Tflacso 2013LFG
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SEDE ECUADOR
PROGRAMA ESTUDIOS DE GNERO Y DE LA CULTURA
CONVOCATORIA 2010 2012
MAYO DE 2013
MAYO DE 2013
DEDICATORIA
A Aid Garca de quien aprend el valor de luchar por la dignidad que reivindica nuestra
humanidad y a Mnica con quien me he permitido construir familia
y mi ser hombre de otro modo.
AGRADECIMIENTOS
A los hombres, hombres con experiencia de vida trans y mujeres que hacen parte del
Colectivo Hombres y Masculinidades, por haberme permitido compartir su experiencia
de cambio y transformacin personal y social. A quienes reconozco su importante labor
a nivel nacional y regional en el abordaje de las masculinidades.
A Andrea Neira, compaera de la vida y cmplice en el tema de las
masculinidades, con quien tuve la fortuna de intercambiar preguntas, anlisis y nuevas
miradas a los procesos de cambio que experimentan los hombres y las masculinidades
en la regin.
Al Colectivo Varones Antipatriarcales de Argentina, quienes me abrieron el
espacio de su organizacin para dialogar sobre la resistencia patriarcal. No fue posible
integrar su experiencia en la investigacin pero se abrieron nuevos escenarios para
construir propuestas de integracin a nivel latinoamericano.
A los hombres latinoamericanos acadmicos y pertenecientes a diferentes
organizaciones y experiencias de trabajo con hombres y masculinidades por compartir
sus iniciativas y alimentarme con sus importantes aportes.
A la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales por creer en el talento y
capacidades de los hombres y mujeres de la regin.
A Cristina Vega, asesora de este trabajo, quien me nutri con sus preguntas.
A las profesoras y profesores con quienes tuve la oportunidad de problematizar
mi pregunta por las masculinidades.
A Fernando Urrea y Anbal Parra por el tiempo y la lectura crtica de este texto.
A la familia de sangre y por eleccin que me llen y sigue llenando de preguntas
y razones para transformar-me y construir, a nivel personal y colectivo, masculinidades
otras.
NDICE
RESUMEN.......................
Proceso metodolgico..
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La masculinidad hegemnica...
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83
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99
101
115
120
126
Produccin de conocimiento
129
(Re)pensar el Colectivo
135
135
136
De lo personal a lo estructural.
139
142
142
El Colectivo y la transmasculinidad.
147
151
156
160
161
169
BIBLIOGRAFA.
176
ANEXOS.
183
RESUMEN
Nuevas masculinidades: discursos y prcticas de resistencia al patriarcado, es una
investigacin cualitativa que busca analizar los discursos y prcticas de resistencia
antipatriarcales producidas por el Colectivo Hombres y Masculinidades de la ciudad de
Bogot, Colombia, como accin poltica que pone en tensin la supuesta imposibilidad
de las organizaciones que trabajan con hombres y masculinidades de romper el cerco
patriarcal y de dejar de ser cmplices de la dominacin social sobre las mujeres y lo
feminizado. Para alcanzar ese propsito se problematiza la relacin hombres,
masculinidades y patriarcado intentado develar que esta secuencia socialmente
naturalizada no es tautolgica, no responde a una esencia ontolgica y sus contenidos
no son fijos y por el contrario, son significados en disputa por la legitimidad de su
representacin. Para situar la experiencia del Colectivo Hombres y Masculinidades se
realiza un acercamiento a diferentes procesos organizativos de hombres en Amrica
Latina y las diferentes estrategias utilizadas en la regin para posicionar la lucha
antipatriarcal. En ese contexto se analiza la emergencia de las nuevas masculinidades
como discurso de resistencia al patriarcado y apuesta tico poltica centrada en la
prctica como examen crtico de las relaciones de poder hegemnico. Asimismo se
introduce un nuevo campo para los estudios de masculinidades: el anlisis de la relacin
masculinidades y hombres con experiencias de vida trans, escenario que a partir de la
experiencia del Colectivo permite su reconocimiento como una prctica de resistencia
que rompe el cerco patriarcal.
CAPTULO I
EL PROBLEMA DE LAS MASCULINIDADES, LOS HOMBRES Y EL
PATRIARCADO
Me interesa sealar cmo las definiciones dominantes de la `hombra y de lo que cuenta como
conocimiento se vuelven cmplices para producir un silencio, una exclusin del conocimiento de
dimensiones importantes de la vida de los hombres, que se relacionan precisamente con su construccin
como sujetos genricos. Un silencio y un encierro masculino que es visible en la vida cotidiana de
muchos varones.
Guillermo Nez (2004: 31)
bajo
el signo
de
masculinidades
no
hegemnicas
Proceso metodolgico
La investigacin se desarroll en cuatro momentos. Primer momento, aproximacin al
tema; la estrategia para acercarme al tema se bas en tres ejercicios: la revisin
bibliogrfica, en esta fase revis la produccin acadmica existente sobre procesos y
experiencias organizativas que abordaran el trabajo con hombres y masculinidades, el
primer hallazgo fue la ausencia de produccin de conocimiento cientfico sobre este
campo, salvo iniciativas marginales en las que el objeto de conocimiento son los
procesos de organizacin en torno a las masculinidades (Figueroa, 2010; Welsh, 2010),
la conclusin que se deriv de esta bsqueda es la existencia de un silencio en la
literatura especializa sobre las experiencias de resistencia al patriarcado situadas desde
los colectivos que trabajan masculinidades.
Este vaco de conocimiento me orient al segundo ejercicio, la consulta a
expertos y activistas en masculinidades de la regin. En los dilogos e intercambio de
correos confirm que efectivamente la relacin entre academia y activismo es una
relacin paradjica, porque es a la vez cercana y distante, cercana porque reconocidos
acadmicos y acadmicas en los estudios de masculinidad tienen relacin de proximidad
con las organizaciones o en algunos casos hacen parte de ellas, no obstante no se
investiga sobre stas. Distante, por la existencia de mltiples prejuicios sobre la prctica
de cada sector, as encontr que en algunas organizaciones la labor acadmica se
considera como una externalidad que no se relaciona para nada con su experiencia y en
11
otros casos es cuestionada por su falta de compromiso poltico con el activismo. Por
parte de la academia, se referenci de manera crtica la falta de produccin,
sistematicidad y profundizacin en los desarrollos tericos sobre masculinidades y
feminismo, como elementos que dificultan el posicionamiento y reconocimiento social
de esas experiencias.
Tercer ejercicio, exploracin virtual. Por referencia de activistas, expertos y por
conocimiento propio, realic una extensa indagacin en el mundo virtual, en webs,
blogs, redes sociales, portales especializados y bibliotecas virtuales para identificar las
organizaciones y experiencias de trabajo con hombres y masculinidades, este rastreo lo
registro en el Anexo 1. A partir de esta exploracin hice seguimiento al perfil social del
grupo del Colectivo en la red social Facebook, desde 2009 a inicios de 2012.
Algunos de los hallazgos de esta bsqueda fueron identificar la existencia de
redes de organizaciones formales e informales que buscan la articulacin del trabajo que
se realiza en diversas partes del mundo. Una experiencia a destacar es la Red
Iberoamrica y Africana de Masculinidades RIAM,
posibilidades de los integrantes del Colectivo; orientar los productos hacia el inters
coyuntural de la organizacin de sistematizar la experiencia organizativa; en este
sentido se realizaron dos acciones que contribuyen directamente a ese propsito: la
realizacin de un taller para construir la Lnea del Tiempo del Colectivo (identificando
tiempos, personas, acciones, hitos, metodologas, prctica, logros y limitantes), aqu
participaron cinco personas de tres generaciones del Colectivo y el desarrollo de una
gua, planteada como un dialogo, para realizar una mirada general al proceso
organizativo del Colectivo y como un ejercicio de recuperacin de memoria para
localizar las historias, trayectorias, apuestas, discursos y prcticas que configuran el
sentido ms amplio de la organizacin1.
La primera parte del trabajo de campo consisti en la salida a comunidades
rurales en la ciudad de Sincelejo al norte de Colombia, all se realizaron actividades de
formacin (talleres) con grupos de comunidades indgenas y mestizas. En este espacio
particip como observador y cofacilitador de las actividades pedaggicas
acompaando el proceso metodolgico con grupos. Durante una semana conviv con
dos de los integrantes del Colectivo. La segunda parte se orient a la realizacin de
entrevistas en Bogot, durante cinco semanas realic entrevistas a ocho integrantes del
Colectivo. La tercera parte se orient a la observacin en dos talleres con jvenes
estudiantes realizados en Colegios urbanos pblicos en Bogot. La cuarta parte se
centr a la recoleccin de material documental y audiovisual producido por el Colectivo
y por fuentes secundarias.
Durante el trabajo de campo, mi relacin con el Colectivo se plante desde la
confianza, la cercana y la complicidad, durante el proceso ocup diferentes posiciones
donde fui ledo como un amigo, como un par, como un activista que ocupa un lugar de
conocimiento, como un referente para conversar de lo local y lo regional, como una voz
legitima para interactuar.
Tercer momento. Sistematizacin y anlisis de la informacin, se hizo la
transcripcin de los audios de la entrevistas, se clasific la informacin y se
construyeron dos grandes categoras de anlisis: nuevas masculinidades como discurso
1
La gua se divide en dos componentes. El primero, el sujeto colectivo, all se abre el dialogo en dos
reas. La dinmica interna: de cmo llegaron a ser colectivo; del cambio en las prcticas colectivas; de lo
metodolgico; de la(s) sexualidad(es); de las mujeres; de las masculinidades trans; de la relacin con
Entre-Trnsitos; de las prcticas. La dinmica externa: de las luchas sociales y la incidencia poltica; del
movimiento social de mujeres; del movimiento LGBTI; de las agencias de cooperacin; del Estado,
gobierno y las instituciones pblicas. El segundo, el sujeto individual, all se abre el dialogo sobre: de t
historia; del colectivo y del cambio en las prcticas personales. No se incluye la gua por su extensin y
porque no hizo parte de los insumos de este anlisis.
13
14
Amors sostiene que el feminismo es un producto de la Ilustracin [europea] (Amors, 2005: 242);
Radcliffe seala que en Latinoamrica, particularmente en los Andes, los estudios feministas poseen un
origen deferente al anglosajn A diferencia de otros pases, el inicio de los estudios feministas no resulta
del movimiento de mujeres populares; es decir basados en la comunidad; se basaron, sobre todo, en el
reflejo de lo que suceda en los pases del norte (Radcliffe, 2006: 111). Por otra parte, Lugones (2008),
muestra que hay una crtica al feminismo blanco eurocentrado, porque ste ha excluido de los anlisis, las
realidades histricas de las mujeres no blancas, y destaca el trabajo de los feminismos de mujeres de color
de Estados Unidos y del Tercer Mundo al desarrollar el concepto de interseccionalidad para demostrar
cmo se ha ignorado la simultaneidad de la raza/clase/sexualidad/genero en la produccin de las
identidades y en la lucha poltica, por lo cual se denuncia la exclusin histrica y terico-prctica de las
mujeres no-blancas de las luchas liberatorias llevadas a cabo en el nombre de la Mujer (Lugones, 2008:
77). En esa perspectiva, estos feminismos, denuncian la tradicin feminista blanca occidental por
considerarla un producto de la colonialidad del gnero e inseparablemente de la colonialidad del poder.
Un ejemplo de esta diversidad de configuraciones feministas en la regin andina es la existencia de
propuestas como el feminismo comunitario desarrollado en Bolivia por mujeres de races indgenas.
15
los sesenta; en segundo lugar, de los estudios de gnero3 en la dcada de los setenta
(Lamas, 1997: 65), y a partir ste, en tercer lugar, los estudios crticos de la
masculinidad a finales del setenta e inicios de los 80 (Gomriz, 1997: 9; Gutmann,
1998: 50; Minello, 2002: 12).
Joan Scott (1999) y Marta Lamas (1997) localizan el origen del gnero como
categora de anlisis en el marco de los desarrollos tericos feministas anglosajones en
los aos setenta y su posicionamiento4 a finales del siglo XX; proceso histrico y social
donde
el
naciente
campo
de
estudio
adquiere
legitimidad
epistemolgica,
posicionamiento poltico y validez (Lamas, 1997: 65) para el anlisis social a la par de
categoras como clase y raza, de hecho, en los ltimos veinticinco aos, el gnero ha
ingresado junto con la clase y la raza a formar parte de los principales cortes analticos
de la realidad social (Kimmel, 1992: 130).
Scott recoge en los trabajos de la tradicin feminista norteamericana, los
enfoques ms utilizados para la produccin de conocimiento, en tres posiciones tericas:
la primera, esfuerzo completamente feminista, intenta explicar los orgenes del
patriarcado. La segunda se centra en la tradicin marxista y busca en ella un
compromiso con las crticas feministas. La tercera, compartida fundamentalmente por
posestructuralistas franceses y tericos angloamericanos de las relacionesobjeto, se
basa en esas distintas escuelas del psicoanlisis para explicar la produccin y
reproduccin de la identidad de gnero del sujeto (Scott, 1999: 45). De manera que la
labor feminista puso especial nfasis en develar la dominacin masculina y la
subordinacin de la mujer, ambos procesos marcados por categoras occidentales
binarias,
basadas
en
principios
esenciales
universales:
hombre/mujer,
Scott ilustra cmo la nocin de estudios de la mujer y la posterior designacin como estudios de gnero
atraves un proceso que podra llamarse la bsqueda de la legitimidad acadmica par parte de las
estudiosas feministas en la dcada de 1980 (Scott, 1999: 15), tal proceso, seala, se da en respuesta a la
acogida poltica, a la asimilacin analtica del gnero al lenguaje de las ciencias sociales como
posicionamiento estratgico y al propsito de alejarle, en cuanto categora de anlisis, del vnculo con la
poltica feminista de donde paradjicamente es producida. De manera que se sustituye en la literatura
y estudios acadmicos mujer por gnero, negando implcitamente su filosofa y reivindicaciones.
4
Lamas resalta entre los diversos usos de la categora dos bsicos: el que habla de gnero refirindose a
las mujeres; y el que se refiere a la construccin cultural de la diferencia sexual, aludiendo a las relaciones
sociales de los sexos (Lamas, 1997: 67).
16
en su conjunto, los estudios de gnero an son equiparados con los estudios de las
mujeres (Guttman, 1998: 48). En respuesta a estas crticas y para responder a las
demandas acadmicas y de algunas feministas no blancas, se introdujo en el cuerpo
terico de los estudios de gnero una dimensin relacional (Scott, 1999: 13, 15) para el
anlisis de mujeres y hombres como sujetos que producen gnero.
Es as como los profundos cuestionamientos al sistema patriarcal y los
privilegios masculinos realizados por el movimiento feminista, habilitaron la
posibilidad de considerar a los hombres como sujetos con caractersticas genricas y de
conocimiento cientfico, como lo confirma Scott en la cita de 1975 que hace de Natalie
Davis, me parece que deberamos interesarnos tanto en la historia de las mujeres como
de los hombres, que no deberamos trabajar solamente sobre el sexo oprimido, del
mismo modo que un historiador de las clases sociales no puede centrarse por entero en
los campesinos. Nuestro propsito es comprender el significado de los sexos, de los
grupos de gnero, en el pasado histrico [] para encontrar qu significado tuvieron y
cmo funcionaron para mantener el orden social o para promover su cambio (Scott,
1999: 39).
Enrique Gomriz refrenda ste nuevo posicionamiento y evidencia que con el
surgimiento de la teora de gnero a mediados de los aos setenta, los estudios sobre
masculinidad eran necesarios, tambin como dice Teresita Barbieri para poder hablar
con propiedad de una verdadera teora, tanto identitaria como sistemtica y relacional
(Gomriz, 1997: 9). En este sentido cuando se habla de gnero se habla de relaciones de
gnero y de relaciones de dominacin, hecho ampliamente evidenciado por la teora
feminista. Es as que con la visibilizacin del hombre como sujeto portador de identidad
genrica o como lo acua Gutmann los hombres como sujetos que tienen gnero.
(Gutmann, 1998: 48), en los aos ochenta los estudios sobre masculinidad son asumidos
como campo de investigacin cientfica, en cierta medida, gracias a la constatacin por
parte de numerosos autores de la invisibilidad en las ciencias sociales del varn como
actor dotado de gnero (Viveros, 2002: 35).
Para el mundo angloparlante, Norteamrica, Inglaterra y Francia, este proceso se
registra con el surgimiento de un nuevo campo de estudios: los mens studies o
Critical Studies of Men and Masculinities, que Viveros, citando a Kimmel, clasifica
en dos orientaciones: los que se definen como `aliados del feminismo y los que
reivindican una forma autnoma de estudiar la masculinidad (Viveros, 1997:5 6).
Segn esta autora, En Amrica Latina, los escritos sobre los hombres y lo masculino,
17
en una perspectiva de gnero, slo han cobrado importancia desde fechas relativamente
recientes. En contraste con la produccin terica norteameamericana, los estudios
latinoamericanos sobre masculinidad fueron iniciados en casi todos los pases por
mujeres provenientes del feminismo y slo ms tarde por varones, como resultado del
espacio abierto por estas acadmicas y de las orientaciones impartidas en algunas
conferencias internacionales (Viveros, 2002: 35)
Para finales de la dcada ochenta e inicios del noventa Gomriz identifica tanto
en el mundo anglo como en Latinoamrica, la configuracin de un objeto de estudio
suficientemente claro, ncleos temticos y la acumulacin de una importante
produccin de conocimiento sobre los varones y los estudios de masculinidad (Gomriz,
1997: 9). De esa manera se identifican corrientes, perspectivas tericas y ejes temticos
en el anlisis sistemtico de los varones como lo recogen para el caso de Latinoamrica
en los estudios pioneros de Viveros (1997), Gomriz (1997), y posteriormente en
Olavarra (2003) y Hernndez (2007).
Desde entonces la produccin de conocimiento sobre los varones se ha
diversificado a nivel terico y metodolgico, aunque como lo plantea Viveros hacen
falta trabajos histricos sobre los hombres, que los analicen como actores sociales
pertenecientes a un gnero y que develen la participacin de las ideologas masculinas
en la vida cotidiana (Viveros, 1999: 63) asimismo etnografas ms sistemticas,
trabajos histricos e interpretaciones sociolgicas (Andrade, 2001: 24) comprometidas
en visibilizar la existencia y en localizar la condicin genrica de los varones; de
develar de manera crtica la presencia de una masculinidad hegemnica y de suscribir el
compromiso de recrear y visibilizar nuevas formas de construccin de identidades
masculinas y de relacionamiento inter e intra genrico. Como tambin es necesario
indagar los procesos organizativos de hombres en Amrica Latina, de manera que
podamos conocer cmo los hombres histricamente asociados a una matriz de
dominacin patriarcal estn enfrentando, cuestionando y transformando el cerco
patriarcal (Nez, 2004), para ello no sera malo que empezramos a mirar esas otras
formas de masculinidades que siempre hemos tenido a nuestro lado y que sin ser
hegemnicas se han encarnado en los hombres reales en cada uno de ellos (Otegui,
1999: 159)
En ese sentido concuerdo con Andrade en que los estudios de masculinidad son
en el estado actual del debate, un conjunto de nociones superpuestas y no
necesariamente correspondientes unas con otras. Cuando distintos autores invocan
18
20
necesitamos centrarnos en los procesos y relaciones por medio de los cuales los
hombres y mujeres llevan vidas imbuidas en el gnero (Connell, 1997: 35).
Segn Gutmann (1998), en la literatura de la antropologa de la masculinidad,
son cuatro las entradas conceptuales y usos que se le dan a la masculinidad como
categora analtica en la construccin de la masculinidad: 1) la identidad masculina, que
refiere a cualquier cosa que los hombres piensen y hagan, 2) la hombra, que es todo
lo que los hombres piensen y hagan para ser hombres, 3) la virilidad, que sugiere que
algunos hombres, inherentemente o por adscripcin, son considerados ms hombres
que otros hombres y 4) los roles masculinos, que subraya la importancia central y
general de las relaciones masculinofemenino, de tal manera que la masculinidad es
cualquier cosa que no sean las mujeres (Gutmann, 1998: 49).
Para Gutmann, son dos los enfoques temticos en la antropologa de la
masculinidad los que han predominado en las definiciones y estudio de lo masculino,
por una parte estn los que se ocupan exclusivamente de los hombres, considerando que
existe una `estructura profunda de masculinidad subyacente transcultural y
transhistrica, por otra parte, estn los que incluyen a las mujeres como parte integral
del estudio de la masculinidad en un sentido amplio; en este enfoque se reconoce el
carcter complejo de la masculinidad en condiciones histricas concretas, enfoque a
partir del cual se ha logrado establecer que no existe un `punto de vista masculino
nico (Gutmann, 1998: 49). Y al no existir un punto de vista nico que defina la
identidad masculina, por un lado, se disuelve la idea de que el contenido de la
masculinidad lo definen exclusivamente sujetos asignados socialmente como hombres,
y por el otro, se define la masculinidad como una construccin no esencial, en la que
participan socialmente, hombres y mujeres y sujetos con otras identidades sexo
genricas, como lo sera el caso de hombres trans.
Por su parte, Faur (2004) identifica tres tensiones conceptuales para definir la
masculinidad. La primera tensin es la relacin entre la naturaleza y la cultura en las
identidades masculinas. Segn Faur, este debate lo alimentan tres posturas. Por una
parte estn las corrientes conservadoras y espirituales o mitopoticas que consideran
que existe una esencia masculina, profunda e inmutable; por otro lado la perspectiva
profeminista, para quienes la masculinidad es un producto histrico, que excede con
creces los lmites de la determinacin biolgica; para Faur la aproximacin que supera
esta tensin de un modo ms profundo es la que, sin negar las determinaciones fsicas o
materiales, logra repensar an la construccin simblica de los cuerpos como expresin
21
de las relaciones de poder entre hombres y mujeres (Faur, 2004: 48). Segn la autora,
hablar de una esencia masculina definida a partir de rasgos biolgicos, es ms una
ficcin creada y sostenida histrica y socialmente que una realidad comprobable (Faur,
2004), de la cual se han servido quienes se benefician de los beneficios patriarcales,
para mantener su hegemona sobre mujeres y hombres subordinados.
La segunda tensin interroga si es la masculinidad una construccin individual
o relacional? La respuesta ms aceptada es que en el sistema sexo gnero la
masculinidad existe en tanto exista la feminidad, por lo tanto la masculinidad es una
construccin relacional. Para Faur, esta relacin est plagada de falacias que buscan
naturalizar lo culturalmente creado; en primer lugar, porque define lo masculino y
femenino como complementario, atribuyendo a unos y a otras, caractersticas binarias
opuestas; en segundo lugar, porque sobre esta clasificacin arbitraria se otorga una
mayor valoracin social a las caractersticas masculinas; en tercer lugar, porque al tomar
por natural el comportamiento cultural se considera que hombres y mujeres
efectivamente son as. Para Faur en las sociedades donde funciona el sistema de gnero
occidental no hay una construccin identitaria independiente de la simbolizacin de las
relaciones entre los gneros, sino que la misma se activa en una trama de prcticas
sociales (Faur, 2004: 51).
La tercera tensin interroga si hay eleccin individual o coercin social en la
construccin de identidades. Faur se pregunta cmo se construyen las identidades de
gnero? y si stas responden a guiones volitivos o a formatos establecidos en distintos
contextos sociales? Para la autora, segn los estudios de masculinidad, los sujetos se
debaten entre guiones monolticos con escasas alternativas o propuestas de
transformacin personal de las identidades en las que bastara la voluntad individual, y
es enftica en sostener que las identidades no responden meramente a elecciones
personales ni exclusivamente a formatos construidos en el orden social. Por lo cual,
simultneamente hombres y mujeres se comprometen con su posicin en el sistema de
gnero y producen masculinidades y femineidades, a la vez que sus identidades son
impactadas por las normas y las instituciones, de manera que aunque los sujetos tienen
un margen limitado de maniobra para traducir la norma, esa libertad no es completa.
Para Faur, hay en este punto una tensin que no se resuelve, que permanece en
un vaivn entre las voluntades (de cambio o de permanencia) y los dispositivos sociales
(que tienden hacia modelos ms o menos tradicionales). Por ello, cualquier intento de
anlisis y/o transformacin de modelos de masculinidad se enriquece al observar
22
23
mujeres, en los que incurren los hombres para ganar la aprobacin que les mantenga en
el universo de lo masculino y les acredite el acceso a sus privilegios. Riesgos que para
la mayora de los hombres significan una fuente de confusin, miedo y dolor,
principalmente porque tal modelo es, por supuesto, irrealizable para cualquier persona
(Kimmel, 1997: 51). Para Amors, la masculinidad no existe sino en tanto que idea
fantasma regulador del comportamiento de los varones, de ah que
la
26
Kimmel (1997), completamente de acuerdo con esta definicin, precisa que a partir de
esas negociones los sujetos pueden crear activamente sus mundos e identidades, lo cual
constituye la base y condicin de posibilidad para que los hombres puedan cambiar, en
tanto sujetos de gnero, a nivel individual y colectivo. Sin embargo y con fundamentos,
tericas feministas, son crticas a las cambios reales de los hombres y cuestionan este
propsito como un optimismo riesgoso7.
Para terminar se puede concluir diciendo que las diversas perspectivas sobre las
construccin de la masculinidad (hegemnica), contribuyen a entender la construccin
de la identidad masculina como un proceso que se complejiza con la interseccin,
superposicin y/o simultaneidad con otras categoras identitarias como raza, etnia, clase,
edad y sexualidad, a partir de las cuales y en permanente tensin con elementos
individuales, culturales e histricos, los sujetos definen, negocian y disputan el
contenido de su hombra, de la virilidad, los roles y de la identidad masculina, para
definir su compromiso con una posicin normativa o de resistencia de gnero que los
coloque en una situacin de hegemona, subordinacin, complicidad, marginacin o
alternativa. Simultneamente a este proceso se define el carcter mismo de la
masculinidad como construccin social.
En el debate clsico sobre el patriarcado (Scott, 1999) se han velado las particularidades
de la experiencia masculina de hombres de diversos grupos, clases, etnias, razas,
edades, nacionalidades, entre otras categoras, que localizan y producen identidad. ste
hecho epistmico y social introduce el patriarcado como categora universal cuya
impronta homogeneiza el ser hombre y la masculinidad como esencia de todo sujeto
varn humano9.
7
Un trabajo de esta lnea puede encontrarse en Viveros (2007), donde la autora demuestra, que pese a los
avances jurdicos en relacin a la paternidad, por ejemplo, en Brasil los padres se resisten a reconocer la
paternidad de hijos o hijas nacidos fuera del matrimonio, o en Colombia, donde la inasistencia alimentaria
ocupa el segundo puesto entre los delito que ms se presentan en ese pas (Viveros, 2007: 32-33).
8
Publicado en el perfil de Facebook del Colectivo.
9
Entre los diferentes feminismos existen diversas formas de abordar este fenmeno, por ejemplo,
Amors, identifica que Mouffe prefiere emplear el concepto de sistema-sexo gnero, ya que el
patriarcado no se puede aplicar a todos los contextos, sin embargo, Amors considera que no es necesario
este uso, porque este es un producto patriarcal (Amors, 1991: 310). Por otra parte Luce Irigaray emplea
el trmino falogocentrismo, desarrollado por Derrida, para dar cuenta de la asimetra patriarcal donde lo
27
masculino [referente del falo] se ha situado en una posicin de superioridad o ventaja respecto de lo
femenino (Glavic, 2010: 4).
28
central del sistema sexognero que llamamos patriarcal, que supuestamente nos
interesa conocer y denunciar (Nez, 2008: 56).
Por su parte YuvalDavis (2004) pone en evidencia el uso frecuente e indistinto
de la nocin de patriarcado como contenido de pretensin universal y de significacin
de construcciones y representaciones genricas abstractas como varn hombre y
masculino10, con las cuales se alude a un sujeto hombre unitario inexistente,
categoras que en s mismas no dan cuenta de cmo hombres y mujeres, en plural, se
posicionan en relacin a l. Asimismo, esta autora cuestiona el uso problemtico de la
nocin de patriarcado, particularmente en momentos donde se ha negado y demostrado
sistemticamente desde los feminismos, la inexistencia de un sujeto mujer esencial y de
manera crtica sostiene que en s misma, la nocin de `patriarcado es altamente
problemtica. Aunque con frecuencia se reconoci que la ley del `pater11, el padre, ha
sido aplicada tradicionalmente a hombres jvenes, no slo o las mujeres, ello no jug un
papel terico significativo en los usos feministas generalizados del trmino. Permaneci
as, incluso, cuando dichos usos fueron desarrollados en modelos tericos ms
sofisticados (YuvalDavis, 2004: 21).
En ese mismo sentido Viveros (2006) problematiza el patriarcado y su versin
regional y local, en la cual se enlaza el patriarcado como sistema de dominacin con una
de las identidades que produce, la cual es fabricada bajo la figura del macho latino
como representacin que transforma en homognea la experiencia de ser y hacerse
hombre, argumentando que el machismo ha sido definido como la obsesin masculina
con el predominio y la virilidad que se expresa en posesividad respecto de la propia
mujer y en actos de agresin y jactancia en relacin con otros hombres [este trmino] se
ha convertido, en el lenguaje corriente, en un sinnimo de la masculinidad
latinoamericana (Viveros, 2006: 113), esencialismo que cataloga como un persistente
malentendido (Viveros, 2006: 111).
Para Minello, el machismo es un nombre aplicado a situaciones contradictorias.
Su uso, ms que aportar nuevos conocimientos sobre la masculinidad, confunde [y]
10
29
12
Algunas posturas plantean que ser hombre es una posicin hegemnica socialmente validada, lo cual en
parte es cierto, en la medida que los hombres como grupo se han beneficiado histricamente de los
dividendos del patriarcado (Connell, 1997). Sin embargo como se ha sostenido arriba, esta postura corre
el riesgo de convertirse en un esencialismo que fije la posicin de los hombres (antipatriarcales) como
dominacin y en contraste, la posicin de las mujeres como vctimas, ocultando la actora y agencia de las
mujeres para transformar su posicin en las relaciones de poder y en los hombres, para superar el modelo
patriarcal de las identidades. Al respecto, Mohanty, argumenta que el feminismo occidental al asumir a
las mujeres como una unidad ahistrica y universal sobre la base de su subordinacin, produce la
colonizacin de lo especfico de la existencia cotidiana y de las complejidades de los intereses polticos
que representan y movilizan a las mujeres de diferentes clases sociales y culturas (Mohanty, 1997: 38).
Por lo tanto, asume que ese modelo no hace sino reforzar las divisiones binarias entre hombres y mujeres,
donde se parte del supuesto de que los primeros tienen poder y son quienes explotan y las segundas, sin
poder, son exploradas, ignorando las relaciones complejas y mviles entre su materialidad histrica en el
nivel de las opresiones especficas y las oposiciones polticas (Mohanty, 1997: 42). Segn Mohanty,
desde las lecturas del feminismo blanco occidental, las mujeres son un grupo coherente en cualquier
contexto, siempre se les ve en oposicin a los hombres y el patriarcado siempre es necesariamente el
dominio del macho, y se asume que los sistemas religiosos, legales, econmicos y familiares son
construidos por los hombres (Mohanty, 1997: 42). En contraste lo que exige Mohanty, es ver la forma
como las mujeres se han constituido a travs de estas mismas estructuras (Mohanty, 1997: 44). En el
mismo sentido de lo dicho por Mohanty, es que asumo que construir una identidad como hombre, no
responde a una unidad, a un grupo coherente, sino que pasa por reconocer lo especfico de la existencia
cotidiana de los sujetos y la complejidad de los intereses polticos que contribuyen a la formacin de una
identidad masculina. .
31
sistema
colectivos e
individuales
32
entre
sexo,
gnero
sexualidad,
sosteniendo
que
tales
encadenamientos son, en cambio, contingentes (Cabral, 2008: 7), donde sexo y gnero
son categoras socialmente construidas y no existe una relacin ontolgica de stas con
el deseo y la prctica sexual.
Otra contribucin sustancial de la perspectiva crtica de la transgeneridad
consiste en introducir a travs de estudio de la transmasculinidad una mirada crtica de
cmo se construyen las masculinidades no trans, sean hegemnicas o no. Aporte que
permite establecer que la masculinidad no es un dominio de los hombres socialmente
asignados y que no existe una esencia natural que defina su produccin, vinculada sta a
la posesin de un pene, a la heterosexualidad obligatoria o al poder hegemnico sobre lo
femenino o feminizado.
Establecida esa distincin entre el patriarcado y el ser varnhombremasculino,
como trminos relacionados pero no inherentes, ni definitorios de las identidades
genricas de los varones, sito la accin poltica de los varones y colectivos que resisten
al patriarcado como un campo de anlisis que permite dar cuenta a nivel epistemolgico
y metodolgico en tiempos, lugares, subjetividades, corporalidades y relaciones
concretas de los procesos contemporneos de dominacin, resistencias y de cambio en
los sistemas de gnero latinoamericano.
De ese modo es pertinente, entonces, retomar la invitacin de Viveros (2006) de
modificar la imagen esencializante y homogeneizadora que se ha tenido de la
masculinidad [porque] son mltiples y diversas, tal y como lo muestran numerosos
trabajos realizados en la regin [por lo tanto] no pueden ser reducidas a
generalizaciones reificadas y esencializantes sobre los varones latinoamericanos
(Viveros, 2006: 125). Sin embargo es necesario evidenciar la conexin existente entre la
masculinidad hegemnica y los procesos de resistencia.
33
La masculinidad hegemnica
El concepto de masculinidad hegemnica ha sido desarrollado y depurado desde los
aos 80 por Connell (1995), para quien significa la configuracin de prctica genrica
que encarna la respuesta corrientemente aceptada al problema de la legitimidad del
patriarcado, la que garantiza (o se toma para garantizar) la posicin dominante de los
hombres y la subordinacin de las mujeres (Connell, 1997: 39). Es decir la
masculinidad hegemnica expresa la existencia de un sistema de gnero donde unas
formas de masculinidad son jerarquizadas y mejor valoradas que otras, instaurndose
legtimamente como norma, donde lo masculino se ubica en posiciones de superioridad
y dominacin sobre lo no masculino.
Para Ramrez (2006) la hegemona es subordinacin de todo un gradiente
opuesto al polo denominado como masculinidad hegemnica, empezando por las
mujeres, seguido de los nios, los homosexuales y los que no llegan a representar a
cabalidad la masculinidad hegemnica, pero que gozan de ciertos beneficios de la
misma (Ramrez; 2006: 42). Esta hegemona, se inscribe en la subjetividad y cuerpos
de los varones y enfatiza, desde su definicin, la existencia de una otredad masculina
que no cumple con un patrn exigido del `ser hombre en un contexto sociocultural
determinado (Ramrez; 2006: 49). Por su parte Olavarra (2006) sugiere que lo
hegemnico y lo subordinado emergen en una interaccin mutua, pero desigual. La
masculinidad que no corresponde al referente es disminuida, subordinada, pero se
necesitan una a otra en este sistema interdependiente (Olavarra; 2006:123).
Estas expresiones que no corresponden al referente hegemnico, Connell y
Messerschmidt (2005) las denominan `masculinidades no hegemnicas y las sitan en
un proceso interactivo de disputa y reconfiguracin el concepto de la masculinidad
hegemnica supone la subordinacin de masculinidades no hegemnicas (Connell y
Messerschmidt, 2005: 846). Sin embargo, es pertinente reconocer que la existencia de
masculinidades subordinadas no implica la existencia de una postura poltica
antipatriarcal, porque se puede ocupar una posicin de subordinacin, pero ello no
significa que se establezca una oposicin consciente e intencionada a la idiolgia y
expresiones de lo hegemnico. En otras palabras, se puede experimentar una hombra
subalternizada pero compartir y beneficiarse de los principios patriarcales que la
producen. Esta posicin en las relaciones de gnero Connell (1995) la denomina
masculinidades cmplices. En contraste, una masculinidad antipatriarcal refiere al
proceso poltico consciente de oposicin a los principios, estructuras, instituciones y
34
expresiones que se derivan del ordenamiento patriarcal, en ese sentido sera apropiado
hablar de masculinidad no hegemnica antipatriarcal.
A nivel de las biografas, sera pertinente preguntarse cmo y de dnde nacen las
masculinidades no patriarcales. A nivel de los procesos organizativos, la masculinidad
no hegemnica antipatriarcal, en el caso del Colectivo, se construye a parte de las
diferentes trayectorias e intereses polticos por los que ha atravesado y le constituyen,
particularmente, a partir de la elaboracin del discurso de las nuevas masculinidades
como eje de la crtica al poder hegemnico y de las prcticas que materializan dicha
crtica.
En el marco de tales relaciones se encuentra el carcter histrico, dinmico y
relacional del concepto, la masculinidad hegemnica no es un tipo de carcter fijo, el
mismo siempre y en todas partes. Es, ms bien, la masculinidad que ocupa la posicin
hegemnica en un modelo dado de relaciones de gnero, una posicin siempre
disputable (Connell, 1997: 39).
En esa direccin, reconociendo que las masculinidades son un proceso de
construccin y un campo de representaciones en permanente disputa, en lugar de
rastrear nociones hegemnicas que la definan como un antagonismo, como carcter
inmanente en los hombres, como un tipo natural, como una conducta promedio o una
norma, Connell (1995) defiende que la masculinidad alude a la posicin en un sistema
de gnero y las prcticas a travs de las cuales establecen un compromiso con tal
posicin (Connell, 1997: 35), por lo tanto esas relaciones son susceptibles de ser
estudiadas de manera crtica y en ellas reconocer cmo se involucran hombres y
mujeres, cmo se dan de manera interna a cada gnero y en el caso de los colectivos de
hombres y masculinidades de qu manera se producen como formas no hegemnicas de
masculinidad.
Entendiendo que las masculinidades son configuraciones de prcticas que se
construyen, extienden y cambian a travs del tiempo, despus de veinte aos de haber
acuado el concepto, Connell y Messerschmidt (2005) sugieren que una comprensin
de la masculinidad hegemnica necesita incorporar una comprensin ms integral de la
jerarqua de gnero, reconociendo la agencia de los grupos subordinados as como el
poder de los grupos dominantes y el condicionamiento mutuo de la dinmica de gnero
y otras dinmicas sociales (Connell y Messerschmidt, 2005: 848). En esta ampliacin
conceptual de las masculinidades, Connell y Messerschmidt dejan ver las tensiones que
se suceden al interior del sistema de gnero y reconocen, a la vez, la existencia de
35
subordinadas
influyen
las
formas
dominantes
(Connell
37
CAPTULO II
PANORAMA DE LOS PROCESOS ORGANIZATIVOS DE HOMBRES EN
AMRICA LATINA
trabajo con hombres y masculinidades en Amrica Latina. Tarea que realizada con la
rigurosidad, amerita la elaboracin de un estado del arte, de recuperacin/reconstruccin
de la memoria de tales procesos organizativos, por lo tanto advierto que dicho proceso
excede los alcances de esta investigacin, teniendo en cuenta aspectos como la
diversidad de grupos existentes desde Mxico hasta Argentina, los tiempos y los
recursos econmicos personales e institucionales con los que se cuenta para efectuar
esta investigacin.
Actualmente, puedo afirmar que la historia de los grupos y los procesos
organizativos que tuvieron lugar en el Latinoamrica en los ltimos 25 aos, la poseen
las mismas organizaciones13, algunos de sus integrantes y en algunos casos acadmicos
y activistas en cada pas. Sin embargo ese lmite lo asumo como una potencialidad
poltica que me permite aportar desde mi doble condicin de investigador y miembro de
redes y grupos de hombres que trabajan masculinidades en la regin.
De la misma manera y pese a las restricciones anteriores, tengo que reconocer
que no se parte de cero, como lo sugiere Gomriz (1997), quien seala que uno de los
problemas ms frecuentes en la investigacin en los estudios de masculinidades es la
tendencia de producir conocimiento sin considerar el acumulado existente. La ausencia
de una produccin sustantiva realizada desde Amrica Latina, ha hecho que la gran
mayora de esas experiencias puntuales, valiosas en trminos existenciales, hayan
tendido de forma recurrente a partir desde cero en su reflexin sobre la masculinidad, o
bien aceptar lo primero que caa en sus manos, dndole un valor completamente
desproporcionado, si se relaciona con el panorama que ya existe sobre masculinidad en
el plano mundial (Gomriz, 1997: 10).
Tomando en cuenta esta recomendacin, la estrategia metodolgica que he
asumido inicialmente para avanzar en la superacin de este vaco de conocimiento,
consiste en realizar entrevistas a hombres y mujeres con experticia en el tema de
masculinidades y/o involucrados en algunos de los grupos y/o colectivos en Amrica
Latina14. A continuacin, y como una aproximacin general para contextualizar a la
13
Segn expertos y activistas de Centro y Sur Amrica el estado y ubicacin de esta informacin tiene
una dinmica propia en cada grupo. Asimismo resaltan la falta de sistematicidad de las experiencias
organizativas, refiriendo que reconstruir la historicidad de estos procesos en la regin, es una tarea
pendiente en los estudios de masculinidades, pues si bien algunas personas puntuales poseen informacin
general y se conocen referentes claves en los diferentes procesos, advierten que ninguna investigacin los
recoge sistemticamente. Hecho que ratifica la distancia existente entre activismo y academia.
14
Para ese efecto realic entrevistas a reconocidos activistas Latinoamericanos. Hugo Huberman,
argentino, educador, facilitador en gnero, titulado en masculinidades en el Centro Bartolom de las
Casas en El Salvador, coordinador de la campaa del Lazo Blanco Argentina-Uruguay. John Bayron
39
40
41
de defensa de `los derechos de los hombres van ms all de lo admisible, al ser tan
ofensivos, resentidos y destructivos (Flood, 1996).
La perspectiva espiritual o mitopotica 15 Se tratara de una respuesta a las
heridas de la masculinidad, sobre la base de `refugiarse en una homosocializacin,
donde los hombres se puedan validar unos con otros y aumentar su propio sentimiento
de masculinidad (Gomriz, 1997: 19). Se fundamenta en la obra potica de Robert Bly
y la teora psicoanaltica de Carl Jung sobre los arquetipos, a travs de los cuales, los
hombres pueden alcanzar la masculinidad por medio de mitos, historias y rituales a
partir de la exploracin de los niveles subterrneos de la universalidad transhistrica
`profunda de la masculinidad (Kimmel, 1991: 135). Su accionar se orienta a la
bsqueda de la energa masculina y la reconexin con el padre (pater family). Connell
seala que los primeros grupos en los setenta estaban superficialmente cerca al
feminismo liberal y fueron llamados grupos de aumento de conciencia (Connell,
2003: 279), pero se dieron cuenta que les faltaba algo y decidieron buscar lo
masculino, en vista de que el feminismo haba tratado injustamente a los hombres sin
lograr los mismos desarrollos para ellos, de ah que el centro de su bsqueda sea curar
las heridas provocadas por las relaciones de gnero en los hombres heterosexuales
(Connell, 2003: 277).
La perspectiva socialista, comparte los principios del feminismo socialista, y
concibe la produccin social de la masculinidad como el producto de las estructuras de
clase. Esta perspectiva alcanz su mejor momento con las lecturas marxistas del
feminismo pero pierde su fuerza interpretativa de las relaciones sociales, pues segn
Young, el objetivo de esta unin era comprender el patriarcado capitalista como un
sistema en el cual la opresin de la mujer es un atributo central (1992), sin embargo no
15
El cuestionamiento central a esta corriente es su falta de reflexin crtica en las relaciones de poder y
los efectos de stas en las mujeres. Autores pro-feministas como Kimmel y Connell consideran que se
basa en un modelo patriarcal, donde a los hombres les marcaron el poder como derecho propio, en el cual
no es obstculo que la bsqueda de un mayor sentimiento de masculinidad -profunda- se logre
subordinando a las mujeres y/o a otros hombres. Kimmel seala que en los retiros espirituales se olvidan
de los problemas materiales y descontextualizan la masculinidad de la experiencia real en las relaciones
masculinas-femeninas como si los hombres pudieran saber el sentido de la masculinidad sin el `otro
contra el cual organizar su propia identidad (Kimmel, 1991: 137). Connell sostiene que muchos hombres
que acuden a las terapias de la masculinidad como respuesta a los cuestionamientos del feminismo,
desarrollaron un sentimiento de culpa, pero la perspectiva mitopotica les ofreci confianza y una forma
personal de resolver la culpabilidad -en lugar de cambiar la situacin que la produca- (Connell, 2003:
283).
42
Trabajos que dan cuenta de la relacin feminismo socialismo son Weinbaum (1984) [1978]. El curioso
noviazgo entre feminismo y socialismo. Hartmann (1991) El infeliz matrimonio entre marxismo y
feminismo: hacia una unin ms progresista. Young (1992) Marxismo y feminismo, ms all del
`matrimonio infeliz (Una crtica al sistema dual).
43
Por las constantes declaraciones de carcter misgino de Barreto, en agosto de 2012, fue denunciado
penalmente por un representante a la Cmara de la Repblica, por la presunta comisin de actos de
discriminacin y violencia contra la mujer, en los que incita al maltrato y hasta la lapidacin.
18
Algunas organizaciones son Paps por siempre (Brasil, Colombia, Chile, Ecuador, Per, Mxico);
Associao de pais e mes separados (Brasil); Padres por la igualdad parental (Chile); Padres separados
(Costa Rica); Asociacin de padres cubanos; Asociacin mexicana de padres separados, Padres unidos,
Asociacin de padres y madres no-custodios; Alianza puertorriquea de padres no-custodios (Puerto
Rico); Asociacin de Padres de Panam (Panam); Sos Pap (Uruguay).
44
de poder que supone la prctica (y teora) feminista, la incursin de las mujeres en todos
los mbitos de la vida (pblico y privado) y la demanda de derechos por parte de stas y
el movimiento gay y lsbico. Para Hernndez (2005) estos grupos sostienen que las
mujeres y las feministas especialmente, les han causado un gran dao a los hombres y
adems niegan que los hombres ostenten poder argumentando que en realidad los
hombres son las vctimas (Hernndez, 2005: 330).
Segn Viveros, adems de la produccin de discursos reaccionarios respecto a la
custodia parental y el rol reproductivo del padre, En los pases latinoamericanos este
tipo de reacciones masculinistas se han expresado con particular agudeza en relacin
con dos temas: la despenalizacin del aborto y la concesin de derechos patrimoniales y
otras garantas sociales a las parejas del mismo sexo (Viveros, 2007: 32).
Viveros analiza dos tipos de riesgos en los grupos reaccionarios de presin, en
primer lugar, que pueden obstaculizar los avances sociales con los que podran
beneficiarse las mujeres, gays y lesbianas, en segundo trmino, su capacidad de incidir
en esferas sociales, polticas y morales, para manipular la idea de equivalencia de los
sexos, por ejemplo, para defender un orden moral y natural en casos como la
despenalizacin del aborto o en el reconocimiento de derechos a parejas del mismo sexo
(salud, pensin, adopcin) aludiendo la defensa de la familia. Para Viveros este tipo
de grupos constituyen una nueva forma de dominacin masculina, que tambin podra
catalogarse como una expresin de la masculinidad hegemnica, que no suple la accin
de los grupos conservadores, sino que la conjuga y potencia.
No obstante, hay que decir, que en Amrica Latina, no existe una investigacin
sistemtica que documente y analice la accin, posturas y reivindicaciones de los grupos
que se asocian a la perspectiva de los derechos masculinos, por lo cual no slo es
menester de los estudios crticos de masculinidades ocuparse de ello, sino indagar, si al
interior de estos grupos que reivindican el derecho al ejercicio de la paternidad, existen
discursos y prcticas antipatriarcales, que no vayan en detrimento de los derechos de las
mujeres, y que se correspondan con su legitimo derecho a paternar.
La perspectiva Profeminista y la perspectiva Mitopotica tienen una relacin
ms cercana con la historia del trabajo con hombres y masculinidades en Amrica
Latina, por lo cual har referencia a estas a partir del acercamiento a las primeras
experiencias de trabajo en Mxico, Argentina y Colombia.
46
19
47
Activista Nacido en 1960 en Irlanda del Norte, tiene experiencia de Cooperacin Internacional en
Nigeria y en Amrica Central, y una larga trayectoria en la educacin popular. Patrick es Vicepresidente
de la Asociacin de Hombres contra la Violencia en Nicaragua Visita 30 de noviembre de 2011 en
http://www.educarueca.org/spip.php?article302. Patrick Welsh ha estado involucrado en el cambio
social y el desarrollo comunitario en Nicaragua desde mediados de los aos ochenta, y comenz
trabajando en temas de educacin popular en reas rurales afectadas por la Guerra de los Contras. Luego
trabaj con ONG nicaragenses, el Centro de Comunicacin y Educacin Popular (Cantera) y la
Asociacin de Hombres contra la Violencia, de la que es miembro fundador, en el desarrollo de
metodologas participativas para la formacin en temas de gnero y concientizacin de los hombres. Ha
trabajado como consultor autnomo desde 2003, apoyando las iniciativas de otras organizaciones
interesadas en `el tema de las masculinidades y trabajando directamente con hombres en diversos pases
en Amrica Central y del Sur, frica y Europa Nota del Oxford University Press and Community
Development Journal en Welsh (2010).
48
22
Este reconocimiento se registra en el informe mundial El Estado Mundial de las Nias 2011: Y los
nios qu? elaborado por Plan Internacional en 2011. Visita noviembre 8 de 2011 en http://planinternational.org/about-plan/resources/publications/campaigns/because-i-am-a-girl-so-what-about-boys
49
23
Se funda en 1993 y es clausurada en 2006 por sus integrantes para dar lugar a cuatro nuevos grupos:
Corazonar; Hombres por la Equidad; Diversidades y Movimiento de Hombres por Relaciones Equitativas
y Sin Violencia MHORESVI. (Figueroa, 2010).
50
Algunas de las publicaciones ms importantes de Kreimer son El Varn Sagrado (1993) y Rehacerse
Hombres (1994), textos que se homologan al texto cumbre de esta corriente: Iron John de R. Bly (1990).
51
enemigos, los hombres eran vistos como el archienemigo que deba ser derrotado si se
esperaba que la emancipacin de las mujeres se convirtiera en realidad (Welsh, 2010:
4).
Por el otro lado, refiere a las mujeres de base popular que consideran que su
inclusin en el trabajo de gnero es crucial para la equidad. Para muchas otras mujeres,
sin embargo, especialmente aquellas a nivel de los grupos de base que ya se haban
embarcado en empresas personales y colectivas de empoderamiento y que estaban
involucradas en organizaciones comunitarias, el anlisis era simple: si los hombres no
cambian, no se puede avanzar. A su manera de ver, el principal obstculo para su
crecimiento y desarrollo continuo como mujeres era la intransigencia y el machismo de
los hombres con quienes compartan espacios comunes de vida: sus esposos,
compaeros, padres, hermanos y colegas. A medida que las mujeres entendan mejor la
naturaleza histrica y sociocultural de su propia identidad de gnero mediante procesos
personales de concientizacin y empoderamiento, muchas se convencieron de que dada
la oportunidad de tener experiencias similares de creacin de conciencia, los hombres
podran desaprender sus actitudes, valores y comportamientos machistas y descubrir
formas alternativas de expresar su masculinidad que no implicaran la subyugacin
sistemtica de las mujeres (Welsh, 2010: 4).
Aunque la va para la integracin de los hombres en los procesos de cambio, en
Kreimer y Welsh, es la toma de conciencia sobre la propia identidad de gnero, la
perspectiva metodolgica que plantea cada uno es diferente, como lo es su finalidad, en
Kreimer, desde una bsqueda espiritual o ligth, se busca que los hombres se conecten
con su masculinidad reconociendo su feminidad y en Welsh, desde una perspectiva
popular, se busca que los hombres acaben con la subyugacin de las mujeres y, a travs
de la transformacin de sus masculinidades, lograr acabar con el patriarcado.
Volviendo a Kreimer, ste establece una distincin entre los tipos de grupos que
empezaban a conformarse, por un lado los grupos mitopoticos (aunque l no los
denomina de esta manera), donde se trata de recuperar la parte masculina, es decir, la
parte masculina afectuosa, el padre amoroso, le llamamos en estos grupos. El hombre
que puede amar a otro hombre por el solo hecho de ser, un ser que est en la vida, un ser
divino, sin que por esto sea homosexual, da mucho miedo! [...] partimos de aceptarnos
con tendencias femeninas sin ningn cuestionamiento, lo cual ya es novedoso en los
grupos de hombres (Coll y Peragn, 1997) y por el otro, identifica a grupos de
hombres machistas; [que] no van a trabajar su aspecto ms sensible, sino que son
52
hombres que acompaaron los fenmenos sociales que hubo en las ltimas dcadas;
hombres que comprendieron los reclamos del feminismo hacia lo masculino por todo lo
que la masculinidad acarreaba de ideas patriarcales, de ideas de predominancia de ser un
modelo que responda a un sistema capitalista destructor y empezaron a replantearse su
parte masculina (Coll y Peragn, 1997).
El segundo grupo sealado por Kreimer, corresponde a los grupos profeministas
que comparten los principios del feminismo, organizaciones ms comprometidas con las
causas sociales y el cuestionamiento de las relaciones de poder hegemnicas, que los
mitopoticos que estn ms centrados en trabajar el aspecto femenino del hombre
(Coll y Peragn, 1997). Sobre estos grupos Kreimer no profundiza, ni aporta ninguna
informacin que facilite su identificacin, pero deja abierto un mbito a investigacin
Cules eran estos grupos y sobre qu perspectiva orientaban su trabajo?
Kreimer reconoce la importancia del feminismo en la emergencia de los grupos
de hombres, pero la influencia del movimiento gay la limita a un reconocimiento
sesgado y esencialista de sus valores, asumiendo que la homosexualidad y lo femenino
son partes de un mismo conjunto, y que los hombres homosexuales comparten una
misma identidad, ratificando as el principio patriarcal que sita a los hombres gay
como grupo abyecto ms cerca de lo femenino que lo masculino. Yo considero seres
maravillosos a los hombres gays. Nos han enseado a muchos hombres a convivir con
nuestra parte femenina, con menos prejuicios.
A propsito de los aportes del movimiento homosexual al trabajo con hombres,
recojo la pregunta que Herrera (2002) le plantea a Gutmann, en un dilogo denominado
Masculinidades en Amrica Latina, ms all de los estereotipos sobre masculinidades,
ao donde se puede visualizar el papel de los hombres gay en los grupos de hombres en
la regin. G.H.: T planteaste una diferencia entre los estudios de la masculinidad en
Amrica Latina y los estudios en Estados Unidos y le atribuas un origen desde los
estudios gay a la produccin sobre las masculinidades en los Estados Unidos, mientras
que para el caso ecuatoriano, veas un punto de partida desde las mujeres. Qu
consecuencias crees han tenido estos distintos puntos de partida en los avances sobre la
conceptualizacin de la masculinidad? [M.G.:] hoy en da una mezcla de estos temas,
intercambios entre los estudios gay, con aquellos que se han realizado en torno a los
tpicos heterosexuales, y entre los estudios realizados en el norte, con los que se han
desarrollado en el sur. Si bien los activistas gay en Amrica Latina han desempeado un
53
especializados para varones; institucin que para el ochenta abre la primera clnica
especializada para el hombre en Colombia (Profamilia, 2010).
Esta valoracin de los autores se debe analizar crticamente en dos sentidos. En
primer lugar, es cierto que Profamilia es pionera en disear servicios de salud para la
atencin especializada para hombres, no obstante esto no significa que desde la apertura
de estos servicios haya incorporado un enfoque crtico de gnero o de masculinidades
que sea significativo en el marco del trabajo con hombres en el pas. En segundo lugar,
es preciso reconocer que en los aos 90 empiezan a disear e incorporar la perspectiva
de gnero en algunos de sus programas y proyectos como parte de sus principios, a
partir de los cuales buscan proponer nuevos significados para la masculinidad y la
feminidad, que se opongan a la tradicin y permitan el establecimiento de relaciones
interpersonales no basadas en la opresin sino en la solidaridad, la autodeterminacin, la
responsabilidad personal y el respeto (Mogolln, S/F: 5).
Aunque los autores sitan la influencia del feminismo en el trabajo con hombres
hacia los aos noventa, puede rastrearse en Profamilia y en Orintame, la otra entidad
privada pionera en el trabajo con hombres en el rea de salud sexual y reproductiva,
fundada en 1977, y que ha comenzado a hacer consideraciones acerca del lugar y las
caractersticas de la participacin masculina en este campo (Garca y Gmez, 2003:
20), una cierta influencia del pensamiento feminista, en razn a que ambas instituciones
suscriben, entre otros propsitos, la defensa de los derechos de las mujeres.
Como una segunda lnea de trabajo con hombres, Garca y Gmez, registran la
influencia directa del feminismo en los primeros grupos que emergieron en Colombia,
grupos localizados en las ciudades de Cali y Bogot, en los cuales se debe resaltar, por
un lado, que ambos surgen en el marco de instituciones feministas que tradicionalmente
trabajaban con mujeres, y por el otro, que ninguno surge como iniciativa de varones. Un
aspecto relevante, es que los contenidos y propuestas metodolgicas implementadas con
estos grupos estn diseados especficamente para el trabajo con hombres y entre
hombres. Slo en los aos 90 surgen algunas experiencias y grupos de reflexin de
carcter diverso sobre la masculinidad en los crculos allegados el feminismo. En la
organizacin Taller Abierto de Cali, que vena desarrollando un trabajo con mujeres de
sectores populares, se comenz en 1993 a realizar talleres de sensibilizacin con
hombres adultos, jvenes e indgenas del Cauca, abordando temas relacionados con la
identidad masculina, el ejercicio de la paternidad y la violencia. De otro lado, tanto el
grupo de masculinidad creado por la Fundacin Dilogo Mujer de Bogot, en 1996,
55
Segn Ruz (2012, Entrevista) este espacio se mantuvo por casi dos aos, aunque la investigacin
finalmente no se realiz por razones personales e institucionales.
56
Video Historia del Centro Interdisciplinario de Estudios en Gnero Universidad de Antioquia. Visita
septiembre 5 de 2012 en http://video.google.com/videoplay?docid=7253797371512982996
27
Reconocido escritor argentino autor de textos como Masculinidad Toxica (2006); Misterios masculinos
que las mujeres no comprenden (2000) y Esta noche no, querida (1997).
57
Algunos de estos espacios fueron la campaa por una maternidad sin riesgos (1993), el tribunal por la
defensa de los derechos reproductivos (1996) y las acciones por los das internacionales de la mujer, de la
salud de la mujer y de la lucha contra la violencia hacia las mujeres, as como el da por la
despenalizacin del aborto (Figueroa, 2010: 124).
58
En Anexo 1. presento el rastreo de las principales organizaciones que trabajan con hombres y
masculinidades en la en Amrica Latina.
59
Violencia AHCV, entre otros, representaron este tipo de compromiso. Una estrategia
contempornea que recoge esas iniciativas es la Campaa del Lazo Blanco, que si bien
nace en Canad, se despliega rpidamente a lo largo de Amrica Latina.
Lnea los hombres como sujetos de gnero y la deconstruccin del modelo
hegemnico de masculinidad (aparece en los noventa y se mantiene actualmente). En
los grupos y colectivos emerge un inters progresivo por pensar desde los hombres y de
manera relacional a los varones como sujetos de gnero, planteando serios
cuestionamientos al patriarcado como sistema de dominacin que opera tanto en
mujeres como en los mismos varones. Este eje de inters y accin configura la apertura
a mltiples espacios de formacin, reflexin y trabajo con varones en la tarea de hacer
consciente la construccin de las identidades masculinas y la presencia del modelo
hegemnico en los cuerpos, subjetividades, lenguajes y prcticas de los hombres, como
condicin crtica para su transformacin, este reto personal es lo que los hombres
intentaron afrontar en los grupos de toma de conciencia (Seidler, 2000: 150).
Este inters Gomriz la ubica como parte de las tres reacciones de los hombres
ante los sntomas de crisis de la masculinidad, y la denomina profundizacin de la
crisis hasta la deconstruccin de la masculinidad (Gomriz, 1997: 60). La Escuela
Equinoccio de Masculinidades en El Salvador, se constituye en un excelente ejemplo de
este tipo de prcticas, a travs de la implementacin del enfoque Integral en
Masculinidades. Las otras reacciones son: la reconstruccin de la masculinidad, donde
ubica de los derechos de los hombres, los conservadores y los mitopoticos y la tercera
reaccin, hace referencia a la construccin de una masculinidad alternativa (Gomriz,
1997: 60) donde pueden localizarse los grupos profeministas y antipatriarcales. Un
ejemplo de esta lnea es el Colectivo Hombres y Masculinidades de Bogot.
Lnea construccin de escenarios de equidad entre los gneros (emerge
tmidamente en los noventa y empieza su consolidacin a final del dos mil). Como
producto de las lneas anteriores, las iniciativas organizativas de los hombres y de su
accin poltica pblica, se han tejido redes humanas y virtuales para articular esfuerzos
a nivel nacional e internacional en la tarea de construir nuevos referentes de lo
masculino y generar propuestas societales y de desarrollo alternativas (al patriarcado)
sobre la base de la igualdad y la equidad real entre los gneros. En la regin, el
desarrollo social y poltico de esta lnea coincide con el argumento de Connell quien
sostiene que para que la justicia social y la equidad de gnero sean posibles como
proyecto de lucha con peso poltico contra la masculinidad hegemnica en vez de un
60
30
Para ampliar algunos argumentos de por qu no hablar de un movimiento de hombres, revisar el texto
Masculinidades de Connell (2003), captulo 10 La prctica y la utopa.
61
62
Considero relevante registrar que tambin existen voces crticas sobre los
fenmenos actuales en el trabajo con hombres y masculinidades en la regin. En
comunicacin personal Notas breves sobre el trabajo de masculinidades Chiapas,
Mxico, Palma (2011) interpela el trabajo con hombres y masculinidades en Mxico y
lo extiende a la regin y su relacin problemtica con la academia. Para Palma, en los
noventa el intercambio de experiencias sobre masculinidades se realizaba en encuentros
entre hombres y mujeres en un marco organizativo, pero en la ltima dcada ese
proceso se racionaliz y pas a ser un dominio de la academia, afectando directamente
las experiencias de encuentro e intercambio. Producto de ello, por un lado, actualmente
se reemplazan tales acciones por eventos para presentar resultados de investigaciones
que definen las realidades sobre las masculinidades, por el otro, las acciones se centran
en construir grandes proyectos de redes, con el propsito de orientar el trabajo con
hombres hacia la incidencia en polticas pblicas. Aspectos que, segn Palma, se
consideran importantes, pero que contienen una gran debilidad todos esos esfuerzos no
han logrado o no han podido articularse a los movimientos sociales. Necesidad que ha
sido expresada desde las redes y en los eventos acadmicos, pero que no han logrado
cuajar o acercarse a ellos. Y eso se explica porque sus estrategias apuntan a la
incidencia a nivel de las legislaciones y no hacia la incidencia en espacios organizados
del movimiento social y/o comunitario (Palma, 2011).
La crtica de Palma concuerda con el planteamiento de Flood para quien las
organizaciones que trabajan con hombres deben ser capaces de encajar la crtica y el
debate intelectual si esto significa avanzar (Flood, 1996). Sin embargo, el autor
tambin es escptico al afirmar que dedicar demasiada energa a esto puede ralentizar
nuestros diversos proyectos (Flood, 1996). Aunque en los ltimos aos hay esfuerzos
por articular la militancia y el activismo con la academia, en la regin no se ha logrado
construir alianzas sostenibles que potencien el trabajo de ambos campos. Entre los
argumentos que mantienen esta situacin se encuentra, por un lado, la falta de
compromiso con los procesos organizativos y la militancia poltica por parte de quienes
investigan, y por el otro, el papel limitado que le asignan las organizaciones a la teora
en la prctica. Uno de los resultados de esta compleja relacin es que si bien la
investigacin en los estudios de masculinidad crece, el conocimiento sobre los procesos
organizativos orientados al trabajo con hombres y masculinidades, las perspectivas,
lneas de trabajo y prcticas de resistencia al patriarcado es casi nulo, profundizando las
diferencias en las posturas epistemolgicas y polticas. Circunstancia que invita a pensar
63
64
CAPTULO III
LA EXPERIENCIA DEL COLECTIVO HOMBRES Y MASCULINIDADES
En este captulo realizo un acercamiento histrico31 al proceso organizativo del
Colectivo Hombres y Masculinidades a travs de los discursos y prcticas que a lo largo
de su funcionamiento constituyen las trayectorias, posiciones y experiencias que le
definen como una organizacin que se resiste al cerco patriarcal. La relevancia de este
acercamiento consiste en dos aspectos, en primer lugar, contribuir a nivel local a
recuperar la memoria de los procesos organizativos que se oponen al sistema social
patriarcal, a nivel regional, aportar a la identificacin y visibilizacin de las experiencias
que trabajan con hombres y masculinidades de la regin. En segundo lugar, contribuir al
avance de la produccin de conocimiento sobre los procesos organizativos de hombres y
masculinidades32 en Latinoamrica con el propsito de convertir este campo en una
futura lnea de investigacin en los estudios de masculinidad.
La Asociacin Colectivo Hombres y Masculinidades, nace jurdicamente en el
ao 2003 en la ciudad de Bogot, en Colombia, como una entidad sin nimo de lucro,
con el objeto principal de adelantar procesos de proteccin y promocin de la dignidad
humana y coadyuvar a la transformacin social, mediante el impulso de la equidad de
gnero y de dinmicas de construccin de nuevas masculinidades (Estatutos, 2003).
Objeto que traducen en un posicionamiento ticopoltico en dos planos de actuacin.
El personal: contribuir a que los hombres puedan replantear sus construcciones
masculinas patriarcales, e iniciar procesos personales de cambio hacia otras posibilidades
de hombra o de nuevas masculinidades. Hombres ms distantes de la violencia, ms
expresivos, ms crticos de las estructuras patriarcales de dominacin y discriminacin,
ms cercanos y participes de los intereses estratgicos de las luchas de las mujeres, ms
interesados en el paternaje, ms reconciliados con sus orientaciones sexuales, ms
comprometidos en poner tambin en el mundo de lo pblico, sus bsquedas de nuevas
masculinidades. El sociopoltico: Adelantar acciones de movilizacin social y de opinin
pblica, con el fin de remover las lgicas patriarcales de programas, normatividades,
enfoques de trabajo, funcionamientos organizacionales, y de polticas pblicas, adems de
sensibilizar sobre los impactos del sistema patriarcal de gnero en las relaciones de
hombres con las mujeres y en las de los hombres entre s (Archivo CHM, 2004).
31
65
Con estas apuestas, el Colectivo expresa la ruptura ideolgica que realiza con los
modelos de subjetivacin patriarcal, haciendo inteligible su resistencia al modelo
hegemnico de la masculinidad. Pero llegar a ese posicionamiento tiene una historia con
races ms profundas, compuestas por las trayectorias vitales, bsquedas e intereses
mltiples de los hombres, mujeres y hombres trans que han construido a travs del
tiempo su sentido organizativo. Para reconstruir esa historia se elabor la Lnea del
Tiempo del Colectivo. A partir de este ejercicio de reconstruccin de la memoria
histrica, se da cuenta de cmo se configura un proyecto poltico, colectivo y personal,
que cumple quince aos de darle significado a los discursos y prcticas de este grupo
humano.
Para efectos esquemticos presento este ejercicio de recuperacin de memoria
histrica, a partir de su Lnea del Tiempo en dos bloques, cada uno marcado por
diferentes hitos, como hechos significativos para la vida organizativa: el primer bloque
lo sito desde su fundacin (1997) hasta su constitucin legal (2003) y lo presento como
el Compromiso de cambio personal y colectivo y La diversidad humana del Colectivo, y
el segundo bloque, que va desde 2005, cuando la organizacin asume la direccin de la
Campaa del Lazo Blanco, hasta la fecha y lo abordo como la Consolidacin del
Colectivo, a travs de la identificacin de sus trayectorias temticas y polticas.
Las trayectorias personales y profesionales de Carlos Ivn Garca y Javier Omar Ruz se ubican, entre
otros aspectos, en la izquierda colombiana desde diferentes mbitos, el primero en el periodismo militante
y la investigacin social; como experiencia preliminar a la conformacin del Colectivo, presenta en 1994
Los 'pirobos' del Terraza: interaccin y discriminacin sociales en un grupo de trabajadores sexuales, su
tesis del pregrado Licenciatura en Filologa e Idiomas en la Universidad Nacional de Colombia, a partir
de este trabajo tiene el primer acercamiento acadmico al gnero y las masculinidades. En 1995 se
relaciona con el Grupo Mujer y Sociedad de la misma universidad, donde presenta los resultados de su
investigacin y de manera conjunta realizan varios encuentros acadmicos, los mismos que sirven de
antecedente a la conformacin de la Red de Masculinidades de la Universidad Nacional en el 2007. El
segundo, desde su ejercicio profesional como Licenciado en educacin realiz trabajos de educacin
popular con grupos de base comunitaria, alrededor de procesos formativos y de comunicacin en
Colombia, Ecuador y Per.
34
FARC, Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia.
67
Manuel sostienen una reunin con Carlos Ivn en la sede de la revista, en la cual
intercambian emocionados las insipientes experiencias y la mltiples preguntas que les
habita sobre el tema. Reconocindose en sus trayectorias y en el inters compartido,
finalmente Javier Omar y Jos Manuel proponen juntemos para hacer algo con ese
grupo de jvenes de la veedura y nos juntamos en un primer taller (Garca, 2012,
entrevista).
Este taller inaugural del 12 de abril de 1997, se convierte en el primer hito para
la historia del Colectivo por cuatro razones. 1. Convergen diversas trayectorias vitales,
polticas y metodolgicas. 2. Se trabaja intencionalmente el tema de las masculinidades
desde la perspectiva de gnero. 3. Se establecen las bases de la propuesta pedaggico
metodolgica del Colectivo, centrada en el componente emocional y corporal. 4.
Finalmente, se pacta un compromiso colectivo de cambio, en el primer ejercicio de
reconocimiento como sujetos de gnero (Guttman, 1998: 48).
Compartimos vivencias, hicimos un taller en el que elaboramos mscaras y luego las
deshicimos a pedacitos para despojarnos de ataduras sociales, soamos con la posibilidad
de modificar nuestras vidas y terminamos con un ritual de fuego y, con base en una
dinmica sugerida en el libro Rehacerse Hombres de Juan Carlos Kreimer, firmamos un
compromiso personal y colectivo para cambiar nuestras vidas en cuanto hombres y en el
ejercicio de masculinidades, y las relaciones de gnero (Garca, 2012, entrevista).
68
fresca, diferente, de encontrar gente a la cual uno quera mucho, hoy todava hay
relaciones muy afianzadas, muy ligadas desde esa poca (Garca, 2012, entrevista).
Michael Sedler, plantea que la masculinidad hegemnica impone ciertas normas que
hacen que para los varones, a distintas escalas, no sea comn expresar sus ms ntimos
sentimientos, expresar ternura, mostrarse sobrepasados hasta las lgrimas (Sedler,
2007: 443). Normatividad que impone no mostrarse demasiado emotivo, reduciendo al
mximo la escala de expresividad entre hombres.
En este contexto, la amistad, expresividad y libertad emocional desarrolladas por
los miembros del Colectivo se convierte en un elemento embrionario en la
configuracin de las expresiones de afecto no convencionales, aun vigentes en la
organizacin, como la proximidad corporal, saludos con beso, el contacto fsico
permanente, las caricias y masajes corporales, los abrazos largos y pausados con
caricias en la espalda, sentarse o acostarse unos sobre otros, como prcticas que
trasgreden la vincularidad emocional y corporal entre hombres, lo cual se traduce en un
ejercicio personal y colectivo de desacato de la restriccin normativa de control
emocional. Prctica de resistencia que se conecta con la afirmacin de Toni Cade
Bambara, citado por Patricia Hill Collins, "la revolucin comienza con el yo, en el yo"
(Collins, 1990) y podra agregarse, que en el cuerpo y de manera colectiva.
Los pelaos tenan un avance fundamental en la prctica cotidiana de
relacionamiento, era casi como enfrentarse a barreras sociales para poder ser expresivos
entre hombres (Garca, 2012, entrevista). En esa perspectiva, es pertinente resaltar que
el valor de esa resistencia, radica en que la expresividad alcanzada entre sus miembros,
implic un trabajo personal y grupal intenso en la generacin de las condiciones
necesarias para reflexionar, nombrar, llorar, acompaarse crticamente e ir venciendo
progresivamente las restricciones a la proximidad, la vincularidad y el mundo
emocional, como lo registra este par de testimonios antes lloraba para dentro, en los
talleres con los pelaos aprend a llorar para afuera (Ruz, 2012, entrevista). Anglica y
Jazmn planteaban, `ustedes van a hacer un taller para aprender a llorar, para aprender a
abrazarse y dijeron, aqu vamos entrar en una fase muy personal de movilizacin y
nosotras estamos impidiendo que los muchachos se suelten, mejor nos retiramos (Ruz,
2012, entrevista). La salida de estas mujeres del proceso marca la entrada a un tiempo
de trabajo grupal exclusivo entre hombres.
A nivel de las relaciones externas, la intensidad del trabajo, el manejo del tema,
la innovacin y experticia metodolgica que se fue adquiriendo en el proceso interno,
69
genera que ese mismo ao se invite al grupo a realizar proyectos con y para varias
instituciones, como La Red de Solidaridad Social, Asesorar y Cenfor. En ese momento,
como respuesta a la necesidad de soporte jurdico para poder realizar contratos, se
conforma una organizacin que brinda soporte legal y un marco de trabajo institucional,
la Asociacin Colombiana Juventud y Ciudad JUCI. Un dato que no se logr
establecer con precisin es en qu momento se empieza a usar su nombre actual,
Colectivo Hombres y Masculinidades, se tiene claridad en que se define durante un
encuentro informal entre Carlos Ivn y Javier Omar, en la casa del ltimo. No obstante,
en la Lnea del Tiempo se estableci que empieza a utilizarse como tal entre 1998 y
1999. Este uso no excluye que se mantenga la relacin estratgica con JUCI.
Con esta organizacin como paraguas para el accionar del Colectivo, se inicia la
labor de traducir la experiencia de encuentros y tertulias interna, y se convierte en una
propuesta de siete talleres para el fortalecimiento de las masculinidades nosotros
fuimos conejillos de indias de nosotros mismos (Lnea del Tiempo, 2012). Con este
diseo se consolida la propuesta metodolgica inicial del Colectivo y se lleva en 1998 a
varios colegios de tres localidades de la ciudad: Santa Fe, Ciudad Bolvar y Tunjuelito.
La propuesta, para trabajar con grupos mixtos, consista en realizar los talleres
partiendo de lo personal, realizando aproximaciones vivenciales y reflexivas a nivel
corporal, afectivo y emocional para la transformacin de las identidades masculinas y
femeninas. La implementacin de estos talleres tiene un dato anecdtico, no tenan
costo pero implementaron la estrategia de recoger aportes voluntarios en monedas, para
solventar los costos mnimos de materiales y as hasta 1999. Este hecho permite precisar
que en Colombia, slo hasta la dcada del dos mil, se empieza un proceso creciente de
destinacin de recursos limitados pblicos y de la cooperacin para el trabajo con
hombres y masculinidades. Por otra parte, a principios de ese ao, el Colectivo cae en
un proceso de dispersin parcial con la salida del pas de algunos de sus miembros y por
el cambio de escenario laboral de otros.
Otro hito que marca la historia pedaggica y metodolgica del Colectivo, sucede
ese mismo ao, se realiza el primer taller de pintura corporal en Santandercito,
Cundinamarca, en este encuentro se logra un salto cualitativo muy recordado por los
hombres del Colectivo, debido a su poder liberador, se trata de la llegada al desnudo
corporal en un espacio colectivo, como contestacin y fractura a las restricciones de la
desnudez entre hombres. Se incorpora entonces el desnudo como instancia
transformadora de la masculinidad (Ruz, 2012, entrevista). El Colectivo utiliza una
70
Los contenidos de la masculinidad tanto para los hombres, hombres trans y mujeres del Colectivo son
diversos. Esta investigacin no tiene como propsito recogerlos, lo que s logr establecer, es que el punto
de convergencia para estos sujetos es la construccin del sentido y la prctica de ser hombre a partir del
cuestionamiento del modelo hegemnico de la masculinidad.
73
Esta circunstancia puede resultar paradjica, porque justamente la apuesta tico poltica
del Colectivo radica en la transformacin y el desarrollo personal en lo colectivo, sin
embargo, se corre el riesgo de cruzar la fina frontera entre el cuidado mutuo de manera
horizontal y asumir comportamientos paternales, donde se pueda producir algn tipo de
jerarqua y/o subordinacin en la interaccin.
Un componente que permite evidenciar un posicionamiento diferencial en el
proceso de construccin del sentido de lo organizativo, se estructura alrededor de la
sexualidad, como un factor constitutivo de los sujetos individuales y de la experiencia y
proyeccin poltica del sujeto colectivo. La pregunta por este tema se inscribe en la
discusin sobre si los procesos organizativos de hombres y masculinidades que se
adelantan en Amrica Latina son inminentemente espacios heterosexuales o es la
heterosexualidad lugar de construccin de una identidad poltica de las organizaciones.
74
masculinidad, por una lado los hombres adultos de clases medias provienen de procesos
sociales, de la militancia en la izquierda, de experiencias laborales con el estado y de
procesos de educacin superior, espacios donde lograron transformar sus preguntas y
malestares individuales en procesos colectivos de cambio, o lo que podra llamarse
politizacin desde los mrgenes de la masculinidad. Por su parte, los hombres, hombres
trans y mujeres jvenes, si bien parten de sus malestares y bsquedas, el contacto con el
Colectivo les permite interpretar ese malestar en el marco de la crtica patriarcal.
En sntesis, la diversidad del Colectivo est compuesta de hombres, mujeres y
hombres con experiencias de vida trans, personas con orientacin sexual diversa con
prcticas hetero, homo y bisexuales, donde predominan personas jvenes y adultas
jvenes, a nivel tnico es un grupo de personas que se reconocen mestizas, provenientes
de estratos socioeconmicos medios y populares, localizados en zonas urbanas, con un
nivel escolar profesional con estudiantes y graduados, con articulacin laboral en
sectores sociales y acadmicos, con experiencias estticas, polticas y culturales
mltiples, a travs de expresiones como la escritura, la danza, el grafiti, entre otras.
Composicin que permite definir los lugares desde los cuales el Colectivo est
produciendo sus discursos y prcticas, que a su vez, lo dotan de singularidad en el
marco ms amplio de las experiencias de trabajo con hombres y masculinidades a nivel
nacional y latinoamericano y en cmo stas le hacen frente a las relaciones sociales que
producen la dominacin tnicoracial, de clase y gnero.
Consolidacin organizativa del Colectivo
La consolidacin organizativa del Colectivo se da como un doble proceso, a nivel
interno a travs de desarrollo conceptual y pedaggico que sustenta el abordaje de las
masculinidades y la intervencin metodolgica con grupos especficos de hombres,
hombres trans y mujeres y, a nivel externo, con el posicionamiento poltico del tema de
las nuevas masculinidades y la equidad de gnero. En un ejercicio de sntesis 36,
identifico los avances temticos y polticos del Colectivo, en cinco trayectorias que dan
cuenta de su consolidacin y proyeccin a nivel local y nacional.
Los hombres como sujetos de gnero
El Colectivo inaugura la perspectiva de gnero y masculinidades en su experiencia
organizativa cuando instala la pregunta por los hombres, ya no como la representacin
36
En este ejercicio de sntesis condenso la revisin del archivo del Colectivo y ms de cuarenta proyectos
ejecutados por el Colectivo con agencias de cooperacin, instituciones pblicas y proyectos propios.
77
Este tipo de relaciones problemticas con el gnero a nivel personal, familiar y social,
son una constante en todas las generaciones del Colectivo, donde resalta la alta
conflictividad como hijos e hijas con la paternidad. Muestra de ello, son las experiencias
de vida de uno de los hombres jvenes de las ltimas generaciones que antes de ingresar
al Colectivo, sostuvo enfrentamientos fsicos con su padre y repetidos episodios de
depresin profunda que lo llevaron a experimentar tres intentos de suicidio. Otra
referencia a esa permanencia la indica este testimonio,
78
Uno de los pelaos tiene un pap cuya visin para lo masculino es la del man para el
trabajo, entonces permanentemente le seala todas esas maricadas que usted se inventa,
Aqu lo concreto es producir mijo!, obviamente el modelo es sper machista, donde
todo el tiempo lo est criticando en su msica, su gusto, su pelo, todo un rechazo a su yo,
y ese pelao encuentra a un espacio afectivo, un espacio de conversacin y ese mismo
modelo podra situarlo 15 aos atrs, con otros de los pelaos que en ese momento estaban
entrando, entonces, hay historias repetidas (Garca, 2012, entrevista).
humano, y con una serie de privilegios haca invisible su problemtica de gnero. Fue
necesario que los estudios feministas y de gnero entendieran la importancia del aspecto
relacional de este concepto para que las preocupaciones sociales en torno a los varones
y las masculinidades se abrieran camino (Viveros en Faur, 2004: 17).
En esa lnea, el Colectivo argumenta que al implementar una perspectiva
relacional se est abriendo terreno para que el trabajo sea inclusivo y si se quiere ms
integral, al incorporar a hombres y mujeres por igual en la luchas contra el sistema
patriarcal de gnero, sin que con ello se desconozca la pertinencia de las luchas
particulares tanto de las mujeres como de los hombres (Huertas y Otros, 2009: 46), ni
las particularidades de mujeres y hombres frente a la experiencia masculina. De manera
notable y como consecuencia de este marco interpretativo, el Colectivo concluye que la
masculinidad como producto social excede a los hombres como sujetos marcados que
producen y otorgan gnero, fisurando de esa manera la nocin conservadora que asume
como natural, la relacin macho, hombre, masculino, bajo el principio biolgico de la
genitalidad. Se puede concluir, entonces, que la masculinidad no es un asunto
exclusivamente masculino, sino por el contrario una cuestin relacional (Viveros,
2002:48) o en palabras del Colectivo, que la masculinidad no es un modo de estar en el
mundo exclusivo de los hombres, sino que es un sistema de ideas y de prcticas que
tambin las mujeres construyen en sus vidas (Huertas y Otros, 2009: 47).
82
CAPTULO IV
NUEVAS MASCULINIDADES COMO RESISTENCIA AL PATRIARCADO
Al terminar este debate, el hombre definido por la cultura hegemnica qued por lo menos desdibujado.
Tantos y tan diversos hombres no pueden quedar reducidos a una definicin que elimina la vida.
Javier Ruz
Construir nuevas masculinidades es bsicamente un proceso de humanizacin.
Javier Ruz
83
gnero (Nez, 2004: 13) sobre la base de que el proceso de construccin de `los
hombres como sujetos genricos no es homogneo y coherente (Nez, 2004: 29) y
las masculinidades son mltiples (Kimmel, 1992; Connell, 1997; Viveros; 2002). En ese
sentido, localizo los discursos del Colectivo como significados que hacen parte de la
lucha por las representaciones del ser hombre y las nuevas masculinidades como
posicionamientos que se resisten a ser generizados y asociados permanentemente al
modelo hegemnico patriarcal, en esa va y de acuerdo con Haraway, encuentro que la
negativa a convertirse o a seguir siendo un hombre o una mujer `generizados es una
insistencia eminentemente poltica (Haraway, 1995: 26).
84
Esta
interpelacin
conduce
necesariamente
la
pregunta
cmo
estaba
A partir de esa elaboracin discursiva, es claro que la concepcin del patriarcado como
identificador de las masculinidades est instalada y desde all se explica la existencia de
los hombres (mujeres y otros sujetos feminizados) como sujetos machistas que son
sistemticamente deshumanizados por el modelo sexo genrico hegemnico. Elemento
que si bien sustenta la resistencia antipatriarcal, descansa sobre una concepcin esencial
del hombre y de la masculinidad sobre la cual se ejerce una supresin a menudo
violenta de la heterogeneidad de lo(s) sujeto(s) en cuestin (Mohanty, 1997: 30).
Concepcin que deja ver su limitada capacidad explicativa, debido a que el patriarcado
como sistema no es incorporado consistente y homogneamente por todos los
individuos, y aunque ofrece una interpretacin del sistema sexo genrico, hasta el
momento no explica las relaciones, identidades y a los sujetos que en sus prcticas, de
37
Entre los cuales se incluyen propuestas e informes de proyectos, textos elaborados para acciones,
reflexiones metodolgicas y conceptuales sobre temas especficos, textos personales y herramientas
educativas como presentaciones en Power Point.
85
Este testimonio sita el giro epistmico y poltico que lleva al Colectivo a instituir las
nuevas masculinidades como discurso y prctica de resistencia al patriarcado, donde si
bien ste sigue siendo localizado como un sistema de predomino cultural de lo
masculino en general, como referente humano, por sobre lo femenino y lo feminizado,
cuyos efectos no se quedan en lo simblico sino que tiene en efecto prctico en el
mundo, en las prcticas de las instituciones y de la gente (Garca, 2012, entrevista), ya
no define, como lo plantea Nez (2004), una condicin ontolgica de `los hombres, y
deja de conferrsele un lugar central para dar cuenta de la realidad llamada `hombres
(Nez, 2004: 27). Como alternativa, se sita a las nuevas masculinidades como
principio tico poltico para la transformacin de las masculinidades y como propuesta
de resistencia al patriarcado.
Por otra parte, el testimonio anterior ofrece la posibilidad de identificar un punto
de interface entre el sujeto colectivo y el sujeto individual, en el sentido que las
producciones acadmicas de sus integrantes, tienen un impacto directo en las
elaboraciones discursivas y metodolgicas en el resto del Colectivo. En este caso, se
evidencia que a partir de las nuevas masculinidades como elaboracin discursiva, tiene
lugar una apropiacin del concepto como sustento para orientar la prctica. De manera
notoria, se adapta a la metodologa taller y se le convierte en prctica, acto a travs del
cual se empieza a llenar de contenido la propuesta alternativa hasta entonces incierta.
87
Llevando el anlisis a otro plano y con el propsito de dar cuenta de este trnsito
en las perspectivas, realizo un ejercicio comparativo entre los discursos con los que el
Colectivo define sus bsquedas y se presenta socialmente. Para este fin contrasto dos de
sus plegables, uno de 2001 y otro de 2011, en ellos se aprecia el cambio cualitativo en la
incorporacin de un lenguaje de naturaleza poltica para situar una posicin
antipatriarcal. En el primero se hace referencia a caractersticas de un tipo de
masculinidad asociada a lo humano, donde si bien se registran elementos centrales del
patriarcado: el androcentrismo y la homofobia, carece de la fuerza poltica que le
imprime al segundo, donde sobresale la claridad e intencionalidad poltica orientada a la
transformacin del patriarcado a travs de dos propuestas, la equidad de gnero y las
nuevas masculinidades. Plegable 1. Nos reunimos para compartir el deseo de ser
hombres ms humanos y solidarios, ms tolerantes y afectuosos. Para ello adelantamos
procesos de deconstruccin de los patrones masculinos de crianza y de socializacin
deshumanizantes, androcntricos y homofbicos en los que hemos crecido (CHM,
2001). Plegable 2. Buscamos adelantar procesos de transformacin del sistema
patriarcal mediante el impulso de la equidad de gnero y de dinmicas de construccin
de nuevas masculinidades, desde una perspectiva relacional de gnero (CHM, 2011).
88
Hay una versin muy light, muy superficial de las nuevas masculinidades, por ejemplo,
simplemente un hombre que llora es un neo masculino, me parece que desligar la
actuacin personal de preguntarse por la democratizacin del poder, justamente no le da
soporte a que sea un nuevo hombre. Un hombre que al contrario del pasado hoy si
cambia los paales, pero es el mismo sexista de siempre con sus compaeras de trabajo, o
que ahora es ms vanidoso y se hidrata la piel, de ah que para alguna gente la
metrosexualidad es una nueva masculinidad. Hay casos donde por ejemplo, compaeros
pueden ser ms afectuosos con los hijos o involucrarse ms en los espacios de la crianza,
pero ser unos hijueputas con las parejas. Entonces me parece que si dejamos correr
socialmente la idea de que las nuevas masculinidades es cualquier prctica
contempornea de los hombres, se est perdiendo su sentido poltico. Para m, s es un
marco muy exigente en todos los mbitos de la vida, del cambio y la nocin central es el
tema del poder, o si no, no es. Las nuevas masculinidades, no las veo como un punto de
arranque sino como una direccin del cambio, en la cual la pregunta por el poder, por su
renegociacin, democratizacin, por perder espacios de poder, tiene que darse en muchos
mbitos y respecto de muchos comportamientos de la vida y en un intento de buscar
coherencia (Garca, 2012, entrevista).
Esta discusin se establece a partir de dos documentos producidos en el Colectivo, por una parte, la
conferencia-presentacin Principios tico-polticos para la transformacin de las masculinidades
expuesta en 2009 en el Encuentro Nacional de Masculinidades en Bogot, y por el otro, el texto
Masculinidades hombres y cambios. Diagnstico de prcticas patriarcales en organizaciones sociales.
(Manual conceptual), producido por el Colectivo, para la Accin Ecumnica Sueca - Diakonia, en 2009.
89
la vida del sujeto (lo cual es muy valioso y deseable para los hombres), su postura
acrtica, no permite, por ejemplo, cuestionar los ideales estticos que convierten a las
mujeres en objetos sexuales, lo cual produce que su posicionamiento como nuevo
hombre39 carezca de soporte poltico y no aporte al balance del poder.
Otros casos que ilustran el riesgo de entender las nuevas masculinidades como
cualquier prctica contempornea, son por ejemplo, que se podra pensar que un hombre
que busca los productos para su cuerpo, como los que ofrecen las marcas Ego o Axe, es
un nuevo hombre, sin tomar una distancia crtica con los mensajes sexistas que
utilizan estas marcas como estrategias de mercadeo, donde se burla e insulta lo
femenino esencializndolo para legitimar la superioridad masculina. O que un joven que
asume una esttica andrgina, por defecto es un nuevo hombre, aunque ste como lo
indica uno de los sujetos, sea un hijueputa con la novia, en trminos del control, de la
celotipia tradicional, incluso de la agresin fsica (Garca, 2012, entrevista).
La segunda postura, seala caractersticas ms o menos consensuadas de lo que
se encuentra en la literatura y en experiencias en la regin: la (re)conexin emocional,
involucramiento en la crianza, prevencin y erradicacin de la violencia intrafamiliar y
de gnero, entre otras lneas de accin. Podra afirmarse que el Colectivo transit y
comparte estos consensos, no obstante, toma distancia crtica ante la lectura de los
riesgos que implica alinearse con tal postura.
Uno de los mayores peligros de esta posicin es caer en el lugar de lo
polticamente correcto, debido a que en Colombia ser machista no es polticamente
correcto, expresin que en parte se explica por lo que argumenta Faur se percibe cierta
deslegitimacin social del sistema patriarcal, que induce a la creacin de nuevos
discursos sobre la masculinidad (Faur, 2004: 63). Por lo cual, asumir una nueva
masculinidad se convierte en un paraguas que protege de las demandas del movimiento
social de mujeres, el feminismo y las organizaciones de hombres, pero que al no basarse
en un replanteamiento de las relaciones de poder, puede develar que se trata del mismo
sexismo con un ropaje distinto, ms plstico. Entonces lo que devela el Colectivo es que
muchos hombres se esconden en el discurso. Este testimonio ilustra la situacin.
Resulta que hoy en da en el mundo de la izquierda y sobre todo en el mundo de las ONG
todo el mundo echa el discurso de que es equitativo y que est a favor de la equidad de
39
Entrecomillo la expresin nuevo hombre por su carcter problemtico, en el sentido que sugiere que
la produccin de sujetos que cuestionan en sus prcticas el poder hegemnico es un fenmeno
contemporneo, lo cual es totalmente inapropiado, por tratarse de una lectura acrtica que invisibiliza la
experiencia de hombres que histricamente han construido masculinidades que retan las estructuras
patriarcales y han contribuido a su cuestionamiento en lo privado y lo pblico.
90
gnero y nadie es machista, nadie. Entonces son hombres polticamente correctos pero
sus actos? (Garca, 2012, entrevista).
Para marcar este nuevo lugar de enunciacin, se define las nuevas masculinidades como
prcticas de vivenciamiento de la masculinidad distantes y crticas frente a los patrones
culturales del patriarcado, no slo en la dimensin personal, sino en la dimensin
estructural, mediante el compromiso con la transformacin del sistema mismo de las
relaciones de gnero en sus dimensiones econmica, poltica, simblica y cultural en un
camino hacia la justicia y la equidad sociales (Garca, 2009).
Establecido este nuevo marco, el Colectivo localiza la prctica como el factor
central para darle sentido poltico a las nuevas masculinidades, argumentando que el
replanteamiento de la masculinidad hegemnica patriarcal o no, no opera a travs de
discursos polticamente correctos, sino por las prcticas corrientes. Las nuevas
masculinidades no tienen que ver tanto con los discursos sino en cmo nos
comportamos (Garca, 2012, entrevista).
Vale la pena entonces, realizar un dialogo con la lectura crtica que Faur (2004)
hace a ciertos planteamientos sobre las nuevas masculinidades como proceso de cambio,
92
El Colectivo busca Coadyuvar a la construccin de una sociedad tica, democrtica, justa, igualitaria,
pacfica, cuidadora del medio ambiente y de las personas, y respetuosa de los derechos humanos civiles,
polticos, econmicos, sociales y culturales (Carta de Compromisos, 2009).
94
95
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CAPTULO V
PRCTICAS ORGANIZATIVAS DE RESISTENCIA
98
41
99
histricas en que tiene lugar. Segn Garca el aporte de Larrosa, quien desarrolla la
perspectiva analtica de Foucault, consiste en sealar que la experiencia de s, como una
correlacin histrica entre dominios de saber, tipos de normatividad y formas de
subjetivacin se puede localizar en una mirada situada histricamente en un dispositivo
pedaggico concreto, los mismos que al ser adoptados como constitutivos de la
subjetividad, convierten a la pedagoga y a la accin pedaggicapoltica como espacio
que produce formas de experiencia de s en las que los individuos pueden devenir
sujetos de un modo particular (Larrosa citado por Garca, 2004: 17). En otras palabras,
el dispositivo habilita espacios de disputa en las relaciones de poder saber, la relacin
con la norma y las formas en que se producen los sujetos.
Para Garca, el aporte de Bernstein, consiste en que segn ste, el dispositivo
pedaggico es un regulador simblico de la conciencia en su selectiva creacin,
posicin y oposicin de sujetos pedaggicos; es la condicin para la produccin,
reproduccin y transformacin de la cultura (Bernstein citado por Garca, 2004: 17).
Se podra concluir entonces, que los dispositivos pedaggicos de gnero van ms
all de los procedimientos sociales y adquieren un valor poltico sustantivo por tratarse
de espacios de disputa de relaciones de podersaber, formas de subjetivacin y modos
de produccin, reproduccin y/o transformacin cultural. Dispositivos que interpretados
as, no slo permiten la identificacin de los mecanismos de sujecin que producen
determinados sujetos y la lectura de las relaciones histricas de opresin y dominacin
entre los gneros, sino que activa todo su potencial al ser interpretados como referente
para la generacin de propuestas de accin poltica y transformacin individual y social,
segn Garca porque a partir del reconocimiento de su carcter estratgico abre
tambin la ventana a la resistencia (Garca, 2004: 18). No obstante, hay que advertir
que la subjetividad no se transforma automticamente con actos de voluntad
estrictamente, sino que estn articulados a las dinmicas histricas de las relaciones de
poder saber y en las transformaciones a las normativas y regulaciones socioculturales.
Ahora bien, partiendo de la nocin de dispositivos pedaggicos de gnero, hago
nfasis en los procedimientos a travs de los cuales en el Colectivo se transforman los
componentes de gnero de la subjetividad, como argumento para efectuar una
ampliacin del trmino, con el propsito de resaltar el carcter poltico de las prcticas
de resistencia que realiza el Colectivo, reformulndolo de la siguiente manera: los
dispositivos pedaggicos de gnero refieren a cualquier procedimiento social
organizativo, artstico, comunicativo y corporal a travs del cual un sujeto individual
100
101
Nez, argumenta que los `hombres pueden ser excluidos del conocimiento en la medida que no se
conocen a s mismos, como sujetos genricos (Nez, 2008: 47), lo cual genera saberes subyugados
entre los hombres sobre s mismos como sujetos de gnero: saberes sobre el dolor de la relacin con el
padre, la madre o la pareja; sobre el miedo a revelar la sensibilidad socialmente despreciada en los
hombres, como la compasin o el temor al fracaso; sobre el carcter artificioso o performativo de la
`hombra, etc. (Nez, 2008: 48). De ah la pertinencia social, poltica y epistemolgica de abrir
espacios (como el taller) para recuperar esos saberes silenciados, con el propsito de que estos se
conviertan en puente para que los hombres puedan encontrar una relacin entre sus malestares, sus
`problemas sin nombre, y su construccin genrica (Nez, 2008: 47), a partir de la cual, puedan
comprender su posicin en las relaciones de gnero y la transformen.
43
Martn, argumenta que el patriarcado limita la existencia del hombre a una lucha estril por la
adquisicin del mayor poder posible, lucha que al favorecer tan slo a la cspide de la pirmide jerrquica
patriarcal genera necesariamente una frustracin generalizada, origen de mucho sufrimiento psquico y
fsico tanto de los hombres insatisfechos e inseguros como de sus vctimas (Martn, 2007: 12).
102
momentos44:
activacin
corporal,
conceptualizacin,
desinstalacin
Para Nez pensar una manera alternativa de conocer revela que los hombres igual que
las mujeres, tambin son excluidos del conocimiento hegemnico occidental, cuando
se les niega la posibilidad de conocer de otras maneras: conocer a travs de sus
emociones, de sus dinmicas deseantes, de sus experiencias corporales; en la medida
que son conminados a actuar racionalmente y a despreciar/reprimir las dimensiones
simblicamente femeninas. Cuando se considera que el conocimiento a travs de las
emociones, del cuerpo, del deseo no es cosa de hombres (Nez, 2008: 47). Por lo
cual, aprender y conocer desde lo negado es la primera instancia para la accin poltica.
En el momento de conceptualizacin se introducen las temticas a tratar y se
promueve la deconstruccin de ideas y conceptos, con el propsito de realizar
elaboraciones situadas que permitan activar los saberes y recoger experiencias
significativas en la cotidianidad. Una de las tcnicas utilizadas es el equipaje de gnero.
La tcnica es una metfora que busca graficar cmo el gnero se aprende y es
susceptible de ser desaprendido. El procedimiento consiste en identificar de manera
situada cmo a los sujetos se les ha inscrito en determinadas formas de ser y hacerse
hombres y mujeres. Como si se tratara de un viaje, quien facilita invita a que las
44
103
Estos hallazgos, que si bien se producen en Nario y Bogot, dejan ver la presencia de
versiones particulares de la masculinidad hegemnica en diferentes comunidades. En
este punto es imperativo especificar que la masculinidad hegemnica no es una
construccin de carcter fijo, que se repite homogneamente en todas partes, por lo cual,
es preciso decir que cada contexto cultural posee particularidades, que es menester
estudiar para poder dar cuenta de la configuracin de la prctica a travs de la cual los
sujetos encarnan una masculinidad hegemnica o no. En consecuencia, la utilidad
analtica de estas versiones permite identificar algunos elementos crticos sobre la
masculinidad hegemnica, los mismos que si bien no son uniformes ni generizables, si
se constituyen en la prctica genrica que encarna la respuesta corrientemente aceptada
al problema de la legitimidad del patriarcado (Connell, 1997: 39).
En primer lugar, evidencian cierta oposicin en el cmo se produce la
masculinidad, por una lado se hace referencia al ser hombre como una condicin
biolgica donde se es hombre por naturaleza o simplemente se nace hombre, y por otra
parte se marca la normativa que configura un tipo localizado de masculinidad
hegemnica: no llorar, no jugar con muecas, no tener pelo largo, el que pelea y casca
ms, no tener miedo, dar placer a la hembras, pegarle a las mujeres, hacerse hombre
cuando se trabaja duro, entre otras45. Esta aparente contradiccin, entre nacer y hacerse
hombre, revela que el gnero se produce social y culturalmente y es el campo donde se
origina la masculinidad hegemnica, debido a que si bien en el imaginario el ser hombre
se construye sobre la base biolgica (pene), esta condicin no es suficiente y los sujetos
deben cumplir consistentemente con los indicadores socialmente establecidos de dicha
45
Estos hallazgos concuerdan con el trabajo de Faur quien identifica ciertas direcciones hegemnicas
sobre las definiciones de masculinidad, en las cuales los estudios realizados en distintos pases
latinoamericanos durante los ltimos aos coinciden en resaltar entre las caractersticas `esperables de las
masculinidades contemporneas componentes de productividad, iniciativa, heterosexualidad, asuncin de
riesgos, capacidad para tomar decisiones, autonoma, fuerza, disposicin de mando y solapamiento de
emociones (Faur, 2004: 55). Asimismo, es imperativo reconocer que no existe un catalogo de
caractersticas y prcticas fijas que expresen la masculinidad hegemnica (Minello, 2002).
104
Scheff sostiene que el control social del gnero tiene siempre una componente evaluativa y, por lo
tanto, da lugar o bien al orgullo o a la vergenza (Soley-Beltrn, 2004: 219).
105
Guasch, plantea que la heterosexualidad (obligatoria) en tanto que sistema de gestin social del deseo,
tiene cuatro caractersticas bsicas: defiende el matrimonio y/o la pareja estable, es coitocntrica y
reproductiva, define lo femenino como subalterno y lo interpreta en perspectiva masculina, y condena,
persigue o ignora a los que se apartan del modelo, a las sexualidades no ortodoxas. La heterosexualidad
[obligatoria] tambin es sexista, misgina adultista y homfoba (Guasch, 2000: 15).
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109
s misma, en tanto que los sujetos vuelven a conocer su cuerpo y le otorgan nuevos
valores de significacin y de uso, convirtindolo literalmente en territorio para el
cambio, donde plasman sus malestares pero especialmente sus deseos de trasformacin.
Empieza entonces un maravilloso juego de cuerpos, mscaras y expresiones.
Unos saltan y bailan sensualmente al son de la msica, otros caminan con
gestos reforzados, casi todos gritan o hablan en voz alta y todos van riendo,
ren de ellos mismos, de las mscaras del machismo que estn dejando salir a
travs de las mscaras de plstico; ren de lo que sale de adentro, de cmo
pueden burlar las pautas del machismo jugando a una especie de carnaval. En
el saln van quedando en el piso la homofobia, la inexpresividad emocional,
afectiva y corporal, tabs al contacto, como si hubiesen estado esperando una
oportunidad para mostrarse a s mismos, que la masculinidad no tiene que ser
una armadura contra la vida. Este juego fue como una pequea celebracin al
derecho masculino a ser seres humanos (Ruz, 2012: 49)
En los talleres, en la interpretacin que hacan los hombres de los cuerpos pintados,
fueron reiterativos los mensajes de hombres queriendo poner fin a la violencia contra las
mujeres, reconcilindose con el mundo afectivo, deseando replantear la paternidad. En
esa perspectiva, fui testigo de los cambios en hombres y mujeres que desde la voz, el
lenguaje corporal y el relacionamiento en el taller, transformaron la inseguridad y (auto)
rechazo fsico en afirmacin y en empoderamiento corporal, llevando a limite sus
historias, como lo comentaban algunas de las mujeres participantes en los talleres en
una comunidad indgena en otra parte sera imposible ver a dos hombres de la
comunidad abrazndose, bailando apretados y dndose un beso.
Por otra parte, segn los testimonios de los miembros del Colectivo y de algunos
participantes de los talleres, el taller como dispositivo pedaggico de gnero, produce
un efecto liberador. Para muchos sujetos se convierte en la posibilidad de confrontar el
estigma social, afirmarse en su deseo y reconocer pblicamente su homosexualidad, ya
no como identidad perversa (Martn, 2011: 20), sino como potencialidad humana.
En el Colectivo primero te dicen, no es malo que seas gay y qu maravilla
que puedas cuestionarte eso y que puedas construirte desde la igualdad, desde
la tranquilidad y el plus es que sales con conciencia (Rojas, 2012, entrevista).
Como lo revela el testimonio, una de las reas ms significativas en las que se producen
cambios es la sexualidad. En el taller se cuestiona la heterosexualidad obligatoria como
la nica forma de expresin del deseo y materializacin de la sexualidad, en un proceso
colectivo donde la comunidad participante, confronta sus propios imaginarios y
creencias, buscando la compresin que devele los discursos y prcticas que excluyen y
marginan ciertas expresiones de la sexualidad, de lo humano. Asimismo, posibilita el
cuestionamiento de la heteronormatividad desde el cuerpo y la sexualidad.
110
Para una lectura de este hallazgo parto del presupuesto de que la masculinidad y
la prctica sexual hegemnica estn centradas en el pene como referente de la virilidad 50
y alrededor de ella se construye el sentido de ser hombre y reafirma la masculinidad
patriarcal. As, el pene, como realidad material, se convierte en falo, como dimensin
simblica del poder y la dominacin. La vivencia ertica se reduce as a una obsesin
penetrativa como prctica asociada a la `perentoriedad sexual, que lleva a percibir
errneamente que no hay relacin sexual si no se ejecuta una penetracin y a centrar el
disfrute en la propia descarga eyaculatoria, ms que en la experiencia del compartir
ertico (Garca y Ruz, 2009: 22). En ese caso la virilidad, se constituye en una forma
hegemnica de la masculinidad (Otegui, 1999: 154).
A partir de ese referente terico, en el taller, a travs del trabajo corporal se
desarrollan actividades para descentrar la masculinidad, el placer y el erotismo del pene,
por ejemplo, con la introduccin del autoerotismo y el masaje en los trabajos de
corporalidad se busca re significar el cuerpo, es decir, resignificar el gnero como
inscripcin corporal, ms all del deseo y una prctica sexual normada. Esta
resignificacin tiene lugar dentro del sistema sexognero, en el que segn Butler, el
sexo se presenta como `lo real y lo `fctico, la base material o corporal en la que
interviene el gnero como un acto de inscripcin cultural (Butler, 2007: 283), re
significacin que, en el sentido primario, indica volver a dotar de significado una
inscripcin cultural de tipo corporal, en este caso el cuerpo del hombre hacia la
erotizacin corporal ms all del pene, prctica con la cual se cuestiona el modelo de
virilidad hegemnico.
En este sentido el proceso de humanizacin por medio de las nuevas
masculinidades que busca el Colectivo hace referencia al reconocimiento del cuerpo de
los hombres ms all de los genitales. En este momento, se busca que el sujeto de
construya su masculinidad a partir de la exploracin y reconocimiento de su cuerpo
como territorio de placer, localizando su potencial ertico en la piel, o en otras palabras,
en todo su cuerpo, ya no en el pene como smbolo del poder patriarcal.
Con mi nueva relacin sentimental, hacer el amor es muy chvere pues antes
simplemente se vea como slo llegar, el beso, el desnudo y pum, pum, pum
y listo se acaba todo. Pero cuando ya me met en las nuevas masculinidades
entonces uno ve cosas diferentes, al principio todo era teora, porque hasta al
momento, todava sigo siendo virgen, s en el tab de la penetracin, pero he
tenido experiencias sexuales con mi nueva pareja que hemos hecho el amor y
han sido excitantes, placenteras, hermosas para los dos. No s cmo ser lo
50
Para Preciado el sexo es una tecnologa de dominacin heterosocial que reduce el cuerpo a zonas
ergenas en funcin de una distribucin asimtrica del poder entre los gneros" (Preciado, 2002:22).
111
otro, pero utilizar todo el cuerpo, llegar a un orgasmo sin necesidad de una
penetracin, es nico. Ahora uno como hombre se siente bien, porque sabe
que lo que est aplicando de la nueva masculinidad es productivo para los
dos, porque podemos dialogar de qu nos gusta y qu no, ir preguntando si
podemos hacer esto o lo otro, poder explorar (Bohrquez, 2012, entrevista).
En este tipo de prcticas se establece una relacin pedaggica, ertica y poltica que
contesta la heterosexualidad obligatoria en tanto experiencia que pretende modelar la
sexualidad a partir del pene y su funcin activa: la penetracin. En consecuencia se
promueve la produccin de una masculinidad (heterosexual) descentrada del pene.
Con los jvenes, hay una apuesta por erotizar todo el cuerpo ms all del
pene, por sentir la piel, el tocarse, el masaje. Cuando invitamos a los hombres
a ese reconocimiento total, los estamos descentrando de su pene y siguen
siendo heterosexuales, pero ya el pene no tiene el mismo protagonismo. Yo
les preguntaba qu ganaban y ellos me mencionaban las relaciones con las
parejas e hicimos trabajos con ellas y decan que una de las cosas que ms les
haba encantado era encontrar un hombre as, que cuando arrancaron, no
tenan experiencias sexuales y que el ejercicio de la contemplacin, del
erotismo, de la mutua masturbacin les haba dado una seguridad total en la
relacin. Una deca, puedo decir que he tenido un orgasmo y no he tenido
una penetracin. Y eso no es slo por ella, sino tambin por l, porque l
logr alejarse de su pene e incorporar todo el deseo, el placer y el erotismo en
el cuerpo. En contraste, cuando yo hablo con un seor de 30 aos, su ser
heterosexual est en el pene, `a m me gustan las mujeres y me gusta penetrar
mujeres, porque no es penetrar cualquier cosa, es penetrar mujeres. Entonces
el pene socialmente sigue teniendo el protagonismo y tenemos que entenderlo
para desmontarlo (Huertas, 2012, entrevista).
112
significan
un
importante
avance
en
el
cuestionamiento
de
la
Est claro que no se trata de ir contra la heterosexualidad, sino de abrir sus significados
y posibilidades no como un cambio que opera de manera inmediata sino que se mueve y
est ligado a las aspiraciones de cambio en las relaciones de gnero, en definitiva se
trata de desafiar la heterosexualidad obligatoria por su carcter impositivo y no por la
prctica heterosexual en s misma (Martn, 2012).
Por otra parte, si bien a travs del cuestionamiento de la heterosexualidad
obligatoria, se logra descentrar la sexualidad del pene, un avance que puede significar
113
Finalmente pensar el taller como laboratorio de cambio sugiere que las resistencias a la
masculinidad hegemnica tienen un carcter personal y que ste al ser politizado se
expresa en micro resistencias que pueden escalar hacia otros espacios de incidencia
51
El Colectivo ha realizado talleres a nivel local en las veinte localidades de Bogot, a nivel nacional en
31 municipios y en dos Islas. A nivel internacional en Venezuela.
114
Segn los testimonios, los objetivos generales de las marchas pueden identificarse en
tres grupos, en primer lugar cuestionar en el espacio pblico la continuidad de la
masculinidad hegemnica y el sistema patriarcal. En los recorridos se utilizan consignas
como El machismo deshumaniza! Y Cuidado el machismo mata! En segundo lugar,
denunciar la violencia contra las mujeres y reivindicar sus derechos, por ejemplo, el
derecho a la igualdad, a decidir sobre sus cuerpos, a una vida libre de violencias.
Algunas de las consignas empleadas son Del tipo que sea, no a la violencia contra las
mujeres!, Cuando una mujer dice no, es no! En tercer lugar, promover la equidad de
gnero y la construccin de nuevas masculinidades. Algunas de las consignas utilizadas
115
son Que lo vengan a ver, que lo vengan a ver, somos un Colectivo de hombres que
lucha con la mujer! Por el no maltrato a la mujer y por nuevas masculinidades!
De acuerdo con Butler, para quien el gnero es el resultado de un proceso
mediante el cual las personas recibimos significados culturales, pero tambin los
innovamos (Butler, 2007: 58), la funcin de las marchas de faldas como trastocamiento
es establecer una relacin directa con elementos de orden simblico. En ellas, el
Colectivo apela e interpela a las personas y la cultura a partir de los significados
socialmente construidos para las categoras hombre, mujer, masculinidad y feminidad, y
altera tales representaciones y los roles asignados a cada sujeto en funcin de esa
significacin que les precede, intentamos cambiar y poner en cuestin la manera
correcta de asumir la masculinidad en nuestra sociedad (Ruz, 2012, entrevista).
Fotografa N.o 1
Marcha de faldas como trastocamiento
116
En el Colectivo existen dos modalidades de marcha, por una lado se realizan marchas de
trastocamiento con un tema especfico, el ms emblemtico es el rechazo a la violencia
contra las mujeres, pero se han introducido progresivamente temas como cultura de paz,
la equidad de gnero y las nuevas masculinidades. Por ejemplo en la marcha
Septimazo52 del desmachismo, algunas de las consignas utilizadas fueron: Somos
hombres y mujeres jvenes de Bosa y Rafael Uribe, promocionamos con nuestras vidas
una cultura de paz, desde nuevas maneras de ser hombres y mujeres! No queremos
irnos a la guerra: objecin por conciencia!. La otra modalidad, hace referencia a las
marchas amplias (con o sin falda) que se insertan en las agendas del activismo local y
global, como los 16 das de activismo contra la violencia de gnero, entre los cuales se
realiza actividades el Da internacional de la No Violencia contra las Mujeres.
52
La relevancia de tomarse la Avenida Sptima, radica en que esta avenida ha tenido la connotacin de
ser escenario histrico de los cambios sociales y polticos de Bogot. All funcionan entidades
gubernamentales y financieras y se concentra el poder poltico y eclesistico Colombiano: Presidencia de
la Repblica, Palacio de Justicia, Capitolio Nacional, Alcalda Mayor. Del poder eclesistico se encuentra
la Catedral Primada, el Cabildo Eclesistico y el Palacio Arzobispal. En su conjunto este escenario fsica
y simblicamente representa el poder hegemnico del Pas.
117
118
Para m la primera vez que me puse un falda, eso fue excitante, fue lo
mximo, me senta Estoy haciendo una transgresin del putas! es muy
parecido a la primera vez que me desnud frente a un colectivo, claro las
entradas son distintas, pero haberme desnudado o haberme puesto falda eso
fue victorioso, es nico. Para los muchachos, por lo que ellos nos cuentan, es
crucial: si yo soy capaz de hacer esto, soy capaz de hacer lo que sea. Porque
es que no lo hacen en un cuarto encerrado, sino que lo hacen en pblico,
protestando contra la violencia hacia las mujeres y entre nosotros, contra la
cultura patriarcal colombiana (Hernndez, 2012, entrevista).
A nivel del Colectivo, esta prctica materializa los procesos internos de trabajo
personal, ratificando desde el cuerpo y la actuacin personal el compromiso conjunto de
cambio. Con las marchas de Faldas el Colectivo trastoca el imaginario del modelo e
incide polticamente en el espacio pblico, sealando por una parte, problemticas
especficas: visibiliza al patriarcado como origen de la dominacin y violencias contra
las mujeres, la violencia entre los hombres y la inequidad y desigualdad de gnero y por
otra parte, genera propuestas alternativas para vivir la masculinidad.
Internamente se ha posicionado como una experiencia de incidencia poltica,
participar con la falda ratifica el compromiso de cambio y se convierte en una
ventana para resistirnos al patriarcado, porque despus de que un joven
transgrede el imaginario del hombre hegemnico, la construccin de una
nueva masculinidad toma forma y ese descubrir que se puede cambiar y que
lo estn haciendo es un acto supremamente poderoso, ya no vuelven a ser los
mismos, eso los empodera para el cambio (Ruz, 2012, entrevista).
Este testimonio, por un lado recuerda que los procesos de cambio son el resultado de
acciones intencionadas iniciadas en los talleres, en espacios formativos, la convivencia
cotidiana, participacin en compaas y en las acciones colectivas mismas, donde los
sujetos se permiten ir identificando en s mismos y en la cultura las mltiples facetas del
patriarcado y lo hegemnico y, a partir de esa identificacin, emprenden diversos
caminos para su desinstalacin.
S es un acto de resistencia porque efectivamente se est rompiendo el
estereotipo en un acto simblico, pero detrs hay muchas cosas que la gente
no sabe, como que detrs del hecho de que los hombres anden con falda hay
toda una construccin de una identidad distinta, que se han roto paradigmas
acerca de la dominacin, el poder, la violencia (Sarmiento, 2012, entrevista).
As pues, las marchas de faldas se configuran como un trnsito del espacio del taller al
espacio pblico, de la resistencia personal a la resistencia pblica. Por otro lado, el
posicionamiento interno que han adquirido las marchas de faldas como una experiencia
corporal de incidencia poltica afirma, renueva y resignifica la identidad del Colectivo
y de los sujetos con ste y por ese medio ampla el repertorio de resistencias que
dotan de sentido organizativo la lucha antipatriarcal.
119
Iniciativa derivada de la Campaa del Lazo Blanco. El proyecto es liderado por jvenes del Colectivo.
Herona de la independencia de Colombia alcanzada en 1810.
120
122
Colectivo. Como instrumento, inicialmente el cuerpo se us como vehculo para que los
sujetos comprendieran racionalmente las causas y efectos de la masculinidad
hegemnica. En contraste, el cuerpo como contenido y centralidad de los procesos de
crtica y cambio, pone el nfasis ya no en la racionalidad discursiva sino en la prctica,
es decir, el cuerpo se convierte en lugar para cuestionar, trastocar y transformar las
relaciones de gnero hegemnicas. En consecuencia, es en un cuerpo resignificado
donde es posible construir nuevas masculinidades como resistencia al patriarcado.
En el performance, la deconstruccin del cuerpo masculino se convierte en la
respuesta poltica, a travs de la cual los sujetos que realizan la barrera contra las
violencias, deslegitiman la masculinidad hegemnica, en la bsqueda de desinstalar los
mandatos inscritos en sus cuerpos, como lo expres uno de ellos antes de realizar el
performance hacer un barrera de cuerpos contra las violencias es la manera de nosotros
hacer resistencia frente a los mandatos del cuerpo (Huertas, 2012, entrevista).
En esa perspectiva, el soporte tico poltico de este dispositivo artstico no reside
en el acto mismo de desnudarse e intervenir el cuerpo, sino en el proceso de
replanteamiento de la construccin corporal y del entendimiento crtico que hacen los
sujetos de la normativa como regularizacin del cuerpo y sus usos, en el marco de la
heterosexualidad obligatoria, la misoginia y la homofobia. Por consiguiente, que un
grupo de hombres realice actos corporales orientados al movimiento, la danza, el afecto,
la caricia, el abrazo y el beso de y entre cuerpos desnudos, en lugar de disponerse para
la agresin, la confrontacin y el dao, resulta un acto subversivo de la normativa, se
sale de los lmites del contacto fsico y la expresividad aceptada socialmente entre
hombres y de esa manera, en esa dimensin, se disuelve el vnculo entre la construccin
del ser hombre y el patriarcado. En definitiva, all se plantea una disputa en torno a los
significados del ser hombre (Nez, 2004: 22).
El performance Las cadenas del patriarcado en los hombres, se realiz como un
acto de repudio a los feminicidios en Colombia y en particular al asesinato de Rosa
Elvira Cely, una mujer bogotana de 35 aos, estudiante de bachillerato nocturno y
trabajadora informal, que el 24 de mayo de 2012 en el Parque Nacional en Bogot fue
violada, torturada, apualeada y posteriormente empalada, por Javier Velazco 55. Rosa
Elvira sobrevivi al ataque, pero cinco das despus muri en un hospital de esa ciudad.
55
Javier Velazco fue capturado y actualmente la Fiscala General de la Nacin lo acusa de los delitos de
acceso carnal violento, tortura agravada y homicidio agravado.
123
56
El comunicado circul por las redes sociales y alcanz amplia difusin y respaldo por organizaciones
que trabajan con hombres y masculinidades en Amrica Latina y el mundo. La Red MenEnage lo tradujo
al ingls y al portugus y lo difundi entre sus miembros a nivel mundial.
124
Segn diversos medios de comunicacin, entre otros el diario El Tiempo, el caso de Rosa estuvo
plagado de irregularidades y omisiones por parte de las autoridades y responsables de su atencin. Se
cuestiona, por ejemplo, por qu no se brind la atencin inmediata y slo fue ubicada casi dos horas
despus? (Rosa se comunic desde su celular entre las 4:20 y 4:30 de la maana a la lnea de emergencias
y fue encontrada sobre las seis), por qu la ambulancia que la recogera llega 35 minutos despus? por
qu no se le traslad al hospital ms cercano (seis cuadras) y se le llev a uno a 15 minutos?
58
Ver articulo El de Rosa Elvira un crimen pasional. Visitado 22 de junio de 2012
http://www.elespectador.com/noticias/judicial/articulo-350276-el-de-rosa-elvira-un-crimen-pasional
125
En el Colectivo existen otros dispositivos artsticos de resistencia que por razones de espacio solo
menciono: Vibranzas grupo de hombres realizaban montajes donde fusionaban el desnudo y la danza con
el propsito de provocar reflexiones y crticas al patriarcado a travs del lenguaje corporal; Piel de Lobo,
banda de rock que interpretaba canciones alusivas al fin de la violencia y a la promocin de la equidad de
gnero; cine foros; grafitis y estncil, en esta lnea, derivado del proceso de la Campaa del Lazo Blanco,
surge el Colectivo ntrax Estncil, con quienes el Colectivo realiz su primer grafiti y se intervino por
primera vez los muros de Bogot con el mensaje Cuidado el machismo mata; diseo de camisetas,
orientadas a la eliminacin de la violencia contra las mujeres y la construccin crtica de nuevas
masculinidades, el texto emblemtico del Colectivo es El machismo deshumaniza.
126
Los
acompaamientos
consisten
en
realizacin
de
talleres
Dos de las irregularidades que se dieron en el evento son, que sin que se hubiera convocado a una
construccin colectiva, parte de las entidades organizadoras ya haban producido un texto que pretendan
fuera avalado por los asistentes, para ser presentado al pas como una declaracin colectiva. Por otra
parte, sin discutir en lo ms mnimo sobre el sentido de la organizacin, sta ya contaba con una
estructura de funcionamiento autodesignada por entidades y personas que ni tenan experiencia en el
tema, ni haban sido elegidas como representantes y no contaban con el respaldo de organizaciones con
amplia trayectoria en el tema.
128
Un ejemplo es El sentido de ser hombre como categora poltica en Mxico, de Figueroa (2010).
Entre estas se encuentra el trabajo de Patrick Wells y la Red masculinidades de Nicaragua.
129
Por otra parte, sin embargo, la falta de sistematizacin de las experiencias al interior del
Colectivo ha limitado las posibilidades de producir un pensamiento autnomo sobre las
masculinidades y las prcticas de resistencia.
[] eso no lo hemos escrito no lo hemos sistematizado no hemos logrado
entonces derivar las lecciones aprendidas, o las inquietudes o los debates,
entonces ah no se ha ido al punto de construir un pensamiento, justamente
colectivo (Garca, 2012, entrevista).
63
Una prctica que nutre la produccin de conocimiento de los miembros del Colectivo, es la realizacin
de consultoras independientes, en muchos casos, asociadas o derivadas de su relacin con el Colectivo.
130
producciones como un acumulado para el Colectivo, a partir de las cuales cualifica sus
acciones y orientaciones tico polticas.
Por parte del Colectivo, la sistematizacin ha sido la modalidad de investigacin
a la cual se ha recurrido para recoger algunas de sus experiencias. Esta produccin se
sita ms en el marco de las estrategias educativas y polticas de las organizaciones
sociales para producir saberes y presentar resultados, que en la investigacin social
academicista donde el saber no cientfico ocupa un lugar secundario. En ese sentido, la
generacin de conocimiento basado en la experiencia adquiere un valor de resistencia al
conocimiento acadmico hegemnico, en tanto all se privilegia como una expresin
legitima del conocimiento los saberes, historias, preguntas y prcticas de los sujetos
reales, ms que la racionalidad epistmica de la academia. Hasta el momento el
Colectivo ha publicado cuatro sistematizaciones (ver Textos producidos por el
Colectivo Hombres y Masculinidades) que reflexionan sobre las relaciones y
experiencias entre nuevas masculinidades y nuevas feminidades (2012), entre
masculinidad y transmasculinidad (2011), entre masculinidad, juventud, desplazamiento
y eliminacin de violencia contra las mujeres (2009 y 2007).
Por su lado, la produccin de materiales educativos, representa la mayor
proporcin de elaboraciones del Colectivo. En esta rea ha publicado, entre otros,
materiales sobre transmasculinidad, gnero y primera infancia, masculinidades y nuevas
masculinidades, a travs de los cuales ha posicionado temas y debates a la vez que da
sustento conceptual y pedaggico a sus procesos educativos.
Ahora bien, un ejemplo de la relacin conocimiento prctica poltica lo localizo
en la siguiente experiencia en tres momentos, los dos primeros de orden investigativo
educativo y el tercero de orden prctico. En primer lugar, a partir de la consultora
Masculinidades y feminidades en nios, nias y adolescentes desvinculados de los
grupos armados irregulares (Muoz, 2008), realizada por uno de los integrantes del
Colectivo en la cual se aborda la problemtica del conflicto armado en Colombia y su
impacto en las identidades de gnero, se genera un marco de referencia para la
comprensin de este fenmeno en clave de masculinidades. En segundo lugar, a partir
del texto Masculinidades, hombres y cambios. Manual conceptual (2009), producido
por el Colectivo, se ampla la nocin de masculinidades y se introduce el concepto de
nuevas masculinidades.
En tercer lugar, al Colectivo se le convoca desde la Alta Consejera para la
Reintegracin, con el objetivo de explorar la posibilidad de que se articulen en un
131
proyecto orientado a trabajar masculinidades con los hombres inscritos en los procesos
de desmovilizacin y reintegracin de los grupos armados. En los primeros contactos, la
lectura de la Alta Consejera sobre el proceso de desmovilizacin era que un hombre
cuando entrega el arma y se saca el uniforme ya es un nuevo masculino (Huertas,
2012, entrevista). Ante este escenario, el acumulado de los procesos de investigacin y
activismo del Colectivo se tradujo en una postura crtica frente a tales lecturas.
Ellos hablan de nuevas masculinidades y la referencia era: como t ya no
tienes un arma y trabajas para llevar la plata a la casa y tienes familia, ya eres
un nuevo hombre. Nosotros le decimos no, que pena pero no. Que las
aproximaciones que tenamos en masculinidades en escenarios de guerra era
que se exacerban unas dimensiones de esa masculinidad tradicional que se
sustenta las relaciones de poder, en la sumisin, en la condicin de autoridad
y esto conlleva a la dominacin en sus diversas formas y eso no se quita
quitndose el uniforme. Entonces revisamos lo que ha pasado con los
desmovilizados despus del proceso y sealamos: maltrato infantil, maltrato a
mujeres, suicidios, lesiones personales lo cual indica que se estn replicando
las mismas lgicas de la guerra en trminos de masculinidad, entonces
nuestra posicin crtica es que, ustedes en el proceso no estn tocando
elementos vitales de la construccin de la masculinidad de esos hombres que
son guerreros (Huertas, 2012, entrevista).
132
A nivel Colectivo, no existe plena claridad sobre los aportes del feminismo a los
estudios de masculinidades y al trabajo con hombres. De manera diferenciada en
algunos sujetos hay conocimiento, pero a nivel colectivo, persisten tensiones sobre el
pensamiento y la prctica feminista, en algunos casos no se diferencia una de otra y se
toman prcticas de mujeres feministas como el total del pensamiento feminista.
Interpretacin que genera preconceptos y reproduce estereotipos sobre la teora
feminista, lo cual a su vez genera, un distanciamiento acrtico y ste un
desconocimiento de los debates, propuestas y reivindicaciones feministas.
133
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136
137
los privilegios individuales sobre las lgicas colectivas, son considerados como uno de
los patrones imperantes en la masculinidad hegemnica (Connell, 1997: 39-41).
Tres estrategias centrales de esta reconfiguracin son: la elaboracin colectiva
de la Carta de Compromisos, a travs de la cual se reconfigur su arquitectura tica y
poltica. La segunda estrategia es la creacin de la figura de Direccin Pedaggica, con
el propsito de atender dos puntos crticos, formalizar la metodologa del Colectivo
como prioridad para poder validar las experiencias pedaggicas y para que los modelos
puedan ser apropiados colectivamente y, sobre esta base, puedan ser llevados fuera y
permita consolidar espacios de formacin y reflexin con el propsito de que todas las
personas en el Colectivo tengan herramientas tericas y prcticas para conceptualizar,
discutir y estar en condiciones de asumir su representacin en espacios formales de
participacin, con el feminismo y en otros procesos sociales como el sector LGBT
(Huertas, 2012, entrevista). La tercera estrategia es el fortalecimiento de la junta
directiva como un organismo colegiado de planeacin, gestin y articulacin para la
cualificacin de los procesos internos de participacin y desarrollo organizacional.
A la luz de estas reestructuraciones, es vlido preguntar cul es el sentido del
Colectivo?, si convertirse en una empresa no se considera como una opcin (coherente)
sobre qu definicin organizativa articulan su accionar? Una de las respuestas que
recoge la postura de la mayora de los sujetos entrevistados, es la siguiente.
El Colectivo no es si tenemos un contrato con una agencia de cooperacin o
quin trabaja en ellos, no es lo que hacemos con proyectos contratados, eso
es una parte, pero el Colectivo es lo que hacemos en torno a los hombres y al
gnero, a la equidad y la igualdad, en las relaciones o no democrticas entre
las personas en todos los espacios donde estamos presentes los miembros. Es
realmente qu repercusin social tenemos hacia adentro y hacia afuera. Esta
es otra manera de definir el Colectivo y creo que ah nos encontramos la
mayora (Garca, 2012, entrevista).
138
De lo personal a lo estructural
Pasar de lo personal a lo estructural en el Colectivo, es una tensin que expresa no slo
un demanda externa como se vio anteriormente, sino un debate interno sobre la prctica
poltica del Colectivo. Histricamente desde su definicin estatutaria y como se ratifica
en el ideario tico poltico, la lucha contra el patriarcado la han concebido en dos
planos, en lo individual y en lo estructural. Realizando una mirada retrospectiva, podra
aseverar que el nfasis colocado en lo primero, priorizado como una dimensin
imperativa para iniciar el trabajo con hombres y masculinidades, le rest campo de
accin al segundo. No obstante, a partir de la definicin de las nuevas masculinidades
como categora poltica que exige el cuestionamiento del poder hegemnico a nivel
personal, el Colectivo se interroga sobre cmo hacer la transicin de un plano al otro.
En esa perspectiva, actualmente en el Colectivo la discusin sobre cmo
materializar el propsito de resistir al patriarcado en su dimensin ms amplia, se abre
en funcin de las siguientes preguntas cmo escalar el trabajo poltico personal que se
ha realizado a nivel comunitario y organizacional poltico estructural? Cmo
trascender de la identificacin de la masculinidad hegemnica en los sujetos, de re
significar los cuerpos, desarrollar procesos de conciencia crtica frente al impacto
relacional del patriarcado y de construir nuevas masculinidades, a los problemas de pas
desde una perspectiva de gnero? Cmo alcanzar mayor incidencia poltica?
En los relatos aparece que el inters por los debates de carcter nacional siempre
han acompaado al Colectivo, no obstante, la incursin en ese nivel de actuacin ha
sido limitada, all el avance que destaca es la produccin de conocimiento como una
lnea de prctica acadmica que ha reflexionado sobre la violencia y las masculinidades
en Colombia y sobre los impactos de gnero que produce el fenmeno del
139
Este anlisis plantea tres aspectos, que no redefinen la orientacin del Colectivo dadas
las diversas posturas existentes, pero s abren el espectro de reflexin sobre los retos y
perspectivas de actuacin organizativa. En primer lugar, subraya la necesidad de
abordar las problemticas sociopolticas colombianas no como una externalidad sino
como el contexto que implica y define la actuacin misma del Colectivo. En segundo
lugar, reclama insertar en la agenda poltica nacional, lecturas crticas que aporten
nuevos abordajes, por ejemplo, a fenmenos como el conflicto armado, que siendo un
escenario que produce masculinidades hegemnicas, no ha contado con una produccin
terica crtica importante desde los estudios de masculinidad que exponga la hegemona
140
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CAPTULO VI
MASCULINIDADES Y HOMBRES CON EXPERIENCIAS DE VIDA TRANS
64
Para una lectura materialista del sistema sexo/gnero ver Rubin (1997) El trfico de mujeres: notas
sobre la economa poltica del sexo. Para una lectura posestructuralista ver Butler (2007) en El gnero
en disputa el apartado El intercambio crtico del estructuralismo.
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67
Cabral reconoce en esta postura el trabajo de Kate Bornstein (Gender Outlaws. On Men, Women, and
the Rest of Us), Sandy Stone (The Empire Strikes Back. A Posttransexual Manifesto), Susan Stryker
(My Words to Victor Frankenstein from the Village of Chamounix. Performing Transgender Rage) y
Beatriz Preciado (Manifiesto Contra-Sexual).
146
El Colectivo y la transmasculinidad
La relacin del Colectivo con el tema de la transmasculinidad inicia en 2010 con la
entrada a la organizacin de dos hombres transmasculinos. Con ellos, como miembros,
comienza un proceso de alianza, intercambio y acompaamiento con el colectivo Entre
Trnsitos, organizacin creada en 2009 como respuesta a la necesidad de visibilizar,
reunir, reconocer y crear lazos fraternos entre hombres trans masculinos. Entre otros
objetivos, EntreTrnsitos se dedica a trabajar en la construccin de masculinidades
libertarias en los hombres trans, alejndonos del patriarcado, el machismo, la misoginia,
la homofobia, entre otros (Rojas, 2011: 6). Cabe anotar que uno de estos hombres
trans, es cofundador y actualmente uno de los cuatro coordinadores de este colectivo.
Podra decirse, a la luz de los aportes de Cabral, que la relacin entre
masculinidad y transmasculinidad es una relacin compleja, problemtica, porque si
para muchos sujetos el trnsito hacia lo masculino implica su desestabilizacin, para
otros como lo veremos, implica la apertura de puntos de encuentro. Confluencia que
profundiza la complejidad de esta relacin, pero fundamentalmente abre dos lneas de
convergencia poltica. Por un lado, significa la desencializacin de la masculinidad y la
transmasculinidad como categoras, excluyentes, que designan conjuntos homogneos y
estticos, por el otro lado, la lucha conjunta por resistir y transformar el patriarcado.
Para el Colectivo, esta tarea se realiza a travs del cuestionamiento del ejercicio
hegemnico del poder sobre la vida de mujeres, hombres y sujetos en trnsito y para
EntreTrnsitos, a travs del cuestionamiento del sexo como categora natural, el gnero
como diferencia cultural del sexo y el deseo como contino del binario esencial.
Para desarrollar esas lneas de prctica y convergencia poltica, resulta pertinente
el texto de VidalOrtiz Transmasculinidades y sexualidades `generizadas,
documento donde realiza una fuerte crtica al Colectivo, de la cual parto para dar cuenta
147
149
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En ese sentido, VidalOrtiz (2011) concuerda con SoleyBeltrn (2004) al sealar que
pasar al nuevo gnero, implica el desarrollo de estrategias para lograr que el paso
permita la `adecuada presentacin de gnero, lo problemtico de esas estrategias es que
suelen convertirse en controles estrictos de la performance pblica. Para SoleyBeltrn
la estrategias de aceptacin topan con mecanismos coercitivos, tales como el castigo, la
violencia y la abyeccin social que ponen de manifiesto los dispositivos destinados a
proteger la MH [Matriz Heterosexual] y su orden binario del gnero como marco
regulador de todos los sujetos (SoleyBeltran, 2004: 229). VidalOrtiz encontr en su
estudio que con el tiempo, los mecanismos de control se flexibilizan e incluso luego de
varios aos, esa autoregulacin se empez a perder (VidalOrtiz, 2011: 12).
En la segunda posicin, algunos sujetos no reconocen otras formas legtimas de
construir la (trans) masculinidad, estableciendo la transmasculinidad hegemnica
normativa como el modelo a seguir. Al respecto Butler (2007) plantea que el trnsito no
es suficiente como accin desestabilizadora, pues es susceptible de ser asimilado por la
hegemona cultural. La parodia por s sola no es subversiva, y debe de haber una forma
de comprender qu es lo que hace que algunos tipos de repeticin pardica sean
verdaderamente trastornadores, realmente desasosegantes, y qu repeticiones pueden
domesticarse y volver a ponerse en circulacin como instrumentos de hegemona
cultural (Butler, 2007: 270).
En esa lnea de anlisis otro hallazgo significativo es que la construccin de una
transmasculinidad hegemnica, ha llevado a que muchos sujetos no se identifiquen con
la diversidad sexual como referente ni organizativo ni poltico y menos con la teora
69
Soley-Beltrn, emplea la expresin `To pass (pasar) o `passing en ingls, para referirse a los procesos
donde se trata de aparecer como aquello culturalmente instalado-legitimo con el propsito de integrarse
socialmente. Pasar puede aplicarse, por ejemplo, a la integracin de gnero, racial o de clase. (SoleyBeltrn, 2004: 213).
153
154
momentos del trnsito, por ejemplo, como en los casos donde hombres transmasculinos
sostienen relaciones con mujeres trans o mujeres lesbianas.
Por otra parte se encontr que hay sujetos que construyen transmasculinidades
no normativas o alternativas y asumen posturas crticas frente a la heterosexualidad
obligatoria, a la construccin de cuerpos binarios y a la gestin dicotmica del deseo.
Esta crtica y la deslegitimacin de los trnsitos hacia masculinidades no hegemnicas
por parte de quienes se han asimilado, provoc el distanciamiento y/o salida del
colectivo de varios de stos.
En su conjunto estos hallazgos permitieron a EntreTrnsitos empezar a
diagnosticar la situacin de los hombres con experiencias de vida trans en Bogot y a
reorientar el trabajo y realizar nfasis en aspectos que no haba considerado. Una de las
contribuciones ms importantes se refiere a cmo entender el carcter mismo de los
trnsitos inicialmente pensbamos el trnsito como la manera de ser, y nos dimos
cuenta de que hay muchas maneras y muchos trnsitos, muchas circunstancias que
vuelven las experiencias tan diversas (Rojas, 2012, entrevista).
Este aprendizaje signific el replanteamiento de algunas estrategias y la
construccin de nuevas perspectivas de intervencin. Por un lado, reconocer que hay
diversidad de vivencias, tiempos, dinmicas y trnsitos hacia lo masculino, es decir que
ni la masculinidad ni la transmasculinidad son nociones fijas, y que es la (trans)
masculinidad que estn construyendo lo sujetos sobre la cual se debe trabajar, no sobre
un tipo de transmasculinidad determinada por la academia (lo queer), los saberes
biomdicos (hormonizacin, patologizacin, cambio de sexo) o sujetos particulares. Por
el otro lado, este reconocimiento se tradujo en cambiar la auto identificacin como trans
a denominarse hombres con experiencias de vida trans, debido a que muchos de los
sujetos no se reconocen como trans y porque en s mismo constituye una estrategia
situada de resignificacin, inclusin y expansin de lo trans.
Las maneras de nombrarse e identificarnos es mltiple: algunos se narran
como hombres transexuales, otros como transgnero, unos ms radicales
como hombres, slo hombres; otros no quieren denominaciones o categoras,
slo transitan sin buscar un fin (Cifuentes, 2011: 39).
[] cuando se habla de experiencias de vida trans en uno, no te enmarca de
una manera tan directa, no te define ah, si yo tuve una experiencia trans,
independiente de cmo sea, la tuve o la tengo, porque para muchos el trnsito
es toda la vida. Para otros es ya, yo transit, me hice todas las operaciones y
ya. Para otros es vestirse masculinamente y ya. Por lo cual realmente el
asunto de las experiencias es mucho ms rico que limitarte a ser un hombre
trans (Rojas, 2012, entrevista).
155
156
Sin duda el principal aporte que realiza el Colectivo consiste en ampliar la reflexin
sobre las masculinidades que los hombres trans estaban construyendo hasta ese
momento. As el Colectivo parte de las inquietudes de EntreTrnsitos sobre cmo
abordar la construccin de masculinidades por fuera del marco normativo, y como lo
ilustra el siguiente testimonio, ms que prescribir un modelo, genera un contexto
explicativo de cmo se con figura la construccin patriarcal de la masculinidad, las
posibilidades de resistencia a la misma y orienta la revisin crtica de las
masculinidades que se configuran en la prctica de los hombres trans, como punto de
partida para su afianzamiento o transformacin.
En los talleres los aportes del Colectivo eran qu modelos de masculinidad
se quieren construir? Qu modelos hay? Cmo podemos comprender
crtica y contextualmente los modelos existentes en las masculinidades que
tienen unos y otros? Entonces la propuesta del Colectivo es esta, nosotros nos
basamos en ciertas caractersticas para formar hombres distintos, por ejemplo
las nuevas masculinidades, pero no para decir qu debe hacer cada sujeto,
sino para que cada quien se forme como una persona distinta, eligiendo las
caractersticas que quiera. Ahora bien Ustedes cmo lo hacen? sentmonos a
reflexionar alrededor del ejercicio de la masculinidad y eso cmo est
impactando sus vidas, sus trnsitos (Sarmiento, 2012, entrevista).
En segundo lugar, los aportes del Colectivo en trminos del aprendizaje se dan como un
ejercicio de ensame y yo tambin te enseo (Sarmiento, 2012, entrevista).
157
Planteamiento que indica que no se trata de una relacin unilateral y jerrquica, sino de
un proceso de muto aprendizaje, como lo refleja el siguiente testimonio.
Llegamos a la conclusin de que no tenamos que decir sobre masculinidades
trans, pero lo que sentimos es que tenamos que ser corresponsables y darle
una respuesta al sntoma que surge, porque el fenmeno est ah, y darle la
espalda sera decirle a estos pelados no, stas masculinidades son slo para
los que tienen pene, los otros no pueden ser masculinos distintos, y no.
Entonces exploramos con ellos, ese primer proyecto fue una exploracin.
Nosotros orientamos metodolgicamente y temticamente unas cosas pero
todo el tiempo fue un dilogo, frente a lo que leamos, lo que veamos, si lo
comprendamos o si no (Huertas, 2012, entrevista).
159
Esta claridad poltica establece un puente entre las posturas polticas del Colectivo y
EntreTrnsitos al desencializar la sexualidad hetero como la fuente de la exclusin y
opresin normativa patriarcal, al concebirla como una de las opciones legtimas para
experimentar el deseo, pues no hay una nica heterosexualidad sino muchas (Martn,
2011: 12). En este campo, el punto de convergencia entre masculinidad no hegemnica
y transmasculinidad se localiza en el compromiso de generar procesos de reflexin y
conciencia crtica frente al reconocimiento del deseo ms all de la naturalizacin de la
nocin de la sexualidad binaria occidental, bajo el presupuesto de que tanto hombres
construyendo nuevas masculinidades como hombres transmasculinos pueden ocupar
posiciones hegemnicas por fuera de la heterosexualidad. En definitiva `el problema no
es la heterosexualidad sino la heteronormatividad, de ah la pertenencia de la invitacin
de Martn de distinguir cuidadosamente entre la heterosexualidad, que puede ser
perfectamente antipatriarcal y aliada de las personas LGTB, de la normatividad
patriarcal que nos oprime a todos, heterosexuales incluidos (Martn, 2011).
Finalmente puede afirmarse que la relacin entre ambas organizaciones es frtil
y rinde sus frutos, muestra de ello es que para 2012 los colectivos renuevan la alianza
con un segundo proyecto llamado `Transformarte, iniciativa orientada a fortalecer
organizativamente a EntreTrnsitos y a posicionar polticamente el tema en Bogot,
con la cual se espera, en sus dos aos de duracin, llevar a travs del arte el tema de las
transmasculinidades a poblaciones trans y no trans.
Experiencia personal de vida trans70
La experiencia que yo he tenido en el Colectivo me ha cambiado la vida en muchos
aspectos. Creo que responde como a muchas inquietudes que tena respecto a mi
experiencia de vida trans, a construirme como un hombre y pensarme como un hombre
distinto, no como un hombre desde la hegemona. Yo pensaba que me iba a construir
como un hombre y no iba a ser machista y ya, e iba a colaborar en la casa con las
labores y que le iba a colaborar a mi mam y que iba a ser respetuoso con las mujeres
y listo. Pero realmente encontrarme al Colectivo y llegar al Colectivo fue
transformarme mucho en diferentes aspectos, creo que uno fundamental fue el aspecto
corporal, porque es una realidad que la mayora de los hombre trans, tienen un
70
Este relato de Camilo Rojas (2012, entrevista), ilustra el impacto real de la vinculacin entre las
experiencias de trabajo desde las masculinidades que promueve el Colectivo y la experiencia directa de la
transmasculinidad que vive uno de sus integrantes.
160
rechazo terrible frente a su cuerpo, a no tener pene, no poder operarse porque no hay
plata y necesitas patologizarte y decir que ests enfermo para poder hacerlo. Entonces,
yo dije pues no! toca hacer algo y tengo que hacer algo por m porque yo no quiero
que esa sea m realidad y creo que me sirvi muchsimo primero haber salido del closet
otra vez y asumir que era un hombre bisexual, adems de ser trans y fue como
liberarme. Yo antes nunca me desnudaba en ninguna parte, yo deca: no puedo, y poder
estar en un espacio de taller de pintura corporal con la confianza que senta y poder
desnudarme fue algo increble y creo que en ese momento pude reconciliarme con mi
experiencia trans y reconciliarme con mi cuerpo, y no slo pensarme sino asumirme
como un hombre dentro de la diferencia y entender que mi cuerpo no choca con otros
cuerpos masculinos, que realmente la masculinidad la encarna cualquier cuerpo, si
tienes pene, si tienes vagina, si tienes las dos, realmente no hay mucha diferencia y esto
yo lo logr llegando al Colectivo, antes haba tenido acercamientos y cosas pero nunca
haba sido tan directo y no me haba enamorado del trabajo corporal. S, fue como
renacer. En ese momento yo empec a sentir el cambio, que primero tengo que
cuidarme y tengo que cuidar a los dems. Por eso desnudarse es tambin como
desnudar los miedos, los prejuicios, los dolores, todas estas cosas silenciadas y cuando
uno ya sana esas cosas, uno genera en su entorno como otras esperanzas, otras
posibilidades y uno empieza a ser ms consciente de uno mismo, del entorno, de las
condiciones en las que se vive, en las que estamos en la sociedad y en pequeos actos
uno empieza a demostrar la transformacin y la gente dice que es una cosa muy
estpida, pero el hecho de que las labores en la casa sean equitativas, que no tengas
prioridades por ser hombre, que tengas exactamente lo mismo y que est la conciencia
del cuidado, en esas cosas se empieza a ver el cambio. Por eso estar en el Colectivo y
compartir tanto mi experiencia como otras vivencias me sirvi para leer mi cuerpo y mi
trnsito no como simplemente en el reconocimiento sexual, como para tirar y ya, o para
estar cmodo, sino para posicionarme desde una masculinidad distinta, con un cuerpo
que encarna una masculinidad distinta, y tambin est el hecho de sentirme tranquilo
con la vida que eleg, por eso reconciliarme con mi cuerpo fue como poder permitirme
ser yo.
163
(heteronormatividad)
como
una
relacin
natural,
164
Pensar masculinidades en hombres sin pene, no slo rompe las reglas del gnero,
configura un nuevo escenario de resistencia antipatriarcal, donde tanto los sujetos que
realizan el trnsito como los construidos en la masculinidad, colapsan la legitimidad del
rgimen normativo. Los primeros desestabilizando la estructura misma del sistema, los
segundos, desnaturalizando cualquier esencia ontolgica de la masculinidad. As desde
diferentes posiciones y operaciones, los colectivos trasgreden la masculinidad como
categora histricamente ligada al patriarcado.
Una expresin concreta de la deslegitimacin del rgimen normativo desde el
Colectivo es la sexualidad. Por una parte, a travs de la prcticas formativas en talleres
establece una crtica a la heteronormatividad centrada en el pene como significante de la
masculinidad y eje de la prctica sexual, como se registr en el capitulo anterior. Por
otra parte, separa la identidad de gnero y la sexualidad como campos de la experiencia
humana que exceden cualquier forma de regulacin cultural o poltica, en otras palabras,
el Colectivo reivindica la gestin del deseo no heterosexual como derecho, y en lugar de
interpretarlo como abyeccin, lo legitima como diversidad al interior de la
masculinidad, ms all de que una posicin hetero u homosexual puedan encarnar
prcticas hegemnicas de poder.
El Colectivo se ofrece como un espacio amplio y abierto donde yo puedo
llegar con mi particularidad, con mi especificidad y all lo vivo, yo s que
tengo el espacio de aceptacin, de entendimiento, de comprensin, de
acompaamiento (Ruz, 2012, entrevista).
El Colectivo es un espacio plural o libre para vivenciar e incluso referir,
hablar, relatar el tema de la sexualidad de la gente y del gnero. Lo que s es
cierto, y esto es importante, es que no se casa con una presuncin de
heterosexualidad (Garca, 2012, entrevista).
165
71
Vidal-Ortiz, nombra acrticamente con la etiqueta nuevas masculinidades a las organizaciones que
trabajan con hombres y masculinidades, desconociendo la amplia diversidad de enfoques que existen en
las experiencias organizativas de la regin, donde las nuevas masculinidades constituyen slo una
perspectiva, la cual no es asumida por todas las organizaciones.
166
el
activismo
antihomofbico
puede
ser
ejercitado
por
cualquiera,
167
CAPTULO VII
CONCLUSIONES
Despus de este recorrido, pensar las nuevas masculinidades como discurso y prcticas
de resistencia al patriarcado, no slo implica ampliar la nocin misma de la
masculinidad, sino convertirla en categora poltica. Como lo adverta Viveros el
proceso de transformacin de las representaciones y prcticas de los varones no ha sido
homogneo ni desprovisto de contradicciones (Viveros, 2011: 112), y en el Colectivo
Hombres y Masculinidades esta experiencia no es distinta, son mltiples las tensiones y
contradicciones que emergen cuando se trata de resistir al poder hegemnico y
renunciar al privilegio. Sin embargo, como se demostr en las pginas anteriores,
romper el cerco patriarcal y deconstruir la masculinidad hegemnica como rasgos
definitorios de la identidad, sita al Colectivo como un actor legitimo en la disputa por
la representacin (alternativa) de las masculinidades y demuestra que los hombres y las
organizaciones que trabajan la masculinidad estn desmontando los privilegios y estn
dejando de ser cmplices de la dominacin social de los hombres sobre las mujeres y lo
feminizado. Es as como en estas prcticas, la masculinidad ya no es huida de lo
femenino, complicidad y homofobia sino presencia antipatriarcal.
En ese sentido las principales contribuciones, para los estudios de
masculinidades, que permiten entender de qu manera las organizaciones de hombres
como actores sociales experimentan, reflejan, resisten o negocian las relaciones sociales
que produce el patriarcado y la masculinidad hegemnica y cules son las discusiones,
fracturas y renuncias que han incorporado como sujetos colectivos, se definen en los
siguientes trminos.
Ser hombre, varn u hombre trans no es una simple coordenada del sistema de
gnero, son posicionamientos polticos, modos de construir identidades y cuerpos, son
posiciones que hacen de la identidad genrica una categora poltica, pero no basta con
ser hombre, varn u hombre trans, para los sujetos del Colectivo reconocerse hombres
implica la conviccin de asumir una posicin crtica contra el patriarcado, diluir su
vinculacin con lo hegemnico y reapropiarlo en la configuracin de nuevas
masculinidades. En el Colectivo los hombres (trans), asumen una postura crtica con el
trmino varn, por considerarlo una expresin que simboliza las caractersticas del
modelo hegemnico.
169
son, en primer lugar, dejar correr socialmente la idea de que toda prctica
contempornea constituye una nueva masculinidad y, en segundo lugar, que nombrarse
nuevo masculino, a partir de la reivindicacin de la equidad de gnero como postura
polticamente correcta, sin cuestionar el poder, la dominacin, la complicidad y los
privilegios del modelo hegemnico de masculinidad, significa una prctica sexista
contempornea que refleja la plasticidad de la cultura patriarcal hegemnica.
A nivel de las prcticas, el Colectivo no slo legitima un proyecto tico poltico,
sino que abre los significados de la masculinidad desestabilizando frontalmente la
poltica heteronormativa, aunque no el sistema sexognero, de ah emerge una
interpelacin para el Colectivo, extensiva a las organizaciones de la regin que trabajan
con hombres y masculinidades por qu mantener el sistema sexognero, reconociendo
a nivel organizativo que esta forma de ordenamiento social, no slo es arbitraria
(Connell, 1997), sino excluyente y restrictiva de la experiencia humana de los sujetos?
Ahora bien, a pesar de que el Colectivo se mantiene en dicho ordenamiento es desde
all, desde adentro, que pretende desestabilizar la heteronormatividad, en este sentido
son diversas las prcticas que rompen el estrecho margen de lo normativo.
La eliminacin de la violencia contra las mujeres como un eje central en la
lucha antipatriarcal, tensiona la construccin dominante de la masculinidad en al menos
tres aspectos. En primer lugar, en establecer que la lucha por el respeto y proteccin de
derechos de las mujeres no es un asunto exclusivo de stas, modificando radicalmente el
papel histrico de victimarios a defensores. En segundo lugar, en localizar la existencia
de procesos corporales y de subjetivacin que se distancian de la normativa y se
cristalizan en acciones como: a) disponer los cuerpos (a travs de performances,
marchas de faldas) significados social e histricamente como iconos del dominio, la
guerra y la violencia masculina, para realizar actos corporales intencionados a la
denuncia, al movimiento, la danza, el afecto, la caricia, el abrazo y el beso de y entre
cuerpos masculinos desnudosintervenidos, en lugar de disponerlos para la agresin y el
dao, y b) romper el silencio y la complicidad masculina a travs del pronunciamiento
pblico de los hombres contra la violencia en cualquiera de sus manifestaciones e
invitar a otros a comprometerse con esta causa. En tercer lugar, en identificar que la
violencia no es natural, ni definitoria de todos los ejercicios de la masculinidad y
contrario a la prescripcin de la dominacin de las mujeres se busca la igualdad de
derechos y la equidad real en todos los mbitos de la vida.
171
Prctica que indica que no todas las experiencias heterosexuales se rigen por principios
normativos y permite deslindar lo masculino heterosexual liberal de lo masculino
patriarcal (Martn, 2011: 106).
Ampliar la nocin de la (trans) masculinidad. El colectivo apertura un nuevo
campo de intervencin y reflexin, al interior de las organizaciones que trabajan con
hombres y masculinidades en la regin, pensarlas masculinidades trans, pensar la
masculinidad en hombres con experiencias de vida trans. Y sealo que al interior de los
grupos, porque desde la perspectiva acadmica ya se ha planteado la existencia de
masculinidades sin hombres, como sucedi en el III Coloquio de Estudios de Varones y
Masculinidades realizado en Medelln Colombia (2008), donde Halberstam, present su
opera prima, en la cual plantea la existencia de masculinidades femeninas (2008). La
diferencia en este caso, se centra en origen de esa incorporacin, porque es una
organizacin latinoamericana que trabaja con hombres y masculinidades la que
introduce el tema y con l se problematiza la concepcin tradicional de la masculinidad.
La ampliacin del concepto de masculinidad implica ir ms all del gnero
organizado de forma binaria para comprender la existencia de masculinidades en
hombres sin pene; significa retar la matriz heterosexual negando la existencia de la
relacin causal entre sexo, gnero y deseo. A travs de esa ruptura, se subvierte la
relacin masculinidadhombrespene como una relacin natural, estableciendo que la
masculinidad no es un dominio exclusivo de los hombres y que la existencia de sujetos
que transitan de mujer a hombre es tan legtima, como la identificacin de los sujetos
que al nacer son asignados socialmente como machos y devienen hombres. De ese
modo, no slo colapsa la legitimidad del rgimen normativo y el soporte de la
masculinidad hegemnica, sino que se abre el espectro de la masculinidad como una
categora poltica que excede la biologa como principio autoevidente, la presentacin
de gnero binaria y la gestin del deseo hetero, homo o bisexual. En definitiva la
masculinidad se abre, en el Colectivo, desnaturalizando cualquier esencia ontolgica de
la masculinidad y, en los transmasculinos, desestabilizando la estructura misma del
sistema. As, desde diferentes posiciones y operaciones, se contesta la masculinidad
como categora histricamente ligada al patriarcado.
En relacin con los procesos organizativos de hombres y masculinidades en la
regin, donde se identific la existencia de cuatro escenarios que configuran sus
intereses (la eliminacin de la violencia contra las mujeres; la pregunta por el ser y
hacerse hombre y la deconstruccin del modelo hegemnico de masculinidad;
173
174
tanto con la teora feminista como con la prctica feminista del movimiento social de
mujeres.
Para finalizar, el Colectivo enuncia las nuevas masculinidades como proceso de
humanizacin centrado en la prctica cotidiana, lo cual podra traducirse en permitirse
para s, para otras y para otros vivir la vida sin marcos definitorios restrictivos sobre lo
que pueda ser el mismo gnero, el sexo o la sexualidad. En ese sentido la experiencia
contempornea de la masculinidad empuja hacia futuros posibles para los cuerpos, para
los sujetos. Por lo pronto y mientras se mantenga una sociedad patriarcal que dispone
sobre la vida y lo humano, las prcticas de resistencia a ese modelo, expresan el
compromiso personal y colectivo de romper su cerco, para construir la equidad y la
igualdad real, por lo tanto asumir las nuevas masculinidades como categora poltica,
implica, apropindome de las palabras de Butler vivir una vida polticamente, en
relacin con el poder, en relacin con los otros, en el acto de asumir la responsabilidad
del futuro [] requiere una cierta capacidad de apertura y de desconocimiento; implica
ser parte de un proceso cuyo resultado ningn sujeto puede predecir con seguridad.
Tambin implica que habr y deber estar en juego cierta combatividad y discusin
sobre el rumbo (Butler, 2004: 65).
175
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179
180
181
ENTREVISTAS
Sujetos, Colectivo Hombres y Masculinidades
Romn Alexis Huertas (2012)
Camilo Bohrquez (2012)
Camilo Rojas (2012)
Carlos Ivn Suarez (2012)
Javier Omar Ruiz (2012)
Jos Manuel Hernndez (2012)
Karen Rodrguez (2012)
Rafael Nez (2012)
Activistas y expertos/as en masculinidades
Hugo Huberman, (2011)
John Bayron Ochoa, (2011)
Douglas Mendoza, (2012)
Devanir Silva Concha, (2012)
Luciano Fabri, (2012)
Mara Viveros, (2012)
DOCUMENTOS
(Colectivo Hombres y Masculinidades)
Acta N 007 asamblea ordinaria, (2009)
Estatutos Colectivo, (2003)
Plegable (trptico) Colectivo, (2001- 2011)
Programacin Tertulias de los sbados, (2007)
Barrera contra las violencias, Presentacin Power Point, (2011)
Campaa Lazo Blanco Propuesta 2006, Presentacin Power Point, (2006)
Campaa mundial de lazo blanco, Presentacin Power Point, (2007)
CHM Masculinidades liberadoras, Presentacin Power Point, (2011)
El machismo no nos deja gozar de la sexualidad, Presentacin Power Point, (2009)
Explorando una pedagoga con jvenes, Presentacin Power Point, (2007)
Hombres en faldas Boza, Presentacin Power Point, (2012)
Las armaduras de los caballeros 2, Presentacin Power Point, (2007)
Masculinidad en educacin, Presentacin Power Point, (2011)
Masculinidad y violencia, Presentacin Power Point, (2007)
Masculinidades que caminan, Presentacin Power Point, (2008)
Proyecto Fronteras tras fronteras, derechos sin fronteras 2012. Colegio Clemencia
Holgun de Urdaneta IEDCHU. Localidad Rafael Uribe, Bogot, (2012).
Proyecto, Encuentro de Jvenes por nuevas masculinidades, (2009)
Proyecto Diplomado Gnero y Masculinidades, (2008)
Informe conversatorio sobre masculinidad y sexualidad Agencia Espaola de
Cooperacin internacional AECI, (2009)
182
ANEXOS
Anexo 1.
Tabla No. 1
Mapeo principales organizaciones que trabajan con hombres y masculinidades en
Amrica Latina.
Norte Amrica
Pas/
Organiza
cin
Organizacin de base
-
Mxico
Pas/
Organiza
cin
Colectivo de hombres
nuevos de la Laguna A.C.
-1998Grupo
de
Hombres
Renunciando
a
su
Violencia (Xalapa) -s/fMasculinidades Chiapas
-2010Masculinidades
alternativas
para
el
desarrollo Humano A.C.
-2010-
ONG
Coriac -1993/2006Salud y Gnero A.C.
-1992- Hombres por la equidad
A.C. -2005- Asociacin Mexicana de
Estudios de Gnero de los
Hombres A.C. -2005- Diversidades A.C. -2005- Gnero y Desarrollo A.C.
Gendes -2008- Corazonar A.C. -2006- Varones
Mxico
(Psicologa y Educacin
Integral A.C.) -2009- GEA
no
violencia
masculina (Puebla) -2008- Enfoque de igualdad A.C.
-2011Centro Amrica
-
Redes
-
Organizacin de base
Movimiento de hombres
por relaciones equitativas
y
sin
violencia
MHORESVI. -2006Cmplices por la equidad
(MenEngage Mxico)
-2009Red Mexicana Hombres
en
Accin
A.C.
(Villahermosa) -2010-
ONG
-
Costa
Rica
Redes
-
Red Iberoamericana y
Africana
de
Masculinidades
RIAM
-1996Otras iniciativas
- Foro
Permanente
de
Estudios
sobre
Masculinidades -2007- Biblioteca virtual sobre
masculinidades -2009- Masculinidades
en la
radio (programa radial)
-2008-
Cuba
-
El
Salvador
Guatemal
a
Hombres
violencia
-2000-
contra
la
El Salvador
MenEngage
-2010-
Guatemala
183
Nicaragu
a
-
Puerto
Rico
Varones
Contra
Patriarcado -2011Homvres
Puntos de Encuentro
- 1991Cantera -1988Grupo de Hombres contra
la Violencia (Managua) 1993- luego Asociacin
Hombres
contra
la
Violencia
(nacional)
-2000Centro de Prevencin de
la
Violencia CEPREV
-1997-
el
Sur Amrica
Pas/
Organiza
cin
Organizacin de base
-
Colectivo de Varones
Antipatriarcales (La Plata,
Buenos Aires y Mendoza)
-2009-
ONG
-
Varones -
Redes
-
Argentina
-
Brasil
Construyendo
Masculinidades
Violencia
Sin
Chile
Colombia
Colectivo Hombres y
Masculinidades (Bogot).
Centro Interdisciplinario
de Estudios en Gnero,
CIEG, Universidad de
Antioquia (Medelln).
Campaa
del
Lazo
Colombia
MenEngage Colombia
Red
colombiana
de
masculinidades por la
equidad de Gnero
184
Ecuador
Movimiento de hombres
de Medelln
Grupo de Masculinidades
de
la
Corporacin
Educativa
Combos
(Medelln).Nuevas
masculinidades
ms
hombres menos machos
(Ccuta)
Colectivo
Nuevas
Masculinidades
Universidad Industrial de
Santander (Bucaramanga).
Colectivo Masculinidades
Arauca
Grupo de Masculinidades
Caribe.
Colectivo Caminos de
Aethos (Bogot).
Colectivo Ms Hombres
Menos Machos (Ccuta).
Grupo
Nuevas
Masculinidades
Diversidad
Humana
(Barrancabermeja).
Grupo de Hombres de
Casitas Bblicas (Bogot).
Hombres de la Iglesia
Menonita
(Armenia,
Ibagu y Pereira).
Machos
Afectivos
(Manizales).
Cascos
Rosa
o
neomasculinos
Taller de masculinidades
Comuna Hormiga
Magenta masculinidades
Masculinidades
y
Diversidad Sexual
Colectivo
Montevideo
Machos
INPPARES
Programa
Gnero
Programa de hombres que
renuncian a su violencia
Construyendo
Masculinidades
sin
Violencia
Trodos
Crculo
de
hombres
Uruguay
Venezuela
Red
Colombiana
Masculinidades
Hegemnicas;
Per
de
No
Red
Peruana
de
Masculinidades
Red de Hombres contra la
Violencia de Ica
Mesa de Masculinidades
Montevideo
Campaa del Lazo Blanco
Argentina - Uruguay
Fundacin Venezuela en
Masculino FUNVEMAS
185
186
Dolorosamente la realidad del pas sigue registrando feminicidios. Ocurrieron antes de Rosa Cely y
siguen ocurriendo despus del de ella. El diario El Espectador (Colombia), el 3 de junio de 2012 retoma
los siguientes datos del Instituto de Medicina Legal: En Colombia cada hora son violadas dos mujeres,
ocho son golpeadas cada hora y una muere cada tres das. Entre enero y mayo/12 ya van 500
feminicidios. En estos momentos estn ocurriendo estos casos y maana tambin
La indignacin social toc techo con el caso de Rosa Elvira, tanto por las caractersticas del
crimen como por el contexto social, judicial e institucional (silencios y omisiones), que rodearon el
hecho. Este feminicidio constituy un punto de llegada de un hombre especfico en cuya historia y
proceder muchos hombres evidentemente no nos sentimos interpretados. Pero este hecho es tambin el
punto de llegada de un modelo de masculinidad en el que todos los hombres del pas hemos sido
formados. De esta manera, Javier Velasco, el feminicida, es un mximo en el rango de lo que es un
comn denominador: las distintas violencias contra las mujeres.
Hubo un punto de partida. El de Velasco es una historia de desafectos, maltratos y paradigmas de
masculinidad tolerantes y auspiciadores del maltrato contra las mujeres. Una historia de socializacin
(hogar, escuela, iglesia, trabajo, medios de comunicacin, amigos), similar a la de los hombres
colombianos (y latinoamericanos), que crecen bajo mandatos del modelo masculino patriarcal que van de
la mano, por supuesto, de un sistema educativo, social, cultural y jurdico patriarcalizado que lo alienta y
sostiene.
Bajo este modelo de masculinidad los mandatos son de ste estilo: un hombre no debe llorar ni
ser sensible; debe tener el mando; no puede ser expresivo de los sentimientos ni las emociones (excepto la
rabia o la ira); debe saber que el ltimo que llegue es una nia (las mujeres son lo ltimo) o que un
hombre no puede aguantarse (sexualmente), y por ello, en caso de guerra cualquier hueco es trinchera.
Este tipo de moldeamientos del ser y del comportamiento masculino, instala a los hombres en una
plataforma de hombra desde la cual construyen su masculinidad.
Estos son los comunes denominadores de las hombras que si no se modifican hacia referentes
distintos de masculinidades, seguirn afectando a las mujeres y claro que a los mismos hombres. Si no se
modifica, seguirn haciendo parte de la historia social los feminicidios (incluso con empalamiento como
en el caso de Rosa y en el muchas mujeres al amparo del conflicto armado), y seguirn siendo vulneradas
las mujeres con los piropos, los manoseos en los buses, los chantajes afectivos, los golpes, las violaciones
y las mltiples exclusiones y sometimientos sociales, polticos, legales, religiosos, econmicos.
Los movimientos de mujeres han luchando insistentemente contra todo estos tipos de violencias.
Pero an as las violencias no paran. Y no van a parar mientras que a los hombres no se les involucre en
procesos de largo alcance de redefinicin de sus pautas de masculinidad.
Estos procesos son personales y sociales. En el primer caso muchos hombres venimos trabajando
por la construccin de masculinidades ms humanizantes y humanizadas. Esto es lo que el Colectivo
Hombres y Masculinidades, ha venido haciendo en el pas a travs de la reflexin crtica y permanente de
las hombras, cosa que ha acompaado con movilizaciones pblicas, acciones educativas y publicaciones.
Aunque es un trabajo importante an contina siendo de muy poca incidencia social.
En el segundo caso, es responsabilidad del Estado y de las entidades que adelantan acciones
sociales, culturales y polticas, desarrollar programas con el objetivo explcito de desmontar los
paradigmas culturales patriarcales de la masculinidad y de promover otros referentes orientados a la
construccin de equidad entre los gneros y hacia una tica del cuidado.
As, las mujeres podrn encontrar no slo hombres solidarios con sus luchas, sino hombres, por
miles y millones que ya no participarn con ellas en sus marchas de dolor, porque ya no sern para
visibilizar estos dramas sino para celebrar, conjuntamente, la vida en igualdad y en equidad.
SE HACE IMPERATIVO QUE LAS POLITICAS PBLICAS MOVILICEN
MODELOS NO PATRIARCALES DE MASCULINIDADES!
187