Guía NESTLE Nutrición en El Anciano
Guía NESTLE Nutrición en El Anciano
Guía NESTLE Nutrición en El Anciano
EN EL
ANCIANO
Gua de buena
prctica
clnica
en geriatra
NUTRICI N EN EL ANCIAN O
NUTRICIN
EN EL ANCIANO
Gua de buena
prctica clnica
en geriatra
NDICE
6
10
24
42
ESTRATEGIAS NUTRICIONALES
EN SITUACIONES ESPECIALES
54
AUTORES:
Dr. Pedro Gil Gregorio
geriatra. presidente de la segg. jefe de servicio de geriatra del hospital
clnico universitario san carlos. madrid.
NUTRICIN EN EL ANCIANO
4-5
PRLOGO
NUTRICI N EN EL ANCIAN O
6-
PRLOGO
EDUCACIN
EN SALUD NUTRICIONAL
U
NUTRICI N EN EL ANCIAN O
8- 9
TABLA 1. CRITERIOS DE DIAGNSTICO DE FRAGILIDAD
recordar que una gran proporcin han perdido la dentadura o padecen enfermedades
periodontales, lo que condiciona su tipo de
alimentacin. Como tambin la disfagia y la
xerostoma condiciona la alimentacin, al
igual que el reflejo gastroesofgico y la gastritis atrfica, que es muy frecuente en esta
edad, repercuten en el estado nutricional al
llevar una menor absorcin de vitamina B12,
cido flico, del hierro no hemo, del calcio y
de la vitamina D.
Tambin se producen cambios renales disminuyendo el nmero de nefronas, modificndose la funcin renal en un 75% de los
mayores.
Los cambios estructurales y funcionales en
el sistema cardio-circulatorio de los mayores, son determinantes. La hipertrofia
cardiaca, la disminucin de la contractilidad del miocardio, una menor perfusin
en determinados rganos, la prdida de
elasticidad de los vasos sanguneos y las
alteraciones en las LDL, son determinantes para el desarrollo de la hipertensin y
la arterioesclerosis. Tambin est presente
la diabetes mellitus tipo II.
La prdida de capacidad funcional tambin afecta al sistema inmunitario y, por
ltimo, los cambios a nivel del sistema
nervioso por su impacto no solo a nivel
fisiolgico, sino tambin en el psicolgico
y en el social.
Aspectos psicolgicos
ASPECTOS SOCIALES
NUTRICI N EN EL ANCIAN O
10- 10
nal, familiar y social, teniendo como resultado la viudedad, el sndrome de nido
vaco, la disolucin completa de la familia
o hacindose cargo de hijos menores, discapacitados o nietos, etctera, sin olvidar
el maltrato que, en ocasiones, les afecta.
Tampoco se puede olvidar que la jubilacin implica menores ingresos econmicos
y cambios en las relaciones sociales.
CAMBIOS EN LOS
PATRONES DIETTICOS
EN LOS MAYORES
Existen una serie de cambios en los patrones dietticos de las personas mayores que
hace que sean ms propensos a caer en la
desnutricin.
As suelen modificar sus hbitos alimentarios, en general, reduciendo la cantidad y
el volumen de las comidas y bebidas, as
como los tiempos de ingesta.
Para la poblacin en general se considera
que los hbitos alimentarios estn influenciados por las actitudes relacionadas con la
dieta y las creencias en los individuos sobre
lo que resulta saludable.
Envejecimiento:
necesidades, requerimientos
Requerimientos energticos
NUTRICI N EN EL ANCIAN O
12- 13
es el gasto de energa mnimo, que se necesita para mantener las funciones vitales
orgnicas en condiciones normales. Este
NUTRICI N EN EL ANCIAN O
14- 15
TABLA 2. GEB (Kcal.)
Ecuacin de Harris-Benedict x factor de actividad fsica x factor de estrs
ACTIVIDAD
FACTOR DE CORRECCIN
FACTOR DE CORRECCIN
ESTRS
Reposo
1
1.3 por grado >37C
Fiebre
Muy ligera
1.3
1.2
Ciruga menor
Ligera
1.5-1.6
1.3 Sepsis
Moderada
1.6-1.7
1.4
Ciruga mayor
Intensa
1.9-2.1
1.5 Politraumatismo
Muy intensa
2.2-2.4
1.5-2.05
Quemaduras
0.7
0.9-1.3 Cncer
1.2 Malnutricin
Infeccin moderada
2) Lpidos (Grasas):
Cada gramo de grasas (lpidos), aporta 9
kilocaloras. Las grasas han suponer el 3035% del aporte energtico total. Dan sabor
y palatabilidad a los alimentos, pero tienen
un alto aporte energtico, por ello debemos consumirlas de forma racional. Existen tres formas principales de lpidos en la
dieta: triglicridos, fosfolpidos y colesterol.
Los triglicridos estn formados por la
unin de tres cidos grasos y glicerol. Los
cidos grasos se clasifican segn el nmero de tomos de carbono de su molcula,
en cidos grasos de cadena corta, media y
larga; y dentro de estas ltimas, dependiendo del nmero de dobles enlaces entre los
tomos del carbono, en cidos grasos saturados, monoinsaturados y poli-insaturados.
As, los saturados no tienen ninguno de estos dobles enlaces, los monoinsaturados
slo uno y los poli-insaturados dos o ms.
Debemos aportar un adecuado equilibrio
entre el consumo de grasas saturadas y grasas mono o poli-insaturadas. Tabla 3.
a) Grasas saturadas: generalmente de
origen animal (carne, embutidos, leche
entera, mantequilla, etctera) o en algunos vegetales (coco y palma). No deben
sobrepasar el 7-10% del aporte energtico total. El resto del aporte energtico,
hasta el 30% se efectuar a expensas de
mono o poli-insaturadas.
b) Grasas mono-insaturadas: de origen
Micronutrientes
no energticos
Se ha visto que aunque disminuyen los requerimientos de energa del anciano, no hay
un descenso paralelo de los micronutrientes
NUTRICI N EN EL ANCIAN O
16- 17
(minerales y vitaminas). Las ingestas recomendadas de minerales y vitaminas para
las personas mayores sanas no son muy
diferentes a las de los adultos, salvo ante
determinados problemas de salud aadidos como la desnutricin, el alcoholismo o
por la toma de mltiples medicamentos de
los que habitualmente toman los mayores,
que en unos casos interfieren la absorcin
de nutrientes (anticidos) y en otras inhiben
el apetito (diurticos), etctera. Las recomendaciones de las Guas Alimentarias para minerales y vitaminas en la poblacin espaola,
son: Tabla 5.3
La importancia de las vitaminas y los elementos inorgnicos se basa en su implicacin en la proteccin frente a enfermedades degenerativas, tales como cncer y
enfermedades cardiovasculares, etctera,
por el efecto antioxidante y por el normal
funcionamiento de la inmunidad, lo que repercute en una menor incidencia de infecciones. Algunos de estos oligoelementos
son iones inorgnicos imprescindiblemente
para casi todos los procesos bioqumicos y
fisiolgicos del organismo.
A) Minerales:
grupo Hem, para el metabolismo del tejido conjuntivo, para el desarrollo seo y
para la funcin nerviosa y la funcin inmune. La ingesta recomendada se sita
en torno a unos 900 g/da. Se localiza
en alimentos como el hgado, mariscos,
pasas, cereales de grano entero, leguminosas y nueces. Su deficiencia no es
frecuente.
8) Cromo: es esencial para el metabolismo
de la glucosa y los lpidos, como cofactor
de la insulina. La ingesta recomendada
oscila entre 50-200 mg/da, que suele cubrirse con la dieta habitual. Se encuentra
en la levadura de cerveza, la carne animal, el hgado, las ostras, las patatas y
cereales.
9) Sodio: el sodio interviene en el equilibrio cido-base e hidroelectroltico y en
la transmisin de los impulsos nerviosos.
Las personas mayores aumentan las
prdidas de sodio por orina. La ingesta
diaria recomendada es de 5-6 gramos,
no recomendando restricciones por
debajo de 2-3 gramos al da, ya que las
dietas muy restrictivas limitan la eleccin
de alimentos, disminuyen el apetito y
causan aversin. Como dieta de proteccin cardiovascular se recomienda una
ingesta de sal, entre los 2-3 g y los 5-6
g/da, usando hierbas aromticas para
mejorar el olor y sabor de los alimentos
y hacindolos ms apetecibles. El dficit
de sodio aparece en personas mayores
que presentan un sndrome de secrecin
inadecuada de la hormona antidiurtica
(ADH) o bien por una administracin excesiva de lquidos (suero). Tabla 5.3,10,11
B) Vitaminas:
NUTRICI N EN EL ANCIAN O
18- 19
sintetizarla en cantidad suficiente.
c) No estar previamente descrita su estructura qumica.3
Se dividen en liposolubles: vitaminas A, D,
E y K; e hidrosolubles que son las vitaminas
B y C.
El papel de las vitaminas en la dieta ha pasado por varias etapas, desde la sospecha
de su existencia, hasta llegar a darle una
importancia desproporcionada en el origen
de enfermedades. Son sustancias orgnicas
de estructura muy variada que no se sintetizan en el organismo y en los casos en los
que s se sintetizan, lo hacen en cantidades
insuficientes para permitir un desarrollo
normal, por lo que dependemos de un
aporte externo de las mismas. Intervienen
modulando y catalizando diferentes reacciones metablicas. Son imprescindibles,
en pequeas cantidades, para alcanzar un
equilibrio nutricional adecuado.
Los requerimientos de vitaminas, en general, en los mayores son muy similares a
los del adulto. Las necesidades vitamnicas
suelen estar cubiertas cuando se administra una dieta equilibrada, por encima de
1.800 kilocaloras/da. Cuando se llevan a
cabo dietas ms restrictivas, en torno a los
1.500-1.600 kilocaloras/da, requieren una
suplementacin vitamnica. Tabla 5.
Vamos a describir un poco las funciones, y
propiedades de cada una de las vitaminas.
1 VITAMINAS LIPOSOLUBLES:
a) Vitamina A: Retinol o vitamina Antixeroftlmica: derivadas del retinol, retinal
y acido retinoico. Su funcin principal
es la formacin de protenas carotenoides (visin) y de las glucoproteinas de
la funcin celular epitelial. Es esencial
para la visin y en la adaptacin a la
oscuridad. El almacenamiento de vitamina A en el hgado de los mayores,
no disminuye respecto a los adultos y
cuando se les administra una dosis, alcanza mayores concentraciones sricas.
La ingesta recomendada es de unos
900 g para el hombre y de 700 g
NUTRICI N EN EL ANCIAN O
20- 21
boca y de la faringe, anemia normoctica
y normocrmica.
c) Vitamina B6: Piridoxina: acta como
cofactor de isoenzimas del metabolismo
de los aminocidos. Sus necesidades se
incrementan, al aumentar la sntesis proteica. La ingesta recomendada de vitamina B6, en los mayores es mayor que en
el adulto, cifrndose en al menos 1,7 mg
para el hombre y 1,5 mg para la mujer;
siendo lo ptimo, llegar a los 2 mg diarios.
Muchos mayores (50-80%) tienen niveles bajos por una ingesta inadecuada, especialmente los que ingieren
escasas protenas, los vegetarianos,
los alcohlicos, las personas que toman algunos medicamentos (isoniacida, hidralacina, estrgenos, etctera).
Ante dficit de vitamina B6 se reducen
los linfocitos B, originando una respuesta inmune menos robusta y aumentan
los niveles de homocistena con el consiguiente riesgo cardiovascular, as como
trastornos neurolgicos, espasmos musculares y convulsiones. Dosis altas de esta
vitamina interfieren con medicamentos
antiparkinsonianos (L-dopa) y con algunos antiepilpticos. La vitamina B6
abunda en la mayora de los cereales, las
nueces, el pan, las legumbres, las carnes
rojas (ternera y cerdo), el pollo, el pavo,
los pescados (bacalao, salmn, fletn,
trucha y atn), las frutas, las verduras, los
huevos y los lcteos.
d) V itamina B12: Cianocobalamina:
la ingesta recomendada es similar a la
del adulto, estimndose en 2,4 g. Puede producirse un dficit de vitamina B12,
ya que para su absorcin se precisa la
formacin de un complejo gstrico, en
presencia de calcio y muchas personas
mayores presentan aclorhidria, o gastritis crnica atrfica, o en otros casos por
estar gastrectomizados, o por padecer
cuadros de malabsorcin, e incluso en
personas que consumen prolongadamente protectores gstricos (omeprazol y derivados). En estos casos puede
Mujeres
700
20
12
65
1,1
1,3
15
5
1,7
30
2,4
400
60
10
1300
320
8
150
NUTRICI N EN EL ANCIAN O
22- 23
C) Fibra:
Es la parte de los vegetales que no es digerida por los jugos digestivos, y que se
elimina sin ser absorbida. La fibra no posee
valor nutritivo, lo que durante un tiempo
hizo que se catalogara como componente
inerte e indigerible que pasa por el intestino y que no tiene ningn efecto. Hoy, por
el contrario, sabemos que la fibra presenta
una gran cantidad de acciones segn la variedad de que se trate.
Son alimentos ricos en fibra las legumbres,
los cereales, las hortalizas, las verduras y las
frutas. Si se necesita, por problemas digestivos (diverticulosis o estreimiento), debe
de tomarse tambin en forma de preparados, siempre acompaada de abundante
agua.3, 10, 11, 13
Debemos tener en cuenta que la fibra se
puede dividir en soluble e insoluble, segn
su solubilidad en agua. La primera constituida por gomas, pectina, muclagos y hemicelulosas y que sufren una fermentacin
total en el coln, de esta forma se originan
cidos grasos de cadena corta que sirven
de sustrato a las clulas del colon y adems al ser absorbidos y llegar al hgado,
son utilizados para la formacin de cuerpos
cetnicos, glutamina, glutamato y la neoglucognesis.
La fibra insoluble (hemicelulosas, celulosas
y lignina) es fermentada nicamente de forma parcial.
La fibra diettica ha demostrado ser til en
muchas patologas que afectan al anciano,
como es la diarrea, el estreimiento, colon
irritable, hemorroides, diverticulosis de
colon, diabetes mellitus y el sndrome de
intestino corto.4
Se recomienda una ingesta diaria de 20-35
gramos de fibra, tanto para prevenir el estreimiento como para mejorar los niveles
de glucemia, el colesterol y las grasas. Una
porcin mediana de fruta, hortaliza o cereal
contiene de 2 a 4 gramos de fibra; por lo que
las personas mayores deben comer diariamente entre 8-12 unidades de estos alimentos. Tambin existen los suplementos de
D) Agua:
El agua es un nutriente ms, sin valor calrico, pero que contiene minerales (calcio,
fsforo, magnesio, flor) y electrolitos (sodio, potasio, cloro, etctera). Las personas
mayores presentan una alteracin en los
mecanismos reguladores de la sed, teniendo una percepcin o sensacin de sed
mucho ms tarda y adems presentan una
saciedad prematura una vez que perciben
la sed. Esto hace que sean especialmente
susceptibles a la deshidratacin, debiendo
anticiparnos y forzar la ingesta lquida, an
no teniendo ganas.
Debemos tener en cuenta que muchas
personas mayores disminuyen la ingesta de
lquidos de forma voluntaria, por el miedo
a la incontinencia nocturna y que el uso de
diurticos y laxantes favorecen la prdida
de lquidos con el riesgo de deshidratacin.
El agua debe tomarse a lo largo del da, sobre todo por la maana y por la tarde, para
evitar los inconvenientes de la incontinencia
nocturna si existiera.
Cuando una persona mayor nota sensacin de sed, ya presenta una prdida de
un 1-1,5% de su peso, a expensas de los lquidos corporales, es decir, se encuentra ya
en un estado de deshidratacin subclnica.
Las necesidades diarias de lquidos se cifran en torno a 30-35 ml por kilogramo de
peso y da, o bien 1-1,5 ml por kilocalora
ingerida y da, en unas condiciones estndares. Esto significan unos 2-2,5 litros diarios (un litro aproximadamente se ingiere
con los alimentos y el resto con la bebida).
Estos requerimientos varan en funcin
de la actividad o ejercicio fsico que realice, las condiciones ambientales, la dieta
que lleve, los hbitos txicos (alcohol), los
problemas de salud que padezca y de los
medicamentos que tome.
As, estas cantidades deben aumentarse
en determinadas situaciones como ante
calor ambiental (250-300 ml por cada grado
E) Alcohol:
El consumo de alcohol debe ser muy moderado, sin sobrepasar los 20-25 gramos
diarios (equivalente a un vasito pequeo
de vino, en la comida y en la cena), siempre
que no est contraindicado por padecer
alguna enfermedad o por tomar medicamentos incompatibles. En mayor cantidad,
es nocivo, ya que inhibe el apetito y la absorcin de algunos nutrientes.
Una dieta adecuada ha de ser suficiente
para cubrir todas las necesidades orgnicas, presentando un equilibrio entre macro
y micronutrientes. Sin embargo, debe llamarnos la atencin que un 10-30% de los
mayores autnomos a los que se efecta
anlisis, tenga valores en sangre deficientes
de minerales y vitaminas; y que el 50% de
stos, no tenga un consumo adecuado de
los mismos.
Tambin es verdad que stos dficits son
mucho ms frecuentes que el desarrollo
de enfermedades y trastornos inducidos
por stos. La causa ms frecuente de los
estados carenciales en los mayores son la
ingesta energtica menor a la recomendada para sus necesidades o los regmenes
dietticos.
La ingesta insuficiente de nutrientes en las
fases iniciales pasa desapercibida, incluso
si se mantiene en el tiempo pasa por un estado subclnico, que slo lo detectaremos
al realizar unos anlisis; y solo en la ltima
fase, el estado carencial ser constatable
clnicamente, mediante sntomas y signos.
De ah la importancia de anticiparnos precozmente en los mayores. 3,10,11,13
BIBLIOGRAFA
1. Alonso J., Gonzlez Montesino I., Rodrguez Troyano J.M. Envejecimiento y nutricin. En Nutricin
hospitalaria Suplementos. 2011.
2. Mark H. Beers. Thomas V.Jones. Michael Berkwits. Justin L. Kaplan. Y Robert Dorter. Manual Merck
de Informacin Medica Edad y Salud. Editorial Ocano. 2004. Pg.: 43-51.
3. G. Arbones. A. Carbajal. B. Gonzalo. M.Gonzalez.Gross. M.Joyanes. I. Marques-Lopes. M Luisa
Martin. A. Martnez. P. Montero. C.Nuez. I.Puigdueta. J. Quer. M.Rivero.M.A.Roset. F.J.SanchezMuiz. M P. Vaquero. Nutricin y recomendaciones dietticas para personas mayores. Grupo de
trabajo Salud Publica de la Sociedad Espaola de Nutricin Hospitalaria. 2003. Pg.: 109-137.
4. Ribera Casado J.M. y Gil Gregorio P. Alimentacin, nutricin y salud en el anciano. Clnicas Geri-
NUTRICI N EN EL ANCIAN O
24- 24
tricas XV. Edimsa 1999. Pg.: 61-83.
NUTRICI N EN EL ANCIAN O
24- 25
VALORACIN
DEL ESTADO NUTRICIONAL
L
a desnutricin es un problema de
capital importancia en los mayores,
especialmente en determinados colectivos como los muy mayores, que presentan mltiples enfermedades asociadas
(comorbilidad) y en los que estn polimedicados con motivo de stas; hasta tal punto
que la desnutricin o malnutricin mixta
(proteico-calrica), dentro de la geriatra,
adquiere tal protagonismo que constituye
uno de los principales Sndromes Geritricos. La importancia de la desnutricin
en los mayores viene dada por su elevada
prevalencia y sobre todo por las mltiples
complicaciones que desarrolla, siendo
la responsable de numerosos procesos
infecciosos, de la aparicin de lceras por
presin, de la prdida de capacidad funcional, de un mayor nmero de ingresos
hospitalarios, con estancias medias ms
prolongadas, y de unas mayores tasas de
mortalidad.1
Tambin sabemos que la mejor arma para
prevenir la desnutricin es pensar en ella,
tratando de detectar precozmente sus
primeros signos y sntomas, en fases iniciales, para as proceder a la correccin de
los cambios estructurales y/o funcionales
que desarrolla en el organismo. Solo as
podremos detectarla, ya que habitualmente pasa desapercibida, presentando signos
y/o sntomas solo en menos del 5% de los
A) CRIBADO O SCREENING:
NUTRICI N EN EL ANCIAN O
26- 27
TABLA 1. DETERMINE
Padezco Enfermedad o Afeccin que me ha hecho Cambiar
el Tipo y/o Cantidad de Alimentos que Consumo
Consumo menos de 2 Comidas al Da
Consumo poca Fruta, Verdura y Lcteos
Consumo ms de 3 Vasos de Cerveza, Vino o Licor casi a Diario
Tengo problemas bucodentales que dificultan mi alimentacin
No dispongo siempre del dinero que necesito
para comprar los alimentos que necesito
Como solo la mayora de las veces
Consumo 3 ms medicamentos/da (incluida automedicacin)
He perdido o ganado > 5 Kg. en los ltimos 6 meses sin proponrmelo
No siempre tengo condiciones fsicas para hacer la compra, cocinar o alimentarse
SI
NO
2
3
2
2
2
0
0
0
0
0
4
1
1
2
2
0
0
0
0
0
0 a 2
3 a 5
6 ms
3.-(MUST):
La escala de valoracin del riesgo nutricional es una herramienta sencilla que mediante cuatro preguntas, evala la ingesta
en la ltima semana, el ndice de masa
corporal y la prdida de peso corporal
en los ltimos tres meses y el estado de
salud-enfermedad (grado de severidad).
Hay una versin NRS-2002 con mayor valor
predictivo, recomendado por la ESPEN en
adultos ingresados.
En ancianos es una herramienta poco especfica, ya que al igual que el MUST el punto
de corte del ndice de masa corporal que
establece 18.5 kg/m2 (en el MUST era de <
20 kg/m2 ) valor de normalidad muy inferior
al establecido para los ancianos.
NUTRICI N EN EL ANCIAN O
28- 29
B
C
B) VALORACIN NUTRICIONAL:
1.-Valoracin social:
NUTRICI N EN EL ANCIAN O
30- 31
estrecha relacin con el estado nutricional,
el aislamiento o la soledad, la insuficiencia
o precariedad econmica, el bajo nivel
cultural y la presencia de malos hbitos
y adicciones.
2.-Historia Clnica:
2. -a) Anamnesis (sntomas): en la anamnesis se recabar informacin sobre determinados sntomas muy relacionados
con el estado nutricional, y que pueden
constituir factores de riesgo de desnutricin. Entre stos merece indagar en
la prdida de apetito o anorexia, en los
problemas bucodentales (masticacin,
salivacin o deglucin), la sospecha
de malabsorcin por gastritis crnica
o gastrectoma previa, la presencia de
vmitos y diarrea, la ciruga reciente,
la presencia de enfermedades sobre
todo la comorbilidad asociada (diabetes, EPOC, insuficiencia renal crnica,
insuficiencia heptica, insuficiencia cardaca, deterioro cognitivo o demencia,
la depresin o ansiedad, etctera), la
presencia de hbitos txicos como el
alcohol y el tabaco, las neoplasias, los
problemas de los rganos de los sentidos (vista, gusto, olfato, etctera).
2. -b) Historia y hbitos dietticos: dentro de la anamnesis, adquieren especial
relieve los hbitos dietticos de las personas mayores, ya que nos permitirn
orientar determinadas sospechas sobre
el estado nutricional. Para ello reconstruiremos la dieta que ha llevado en la
ltima semana. Existen cuestionarios estructurados o semiestructurados como el
de Hark y Deen, que pueden utilizarse.5,12
2. -c) Historia y consumo farmacolgico:
Hemos reiterado que las personas mayores a menudo estn polimedicadas como
consecuencia de los mltiples problemas
de salud que padecen. Muchos de estos medicamentos presentan reacciones
adversas, e interacciones, algunas con
repercusin en el rea nutricional. En este
4.-Datos antropomtricos:
NUTRICI N EN EL ANCIAN O
32- 33
los cambios que se producen en el estado
nutricional, as como en la estructura o composicin corporal. Los datos antropomtricos
se comparan con unos estndares de referencia obtenidos de estudios poblacionales, o
con los valores que previamente presentaba
la misma persona.
Resaltar que los valores estndares de
referencia, no son especficos para personas mayores, ya que las poblaciones
estudiadas no incluyen una muestra amplia y representativa de stos, y adems
las tablas de referencia, a menudo slo
llegan hasta los 65 70 aos, careciendo
de estndares para los mayores de estas
edades que son especialmente frecuentes
y significativos.
Se trata de parmetros de bajo coste, sencillos, generalmente fciles y rpidos de
obtener, salvo en las personas mayores
dependientes que no pueden bipedestar
(encamados, en silla de ruedas, etctera), y
precisen procedimientos especiales (rampas o sillas de pesaje, medidas alternativas
de la altura como rodilla-taln, etctera).
Existen mltiples mtodos, algunos sofisticados y de escasa utilidad prctica.
Ninguno por s mismo resulta patognomnico, debiendo utilizar varios de stos;
aquellos que mejor se adapten al mbito
o entorno del paciente y en los que ms
experiencia tenga el explorador. Un valor
Propanolol
Nifedipino
Diltiazen
IECA: Captopril, Enalapril
Hidroclorotiazida Espironolactona
Amiloride
AINE: A.A.S., Ibuprofeno
Penicilina
Lincomicina
Metronidazol Claritromicina
Cefamandole Citostticos: 5 Fluoruracilo
Procana
Etambutol
Pentamidina Carbamacepina
Levo-Dopa
Sulmatriptan
Fluorazepan
Triazolan
Zopiclona
NUTRICI N EN EL ANCIAN O
34- 35
NUTRICI N EN EL ANCIAN O
36- 37
masa muscular y de la expectativa de
supervivencia cuando mide ms de 30
cm. Hay estudios que han encontrado
correlacin entre ste y el MNA. Recomendado por la Organizacin Mundial
de la Salud complementariamente a
otros, especialmente en personas mayores en las que no se puedan aplicar otros.
Tambin se puede utilizar el ndice cintura/cadera, que mide la proporcin entre
la grasa abdominal y la del muslo. Indica
riesgo metablico (diabetes mellitus y
dislipemia) y riesgo cardiovascular (hipertensin, ictus, etctera), cuando supera
0,80 en la mujer y 0,95 en el hombre.
Tiene limitaciones por la falta de normas en la medicin y la modificacin
del tejido adiposo.2,22-24
visceral. Son protenas de sntesis heptica, que pueden circular unidas a otras
sustancias. Todos son reactantes de fase
aguda negativos y por tanto sus niveles
plasmticos pueden verse influenciados,
disminuyendo ante las respuestas orgnicas a traumatismos, a la ciruga, a las
infecciones y otros procesos agudos.
Algunos, como la prealbmina, no figuran en el catlogo de peticiones de Atencin Primaria de Salud, recomendando
la utilizacin de aquellos accesibles a
cada mbito asistencial.
5.- a.) 1.- Albmina: es una protena fcil
de determinar y accesible en cualquier
nivel asistencial, por tanto es un buen
marcador epidemiolgico. Por el contrario, no es un buen monitor para los
cambios nutricionales agudos, debido a
que es una protena de vida media larga
(aproximadamente 18-21 das), esto hace
que ante modificaciones recientes del
estado nutricional, sea poco sensible;
y por tanto, puede mantenerse normal
durante cierto tiempo, pese a que ya
exista un dficit nutricional considerable.
Hemos de tener en cuenta que la albmina plasmtica puede descender ante
enfermedad heptica o renal, ante un
sndrome nefrtico, o ante enteropatas, debido a la prdida de protenas.
Tambin ante una expansin del volumen plasmtico, por dilucin, puede
descender la albmina; esto acontece
en pacientes crticos (sepsis, traumatismo, ciruga) y en los sndromes de
realimentacin. La hipoalbuminemia
puede distorsionar los niveles de calcio,
magnesio y cinc y afectar a los niveles
de determinados medicamentos como
la fenitoina. Pese a todo lo sealado, la
albmina es el parmetro bioqumico
ms utilizado para la valoracin nutricional, ya que tiene un alto valor predictivo
positivo para resolver complicaciones
asociadas a la desnutricin. Cifras inferiores a 2,5 g/dl sugieren un elevado
riesgo de complicaciones. Ver niveles en
NUTRICI N EN EL ANCIAN O
38- 39
hematocrito, etctera, lo que traducen
son dficits especficos, ms que una
desnutricin globalmente considerada.
6.-Datos inmunolgicos:
recuento de linfocitos:
Normal
Albmina g/dl
Transferrina mg/dl
Prealbmina mg/dl
RBP mg/dl
Linfocitos / mm3
Colesterol Total g/dl
4,5-3,5
300-250
28-18
7-2,6
3500-2000
220-180
Deplecin
Deplecin
Moderada
Leve
3,5-2,8
2,7-2,1
250-150
150-100
18-15
15-10
2,6-2
2-1,5
2000-1200 1200-800
180-140
140-100
Deplecin
Vida media
Severa
< 2,1
18-21 das
< 100
8-10 das
< 10
2-3 das
< 1,5
10-12 horas
< 800
< 100
fr
fr
DATOS
SOCIALES
desnutricin
DATOS
CLNICOS
SNTOMAS
SOLEDAD
AISLAMIENTO
e ECONOMA
CULTURA
HBITOS
ADICIONES
INAPETENCIA
ANOREXIA
DISCAPACIDAD
VISIN
FRMACOS
SNTOMAS
FASCIES
PELO
PIEL
ABDOMEN
MSCULOS
retardada.
Estratifica el riesgo en bajo (<40%),
moderado (40-49%), o alto (50%).
IPN% = 158 (16,6)(Albmina) 0,78(Pliegue Tricipital) 0,2(Transferrina) 5,8(Respuesta Cutnea
Retardada)
2.) Indice de Riesgo Nutricional Geritrico (IRNG): es un variante del ndice de
riesgo nutricional, que inicialmente se
dise para valorar el riesgo de pacientes que iban a ser sometidos a ciruga
(laparotoma y toracotoma no cardaca)
en relacin a su estado nutricional. Se
han hecho estudios en mayores hospitalizados e institucionalizados llegando a
esta adaptacin geritrica (IRNG). Utiliza
para el clculo del riesgo una frmula
en la que intervienen los niveles de albmina (g/dl), el peso actual y peso
ideal. Estratifica el riesgo en leve (98-92),
moderado (91-82), o grave (<82).
IRNG = 1,489 x Albmina + 41,7 x
desnutricin
ANTROPOMTRICOS
PPP%
PPH%
IMC%
PLIEGE
TRICIPITAL
CIRCUN.
MUSC. BRAZO
C. MUSC.
PANTORRILLA
BIOMTRICOS
BIOQUMICOS
ALBMINA
PREALBMINA
TRANSFERRINA
INMUNOLGICOS
LINFOPENIA
NUTRICI N EN EL ANCIAN O
40- 41
un diagnstico lo ms preciso posible de
la desnutricin, mediante una utilizacin
juiciosa de los mismos; en tal sentido parece razonable utilizar el algoritmo adjunto,
en el que con tres factores o marcadores
BIBLIOGRAFA
1. Ramn JM, Subir C y Grupo espaol de Investigacin en Gerontologa. Prevalencia de
malnutricin en la poblacin anciana espaola. Med Clin (Barc) 2001; 117:766-70.
2. Gil Canalda I. Valoracin del estado nutricional en Atencin Primaria en Guas Alimentarias
para la Poblacin Espaola. Sociedad Espaola de Nutricin Comunitaria. IM&C, SA. Madrid.
2001. Pg.: 475-87.
3. Salv Casanovas A. Valoracin del Estado Nutricional en Ancianos en Manual de Prctica
Clnica de nutricin en Geriatra. Gil Gregorio P. y Gmez Candela C. You&Us, SA. Madrid.
2003. Pg.: 9-18.
4. Tena-Dvila Mata M C. y Serrano Garijo P. La Malnutricin en las Personas Mayores. Gua
para la Deteccin y Correccin. D.L. Madrid. 2004.
5. Ramos Cordero P. Valoracin Nutricional. En Primitivo Ramos Cordero y cols. Alimentacin y
nutricin en residencias de ancianos. SEMER. Primera edicin. IM&C. Madrid; 2007. Pg.: 127-144
6. Detsky, AS, et al. What is subjective global assestement of nutritional satatus?. Journal of
Parenteral and Enteral Nutrition; 1987; Vol. 11: 8-13.
7. Serra Rexach JA. y Mata Martn P. Nutricin del anciano enfermo. En: Gil Hernndez A. Tratado de Nutricin. Tomo IV.- Nutricin Clnica. Editorial Mdica Panamericana, S.A. Madrid;
2010. Pg.: 899-926.
8. Planas Vil M., Prez-Portabella Maristany C. y Martnez Costa C. Valoracin del estado nutricional en el adulto y en el nio. En: Gil Hernndez A. Tratado de Nutricin. Tomo III.- Nutricin
Humana en el Estado de Salud. Editorial Mdica Panamericana, S.A. Madrid; 2010. Pg.: 67-88.
9. Cuesta Triana F. Cuestionarios estructurados de valoracin del riesgo nutricional. En Valoracin
nutricional del anciano. SENPE-SEGG. Madrid. 2007. Pg.: 141-171.
10. Kaiser MJ, Bauer JM, Ramsch C, Uter W, Guigoz Y, Cederholm T, Thomas DR, Anthony
P, Charlton KE, Maggio M, Tsai AC, Grathwohl D, Vellas B, Sieber CC; MNA-International
Group. Validation of the Mini Nutritional Assessment short-form (MNA-SF): A practical tool
for identification of nutritional status. J Nutr Health Aging. 2009 Nov; 13 (9): Pg.: 782-8.
11. Rodrguez Gonzlez A., Santaloria Fernndez F., Gonzlez E. y cols. The evaluation of nutricional status in general medical patients. Clin. Nutr. 1988; 7: 177.181.
12. Gil Gregorio P. Malnutricin en el Anciano. En Ribera Casado J.M. y Gil Gregorio P. EDIMSA.
Madrid.1999. Pg.: 119-131.
13. Moreiras Tun O., Beltrn B. y Cuadrado C. Guas dietticas en la Vejez en Guas Alimentarias para la Poblacin Espaola. Sociedad Espaola de Nutricin Comunitaria. IM&C, SA.
Madrid. 2001. Pg.: 379-90.
14. Factores de Riesgo de Desnutricin en Nutricin y Envejecimiento. Grupo de Trabajo de la
Sociedad Catalana-Balear de Geriatra y Gerontologa. Glosa Ediciones. Barcelona. 1999.
Pg.: 51-8.
15. Lpez Mongil R. y Lpez Trigo J.A. La polimedicacin como factor de riesgo para desnutricin en ancianos. En Manual de atencin al Anciano Desnutrido en el nivel primario de
salud. Caballero Garca J.C y Bentez Rivero J.Grupo de trabajo de Atencin Primaria de
la Sociedad Espaola de Geriatra y Gerontologa. Editorial ERGON. 2011. ISBN: 978-848473-967-8. Pg.: 77-86.
16. Terleira Fernndez A, Vargas Castrilln E. Uso de medicamentos. En: Ribera Casado JM, Cruz
Jentoft A.J. (eds.). Geriatra en Atencin Primaria. Madrid. Aula Mdica Ed.; 2008. Pg.: 97-106.
17. Virgili Casas N., Vilarasau Farr M.C., Durn Alert P. Nutricin en las personas mayores. En:
Len Sanz M., Celaya Prez S., lvarez Hernndez J. (eds.). Manual de recomendaciones
nutricionales al alta hospitalaria. Barcelona. Glosa Editores. 2010. Pg.: 175-7.
18. Gua Farmacogeritrica. Direccin General de Farmacia y Productos Sanitarios. Consejera
de Sanidad y Consumo. Comunidad de Madrid. Pxel Creacin y Produccin Grfica, S.L.
2004. Pg.: 236-45.
19. Serra Rexach J.A. Valoracin Nutricional en Alimentacin y Nutricin en el Anciano en Ribera
Casado J.M. y Gil Gregorio P. EDIMSA. Madrid.1999. Pg.: 35-44.
20. Planas Vil M. y Montejo J.C. Metodologa aplicada en la valoracin del estado de nutricin en
El Libro Blanco de la Desnutricin Clnica en Espaa. Ulbarri J.I. Accin Mdica 2004. 77-87.
21. Johnston Hacket S. Alimentacin y soporte nutricional en los principales sndromes geritricos en Actualizacin en Nutricin. Iglesias Rosado C. y Gmez Candela C. Edita Sanitaria
2000. Madrid. 2004.
22. Garca Peris P. y Serra Rexach J.A. Valoracin del estado nutricional y valoracin geritrica
integral. En manual de recomendaciones nutricionales en pacientes geritricos. Gmez
Candela C. y Reuss Fernndez J.M. EDIMSA S.A. 2004. Pg.: 43-56.
23. Jimnez Sanz M y cols. Valores antropomtricos en una poblacin institucionalizada muy
anciana. Ntr. Hosp. (2002), 17 (5): 244-250.
24. Muoz Cobos F., Ortiz Fernndez M.D. y Vega Gutirrez P. Valoracin nutricional en ancianos
frgiles en atencin primaria. Atencin Primaria 2005; 35 (9): 460-465.
25. Calvio Daz C. y cols. Malnutricin. En Manual del residente en Geriatra. Sociedad Espaola
de Geriatra y Gerontologa. Edit. Ene Life Publicidad S.A. y Editores. Madrid. 2011. ISBN:
978-84-695-0862-6. Pg.: 89-104.
26. Bentez Rivero J. Valoracin Nutricional en el Anciano. En Manual de atencin al Anciano
Desnutrido en el nivel primario de salud. Caballero Garca J.C y Bentez Rivero J. Grupo de
trabajo de Atencin Primaria de la Sociedad Espaola de Geriatra y Gerontologa. Editorial
ERGON. 2011. ISBN: 978-84-8473-967-8. Pg.: 49-57.
27. Artaza Artabe I. Valoracin del estado nutricional. En Protocolos de soporte nutricional en las
residencias geritricas. Calvo Aguirre J.J, Gmez Busto F. y Artaza Artabe I. Editorial Glosa
S.L. Barcelona. 2013. ISBN: 978-84-7429-543-6. Pg.: 25-41.
28. Cereda E, Zagami A, Vanotti A, Pfiffer S, Pedrolli C. Geriatric nutritional risk index and
overall-cause mortality prediction in institutionalised elderly, a 3-year survival anlysis. Clin
Nutr. 2008; 27 (5): 717-23.
29. Cereda E, Vanotti A. The new Geriatric Nutritional Risk Index is a good predictor of muscle
dysfunction in institutionalized older patients. Clin Nutr. 2007; 26: 78-83.
30. Martinez Uso I. y Civera Andres M. Protocolo diagnstico de la malnutricin. Medicine 2002;
8(87):4717-19.
NUTRICIN EN EL ANCIANO
42- 43
ESTRATEGIAS
PARA EVITAR
LA
DESNUTRICIN
DIETAS ADAPTADAS
Y SUPLEMENTOS NUTRICIONALES
INTRODUCCIN
LA DIETA
NUTRICI N EN EL ANCIAN O
44- 45
Pocos trabajos han evaluado en qu medida la modificacin de la dieta puede ser
eficaz en el proceso nutricional del paciente.Cabe destacar un estudio4 de intervencin con diseo cruzado y seguimiento de
dos meses en el que se utiliz un men
enriquecido y pequeos aperitivos entre
las comidas, realizado en ancianos ingresados en una Unidad de Rehabilitacin.5
Los autores concluyen que la ingesta de
energa global aument en un 25% con
el men enriquecido respecto al normal
(1.711 kilocaloras frente a 1.425 kcal.). La
ingesta de protenas fue tambin superior con el men elaborado respecto al
men normal. Por tanto, es posible cubrir
los requerimientos energticos utilizando
pequeas porciones de alimento ms energticas e hiperproteicas, acompaadas de
ayudas entre las comidas a modo de aperitivo. Esto supone, en el mbito hospitalario, el adaptar de forma flexible la ingesta
del alimento a la condicin del paciente
en cada momento, conociendo que el
empleo generalizado del men estndar
se asocia a una menor ingesta energtica
durante el ingreso. Sin embargo, en las
personas institucionalizadas en residencias, caracterizadas por mayores niveles
de comorbilidad, los resultados no son
tan convincentes.6 El empleo aislado de
dietas enriquecidas no se acompaaba de
un efecto positivo sobre la funcionalidad,
por lo que finalmente se debe considerar,
no solo la intervencin nutricional, sino una
intervencin ms global que incluya alguna
forma de ejercicio fsico. Lgicamente,
estos abordajes suponen una sobrecarga de recursos y una necesidad extra de
profesionales. En este sentido algunos
trabajos7 han utilizado la figura del asistente diettico con el triple objetivo de
favorecer la ingesta alimentaria, detectar
precozmente la disminucin en la ingesta
alimentaria para promover una solucin
temprana y por ltimo contribuir a ofrecer
una variedad entre las principales comidas. Sorprendentemente los resultados no
INGESTA
ALIMENTARIA
situacin nutricional
normal
Normal
>50%
< 50%
desnutricin
LEVE-MODERADA
severa
Vigilancia
Recomendaciones dietticas
Dieta enriquecida
Reevaluar en 1 mes
Recomendaciones dietticas
Dieta enriquecida
Suplementacin oral
Reevaluar en 15 das
Recomendaciones
dietticas
Dieta enriquecida
Reevaluar en 1 mes
Recomendaciones dietticas
Dieta enriquecida
Reevaluar en 15 das y pautar suplementacin oral si precisa
Recomendaciones dietticas
Dieta enriquecida
Suplementacin oral
Reevaluar en 1 semana y pautar nutricin
enteral si precisa.
Recomendaciones
dietticas
Dieta enriquecida
Reevaluar en 1 mes y pautar suplementacin oral si
precisa
Recomendaciones dietticas
Dieta enriquecida
Suplementacin oral
Reevaluar en 1 semana y pautar nutricin
enteral si precisa.
Recomendaciones dietticas
Dieta enriquecida
Nutricin enteral desde el inicio
Reevaluar en 1 semana
NUTRICI N EN EL ANCIAN O
46- 47
es compleja, ya que la efectividad de toda
intervencin nutricional se ve modulada
por diferentes factores relacionados con
la edad. Por otra parte, coinciden diversas
enfermedades crnicas y comorbilidades.
Adems, el acceso a la dieta est limitado
por el nivel socioeconmico y la propia
enfermedad.
En una revisin12 Cochrane del ao 2012
se da un paso ms al evaluar el efecto
del consejo diettico frente al empleo
de suplementos orales. Se concluye que
el consejo diettico es capaz de mejorar
parmetros como el peso, la composicin
corporal y la fuerza muscular, independientemente del empleo de suplementos
orales.
Otra revisin sistemtica13 evala la efectividad de las intervenciones nutricionales
en ancianos que viven en la comunidad.
En general, las intervenciones ms eficaces fueron aquellas que promovan una
participacin activa del anciano en el cumplimiento de objetivos y en el desarrollo
de los mismos. Sin embargo, este tipo de
intervenciones fracasan en aquellos sujetos
poco participativos y no motivados.
En poblacin de ancianos no institucionalizados interesa especialmente el efecto
de las denominadas dietas restrictivas.14
Son principalmente las dietas antidiabticas e hipograsas las que se relacionan
de forma evidente con desnutricin en
ancianos, asociando un riesgo hasta cuatro
veces superior. En algunas enfermedades su aplicacin puede ser ms nociva,
como es el caso de la dieta hiposdica
en el tratamiento de la insuficiencia cardiaca congestiva. Su empleo incrementa
diversos mediadores neurohormonales y
citoquinas inflamatorias en comparacin
con una dieta normosdica, lo que supone
el primer paso hacia la caquexia asociada
a insuficiencia cardaca.15 Por otra parte,
los estudios que defienden las dietas hipograsas en la prevencin secundaria no
parecen demostrar beneficios en sujetos
por encima de los 70 aos.16
SUPLEMENTACIN ORAL
Generalmente, cuando se menciona el trmino suplemento se piensa en un preparado comercial que, aportado por va oral,
permite completar una dieta que resulta
incompleta en una situacin determinada.
El dato comn es que en todos los casos
complementan la nutricin del paciente,
y no constituyen la nica fuente de aporte
de nutrientes.
Diversas revisiones sistemticas y metanlisis han abordado la evidencia clnica sobre
el empleo de suplementos orales en el
anciano. Ya en 1998, Potter et al observaron
que el beneficio de la suplementacin oral
o enteral sobre la mortalidad en adultos, se
mantena nicamente en pacientes enfermos, desnutridos, sin patologa neoplsica,
de ms de 70 aos de edad, cuando se
empleaban ms de 400 Kcal. diarias, al
menos durante 35 das.18 Posteriormente
Stratton et al, analizaron ensayos aleatorizados y no aleatorizados en diferentes
grupos poblacionales, concluyendo que la
suplementacin en ancianos tena efectos
positivos sobre la evolucin nutricional y
mortalidad.19
En la ltima revisin sistemtica efectuada
NUTRICI N EN EL ANCIAN O
48- 49
Algunos problemas detectados son la falta
de adherencia al tratamiento (entre un
24% y un 45% en los trabajos analizados)
y la presencia de eventos adversos como
nuseas, vmitos o diarrea.
Las Guas de la ESPEN (European Society
for Clinical Nutrition and Metabolism)21
sobre nutricin enteral en ancianos, recomiendan asegurar la ingesta de estos
preparados ofreciendo variedad de sabores y texturas, administrndolos entre las
comidas principales, y haciendo partcipe
al personal sanitario a cargo del paciente,
ya que su insistencia puede ser definitiva
en los logros teraputicos.
En el ao 2012 se public una revisin sistemtica22 sobre la adherencia al tratamiento
con suplementacin oral. Como resultado
general el cumplimiento teraputico fue
del 78% (67% en hospitales y 81% para
ancianos que vivan en la comunidad). Entre los objetivos valorados se consider la
relacin existente entre la cantidad de suplemento prescrita y la cantidad ingerida.
Por otra parte, se estudiaron qu factores
relacionados con la suplementacin influan en la adherencia (tipo de suplemento, variedad, volumen, densidad energtica, duracin del tratamiento y momento
de administracin).
Por ltimo, interesaba analizar si el empleo
de suplementacin a largo plazo reduca
la ingesta alimentaria y por consiguiente
la ingesta energtica global. En principio,
una adherencia al tratamiento de casi el
80% se considera aceptable. Entre las razones que podan mejorar esta adherencia
destacaban las siguientes:
1) La presentacin lquida23 del suplemento
tiene un menor efecto saciante y mejora
la ingesta, especialmente en aquellos pacientes edntulos o con escaso apetito.
2) El suplemento poda ser considerado
como un frmaco por el paciente, lo
que a la larga tambin poda mejorar
el cumplimiento teraputico.
3) En concordancia con otros estudios, el
Intervencin
Justificacin
Evidencia
Disminuir restricciones
dietticas
Optimizar ingesta.
Contenidos de poco
volumen e hipercalricos
Optimizar textura
Aspectos psicosociales
Saborizantes
Soporte social
La compaa en la mesa
mejora la ingesta alimentaria.
NUTRICI N EN EL ANCIAN O
50- 51
del paciente como del cuidador, acerca
de los beneficios de la suplementacin.
Es igualmente fundamental el papel de
profesional sanitario a la hora de favorecer
la adherencia del tratamiento.25 La informacin es mucho ms escasa para otros
tipos de intervencin nutricional como el
consejo diettico26, el enriquecimiento
de la dieta o el consumo de aperitivos
energticos entre las comidas.
Igualmente existe muy poca evidencia
acerca de la posible interaccin entre diferentes modalidades de tratamiento. La
suplementacin oral tiene unas recomendaciones bien definidas para su empleo.
Ver Tabla 4.
NUTRICIN ENTERAL
BIBLIOGRAFA
1. Rypkema G, Adang E, Dicke H, Naber T, de Swart B, Disselhorst L, et al. Cost-effectiveness of
an interdisciplinary intervention in geriatric inpatients to prevent malnutrition. J Nutr Health
Aging. 2004; 8: 122-7.
2. Saka B, Kaya O, Ozturk GB, Erten N, Karan MA. Malnutrition in the elderly and its relationship
with other geriatric syndromes. Clin Nutr. 2010; 29: 745-8.
NUTRICI N EN EL ANCIAN O
52- 53
orley, J.E. Decreased food intake with aging. J. Gerontol. A Biol. Sci. Med. Sci. 2001; 56, 8188.
M
Odlund Olin A, Armyr I, Soop M, Jerstrom S, Classon I, Cederholm T, et al. Energy-dense
meals improve energy intake in elderly residents in a nursing home. Clin Nutr. 2003; 22: 125-31.
5. Barton AD, Beigg CL, Macdonald IA, Allison SP. A recipe for improving food intakes in elderly
hospitalized patients. Clin Nutr. 2000; 19: 451-4.
6. Smoliner C, Norman K, Scheufele R, Hartig W, Pirlich M, Lochs H. Effects of food fortification
on nutritional and functional status in frail elderly nursing home residents at risk of malnutrition.
Nutrition. 2008; 24: 1139-44.
7. Hickson M, Bulpitt C, Nunes M, Peters R, Cooke J, Nicholl C, Frost G. Does additional feeding
support provided by health care assistants improve nutritional status and outcome in acutely
ill older in-patients?--a randomised control trial. Clin Nutr. 2004; 23: 69-77.
8. Hickson M, Bulpitt C, Nunes M, Peters R, Cooke J, Nicholl C, et al. Does additional feeding
support provided by health care assistants improve nutritional status and outcome in acutely
ill older in-patients? A randomised control trial. Clin Nutr. 2004; 23: 69-77.
9. Rfenacht U, Rhlin M, Wegmann M, Imoberdorf R, Ballmer PE. Nutritional counseling improves
quality of life and nutrient intake in hospitalized undernourished patients. Nutrition. 2010; 26: 53-60.
10. Starke J, Schneider H, Alteheld B, Stehle P, Meier R. Short-term individual nutritional care as
part of routine clinical setting improves outcome and quality of life in malnourished medical
patients. Clin Nutr. 2011; 30: 194-201.
11. Young K, Bunn F, Trivedi D, Dickinson A. Nutritional education for community dwelling older
people: a systematic review of randomised controlled trials. Int J Nurs Stud. 2011; 48: 751-80.
12. Baldwin C, Weekes CE. Dietary advice with or without oral nutritional supplements for diseaserelated malnutrition in adults. Cochrane Database of Systematic Reviews 2011, Issue 9. Art.
No.: CD002008. DOI: 10.1002/14651858.CD002008.pub4.
13. Bandayrel K, Wong S. Systematic literature review of randomized control trials assessing the
effectiveness of nutrition interventions in community-dwelling older adults. J Nutr Educ Behav.
2011; 43: 251-62.
14. Zeanandin G, Molato O, Le Duff F, Gurin O, Hbuterne X, Schneider SM. Impact of restrictive
diets on the risk of undernutrition in a free-living elderly population. Clin Nutr. 2012; 31: 69-73.
15. Muscaritoli M, Anker SD, Argils J, Aversa Z, Bauer JM, Biolo G, et al. Consensus definition
of sarcopenia, cachexia and pre-cachexia: joint document elaborated by Special Interest
Groups (SIG) cachexia-anorexia in chronic wasting diseases and nutrition in geriatrics.
Clin Nutr 2010; 29: 154-9.
16. Appel LJ, Espeland M, Whelton PK, Dolecek T, Kumanyika S, Applegate WB, et al. Trial of Non
pharmacologic intervention in the Elderly (TONE). Design and rationale of a blood pressure
control trial. Ann Epidemiol 1995; 5: 119-29.
17. Solomon TP, Haus JM, Kelly KR, Cook MD, Filion J, Rocco M, et al. A low-glycemic index
diet combined with exercise reduces insulin resistance, postprandial hyperinsulinemia, and
glucose-dependent insulinotropic polypeptide responses in obese prediabetic humans. Am
J Clin Nutr 2010; 92: 1359-68.
18. Potter J, Langhorne P, Roberts M. Routine protein energy supplementation in adults: systematic
review. BMJ. 1998; 317: 495-501.
19. Stratton RJ, Green CJ, Elia M. Disease-Related Malnutrition: An Evidence-Based Approach
to Treatment. Wallingford, UK: CABI Publishing; 2003.
20. Cawood AL, Elia M, Stratton RJ. Systematic review and meta-analysis of the effects of high
protein oral nutritional supplements. Ageing Res Rev. 2012; 11: 278-96.
21. Volkert D, Berner YN, Berry E, Cederholm T, Coti Bertrand P, Milne A, et al. ESPEN Guidelines
on Enteral Nutrition: Geriatrics. Clin Nutr. 2006; 25: 330-60.
22. Hubbard GP, Elia M, Holdoway A, Stratton RJ. A systematic review of compliance to oral
nutritional supplements. Clin Nutr. 2012; 31: 293-312.
23. de Graaf C. Why liquid energy results in overconsumption. Proc Nutr Soc 2011; 70: 162-70.
24. Hubbard GP, Buchan B, Sanders K, Brothers S, Stratton RJ. Improved compliance and increased
intake of energy and protein with a high energy density, low volume multi-nutrient supplement.
3.
4.
NUTRICIN EN EL ANCIANO
54- 55
ESTRATEGIAS
NUTRICIONALES
ESTRATEGIAS NUTRICIONALES
TABLA I. RECOMENDACIONES PARA EL MANEJO DE LA DIABETES
MELLITUS TIPO 2 EN EL ANCIANO
1. La poblacin anciana es muy heterognea, lo que hace imprescindible una valoracin
funcional integral del paciente para plantear unos objetivos teraputicos individualizados.
2. En pacientes ancianos con integridad funcional y cognitiva, y buena expectativa de vida,
los objetivos de control glucmico deben ser similares a los de sujetos ms jvenes. Un objetivo
de HbA1c de entre 7 y 7,5% puede ser razonable en estos casos.
A
E
3. En ancianos con deterioro funcional o cognitivo, o con una esperanza de vida corta, el objetivo
de control glucmico puede ser menos estricto (HbA1c 7,6-8,5%).
4. En todos los casos resulta prioritario evitar las hipoglucemias as como la hiperglucemia sintomtica.
5. El tratamiento de la hipertensin arterial proporciona beneficios incluso en ancianos de edad muy avanzada.
6. En ancianos con diabetes y antecedentes de enfermedad cardiovascular est indicado el empleo de estatinas
y antiagregantes, salvo consideraciones individuales.
La terapia hipolipemiante y antiagregante en prevencin primaria deber individualizarse en base
al riesgo vascular, la valoracin funcional y la expectativa de vida del paciente.
7. El objetivo de control de la presin arterial en ancianos con diabetes tipo 2 debe establecerse en funcin
de las caractersticas individuales del paciente y su tolerancia al tratamiento.
En general, se recomienda mantener una presin arterial de entre 140/90 mmHg y 130/80 mmHg.
En ancianos frgiles puede ser razonable mantener la presin arterial por debajo de 150/90 mm Hg.
Debe evitarse reducir la presin arterial por debajo de 120/70 mm Hg.
8. El tratamiento con estatinas est recomendado en todos los pacientes en prevencin secundaria, con un objetivo
de LDL-colesterol<100 mg/dl (incluso<70 mg/dl en pacientes de muy alto riesgo).
10. El plan teraputico del paciente anciano con diabetes debe incluir recomendaciones individualizadas sobre
dieta y ejercicio fsico.
11. En los pacientes ancianos tratados con metformina debe realizarse un control peridico de la funcin renal.
12. Los frmacos secretagogos deben emplearse con prudencia en los ancianos por el riesgo de hipoglucemias.
Debe evitarse el empleo de glibenclamida, siendo preferible el empleo de glinidas o de otras sulfonilureas como E
gliclazida o glimepirida.
13. Los inhibidores de la DPP-4 son frmacos efectivos, bien tolerados y (a la espera de estudios a ms largo plazo)
seguros en esta poblacin.
14. Las glitazonas no son en general recomendables en poblacin anciana por su perfil de efectos adversos (A). Existe
poca experiencia con los anlogos del GLP-1 en sujetos de edad avanzada, y su uso estara limitado
E
a ancianos obesos con buen estado funcional y nutricional.
15. Los anlogos de la insulina (basales y rpidos) inducen menos hipoglucemias que las insulinas humanas (NPH y
regular), por lo que su uso es ms recomendable, sobre todo en ancianos con alto riesgo de hipoglucemias.
NUTRICI N EN EL ANCIAN O
56- 57
de la DM2 en el anciano. En pacientes
ancianos con integridad funcional y cognitiva y buena expectativa de vida, las
recomendaciones nutricionales para la
dieta oral han de ser las mismas que las
establecidas para los pacientes con DM2
adultos. En los ancianos que no cumplen
estos criterios, y especialmente en los ancianos institucionalizados, algunos autores
recomiendan dietas menos estrictas. En
general las dietas muy hipocalricas, que
a menudo conllevan una ingesta proteica
baja, deben evitarse dado que incrementan el riesgo de hipoglucemias. En edades
avanzadas es frecuente la obesidad sarcopnica, una condicin caracterizada por
IMC elevado y baja masa muscular, por
lo que las dietas muy restrictivas pueden
empeorar la sarcopenia.
Cuantitativamente, las necesidades calricas del anciano oscilan entre 25 y 35
kcal/kg/da.9 Cualitativamente, el reparto
recomendado de macronutrientes debe
de ser el siguiente:
Protenas:
En ausencia de enfermedad heptica o
renal, deben cubrir un 15-20% del valor
calrico total (VCT). Los grupos de expertos de nutricin en geriatra recomiendan
un aporte de 1-1,3 g/kg/da. Las protenas
de la dieta no enlentecen la absorcin de
hidratos de carbono, por ello no evitan
hipoglucemias.
Grasas:
Un mximo del 30% de la ingesta calrica diaria, evitando las grasas saturadas
<7% y las grasas trans, y favoreciendo la
ingesta de grasas monoinsaturadas >10%
y de cidos grasos omega. El consumo de
pescado para asegurar aporte suficiente
de cidos graos poliinsaturados (PUFA
n3), reduce los triglicridos y aumenta la
sensibilidad a la insulina.
Carbohidratos:
Un 50-55%, evitando los simples y favoreciendo el consumo de carbohidratos complejos, cereales integrales, frutas y vegetales. Edulcorantes a las dosis recomendadas
ESTRATEGIAS NUTRICIONALES
A
A
B
A
C
C
C
C
A
C
B
C
C
C
C
B
C
NUTRICI N EN EL ANCIAN O
58- 59
una proporcin menor de carbohidratos
(CH) (31-51% del VCT) que las FS (55%). Los
carbohidratos (CH) son complejos (almidn, maltodextrina), modificados (almidn
resistente, maltodextrina modificada), con
bajo ndice glucmico y con cantidades
moderadas de fructosa y nula o escasa
cantidad de sacarosa. Contienen mayor
proporcin de lpidos (33-50%) que las FS
(30%), a expensas de un aumento de los
cidos grasos monoinsaturados (AGMI).
La suma de CH y (AGMI) debe cubrir el 6070% del VCT, segn las recomendaciones.
Son normo o hiperproteicas (15-23% de las
VCT), con protena entera de origen animal
(leche) y/o vegetal (soja). Contienen fibra
segn las recomendaciones de 14 g/1.000
kcal; soluble/insoluble en diferentes proporciones, segn las frmulas. Cumplen las
recomendaciones de micronutrientes para
la poblacin adulta. Algunas de ellas estn
enriquecidas con vitaminas y minerales.
Nutricin parenteral en la poblacin anciana diabtica: Las indicaciones de NP
estn resumidas en las Guas ESPEN de
NP en el anciano.13 Tabla 3.
ESTRATEGIAS NUTRICIONALES
3) INSUFICIENCIA RENAL
CRNICA
Prevalencia
Descenso TA Sistlica
8-14 mmHg
2-8 mmHg
2-4 mmHg
Variable
Variable
Abordaje nutricional
NUTRICI N EN EL ANCIAN O
60- 61
el PEW pueda ser producido por factores no
nutricionales, como la inflamacin u otras comorbilidades, la eficacia de las intervenciones
dietticas y el apoyo nutricional mejoran la
morbilidad y la mortalidad en la IRC. Terapias
farmacolgicas adyuvantes, tales como estimulantes del apetito, hormonas anablicas y
frmacos antioxidantes o antiinflamatorios,
pueden mejorar los resultados obtenidos
con las intervenciones dietticas.23
Las recomendaciones dietticas en la IRC
son:24
Energa:
La ingesta energtica influencia el recambio proteico, debemos de tender a un
balance nitrogenado neutro. Las recomendaciones de energa, se calculan utilizando
el peso ideal del paciente ya que el peso
actual o real puede por una parte sobreestimar o infraestimar los requerimientos de
energa si el paciente est edematizado, es
obeso o posee algn tipo de malnutricin.
Las recomendaciones de energa en IRC
son de 35-38 kcal./kg de peso/da, y en hemodilisis ha de ser 35kcal./kg de peso/
da. En ancianos u obesos en hemodilisis
puede ser suficientes dietas con un aporte
de energa 30kcal./kg de peso/da.
Protenas:
La dieta hipoproteica retrasa la progresin
de la insuficiencia renal ya que disminuye
la hiperfiltracin glomerular y disminuye el
depsito de productos de deshecho del
metabolismo proteico, pero contribuye
al desarrollo de desnutricin. Por lo tanto
hay que individualizar y mucho ms en el
anciano. En el adulto se recomienda en
la IRC una ingesta de 0,6-0,8 g/kg peso/
da de protenas, un 50% de ellas de alto
valor biolgico. En pacientes desnutridos
y /o > 80 aos no parece razonable una
ingesta <1,0 g/kg/da. Durante la dilisis
se debe de aumentar el aporte proteico
a 1,2 g/kg/da.
El inicio de la restriccin proteica debera
instaurarse en pacientes con un filtrado
glomerular de 25-60 ml/ min garantizando
una adecuada ingesta energtica para
ESTRATEGIAS NUTRICIONALES
siempre en funcin de los criterios mdicos, con las consiguientes consideraciones
ticas. Se utilizan frmulas concentradas,
hipoproteicas con aportes disminuidos de
sodio, potasio y fsforo, en pacientes en
dilisis se aconsejan normoproteicas. La
nutricin parenteral suele estar contraindicada, ya que para conseguir osmolaridades bajas se precisa administrar mucho
volumen.
4) DEMENCIA
Prevalencia
La Organizacin Mundial de la salud public en 2012 su informe Dementia: a Public Health Prioritycon una prevalencia de
demencia segn la edad en los pases de
Europa Occidental (incluido Espaa) de
1,6% entre 60-64 aos; 2,6% entre 65-69;
4,3% entre 70-74; 7,4% entre 75-79; 14,8%
entre 80-84, 24,7 entre 85-89 y de 48,3%
en de 90 aos. Siendo ms frecuente en
mujeres que en hombres.
En Espaa, segn las edades, la prevalencia de demencia es de: 4,2% para la
poblacin entre 65 y 74 aos, 12,5 % para
la poblacin de 75 a 84 aos, 27,7% para
la poblacin de ms de 85 aos.
La etiologa ms frecuente de demencia
en todas las edades es la enfermedad de
Alzheimer (EA), si bien los ltimos estudios
demuestran (25) que la etiologa mixta:
EA+ vascular o EA+ Cuerpos de Lewy o
EA+ vascular+cuerpos de Lewy, es ms frecuente en los pacientes iguales o mayores
de 90 aos respecto a los menores de 90
aos. De ah la importancia del abordaje
nutricional en prevencin del riesgo cardiovascular para prevenir la demencia y la
progresin de deterioro cognitivo ligero a
demencia, independientemente del estado nutricional del demente.
La malnutricin aumenta segn aumenta
el deterioro cognitivo. La demencia por si
sola es un factor de riesgo de malnutricin.
La malnutricin en pacientes con demencia
tiene un especial impacto en los pacientes
Abordaje nutricional
en la prevencin del deterioro
cognitivo y su progresin
Los pilares sobre los que se basa la actuacin a nivel nutricional en la prevencin del inicio y progresin del deterioro
cognitivo son:
- Prevenir los factores de riesgo cardiovascular (hipertensin arterial, colesterol,
diabetes y obesidad).
- Elegir el tipo de grasa ingerida.
- Prevenir el estrs oxidativo.
El colesterol total y la hipertensin arterial
sistlica son factores de riesgo independientes de la EA, la diabetes produce un
aumento de la probabilidad de tener EA
y se asocia a una estado cognitivo ms
bajo. Tambin existen estudios que reflejan
que la obesidad es un factor de riesgo de
demencia, ms frecuente en mujeres obesas. En ste captulo ya se han abordado
los consejos dietticos para prevenir los
factores de riesgo cardiovascular.
Se ha demostrado que la ingesta de grasa
saturada aumenta el riesgo de padecer EA,
mientras que la ingesta moderada de grasa
polinsaturada protege de padecer EA.
En un reciente estudio se ha demostrado
que comer ms alimentos ricos en cidos
grasos omega-3 (se encuentra principalmente en el pescado azul) podra reducir
el riesgo de padecer EA, encontrando que
exista una relacin inversa entre los niveles
sanguneos de -amiloide y el contenido
de cidos grasos omega-3 en la dieta. Estos mismos autores haban demostrado
previamente que la dieta mediterrnea se
asocia a un menor riesgo de enfermedad
NUTRICI N EN EL ANCIAN O
62- 63
de Alzheimer.27
Las dietas ricas o enriquecidas en antioxidantes, parecen prevenir o al menos
disminuir el deterioro funcional orgnico
originado por un exceso de estrs oxidativo
como la demencia. Frente a estudios con
resultados positivos tambin existen otro
grupo de ellos en que la intervencin a base
de antioxidantes no ha resultado eficaz.
Todos los autores coinciden en destacar la
necesidad de grandes estudios clnicos para
aclarar el papel de los antioxidantes en la
salud humana. Las principales compuestos
con poder antioxidante son: el selenio, las
vitaminas A, C y D que se encuentran en
las frutas y verduras, presentes en la dieta
mediterrnea. Tambin existe relacin entre
un aumento del estrs oxidativo, los niveles
altos de homocistena y el incremento en la
toxicidad de la protena -amiloide. El cido
flico y las vitaminas B6 y B12 estn implicadas en el metabolismo de la homocistena,
pero los estudios slo han demostrado que
los pacientes con ingesta elevada de cido
flico tienen menos riesgo de padecer demencia. La B6 y la B12 no guardan relacin.
En pacientes con deterioro leve suele haber dificultad para planificar la compra y
comida diarias, o bien pueden pasar el da
con picoteo continuo, o tener desinters
por la comida, o padecer anosmia y ageusia. Por ello, en este perodo, es necesario
controlar el peso, y si hay prdida de peso,
valorar la presencia de algn efecto secundario de medicamentos o alguna enfermedad intercurrente; iniciando el tratamiento
etiolgico lo ms precozmente posible.
En pacientes con deterioro moderado
adems se aaden otros sntomas: anorexia y aumento de los requerimientos por
agitacin o vagabundeo, cambios en los
horarios (comer a todas horas/olvidarse de
comer), preferencia por dulces y prdida
de normas sociales.
Suelen ser necesarios cambios en el entorno
como mantener las rutinas, evitar las distrac-
ciones, generar un ambiente tranquilo, permitir coger cosas con la mano, disponer de
tiempo suficiente, prestar la ayuda mnima,
y prestar supervisin constante. Las comidas sern ms frecuentes, poco copiosas,
vistosas, blandas o trituradas, adaptadas a
los gustos personales, eliminando las restricciones dietticas preventivas, y controlando
el acceso a comidas peligrosas.
En estadios avanzados es frecuente el rechazo de alimentos, la agitacin durante
las comidas, los problemas de estreimiento, la desnutricin y/o deshidratacin, la
presencia de disfagia y apraxia de la deglucin. En esta etapa se intenta mantener
la masticacin y el aporte de protenas de
alto valor biolgico, utilizando alimentos
blandos, ricos en fibra y con lquidos variados, valorando el uso de suplementos
caseros o comerciales y la necesidad de
espesantes si presenta disfagia.
Suplementos nutricionales:
Se utilizarn para complementar la dieta
oral insuficiente en pacientes desnutridos con demencia. Son preparados con
alta densidad energtica, hiperproteicos
y dependiendo de la patologa acompaante y del estadio evolutivo se elegir un
producto u otro.
Nutricin enteral:
Desafortunadamente, y a pesar de todo lo
escrito, no existe un protocolo unificado
de actuacin para la administracin de
nutricin enteral (por sonda nasogstrica
o gastrostoma) en el paciente con demencia. Por lo que, en la prctica clnica,
nos encontramos ante la decisin tica
de utilizar o no utilizar, o bien retirar o no
retirar la nutricin enteral en los pacientes
con demencia. Parece lgico pensar que
en aquellos pacientes con una demencia
no severa, en donde se prevea que la administracin de nutricin enteral es temporal por un problema mdico aadido,
se administre. El problema existe cundo
por ese evento, el paciente se deteriora
ms y lo que empez siendo un problema
agudo se cronifique, o en los pacientes con
ESTRATEGIAS NUTRICIONALES
demencia avanzada en donde no exista
testamento vital o directrices anticipadas.
En cualquier caso, la decisin no debe de
ser tomada NUNCA por un solo profesional, y SIEMPRE hay que dar la correcta
informacin de los beneficios/riesgos de
la colocacin de nutricin enteral. La informacin que se ofrezca ha de ser objetiva y
sujeta a las recomendaciones que avalan
los estudios cientficos. Ver las indicaciones
de la gua ESPEN sobre Nutricin Enteral
en Demencia en el paciente geritrico.
Tabla 2.
Numerosos estudios demuestran que la
alimentacin enteral no previene la neumona por aspiracin en pacientes con
demencia avanzada, ya que no se evita
la aspiracin de las secreciones orales,
ni se reduce el riesgo de regurgitacin
del contenido gstrico, tampoco mejora
las ulceras por decbito, ni la supervivencia.28,29 En un 70% de los pacientes con
sonda nasogstrica, hay que utilizar medidas de restriccin fsica para prevenir
su extraccin.
A pesar de todo lo expuesto hay que respetar las instrucciones previas o la decisin
de los tutores, representantes legales, tutores de hecho o familiares si los hubiera.
5) ACCIDENTE CEREBRO
VASCULAR O ICTUS
Prevalencia
La fisiopatologa de la malnutricin en el
ICTUS es producida por diferentes causas:
hipermetabolismo, anorexia y disfagia (dificultad en la deglucin). Aunque la disfagia
es la causa ms frecuente de desnutricin
en el ICTUS es conveniente saber en qu
consiste el hipermetabolismo que se produce por el ayuno en los primeros das tras
el ICTUS. El ayuno en ausencia de estrs
conduce inicialmente a la utilizacin de los
depsitos de glucgeno para mantener los
niveles de glucosa en sangre. En contraste,
una situacin de estrs, como la causada
por el dao cerebral en el ictus agudo, da
lugar a hiperglucemia e hiperinsulinemia
que inhiben la cetognesis y promueven el
catabolismo proteico. El estado catablico
tiene efectos perjudiciales en el organismo.
La disfagia se produce en el 25-80% de
los ICTUS, en la mayora de los pacientes
la disfagia se resuelve en las dos primeras
semanas, aunque en un porcentaje, que
depende del mtodo diagnstico empleado, la disfagia persiste 6 meses o ms. La
presencia de disfagia es ms frecuente en
lesiones subcorticales de grado severo y
en los ICTUS hemorrgicos.
La disfagia comprende tres fases: oral,
farngea y esofgica. Teniendo en cuenta
estas tres fases, se distinguen dos tipos
de disfagia: 1) Orofarngea y 2) Esofgica.
La disfagia ms frecuente es la orofarngea que es la que se produce por causa
neurgena, dentro de stas la patologa
ms frecuente que la produce es el ICTUS.
Abordaje nutricional
en la prevencin de ictus
NUTRICI N EN EL ANCIAN O
64- 65
la prevalencia en la poblacin general de
esos factores de riesgo los tres principales seran la hipertensin arterial con una
prevalencia entre el 25% y el 45%, hipercolesterolemia (6% a 40%) y el tabaquismo
con un 25%, todos ellos con variaciones
importantes segn poblaciones.31 Por lo
tanto, el ICTUS tiene como principal factor de riesgo la HTA por su prevalencia e
intensidad de asociacin. Se deben seguir
las recomendaciones dietticas para la
prevencin y tratamiento de la HTA. Ver
Tabla 4.
Una vez pasado el periodo agudo, el tratamiento diettico incluye medidas para
espesar y homogeneizar los alimentos,
eliminando alimentos de varias texturas
(sopas con tropezones, etctera), alimentos
secos que se disgreguen en la boca (galletas, biscotes, etctera), y los pegajosos
(pan de molde, pltano). Se utilizarn espesantes o gelatinas para conseguir una
ingesta adecuada de lquidos. Asimismo,
se seguirn los consejos del logopeda para
la administracin de alimentacin: girar la
cabeza hacia la hemicara partica, bajar
la cabeza y contener la respiracin antes
de tragar, estimular el reflejo deglutorio
con agrios fros, usar cucharillas de postre,
comprobar que la boca est vaca antes de
introducir el nuevo bolo, etctera. Tambin
es imprescindible una buena higiene oral.
Suplementos nutricionales:
Si a pesar de todas las indicaciones dietticas, el paciente est desnutrido o en
riesgo de estarlo o no se consigue una
ingesta adecuada de nutrientes se pasar a
la suplementacin oral. La frmula elegida
depender de la situacin clnica. Existen
muy pocas frmulas financiadas con textura pudding que mejoran la ingesta en
los pacientes con disfagia.
Nutricin enteral y parenteral:
En la fase aguda del ICTUS son esenciales para disminuir al mximo las secuelas
6) FRAGILIDAD Y SARCOPENIA
Prevalencia
ESTRATEGIAS NUTRICIONALES
Abordaje nutricional
NUTRICI N EN EL ANCIAN O
66- 67
prevenir la aparicin de sarcopenia, ni
las modificaciones que acompaan al envejecimiento. Por otra parte, en los ancianos, existe una resistencia a la sntesis
proteica y una incapacidad para reducir
el catabolismo proteico. Tambin se ha
demostrado que para ser realmente eficaz,
la ingesta proteica total 1,25-1,5 g/Kg/da,
debe hacerse repartindolas en cada comida (desayuno, comida y cena). Adems,
las protenas deben de ser de alto valor
biolgico, por ello se recomiendan aminocidos esenciales cmo la leucina que
ha demostrado estimular el anabolismo
proteico en ancianos.
El ejercicio fsico mejora la sensibilizacin del msculo ante el estmulo
nutricional, de tal forma que si se dan
suplementos proteicos despus del ejercicio aumenta la masa muscular en pacientes desnutridos, incluso en pacientes
encamados, tras realizar ejercicios de
resistencia los suplementos proteicos
disminuyen las prdidas de masa y fuerza
muscular. Los estudios no son tan concluyentes en personas mayores que no
estn desnutridos.
Los suplementos orales para la sarcopenia deben aportar los nutrientes
que sean absolutamente necesarios
para la sntesis proteica, minimizando
las fuentes de energa procedentes de
aminocidos no esenciales e hidratos
de carbono.
La mejor manera de prevenir o revertir
la sarcopenia es la actividad fsica y ms
concretamente los ejercicios de potenciacin muscular. Los beneficios de los
programas de entrenamiento se obtienen
en tan slo 8 semanas con ejercicios 2
3 veces por semana, habindose conseguido mejoras incluso en personas
mayores de 90 aos. El incremento de la
potencia muscular tiene una considerable
implicacin funcional, con mejora en la
velocidad de la marcha, mayor capacidad
para subir escaleras y menor riesgo de
cadas.35
Las lceras por presin (UPP) son el resultado de la compresin de los tejidos blandos
sobre una prominencia sea, por lo que
son evitables en la mayora de los casos.
Se presentan en poblaciones de riesgo
como las personas mayores con limitacin
severa de la movilidad. La epidemiologa
de las UPP vara considerablemente segn
el mbito asistencial que se estudie. El
tercer estudio Nacional de prevalencia
de UPP en Espaa 2009, realizado por
cuestionario postal a 2.000 profesionales
por la GNEAUPP (Grupo Nacional para el
Estudio y Asesoramiento en lceras por
Presin y Heridas Crnicas), da la siguiente
prevalencia de UPP segn el mbito de
asistencial: en Atencin Primaria (Atencin
Domiciliaria) 9,64%, a nivel hospitalario
7,2%, y en centros sociosanitarios 7,35%.
Los pacientes desnutridos tienen un riesgo elevado para desarrollar UPP. Un buen
soporte nutricional mejora la cicatrizacin
de las UPP, evita su aparicin y disminuye
la frecuencia de infecciones (la prdida de
grasa y la sarcopenia disminuye la proteccin
que se ejerce sobre las prominencias seas).
Abordaje nuricional
ESTRATEGIAS NUTRICIONALES
exceso de arginina en determinadas ocasiones (sepsis) puede favorecer los eventos
hemorrgicos. Tanto el cinc como la vitamina
A, E, y C han sido abordados en otra seccin
de esta gua. Sealar, que la suplementacin exagerada o por mucho tiempo con
cinc puede inhibir la cicatrizacin, slo est
aconsejado cuando hay deficiencia.37 Los suplementos vitamnicos se han de administrar
siempre que se determine o se sospeche
deficiencia segn la gua ESPEN.
Suplementacin oral y enteral:
Cundo la dieta habitual no cubra las necesidades nutricionales, se utilizarn los
suplementos nutricionales orales. Principalmente sern formulas hiperproteicas
e hipercalricas, teniendo en cuenta las
recomendaciones basales, la patologa
asociada y la base nutricional de la dieta.
La suplementacin nutricional hiperproteica se recomienda para la prevencin de las
UPP con grado de evidencia B. Tabla 2.
8) OSTEOPOROSIS. FRACTURAS DE
CADERA POR FRAGILIDAD
Prevalencia
La distribucin por sexo arroj una proporcin de 3 mujeres por cada varn,
tanto en nmero de altas como en tasa
por 100.000 habitantes. El 80,8% de las
fracturas de cadera se producan en
mayores de 74 aos y a partir de los 75
aos, la tasa aument de forma exponencial hasta alcanzar los 2.534 casos
por 100.000 habitantes para el grupo de
edad de entre los 90 y 94 aos.39
El factor de riesgo ms asociado a la fractura de cadera es la cada, ocasionando el
90% de todas las fracturas. Otros factores
asociados son la historia previa de cadas,
baja densidad sea, sexo femenino, edad
avanzada, la toma de frmacos, sobre todo
psicotropos, antiarrtmicos y diurticos,
hipertiroidismo, diabetes, alteraciones del
equilibrio y malnutricin.
La malnutricin est presente en un porcentaje alto de los ingresos hospitalarios
producidos por fractura de cadera, y se
suele agravar durante la hospitalizacin debido al aumento de las necesidades energticas que se producen por la situacin
de estrs y de hipercatabolismo derivados
de la fractura y la ciruga. Adems, durante
el ingreso la ingesta se ve reducida, lo que
empeora el estado nutricional previo y su
posterior recuperacin.
Abordaje nutricional
Suplementacin oral
A excepcin de la gua SEGG-SECOT
(Sociedad Espaola de Geriatra y Gerontologa - Sociedad Espaola de Ciruga
Ortopdica y Traumatolgica) en donde
se menciona que las evidencias sobre la
eficacia del uso de suplementos nutricionales en pacientes con FC son dbiles, casi
todas las dems guas NZCG (New Zealand Guidelines Group), BOA-BGS (British
Orthopaedic Association-British Geriatrics
Society), SIGN (Scottish Intercollegiate
Guidelines Network), GEIOS (Grupo de
Estudio e Investigacin de la Osteoporosis
de la Sociedad Espaola de Ciruga Ortopdica y Traumatologa) recomiendan su
NUTRICI N EN EL ANCIAN O
68- 69
uso porque se reduce el riesgo de muerte,
la aparicin de complicaciones (lceras
por presin, prdida de peso, prdida de
masa sea) y la estancia media hospitalaria.
(40) Lo que no est claramente definido
es la dosis, ni el tiempo de administracin
de los suplementos que depender de la
evolucin clnica y del estado nutricional
previo. Las recomendaciones de la gua
ESPEN se encuentran en la Tabla 2.
Vitamina D y calcio
Los niveles adecuados de calcio y vitamina
D son primordiales en el tratamiento de
la osteoporosis, habindose demostrado
que mejoran la densidad mineral sea y el
riesgo de fracturas. Se ha demostrado que
el dficit de vitamina D en ancianos con FC
en Espaa alcanza proporciones superiores
al 70%, y se asocia a una disminucin en la
velocidad de la marcha y una menor fuerza
muscular. Existe un consenso general de
que la suplementacin con vitamina D
debe ir asociada a la de calcio elemento.
Los lcteos son el la principal fuente de
calcio en la dieta, proporcionando, generalmente, dos tercios de las necesidades
diarias, siendo los vegetales, las legumbres
y las frutas los que aportan el tercio restante. En Espaa la dosis diaria recomendada
de calcio es de 1200-1300 mg, a travs
de dieta o mediante suplementos. Los
suplementos de calcio se han de administrar con las comidas, ya que se absorbe
mejor. En los ancianos y especialmente los
que estn en tratamiento con inhibidores
BIBLIOGRAFA
1. Soriguer F, Goday A, Bosch-Comas A, Bordiu E, Calle-Pascual A, Carmena R, et-al. Prevalence
of diabetes mellitus and impaired glucose regulation in Spain: The [email protected] study. Diabetologa. 2012; 55:88-93.
2. Araki A, Ito H. Diabetes mellitus and geriatric syndromes. Geriatr Gerontol Int. 2009; 9:105-14.
3. Schwartz AV, Vittinghoff E, Bauer DC, Hillier TA, Strotmeyer ES, Ensrud KE, et-al. Association
of BMD and FRAX score with risk of fracture in older adults with type 2 diabetes. JAMA. 2011;
305:2184-92.
4. Li CL, Chang HY, Wang HH, Bai YB. Diabetes, functional ability, and self-rated health independently predict hospital admission within one year among older adults: a population based
cohort study. Arch Gerontol Geriatr. 2011; 52:147-52.
ESTRATEGIAS NUTRICIONALES
Instituto Nacional de Estadstica. Esperanza de vida [revista electrnica] http://ine.es/ss/Satelli
te?c=INESeccion_C¶m3=1259926137287&p=1254735110672&pagename=ProductosYS
ervicios%2FPYSLayout&cid=1259926380048&L=0.
6. Formiga, F; Rodriguez Maas, L. Diabetes mellitus tipo 2 en el anciano, nueva evidencia para
aplicar el conocimiento a la prctica clnica diaria. Rev Esp Geriatr Gerontol. 2013; 48:53-4. vol.48 nm 02.
7. Gmez Huelgas, R; Dez-Espino, J; Formiga, F; Lafita Tejedor, J; Rodrguez Maas, L; GonzlezSarmiento, E; Menndez, E; Sangrs, J. Tratamiento de la diabetes tipo 2 en el paciente anciano.
Med Clin (Barc). 2013; 140:134.e1-e12. - vol. 140 nm 03.
8. Gmez-Huelgas R, Dez-Espino J, Formiga F, Lafita Tejedor J, Rodrguez Maas L, GonzlezSarmiento E, et-al. Tratamiento de la diabetes tipo 2 en el paciente anciano. Med Clin (Barc).
2012 Nov 28.
9. Vega Piero B. Aspectos diferenciales de la nutricin en los pacientes ancianos con diabetes.
Av Diabetol. 2010; 26:307-13.
10. Senkottalyan N. Nutrition and the older diabetic. Clin Geriatr. Med 2008; 24: 503-13.
11. Volkert D, Berner YN, Berry E, Cederholm T, Coti Bertrand P, Milne A, et al. ESPEN guidelines
on enteral nutrition: Geriatrics. Clin Nutr. 2006; 25:330-60.
12. American Diabetes Association. Nutrition recommendations and interventions for diabetes.
A position statement of the American Diabetes Association. Diabetes Care. 2008; 31 Suppl.
1:S61-78.
13. Sobotka L, Schneider SM, Berner YN, Cederholm T, Krznaric Z, Shenkin A, et al. ESPEN Guidelines on Parenteral Nutrition: Geriatrics. Clin Nutr. 2009; 28:461-6.
14. Banegas JR, Rodrguez-Artalejo F, Ruilope LM, Graciani A, Luque M, De la Cruz-Troca JJ, et al.
Hypertension magnitude and management in the elderly population of Spain. J Hypertens.
2002; 20:2157-66.
15. Castilla-Guerra, L; Fernndez-Moreno, M. C; Romera-Tellado, M; lvarez-Suero, J. Prevencin
primaria del ictus en el anciano: evidencias actuales en el tratamiento de la hipertensin
arterial. Rev Esp Geriatr Gerontol. 2012; 47:119-24. - vol.47 nm 03.
16. Tsivgoulis G, Judd S, Letter AJ, Alexandrov AV, Howard G, Nahab F, Unverzagt FW, Moy C,
Howard VJ, Kissela B, Wadley VG. Adherence to a Mediterranean diet and risk of incident
cognitive impairment. Neurology. 2013 Apr 30;80(18):1684-1692.
17. Valero Zanuy, M.. Nutricin e hipertensin arterial. Hipertensin. 2013; 30:18-25. - vol. 30 nm 01.
18. Moyano Peregrn, C; Lpez Rodrguez, F; Castilla Castellano, M. M. Vitamina D e hipertensin
arterial. Med Clin (Barc). 2012; 138:397-401. - vol.138 nm 09.
19. Puchades, R.; Rodrguez, F.; Gabriel, R.; Surez, C. Prevalencia de insuficiencia renal en ancianos. Rev Clin Esp. 2011; 211:221-2.
20. Fouque D, Vennengoor M, ter Wee P, Basc A, Canaud B, et al. EBPG guideline on nutrition.
Nephrol Dial Transplant 2007; 22 Suppl 2: 145-87.
21. Carrero JJ, Stenvinkel P, Cuppari L, Ikizler TA, Kalantar-Zadeh K, Kaysen G, Mitch WE, Price SR,
Wanner C, Wang AY, ter Wee P, Franch HA. Etiology of the protein-energy wasting syndrome in
chronic kidney disease: a consensus statement from the International Society of Renal Nutrition
and Metabolism (ISRNM). J Ren Nutr. 2013 Mar;23(2):77-90. doi: 10.1053/j.jrn.2013.01.001.
22. Fouque D, Kalantar-Zadeh K, Kopple J, Cano N, Chauveau P, Cuppari L, Franch H, Guarnieri
G, Ikizler TA, Kaysen G, Lindholm B, Massy Z, Mitch W, Pineda E, Stenvinkel P, Trevio-Becerra
A, Wanner C. A proposed nomenclature and diagnostic criteria for protein-energy wasting
in acute and chronic kidney disease. Kidney Int. 2008 Feb;73(4):391-8. Epub 2007 Dec 19.
23. Kalantar-Zadeh K, Cano NJ, Budde K, Chazot C, Kovesdy CP, Mak RH, Mehrotra R, Raj DS,
Sehgal AR, Stenvinkel P, Ikizler TA. Diets and enteral supplements for improving outcomes in
chronic kidney disease. Nat Rev Nephrol. 2011 May 31;7 (7):369-84. doi: 10.1038/nrneph.2011.60.
24. M. Ruperto Lpez, G. Barril Cuadrado y V. Lorenzo Sellares. Gua de nutricin en Enfermedad
Renal Crnica Avanzada (ERCA) Nefrologa (2008) Supl. 3, 79-86.
25. Bryan D. James, PhD, David A. Bennett, MD, Patricia A. Boyle, PhD, Sue Leurgans, PhD, and
Julie A. Schneider, MD. JAMA. 2012 May 2; 307(17): 17981800. Dementia From Alzheimer
Disease and Mixed Pathologies in the Oldest Old.
5.
NUTRICIN EN EL ANCIANO
70
amina Martn, S. Barrera Ortega, L. Domnguez Rodrguez, C. Couceiro Muio, B. de Mateo
C
Silleras y Redondo del Ro, M.P. Presencia de malnutricin y riesgo de malnutricin en ancianos
institucionalizados con demencia en funcin del tipo y estado evolutivo. Nutr. Hosp. vol. 27
n2 Madrid mar.-abr. 2012.
27. Gu Y, Schupf N, Cosentino SA, et al. Nutrient intake and plasma amyloid. Neurology. 2012;
78(23): 1832-40.
28. Palmer JL, Metheny N.A. Preventing aspiration in older adults with dysphagia. Am J Nurs.
2008; 108:40.
29. Delegge M.H. Tube feeding in patients with dementia: Where are we?. Nutr Clin Pract. 2009;
24:214-6.
30. The FOOD trial collaboration. Routine oral nutritional supplementation for stroke patients in
hospital (FOOD): a multicentre randomised controlled trial.Lancet. 2005; 365: 755-63.
31. Gmez de la Cmara, A. Efectividad en la prevencin del ictus. Datos para afrontar esta
pandemia. Semergen. 2005; 31:117-20. - vol. 31 nm 03.
32. H a L, Hauge T, Spenning AB, Iversen PO. Individual nutritional supportprevents
undernutrition,increases muscle strength and improves QoLamong elderly at nutritional risk
hospitalized foracute stroke: a randomized controlled trial. Clinical Nutrition. 2010; 29: 567-73.
33. Cruz-Jentoft, Alfonso J. at al. La eclosin de la sarcopenia: Informe preliminar del Observatorio de la Sarcopenia de la Sociedad Espaola de Geriatra y Gerontologa. Rev Esp Geriatr
Gerontol. 2011; 46:100-10. - vol. 46 nm 02.
34. Osuna-Pozo CM, et al. Prevalencia de sarcopenia en consultas de geriatra y residencias.
Estudio ELLI. Rev Esp Geriatr Gerontol. 2013 http://dx.doi.org/10.1016/j.regg.2013.01.0016.
35. Serra-Rexach JA, Bustamante-Ara N, Hierro M, Gonzlez P, Sanz MJ, Blanco N, et al. Shortterm, light to moderate intensity exercise training improves leg muscle strength in the oldest
old: arandomized controlled trial. JAGS. 2011; 59:594-602.
36. Calvo Aguirre J.J, Gmez Busto F, Artaza Artabe, I. Protocolos de soporte nutricional en las
residencias geritricas. Glosa, 2012. Pg. 91-98.
37. Gil Hernndez, A. Tratado de Nutricin Clnica 2 edicin. Panamericana 2010. Pg. 912-913.
38. Kanis JA, Odn A, McCloskey EV, Johansson H, Wahl DA, Cooper C; IOF Working Group on
Epidemiology and Quality of Life. A systematic review of hip fracture incidence and probability
of fracture worldwide. Osteoporos Int. 2012 Sep; 23(9):2239-56.
39. Instituto de Informacin Sanitaria. Estadsticas comentadas: La atencin a la fractura de cadera
en los hospitales del SNS. Madrid: Ministerio de Sanidad Poltica Social; (2010) http://www.
msps.es/estadEstudios/estadisticas/cmbdhome.htm.
40. Bardales Mas, Y; Gonzlez Montalvo, J. I; Abizanda Soler, P; Alarcn Alarcn, M. T. Guas
clnicas de fractura de cadera. Comparacin de sus principales recomendaciones. Rev Esp
Geriatr Gerontol. 2012; 47:220-7. - vol. 47 nm 05.
41. Maran, E; Omonte, J; lvarez, M. L; Serra, J. A. Vitamina D y fracturas en el anciano. Rev
Esp Geriatr Gerontol. 2011; 46:151-62 - vol. 46 nm 03.
26.