3 El Hombre Ante La Realidad
3 El Hombre Ante La Realidad
3 El Hombre Ante La Realidad
FILOSOFA Y SUBJETIVIDAD
LA REFLEXIN SOBRE EL HOMBRE COMO SER NATURAL
LA FILOSOFA ENTRE LA RAZN Y EL SENTIMIENTO
LA FILOSOFA, REFLEXIN SOBRE LA CONCIENCIA Y LA EXISTENCIA
1. Filosofa y subjetividad: el idealismo
Para los tres grandes idealistas, la filosofa tendr como objeto, aunque con
profundas diferencias, las condiciones subjetivas que hacen posibles las relaciones del
hombre con el mundo, tanto terica como prcticamente.
Para Fichte, la filosofa deja de ser investigacin particular sobre cualquier saber
u objeto para convertirse en una ciencia el propio saber, esto es, en una consideracin
sobre el fundamento mismo del saber y sobre las funciones unificadoras subjetivas que
lo hacen posible. De ah que
la esencia de la filosofa consista en esto: reducir a la unidad absoluta todo lo
mltiple (J. G. FICHTE, Doctrina de la ciencia, Aguilar, Madrid 1975, 173).
Tal conviccin es la conclusin de las ideas primeras de Fichte cuando asigna ya a
la filosofa la misin de conocer y llevar a cabo el destino del hombre (El destino del
hombre, Espasa Calpe, Madrid 1976). Por eso la filosofa que se escoge dice Fichte
depende del tipo de hombre que se es (La introduccin a la doctrina de la ciencia,
Alianza, Madrid 1980).
Schelling, por su parte, insistir en que la filosofa debe hacer que el hombre se
sienta perteneciente a la unidad absoluta, de la que l, con todo lo dems, forma parte.
Debido a ello, la misin de la filosofa consistir en descubrir lo objetivo (todo lo
inconsciente, natural, determinado) en el seno mismo de lo subjetivo(lo libre, lo
consciente) y con un movimiento paralelo descubrir lo subjetivo en el seno de lo
objetivo, con el fin de hacer posible la fusin de los dos elementos: subjetivo
consciente y objetivo inconsciente.
La filosofa, por tanto, podra definirse diciendo que ella debe,
o bien hacer de la naturaleza una inteligencia, o bien de la inteligencia una
naturaleza (F.W. SCHELLING, El sistema del idealismo trascendental, Anthropos,
Barcelona 1988, $ 1, 152).
Y la fecunda filosofa de Schelling concluye en que la fusin de los dos elementos
subjetivo (consciente) y objetivo (inconsciente) la realizar precisamente el
artista y no el filsofo. Con lo cual el arte se convierte en el rgano de la filosofa
(Ibd., 410 y ss.), abriendo as paso Schelling a la audaz creatividad del arte romntico.
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Para Hegel, la realidad verdadera no radica en cada cosa concreta y natural, sino
en una idea absoluta que abarque todas las posibles cualidades o modos de realizarse
una cosa. Por ejemplo, el arte no radica en ningn artista determinado o en una poca,
sino que ella viene constituida por todo el arte histrico ya realizado y tambin por
todas las posibles formas artsticas que puedan darse y no se han dado histricamente
todava. Y as sucede en todos los dems rdenes de la realidad y en todos los seres
concretos. Cada uno no es sino una determinacin natural finita de la idea absoluta que
se puede calificar como
un ms all que se busca y como un fin que no se logra (Ciencia de la lgica,
Solar-Hachette, B. Aires 1968, 725).
La idea absoluta no es, por tanto, un concepto abstracto del entendimiento o de la
razn, sino la identidad de la inteligencia con lo inteligible. Esto es, la identificacin
del que conoce, del acto mismo de conocer y de lo conocido. De este modo, la idea es
la fusin de razn y realidad. Debido a ello, lo natural (los seres) representan un
momento finito de la racionalidad infinita. Son slo determinaciones en cuyo
desarrollo dialctico se despliega y va haciendo natural y mundana la idea. El arte, el
Estado, la filosofa, la moralidad, la religin, en fin, todo ser natural, en sus
concreciones histricas, son manifestaciones concretas de las infinitas posibilidades de
su idea correspondiente.
Cada momento real, hecho o ser histrico concreto, supone un hito positivo que es
superado en virtud de su propio impulso bajo la solicitacin ideal de lo que l pudiera
ser y todava no es (negativo), engarzando as un proceso dialctico inacabado en el
que cada momento es superado en el siguiente. Por eso dir Hegel que todo cuanto hay
de grande y divino en la vida, obra es de la idea. Ella, en efecto, es la que hace posible
la superacin y el progreso hacia un ms all que se busca.
Debido a esta concepcin de lo real, la filosofa tendra como objeto aprehender la
idea, en su forma verdadera y universal (Discurso, 22-10-1818, Berln, en Lgica,
Aguilar, Madrid 1971, 13).
Contra las limitaciones que a la razn le haba impuesto Kant, Hegel la somete a la
obligacin de prefigurar reflexivamente el ideal de lo que cada ser pudiera llegar a ser.
Ese es el empeo de la filosofa, ya que
todo lo que no es la idea absoluta es error, turbiedad, opinin, esfuerzo, albedro
y caducidad (Ciencia de la lgica, 725).
La idea en abstracto la llama Hegel idea lgica, y es objeto de su Lgica,. Pero,
como acabamos de decir, la idea se manifestar luego en la concrecin de los seres
(naturaleza), y es objeto de la filosofa de la naturaleza. Y, a su vez, el esfuerzo de
cada ser por superar su propia limitacin (espritu) es el objeto de su filosofa del
espritu. sta culminar en la identificacin de filosofa, arte y religin, ya que las tres
son formas distintas que ponen de manifiesto el mismo contenido, o sea, la realidad de
la idea absoluta.
Como es perceptible, las filosofas idealistas retraen hacia el hombre, a su
conciencia o razn, el origen de todo sentido. De este modo, la realidad queda
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Pasando por alto los atributos de la esencia humana genrica, la religin tradicional
repuso en Dios la infinitud, generando as la alienacin o extraamiento del hombre
respecto a sus propios atributos al situar en otro ser, en Dios, lo que es patrimonio de
la humanidad. Pero, de hecho, todo lo que la religin tradicional atribuye a Dios es
patrimonio de la esencia humana. Por eso decir hombre (humanidad) y Dios es decir lo
mismo:
La conciencia de Dios es la conciencia que tiene el hombre de s mismo, el
conocimiento de Dios es el conocimiento que tiene el hombre de s mismo.
Conoces al hombre por su Dios y, viceversa, por su Dios conoces al hombre;
ambas cosas son idnticas (Ibid., 25).
A partir de tal identificacin, la teologa debe convertirse en antropologa, ya que
los atributos divinos son los de la humanidad, como va exponiendo La esencia del
cristianismo y reitera La esencia de la religin. Y si el misterio de la encarnacin
expresa de forma excelsa el amor y la compasin, la pasin y muerte de Cristo es la
manifestacin de la perfeccin humana en su grado mximo a travs del Dios que
sufre y siente. En fin, el misterio de la Trinidad expresa la comunidad y el amor que el
hombre echa de menos transponiendo en un Dios trinitario sus propios deseos.
2.2. Marx
Acepta la crtica que Feuerbach dirige a la religin como vehculo de alienacin del
hombre, pero rechaza su concepcin genrica y especulativa, para afirmar que la
esencia humana no es independiente de las condiciones en las que el individuo vive.
Ello le aleja tambin de Hegel. Adems, toda la realidad, en contra de Hegel, no es
concrecin de una idea, sino el resultado del desarrollo dialctico de la materia,
entendida como substrato nico y universal dotado de impulso o energa intrnseca que
la hace evolucionar en un sentido prximo al darwiniano (La ideologa alemana,
Grijalbo, Barcelona 1970).
En el seno de la naturaleza, el hombre es un ser natural ms, que se diferencia de
todos los dems porque produce sus medios de vida y, con ellos, indirectamente, su
propia vida. Su esencia queda pendiente de las condiciones en que esta vida
productiva se desarrolle en la naturaleza. Llamado a vivir en la naturaleza, debe vivir
de ella, pero tambin para ella, humanizndola. Hombre y naturaleza, pues, se
solicitan mutuamente. Esto implica el conocimiento y la transformacin de la
naturaleza, que se lleva a cabo a travs de la actividad terico/prctica de la praxis.
Esta es la vocacin esencial y la actividad genuina del hombre, que impide separar
pensamiento y realidad (Manuscritos: economa y filosofa, Alianza, Madrid 1970, 152
y ss.
Por obra de los ms fuertes, el ideal prxico del hombre es pervertido por el trabajo
asalariado, generador de capital que, a su vez, refuerza el poder del capitalista dando
as paso a la sociedad de clases. Con ello se hace efectiva, no slo una situacin de
injusticia econmica insostenible, sino la alienacin de la esencia humana, al quedar
sta supeditada a los intereses capitalistas y a los instrumentos de produccin. La
esencia del hombre depende de este modo, en su libertad y autonoma, de su
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Esta singularizacin del sentido conduce a que cada hombre tiene toda la
responsa-bilidad a partir de s mismo. No hay caminos, normas o razones objetivas;
todo es ya subjetivo: el pensamiento, la libertad, la vida y la eternidad quedan
vinculados a la singularidad (C. AMORS, Sren Kierkegaard o la subjetividad del
caballero, Anthopos, Barcelona 1987).
Subjetivamente, el hombre vive en la contradiccin, ya que, escoja lo que escoja,
nunca lo escogido colmar sus aspiraciones. Ello le encamina hacia la bsqueda de un
absoluto que no se encuentra en este mundo. Su vida es el itinerario que va
recorriendo en pos de l a travs de estadios sucesivos. El primer estadio de este
itinerario es el de la vivencia esttica de lo singular y lo exterior: la figura del seductor
(Don Juan) es su smbolo, ya que para ste el nico valor es la pura seduccin, la
ininterrumpida bqueda que no se detiene en ninguna de sus conquistas. Pero su
permanente buscar lo condena a la insatisfaccin y, con ella, a la desesperacin. Pasa
entonces el existente a la actitud tica: Escoge algo como definitivo, fia una
preferencia y se detiene en un valor. Su smbolo es el marido que ordena su amor
estableciendo la barrera del deber. Pero toda eleccin, por la fuerza de la costumbre,
del deber ticamente surgido y de la reiteracin temporal... conduce a una ms aguda
desesperacin, ya que procede de la decepcin de la conciencia al confrontar la
imperfeccin de lo elegido con la infinitud y la perfeccin deseadas (La alternativa, I,
en Oeuvres Compltes, Ed. de lOrante, Paris 1977).
El existente se eleva entonces hacia el estadio religioso: La decepcin de si y de los
otros le lleva a buscar en la fe lo que no encuentra en la existencia. Pero la fe es
paradjica, contradictoria, palabra contra la naturaleza. Su smbolo es Abrahn, que
crey y esper contra todo entendimiento. La fe, en fin, es angustia y dolor, vivencia
singular, porque al hombre de fe le falta toda referencia humana o histrica. Slo la
eternidad en Dios podr colmar las exigencias de la existencia y hacer comprensible la
fe (El concepto de angustia, Espasa, Madrid 1940).
Kierkegaard representa as la tensin romntica haciendo del hombre un esforzado
de la interioridad que, a la postre, no encuentra en lo finito satisfaccin adecuada. El
hombre se refugia en el humor y la irona, por los cuales no toma nada como
definitivo. La vida, como para Novalis, es tambin para Kierkegaard realidad
dramtica que debe ser afrontada en el riesgo y con el empeo apasionado de todo
nuestro ser. Este subjetivismo va a marcar profundamente a los existencialismos del
siglo XX. Pero no slo a ellos, ya que las filosofas contemporneas han heredado,
como uno de sus ms destacados lugares comunes, la concepcin de la filosofa como
una clarificacin de la vida y de la existencia propias.
3.3. Nietzsche
Reformula en sentido antimetafsico el irracionalismo al que Schopenhauer haba
franqueado el camino. La filosofa debe hacer tomar al hombre conciencia de que los
autnticos valores son los dionisacoso valores vitales, que proceden de la afirmacin
de la vida y su exuberancia como nico valor fundamental. Pero los valores vitales, a
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