Seis Discursos Sobre La Postmetropolis, Soja

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Seis discursos sobre la posnetrpolis

Edward W. Soja es profesor de Planificacin Urbana en la


Universidad de California, en Los Angeles (UCLA) y profesor visitan
te en la London School ofEconomics dentro del programa Cities.
Comenz su carrera acadmica como especialista en geografa pol
tica de frica, incluidas sus estancias en las universidades de Ibadan
(Nigeria) y Nairobi (Kenia). En los ltimos veinticinco aos ha centra
do su investigacin en la transformacin urbana de Los Angeles den
tro de una amplia perspectiva de relacin entre la geografa urbana y
la espacalidad de la vida social en todas las facetas que los estudios
crticos de la cultura contempornea ponen de manifiesto. Invitado a
numerosos foros internacionales, es autor prolfico, encontrndose
entre sus ms destacadas publicaciones los libros Poslmodern
Geographies: The Reassertion o Space in Crticai Social Theory
(Londres, 1989), The City: Los Angeles and Urban Theory at the End
o the Twentieth Century (con Alien J. Scott, como eds., Berkeley,
1996), Thirdspace: Joumeys to Los Angeles and Other Real-andImagined Places (Oxford, 1996), y Postmetropolis: CrticaI Studies of
Cities and Regions (Oxford, 2000).
Como antecedente de lo que despus desarrollara en sus libros, en
1995 adelant una interpretacin de la fenomenologa que afectaba a
la regin urbana de Los Angeles, anticipo de una nueva era en cier
tas manifestaciones de la evolucin del fenmeno urbano en el
mundo de hoy. Esa interpretacin es la que aqu se presenta.

SE!S DISCURSOS SOBRE LA POSTMETRPOLIS'


Edwarc W. Soja
La regin urbana de Los Angeles, entre los disturbios de Watts
de 1965 y lo que ahora se llama Rodney King o Motines Justice
de 1992, ha sufrido una de las transformaciones ms especta
culares en comparacin con cualquier otra ciudad del mundo.
Para los residentes en Los Angeles de los primeros aos
sesenta, una transformacin radicalmente diferente, otro Los
Angeles se estaba desarrollando ms all de su control o com
prensin. A lo largo del tiempo, y cada vez con ms frecuencia,
continuara sustituyendo muchos otros mundos urbanos fami
liares por otros nuevos ms inquietantes. Durante el mismo
periodo de aproximadamente treinta aos, un grupo de espe
cialistas locales han intentado darle un sentido prctico y teri
co a esta reestructuracin radical de Los Angeles y usar este
conocimiento para comprender las transformaciones urbanas,
igualmente intensas, que estn sucediendo por todo el mun* Este articulo es una adaptacin de una comunicacin presentada en la reunin
anual de la B ritish Sociological Association, Leicester, 12 de Abril 1995.
Fue publicado en la revista URBAN (2, 1998, pp. 37-50) del Departamento de
Urbanismo y Ordenacin del Territorio de la E.T.S.A. de Madrid (UPM). Se repro
duce aqu con la amable autorizacin de esa revista.

do. Lo que me gustara conseguir con este estudie es ilustrar


el trabajo de lo que algunos, quizs p*rematurarente, han
comenzado a llamar / os Angeles School de estudios urbanos,
y argumentar que la transformacin de Los Angeles epresenta tanto una experiencia urbana nica como un eje-plo parti
cularmente vivido de un cambio radical ms general en la
autntica naturaleza de la vida urbana contemporrtea, lo que
los urbanistas hemos llamado el proceso urbano.
Algunos se encuentran tan entusiasmados con esta reestructu
racin urbana que la proclaman como la transformacin ms
extraordinaria en la naturaleza del urbanismo desde tos orge
nes de la ciudad, hace ms de 6.000 aos. Otros, algo ms
modestos, la describen como la segunda gran transformacin
urbana, despus de la tumultuosa emergencia de la ciudad
capitalista industrial del siglo XIX. Mi intencin es considerarla
como la ms reciente de una serie de crisis radicales que han
tenido como consecuencia las reestructuraciones urbanas ocu
rridas durante los ltimos doscientos aos. Pero, arique uno
interprete la magnitud de los cambios actuales y los aloque en

discursos sobre la postmetrpolis

U" marco histrico comparativo, nos quedan muy pocas dudas


O que algo realmente excepcional le ha sucedido a la moderre metrpolis durante el ltimo cuarto del siglo XX. Segn mi
tontn, la concienciacin de estos nuevos procesos urbanos,
ty-iando como base su significativa diferencia con el pasado,
resulta incluso ms necesaria que el detallar sus orgenes en
ira historia dilatada de urbanizacin y urbanismo como un
rrA o de vida.
He elegido recientemente el uso de posmetrpolis como un tr
mino general para resaltar las diferencias entre regiones urba
nas contemporneas y aquellas que se consolidaron en las
C eldas de la mitad del siglo XX. Por lo tanto, el prefijo "post
r.arca la transicin entre lo que se ha llamado de forma con
dicional la moderna metrpolis y algo significativamente dife
rente, nuevas formas posmodernas y pautas de vida urbana
Que estn en continuo desafo con los estilos bien establecidos
Oe anlisis urbanos. Como ir aclarando a lo largo de mis seis
decursos, existen otros trminos y conceptos posprefijados
ivJuidos en la postmetrpolis, desde la nocin de sociedad
posindustrial tan familiar a los socilogos, a las discusiones
ms actuales de economas polticas posfordistas y poskeynetnas y estilos posestructuralistas y poscolonlalistas de anli
sis crticos. No obstante, antes de profundizar en dichos discur
sos, me gustara realizar unas cuantas observaciones de introdiiccin ms generales.
En primer lugar, como ya he sugerido, los cambios descritos o
representados por estos seis discursos no solamente estn
sucediendo en Los Angeles, sino en mayor o menor grado y,
sin duda alguna, con un desarrollo irregular de tiempo y espa
cio, en todo el mundo. Aunque adoptan formas especficas en
lugares especficos, constituyen procesos generales. Ms an,
estos procesos no resultan del todo nuevos. Sus orgenes
podran remontarse antes del ltimo cuarto de este siglo. Su
intensificacin, su estrecha relacin y su creciente mbito es lo
que evidencia que su expresin actual resulte diferente a la del
pasado. Tambin quiero destacar que cuando uso el trmino
postmetrpolis en oposicin a la ltima metrpolis moderna; no
estoy diciendo que sta haya desaparecido o est completa
mente desplazada, ni siquiera en Los Angeles. Lo que ha esta
do sucediendo es que los nuevos procesos de urbanizacin y
configuracin se han superpuesto sobre los viejos y han conec
tado con ellos en crecientes formas complejas. Las superposi
ciones y articulaciones se estn volviendo ms espesas y den
sas en muchas partes del mundo, pero la moderna metrpolis
no se ha desvanecido por completo en ningn lugar.
Lo que esto significa es que debemos entender la nueva urba
nizacin y el urbanismo sin descartar nuestras viejas concep
ciones. Al mismo tiempo, sin embargo, debemos reconocer que

las discutidas ciudades actuales y sus complejas relaciones


entre proceso social y forma espacial, as como proceso espa
cial y forma social -que en cierta ocasin he llamado la dialc
tica socioespacial- cada vez resultan ms diferentes de cmo
eran durante los aos sesenta. Aunque no debemos ignorar el
pasado, debemos sin embargo tener en primer plano lo que es
nuevo y diferente sobre el presente. La observacin de la
sociologa urbana contempornea nos sugiere que no pode
mos ya depender tanto de los nuevos enfoques que surgieron
tan brillantemente en los aos setenta, con trabajos clsicos
como La cuestin urbana (1974, edicin francesa de 1972) de
Manuel Castells, Social Justice and the City, de David Harvey
(1973) y la sociologa pionera sobre sistemas mundiales de
Immanuel Wallerstein. Estas obras fueron, y continan sindo
lo, poderosas e incisivas interpretaciones de las ltimas metr
polis modernas, monopolville y ville sauvage de Castells, las
ciudades salvajes" que se consolidaron durante el boom de la
posguerra y que ocasionaron la crisis urbana de los aos
sesenta. Pero la ltima metrpolis moderna, por asi decirlo, ya
no es como la del pasado.
Muchas de las deas desarrolladas por estos tericos y analis
tas todava se pueden aplicar y debo aadir que an resulta
posible la aplicacin de la poltica radical que ellos propulsaron.
Sin embargo, mi razonamiento se basa en que los cambios han
sido tan espectaculares que ya no resulta tan sencillo aadir
nuestros nuevos conocimientos a los antiguos. Existen dema
siadas incompatibilidades, contradicciones, disrupciones.
Debemos a su vez volver a pensar radicalmente y quizs a
reestructurar profundamente -es decir, destruir y reconstituirnuestras formas heredadas de anlisis urbano para satisfacer
los desafios tericos, polticos y prcticos presentados por la
postmetrpolis.
Otra observacin preliminar complica incluso an ms todo lo
anterior. Mientras que los urbanistas continan debatiendo las
diferencias entre la nueva metrpolis y la antigua y precisando
con exactitud lo que debemos destruir y reconstituir de nues
tros modelos tradicionales de anlisis urbano, la postmetrpo
lis est cambiando significativamente. Comenzando con el
memorable ao 1989 en Berln, Pekn y otras grandes ciuda
des mundiales, y destacando el sur de California portas distur
bios de Spring, 1992, y la crisis fiscal posmoderna de Orange
County en 1994, parece ser que la postmetrpolis est entran
do en una nueva era de inestabilidad y crisis. Existen crecien
tes indicios de un cambio desde lo que todos nosotros hemos
reconocido como un periodo de crisis, originando una reestruc
turacin generada en los levantamientos urbanos de los aos
sesenta a lo que ahora podra llamarse una crisis generada de
reestructuracin. Es decir, lo que observamos en tos aos
noventa puede ser una rotura emergente en la reestructurada

s# discursos sobre la postmetrpolis

V- marco histrico comparativo, nos quedan muy pocas dudas


que algo realmente excepcional !e ha sucedido a la moderrs metrpolis durante el ltimo cuarto del siglo XX. Segn mi
coinin, la concienciacin de estos nuevos procesos urbanos,
V/r,ando como base su significativa diferencia con el pasado,
f%ulta incluso ms necesaria que el detallar sus orgenes en
una historia dilatada de urbanizacin y urbanismo como un
f'cdo de vida.
Be elegido recientemente el uso de posmetrpolis como un trf'sno general para resaltar las diferencias entre regiones urba
nas contemporneas y aquellas que se consolidaron en las
<feadas de la mitad del siglo XX. Por lo tanto, el prefijo post
r'arca la transicin entre lo que se ha llamado de forma con
vencional la moderna metrpolis y algo significativamente dife
rente, nueVas formas posmodernas y pautas de vida urbana
Que estn en continuo desafo con los estilos bien establecidos
anlisis urbanos. Como ir aclarando a lo largo de mis seis
dsscursos, existen otros trminos y conceptos posprefijados
incluidos en la postmetrpolis, desde la nocin de sociedad
posindustrial tan familiar a los socilogos, a las discusiones
ms actuales de economas polticas posfordistas y poskeynesianas y estilos posestructuralistas y poscolonalistas de anli
sis crticos. No obstante, antes de profundizar en dichos discur
sos, me gustara realizar unas cuantas observaciones de intro
duccin ms generales.
En primer lugar, como ya he sugerido, los cambios descritos o
representados por estos seis discursos no solamente estn
sucediendo en Los Angeles, sino en mayor o menor grado y,
sin duda alguna, con un desarrollo irregular de tiempo y espa
cio, en todo el mundo. Aunque adoptan formas especficas en
lugares especficos, constituyen procesos generales. Ms an,
estos procesos no resultan del todo nuevos. Sus orgenes
podran remontarse antes del ltimo cuarto de este siglo. Su
intensificacin, su estrecha relacin y su creciente mbito es lo
que evidencia que su expresin actual resulte diferente a la del
pasado. Tambin quiero destacar que cuando uso el trmino
postmetrpolis en oposicin a la ltima metrpolis moderna; no
estoy diciendo que sta haya desaparecido o est completa
mente desplazada, ni siquiera en Los Angeles. Lo que ha esta
do sucediendo es que los nuevos procesos de urbanizacin y
configuracin se han superpuesto sobre los viejos y han conec
tado con ellos en crecientes formas complejas. Las superposi
ciones y articulaciones se estn volviendo ms espesas y den
sas en muchas partes del mundo, pero la moderna metrpolis
no se ha desvanecido por completo en ningn lugar.
Lo que esto significa es que debemos entender la nueva urba
nizacin y el urbanismo sin descartar nuestras viejas concep
ciones. Al mismo tiempo, sin embargo, debemos reconocer que

las discutidas ciudades actuales y sus complejas relaciones


entre proceso social y forma espacial, as como proceso espa
cial y forma social -que en cierta ocasin he llamado la dialc
tica socioespacal- cada vez resultan ms diferentes de cmo
eran durante los aos sesenta. Aunque no debemos ignorar el
pasado, debemos sin embargo tener en primer plano loque es
nuevo y diferente sobre el presente. La observacin de la
sociologa urbana contempornea nos sugiere que no pode
mos ya depender tanto de los nuevos enfoques que surgieron
tan brillantemente en los aos setenta, con trabajos clsicos
como La cuestin urbana (1974, edicin francesa de 1972) de
Manuel Castells, Social Justice and the City, de David Harvey
(1973) y la sociologa pionera sobre sistemas mundiales de
Immanuel Wallerstein. Estas obras fueron, y continan sindo
lo, poderosas e incisivas interpretaciones de las ltimas metr
polis modernas, monopolville y ville sauvage de Castells, las
ciudades salvajes que se consolidaron durante el boom de la
posguerra y que ocasionaron la crisis urbana de los aos
sesenta. Pero la ltima metrpolis moderna, por as decirlo, ya
no es como la del pasado.
Muchas de las ideas desarrolladas por estos tericos y analis
tas todava se pueden aplicar y debo aadir que an resulta
posible la aplicacin de la poltica radical que ellos propulsaron.
Sin embargo, m razonamiento se basa en que los cambios han
sido tan espectaculares que ya no resulta tan sencillo aadir
nuestros nuevos conocimientos a los antiguos. Existen dema
siadas incompatibilidades, contradicciones, disrupciones.
Debemos a su vez volver a pensar radicalmente y quizs a
reestructurar profundamente -es decir, destruir y reconstituirnuestras formas heredadas de anlisis urbano para satisfacer
los desafos tericos, polticos y prcticos presentados por la
postmetrpolis.
Otra observacin preliminar complica incluso an ms todo lo
anterior. Mientras que los urbanistas continan debatiendo las
diferencias entre la nueva metrpolis y la antigua y precisando
con exactitud lo que debemos destruir y reconstituir de nues
tros modelos tradicionales de anlisis urbano, la postmetrpo
lis est cambiando significativamente. Comenzando con el
memorable ao 1989 en Berln, Pekn y otras grandes ciuda
des mundiales, y destacando el sur de California por los distur
bios de Sprng, 1992, y la crisis fiscal posmoderna de Orange
County en 1994, parece ser que la postmetrpolis est entran
do en una nueva era de inestabilidad y crisis. Existen crecien
tes indicios de un cambio desde lo que todos nosotros hemos
reconocido como un periodo de crisis, originando una reestruc
turacin generada en los levantamientos urbanos de los aos
sesenta a lo que ahora podra llamarse una crisis generada de
reestructuracin. Es decir, lo que observamos en los aos
noventa puede ser una rotura emergente en la reestructurada

Seis discursos sobre la postmetrpol

postmetrpoiis en s misma, en el urbanismo posmodemo y


posfordista y quizs tambin en el poder explicativo de los seis
discursos que voy a comentar.
Mi ltimo comentario preliminar hace referencia a algunos de
sarrollos recientes en los estudios crticos urbanos, un nuevo e
interesante campo que ha surgido de la inyeccin de estudios
culturales crticos en los anlisis sociocientficos de urbanismo
y de proceso urbano ms tradicionales. Mientras que yo consi
dero que mi propio trabajo forma parte de este progresista
campo transdisciplinario, me he sentido ltimamente preocupa
do por lo que percibo como un creciente superprivilegio de lo
que se ha llamado, a menudo con referencia al trabajo de
Michel de Certeau, la vista desde abajo -estudios del barrio,
el cuerpo, las calles, psicogeografas de intimidad, subjetivida
des erticas, los micromundos de la vida cotidiana- a expensas
de comprender la estructuracin de la ciudad como un todo, las
macrovistas de urbanismo, la economa poltica del proceso
urbano.

!
I

La intencin de estos seis discursos es facilitar la comprensin


de la regin urbana en su conjunto, la espacialidad y sociabili
dad de una pronunciada estructura urbana. Se trata exacta
mente del tipo de discursos fustigados por aquellos crticos
microurbanos que nicamente ven en ellos la distorsionadora,
por no decir represiva, mirada del poder masculino autoritario,
la magistral vista desde arriba. Una tctica primaria en el
fomento de estas frecuentes crticas reduccionistas de teoras
de macronivel ha sido una especie de privilegios epistemolgi
cos de la experiencia del flneur, el agente libre vagabundo de
la vida cotidiana, el definitivo progenitor de la vista desde abajo.
Sin lugar a dudas, hay que avanzar mucho desde esta vista de
la ciudad a nivel del suelo, y de hecho, muchos de los que se
centran en ms perspectivas macroespaciales pasan por alto
muy a menudo los lados oscuros de la vida diaria y de las opresiones menos visibles, tales como raza, gnero, clase y sexua
lidad. No obstante, lo que ms me preocupa es el grado al que
tales criticas de micronivel han estado polarizando sin ningn
provecho estudios urbanos crticos, especulando con los orga
nismos y la vista desde abajo hasta el punto de encasillar a
todas las perspectivas de macronivel como tab, prohibidas y
polticamente incorrectas.

abajo, una nueva sntesis crtica que rechace las rigideces di


cualquiera de ellas o que ofrezca alternativas para la apertun
radical de ambas. Con este pequeo cumplido a una perspix
tiva crtica explcitamente posmoderna y despus de una intro
duccin ms extensa de la que haba pensado en un principio
nos encontramos ya dispuestos a comenzar el examen do Ir
seis discursos.
Estos seis discursos ya les resultan familiares a la mayora y.
de una forma u otra, se entrelazan con un gran nmero de lo:,
estudios presentados en esta conferencia de la Asociacin
Britnica de Sociologa. Ya los he tratado con anterioridad an
un capitulo en Postmodern Cities and Spaces, editado poi
Sophie Watson y Kathy Gibson, y los plantear con mayor pro
fundidad en mi prximo libro, Postmetropolis.'1 Ms abajo ofro/
co un listado con breves descripciones y una seleccin de sub
temas seleccionados de lo que formarn seis captulos aparte
en Postmetropolis.
1. Flexcity: trata de la reestructuracin de la economa politice
de urbanizacin y la formacin de la metrpolis industrial
posfordista con una especializacin ms flexible
La primaca de la produccin
Crisis-formacin y el gran giro en U
Subida del posfordismo
La capacitacin de la flexibilidad
2. Cosmpolis: trata de la globalizacin de la capital urbana,
trabajo, cultura y la formacin de una nueva jerarqua de ciuda
des globales
La primaca de la globalizacin
El proceso globalizacin
La globalizacin del discurso en Nueva York y
Londres
La vanidad de los BonFIRES

En parte, estos seis discursos a los que me voy a referir son un


intento de recapturar y reafirmar la importancia de una tradicin
macrourbana, no en oposicin a la vista local desde abajo, sino
recurriendo a las experiencias que vienen directamente del sig
nificativo trabajo llevado a cabo en las microgeografas de la
ciudad por distintos especialistas urbanos crticos. La compren
sin de la postmetrpolis requiere una recombnacin creativa
de micro y macro perspectivas, vistas desde arriba y desde

Repoblacin de Los Angeles


3. Expolis: trata sobre la reestructuracin de la forma urban. i
1 Consultar Edward W. Soja, "Postmodern Urbanization; The Six Restructurings ot
Los Angeles", en las ediciones de Sophie Watson y Kathy Gibson, Postmodom
Cities and Spaces. Oxford, U.K. y Cambridge, EE. UU., Blackwell Publishers, 1995,
pp. 125-137; y Postmetropolis, Oxford, Blackwell, 2000. En el momento de la pro

Seis discursos sobre la postmetrpolis

y crecimiento de las ciudades limtrofes, ciudades exteriores y


postsuburbanas: la metrpolis desde dentro hacia fuera y
desde fuera hacia dentro

Variaciones sobre un parque temtico


Scamscapes", escenarios-chanchullo, la bancarro
ta de Orange County

Paradigmtica Los Angeles


. Destruccin del discurso sobre forma urbana
Reconstrucciones optimistas de la postmetrpolis:
el Nuevo Urbanismo
Exploracin del lado oscuro del casco urbano y la
ciudad externa
4. Metropolaridades: trata del reestructurado mosaico actual y
el nacimieato de nuevas polarizaciones y desigualdades
Un nuevo sociologismo?
Ampliando brechas y nuevas polaridades
Debate sobre los verdaderamente desprotegidos y
la clase baja
El nuevo mosaico tnico de Los Angeles
5. Archipilagos carcelarios: sobre el aumento de las ciudadesfortaleza, tecnologas de vigilancia y la substitucin de policas
por polis
Ciudades de cuarzo: Los Angeles de Mike Davis
Elaboraciones posteriores: espacios interdictnos
en el entorno construido
. Otra mirada a la Ciudad de cuarzo
6. Simcities: sobre la imaginaria reestructuracin urbana y la
creciente hiperrealidad de la vida diaria
. La irrupcin de la hiperrealidad y la sociedad del
simulacro
. Ciberespacio: la generacin electrnica de la hi
perrealidad
Simulacin del urbanismo como un modo de vida
sentacin, de donde se obtuvo este capitulo (abril de 1995), la discusin de los seis
discursos sobre la postmetrpolis estaba incluida en la Parte III de un manuscrito
titulado Thirdspace: Joumeys to Los Angeles and Other Real-and-lmagined
Places. Posteriormente, se decidi dividir el manuscrito en dos libros. El primero,
con el titulo mencionado, fue publicado en 1996 por Blackwell.

En vez de debatir en profundidad estos discursos, har uso de


todo lo que he destacado para seleccionar unos cuantos temas
que considero de inters particular para los socilogos urba
nos. Como concesin a la brevedad, las observaciones crticas
sern concisas y despojadas de las calificaciones apropiadas
(y necesarias). Mi intencin no es la de ofrecer una completa
presentacin crtica de los discursos, sino usarlos para estimu
lar el debate y la discusin y asi concienciarnos al mximo de
la escena urbana contempornea.
El primer discurso, sobre la metrpolis industrial posfordista, se
basa esencialmente en la relacin ntima continuada entre los
procesos de urbanizacin e industrializacin. En Los Angeles y
tambin en muchas otras regiones urbanas, quizs el discurso
acadmico predomina en su intento de explicar las diferencias
entre la ltima metrpolis moderna (fordista) y la postmetrpo
lis (fordista). Tambin ha entrado profundamente en la reciente
literatura de sociologa urbana como un marco terico para la
comprensin del orden social (y desorden) de la ciudad con
tempornea. En el libro de Savage y Warde sobre sociologa
britnica, por ejemplo, nos encontramos con un claro intento de
redefinir y reposicionar la sociologa urbana alrededor de esta
reestructuracin industrial posfordista.2
En cierto modo, ha sido una unin peculiar, ya que los socilo
gos urbanos no han contribuido demasiado a la literatura de
reestructuracin industrial y a los debates tericos y conceptua
les esbozados en el primer discurso. En cambio, se han con
tentado primariamente con detallados estudios empricos de la
nueva ciudad capitalista, dejando su discurso preliminar y teo
rizacin a los gegrafos, economistas polticos y a otros nosocilogos. Cmo podemos explicarnos la aparente retirada
de la sociologa su papel destacado en la conceptualizacin de
los nuevos procesos de urbanizacin y la postmetrpolis, espe
cialmente teniendo en cuenta su preeminencia en la explica
cin del desarrollo de la ltima metrpolis moderna en las
dcadas de la posguerra?
Parte de la respuesta puede encontrarse en un persistente, si
no creciente, sociologismo, un retroceso hacia las tradiciones
disciplinarias probadas y ciertas de la sociologa terica y
emprica. Incluso cuando parecen alcanzarse ciertos lmites
disciplinarios para la inspiracin terica y prctica, tal sociolo
gismo busca el modo de convertir lo nuevo y sorprendente en
2 Mike Savage y Alan Warde, Urban Sotiology, Capitalism and Modemity, Nueva
York, Continuum, 1993.

Seis discursos sobre la postmetrpolis

viejo y familiar, es decir, absorbible sin una mayor disrupcin


paradigmtica o replanteamiento radical. Entiendo que algo
similar ha sucedido en sociologa con respecto al nuevo discur
so sobre la reestructuracin industrial urbana posfordista en
particular, y en general con muchos otros discursos posprefijados. Un vehculo para este retroceso hacia la tradicin discipli
naria frente a los nuevos retos ha sido el continuo inters espe
cialmente en los EE.UU. por una u otra forma de la tesis sobre
la sociedad posindustrial desarrollada dentro de la sociologa
hace ya dcadas.
El uso continuado del trmino posindustrial nos induce a un dis
curso basado en la persistente importancia de la industrializa
cin y del proceso productivo. Lo que le ha sucedido a la ciu
dad capitalista industrial es ms relevante que la decadencia
de la industria de fabricacin y el cambio hacia la economa de
servicios. La desindustrializacin ha estado ocurriendo junto
con un potente proceso de reindustrializacin basado no sola
mente en la produccin electrnica de alta tecnologa, sino en
una intensiva produccin artesanal con mano de obra barata y
la expansin de servicios y tecnologa orientados al productor.
Estos cambios, a menudo hacia sistemas de produccin ms
flexibles y hacia redes intensivas de transaccin de flujo de
informacin ms densas, estn produciendo nuevos espacios
industriales que han remodelado de forma significativa la geo
grafa industrial de la ltima metrpolis moderna o fordista. El
continuar viendo los nuevos procesos de reestructuracin urba
na segn las tesis posindustriales hace difcil comprender el
complejo discurso centrado en la produccin sobre la urbaniza
cin posfordista.
Problemas similares surgen de los continuos compromisos
con las tradiciones polticamente ms radicales de la socio
loga urbana, que se desarrollaron en los aos setenta y prin
cipios de ios ochenta, especialmente reflejados en la obra
pionera de Castells y de otros sobre movimientos sociales
urbanos y la poltica de consumo colectivo. Tambin un per
sistente nfasis consumista dificulta la comprensin del dis
curso basado en la produccin sobre urbanizacin posfordis
ta y la reestructuracin industrial. El que gran parte de este
discurso posfordista tambin se centre explcitamente alre
dedor de conceptos y anlisis espaciales complica an ms
las cosas, debido a los recientes intentos de ciertos socilo
gos britnicos, como Peter Saunders, por desenfatizar el
espacio y el anlisis espacial en los marcos conceptuales de
la sociologa urbana. Tales esfuerzos han sido particularmen
te restrictivos con respecto a la participacin de los socilo
gos en debates ms extensos sobre posmodernismo y estu
dios culturales crticos, los cuales han experimentado un pro
nunciado giro espacial desde finales de los ochenta. Pero
esto me conduce hacia otro debate que no puedo ampliar en
estos momentos.

Los socilogos han desempeado un papel mucho mes impor


tante en el segundo discurso, sobre globalizacin y formacin
de ciudades mundiales. De algn modo, a pesar de su estre
cha relacin y complementariedad, el primer y segundo discur
so se han desarrollado a menudo compitiendo entre s, cada
uno de ellos considerndose la explicacin ptima para la
nueva urbanizacin y urbanismo. Esto limita ambos oscursos,
pero me limitar a comentar aqu cmo se ha debilitado el dis
curso sobre ciudades globales debido a un enterdimiento
inadecuado del proceso de reestructuracin indusrial, as
como por un toque del sociologismo mencionado anteiormente. Puedo resumir mis comentarios en torno a una frase hecha
en broma que us una vez para expresar mi discorrrmidad
con los enfoques dados al estudio sobre Nueva York como una
ciudad dual" que permanece en el vrtice de la jeraro-ia mun
dial de capital de capitales.3 La frase fue la vanidad de los
bonFIRES y hacia referencia a lo que yo consider una sobreconcentracin en las funciones de control y poder 0 5 sector
FIRE (fmance, Insurance, real estte)4 en la literatu-3 de las
ciudades globales y un supernfasis estrechamente reiacionado en dos minsculos lugares donde estos bonFIRES domi
nantes parece que arden con ms brillo, Wall Sjeet en
Manhattan y The City en Londres, junto con sus filiales tributa
rias (Battery Park City, the Worid Trade Center, Soirh Street
Seaport, Canary Wharf y the Docklands).
Me parece descubrir algunas fisuras cuando el discurso se
ajusta tanto. En primer lugar, existe una tendencia a ver la for
macin de las ciudades mundiales como si se estuvie-a crean
do una separacin sectorial y geogrfica entre las industrias de
fabricacin, por un lado, y la base productiva de la economa
regional, por el otro. Esto bien podra ajustarse a los modelos
posindustriales y de desindustrializacin de cambio urbano y
describe con exactitud parte de lo que ha sucedido internamen
te en la ciudad de Nueva York y Londres. Pero distorsiona el
debate general sobre globalizacin y formacin de ciudades
mundiales, especialmente en lo que respecta a dichas postme
trpolis y regiones industriales manufactureras, tales como
Tokio y Los Angeles (y tambin podra aadir la reindustrializacin de regiones interiores del Gran Nueva York y del Gran
Londres).
No quiero restar importancia a estos nfasis de investigacin e
interpretacin, pero prefiero destacar los peligros de una espe
cie de miopa como la de Manhattan o Londres. Adems de
supersimplificar las relaciones entre los sectores financieros e

3 Consultar Poles Apart: New York and Los Angeles , en J. Mollertopf y M.


Castells (eds.), Dual City: The Restructunng o New York, Nueva York, fc_sell Sage
Foundation, 1991, pp. 361-376.
4 Juego de palabras entre FIRE (Fuego) y el significado de cada etra. F. Finanzas,
i: Seguros, RE: Propiedades inmobiliarias. [N. de L]

Seis discursos sobre la postmetrpolis

industriales, y entre la ciudad central y la regin metropolitana


mucho ms grande, dicha miopa tambin tiende a restringir
comprensiones ms detalladas y sofisticadas de la espacialidad de la globalizacin y la nueva poltica cultural de identidad
y diferencia que se est expandiendo en las ciudades del
mundo. Esto, a su vez, ampla la brecha entre estudios de globalzacin ms sociolgicos y los estudios culturales espacializados, cada vez, enfocados a la interpretacin de la postmetr
polis.
El tercer discurso est enfocado haca lo que ya he descrito
como la formacin de expolis, un proceso que por un lado
apunta haca el crecimiento de ciudades exteriores y ciudades
limtrofes y otras manifestaciones de la bastante oximornica
urbanizacin de los barrios perifricos, y por otro hacia una
reconstrufccin espectacular de la zona del centro urbano,
ambas provocadas por una emigracin de poblaciones doms
ticas y la inmigracin de trabajadores y culturas del tercer
mundo". Por tanto, parece ser que la organizacin social y
ospacial de la postmetrpols se est convirtendo en interiorexterior y exterior-interior al mismo tiempo, creando confusin
en nuestros modos tradicionales para definir lo urbano, subur
bano, exurbano, no urbano, etc. Probablemente ningn otro
discurso est consiguiendo unos desafos tan profundos, no
solamente para la sociologa urbana, sino para todos los estu
dios urbanos tal y como se han constituido convencionalmente.
Algunos ejemplos de Los Angeles podran usarse para ilustrar
esta destruccin y reconstitucin de la forma urbana y del voca
bulario tradicional para describiro. Algunos ejemplos clsicos
de suburbios americanos, tales como San Fernando Valiey y
Orange County, cumplen casi todas las definiciones de zonas
urbanizadas. Constituyen aglomeraciones muy heterogneas
de produccin industrial, empleo, comercio, instalaciones cultu
rales y de ocio, asi como otras cualidades caractersticamente
"urbanas tales como bandas, crimen, trfico de drogas y vio
lencia callejera. Continuar con el etiquetado de estas reas
"suburbanas" sera desvirtuar su realidad contempornea. De
un modo similar, a la mayora de lo que continuamos conside
rando el centro urbano de Los Angeles -incluyendo los guetos
urbanos y barrios del este y sur-centro de Los Angeles- nos
parecera, especialmente a aquellos familiarizados con ciuda
des de la zona este de los EE. UU., Europa y Asa, caractersticamente suburbana.
He usado el trmino expolis para describir este discurso por
b u provocativo doble significado: exo refirindose, tanto al cre
cimiento de la ciudad fuera de los ncleos urbanos tradiciona
les como a la ciudad sin, la ciudad que ya no ofrece las tradi
cionales cualidades de ciudadana. Esta destruccin/reconsti
tucin radical de la estructura urbana ha estimulado muchos

otros neologismos para las nuevas formas emergentes en la


postmetrpolis. Adems de los ya mencionados, incluyendo
expolis, tenemos postsuburba, metroplex, technopoles, technoburbs, pueblos urbanos, ciudades-condados, ciudades
regionales, la ciudad de 100 millas. Tambin ha originado tmi
damente nuevas aproximaciones al diseo urbano, tales
como el Nuevo Urbanismo en los EE.UU. y, en Gran Bretaa,
la mencionada planificacin de pueblos neotradicionalistas tan
apoyada por el Prncipe Carlos; y, al mismo tiempo, interpreta
ciones mucho ms sombras de las consecuencias sociales y
medioambientales de la reestructuracin de la forma urbana,
ejemplificadas como noir-Hke brilliance en el trabajo de Mike
Davis. Tambin en este discurso se ha empezado a polarizar
de un modo potencialmente improductivo, creando la necesi
dad de enfoques ms equilibrados y flexibles, aunque crticos y
polticamente conscientes, hacia la interpretacin de los cam
bios del entorno construido y de la geografa social de la
postmetrpolis.
El cuarto discurso, que explora el mosaico social reestructura
do, es probablemente el discurso que ha atrado al mayor
nmero de socilogos urbanos. Est especialmente adaptado
a la intensificacin de lo que describo como metropolaridades ;
aumento de desigualdades sociales, ampliacin de brechas
salariales; nuevos tipos de polarizacin social y estratificacin
que se ajustan nconfortablemente dentro de dualismos tradi
cionales basados en las clases (trabajo-capital) o razas (blanco-negro), as como modelos de ciases convencionales altamedia-baja de la sociedad urbana. Al igual que con el discurso
sobre forma espacial urbana, el discurso sobre las cambiantes
clases y formaciones sociales en la postmetrpolis ha produci
do un nuevo vocabulario. Yupples (incluyendo extensiones
tales como yuppificacin y guppies, o grupos de yuppies) y la
clase marginada permanente (o los verdaderamente desfavo
recidos) encabezan la lista, pero existen otros trminos muy
directamente relacionados: dinks (dobles ingresos/familias sin
hijos), profesionales superiores, la nueva tecnocracia, los tra
bajadores pobres, los nuevos hurfanos (tanto nios que cre
cen sin padre o madre como los ancianos abandonados por
sus hijos), guetos dependientes de la asistencia social, hiperguetos, etc.
y
A

Mientras que los dos primeros discursos se presentan a s mis


mos como capturando (y teorizando eficazmente) los procesos
ms poderosos que han causado la reestructuracin de la lti
ma metrpolis moderna, el segundo par se ocupa primariamen
te de las consecuencias empricas de estos procesos. Se infun
de un nfasis espacial ms explcito dentro del discurso sobre
expolis y esto, en m opinin, crea unos vnculos ms estre
chos con las percepciones tericas y prcticas de ios discursos
sobre industrializacin y globalizacin posfordista. El discurso

Seis discursos sobre la postmetrpolis

que trata de las metropolaridades, aunque no es ciertamente


espacial, parece desarrollarse con una perspectiva relativamen
te simple en la compleja espacialidad de la postmetrpolis y, en
parte a causa de ello, con una comprensin inadecuada de las
conexiones entre causa y efecto o, ms especficamente, el pro
ceso de reestructuracin y sus consecuencias empricas.
Quizs el mejor ejemplo de esta brecha conceptual ha sido el
trabajo del socilogo americano William Julius Wilson y sus
asociados, que en la actualidad dominan la representacin
contempornea de la Chicago School de estudios urbanos.
Aunque este trabajo sobre las clases marginadas y los real
mente desfavorecidos merece muchos elogios, est lleno de
nociones supersimplificadas de la reestructuracin industrial
posfordista, la teora del emplazamiento y las relaciones entre
espacialidad urbana y el orden social urbano. Parte de lo que
ya he destacado anteriormente sobre los efectos restrictivos de
la sociologa resulta muy evidente, como por ejemplo mis
comentarios sobre la creciente disyuncin entre trabajo terico
y emprico en los estudios sociolgicos de la postmetrpolis.
No toda la sociologa urbana sufre estas limitaciones, pero sos
pecho que estn ms extendidas de lo que piensa la mayora.
Si el primer par de discursos sobre la postmetrpolis enfatiza
las causas de la reestructuracin urbana y el segundo par sus
efectos sociales y espaciales empricos, el tercer par explora lo
que podra describirse como la respuesta social a los efectos
de la reestructuracin urbana en la postmetrpolis. En Los
Angeles, as como en muchas otras regiones urbanas, el quin
to discurso, sobre lo que yo llamo la emergencia de un archi
pilago carcelario, est dominado por el trabajo de Mike Davis.
En City o f Quartz (1990), y otros escritos, Davis retrata Los
Angeles como una ciudad fortificada con prisiones saturadas,
ambientes callejeros sdicos, proyectos urbanos que se han
transformado en poblados estratgicos, comunidades fortifica
das y con guardas armados, donde los carteles dicen: se dis
parar a los intrusos" y donde la ciudad est vigilada y patrulla
da por una polca espacial con alta tecnologa. Lo que este tra
bajo sugiere es que la metrpolis industrial mundial posfordis
ta, con su extraordinaria heterogeneidad cultural, crecientes
polaridades sociales y potencial explosivo, se mantiene unida
por tecnologas carcelarias de violencia y control social,
fomentadas por el capital y el estado.
Lo que me interesa cuestionar aqu no es la validez de la des
cripcin de Davis sobre Los Angeles, sino el grado de fanta
sa que le han otorgado otros urbanistas, especialmente de
izquierdas, hasta el punto de reducir todos los discursos sobre
la postmetrpolis a sus opiniones radicales polticamente tenta
doras. Ya he descrito anteriormente City of Quartz como el
mejor libro antterico, antiposmodernista, historicista, natvista

y masculinista escrito sobre una ciudad. Para aquellos que evi


tan la teorizacin abstracta porque aleja de un buen trabajo
emprico y una accin poltica radical, que encuentran todo el
debate sobre el posmodernismo y las postmetrpolis intrnse
camente conservador y politicamente abrumador, que se sien
ten ms cmodos con el viejo materialismo histrico de Marx
que con esta nueva y enmaraada materia espacial y geogr
fica, que aprecian el valor despierto y enrgico del conductorcallejero-ffnew que opera desde su planta baja, y que se
asusta de los jactanciosos excesos de las crticas feministas
posmodernas, Mike Davis se ha convertido en una figura heroi
ca. Solamente me queda aadir que tal fantasa limita seria
mente nuestros esfuerzos de toma de conciencia prctica, pol
tica y terica de nuestro mundo contemporneo y debilita nues
tra habilidad de traducir este conocimiento en una accin radi
cal efectiva.
Finalmente, llegamos al sexto discurso, sobre la postmetrpolis
como Simcity, un lugar donde las simulaciones de un supuesto
mundo real atrae y activa incesantemente nuestra imaginacin
urbana y se infiltra en la vida urbana cotidiana. En este caso, un
concepto clave es el de simulacro, ms o menos definido como
una copia exacta de algo que quizs nunca haya existido.
Planteado sin rodeos y con una aprobacin al trabajo de Jean
Baudrillard, el argumento es que dichas sorpresas y simulacros,
y los mundos hiperreales que define, estn ms que nunca
dando forma a cada aspecto de nuestras vidas, a quin y a qu
votamos, cmo nos alimentamos, vestimos, emparejamos y
modelamos nuestros cuerpos. Junto a esta expansiva confusin
de la diferencia entre lo real y lo imaginado, est lo que
Braudllard define como una precesin de simulacros", una
situacin en la que las simulaciones cada vez tienen mayor prio
ridad sobre las realidades que estn simulando. Nuestras vidas
siempre han estado modeladas por estas hjperrealidades y por
las fbricas especializadas que las producen, desde institucio
nes religiosas a Hollywood y Disneylandia.5 Sin embargo, la
mayora de las veces, elegimos ir a estas fbricas, frecuente
mente atravesando alguna puerta y pagando la entrada.
Actualmente, de nuevo ms que nunca, la hiperrealidad nos
visita, en nuestras casas, en nuestras vidas cotidianas.
Por ello, este discurso sobre simcity necesita enfocarse seria
mente en los estudios urbanos contemporneos, no solo en la
microescala de la vida diaria, sino tambin en los anlisis
microescala de urbanizacin y produccin social del espacio
urbano. Mi propio trabajo est intensamente enfocado hacia
5 Las referencias a tos simulacros abundan en la Biblia y son frecuentes en Ijr*
prcticas del cristianismo. Para los catlicos creyentes, las estatuas de la Virgin
Mara o de Jesucristo en la cruz no son simplemente smbolos, sino presenciun
reales, al igual que la comunin de la hostia y el vino son el cuerpo y la sangre do
Cristo. Uno debe comportarse realmente como si estas simulaciones fueran realos

Sais discursos sobre la postmetrpolis

esta precesin de simulacro y la creciente hiperrealidad de la


vida urbana en la postmetrpolis, en parte porque sospecho
que esta reestructuracin del imaginario urbano est desempe
ando un papel clave en el emergente modo de regulacin
social, asociado con lo que los tericos de la regulacin france
sa definen como los nuevos regmenes de acumulacin capita
lista (podra aadir, que emergiendo primariamente de los pro
cesos descritos en los dos primeros discursos). Todo lo anterior
es demasiado extenso para tratarlo aqu en profundidad, con
tan poco tiempo y espacio para hacerlo. A su vez, ofrezco algu
nas vignettes, ilustrativas de lo que yo llamo las scamscapes
de Orange County.
Orange County es uno de los condados republicanos de los
EE.UU. ms ricos, ms educados y ms recalcitrantemente de
derechas. Ha sido un punto clave para el discurso local sobre
la reestructuracin industrial posfordista y un caso ejemplar
para mis propias disertaciones sobre la formacin de expolis
y la creciente hiperrealidad de la vida urbana.6 En los mundos
hiperreales de Orange County se ha desarrollado un scamscape particularmente efusivo, mi trmino para un entorno en
que lo real y lo imaginario se encuentran tan difuminados que
animan al fraude y a la mentira como formas de conducta, por
no decir rutinarias, adecuadas. Orange County fue uno de los
centros del clebre escndalo de Prstamos y Ahorros, cuya
resolucin le est costando a los EE.UU. incalculables billones
de dlares y ha sido el rea ms activa en el pas de fraudes al
Ministerio de Defensa. En un caso reciente, se descubri que
una planta que fabrica espoletas, dispositivos de conexin que
controlan la explosin de los misiles nucleares, no probaron
sus productos, principalmente porque todo el mundo crea ver
daderamente el cartel fijado en las paredes de la fbrica: Sin
duda alguna, fabricamos las mejores espoletas de los Estados
Unidos". En ese caso, por qu molestarse en probarlas? Por
eso, despus de cada pedido del gobierno, les dan el visto
bueno de excelentes con toda confianza. Tambin resultan
representativas del scamscape las calderas, especie de fbri
cas de alta tecnologa donde se explota a los trabajadores que
son el centro de todo tipo de fraudes y timos de telemarketing.
En ningn otro lugar existen ms calderas que en Orange
County, y tienen fama de conseguir ms beneficios que los tra
ficantes de drogas. En una de estas activas colmenas del
hiperfraude, se encontr un cartel que describe de forma
emblemtica la honestidad engaosa del scamscape. Dice:
Engaamos a los otros tipos y Vd. se beneficia de estos aho
rros!".
A finales de 1994, el scamscape de Orange County explot en
6 Edward E. Soja, Inside Exopolis: Scenes From Orange County", en M. Sorkin
(ed.), Variations on a Theme Park: The New American City and the End o f Public
Space, Nueva York, Hill y Wang/Noonday Press, 1992, pp. 277-298.

la mayor bancarrota municipio/condado en la historia de los


EE.UU. En el periodo que sigui a esta sorprendente declara
cin, sali a la luz un sistema de gobierno municipal y del con
dado que gestionaba rutinariamente la economa pblica del
condado como si fuera una variable del juego popular de orde
nador, simcity , con un s/'mgobierno que serva a los s/mciudadanos en lo que esencialmente era un s/mcondado. Lo que
hacia que esta bancarrota resultara an ms hiperreal era que
el personaje clave, el cobrador de impuestos, que estaba
jugando el dinero del s/mcondado en el ciberespacio financiero
de derivados exticos y sintticos con financiacin ajena, tena
un nombre ms que apropiado de Orange County: Citrn! En
este bastin del nuevo populismo fiscal en que el pequeo
gobierno es el mejor gobierno, este manantial de capitalismo
sin regulacin empresarial, hogar tanto de Disneyland y la
Richard M. Nixon Library y Birthplace, el orgulloso centro para
los logros fundacionales de una poltica posmoderna ultraconservadora que engaa a unos tipos y beneficia a otros con sus
ahorros, la simulacin, se vino abajo y no exista ningn botn
para volverla a poner en marcha.
Con estos sucesos, tambin se hizo pblico el extraordinario
grado en que el gobierno, polticos y la sociedad civil de los
EE.UU. se estn modelando por la precesin de simulacro y un
juego de simulaciones amaado. Por lo que conozco del lega
do de Thatcher, el Reino Unido no se encuentra hoy muy lejos.
Esto me conduce a algunas conclusiones breves. Nos guste o
no, todos estamos inmersos en un mundo cada vez ms
posmoderno, creador de nuevos retos y contextos a los que no
se puede responder siendo fieles a las viejas deas y actuacio
nes polticas. La ciudad y lo urbano todava siguen siendo luga
res de lucha y discusin, pero los progresos sociales y las for
mas urbanas, y los procesos espaciales y las formas sociales
que definen estas luchas, son ahora fundamentalmente dife
rentes de lo que fueron hace diez aos. Ms an, existen pode
rosos indicios de que las formas predominantemente neoconservadoras y neoliberales de la sociedad posmoderna y las
postmetrpolis que se han consolidado desde hace tres dca
das de reestructuracin global y local, estn comenzando a
desacreditar su propio xito/exceso. Sucesos tales como los
disturbios de 1992 en Justice, Los Angeles y la bancarrota de
Orange County de 1994, no son slo desrdenes aislados loca
les, sino parte de lo que podra emerger como consecuencia de
una crisis global de reestructuracin generada. Por ello, es
incluso an ms urgente para la izquierda, para los pensadores
progresistas y dems protagonistas, resolver sus divisiones
internas y actuar en conjunto para crear una poltica posmoder
na eficaz y emancipadora y un marco conceptual para unos
estudios urbanos crticos tambin explcitamente posmodernos
ajustados de un modo adecuado y eficaz a las realidades e
hiperrealidades del momento contemporneo.

Contra el modelo de metrpolis universal

Manuel de Sol-Morales es profesor de Urbanstica en la Escuela de


Arquitectura de Barcelona y director desde 1968 del Laboratorio de
Urbanismo de Barcelona. Ha sido profesor invitado en numerosas
universidades de Europa y Amrica, y consultor de destacadas inicia
tivas que tienen a la ciudad como objeto. La coherencia de las inves
tigaciones desarrolladas sobre el desarrollo urbano moderno le per
mitieron construir una slida teora analtica de los procesos de urba
nizacin que fundament la formacin de generaciones de arquitec
tos en la Escuela de Barcelona y fuera de ella. Autor de obra influyen
te, en la que cabe destacar Les formes de creixement urb (1993)
[trad. cast.: Las formas de crecimiento urbano (1997)], y colaborador
en prestigiosas revistas internacionales, ha sido director de coleccio
nes de obras especializadas como Ciencia Urbanstica" y "Materiales
de la ciudad", miembro fundador y redactor de Arquitecturas Bis, y
director de UR Urbanisme-Revista. Ejerce tambin una intensa activi
dad como arquitecto de proyectos urbanos muy relevantes en distin
tas ciudades europeas (Trieste, Gnova, Amberes, Lovaina, Oporto,
Barcelona, etc.).
En 1996, con motivo de la celebracin del Congreso Internacional de
la UIA en Barcelona, fue invitado a participar en l y lo hizo con un
discurso que se introduca, a travs de Barcelona, en la interpretacin
de la metrpoli contempornea. Es el que se presenta aqu.

Rosa Feliu

CONTRA EL MODELO DE METRPOLIS UNIVERSAL'


Manuel de Sol-Morales
Barcelona sale de un periodo en el cual, como ciudad fsica, ha
experimentado una fase de intensa actuacin sobre importan
tes aspectos parciales: sobre los espacios pblicos, sobre algu
nos edificios de equipamiento y de servicio, sobre e! sistema de
comunicacin general; pero tambin, al mismo tiempo, trans
formaciones de otra envergadura, difusas y multiplicadas sobre
todo el tejido urbano, de grandsima eficacia: pequeos par
ques o reformas viarias de menor escala, acondicionamiento
de fachadas y restauracin de edificios... Son acciones de
dimensin microscpica que, efectivamente, son importantsi
mas para conseguir la sensacin de ciudad que ustedes -y me
dirijo sobre todo a los visitantes- pueden tener cuando pasean
por nuestras calles. Empiezo advirtiendo que estas cuestiones
no son adjetivas ni, a mi juicio, son tampoco una afirmacin
simple de lo pequeo o lo local en detrimento de lo grande. Son
cuestiones que estn relacionadas con un modelo de ciudad y
de metrpolis, que es de lo que quera hablar hoy aqu.
* Conferencia pronunciada en Barcelona el 4 de julio de 1996 dentro de los actos
del Congreso Internacional de la UIA.

Pero me parece que en este momento, en la ciudad de


Barcelona, se est produciendo un cambio de etapa sn el cual,
despus de esta serie de intervenciones, en su mayora sobre
el tejido central de la ciudad, se empiezan a plantear temas de
escala metropolitana, cuestiones que afectan la manera de
entender la periferia y las posibles polticas para organizara,
cuestiones que pasan por la discusin de proyectos y de pla
nes estructurales que reflejan algunas alternativas importantes,
morfolgica y culturalmente importantes, en la discusin del
urbanismo de las ciudades.
En Barcelona se habla mucho ahora de infraestructuras, de
grandes sistemas y de los problemas de la gran escala deriva
dos del tren de alta velocidad, de las nuevas instalaciones
aeroportuarias, de los sistemas logstcos. Los arquitectos
explican que Barcelona tiene ese cach de la ciudad compac
ta del XIX, pero tambin Barcelona es cada vez ms semejan
te a Tokio o a Los Angeles. Se dice que, dado el peso que tie
nen en la forma de la ciudad y del territorio, estas nuevas
estructuras urbanas deberan ser diseadas con tanto cuidado

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