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EL CAMPO MOSTRATIVO DEL LENGUAJE

UNA INTRODUCCIN AL COMPORTAMIENTO DE LOS PRONOMBRES1


Carlos Hipogrosso
LICCOM Instituto de Lingstica FHCE IPA
El estudio de los pronombres ha tenido desde siempre sus dificultades. La mayor
ha sido considerar como pronombre aquello que es capaz de sustituir, sin discusin, a un
nombre. Este concepto es por lo menos inexacto y no ha dejado de ser un obstculo, en
tanto preconcepto, a la hora del estudio gramatical.
En efecto, los pronombres personales de primera y segunda persona no pueden
estar en lugar de ningn nombre. Basten estos ejemplos para comprobar esta afirmacin:
a.
b.
c.
d.

Yo trabajo en la enseanza pblica.


Carlos trabaja en la enseanza pblica.
T has sido siempre un maestro preocupado por la realidad social de tu pas.
Juan ha sido siempre un maestro preocupado por la realidad social de su pas.

Como muestran los ejemplos de a, b, c y d, desde el punto de vista lingstico


parecera incorrecto afirmar que en a yo est en lugar de Carlos tal como aparece en b
y que el t de c pueda estar en lugar del Juan que es sujeto del enunciado d. En efecto,
si esta correspondencia fuera exacta las desinencias verbales no variaran. Sin embargo, lo
que se comprueba es lo contrario: los enunciados a y b no pueden considerarse
equivalentes ni desde el punto de vista de las relaciones sintcticas ni desde el de el punto
de vista del hablante. Mientras el primero muestra una concordancia del verbo con la
primera persona, el segundo muestra una concordancia con la tercera; mientras en el
primero el punto de vista del hablante expresa un juicio sobre s mismo, en el segundo el
punto de vista del hablante expresa un juicio sobre un tercero. Las mismas consideraciones
se pueden hacer respecto de los enunciados c y d pero respecto de la segunda y la tercera
persona.
Estos ejemplos intentan dar cuenta de que los pronombres no estn siempre en
lugar de un nombre. Es ms, las relaciones sintcticas que establecen los pronombres
personales de primera y de segunda persona del singular no pueden ser expresadas a travs
de ningn nombre. Estas relaciones del pronombre con el nombre se complejizan an ms
cuando consideramos otro tipo de decticos como los posesivos.
Sin embargo el pronombre es considerado desde siempre como una clase o tipo de
palabra. Esta afirmacin no est puesta en duda por el hecho de que no se pueda definir a
esta clase como aquella palabra capaz de sustituir a un nombre. Es probable que dichos
signos tengan un rasgo en comn que haya hecho que los gramticos de todos los tiempos
les hayan consignado un estudio particular y especfico.
Parecera ser que la teora de Karl Bhler (Teora del lenguaje) sobre el campo
mostrativo y el campo simblico del lenguaje dara cuenta de este rasgo que es comn a
todos los signos que se denominan pronombres o signos pronominales.
1

Revista de la Educacin del Pueblo, N 89, marzo abril 2003,


Montevideo.

En este trabajo se intentar hacer una aproximacin a dicha teora para que, en
prximas presentaciones se proponga, tomando en cuenta este sustento terico, una
descripcin del funcionamiento de los pronombres del espaol.
Segn Bhler, entre los signos lingsticos hay algunos que funcionan como
indicadores y pertenecen al campo mostrativo del lenguaje.
Esta funcin dectica2 del lenguaje no es nicamente privilegio de lo que la
gramtica reconoce tradicionalmente como pronombres. Una preposicin como tras
precisa tambin de un punto de referencia desde el cual se la pueda medir como pasa en la
iglesia tras la casa del prroco, la misma "determina la posicin de una cosa partiendo de
otra".3 (Bhler, K. 1950:176)
Lo mismo ocurre con las desinencias verbales que sirven para retomar en el
discurso algo que se ha mencionado antes o sealar exofricamente4 a un participante o a
alguien aludido en el acto comunicativo.
Los artculos, por su parte, cumplen con la misma propiedad por su parentesco
diacrnico5 con los pronombres. Un ejemplo de este comportamiento en los artculos lo
podemos encontrar en estos enunciados:

Juan no vino en auto. El suyo estaba sin nafta y el de sus padres se haba roto ese
mismo da.

En el segundo enunciado de este ejemplo, tanto el artculo el del sintagma el


suyo como el de el de sus padres presentan problemas. Para algunos se encuentra
elptico el sustantivo auto (el auto suyo / el auto de sus padres). Sin embargo, para los
que no les satisface la teora de la elipsis, el artculo el se comporta como un pronombre
que retoma anafricamente el sustantivo auto como lo haca su antecesor latino. Los
2

O sea la capacidad de sealar algo. El campo mostrativo del lenguaje es el que tiene esta capacidad: a
travs de una palabra se seala o se muestra algo de la realidad o del propio discurso.
3
Algunos gramticos han hablado de significado ocasional entendindose como significado una
referencia (capacidad que tiene el lenguaje de sealar algo del mundo) que solo es determinable
contextualmente.
4
Se habla de exfora cuando una palabra seala un elemento de la situacin. Por ejemplo, si alguien dice
a su interlocutor indicando cul es la herramienta que precisa alcanzame sta y no aquella y seala los
objetos del mundo a los cuales se refiere, se dice que dicho sealamiento es exofrico. Por el contrario, se
habla de endfora, cuando se retoma algo del discurso que ya se ha mencionado anteriormente. Esto se
puede hacer en espaol con elementos decticos como los pronombres y las desinencias verbales. En el
ejemplo Juan no ha podido venir hoy. l se encontraba indispuesto, tanto el pronombre l como la
desinencia en tercera persona del singular del verbo encontraba retoman endofricamente a Juan.
Los elementos endofricos pueden ser catafricos o anafricos. Son catafricos cuando la referencia del
elemento pronominal se determina con una palabra que ocurre despus en el discurso y son anafricos
cuando la referencia se encuentra antes en el discurso. Un ejemplo de este segundo caso es el ya citado de
Juan retomado por el pronombre l y por la desinencia verbal. Un caso de referencia catafrica sera
el que se describe a continuacin. Supongamos que una novela empieza de la siguiente manera: Ella
estaba destrozada esa maana del lunes. Alicia no estaba acostumbrada a beber y trasnochar los
domingos. Aqu el pronombre ella se desambigua a travs del nombre Alicia del segundo
enunciado, es decir, dicho pronombre seala hacia adelante.
5
Se habla de diacrona cuando se considera el lenguaje a travs del tiempo. Como los artculos del
espaol provienen de pronombres del latn algunos gramticos explican ciertos comportamientos de los
primeros por su parentesco histrico con los segundos.

anlisis que estas dos interpretaciones generan son distintos. En el primer caso, el ncleo
del grupo sintctico nominal sigue siendo auto (aunque est elptico se recupera),
mientras que en la segunda interpretacin el ncleo del mismo es el artculo que, como un
pronombre, retoma al sustantivo antecedente.

Campo mostrativo y campo simblico


Para Bhler es necesario distinguir la deixis (mostracin) de la denominacin.
Mientras la primera est en la base de lo que se ha identificado como el campo mostrativo
del lenguaje, la segunda se identifica con el llamado campo simblico; mientras la primera
privilegia la capacidad indicativa del lenguaje (sealar algo del mundo o del discurso), la
segunda tiene una funcin bsicamente representativa. Se entiende como funcin
representativa aquella que es puramente conceptual. Si tomamos el signo casa, el mismo
no seala nada del mundo a no ser que se encuentre inserto en un acto de habla especfico,
o sea que se est usando para sealar un individuo determinado de la realidad gracias al
uso de un artculo o de un pronombre: la casa, esta casa, aquella casa.. Mientras dicho
signo no sea actualizado en un uso particular de un locutor, simplemente representa
conceptualmente a la clase, o sea al conjunto de individuos que tienen las propiedades
comunes que entendemos estn en el concepto casa.
Sin embargo, los "decticos" son tambin signos. Aqu y all, por ejemplo,
'designan' en tanto 'nombran' un dominio, un 'lugar geomtrico'. Refieren un lugar en torno
de quien habla. Otros signos, seala Bhler, manifiestan tambin esta caracterstica: "la
palabra hoy nombra de hecho el compendio de todos los das en que puede ser dicha, y la
palabra yo todos los posibles emisores de mensajes humanos, y la palabra t la clase de
todos los receptores como tales." (ibid:151)
Pero existe una diferencia entre estos y los dems signos del lenguaje. Tal
distincin radica en su capacidad indicativa o mostrativa que se manifiesta en todo hecho
discursivo.

Tipos de deixis
Bhler reconoce distintas formas de presentarse esta mostracin o deixis.
1- Se puede "mostrar" ad oculos, esto es, indicar por el lenguaje algo que est
presente en el campo perceptivo de los interlocutores (alguien que hace una autorreferencia
con el pronombre yo siempre y cuando est perceptible para el otro). Este tipo de
mostracin se ha definido en la nota 3 como exofrica. El caso de los pronombres (y de las
desinencias verbales) de primera y segunda persona son siempre exofricos porque sealan
al hablante y al oyente en cualquier situacin. No mantienen lazos cohesivos6 dentro del
discurso. Sin embargo puede encontrarse una excepcin. Esta es el uso del estilo directo7.
En el ejemplo: Juan pregunt: yo tengo algo que ver? , el nombre Juan establece un
6

La cohesin es una relacin entre enunciados que permite dar cuenta de que los mismos constituyen un
texto, es decir, un conjunto organizado que tiene textura y por tanto es interpretable.
7
Se habla de estilo directo cuando la voz narrativa deja de contar y permite que la voz del personaje se
manifieste por s misma. Tomando en cuenta que este es un fenmeno recurrente podemos afirmar que,
en general, la mayora de los textos son polifnicos (dejan percibir varias voces).

lazo cohesivo con yo a pesar de ser un pronombre en primera persona. Lo mismo pasa
con la segunda persona en el uso del estilo directo.
2- Sin embargo, es posible tambin una mostracin de lugares en el discurso. Las
lenguas indoeuropeas recurren a las mismas palabras que para la demostratio ad oculos,
"la referencia se realiza en conjunto con ayuda del mismo aparato de demostrativos."
(ibid:196) Es decir, se utilizan los mismos pronombres tanto para sealar exofricamente
como endofricamente (ver nota 3).
Se pueden usar anafricamente los mismos "mostrativos" an cuando lo dicho
prescinda de la situacin: "Con este y aquel (o aqu y all, etc.) se remite a lo recin tratado
en el discurso, con el que (aquel que) se anticipa lo que se va a tratar en seguida. Esto se
llama desde antiguo anfora." (ibid:195). (ver nota 3)
Esto supone que tanto emisor como receptor "tienen presente la fluencia del
discurso como un todo" (ibid: 196), y que sus "partes se pueden retener y anticipar"
(ibid:196). Los actores del discurso pueden recorrerlo del mismo modo que la mirada
recorre pticamente un objeto que se encuentra a su alcance, es decir, los elementos que
establecen lazos en el discurso permiten retomar componentes del mismo sin tener que
recurrir a la repeticin (aunque a veces esta exista y tenga incluso una fuerza estilstica). La
anfora es un mecanismo por el cual se retoma lo que ya se ha dicho mediante un recurso
lxico o gramatical que permita la identificacin de un referente ya mencionado en el
discurso.
Por ejemplo, en Ser competencia de la Direccin de cada establecimiento
educacional, fijar para cada uno de los docentes de su instituto los grupos en los que debe
dictar sus clases, segn el nmero de horas semanales que se le haya asignado, el
pronombre su retoma anafricamente la Direccin de cada establecimiento educacional
asignndole un rol de "poseedor" (en el sentido gramatical del trmino). Los pronombres
sus y le remiten sin embargo al sintagma cada uno de los docentes retomndolo
anafricamente, el primero asignndole tambin ese carcter de poseedor y el segundo no.
3- Hay por ltimo un tercer modo de mostracin que se caracteriza como deixis en
phantasma. Cuando un narrador quiere llevar al oyente o lector al mundo de lo ausente
evocado o al reino de la fantasa lo hace tambin con el uso de "mostrativos".
Sin embargo, los recursos extralingsticos (la situacin propiamente dicha) de la
demostratio ad oculos no existen en la mostracin en fantasma: "El que es guiado en
fantasma no puede seguir con la mirada la flecha de un brazo con el ndice extendido por el
hablante, para encontrar all el algo; no puede utilizar la cualidad espacial de origen del
sonido vocal para hallar el lugar de un hablante que dice aqu; tampoco oye en el lenguaje
escrito el carcter de la voz de un hablante ausente, que dice yo. Y, sin embargo, le son
ofrecidos esos y otros demostrativos, en rica multiplicidad, incluso en el relato intuitivo
acerca de objetos ausentes y por narradores ausentes". (ibid:200)
Bhler pone el ejemplo de un relato en donde se hable, por ejemplo, de las
mrgenes derecha e izquierda del Rhin o del Sena; dichas indicaciones del narrador
ocasionan a veces dificultades al lector cuando no se encuentran explicitados, a travs de
mostrativos adecuados, los presupuestos que tiene en mente quien organiza el discurso.

Indicaciones de direccin como delante, detrs, a la derecha, a la izquierda,


debern interpretarse respecto de un punto de referencia especfico igual que en la
situacin perceptiva primaria (es decir, cuando estamos en la situacin y no en el discurso)
pero por medio de mecanismos lingsticos que permitan que el destinatario sea
llevadoen el recorrido que el organizador del discurso intenta transmitir.
El destinatario podr comprenderlas si logra ser traspuesto, es decir, si logra captar
el punto de referencia desde el que parte el relato o la descripcin. Esta operacin es
particularmente difcil en tanto el destinatario, en el texto escrito, es presupuesto, calculado
por el destinador como un receptor ideal capaz de interpretar las seales lingsticas que el
constructor del discurso ha dejado en forma de huellas en el devenir de su discurso.
A la mostracin en fantasma no le faltan los recursos mostrativos naturales en tanto
que existen como trasposiciones. Estas constituyen un refinado juego que permite
"mostrar" lingsticamente en fantasma. Cuando el narrador seala El Paran corre all
en el fondo de una inmensa hoya, cuyas paredes, altas de cien metros, encajonan
fnebremente el ro.8, construye un aqu desde donde se ubica el yo para sealar un all,
lugar de un l (el ro), alejado respecto de la perspectiva que propone como hablante. Es
decir, el descriptor slo puede operar con un all respecto de un aqu desde el que
habla y por tanto su yo se impone como un punto de referencia que el lector debe asumir
para comprender cul es el punto de vista que se le impone9.
Estos tres tipos de mostracin, que no constituyen nicamente un privilegio de los
pronombres como lo muestran los adverbios aqu o all, tendran, segn Bhler un
elemento en comn: "el dedo ndice, el instrumento natural de la demostratio ad oculos, es
sustituido por otros recursos indicativos; y se lo sustituye incluso al hablar de cosas
presentes". (ibid:139) Estos son recursos lingsticos que estn disponibles para el
hablante en el repertorio de su lengua. Son elementos claves en la cohesin textual.
Para Bhler son tres los "mostrativos" que manifiestan la condicin de origen:
aqu, ahora y yo. Este origen, o punto de referencia a partir del cual los mostrativos tienen
sentido, se puede representar como el punto cero o punto O (inicial de origen) que es
cruce de dos ejes axiales, origen de las coordenadas que establece el hablante en una
locucin especfica, punto de partida desde el que se interpretan los "demostrativos".

Horacio Quiroga, Cuentos de amor, de locura y de muerte, "A la deriva".

El cambio del punto de vista es un recurso muy conocido en la narracin. De hecho el lector no puede
conocer fehacientemente del mundo ficcional ms all de los datos que proporcionan las voces
organizadoras del relato. El mundo del relato es un mundo de palabras que presentan un punto de vista
escogido de antemano. Hay ciertos relatos que confan su eficacia al punto de vista escogido. As por
ejemplo la novela Quin de nosotros de Mario Benedetti presenta los mismos acontecimientos a
travs de tres puntos de vista, el de la esposa, el del esposo y el del amante. Por supuesto, aunque los
acontecimientos parezcan ser los mismos, la relacin semntica entre los mismos y, por tanto el mundo
representado, no lo son. En el relato de H. Quiroga considerado en este apartado, el final sorpresa
conseguido por el narrador est en funcin del continuo cambio de punto de vista, una tcnica que el
escritor trabaja eficazmente para engaar al lector.

Este sistema de coordenadas inaugura un escenario particular desplegado a partir


de un punto de referencia. Por esto es frecuente en la narrativa que el cambio de hablante
implique tambin un cambio de perspectiva donde los juegos entre los varios yoes, aques
y ahoras se instauran como un desafo para el oyente o el lector.
Un "demostrativo" tiene una amplia capacidad referenciadora limitada
nicamente en un acto concreto de referenciacin. Cuando se dice aqu o ella, el
campo conceptual de ese aqu y de ese ella es muy amplio y lo podramos parafrasear
como cerca del hablante en el primer caso y aquella de la que se habla en el segundo.
Sin embargo, su capacidad referenciadora solo se hace evidente cuando son puestos en
relacin con un punto de referencia, un hablante que est en un aqu desde el cual habla
y una realidad, persona o estado de cosas del cual habla.
Sin embargo es a partir de su capacidad mostrativa o dectica y no de su capacidad
referenciadora que se pueden empezar a entrever las caractersticas especficas de los
pronombres.

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