Presupuestos de La Terapia Centrada en Las Soluciones

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PRESUPUESTOS DE LA TERAPIA CENTRADA EN LAS SOLUCIONES (Nota: estas ideas pueden ser

perjudiciales para su formacin).


Dedicaremos este apartado a explicitar algunas de las premisas que guan nuestro trabajo clnico. Y la primera
consideracin a hacer es, precisamente, sta: que se trata solamente de premisas, de presupuestos tericos, de
creencias indemostrables que sesgan nuestra forma de abordar los problemas humanos. En otras palabras,
suscribimos la idea de que los diversos modelos de psicoterapia no son ms que "reductores de complejidad"
(Watzlawick, 1992) o, en palabras menos tcnicas, "lentes coloreadas" a travs de las cuales vemos lo que nos
rodea (Hoffman, 1990). Por mucho que se revistan del ropaje de la objetividad. Entendemos pues que nuestros
modelos tericos dictan qu es lo que podemos ver y qu no, es ms, determinan dnde buscar y dnde no, de
qu hablar y de qu no. En otros trminos, consideramos que en terapia la realidad no se descubre, sino que se
crea a partir de nuestros presupuestos tericos y en interaccin con las aportaciones de nuestros clientes
(Watzlawick, 1984).
Volviendo a la situacin planteada en el prlogo, si Ud., lector, no hubiera llamado a la psiclogo centrada en
soluciones, sino a un colega de orientacin psicoanaltica, el transcurso de la conversacin hubiera sido muy
distinto. Y hubiera sido diferente, tambin, si hubiera telefoneado y concertado una entrevista con un terapeuta
cognitivo-conductual. Los temas de conversacin, el modo de abordarlos... incluso quienes hubieran participado
o no en la entrevista hubieran variado radicalmente, porque son aspectos que tienen mucho que ver con las
premisas de los terapeutas, con el modelo de referencia que manejen.
Cules son los ingredientes que constituyen el marco de referencia de la TCS? Qu elementos forman el
armazn de estas "gafas" desde las que nos gusta ver el proceso teraputico? Sin pretender establecer un orden
de importancia, podramos citar como ms relevantes los siguientes:
a) Directamente relacionado con lo anterior, consideramos no slo que las diversas terapias son construcciones,
sino tambin que en terapia trabajamos bsicamente con construcciones de nuestros clientes. Es decir, del mismo
modo que vemos los conceptos que manejan los profesionales ("personalidad lmite", "pseudomutualidad";
"simetra rgida") como meras creaciones (que valoramos en funcin, no de su grado de verdad, sino de su efecto
pragmtico y de su utilidad), nos gusta pensar que los puntos de vista que nuestros clientes mantienen en torno
a su situacin son tambin construcciones, formas de contarse cosas a s mismos y a los dems, susceptibles de
ser negociadas en la interaccin social y reemplazadas por otras ms tiles (no ms verdaderas). Este
planteamiento suele definirse como "construccionismo social" (Gergen, 1985).
Desde una perspectiva narrativa, y siguiendo a Wittgenstein, estas construcciones pueden entenderse como
"juegos de lenguaje", de modo que la terapia pasara a considerarse un proceso lingstico en el que se fomenta
un lenguaje centrado en las soluciones que sustituya al lenguaje centrado en los problemas en el que los clientes
estn atrapados (de Shazer y Miller, en prensa).
b) Puesto que en nuestra opinin en terapia no trabajamos con realidades, sino con construcciones/narraciones,
se sigue que no es til, en terapia, tratar de "leer entre lneas" para descubrir lo que las cosas "realmente son".
Por el contrario, preferimos adoptar una postura post-estructuralista y (de nuevo siguiendo a Wittgenstein) leer
las lneas, quedarnos deliberadamente en la "superficie" de las cosas (De Shazer, 1994). Rechazamos, por tanto, la
metfora de la profundidad, segn la cual lo que sucede en un determinado nivel de la existencia se explica/est
causado por lo que sucede en niveles ms profundos (el inconsciente, las experiencias infantiles, etc). Por
ejemplo, la existencia de un problema en una familia (o, mejor, la constatacin de que en una familia alguien se
queja de algo) no tiene por qu llevar a "leer entre lneas" y a pensar que por debajo de este problema existe en
realidad una disfuncin de la estructura familiar, o un grave conflicto interpersonal. Que alguien se queje de algo
indica solamente eso mismo: que alguien se queja de algo. O, en palabras de Bill OHanlon (1994): "el problema no
es la persona (o la familia); el problema es el problema.". Nuestra tarea no es buscar claves ocultas por debajo de
lo que nuestros clientes dicen, sino simplemente ayudarles a hablar/narrar de tal forma que puedan encontrar vas
de solucin, alternativas ms positivas que la queja.
Hay otros dos presupuestos estrechamente ligados tanto a este punto de vista post-estructural como a la
posicin del constructivismo social que defendamos ms arriba:
c) El rechazo de la idea del normativismo, que al fin y al cabo supone buscar entre las lneas, postula r una cierta
"esencia" de las cosas. Se trata aqu de que procuramos (aunque no siempre lo conseguimos) no adoptar un
modelo de normalidad, y que en vez de ello intentamos respetar al mximo la idiosincrasia de nuestros clientes. En
otras palabras, no creemos en un nico patrn de persona "sana", ni en un ideal de "familia funcional". Pensamos
ms bien que existe una multitud de diferentes formas de actuar y comportarse, y que ninguna de ellas es a priori
superior a ninguna otra. Por tanto, en terapia no in tentaremos ajustar a nuestros clientes a un modelo
preestablecido (p.ej., conseguir necesariamente que haya una comunicacin ms abierta en la familia; fomentar
que la familia est ms unida; o que una persona "madure"), sino que nos propondremos ayudarles a que
consigan lo que ellos se plantean (p.ej., volver a disfrutar de las relaciones sexuales como antes de que la mujer
recibiera el diagnstico de depresin; conseguir que el hijo deje la droga e inicie una desintoxicacin; etc.).
d) Por otro lado, des de la TCS se postula que "problema" y "solucin" son categoras discontinuas . Es decir,
dos personas que acuden a terapia con una queja similar (y que por ejemplo podran ser diagnosticadas por un
psiquiatra como depresivas) pueden generar soluciones muy diferentes al final de la terapia (por ejemplo, una
dedicndose ms al trabajo y ampliando su crculo de amistades; otra centrndose ms en la familia y siendo ms

selectiva con sus amigos). Y a la inversa: puede haber soluciones muy similares para "casos" muy distintos (p.ej.
una familia que acude con un miembro que sufre una enfermedad fsica crnica puede plantear objetivos y
desarrollar lneas de accin muy similares a los que propone una chica tartamuda).
Las implicaciones de este punto de vista radical (y tan contrario a las premisas tradicionales que comparten la
inmensa mayora de las psicoterapias) son claras:no hace falta conocer el problema para solucionarlo .
Expresado en trminos de Steve de Shazer (De Shazer, 1988) para abrir una puerta no es n ecesario tener una llave
que se corresponda exactamente con la forma de la cerradura, sino que es suficiente con usar una ganza que
abra el mecanismo. Por tanto, en TCS no consideramos necesario tener informacin sobre el problema, ni conocer
su frecuencia o su naturaleza, ni tampoco su historia ni su gnesis. El terapeuta puede pasar directamente a hablar
de las soluciones: identificar qu es lo que quieren conseguir los clientes; detectar sus recursos y/o los de la red
social y/o profesional; ayudarles a encontrar formas de conseguirlo; buscar modos de mantener en marcha estos
logros...
e) Otro presupuesto del que partimos es que nuestros clientes tienen los recursos necesarios para lograr sus
objetivos, aunque por momentos puedan no usarlos o tenerlos olvidados. La tarea del terapeuta es movilizar
estos recursos, ayudar a la familia a que se ayude a s mismo, y hacerlo adems en el menor tiempo que sea
posible. La forma de movilizar estos recursos es a travs de la conversacin, que -como venimos diciendo- se
centra deliberadamente en la superficie de las cosas, sin buscar factores subyacentes o fenmenos ocultos.
f) Las premisas que hemos enunciado hasta aqu son en buena medida idiosincrticas de la TCS, y diferentes de
las asunciones de otros modelos de terapia familiar. La TCS s comparte con las dems orientaciones de terapia
familiar lo que podramos denominar el punto de vista contextual , es decir, la tendencia a analizar los fenmenos
dentro del contexto que en el que se producen. Adems, este contexto se entiende sobre todo desde el punto de
vista interpersonal , haciendo hincapi en las relaciones circulares que se establecen en el presente entre las
conductas de una o varias personas 3. Estas conductas y sus relaciones son vistas como sistemas abiertos.
Desde la perspectiva de la TCS, asumir esta forma contextual y sistmica de ver las cosas tiene diversas
implicaciones. Por ejemplo, tendemos a ver la propia situacin de terapia como un sistema: lo que sucede en la
entrevista no est en funcin de los conflictos internos de los clientes (punto de vista intrapsquico), sino que
est determinado por las interacciones de terapeuta(s) y cliente(s) (punto de vista interpersonal). Adems, nos
interesa por lo general contar con la colaboracin, no slo de la persona etiquetada como "paciente", sino
tambin con otros integrantes del sistema o sistemas relevantes: la familia, la escuela, etc..
Otra consecuencia de esta forma de ver las cosas es que consideramos que en terapia es suficiente con introduc ir
un cambio pequeo en la situacin, siempre que ese cambio sea advertido por otros miembros del sistema, ya
que entonces retroactuarn sobre l amplindolo (lo que se ha dado en llamar "efecto de bola de nieve"). As, si
por ejemplo los clientes nos explican que la madre se sinti mejor el fin de semana anterior, y que estaba ms
activa y animada, indagaremos sobre cmo reaccionaron los dems miembros de la familia ante esta conducta.
Qu hicieron? Cmo respondi a su vez la madre? De qu forma ayud esto a que se mantuviera activa el
resto del da?
3 Hablamos de causalidad circular cuando entendemos que A acta sobre B, pero que a su vez
B retroacta sobre A. En el ejemplo clsico, el marido se enfada con su mujer porque sta llega
tarde a casa, y esta a su vez llega tarde a casa porque su marido est enfadado. Lgicamente cada
participante tiende a ver una sola cara de la moneda ("Claro, cmo no voy a llegar tarde si s que l
va a estar de morros" "Claro, como no me voy a enfadar, si cada da llega ms tarde"), a puntuar la
secuencia de los hechos desde su particular perspectiva (Watzlawick, Beavin y Jackson, 1967).
Quisiramos aclarar por ltimo que, en nuestra opinin, ver las situaciones en trminos de sistema no exige
apostar por la complejidad, y por tanto no implica considerar que todo est necesariamente relacionado. Por
ejemplo, y a diferencia de la postura que mantienen otras escuelas de terapia familiar, la coexistencia de varios
problemas en una misma familia no indica, en TCS, que estn relacionados. Desde los presupuests de la TSB
podemos pensar que los problemas simplemente coexisten, sin que haya necesariamente una relacin de
dependencia entre ellos. (Furman y Ahola, 1992). Por tanto, consideramos que es compatible adoptar una
perspectiva sistmica sin renunciar a la idea de la simplicidad.
Hasta aqu hemos bosquejado las premisas fundamentales que orientan la TCS. Lgicamente, adoptar esta visin
tan radical tiene profundas consecuencias en cuanto a la forma de entender tanto la terapia como nuestra propia
posicin como terapeutas:
-Entender la terapia como si fuera una conversacin, como un "juego de lenguaje" en el que se negocian nuevas
construcciones de la realidad, y hacerlo desde una posicin no-normativista, supone un cambio importante en la
forma de conceptualizar el papel del terapeuta. La terapeuta deja de ser la experta que sabe cmo deben ser las
cosas/personas/familias y determina cmo deben comportarse los clientes ("la familia debe re-estructurarse, con
el padre en una posicin ms central y la jerarqua restablecida"; "la cliente debe flexibilizar sus mecanismos de
defensa") para pasar a ocupar la posicin de una persona que respeta la postura de sus clientes y muestra su
curiosidad por conocer sus recursos. Michael Hjerth ha descrito de forma grfica esta posicin hablando del
valor de la estupidez del terapeuta (Hjerth, 1998).
Aunque el terapeuta no sea un tcnico que interviene sobre una determinada persona o conjunto de personas, s
debe ser un experto conversador , es decir, alguin capaz de interactuar con las familias de tal modo que

consigan ayudarse a s mismas, alcanzar los objetivos que ellas mismas se proponen. En este sentido, asume la
responsabilidad por la co-construccin de realidades tiles en la terapia, por la generacin de ese "juego de
lenguaje" distinto, centrado en las soluciones y no en los problemas (Miller y de Shazer, en prensa). En el prximo
apartado revisaremos algunas de las prcticas conversacionales que se dirigen a este fin.
-Desde un punto de vista que podramos denominar poltico, el conjunto de presupues tos que hemos descrito
ms arriba suponen una crtica frontal a las prcticas de patologizacin, medicalizacin e incluso psicologizacin
que tradicionalmente han caracterizado a la psicoterapia (y a la sociedad occidental en su conjunto). Desde una
posicin constructivista y centrada en soluciones, el uso de etiquetas diagnsticas o la rotulacin de ciertos
fenmenos sociales como patologa (la "ludopata", la "adiccin al sexo", la "adiccin a la televisin") no es un
ejercicio neutral en el que se nombran ciertos fenmenos que ya existan antes de ser nombrados, sino una forma
de crearlos . Y de crearlos, adems, como entidades internas, individuales, aisladas de su contexto sociocultural.
Adems, la creacin de estas entidades (o de conceptos como "inconsciente" "mecanismos de defensa", etc.)
conlleva una cierta definicin de la relacin (Watzlawick, Beavin y Jackson, 1967) en virtud de la cual una lite de
profesionales (en nuestro caso, psiclogos o psiquiatras) se autoproclaman como expertos, capaces de
interpretar el verdadero significado de ciertas situaciones o conductas. Apostar por un enfoque centrado en las
soluciones supone tambin, por consiguiente, proponer una lectura diferente, ms democrtica e igualitaria, de las
relaciones entre los profesionales y las personas a las que atienden. Esta forma de ver las cosas nos lleva, entre
otras cosas, a preferir el trmino "clientes" o "

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