Tomashevski - Trabajo
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Ella tuvo la culpa, seor Juez. Hasta entonces, hasta el da que lleg,
nadie se quej de mi conducta. Puedo decirlo con la frente bien alta. Yo era
el primero en llegar a la oficina y el ltimo en irme. Mi escritorio era el ms
limpio de todos. Jams me olvid de cubrir la mquina de calcular, por
ejemplo, o de planchar con mis propias manos el papel carbnico. El ao
pasado, sin ir muy lejos, recib una medalla del mismo Gerente.
En cuanto a sa, me pareci sospechosa desde el primer momento. Vino
con tantas nfulas a la oficina. Adems, qu exageracin! recibirla con un
discurso, como si fuera una princesa. Yo segu trabajando como si nada
pasara. Los otros se deshacan en elogios. Alguno, deslumbrado, se atreva
a rozarla con la mano. Cree usted que yo me inmut por eso, seor Juez?
No. Tengo mis principios y no los voy a cambiar de un da para el otro.
Pero hay cosas que colman la medida. La intrusa, poco a poco, me fue
invadiendo. Comenc a perder el apetito. Mi mujer me compr un tnico,
pero sin resultado. Si hasta se me caa el pelo, seor, y soaba con ella!
Todo lo soport, todo. Menos lo de ayer. "Gonzlez -me dijo el Gerentelamento decirle que la empresa ha decidido prescindir de sus servicios".
Veinte aos, seor Juez, veinte aos tirados a la basura.
Supe que ella fue con la alcahuetera. Y yo, que nunca dije una mala
palabra, la insult. S, confieso que la insult, seor Juez, y que le pegu con
todas mis fuerzas. Fui yo quien le dio con el fierro. Le gritaba y estaba como
loco. Ella tuvo la culpa. Arruin mi carrera, la vida de un hombre honrado,
seor. Me perd por una extranjera, por una miserable computadora, por un
pedazo de lata, como quien dice.