Principales Corrientes Teóricas de La Antropología
Principales Corrientes Teóricas de La Antropología
Principales Corrientes Teóricas de La Antropología
Apunte de Ctedra
Introduccin
Veremos a continuacin las ms importantes corrientes tericas de la Antropologa (y
su inicial fuente iluminista). En principio, las clsicas, en su mayora coetneas y emergentes
del proceso de colonialismo occidental, entre la segunda mitad del siglo XIX Luego los
movimientos posteriores, en su mayora contemporneos y resultado de los procesos de
descolonizacin.
Las representaciones de la realidad -entre ellas la ciencia- nunca son desinteresadas
ni neutrales respecto a intereses de poca y a la puja entre racionalidades acordes con las
contradicciones sociales. Esto nos aparta de entender tambin los debates tericos como
meras discusiones personales entre cientficos, y nos coloca ante la necesidad de desentraar
los ecos de los que se hace cargo cada corriente de pensamiento y el porqu de su vigencia y
arraigo.
Recordemos que la cuestin principal de la Antropologa es la de la otredad cultural,
construido como resultado del contraste de representaciones dentro de la expansin y
dominio occidental y la necesidad de dar respuesta cientfica a los interrogantes de poca,
bsicamente sobre la diversidad de modos (culturas), en funcin de los intereses dominantes.
As, al establecer una relacin de influencia o determinacin de las principales fuerzas
econmico-polticas que condicionaron e impulsaron los intereses cientficos en general y al
pensamiento antropolgico en particular (e incluso hacen a la definicin de su objeto), nos
situamos, en principio, en la etapa mercantil del capitalismo inicial europeo, matriz histrica
desde la cual se realiza el proceso de expansin colonial. A partir de aqu, esa ampliacin
cruenta de la apropiacin por parte de las potencias colonialistas e imperialistas se acentuar
durante las etapas del capitalismo industrial, luego financiero multinacional y en la actual
globalizacin.
Cul fue el inters preponderante de la expansin mercantil de la etapa anterior
al surgimiento de la Antropologa? La mayora de los estudiosos hablan de bsqueda de
materias primas, tierras, oro, riquezas. Aunque resulte esquemtico, con estos propsitos
hegemnicos poco poda importar si los territorios descubiertos por Europa tuvieran o no
habitantes en su interior, y menos si stos eran o no humanos. Por eso, estudios del diario
de viaje de Cristbal Coln se han entretenido en contar la centena de veces que mencion la
palabra oro y la escasa cantidad de ocasiones en que se refiri a los naturales del lugar,
sin diferenciarlos mayormente del paisaje, frutos, bestias, colores y sabores que estallaban
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ante sus sentidos. Podramos usar esta aparente imagen de desinters por el otro, en
trminos humanos, para inferir cul poda ser el inters cientfico que el mismo despertara
en el pensamiento europeo dominante? Habra un propsito principalmente cientfico
desarrollado a partir de esta visin? Podemos suponer que no, al menos en forma directa.
Sin embargo, el extraamiento siempre estuvo latente, aun en las meras descripciones
que naturalizaban la presencia humana en el nuevo mundo. Muchas de esas preguntas iban
a ser respondidas por las jerarquas intelectuales de la iglesia cristiana y por los filsofos de
la ilustracin, siglos ms tarde. El interrogante central iba a consistir en establecer un nexo
entre esos seres nativos de Amrica y luego de Asia y frica (que por estar en un estado de
naturaleza fueron llamados salvajes) y la civilizacin de Europa.
Ocurra que el pensamiento iluminista (contrario al misticismo dominante de la Edad
Media) entendi encontrar ese nexo con el origen tambin por un fin prctico y de su poca,
no por la mera intencin de reconstruir el pasado. Interesaba la reforma del mundo feudalmedieval precapitalista de parte de una burguesa en ascenso que -por medio de la cienciadeba indagar por las causas del mundo y su dinmica, sobre todo de su futuro. Las preguntas
hechas desde el capital eran desafos a la ciencia, al razonamiento, a la posibilidad de que el
hombre y ya no los orculos y la providencia dieran respuestas.
La idea de progreso estaba vinculada a esa visin de un futuro signado por el desarrollo
inagotable de una tecnologa creciente, revolucionaria y que a su vez produca la necesidad
de reformas sociales y conocimientos que estuvieran acordes con nuevas necesidades de
transformacin del mundo material, e inclusive de los espritus (cultura decimos ahora) de la
fuerza de trabajo mediante la educacin universal.
Claro que a la vez se generaban fuerzas conservadoras. Pero lo principal es que el
contexto histrico impuls interrogantes que el Iluminismo hara que se plasmaran en las
corrientes tericas de las ciencias ya constituidas (Naturales) o en vas de hacerlo (entre ellas
la Antropologa) a partir de la consolidacin de la Modernidad.
En el conocimiento sobre el otro, como fundamentara Rousseau, el hombre
civilizado poda encontrar claves para su mejora y respuestas a muchos de sus problemas
contemporneos. Y esto se continuara como eje en el evolucionismo (y sus epgonos), en el
marxismo y en general en las posiciones dialcticas.
En el pasaje del capitalismo mercantil al industrial, la pregunta principal se ira
a corporizar en una necesidad de establecer con mayor detalle el cmo del proceso de
desenvolvimiento de la Humanidad hasta llegar a la civilizacin. Ese proceso llev el nombre
de evolucin y la corriente de pensamiento acorde fue precisamente el evolucionismo. Las
teorizaciones se entornaron alrededor del empuje y desarrollo de las ciencias naturales
durante el siglo XIX y el nfasis puesto -de acuerdo con los distintos autores- en la relacin
entre la evolucin o progreso de la tecnologa y de las instituciones. Pero en el subyacente
proceso real se situaba la explotacin extrema de la poblacin de las colonias como mano
de obra en estado de servidumbre, a la que tambin se involucraba en las especulaciones
evolucionistas conservadoras, que hablaban de inferioridad cultural o hasta racial, para
justificar su subordinacin.
A continuacin se ver el detalle de los aportes y discusiones acerca del funcionalismo
y del estructural-funcionalismo. Podramos agregar la pregunta acerca de si la asociacin
entre el inters del capitalismo industrial (ya en vas de transformarse en financiero), donde
la colocacin de manufacturas y productos es el propsito preponderante, no necesitara del
conocimiento del funcionamiento interno de las sociedades otras y, por ende, la necesidad
de no ahondar tanto en sus remotos orgenes o su evolucin sino de su escueto presente,
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concebido, por lo dems como a-histrico, esttico y no cambiante, en armona con valores
inherentes a cada sociedad, tal como rezaba el relativismo cultural recin inaugurado por
funcionalistas y particularistas. De ah lo descarnado de la propuesta de uno de los pilares de
la antropologa clsica:
...los intentos de reconstruir la historia de las culturas y de
los pueblos ... no son del ms mnimo valor prctico para las tareas
de la administracin o de la educacin de los indgenas.... Lo que el
administrador o educador de pueblos dependientes necesita sobre todo
es un conocimiento detallado de la organizacin social, de las costumbres
y creencias de los indgenas y un entendimiento de sus significados y
funciones... (Radcliffe-Brown [1931] 1975: 108).
Podramos establecer asociaciones similares entre el inters dominante de cada poca
de desarrollo del capitalismo en expansin con el resto de las corrientes del pensamiento
antropolgico? Puede resultar esto una ayuda para visualizar en conjunto las teoras
clsicas?
Suponiendo una respuesta positiva, un ejercicio puede consistir en recordar los vnculos
entre, por ejemplo, el afn de anlisis estructuralista (a lo Lvi-Strauss) y la necesidad de
introducirse en las lgicas o formas de clasificar el mundo propias de cada cultura -incluida
la occidental-, mediante categoras universales, en el contexto de expansin imperialista,
cuando el mismo enfoque del etnlogo francs reivindica el relativismo, a la vez que desdea
los criterios histricos que tratan de explicar los fenmenos de contraste entre lo salvaje y lo
moderno.
Iluminismo
J. Ghiglino
Conocimiento y transformacin social
Es en el siglo XVIII y en Francia, en el contexto que precede a la Revolucin Francesa,
cuando se despliega en toda su magnitud el movimiento iluminista. Un conjunto de
pensadores que abrevan en la filosofa racionalista del siglo XVII (Descartes, Spinoza y
Leibniz entre otros) situarn en el centro de sus reflexiones la nocin de Razn, en ntima
relacin con la crtica a toda forma de conocimiento dogmtico y al hombre como sujeto del
acto de conocer, hacedor de la historia y las instituciones sociales. Postularn por ende una
filosofa social y poltica que desborda los sistemas axiomticos de la filosofa precedente y
que ahonda en la crtica de las instituciones vigentes: la monarqua absoluta, la jerarqua
eclesistica, la censura a las formas de pensamiento y expresin, instituciones que coartan
la libertad de los hombres y el camino al conocimiento de la naturaleza, de la naturaleza
humana y de la sociedad.
El siglo de Rousseau, de Voltaire, es el territorio de gestacin de las
grandes apuestas del hombre moderno...en los talleres de los poetas, de los
pensadores, de los primeros libre pensadores que produjo la modernidad,
se fueron forjando las palabras que alimentaron los sueos, las
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en este caso el absolutismo, puede devenir inadecuado y contrario a la naturaleza del hombre
por irracional.
La metfora adquiere entonces un valor instrumental: el cuestionamiento a las
instituciones vigentes en la Europa que precede a la Revolucin Francesa. Un siglo despus,
otra ser la imagen y la mirada predominante hacia los pueblos no occidentales. Sern stos
los que debern extraer enseanzas de los europeos, ser Europa quien representar la
cspide de la civilizacin y a ella debern asimilarse los salvajes y brbaros.
La Antropologa surge en el marco de esta concepcin, la de una nica evolucin
histrica y una nica cultura, a saber: la de Occidente. Sin embargo, en las primeras dcadas
del siglo XX se operar un cambio crucial. Ser el pasaje a la concepcin de pluralidad de
culturas.
El legado del iluminismo
Hay dos ilustraciones: una profundamente reivindicable () y
que tiene que ver con los conceptos de autonoma, emancipacin, con la
relacin compleja entre libertad e igualdad, entre orden normativo como
ley jurdica e igualdad material (...) con la idea de un hombre que es capaz
de dialogar crticamente con otro hombre, que es capaz de construir la
comunidad de hablantes que racionalmente pueden llegar a entenderse
(...) podemos hablar entonces de una ilustracin libertaria (...) Pero
tambin tenemos (...) otra ilustracin, que va desplegando una
racionalidad absorbente, cuantificadora (...) que va dominando la
naturaleza, que supone que el hombre es esencialmente estructura
racional (...) que en la construccin de modelos de racionalizacin (...)
finaliza devorando las pluralidades, las diferencias y al propio espritu
critico (...) Una ilustracin que se convirti en ideologa de una sociedad
imperial, en ideologa de la racionalizacin cientfico-tcnica del mundo.
(Forster 1999: 267)
Este legado resulta complejo: por un lado, los ideales de libertad, autonoma, igualdad,
equidad, fraternidad, y por otro estos mismos valores, pero debilitados y an negados por
los desarrollos histricos concretos que Occidente mismo ir produciendo en el mundo de
la mundializacin. Los ideales que impregnaron los movimientos sociales y polticos de
utopa y proyecto durante dos siglos al menos, aparecen hoy vaciados de pasin. Plantear
una re-ilustracin sera de algn modo reivindicar la idea de la autonoma como principio de
rebelda, dice Forster, una va de interpelacin crtica al presente.
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ocurridos en los ltimos aos del siglo anterior. Nos referimos a la revolucin francesa, por
un lado, y a la revolucin industrial, por el otro. Ambas marcaron el comienzo de un proceso
profundo en la esfera econmica, poltica y social de Europa, que cambiaron radicalmente la
forma de vida de las sociedades europeas en principio y del resto del mundo despus. El clero
y la nobleza perdieron gran parte de sus privilegios (tierras, ttulos, cargos hereditarios, etc.)
y la burguesa, que ya haba asumido el control econmico, se afirmaba polticamente en el
nuevo orden social.
Los grandes cambios son siempre resistidos y combatidos por aquellos sectores cuyas
prerrogativas son vulneradas. De esta manera, nos encontramos que en los primeros aos
de este siglo XIX, las antiguas clases dirigentes intentarn volver y restaurar, junto con el
principio de la legitimidad de sus privilegios, el respeto a los poderes absolutos, as como
tambin el sentido de la jerarqua y de la autoridad que detentaban antes de la revolucin
burguesa. En este intento por recuperar un tiempo perdido, las clases dominantes revestirn
al pasado de significaciones idlicas y lo revalorizarn a travs de las tradiciones. Este
movimiento encuentra tambin su expresin en la produccin intelectual y artstica de la
poca. Propone la recuperacin de los valores nacionales y de las tradiciones populares,
tomando el nombre de Romanticismo.
Esta mirada retrospectiva tambin se refleja en la bsqueda antropolgica. Ser el
punto de partida del folklore, disciplina que dentro del movimiento romntico se ocupar
de recuperar e incorporar al patrimonio cultural los valores nacionales y las costumbres
populares a la historia de las modernas naciones europeas. Pero estos ltimos intentos por
sostener los vestigios del antiguo rgimen quedarn barridos del escenario europeo por
el empuje de las nuevas fuerzas surgidas de la revolucin industrial. En este siglo surgir
pujante una burguesa apoyada en el soporte ideolgico del liberalismo. Por otro lado,
nacer una clase trabajadora que manifestar su conciencia de clase. Lo nuevo no es tanto
la existencia de una clase obrera, sino que la misma toma conciencia simultneamente de su
miseria y de su fuerza.
El resurgimiento religioso, el conservadurismo poltico y el nacionalismo romntico
de las primeras dcadas, retardaron pero no detuvieron el surgimiento de las ciencias del
hombre. A lo largo de este siglo los continuos avances en la fsica, la qumica y la tcnica
aplicadas a la industria, el comercio y la guerra, trasmitieron confianza en el progreso y
jerarquizaron el mtodo cientfico. La ciencia decimonnica sostena una cosmovisin que
informaba sobre un mundo regular, ordenado y observable, con modificaciones graduales en
el tiempo y en el espacio, cuyos fenmenos y funcionamiento se explicaban por la ley de la
causalidad.
El positivismo, fundado por Augusto Comte, estableci una nueva forma de
aproximarse a los fenmenos sociales: emprica, experimental e inductiva. Pero qu
significaba positivo? Comte deca que positivo significaba lo real frente a lo fantstico. Lo
real era lo dado por la experiencia; tambin significaba lo til frente a lo ocioso, lo preciso
frente a lo indefinido, lo constructivo frente a lo destructivo y, por ltimo, lo relativo frente
a lo absoluto, ya que era conocimiento de los fenmenos y no de las esencias. De ah que
postul que la mente humana deba renunciar a todo empeo por conocer la esencia misma
de las cosas y contentarse con la verdad derivada de la observacin y la experimentacin.
Planteaba la improcedencia de la especulacin en torno al comportamiento del hombre,
conceba a la Sociologa como una ciencia natural a la que denomin fsica social, en la cual
se fundan todas las ciencias orgnicas e inorgnicas y que no poda reducirse a los principios
de ninguna de ellas, en particular.
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generando descubrimientos e inventando elementos para hacer frente al medio que los
rodeaba, fueron progresando. Por lo tanto el evolucionismo postula una ley universal sobre el
progreso humano y de esta manera explica las diferencias y semejanzas entre los hombres y
la llam ley del progreso universal.
Esta ley es considerada impulsora del cambio. La idea de progreso que subyace a este
razonamiento considera que el progreso humano es lineal porque existe un nico camino
posible a recorrer. Adems, es acumulativo, porque el conocimiento genera otros nuevos. Es
inevitable porque ms tarde o ms temprano hay que transitarlo. Y es unidireccional, porque
tiende a anular las diferencias. Todos, hipotticamente, se dirigen hacia la misma meta.
La idea de progreso del siglo XVIII haba sido el motor de la transformacin de la razn
humana. Un siglo ms tarde, en el marco del desarrollo cientfico, estas ideas continuaron
y se profundizaron, convirtiendo al progreso en una ley de la naturaleza. As, la diversidad
humana desplegada en el espacio y en el tiempo, represent el avance de la humanidad hacia
una mayor complejidad. Describieron el avance en etapas, elaborando una visin coherente
de los diferentes estadios por los que transcurri la cultura de la humanidad en su paso del
salvajismo a la barbarie y de la barbarie a la civilizacin.
El progreso, que los evolucionistas definan como natural e inevitable, pona en
evidencia que entre el hombre occidental y el primitivo no exista nada que impidiera que
stos ltimos evolucionaran hasta llegar a estadios superiores, tarde o temprano. En esta
teora, las diferencias culturales eran slo cuestin de tiempo. Si consideramos que la cultura
se trasmite por aprendizaje, el contacto entre pueblos con distintos grados de evolucin
poda acelerar el proceso de evolucin cultural, evitando de esta manera que los que se
encontraban ms abajo en la escala, recorrieran todo el camino. De esta manera, la incipiente
Antropologa aparecera bendiciendo cientficamente las transformaciones que la expansin
colonial impona en las sociedades dominadas.
La reconstruccin histrica que propuso el evolucionismo abarcaba a la humanidad
toda: histricamente, desde su origen hasta la actualidad y espacialmente, desde el norte
al sur y del este al oeste del planeta. Sin embargo, se operaron algunas reducciones: no
estudiaron todas las sociedades, sino solamente las no-occidentales y no se ocuparon de
todos los aspectos de la cultura sino que dieron prioridad a algunos de ellos: las creencias en
Tylor y las instituciones en Morgan.
El mtodo
Los datos para el estudio de la cultura procedan en general de dos fuentes: los
conocimientos cada vez ms amplios sobre la prehistoria de Europa, restablecida por la
investigacin arqueolgica, y la creciente informacin merced a los viajeros, funcionarios
y misioneros, acerca de las costumbres y creencias de los pueblos no occidentales. Estas
circunstancias planteaban un intrigante problema: la relacin de los salvajes con las
grandes civilizaciones de Europa y Amrica. Las excavaciones arqueolgicas no revelaban el
status original de la civilizacin, sino por el contrario, que la civilizacin europea tena sus
fuentes en culturas semejantes a la de los pueblos primitivos contemporneos.
Tanto Morgan como Tylor reunieron cantidad y variedad de datos. Cmo organizaron
y sistematizaron los datos culturales? Lo hicieron aplicando el mtodo comparativo. Se
propusieron llenar las lagunas existentes en los conocimientos disponibles de la historia
universal. La base del mtodo era el supuesto de que los diferentes sistemas socioculturales
que podan observarse en el presente tenan cierto grado de semejanza con las diversas
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medida que se inventaban elementos nuevos, stos eran la base de los siguientes. As primero
los hombres inventaron las herramientas de piedra, luego el arco y la flecha, luego la ballesta,
etc. Pero como el hombre es un ser social, su evolucin no poda explicarse solamente desde
las cosas materiales, las instituciones estuvieron presentes desde el principio en estado
germinal.
Tomaremos como base la extensa sucesin de invenciones
y descubrimientos que jalonan el camino del progreso humano y,
fundamentalmente, las instituciones domsticas que representan el
desarrollo de ciertas ideas y sentimientos. Si remontamos las distintas
lneas del progreso hasta las edades primitivas del gnero humano,
discriminando una de otra, en el orden en que aparecieron -inventos
y descubrimientos por un lado, e instituciones por el otro-, podemos
comprender que los primeros mantienen entre s una relacin progresiva,
y las segundas, una relacin de desenvolvimiento. En tanto que los
inventos y descubrimientos se han relacionado ms o menos directamente,
las instituciones se han desarrollado de acuerdo con unos pocos principios
primarios de pensamiento (Morgan 1977: 66).
Una de las instituciones de las que se ocup fue la familia. Sostena que la evolucin
de la familia haba comenzado en el salvajismo inferior bajo la forma del estado de
promiscuidad sexual entre los miembros de la horda primitiva. Luego evolucionaba hacia
la familia consangunea (forma hipottica de familia en el matrimonio de los hermanos
y las hermanas en lnea directa o colateral), luego la familia punala (sobre la base del
matrimonio de varias hermanas con un grupo de hombres que no estn necesariamente
emparentados entre s y viceversa), despus la sindismica o por pareja (una forma de
transicin entre el matrimonio de grupo y la monogamia). Ms tarde la familia patriarcal
(poda en algunos casos ser polignica -varias mujeres-, con origen en matrimonios
colectivos) y por ltimo la familia mongama en la civilizacin moderna. Esta ltima forma
de familia es, en este esquema evolutivo, el grado mximo de desarrollo de la institucin.
Aos ms tarde, investigaciones antropolgicas de la poca clsica de nuestra
disciplina, pondran en duda la existencia de esta sucesin creada por Morgan. De los tantos
trabajos de campo llevados a cabo por antroplogos posteriores, resultaron numerosos los
ejemplos etnogrficos de familia mongama en sociedades cuyas caractersticas distaban de
las que Morgan hubiese ubicado en la Civilizacin.
Cabe destacar que para este autor la evolucin de la humanidad no se detendra en
la civilizacin, sino que sta era una poca transitoria que llevara, por la ley del progreso,
al nacimiento de un estadio superior donde prevalecieran formas ms justas e igualitarias
de vida, razn por la cual fue tomado por Carlos Marx y Federico Engels como fuente del
establecimiento de las bases de la sociedad comunista, tanto en el principio de la evolucin
humana como en su proyeccin futura.
Edward Tylor (1834-1917)
Contemporneo de Morgan y representante destacado de la escuela evolucionista en
Inglaterra, fue el primero en elaborar una definicin de la cultura:
la cultura o civilizacin en sentido etnogrfico amplio es aquel todo
complejo que incluye el conocimiento, las creencias, el arte, la moral,
el derecho, las costumbres y cualesquiera otros hbitos y capacidades
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Particularismo histrico
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M. Mancusi
Franz Boas (1858-1942) fue la figura principal del llamado particularismo histrico,
desarrollado en EEUU. Su influencia y la de sus discpulos fue indiscutible en la antropologa
norteamericana del siglo XX. Boas naci en Alemania. All se form como gegrafo,
matemtico y fsico. Al establecerse en los Estados Unidos, orient su atencin hacia la
antropologa, desarrollando una intensa actividad como investigador, profesor, editor,
conferenciante, fundador y presidente de importantes asociaciones y revistas especializadas.
Sus discpulos de la Universidad de Columbia, donde ense hasta 1941, desarrollaron sus
investigaciones en las principales universidades norteamericanas. []
Para Boas, los objetivos de nuestra ciencia eran de gran amplitud, nada menos
que el estudio de la historia de la sociedad humana en su conjunto. Los dos problemas
fundamentales que deba resolver eran el porqu de las diferencias entre las distintas
tribus y naciones del mundo y cmo haban llegado a desarrollarse dichas diferencias
(Boas 1964:269). Fue uno de los principales crticos de la transferencia del modelo biolgico
al mundo humano propia del pensamiento evolucionista, para explicar el funcionamiento
de la sociedad. As, la cultura singular de los evolucionistas se convirti en las culturas en
plural. Con esto se afianz el concepto antropolgico de cultura y se sentaron las bases del
relativismo cultural.
Los evolucionistas daban por hecho que los mismos fenmenos eran resultado siempre
de idnticas causas e intentaban, como vimos, agrupar las diversas culturas en una serie
de estadios fijos y ordenados. Ya en 1910 Boas haba desechado la posibilidad de encontrar
uniformidades de desarrollo que afectaran a conjuntos completos de instituciones, como
proponan los evolucionistas. Encontramos en sus escritos la conviccin creciente, a partir
de la prueba de los datos etnogrficos recogidos por l y otros antroplogos, que la bsqueda
de regularidades estaba condenada al fracaso. En cambio subray la probabilidad de que la
presencia de instituciones similares por todo el mundo reflejara, algo inherente a la mente
humana:
No quiero implicar que no existan leyes generales de desarrollo.
Antes al contrario, el que se presenten analoga en regiones tan alejadas
demuestra que el espritu humano tiende a alcanzar los mismos resultados
no solo cuando las circunstancias son similares, sino tambin cuando son
diversas (Boas [1910], en Harris 1985: 242).
Las invenciones, el orden social, la vida intelectual y social podan tambin, segn Boas
desarrollarse en forma independiente: Hay pueblos, como los australianos, cuya cultura
material es absolutamente pobre, pero que tienen una organizacin social enormemente
compleja (Harris 1985: 242). Y otra de las cuestiones que abord el particularismo histrico
fue la relacin entre individuo y sociedad. Aqu el inters se centr en la importancia del
proceso de socializacin y el rol del lenguaje en la incorporacin de pautas y valores de cada
cultura, que se incorporan en forma inconciente y tienen una fuerte carga emocional.
Si bien Boas no formul una teora sistemtica de la cultura, sus presupuestos bsicos
fueron expresados en toda su obra. Defendi una visin histrica, segn la cual todas las
culturas estaban constituidas por complejos de rasgos, producto de condiciones ambientales,
factores psicolgicos y relaciones histricas. l y sus discpulos realizaron estudios sobre la
distribucin espacial de mitos, cuentos populares, recopilaciones realizadas en sus idiomas
originales. Esta necesidad de investigaciones histricas particulares se apoyaba en la
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afirmacin de que cada cultura tiene una historia nica. En una etapa ms avanzada de estas
investigaciones podran hacerse estudios comparativos, que dieran cuenta de la diferencia y
semejanza de los sistemas socioculturales. No exista pues un nico sentido de la historia a
travs de cuyas etapas deban transitar todas las culturas como sealaban los evolucionistas.
Cada cultura tiene una historia particular, ya que an lo adquirido por difusin es adoptado y
adquiere una nueva significacin.
Los elementos tomados en prstamo son remodelados de acuerdo con las pautas que
dominan en el nuevo entorno (Boas 1964:285). Y constituyen un importante estmulo
para nuevos desarrollos (dem.:291). Es decir que cada cultura es un conjunto coherente
de rasgos conductuales e ideacionales que se dieron tanto por difusin como por creacin
independiente. Cada cultura es cualitativamente diferente e histricamente particular.
Proponemos la lectura directa de Boas para ejemplificar estos conceptos:
El arte de producir fuego por friccin, de cocer los alimentos,
el uso de herramientas como el cuchillo, el raspador o el taladro ilustran
la universalidad de ciertos inventos (...) Es muy general la creencia en
una multiplicidad de mundos, uno o ms de uno que se extiende por sobre
el nuestro, otros por debajo del nuestro, y el central, el mundo del hombre.
La idea de un alma humana bajo formas diversas es muy universal, y un
pas de las almas muertas al que se llega despus de arriesgado viaje est,
por lo comn, situado hacia el oeste (...) Analogas especialmente curiosas
ocurren en regiones muy apartadas... el desarrollo de una elaborada
astrologa en el Viejo Mundo y en el Nuevo; la utilizacin del cero en
Yucatn y en La India; la de la cerbatana en Amrica y en Malasia; las
semejanzas en la tcnica y dibujo de la fabricacin de cestas en frica y
Amrica; la balanza en el Per pre-espaol y en el Viejo Mundo; el uso de
juguetes ruidosos para asustar y alejar a los profanos de las ceremonias
sagradas en Australia y Sudamrica (...). La causa comn de estas
semejanzas en la conducta del hombre pueden explicarse por dos teoras.
Fenmenos similares pueden ocurrir ya sea porque estn histricamente
relacionados o surgir independientemente a causa de la identidad de la
estructura mental del hombre (...) Las relaciones histricas pueden ser de
dos clases. Pueden ser invenciones o ideas ms antiguas que representan
primitivas conquistas culturales perteneciente a un perodo previo a la
dispersin general de la humanidad o puede ser debida a acontecimientos
posteriores. La distribucin universal de las realizaciones culturales
sugiere la posibilidad de una gran antigedad. Esta teora debera
aplicarse slo a rasgos que aparecen en el mundo entero y cuya gran
antigedad puede ser demostrada por testimonios arqueolgicos (...).
Tambin poseemos claros testimonios de la difusin de elementos
culturales de tribu en tribu de pueblo en pueblo, de continente en
continente. Puede probarse que ella existi siempre desde los primeros
tiempos (...) Quiz la mejor prueba de la transmisin est contenida en el
folklore de las tribus de todo el mundo. Nada parece viajar tan rpido
como los cuentos imaginativos. Sabemos de ciertos cuentos complejos que
de ningn modo pudieron inventarse dos veces, que son relatados por los
bereberes de Marruecos, por italianos, rusos, en las selvas de La India, en
las alturas del Tbet, en las tundras siberianas (...). De esta observacin se
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sigue que la cultura de cualquier tribu dada, por primitiva que sea, slo
puede explicarse cabalmente cuando tomamos en consideracin su
crecimiento interior, as como los efectos de sus relaciones con las culturas
de sus vecinos prximos y distantes (Boas 1964:172-176).
La especificidad del objeto de estudio de las ciencias humanas o del espritu implicaba
un mtodo comprensivo diferente del de los cientficos naturales. Boas insisti en la
necesidad de un cuidadoso e intensivo estudio de primera mano, libre de todo prejuicio, de
cada cultura en particular. [] ese imperativo metodolgico de entender las culturas desde
adentro [], nos referamos al principio de interpretacin subjetiva, perspectiva llamada
emic, es decir tal como se presenta para el grupo. El siguiente comentario de Margaret
Mead, una de las principales discpulas de Boas, ilustra sobre la perspectiva emic:
Para alcanzar la profundidad de comprensin que l exiga (Boas)
era preciso sumergir el pensamiento propio en el del otro. Era preciso
aprender a pensar en los trminos del otro, a ver el mundo a travs de los
ojos del otro. Era indispensable alcanzar el ms ntimo conocimiento de
los procesos de pensamiento de nuestros informantes, lo que slo se poda
lograr a travs del trabajo intensivo durante un largo perodo de tiempo
(Mead [1959], en Harris l985:274).
Haba una justificacin terica para hacerlo, pero tambin una urgencia prctica:
las culturas indias de EE.UU. se estaban extinguiendo y era necesario redoblar esfuerzos
para recoger el mximo de datos que esas culturas pudieran proporcionar. No olvidemos el
avance, durante todo el siglo XIX, del Estado norteamericano hacia el Pacfico en pos de su
destino manifiesto, con el consiguiente desplazamiento, arrinconamientos y exterminio de
las culturas que encontraba a su paso. []
Como el inters de Boas se dio en todos los campos de la Antropologa, de hecho
tambin fueron muy importantes sus contribuciones a la antropologa fsica. A partir de sus
estudios sobre los cambios en el tipo fsico de los hijos de inmigrantes nacidos en EEUU
con relacin a sus padres nacidos en Europa, cuestion la opinin de quienes relacionaban
capacidades mentales con determinados tipos fsicos:
la vieja idea de la absoluta estabilidad de los tipos humanos debe
ser, sin embargo abandonada y con ella toda creencia en la superioridad
de determinados tipos sobre otros (Rossi l98l: 94).
Adems, sus estudios comprobaron la imposibilidad de establecer cualquier correlacin
entre raza, lengua y cultura, lo que signific un avance en la refutacin cientfica de las
ideologas racistas. Su postura anti-racista fue siempre clara. En 1931, en pleno auge del
nazismo en Alemania, al recibir su doctorado honorario, escogi para su conferencia el
tema de raza y cultura. Su posicin trascendi los mbitos acadmicos y fueron muchas sus
declaraciones pblicas a favor del respeto por las diferencias.
Funcionalismo
M. Mancusi
La figura de Malinowski
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universal.
Cada elemento cultural cumple una funcin: principio de
indispensabilidad.
Alrededor de 1930, Malinowski inici sus investigaciones en el continente africano. En
su etapa anterior de estudios, en Melanesia, haba sealado que cualquier intento de cambiar
las condiciones de vida de las sociedades de pequea escala era ms negativo que positivo. Su
actitud era crtica hacia la civilizacin de las mquinas y la industrializacin desenfrenada.
Sin embargo, enfrentado a la nueva realidad africana cambia de opinin y comienza a
interesarse por los fenmenos de cambio cultural y social, sealando su universalidad.
Obviamente es difcil imaginar una cultura que haya permanecido a lo largo de la historia sin
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Estructural-funcionalismo
M. Mancusi y M. E. Vitello
Radcliffe-Brown y la influencia de Durkheim
Alfred Reginald Radcliffe-Brown inaugur, dentro de la antropologa social britnica,
una corriente reconocida en la historia de la disciplina como estructural-funcionalismo.
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Naci en Inglaterra en 1881. Sus primeros trabajos los realiz en la Islas Andamn, en el
Golfo de Bengala, entre 1906 y 1908, bajo la influencia de su maestro W. H. R. Rivers en el
marco de las ideas difusionistas. Desarroll investigaciones etnolgicas en Australia, en las
Islas Tonga, en el Pacfico Sur. Posteriormente se traslad a Sudfrica, donde fue nombrado
profesor de Antropologa Social en la Universidad de El Cabo. En 1922 se public su primera
obra importante, Los isleos de Andamn, donde expuso sus ideas y mtodos antropolgicos.
En 1937 fue nombrado al frente de la primera ctedra de Antropologa Social que se cre en
Oxford. Al declinar la hegemona del funcionalismo de Malinowski, la antropologa inglesa
se vio influenciada por la corriente estructural-funcionalista, imponindole a la antropologa
britnica una direccin sociolgica. A diferencia de Malinowski, cuyo inters principal era el
estudio de la cultura, Radcliffe-Brown dirigi su atencin al estudio de la sociedad.
Su punto de partida fue el anlisis social desde la concepcin durkheimiana, que
presenta los fenmenos sociales como exteriores a los individuos. Estos hechos residen en la
misma sociedad que los produce y no en sus partes. Las maneras colectivas de pensar o
actuar tienen una realidad diferente a la de los individuos. Claro que el individuo, en esta
concepcin, interviene en su gnesis, pero para que exista un hecho social es preciso que
muchos individuos hayan combinado su accin. Un hecho social, por ejemplo un tab, una
ceremonia o un gesto de cortesa, se caracteriza por su naturaleza externa con respecto al
individuo, por la coaccin que ejerce sobre su comportamiento. No es posible comprender
una costumbre alimenticia, un ritual de sacrifico, etc. en trminos del carcter psicolgico del
individuo. La costumbre existe antes de que el individuo nazca y perdura despus de su
muerte. El conjunto de hechos sociales de los que se ocupa el cientfico deben entenderse
como constituyendo un sistema y, de este modo, el significado y el propsito de una
costumbre slo pueden ser entendidos refirindolos al conjunto total de los hechos sociales
de la comunidad.
El francs Emile Durkheim consideraba tambin que deba abandonarse la bsqueda de
los orgenes histricos, ya que la funcin de una institucin deba encontrarse en su utilidad
presente. Para l la sociedad constitua un orden moral, la conciencia colectiva. La misma
estaba formada por representaciones colectivas, ideales, valores y sentimientos comunes a
todos los individuos de una sociedad y era impresa en cada individuo a travs del proceso de
socializacin. Esta conciencia colectiva preceda al individuo, se le impona, era exterior a
l y lo trascenda. Llevaba a cabo la unidad y la cohesin de una sociedad. Segn Durkheim
el orden social dependa del mantenimiento del sentimiento de solidaridad. Su sociologa
contribuy a la ciencia social con un mtodo cientfico y la conviccin de que la vida en
sociedad era ordenada y susceptible de un anlisis riguroso.
Estructura y funcin
Al igual que Durkheim, Radcliffe-Brown apel con frecuencia a las analogas biolgicas.
Interpret a la sociedad como un organismo cuyos distintos elementos constitutivos
contribuyen todos a la vida del conjunto y se ocup fundamentalmente del estudio de las
relaciones sociales.
Los conceptos de mayor trascendencia en su obra son los de estructura y funcin.
Concibe a los fenmenos sociales como una clase diferente de fenmenos naturales
susceptibles de ser observados empricamente. Y al antroplogo social le concierne, segn
l, investigar las formas de asociacin entre los seres humanos que generan esos fenmenos.
Estas formas de asociacin entre ellos ponen en evidencia una compleja red de relaciones
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sociales. Como consecuencia, define a la estructura social como el conjunto de las relaciones
sociales existentes en un momento dado, que vinculan a determinados seres humanos entre
s. []
La estructura social representa lo que el autor da en llamar la morfologa de la
sociedad, es decir, si pensamos en un organismo complejo como es el cuerpo humano, la
estructura es la que tiene el papel de organizar el funcionamiento de los rganos.
Al concepto de funcin lo asemeja a la fisiologa de la sociedad. Si consideramos
cualquier parte del proceso vital, como la respiracin, la digestin, etc., su funcin es la
contribucin que hace a la vida del organismo como un todo. Tal como el concepto es
usado aqu indica una actividad y esta actividad tiene una funcin (bid.: 204). Para el uso
que da Radcliffe-Brown a la palabra funcin, la vida de un organismo se concibe como
el funcionamiento de su estructura. Mediante la continuidad de este funcionamiento se
preserva la continuidad de la estructura.
Pasando de la vida orgnica a la social cmo podramos reflejar esta argumentacin?
Si tomamos como ejemplo una tribu australiana, como las que estudi el autor, en sus
trminos podemos reconocer la existencia de una estructura social. Los individuos, que
representan las unidades esenciales, estn conectados por una serie definida de relaciones
sociales dentro de un todo integrado. Y si bien los individuos cambian por diversas razones
-migracin, muerte, etc.- la estructura de la vida social se mantiene, contina, gracias a
un proceso compuesto por las actividades e interacciones de los individuos y de los grupos
sociales en los que estn organizados. Si la vida social de la comunidad se define como el
funcionamiento de la estructura social, la funcin de cualquier actividad social recurrente,
como el castigo de un crimen o una ceremonia funeraria, es mantener la continuidad
estructural. En esta teora ambos conceptos, estructura y funcin, son interdependientes.
Radcliffe-Brown recoge la definicin de funcin de Durkheim, rechazando las
definiciones de funcin que no se relacionen con la estructura social. Para el britnico, la
funcin tiene que ver con la contribucin que una institucin hace al mantenimiento de
la estructura social; mientras que en Malinowski sta se relacionaba con la satisfaccin de
necesidades psicobiolgicas individuales.
El estructural funcionalismo se interesa por el estudio de las sociedades entendindolas
como sistemas sociales totales que pueden ser descriptos a partir de tres aspectos
diferenciables:
a. La estructura social, es decir los dispositivos por los que se mantiene una vida social
ordenada.
b. El aspecto ecolgico, el modo en que el sistema se adapta a su entorno fsico.
c. El aspecto cultural, los mecanismos por los que el individuo adquiere hbitos y las
caractersticas mentales que le capacitan para la participacin de la vida social
(Radcliffe-Brown 1952: 193).
Es importante sealar que si bien distingue estos tres aspectos, en sus anlisis da
prioridad tctica y terica a los factores socio estructurales:
La mquinaria econmica de una sociedad aparece bajo una nueva
luz si se estudia en su relacin con la estructura social. El intercambio de
bienes y servicios depende y resulta de una cierta estructura, establece
una red de relaciones entre personas.....y al mismo tiempo, es un medio
para mantener esa estructura. Para los economistas y polticos de
Canad, el potlach de los indios del noroeste de Amrica era simplemente
un loco despilfarro y en consecuencia lo prohibieron. Pero para el
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padre fuera utilizado para nombrar a un gran nmero de hombres, reflejaba la existencia
de un perodo anterior de promiscuidad sexual, en el que no se poda estar seguro de quien
era el padre del individuo.
Sus investigaciones demostraron que la terminologa tena sentido en trminos de
los sistemas de parentesco contemporneos. Estos eran sistemas de relaciones sociales
moldeados por lazos de solidaridad social. El anlisis ms interesante sobre estos principios
aparece en su tratamiento sobre las relaciones jocosas
Entre los thonga de Mozambique el nio es disciplinado y controlado por su padre
ya que se trata de una sociedad patriarcal. En contraste la madre es una figura amorosa y
tolerante. Los sentimientos que se experimentan por la madre se extienden al to materno
al que se trata como madre varn. La relacin con el to materno y el abuelo materno
implica un trato relajado y burlesco en el que se dan todo tipo de ruptura de las convenciones
fundamentales que gobiernan el uso de la comida, las relaciones sexuales e incluso el
tratamiento insultante que no se tolerara hacia otros parientes.
Radcliffe-Brown replante el problema y ofreci una explicacin sincrnica de ese rasgo
cultural, analizando adems la significacin estructural funcionalista de la relacin jocosa
entre los thonga. Los thonga patrilineales, en efecto, tenan una tendencia a extender a todos
los miembros del linaje de la madre, el tipo de conducta y de actitudes que caracterizaban las
relaciones del individuo varn con su madre -afectuosas e indulgentes- y de la misma forma
las que estableca con su padre y el linaje de su padre -distantes y respetuosas-. La relacin
con la madre era indulgente y se ampliaba al hermano de la madre, a quien se llamaba con el
trmino malume -madre varn-. Por contraposicin, si el padre exiga respeto, la hermana
del padre nanani -padre mujer- era una figura an ms distante.
Para comprender los tipos generales de comportamiento asociados con el parentesco
nuestro autor presenta dos pares de oposiciones: respeto/familiaridad y burla/evitacin. El
primero describe las relaciones entre miembros del mismo linaje, mientras que el segundo
ilustra las relaciones con miembros de otros linajes que estn vinculados, por ejemplo a
travs del matrimonio. En este ltimo caso la burla y la evitacin sirven a un propsito
similar, protegen la delicada relacin entre personas que estn unidas por lazos de alianza.
Para mantener el respeto mutuo entre dos personas relacionadas mediante lazos de alianza,
una alternativa es soslayar el contacto a travs de la evitacin.
Una vez pregunt a un indgena australiano por qu tena que
evitar a su madre poltica y su respuesta fue: porque ella es mi mejor
amiga en el mundo; ella me ha dado mi esposa... El mutuo respeto entre
el hijo poltico y los padres polticos... evitan los conflictos que pudieran
presentarse a travs de la divergencia de intereses (Radcliffe Brown 1975:
92).
La segunda alternativa consiste en relacionarse mediante la burla o falta de respeto.
En este caso, cualquier hostilidad seria se previene con una actitud bromista, pautada por
las tradiciones culturales. Tanto sus estudios de campo en la islas Andamn cuanto su
investigacin entre los aborgenes australianos mostraron gran contraste con lo realizado por
Malinowski en las islas Trobriand. Tal vez por personalidad ms que por rigor cientfico, se
reconoci incapaz de sortear muchas de las dificultades en el trato con los aborgenes y esto
se reflej en su obra, donde las normas, los rituales y los conceptos que elabor sobre ellos
estn ms presentes que los hombres y mujeres de carne y hueso.
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Su mejor obra se ocup del totemismo y del parentesco, es decir de casos concretos de
organizacin social. Estos habran de convertirse en dos de los temas centrales del nuevo
estructuralismo que se puso en boga despus de su muerte.
Estructuralismo
J. Ghiglino
Estructuralismo y Antropologa
Claude Lvi-Strauss (1908-) es quien introduce el estructuralismo en la antropologa y
en virtud de su obra no slo es el exponente ms importante de la antropologa estructural
sino un referente crucial del estructuralismo contemporneo en general. Si bien su formacin
inicial es en filosofa y derecho, hacia 1935 se traslada de Francia a Brasil, donde dirige la
ctedra de sociologa en la Universidad de San Pablo. En ese perodo realiza viajes de estudio
por el interior de Brasil, que lo conducirn a nuevas investigaciones. Se inicia as como
etnlogo.
Hacia 1941 vuelve a Francia y a raz de la ocupacin alemana a su pas, en pleno
desarrollo de la Segunda Guerra Mundial se ve obligado durante un tiempo a trasladarse a
Estados Unidos, y es en Nueva York donde cursa lingstica con R. Jakobson. Estos cursos,
junto al estudio de la obra de F. de Saussure y N. Trubetzkoy orientarn su propuesta relativa
a los estudios antropolgicos, propuesta que entraa para algunos una reforma metodolgica
en la disciplina, dada la incorporacin de la lingstica como modelo referencial para el
estudio de los fenmenos sociales. En 1945 enuncia su propuesta en el ensayo El anlisis
estructural en lingstica y en antropologa y en 1958 la plasma en una de sus obras ms
importantes: Antropologa estructural.
Qu se propone Lvi-Strauss? Su intencin es la de elaborar un sistema de modelos de
investigacin a partir del cual se puedan ordenar los fenmenos complejos y aparentemente
desarticulados de la cultura. La lingstica, a la que considera la ciencia por excelencia entre
todas las ciencias sociales, aportar de este modo el modelo terico-metodolgico para el
anlisis antropolgico estructural.
De las palabras, el lingista extrae la realidad fontica del fonema;
de este, la realidad lgica de los elementos diferenciales. Y cuando ha
reconocido la presencia de los mismos fonemas o el empleo de los mismos
pares de oposiciones en varias lenguas distintas () es el mismo elemento,
el mismo fonema, el que garantiza () la identidad profunda de objetos
empricamente diferentes. No se trata de dos fenmenos diferentes, sino de
uno solo (Lvi-Strauss 1958: 21).
Y dado que las realidades culturales arraigan en estructuras ocultas, (profundas,
subyacentes) de carcter inconsciente, (p.e. para el hablante de toda lengua la decodificacin
es automtica, inconsciente, constituye una experiencia vivencial) el abordaje de las mismas,
deber situarse en el nivel de las relaciones constantes, recurrentes, universales, que
atraviesan la diversidad de los fenmenos culturales. El estudio de estos fenmenos tendr
como eje los sistemas de simbolizacin de los mismos a partir de modelos formales. Por
modelos formales se entiende, desde esta perspectiva, los repertorios de reglas y operaciones
lgicas, que regulan las relaciones sociales, sean las relaciones de parentesco u otras referidas
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Strauss, considerar todas las relaciones en el interior de un sistema mtico y entre unos y
otros, de modo de alcanzar la estructura elemental de los mismos.
El estudio de los mitos, en este caso, sin exclusin del abordaje de otros sistemas
simblicos, tales como los sistemas de parentesco, son la va que le permite a Lvi-Strauss
sostener la tesis de facultades constantes, de estructuras recurrentes en la dimensin de lo
humano. Una de importancia crucial en el surgimiento de la cultura, es la prohibicin del
incesto. Estas estructuras recurrentes, de carcter universal, no entraan para Lvi-Strauss
un carcter innato y/o biolgico, as como tampoco un carcter arquetpico. No obstante,
como toda teorizacin acerca de universales en la dimensin cultural, conlleva interrogantes
abiertos y de compleja resolucin.
La lgica del pensamiento mtico nos ha parecido tan exigente
como aquella sobre la cual reposa el pensamiento positivo (entre ellas, el
pensamiento cientfico) y, en el fondo, poco diferente. Porque la diferencia
no consiste tanto en la cualidad de las operaciones intelectuales, cuanto
en la naturaleza de las cosas sobre las que dichas operaciones recaenun
hacha de hierro no es superior a un hacha de piedra porque una est
mejor hecha que la otra. Ambas estn igualmente bien hechas, pero el
hierro no es la misma cosa que la piedra (Lvi-Strauss 1958: 210).
Consideraciones crticas
[] Lvi-Strauss, en los inicios de sus estudios antropolgicos, parte del anlisis
etnogrfico de sociedades concretas []. No obstante, en forma progresiva, sus
investigaciones e intereses devienen en un esfuerzo incansable de construccin de modelos
formales lgico-matemticos que arrojarn como consecuencia un vaciamiento de la historia
y de los sujetos, reemplazadas ambas dimensiones por estructuras formales. Es en este
lmite en que su propuesta se erige en un cientificismo que la antropologa contempornea,
en sus tendencias crticas, cuestionar. Del anlisis de las significaciones sociales -que dan
cuenta de los procesos materiales y simblicos de las sociedades en su praxis histrica- este
investigador se desliza a un privilegio de la forma en la bsqueda de la universalidad de las
categoras mentales.
Aunque Lvi-Strauss ha dicho que el hierro no es la misma cosa que la piedra, reduce
todo el problema de la creciente desigualdad entre las sociedades a partir del colonialismo y
la expansin del capitalismo, a una concepcin que simplifica las contradicciones histricas.
Esta concepcin bien puede sintetizarse en formulaciones generales tales como la idea de un
mundo donde la humanidad dotada de facultades constantes se habra encontrado, en el
transcurso de su larga historia, en continua lucha con nuevos objetos (Levi-Strauss 1958:
210). Quedarn fuera de su teorizacin preguntas tales como: cul es el carcter de esa
lucha? y cules son esos nuevos objetos?
La validez de su propuesta, los modelos a partir de los cuales se propone investigaciones
valiosas, ir adquiriendo la cualidad de formulaciones abstractas. Tal como seala TullioAltan, la validez de la investigacin cientfica debe situarse en la adecuacin a los problemas
que contribuye a esclarecer y no en un valor hipottico de los modelos en s. []
En otro orden, el intento de resignificacin general de la nocin de inconsciente a
partir de su lectura de Freud, y la homologacin de inconsciente a universal, implican un
forzamiento de la teora freudiana dado que no todo aquello referido a inconsciente adquiere
por esta cualidad el carcter de universal para todo el gnero humano. En esta apelacin a la
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nocin de inconsciente, Lvi-Strauss intenta una teora general, que como ya se ha sealado,
encubre su versin metafsica de los fenmenos culturales y su denodado intento de alcance
de objetividad a la manera de las ciencias naturales, que reclama finalmente para las ciencias
sociales y en particular para la antropologa.
El anlisis estructural deviene, entonces, de mtodo en metafsica. La estructura,
dice Lvi-Strauss, es un instrumento de anlisis pero conjuntamente limita el papel del
anlisis etnogrfico, dado que una vez que la estructura ha sido descubierta no considera
a la etnografa como un instrumento heurstico, en el sentido de posibilidad de nuevos
y fructferos conocimientos. Reserva este espacio, en cambio, a la matematizacin de los
modelos fundados en la vertiente de la lingstica estructural.
Mediante un nmero reducido de mitos provenientes de sociedades
indgenas que nos servirn como laboratorio, vamos a realizar una
experiencia cuyo alcance, en caso de tener xito, ser general, puesto
que esperamos de ella que demuestre la existencia de una lgica de las
cualidades sensibles, que repase sus vas y que manifieste sus leyes (LviStrauss 1968:11).
En cuanto a las crticas especficamente metodolgicas, las mismas se centran en el
hecho de que Lvi-Strauss no explicita sificientemente de qu manera es posible descubrir las
estructuras subyacentes, ni cmo operan las transformaciones que vehiculizan el pasaje de
un sistema simblico a otro. De manera que su propuesta de anlisis estructural no lograra
plasmar sus propsitos.
Lo propio de la Antropologa, an de aquella que lo precede -y de manera general-, es la
indagacin del sentido de los fenmenos culturales por sobre la forma lgica de los mismos.
El propsito de Lvi-Strauss es aqul que se orienta a des-cifrar los mensajes culturales e
inter-culturales, lo cual supone la posibilidad de instituir un discurso comn entre culturas
diversas y por ende la de establecer nuevas formas de comunicacin entre culturas diferentes.
Sin duda este propsito tiene una validez significativa, a condicin de que ste se involucre en
las problemticas socio-histricas.
No obstante, en la polmica y extensa obra de Lvi-Srauss se encuentran mltiples
aportaciones. Su inters por el papel crucial de los smbolos y los sistemas simblicos en el
comportamiento humano, as como su crtica al etnocentrismo y al racismo occidental, hacen
de l un pensador valioso, quien considera a la Antropologa una conversacin del hombre
con el hombre.
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El siglo XIX denot un marcado inters por encontrar los orgenes de las instituciones
sociales (la familia, el parentesco, el derecho, la propiedad privada, etc.) y los antroplogos
evolucionistas hallaron las respuestas en su teora sobre las distintas etapas que toda la
humanidad haba recorrido hasta llegar a la civilizacin. Es a partir de la influencia del
pensamiento de Durkheim que en la antropologa las causas histricas son puestas entre
parntesis, y los antroplogos clsicos se abocan a relevar in situ, con rigor cientfico y gran
nivel de detalle, todas las formas de existencia tal cual se presentaban ante sus ojos.
La unidad de anlisis, la pequea comunidad nativa, deba ser abordada analizando
la totalidad de las relaciones sociales. Esta exigencia de totalidad era especfica de la
antropologa dentro de las ciencias sociales y se vinculaba con las particularidades de su
objeto de estudio y con su metodologa. Mientras para Malinowski el concepto totalizador
era la cultura de un pueblo en particular, para Radclife Brown ser la sociedad o la
estructura social y para Lvi-Strauss ser la bsqueda de la estructura subyacente.
La fuerza de los antroplogos del siglo XX residi en que sus generalizaciones se
basaron en la observacin directa de los procesos de interaccin social entre las poblaciones
objeto de su estudio. Estaban convencidos, adems, que el anlisis de culturas distantes y
muy diferentes a la propia reportaba una nueva perspectiva y garantizaba una objetividad
mayor con respecto a la cultura estudiada; esto no se podra conseguir de otra manera.
Debemos sealar tambin que la antropologa no slo aport un conocimiento global
y contextualizado de los modos de vida ms diversos sino que al intentar combatir el
etnocentrismo, aplic el relativismo cultural. Con ello se busc poner de manifiesto que
cada prctica, nocin, costumbre slo tena sentido en su propio contexto cultural. Esta
mirada represent una contribucin importantsima en la investigacin social, pues relativiz
el lugar de la sociedad occidental como parmetro de anlisis. La contrapartida fue que
la antropologa present una visin atomizada de la diversidad, donde cada cultura se
constituy en una totalidad en s misma. El nfasis puesto en el anlisis de la lgica interna
de los sistemas sociales y culturales hizo perder de vista su subordinacin a las distintas
potencias coloniales. Y el lugar que los mismos ocupaban en un proceso histrico planetario.
La deshistorizacin present a la diversidad como algo dado, eterno, unvoco en su
significacin histrica (Guber 1991: 47). Recordemos que las sociedades abordadas por
la antropologa clsica integraban dominios coloniales europeos o eran parte de territorios
que los EEUU haban subordinado en su expansin. Por esta razn los antroplogos
clsicos describieron a estas sociedades como si estuvieran ms o menos aisladas y fuesen
autosuficientes, homogneas e integradas.
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Antropologa en o antropologa de
Una variante consisti en ver de qu manera se iban modificando los estilos de
vida propios y tradicionales de los pueblos colonizados, arrollados por el proceso de
modernizacin (urbanizacin y en algunos casos industrializacin). Aqu es donde se plante
la disyuntiva de pretender seguir encontrando en el mbito moderno de las ex colonias a
aquellas comunidades que ms se parecieran a las que tradicionalmente estudiaban los
antroplogos.
A esta opcin terica y emprica se la llam hacer antropologa en, ya que intentaba
encontrar su objeto en el mbito moderno, complejo, industrial, a las comunidades
tnicas distintas, de migrantes, pobres, en suma: los Otros en la Modernidad, por eso se
sintetiz en la frase antropologa en la ciudad, y el desafo fue seguir concibiendo a esas
comunidades como aisladas, internamente homogneas y sin estar atravesadas por los
conflictos de la sociedad donde se encontraban inmersas. Es una posicin que parte de la
base de que habra comunidades esencialmente antropolgicas -como si fueran cosas- y
autnomas de los procesos histricos (de ah su ahistoricidad).
Del otro lado, la opcin era concebir a la sociedad en su conjunto como un objeto y
la concentracin urbana moderna como un mbito nuevo o un referente emprico con el
cual construir un nuevo objeto de estudio antropolgico, que no se agotara en los grupos
pequeos y considerados como auto-contenidos por la antropologa clsica. Esta segunda
alternativa fue bautizada antropologa de [la ciudad, en este caso] y consisti en tratar de
aprovechar la riqueza metdica del enfoque antropolgico para estudiar en forma particular
el fenmeno complejo, moderno o urbano en la totalidad de sus manifestaciones: cualquier
sector social y cualquier aspecto o problema que se considerase.
No trata de buscar un objeto como si fuera una cosa, (tal como se los llam: grupos
etnogrficos), sino que considera a su objeto de conocimiento como una relacin conceptual
construida, como hoy en da sostienen la totalidad de las ciencias sociales.
En lugar de ver lo que de por s se considerara extico (como cuando se estudiaba al
primitivo y se lo pre-juzgaba como en las antpodas de la propia cultura), en este enfoque se
tratar de estudiar lo familiar, lo propio de la cultura del observador, como si fuera extico.
Es lo que se di en llamar exotizacin de lo familiar (Da Mata 1983, Guber 1991, Rosaldo
1991:46). Implica recuperar, del abordaje antropolgico, aquello que haca el antroplogo
clsico: estudiar al otro como lo totalmente ajeno a la cultura del investigador.
Pero ahora se trata de construir una otredad conceptual, que permita descentrarse y
as poder visualizar ngulos, contradicciones e intersticios que de otra manera (sobre todo
positivista y esencialista, al estilo de la antropologa en) no se podran captar. Es una otredad
construida porque se parte de la base que la otredad no existe en si, fuera del contexto en
el que se la construye como tal. Y esto cabe para los estudios sobre las sociedades que ms
ocupan a los antroplogos (las extraas a su propia cultura) cuanto para los que tratan
la sociedad propia del analista, acentundose para los enfoques sobre las relaciones ms
abarcativas.
De lo que permanece a lo que cambia
Tericamente, los caminos se bifurcaban en tratar de ver qu se conservaba dentro
de este proceso de cambio o estudiar el proceso de cambio como tal, es decir qu cambiaba.
Sin embargo, en ambas opciones se tomaban como dadas las realidades culturales tribales
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preocupaciones (op.cit.:115).
Se profundizarn, de esta manera, los estudios de procesos de transicin del sistema
nativo, de lo que cambia en estas sociedades, dentro de la situacin de conflicto central
del colonialismo, lo que implica objetivar no slo la cultura nativa sino tambin la accin
del colonizador. Y con esta toma de posicin el modelo del equilibrio entra en crisis tanto
metodolgica como tericamente. Lo mismo ocurrir en el seno de otra gran proveedora de
estudios: la antropologa britnica.
De la homeostasis al conflicto
La idea de una continua autorregulacin, capaz de lograr un equilibrio interno, que
en los organismos vivos se denomina homeostasis, se haba extrapolado a las sociedades
estudiadas por la Antropologa y formaba el ncleo terico central del pensamiento
estructural-funcionalista de Radcliffe-Brown y funcionalista de Malinowski (Herrn s/
f). Pero las vertiginosas transformaciones de las colonias britnicas, sobre todo en frica
Central, lo pusieron en crisis. En forma creciente se constataban los cambios en el modo
de vida tribal africano, caracterizado principalmente por las relaciones sociales primarias
(cara a cara, tpicas de la vida en aldea) y de parentesco. Adems, el efecto de los flujos
migratorios a los centros poblados, impuestos por las relaciones coloniales dentro de la
divisin internacional del trabajo, haca que emergiera -a la vista de los antroplogos- un
nuevo contexto donde convivan obligadamente distintos grupos tribales. Y esto tambin
produjo el cuestionamiento de las categoras de anlisis.
Apareca, por un lado, la vida tribal como perdindose y, por el otro, la vida en las
ciudades como tribalizndose, pues los migrantes ponan de manifiesto sus diversas
culturas -mediante fiestas, ceremonias, recetas, costumbres- en un contexto nuevo. Una de
las muestras ms sintomticas de esta crisis del paradigma clsico es la sealizacin -por
parte de Godfrey Wilson, discpulo de Malinowski- de la presencia dentro de estas ciudades
de gente vestida que mantena, no obstante, parte de su vida cultural aldeana. En un
principio, se tuvieron en cuenta los cambios en las identidades tnicas y a la vez se observ
cmo, cuanto ms se integraba un grupo a la vida urbana, mayormente reivindicaba su
cultura aldeana, conformando asociaciones ceremoniales y de ayuda mutua.
Luego se vio que estos grupos asuman comportamientos que se distanciaban de los
valores tribales tradicionales. Los trabajadores de las minas, por ejemplo, ante un conflicto
salarial dejaban un tanto de lado sus lealtades tnicas, para pasar a establecer vnculos de
clase social. Es ms, las autoridades coloniales, en un procedimiento tpico del sistema de
dominio indirecto, impulsaron que los mineros se organizaran segn su propia cultura,
por ejemplo, respetando a sus Consejos de Ancianos. stos, por supuesto, no conformaban
una generacin acostumbrada a este tipo de conflictos sindicales, por lo que sus consejos
tenan una orientacin distinta a los argumentos netamente de clase de los jvenes. Los
trabajadores no seguan los cursos de accin tradicionales e incluso terminaron, en algunos
casos, acusando a sus propias autoridades tribales de connivencia con el colonialismo. Es as
cmo la vida tribal apareca, entonces, como puesta en crisis, y los valores tradicionales como
en decadencia.
Algunos estudiosos consideraron que esto implicaba un pasaje de la vida tribal a
la clase social, aunque, en realidad, los grupos indgenas nunca haban dejado de estar
insertos dentro de la estructura de clases del sistema mundial, segn los autores marxistas.
Pero adems, se debi asumir que esta visin provena tambin de una falsa comparacin
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entre las condiciones de vida de los africanos en las ciudades y una vida tribal hipottica,
aparentemente no contaminada y superviviente en las aldeas, es decir: se parta de dos
estereotipos considerados como autnomos, el tribal y el no tribal o urbano. Porque, en
realidad, los valores que se reivindicaban como tribales en los nuevos escenarios no eran ms
que procesos de transformacin que implicaban posicionarse ante los conflictos y no por el
mero afn de mantener las tradiciones culturales, aunque as lo esgrimieran ellos mismos.
El culturalismo clsico defina estos fenmenos como aculturaciones, partiendo de
la base que el cambio provena slo del lado occidental y que las sociedades tribales eran
estticas. Kenneth Little, al estudiar el renacer de las asociaciones voluntarias de ayuda
mutua sobre la base de los lazos tribales y tnicos, concluy que, en realidad, se reivindicaban
uniones tribales que en las aldeas nunca se haban dado, slo que en la ciudad resultaban
estratgicamente necesarias para sobrevivir. Haba que considerarlas, por consiguiente, no
como supervivencias tradicionales, sino formas nuevas de organizacin, que esgriman su
etnicidad como herramienta.
Ver los procesos de transformacin implicaba, entonces, observar cmo estos grupos
se organizaban para sobrellevar las situaciones de conflicto y, adems, cuestionar si la
homeostasis en que se los supona viviendo tribalmente no era el resultado de una visin
falsa.
Al darse estos debates en el seno de los estudios africanistas de los antroplogos de la
llamada Escuela de Manchester, del Instituto Rhodes-Livingstone, se abri una perspectiva
que asumi como base no slo una crtica a la visin clsica, sino la teora del conflicto,
con influencias marxistas, que entenda que lo que haba que estudiar era la situacin de
totalidad, que abarcaba tanto las sociedades nativas cuanto tambin sus relaciones de
asimetra y dominio de parte de la accin de los colonizadores, incluyendo, por supuesto, a
los antroplogos y sus modelos.
El principal exponente fue el sudafricano por nacimiento y oxfordiano por formacin
Max Glukman, que hizo hincapi en englobar, dentro de los estudios antropolgicos, a la
etna blanca, sin reducir la mirada a la sociedad nativa, y aplicando una mirada histrica,
que pona el acento en los procesos de poder y conflicto interno y no de mero desarrollo de
una cultura tpica. Redefini, entonces, actos que los antroplogos clsicos haban catalogado
como venganzas de sangre y, por lo tanto, significaban simples autorregulaciones del
sistema, como rebeliones contra el poder establecido. Consider los rituales no slo como
expresiones de cohesin y afirmacin de valores sino como una muestra de las luchas por
imponer valores de parte de los grupos con intereses internos contrapuestos dentro de las
sociedades.
Su estudio del Reino Zul demostr que, en todo caso, el equilibrio es el resultado de
un estado de las oposiciones antagnicas de intereses y no una yuxtaposicin de valores
culturales diversos. Cuando estudi los sistemas de parentesco, incluso, los defini dentro
de los trminos de la puja por el control social. La organizacin del control social -afirmes igual de complicada en las islas del Mar del Sur que en Londres. La cohesin social
depende de las divisiones y conflictos dentro de las sociedades, en grupos opuestos que luego
entrecruzan sus miembros mediante los lazos parentales. Explica as la exogamia (alianzas
matrimoniales entre miembros de distintos grupos, clanes o tribus) por el principio de
cooperacin entre grupos opuestos y hostiles. El matrimonio se representa simblicamente
como un acto de hostilidad convenido socialmente (Gluckman 1956). Parecera que, en
toda sociedad, deca Gluckman, los grupos tienen una tendencia inherente a segmentarse y
a reunirse luego en alianzas transversales, que los ritos y smbolos ayudan a establecer.
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Reivindica una nota caracterstica del objeto antropolgico de todas las pocas, a la que
agrega una visin dialctica: es la mirada sobre la sociedad y los procesos desde dentro y no
a partir de una posicin de super-visin externa, propia de otros objetos disciplinares. Por
ejemplo, cuando estudia los sistemas de lealtades entre los prncipes zul, sostiene que las
guerras entre ellos sobrevienen para preservar el sistema monrquico. Son necesarias para
preservar la unidad del reino, dado que las facciones luchaban para mantener la monarqua
y no para eliminarla (op.cit.), esto es: como contrarios en unidad.
Nuevamente, el eje es puesto en el conflicto y no en la estabilidad, o -si se quiereredefiniendo sta como el resultado de un estado del conflicto. Podemos discutir si la
de Gluckman implic -como se le atribuye por algunos autores- una posicin netamente
marxista, ya que el enfoque de Marx radic bsicamente en poner el acento en la
contradiccin principal estructural del proceso social y en la explotacin del trabajo ajeno
y no tanto en su resultado en el sistema de control social o poltico. Esta ltima es una
categora ms tpica del enfoque de los socilogos clsicos como George Simmel, para quien
la integracin estara contenida en el conflicto, y Max Weber, con su nfasis en el sistema de
dominio ms que en el de explotacin. Gluckman, sin embargo, parece que no haba ledo a
estos autores cuando realiz sus trabajos (Kuper 1973:178).
En esto consista el intento de superar los dualismos de la perspectiva clsica de la
Antropologa, debatida entre la polaridad moderno/tradicional, civilizado/primitivo,
urbano/aldeano, y clase/etna. La superacin de los dualismos no es algo dado sino un
debate actualizado, tal como vimos tambin para el caso del culturalismo. Lo importante es
ver cmo se ampara en una preconcepcin de las sociedades como integradas en su interior,
en tanto la teora del conflicto nos incentiva a buscar cules son las contradicciones internas
que motorizan esas sociedades y cmo son a su vez atravesadas por las contradicciones de la
estructura social en la que estn irremediablemente incluidas, lo que en el escenario en que
nos situamos implica bsicamente hablar de la situacin de dominio colonial y neo-colonial.
Como al marxismo, a esta corriente se le seal luego el riesgo que se poda correr al
pretender abarcar estudios totales del sistema de dominio capitalista y mantener al mismo
tiempo el nfasis en el estudio de sociedades discretas, circunscriptas y acotadas, al estilo
clsico. Porque la primera opcin implicaba un enfoque deductivista, que necesariamente
parta de lo general para caracterizar las realidades particulares, lo que poda neutralizar la
posibilidad de introducir nuevos conocimientos desde el estudio de cada caso en particular,
que fue la posicin inductivista tpica del mtodo de casos, inaugurado precisamente por la
Escuela de Manchester.
Aportes marxistas
La presencia de esta corriente de pensamiento y accin ha dependido, dentro de
nuestra disciplina, de acontecimientos histricos y polticos quiz mucho ms notoriamente
que otras. El contexto de necesidad de su vigencia terica sigue estando dado por los
interrogantes acerca de los cambios en la Historia y los modos mediante los cuales los seres
humanos se relacionan con ellos. Y la concepcin de esos cambios no deja de estar urgida de
lo que el marxismo ha levantado como emblema desde sus fundadores: la necesidad de toma
de partido y compromiso del investigador, del analista, del observador activo de la realidad.
Por eso, no es de extraar que entronque con la matriz iluminista que colocaba al
progreso humano como un eje de los debates y de la accin del pensador. Carlos Marx y
Federico Engels llevaron este asunto a constituirse en una de sus notas distintivas: los
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jurdica bsica, del que el trabajo asalariado resultaba ser un efecto revolucionario respecto al
antiguo rgimen.
El principio de superacin de las contradicciones fue el que ms llev a cabo esta
vertiente reconstructivista marxista, de cuo evolucionista, fiel a la intencin de dar
respuesta al dilema rousseauniano del progreso, reivindicado y concebido no como algo
inevitable sino slo alcanzable con la lucha de contrarios (feudal vs. capitalista y capitalista
vs. socialista).
Pero parte de esos dilemas del mundo moderno lo daba la constatacin de que cuando
ms progresista poda aparecer el escenario capitalista (tanto de Europa cuanto de sus
colonias), ms pobreza se generaba en su derredor, porque -en aparente paradoja- los pobres
huan del campo hacia los centros industriales pera constituir las partes ms pobres, menos
equipadas y menos progresistas, pletricas de problemas, de esas metrpolis.
Los estudiosos marxistas posteriores se dieron a la tarea de responder a estas
perplejidades del mundo moderno, en debate con las tesis modernistas del subdesarrollo
(surgidas a partir del fin de la segunda posguerra del siglo XX), que suponan tautolgicamente- que el crecimiento de las metrpolis de los pases del Tercer Mundo se
deba a las migraciones y que la presencia de los migrantes eran las causas de los problemas
sociales crecientes, ya que no se integraban a la vida moderna. La ciencia, desde esta
perspectiva, deba hacer esfuerzos por aportar a esta asimilacin, de modo que ese estilo
marginal de vida, supuestamente transitorio, fuera vencido por las fuerzas de la integracin
al mercado moderno de trabajo y de las instituciones.
La respuesta terica provino de la economa poltica y la teora del desarrollo mundial,
con la teora de la dependencia, que contrarrest as a los argumentos desarrollistas, hacia
fines de la dcada del sesenta.
En Antropologa, explicaba las situaciones de pobreza extrema no como resultado
de ser sociedades tradicionales, atrasadas o primitivas, sino de estar en relaciones de
dependencia de los centros de poder econmico y poltico capitalista e imperialista.
Nuevamente, vemos, el debate se situaba entre los modelos dualistas (moderno/tradicional,
urbano/rural) y los enfoques dialcticos:
...el subdesarrollo ... es el resultado necesario de cuatro siglos
de desarrollo capitalista y de las contradicciones internas del propio
capitalismo ... (de) la expropiacin del supervit econmico producido
por los ms, y su apropiacin por parte de los menos, la polarizacin del
sistema capitalista en un centro metropolitano y sus satlites perifricos (y
por) la continuidad de la estructura fundamental del sistema capitalista
(Gunder Frank 1969:1).
As se defina la dependencia, causa de la pobreza y asimetra social y econmica de
los pases del llamado por ese entonces Tercer Mundo (el Segundo lo constituan los pases
del bloque socialista). Sobre esta base los estudios antropolgicos se ubicaron dentro de una
escala de orden mundial, donde se haca necesario ponderar aquellas relaciones de totalidad
que los tericos del conflicto (dentro de la Escuela de Manchester y de la escuela francesa de
la des-colonizacin) haban fundamentado a partir de la crisis ya citada.
Se desarrolla as una corriente marxista en teora antropolgica, a la que se bautiz
escuela de economa poltica, que surgi primero en los Estados Unidos y ms tarde tambin
en Inglaterra. Se inspir principalmente en la teora de la dependencia y los anlisis sociopolticos sobre el sistema mundial y los pases considerados subdesarrollados.
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organizacin domstica, las creencias, los ritos, etc., e incluyeron en consecuencia estos
elementos en su consideracin de las relaciones estructurales.
La ejemplificacin de una aplicacin de este enfoque, puede estar dada por el ensayo en
el que Godelier sintetiza sus conclusiones de extensos e intensos estudios sobre los Baruya de
Nueva Guinea, como modelo de subordinacion econmica, poltica y cultural de una sociedad
primitiva a Occidente. Describe Godelier el proceso histrico vivido por este grupo tribal, al
que define como
una sociedad local compuesta de un conjunto de grupos de
parentesco, unidos por los mismos principios de organizacin de la
sociedad y los mismos modos de pensar, vinculados entre s a travs de
matrimonios repetidos y asociados en la defensa y explotacin de recursos
dentro de un territorio comn (Godelier 1990).
Parte de la descripcin de la estructura econmica de los Baruya (basada sobre la
agricultura extensiva por el sistema de roza y quema, algo de agricultura de riego, cra de
cerdos, caza y comercio de sal), su tecnologa (piedra, hueso, madera), su organizacin social
(grupos de parentesco) y valores de su cultura (creencia en la animacin de astros -sol, tierra,
luna-, animales, espritus de la selva y las cavernas y de los muertos), junto a la constatacin
de sus contradicciones y heterogeneidad internas (guerras interclnicas, sumisin femenina)
y las relaciones de dependencia con el contexto (intercambio de sal).
Intercala la mostracin de la estructura con la cultura, tal como en forma total se
presentan al proceso histrico que articula y como lo recab en campo. Se incluye l mismo
en la descripcin del proceso de occidentalizacin, lejos de naturalizarlo. Inclusive relata un
episodio en el que el administrador colonial militar le requiere que le brinde informacin
sobre lderes guerreros baruya, a lo que l se niega en nombre del secreto profesional, lo que
pone de relieve el compromiso del antroplogo con ciertos y elegidos actores. Su dimensin
de la totalidad histrica, entonces, incluye su propia presencia en la construccin del objeto
de estudio.
Por eso destaca la relacin de dominio occidental y subordinacin poltica y cultural
del grupo estudiado, dando cuenta asimismo del grupo dominante conquistador del pueblo
Baruya. Pero lo describe como un proceso dinmico, en el que distingue etapas y que
produce cambios en la economa, las creencias y la cultura baruya, hasta el extremo de
mostrar cmo la propia identidad se constituye en muchos aspectos a travs del proceso de
occidentalizacin mismo.
No basta para Godelier la verificacin de que algunos hombres de la tribu fueron
en algn momento conchabados como trabajadores asalariados, o que en otro momento
comenzaron a comerciar la carne de cerdo, que de objeto de don pas a ser mercanca, sino
que hace hincapi en las consecuencias de este proceso en el control de los baruya sobre su
propio destino: los Baruya ya no dominan la evolucin de su propia sociedad (op.cit.).
Tampoco se conforma Godelier con constatar que el cristianismo importado por la
conquista occidental produjo la erosin general y el desmantelamiento de la cultura ms
ntima de los Baruya, sino que este resultado emerge del dominio cultural y estructural, en
los smbolos, las prcticas y la materialidad de la economa tribal.
Y la relacin de imbricacin entre estructura material, identidad tnica y cultura queda
ponderada cuando se describe ese reclamo de reivindicacin de su propia cultura como
modo de resistir al dominio neo-colonial: algunos baruya haban hecho estudios y se haban
convertido en polica, enfermero, maestro; volvieron y notaron lo que consideraron una
prdida de las costumbres ancestrales; uno de ellos lleg a proclamar que haca falta una
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fuerza con la cual resistir a la vida de las ciudades, a la ausencia de trabajo o de dinero, que
era necesario apoyarse mutuamente y -relata Godelier- grit: Tenemos que sacar nuestras
fuerzas de nuestras costumbres, apoyarnos sobre lo que los blancos llaman culture (en
idioma ingls).
Se nos ocurre que la descripcin realizada por Godelier bien podra aprobar y superar
un eventual examen desde las corrientes tericas interpretativistas de la cultura y los
smbolos, que veremos a continuacin (y que plantean no pocas cuestiones de rico debate
actual con el marxismo estructural).
Otros de los exponentes del marxismo estructural fueron criticados por haber reducido
el concepto de cultura a lo ideolgico ya que, de esta manera, acentuaban demasiado el
efecto mistificador y muchos de sus anlisis terminaron mostrando cmo la cultura, slo
mantena el statu quo, con lo que se semejaron a los funcionalistas que pretendan superar.
Produjeron, en suma, en su momento una til revulsin en el uso de categoras de anlisis
que slo haban sido tomadas desde posiciones mecanicistas, si bien a su enfoque le falt una
recomposicin aun ms dialctica, de modo de explicar cmo la cultura tambin es parte de
la transformacin histrica, como testifica y describe densamente Godelier.
En realidad, la cuestin de fondo sigue siendo si la base de la determinacin de los actos
sociales humanos puede ser explicada fuera de la relacin de totalidad estructural histrica
universal y, a la vez, si puede comprendrsela soslayando los sentidos que los actores en
situaciones concretas dan a esas acciones y a su propia historia.
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Interpretaciones de interpretaciones
Si nos atenemos a la definicin antropolgica de cultura se hace evidente la presencia
del componente simblico. Los antroplogos, por lo dems, han venido estudiando smbolos
desde sus primeros estudios. Una de esas muestras es La rama dorada, de George Frazer
(1890), donde se aglutinan recopilaciones sobre magia y religin de los pueblos del mundo.
Estos temas, tomando como datos los rituales y relatos mticos, fueron materia prima
analtica desde los postulados evolucionistas y difusionistas hasta los anlisis estructuralistas
y las interpretaciones de los antroplogos contemporneos.
La aparicin, alrededor de los aos 70, de Clifford Geertz y su planteamiento semitico
de la cultura amalgama distintas influencias desde el enfoque llamado hermenutico
(interpretador) de textos del francs Paul Ricoeur, los estudios de casos simblico-rituales de
la escuela de Manchester y la teora fenomenolgica (aquella caracterizada por describir los
fenmenos desde el interior de ellos).
Para Geertz las culturas sern textos que deben ser interpretados, pero sin intentar
ver las cosas como el nativo, pues esto sera imposible epistemolgicamente hablando,
sino adquiriendo una posicin intermedia en cada situacin, para poder as apreciar en
qu trminos la gente de un determinado lugar se ve y se representa frente a s misma y
frente a los dems. La tarea que plantea es la de una traduccin de textos lejanos culturas de
Occidente, destinada al conocimiento de la audiencia occidental y acadmica.
Su aporte terico ms importante fue establecer que la cultura no es algo cerrado,
sustancial, super-orgnico, metido en la cabeza de la gente, sino que est corporizada en
smbolos pblicos, tangibles, a travs de los cuales los miembros de una sociedad comunican
su visin del mundo, sus orientaciones de valor y sus identidades. Los hombres viven en una
cultura porque viven interpretando permanentemente el mundo mediante interpretaciones
de interpretaciones, mediante guios, acuerdos tcitos, prejuicios y actitudes teidas de
contenido simblico que transmiten mucho ms que lo que dicen que trasmiten.
La cultura es una urdimbre de smbolos y su anlisis ha de ser, no una
ciencia experimental en busca de leyes, sino una ciencia interpretativa en busca de
significaciones ... expresiones sociales que son enigmticas en la superficie (Geertz
1988:20) y, por lo tanto, deben ser continuamente descifradas.
Para Geertz vivir entre smbolos implica vivir como despellejando continuamente una
cebolla, nunca est la verdad absoluta al final del recorrido porque siempre lo que hay es
smbolo, de smbolos, y slo cabe la interpretacin metafrica de las culturas como si fueran
textos, que dicen y no dicen, que develan y ocultan, en una densificacin de significados
que el antroplogo slo podr ayudar a convertir en discurso comprensible mediante su
propio discurso, mediante su propia re-textualizacin.
En una ria de gallos (estudio clsico de Geertz en Bali, Nueva Guinea), por ejemplo, lo
que se dirime es un sistema simblico de poder, de jerarquas, de valores sobre el machismo y
las formas de leer la realidad cotidiana, puesta en accin por esos actores que participan del
intrincado sistema de apuestas y del ritual de la ria en s.
Este tratamiento de la cultura como descripcin densa (opuesta a la descripcin fina,
que da cuenta de la realidad objetiva, externa a los actores), empalma con las ms ambiciosas
intenciones del post-modernismo relativista y por eso en parte se explica el xito de Geertz
fuera del mbito acadmico antropolgico. Mediante los smbolos, entonces, los pueblos,
segn Geertz, dan sentido a sus vidas, interpretndolas y re-interpretndolas como verdades
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As, investig cmo los smbolos en los rituales producen cambios en los actores, de un
status a otro, resuelven contradicciones sociales y concilian a los actores con las categoras y
normas de la sociedad.
El estudio de los smbolos rituales lo encaraba Turner por medio de la interpretacin
del actor (lo que dice) acerca de lo que l mismo practica en el rito, el sentido operacional que
se traduce en su propia accin (qu es lo que hace) y el sentido posicional de un smbolo en
relacin con otros smbolos.
Estudiando a los ndembu, de Rhodesia (hoy Zimbabwe), Turner distingue lo que
llama la estructura semntica de los smbolos con que se pone en prctica el rito. Cada
tipo de ritual puede ser considerado como una configuracin de smbolos, una especie
de pentagrama en el que los smbolos seran las notas (Turner 1980:53). El smbolo es
la unidad mnima del rito, una marca, un mojn, algo que conecta lo desconocido con lo
conocido, que se utiliza para revelar o hacer visible un significado.
El rbol musoli adquiere, por ejemplo, el valor de ser utilizado para entramar las
prcticas rituales: como elemento propiciador de la caza de antlopes, ya que stos se acercan
a comer sus brotes y son atrapados, pero para el pueblo ndembu esto se produce porque el
rbol hace la caza visible, del mismo modo que propicia la fertilidad de las mujeres porque
el rbol mismo es smbolo de hacer visibles a los nios, al decir de los ndembu. Tambin el
rbol se usa para extraer los malos sentimientos, logrando el alivio de los pacientes que los
albergan, as como se considera que pone al descubierto lo que es personal y privado, en el
rito de la confesin pblica alrededor del mismo rbol, relacionando la prctica con la salud y
la fertilidad femenina.
Asimismo, Turner describe, desde la interpretacin de sus entrevistados, el rito
alrededor del rbol mudyi o rbol de la leche: cuando se le extrae la corteza segrega un ltex
lechoso, razn por la cual es un smbolo de los pechos y de la leche; ellos interpretan entonces
que el rbol significa una madre con su hijo, equivalente social de la relacin principal
entre los ndembu que es la descendencia por va materna. El rbol de la leche es el lugar de
las madres y la blancura de la leche simboliza el estado de pureza de los que fueron iniciados
a la vida adulta debajo del rbol, del aprendizaje y principalmente de aprender a ser madre.
La multivocidad de significados que aparecen en las entrevistas con los participantes de los
rituales, se unifica cuando se los observa en la prctica ritual, ya que el smbolo es tratado
como una unidad.
Turner concibe el rito como condensador de la cultura ndembu en una selva
de smbolos, ya que representa la destilacin de muchas costumbres (op.cit.:56),
bsicamente en lo que llama smbolos dominantes (el rbol de la leche es uno de ellos) y se
plasma en una amplia multivocidad y polisemia (muchos significados o voces de distintos
actores en simultneo). A la vez, posibilita la representacin econmica de aspectos clave
de la cultura y de las creencias.
La consecuencia principal del tratamiento que Turner da a las prcticas mediante
smbolos es que sacan a la luz la emocin y expresan deseos, que ayudan a que los actores
sobrelleven situaciones de conflicto y oposicin entre grupos, como el que se da en estas
sociedades matrilineales con los varones. Normalmente los hombres llevan a sus esposas a
vivir con ellos y entregan a sus hermanas a los hogares de sus maridos; pero el mandato de la
descendencia dice que a todo hombre lo sucede el hijo de su hermana (no sus propios hijos,
como en la sociedad occidental), cosa que los hombres no aceptan de buen grado.
Por lo tanto, se da una tensin permanente entre los distintos hogares de residencia
y tanto los matrimonios como las aldeas son inherentemente inestables y en constante
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lucha, dice Turner, apoyado en la teora del conflicto de su maestro Glukman. Una de las
formas de afrontar y operar con estas contradicciones es precisamente el ritual.
Los antroplogos que siguieron el modelo de Turner agregaron al campo de la
antropologa simblica una dimensin importante que es la pragmtica de los smbolos, el
valor de su uso, los efectos que los smbolos tienen en el conjunto social, la cuestin de cmo
los smbolos realizan verdaderamente aquello que los antroplogos simblicos sostienen que
hacen: operar como fuerzas activas en el proceso social, lo que nos aleja de las posiciones que
ven a los smbolos y los rituales como meros procedimientos para reproducir la cultura.
Los diablos del capitalismo
Con base en estos y otros autores se desarrolla, entre fines de los setenta y principios
de los noventa el autodenominado momento experimental de la Antropologa. Sus
defensores y sistematizadores ms conspicuos son Marcus y Fischer y dos de los ejemplos
ms ilustrativos son la obra de Paul Willis y Michael Taussig. Tambin, por supuesto,
reconocen los antecedentes en la obra de los africanistas de la descolonizacin, tanto por su
adhesin a la teora del conflicto y a la corriente marxista de la economa poltica cuanto por
su atencin a la interpretacin comprensiva del horizonte simblico de la vida de los pueblos.
En realidad, se autodefine el intento como tendiente a la armonizacin de economa poltica
y preocupaciones comprensivas en antropologa (Marcus & Fischer:133).
Willis titula su trabajo Aprendiendo a trabajar, con un sentido amplio de lo que
significa la accin de trabajar junto a la construccin de la identidad como trabajador,
de acuerdo con el lugar que la sociedad industrial (Inglaterra) destina a los hijos de
los obreros, de manera que se reproduzcan como tales y se disciplinen no slo social
sino fundamentalmente en trminos de la adquisicin de prcticas y representaciones
caractersticas: que aprendan su cultura, la que les asigna el sistema y a su vez ellos
construyen cotidianamente, como hijos de obreros.
Los escenarios de este aprendizaje informal son no slo la escuela sino la calle y,
luego, la fbrica. En la escuela es donde se preparan para trabajar y ser de clase obrera.
Eso, esgrime Willis, en s representa una contradiccin, pues la educacin universal dice
propender a que su capacitacin les posibilite su ascenso social. Mediante un registro
etnogrfico sutil, pormenorizado, que explora en el lenguaje cotidiano, en las prcticas,
bromas y conductas regulares y contingentes, el antroplogo da cuenta de la sorprendente
captacin que estos jvenes hacen de la oculta racionalidad del sistema capitalista. Incluso,
se muestra cmo el movimiento de resistencia al sistema autoritario de la escuela,
manifestado por la indisciplina, se convierte en s mismo en el obstculo para la movilidad
social ascendente, uno de cuyos indicadores es la desercin. Esa resistencia se convierte
irnicamente en un componente bsico de su propia reproduccin como clase obrera.
Podemos vincular las diabluras escolares de hijos de obreros ingleses (en la etnografa
de Willis) con la adoracin al diablo de las representaciones simblicas (cultura) de los
campesinos de los cordones andinos sudamericanos (en la etnografa de Taussig), hilados
por las relaciones estructurales capitalistas, unos en un contexto central y otros en uno
dependiente, pero capitalismo al fin.
Taussig estudia las creencias y ritos sobre el diablo en campesinos colombianos del
valle del Cauca y mineros bolivianos del estao, como reacciones a la integracin de sus
modos tradicionales de produccin a un sistema capitalista monetario y de trabajo proletario
asalariado. Se manifiesta una imagen indgena del proceso capitalista y al mercado como
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maligno.
La creencia en s es que el propietario que acumula dinero y ha contratado personal
campesino sin tierra ha hecho un pacto secreto con el diablo y la tierra de donde provienen
sus ganancias est, en consecuencia, condenada a perder fertilidad y el mismo dueo tendr,
tarde o temprano, una muerte muy dolorosa si no realiza el acuerdo.
Esos pactos slo tienen vigencia en los lugares con las relaciones capitalistas y salariales
desarrolladas, en vnculos con los centros mundiales de comercio. No ocurre lo mismo en las
tierras que son propiedad de los campesinos que las trabajan.
Algo similar ocurre con los mineros de estao, en Bolivia, con el culto al To de la
mina. El To gobierna las riquezas minerales y es venerado pblicamente. Resultara ser
un mediador entre las relaciones precapitalistas y la explotacin capitalista ms reciente.
Requiere que se le ofrenden llamas, se le hagan splicas, en suma: se le apacige a cambio
de mantener la prosperidad del yacimiento. Implica una forma de control externo al de
los propios actores y sus componentes simblicos provienen de etapas coloniales, donde
se lo representaba como inquisidor espaol. En la actualidad su imagen es la de un gringo
cowboy.
Nos hace recordar a la creencia vigente an hoy en los ingenios tucumanos llamada El
Familiar y que consiste en el pacto que realiza con el diablo el dueo del ingenio, para cuyo
cumplimiento debe entregar cada tanto un trabajador, que es devorado por el monstruo
que habita una cueva o hasta una bodega de la finca. Durante la dictadura 76-83, era comn
que los tucumanos atribuyeran las desapariciones de trabajadores producidas por el Ejrcito
a El Familiar...
As narra Taussig sus casos:
En dos reas rurales de Amrica del Sur muy separadas entre
s, a medida que los campesinos cultivadores pasan a ser asalariados
sin tierras, invocan al diablo como parte del proceso de mantener
o incrementar la produccin. Sin embargo, cuando se trata de
campesinos que trabajan su tierra segn sus propias costumbres, esto
no sucede. Es solamente cuando se los proletariza que el diablo cobra tal
trascendencia ... Mientras que la imaginera de Dios o de los espritus
de la fertilidad de la naturaleza dominan el rasgo distintivo del trabajo
dentro del modo de produccin campesino, el diablo y el mal sazonan las
metafsicas del modo de produccin capitalista de estas dos regiones.
(Taussig 1993:30).
Es evidente la no relacin de correspondencia directa y literal de los significados de la
creencia con la situacin estructural (asalariados sin tierra) de estos actores. La hiptesis de
Taussig establece que
las creencias ... evolucionan a partir de un conflicto en el mundo
del significado, de una cultura que lucha creativamente para organizar
nuevas experiencias con una visin coherente que se vivifica con
implicaciones para actuar en el mundo. Las creencias mgicas -agrega
el autor- son reveladoras y fascinantes, no porque sean instrumentos de
utilidad mal concebidos, sino porque son ecos poticos de la cadencia
que gua el curso recndito del mundo... (y para) cambiar sus destinos
(op.cit.:32).
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