Libro El Giro Ontologico
Libro El Giro Ontologico
Libro El Giro Ontologico
Tabla de contenidos
PRESENTACIN
............................................................................................................ 09
Realismo Trascendental
Maurizio Ferraris ........................................................................................................... 13
La propuesta de un realismo analgico-icnico
Mauricio Beuchot.............................................................................................................. 43
Realismo en accin
Francisco Arenas-Dolz .................................................................................................... 55
Por qu el realismo contemporneo no es slo otro ismo
Sarah De Sanctis ............................................................................................................ 83
Qu cosa es la ontologa?
Jos Luis Jerez ................................................................................................................. 95
Lo real y su comprensin. Los signicados de un sentido coherente
Luis Eduardo Primero Rivas ........................................................................................ 117
Hermenutica analgica y nuevo realismo. Contrapuntos para un dilogo I
Stefano Santasilia .......................................................................................................... 139
Fundamentacin hermenutica del anlisis cultural
Jorge Enrique Gonzlez ................................................................................................ 153
Presentacin
Cut the pie any way you like,
'meanings' just ain't in the head!
H. Putnam
Este libro, como tantos otros, es un emergente del estado de situacin, ms o menos denible, por el que atraviesa la losofa en la
actualidad, aunque tambin as, la cultura en su generalidad. Este
Zeitgeist (espritu de la poca) se identica, ante todo, por cargar en su
ncleo un giro hacia el realismo y la ontologa; y no slo hacia una
ontologa fundamental, de impronta hermenutica, como quera
Heidegger, sino a una ontologa orientada a los objetos, la cual ha
quedado relegada al mbito de la ciencia o y esto desde la losofa,
a la esfera de la inautenticidad de nuestra existencia.
De alguna manera bastante explcita, y por cierto, analgica
tal como el lsofo Mauricio Beuchot nos presenta el concepto de
analoga este giro viene a sostener que hay tanto contenido e informacin estimular en los hechos como en las interpretaciones, y que la
extensin es condicionante causal de la intensin, y no viceversa. Tal
como lo dice Putnam, en contra de las teoras internistas, la intensin
no determina a la extensin. De aqu que resulte tan importante
retomar estudios sobre los objetos, tal como lo ofrece el Nuevo Realis1
2
mo de Maurizio Ferraris; el Realismo Analgico elaborado por Beuchot
3
y por m, o el Realismo especulativo de Graham Harman. Lo mismo vale
1
XI
Realismo Trascendental1
Maurizio Ferraris
University of Turin
LabOnt (Laboratory for Ontology)
Agradezco la valiosos comentarios de Jacopo Domenicucci; Vincenzo Santarcangelo y Enrico Terrone, y como siempre, a Sarah de Sanctis prueba viviente del
hecho de que el mejor lector es el traductor, y que, aunque slo sea por esto, es
necesario encontrar al mejor traductor.
2
Al respecto, M. Ferraris, Documentality, New York: Fordham University Press, 2009.
O, M. Ferraris, Manifesto of New Realism, Suny University Press, New York, 2012. O,
M. Ferraris, Introduction to new realism, London: Bloomsbury, 2014
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IDEALISMO TRASCENDENTAL
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inexplicable el pasaje de un mundo mental a otro. De hecho, el mundo del correlacionismo es una mnada: un sujeto que se representa
un objeto a su propio interior: tratamos con el mundo representado
por Kant en la refutacin del idealismo, prueba del hecho de que
incluso la perspectiva kantiana, a pesar de sus intenciones realistas, es
una variante del idealismo trascendental.
Una mirada ms cercana, por lo tanto (y voy a desarrollar este
punto por extenso en la tercera parte de este artculo), ms que en la
preexistencia, el correlacionismo encuentra su obstculo fundamental en la interobservacin,6 y sobre todo en la interaccin:7 en
donde varios sujetos concuerdan o se comprometen en observar un
mismo objeto; en donde los seres humanos y otros seres vivientes
interactan en un mismo espacio. Al querer explicar esta circunstancia desde el correlacionismo, se hara mediante una armona preestablecida. Como veremos, este es mi argumento principal en favor del
realismo trascendental. Por el momento, no intento realizar este aspecto en sus implicaciones positivas, sino que me limito a ilustrar las
consecuencias negativas para el correlacionista. Visto que este ltimo
no puede pensar que la interaccin est garantizada por propiedades
de los objetos, y otros actores humanos u otros seres animales que
son independientes de la correlacin, deben sostener que la garanta
viene por los sujetos, de hecho, desde el sujeto.
En este sentido, el desarrollo lgico del correlacionismo es el
constructivismo. Con esto intento decir que el correlacionismo no se
limita a sostener que los objetos son conocidos slo en correlacin
con los sujetos, sino que los objetos son, de alguna manera, construidos por estos. Si, de hecho, la correlacin no es constitutiva de los
objetos, entonces la tesis de fondo del correlacionismo se limita a una
tautologa: cuando veo la pantalla de esta computadora, estoy viendo
la pantalla de esta computadora (dependencia epistemolgica). Si la
tesis correlacionista quiere decir algo signicativo, entonces debe
apuntar a transformarse en una tesis constructivista, por la cual, al ver
esta pantalla, hago depender su existencia de mi (dependencia ontolgica).
6
7
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Constructivismo
La tesis fundamental del constructivismo es:
(3) La condicin necesaria (no suciente) de la existencia de X es su
construccin por parte de un sujeto.
Decir que el mundo exterior est construido por el sujeto signica
sostener que hay una relacin de dependencia con respecto al sujeto
(o, ms problemticamente, respecto a los agregados del sujeto). Si el
correlacionismo se vio obligado a transformar la correlacin en
dependencia, el problema del constructivismo es el de aclarar en qu
consiste esta dependencia, y qu tan fuerte es. Desde este punto de
vista, existen esencialmente tres tipos de dependencia, de la ms
fuerte a la ms dbil, o nula: la dependencia causal, la dependencia
conceptual, la dependencia representacional.
Dependencia causal
La dependencia causal es la dependencia ontolgica por la cual:
(4) La condicin suciente de la existencia de X es su causacin de
parte de un sujeto
El nico lsofo que, segn mi conocimiento, haba sostenido la
dependencia causal, es el italiano Giovanni Gentile que, a diferencia
del idealismo de Berkeley, o sus reelaboraciones contemporneas,8 no
pretende que la causa de las representaciones sea Dios, sino el sujeto
cognoscente. Su argumento consiste en armar que,9 desde el momento en que la realidad es pensable slo con el pensamiento, concebir la realidad signica, primero, concebir el pensamiento, y que por
tanto, es absurdo el concepto de realidad material. Lo cual es un
absurdo, porque asume que es real slo lo que est efectivamente pre8
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Idealismo trascendental
El culturalismo no tiene un compromiso ontolgico claro, pero se
comporta como si este compromiso ontolgico (de tipo implcitamente antirrealista) fuese evidente. Esta estrategia se maniesta
normalmente en la armacin que dice que el problema del realismo
o del antirrealismo ha sido superado, o que se trata de una tercera
posicin a la del realismo y el antirrealismo,14 que de hecho es la estrategia ms comn en los debates sobre el nuevo realismo. Aunque el
compromiso ontolgico explcito es dbil, el compromiso ontolgico implcito es muy fuerte, y consiste en la tesis (que reproduce
integralmente el correlacionismo, evitando sin embargo como
hemos visto aclarar la naturaleza de la dependencia):
(8) No hay sujeto y objeto; es la conjuncin de sujeto y objeto.
O, en otros trminos:
(9) No hay ontologa y epistemologa; es la conjuncin de ontologa
y epistemologa.
Lejos de ser ontolgicamente modesta, esta tesis es extremadamente
ambiciosa (y no menos desaante, en ltima instancia, que la sostenida por la dependencia causal). A continuacin se describe el proceso cognitivo, aquello por lo cual un sujeto conoce un objeto (epistemologa), como aquello que es conocido (ontologa), y que, en retrospectiva, hace a la distincin entre conocimiento del mundo externo e
introspeccin. No se tiene en cuenta que entre el ser y el saber hay una
asimetra esencial, que es constitutiva tanto del ser como del saber. De
hecho, sino hubiesen regiones enteras del ser (todos los objetos natu-
14
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rales y todos los objetos ideales) no habra posibilidad de conocimiento, pues siempre saber es saber de algo, .
Sobre todo, desde el punto de vista ontolgico, (8) y (9)
plantean una dicultad crucial, porque la nica manera coherente de
defender la tesis de la correlacin entre conocedor y conocido como
la nica forma de existencia (esse est concipi, de hecho), es abrazando un
idealismo que ve algo en la materia que no existe antes del espritu, ya
que es evidente que la relacin tiene lugar en la mente, y no en el
mundo. La diferencia del idealismo del siglo XIX y aquel del siglo XX,
es mucho menor de cuanto lo considera Rorty, con la dicultad
adicional que el idealista del siglo XX se ve obligado a abrazar contemporneamente un credo naturalista (en la vida, por ejemplo,
cuando decide ir al mdico y no al chamn) y un credo idealista
(cuando escribe). Sosteniendo que el espritu (y su versin secularizada como epistemologa) es la condicin de posibilidad de la ontologa, el idealismo representacional se presenta, en efecto, como un
idealismo trascendental.
Realismo trascendental
Contrariamente al idealismo, la posicin que llamo realismo
trascendental es sensible a la diferencia entre la observacin y la
introspeccin. Por lo tanto, arma que el observador observa algo
que es observado diferente e independiente del observador. La tesis
es realista en cuanto presupone una realidad diversa del conocimiento, una realidad que no depende del sujeto, en cualquiera de los
modos ilustrados anteriormente: el conocimiento no limita lo que es.
Y, es trascendental, porque es esta realidad distinta del conocimiento,
la condicin de posibilidad (ontolgica y semntica) del conocimiento: si el conocimiento no se reriese a algo diferente del conocedor, si
la epistemologa no se reriese a una ontologa diversa respecto de s
mismo, entonces, la palabra sujeto, objeto, ontologa y epistemologa no podran tener sentido, o a lo mejor seran sinnimos
inexplicables. Para el realismo trascendental la nieve es blanca, s y
slo s, la nieve es blanca, independiente de la proposicin de la
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Percepcin y pensamiento
La cuarta diferencia que nos posibilita la inenmendabilidad es aquella
entre percepcin y pensamiento. El hecho de que, por ejemplo, el
pensamiento es incapaz de modicar las ilusiones perceptivas signica que el saber no puede intervenir en el plano del ser, y que por lo
tanto, este es independiente del primero. La inenmendabilidad, es por
lo tanto, un contenido no conceptual. Y, en consideracin de esta
circunstancia es que he conferido un peculiar valor ontolgico que he
recuperado del valor de la esttica como teora de la sensibilidad.18
Esto no signica, en modo alguno, que la realidad coincida
con la experiencia sensible, ni que la inenmendabilidad se reduzca a la
percepcin. Signica simplemente que la inenmendabilidad deconstruye la pretensin de una accin ontolgicamente constitutiva de los
esquemas conceptuales.19 En el caso de la percepcin slo contamos
con un rea de particular evidencia, porque experimentamos a veces
una antinomia esttica respecto de los esquemas conceptuales. Aqu,
el argumento de fondo, no consiste en absoluto en sostener que el
bastn inmerso en el agua est realmente quebrado, porque aparece
quebrado, sino en hacer notar que, aunque no sabemos que el bastn
inmerso no est quebrado, no podramos dejar de verlo quebrado.
Mundo externo y mundo interno
La quinta diferencia que desciende del realismo negativo es aquella
entre el mundo exterior y el mundo interno. En la perspectiva que
deendo, el realismo est indisolublemente unido a la existencia del
mundo externo;20 probablemente en ausencia de mundo externo, la
propia nocin de realidad sera inconcebible. Por supuesto, pensar
que hay un mundo externo plantea serios problemas en cuanto a la
posibilidad de conocerlo. Pero incluso los problemas ms graves
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REALISMO POSITIVO
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La hiptesis ontolgica que est en la base del realismo positivo consiste en sostener que el ser no es cualquier cosa construida por el pensamiento, como lo demuestra la inenmendabilidad que est a la base
del realismo negativo, pero que tiene una positividad que se maniesta principalmente en la variedad, o sea, en la excedencia de la ontologa respecto de la epistemologa. El principio fundamental del realismo positivo suena, por tanto, del siguiente modo:
(14) There are more things in heaven and earth, Horatio, Than are
dreamt of in your philosophy.
Emergentismo
En el realismo positivo se trata de lograr una reversin con respecto a
la revolucin copernicana. A la pregunta: cmo deben estar constituidos los objetos para ser conocidos por nosotros?, no se responde
sosteniendo que el conocimiento es posible a un sistema de esquemas
conceptuales y a un aparato perceptivo que media en nuestra relacin
con el mundo, sino por las caractersticas autnomas de los objetos y
de los agentes presentes en el mundo. Esta circunstancia viene a congurar un emergentismo, que encuentra en la ontologa la condicin
de posibilidad de la epistemologa.
Desde el correspondentismo (en la forma hiperblica del realismo
metafsico) se supone un reejo pleno de dos entidades distintas. 1:1.
ontologa y epistemologa.
(15) Epistemologa fg Ontologa
Visto del construccionismo, al hallar inexplicable la relacin entre
dos entidades heterogneas, sugiere ms bien un papel constitutivo
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De acuerdo con H. Rickert, Die Methode der Philosophie und das Unmittelbare, 1924.
Analizado en profundidad en M. Ferraris, Die Seele - ein iPad? Basel: Schwabe, 2011.
31
A raz de Jakob von Uexkll, Theoretical Biology (New York: Harcourt, Brace & Co.,
1926.
32
Como lo sostiene J. Benoist, Reality, Meta: 2014, pp. 21-27.
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cin y como signicado. El horizonte de base del realismo trascendental est representado por el ambiente, que se puede denir como
sigue:
(19) El ambiente es la totalidad de las interacciones posibles.
Debemos pensar al ambiente como un anlogo del espacio lgico
del Tractatus, as como la interaccin es un anlogo ontolgico de la
forma lgica del objeto como pura posibilidad de combinacin
con los dems objetos. En el ambiente se dan, de hecho, las interacciones entre sujetos, otros seres vivientes y los objetos objetos
que tienen primaca por sobre los sujetos.33 La eleccin del trmino
ambiente (en lugar de mundo o universo) se reere al hecho de
que como he estado justamente sealando, el espacio ms apropiado para una ontologa es el ecolgico.34
Sentido
Aclaremos este punto. El sentido es una modalidad de organizacin
por la cual una cosa se presenta de algn modo. No estamos para dar
sentido al ambiente, sino ms bien:
(20) el sentido es en el ambiente y emerge gracias a la iteraccin.
Siguiendo a Putnam, deno esta circunstancia externalismo del
signicado. El ambiente es un conjunto grandsimo de competencias sin comprensin,35 de ontologa sin epistemologa, de acciones
sin representaciones. Pero es precisamente en este ambiente que se da
33
Harman, 2011.
B. Smith, Objects and Their Environments: From Aristotle to Ecological
Ontology, en Andrew Frank, Jonathan Raper y Jean-Paul Cheylan (eds.), The Life
and Motion of Socio-Economic Units, London: Taylor and Francis, 2001, 7997.
35
D. C. Dennett, Darwin's 'strange inversion of reasoning', en Proceedings of the
National Academy of Sciences of the United States of America, Vol. 106 Suppl. 1 (16 June
2009), pp. 10061-10065.
34
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Intencionalidad
En este cuadro la nocin de norma, contrariamente a la visin kantiana, en donde se transforma cada sujeto moral en legislador, aqu
esta es recibida desde el exterior, como algo dado y no construido. La
expresin construccin social aparece problemtica para muchos
aspectos de la realidad social, donde (como he recordado ms arriba)
mejor sera hablar de socialmente dependiente. Es un hecho plausible que, por ejemplo, relaciones de poder en un grupo social, se
derivan de relaciones de dominacin en la vida de los animales antes
de la hominizacin. Pero, si las cosas estn en estos trminos, la
expresin la normatividad es socialmente construida no es menos
inverosmil que la expresin el macho Alpha es socialmente construido. En este punto no se puede ya decir que la normatividad es
socialmente dependiente (en ausencia de una sociedad es difcil dar
sentido al concepto de normatividad), pero esto no autoriza a ver
en la normatividad el fruto de una intencionalidad colectiva. Por lo
tanto:
(21) La intencionalidad es un resultado de la documentalidad.
Buena parte de la realidad social tiene orgenes inaccesibles para
cualquier tipo de reconstruccin. No podemos, simplemente, asumir
que en la ruta logentica que nos lleva de la vida animal a la vida
social, ha habido momentos, probablemente con una gradualidad
que llev millones de aos de los cuales nada sabemos (y que
obviamente, an no ha concluido) implementando progresivamente
el paso de la naturaleza a la cultura. Pero todo aquello que se sabe de la
humanidad se presenta (obviamente, visto que el concepto de
humanidad al estado de la naturaleza es contradictoria) como con las
normas sociales que ejercen una funcin de reglamentacin con respecto a la intencionalidad colectiva, que por tanto de acuerdo con el
tesis que deendo no puede ser visto como la fuente de normatividad, sino como un efecto.38
38
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Iteraccin
Concluyo con una tesis conjunta del espritu y la tcnica39 que constituye el ncleo especulativo del realismo trascendental:
(22) La iteraccin es la condicin de posibilidad del espritu y de la
tcnica.
No se trata de ver en el espritu algo voltil y separado de la materia,
sino ms bien el resultado de la inscripcin y el registro, dentro y fuera
de nosotros, o sea, de algo en donde la materia y la forma son
inseparables. Al origen, tanto del espritu como de la tcnica (y del
espritu como tcnica), nos encontramos con el registro, como
posibilidad de iterar, que est en la base del pensamiento (que est en
la memoria como su recurso primero y fundamental) cuanto de la
sociedad. Sin registros, inscripciones y documentos no se podra dar
el mundo social. La conjuncin de tcnica, mente y sociedad, nos
lleva hacia la espiritualidad que (en forma diametralmente opuesta al
constructivismo, que debe postular necesariamente un espiritualismo) es el resultado del mecanismo de iteraccin y registracin que he
situado en el centro del realismo trascendental. De acuerdo con
Leibniz, somos autmatas espirituales pero libres, es decir, autmatas
tan complicados que no saben de su ser autmata.
Obviamente, todo esto es fruto de la contingencia. Disponiendo de un largo tiempo que nos separa del Big Bang y de un
material grande como el universo, se puede llegar a todo, incluidos los
nmeros de la conciencia y transnitos, al igual que la Biblioteca de
Babel imaginada por Borges que contiene todo, incluyendo el da y el
momento de nuestra muerte. Exceptuando esta informacin, no se
sabe cuanto evolutivamente til, est enterrado entre miles de millones de horas y das probables e improbables, y millones de miles de
millones de volmenes sin ningn sentido.
39
Extensamente articulado en M. Ferraris, Die Seele - ein iPad, ed. cit., 2011.
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Planteamiento
El realismo en la epistemologa se ha puesto recientemente como
algo que es urgente recuperar o reconstruir. Demasiado hemos vivido entre relativismos extremos propios de los lsofos posmodernos, despus del rgimen de un realismo demasiado rgido y fuerte,
que fue el propio del giro positivista lgico de la losofa analtica. No
se trata de volver a ese realismo tan fuerte, ya que en la misma corriente analtica se da un giro pragmtico o pragmatista, que trae un realismo ms sutil. La misma pragmtica embona con la hermenutica, por
lo que se ha visto que puede haber una interpretacin realista, que es
la que ms necesitamos, para recuperar la verdad del texto. Requerimos una hermenutica realista, y para ello hay que recuperar un realismo que le sea conveniente.
As, pues, la hermenutica est, ahora ms que nunca, necesitada de un cierto realismo y de una verdad rme. Yo mismo me he
afanado en rescatar algn realismo para la hermenutica, lo cual me
ha trado objeciones y debates, singularmente con G. Vattimo. No
por esas diferencias hemos dejado de ser amigos. Pero recientemente
ha habido un conato muy fuerte por recuperar el realismo para la
MAURICIO BEUCHOT
hermenutica, y ha sido el de Maurizio Ferraris. De hecho, se conjunta con el esfuerzo de Jean Grondin por recuperar la ontologa y la
metafsica para la hermenutica. Estos dos amigos mos me han
orientado hacia la ontologa y el realismo, que creo sustentables. Una
ontologa no tan dbil como la de Vattimo, y un realismo no tan fuerte
como el de algunos analticos. Por eso lo he llamado realismo
analgico-icnico.
La hermenutica y el realismo
La hermenutica se ha debatido entre el realismo y el antirrealismo,
entre la verdad como correspondencia (aristotlica) y la verdad como
aletheia (heideggeriana), es decir, como des-encubrimiento de algo
futuro, e incluso con la verdad como consenso (habermasiana).1 Pero
es necesario asegurar a la hermenutica cierta verdad como correspondencia, para que las interpretaciones se midan por su grado de
adecuacin a lo que dice el texto. De otra manera no habr criterios ni
principios para decidir cundo una lectura es vlida ni cundo se
aparta demasiado del signicado textual. Esa ambigedad es la que
procuran los relativistas extremos, a los que denomino equivocistas.
Es cierto que hay que evitar el univocismo en la losofa, pero ahora
el frente comn es contra el equivocismo de los que sostienen que no
hay manera de diferenciar lo verdadero de lo falso. Es decir, la hermenutica necesita un realismo epistemolgico.
El realismo consiste, en lneas generales, en la aceptacin de
que hay una realidad independiente de nuestro pensamiento.2 Ms
bien nuestro pensamiento debe obedecer a la realidad, plegarse a ella,
si desea tener la verdad. Por eso el realismo est asociado a una teora
de la verdad como correspondencia o adecuacin. Estas nociones
escandalizan a muchos lsofos y hermeneutas, pues consideran que
el idealismo se ha sobrepuesto al realismo, y que las crticas escpticas
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13
Ch. S. Peirce, La ciencia de la semitica, Buenos Aires: Nueva Visin, 1974, p. 24.
M. Beuchot, Acerca del dictum de Nietzsche: 'No hay hechos, slo
interpretaciones'. Hacia un perspectivismo analogizante, en Sapere aude! (UAZ,
Zacatecas), n. 1 (2006), pp. 5-21.
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J. Derrida y M. Ferraris, El gusto del secreto, Buenos Aires: Amorrortu, 2009, pp.
135-136; M. Ferraris, Jackie Derrida. Retrato de memoria, Bogot: Siglo del Hombre
editores, 2007, pp. 46-48.
19
M. Beuchot, Breves consideraciones sobre el problema pensamiento-lenguaje
en D. Davidson, en E. Villanueva (comp.), Quinto Simposio Internacional de Filosofa,
Mxico: UNAM, 1992, vol. I, pp. 73-75.
20
N. Rescher, La lucha de los sistemas, Mxico: UNAM, 1995, pp. 245-246.
21
H. Putnam, La trenza de tres cabos. La mente, el cuerpo y el mundo, Madrid: Siglo XXI de
Espaa Editores, pp. 53 ss.
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Realismo en accin
1
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Universitat de Valncia
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M. Ferraris, Manifesto del nuovo realismo, Bari: Laterza, 2012; M. Ferraris, A new
realist approach to hermeneutics, Phainomena, 21, 2012, 67-84. Para una airada
respuesta, vase G. Vattimo, Realism in two pieces, Phainomena 21, 2012, 85-90.
3
M. Beuchot, Antropologa losca. Hacia un personalismo analgico-icnico, Madrid:
Fundacin Emmanuel Mounier, 2004, p. 53.
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Perspectivas constructivistas
El constructivismo o construccionismo entiende que el conocimiento es un proceso de construccin genuina del sujeto y no un despliegue de conocimientos innatos ni una copia de conocimientos existen4
tes en el mundo externo. Dentro del constructivismo podemos distinguir varias tendencias, desde aquellas que sitan la construccin
del conocimiento en el sujeto individual, despreciando el componente socio-contextual de esa construccin, hasta otras que consideran el
conocimiento social como la nica fuente vlida de conocimiento,
con la consideracin del sujeto colectivo como el elemento nuclear,
negando, de esta manera, al sujeto individual, pasando por posiciones
que postulan una dialctica entre el sujeto y el contexto, entre lo individual y lo social. As, se han distinguido las siguientes modalidades
de constructivismo: radical, cognitivo, socio-cultural y social.
Para el constructivismo radical el elemento social es irrelevante en la
construccin del conocimiento, siendo nica y exclusivamente un
proceso individual. Esta forma de constructivismo tiene sus orgenes
en el verum ipsum cogito de Descartes y en el posterior verum ipsum factum
de Giambattista Vico, que pone de relieve lo que es verdad y lo que es
real dentro de la esfera de la praxis humana. Para Vico la verdad
emerge simultneamente con y en el interior del mundo hecho por el
hombre, y est as siempre sujeto a los cambios socioculturales y
sociopolticos correspondientes a la competencia y al conicto entre
5
varios grupos de la sociedad: lo verdadero es lo mismo que lo hecho.
El constructivismo radical se basa en la presuncin de que el
conocimiento est en la mente de las personas y el sujeto cognoscente
no tiene otra alternativa que construir lo que conoce sobre la base de
su propia experiencia. Todos los tipos de experiencia son esencialmente subjetivos y, aunque se puedan encontrar razones para creer
4
En muchos casos construccionismo se emplea con el sentido trivial de construido socialmente y slo quiere decir social, histrico, o producto de la accin humana.
5
G. B. Vico, Obras. Oraciones inaugurales. La antiqusima sabidura de los italianos,
Barcelona: Anthropos, 2002.
57
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E. von Glasersfeld, Radical constructivism: A way of knowing and learning, Londres: The
Falmer Press, 1995.
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S Fish, The trouble with principle, Cambridge, MA: Harvard University Press, 2001.
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intencin explcita de servir originariamente como indicios de signicados subjetivos. Los signos pueden ser gestos, objetos, etc., pero
hay signos, como las palabras, que son los ms importantes, las cuales
se podrn separar del aqu y ahora inmediato de los estados subjetivos
en tanto puedan convertirse en sistemas de signos objetivamente
accesibles. El lenguaje se origina en la situacin cara a cara, pero
puede separarse de ella fcilmente, como cuando grito en la oscuridad o hablo por telfono.
El lenguaje puede hacer presentes muchas experiencias y
signicados en un aqu y ahora, puede actualizarse todo un mundo
con l, tanto espacial como temporalmente. Tambin es capaz de
trascender por completo la realidad de la vida cotidiana, como por
ejemplo interpretar un sueo integrndolo lingsticamente dentro
del orden de la vida cotidiana. El lenguaje construye, en general,
enormes sistemas de representacin simblica, como por ejemplo el
arte, la ciencia, la religin y la losofa. Un smbolo es un tema
signicativo capaz de cruzar de una esfera de realidad a otra.
El lenguaje constituye campos semnticos o zonas de signicado
lingsticamente circunscritos, acoplndose a ello la gramtica, la
sintaxis y el vocabulario. Aunque el lenguaje puede referirse a otras
realidades, se arraiga en la realidad del sentido comn de la vida
cotidiana. Como sistema de signos, el lenguaje posee la cualidad de la
objetividad: se me presenta como una facticidad externa a m y su
efecto sobre m es coercitivo, pues me obliga a sus pautas: no puedo
usar la sintaxis del alemn si hablo ingls.
Por otro lado, el lenguaje es tan exible que me permite objetivar
una gran variedad de experiencias de mi vida. Tambin tipica
experiencias en categoras signicativas para m y mis semejantes.
Adems, gracias a l puedo transmitir experiencias a nuevas generaciones o difundirlas por toda la sociedad. Hay un cmulo social de
conocimiento que me proporciona esquemas tipicadores en mi vida
cotidiana, presentando a esta como un mundo coherente e integrado,
y diferenciado de otras realidades ms difusas. El conocimiento tambin se halla distribuido socialmente, o sea, esta distribucin arranca
del hecho de que yo no s cosas que los dems s saben, y viceversa.
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EL GIRO ONTOLGICO
Modalidades realistas
Antonio Diguez ha distinguido cinco modalidades de realismo:
16
ontolgico, epistemolgico, terico, semntico y progresivo.
El realismo ontolgico es aquel en el cual las entidades tericas
postuladas por las teoras cientcas bien establecidas existen, o en
otras palabras, los trminos tericos de las teoras tienen referencia.
Frente a l, dos posturas antagnicas son el instrumentalismo, para el
cual las entidades tericas son meros recursos predictivos sin denida
referencia a cosas existentes, y el constructivismo social, para el cual las
entidades tericas son construcciones sociales, en su versin dbil, e
incluso los referentes de los que se ocupa la ciencia tambin son
construcciones sociales, en su versin fuerte.
El realismo epistemolgico es el que considera que las teoras
cientcas nos proporcionan slo un conocimiento adecuado,
aunque perfectible de la realidad tal cual como ella es. Este realismo se
opone al fenomenismo, para el cual las teoras cientcas slo tratan de
fenmenos observables desde las estructuras cognitivas del sujeto, y
se opone al idealismo epistemolgico, para el cual las teoras cientcas
slo versan sobre una realidad hecha por la mente.
El realismo terico es el que coloca en escena la cuestin de la verdad
al plantear que las teoras cientcas son susceptibles de verdad o
falsedad. A este realismo se opone el instrumentalismo terico, para el
cual las teoras cientcas son slo instrumentos de anlisis, tiles o
intiles, empricamente adecuadas o inadecuadas, pero no verdaderas
o falsas.
El realismo semntico es el que arma que las teoras cientcas son
verdaderas o falsas en funcin de su correspondencia semntica con
la realidad, bajo el supuesto de una teora semntica de la correspondencia. A este realismo se opone el pragmatismo, para el cual la verdad
o falsedad de las teoras debe ser entendida en relacin con el xito o
fracaso en las actividades humanas; se opone tambin el coherentismo,
16
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segn el cual la verdad o falsedad atribuibles a las teoras est relacionado con su coherencia con un sistema aceptado de creencias, o con
la coherencia en relacin con otras teoras; y adems, se opone el
relativismo, desde el cual la verdad o falsedad de las teoras son siempre
relativas a los contextos en que surgen.
Por ltimo, el realismo progresivo es el que supone que la ciencia
progresa teniendo como meta la verdad de manera progresiva, de tal
forma que las teoras nuevas contienen ms verdad y/o menos
falsedad que las que preceden. Frente a este realismo se opone un antirrealismo sobre el progreso que en trminos generales no asocia el progreso de la ciencia con el acercamiento creciente a la verdad.
En un trabajo posterior Diguez ha sintetizado estas modalidades en tres tipos de realismo: un realismo ontolgico platnico-aristotlico,
segn el cual el mundo ya est dado, tiene una estructura ontolgica
acabada y un cuadro categorial completo, por lo cual slo acepta una
descripcin correcta y completa; un realismo ontolgico moderado, segn
el cual el mundo tiene una estructura bsica intrnseca compatible
con diversas imposiciones o divisiones por parte de nuestros esquemas conceptuales; permite diversas versiones, pero dentro de unos
lmites marcados por dicha estructura; un realismo ontolgico kantiano,
segn el cual el mundo no tiene una estructura intrnseca: toda estructuracin proviene de nuestros esquemas conceptuales, categoras y
17
lenguajes. Segn Diguez, el primero es un realismo objetivista ingenuo, mientras que el tercero es un realismo constructivo ms bien
subjetivista.
El realismo defendido por Hacking diere de los tipos de realismo mencionados. Para l, tanto los hechos como las teoras se
construyen, pero a la vez son reales. Lo real no slo tiene que ver con
lo que se pueda representar, sino con aquello sobre lo que podemos
actuar y que nos permite actuar. Desde el punto de vista de la accin,
necesitamos una posicin realista tanto para operar sobre el mundo
como para avanzar en el conocimiento. Hacking sostiene que no slo
17
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J.-L Jerez, Teora de la verdad como encuentro proporcional, en M Beuchot J.L. Jerez, Dar con la realidad. Hermenutica analgica, realismo y epistemologa, Neuqun:
Crculo Hermenutico, 2014, cap. VIII, pp. 183-202.
27
Para Vattimo es preferible el trmino ontologa al de metafsica, porque hablar
de ontologa, segn l, no implica un compromiso con las esencias o con los
fundamentos. Vase G. Vattimo, El n de la modernidad. Nihilismo y hermenutica en la
cultura posmoderna, Barcelona: Gedisa, 1990.
28
P. Ricoeur, La metfora viva, Madrid: Trotta-Cristiandad, 2001, pp. 405-406.
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La fase preliminar a la comprensin de las palabras es la discriminacin o reconocimiento sensorial. Al discriminar entre sonidos y
signos grcos interpretamos un signo inicial. Para que sea posible el
uso de palabras es necesaria la distincin consciente o inconsciente
de un sonido o una imagen.
En general, dado que hacemos un uso habitual de las palabras, la
discriminacin es inconsciente, pero puede hacerse consciente, como
al aprender una lengua extranjera.
Se hace otra distincin entre la prosa cientca y la poesa: en el
primer caso podemos pasar por alto las caractersticas sensoriales de
las palabras, pero en la poesa debemos prestar una atencin consciente, aunque esto pueda obstaculizar interpretaciones ulteriores.
En cierto sentido, el hecho de que la poesa tenga en el papel un
aspecto distinto al de la prosa, que una parte importante del papel
permanezca en blanco, es un indicio sensorial para alertar de que la
atencin que debe prestarse a las palabras no es la habitual, puesto
que comprende tambin su sonido. Sin embargo, seguir la pista de la
percepcin puramente acstica puede ser engaoso; en la poesa las
palabras no son slo sonidos. Para descodicarlas es necesario
prestar atencin tanto al signicado del sonido como al de su
smbolo.
Ogden y Richards plantean una teora contextual de la interpretacin. Despus del reconocimiento sensorial y de la distincin entre
texto potico y texto en prosa, el signo inicial se identica como una
palabra, cambio que se produce en virtud del nuevo contexto psicolgico del signo. Mientras que el reconocimiento de un sonido o una
forma como tales requiere un contexto formado por sensaciones
auditivas y visuales similares y anteriores, el reconocimiento de un
signo como palabra exige que forme un contexto con experiencias
ulteriores que no sean sonidos o grafemas. Para que esto suceda,
debemos aprender a asociar un signo a determinadas experiencias.
Este tipo de asociacin se produce en nuestra mente, muchas veces
de manera inconsciente, incluso antes de que aprendamos a hablar.
Sin darnos cuenta, aprendemos a clasicar la aparicin de una
palabra dada como signo, ligado a una reaccin similar a las suscitadas
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diante otras. El lado negativo de esta sosticada adquisicin de palabras radica en que los signicados que se construyen sobre dichas
referencias abstractas tienden inevitablemente a confundir nuestra
mente con mayor frecuencia.
Conclusiones
Si bien puede defenderse una postura realista, este realismo se basa en
la interaccin: la mente elabora el mundo con marcos conceptuales,
pero ese mundo tiene ya cierta estructura. Nociones como verdad,
racionalidad, validez, signicado, referencia, inferencia, normas, etc.
han de ser vistas como construcciones culturales, que mantienen la
diversidad en la igualdad, la analoga, que no es universal, sino eminentemente histrica: su misma estructura le posibilita incluir las
prcticas histricas como elementos que modulan los referentes, es
decir, que van alterando su naturaleza dentro de una forma de vida, de
la vida colectiva de una sociedad, con su cultura y su lenguaje.
En denitiva, la realidad no puede separarse de nuestros conceptos organizativos: los aspectos subjetivos y objetivos de los estados
cognitivos estn unidos indisolublemente, de modo que es imposible,
por medios perceptivos, experienciales o racionales, identicar la
contribucin composicional de uno y otro en un estado cognitivo.
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Harrelson pueden ser, dudo que sea slo a causa de ellos. Probablemente signica que hay algo en esta serie (sobre las opiniones que expresa) que toca una bra sensible en el pblico.
En segundo lugar, la serie fue escrita por Nic Pizzolatto, un
ex profesor de Ficcin y Literatura que se convirti en un escritor y
fue fuertemente inuenciado por Thomas Ligotti y Ray Brassier. En
realidad, en agosto de 2014, un artculo aleg que Pizzolatto verdaderamente plagi el libro de Thomas Ligotti The Conspiracy Against the
Human Race: A Contrivance of Horror, ni siquiera mencionando once
ejemplos que al parecer incluan citas palabra por palabra. HBO y
Pizzolatto declararon que consideran esas acusaciones infundadas,
con el argumento de que las ideas loscas nunca pueden ser plagiadas. Segn Wikipedia, la cuestin sigue sin resolverse. Esto es
importante porque Brassier es uno de los principales protagonistas
del nuevo realismo, y escribi la introduccin al libro de Ligotti que
tanto inspir la creacin de True Detective.
En tercer lugar, el detective Rust Cohle se describe a s mismo
como un realista, aunque, loscamente hablando, l probablemente se vea a s mismo como un pesimista. Ahora, parece que hay
un vnculo, ltimamente, entre el realismo y el pesimismo. Cmo hemos llegado a esto?
1
Desde el inuyente After Finitude de Quentin Meillassoux,
mucha discusin se ha dedicado al n de correlacionismo. Esto
signica que, a diferencia de lo que el legado de Kant nos ha llevado a
creer, no es cierto que slo podemos conocer la relacin entre la
realidad y nuestro pensamiento. La realidad est ah fuera, y no le
importa nada lo que pensamos. Una silla no desaparece si dejo de
mirarla o pensar en ella. No son nuestros esquemas conceptuales y
nuestros aparatos de percepcin que dan forma a la realidad: la realidad est brutalmente all. Muy bien, vas a decir. Pero lo que esto signica realmente es que, para decirlo en las palabras de Maurizio Ferra2
ris, la realidad es inenmendable: no se puede corregir, es slo lo que es.
1
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A continuacin, precisa que en el siglo XX, los dos principales mediadores de la correlacin eran la conciencia y el lenguaje.8
Quiero centrarme en este punto. Aunque inespeccas como
podran ser las referencias a la posmodernidad realizadas por los pensadores del nuevo realismo, comparten la creencia de que los posmodernistas negaban la objetividad en s, y consideraban la verdad ms
bien dependiente de un consenso intersubjetivo o coherencia lingstica. Creo que, por tanto, podemos especicar la losofa posmoderna, ya que se entiende por los nuevos realistas, como:
1) la dependencia social de la verdad
2) la construccin lingstica de la verdad
Popularmente, lo que la posmodernidad y la deconstruccin
han enseado es que (1) muchas cosas que se consideraban naturales
y objetivas (por ejemplo, que las mujeres son inferiores a los hombres) estn, en realidad, muy lejos de serlo. Parte de esta visin consiste en la consideracin de sentido comn que incluso la investigacin
cientca, supuestamente el conocimiento objetivo por excelencia,
no est exenta de sesgos: por qu se investiga algo en lugar de otra
cosa? El dinero est obviamente implicado, as como un nmero de
otros tantos intereses. Esto est claramente reconocido por los nuevos realistas (vase Paul Boghossian9 y el mismo Ferraris, quien se
reere a esto como la falacia de saber-poder)10. Salvo que Ferraris
7
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En original, You cannot value him alone; you must set him, for contrast and
comparison, among the dead. T. S. Eliot, Tradition and the Individual Talent in Frank
Kermode (ed.) Selected Prose of T.S. Eliot (New York: Farrar, Straus, and Giroux,
1975). The essay dates back to 1919.
17
Por supuesto, esto no signica que los posmodernistas son demcratas liberales,
mientras que los realistas son nazis. Ambos arman sus puntos de vista y estn
ciertamente convencido de tener la razn, por lo que incluso cuando Rorty dice
que no hay verdad, paradjicamente piensa que es verdad lo que est diciendo. Mi
punto es ms bien que el postmodernismo estuvo muy centrado en el sujeto
humano (la cultura, el lenguaje, etc.) y postulo que no hay manera de que el sujeto se
vea fuera de s mismo. Esto se debe a que seremos para siempre sesgados y no se
puede hablar en trminos de verdades universales. El realismo, por el contrario, se
centra en el objeto humano e igualmente no humano, y por lo tanto, en todo lo que
no est ligado a las prcticas culturales o lingsticas. El relativismo cultural da paso
a la objetividad universal de lo real incluso si esta objetividad reside en la falta de
sentido de todas las cosas.
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23
una democracia de los objetos. Los seres humanos son considerados como un objeto como cualquier otro, y pierden su primaca
ontolgica.
Es interesante notar que el correlacionismo la opinin, rechazada por todos los nuevos realistas, que slo accedemos a la
relacin entre el sujeto humano y la realidad empieza con la Crtica de
la Razn Pura (1781), mientras que el Antropocentrismo (la era geolgica formada por las intervenciones humanas sobre la naturaleza) se
considera que comienza con la Revolucin Industrial (dcada de
1760). Hay una conexin entre puntos de vista antropo- cntricos en
la losofa y la explotacin humana del mundo. Esto subyace en la
conexin entre los nuevos realismos y los puntos de vista ecolgicos
(en particular en Timothy Morton). Precisamente a la luz de las
catstrofes ecolgicas (que estn lejos de ser poco probables), hoy la
idea de nuestra desaparicin del planeta no es mera conjetura. Si
Cohle tiene razn, la naturaleza, de hecho, sera mejor sin nosotros. Y
cuando se trata de cosas tan importantes como el calentamiento
global, no hay debate que valga: es bueno ser realista.
23
Esta expresin es el ttulo de un libro escrito por Levy Bryant, The Democracy of
Objects, Ann Arbor: OPEN HUMANITIES PRESS, 2011. Tambin ha habido una
especie de renacimiento de Alexius Meinong, que podra ser considerado como el
antepasado de la at ontology.
93
Qu cosa es la ontologa?
Jos Luis Jerez
Universidad de Flores (UFLO)
LabOnt (Laboratory for Ontology)
La denicin ente en cuanto ente es, sin duda, una referencia a la llamada prote
philosophia de Aristteles. Hay una ciencia que estudia el ente en cuanto ente y
las determinaciones que por s le pertenecen. Aristteles, Metafsica, IV (Gamma),
(trad. de Hernn Zucchi), Buenos Aires: DeBolsillo, 2004, p. 192.
2
Nada hay ms antiguo que la realidad. Mucho ms tarde llega el hombre, y con este
la simplicidad (al menos prima facie) de la pregunta ontolgica: qu hay? En este
sentido, si bien el trmino ontologa no se remonta ms all del siglo XVIII, por
Clauberg, la disposicin del hombre a las cosas y a la realidad, es tanto ms antigua
que la losofa misma.
(2) Por otro lado y siempre en tanto que objeto social, la ontologa
requiere de modestas porciones de espacio para existir. Es posible
traducir esto diciendo que los objetos sociales (en nuestro caso, la
ontologa), necesita de cierto soporte fsico, aunque este soporte no
sea dominante para su existencia, tal como lo entiende John Searle,
quien sostiene que todo objeto social se soporta en un objeto fsico.
(Hablar de esto ms adelante). (3) Ha sido necesaria ms de una
persona para la existencia de la ontologa, en tanto que objeto social,
pues el lenguaje mismo ha sido creado para la comunicacin, y para
dicha accin se precisan al menos dos personas. Mostrar ms adelante otra caracterizacin propia del lenguaje que excede la singular
intencin de la comunicacin [vase 4]. Y, (4) necesario ha sido su
inscripcin; huella que mantuvo su duracin en el tiempo. De hecho,
si la ontologa no hubiese sido grabada, quiero decir, escrita, registrada, la ontologa, en cuanto tal, jams hubiese sido.3 Sobre este ltimo
punto desarrollar algunos argumentos que giran en torno a una doble dimensionalidad de la grabacin y el registro: el de la experiencia y
el de la ciencia [vase 6].
Pero vayamos por partes, y considerando siempre vale la
aclaracin que examinamos el pensamiento occidental.
2. La ontologa tiene un inicio en el tiempo. An cuando el ser (el ser del
ente), y su pregunta, es tan antigua como la losofa misma al decir
esto tambin intento poner sobre maniesto que la experiencia y la
realidad son tanto o ms antiguas que la losofa misma, y que por
esto mismo, son su posibilidad, la ontologa, en cuanto disciplina,
tiene su origen en el tiempo. Bien podemos comenzar entonces con el
nombre de Johannes Clauberg (1622-1665) quien propone el trmino en relacin a la metafsica en el siglo XVII.
Johannes Clauberg (Elementa philosophiae seu
ontosophiae, Groningae, 1647) es considerado ge3
96
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piado hablar de anacronismo para referir a la metafsica o a la ontologa de Parmnides, Platn, Aristteles, como a la metsica y a la teologa de la Edad Media, puesto que de alguna u otra manera, el tratamiento sobre el ser siempre en la historia de la losofa estuvo presente, incluso antes del nacimiento del concepto mismo.
Por otro lado, y segn la va que he propuesto llamar textualismo dbil, segn el cual los objetos sociales estn construidos a
partir de inscripciones (pequeos objetos fsicos) idiomticas, resulta
preciso atender al anacronismo que se presenta con toda la fuerza de
una evidencia, pues recin y tal como se ha sealado anteriormente
en el siglo XVII se habl explcitamente de ontologa. Dado el carcter medular de este trabajo me reero al tratamiento de una ontologa de carcter social, esta postura (textualismo dbil) ser desarrollada a lo extenso de todo este trabajo, por lo que, sobre este punto,
basta lo dicho hasta aqu al menos al momento, para ir adentrndonos en el tema que nos convoca.
Puestas las cosas de esta manera, resumo ambas vas de
anlisis: (1) el tratamiento del hombre con el mundo, con lo que hay en
nuestro mundo circundante, excede y precede a todo tipo de conceptualizacin sobre el mismo. En este sentido, la realidad es experiencia, y
excede la conceptualizacin de la misma. Puedo ilustrar esta instancia
pre-lingstica, o de pre-comprensin hermenutica desde el concepto de Ontologa fundamental esbozada y desarrollada por el mismo
Heidegger (1889-1976), en donde queda demarcado y claramente diferenciado un como hermenutico, ms originario, de un como apofntico, enunciativo o proposicional.9
Este entender cotidiano, constata Heidegger,
casi siempre permanece no expresado. Como
modo de ser no es temtico en s mismo.
Vivimos demasiado dentro de l y desde l, por
lo que no necesita ser expresado [] Heidegger
9
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mer, Verdad y Mtodo II, (trad. de Manuel Olasagasti), Salamanca: Sgueme, 2004, pp.
213-224.
14
Cfr. J. Searle, La construccin de la realidad social, Barcelona: Paids, 1997.
101
15
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Atendiendo a esto, bien podemos armar al menos inicialmente siguiendo los pasos de la historia de la losofa que la verdadera presencia es ideal, y no la cosa fsica. Se trata de una interaccin
entre el espritu (la idea) y la materia (la escritura). Veremos ms
adelante el valor que cobra para nuestra ontologa social, esta presencia que excede mucho ms all de la presencia material, y que por
tanto establece un objeto (social) all, en donde antes pareca no haber
nada. Con todo, no est de ms sugerir, una expresin como la si18
guiente: Verba volant, scripta manent.
La verdadera presencia es la idea, no la cosa fsica; sin embargo, para que una idea pueda existir y
conservarse, ha de ser nuevamente conada a tra
zas escritas, a esa materia tan despreciada por los
lsofos. De Scrates y de sus ideas no sabramos nada, ni siquiera que muri, si Platn, en
sus dilogos que simulan la palabra y aunque
condenndola emplean la escritura, no hubiese
19
transmitido su imagen.
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M. Ferraris, Dnde ests? Ontologa del telfono mvil, ed. cit., p. 193.
105
Ibid., p. 186.
(*) La negrilla me pertenece.
22
Un ejemplo, bastante trivial, aunque por dems aclaratorio, es el de la realizacin
de una lista de compras. Se escribe para registrar, sin ningn inters de comunicacin.
23
Ibid., p. 139.
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24
J.-L. Jerez, Introduccin al Realismo Analgico, Neuqun (Argentina): Crculo Hermenutico, 2015.
25
Ibid., p. 288.
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Vemoslo pues, del siguiente modo: vive en la pintura rupestre alojada en la Gruta de las Manos no slo la expresin indirecta de
una comunicacin, sino tambin, la huella (registro) que constituye la
condicin necesaria, ms no suciente de un objeto social, externo a
nosotros, a nuestros esquemas conceptuales, como a nuestro sistema
sensorio-perceptual. Que es interpretable, sin duda alguna que lo es
de hecho no tendramos acceso al mensaje de no ser hermenuticamente, pero la interpretacin se presenta aqu como asunto derivado del registro en la pared de la cueva. En otras palabras, 1. la invitacin viene del mundo, 2. una vez establecido el sentido del registro,
este adquiere un valor externo a nuestra voluntad, al menos y para
ser prudentes en este punto, limitado en cuestiones interpretativas:
puede tratarse de un ritual, un acto religioso o ceremonial, etc., ms
no pueden ser pies grabados en la pared, ni registros no humanos.
Las huellas grabadas en la pared de la gruta, no pueden prescindir para su existencia, y en tanto que objeto social hoy Patrimonio de la Humanidad del registro. Esta huella es una invitacin de la
realidad que nos pone en situacin social. Hemos dicho que incluso
en situacin de indirecta comunicacin (pues esas manos pueden no
haber sido dejadas para nosotros; de hecho seguramente as lo es) con
esa otredad con quien ingresamos en dilogo hermenutico. En otras
palabras, es la realidad (la cual abordamos desde nuestro estudio ontolgico) la que nos invita a interpretar, a hipotetizar, a tematizar, a
clasicar (universo epistemolgico).
Y, nalmente, y muy ligado con nuestro segundo punto:
5. La ontologa precisa del registro como condicin necesaria, ms no suciente
para su existencia. Sirvindome del punto anterior, sin manos en la
gruta, las cuales han sido fechadas e inscriptas en el ao 1998 (registro/huella de evidencia), y que se corresponden con el ao 7350 a.
C., no habra posibilidad alguna de armar la existencia de vida dentro de la Gruta. Ms tarde y he aqu una nueva invitacin de la realidad se podr hipotetizar sobre su signicacin, por ejemplo: un
ritual con elevado componente mgico o sagrado. Es entonces su
inscripcin, su huella que mantuvo su duracin en el tiempo.
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Aqu contamos al menos con dos interpretaciones posibles: 1. O bien, nada es tan
lquido como lo plantea el socilogo Zygmunt Bauman, o bien, 2. las cosas se han
vuelto liquidas justamente por descuido de la realidad y de sus objetos
constituyentes.
109
todo acaba all. Es esta, prima facie, una situacin evanescente. Con
todo, tambin contamos aqu con un nuevo objeto social, el del compromiso previo al casamiento. En dnde aparece la inscripcin, condicin necesaria (aunque no suciente) de la constitucin del hecho
social? Bien sabemos que nada se ha registrado en ningn papel. Que
tan slo ha sido cuestin de acto e intencionalidad, o tambin, del
acto e intencionalidad colectiva, constituyente de un nuevo objeto
social: el compromiso prenupcial. No obstante, la inscripcin no est
ausente tampoco aqu. Es decir, que no se trata tanto de la escritura tal
como la concebimos en un sentido corriente y habitual, como s, de
una archiescritura, una suerte de inscripcin en sentido lato, amplio,
que bien puede instalarse en la memoria de los partcipes integrantes
de la instancia del acto de compromiso. Tal como lo dice Ferraris
siguiendo a Derrida, no se trata quizs o al menos, no slo de ella
de la escritura habitual, como s de un fenmeno que podemos llamar
archiescritura, y que consiste en una escritura en sentido amplio.
Este vuelco hacia este tipo de registro nos permite atender con mayor
precisin a la realidad entendida desde el mbito de la experiencia
(claro que experiencia social y pblica), y no slo a una realidad nor26
mada o reglada en sentido estricto y convencional. Sumado a esto, es
imprescindible advertir que este fenmeno de registro es de carcter
idiomtico, esto es, que puede verse explcito en una hoja de papel
(una rma nica en un documento bancario especco), o tambin en
la simple memoria de ambos contrayentes que ahora saben de manera objetiva que se encuentran prximos al matrimonio. Claro que en
nuestros tiempos actuales, mejor resulta el papel que la memoria. La
escritura resulta en este caso, de alguna u otra manera, el remedio para
el olvido o la memoria, y servirse de ella, de manera crtica y prudencial, implica tanto una defensa de los derechos de la intencionalidad
del autor, como asimismo, un respeto por la memoria de los muertos.
Con todo, el ejemplo an puede ser ms banal que el compromiso de pareja. podra pedir prestado un libro a un amigo y prometer que se lo devolver la semana entrante. El acuerdo podra tener
26
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lugar incluso sin proferir ni una sola palabra, como cuando doy la
27
mano para sellar un contrato. Lo que aqu debe acentuarse es un
pasaje que nos transporta de la esfera de lo privado a la esfera de lo
pblico. Este puente resulta imprescindible para reconocer que algo
ha trascendido de mi mundo interior individual en caso de que
podamos llamar a esto mundo, hacia el mundo social, exterior, e
independiente de nuestra mente. Veamos de qu se trata esto.
Cuando las acciones o intenciones individuales se conjuntan
en voluntad y se resuelven en una intencionalidad colectiva; cuando
ha quedado inscrito el obrar de ambos contribuyentes, algo se ha presentado presente frente a ellos, algo que ya no depende de ninguno de
los agentes particulares, de su mundo personal e individual, como s,
28
del mundo externo, total y absolutamente objetivo. Y, efectivamente
as es. Un nuevo objeto social se ha desprendido del plano intersubjetivo y se ha vuelto hacia la objetividad propia del mundo externo. Este
objeto ser instancia de encuentro de nuevas intencionalidades e intereses en conicto.
6. Experiencia no es ciencia. Vale para nuestro particular objeto de estudio, con el que ahora tratamos: la ontologa, pero tambin para nuestro general objeto de estudio: los objetos sociales, la necesidad del
registro o la inscripcin (condicin necesaria, ms no suciente) para
su existencia. De hecho y tal lo hemos dicho al comienzo de este
trabajo, si la ontologa no hubiese sido grabada, quiero decir, escrita,
registrada, la ontologa, en tanto que objeto social, jams hubiese
sido. An as, resulta preciso poder diferenciar entre el plano de la
29
experiencia y el de la ciencia, pues en ella radica la eventualidad de
27
M. Ferraris, Dnde ests? Ontologa del telfono mvil, ed. cit., pp. 181-182.
Con todo, cualquier momento originario, de decisin de trabajo intersubjetivo
(intencionalidad colectiva), como de constitucin o construccin de una Disposicin Legal, por ejemplo, siempre depende de otra instancia pre-originario en el cual
la realidad, el mundo externo invitan a la intencionalidad colectiva a su labor derivativa. En cuestiones hermenuticas, la intencin del texto (su registro y documentacin) prevalece por sobre la intencionalidad del autor y el lector.
29
Podra haber utilizado otro ttulo para la dimensin que aqu llamo ciencia,
28
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epistemolgico, comprensivo, hermenutico. A un consagrado estudio sobre lo que hay (mbito de la ontologa), es posible acceder desde
nuestros esquemas conceptuales y desde nuestro sistema sensorioperceptual. Con todo, y en abierta armacin sobre lo dicho, no debe
entenderse esto como una suerte de epistemologismo segn el cual
todo se entrega en manos del sujeto, ni tampoco como una especie de
correlacionismo moderno, en donde slo vale la relacin de las partes
35
y no los en-s en juego.
La realidad en s misma precede y excede a nuestra comprensin sobre la misma, se nos resiste, al tiempo que nos invita a su
aceptacin como a su posible transformacin. En este sentido, cualquier tratamiento epistemolgico an tratndose de la ontologa,
es siempre derivativo de la realidad que nos invita. O, para ser ms
precisos, la realidad antecede a la ontologa y al realismo, en sus varias
vertientes epistemolgicas.
35
116
Lo real y su comprensin.
Los signicados de un sentido coherente1
Luis Eduardo Primero Rivas
Universidad Pedaggica Nacional (UPN)
Seminario Permanente de Investigacin
sobre la Nueva Epistemologa (SPINE)
Presentacin
En este captulo expongo una contribucin para avanzar en el realismo analgico expresado en el libro Perl de la nueva epistemologa,2 y
desde ah ofrezco un aporte para promover al realismo como una
losofa que comprende y acta sobre lo existente, entendido tanto
desde una gnoseologa como desde una ontologa, conceptuadas
como complementarias, en tanto para comprender lo real debemos
considerarlo, y lo real nos conforma en su comprensin, desde una
forma de ser que consideraremos detalladamente en este captulo.
Para escribir esta Presentacin y considerando el ttulo del
libro donde se publica, as como el aporte que ofrezco, tuve la inquie-
Inicio la escritura de este captulo, a nales de diciembre del 2013 en Cali, Colombia, continundola en Ibagu, Tolima; en la capital colombiana, y concluyndola en
las estribaciones del Ajusco, la serrana del sur de Mxico D. F., donde vivo y
trabajo.
2
Perl de la nueva epistemologa es un volumen co-escrito con Mauricio Beuchot
Puente, y publicado en el ao 2012 por la Cooperativa Acadmica de Publicaciones
- CAPUB, en su coleccin Biblioteca de Filosofa y Educacin (Mxico).
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querido de transformar su entorno natural para obtener sus satisfactores vitales, y esta accin, centrada en el trabajo y sus entornos,7
concreta la economa.
Es decir: tambin interpretamos desde nuestra circunstancia
econmica, y esta condicin es irrebasable en la comprensin realizada sobre lo conocido.
La gramtica
Es importante destacar enseguida otra condicin indispensable en el
interpretar. El establecer sentidos y signicados requiere de un orden
comunicativo y lingstico, destinado tanto a entender y comprender
la auto-inteleccin, como su expresin externa, su decirla a los dems,
a aquellas personas situadas en nuestra geografa, nuestra espacialidad, ahora, incluso virtual.
Destacar la comunicacin y la lingstica es relevante. Muchas
veces podemos situarnos preponderantemente en la organizacin
semntica y sintctica de los signicados, descuidando la colocacin
integral de la expresin humana, que debe incluir mucho ms que lo
formal, llegando hasta la qumica y la fsica de su fenomenologa: los
gestos, tonos, energa de la expresin; y sus olores, sabores, impactos.8
En otras palabras: es importante entender la necesidad de
ampliar el concepto de gramtica, llevndolo ms all de su sentido
vando, dentro de un margen que evita que se disparen, que caigan en la disparidad.
Esta es una cita del Tratado de hermenutica analgica-Hacia un nuevo modelo de
interpretacin, co-edicin UNAM (FFyL)- Mxico: Ediciones taca, 2000 (segunda
edicin corregida y aumentada), p. 55.
7
Es decir: la ineludible moral, la indispensable educacin, y las condiciones elementales de la reproduccin personal: el descanso y la diversin.
8
Destaco especialmente la energa de la expresin, entendiendo que es distinto comunicarse en susurros que con gritos; o incluso con agresiones fsicas de distintos
modos y tonos. Olores, sabores e impactos son determinaciones dignas de resaltar, en
tanto es diferente reaccionar a buenos olores y sabores, y al impacto de una
presentacin normal de una persona en sociedad, que estarla escuchando desnuda
en una geografa pblica.
121
lingstico e incluso comunicativo, situndolo en la antropologa losca, en tanto poseemos un orden gramatical sustancial en nuestra
conformacin, incluyente de la organizacin fsico-qumica de nuestro sistema nervioso central; el orden de nuestra senso-percepcin
nuestra conformacin psquica; nuestra afectividad, y simbolicidad: la energa icnica ms identicada por les lsofes.
Es posible aseverar la primaca de la gramtica sobre la lgica,
y esta tesis losca, marca una diferencia relevante sobre la losofa
comnmente aceptada, que debemos atender.
La conformacin organizada del ser humane
Es mucho ms que formal o lgica, y su integracin ontoantropolgica, su sustancia (que no esencia), es necesariamente organizada (genrica, social y personalmente), y sta disposicin es la condicin indispensable para la comunicacin, proporcin igualmente
insoslayable para la accin humana, actividad que debemos entender
como poisis y praxis.9
Esto es: el ser humane ha de tener una gramtica bsica en su
integracin, para poder ser en su socialidad, y esta organizacin relacional sustancial (u onto-antropolgica), puede derivar a una gramtica lingstica e incluso a una lgica, a una consolidacin abstracta de
formas cognitivas, favorable a la estructuracin del buen pensar.
La estructuracin del pensar
Se conforma histricamente y la historia, es decir el devenir en el tiempo de las sociedades humanes, tiene su equivalente ontogentico en la
conformacin de los sistemas psico-afectivo, experiencial y simbli9
Deseo ilustrar esta circunstancia con una expresin oda del lenguaje cotidiano
colombiano, cuando escuch de una persona esta frase: Esa vaina me descuadr;
esto es: alter la gramtica senso-cognitiva de quien hablaba, es decir, su capacidad
de responder organizada y coherentemente a la exterioridad. En mexicano, sa
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co de la persona, quien igual ha de transitar por una evolucin favorable a su buena construccin. Dicho de otra manera: la historia sea
colectiva o singular, determina y condiciona la capacidad del buen
pensar, y como hay mltiples devenires en todos los rdenes de conformacin de lo real, hay tantos buenos pensares, como historias
existan.
Relativismo, historia y analoga
Aseverar lo anterior conduce a un importante relativismo, que creemos real por existente; sin embargo, es concebido como proporcional lejos de conceptuarlo como absoluto, gracias al reconocimiento
de la losofa de Mauricio Beuchot Puente; la cual permite establecer
universales analgicos signicados genricos favorables a clasicar grandes porciones de la realidad formalizndolas, que permiten establecer comunes denominadores y jerarquizarlos en la bsqueda de una buena comprensin de lo real; que produzca los sentidos de
una inteleccin coherente.
El referente tico
Es central en el argumento expuesto, en tanto, asociar la caracterizacin del buen pensar con la tica, permite denirlo tanto en su sentido
de certeza hay que signicar lo conocido adecuada, correspondiente y referencialmente, como con su sentido de bondad o
bien, tomando a la vida, como la primera proporcin indispensable en la comprensin y signicado de lo real, y desde ella obtener
prioridades vitales, que pueden convertirsen en normas del razonar y el
actuar.
frase, podra decirse: Esa chingadera me destante; y claro est, convoca un
desarreglo momentneo; en tanto una incoherencia profunda de la gramtica
personal, puede expresar una crisis existencial o en la salud mental.
123
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125
Primer Congreso Internacional de la Red Internacional de Hermenutica Educativa, celebrado en octubre del 2013.
11
Vase sobre estos trminos de Mauricio Beuchot en el Tratado, ed. cit., pp. 2223: y tambin [podemos hablar] de hermenutica sintagmtica y de hermenutica
paradigmtica, segn se insista en la linealidad horizontal y la contigidad, o en la
linealidad vertical de asociaciones, es decir, en una lectura en supercie o una
lectura en profundidad.
12
Analogo esta idea de Ilustracin no ocial, con la idea de Modernidad ocial
planteada por Mauricio Beuchot en su ensayo La racionalidad analgicosimblica como propuesta para la post-modernidad, publicado en la Revista
Analoga losca, Ao XV, # 2, Mxico D. F., julio-diciembre del 2001, p. 208.
126
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127
nalmente es derrotado en 1989, con el derribo pragmtico y simblico del Muro de Berln.
Con la derrota de la Revolucin Rusa de 1917, se crea el
ambiente histrico-poltico para avanzar en la desaparicin de igual
cariz de la losofa marxiana, y desde nales de los aos noventa del
siglo XX ser marxista es un pecado, y los intelectuales aliados de
alguna manera a aquella losofa se vuelven sus trsfugas, y se crea un
ambiente de condena a cualquier aroma marxista, con lo cual se diluye
ms la losofa marxiana.
No obstante, y ms all de la derrota poltico-ideolgica del
pensamiento revolucionario, es viable recuperar la losofa de Carlos
Marx de diversas maneras, y lo que ahora importa es resaltar su liacin con la Ilustracin no-ocial y su vinculacin con el pensamiento
vitalista, materialista y realista excluido de la Ilustracin triunfante, la
idealista y reaccionaria, que sobre todo es favorable para postular una
forma de comprender la losofa, segn lo que en este captulo postulamos como el pensar bien.
El pensar bien
Es tanto la virtud gnoseolgica, tica y esttica referida, como una
capacidad histrica que nos sita en nuestra realidad concreta, que
debe entenderse y comprenderse en su integracin a travs de totalidades orgnicas activas e interactuantes en diversos niveles, tiempos y
espacios; lugares que, segn lo dicho en los primeros pargrafos,
deben tomar en cuenta hasta la geografa, si deseamos ubicarnos en
las proporciones adecuadas para bien interpretar lo real.
Resaltemos el si deseamos ubicarnos, en tanto la interpretacin que realicemos est ineludiblemente vinculada a las condiciones onto-antropolgicas de quien conoce, siempre una persona, vinculada a sus propios contextos integrales, donde igual debemos subrayar sus condiciones singulares psico-neuronales, y sus gramticas,
de indispensable vinculacin histrica, social y particular.
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Vase especialmente el libro Filosofa y educacin desde la pedagoga de lo cotidiano, Mxico: co-edicin Torres Asociados-RIHE, julio del 2010, pp. 33-46; hay una segunda
edicin colombiana publicada por la Universidad del Cauca: Popayn, febrero del
2011.
25
He tratado este asunto en el captulo Jean Grondin y la pedagoga de lo cotidiano, publicado en el libro Metafsica y utopa en educacin, coordinado por J. Grondin y
publicado en una co-edicin entre Torres Asociados y la RIHE, en Mxico, 2010.
Vase las ps. 79-80. Puede revisarse igualmente el libro Filosofa y educacin desde la
pedagoga de lo cotidiano, p. 133.
133
tacar que si el saber es ineludiblemente colectivo, el mejor conocimiento deber ser consciente y deliberadamente mutuo, para con este
reconocimiento, buscar aanzar el poder efectivo del conocimiento
colectivo, en sus dos expresiones centrales: la negativa el conocimiento colectivo puede reproducir dolos y/o fetiches, y la creativa: el saber comn puede conformarse como crtico, bien intencionado y creativo, con lo cual puede ser una magnca condicin para
aprovechar la socialidad del ser humane, su fuerza creadora y su ser
una dinmica colectiva impulsora del buen pensar ya referido, y por
ende el realismo aqu promovido.
El realismo analgico
Es el nombre del tipo de comprensin de la vida, el mundo y la historia que trabajamos, y la intencin gnoseolgica de descifrar y descubrir lo existente considerado, en su totalidad orgnica, en su sustanciacin efectiva.
Este realismo desde su intencin gnoseolgica comporta un
impulso metdico heurstico: se trata de descubrir lo existente tomado en cuenta, en su organizacin efectiva, habitualmente conformada
sintagmtica, paradigmtica e interactivamente; evitando asumir una
actividad investigadora reductora y reductiva, que por ello busque la
facilidad, la economa de esfuerzos y presupuestos, y al nal de cuentas el saber parcial sobre los referentes puesto a la atencin de les
investigadores.
Con esto igual regresamos a la epistemologa de lo multifactorial, matizada ahora por la lnea de argumentos expuesta: la dicultad del buen saber exige dejar atrs la falacia del investigador solitario
que con su genio individual, descubre por s mismo grandes inventos
o saberes. Si reconstruyramos un descubrimiento de los gigantes de
la ciencia moderna, desde Coprnico a uno de los grandes contemporneos, daremos con que adems de los referentes intelectuales tomados en cuenta para formular la nueva teora propuesta contextos
que de suyo dan un sentido de colectividad, a su alrededor hay
134
EL GIRO ONTOLGICO
Puede revisarse sobre estas armaciones el ensayo que escrib con el nombre El
concepto de vida cotidiana en Lukcs y gnes Heller, publicado originalmente
como ponencia en el XI Congreso Interamericano de Filosofa (Guadalajara,
Jalisco, Mxico, noviembre de 1985); y publicado en la Revista Pedagoga, Vol. 5 # 14,
Abril - Junio de 1988, ps. 57-74. Actualmente se encuentra difundido como Anexo
135
Dicho de otra manera, facilitando otra tesis: en una vida cotidiana, creada por una historia, integrada por una realidad profunda,
extensa y compuesta por diversos niveles y sectores culturales y productivos, interactuantes entre ellos, encontramos la realidad sustancial percibida por sus habitantes, y las objetivaciones genricas, o
universales analgicos que hayan llegado a sus contextos, dada la
expansin de la Europa postmedieval; crecimiento que como bien
sabemos, afect todas las partes del mundo, occidentalizando al planeta,
con la imposicin diferencial del capitalismo.
Esto es: en una vida cotidiana pueden existir y de hecho
existen para la mayora de los pueblos del mundo, su realidad inmediata (la expresin referencial de su manera de entender el mundo, la
vida y la historia), y la realidad mediata producida por la intromisin
del mundo moderno en sus entornos vitales.
Si somos capaces de reconocer esta circunstancia histrica,
podremos entender que la realidad completa de una vida cotidiana, es
tanto inmediata como mediata, y que debemos esforzarnos para
entender y comprender las proporciones integrales de las sustancias
diarias de sus dinmicas, para buscar hermeneutizar su realidad concreta, en s multifactorial y eciente, mvil en el tiempo (pasado,
presente y porvenir).
De esta forma la hermenutica analgica de la vida cotidiana
es tanto un desarrollo de la hermenutica analgica planteada por
Mauricio Beuchot Puente, como la pretensin de comprender de la
manera ms completa posible, las realidades a desentraar, tanto en
su referencialidad su objetividad si recurrimos momentneamente a trminos amados por el positivismo, como en su sensibilidad, simbolicidad e historia; en tanto, el cosmos interpretativo del ser
humane, est integrado por los universos de la experiencia (la cual
recupera el registro sensible de la accin personal y colectiva) y la intelectualidad junto a sus gnesis; de ah que la arqueologa sea tan
136
EL GIRO ONTOLGICO
En otra ocasin escrib esta idea utilizando el trmino de genes culturales (cfr.
el libro Lucha de humanidades o de la tica analgica de Mauricio Beuchot, Mxico: coedicin Torres Asociados RIHE, julio del 2011, pp. 224 y 229), y posteriormente
descubro que Richard Dawkins (Nairobi, 26 de marzo de 1941) en su libro El gen
egosta publicado en 1976, populariz la visin evolutiva enfocada en los genes, y
que introdujo los trminos meme y memtica, expuestos con argumentos
ahora retomados. En el 2006 se publica una edicin de El gen egosta para celebrar su
30 aniversario, con una nueva introduccin del autor (The Selsh Gene [3 ed.].
Oxford University Press ISBN 0-1992-9114-4): la edicin espaola puede
encontrarse en Salvat Ciencia, ISBN 8434501783 (del ao 2002, el ISBN completo
es 978-84-345-0178-2).
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salvarse es el binomio diversidad-sistematicidad. Se trata de ser capaces de preservar la diversidad sin perder la posibilidad de una reexin sistemtica. Seguramente, como se habla de metafsica, se
habla, a la vez, de la realidad, considerando la reexin metafsica, o
sea el discurso sobre el ser, como un discurso relativo a las mismas
estructuras de la realidad. Como podemos ver en la misma cita,
Beuchot nos habla de una interpretacin del ser. Claramente, una
concepcin analgica de la metafsica implica necesariamente una
comprensin del ser bajo la forma de la interpretacin; y esto explica
fundamentalmente dos cosas: la primera es el sucesivo pasaje a la
misma cuestin de la interpretacin, o sea a la cuestin hermenutica,
que se ir delineando como la nueva propuesta temtica elaborada
por Mauricio Beuchot; la segunda es que dicha propuesta, elaborandose como pasaje desde una sugerencia de carcter metafsico a
una tematizacin metodolgica, nunca pierde su inspiracin inicial, o
sea, la de lograr hablar de una realidad ineludible a la luz de la
diversidad entraada por ella misma.
De hecho, en el Tratado, en el prrafo relativo a las relaciones
existentes entre hermenutica y metafsica, Beuchot arma
La hermenutica exige un fundamento metafsico a pesar de
que se ha querido negar el acceso a la metafsica desde la hermenutica. [] Ese entender la totalidad y dar as el contexto
global para los actos hermenuticos particulares es tarea de la
metafsica. [] En la hermenutica la totalidad es la tradicin, i.
e. el mundo de experiencia y comprensin; en metafsica, la
totalidad es el ser. [] El mundo slo se puede interpretar a la
luz del ser, pero el ser slo puede ser conocido a partir del
mundo. [] La hermenutica conduce a la metafsica y la
5
metafsica apoya la hermenutica.
Aqu, de manera ms que evidente, el autor arma el indisoluble enlace que tiene unidas hermenutica y metafsica. Merece la
pena detenerse un momento sobre este punto, dirigiendo nuestra
5
141
STEFANO SANTASILIA
Ibid., p. 113.
Vase, por ejemplo, los ltimos libros de Markus Gabriel.
142
EL GIRO ONTOLGICO
terla a un anlisis crtico que, desde luego, tenga que empezar desde la
duda sobre la misma existencia de la realidad exterior. Considerando
que, en la historia del pensamiento hubo varias formas de realismo (el
realismo ingenuo, el realismo crtico, el realismo cientco, el realismo
metafsico, el realismo fenomenolgico, etc.) habr que considerar si
se da la posibilidad de un realismo analgico, o sea, como hemos ya
dicho, un cruce entre realismo y hermenutica analgica. Si esto es
posible, tendremos, entonces que ver si esta forma de realismo tiene
la posibilidad de dialogar, o sea encontrar un logos compartido, con
el nuevo realismo.
Ya sabemos qu apego a la realidad, y a la ontologa como
investigacin sobre sus estructuras, tiene la hermenutica analgica.
A todo esto habr que aadir que ya, desde el ao 2013, tenemos
delineada una posible propuesta de encuentro con el nuevo realismo.
En este ao ha visto la luz un texto profundamente interesante que
lleva el ttulo de Maniesto del nuevo realismo analgico.8 Ya en el Prefacio,
los dos autores arman que tambin la propuesta de un realismo analgico se suma a la de Ferraris en el deseo de restablecer un realismo,
sobretodo como oposiciones a las corrientes que apuntan a un antirrealismo de carcter posmoderno. Desde luego, habr que revisar si,
al nal, la vuelta al realismo inaugurada por Ferraris pueda incluir de
verdad la posicin analgica. Efectivamente, no es suciente hablar
de vuelta a la realidad para poder concluir que todos los realismos
apuntan a una misma concepcin de sta o, por lo menos, se necesita
distinguir los diferentes accesos a la realidad que los diversos realismos indican para entender si la vuelta de la cual hablamos implica
siempre la misma direccin. Para realizar este breve, pero necesario, trabajo de comparacin hace falta individuar el ncleo central y
duro de la propuesta de Ferraris y ver si la respuesta analgica
logra corresponder a lo requisitos necesarios que el pensador italiano considera como puntos bsicos de su nuevo realismo.
143
STEFANO SANTASILIA
2. No se da la posibilidad de comprender de manera autntica el sentido y, con esto, el valor del nuevo realismo propuesto si quedamos
slo en la lectura del Manifesto del nuovo realismo.9 Esta armacin no
surge de una mera interpretacin personal, sino de la misma descripcin que el autor nos ofrece de su obra. De hecho, ya desde el principio, Ferraris arma que este maniesto no propone una teora sino
que se presenta como la fotografa de un estado de cosas.10 O sea se
trata slo de describir lo que ya se presenta como en acto. Para
subrayar todo esto, el mismo autor nos recuerda que el famoso
maniesto elaborado por Marx y Engels no propona ninguna nueva
teora, sino que slo indicaba lo que estaba sucediendo, y las consecuencias prximas y lejanas de la actual situacin de la poca. En su
maniesto, Ferraris quiere ensearnos que los dogmas del pensamiento posmoderno han fracasado: la verdad, de hecho, no se puede
manipular y la realidad, para nada, queda socialmente construida.
Estas son las razones, segn el lsofo italiano, por las cuales, al
principio de los aos noventa, decidi, como l mismo arma, dejar
la hermenutica para proponer una esttica entendida como teora de
la sensibilidad, una ontologa natural como teora de la enmendabilidad y una ontologa social como teora de la documentalidad.
Estas armaciones, contenidas en el prlogo al Manifesto,
suenan muy fuertes y nos indican el camino que hay que seguir para
poder penetrar en el ncleo central de la propuesta teortica de
Maurizio Ferraris. Los textos que, en mi interpretacin, elaborada a
partir de las precedentes armaciones, constituyen lo que yo llamo el
cuadrilatero fundamental del realismo de Ferraris entonces sern:
Estetica razionale,11 Il mondo esterno,12 Documentalit13 y, nalmente, el
Manifesto del nuovo realismo. Hablo de cuadriltero porque estos textos
se presentan como baluartes situados en los ngulos de esta misma
10
144
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intento de interpretacin de la realidad, que sea una forma reduccionista de positivismo o una lectura de tipo heideggeriana.14 Ferraris
nos empieza a hablar de experiencias no enmendables, que se
presentan con evidencia y, sobre todo, claridad de sentido. Estas son
las experiencias fundamentales de nuestra vida de cada da y, cosa
interesante, el culpable de toda forma de reduccionismo no sera el
positivismo, sino la losofa trascendental kantiana: hay que considerar, de manera diferente, la percepcin sensible, o sea no hay que
interpretar los datos sensibles porque la aisthesis no quiere producir
informaciones para la construccin de una posible ciencia, sino slo
generar, de la manera mejor, la adaptacin del ser que percibe al
ambiente en el cual se encuentra.15 Todo esto implicara el reconocimiento de una resistencia fundamental de la realidad que se va presentando como el autntico punto de partida de cada ontologa, libre
de esquemas conceptuales trascendentales (que sean categoras u
horizontes fundamentales). El pensar trascendental ha generado,
segn Ferraris, una inacin epistemolgica, que hay que corregir
introduciendo la probabilidad (o sea que las categoras pueden ser
temporales pero nunca eternas) y recordando que la existencia de una
dimensin trascendental no puede ser demostrada.
Todo el desarrollo de la reexin de Ferraris, que hasta este
punto se haba quedado en los mbitos de la percepcin y de la
ontologa, llega nalmente a la llamada ontologa social con el texto
Documentalit, en el cual el autor se propone analizar, a la luz de su
revalorizacin de lo real, la realidad social. Para reconocer el valor
no enmendable de esta parte de realidad, el lsofo italiano enumera
cinco reglas bsicas: clasicar; hablar de objetos; ejemplicar; describir; experiencia. A estas corresponden descripciones relativas: (1) clasicar indica que la realidad precede a la verdad y que no se puede
construir; (2) hablar de objetos implica hablar a partir de lo que es
estable y no variable como la opinin de los sujetos; (3) ejemplicar
signica encontrar los ejemplos fundamentales que nos permitiran
14
15
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Vase M. Beuchot - J.-L. Jerez, Maniesto del nuevo realismo analgico, ed. cit., p. 15.
Ibid., pp. 26-30.
20
Ibid., pp. 52-54.
19
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Ibid., p. 73.
149
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Fundamentacin hermenutica
del anlisis cultural
Jorge Enrique Gonzlez
Centro de Estudios Sociales CES
Universidad Nacional de Colombia
154
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155
156
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Ibid., p. 42.
J. Habermas, Facticidad y validez. Sobre el Derecho y el estado democrtico de derecho en
trminos de teora del discurso, Madrid: Trotta, 1998, p. 71.
12
Ibid., pp. 72-78.
13
J. Habermas, Postscript. Some concluding remarks, en Aboulaa, M.,
Bookman, M. & Kemp, C. (eds.), Habermas and pragmatism. New York: Routledge,
2002, p. 226. (trad. propia).
11
157
Ibid., p. 227.
R. Bernstein, The pragmatic turn. (cap. 8), Cambridge: Polity, 2010.
16
L. Wittgenstein, Investigaciones loscas. Mxico: UNAM, 2003.
17
P. Winch, Ciencia social y Filosofa. Buenos Aires: Amorrortu, 1971.
15
158
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159
Hermenutica analgica-metafrica
En tercer trmino tenemos a Paul Ricur quien desde 1960 con
Finitud y culpabilidad, transita desde la Fenomenologa eidtica a la
Fenomenologa hermenutica, aquello que l denomin el injerto
hermenutico en la Fenomenologa (greffe hermneutique), en la que
160
EL GIRO ONTOLGICO
22
F. Dosse, Paul Ricoeur. Le sens d'une vie 1913-2005, (cap. 28), Paris: La Dcouverte,
2008.
161
P. Ricur, Freud: una interpretacin de la cultura, Mxico: Siglo XXI eds., 1970, pp.
18-21.
24
P. Ricur, La memoire, lhistoire et loubli, (trad. propia), Paris: Seuil, 2001, p. 657.
25
P. Ricur, Caminos del reconocimiento: tres estudios, Mxico: FCE, 2006, p. 13.
162
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163
inconcientes, de ocultamiento y deformacin, ardides y deformaciones, entre el sentido maniesto y el sentido latente. Es en esa direccin que el autor se reere a la extensin del problema hermenutico
en toda su magnitud, que procede de esta doble posibilidad de
relacin analgica en cierto modo inocente, o de una distorsin, por
decirlo as, retorcida.28 Se trata, entonces, de la doble posibilidad de
la interpretacin como comprensin del sentido y como ejercicio de
la sospecha.
Por la va analgica metafrica la hermenutica se dirige a la
manifestacin y restauracin de un sentido que se me ha dirigido
como un mensaje. Pero, adems la hermenutica se ve comprometida con la desmiticacin, entendida esta como una reduccin de
ilusiones. Ese es el fundamento de lo que Ricur denomina la funcin crtica de la hermenutica.
Haca 1975 en la introduccin de su obra La mtaphore vive
publica el contenido de las conferencias que ofreci en la Texas
Christian University en 1973 y precisa que el estudio del smbolo desde
un punto de vista metafrico no puede constituir el nico apoyo para
el paradigma hermenutico y orienta su programa de investigaciones
en torno al Discurso, al que concibe por medio de la dialctica entre el
acontecimiento y el sentido, para lo cual se compromete en una larga
pesquisa que compromete a la Lingstica contempornea: Hace
algunos aos yo sola relacionar la tarea de la hermenutica principalmente con el desciframiento de las diversas capas de sentido del
lenguaje simblico y metafrico. Sin embargo, en la actualidad pienso
que el lenguaje metafrico y simblico no es paradigmtico para una
teora general de la hermenutica. Esta teora debe abarcar el problema completo del discurso, incluyendo la escritura y la composicin
literaria.29
A comienzos de la dcada de 1990 encontramos en Ricur
una serie de precisiones sobre el anlisis hermenutico del discurso y
los alcances que este puede tener en las Ciencias humanas y sociales.
28
164
EL GIRO ONTOLGICO
En ese momento se reere a lo que denomina el ncleo irreductible (noyau irrductible) de la comprensin. Por ncleo irreductible de
la comprensin entiende lo siguiente: (a) en primer trmino, el origen
de las signicaciones ms autnomas en relacin con la intencin de
signicar, que constituye el acto intencional de un sujeto; (b) adems,
la estructura totalmente irreductible del discurso entendido como un
acto por el cual alguien dice algo a alguien sobre la base de cdigos de
comunicacin compartidos; (c) de esta estructura del discurso
depende la relacin entre signicante-signicado-referente, que es lo
que fundamentalmente se comprende en todo signo; (d) de otra
parte, la relacin simtrica entre la signicacin y el sujeto que
enuncia, es decir, la relacin entre el discurso y su receptor, interlocutor o lector. Es sobre este conjunto de rasgos distintivos que se incorpora el fenmeno de la pluralidad de interpretaciones que est en el
centro de la hermenutica.30
Se debe subrayar varios puntos de esta argumentacin. En
primer lugar, la funcin primigenia atribuida a la capacidad para
comprender el sentido, como algo distintivo de la condicin humana,
potencialidad que se va desarrollando paulatinamente con la insercin del sujeto en la cultura de su entorno. En segundo trmino, el
paralelismo notorio entre la funcin del discurso (alguien dice algo a
alguien), respecto de la concepcin del signo en Peirce (algo que est
para alguien por algo, parg. 2.228),31 aunque el nfasis lo pone en la
capacidad del sujeto para comunicar de acuerdo a los cdigos compartidos. Por esa razn, en seguida hace depender de esa estructuracin del discurso la posibilidad de comprensin del signo, el cual
plantea en una clara concepcin tradica (signicado-signicantereferente), con nfasis en este ltimo. Por ltimo, lo que denomina
como relacin simtrica entre la signicacin y el sujeto que enuncia no es sucientemente esclarecida y puede dar lugar a interpretaciones que asuman la simetra como identidad (univocidad).
30
165
Hermenutica analgica-icnica
Desde Amrica Latina aparece en el debate sobre la Hermenutica el
anlisis de Mauricio Beuchot, quien identica con claridad el signicado de la polarizacin entre univocismo y multivocismo, para subrayar desde nales de la dcada de 1980 la importancia de la interpretacin analgica y, ms adelante, de una hermenutica analgica-icnica propiamente dicha.
Varias son las fuentes y los antecedentes del aporte de M.
Beuchot. Entre las ms importantes de un espectro amplio tenemos,
por una parte, sus investigaciones sobre el pensamiento novohispano
que le permite apreciar el registro y la adaptacin de la tradicin
escolstica en el Nuevo continente. De otro lado, Beuchot retoma su
trnsito por la Filosofa analtica para estudiar el problema de la
cienticidad del conocimiento y, en ese contexto, aproximarse a los
problemas epistemolgicos de la Hermenutica. Por ltimo, ya en la
tradicin hermenutica la recepcin crtica de los trabajos de Gadamer y Ricur, as como los trabajos de Peirce desde el pragmaticismo,
le permiten elaborar las bases de su propuesta de Hermenutica analgica-icnica, pasando por su estudio de las diferentes tendencias de
la semitica.32
En primer trmino tenemos que el tratamiento que hace
Beuchot de la analoga lo conduce a reconstruir su senda, desde los
pitagricos y Aristteles, pasando por el pensamiento medieval en
Toms de Aquino, hasta sus modernas formulaciones, de las cuales
encuentra una especialmente importante para la interpretacin
analgica que es la desarrollada por C. S. Peirce, con la cual Beuchot
elabora su propuesta de interpretacin analgica-icnica.
Para nuestros propsitos vamos a concentrar la atencin en la
aplicacin de la analgicaicnica al mbito de la cultura, es decir, al
de la semiosis o produccin social del sentido plural, a partir de las
elaboraciones sobre el smbolo. En ese sentido Beuchot recorre los
principales aportes tanto europeos (Cassirer, Eliade, Ricur), como
32
M. Beuchot, La semitica. Teoras del signo y del lenguaje en la historia, Mxico: FCE,
2004.
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167
Ibid., 27.
Ibid., pp. 38-39.
36
J. Nubiola, Juan Lus Vives y Charles Sanders Peirce, en Anuario losco, (Unisidad de Navarra), 26, 1998, p. 3.
35
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EL GIRO ONTOLGICO
autosuciencia cognitiva de la Razn (Cogito autosuciente), establece unos lmites muy estrechos, evidentes en las diversas formas de
etnocentrismo, susceptible de cualquier tipo de manipulacin cuando se fusiona con los denominados grandes metarrelatos sobre la
condicin del Hombre en la poca moderna, que obran a la manera
de los nuevos mitos para sustentar la justicacin ideolgica de las
diversas formas de dominacin propias de un modelo cultural hegemnico en una espacialidad-temporalidad determinada.
De manera adicional, como lo seala Ricur37 la denominada va corta ontolgica evitando los debates sobre el mtodo, se
vuelca de golpe al plan de una ontologa del ser nito, para encontrar
all el comprender no como un modo de conocimiento, sino como un
modo de ser. En ese sentido es que retomamos la va larga que
posterga el establecimiento de la condiciones de posibilidad de la
comprensin humana (lgica trascendental), bien sea por la va de la
fenomenologa a la manera de Husserl, o de la analtica del Dasein a la
manera de Heidegger, para enfrentar el problema de las variadas
formas del Ser y de sus manifestaciones simblicas que encontramos
en las mediaciones culturales, bajo el presupuesto de que lo propio y
caracterstico de este Ser es comprender el mundo, comprender a los
otros y, por ese camino, comprenderse a s mismo, tres actividades
que requieren de la perspectiva analgica-icnica para adoptar una
posicin prudente (frontica) en el debate entre la univocidad y el
relativismo.
Al evitar la disyuntiva entre ontologa de la comprensin (va
corta) y epistemologa de la comprensin (va larga), nos encontramos de lleno con la urgente necesidad de mantener un dialogo permanente y fecundo de la reexin losca con las disciplinas de las
Ciencias humanas y sociales, que nos aporta abundante informacin
emprica sobre las mltiples maneras de expresin del Ser.
Como punto de partida quisiera tomar el planteamiento aristotlico asumido en el programa de investigaciones de P. Ricur: El
smbolo da que pensar. En su crtica del smbolo este se ubica entre
37
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elemento constituido por la terceridad, en este caso, el marco conceptual que se ubica entre la realidad y el hombre.
De esta manera podemos encontrar aqu sealados lo que
podemos asumir como principales elementos de la fundamentacin
del Anlisis cultural hermenutico desde la perspectiva de la
Hermenutica analgica-icnica.
173
Por una ontologa jurdica: ser (jurdico) y olvido del ser (jurdico)
En el conocido 3 de Ser y Tiempo, Martin Heidegger estableca como
cometido primero y fundamental de toda ontologa el de aclarar
sucientemente el sentido del ser. Vena a constatar as lo que el
propio lsofo denominaba como el olvido del ser (Vergessenheit) a lo
largo de toda la historia de la metafsica occidental, en tanto que
expresin de un proceso histrico-losco progresivo de desontologizacin, que arrancaba ya desde el mismo Parmnides, y postulaba la
necesidad de recuperarlo de alguna manera desde el respeto a la
diferencia ontolgica. Aun cuando no se est de acuerdo en buena
medida con los trminos precisos del diagnstico y, por supuesto,
con la solucin ofrecida por Heidegger a esta cuestin (expresada en
el Dasein, en una suerte de ontologismo del aqu y ahora que entiende
el comprender, no ya como un modo de conocimiento, sino como un
1
modo de ser), s debe reconocerse, sin embargo, que sigue siendo muy
1
176
EL GIRO ONTOLGICO
mos legalistas de la primera mitad del siglo XX), que han terminado
por simplicarlo en sus distintos modos de decirlo, en aras de salvaguardar por encima de todo el principio de identidad sobre el de
diferencia; as como si bien en mucha menos medida y menos frecuentemente, a ontologismos jurdicos exorbitantemente equivocistas, que reducen el derecho a lo meramente pasajero y coyuntural,
haciendo corresponder al hecho diferencial, un derecho diferencial y, por lo
tanto, dando lugar a una comprensin y a una determinacin de lo
jurdico demasiado inane e insuciente para comprender (y lo que es
ms importante) realizar lo jurdico en nuestras sociedades.
Este presupuesto nos habilita, a mi juicio, para comprender
adecuadamente una ontologa jurdica que recupere y explicite metafsicamente la complejidad del ser jurdico as defenestrado, intentando
dar cuenta, de algn modo, de su renamiento. Tal planteamiento ha
de partir de una consideracin del ser jurdico adecuada a su analogicidad, ya que sta constituye su propiedad ontolgica fundamental.
La analoga se nos presenta aqu, pues, como el modo de comprensin que puede dar cuenta de ello, mejor que otros modos de comprensin, como por ejemplo, el mito, la alegora, la metfora, etc.
As pues, es necesario decir el ser analgicamente para mostrar y respetar su complejidad sustancial, mediante una lgica analgica que trate de hallar cabalmente un equilibrio entre sus distintos
planos y lograr su adecuada comprensin. Asimismo, en la medida en
que la cuestin general de la comprensin constituye la tematizacin
propia de la hermenutica, es tambin necesario poner en juego una
hermenutica analgica (una hermenutica sustentada en la analoga)
para no quebrar tal vinculacin entre comprensin e interpretacin.
De ah que, en un intento de fundar una ontologa jurdica
sobre bases metafsicas que nos den cierto sustento (el ser siempre es,
nos guste o no), se nos plantee la necesidad de considerar el ser de
acuerdo con su naturaleza analgica, en los trminos en que vino
inaugurado por Aristteles (en su temprana crtica al idealismo
platnico), y que fue desarrollado por toda la tradicin aristotlica no
idealista posterior (Santo Toms de Aquino, Cayetano, Juan de Santo
Toms, cierta tradicin analgica renacentista y barroca, etc.). Hoy
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entre trminos o acciones. En sus propias palabras, cosas anlogas proporcionalmente son aquellas que tienen un nombre comn y
cuyo concepto, de acuerdo con el signicado de este nombre, es
9
idntico proporcionalmente. En el silogismo, se usa un trmino
medio que permite vincular dos extremos (a:b::b:c, inrindose a:c);
vincula diversos sujetos con semejanzas de relaciones de modo
propio (en sentido literal) o impropio (en sentido gurado). Santo
Toms de Aquino dice al respecto: "Un nombre puede ser aplicable
de dos maneras: primero propiamente, y en segundo, por semejanza
(o impropia). Es aplicable propiamente cuando se toma segn toda la
signicacin del nombre. Es aplicable por semejanza cuando se toma
solamente algo de lo que se incluye en la signicacin del nombre".10
De esta manera, la analoga de proporcionalidad propia vincula
trminos que poseen un signicado, en parte comn y en parte
distinto, por su propia semejanza estructural; mientras que la de proporcionalidad impropia o metafrica acontece cuando la estructura
que relaciona a los analogados no se encuentra realmente en uno de
ellos, sino que se da en un plano metafrico, lgico, no real.
As pues, la analoga de proporcionalidad propia permite
distinguir lo propiamente especco en relacin con el objeto (cuestiones,
temas, problemas, doctrinas, etctera) a interpretar, mientras que la
analoga de atribucin facilita la ordenacin, en tal tarea interpretativa, de tal objeto, bajo una misma estructura comn.11
gando as un carcter metafsicamente preponderante a la analoga de atribucin,
por ser la que articula la relacin entre Dios y la criatura: de sta a Aqul
(Metaphysicarum disputationum tomi duo, d. XXVIII, s.3).
9
Ibid., cap. XXIII.
10
Summa Theol., I, q. 13, a. 9. As la ejemplica el Aquinate: El nombre de len se
aplica propiamente a todos aquellos individuos en los que se encuentra la naturaleza
signicada por ese nombre; pero se aplica por semejanza a aquellos individuos que
tienen algo de leonino, como la audacia o la fortaleza, a los cuales se les llama
metafricamente leones.
11
Un excelente ejemplo de tal proceder hermenutico es el desarrollado por Andr
de Muralt, mediante lo que l mismo denomina como mtodo de las estructuras de
pensamiento, el cual constituye una formidable interpretacin de las distintas
losofas polticas modernas y contemporneas, a partir de una aproximacin de
cuo aristotlico a las metafsicas medievales europeas (Vase A. de Muralt, La
181
Veamos todo esto en trminos hermenuticos. Los univocismos son estructuras de inteligibilidad que interpretan ontolgicamente la doctrina de la analoga otorgando un primado unvoco a la
analoga de atribucin sobre la de proporcionalidad (propia e impropia); mientras que los equivocismos lo hacen primando de manera
equvoca la de proporcionalidad impropia o metafrica sobre la de
proporcionalidad propia y, obviamente, la de atribucin. Esto es as
porque la analoga de atribucin interpreta el analogado principal en
trminos de causalidad ejemplar sobre el resto de analogados, concediendo as prioridad lgica y epistemolgica, en trminos absolutos,
al analogado principal (as se garantiza la identidad de la doctrina en
juego: caso de la mayor parte de las hermenuticas platonizantes), en
tanto que la analoga de proporcionalidad impropia o metafrica
prioriza lgica y epistemolgicamente lo que diferencia a cada doctrina en cuestin. La analoga de proporcionalidad propia, sin embargo,
prioriza relativamente cada una de las doctrinas en juego frente al resto,
ya que destaca lo que tienen de semejante o desemejante buscando
lograr una proporcin entre s, ms acorde con la analogicidad sustancial del ser mismo.
Bajo una racionalidad analgica, podemos armar, pues, que
los univocismos constituyen una comprensin y una aplicacin de la
analoga desde un punto de vista exclusivamente (en sentido heideggeriano) ontotelogico, lo cual implica necesariamente un primado
unvoco de la analoga de atribucin sobre la de proporcionalidad, y
comporta tambin un primado de la participacin sobre la causalidad; los equivocismos entienden y aplican la analoga desde un punto
de vista ontologista (caso de Heidegger), en el sentido de otorgar un pri-
182
EL GIRO ONTOLGICO
mado equvoco a la analoga de proporcionalidad impropia o metafrica sobre la de proporcionalidad propia y, por supuesto, la de
atribucin. Un discurso propiamente analgico, en la proporcin que
permite sustentar una hermenutica analgica lo ms abierta y
exible que sea posible, es aquel que se articula fundamentalmente
sobre la analoga de proporcionalidad propia, ya que permite
estructuralmente comprender y hacer inteligible el ser mismo sin
traicionarlo del todo (esto es, el ser mismo como lgicamente uno en una
unidad de orden), constituyendo as un discurso propiamente ontolgico.
As pues, la lgica analgica viene a poner de maniesto que
existen diferentes maneras de decir la cosa, existiendo entre todas
ellas, a la vez, una identidad y una diferencia de signicados. Ya no se
supone de entrada lo que se dice (o se debe decir) suprimiendo la distincin
y la distancia en la articulacin de un espacio reexivo absoluto per se,
sino que se establece una mediacin que respeta de suyo, en distintos
grados, la diferencia entre las distintas maneras de decir lo real. Se
logra as que no se imponga una sola verdad o interpretacin vlidas
(univocismos), sin caer tampoco en el total relativismo (equivocismos), puesto que, a la vez, se obtiene una determinada ordenacin
entre ellas en razn de lo que las une (pluralismo analgico).
Creemos as que una hermenutica analgica permite
sostener un discurso ontolgico en cierto modo fuerte, desde su adecuacin metafsica a la complejidad analgica del ser. Veamos todo
esto especcamente en relacin con el ser jurdico, con el derecho.
El ser jurdico: el derecho como concepto analgico
Resulta del todo evidente que el derecho es algo sobre lo que
se pueden articular mltiples discursos. Esto remite a aquello sobre lo
que histricamente han tematizado, y tematizan, las diversas ontologas jurdicas cuando se plantean la cuestin qu es el derecho? Lo
jurdico es, as, un objeto complejo; algo sobre lo que es necesario y
lcito preguntarse por su concepto y sobre lo que se puede hablar
desde distintas aproximaciones, a partir de distintos presupuestos, de
distintas formas y con diversos nes.
183
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185
M. Beuchot, Tratado de hermenutica analgica. Hacia un nuevo modelo de interpretacin, 2 ed. Mxico: Facultad de Filosofa y Letras (UNAM), taca, 2000, p. 108.
15
Entindase aqu la expresin texto jurdico en el sentido ms laxo que quepa
pensarse: no slo los textos propiamente escritos (desde luego, prcticamente
todos los textos jurdicos), sino tambin todos los acontecimientos que pudieran
tener relevancia jurdica (costumbres, hechos sociales, etc.). En consecuencia, todo
aquello que pudiera revestir textualidad jurdica.
186
EL GIRO ONTOLGICO
16
y semnticos) al presuponerlos de suyo, logrando as la comprensin ms plena, amplia y abierta de lo jurdico que quepa darse.
La tercera razn reside en que el acto interpretativo constituye el momento hermenutico fundamental de lo jurdico, al mostrarse en l, de manera unitaria, total y completa, la complejidad de
aspectos, sentidos y discursos integrales del derecho. En virtud de tal
actualizacin real, comprensiva de lo general y de lo particular, la
hermenutica jurdica permite, a su vez, comprender cada uno de
estos aspectos, sentidos y discursos en su orden ontolgico propio,
sin reducirlo parcial e indiscriminadamente a cualquiera de ellos. En
consecuencia, el acto interpretativo remite, en ltimo trmino, al acto
ontolgico, ya que la comprensin expresada en ese acto comporta,
de suyo, la armacin de un determinado status ontolgico:
comprensin-acto y ontologa son as inescindibles.
Tales razones reclaman, pues, la necesidad de una consideracin hermenutica si se pretende lograr una adecuada comprensin
del cuestin ontolgica sobre el derecho, puesto que slo desde una
hermenutica jurdica es posible distinguir todos los planos del discurso sobre lo jurdico, y ordenarlos y comprenderlos en un saber
jurdico que d cuenta proporcionadamente de su especicidad, con
sus objetos y sus mtodos propios, en razn de cada uno de los planos
del discurso jurdico que tomemos en consideracin y de la relacin
entre todos ellos en general. Se trata, as, de no traicionar la complejidad ontolgica de lo jurdico, en tanto que se respeta y se ordenan
los distintos planos en que se explicita discursivamente, en funcin
del trmino a partir del cual se ha dado y se da (al cual se reduce) lo
jurdico, bien sean la materia, la forma, la causa eciente o el n de lo
jurdico.
Entiendo que esta es la respuesta ms satisfactoria a la cuestin qu es propia y fundamentalmente lo jurdico?, si se quiere comprender ontolgicamente, en sus justos trminos, el derecho. Adems,
partiendo de que lo jurdico est impregnado de analogicidad, lo
adecuado para su comprensin es la puesta en juego de una herme16
187
nutica analgica que permita articular una hermenutica comprensiva de todos los planos del derecho y, por lo tanto, con capacidad
para distinguirlos en su orden propio y criticarlos, poniendo de
maniesto, tanto simplicaciones absolutistas y reduccionismos unvocos, como perspectivas excesivamente relativizadoras y equvocas
sobre el derecho. As pues, desde una hermenutica analgica nos
hallamos en condiciones y en disposicin para llevar a cabo tal tarea
ontolgica fundamental.
Corolario: un ensayo de hermenutica jurdica analgica
Como vengo mostrando, es mediante la incorporacin de la analoga
a la hermenutica como se puede lograr la conuencia de los trminos en juego en la interpretacin, en la medida en que, tanto ser como
verdad (los autnticos sostenes trascendentales que sustentan todo acto
hermenutico) son, de suyo, analgicos. Se puede hablar as de las cosas
sin traicionarlas defectiva, ni excesivamente, porque, ciertamente, el
ser no queda, ni hipertroado por la va de monolticas y prepotentes
interpretaciones univocistas, ni desterrado del todo por la va de
interpretaciones equivocistas, demasiado relativistas (o incluso nihilistas), al postularse una hermenutica que, al menos, presupone algo
como objeto de la interpretacin, aun cuando sta se encuentre (y sea
17
consciente) de sus lmites y de sus matices. En toda regla, se trata de
articular una ontologa analgica, es decir, una ontologa hermeneutizada por una lgica analgica y, por lo tanto, atemperada en su discurso
tendente a la univocidad, y una hermenutica ontologizada por la
analoga, sustancializada en cierto modo (analgico) y, en consecuencia, limitada en su tendencia a discursos desbocados y disolventes.
Ya no es la simple lingisticidad donde se ofrece el ser, la cual
lo disuelve en la pura diferencia, vacindolo as de lo ontolgico en su
comprensin (el ontologismo heideggeriano, por ejemplo), sino que
el ser reviste la suciente pujanza como para sobrepasar al lenguaje,
17
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En denitiva, qu nos muestra principalmente una ontologa sustentada sobre una hermenutica analgica de lo jurdico? Que,
a pesar de lo que piensan la mayora de los iuspositivistas y la mayora
de los iusnaturalismos modernos de corte racionalista, y las perspectivas equivocistas, postmodernas, sobre lo jurdico, la tesis que arma
la escisin irreconciliable entre la ley y la justicia es un articio terico
y prctico alejado de la realidad de lo jurdico y, en ltimo trmino,
misticador del mismo. En muchos casos esto puede redundar en
una comprensin inadecuada del derecho y, lo que es ms grave, en
situaciones concretas de inequidad que pueden llegar a resultar irreparables para las personas.
192
El turno ontolgico de la
hermenutica jurdica analgica
Napolen Conde Gaxiola
Escuela Superior de Turismo
Instituto Politcnico Nacional
Introduccin
En este trabajo estudiamos el nexo existente entre la ontologa, la
jushermenutica y el derecho. La perspectiva terica se ubica al
interior de la hermenutica analgica en tanto teora y mtodo de la
interpretacin jurdica, centrada en el texto, el mundo y la realidad
jurdica, con el propsito de ubicarla en su contexto y poder
recontextualizarlo.1 De hecho, Mauricio Beuchot, el fundador de sta
propuesta en algunos textos2 ha reexionado sobre sta temtica.3
Por nuestra parte pretendemos continuar en sta lnea de investigacin4 y desarrollar ideas innovadoras de importancia central en el
1
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195
A. Badiou, Breve tratado de ontologa transitoria, Barcelona: Gedisa, 2002, pp. 49-50.
Cfr. M. Bunge, Ontologa I. El moblaje del mundo, Barcelona: Gedisa, 2011.
19
W. V. O. Quine, Relatividad ontolgica, en La relatividad ontolgica y otros ensayos,
Madrid: Tecnos, 1974, p. 76.
20
G. Vattimo, Adis a la verdad, Barcelona: Gedisa, 2010.
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ontologa sobrepoblada en nuestros discursos; hay una sobrepoblacin ontolgica en nuestras historias, es la historia, lo cual se ve al
analizar, el hecho histrico. Pues bien, el ente es anlogo, analgico, y
as ha de ser la interpretacin que le conviene, nuestra interpretacin.
La analoga exige distincin, diferenciacin, matizacin.28
En esta lnea el nomos de lo comn responde a la esencia del
derecho, porque es anlogo, diagramtico y analgico.
En quinto lugar, tenemos el ser de los criterios normativos en funcin de la
legalidad institucionalizada estatal. No podemos negar que el derecho
est integrado por un universo normativo. La ontologa jurdica de
Luis Recasens Siches as lo considera, aunque tambin toma en cuenta la estructura valorativa.29 Sucede lo mismo con Carlos Cossio quien
sostiene la importancia del tejido normativo ya que conceptualiza la
conducta en interferencia intersubjetiva, aunque tambin es importante la accin y el acto humano, los actos de fuerza, la presencia de la
libertad y la imputacin de sanciones.30
En sexto lugar, la jusontologa se vincula con su egologa. Se reere a la
egologizacin del derecho entendido el vocablo ego, no en el sentido husserliano, del ego cognoscente sino, en el sentido de un yo
fctico y prxico.31 Esta egologizacin del logos jurdico, y en consecuencia del ser jurdico, es fundamental en una caracterizacin ontolgica. El autor fundamental en esta propuesta es el jurista argentino
Carlos Cossio, quien adopta la fenomenologa husserliana para disear su ontologa jurdica.32 En esa ruta el logos se integra al ser del
derecho. Esto signica que el jurista debe conocer su camino, su experiencia, el s mismo, lo que hace y es, el propio sujeto en su devenir.
28
201
P. Stucka, La funcin revolucionaria del derecho y del estado, Barcelona: Pennsula, 1974,
p. 48.
202
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dica en una jusontologa y ve al derecho como norma y secundariamente como valores y no como vida o mundo concreto, es decir,
como derecho formalmente vlido (visin dogmtica), derecho
intrnsecamente vlido (visin losca) y derecho positivo (visin
sociolgica).34 Adopta, como se observa una posicin antirrealista.
Un horizonte realista del derecho, supone que la realidad del derecho
positivo, existe independientemente de nuestra conciencia. Este
realismo se nutre de la totalidad, la verdad, el fundamento, la realidad,
la objetividad, los hechos, las interpretaciones y la dimensin econmica, poltica y social. Es realista, porque se opone al antirrealismo,
parte de la realidad entendida como el mundo, contexto, y la
concrecin que nos rodea en toda su amplitud y diversidad. El
antirrealismo o realismo relativista, es un realismo construido
nicamente por las emociones, los sentimientos y la ilusin; es decir,
como un constructo imaginario repleto de fantasa. Su ontologa es
matmica o instrumental. Es entender el derecho como ensueo o
metfora; la constitucin como algo imaginario; la jurisprudencia
como ccin; la legislacin como mito; el sistema jurdico como
entelequia; en pocas palabras es el sujeto de manera abstracta e idealista quien construye la realidad jurdica. Es ver el derecho como un
objeto ideal lo cual requiere una ontologa sicalista o platnica. La
realidad jurdica de una sociedad existe independientemente de
nuestras representaciones, descripciones o interpretaciones. El comportamiento y la postura ideolgica y poltica de los jueces, legisladores, notarios, scales, es una realidad objetiva que no podemos
inventar, imaginar o fantasear. Nuestra realidad demuestra la objetividad econmica, poltica, social, ideolgica y ontolgica que nos
rodea. En ese sentido, nuestro sistema de representacin o realismo
analgico, nos permite mediante un horizonte epistmico, signicar
la realidad jurdica de nuestra sociedad. sta idea supone que la
actividad de los jueces o magistrados, es decir el llamado mundo
jurdico, el horizonte de las reformas educativa, scal, de telecomu34
E. Garca Mynez, Introduccin al estudio del derecho, Mxico: Porra, 2002, pp. 115 y
ss.
203
nicaciones, entre otras existen en parte, al margen de nuestro sistema de signicacin, simbolizacin y representacin. Eso no signica
que no participe el sujeto humano en su construccin y aplicacin, es
decir, es algo objetivo y real, ya que forma parte de la esencia del
grupo social dominante. La realidad jurdica externa el salario de los
ministros de la Suprema Corte, la corrupcin o transparencia en los
tribunales y la bondad o vicio de los ministerios pblicos; es en parte
dependiente e independiente a nosotros; dependiente en la medida
que podemos deconstruir y reconstruir nuestros marcos conceptuales y participar activamente en tales eventos; por otro lado, es independiente al sujeto, a la mayora de la poblacin, pues constituye algo
que est ah, puesto y dado, de manera concreta. Tambin tiene que
ver con nuestra praxis, con la actitud que asumamos al respecto. As
vemos que la realidad externa es ontolgica, los hechos existen y
estn objetivamente situados; ah estn, delante de nosotros
instalados en la realidad. Esto signica que hay objetos o dispositivos
materiales que no dependen de nosotros; sin embargo, existen
objetos societales que si dependen de nosotros. Sobre esto dice
Mauricio Beuchot: este realismo en su cara ontolgica, nos hace
pensar que existe la realidad, independientemente de nosotros, de
nuestro conocimiento de ella como lo sostuvieron Aristteles y
Peirce. Pero tambin en nuestro conocimiento de la misma interviene
en nuestros marcos conceptuales como ha sostenido Putnam. Aunque nos parece muy extrema su idea de que la realidad no tiene
ninguna propiedad intrnseca, podemos aceptar que el conocimiento
se da en el encuentro de hombre y mundo.35
Es por eso que Beuchot plantea la pertinencia del realismo y
del giro ontolgico: ya se respira en el ambiente un giro ontolgico,
despus del giro lingstico. Una reivindicacin y vuelta de la
metafsica. Ciertamente proposicin a la situacin postmoderna en la
que nos encontrbamos, la cual prohibi todo realismo y nos dej
una metafsica dbil, que no alcanzaba ni para levantar la tica o los
35
M. Beuchot y L. E. Primero Rivas, Perl de la nueva epistemologa, Mxico: Publicaciones Acadmicas, 2012, p. 82.
204
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idea colectivista de la comuna, como dispositivo central de una normatividad nueva, apoyada en la autonoma y la independencia frente
al estado y el gobierno. Es pertinente a nivel jusontolgico reexionar sobre los tejidos normativos, basados en el nomos de lo comn
para visualizar una alternativa jurdica diferente del ser del derecho,
en direccin opuesta al nomos del capital y la democracia representativa. La experiencia latinoamericana es muy ilustrativa al respecto. En
esa ruta nos preguntamos: Qu es lo comn?, es claro que lo comn
es el espacio geogrco de la comunidad, soporte material gestionado por la comunidad a travs de normas y reglamentos establecidos analgicamente. Tiene que ver con la creacin de instituciones
autodeterminadas, autogobierno, procedimientos de autogestin,
conservacin de pueblos originarios, etc. Es el caso de los bienes
comunales en las etnias, grupos tnicos, indgenas y nacionalidades,
que han luchado por establecer criterios normativos y tribunales
propios en relacin a los bienes naturales, los frutos del trabajo, de la
naturaleza, la ora y la fauna, los ros, etc. Para una ontologa del
derecho comunitario, es pertinente no reducir tal problemtica, a una
simple vuelta a un nuevo medio ambiente o ecosistema; tampoco se
trata de un giro naturalizante o de simple retorno a lo singular. Lo
fundamental, consiste en ser un cuestionamiento de las relaciones
burguesas de produccin. Lo comn ha sido una categora poco
estudiada por el ser del derecho. Se trata de una propiedad que no es
ni estatal ni privada, sino colectiva. Existe un derecho, pues hay
normas, principios, valores, instituciones, regulacin de la conducta,
deberes y derechos, sanciones e intereses, decisiones y justicaciones, tribunales, consejos de ancianos, poder colectivo y cuestiones
similares. Hay que repensar esta modalidad del derecho como parte
del giro ontolgico que estamos proponiendo para generar nuevas
respuestas a la esencia de la juridicidad.
En noveno lugar est el ser de los principios. El ser del derecho tiene que ver
con los principios. Para Ronald Dworkin, el trmino principio es una
va genrica para designar a todo el conjunto de los estndares, que no
forman parte del cuerpo normativo, para basarse en criterios morales
206
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207
43
208
EL GIRO ONTOLGICO
H. Kelsen, Teora pura del derecho, Mxico: Porra, 2011, pp. 71-82.
M. Beuchot, tica, Mxico: Torres & Asociados, 2006, pp. 36 y ss.
46
M. Beuchot, Hermenutica Analgica, Ontologa y Mundo Actual, Mxico: Dmeter,
2014, pp. 87-135.
47
M. Beuchot, La hermenutica analgica, el derecho y los derechos humanos, Hiperbrea,
Revista de Hermenutica Jurdica, Ao 1, No. 2, 2010, pp. 152-160.
48
A. Badiou, De un desastre oscuro. Sobre el n de la verdad de Estado, Buenos Aires:
Amorrortu, 2006, p. 32.
45
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En dcimo tercer lugar est el ser de la justicia. La justicia es sin duda alguna
el analogado principal del derecho. Tambin es la respuesta a la
esencia del derecho. Para la hermenutica analgica lo justo, es el
argumento primordial que distingue a la ontologa jurdica de nuevo
tipo frente a los univocismos positivistas y al equivocismo de la
posmodernidad.53 Desde nuestro horizonte terico denominaremos
justicia, a aquello que se relaciona con la proporcin y la prudencia y
que es apropiado para nombrar la verdad pertinente de un acontecimiento jurdico. As las cosas, es el discernimiento de una praxis
igualitaria en lo fctico. Lo justo se vincula con la verdad y con el suceso trascendental. Si se nos preguntara, como hermeneutas y juristas:
cul es la esencia y el ser del derecho? cul es el ncleo bsico de la
jusontologa? Nuestra respuesta es denitiva: la justicia.
En dcimo cuarto lugar est el ser de la sancin. Tambin guarda ntima
relacin con el ser del derecho la cuestin de la sancin. Qu es la
sancin? En un primer momento, es la derivacin concreta de un
comportamiento paralelo al incumplimiento de una norma, regla o
directriz, sin el cual no es posible la vida en sociedad. La mayor parte
de los lsofos del derecho que han hablado de ontologa jurdica se
reeren a esta nocin. Es el caso del jurista espaol ngel Snchez de
la Torre54 y del propio Luis Legaz y Lacambra55 as como del jurista
brasileo Miguel Reale56. En estos autores ocupa un lugar primordial;
igualmente sucede con Hans Kelsen que dedica la parte inicial del
cuarto captulo denominado Esttica Jurdica a la problemtica de la
sancin.57 Sin duda alguna es uno de los conceptos jurdicos fundamentales y responde a la pregunta sobre el ser del derecho, al menos
53
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212
Estas lneas son precedidas por una oracin que esboza una de las
nociones posibles del extranjero: aqul Otro, portador de diversas
voces que componen la idea de alteridad. Por una parte tenemos la
descripcin del Yo como ccin, dimensin subjetiva que posibilita la coexistencia y participacin de mltiples Yo(es), coautores
que abren distintos espacios discursivos y habitan en ellos. Por otra
parte, tenemos las palabras del poeta francs, Arthur Rimbaud, cuyo
eco resuena en el momento de pensar la relacin con el Otro; sita al
Yo (Je) no como un pronombre delimitado por el sujeto sino como
aqul que ejerce el acto en s. Lo anterior resulta ms evidente en la
conguracin gramatical creada: Yo es (Yo es), el Yo es un sujeto
cuya funcin es la de ser, existir seguido por el complemento que
recibe directamente la accin: un otro (un autre), sustantivo polis1
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EL GIRO ONTOLGICO
como una utopa es uno de los modo de defensa y de apertura al dilogo. Consideramos que Jacques Derrida nos ha otorgado algunas de
las herramientas lgicas para abordar dicha temtica, para intentar
posicionarnos en la frontera entre las preguntas y las respuestas y para
desestabilizar algunos de los paradigmas e idiosincrasias ancladas en
el pensamiento.
***
El Otro, encarnacin de distintos personajes sociales: lo lejano, la
diferencia, lo de afuera, lo disidente, la locura, el extranjero. Estamos
frente a un espectro de posibilidades en el que resulta imprescindible
considerar el contexto, sus actores y sus particulares tipos de interaccin que nos permitan propiciar y mantener un dilogo dentro de un
espacio social determinado. Especcamente, nos gustara sujetar el
trmino de extranjera; nocin polismica que engloba el sentido de la
diferencia, determinada por un desplazamiento de orden poltico,
econmico, cultural o lingstico.
Generalmente, el Otro el extranjero es denido por la pertenencia o exclusin de un grupo que sea consecuente a determinadas categoras sociales y culturales. Est delimitado por su identidad y
desigualdad y con respecto a su relacin con la mismidad y con la diferencia; por consiguiente, es menester tomar cierto distanciamiento
para desdibujar la realidad misma. Dicho distanciamiento nos remite
4
a la metfora del espejo descrita por Jodelet en la que juega con el
reejo de las identidades colectivas proyectadas ante los ojos del
espectador; al demarcar la diferencia se rearma su propia identidad.
La extranjera encuentra su fundamento en la diferencia cticia y maniesta que surge debido a un proceso de distanciamiento,
de extraamiento entre un yo y un t. Bajtn denomina esta situacin
con el trmino de enunciado ontolgico y la explica de la siguiente mane5
ra: Yo soy aqul a quien le han dicho: t. Yo tambin soy. A partir
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de dicha confrontacin se estructura una doble signicacin de nuestra nocin de identidad pues, la aceptacin de mi experiencia
depende de la existencia del otro y la diferencia entre lo que soy y no,
rearma lo que soy.
Desde una perspectiva derridiana, se conformara una idea
dinmica de nuestra identidad al transformarse histricamente; implica el establecimiento de una diferencia con base en una disimetra o
6
lo que el lsofo denomina una tentacin dicotmica de pensar. Pensemos, por ejemplo, en dualidades como identidad y diferencia, formamateria, afuera-adentro, forma-fondo, modo-gnero, autctono-extranjero. Lo anterior constata la estructura relacional de una realidad a
travs de la demarcacin de la diferencia para la existencia de cualquier identidad. Sin embargo, habramos de considerar las diferentes
variables implicadas en el proceso de la conformacin de la identidad.
El mismo Derrida sugiere que toda cultura recibe una herencia deter7
minante de polticas hegemnicas cuyo inters radica en legitimar
ciertos sistemas de poder de ndole econmico, social, poltico y,
perversamente, lingstico. Decidimos calicar de perverso este ltimo
sistema para evidenciar cierta intencionalidad en una supuesta soberana identitaria, con esencia colonial, operando directamente en las
polticas de la lengua. Nuestra posibilidad se sita en el cuestionamiento de la univocidad de un sistema lingstico e ideolgico que se
pretende absoluto.
Cules son las relaciones de poder que podramos localizar
en los sistemas lingsticos? George Steiner propone lo siguiente:
[El lenguaje] es una mediacin dinmica entre los dos polos de
conocimiento que imprimen a la experiencia humana una estructura
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subyacente, doble y dialctica. Vemos que se vuelve un poco ms
asible el afn por develar los misterios lenguaje al traspasar sus
fronteras y proponer una idea de dinamismo en el intercambio; es
decir, un dilogo continuo e interminable. Adems, subyacen
discursividades que suponen una cosmogona particular, de una
6
216
EL GIRO ONTOLGICO
Hasta este momento, logramos vislumbrar es una abolicin del derecho por la falta de lgica espacial de la otredad, un afn por evitar la
contaminacin cultural del extranjero. Perturbacin ptica?
Tenemos la responsabilidad por descubrir un manejo
creativo en la propia condicin de desplazado, hacernos a nosotros
mismos. Extranjeros para nosotros mismos? Quisiramos proponer
9
E. Jabs, Un Etranger avec, Sous le bras, un livre de petit format, Paris: Gallimard, 1989, p.
24 (trad. "A un hombre de carne y de sangre ; de mi carne y mi sangre, s. A un extranjero que me revel a mi extranjera al abrirme a m mismo".)
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EL GIRO ONTOLGICO
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e impreciso intentar denirlo; implica darle voz a esa diferencia sosegada e incmoda. Buscamos trabajar con esa oposicin y develar el
privilegio del que podra solazarse; al parecer, la exclusin lo mantiene a la distancia, pero precisamente buscamos ciertas prerrogativas
de ese alejamiento para mantener la perspectiva crtica y curiosa.
Retomando una de las ideas iniciales en las que Rimbaud arma: Yo es otro, corroboramos que la contraposicin entre unos
y yoes ampla el espectro de visibilidad de nuestro imaginario social
y cultural; adems, nos otorga la posibilidad de relativizar ciertas estructuras del lenguaje como la diferenciacin pronominal, hasta los
actores sociales y los discursos enunciados.
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Los Autores
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(SPINE). Entre las publicaciones ms recientes pueden destacarse: Desarrollos de la nueva epistemologa (2015, sello editorial de la Universidad del Cauca), en co-autora con Mauricio Beuchot; artculo Filosofa y losofa de la
educacin en la vida cotidiana iniciando el Siglo XXI (2014), en Revista
Persona, N 23, Ao IX, Febrero, Crdoba, Argentina, ps. 17- 26. (Ver en
http://www.personalismo.net/persona/sites/default/les/Revista23.pdf
); El conocimiento actual 2 Memoria del congreso internacional Hermenutica,
conocimiento y educacin, coordinador (2013), co-edicin CAPUB RIHE,
Mxico; y Perl de la nueva epistemologa (2012), CAPUB, Mxico, tambin en
co-autora con M. Beuchot.
Stefano Santasilia ha conseguido la Maestra en Filosofa en la Unversit
di Napoli Federico II y el doctorado en Cultura de los pases de habla
Ibrica e Iberoamericana, con una tesis sobre La idea del hombre en
Eduardo Nicol, en la Unversit di Napoli L'Orientale. Ha realizado
estancias de investigacin en varias universidades de Espaa y Amrica
(UAM-Madrid, Universitat de Barcelona, UNAM, UAM-Mxico). Ha sido
Visiting proffesor en el Seminario de Hermenutica del Instituto de
Investigaciones Filolgicas, colaborando con el Dr. Mauricio Beuchot. Sus
campos de inters son la antropologa losca desde el punto de vista
fenomenolgico, la losofa de la religin y el pensamiento hispnico. Ha
publicado dos monografas: Tra Metasica e Storia. L'idea dell'uomo in Eduardo
Nicol (Firenze, 2010) y Simbolo e Corpo. A partire da Eduardo Nicol (Napoli,
2013), y varios artculos en revistas nacionales e internacionales.
Actualmente trabaja como investigador becado en la Universit
della'Calabria-Italia.
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