Doce Reglas para Una Nueva Academia
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Doce Reglas para Una Nueva Academia
ESTUDIOS VISUALES
La epistemologa de la visualidad
en la era de la globalizacin
Sector Foresta, 1
Madrid - Espaa
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www.akal.com
ISBN-13: 978-84-460-2323-4
PUCRS/BCE
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1.002.691-5
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todo o en parte, una obra leraria, artstica o cientfica,
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La Cultura visual entraa la iiquidacin del arte tal como lo hemos conocido desde siempre. <<La Cultura visual transforma la Historia <lel arte en una historia o teora de las imgenes. Pero no slo se limita al estudio de las imgenes o de los media
sino que se extiende a las prccas dd ver y mcstrar 1. Estas afirmaciones nos permitirn situar el mbito de los Estudios visuales como un hbrido interdisciplinar q 1e
busca desafiar el carcter disciplinar de la Historia ciel arte, unida a verdades transhistricas y criterios-<:-r-toGGS-..'1-v-a-i:iables, y que puede entenderse como el ala visual
del movimiento acadmico de los Estudios culturales, ms politizado con derivaciones
hacia el feminismo, el marxismo, los estudios de gnero, los estudios de raza y etnicidad, la teora queer o los estudios coloniales y poscoloniales.
Como afirma Mitche!l al respecto: La Cultura visual designa un objeto terico
problemtico. No es un movimiento potico ni un movimiento acadmico. La visualidad, al contrario que la raza, el gnero o la clase, no comporta un componente poltico especfico. Pero, como d lenguaje, es un medio en el cual se proyecta lo poltico,
as como las cuesones de identidad, deseo y sociabilidad2 .
En el artculo Estudios visuales. Un estado de la cuestin, publicado en el nmero 1 de la revista Estudios Visuales 3, se aporta una carwgrafa del tema distin
guiendo entre la versin acadmicamente reivindicativa de los Estudios visuales,
protagonizada por historiadores del arte ansiosos de renovar la vieja disciplina desde frmulas de interdisciplinariedad ms all de los anlisis estilsticos, la iconografa y la historia social, y la versin polticamete comprometida, liderada, entre
otros, por tericos culturales y socilogos inscritos en el movimiento acadmico
de los Estudios culturales, que defienden la interdisciplinariedad no como una he1 Con estaS
semenas, Mitchell expone algunos de los tpicos asociados a los Estudios visuales que habra que cues-
tionar. Vase Mostrando d ver: una crtica de la Culrura visual, Estudios Visuales l (noviembre 2003 ), pp. 25-26.
2 W.J. T. MrrCHELL, lnterdisciplinarity and Visual Culrure, Arl Bulletin 77 (diciembre 1995), pp. 540-541.
3 A. M. GUASCH, Estudios visuales. Un estado de la cuestin, Estudios Visuales 1 (noviembre 2003),
pp. 8-16.
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rramienta metodolgica, sino como una tctica fruto de una amplia libertad epistmica en el marco de lo polticamente correcto. En este sentido podramos citar a Charles J encks 4 y su sociologa de la cultura visual,-as r.omo las aportaciones
deJessica Evans, Stuart Hall y-Nicholas MirzoefP, para los que la reivindicacin de
la visualidad busca dar r~spuesta al rol de la imagen como portadora de significados en un marco dominado por las perspectivas globales, la fascinacin por la tecnologa y la ruptura de los lmites alto-bajo, ms all de toda jer::'.:quizada memoria visual.
tiana o la semitica, slo puede abocar en la "impericia"-9 , Ha! Foster, por su parte,
constataba el pelgroso deslizamiento que supona ampliar el territorb de la autonoma
del arte y de su espina dorsal, la historia, hacia lo visual y cultural. Este desplazamiento
de 16 histrico (con los dos ejes en tensin, el diacrnico y el sinc~nico, unidos en la
acci~ diferida) a lo cultural, que Foster,explic en su texto The Archive Without
Museums1, supona volver a caer en la arbitrariedad y el pluralismo de los aos ochenta, que tanto combati Foter, pero esta vez un pluralismo que llevaba a lo contextual, a
lo antropolgico, a lo etnogrfico, a los discu~os sincrnicos y a lo interdisciplinar.
Segn Foster, se poda encontrar un paralelismo entre los imperativos sociales y fas
asunciones antropolgicas, que explicaran el paso de la historia a la cultura, y los imperati~os tecnolgicos y las asunciones psicoanalticas, que gobernaran el paso del
arte a lo visual. Y en este nuevo combinado, titulado Cultura visual {sustituyendo al
de Historia del arte), la imagen sera a lo visual lo que el texto haba sido para la crtica posestructuralista: una herramienta analtica que habra situado el artefacto cultural en nuevas vas, espt:cialmente desde el punto de -vista del posicionamiento psicolgico de diferentes contempladores, si bien a cost'l de olvidar toda formulacin
histrica11 Y, tal como sostuvo en una entrevista a la revista Lpiz: No se puede practicar la interdisciplinariedad sin antes dominar una cierta disciplina. De lo contrario
se corre el riesgo de caer en un eclecticismo e indefinicin en relacin a cul es especficamente el campo y los lmites de la Historia del arte 12
Dicho concepto de autonoma ya nada tendra que ver con el defendido por Clement Greenberg (para el qi.;e el arte tenfa que liberarse de todo lo que comporta~e textos ic"nogrficos, mensajes)!), sino que deba entenderse como ant~doto a la alienacin y al fetichismo de la mercanca. En este sentido, la defensa de la autonoma
estratgica o la estrategia de la autonoma supondra, al decir de Foster, reconsiderar
el concepto de autonoma desde un punto de vista diacrtico definido en relacin a su
contrario, la alienacin o el fetichismo: <<Autonoma es una mala palabra para muchos
de nosotros, sostiene Foster. Tendemos a olvidar que en tc::!os los casos est polticamente situada. Los pensadores de la Ilustracin proclamaron la autonoma para liberar a las instituciones del Antiguo Rgimen; historiadores como Riegl, para resistirse a los relatos deterministas sobre arte; artistas de la modernidad, de Manet a los
minimalistas, la proclamaron para desafiar la prioridad de la iconografa, la necesidad
de significados, el imperialismo de los mass media o la extrema implicacin del arte
con una poltica voluntarista. Al igual que esencialismo, autonoma es una mala palabra, pero no siempre es una mala estrategia. Llammosle estrategia autonmica 14
14
GREENBERG, Modemist painting (1960), Art Yearbook IV (1961), pp. 103- 110.
H . Foster, Antinomies in Art History, en Design and Crime, cit., pp. 102-103.
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Tal como sosruvo Erwn Panofsky, la investigacin arqueolgica se queda ciega y vaca sin una recreacin
esttica. Y a su vez la recreacin esttica aparece como irracional y errnea sin la consiguiente investigacin arqueolgica. Vase E. Panofsky, La Historia dd arte como disciplina humanstica, publicado en T. M. Greene
(dir.), The Meaning of the Humanities, Priocenton, Princenton University Press, 1940, pp. 89-118. Citado por
H. FoSTER, Dialectics of Seeing, en M. A..Holly y K. Moxey (eds.), Art History, Aesthetics Visua!Studies, New
Haven y Londres, Yale University Press, 2002, p. 221.
16
M . }AY, Devolver la mirada. La respuesta americana a la crcica francesa al ocularcentrismo, Estudios Vz~
suales 1, p. 67.
Ibid.
1s Respecto a la rdacin dialctica palabra e imag~n, vase W. J. T. MITCHELL'. W~rd and _Image, en
R. s. NELSON y R Zlf (eds.), Critica! Terms for Art History, Chicago y Londres, The Urnvers1ty of Chicago Press,
1996, p. 47.
.
.
19 M. Jay, Devolver la mirada. La respuesta americana a la crtica francesa al ocularcentnsmo, art. at., p. 70.
20 B. M. STAFFORD, Good Looking: Essays on the Virttte of lmages, Cambridge, Mass., YLondres, The MIT
Press, 1996, p . 7.
21 Scafford, ibid., p. 7.
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Al repensar las reladones entre teora y prctica, texto e imagen a la luz de'los cambiantes conceptos de conocimiento, poder y subjetividad, Stafford explora las nociones de la corporalidad del conocimiento ysbbre todo apunta la importancia de una
aproximacin pragmtica a lo visual como parte de una prctica interdisciplinar en la
que se enfrecruzan las aproximaciones procedentes del mundo de la ciencia, del arte,
de la poltica y de la literatura, y como un modo de reinvestir lo esttico con el ms
elevado sentido de la experiencia fsica.
este giro de la imagen. La habilidad de Panofsky (sobre todo nos referimos a sus estudios sobre la perspectiva renacentista) moverse cou autoridad desde el arte antiguo
al moderno, o para tomar prestadas provocativas teoras de la filosofa, la BQc;,a,la
teologa y la psicologa, le convertiran, al decir de Mitchell, en un brillante modelo
para lo que ahora entendemos por Cultura visual. En este sentido Argan se pregunt si era ~anofsky el Saussure de la Historia del arte25
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A lo largo de la dcada de los ochenta, los modos d e anlisis derivaban de los escritos de algunos estruc
turalistas y posestructuralistas que aportaron las bases a los historiadores para examinar artefactos visuales como
si fueran palabras capaces de crear tropos, y clasificarlos de acuerdo con sus mecanismos de significacin . Ello
queda patente en tres importantes textos dP N. BRYSON escritos en el periodo de 1981a1984: Word and lmage:
French painting of the Ancient regime; Vision and Painting: The Logic of the Gaze y Tradition and desire from David to Delacroix [ed . cast.: Tradicin y deseo, Madrid, Akal, 2002].
"W J. T. MITCHELL, What Do Pictures Real/y Want? , October 77 (verano 1996), pp. 71 -82, y P:ture
Theory, Cbicago y Londres, The University ofChicago Press, 1994.
24
Mitchell, Picture Theory, cit., p. 16.
25
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ESTUDlOS VISUALES
no hace especialistas {en Historia del arte medieval o renacentista), s que crea inodelos o pautas de trabajo comunes (ms.all de las cronologa&, de las pocas, de las tendencias), que interconexionan el objeto visual y el contexto y esencialmente parten det,. ;.
supuesto de que lo importante no es tanto desvelar el significado de las imgenes aisladas, sino desvelar las complicidades entre el poder y las imgenes, por encima de
tod::i concepcin elitista de la cultura y de los ideales estticos. Y en este caso Foucault
y Bourdieu son referencias clave, en concreto, el concepto foucaultiano rle genealoga,
con tdo lo que implica de aproximacin transversal y poliforma, y de desmantelamiento de la tenaz hegemona del historicismo: las rupturas reemplazan todo proceso
de evolucin, continuidad, causa-efecto, antes-despus.
67
J> Como afirma Hal Foster, para practicar la interdisciplnariedad, antes hay que practicar la disciplina -ser
fonnado en ua disciplina, preferiblemente en dos, y conocer histricamente cada una de las disciplinas, como
paso previo a su contraposicin. Vase H. FOSTER, Trauma Studies and the lnterdisciplinary. An Interview, en
A. Coles y A. Defert (eds.), The Anxiety o/ lnterdisciplinarity (de-, dis-, ex, Intcrdisciplinarity: Art/ Architectu
re!Ibeor;. vol. 2) , Londres; Black Dog Publishng, 1998, op. cit., p. 162.
''Vase <<Just Who is Anxious?, en TheAnxiety o/Interdiscip/inarity, cit., p. ii.
34 Mitchell, lnterdisciplinarity and Visual Culture>>, art. cit., p. 541.
"D. N. RODOWICK, Paradojas de lo Visual, en Cuestionario sobre Cultura visual, Estudios Visuales 1,
pp. 114-115.
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ESTUDIOS VISUA L ES
ste encaja mal con los comportamientos que presidan algunas de las grandes corrientes metodolgicas del espacio de la modernidad (Hauser, Gombrich, Wolfflin). Corno tambin resulta obvio que ya no nos podernos situar cmodamente
bajo :la sombra de Erwin Panofsky cuando public su influyente La Historia del
arte corno discipina humanstica36 , donde situaba la Historia del arte en el centro del reino de las -.h umanidades, y con el que inculc un deseo profesional respecto a los valores de independencia, investigacin cientfica y poder acadmico.
36
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37
' M. BARNARD, Approaches to Understanding Visual Culture, Nueva York, Palgrave, 2001, pp. 1-2 .
U. Eco, Apocalpticos e integrados ante la cultura de masas, Barcelona, Lumen, 1968.
A. RAMlREZ, Medios de masas e Histona del Arte, Madrid, Ctedra, 1976.
o Ramrez, op. cit., pp. 250-255 .
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As, y aun siendo consciente del lmite impuesto por los conceptos maestros>~ de
esttica y calidad (el lmite que divida los medios artsticos de los no artsticos, el museo del vertedero, la vanguardia del kitsch')(Ramrez propugn ampli~r la nocin del
arte hasta la inclusin de los productos de baja calidad, con el fin de acabar con el concepto" .elitista del arte y potenciar un estudio profundo de las tcnicas y variedades de
los grupos humanos que participan en la gestacin de los objetos estticos. En realidad, ms que un afn populista, lo que creernos ms interes::nte de esta democratizacin: de la imagen es que, aun sin eliminar d debate entre arte elevado y arte bajo,
alta cultura y subcultura, f'troduce el concept de colapso, convergencia o solapamiento entre diversos medios, los tradicionales junto a los digitales; un colapso que,
siguiendo Mirzoeff, habra que entender a modo de tctica con la que estudiar la
genealoga, definicin y funciones de ia vida cotidiana, dominada por la globalizacin
de la visin44
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Es por todo ello que se impone reivindicar el papel de los Estudios visi_~~s dentro
de la Academia, es decir, de universidades y departamentos, como una va fundamental para su renovaci~ y transformacin y com"~ una forma de desactivar fas estructuras de poder establecidas. El proyecto de Estudi~s visuales debe suponer un claro desafo a las tradicionales compartimentaci?~es y especialidades dentro de la Hi~toria del
arte (la misin de los departamentos de Hi~toria del arte no consistira tanto en formar
a los mejores medievalistas, los ms destacalos especialistas en arte del Renacimiento o
en arte contemporneo} y especialmente a su tradicional estudio cronolgico.
Muchas universidades han asumido este campo interdisciplinar incorporando ttulos en Cultura visual y Estudios culturales dentro de los departamentos de Historia del
arte. Ejemplo de ello es el departamento de Historia del arte de la Universidad de Harvard, la nica de' la Ivy League que desde 1994 46 aborda los materiales de estudio temtican1ente e introduce a los estudiantes en nuevos rp.todos y debates. Hablaramos
tambin del programa Visual and Cultural Studies de la Universidad de Rochester, o
del Visual Studies en la Univer>idad de Irvine, California, en los que se privilegian los
enfoques metodolgicos ms all de los cursos cronolgicos47 ; y, en Europa, ciel Theory and Interpretation, en la School for Visual Analisis de Arnsterdam, bajo la direccin
de la terica literaria e historiadora dd arte Mieke Bal.
46
Sobre el programa de Estudios visuales en la Universidad de H arva rd, vase S. HELLER, What Are They
Doing to Art Hist0ry?, Art News 96 (enero 1997) , p. 102.
47
La justificacin para un programa como el de Visual Studies en la Universidad de California (lrvine) se basa
en el hecho de que, dada la imposibilidad de formar a especialistas en la mirada de prcticas visuales, se impone un
currculum que se adentre por un lado en un nfasis en la visualidad, la visin y los medias, y, po r otro, en la teora.
48
Mitchell disiente de la cualidad transdisciplinar de la semitica, tal como propugnan Norman Bryson y .
Mieke Bal. Las intersecciones que el lenguaje de la semitica establece dentro del giro lingstico (iconos, etc.)
slo dejan claro que los metalenguajes tcnicos de la semitica no ofrecen un vocabulari,; cientfico o transdisci-
plinar, sino slo un lugar para nuevas figuras o imgenes tericas que deben ellas mismas ser interpretadas. Vase
"N. Mirzoeff, What is Visual Culture, en The Visual Culture Render, cit., p. 5.
"G. DELEUZE y F. GUATIARI , Mil plateaux: capitalisme el schizophrnie, 1980 [ed. case.: Mil mesetas. Capi
talismo y esquizofrenia, Valencia, Pre Textos, 2002].
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antirrealistas y a esttica -de laboratorio-, irradie su campo de accin e incluya nuevas reas de debate como la polisemia del significado, la problemtica de la autora, el
contexto (sin confundir el contexto con la historia social) y, sobre todo, l~recepcin50
Gracias al carcter supradisciplinar de la .semitica visual (en Francia, a los nuevos historiadores del arte se les llama' semiticos visuales) se evitaran las jerarquas
de palabra e imagen y se conseguira una eclctica transferencia de conceptos (imagen como signo y sistema), as como la integracin de la problemtica de la recepcin
desplazando la atencin del objeto / obra a su dimensin pblica y a su vincclo con
la experiencia cotidiana (ya no se tratara del objeto-objet-0, nominalista, ni del objeto-sujeto, antropolgico, sino de un objeto situado). Ya lo dijo Barthes en Critique
et vrit5 1 , la investigacin semitica no ns ensea cuestiones de significado, pero s
.describe la lgica segn la cual se engendran estos mismos significados. Y es as como
los anlisis semiticos aplicados al arte visual no buscan tanto producir interpretaciones de las obras de arte, sino investigar de qu modo stas son inteligibles a aquellos que las ven, es decir, los procesos por los cuales los espectadores encuentran
sentido a lo que ven. Tal como seala Norman Bryson con respecto .al texto__de_
Mieke Bal Looking Jn_ The ,1,i of Viewing 52 , lo importante es cmo se puede abordar
desde el punto de vista semitico el problema de la simbolizacin y cmo esta comprensin problematiza cada paso en la serie aparentemente simple de emisor, mensaje y receptor.
Y junto a la semicica, y en una lnea paralela a ella, habra que destacar la propuesta de Hans Belting53 de <1puntaf como solucin metodolgica el proyect de una
nueva iconologa, no tal como la plntea Panofsky, sino tal-como la formula M.itchcll54;-como la va de integrar el arte en un amplio contexto, incluyendo los media visuales,
tanto si stos se consideran arte como si no.
' M. BAL y N. BRYSON, Semiotic and Art History, Art Bulletin LXXIII, 2 (junio 1991), p. 174.
51
R. BARTHES, Cn'tique et vrit, Pars, 1966, p. 63. Cit. por M. Bal y N. Bryson, op. dt., p. 184 y n. 49 ..
52 M. BAL, Looking In. The Art of Viewing; Londres, G + B Arts, 2001.
'H. BELTING, Art History a/ter Modernism, Chicago y Londres, The University of Chicago Press, 2003,
pp. 164-165.
" W. J. T. MITCHELL, Iconology, Chicago, The Chicago -University Press, 1989.
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stos, los Estudios visuales son la mejor manera de encontrar una salida al proclamado fin del arte y de la Historia del arte, de superar el viejo dilema adorniano d~ arte
elevado y popular, y sobre todo de aportar alternativas a la Esttica de la negacin,
sin duda uno de los conceptos fundacionales del arte elevado y de la vanguar~ia desde el concepto de <<inclusin. As como., en ltimo trmino, de reivindicar un nuevo
status para la visualidad unida, como as definen Norman Bryson y Mieke Bal los conceptos de conocimiento, poder e ideologa._
En este marco hay que inscribir la llamada <<nueva Historia del arte>~55 ,_ tia de cuyas primeras manifestaciones se produjo a principios de los aos setenta en torno al
trabajo del historiador social Michael Baxandall y su concepto de ojo de una poca.
Y aunque la historiografa no ha entendido en su justo valor el proy:::cto de Baxandall,
antes que Mitchell fue l quieE separ imagen y texto (distingui la: cultura visual de
la verbal) e incluso trat a las imgenes como contrapuestas a los textos. En la obra de
Baxandall. as como en la de Svetlana Alpers (Historia de la pintura holandesa), las
imgenes son vistas como e!errentos c~ntrales en las representaciones del mundo. As,
si Baxandall56 sugiri que ia produccin artstica de la sociedad it:iliaua dd siglo XV,
ms que una actividad autnoma en s misma, deba ser vista como W1a actividad implicaJa en la vida cotidiana, por su parte Afpers entendi la historia de la pintura
holandesa corno parte de la ccltura visual holandesa, y trat cada imagen corno un
mecanismo cultural.
La inercia de la academia y su apuesta pe: las verdades transhistricas, por la dictadura de los estilos o incluso por una reduccionista historia social regida por un con- - - - - cepto de caesalidad segn el cual la obra aparece como causa de un efecto, llev a
otro grupo de historiadores del arte, entre ellos Michael Ann Holly, Keith Moxey,
Mieke Bal y Norman Bryson57 , a renovar la disciplina a partir de un estudio de las
teoras del posestructuralismo francs, en concreto de la filosofa del lenguaje de Derrida, de la teora del poder de Foucault y del anlisis del concepto de identidad de
Lacan. Y fue as corno nuevas lecturas de la semitica, del psicoanlisis, de las teoras
feministas llevaron a estos historiadores a trabajar en una historia de <<las imgenes, en
las que importaba en un primer nivel ms su significado cultural que su valor esttico. Atrs quedaba una Historia del arte entendida como un registro de obras maestras de elevado carcter esttico, con el canon de la excelencia occidental, y atrs
quedaba tambin una consideracin de la obra como mero reflejo del contexto. Segn Holly, la Cultura visual no estudia objetos, sino sujetos-objeto capturados en
agrupamientos de significados culturales que el crtico historiador tendr que descifrar, produciendo un conocimiento nuevo, en lugar de comprometemos con la reproduccin del antiguo58 .
" 'S obre la <mueva Historia dd arte, vase M. MESKIMMON, Visuality: The New, New Art History?, Art
History (junio 1997), p. 33 l.
56 M. Baxandall, Painting and Experience in Fifteenth-Century Italy, cit.
"N. BRYSON, M. A. HOLLY y K. MOXEY (eds.), Visual Culture: lmages and Interpretations, Hannover y Londres, University Press of New England, 1994.
>B M. A. HOLLY, Santos y pecadores, en <<Cuestionario sobre Cultura visual, Estudios Visuales l, p. 96.
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74
ESTUDIOS VISUALES
59 Vanse al respecto los textos de H. Belting, The End of the History of Art?, Chicago, 1987, y Art History
a/ter Modernism, cit., pp. 115-192.
60 Como sostiene Paul de Man: El trmino "poshistrico" resulta adecuado para describir lo que ocurre
cuando una institucin o un aspecto cultural deja de ser histricamente activo y se convierte en puramente receptivo o eclcticamente imitativo. Vase P. DE MAN, The Age of Doom (1950), en P. Dodge (ed.), A Documentary Study of Hendrck de Man, Socia/is/ Cric of Marxism, Princeton, 1979, p. 346.
61 A. y VJDLER, Art History Posthistoire, Thc Art Bulletin 16 (sepriembre 1994), p. 408.