1.3.1 Jean Lave. La Práctica Del Aprendizaje
1.3.1 Jean Lave. La Práctica Del Aprendizaje
1.3.1 Jean Lave. La Práctica Del Aprendizaje
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Estudiar las prcticas
ISBN 950-518-820 X
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Indice general
11 Colaboradores
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La actividad de la navegacin
Ambitos de desarrollo en la navegacin
El mbito en que se cumplen las tareas de navegacin
Los clculos de navegacin
El ciclo de actividades destinadas a establecer la posicin del
barco
El aprendizaje de la navegacin
Propiedades del sistema
La formacin social de la competencia para navegar
Un problema de atribucin
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Seth Chaiklin y yo iniciamos este proyecto, pero desde las primeras etapas lo discutimos con Steinar Kvale, quien fue nuestro colega y asesor desde entonces. Roger
Siiljb fue excepcionalmente amable y eficiente al organizar la segunda reunin del
congreso y hacer arreglos para financiarla a travs de su departamento de la Universidad de Linkping, Suecia. La Fundacin Spencer brind generosamente su apoyo
para el viaje de los participantes del congreso. William Schonfeld, decano de la Escuela de Ciencias Sociales de la Universidad de California, Irvine, financi la primera reunin. Este hecho constituye slo un ejemplo de su permanente apoyo a lo largo
de los aos, por el que le estoy agradecida. En la Universidad de California, Irvine,
Norma Mendoza realiz una magnfica tarea de organizacin de todo el proyecto.
Trabaj con Kathy Girvin y juntas crearon el clido ambiente en el que prevalecieron
la camaradera y la apertura intelectual.
Como todos los autores escribieron sus captulos con la ayuda de -juntas editoriales, formadas por otros tres participantes, Steinar Kvale ley muchas versiones de
esta introduccin y me prest el apoyo sin el que probablemente no habra podido
terminarla. Ole Dreier, Paul Duguid, Martin Packer, Carol Stack, Lucy Suchman,
Randall Trigg y Etienne Wenger hicieron generosas lecturas crticas. Agradezco
tambin a los participantes del curso de verano de 1991, respaldados por el Centro
de Investigacin Cualitativa de la Universidad de Aarhus, bajo la direccin de Steinar Kvale en Mols Laboratoriet, por su cuidadosa lectura y sus posteriores sugerencias. Les agradezco a todos y a cada uno. Un especial reconocimiento para nuestra
editora, Julia Hough; su gentileza, paciencia y delicado aliento contribuyeron en
gran medida a la fructificacin del proyecto.
Gran parte del beneficio que obtuve de este proyecto se debe a que trabaj en colaboracin con Seth Chaiklin. Con el propsito de asegurarnos de que nuestros captulos de introduccin y conclusin fueran comentarios autnomos del libro, no lemos
ni comentamos los borradores de los captulos del otro. Esto explica por qu la
introduccin no contiene ninguna referencia al captulo de cierre de Chaiklin, y viceversa. El proceso de redaccin de la introduccin es la nica parte del congreso y del
libro que no se benefici directamente con el profundo conocimiento de Seth y su visin crtica de la prctica histricamente situada de la investigacin en ciencias sociales.
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mundo social de la actividad no pueden ser separados (vase Minick, 1985). Esto crea un dilema: la investigacin sobre la prctica
cotidiana se concentra tpicamente en las actividades de las personas que actan, aunque existe consenso en que tales fenmenos no
pueden analizarse aisladamente, dejando de lado el mundo socialmente importante en que la actividad se desenvuelve. Pero no se ha
prestado mucha atencin a la dificil tarea de conceptualizar las relaciones entre las personas que actan y el mundo social. Tampoco se
ha dedicado suficiente atencin a la tarea de repensar el mundo social de la actividad en trminos relacionales. En conjunto, estos
puntos constituyen el problema del contexto.
Los participantes en el congreso estuvieron de acuerdo con esta
serie de prioridades, con la obvia salvedad de que los conceptos
relacionales del mundo social no se exploraran separadamente de
las concepciones de las personas que actan e interactan ni de sus
actividades. Esa salvedad se convirti gradualmente en un tema
ms central y, como resultado, nuestra concepcin de la tarea comn
se cristaliz en un doble foco: sobre el contexto y, para nuestra sorpresa, sobre el aprendizaje. El foco sobre uno brindaba ocasin de
considerar al otro. Si se considera el contexto como un mundo social
constituido en relacin con personas actuantes, tanto el contexto
como la actividad parecen inexorablemente flexibles y cambiantes.
Desde esta perspectiva, la participacin y la comprensin cambiantes en la prctica el problema del aprendizaje no pueden sino
tornarse tambin centrales.
Es dificil, cuando examinamos de cerca la actividad cotidiana como los autores de este volumen lo han hecho, evitar la conclusin de
que el aprendizaje est presente en todas las actividades, aunque
con frecuencia no se lo reconozca como tal. La actividad situada implica siempre cambios en el conocimiento y la accin (como Keller y
Keller sostienen en este volumen), y los cambios en el conocimiento
y la accin son centrales para lo que entendemos por aprendizaje.
El mundo no consiste en un conjunto de recin llegados que se incorporan solos a espacios problemticos deshabitados. Las personas en
actividad por lo general se ayudan mutuamente a participar de maneras cambiantes en un mundo cambiante y estn bien dotadas
para hacerlo. Por lo tanto, al describir y analizar la participacin de
las personas en la accin prctica en el mundo, incluso los autores
cuya obra no se relaciona particularmente con la educacin (p. ej.,
Suchman y Trigg o Keller y Keller, ambos en este volumen), estn
en realidad analizando la participacin de las personas en el aprendizaje. Hemos llegado a la conclusin de que, como lo seala McDermott (vase tambin Lave y Wenger, 1991) no existe el llamado
resultante motiva dos desarrollos en el libro: por un lado, los captulos que lo componen reflejan un creciente sentimiento de responsabilidad en cuanto a la explicacin histrica de las principales tradiciones tericas; no es casual que aqu la teora convencional sea tratada como parte de la actividad que estamos estudiando y no como
un objeto contrastante que debe ser descartado (vase el captulo final de Chaiklin). Y por otro lado, gran parte del anlisis de que da
cuenta el libro se centra en los mecanismos por medio de los cuales
las prcticas de la descontextualizacin se generan, de manera
situada, en la vida cotidiana.
cuando las cosas que hay que aprender estn situadas de un modo
diferente.
les, materiales y experienciales que se tienen a mano. La investigacin de Keller y Keller lo ilustra: las prcticas del herrero mientras
crea una espumadera se apoyan en ricos recursos de experiencia,
suyos y de otras personas, del presente y del pasado. Pero su comprensin de la espumadera surge tambin en el proceso de la forja.
El herrero no sabe cmo ser el objeto hasta que lo termina. En determinado momento ensancha una parte del mango del utensilio
por segunda vez, pero se excede y, al evaluar el trabajo, se da cuenta
de que es necesario reducirlo. Es como si tuviera que cruzar una
frontera para descubrir los lmites apropiados del diseo (Keller y
Keller, en este volumen).
El trabajo de los investigadores en inteligencia artificial parece
tener el mismo carcter. Suchman y Trigg (en este volumen) lo describen como una improvisacin habilidosa, organizada de manera
ordenada, cuyo propsito es mantener una viva apertura a las posibilidades que ofrecen los materiales disponibles. Y los anlisis de
la prctica situada (. . .) apuntan a las contingencias de la accin
prctica en las que, inevitablemente y en todos los casos, se basa la
lgica en uso, incluyendo la produccin y el empleo de guiones y formalismos.
Fuhrer (en este volumen) destaca los diversos efectos emocionales del carcter improvisado de la actividad. Tal vez esos efectos
sean sentidos con mayor intensidad por los principiantes, pero el
autor equipara las dificultades de los recin llegados con las de los
alumnos en general. Fuhrer insiste en afirmar que, adems de las
dimensiones cognitiva y ambiental, en todo aprendizaje existe una
dimensin emocional. Sostiene que hasta cierto punto, todas las
acciones individuales que tienen lugar en los ambientes cotidianos,
especialmente las de los novatos, discrepan un tanto de lo esperado;
los ambientes cambian continuamente. La mayora de las emociones en las situaciones sociales, como por ejemplo la confusin, el
miedo al pblico, la timidez o la vergenza, acompaan a tales diferencias, porque son precisamente esas diferencias las que producen
estmulos viscerales. Y es la combinacin de ese estmulo con una
permanente cognicin evaluativa lo que produce la experiencia subjetiva de una emocin.
Teniendo en cuenta estas consideraciones, Fuhrer plantea la
cuestin de cmo las personas manejan y coordinan las diversas
acciones que resultan de las exigencias y los objetivos cognitivos, sociales y ambientales. Tanto los veteranos como los principiantes
tratan de desarrollar las actividades usuales en determinados ambientes, pero estn al mismo tiempo tratando de encarar muchos
otros objetivos, entre los cuales figura el manejo de la impresin y
presentados en esta obra dos puntos de vista principales, construidos sobre estas coincidencias pero que difieren en su manera de concebir las relaciones que constituyen los contextos o, para emplear un
trmino quiz ms preciso, la contextualizacin de la actividad. Uno
de ellos sostiene que la relacin terica central se constituye histricamente entre personas comprometidas en una actividad socioculturalmente construida y el mundo en el que se mueven. La teora de
la actividad es representativa de esas tradiciones tericas. El otro
punto de vista se concentra en la construccin del mundo en la interaccin social, lo cual conduce a la idea de que la actividad es su propio contexto. Aqu la relacin terica central es la relacin intersubjetiva entre quienes coparticipan en la interaccin social. Esto deriva de una tradicin de teora social fenomenolgica. Estos dos puntos de vista no agotan las posiciones adoptadas por los autores, pero
abarcan la mayora de ellas.
En la perspectiva de la teora de la actividad, el anlisis del contexto empieza con las contradicciones que surgen histricamente y
caracterizan a todas las instituciones y relaciones sociales concretas. A diferencia de otras tradiciones, inspiradas en los principios
marxistas, la teora de la actividad enfatiza el carcter no determinado de los efectos de las estructuras sociales objetivas. Las diferencias en la posicin social de los actores son inherentes a las estructuras poltico-econmicas y se elaboran dentro de prcticas socioculturales especficas. Las diferencias de poder, intereses y posibilidades
de accin son omnipresentes. Toda accin particular se constituye
socialmente y recibe su significado de su ubicacin en sistemas de
actividad generados social e histricamente. El significado no se
crea por las intenciones individuales, sino que se constituye mutuamente en las relaciones entre sistemas de actividad y personas que
actan, y tiene un carcter relacional. El contexto puede ser considerado como las relaciones concretas histricamente constituidas
entre situaciones y dentro de ellas. Como afirma Engestrm (en este
volumen): Los contextos son sistemas de actividad. Un sistema de
actividad integra al sujeto, el objeto y los instrumentos (herramientas materiales y tambin signos y smbolos) en un todo unificado
(. . .) [que incluye relaciones del produccin y comunicacin, distribucin, intercambio y consumo. Dreier (en este volumen) sostiene
que: La situacin se basa en determinadas conexiones con la estructura social general de posibilidades, significados y acciones que
produce y reproduce la formacin social concreta (. . .) Por lo tanto,
las conexiones inmediatas "internas" de la situacin estn tambin
socialmente mediatizadas de una manera concreta y particular.
nas se organizan para atender y dar significado a ciertas preocupaciones sobre la base de la interaccin social en curso. El silencio,
la construccin de lmites y la colusin son aqu constitutivos (p. ej.,
Latour y Woolgar, 1979; y en este volumen Suchman y Trigg;
McDermott y Mehan). La metfora de la figura y el fondo ilumina la
relacin clave entre contexto y significado, que determinan la relacin y son determinados por ella. McDermott sostiene que el contexto no es tanto algo dentro de lo cual lo colocan a uno, sino un orden de comportamiento del que uno forma parte (vase tambin
McDermott, 1980). Su opinin se basa en la idea de contexto de
Birdwhistell:
Me gusta pensar en el contexto como si fuera una soga. Las fibras
que componen la soga son discontinuas; cuando uno las retuerce
juntas no hace que sean continuas, sino que hace que sea continuo
el hilo (. . .) No hay fibras en el hilo, pero si lo rompemos encontramos una vez ms las fibras. De modo que, aunque pueda parecer
que cada una de las partculas recorre todo el hilo, no es as.
Mehan puntualiza que la tradicin de investigacin construccionista se preocupa por determinar
de qu manera las caractersticas estables de las instituciones sociales, tales como la educacin, la ciencia, la medicina, la poltica y la
familia, se generan y al mismo tiempo se revelan en el lenguaje
de quienes participan en esas instituciones (. . . ) Se examinan las
prcticas cotidianas de las personas para describir en qu forma estas presentan generan, en realidad las estructuras sociales del
dominio relevante (. . .) Las inferencias acerca de la estructura social slo son permisibles cuando el funcionamiento de la estructura
puede ser localizado en la interaccin de las personas.
Las principales discrepancias entre la teora fenomenolgica y la
teora de la actividad son bastante obvias: los que sostienen el punto
de vista de que la actividad social es su propio contexto cuestionan
las afirmaciones de que las estructuras sociales objetivas existen
fuera de su construccin social-interactiva in situ. Los tericos de la
actividad afirman, por otra parte, que la conexin y el significado
concretos de la actividad no pueden explicarse por medio de un anlisis de la situacin inmediata. As, Dreier puntualiza un supuesto
muy difundido: que el contexto de la actividad es el entorno inmediato de las acciones de personas especficas. es decir que el contexto de la accin es -las caractersticas de la interaccin inmediata y/o
tos ltimos estn empezando a reconocer que las situaciones inmediatas incluyen artefactos, prcticas y rutinas histricas, y que las
prcticas y los artefactos histricos proveen recursos que pueden ser
acumulados y empleados en ocasiones posteriores (comunicacin
personal).
He esbozado aqu dos visiones del contexto de la actividad y he
tratado de sealar algunas de sus implicaciones para la conceptualizacin de la accin y de las interconexiones mediatizadas que parcialmente producen su significado. Ambos puntos de vista tericos
amplan los horizontes del anlisis convencional de la actividad situada, especialmente en trminos temporales, histricos. En vez de
compararlos en funcin de la unidad original del anlisis propuesto
anteriormente personas en actividad en el mundo social, parece
ahora ms apropiado resumirlos diciendo que uno indaga cmo es
que la gente vive en la historia, y el otro, cmo es que la gente vive en
la historia. La teora de la actividad refleja el primero de esos puntos
de vista, y con l la importancia del carcter parcialmente dado de
un mundo objetivamente estructurado. Las visiones fenomenolgicas destacan el segundo, y con l el carcter parcialmente cogenerado de un mundo significativo.
Esto parece ser un resultado feliz pero preliminar de nuestros
intentos por encarar el contexto de la actividad. El nfasis en la
mediacin histrica de la actividad en el contexto puede brindar una
clave para seguir adelante. Los captulos destacan la importancia
de las interrelaciones entre las prcticas locales; dan indicios de que
las prcticas locales deben inevitablemente tomar parte en su constitucin mutua, a travs de sus interconexiones estructurales, sus
actividades entrelazadas, sus participantes comunes, etc. El siguiente paso podra consistir en reformular el problema del contexto: en vez de preguntarnos cul es la relacin constitutiva entre las
personas que actan y los contextos con los cuales actan, podemos
preguntarnos cules son las relaciones entre las prcticas locales
que contextualizan las maneras en que las personas actan juntas,
tanto en los contextos como a travs de ellos. El trabajo aqu representado ha logrado producir este nuevo sentido del problema y tambin una recomendacin de investigar exhaustivamente esas conexiones.
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construccin de un lugar cualquiera que no es ningn lugar en particular. Segn Suchman y Trigg, las carreras de los investigadores
de la inteligencia artificial siguen un camino de descontextualizacin (y recontextualizacin) a travs de comunidades cada vez ms
especializadas: mediaciones posicionadas que alejan la prctica cotidiana de la investigacin de la inteligencia artificial de la de sus
supuestos constituyentes, y la ponen en contacto ms estrecho con
otras. Durante su trabajo los investigadores selectivamente reproducen, hacen relevantes, extienden y transforman problemas y
soluciones dados por su afiliacin a comunidades tcnicas progresivamente ms especializadas, cada una de las cuales cuenta con sus
propios supuestos, compromisos y tecnologas que permiten identificarlas (las bastardillas son mas). Este trabajo, el de Dreier y los
de otros colaboradores de esta obra brindan claves en lo que se refiere a las relaciones entre especializacin y profesionalizacin y a las
prcticas sociales especficas de la descontextualizacin.
A juicio de los autores que aqu figuran, la actividad situada es
mucho ms compleja y rica en contenidos que las nociones formales
de contexto. Segn ellos, el aprendizaje se produce en todas las relaciones de personas que realizan actividades en el mundo. Desde este
punto de vista la descontextualizacin y las apelaciones a ella son
negaciones activas e interesadas de las interconexiones contextuales (es decir, son procesos de eliminacin, colusin y dominacin). En
trminos ms generales, la descontextualizacin es un proceso clave en la produccin de la cultura del realismo monista, la formacin
social histricamente situada en la que, como observa Mehan, existe consenso respecto de los medios psicolgicos, tecnolgicos e institucionales para objetivar a las personas y legitimar la generalizacin.
Conclusin
Cuando el congreso se acercaba a su fin, tratamos de resumir
nuestro esfuerzo comn. Entonces se hicieron tres sugerencias respecto de cmo organizar la introduccin a este libro. Los participantes del congreso prefirieron no destacar el aprendizaje, porque el gnero tradicionalmente estrecho de investigacin que el trmino evoca poda desalentar el inters de los lectores por nuestra obra. Esperaban que yo transfiriera el espritu del compromiso que habamos
forjado durante el tiempo que pasamos juntos al valor de las diferencias entre nuestras posiciones tericas. Esas diferencias ofrecen