Un Caso de Histeria, Su Relación Con El Objeto Perdido PDF
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FACULTAD DE PSICOLOGA
SUBDIRECCIN DE POSGRADO
2
Universidad Autnoma de Nuevo Len
Facultad de Psicologa
Subdireccin de Posgrado
La presente tesis, titulada Un caso de histeria, su relacin con el objeto perdido y el reencuentro en los objetos actuales, presentada por el Lic. Carlos Eduardo
Leal Lozano ha sido aprobada por el comit de tesis formado por el siguiente jurado:
______________________________________
Mtra. Graciela Navarro Gonzlez
Directora de tesis
______________________________________
Dr. Guillermo Vanegas Arrambide
Revisor de tesis
______________________________________
Dr. Alejandro Moreno Martnez
Revisor de tesis
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Un caso de histeria, su relacin con el objeto perdido y el reencuentro en los
objetos actuales
Resumen
En el presente texto se expone el concepto de objeto en un orden cronolgico
en su sentido histrico y en el desarrollo del sujeto. As como los elementos circundantes y aquellos factores que necesariamente deben exponerse para delimitar adecuadamente las relaciones objetales, su desarrollo y sus reediciones en la historia de
vida de un sujeto.
Se extiende el estudio a las manifestaciones clnicas del objeto en un caso
clnico particular. La sintomatologa, los sueos, el discurso y el fenmeno transferencial exponen las reediciones objetales y sus races en el pasado y en el inconsciente. La histeria, cuadro clnico regularmente relacionado a la mujer, tambin toma
lugar en este estudio, proponindolo ms que como una patologa de la mujer, ms
bien, como el padecimiento de lo femenino, una forma de sufrir el ser mujer y que
tiene como rigurosa caracterstica la angustia y su relacin con el objeto perdido.
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ndice
Introduccin ..................................................................................................................... 7
Antecedentes .................................................................................................................. 9
Objetivos ....................................................................................................................... 11
Supuestos ..................................................................................................................... 12
Justificacin ................................................................................................................... 13
Limitaciones y delimitaciones ........................................................................................ 14
Marco terico................................................................................................................. 17
Aspectos tericos conceptuales ....................................................................... 17
Freud y su descubrimiento................................................................................ 20
La feminidad en la histeria ................................................................................ 25
El objeto ............................................................................................................ 26
El objeto en la transferencia: unin en dos tiempos ......................................... 39
Manifestaciones clnicas del objeto o el objeto y el sntoma ............................. 45
Mtodo y diseo ............................................................................................................ 52
Instrumentacin ............................................................................................................. 52
Muestra ......................................................................................................................... 52
Informe de historia clnica ................................................................................. 53
Instrumentos para recabar informacin, informar e influir en el paciente ...................... 54
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Desarrollo de plan teraputico....................................................................................... 54
Presentacin del caso ...................................................................................... 54
Historial clnico .............................................................................................................. 55
Sntesis y comentarios .................................................................................................. 84
Resultados .................................................................................................................... 87
Discusin ....................................................................................................................... 88
Conclusiones personales .............................................................................................. 89
Bibliografa .................................................................................................................... 93
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Introduccin
entender un caso clnico, no solo como una descripcin de un sujeto y lo que vive,
sino de dos sujetos y el proceso que viven, con sus estructuras, procesos,
diagnsticos y otros elementos. El puente formado entre estos dos, embargados en
una escucha y un discurso puede ser omitido o escuchado en el momento de
describir un caso clnico.
El escribir sobre un caso clnico lleva una funcin indiscutible de formacin y
es de suma importancia, un elemento fundamental para el entendimiento clnico de
un caso. As mismo, el escribir implica comprender el caso desde otra perspectiva y
la posibilidad de un desarrollo para la teora psicoanaltica, ya que este
entendimiento del caso desde lo escrito pone en evidencia procesos que quedan en
silencio por la obviedad. La palabra impresa deforma el texto, ese texto que abarca
el pensamiento y va encuadrando una trayectoria en el entendimiento. El hecho de
poner en papel la narracin de una historia obliga a quien escribe a reconocer que
no solo transcribe las palabras de alguien ms, sino que se escribe a s mismo, la
historia sucedida entre dos sujetos y el deseo de estos. El deseo toma un papel
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misterioso en un proceso analtico, ya que no solo se habla del deseo de un
paciente, ya sea su deseo de anlisis o sus deseos inconscientes, tambin entra en
juego el deseo del analista, el deseo de escuchar y analizar lo que el otro tiene por
decirle. Este mensaje no slo es la transfiguracin de un deseo o un conflicto al
lenguaje, este mensaje lleva un destinatario y va transformndose dependiendo de lo
que el sujeto busca y encuentra en este oyente y su deseo mimetizado. El deseo del
analista porta un camuflaje de tcnica; siendo esto un oficio es imposible no percibir
que hay un deseo de por medio, no hay anlisis sin deseo por ambas partes. Por
esto que escribir es tan importante.
Por otra parte escribir no solo implica poner en letras cualquier caso, surgen
preguntas durante las primeras letras: por qu determinado caso? Por qu este
caso y no algn otro? O Por qu algn otro y no este? La estructura de caso por
medio escrito sella el trabajo clnico, dndole un lugar definido.
En el presente estudio se tomar el caso de Esther, una profesionista de 27
aos de edad que solicita atencin psicolgica en la
generando nuevas preguntas sobre la relacin madre e hija que la paciente viva. El
presente estudio busca evidenciar cmo estos elementos invadieron el setting
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analtico a travs de la trasferencia hacia el terapeuta y hacia la institucin y cmo el
mtodo psicoanaltico funciona como mtodo de investigacin y teraputico en este
caso particular.
Antecedentes
lenguaje una vida pero tambin la construccin del anlisis como ligadura
cronolgica a esta vida contada.
En sus inicios, el psicoanlisis implica una construccin terica y clnica en la
que paso a paso, a fuerza de errar y reconstruir, se ha generado un dispositivo en el
que la comunicacin se convierte en herramienta y el deseo transita de un lado
hacia el otro, ofreciendo destellos (unos ms claros que otros) de fragmentos
cruciales para la vida narrada. El inconsciente, principal objeto de estudio y as
mismo motor de la investigacin, es la piedra angular del estudio y documentacin
de caso. Es necesario retomar desde las profundidades del entendimiento de este
fenmeno para comprender cul es la lnea que se sigue en este vagar entre
historias.
Ms all de contemplar cmo el ser humano ha ido entendindose a s mismo,
desde la filosofa clsica hasta la moderna, es crucial retomar el camino que grandes
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pensadores como Freud y Lacan han tomado para la construccin de su teora.
Esos sealamientos que disfrazados de obviedad resultan tan revolucionarios que
demandan de la teora un viraje para lograr estructurar algo ms que un
conocimiento: un entendimiento. El escuchar un caso, con su obligada comprensin
del discurso es sumamente necesario para lograr desarrollar un trabajo clnico que
permita un progreso para el caso mismo y para la teora, ante la cual uno queda en
deuda por las herramientas recibidas.
La histeria es en sus dos modalidades es de suma importancia para el
psicoanlisis. En una primera instancia se convierte en el principal cuadro clnico a
estudiar por este mtodo teraputico y de investigacin (el psicoanlisis).
La
histeria, un cuadro que en sus inicios fue reconocido como puramente femenino, va
abriendo preguntas sobre el lugar de la mujer, el lugar hacia s misma y el lugar
hacia los otros; dentro del lugar para los otros, es conveniente diferenciar entre el
lugar frente a las dems mujeres y el lugar frente a los hombres.
A continuacin se busca exponer un caso en el que la histeria abandona sus
tpicas modalidades y conflictos, ofreciendo tintes distintos que posiblemente tras
una lectura detenida van convirtiendo a la teora en un silencioso acompaante, en
lugar de ser una presencia totalitarista en la escucha del analista.
La eleccin de este caso en particular se debe al material que ofrece referente
a la feminidad y su papel en la clnica. Las pregunta sobre la feminidad qu es ser
mujer? o cmo se debe ser mujer? son an terrenos difciles para el psicoanlisis.
Este caso ofrece material que permite el desarrollo de supuestos tericos suficientes
para redireccionar la visin psicoanaltica que, si bien al generarse es exclusiva para
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este caso y no replicable, implica un paso ms en la construccin de una clnica
personal y una expansin en la habilidad de pensar la clnica como segmentos
nicos e irrepetibles.
Esther, paciente tratada en la clnica para servicio comunitario de la Facultad
de Psicologa de la U.A.N.L., es una mujer profesionista, interesada por la literatura
y la psicologa misma. Asiste a dos sesiones por semana durante un ao a partir de
marzo del 2009. Asiste de manera puntual y constante, faltando a pocas sesiones, la
mayora de las veces avisando de manera previa y comentando la razn de su
inasistencia.
Objetivos
Objetivos generales
1. Exponer la trayectoria del mtodo psicoanaltico como proceso teraputico a
travs de la reproduccin del material de las sesiones y su interpretacin en
un caso especfico.
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2. Mostrar a travs de la escritura la estructura y los procesos llevados a cabo en
un sujeto a travs de un tratamiento con corte psicoanaltico.
3. Delimitar la presencia del inconsciente en el material ofrecido durante las
sesiones: el lenguaje, lapsus, chistes, transferencia, sueos y la interpretacin
de estos elementos.
Objetivos especficos
1. Delimitar las relaciones objetales primarias expuestas por la paciente en el
material de las sesiones.
2. Construir la relacin entre los objetos primarios y sus repeticiones en los
objetos de la actualidad, ligando ambas manifestaciones con una misma
molcula.
3. Esclarecer los elementos inconscientes emergidos en las relaciones actuales.
Supuestos
queda vinculado pero solo por medio del trabajo desarrollado y la tcnica aplicada.
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Con el objetivo de modificar esa percepcin en la que el analista queda como un
elemento neutro y alejado del estudio, se busca exponer el caso no como un
esquema de diagnstico, historial y la estructura del paciente. El objetivo consiste en
redactar y exponer lo sucedido en la intimidad de las sesiones, contemplando
siempre que la participacin del terapeuta no slo implica el ejercicio de la
observacin, tambin consiste en modificaciones del caso y su percepcin clnica y
su documentacin. Esta forma de redactar un caso implica la exposicin del analista
tambin, como un elemento ms que forma parte del caso, junto a su historia que, de
una manera u otra, queda plasmada en el proceso teraputico, su estilo de trabajo y
las decisiones tomadas por ambas partes del anlisis. La propuesta consiste en
mostrar al analista y sus herramientas de trabajo ms all de las herramientas
tcnicas psicoanalticas, la propia vida y experiencia personal como un elemento a
ser utilizado como motor de la interpretacin: lo que el paciente despierta al
terapeuta es parte del caso y la forma en que este acta posee un fuerte vnculo con
el caso mismo.
Justificacin
sesiones obliga a la investigacin terica y lo que otros autores han aportado tras su
experiencia. En primer plano resulta conveniente seguir con ese desarrollo terico,
el cual no slo afecta a las generaciones posteriores que se apoyarn en el trabajo
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de quienes han tomado la decisin de documentar, tambin afecta en primera lnea a
quien escribe, aprendiendo del mismo proceso que se vive. El observarlo en otra
modalidad (la escritura) permite un mejor entendimiento del caso y del analista en su
labor de terapeuta.
Un caso clnico con una documentacin en la cual se exponen las estructuras
del paciente y terapeuta como pareja analtica, invita a la reflexin sobre la influencia
de los mbitos personales del analista, los cuales usualmente quedan como
elementos exteriores. Se ha prestado atencin al analista en la construccin de caso
pero no como un elemento del caso mismo, sino como una estructura merecedora
de un apartado para s misma. La intencin de este desarrollo de caso es colocar la
documentacin del analista dentro del mismo caso.
Limitaciones y delimitaciones
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en algunos casos son quemados hasta los cimientos, mientras que en otros se
convierten en inmortales.
La pregunta posiblemente es uno de los mayores inventos del hombre, y es una
pieza elemental para el psicoanlisis: para su teora, su mtodo de investigacin y su
mtodo teraputico.
La pregunta no slo dentro del psicoanlisis es algo ms que una herramienta
de investigacin, tambin es una herramienta estructurante y que permite a travs de
su figura nominar sucesos y el transito libidinal. Preguntas como Qu es lo que
quiere una mujer? (Andr, 2002) no es una pregunta que demanda una respuesta,
sino una pregunta que propone una apertura, que seala un faltante en el
entendimiento.
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Aun as el mtodo de trabajo (desde lo teraputico hasta lo literario) porta
barreras alimentadas por limitaciones de la realidad.
cuenta en forma de vietas es limitado por interrupciones del tratamiento por causas
de salud social, causas personales de la paciente y el trmino de su tratamiento
debido a la imposibilidad de asistir a la clnica cualquier da de lunes a viernes. La
exposicin del caso se ve limitada por los elementos antes mencionados, agregando
la dificultad de describir de manera precisa y neutral un texto en el que quien escribe
es parte del material a trabajar.
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Marco terico
siempre habr elementos que merecen un mayor estudio o incluso uno nuevo, ya
que al ser una patologa del psiquismo humano se encuentra en una evolucin constante y a la par de las evoluciones sociales, filosficas y tecnolgicas que generan
una humanidad actual.
Generar otro estudio sobre un cuadro tan estudiado puede convertirse en una
repeticin o una aglomeracin de conocimientos anteriores, pero tambin es una
demanda para desarrollar algo a travs de esos constructos ya existentes o de brindar una focalizacin distinta, una visin que extienda el estudio del cuadro no solo a
un sujeto y sus sucesos sino, ms bien, una comprensin de caso constituida por el
entorno del tratamiento, incluyendo al terapeuta no solo como agente teraputico,
tambin como figura crucial en la historia.
La distorsin que resulta necesaria hacer sobre la teora para lograr comprender un caso actual denuncia la plasticidad de la teora psicoanaltica en la actualidad.
La manera en la que en la actualidad se vive un complejo edpico se relaciona fuertemente con la manifestacin actual que tienen las figuras de la madre y el padre,
figuras que se encuentran en constante cambio. De ese mismo modo en la particu-
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laridad del caso las figuras son nicas e irrepetibles, cmo funciona la figura paterna cuando su manifestante no est? Lo que sostiene esta figura va ms all de una
presencia paterna, se construye una imagen a semejanza de un deseo, merodea
entre un registro consciente y uno inconsciente, negando y sosteniendo esta figura al
unsono.
Una historia no solo es la que se narra, tambin es la que se escucha, se
transcribe y se lee. Estos cuatro registros forman la historia narrada, la cual inevitablemente se constituye como una visin parcial no solo en su definicin como limitante, tambin como aclaramiento de una estructura en particular. La parcialidad de
la perspectiva se encuentra sometida por la individualizacin del terapeuta y narrador, as como su enfoque terico, ya que cualquier acercamiento al inconsciente pasa por alguno de los cuerpos tericos construidos en torno al fenmeno inconsciente.
Siempre que haya una interpretacin ser parcial, diferencindose entre s las corrientes psicoanalticas existentes, teniendo estas un acercamiento particular e individual (no equvoco pero s parcial) un acercamiento a un fragmento determinado de
realidad (Lvy-Valensi, 1965).
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mitante del material percibido, tambin la parcialidad puede sealar la direccin y el
sentido en el que el terapeuta escucha y transcribe y, as mismo, modifica la forma
en la que el lector lee y cita.
El ejercicio del tratamiento teraputico, su transcripcin y su lectura forman
parte de un mismo caso extendido hasta su ltima interpretacin, la cual se forma a
travs de estos tres elementos. En estos elementos participan el paciente, el terapeuta en sus dos momentos (como terapeuta y como escritor) y quien lee. Estos
tres momentos construyen el caso.
Las diferencias contextuales que se presentan en cada caso individual hacen
del cuadro estudiado un cuadro inagotable ya que sus diferencias y particularidades
quedan a la vista mientras ste es transcrito e interpretado en su segundo tiempo (el
tiempo del lector). Si dentro del cuadro de la histeria nos encontramos con el elemento de la teatralidad, es decir, al ser la histeria un acto con dedicatoria (que va
dirigido hacia alguien) el sntoma y el discurso llevan una direccin, y con las actuales metodologas de registro, el sntoma de la palabra enclaustrada en el cuerpo ya
no es la nica posibilidad de plasmar el inconsciente en alguna parte. El audio, video y la escritura misma se convierten en engranaje del discurso para permitirle un
flujo que pase por el cuerpo, por la palabra y sus dems representantes.
Un sujeto con una demanda de anlisis llega y se expone a s mismo como
tema a tratar. Al extenderse e intentar quedar a la vista del otro no slo expresa lo
que sabe, tambin a travs del mtodo psicoanaltico expresa con precisin eso que
no pasa por su conocimiento, lo que no ha quedado tomado por la conciencia.
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Freud y su descubrimiento
El paciente confa al analista todo lo que sabe
y tambin todo lo que no sabe.
J.D. Nasio
La percepcin que el ser humano tiene de s mismo hace presencia en el conocimiento antiguo. En la mitologa y el pensamiento griego emergen despuntes
sobre su filosofa y una antropologa particular. De igual manera, en la misma mitologa quedan grabados y explicaciones sobre el comportamiento humano y sus nociones. Por ejemplo, Narciso es un ser que se desconoce y no logra apropiarse de
su propia imagen, siendo su reflejo otro ser, no la figuracin de su cuerpo; Eros y
Tnatos son la intensidad y la paz, variables entre las cuales el ser humano vive. De
la misma manera la filosofa clsica y su descripcin y propuesta de la relacin que
tiene el hombre con su realidad y con sus semejantes, van sealando al hombre como un ser complejo, estructurado por otros elementos ms all de su cuerpo.
La necesidad de autodefinirse como especie, raza o creacin han llevado al
pensamiento humano a describirse, como un ejercicio para lograr esa definicin del
s mismo. Desde el evolucionismo de Darwin hasta la funcin del trabajo como percutor evolutivo en el hombre de F. Engels, el ser humano se ha definido como un ser
perteneciente al reino animal, susceptible a las demandas de la evolucin. La percepcin del ser humano como un organismo ha tenido una prolongada solidez en el
desarrollo del conocimiento de la salud, siendo la medicina la ciencia encargada del
estudio del ser humano pre-freudiano, reconociendo en l un organismo pensante
donde el reconocimiento de un sujeto habitante y dueo de este organismo empieza
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a figurarse, reconociendo una subjetividad como parte del sistema, ms all de solo
una estructura orgnica.
Cuando Freud va y se enfrenta a la histrica qu es lo que encuentra? La
histeria de quin? Indiscutiblemente este hombre tuvo un odo diferente, en un punto
particular de su vida fue incapaz de escuchar solo cuerpos y comenz a darle espacio a esa locura propia incrustada en el otro. Dio espacio, dio escucha y la histrica
se hizo escuchar. Freud comenz a escucharles el cuerpo lejos de un esquema lineal. Freud acept la invitacin a la multidimensionalidad de escuchar a alguien en
lugar de algo.
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encontramos con el mismo fenmeno al aplicar el psicoanlisis como una hermenutica que estudia los casos a travs de su registro histrico. A lo que Freud llega
con este argumento es la diferencia de cuerpos que son atacados en un momento y
otro.
Freud nomina el caso del pintor Cristobal Haitzmann como una neurosis demoniaca. Es ste el caso de un inconsciente inatendido que logra encontrar una
fuga de manifestacin y liberacin libidinal a travs de un sntoma, de la misma manera en un momento y otro, en la antigedad y frente a Freud.
La energa libidinal
que no encuentra un espacio o aceptacin en las costumbres que gozan de una autorizacin social, logra emerger tras el cdigo de su propia distorsin, pero esta misma distorsin es distinta en un contexto y otro. Se le habla a distintos dioses ya que
son diferentes contextos histricos y sociales.
Una crisis en la edad media solo poda sufrirse frente a Dios o frente al Demonio, reservorios de las dolencias del inconsciente que incluso en la actualidad resultan vigentes. Un cuerpo dolido es un cuerpo manifestado, lo que ste manifiesta
es el resultado de un cdice indescifrado, imposible de hacer emerger de una manera aparentemente fluida y natural, solo sus representantes logran surgir y ser.
El acto del sufrimiento no es un acto unario o individual, es un acto que lleva
direccin y dedicatoria: para quin se sufre? Es la pregunta omitida por Freud en su
texto Una neurosis demoniaca del siglo XVII (1922). El sujeto doliente que es expuesto en ese texto sufre para alguien en particular y especifico, para el Diablo y para Dios, seres supremos que le toman y juegan en l la disputa de su alma. Es hacia
ellos hacia quien se dirige este juego del sntoma enraizado en un aparente delirio
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donde este hombre vende su alma y se vende a s mismo, astutamente comprando
para s al Diablo. Esa dolencia delirante lleva una funcin de permitir emerger lo inconsciente en su desfiguracin como delirio pero no solo eso, tambin en el acto
mismo se encuentra el deseo. Ser posedo por el diablo es tambin poseer, asegurarse que este se quede ah para siempre y para l. La figura e imagen de Dios y el
Diablo forman parte de un contexto y no solo una parte satelital, es para ellos para
quien se vive y se muere; se goza y se sufre, son ellos al unsono quienes dirigen o a
travs de quienes se dirige una comunidad, sus dolencias y esperanzas.
El contexto cambia, se modifica, los dioses de ayer son los demonios de hoy y
posiblemente el olvido del maana. Un fuerte contraste en los casos que Freud analiza de manera presencial, es decir sus propios casos en su actualidad y aquellos
que analiza no solo con una diferencia de distancia sino una diferencia de tiempo,
tienen una direccin distinta. Las variantes del contexto constituyen una enorme diferencia entre una neurosis demoniaca y una neurosis histrica. Una gran diferencia
es el cambio de dioses.
Cuando Freud trabaja en sus casos particulares ya no se encuentra ese debate entre Dios y el Diablo, ms bien hay un debate de vida y muerte, salud y enfermedad. Eros y Tanatos han invertido sus papeles, la paz se ha convertido en aniquilante y el movimiento en sinnimo de vida. El dios es distinto y el infierno que a este
compromete tambin. La histrica ya no se dirige a Dios, ahora monta su acto frente
al mdico, nuevo seor y dador de vida. Es este el representante de aquel demonio
y aquel dios que poseen y abandonan. El acto de la histeria posee una diferente
dedicatoria y este, a quien se dirige el acto tambin ofrece una distinta respuesta; ya
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no necesita un intermediario, ya no queda frente a un sacerdote la voluntad divina o
maldita, es ahora el mdico quien hace presencia frente a ese acto.
No es una coincidencia que la palabra (el inconsciente) elija como reservorio
del deseo al cuerpo. Ese cuerpo, bveda mstica de intrincada decoracin, es la urna del deseo que espera en paciente expresin que llegue aquel que sabe prestar
una escucha.
cuerpo pero solo escucha una edificacin sin darse el lujo de atender a los habitantes. Sntomas sin escucha, simplemente, son sntomas muertos, no hay razn de
ser, ms que a travs de la atencin de este Dios de poca.
Qu sucede cuando este dios de poca cae? Es necesario el cambio por
uno nuevo, lleno de modernidad y pretendido avance, ya sea espiritual, social o tecnolgico. Cul es el dios actual? Si el mdico ya no es ese dios, con todo y su funcin social de control, dominio y vigilante de las buenas costumbres Qu pasa
cuando ese dios se acaba? Es decir: cul es el dios de nuestra actualidad? El mdico ha sido alcanzado por la mortalidad, a quin dirige la histrica su acto? Alguien
debe prestar atencin a esa escucha, aunque al parecer el nico dios encarnado de
la actualidad es el nosotros mismos. Esa histeria, que fue vigente desde sus especulaciones ms errneas, lo sigue siendo pero ya no en el mismo idioma y tampoco
en el mismo cuerpo, es decir, ya no slo sobre el cuerpo mdico, ha encontrado
otras vertientes y ha extendido sus posibilidades para lograr alcanzar una pretendida
libertad en la multiplicidad de la expresin sintomtica.
El descubrimiento de Freud es vigente, hay una validez en llamar histeria lo
que en la actualidad transita entre sntoma e inconsciente. Tambin la histrica si-
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gue siendo vigente, portadora de ese sntoma y ese inconsciente que buscan una
escucha, un teln dispuesto a abrirse y un escenario que se atreva a albergar la
atencin de quien pueda hacer presencia y escuchar. Los cuerpos son distintos, hay
ahora ms opciones en las que se puede depositar ese reflejo de lo inconsciente. El
constructo social ha tomado nuevas y distintas formas con una mayor extensin, la
imagen corporal ya no es solo aquella que se autopercibe, tambin puede ser vista
desde afuera, no solo en el espejo o una fotografa con baja nitidez. La imagen a
semejanza perfecta ya no es un sueo, es un plan, y sin duda la histrica, ese ser
mtico y freudiano, no dudar en invadir ese mbito tambin.
La feminidad en la histeria
Un rasgo que hace una fuerte y silenciosa presencia, en los casos revisados
desde lo personal, en la clnica propia, hasta aquellos que han llegado por va de su
documentacin, pueden ser pincelados por esa clsica broma de pasillo el histrico
no existe. Obviamente s; en efecto, un hombre vctima de la histeria existe, se
mueve y respira. La pregunta esencial ante esta situacin no se dirige hacia la histeria, la pregunta no es si ese hombre es histrico, ms bien si es hombre. La feminidad se forja como parte esencial del cuadro de la histeria y para que este hombre
tome ese cuadro debe encontrarse en l esa feminidad, ya sea a plena luz y plena
piel o en el ltimo escondite de su olvido. Esa feminidad, con sus manifestaciones
en distintos registros como una pretendida homosexualidad o una sensibilidad esttica distintiva de la feminidad, colocan al pretendido hombre en el lugar sufriente frente a un dios, que puede ser tambin manifestado por distintos elementos como el
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dinero, la medicina o el s mismo 1. La nominacin que el hombre da a este fenmeno inentendido, al cual busca brindarle explicacin, se convierte en una patologa
radicante en la mujer y eso precisamente se convierte en una explicacin: la enfermedad de la mujer. Pero ms bien es la patolgica manifestacin de lo femenino, ya
sea en el hombre o en la mujer.
El objeto
La constitucin de lo femenino no parte de una simple identificacin, lugar del
cual emergen los roles sexuales en el pensamiento freudiano. La mujer tiene en su
origen una identificacin pero con qu de la mujer quedan identificadas las mujeres? Sera sencillo responder que esa identificacin es hacia la mujer misma, el objeto materno y primordial de Freud. Esta respuesta, aparentemente cerrada, en realidad abre ms preguntas, principalmente sobre ese objeto materno, sobre su naturaleza, su origen, constitucin y su dinmica con el sujeto.
El sentido y la percepcin freudiana de objeto tienen su origen en el ejercicio
del entendimiento de la pulsin. Freud esquematiza la pulsin sexual con el fin de
restituir el entendimiento de la sexualidad humana, expulsndola del reino animal y
convirtindola en un fenmeno civilizado y social, con presencia religiosa, histrica y
poltica.
Al dividir la pulsin sexual en dos elementos fin sexual y objeto sexual- (Freud
1905), Freud da el primer corte de esta biopsia sobre la sexualidad humana. Esta
divisin seala una diferencia entre fin y objeto. Coloca al fin sexual adecuado en el
lugar de la procreacin; un fin sexual adecuado consiste en el acto sexual genital,
1
27
sexualidad a la cual se accede en la etapa adulta, despus de la metamorfosis de la
pubertad. Por otra parte el fin sexual infantil proviene de la estimulacin de distintas
partes erotizadas del cuerpo (zonas ergenas) que no se dirigen a la sexualidad genital, pues queda estancada la energa libidinal en el erotismo de estas zonas.
El objeto sexual del pensamiento freudiano es sensible a la distincin entre
objeto sexual perverso y normal, ejemplificando al objeto sexual perverso a travs de
la definicin de inversin sexual (homosexualidad) donde no solamente propone la
inversin como una sexualidad hacia seres del propio sexo. Esta inversin implicara
una inversin sencilla del objeto sexual. Aun con el uso del trmino de inversin,
Freud manifiesta oposicin hacia ese entendimiento tan lineal de la inversin en el
cual el objeto del invertido es simplemente el objeto normal del sexo opuesto. Freud
le da presencia a la existencia de un fenmeno distinto, en el cual la inversin no es
algo lineal sino una perversin en donde el camino de la sexualidad queda en una
vertiente distinta, recorriendo un camino no especulado. Si la inversin fuese lineal
el objeto sera algo ya editado, de obvia naturaleza. Los hombres (invertidos) optaran por el objeto femenino, es decir: hombres con caractersticas masculinas que
despiertan la atraccin del sexo femenino, pero qu sucede con aquellos que buscan hombres con caractersticas femeninas? Cul es el objeto que se hace presente?2 Es necesario e irreductible para Freud partir esa linealidad del entendimiento
sobre el objeto de la sexualidad para constituir otro, susceptible a la multilinealidad.
Esta aclaracin sobre el objeto en la inversin propone una tesis dual.
Esta tesis
Con estos cuestionamientos Freud abre el cuerpo del conocimiento contemporneo, preparando un
terreno frtil a partir de cuestionar la sustentabilidad de otras propuestas, para dar un espacio a las
respuestas propuestas por l a travs del psicoanlisis.
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de la propuesta de un objeto de slo una edicin, y es incalculable de otra manera
que no sea el dispositivo psicoanaltico. Saca de lo natural a la teora del objeto, colocndola en lo irrepetible de cada ser humano.
El objeto en su original (materno) solo puede generarse por medio de la ausencia, una ausencia rtmica que ocurre de manera cclica. En los orgenes del psiquismo humano se genera el primer objeto, un objeto nico, al cual todos los dems
objetos de la vida anmica del sujeto regresan: el objeto materno, el hallazgo del
objeto no es realmente ms que un retorno al pasado (Freud, 1905). A travs del
juego entre la presencia y la ausencia de la madre se genera un ser de naturaleza
alucinatoria (el objeto materno) que hace presencia en los momentos de ausencia 3 y
que permite hacer una divisin en la cual se distinguen como dos el sujeto y la figura
de la madre. Un artefacto de este yo primitivo que desconoce en un principio los
elementos que le pertenecen al cuerpo y los que no, se percata de la posibilidad de
que este objeto juega entre la presencia y la ausencia, generando una angustia (en
el momento de la ausencia) de prdida y por medio del duelo de la prdida de este
objeto representante de satisfacciones bsicas, a manera de mecanismo surge la
presencia metafrica de ste durante su ausencia como un mecanismo que defiende
frente a la angustia de prdida. El objeto se constituye a travs de la ausencia de
quien lo genera y el anclaje que presenta un sujeto frente a este objeto queda marcado por su ausencia ms que por la presencia, ya que el objeto nace a travs de la
madre que no est.
3
Cuando el infante descubre que hay alguien ah, no slo una parte de l, que el seno materno no es
l, se genera la dualidad seno-boca, lo que da espacio a la erotizacin de una zona que se convierte
en cuerpo, lo que a su vez cede paso al contacto, ya que antes de este desarrollo no puede haber un
contacto con la madre puesto que no la hay como tal. La ausencia de cuerpo y un cuerpo vasto y total
que lo abarca todo es nula.
29
En un estadio ms primitivo que aquel en el que se encuentra ya constituido el
objeto, la prdida de este se encuentra en dualidad con la prdida de percepcin.
En un principio la prdida de objeto es en si la prdida de percepcin de ste, esto le
constituye como elemento no perteneciente al yo, que puede desaparecer o perderse por distintas razones. La angustia de objeto toma una forma distinta a la angustia
de nacimiento, ya que en la primera hay un objeto en juego y en prdida. En el nacimiento existe una angustia indisipable ya que no hay objeto que funcione como
reservorio a la angustia ni agresin o tristeza que le procure una forma y constitucin, solo la angustia de lo innombrable, la prdida no simbolizable a la que es sometida el sujeto.
En los primeros estadios del desarrollo donde el objeto no se encuentra totalmente constituido, hay una percepcin por parte del sujeto de una ausencia de la
madre que puede ser corta o prolongada. De igual manera, la fantasa angustiosa
sobre la ausencia del objeto hace presencia. El odio por parte del objeto (alucinatorio) o la muerte de ste por parte del sujeto son constituyentes objetales que pueden
no tener relacin con el objeto aparentemente real (la madre) sino con su contraparte
en el sujeto el objeto- que constituye este a base de la intermitencia de presencia y
ausencia del objeto, entre otros factores. La prdida de percepcin del objeto, significada en la prdida de ste, muestra en los primeros meses de vida del sujeto la
percepcin de muerte, ese ya no est que no porta remedio alguno ms que el
desarrollo del objeto a base de sus ausencias 4. Es entonces cuando se forja esa
nomenclatura objetal en la cual la prdida de este ser reminiscente del objeto se dis-
Surge aqu la posibilidad de censurar la muerte a travs de la simbolizacin por medio del objeto de
ese fenmeno imposible de simbolizar: la muerte.
30
tingue por esa sensacin de muerte, ese duelo por lo perdido en brazos de una
muerte aparente. Mientras que en la infancia la prdida de percepcin del objeto resulta aniquilante de ste, en la vida adulta, la prdida de la conexin entre la constitucin del objeto primario y el ser evocante de este genera una reminiscencia de
muerte anclada al objeto primario, su ausencia y la prdida de percepcin son smbolos de muerte.
La figurabilidad del objeto est sesgada por el proceso maduracional con el
cual el sujeto se enfrenta a la ausencia, si puede o no construir al objeto para que
tome el lugar de este ser ausente. Los recursos de los cuales dispone el infante al
enfrentarse al fenmeno de la ausencia y la insatisfaccin del deseo son aquellos
necesarios para entrar al mundo de la subjetividad donde el deseo es un instinto
postergable e incluso engaable a travs de la presencia metafrica y subjetivas del
objeto al igual que la permanencia, esa no aniquilacin cuando el objeto no est.
El objeto, constituido por una parte real, marca el canon de ausencia y presencia a travs del cual el sujeto se ve en la necesidad de generar este artefacto
simblico. El artefacto simblico manifiesta una dualidad y contrariedad, es decir: el
objeto emergente en lo real y su contraparte simblica dentro del psiquismo del sujeto, alimentada por la percepcin, son congruentes uno con el otro? La respuesta a
esa pregunta es la constitucin del objeto primario y materno junto a su divisin en
objeto bueno y objeto malo. Aqu entran en juego otros elementos como la angustia,
el duelo por la ausencia del objeto y la duda sobre el cario o el odio de ste hacia el
sujeto. El desarrollo de este fenmeno infantil marca el actuar del adulto, si bien es
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imposible conocer con precisin las relaciones objetales que tiene un sujeto, s es
posible conocer las manifestaciones de stas.
Tras la ausencia de la madre, en un primer tiempo donde no hay un objeto
simblico, se condena a sta al aniquilamiento, la prdida total. A travs del desarrollo del objeto y a la par de este mismo se constituye el duelo por la prdida, no se
puede perder lo que no se tiene. De esa manera es necesario que se constituya un
objeto para que el sujeto pueda distinguir entre una angustia por insatisfaccin de
una demanda corporal como el hambre, sensacin desconocida o no simbolizada
por el infante en su temprana edad, y el duelo y tristeza por la ausencia de la madre.
Slo puede hacer ausencia aquello que en algn momento estuvo presente, de la
misma manera que slo puede hacerse objeto aquello que estuvo y ya no est. En
la ausencia de la madre, el objeto materno hace presencia por medio del duelo, la
tristeza y las dudas que surgen sobre el amor y el cario, de la misma manera que el
odio y la repulsin. Puede haber un contraste entre las emociones que el sujeto le
adjudica al objeto y las emociones que la madre siente por ste.
La constitucin del objeto es desarrollada en la ausencia de la madre, emergiendo de la duda, la angustia y la culpa que el sujeto puede generar como respuestas al percatarse de la ausencia materna. Hace falta una retencin objetal, una permanencia del objeto, resultado de la madurez e introduccin al mundo subjetivo para
que puedan desarrollarse los elementos que permitan esta permanencia del objeto,
que ste no sea solamente una respuesta frente a un estmulo sensorial, que pueda
evocar esa presencia que no se ejerce en el sistema sensorial sino en un sistema de
subjetividad en donde no es requisito que el objeto exista de manera presente para
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que pueda ser evocado, ya sea como recuerdo o como constructo psquico de naturaleza subjetiva o incluso como sntoma.
La entrada al mundo simblico parte del objeto, el mundo subjetivo es tambin
el mundo del objeto ya que comparten origen y naturaleza. La subjetividad y lo simblico son posibles debido a la ausencia. Un smbolo emerge tras la necesidad de
invocar aquello que difcilmente accede a la subjetividad del lenguaje, ya sea por su
inexistencia o por lo complejo que es invocarlo de manera fsica Cmo hablar de un
dinosaurio si no puede simbolizarse en su ausencia? La palabra es un smbolo que
evoca los elementos en su ausencia y de esa manera los convierte en presentes, en
una presencia particular y simblica. Lo simblico transforma el fenmeno de la
presencia a un proceso de omnipotencia ya que el sujeto puede evocar al objeto para que sustituya su contraparte real.
El hallazgo del objeto propuesto por Freud liga la vida psquica infantil con el
psiquismo adulto de una manera en la cual las reminiscencias infantiles son reeditadas en la vida adulta; estas reminiscencias constituyen un mismo objeto que encuentra una reedicin en aquellas personas que evocan esa identificacin. El objeto, al
ser una estructura interna del psiquismo, guarda una fuerte relacin con el Yo, a un
grado en el cual el mismo Yo queda en posicin de objeto por medio de la identificacin.
La identificacin del Yo con su objeto tiene raz en el desarrollo de este ltimo
(el objeto). As como el desarrollo de la relacin objetal primaria es la invitacin al
mundo de la subjetividad donde se abre otro registro en el cual es posible simbolizar
la presencia a partir de la ausencia de la madre, El objeto y su constitucin abren las
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puertas al descubrimiento del otro. La nocin de ese alguien ms que expulsa al
sujeto de la soledad.
La operacin o el ejercicio deductivo por el cual el infante se da cuenta de ese
alguien ms construye tambin al Yo, siendo este una frontera con una doble funcin. Divido el exterior y el interior, haciendo la diferencia entre Yo y no Yo mientras
que une, permitiendo el contacto entre estas dos instancias (Yo-no Yo) en lugar de
dejar un sistema absoluto y nico que no permite la existencia del otro, aniquilando
al Yo al no darle diferencia con su entorno.
Durante el proceso de divisin-unin entre el sujeto y el entorno se pierde y
rencuentra el objeto en sus distintas modalidades. En un principio, ante el desconocimiento entre el yo y no yo, donde el erotismo se plantea en el cuerpo mismo empezando por la zona oral, el sujeto reconoce la estimulacin como una satisfaccin labial ya que sta es la zona que se encuentra en satisfaccin o ms bien en relacin
con ella. Tras el desarrollo del objeto a travs del juego entre presencia y ausencia,
es cuando emerge la relacin entre una zona ergena y el objeto, ambos elementos
entran en el juego de la erotizacin y el placer. El reconocimiento del alguien ms
implica un desarrollo en el placer, convirtindole en una actividad entre el sujeto y el
entorno, permitiendo a este fenmeno evolucionar. El sujeto ya no solo es objeto del
placer, tambin es participante en este.
El cambio de la modalidad del placer, pasar de ser objeto de este a ser participante, arrastra la identificacin que puede hacer el sujeto con el objeto. Queda el
vestigio de la unidad objeto sujeto, de aquel momento en el que no hay diferencia
percibida entre el objeto causante de placer y la zona del cuerpo donde ste se ma-
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nifiesta. Queda la posibilidad de identificarse con o como el objeto. A partir del supuesto de caracterizar al objeto como una estructura interna evocada por el exterior
y su ausencia, el camino de la identificacin se vuelve ms probable ya que este
elemento el objeto- forma parte del sujeto. Con mayor precisin se constituye el
objeto como un elemento del yo, ya que su naturaleza est anclada al exterior, aun
siendo este un elemento interior.
La identificacin ejercida por el sujeto con el objeto tiene su raz en ese momento en el cual no hay distincin del otro, donde el erotismo queda enclaustrado de
manera absoluta en el cuerpo. En la oralidad surge este reconocimiento del otro pero antes de ello, la erotizacin y el objeto libidinal quedan en lo nico reconocible: el
cuerpo, engendrante del sujeto y de su propio yo. El cuerpo es el objeto en el erotismo. Ante el desconocimiento del exterior, queda como nica partida posible la del
cuerpo; se convierte ste en el objeto erotizado, parte que puede ser reconocida como externa pero al mismo tiempo manifestante de la estructura yoica en progreso.
Tras la identificacin con el objeto, proceso mediante el cual el sujeto asume
el lugar del deseo, ya sea del otro o del propio por esta confusin que representa la
zona libidinal en la etapa oral, se marca una diferencia entre el alguien ms y el
adentro ms no entre el yo y el objeto. La relacin que hay entre el yo y el exterior
es posible gracias al puente que representa el objeto. El sujeto se relaciona con ese
objeto de naturaleza delirante, el cual es forjado por la presencia y ausencia del alguien ms que entra en contacto para hacer la ecuacin libidinal en la que el sujeto
entra al mundo de la subjetividad. El juego de presencia y ausencia, generador del
objeto, se encarga tambin de la produccin de la subjetividad. El objeto emergente
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del juego de ausencia y presencia es un agente que posee una relacin con el afuera, sin embargo posee autonoma suficiente para ser distinto de su evocador.
En la ausencia de la madre, cuando sucede la emergencia del objeto materno,
este puede poseer caractersticas distintas a las del ente evocador (la madre). Estas
caractersticas surgen como sentido o explicacin de la ausencia, ante la duda queda la respuesta, qu hace que la madre no est ah? Qu se interpone entre la
demanda y la satisfaccin? La fantasa y la angustia entran a sustituir la ausencia de
la respuesta de la misma manera que el objeto sustituye a la madre en su ausencia.
La angustia de muerte contagia al objeto y lo convierte en un objeto de muerto.
La bondad o malicia del objeto son la bondad y la malicia del sujeto. A menos
que la madre, ese alguien ms, acte de manera verdaderamente daina se le adjudica al sujeto esa maldad que le atribuye al objeto. Durante el proceso de proyeccin e introyeccin que toman presencia en la simbiosis de la zona oral y el seno
materno, se construye un objeto dual que ms tarde podr ser reconocido como objeto total, con ambos elementos que presentes en la primera instancia de la relacin
objetal. La bondad y la maldad que en un principio son entes distintos son susceptibles a una condensacin que construye al objeto en un proceso de mayor madurez.
La proyeccin e introyeccin son dos elementos que necesariamente deben
ser entendidos desde su dualidad, es decir: no hay proyeccin sin introyeccin y viceversa. Despus de la separacin entre el objeto y el sujeto puede suceder una
simbiosis proyectiva-introyectiva en la cual el sujeto introyecta al objeto como una
reminiscencia de esa relacin alimenticia en la cual no hay una clara diferencia entre
el seno que alimenta y el alimento que este provee, el seno entra al infante y se que-
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da dentro de l. De esa manera el sujeto consume y devora al objeto, lo convierte
en parte de s y ste hace presencia incluso cuando el seno alimenticio no est. El
sujeto es tambin el objeto, al llevarlo dentro l es alimento, l es seno materno, ste
forma parte del infante en los primeros meses de vida.
As como el objeto hace una presencia dentro del sujeto, ste le contagia sus
propias emociones e instintos, las que afectan al objeto externo. Mientras el sujeto
devora, destruye o aniquila al objeto introyectado, el objeto externo se convierte en
objeto de muerte y de destruccin; el proceso y el contacto entre el objeto interno y
el evocador de este es un proceso de introyeccin y proyeccin. La proyeccin, que
implica colocar en un agente externo elementos internos, es una relacin de objeto
en la cual esos elementos presuntamente internos y ese ente aparentemente externo responden al unsono a una misma identificacin, la del objeto en sus dos partes o elementos, el afuera y el adentro; el objeto del yo y del no yo resultan un mismo
ente en dos lugares distintos. Esto es lo que posibilita el proceso de proyeccinintroyeccin, que es una ecuacin de un mismo objeto en dos momentos distintos.
El transito libidinal de esa partcula en sus dos momentos solo puede suceder por
medio del proceso de proyeccin-introyeccin el cual encuentra su raz en la confusa
etapa de la lactancia, la cual se distingue por la constitucin del yo a travs del objeto. La relacin primaria del infante y su madre es constituida en una base alimentaria donde figuran los bordes de la naturalidad y la artificialidad del ser humano.
La simbiosis alimenticia que se genera entre la madre y el infante se percibe y
se entiende de manera general con una percepcin adulta, se consideran obvias las
fronteras entre lo propio y lo ajeno, as como lo animado y lo inanimado. La expe-
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riencia del hambre y la de ser alimentado funcionan en una relacin de dualidad en
la que una precede a la otra. Al presentarse un periodo de hambre en el sujeto hay
un agente externo (la madre regularmente) que satisface esa necesidad o ms bien,
desde la perspectiva del inentendimiento del propio cuerpo y del entorno, quita esa
sensacin de molestia. Este proceso es seguido por uno de satisfaccin en el que
no se presenta la molesta sensacin del hambre, la cual vuelve tras cierto periodo de
tiempo. Los lapsos de hambre, alimento, saciedad, forjan una percepcin del mundo
que incluye al sujeto mismo. La conceptualizacin del prjimo y la distincin entre
ste y los objetos que puede brindar son abordados en un principio por la fantasa en
la cual quien alimenta lo hace en dos funciones.
En una primera instancia el seno materno brinda el alimento que nutre, este
alimento entra, generando una sensacin de calor seguida por la satisfaccin del
hambre convirtiendo la experiencia del alimento en placentera. Este rasgo se arrastra a la edad adulta, donde la ingesta de alimento no tiene como objetivo el aniquilamiento del displacer, sino ms bien la obtencin del placer que radica en la erotizacin o estimulacin de la zona oral, que no slo consiste en la boca y los labios. La
oralidad abarca tambin el proceso de deglutir los alimentos, dejando en una segunda instancia la alimentacin y el aniquilamiento de la sensacin displacentera.
En un segundo momento el seno materno no solo brinda el alimento que nutre, tambin es el alimento que nutre. Para la percepcin del infante qu marca la
diferencia entre una sustancia y otra? El seno materno, representante de la madre,
entra al cuerpo del infante, se queda ah para aniquilar la displacentera sensacin
del hambre. La fantasa de unidad entre los dos elementos, el agente que brinda el
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alimento y el alimento que nutre invita al infante a la posibilidad de interiorizar, donde
se marca un interior, un exterior y la relacin de trnsito que hay entre estos elementos. Aquello que en un principio es tan difcil de asimilar migra hacia el mundo de la
subjetividad, donde no necesariamente se habla solo de un afuera y un adentro del
cuerpo, tambin un dentro de mi y fuera de este tambin.
La madre, a partir de la intermitencia entre su presencia y ausencia, genera en
el infante un objeto, el cual la sustituye en los periodos de soledad en el infante.
Percibir que la madre no deja de existir cuando no estimula el aparato sensorial es
gracias a la formulacin de la madre en el mundo interno, no solo por su existencia
en el exterior.
Qu de la madre habita en el beb? La imagen objetal de la madre est ah para
emular la satisfaccin del alimento mientras ste no logra obtenerse. La interiorizacin es posible gracias a la ligadura que hay entre quien alimenta y lo que administra. La permanencia del objeto y la posibilidad de apropiarse de este son vestigios
de esa simbiosis en la que el sujeto pierde las barreras entre su cuerpo, la madre y
el alimento que les conecta.
El proceso del desarrollo objetal en el cual el sujeto genera las fronteras de su
cuerpo que le permiten estar en contacto con el exterior as como estar separado de
este, est constituido de elementos sin caducidad, los cuales se encuentran presentes en la vida adulta. Si bien el aparente objeto no es la madre como tal, el sujeto
tiende a repetir esa relacin y no solamente la relacin con la madre, ms bien la
relacin con esa madre que no est: aquella que a base de ausencias se ha generado en el infante, siendo construida por el proceso de introyeccin-proyeccin, mar-
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cndose como un objeto no perecedero, como una constante a travs de las ecuaciones que el sujeto va construyendo con sus iguales. Esta parte del otro que entra
en el cuerpo para quedarse.
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La transferencia puede entenderse como aquellas emociones, deseos y caractersticas que un paciente le adjudica a su terapeuta debido al vaco que ste implica por entregar el espacio psicoanaltico totalmente a la escucha del paciente.
Aquello colocado en el otro, en este caso el terapeuta, no puede ser de origen azaroso y sin sentido, lo que queda en el lugar del vaco, sustituyendo la realidad, tiene
con mxima precisin un origen en el sujeto mismo. Una proyeccin del mundo interno y sus acontecimientos interiores.
La transferencia es un suceso proyectivo, donde algo interno queda fuera; la
pregunta es qu del sujeto queda expuesto? Al conceptualizar la figura del objeto
como una parte del yo -debido a que queda una imagen instaurada en l desde su
origen, el cual se construye a la par del origen del objeto- lo que queda expuesto en
el fenmeno de la transferencia es esa reminiscencia, insistente en repetirse, a lo
largo del tiempo sin distinguir reservorio.
La transferencia, siendo la repeticin de esta imagen primaria de un objeto
particular, constante y sin caducidad, se encuentra presente en cualquier relacin
humana. Siempre queda algo desconocido del otro, un fragmento sin explorar, figurado como un vaco a la espera de ser utilizado como un lienzo en blanco que slo
posee una funcin: plasmar en l aquello que habita dentro del artista. El vaco,
fragmento desconocido en el otro, invita a la puesta en escena de un elemento particular de la historia infantil. Este elemento es la relacin primaria con la figura materna, esa figura constituida por ausencias y fantasas generadas por la confusa relacin entre el sujeto y el objeto que nacen a la par, construyndose uno al otro.
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La especulacin sobre las emociones del objeto primario, las cuales el sujeto
busca calcular con la nica herramienta que posee -es decir, l mismo- propone un
objeto repleto de sus propias entraas. Las preguntas sobre la ausencia de la madre
encuentran respuesta en lo que el infante siente durante su ausencia. Existir
cuando no est? Ser el enfado lo que la hace ausente? Esas preguntas que sealan el vaco y la duda son respuestas en base a las emociones del infante, adjudicndoselas al ser ausente, al vaco de ste.
Cuando el objeto materno se convierte en amenazante ser debido a las
amenazas del mundo interno, las cuales sueles ser dirigidas hacia la figura de la
madre y el aniquilamiento de sta a travs de la oralidad. La agresin ms primitiva
en el mundo adulto y la nica disponible en el lactante tienen un fuerte vnculo, ambas consisten en devorar al otro, integrarle en el cuerpo propio, desaparecerlo y as
desaparecer la diferencia entre uno y el prjimo. Esto implica el desvanecimiento
total del otro, como si no existiese fuera del s mismo, destruyendo al alguien ms,
ese constructor del yo que con su diferencia marca el canon de lo personal y lo no
propio. En pocas ocasiones se logra conocer de manera concisa sobre este fenmeno pero siempre quedan manifestaciones de la fantasa de devorar y ser devorado por el objeto.
Las manifestaciones de las fantasas infantiles pueden ser puestas en actos
metafricos, los cuales implican un sentido directo o muy desfigurado de sus orgenes primitivos. Las fantasas del canibalismo que se presentan en la primera infancia son experimentadas en un primer momento en el mundo interno del infante, siendo las tierras predilectas de las relaciones objetales.
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Con el desarrollo de la habilidad del juego, la cual implica la posibilidad de actuar la subjetividad, surge el escenario para las fantasas existentes en el mundo interno. El juego implica poner en escena aquello que existe en el mundo interno y
que es imposible colocar en el lenguaje debido a la falta de madurez lingstica del
infante.
Posterior a la infancia, con su etapa en la cual las fantasas slo encuentran
lugar en el mundo interno y la etapa en la cual el sujeto logra colocar la escena en el
juego, surge la opcin de tomar esos elementos emergentes del mundo interno y
colocarles en otros registros como el arte, el cuerpo, las relaciones interpersonales,
sntomas, entre otros. La forma en la que la transferencia implica esa escena en
particular (las relaciones objetales primitivas) toma una forma bastante parecida al
juego, es colocar en un escenario algo que pertenece a otro mundo no susceptible a
la lgica ni la moral. La transferencia es un juego de roles, la puesta en escena de
un pasado persistente en la repeticin, slo que en el mbito psicoanaltico ese juego tiene un escenario que a travs de ciertas particularidades convierte a la obra en
escena en algo analizable, inteligible para el sujeto.
La conexin que la transferencia funda entre el pasado y el presente es de un
origen sintomtico, ya que permite escuchar aquello que se codifica en el discurso
transferencial. A pesar de que la transferencia existe por s sola como repeticin del
pasado, hace falta una escucha que la haga presente, que la ponga no solo en la
escena del acto, tambin en la escena de la resonancia, siendo el ejercicio de hablar
y escuchar al mismo tiempo aquello que el propio sujeto evoca. El setting psicoana-
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ltico con su escucha es lo que convierte una repeticin objetal en transferencia,
permitiendo analizarle y hacerla susceptible a la conciencia.
El trmino transferencia ya no es solamente de uso clnico. Si bien, las relaciones neurticas se encuentran repletas de repeticiones, donde el objeto sigue vigente, la forma en la que se entiende esta particularidad del psiquismo humano
cambia, aunque para uso formativos se seala tambin en otros mbitos como la
formacin acadmica, donde se refiere para la explicacin de la transferencia a la
relacin que hay entre el alumnado y el maestro. El objeto se encuentra en una existencia constante, de la misma manera que en su inicio, al obtener su prevalencia, es
decir: existir incluso cuando no es percibido. En el mbito teraputico surge tambin
ese objeto, solo que se encuentra frente a la mirada del analista, quien presta atencin y est consciente de la naturaleza de este fenmeno (la repeticin).
La ignorancia que posee un paciente respecto a los elementos constituyentes
del terapeuta implica un vaco donde puede manifestarse el objeto en su modalidad
transferencial. De una manera proyectiva se coloca en el vaco manifestado por el
analista aquellos elementos que han quedado como una constante en el objeto, ese
objeto particular, generado en ausencias y especulaciones infantiles.
Al parecer la prdida del objeto resulta imposible, siempre queda un elemento
que le permite la permanencia, la repeticin y la reedicin. El objeto es inmortal a la
par del yo, imposibilitado de la muerte propia. El objeto encontrado en la transferencia propone un contacto, que ignorando toda ley fsica del tiempo, conecta el lejano
antes con el slido ahora, siendo en dos lugares una misma partcula, permitiendo la
modificacin de ese objeto. La transferencia tiene una funcin teraputica que no
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consiste solamente en transportarla a la conciencia aquello no dominado por este
registro, tambin esta repeticin permite la posibilidad de reeditar historias, encontrar
que el objeto posee otras posibilidades y no solo su naturaleza cclica. La repeticin
que se manifiesta en la transferencia tiene la posibilidad de convertirse en un fenmeno llevado a la conciencia, as como cambiar estos cnones de repeticin.
La transferencia posee tambin un sentido resistencial, que surge como mecanismo defensor frente a la amenaza ejercida por el material inconsciente sobre la
conciencia, lo cual dispara la angustia ante estos elementos intolerables 5. La transferencia ejerce su funcin alteradora, colocando de manera proyectiva esos elementos intolerables que se encuentran en el borde de la conciencia en la figura del terapeuta, dando a este esa forma, la de aquel objeto capaz de multiplicarse sin deformarse, estando a la vez como repeticin en un registro inconsciente y como elemento claro de la realidad emergente en la figura del terapeuta. Los elementos que el
sujeto puede depositar en la figura del terapeuta, desarrollando una transferencia
resistencial pueden ser de ndole identificatoria proyectiva o repeticin reminiscente
de sus relaciones objetales. La primera caracterstica que cumplen estos elementos
intolerables para la conciencia es que son pertenecientes al aparato psquico del sujeto, ya sean descripciones personales o elementos histricos que han encontrado
refugio en el psiquismo.
La naturaleza del fenmeno de la transferencia es proyectiva y multiplicante,
ya que permite a un mismo elemento jugar en dos posiciones distintas: el objeto de
la historia infantil pregenital y su contraparte susceptible a la percepcin y la con5
Los elementos que se encuentran en el inconsciente son amenazantes para la conciencia ya que no
cumplen con las normas morales y culturales en las que el sujeto se desarrolla. Su naturaleza de intolerables es lo que les condena a esa condicin (la condicin inconsciente).
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ciencia colocada en la persona del analista, que funciona como pantalla dispuesta a
reflejar lo que el sujeto dispone en sta. La transferencia tiene un sentido repetitivo
pero aun as no excluye a otras relaciones interpersonales. El objeto puede ser encontrado por el paciente en la transferencia y al mismo tiempo en una persona ajena
al anlisis; incluso ese mismo y particular objeto puede repetirse en los dos elementos sin obstruirse el uno al otro.
La plasticidad que posee la transferencia hace que sta no slo sea un fenmeno que sustituye la ausencia de una manera aparentemente natural. sta defiende de la angustia ante la proyeccin que sucede como mecanismo frente a la ausencia de informacin. La transferencia funciona de manera defensiva ya que evita el
pase a la conciencia de los elementos proyectivos que tienen lugar durante el anlisis. La transferencia coloca en el exterior o ms precisamente en la figura del analista aquello que forma parte del aparato psquico y la historia del sujeto. As como el
analista puede quedar en la posicin del objeto, de la misma manera puede colocarle
como poseedor del objeto y as el paciente queda en el lugar del objeto de deseo, en
este caso del analista.
La transferencia, entendida como fenmeno exclusivo del trabajo clnico muestra claramente esta
particularidad del objeto.
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sntoma.
tiene una naturaleza dinmica. No es una constante esttica. El sujeto vive constantemente su relacin con el objeto, ya sea a travs de mltiples manifestaciones
inconscientes.
La sintomatologa referente a las relaciones objetales regularmente es de naturaleza social, es un conflicto con alguien ms. Se puede proponer que cualquier
sntoma es un fenmeno social ya que siempre es un acto con dedicatoria, siempre
va dirigido a alguien, y es ese momento particular en el cual el objeto entra a escena
ya que esa dedicatoria trasciende en la profundidad del objeto primario al ser evocador de todos los objetos posteriores. Al colocar el sntoma como una manifestacin
inconsciente expuesta en acto, es obligatorio entregarle un escenario, ya que ste
funciona como una puesta en escena que contiene un escrito predeterminado; el
sntoma es una repeticin y una metfora.
El sntoma es la repeticin de una constante inconsciente que se encuentra
constituida por distintos elementos, no solamente el deseo. El deseo no es un elemento unario, el deseo es una escena, es una escena lo que se desea, construida
por personajes, actores, un libreto y sin lugar a dudas un espectador que firme con la
mirada la constancia de veracidad del acto llevado a escena. Los personajes y actores que se involucran en la escena del sntoma estn constituidos por los objetos
primarios y sus partes actuales que funcionan como evocadores. Quedan ambos
elementos (el objeto y su evocador) fundidos, ya que este ser que acta en nombre
del objeto, es objeto tambin. El deseo inconsciente puesto en escena tiene una
Estos dos elementos: el yo y el objeto comparten su inicio y se desarrollan el uno al otro. No hay
objeto sin Yo y no hay un Yo sin un objeto primario.
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fuerte relacin con el objeto (anterior y actual) ya que siempre es un deseo de hacerle a o que me haga (esta ltima posibilidad implica ser objeto del objeto, el Yo
en el lugar de objeto del otro). Freud eligi el trmino objeto ya que este se encuentra a la merced del deseo, es objeto del deseo (fin sexual 8).
Un sntoma, al ser un esfuerzo por repetir en un acto metafrico aquel deseo
inconsciente y perteneciente a otro tiempo, es una puesta en escena en la que hay
un fin sexual y un objeto. El fin sexual es un elemento manipulable ya que a travs
de sus manifestaciones puede accederse a l de otra manera y no en su naturaleza
original, la cual resulta angustiante. Un sntoma consiste en la metfora del deseo
sobre la metfora del objeto.
La repeticin en el sntoma, ese circuito inquebrantable, puede evitarse como
sntoma, llevando el circuito a otro registro como el discurso, que resulta menos costoso y angustiante para el sujeto, adems que en ese caso es posible observarlo ya
sea a travs de la descripcin del sntoma o cuando ste cambia de lugar. Cuando
el circuito sintomtico pasa a manifestarse en la transferencia, coloca al analista en
el lugar de objeto, de la misma manera que el sujeto coloca a otros en el mismo lugar, convirtindoles tambin en objeto. El rol que este lugar objetal exige a quien lo
juega es el rol de la repeticin, manifiesta (a travs de la transferencia) el deseo de
que ste ser (sujeto/objeto) repita el acto una y otra vez, poniendo en escena el deseo con su fin y su objeto.
Los sntomas que tienen referencia en lo social se pueden manifestar en relaciones conflictivas con ese alguien ms manifestado por distintos elementos como
8
Freud propone una triada entre sujeto, objeto y fin, donde el objeto es hacia donde se dirige el deseo
sexual y el fin es la intencin o el acto que desea llevarse a cabo con el objeto envestido por la energa libidinal.
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una relacin laboral, en la cual entra en juego una actitud familiar con quienes laboran en el lugar. Las relaciones familiares persisten en sus propias repeticiones ya
que son objeto pasado y presente al mismo tiempo, sin extinguir ni uno ni otra se
entregan a una coexistencia equilibrada.
El sntoma, que regularmente es una fuente de displacer, acta tambin como
mediador entre el deseo inconsciente e inaceptable y la realidad consciente y demandante, la cual exige la omisin de ese deseo que por obvias razones resulta inconsciente. El objeto manifestado en el sntoma, es una parte sustanciosa de la
ecuacin escnica de la repeticin. Aun cuando el sntoma es una fuente de displacer, hay algo que lo sostiene y le brinda energa suficiente para repetirse como una
constante. El desarrollo y sustento de un sntoma lleva consigo una razn econmica para su sustento, es ms fcil y eficiente lidiar con un sntoma que con el ncleo
inconsciente que lo genera, despus de todo el sntoma es la lucha que se genera al
mediar entre los dos elementos en conflicto (el deseo interno y la exigencia real externa).
En el discurso que emerge durante un anlisis se puede encontrar la relacin
dinmica fundada entre placer y displacer que genera el sntoma. El sntoma manifestado socialmente, es decir: ese problema con alguien ms no slo implica repetir
a los objetos, buscar que los objetos actuales sean o se comporten como los objetos
primarios, tambin hay sntomas que colocan al sujeto en el lugar de objeto de aquellos objetos actuales. De la misma manera se busca que los objetos actuales tengan
un comportamiento particular, pero en una de estas vertientes el sujeto entra en un
lugar activo, moldeando y eligiendo a los objetos, convirtindoles en victimas de su
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repeticin. En cambio, en la otra dimensin el sujeto queda en un lugar pasivo, en el
cual su pasividad es aparente, ya que estar en la posicin pasiva y ser objeto del
objeto no slo implica que ste haga lo que desee sobre el sujeto, sino que haga lo
que el sujeto quiere que el objeto haga con l.
La aparente pasividad, como una posicin masoquista, consiste en hacer que
el otro haga. Es una forma bastante eficiente de sostener el poder ya que al tenerlo
de esa manera no aparente el poder sobre el objeto no se pierde, ya que este se
encuentra enganchado no por la mano del sujeto sino por la del objeto mismo. La
repeticin de la relacin masoquista con el objeto, colocando al yo en la posicin de
objeto de deseo del otro, resigna la relacin original con el objeto materno donde el
deseo en juego es el deseo de la madre y el objeto se debate en la dualidad seno
materno-sujeto.
El juego de poder que se lleva a cabo entre el sujeto y el objeto se muestra en
el rol del deseo: desear o ser deseado? Y con mayor precisin desear ser deseado es la mxima expresin histrica en cuanto al objeto, no desearle sino desear o
hacer que ste me desee es la repeticin del juego masoquista de ser objeto del
objeto, colocando a ste (el objeto) en una posicin dinmica y activa como repeticin de la simbiosis materno-infantil. La reminiscencia mencionada por Freud, cuando dice que el neurtico sufre de reminiscencias, es la actualizacin de esa relacin
simbitica junto a su amenaza de prdida del objeto y su amor en los objetos que se
presentan en la vida adulta.
Puede pensarse en la relacin histrica con el objeto como una falta de maduracin, pero este fenmeno se torna patolgico no por su existencia en s, sino por la
50
manera en que ste complica la vida del sujeto, cuando se presenta la dualidad del
sntoma generada por la energa libidinal en su doble vertiente de placer y displacer.
Una fuerte expresin de esta dinmica entre el sujeto y el objeto es la mirada, la cual
cautiva en ambas vas, mirar y ser mirada. De esa manera se puede ser amo del
objeto y objeto de deseo del amo (objeto), jugando en ambos papeles en una relacin masoquista.
Es posible hablar de una relacin masoquista y omitir el sadismo de la ecuacin, ya que el sadismo implicara una posicin masoquista frente a otra mirada. No
tendra sentido jugar esa posicin frente al objeto sin que hubiese una mirada desde
afuera que observase el juego y eso colocara a la pretendida posicin sdica en una
posicin masoquista tambin. La posicin neurtica masoquista radica en ser tomado por el objeto y queda en el borde de ser devorado por ste, fantasa que radica en
la simbiosis materno-infantil donde queda en confusin si lo que se consume es el
alimento que la madre administra o a esta misma.
Cuando estas fantasas quedan expuestas, donde el sujeto es tomado por el
otro, el sntoma desarrolla un equilibrio que deja al sujeto al borde entre el placer y
displacer, generando la angustia que incita a una sensacin de displacer pero aun
as mantiene enganchado al sujeto en la repeticin de ese vrtice de la angustia. El
sntoma es displacentero por naturaleza, es un malestar que toma lugar y a travs de
esto se le puede hacer frente, se puede nombrar y delimitar.
que genera, es persistente, y el sujeto lucha por mantenerle en ese vrtice, sin terminar la escena ni cancelarla, slo suspendindola. Cuando sta no llega a sostenerse, la repite con diferentes formas o diferentes ediciones del objeto. La escena
51
en su forma de sntoma suele ser desagradable para el sujeto, aun as ste tiene la
necesidad de sostenerla y repetirla, como una obligacin o una compulsin a la repeticin.
La funcin principal del psicoanlisis consistente en hacer consciente aquello
que yace bajo el manto de la represin, tambin es fuente de angustia, ya que cuando el material que sostiene al sntoma emerge como un dato es comn encontrarse
con la pregunta de y ahora qu? despus de haber ligado el presente con el pasado infantil. Ese pensamiento emerge desarticulado pero presente mientras el sntoma se ejecuta. En el campo de la transferencia de ambos participantes (pacienteterapeuta) existe la posibilidad de resignificar a travs de una construccin que permita vivir esa escena de manera distinta o al menos ser un participante diferente.
Entonces la funcin del psicoanlisis no slo implica un trnsito de informacin, tambin la posibilidad de hacer propia esa historia y que deje de ser algo que sucede
para dar espacio de participacin y entonces el sujeto pueda actuar en lugar de ser
obligado por la compulsin a repetir.
52
Mtodo y diseo
el estudio del
El psicoanlisis como
Instrumentacin
Muestra
estudios humansticos. Se dio la eleccin del caso particular entre siete que fueron
revisados durante la prctica clnica de la maestra en psicoanlisis de la misma
universidad.
53
La paciente present una demanda inicial consistente en la intencin de tomar
anlisis como parte de su formacin profesional y debido a que se han presentado
conflictos interpersonales en su familia. La paciente muestra un cuadro de histeria
con rasgos obsesivos.
54
Instrumentos para recabar informacin, informar e influir en el paciente
55
Esther tiene con un hombre mayor que ella. En la fase intermedia, a travs de las
interpretaciones tomadas por la paciente, comienza a reconocerse el conflicto con su
madre como algo personal que no slo abarca un elemento de la relacin sino toda
su familia y su historia toma un importante lugar en el desarrollo de su anlisis. En
un principio de su tratamiento Esther no recuerda a su padre, quien falleci cuando
ella tena 4 aos de edad. A lo largo de su proceso comienza a recordar a su padre y
a hacer propia esa figura paterna en lugar de colocarla en su madre o su novio. En
una tercera etapa del tratamiento Esther se percata de su influencia en la
problemtica que en un principio le hizo solicitar el anlisis, ya no posicionndose
como vctima, logrando ver tambin su funcin en el cuadro patolgico familiar.
Esther tuvo que suspender su tratamiento en la USP debido a que obtuvo un empleo
que le impidi asistir a sus sesiones pero en una ltima fase antes de terminar su
proceso logr asumir su lugar como hija en la relacin con su madre y comportarse
de manera ms provechosa para s misma en esta relacin.
Historial clnico
permite sustentar su tratamiento, el cual ella misma paga con el dinero obtenido en
un trabajo de fin de semana. Solicita el servicio psicoteraputico de la USP por los
problemas que tiene con su madre, la cual no est de acuerdo con la relacin de
noviazgo que la paciente sostiene con un hombre mayor. Al inicio del tratamiento la
56
relacin con este hombre se ha sostenido por casi un ao. La madre, un personaje
al que la paciente le otorga tintes malvados (desde la fantasa de la paciente), teme
a ese noviazgo, debido a la posibilidad de matrimonio que implica el hecho de que l
es un hombre mayor. Si se casan la madre estar sola sin quin la cuide y los
dems hermanos que viven en el extranjero se vern obligados a participar en el
cuidado de la madre.
El padre fallece durante la infancia temprana de Esther. Muere en otra ciudad
y a ella no se le permiti ir al funeral. La madre se lamenta por esta prdida pero no
reconoce la de su hija, dicindole que como ella no lo conoci no tiene nada que
extraar, nada que lamentarse.
Durante la cena ella le deca a mi novio pues qu era lo que buscaba, que si
slo quera tener relaciones conmigo y l dijo que l no era as.
57
De hecho cuando le dije a mi mam que quera tomar terapia me dijo para
qu quieres ir? Arregla tus problemas t sola, no necesitas un terapeuta.
Ahorita creo que es importante ir terapia en primera pues porque quiero y
adems porque tengo que vivir la experiencia de tomar terapia.
58
muestra concreta y dirigida hacia el beneficio personal. Expresa un deseo propio por
el tratamiento y un inters en la experiencia teraputica, esto marca en un principio
la demanda de un lugar para ella, un espacio que no est forjado por el deseo y
necesidades de alguien ms (en este caso su familia) sino por ella, sus necesidades
y sus expectativas. Esther expone fragmentos de sus sntomas en las primeras
sesiones pero colocndolos en otras personas9.
.... mi mam nunca ha credo en los terapeutas, de hecho nunca ha ido con
uno, yo le digo que debera ir
En la primera fase de su tratamiento ste elemento cambia y la paciente hace conciencia sobre su
participacin en la dinmica familiar.
10
No se expone aqu la vieta que respalde esto. El material en la vieta fue omitido por razones
transferenciales del terapeuta.
59
voluntad propia o porque ella lo coloca en ese lugar y por tanto acta como figura
paterna. La paciente manifiesta miedo a que l muera. La relacin entre el novio y
la madre presenta mltiples conflictos y diferencias
Dentro de la insatisfaccin que Esther manifiesta respecto a la relacin con su
familia11, se encuentra tambin una satisfaccin que quiz no es placentera, aun as
es constante y la mantiene a ella y a su madre en una persecucin que se concreta
en la bsqueda de un amo por parte de la paciente, ya que de esta manera obtiene
mltiples beneficios. El hecho de tener un amo que es quien toma las decisiones y
da las ordenes, hace que en ella se encuentre en la economa de no tomar sus
propias decisiones, haciendo que no exista el error (quien obedece nunca se
equivoca), colocndose tambin en el lugar de infante, dando a los adultos -los
cuales son encarnados principalmente por su madre y su novio-, la tarea de tomar
las decisiones, siendo ella la beneficiada vctima de ese resultado.
11
Principalmente con su madre, que al ser quien muestra ms cercana, es ms susceptible al juego
de la repeticin de esa insatisfaccin y prohibicin particular respecto a los hombres.
60
-Pues s.
-Bueno, pues la nica persona a la que tal vez pueda hacer feliz es a usted
misma, ni a su madre, ni a su novio ni a nadie ms.
-Siempre veo primero por los dems antes de ver por m.
-Bueno, hay que ver por qu es as y por qu hace ms lo que otros quieren
antes de hacer lo que usted quiere.
-Pues es que es por miedo a equivocarme, cometer un error por no escuchar
a los dems, Qu tal si mi mam tiene razn?
-Y si no es as?
-Pues s.
La paciente opta por una posicin masoquista en la cual sus manos se liberan
de la posicin activa, siendo ella el pasivo y colocndose en el lugar del falo de la
madre, de quien no logra desprenderse. Sin embargo esta posicin porta una doble
cara ya que no hacer (desde el masoquismo) implica hacer que el otro haga. Esta
situacin se presenta en sus relaciones con su entorno, principalmente con su madre
y su novio y es ah donde se encuentra el conflicto que la lleva a buscar ayuda
teraputica, ya que preconscientemente ella misma alimentaba el conflicto,
calculando las situaciones cotidianas para que las dificultades entre estas dos
personas permanecieran12.
12
Esta conspiracin o sabotaje logro hacerse consiente en la primera etapa del anlisis. Esther se
percata de que el problema entre su novio y su madre la tiene a ella como origen.
61
quiere llevarse la fiesta en paz y por eso hace las cosas que hace.
-Y usted de una manera u otra evita que eso suceda, como lo de las paletas,
el acomodar las cosas para que no puedan ir a cenar, no decirle nada sobre la
gasolina del auto.
-S.
-Como si no quisiera usted que se llevaran bien, como si quisiera que se
mantuvieran alejados uno del otro.
-No s porque no lo haba comentado antes pero al principio se llevaban bien
y a m no me gustaba, era mi amigo y despus se convirti en mi novio, pero
no me gustaba cuando se ponan a platicar y como ella le haca preguntas
sobre la situacin que tiene con la casa y le peda asesora a mi novio y yo no
aguantaba que eso pasara.
-Claro, como si se lo estuviera robando.
-No, simplemente no me gustaba, porque iba a visitarme a m y se pona a
platicar con mi mam, igual pasaba antes con mis amigas cuando las llevaba
a la casa, se pona a platicar con ellas.
-Como si fuesen ellas las amigas de su mam y no suyas.
-S, y tampoco me gustaba, no s porque nunca haba hablado sobre esto.
-Y ahora usted hace cosas para que la relacin entre su madre y su novio no
se d, como si fuese ella a robrselo.
-Pero pues slo lo intenta alejarlo de m.
-Pues esa es una forma de robo, como si se lo estuviese quitando.13
13
Un elemento que no se trabaj en ese momento es que el robo no es precisamente hacia el novio,
no es l el objeto robado, es ms bien ella quien est siendo robada. El objeto en disputa es Esther.
62
mismo hogar y Esther queda en medio, como una unin y al mismo tiempo una
14
63
separacin, la nica hija real de esa unin conyugal entre el padre y la madre. La
brecha generacional entre Esther y sus hermanos es bastante extensa, una
diferencia de doce aos aproximadamente. Los hijos de un lado y de otro tienen
poca diferencia de edad pero Esther es quien queda excluida de ese elemento que
los dems comparten.
El padre adquiere una enfermedad pulmonar y das despus fallece mientras Esther
y su madre se encuentran en otra ciudad. Esther no asiste al funeral de su padre a
pesar de estar consciente de lo sucedido.
Despus del fallecimiento del padre la familia se divide. Los hermanos por
parte del padre se convierten en los hermanastros y sus hermanos por parte de la
madre quedan en el lugar de hermanos, cortan totalmente el contacto con los
hermanastros y la familia del padre, quedando solamente la familia constituida por
la madre, sus hijos del anterior matrimonio y Esther.
Esther tiene un hermano y una hermana mayores que ella.
Ambos viven
actualmente fuera del pas. La hermana se ha casado dos veces y el hermano solo
una vez. Es con ellos con quienes recuerda ella por primera vez ese quedarse en
medio que se presenta a lo largo de su vida; quedarse en medio es la sensacin
que se genera cuando los adultos discuten16 y ella solo les mira con la barbilla sobre
la mesa, en la posicin de una nia pequea.
La madre de Esther es una figura angular y slida en su discurso. Desde el
inicio de su anlisis hace presencia, siendo ella en un principio el principal motivo
para buscar un proceso teraputico.
16
La diferencia de edades entre sus hermanos y ella los coloca a ellos en el lugar de adultos y a ella
en el lugar de nia.
64
conspiracional, con una propuesta de t y yo contra el mundo.
Durante las
Este elemento
tambin incluye a los hombres, el hecho de tener una relacin estable genera
angustia ya que eso seala la falta de pareja que tiene la madre.
La madre es una figura devoradora20 que no da lugar a Esther, impidindole el
protagonismo ya que siempre es ella (la madre) la que merece la atencin de otros,
17
65
la que sufre, la que sabe. Despus de todo el aparentemente valioso lugar de viuda
lo tiene la madre y no ella.
Otra figura de mucha importancia es la de su novio, un hombre mayor que ella
por 8 aos, contador pblico de profesin. Al inicio del tratamiento su relacin lleva
9 meses, menciona que es el hombre con el que desea casarse pero la situacin
familiar -real y fantstica- lo impide. En un principio la relacin entre la madre de la
paciente y l era buena pero poco a poco fue deteriorndose, llegando a un punto de
hostilidad sin aparente remedio.
Estas dos figuras, la de la madre y el novio, su relacin entre s y con Esther
es un eco del pasado infantil de ella. Al tener una relacin formal con un hombre
mayor incrementa de manera fantaseada la posibilidad de casarse con l. Adems
de eso, ella queda en una posicin infantil frente a l.
La
66
generando enemistad, planificando y calculando los sucesos cotidianos de tal
manera que l no pudiese cumplir con los compromisos con la madre, todo esto de
manera inconsciente. Esther procuraba colocar esos compromisos en horarios que
l no poda cumplir y avisarle momentos antes para que le fuese ms difcil para l
cumplir con esos compromisos.
fuerte presencia. Esa madre de la historia infantil ha sufrido pocos cambios y sigue
siendo vigente en aspectos tanto reales como en la fantasa de la paciente. La
madre es una figura doble, por una parte es una madre amenazante y devoradora
que es percibida como una constante, una figura total y omnipresente. Esta madre
es sofocante, impide a Esther tener desde artculos de valor o apreciables hasta
elementos ms subjetivos como la feminidad y los hombres.
Esta figura dual que por una parte es amenazante y devoradora tiene tambin
un rostro de simbiosis, una simbiosis con Esther en la cual queda ella como
apndice de la madre, que a travs de esta posicin fragmentaria vive. Esther vive a
67
travs de la madre, lo que esta permite, lo que le agrada y lo que deja para Esther.
La figura que s manifiesta fuertes repeticiones es la del padre, ya que ste se
encuentra en una fuerte ausencia.
A travs del tratamiento esta figura del padre deja de necesitar a sus
repeticiones, concentrndose en la figura de l mismo, siendo su propia figura un
hombre en ausencia pero que juega en la presencia de la muerte, ya que esto
explicita la evidencia de su vida. Significa que Esther no es hija total de esa mujer,
que tiene un padre, que ya no est pero que estuvo, que fue y es as como ella hace
68
un acercamiento propio a ese hombre y su figura.
Los elementos familiares que rodean a Esther invitan a pensar en las
dificultades y particularidades que estos puede generar. Para entender el cuadro
histrico familiar en el cual sucede el desarrollo psquico y maduracional de Esther,
es necesario sealar cual es la relacin que tienen con ese encuadre las figuras que
estn involucradas en l.
Es imposible descubrir cul es la postura y proceso de pensamiento de las
personas que se encuentran en el entorno histrico y actual de la paciente, ya que
solo se puede acceder al relato de ella, el cual invita a la construccin del caso. Es
posible analizar estas figuras desde la percepcin que Esther expone. Es decir: no
podemos saber lo que su madre piensa pero s podemos saber lo que Esther dice
que sabe o cree que su madre piensa. Este fenmeno es repetible en una gran
parte de las figuras que rodean y construyen el caso.
Esther nace en una configuracin familiar compleja ya que posee medios
hermanos por ambas partes de sus progenitores. Hermanos que a su vez son sus
primos ya que sus padres se encontraban anteriormente relacionados de manera
poltica. Para hablar del desarrollo Edpico de Esther es necesario delimitar la figura
del padre ya que ste se encuentra como una figura omitida de la memoria. El
registro de la historia y relacin con l surge solamente por medio de elementos
aislados, recuerdos recortados que no encuentran una aparente unin entre un
elemento y otro.
Esther recuerda que l le regal en una ocasin varios vestidos, los cuales despus
de su muerte (del padre) ella rechaz usarlos, tiene recuerdos vagos de escenas en
69
las que se encuentran jugando juntos pero regularmente la figura del padre hace
presencia como fantasma, propiedad de la madre. l es la representacin de la falta
y la ausencia, l es el que no est. l es quien le ha dado el lugar de viuda a la
madre, colocndola en el lugar estelar de la miseria y la necesidad.
El cuestionamiento sobre la feminidad, que encuentra una pretensin de
respuesta en la identificacin con la figura femenina de la madre, se enfrenta a la
respuesta de la miseria. Ser mujer es ser la tragedia y la prdida, esa figura en
soledad que la marca a ella (a Esther) y a la madre como una dualidad
peligrosamente vigente, ya que por la diferencia de edades entre Esther y sus
hermanos, ella se queda con su madre mientras ellos logran desarrollar otros
proyectos de vida individuales o que al menos no incluyen a la madre como casarse
e irse lejos de la ciudad. Esther queda como prtesis para esta mujer (su madre),
omitindole la falta. La figura del padre que se encuentra en ausencia, dibuja en la
madre una mujer incompleta y vulnerable.
70
la madre, colocando a este como un apndice de ella que al mismo tiempo que hace
una presencia en y por medio de ella, la coloca en el lugar de mujer que padece de
una falta particular, dibujndola como mujer incompleta. Esta falta resulta intolerable
y difcil de asimilar. Una madre en falta es a la vez una madre en demanda de
completitud. Esta demanda encuentra lugar en Esther, ya que esta es la hija ms
apegada a su madre.
71
En un principio, estos aparentes delirios de persecucin por parte de la madre
fueron amenazantes realidades que invitaban a reforzar esa dualidad madre-hija ya
que el mundo de afuera resultaba aterrador.
21
A pesar de lo dudoso y poco confiables que estas prcticas se pueden considerar, no es parte de la
construccin del caso la veracidad de estas propuestas; aun as se considera y se expone la forma en
la que la paciente se expresa de ello.
22
Herencia e indemnizacin por seguro de vida de su esposo.
72
dijo ya ves, las mams siempre tienen la razn, por eso hay que hacerles
caso
- Bueno, hay que ver cunto te cuesta a ti el sostener la razn de tu madre.
- S, es que hasta cierto punto me da miedo, que tal si tiene razn, porque me
acuerdo que cuando era nia y ella me deca eso sobre mi hermana yo le
deca que mi novio ella lo iba a elegir.
Queda una deuda con la madre, la cual no tiene caducidad. La figura materna
es una figura de la infancia donde la madre tiene el peso de la razn en su palabra.
La verdad de la madre es amenazante ya que es un signo de omnipotencia. Cuando
la madre menciona que las mams siempre tienen la razn es una condena ya que
sta le ha dicho que l la va a engaar con muchas. En lugar de ser una opinin o
una posibilidad, esto se convierte en verdad ya que ha surgido de la boca de la
madre, boca que nunca se equivoca.
La falta de errores en la palabra de la madre no es necesariamente debido a
que sta no los cometa, ms bien, Esther es quien sustenta sus palabras como
verdad; para que la verdad quede como tal hacen falta odos que le sustenten. Sea
cierto o no lo que la madre dice como la posibilidad del asesinato de su padre, la
brujera contra ellas o la infidelidad por parte del novio de la paciente, es Esther
quien sujeta esas condenas y las eleva al rgimen de verdad.
La necesidad de una madre completa tiene su raz en la amenaza de soledad,
es difcil pensar que mam puede faltar, dejndola a ella totalmente sola e invalidada
para su propia supervivencia. Esta imagen es posible debido a la totalidad de la
73
madre, sin ella Esther resulta en nada.
vigente, Esther no tiene otra opcin ms que funcionar como prtesis de la madre ya
que si esta se encuentra en falta ella se encuentra amenazada y desprotegida.
La figura del padre, que se juega en la propia ausencia, es una figura que en
un principio aparente no hace hueco. En un principio del anlisis la figura del padre
no est, no existe.
74
discurso de Esther es comn encontrar momentos en los que la madre le ha quitado
algo. El abuelo de Esther le hered una fuerte cantidad de dinero a cada uno de sus
nietos, los hermanos tomaron su parte y Esther tuvo que ceder la suya a su madre.
sta argument que como ella era la hija, ella era quien mereca ese dinero y no
Esther. De la misma manera, regalos y otros elementos que van destinados a Esther
terminan en manos de la madre, esto le molesta a ella pero es incapaz de ejercer un
reclamo debido a la imponencia que la madre ejerce. As como la madre toma esas
cosas, Esther las cede y no slo por la imponencia, tambin porque de esa manera
lucha por satisfacer estas demandas, comprometindose as como la completitud de
esta figura.
La triangulacin que se desarrolla entre Esther, su novio y su madre es una
fuerte repeticin de la relacin que Esther tiene con la figura de su padre, la cual
se encuentra exclusivamente en la madre. La constante amenaza de rompimiento
entre ellos dos por causa de la madre tiene raz en esa omnipotencia que Esther
sostiene en la madre. La madre en una ocasin de enfado le dice yo decido cundo
terminas con l. Estas palabras angustian terriblemente a Esther ya que se abren
dos campos: en primer lugar merca la terrible potencia de la madre y su dominio
sobre la vida de Esther, un segundo campo que sucede al mismo tiempo es que
ahora Esther tiene una demanda consistente en hacer valer esa palabra. Surge la
pregunta verdaderamente puede la madre hacer eso? No existe respuesta ante
esa pregunta, pero el surgimiento de la pregunta es alarmante ya que poner en duda
esa posibilidad implica que se ha considerado.
La figura de la madre y del padre se entiende como una dualidad que entra en
75
contacto del sujeto y genera la triada clsica edpica. Si uno de estos miembros
falta 23 queda una imagen, un objeto asimilable y simbolizable con el cual puede
seguir sostenindose la triangulacin edpica pero qu pasa cuando este objeto en
ausencia es solo accesible a travs del objeto presente? La dimensin y la
graficacin del complejo no se ajustan a este fenmeno en particular.
Sigue
simbolizada la figura del padre pero slo por medio de la madre, Esther no tiene
acceso a ste por su cuenta, slo accede a la figura que la madre da de ese hombre.
76
compro un chorro de vestidos y que a l le gustaba ir de compras, que no era
como la mayora que se aburre y dice ya vmonos, no, l me compraba
cosas y de hecho dice mi mam que cuando el muri yo no quera ponerme
ninguno de los vestidos que l me compr y pues s, para que ponrmelos.
Dos das despus fue cuando Esther visita la tumba de su padre y llora por l
por primera vez. Se le seala que fue como llegar tarde a su funeral, un retraso de
diecisis aos que fue lo que le tom poder acercarse a l, no por medio de la
madre, no siendo ella quien le ofrece al padre pero sin soltarlo.
77
y le deca como ella siempre se iba y me llevaba, tambin le deca pues que
me llevaba lejos y el me extraaba y que quera que cuando hablaran me
pusiera al telfono y me da mucha tristeza, porque todos los problemas por
estupideces de mi mam y as es con todo mundo, siempre se lleva mal con
todo mundo, siempre tiene problemas con todos incluso cuando estaba
chiquita tena que darle la razn a fuerza, aunque pensara que el otro tena la
razn, siempre ha sido as. Ya ves que en la sesin pasada pues s recordaba
cosas de mi pap y ahora ya lo puedo llorar, de hecho me siento super ligera,
me quite un peso de encima.
-Un muerto de hecho, al fin pudiste enterrar a tu pap.
Si, as me siento, como si hubiera ido a su funeral, yo sola, lo sufr para m, yo
llor para m, no fui porque tena que ir con mi mam o algo as, de hecho
hasta me vest de negro, as quera ir.
En ese evento fue ella quien llor su muerte y quien pudo reconocerle y llevar
un luto personal, es ella quien viste de negro por su propio deseo en lugar de
acompaar el luto de la madre.
78
Esther no hubiera podido asumir la falta del padre, quedara ella como un apndice
de la madre, sin que le faltara nada a ninguna de las dos, quedando atorada en esa
simbiosis madre-hija. Aun as, dentro de la perfecta simbiosis en la que no hay falta,
segua latente un deseo por la caducidad de esa unin.
So que me casaba con mi novio, pero bien raro. Era en la casa de su mam
y yo estaba sper feliz, pero bien raro porque los anillos eran de carne, pero
yo estaba sper feliz. Luego para irnos, pues bamos agarrados de la mano
pero cuando volteaba a verlo, se vea como el novio de mi mam, yo saba
que era mi novio pero se vea como el de ella y mi mam iba con nosotros y
nos metamos entre un chorro de buganvilias 24 y batallbamos un chorro para
salir. Cuando salimos mi mam se haba convertido en chiquita, como una
nia y toda arrugada y estaba muy triste y pues yo la agarr, la cargue y no
pesaba nada y le daba vueltas por arriba porque no pesaba nada y entonces
entend que los anillos estaban hechos de su carne y por eso estaba ella as,
por lo que le faltaba.
24
Afuera de la casa de la paciente, donde vive con su madre hay una buganvilia muy grande que
dificulta la entrada y salida de la casa.
79
espacial, salir de casa tiene ms de un sentido.
Ambas figuras, una manifestando el lugar, la casa (el lugar) de la mam del
novio y como su novio se convierte en el novio de mam las ponen a ellas dos (la
80
madre y la hija) en la posicin de casadas o ms bien casada, a una sola voz. Su
novio en casa de la madre y el novio de la madre que se casa con ella.
Durante la infancia de Esther eran recurrentes las promesas de unin entre
ella y su madre, en las cuales ella le aseguraba a su madre que la llevara a su luna
de miel y que el hombre con el que se fuese a casar tendra que aceptarlas a las dos
y que sera la madre quien lo elegira. Posiblemente esa promesa esperaba una
respuesta recproca, que si la madre volviese a casarse, la llevara a ella consigo y no
la abandonara. En el sueo quin se casa? Por una parte es Esther quien se
casa, en la casa de la madre de su novio, ah est la primer presencia de la figura
materna en el sueo, la madre del novio que pudo ser generada por el miedo a
perderlo en manos de su madre. La coloca en un lugar inofensivo.
La primera presencia inofensiva de la madre la coloca en la escena pero con
suficiente distancia para poder aun as jugar el papel de mujer. El rol femenino en el
matrimonio puede tomarse en dos sentidos que terminan cayendo en una misma
vertiente y es que convertirse en la figura femenina puede consistir en asumir su
propia feminidad pero tambin puede implicar usurpar la feminidad de la madre.
Estas dos posibilidades caen en la vertiente de la feminidad de la madre ya que es
ella quien le otorga la posibilidad de ese rol a la hija.
El novio dual es ambos hombres, el novio de ella y el novio de la madre, la
contraparte de la pareja entonces es correspondiente, son Esther y su madre frente
a ambos novios. Los anillos son de carne, smbolo de unin doble: por el hecho de
ser anillos (smbolo de unin marital) pero tambin entra en juego el material de
construccin, estn hechos de carne (smbolo de unin familiar, particularmente
81
filial). Estos anillos tienen un costo, simbolizan la unin pero tambin la prdida de la
simbiosis madre-hija y quien paga ese costo en el sueo es la madre. En la vida real
Esther es quien absorbe ese costo multiplicndose en la figura de su madre,
dudando ambas del mismo hombre y aun as compitiendo por este de una manera
particularmente pasiva.
El sueo pone en escena una transaccin basada en el intercambio. Ganar
un hombre, casarse con l implica perder a mam, que sta se haga pequea
porque perdera a su hija, la cual sale por este difcil bosque que est frente a la
casa. El sueo expresa de manera muy detallada una realidad del caso, la cual
consiste en que Esther no puede tenerlo todo, la relacin con su madre se juega en
un ganar y perder, no puede tener a un hombre en su vida y al mismo tiempo
sostener a su madre, ya que esta tiene una idea de pertenencia sobre Esther
bastante fuerte, la cual tambin Esther alimenta. Su funcin de prtesis se hace
visible en su tratamiento con la fantasa de descompletar a su madre con su
ausencia, lo que la mantiene ah, como parche, omitiendo la falta de hombre que su
madre padece. Los actos que ponan en desacuerdo a su novio y su madre, son
actos que defendan su posicin de hija eterna 25, los cuales alejaban a este hombre
de su vida, de la misma manera que se alej el padre y las dej a ellas en la
simbiosis.
Mientras Esther inyecta de realidad a la figura de su padre, comienza a
25
La posicin de hija infantil e hija adulta son distintas ya que como hija adulta le concierne una postura de mayor equidad y libertad frente a su madre en lugar de la posicin de obediencia, distintiva de la
infancia. Esta fantasa se manifiesta cuando Esther habla de las promesas infantiles hechas a su madre, en las cuales esta es quien le elegir con quien casarse e ir junto a ellos a la luna de miel al
igual que a vivir. Promesas que regularmente padecen de caducidad, en este caso no expiran y se
convierten en deudas que al no cumplirse o al desear no cumplirlas angustian.
82
gestarse su propia libertad, ya que al acceder al padre implica que ste ya no sea un
apndice de la madre, funcin que Esther misma juega tambin. El acceso al padre
es un inicio de la posibilidad de acceder a un hombre para ella, sin compartirle con la
madre y sin compartirse a s misma hacia ella.
En el mbito transferencia, los pasajes al acto llevan dedicatoria, de la misma
manera que las ausencias llevan un sentido. Un paciente tiene derecho a hacer lo
que decida en su tiempo de sesin. Si falta puede estar ejerciendo su derecho a la
ausencia. Durante su tratamiento, Esther se ausent durante algunas semanas y al
llamarle accedi a reanudar su tratamiento.
83
prestado un libro que saba que el terapeuta tena. Se le sugiri que primero haba
que hablar qu es lo que ese prstamo implicaba, si slo era una curiosidad o
necesidad acadmica la que nutra la demanda o si era la necesidad de poder tomar
un objeto del terapeuta, un fragmento de ste para ella. Despus de aclararse la
necesidad de poseer un objeto de ste la peticin ces, result que el libro no era ni
de su inters ni necesidad acadmica pero el objeto que ste simbolizaba s. Lo que
omiti el prstamo no fue la prohibicin sino la seleccin de lo que era para ella y lo
que no, los objetos que le pertenecen o puede pedir prestados y aquellos que no le
corresponden. De la misma manera que el padre26, el cual era un prstamo de la
madre al acceder a l solo a travs de ella, hablando solo de su esposo (de la
madre) y no de su padre (de Esther). Al poder llorarle Esther logra hacer ese objeto
propio y deja de relacionarse con el esposo de su madre para entablar una relacin
no con la ausencia del padre sino con ste en su modalidad ausente.
26
Acceder al libro implica acceder a un fragmento del terapeuta y no a su totalidad. Se repite la figura
del padre, del cual Esther solo puede tomar un fragmento, teniendo que dejarlo todo para la madre.
84
Sntesis y comentarios
85
medio de la madre, sino a travs de ella.
86
vestidos cobran sentido y lgica cuando se unen a una historia personal. Ya no es
solo una cuestin de gusto, es una forma de llevar el luto, entintar estos elementos
tan distintivos de ser mujer con un luto ligero y no aparente.
Cuando los recuerdos sobre el padre se vuelven ms slidos se construye
tambin una identificacin con ste.
27
Como los vestidos, smbolo universal de la feminidad y de su luto por la muerte del padre. Si l ya
no est, ya no hay sentido en utilizarlos.
87
llenarlo y al mismo tiempo le permite ser protagonista de la feminidad sin causar
estragos en su madre28.
Resultados
28
La angustia que despierta dejar de ser prtesis de la madre y asumir la feminidad ejercida frente al
hombre se manifiesta en el sueo antes revisado, en el cual al solidificar Esther la unin con su novio
debe salir de la casa, lidiando con las enramadas dificultades que esto conlleva, quedando la madre
deshecha sin peso ni dominio de s misma ya que aquello que la une a un hombre (los anillos) es lo
mismo que debilita a la madre y le quita su grandeza.
88
Discusin
feminidad
queda
como
un
elemento
prohibido
par
Esther, las
89
Conclusiones personales
90
encuentra tambin la de participante inevitablemente.
Construir un caso es construir un registro que nace en la experiencia de cada sesin,
el acercamiento que se tiene como terapeuta a lo largo de las sesiones se modifica
para el acercamiento que se tiene como escritor al desarrollar un caso clnico
documentado. Participar en un caso clnico es una experiencia demandante ya que
el terapeuta debe abordar ambas posturas, la de terapeuta y la de registro. El caso
clnico es dos cosas: lo que sucede y lo que se escribe; son casos distintos
regularmente ya que en la construccin del caso clnico, la forma de la escucha y
estilo narrativo del terapeuta se encuentran fuertemente involucrados.
La
experiencia
de
la
construccin
en
sus
dos
modalidades
(como
91
desde lo geogrfico y arquitectnico hasta los elementos personales que rodean al
terapeuta deben ser tomados en cuenta. Es necesario e importante aclarar que la
estructura de la clnica donde fueron prestados los servicios teraputicos del
presente caso forma parte del caso. La transferencia entrelaza al terapeuta y la
institucin en la que este atiende. Incluso la relacin que hay entre el terapeuta y la
institucin donde presta sus servicios y donde recibe su formacin modifican la
estructura y direccin del caso.
El caso clnico y la formacin psicoanaltica llevan una fuerte relacin ya que el
primero es parte fundamental del segundo.
92
La postura de la formacin constante es un elemento que debe sostenerse incluso
fuera de la institucin, quien considere haber terminado su desarrollo como analista
definitivamente truncara la posibilidad de su propia construccin.
93
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