Cap. aos 1702-1706, fol. 43 v., 20 abril 1706.
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XVZZ
en Murcia
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haga altarn. No podemos olvidar que por esta fecha se realiza la canonizacin de
San Fernando y en muchas iglesias espaolas se hacen imgenes. Ej., la catedral
de Sevilla: Pedro Roldn hace un San Fernando en 1671.
(62) A.C. M., leg. Actas Capitulares, aos 1670-1675, fol. 268.
(63) A. C.M., leg. Actas Capitulares, aos 1670-75, sig. 22.
(64) A.C.M., leg. Cuentas Fbrica, 1659-1682, sig. 505.
(65) A. C.M., leg. Cuentas aos 1694-1705, sig. 466, ao 1696: Gastos presentados por el fabriquero don Martn de Molina: En 3 de abril pagu 2 pesos
a D. Mateo Ceballos porque se me restituyere la estatuta del Sr. Rey D. Fernando
y por lo que poda haber gastado en ella D. Nicols Villacis en dorar la peana y
aparejon.
(66) A.C.M., leg. Cuentas, aos 1694-1705n, sig. 466, 30 de abril de 1696:
aDigo yo Mateo Ceballos, vecino de esta ciudad de Murcia, que como marido
de D." Luisa Villacis he recibido del Sr. D. Martn de Molina fabriquero de
la Sta. Iglesia de Cartagena 180 R. V. por una estatua del Santo Rey don Fernando
que tena mi Sr. D. Nicols Villacis que Dios haya, empezada a dorar y aparejada,
y la dicha estatua era del Cabildo y se ha entregado a dicho Sr. D. Martn Molina
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APENDICE DOCUMENTAL
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u otro maestro el que por parte de dicha fbrica se nombrase para ver
si est ejecutada conforme arte y perfecta y en conformidad del dicho
dibujo que para ello ha de entregar dicho maestro ...m.
Fdo.: Andrs Martnez.
25 L
disposicin y compostura de dicho retablo sin que por ello se me satisfaga cosa alguna, aunque por la obra de dicho retablo me ha de pagar
dicha fbrica tres mil doscientos reales, moneda de velln, de la usual
y corriente en estos tiempos por ser esta cantidad en la que tengo ajustado dicho retablo con dicho fabriquero, quien me la ha de ir entregando en esta forma, luego de contratacin lo que montaren cuatro
cargas de madera y argaa de por mitad tipia y colaa, y el dicho
Fulgencio Sarabia ha de comprarla a su satisfaccin; quinientos el da
que as diere principio a la fbrica de dlcho retablo y al tiempo que yo,
el otorgante, recibiese dicha cantidad he de asegurar c m fiador a satisfaccin del dicho Don Fulgencio y la porcin restante i los dichos
tres mil y doscientos reales me los ha de ir pagando el susodicho a
razn de ciento y noventa reales por los das fin de mes para por su
intermedio aviar dicha obra y a mis oficiales y no cesar en ella; y
si sucediese que antes de cumplir el ao en que he de ejecutar enteramente la obra de dicho retablo quedase puesto y colocado en su sitio,
deba cumplir en todo en esta obligacin el dicho Don Fulgencio Sarabia, como tal fabriquero o el que le sucediere y me ha de dar incontinenti pronta satisfaccin de la cantidad que restase en el cumplimiento de los dichos tres mil y doscientos reales y a ello poder apremiar por todo rigor a dicha fbrica como as han de pagarme dichas
cantidades a los plazos que se han fijado y si caso fuese que cumplido
dicho ao no hubiese rematado el retablo y puesto en su lugar que la
parte de dicha fbrica pudiera apremiarme en ello y buscar otro maestro que lo acabe a mi costa en conformidad de dicha plai-ita y por lo
que en ello gastare costas y daos, que se me puedan ejecutar y ejecuten slo con esta escritura y el juramento de dicho Don Fulgencio
como tal fabriquero, o aqul que en su derecho sucediere en que desde
luego dej y queda dejado la liquidacin de cantidad y prueba y relevado de otra deuda de derecho. Y para la cobranza de todo se pueda
destacar persona a dicha Ciudad de Guadix y a las dems partes donde
yo tuviese bienes, con quince reales de salario en cada uno de los das
que se ocuparen en dicha cobranza con ms los de ida y vuelta, los
cuales me obligo de pagar como la deuda principal, y se puedan hacer
las mismas diligencias por el ao, beneficio, leyes y pragmticas que
en dicha razn tratan, renuncio para que no me aproveche. Y del efecto
de esta escritura me doy por contento y renuncio a toda excepcin de
dolo y engao non ilumerata por cumplimiento y dems leyes del caso
como en ellas y en cada una se contiene y con firmeza y cumplimiento
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254
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mos a las Leyes de nuestro favor y la que prohbe a la general y derechos de ella en forma y en cuyo testimonio as lo otorgamos ante el
presente escribano, en la Ciudad de Murcia, en dos das del mes de
Enero de mil setecientos y tres aos, siendo testigos Don Luis Sarabia,
Cura de Santa Mara, Catedral de esta Ciudad, Pedro Campoy, Jos Garca Taibilla, vecinos de ella y firmaron los otorgantes de los cuales yo,
el escribano, doy fe y conozco)).
Fdo.: Los interesados y los testigos.
Sibilas
Capilla de Gil Rodnguez de Juntern. Catedral de Nlurcia