Evans Mary - Introduccion Al Pensamiento Feminista Contemporaneo PDF
Evans Mary - Introduccion Al Pensamiento Feminista Contemporaneo PDF
Evans Mary - Introduccion Al Pensamiento Feminista Contemporaneo PDF
In tr o d u c c i n a l
P e n s a m ie n to
F e m in ist a
C ontem porneo
in e r v a
d icio n es
Ttulo original:
Introducing Contemporary Feminist Thought
ISBN : 84-88123-16-7
1997 Mary Evans
Primera edicin en 1997 por Polity Press
en asociacin con Blackwell Publishers Ltd.
1997 de la edicin en espaol:
M i n e r v a E d i c i o n e s , S.L.
Tel.: 577 97 48
C / Doctor Gmez Ul!a, 14 - 28028 Madrid
Traduccin: Rosala Pereda
Fotocomposicin y portada: Cristina Gmez-Reino
impreso en Espaa en los talleres grficos de EURO CO LOR, S.A.
Depsito Legal: M-983-1998
ndice
Reconocimientos
Introduccin
14
45
77
I La representacin
109
>, Hl cuerpo
140
<
> leminismo y universidad
172
/. Mundos diferentes?
198
Referencias bibliogrficas
222
Indice de materias
245
Introduccin
2
Estoy en deuda con Pat Macpherson y Anrie Sellcr por sus co
mentarios sobre este punto.
Captulo 1
l'< 10 las mujeres eran tan esenciales para los varones j< i m . (y viejos) en 1964 como lo han sido siempre, y as
"in " apenas desempeaban papel alguno en los programas
1 ni' micos, constituan, en cambio, un interesante objeto de
11 ii .in en ambientes no acadmicos. A principios de ladnlii di- 1960, las normas que regulaban las relaciones se" il> \ se encontraban en proceso de cambio y mi generacin
i ii i i cu mi marco de ideas en proceso de cambio acerca del
...... ti (amiento sexual. L a pldora estaba disponible por priiiii i .i ve/, de forma generalizada y se discuta ampliamente
i Im illa , de modo que una generacin de estudiantes joven
. cosmopolita pareca creer que las relaciones sexuales, al
i nal que los Beatles haban sido inventadas en 1964. Un
i>i" ina irnico y retorcido de Philip Larkin dedicado a los
ambios que la moralidad experiment en la dcada de 1960
i 1 as relaciones sexuales comenzaron en mil novecientos se na y tres ) 1capt algo de la atmsfera de aquel tiempo. Lo
que no tom en consideracin fue la resistencia de las mujeH". a la construccin masculina de nuevos estndares y la to
tal confusin de la poca a medida que las diferencias interf-'.i neracionales se politizaron de una forma nica en el mun
do de la posguerra. En medio de esta confusin, ocasional
mente se dejaron oir tambin voces antiguas; recuerdo la fa
mosa Agony Aunt * Evelyn Home denunciando vivamente
I.i liberalizacin sexual como definida por los hombres. E n
frentada a una audiencia formada casi exclusivamente por
hombres jvenes, decididos a burlarse de esta resuelta abo
gada de la castidad prematrimonial, Evelyn Home defendi
3 Jeffrey Weeks est entre los que han catalogado y teorizado los
cdigos sexuales en cambio de los aos sesenta. Ver Jeffrey Weeks,
Sex, Politics and Society. Su interpretacin de la revolucin sexual
lia sido contestada por otros escritores -destacando Slieila Jeffreyscomo se sugiere en una posterior discusin en este captulo.
4
La relacin entre las luchas en Francia y en Estados Unidos fue
ron sealadas, por ejemplo, en un nmero especa1de New Left Review
titulado Festival of the Oppressed . New Left Review, N 52, 1968.
6
I.os primeros trabajos de Sheila Rowbotham fueron Hidden from
History y Womens Consciitsness, M an s
World. Los trabajos siguientes
lian incluido estudios de mujeres que no son occidentales y de la rela
cin del feminismo con el socialismo: Women, Resstam e and Revolution, y, con Lynne Segal y Hilary Wainwright, Beyond the Fragments.
7
A Vindication o f the Rights ofWoman de Mary Wollstonecraft fue
publicado en 1792. Trad. esp.: Vindicacin de los derechos de la mu
jer. Madrid: Ctedra, 1994, y E l segundo sexo de Simone de Beauvoir
en 1949.
maba muchas formas,8 L a lectura y revisin de esta literatula cerca de un cuarto de siglo despus de su publicacin to'l,iva revela ia vitalidad del trabajo: pero al mismo tiempo,
l>>que ahora llama ms la atencin de todo ello es su impliacin con el mundo occidental y su estrecho campo, lleno
'lt prejuicios sociales. E l objetivo a atacar ms importante
para muchas de las escritoras (y esto fue cierto en particular
p,na Cireer y M illett) era la cultura de Occidente en todas sus
l<>imas. Otro importante objetivo fue la alta cultura, pero
l,i. feministas fueron igualmente vociferantes en sus ataques
* los aspectos denigrantes de la cultura popular al estilo de
hss Universo, por ejemplo. El trabajo de Kate M illet P o l
tica sexual sobre la misoginia de un grupo de escritores ociduntales era claramente acerca de la falta de adecuacin de
la literatura occidental. De igual modo The Fem ale Eum ich
10
E l mejor ejemplo de estas relaciones es que Po ltica sexual de
Kate Millet fue originalmente una tesis doctoral en la Columbia Uni
versity de Nueva York.
ii
de que busquen la autonealizacin. Dos consignas claqur surgen de esa poca y de esa literatura fueron lo per-
n
ayos de Robin Morgan).11 Ambos eslganes llevaban
im plcita la dea de que las mujeres estaban umversalmente
11
Sisterhood is Powerftd de Robin Morgan fue seguido por SisterIhhhI is G lobal. Trad. esp.: M ujeres del mundo: atlas de la situacin
/rmenina. Barcelona: Hacer, 1993.
11
Este argumento fue originalmente expuesto por Engels en 1884
>ii The O rigin o f the Fam ily, Prvate Property and the State. Trad. esp.:
I I origen de ia fam ilia, la propiedad privada y de! Estado. Madrid:
l ilymin, 1988. Para una discusin sobre la relacin de este trabajo
i on el feminismo, ver Engels Re-Visitated de Sayers, M. Evans y N.
Kcdclift (eds.).
13
Ver, en particular Sheila Jeffreys, Anticlim ax y Mary Daly,
Gyn/Ecology: The Metaethics o f R ad ical Fem 'mism.
1 segundo es el cambio de la modernidad a la posmodernil id. El primero implica un replanteamiento en nuestra per*epcin de algunos trminos como nacionalidad y etnia; to
dava tenemos identidad nacional, pero el significado de esws identidades es cada vez ms negociable (como ha queda
do demostrado despus de 1989) y cada vez ms inestable a
medida que los mercados globales y la economa global unen
11:i ses y culturas con vnculos cada vez ms estrechos. La na111
Norte (como se denomina a los prsperos pases industriaIizados) expolia sin descanso a el Sur de una forma que lia
cambiado poco desde los das del imperialismo del siglo die
cinueve. As, pensar ahora sobre las mujeres en trminos de
raza implica mucho ms que pensar sobre divisiones raciales
dentro de las sociedades; significa pensar en divisiones ra* iales y distinciones lo mismo entre sociedades distintas
como dentro de las fronteras nacionales. Afirmar, por ejem
plo, que las mujeres de color constituyen necesariamente
mi grupo poltico distinto de las mujeres blancas podra ser
ahora contemplado como una simplificacin excesiva. Hay
que reconocer que las diferencias entre, digamos, las mujeres
palestinas y as israeles pueden ser considerables en trmi
nos polticos, pero son limitadas en trminos de diferencia s
14
En una fecha tan temprana como 1977, se empez a hablar sobre
el problema de la categora mujeres . Ver Felicity Edholm, Olivia Harris y Kate Young, Conceptualising Women , pp. 101-30.
sustitu el trmino Estudios sobre la Mujer por el de Esliulios del Gnero . Se ha creado una considerable contro
versia debido a la sugerencia de que los estudios sobre la mu|it , de alguna manera se referan al pasado, cuando las difeirncias de gnero no se reconocan. Ms an, se ha afirmado
que el trmino gnero ms que el de mujeres alerta a la
p.ii a estudiantes y profesores sobre la complejidad de los te
nnis relacionados con el trato entre los sexos. Se seala que
l,r. mujeres no viven ni actan en un mundo sin hombres; por
l inio, lo que es esencial estudiar, contina este argumento, es
l.i
ii
jniUS.
|h Tambin debe decirse aqu que son los Estudios sobre la Mujer
n los Estudios del Gnero los que triunfaron, en trminos tanto de
h iluliid intelectual como de inters.
22
Trabajos esenciales en estos aspectos fueron el de Adrienne Rich
OfW om an Born. Trad, esp.: Nacemos de mujer: la m aternidad como
experiencia e institucin. Madrid: Ctedra,1996; Audr Lorde Sister
Outsider, Hlne Cixous The Laugh of the Medusa pp. 196-206 y
Luce Irigaray When Our Lps Speak Together .
i<>n feminista en Occidente -desde luego, anterior a la Ilusiia ion- que ha sido siempre bien conocida, y las feministas
l' los aos setenta no eran las primeras en resaltar que, dui me siglos, las mujeres haban combatido por su autonoma
por obtener los derechos sociales retringidos a los hombres.
24
La completa discusin del uso del trmino se puede encontrar en
Sylvia Walby, Theorising Patriarchy.
legislacin era la prctica, en los casos de violacin, de iniroducir informacin sobre la vida sexual y la apariencia de
las vctimas. Las mujeres con intensa vida sexual o una for
ma de vestir y un comportamiento que pudiera tacharse de
sugestivo se convertan de vctimas en culpables para los
ahogados de los acusados que razonaban en trminos de los
valores sexuales aceptables,25 El tema era, por lo tanto, no
que la ley o el sistema legal invocaran un extraordinario conjunto de principios en la defensa de los violadores acusados,
ano que exista una forma de pensar sobre el comportamienlo sexual propio de las mujeres que poda ser usado en con11a de ellas. En parte, estas creencias tenan su origen en la
antiqusima distincin (especialmente marcada en Occiden
te) entre vrgenes y prostitutas. La distincin (a veces tam
bin descrita con los trminos de Madonas y Magdalenas o
buenas y malas chicas) se ha utilizado ampliamente (y am
pliamente se ha criticado tambin) en Occidente. En los pri
meros setenta fue, sin embargo, un ingrediente relativamen
te nuevo en las discusiones de ideologas feministas; y como
tal contribuy a fomentar la causa contra el conjunto de ide
as sobre las mujeres conocida como patriarcado .
Pero el problema con el patriarcado como un famoso
artculo sealaba, fue que tenda a oscurecer las diferencias
individuales (entre mujeres y entre diferentes circunstancias)
en lavor de una teora general de las relaciones sexuales, en
25 Ver C'arol Smart, The Ties Tha Bind: Law, M arriage and the Rel>n>dncton o f Patriarch al Reiations.
26 Sheila Rovvbotham, The Trouble with Patriarchy , pp. 364-70.
u uta haba organizaciones de mujeres editoras, mujeres aboi'..iclas, etc.}. Todas estas organizaciones produjeron y absor
bieron obras feministas y formaron as un grupo importante
iIr lectoras y autoras para la discusin en detalle de cuestio
nes feministas que surgira a finales de la dcada de 1970. E l
proceso hacia el compromiso era, generalmente, el siguiente:
\r escriba y publicaba un libro sobre algn tema particular
n hcionado con las mujeres (por ejemplo, la obra de Elizabelli Wilson Women and the W elfare State) y, a continuacin,
> discuta sobre l entre personas especficamente relacion.Klas con dicho tema. Lo relevante 110 era tanto que un gruIm>reducido de figuras prestara reconocimiento a las tesis ge
ni rales, sino que el reconocimiento de cuestiones importanii
; por una generacin de mujeres estimulaba la produccin
T obras de amplia difusin, que, a su vez, daban origen a
nuevos debates.
En la dcada de 1970 tuvo lugar, por tanto, en pases
1 01110 Gran Bretaa, Estados Unidos y Francia, una rpida
Intilileracin de obras escritas por mujeres para mujeres. Se
learon revistas, redes de informacin y asociaciones profelonales, con el objeto de establecer una estructura que sirs u-ra al desarrollo del feminismo y a su penetracin en el
mundo acadmico. Hoy nos damos cuenta de que la veloci
dad con la que s desarroll este proceso fue sorprendente.
1 o que era en 1970 un puado de libros escritos por mujeres,
e habla transformado, hacia 1980, en una biblioteca com
p ila de obras de ensayo y de literatura de ficcin escritas por
. para mujeres. (H ay que reconocer que una parte de este ma
l 1 ial perteneca a un pasado que se reivindicaba: la serie de
I la .icos de Virago es un buen ejemplo de la reorganizacin y
II recategorizacin de la historia a la que el feminismo dio
31
Una introduccin ms accesible al entendimiento del posmodernismo se ofrece en David Harvey, The Condition ofPost Moclernity.
Captulo 2
1
Esta tesis -de que la familia es un lugar de intimidad- fue expli
cado en The Anti-Social Fam ily. de Michle Barrett y Mary McIntosh.
1 listo es as particularmente para el caso de la participacin forla poltica pblica: los debates sobre cuotas para las candidatui i de mujeres en el Partido Laborista britnico sugiere el grado de rei .inicia de los hombres a intentos explcitos de redistribuir el poder
l'iiihlico.
Jane Austen, Persuasin, p. 237. Trad. esp.: Persuasin. Madrid:
m u l <t i
\IT, 1988.
6
Marv Wollstonecraft, citada en Virginia Sapiro, A Vindication o
P o litical Virtue, p. 179.
.h u
minio de lo trivial:
Las mujeres, desprovistas de hecho de todos los privile
gios polticos, y no autorizadas, como mujeres casadas,
excepto en casos criminales, a una existencia civil, han re
tirado naturalmente su atencin del inters de la totalidad
de la comunidad para depositarlo en diminutos fragmentos
de sta, a pesar de que el deber privado de todo miembro
de una sociedad no se cumple perfectamente cuando no
est conectado con el bien general. El importante asunto
de la vida femenina es complacer y, restringida su entrada
en asuntos ms importantes por la opresin poltica y civil,
los sentimientos se convierten en acontecimientos (el n
fasis es mo).7
Esta ltima idea debe haber sido leda por Jane Austen,
porque ningn autor ha captado nunca tan claramente los reiiliados de la reclusin domstica como lo hizo Austen con
la seora Bennet en Orgullo y prejuicio. De hecho, los Bennet ilustran de forma particularmente clara la divisin entre
lo pblico y lo privado que Wollstonecraft atacaba: el seor
Hcnnet, el hroe inteligente y educado de la Ilustracin es, de
hecho, un descuidado y metafricamente ausente padre.
Abandonada a su suerte para ocuparse de las obligaciones
domsticas y el futuro de los hijos, la seora Bennet se con
vierte en una figura tradicionalmente interpretada como ridi
cula y cmica. Incluso podemos preguntarnos retricamente
de qu otra manera podra supuestamente actuar la pobre mu
jer, enfrentada a una perspectiva de penuria para s misma y
14
303-33.
res y los nios tienen que depender del estado por la inexis
tencia de empleo masculino seguro y que, para muchas mu
jeres, la dependencia de las subvenciones pblicas, por mu
chas limitaciones que tenga, es muchsimo mejor que depen
der de un hombre que puede considerar que la manutencin
es equivalente al dominio personal. As, alrededor de este
tema -el cambio de los patrones en la familia y en la vida
econmica- se desarrolla una serie de problemas relaciona
dos con las mujeres y el estado. En primer lugar, la evidente
desaparicin de la condicin totalmente masculina del em
pleo, al cual se confiaba la dependencia econmica femeni
na. En segundo lugar, el creciente rechazo de las mujeres a
aceptar el contrato tcito de familia segn el modelo Beveridge, es decir, que a cambio de la manutencin recibida de
sus maridos las mujeres realizaran los trabajos domsticos
para sus maridos y familias y al mismo tiempo tolerasen en
casa la autoridad patriarcal. En tercer lugar, la naturaleza va
riable del capitalismo en Europa a partir de la segunda gue
rra mundial transform a los productores de bienes en con
sumidores de bienes: para participar en la nueva cultura del
consumo, los individuos (hombres y mujeres) necesitaban
dinero, y el acceso al dinero se hizo ideolgicamente -y ma
terialmente- crucial. Las mujeres, pero particularmente las
madres, se dieron cuenta de que su participacin en esta nue
va cultura estaba bloqueada por una falta de recursos finan
cieros independientes. La ausencia de servicios sustitutivos
para el cuidado de los nios, el bajo nivel de formacin pro
fesional de muchas mujeres y el rechazo de los hombres a re
negociar el contrato domstico crearon un creciente senti
miento de insatisfaccin con la construccin de vida de fa
milia existente.
i .utlo
..... ni. nido. Al mismo tiempo, y desde la dcada de los se........ a .nielante, lo que cambi llamativamente fue la acep11
21
Michel Foucault, The Birth of the Clinic, p. 31. Trad. esp.: E l na
cimiento de la clnica. Madrid: Siglo X X I de Espaa.
24
Linda Gordon, Heroes oftheir Own Lives y Hilary Graham Surviving by Smoking .
26
337.
29
Este asunto de la posible inestabilidad de las caractersticas del
gnero, es discutido por Henrietta Moore en Sex, Gender and Sexual
DifTerence .
36 Lisa Adkins, Gendered Work, Annie Phizacklea, Gender, Racism and Occupational Segregation y Linda McDowell, Gender Dvisions in a Post-Fordist Era .
37 Gayatri Spivak, Otiside in (he Teaching Machine.
1
Ver la versin dada por la misma Beauvoir en el cuarto volumen
de su autobiografa, AII Sal and Done, pp. 479-95. Trad. esp. F in a l de
cuentas. Barcelona: Edhasa, 1984.
2
La epistemologa de Beauvoir es discutida por Sonia Kruks en
Gender and Subjetivity .
3
Simone de Beauvoir, AU Said and Done, p. 494. Trad. esp. Finai
de cuentas. Barcelona: Edhasa, 1984.
11 Ibid., p. 136.
17
Mary Shelley, Frankenstein, p, 145. Trad. esp.: Frankenstein.
Madrid: Anaya, 1982.
is Like lo be a G ifted Woman in an Esp ecially M ale Profession sugiere precisamente la tesis del libro, aunque no puede
transmitir la humillacin y marginacin soportada por Rosalind Franklin en su vida profesional con Crick y Watson. La
obra de Ann Sayre fue publicada en 1975 y otras mujeres
(entre las que destaca Al ice Rossi) ya haban documentado
entonces la virtual ausencia de mujeres en la ciencia.19 Al
mismo tiempo, otra tradicin empez a desarrollarse -repre
sentada completamente por la obra de H ilaiy Rose, Sandra
I larding y Donna Haraway- acerca, 110 slo de la presencia (o
ausencia) literal de las mujeres en la ciencia, sino de la au
sencia de lo femenino y -fundamentalmente- la relacin
entre la ausencia de mujeres/feminidad y los hallazgos y
conclusiones de la ciencia. Dicho ms simplemente, lo que
estas y otras mujeres pensaban, era que las cuestiones que la
ciencia identificaba como importantes eran determinadas por
la construccin del mundo social en el que los hombres ocu
paban el espacio pblico y las mujeres el privado. La tesis de
Rose y las otras autoras es que las estructuras intelectuales
estn afectadas por la divisin social de los gneros; discutir
el conocimiento abstracto es discutir algo que no existe.
Sandra Harding, comentando a Hilary Rose en The Science
Ouestion in Feminism lo expone as:
Hilary Rose... ha desarrollado el argumento de que es en el
pensamiento y las prcticas de las mujeres cientficas...
donde podemos detectar los esbozos de una teora femi
nista diferenciada sobre el conocimiento. Su diferencia ra
dica en la forma en que sus conceptos del conocedor, del
mundo que hay que conocer y del proceso de llegar a co
Ibid., p. 117.
22 Ibid., p. 117.
26
Ver Irene Bruegel, Sex and Race in the Labour Market y Ve
rnica Beechey, Some Notes on Female Wage Labour in Capitfilisl
Production .
30
Ver Jean Rhys, Hiele Sargasso Sea ; trad. esp.: Ancho mar de los
Sargazos. Barcelona: Anagrama, 1990; Elaine Shovvalter, The Female
Malady y Sandra Gilbert y Susan Gubar, The Madwoman in the A llic.
Captulo 4
La representacin
3
Georg Lukcs es ms conocido por su The H istorical Novel y
The Meaning c f Corttemporary Realism.
4
No hay ninguna recopilacin de la literatura crtica de Orvvell;
aparece en los cuatro volmenes de The Collected Essays, Joarnalism
and Letlers of George Onvell.
6
La clase poltica en la novela -y especialmente en la novela in
glesa- est estudiada en Arnold Kettle, An Introduclion lo the English
Novel y Raymond Williams, The Long Revolution.
9
Kenneth Clark, The Nude. Trad. esp.: E l desnudo: un estudio de
la form a ideal. Madrid: Alianza Editorial. 1981.
1() Julia Kristeva, Womens Time .
este desarrollo para las mujeres son, en primer lugar, que tie
nen que negociar con una infraestructura profesional amplia
mente masculina para trabajar en el cine, el teatro o para pu
blicar su obra; y, en segundo lugar y por asociacin, las mu
jeres son, a menudo, los objetos pasivos -los signos - de re
presentacin institucional e ideolgica de un grupo de poder
cultural masculino. La resistencia a esto ha sido feroz y, de
muchas maneras diferentes, las mujeres han contestado la
forma en que eran representadas, nada menos que escribien
do y creando sus propias formas de representacin. La resis
tencia toma as la forma dual de oposicin (a travs de cam
paas contra la pornografa o el sexismo en los anuncios) y a
travs de la creacin de formas de escritura y representacin
especficamente femeninas (si no feministas). La fotografa
de Jo Spence y el trabajo de montaje de M ary K elly (el fa
moso Post Partum Document) son dos ejemplos bien cono
cidos de la determinacin de las mujeres artistas de reclamar
un espacio femenino autnomo en la representacin y sub
vertir lo que ha sido descrito como la mirada masculina .12
E l reconocimiento, por parte de la crtica feminista arts
tica y literaria de principios de los setenta, de la fuerza y pre
dominio de la construccin ideolgica y cultural de las mu
jeres por los hombres, llev a lo que slo puede ser descrito
como un cambio ssmico en la teora cultural y artstica. La
ausencia de escritoras y artistas femeninas no era ninguna
novedad (Virginia W oolf se ocup especficamente del tema
en Una habitacin propia en 1929); el cambio real fue la te
sis de que la poltica de los gneros era absolutamente fun
12
Ver la
discusin
grupo -5
eomprei
contexto de la modernidad. La congruencia de modernidad y
feminismo observada por muchos crticos, era un concepto
organizador esencial de esta perspectiva que iba a dar forma
a muchos estudios, no slo de literatura y de arte sino de la
experiencia de ser y vivir dentro de la modernidad occiden
tal.17 De nuevo, los recursos intelectuales usados para desa
rrollar este punto no eran nicamente feministas: fueron cru
ciales para la literatura de la modernidad los trabajos de Wailer Benjamn y Georg Simmel, que identificaron aspectos
particulares de la vida urbana (por ejemplo, en el caso de
Benjamn la persona del flneur en la ciudad moderna) que
dieron forma a los ltimos relatos feministas de la vida en la
ciudad de escritoras como Elizabeth Wilson y Rachel
Bowlby.18
As, la experiencia de la modernidad fue reconocida en
todo el.mbito feminista de la investigacin crtica. Aun den
tro de los lmites comunes compartidos por el mutuo recono
cimiento de esta experiencia y de que las mujeres son ms
importantes que los hombres para la prctica crtica, la crti
ca literaria fue testigo de fuertes disputas entre las feminis
tas. Estas disputas pueden quedar mejor ilustradas con la re
ferencia a tres trabajos (un libro y dos artculos) que tocan el
tema con ideas que estn dentro de la crtica feminista. En or
den cronolgico, los artculos son Radical Feminism and
As, aunque M oi est muy dispuesta a elogiar a Showalter y las otras por su convincente demostracin de la existen
cia de poltica sexual en la novela (especialmente en la gran
poca del realismo entre 1750 y 1930) mantiene reservas
acerca de lo que ella considera como el rechazo de la crtica
angloamericana a realizar una lectura humanista y liberal de
la novela; es decir, esa lectura que en este mismo captulo he
mos considerado como bsica para la crtica literaria con
vencional, Lo que este planteamiento deja sin tocar es, desde
luego, la poltica de clases sociales en la novela y los ataques
subversivos y, a menudo, transgresores del orden y de la
masculinidad convencional que se encuentran en las obras de
autores tanto masculinos como femeninos.
Es esta diferencia de opinin acerca de los lmites de la
transgresin, tanto en la literatura como en la representacin
en general, lo que ha impulsado de forma notable y ha ca
lentado el debate feminista en las dcadas de 1980 y 1990.
23
Toril Moi, Sexual/Textual Politics, p. 87. Trad. esp.: Teora lite
raria fem inista. Madrid: Ctedra, 1988.
27
Nancy Armstrong, Desire and Domesc Fiction, p. 11. Trad.
esp.: Deseo y ficcin domstica: una historia poltica de la novela.
Madrid: Ctedra, 1991.
28
Elizabeth Cowie, Woman as Sgn . Ver tambin Denise Rilc-y,
Am ! That ame? En el contexto del estudio acadmico de historin,
Joan Scott ha planteado questiones similares sobre los lmites del tr
mino mujeres en la investigacin histrica. Ver Joan Scottf Gend&f
and the Folitics o fHistory.
30
El argumento contra la pornografa ha sido expuesto con gran
fuerza por Andrea Dworkin, Ver Interview with Andrea Dworkin
1991,
33
Ver la recopilacin editada por Linda Nicholson, Feminism/Postmodernism.
Captulo 5
El cuerpo
Hl. CUERPO
El.
CUERPO
11
Alfred Kinsey, William Pomeroy y Clydc Martin, Sexual Behaviour in the Human Male y Michael Schofiel, The Sexual Life ofYonng
Aditls. Ver la discusin en Liz Stanley. Sex Sitrveyed, 1949-1994.
14
Carroll Smith-Rosenberg, The Female World of Love and R i
tual , p. 29.
19
Adrienne Rich, Compulsory Heterosexuality and Lesbian Exis
tence , p. 633.
El CUERPO
011
Sexualily .
Captulo 6
Feminismo y universidad
3
Ver Nahid Yeganeh, Women, Nationalism and Islam in Contemporary Political Discurse in Irn .
10
Noam Chomsky, American Power and the New Mondarias, E.P.
Thompson, Warwick University Ltd y C.W. Mills, Knowledge .
12
Ver Liz Kelly y Ruth Pearson, Womens Studies y Dawn Curriey Hamida Ivazi, Academic Feminism and the Process of De-radicalization .
13
Jalna Hanmer, (ed., con Mary Maynard), IVomen, Violence and
Social Control, Catherinc Mackinnon, Towards a Femmist Theory of
the State y Ann Oakley, The Caplured Womb.
Mundos diferentes?
1
Ver, por ejemplo, la discusin en Susan Faludi, Backlash. Trad.
esp,: Reaccin: la guerra no declarada contra la mujer moderna. Bar
celona: Anagrama, 1993.
Laughed, p. 32.
8
Las conexiones entre gnero y materialismo han sido extensa
mente exploradas desde los aos setenta. Ver. desde diversas perspec
tivas tericas, Annette Kuhn y Ann Marie Wolpe (eds.), Feminista and
Malerialism y ms recientemente Diana Leonard y Lisa Adkins (eds.),
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Indice de materias
Aaron, Jane 29
aborto 28, 60-2, 85, 106
Aborto, Ley del (1967) 60-1
Adkins, Lisa 75
Alexander, Sally 101
Alther, Lisa 98
Althusser, Louis 64
androginia 58, 168, 174
Angeln, Maya 98, 137
antropologa 30, 39, 89, 162,
193
anuncios publicitarios 119, 133,
138
apariencia personal 174-5, 200-4
Armstrong, Nancy 132
arte, mujeres en 109-139
artes visuales
Asad, Talal 39
Auden, W.H. 206, 220
Alisten, Jane 47-9, 105, 107, 120
autobiografa 193
Baker Miller, Jean 161
Bamard College, New York 125,
164-165
Barrett, Midile 45
Beauvoir, Simone de 11, 22, 39,
71, 77-82, 86, 162, 216-17
Estudios del 29
Gibbons, Stella 125
Giddens, Anthony 210-11
Gilbeit, Sandra 105, 126, 131
Gilligan, Carol 106-7
globalizacin 27, 217
Gordon, Linda 65, 104, 156
Graham, Hilary 65
grandes teoras SO
Greenham Common217
Greer, Germaine 22-4, 32-3, 36,
116, 144-6, 148, 152, 167
Grosz, Elizabeth 169, 178
Gubar, Susan 105, 126, 131
Hadley, Janet 60
Hall, Catherine 76, 196, 201
Hall, Stuart 111
Hanmer, Jalna 190
Haraway, Donna 93, 99, 218
Harding, Sandra 93-5, 99, 195
Hardwick, Elizabeth 122
Hartsock, Nancy 219
Harvey, David 41
heterosexual idad 15-6, 113,
129, 143-4
y crtica literaria 134
Occidente moderno y 205
mujeres y 23-4, 42, 144, 147
154, 160-4, 165
Mili Collins, Patricia 104
historia 180
feminista 89-93, 98, 156-58,
207
Hobsbawm, E.J. 210
Hoggart, Richard 111
hombre, como categora 170
ver tambin masculinidad
hombres
deseo sexual 24, 152-3, 199
diferencia entre mundo de
hombres y mujeres 198221
dominio en la universidad
38-9, 80-1, 92. 94, 96,
100, 178-85
y poder social 45-76, 219
Home, Evelyn 15-6
liomofobia 112, 208
homosexualidad 111, 143, 153,
160
ver tambin gay; lesbianismo
Horney, Karen 83
humanidades 39,41, 172
Humm, Maggie 33, 137
Humphries, Jane 50
identidad
gnero 113, 168-9, 170
poltica de 210
ver tambin sexual identidad;
mujeres, identidad
Iglesia Catlica 60-61
igualdad 221
Ilustracin 20, 33, 47, 69, 91,
94-5
imperialismo 75, 105, 136
individualismo 207, 215
Irn 61, 176
Irigaray, Luce 32, 81-2, 84-5,
87, 89, 96, 108, 169
Islam 61, 176
Jagger, Alison 107-8
Jardine, Alice 130
Jeffreys, Sheila 26, 32, 42, 143,
163-4
Johnston, Jill 24
Jong Erica 24, 98, 114, 152
Jordanova, Ludmilla 95
Kaluzynska, Eva 38
Kaplan, Cora 124-6
Kelly, Mary 119
Kennedy, Jacqueline 200-2, 204
Khrushchev, seora 200-2
Nietzsche, F. 178
Norte/Sur, relaciones 27, 75,
203, 208, 217
nuevos hombres 211
Nussbawm, Martha7-8
Oalcley, Aun 30, 73, 101, 166,
190
objetividad 9, 96-7, 113, 182,
192-3, 196
organismos internacionales 28organizaciones de mujeres 37,
180
ORourke, Rebecca 109, 125
Orweli, George 112-3
Oxford, universidad 181
pacifismo 79
Paglia, Camille 207
Pahl, Jan 148
Pateman, Carole 12
patriarcado 33-4, 56, 65, 102
paz, movimiento 200
percepciones de gnero modernas/conservadoras/diferencia sexual 174-8
personal/poltico 17,25
Philips, Anne 31
Phinchbeck, Ivy 98
planificacin familiar 28
ver tambin coiitracepcin
Plath, Sylvia 138, 206
pluralismo 81, 111, 188
poder 36
universidad y 9-13, 39-40,
173, 177, 191
heterosexual 42
estado y familia 45-76
poltica
feminismo y 12, 77-8, 99
occidental en los sesenta 1719
y universidad 181-91
Temkin, Jennifer 66
Teora equvoca 170
teora social 11
Thatcherismo 191
Thompson E.P. 182, 83
tiempo, de las mujeres 117
Tilly, Louise 101
Tolstoy, Len 129
trabajo 31,41, 59-1, 53-60, 71,
75,
169-70
trabajo domstico 30-1, 38, 101
unisex 174-75
universalismo
universidad
autoridad/poder 14-18, 39,
173
dominacin masculina 38-9,
79-80, 92-100, 179-185
feminidad y 214
feminismo y 14, 18-9, 29,
36-7, 40, 44, 83, 99, 103,
151-62, 172-97, 209
protesta estudiantil (1968)
18-9
Victorianos cdigos sexuales,
154-59
vida urbana 123
Vietnam 17, 79
violacin 35, 60, 62, 65, 121,
134, 154, 163, 199
Virago Modern Classics 37, 114^ 15
vrgenes/prostitutas 34, 54, 60
voto, derecho de 21. 46, 52, 70
Walby, Sylvia 29, 34
Walker, Al ce 98, 137
Weeks, Jeffrey 16, 143-44
Williamson, Judith 138
Willmott, Peter 39
Wilson, Elizabetli 37, 53, 71.
123,
125, 164, 174-5
Wise, Sue 191-93
Wittig, Monique 81-2, 84-5. 87,
218
Wolfe, Tom 206
Wollstonecraft, Mary 22, 33, 489,71,76,91
Woolf, Janet 118, 120
Woolf, Virginia 79, 112, 119-20,
129, 131, 141
Young, Michael 39
Yugoslavia, antigua 200