El Poder de La Alabanza

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(sal 33:1-22) 1Aclamad con jbilo, justos, a Yahv, que la alabanza es propia de hom

bres rectos
Slo cuando los padres se volvieron a Dios aceptando gozosamente la presente situa
cin en cuanto a la vida de su hijo, la puerta se abri
para que Dios completara su plan perfecto para todos.
El punto culminante no puede llegar hasta tanto no empecemos a alabar a Dios
por nuestra situacin en lugar de clamar a Dios para que nos la quite. El tiene u
n propsito al permitir las tribulaciones o calamidadesPor que no nos arrodillamos
y le damos las gracias por ello?
Dios tiene un doble propsito en ensearnos a confiar y alabarle en todas las cosas.
Su poder se manifiesta
en nuestra situacin y tambin lleva a otros a l.
La alabanza relaja el poder de Dios en nuestra vida y circunstancias, porque la
alabanza es la fe en accin.
Si confiamos plenamente en Dios, l est libre para obrar y l da siempre la victoria.
Puede ser una victoria que cambie las circunstancias. La muerte puede ser apa
rtada, o hacer que pierda su aguijn.
La alabanza es una aceptacin permanente de lo que Dios ha realizado en nuestra vi
da. Entramos en
esta actitud de la alabanza por un acto de nuestra voluntad, por una decisin de a
labar a Dios.

Dios, te doy gracias porque mi vida es como es - Cada problema que tengo ha s
ido un don tuyo para llevarme al lugar en que ahora estoy. No habras perm
itido cualquiera de estas cosas s no hubieses sabido que era lo mejor para m. Oh D
ios, verdaderamente me amas! Yo lo pienso as, Dios mo, yo s que t me amas."
Dios
quiere que le demos las gracias por todas las cosas que han sucedido en mi vida
y que me han conducido hasta ac.
El punto culminante en su vida lleg al empezar a aceptar sus circunstancias prese
ntes con gratitud. Esta es una perfecta ilustracin del principi espiritual en accin
.
Alabe a Dios en todas las circunstancias, tanto si son favorables como si no lo
son. Confe en que Dios las ha de usar para desarrollar su plan maravilloso para
su vida
(1 Tesalonicenses 5:18): "Dad gracias en todo, porque sta es la voluntad de Dios
para con vosotros en Cristo Jess", y luego le mostr Romanos 8:28: "Sabemos que a l
os que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien."
Efesios 5,20: Dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nues
tro Seor Jesucristo .
Le dije a un hombre que estaba con una presin muy grande que Dios tenia un plan p
erfecto para su vida, que la prueba por la que estaba pasando era parte de
ese plan y que Dios le libertaria de toda su tensin con slo que el le entregase
las riendas de su vida y le diera gracias por todas las cosas.
El candidato me mir indeciso; su cara y sus ojos mostraban cansancio, y eran indi
cio de que no haba
dormido lo suficiente.
-Nunca, hasta ahora, he estado en una situacin como sta -y al decir esto mene la ca
beza-. Estoy al fin de mis fuerzas, y, ahora usted me dice que Dios me ha puesto
en este trance?
Digamos mas bien
le respond que Dios permite que esto ocurra. Estoy seguro que habra
preferido que usted se hubiese vuelto hacia l y aceptado sus disposiciones para
su vida sin haber tenido que pasar por todos estos sufrimientos. Pero como uste

d insiste en querer dirigir su vida, sin ayudas, Dios ha elegido el mas directo
y el ms amoroso camino para ensearle que usted le necesita.
Las circunstancias que destrozan los muros de nuestra auto-suficiencia
son las bendiciones de Dios disfrazadas. Podemos verdaderamente dar gracias
a Dios por ello y alabarle por cada golpe que remueve ms el engao que la habilidad
que tenemos en llevar nuestra propia situacin.
Cuanto ms le alabemos, tanto ms fcil ser la transicin. Crecer nuestro gozo y el dolo
r apenas se notar. Descubriremos tambin que cuantas ms pruebas nos deparen
las circunstancias, tanto ms experimentaremos la verdadera fuerza y el poder
de Cristo, morando y creciendo en nosotros. Cada reto, cada prueba, cada oportu
nidad para crecer, nos hace mejor dispuestos para ser canales del amor y del pod
er de Dios.
Dios quiere que comprendamos que cuando le confiamos nuestras vidas, po
demos tener la seguridad de que nadie puede tratarnos mal si Dios no lo pe
rmite para nuestro bien. Podemos darle gracias por cada palabra hiriente, desagr
adable o despreciable que caiga sobre nosotros.
Dios nos bendecir en todo ello, si soportamos los sufrimientos injustos por un se
ntido de responsabilidad delante de l. Porque si hacemos algo malo y por eso nos
castiga, qu mrito tiene que soportemos el
castigo? Pero si sufrimos por haber hecho algo bueno, y lo soportamos con pacien
cia, esto es algo bueno delante de Dios (1 Pedro 2:19, 20).
Dios tiene un perfecto plan para nuestras vidas, pero no nos puede impulsar a da
r el prximo paso de su
plan hasta que aceptemos gozosamente nuestra situacin presente como parte de es
e plan. Lo que haya de ocurrir despus, es cosa de Dios, no nuestra.
Pero alabar a Dios es algo ms que un cambio en nuestra propia actitud.
No hay poder en nuestras palabras de alabanza como tales. No hay poder en nuestr
a actitud de gratitud y gozo. Todo el poder en la situacin viene de Dios. Necesit
amos, de forma frecuente, recordarnos a nosotros mismos este hecho. Es fcil caer
en la tentacin de pensar que nosotros tenemos el poder de manipular o modificar u
na situacin simplemente al recitar una cierta forma de oracin.
Cuando aceptamos sinceramente nuestra situacin y le damos las gracias a Dios, cre
yendo que l la ha
originado, luego interviene en esa situacin, una fuerza divina y sobrenatural que
proporcionar cambios inexplicables en lo natural.
Cualquier forma de oracin sincera abre las puertas al poder de Dios para entrar e
n nuestra vida. Pero la oracin de alabanza pone en accin el poder de Dios ms que cu
alquiera otra forma de peticin. La Biblia nos da ejemplos que nos demuestran, una
y otra vez, este hecho. "Pero t eres santo, t que habitas entre las alabanzas d
e Israel", leemos en el Salmo 22:3.
Un importante paso en el hecho de alabar a Dios es apartar nuestros ojos de las
circunstancias que nos amenazan y, en su lugar, mirar a Dios.
No tenemos que ser ciegos a las amenazas reales del mal en nuestras vidas. Compr
endiendo lo que son,
nos proporcionan un mayor motivo de alabanza y gratitud a Dios por ejercer sobre
ellas perfecto control y autoridad. Pero no hemos de estar preocupados con la a
pariencia del mal que se halla a nuestro alrededor. Mirmoslo, reconozcamos nuestr
a impotencia para luchar con nuestras propias fuerzas en contra de ello, y enton
ces, volvmonos a Dios (2 Cro 20,15)
Dios dijo
e, porque
creo yo,
ontra las

a Josafat: "No temis ni os amedrentis delante de esta multitud tan grand


no es vuestra la guerra, sino de Dios" (2' Crnicas 20:15). Esta es,
una declaracin tremenda. Puesto que no tenemos el poder para luchar c
circunstancias que nos rodean, es evidente que la batalla no es nues

tra, sino de Dios


Muchos de nosotros estamos constantemente derrotados por las circunstancias que
nos rodean, porque no estamos dispuestos a aceptar que la lucha es de Dios y no
nuestra. Aun cuando admitimos nuestra propia impotencia para enfrentarnos con el
enemigo, tenemos que dejar y confiar todo al poder de Dios, Es entonces cuando
permitimos a nuestro propio entendimiento asumir la posicin equivocada en nuestra
vida. Decimos: "No comprendo; por lo tanto, no me atrevo a creer."
A todos nos resulta tan fcil murmurar que muchas veces no nos damos cuenta de lo
que estamos
haciendo. Pero murmurar es completamente lo contrario a dar gracias. La queja e
s lo contrario de la confianza; una murmuracin en contra de su esposa cuando se l
e quema la comida es lo contrario de una aceptacin amorosa.
El diccionario define la queja como una acusacin. Al lamentarse y quejarse esta
acusando a Dios de administrar mal los detalles de su da. La actitud de alabanza
libera el poder de Dios en nuestras vidas, y la actitud de murmuracin o de lamen
tacin impide el poder
"No murmuris como algunos de ellos murmuraron, y perecieron por el destructor. Y
estas cosas les acontecieron como ejemplo, y estn escritas para amonestarnos a no
sotros a quienes han alcanzado los fines de los siglos" (1 Corintios 10:10, 11)

El poder de Dios estaba obrando mientras que su pueblo mostraba su confianza al


alabarle con trompetas y
aclamaciones. Los ejemplos de Josafat y de Josu demuestran claramente que Dios
gana nuestras victorias por medios sencillos y mediante principios que, aparente
mente, son contradictorios, para nuestra sabidura y estrategia humanas.
Se nos pide que confiemos en l, que le alabemos y que dejemos que l acte. Esto es,
esencialmente, la
forma en que actuaba Jesucristo durante el tiempo de su ministerio en Israel.
Lector amigo, fcilmente podr reconocer su propia condicin en esa lista. Est quebranta
do de corazn?
Confinado por limitaciones fsicas, enfermedades, limitaciones espirituales? En caut
ividad fsica o en prisin por su propia ceguera espiritual? Est de duelo? Incapaz de r
egocijarse, de estar agradecido a Dios, de alabarle? Est su espritu pesadamente ago
biado, o siente frustracin?
Tal vez sea porque no ha aceptado y comprendido plenamente las buenas nuevas que
Jess vino a traer.
La alabanza es una respuesta ac tiva a lo que sabemos que Dios ha hecho y est h
aciendo en nuestras vidas en este mundo por medio de su Hijo Jesucristo y la p
ersona del Espritu Santo.
Si ud. es drogadicto, Dios tiene el poder de sanarle, de cambiarle. . No cree uste
d que es ms poderoso que las drogas? No es su estado de drogadicto contest lo que le
lleva a usted hacia l? Dios puede ayudarle, y desea ayudarle. Procure comprend
er que Dios la ama . El quiere darle gozo y paz, y remediar todas sus necesi
dades antes de que abandone hoy este despacho.El tiene un plan maravilloso para
su vida y si empieza a confiar en Dios, y a darle gracias por todas las cosas q
ue le han ocurrido, se dar cuenta de que quiere ayudarla ahora mismo
Amado Padre celestial, gracias porque t amas a este joven y por guiarle hacia ti.
Envale ahora tu Santo Espritu para ayudarle a creer que tu has estado obrando e
n cada momento oscuro y solitario de su vida para llevarle a Cristo. Oh Dios, yo
s que es tu voluntad que te alabemos por todas las cosas, pues nada ocurre en es
te mundo sin tu voluntad y sin tu permiso. Esta querida joven ha sido herida. Es
t enferma, confundida, desamparada, y sin el amor del hombre, pero yo s que t la am

as. Gracias por todo lo que le ha sucedido en su vida hasta este da. Aydala, Seor.
Creo que ya la estas ayudando para que vea tu amor, y para que te alabe ahora m
ismo". De nuevo puse mis manos sobre su cabeza rogando a Dios que le sanara, que
limpiara su mente de todo deseo de la droga y que le llenase de su amor.
Dios emplea cada cosa, hasta nuestros errores, para bien. Un hombre con una
esperanza renovada se atrevi a dar gracias a Dios por su propia falta
y por su encarcelamiento. Escribi as: "Alabado sea Dios, pues mi vida ha cambi
ado completamente. Las antiguas lamentaciones, culpas y remordimientos, que me a
taban, han desaparecido. Yo puedo alabar y dar gracias a Dios por cada detalle
de mi vida, tal como es"
Estimados lectores; Han dado gracias a Dios por las personas que ha puesto en sus
vidas, y las cuales son difciles de amar? Tienen un vecino difcil de tratar? Den g
racias, porque Dios les ama y desea que el amor de ustedes sea perfecto, concedin
doles la posibilidad de
amarle.
Dios tambin le ama y desea que ustedes sean un canal de su amor hacia ese vecino
difcil.
Yo creo que las ms maravillosas oportunidades para amar, y las ms desafiantes, se
presentan en nuestros hogares, all donde vivimos. Tiene n su esposo o su esposa
ciertas cualidades que les incomodan? Se les hace difcil convivir con padres o par
ientes? Son rebeldes sus hijos?
mense unos a otros, dijo Jess. Soprtense unos a o
tros. Den gracias los unos a los otros.
No es fcil dar gracias por un marido alcohlico, o por un hijo rebelde o indiferent
e. No es fcil amar a quien
dice que no necesita ni quiere nuestro amor.
Este hombre de negocios me dijo: "Mientras yo albergaba temor y resentimiento po
r mi situacin, estaba
impidiendo que Dios realizara en mi vida lo que se propona. Tan pronto como depos
ite toda mi confianza en l y le alab por lo que habla hecho en mi vida, pudo situa
rme donde el deseaba."
. Lo que nos atae ahora es darle gracias por donde estemos en el momento presen
te. Si Dios, por su Espritu Sant o, le muestra que hizo una eleccin equivocada hac
e aos, cuando deliberadamente eligi ir en contra de lo que saba entonces era la vol
untad de Dios para usted, confisele ese deseo equivocado, pidindole perdn, dndole gr
acias y rogndole le gue para cambiar en bien lo que hizo mal. Ponga el resto de su
vida completamente en las manos de Dios y confe que ahora Dios se ocupar totalmen
te de usted. Albele ahora, y dle gracias por sus circunstancias actuales exactame
nte como sean en cada uno de sus det alles.
Podr notar el poder de Dios obrando muy rpidamente en sus circunstancias actuales,
o podr ver cmo el poder de Dios est transformndole en medio de las circunst
ancias, pero ocurra lo que ocurra, contine dndole gracias, pues l se encarga
r de ello
EL BAUTISMO EN EL ESPRITU
El primer don gratuito que Dios quiere que sus hijos le demanden es el bautismo
en el Espritu Santo.
El bautismo en el Espritu Santo es una experiencia de limpieza, de purificacin, de
despojarse de s mismo; es una exposicin total al proyector de la verdad de
Dios en cada pequeo rincn de nuestras vidas. El bautismo est designado a vaciarnos
de nuestra propia confianza, de nuestro orgullo, de nuestras pequeas reas oscura
s de engao y de las excusas que hemos mantenido sin cesar, de todas las cosas que
obstruyen nuestra fe y la afluencia del poder y de la presencia de Dios en nues
tra vida.
El bautismo en, o con el Espritu Santo, tiene un doble propsito: la purificacin y l

a preparacin del vaso


para contener el poder de Dios y, luego, llenarlo con el poder. Los dos hechos
se realizan simultneamente, porque cuando el Espritu Santo de verdad empieza a sat
urar nuestros seres, descubre y expulsa todos los desperdicios y escombros que h
emos dejado amontonarse en nuestro interior.
Jess dijo: "Recibiris poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espirita Santo,
y me seris testigos en
Jerusaln, en toda Judea, en Samara, y hasta lo ltimo de la tierra" (Hechos 1:8).
No significaba que el poder nos pertenecera y que operaria a travs de
nosotros. Somos los vasos
recipientes, los canales. Aunque nos esforcemos, no podemos llegar a ser la sust
ancia. Somos como vasos que contienen agua viva. El agua puede saciar la sed de
los hombres, pero un vaso vaco no puede satisfacer a nadie.
San Pablo escribi: "Tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia
del poder sea de Dios, y no de nosotros" (2 Corintios 4:7).
Todas las semanas recibo cartas de personas que dicen que han pedido a Dios que
las bautice con el Espritu Santo, pero que nada ha sucedido. Qu ha acontecido? La
preocupacin es que miran a sus propios sentimientos en lugar de mirar al hecho de
Dios. El tropezadero son siempre los sentimientos.
El bautismo del Espritu Santo, igual que todo don de Dios, debe ser recibido por
fe. Esto significa que no es necesario sentir algo. La fe no es una respuesta a
nuestros sentimientos.
Si usted or la semana pasada, y no ha ocurrido nada, entonces no se preocupe por
sus sentimientos. Jess ha hecho lo que le corresponda; ahora, usted debe confiar
en que ya est realizado.
Si ha orado usted para ser bautizado con el Espritu Santo, puede tomar la Palabra
de Dios al pie de la letra, porque est hecho. Puede abrir su boca ahora mismo y
hablar las palabras o sonidos que vengan a su mente, en la confianza de que es e
l Espritu Santo quien lo pone en su mente.
Cuando usted abre la boca y empieza a hablar en lenguas por fe, estar tentado de
como yo lo
pensar
hice que est falsificando y formando las palabras. No permita que este pensamiento
le engae y no deje de practicar el hablar en lenguas por fe.
S, en sinceridad, se ha entregado a Dios, y tambin le ha entregado su lengua, pidi
endo que el Espritu Santo le d las palabras para orar, entonces puede confiar en q
ue lo har an cuando las palabras suenen bien, o no, en sus odos.
Lo que realmente importa, no son las palabras sino el hecho de que el Espritu San
to est orando, por medio
de nosotros, directamente, a Dios.
Use su boca, su lengua y su voz, y puede empezar y terminar hablando segn quiera.
Si no nota emocin o sensacin de ninguna clase, d gracias a Dios por esa falta de e
mocin o sensacin. Un da las sentir, pero, entre tanto. Dios le da una oportunidad ma
ravillosa para crecer en fe.

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