Collins 4 Tradiciones Sociologicas CAP 4
Collins 4 Tradiciones Sociologicas CAP 4
Collins 4 Tradiciones Sociologicas CAP 4
Collins, R .
( 1 9 9 4 ) : "La t r a d i c i 6 n m i c r o i n t e r a c c i o n i s t a r l en
pgs. 256-309
Yosani Esmeralda L
4: La tradicio'n microinteraccionista
Asi como se dice que un cuerpo est&en movimiento y no q w el
movimiento estd en el cwrpo, deberiarnos decir que nosotros estamos en el pensamiento y no que el pensamiento estd en nosotros.
Charles Sanders Peirce, 1868
LA TRADICI~NMICROINTERACCIONISTA
Blumer
teorias de la desviaci611,
ocupaciones y profesiones:
Hughes
1960-1990
teoria de roles
existencialismo:
Heidegger
etnometodologia:
Garfinkel
anllisis conversational
sociologia cognoscitiva
anllisis de marco de Goffman
LA TRADICI~N
MICROINTERACCIONISTA
Este es el tip0 de temdtica que 10s soci6logos estadounidenses solian cultivar. Todos 10s primeros fil6sofos y soci6logos del
pais fueron a estudiz a Alemania, de acuerdo con la moda de
fines del siglo XIX. Conviene rkordar que en esa kpoca las
escuelas superiores estadounidenses se transformaron en universidades de investigaci6n para estudios de posgrado. Tomaron como modelo a las universidades alemanas, que habian
realizado esa revoluci6n 75 aiios antes. Por eso no es extraiio
que 10s primeros soci6logos estadounidenses hayan importado
ideas de Alemania. En las decadas de 1940 y 1950 surgi6 una
nueva oleada de microsociologia en 10s Estados Unidos, impulsada por el refugiado alemdn Alfred Schutz, quien inspir6 a
Harold Garfinkel para crear la etnometodologia. Garfinkel
aport6, a su vez, un conjunto adicional de antepasados intelectuales alemanes, sobre todo los fil6sofos Edmund Husserl y
Martin Heidegger.
A pesar de esas raices teutonas, el microinteraccionismo estadounidense es mucho mds aue una imitaci6n. Tanto en.la .vrimera oleada, cuyo fruto fue el interaccionismo simbblico, como
en la siguiente, que fructific6 en la etnometodolo&a y la fenoTos estadounidenses transformaron profundamente
recibido. La filosofia alemana fue un estimulo, vero
10s estadounidenses supieron seguir adelante y crearon teorfas
sociolbgicas genuinas. Mientras 10s alemanes, por decirlo asi, se
apartaron del nivel filosdfico de la conciencia como algo inviolable y digno del mayor respeto, 10s estadounidense_slo desintegraron y a1 hacerlo crearon una teoria social de I n e .
En las paginas siguientes me concentrare en esos logros de la
microsociologia. Esto no significa que 10s tebricos, como Cooley
y Mead, s610 se hayan ocupado de la mente y q1 yo; en redidad,
tarnbien elaboraron teorias sobre la estructura miis general de la
sociedad. Sin embargo, ese no fue su punto fuerte; la imagen
que surge de sus estudios es relativamente ingenua y poco refinada, en comparaci6n con el vigor de las tradiciones durkheimiana y del conflicto. En esa imagen campea una blanda suavidad caracteristica, que Place aparecer a las instituciones sociales
como una asamblea de una escuela primaria. Cuando Talcott
Parsons regres6 de Heidelberg y la London School of Economics
en la decada de 1920, tuvo pocas dificultades para acabar con
esa imagen usando el poder muy superior de la macrosociologia
europea. Lo que se ha mantenido vigoroso en 10s Estados Uni1
259
LA TRADICI~NMICROINTERACCIONISTA
alturas? Darwin, Spencer y la controversia en torno a la evolucion colocaron a la religi6n a la defensiva; a1 mismo tiempo, una
serie deslumbrante de descubrimientos, en fisica y quimica,
estaban cambiando a1 mundo mediante la electricidad, las plantas siderdrgicas y el motor de gasolina.
Europa tuvo que enfrentarse a identico predicamento. La
reaccidn en Francia fue un caso tipico. Ya en tiempos de Napole6n, la Revoluci6n Francesa habia abolido la antigua universidad medieval dominada por 10s tedogos, para sustituirla con
escuelas tecnicas, como la kcole Polytechnique y la kcole Normale Superieure. La reacci6n de Francia ante la nueva ciencia
consisti6 en aceptarla a fondo y abolir por completo la religi6n
en su dmbito intelectual oficial. El intelectual franc& tipico,
como kmile Durkheim, era ateo y se proponia sustituir la religion por una perspectiva netamente secular.
La sustituci6n de la vieja instrucci6n religiosa en Inglaterra y
Alemania no fue tan abrupta. Alli se tuvo que concertar un
avenimiento entre la religi6n y la nueva erudici6n secular. Esto
adopt6 la forma de la filosofia idealista: la generacidn de Kant y
Hegel (hacia 1800) es la generaci6n de la reforma universitaria
alemana. Los britdnicos reformaron sus universidades mucho
mds tarde (en la dkcada de 1880, mds o menos a1 mismo tiempo
que 10s Estados Unidos), por lo cual su oleada de filosofia
idealista lleg6 despues, encabezada por pensadores como T.H.
Green y F.H. Bradley. La filosofia idealista es una especie de
compromiso intelectual con la religirjn: en ella se afirma que el
.mundo es una manifestaci6n del Espiritu y que existen valores
trascendentes. Asi pues, la religion todavia tiene un lugar, pero
a1 costo de descartar la antigua interpretaci6n literal de la Sagrada Bscritura. El baluarte de la fe ya no es la Biblia, sin0 una
teologia liberalizada, fruto del razonamiento de 10s fil6sofos.
Todo esto era herktico desde el punto de vista de 10s creyentes ortodoxos. El parto de una virgen, 10s rnilagros, la divinidad
literal de Jesds, 6 incluso 10s severos castigos y las recompensas
celestiales de Dios Padre, empezaron a ser desplazados por una
argumentaci6n razonada sobre el Espiritu y la importancia de
las buenas obras en el plano social. En 10s Estados Unidos, un
fil6sofo declar6 que el mundo de Dios no era un reino, sin0 una
repdblica, y el fil6sofo de Harvard Josiah Royce provoc6 cierto
escdndalo cuando afirm6: "Lo que en realidad es divino es el
Estado, el Orden Social". A pesar de todo, era necesario hacer
I
I
261
algo para que la religi6n fuera mAs apetecible en un mundo secular dominado por 10s evidentes triunfos de la ciencia. M6s o
menos entre 1880 y 1920, el idealism0 lleg6 a ser la filosofia m6s
importante en todas las universidades del pais.
En si misma, 6sta no parecia ser una base prometedora para
lasociologfa de la mente, pero le allan6 el camino. Parte de su
argumentacibn para demostrar la realidad de 10s factores espirituales en el universo consistia en seiialar el importantcpapeL
de la c o n ~ d t u n d material.
o
Las instituciones "espirituafes" mds obvias son entidades tales como el arte, la literatura, el derecho y la historia del pensarniento. Royce y el joven
John Dewey llegaron mds lejos al decir que las instituciones
sociales, como el Estado, no son materiales sin0 un conjunto de
ideales a 10s cuales tiende la gente y que toma como una guia
de conducta. Asi pues, el mundo social se interpret6 como una
serie de manifestaciones de la conciencia humana. Se consider6
que las ideas eran objetivas --es decir, que existian fuera del ser
hurnano individual- porque en realidad se las puede percibir
en el exterior. Nuestras ideas no son inventadas por nosotros, en
la forma que suponian 10s fil6sofos materialistas. Las ideas no se
adquieren percibiendo las cosas mediante 10s sentidos y ford n d o s e luego asociaciones mentales que se traducen en ideas
como "silla", "rojo" y todas las demds. Por el contrario, esas
ideas se nos transmiten y
w
u
e l x u a j e . Este
argument0 se propuso en un nivel filos6fico a fin%e defender la
prioridad y objetividad del aspecto espiritual de las cosas sobre
el aspecto material. No obstante, es fdcil observar que e s t e s u mento prepar6 el terreno para una interpretacidn
__-- s o c i r m
la menke: el FndiGiduo no era un observador aislado del mundo
fisico y rodeado de abstracciones acerca de sillas y manchas de
color, sin0 un verdadero participante de la sociedad humana,
cuya mente se alimenta a traves de un medio constituido por el
lenguaje.
Los fil6sofos idealistas abrieron el carnino, pkro no pudieron
seguirlo. A su juicio, se hacia demasiado enfasis en el aspecto
objetivo del Espiritu. Los seres humanos no eran m& que receptores pasivos del Espiritu, algo asi como escribanos dispuestos a
recibir un mensaje divino: Dios se definfa a si mismo en un
mundo secular. Para convertir esto en sociologia fue necesario
aterrizar las ideas y buscar su origen en 10s individuos reales.
Ademds, se tuvo que concebir a1 individuo como un ente en
262
LA TRADICI~N
MICROINTERACCIONISTA
263
movimiento, convertido en un agente activo en el aqui y el ahora del mundo real. Los pensadores que dieron este paso fueron
10s pragmatistas.
El pragmatismo de Charles Sander-
espacio". En su pro-fisica
divide al mundo en tres aspec10s designa con poco tino: p w z , segyndez y'f-z.
Para Peirce, la psicologia era "psicognocia" y a la geologia la
llamaba "geognocia". Cabe sospechar que a menudo se trataba de bromas a costa de sus colegas, como cuando se opuso
a la versi6n de James del pragmatismo y proclam6 que 61 llamaria "pragmaticismo" a su doctrina, porque era "lo bastante feo
para estar a salvo de 10s plagiarios".
Se podria preguntar c6mo pudieron ser reconocidas las ideas
de Peirce. La respuesta es sencilla: era un genio y vivi6 en el centro estratkgico intelectual. Su padre, Benjamin Peirce, fue profesor de Harvard y uno de 10s matemhticos d s famosos de 10s
Estados Unidos. Charles Peirce vivi6 en Cambridge y lo consultaban asiduamente destacados intelectuales. Qe sus s u m cias obtuvo Rov1r-ue-n&siskn?.-a;
t h b i 6 n John De-influido-pnrEeirce.
A principios de la
dkada de 1870, William James y otras futuras luminarias (entre
ellas el pionero del pragmatismo jurfdico y presidente de la
Corte Suprema de Massachusetts, Oliver Wendell Holmes) solian reunirse en el estudio de Peirce, en serninarios informales, y
asimilaron sus ideas, aunque en una versidn algo menos sofisticada.
Una diferencia entre Peirce y 10s pragmatistas ulteriores es
que 61 estaba mucho d s arraigado a la ciencia y tenia menos
simpatia por la religi6n. Esto se explica, en parte, por 10s antecedentes de cada uno. El padre de William James, Henry James,
Sr. (Henry James hijo, el novelista, era herrnano de William) fue
un fil6sofo popular muy conocido, seguidor del espiritualista
sueco Swedenborg. En cambio, la familia Peirce era mils leal a la
ciencia y un tanto hostil a la religi6n, cuyos dogmas habfan sido
un obstAculo para el esclarecimiento de la verdad cientifica. La
estrategia de Charles Peirce se bas6 en que podria hacer de
la filosofia una ciencia si le infundia la disciplina de la 16gica.
Esa idea fue visionaria. En tiempos de Peirce, la 16gica era un
conjunto de ejercicios formales de deducci6n, cuyo origen se
remontaba a la escolBstica medieval y a una 6poca muy anterior: la de Arist6teles. Las formas de pensamiento se clasificaban
en distintos tipos de silogismos, el mAs famoso de 10s cuales se
llama Barbara en el lenguaje coloquial de 10s estudioms y
sostiene:
-. tos y
LA TRADICIdN MICROINTERACCIONISTA
265
/-
e limita a examinar
las evidencias y sacar una conclusi6n automdtica. A diferencia
de muchos fil6sofos "asociacionistas" de su bpoca, Peirce tenia
suficientes conocimientos sobre el metodo cientifico y sabia que
las generalizaciones no se desprenden simplemente de 10s hechos. Existe toda una estrategia de investigaci6n y en buena
parte implica un esfuerzo mental para elaborar las propias
hipbtesis. A ese proceso preliminar de conjeturas le llarn6 Peirce
abduccwn. No es una tarea rigurosa ni empirica, sin0 una adivinaci6n de relaciones. Sin embargo es un aspecto crucial sin el
cual la ciencia nunca habria florecido. Ademds, Peirce afirrna qued e m i a --de lbgica, en
se.pasa de un co9junbde
ideas a las conclusiones de bstas en otro conjuntede gsas. En su
base, la ciencra se apoya en los mismos procesos de la mente
humana que participan en lo que llamamos el sentido comdn.
Asi Peirce encontr6 c6mo ampliar el metodo de la 16gica, no
s610 para incluir la ciencia y la filosofia, sin0 para convertirla en
una teorfa completa de la mente en todas sus actividades. Plant m u e todas las foreas de pensamiento consi
conexi6n de una idea a o& tsas coneanes y su
den investigar empiricamente. La ciencia que
prop6sito se llama "semi6t1ca". Aqui por lo menos su tkrmino se
mantuvo (aunque Peirce usaba tambikn variantes peculiares
como "semiosamente" y "semiosis"), a diferencia del termino
"abducci6n", que nunca lleg6 a popularizarse.
La semi6tica es la ciencia de 10s signos. Seg\in Peirce, jamds
percibimos o pensamos directamente las cosas del mundo, sin0
s610 por la mediaci6n de un signo. El significado es siempre una
relaci6n tripartita entre signo, objeto (pero s610 en el aspecto a1
---7--.-
266
-.
_
-
268
LA TRADICI~N
MICROINTERACCIONISTA
P'
Charles Horton Cooley era colega de John Dewey en la Universidad de Michigan. Sin embargo aqukl no era fil6sof0, sin0
miembro del recikn fundado departamento de sociologia, y
construy6 su teoria a partir de observaciones empiricas de
carhcter un tanto fortuito, por cierto. La primera declaraci6n
importante de la microsociologia
da por Cooley a principios del siglo XX, e
Human Nature and the Social
orden social).
Cooley parte de la conocida observaci6n de que 10s niiios
suelen tener compafieros imaginaries de juegos. Tal vez estbn
solos fisicamente, pero en su imaginaci6n estiin acomgaiia!os.
Aqui encuentra Cooley una pista p a r a w a r el desarrollo de
la mente. Propone que el vens-auuimaginaria que cada versona sostiene~nfie&o, en su fuem
interno. Los nifios av-n
a pensar cuando aprenden
Asi pues, el hecho de hablar con companeYos imaginarios es una
etapa intermedia mientras el niiio aprende a interiorizar la conversaci6n; a1 principio, la charla se realiza en voz alta con un
interlocutor imaginario.
Incluso en el caso de 10s adultos, prosigue Cooley, no hay una
diferencia esencial entre las personas reales y las imaginarias.
Las personas son reales para nosotros s610 porque imaginamos
en ellas una vida interior que no observamos directamente, per0
podemos proyectar en ellas. "En este sentido, todas las personas
reales son imaginarias", declara Cooley. "Es evidente q
asociaci6n contigo consiste en la relaci6n entre mi idea de
resto de mi mente" . De este modo, Cooley propone una
de empirismo fenomenol6gico. S61o vodemcontact0
cpn nuestra prapia ideade las personas, pero '
S PFrsonas misrnas. Su cuerpo fisico delante de n
e
e
s importante porque nos proporciona un centro en torno a1 cual podemos cristalizar nuestros sentimientos. Despuh de todo, pregunta Cooley, aun si medimos o pesamos las caracteristicas fisicas de 10s d e d s , iqub pistas obtenemos con ello para conocer
su verdadera personalidad? El objetivo de la sociologia es observar 10s hechos verdaderos de la sociedad, per0 estos s61o son las
representaciones imaginarias que tienen unas personas acerca
de otras.
269
ue era sugeren
ero superficial,
George Herbert Mead
refinada teoria de la mente social. Este no era soci610g0, sino fil6sof0, y tenia
una c&te?Tiaen el mismo departamento de la Universidad de
Chicago donde trabajaba John Dewey
habfa emigrado
- (quien
de ~ i c h i ~ a n~)s.t u d i ben Harvard con Josiah Royce, el fif6sofo
idealista a quien ya mencionamos por su extravagante creencia
en la divincdad del Estado. En comparaci6n, ~ e i era
d un ppirista intransigente e incluso materialista. Se consideraba a s i
niismo como d u c t i s t a c i a l y admiraba a1 psicdlogo John B.
Watso2 quien propuso reducir la mente a1 estudio de la conducts expresa e inducir las leyes del comportamiento hurnano a
partir de experimentos con animales. Sin embargo, para Mead,
la conducta mas importante es siempre la de car3cter
- social. La
m
e
d
g
a
n
i
s
m
o
s
b=
y p ~ lar interiorizacidn de ese movimiento
----deTZi--ESn
dentro de 10s seres humamxi.
bI punto de partida de Mead consiste en distinguir claraI
LA TRADICI6N MICROINTERACCIONISTA
273
274
LA TRADICI~N MICROINTERACCIONISTA
y no espedfico,
pro60 pensamiento.
. md-aqi
unmdelo de lamnte-as, ma sgde4e
partes en.'intera@n. EsM anclado en la sociedad porque "el
C ) t r o m d o n es su punto de referencia central, aunque
sea invisible. A1 mismo tiemPo, el modelo es individual y fundamentalmente libre, porque el "yo" siempre negocia con otros,
en lugar de aceptar demandas sociales predeterminadas. Sin
embargo, una vez miis, el pensamiento propio esM permeado
por la sociedad, porque 10s registros que cada cud manipula en
su mente a1 planear un curso de acci6n son otros tantos aspectos del "mi", pequeiias imilgenes de uno mismo que el individuo imagina en diversas situaciones a1 ensayar mentalmente diferentes alternativas. Se podn'a decir (esta methfora es mia,
no de Mead) que el yo es como un tablero de damas donde el
"mi" (en realidad 10s mliltiples ("mi") son las fichas, el "yo" es el
jugador que realiza 10s movimientos y el "Otro Generalizado"
275
P%r;p
276
CUATRO TRADICIONESSOCIOL&ICAS
serii considerada como una desviaci6n social y todas las personas que desean ser respetables la evitariin.
Esto hace que la vida sea sumamente fluida y susceptible de
cambiar con rapidez. Si es posible modificar la definicibn de una
situaci6n, la conducta correspondiente cambiarii, llegando a
veces a extremos asombrosos. Esta interpretacibn de Mead fue
subrayada por Herbert Blumer, quien era entonces un joven
profesor del departamento de sociologia de la Universidad
. . de
chicago. Tras lamuerte de Mead en 1931, Blumer- s
su m ~ ardiente
s
~ortavoz.EI acuii6 el tkrmino "interaccioniRmn
simb61icon ~ a r resumir
a
la ~osici6nde Mead. v se iactaba de
reiterar~acknfidelidad. ~ i embargo,
i
cabe seiialar que ha
habido considerables controversias al-respecto. El interaccionismo simb6lico de Blumer se asemeja mucho miis a un desarrollo
de la "definici6n de la situaci6nn de Thomas, que a1 aspecto de
Mead cultivado por el conductista Watson, y es muy diferente
de 10s trabajos de 10s te4ricos de roles que trataron de cristalizar
las ideas de Mead en un conjunto determinante de leyes explicativas.
Tambikn hay algo de la filosofia de John Dewey en el interaccionismo simb6lico de Blumer. Ademiis, Dewey trabaj6 en la
facultad de filosofia de la Universidad de Chicago antes de
trasladarse a Columbia, y es probable que haya participado del
clima intelectual que rode6 a Blumer. Dewey impugn6 el mod e l utilitario
~
del actor racional como quien elige ciertos medios
para lograr sus fines y, por ende, maximizar las recompensas y
minimizar las sanciones correspondientes. Dewey dijo que 10s
medios y 10s fines no estdn separados en el mundo real. En
situaciones ordinarias actuarnos por Mbito y encontramos 10s
fines sobre la marcha, al mismo tiempo que 10s medios para
alcanzarlos. Una situaci6n fluye hacia la siguiente y en eso no
interviene, de ordinario, una mentalidad racional calculadora.
Blumer adopt6 este modelo situacional y lo llev6 a1 extremo.
La gente no encuentra sus roles listos para usarse: 10s crea y
recrea sin cesar, al pasar de una situaci6n a otra. Las instituciones que llamamos sociales --el Estado, la familia, la econom'a- s610 existen cuando la gente se redne realmente en
ciertas situaciones. Podemos actuar en conjunto porque construimos acciones en forma mancomunada. Esto se realiza mediante un mecanismo que Mead ya habia descrito: cada individuo se proyecta a st mismo (es decir, el aspecto del yo que coI
-P--
LA TRADICI~N
MICROINTERACCIONISTA
A pesar de todo, la influencia de Blumer fue notable. Permaneci6 20 aiios en la Universidad de Chicago y public6 el prestigioso American Journal of Sociology; despues, en 10s aiios 50, se
traslad6 a la costa occidental del pais para organizar el famoso
departamento de sociologia en la Universidad de California en
Berkeley. El interaccionismo simb6lico no fue &lo una critica de
otras sociologias, sin0 cre6 su propia tradici6n de investigaci6n.
Aprovechando la fuerza de la Escuela de Chicago en la observaci6n participativa, esa corriente desarroll6 una teoria de las
ocupaciones y profesiones que no concebia a btas como entidades, sin0 como procesos: formas de interacci6n que negocian
10s propios participantes. Orientado por un colega de Blumer en
Chicago, Everett Hughes, el enfoque interaccionista simb6lico
aplicado a las profesiones mostr6 c6mo 10s m6dicos, abogados y
conserjes, por igual, maniobran para ocultar su trabajo sucio
y maquillar su imagen publica. (La influencia empirica de esto
en Erving Goffman ya es obvia, aunque 41 tom6 sus interpretaciones te6ricas de otra tradici6n: la durkheimiana.) El cuadro
resultante esth muy lejos de la visi6n oficial y encomilistica de
las profesiones suscrita por 10s funcionalistas; mAs bien, es una
denuncia de Pa politica oculta.de .las profesiones.
b61ico es el estudio de
El otro basti6las desviaciones. Investigadores como Alfred Lindesmith, How'ard Becker y Edwin Schur adoptaron la 6ptica del "circulo
interior" para observar las situaciones y perspectivas de delincuentes, alcoh6licos, drogadictos y otros infractores de las nor.mas sociales, en lugar de aceptar el punto de vista oficial de las
agencias de control social. Ellos mostraron c6mo siguen 10s
"desviados" su propia carrera y llegan a una interpretacidn de
si mismos que 10s hace emprender un derrotero opuesto a1 del
mundo "decente" o "normal". Desde esta perspectiva, la "desviaci6n" no es una categoria que deba aceptarse sin reflexi6n;
las normas violadas no son una entidad objetiva, sin0 algo que
se negocia sobre bases politicas. Edwin Schur describe la
creaci6n de "crimenes sin victimas", como el uso de drogas, 10s
juegos de azar o el aborto, y Howard Becker cre6 el concept0 de
"empresarios morales" para analizar las maniobras de miembros del sector oficial que intentan crear nuevas categorias de
desviaciones para imponer sanciones a otras personas.
El interaccionismo simbiilico se ha inclinado hacia 10s desvalidos, lo cual contrasta marcadamente con las benignas y sim-
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LA TRADICI~NMICRONTERACCIONISTA
avanzando hacia un modelo cientifico, pero ha reducido su alcance a1 estrecho tema de c6mo se incorpora el yo a 10s roles
sociales. Con esto no s610 se pierde el aspect0 dindmico del individuo, en el que tanto insistia Mead, sin0 se vuelve parcial la
teoria del yo. Mead ya habia elaborado un modelo de la mente
que especificaba el aparato interno de la conciencia: la conversaci6n interior del "yo", el "mi" y "el Otro Generalizado", con
lo cual forj6 una teoria sociol6gica del pensarniento. La teoria de
roles pierde de vista esa estructura interna y s610 seiiala las
diversas formas en que el yo se vincula con una u otra parte de
la sociedad. En terminos de Mead, es solamente una teoria del
mir'.
En mi opini6n, la teoria de Mead sobre la mente no se ha
agotado. De hecho, apenas ha sido tocada. Las versiones situacionalista y de la teorla de roles, dentro del interaccionismo simbdlico, han desviado la atencidn de la aportaci6n &s importante de Mead: una teoria del pensarniento genuinamente sociol6gica. Tal vez por eso, entre otras razones, el impetu te6rico
de la rnicrosociologia ha sido sustituido en 10s dltimos aiios por
otra llnea te6rica que no proviene en absoluto de las raices estadounidenses establecidas por Peirce, Cooley y Mead. Es una
aproximaci6n a la sociologia de la conciencia totalmente distinta, que navega bajo la bandera de la etnometodologia o la
fenomenologia.
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II
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I
I
finkel pens6 que la linica forma aut&nticade transmitir sus principbs a sus discipulos inmediatos era inducirlos a realzar por
si mismos las experiencias de investigaci6n. M s que ninguna
otra cosa, esta posici6n intelectual le gan6 a la etnometodologia
la fama de ser un culto.
A pesar de todo, todavia es posible que 10s no iniciados
saquen provecho de la etnometodologia, segun el pmpCisito de
Husserl, que consistia en hacer un planteamiento del conocimiento general. En su terminologia mhs tardia, Garfinkel
habla del mundo de 10s "objetos Lebenswelt" que se convierten
en "objetos signo". El tbrmino Lebenswelt, tomado de la fenomenologia alemana, significa literalmente "el mundo de la vida",
es decir, el mundo en que vivimos, tal corno lo experimentamos
en realidad. Por otra parte, 10s "objetos signo" son el mundo del
cual hablamos o a1 que nos referimos socialmente. Se podria
pensar que ambos son lo mismo, pero hay una clara diferencia:
aquel sof6, la mAquina de escribir que veo sobre la mesa o el
auto estacionado en la calle son una cosa cuando 10s aceptamos
sin reflexi6n alguna, 10s usamos, vivimos con ellos y 10s ignoramos, pero son algo muy diferente cuando nos referimos a ellos
mediante nuestros signos verbales. Mtis aun, estamos atrapados
en nuestros signos; no nos podemos despojar de nuestra pie1
verbal. En cuanto empezamos
a las cosas, 1%
. wna- v
convertimos en o
rdemos como obiem
Lebenswelt. Para nosotros, comoylo plantea Garfi el, 10s objetos del mundo esan constituidos por lo que 10s vuelve definibles; son lo que significan para nosotros socialmente en virtud
de la estructura simb6lica que usamos para contabilizarlos ante
otras personas.
Asi pues, el mundo de Garfinkel tiene multiples niveles.
Existe el mundo mismo v tambien el mundo tal como nos reflejamos en 61. La reflexi6nbansforma inevitablemente lo ue es el
mundo para nosotros; no podemos saber c6mo1-es el m
no pensamz en 41, del mismo mod0 clue nos es im osible saber
two estdn las cosas cuando no las m i r a m a d a d es que
no tienen "apariencia" alguna. Lo unico que se puede decir es
que son y que el mundotiene esa doble ktruckra. En consecuencia, esta Gltima declaraci6n es la ley fundamental d e
Husserl en la versi6n del sistema actualizada por Garfinkel.
~ C U A son
~ S las consecuencias sociol6gicas de este descubrimiento? SegQnGarfinkel, la sociologia s610 se ocupa de 10s
LA T R A D I C IMICROINTERACCIONISTA
~~~
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292
Erving Goffman ya fue mencionado en otra genealogia intelectual. Su fuerte es la microsociologia, pero su aparato te6rico se
bas6 mds en la teorfa durkheimiana del ritual ue en la tradici6n
estadounidense de la interacci6n simb6lica. 1 recalc6 siempre
que la estructura social es lo primero y que la conciencia subjetiva es un factor secundario y derivado; incluso su teorfa de la
presentaci6n del yo es, en esencia, un mode10 del yo como un
mito modern0 que las personas se ven obligadas a representar,
y no una entidad subjetiva que posean en privado. Los interaccionistas simb6licos -a quienes Goffman debi6 conocer cuando
estudiaba en Chicago y en cuyo grupo lo catalogan 10s poco
informados- nunca fueron considerados por 61 como gente de
mucha seriedad intelectual. Apenas si 10s mencion6 en sus primeros trabajos y ni siquiera se dign6 criticarlos.
Pero 10s etnometodologos eran otra cosa. Aparecieron en
escena cuando Goffman ya era reconocido por sus principales
obras empiricas sobre la vida diaria y la microinteracci6n. iPem
ahora invadian sus dominios con una filosofia totalmente ajena
y hasta decian que 61 no hacia bien su trabajo! Segun las normas
de Garfinkel acerca del examen de la cognici6n social, con altisimo grado de detalle y la precisi6n que ofrece la grabaci6n magnetof6nica de conversaciones, 10s estudios de Goffman se desvanecian en un curnulo impreciso de observaciones fortuitas, casi
como otra versi6n de la sociologia de cafe. Por aiiadidura, 10s
etnometod6logos mds j6venes de "la segunda generaci6nU,
como Sacks y Schegloff, obtuvieron el doctorado en Berkeley
bajo la tutela del propio Goffrnan. A fines de 10s aiios 60, este
padeci6 al ver que su propia especialidad crecia y lo rebasaba,
perdiendo inter& por el ritual de interaca6n y la naturaleza del
yo social, para adentrarse en cuestiones mils filos6ficas de epistemologia y cognici6n.
Esto explica el viraje de 10s ultimos libros importantes de
Goffman: Frame Analysis (Andlisis de marco) de 1974 y Forms of
Talk @as formas del habla) de 1981. En ellos vuelve a incursionar en la microsociologia como si fuera un territorio extraiio,
adoptando 10s nuevos temas etnometodol6gicos y sometiendo10s al riguroso a d i s i s de la grabaci6n de conversaciones.
Ademds, no s6lo 10s etnometod6logos, sino todos 10s estudiosos
del lenguaje se convirtieron en su objetivo. Los aiios 60 y 70
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LA TRADICI~N
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en el fre-nte-del- e s c e ~ r i o pero
,
tambibn es una conversaci6n
entre abogados, al fondo del escenario, que en realidad comentan un juego de ftitbol de sus hijos mientras sus clientes no 10s
ven. La capa de definici6n miis 'externa no es necesariamente la
que ejerce el control. Goffman no nos presenta trucos con espejos ni la vida social como un flujo interminable; cuando es necesario, podemos desprender riipidamente esas capas para volver a1 ncicleo del asunto.
? iEl marco primario, como dice Goffman?
jQub es el
Es e mundo fisico real v la
social a
s seres
kumanos que lo habitan. Definir situaciones como certidumbres
reales tiene consecuencias", dice Goffman, "pero la aportaci6n
de bstas a 10s eventos en marcha es muy marginal ... El mundo
en su totalidad no es un escenario y, sin duda, el teatro no lo
ocupa todo. (Ya sea que organicemos un team o una f6brica de
aviones, debemos asignar espacios para estacionamiento y para
10s abrigos, cercioriindonos de que sean lugares reales, y sin
duda sera mejor protegerlos con una p6liza de seguro que tambi6n sea real)". Regresamos asi a la visi6n de Durkheim de un
mundo material real donde se congregan cuerpos humanos, se
celebran rituales y, asi, se crean representaciones mentales colectivas. Goffman agrega una capa tras otra para explicar c6mo
pueden anularse entre si esas ceremonias y definiciones mentales, per0 el mundo material de 10s cuerpos hurnanos sigue
siendo b6sico. Cuando estalla un incendio en el teatro, todos 10s
dem6s juegos se suspenden.
En su iiltimo libro, Forms of Talk, Goffman aplica a la conversaci6n este modelo de marcos miiltiples. Adopta una actitud
critica ante el enfoque etnometodol6gico de Sacks y Schegloff, y
tambi6n ante 10s linguistas como Chomsky o 10s fil6sofos como
John Austin y John Searle. De hecho, las restricciones a nuestra
forma de hablar y responder no figuran entre las formalidades
del lenguaje, pertenecen al h b i t o de las relaciones sociales,
es decir, a1 mod0 en que debemos mostrar nuestm remeto a 10s
dem8s. El habla va ikorporada a1 ritual. Las unidades de lenguaje no'son las gramaticales (la frase), ni el sistema de turnos
en el uso de la palabra (disponemos de tiempo limitado para
expresar nuestra opini6n), sin0 actos sociales que en una situaci6n determinada pueden imponer periodos mucho miis largos
o cortos que 10s turnos ordinarios. La acci6n social es miis fundamental que la expresi6n oral.-
T_--nudeo
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rentes tipos de rituales durkheimianos, no 5610 por las variaciones en el numero de participantes, sino por 10s distintos marcos involucrados y, por ende, la forma en que 6stos canalizan la
atenci6n de la gente. En efecto, en,ellos se crean "objetos sagrados" de muy diversa indole.
La vida social es una serie de incrustaciones. Comencemos
por el habla humana, con todos 10s niveles de juego y simulaci6n a 10s que estA sujeta. El habla forma parte de una situaci6n social mAs amplia entre las personas, y esa situaci6n social
est6 incrustada, a su vez, en una situaci6n etnol6gica y otra
puramente fisica. Con frecuencia la forma como el habla se suscita o adquiere significado proviene de la relaci6n de 10s participantes con un evento o tarea que se produce en el Ambito
fisico circundante. La charla que se presenta entre quienes est6n
reparando un veMculo ("alli estd la falla") o jugando cartas ("espadas") no es comprensible a menos que sepamos lo que pasa
fisicamente, y a menudo esto requiere estar en el lugar y observar bajo el cap6 del auto desde el mismo Angulo que el hablante.
orn no-dice doffman, la base del lenguaje no es hna intersubjetividad primi-enfoaue
comdn en la escena material de la acci6n.
~ d e m A s T e s aserie de incrustaciones, nuestra capacidad
distintivamente humana de introducir y romper otros-marcos
configura el conocido mundo de muchos niveles en que vivimos. El refinamiento social consiste, en gran parte, en la facilidad con que se mueve una persona entre 10s marcos y logra
acoplarlos a 10s de otras personas, o su habilidad para manipular deliberadamente 10s marcos de mod0 que 6stas no se den
cuenta de lo que hace. Aunque Goffrnan no lo dice, parece probable que las barreras invisibles entre las culturas de distintas
clases sociales tengan relaci6n con esas diferencias en las tknicas de manejo de marcos. l?1 demuestra que la diferencia entre el
frente y el fondo del escenario se puede enunciar con mi5s precisi6n en t6rrninos de la cantidad de libertad del individuo para
romper su marco y cambiarlo por otro.
Asi pues, desde el punto de vista de Goffman, 10s intentos de
Chomsky y otros linguistas formales por encontrar una sola
estructura profunda que sustente todas las formas del habla son
una busqueda insensata. En si rnismo, el lenguaje forma parte
de una situaci6n en multiples niveles. La clave es la capacidad
del lenguaje para distanciarse y reconstituir sin cesar otras
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CUATRO TRADICIONESSOCIOL~GICAS
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hablan por 61, no con 61. ("iEl nene quiere un lindo osito?".) Esto
es una incrustaci6n de roles sociales. El niiio no s610 adquiere un
"mi"
y un "otro generalizado", sin0 aprende un proceso muy
complejo de decodificaci6n y representaci6n de incrustaciones.
El habla infantil puede simplificar la gramhtica y el vocabulario,
per0 "sus caracteristicas de diversificaci6n son todo menos un
juego de niiios". Aunque esto adn no se ha analizado, Goffman
propone una aproximaci6n totalmente nueva para el estudio del
lenguaje y la psicologia infantil en general.
Por eso creo que, en este aspecto, Goffman no avanza por un
rumbo enteramente nuevo, sin0 por el camino que abri6 Mead.
Bste y 10s interaccionistas simb6licos no son muy hhbiles para
explicar c6mo se integra la organizaci6n social, pero su verdadera fuerza radica en la teoria de Mead sobre el pensamiento.
Las criticas de Goffman que he esbozado son s61o sugerencias y
no un modelo sistemhtico, porque 61 nunca construy6 un sistema. Los lineamientos bhsicos de Mead sobre la teoria del pensamiento como un proceso social interiorizado siguen siendo 10s
mejores bloques de construcci6n disponibles. Goffman observa
que necesitamos una imagen mucho &s refinada y compleja de
10s componentes del yo, y una visi6n mhs didmica y multifaceticade c6mo interacttian ktos con las situaciones sociales en
curso. Pero esto se puede usar para construir sobre el marco de
referencia de Mead. El dnico inconveniente es que no nos hemos
habituado a construir sobre 61 nada en absoluto. Como dijimos,
n_uestra -cia1
ha pasach.p~glto
r
casiperzcompletala_
teoria del pensamiento de Mead, pues prefiere las aplicaciones
externas a problemas y roles sociales. Ademhs, estamos mhs
acostumbrados a discutir y atacarnos unos a otros que a edificar
sobre lo que nos permitiria avanzar en forma dtil. Pese a todo,
existe el potencial necesario para elaborar una refinada teoria
sociolbgica de la mente.
Por dltimo,
. l e -&
Aqu6l abca con brio a
10s etnometod6logos. Acepta su ultraempirismo, mas no sus
conclusiones te6ricas. Los "etnos" son demasiado radicales en el
aspecto epistemol6gico. Sostienen que todo se produce localmente, que no hay leyes generales de ningtin tip0 (en la versi6n
del inasible Lebenswelt de Garfinkel) o que las leyes s610 son las
de la propia conversaci6n (en la versi6n de Sacks y Schegloff).
Goffman lo niega. Existe una estructura social total y podemos
hacer generalizaciones vtilidas sobre ella. Incluso en una situa-
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NOTAS
Aqui no nos interesa demasiado Jamescomo psic6log0, aunque algunos elementos de su psicologia prefiguraron la teoria del yo que propondrian mAs tarde Charles
Horton Cooley y George Herbert Mead. Jamesfue el caw tipico del psic6logo experimental de la primera generaci6n, que trabajaba todavia al amparo de departamentos de filosofia y combinaba la descripci6n de la fisiologia del cerebro con el
anasis de diversas funciones mentales. Por eso el farnoso Principles of Psychology
(Principios de psicologia) de James (1890) incluye capitulos sobre visi6n, audici6n,
304
atenci6n, memoria, hAbito, instinto y otras cosas por el estilo. Entre esos temas, aborda el flujo de ia conaencia y el yo como un elemento central de ese flujo. Uno de los
aspectos del yo es el Yo Social, el "Mi" como una imagen vista desde la 6ptica de los
demas. jPero si eso ya lo habia descubierto Cooley!, podria decir alguien, pen, tal
conclusi6n es demasiado apresurada. El Yo Soaal de James es s610 parte de una j
e
rarquia de identidades que incluye a1 Yo Corporal y el Yo Espiritual; la supuesta
unidad de todos en un Yo es el argument0 de James para afirmar la realidad del
Alma. 81seguia predicando la religi6n, incluso en su psicologia. En cierto modo, fue
el equivalente estadounidense de WIlheIm Wundt, el fundador de la psicologia
experimental en Alemania; ambos eran aentificos m6dicos que incursionaron en la
filosofia y fundaron laboratorios para el estudio experimental de la mente. A dife
rencia de Wundt, que trabaj6 en un clima m h cientifico, adopt6 una posici6n mucho
m k extrema y liber6 la psicologia del -to
filodfico, James se retrajo, de la psicologia experimental a una especie de filosofia religiosa. Asi pues, 10s fundadores de
la psicologia estadounidense eran disdpulos de Wundt, no de James. (Ben-David y
Collins, 1966, exploraron esas r e d s intelectuales).
En mi opini;n, 10s aspectos en 10s que am& prefigur6 la teoria sociol6gica del
yo no son muy importantes, porque esa arp;umentaci6n iamk lo habria conducido a
& yo basado-~cCamente
enia skiedad. idem& su p&cipio cardinal del yo unificad0 es uno de los argumentos que menos resisten el anasis sociol6gico. En la
teoria de Goffman sobre el yo mmiltiple vemos la expresi6nm k extrema de esta posici6n.
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sadores cl6sicos no la han interpretado asi. Los debates de marxistas y weberianos, y entre otras subdivisiones de cada bando,
han sido y son parte importante de la actividad intelectual de la
especialidad. AdemAs, como hemos visto, la tradici6n microinteraccionista est6 mAs unificada por el tip0 de problemas que
estudia, que por algdn acuerdo sobre c6mo abordarlos o lo que
debe aceptarse como una soluci6n vdlida. De las cuatro tradiciones, 10s durkheimianos son 10s que muestran quiz6 miis
unidad, aunque hay una divisi6n muy seria entre 10s seguidores
del derrotero funcionalista y 10s que desarrollaron el a d i s i s
m6s materialista del simbolismo ritual y colectivo.
Por todo eso, no ha sido dificil rastrear las cuatro tradiciones
en el sinuoso camino recorrido en el ultimo siglo y medio. Esto
se explica, en parte, porque sus partidarios han permanecido en
ubicaciones geogrhficas bastante claras. La tradici6n del conflicto fue fundada por alemanes orientados a la historia, y s610 en
10s ultimos 40 aiios ha hecho incursiones considerables fuera de
Alemania; tiene incluso muchos exponentes importantes en 10s
Estados Unidos. La filiaci6n francesa de la tradici6n durkheimiana es igualmente clara, aunque hasta cierto punto cruz6 el
Canal de la Mancha en ambos sentidos. John Stuart Mill y Herbert Spencer entraron en la correa transportadora entre Auguste
Comte y mile Durkheim (aunque este liltimo crey6 que habia
logrado deshacerse de las excrecencias inglesas del utilitarismo).
Tambien en el siglo XX, 10s antrop6logos sociales brithicos
fueron 10s primeros que captaron el mensaje de Durkheim, y
destacados durkheimianos de la actualidad, como Basil Bemstein y Mary Douglas, tambien son ingleses. Una vez mAs, las
ideas cruzaron el AtlAntico, en esta ocasi6n a partir de 10s aiios
30, cuando Parsons y Merton importaron la versi6n durkheimiana del funcionalismo. Los utilitaristas eran la crema de la
tradici6n britdnica, pero eso termin6 en 10s aiios 50, cuando esa
tendencia renaci6 y se expandi6 en 10s Estados Unidos. La tradici6n microinteraccionista es decididamente estadounidense,
pues fue fundada y encabezada por soci6logos de ese pais, desde
10s miembros de la generaci6n de Peirce hasta 10s de Goffman y
Garfinkel. (Sostengo que esto es viilido, aun considerando el
papel que se asign6 retrospectivamentea Husserl y a su discipulo Schutz cuando Garfinkel cre6 la etnometodologia.)
Sin embargo, esas fronteras nacionales parecen desvanecerse
en 10s dltimos aiios. Los Estados Unidos han llegado a ser una
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En el capitulo 2 hice la analogia entre una tradici6n intelectual y un rio que fluye por una anchurosa cuenca: a veces es una
angosta corriente secundaria junto a1 lecho principal; otras es
una crecida que une todas las corrientes tributarias en una
enorme lamina de agua. Las cuatro tradiciones se pueden visualizar como sistemas fluviales de ese tipo, a veces divididos en
sus propios patrones de arroyos y canales, y otras rebasando sus
riberas y sumergiendo a sus rivales. Es dificil imaginar las cuatro tradiciones con este modelo sin dejar de ser fieles a la
geografia del mundo real; sin embargo, en aras de la claridad,
podemos suponer que cada uno de 10s cuatro rios tiene distinto
color: el rojo sangre corresponde quizd a la tradici6n del conflicto, el azul celeste a la racional/utilitaria, el verde selva a 10s
durkheimianos, cuyas aguas estdn llenas de plantas tropicales, y
el blanco mate vaporoso a 10s microinteraccionistas. En 10s riltimos 200 o 300 aiios, 10s rios de diferente color han crecido y
decrecido, ensanchdndose y reducikndose.
Se podria decir que, en 10s liltimos decenios del siglo XX,
cada uno de 10s cuatro rios se ha traslapado en varios lugares
con las riberas de los demds. La teoria de la elecci6n racional se
ha combinado ultimamente con 10s aspectos marxistas y materialistas de la teoria del conflicto; en otro frente, a1 afrontar las
paradojas de la racionalidad, esos te6ricos se han acercado peligrosarnente a algunos principios antiutilitaristas cldsicos de 10s
durkheimianos. (El agua azul celeste se estd enturbiando con
10s tentdculos verdosos de la jungla emocionalista.) Ademds, la
teoria durkheimiana del ritual y la solidaridad emocional se han
fusionado con las teorias del conflicto sobre las culturas de
clases y 10s medios de producci6n mental. Tambien he especulado que Goffman empez6 a combinar la teoria durkheimiana
del ritual con la tradici6n microinteraccionista de la teoria cognoscitiva, y que la etnometodologia tiene afinidad con la emocionalidad durkheimiana e incluso con el modelo de la racionalidad atada.
j Q ~ 6nos depara el futuro? Podriamos sentirnos tentados a
augurar que 10s rios se unirdn en un gran torrente de agua con
colores de arc0 iris, per0 dos factores me hacen dudar que eso
ocurra. El primero es que en 10s tiltimos afios ha habido un
creciente conflicto entre las filosofias relativistas cognoscitivamente esquivas, que fueron la base de la tradici6n microinteraccionista, y de las demi3s tendencias intelectuales. En extremos